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CAPITULO 3 Ciencia en tiempos de autoritarismos Nueva “revolucién”, nueva reorganizacién Durante el gobierno de Arturo Illia, a las disputas dentro del Directorio del CONICET, se agregé la entrada en escena de algu- nos miembros del area administrativa. Garcia se refirié a uno de ellos afirmando que: Era un hombre de los “servicios”. No lo nombramos nosotros. Venia de la Comisién que precedié a la crea- ign del CONICET. Précticamente se lo impusicron a Houssay, siempre muy respetuoso -y temeroso- de las instrucciones 0 insinuaciones de los altos niveles del go- bierno [...] Como secretario del CONICET, redactaba las, actas de las reuniones, enfatizando las intervenciones del grupo incondicional a Houssay, y minimizando, defor- mando 0 suprimiendo las nuestras. A mediados de febrero de 1965, el Directorio del CONICET eli- id sus autoridades. Houssay fue nuevamente electo presidente y como vicepresidente Pedro Carriquiriborde. Dado que Garcia habia cumplido dos perfodos consecutivos no era reclegible, a ferencia de Houssay, que habia sido nombrado miembro vitali- cio. El lugar de Garcfa en el Directorio fue ocupado por el fisico Juan José Giambiagi. EI 28 de junio de 1966 un golpe de Estado expulsé a Illia det gobierno. A tres dias del golpe militar, el Directorio de CONICET discutié “la actitud que el Consejo deberfa asumir ante las nue- vas autoridades nacfonales”, La conclusién era que, “ni por razén 128 LACIENCIA ARGENTINA de sus actividades -cminentemente técnicas- ni por la modalidad del nombramiento de sus miembros -por eleccién interna, luego dispuesta por decreto del Poder Ejecutivo con un mandato por tres afios- deben los directores presentar sus renuncias”. El acta de la reunién sefialaba: “El Dr, Lanari completa este pensamien- to diciendo que se trata de un grupo de cientificos que trabaja in- dependientemente de toda consideracién politica”. Como ante- ‘cedente, Lanari citaba que en ocasién de la destitucién del presidente Frondizi habja prevalecido el criterio de que “el Con- sejo, como cuerpo técnico, no puede estar pendiente de cambios en la situacién politica”. El Directorio voté por unanimidad esta posicién y decidié pedir una audiencia con el presidente de facto. Giambiagi sugirié que se debia expresar el interés “por que se ase- gure la continuidad de la tarea cientifica”,! Como contraste a estas expectativas, el 29 de julio el gobier- no de facto sancioné el decreto ley 16.912, que ponia fin a la au- tonomia universitaria, explicitaba su intencién de “eliminar las causas de accién subversiva” en las casas de estudios y obligaba a los rectores y decanos de las ocho universidades nacionales a asumir como interventores. Esta intervencién, que derivé en el episodio conocido como “la noche de los bastones largos", tuvo como resultado la renuncia de alrededor de 1.380 docentes ¢ in- vestigadores en la UBA. A modo de ejemplo, digamos que este episodio provocé la salida de los principales investigadores de los Departamentos de Electronica y Estabilidad en la Facultad de Ingenierfa, el cierre del Instituto de Calculo y la paralizacién de la computadora de la FCEN, con el consecuente impacto sobre la carrera de Computador Cientifico, que habia sido creada en 1963. Solamente en la Universidad del Sur prosiguieron algunas tareas de investigacién en esta area. La llegada de Ongania al poder ocasioné pérdidas irreparables, llevando al borde de la extincién Jo que habia sido un ciclo promisorio de la historia de la com- putadora en la universidad argentina. Finalmente, también que- DIEGO HURTADO 29 46 inconcluso el proyecto de creacién de tn Instituto Tecnol6- gico dela UBA, que estaban desarrollando en conjunto las Facul- tades de Ingenieria y la FCEN. Houssay se reunié el 2 de agosto con Ongania. En esa oca- sign, el presidente de facto le expres6 a Houssay que “el deseo esencial es que no haya intromision politica en la Universidad y que termine la indisciplina causada por el gobierno tripartito”. Houssay le respondié que “mucha gente opinaba lo mismo, que compartia ese criterio, y que si pensaba reformar el Estatuto le sugeria que solicitara la opinién de una comisién de gente cono- cida por su experiencia”. También pidié por “libertad académica y autonomfa universitaria” y opiné que “los incidentes produc dos eran lamentables, desgraciados y reprobables”. Finalmente, sostuvo que muchos jévenes estaban preocupados ante la posibi: lidad de tener que migrar. El presidente de facto respondié que “no se justificaba tal actitud”. E1 25 de agosto, un articulo publi- cado en uno de los principales diarios norteamericanos, que lle- vaba como volanta “Reclutadores tniversitarios listos para ubicar profesores”, anunciaba que algunas de las universidades mas im- portantes de Estados Unidos, “incluido el Massachusetts Institute of Technology y Harvard, asi como sociedades cientificas y acadé- micas, han establecido contacto con profesores argentinos en las iiltimas dos semanas para colaborar con su plan de partida”.? La dictadura de Onganfa, parte de un proceso de surgimfen- to sincrénico de dictaduras en América Latina, orienté su politi- ca exterior hacia un alineamiento con Estados Unidos. Entre otros objetivos, esto significaba que las Fuerzas Armadas debian defender, no solo el espacio territorial, sino también las “fronte- ras ideol6gicas” internas. Los militares argentinos formalizaron su adhesién a la Doctrina de la Seguridad Nacional con el dis- ‘curso de Onganfa en la academia militar de West Point en 1964. Esta doctrina, sintetiza Rapoport, se fundaba “en una hipétesis de guerra interna permanente en distintos frentes, estableciendo 130 LACIENCIA ARGENTINA una estrecha relacién entre seguridad y desarrollo”, De esta for- ma, se ponfa de manifiesto un profundo viraje ideolégico en el sector militar, por lo menos respecto de las representaciones ca- racteristicas de la primera mitad del siglo XX, encarnada en m litares como Savio y Mosconi, o el propio Perén, que ahora eran eclipsadas por componentes ideoldgicos que tendian a pensar el desarrollo econémico en relacién al problema de la seguridad, entendida como lucha contra el enemigo intemo. Como sefiala Rouquie: “Los militares argentinos se habian convertido en desa- rrollistas para luchar contra el comunismo”.' A mediados de 1967, un memorandum dirigido a Ongania por el secretario General de la Presidencia de la Nacién, general de Brigada Héctor Repetto, se dedicaba al CONICET, En ocasién de la renovacién parcial de su Directorio en mayo, se habian favoreci- do los siguientes objetivos: (1) “Eliminar al grupo izquierdista que atin se encuentra en el Directorio y en las Comisiones Asesoras y Regionales y que sigue actuando en favor de los grupos marxistas de las Universidades y de los renunciantes”, esto tiltimo en alusién a las renuncias masivas que siguieron a la represién de fines de julio del atio anterior. “Incluso en el Directorio podemos scfialar al Dr. Giambiagi (Fisico) renunciante de Ciencias Exactas y ac- tualmente pagado por la Fundacién Bariloche, con un subsidio de la Fundacién Ford/USA"; (2) “Disminuir la influencia del grupo Houssay-Deulofeu”; (3) “Aumentar el niimero de personas inde- pendientes, pertenecientes a disciplinas no médicas”. El mismo memorandum explicaba en uno de sus anexos que “el Consejo en sus diez aios de existencia, no supo estructurar una politica de pla- nificacién de sus actividades”. Y agregaba: “El Consejo no tenia ni tiene la obligacién de dictar la POLITICA CIENTIFICA NACIONAL pero si debid establecer sut propia politica”.* En la reunién del 15 de diciembre de 1967, el Directorio del CONICET aceptd una re- solucién de los servicios de seguridad por la cual, antes de conside- rar los antecedentes de un candidato a ingresar a la carrera del in- DIEGO HURTADO Bt vestigador, su nombre deberia ser sometido a investigacién por los servicios de seguridad. Sélo Giambiagi voté en contra y renuncié, Segiin el gobierno de facto, la dispersién institucional podia ser corregida mediante la centralizacién y la planificacién, en coordinacién con la organizacién de otras esferas de gobierno, De esta forma, a semejanza del Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE), creado durante el gobierno de Frondizi, y del Consejo Nacional de Seguridad (CONASE), creado en septiem- bre de 1966, se cred el Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (CONACYT) en enero de 1969, con una secretaria, la SECO- NACYT. En el texto de la ley que lo creaba, se sefialaba que sus ‘competencias inclufan: “Formular la politica nacional cientifica y técnica, fundamentalmente sobre la base de los objetivos per- seguidos en el Plan General de Desarrollo y Seguridad”. Sefala retrospectivamente Nicolés Babini, secretario privado de Frondizi durante su gestién presidencial que, segtin “las versio- nes circulantes entonces, la creacién del CONACYT le habria sido sugerida a Ongania por su asesor espiritual, el P. Mariano Castex, después de fracasar en un intento de lograr la designacién de su padre en el cargo de Houssay, con quien mantenia antiguas dife- rencias". Al frente del CONACYT fue nombrado el fisidlogo Alberto Taquini. Segiin el propio Castex, Taquini desvié el CO- NACYT de su objetivo original, que pasé “de ser un organismo planificador y evaluador a un casi ministerio de Ciencia y Técnica ‘con poderes omnimodos para interferir en la actividad de todos los entes estatales de promocién ¢ investigacién cientifica”. La idea original era mantener el CONICET en el terreno de la inves- tigacién basica y que la formulacién de politicas pasara a otras ‘manos. De paso, sefialemos que Castex fue el primer presidente de la Comisién Nacional de Estudios Geoheliofisicos, creada a fines de 1968 por el gobierno de Onganfa, otra iniciativa que re- cibié muchas criticas por el hecho de que “dispusiese de fondos que debieron haberse canalizado a través de las Universidades”.