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ESTUDIOS CLINICOS Parte I Sus fundamentos éticos 1. LINEA Y POSICION EN PSICOANALISIS Yo deseo, tii deseas, todos deseamos a ‘Schrober padre.* Ese libro no hay que leerlo, (De un desta- ceado colega a sus alum vuelve a sorprenderme que, en una diseiplina, en ificada a partir de la hipétesis transformadora desplazamiento' se introdujese tanto — y tan pronto!—una yroveniente de una episteme muy distinta y hasta ‘ta; la de orto-doxia. Y en una funcién —como no podia ‘menos— eminentemente ‘superyoica’, como ‘antes’ decian analistas. Nosotros podemos ahora recordar ese grupo de insformaciones donde toma su lugar el discurso del Amo 0 lar sencillamente de despotismo, El hecho es que apenas \stituido el psicoandlisis ee lo ve acosado por la obsesién de ndo desea retaltar un término irénicamente, o bien provocando efecto de ‘amienta Pues es algo més que un concepte do loa que explican ol foncionamionto veoko primarlo, no seria imposible demostrar qu mente infraestructural, a punto que ningruno de los 23 la linea, La linea recta. En su nombre, y pese a Ferenczi, durante mucho tiempo cantidades de pacientes serdn decla- rados inanalizables. A esta rectitud se condicionard crecientemente todo, hasta el mismo contacto con el ineons- ciente, que, debemos recordar, no se limita a ser o tratar de ser un concepto o un nombre mas o menos feliz; mas importante es su aspecto de marea, acotacién de una vivencia 0 falta de viveneia, desfallecimiento de una continuidad supuesta sujoto. De lo cual se sigue que si a esta funcién de marea se Ie recubre con unas cuantas toneladas de intermi- nables polémicas sobre la mejor puesta en Linea te6rica, el inconsciente se vuelve un concepto como todos los demas, puro efecto de procesamiento secundario, como tantas otras cosas de este mundo, earne de Uni-versitas, Pero ‘hubo una ver’, y hnubo una ver.con existencia historiea, un debate dey en torno un psicoandlisis mas informe, més “perverso polimorfo”, con mas potencial y pluralismo que rectitud, Se Jo puede encontrar leyendo los registros de los miércoles, no en tren de alentar nostalgias, pero para ayudarse a un planteo algo mas serio — © sea, sin mesianismos— de lo que me gustaria lamar las condiciones de puesta en escena del show-business psicoanalitico en Buenos Aires. Poro aun tuve que seguir sorprendiéndome, pues mi primera forma de pensar el asunto, muy ingenua, tendfa @ hhacorme creer que todo era cosa de précticas autoritarias y ‘que, por lo tanto, sleanzaba con la denuncia de esa situacién, tun poco de Sturm and Drang para desatar a los encadenados. ‘Mas trabajoso es reconocer, aunque nos grite en la cara, el deseo de ortodoxia, el deseo de linea en quienes, por su posicién, se supondria mds interesados en cuestionarla: estudiantes, colezas en inicios, la mitiea ‘sangre joven’, en fin, aquellos que siempre hacen de alumnos, de supervisades, de publico en la oscuridad, de interpretados cuya produetividad no tanto silenciosa como silenciada no siempre recoge el curso oficial del psicoandlisis. Los que pagan, en fin, en la Argentina también los que no cobran y sostienen la conti idad de la funcién, Es que tendemos a reprimir o més bien a desconocer por todos los medios, aunque o acaso por lo mismo que todo esto 2 \cularse sin muchas dificultades a la historia del ‘ser la gravedad de la implantacién dogmatica entre 10s, en cualquier nivel que se la considere. Esta gravedad mente se mide no por un mero efecto vertical de tipo ista sino por lo que sugiere una expresién como dad” (Foucault). Con ‘angustia y enojo", en tanto capaces de rehusarnos a la demanda, no pocos hardin cial subjetivo para pedirnos ser puestos \cluida) de una