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GUÍA No 2: preguntas para unidades 3 y 4

GUIA 2 
 De la GUÍA 2, deberán entregar TODAS las preguntas respondidas,
tanto de la Parte A como de la Parte B. 
 
PARTE A: Explique las características de la política económica durante
la gran depresión (O´Connell)

1. Cuáles fueron para O´Connell las principales


consecuencias de la Gran Depresion en la Argentina.

La depresión aceleró el advenimiento de una nueva fase en la división internacional


del trabajo y acarreó con ella toda una etapa en la que las transacciones
internacionales perdieron importancia.

La Argentina, una economía abierta, tuvo que soportar el impacto de la crisis y


encarar cambios básicos para adaptarse a este nuevo orden internacional.

Las principales consecuencias fueron la caída de las exportaciones.

En la etapa previa a la gran depresión la Argentina ocupaba unos de los principales


puestos como exportador, luego de la crisis, las mismas se redujeron drásticamente
como consecuencias de la retracción general del comercio, situación que también
llevó a que se vieran afectadas las importaciones.

Dentro de las exportaciones, se desarrolló un desplazamiento significativo desde los


cereales y el lino hacia la carne. Dentro del sector ganadero fue hacia el engorde
refinado, dirigidas al mercado de carne refrigerada. Este desplazamiento originó la
expulsión de mano de obra de la actividad agraria.

El capital extranjero, en términos de financiamiento, jugó un papel importante en la


expansión de la industria manufacturera a través de las empresas transnacionales y
el capital europeo migratorio, pero dicha industria no presentaría gran expansión
sino hasta después de la segunda guerra mundial.

La política económica implementada durante la depresión revela la falta de


autonomía que tenía la economía abierta del país, y más específicamente, su
enorme vulnerabilidad a la evolución y necesidades de Gran Bretaña. Aunque cabe
destacar, que luego de la depresión, se volvió menos abierta y la industria aumentó.
2. Describa las transformaciones que se producen en la
clase dominante argentina a partir de 1930 y explique a
partir de ese análisis los determinantes de las principales
medidas de política económica y la reacción de los
diferentes sectores.

La crisis de 1930 obligó a buscar nuevas fuentes para solventar las actividades del
sector público. En 1932 se implantó en el país el impuesto a los réditos y se puso en
vigencia el impuesto a las ventas. En 1936 se aprobó un gravamen sobre las
sucesiones. Esos nuevos impuestos no alcanzaron a cubrir el déficit forjado por la
caída de los recursos aduaneros y los gobiernos recurrieron a otros adicionales:
gravámenes sobre los combustibles que se extendieron a las cubiertas de
automotores y aumento de la tasa fiscal sobre las ventas de vino. Los impuestos
internos destruyeron la hegemonía de los recursos de aduana pero sólo fueron
implantados cuando la necesidad se impuso sobre las resistencias locales. A partir
de 1930, el régimen impositivo fue modificado sólo cuando se comprobó que el
retorno al sistema previo resultaba prácticamente imposible, ese mecanismo fue
aceptado e integrado a la vida social y política nacional.

La crisis modificó bruscamente el entorno económico. Su primer efecto fue reducir la


capacidad de importar del país. El segundo, la contracción súbita de los ingresos
públicos, derivado de su dependencia de la aduana. La solución al primer problema
se buscó a través del control de cambios, una serie de medidas de emergencia, que
se fueron consolidando debido a la duración tan larga de la crisis en el sector
externo, desembocaron en el manejo oficial del reparto de las divisas disponibles.
Estas eran asignadas a los importadores, o destinadas a las remesas de intereses o
beneficios de acuerdo con las prioridades definidas por el gobierno. La escasez de
fondos presupuestarios se combatió mediante la aplicación de nuevos impuestos y
los recursos del gobierno se independizaron de los ingresos de la Aduana.

