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CRITERIO DE ESTA EDICION Ex tt pe Mayo de 1845 aparecta en el diario FE! Progreso de Santiago de Chile el anun- cio de ta Vide de Quiroga. Al dla siguiente (2 de mayo de 1845, nt 769) El Progreso inicia la publicacién en folletin hasta junio; el 21 de jalio contiméa en suplemento, a causa det cambio de formata del periddico. También aparece ung parte en Fl Nacional de Montevideo desde octubre de 1845, —- Primera edicién: CivilizaciOn + barbarie, Vida de Tuan Facunda Quiroga i aspecta fisica, costumbres i dbitos de 1a Repiiblica Arjentina. San- tiago, Imprenta del Progreso, 1845, 2da. edicién: Civilizacién i barbarie, vida de Facundo 1, i aspecto fisico, costumbres y dbitos de ta Republica Arjentina, seguido de: Apuntes cos sobre el ieneral Fray Félix Aldso, por cl autor de Arjirépolis.— Segunda edici6n seguida de un examen etftico traducido de la Revista de Ambos Mundos: San- tiago de Chile, Imp. de J. Belini Compaiifa, 1851. Sarmiento dedica esta segunda edicién a Valentin Alsina y en Ja carta ditigida @ éste —incluida en nuestra edicién— explica las modificaciones del texto. Ha supcimido Ta “Tniroduccién” y los dos wltimos ca pitulos, --- Tercera edicién: Fecundo; civilézacién i barbarie on las pamipas arjentinas. Cuarta edicién en castellano, Nueva York, D. Appleton y Compafifa, 1868. Prefacio de la tra- duccién inglesa de Mrs. Horace Mann; incluye Aidao y El Chacho, sitimo caudillo de la montonera de los Wanos. Episodio de 1863. Es ésta la tercera edici6n de la obra; res- pecto de fa indicacién de la portada apunta el profesor Ratil Moglia: “No hay error, como se crefa, en esa denominacién, sino redaccién deliberada. En un manusctito de Sarmiento, existente en el Museo Mitre (legajo de Sarmiento, carpeta 31), éste habla de le “cuatta edicién en prensa”, que lama asf pues piensa en fa edicidn francesa de 1853 (Moglia, Reit, en: “Presentacién” a Facundo o civilizacién y barbarie en las pam. pas argentings. Fijacién del texto, prélogo y apéndices... Buenos Aires, Ediciones Peu- ser 1995 pag. xu). Sarmiento suprime en esta edicién la dedicatoria y la carta a Alsina. Unas pocas correcciones hechas por, el gratnitico cubano Mantilla, revisor de las pruebas a pedido del autor, diferencian ademis esta edicidn de la segunda, cuyas supresiones también se mantienen. En 1868 y en Nueve York se edita el Facundo en + inglés incluyendo algunos capitulos de Recuerdos de provincia. — Cuarta edicién: Facundo 0 civilezactén i barbaric en tas pampas arjentinas, Cuatta edicién cn castellano. Paris, Li- bretia Hachette y Compaiiia, 1874, Restituye ta introduccién y los dos tltimos capitulos de la primera edicién. El nieto de Satmiento, Augusto Belin Sarmiento, cuidé 12 odi- cién, La quinta edicién aparece en las Obras completas, Los siete volimenes primeros se imprimieron en Chile y estuvieron al cuidedo de Luis Montt, hijo del presidente chileno y amigo de Sarmiento, Manuel Montt. Todos los demés —Ia edicién comprende 52 voldmenes y un indice— estuvieron a cargo de Augusto Belin Satmiento. El volumea *La cronclogia de este volumen ha sido rovisada y completada por el Departamenta Téc nico de ta Biblioteca Ayacucho. LOT vu, editado en Santiago de Chile, es de 1888 y lleva como titulo Civilizacién y barbarie. Contiene ademés El general Fray Félix Aldo y El Chacho, iiltimo candillo de ia movto- nera de los Hanos. En 1889 se edita en Buenos Aires este volumen vtt, idéntico al anterior (Buenos Aires, Edicién de Félix Lajouane, 1889). No es una edicién recomen- dable, ya que Luis Moatt no iyo en cuenta las corcecciones de Sarmiento a [a segunda, tetcera y cuarta edicidn. Entre las ediciones actueles citeremos las siguientes: 1: Facundo, Edicién critica y documentada. Prélogo de Alberto Palcos. La Plata (Ar- gentina), Universidad Nacional, 1938. 2: Facundo. Prélogo y notas del profesor Alberto Palcos. Reedicin ampliada de la edicién critica y documentada que publicé la Univer- sidad Nacional de La Plata. Buenos Aires, Ediciones Cultutales Argentines, Ministerio de Educacién y Justicia, Direccién General de Cultura, 1961, (Ninguna de estas dos ediciones registra [as variantes textuales. Conservan ‘a grafia y la puntuacién original de Sarmiento. Se basan en la cuarta edicidn.) 3: Facundo; 0 civilizecién 9 barbarie en Jas parspas argentinas, Fijacién del rex:o, prélogo y apéndices de Ratil Moglia. Xilografias de Nicasio. Bucros Aires, Ediciones Penser, 1955. Se basa también en el texto de la ‘cuarta edicién. Modctniza la grafia y la pumtuacidn. Esta es la Gnica edicién que anota las variantes textuales. 