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\Dewo CeN\ 4poee, \oe a Aeauilectviea iqae, Bacelovia, Gd. Aatstecte Capitulo segundo EI espacio, protagonista de la arquitectura La ausencia de una historia aceptable de ta arquitectura proviene de la falta de habituacién en la mayoria de los hom- bres para comprender él espacio, y del fracaso de los histo riadores y de los criticos de arquitectura en aplicar y difundir tun método coherente para el estudio espacial de los edificios. “Todos los que han reflexionado sobre este asunto, aunque sea fugazmente, saben que ¢l carécter primordial de Ia ar- quitectura, el cardcter por el que se distingue de las demés actividades artisticas, reside en su actuar por medio de un vo- cabulario tridimensional que involucra al hombre. La pintura actia en dos dimensiones, aunque pueda sugerir tres 0 cuatro. La escultura actia en tres dimensiones, pero el hombre, per- manece al exterior, separado, mirindolas desde fuera. La ar- quitectura, por el contrario, es como una gran escultura ex- cavada, en cuyo interior el hombre penetra y camina. "Al sezle encargada una casa, el arquitecto presenta una perspectiva de una de sus vistas exteriores y, tal vez, otra del living-room. Después propone plantas, frentes y secciones, re- presenta cl volumen arquitect6nico descomponiéndolo en los planos que lo contienen y lo dividen; paredes exteriores ¢ interiores, planos verticales y horizontales. Nuestra ineduca- cién espacial proviene en gran medida del uso de este método de representacién, que aparece en los libros técnicos de his- toria de la arquitectura y, adjetivado con fotografias, en los textos populares de historia del arte. La planta de un edificio no es, en realidad, més que una proyeccién abstracta sobre el plano horizontal de todos sus fmuros, Una realidad que nadie ve fuera del papel, y cuya Capitulo segundo 0 Capit aeién depende de La necesidad de med iinica justtic stintos clementos de la construccig tancias entre (os distintos elementos struct, pa we tos obreros que tienen que ¢} materialmen re fa y las secciones, interiores y ‘te trabajo. La facha ae Giten para deverannar las mids verticals : arg no deriva de wna suma de lonaitudes, anchuray yy teed os elementos consiuctves que envuclven el eapyy ho dimana propiamente del vaco, del espacio ensue, ge Soe io interior, en cl cual los hombres viven.y se muse, acs palabras, empleamos como representacién de Ia gr quitectura Ia traslacién prictica que cl arquitecto hace de lg anitigas que la definen para uso del constructor, Para ef fin se vaber ver 1a arguitectura, esto equivaldria aproximada, we ce a un método que, para ilustrar una pintura, diese Igy Tmensiones del marco o calculase por separado las superfi, Ges de cada uno de los colores. Es obvio que una poesia es algo més que la suma de ellos versos: al juagarla, se estudia su contenido, su conjunto, y después se procede al andlisis de los distintos versos, se hace en funcién y en nombre de aquel conjunto. Quien se quiera niciar en el estudio de la arquitectura tiene, ante todo, que comprender cémo una planta puede ser abstractamente be. tla en el papel, c6mo cuatro frentes pueden parecer bien es. tudiados por el equilibrio de sus Henos y vacios, de sus salien- tesy entrantes, cémo el volumen en conjunto puede ser igual- mente proporcionado, y, a pesar de eso, el edificio puede resultar arquitecténicamente pobre. El espacio interno, aquel ‘espacio que, como veremos en el préximo capitulo, no puede ser representado completamente en ninguna forma, ni apre- hendido ni vivido, sino por experiencia directa, es el prota- gonista del hecho arquitecténico. Tomar posesién del espacio, saberlo ver, constituye Ia Have de ingreso a la comprensién de los édificios. No nos sera coneedida, sino vagamente, una oria y, por ende, un goce de la arquitectura, en tanto no hayamos aprendido a