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El periodista es un cazador. Su labor implica largas horas al acecho; sus jornadas no tienen horario: pueden prolongarse PE emo enn oem ter Tae i | CeCe ne Le re neue reo te Se sce ae electrdnicos, Ia cultura de la imagen y las “ciencias de la comuanicacién’, Federico Campbell reivindica en este libro el carieter formative de la educacién literaria en los estudiantes de periodismo, y la escritura como una de las formas mis eficaces de 0} eee ne ert) Esta obra expone las facetas mis variadas del quchacer er ee rae asi caballeresca ONC ence) Federico Campbell (Tijuana, 1941) es autor de novelas Aer nes a eerste aoe ree Ce ee ee ae a Ree Caron enn Semen rents ISBN: i ] fs ALFAGUARA le Sey i] 2 3 Py PA & c & i Ue tre Tetts oo Periodismo escrito Federico Campbell piece! SS) Meee Federico Campbell Periodismo escrito ‘Se Serle Circular PERIODISMO ESCRITO D.R. © Federico Campbell, 2002 De esta edicign: D.R. © Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguata, SA. de C.V., 2002 ‘Av. Universidad 767, Col. del Valle México, 03100, D-F Teléfono 5420 7530 vwwwllaguara com.mx + Discribuidoray Editor Aguilar, Ale, Taurus, Alagus, SA Calle 80 Naim 10-23, Suntafé de Bogoed, Colombia + Sancilana SA. “Trrelaguna 60-28043, Made, Expat. + Sanulina SA. ‘A. San Felipe 731, Lima, Pe + Bait Sanailane SA. ‘Av. Rémulo Gallegos Edi Zia Yer piso, Boieta Nc. 1071, Caracas, Venema + EalvorialSanilana Ine 220. Box 5462 Hato Rey, 00919, San Juan, Puerto Rica. + Suncilina Publishing ine. 2043 NW, R2 th Avenue 33122, Miami, FL EUA. + Ediciones Santillana S.A. (ROU) ‘Const 1889, 11800, Montevideo Uraguy. + Aguila, Ales, Taurus Alfguara, SA. Beale 3860, 1437, Buenos Aves, Argension + Aguilar Chilena de Ediciones Leda. ‘De Anibal Avials 1444, Providenca, Sango de Chile + Suncilia de Coma Ric, SA 1 Urns, 100 mus. Oeste de Migeacisn y Berane, San Jot Cort Ric, Primer dic: epiembre de 2002, ‘Mas sale Federico Campbell ym obra en: ‘rm piginadeautorcom ISBN: 968-19-0946-8, DRO Diseho de cubiera Eduardo Téllee Impreo n México. Todos deh raed. En pblin no pode rpc nen ede ‘tril one tani por oan de penn rine ng "ip nigin meas mecca, fqn. dene, magn, rasp or A Federico Campbell Petia indice Introducci6n . Géneros periodisticos .............-. Nota informativa o noticia .. La entrevista La entrevista escrita..... . La fidelidad al encrevistado . . Entrevistador entrevistado . . Teeronica’, sce sys ss hss eee El reportaje en la practica El ensayo-reportaje ..... ne El articulo de fondo....... Lacolumna La resefia. . El editorial El “nuevo periodismo” ......... A sangre fia . Viajar solo... me Periodismo heterodoxo - 2 AT 21 31 45 51 ne 65 . 69 7 . 85 o1 99 103 109 119 123 133 NE Ensefianza del periodismo. = 139 Periodismo de investigacién . elon Hacer el vacio . 163 La verdad periodistica.. . - 185 Bl juez y el periodista . . pe 189 Caballeros andantes.....0...0200000008 193 -197 203 Cuando un dfa pasa, deja de existir. : Qué queda de 1? Nada mds que una historia. ++ 215 Si las historias no fueran contadas 0 los 227 Libros no fueran escritos, el hombre vivirta como los animales: sin pasado ni futuro, El peligro de la frecuentaci6n . Un periédico imaginari Contra el periodismo. . . Garcia Marquez, periodista Post scriptum triste -231 hie prieante cha, El gusano y la mariposa. = 235 La ensefianza de Sciascia 0.2.0.2. .02 245 Sa eee El libro reportaje. e252. - 263 El monstruo medidtico.........-- aeaiaeaa La frontera del lenguaje. Biblioteca minima Ca aa wee). Introduccién Un libro de periodismo, que se pretende auxiliar de la ensefianza y el autoaprendizaje, esté obli- gado a cubrir las nociones mas elementales del oficio (las concernientes a los géneros periodisci- cos clisicos, por ejemplo) pero al mismo tiempo puede también proponerse como una apuesta en. favor de la buena escritura y el gusto por el idio- ma y, ademés, como una reflexién sobre los me- dios actuales de comunicacién y el papel que tienen en nuestra percepcién del mundo. El periodista es un cazador, alguien que esta- blece conexiones: relaciona hechos ¢ ideas, es- coge datos con rigor y criterio, comprueba las fuentes, interpreta el acontecimiento y organiza por escrito lo mejor que puede su texto para dis- frute del lector. Algo semejante, pero segiin otras, reglas, hace el escritor, que es un agriculeor y vi- ve en un ritmo mental més lento que el del pe- riodista siempre acelerado por la presién de los, hechos y el tiempo. La crénica y el reportaje —a diferencia de la pura invencién literaria— tienen como references, mas inmediatos los hechos y los testimonios veri- ficables. Por mucha fantasia que pudiera traslu- cirse en la percepcién del periodista y en las 1B Federico Campbell, versiones de los entrevistados, la norma es que el redactor se limite en lo posible a los datos y no se valga de la convencién de la mentira, propia de la literaeura, Otra cosa es la imaginacién periodisti- ca, que tiene su propia normatividad: la pasién por el acontecimiento, la sensibilidad y el respeto ance cualquier ser humano, la capacidad de des- cubrir en las sociedades historias de interés colec- tivo, las ideas para realizar reportajes. Esa seria la invenci6n del periodismo, que tiene sus propias leyes: pregunear, inquirir, ir al fondo de las cosas, sentir el pulso del momento. El periodismo tiene su propio estatuto legal y estético: no necesita de la respetabilidad de la literatura. Aunque de 1967, la entrevista con Alex Haley sigue teniendo vigencia y comparece ante el posible lector como una instancia en la que, mientras se exhibe el desarrollo escrito de una interlocucién periodistica, también se viaja por el universo de realizaciones y frustraciones que conoce el periodista en su trato con la pagina en blanco o con el poder. Del “nuevo periodismo” se da cuenta aqué por el papel