> 132 LACCIENCIA ARGENTINA Los cientificos cercanos a Houssay se opusieron a la cteacién del CONACYT con el argumento de que la ciencia no debia ser manejada por el Estado. Desde el gobierno se respondié a esta oposicién, En un “Memorandum” de fines de 1969 que llevaba el sello “Reservado”, se reafirmaban los objetivos formulados dos afios atrés, “Eliminacién del grupo izquierdista” y “Dismi- nucién del poder del grupo Houssay-Deulofeu”. La eleccién de cinco nuevos miembros para cl Directorio, que tendria lugar el 10 de febrero préximo, era una ocasién para “afianzar esa politi ca”, El documento iba acompafiado por observaciones sobre los candidatos. A modo de ejemplo, sobre Juan Tramezzani, entonces director del Instituto de Neurobiologia, el documento sostenia: EI Dr. Tramezzani es una persona activa de absoluta con- fianza que agrega [sic] su capacidad técnica y cientifica, la de activo militante anticomunista en el campo universita- tio, Su designacién se considera indispensable en esta etapa de consolidacién de la politica trazada por el Poder Ejecutivo. Por el contrario, sobre Deulofeu no se aconsejaba su designacion “en cumplimiento del punto b)”, es decir, para hacer efectiva la disminucién de poder del grupo Houssay-Deulofeu.* Enttre las escasas iniciativas concretas impulsadas por la SE- CONACYT, tal vez las més visibles fueron un censo del poten- cial cientifico y la unificacién presupuestaria del gasto en una “Finalidad Ciencia y Técnica” realizados durante el segundo se- mestre de 1969. El censo incluyé 961 institutos “que declararon haber realizado en 1968 actividades de investigacién y desarro- Ilo”, aunque no consideré las actividades del sector privado. De este segundo censo cientifico nacional -el primero se habia re- alizado durante cl primer peronismo- surgia que un total de Poco mas de 31.500 personas eran empleadas por los 961 insti- DIEGO HURTADO a ttutos, de las cuales poco més de 12.700 eran clasificadas como personal cientifico -solo el 36% con dedicacién exclusiva y el 65% trabajaba en las universidades. Alrededor de 6.000 eran técnicos y otros 12.800 eran personal de apoyo y administrati- vo. De los resultados vinculados a la antigtiedad del personal cientifico se ponia en evidencia una pirmide invertida: 35% eran investigadores independientes, 25,5% investigadores aso- ciados, 19,3% eran investigadores principiantes y 17,9% eran ayudantes de investigacién, Las conclusiones generales eran: pe- quefia dimensién de los institutos, baja dedicacién del personal cientifico, poco apoyo a la actividad de los investigadores y dis- persion de esfuerzos (se ejecutaba alrededor de un proyecto por investigador). El informe concluia que “las condiciones de la mayorla de los institutos no parecen ser conducentes a una tarea de investigacién seria y productiva”. En cuanto a la unifi- cacién presupuestaria, podria decirse que las ambiciosas inicia- tivas de centralizacién y planificacién del gobierno de facto se terminaron diluyendo en una mera categoria presupuestaria del sector piiblico, que presentaba como referente empfrico, en pa- labras de Oszlak, “un ramillete mas o menos arbitrario de pro- gramas que se hallan a cargo de instituciones estatales conven- cionalmente admitidas como integrantes del drea de C&T”.” ‘A comienzos de 1969, la incertidumbre y el descontento en las universidades comenzaron a canalizarse a través de la movi- lizacién de estudiantes, llegando en las universidades del Nor- deste y Rosario a producirse enfrentamientos con la policia que dejaron victimas fatales. La tensién social ante la frustracién po- Iitica, el deterioro de la economia y una gestién centralista con escasa capacidad para reaccionar a los reclamos politicos derivé a fines de mayo, en la provincia de Cérdoba, en un levantamien- to de obreros y estudiantes que no tenia precedentes en la histo- ria argentina de las tiltimas décadas. Las reiteradas huelgas que ya no respondfan a las direcciones sindicales, los alzamientos 134 LA CIENCIA ARGENTINA populares en cl interior del pais y la protesta estudiantil fueron dejando el centro de la escena a la guerrilla urbana. A mediados de junio de 1969 fue asesinado el lider sindical Augusto Vandor yj un afio mis tarde, se produjo el secuestro y asesinato del ge- neral Pedro Aramburu, La escalada de violencia -instrumento politico tacito de las ciipulas militares- lev6 a la destitucién de ‘Ongania en junio de 1970. Ese mismo mes, la Junta de Comandantes en Jefe aprobé las “Politicas Nacionales”, que en el papel debian ser consideradas “de cumplimiento obligatorio para el sector piiblico, nacional, provincial y municipal”. Algunas de ellas se referian al tema “Ciencia y Técnica”, Entre otros objetivos, se mencionaba que la inversién publica y privada destinada a sostener la investigacién debia alcanzar de forma gradual un minimo del 1,5% del pro- ducto bruto interno al final de la década, En mayo del aiio si- guiente fue aprobado por ley el Plan Nacional de Desarrollo y Seguridad, El capitulo XIV estaba dedicado a “Ciencia y Técnica. Entre otras metas, se explicaba que en 1975 no menos del 50% de la inversion global en ciencia y técnica debia estar destinada a financiar investigaciones orientadas a resolver problemas de los distintos sectores econdmicos. También se mencionaba que se promulgaria la legislacidn pertinente para faciitar el regreso al pais de cientificos y técnicos y se financiarian programas a eje- cutarse fuera de las areas metropolitana y pampeana. Este tlti- ‘mo punto iba a facilitar la futura creacién de Centros Regionales que “cumplieran las veces de ‘parques industriales”, segtin el in- genicro Orlando Villamayor, que habia sido nombrado presiden- te del CONICET lucgo de la muerte de Houssay, a los 84 afios, en septiembre de 1971. El proceso de creacién de nuevas univer- sidades, iniciado a comienzos de los afios setenta, significaba un incremento importante de la demanda de recursos humanos. Sobre este punto, Villamayor sefialaba: DIEGO HURTADO 13s Entendemos que toda decisién de creacién de nuevas universidades puede estimarse halagiiefia en el largo plazo si la misma responde a una politica nacional co- ordinada y cuenta con los recursos asegurados para lle- var adelante programadamente su extensién edilicia, de equipamiento y fundamentalmente de formacién de re- cursos humanos [...] ‘Sin embargo, a continuacién sefialaba el impacto negativo que tendria en el corto y mediano plazo, al debilitar grupos de inves- tigacién y dispersar recursos financieros escasos. Ese mismo afio la SECONACYT se convirtié en Subsecretarfa de Ciencia y Técnica (SUBCYT). EI 23 de mayo de 1973 -dos dias antes de la asuncién del nuevo gobierno democratico- se sancioné una ley que aprobaba tun nuevo estatuto para las carreras del investigador cientifico y del personal de apoyo del CONICET. Entre otras cuestiones, a partir de esta ley los investigadores y el personal de apoyo pasa- ban a tener estatus de personal civil de la administracién puibli- ca nacional. En septiembre de ese mismo afio, el CONICET se incorporé a la estructura organica del Ministerio de Cultura y Educacién con carécter de organismo descentralizado. Este nuevo CONICET, en el cual “se crea la carrera de investigador con un escalafén separado, diferenciado, ya no es el CONICET de Houssay, que tenfa una carrera como nomenclatura de cate- gorias para dar un adicional a los profesores universitarios que hhacian investigacién”, sostiene Del Bello. Y agrega que la auto- noma otorgada a la carrera del investigador es el origen del “profundo divorcio entre el CONICET y las universidades pibli- cas que se inicia a partir de 1976”. También en 1973 la SUBCYT fue transformada en Secretaria de Ciencia y Tecnologfa, quedan- do el CONICET relacionado jerérquicamente a aquel Ministerio a través de esta nueva secretarfa.? 