comprender el espacio y —lo que es més importante— a aplicarlo como elemento substancial en icales. Pero, a anges tudios y Jas inve jones filologicas —datos sociales, o de ta funcién; datos construc- tivos, es decir, de la técnica; datos volurnétri¢os y decorativ o sean de Ja plastica y de la pintura— seguramente muy titles, pero ineficaces para hacer entender el valor de la ar quitectura, una vez olvidada mu esencia substantiva, que es el espacio. G cio palabras como “ritmo”, “balance”, “maza", hasta negarles un punto de aplicacién especifico en la realidad en que ve ta la arquitectura: el espacio, parte inmnensa, y ciertamente desproporcionada, de las pSginas sobre arquitectura que se encuentran en las his- torias del arte escolares, esta dedicada a la historia de Ia ex- cultura, a la historia de la pintura, a la historia social, y quizis también a 1a historia psicolégica de los edificios a tra- vés del estudio de la personalidad de sus autores, pero no a su realidad arquitecténica, a su esencia espacial. Este mate- rial es, sin duda, de mucho valor: para quien ignore el inglés y pretenda leer Hamlet, le ¢s utilisimo aprender el signifi- cado de cada palabra, después colegir el sentido de las frases mediante el estudio de los verbos, luego conocer la historia Dbriténica del siglo xvr y las vicisitudes materiales y psicolé- gicas de la vida de Shakespeare. Pero seria absurdo olvidar durante esta cuidadosa preparacién, su motivo original y su fin timo, que es revivir el poema trégico. Toda labor ar- queolégico-histérica y filoldgico-critica es Gtil en cuanto pre- para y cnriquece la posibilidad sintética de una historia de la arquitectura. Qué es la arquitectura?, y lo que todavia interesa més: qué es la no-arquitectura? {Es exacta la identificacién en- we arquitectura y edilicia artistica, y no-arquitectura y edi licia antiestética? En otras palabras, la distincién entre arqui- oni any 2 ceura, se basa en un juicio meraiye vecturs Y pa ‘espacio protagonista de 1a argu cexsico? 6 a as dimensiones fara? ccudntas SO” Tas inmediatas que S© proponen 4 Pica. Tratemos de contestarlas, comenyan! cifica. ys erento fachadas de una cass, de yy see anor bellas que SCAN, nO constituyen U ctu end comprendida Ia joya archiver: ue ta ca I A ente trabajada, arduamente escupiy rica. Puede estar Guede ser una obra maestra, pero egg? horadada con Bua: Existe hoy en Norteamérica toda un, tina siendo UNE COP acer envases, que Se ensefia en lay ec técnica ¥ U0 Bhiec y de commercial design, pero nadie } cuclas ine confundit el valor de Ia caja con el de sy pensado jarmodo edifici, lo que contiene, es la caja de my contenido. En es el espacio interno. Muy a menudo, ros W aicona al otro (piénsese en una catedral gética fran, uno Conti mayor parte de los edificios auténticamente mo. GES) peo al ea tene exepciones ty numerosas ey Penriguarmente en la arquitectura barroca, Coy Sree aavés de la historia de la construcci6n, encon. frecutntificios en los que existe una neta diversidad entre ras fe y contenido, y basta un répido andlisis para ob. Ghar que muchas veces —en verdad, demasiadas— Ia caja Se muros ha sido objeto de mayor pensamiento y trabajo the el espacio arquitectinico.* Ahora bien, gcudntas dimen- Sones tiene Ia “caja de muros” de un edificio? ¢ Pueden ser identificadas con las dimensiones del espacio, o sea de la ar quitectura? El deveubrimiento de la perspectiva, es decir, de la repre- sentacién grifica de las tres dimensiones —altura, profun- Gidad y ancho— podia hacer creer a los artistas del siglo xv cue poseian Finalmente las dimensiones de la arquitectura y el método de representarla, Los edificios representados en la pintura presenacentista estén, en efecto, achatados y tore iglesia, de un a ca de la argu El espacio, pro can ro dos; Giotto perdia Ia pa nicos en sus frescos, pero debia compre Xécnicamente asaz relative, aun