4: Facwide. Edicidn anotada por Ia profesora Delia S. Excheve- rry. Precedida de un estudio de la sefiora Inés Cérdenas de Monner Sans, Buenos Aixes, Ediciones Estrada, 1940, Traducciones del Facundo realizades en vida de Sarmiento: —~ Facundo. Civilisation et barbarie. El 15 de noviembre de 1846, con este titulo, y el 15 de mayo de 1852, con el de Le socialisme dons U’Amérique de Sud, Charles de Mar rade comenta y transcribe pasajes de la obra en la Revue des Dewx Mondes, En Pacis se tradujeron algunos capfrulos en L'Investigateur, journal de {Institue Historique, en los aos 1850 y 1851. — Ciwilisation et barbarie. Moeurs, contumses, caractives de: peuples argentins. Facundo Quiroga et Aldao. Traduit de V'espagnel et entichi de notes par A. Giraud, Paris, Arthus Bertrand, 1853. — Life in the Asgentine Republic in the Days of the Tyrants or Civilization and Barbarism. New York, Hurd and Houghton, 1868, Traducci6n de Mary Mann. —Facundo o civiltd e barbarie, Versione all'caliano di F. Fontana de Phillippis Milano, 1881, Para el texto se sigue aqui le edicién del Facundo publicada por la Universidad Nacional de La Plata bajo la diteccién de Alberto Palcos, con la salveded de que he: mos modernizado la grafia —muy personal en Satmiento— y la puntuacién. La presente edicién, por otra parte, intenta proporcionar al lector notas adecuadas para ubicar y valorar al Facundo en el contexto polftice e ideolégico argentino. Esc objetivo nos ha Mevado a desechar fas aciarsciones —por lo general copiosas en las ediciones del Facundo— sobre historia universal 9 sobre mitologia clisica, a me- nudo retéricas y que nada aportan para fe comprensién de la obra. Se insiste, en cam- bio, en las notas de cardcter histético, politica, econémico, geogrdtico, cociel y cultural, importantes, a nuestro juicio, para facilitar una lecturs distanciada, no identificatoria con el texto. Estas notas, con frecuencia extensas, sratan de brindar aquella informa. cién que, ademés de permitir a] lector atticulat una visién global de la Argentina de Ja @poca, susciten también la discusién o revisién del texto sarmientina Como Apéndice se incluyen las notas de Alsina al Facundo, que hemos escogido entre fas rectificaciones realizadas al texto en su momento, tanto por le difusién que ellas aleanzaron como por scr las tinicss que se atuvieron a un criterio organico. Las notas del autor llevan astetiscos, en tanto que las notas criticas van numeradas. N. D4 S. Z. Liv ADVERTENCIA DEL AUTOR' Desputs de terminada la publicacién de esta obra, he recibido de vatios ami- g0s, tectificaciones’ de varios hechos referidos en ella, Algunas inexactitudes 1La “Advertencia del autor” fue suptimida por Sarmiento en la 2, 3 y 4 ediciones. La incorpord nuevamente en el vol. vit de las Odras. Sarmiento alude a las observaciones sobre hechos registtados en cl Facundo y a las criticas sobre el esquemético sistema a priori (civilizacién y barbatie) que organiza el pro- ‘ceso argentino, Respecto de la rapidez con que la redacté, es indudablemente cierto que Ta Ulcgada del cnviado de Kosas ante cf gobierno chilena —Baldometo Garcia—preci- pité su publicacién. Sin embargo, desde el afio anterior pensaba en Jean Facundo Qui- Toga como personaje ejempliticador de tu concepcién de la barbarie, tal lo revels su ardleulo de Ef Progreso el 28 de agosto de 1844, Asimismo indica ese proyecto la carta a Anselmo Rojo: “... Pienso recolectar datos para la biografia de Quiroga, éte sera un cuadro brillante y sta y la de Aldso mandaries a la Revista de 3 Mundos para que se publiquen” (22 de febrero de 1845), y el pedido de informacién a su ami ¥ comprovinciano Antonio Abcrastain. El anuncia del folletin en El Progreso del 1* de mayo de 1845 sefiala ya la wrgencia de Ia redaccién (Un igterés del_momento, Premioso y urgente 2 mi juicio, me hace trazar rdpidamente un cuadro que habia creido ler prescntar algéin diz, tan acabado como me fuese posible, He crefdo necesario hacinar sobre el papel mis ideas tales como se presentan, sacrificando toda pretensién ltearia aj secesdad de tsjar un mal que puede, ser, trscendental para nosotroe”), insiste en ia carta al general José Matia Pax 22 de diciembre de 1845) con el en vio de Ja obra (“Remito a §.E. un ejemplat del Facundo que he escrito con el ob- jeto de favorecer la revoluciéa y preparar los espiritus, Obra improvisada, lena de ine- wactitudes a designio a veces, no tienc atta importancia que la de ser uno de tantos medios pare ayudar a destruit un gobierno absurdo y prepatar el camino a otro nuevo"), cn Recuerdos de provincia y en la cata a Alsina. ‘Muchos son los ertores sefialados a Sarmiento. Entre las correcciones fechas por_sus coaterporineos sitaremos sélo las ce Alina Iyéase nots y Apéndice), as de Juen Bau- tista Alberdi (véase nota) y las de Bartolomé Mitre en su ejemplar del Facundo, por su valor testimonial dada ta televancia politica de sus autores. En 1903, en un curso en la Facultad de Filosofia y Letzas de la Universidad de Bucnos Aires, Devid Pefia inicia Ja lista de rectificadores de la visién sarmientina de Facundo Quiroga. El lector interesado ch este probleme puede consultar Archivo deb Brigadier General Juan Facundo Quirogs, Buenos Aires, Facultad de Filosofia y Letras, 1957; Barba, Enrique, Correspondencia entre Rosas, Quiroga y Lépez, Buenos Aires, Hachette, 1958; Céscano, Ram6n, J., Juan Facundo usrogs, Bueaos Aires, Roldin,,1993:, Pela, David, Jaen Facando Oniroze, Buenos Altes, Bd. Americana, 1353. Fn Tas sitimas décacas, ta signifcacién de Roses ¥ Quiroga en el proceso histdrico argentino ha sido valoreda por la comriente historio- 3 han debido necesariamente escaparse en un trabajo hecho de prisa, lejos