136 LACIENCIA ARGENTINA Cohetes, reactores, electrénica y otro premio Nobel Como contraste con lo ocurrido con las actividades de investiga- cién en las universidades, aquellas que dependian del sector mili- tar no fueron afectadas por las medidas de seguridad. El arca es- pacial tuvo un importante desarrollo durante estos afios. En 1963 habia sido creado el Instituto Civil de Tecnologia Espacial (ICTE). Este instituto Ievé a cabo en abril de 1967 la primera experiencia biolégica denominada BIO 1, lanzando desde Chamical un cohete Orién 11 tripulado con un ratén blanco, que fue recuperado con vida. La experiencia se repitié en mayo de ese mismo afio y en agosto de 1969, a pocos meses de la legada del Apolo XI a la Luna. En esta misma linea de experimentos, en diciembre de 1969, la Fuerza Aérea, en colaboracién con cientificos de la Universidad Nacional de Tucumén, realizaron el experimento Canopus II-Bio I, que consistié en el lanzamiento desde Chamical de un cohete de la serie Rigel tripulado por un mono, que alcanzé los 70 km de altura, El animal fue recuperado con vida. Para la realizacién de estas experiencias, desde 1964, el departamento de electronica del AE venia desarrollando junto con el Instituto de Medicina Aero- nautica y Espacial (INMAE) un sistema experimental para medir ritmo cardiaco y presién sanguinea para experimentos biolégicos en vuelo, Hasta esa fecha, solo tres paises habian realizado expe- riencias biol6gicas en el espacio exterior: Estados Unidos, la Unién Soviética y Francia. Sin embargo, este seria el dltimo experimento biol6gico de cohetes argentinos."® En paralelo con estos desarrollos, en noviembre de ese mismo afio, un convenio entre la CNIE y la NASA hizo posible el lanzamiento de tres cohetes de la serie Orion desde la base de lanzamiento de Wallops Island, en Estados Unidos, para un es- tudio de vuelo, Este fue el primer y tinico evento de lanzamien- to de cohetes argentinos en Estados Unidos. Esta estrategia esca- onada tenia como objetivo el desarrollo de un lanzador satelital. DIEGO HURTADO 137 En el diario La Prensa del 18 de diciembre de 1971 se podia leer un titular que afirmaba que “Argentina se prepara para colocar un satélite en drbita pues el lanzamiento de! Rigel, a 300 kilémetros, fue un éxito continental”. Un convenio de 1972 entre la CNIE y 1 Instituto Max Planck de Alemania Federal hizo posible que se ‘comenzaran a tealizar las experiencias conocidas como EGANI (Experiencia Germano Argentina con Nubes Ionizadas), que més tarde pasaron a llamarse EANI (Experiencia Argentina con Nubes Ionizadas). Estos experimentos utilizaron cohetes Castor y Rigel, mientras que la carga titil fue desarrollada en el Instituto Max Planck. El desarrollo del cohete Rigel habia permitido al TIAE resolver problemas vinculados a la separacién de una etapa y encendido de la etapa superior. El desarrollo del Canopus I! permitfa avanzar en el empleo de una configuracién racimo de cuatro motores como primera etapa. A fines de noviembre de 1973, se lanz6 desde Chamical el primer vuelo operativo del co- hete Castor, concebido para usar cuatro motores como primera etapa y un quinto como segunda etapa, sin sistema de gufa. Este cohete, el mas grande construido por el IIAE, formaba parte del programa EGANI y fue capaz de alcanzar uma altura de 480 ki- Iémetros con 68 kilogramos de carga titil. Dos afios més tarde, en el marco del mismo programa, se lanzaron dos cohetes Castor desde la base Marambio. En 1972, la CNIE habja creado el Plan Patagonia para la evaluacién de recursos naturales. Un grupo de ingenieros de la IIAE propuso el desarrollo del cohete Tauro, es- pecialmente disefiado para los fines de este programa.” En lo que hace al desarrollo nuclear, tanto los gobiernos de- mocraticos como las dictaduras coincidieron en otorgarle un lugar estratégico. Esto favorecié la relativa continuidad institucio- nal de la CNEA y el desarrollo de una estrategia incremental. Otro factor importante en la trayectoria de la CNEA fue la capa- cidad de generar vinculos institucionales. A nivel nacional, ade- mas de los cursos dictados por la CNEA en Buenos Aires, desde 138 LACIENCIA ARGENTINA 1956 se intensificé la participacién de las Facultades de Ciencias Exactas y Naturales, Ingenieria y Medicina de la UBA y la Facultad de Agronomia de la UNLP. Como era de esperar en un pais agro- exportador, que también contaba con una importante tradicién en ciencias biomédicas, el uso intensivo de radoisétopos en agri- cultura y medicina a comienzos de los sesenta ayudé a integrar las actividades de la CNEA a los programas de instituciones como el INTA, el Hospital de Clinicas y el Instituto Angel Roffo (para investigacién y tratamiento del cancer), el cual conté desde 1962 con una unidad de cobalto. Los departamentos de Radioisstopos y Biologia y Medicina de la CNEA usaban, ademas de sus propios laboratorios, otros 27 pertenecientes a centros de investigacién de universidades y hospitales. Para 1971, se habjan otorgado para sus laboratorios 74 becas doctorales en fisica y en quimica y se encontraban en curso otras 34, A cargo de la Gerencia de Tecno- logia de la CNEA desde 1960, Jorge Sabato organiz6 a partir de ese mismo afio cl Curso Panameticano sobre Metalurgia Nuclear. Desde entonces, este curso se repitié con cierta regularidad con un total de 139 participantes entre 1962 y 1971, de los cuales 79 fueron extranjeros."? Luego de casi cuatro afios de trabajo, fue finalizado, en 1966, el RA-2, un reactor de ensayo construido para realizar estudios sobre posibles configuraciones y disefios para un reactor de inves- tigacion de mayor envergadura que el RA-1. Finalmente, luego de algunos atrasos, el reactor de investigacién RA-3 fue puesto a cri- tico en la madrugada del 17 de mayo de 1967. Este reactor de 5 ‘MW, que funcionaba con uranio enriquecido al 90%, fue inau- gurado el 20 de diciembre. Todos los componentes del RA-3 fue- ron manufacturados en la Argentina, incluyendo el 90% de la lectrénica y el equipo de control. En ese mismo acto sc inaugu- 76 la primera etapa del Centro Atémico Ezeiza, Ademis de ‘Ongania y algunos ministros, también asistieron al acto el gober- nador de Buenos Aires, general Francisco Imaz, el rector de la DIEGO HURTADO 139 LUBA puesto en su cargo luego de la intervencién que derivé en “la noche de los bastones largos”, Luis Botet, y el arzobispo de Buenos Aires, monsefior Antonio Caggiano. Entre los “especial- mente invitados” de organismos internacionales de energia até- mica, estaban Walter Schnurr, director del Instituto de Investiga- ciones Nucleares de Alemania Federal, Israel Dostrovsky, presidente de la Comisién de Energia Atomica de Israel, y Uriel da Costa Ribeiro de la Comissio Nacional de Energia Nuclear (CNEN) de Brasil." En esa ocasién, Quihillalt recibié el cheque de 350 mil déla- res de manos del encargado de negocios de la Embajada de Esta- dos Unidos. En la construccién del RA-3 habfan participado 67 ‘empresas argentinas y su costo total habfa sido 1.020.000 déla- res, De acuerdo a Quihillalt, el nuevo reactor no suponia “un es- pecial avance en cuanto a la tecnologia de reactores se refiere”, pero significaba “la apertura de nuevos cauces a la industria na- ional”, ¥ justificaba posibles criticas: “Es probable que ante un frio analisis econdémico pueda argiiirse que el costo del reactor ha resultado bastante mayor que el calculado en las estimacio- nes previas del proyecto original; como asimismo, que se haya demorado en realizarlo mas tiempo del previsto”. Sin embargo, para Quihillalt estos costos se compensaban largamente a partir de “beneficios intangibles que a largo plazo reditiian estas obras”, como “la expansién de las industrias de base, la capaci- tacién tecnolégica, la investigacién cientifica y técnica, el inte- gral aprovechamiento de los recursos naturales y, en suma, la modernizacién del pais”. La industria nuclear debe cumplir “eta~ pas necesarias”." A comienzos de los afios setenta, Sabato explicaba que “la crisis argentina no es un estado patolégico, anormal, transito- rio; la crisis es el estado normal de la Argentina, lo ha sido du- ante los tiltimos 40 afios y lo mas probable es que lo siga sien- do por muchos afios mas". Hay que aprender, argumentaba 140 LA CIENCIA ARGENTINA Sabato, a trabajar en estas condiciones. Mientras se terminaba de construir la central de potencia Atucha I, en la provincia de Buenos Aires, se inicié un debate que alcanz6 la esfera publica acerca del tipo de combustible -uranio natural versus uranio enriquecido~ que deberia decidir la tecnologia de la segunda central de potencia que se construiria en Cérdoba. Sobre este Punto, Sabato afirmaba: “Lo atémico ha