cuando solla aprovecharse excelentemente de esta su incapacidad, subrayando intencio. nes crométicas que serian alteradas.en una representacién tridimensional. En aquel tiempo, la pintura actuaba todavia en dos dimensiones: ta rigidez frontal bizantina se iba mo- delando en los rostros de las figuras, una mayor capacidad en los pasajes pictéricos de Ia luz a la sombra transferia la experiencia plistica de la escultura al plano cromatico; la arquitectura de Pisa rompfa la primitiva superficie de’ los frentes las catedrales y daba una profundidad, ademas de una vibratibilidad cromética, a los planos de muros. Pero fue necesario esperar el descubrimiento de la perspectiva para obtener una representacién adecuada de los ambientes interiores y de Jas vistas exteriores de la arquitectura, Una vez elaborada la perspectiva, el problema parecié resuelto la arquitectura —se dijo— tiene tres dimensiones: el méto. do es éste, cada uno puede dibujarla. Desde Masaccio, Fra Angelico y Benozzo Gozzoli hasta Bramante, el siglo xvm, y también el xrx, una vastisima hilera de pintores dan respaldo a dibujantes y arquitectos en fa representacién en perspec: tiva de la arquitectura. Cuando en el ititimo decenio del siglo pasado llega a ser facil la reproduccién de fotografias y, por consiguiente, su difusién en masa, ellas toman el lugar de los dibujantes y, con el disparo de un objetivo, substituyen aquellas perspec- tivas que apasionados estudiosos de arquitectura habian de- lineado trabajosamente del Renacimiento en adelante. Pero, precisamente cuando todo parecia criticamente claro y té- nicamente logrado, la mente del hombre descubrié que ade- més de las tres dimensiones de Ia perspectiva existfa una cuarta, Esto ocurrié con la revolucién dimensional cubista del perfodo inmediatamente anterior a la guerra de 1914. ‘No nos extenderemos en explicar Ia cuarta dimensién mas de To estrictamente necesario a nuestro asunto. El pintor pa- ia en poner fonds a: der que su éxito era uM Goole azonimiento: YO YEO Y represen, 2 hizo este razondimiento: yO veo y sisiense de 1912 as ana pequefia caja 0 una mera, 1, un objet. Pe eorrntie vista, ¥ hago su reproduccién en's. veo desde ut PUNO 1 exe punto de vista. Pero si giro entye tres dimensiones @ camino en torno a Ja mesa, a cada pays, Tas manos la eajto cy para representar el objeto dente vario mi punto © os, tengo que hacer una Neva perspectivg uno de est0s PUNNGY Tlidad del objeto no se agota en Jay Por consiguiente 1p Pot pectiva; Para representarla ings ares dimension? jue hacerse un sinfin de perspectivas dey, gralmente tenet Tiros de vista. Hay, por tanto, otto ele. de Ios Havin pla tres dimensiones tradicionales, y es pre, mento, ademas Splazamiento sucesivo del éngulo visual, Ag cisamente el desp! “cuarta dimensién”. La’ ma. : mo autizado el tiempo como “« ape los pintores cubistas intentaron expresar esta re. jimensi6n, sobreponiendo las imagen, Ca aa ee ee fs ae jaan proyecta el conjunto en un mismo tiempo, dex Tmucstso interés. A bora mire no se detuvieron aqui. Su pasién por desc. brit, por captar hasta el fondo la realidad de un objeto, los evé a este pensamiento: cn todo hecho corpéreo, aparte de Ia forma extema, existe ¢] organismo interno; aparte de la piel existen los misculos y el esqueleto, la constitucién inter- na, Y he aguf que sus pinturas representan simultaneamente, no s6lo los diversos aspectos externos de un objeto, digamos una caja, sino también la caja abierta, la caja en planta, la caja raspada. oa La conquista cubista de a cuarta dimensién es de inmen- sa trascendencia histérica, independientemente de Ia valora- cién estética, positiva o negativa, que se puede hacer de las pinturas cubistas. Se puede preferir un mosaico bizantino un fresco de Mantegna, sin desconocer, por eso, la importan- cia de la perspectiva en el desarrollo de las investigaciones