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coLecaON ROMULO PIANACCI Ensayos Sobre Teatro Antigona: una tragedia latinoamericana LOSADA Pianacsi, Rémulo Buenos Aires: Loeada, 2015.34 sin Dab ISBN 975.950-08-7268-8 1. Ensayo Litecaro, Titulo cpp 307 7082 4 __ v7 PS3 2019 edicins agosto de 2015 2015, Romulo F.Pianace Fitorial Loseda en 362, Bueno re 82013 Diseso de pa: Taller del Sur armado: Taller del Ser ISBN 978-950-03-7268-8, (Queda hecho el depésito que marca la ley 1 Libeo de eicion a 2 Printed in Argentina inoamericana / Romo Piansc (asayon bre teat indice Presentacién, por Jorge Dubatti ANTIGONA: UNA TRAGEDIA LATINOAMLRICANA Agradecimientos. Palabras preliminares 1. Introduccién... 1 Endo 1.2 De hombres y Il, Estado de la cuestion TL Oras letras del ita Lieestuna y génene 1.2 Propuesta de trabajo IIL. Rito, mito y tragedia MLL ElCielo Tebano IV. Antigonaaescena IVA Antigona segan Sofocles (440 a.C.) V. Algunas notorias Antigonas europeas Val Antigona de Jean Cocteau (19 V.2 Antigona de Salvador Espria (1 V.3 Antigona de Jean Anouil (1942 Ve Antigona de Bervole Brechs (1945) V.S La sangre Antigona de José Bergamin (1955) VI. Las Antigonas criollas VIA Desde agin lugar de Latinoam Vi2 ARcENTING ' VLL2A Antigona Vélez de Leopoldo Marechal (1952) VL2.2 Elimite de Alberco de Zavalia (1958) ja (1952/2018) 83 a 90 94 96 01 los 110 us 121 VIL2.3 Antisoma furioss d VIIA La cabesa en la jaula de David Cuteses (1987, VI25 ¢ Juan Carlos Gené (1988). VL2.6 In memoriane Antigona de Romulo Panacci (1999) nédica . _ VL2.7 AntigonsS: Linaie de hembras de Jorge Huertas VL2.8 Antigona.. com amtor de Hebe Campanella (2003 YL2.9 Antigona,;nol de Yamila Grandi (2003) Inédita YL2.10 Antigona Hot de Antonio Celico y Manuel Longueiea 2009) Inédita : VL2.11 Antigunas de Alberto Mufor (2009), Inédite VL2.12 Antigone fantasma de Daniel Fetmani (2013), Inédiea VIL2.13 Antigona en sintonia de Adi 12 Giampagen (2013 Tnédita VI.214 Anufgona 1.11.14 del Bajo Flores de Marcelo Marin (2014), Inédita VL3 Brass VIL3.1 Padreira das amas de Jonge Avidvade (1979), Vis Cine VLA Antigona, historia de objeto (Cépona Péree (200 VIA2 EL Thriller de Antigone y Hos. 5. de la sangre Labddcida de Ana Léper Mom VLS Covomia VISA Antigona y Actrie de Carlos Eduasd Satiabal (2004) perdidos de Danicla La maldicion Inédita VLS.2 Antigona de Patricia Aviza (2008) Vis Cons VL6.1 Antigone. Traged Montero (2005) V6.2 Antigona tes Perez VIL6.3 Antigowa de Joel Saée (2010) VL6A Antigonén: wn contingente épico ce Rogelio Orizondo 2012). Inedita VL Mexico! ree VIP La joven Antigona se va la guerra de José Fuentes Marel (1968) a de otra manera de Reinaldo Yerandy F VI72 Los motivos de Amtigona de Ricardo Andrade Jardi 1000). Enedita 148 153 157 160 162 167 182 188 193 198 203 205 210 2 Antigom VL23 La ley de Crecin de Olga Harmony (2001) VLA Amtigona; las voces ue mcendiam el desierto de Perla de la Ross (2008) VIS Antigona, habibi de Alicia Pacheco Alvarez (2011), Inédita VIB NicaKscus VL.1 Antigona en el infferno de Rolando Steiner (1958) VIS Pind VLSA Antigona VL9.2 Antigona de José Watanabe (2000) VIO Pursto Rico vio, Je Sarina Helfgore (1964), Inédita La pasion sogiin Antigona Pérez de Luis R Sincher (1968) VELL1 Rextntsca DOMINICANA VITA Antigona-Hamor de Franklin Doming 11968) ViA2 Unucuay VLI2A Sokar com Ceci trae cola de Carlos Denis Molina «ayy VL12.2 Antigona oriental de Marianella Morena (20 y Hemander VLIB- Venezu VEABA La fi VEA3.2 Antigon: VLU ArexDick VIIA. Antigona guarani de Victor Soss (2005). Texto e a de os moribundos de César Rengito (1966) f biel Naiier (1978) VII. Palabras finales VIII, Bibliogratia v es primarias VIIL2 Bibliografia terica suplementaria Fue Inedita 2: 291 303 304 309 Presentacién El mito de Antigona, que Séfocles registré hacia 440 a.C ragedia admirada a través de ls siglos, sigue desper tando en la cultura contemporinea profundas tesonancias La joven hija-hermana de Edipo, que decide enterrar a su her- ‘mano Polinices contra la ley de la ciudad de Tebas dictada por Creonte, y que desafia a a la muerte, se ha reencarmado en rnumerosas recrcaciones teatrales argentinas y latinoamerica nas. Este es el tema que investiga R6mulo Pianacci, profesor de la Universidad Nacional de Mar del Plata y de la Universi dad Nacional del Centro. En Antigona: una traged fatinoa- ‘mericana, Romulo Pianacci rastrea la presencia del mito en la dramaturgia de la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, México, Nicaragua, Paraguay, Pert, Puerto Rico, Republica Dominicana, Uruguay y Venezuela, Los invariantes de! mito, segiin Pianacci, remiten a ciertos niicleos teméticos constants en las versiones: el contflicto entre lo privado y lo pablico; las leyes divinas versus las leyes humanas; las cuestiones éticas entre el Estado y la familia o entre el Estado y el individuos la conciencia privada versus el bienestar piblico; legalismo coetcitivo y el humanismo instintivo, A ellos Pianacci suma tun nuevo aspecto: el choque de la autoridad politica con la identidad 0 elecci6n se: ial, Mas alla del respeto a los inva riantes del mito, siempre se trata de apropiaciones cargadas de variaciones y novedades y marcadas por los diferentes con textos, Este libro faseinante, con el que Losada inicia la Co leccidn Ensayos Sobre Teatro, abre una mirada tinica, indis- pensable, sobre escena y la cultura de nuestro continente Jorcr Dunartt ANTIGONA: UNA TRAGEDIA LATINOAMERICANA Agradecimientos A todos los colegas y amigos que me ayudaron a lo largo de toda la investigacién, especialmente: Ileana Azor Hernandez, Rosa Ileana Boudet, José Luis Britos, Ménica Bueno, Carolina Cacciabue, Reynaldo D’Amore, Alicia Del Campo, Atmando Del Rosario, Jorge Dubatt, Liliana Fal: fani, Juan Jorge Michel Farida, Nel Diago Moncholi, Guido Galli Valdés, David Gazeia, William Garcia, Eberto Garcia Abreu, Bolivar Gonzalez, Héctor Herrera, {Elena Huber, Hilda Marc6, Ménica Marinone, Vivian Martinez Taba- res, Elina Miranda Cancela, Aldo Pricco, Macarena Ries co, Carmen Morenilla Talens, Armando Partida Tayzan, Susana Scabu2zo, Laurietz Seda, Silvia Serra, Gabriela T neo y Angel Vilanova. Palabras preliminares Por qué leida desde diferentes registros y se sigue buscando en ella consuelo para las aflicciones de tantas generaciones? zQué es lo que Hleva a tantos teatristas a abrevar de la fuente de este ntigona sigue siendo ain hoy susceptible de ser mito? Este pareciera rescribirse permanentemente en relacién con las experiencias ndividuales dels diferentes autores y las sociedades de su contexto. El presente trabajo analiza toda la produccidn dramattrgica latinoamericana, disponible hasta el momento, respecto de la figura de Antigona. En las versio: nes europeas, habitualmente, el conflicto central articula lo sentimental y el cuestionamiento del Yo individ Jean Cocteau; o el familiar de Bertolt Brecht; el pesimismo cexistencial de Jean Anouilh o se torna dlecididamente morali- zante en las versiones espaiiolas. En Latinoamérica, general mente estas Antigonas abandonan el tol pasivo tradicional- mente catalogado como femenino, hacia un enfrentamicnto resueltamente politico y esperanzadamente triunfante, ‘A menudo se tienen noticias de la puesta en escena de diferentes Antigonas. En los iltimos afios se han representado varias versiones en un mismo festival. Por & i cin 2011 del Festival de Teatro Clasico de Mérida se estrena- ron: Antigona en Mérida de Miguel Murillo, Antigona de Ernesto Caballero, Antigona del Siglo XX1 de Isidro Timén y Emilio Valle y Mi hermano Polinice de Memé Tabares. En Argentina también han subido a escena, en los tltimos aiios, varias versiones de la obra de S6focles.1 Entre otras, en En 1987, Daniel Zaballa esteena su Antigona porate 76, La tragedia NT Palabras preliminares 1 2008 en el marco del Proyecto Teatro para J6venes en la Escuela, se presenté en la capital de la norteiia provincia de Jujuy la obra teatral Soy Antigona, ditigida por Fernando Balderacchis y que contaba con la patticipacién de 120 chicos ¥ chicas de la Escuela La Salle. En el 2001, Valeria Folini es trena Antigor. a necia;* y el ele 0 del Teatro de la Univer- sidad de Mar del Plata estrena una versién del texto sofécleo, En el marco del 10° Congreso y Festival Latinoamericano de Mimo 20 3 de Mar del Plata, se presents un particular es pectaculo inspirado en esta tragedia clasicas y en el 2005 se estren6 en el CELCIT de Buenos Aires l texto de José Wata nabe.