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Según la Ley de Obra pública (Nº 13.

064), existen cuatro formas ó


sistemas de contratación. Cuando nos referimos a "Sistemas de
Contratación" estamos hablando de cómo y cuánto vamos a medir y
cómo van a certificar los trabajos a realizar.

Sistemas de Contratación:
1.- Sistema de ajuste alzado ("llave en mano"):
La empresa (contratista) se compromete a ejecutar esta obra por un
monto total ofertado, aunque existan diferencias entre el cómputo oficial
(si es que existe ) y las mediciones finales efectuadas.
Es la modalidad de contratación más difundida, utilizada para contratar
una construcción en forma completa o para rubros aislados a cargo de
distintos contratistas. En ambos casos las características de los
contratos son las mismas: un precio predeterminado y total por la
ejecución completa de los trabajos. Más que en ningún otro caso, la
adopción de esta modalidad requiere contar con una completa y
detallada documentación de proyecto.
El concepto de Ajuste Alzado consiste en que la empresa cotiza un
precio global por la ejecución de la obra, y la misma será entregada por
dicho precio. Es por ello que se dice que en este sistema se conocen
las cantidades y los precios.
El sistema de ajuste alzado puede ser:
* “Ajuste Alzado Riguroso” no permite ningún tipo de modificación en
el precio, por consiguiente, se vuelve un sistema rígido e inaplicable, ya
que no facilita ningún tipo de nueva determinación ni de obra ni de
precios.
* “ Ajuste alzado Relativo”, mediante el cual se pacta un precio, podrá
sufrir modificaciones en función de las variables que pudieran incidir en
el valor de la obra, además permite introducir correcciones en el
número o cantidad de trabajos pactados, y en la clase o calidad de los
materiales originalmente convenidos.
La Ley de Obras Públicas Nº 13.064 fija una disminución o aumento,
por parte del comitente, de la obra contratada, aproximandamente
hasta un 20% del total estipulado en el contrato (porcentaje también
utilizado en obras privadas).
La ventaja del sistema Ajuste alzado es que, en época de estabilidad
económica, permite conocer el precio total de la obra terminada, el
tiempo y la forma en que se debe realizar los pagos. Pero, si hay un
error en el cálculo del precio, el contratista debe absorberlo dado que,
en este sistema, él es el responsable del cómputo. Además,implica la
asunción del máximo riesgo por el contratista; lo obliga a estudiar en
profundidad la documentación de proyecto para defender el beneficio
previsto por medio de una eficiente coordinación de los trabajos y un
óptimo aprovechamiento de los materiales y mano de obra.

2.- Unidad de medida:


Es por ello que se dice que en este sistema se conocen los precios
unitarios del item pero no las cantidades . Se desglosa la obra en
ítems (ej. piso, revoque, cubierta, mampostería etc.), se les fija la
unidad métrica con la que se los medirá. Luego se establece en el
contrato el valor o precio unitario (costo del material, mano de obra,
gastos generales y beneficio) de cada ítem, por su correspondiente
unidad de medida (ml, m2, m3). Entonces, mediante esta modalidad se
convienen precios unitarios para cada ítem a liquidar según la cantidad
de unidades realmente ejecutadas y medidas de acuerdo con las
normas de medición estipuladas.
En caso de tratarse de una licitación o bien de un concurso público, los
cómputos de cada uno de los ítems los provee el estado, es decir, es
un cómputo oficial que viene plasmado en el pliego del concurso o
licitación de manera que todos los oferentes coticen las mismas
cantidades de cada uno de ellos y las ofertas puedan ser comparadas
en función de los precios unitarios que ofrece cada proponente.
Entonces, el monto final de la obra, será el resultado de los precios
unitarios por las cantidades efectivamente ejecutadas, pudiendo éstas
absorber diferencias entre los planos y la realidad, dentro de lo
razonable, en el orden de un 20% en más o en menos. Este sistema
también puede aplicarse en obras particulares.
Se contrata determinando un precio por cada unidad. La misma es
fijada por contrato y se debe tener una noción aproximada de las
cantidades de unidades a realizar, para saber con suficiente precisión,
el monto de la inversión a efectuar y definir los equipos y métodos a
implementar.
Resulta ventajosa en que permite conocer la cantidad de obra a
ejecutar, así como valorizar un aspecto especifico de la obra. Sin
embargo, la unidad simple es contractualmente impracticable, ya que,
al no precisar la cantidad de construcción a realizar, no se pueden
conocer los gastos generales y por ende tampoco se puede establecer
un precio cierto. El precio final de la obra es indeterminado.
3.- Coste y Costa
En este sistema no se conocen los precios unitarios del item ni las
cantidades Esta modalidad se caracteriza por la indeterminación del
monto del contrato, puesto que el contratista se obliga a ejecutar los
trabajos contra el reintegro de los costos o “coste” más un plus o
“costas” por concepto de gastos generales y beneficio, generalmente
constituido por un porcentaje a aplicar sobre los primeros.
El régimen por coste y costas es recomendable para la contratación de
trabajos cuyo precio es de problemática determinación a priori, trabajos
de refacción y en todos aquellos casos en que, por cualquier razón, no
sea posible contar, al momento de la contratación, con una completa y
ajustada documentación de proyecto; cuando carecemos de una visión
global sobre la totalidad de los trabajos a efectuar. También es
recomendable en épocas de inflación.
Previo a la contratación, debe quedar perfectamente estipulado cuál es
el “coste” de obra, o sea los conceptos de materiales, mano de obra,
cargas sociales, subcontratos, seguros, fletes y restantes conceptos
que deben estar definidos en el pliego de condiciones, los que serán
pagados por el comitente y sobre cuyos montos se aplicarán las costas
pactadas. La composición del precio
de los trabajos, reintegro de costos más pago de gastos generales y
beneficios, disminuye notoriamente el riesgo empresario y en
consecuencia no incentiva la optimización de la gestión del contratista,
consistente en la obtención de los mejores precios de materiales y
equipos, en el aprovechamiento racional de los materiales e insumos y
en la plena ocupación del personal. También se debe tener
en cuenta que, en estas obras, a medida que aumenta el costo
aumenta el beneficio del contratista y por lo tanto la reducción de
costos lleva aparejada la reducción de su beneficio.
En resumen, el empresario construye la obra con sus propios recursos
y el comitente se obliga a pagar al empresario constructor el coste
(costo de materiales, mano de obra y gastos generales) más costas (%
de beneficio) previamente pactado
La ventaja que ofrece esta modalidad es que permite al empresario
trabajar con libertad e ir recuperando su inversión a medida que va
ejecutando la obra.
De todas formas, se torna bastante difícil el control exacto tanto de las
cantidades de materiales utilizados como sus costos que en muchos
casos se ven inflados de forma tal de obtener mayores beneficios para
en contratista y mayor gasto para el comitente

4.- Administración
Es el dueño de la obra quien se desempeña como empresario de sí
mismo. Si recurre a un profesional-mandatario, éste adquiere los
materiales y también contrata obreros por cuenta y orden del dueño de
la obra. Entre las ventajas de este sistema, conviene destacar la mayor
flexibilidad para adoptar la solución que satisfaga mejor los fines del
dueño de la obra, ya que, si se desea una construcción perfecta,
utilizará la mano de obra más calificada y los materiales de mejor
calidad, mientras que, si quiere alcanzar un resultado mediocre con
bajo costo, también lo logrará. A este sistema se lo denomina por
economía justamente ya que se elimina todo intermediario y no debe
pagar el beneficio que correspondería al contratista si este realmente
existiese. Además, tiene la ventaja de que se le puede introducir
modificaciones al proyecto durante la marcha de la obra, ya que
aunque se cuente con una documentación técnica completa (planos
generales, de detalles, especificaciones, cómputos y presupuestos,
plan de trabajos, etc.), el dueño de la construcción como empresario de
sí mismo no tiene inconveniente en modificar cuando quiera el proyecto
original, habida cuenta que al no haber signado contrato alguno de
obra, hecho que podría impedirle realizar innovaciones, tiene la total
libertad para adaptar la obra a su entero gusto y voluntad.

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