histérico —el viraje estilistico— que tuvo en los afios 60 y porque ilustra ejemplarmente la disyuntiva entre perio- dismo y literatura. En el capitulo sobre deontologia periodistica, en lo que se quiere pensar es en un sistema de convic- ciones personales y deberes sin los cuales la labor del periodista no tiene raz6n de ser: un pacto no escrito enere los periodistas y el resto de los ciuda- lanos, porque el periodismo es un derecho civil. En el tramo reservado a la ensefianza del perio- dlismo se quiere reivindicar la educacién literaria 14 Periodismo escrito como una de las més imaginativas y afortunadas opciones para organizar el pensamiento por es- crito, pues no en otra cosa consiste el mester de periodista. La idea es que el periodismo es una profesin en sf misma cuyo curriculum multi- disciplinario puede enriquecerse con materias procedentes —es decir, convergentes— de la historia, la semiética, la filosoffa polftica, la so- ciologia, la economia; el derecho civil, consticu- cional, penal, internacional y administrativo; no menos qu: del aprendizaje de idiomas, la com- posicién | teraria y el estudio de la narrativa (la novela de. siglo x1x, por ejemplo, y la novela moderna « partir de James Joyce, Marcel Proust, y Juan Rulfo). Tal vez no resulte pueril proponer al periodista la escritura de libros como tarea paralela a la de su fugaz quehacer cotidiano. La concentracién en un libro le permitira conocer el placer de la escri- cura; accuar como su propio jefe, con mayor li- bertad, pues tendré para realizarlo todo el tiempo que necesite, y podré conseguir mayor densidad y profundidad en los temas que trate. En una época en que hay una tendencia a la ba- ja en los raedios de comunicacién impresos —a tal grado que muchos periédicos, por su escaso tiraje, empiezan a dejar de ser masivos—, resulta ineludible la reflexién sobre los medios audiovi- suales que se interponen en nuestra percepcién del munco y de nuestra época y que afectan, nuestra interpretacién de los acontecimientos. “Las imAgenes son mucho més aptas —dice Fer- nando Savater— para comunicar acciones 0 des- 15 Federico Campbell bordamientos pasionales que razonamientos. La televisi6n oftece formas seductoras como la ex- presividad no verbal, los gozos y las sombras del Cuerpo a cuerpo, la catarata visual y rftmica del vi- deoclip, pero el periodismo escrito tiene el prop6- sito de civilizar, contrapone a la sensacién el eed y a la imagen subyugadora el sen- tido.” 16 lL lll Géneros periodisticos Las diferentes formas de expresién periodistica suelen catalogarse en géneros no slo por razones de orden didéctico (para ensefiar y aprender algo son titiles las clasificaciones) sino porque cada una de esas formas necesita de un lenguaje espe- cifico, Sucede en el periodismo como en Ia litera~ tura: cada uno de los géneros licerarios (novela, cuento, ensayo, poesfa, teatro) requiere de un lenguaje particular. La eleccién del género de- pende del tema, de la circunstancia, de lo qu quiere decir el periodista y del efecto comunica- tivo que pretende producir. En los diversos manuales de redaccién periodis- tica cada autor propone una clasificacién distinca de los géneros periodisticos, pero esencialmence coinciden en cinco: 1. Nota informativa 0 noticia. 2. Entrevista. 3. Crénica. 4. Reportaje. 5. Arciculo (resefia, editorial, columna, articulo de fondo). A lo largo de su historia, el periodismo 0 lo que muy al principio era una simple relaci6n de los 7 Federico Campbell hechos expuesta en sentido cronolégico y del modo mas natural posible —como hacfan los cronistas de Indias o los autores de cartas de re- lacién, Crise6bal Col6n y Hernan Cortés entre ellos— ha ido actualizando sus modos de expre- sién y encontrando formas nuevas. Un cambio muy significativo fue la irrupcién de las agencias noticiosas y la industrializacién de la prensa en el siglo xix. Por razones de tiempo y de econom{a el servi- cio del celégrafo eléctrico podia interrumpirse en los primeros minutos y no reanudarse y, por otra parte, su costo aumentaba a mayor abundancia de palabras, Los redactores de las agencias inventaron enconces la estructura de la nota informativa: el lead 0 entrada y la pirdmide invertida que impo- nia una jerarquizacin de los datos en forma decre- ciente, es decir, de mas a menos, de mayor a menor importancia en el orden progresivo en que se iba dando la informacién. Asi, se fue estableciendo un estilo telegrifico de maxima economia verbal im- puesto por la concrecién de la clave Morse. Esta evolucién del lenguaje periodistico pronto se hizo costumbre en los lectores. Fue cediéndose poco a poco a un estilo més impersonal y, en lo po- sible, objetivo, Los redactores de las agencias distri- buidoras de noticias (la estadounidense Associated Press es de 1844 y la briednica Reuters de 1857) fueron imponiendo un cédigo, una convencién 0 una verdad periodistica: la relacién més justa posi- ble entre el hecho o lo dicho y lo escrito. Se estable- ci6 asf el primer género periodistico: la noticia. Hacia finales del siglo x1x y principios del xx, el lenguaje periodistico y la relacién diaria entre 18 Periodismo escrito periodistas y lectores van discerniendo los géne- ros: la entrevista, el reportaje, la crénica, el artf- culo de fondo, el editorial y la resefia que, aunque anos menos objetivos y mas interpretaci- vos que otros, se distinguen cada vez més de la forma literaria y tienen como fin principal trans- mitir informacién, Los lectores tienen acceso al cédigo periodistico e identifican muy bien cada uno de .os géneros, tal y como el espectador se fue habituando al lenguaje cinematografico. Sin erabargo, escribe Juan Gargurevich, la pa- sién notteamericana por la objetividad, la exac- titud, alcanza su climax en los afios 40, para iniciar clespués, en plena Segunda Guerra Mun- dial, una lenta transformacién