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Lydia Dare - HnosWestfield 04-The Taming of The Wolf
Lydia Dare - HnosWestfield 04-The Taming of The Wolf
Pero Dashiel está decidido a seguirla –ella es la única mujer que puede
liberarlo de un destino peor que la muerte. Y Caitrin, en última instancia, tendrá
que decidir si huye del peligro o del verdadero amor.
UNO
Enero 1817
Caitrin Macleod juró que nunca volvería a poner un pie en Inglaterra otra
vez –o al menos, guardaría su distancia de los licántropos en el futuro.
Las visiones habían comenzado hace algunos días, visiones salvajes donde
ella vio lobos y a sus compañeros juntos bajo la luz de la luna.
La mayor parte del día, ellos eran simplemente la familia Westfield, pero
una noche de cada mes, los miembros masculinos caminaban en cuatro pies en vez
de dos bajo la luz de la luna llena.
Generalmente aquellas visiones no eran molestas; ya que ella las usaba
bastante a menudo. Pero oculto alrededor de los bordes de sus visiones se
encontraba un lobo salvaje, un forastero, uno peligroso.
Pero no podía decirles a los demás lo que ella había visto, o podía
arriesgarse a afectar el futuro. Y ella no quería ser la persona que interrumpiría el
orden natural de los acontecimientos. Los resultados podrían ser desastrosos. Para
evitar romper aquella regla tácita, ella se había encerrado en su habitación de
huéspedes en Westfield House y había rechazado salir de ella, no pondría un pie
fuera de su habitación y sólo lo haría brevemente para tomar sus comidas. Ella
realmente deseaba hacer algo para que la ayudara a pasar el tiempo. Debido al
largo tiempo que había paseado por su habitación, no pasaría mucho tiempo más
para que a ella agujereara la alfombra del duque, aquel pensamiento le provoco
una sonrisa.
Caitrin cerró sus ojos fuertemente e intentó ver la visión de los lobos
Westfield en su mente. Ella suspiró con mucha alegría cuando observo que todo
estaba bien. El peligro para ellos había pasado, y ahora ella era libre de dejar la
prisión que ella misma había fabricado. Ninguno de ellos regresaría hasta que el
sol se elevara en el cielo. La finca se encontraba vacía excepto por ella y algún
criado que todavía se encontraba despierto. Nadie sabría si ella tomaba su bata de
seda para bajar por las escaleras y recuperaba su libro mientras todos estaban lejos.
Tal vez entonces ella podría tratar de dormir unas cuantas horas.
"Lo Siento no conozco a nadie que se levanté a esta hora" Ella daba la
vuelta para marcharse.
"No se vaya, " dijo él. Entonces él cerró sus ojos y suspiró fuertemente.
"Sí dejé un libro aquí ayer cuando vine a buscar a su Gracia.” Dijo ella. Ella
dio un vistazo rápidamente alrededor de la habitación, aunque ella no vio
inmediatamente su copia del Patrocinio de María Edgeworth. "Quizás lo dejé en la
biblioteca. ¨
"Quizás yo debería correr tan rápido de esta habitación como mis piernas me
lleven.
Él camino alrededor del escritorio y colocó una cadera sobre él. Sus caderas
eran estrechas, sus hombros amplios.
“Para de comerte con los ojos el cuerpo del hombre, Cait.” Sus ojos se
estrecharon en ella, como si él supiera que guardaba un secreto, cerró sus ojos y
trató de conseguir una visión de él, algo que le dijera quién era él.
"Yo no puedo ver su futuro, " murmuró bajando su respiración. ¿" Perdón?
“Él levantó una ceja en ella.
"Ah, hay esta mi libro, " dijo ella, riéndose de él, esperando que creyera que
ella no era muy cuidadosa. Ella recogió un libro pequeño, de cuero negro que
estaba sobre el escritorio detrás de él. No era el suyo, pero esto era lo que
necesitaba para salir rápidamente de allí. Antes de que ella pudiera girar, él
extendió la mano y la agarró por la cintura.
"¿Qué eres tú?" empezó a decir, pero él le tapó la boca con la suya, sus labios
la abrazaron con fuerza y urgencia.
Cait había besado antes, pero nunca como esto, nunca tan a fondo que ella
no podía pensar directamente. Nunca tan expertamente que sus piernas
amenazaban con doblarse. Nunca con tanta pasión que ella podría ahogarse en
ello.
Él tiró su cabeza hacia atrás y miró sus ojos, con cuidado él tiró un mechón
de su cabello, dirigiendo su cabeza hasta que esta se inclinara hacia un lado,
exponiendo su cuello.
Casi saltó cuando sus labios rozaron ligeramente como una pluma un lado
de su mandíbula mientras arrastraba un beso por su garganta. Él tiró del cuello de
su camisón y su bata hasta que estos se abrieron, dejando al descubierto su
hombro. Con su mirada ella se estremeció.
Él la pellizcó otra vez, luego abrió su amplia boca y mordió la delicada piel
de su hombro, sacándola al instante de la neblina inducida por la pasión.
"¡Ay!" Gritó y golpeó su hombro. "Eso duele.
El dolor de la mordedura se abrió camino por el área de su cerebro
empapada por la lujuria, que ella nunca había sabido que existiera, y ella lo golpeo
otra vez. En un momento, él la había tenido más caliente que el fuego de la
chimenea durante una noche fría de invierno y al siguiente, levantaba su mano a
su cuello para valorar la herida que él había creado sobre su hombro.
Pero ella no lo dejó explicar porque se dio la vuelta y huyó del estudio.
"Vuelve", él la llamó en voz baja. Ella lo escuchó, pero igualmente corrió por
el pasillo y por las escaleras tan rápido como sus pies la llevaran.
Las mejillas de Cait estaban en llamas cuando recordó estar de pie tan cerca
del hombre en el estudio. Ella se había comportado como una prostituta común,
era sólo otra razón para que se fuera a Edimburgo lo antes posible. Era evidente
que estaba perdiendo la cabeza.
El Adonis rubio le pareció una página en blanco sin nada escrito en él, no
podía culparse a sí misma por ser curiosa, ¿verdad?
Cait agarró muy fuerte la campanilla y tiró con fuerza. Ella probablemente
despertó a cada criado en la residencia, pero en este momento, se encontraba muy
molesta para preocuparse. Tenía que salir de Hampshire, debía dejar Inglaterra
por su bien y nunca debía mirar hacia atrás.
El contenido no era apto para los ojos de una dama, la revista sostenía
detalles sobre todas las prostitutas en los alrededores de Covent Garden,
descripciones físicas, direcciones, especialidades de clases y posiciones.
Era mejor no pensar en eso, o él iba a ir tras ella y terminar lo que habían
empezado.
Él oyó al mayor Forster antes de que el viejo lobo abriera la puerta del
estudio. El oficial jubilado parecía mucho más en paz que hace unas horas. Dash
deseada poder decir lo mismo de él.
El anciano se aclaró la garganta. "Bueno, veo que se las arregló para
quedarse quieto.
Eso es algo".
"¿Dónde la mordió?"
"¿Qué diferencia hay?" Comenzó Dash, pero entonces algo peligroso brilló
en los ojos del mayor.
"No estoy seguro", admitió Dash mientras cerraba los ojos para bloquear la
desaprobación del hombre. "Pensé que debería saber."
Dash abrió los ojos. ¿Qué quiso decir el mayor con eso? "¿Nosotros dos?"
El oficial se pasó una mano por la cara. "Yo tenía que vigilarte", gruñó él.
Luego bajó las manos y apuntó una mirada intimidante hacia Dash. "¿Quién
era ella?"
Dash se encogió de hombros. "No lo sé, ella era hermosa, de cabello rubio
suelto y ojos azules".
Dash asintió. "¿Y ella era escocesa?" Parecía como si las palabras fueran
arrancadas de él.
"Sí", admitió Dash. "Usted sabe quién es ella." Eso era evidente.
Estas conectado con la chica ahora, que Dios los ayude a los dos".
Mientras que para usted será imposible tomar a otra mujer en la cama, la
señorita Macleod puede casarse con quien quiera. Y usted estará completamente
solo hasta que la conexión sea rota".
Pero lo que más le molestaba era que su ángel de Escocia podría elegir a
otro hombre sobre él, eso no parece justo.
"No harás tal cosa", gruñó el viejo oficial. "Y usted no va a decir una palabra
de esto a nadie hasta que pueda resolver qué hacer".
"Pero, yo"
"Siéntate," ladró el Mayor Forster. "Por si lo has olvidado, Lord Brimsworth,
usted no es un invitado bienvenido en Westfield Hall. Sus pecados son numerosos
y los sabemos pero lo más importante es que usted es un Licántropo salvaje,
incontrolable.
“Y si usted cree que voy a permitir que aceche en los pasillos de esta casa,
está muy equivocado”.
El aire salió rápidamente de los pulmones de Dash. "Es por eso que he
venido por ayuda, señor. Necesito un mentor, y…"
"Usted está aquí porque Su Gracia, Lord Benjamín y yo impedimos que Lord
William lo destrozara cuando intentó reclamar a su esposa esta misma noche.
Ahora siéntese mientras pienso, "el hombre se lo ordenó con brusquedad.
Dash había enviado a su carro para que lo llevase a Glasgow, junto con una
carta de introducción del mayor a su primo el constructor de barcos, el Sr. Niall
Forster. Dash se levantó de su asiento y se acercó al viejo mayordomo. Sin
embargo, había algo que tenía que hacer antes de partir hacia Escocia. "Me gustaría
hablar con la Señorita Macleod primero, si no te importa, Billings. "
El viejo criado le frunció el ceño. -"Me temo que eso no es posible, mi señor."
¿No es posible? Dash resistió el impulso por resoplar. No quería pasar más
tiempo en Westfield hall del que era absolutamente necesario, pero el ver a Caitrin
Macleod antes de irse a Glasgow era de suma importancia, si realmente se conectó
a la chica hasta el fin de los tiempos, sería mejor si se ponían algunas cosas en
orden antes de partir.
"¿Ya no está en casa?" Resonó el eco de Dash. ¿Cómo era eso posible? Sólo
unas horas antes, había besado a la chica, la sostuvo contra él, y la reclamó.
Ella se fue sin hablar con él, ¿sin darle la oportunidad de explicarle? Dash
metió la mano en el bolsillo y arrugó la carta del mayor en su puño. Él salió de la
casa y fue inmediatamente asaltado por su olor de madreselva, siguió bajando los
escalones de piedra y tiró para abrir la puerta de su coche de viaje. Dash se apoyó
contra los cojines y miró al lugar vacío a través de él. El viaje iba a ser uno muy
largo.
Quería más que nada poder preguntar si era normal que un hombre en
medio de la pasión la mordiera en la clavícula, pero eso sería terriblemente
inadecuado. ¿A quién en el mundo ella podría preguntarle? Todas sus hermanas
aquelarre en Escocia eran doncellas, justo como ella. Aparte de Elspeth, por
supuesto, a quien acababa de dejar atrás en Hampshire. Cait suspiró
profundamente.
"¿Se encuentra bien, señorita?" Su criada, Jeannie, preguntó desde donde ella
descansaba en el otro lado.
"Estoy bien, y no puedo imaginar por qué quieres pensar lo contrario. "Cait
cerró los ojos y apoyó la cabeza contra los cojines de cuero.
"Estoy preocupada por usted, eso es todo, primero dejamos Westfield Hall
en la oscuridad de la noche como ladrones. Usted ni siquiera le dijo adiós a la
señora Elspeth. Y ahora usted esta tan inquieta que no puede ni siquiera dormir".
Cait levantó la cabeza y miró a su doncella. Jeannie era varios años mayor
que Cait, una década más o menos.
Tal vez podría preguntarle, Caitrin sacudió ese pensamiento tan rápido
como surgió.
"Sí, lo sabe." Jeannie sonrió y asintió con la cabeza, haciendo que sus rizos
oscuros subieran y bajaran. "Usted no puede mentirme a mí, señorita soy quien le
arregla el cabello a usted, y tengo mucho tiempo con usted, desde que era
pequeña. Y eso sin duda es un pequeño mordisco de amor bajo su oído, allí. Eso no
estaba allí ayer".
"¿Bajo mi oído?" Caitrin hizo eco de la sorpresa, arrastrando los dedos por su
cuello. Jeannie no estaba hablando de la mordedura. ¿El maldito hombre dejo otra
marca?
"Sí", confirmó a la criada. "¿Quién era él? ¿Y qué le hizo para que quiera
correr hacia Edimburgo cuando ustedes obviamente lo disfrutaron tanto? "
"¿Disfrutamos?" Jadeó Caitrin. Luego murmuró en voz baja: "Yo tengo que
irme lejos." Pero lo había disfrutado, justo hasta el momento en que la confundió
con un pedazo de carne.
"Usted no puede mentirme a mi señorita, soy como su propio papá, tal vez
incluso mejor." Ella sacudió un dedo hacia Caitrin juguetonamente. "Por lo tanto,
no puede enredarme incluso aunque lo intente".
"Oh, ¿un hermoso extraño?" Jeannie dejo que su voz se calmase y arqueo las
cejas. "¿Dónde lo conoció?"
"Y él... me besó." Cait se encogió de hombros, sin saber qué más decir.
"Por favor, Jeannie", declaró Caitrin. ¨Su padre no estaría del todo contento
con la situación, y nada se podría hacer al respecto, de todos modos¨.
"Sí, eso y mucho más, pero su marido le enseñará todo lo que necesita saber
con respecto a eso. Usted necesitara de la gente como yo".
Un marido. "Si alguna vez encuentro uno", dijo Cait, levantando ambas
manos en señal de rendición. "No importa... no es "importante".
Parecía una locura, por el lado positivo, si su padre se enteraba de esto, las
noticias probablemente empujarían al viejo perro hacia el borde, quizás Dash
debiese enviar una carta informando a su padre de sus planes.
Él negó con la cabeza ante esa idea, no hay razón para despertar ese nido de
avispas. Con un poco de suerte, el Marqués de Eynsford olvidaría incluso que tuvo
un hijo, después de veintiséis años las probabilidades no estaban particularmente
en favor de Dash en ese sentido, pero un hombre siempre podía esperar un poco
de ayuda.
No, una vez más ese pensamiento, Glasgow podría ser exactamente lo que
necesitaba.
El coche desaceleró, y Dash miró por la ventana. Se dio cuenta de un punto
de luz en la distancia que se hacía más brillante mientras el carruaje se acercaba,
una posada, gracias a Dios, podría dormir un poco después de los últimos días que
había soportado.
¡Qué golpe de suerte! Podrían tener una conversación sobre lo que había
ocurrido la noche anterior y arreglar algunas cosas.
Sus ojos recorrieron a través del cuarto oscuro, pasando por algunos
lugareños que estaban bien ebrios, un hombre moreno con un niño en sus rodillas,
un par de mozas rollizas de taberna, y un camarero corpulento que lucía una nariz
bulbosa y una coronilla calva. Ah, perfecto. Dash sonrió, justo el hombre que
necesitaba.
Los ojos oscuros del tabernero brillaron. "Estoy seguro de que puedo
encontrar a alguien que le haga compañía, señor."
Dash sacudió la cabeza, sin duda era la primera vez que el rechazaría una
oferta de compañía.
Él sólo estaba interesado en una mujer en ese momento. "No me ha
entendido. Estoy en busca de una mujer que viaja por este camino también, mi
prima del norte. La Señorita Macleod”.
El tabernero se echó hacia atrás sobre sus talones. "¿Cómo dice, señor?"
"No importa." Dash pasó junto al hombre y se abrió paso entre la multitud
hacia la parte posterior de la sala donde una pesada puerta de roble lo separaba de
la chica en la que había pensado la mayor parte del día.
Sin darse cuenta de su presencia, Caitrin Macleod conversó con una mujer
mayor, una dama o una acompañante de algún tipo. Dash frunció el ceño, si la
mujer la hubiera estado vigilando la noche anterior, él no estaría en la situación
actual. Bueno, él todavía estaría de camino a Glasgow, pero no estaría atado a la
señorita Macleod para el resto de sus días. Aunque, ahora que ella estaba dentro de
su línea de visión, él no podía encontrar en su alma algo que lamentara el giro de
los acontecimientos.
Sus ojos se encontraron, y todo el aire de los pulmones de Dash escapó, sus
ojos azules se encontraron con los suyos, y por un momento el mundo se sentía
bien, como si todo tuviera sentido.
Pero entonces ella comenzó a tartamudear, y tosió, lo que había estado
masticando tan bien ahora estaba alojado en su garganta. Ella se puso roja y luego
un poco de color púrpura. Cuando Dash salió de su trance se dio cuenta de que era
mejor hacer algo, él salió hacia adelante, le dio tirón a la silla y comenzó a acariciar
su espalda. Cuando un grito ahogado fue su única recompensa, le dio una
palmada en la espalda un poco más fuerte.
De repente, ella tosió violentamente y soltó una gran inhalación de aire, las
lágrimas brotaban de sus ojos cuando se volvió hacia él, él sentía la extraña
obligación para quitar las lágrimas con las yemas de sus pulgares. Tan extraño, era
una sensación que nunca había sentido antes.
Ella pisó muy fuerte con el pie e hizo una bola con los puños y gruñó: "¡Oh,
usted!"
"¿Feliz de verme?" Él le dirigió una sonrisa a ella, que nunca dejó de servir
con criadas o mozas. "Te fuiste antes de que tuviéramos la oportunidad de hablar
esta mañana."
Pero su ángel escocés no respondió, ella dio media vuelta y salió corriendo
del comedor privado.
"¿A dónde diablos va usted?" Dash exigió saber mientras la agarraba por el
codo.
"¿Cómo se atreve usted a tocarme?", Dijo entre dientes contra él, tirando de
su brazo. Sin esperar una respuesta, ella salió por unos adoquines que conducían
lejos de la posada.
Dash la siguió, sintiéndose como un cachorro persiguiendo a su amo.
"Señorita Macleod," él la llamó.
Ella se dio la vuelta y disparó una rápida mirada en él. "¿Qué quiere?" Le
dijo.
"Tengo que hablar con usted," dijo, cerrando la distancia entre ellos.
¿Cómo podría evitarlo? Su aroma lo había molestado todo el día. Dios, eso
sonaría ridículo.
"¿Qué quiere?" Escupió. Pero que pequeña tan fiera era, con sus ojos azules
parpadeando de indignación.
Ah, pero el necesitaba estar en control de sí mismo, para así poder actuar
como los otros licántropos, para poder tenerla en sus brazos.
Cait parpadeó hacia él, creyendo que no lo había oído bien, trató de ignorar
las palpitaciones en su vientre que su confesión le provoco en su interior y se
centró en su lugar en sus ojos color ámbar, concentrarse en su futuro. Un destello
de algo que sería más que provechoso, su maldito poder nunca le había fallado
hasta ahora.
La fresca brisa le revolvió el cabello de oro, y sus ojos cayeron hacia sus
labios, el calor la inundó, y la mordedura en el hombro le quemaba, suavemente
tocó la herida que le había hecho.
Ella recuperó sus sentidos y golpeó sus manos en las caderas. "¿Me quieres,
verdad?". Preguntó altivamente.
Una pequeña sonrisa inclinó las comisuras de su boca. "No tienes ni idea."
Ella frunció el ceño. ¿Cómo se atreve a encontrar esto divertido? "Bien, por
usted o cualquier otra persona, para el caso.
Así que puede dar la vuelta y volver a Hampshire donde usted pertenece”.
¡Lo Arruino! ¿Por qué tenía que decir el futuro? Cait casi se atraganto con su
lengua. ¿Por qué el inglés se dirigía a Escocia? ¿Y por qué a Glasgow? ¿Creía que
se dirigía allí? Bueno, no estaría sorprendido al encontrar que estaba equivocado.
Por otra parte, ella no había pensado que pondría los ojos sobre un hombre
otra vez tampoco.
¿Qué pasa si Jeannie le dijera a su Padre lo que Brimsworth le había hecho?
Y luego que pasaría si ellos realmente se encontraran en ¿Glasgow?
"Desde ayer por la noche, no he sido capaz de pensar en otra cosa que usted
y su delicioso aroma."
"De algún modo dudo que entre sus actos de venganza, mi lord, usted se
haya preocupado por pensamientos acerca de mí o de mi olor", respondió ella con
aspereza.
Echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. "Ah, así que usted sabe lo
que soy."
Pero expresar los crímenes del conde sólo podría ayudarle en este punto,
Brimsworth se encogió de hombros. "Entonces usted también debe saber que lord
William entró en una competición conmigo por su propia voluntad, luego hizo
trampa, no me tomé demasiado bien eso".
No, él no parecía el tipo de hombre... no, Licántropo,... ¿quién aceptaría de
buen grado ser engañado?
Cait entró en la cantina y trató de evitar las visiones del futuro de los otros
clientes "que le asaltaban a su mente, un hombre se sentó llorando sobre la cama de
un ser querido, su esposa, Cait asumió. Una moza de taberna en el otro lado estaba
a punto de descubrir que era una mujer embarazada, el corpulento tabernero
tropezaría en un agujero y se torcería el tobillo.
"Nunca había visto que usted se comportara de tal manera. ¿Quién era ese
hombre? Y ¿por qué usted corrió de esa manera? "
Su criada frunció el ceño. "Y el resto. ¿Por qué usted corrió hacia fuera? ",
preguntó de nuevo.
Cait debería haber sabido mejor que Jeannie no lo dejaría ir tan fácilmente.
"He pasado un largo día, y sólo quiero ir a la cama. ¿Puedes guardar la Inquisición
española hasta mañana? "
Pero ella ya había decidido que iba a confiarle a su criada y que iba a
guardarse para ella.
¿Fue una reacción normal al ver a su pareja? Era una tortura estar tan cerca
de ella ya que ella irradiaba calor directamente a su alma, pero no podía tocarla, no
podía saborearla. Él no tenía ningún derecho en absoluto sobre ella, a excepción de
la marca que le había dejado en el cuello.
¿Hay algo más que pueda hacer por usted, señor? "
Dash se rascó la barbilla. "En realidad, hay algo que puede hacer por mí, y
esto implica a aquella joven que pregunté sobre cuando llegué, mi prima. "
CUATRO
Cait se recostó pesadamente. "No tienes ni idea." Estar en lugares con mucha
gente era completamente agotador, no importa lo mucho que trate de bloquear los
nombres, caras y futuros, no podía hacerlo. A excepción de los momentos que pasó
con el apuesto y peligroso Lord Brimsworth, aquellos momentos eran tranquilos,
estaban en calma.
Las únicas emociones que enturbiaban estaban dentro de ella, ella no recibía
nada de las personas que la rodeaban, era casi el cielo.
"En verdad, señorita…", comenzó la criada, pero Cait levantó una mano para
hacerla callar.
"Por favor, no me mientas, Lamont está esperando por ti. "Ella trató de
domar su sonrisa hacia la mujer. "Ve," dijo, espantando a Jeannie hacia la puerta
con las manos, la única cabeza en la que ella quiso estar era la propia. "fuera. "
Cuando Cait estaba sola, ella todavía veía fragmentos del futuro, pero
cuando no venían llegaban todos juntos de una vez, eran más como un sueño.
Como ver a los actores en el teatro, cuando venían todos ellos a la vez, era más
bien una pesadilla.
La luna aún estaba en lo alto del cielo, ella observo un movimiento y la parte
superior de una cabeza rubia a través del patio de la posada.
Ella sacudió la cabeza con vehemencia y dejo caer las cortinas en su lugar.
Otra lluvia de pequeñas piedras golpeó la ventana, tal vez él se iría si ella
aceptaba, ella empujo de nuevo las cortinas y abrió el cristal chirriante, el aire frío
se precipitó en la habitación, deslizándose debajo de su camisón.
El llamó de nuevo, su voz sonó un poco más tranquila, "A usted". Él sonrió.
Su corazón se encogió, él tenía la sonrisa más increíble, con dientes blancos y
rectos. Pero también era peligroso, ella se movió para cerrar la ventana y las
piedras golpearon otra vez. Ella se quedó sin aliento.
No podía ver su futuro. Por lo tanto, ella no sabía si eso era cierto, pero fue
interesante saber que, desde esta distancia, su futuro estaba totalmente en blanco
para ella, mientras que los de los otros "todavía se encontraban a su alrededor.
Ella escucho un fuerte golpe contra la parte exterior del edificio y luego vio
dos manos que agarraban el alféizar de la ventana, inclinó la cabeza y se quedó con
los ojos en sus rodillas, que venga, que viniera.
Dash nunca había estado tan asustado hasta cuando él la había oído gritar
de dolor, fue realmente extraño, ya que por lo general le daba poca importancia a
los sentimientos de los demás. Pero él no era capaz de no preocuparse por los de
ella, se aferró a su cuello con fuerza, sus curvas moldeadas contra la longitud de
su cuerpo, era una pequeña cosa diminuta. Sus pies colgaban sobre el piso
mientras él simplemente la sostenía frente a él, con la mejilla apoyada en su
hombro.
Casi sin aliento por la emoción de la primera vez, no sabía cómo reaccionar.
¿Qué era ello?
Sin mirarlo a los ojos, dijo con una voz infantil, "En la habitación de al lado,
hay una niña pequeña que no debería estar allí, ese que está ahí no es su padre, si
se queda en esa habitación, algo horrible va a sucederle a ella".
Era casi como si el la anclara de alguna manera. "No se supone que debería
decirle tanto como ya lo he hecho. "
Cuando se fue, las visiones volvieron, tomando una respiración onda por su
intensidad. Ella avanzó lentamente por la cama y se acurrucó en un rincón,
meciendo su cuerpo despacio, encontrando un ritmo que la calmó.
"Yo no hice nada," dijo en voz baja, toda la lucha había desaparecido de su
cuerpo. "Ustedes lo hizo." No quería nada más que cerrar los ojos y dormir.
Por lo general, Cait podía confirmar o negar cuando alguien le hace una
predicción así. Pero no con él. ¿Se atrevería a confiar en él?
Ella anhelaba la tranquilidad que podía traerle en ese momento más de lo
que quería algo en todo el mundo, unas pocas horas de paz, eso era todo lo que
quería. Además, nadie sabía que estaba allí.
Él se rio y rodó hacia ella, la pendiente en el centro de la cama hizo que ella
también rodara hacia él. Se quedó inmóvil mientras retiraba el escote de su
camisón y examinó la herida en su hombro.
Suspiró profundamente antes de inclinarse y tocar con sus labios la zona, sus
labios no eran más que un susurro sensible a través de su piel.
"Lo siento si te hice daño", dijo con una voz que apenas podía oír. "Pero no
lamento lo que hice. "
El rodo lejos de ella y puso algunos centímetros entre ellos, pero aún
estrechaba su mano.
Rara vez ella se iba de casa, y sólo lo había hecho en este caso porque la
familia de Elspeth la necesitaba a ella en Hampshire, en el viaje a Westfield Hall,
ellos sólo habían parado para cambiar caballos nunca pasaron la noche en una
posada a lo largo del camino. Desde luego, ella había estado corriendo con un poco
de prisa entonces, y dormir en una cama en la noche era un lujo para el cual ella
no había tenido tiempo.
Odiaba pensar en sí misma como una persona débil, pero no había otra
palabra para sus acciones la noche anterior, si Lord Brimsworth no hubiera llegado
cuando lo hizo...
Cait gimió más fuerte, él hombre la había visto en su peor momento, eso fue
bastante embarazoso. Nadie la había visto así desde que su madre le había
enseñado a usar sus poderes.
"Esos dos gemidos, señorita Macleod. ¿Está usted bien? "La suave voz de
Lord Brimsworth le llego desde una silla cercana, se le rompieron los nervios que
le quedaban.
¿El hombre estaba todavía aquí?
Él se rio suavemente y dejó que sus pies cayeran desde donde los tenía
apoyados en la esquina de la cama. "Es un poco tarde para la modestia, querida."
El corazón de Cait latía en los oídos. "¿Q-qué está haciendo aquí?" Su voz
sonó como un chillido.
Cait frunció el ceño hacia el techo, sin atreverse a mirarlo. "Yo no necesito
una niñera, Lord Brimsworth".
"He pasado la noche contigo, ángel, creo que podemos prescindir de las
formalidades, ¿no crees?"
"Eso sería muy descortés, y yo nunca haría una cosa tan deplorable."
Él era un hombre muy guapo que había sido muy amable con ella la noche
anterior. Si ella no fuera cuidadosa, perdería la cabeza en cuanto a él se refería. Y a
pesar de la forma en que la hizo contener el aliento y causaba alborotos en su
vientre, él era peligroso. Él era un licántropo.
"Yo dije que iba a salir antes de que su criada regresara", comenzó en voz
baja. "Nunca lo hizo."
"Ella la abandonó ayer por la noche, cuando es obvio que necesitaba que
alguien se quedara con usted."
Cait se alegró de que sus ojos aún estuvieran en el patio debajo de ellos, eso
le dio la oportunidad de buscar por la cama y atar la bata con fuerza alrededor de
ella, poniéndolos en igualdad de condiciones. "Creo que usted debería marcharse,
mi Lord".
Miró por encima de su hombro y asintió. "Muy bien, eso me dará tiempo
para buscar a su criada".
"¡Usted no va a hacer tal cosa!" Cait golpeó los puños en la cintura. "Jeannie
es mi criada, y usted no tiene ninguna autoridad sobre ella".
"¿Y qué se supone que eso significa?", preguntó ella, incapaz de mantener el
tono punzante de su tono. Lord Brimsworth se dirigió hacia ella, recordándole que
la bestia se acercaba, luego se detuvo, muy suavemente y rozó sus labios sobre su
frente, y se dirigió hasta la puerta. "Usted me encontrara abajo para el desayuno".
"Le dije al tabernero que era mi prima, usted puede reunirse conmigo
tranquilamente para compartir una comida juntos, nadie preguntara nada. "
El ni siquiera le pregunto si quería reuniré con él. "¿Primo?"
Lord Brimsworth le sonrió. "Yo habría dicho" esposa "si hubiera sabido que
iba a pasar la noche con usted, lo tendré en cuenta la próxima vez.
Tales encuentro habían sido banales para él; pero ahora él no encontró nada
significativo en absoluto en el aspecto de la muchacha, entonces él reenfocó su
atención sobre la entrada exterior.
Y observar cuánto tiempo necesita esa criada para sacar los brazos de su
amante.
"¡Mi Lord!" Caitrin dijo entre dientes, y sus mejillas adquirieron un tono más
pálido.
Parecía como si ella hubiera olido algo asqueroso, y ella cruzó los brazos
sobre su pecho. "Usted es un mal educado, y yo no he pedido su ayuda, y tampoco
la quiero. "
¿Y por qué cree que vivía en Glasgow? No es que ella se viera obligada para
corregirle su error. Aun así, era extraño. ¿Es por eso que se dirigía a Glasgow? ¿Él
pensaba que ella vivía allí? Eso sin duda era una sorpresa, ¿no?
"Lo siento, señorita," Jeannie sollozaba detrás de ella. "Yo no pensé que
usted me necesitaría. Y lo hizo, dijo ella, ella gritó cuando Caitrin tiró de ella hacia
la escalera.
Caitrin llamó al posadero al pasar, "Por favor envíe nuestro desayuno arriba
y envié a alguien a recoger mi baúl."