del teatro de los acontecimientos, y sobre un asunto de gue no se habla escrito nada hasta el ptescnte, Al coordinar entre sf sucesos que han tenido lugar en distintas y remotas provincias, y en épocas diversas, consultando un testigo ocular sobre un punto, registrando manuseritos formados a la ligeta, o apes lando a las propias reminiscencias, no es extrafio que de vez en cuando el lector argentino eche de menos algo que él conoce, o disienta en cuanto a algtin nombre propio, una fecha, cambiados o puestos fuera de lugar. Peto debo declarar que en los acontecimientos notables a que me refie- 10, y que sitven de base a las explicaciones que doy, hay una exactitud inta- chable, de que responderén los documentos publicos que sobre ellos existen. Quizé haya un momento en que, desembarazado de las preccupaciones que han precipitado la redaccién de esta obrita, yuelva a refunditla en un plan nuevo, desauddndola de toda digresién accidental, y apoydndola en numerosos documentos oficiales, a que sdlo hago ahora una ligera referencia. 1845. On ne tue point les idées+ ForTout$ A Fines del afio 1840,° salia yo de mi patria, desterrado por Ldstima, estto- sréfica argentina revisionista, coincidente en su juicio negativg sobte Ja figura de Sar- miento, Las notas de esta edicién no registran tales correcciones y discusiones, pues su inclusién haria paricularmente extensa y engozrosa Ia lectura, eccapando, pot otta parte, a la finalidad de esta Biblioteca. La obra, es evidente, petsiguc un objetivo poll- tico y no historico y ese cardcter Ie ha dado el misma Sarmiento (recuércese “Jas inexac- titudes a@ desionio ¢ veces” de la cazta a Paz). Creemos que las notes aclatatorias son suficientes parz ubicar al lector en ef proceso. argentino. 3S bien es certo que Sarmiento corrigié y suprimid partes del texto en Jeg suce- sivas ediciones, Mevado casi siempre por razones pylitices, nanca rehizo la obra, Cuando planea corregitla consulta a Dalmacio Vélez Sarsfield ya su hija Aurelia Vélez, que isienten en el_consejo. El primero fe recomienda en carta de octubre de 1863: “Me rece que al Facundo mentira (subrayado en el original) seré siempre mejor que el Facundo verdadera historia”, y Satmicnto decide cn carta a la segunda: “No tocaré con mis trémulas manos de viejo al Facundo pot complacetla a ustel, cuvo juicio y carifiosa tutela respeto y acato...”. ‘Ambas sentencias fueton suprimidas cn la 2, 3 y 4 ediciones. Reaparecen en ef vol vit de las Obras. SEL critico Paul Groussae afirma que la frase cs de Volney (Critica Titeraria, Buenos Aires, 1924, pag. 255). Sin embargo, et investigador francés Paul Verdevoye to la ha hallado ni en Fortoul ni en Volney, Considera en cambio que Sarmiento, asiduo lector de la Revue Encyclopédique, puco recordar una frase de Diderot (“On ne te pas de coups de fusil aux idées"), acépite de un artieulo de Charles Didier —"Les doctrines er les ilées”, t. Lv, julioset. 1832, pég. 6—, a quien nuesizo auior cita frecuentemente por estos 'afios. La hipétesis parece corzoborarse si se la relaciona con ta frase ce Sar- miento en un articulo de El Progreso (21 de matzo de 1844, xm, 359): “No se fasilan ni degiiellen las ideas”, en que ambas aparecen fundidas (Paull Verdevors, Domingo Faustino Sarmiento; éducateur er publicisie (entre 1839 et 1852), Paris, Impr. Jouve 1963, pig. 76/77, nota 160), Todo este tex aparece en la 1 y 2 edicién y on elt vis de las Obes, En le se- gunda se titulé “Prélogo”. peado, Ieno de cardenales, puntazos y golpes recibidos el dia anterior en una de esas bacanales sangrientas de soldadesca y mazorqueros.” Al pasar por los bafios de Zonda, bajo las armas de la patria que en dias mds alegres habia pintado en una sala, escrib{ con carbén estas palabras: On ne tue point tes idées. El Gobierno, a quien se comunicé el hecho, mandé una comisién encar- gada de descifrar el jeroglifico, que se decla contener desahogos ionobles, insultos y amenazas. Oida la traduccién, “iy bien!.—-dijeron—, gqué signifi- ca esto?...”. . Significaba, simplemente, que venia a Chile, donde la libertad brillaba atin, y que me proponfa hacer proyectar fos rayos de las luces de su prensa hasta el otro lado de los Andes. Los que conocen mi conducta en Chile, saben si he cumplido aquella protesta. “Miembros del ala extrema de la Sociedad Popular Restauradora, encargados de so- meter 2 la oposicion mediante actos de terror. La Sociedad se cred a fines de 1833 y la integraban_individuos de las mas diversas clases sociales. EJ nombre popular de Mazozca proviene del emblems, una mazorca de mafz que indicabe unidn. La palabra aparece en a segunda edicién del, Fecwndo con le pealia. de. “maghorquergs", nat, tambien, Ta esctibe E, Echeverria en EP Matadero, pues ella permitia destacar fa funcién terrorista mediante la clara alusin a la horca. Sarmiento da en la Cronica del 23 de diciembre de 1849 Ja siguiente explicacién del otigen de! término: “Sociedad Popular, que des: pués se llamé Mazorca, por un regalo que le hizo Rosas de una mazorca de maiz lena de cintas coloradas para que se fa rvetiesen a los salvajes (la bastarditla es de Sarmiento) unitarios, palabras textuales del