* Son solo algunos ejemplos de la constante recurrencia a a obra-paradigma de la que se ocupa el presente trabajo, Segiin el difundido libro Antigonas de George Steiner, especificamente en relacién con el mito de Antigona, exis ten miltiples interpretaciones respecto al niicleo central que aborda este relatos pero su ealiaustivo andlisis no incluye una sola obra teatral, pictorica o cinematogréfica P que no tenezca al contexto europeo. Este trabajo pretende remediar, en parte, esta negacién de ovras producciones contemporineas respecto de Antigo 1a, ya que dando cuenta de las reescrituras dramaticas del © tan solo un pais de América Latina, visibilizaria el amplisimo campo negado de otros territorios cultucales del re, en donde se pueden inventariar més de una treintena de reescrituras originales de la pieza. El presente anailisis supone demostrar que en estos lu Bares de indeterminacion en las Antigonas latinoamerica de una mujer que enfrenta al poder por la oes el Duente por el que lo espectadoresvsitan ¥ vielven de las dictaduras de la antigua Tebasy de a Argentina. Fn 1989 Alberto Ure divige sltexto so «09 traduccion del original grego de Flisa Carnell Primera parce dela tlogia Resistencia tri Rajola direccin de Carlos Lanny con a tcion de Ana Yovino 8 Plas preliinares _ 1nas se construyen los espacios de superposicion, corrimien to y amplificacion o diferencia entre el mito y las representaciones de los contextos que el lector /espectador leberd reconocer. Las zonas de indecidibilidad de dos o mas ab jificante tendran significados posibles para un mismo sig resolucién en el lector / espectador segtin la enciclopedia {que posea para decodificar ambos referentes {mito clisico/ contexto latinoamericano). ; Fs de interés aqui poner en didlogo reescrituras que hasta el momento no han formado parte de un corpus como 's de autores latinoame- el propuesto, y que abarca las obs ; ricanos -editadas © no—que se han podido reunir lo largo je La presente investigacisn, de los mis de diez ano En el aio 2002, el cortometraje Tras los pasos de Anti: gona brinda un panorama general del uso de la srmogalo- ‘a y la arqueologia forenses en las investigaciones sobre welicone ator derechos humans. Ussndo imagenes Argentina, El Salvador, Etiopia, Timor Oriental y Haiti, el video describe el trabajo del Equipo Argentino de Antropo- logia Forense (EAAF), formado en 1984 para investigar la desaparicién de por lo menos 10,000 personas en Argentina durante la ultima dictaduca militar (1976-1983), En definitiva, zde qué seria evidencia el texto? Si todo artefacto 0 texto puede figurar el mundo o revelarlo par cialmente, un tema crucial al que se intenta aportar desde abajo, ¢s la relacién entre texto y contex marco de es to, asi como el consecuente enlace de los textos y los discur- sos con sus contextos respectives. Si el objetivo es determinar en qué medida el texto da cuenta de la valider de las posiciones atribuidas al autor 0 a si mismo, la operacién de analizar las marcas histéricas culturales, geogréficas y temporales, contribuird a estable cet su importancia como prucha de algin aspecto de la historia social y cultural latinoamericana, I. Introduccion Nous avons été fascinés par Antigone, par cet incroyable rap port, cette puis possible qui ne pouvatt pas vivre, capable seulement de ren ante liaison sans désir, cet immense désir im verser, paralyser ou excéder un systime et une histoire dinterrompre la vie du concept, de lut couper le souffle ox bien, ce qui revient au mime, de le supporter depuis le debors 742 187), le dessous d'une crypte. (Derrida, Esta cita explica, de alguna manera, la profunda impre gona ha dejado y deja en dramaturgos, escritores, poetas, pintores y mtisicos de todas las €pocas. Fildsofos y pensadores de la talla de Aristételes, Goethe, He- gel, Heidegge pado de la fi sién que el mito de A Holderlin y Kierkegaard también se han ocu ra de Antigona. Durante las épocas mas con- vvulsionadas de la historia dela humanidad, la gente de teatro ha recurrido especialmente a Antigona en busca de una vor que interprete el discurso de los conflictos de su época. Es materialmente imposible mantener un inventario ac: tualizado de los espectaculos que se presentan contin te en relacién con el mito de Antigona, ya que es seguro que durante el tiempo de elaboracién del presente trabajo, otros nando y publicando. Sirva de ejemplo de la vigencia de este mito el Festival Mag, dalena Antigona, que se llevé a cabo del 6 al 9 de noviembre de 2006 en Bogota; un encuentro internacional por la paz. de Colombia que se denomind Mujeres, Arte y Parte en la Paz de Colombia. Previamente se habia elegido a Antigona como muchos se estén desarrollando, ¢ mito, dramaturgia y tema porque este personaje representa, desde la Grecia Clasica, la lucha delas mujeres por los afectos primordiales por sobre las voces de la guerra, Dentro de la extensa programacién, se estrenaron siete obras¢ basadaso relacionadas con el mito, por grupos de teatro dirigidos por mujeres provenientes de mis de nueve paises, Constantemente tenemos noticias de la puesta en esce na de diferentes Antigonas. En los tltimos afios se ha re- Puesto en Buenos Aires la obra de Séfocles de la mano del desaparecido director argentino Juan Carlos SenésS en Co lombia se estrené una versién danzaria del grupo Kore de Barranquilla; el texto de Yamila Grandié fue estrenado du ante el ciclo de Teatro por la Identidad 2003; y estos son solo algunos ejemplos de la constante recu cia a la obra paradigma que nos ocupa. En la muy original einteligente puesta del grupo danza. rio cubano Danza Abierta, que dirigia Marianela Boan, cor miisiea de David Byrne, todo el asunto de stu Ant sintetiza en la desesperada danza de la protagonista cargan- docon el ca liver del hermano hasta caer exhausta, y com- rendet la inutilidad de su esfuerzo. En este caso son eviden. tes las alusiones a la acuciante realidad cubana: el enfrentamiento entre hermanos ~invasores 0 invadidos~ y ‘una nacién dividida por un estrecho de apenas sesenta millas, El legendario Living The: Pos v. re, uno de los primeros gru- nguardistas de teatro experimental, radicalizado y Provocador, fundado en Nueva York en 1947 py or la direc- tora de teatro Judith Malina y el disefiador y dramaturgo le Carlos Saszabal (Co dde Sandra Pasta (Colombia), Anti ia), Las pledras de Troy a tncorparea de César Castato (Co lombia), Antigonias de Patricia Ariza (Colombia), Antigona factonuon de ‘Augusto Cubillin (Venezuela), La pasidn de Autigona. Los peels de éspera del Grupo La Mascara de Cali (Colombiahy Antigone ce fence, Aira (Colombia Autor de Golpes.amm puerta, include cue sorpusdel presente trabajo § Inclida ene corpus de Julian Beck, elige desarrollar durante su exilio curopeo en de Antigona, situando la accién du 1967 una adaptaci rante la guerra de Vietnam (1959-1975) En un reportaje realizado en Roma, fa actriz Jenny He- che asi describe su experiencia: Para nosotros es una obligacién no hacer una obra que sea retenida, sino una obra de la que brote una simplement : dela obraenunasituacin histrica precisa pienso enlo que alae a Gl sucedia en aquella ciudad, hace algunos aftos, dura a dnica manera en que el napa Jima guerra. Creo que es puede hacerse presente, teatralmente concreto, Sacarle de su xacién de napalm podria ser el principio abstracci6n, La lib del paraiso. Y en la cumbre de : establecer um contacto con los otros y pasaral éxtasis(L 970: 8) energia, es posible Estas relaciones transtextuales se complejizan atin mas cuando dentro de una obra dramética aparecen citas tex- tuales de la Antigona de Séfocles. A la manera de cajas chinas, en donde un texto encierra otro texto anterior, en 1973 el dramaturgo sudafricano Athol Fug i i John Kani y Winston rd eseribe La Isla, en colaboracién con sus acto Nishona. Precisamente Cuba, ua isla cuestionada por su sistema politico, elige una puesta de esta obra para ser te presentada en el Festival Latino in New York de 1988. La iticos conde- gira en torno a dos inocentes presos politicos c ” difrica), ttadoytoabalosFoccedoa en Robben Inland (Su Debido a las injusticias ea el penal, para un Festival de Na- vidad escenifican ante sus compaiieros y algunos “blancos notables”, escenas de la Antigona de S6focles, Dejandose a que la obra les propor, John llevar por el juego drama Reino Pas ¥ Winston provocan una revuelta que terminaré trgica- mente con la represion y muerte de varios de los reclusos, Las primeras noticias acerca de la publicacién en Ar Bentina de un texto inspirado en este mito se remontan a fines del siglo xrx, cuando Roberto J, Payré publica en Bue nos Aires en 1885 su Antigona, “novela de tono sentimen tal” en forma de folletia en un diario matutino, Enronces, por qué Antigona sigue siendo atin hoy en dia susceptible de ser leida desde diferentes registros ys siguen encontrando en ella argumentos para las cuitas com. fempordneas de tantas generaciones? :Qué es lo que lleva a