Jacques-Louis David (1748-1825)
El santo de
la Revolucion
La muerte de Marat,1793
165% 128 cm, Bruselas, Musées royaux des Beaux-Arts de Belgique
En 1793 una joven aristécrata apuiialé en la
batera al periodista parisino Jean-Paul Marat. La
Revolucién francesa tuvo su mdrtir y David recibié
oficialmente el encargo de explotar esta muerte para
(a propaganda, Recurriendo a un estilo idealizado,
plasmé al revolucionario ese mismo afio en este
cuadro (165 x 128 centimetros) que, hoy dia, se puede
contemplar en los Musées royaux des Beaus:Arts de
Bruselas,
El esctitor Nicolas Restif de la Bretonne estaba pa-
seando por Paris cuando oyé que un comerciante le
decfa a su vecina: «La han cogido en la puerta, querfa
huir. El est4 muerto». E] novelista cuenta a continua-
cidn cémo el rumor se propagé por toda la capital,
Por los cafés y las calles «cientos de bocas contaban
la terrible desgraciay que se habfa producido en el
Paris revolucionario.
Una muchacha provinciana, Charlotte Corday,
habfa asesinado al diputado Jean-Paul Marat, que se
¢staba bafiando para buscar alivio a la enfermedad
Cuténea que padecfa. En ese momento estaba corri-
Biendo las pruebas de su periédico. Era la tarde del
8 de julio de 1793.
Marat era uno de los revolucionarios mds popu-
lates. Adorado por los pobres a los que defendia
£9 Su periédico L'Ami du Peuple (‘El amigo del pue-
se },era odiado por los realistas y muchos otros.
“*sponsable de la masacre de septiembre cuando se
“IeCUt6 a los criticos de la Revolucién que estaban
encarcelados, también tenfa como enemigos a los
revolucionarios moderados. Como es légico, habla
votado por la ejecucién del rey en enero de 1793.
Jacques-Louis David habia hecho lo mismo.
David no era solo pintor, sino también organiza-
dor de las fiestas revolucionarias. Las fiestas y los
espectéculos servfan como instrumentos propagan-
disticos. Los organizadores se inspiraban en las cere-
monias de la Iglesia catdlica y los fastos desplegados
en el Renacimiento para glorificar a los principes.
Si bien se habia destronado y guillotinado a los
principes, cerrado las iglesias y expulsado a los sacer-
dotes, se habfan conservado los instrumentos de pro-
paganda que habfan demostrado su eficacia a lo lar-
go de siglos. David aproveché los funerales de Marat
para organizar un acto pomposo.
El cuerpo se expuso con el torso desnudo en una
antigua iglesia, para que todos vieran la herida mor-
tal. Delante del alto pedestal se colocaron la bafiera y
Ia caja de madera que le habfa servido de mesa con
el tintero y la pluma. Estos objetos se trataron como
reliquias. Durante el cortejo fiinebre que terminaba
en el pantedn, se lanzaron salvas de cafién cada cinco
minutos. Gracias a esta puesta en escena, la victima
de Charlotte Corday se convirtié en un mértir y un
santo de la Revolucién.
Los grandes espectaculos de David pertenecen al
pasado, pero muchos de sus cuadros han sobrevivi-
do al paso del tiempo. Su estilo no solo estaba
marcado por el Renacimiento, sino también por la
Scanned with CamScannerJACQUES LOUIS DAVID
Antigitedad romana. David ten‘a predileccién por
Jos temas antiguos ya antes de la Revolucién, En
1748 pinté El juramento de los Horacios y en 1789,
Los lictores llevan a Bruto los cuerpos de sus bijos.
‘Ambas obras tratan del triunfo del patriotismo por
encima de la felicidad individual, del amor a la
patria que prevalece sobre los lazos familiares.