hacia formas mas imaginscivas del periodismo, es decir, técnicas de redactar que aportan un mayor contexto so- cial, politico e hist6rico a los lectores. Los didtrios empiezn a asimilar la influencia del periodismo lamadc interpretativo que desarrollan revistas como Time y Newsweek En las tltimas décadas del siglo xx, hacia 1967 por ejemplo, cuando Truman Capote blica A sangre fria (una novela “sin ficcién”), empieza a sentitse cierta incomodidad en los pe- riodistas norteamericanos como ‘Tom Wolfe que estaban hartos de las convenciones de la objetivi- dad y la imparcialidad tradicionales y, a partic de entonce%, los llamados géneros pasaron a fundir- se y a ccnfundirse. BI profesor peruano Juan Gargurevich admite que una de las caracteristicas de este oficio ha si- do precisamente la negativa persistence a ser en- casillado en f6rmulas inamovibles y que la tinica 19 Federico Campbell regla fija del periodismo es que no hay reglas fi- jas. Siguiendo la pauta de los artistas plasticos que primero aprenden las reglas para después violarlas de una manera original y creativa, el pe- riodista de los afios 70 opta frecuentemente por el “nuevo periodismo” en el que se desvanecen Jas diferencias entre los géneros. Las entrevistas entran en el reportaje y el reportaje se integra li- bremente en una crénica que asimila todos los recursos de la narrativa literaria: la desctipcién, los didlogos, la nota de ambiente, el retrato de personajes. No importan los géneros, dice el nove- lista E.L. Doctorow, lo tinico que hay es nacrativa. Pero por mucho que retornen al periodismo diario antiguos géneros como la crénica, despre- ciados por muchos afios, siguen siendo bisicos pam el estudio del periodismo como oficio aque- las técnicas que surgieron a fines del siglo XIX y que se difundieron explosivamente. 20 Nota informativa o noticia Entre los géneros periodisticos quizés éste es el que menos permite.el protagonismo del repor- tero, que debe hacerse a un lado y procurar la mayor fidelidad a lo que dice el entrevistado. Normalmente se escribe en cercera persona, en tiempo pasado o en presente, de manera sucinta y clara, utilizando las palabras de la tribu (las més sencillas y comunes a toda la gente), sin opi- niones ni adjetivos del redactor, y respondiendo a las cinco preguntas de la cradici6n ariscotélica quién, qué, dénde, con ayuda de quiénes, por qué, de qué modo y cuando. Aristételes (284- 322 a. C,) llamé “t6pica” a este método expositi- vo de la inventio retérica porque para recordar algo basta recordar el lugar que ocupa. Los ele~ mentos de la argumentacién son lugares o /opoi Helena Beristéin escribe que “en la antigiiedad existen lugares comunes a los tres géneros del discurso oratorio, y lugares propios de cada géne- ro. En general, los lugares constituyen categorias de argumentaci6n, relacionadas no s6lo con la re- t6rica sino también, y sobre todo, con la Logica” Una noticia es una informacién de interés pi- blico 0 colectivo, inédita y de actualidad abso- luta. En su manual Normas bdsicas, la agencia 21 Federico Campbell espafiola BFE asienta que informacién es “todo aquello que, por su novedad, interés e importan- cia, sea noticiable y metezca, en consecuencia, set emirido a través de las Iineas de la Agencia”. Sin embargo, la noticia es algo que todos los dias debe ser evaluado por el periodista como digno de ser publicado. ;Qué es noticia? Esta pregunta se la hacen cotidianamente los profe- sionales de la informacién, Toda la formacién y toda la prictica y coda la experiencia de un perio- dista estén encaminadas a afinar su sentido de lo que es noticia. “Es imposible definir con exactitud lo que es una noticia, porque la tarea més delicada de la pro- fesi6n periodistica consiste precisamente en eso: en definir, dia a dia, lo que es noticia y lo que no es”, esctiben Carlo de Martino y Fabio Bonifacci en su Dizionario pratico di giornalismo. La definicién de noticia no es estatica sino dindmica, no es una sin- tesis inceleccual sino una actividad cotidiana. Cuando estos autores italianos afirman que tuna noticia es un hecho poco usual, en realidad reproducen el criterio de la escuela norteameri- cana de que lo “noticiable” es todo aquello que sale de lo normal o es disfuncional en el sistema. Un perro que muerde a un hombre no es noticia, pero un hombre que muerde a un perro sf es no- Cicia, La idea es que como un periédico no puede publicar todo lo que sucede, el criterio ha de ser Jo extraordinario o lo excepcional de un hecho. En la redaccién de la noticia es recomendable, en principio, seguir la estructura més elemental de la frase en castellano, es decir: sujeto, verbo y predicado, pero este orden puede alterarse si en 22 Periodismo escrito el desarrollo de la nota se vuelve muy repetitive y si asi ln requiere la creatividad del redactor. Una informaci6n, segtin EE, “debe estar redacta- da de manera precisa, correcta, concisa, clara, imparcial, atractiva, pulcra y sencilla”. Si bien una noticia se presenta en el periddico con un titular 0 una encabezado, antes o después de un sunario o una secundaria explicativa, el cuerpo propio de la nota se compone de una en- trada, un desarrollo y un remate. La entrada o /ead'es un resumen en el que se destaca I> mas sobresaliente e interesante de la noticia. Hn el desarrollo de 1a nota se van inclu- yendo en orden decreciente de importancia todos sus elementos y antecedentes hasta completar la informac.6n y sin presuponer que el lector ya es- té enterado de algunos datos (en el periodismo la cantidad es riqueza y es calidad: entre més irifor- maciones se revelen mis rica seré la nota). El re- mate anuncia al lector el final de la noticia, la conclusién que con un buen recurso de estilo puede aludir a Ia entrada de la nota, resumir con otras pals bras su sentido y conseguir una circula~ ridad que: cierre y amarre toda la exposici6n. De preierencia con frases cortas, y siempre aten- diendo a los imperativos de precisi6n, correccién, claridad ¢ imparcialidad, la nota informativa 0 no- ticia se ccnstruye en sentido inverso al de la trage- dia clésica aristorélica (la que el estagirita propone en su Pedic). No prosigue la secuencia plantea- miento-desarrollo-desenlace. Al contrario: empie~ za por el dlesenlace, con una frase concisa (entrada) que resurne lo esencial de la informacién, y luego procede al planteamiento y al desarrollo. 