vez y para siempre. {Por ‘Acaso de tltimas “el deseo de faseismo” suscita en algunos josotros ese mismo horror y resistencia, cuando no esa wensién a la desesperanza, que Freud atribuia al aceptar \eepto de pulsin de muerte. Pero lo cierto es que tal parece consistir, y por otra parte es sostenido y jentado cada vez que en algzin tipo de funcién docente, io se alaban y se presentan con todos los afeites del [deal jiertamente sea con los pudores de lo implicito las yntajas de ia tinea, por ende de ser adoptado por ell \doja: la perversin de propagandear la linea recta y no war de luchar por el triunfo de ella, utilizando todos los .cursos de la transferencia imaginaria. Es por esto que en el rrafe me parecié importante incluir uno de estos golpes ', con rigurosa fidelidad al original (muy conveneido de su itancia, me lo eant6 el autor del dicho. hotas que siguen renuncian por ahora a pensar algo 10 sobre las determinaciones de ese deseo de linea y optan la segunda direccién posible: Fundamentar una impugnacién sse modo, nuestro modo, de transmisién del psicoanslisis. ‘LINEA RECTA, QUE ESTAS EN LOS CIELOS... el principio dice Freud, dice el mito, dice, pues, el "po Ideal era la linea, En el principio del psicoandl Lo dice tal cual, negro sobre blanco, en Ia “Historia del movimiento eo" (1914), seas uno deos textos més tendenciosos yreneconarios 25 En este punto, Lacan propone ef acto, pero lo cierto es que en 1 plano de los hechos demasiadas veces solemos partir de la linea, 0 el acio es afiliarse a una linea. En el principio del psicoandllisis? {Principio real o movimiento aparente, imagi- nario? Por esta via, la maxima concesién ‘democritica’ que puede obtenerse es el reconocimiento mas 0 menos a reganadientes de otras lineas (y aqui viene realmente muy bien la minuiscula en ‘otras’, puesto que una dimensién mucho mas importante de otredad esta excluida), manteniendo, eso si, el tabui de contacto entre ellas. No deben tocarse, no deben hacer el amor, en la mente y en la préctica del sujeto cuidado por tal dispositive mito-politico. Pues bien, creo que no nosaleanza con este pseudopluralismo. Una ética, fundamentalmente es una cuestion étiea que soporta todo desarrollo epistemolégico, nos lleva a situar el punto de discusién entre ‘la’ linea como practica —sea cual fuere su contenido en un momento dado, no se puede avanzar lun paso hasta no reconocer que las inflexiones de contenido son la parte mds contingente, y esto hay que ponerlo en maylis- culas — y otra cosa por entero diferente, otra cosa que no va en linea, otra cosa a la que le falta linea y falta a la linea? (Es mejor abrir un interludio, No estoy pregonando eclec- ticismo. Antes bien, desde mi perspectiva, dogmatism y ecleeticismo conforman una pareja de opuestos en lo super- ficial que en verdad se revela profundamente solidaria, Ambos términos designan modos de lo Uno, siervos del Uno como Ideal —por lo tanto, buenos “siervos de la sociedad”— y modos entonces diversos de rechazar la diferencia. E] eclée- tico es un dogmatico [-1): todo le da alegremente igual, lo que de los pocos disponibles sobre la consttucién histériea del psicoanslisis. En todo easo, por inicial y por su firma, eapital en cuanto a abrir la via de las “hagiografias” psicoanalitieas y clausurar la de una historia critics y domistifcante ea, remito a dos trabajos anteriores mios: “Confesiones en psicoandlsis” (1980, Biblioteca Freudiana de Rosario)y Mitopoiticas I: Searsdale,el régimen deun text (Revista Brecha, No. Ly 2, 1982-83). 