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LIBRO PRIMERO De las causas del progreso en las facultades pros trabajo, y del modo como un producto : naturalmente entre las diferentes clase 8 Causes del progreso en las facultades productivas del trabajo mismo taller. Dificilmente podemos abarcar de una vez, con la mi- tada, sino los obreros empleados en un ramo de la produccién, Aun cuando en las grandes manufacturas la tarea se puede dividir real- mente en un numero de operaciones mucho mayor que en otras ma- nulacturas mds pequenas, la divison del trabajo no es tan obvia y, por consiguiente, ha sido menos observada, Tomemos como ejemplo una manufactura? de poca importancia, pero a cuya divisién del trabajo se ha hecho muchas veces referen Ja de fabricar alfileres, Un obrero que no haya sido adiestrado en esa clase tarea (convertida por virtud de la diyisién del trabajo ‘en un oficio nucyo)* y que no esté acostumbrado a manejar la ma- juinaria que en él se utiliza (cuya invencién ha derivado, probable- mente, de la divisi6n del trabajo), por mis que trabaje, apenas po- hacer un alfiler al dia, y desde luego no podria confeccionar més de yeinte. Pero dada la manera come s¢ practica hoy dia la fabrica. leres, no sdlo la fabricacidn misma constitu dividida en varios ramos, 1a mayor 0s tantos oficios disti sun tercero De la divisién del trabajo hombre desempefic a veces dos o tres operacionés* He vist quena fibrica de esta especie que no empleaba mds que diez ros, donde, por consigniente, algunos de ellos tenfan a su © tes operaciones. Pero a pesar de que eran pobres y, por. no estaban bien provistos de la maquinaria debida, podiay do se esforzaban, hacer entre todos, diariamente, unas do alfileres, En cada libra hab{a mds de cuatro mil alfileres mediano, Por consiguiente, estas diez personas podian hh dia, en conjunto, mas de cuarenta y ocho mil alfileres, cuya « dividida entre diez, corresponderia a cuatro mil ochocientas sona. En cambio si cada uno hubiera trabajado separa pendientemente, y ninguno hubiera sido adiestrado area, es seguro que no hubiera podido hacer veinte, solo alfiler al dia; cs decir, seguramente no hubi doscientascuarentava parte, tal vez ni la cuatromi te de lo que son capaces de confeccionar en Ja la division y combinacion de las diferentes ope conveniente, En todas las demas manufacturas ONenlasfacultadesproductivas del trabajo tinta del tejedor; pero 7a persona que ara siembra, el grano suele ser la misma. Como la oportunidad elases de trabajo va produciéndose con el nes del afo ¢s imposible que un hombre esté ente a una sola tarea. Esta imposibilidad de ha- ‘completa de los diferentes ramos de labor en razén de por qué el progreso de las aptitu- jo en dicha ocupacién no sicmpre corre egistrados en las manufacturas. Es yerdad ‘opulentas superan por lo comun a sus vecinas | manufacturas, pero generalmente | Jas aven- a, Sus tierras estin casi siempre ierte cn cllas més capital y trabajo, extension y fertilidad natural del producto raras yeces excede yor trabajo empleado y a ‘la agricultura, el ductive que el del De la divisién del trabajo it de la divisién del trabajo, procede de tres circunstancias distintas: debe a tres primera, de la mayor destreza de cada obrero en particular; egunda, eee del ahorre de tiempo que comtinmente se pierde al pasar de una ocupacién a otra, y por ultimo, de la invencién de un gran nimero de méquinas, que facilitan y abrevian el trabajo, capacitando 2 un hombre para hacer Ja labor de muchos.* En primer lugar, el progreso en la destreza del obtero incre: (1) mayor menta la cantidad de trabajo que puede efectuar, y 1a division del trabajo, al reducir la tarea del hombre a una operacién sencilla, y hacer de ésta Ia tinica ocupacién de su vida, aumenta considerable: mente la pericia del operario, Un herrero corriente, que nunca haya hecho clavos, por diestro. que sca en el manejo dei martillo, apenas fara al dia doscientos o twescientos clayos, y aun éstos no de buena calidad,’ Otro que esté¢ acostumbrado a hacerlos, pero’ cuya nica © principal ocupacién, no sea ¢sa, ara vez podré llegar a fabricar al dia ‘ochocientos 0 mil, por mucho empefio que ponga en la tarea ‘observado varios muchachos, menores de veinte anos, qu progreso en las facultades productivas del trabajo suponer quienes nunca lo han visto, respecto a la Jue ¢5 susceptible 1a mano del hombre. 