tantos teatristas a abrevar de la fuente de este mito? L1 En el origen Tebas, 1203 a.C. El destinu trdgico de la desdichada Princesa Antigona se desencadena por su decisiin de dar sepultura a su hermano Polinic: Ely su hermano Eteocles se habfan dado muerte mutuamente en combate frente alas murallas de la ciudad. El edicto del reciente rey Creonte, quien accede al trono ante la acefalia producida por Ia muerte de los dos hermanos, otorga honras finebres a Eteo. cles y expresamente prohibe enterrar a Polinices. Lo consi. dera un traidor, sin tener en cuenta que habia atacado la ciudad para recuper: su legitimo derecho a compartir el {ono con su hermano, Antigona desobedece el edicto, yen tun segundo intento por dar honras finebres a Polinices, es sorprendida y detenida por el Guardia, De nada sirven las siiplicas de su joven hermana Ismene, la intervencién de Hemén -hijo de Creonte y prometido de Antigona~ ni las Predicciones agoreras del adivino Tiresias. La joven, que en ningtin momento niega haber cometido el hecho, manifies. *acstar motivada por razones que estan mas alli de las leyes Avsigona: uma tagedis latmoamericana humanas. Seri encerrada viva en una eueva, adonde final mente se ahorcara. A sus pies se inmolara Hemén con su propia espada, precipitando asi el suicidio de su madre Eu ridice y la agonia final del arrepentido. — Sega el difndid libro Aztigonas de George Steiner, ficamente en relacién con el mito de Antigona, exis " al que oe I niicleo cent aborda este relato: 1) Elconflicto entre lo privado y lo pi fe stado y la familia 0 3) Las cuestiones éticas entre el centre el Estado y el individuo 4) La conciencia privada versus el bienestar puiblico ‘0 y el humanismo instintivo 5) El legalismo coercit (1991:179) Ultimamente, algunos reconocides académicos cos arriesgan una sexta hipdtesis: 6) El choque de la autoridad politica con la identidad o eleccién sexual, como se analizaré en un capitulo aparte Deo ao ae bs gus A elegy eae Antigona c ¢ paraddjicos reflejos que se y Creonte abre una espiral de parad6j ; ponen implacablemente. En su obra Tragedy and Civiliza- i ation of Sophocles, Charles Segal explica tion. An Interpre como el conflicto entre ambas figuras no es solo entre la ciudad y el hogar, sino también entre el hombre y la mujer. Por ello, en iiltima instancia, el conflicto se polarizaria en: wea amcepeloner ancl fessor Ja vida humana. Asi, Antigona h: beri matriz de su ser” y fuertemente ligada a una a as Rémi Pianaces, timidad con la Muerte. Creonte, por el contrario, identific catia autoridad politica eidentidad sexual A fin de ampliar algunas posiciones al respecto, valdria enumerar, también siguiendo a G. Steiner, Procedentes de enfrentamientos di jeto de negociacién y que “se los conflictos alécticos que no son ob- definen en el pro fl ie enel proceso confl tivo de definirse el uno al otro” (1991: 179) @) ancianos / j6venes b)individuos /la comunidad o ©) los vivos/ los muertos 4) los mortales / los inmortales ©) hombres / mujeres (179) 1.2 De hombres y mujeres Una de las razones que dificultan el analisis de los usos ycostumbres de las mujeres en las socie f sdades antiguas es e hecho de que la mayor scam parte de los testimonios provienen de textos historicos y litrarios, que en tanto productos ge nerados por hombres ellos son quienes asumen la tarea de hablar de y por la mujer ofrecen una imagen desde la 6f tica masculina y por lo tanto distorsionada, en mayor » aoe medi a, por los prejuicios de género y por una visién lel mundo propia del vardn. Esta restringida p te esta costo ya a pert ny aerate podemos leer en Toynbee cuam ae Toynbee cuando [noes adecuada ninguna concepcién dela vida ateniense que no reconozca su caricter e : culino” (1985: 65), Ese genio “masculino” de los grieg -sencialmente mas. 0s ha sido, por ejem- plo, comparado con un conjunto de c: in comp aracteres de la tinica civilizaci6n press 1a de Occidente: los etcuscos. La afir. macién que “toda la cul Itura etrusca es femenina” posible- Antigomas una togedialetinoamericana mente provenga del papel importante que la mujer tenia en la sociedad etrusca, y de atribuir a un pretendido tipo feme nino todo lo que esta cultura tenia [...]irracionalidad, de blandura, de ensuefio, de colorido, de oropel, de sensualidad. Ala vista clara y aguida que el griego-macho tiene del mundo, se pretende oponer la visién intuitiva e imagina- tiva del etrusco-hembra, (Hus, 1962: 311), La situaciGn de la mujer en la familia ettusca, que no difiere demasiado de la que ocupa una buena ama de casa walizé a gi y romanos, que solo mostraban a las cortesanas en los es pectaculos o en los banquetes y consideraban a la mujer un ser cternamente inferior que debfa permanecer encerrai el gineceo, Quizés esta concepcién extrema haya sido una de las ‘causas que provoeé el aislamiento de su marco histérico, y en nuestra sociedad contemporanea, ese: legos. sea mas justo, si se quiece comparar estas dos civilizaciones, recurris a la oposicién nietzscheana del universo apolineo 30 dionisiaco de los er de los griegos frente al univ nascos Las mujeres, en consecuencia, tienen otra historia indi vidual y colectiva, diferente de la de los hombres. Esta his- toria debe interpretarse y construirse espiritualmente para que el sujeto no sea ya Ginico y egocéntrico, sino respetuoso de las dife abrir otra época de nuestra cultura, época en rencias y, en particular de aquella inscripta en la naturaleza yen a subjetividad mismas: la diferencia sexual Segin Riane Eisler, desde la persp la evolucién cultural, habria dos modelos para analizar es ctiva de la teoria de ta diferencia. Un modelo “dominador”, generalmente desig- nado como patriarcado o matriarcado, en donde una mitad de la humanidad esta jerarqui la con respectoa la otra; y el otro modelo es el “solidario” diferencia mas fundamental de bra~ésta no equivale + que aunque basado en la la especie -macho y hem- a superioridad o inferioridad. No son las mujeres de la cotidiai aristocratas— lad ~campesinas 0 is quienes pueblan la escena trégica del siglo V .C. Antgona, Flecta, lgena, Hecuba, Cesremiae Ye miticos y ancestrales, rein, iparentadas con casta son seres as at yn fas y princesas; los dioses, con los hombres dela Sociedad Heroica. Protagonizan mitos originarios de la Edad de Bronce, que fueron conservad ma pcos durante el traspaso naalp. los por los poetas de la sociedad matriateal indige atriarcado introducido por los invasores victoriosos.? on silenciadas: tras las mordazas en los labios ascsinadas, en los cuellos cegados de las niias 5 a por mms igenes de rerror y espanto, yen las traicio es posibles por y debidas a una lengua que ya hablaba can verdad, las diosas fueron “gadas, violentamente, tras los ropajes mentixosos de la Histori de las palabras, (Vélez Saldarriaga, 2004: 167-68) . Segiin Sara Pomeroy: “e infine dall’eredita del passat is Wy: “e infine dall eredita del passato tes del drammaturgo, que compendeba non solo Pepica ma la poesia arcaica, con la sua componente soginia” (1978: 103), Como otros di mi acreditados investigado stos mitos la explicacién el origen de la ¢ltemor ante el poder de las mujeres como resultado la ideologia de la superioridad misoginia s que daria masculina, | en rona del Danubio, Cristo, mis 0 menos. Alle les de guctra, los. . teens decatoalber Merde dleeniasjrfequan ene ea 19902 x entre hombre o etre mujeres y hombres ise. a La separacidn de los sexos entre los adultos de la Atenas del siglo va.C., contribuiria ain més a reforzar este temor a lo Un ejemplo de esto, lo brinda Martha Satne, especialis ta argentina en Psicologia Clinica y Terapias Vinculares radicada en Beijing, Replica Popular China, quien repor ta que en la provincia de Hunan, al sur de China, recién en 1950 un empleado encontr6 entre los papeles familiares un texto escrito en NiShu: escritura de mujeres. Se supone que esta propia y original escritura fue desarrollada por las mu- jeres de la dinastia Tang (2004: 8) a resguardo de la com- prensidn de los hombres, y les permitia intercambiar entre ellas comentarios sobre su situacién y, a la ver, dar naci mientoa una hermandad. En su lenguaje hablado, el NaShu. se parecia a uno de los dialectos locales. En su forma escri- ta toma la forma de un alfabero de aproximadamente 600 -ados de la lengua china, Aparecen escri caracteres simplif tos, bordados en tela, en forma de poemas y canciones que x partica las hijas, asi como deseos -xpresan la tristeza de de felicida: bre las reglas que imponfa el Emperador o acerca de las ‘guerras. Se supone que la lengua fuera trasmitida de madres a hijas, de abuelas a ni dianas: cocinar, coser, bordar, cantar. “Aparentemente los Algunos otros manifies an ideas