"Todo esto es mi culpa", dijo Jeannie en voz baja mientras se retorcía las
manos.
"Esa no fue la intención, señorita Macleod," dijo en voz baja. Luego se echó a
reír mientras negaba con la cabeza con consternación. "Muy agradable, pero
seguramente no intencionado."
"Ciertamente, usted no es ajeno a las más bajas emociones ", dijo, y luego
sintió como el color subía por su mejillas.
"¿Cómo sabe a lo que soy o no soy familiar? Sólo hemos dormido juntos una
vez"
Cait no podía creer su audacia. Ella realmente debe haber hecho el ridículo
ayer por la noche para pensar que pudiera decirle algo así a ella. "¿Y si tengo
objeciones a sus proyectos?"
Por supuesto, que esto sería una batalla de voluntades con ella. Estaba
acostumbrada a estar al mando, a hacer lo que quería hacer. Y, probablemente, no
más que eso, ella era completamente encantadora.
Dash metió la mano en el hueco de su brazo y la arrastró escaleras arriba
por el pasillo hacia una habitación para dormir sin utilizar, el cuál era el único
lugar donde podía estar seguro de algo de privacidad.
¿Así que ella sabía lo que era? Eso fue fortuito, tendría que explicarle a su
maestro y pedirle que tuviera paciencia mientras él estuviera en la formación.
Quizá pudiera entrenar con él durante el día y hacerle la corte a Caitrin por la
noche, usando todo su tiempo a su favor.
Dash sonrió y dio un paso hacia ella mientras ella daba un paso atrás.
Él avanzo un paso, ella estuvo a punto de tropezar con una pequeña mesa
que estaba en el camino hacia atrás. Dash quiso cogerla para que no cayera, pero
ella puso sus manos a la defensiva.
"He estado caminando por mi cuenta desde hace años, mi Lord, no necesito
su ayuda con esa simple tarea".
"Dashiel."
"¿Perdón?"
"Lord Brimsworth, esto es muy inadecuado," dijo ella. "Y he estado a solas
con usted durante demasiado tiempo".
"Sí," dijo ella, cerrando los ojos mientras dejaba que su aliento soplara sobre
la concha de la oreja.
"No pienso que usted estaría satisfecha con un hombre decente." Dash
quería reírse, pero se contuvo por miedo a arruinar el momento. "Usted se cansaría
de él rápidamente."
Entonces él casi tocó sus labios con los suyos, pero no del todo. Después de
un momento, ella se adelantó la última pulgada y cerro el espacio restante cuando
ella tímidamente le dio un beso y luego se estremeció como si ella comprendiera
como fácilmente ella cayó en sus manos.
Su mano se acercó para agarrar la suya, pero sus ojos permanecían cerrados.
"Detente," dijo en voz baja.
"Déjame ver tu hombro." Él tiró de los cordones otra vez.
Sus ojos inmediatamente volaron para encontrarlo. "Por qué", preguntó ella,
con la duda escrita en sus rasgos.
"Quiero ver la magnitud del daño que te hice", dijo, tratando de parecer una
disculpa adecuada, era una mirada que él había dominado cuando era un
muchacho joven para mantener el carácter de Eynsford a raya. "No fui capaz de
ver mucho en la oscuridad ayer por la noche. "
"¿Y eso es todo?" El escepticismo nubló los ojos de color azul claro.
"En realidad, me gustaría ver más que eso." Él no pudo evitar sonreír. "Pero,
por ahora, esto es lo que voy a hacer. Me haría sentir terrible si te lastimé
gravemente. "Esa parte era cierto, por lo menos. Él se sentía como el peor tipo si él
la hubiera herido innecesariamente.
Además, Dash necesitaba que a ella le gustara un poco más antes de que él
le dijera la verdad acerca de su mordedura.
A juzgar por el olor de ella, ella estaba bastante interesada en él ahora, pero
no era lo mismo.
Y aunque ella le intrigaba más de lo que hubiera imaginado, no era
suficiente para hacer que divulgara sus secretos aún.
Caitrin era hermosa, inteligente y terca. Hizo una mueca en el pasado. "Deje
que la pasión me alcanzara", dijo mientras se encogía de hombros.
"Sí, lo hice."
Justo cuando sus labios tocaron los de ella, la puerta se abrió de golpe. Dash
metió su cabeza en su pecho y miró por encima del hombre, donde un hombre
grande y corpulento parecía a punto de golpearlo.
Lamont.
Ella gimió, la vida siempre ha sido complicada, aunque nunca tanto como lo
había sido desde que el conde de Brimsworth entró en su vida.
Dashiel la puso lejos de él y giró sobre sus talones. "Se acostumbra a llamar."
Lamont le prestó poca atención y le hablo a ella. "Señorita, ¿Está bien?
Jeannie dijo que la habían despedido."
Los ojos oscuros del cochero se abrieron con sorpresa. "O por supuesto no."
Dashiel libero al hombre y Lamont se deslizó por la pared hasta que sus pies
tocaron el piso. Tiró del cuello de su camisa, mientras su mirada se posó en Caitrin.
"Jeannie dice que su baúl está perdido y además".
Dashiel sonrió con desenfado. "Si ella puede demostrar su lealtad, yo podría
ser persuadido para no hablar de la indiscreción de anoche.
Canalla chantajista.
Ella pego una sonrisa fraudulenta en su rostro. "Eso parece muy justo, mi
Lord."
Caitrin volvió su mirada de la ventana y poso sus ojos azules en él. Un idiota
eso era, el aliento de Dash quedó atrapado en su garganta, él logró recuperarse y
esperaba que no se diera cuenta. "Era muy agradable no viajar solo."
Una tímida sonrisa iluminó su rostro antes de que ella la sofocara. "¿Por qué
se dirige a Glasgow, mi Lord?"
"Ya se lo dije, señorita Macleod. Mi futuro está ahí. "En todos los sentidos.
Ella sería la condesa perfecta, era hermosa, preparada, y podría llevar una
casa sin ningún esfuerzo en absoluto. Había incluso jugado el galán, pero eso no
había bastado para que William Westfield se la arrebatara bajo la propia nariz de
Dash.
La pérdida de Prisca había sido un duro golpe para su ego, pero su corazón
no se había visto afectado. Mirando a la hermosa rubia frente a él, tan diferente de
Prisca en casi todos los sentidos, Dash no estaba seguro si podría sobrevivir si
perdía Caitrin, pero era debido a la conexión que lo ataba, o era algo más.
Ella era una dama, no había ninguna duda al respecto, por la forma en que
se comportaba con tanto orgullo. Sin embargo, una ¿escocesa? Podía imaginar la
mirada en el rostro de su padre cuando él se enterara. Si la noticia de que era
licántropo no acababa con el viejo buitre, una nuera escocesa podría hacer el truco,
ese pensamiento trajo una sonrisa a la cara de Dash.
Un tono rosado tiñó sus mejillas, y Dash reprimió una sonrisa, ella no era
inmune a los halagos, había que tenerlo en cuenta.
La criada irritante se aclaró la garganta, por lo que debe haberle dado algo al
mirarlo a la cara. Dash levantó una ceja, desafiándola a decir algo, después de la
forma en que ella descuidó sus deberes, era muy conveniente la oportunidad para
tratar de darle un escarmiento.
La criada carraspeó.
¿Sólo una vez? Eso fue extraño. Desde que era joven, había estado
arrastrando los pies por la ancestral casa en Kent o por la casa en Yorkshire y por
todos los demás bienes Eynsford. Lo fue hasta los trece años, cuando él comenzó
con los cambios, que los viajes se detuvieron.
Eso no tiene ningún sentido en absoluto. Dash miró alrededor del coche.
"¿Entonces por qué viajo a Hampshire? No es un viaje corto".
"La esposa de Lord Benjamín", se preguntó, aunque él sabía que tenía que
estar en lo cierto, la mujer de pelo rojo era la hija del Mayor Forster y tenía acento
exacto como el de Caitrin.
Ella asintió con la cabeza. "Éramos muy cercanas, como hermanas, se podría
decir".
Los ojos azules de Caitrin miraron hacia abajo a sus manos. "Usted no lo
entendería, mi Lord."
Dash frunció el ceño ante su respuesta, ella no confiaba en él, tendría que
hacerla cambiar de opinión, tan pronto como descubriera cómo.
Luego tuvo que darse vuelta y después tuvo que hacer algo tan
despreciable como amenazar con exponer a Jeannie y manipular a Cait para que
fuese en su carruaje.
Su mente seguía zumbando por esa situación, aunque estaba segura de que
una solución se presentaría.
Cait oyó un ligero golpe y giro para encontrar a Jeannie durmiendo, con la
cabeza apoyada en el otro lado del carro, entonces lo oyó reír muy silenciosamente.
"No puedes evitarme por más tiempo, Caitrin", dijo Dashiel sin problemas.
Cait se llevó una mano al pecho por la sorpresa. "Yo no sé qué es lo que
piensa de mi Lord."
"Estás escondiendo algo de mí, porque yo quiero saber todo sobre usted,
cada detalle, pero está escondiéndose tras las faldas de su criada".
"Ah, sí". Él le guiñó un ojo. "Tenemos que cumplir con las formalidades de
nuestra clase, señorita Macleod, casi lo he olvidado, gracias por recordármelo,
tiendo a olvidar mis modales cuando estoy con usted".
Una vez más se rio entre dientes, un sonido que casi la hizo sonreír con él.
Casi, pero no del todo.
Caitrin decidió mirar por la ventana y evitar sus ojos color ámbar, que de
repente parecían mirar en ella en lugar de a ella.
"Háblame de la noche anterior," incitó él. "Me di cuenta de la pareja en la
taberna, pero nunca podría haber sabido qué tipo de villano era el hombre.
Ahora, ¿cómo podría explicarlo? "Yo los vi abajo, también," Caitrin mintió
sin problemas. Ella había sabido mentir sobre su don de la clarividencia durante
años, fue fácil para ella. "algunas cosas no parecían correctas con ellos".
"Le puedo asegurar que no es por usted." Ella se incorporó un poco más
derecha.
Él se inclinó hacia delante con los codos apoyados en las rodillas. "Entonces,
¿qué es?"
A decir verdad, tan solo una mirada a sus ojos hizo que su corazón latiera
más rápido. Tenía una manera de hacerla sentirse desnuda, a pesar del hecho de
que estaba completamente vestida, ella se retorció en su asiento.
Él se rio entre dientes una vez más y se echó hacia atrás, un ejemplo
supremo de un hombre relajado. "Eso es lo que yo pienso".
Cuanto más Caitrin fruncía los labios, más Dash quería besarlos, su misma
existencia era una tortura para él, a pesar de que parecía ajena a su difícil
situación, si pudiera conseguir de nuevo hablar con ella, podía concentrarse en sus
palabras para distraerse.
Ella negó con la cabeza. "No. Soy hija única, a pesar de que tengo un
pequeño grupo de amigas a las cuales son muy cercana, podría decirse que somos
como hermanas en muchos sentidos".
Dash tenía algunos amigos, pero ninguno tan cercano para considerarlos
familia. Por supuesto, él nunca pudo confiar en nadie lo suficiente como para
divulgar el oscuro secreto que mantenía oculto, lo que no daría por haber sido
criado en algún lugar que lo aceptara.
Confesar ser un hijo bastardo no era la mejor manera para convencerla. "Uno
nunca sabe", respondió él.
"Mi padre quería muchos hijos, pero sólo fue bendecido conmigo, algo que
ha lamentado por años. "No estaba seguro de por qué le dijo eso, había algo en la
hermosa mirada color azul de sus ojos que le hizo querer confesarlo todo.
Caitrin se mordió el labio inferior, la visión de lo que hizo volvió a sus
pantalones dolorosamente apretados. "¿Su padre no es ningún licántropo?"
Tenía los ojos azules muy redondeados por la sorpresa. "¿Y su madre?"
"Muerta, ella murió al dar a luz, llevándose el secreto de mi padre con ella. "
Dash soltó un suspiro que no sabía que sostenía. "Es muy amable por no
juzgarme."
Él se inclinó a través del coche y tomó sus manos entre las suyas. "Dashiel o
Dash, si usted prefiere."
Era el paraíso por oírle decir su nombre, y Dash casi gimió. Se inclinó hacia
delante para tocar sus labios con los suyos, su dulce aliento lo abarco, y su suave
suspiro era casi su perdición, ella no quiso retirarse, ella no se resistió, ella no se
quejó, ella no lo aborreció por lo que era.
Una risa sorprendida se le escapó a ella. "No recuerdo haber escuchado una
propuesta de matrimonio que viniera de sus labios a mis oídos, mi Lord".
“¿Quiere esa clase de desafío todos los días por el resto de su vida?"
"No es tan fácil, el Mayor Forster dice que cuando un Licántropo reclama a
su compañero, es... "Hizo una pausa, mirando la palabra adecuada. "Permanente",
dijo finalmente.
Dash miró por la ventana, una vez más le había admitido cosas a Caitrin que
preferiría haber dejado sin decir, ni siquiera podía mirarla por miedo de ver el
rechazo que estaba seguro que vería en sus ojos.
Cait lo miró fijamente a través del coche. ¡La reclamó para siempre! ¿Cómo
podía haber hecho una cosa así? No tenía que suceder así, no debería haber
sucedido.
Jeannie parpadeó con los ojos abiertos, y la muy extraña conversación llegó a
su fin. Los tres cabalgaron en silencio hasta que el sol empezó a hundirse en el
horizonte.
Finalmente Cait rompió el silencio cuando el coche rodó a una parada fuera
de una posada. “Cambiaremos los caballos para poder continuar '", le informó a su
doncella.
Sus ojos ámbar bailaron con algo que ella no pudo identificar, pero tenía un
nudo en su vientre y el pánico corría por sus venas.
"No haremos tal cosa", declaró mientras la ayudaba a bajar del coche. "Tal
vez a su señoría le gustaría, y creo que es una idea maravillosa. Pero pienso seguir
adelante".
¿" Tiene que usted discutir con todo que digo? "él preguntó
"Bien," ella dijo mientras apretaba sus dientes, sus bonitos ojos azules se
cerraron herméticamente por un momento, entonces los abrió lentamente y
suspiró. "Estoy bien", dijo un poco más agradablemente.
"Yo le dije que no quería parar." Ella giró la cabeza para librarse de su
atención. "Pero usted no escucha, bestia, si su plan es hacer que me quede, puede
por lo menos dejarme ir a mi habitación”.
Un momento después, Dash hizo señas a ella para que subiera las escaleras.
"Oh, no, usted no debería estar aquí, Lord Brimsworth," ella le dijo,
sacudiendo la cabeza mientras avanzaba hacia él. "Mi doncella llegará en cualquier
momento, y usted debería irse antes."
"Te necesito", le dijo, y luego observó su cara para medir su reacción, sus
cejas se unieron como si estuviera frunciendo el ceño.
Ella balbuceó, moviendo los labios contra la punta de su dedo, y que el cielo
le ayudara, él no podía seguir así cuando en realidad quería rodearle la cintura
con sus brazos y atraerla hacia él.
Ella no emitió ningún ruido, tal vez la manera de conseguir que la mujer se
callara era besarla. O, al menos, hacerle creer que iba a besarla, infierno, él quería
besarla todo el tiempo, entonces él no tendría que actuar el papel de un
pretendiente devoto, porque él realmente era uno. Tal vez había llegado el
momento que le dijera la verdad de su situación, tal vez ella no iba a luchar más.
Dash enrosco la mano por su cabello para que pudiera acariciar la parte
posterior de su cabeza. "La reclame para mí la primera vez que te vi ", admitió
finalmente. "Usted no será capaz de deshacerse de mí, porque no voy a dejarla".
"Usted está muy lleno de autoconfianza, mi Lord." Ella no era inmune a él,
no importa lo mucho que tratara de negarlo. Podía oír su corazón que se aceleraba
con su toque. "y un poco más cuando se reclama a un compañero con un beso en
el estudio de su gracia. "Ella se sonrojó brillantemente cuando se dio cuenta lo que
le había dicho.
Si sólo eso fuera cierto. Si es así, él sería capaz de alejarse de ella. ¿Pero sería
capaz de hacer eso si pudiera? No estaba seguro.
Dash ignoró a la mujer y tomó la mano de Caitrin en la suya y rozó con sus
labios sus nudillos.
Ella negó esa idea de su mente y extrajo su mano rápidamente del agarre del
licántropo. Inmediatamente, ella fue asaltada por las imágenes perdidas del futuro
de esas personas extrañas.
Una sonrisa lobuna adornaba sus labios. "Si tengo que hacerlo. ¿Será
necesario, señorita Macleod? "
Ella realmente lo odio por eso, si él no hiciera que sus rodillas se volvieran
débiles o pareciera tan preocupado por ella, sería fácil rebajarlo todo junto. Cait
tampoco lo usó.
Sólo hubo otro hombre que hacía que le temblaran las rodillas, pero no
tenían futuro juntos, no importaba lo mucho que Cait deseara lo contrario. Y nadie
la había mirado con tanta preocupación ni de la forma en que Brimsworth lo hizo.
El resto de las brujas de su aquelarre siempre venían a ella para pedirle consejo y
garantías de que las cosas
Era bueno tener a alguien que se preocupara por ella, para variar, a alguien
muy guapo. ¡Qué vergüenza que él era un licántropo! ¿Y qué desconcertante que
no pudiera ver lo que el futuro le deparaba para él?
Cait se dejó caer sobre la cama y se quedó mirando las manchas del techo
por encima de ella. "Mantén la voz baja", susurró. "Puede oírnos."
Los ojos de Jeannie se dispararon a la puerta, que estaba todavía cerrada. "Él
puede escucharme." Pero ella no bajo su voz.
Cait sabía todo acerca de sus crímenes contra los Westfields, pero ella no
estaba dispuesta a discutir la situación con Jeannie.
Además, tenían que hacer algo más importante, escapar. Las pociones no
eran su especialidad en la que Elspeth y Sorcha destacaban, pero Cait era una
bruja, por lo que ella sería capaz de manejar lo que se requería.
"Te voy a dar una lista de ingredientes que necesito y que se encuentran en
el pueblo."
"Sí", susurró. "En alguna parte tengo la receta de lady Elspeth para un
proyecto para dormir." Una que ella realzaría con la manzanilla y la lavanda y
unas pocas palabras mágicas.
Caitrin luchó para no poner los ojos en su doncella mientras esta se retorcía
las manos y caminaba de un lado a otro a través de la habitación.
"¿Lamont está listo?" Caitrin miró por encima del hombro a su doncella, que
todavía se veía preocupada.
Jeannie asintió. "Él y Boyd dijeron que estarían listos cuando usted lo
estuviera".
"Sí." Tenía que detenerlo. Para poder escapar mientras ella tuviera la
oportunidad y los medios para hacerlo. "Voy a invitarlo a tomar el té cuando venga
acompañarme para la cena. "
"Sólo asegúrate que el coche esté listo para partir, necesitaremos irnos tan
pronto como él se duerma".
Era arrogante, era desagradable, era irritablemente molesto. Dejó que los
pensamientos construyeran su ira mientras frotaba las hojas secas de manzanilla y
flores de lavanda entre las manos hasta que se calentaran por la fricción del
movimiento. Sus dedos comenzaron a calentarse aún más cuando dejó que su ira e
irritación se infundieran en las flores.
Él le hacía sentir cosas que nunca había sentido antes, cosas peligrosas,
podía ver las plantas secas, que se volvieron rojas como brasas. Una lluvia de
chispas cayó de sus manos al recipiente cuando lanzó los ingredientes y los dejó
caer.
Caitrin abrió los ojos y sonrió, nunca había tenido un impulso tan fuerte
para una poción en el pasado. Pero su señoría le inspiró, ella contuvo una risita
mientras se imaginaba su poción infundada por la cólera enviándolo a un
profundo sueño, lo suficientemente profundo para que ella fuese capaz de escapar
de él, lo suficientemente profundo para que ella ganara este pequeño triunfo.
Caitrin hizo los arreglos para el té especial para que fuese remojado y
entregado cuando estuviera listo, entonces ella se echó hacia atrás con una sonrisa
en su rostro y esperó.
Dash levantó la cabeza y olfateó, el olor a la lavanda le tocó la nariz. Tal vez
ella había ordenado un baño con un jabón de lavanda, tuvo que admitir que
estaría decepcionado si se bañaba en lavanda en oposición al olor de madreselva
que solía llevar.
"Dash, ¿qué estás haciendo?" Jadeó, tirando de ella para apretarla con su
cuerpo.
Todavía lo estaba.
"No me sentía bien para ello, así que pedí un té en su lugar. ¿Quiere usted
también un poco? "
"Oh, no tiene ni idea", comentó ella con aire ausente mientras tomaba otro
sorbo y luego él apoyaba su cabeza en el respaldo de la silla.
Haría mucho más que eso, si le diera la oportunidad. "No puedo ser el
primer hombre que la halaga." Él tomó otro sorbo de su té, realmente el sabor era
notable, como nada que hubiera probado antes.
"No me gusta que los perros me ladren, mi Lord. Debería hacerlo bien en
recordar".
Caitrin negó con la cabeza. "Hubo alguien", admitió en voz baja. "Pero ya no
tiene importancia."
¿Cómo era eso posible? Ella era la chica más bonita en la que había puesto
los ojos, al menos habrían multitudes de hombres que esperarían su regreso eso
era ridículo. "¿Quién era?" La visión de ella antes sus ojos comenzó a desdibujarse.
¿Qué extraño que podría causarle mareos, los celos?
Tan, tan cansado, cerró los ojos brevemente, molesto al ver que se negaban a
abrir por más que quisiera.
Y, antes de que él se diera cuenta, estaba soñando con una niña con el pelo
rubio que olía a primavera y a madreselva.
"Esta es una mala idea, señorita," Jeannie le susurró con vehemencia. "Yo
creo que no va a tomar muy bien que haya sido engañado".
Ella escuchó el llamado del conductor de Dash, pero no podía distinguir las
palabras.
Estaba arriba de la escalera con dos mozas la última vez que lo vi. "
El cochero de Dash se rio. "Debe estar de vuelta a sus actividades habituales,
ya era hora".
Caitrin jadeó, ¿entretenerse con dos mozas era su práctica habitual? ¡El muy
bellaco! De repente se sintió mucho mejor acerca de su decisión.
¿Qué es ese golpeteo incesante? Dash se inclinó hacia adelante y apoyó los
codos en las rodillas, parpadeó con sus ojos muy abiertos solo para encontrar la
habitación inundada por la luz del día, que le mandó un disparo de dolor hacia la
parte posterior de la cabeza. Cerró los ojos con fuerza.
¿Debe el hombre gritar tan fuerte? Entonces oyó un tintineo que resonó
dolorosamente en su cerebro.
"Lord Brimsworth," dijo la voz de Renshaw de nuevo, sólo que esta vez
mucho más cerca, resonando en sus oídos.
Dash consiguió abrir un ojo, este era el sueño más extraño, nunca había
experimentado nada así, estaba dispuesto a despertar ahora y terminar con la
niebla que abarcaba su cerebro.
El rostro de Renshaw estaba pálido, pero suspiró con alivio. "Gracias a Dios,
mi Lord, pensé que algo le había sucedido".
Dash abrió la boca para hablar, pero no salió ningún sonido, su lengua se
sentía pesada y seca.
Dash abrió el otro ojo y se centró en los dos hombres frente a él, que estaban
bloqueando la luz cegadora. "agua", dijo con voz ronca.
Eso era lo que Dash deseaba saber. "No lo sé." Me duele decirlo, pero
"¿Dónde estoy?"
Algo hizo que se le apretara el estómago. "Te dije que teníamos que viajar
con ellos,
Renshaw. "Su voz se hacía más fuerte a medida que su memoria comenzaba
a aclararse.
El cochero movió los pies. "Bueno, su conductor dijo que estaba ocupado con
un par de mozas y había cambiado de opinión acerca de ir a Escocia".
"¡No!" Rugió, fue un error, ya que el estruendo resonó en sus oídos. "Tengo
que llegar a Glasgow.
Y tenemos que atraparla antes de que llegue. "¿Por el amor de Dios, era
sordo?
Los ojos oscuros del cochero se dirigieron al suelo. "Por supuesto, mi señor,
pero tienen una gran ventaja talvez nunca vamos a capturarlos. "
"Es sólo un par de horas," rugió Dash, y su cochero era más ligero, eran
solamente ellos dos mientras el carruaje de Caitrin era cargado con pesados baúles
de ropa y todo con lo que viajaba, su vanidad sería su perdición.
Renshaw levantó la mirada, haciendo una mueca cuando él dijo: "No son
horas, milord. Ella se fue hace dos días. "
¡Dos días! ¿Cómo fue posible que estuviera ido por tanto tiempo? El corazón
de Dash se hundía mientas su ira se elevaba aún más.
Un trueno sacudió sus nervios, y lo único que podía hacer era rezar para que
el conductor pudiera encontrar refugio para ellos pronto, esta era la última vez que
viajaba sin el control del clima de Rhiannon, bueno el tiempo era una necesidad
para cualquier excursión en el futuro.
"¿Está segura?" Los ojos de su criada se dispararon hacia ella, Jeannie nunca
vino directamente y le preguntó cosas como esas. Ella nunca reconoció
abiertamente los poderes de Cait, generalmente ignoraba cualquier cosa que
pudiera ser difícil de explicar. Ella debió estar aterrorizada para hacerlo ahora.
Cait ojalá pudiera ser apaciguada con la misma facilidad, ella había tenido
un constante dolor en su estómago desde que habían dejado Northampton hacia
cuatro días. Era una tontería, pero echaba de menos la comodidad que Dashiel
Thorpe le ofrecía.
Ella apoyó la cabeza en un lado del coche y se preguntó por enésima vez si
había cometido un error en lo que concernía al conde.
Cait cerró los ojos y tomó aire. "Hay una posada a sólo una milla de
distancia." Veía eso claramente en su mente ahora que habían dejado de moverse.
"Podemos hacerlo a pie."
Helada y empapada, siguió adelante, ahora podía oír la risa que se escapaba
de la posada, el Cisne Negro está a sólo unos metros de distancia, ella abrió la
puerta de la taberna y se precipitó dentro.
Cait tenía ganas de llorar, estaba tan aliviada de haber encontrado el lugar.
"Mi coche se ha quedado atascado en el barro."
La lluvia había oscurecido el aroma en las últimas horas, pero sería una
tontería dejar la
Gran Ruta del Norte en la que habían estado viajando, él la alcanzaría tarde
o temprano. Sin embargo, a él realmente le gustaría que la lluvia se detuviera para
que pudiera coger su olor de nuevo, sólo para estar seguro.
Su coche era ligero, y rápido, había empujado cada conjunto de caballos más
allá de lo que normalmente se espera de este tipo de criaturas.
Dash miró hacia la oscuridad que cubría el cielo de la fuerte tormenta y dejo
que un poco de agua callera sobre él.
"¿Hay una posada cerca de aquí?" Gritó él, luchando por hacerse oír por
encima de la lluvia.
"Ella dijo que había", respondió el hombre cuando finalmente liberó a los
caballos y los dos cocheros saltaron encima de ellos.
"¿Tú la dejaste ir hacia allá sola?" Dash gruñó, haciendo que el cabello en la
parte posterior de su cuello, se erizara, él les haría un grave daño a sus
incompetentes sirvientes, si algo le sucedía.
"No, ella tiene a Jeannie con ella," el cochero le llamo de nuevo antes de que
él se volviera al caballo y desapareciera en la oscuridad.
Dash se dirigió hacia el árbol caído que hizo que el camino fuese
intransitable y lo levanto casi sin esfuerzo, feliz de que Renshaw no podía verlo en
la oscuridad, cuando el camino estaba despejado, él caminó de regreso a su coche.
"Si desea mantener los dedos, le sugiero que quite su mano de la persona de
la señorita Macleod," él gruñó.
"¿Amigo suyo, señorita Macleod?" levantó una ceja el desconocido con leve
diversión.
"Su prometido," Dash gritó antes de que Cait pudiera responder, luego tomó
su antebrazo y ella se volvió hacia él. "Tenemos que hablar."
Él la dejó alejarse.
Pero Cait dijo, "No", en el mismo momento. "El hecho de que estamos
viajando, en el mismo camino no significa que estemos viajando juntos".
"Voy a tener que hablar con usted ahora, Caitie", dijo Dash lentamente, él no
sería reprendido, y ciertamente no en frente de MacQuarrie, que parecía
demasiado interesado en la situación.
Caitrin suspiró. "Me voy a mi habitación a secarme", dijo. "Lo veré más
tarde, Sr.
"No ahora no," dijo con una gran sonrisa mientras ella desaparecía por las
escaleras. "¿Únase a mí para la cena?" llamó a su espalda.
"¡Vete!" Le grito Cait, pero él abrió la puerta y entró, cerrándola detrás de él.
"No tiene ningún derecho a estar aquí".
Dash pasó las manos por sus brazos. "Hay que sacarte la ropa mojada."
Ella levantó los dedos y dijo: "Yo puedo trabajar con los cordones. ¿Puede ir
a buscar a Jeannie por mí? ".
"No voy a mirar", dijo él en voz baja mientras tomaba las mangas de su
corpiño y lo dejaba caer sobre sus caderas. Ella cerró los ojos para evitar la
intensidad de su mirada.
"¿Debe creer que soy una tonta verdad, Dashiel?" Ella charlaba, con la
mandíbula adolorida por el frío.
Su voz sonaba un poco más ronca cuando respondió. "Yo nunca la acusaría
de ser tonta.
Él bajo el aliento, y dijo una última palabra que sonaba como "mío". Pero no
podía estar segura.
"¿Pretende ser todo un caballero, verdad?", Dijo. Pero ella estaba tan feliz
por su ayuda que no lo podía alejar, ya el calor del fuego calentaba su piel. ¿O era
su mirada, que le hacía parecer casi como si quisiera devorarla?
Cait cerró los ojos con fuerza. "Arruinada y mortificada, todo a la vez", dijo.
"No hay necesidad de estar mortificada, ángel," dijo él, mientras la hacía
girar para que lo mirara, él sonrió tímidamente.
"Perdón por mi comentario, no soy nada más que un hombre, un hombre
que acaba de tener una visión de todo lo que quiere en la vida. "
"Gracias", dijo, por fin para reunirse con su mirada de color ámbar. "Por
ayudarme con mis cosas".
"Me alegro," dijo ella mientras el tiraba de su camisa por la cabeza, no podía
alejar la mirada de su pecho, sus hombros, su estómago, la pequeña línea de pelo
que desaparecía en sus pantalones. Él se rio entre dientes ligeramente antes de que
él la levantara y la sentara en una silla cerca del fuego.
Oh, a ella le gustaba mucho, pero en cambio dijo: "Te deseo", y se movió
para levantarse de su regazo, sin embargo, el tiró de ella hacia abajo con un brazo
alrededor de su cintura.
"Yo sólo quiero cuidar de ti", dijo él en voz baja mientras su mano se movió
para acunar su rostro, se veía tan sincero que dejó que su cuerpo se suavizara
contra el suyo. Él tiró de la manta hasta que fue sacada de entre ellos, y luego la
acomodó sobre sus hombros, estaba casi tan caliente como el fuego de la chimenea.
Pero se interrumpió.