mensaje con que acompafaba el genetat Rosas el don”. Véase ademas Ja nota 49 de Alsina en el Apendice, 5 INTRODUCCION' “Je demande 2 Vbistorien l'amour de Ubumanité ow de ia liberté; sa justice impartiale ne doit pas étre imparsible. HE faut, au contraire, qu'il soubaite, wi eipbre, quit soufee, ow s0ik eureux de ce qu'il raconte”. ‘VuteMain, Cours de littérature. jSompra terrible de Facundo? voy a evocarte, pata que, sacudiendo el en- sangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos Ja vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrafias de un noble pueblo! Ta posees ] secreto: jrevélanoslo! Diez afios atin después de tu tré- 1Esta Introdvecién aparece en Iz primera y cuatta edicién, y en el tomo vir de las Obras {en ésta leva el titulo: “Introduccién a la edicién de 1845"). 2Tuan Facundo Quiroga (1788-1845), pertenccid a una poderosa familia de grandes propictarios rurales de ja. Desde joven ayudé a su padre a conducir artias de mulas. Fue voluntario del Regimiento dc Granederos a caballo, En 1816 regresé a su provincia natal, colaborando activamente con el ejército del Norte —al que, provela de, ganado y tropas— en la lucha contra los espafioler, Su aderancia comienza en 1820, con cl cargo de jefe railitar de las tallicas de los Llanos, Desde 1822 domina ta polfcica de La Rioja —ye que goza de an enorme ascendiente sobre Ja poblacién rural de ta regién, como lo confitma ef cargcter casi legendetio adquirido por su figura, avalado, por ejem- plo, por n nutrido cencionero popular—, en la que se ha inicta alor de las Tuchss por Ia hegemonfa entre familias tivales. ‘A medisdos de 1826, La Rioja es una de las ocas povincas, que se pronuncia per la solucién unitaria en el Congreso, peto ante el fracaso de 3a politica andina y portefia, Quirogs abraza la opuesta. Otra rain para este hecho es el conflicto con Jas minas riojanas. Junto con otras gobernantes opucstos a la politica centralista de Rivadavia, que culmina con Ja constitucién unitaria, se levanté en armas enarbolando su lema “Religidn o muerte”. Su lucha contra los unitatios, 16 pida J. triunfal, apoyada por sx notable eficacia miliary su presto cours las, snasas Campesinas, habla comenzado al derrotar a Lamadrid en el Tala (26/x/1826) y Rincén de Valladares. En pocos meses, las victorias de Quiroga cambian el eguilibrio del Inte- rior, ya que mediante ellas obtiene el poder efectivo. Estos triunfos consolidan un que’ de provincias centcales (Cuyo, La Rioja, Cérdoba, Santiago del Estero). Desrotado pot Pax en La Tablada y Oncativo, Mega a’ Buenos Aires en. 1830, donde es recibido ton fervor. A taiz del tretedo de paz y auxilio reciptoco que Guido firma con Pat, Qui- toga debe vérselas solo frente a sus enemigos. Con la prisién de Paz, Ja Liga del Inte. rior exe, y Quisogs derrots por compieto @ las fuerzas unitarias, ahora al mando de La madrid, en Ja Ciudadela de Tucumén (4/x1/31), al frente del ejétcito federal. Participa en Ia etapa preparatoria de 1a carspaiia al desicrto realizada pot Roses, y luego perma. nece durante un tiempo en Buenos Aires. A pedido de Maza_y del mismo Rosas, parte pata intervenir como_mediador en un conflicto entre Salta y Tucumén. Cumplida su mi. sidn y de regreso a Buenos Aires, desoye advertencias que dan como cierto su prowis asesinato, Este se produce en Barranca Yaco (10/2/39). 7 gica muerte, el horabre de las ciudades y el gaucho de los Hanos argentinos? al tomar diversos senderos en el desierto,* decfan: “jNo; no ha muertot iVive ain! {El vendré!” jCietta! Facundo no ha muetto; estd vivo en las tradiciones populares, en Ja polftica y revoluciones argentinas; en Rosas, su heredero, su complemento: su alma ha pasado a este otro molde, més acaba- do, més perfecto; y lo que en él era sdlo instinto, iniciacién, tendencia, con- virtidse cn Rosas * en sistema, efecto y fin, La naturaleza campestre, colonial y barbara, cambidse en esta metamorfosis en arte, en sistema y en politica regular capaz de ptesentarse a Ia faz del mundo, camo e! modo de ser de un 3EI habitante de los Hanos de la provincia de La Rioja, Véase més adelante les notas de las pigs. 67 y 87. ‘Se denominaba asi hasta el siglo pasado en Ja Argentina a las Sreas baldias de pobla- cién cristiana © europea, a menudo ccupadas por Jos indfgenas no sometidos, especis mente los pampas y araucanos que hacian de elles el escenario de sus correrias- Juan Manuel de Rosas (1793-1877), portefio, pertenecié a una acaudalada familia de la ‘clase tettateniente, de prestigiosa’ insercién colonial, Se inicia tempranamente en Jas actividades ganaderas. Sus severas hébitos de trabajo (compendiados mds tarde en sus Instrucciones a los mayordomos de estancias), su fértea autoridad y un cextero ins- tinto de lo econémico le permiten conyertitse, de administrador de campos de los Ancho- tena, en propictario de Los Cerritos. Un ripido incremento de sus propiedades hace que stas toralicen 327.000 hectiress. Con Tertero y Luis Dosrego instala cerca de Quilmes Las bigueritas, establecimienta saladeril dedicada al entonces préspero negocio del. tasajo ¥ su exportacion, que cuenta con puertos y una flotilla propia. “En 1836 su