politicas so- a través de las actividades coti hombres no tenfan mucho conocimiento de estas activida- des entre las mujeres, desconocian lo que ellas escribian, creian que no podia tener importancia ni ser peligroso para 4: 8). Ademés de la desvalorizacién de la mujes ellos*. (Satne, 20 aparece otro. factor no menos importante: la consideracidn de la sexua lidad femenina como un poder oculto y temible cuyo alcan: ce el varén desconoce, como hemos analizado anteriormen- te. En El segundo sexo Simone de Beauvoir afirma al respecto: “el sexo femenino, en cambio, es misterioso para EE _ __Rémuto Pianacei !a mujer misma, oculto, atormentado, mucoso, hiimedo: sangra cada mes, y a veces esta manchado de humores y tiene una vida secreta y peligrosa”. (1977: 131), Tas relaciones afectivas que establecen los personajes femeninos y masculinos en las tragedias de Séfocles tam. bién obedecen, generalmente 2 la mentalidad heroica y conservadora de la época. Debido a los acuerdos o por los Vineulos que se establecen cuando una mujer es botin de guerra, las relaciones e eleros, n mediadas por la philia y no por Eros o Amor es definido por los p joetas griegos y por el mismo Platén como “mania” ", demencia 0 locura, y reina atin por encima de la voluntad tanto de los dioses como de los hombres. Como todo lo irracional, miedo y prever el Amores visto con ién, y sus consecuencias parecen funestas ¥contrarias a toda sophrossiné (templanza, moder: dleseos), ideal del dominio de si mismo y de la razén. Enel tercer estisimo de Antigona, Séfocles expresa clar Tamente su posicin respecto al peligro que representa la supremacia absoluta del eros én de ‘Amor invencible en la batalla, Amor que dominas a las bestias ¥ Feposas en las suaves mejillas de una joven; ti frecuentas el onto y los rdsticos refugios. Ninguno de los dioses ni de fos hombres, que viven un dia, se ve libre de ti, y el que te lleva ccansigo enloquece.[..] Ti desvias el corazéin de los buenos y los haces injustos para su daiio, (1993; 119). Segtin Francisco Rodriguez Adrados se llegaba habitual mente ala relacn de phitia, el amor en el sentido de afecto, decaritio o de amistad, entre marido y mujer. El amor timiento que guiaba al enzo ~que significa “amar” en el sen. tido carnal del término producido por elamante o erastés que es quie n tiene una relacién amorosa sexual con alguie rage dia ltinoamericana Antigone wna tage un sentimiento que se reprimia, El tema erético, ademas, representabauna parte minima estaba sometido a una cier- ta censure ya los coniconamientos gentricos, pr eos habla del amor como algo que desestabilizaba. Este tipo ae sentimiento produc, por cmp, cada en desgraria de Hercules: “(...] que por culpa de esa muchacha se apoderé Hercules de Eurito y de Fealia [...] y que Amor fue el tinico, entre los dioses, que lo fasciné para que se lanzara a esta empresa”. (Séfocles, 1993: 365) "Tas alocinen homens tasiblacetibalcregas por estos rigidos principios. El erastés era el miembro de mayor edad y mas activo de una pareja homosexual; el eré iembro de la pareja, mas joven y casi menos era el otro . éste se resistiera y de que siempre pasivo. Ademés de jue observara in comportamiento enteramente pasive a lo Legeell anata, oul ra sin mostrar ningiin signo de placer y que no gozara de los actos que realizara su pe reja de mayor edad. El erémenos solo aspira a satisfacer el eros licito de su amante, a diferencia de la prostituta, que intenta satisfacer su eros ilicito. La entrega a una serie su- cesiva de pretendientes o la persistencia en esta conducta mas alla de determinada edad, era solo indicio de promis cuidad y fuente de ridicule. Joven Hyllo, :por qué me niegas hoy lo que ayer me otorga: bas? ¢Por qué tanta crueldad después de ta oamory dulz 2 Mas jay! tienes razén: tu barba, tus afios, tus pelos nos jtar lo pasado. ;Oh ti, noche malévola, que has de butla de mi afin. Ti impiden ces trocado en un viejo al suavisimo don dias, cudn triste y larga eres! El tiempo, Hylo, {que ayer fuiste un niio, dime: gpor qué eres hombre hoy? (Marcial, 1910: 110) Ni siquiera Séfocles se vio libre de estas burlas por su Puestos sucesos ocurridos en la esfera de lo privado duiran- tel transcurso de su vida. Jerdnimo de Rodas* cuenta en sus Recuerdos hist6ricos una aventura amorosa de Séfocles con un joven. Este le habria jugado una mala pasada al afamado autor, cuando tras un encuentro en las afueras de la ciudad, escap6 a la carrera lleviindose consigo el manto del poeta, quien debié regresar del campo malparado y hu. millado, La afirmacién de la investigadora Susana Scabuzzo: a critica contempordnea ha sefialado con cierta insis L tencia las dificultades que se interponen en el camino de Quien se proponga estudiar la posicién de la mujer en la Grecia antigua” (2000: 1), hace pensar que la sexualidad ferenina en la sociedad y literatura gas clisicas es ott campo, entre muchos otros, del discurso femenino ain no suficientemente explorado. Sirva como ejemplo a esta cuestién: ‘A pesar de la fama de Safo, la mayoria de los testimonios sobre homosexualidad se re a los varones. Desde luego, las expresiones proceden, ctimolégicamente del griego ho- ‘m0, que significa ‘igual,’ y no, como a veces se ha supuesto, del latin homo (hombre). (Lewis, 1985: 124), Segiin Luisa Muraro, la analista belga Luce Irigaray aporta algunos aspectos fundamentales desde la teoria fe- minista, en su confes ia Genere Feraminile en Rotterdam en 1985. En dicha ocasion, disuelve la ambigiiedad y afir ma: “Antigona tiene ya el rostro del universo masculino El género femenino esta ya perdido en la figura de Antige Peripaétin que vvis entre e290 1230 a. inclinado al «picurefsmo, se distinguié por su polémica contra el estoicaana Antigona: una tragedia latinoamericana na, “figura resistente” como la Hama Irigaray. Figura resis tente de mujer, resistente a la voluntad del tirano, pero por fidelidad a los dioses masculinos y a la serra ene hom bres. Muraro postula que Antigona es ya la representacién del “otro” del “mismo”: el mismo es el hombre que se asi- mila al todo pasando por al sti: tlemoediablens oning wun Strida” a diferencia sexual, diferen cia que el hor de comodidad. ; . Finalmente introduce el concepto de “funcién suplente y concluye: En fin, Antigona es ya la mujer tal y como el hombre se la representa a si mismo, como se Ia ha moldeado. Es también el caso de Juana de Arco, para hacer un ejemplo histérico, on suplente que algunas mujeres ejemplo de aquella funcidn suplente qi asumen-reciben en las sociedades patriatcales, Las mujeres suplentes van a meterse ~a menudo por iniciativa propia y operando transgresiones que parecen (pero:no son) actos de ihertad, pues de esto son subrogadas~a donde las manda e padre an las ganas o el coraje para mererse. O simplemente tienen otra cosa que hacer. Y a donde los hombres no ties asi asjévenes se imaginan ser dnicas ¢indispensables, evan do, por el contrario, son solo suplen (Otro ejemplo de una postura critica y visién sex sia entre autores, contemporaneos o no, se deduce de la imag: adversa que de Euripides ofrece la Comedia Antigua a tra- cs ristofanes.? Sin vés de las obras de su principal critic lugar a dudas, el protagonismo que otorga Euripides a las y seume un ies! con Aristofanes representa un mundo en decade gra en suscomedias hi otesyridiculoscontrastes el cuadro social de na Enmonddad eelejada. Ea Lice, el lero lo loa a tates dela idicul- Rémulo Pianacei mujeres en sus tragedias fue lo que eseandaliz6 del pueblo de Atenas, no habituado a la pr ‘. Jos problemas que nacen de | ofundizacién en a complejidad de la persotali dad femenina y mucho menos a que las mujeres filosofsean desde la ie, por decirlo de alguna m lucide y descaro. Resulta evid c quella socie sd ateniense conservadora veia la critica racionalista de poetas como Furi es y de pensadores como Sécrates y los sofistas const. tulan un peligro para la estabilidad tivos que id de unos criterios valora 8 estimaba paradigmticose imtocables. De aqu sure confit qu cul 80 y absurea acd con el pro Socrates, (Med! in hombre & Lopez Pérez, 1977: 12) a Gonziiles y El suicicio de Antigona, que cig ge el ahorcamiento en privado ~vale ga el anacronismo freudiano de la analogia-es mujeres que asta, Es una de las alternativas a urren tanto los personajes masculinos (Ayax, He. mon) como los femeninos en I: ‘ siempre una salidaheroica nor. La un modelo / patron de wna muerte de una muerte para las proviene de su madre Yo laquer las tragedias de Sotocles, y es i ante una vergiienza o el desho= ia es menos importante que el honor, la timé. Los suicidios de Antigona, Deyanira, Furidice, Fedra y Yo asta confirman la actitud tragica y heroic jes