Cait debió haberlo escuchado mal, levantó la cabeza para mirarlo a los ojos,
vio el dolor reflejado en su rostro, y le dolía el corazón al verlo. "¿que lo he dejado
para morir?"
Él levantó una ceja, indignado, con sus ojos clavados en los de ella.
"Podría haber sido una poción fuerte para dormir ", admitió mientras se
retorcía, tratando de quitarse ella misma de su regazo.
Sus ojos color ámbar se oscurecieron. "No me vas a alejar, Caitie, no importa
cuánto te esfuerces.
¿La idea de estar conmigo es tan terrible que quisiste huir? "Dash la cambió
en sus brazos y tocó suavemente sus labios con los de él.
Cait sintió como su calor abarcaba cada parte de ella, y ella se estremeció por
su conciencia, queriendo que cada parte de él la tocara.
Sus ojos azules se centraron en él, y ella asintió con la cabeza. "¿Jeannie,
dame un momento, por favor?"
La criada golpeó las manos en sus caderas y sacudió la cabeza. "Yo no sé qué
decir."
"Su señora llamará cuando esté lista para usted." Dash clavó en la dama una
mirada irritante.
"Sugiero que usted esté disponible para atender sus necesidades, por una
vez."
"Señorita…"
Ella negó con la cabeza. “Lo deje durmiendo porque pensé que eso le
ayudaría para que volviera a sus cinco sentidos acerca de todo esto. "
Todo lo que había hecho solo hizo más fuerte su determinación, ella era su
compañera, por casualidad o por diseño, ser separado de ella era físicamente
doloroso, todo lo que podía pensar mientras corría hacia el norte era en acostarse
con ella, haciéndola suya en todos los sentidos, parecía que era lo único que podría
aliviar el dolor en su corazón.
“Yo no soy como los demás hombres. Puedo oír a tu corazón que se acelera
cuando te toco, puedo oler tu cuerpo y saber que ansía el mío, yo no voy a ir a
ninguna parte, Caitie."
Dash gruñó. Apenas podía esperar para sustituir a la sierva torpe con
alguien de confianza.
Cait no estaba segura de que si era una bendición o una maldición que
Lamont y Boyd hubieran logrado arrastrar uno de sus baúles al acceso del El Cisne
Negro, no tener nada seco que llevar le habría dado una excusa para evitar la cena
con los dos hombres que tanto habían insistido para que se casara con ellos.
Ella había querido aceptar Alec MacQuarrie cada vez que él se lo había
pedido, al menos él le había preguntado a ella, a diferencia de aquel inglés tosco,
pero no podía casarse con Alec entonces, y ella no podía casarse con Alec ahora, su
futuro no había cambiado, y ella no era una parte de ello.
"Señorita Cait, Como mantendrá todo esto en secreto para el Sr. Macleod.
"Tú eres la única que me ha visto”, Jeannie. Y ya que Lord Brimsworth debe
ir a Glasgow, nadie le dirá nada a Papá, " dijo Cait, tratando otra vez de
tranquilizar a su criada.
Jeannie se alisaba la falda de lana azul. "No es el conde por quien estoy
preocupada sino por el Sr.MacQuarrie los ha visto a los dos juntos, él puede decirle
algo a su padre cuando lo vea. "
Alguien llamó a la puerta, Cait asintió para que Jeannie respondiera. Alec
MacQuarrie estaba en la puerta, sus cálidos ojos castaños se centraron en ella.
"Usted es un regalo para la vista, Cait."
Cait sonrió, como si fuera una niña tonta. "¿No crees en los cuentos de
hadas, Alec?"
"Tú eres la vidente," dijo en voz baja. "Y Elspeth es la sanadora, y…."
El bajó la mirada hacia ella con una intensidad oscura. "Es por eso que dijiste
que no veías un futuro para nosotros.
La cabeza de Cait nadaba y las palabras no salieron de su boca, todo era una
espiral fuera de su control.
Alec no podía renovar su pleito con ella, además su destino estaba por otro
camino, y luego
Cait inclinó la cabeza para ver mejor el hombre del que tontamente se había
enamorado como una chica joven. "Westfield Hall."
Antes de darse cuenta, Dash estaba frente a ella, tomando su otro brazo con
su mano. Irradiando calor desde su cuerpo lo que le ocasionó un pequeño
hormigueo en su piel.
Alec la miró, con una pregunta sobre su rostro. "¿frío? ¿Ángel? "
"Sí, después de estar caminando bajo la lluvia", admitió ella, lanzando una
mirada a Dashiel, tenía la sensación de que iba a ser una larga noche.
DOCE
Dash nunca había sido ignorado tan bien en su vida, a menos que él contara
el número de interacciones con su padre. El marqués tenía una manera de hacer
sentir a Dash insignificante, algo que él había estado acostumbrado mientras
crecía a lo largo de los años después de que sus rasgos licántropos se habían vuelto
evidentes.
Pero él nunca había querido formar parte de un grupo tanto como había
querido en ese momento durante la cena en el Cisne Negro.
Lo más importante es que quería ser parte del grupo de Alec MacQuarrie y
del de Caitrin. Él quería ser un amigo de confianza, quería que Cait lo mirara con
cariño como lo hizo con MacQuarrie.
Caitrin rio suavemente. "Sí, me acuerdo pensé que había caído a mi muerte."
Dash señaló que ella se negó a encontrarse con los ojos de Alec cuando
respondió, fingió interés en la comida. "Sí, fue un milagro."
"¿Un milagro?" Dash preguntó lentamente, Cait alzó los ojos y lo miró, había
una sutil advertencia allí. Él solo lamentaba que él no supiera lo que era.
"Sí," dijo mientras tomaba un sorbo de vino y evitó discutir más el tema.
"Por lo tanto, Brimsworth," dijo MacQuarrie mientras el enfocaba sus ojos
oscuros en Dash. "¿Cuáles son sus pensamientos sobre el destino
predeterminado?"
Dash tragó saliva. ¿Qué diablos quiso decir el hombre con eso? ¿Sabía de su
conexión con Caitrin?
"Creo que las cosas sucedan de la manera que se supone que son", respondió
enigmáticamente.
El rostro de Cait se volvió un poco morado, que hizo Dash estuviera seguro
de que ella omitía algo importante.
"Así que, dígame, señor MacQuarrie," comenzó Dash ", ¿conoce a Cait de
toda la vida?"
Ahí estaba de nuevo, Edimburgo. Dash se volvió para mirar hacia Caitrin.
"Yo estaba seguro de que Glasgow era su casa".
Ella se movió un poco incómoda. "No estoy segura porque usted tiene esa
idea, mi Lord, ciertamente nunca he dicho tal cosa".
No, pero ciertamente había dejado que creyera eso, y volvió todo su plan al
revés. Cómo
"Vivió toda su vida en las afueras de la ciudad hasta que se casó con mi buen
amigo Benjamín Westfield".
Dash se molestó con el sonido del nombre de otro hombre en sus labios, era
como si ella lo conociera de toda la vida, lo que en verdad, probablemente así
seria.
El hombre tenía una ventaja sobre Dash, tenía una lista de entretenidos
recuerdos que podía recitar a toda prisa, Dash sólo tenía unos momentos robados
de pasión. No había comparación, era como ver a Prisca con William Westfield,
todo de nuevo, sólo que peor.
Nunca sintió una conexión con Prisca como la que tenía con Caitrin, él no se
recuperaría si la perdía.
"Está bien," se rio Cait. "Lo admito, puedo ser un poco terca a veces".
"¿Un poco?" Los dos hombres lo dijeron a la vez, Dash no pudo ocultar su
sonrisa por su reacción exagerada cuando ella se echó hacia atrás de repente y
resopló como si la hubieran afrontado.
"Mucho," dijo finalmente. "Y sin embargo, ustedes dos todavía quieren
pasar tiempo conmigo, así que algo tengo que estar haciendo bien. "
Allí estaba su Caitie, Gritona como el día era largo, él amaba su sentido
común.
Adorable, Dash casi se atragantó con el vino, nunca había amado a una
mujer en su vida. Él había estado en la cama con más mujeres de lo que podía
recordar, pero nunca había adorado sinceramente a ninguna.
"Alec, ¿qué estás haciendo en Leeds? Pensé que estabas en Londres, Elspeth
dijo que ella y Benjamín habían cenado no hace mucho tiempo. "
El escocés se echó hacia atrás en su silla y la miró. "Sí, lo hice, Lord Hallam
tiene una casa de caza en la zona, y me invitó la semana pasada, Elspeth parecía
feliz".
"No hay ningún secreto, mi Lord," dijo Cait. "Es referente a mis amigas, las
jóvenes con las que paso la mayor parte de mi tiempo".
Mis amigas son como mis hermanas, era evidente que se había perdido de
algo importante. "Háblame otra vez de ellas."
Ella abrió la boca para hablar, pero antes de que pudiera pronunciar un
sonido, MacQuarrie habló. "Ya se ha encontrado con Elspeth?"
"Sí, sólo estar en la habitación con ella puede hacer que uno se sienta mejor,
por diez. Luego está Rhiannon Sinclair, Blaire Lindsay, y Sorcha Ferguson.
Rhiannon casi siempre se puede encontrar afuera de las puertas, ella está lo
suficientemente chiflada como para estar afuera bajo la lluvia torrencial".
"Y Blaire puede disparar una flecha recta como ninguno de los otros
hombres en Edimburgo.
"¿Tal vez son débiles?", Dijo Caitrin bajito, obviamente, para provocar al
hombre.
Ella miró al otro lado de la mesa a Dashiel Thorpe, que había mantenido
modales impecables durante toda la comida, él era un hombre inteligente, cuyo
salvajismo sin duda debía ser a causa de su desventaja, fue gratificante ver que
podía deshacerse de él cuando tenía que hacerlo y convertirse en un perfecto
caballero.
"¿Cuáles son sus planes para el futuro?, Sr. MacQuarrie", preguntó Dash.
Alec se encogió de hombros. "No tengo planes por el momento, voy a volver
pronto a casa, me imagino, y en resumen gestionare mis propiedades, voy a tomar
un breve respiro de la realidad en este momento".
Los ojos de Alec se estrecharon, y él bajó la copa de vino. "No estoy contento
con mi suerte en la vida, soy infeliz por no tener una oportunidad para la vida que
quiero."
"Pero le espera algo mucho mejor, Alec," dijo Cait, deteniéndolo. "Confía en
mí en esto."
Caitrin abrió la boca y se echó hacia atrás. "Esa es la cosa más cruel que
alguna vez has dicho de mí." Ella sintió como las lágrimas picaban sus párpados y
se levantó rápidamente.
Antes de que Alec pudiera tocarla, Dash se interpuso entre ellos. El hombre
era muy rápido, esto debía ser un rasgo licántropo. Él inclinó su rostro hacia él
para que pudiera mirarlo hacia arriba.
Pero ella no estaba de humor para escuchar nada más de él, no en ese
momento. "Sí, por favor" le dijo a Dash, quien inmediatamente deslizó su brazo
alrededor de ella y la acompañó desde el comedor.
Cait giró la cabeza para mirarlo, ella no iba hacerlo ahora, no otra vez. No
aquí. No después de la conversación con Alec.
"¿Y qué si lo estoy?" Preguntó con aspereza. "Yo no le debo nada, mi Lord.
Mi vida es sólo mía, para que usted no pueda decir nada sobre ella.
TRECE
Una señorita inglesa que seguiría todos sus dictados y haría de su vida más
fácil, él no tenía nada excepto que culpar a su propia impulsividad de su
predicamento.
Dash apretó los dientes. ¿Cómo diablos aquel canalla lo sabía? "Ella no tiene
ni la menor idea de lo que va a suceder en el futuro con usted o conmigo. “Habla
como si ella fuese una adivina".
Dash frunció el ceño ante MacQuarrie, que obviamente no era de los que
podía manejar el licor.
La idea le provocó un escalofrío por la espalda. "Sabe hay algo que ella está
manteniendo oculto de mí".
MacQuarrie lo niveló con una mirada helada. "Si me pregunta para que
divulgue sus secretos, puede aguantar la respiración, preferiría morir primero".
Bueno, eso era una opción y no una que Dash se opusiera particularmente.
"Lastimarla no es parte de mi agenda".
Cait toma su propia decisión, así podría reducir sus pérdidas, ella no
cambiara de opinión".
¡Maldita sea! Esto se agrava por momentos, ella le había dicho una y otra
vez que ellos no tenían un futuro. ¿Qué podía hacer para conseguir que Caitrin
cambiara de opinión? O ¿qué podría hacer para que el señor Macleod pusiera su
pie en el suelo y la hiciera entrar en razón? La respuesta saltó a su mente, y él se
estremeció.
No era un plan verdadero, pero no tenía mucho con que trabajar, y mirando
el dolor, la expresión en el rostro de Alec MacQuarrie lo hizo aún más cautelosos
para no terminar acabando como el escocés. Pero MacQuarrie podría encontrar a
alguna otra mujer, eso no era una posibilidad para Dash.
"Lamont dice que el eje del coche está roto, señorita", dijo Jeannie antes de
que Cait atravesara el umbral.
El corazón le dio un vuelco, un eje agrietado, eso no sonaba nada bien, Cait
suspiró. "Ayúdame a salir de este vestido, Jeannie".
Ella negó con la cabeza. "El problema va a estar allí mañana, voy a pensar en
ello después".
Jeannie hizo un trabajo rápido con el vestido y ayudó a Cait con el camisón.
"Tal vez el Sr. MacQuarrie podría ser de ayuda", sugirió su doncella.
"Tal vez", respondió Cait para apaciguar a la mujer, pero ella no le pediría a
Alec MacQuarrie si podía ayudarla a cruzar Queen Street, él hizo parecer como si
esta situación en la que se encontraban era culpa suya, él fue el...
"Pero el conde"
Ella ni siquiera trató de contener su sonrisa, aunque los futuros eran alegres,
todavía tenía suficiente problemas para dormir, por último, se sentó en la cama y
deseo no haber enviado a Jeannie tan lejos, de modo que podría haber enviado a la
mujer por un brandy.
¡Cielos! El libro que le había sacado del estudio del duque de Blackmoor, no
había querido robar esa cosa, esperemos que a su gracia no le haga falta, ella
tendría que devolverlo a primera hora de la mañana.
Pero mientras tanto, tal vez fuera lo suficientemente aburrido para ponerla a
dormir, Cait se hundió bajo la colcha, abrió el libro, y se sorprendió al ver que un
caballero había escrito las palabras
Aunque la señorita W. suelta un silbido por la nariz cuando ella está cerca de la
felicidad, ella se mueve bastante fácil hasta el fin. Una persona que se llama caballero
debería aprender a ignorarlo, o, probablemente le recordaría a una cacería, donde los
sabuesos que se utilizan creen que tienen que empezar de nuevo cuando suene el silbato. Si
se puede pasar por alto el ruido, ella vale muy bien la molestia. Ya que si a uno le provocara
silbar, ella haría todo lo que un caballero desee.
Cait golpeó el libro cerrado, ella lo apretó con fuerza en sus manos, que
temblaban más que un poco.
¿Por qué Dashiel escribió algo así? Lo arrojó sobre la mesa de noche y
sacudió la mano, como solía hacer cuando estaba ofendido por la suciedad que se
le pegaba a la piel cuando ayudaba a Sorcha con sus plantas.
¿Sin embargo, como Dashiel pudo hacer tal cosa? La intimidad se suponía
que era algo sagrado, algo compartido con amor y dignidad, ella resopló, no había
mucha dignidad y de eso estaba segura, no había amor en los comentarios que
había hecho.
Por supuesto, sería horrible por parte de ella echar un vistazo, extendió los
dedos tentativamente hacia el libro, entonces lo arrebató de nuevo y tiró la colcha
sobre sus hombros, apretando sus ojos con fuerza.
Cait cerró el libro otra vez, y luego lo arrojó al otro lado de la habitación
donde golpeó la pared con un ruido sordo, ella debería haber tirado el pedazo de
basura en el fuego.
Dash se debatía consigo mismo por la acción que debería tomar, pero no
importa el tiempo que contemplara la situación, parecía que la única forma en que
podría ser capaz de ganar la mano de Caitrin sería seducirla. A pesar de que era
muy poco caballeroso y que preferiría en realidad ganársela, una simple seducción
tendría que bastar. Él sabía que ella todavía estaba despierta porque la podía oír en
su habitación después de que su doncella se había ido una vez más por la puerta.
Se armó con una botella de whisky y dos vasos, y luego se dispuso a cumplir
con su destino, cuando llamó suavemente a la puerta, oyó que arrastraba los pies
por la habitación durante un momento, entonces ella movió la puerta una
pulgada y se asomó.
"Vengo con regalos", dijo, sin saber cómo proceder después de su recepción
tan fría.
"Oh, no tiene ni la menor idea de lo que siento por usted", le espetó, con un
tono de voz tan cortante como un cuchillo.
"No."
"Deja caer su voz en un susurro ronco y espera que me valla a derretir a sus
pies como todas las demás mujeres", le dijo, mientras se encontraba con sus ojos
helados y no dudaba.
"No tengo otras mujeres", dijo, de pie en lo alto de la puerta, podría decir
esto con suma verdad.
"Caitrin", él comenzó.
"No me haga esto Caitrin", ella se rio, el sonido completamente sin humor.
"Yo sé exactamente qué clase de hombre es usted, y no tengo ningún deseo de
estar con usted. Ni ahora ni nunca, así que, buenas noches, Lord Brimsworth."
Se movió a cerrar la puerta, pero ella no era rival para su fuerza superior, él
pasó junto a ella por el cuarto, pateando la puerta que se cerró detrás de él.
"Bueno, ahora que usted está en mi habitación sin una invitación." Ella cruzó
los brazos debajo de sus pechos y un mechón de pelo rubio voló por su cara.
"¿Y qué la hizo enojarse conmigo antes de que me invitara a mí mismo a su
habitación, Caitie?" Dejó los vasos y la jarra de whisky sobre la mesa y esperó su
respuesta.
"Sí, si lo sabe", dijo él mientras servía dos vasos de la fuerte bebida y le dio
uno a ella.
Él se encogió. "Lo siento mucho", le dijo mientras la tomaba por los hombros
con las manos para mirarla a los ojos. "Es whisky, debería haberle advertido. "
"Ustedes parecen ser muy hábiles diciendo" eso ", le susurró. Luego tomó el
vaso de su mano y bebió su copa también, esta vez, el fuerte licor no la golpeó tan
duro.
"¿Por qué hiciste eso?", le preguntó mientras miraba fijamente el vaso vacío
que ella sostenía en su mano.
"Porque me dio la gana." Ella se encogió de hombros. "¿No es por eso que
usted hace las cosas, Lord Brimsworth?
¿Solo porque le da la gana? "Ella hizo el último sonido como el más vil de
todas las palabras.
"Si yo hiciera todo lo que quisiera hacer, señorita Macleod," él tiró hacia ella,
imitando su tono, "Me gustaría besarte ahora mismo en lugar de tratar de
averiguar lo que está pasando por esa linda cabecita tuya".
"Tendría miedo si mirara lo que pasa dentro de mi cabeza, Dash," ella le dijo
mientras cruzaba la habitación y se vertía otro vaso de whisky, este era mucho más
completo que los dos primeros, y llevo el vaso a la cama con ella, bebiendo a
sorbos mientras caminaba.
"¿Por qué habría de tener miedo?", él preguntó mientras caminaba hacia ella,
los pies de Cait estaban desnudos, y su camisón estaba subido lo suficientemente
alto para que pudiera ver una buena parte de su tobillo, casi perdió el aliento. De
todas las mujeres con las que había estado, él nunca había estado con una que lo
hiciera sentir completamente inepto, como un muchacho inexperto, hasta Caitrin.
Ella se quedó mirando su vaso, que estaba casi vacío, como si se preguntara
porque el contenido se había ido.
Mientras que ella le dijo: "Podría hacer eso", ella apretó su cara contra su
mano, acariciándose distraídamente contra él como un gatito, que en cualquier
momento, esperaba a ronronear. Pero entonces sus garras volvieron a salir. "Usted
nunca podría estar con una sola mujer".
"¿Si silbo como la Señorita Quienquiera, seguirá siendo fiel a mí? O ¿voy a
tener que seguir leyendo el pequeño libro?
"Maldita sea," gruñó Dash. ¿Cómo podría enfrentarla, a la luz del día?
"¿Dónde está?".
"¿le gustaría saber el paradero del libro, cierto?" Ella se burló de él, una risa
perezosa cruzo sus rasgos mientras sus ojos se cerraban.
¡Su baúl! Tenía que estar allí. Parecía como si alguien hubiera estado
hurgando a través de él, cruzó la habitación en un instante y clavo las manos en
sus cosas. Unas zapatillas suaves, vestidos de lana y muselina, una manta escocesa
azul y verde, camisas de seda fina, esto último lo hizo gemir en voz alta. Conocía
cómo era en sólo una camisa, pero ningún diario. ¿Qué demonios había hecho con
él?
La puerta se abrió, y la criada de Caitrin quedó en el umbral, Dash debería
haber escuchado que venía. ¡Maldita sea! Pero había tantos sonidos diferentes en la
posada que no podía haber conocido que las suaves pisadas que había oído hace
un momento se detendrían en la puerta de Cait.
¿Cómo podía hacer que se olvidara de su diario y aceptara casarse con él?
"¡Mi Lord!" dijo Jeannie entre dientes, dando golpecitos con el pie en las
tablas de madera del suelo.
De vuelta al presente, pasó junto a la sirvienta sin decir una palabra o dar
otra mirada hacia atrás, su plan para seducir y arruinar a Caitrin había sido
totalmente frustrado.
QUINCE
Ella no quería volver a ver el maldito libro otra vez mientras ella viviera,
gracias al maldito libro, ella había ido a la cama con imágenes de tres mujeres en la
cama juntas. Al menos podría ir el resto de su vida sin que tales ideas que
invadieran sus pensamientos otra vez.
Jeannie se deslizó hacia el interior, con una sonrisa gigante en la cara, Cait
frunció el ceño a su doncella. ¿Por qué tenía que ser tan feliz por la mañana?
Alec, el eje roto, la cabeza de Cait comenzó a palpitar más fuerte. "No tengo
ninguna intención de viajar hasta el próximo pueblo con el Sr. MacQuarrie".
"Muy bien, señorita, pero tiene más sentido para Boyd y Lamont quedarse
con el coche de su padre hasta que las reparaciones se llevan a cabo y luego traerlo
hasta Edimburgo".
Cait ladeó la cabeza hacia un lado y apuntó a su doncella con una mirada
irritante. "Yo no acepto la ayuda del Sr. MacQuarrie y eso es final".
"Sé que estás ahí, puedo oírle, "la voz de Dash llamándola a través de la
puerta.
Cait hizo rodar los ojos, no tenía nada más que decirle, se puso el vestido de
lana sobre su cabeza y se movió a través de la cama, decidida a bloquear su
molesta presencia.
Ella soltó un bufido. "Se comporta tan bien como siempre," ella regresó.
"Váyase, Lord Brimsworth."
"Realmente eres la chica más obstinada, Caitrin, ahora abre la puerta y deja
de ser tan difícil. "
Ella la abrió y miró al airado inglés ante ella. ¡Lo arruina todo, siendo tan
guapo casi le robaba el aliento! "Yo no tengo nada que decirle, Brimsworth."
Ella cruzó los brazos sobre su pecho, así que había oído su conversación con
Jeannie. "Escuchar conversaciones ajenas”, es de mala educación, usted es un lord
Inglés, se podría pensar que era un poco más civilizado".
Cait cerró los ojos. "Guarde la adulación para a alguien que lo quiera."
Él frunció el ceño, como si ella le hubiera hecho daño, Cait sintió una
punzada de culpabilidad, pero sólo por un momento, sus hazañas escandalosas
aún estaban frescas en su mente.
"El hotel no tiene coches de alquiler, Caitie. Al menos déjame hacer esto por
ti".
Dash dio un paso hacia ella y rozó con sus nudillos la mejilla. "Cualquier
cosa por verte sonreír en mi dirección".
"Ah, ahí está", dijo en voz baja. "La chica más guapa de toda Gran Bretaña."
"¿Por qué?"
¿Qué otra cosa podía hacer? Cait asintió, todavía sorprendida por su
generosidad, ella no pudo evitar preguntarse qué le esperaba en Glasgow. Había
sido una tontería pensar que había recorrido este camino simplemente para
seguirla, ella se había sentido tan halagada, pero tonta de la misma manera,
hubiera sido tan agradable, supuso, si su viaje se hubiera inspirado en ella, lo que
era una idea romántica tan tonta.
Sus ojos azules se suavizaron cuando se posaron sobre él, y Dash tuvo que
esforzarse para no gritar de alegría, con gusto desafiaría el gélido aire de todo el
camino hacia Glasgow o su casa en Edimburgo si es donde ella quería ir, si eso
significaba que ella viaja en su coche. Mandando a MacQuarrie al diablo por tratar
de mantenerla lejos.
Sólo porque había estado convencido de que si él le diera una opción, podría
hacerla cambiar de opinión, esta mañana, sin embargo, se sintió lo suficientemente
seguro de su respuesta a la pregunta, después de todo, ella ya había aceptado la
oferta de su coche. ¿Qué era un poco de comida entre compañeros destinados?
Cubierta con su manta de viaje, Cait miró por la ventana del coche de
Brimsworth. El conde la miró mientras iba magnífico a lomos de su caballo, viril y
fuerte, aunque por el momento, él también parecía que estaba congelándose. La
última vez que volvió a sonreír y guiñarle el ojo a ella, sus ojos habían perdido su
brillo, quizás ella debería invitarlo adentro del coche, ella tenía a Jeannie de
acompañante, después de todo.
No fue hasta unas horas después de que ella lo buscó y vio la lluvia, era un
mero rocío, pero él levantó sus manos ahuecadas para soplar un cálido aliento en
los dedos y la culpa le desgarró el corazón a Caitrin. Ella estaba haciendo al pobre
hombre viajar con el frío y la lluvia cuando había una gran calidez en su propio
coche.
"Él parece tener frío, y yo no puedo hacerlo cabalgar por mucho más
tiempo, tendremos que dejarlo adentro."
"Sentí lástima por usted, mi Lord." Cait luchó contra la sonrisa que
amenazaba con salir.
"Hay que tener un corazón antes de que uno pueda afirmar de que se ha
roto", ella comento.
Dash bajó drásticamente su voz. "Yo voto que demos un paseo junto al Sr.
MacQuarrie.
Cait sintió el calor correr por su cara. "Usted no debería haber hecho eso",
ella le reprendió.
"No pude evitarlo, me puede castigar más tarde. "Él movió las cejas de
forma espectacular.
"Y te encanta."
Cait hizo una mueca, otra noche horrible en una posada, prefería contar
todas las piedras del asiento del Rey Arturo y luego ordenarlas según su forma y
tamaño.
Dash se echó a reír. "Si él piensa, que usted dudó de sus capacidades,
Renshaw lo consideraría un asunto de orgullo. "Su sonrisa se desvaneció y él
asintió con la cabeza en su dirección. "Si quiere viajar a través de la noche, me
ocupare de ello, Caitie".
"¿Por qué?"
Cait se volvió hacia él con el ceño fruncido. "¿Puedo hacerle una pregunta?"
"Usted le pregunto si quería casarse con usted," Caitrin pronuncio. "Así que,
supongo que usted debe haberla amado."
Ella lo empujó con el codo cuando él dejó de hablar, y Dash casi gruñó, él
debería de haberse quedado en el caballo, sin importar cuanto frío hacía.
"¿Cómo la conoció?"
"De Kent", él respondió. "Aunque han pasado años desde que he estado en
casa." Y él no tenía intención de regresar hasta que el viejo buitre se haya ido.
"Ya veo", dijo ella, y por un momento pensó que tal vez ella realmente vio
por él. "¿Estaba triste cuando Prisca se casó con Lord William?"
"¿Francamente?"
Dios, quería besarla. "No, no estaba triste cuando ella se casó con Lord
William, yo estuve enojado y celoso por un tiempo, no me gusto perder, pero no
estaba triste”.
Dash se pasó una mano por la cara. ¿Cómo iba a volver al caballo sin que
pareciera un tonto? Respiró profundamente y le dijo la verdad. "Prisca era
hermosa, ella era encantadora e inteligente, habría sido un excelente condesa. "
"¿Pero?"
"Pero ella no era para mí." Se encogió de hombros. "¿Siempre hace tantas
preguntas?"
"Vamos a ver eso", fue su única respuesta, luego quitó la mano de su pierna,
y simplemente miró por la ventana.
Dash no estaba seguro de qué hacer con sus preguntas, pero él pensó que
era una buena señal de que sintiera curiosidad por él, como el coche desaceleró en
la próxima posada, se encontraba bastante satisfecho con sus circunstancias. Él bajo
y la ayudo a salir.
"Tengo que hacer algunos preparativos. ¿Va a estar bien? ", él preguntó.
Ella le sonrió, y Dash lo sintió hasta su alma. Él negó con la cabeza mientras
se alejaba.
Ella realmente era un desafío, pero él empezaba a pensar que valía la pena.
"Sí, todavía estoy en una sola pieza, Sr. MacQuarrie. No, gracias a usted".
"¿Yo?"
"Usted podría haberle ofrecido dejarlo subir en su coche cuando usted se
dio cuenta de que caminaría bajo la lluvia."
"¿Con él? ¿Te has vuelto completamente loca, Cait? No confió en él, mucho
menos sufriría con su presencia durante todo un día."
"No está bien, Caitrin," dijo Alec en voz baja. "Usted no debería estar a solas
con ese hombre."
"¡El no haría tal cosa!" Insistió Cait, pero su mente se inundó con el recuerdo
de cuando ella estaba desnuda en su regazo la noche que había estado atrapada en
la tormenta.
Alec se burló mientras daba un paso hacia ella. "No seas tonta, Cait, el
hombre no es un caballero, conde o no, hay algo peligroso en él, puedo poner mi
dedo sobre eso. Pero no me gusta la forma en que te mira".
Ciertamente, no era la primera vez que había oído eso, pero ella no estaba de
humor para oírlo de Alec.
"Al diablo si no lo es", respondió él. "Sabes que siempre cuidaré de ti, y tú
sabes que te quiero y…"
"No" por mucho tiempo, Alec, y cuando…"
"Ni una palabra", gruñó él. "Puede ver las cosas, Cait, pero no puede saber
que está en mi corazón."
Cait le dio la espalda a Alec y se dirigió hacia la posada, no iba a tener esta
conversación de nuevo, siempre terminaba de la misma manera, con ninguno de
los dos ganando. Si él sabía tanto sobre sus habilidades, ¿por qué no podía aceptar
que ella conocía el futuro mejor que él? ¡Arruinarlo solo haría esto más difícil!
"¿Blaire?", Repitió él. "¿La muchacha que hace que todos los hombres en
Escocia parezcan débiles?"
"Trata de dormir." Cait sacudió la cabeza. "Yo no quiero ver esos ojos
muertos de nuevo."
"¿Ojos muertos?"
"Negro y muerto ", ella susurró. "Yo te lo digo, Dash, Blaire está en peligro.
La criatura que la acecha... ha muerto".