dejado pues de ser un tema académico y de laboratorio, y se ha integrado a la trama socio-politico-econémica argentina, a la que sin duda agregar color y textura y de quien recibird influencias beneficiosas y de- formaciones perjudiciales”. En enero de 1974, durante la pre- sidencia de Perdn, el reactor Atucha | alcanzé estado critico, Habia sido construido por la empresa alemana Siemens con un 40% de participacin de la industria local. Por esos dias se in cid la construccién de una segunda central en Embalse, provin- ia de Cérdoba, a cargo de la empresa Atomic Energy of Cana- da Ltd."5 Por su parte, a comienzos de los aiios setenta, el INTA y el INTI parecen desviados de sus objetivos originales. El INTA in- cluia 40 unidades operativas distribuidas en todo el pais, entre las que se contaban 13 estaciones experimentales regionales y 22 estaciones experimentales agropecuarias, que inclufan 180 agen- cias de extensién. Alrededor de 1,000 profesionales universita- ios componfan el personal técnico dedicado a investigacién y extensién. El crecimiento del INTA habia sido el resultado de un proceso de acumulacién con escasa coordinacién. En Ja trans- formacién acelerada de la actividad agricola que se desencadené durante este periodo, el cambio tecnolégico tuvo un lugar cen- tral: innovacién genética para el mejoramiento de semillas, el uso de agroquimicos para el mejoramiento de fertilizantes y her- bicidas y el desarrollo de maquinaria agricola. Entre las razones ue explican el papel difuso del INTA se encuentra el protagonis- mo del sector privado sobre el escenario local. En este momen DIEGO HURTADO 1 to, sostiene Saucede, “a nivel mundial aparece la tecnologia en- latada, el paquete tecnolégico, es decir, se venden las semillas junto con los agroquimicos, los fertilizantes, la cosechadora”. Una iniciativa original del INTA fue la creacién, en 1967, de la Escuela para Graduados en Ciencias Agropecuarias, que comen- 26 a funcionar en la estacién experimental de Castelar, provin- cia de Buenos Aires, en colaboracién con la UBA, la UNLP y el Instituto Interamericano de Ciencias Agricolas de la Organiza~ cién de Estados Americanos. Comprometiendo recursos mate- riales y becas, el INTA inicié sus actividades de posgrado en eco- noma agraria, “un emprendimiento de caracteristicas que eran revolucionarias para la época, porque no habia mucha concien- cia de las necesidades de posgrado en la Argentina de la década del sesenta”, sostiene Ratl Fiorentino. En los primetos diez afios obtuvieron sus maestrias més de 100 estudiantes y se produjeron muchas tesis de valor. Sin embargo, desde fines de 1973, las per- secuciones ideol6gicas comenzaron a erosionar esta iniciativa."° En cuanto al papel que jugé el INTA en promover entre los estudiantes de las facultades de Agronomia y Veterinaria una conciencia del reconocimiento de la realidad agropecuaria de “las muchas Argentinas que componen la Argentina”, cuenta Saucede acerca de su experiencia de estudiante: Pudimos convivir con las familias galesas en los puestos de las grandes estancias patagénicas, y las comunidades de ovejeros seminémadas mapuches; con las colonias ucranianas y polacas de Misiones, y las comunidades tobas de las explotaciones de quebracho, Comprendimos Jos conceptos de trabajador golondrina, de hacheros y jornaleros.” Desde la perspectiva de las actividades de investigacién y desa- rrollo, el aporte del INTA fue particularmente importante en 142 LACIENCIA ARGENTINA trigo. Sobre este punto puede mencionarse su participacién cen- tral en el desarrollo de variedades de trigo a partir de la incorpo- tacién de germoplasma mexicano. Luego de la inscripcién del primer cultivar en 1971, se iban a inscribir en las siguientes cua tro décadas mas de 60 cultivares. Otros dos hitos son la inter- vencién del INTA en la solucién al problema del “mal de Rio Cuarto” y el desarrollo de la vacuna oleosa contra la aftosa, “Ya a comienzos de 1970, cl INTA comienza a plantearse la necesi- dad de desarrollar una vacuna con mayor capacidad para prote- ger al ganado”, comenta Ana Sadir. Si bien la vacuna que existia tenia cierta eficacia, esta no cra suficiente, explica Sadir, sobre todo con la cantidad de cabezas de ganado y la cria extensiva propia de un pais como la Argentina, Y agrega: “Era importanti- simo un inmunégeno mucho mas potente y que la proteccién durara mucho més tiempo, porque se estaba vacunando entre tres a cuatro veces por afio todo el ganado y, como esto era muy trabajoso, a veces se obviaba”. Sadir cuenta que, en 1972, Scholeim Rivenson, del Centro de Investigacién de Ciencias Veterinarias del INTA, desarrollé la vacuna antiaftosa de base oleosa, conjuntamente con el Centro Panamericano de Fiebre Aftosa, dependiente de la Organizacién Panamericana de la Salud. Esta vacuna se convirtié luego en la pieza clave de los pla- nes de lucha contra la enfermedad y fue (sigue siendo) amplia- mente utilizada en toda Latinoamérica,"® En cuanto al INTI, durante la década de 1960, habia estable- cido contactos con el National Bureau of Standards de Estados Unidos, el National Physical Laboratory de Gran Bretafia, el Phy- sikalisch-Technisches Bundesanstalt (PTB) de Alemania Federal y el Bureau International des Poids et Mesures, organismo interna cional con sede en Francia. A mediados de los sesenta, el INTI habfa firmado con el PTB un acuerdo de asistencia técnica en el ‘rea de la metrologia cientifica e industrial que derivé en la visi- ta de ascsores alemanes, en 1968, y en la capacitacién de técni- DIEGO HURTADO 143 cos del INTI en Alemania. El instituto argentino también recibié equipos por un valor de 2,4 millones de marcos.” Durante los primetos affos, los socios del INTI para la crea~ cién de centros de investigacién fueron en mayor medida las universidades y los organismos pitblicos. Recién a comienzos de los setenta aumenté la participacién empresarial, aunque en este perfodo surgen criticas internas que alertan sobre la tendencia del instituto a transformarse en un laboratorio de ensayos de ru- tina, con graves riesgos para su futuro, y sobre el peligro de bu- rocratizacién del organismo, Un decreto de diciembre de 1971 dispuso la creacién del Registro Nacional de Contratos de Licencias y Transferencia de Tecnologia y otro decreto comple- ‘mentario dispuso que este registro debia operar dentro del INTI. Entre las principales tareas que imponia esta funcién, se encon- traba la evaluacién de los convenios de transferencia tecnolé; ca. En este momento la Argentina gastaba grandes sumas en la compra de tecnologfa en el exterior. De acuerdo a cifras del Ban- co Central, los pagos por regalfas para el aio 1971 fueron del orden de 80 millones de délares. Estas cifras eran interpretadas como evidencia de “la magnitud de la dependencia tecnolégica”. Ahora bien, se suponfa que la creacién del Registro iba a permi- tir al INTI conocer la demanda de tecnologia por parte de la in- dustria nacional, el monto de las divisas comprometido en com- pras de tecnologfa en el exterior y, eventualmente, la deteccién de distorsiones.”” En Iineas generales, el crecimiento sostenido del INTI hasta 1975 -en ese momento contaba con mas de veinte centros de in- vestigacién- se explica, a grandes rasgos, por el crecimiento de la industria y de las exportaciones industriales, promovido entre 1964 y 1975 por politicas de redistribucién desde el agro hacia la industria. Sin embargo, las plantas locales eran de menor escala que las de los pafses avanzados y operaban con modelos de orga- nizacién distintos. En este escenario, si bien se concibieron ini- 144 LA CIENCIA ARGENTINA ciativas para el desarrollo de capacidades tecnolégicas domést cas, estas fueron, segtin Katz, “las de menor complejidad y sofis- ticacién técnica de todo el espectro de actividades que llevan a cabo los elencos de ingenieria ¢ investigacién de una firma”, y solo en escasas ocasiones se Megé a trascender la innovacion “menor”. Durante el breve periodo de retomo a la democracia en 1973, en instituciones como el INTI y el INTA se incorporé un pensamiento renovador. En el INTI se buscé intensificar la cola- boracién con las grandes empresas estatales y la prestacién de servicios a las pequeiias y medianas empresas. En ese momento, el ingeniero José Luis Albertoni, presidente del INTI entre 1973 y 1975, hablé de “dar preferencias a lineas de investigacién y desarrollo tecnolégico conectadas con temas como vivienda po- ular, salud, alimentacién, vestido, transporte colectivo, protec- cién del ambiente, etc.” y de “apoyar un desarrollo industrial que pueda servir de base a una politica de redistribucion de in- sresos”. En lo que hacia a la compra de tecnologia, la revista del Instituto sostenfa que “nos negaremos a comprar un pretendido ‘cémo-hacerlo’ que nos condiciona culturalmente, al imponer- nos una implementacién desvinculada de nuestra realidad y de la idiosincrasia de nuestro pueblo”. Y manifestaba que el INTI asu- mfa “la responsabilidad de contribuir a la definicién de nuestra politica tecnolégica, abriendo la discusidn sobre este tema a nivel nacional”.