26 vonduce a otra cosa que a la in-diferencia, a generar un to de homogeneizacin en muy sorpresivo desacuerdo ‘pen las sorpresas es donde hay enemy action: accién insciente] con el pregonado ‘liberalismo’ del que el ecléctico retende portador, Nuestro campo psicoanalitico no cesa de fe atenazado por esta [falta de] alternativa como entre Guatemala y Guatepeor. Lo de falta de linea, entonces, hay josicionarlo mas alld de aquélla y sus salidas falsas.) Volvamos al punto que situé como de contingencia del contenido, Hay un balance relativamente fécil de hacer para juienes, por sus afios en esta préetica, han tenido ya el tiempo que se produzca un cierto efecto diacrénico, al haber vivido, ‘ejemplo, el furor’ kleiniano en Buenos Aires y, a su turno, lacaniano, que ha entrado ya en su creptsculo.‘ Una minima resistencia a lo aneedotico, a lo declarativo, nos deja constatar Jn més notable y férrea identidad en cierto plano. Las lineas bian histéricamente, {qué duda cabe; no salta ante los 1s més, gno estén hechas para eso? Cambian incluso famosos 180°) y se hace de esto un espectacul mucho hu contenido, en las cosas que se dicen y que se contra-dicen, todo lo cual no deja de darles una “consideracién por la adecuada para el tratamiento periodistico y propagandistico, pero todo ese ‘gran cambio’, ese gran “retor- ‘a las fuentes posibilitador de un nuevo psicoandlis desdefioso y sobrador ante los “desvios” ideolégicos de antan 4 Avnge wn feta de nee ado lo prlongado que se quero puede is e disimular. Pero ya hay algo de eso que forma parte de esta clase Some acieta con M Hsin en a sogundawilad dele aoe ns ’, cierto desgaste en cuanto a los fo poco hsirenmente la cope! d ‘ane fl lcnnaisi iets cambios please Ta Argentina, por Ia ae me een pr ae cen ni ‘tae lcninos on el isla’ clus, deeconecdor de Ia cones ejetales yaa araviasdns a tno os lca lone ideale dl elo alas buenas ei Nendran respec del lt conto ial Tn vers Poni Pos de nuestros 27 tiene, como todo cuento de hadas que se precie, una condicién con maxima fuerza de ley: en tanto y en cuanta se mantengan a muerte los procedimientos formales y politicos necesarios ¥ suficientes al desideratum do toda tinea de esto mundo Poner a marcar el paso (aquello de quiero ver una sola cabesa’ 8s sujtascontaiizades pore nna bers La desdichada, al menos en este punto, experiencia historica del psicoanalisis lo atestigua, Si solicitamos derecho de asilo, aunque mal no sea provisionalmente, respecto de la historia oficial y sus eseribas, lémense Jones 0 Germén Garefa, ;qué se juega en eada herejia con ‘final feliz’ (pues muchos consideran asia Ia excomunién) del movimiento psicoanalitico? Un examen a su vez un tanto horético puede hacer preguntarnos, malpensados, si en eada uno de los expediontes no es Freud sino el ‘desviado’ quien leva la razén, ©.al menos no todo el peso de la des-razén, no necesariamente en el nivel de lo que propone cuanto del problema que localiza Para tomar cuatro easos de los més sonados: gera acaso la fagresividad enteramente y sin residuo subsamible en la [ibido? ¢No confirms 1a “dura realidad” clinica que la teoria ‘lisiea’ de la libido —aun con los parches del 14— es inservible para el tratamiento de la psicosis y su fundamen. tacién te6rica? El corto cireuito excesivamente ‘literal al nnacimiento como ‘hecho’ en sf efieaz, {no tendia por lo menos aadvortir sobre las insuficiencias y las simplifieaciones de un uso no acotado del Edipo como explicalotodo? En esta serie Lacan produjo una inversién en el seno de cierta estructura, como lo observara Américo Vallejo, tuvo la habilidad —-on una coyuntura nueva (Freud ya habla muerto y no podia echarlo en persona, apenas in absentia...) de constituirse en el primer herétieo que se Nevara el significante Freud: robo prometeieo del nombre sagrado, acto de un conservador inteligente que no obstante— y,

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