El control de cambios debía atender dos frentes al mismo tiempo: las demandas de
divisas para las importaciones y las referidas a operaciones financieras (pago de
deudas externas y remesa de beneficios del capital extranjero instalado en el país).
Sus métodos consistieron en la asignación de divisas de acuerdo con su
disponibilidad y en respuesta a las presiones de los distintos grupos de interés. Su
aplicación, si bien dependía de la disponibilidad de divisas (y hasta de cada tipo de
divisas) establecía qué artículo se podía introducir, el país de aprovisionamiento y
hasta el costo para el importador (Según definiera el tipo de cambio oficial o el libre,
aparte del arancel).

La distribución de divisas a favor de las casas inglesas resultó decisiva en la


orientación de las importaciones, a fines de la década del treinta no se otorgaban
permisos de importación a los tejidos de algodón provenientes de Japón y se fijaban
cupos para otros países, mientras se continuaban autorizando los de origen
británico, de esta manera las importaciones textiles británicas se mantuvieron con
altibajos durante la década del treinta.

Por otra parte, la mitad de las exportaciones de los Estados Unidos a la Argentina
en 1929 se incluía en el rubro automóviles o sus partes, poco tiempo después de
iniciada la crisis, en 1932, las compañías de automóviles reclamaban que se les
otorgaran divisas para pagar las importaciones de partes y piezas, caso contrario,
amenazaban con cerrar sus plantas de montaje en el país.

Los datos arancelarios no son suficientes para seguir las negociaciones de reparto
de divisas y tampoco se veía limitadas solamente a los grupos británicos y
estadounidenses ya que varias empresas extranjeras pusieron pie en el mercado
local mediante la instalación de plantas de armado (por ejemplo, dos empresas
fabricantes de lámparas eléctricas, la holandesa Philips y la alemana Osram).

En definitiva, el control de cambios fue un instrumento discriminatorio que tuvo un


papel superior al de las tarifas a partir de 1030. Su aplicación orientó las
importaciones argentinas en función de las relaciones establecidas desde la década
del veinte con ciertos mercados (Gran Bretaña) y sobre ciertos bienes (material
ferroviario y textiles británicos, automóviles estadounidenses), por lo tanto la
sustitución local de importaciones era el espejo de la sustitución de exportaciones
de los proveedores externos.

Como resultado de las dificultades para exportar (e importar bienes o capitales)


emergentes de la Gran Depresión, mejoraron los precios relativos de los bienes
manufacturados producidos localmente en nuestro país. La expansión de la
capacidad del sector manufacturero sólo pudo haberse realizado a partir de la
segunda mitad de la década del treinta, período en que mejoran las condiciones del
comercio internacional del país. Si alguna transferencia interna de recursos hubo,
ésta sin duda estuvo ligada a la formación de empresas abastecedoras de las filiales
extranjeras que se establecieron localmente saltando las barreras cambiarias; y a la
formación de empresas locales conectadas por lazos técnicos y financieros a firmas
internacionales.

La principal prioridad en los sistemas de control de cambios instalados en el país en


la década del treinta era siempre la de proveer los insumos necesarios para la
industria. Similar a los años veinte, tanto la protección aduanera como en el control
de cambios no sólo existían intereses de carácter empresarial o de carácter
internacional, sino que era el mismo estado nacional el que aparecía como
beneficiario, ya sea por la vía de los ingresos provenientes de la recaudación
aduanera o de las operaciones de cambios que permitían cierto manejo de la
política de empleo en el país.

En la década del treinta también se observa un número muy elevado de


patentamientos y es muy superior al de cualquier otro período.
Las condiciones de las nuevas fórmulas de política económica aplicadas en este
período están ligadas al ciclo y a los efectos de la política imperial británica, sin
embargo, existen otros dos factores: la tensión entre los intereses británicos y de
Estados Unidos por el predominio en el área latinoamericana; y la existencia de
sectores industriales ligados al capital internacional y provisto de equipos, patentes
y organización de igual origen, de los cuales se desarrollaba una constelación de
pequeños talleres y empresas industriales de capital local.