Cait quería creer eso más que nada, pero sus visiones nunca se habían
equivocado, su corazón corría por las imágenes inquietantes de su amiga que se
encontraba en grave peligro por la oscuridad que la rodeaba. Tenía que llegar a
Blaire, advertirle del gran peligro que la rodeaba, gracias al cielo, que planeaban
conducir directamente.
Cait cerró los ojos con fuerza, deseando que ella reconociera el bosque en el
que ella había visto Blaire y la acechaba el monstruo. Pero ella no podía ubicarlo,
estaba segura de que nunca había visto ese lugar antes. Si ella hubiese estado
alguna vez allí, habría recordado lo accidentado del terreno y los espesos bosques.
"Dios, Caitie", dijo él con voz ronca mientras retiraba sus labios de los de ella
y los apoyaba en la frente de él.
Al otro lado del carro, un sonoro ronquido de Jeannie les recordó que no
estaban solos. Cait se colocó hacia atrás rápidamente, sorprendida ante su propia
conducta lasciva. "Yo no sé lo que me pasó", trató de disculparse.
Dash se acercó más a ella y la cubrió con la manta en sus piernas. "No me
importa, muchacha aunque preferiría no tener una audiencia".
Cait escondió la cara en su pecho, contenta de que estaba oscuro, así que no
podría ver el rubor que ella sintió en sus mejillas.
"Pronto", él prometió al lado de su oreja, enviando una oleada de escalofríos
a través de su piel.
Ella tragó saliva, sin saber qué decir, debería corregirle su suposición, pero
ella no tenía el corazón para hacerlo, una vez más, sus manos acariciaron su
espalda, y ella comenzó a relajarse.
Pero ella no quería dormir, no quería ver a la criatura muerta, ella no quería
verlo cazar a Blaire. Cait sacudió la cabeza, obtener una imagen más clara de
Dashiel Thorpe mantendría su mente ocupada, buscó algo que decir y luego se
acordó de su extraña expresión, cuando habló de su casa.
Dash suspiró. "No he pensado mucho en ello, yo no creo que sea posible
encontrarlo".
"Él Mayor Forster podría ayudar ", ella sugirió. "Su sociedad tiene registros.
Él podría tener un sugerencia sobre como continuar".
Dash casi la empujó de su regazo, no quería nada más en ese momento que
estar lejos de sus preguntas y los pensamientos no deseados que le trajeron con
ellas. Pero ella tomó su mejilla en su mano y lo miró a los ojos, en silencio
negándose a dejar que la apartara.
"Yo sé de dónde vengo", gruñó.
"Vengo de una puta que se entregó a una bestia", dijo sin rodeos y luego
golpeó su mano a través de su cara con frustración. Ella levantó su cabeza para
mirarlo.
"Tal vez viniste del amor", dijo en voz baja mientras una suave sonrisa
inclinaba las comisuras de sus labios.
"Sí, tal vez tu madre amaba a tu padre, y tú eres el producto de ese amor”.
Ella le dio un codazo en el estómago con su codo. "Yo creo en el amor", dijo
ella en voz baja mientras se cepillaba un mechón de pelo de su frente.
"Tú eres de esa clase, ¿no es así?", le preguntó. Luego cubrió a ambos con la
manta
"Oh, mi padre sin duda espera que sí", se rio, mientras se retorcía en su
regazo para mayor comodidad.
Se movió a través de su ingle y él tiro su cabeza hacia atrás, cerró los ojos y
respiró profundo.
"Me gusta abrazarte", admitió él, deslizando una mano por su espalda,
aunque a él le gustaría hacer mucho más, pero diciéndoselo solo obtendría que lo
sacara del carro.
Ella suspiró cuando coloco su cabeza sobre su pecho. "Si pudiera tener una
cosa, algo que quisiera por encima de todas las demás, ¿cuál sería?"
"Patán obstinado."
"Bruja obstinada."
"Shhh..." le oyó susurrar en su oído, ella levantó la cabeza para mirar a dash
pesadamente con sus ojos. "Si haces ruido, despertarás al guardia", se rio y asintió
con la cabeza hacia Jeannie, que dormía pesadamente en el otro lado del coche.
"Yo no lo hice."
Sintió sus labios tocando la parte superior de su cabeza. "Tan tierno", ella
murmuró.
"¿Todavía te duele?"
Sus labios hicieron un camino de fuego por el lado de su cuello, sus dedos
presionaban suavemente los mechones de cabello a distancia.
Él ajusto la manta de viaje que todavía los cubría a los dos. "Te diré si se
despierta".
Su cabeza se apoyó en su hombro, por lo que no tuvo que hacer nada más
que inclinar la barbilla para besarla, Cait ni siquiera pensaba en resistirse, ella lo
espero con la boca abierta y luego lo recibió como tal avidez como si quisiera
tomarla.
Cait retiro sus labios de los suyos cuando golpeó el pulgar a través de su
pezón, ese golpe apacible tocaba un lugar profundo dentro de ella, un lugar que no
sabía que existía.
"¿Quieres que me detenga?", él preguntó en voz baja.
Ella tomó su mano entre las suyas y la apretó con más fuerza contra su
pecho.
Pero era difícil, era plenamente consciente de que su pequeño juego tendría
que parar en un momento o que después estaría demasiado ido para preocuparse
de que si su criada dormía o no en el coche.
Miró a Jeannie, cuya mandíbula todavía floja por el sueño, el peso de sus
respiraciones era fácil de escuchar con sus oídos de licántropo.
"¿Sí, ángel?"
"Yo pienso que te voy a llevar al placer", él se rio. "Si no, entonces estoy
haciéndolo todo mal."
"Hmm," él estuvo de acuerdo. "Tu cuerpo me dice que estoy haciendo las
cosas bien."
Ella asintió con la cabeza, apretando la cara contra él para cubrir su
vergüenza.
"Puedo decir lo mucho que me quieres", admitió él. "Está en los latidos de tu
corazón, y tu aroma a madreselva que es aún más embriagador "cuando tu cuerpo
se calienta con el deseo.
Cait no protestó cuando arrastró su mano hasta sus medias o cuando sus
dedos anduvieron por delante de las ligas, pero justo cuando estaba a punto de
tocar su calor, que llamaba a la bestia dentro de él como nada antes, la criada se
movió en su asiento. Dash cerró los ojos y su cuerpo quedó inmóvil, fingiendo
dormir y tragando un gruñido irritado.
La criada inhalo y rodo hacia otro lado, colocándose más cómoda, cerró los
ojos y se volvió a dormir en un momento.
Dash tiró del dobladillo del vestido de Cait hacia abajo, quería dar una
palmada a sus propios dedos por ser tan valientes para tocarla en un coche cuando
no estaban solos, un licántropo salvaje, eso es todo lo que fue y todo lo que había
sido alguna vez. Ahora nunca, el seria lo suficientemente bueno para los gustos de
Caitrin Macleod.
Ella no tenía ni idea de lo que sus suaves toques hacían con él, y ella
probablemente estaría aterrada si conociera la base de sus instintos realmente.
¿Cómo iba a pedirle que lo aceptara cuando apenas tenía control alguno de sí
mismo?
Cait con impaciencia bajó del coche cuando se detuvieron para cambiar
caballos en Newcastle upon Tyne.
Sus piernas estaban rígidas y le dolía la espalda, sabía que debía despertar
Dash, con sus largas piernas, tendría que dolerle mucho más que a ella. Pero su
mente tenía tal revoltijo, que necesitaba un poco de tiempo para sí misma.
Cuando Alec MacQuarrie se puso delante de ella, sus ojos oscuros llenos de
furia, Cait al instante lamentó no despertar a Dash de su sueño. "¿Te importaría
decirme por qué nos estamos moviendo a este ritmo? Mi cochero casi se quedó
dormido en el camino, Caitrin".
Dio un paso adelante y tomó su codo en sus manos. "¿Y dejarte con
Brimsworth? Primero tendrían que poner una bala en mi pecho".
"¿En qué piensas, Cait? El hombre no debe estar tan de cerca de usted, como
bien conoce". Él frunció el ceño, haciendo que se sintiera como una niña rebelde.
Cait cruzó los brazos sobre su pecho y se frotaba las manos de arriba hacia
abajo, tratando de calentarse.
"A este ritmo," la voz de Dash salió desde detrás de ella, " debe de estar en
Edimburgo mañana". Ella se dio la vuelta para encontrarlo tendiéndole una manta
escocesa, la que fácilmente acepto envolviéndola a su alrededor de su brazos.
Ella asintió con la cabeza rápidamente, mientras más pronto llegara a casa,
sería mejor.
"Abrí los ojos y te habías ido", le informó a ella, con los ojos clavados en ella
como si estuviera buscando algo.
"Sólo descansando mis ojos, sólo puedo descansar un poco de las miradas
que tu criada me envía"."
Ella no debiera sonreír, no debería dejar que la abrazara así, pero se sentía
tan bien, tan reconfortante.
Él se rio entre dientes, sujetándola con más fuerza. "Mi pequeño orgulloso
ángel escocés."
A ella le gustaba la forma en que dijo eso, a ella le gustaba la forma en que
hizo aletear su vientre, aunque ella sabía en su corazón que no debería.
El corazón de Cait se desplomó con esas palabras, había estado jugando con
fuego, y, al igual que siempre, era ella la que iba a salir quemada por su necesidad.
Por supuesto, Dashiel Thorpe se movía independientemente de lo que estaba
destinado a hacer, y ella una vez más se quedaría atrás.
Cait dio un paso desde la comodidad de sus brazos y apretó con más fuerza
la manta alrededor de sus hombros.
"¡Brimsworth!" Alec llamó desde la distancia, y Cait gimió. ¿Tenía que tratar
con él ahora también?
Cait resistió el impulso de poner los ojos en blanco, la cortesía con toda
seguridad no era la meta de Alec, con una sonrisa encantadora, Dash inclinó la
cabeza en aceptación.
Los ojos fríos de Cait observaban a Dash de arriba a abajo. "No hay
necesidad de que alquile un caballo, mi Lord, puede ocupar su carro no tengo más
uso para él".
MacQuarrie puede irse directo al infierno. "Le dije desde el principio que
Glasgow era mi destino."
"Bueno, yo no lo voy a mantener por más tiempo, tan pronto como Renshaw
mueva mis maletas desde su coche al del Sr. MacQuarrie, puede partir".
Un gruñido brotó de la garganta de Dash, maldita la bestia dentro de él. Él
no estaba en control de su sangre una vez más, la noche anterior, en la que se había
envuelto en sus brazos era prueba de ello.
Él no estaba seguro de lo que ella quería decirle, pero lo que fuera, cambió
de opinión y se mordió la lengua, entonces Cait fingió una sonrisa.
"Yo no apostaría eso si fuera usted," disparo hacia él por encima del hombro.
"Yo podría amarte con tanta facilidad," soltó de repente, y lo haría o por lo
menos con lo que sabía del amor.
Ella se detuvo en seco y echó la cabeza hacia un lado para verlo mejor.
"Tiene un camino poco convencional sobre esto". Sus ojos azules brillaron de
indignación. "Buena suerte en su viaje". Luego reanudó su camino hacia el coche
de MacQuarrie.
¿Qué se suponía que debía hacer? Ella se negaba siquiera a mirarlo, no tenía
idea de cuánto tiempo su formación tomaría. Por lo tanto, no podía hacerle
ninguna promesa a ella, ni siquiera podía decirle cómo irrevocablemente estaba
atada a él, todavía no.
Tenía que dejarla ir, y rezar que lo estuviera esperando cuando por fin
llegara a Edimburgo.
"Si llega lesionada o dañada de alguna manera antes de que la deposite a ella
en las buenas manos de su padre, lo encontraré y no será feliz cuando lo haga. ¿Ha
quedado claro? "
"Vamos, Brimsworth. Si alguien le ha hecho daño, eres tú. "Él se sacudió con
los nudillos la chaqueta. "Yo acabo de obtener la buena fortuna de recoger los
pedazos de su corazón".
"Sólo recuerde que no importa cuántos pedazos quiera salvar, todos ellos me
pertenecen a mí", gruñó ferozmente.
Por último, unas fuertes pisadas sonaban desde el interior y luego la puerta
se abrió de golpe. El mayordomo de Forster miró con su larga nariz a Dash.
Había corrido la mayor parte del camino del condado de Durham, una vez
que se había frustrado por la velocidad de su propio coche, la nieve que había
empezado a caer, junto con las carreteras resbaladizas, había hecho que viajara a
paso de caracol. No tenía tiempo que perder, tenía que volver con Cait y tenía que
hacerlo rápidamente. Por lo tanto, había partido a pie, siguiendo sus instintos todo
el camino a Glasgow, hasta la puerta de Forster.
Tenía salpicaduras de barro hasta las rodillas, e incluso sentía una línea de
fango en la mejilla cuando él la froto enviando un poco de calor hacia la cara. La
verdad se ha dicho, Dash probablemente tendría que cerrarle la puerta en la cara a
cualquier persona que se presentara en su casa como él se encontraba en ese
momento. Sacudió la cabeza con desaliento. ¿Cómo se había reducido a esto?
Infierno, él tendría que caminar con los pies descalzos, si tenía que hacerlo,
nunca había profesado ser un caballero.
"¿Satisfecho?", Gruñó.
Justo cuando pensaba que el hombre nunca hablaría, puso la carta sobre la
mesa y juntó las manos delante de sí mismo. "¿Ha conseguido bastante salmuera
para los pepinillos, no?".
"'Un pepinillo" sería una descripción muy generosa para mi situación actual,
señor. "Dash se sentía bastante desnudo en calcetines, con tierra de pies a cabeza.
No se había sentido tan expuesto desde que era muy niño pequeño o por lo menos
desde la última vez que había visto a su padre.
"Todo debe estar en la carta del comandante, señor", dijo Dash, haciendo un
gesto hacia el papel.
"Estoy seguro de que lo está, pero me gustaría oírlo de tus propios labios,
hijo", dijo Forster en voz baja.
"¿Qué es lo que ya sabes?" Preguntó Dash, sin saber muy bien por dónde
empezar.
Dash no estaba muy seguro de si creía eso, pero no tenía mucha elección.
"Mi nombre es
"¿Qué puedo hacer yo por usted, Dashiel? Está bien si lo llamo Dashiel? "
¿Es una prueba de algún tipo? "Puedes llamarme como quieras, siempre y
cuando usted me puede ayudar. Vera, hay una chica... "Dash comenzó.
Sr. Forster tomó la carta y leyó rápidamente, sus ojos se abrieron por la
sorpresa, y luego miró por el borde de sus gafas de lectura. "La señorita Macleod?"
El anciano se rio entre dientes. "Y una Macleod, nada menos. Sí, muchacho,
creo que Desmond lo ha enviado al lugar correcto".
Sr. Forster suspiró. "Así que dime, ¿Que siente la chica Macleod después de
todo esto?"
"Sí, lo creo." Él tomó una respiración profunda. "Ya ve, me temo que estoy
locamente enamorado de ella."
Los ojos verdes del constructor naval brillaron de alegría. "Eso es algo
bueno, muchacho, ya que van a estar atados para toda la vida".
"Sí, y tengo que hacerlo antes de que alguien se me adelante", explicó Dash.
"Por lo tanto, tengo un poco de prisa. ¿Cuánto tiempo durará esta capacitación? "
"No tengo tanto tiempo." Dash se levantó para caminar, de pronto fue
consciente de sus calcetines nuevo, lo que lo hacía sentir como un tonto completo.
El Sr. Forster tamborileó con los dedos sobre el escritorio y le confesó: "Mi
esposa murió hace unos años."
"Lo siento mucho." Dash podía ver el dolor escrito en la cara del hombre.
El constructor lo miró a los ojos. "Si puede ganar el corazón de la Señorita
Macleod, estarán condenados hasta que usted, o ella, mueran. "Él tomó una
respiración profunda. "Y ahora que he experimentado la pérdida, no se lo deseo a
nadie, por lo tanto, dadas las circunstancias, creo que deberíamos ir a Edimburgo
juntos, muchacho.
Por lo tanto, tiene una buena oportunidad para ganar el corazón de su dama
enamorada”.
Casi pierdo el control cuando estaba con ella, esperaba que cuando fuera
tuviera el control total de la bestia dentro de mí".
El Sr. Forster tiró la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. "El control de la
bestia", él se rio. "Mi querido muchacho, usted puede controlar a la bestia, usted es
la bestia es una parte de usted, no el enemigo".
"Bueno, esta de suerte, estoy de humor para una buena historia de amor, y
usted es el único licántropo que golpeó a mi puerta hoy. "
"Bueno, sólo espero que no sea demasiado tarde. ¿Tiene un rival, cierto? "
Dash asintió.
Tan pronto como vio a los armamentos escoceses desde la vista desde su
ventana, ella dejó escapar un suspiro de alivio, estaba lejos de estar satisfecha por
pasar la noche en otro hostal, pero era mucho menos deseosa de andar por la
peligrosa carretera de noche. Por lo menos si Dash hubiera estado con ella, podría
haber bloqueado el futuro de los extraños de su mente.
Ella lo miró.
"No me mires así. Estoy atrayendo tu atención, no has hecho nada más que
suspirar por las últimas horas. ¿Te sientes bien? "
Cait resopló. "Alec estoy bien, solamente estoy cansada por estar todo el día
en la carretera".
"Me conoces de toda la vida, Alec MacQuarrie. ¿Me habéis visto cambiar de
opinión una vez que me he decidido? "
Alec no tuvo tiempo para responderle antes de que la puerta se abriera y las
carcajadas se filtraran desde la cantina al patio helado, lista para lavar el polvo del
viaje de su piel, Cait pasó junto a Alec hacia la entrada. No podía esperar a
tumbarse en una cama, que tenía la esperanza de que fuese confortable, pero a
estas alturas, cualquier cama sería un regalo del cielo.
Cait entró en la taberna, agradecida por la calidez que emanaba de una gran
chimenea en el lado lejano del cuarto oscuro. Su espalda y piernas estaban tan
dolorosas que se sentía como si ella hubiese caminado todo el camino de
Hampshire. Ella lanzó un suspiro de alivio, pero luego la momentánea sensación
de confort ceso de inmediato.
Instintivamente, Cait dio un paso hacia atrás, chocando con lo que parecía
una pared de ladrillo. Ella ladeó la cabeza a un lado y se encontró mirando
fijamente a unos ojos oscuros de uno de los hombres más llamativamente guapos
que jamás había visto.
Ella sabía que él la oyó, sin embargo, cuando una oscura ceja se levantó por
la diversión. "Una pregunta mejor, querida, ¿qué es usted?"
En la mente de Cait, vio un hilillo de sangre en el cuello delgado de una
mujer, que se arqueaba de placer, instintivamente levantó la mano para cubrir la
marca en su propio cuello mientras la visión del hombre mordiendo a una mujer
pasaba por su mente. Ella debería haber tenido miedo, debería haber corrido hacia
el frío de la noche.
¡Caitrin! "Alec llamó desde la puerta. "¿Crees que es posible que podría
esperar por mí?"
La sonrisa del caballero se amplió. "Ah, señor, creo que su esposa estaba
simplemente esperando escapar del enfriamiento de sus huesos".
Cait resopló, que era bastante poco femenino, pero no podía evitarlo.
"Esposa, de verdad," murmuró para ella misma.
Un frío dedo inclinó la barbilla de Cait hasta que se encontró con la mirada
oscura del caballero Inglés. "¿Este hombre la deshonrado?" Su mirada se posó de
nuevo en su cuello.
Cait no estaba muy segura de lo que quiso decir con eso, y ella no tuvo la
oportunidad de preguntarle. Alec la agarró del brazo y la tiró lejos del extranjero.
"¿Has perdido la cabeza?"
Un destello del futuro la golpeó, trayendo tanto consuelo que ella lanzó un
suspiro de alivio. "Usted sabrá lo suficiente acerca de mi especie con el tiempo,
señor. "Ella giró, pero entonces se devolvió sobre su hombro,
Suspiró, se deslizó desde la cama y caminó a través del frio suelo de madera,
Cait abrió la puerta y cruzó los brazos sobre el pecho.
Deseaba que Dash estuviera delante de ella, pero Dash había desaparecido.
El peor sueño que nunca tuve, Blaire estaba en un peligro mortal, Cait estaba
segura de ello. Ella cerró los ojos e Intentó ver Blaire, trató de encontrar su aura,
pero no sirvió de nada, todo lo que Cait podía imaginar era barrido por la
oscuridad.
Si ella misma hubiera estado en casa, tal vez entonces lo habría visto antes.
"¡Caitrin!"
Una vez más Cait trató de concentrarse en Blaire, la llamó a su mente, pero
no había nada. Nunca antes ella había sido incapaz de encontrar a alguien que
estaba buscando.
"¡No Ahora! ", Insistió. No había tiempo que perder, no más paradas, no
importa qué. "Si no me llevas, lo haré sola Alec".
Ella negó con la cabeza rápidamente. "No es lo que veo, Alec, es lo que no
veo".
"Es probable que este en casa practicando con el sable de Aiden Lindsay,
estoy seguro de que está bien".
"Si ella estaba en su casa, yo sería capaz de verla", susurró con fiereza. "Me
gustaría ser capaz de sentirla.
"¿En serio?"
"Sí. Pero no la veo en absoluto, no está en Edimburgo. "Las lágrimas
quemaron en sus ojos, y ella se los limpió mientras rodaban por sus mejillas. "Creo
que podría estar muerta."
"¿De dónde cree que esta la necesidad para controlar la bestia dentro usted?"
Niall Forster le preguntó mientras se apoyaba en los cojines de su coche.
Qué pregunta más ridícula, Dash sacudió la cabeza. Había llegado a Forster
por ayuda real. "Si no puedo tener el control de la bestia, entonces podría herir a
Caitrin, no puedo permitir que eso suceda".
Herencia Inglesa, Dash soltó un bufido. ¿Quién iba a decir que su herencia
era inglesa? Su padre podría ser probablemente una rana o incluso un perro
irlandés.
"No me está ayudando, Forster, no voy a ser capaz de confiarme con Caitrin
si no me puedo controlar a mí mismo".
Forster le sonrió como si él era el más simple de los simplones. "Puedo ver
que acerca de esto es un inglés obstinado, así que voy a cambiar de táctica '. ¿Qué
sabe acerca de la muchacha Macleod? "
Que ella es la única mujer para Dash. "Ella es hermosa." Sonrió imaginando
a su descarada sonreír. "Ella es inteligente, tiene una mente propia, que nadie tiene
una esperanza de cambiar sin intervención divina".
Forster frunció el ceño. "No, pero Desmond tuvo unos pocos encuentros con
la vieja bruja. He oído de ella durante años, espero, por el bien de usted, que la
chica sea un poco más maleable que su madre".
"Ah, así que usas a la bestia para intimidar a otros." La mirada de Forster
barrió a Dash. "No es de extrañar que tengas miedo de aceptar quien eres, ya que
te intimidas a ti mismo también."
Forster negó con la cabeza. "Lo dudo mucho. Su carta solo me decía que yo
era solo su mentor, eso no es lo mismo, Dashiel. "
Desde esa fatídica noche en la posada, Alec había estado bastante callado, él
gruñó en varias ocasiones cuando cambiaba de posición los brazos y las piernas,
mientras trataba de estar cómoda en el carruaje que era empujado a través de la
traicionera carretera. Pero en la mayor parte del camino, había dicho muy poco,
evidentemente, hablar de su don lo había asustado en silencio.
Ella se reprendió a sí misma por decir algo sobre ello, el hecho de que ella
era una bruja, era un secreto. Era un secreto que sólo podía decirle a su esposo.
Nadie debía saber de sus habilidades, era demasiado peligroso para todos
los miembros de la COIG.
"Sólo... Ponlo en algún lugar", dijo con un gesto negligente de la mano, luego
continuó por el pasillo.
El estudio de su padre olía como a casa, al igual que todas las cosas
familiares. El olor de cigarro fumado recientemente flotaba en el aire, el aroma de
la loción de afeitar de su padre la recibió por la nariz y aspiró profundamente.
¡Qué alivio de estar en casa!
"¿Por qué todo el mundo está preguntando por mí?" Suspiró ella mientras
levantaba una mano para frotarse la frente.
"¿Lago Calavie?" Cait pensó que jamás había oído hablar de ese lugar antes,
sintió que un peso se levantaba de su corazón, no habría podido buscar a Blaire
allí, o dondequiera que estuviera.
Querida Caitrin,
Espero que hayas vuelto antes de recibir esta carta, pero si ese no es el caso, espero
que todo haya ido bien con Elspeth. Estoy segura de que llegaras a tiempo. Siempre lo haces,
Rhiannon estaba mirando unas tiendas, y Sorcha está en su propio pequeño mundo, como
siempre.
Te echo de menos,
Blaire Lindsay
Nunca había estado tan feliz de leer una misiva antes en su vida.
"Oh, sí," ella suspiró. "Pensé que algo terrible le había sucedido a ella, no
poder verla casi me volvía loca. Yo nunca he podido no ver el futuro de alguien
que yo desee, bueno, no hasta mis recientes viajes, pero eso no viene al caso".
Una pequeña sonrisa inclinó las comisuras de los labios de su padre, como si
él supiera un secreto que ella no. "¿Te encontraste a alguien cuyo futuro no puedes
ver? Se reunieron." Él se rascó la barbilla.
"Esto es una buena cosa", dijo su padre, y luego lanzó un largo suspiro, una
sonrisa llena ahora cruzaba sus labios.
Cait le frunció el ceño, ella apenas se referiría a su trato con Dashiel Thorpe
como una experiencia positiva. "¿Por qué esto es algo bueno?"
"No." Cait sacudió la cabeza, estaba equivocado. "Mamá me conto que tan
pronto como te vio se enamoró".
"¿Estas segura?"
Parecía una cosa bastante importante para que su madre la dejara fuera de
su entrenamiento.
"Bueno, ¿por qué no?", preguntó Cait, seguro de que ella omitió algún
detalle vital que haría que todo se despejara.
"No estoy de acuerdo con eso," dijo una voz profunda desde la puerta, se
volvió para encontrar a Dashiel Thorpe allí de pie, mirando tan agradablemente
como cuando la había dejado. Y con su oído de licántropo, él había oído todos y
cada uno de los comentarios de su padre, ella gimió en voz alta.
"Le dije a su señoría que lo haría anunciar, pero al parecer tenía una mente
propia."
"Es algo muy bueno cuando la mente de uno puede ir por sí misma. En
particular, cuando se tiene a alguien como Cait a su alrededor. "
Ella no estaba muy segura de que le gustaba la forma en que su padre dijo
esto.
"Me temo que sí," Dash respondió con un gesto fingido. "Su hermosa hija me
regañó sobre este hecho todo el camino desde Hampshire, hasta que conocí a
Caitrin Macleod, no tenía que pedir disculpas por mi nacionalidad".
Su padre se rio de eso. "Un inglés con sentido del humor. ¿Cómo novela?,
dígame, Lord
Brimsworth, ¿que lo trae a Edimburgo?"
Dash sacudió la cabeza. "Corríamos tan rápido para llegar hasta aquí, señor,
no he tenido tiempo para pensar mucho en eso. ¿Hay alguna bonita posada que
pueda recomendar? "
Su padre parecía estudiar a Dash con ojos astutos. "¿Ha realizado realmente
todo el viaje desde Hampshire con mi hija?"
"Bueno, la mayor parte del camino", comentó Dash. "Nos separamos unos
días, después de que me dieron un somnífero particularmente potente, y luego
otra vez cuando tuve que ir en busca de un amigo".
"Un amigo", Cait resonó, alguna puta de su pequeño libro, sin duda.
"Gracias, señor", respondió Dash, y parecía tan sincero que casi le creyó.
Los ojos de color ámbar de Dash brillaron en ella, y el aliento de Cait quedó
atrapado en su garganta, luego concentro su atención de nuevo en su padre. "Su
oferta es muy generosa, señor, pero tengo un amigo que viaja conmigo", empezó
Dash.
Cait estaba segura de que su cara estaba en llamas. ¿Había traído a algunas
de sus amigas a su casa?
"Creo que sí, después de todo ha viajado desde tan lejos con mi hija."
"No me des las gracias hasta que hayamos tenido nuestra conversación
privada, mi Lord."
Luego se marchó, dejándolo a solas a Cait con Dash. Y ahora que ella lo tenía
todo para sí misma, no estaba segura de qué decirle, él tomo la opción por ella, sin
embargo, cuando él dijo: "Disculpe por un momento".
VEINTIDOS
Dash no podía entender por qué Caitrin fruncía el ceño hacia él, sólo se
había apartado por un momento para preguntar al Sr. Forster cómo proceder, el
antiguo astillero había sonreído, le dio unas palmaditas en la espalda a Dash y
apresuradamente le susurró unas palabras al oído.
Ella era la que tenía que guardar secretos y, a partir de los sonidos de ellos,
que eran bastante grandes. Él no había puesto todas las piezas juntas, sin embargo,
no estaba muy seguro de que juntaría todas las piezas, pero el comenzaría a
unirlas.
Él le guiñó un ojo. "Me parece que no puedo evitarlo, sabes que es lo que he
querido desde el primer día".
Se echó a reír, tan aliviado de que no estaba condenado a una vida sin ella.
"No, muchacha, esa fue la primera noche, el primer día, yo quería casarme
contigo".
Ella se alejó de él. "Yo quería mantener una distancia aquí, puede ir al cardo
y a la espina. Ahí es donde Benjamín se quedó, Findlay puede darle indicaciones a
su hombre, es agradable y limpio y... "
Dash sintió una leve ligereza en él. "No me empujes lejos, Caitie, he viajado
tanto y tan fuerte para llegar hasta aquí"
No había querido sonar de mal humor, pero habían sido unas largas
cuarenta y ocho horas, primero correr a través cuatro condados, entonces el
sufrimiento a través de cuatro horas de conferencias con respecto a su bestia
interior, y ahora que Dash estaba tan cerca de conseguir todo lo que quería, ella le
estaba diciendo que se fuera.
"Caitie, no tenemos que hacer esto ahora, pero yo me quedo aquí, tu padre
me lo ha pedido, y estoy aceptando su oferta. "
"Porque yo no lo quiero."
Ni siquiera sabía lo que era hasta hace un mes, siempre le habían dicho que
era un monstruo.
Encadenado durante cada luna llena, salvo en la última, para proteger a los
demás de él. Tal vez si ella entendiera, sería diferente, por otra parte, tal vez no. Y
no podía correr el riesgo, estaría condenado sin ella.
"Voy a tener que hablar con tu padre, Cait, y le voy a pedir tu mano".
Ella frunció los labios. "Eso no va hacer ningún bien, y no voy a casarme, no
importa lo que pase, no "ahora".
Dash apretó los dientes. ¿Por qué la chica tenía que ser tan difícil? Él sabía
que ella estaba contenta de verlo, lo podría decir en el momento en que entró en el
estudio.
Bueno, ella no iba a atarse de por vida a un hombre que no confiaba en ella
lo suficiente para darle siquiera un pensamiento.
Jeannie estaba a sus pies, las lágrimas corrían por su rostro. "Traté de
detenerla, señor Macleod, pero ella no me escuchaba, y entonces pasó la noche en
su habitación más de una vez a lo largo del camino."
Cait respiró mortificada, ni en sus sueños más salvajes habría podido haber
imaginado que Jeannie iría corriendo hacia su padre, que la traicionaría de tal
manera. ¿Cómo no la había visto ella?