femeninos, si a de los persona ido una alternativa digna par: a el perso- naje tragico, una forma de expiacion y x la hybris, que se debe ejecutar para que retorne. El hombre, como par tuna consecuencia de clorden del kosmos te de ese orden universal, 10 El sucidio de Hemén, al espectadora estado pre sjecutado como un acto de veng ‘bia del 4 Antigona: wna tragedia latinoumericana sometido a las normas de! mismo; el pecado es una falta que infringe ese orden y el suicidio es una de las maneras de restaurar el orden perdido. Las mujeres no evaden su desti- no, lo enfrentan tal como lo hacen los personajes de la Edad Heroica contribuyendo al cumplimiento del oréculo de los héroes masculinos. Dentro de los mecanismos de poder en la sociedad oc cidental desde la Edad Clisica, segiin analiza Michel Fou caul, el suicidio: “hacia aparecer en las fronteras y los in tersticios del poder que se ejercen sobre la vida, el derecho individual y privado de morir”. (1984: 168) El derecho ala vida y la muerte, tanto en la forma mo deena ~relativa y limitada~ como en su antigua forma ab- soluta, es un derecho asimétrico, desigual. El soberano no ejerce su derecho sobre la vida sino poniendo en accién 0 do su derecho de matar; no indica su poder sobre la que puede exigi.!" El prin reten vida sino en virtud de la muert cipio de poder matar para poder vivir, que sostenia la tée tica de los combares, se ha vuelto principio de estratewia entre Estados. Podria decirse que el antiguo derecho de “dejar” vivir fue reemplazado por el poder de hacer “vivir” o de “rechazar” hacia la muerte. Quizas alada por acompafiaban. “hacer” morir 0 asi se explique esa descalificacion dela muerte s 2 caida en desuso de los rituales que |: En el paso de un mundo a otro, la muerte era el relevo de una soberan derosas el fasto que la rodeaba era signo del caraicter polit a. Respecto al enticrro de Polinices, G rerrestre por otra, singularmente mas po- co de la ceremor 1 Arnaldo Rascovsky (Cécdbs, Argeetina 1907 - Buenos Aires 1995 imédico: pediaea y psicoanalista.Escribi6 E filicdio como potente to fel sistematico asesinato de los jévenes y dela infancia consumado por el ‘ruindo adulto. Se ocupé de estuliae se igen en Is mitos basicos de Occ ent, la Historia, [a Antropologia y a Litertara. Dejé una importante es ‘ucla Ue pensamicnto pricoanaliic, Romulo Pianace Steiner afirma: “El edicto de Creonte es un castigo politic, para Antigona es un crimen ontolégico” (1991; 37).12 La distincién de roles para con la mujer, se ve aplicad también en el campo dela administracién de justicia. Cua do se apresaba a un malhechor eta interrogado por los ma Bistrados correspondientes, y si reconocia su culpabilidad, se le aplicaba sin mas una pena que en la m: yoria de los casos era capital. Hasta que se cumpliera la sentencia, sil eo era extranjero, permanecia en prisién para evitar quese fagara hacia su patria. De modo que el procedimiento al que es sometida Antigona en la tragedia sofoclea resulta ofensivo para una princesa tebana, aunque solo se trate de una obra para ser Ilevada a la escena. Dejando de lado la uestion de la posesidn o no de derechos civiles pues Anti= gona es mujer y como tal margi a piblica-es tratada como un delincuente de la peor calaiia, Agraviante resulta también la actitud del Guardia, que alude a la prin ia de lav esa simplemente con pronombres demostrativos (Scabua 20, 1999: 116).13 $i bien Creonte amenaza a Hemén con ajusticiar “a esa odiosa para que muera en seguida ante sus oes, en presencia de su novio”, la evolucién del derecho no ‘moditic6 el hecho de que las mujeres, aun cuando hubieran cometido un delito publico, fueran ajusticiadas en privado, Sofocles reafirma de cierta manera, en el tratamiento del tema femenino, la mentalidad patriareal griega, la es tructura rigida de la sociedad helénica que predicaba para ella el ideal de la s6phrosting expresado por Pericles que una mujer debe tratar de que los hombres no hablen de ella n para bien ni para mal > Recordemos quel p blcdad del edicto de Ceeonte se limita ata pro lama; sonal tomada, en aparienci, sta ka os colegiado, * Ene .384 el guardia dice: “Aqui esti la que cometi el hecho, a ésta la encontramos cuande Io sepultaba” Antigona: wna tragedialtinoamericana El discurso femenino en la Grecia Clasica, siempre aca Mado por las normas de comportami to de la polis, solo se escucha, y no siempre, dentro de la intimidad del hogar. La vida de la mujer griega, pasada la infancia, se definia a yugue y madre. Preparaci6n para partir de los roles de c6 el matrimonio, vida de esposa, cjercicio de la funcién repro- ductora, y cese de dicha funcién, son los hechos que var ritmando su vida en torno al acontecimiento ancestral de himeneo. De: de la vida femenina quedan asociados a las précticas ¢ ins- tituciones de la ciudad. En sus estudios Arbey Atehortiia Atehortia aporta al tringidas normas culturales y gunas excepciones a estas restring Las espartanas y las lesbias gozaron de més libertad que en el resto de Grecia; las primeras porhabitaren un estado eseneial- mente militar y las segundas por la apertura comercial y cul tural que caracterizé Ia isla, posbilitando en este caso la crea omo Safo y hasta por idm de los tiasos dirigidos por mujeres la misma esposa del dictador Pitaco: Andromeda. Igualmente existieron las hetairas, mujeres que participaban de la fiesta y el jolgorio con los hombres. (sf, 1) Cuando una voz femenina invade el espacio piiblico, ie asignado al varén, se renuevan los espacio tradicional: femeninos asociados desde antiguo con las aguerridas Amazonas, Medusa, la fascinacién mortal de la Esfinge y la engaftosa seduccidn de Pandora. El mito griego identifica a la primera mujer creada por Zeus como un castigo infrin gido a los hombres. Hesfodo se refiere a ella como una her jue con ella tuvo origen el mosa calamidad y manifies linaje funesto, el conjunto de todas las mujeres ~jcalamidad _ Piamacer grandisima!~ las cuales viven con los mortales hombres y no quieren compartir la pobreza datiosa sino tan solo la abundancia. El mito popular generalmente presenta a He- mo el me lena ivo de la guerra de Troya y la causante de la muerte de miles de fri Contrariamente a lo que comiinmente se cree, también Ja pintura que ofrece Euripides de las mujeres dista mucho de enaltecerlas, sino que por el contrario, pone en boca del miségino Hipolito toda una lista de males que ellas histéri iOh, Jupiter! Por que dispusiste que las mujeres viesen la luz del sol, si son cebo engafoso para los hombres? |...) Ahora como han de morar con nosotzos, agotan nuestros recursos. Man padre, que la engendra y educa, da ademas la dote y la casa isto es ce aqui qué azoce tan grande es la mujer; pues el para liberarse de ella: al contrario, en que recibe en su hoger destructora, yoza engalanando a una pésima esta tua, y Ia viste con sus mejores ropas, y el desventurad asisusrentas,|..| Lo mejor, si ha de vivir con nosotros, ex que la fortuna nos favorezea con una compara inepta, demasie- do sencilla. Aborrezco.a la sabias queno alberg lecho a la que sepa mas que yo, y ms de lo que conviene a una nujer. Porque Venus hace a las doctas las mas depravadas, la cilla, por sus cortos aleanees, est libre de deshonestidad. Convendtria también que no las acompafasen esclavas, sino que habitasen con elas monstetos mudos ofieras, can quienes .© pudieran hablar: or su voz. Ahora sus esclavas no cesan de urdic inttigas vituperables, y después las ejecutan fucea de casa, [..] Nunca me cansaré de odiar a las mujeres, aunqui alguno diga que tal es siempre mi proposito; y no se engaiia, en efecto, porque son siempre malvadas. Que aprendan a set ceastas, o nunca dejaré de ensaiarme com ellas. (1970: 924) Antigo: wna tragedialtinoamericama La particular condicion del mundo femenino se pone de relieve en la cercania de las mujeres con el parto, y funda: mentalmente con la Muerte. Los primeros cuidados de un pariente fallecido corresponden, en la Grec allegadas.! Son ellas las que con la debida logran que se convierta el cadaver en un ele- antigua, a las mujeres m: preparaci6s mento que puede ser visto por el var6n sin conteaer impu reza. En efecto, ellas estin facultadas para manipular y margen preparar un cuerpo para los funerales, y quedar a delap limite al rol de las mujeres de la familia del difunto en la juci6n. Se atribuye a Solén una legislacién que puso celebracién de los rtos finebres. Esta legislacién puede leer- se en clave de génezos; con este régimen las mujeres pierden buena parte del protagonismo en rituales en los que era aceptada y esperada su participacién, y que la costumbre vedaba al varén. Pero también puede ser interpretada como la manifestacion de un conflicto entre formaciones sociales, es decir entre la aristocracia y la democracia, G. Steiner aporta a la cues En la muerte, el marido, el hijo, ef hermano pasan del domi: no dela polis de nuevo al dominio de la familia. Este retorno al hogar es, de manera especifica y concreta, un retorno a la madre, hermana), primigenia custodia de la mujer (esposa Los ritos funerarios son tarea particular de la mujer. Cuando esta tarea le toca a una hermana, cuando wa hombre no tiene ni madre ni esposa que lo haga regresara la guardiana tierra, cl entierro astime sn mayor grado de santidad. Fl acto de Antigona es el mas sagrado que pueda cumplir una mujer (1991: 37). +. enteadle enseguida en palacio, pues solo alos parientes permite dan very atender alas personas impuras de la familia” 966: 539) piedad el que p (Safoces, Fdipa Re La conflacién entre los ritos funcrarios y nupciales en la escena dtica habla de la crucial importancia que estos rituales tenfan en la vida de los espectadores, y sugiere una prolongada continuidad -por lo menos durante el siglo V a.C.