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Libro de

Capítulo 2

Esta es una oración de agradecimiento, asi lo considero y no una petición de


liberación. Jonás simplemente estaba agradecido de no haberse ahogado. Fue
librado de una forma espectacular y lo sorprendia pensar que había escapado de
la muerte. Aun dentro del pez, Dios escuchó la oración de Jonás. Podemos orar
en cualquier parte y a cualquier hora, y debemos tener la segurida que Dios nos
oirá. Nuestro pecado nunca es demasiado grande, ni nuestra dificultad demasiado
inmensa, para Dios. Jonás dijo: "Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de
Jehová" (2.7). A menudo hacemos lo mismo. Cuando todo nos va bien, tendemos
a olvidarnos de Dios; pero cuando no hay esperanza, clamamos a El. Creo que
este tipo de relación con Dios conduce a una vida espiritual no muy firme, con
altas y bajas. Un compromiso con Dios firme y diario promueve una sólida relación
con El. Tenemos que buscar a Dios en las buenas y en las malas, y tendrá una
vida espiritual mas vigorosa. Jonás habla de su experiencia en el vientre del pez
como si hubiera estado muerto ya. Nos engañamos cuando vamos en pos de
cualquier cosa que toma el lugar de Dios, lo cual es vanidad porque resulta
siempre en vaciedad y equivale a renunciar a la misericordia de Dios. Que nada
tome jamás el lugar que Dios debe ocupar en nuestra vida.
Aquí vemos que Jonás no estaba en posición de regatear con Dios. Por eso más
bien le dio las gracias por salvarle la vida. Nuestros problemas deben llevarnos a
asirnos de Dios, no a regatear con El para que nos saque del dolor. Podemos
alabar y dar gracias a Dios por lo que ya ha hecho por nosotros, y por su amor y
misericordia.
Jonás estaba obligado a obedecer la voz de Dios, pero había tratado de eludir sus
responsabilidades. Cuando sepa que Dios quiere que usted haga algo, no huya.
Quizás Dios no lo detenga como lo hizo con Jonás.

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