#? Sin embargo, durante este breve periodo de tres afios de democracia se puso de manifiesto una marcada inestabilidad: tres gestiones se alternaron en la conduccién, una de ellas vin- culada al trégico desemperio de Oscar Ivanissevich como minis- tro de Educacién y Cultura y Alberto Ottalagano como rector de Ja UBA. La paralizacién de iniciativas y la alteracién de los pla- nes de trabajo fueron alguna de sus consecuencias, En la Secretaria de Ciencia y Tecnologia se creé, en 1973, una estructura administrativa sui generis para impulsar los llamados DIEGO HURTADO 45 “Programas Nacionales” con el objetivo de orientar la investiga- ién hacia temas aplicados y problemas tecnolégicos, y también definir prioridades vinculadas a las necesidades del desarrollo econémico y regional. Cuatro programas fueron creados en 1973, en Alimentos, Enfermedades endémicas, Flectrénica y Vivienda. in embargo, esta secretaria se caracterizé durante estos afios por una administracién formalista y burocritica. Asi, la mayorfa de las iniciativas no superarian el estado de aportes programéticos.2> En un diagnéstico realizado en 1976 sobre la situacion de las instituciones piblicas dedicadas a ciencia y tecnologia en la Argentina, Oszlak comparaba la CNEA con el INTA y el INTI. All sefialaba que una vez alcanzado “un estado de régimen y una relativa madurez”, la legitimidad del INTA y el INTI estaba cuestionada. Ambos institutos tecnolégicos enfrentaban “el riesgo de convertirse en organismos altamente burocratizados € inoperantes”. Oszlak sefialaba algunas caracteristicas que a Su criterio transformaban a la CNEA en una singularidad. En pri mer lugar, mientras la “CNEA se ha fijado como prioridad el desarrollo de una politica nuclear”, los programas y planes de trabajo de otras instituciones “no se inscriben por lo general en el marco de una politica C&T para sus respectivos sectores”. En segundo lugar, a diferencia del INTA y el INTI, la CNEA habia sido “creada sin el ‘lastre’ de organismos preexistentes, con su inevitable cuota de rigideces y rutinas dificilmente modifica- bles”. En tercer lugar, la “CNEA se ha caracterizado por una ex- traordinaria estabilidad de sus elencos directivos, registrando el caso quizas sin precedentes en el sector piblico argentino de que sélo dos personas se hayan alternado en su conduccién a lo largo del cuarto de siglo de su existencia”. Por tiltimo, desde el punto de vista jerarquico, la “CNEA funciona como organismo dependiente de la Presidencia de la Reptiblica bajo una direc~ cidn unipersonal, habiéndose suprimido su consejo directivo”. ‘Ademas, agregaba, “es notoria la existencia de una jerarquia mi- 146 LA CIENCIA ARGENTINA litar paralela derivada del control ejercido sobre la Comision por el arma de Marina”. Oszlak contrastaba esto tiltimo con la “feudalizacién” de las unidades del INTA y el INTI y, como con- secuencia, “la consiguiente autonomia operativa de las mis- mas” que reduce las posibilidades de integracién jerdrquica y funcional. En cuanto a si el vinculo entre la CNEA y un sector de las Fuerzas Armadas fue el responsable de esta estabilidad singular, el caso de CITEFA, dependiente también de los milita- tes, parece negar esta relacién monocausal entre estabilidad institucional y dependencia de algiin sector de las Fuerzas Armadas. Entre 1954, ario de su creacién, y enero de 1976, Cl- TEFA tuvo quince presidentes, esto es, un promedio aproxima- do de un presidente cada afio y cinco meses. A.comienzos de los afios setenta, las ciencias biomédicas vol- vian a colocarse en la cima del panorama cientifico local. El 20 de octubre de 1970, la Academia Sueca de Ciencias anuncié que el ganador del premio Nobel en quimica era Luis F. Leloir “por su descubrimiento de los nuclestidos azticares y de su papel en la sintesis de carbohidratos”. Cuenta Armando Parodi que en ese momento el Instituto de Investigaciones Bioquimicas Fundacion Campomar, dirigido por Leloir, era practicamente desconocido para la sociedad argentina; Eramos pobrisimos. Leloir, que era muy habil con sus ‘manos, se las ingeniaba para armar unos aparatitos para poder seguir trabajando. Pensamos que el premio Nobel iba a cambiar esta situacién, Pero a las dos o tres sema- nas, Monzén salié campeén mundial de box y la aten- cién del ptiblico cambié 180 grados. Desde entonces, por muchos afios se olvidé el instituto y seguimos trabajan- do alla en la sede de Vuelta de Obligado y Monroe en condiciones muy precarias. DIEGO HURTADO 447 Parodi sefiala que el entonces decano de la FCEN ni siquiera lame a Leloir para felicitarlo Luis Quesada Allué cuenta que “durante el gobierno de Isabel Perén, Leloir era sisteméticamente acusado en las revistas de ul- traderecha como Cabildo y se sostenfa que el instituto era una cueva de bolcheviques y de gente extrafia”. En ese periodo “nos echaron a todos de la Universidad, incluido a Leloir, y solamente después de un escdndalo internacional, porque no habia prece- dentes en el mundo de que echaran a un premio Nobel, lo volvie- ron a incorporar”. El hecho de que muchos investigadores de la “Fundacién Campomar” tuvieran triple dependencia institucional puede ser interpretado como una estrategia concebida para la su- pervivencia: “La mayoria de los investigadores eran miembros del CONICET, miembros de la universidad y pertenecian a la Fun- dacién. Si lo echaban de una de las instituciones estatales tenia la otra, Silo echaban de las dos instituciones estatales, por un tiem- po podia sobrevivir gracias a que el instituto era privado”.2° En 1971, Leloir publicé una memoria cientifica en la revista nortea- ‘mericana Science, Alli, ademas de reconocer la influencia de Hou- ssay a lo largo de toda su carrera, agradecfa a la “Fundacién Cam- pomar”, al CONICET y a la FCEN, ademas de a los National Institutes of Health y a la Rockefeller Foundation. Un area que tomé impulso durante estos afios fu la electrs- nica. A fines de los sesenta, aunque la importacién continué siendo la actividad dominante y la produccién local giré princi- palmente alrededor del ensamblaje para el mercado local, el campo de los instrumentos y componentes electrénicos adquirié cierto dinamismo, En comparacién con otros paises en desarro- lo como Corea, existia en la Argentina personal altamente capa- citado. Las actividades iniciadas a fines de los afios cincuenta, enfocadas en el desarrollo de una capacidad local para la cons- truccién de computadoras, alcanzaron un punto critico durante la primera mitad de los setenta. Como ejemplo de la intensa ac- us LA CIENCIA ARGENTINA tividad programatica que se inicié con el retorno del peronismo en 1973, puede citarse el documento titulado Politica Nacional de Computacién, elaborado por un grupo de profesores ¢ investiga dores que se reunicron ese atio en la Universidad Nacional del Sur. En este momento existian en las universidades grupos que trabajaban en hardware y software computacional, sobre todo en la adaptacién de componentes a las condiciones locales y en el disefio, sin uso de licencias, de instrumentos electrénicos para uuso médico.”” La experiencia mas destacada durante este periodo ocurrié en la empresa FATE, conformada en su totalidad por capital ar- gentino. Alli, a inicios de los setenta, se creé la Division FATE Electrénica, con Carlos Varsavsky en la Direccién de Nuevos Proyectos, Roberto Zubieta en la Gerencia General y Alberto Bilotti como director del Laboratorio de Desarrollos, y se comen- zaron a disefiar, manufacturar y comercializar con éxito calcula- doras de diseio propio y, por demanda del sector militar, espe- cialmente de la Fuerza Aérea, se avanz6 sobre la produccién de computadoras, Estas iniciativas fueron impulsadas por Oscar Varsavsky, fisico que habia creado el Centro de Planificacién ‘Matematica para cl desarrollo de modelos numéricos, que tuo enorme influencia en la idea de favorecer la autonomia tecnolé- ica en los paises del Tercer Mundo, y Roberto Zubieta, ingenie- To que habia trabajado en el laboratorio de semiconductores de Ja Facultad de Ingenieria de la UBA y que, luego de la “noche de los bastones largos”, habia pasado a la empresa Texas Instruments. FATE Electronica lleg6 a comercializar la microcomputadora lla~ mada Sistema 75 y a construir el prototipo de una computadora de tamafio medio llamada Serie 1000, bajo la direccién de Bilotti. Entre noviembre de 1975 y octubre de 1976, en una at- mésfera de caos econémico y politico, la empresa toms la deci- sién dristica de terminar con la produccién de calculadoras y computadoras,”* DIEGO HURTADO 149 Investigacién