23 Federico Campbell El cuerpo de la noticia se desenvuelve segtin la formula tradicional de la pirdmide invertida (que més bien es un tridngulo equilétero de ca- beza) impuesta por los redactores de las primeras agencias noticiosas en el siglo x1x. El redactot va, escribiendo de mas a menos, en orden de impor- tancia desvanecente, para el caso de que en cada periddico se necesite cortar por razones de espa- cio. La subordinacién al orden cronolégico es inadecuada y confusa para una narracién perio- distica, La esericta secuencia temporal s6lo es ad- misible en la cronologia de un suceso. Sin embargo, Alex Grijelmo siente que la pirdmide invertida ya no es imprescindible en nuestro tiempo de computadoras. Antes del sistema de la pirdmide invertida, las, notas se redactaban en sentido cronolégico: en su- cesién temporal sin destacar al principio el rasgo sobresaliente del hecho. Los redaccores de las agen- cias, por la inseguridad técnica de las transmisio- nes y por economfa de tiempo, fueron imponiendo poco a poco la estructura de la noca informativa. Se establecié la norma de anunciar de entrada el tema del despacho, por si se interrumpia la comunica- cién alimbrica, para después enviarla completa. El siguiente es un ejemplo de la forma conven- cional en que se redacta una nota informativa de agencia noticiosa: UNA VETERINARIA CASTRO ATRES JOVENES QUE LA VIOLARON BELGRADO, 22 de mayo (AFP). Una joven ve- terinaria yugoslava consiguié castrar como ani- 24 OO lll Periodismo escrito males a tres individuos que la habfan violado, se~ giin el semanario Politik Ilustree. ‘Aunque sefialé no poder garantizar la veraci~ dad de la venganza, el periédico dijo que es una historia de la que se habla mucho en la regién de Backa, cerca de Belgrado. Segtin esas versiones, la victima, veterinaria de profesi6n, transports un dia a tres j6venes que es- peraban un medio de locomocién en una carretera. Los individuos la violaron uno tras otro. Ella, en vez de gritar, dio la impresién de que estaba encantada y, para probarlo, invité a sus agresores a tomar una copa en su casa Una vez Hegados, les sirvié una bebida donde habia diluido un poderoso somnifero. Cuando los tres violadores quedaron profunda- mente dormidos, la veterinaria sacé instrumentos que normalmente emplea para tracar animales y, sin prisa, les extirpé todas sus posibilidades fisicas de tener otras aventuras galantes. En su cuento “El Aleph” Jorge Luis Borges hace esta observacién elocuente: “Lo que vieron mis ojos fue simultdneo: lo que transcribiré, sucesi vo, porque el lenguaje lo es.” Borges nos recuerda que pensamos, hablamos y escribimos sucesivamente, porque estamos inser- tos en una temporalidad y porque el lenguaje y la escricura son progresivos. Esto no quiere decir que toda redaccién deba ser cronolégica, mucho menos la periodistica. Se sabe que la memoria, el proceso de recordar, no siempre obedece al orden cronolégico. Lo mismo sucede con la narracién cinematogréfica. 25 Federico Campbell La composicién de la nota informativa, pues, ciene sus reglas, y una de ellas, la principal, es que se invierte el orden de sus componentes y el final de la pequefia historia es su princi En la novela de aventuras y en el cuento clisico infantil el climax se sitéa al final. S6lo en el dlti- mo momento el Lobo se come a Caperucita, Esa es la conclusién del relato. Si en el cuento poli- ciaco tradicional (el que tiene como sustento un enigma) la identidad del asesino se reserva para el Gltimo parrafo, en la nora periodfstica ha de empezarse por revelar su nombre y todos sus da- tos cuanto antes, en las primeras Iineas. Asf, al informar sobre un partido de beisbol, ances de referir los pormenores del juego, el cronista debe empezar por establecer cudl equipo gané y cual perdié. La novela Pedro Péramo, de Juan Rulfo, conclu- ye con el asesinato del cacique por uno de sus hi- jos. Sélo en la Gleima pagina ocurre la muerte del personaje: “Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montén de piedras.” Una nota periodistica sobre el mismo hecho rezaria de la siguiente manera: COMALA, 3 de mayo (ar). El cacique mexica- no Pedro Péramo fue asesinado hoy por uno de sus hijos, Abundio Martinez, quien ya se en- chentra preso. Pedro Paéramo descansaba a la entrada de su hacienda de la Media Luna cuando Martinez, uno de los numerosos hijos que tuvo con diversas mujeres de la regién, lo atacé a cuchilladas. 26 Periodismo escrito Damiaria Cisneros, cocinera del hombre fuerte de la locslidad, dijo que Abundio Marcfnez se habia presentado por la mafiana en la Media Lu- na para pedir a don Pedro una ayuda y que éste se la habia negado. Desesperado, Abundio Mar- tfnez necesitaba dinero para encerrar a su esposa que acabuba de fallecer, Al caer la tarde, y en completo estado de ebriedad, el hijo del cacique volvié a lc. hacienda para matar a su padre. A través de las respuestas a las preguntas qué, quién, chm, cudndo, dénde y por qué, se quiere esta- blecer el hecho, el sujeto, la forma, el momento, el lugar, y la causa alrededor de un aconteci- miento noticioso. Sin embargo, como se dice en el E/ Pafs. Libro de estilo, “el primer pérrafo no debe contener ne- cesariame ate (aunque ef es conyeniente) las clasi- cas respuestas a las preguntas qué, quién, cémo, dénde, cuando y por qué. Estas seis