fortune, segin declaraciones para los impucsios, sobrepasaba los cuatro millones de pesos plata, y no tenia similar en ta provincia, Los bienes alcanzaban valor andlogo al de todos los productos que la campafia bunaerense y algunas provincias vecinas exportaban cn un aio”. (Horacio C. E, Giberti, Historia econdmica de {a ganaderia argentina, Buenos Aires, Solar/Hachette). . Rosas se inicia en Ja actividad politica apoyando al partido directorial: ante la su- blevacién de Tagle, Martin Rodriguez llama 2 los Colorados del Monte: capitaneados por Rosas, restauran el orden establecido. Rosas cuenta con cl apoyo decidido de su clase, que necesita ascgurarse el orden necesario para seguir desarrollando su préspera actividad econémica. Vuelve a intervenir ante el pedido de auxilio de Dortego, con guien tiene algunas disidencias. En 1829, las milicias de Lépez y Rosas vencen a Lavalle en Puente Marquez. El 6/xn/ del mismo afio, lz Legislatura elige a Rosas para el cargo de gobernador de la provincia de Bs. As. otorgindole facultades exttaordinatias, Rosas te- Cibe el epoyo de diversos sectores sociales de la pcia. de Bs. As. (fundamentalmente del sector ganadeto), entre los que se, incluyen las capas populares, adictas al federalismo, instruments palicicamense al Partido. Fedetal para logear un retoreo ela unicad ch Ja peta. Contra Ja conspitacién unitaria apcia al Pacto Federal (1834), por el cual logra tan principio de alianza entre Sta. Fe, Bs. As. y E, Rios. Durante su primer gobierno, ng logra Ia total recuperacién econmice y financiera, pera contiene ¢! proceso de deteriora, reduciendo los gastos publicos y estabilizando la moneda. La campaiia al desierta (1833-4) ascputa las fronteras por lrgos fos. _ Segin las circunstancias Rosas se aceteaté a un mayot o menor grado de proteccio- nismo, que no excederé, en ningtin caso, segin Julio Trazusta, a un “librecambismo mi tigado™."Rosas mantiene en todo momento la hegemonia pottefa, que iti desplazando paulatinentente al docttinarismo feccral. _ A partic de 1836, la enficeusis —que afianza el régimen (ntifundista de tenencia de Ja vietta, manteniendo la hegemonia de los grandes hacendados— es reemplezada pot ia venta de ticrtas piblicas. Ni esta medida ni la donacién de tiercas implica un cambio en. el orden soci Rosas sale, victotioso del conflicto. con Francia: logra conservar intacta Jz soberanfa de le Argentina y su integridad territorial, defendiendo con éxito el principio de auto- determinacién en el continente omericano, pero meanteniendo en sus aspectos esenciales la dependencia econémica ya existente, Su polftica econémica, netamente consetvadora, 1o- 8 pucblo encarnado en un hombre, que ha aspirado a tomar Tos aires de un genio que demina los aconiecimientas, los hombros y las cosas. Facundo, provineiano, birbaro, valiente, audaz, fue reemplarade par Rosas. hijo de [a culta Buenos Aires, sin seclo él: par Rosas. fatso. corazén helado. expfritu calculador, que hace el mal sin pasién, y organiza lersamente el despotisme con toda la inceligencia de un Maquiavelo. Ticano sin rival hoy en Ja tierra, gpor qué sus enemisos quieren disputatle el tituly de Grande que le prodi- gan sus cattesanos? Sf grande y muy grande es, pars gloria y vergtienza de su patria, porque si ha encontrado millires de seres degradados que se unvan a su carro para arrastratlo por encima de cadévetes, también se hallan a millares, las almas generasas que, en quince afos de Wid sangrienta, no han desesperado de vencer al manstrue que nos ptopone el enfama le Ia ergani- zacién politica de la Republica. Un dia vendra, al fin, que lo resuelvan: ¥ Ia Esfinge Argentina, mitad mujer. por lo cobarde, mitad tigre, por lo sanguina- rio, moriré a sus plantas, dando a la Tebas del Plata, el rango clevado que le toca entre Tas naciones del Nuevo Mundo. Necesitasc, empero, para desatar este nudo que no ha pedide corlar la espada, estudiar prolijamente las vueltas y revueltas de los hilos que lo forman, y buscar en los antecedentes nacionales, en la fisonomia del suelo, en las costumbres y tradiciones populares, fas puntos en que estén pegndos. La Repablica Argentina es hoy la seccién hispanoamericana que en sus manifestaciones exteriores ha Tamado prefecentemente la atencién de las naciones europeans, que no pocas veces se han visto envueltas en sus extravios, © atraidas, como por una vordeine. a acerearse al centro cn que remolinean elementos tan contrarios. La Francia estuvo a punto de ceder a esta atraccién. y no sin grandes esfuerzos de remo y vela, no sin perder el gahernalle, loord alejarse y mantenerse a la distancia. Sus mas habiles politiens no han alean- zado a comprender nada de lo que sus ojos han visto. af cchar ima mirada precipitada sobre el poder americano que desafiaba a la gran nacién. Al ver Jas Javas ardientes que se revnetcan, se agitan, se chocan bremando en este eran foco de lucha intestina, Ins que por més avisadas se tienen, han dicho: “Es un voledn subalterno. sin nombre, de los muchos que aparecen en a América: pronto se extinauirs’”; v han vuelto a otre parte sus miradas, satis fechos de haber dado una solucidn tan facil como