Sintetizando las transformaciones, durante la década del treinta, se observa un


crecimiento industrial que sigue las tendencias de los años anteriores relacionada a
las políticas cambiarias, se visualiza la falta de autonomía de la economía abierta de
Argentina frente a la vulnerabilidad a la evolución y necesidades de la Gran Bretaña.
La economía argentina se volvió menos abierta y la industria aumentó su
participación en el ingreso nacional dentro de un contexto de estancamiento rural,
sobre todo en la agricultura de exportación. Se crearon nuevos organismos del
Estado para atender diferentes aspectos de la vida económica, sin embargo, tanto el
ingreso nacional como la actividad industrial crecieron a un ritmo muy lento, más
lento que el de la mayor parte de los países en condición similar.

3. Explique según Murmis y Portantiero el proceso de


constitución de alianzas de clases en la Argentina en la
década del 30. A su vez, explique el papel del mercado
interno en dicho proceso y el “mercadointernismo”,
previamente a la aparición del peronismo.

Durante la década del 30 tuvieron lugar políticas y reagrupamientos de fuerzas


sociales centrados en el intento de dar respuesta al acelerado crecimiento industrial
y sus consecuencias sociales. Los componentes centrales de las clases y grupos
sociales eran:

1- Los propietarios agropecuarios, genéricamente calificados como la “oligarquía”,


terratenientes latifundistas cuyo interés objetivo y subjetivo está en el mantenimiento
de la preeminencia de la tierra como fuente de ingresos, estatus y poder, con
actitudes tradicionales y opuestos al fortalecimiento de nuevas actividades
productivas y al financiamiento de nuevos grupos vinculados a ellas en lo
económico, político y social.

2- Los propietarios industriales, cuyo interés objetivo y subjetivo reside en el


crecimiento de las nuevas actividades y en la conquista del poder político y el
establecimiento de su hegemonía social rechazando las situaciones “feudales”
improductivas.

La alianza entre fracciones de clases (no fusión de intereses) tiene lugar debido a
discontinuidades dentro de cada uno de los sectores, el sector terrateniente pasa ya
a aceptar cierto tipo de industrialización limitada, liviana y dependiente y consigue
aliarse con el sector más concentrado de los industriales, pero subsisten dentro de
los propietarios de industria grupos no monopolistas que aspiran a un desarrollo
manufacturero independiente, con crecimiento de industrias de base y expandido en
el mercado interno, se unen los terratenientes y los grandes industriales a través de
su común dependencia con el capital financiero internacional y además los
terratenientes como los industriales en bloque se beneficiaron con el mantenimiento
del desarrollo dependiente de la industrialización.

El marco que hace posible la integración de los sectores industriales a la alianza de


clases estructurada con hegemonía oligárquica está dado por las propias
propuestas de la elite dominante que permiten la consolidación y expansión del
grupo manufacturero, ese marco limitado es el del crecimiento industrial sin
revolución industrial.

En síntesis, el crecimiento industrial, como proyecto controlado por la oligarquía, se


limita a cubrir un vacío llenado anteriormente por bienes de consumo importados,
sobre todo en los rubros alimentación y textiles. La crisis de 1929 afectó al sistema
agroexportador del país y las élites tradicionales se vieron favorecidas por la
posibilidad de una limitada industrialización. La oposición principal que enfrentaba a
agrarios e industriales alrededor de las políticas de libre cambio o de
proteccionismo, pasa a tener importancia secundaria para la fracción dominante de
los terratenientes que no rechazará las medidas tendientes a controlar las
importaciones, favoreciendo así el crecimiento de ciertas ramas de la manufactura.
En un punto en donde anteriormente se ubicaba el centro del conflicto pasa a
establecerse una posibilidad de coincidencia, definiéndose un nuevo bloque de
poder, a partir de nuevas formas de alianza entre las clases propietarias, en las que
el sector industrial toma participación a través del rol equilibrador que toma el capital
financiero en la estructura económica como mediador de las inversiones en el agro y
en la industria.