y terrorismo de Estado El golpe de Estado de marzo de 1976 fue devastador para las ins- tituciones de ciencia y tecnologia. La estrategia de control del Estado a través de la represién y la censura tuvo como resultado inmediato la clausura de la esfera piblica. La mayor parte de las universidades ¢ institutos de investigacién padecieron las conse- cuencias del terrorismo de Estado. Como resultado, muchos cientfficos ¢ ingenieros abandonaron el pais, mientras que otros fueron a prisién 6 figuran hoy en las listas de “desaparecidos”. Las universidades fueron puestas bajo el control militar. Interventores militares reemplazaron a Jos rectores en la mayor parte de las 28 universidades estatales. Durante los primeros meses de gobierno autoritario, por lo menos 3.000 profesores, personal administrativo y estudiantes fueron expulsados por ra- zones politicas y muchos otros renunciaron, En el CONICET se produjo la cesantia de casi un centenar de investigadores por ra- zones ideolégicas, Muchos profesores fueron arrestados como parte de las “acciones antisubversivas”. “Hasta que no logremos purificar el area de ensefianza y los profesores sean todos de pen- samiento ¢ ideologia cristiana, no habremos logrado el triunfo que buscamos contra la izquierda revolucionaria”, sostenia por esos dias el general Acdel Vilas, comandante del quinto cuerpo del Ejército. Al poco tiempo del golpe, las noticias sobre cientifi- cos desaparecidos comenzaron a circular en periédicos y revistas cientificas internacionales.” Dado el lugar estratégico atribuido al campo nuclear por la dictadura, la CNEA fue puesta al margen de las formas més vio- lentas de represién. A diferencia de otros sectores, el desarrollo nuclear gand un impulso inédito. Miembro del sector industria- lista de las Fuerzas Armadas, Carlos Castro Madero -presidente de la CNEA entre 1976 y 1983~ sostuvo que el sector militar tenia que jugar un papel decisivo en el desarrollo de dreas estratégicas 150 LA CIENCIA ARGENTINA para la industrializacién del pais, Para Castro Madero, la indus- tria nuclear ejercia “un efecto multiplicador sobre otras activida- des industriales” y constitufa “un importante foco de atraccién para nuestros profesionales de practicamente todas las disciplinas clentifico tecnolégicas”. En los primeros dias de su gestién, Cas- tro Madero afirmaba que el gobierno de facto estimaba invertir en el area nuclear, en los siguientes diez afios, un monto “del orden de 5.500 millones de délares, de los cuales 3.500 serdn in- sumos nacionales que deberin ser provistos por el Tesoro Na nal”, Durante los siete afios de dictadura se terminarfan invir- tiendo alrededor de 4.500 millones de délares en esta area? En octubre de 1976 se cred la empresa INVAP. Concebida como una empresa de tecnologia conocimiento-intensiva para desempefiarse inicialmente en el area nuclear, INVAP era un desprendimiento de la CNEA que habia tenido su origen en el Programa de Investigaciones Aplicadas (PIA) creado por la CNEA en 1971, Liderado por Conrado Varotto -quien habia obtenido su doctorado en el Instituto Balseiro, yen 1971, afio en que se acufié el término “Silicon Valley”, retornaba de Stanford-, el Principal objetivo del PIA era asistir a la industria local en la in- corporacién de tecnologia. “Varotto habia visto en la Univer- sidad de Stanford cémo sus alumnos egresados creaban empre- sas de tecnologia”, cuenta Héctor Oteguy. “El vio esa conexién, la experimente y regresé a la Argentina con esa idea, tratando de adaptarla a las posibilidades y los medios locales”, agrega. Entre los principales obstéculos que enfrents el PIA estaba la comple- ja burocracia de la CNEA y, como consecuencia, las dificultades ara concretar acuerdos comerciales. Apenas habia cuatro o cinco ingenieros clectrénicos que se dedicaban a hacer equipos para los fisicos y habia un solo quimico, que era el encargado de las clases de quimica en el Instituto Balseiro. “Es decir, que est- bamos orientados a distintas areas de la fisica, pero en general a conocimientos basicos”, En 1975 se iniciaron las negociaciones DIEGO HURTADO 151 entre la CNEA y el gobierno de la provincia de Rio Negro para la creacién de una empresa con la forma juridica de una Sociedad del Estado. El acuerdo de creacién de INVAP fue finalmente fir- mado en septiembre por Castro Madero y el gobernador de aque- a provincia, también de la Marina.” En 1977, el Instituto Balseiro puso en marcha la carrera de ingenieria nuclear con la finalidad de formar recursos humanos para apoyar el fuerte impulso del programa nuclear local. Ese mismo aiio se acordé la venta a Perit de un centro de investiga- cién en el area nuclear. También se inicié la construccién del acelerador de iones pesados TANDAR (TANDem ARgentino), concebido en primera instancia para realizar investigacién basi- ‘ca, Por el costo y la magnitud, este instrumento (que seria inau- gurado en octubre de 1986) marca la primera incursién de la fi- sica experimental argentina en el terreno de la lamada “big science". En 1979, la empresa alemana KWU fue scleccionada para la construccién de la tercera central de potencia, Atucha II, y la empresa suiza Sulzer Brothers para la construccién de una planta de produccién de agua pesada. En 1982 se inauguré la se- gunda central de potencia en Embalse. También se hizo piblico que la CNEA habia acordado con la empresa Techint la construc- cign de una planta de reprocesamiento de plutonio en el Centro Atémico Ezeiza, aunque las presiones de Estados Unidos harian que su construccién quedara inconclusa. Sin embargo, respon- diendo a estas mismas presiones, la CNEA ¢ INVAP iniciaron un proyecto secreto para el desarrollo de la tecnologia de enriqueci- miento de uranio en Pilcaniyeu, a 60 kilometros de Bariloche. Dias antes de que Alfonsin asumiera la presidencia, Castro Ma- dero hizo piblico que el pais podia enriquecer uranio.}? Castro Madero fue probablemente el iltimo ejemplo represen- tativo de la fraccién de los militares que desde 1930 asumieron ‘que la industrializacién era uno de los principales objetivos que debian impulsar las Fuerzas Armadas. Paraddjicamente, adopté 152 LA CIENCIA ARGENTINA esta posicién sin enfrentar la politica econémica de la dictadu- a, que se orient exactamente en la direccién opuesta al impo- ner una politica econémica que inicié un profundo proceso de desindustrializacién. Su figura permanece hoy como una incég- nita, Mientras que muchos civiles que trabajaron en la CNEA durante la dictadura sostienen que Castro Madero los protegié del terrorismo de Estado, otros condenan su “videlismo” incon- dicional. Durante su gestién hubo 15 desaparecidos en la CNEA. Ahora bien, mientras que en el plano econémico la dictadura marcé los comienzos del proceso de apertura, desregulacién y “corporativizacién” de la economia, la CNEA se transformé du- rante este periodo en una isla, donde prevalecié el ideal de desa- rollo ¢ industrializacién, En los hechos, el desarrollo nuclear ter- mind siendo funcional a las pocas empresas nacionales que rosperaron en este periodo, no por su capacidad de competencia en el mercado, sino por su habilidad de construir lobby politico. De esta forma, el plan nuclear fue parte del botin piblico que hizo posible un flujo millonario, a través de contratos piblicos, en favor de este grupo de privilegio, que Castellani Ilamé el “complejo econdmico estatal privado”."! En el area espacial, con la llegada del “Proceso de Reorgani- zacién Nacional” fue nombrado al frente de la CNIE el brigadier Miguel Sanchez Pefia, En este periodo, la CNIE también conté con presupuestos y recursos inéditos hasta esa fecha. Cuenta Sanchez Pefia que a partir de ese momento la CNIE, ademas de ser un organismo de planificacién, coordinacién y asesoramien- to, adopts “un fuerte compromiso de capacitacién y formacién de recursos humanos”, Con este fin se crearon varios centros € institutos. En especial, por convenio con el CONICET, se crea- ron dos institutos: el Instituto de Investigacién y Aplicaciones en Ciencias Espaciales (HACE) y el Instituto de Transferencia de Tecnologia Aeroespacial (INTTAE). En 1981, la CNIE intents congregar a cientificos locales para participar en el estudio y de- DIEGO HURTADO 153 sarrollo de un satélite argentino pequetio, proyecto que seria la semilla del Satélite Argentino Cientifico 1 (SAC-1), aunque re- cién iba a presentarse en una reunién cientifica en 1984. Desde 1976, la CNIE también trabajé en la preparacién de un sistema satelital de comunicaciones. Una estacién terrena fue instalada en San Miguel (provincia de Buenos Aires) y otra en la Base Marambio. A fines de 1981 se realizé la primera transmisi6n sa- telital entre la Antartida y el continente.”