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INDICE
1. ¿Qué es eso de una Misión Diocesana?...............................3
2. ¿Por qué una misión? Motivación.......................................3
3. ¿Para qué la Misión? Objetivos...........................................5
4. ¿Quién promueve, convoca y anima la misión?..................6
5. ¿Quiénes son los misioneros? Protagonistas.....................6
6. ¿ A quién va dirigida? Destinatarios....................................8
7. ¿Y como lo vamos hacer? Manual de estilo........................8
8. Proceso.Señas de identidad.................................................9
9. Itinerario y etapas...............................................................10
I. Preparación....................................................................11
II. Presentación, motivación, difusión y
formación de grupos.......................................................12
III.Comunidad de discípulos..............................................13
IV.Iglesia misionera............................................................16
V. Continuidad....................................................................18
Anexo: Una mirada compasiva a nuestro mundo.................20
¿Qué es eso de una
Misión Diocesana?
En nuestra Diócesis de Albacete, durante 5 años,
hemos estado trabajando con un Plan Diocesano
de Pastoral basado en la renovación y la evange-
lización. Llega ahora el momento de iniciar una
“Misión Diocesana”.
Será un gran impulso del Espíritu Santo que nos
va a mover a todos para que entremos juntos en
un recorrido misionero, que primero avivará nues-
tra conciencia de discípulos del Señor y después
nos va a poner en actitud de salida para llevar la
alegría del Evangelio a nuestros hermanos y her-
manas en cada una de nuestras parroquias y am-
bientes.
3
“¡Ay de mí si no
evangelizara!”
(1Cor 9,16).
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¿Para qué la Misión?
Objetivos.
1MISIONERO
IMPULSO
2CONCIENCIA
DESPERTAR LA
3ACTITUDES
CAMBIAR
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COMUNIDADES DE LA DIÓCESIS
FORMACIÓN Y PREPARACIÓN
“Si bien esta Misión nos reclama una entrega generosa, sería un
error entenderla como una heroica tarea personal, ya que la obra
es, ante todo, de Él, más allá de lo que podamos descubrir y en-
tender. Jesús es «el primero y el más grande evangelizador»“
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¿A quiénes va dirigida?
Destinatarios.
Aunque los destinatarios úl-
timos de la Misión son todos
los hombres y mujeres que
quieran oír el mensaje espe-
remover
la conciencia creyente
ranzador del Reino de Dios,
especialmente los pobres, los
enfermos y las personas aba-
tidas, nuestra primera finali- reactivar
dad es remover la conciencia el sentido misionero
creyente de nuestras comu-
nidades, reactivar el sentido
misionero de la fe y movilizar movilizar
las energías evangelizadoras las energías evangeli-
en todas nuestras acciones zadoras
pastorales.
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Misión en dos grandes momentos: discipulado y misión, segui-
miento y anuncio, comunidad y envío.
Tendremos muy en cuenta que nuestra sociedad requiere un len-
guaje directo y convincente. Por ello pondremos sumo cuidado en
plantear acciones atractivas y emplear las nuevas tecnologías,
al mismo tiempo con aprecio a nuestra tradición, como lo expre-
sarán la cruz misionera, la religiosidad popular y el patrimonio
artístico.
Proceso
Señas de identidad.
Es Misión todo el tiempo que dure la misma, tan-
to la preparación y sensibilización, como el de-
sarrollo y su continuidad.
Es prioritario que la Misión implique al máximo de
agentes y alcance al máximo de destinatarios.
La misión se irá haciendo en un itinerario que va:
* De lo individual a lo comunitario
* De lo eclesial a lo social
* De lo espiritual y formativo a la acción y
el primer anuncio.
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Itinerario y
etapas.
I. Preparación
(Enero—Junio de 2016)
IV.Iglesia misionera
(8 de diciembre de 2017—Cristo Rey de 2018)
V. Continuidad
Programación misionera.
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I. Preparación.
1. La Comisión Diocesana
de la Misión, formada por
el Obispo, los vicarios, los de-
Como medio de forma-
ción-oración a lo largo de
toda esta Misión asumiremos
legados diocesanos y dos ar- los materiales y cursos de la
ciprestes (uno de la ciudad y “Lectio divina de la Casa de la
otro del medio rural) elaboran Biblia/Editorial Verbo Divino,
y presentan el Plan de la Mi- colección Palabra y Vida”, en
sión Diocesana de Albacete especial el del Evangelio de
a la comunidad, al Consejo Marcos (para el discipulado) y
Presbiteral, y al Consejo Dio- el de los Hechos de los Após-
cesano de Pastoral y a todos toles (para cristianos misio-
los sacerdotes. neros).