4. ¿Cuáles fueron las respuestas de las corporaciones


económicas al Plan Pinedo (1940)? ¿Por qué?

El Plan Pinedo estaba absolutamente marcado por una orientación que tendía a
salvaguardar los intereses de los grandes propietarios rurales y su radicalismo
residía en la percepción de que una adecuada defensa de esos intereses abarcaba
la necesidad de que la industria no fuera destruida. El Plan no se aprobó por parte
de los grupos terratenientes por considerárselo demasiado radical, sólo la UIA lo
aprueba entusiastamente, mientras la SRA sin rechazarlo manifiesta algunas
reticencias y la CARBAP y las sociedades rurales del interior lo rechazan
agresivamente.

El eje central de las críticas de la UCR al Plan Pinedo está centrado en lo que éste
tiene de proteccionista, consideraban que era necesario reactivar la ganadería y
agricultura e intensificar la minería.

La Sociedad Rural coincidía en general con la orientación de la élite política, cuya


legitimidad se funda en el apoyo que le concede, pero se reserva observaciones
cuando presume que los proyectos van más allá de los límites fijados por el statu-
quo.

La Unión Industrial no manifiesta virtualmente reservas sobre los proyectos y sus


críticas se ejercen contra el Parlamento al que acusan de trabar la acción
constructiva del Poder Ejecutivo.

Por otra parte, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La


Pampa, organización que representa al grupo ganadero subordinado, rechazó las
orientaciones del Estado.

PARTE B: A partir del Capítulo IV de Rapoport, M. Historia Política,


Económica y Social Argentina y del texto "Política industrial y económica
peronista" de James Brennan y Marcelo Rougier explicar: 

1. Analizar el rol del IAPI en el primer gobierno peronista


(Rapoport)
El Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI) funcionaba como un
monopolio estatal de ventas tenía como fin centralizar el comercio exterior y
transferir los recursos entre los diferentes sectores económicos.
Los recursos del IAPI sostuvieron la política de nacionalizaciones y ampliación de
los servicios públicos; el fomento de la industrialización y la adquisición de
productos importados tales como materias primas, bienes de capital y buques para
la flota mercante. Ejercía también el control de usos de las divisas a través de topos
de cambio múltiples, permisos d importación y fijación de cotas.
2. Analizar las nacionalizaciones y sus objetivos (Rapoport)

El primer plan económico que planteo el peronismo fue de carácter nacionalista,


tenía como base la industrialización y la redistribución de la riqueza, estableció
objetivos ambiciosos y simultáneamente vagos, que cumplió en forma parcial.
Se crearon nuevas empresas estatales y se nacionalizaron empresas extranjeras.
Adoptó una política crediticia a partir de la nacionalización de los depósitos
bancarios y el banco central de la argentina. El estado podía dirigir a determinados
sectores un crédito. Esto significó un instrumento muy importante para el plan de
viviendas del peronismo. La acción estatal debía estimular y promover la
construcción de la vivienda propia mediante el crédito bancario y el ahorro, por lo
que el control de los depósitos bancarios puso en manos del estado una
considerable masa de recursos para canalizarlos en favor del crédito hipotecario. El
banco central facilito gran parte de esos recursos al banco hipotecario nacional, que
no solo hizo más fluido el otorgamiento de préstamos hipotecarios, sino que rebajo
los intereses.

3. Analizar la relación con el FMI (Rapoport)

Durante el peronismo La Argentina, no adhirió a los organismos financieros


internacionales como el FMI y el Banco Mundial, el gobierno peronista tenia en
cambio entre sus metas de mediano plazo, el fortalecimiento del comercio con los
países del cono sur para poder lograr una mayor integración económica y política
regional.