La Antigiiedad se habfa puesto de moda y se mani-
festaba también en la ropa, pero David recurrié a ella
de una forma mds consecuente y convincente que
otros pintores contempordneos. Era un maestro en lo
que los franceses lamaban el grand got el ‘gusto su-
blime’Tenfa preferencia por los grandes formatos,
‘maostraba gestos elocuentes y suprimia todo lo acceso~
rio. El cuadro estaba dominado por Iineas simples y
fa composicién se organizaba de forma monumental.
En sus obras se aprecia el distanciamiento que tam-
bién se precisa en los espectéculos publicos.
Todo lo que Jacques-Louis David habia experi-
mentado con los temas antiguos lo aplicé en 1793 a
la representacién de un acontecimiento de actual
dad, la muerte del diputado Marat. A partir de un
asesinato perpetrado en condiciones poco «glorio-
sase,en una bafera, concibié un cuadro excepcional
tanto por su calidad art/stica como por su efecto
propagandistico.
Los rasgos sublimes del herofsmo
B! revolucionario francés Marat hab nacido en
enel sefiorfo de Neuchitel,en aquella época uncg
clave prusiano en Suiza. La made era suiza yelp
natural de Cerdefia, habia sido monje. De su padre
hered6 la inclinacién a predicar,instruirydieigi £1
joven Marat estudié medicina y Fisica, y escribia so-
bre los colores del espectro solar. Goethe confirmars
is tarde su eentendimiento y exactitud». Sin em-
bargo, sus trabajos cientificos no encontraron el re-
conocimiento que él esperaba. Marat era pobre,se
sentfa incomprendido y perseguido por colega env-
diosos. Se arruiné la salud por exceso de trabajo,
Sus ideas radicales también contribuyeron a pri
varle del reconocimiento de sus contemporineos. En
‘774,15 afios antes del estallido de la Revolucién fan-
cesa, publicé en Inglaterra Las cadenas dela esclavi
td, in escrito que denunciaba «los desvergonzados
crimenes de los principes contra el pueblo». En el
primer afio de la Revolucién, 789, fundé en Pars su
periddico L’Ami du Peuple. Al contrario que la mayo-
tfa de los revolucionarios, Marat cenia desde el princi
pio ideas concretas sobre la Revolucién que le si
ton para medir el desarrollo de los acontecimientos.
Se impuso a sf mismo el papel de censor «para vgilar
Ja Asamblea Nacional, descubrir sus errores,guarla
siempre por el camino de los buenos principios, for
ular y defender los derechos de los ciudadanos y
controlar las decisiones de la auroridad» através de
L’Ami du Peuple.
En principio, la Revolucién fue una empresa fun-
damentalmente burguesa, dirigida entre otras cosas
contra la soberan{a financiera del re. El pueblo
tom¢ la Bastlla, pero no gané mucho con ello. Ma-
rat eseribe: «Qué hemos ganado nosotros con des-
truir la soberanta de la nobleza si es reemplazada por
la soberania de los ricos?. /
No solo luchaba contra los realists, sino tambien
contra los revolucionarios burgueses, aquellos que
aprovechaban de la Revolucién, y se buscaba ast ene-
migos por todas partes. El resultado: el pe
prohibié muchas veces y él mismo fue pers
Marat huta, volvfa de nuevo ye ese
nos. La huida del rey en 1791 supuso¢
tidarios de una monarqu(a constitucional. Maras.
convirté en diputado de la Convencién. Consider
ba el terror como un instrumento legitimo de la Re-
volucién: jLa sociedad debe librarse de sus miet™
bros corruptos! ~escribié-. Quinientas 0566
cabezas cortadas habrian garantizado libertad Y
| fin de los pa
Scanned with CamScannerfelicidad [...] Una humanidad falsa (...] costar
la vida de miles de vuestros hermanos», Advirtié de
aque las Fuerzas burguesas al final saldrfan ganando y
Ia historia habria de darle la razén. Tambign escribié
que solo una dictadura podria salvar a la Revolucién
de la crisis y el reinado de Napoleén confirmé sus
predicciones.