3. Se elabora el logotipo y
el material de difusión
(carteles, folletos, cuñas para
4. Las Delegaciones y Mo-
vimientos estudian y
programan la realización de
la radio, recordatorios de la la Misión Diocesana en sus
Misión, etc.) respectivos ámbitos.
2. Diócesis
• Presentación a los sacerdotes en la convivencia de sep-
tiembre de 2016.
• Curso de Lectio Divina para animadores, en octubre.
• Inicio de la Misión: acto diocesano el 8 de diciembre.
3. Delegaciones y secretariados
• Encuentros de agentes de pastoral por sectores para
presentar y motivar la Misión: catequistas, grupos de litur-
gia, equipos de Cáritas, jóvenes, docentes...
• Elaborar y presentar materiales que sirvan para los dis-
tintos momentos de la Misión según edades y sectores de
pastoral.
4. Zonas Pastorales
• Crear y poner en marcha los Equipos Misioneros de Zona
o arciprestales, encargados de animar la programación de
la Misión, en los arciprestazgos de esa vicaría.
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5. Arciprestazgos
• Los Arciprestazgos programan y supervisan la Misión
para cada parroquia en coordinación con los Consejos de
Pastoral de las mismas, además de acordar actividades
comunes, de modo especial la Escuela de Evangelización.
• Escuela de Evangelización: programar su creación y de-
sarrollo.
6. Parroquias
• Realización en todas las parroquias de unas Témporas
de la Misión (octubre) como oración motivadora y arranque
espiritual.
• Difusión de la Misión en su territorio.
• Formación de grupos
• Planificación en los Consejos de Pastoral de la realiza-
ción de la Misión.
• Vigilia de la Inmaculada (2016): Inicio de la Misión Dioce-
sana.
III. Comunidad de
discípulos de Cristo.
a) ¿Qué hay que hacer? CONVOCAR
En esta etapa que, que llamaremos “comunidad
de discípulos”, queremos hacer las cosas como
las hizo Jesús: “Jesús subió al monte, llamó a los
que quiso, y se fueron con Él. E instituyó doce
para que estuvieran con Él y para enviarlos a
predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar
a los demonios”. ( Mc 3, 13-15)
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Ahora toca estar con Él, per- dad, que es la vida de nues-
sonal y comunitariamente. tros hermanos y hermanas,
Juntos hemos de crear en a los que queremos ofrecer
nuestras parroquias lo que el la alegría de conocer y amar
Papa Francisco llama “espa- a Jesús. Por tanto, incluimos
cios motivadores”: encuen- estos tres aspectos o dimen-
tros en los que ir aprendiendo siones: Espiritualidad, forma-
poco a poco a ser “evangeli- ción y actividades (Ver pág.
zadores con espíritu”. Estos 15).
encuentros de la misión se-
rán de oración, de reflexión, El grupo de aquellos que en
diálogo, de escucha de la Pa- cada parroquia van a animar
labra de Dios, de vida sacra- las sucesivas etapas de la
mental intensa, pero siempre Misión irá creciendo en senti-
con una mirada a la reali- do comunitario.
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Retiros misioneros Niños: Catequesis de iniciación
Adviento y Cuaresma a la espiritualidad
Liturgia: En comunidad
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Formación
Gesto solidario
Semana de Cáritas
diocesano
PRESENCIA SEMANA DE
TESTIMONIO
SOCIAL LA MISIÓN
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LO MEJOR DE NOSOTROS
De cómo se haga el Año del por los más alejados.
discipulado va a depender Hemos de pensar que la Mi-
mucho el clima y el desarrollo sión “no la hacen otros”, la
del año de la Misión. Por eso hacemos nosotros en cada
es necesario cuidar, poniendo parroquia. En concreto, la se-
lo mejor de nosotros mismos, mana misionera nos va a ayu-
la preparación parroquial de dar, pero todo será más fácil,
la Misión: con ella sembrare- más ágil y más abundante si
mos en el terreno ricas semi- hemos preparado muy bien,
llas de fe y amor a Cristo y, so- sobre todo con calidad espi-
bre todo, con la preocupación ritual y evangelizadora, el cli-
misionera por todos nuestros ma que se necesita para que
hermanos y especialmente una misión dé sus frutos.
