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Censura y retaliación

Mauricio Jaramillo Jassir (Profesor de la Universidad del Rosario)


@mauricio181212

Se cumple un año desde que empezara a escribir una columna todos los jueves para
NoticiasRCN. Empezaré por aclarar que jamás me he sentido censurado. Decidí aceptar la
invitación que amablemente me extendió Santiago Ángel porque creo necesario
enriquecer los espacios de opinión con voces diversas. A Santiago lo admiro y respeto,
pues, aunque tengamos puntos de vista antagónicos, tuvo el valor de invitarme a debates
y como experto en temas nacionales e internacionales. A raíz de los incidentes de ayer en
el que fui señalado de activista, no seguiré contribuyendo en esta. Agradezco a las
personas que hubiesen pasado por ella y espero que nos sigamos leyendo en otros
espacios.

Ayer publiqué un video criticando la censura que ejerció Luis Carlos Vélez en La FM contra
la ministra de agricultura, Jhenifer Mojica. Acudí a tres argumentos. La correlación de
fuerzas en favor del periodista que no sólo controla quién y cuándo se habla, sino en su
condición de jefe del equipo que hace la entrevista, posición doble de poder; Mojica no
hizo ningún señalamiento, solo una deducción por la línea editorial de Semana y la FM y la
forma cómo han cubierto el decreto que norma la movilización campesina. Convertir una
deducción en una supuesta acusación contra periodistas, habla de la predisposición de
quien entrevista o de la impericia en nociones sobre lógica y retórica; y, una vez más,
quedó comprobado que algunos medios (no todos) confunden diálogo con interrogatorio.
El entrevistado debe limitarse a contestar como si estuviera en un juicio o en esos
programas donde se imita la escenografía cinematográfica de los juzgados y una
superjueza “administra justicia”. Al entrevistado se le vulneran sus derechos y se la
arrebata la posibilidad de contrapreguntar, argumentar, se la interrumpe constantemente
y, como ayer, se le saca del aire. La andanada de titulares posteriores con los que Semana,
La FM y Pulzo atacaron a la ministra, comprueba el desequilibrio de fuerzas.

Enseguida vinieron las reacciones a mi video, entre las que destaco la de Santiago Ángel.
Argumenté sin descalificar e incluso cuando lo fui, llamé a la serenidad. Me gané la
etiqueta de “activista” y como supuesta prueba irrefutable de lo anterior fue evocado mi
trabajo en RTVC. Contesté con aplomo pidiendo argumentos, pero no hubo rectificación o
contraargumento. Debo recordar que “En contexto”, programa que dirijo por Señal
Colombia, ha tenido 6 emisiones, cualquier persona puede asomarse para ver que jamás
ha sido megáfono del gobierno. Recordé la forma como vienen expertos de la academia y
explican una noticia nacional o internacional, formato que no existe en la parrilla actual de
medios. Santiago ha reconocido no haber visto un solo minuto de esas emisiones, aún así,
no rectificó y el trino sigue al aire. No le pido que asuma esa responsabilidad como
periodista, sino como ciudadano respetuoso de la ética o lo que el lenguaje deportivo
llamaría “juego limpio”. Quien lea esto estará confundido ¿qué tiene que ver mi video
señalando que hay censura con mi trabajo en RTVC? Me pregunto lo mismo y la respuesta
es evidente, las reacciones fueron una retaliación. No se habló de mis argumentos que, en
ningún momento suponían descalificación de los periodistas en cuestión, y se prefirió
atacar mi condición, una falacia constante en las redes. En medio de la discusión ocurrió
algo que me genera temor. El aterrizaje forzoso de un político del Centro Democrático a
quien han encargado de esculcar en la vida de cualquier “rival político” para hallar algún
elemento de descalificación (me recuerda “Cinco esquinas de Vargas Llosa” y el modus
operandi del fujimorismo). Al candidato le he debatido sobre el viaje de Francia Márquez
al África, sus imprecisiones sobre la relación colombo-china y sus trinos abiertamente
supremacistas. Jamás obtuve respuesta, pues hay activistas que solo funcionan en “modo
280 caracteres”. A Santiago y a Daniel Briceño les recuerdo que llevo más de 15 años en la
academia y les pregunto ¿Han leído alguno de mis tesis, artículos, libros o capítulos o han
asistido a alguna de mis clases, para afirmar con fundamento que hago activismo desde la
academia?

Algunos medios han descuidado su función social y radicalizado su discurso desde la


llegada de Petro estimulando un ambiente de censura y autocensura. Jamás, mientras
estuve en RCN redactando esta columna, sentí limitaciones y Santiago Ángel, sin
excepción, fue respetuoso de mis ideas. Pero fui víctima de censura en otro medio. El 2 de
mayo, el portal Infobae me pidió una columna, un pedido habitual en esa época, pues
había publicado varias reflexiones sobre el “antes” y el “durante” del gobierno. Me
pidieron un texto sobre el “balconzao” y como entregué uno que no era suficientemente
agresivo decidieron no publicarlo, sin ninguna explicación. El texto ni siquiera era una
defensa del gobierno al que, de todos modos, criticaba. Sin embargo, buscaban un
experto que convalidara sus argumentos para dejar la idea de que lo que hizo en su
momento el mandatario, era nocivo para la democracia con un argumento de autoridad.
Lo anterior ilustra la forma como se piensa que la independencia significa estar siempre en
contra del gobierno. En esa extraña ponderación quienes no sean suficientemente
virulentos con Petro, son acusados de condescendencia o como en mi caso de “prepago”.
Han convertido cualquier defensa del derecho a la información o de la democracia en una
oda al petrismo.

Santiago Ángel también afirmó que en RCN se me han abierto todos los espacios. Me
permito recordar, que no ha sido una concesión sino el fruto de mi trabajo y que, no en
pocas ocasiones he sido consultado como analista, sin que se me haya endilgado el título
de activista. Cuando opino o analizo en RCN, Caracol o El Tiempo soy un profesor que
emite criterios, pero en RTVC, “hincha a morir de Petro”. Paradójico, pues en los medios
tradicionales dejo ver mi posición política, mientras que, en los públicos, he conservado la
mayor ecuanimidad, para la muestra basta revisar las emisiones de conocimiento abierto
con el perfil de mis invitados y el diálogo pedagógico.

Le pido afectuosamente a Santiago Ángel rectificar sus afirmaciones sobre mi trabajo en


RTVC -sé de primera mano que no lo conoce-, se trata de una difamación contra la gente
que honestamente allí labora. Su trino no sólo atenta contra mi reputación como profesor
y conductor ecuánime de un proyecto en ciernes, sino que confirma un mal que se ha
vuelto común: llamar al diálogo, eso sí, sin rectificar, ni borrar en las redes las
afirmaciones imprecisas o engañosas. Reitero que jamás dirijo la palabra sin estar presto a
la respuesta y siempre mantengo la disposición al debate. Sin quieren consultarme, ya
saben donde encontrarme.

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