La muerte violenta convirtié al criticado revolu-
cionario en un héroe del pueblo. David le presta
un rostro dulce, nada se aprecia de la pasién del de-
magogo. El pintor quiere «presentar los rasgos su-
blimes del herofsmo y la virtud». Asi lo dijo él mis-
mo a propésito de otro cuadro en honor a
Lepelletier, el primer médrtir de la Revolucién: «Ha-
bré cumplido mi tarea cuando consiga que un dia
un padre diga: “Venid, hijos mios, venid a ver a
aquel representante vuestro que ha muerto para
obsequiaros la libertad; ved qué rasgos tan serenos
porque el que ha muerto por su pais no tiene nada
que reprocharse”».
Cuando los accesorios se convierten en reliquias
La Convencién pide puiblicamente a David que
pinte un cuadro de Marat. «Dénde ests, David? Ta
que has pintado para la posteridad la imagen de
Lepelletier muriendo por Ia patria, ahora te queda
un cuadro por hacer. Y David responde patética-
mente: Aussi le feraije! (‘jYo lo haré también!”).
David habia visitado a Marat el dia antes de morir.
Asi describe la caja junto a la bafiera con el tintero y
el papel: «¥ su mano fuera de la bafiera escribta los
sltimos pensamientos para el bienestar del pueblo
L...] he pensado que serfa interesante mostrarle en
la postura que tenfa cuando le viv.
Cuando Marat fue asesinado,
cra un hombre enfermo, quiz
gravemente enfermo. Hacia ya se-
manas que no podia acudir a la
Convencién y solo escribia arti-
culos esporddicos para el periédi-
co. Tenia constantemente fiebre y
se sentfa atormentado por una
crupcién de la piel. El agua le ali-
Viaba un poco de los picores, con
lo que se pasaba el tiempo entre
la cama y la bafiera. Llevaba la ca-
beza envuelta con pafios empapa-
dos en vinagre, solo tomaba ali-
mento Iiquido y bebfa litros de
Aal€ solo,
LA MUERTE DE MARAT, 1793
David tena que idealizar ese desecho humano
para que el espectador pudiera admirarlo. Omitié
todas las imperfecciones de la piel y dispuso el
cuerpo en un espacio imaginario, En realidad, la ba-
fiera se encontraba delante de una pared decorada
con un papel pintado de columnas. Nada de todo
esto aparece en la obra de David. Dejé el plano de
fondo ~casi la mitad del cuadro~ en la oscuridad,
no solo aludiendo a la austeridad, la vida ascética
de Marat, sino que ademés coloca al personaje en
un espacio indefinido que se puede interpretar
como la eternidad, El efecto es comparable a los
fondos dorados de los cuadros medievales.
El pintor afiadié probablemente la carta y el bi-
ete delante del tintero. La carta dice: «Entregue
este billete a la madre de cinco hijos, cuyo marido
hha muerto por defender la patria». En el proceso que
siguié al asesinato, se anotaron exactamente todos
los abjetos que habfa en la habitacién, pero estos
dos faltan. David se sirve de ellos para mostrar a Ma-
rat como un amigo del pueblo. En el periddico del
revolucionario se decia que Marat pasé gran parte
de su tiempo «escuchando las quejas de una canti-
dad de infelices y escribiendo peticiones para hacer
valer sus reivindicaciones». Las alusiones a su propia
pobreza, la caja de madera en lugar de una mesa y el
pafio remendado a la izquierda subrayan la nobleza
del bienhechor.
La pose que David elige para Marat evoca, por el
contrario, otra imagen. El brazo colgando, la cabeza
inclinada, sostenida tinicamente por el hombro,
y los pafios blancos: esta es la imagen que durante
siglos se empleé para representar a Cristo tras el
a
Scanned with CamScannerJACQUESLOUIS DAVID
descendimiento de la cruz. David recurrié al recuer-
do de imagenes vistas cientos de veces, as{ como a la
necesidad de adoracién religiosa. Su varén de dolo-
res se llamaba Marat.