respuestas pueden es:ar desgranadas a lo largo de la informa- cién, lo cual requeriré dos 0, quiz4, tres parrafos, pero siempre segtin la mayor o menor importancia que cada vna de ellas tenga en cada caso” DESPIAD'ADO ATAQUE DE ABEJAS AFRICANAS EN TIXTLANCINGO Rafael Rivera, corresponsal. COYUCA/. DE BENITEZ, Gro., 25 de junio. ‘Cuando depositaban flores en el pante6n de la lo- calidad de Tixtlancingo, perteneciente a este mu- nicipio, c aco personas fueron atacadas por un enjambre de abejas afticanas que permanecfan 27 lt” Federico Campbell ocultas en una de las criptas, informs el comisario municipal, Ignacio Celestino Villanueva. Sefialé que las personas lesionadas seriamente por los maltiples piquetes son: Francisca Lozano, Jestis Martinez, Maribel y Maricruz Robledo, asi ‘como Maricarmen Lépez. Los primeros fueron internados en clinicas particulares de esta pobla- cidn y la iltima en Acapulco, ya que su estado es grave. De acuerdo con Ia versién del comisario muni- cipal, las personas mencionadas se encontraban en el cementerio de Tixtlancingo depositando flores en la tumba de un familiar fallecido, cuan- do de pronto vieron que hacia ellos se abalanzaba, una mancha negra que salfa de otra cripta, sien- do atacadas despiadadamente por las abejas, y de nojhaber sido por la intervencién de unos veci- nos, la situacién hubiera llegado a mayores, pues ellos las hicieron huir prendiendo antorchas. El comisario dijo que a pesar de que el repre- sentante de la SARH en la regién, Humberto Eva~ risto Martinez, fue avisado de estos hechos, no ha tomado cartas en el asunto, asf como tampoco de otros casos de animales de campo, como caballos, vyacas, cerdos y chivos que han muerto victimas de picaduras de abejas africanas. Indicé que se ha pedido gasolina a fin de in- cendiar el lugar donde se encuentra el enjambre de abejas en el pantedn de la localidad, pero que tampoco le han dado ninguna respuesta favo- rable, Mencioné que existen més enjambres de esta abeja en las comunidades de Platanito, Platanillo y Agua Zarca, 28 Periodismo escrito Por tiltimo, mencioné que las trampas que ha puesto la secretaria del ramo para el concrol de la abeja africana no sirven para nada, ya que los en- jambres en vez de disminuir, aumentan cada dfa y existe el riesgo de que cobren mis victimas y de que disminuya la produccién de miel, debido a que las personas que se dedican a esta actividad tienen temor de seguir desarrolldndola por el pe- ligro que representa la abeja africana, Cada parrafo que se afiade a una nota informativa puede ser el tiltimo que lee el lector. La estructu- ra de la noticia estd calculada para que el lector suspenda la lectura de la informacién antes de que el escrito concluya. Con sélo leer la entrada y los primeros pérrafos, el lector debe quedar sufi- cientemente informado de lo que sucedié. Si el despacho de una agencia de noticias, o la nota de un reportero redactor, no cabe en el es- pacio que tiene disponible el periédico, debe cortarse por el final, de abajo hacia arriba, pres- cindiendo de los tiltimos parrafos 29 La entrevista Hay mucaas clases de entrevistas pero no todas son periodisticas: la conversacién entre un médico y su paciente, las preguntas que hace un desective a di- versas pessonas durante su investigacién, el inter- cambio de datos e impresiones entre un jefe de personal y’ el aspirante a una plaza, el didlogo que se establece entre los alumanos y su maestro en la clase, la povocacién a la inteligencia que mediante la mayéutica Sécrates hacia a sus discfpulos. | Lo especifico y distintivo de la entrevista perio- distica es su finalidad: el encrevistador entrevista, al entrevistado con el propésito de recabar infor- macién y publicarla en una revista o un periédi co. Por exo la primera regla del juego es que el entrevistador se identifique: dé su nombre, diga a cudl medio informativo pertenece y establezca qué tema es el que quiere tratar con el entrevista- do. Sélo asf, de entrada, se tiende una relacién se- ria, profesional, leal, con el entrevistado. La entnivista es un didlogo entre un periodista y un suje:o, transcrito en forma de preguntas y respuestas 0 en bloques descriptivos con frases entrecomilladas. En todas sus indagaciones, cuan- do sale er: busca de la informacién, el reportero hace entr=vistas: toma notas, graba, recoge de- 31 Federico Campbell claraciones. Pero no siempre, sobre todo si se tra- ta de una noticia, presenta su texto en forma de preguntas y respuestas. Este formato lo reserva, para un trabajo de redaccién de mayor desplie~ gue en el que importa la personalidad y la signi- ficaci6n social del entrevistado. La idea de mostrar por escrito cémo se fueron eslabonando las preguntas y las respuestas pretende hacer ver ante el lector cémo es el entrevistado, qué piensa y COmo razona lo que piensa; es decir, el periodis- ta trata de hacer un recrato, un profile —como se dice en la jerga norteamericana, especialmente en la revista The New Yorker— del entrevistado, a quien por sus palabras se le conocerd. En su manual de redaccién, la agencia espaiio- 1a nr considera dos tipos de entrevistas: \ Las que tienen un formato de preguntas y res- puestas y aquellas otras en las que las ideas, la personalidad, las obras, la biograffa y las circuns- tancias actuales del entrevistado constituyen parte importante de la informacién.Tanto en el primero como en el segundo caso, después de los tres primeros pérrafos, deben incluirse un resu- men de las declaraciones mas importantes y al- gunos datos sobre el entrevistado. En El Pais. Libro de estilo se reconocen tres mo- dos de hacer entrevistas: la entrevista de decla- raciones, la entrevista-perfil y una mezcla de ambas. Las declaraciones obtenidas mediante el didlo g0 con un personaje no siempre han de adquirir Ia forma de entrevista. La presentacién con pre- guntas y respuestas