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NOCIONES FUNDAMENTALES A CONSIDERAR EN CADA CRÍTICO DE

LA RECEPCIÓN LITERARIA

Por ser en sí mismo una síntesis panorámica, nada en el texto de Ibsch tiene desperdicio, nada
tiene de más. No obstante, puedo aconsejar ciertas pautas para tener especialmente en cuenta
algunas cosas por sobre otras. La recepción literaria es la complementación perfecta de la
lectura porque sin ella, el texto no existiría como tal más que para su autor. Incluso una
recepción literaria inteligente y perspicaz puede agregar al texto un valor de significación que
el propio escritor o poeta no había avizorado. Pero para que ello sea posible hay que respetar
un consejo de Umberto Eco: no hacer decir al texto lo que no dice, podemos aportar
interpretaciones y ser válidas en la medida en que podamos demostrarlas formalmente con el
texto en mano y no forzándolo a decir desvaríos o hacer un “uso” para mis fines, lo cual ya es
otra cosa. Yo puedo usar “Edipo Rey” de Sófocles para hacer psicoanálisis, apropiármelo
para esa utilidad, pero eso no equivale a pensar que Sófocles tenía una noción clara de que
existía algo como lo que Freud estudió, debido a que es muy poco probable, por no decir
imposible, y estaríamos desvirtuando aquello que históricamente el texto podía acoger o no.

Tengamos en cuenta, como dice Ibsch que es imposible partir de una objetividad absoluta,
siempre habrá un mínimo de subjetividad que trataremos de reducir para no convertirla en
“mi opinión personalísima” o “lo que a mí me parece”, porque precisamente a esos simples
pareceres es a los que debemos darles sustancia y fundamentación.

De Iser diferencien lector implícito y lector posible, el rol fundamental que aporta la
estructura del texto, como primer paso para poder afirmar algo sobre esa obra o no.

Los conceptos de Jauss sobre horizonte de expectativas, horizonte de expectativas objetivable


para cada época, estética de la negatividad unida a la destrucción de la norma que introducen
obras transgresoras que cambian el rumbo de la lectura y la literatura, las críticas que se le
han hecho.

Mukarovsky con su definición de función estética y el valor estético que una sociedad le
atribuye a un texto que antes no se leía como literario, probablemente: Biblia, Cronistas de
Indias, etc. También valora los momentos de desafío a la norma dominante y distingue
artefacto y objeto estético.

Groeben y Schmidt trabajan exclusivamente a partir de lo empírico, de lo demostrable, uno


más metodológico, el otro más teórico. Schmidt incorpora el importante circuito editorial y la
opinión del crítico como condicionantes de la recepción literaria que luego efectuará el
público: no es lo mismo leer la contratapa o un artículo en el diario o una revista
especializada que partir de mi lectura ingenua. Nos apartamos un poco más de la interferencia
de la subjetividad.
La “Teoría de la respuesta del lector” norteamericana está muy influida por el psicoanálisis.
Sepan distinguir sutilmente a Bleich y a Holland: ambos proponen cosas interesantes para
trabajar a nivel del aula con nuestros alumnos pero uno pone más el polo en lo que el lector
proyecta de su subjetividad y halla reflejado en el texto y el otro cree más en una interacción
con el texto, donde el texto tiene una influencia recíproca con el lector, aunque es difícil decir
cuánto admite Holland de verdadero aprendizaje y crecimiento o de puro reconocimiento del
“yo” más que de un nuevo descubrimiento del “yo”.

Con los críticos de la República Democrática Alemana (país que ya no existe desde que las
dos Alemanias volvieron a unirse a fines de 1990) aparece una paradigma totalmente objetivo
y empírico materialista y marxista. Criticaron mucho al alemán occidental Jauss, discutieron
con él, le reconocieron algunos cambios pero la crítica que Ibsch les hace a ellos es que, muy
influidos por el poder político y una sociología teñida de partidismo, no hacen un análisis
demasiado imparcial de sus encuestas y datos de trabajo de campo sino que tienden a querer
ver y a valorar lo que reafirma lo ya sabido: que bajo el gobierno comunista es lógico que los
diferentes lectores lean lo que leen, que la escuela secundaria tendrá limitaciones pero está en
progreso constante. Es decir, las interpretaciones están muy sesgadas de política y la enorme
influencia de una literatura realista socialista no deja lugar para demasiadas expresiones
alternativas o diferentes que despierten nuevos intereses en los lectores.

No he agregado nada nuevo, solo puse el acento en dos o tres aspectos que ustedes deben
mirar con concentración, pero el texto es mucho más rico que esto. Además vayan pensando
qué tipo de lector está representado en cada cuento que les mandé a leer, si tuvieran que
asociarlo a alguna teoría vista en este capítulo de Ibsch.

Hay muchos detalles y anécdotas interesantes dentro de la historia de la recepción literaria.


Hubo épocas que tomaron obras clásicas pero le cambiaron el final o algún aspecto para
adaptarlas a su época, como que la Virgen María reemplazara a la diosa Isis en el final de El
asno de oro o las metamorfosis de Apuleyo. Hay crónicas de la recepción de tal o cual autor
en determinado país. Sería lindo ahondar por qué existió un boom latinoamericano en
determinado momento: ¿Cómo nos leía Europa y el resto del mundo? ¿Qué esperaban o qué
necesitaban de nosotros, los latinoamericanos y nuestros escritores? ¿Cómo lee un hombre
una novela marcadamente femenina hoy en día? ¿Hay un modo de escribir femenino y uno
masculino o eso es mentira? Son cosas para investigar, debatir, reflexionar, todavía no
tenemos todas las respuestas. Ojalá sirva para que algún día hombres y mujeres, nacionales y
extranjeros, iguales y diferentes, podamos comprendernos mejor entre nosotros mismos y
curar nuestras heridas y superar nuestras diferencias, porque nos escuchamos bastante poco.

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