exacta, de los fendmenos sociales que sdlo han vista en grupo v superficialmente. A Ja América del Sur en general, ya la Renitblica Argentina sobre todo, fe ha hecho falta un Tocqueville® que. premunide del conocimiento de las teorias sociales, como el viajera cientifico de bardmetros, octantes vy brijulas, viniera a penetrar gra no obstante duplicar ¢l yalor de Jas exportaciones pecuarias del pais hacia medindos de siglo {con respecte a las de la énoca colonial}. Detrotaco por Urauiza cn 1853, sc fefuaia en Inglaterra SEL pensamienta det francs Alexis CE. ‘Tocaneville influyé en fa denominada gene- racidn del 37 y aun antes, va que Bernardine Rivadavia traduce parte de La dresncracia ex América darante sa desticrro, Especial gravitacién tuvo en Sarmiento, quien lo cita a menudo. en el interior de oucstra vida politica. como en un campo vastfsimo y adn no explorade ni descrito per Is cicncia, v revelase a la Europa, a [a Francia, tan dvida de [ases nuevas en la vida de las diversas porciones de la humanidad, ete nuevo modo de ser, que no tiene antecedentes bien marcadas y conoci- dos, Hubigrase, cnzonces. explicade el misterio de la lucha obstinada que despedaza a aquelly Repdblica; hubiéranse clasificada distintamente los ele- mentos contratios, invencibles. que se chocan; hubigrase asignado su parte ala contiguraciia del terreno y 2 los hibites que ella engendra; su parte a las tradiciones espafiolas y a la conciencia nacional, inicua, plebeya, que han dejado Ja Inquisicién y el abselutismo hispano; su parte a Ia influencia de las ideas opuestas gue han trastornado el munde politico; su parte a la bar barie indigens: su parte a la civilizacién europea; su parte, en fin, a la demo- cracis consagrada por la revolucisn de 1810, a la igualdad, cayo dogma ha penetrado hasta las capas inferiores de la sociedad. Este estudio que noso- tros no estamos atin cn estado de hacer por nuestra falta de instruccién filoséfica e histdrica. hecho por obsetvadores comperentes, habrfa revelado a los ojos aténicos de la Europa, un mundo ouevo en politica, una lucha ingenua, franca y primitiva entre los titimos progtesos del espititn humano y ‘los rudimentos de la vida salvaje. entre las cindades populosas v los bos- ques sombrios, Entonces se habria podido aclarar un poco el problema de Ia Espafia, esa rezagada a la ropa, que. echada entte el Mediterraneo y el Océano. entre la Edad Media y el siglo xtx, unida a la Europa culta por un ancho itsmo y separada del Africa bérhara por un angosto estrecho, estd balancedndore entre dos fuerzas opuestas. va _Tevan- tandose en la balanza de los pueblos libres, va cavendo en la de los despoti- zados: ya impia, ya fandtica: ora constitucionalista declarada, ora despética impudente; maldiciendo sus cadenas rotas a veces, ya cruzando los brazos, v pidiendo a gritos que le impongan el vugo, gue parece ser sa condicién v su medo de existir. ;Qué! ¢El problema de la Fspaiia europea, no podria tesolverse examinando minuciosamente la Fspafia americana, como por la educacién y hdbicos de los hijos se rastrean Jas ideas y Ia moralidad de los padres? jQué! JNo significa nada para [a historia y la filosofia, esta cterna lucha de los pueblos hisnanoamericanos, esa falta supina de capacidad polf- tica € industrial que los tiene inquietos v tevolviéndose sin norte fifa, sin objeto preciso, sin que sepan pot qué no pueden consepuit un dia de reposo, ni qué mano enemiga los echa y emouia en el torbellino fatal oue los arrastra, mal de su grado y sin que les sea dado sustraerse a su maléfica inflvencia? #No valfa la pena de saber por qué en el Paraguay, tierra desmontada por ja mano sabia del jesuitismo, un sabio’ educado en Jas aulas de la antigua Universidad de Cérdoba. abre una nueva pdgina en la historia de Jas sberra- PEL Dr. Gaspar Rodriguez de Francia goberné el Paraguay con mano férrea durante 26 afios (1814-1840). Apoyindose en las masas campesinas, aplast6 a la oligarquia para- guaya, lo que permitié tz concentracidn de fos resortes ‘econémicos fundamentales en. manos del Estado: un Estado omnipotente y paternalista, que suptimié las libertedes pi blicas. Impidid, en cambio, [a penetracién del capital exteanjero, tendiendo a un desarro 10 ciones del espiritu humano, encietra a un pueblo en sus Timites de bosques primitives, y, bortando las sencias que conducen a esta China recéndita, sc cculta y esconde durante treinta aos su presa, en las profundidades del continente americano, y sin dejatla lanzar un solo grito, hasta que muerto, 4l mismo, por la edad y la quieta fatiga de estar inmévil pisando un pueblo sumiso, éste puede al fin, con vor. extenuada y apenas inteligible, decir a los que vagan por sus inmediaciones: jvive atn!, jpeto cudnto he sufrido', jquantum mutatus ob illo! Qué transformacidu ha suftido el Paraguay; qué cardenales y Hagas ha dejado el yugo sobre su cuello, que no oponia resis- tencia! gNo merece estudio et espectéculo de la Reptblica Argentina, que, después de veinte afios de convulsidn interna, de ensayos de organiza. cién de todo génete, ptoduce, al fin, del fondo de sus entrafias, de lo intime de su cotazén, al mismo doctor Francia