Vio que los ojos de su padre se movían de forma palpitante desde Jeannie
hasta aterrizar directamente en ella, su rostro se endureció, como una piedra,
nunca había visto una mirada tan feroz en sus ojos antes.
¿El Sr. Crawford? ¿El vicario? Si Cait fuera el tipo que se desmayara, se
habría desmayado allí, incluso aun así, todo lo que ella era capaz era de jadear.
"Papa" Te lo ruego.
"La sociedad tiene reglas, Caitrin, y aún tú tienes que seguirlas, sugiero que
busques al conde, tendremos esa conversación privada ahora en lugar de más
tarde. "
"Pero, yo había planeado estar allí cuando quisieras hablar con él", protestó
ella.
"Tengo algunas cosas que tengo que decirle a su señoría que no necesitas
escuchar", espetó. "He dejado que te manejes sola la mayor parte de tu vida,
Caitrin, pero, en esto, voy a hacerlo a mi manera. "Él le indicó que pasara a la sala".
"Pero, papá..." Dejó que las palabras murieran en su garganta cuando vio la
mirada tormentosa en su rostro.
"¡Ahora!", Él espetó.
Caitrin volvió y corrió por el pasillo hacia la escalera, ella escuchó el llamado
de su padre a Findlay que le decía: "Encuentre a su señoría y tráiganlo a mi
estudio."
Pero había una parte de él que realmente quería hacer esto bien, quería pedir
su mano y ser aceptados porque él le demostraría a su padre que podía cuidar de
ella y siempre lo haría, él no dudo un poco.
"¿Usted ama a mi hija?" Mr. Macleod retumbó mientras caminaba hacia el
aparador para servirse una copa.
"Bueno, aún tiene que aprobar mi propuesta, señor", admitió Dash. "Usted
tiene mi futuro en sus manos".
"Me gustaría decir que yo acepto su decisión, pero estaría mintiendo, señor
", respondió Dash con toda sinceridad.
"Eso sin duda ayuda", admitió Dash, iba mal el ceño fruncido del Sr.
Macleod era prueba de ello.
"Estoy al tanto de eso. Pero, señor, creo que estás siendo un poco duro, ella
es hermosa. Pero también tiene un buen corazón, y creo que ella es mi otra mitad. "
"¿Qué hará ahora? Estaba preguntándome dado que ella lo dejó dormir en
su habitación durante los viajes eso le hizo enamorarse de ella. "
Después de un momento, Dash se dio cuenta de que su boca estaba abierta,
y se las arregló para cerrarla.
Dash se puso en pie, no iba a dejar que nadie asumiera lo peor de Cait,
incluso si era su padre. "Dormí hasta tarde en su cuarto señor solo porque ella me
necesito."
"La doncella salía a escondidas todas las noches para ir a ver a su cochero,
dejando Caitrin sola," Dash finalmente gruñó.
Los ojos del señor Macleod se estrecharon. "Continúe". Él juntó las manos
delante de él.
"Y durante la noche, podía oír su llanto a través de las paredes, no estoy
seguro de por qué, señor Macleod, pero mi presencia parecía traerle paz".
Su padre frunció el ceño ligeramente. "Ese tipo de lugares pueden ser muy
duro para ella, a veces," admitió.
"Sí".
"Yo no sé si debería estar enfadado por el hecho de que usted la calmaba
para empezar o si debo estar sorprendido por el hecho de que ella se consoló con
usted, es típicamente un alma solitaria, al margen de su círculo de amigas".
"¿Ella es una bruja?" Dash sabía que sus ojos debían de haber rodado con
sorpresa, esa posibilidad no se le ocurrió.
Su padre asintió con la cabeza. "Sí, igual que su madre, ella puede ver el
futuro de todos aquellos con lo que tiene contacto, en un entorno desconocido es
asaltada por visiones continuas de lo que está por venir, se supone que puede ser
muy doloroso".
Eso por eso que sabía sobre el villano en la habitación al lado de ella en la
primera posada del camino, por eso que quería ir directamente, para evitar los
horrores de una posada tras otra.
El señor Macleod finalmente se echó a reír. "Sí, así es, ella no hace pociones
muy a menudo, debió haber estado bastante enfadada con usted".
"Está enfadada mucho", admitió Dash, dios mío, ¿qué otra cosa era que ella
capaz de hacer? ¿Había reclamado a una bruja? Su Caitie. Aún era difícil de creer.
"¿Ella todavía lo está?"
Dash asintió. "Sí, pero creo que es por lo que hay entre nosotros."
Bueno, Dash supuso que era bueno, no estaba seguro, él suspiró. "Sólo
quiero tiempo para hacerle ver que podemos hacer que esto funcione. ¿Me puede
dar su permiso para casarme con ella? "
"Oh, sí", dijo su padre mientras agitaba su mano ausente. "¿O piensa que le
digo a cualquiera que mi hija es una bruja? No, Lord Brimsworth, yo insistí en que
se casaran tan pronto como me enteré de que ella no podía ver su futuro, eso
indica que era el indicado para ella no solo por el deseo de tenerla. "Disparó a Dash
una mirada que decía. "Y ciertamente no porque sea un lord Inglés."
"No hay mucho que pueda hacer sobre este hecho, señor." Dash Sonrió.
"Eso puede ayudarle tal vez por haber nacido fuera de Escocia." Él Sr.
Macleod rebuscó en el cajón de su escritorio hasta que finalmente encontró lo que
buscaba. Sacó una pequeña caja y se la entregó a Dash.
"Me encantaría que usara el anillo de su madre, estoy seguro de que podría
comprarle uno, pero me gustaría que Cait lo usara si ella quiere, y podría ganar
algunos favores con este presente para ella".
"Usted la conoces tan bien," murmuró Dash, a decir verdad, no tenía anillo
para ofrecerle a su futura esposa.
Abrió la cajita y miró la banda de oro delicada, adornada con un rubí tan
oscuro que era casi negro.
"Hay una leyenda sobre esa piedra," le dijo Angus Macleod. "Dicen que fue
una vez el ojo de un dragón".
Dash resopló, qué tontería, licántropos y brujas eran una cosa, pero los
dragones eran otra cosa.
"Puede reírse todo lo que quiera", dijo su padre. "La madre de Fiona, que en
paz descanse, dijo que una vez que su abuela le dijo en una ocasión cómo el COIG
derrotó a la temible criatura. "
"El COIG?"
Él Mr. Macleod lo miró directamente a los ojos. "Quiero ser muy claro en
una cosa, si hiere a mi hija o la hace sufrir de alguna manera, no solo a sus poderes
debería temer. ¿Me entendió? "
"Hay una cuestión de la dote que discutir, mi Lord, pero eso puede esperar
hasta mañana".
"Se ha ido."
VEINTITRES
Caitrin sólo había paseado por su habitación un momento antes de que ella
se lavara y se cambiara de vestido, entonces fue en busca de sus amigas, estaba a
punto de ser encerrada en un matrimonio que no quería. No había forma en que
ella estaría encerrada en su habitación, como un niño que había sido reprendido y
enviado a la cama sin la cena.
La ventana crujió un poco cuando Caitrin empujó y pasó por encima del
borde, su pie encontró fácilmente el enrejado de rosas que abrazaba la pared, todo
el camino hasta el techo.
Rápidamente bajó y cayó sobre los dos pies al saltar sobre el rosal en la parte
inferior. Aprender a hacer eso tomaba años, además ella no podía haber vuelto a
casa con un vestido lleno de espinas y arañazos en las piernas.
Cerró los ojos y de inmediato vio que Rhiannon y Sorcha estaban en los
invernaderos Ferguson.” Ella sonrió mientras se dirigía en esa dirección.
Sorcha gritó y se arrojó en brazos de Cait tan pronto como ella se acercó al
invernadero y Rhiannon sonrió suavemente.
"Estoy tan contenta de estar en casa. ¿Cómo está Elspeth? ¿Qué sucedió en
Hampshire con el tiempo? "Sorcha hacia pregunta tras otra, mientras que
Rhiannon se limitó a sonreír, Rhiannon era mucho más de la clase que creaba un
viento suave para cepillar tu mejilla que la de abrazarte. Y Cait siempre había
apreciado esto alrededor de ella.
"Es lo mejor," Cait se lo dijo con la mayor dulzura posible. "Ya tenemos
suficientes licántropos en medio de nosotras." No quería quitarle importancia, pero
no quería entrar en detalles en ese momento.
Sorcha frunció el ceño. "Yo no puedo estar de acuerdo con eso, ninguno de
ellos está en medio de nosotras, incluso Benjamín estuvo aquí".
Cait les dijo todo sobre el viaje, o la mayor parte, mientras tomaban el té en
el invernadero, entonces Rhiannon se quedó inmóvil mientras miraba por encima
del hombro de Cait hacia la puerta. "Parece que tenemos visitantes" murmuró.
Cait gimió al oír la voz de su padre detrás de ella. "Mire, yo le dije que las
encontraríamos aquí" dijo en voz alta, se dio la vuelta y se sorprendió al
encontrarlo de pie con Dashiel.
"Y yo que pensaba que al fin era libre de ellos, aunque sólo fuera por un
momento. "Ella dejó caer la cara en sus manos.
Cait se puso de pie junto a él. "Compórtese", dijo mientras le daba un codazo
en el estómago.
"¿Prometido?" Rhiannon preguntó y Cait estaba segura de que sus ojos color
avellana no podrían ser más amplios.
Él tiró de su barbilla. "Lo estaremos, así que deja de poner mala cara".
"Yo no pongo mala cara."
"Sí, lo haces."
Pero Dash la interrumpió. "Ella dijo que pensaba que finalmente pudiste
haber encontrado a un partido."
"Entonces, ¿cómo?"
"¡Es una bestia!" Sorcha aplaudió con alegría. "¡Apuesto a que es igual que el
Señor Benjamín y su hermanos! ¿Estoy en lo correcto? "
Dash levantó una ceja hacia Cait, como pidiendo permiso para responderle a
la chica más joven en cuestión, ella asintió con la cabeza rápidamente y se encogió
de hombros. "Ellas conocen a los Westfields."
"Ah." Dash sonrió, eso lo resume todo. "Pues sí, es cierto, soy un licántropo".
"¡Oh, una bestia propia!" Exclamó Sorcha. "¡Yo también quiero uno!"
Dash la pellizcó en el trasero, y ella le lanzó una mirada que habría hecho
que la mayoría de los hombres se mantuvieran a distancia.
"Damas, sé que usted acaban de reunirse con Caitrin, pero es imprescindible
que hable con ella. ¿Será muy inquietante si me la llevo lejos? "
¿Así que sabía? Su padre debió haberlo dicho, no es que Rhiannon o Sorcha
hubieran mantenido en secreto sus poderes, supuso que era una buena señal de
que no hubiera corrido por las colinas. Y fue inevitable, supuso, que él iba a
aprender todo lo demás, sobre todo porque no tenía otra opción de este
matrimonio. "Hay cinco de nosotras."
"Pero te pido que me des una oportunidad para influir en ti. "
"¿Y cómo podría hacer eso?" Susurró cuando sus labios se cernían por
encima de ella.
"Más fácil de lo que pensaba", murmuró él, sonriendo contra sus labios antes
de que se apartara.
"Lo siento", susurró ella, sin saber por qué lo sentía, pero el hombre parecía
aguantar el dolor.
"¿Qué?"
Dash tiró de su cabello hasta que ella inclinó la cabeza para exponer más de
su cuello, lamió y mordisqueó la bajada de su pecho.
"¿Eso es un reto, Cait?" Incluso en las sombras de los naranjos, pudo ver el
brillo en sus ojos.
"Shhh", él se rio, el sonido era como agua caliente sobre una cascada, salvaje
e indómito. "No es apropiado hacer tanto ruido".
"Oh, cállate." Ella lo atrajo aún más cerca. "Dash", ella suplicó.
"Sí, ángel"
La besó en la frente y se dio la vuelta, dejándola allí sola, con el pulso aun
golpeando en lugares secretos con una necesidad que ella no podría satisfacer.
Dash se ajustó los pantalones y se recordó a sí mismo que al día siguiente iba
a ser suya, empezó a caminar por el pasillo, con la esperanza de que un criado lo
podría dirigir al señor Macleod. Entonces oyó una gruñido infeliz, y un hombre del
tamaño de un pequeño ogro entro en su camino, los brazos del hombre eran del
tamaño de los troncos de los árboles, y él miró amenazadoramente a Dash.
¿Quién diablos era ese hombre? ¿Y por qué creía que podía reclamar a Cait?
Wallace Ferguson gruñó. Y a pesar de que era más o menos del tamaño de
un elefante bebé, Dash era un licántropo, el hombre no lo asusto, no mucho de
todos modos. A pesar de que el gigante, posiblemente, podría tener algún especie
de energía desconocida.
"Wallace" Una de las amigas de Caitrin, la linda chica de pelo oscuro que
parecía un espíritu del bosque, surgió de detrás del escocés de gran tamaño, luego
flotó hacia ellos y dejó escapar un suspiro. "Yo lo siento, Lord Brimsworth, pero mi
hermano tenía su corazón puesto en Caitrin para que se casaran, usted tiene que
perdonar sus malos modales".
Con los hombros caídos hacia delante, Wallace Ferguson pisoteo por el
pasillo y dobló en una esquina, desapareciendo de la vista, Dash volvió su atención
hacia el espíritu del bosque. "¿Eres Sorcha?"
"Bueno, tal vez debería esperar un poco, Wallace no está con el mejor estado
de ánimo de esta tarde. ¿Dejo a Cait en mi invernadero? "
"Sí."
Sorcha se echó a reír cuando ella se dirigió el invernadero. "Es muy amable,
pero eso es de conocimiento de cualquiera en Edimburgo".
Sólo la visión de sus labios hinchados por los besos le hizo preguntarse
cómo había tenido la fuerza para salir de la habitación en primer lugar, ella cruzó
los brazos debajo de su pecho y parecía incapaz de mirarlo a los ojos.
Cuando Cait finalmente lo miró, un rubor rosado se posó en sus mejillas. "Si
quiere".
Sorcha se echó a reír. "Yo casi tenía miedo de que Wallace lo golpeara, pero
si usted es realmente tan fuerte como el señor Benjamín, no tendrá nada de miedo
de mi hermano".
"Él no tiene un poder místico", preguntó Dash, volviendo su atención hacia
el pelo oscuro de la muchacha. Ella se rio. "Pura suerte, es mi medio hermano, no
es que importe, porque sólo las mujeres en mi familia han tenido poderes místicos,
aunque estoy empezando a preguntarme acerca de la próxima generación.
Elspeth tiene a Ben, y ahora usted tiene a Caitrin. "Miró a Cait. "¿Cómo
saldrán sus hijos?" Ella se preguntó en voz alta.
"Estoy seguro de que van a llevar a los rasgos de su padre, al igual que otros
muchachos Licántropos".
Sorcha cabeceó, como si eso tuviera sentido. ¿"Así que piensa que esto sigue
una pauta de algún tipo?
Mañana iba a ser su marido, aunque ella todavía no estaba muy segura de
cómo se sentía al respecto. Ella lo quería, lo necesitaba, estaba a mitad de camino
de enamorarse de él. Pero era un matón, y a ella no le gustaba el control que
parecía tener sobre ella.
"Aquí estamos", Sorcha casi cantaba cuando llegaron al salón amarillo de
Ferguson.
Cait miró por encima del hombro, Dash sacudió la cabeza. "Yo, sólo parece
que no puedo alejarme de mi hermosa novia".
Una sonrisa fácil salió sus labios, y él apoyó su hombro contra la puerta. "No
dime, ángel".
"¿Así que tengo que agradecerle a Lord Benjamín por conducirla hacia mí?"
Ella frunció el ceño, ese no era el punto de la historia. "Lo que estoy
diciendo, Dash, es que…"
"Ese Westfield es un patán terco, sí, Caitie, te escuché, pero nunca podría
haberte encontrado si no hubieras llegado a Hampshire, así que voy a tener que
enviarle una muestra de mi gratitud."
Sorcha lanzó otro suspiro melancólico y Cait pensó que iba a gritar. ¿Cómo
podría su amiga encontrar encanto en esas características? "¿Bueno puede
encontrar algo que hacer? Creo que vamos a estar ocupadas aquí el resto del día."
"Sí, y la mayor parte de la noche, también, tal vez voy a estar demasiado
cansada incluso para ir con usted a la iglesia mañana".
Él se rio entre dientes. "Vas a estar allí, Caitie, no lo puedes negar aunque lo
quieras, pero ambos sabemos que me deseas". Luego se inclinó a sus amigas.
"Señoras, confío en que voy a verlas a las dos en la mañana."
"Bien esto es lo que tenemos que hacer", dijo Rhiannon. "Sólo necesitamos
algunas direcciones."
Cait asintió. "Los Colsons", ella comenzó. "Y los Gillespies." Entonces ella se
detuvo cuando su corazón se sentía pesado. "No me gusta que Elspeth y Blaire no
estén aquí, no se siente bien."
"Aun así no estaban allí, además, Elspeth lo entenderá, ella cree en el amor
verdadero".
"Pero Blaire..." La culpa se clavó sobre ella, había visto esa visión terrible del
futuro de Blaire, y, a pesar de que sabía que su amiga estaba segura, no sabía por
cuánto tiempo más sería así.
Tenía que llegar a ella, para advertirle antes de que fuera demasiado tarde,
saltó del sofá y se dirigió a la puerta.
Apenas se dio cuenta de los otros peatones mirándola mientras corría a toda
velocidad, en cuestión de minutos, ella corría por los escalones de la casa Macleod,
Findlay abrió la puerta para ella, y casi chocaron. "Necesito un coche, Findlay, y
una maleta".
Le debía algo mejor que eso, pero no podía hacerlo ahora, tenía que
encontrar la manera de llegar al lago Calavie. "Alec, no tengo tiempo ahora,
pero…"
Cait tragó, ella realmente pensaba eso, estaba lista, pero tendría que esperar.
Las palabras se quedaron atrapadas en su garganta, pero se las arregló para
asentir.
Él se acercó a ella, sus ojos oscuros llenos de dolor y pesar. "No lo hagas,
Cait, voy a hacer lo que quieras, antes de que lleves esto demasiado lejos".
No podía tener esta conversación con Findlay mirando, así que agarró del
brazo a Alec y lo arrastró de vuelta a la sala, donde había estado diligentemente
esperando todo el día, rápidamente cerró la puerta detrás de ella. "Alec, por favor."
"Yo soy el que te lo pide, Cait, no sé lo que ves de mí, pero yo sé lo que hay
en mi corazón, y te amo."
Alec la amaba, él se lo había dicho antes, y sin embargo ella se casaría con un
hombre que nunca le había dicho esas palabras a ella, pensó que su corazón
podría romperse. "Yo no soy para ti, Alec, créeme".
"¿Yo no debería tener alguna opinión que decir con respecto a eso?", él
preguntó, con la voz afligida.
Las lágrimas empezaron a caer por la mejilla de Cait, no era justo. "Por
favor, esto es bastante difícil para mí como lo es para ti, Alec, y me preocupa
Blaire".
Alec le apartó las lágrimas con la yema del pulgar. "Voy a ir con usted, la
encontraremos juntos".
Cait parpadeó, no sabía qué decir, pero sabía que no podía aceptar su
ofrecimiento, sería lo más inconcebible que podía hacer.
"Ven conmigo, Cait", le dijo. "Yo te amare todos los días de mi vida, te lo
juro."
Ella negó con la cabeza. "No puedes ir conmigo, no puedes hacer esto más
difícil, Alec.
Él inclinó la cara hacia arriba para mirarla. "¿De verdad quieres casarte con
Brimsworth?"
¿Ella quería casarse con Dash? Ella no quería ser obligada a hacerlo, pero
ella lo quería. Alec merecía una respuesta honesta, tal vez lo ayudaría a moverse a
su sendero destinado, Cait asintió.
"No puedes ir tras Blaire entonces, Caitrin, se supone que debes casarte con
el hombre mañana".
Dash entenderá, había que explicárselo a él y él... creería que ella estaba
huyendo de él de nuevo.
Él bajó la cabeza y apretó sus labios contra los suyos, era tierno y dulce y
hasta ahora estaba muy lejos de sentir la pasión que la abarcaba cuando se
encontraba en los brazos de Dash, fue un adiós a lo que pudo haber sido.
Lentamente, levantó la cabeza y la mirada de angustia en sus ojos oscuros le
retorció su estómago en nudos. "Yo no puedo estar aquí y ver cómo te casas con
él", le susurró. "Por lo tanto, voy a ir a buscar a Blaire, tú debes permanecer aquí".
Entonces él se alejó de ella. "¿El Castillo Briarcraig por el lago Calavie?"
Alec abrió la puerta y contuvo el aliento estrangulado, Cait miro por encima
para ver a Dashiel Thorpe de pie en el pasillo.
"La Señorita Ferguson dijo que estaba alterada y que se había ido a toda
prisa," dijo el suavemente, aunque sus ojos ámbar parecían llenos de rabia.
Alec asintió con la cabeza hacia Dash. "La mejor de las suertes, Brimsworth."
Su paso era fuerte, pero la manera en que sus hombros descendían casi le
rompió el corazón.
"¿Volviste corriendo aquí para tener una cita con MacQuarrie?" Exigió saber
Dash, la ira corría por sus venas, y le estaba resultando difícil controlar su
temperamento.
Dash cerró los ojos con fuerza, él no podía tocarla, no hasta que supiera lo
que había en su corazón.
"Si lo amas tanto, puedo ir y traerlo de vuelta para ti", le dijo. Esto lo
mataría, pero lo haría, tendría que sufrir las consecuencias.
Se dio la vuelta con rapidez hasta que se enfrentó a él, un fuego azul ilumino
sus ojos., entonces ella empujo un dedo en su pecho.
Dash vio al señor Forster asomar la cabeza por la puerta contigua a la suya,
entonces el viejo sonrió y tiró la cabeza hacia atrás y cerró la puerta antes de Dash
pudiera preguntarle qué debía hacer, algunos mentores resultaban así.
“¿No más mujeres, Lord Brimsworth”? lo incitó desde la puerta. "Sin duda
necesitará el diario para que pueda encontrar a alguna actriz rellenita que pueda
hacer esa pequeña artimaña con la lengua".
Cerró los ojos y los dejo inmóviles, haciendo una mueca, era evidente que
había leído más de su libro. "Eso fue en el pasado ", él murmuró.
Luego abrió su pequeño diario, hojeó algunas páginas, y leyó en voz alta:
"Lord Ridgely me dijo hoy que planea jubilar a su encantadora amante, ya que ha
descubierto de repente que ama a su esposa y desea ejercer tanto la lujuria y el amor con
una única persona, yo no puedo imaginarme jamás sintiendo una emoción tan irracional
como el amor, creo que es un mito inventado por aquellos que creían en cuentos de hada y
sueños.
Pero Cait sólo entrecerró los ojos, levantó la mano y tiró el libro por su
cabeza con tal fuerza que él tenía que agacharse o posiblemente le habría sacado
los ojos.
Con eso, Dash dio un paso hacia ella, la tomó por la cintura y la atrajo
rápidamente contra él, ella luchó y lo golpeó en el pecho hasta que le cogió las
muñecas en la mano y se las coloco detrás de la espalda, encarcelándola contra él.
"Yo creo en cuentos de hadas y en los sueños, mi Lord." Ella tenía la barbilla
muy alta, cuando la miró.
"¿Dejaste que te besara?" Él sabía que ella lo había dejado, había oído la
mayoría de las palabras que habían hablado en voz baja en el salón con claridad a
través de la puerta cerrada, y aún podía oler a MacQuarrie en ella, cuando ella no
respondió el repitió la pregunta.
"¿No es así?"
"Sí, lo hice."
"Tenía que saber", dijo ella en voz baja, volviendo toda su atención hacia
ella.
"Tenía que saber si..." Sus palabras salieron rotas, ahogado por un sollozo.
"... Si sus besos me hacen sentir como los tuyos. “Ella resopló con fuerza. "Y yo
tenía que decirle adiós."
Dash sentía dolor físico cuando sus ojos se llenaron de lágrimas, aflojó su
abrazo de sus manos y ella enterró el rostro en su chaqueta.
"¿Y su beso... no te hace sentir como los míos?" Su mundo entero dependía
de la respuesta a esa pregunta.
"Dilo de nuevo."
"Soy una bestia," él murmuró. "Maldita sea". Ella lo miró, con los ojos
todavía húmedos con el dolor que le había causado, él se dejó caer de rodillas ante
ella.
"Es lo mejor puedes hacer", preguntó ella, con lágrimas brillando en sus
pestañas, pero con una sonrisa en su rostro.
"Las niñas traviesas que se burlan de los lobos grandes y malos merecen ser
castigadas", dijo con una media sonrisa en su rostro cuando cayó encima de ella y
la empujó hacia la cabecera.
Dash cerró los ojos y apretó la mejilla contra su mano, luego se volvió y besó
el centro de la palma de su mano. "No es nada", dijo con aire ausente.
"Eso es correcto, soy el único hombre al que no puedes verle el futuro, él tiró
juguetonamente de un mechón de su cabello.
"Lo que ahora me recuerda," ella gruñó. "Que dejes de cambiar el tema."
Dash cerró los ojos y respiró, como si estuviera armándose de valor. "¿Me
pregunto si vas a ser tan protectora con nuestros cachorros como la madre loba lo
fue?"
Caitrin podía ver que ella había tocado un lugar donde nadie antes lo había
tocado.
"Sólo durante una noche, correcto. "De repente se veía muy serio.
"Así que, voy a ser capaz de observarte en tu forma de lobo, para cuando
tenga que prepararme para nuestros cachorros".
Ella se echó a reír con esa última palabra, exagerando más de lo necesario.
"Voy a estar bien con ello, pero te diré en este momento que lo único que tienes
permitido es mordisquear los dedos".
"Sin embargo, Ben y Elspeth están juntos cuando está la luna llena, y
también los otros hermanos Westfield y sus esposas".
"Ellos no son como yo." Se sentó y tomó sus manos entre las suyas. "No son
salvajes, están controlados".
"Oh, todavía quiero eso, bastante, " él gruñó mientras se sentaba y la hacía
rodar por debajo de él. Su rodilla rápidamente se deslizó entre sus piernas y las
abría.
"No," dijo mientras la hacía rodar fuera de la cama. "Quiero hacer esto bien."
Él la ayudó a levantarse y la empujo hacia la puerta.
"Yo nunca he hecho nada honorable en mi vida, ángel. Hasta ahora, fuera".
Lo oyó reír al otro lado. "Vete a tu cuarto, Caitrin, antes que me olvide mi
voto para esperar y hacer esto correctamente, voy a tener tus faldas alrededor de
las orejas, y ni siquiera voy a recordar lo que sucedió".
¿Los mentores deben ser útiles, o cual era el punto de tener uno? Dash
volvió a llamar en la puerta de Forster. ¿Dónde estaba el hombre, por el amor de
Dios? Entonces oyó los viejos pasos del licántropo por las escaleras.
El hombre negó con la cabeza e hizo un gesto hacia Dash para entrar en su
habitación. Luego se unió a él y cerró la puerta detrás de ellos.
Control, él dijo la palabra como si fuera una maldición. "Me voy a casar con
Caitrin mañana."
Dash se pasó una mano por su cabello. ¿Cómo podría el hombre no ver su
angustia? "¿Qué debo hacer, Forster? ¿Cuándo Caitrin es todo para mí? "
Dash gimió, así que Forster había oído cada palabra que Cait le había dicho,
no es que él debería haberse sorprendido. "Eso fue hace una eternidad."
Forster se dejó caer en una silla de madera junto a una ventana y sacudió la
cabeza. "Ha habido claramente mujeres en el pasado, Dashiel, si no pregúntame a
mí".
Dash se pasó una mano por la cara, Niall Forster iba a ser la muerte de él.
"He tenido mi parte de rameras, señor, pero Cait... "
"Antes, en tu vida anterior, ¿cómo iban las cosas con las muchachas con que
te habéis acostado?"
Forster asintió con la cabeza. "Me lo imaginaba, sólo quería estar seguro." Él
tamborileó con los dedos sobre el brazo de su silla. "Tienes que aceptar lo que eres,
Dashiel. Así como la señorita Macleod parece aceptar la verdad sobre nosotros,
trátala con una página de tu libro, por lo tanto, deja que ella conozca cada parte de
tu alma".
"¿Cuándo fue la última vez que habéis tenido una corrida refrescante?"
"Sí, sólo corriendo por el bosque o en una pradera abierta, el golpe de aire
fresco" a través de tu pelo"
Por último, Forster sonrió. "Yo puedo decirle el lugar, la silla de Arturo es el
punto más alto en Edimburgo. Es lo que queda de un antiguo volcán, de todos
modos, la leyenda dice que el lugar tiene propiedades mágicas.
No le hacía falta convertirse en uno con él, él no tenía que aceptarlo como
parte de sí mismo. ¿Qué tonterías? Obviamente, el mayor Forster lo había enviado
en una misión inútil cuando lo envió con su primo.
Tal vez ese era su penitencia por torturar a Lord William y a Prisca
Hawthorne como lo había hecho, él suspiró profundamente.
"Dejar de pensar", el Sr. Forster instó a que se diera la vuelta y Dash le dio en
el hombro un no muy suave empujón, Dash se tambaleó hacia delante, un gruñido
salió de su garganta. Se volvió hacia el viejo astillero, por lo frustrado que estaba,
listo para desnudar sus dientes en el viejo licántropo, pero antes de que pudiera
siquiera levantar el labio, el anciano levantó la mano y golpeó Dash justo en el
medio de la frente.
"¡Ay!" Dash gritó al llegar a frotar la zona ofendido." ¿Por qué ha hecho eso?"
"Puedes ir allí y lamentarse del viejo tonto que soy, o puedes ir y seguir mis
instrucciones. La elección es tuya".
Dash salió al frío y tiró de su capa sobre su cuerpo. "Ser uno con la bestia ",
cantaba para sí mismo. "Disfrute de un refrescante paseo." Resopló en voz alta en
el pasado.
La niebla se hizo más espesa al llegar a la base del asiento de Arturo. Nunca
había visto una niebla tan pesada que abarcaba todo, como si se envolviera
alrededor de la base de la ladera, ocultándolo de la vista. Se guio ciegamente
buscado con la mano y busco puntos de apoyo para subir por el lado de la
pequeña montaña.
Cuando por fin llegó a la cima, y se volvió para mirar hacia abajo hacia la
ciudad de Edimburgo, sin embargo, la niebla era tan espesa que no podía ver nada.
Ni siquiera podía ver el suelo bajo sus pies.
Y fue entonces cuando se dio cuenta del montón de ropa tirada en el suelo
junto al fuego. Un vestido de lana.
"El viento que casi lo golpeó del lado de la colina, y la niebla que obscureció
su camino, era mi don. Yo no estaba de humor para nadie, pero usted era
implacable."
Dash miró la pila de ropa. "Parece que no esperaba compañía", estuvo de
acuerdo.
Había una bruja desnuda detrás de él, hubo un tiempo en que había estado
fuera de sí por la lujuria, la bestia habría tratado de asumir el control y consumirla,
sin embargo, la bestia no quería saber nada de esta bruja, Dash sólo quería a Cait, y
sintió una simpatía instantánea por la bruja del clima, él estaba un poco
desconcertado.