* La tensién entre las dictaduras argentina y chilena por el conflicto lim{trofe del Canal de Beagle, que alcanzé su punto de mayor tensién en 1978, Ilevé a suspender las actividades espa- ciales. Superado el peligro de guerra, como parte del Plan Pa- tagonia s¢ lanzaron en febrero 1979 dos cohetes Tauro. Un resul- tado del conflicto con Chile fue el acercamiento entre militares argentinos y peruanos, Como parte del programa Castor-Peni, en marzo de 1979 se lanzé un cohete Castor desde la base perua- na de Punta Lobos, al sur de Lima. El conflicto limitrofe también habia ensefiado a los militares argentinos que no era sencillo conseguir en el exterior la tecnologia necesaria para afrontar un conflicto bélico. El comodoro Ricardo Maggi, a cargo de los lan- zamientos del Tauro, explica que “nos damos cuenta de que habia que tomar la decisin de replantearnos la metodologia de trabajo que habfamos llevado a cabo hasta ese momento en co- heteria [...] Hacfa falta un salto cualitativo en la materia”.?> Entre mayo y agosto de 1979 se concibid y acordé el llamado “Plan de Transicién”. La fase uno era el desarrollo del Tauro y la fase dos era el 200-300, un cohete para evaluacién de recursos naturales capaz de llevar una carga titil de 200 kilogramos a 300 Kilometros de altura. A comienzos de diciembre de 1981 se lanz6 un cohete Tauro desde Chamical, que seria el iiltimo cohete cientifico de fabricacién nacional por casi tres décadas. Interfiriendo con esta inea de desarrollo, en enero de ese afio se firmé un contrato con la empresa Bowas, que acordaba la trans- 154 LACCIENCIA ARGENTINA ferencia de tecnologia para el desarrollo del cohete Céndor. En 1979, el IIAE habia iniciado este desarrollo, presentado como un Proyecto para “investigacién meteorolégica”, y del cohete Ala- crn, ambos en las instalaciones cordobesas de Falda del Car- men. Ahora bien, los interrogantes que habian surgido como consecuencia de la hipétesis de conflicto con Chile tuvieron como catalizador la Guerra de Malvinas. El futuro del desarrollo de tecnologia espacial iba a dar un giro imprevisto que llevaria al abandono de una tradicién de desarrollo incremental de mas de dos décadas. Desde la perspectiva de la dictadura, el marco geopolitico creado por la derrota de Malvinas justificaba esta mutacién. Pocas semanas después de la rendicin, a mediados de junio de 1982, en una reunién secreta de brigadieres y comodoros en cl edificio Céndor, sede del comando de la Fuerza Aérea, se tomé la decision de iniciar el desarrollo de un misil balistico de alcan- ce medio, En ese momento se concibié un plan estratégico que tenia como objetivo central el desarrollo y produccién del misil Céndor I, proyectado para transportar una cabeza explosiva de 500 kilogramos y un alcance de 1.000 kilometros, disefiado en dos etapas de combustible sélido y un sofisticado sistema incr- cial de guia y control. Para esta iniciativa secreta se buscaron so- ios. El mismo afio que se concibié el proyecto se firmaron los primeros contratos con empresas europeas. La tecnologia iba a ser provista por una inusual red de mas de veinte firmas de Ale- mania Federal, Italia, Francia, Espafia, Suiza y Austria, La firma alemana Messerschmitt-Bélkow-Blohm (MBB) era la principal contratista, El proyecto fue inicialmente financiado por Irak, con Egipto como intermediario, Argentina pondria las instalaciones y el personal cientifico y técnico. Mientras esto ocurria en la Argentina como parte de las pri- meras respuestas del sector militar a la derrota de Malvinas, en Estados Unidos, junto al impulso que recibié el desarrollo de tec- DIEGO HURTADO oo nologia militar con la legada, en 1981, de Ronald Reagan a la presidencia, también comenzaron a ganar visibilidad las conse- cuencias de la reotientacién de la politica cientifico-tecnolégica que Estados Unidos impulsé durante los afios setenta y que iba a tener consecuencias globales: entre 1972 y 1982, los gastos de la industria en actividades de investigacién y desarrollo en las universidades de aquel pais habfan aumentado cuatro veces. Desde fines de los setenta, las grandes corporaciones acordaban que la competitividad econdmica de Estados Unidos dependia de la alianza entre el sector privado y los laboratorios universitatios. Una de las novedades de este nuevo contexto fue el renovado protagonismo de la investigacién bisica, a través de aquellas reas -como semiconductores, microelectrénica, automatiza- cién o biotecnologia~ que mostraban la capacidad de convertir- se en el corto plazo en productos tecnolégicos. Sectores econd- micos dedicados a la electrénica, la quimica, la tecnologia aeroespacial y el desarrollo de medicamentos serfan los que mas Iban a beneficiarse de esta nueva politica. Precursora en este es- cenario fue la empresa norteamericana Genentech, establecida en 1976 por Herbert Boyer, profesor de bioquimica de la Uni- versidad de California, en San Francisco, Entre 1973 y 1974, Boyer habia participado de los primeros experimentos que em- pleaban la técnica del ADN recombinante y que dieron por re- sultado los primeros plasmidos que contenfan varios genes resis- tentes y secuencias de ADN de diferentes especies de bacterias. ‘También participé de los experimentos que mostraron la posibi- lidad de utilizar bacterias para sintetizar una proteina tomada de un organismo superior. Entre 1979 y 1981, fueron creadas alre- dedor de 150 pequefias empresas de biotecnologia en Estados Unidos. El diario Washington Post informaba que en este pafs cada investigador senfor que se habia destacado en el rea de la biologia molecular tenia un acuerdo con alguna compafifa inte- resada en los aspectos comerciales de la biotecnologia. Estas no- 156 LA CIENCIA ARGENTINA vedades también pusieron en cuestién los “valores académicos” tradicionales y fueron motivo de intensos debates acerca de cues- tiones como la viabilidad de permitir la libre publicacién de re- sultados cientificos con potencialidad econémica.” En a Argentina, esta nueva encrucijada tuvo algunas conse- cuencias aisladas. El caso mas desatacado fue la concrecién de un vinculo hasta entonces inédito entre las actividades de inves- Ugacién en institutos puiblicos y empresas. En 1974, en el Institu- to Angel Roffo, un grupo de investigadores dirigido por Eugenia Sacerdote de Lustig habia comenzado a trabajar con la molécula de interferén leucocitario en la bisqueda de diferentes aplicacio- nes terapéuticas y habia iniciado su produccién en pequefia es- cala. A partir de la transferencia de este know-how, en 1977 la empresa Inmunoquemia SA, una firma de inmunodiagnésticos y medicamentos biolégicos creada a comienzos de los setenta por investigadores del Instituto de Investigaciones Médicas de la UBA. y el CONICET, inicié la produccién artesanal de interferén leu- cocitario para el mercado local. Esta colaboracién, que se exten- did hasta 1980, hizo posible el desarrollo de la molécula a esca- la industrial y el disefio de nuevos medicamentos, A partir de esta vinculacién se profundizé el conocimiento sobre la estruc- tura de la proteina, A comienzos de los afios ochenta el Grupo de Empresas Farmacéuticas Sidus, fundado por la familia Argite- es en 1938, constituyé BioSidus SA, empresa farmacéutica de capitales nacionales, que comenzé la produccién de interferon y creé el Area de Biotecnologia.*® Este emprendimiento habia sido el producto de una decisién estratégica. A fines de los afios setenta, explica Marcelo Argiielles, “tenfamos dos posibilidades: integrarnos en el érea férmaco-qui- mica o en el area biolégica [...] Hicimos una prueba répida; lan- zamos un pequefio proyecto en farmaco-quimica pero pronto aborts, Desde ese momento, nos enfocamos en el campo bioldgi co”. La creacién de la empresa BioSidus fue producto de esta de- DIEGO HURTADO 157 cisién. Se sumaron a esta iniciativa investigadores del Instituto Malbrén, del Instituto de Investigaciones Bioquimicas Fundacién ‘Campomar y del Centro de Virologla Animal (CEVAN) del CONI- CET, Para el afio 1982, BioSidus era, de acuerdo con Alberto Diaz, “la tinica empresa de biotecnologia argentina similar a las de EEUU”, ya habfa desarrollado interferén leucocitario utilizando ingenierfa de ADN recombinante y ese aio inicié la produccién a escala y su comercializacién. Argiielles explica que Sidus, a car- go del holding de empresas que incluye este emprendimiento, “tuvo que invertir en BioSidus durante 13 affos antes de que estas inversiones dieran sus frutos en 1993”. Y aclara: El proyecto no habrfa resistido tn andlisis econémico y fi- nanciero. No lo habriamos podido concretar si hubiéra~ ‘mos tenido que dar explicaciones a accionistas externos. EI proyecto fue viable porque fue llevado a cabo priva- damente, dentro de una firma familiar con el propésito de lograr resultados que iban més alld de la simple econo- mia? En la “Fundacién Campomat” el ntimero creciente de investiga~ dores comenz6 a sobrepasar la capacidad