en fa persona de Rosas, pero més grande, mds desenvuelto y mas hostil, si se pucde, a las ideas, costumbres y Civilizacién de los pueblos europeos? ¢No se descnbre en él, el mismo ren- cor contra el clemento extranjero, In misma idea de Ia auroridad del Gobier- no, la misma insolencia para desafiar la reprobacién del mundo, con més, su otiginalidad salvaje, su carécter frfamente feroz y su voluntad incontras- table, hasta ef sactificio de Ja patria, como Sagunto y Numancia; hasta abjurar cl parvenir y el rango de nacién clta, como la Espafia de Felipe I! y de Torquemada? ¢Fs éste un capricho accidental, una desviecién mecénica cau- sada por la apaticiéa de Ja escena, de un genio poderoso; hien asi como los planetas s¢ salen de su érbita regular, atraidos por Iz aproximacién de algrin otro, pero sin sustractse del todo a In atraccién de su centra de rotacin, que Tuezo asume ta preponderancia y les hace entrar en la carrera otdinaria? M. Guizot® ha dicho desde la tribuna francesa: ‘Hay en Amética dos partidos el partido europen y el partido americano: ésie ¢s el més fuerte”; y cuando Je avisan que fos ftanceses han tomado las armas cn Montevideo y han aso- ciado su porvenit, su vida y su bienestar al triunfo del partido europec civili- zado, se contenta con afiadit: “Los franceses son muy entromeridos, v com- prometen a su nacidn con los demas gobiernos”. jBendito sea Dios! M. Guizot, el historiador de la cieiizecidu curopea, el que ha destindsdo los elementos nuevos que modificaron 19 civilizecién romana y que ha penetrado en el enmarafiado laberinto de Ta Edad Media, para mostrar cémo Ja nacién Ilo. cconémico auténomo. Durante su gobierno, Francia nacionalizé Ia, propiedad rural y fabri! y el comercio. La riqueza pecuaria se mulriplics y los cultivos se diversificaron, Tlegandose al autoabastccimienta agrario © industrial. La renta paraguaya se cuadruplicd, sin que se contrajeran deudas con ¢l exterior. Se erracicaron el analfabetismo. y la desocu- pacién. El precio de usca experiencia autarguica fue el aislamiento de] pueblo paraguayo. 8A pesar de la presién de Thiers y otros opositores, Francois Guizot, autor de Histo- via de ja civilizactén de Exrapa y Revelueidn de Tughiterra, entre otras obras, por en lonces primer ministre de Francia, mantiene una, actilud moderada frente a Tos sucess del Rfo de la Plata, negindase a intervenir si Rosas respeta Tos términos del tracado celebraco cn 1840 (Mackau-Arana), En 1843, Pichdn. el cénsul francés de Montevideo, Se opore a que los frarceses reslentes on ora ciudad constituyan una “Tein francesa” de apoyo a Rivera y Guirot ordena que Ja misma se disuelya, Sarmiento deja en Viajes el testimonio de su entrevista con Guizot en 1847 HL francesa ha sido el crisol en que se ha estado elaborando, mezclando y refun- diendo el espirita moderno; M. Guizot, ministro del rey de Francia, da por toda solucién a esta manifcstacién de simpatias profundas entre los franceses y los enemigos de Rosas: “|Son muy entrometidos los franceses!” Los otros pueblos americanos, que, indiferentes e impasibles, miran esta lucha y estas alianzas de un partido argentino con todo clemento curopeo que venga a prestarle su apoyo, exclaman a su vez Llenos de indignacién: “jEstos argen- tinos son muy amigos de los europeos!” ¥ el tirano de fa Republica Argen- tina se encarge oficiosamente de completarles 1a frase, afiadiendo: “|Traido- res a la causa americana!” jCierto!, dicen todos; jtraidores!, ésta es la pala- bra. jCierto!, decimos nosotros; jtraidores a la causa americana, espafiola, absolutista, barbara! ¢No habéis oido la palabra salvaje, que anda revolo- teando sobte nuesiras cabezas? De eso se trata: de sero no ser salvaje. gRosas, segtin esto, no es un hecho aislado, une aberracién, una monstruosidad? Es, por el contrario, una manifestacidn social; es una férmula de una manera de ser de un pueblo? ePara qué os obstindis en combatirlo, pues, si es fatal, forzoso, natural y Ksgico? {Dios mio! ;Para qué lo combatis!... gAcaso porque la empresa es ardua, es pot eso absurda> zAcaso porque el mal principio triunfa, se le ha de abandonar resignadamente el terreno? ¢Acaso la civilizacién y la Jiber- tad son débiles hoy en el mundo, porque la Italia gima bajo el peso de todos los despotismos, porque la Polonia ande errante sobre la tierra mendigando un poco de pan y un poco de libertad? jPor qué lo combatis!... ¢Acaso no estamos vivos los que después de tantos desastres sobrevivimos aun; 0 hemos perdido nuestra conciencia de lo justo y del porvenir de la patria, porque hemos perdido algunas batallas? ;Qué!, gse quedan también las ideas entre los despojas de los comba.es? ¢Somes duefios de hacer otra cosa que lo que hacemos, ni mds ni menos como Rosas no puede dejar de ser lo que es? aNo hay nada de providencial en estas luchas de los pueblos? ¢Conce- diése jams cl triunfo a quien no sabe perseverar? Por otra parte, zhemos de abandenar un suelo de los mds privilegiados de la América a las devasta- ciones de Ja barbarie, mantener cien rios navegables,’ abandonados a las aves acudticas que estén en quicta posesién de surcarlos ellas solas ah initio? 