Por la mafiana compré el cuchillo
En otras representaciones de la época se puede ver
también a la asesina. David, sin embargo, no mostré
el momento dramético sino la calma posterior. Pinté
un icono en el que la lucha, el desorden y la pasién
no tienen cabida.
Solo el cuchillo tirado en el suelo y la carta que tie-
ne Marat recuerdan a la asesina. La carta dice: «El 13
de julio de 1793. Marie-Anne Charlotte Corday al ciu-
dadano Marat. Es suficiente que me sienta tan desdi-
chada para tener derecho a vuestra benevolencia».
Marat nunca recibié una carta semejante, pero Char-
lotte Corday levaba una parecida en la que solo falta-
ba la palabra «benevolencia», David la introduce para
presentar nuevamente a Marat como un fildntropo.
La asesina tenfa 24 afios y era tan doctrinaria
como el propio Marat. Su nombre completo era
Marie-Anne Charlotte de Corday d’Armont. Pertene-
cfaa una familia noble empobrecida y fue educada
en uno de los conventos distinguidos del pais. Se pro-
metié con un joven de su misma condicién; mientras
lse puso de parte de los realistas, Charlotte tomé
partido por los revolucionarios burgueses. El novio
querfa casarse y emigrar, pero Charlotte se negé. Pue-
de que esta decisién no respondiera tinicamente a ra-
zones patridticas, pero no hay duda de que jugaron
tun gran papel. Siguiendo el ejemplo de los romanos,
declaré el amor a la patria por encima de la felicidad
personal.
En Paris habria encontrado en.
tre los nobles a alguien que com.
Partiera sus ideas revolucionaras,
pero en Caén, su ciudad natal, esta.
ba sola. Fue marginada y se separé
también de su familia. Cuando su
padre y un tio sacerdote tuvieron
que huir y su novio y su hermano
fueron guillotinados,se volvié con:
tra una Revolucién cada vez mis
sangrienta y decidié luchar contra
«dos falsos demagogos [...] que se
‘ornan con la toga del abogado del
pueblo» para «imponer su tiranfa y
hacerse con la Repiiblica»,
Pensaba en hombres como
Marat que tenfan la mayoria en la Convencién y
persegufan a los moderados. Algunos de estos revo-
lucionarios moderados huyeron a Caén, donde orga-
nizaron una revuelta contra Paris. Cuando se pidie-
ron voluntarios para luchar contra la Convencién,
solo se presentaron siete hombres. Fue entonces
cuando Charlotte Corday se decidié: «No hemos so-
portado cuatro afios de pruebas para que un Marat
reine sobre Francia». «Hace ya demasiado tiemy
que los exaltados y los canallas ponen su ambi
personal en lugar del bien piblico.»
Mantuvo su decisidn en secreto, se compré un par
de zapatos cémodos, toms la diligencia a Paris el 9 de
julio de 1793 y llegé al Hétel de la Providence. Queria
apufialar a Marat en la Convencién para ser ajusticia-
da inmediatamente por los partisanos, de forma ané-
nima y sin decir su nombre para no poner en peligro
a su familia. Decepcionada escuché que Marat estaba
enfermo y ya no aparecia por la Convencién.
En la majiana del sébado 13 de julio comprs ut
cuchillo. Una vez en casa de Marat no se le perm
entrar y lo intent6 de nuevo por la tarde. Marat fae
cuché y ordené que dejaran pasar a la desconocida.