dimensionales. Del mismo modo pueden no gustar los cus- ros de Picasso, 2 pesar de reconocer el valor de la cuarta "Sg GEES rere cc Ea wipscio, protegoerite de to erquivecture a dimersién, la cual ha tenido una marcade relacién con Is arquitectura, no tanto por las traducciones en términos edi- licion del Jengusje pictérico cubista en una primera fase del movimiento mexiemno francés y alemin ‘(influencis mejor explicada mn la obra: Storia dell'erchitettura moderna}, sino en cuanto ha dado un apoyo cientifica a Is exigencis eri tica de distinguir entre arquitectura construida y arquite: tura dibujada, entre arquitectura y escenografia: exigencia que por largo tiempo habla permanecido en estado proble- mitico. La cuarta dimensién parecié responder de modo exhaue tivo a la cuestién de las dimensiones em la arquitectura. Ha- cemos girar entre las mano: una estatuilla para observaria por todas partes, o caminamos en tornn un grupo esculthri- 0 para estudiarlo por un lado y por otro, de lejos y de cer- ca. En arquitectura —se peneb— existe ¢l miamo elemento “tiempo” 0, mejor dicho, exte elemento ex indispensable para la actividad edilicia. Descle la primera choza del hombre pri- mitivo hasta nuestra casa, hasta I2 ighnia, hasta la escuela, hasta Ia oficina donde trabajamos, toda obra de arquitectura. para ser comprendida y vivide, recquiere el tiempo de nuestro recorrido, ia cuarta dimensién, El problema parecié resuelto una vez més. Sin embargo, una dimensiém que es comin a todas las artes, no puede ser caracteristica de ninguna, y por esto ¢] espacio arquitecténico no se agota con las cuatro dimencic- nes, Este nuevo factor tempo tiene también dos significados antitéticos en arquitectura y en pintura. En pintura, la cuar- ta dimensign es una cualidad representativa de un objeto, tun elemento de su realidad, que un pintor puede opter por proyectar en e ¥ que no requiere ninguna partici- pacién fisica del observador. En escultura sucede la misma cosa: el “movimiento” de una forma de Boos! es una cua- lidad propia de la estatua que contemplames, y que debemor revivir psicolégica y visuzlmente. Pero, en arquitectura, el fe. némeno es totalmente diferente y conereto: aqul, el hombre, 5 segundo wt eaificio y estudisndolo desde g jose of Sor asi decir, la cuarta dimens 2, : ° 3 de vist OO Fealidad integral. : al espacio Mog —ya que en esta Materia se hay ldmenes, cuando en realidad fg gy Or xpresar una experiencia de todos gnitt ia de exPrrjon es suficiente para defini tq dimension €s sufic nir Ia cul gnico, es deci, Ia caja de muros que involucy, cténien, { —la esencia de la arquit ie de los Limites de la cuarta dimensigg. °° 7 tiene este “vacio’” antas dimensiones tiene este ' arqui. s ceao? Cine, diez, qutdsinfinitas, Pero, hte aan pasta establecer que el espacio arquitecténies nuestros ie en Ins términos de las dimensiones de la pin vo es define a. Es un fendmeno que se conereta ej te ar ctr pci eT ector comprende que, legando a este punto, la pregunrs eee rguitectura?” ya ha encontrado su respuesis Tits como se sucle, que la arquitectura es Ta edilicia "bella" Ta no-arquitectura es la edilicia “fea”, no tiene ningin sen. y.Janovargrio, porque 1a belleza y la fealdad son relative, F porque, de cualquier modo, serfa necesario anteponer una Jefinicién analitica de la edilicia, Jo que nos Hevaria al punto de partic : : La definicidn mas precisa que se puede dar hoy de Ia ar. guitectara, es aquella que tiene en cuenta el espacio interior La arquitectura bella, serd la arquitectura que tiene un ex, pacio interno que nos atrae, nos eleva, nos subyuga espirt tualmente; Ia arquitectura “fea”, ser aquella que tiene un espacio interno que nos molesta y nos repele. Pero lo impor. pa q pel \por. tante es extablecer que todo lo que no tiene espacio interno, no es arquitectura. Si admitimos cuanto hemos dicho —y admitirlo parece asnto de