31g libre navegacién de los rios de la cuenca del Plate fue sostenida por los integran- tes de Ta generacién del 37 (Echeverréa, Atherdi, Sarmiento}. Los unitarios emivrados en Montevideo también hicieron de clla una de sus banderas politices: Florencio Varela le dedice numerosos articulos en el Comercio del Plata, Sarmiento pondré como acépite de su obra dedicada a Justo J de Urquize, Argirdpolis (1850), las palabras “navegacién, inmigracién”. La libre’ navegacidn de los’ rios fue reclamada por las provineias lito: tales’ (Santa Fe. Entre Rios y Corrientes), por el Paraguay y por Francia e Tn. Blaterra. Roses sostuvo siempre la Himitacidn ‘del comercia exterior a! puerto de Buenos Aires y durante ¢] coaflieto atmado con Francia c Inglaterra se negs sistematicamente x censiderar pronucstas de pa, que no recanocieran al Parana v al Uruguay como rios interiores 4 1s Confederacin Areetine, J cor fee respandta a diferentes imtereses Ga pus Tas ros de Te crercy tet Phare fy birata para Tew it porande mersadas mesericamente ingens, La esigencia de este dercho parecia olvidar que en Eutopa ta Ihre navegaciin de los elas ineeiores para bucues de Tyrala e Tnglaterra vefan con sus mergaicige al int dai teers i2 gHemes de certar voluatariamense Ja puerta a Ja inmigracidn europea” gue Hama con golpes repetidos para poblar nuestros desierzos, y bacernos, a Ja sombra de nuestro pabellda, pueblo innumerable como las arenas del mar? gHemos de dejar, ilusorios y vanos, los stefos de desenvolvimiento, de poder y de gloria, con que nos hau mecide desde le infancia, los pronds- ticos que con envidia nos dirigen los que en Europa estudian las necesidades de la humanidad? Después de la Europa, zhay o:ro mundo cristiano civilize- ble y desiesto que la América? gHlay en la América muchos pueblos que estén, como el argentino, Iamados, por lo pronto, a xecibir la poblacién europea que desborda como el liquido en un vaso? ¢No queréis, en fin, que vayamos a invocer Ia ciencia y la industria en nuestro auxilio, a Iamazlas con todas nuestras fuetzas, para que vengan a sentarse en inedio de nosotros, libre la una de toda traba puesta al pensamienso, segura la otra de toda vio lencin y de toda coaccién? ;Oh! {Este porvenir no se renuncia asi no mis! No se renuncia porque un cjército de 20,000 hombres guarde Ia entrada de la patria: los soldados mueren en los combates, desettan 0 cambian de ban- dera. No se renuncia porque la fortuna haya favorecido a un titano durante latgos y pesados atios: la fortuna es ciege, y un dia que no acicrte ¢ encom naz a su favorito, entre cl humo denso y le polvareda sofocante de los com bates, jadiés ticanol; jadiés tiranfa! No se renuncia porque todas las bru les ¢ ignorantes tradiciones coloniales hayan podido més, en un momento de extrayio, en el dnimo de masas inexpertas; Jas convulsiones politicas tracn también la experiencia y la luz, y es ley de la humanidad que los intereses nuevos, las idezs fecundes, el progreso, uriunfen al fin, de las tradiciones envejecidas, de los hdbitos ignorantes y de las preocupaciones estacionarias. No se renuncia porque en un puchlo haya millares de hombres candorosos que toman cl bicn por el mal, egofstas que sacan de él su provecho, indife- rentes gue lo yen sin inieresarse, timidos que no se atreven a combatirlo, odes tas bandetes apenas comenzé a concretarse a mediados del siglo xix (Escalda, 1839; Elba, 1844, v Danubio, 1856). Difereare cra la situacién para Paraguay y las provincias fitorales. El Paraguay, concluida el aislamiento impuesto por Rodriguez de Francia, ne- cesita $a libre navegacion del Parana para lograr un acceso al Atlintics. Desde 1845, et presidente Carlos Antonio Lépez reclama a Rosas el reconocimiento de su indepencencia y a fibre navegacién La negativa de Roses Ja Tleva a aliarse con Corrientes contra el goblerno de Buenos ices e) 1 de noviembre dle 189. Entre las provineas Loves fye ortientes le que, desde 1830, encadeza el reclame de la libre navegacién junto con fa proteccidn para clertos productos nacionales. Evidentemente, el monopotio portefio del comervio extetior mareé la dependencia de esas provincias 2 la de Bucnes Aires, WwTambién fue bandera politica de Ja genecacién del 37 la necesidad de aumentar fa escast poblacida det pais tecurrienco. a Ta inmigracién de europeos, Echevertia la pos- tala eavel Dogma sogtaista, Juan B. Alberdi hast famosa sy. frase “Gabernar es poblet” y Sarmicnto dedicardé buen ‘ntimero de paginas a esta cuestidn, que se relaciona directa: mente con su ideologia respect dy las caracterfsticas que atvibuye a la poblacién de la Argentina de entonces (despreco del gaucho, rechazo racial def indio, influencia ne- zativa el espafiol}, Las csperanzas de progreso’ que pone en a inmigracién —cspecial- Teente de sajenes— tanto en el Focundo coma en Campaita on el Bjército Grande 0 Arguépulis, asi como en miltiples articalos priodisticos, se diluyen hacia el final de sn vida, como lo demucstran sus articulos reunidas en’ Corflictas y armontas de las reses en Américas, cuando el pais ha recibido ya un caudslose apotte inmigtatorio. 13

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