"¿No lo hay?"
Dash sacudió la cabeza, lanzando gotas de agua fría en todas las direcciones.
"Acérquese al fuego, voy a enviar una brisa cálida para que se seque, Lord
Brimsworth."
La niebla se agitó, empujando un viento suave que calentaba sus huesos de
apoco.
"Yo le ofrecería un té, pero no estaba preparada para visitas ", dijo mientras
le indicaba un tronco junto al fuego. "Pero ustedes puede sentarse, si gusta."
"Voy a despejar la niebla para usted en un momento," dijo en voz baja. "Yo
sólo necesito unos minutos más."
Dash se sentó con cuidado y extendió las manos hacia el fuego, las llamas
saltaron hacia él, lo suficiente para darle calor, pero no para chamuscarlo.
"Eso es muy fácil para usted, Señorita Sinclair, tengo la sensación de que
sólo he visto una pequeña muestra de sus poderes esta noche. "
"¿Por qué tan triste?" Él preguntó finalmente, sentía una gran simpatía por
esta bruja, su dolor era grande, y casi podía sentir el viento, la lluvia y el frío.
"Es difícil decir adiós a los buenos amigos", dijo en voz baja. Entonces ella
soltó: "Cait ya ha visto el futuro de Sorcha, es uno feliz. "
Dash levantó las cejas y miró hacia el cielo, y luego le lanzó una mirada
diciendo.
"Sí, ese fue mío."
Le apostaría que puede tirar al diablo con una rabieta de su genio si tiene la
provocación correcta, Señorita Sinclair"
Por fin sonrió. "No me tiente." Se levantó y se sacudió el polvo de sus faldas,
su mano se movió hacia sus labios, ella sopló suavemente, y la niebla comenzó a
moverse.
Sólo un par de horas más, había estado esperando por casi dos semanas,
unas horas más no lo iban a matar.
Dash podía ver una luz cálida debajo de la puerta e inclinó la cabeza hacia
un lado. ¿Había dejado el padre de Caitrin fuego en la chimenea? Golpeo
suavemente.
"Ah, Lord Brimsworth, adelante, permanecí con los Ferguson para la cena de
esta noche., espero que me hayan echado de menos. "
Dash sacudió la cabeza y luego cerró la pesada puerta de roble tras él. "De
hecho, llevé la cena a mi habitación".
"¿Le molesta?"
"Dado que está despierto," Angus Macleod comenzó, " Bien podríamos
terminar nuestra conversación anterior."
"¿Señor?"
De alguna manera, con todos los eventos de la tarde, había olvidado eso.
"Por supuesto."
"Ah, bueno," el hombre se echó a reír, "Tendrá que esperar meter la cuchara
en la pared antes de que pueda tomar la casa Macleod de mí".
Una extraña calidez corrió por el cuello de Dash. "Eso no es lo que quería
decir, señor…"
Angus Macleod se rio un poco más. "Buena suerte para usted, Brimsworth”
"Él no sabe nada todavía, señor Macleod, ha pasado bastante tiempo desde
que hemos intercambiado correspondencia".
El padre de Caitrin se levantó de su escritorio y miró a Dash. "Bueno, usted
tiene necesidad de arreglar eso, muchacho."
Detrás de ella, Sorcha se quedó sin aliento. "Oh, ¡Cait! Te ves muy bella. "La
joven bruja dejó caer una pequeña valija en la cama y Cait corrió hacia adelante
para besar ambas mejillas. "Una novia tan bonita."
Espero que a su señoría le guste este vestido viejo".
Sorcha se echó a reír. "Un rubor bonito, eso es agradable. "Luego volvió a la
cama y abrió la maleta.
La iglesia estaba escasamente poblada, con tan sólo los amigos más cercanos
de los Macleods. Dash pensó que era bueno, mientras menos gente conociera,
menos tendría que recordarlos y su mente ya estaba bastante preocupada.
El Sr. Forster le palmeó el brazo a Dash. "Ella estará aquí pronto, muchacho."
Dash se dio cuenta que Rhiannon Sinclair sofocaba una sonrisa mientras se
sentaba en la segunda fila de bancos. ¿Así que esto era su obra? Era una chica
interesante.
"Caitrin está aquí, el Sr. Crawford," dijo el señor Macleod, trayendo a Dash
de vuelta al presente. "¿Están listos para empezar?"
El vicario asintió y sacó su Biblia del primer banco, Dash contuvo el aliento
mientras Caitrin caminó por el pasillo, nunca quitaba sus ojos de él. El señor
Macleod la encontró a mitad de camino y le ofreció el brazo.
"Mi niña querida", le susurró: "Estas hermosa."
"Repita después de mí, Lord Brimsworth. ' Yo, Dashiel Jameson Aberdare
Thorpe: Tomo, a Caitrin Louisa Macleod, para que sea mi esposa ante Dios y estos
testigos. '"
Dash respiró hondo, hace un mes, nunca hubiera imaginado que estaría en
Escocia, sosteniendo las manos de una chica que conocía todos sus secretos y que
de alguna manera lo quería de todos modos. "Yo, Dashiel Jameson Aberdare
Thorpe, te tomo a ti, Caitrin Louisa Macleod, para ser mi esposa ante Dios y estos
testigos".
A su lado, Caitrin suspiró y apretó sus manos, la amaba más de lo que nunca
había pensado que fuese posible.
El Sr. Crawford miró a Cait y sonrió cálidamente. "Y ahora usted, señorita
Macleod, repita las palabras: "Yo, Caitrin Louisa Macleod: Tomo a, Dashiel
Jameson Aberdare Thorpe, como mi marido ante Dios y estos testigos. '"
Su voz solo se sacudió un poco mientras repetía las palabras, sus ojos de
color azul claro se cernieron sobre él, él corazón de Dash saltó ante el sonido, ella
era suya.
Dash dio unas palmaditas en los bolsillos hasta que encontró el bulto de la
caja del anillo. Luego lo sacó y dijo: "Tengo todo lo necesario, ángel. "Abrió la cajita
y le mostró el contenido.
Caitrin se colocó de puntillas para presionar sus labios contra los suyos,
esperando un beso rápido antes de que saludaran a sus invitados y se dirigieran a
la celebración con amigos y familiares. Pero Dash obviamente tenía otras ideas,
porque cuando ella lo besó, sus manos agarraron sus codos, animándola a
envolverlos alrededor de su cuello mientras sus manos se deslizaron alrededor de
su cintura y la atraía hacia él.
"Oh, sólo fue una pequeña cantidad de relámpagos, y fue por su propio
bien," susurró en voz baja mientras tenía la audacia de tirarle un guiño a Dash.
El padre de Cait extendió los brazos abiertos a ella, y ella cayó en ellos.
"Estoy muy orgulloso de ti", susurró.
"¿De verdad quieres que tenga esto padre?" Preguntó ella, rezando para que
dijera que sí.
Ya era hora de que él la amara, ella se inclinó hacia él e inclinó la cabeza para
sonreírle cuando deslizó su brazo alrededor de sus hombros. Se sentía como en
casa, o por lo menos lo que él imaginaba un hogar y como una familia debería
sentirse.
Y Blaire no está aquí, así que puede hacerse una idea de lo que ella tiene que
ofrecer".
Tan casualmente como sea posible, se volvió se volvió hacia Cait y le dijo en
voz baja al oído: "¿Crees que podríamos estar solos, pronto? Me gustaría hacer el
amor con mi mujer".
Él levantó la barbilla hasta que sus ojos azules se encontraron con los suyos.
"Por favor", él dijo. Por favor, sálvame de esta tortura.
"No tienes que olvidar tu promesa, tienes que decirme todo al respecto".
"Oh, como una bestia", bromeó ella, con una sonrisa en su rostro.
Dash tiró de ella a su regazo. "Vas a tener que aprender un poco sobre ello tu
misma, ángel, antes de que pueda decirle todo. "Él la metió con fuerza en su regazo
y la miró a los cálidos ojos azules, luego le susurró a ella. "Pero no te preocupes,
voy a tratar de ser un buen maestro”.
Cait casi saltó cuando él le rozó la mejilla con la mano. "¿Por qué tan
voluble, ángel? Puedo decir que me quieres, tu pulso late con la fuerza de un loco.
"Él apretó los labios contra el costado de su cuello y luego gimió en voz alta: "Si no
llegamos a donde quiera que vamos pronto, me voy a deshonrar a mí mismo en el
carro. "Él miró por la ventana mientras el coche iba más lento. "¿A dónde vamos?"
"Se suponía que iba a ser una sorpresa, pero lo averiguaras bastante pronto,
la casa de Elspeth está vacía, desde que Westfield construyó su enorme propiedad,
y ya que están en Hampshire de todos modos, Rhiannon y Sorcha la arreglaron un
poco y para que pasemos allí esta noche. "
El corazón de Dash se hinchó un poco, había hecho planes para ellos para
que estuvieran solos. "¿A solas contigo? ¿Cómo es que tendría tanta suerte? "No
podía recordar a nadie jamás haber planeado una sorpresa para él, nadie nunca se
había preocupado lo suficiente.
El coche desaceleró y Dash abrió la puerta, salió afuera, tomo la mano de ella
en el hueco de su brazo, y contempló la pequeña casa de campo. "Un lugar
encantador", remarco.
"¿La obra de Sorcha, supongo?" Dash se rio, con la boca abierta mientras
observaba todo lo que la chica había hecho. "No tenía idea de que ella era tan
talentosa."
"Oh, ella solo le dice a las plantas lo que tienen que hacer y ellas lo hacen."
Cait se encogió de hombros y luego se ocupó de una de las flores que colgaban de
la pared.
Su cálido aliento sopló sobre su cuello, y ella dijo en un grito ahogado, "No
he hecho esto antes".
Él la giró en sus brazos hacia él, alzó su cara hacia él, y le dijo: "Yo no te haré
daño, Caitie. "Ella asintió rápidamente antes de que Dash la levantara y cruzara la
habitación con ella para dejarla sobre las mantas amontonadas frente al fuego.
"Sé que no puedes ver el nuestro, eso es una buena cosa, Caitie."
"No" para mí ", protestó ella, pero ella levantó sus brazos cuando él tenía su
vestido suelto para que pudiera sacarlo por sus hombros, luego levantó su trasero
cuando él golpeó su cadera para poder deslizar su vestido por las caderas y echarlo
a un lado, dejándola en nada más que su camisa y medias. ¿Cómo lo había hecho
con tanta rapidez? De inmediato cruzó los brazos sobre el pecho.
Él la detuvo con un dedo en los labios. "Eso no era nada como esto." Se pasó
una mano por el pelo”.
"No estoy enojado contigo, Cait, tienes una buena razón para tener dudas,
soy un licántropo, eso es suficiente para hacer que cualquier mujer tenga miedo,
lamento no haber hablado de esto antes”.
"Sí," ella jadeó cuando un dedo la acarició donde latía su pulso y luego se
deslizaba dentro de ella, ella arqueó la espalda, completamente avergonzada de la
forma en que la hizo reaccionar.
"¡Yo no puedo más!" Finalmente lloro. "Yo no puedo más ¿qué pasa
después?"
"No te preocupes, ángel, te lo voy a mostrar ", dijo mientras la giró en sus
brazos y comenzó a trabajar con su propia ropa, tirando de su camisa sobre su
cabeza.
Había visto ese pecho antes, pero no lo suficientemente cerca para tocarlo,
extendió una mano vacilante.
Él la convenció para levantar los brazos para que pudiera tirar de su camisa
sobre su cabeza, entonces ella se sentó delante de él completamente y totalmente
desnuda, aparte de sus medias de seda con la ligas rosa que Sorcha insistió en que
usara. "¿Debo quitármelas?"
"Estoy un poco preocupada bestia." Ella no pudo evitar reírse de él. ¿Era el
tipo de persona que sólo se encontraría debajo de él, incluso si se trataba de su
primera vez? Por supuesto que no. "Pero si insistes... Sácate los pantalones ella le
ordenó”.
"Si puedes hacer ruido cuando hago esto", dijo mientras separaba sus
pliegues y tocaba el centro de ella.
Ella se quedó sin aliento y se meció contra él, gritó cuando él movió el
pulgar por el pezón que era su centro de placer, con la boca todavía devorando sus
pechos.
"Fuera los pantalones, Brimsworth," gruñó ella, el ruido ajeno a sus propios
oídos.
Cuando regresó a ella, abrió sus piernas con la rodilla y luego se acomodó
totalmente entre sus muslos, algo caliente y duro presionaba en su lugar más
secreto.
"Eso es todo, Caitie, dime cuando estés lista. "Se mantenía por encima de
ella, mirando profundamente en sus ojos, sus profundidades ámbar la llamaban.
"Hazme tuya", le suplicó. Entonces él se empujó a sí mismo totalmente en su
interior en un golpe rápido, un breve momento de dolor la sacudió de su bruma
llena de pasión.
"Te amo, Caitie", le dijo él, con la frente tocando la de ella mientras respiraba
con dificultad, quedando completamente inmóvil dentro de ella, sus dedos se
deslizaron entre ellos para que pudiera avivar el fuego dentro de ella.
Luego levantó la cabeza y miró hacia abajo sobre ella, secándose el pelo de la
frente sudorosa. Su licántropo trataba de estar tranquilo y complaciente, pero
debajo de todo eso, todavía era un poco salvaje.
"Yo no sé lo que viene después. ¿Lo hacemos de nuevo? "Ella se rio ante la
mirada afligida en su rostro.
Dash se rio entre dientes. "Yo soy tu amo y señor ahora, Caitrin." Ella le dio
un codazo en la cara, y él rio más fuerte. "Además, vas a necesitar tu fuerza
mañana."
"Mmm", admitió él, apretando su agarre sobre ella. "Puede que no te permita
salir de la cama por una semana."
Pero él estaba en casa. "Shhh, Caitie, estoy aquí." Le pasó la mano por la
espalda, tranquilizándola.
"Caitrin", le dijo. "Estás bien, estoy aquí. "Envolvió sus brazos alrededor de
ella.
"No, no era Blaire. "Su corazón empezó a detenerse a un ritmo normal. "Era
un hombre."
"¿Un hombre?" No estaba para nada contento con la perspectiva de los otros
hombres que la visitaban en sus sueños.
"En mi sueño, creo que vi el pasado ", explicó. "¿Pero no sé si está correcto,
mi don es ver el futuro, no las personas o acontecimientos que ya han sucedido”.
Ella asintió con la cabeza contra su pecho. "El hombre, el anciano", aclaró,
"no tenía polvo en su cabello."
"Él estaba con dolor y..." Se sentó y lo miró directamente a los ojos. “Estaba
llamándote a ti."
Dash tenía una idea bastante buena. "Has sido muy vaga", evadió. "¿Cómo
voy a saber quién era?”
Cait le frunció el ceño. "Tú sabes quién es, puedo oírlo en tu voz. ¿Quién es,
Dash? "
Hizo una mueca cuando él preguntó: "¿Tiene una nariz torcida? ¿Barbilla
fuerte? "
Ella suspiró con alivio. "Sí. ¿Quién era? ¿Qué quiere de ti? Tan extraño es ver
el pasado”.
Dash sacudió la cabeza. "Yo no creo que haya sido el pasado, Caitie, suena
como mi padre Eynsford.".
Dash sabía muy bien lo que el hombre parecía. "Como una página de la
última generación", terminó por ella.
"Él todavía llevaba una peluca y polvos en su pelo, él piensa que la moda
actual es indigna y más bien común”.
Caitrin pasó los dedos por su pelo. "Él estaba llamándote, Dash."
"Yo no sé lo que sucedió entre ustedes dos, pero hay una razón por la que
tuve mi sueño”.
Dash volvió la cabeza y besó la palma de su mano. "Hice mis votos el día
de hoy, Caitie y no te vas a librar de mí tan fácilmente. "
"No quiero alejarme de ti, pero tienes que ir con él, es importante".
"No te voy a dejar", insistió Dash. Se había pasado toda su vida necesitando
a alguien que lo entendiera, alguien que se preocupara por él. Cait no había
admitido a amarlo, pero su afecto era lo más cercano que jamás había tenido, y él
no estaba dispuesto a correr hasta el final de Kent para ver al hombre que había
hecho su existencia miserable.
"Mientras tu vayas conmigo, voy a estar bien", susurró, tocando sus labios
contra su pecho.
Dash se echó hacia atrás y la miró, perfilado por la tenue luz de la chimenea.
"Quiero decir," ella suspiró, "Tu toque es el remedio para el dolor de los
sentimientos de todos esos extraños cuando viajo, no estoy plagada de los futuros
de los que me rodean cuando tú me tocas. "Ella entrelazó sus dedos con los suyos.
"Tenemos que ir a ver al marqués, Dash, de lo contrario yo no soñaría con él."
Cait sacudió la cabeza. "Sea lo que sea será revelado." Entonces ella sonrió.
"Oh, y si calculamos correctamente, nos encontraremos a Elspeth y a Benjamín en
el camino, ellos sólo han empezado su viaje."
"Caitie." Ella oyó su nombre de tan lejos. "Caitie." Escucho la voz de Dash de
repente mucho más fuerte, junto a su oído.
Ella parpadeó con los ojos abiertos para encontrarse mirando el esculpido
pecho de su marido, ligeramente espolvoreados con el pelo de color oro, Cait
sonrió mientras los recuerdos de la noche anterior brillaban en su mente, y ella no
podía recordar ser tan feliz, ella le dio un beso en la clavícula.
Cait levantó la cabeza para mirarlo. "Eres muy caliente, no creo que tenga
necesidad de una manta nunca más”.
Una sonrisa salió de sus labios, y él la hizo rodar por debajo de él. "¿Estás
sugiriendo que te cubra día y noche?”
Cait rio.
Frunció el ceño. "¿El día de hoy? Caitie, quiero encontrar un corredor hoy
para que nos ayude a encontrar un hogar propio, y acabamos de terminar un largo
viaje, me gustaría una semana o más para recuperarme de eso, y…”
Él gruñó y se apartó de ella. "No quiero hacer esto, Cait, no quiero viajar
todo el camino a
Podía oír el dolor en su voz, y su corazón le dolía por él, el marqués debía
ser un hombre horrible, pero su sueño significaba algo y no podía ignorarlo. Su
madre podía haber sido negligente por no mencionar ciertas cosas como que no
sería capaz de ver el futuro de su marido, pero ella había sido muy clara acerca de
seguir sus premoniciones.
Hacer caso omiso tendría terribles circunstancias, Cait no estaba muy segura
de lo que quería decir, pero no había nada en su vida que ella estuviera dispuesta a
poner en riesgo para averiguarlo.
"Tenemos que ir hacia allá, Dash," dijo ella en voz baja. "Me hubiera gustado
quedarme, también, pero mi sueño...”
El viejo escocés le guiñó un ojo. ¿Ella dice que quiere encontrar una casa
para ustedes para cuando vuelvan? "
Angus Macleod echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. "Usted es
un mal mentiroso, muchacho, usted quiere a mi hija toda para usted mismo”.
"Sí, señor." Dash estrechó la mano de su suegro, entonces miró por encima
del hombro para encontrar Niall Forster que lo observaba con una mirada de leve
diversión.
Dash asintió con la cabeza en dirección al hombre. "Señor, gracias por todos
sus consejos."
Forster se adelantó y negó con la cabeza. "¿A pesar de todo lo que le aconseje
no prestó atención, Dashiel?"
El constructor naval bajó la voz, para que sólo pudiera escuchar Dash. "Si
pones atención a lo que he dicho, Dashiel, no hay ningún daño que puedas hacer,
acéptate, abrázate a ti mismo o serás condenado”.
¡Qué pensamiento tan alegre! Dash frunció el ceño al hombre. "Creo que
tengo todo bajo control, señor."
Luego llamó la atención de Caitrin en el frente del coche, donde aún estaba
charlando con sus amigas. "¿Lady Brimsworth, está usted lista?"
Cait le sonrió y salió por el costado del carro, Dash abrió la puerta para su
esposa y la ayudó a subir. Antes de que pudiera subir con ella, sintió que alguien
tiraba de su chaqueta.
Dash se dio la vuelta para encontrar a Sorcha de pie detrás de él, con
lágrimas que se arrastraban por sus mejillas. "Yo me encargo de ella, muchacha,
no hay necesidad de preocuparse, estaremos de vuelta antes de que te des cuenta".
Dash aceptó las flores y levantó la mano enguantada de Sorcha a los labios.
"Gracias, señorita Ferguson, eso fue muy atento."
"¿Ha pasado mucho tiempo desde que viste por última vez a tu padre?,
Dash", preguntó en voz baja mientras sus dedos comenzaron a moverse
lentamente sobre su pecho.
"Lo suficiente."
"Espero que siga vivo cuando lleguemos allí, me gustaría conocer al hombre
que ha hecho tu vida tan miserable”.
Ella le dio un puñetazo en el hombro y se sentó, con la boca bien abierta con
indignación. "¿Cómo puedes decir tal cosa?" Ella se quedó sin aliento.
"No quise decir eso", finalmente él dijo, aunque no tenía ni idea de por qué
ella estaba tan disgustada con él, Cait no le hizo caso y se quedó mirando por la
ventana opuesta.
"Ángel", él comenzó.
"Tu dijiste que el estado mental de tu madre estaba en duda, porque se dejó
seducir por una bestia". Ella levantó una ceja y luego pasó la mirada por el cuerpo
de él.
"Yo no puedo ver el futuro que te concierne." Si tan sólo pudiera, podría
hacer esto mucho más fácil para los dos. "¿Estas preocupado?"
El la coloco más cerca de él, y ella estaba contenta con que solamente la
abrazara durante un tiempo mientras colocaba la cabeza debajo de su barbilla.
"Él sabe que yo no soy su hijo," dijo Dash finalmente en voz baja. "Él mismo
me lo dijo, no le creía en ese momento, pensé que era su decepción la que hablaba.
Él se encogió de hombros.
"Sería bueno saber," dijo finalmente, aunque nunca había pensado mucho en
ello. ¿De qué sirve saber esto ahora? "Pero si no fuese importante, yo no estaría
haciendo este viaje, si no fuera por ti". Él le dio un codazo juguetonamente a ella.
"Sólo estas esperando para colocarte bajo mis faldas de nuevo," dijo ella,
sintiendo como el color subía por su rostro mientras él reaccionaba ante su
comentario, ella tomó su barbilla con la mano y le dio un beso rápido.
"No trates de distraerme con tus besos, ángel," gruñó. "Me gusta la idea, la
que acabas de tener, vamos a volver a eso".
"Eres incorregible." Pero, a decir verdad, le gustaba ser una con él, le gustaba
su cercanía.
Tenerlo dentro de ella era más de lo que nunca había soñado que sería. "No
podemos hacer esto en un coche".
Él la miró con las cejas levantadas. "¿Y por qué no?" Él dejo caer su voz "Te
puedo tomar donde yo quiera."
Cait podía sentir la loca carrera de su pulso y sabía que él podía escucharlo,
y también uno en la unión de sus muslos comenzó a golpear también. El hombre
sólo tenía que hablar de tomarla, y ella se calentaba como el fuego alimentado en
un frío día de invierno.
"Me encanta la forma en que reaccionas para mí", él murmuró mientras la
levantaba y colocaba cada pierna a un lado de él para colocarla a horcajadas sobre
su regazo, sus manos ahuecaron su trasero, atrayéndola tan cerca que ella podía
sentir la protuberancia de él contra su muslo.
"No puedo hacerlo así," ella susurró, ligeramente escandalizada, pero muy
excitada al mismo tiempo, Dash la distrajo hablando mientras él aflojaba el corpiño
de su vestido. "Podemos hacerlo en cualquier lugar, ángel, podemos hacerlo de
pie. "¿Podrían?” “Podemos hacerlo acostados."
Ella asintió con la cabeza, cada vez más distraída mientras él tiraba
hábilmente de su corpiño hacia abajo y dejaba al descubierto sus pechos al fresco
aire, las cimas de sus pechos se endurecieron de inmediato. "Y podemos hacerlo en
un coche."
"Sí, estoy empezando a darme cuenta de eso", ella dijo casi sin aliento
mientras levantaba su pecho a la boca y lentamente tiraba de la cima hacia el
interior, sin apartar los ojos de ella. Ella avanzó poco a poco en su regazo, tratando
de conseguir estar un poco más cerca de él.
Sus manos se deslizaron de nuevo por debajo de la falda para que pudiera
acariciar su trasero desnudo y tirar de ella hacia adelante, donde ella descansaba
sobre él. Luego le dio un codazo en su centro, amasando su trasero mientras tiraba
de ella y la llenaba de un golpe rápido.
Él miró hacia abajo para ver lo que ella se refería. "¿Mi marca de
nacimiento?"
"Sí, es como la de Elspeth, la he visto toda mi vida. ¿Ves cómo está formada
como la luna?"
"puedo hacer esto", protestó ella, inclinándose para poner sus labios sobre su
marca. "Me gusta, sin embargo, otros pueden decir que estoy loca por amar a un
licántropo, "ella se rio contra su cuello, donde se inclinó y le dio un beso rápido.
"¡Están allí!" Cait casi gritó mientras miraba por la ventanilla del coche en la
posada del violín y el gato.
"¿Y estás segura de que están aquí?", preguntó Dash, él no tomaría la misma
alegría que ella, pero él no estaba ansioso por reunirse de nuevo con Benjamín
Westfield, ni con su esposa. Él no había sido exactamente un huésped bienvenido
cuando se habían visto anteriormente.
"Por supuesto, que estoy segura, mira, allí está el coche de Benjamín".
Sin embargo, él no era un cobarde, empujó para abrir la puerta del coche y
ayudó a Cait a bajar del carruaje, al acercarse a la taberna, Dash serpenteaba su
brazo alrededor de su cintura.
Ella tomo aliento y luego levantó la vista hacia él. "Es mi culpa, no estaba
pensando."
"Y creo que mis amigos están aquí también", Caitrin interrumpió: "Lord
Benjamín Westfield y Lady Elspeth".
"Lady Elspeth," dijo suavemente. "Qué bueno verle de nuevo, Cait estaba
segura de que la encontraríamos aquí”.
No estaba seguro de quien fue más fuerte el grito, si fue de Lord Benjamín o
su esposa. Cuando lady Elspeth se recuperó de la impresión ella rápidamente besó
las mejillas a Caitrin. "Bueno, ¡enhorabuena! Deben unirse con nosotros.
Su amiga negó con la cabeza. "Más tarde, quiero oír todo sobre él".
Elspeth puso una mano sobre Ben. "Está claro que Cait es feliz, sólo debemos
desearles lo mejor".
Ben Westfield refunfuñó algo en voz baja, pero Cait estaba segura de que no
eran sus mejores deseos.
Cait asintió, Dash deslizó sus brazos alrededor de su cintura y le dio un beso
en la frente. "Te quiero."
Cait siguió a Elspeth través de la taberna por la puerta principal del edificio.
La parte de que era muy feliz de ver a su hermana bruja peleó con el lado que
mantenía lealtad a Dashiel.
"Yo no era consciente que teníamos que tener la aprobación de los cónyuges,
Cait." Los ojos de la bruja pelirroja bailaron con algo que Cait no podía identificar,
pero posiblemente había un poco de complacencia en su mirada. "Recuerdo
vagamente que te opusiste a mi matrimonio con Ben, hiciste que Rhiannon
sacudiera la ciudad con una tormenta furiosa. "Entonces ella se rio y rompió la
tensión. "Pero, al menos, tuviste la oportunidad para ir a mi matrimonio, yo no
puedo decir lo mismo del tuyo. “Tú eres mi mejor amiga”.
"¿Cuál era la prisa con Benjamín y contigo?" Cait le lanzó una mirada
significativa.
Cait sólo levantó las cejas hacia ella y puso las manos en las caderas.
Elspeth prendió inmediatamente. "¿Te arruino? ¿Fue a propósito? Siempre
he sospechado que Ben me arruino a propósito. "Ella se echó a reír.
"No más de lo que yo lo quería a él ", dijo Elspeth suavemente, una leve
sonrisa apareció en su rostro. "Sin embargo, Ben y Brimsworth no se encuentran
cortados por la misma tijera".
Elspeth debe haber visto la furia que gritaba en el cuerpo de Cait con ese
comentario porque se apresuró a añadir: "Aunque no me atrevería a juzgarlo
porque no he pasado mucho tiempo con él."
"¿Por qué dejaste Westfield Hall en medio de la noche sin siquiera mirar
atrás?"
Ahora, ella llegaba al punto es cuestión. "Es una larga historia", dijo ella.
"¿Qué paso, Cait?" Elspeth preguntó en voz baja. "Siempre asumí que Alec..."
El hombre equivocado, Cait hizo una mueca. Sería bueno si Elspeth tuviera
un poco de fe en ella. Sin embargo, su amiga la conocía mejor que nadie en el
mundo, y Cait no podía mentirle. "Vi a Alec con otra persona.
"No es" lo que piensas ", explicó. "Mi madre no podía ver a mi padre,
tampoco."
"¿En serio?"
"Sí, de verdad, es el camino de las cosas, dice mi padre, ya sabes que sucede
conmigo, soy asaltada por cada futuro que existe, y él solamente debe tocarme
para aclarar mi mente, por lo que me siento más tranquila que antes”
Su amiga tomo las manos entre las suyas y las apretó. "Está bien, te lo digo
yo, es adecuado para mí".
Elspeth se quedó helada. "¿Por qué piensas que te reclamó como suya? No
hemos tenido una luna llena desde la noche que dejaste Westfield Hall.
Dashiel Thorpe nunca había estado tan incómodo en su vida como cuando
estuvo sentado en la mesa de Benjamín Westfield. La sagaz mirada avellana del
hombre lo observo de arriba abajo, el pelo en la parte posterior del cuello de Dash
se erizo.
"Es algo muy difícil para mí conciliarlo en mi mente, mis disculpas ", dijo
Westfield mientras miraba hacia Dash y llenaba su vaso.
Westfield respiró profundo. "Yo tengo que decirle, que parece un hombre
cambiado, tal vez ella es buena para ti".
"No estoy seguro de lo que quieres decir." Aunque Dash tenía una idea
bastante buena, pero sólo quería escuchar al hombre decirlo.
"Tal vez Caitrin saca lo mejor de ti," Westfield le aclaró. "Usted ha perdido
un poco el salvajismo que tenía, como cuando un perro persigue a un zorro, no del
todo, que conste, pero un poco".
"Es difícil sacudirse el perro, ¿no es así, Westfield? En particular, cuando
nacemos con él en nosotros, ya sea lo queramos o no."
"¿Lo queramos o no?" dijo Lord Benjamín. "Eso suena como si hubieras
aceptado quién eres".
Elspeth voló por la habitación a los brazos de Westfield, y luego dijo con
vehemencia: "Creo que lo hizo, Ben, él la reclamo la última noche, la noche de la
luna llena. La reclamo después de conocerla por no más de unos pocos minutos".
"Sí, él la reclamó."
"No puedo creer que hayas hecho esto, Elspeth," Cait le dijo a su amiga.
Dash puso su brazo alrededor de los hombros de Cait y la atrajo hacia él.
"Está bien, tenía que recibir uno, ángel."
"No tenía derecho para golpearte así", insistió Cait, poniéndose de puntillas
para besar a un lado de su mandíbula, que ya estaba sanando.