debe reservarse para las entrevistas extensas y a fondo. En los demés su- 32 a LS Periodismo escrito puestos, su presentacién serd la de un reportaje 0, si tiene interés como informacién de actualidad, la de una noticia, en ambos casos con sus cortes- pondientes entrecomillados, como recomiendan los editores de E/ Pafs. Para lo que se denomina ‘entrevista-perfil”, el mismo libro de estilo esta- blece que este tipo de entrevista “admice una ma yor liberead formal, al no ser necesaria la f6rmula pregunta-respuesta, En este caso se pueden in- cluir comentarios y descripciones, asf como inter- calar datos biograficos del personaje abordado”” Lo que no hay que perder de vista es que el en- trevistador irrumpe con sus preguntas en el flujo mental del encrevistado, quien expresa sus ideas y hace declaraciones que de otra manera no hu- biera hecho. ¥ es que la entrevista es una interlo- cucién, el encuentro de dos inteligencias: una relacién humana en la cual cada uno llega con su personalidad y su bagaje culcural, de la que surge un texto distinto al que elaboraria una persona en la intimidad de su escritura. Por eso es fre- cuente que el lector se interrogue: zquién es el verdadero autor de la entrevista? La interview (como se le empez6 a amar en Nueva York hacia 1836) responde a una auroria doble: la del entrevistado y la del entrevistador. ‘Ambos son activos y pasivos alternativamente, aunque sea el entrevistador el que conduzca la conversaci6n con preguntas dirigidas que inten- tan mantener al entrevistado dentro de un cierto campo temécico. Ambos son autores de la entre- vista, a pesar de que para fines del derecho de au- tor sea el periodista el titular de ese derecho (copyright). En el periodismo francés se tiene la 33 Federico Campbell costumbre de no firmar las enerevistas, como concediendo que el entrevistador no es duefio ni autor al cien por ciento de su cexto. Sdlo al final de la entrevista se asienta la frase propos recueillis par, que precede al nombre del periodista. (Lite- ralmente propos significa dichos y recueillis reco- gidos.) El erabajo del entrevistador consiste en hacer hablar a la gente, Todo el mundo tiene algo que decir y, con algunas excepciones, desea que al- guien venga y se lo pregunte. Pocas personas son capaces de guardar un secreto. Pero el periodista nunca debe olvidar que es un intermediario, un representante del lector y no un protagonista: es un espectador, no un actor. Tiene que saber escu- char y no hablar, salvo en el momento de hacer una acotacién o solicitar una aclaracién. Debe trabajar con la imparcialidad de una mente abier- ta, sin prejuicios, es decir: sin juicios preconcebi. dos. Las mejores entrevistas suelen ser aquellas en las que el periodisea desaparece, no se nora, no le roba cémara al entrevistado. En eso consiste su buena educacién, su elegancia, su respeto por el lector y el entrevistado. Sin embargo, un enerevistador no es un taqui- mecanégrafo que toma al dictado todo lo que le dice el personaje entrevistado. Sus preguntas pue- den ser criticas y plantear objeciones. No puede ser complaciente ni renunciar a su dignidad de re- portero que realiza un trabajo profesional y de in- terés ptiblico, Parte del hecho de que la gente, en una sociedad democritica, tiene derecho a saber todo lo concerniente a la vida piblica. No puede ponerse al servicio, pasivamente, de su interlocu- 34 Periodismo escrito tor. Ha de: hacer preguntas breves, clans, preci~ sas, sobre el cema convenido con el entrevistado, pero al mismo tiempo debe cener el instinco, 1a intuici6n, el tacto, para dejar hablar al entrevis~ tado, pare. no interrumpirlo si ésce entra en una digresién cada vez més apartada del tema, porque muy frecuentemente en las digresiones se tocan aspectos que el entrevistador no habfa previsto en su cuesticnario y que pueden ser de gran interés periodistizo o reveladores. El enerevistado, por su parte, suele ser alguien con autotidad en cierto campo profesional: un cientifico, un historiador, un militar, un artista, un policf, un médico, un politico, un técnico del que se requiere su conocimiento especializa- do, pero también puede ser alguien que ha sido testigo de un acontecimiento, un ciudadano co- mtin y ccrriente, La condicién es que alguien tenga autoridad 0 conocimiento sobre un tema 0 un hecho. Hay tres fases en la realizaci6n de una entrevis- ta: la preparacién, el encuentro y la redaccién. Desde el momento en que se gesta la idea perio~ distica y se piensa en un posible encrevistado, el entrevista:lor empieza a indagar en un diccionario biogréficc, entre amistades 0 colegas de profesién cudl es el cardcter del entrevistado y qué ha hecho de notable en el terreno de su especialidad. Entre el instance en que solicita la entrevista identifi- candose a sf mismo —dando el nombre de! medio en el que trabaja y planteando de manera inequi- voca el tema que desea tratar y la hora convenida con el ent:evistado— el entrevistador puede tener poco o mucho tiempo para prepararse. 35 Federico Campbell Como en el reportaje, en Ia entrevista también se tiene una hipétesis periodistica previa, Antes de emprender su indagacién, el periodista parte de una idea anterior, un indicio, un rumor, una infor- macién (la materia prima del periodismo) o de una noticia que la lectura de los periddicos le sugiere como no investigada suficientemente. Por ejem- plo: hay indicios por algtin comentario casual de alguien o por una nota informativa breve de que en el Valle del Yaqui, en Sonora, hay un problema de salud y de contaminacién debido a la cantidad de productos quimicos (plaguicidas, por ejemplo) que se han vertido en las tierras agricolas durante cuarenta afios. :Realmente se trata de un asunto grave? {Se regiscran enfermedades, por ejemplo, ‘en los pilotos fumigadores? ¢Es cierto que a cierta, edad tienen hijos deformes? El trabajo del perio dista consiste en investigar esa hip6tesis. El direc- tor 0 el jefe de informacién da la orden al reportero y le indica que entreviste al ingeniero agrénomo Fulano de Tal, una autoridad en la materia, y a un médico especializado en salud publica. No hay que olvidar que las entrevistas suelen ser fundamentalmente de dos clases: informativa y de semblanza. En la primera se trata de bordar alrededor de un tema, el de la contaminacién en el Valle del Yaqui, por ejemplo y en ese caso lo que importa es la informacién. En la segunda clase de enrevisca, lo que cuenta es la personali- dad del sujeto entrevistado, su modo de ser, su visién del mundo, sus opiniones, porque él en sf mismo es noticia.