del edificio. En 1977, Leloir y su grupo decidieron que habia que comenzar a pensar en la construccién de un nuevo edificio. Al aifo siguiente, Carlos Campomar, hermano del filéntropo fundador, doné un campo en Miramar y la familia Orcoyén otro en Dorrego (ambos en la provincia de Buenos Aires). Bien administrados, estos campos produjeron una renta que fue utilizada en el mantenimiento ge- neral del edificio, pago de salarios y equipamiento de uso coti- diano. Los equipos mas costosos se compraban con subsidios privados y aportes piiblicos. Ese mismo afio el intendente de la ciudad de Buenos Aires, brigadier Osvaldo Cacciatore, concreté la donacién de un terreno municipal de 6.000 metros cuadrados 158 LA CIENCIA ARGENTINA ubicado en Parque Centenario.4° La donacién requirié de una ley y el propio Cacciatore encabezé una comisién para ayudar a re- caudar fondos. Esa comisién estaba conformada por los presiden- tes del Banco Nacién, Banco Provincia, Banco Ciudad y Banco de Desarrollo, de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro y algunos ‘empresatios privados. El edificio costaba 5 millones de délares. La mitad, aproximadamente, vino del Estado y la otra mitad vino de donaciones privadas. En 1980 comenzé la construccién de la nueva sede. La mudanza al nuevo edificio se produjo en enero de 1984 y se inauguré a fines del afio siguiente. El incremento de la actividad y la diversificacién tematica del instituto se reflejé en Ja creacién del Instituto de Ingenieria Genética y Biologia Molecular (INGEBI), cuya semilla inicial fue el Laboratorio de Regulacién Metabélica de la "Fundacién Campomar", dirigido por Héctor Torres. En 1980, el INGEBI fue aceptado como pro- grama por el CONICET y finalmente, en 1983, fue elevado a la categoria de instituto, En relacién con la figura de Leloir durante este perfodo, mientras algunos cientificos sostienen que, con la llegada de la dictadura, hubo investigadores del instituto que se tuvieron que ir del pais ~algunos en condiciones extremas- y que “Leloir in- tercedié por algunos de ellos a varios niveles,*” algunos sectores de la comunidad cientifica argentina, durante las décadas si- guientes, reprocharon a Leloir algunas manifestaciones ptiblicas ue fueron interpretadas como apoyo a la dictadura. En especial, su participacién en un almuerzo con el presidente de facto a co- mienzos de mayo de 1976, del que también participaron René Favaloro, Alfredo Lanari, Julio Olivera y Roque Carranza, y su viaje a Venezuela al affo siguiente, formando parte de la comiti- va oficial, en la que también se encontraban José Romero Feris, Alfredo Lanari, Juan Manuel Fangio, Roberto De Vicenzo, Boni- facio del Carril, Guillermo Alchourron, Edmundo Rivero y Pas- cual Mastellone, DIEGO HURTADO 159 Instituciones como cotos de caza Durante la dictadura, el CONICET fue objeto de una trauméti- ca reorganizacién y del montaje de un modus operandi que apunté a la defraudacién econémica sistemitica y que, luego del retorno a la democracia, levaria muchos afios desmontar. En 1972 se habfa iniciado un proceso de creacién de centros ¢ institutos de investigacién a lo largo del pafs, que alcanzé su maxima expresién entre 1980 y 1983. Estas nuevas unidades de investigacién no tenian vinculos institucionales con las uni versidades. Al morir Houssay el CONICET tenia solo tres insti- tutos. A mediados de los afios setenta pasé a tener 13 institutos yen 1983 el mimero se habfa elevado a 116, ademis de 7 cen- ‘ros regionales. El mayor incremento coincidié con el otorga- miento, en 1979, del préstamo 348/OC-AR del BID de 66 millo- nes de délares. Esta proliferacién de institutos fue acompariada por la promulgacién de un decreto de 1981, que introducia una modificacién al decreto original de creacién del CONICET. Mientras que en el decreto de 1958 los objetivos asignados al consejo eran “promover, coordinar y orientar las investigacio- nes”, el decreto de la dictadura sostenia “promover, coordinar y ejecutar investigaciones”. En lo que hace a los centros regionales, habfan sido concebi- dos en teorfa como espacios para la investigacién interdiscipl naria enfocada en el desarrollo regional y para promover la des- centralizacién de las actividades de investigacién. A esto debe agregarse que el concepto de “desarrollo regional” para el idea- rio militar también contenfa un importante componente geopo- Iitico, que contemplaba la instalacién de centros de investiga- cién en zonas estratégicas de frontera, como era el caso de la frontera con Chile. Se pensaba que los cientificos que se desem- pafiaban en las universidades ptiblicas se sentitian atraidos por estos nuevos centros. Sin embargo, entre las numetosas razones 160 LACCIENCIA ARGENTINA que pueden explicar el fracaso de estas iniciativas, estaba el ni mero insuficiente de cientificos que habia en el pais para cubrir esta demanda."? De esta forma, mientras la economia del pais se encontraba estancada, el presupuesto del CONICET se multiplicé por 7 y los gastos de funcionamiento por 12, Este fenémeno de creacién de institutos y crecimiento desproporcionado del personal de los stitutos y de la superestructura administrativa, significé la des- vinculacién del CONICET de las universidades y el consecuente debilitamiento de la investigaci6n en estas ultimas. Mientras que entre 1972 y 1975 los gastos en investigacién por parte de las universidades represent en promedio el 24,15% del presupues- to total, durante los atios de la dictadura estos gastos se reduje- ron al 7,8%, Inversamente, mientras que durante el primer peri- odo sefialado el presupuesto asignado al CONICET representé el 11,4% de las inversiones piblicas en ciencia y tecnologia, duran- te la dictadura pasé al 23%." Ahora bien, los hechos més graves en esta institucién se vin- culan con el montaje de una trama administrativa para la mani- pulacién espuria del régimen de subsidios con el propésito de transferir fondos piblicos a manos privadas. A partir de 1976 se creé en el ambito del CONICET un pequefio nimero de asociacio- nes y fundaciones ~integradas, en su mayor parte, por investiga- dores y agentes administradores del CONICET- para la interme- diacién en el manejo de subsidios otorgados a algunos institutos. Superponiendo sus funciones con las del CONICET, estas perso- nas juridicas se encargaban de la administracién de dichos sub- sidios, lo que les permitfa realizar operaciones financieras que generaban rentas. Estas rentas no eran rendidas por el beneficia- rio del subsidio ante el CONICET, sino que eran incorporadas al Patrimonio de las personas juridicas administradoras. Ahora bien, el desvio de las rentas a su vez incrementaba la erosién del capital inicial, lo que llevaba a que el CONICET votara nuevos DIEGO HURTADO 161 subsidios, que volvian a ser administrados por las mismas enti- dades, Asf se potenciaba el proceso de generacién de rentas, cuyo Ultimo destino fue la compra de departamentos, cocheras, pla- yas de estacionamiento o acciones en sociedades comerciales. Finalmente, estas asociaciones y fundaciones también recibieron del CONICET fondos especificos para la compra de edificios y departamentos, aunque en las resoluciones se consignaba que estos se otorgaban en cardcter de “subsidios de investigacién”, lo que permitia eludir las exigencias de la “Ley de Contabilidad”, que impone a ciertas compras del Estado los mecanismos de li- citacién piiblica. También se dieron casos de inmuebles adquiri- dos por estos mecanismos, que luego fueron vendidos a otras asociaciones que los compraron, a st vez, con nuevos subsidios. En 1983, el CONICET fue interpelado por la Fiscalia Nacional de Investigaciones Administrativas y la Justicia Federal. Por su parte, en octubre de 1983, el Tribunal de Cuentas de la Nacién practicé una auditoria y solicits que se instruyeran los corres- pondientes sumarios. Entre otras consecuencias, esto derivé en Ia formulacién de denuncias penales ante el Juzgado Nacional de lo Criminal y Correccional Federal N° 4. Llevaria muchos afios aclarar estas maniobras. Incluso, en varias ocasiones los involu- crados intentaron resignificar este proceso como persecucién ideol6gica.* Un documento del BID del afio 1999, en el marco de una justificacién para un nuevo préstamo -el AR-0171 co- rrespondiente al Programa de Modernizacién Tecnolégica I~ aludia al préstamo de 1979 (348/OC-AR) en los siguientes tér- ‘minos: “Se obtuvieron logros importantes en ese sentido, como €l desarrollo de las subsedes regionales del Consejo Nacional de Investigaciones Cientificas y Técnicas (CONICET)”.*° Mientras tanto, la SECYT de 1973 llegé hasta 1981, afio en que descendié al rango de Subsecretarfa de Ciencia y Técnica. En 1982 pas6 a depender de la Secretarfa de Planeamiento de la Presidencia de la Nacién. 7

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