~ de la forma en que fueron concebidos y entendidos Rush Rehm compara las caracteristicas comunes ent-e las practicas ceremoniales del casamiento y el funeral (1994: 59), La novia debia oftecer un rizo antes del matrimonio, los deudos debian novio y la novia, los muertos eran ritualmente bafiados, ves er lo mismo al visitar una tumba. Comoel tidos, adornados y coronados; actividades todas en que les mujeres desempefian un rol fundamental. El cadaver es amortajado, ala novia se le coloca un velo; los muertos son uestos en un lecho o cama, el matrimonio conduce al tale upcial. Ambos acontecimientos implican un viaje noe turno a un nuevo “hogar”, a menudo Hlevado a caballo o ea ‘un carro tirado por una mula, en una procesién que incluye Portadores de antorchas, familiar, amigo, y en donde la mi sia y la danza resaltan la ocasin. Una bendicion o maka- rismos (de makarios = bendito) se daba a la “feliz” pareja y a los “benditos” muertos. La novia recibe regalos en su nue vo hogar, los cadaveres reciben ofrendas en el suyo; y ambas ceremonias tetminan con un banguete. La relaci samiento y funeral se hace explicita en el caso de los jévenes ‘que mueren solteros, ya que sus tumbas estan coronadas po: grandes lewtrophoroi (jarras que llevan el de los novios y difuntos) de piedra. Los puntos de actividades comunes entre las bodas y los funerales encuentran su expre gua para el batio si6n literaria en numerosos epitafios, que tratan de evocar € recuerdo a quienes los lean, Aatigona, novia dela muerte, se ahorca con su propio vel, father in taw weeding hymn... Epitati ce er funeral pyre withthe ver burned at ber joven casada (Rush, 1944+ 14 40 Antigona: una tragedia tatinoamericana Recortar el papel de la mujer en los ritos funerarios significa, al mismo tiempo, privilegiar el ambito piblico sobre el privado, el de la ciudad sobre el familiar. ” II. Estado de la cuestion Es frecuente escuchar en el Ambito académico ~ hombres como mujeres y no obstante sus culturas de los medios que tienen pata informa base y rse~ dar toda 4 mues las criticas e investigadoras norar todo aquello que l feministas han escrito sobre la figura de Antigons textos escritos, clases y conferen clases y conferencias, se elehac De sus desprende que na stionado a estos intelectuales sus lagunas, t neralmente, una polémic, se ‘a con res feminismo?, zcudles textos?, ea ihn ecules autoras? tuisa Muraro ne se sorprende di también hombres, que se han que mujeres, asi como nado antes del ferninism tengan graves omisiones en lo que respec 4 femenina respecto de Antigona. Est: cid de la actitud critica, eta a la producciéa a abdicacién a la fun ‘tan frecuente en el movimiento de e n defecto de verticalidad, por un miento de aquello que, en la sociedad y culturavde hon Antigona: Entre signifi minado, Giovanni Cerri es el Ainico que of areas interpretaciones del sahablaialoenec oe midas no son ‘i oe els imposici6n directa de esquemas de la cultura europea moderna: ° Vi si é voluto cosi vedere di volta in volta il conflitso tra famiglia, ordine politico e reigi legge naturale ione, legge positiva e eliberta individual (el ito recta petico, sato Yagion di stato e coscienzauntama. Un 4” Anaigoma: wna tragedia latinoumericana ‘liché” interpretative le cu 120, tate. (1 este autor, la razén fundamental del edicto de Cteonte al prohibir dar sepuleura a Polinices ~y basandose en numerosos testimonios antropologicos recopilados~ es tuna precisa norma de comportamiento imperante en la Ate nas del siglo V a.C. El cuerpo de los traidores y sacri en el territorio de la polis, y por lo no podia sepultars tanto, debia ser alejado para recibir en otra tierra las honras fanebres y el beneficio de la sepultura, Esta antigua méxi- za se respetaba también cuando después de una batalla, los vencedores estaban obligados a permitir que los vencidos enterraran a sus muertos. De lo contrario, y en ambas cir se veria mancillada por su impiedad con los dioses infernale: Respecto a Folinices, el exceso del rey Creonte consiste a de los confines en no limitarse a expulsar su cadaver fu de la polis, permitiendo que fuera sepultado en otro sitio, sino que ademas ha querido privar al cadaver del ritual de bido, y ordena: “se deje su cadaver insepulto para pasto de las aves de rapifia yde los perros, y que se oftezca horrendo espectaculo a la vista” (S6focles, 1995: 65). En la continuidad historica de la ideologia funeraria en el mundo grecorromano, también es de la hermana de quien ptincipalmente se espera el cumplimiento respecto a las hhonras fiinebres. El horror de una muerte sin sepultura, de notable vigencia atin en nuestro mundo contemporaneo -y del que la Argentina puede dar doloroso testimonio~ es 17 En Suplicantes, Euripides hace queasiseexprese Tesco frente al Corie caviado de Creonte: “@ceees que periudicas a Argos no enteranda 3 su truersn! Te equivocas:atafea toda la Hélade que sede sin enterrar aK muertos ys les prve de lo que tienen gue obrene ostumbe, producia cobardis en los valienes”. pues ase impone 195: 46-47 43 — _Reéule analizado por Arturo Alvarez Hern, sobre el inal del primer libro de Properceg nt POnemei ropercio; bed el poeta evoca aquella f quella tragedia personal para explicarle amigo que el naci6 ata vida-poesia de amor a ‘ériment6 el horror de que un hombre pudieta comma £m osamenta abandonada, sin memoria, ee sin amor; el dia, en de la guecra e hizo aiiable sensibitidad de los anti evesidad de los el amor de los vivos, de suma, en que comprendié I \ la iniquidad lenamente suya aquella ener Btls ala muerte, aquella posal antiguos de pro cuidadas, imadas, veneradas. (2000, 48), Es asf que los motiy. una doble arriculacién: Cia el muerto y los diose do en ero manent tater au pica sido deseuidados con len lm lode los v sar de ave Creonte manifitta que “ingen hoe oe los dioses”, cambia efectiv condena de Antigona. La | 7 ‘os dela accién de Antigona tienen Por un lado su deber personal ha ® infernales; pero par el otro, sal- hubiers sufti mas cercanos Puede contaminar a amente la lapidacién cra el desde la més rem: ae ree y aerate antigiiedad se aplicaba alos taicay ; te 4 aquellos que cometian algén delito que nase contra la seguridad o los i dad. El decide que la muchacha d el sep: a ulcro, solo con la racién e de slime at = fori) ques tcigionprescribesa fine oes se siniticaia parla pos infra suse ee "Y ha encontrado una razén mas pa li Fa condenarla, 1 ee ges teste an los dioses, la ubica fuer : animales ofrenda saccf ‘clos hombres cv lisador Antigonas una tagedia latinocmertcata al margen de las cuestiones legales, y es que siendo mu seha burlado de su autoridad: De modo que la condena de Antigona, que el formula inequi- vocamente desde su posicion de rey de Tebas, puede tener onra lectuca que Ia legitime; es posible vincularla al derecho padre con los hijos, presoloniano, en el que, a semejanza d cl kyrios tenia derecho a disponer de la mujer. (Seabuzz0, 1999: 122), Por otra parte, un tirano como Creonte, al oponerse a la boda de Antigona, al abominar del eros Icito, interrum peel curso normal de la vida. Como tantas herofnas de las, tragedias, Antigona llora una muerte sin boda, sin hijos, ese descenso al Hades de quien debia engendrar nueva vida. Se trata de un orden sexual alterado, que como consecuencia produciré también castigo. Asi como Creonte rebasa el limite de lo debido con su edicto ~que en principio como se ha dicho preveia la lapi infringir la ley divina, también An- dacién del culpable tigona se excede al desafiarlo. El drama surge entonces co- mo el conflicto entre dos voluntades inflexibles, dominadas por el predominio del Yo. Tan marcado aparece