- 2Qué hace el periodista si no sabe nada acerca del personaje que va a entrevistar ni sobre el te- 36 Periodismo escrito ma? Cuil es su primer paso? Sélo tiene el nom- bre del ingeniero agrénomo, sabe su teléfono y +l lugar en que trabaja. Por lo pronto, empieza a _gestionar la cita. Debe identificarse, dar el nom- bre de la publicacién a la que pertenece y definir el tema que desea tratar en la entrevista. Si su fu- turo interlocutor esta de acuerdo, si accede a ha- blar sobre el tema convenido para que la entrevista se publique en el medio informativo del reportero, ambos se ponen de acuerdo y fijan una hora para el dia siguiente o después. Mientras canto, atin en la fase de preparacién, el periodista indaga si el nombre de su entrevis- tado aparece en algtin diccionario biogréfico 0 profesional, si ha publicado libros, si ha dado conferencias. (El diccionario Milenios de México, de Humberto Musacchio; editorial Raya en el Agua, México, 1999, es una obra de consulca muy titil en estos casos.) La secretaria, los amigos, los colegas de profe- si6n, los familiares, pueden suministrar daros im- portantes sobre el entrevistado: cémo es, cuales son sus gustos, cémo es su caricter, dénde ha viv do, especialmente si el enfoque de Ia entrevista va aset de semblanza. Pero la fuente més til y pric~ tica son los recortes de periddicos: todo periodisca leva su archivo personal, suele leer los periddicos con una tijera en la mano y seguirle la pista a cie! tos asuntos que (lo sabe muy bien, puesto que tie- ne el hébito de leer varios periédicos todos los dfas) van a tener actualidad tarde o temprano. Tanto si va a hacer una entrevista informativa como una de semblanza, el periodista tiene que documentarse sobre el tema y sobre su entrevi 37 Federico Campbell tado. Una vez que cuenta con un mifnimo de in- formacién, es conveniente que elabore por escti- to un cuestionario o bien enumere una serie de temas que habré de seguir en el curso de la con- versaci6n porque él, el reportero, es el conductor de la enerevista. Es necesario llegar al momento de la entrevista con un minimo de conocimiento del entrevista- do y de su tema. Bl entrevistador no tiene que sa- berlo todo, pero sf evidenciar (por un minimo de cortesfa) que esté encerado en términos generales de la materia que se va a tratar. De lo contrario, si exhibe de entrada su ignorancia, corre el riesgo de que el entrevistado desconffe de él y de su ca- pacidad para cranscribir y comunicar lo que se estd diciendo en la entrevista. Huelga decir que hay que ser puntual y respe- cuoso, coreés y tolerance. Al iniciarse el encuen- tro, el entrevistador habré de mostrarse cordial e ir al grano para no dar la sensaci6n de que esta desperdiciando el tiempo del entrevistado. Debe saber preguntar y escuchar, pero no dar la impre- sidn de que es demasiado pasivo: un entrevistador no es un mero transcriptor; es alguien entrenado profesionalmente para valorar y jerarquizar la in- formacién en el momento de componer el texto. Si bien concede la palabra al entrevistado y lo de- ja hablar, ha de tener el criterio suficiente para interrumpirlo s6lo cuando sea necesario, para so- licitarle alguna precisién o preguntarle por qué dice lo que esta diciendo. Sin embargo, también debe tener la sensibilidad y la inteligencia para no intertumpir al entrevistado cuando éste incu- ra en una digresién o aparentemente se salga del 38 Periodismo escrito tema: muchas veces en las digresiones se tocan aspectos 10 previstos que pueden aportar mayor riqueza a la informacién. Si la digresidn es in- trascendente, hay que situar de nuevo al encre- vistado 2n la linea cemética que se estaba siguiendo en la entrevista, ‘No es recomendable que el entrevistador se enfrasque en una discusién personal con el entre- vistado. Ciertamente podré objetarlo o renderle preguntes criticas, incluso embarazosas (si es inevitable: no hay preguntas indiscretas, s6lo hay respuestas indiscretas) o pedirle una aclara- cidn, pero no tiene por qué imponerle su punto de vista porque él, el entrevistador, no es el pro- tagonista. De lo que si debe asegurarse es de que cada une de sus preguntas contenga un argu- mento, For eso es necesario que llegue lo mejor preparad> al momento de la entrevista, tantd co- ‘mo para -ambiar las preguntas si las circunstan- cias del coloquio lo ameritan. @Se debe usar grabadora (0 magnetofin, como le dicen en Espafia) 0 tomar notas en una libreta? Ha habido la creencia en los tiltimos afios de que la grabadora inhibe al entrevistado o pertur- ba la espontaneidad de la conversacién. Por eso es muy fiecuente que los estudiantes de periodis- mo se pr2gunten si deben grabar o tomar notas. La verdad es que todo esta en relaci6n con el caso particular y las necesidades del periodista: en Ciertas ozasiones, como cuando se hace una en- trevista cn un idioma distinto al del entrevista- dot, es indispensable el uso de la grabadora para registrar las palabras que uno no conoce y poder asf buscerlas en el diccionario en la tiltima fase 39 Federico Campbell de transcripcién y redaccién. Que se inhiba o no el entrevistado con la grabadora depende de