Ella dijo que venia de Caén y Marat le eae Fe
los diputados que se habian refugiado alli. Charlot
pregunté: «Qué piensa hacer con ellos’». Marat: “
haré guillotinar a todos en Paris!» Estas palabras
dieron su destino, coment6 mis tarde Charlore-
ii aje
Una bella pose para un pequefio Lemar F asiel
La joven fue arrestada inmediatamente desP™™
crimen. Cuatro dias més tarde ee lt ls
juez por la mafiana y era conducida al pa
misma tarde.
Scanned with CamScannerExplicé al tribunal que habfa sido republicana
mucho antes de la Revolucién y que habfa matado
a Marat «porque encarnaba los crimenes que deso-
lan el pais». A ella nunca le hab/a faltado energ(a.
«Qué entiende usted por energia?», pregunté el
presidente del tribunal. Energia poseen aquellos,
contesté, «que dejan de lado su bien personal y se
sacrifican por su pa(s», Murié con la dignidad de
aquellos héroes romanos que admiraba. Al verdugo
que queria ahorrarle la vista de la guillotina le hizo
apartarse diciendo que tenfa derecho a ser curiosa.
Ella misma colocé la cabeza en Ia guillotina. Muy
pronto conoceria también la gloria de los mértires
entre los moderados que aborrecfan el Terror y que-
rian salvaguardar los derechos de la burgues{a. Los
realistas también la reivindicaron como una figura
propia, olvidando con mucha ligereza que habfa
sido una revolucionaria convencida.
Para llevar a cabo su cuadro, David se procurd una
méscara mortuoria de Marat e hizo llevar a su estu-
dio la baiiera, el tintero y el cuchillo.
Sobre la caja escribié una breve dedicatoria segtin
el modelo romano: «A Marat, David», su nombre en
letras un poco més pequefias que las del héroe muer-
to. Como fecha anoté «El afio dos» segiin el nuevo
calendario revolucionario.
En octubre de 1793 expuso el cuadro en su estudio
y luego en el patio del Louvre. En noviembre lo
mandé a la Convencién junto con el cuadro de Le-
pelletier. iY a vosotros, mis colegas, os ofrezco el ho-
menaje de mi pincel!»
La Convencién mandé colgar ambos cuadros en
la sala de sesiones y, confiando ciegamente en el fu-
turo, promulgé un decreto que prohibfa descolgarlos
a los futuros legisladores.
EI mismo junio del afio si-
Buiente ascendié al poder el gru-
Po moderado que mandé guilloti-
nar a Robespierre y un centenar
de sus correligionarios. Robespie-
‘Te, presintiendo el cambio inmi-
nente, declaré en la Convencién
tciendo alusién a la muerte de
Sécrates: «Ya no me queda mds
ue beber la copa de venenol»,
Devi Fespondié con la nobleza
os héroes antiguos: «;Si td
!a copa, yo la beberé conti-
Pero al dia siguiente, mien-
‘atrancaban el poder a
Bole,
tras I
Robespierre en el transcurso de una sesién tumul-
tuosa, David se quedé en casa. No volvié a aparecer
hasta después de que los radicales fueran ejecutados,
aprovechindose asf del hastio general que inspiraba
la guillotina.
Cinco afios después, en 1799, el pintor se declaré
dispuesto a concluir un cuadro de la Revolucién que
estaba inacabado. Propuso repintar los personajes
histéricos para reemplazarlos por «aquellos que se
han distinguido desde entonces y que, por ello, inte-
resan mucho més ala posteridad>. De las antiguas
vireudes romanas no quedaba ni rastro. David se con-
virtié en un maestro de la acomodacién e incluso
slorificé también al nuevo dictador, el emperador
Napoleén. Cuando este fue definitivamente vencido
en 1814, David decidié emigrar a Bruselas. Se llevé al
exilio el cuadro de Marat que habia sido retirado de
la Convencién en 1795. El retrato de Lepelletier que-
dé en manos de su hija, que, convertida en una rea-
lista fandtica, lo hizo desaparecer. El cuadro sigue sin
aparecer hasta el dia de hoy.
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