el enfren ‘que algunos investigado- tamiento entre ambos personaje far esta tragedia como la conse res han llegado a interpr cuencia del acendrado encono familiar (Reinhardt, 1971). Y este exceso de egoismo que provoca la ruina de ambos, es presenciado por el Coro~representante del sentir del pueblo y por lo tanto de las intenciones del autor— sin mucha sim- patia por ninguno de los dos. Segiin E. F. Watling para el piblico de Atenas, asi co- mo para sus gobernantes “ver como, mal empleado, el ar- te de gobernar se convierte en un blasfemo desafio a la piedad, constituye la mayor de las tragedias, el sacrificio 45 Remo? de una mujer bien intencionada, en una tr (1971: xv), Un punto de vista muy particular agedia menor”. José Vara Donado les adjudica “que no son enteramente buenos ni completa mente malos, pues unen a una inteligencia 1 'y mediana, ia exacerbada” (Séfocles, 1993: 130). En su ince pretacién de la tragedia, explica que Antigona no logra ga. narse al piblico por su obstinado e irreflexivo comporta, micnto. Su escasa inteligencia y altaneria resultan tan cl ; as a los ojos del Coro ~y por lo tanto del pith anto del piblico~ que no consigue identificarlos com la causa de una mujer que luche contra alguien mas fuerte. Su anslisis pone el a palabras finales del C ro en las a ifco que destinaria indistintan @ Antigona como a Creonte y que tradu guiente manera: we de la si- inmoderades de los arrogantes, al sui 7 ir como castigo golpes inmoderados, les ensefian com la vejez la sensa 1993: 175) ez. (Sotocles, La traduccién de E. Ignacio Granero, utilizada para el resente anzlisis, es la siguiente: mes La prudencia es la primer: é rad 1a primera condicidn de la felicidad. No hey ue pecar de impieda: contra los dioses. Los soberbios aprenden con el tiempo a ser prudentes al precio de grandes Bolpes por sus orgullosas palabras”. (S6focles, 1993: 166) A pesar de las diferencias, en ambas el Corifeo enumera las faltas cometidas p 1) la impradencia o la ine los dioses y 3) la soberbia. Si sensatez; 2) la impiedad contra 46 Antigons i atinoamericana bien las opciones 1 y 3 también podrian aplicarse a la prin- cesa, es ustamente la piedad hacia los dioses lo que causa su Tecmina la obra entonces con una gran sentencia de antigua: “Por medio del dolor se apren Si bien es cierto que tanto Antigona como Creonte de- fienden un legitimo principio, lo hacen de forma equivoca- dda; por lo tanto ambos sersn castigados. Este punto de vis a ha tenido numerosos partidarios, inclusive Hegel quien cree que en relacidn a la Justicia Divina ambos estan errados porque cada uno ve solo un lado de la cuestidn; pero all mismo tiempo, segiin Vara Dorado, ambos tienen razén. La solucién, entendemos, correcta desde la perspectiva poli- tico-teligiosa de aquel entonces, hubiera sido enterrar al 20 mantenia Antigona, pero no en suelo tebano, mpidio como sostenia Creonte. 2Qué fue entonces lo que Jes, 1993: 131), La respuesta es evidente para cualquier teatrista, Sin la irracionalidad del odio entre los Moatescos y los Capuletos tampoco hubiera tenido sentido escribir Romeo y Julieta. Las reglas del desarrollo de un conflicto bien planteado que desata la accién dramética “con la exactitud de un teore |, el genio de Safocles y la belleza ma” (de Elizalde, 1938: 7 de su esctitura por ejemplo en sus estisimos— han hecho de Antigona una obra de permanente vigencia en los esce- TL1 Otras lecturas del mito, Literatura y género Judith Butler, profesora del departamento de Retorica y Literatura Comparada de la Universidad de California, Berkeley, es una intelectual y destacada pensadora feminis- Reimulo Pionacci ta estadounidense, autora de Problemdtica del género (1990) y Cuerpos que importan (1994). Ambos libros des criben lo que hoy se conoce como Teoria Queer. Una delas contribuciones mas destacadas de Butler es su teorfa perfor= mativa del sexo y la sexualidad. Tradicionalmente el cons- tructivismo ya hablaba de la construccién del género, es decir, que las categorias femenino y masculino, o lo que es lo smo, los roles de género son constructos sociales y roles naturales, Pero Butler sobrepasa el género y afirma que el sexo y Ia sextalidad lejos de ser algo natural son, como el género, algo construido. Butler llega a esta conclusién basindose en las teorias de Freud y sobre todo de Lacan. De este iiltimo parte al hablar de lo *forcluido”, es decie, de aquellas posiciones sexuales que suponen un trauma el ocuparlas. Y ante el miedo a ocupar alguna de estas, el individuo se posiciona ent una heterosexualidad falogocéntrica, es decir, una hete rosexualidad regida por la normativa del imperialismo ke- terosexual masculino en la que asumir la sexualidad hetero implica asumir un sexo determinado. Butler comicnza su exhaustive andlisis alrededor de la figura de Antigona alertando que todo el andamiaje con- ceptual del mito esti construido a partir de un texto dra- matico, en definitiva un hecho ficcional, que “no permite ser utilizada como ejemplo a seguir sin correr el riesgo de irrealidad”. Refiere que su interés por la figura de Antigona se despierta al formularse la pregunta que combi na los puntos 3 y 6 enunciados en el punto 1.11%: “qué habia pasado con los esfuerzos feministas por desafiar al Estado”, yssicomo Antigona no operaban al servicio de la Le zando su inevitabilidad, , refor- reel Estado y la familia, o entre el Estado y el individu 6 El choque entre la autoridad politica yl cleciin seal “8 as wna tragedialatinoamericana En los tres capitulos de su libro sobre Antigona: “El grito de Antigona”, “Leyes no escritas, transmisiones abe- rrantes” y “Obediencia promiscua”; prolijamente decons- truye o “demucle” toda una serie de lecturas previas, trans da cuestion que aborde: formindose en cita obligada en estudio de las cuestiones de género. Presentada frecuente: mente como autora feminista, también sobrevuela este en: casillamiento, poniendo en tela de juicio la estabilidad del género como categoria de anslisis de las practicas sexuales no normativas, y nos lleva a replantearnos nuestra propia concepcién sobre el mismo.2° Butler retoma los escritos de Lévi-Strauss acerca del ta bii del incesto, recordando que éste no es exclusivamente biolégico ni cultural, sino que existe mayormente “en el Ambito de lo cultural”, dentro de una serie de normas que posibilitan la cultura y diferentes de la que ellas gencran, pero no totalmente distintas Plantea entonces la paradoja que Antigona sea el eje de esta discusién “siendo ella misma fruto de un vinculo incestuoso, fiel a un amor imposible e incestuoso por st hermano” y considerada como “varonil”, incluso por Creonte, por incurrir en el exeeso de masculinidad llama- do “orgullo”, y de: xa crea dudas acerca del modo cen que el parentesco articula el género. Este, que supucs- tamente garantiza y regula la sexualidad a través de la sancidn y el tab, fue cuestionado ya en los afios sesenta por los grupos feministas socialistas que querfan demos- trar que “no hay una tinica base de estructura familiar ta man normativa, monégama y heterosexual por naturaleza (y hoy deberiamos puntualizar que tampoco existe la misma base en el lenguae)”. 20 AL respecto ver los mumerosos tras del Dr, David Foster de la Uni 4” Siguiendo su analisis del discurso sobre Antigona, B ler explica a continuacién: En la medida en que ella empieza a actuar a través del len ‘Suaje, también parte de si misma. Su actmacién no es nun exclusivamente suya, y aunque ella uiliza el lenguaje pa explicar su acto, para afirmar wu masculinidad y una auco- noma desafiante, solo puede llevar a cabo esta actuacién a la apropiacién de las mismas normas de poder a las ‘que se opone, (2001; 2 Ms adelante Butler analiza el pensamiento hegeliano sobre Antigona. La palabra griega que tecorre toda la piesa de Sofocles es autédelphos, que quiere decir nacidos de la misma madre y del mismo padre, y se aplica a la nocién de que un marido o un hijo se pueden reemplazar por otro 03 hijus: “Pero una vez que estan encerrados en cl Hades el padre y la madre, no es posible jamas que nazca no”, Séfocles, 1993: 128). Hegel hace especial hincapié en k un herm _ Hegel : s caracteristicas de la lacién ética entre hombre y mujer como hermano y her Ambos son la misma sangre, pero de wi sangre que hi ado en ellos su quietud y su equiltbrio, Por eso no se ale apetecen ni han dado ni recibido este ser para si el uno con respecto al otro, sino que son, entre si libres individualida des", (1991: 268), La vision que una hermana tiene de su hermano ¢s on. tol6gica, como ninguna otra, es el ser del hermano, su exis- tencia, aquello a lo que la hermana asigna valor irreempla zable. En consecuencia, no puede haber