buen sentido, aparte de serlo de légica—, debemos Feconocer que les Libros comunes de historia de la’ arquitee- fra estin repletos de observaciones que no tienen nada de capil Ces oy mM, cn, a, ac ite : Jumen arate espacio eh el espacio. F fora Hie Eatonces. Bl espacio, protagonista de la anquitectucs comin con la arquitectura, definida en este sentido especi fico. Se dedican una infinidad de paginas a tratar sobre las fachadas de los edificios, pero éstas son escultura, plastica en gran escala, no arquitectura en el sentido espacial de la pa- labra. Un obelisco, una fuente, un monumento aunque de proporciones enormes, un arco de triunfo, son todos hechos de arte que encontramos en las historias de la arquitectura y que pueden ser obras cumbres de pocsfa, pero no son ar- quitectura. La escenografia, Ia arquitectura pintada o dibu- jada, no es arquitectura; ni mas ni inenos que un poema to- davia no desarrollado en verso y solamente narrado en sus grandes Iineas no es un poema, 6 lo es meramente en inten- cién, En otras palabras, la experiencia espacial no est4 dada, hasta que la expresién mecénica y concreta no haya realizado Ja intuicién lirica. Ahora bien, si nosotros tomamos cualquier historia de la arquitectura y entresacamos rigurosamente to- das las partes en que se detiene en la descripcién de hechos no arquitecténicos, podremos estar seguros de que en cien pa- ginas Hlegaremos a suprimir ochenta por Jo menos. Pero aqui pueden surgir dos gravisimas equivocaciones que no sélo anularian el valor del razonamiento precedente, sino que harfan francamente ridfcula la interpretacién espacial de Ta arquitectura. Estas son: 1) que Ia experiencia espacial de Ja arquitectura tan sélo se puede tener en el interior de un edificio, es decir, que pricticamente no existe, 0 no tiene valor el espacio ur- banistico; 2) que el espacio no es solamente el protagonista de la arquitectura, sino que agota la experiencia arquitecté- nica, y que, por consiguiente, la interpretacién espacial de un edificio es suficiente como instrumento critico para juzgar una obra de arquitectura, Estas equivocaciones deben ser disipadas inmediatamente, La experiencia espacial propia de la arquitectura tiene su prolongacién en la ciudad, en las calles y en las plazas, en las . Capitulo seal? : 2 5 parques, en 108 estadios y en Ios; callejueas ¥ eo el Tombre ha delimitado " vackog tg, alli donde a creado espacios cerrados. Si el interigg Pa ci, donde estado por seis planos (suelo, techo y 6% cao 8 Hrs fica negar [a evalidad de espaye 3 reds)» “e por einco planos en lugar de séis, como ogi™ vacio cerrado PP Ina plaza, No sé si la experiencia spac en un palo 6 conver ana autopista rectilinea y unjfgretl que se se lometros de ilanura deshabitada, se pueda define través de KietMjoneia arquitecténica en cl sentido conga como una Pe es cierto que todo el espacio urbanten® a alaertd limitado visualmente por mures, flag de + todo To aercctivas, ct, est caracterizado por los mismos ei bole, pee distinguen el espacio arquitecténico. Ahora, dag: entos que oe a : mento olumen edilicio, cada “caja de muros”, const fate, una cortadara en Ia continuidad espacial, es ¢j°° ‘shfieo colabora en la creacién de dos espacios, eros Gefinidos completamente por cada ob Geteica, los espucis exteros 0 urbanisticos, que este Paton por eada una de ellas y sus contiguas. Bs evidees Gque todos estos temas que hemos excluido de la arquitecturs usjamente dicha —puentes, obelisos, fuentes, arco ie trunfo, arupaciones de drboles, etc. (ver lms. 1, 1a)-~ patticularmente las fachadas de los edificios, entran todos ¢ Juego en fz formacién de los espacios urbanisticos, Tampoco aqui tiene importancia su valor artistico particular, o al'me ‘os no tiene importancia predominante; lo que interesa es sy fancién como elementos determinantes de un espacio cers. do. Que las fachadas sean bellas © no, es hasta aqué (haste que hayamos aclarado el segundo error) secundario, Ast come cuatro paredes bien decoradas no crean por si mismas un be- lio ambiente, un grupo de excelentes casas pucde limitar un pésimo espacio urbanistico y viceversa."" La segunda equivocacién Ileva el razonamiento a sus limi- tes ligicos extremos y al absurdo, a través de argumentacio- ‘es que son totalmente extrafias a las intenciones de toda pers El espacio unt 3 protagonista de a arquite aitec ona que sostenga fa interpretacién espacial de la ura. Devir que el espacio intemo es la esencia de ia arqui- tectura, no significa de ninguna manera que el valor de una obra arquitecténica se agote en el valor espacial. Todo editi cio se caracteriza por una pluralidad de valores: econémico: sociales, técnicos, funcionales, artistieos, espaciales y decor tivos, y cada persona es muy duefia de escribir historias c¢o- némicas, historias sociales, historias técnicas y volumétri de Ia arquitectura, asi como es posible escribir una histori cosmolgica, tomista 0 politica de la Divina Comedia. Pero la realidad del edificio es consecuencia de todos estos factores, y su historia valida no puede olvidar ninguno de ellos. Aun prescindiendo de los factores econémicos, sociales y téenicas, y fijando la atencién sobre los factores artisticos, es claro que el espacio en si, a pesar de ser el substantivo de la arquitec- tura, no basta para definirla. Si es cierto que una decoracién bella nunca creard un espacio bello, es también cierto que un espacio satisfactorio sin el sosté de un adecuado tracamiento de las paredes que lo cierran, no crea un ambiente artistico, Acaece ver todos los dias una’ bella habitacién estropeada por barnices y pinturas, por muebles inadecuados 0 por una ilu- minacién miserable. Sin duda, se trata de elementos relativa- mente poco importantes, porque se.pueden cambiar facil- mente, mientras que cl espacio est4 y permanece. Pero un juicio estético sobre un edificio se basa no s6lo en su valor arquitecténico especifico, sino también en todos sus factores accesorios, sean estos escultéricos, como en la decoracién apli- cada, pictéricos, como en los mosaicos, frescos y cuadros, 0 bien de amueblamiento, Después de un siglo de arquitectura preponderantemente decorativa, escultérica, "a-espacial”, el movimiento moderno, en su espléndido intento de llevar de nuevo Ia arquitectura su propio campo, ha desterrado la decoracién de los edifi cios, insistiendo sobre la tesis de que los {inicos valores arqui- teeténicos legitimos son los volumétricos y espaciales, La arquitectura racionalista se dirigié principalmente hacia los estas presereac capone! _ 2 I pom presiones Figura Tuer o de las eXPPT Tara de todos los tiempos. Tape’ te a Ja ae afios de audismo arquitecténie, Me s, de fa y slacsl volume, god sponta tantse exigencias py raion tS Sracién (ya no en forma de oma p epiriaales 8 Get "Forma de acoplamiento de magnet Ein aptends, 2° $F neve sentido del color, exe.) et rarest grqultectura, ¥ cs ademas justo que = crando dea je decoraci6n” n0 puede ser im puny gi sea a ae aegUTeSTU 21 Sere plant ge 08 mere. fico 3, pore TT aqut, quizhs quede confundiy Ey lector profs» © uma importancia, si ls escultury «°° despues Or rativ zccidn decors! rack i nultura y ty Si ¢ ca pivchadas en un primer momento, vueiven al can? ode Ta auitectara, ¢para qué ha servido todo este dis. uno emcemente, no ha servide para descubrie nuevas idea aon inventar teorias esotéricas de la arquitectura, sing a fentar las ide x ‘Smplemente para ordenar y orientar las ideas que existen y que todos inrayen. Es cierto que In decoracion, Is esate ya pintura estén comprendidas en el estudio de los ej feds (no menos que los motives econémicas. los valores so. ciales o funcionales y Tas razones téenicas) ; Ia arquitectura abarca todo, asf como cualquier otro gran fendmeno de