SEMANA DE LA MISIÓN
La llamada “Semana de la Mi- oración, diálogo, catequesis,
sión” se hará – normalmen- actividades, celebraciones,
te- a lo largo de una semana, encuentros, etc.
que será en cada parroquia
de nuestros pueblos y ciuda- En cada actividad que se haga
des intensamente misionera. hemos de cuidar que todos se
Cada parroquia organizará sientan a gusto; para eso han
(según sus posibilidades) ac- de ser bellas, alegres, profun-
tividades dirigidas a diversos das, provocadoras, con calor
destinatarios en distintas religioso y que animen el co-
horas y lugares. Las activi- razón creyente de los que es-
dades tendrán un contenido peran encontrar a Cristo en la
diverso, que podrá variar en Iglesia a través de esas expe-
cada lugar, pero conviene que riencias.
sea fiel a un esquema básico:
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LA MIRADA A LOS ALEJADOS
Es cierto que muchas de las Porque siempre somos cons-
acciones que se programen cientes de que tenemos mu-
en la semana de la Misión, cho que ofrecerles, en espe-
y a lo largo de este año, irán cial: “la alegría del Evangelio”.
dirigidas a personas que es-
tán más o menos relaciona- Desde los más cercanos has-
das con la parroquia, pero la ta los más lejanos habrá que
mirada ha de dirigirse a los ir llegando, poco a poco a to-
más alejados y siempre con dos, incluso los más alejados.
una pregunta: ¿Cómo les va- No se puede olvidar la pre-
mos a hacer llegar la invita- sencia en los diferentes am-
ción a participar en la Misión? bientes sociales, culturales,
¿Quiénes les van a invitar per- familiares, etc. También tene-
sonalmente? Y naturalmente mos que pensar en mayores,
hemos de preguntarnos: ¿qué enfermos, familias, jóvenes,
necesitan esos destinatarios? niños, etc.
MIRAR A LA CALLE
La Misión es salida, por eso cunstancias. Es importante
cuanto más miremos a la ver con qué medios hemos de
calle, mejor. Poca Misión ha- llamar la atención antes, du-
ríamos si nos reducimos a rante y después del periodo
nuestros templos y centros misionero en cada parroquia.
pastorales. Por eso, conviene
mirar primero a la calle, des- En esta etapa, entre otras
pués a las casas, después a actividades, se realizaría al
los centros culturales, educa- principio de curso, el encuen-
tivos, pastorales. El templo es tro de formación para ani-
el lugar de encuentro para la madores y las reuniones de
oración y la celebración. Todo Lectio Divina de la Casa de la
ha de hacerse con el “ruido” Biblia, sobre los Hechos de
que nos permitan las cir- los Apóstoles.
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V. Continuidad.
Programación misionera.
Nuestra Misión Diocesana está pensada para dos cursos, pero
qué duda cabe de que la Misión a la que el Señor nos envía como
Iglesia no termina nunca. Deseamos que estos dos años signifi-
quen un auténtico impulso misionero; pero de nada serviría este
esfuerzo si no somos capaces de seguir alentando y abonando
esta impronta misionera en los sucesivos planes pastorales que
se planteen en la Diócesis. Como es natural, nos tocará también
reconocer y asumir debilidades, lagunas y errores que hayamos
podido constatar en nuestra Misión Diocesana.
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ANEXO
Resumen del capítulo 2 del Plan
Pastoral de la CEE 2016-2020
20
Ya los Lineamenta para la XIII Asamblea Ordinaria del Sínodo de
los Obispos sobre «La Nueva Evangelización para la transmisión
de la fe cristiana», señalaban de modo orientativo una serie de
escenarios para la tarea evangelizadora en el mundo de hoy, que
nosotros hemos de descubrir en nuestra propia realidad bajo el
paraguas ambiental de una fuerte secularización: la existencia
del fenómeno de la globalización, la aparición de la sociedad de
la información y de las poderosas nuevas tecnologías de la comu-
nicación, la activación de los movimientos migratorios, la proble-
mática ética de los avances científicos, la dolorosa y persistente
crisis económica y social, el advenimiento de un mapa político
complejo e inestable, etc. «La misma Iglesia ha sido tocada en
modo directo por estos cambios, ha sido obligada a enfrentarse
con interrogantes, con fenómenos que han de ser comprendidos,
con prácticas que deben ser corregidas, con caminos y realida-
des en los cuales ha de infundirse en modo nuevo la esperanza
evangélica».
He aquí, en síntesis, los rasgos que nos parecen más importan-
tes en la descripción de la cultura dominante y de la mentalidad
más extendida hoy en nuestra sociedad.
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A.2 Exaltación de la libertad indivi-
dual y del bienestar material.