obligacion ética Antigans: sou tragedia tatinoarer Ja ley humana es la ley del varon, la ley divina es la ley de la mujer, es la ley que se oculta, que no se ofrece a esa abierta manifestacion que produce el hombre Pero Antigona clama no grita~ por su hermano, y But ler aclara expresamente que parte de esa pena es por su padre, osea, su otro hermano, De esta forma el “hermano” ro es un lugar singular para ella, porque “bien pudiera ser que todos sus hermanos (Edipo, Polinices, Eteocles) sean condensados en el cuerpo expuesto de Polinices, exposicion que ella quiere cubrir, desmucez que ella preferiria no ver © no haber visto”. (2001: 107). Respecto al concepto que introduce Hegel de “ferninei dad”, Butler describe como éste pervierte el universal y ades y ornamentos para la “convierte el estado en propi familia” (2001: 56} sin implicancias politicas. Constituy asi, dicho concepto, una perversion y privatizacion de la esfera politica, era gobernada por la universalidad, sin apreciar la “erupci6n inconsciente de derechos en la per versidn de la universalidad que las mujeres llevan a cabo" Ellas, desde siempze, han sefalado, apuntado y puesto eu evidencia el deseo. Y los mitos estan alli pa smosteacnos que han sido esas diosas fundacionales, esas pitonisas y esas sicas, quienes han puesto a rodar el deseo en el mundos y ellas, ya histéricas, brujas, misticas, histérieas y quienes lo han actualizado pese a su persecucion, a su asesi= nato ea las hiogueras o su penalizacién bajo las mas di formas de la exclusién, cl silenciamiento y la patologizacién. (Vélez Saldarriaga, 2004: xii) Si como afirma Lacan, lo simb6lico esté motivado por la palabra del padre, entonces también esto debiera suceder con Antigona. Pero en ella, esta demanda est duplicada, Por un lado la peticion de un entierro decente por parte del hijos. Estas dos demand: — lanz6 sobre las se superpon m la palabra pater Padre es cl hermano, zeual es entze ellos?” Asi, en ¢ interfieren “la ‘nal. Después de todo, si cl en definitiva la diferencia Antigona emergera para Lacan, [..Jcomo un problema de belleza, fasci ‘mo lo que precisamente intervi bien y el deseo de Snigmaticamente de su camino. Por tanto, : oposicién entre un di el oes ScUISO © principio ia y la comunidad, sino un cont del furicionamiento del desco y, en (1992: 69), Y otro, entre la fami licto interno y consti, cular, del des Si Antigona no representa el parente ideal, sino mas bien su deformacisn y ‘que red sostenible de relaci da, aquellas p ‘onfundimos el paret : nas qui iculacion de sus térmis inteligibilidad convierten 4 reconciles, y 2001: 43) sntesco en la inos? Qué nuevos esque Nuestros amozes en | Anuestras pérdidas en ve s de times y rdaderas?” (Butier, Los estudios de nuevas formas Parentesc 0 llevan al : : institucionalizadas de © que realiza Ia anteopologia contempoy la destitucién del mism. cazode we tun elm, sane co aborigenes ustralianos, los santeros de ee nee Cuba o de los ¢ itacién quec =a ae sino reactualizar practicas ancesti ees ne hace ‘Si Butler teoris Ib ner Pensar las condicion lide grupos de orien; © por su interés de posibilidad de un, a a: su elaby basa en un intento de pensa 1a democracia oraci6n sobre la democracia s ar el espacio” ! radical. Y, vicevers, Politico radical Anhigoma: sna tragedialatinoamertcana donde puedan ser incluidos también los cuerpos que hoy “no” importan Para Butler, las luchas que intentan transformar el cam po social de la sexualidad son centrales para la economia Segiin su conceptualizacién, la reproduccién social de las onas forma parte dela esfera econdmica misma y de alli fos pueda vincolarse de mancra directa la sexualidad con Ja cuestién de la explotacién y la extraccién de plusvalia. Varones y mujeres son los sexos opucstos que, como efecto de la normatividad heterosexual obligatoria, se cons: tituyen en la base de la institucién familiar, entendida ésta como el am De la imposibilidad de separa econdmico de la esfera de lo simbélico-cultural, extr ito en el cual se reproduce la fuerza de trabajo. la esfera de lo estructural ela conclusién de que las luchas de gays, lesbianas, travestis, transexuales por su reconocimiento e inclusin no deberian ser desestimadas como luchas por la transformacion de la sociedad capitalist Antigona, en ef define el deseo. Butler observa cémo An otra sexualidad que no sea la heterosexual” escandalizaria a, al rechazar toda opcion de vivir para Hemén, con su género cambiante cto, permite ver el punto de vista que igona “sin asumir al piblico cuando la desinstitucional abraza la muerte en su c4mara nupcial” y rehiisa conver- tise en esposa y madre. A expensas de la coherencia de parentesco y de género, esta iltima posicién es la tinica que lingiiisticamente no ocupa en la narrativa de su propia ex periencit Sirva como ejemplo un parrafo en el que esta autora afirma: Mi visién es que la distincién entre lo simbolico y la ley social no puede sostenerse, no tan solo porque lo simblico es en si mnismo un resultado de la sedimentacién de las practicas socia Rémulo Pianacei les, sino porque las cambios radicales que se dan en el tesco precisan de una rearticulacion de los presupuestos es- tructuralistas del psicoanilisis y, por lo tanto, de la teoria ccontemporiinea sobre el género y la sexualidad. (2001: 36) Finalmente, para Butler la condena de Antigona se pro: duce por “haber anulado el tabi del incesto que articule el Parentesco y lo simbélico” (2001: 76), andlisis que Lacan omite, demostrando su propia ceguera, En definitiva, Butler cuestiona a quienes “desde el terror, disfrutan de la dad diltima de los tabies que autor tabilizan la estructura social como verdad eterna, sin jamais preguntarse, zqué pas6 con los herederos de Edipo?”. (2001: 43) Anne Juranville, en el capitulo “Mujeres escritoras, An tigonas modernas - La reconstruecién de una familia para digmatica” sefiala acertadamente: “La proyeccién de mil- ples identificaciones que compunen los arabescos entremezclados, mas 0 menos visibles, de io, dibuja la dinamica psiquica incon bora el deseo de escribir”. (1994: 2 En otto capitulo, ti tun corpus litera cciente donde se ela- itulado “Antigona, heroina hist6rica mclaneélica”, Juranville se pregunta si el enfrentamienro entre Antigona y Creonte no testimoni ia, por primera vee, otro desga tamiento, interno al psiquismo de la mujec. Mis adelante afiade: Lo que preserva en Polinies es lo quella misma encarna, sa hhumanidad como sujeto de lenguae, el de: o sujeto de lenguaje, el deseo puro, el puroy simple deseo de muerte como t ‘ que trasciende todo hhuma ‘nismo para conducir al lugar de la descomposicién de lo hu: mano. (1994: 246) Antigon desconstruye el humanismo, vacia la univer- salidad retorica y sefala una politica de las singularidades, x4 Antigona: wn tragedia latin Laat algo que inaugura el entrelugar del terror) consiste en que P puede ser capturada por un sistema dual del tipo verdad / feccién (algo que se sitvia mas alla de lo bello y lo feo, a ella su hermano es lo que es, es decir, su accion no falsedad, Su hermano no es ni héroe ni traidor y por lo t to su opcién, “el santo delito”, la sitda en la neutralidad activa del entrelugar, Es indecidible. Por su parte, Eleonora Créquer Pedrén, rescata el “ges- to enunciativo” de ciertas eserituras de finales del sigho XX, que define como “antig6nicas ficciones”, y que a riesgo de fracturar los diques de la palabra “hacen de la ficci6n un escenario privilegiado para otorgarle al otro olvidado e in- visible, espectral, una posibilidad de existencia” (2000: 126). Antigona es la memoria, en la huella del nombre pro- pio, la resistencia frente al olvido, Estas Antigonas amer canas asumen el desafio y el porvenir, en la resistencia o la lucha, en un tiempo y un espacio que las trasciende a sf an “este es mi lugar de en ciaci6n, éste es mi nombre, mas alla del limite”. (2000: 1 y desde alli proclan ) La interpretacion de Antigona sufre una radical altera~ cin en Latinoamérica ~en donde Polinices es identificado con los marginados y desaparecidos~ y el rol de los que honsan a los muertos y no permiten que scan olvidados es asumido por cl escritor que “masculiniza” la postura de Antigona. -Blena El dilema de las novelistas mexican roy Rosario Castellanos. es el tema que analiza Jean Franco, y a quienes, de manera distinta, intentan inscribir a las muj res en la narrativa nacional, y sin embargo, al hacerlo, repi ten la “traicidn” de La Malinche. México produce la leyenda de la anti-Antigona: “La Malinche” © Doi ja india que fuera entregada a Cortés por una tribu de Tabasco y que se cor amante, la madre de uno de sus hijos, y su intérprete o tra

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