4. Analizar la Tercera Posición (Rapoport)


El gobierno peronista debió diseñar su política exterior en un contexto en el cual
ocurrió la declinación de Gran Bretaña, quien era el tradicional aliado de Argentina,
conflictivas relaciones con EEUU, aislamiento diplomático padecido por el país
durante la Segunda Guerra Mundial y las presiones ocasionadas por la Guerra Fria.
Esta política exterior intentaba formular ciertos márgenes de autonomía en el
escenario internacional.
La propuesta doctrinaria aspiraba al desarrollo de una política exterior que no
significara un alineamiento automático con los bloques de conflicto. Si bien
reconocía la pertenencia cultural y geográfica Occidente y se definía en la Guerra
Fría con el bloque occidental, rechazaba toda subordinación a los intereses de
EEUU. Por otra parte, afirmaba la no intervención en los asuntos internos de otros
países, la integración con los países vecinos, la necesidad de la unidad
latinoamericana, la preminencia de la paz internacional por sobre los intereses
coyunturales de las naciones y la no participación en conflictos bélicos y/o
económicos que comprometieran la seguridad argentina.

5. La política financiera y el rol en la promoción de la


industrialización (Brennan y Rougier)
El Peronismo se ha caracterizado como nacionalista, dirigista e industrializador.
Buscó construir su propia concepción totalizadora de la nación, en concordancia con
su doctrina social y política.
Las restricciones al comercio durante la Segunda Guerra Mundial habían permitido
el crecimiento de la industria nacional gracias a la sustitución de importaciones y la
redistribución del ingreso en favor de los trabajadores industriales, fue al comienzo
uno de los principios de la política económica peronista.
Además de las políticas industriales y económicas del peronismo, (políticas
salariales y la redistribución del ingreso), también implementaron políticas bancarias
y financieras.
Había un objetivo definido de promover el sector industrial y garantizar su
subsistencia tras el final de la guerra.
En Abril de 1944 se creó el Banco de Crédito Industrial Argentino (BI), una entidad
pública a la cual se le asignó la específica responsabilidad de otorgar préstamos de
largo y corto plazo a compañías industriales para financiar sus inversiones. Las
reservas del BI eran demasiado reducidas por lo que se autorizó a la entidad a
aceptar depósitos y a realizar operaciones similares a las de otros bancos
comerciales.
Tras la asunción al poder de Perón, junto con Miranda y Orlando Maroglio entraron
al Banco Central.
El decreto de marzo de 1946 nacionalizó el Banco Central. El cambio se extendió
con el establecimiento de un sistema bancario centralizado y la nacionalización del
banco y los depósitos bancarios. El objetivo era orientar el sistema financiero hacia
el apoyo de la industrialización y alcanzar un alto nivel de empleo; la
responsabilidad de crear dinero, se le asignó estrictamente al Banco Central, el cual
determinaba directamente la masa monetaria (el Banco Central debía mantener una
reserva suficiente para asegurar que el valor del peso en oro o en monedas
equivalentes fuera un mínimo de 25% del dinero en circulación).
Por decreto-ley 15.3501 el 28 de mayo de 1946 se creó El Instituto Argentino de
Promoción del Intercambio (IAPI) un ente público argentino, que, si bien fue firmado
por el presidente Edelmiro Farrell, formaba parte del conjunto de medidas que el
coronel Juan Domingo Perón y su equipo de asesores habían proyectado, funcionó
bajo la órbita del Banco Central, con el fin de centralizar el comercio exterior y
transferir recursos entre los diferentes sectores de la economía. Su director fue el
economista y presidente del Banco Central Miguel Miranda.
6. Los principales objetivos del Primer Plan Quinquenal
(Brennan y Rougier)
El Primer Plan Quinquenal estableció la promoción de la industria nacional,
especialmente la producción de bienes de algodón y metalúrgicos, la cual se había
expandido durante la guerra y se creía que podía resultar afectada por la
reactivación de las importaciones. También se previó la promoción de nuevas
industrias para la sustitución de importaciones, las cuales requerían insumos
básicos, o de aquellas con algún potencial de exportación, como las que producían
bienes de lana o aceites vegetales. El Primer Plan Quinquenal comprendía
alrededor de treinta proyectos de ley, pero sólo dos estaban dedicados
estrictamente a la industria.
El primero era una ley de promoción del sector manufacturero que proponía un plan
de industrialización impulsado por las inversiones públicas. Según este plan, el
Estado debía fomentar el establecimiento de compañías estatales o mixtas que
explotaran los recursos minerales del país y “organizaran” la producción de materias
primas agrícolas y debía también iniciar la primera fase de la generalización de los
cultivos semiintensivos.
El segundo proyecto hacía referencia a una reforma arancelaria y le daba al Poder
Ejecutivo potestad sobre las tasas arancelarias. El proyecto planteaba el
otorgamiento de licencias, cuotas fijas y tipos de cambio preferenciales, todo bajo la
autoridad del Banco Central.

