Es indescriptible el sentimiento cuando se compone de vacilaciones tan divergentes pero concisas,
porque el antagonismo no siempre viene en partes separadas. En Solano uno puede ser feliz siempre cuando no se encuentre muerto al final de la jornada. Esta no es una historia de héroes y villanos sino de un pobre tipo pujando entre ser y estar donde nadie puede percibirlo y no radica allí el problema, ya que pasar desapercibido también es de su agrado, sino que su genio debía de ser reconocido y es una injusticia divina dejar pasar un talento de este tipo en un universo lleno de azares y caos.
Entonces tenemos el talento y el barrio, amalgama de frustraciones futuras y desconciertos
insondables, hasta que el destino llamo a su puerta en forma de asalto…