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é fa un herrero inos lo ama- 0 tinicg mueble una silla; jeaudo de material para anos martillos y un tengo herraduras —le material para fabricar- er tu pedido voy a trans: “este viejo martillo. ra y después de unas ho- lt dé perfec- —jMe Ilamaste Pobreza? EI herrero sobresaltado al encontrarse de pronto frente 2 frente con Mandingz, apenas pudo decir: Yo no te Hamé sdlo pensé en vos. , Para el caso ¢s lo mismo. gCudl es el ne- gocio que querés proponerme? » Fl hombre se quedé callado mientras lo miraba fijamente. Después sacudid la cabeza como para alejar sus temores y decidié tratar con Mandinga. ~, & Conversaron wn largo rato y el pacto quedé hecho. Pobreza recibiria (na fuerte suma de. dinero a cambio de su alma que Mandinga yendria a buscar al vencer el plazo fijado en la escritura, Firmado el documento y entrega- do el dinero el diablo desaparecié tan rpido como habia aparecido. Desde ese dia ¢l herrero disfruté de una Vide tranquila y sin apremios econdmicos. Pas6 el tiempo y el plazo estipulado-ven- cid, Esa misma tarde se presenté en la herre- ria un diablo bastante joven que venia con TSE TTT ee eee ee Oe SO eee eeeT i que se levantara y El diablo salié corriendo al infierno conté lo sucedido. dinga, breza, lo dejé partir, y"cuando Megs Entonces Man que fue quien hiciera el trato con Po. decidié venir personalmente a buscarlo, Escritura en mano se presenté ante el he. FFeTO que esta vez lo invitd a sentarse en su yunque... y le ocurrié lo mismo que al otro: {rato y traté ponerse de pie sin conseguirlo, Parecia que habfa echado raices en ese lugar, Entonces el herrero le dijo: ~Miré Mandinga, sdlo te voy a dejar le- vantar con la condicién de que me dejés en az y no volvés més por mi alma, El diablo no tuvo mas remedio que aceptar. Entonces Pobreza le dio permiso para que se levantara del yunque y Mandinga al sentirse libre salié corriendo, Al Megar al infierno conté lo que le ha- bia sucedido y entre todos resolvieron enviar 4 varios diablos para buscar al herrero, por- que de ninguna manera querian perder esa que les pertenecia, pero quedé bien en- te que en la herreria nadie debia sen- tarse en ninguna parte, Por “ver Iegaron a casa de Pobreza que los recibié diciéndoles; —Mientzas termino de prepararme pueden subir al arbol a comer algunas naranjas, Estin ‘dien maduras y yo no las necesitaré més, Los visitantes se miraron unos a'otros, pen: sando que nada les habian dicho respecte de subirse a un Arbol y sin es petar a que les paron al naranjo comer y comer; pero cuando » Rotaron que era impusible a los gritos Hamaron al herrero: Pobreza los dejé gritar un largo rato. Des- pués se acercd al naranjo y les pregunté son- riendo, Qué std pasando con tanto alboroto? —iQueremos bajar de aqui! —suplicaron. —Me van a dejar tranquilo de una vez, st © no? =iDejanos bajar de aqui! —volvieron a im- plorar, =No, hasta que prometan dejarme tranqui- Jo y no aparecer nunca més por mi casa —dijo Pobreza, Los diablos convencidos de que el herrero poseia una fuerza misteriosa aceptaron aterro- rizados y Horando le pidieron que les permi- tiera irse. repitieran la invitacién, tre y comenzaron a quisieron bajar, hacerlo y Pobreza asi lo hizo y los diablos no pararon de correr, hasta egar al infierno, Una vez adentro aseguraron la puerta con trancas, la- ves y candados, ¥ nunca, nunca mis quisieron, saber nada con aquel herrero. Es por eso que Pobrezs todavia sigue dando vueltas por el mundo, q

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