ante, pensamiento 0 prictica humanos, pero gen qué forma? No indiferenciadamente como se podria creer afirmando una uni- dad de las artes, genérica y vaca, En la ecuacién arquitec- ténica, la decoracién, l2 pintura y la escultura se colocan en sus lugares respectivos. segiin su calidad de substantives © de adjetivos. es, El julio a ol cy temo de les ficios. Si este juicio no se puede expresar por fa carencia de espacio interior, como ecurre en los distintos temas construc- tivos de los que se ha hecho mencién mas arriba, el edificio —sea el Arco de Tito, la Columna Trajana © una fuente de Berni horda fa historia de la arquitectura y_perte nece come espacio volumétrico a la historia del urbanismo, y come valor artistico intrinseco 2 la historia de la escultura. Si dl juicio sobre el espacio interno es negativo, el edificio forma parte.de la no-arquitectura, o mala arquitectura, aun- que en iltima instancia sus elementos decoratives puedan ser abarcados en Ia historia del arte escultérico. Si el juicio sobre el espacio de un edificio es positive, éste entra en la historia de la arquitectura, aunque la decoracién sea ineficaz, es de- aunque el edificio considerado integramente no sea del todo satisfactorio, En fin, cuando el juicio sobre la concepcién espacial de un edificio, sobre su volumetia y sobre sus adi- tamentos decorativos es positivo, entonces nes encontramos frente a las grandes e integras obras de arte, en cuya excelsa realidad colaboran los medios expresives de todas las artes figurativas. En conclusién, si bien en la arquitectura podemos encon- tar las contribuciones de las dems artes, es el espacio in- temo, el espacio que mos circunda y nos incluye, el que el "la" en el juicio sobre un edificio, el que constituye el “s cel “no” de cualquier sentencia estética sobre arquitectura. Las demas cosas son importantes, 0 mejor, pueden ser im- portantes, pero son funciones de lz concepcién espacial. Cai vez que en ta historia y en la estética se pierde de vista esta j ia de valores, s¢ genera confusién y se acentia la des- ntacién presente en materia de arquitectura. Que el espacio, el “vacio”, sea el protagonista de la arqui- tectura, resulta, en el fondo, muy natural: ya que la arqui tectura no es tan sélo arte, ni sblo imagen de vida histories capitulo segund? : + nogot0s 0 por 108 demise tam, 2 Frambiente, Ia escena en la cual se dean) 2 rf. Beuvo Zen Sacer = la Arquiectues 199%, Baachve, Ed Astro \ Gapitulo tercero La representacién del espacio jutenberg de Maguncia pedazos de madera las ellos palabras, renglones, a impyenta y con este acto abrié el literarias, hasta entonces. pro- reducida clase.de inte- mundo de lay obras-p piedad e instrumento de\yyh lectuales, a 1a masa del po} En 1899, un tal Dagueyea\ quimicos afin de reprodjeie I venté Ia fotografia y myhrod ‘todas las experiencias vj ta entonces hhabfan sonas que podian c © que podian viaj 4g) sus conacimientos foto- fagenes de un objeto, Tn- paso al plaio colectivo de ¢ hrubganas y artisticas, que has. Wilegio ckelusivo de las pocas per- ara hacerse un retrato obras pictbricas escultéricas, Edison, en 1997, invent6 un aparato cilldrico y logé por primera vex sAfistrar los sonidos en una Rpina de ectes K aiios después, en 1920, tuvo Ngar la primera igfénica, El arte musical, hasta dktonces a dic- iva" Helimitados grupos de entendidos, se di. e Ja masa gracias.al fondgrafo y a la Ndio, De est manera, en un continioprogreso cientifidy y thee nico dydicado a enriquecer el patritgio expicitua Yo sn niimpfo de hombres cada ver mayor, la\poesia In tura, Ja pintura, la escultura y Ta misjfa encontraron Ine medios para una difusién en gran escaly/ Asi como Ia reqlos @uccién sonora casi alcanza hoy la-ferfeccién, del mismo ‘modo lt fotografia en colores hace prever para dene ae Cuarenta y ty transmisién yA

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