0 lugar, la ventaja obtenida al ahorrar cl tiempo que jierde, al pasar de una clase de operacin a otra, es de lo que a primera vista pudiera imaginarse. Es im- con mucha rapide7 de una labor a otra, cuando Ia se- distinto y con instrumentos completamente ‘tejedor rural,'° que al mismo tiempo cultiva una ja) no podrd por menos de perder mucho tiempo al apo y del campo al telar. Cuando las dos labores ‘en el mismo lugar, se perder’ indiscutiblemente la pérdida, aun en este caso, es considerable. No haga una pausa, por pequefia que sea, al pasar tra. Cuando comienza la nueva tarea Dela divisidn del trabajo as todos répidos y ficiles para eje@utarla. Quien haya visitado cuencia tales manufacturas habra visto muchas maquinas inventadas por los mismos obreros, con el fin de facilitar la parte que les corresponde de la obra. En las primier vapor habia un muchacho ocupado, de una manera corist abrir y cerrar alternativamente la comunicacién entre la c | cilindro, a medida que subia © bajaba el pistén. Uno de eso chachos, deseoso de jugar con sus camaradas, obseryé que una cuerda en la manivela de la vélvula, que abria es con la otra parte de la maquina, aquélla podia abrirse y cetrars miticamente, dejandole en libertad de divertirse con sus com} de juegos. Asi, uno de los mayores adelantos que ha ese tipo de méquinas desde que se inventd, se del ansioso de economizar su esfuerzo.1? Esto no quiere decir, sin embargo, que todos maquinaria hayan sido inventados por quienes tavie nidad de usarlas. Muchos de esos progresos se debs Jos fabricantes, que han conyertido en un 0 uccién de miquinas, y algunos otros pr sofos u hombres de especulacién, cuya cosa alguna sino en obseryarlas tod ‘capaces di aga ProwVesANeRN as YaculLades productivas del (ribajo rtos grupos de ciudadihos, Como cualquier otro &e se subdivide en un gran numero de ramos dife. Tos cuales ofrece cierta ocupacidn especial a cada de filésofos. Tal subdivisin de empleos en la de lo que ocurre en otras profesiones, imparte mucho tiempo. Cada uno de los individuos se hace 1 stu Famo, se produce mds en total y la cantidad de ‘considerablemente* licacion de producciones en todas las artes, origi- én del trabajo, da lugar, en una sociedad bien “opulencia universal que se derrama hasta las clases Todo obrero dispone de una cantidad mayor suis necesidades, y como cualesquiera “misma situacién, se encuentra en condi- a gran cantidad de sus propios bienes por una ‘otros; 0 lo que es lo mismo, por el yyos, EI uno provee al otro de To cual se difunde una general iedad, a cualquier artesano ‘comme De la divisidn del trabajo rramienta tan sencilla como las tijeras, con las cuales el corta la lana. El minero, el constructor del horno para fun neral, el fogonero que alimenta el crisol, el ladrillero, él encargado de la buena marcha del horno, el del martinete dor, el herrero, todos deben coordinar sus artes respectivas ducir las tijeras. Si del mismo modo pasamos a examinar partes del vestide y del ajuar del obrero, la camisa aspera sus carnes, los zapatos que protegen sus pies, la cama en qi todos los diferentes articulos de su menaje, como el hogai prepara su comida, el carbén que necesita para éste propésit do de las entraftas de la tierra, y acaso conducido hasta al de una larga navegacién y un dilatado transporte terrestr los utensilios de su cocina, el servicio de su mesa tenedores, los platos de peltre o loza, en que mentos, las diferentes manos empleadas en prep: veza, la vidriera que, sirviéndole abrigo y sin protege del viento y de la Iuvia, con todos To: necesarios para preparar aquel feliz y precio apenas se conseguiria una habitacién confortal dicas del mundo, juntamente i “todas las diferentes clases de tantas ventajas reporta, no es en su que prevé y se propone alea 1 se deriva. Es la consecuencia jerta propensién de la natu- tan grande: la propensin Del principio que motiva la divistén del trabajo cooperacién y asistencia de la multitud, en tanto que su vida entera. apenas le basta para conquistar Ia amistad de contadas personas, casi todas las otras especies zoolégicas el individu, cuando ha alcan ado la madurez, conquista la independencia y no necesita ell coneuts de otro ser viviente. Pero el hombre rccama en la mayor parte ‘drcunstancias la ayuda de sus semejantes y en vano puede esp sélo de su benevolencia. La conseguira con mayor seguridad intere: rando en su favor el egoismo de los otros y haciéndoles ver que yentajoso para ellos hacer lo que les pide. Quien proponé 2 oI trato le est haciendo una de esas proposiciones. Dame lo que sito y tendrds lo que deseas, es el sentido de cualquier clase de ¢ y asi obtenemos de los demés la mayor parte de los Aecesitamos. No es la benevolencia del carnicero, del ¢ panadero la que nos procura el alimento, sino Ia cor propio interés, No invocamos sus sentimientos ht su egolsmo; ni les hablamos de nuestras necesidades, 5 tajas. Sélo

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