"Sí, tenía derecho, ángel. "Una sonrisa tiró de las comisuras de su boca. "Él
tiene el honor en su mente, pero creo que él está pensando que te reclame de una
manera un poco diferente de la que en realidad lo hice."
Él la besó en la frente.
Dash dirigió a Westfield un comentario en voz baja que sólo otro par de
oídos licántropos podía oír. "Yo no lo hice hasta que me casé con ella."
"Él arqueó las cejas ante el hombre, aun hablando en voz baja.
"Yo tampoco", Dash se rio entre dientes. "Pero tuve suerte." Acerco a Cait de
nuevo y dejó caer un beso en su cabello, apretándola con fuerza. "Así que tuvimos
suerte", dijo finalmente con una voz para que ella oyera.
"Yo no entiendo", dijo Elspeth, sus ojos que destellaban fuego, Westfield
probablemente tenía las manos llenas con esa pequeña pelirroja.
"Te lo explicare, después," su marido respondió mientras le ofrecía una silla
a ella en la mesa, entonces el rostro del hombre se iluminó y se frotaba la barbilla.
"Esto realmente es muy apropiado, en realidad."
Dash hizo lo mismo, manteniendo el asiento de Cait para ella, luego se dejó
caer en su silla mientras Benjamín Westfield le pasó la botella de whisky. "Gracias."
Cait se tensó a su lado. "Sí, y en su caso, Benjamín, son todas muy precisas."
Westfield inclinó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada, voy a disfrutar
completamente viendo cómo lleva a cabo esta obra. "Movió la mano, haciendo un
gesto para abarcar tanto a Dash como a Cait. "¿Supongo que ella lo obligo a residir
en Edimburgo?"
"Ah, sí." Westfield dirigió su atención a Dash. "Creo Caitrin te castigará más
de lo que mi hermano nunca podría haber esperado”.
Westfield asintió. "Tienes suerte de que eso es todo lo que tienes, yo fui
atacado por una hiedra muy decidida, mi coche fue destruido por un rayo, y bolas
de fuego fueron arrojadas a mi cabeza".
"Por favor." Los ojos azules de Cait brillaron con malicia. "Fue una bola de
fuego, Benjamín, tú ya no eres un niño".
"¿Está enferma?"
"Ella no está enferma". Ella envió a Benjamín una mirada mordaz. "Yo no la
he visto, estaba en algún castillo en las montañas cuando nos fuimos, una
monstruosidad que al parecer Aiden heredó, de todas formas, he tenido una serie
de visiones atemorizantes sobre ella, por lo que el Sr. MacQuarrie fue a ver como
estaba por mí."
Cait asintió. "Fue como si algo, algún mal la estuviera cazando, para mí él
no se siente como un hombre regular, no hay vida en él. "Ella se rio de sí misma.
"Estoy sonando como una loca, pero yo no sé cómo explicarlo mejor que eso. "
Tan pronto como recuperaron la llave del posadero, Dash dirigió a Cait por
las escaleras hacia su habitación.
"¿Por qué siempre me desnudas paro que dejemos de hablar de estas cosas?"
Le preguntó distraídamente mientras él dio un paso atrás para trabajar en su
propia ropa.
"¿Para darte algo más de qué quejarte?", Dijo él con una gran sonrisa.
"¡Oh, no tienes sentido del humor en lo más mínimo!" Ella gimió mientras
miraba alrededor buscando algo para tirarle, pero antes de que pudiera recoger un
arma, él la levantó en brazos y la depositó de espalda y en el centro de la cama. Él
llevó su mano a su pie mientras la miraba fijamente.
"Yo no te quite las medias, ángel, porque si te las quitaba, tendría que darte
unos besos en algunos lugares inapropiados”.
Ella se incorporó sobre los codos. "¿Cómo?" Sintió como el color subía por
sus mejillas mientras levantaba una ceja.
Ella estaba muy feliz de escuchar su voz temblar un poco cuando dijo: "Si
insistes."
Dash tiró de las cintas de su liga izquierda hasta que se había aflojado,
entonces comenzó a deslizarla lentamente la media por su pierna, ella suspiró
fuertemente.
"La paciencia no es una virtud que tengo, Dash, siento mucho decírtelo,
pero lo averiguarías muy pronto, de todos modos".
Cait jadeó cuando con mucha ternura el raspaba con los dientes a través de
la piel sensible de la cara interna del muslo.
"Nada."
Cait se encontró agarrando las sábanas con fiereza en sus manos mientras
sus labios viajaron más lejos y más arriba, alternando entre molestos lamidos y
aperitivos tentadores, hasta que su sangre estaba lista para hervir.
Luego hizo lo impensable, tocó con sus labios el mismo centro de ella, Cait
saltó y trató de deslizarse de la cama.
Pero él puso sus brazos alrededor de la parte exterior de los muslos para
atraerla hacia abajo, sosteniéndola firmemente en su lugar.
"No es adecuado ", dijo Cait, seguido de un gemido de puro placer mientras
la lamía a través de su centro.
Levantó la cabeza por un momento y dijo: "Te lo advertí que iba a tener que
hacer cosas que eran totalmente inadecuadas si te quitaba las medias y tu único
comentario fue: "si insistes."
Entonces, tras una lamida rápida en el punto en que el pulso latía entre los
muslos, ella se elevó hasta la cima, en la que él era su ancla y le brindaba una
sensación maravillosa.
Una vez que la había llevado de vuelta a la parte superior desde ese
hermoso precipicio, se unió a ella, que término siendo la sensación más
maravillosa de todas.
TREINTA Y DOS
Dos días más tarde, su coche cruzó la frontera invisible que marcaba el
límite de Eynsford
Miró por la ventana, observo la casa solariega que se hacía más grande a
medida que se acercaban, Dash tenía los brazos cruzados sobre el pecho y su
espalda estaba rígida, él parecía estar preparándose para un encuentro de lo más
desagradable. Cait tragó nerviosamente, su aprehensión sólo la hizo estar más
ansiosa.
Cait miró alrededor de la sala principal, suelo de mármol y pilares, era tan
grandioso como ningún lugar que ella hubiera visto alguna vez.
Dash se dirigió a Caitrin por encima del umbral, aunque sus ojos no se
apartaban del viejo sirviente. "Por favor, prepara una habitación para mi esposa y
para mí, no sé cuánto tiempo nos quedaremos".
"Y, Price, me gustaría ver a mi padre." Él llevó a Caitrin más abajo por el
pasillo a una sala inmaculada que era de puro blanco con detalles en oro.
"Iba a decir espectacular." Los ojos de Cait brillaron hacia él, tenía la
mandíbula apretada, y sus ojos color ámbar estaban tan fríos que se estremeció.
"Hmm", refunfuñó él. "Nunca lo pensé de esa manera."
"Dash", empezó a decir ella, tocándole el pecho. "Estoy segura de que vas a
estar bien."
"¿Por qué no subes para ver a tu padre, Dash? Puedo entretenerme un rato".
Cait suspiró. "No tengo miedo, si lo que necesitas es que vaya contigo, lo
haré, sólo pensé que quizás podrías querer pasar un tiempo a solas con él."
Cait tensó sus propios hombros. "Me gustaría conocerlo, entonces." Metió la
mano en el hueco de su brazo, su músculo sobresalía debajo de sus dedos. Ella tiró
de él hasta detenerse cuando comenzó a moverse.
"Dash", susurró.
"Sólo quería decirte que te amo." Ella se puso de puntillas para presionar sus
labios contra los suyos rápidamente, él inmediatamente la tomó en sus brazos y
hundió el rostro en su cabello, inhalando profundamente.
"No puedo hacer nada de esto sino estas a mi lado", dijo finalmente, y
entonces tiro de ella hacia las escaleras.
Cait creía en él, creía que había bondad en él, creía que podía ser digno de
ella, estaba decidido a probar que ella tenía razón.
"Tu preguntas qué", ella gruñó, cruzando los brazos debajo de sus pechos.
"Contrólate a ti mismo."
Ella se llevó una mano a su pecho y le sonrió suavemente a él. "Estoy aquí
por ti, Dash, no por otra cosa
"¿Quién está ahí?", dijo una voz áspera. "Si es el médico sanguinario, dile
que se vaya al diablo, voy a morir a su debido tiempo, cuando esté listo y no un
momento antes."
"Siempre hace todo a su debido tiempo, ¿verdad, padre? ¿Por qué su muerte
debería ser diferente? "
La mente del hombre aún funcionaba, sin embargo, era el mismo viejo
sinvergüenza putrefacto, a pesar de su decrépito estado. "Encantador como
siempre, por lo que veo," Dash respondió.
"Por lo menos yo nunca tendré que ver tal parodia con mis propios ojos, un
monstruo como tu heredando todo lo que he construido, mi asiento de la familia,
mi riqueza es intolerable".
Era increíble que pudiera estar tan tranquila con todo esto, Dash se encogió
de hombros. "Padre, aunque me repugna la idea de ponerla en su camino lleno de
odio, quiero presentarle a mi esposa, Caitrin Brimsworth".
"¿El monstruo tiene una novia?" El viejo se quedó sin aliento, luego tosió tan
fuerte que Dash temía que iba a expirar ante sus propios ojos, pero el marqués
finalmente se calmó y se recostó contra las almohadas, agotado.
"¿Es usted una especie de anomalía, también, Lady Brimsworth? ¿Por qué
más podría llevarse tan bien con alguien como mi hijo?", se rio de la palabra",
¿cómo su marido? ¿Esto se debe a que va a ser terriblemente rico cuando
finalmente pase?, ¿no es así? "Se tocó la sien con el dedo índice. "Parece que
encontraste un ser inteligente que te tolerara, Dashiel."
"En realidad, mi Lord, soy una bruja," Cait lo dijo mientras se acercaba al
viejo, Dash le envió una advertencia con la mirada que ella ignoró rápidamente.
El marqués gruñó. "Y tiene un sentido del humor que va con sus ganas de
morir, veo".
"Es un placer conocerlo, señor," dijo finalmente, a pesar de que su cara le dijo
la verdad. No fue un placer en absoluto, su delicada nariz se arrugó,
probablemente por el olor., y ninguna sonrisa iluminó su hermosa cara.
"Sí." Cait inclinó la cabeza, y luego ella lo sorprendió cuando dijo: "Una chica
escocesa que no tiene miedo de decir, que huele terrible. "Se dio la vuelta y le
indicó a la criada para abrir la ventana.
La chica dudó hasta Dash asintió con la cabeza para que ella siguiera la
orden, entonces la joven doncella se apresuró a cumplir sus órdenes, el olor debía
molestarla, también. No había ningún olor tan desagradable como la de un cuerpo
postrado en cama sin lavar.
Una vez que la ventana estaba abierta, Cait inhaló una bocanada de aire
fresco. "Eso está mejor ya, llame un baño para el marqués, necesita uno. "La criada
vaciló de nuevo.
"Su olor es terrible, y yo, y su señoría, "ella dijo, haciendo un gesto hacia
Dash," le gustaría pasar un tiempo con usted. ¿Va a consentir un baño y una
limpieza por mí?
"Entonces ella hizo lo impensable y batió sus bonitos ojos azules hacia el
hombre.
Su padre asintió con aire ausente. "Lo haré por ti, no por él, claro está, pero
lo haré por ti, porque eres una cosita bonita, y porque ha pasado un largo tiempo
desde que he sido un anfitrión en mi propia casa".
El corazón de Dash se hinchó a tal punto que estaba listo para estallar, Cait
había roto el hielo de él, de alguna manera logro suavizar al viejo buitre, lo estaba
haciendo todo bien, teniendo éxito donde el habría fallado, ella estaba haciendo lo
imposible.
"Pero tú eres increíble, Cait, nunca lo habría creído si no lo hubiera visto con
mis propios ojos".
No pudo evitar el gruñido que se le escapó, nadie que jamás hubiera puesto
los ojos en el marqués de Eynsford sería capaz de llamarlo un gatito manso, el
hombre era una bola de ira contenida.
Más rápido que un rayo, Cait estaba de espaldas con Dash cerniéndose sobre
ella. "¿Te refieres a que puedes manejarme, ángel?” Salió un gruñido gutural, pero
una sonrisa pícara se inclinó en sus labios.
El deseo recorrió a Cait y se instaló bajo su vientre, sólo hacía falta una
mirada de él para hacer que su interior se derritiera, ella se rio y tiró de su oreja.
"Todos los días de mi vida."
"Bruja", la acusó, bajando su boca a la de ella.
"Entre", él llamó.
Cait podía sentir la decepción de Dash, incluso después de todo este tiempo,
parecía que ansiaba la aprobación de su padre o quizás simplemente su aceptación,
se levantó y se alisó las arrugas de su vestido.
"Gracias, Price, pero estoy bastante cansada por el viaje, quizás Lord
Brimsworth pueda acompañarlo por un tiempo."
"Tú eres su hijo," respondió ella, aunque ambos sabían que no era cierto.
Dio un paso hacia ella y bajó la voz. "Tu viste la visión, sabes que significaba
algo, estuve de acuerdo con su rechazo hace muchos años".
Ella no le creía, sin embargo, su voz casi se agrietó, y eso pareció un signo
muy revelador para Cait. Todavía, ella no lo empujaría para hacer algo que lo
hiciera sentirse incómodo.
Una mueca cínica tiró de sus labios. "Eres una mentirosa, Lady Brimsworth,
pero una bonita, le concederé eso. "Señaló una silla de madera junto a su cama.
"Siéntase."
Cait ni siquiera era parte licántropo, pero se sentía como si estuviera siendo
ordenado ahí como a un perro, se sentó de todos modos. "¿Usted quería verme?"
Un suspiro escapó de sus labios. "Un consejo, mi señora, tome sus cosas y
corra tan rápido y tan lejos de mi hijo como le sea posible."
"Lord Eynsford."
"No voy a dejar a mi marido", dijo con más dureza de lo que pretendía.
El miedo destelló en sus ojos y su piel pálida se volvió aún más pálida. "La
luna llena está a sólo días de distancia, mi señora, puedes confiar en mí... que no
querrás estar con él entonces, usted no querrá ver el monstruo que habita en él. "
"Yo sé lo que es", dijo Cait suavemente. "Lo que es capaz de hacer y no es un
monstruo".
Eynsford cerró los ojos. "Me pregunto si Philippa sabía lo que era su
verdadero padre."
El rostro del marqués se retorció de dolor. "Usted puede pensar que sabe lo
que es, y estoy sorprendido, pero no es posible saber lo que puede y va a hacer con
usted, Lady Brimsworth, yo no creo que mi esposa lo supiera, porque ella nunca
fue la misma”.
Un malestar repugnante se instaló en Cait.
"Por supuesto que lo sabía", se quejó, luego le vinieron una serie de toses
que sacudían su cuerpo.
Cait corrió a una mesa y le sirvió un vaso de agua de una jarra de porcelana,
regresó y le llevó la copa a los labios.
“Regresó con cicatrices en el cuello, y creo firmemente que fue esa noche con
Radbourne que mató a mi Philippa porque no pudo sobrevivir al nacimiento de
esa cosa que todos llaman mi hijo".
Podía oír el dolor aún en su voz, a pesar de que no era justo, podía
entenderlo, ningún hombre disfrutaba siendo engañado.
Caitrin revisó las palabras del marqués, Radbourne. Ella tenía un nombre,
así como el inicio de una muy triste historia, el marqués pensó que la madre de
Dash había quedado débil y con cicatrices de su encuentro con Radbourne bajo la
luz de la luna llena.
Ella supuso que tenía las mismas cicatrices, marcas de una mordedura como
cuando Dash la había reclamado, sin embargo, ella no se vio afectada, aparte de un
breve momento de dolor. Y Elspeth no parecía estar peor después de su
matrimonio con Benjamín, tenía límites de energía, de hecho, incluso para una
mujer embarazada.
Eynsford volvió la cabeza y la atravesó con sus ojos plateados. "Usted dice
que sabe lo Dashiel es, pero estoy preocupado por usted, debe salir antes de la luna
llena, mi Lady.
No es demasiado tarde para usted, no quisiera que otra mujer estuviera
sujeta al mismo destino que mi Philippa, ser forzada a llevar un monstruo dentro
de su propio cuerpo.
Dash pasó las manos por las paredes de piedra oscura de la bodega sin
ventanas, el olor a humedad de la habitación le trajo muchos recuerdos, ninguno
de ellos buenos, como las noches que pasó encadenado en esta habitación.
El marqués había insistido en que era por su seguridad, pero realmente era
por la seguridad de todo el mundo en Eynsford Park.
Las clases estaban tan incrustadas en la mente de Dash que incluso después
de que había dejado la Eynsford House, él mismo se ataba y se esposaba antes de
cada luna llena para mantener a salvo a los que lo rodeaban. A pesar de que no
tenía intención de aparearse con Caitrin durante una luna llena, la inquietante
historia del marqués sólo solidifico esa decisión en la mente de Dash, nunca se
perdonaría si él hería a Caitrin.
Un crujido en el otro extremo de la bodega le había anunciado la llegada de
un criado, y Dash dio un paso más en la oscuridad de la habitación, luego, sus
fosas nasales fueron atacadas por el olor a la madreselva, y cerró los ojos.
"No deberías estar aquí", dijo él, sabiendo que su tono era un poco
demasiado duro.
"Acabo de terminar de hablar con tu padre", dijo ella, con una sonrisa astuta
en su cara.
"Sí, lo sé."
"¿Cómo lo sabes?" Ella se detuvo y lo encaró, con las manos en las caderas.
Dash señaló sus orejas con un suspiro y colocando los ojos en blanco le dijo:
"Encantado de conocerte, Cait, soy un licántropo, tenemos una audición
extrasensorial".
Ella se rio, justo cuando estaba totalmente preparado para ser un asno, ella
se rio.
"Puedo oír a los mozos de cuadra que hablan de la carrera de caballos que se
aproxima." Inclinó la cabeza para escuchar de nuevo. "Puedo escuchar a las criadas
de la cocina parloteando acerca de cómo ha vuelto el monstruo a casa y cómo van a
ser solicitados para irse antes de la luna llena y pude oírte hablar de mi familia con
mi padre, sí, lo escuche todo. "
"¿Y?" Preguntó ella, con una pequeña sonrisa en las comisuras de la boca.
"¿Y qué?", él preguntó. Era más bien un gruñido y él era consciente de ello.
"A medida que la luna llena está llegando, se hace más difícil mantener el
control, lo siento".
"Yo sabía lo que eras antes de casarme contigo y te quería de todos modos y
siempre lo haré. Ahora, corre si es lo que necesitas para pasar el mal humor, pero
no puedes echarle la culpa a la luna o al hecho de que crees que podrías hacerme
daño porque yo nunca creeré que podrías hacer algo así”.
"Me gustaría estar tan seguro", él suspiró. "Te veré en la cena." Se volvió
para caminar por el pasillo, sintiendo como si su mirada fuera lo suficientemente
caliente para agujerearle la espalda.
Dash no pudo evitar reírse, sólo su Caitie podía llevarlo desde las
profundidades del infierno a un lugar donde no podía dejar de sonreír, maldita
mujer.
TREINTA Y CUATRO
"No creo que tenga las piernas para eso, mi Lady, pero estoy muy feliz de
tener su compañía, incluso si Dashiel no está aquí, ha pasado un largo tiempo
desde que he compartido una comida con una dama".
"¿Incluso si esa dama sólo puede ser la mía?" Dash retumbó mientras
caminaba a través de la habitación, Cait estaba tan feliz de verlo que ni siquiera
podía regañarlo por su tardanza. Él se inclinó y la besó le dijo en voz baja. "Siento
llegar tan tarde, es terriblemente desconsiderado de mi parte no llegar a tiempo
para un compromiso de una cena", dijo mientras se inclinó rápidamente hacia su
padre.
Dash inmediatamente se relajó y dijo a su padre: "Me tropecé con ella por
casualidad, en realidad, yo estaba visitando a unos amigos, y todos habían salido a
una tarde de entretenimiento”. Él le lanzó una gran sonrisa a Cait.
Sólo pasó por donde yo estaba secuestrado y supe de inmediato que tenía
que reclamarla como mía.
"Estoy seguro de que hay muchas cosas que no conoces", le espetó su padre.
Los ojos acerados del Marqués se centraron en ella como si ella fuese una
especie de extranjera. "¿Escocia? Sin duda es una broma".
Cait sonrió tan dulcemente como pudo. "Como soy escocesa, no puedo
imaginar por qué piensa que es una broma, mi Lord."
"¿Qué tiene que ver eso?" El marqués frunció el ceño. "¿Y quiénes son los
Westfields? ¿Se refiere a la familia de Blackmoor? "
Cait asintió con la cabeza a su suegro. "Mi querida amiga se casó con el
hermano menor de su gracia.
Ellos residen en Edimburgo la mayor parte del año, pero planean pasar la
temporada en Londres cada primavera”.
"Hmmph". El ceño de Eynsford oscureció. "El duque actual no ha hecho
nada para recomendarse, él nunca ha tomado su asiento.
Sin duda era el tipo de hombre que Dash había sido antes de casarse con
Cait, su pequeño diario le había dado la indicación, aunque se mordió la lengua,
dijo que sus días de desenfreno habían terminado, y ella creía en él. Dash miro al
marqués. "Tengo la intención de ser el tipo de hombre que cuida de su familia en
primer lugar, cumple sus obligaciones con ellos, y luego ve a todos los demás."
"Eso me deja con poco margen para el error, ¿verdad, padre?" Dash
respondió secamente antes encontrarse con la mirada del anciano.
Cait hizo señas a todos los siervos de dejar la habitación a toda prisa, tan
pronto como todos ellos iban y venían por la puerta, se puso de pie al lado de Dash
y deslizó su mano en la suya. Él la apretó suavemente mientras miraba abajo hacia
ella y sonrió suavemente, Dash continuó su discurso. "Yo soy un licántropo,
padre."
"No es basura" Dash gritó mientras él golpeó con la mano abierta sobre la
mesa. "Es la verdad, sólo eres demasiado ciego para verlo”
“ demasiado terco para pensar que podía ser otra cosa que ese niño bastardo
que mato a su esposa"
"Tu", dijo el marqués mientras señalaba con el dedo a Dash, "¡no puedes
hablar de ella, porque tú eres quien la mató, por Dios! Tú y tu verdadero padre el
monstruo que era".
Se cubrió el corazón con su mano cuando Dash la soltó, luego se acercó a él,
pero fue tan rápido que estaba fuera de su alcance casi inmediatamente.
"Yo no la maté." Dash hizo esa pequeña declaración, su voz tranquila, pero
concisa. "Y tampoco Radbourne".
Dash vio que todo el color de la cara de su padre se iba ante la mención de
su progenitor. "Lo hizo", lo hizo el marqués insistió. "Se la llevó al bosque bajo la
luz de la luna llena, y él…"
Dash levantó una mano y gruñó, parando con eficacia el recuento de los
acontecimientos de su padre, él no necesitaba que le digieran lo que Radbourne
había hecho.
Dash hizo señas para que se acercara Cait. "Nosotros los licántropos, la
mayoría de nosotros, podemos tomar a nuestras verdaderas compañeras en el
bosque con nosotros, o en cualquier otro lugar. Cuando las reclamamos como
propias, es hermoso, no es degradante, como sugieres. "Él miró a los ojos azules de
Cait, y su corazón se expandió, era tan preciosa, tan confiada, tan condenadamente
perfecta. Él pasó una mano a lo largo de su mejilla. "Caitrin lleva mi marca, la
marca que significa que es mi verdadera compañera licántropa, ella era para mí. "
Dash no podía dejar de atraerla a sus brazos y darle un beso en la frente, ella
siempre lo defendería, ella siempre estaría a su lado, era lo único que jamás tuvo.
La voz de Cait era un poco más fuerte la próxima vez que hablo. "Él no es un
monstruo, mi Lord, nunca lo ha sido, es un licántropo, como él dice, sé de otros de
su clase. "Ella se movió para sentarse en el lado de la cama de su padre, tal era la
bondad en ella, casi lo suficiente para templar el fuego de Dash, pero no del todo.
"Pero la luna viene", dijo el marqués con dureza, sus palabras se arrastraron,
hasta Dash. "Evidentemente, nunca lo ha visto cuando hay luna llena".
Dios, amaba a esa mujer, él quería envolverla en sus brazos y nunca dejarla
ir, no dejaría que nada la dañara, ni siquiera él mismo.
"Yo fui el primero en ponerle grilletes cuando vi el daño que podía hacer." El
mentón de su padre sobresalía hacia arriba con una inclinación terca.
"¿Su sonrisa te hace sentir triste, padre? Esto debió haber sido pintado antes
de conocerte, ella en realidad se ve contenta, eufórica, incluso".
La voz de Cait llegó a sus oídos. "Ella te amaba a ti, Dash, puedes verlo en la
pintura, pienso que fue feliz al verte nacer".
Como Cait se inclinó hacia adelante para ofrecer al hombre un poco de agua,
Dash vio el movimiento del marqués con el rabillo del ojo. Pero se sentía tan fuera
de orden, dándose cuenta de que su madre estaba feliz de estar con el niño, con él,
que él no pudo evitar lo que sucedió después. Su padre levantó el brazo e hizo
girar con todo su poder el dorso de la mano, realizando un sonido crujiente
cuando golpeó a Cait en la cara. Ella aterrizó en el suelo con un ruido sordo.
Ya que tirar y suplicar no había funcionado, la suave voz de Cait dijo muy
claramente en su oído, "Por favor, Dash, te quiero no hagas esto. "Entonces ella lo
repitió, tirándolo a él desde la neblina que cubría su mente.
El marqués se quedó sin aliento durante un tiempo. "Se lo dije, siempre será
un monstruo", su padre lo dijo con voz ronca, luego señaló con un dedo débil a
Dash. "¡Siempre! No puedes correr lo suficientemente rápido ni lo suficientemente
lejos para dejar atrás el monstruo que hay en tu interior".
"Si alguna vez tocas a mi mujer de nuevo, te mataré", gruñó Dash, luego se
apresuró a salir de la habitación, escapaba tan rápido y furiosamente como podía, a
pesar de las súplicas de Cait de que la esperara. A pesar de sus súplicas de que
parara, a pesar de que todavía estaba lívido de rabia.
TREINTA Y CINCO
Acostada en la cama, Cait cerró los ojos y deseó que Dash volviera a ella, no
tenía pistas de dónde buscarlo, Eynsford Park era muy grande, y ella no conocía el
camino alrededor en absoluto, especialmente en la oscuridad. No iba a encontrar a
Dash hasta que quisiera ser encontrado, aunque Cait estaba segura que donde
quiera que fuera, él sabía que ella lo estaba esperando. Tenía que haberla oído
llamarlo por su nombre en la última hora, no había nada que hacer más que
esperar, y tal vez hacer un poco de investigación.
Baron Wardley, él tuvo con su esposa tres hijos, Lord Archer Hadley, el
vizconde actual, nacido 1793, Weston Hadley, nacido 1795 y su gemelo, Grayson
Hadley, nacido en 1795, "murmuró en voz baja.
Él nunca tendría esa clase de poder sobre sí mismo, era demasiado salvaje.
Durante algunas de sus horas más oscuras como niño, él había tomado
consuelo en las enseñanzas del viejo rector, la paz, el perdón, la responsabilidad.
Dash se apoyó en la valla de piedra y se quedó mirando la vieja puerta de
madera que daba a la residencia del rector, ningún latido venía desde dentro,
ninguna respiración, no es que le sorprendiera, el Sr. Nelson estaba bastante viejo
cuando Dash era un niño. Sin embargo, los recuerdos de la cara amable del anciano
y palabras suaves se apoderaron de él y le trajo un poco de paz.
Cait lo aceptó, lo sabía en su corazón, podía verlo en sus ojos cada vez que
ella lo miraba. Dash sonrió mientras su imagen se filtraba en su mente, casi podía
oler su pelo rubio con su aroma de madreselva. Se merecía algo mucho mejor que
él, se merecía un hombre que no fuese salvaje y peligroso, si él fuese más
honorable de alguna manera, no la habría obligado a estar en su vida, pero había
sido un asno egoísta.
Tal vez no era demasiado tarde, tal vez aún podía protegerla de sí mismo,
podía enviarla de vuelta a Edimburgo, donde sus hermanas aquelarre esperaban
su regreso.
Dios, era un tonto. ¿Cómo dejó que el marqués consiguiera enojarlo? Dash
tomó una profunda y relajante respiración y luego otra mientras observaba la
danza de rayos de la luna alrededor de la casa parroquial.
Cuando su alma parecía estar más en paz, él caminó hacia la casa solariega,
con la esperanza de que Cait aceptara sus disculpas.
Cuando se sentó a su lado para tirar de las botas, Cait rodó hacia él, con una
sonrisa en sus labios tentadores, Dash apartó un rizo de su cara para que pudiera
verla mejor. "Te amo, Caitie, lo siento si soy una bestia tan ingobernable".
Ella suspiró en sueños, y él no pudo evitar sonreír ante la forma en que el
sonido lo tranquilizó. Él tiró las botas, luego termino con el resto de su ropa,
suavemente, bajó la colcha de debajo de ella y tiró hacia arriba por encima antes de
deslizarse en la cama junto a ella.
Dash se acostó, pero se sentó de nuevo a la vez cuando algo duro lo golpeó
en la cabeza, sacó un libro de debajo de la almohada y frunció el ceño.
Tiró el libro a la silla donde su camisa estaba, pero cayó al suelo con un
ruido sordo. Frunció el ceño al oír y se dejó caer contra la almohada. ¿Podría no
seguir su camino?
"No quise despertarte, vuelve a dormir, Caitie ", dijo, mientras se acurrucaba
contra él, su dulce aroma le hacía burla en la nariz.
"Estoy bien." Antes de que las palabras salieran de su boca, ella le golpeó el
pecho. "Entonces estas en problemas."
"Sí, mujer, estoy en problemas", admitió él, frotando una mano en el lugar en
que lo asalto. "Sin embargo, no hay necesidad de pegarme".
"Yo no estaba en condiciones de estar cerca de ti, Cait, confía en mí. "
"Escúchame, Dashiel Thorpe." Un dedo delgado se le clavó en el pecho. "Yo
soy tu esposa, no te puedes ir y mantenerte alejado tantas horas en la noche, yo no
puedo saber lo que piensas, y yo estaba preocupada por ti".
Dash suspiró, sin saborear la pelea, estaba demasiado cansado para eso. "No
hay nada de qué preocuparse, Caitie, soy un licántropo. ¿Qué crees que me va
pasar a mí? "
"El hecho de que eres un licántropo no significa que eres invencible, Dash,"
dijo en voz baja.
Él la tiro hacia él y le rozó los labios con los suyos. "No me castigaras,
muchacha, ha sido un largo día".
"¿Estas bajo control ahora?", ella preguntó, mientras sus dedos se arrastraron
por su pecho.
Dash la hizo rodar por debajo de él. "Molestando al lobo", preguntó contra
su piel suave, rozando su hombro con los dientes. "Esa es una muy buena manera
de conseguirse una mordida."
Dash amaba despertarse con Cait en sus brazos, sus pechos desnudos
presionando contra él, con el pelo extendido sobre el pecho.