El decaimiento y el abandono de una determinada forma de ver
las cosas y de vivir los acontecimientos de la vida va acompaña-
do, y a veces precedido, de una nueva forma habitual y difusa de
interpretar y organizar la vida. Esta cultura, que se ha ido difun-
diendo en las últimas décadas, tiene como valor fundamental la
exaltación de la libertad individual, entendida como la capacidad
y el derecho a disponer de los bienes materiales y de nosotros
mismos según nuestras conveniencias. El programa ético y vital
de las personas, en dicho marco cultural, se reduce básicamen-
te a estas convicciones: soy libre, tengo derecho a ser feliz, es
conveniente respetar la libertad y el derecho a la felicidad de los
demás. Esta valoración absoluta de la propia libertad lleva equi-
vocadamente al convencimiento de que todo lo que deseamos es
justo, y de que nuestros deseos bastan para fundar verdaderos
derechos, e incluso la falsa pretensión de “rediseñar” la persona.
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A.4 Del subjetivismo al relativismo.
Los dos rasgos más decisivos y determinantes de esta nueva
cultura parecen ser el subjetivismo y el relativismo. La realidad
ya no se ve primordialmente en su ser objetivo, sino en lo que es
“para mí”, en lo que favorece o perjudica mis intereses y deseos.
Se cumple aquello de que «el hombre es la medida de todas las
cosas».El relativismo y el subjetivismo fácilmente conducen
a una actitud egoísta que con frecuencia termina en el desen-
canto, o puede llevar también a comportamientos de verdadera
crueldad, como ocurre con la legitimación del aborto que se está
dando rápidamente en nuestra sociedad.
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les y la creciente comunicación y globalización de las ideas y de
las formas de vida. Aunque, como hemos dicho, nuestra libertad
es limitada por ser libertad de la criatura, no podemos pensar en
procesos fatalistas ni en mutaciones inevitables, ni para el bien
ni para el mal. Todo llega a ser el resultado de acciones y omisio-
nes de las cuales cada uno debe sentirse responsable.
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cuando se aleja de Dios puede preparar una reacción de arre-
pentimiento y auténtica religiosidad. Con su buen sentido, mu-
cha gente está ya viendo cómo el abandono de la Ley de Dios no
trae la felicidad, sino que aumenta el sufrimiento.
La saturación de mundanidad despierta en muchos la necesidad
de vivir y pensar de otra manera. Se percibe en no pocas personas
hastío, desencanto, confusos deseos de una vida mejor, más con-
sistente, más limpia, más de acuerdo con los deseos profundos
del corazón. Especialmente entre los jóvenes, este sentimiento
de insatisfacción y protesta, si sabemos interpretarlo y encau-
zarlo, puede ser también un camino para el descubrimiento y la
alegre acogida del mensaje del Evangelio. La crisis ha hecho ver
a muchos que la vida sin Dios se deteriora sin remedio.
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A.9 Fieles a la misión recibida del
Señor.
Con la confianza puesta en el Señor, hacemos nuestras las pa-
labras del papa: «Los desafíos están para superarlos. Seamos
realistas, pero sin perder la alegría, la audacia y la entrega espe-
ranzada. ¡No nos dejemos robar la fuerza misionera!»
En nuestro tiempo, en el que la Iglesia está comprometida en la
nueva evangelización, el tema de la misericordia exige ser pro-
puesto una vez más con nuevo entusiasmo y con una renovada
acción pastoral. Es determinante para la Iglesia y para la credibi-
lidad de su anuncio que ella viva y testimonie en primera persona
la misericordia».
26
sino que tenemos que reaccionar tratando de ser más fieles a
la misión recibida por el Señor, analizando con la mejor volun-
tad las causas de esta situación y las necesidades de nuestros
hermanos, revisando nuestra manera de actuar y modificando lo
que haga falta para superar los obstáculos de la fe y poder anun-
ciar el Evangelio de Jesús con más eficacia.
Nos sentimos felices porque las circunstancias de nuestro tiem-
po y la voz del Espíritu que resuena en toda la Iglesia nos invitan a
centrar las preocupaciones pastorales en los puntos principales
de nuestro ministerio: el servicio directo a la fe y a la renovación
de la vida cristiana mediante el anuncio de «la belleza del amor
salvífico de Dios manifestado en Cristo muerto y resucitado».
Queremos que nuestras Iglesias sean efectivamente Iglesias
abiertas, acogedoras, compasivas y sanadoras, que hagan pre-
sente en nuestro mundo, con amor y humildad, la misericordia de
Dios y la alegría de sus promesas de vida eterna.
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DIÓCESIS DE
ALBACETE