7. Las causas de la crisis económica de 1949 y el Plan de


Estabilización de 1951 (Brennan y Rougier)

A) No hubo un mayor avance en la industrialización y que, como correlato,


tampoco existió, más allá del discurso, una estrategia de desarrollo (industrial) de
largo plazo.
B) No hubo avances en la integración industrial. El caso de la industria
siderúrgica es concluyente: si bien fue "reconocida como eje de la política
industrial", en la práctica no alcanzó a suplir las importaciones.
C) El crecimiento industrial fue mayormente producto de la evolución previa y no
tanto de las políticas peronistas.
D) La debilidad del planteamiento industrial del peronismo radicó, si bien llegó a
tener más peso que el sector primario en el PBI en términos relativos, la economía
siguió dependiendo de las exportaciones agropecuarias.
El plan de Estabilización de 1952 se diseñó con el objetivo de resolver el
estrangulamiento externo, que causaba una escasez de divisas, y el constante
aumento de precios, resultado del incremento de salarios y el programa económico
expansivo. La limitación en la masa monetaria fue mucho mayor y las políticas
fiscales se alejaron de las directivas keynesianas y se hicieron claramente
restrictivas. El recorte de gastos se concentró en el gasto de capital, ya que los
gastos corrientes, asociados con el aumento de puestos laborales del sector
público, eran funcionales a los objetivos primordiales del gobierno.
Se congelaron los salarios por dos años, con la intención de aligerar las presiones
sobre los precios y reducir la demanda de los consumidores para generar así
mayores excedentes exportables. El plan de austeridad fue exitoso a corto plazo y el
incremento de precios disminuyo drásticamente a partir de 1953, el año en que la
balanza comercial resulto favorable.
Una vez solucionados los problemas mas urgentes, el diseño a largo plazo comenzó
a tener forma. El objetivo era recapturar el crecimiento y restablecer el comercio
exterior con una nueva estrategia.

8. El Segundo Plan Quinquenal (Brennan y Rougier)


El segundo Plan Quinquenal dio prioridad a la industria siderúrgica, la cual se
reconocía como esencial para la política industrial. Si bien a partir de 1952 el Estado
reanudo su apoyo a la industria, esto no fue tangible hasta 1954, tras la firma con el
Eximbank. Este acuerdo se diseñó para garantizar las inversiones necesarias, solo
que, en dólares, pero nada sustancial surgió de ello debido al derrocamiento de
Perón al año siguiente.
El rechazo del capital extranjero se dejó de lado, ya que aparentemente el capital
extranjero no era “inhumano” si se lo integraba a la economía nacional. Los
inversores extranjeros, no fueron numerosos, pero se concentraron en actividades
que absorbieron gran parte de divisas disponibles y permitieron una mayor
integración a la industria metalmecánica.
El programa económico requirió evitar la renegociación salarial planeada para la
segunda mitad de 1954.
Se desarrollo el Congreso Nacional de la Productividad y el Bienestar Social, el cual
tuvo lugar en marzo de 1955. El plan no solo adopto la estabilidad de precios, sino
también modificaciones más importantes en el papel que el Estado peronista había
desempeñado hasta entonces en la economía, con un cambio en la filosofía
económica identificada con el peronismo.

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