Ella se movió hacia un lado y luego levantó sus brazos para mirarlo. "Buenos
días." Sus suaves ojos azules brillaron.
"Buenos días, ángel," él susurró, inclinándose para rozar sus labios contra los
suyos, ella sabía celestial, como las bayas dulces de verano.
Cait echó la pierna sobre el borde de la cama. "Se me olvidó, le dije a Price
que le ayudaría con el desayuno del marqués."
Dash no pudo evitar el gruñido que escapó de él cuando llegó con ella. "El
hombre se ha alimentado a sí mismo durante siete décadas, pienso que puede
hacerlo solo".
De pie frente a él, Cait cruzó los brazos sobre sus pechos deliciosos. "Él no
está comiendo bien, Price dijo que el poco de sopa que comió anoche fue más de lo
que ha comido en mucho tiempo".
"Si él decide morir de hambre por sí mismo, no veo por qué tenemos el
derecho a interponernos en su camino." Dash miró hacia el techo para evitar la
mirada mordaz que él sabía que ella le dirigió.
Él frunció el ceño ante el libro en sus brazos. "Tengo algo que decirte, Caitie,
esa cosa me golpeo en la parte posterior de la cabeza la noche anterior, no deberías
andar por ahí escondiendo libros bajo las almohadas".
Era evidente que había perdido la cabeza esta mañana, Dash se pasó una
mano por el pelo. "Imposible, yo queme esa cosa. ¿Tu cabeza está bien? ¿Te
golpeaste cuando te caíste? "
Cait se rio aún más fuerte. "No, seas tonto mi lobo, aquella noche en la
posada cuando lo estabas buscando, lo había escondido debajo de mi almohada, tú
estabas buscando en mi baúl, a través de mis ropas y cajones".
Ella cayó hacia atrás, casi sin aliento por su risa. "Me gustaría que hubieses
visto tu rostro cuando Jeannie entró y te vio".
Ella se puso de pie, sin soltar el pesado tomo contra su pecho. "Bueno,
estabas equivocado, estoy segura que no será la última vez. "Cait se inclinó y besó
su frente. "Encontré a Radbourne la última noche. "Ella le dio el libro a él.
Dash levantó la mano, en silencio para detenerla, no quería saber nada más,
sus entrañas se apretaban, y él no quería que ella viera que lo debilitó.
Los ojos de Cait se suavizaron, y ella se acercó a él. "Hay más, Dash."
Tras reflexionar sobre ello, Caitrin pensó que podría haber sido una mala
idea decirle a Dash de sus hermanos, él se había lanzado sobre su pantalón y la
camisa y salió de la habitación sin decir nada más. Sin importar la cantidad de
súplicas o llamadas a su nombre lo hicieron volver a sus sentidos, fue la segunda
vez en pocos días que él se había marchado, dejándola sola.
"Dios del cielo," ella gruñó para sus adentros. "Lobo temperamental." Era tan
frustrante que no pudiera ver su futuro, le hubiera traído un poco de alivio si
pudiera saber por lo menos que estaba a salvo.
Justo cuando ella se dirigía a la puerta, oyó un leve golpe, la abrió para
encontrar al mayordomo en el pasillo, haciendo muecas. "Price, ¿qué es?"
"Lo pondré a comer algo, Price." Cait sonrió, con la esperanza de consolar al
hombre. "Estoy segura de que va estar bien", mintió.
Se armó de valor para un día difícil, Cait siguió a Price a la habitación del
marqués. "Nunca he visto a su señoría querer a alguien como a usted, mi Lady, me
alegro de que lo haya venido a visitar".
Cait apretó la mano de Price. "Usted es un elogio para la lealtad".
Él frunció el ceño. "No voy a comer eso, ni siquiera por ti. "
Cait rio suavemente. "No es mi favorita tampoco", confesó. "Un amiga mía
siempre realiza cosas horribles, no entiendo como ella tiene estómago".
"Yo lo sé." Cait estudió su rostro antiguo, incluso el poco de color que tenía
el día anterior se había ido, pero su mente seguía aguda, y su lengua tan cortante
como siempre.
Podía ver su punto, Cait le puso la mano sobre la suya. "No lo obligare a
comer la avena, mi Lord. ¿Hay algo que quiere que haga? "
Él negó con la cabeza. "Lo hecho, hecho está, querida, no tiene que ser así
para usted, sin embargo, la luna llena es esta noche, pero no es demasiado tarde
para que vuelvas a tus sentidos y te escondas lejos del monstruo".
Cait trató de ser paciente con el hombre, era viejo, se estaba muriendo, pero
él no entendía. "Él no es un monstruo ", dijo en voz baja. "El linaje de los
licántropos era uno benévolo." O eso es lo Benjamín Westfield decía con bastante
frecuencia. "Nos han ayudado a dar forma a la historia como ya sabe, y Dash es tan
noble como sus antepasados”.
Él frunció el ceño, cruzando los brazos delgados sobre el pecho, pero Cait se
dio cuenta de que estaba escuchando, respiró hondo y continuó.
No le había confiado sus planes aún a Cait, como ella había estado
encerrada con su padre, susurrando la mayor parte de la mañana, no quería
interrumpir, no quería ver a ninguno de ellos. Y ahora como Eynsford Park fue
envuelto en el resplandor de un día lleno de sol, decidió que sería mejor tomar el
camino del cobarde, e escabullirse como un ladrón y enfrentarse a la luna llena
solo, antes de que lo hechizara para que él se quedara allí y aceptara el riesgo de lo
que podría hacer.
Dash estaría envuelto en los hierros que odiaba, pero ella estaría a salvo, que
era lo más importante.
"Veo que estas de buen genio, Dashiel," dijo con severidad mientras
colocaba sus manos sobre sus caderas y lo fulminó con la mirada. Dios, esas
caderas que sólo quería aferrarse a ellas para poder montarla en la noche.
"Maldita sea", dijo mientras cerraba el libro. "¿Qué haces aquí, Cait?"
"¿Necesito una razón para visitar a mi marido?" Sus ojos azules brillaban con
irritación.
Cait cruzó la habitación hacia él, sus medias susurrando en voz baja
mientras se movía lentamente en su dirección, eso lo hizo pensar en la última vez
que había retirado sus medias y la nueva forma en que le había hecho el amor a
ella.
Él se agachó y el vaso voló junto a su oído, tan cerca que podía sentir el
viento que creó. "Cait", él gruñó mientras tomaba los fragmentos rotos que yacían
esparcidos sobre la alfombra.
"Corriste de mí dos veces, Dash, no me buscaste durante todo el día, y he
estado pacientemente esperando.
Los oídos de Dash se animaron. "¿Por qué haría una cosa tan tonta?
Aborrece el suelo que camino".
"Si crees que es mejor," Dash se quejó mientras caminaba rápidamente por
delante de ella, conteniendo la respiración mientras se acercaba a ella por temor a
desatar la bestia dentro de él simplemente inhalando su hermoso olor.
Esa fue la parte más triste, sabiendo lo mucho que Dash anhelaba el amor de
Eynsford. Sabiendo lo mucho que deseaba que le perteneciese, aunque sólo fuese
por un momento, al igual que una palabra fuera de lugar podía dejar cicatrices
eternas, una palabra bien pensada podría sanar viejas heridas.
Dash llamó suavemente a la puerta antes de entrar en la habitación de su
padre y camino lentamente hacia la cama, el marqués estaba tan quieto, que de
inmediato vio el miedo en los ojos de Dash, ella vio su pena, y se le rompió el
corazón.
El marqués abrió los ojos, buscando por la habitación hasta que encontró
Dash de pie a su lado. "¿Vienes a terminar el trabajo?"
"Vine porque Caitrin dijo que preguntó por mí." Dash la fulminó con la
mirada.
Los dos eran demasiado tercos para su propio bien, incluso ahora, a esta
hora tardía.
Dash miró como si pudiera cometer asesinato, sólo que iba dirigida a ella en
esta ocasión. Cait luchó para no estremecerse. "Si él hubiera estado pensando con
claridad, habría pedido hablar contigo", dijo, con la esperanza de que ambos, padre
e hijo simplemente aprovecharan el tiempo que les quedaba.
El marqués dijo en voz baja: "Ya que estás aquí, tú también puedes
quedarte."
"Soy yo quien debe decir que lo siente, hijo." Ella podía jurar que Dash
tembló un poco. Pero él se sentó en silencio y dejo que el marqués continuara.
"Parece que me encanta tu esposa."
Dash se rio, con su voz un poco cambiante. "Yo no estoy muy preocupado
de que la mantienes lejos de mí".
"Ella te amaba", el marqués finalmente admitió. "Ella estaba muy feliz por
estar embarazada, no hablaba de nada más que de su deseo de tenerte en sus
brazos".
"¿Ella me amaba?" Dash repitió, y esta vez, Cait tuvo que apartarse para no
derramar lágrimas en ambos. Lo demás tendría que brotar como un enorme crisol
de riego.
"Ella lo hizo", Eynsford susurró. "Y, aunque nunca entendí a la bestia dentro
de ti, tu señora me lo explicó todo hoy, así que siento que tengo que arreglar las
cosas, mientras todavía tengo tiempo."
"Pero", dijo Dash, como si necesitase decir una o dos cosas suyas.
Con los ojos ya cerrados, Eynsford apretó la mano de Dash y Cait observó
con asombro como Dash mantenía apretada la del marqués con fuerza.
Habían pasado horas desde que Dash había desaparecido, según Price, él se
quedó con su padre hasta que el hombre finalmente se durmió profundamente.
Luego salió de la habitación de forma rápida y no lo había vuelto a ver.
"Está seguro que no salió con un viejo amigo, ¿Price? Quizás se perdió con
las idas y vueltas, después de haber estado con en el marqués durante todo el día”.
El hombre infló su pecho hacia fuera, con la cara caída, como si ella le
hubiera asestado un duro golpe. "No he salido de mi puesto de vigilancia, mi
Lady, y yo ya he pedido a los lacayos de cada parte de la propiedad traer cualquier
noticia, nadie lo ha visto".
"Lo siento, Price, simplemente estoy preocupada".
Algo brilló en los ojos del hombre, un poco de pena, ¿tal vez? Si es así, ¿Por
qué tendría que tener pena? A menos que... a menos que él supiera dónde estaba
Dashiel.
"Tuve algunas tareas especiales para hacer hoy, mi lady. ¿Cómo dijo? Se
colocó un poco más alto y levantó la nariz en el aire, de modo que no apreciaba su
valoración en absoluto. ¿Podría la vanidad del mayordomo ser su caída?
Tal vez.
"Yo... yo..."
Ella se volvió hacia él, dándole su mirada más altiva. "Sí, ¿Price?", Le espetó.
"Quería limpiar una de las habitaciones que no hemos utilizado desde hace
mucho tiempo, mi señora."
"¿Y qué habitación sería esa?, ¿Price?" Ella entrecerró las cejas hacia él.
"¿Y bien?" Si el hombre no seguía adelante, tendría que sacar sus hierbas y
hacer un té especial, sólo para él, uno que quizás lo atormente por días, oh, sí, eso
sería muy agradable.
"Yo no tengo nada que decirle, mi lady." Él apretó los labios en una delgada
línea.
Price dijo: "¿El marqués?". Pero salió más como una pregunta.
"¿Así que quiere decirme que el marqués que está arriba luchando por
respirar, se preocupaba por una vieja habitación con polvo y le dice que valla a
limpiarlo?"
"Bien," dijo Cait. "Voy a preguntarle al personal hasta que alguien me diga
lo que quiero saber".
"Eso por eso que su señoría me ha enviado solo, mi Lady, no quería que
nadie lo supiera".
Se dio cuenta de que él lo pensó mucho. "Oh, espero que no," por fin suspiró,
cerrando los ojos a la vez herméticamente.
Cait bajó la voz. "Voy a averiguarlo por lo tanto, ustedes podría querer hacer
que esto sea más fácil para los dos, o me volveré hacia adelante y lo sacare ahora".
"¡No se atrevería!" Gritó Price.
"¿Está seguro de eso?", preguntó Cait mientras recogía una pieza imaginaria
de pelusa de la manga.
Caitrin sintió una pequeña pena por su arrebato, pero sólo duró un
momento. "Pero lo estará pronto, Price, por lo tanto, ustedes podría querer
recordar quién llevará a cabo los términos de empleo".
Price bajó la cabeza hacia atrás con señal de derrota y gimió. "El marqués me
hizo limpiar la habitación." Dijo las dos últimas palabras con suficiente inflexión
para que Cait diera un paso atrás.
"¿La habitación?"
"Me dijo que quería que su hijo se sintiera cómodo en esta noche que era tan
dolorosa para él."
En ese momento, un lacayo se acercó a Price y dijo en voz baja: "Todas las
criadas se han ido de la propiedad, tal como lo pidió, y con poco tiempo que
perder, debo añadir, las cadenas ya se golpean allí abajo".
Estaba un nivel más abajo porque Owens lo había dicho allí, Cadenas, Cait
sopló con frustración.
"No puede ir por ahí, mi Lady," dijo el mayordomo, corriendo hacia ella.
"¿Mi marido está en el sótano? ¿Ese lugar oscuro y sucio que vi el primer día
que estaba aquí? "
Oh, Dios mío ¿Qué había hecho? Había llamado por ella, tal vez ella no lo
había oído, pero entonces oyó sus suaves pisadas.
¡Cait! Él gritó en la única forma que sabía, pero entonces recordó, recordó lo
que él era.
Un golpe seco sonaba mientras Cait eliminaba las barras de la puerta, luego
se deslizó hacia el interior. La puerta se abrió, Dash se sentó a la sombra y trató de
mantenerse y evitar correr hacia ella. A continuación, el olor a madreselva de ella
alcanzó su nariz extremadamente sensible y tuvo que lamer sus labios para no
babear de nuevo.
La deseaba más que el aire que respiraba, la deseaba más que su próximo
trago de agua. Él la quería a ella más de lo que quería su propia existencia. Maldijo
en su cabeza y tiró de las cadenas que lo unía a la sala de piedra.
Bueno, ella debería tener miedo de un lobo salvaje, si no era así, la mujer era
simplemente una tonta. Y eso era una cosa que nunca había asumido de ella, podía
ser molesta como el demonio, pero ella estaba completamente cuerda. Cait se
dobló por la cintura y coloco la lámpara en el suelo, luego dio un paso hacia él. Él
gruñó bajo su garganta.
"¿Vas a dejar de hacer ese ruido?" Ella espetó. "Simplemente quiero echarte
un vistazo. No voy a hacer nada que no quieras que haga. "
Dash volvió a gruñir, no quería que hiciera nada, ese era el problema.
Cait se colocó las manos en las caderas y frunció el ceño, Dash estaba casi
abrumado por el deseo de sacar su pata por una sacudida, sacudió la cabeza para
despejarse, maldita mujer.
"¿Por qué estás atado así, Dashiel?", ella preguntó mientras caminaba hacia
donde su atadura lo anclaba a la pared de piedra.
Cait pasó sus dedos a lo largo de los eslabones de metal hasta que estuvo a
su alcance. Estaba tan cerca que podía oler su cabello, casi podía saborear el valle
entre sus pechos. Y entonces empezó a pensar en el pequeño pliegue donde sus
muslos se encontraban con sus caderas.
No he comido nada, ángel, sino que podría devorarte y ni siquiera me verías venir,
no serías capaz de moverte lo suficientemente rápido para escapar de mí.
Ella tendió la llave en sus pequeños dedos. "Yo tengo la llave de tu libertad."
Entonces ella tentativamente toco la parte superior de su cabeza y el collar de
titanio se abrió en su cuello, en el momento en que era libre, Dash se sorprendió al
sentir el dolor de pasar de la bestia al hombre. Él nunca había cambiado a voluntad
antes, sin embargo, allí estaba, su acortamiento nariz, las orejas se aplastaban, el
pelo que retrocedía.
Cuando se presentó ante ella como un hombre, una vez más, cerró los ojos y
respiró profundamente, se acercó más, pero tenía miedo de tocarla, en su lugar,
decidió decirle lo que había en su corazón.
"Creo que has tenido la llave a mi libertad desde esa primera noche, Caitie."
TREINTA Y OCHO
"Me imagino que estas completamente disgustada por la visión de mí", dijo
Dash en silencio, se puso de pie con la espalda hacia ella, su cuerpo gloriosamente
desnudo, sus músculos brillando a la luz de las velas. No quería nada más que
tocarlo, pero tenía la sensación de que no sería lo correcto, no para él, no para ella,
no esta noche.
"¿Has visto lo que soy, ahora entiendes por qué me coloco grilletes cuando
hay luna llena, no querrías hacer frente a una bestia, y yo no lo esperaría, tampoco,
estas mucho mejor sin mí".
Cait luchó contra la rabia ciega que se arrastraba por su espalda. "¿Piensas
que soy lo suficientemente débil para dejarte fuera de mi vida, Dashiel Thorpe?"
ella se acercó lo suficiente para que pudiera sentir su aliento en la mejilla, pero él
no la tocó, se dio cuenta de que quería, pero él se mantenía bajo control.
"No eres débil, Cait." Él se tocó la sien con el dedo índice. "Eres muy
inteligente".
"Estas lleno de elogios en la actualidad, por lo que veo," gruñó Cait. "Sin
embargo, veo un problema."
"No puedo evitar ser lo que soy, créeme, si pudiera dejar de ser un lobo lo
haría".
“O hervirlos en aceite hasta que se fundieran”. Ella podría sacar las argollas
porque no se utilizarían para encarcelar a su marido nunca más.
"Price puede hacer eso", murmuró Dash, su rostro caía como ella había
esperado que fuera, no quería estar encadenado, quería ser salvaje y libre, con ella.
Pero las viejas heridas corren profundamente, ella se dio cuenta de ello, ella no era
una curandera, pero podía ayudar con esto.
"No la había visto antes" Dash respondió con el ceño fruncido. "Creo que
Price hizo un trabajo aquí esta mañana. "
"Tu padre quería que limpiara esta habitación para que pareciese lo menos
posible una prisión. "A Dash lo confundió su mirada, ella le explicó: "Él quería que
te sintieras cómodo." Cait estiró los brazos por encima de la cabeza y bostezó de
forma espectacular. "Y yo, por mi parte, estoy muy contenta de que lo haya hecho,
estoy agotada".
"Ven aquí, Dash," dijo ella en voz baja, a sabiendas de que la había oído.
Podía ver la batalla que libraba en su interior, y lo amaba aún más por el
cuidado que tenía con ella.
"Traeré los grilletes, voy a estar por aquí, al menos así podrás dormir un
poco".
"Sinceramente, lo dudo."
Ella sonrió con una sonrisa pícara en él. "No" “ya no", dijo mientras se ponía
de puntillas y envolvía sus manos alrededor de su cuello, ella presionó su cuerpo
desnudo contra el suyo y se frotó como un gato.
Las manos de Dash llegaron hasta la cintura para colocarla a distancia de él,
para que estuviera segura. "Eres una pequeña bruja traviesa, "ella gruñó. Sin
embargo, las rodillas de él se encontraban en el fondo de la cama, ella empujó con
todas sus fuerzas hasta que él cayó de espaldas sobre el cubrecama, ella aterrizó
encima de él, su cuerpo presionado la longitud del suyo. Inmediatamente, sintió la
dureza de él contra su vientre, y movió sus caderas contra él, Dash apartó la
mirada y apretó los dientes, como si se le presentara una tortura después de la
tortura.
"Tengo algo que decirte, Dashiel," dijo, con tono de complicidad cuando se
incorporó, sus muslos se abrían por encima de su abdomen mientras lo miraba
fijamente.
"Que sea rápido, Caitie," él gruñó. "Yo no puedo aguantar mucho más de
esto."
Ella se acercó a su oído y le susurró: "A partir de hoy, las únicas cadenas que
llevaras son las mías. "Y la única parte de tu bestia que jamás estará encadenado es
tu corazón.
Dash cerró los ojos a la vista de sus pechos, tan cerca de su cara mientras ella
se inclinaba sobre él, que podía tocar fácilmente con sus labios el tenso pezón, pero
levantó la cabeza.
Cait se incorporó, todavía a horcajadas sobre él, con el pelo rubio colgando
sobre sus hombros, se llevó un dedo a los labios y fingió mirar desconcertada.
"¿Oh, me olvidé de algo que decirte? Yo te amo mi lobo, tal como eres. "Ella apoyó
su peso en la palma de sus manos, que se apretaban contra su pecho. "¿Realmente
piensas que puedes luchar contra el amor que siento por ti? ¿Qué puedes correr lo
suficiente rápido o mantenerme lo suficientemente lejos para dejarte? "
"Cait," la llamo Dash. "Yo podría hacerte daño. ¿No lo ves? "
Ella se inclinó para que su boca casi tocara la suya y respiró en sus labios,
"Me gustaría ver de qué se trata. "Sus ojos azules brillaban con el desafío. "Soy una
bruja poderosa, ¿u olvidaste eso?"
"Planeo hacerte el amor ", dijo ella, con el peligro parpadeando en sus ojos
azules. "¿Te vas a negar?"
"Disculpa", él murmuró.
"Yo sé que me quieres," dijo ella en voz baja mientras movía sus caderas
sobre él, dejando que se deslizara lo largo de su eje la resbaladiza humedad de su
piel.
"Más que el aire", él admitió, mirándola a los ojos por primera vez en toda la
noche, todo lo que él vio brillar fue su amor por él. Una alegría llenó su corazón
como ninguna que jamás había sentido, dejó que su mirada vagara por su cuerpo
desnudo, ella era suya, lo amaba tal y como era.
Cait levantó la cabeza y le tocó los labios con los suyos, tiernos y reverentes
al principio. Pero antes de que él pudiera incluso esperarlo, su lengua se deslizó
dentro de su boca a la guerra con él.
"Me encantan tus labios, muchacha, pero quiero probar más que eso ", dijo,
levantando las cejas mientras su mirada viajaba por su cuerpo.
Sin ninguna inhibición, ella arqueó la espalda, atrayendo su pezón más cerca
de su boca. El lentamente lo succiono, molestándola con su lengua áspera y lentos
lamidos, hasta que ella casi ronroneaba debajo de él.
Nunca había visto una visión más bella, con la boca abierta y los ojos
cerrados. "Creo que te gustaría tener misericordia, ángel, " él respiró,
permaneciendo completamente inmóvil dentro de ella.
Dash sentía que podría explotar sólo de la visión de su cuerpo delgado que
se movía bajo él y la forma en que sus ojos azules se movían.
"Deja que yo me ocupe de ti." Ella se había ido demasiado lejos, incluso para
reconocer el tono sin sentido que había utilizado.
Movió la mano entre ellos, para que pudiera frotar el bulto sensible de
nervios que era su centro.
Cait jadeó, sus movimientos cada vez más inestable mientras se acercaba al
clímax, tenía la boca abierta.
Ahora, con el cuerpo tenso, como un arco de flecha que estaba listo para ser
liberado.
"Sé lo que hago, puedes confiar en que no te haría daño, ahora confía en que
voy a complacerte, también. Por mucho que lo desee o cómo quiera dártelo a ti,
quiero tomarte como una bestia toma su compañero".
Finalmente, podría ser libre, podría estar entero, podría abrazar a la bestia
dentro de él y nunca mirar hacia atrás.
Ella se echó hacia atrás contra él, moviéndose sobre él. Él puso sus manos
alrededor de sus caderas y estableció un ritmo tan antiguo como el tiempo. Se
movió más fuerte que nunca antes y le dio más placer del que fuese posible.
Y sólo cuando ella estallo en torno a él una y otra vez y le rogó le suplicó que
terminara el dulce tormento que pronunció ante su cuerpo y alma que no podía
seguir.
"Mi bella bestia", ella susurró de nuevo, luego se puso a su lado y la tomó en
sus brazos.
TREINTA Y NUEVE
Al oír el nombre con el que se refería a ella, todavía era a algo a lo que se
estaba ajustando a, a pesar de que habían pasado casi tres semanas desde que Dash
había asumido el título de su padre.
A pesar de que había llegado a un acuerdo con los sentimientos del marques
hacia él y coloco muchos de sus viejos demonios a descansar, de vez en cuando,
Cait todavía podía ver la mirada perdida en los ojos de su marido.
Maldito olfato, ella habría preferido haber hablado con el vizconde antes de
que Dash se enterara de su llegada. Los preparativos hechos, advirtieron al hombre
qué esperar, Cait fingió una mirada de inocencia. "Sí, lo hay ", le dijo acercándose a
él y deslizando su mano por su musculoso pecho. "Y él es increíblemente guapo,
qué suerte para mí que estoy casada con él".
Cait se rio, aunque ella sabía que no había querido decirlo exactamente
como un cumplido. "¿Se permite a una esposa tener algunos secretos, o no?"
"Yo puedo decirte una cosa, es una sorpresa. "Sus ojos azules brillaron con
picardía, lo que hizo que sus pantalones se apretaran vergonzosamente. Dios, él
nunca podría llenarse de ella. Por el momento, no quería nada más que llevarla por
las escaleras a su habitación y obligarla a decírselo, si él podía conseguir
desvestirla, tendría la verdad en menos de un segundo.
"No me gustan las sorpresas, última oportunidad, Caitie, "él gruñó
suavemente. "Dime y sino."
Si pensó por un momento que iba a dejarla tratar con algún licántropo
extraño estando cercana la luna llena, ella estaba muy equivocada.
Era alto, más joven que Dash por unos pocos años y con el cabello marrón
bastante normal que era un poco más de lo que estaba de moda, pero sus ojos, un
ámbar profundo, parecían mirar a través de Dash, Radbourne, su medio hermano,
no tenía duda en su mente.
Dash no había sentido tal destello de celos en toda su vida, en realidad sus
manos temblaban con un intenso deseo de tirar físicamente a su hermano de su
casa cuando sus labios se demoraron demasiado tiempo en la piel de Caitrin.
Cait miró por encima del hombro a Dash, con una advertencia en sus ojos.
"En efecto." Ella se volvió hacia el hombre. "Gracias a usted por hacernos una
visita."
"Bueno, que tengo que decir," el hombre lanzó una mirada inquisitiva a
Dash ", su carta era más que interesante."
¿Carta? ¿Qué diablos había dicho ella en esa carta? Un gruñido escapó de la
garganta de Dash. Él no estaba listo para esa entrevista, puede que él jamás
estuviera listo, Caitrin lo arruino por forzarlo.
"Qué mal educada por tenerlo esperando en el pasillo, por favor, mi Lord,
vamos a retirarnos a la sala".
Una vez dentro, Dash reclamó su lugar junto Caitrin en un oscuro sofá
damasco, sus ojos brillaron por ella. "Cuando esto termine, te voy a tirar por
encima de mi rodilla", le susurró, aunque la rareza en los labios de Radbourne
confirmaron que había oído la amenaza.
Ella ni siquiera tuvo el buen sentido de parecer avergonzada por ignorar los
deseos de Dash. En su lugar, se sentó hacia adelante en su asiento y respondió a
Radbourne con una muy bonita sonrisa. "Gracias a ustedes, mi lord, y este hombre
bruto a mi lado, por supuesto, es el marqués de Eynsford, espero que se considere
aquí como nuestro invitado mientras negociamos los detalles".
¿Negociar qué detalles? Dash estaba seguro de que su cara estaba ardiendo.
"Cait", dijo él más fuerte. "Me gustaría saber exactamente lo que está
pasando."
Finalmente, inclinó la cabeza para verlo. "Se suponía que iba a ser una
sorpresa.
Lo que ella en realidad había planeado era enfrentarlo cara a cara con su
hermano, y su cumpleaños no era hasta un mes más. "¡Qué dulce de tu parte
pensar en mí, muchacha!"
Radbourne rio para sus adentros. "No estaba seguro de lo que iba a
encontrar aquí, pero esto ciertamente no lo era."
Radbourne cruzó las manos sobre el regazo. "Lo que no sé es lo que quiere,
es por eso que he venido".
"Por la misma razón que cualquier familia noble vende sus terrenos,
Eynsford, dinero. Ahora seguiremos jugando estos juegos, ¿señor? ¿O va a decirme
lo que quiere de mí? "
"Oh, no, no," dijo Dash, tirando de su falda hasta que ella volvió a sentarse.
Cait suspiró junto a él. "Debido a que era la excusa perfecta para traerlo
aquí, mi marido nunca lo habría buscado a usted por su cuenta".
Radbourne se rascó la barbilla. "Así que, aquí estoy. ¿Y ahora qué? "
Cait apretó la mano de Dash y, a pesar de que estaba molesto con ella, la
presión le recordaba su amor. "Díganos todo acerca de su padre, no escatime
ningún detalle".
"Tal vez usted encontrará una propia algún día," Dash advirtió al hombre
sutilmente. Luego cogió los bocetos que Radbourne había traído. "Mi esposa es
entrometida, pero yo la amo, a pesar de ese hecho” El abrió el pergamino para
echar un vistazo a los dibujos. "Esta es una gran parcela de tierra."
"Te prometo que voy a contarte todo." No podía dejar de reír al ver su
expresión abatida, cuando llegaron al final del pasillo, oyó decirle en voz baja,
"Bestia"
"Oí eso, también," él la llamó de nuevo, feliz cuando su risa alcanzó sus
oídos.
EPÍLOGO
"Tus hermanos son una delicia." Caitrin sonrió por encima del hombro a
Dash mientras se desabotonaba la parte posterior de su vestido.
Dash gimió. "Yo no firmé por ese papel." Él tiró de la corbata y luego la tiró a
través de la habitación, su chaqueta le siguió un momento después.
Cait sintió como sus ojos aterrizaban sobre ella, quemándola a través de su
camisola, y ella no pudo evitar sonreír. Él era adorable en camisa, le encantaba
verlo tan relajado. Encontrar a sus hermanos le había hecho mucho bien a él, no
importaba que él protestara lo contrario.
Cait recupero un camisón de gasa del armario, sólo para que se lo arrebatara
de su alcance. Se dio la vuelta para ver a Dash tirarlo al otro lado de la habitación.
"Yo voy a arrancártelo en algunos minutos, Caitie, es mejor incluso que no te lo
coloques”.
"Estas muy seguro de ti, Dashiel."
"Y con razón, tú no puedes mantener tus manos alejadas de mí. "
Ella hizo rodar los ojos para no alentar a su esposo, entonces Cait caminó
alrededor de él hacia la cama y cogió su chaqueta descartada desde el suelo era
más pesada de lo que debería haber sido.
Ella frunció el ceño hacia él. "Me dijiste que lo habías quemado."
"Lo hice", dijo él con voz ronca. "No es el mismo libro, déjame tenerlo".
Cait lo fulminó con la mirada. "Dashiel Thorpe, ¿piensas que soy tonta? ¡Este
es el mismo libro! "
"No estoy seguro de lo que he hecho para merecer Caitrin, ella es mi ángel,
mi salvación..."
Cait le echó los brazos al cuello y le besó el pecho, la mandíbula y los labios,
con la esperanza de mostrarle que no tiene necesidad de demostrar su valía.
"... Y cuando ella me tiene en su cuerpo, es mágico." Dash sonrió. "En
particular, cuando ella está en lo más alto".
"Te has ruborizado hasta llegar a las raíces de tu cabello, ángel," Dash
bromeó.
"No es el mismo libro, Cait, quemé el otro, porque sólo hay una mujer a la
que quiero recordar".
FIN