cada individuo entrevistado. La experiencia de los til- timos afios nos dice que la gran mayoria de los entrevistados no objeta el uso de la gabadora, sobre todo en estos tiempos en que los aparatos electrénicos abundan a nuestro alrededor y se ven con naturalidad. En todo caso, si uno quiere utilizar la grabadora porque le gusta, porque se siente mas cémodo y més seguro con ella, porque no tiene una buena taquigrafia personal y sus no- tas de pronto se parecen mis al érabe que al cas- tellano, lo que se debe hacer es simplemente colocarla y encenderla frente al entrevistado sin pedirle permiso y sin mencionarla: no hay por qué adelantarse a lo que piensa o siente el entre- vistado. En dltima instancia, utilizar la grabadora es cuestién de gusto y de habito. Muchos periodis- tas, tal vez la mayorfa, no la usan: prefieren to- mar notas porque sienten que valerse de ella es trabajar doble y desperdiciar tiempo. Y, en efec- to, transcribir Ifnea por linea una grabacién es volver a recorrer segundo a segundo (que a la ostre suman horas) el mismo camino y emplear demasiado tiempo cn una labor mecauica. Cuando ve uno a un periodista extranjero que Uega al pafs para hacer un reportaje o unas entre- vistas suele Hamarle la atencién que, en la mayo- rfa de los casos, saca su libreta de apuntes. Asimismo en las conferencias de prensa formales cuando no son a la carrera en la calle o en algin aeropuerto la mayor parte de los cortesponsales toman notas. 40 Periodlismo escrito Como el trabajo del periodista consiste en sin- tetizar y parafrasear o citar entre comillas frases © parrafos breves, en simplificar sin craicionar el sentido de las declaraciones, el comar notas obli- gaa estar més alerta y a poner mas arencién en lo que esta diciendo el entrevistado porque de he- cho, en el momento mismo de la entrevista, el reportero ya esta escribiendo mentalmente, es decir, ya se encuentra en la prictica de compri- mir, ya se involucra en el proceso de redactar de la manera més sucinta posible. Por el contrario, si el reportero se atiene a la grabadora, es posible que su capacidad de concentracién, atencién y retencién disminuya. Estas reflexiones valen sobre todo en el caso de la entrevista de declaraciones. Si de lo que se tra- ta es de captar el estilo, la personalidad verbal de un escritor, por ejemplo, que habla mejor de lo que uno escribe; si lo que importa es transcribir con toda precision los matices que el entrevi do da a sus razonamientos en torno a un te licado, entonces no hay por qué renunciar al uso de la grabadora. Al contrario; hay que saber aprovechar todos los recursos de la tecnologia. De igual manera es pertinence utilizar la gra- badora en enerevistas con implicaciones legales complejas, como cuando un médico emice una opinién de perito o un reo en la cdrcel argumenca su inocencia. En ese caso la literalidad de la frase entrecomillada debe tener el apoyo, la prueba, de una grabacién, para evicar reclamaciones 0 acusa~ ciones de infidelidad o de difamacién. Por tanto no puede aseverarse tajantemente que en las entrevistas s6lo se debe grabar 0 sélo Al Federico Campbell se debe tomar noras. Hay ejemplos para todos los _gustos. Uno se puede encontrar con tantos repor- teros que usan grabadora como con tantos otros que prefieren tomar notas. ‘Yo, en lo personal, siempre he tenido la impre- sién de que cuando grabo, transcribo; y de que cuando tomo notas, escribo. Me siento menos pasivo cuando apunto lo que me dicen que cuan- do pongo una grabadora frente al entrevistado. Si resulta que mis notas son legibles, entonces ‘me siento més creativo y contento porque realizo una escritura procurando ser fiel al sentido de las. declaraciones. En el otro supuesto, en el caso de registrar todo lo dicho en una cinta magnetof6- nica, me siento un mero transcriptor pasivo y servil, abrumado por un trabajo monétono ¢ in- soportablemente mecénico y por tanto estéril. ‘Me vivo haciendo una labor que muy bien podria llevar a cabo un taquimecanégrafo: privo de todo placer a la composicién por escrito, al menos en esa primera etapa de transcripcién. Gabriel Garcia Marquez, periodista de toda la vida, explica mejor que nadie estas vicisicudes del oficio: “Un buen entrevistador, a mi modo de ver, debe set capaz de sostener con su entrevistado una conversacién fluida, y de reproducir luego la esencia de ella a partir de unas notas muy breves. El resultado no serd literal, por supuesto, pero creo que seri mas fiel, y sobre todo més humano, como lo fue durance tantos afios de buen perio- dismo antes de ese invento luciferino que lleva el nombre abominable de magnetofén. Ahora en 42 Periodismo escrito cambio, uno tiene la impresién de que el encre~ vistador no esté oyendo lo que se dice, ni le im- porta, porque cree que la grabadora lo oye todo. Y se equivoca: no oye los latidos del coraz6n, que €s lo que rads vale en una entrevista.” En una en:revista que se le hizo en abril de 1979, en la revista francesa Lire, Roland Barthes escuch de Pierre Boncenne la siguiente pregunta: “Este instrumento que esté entre los dos, la grabadora, intimida, incluso inquieta mucho a los incelectuales. :¥ a usted? —Es verdad que la grabadora me molesta un poco —respondié el autor de El grado cero de la es- critura y Mitologfas— pero, segtin lo dice esa ex- presién extrafia, me hago cargo. La grabadora no deja hacer tachaduras. En la escritura, y eso es lo maravilloso, los medios de tachar son inmediatos. Y en el habla existe un cédigo gracias al cual se puede tack ar lo que se acaba de decir: ‘no, no qui se decir es’, etcétera. Con la grabadora, hay una rentabilidid tan grande de la cinta que uno tiene dificultades para corregirse y se vuelve mis ar gado habler.” 43 La entrevista escrita La fase culminante de la entrevista es la composi- ci6n por escrito. En esta etapa final el reportero decide el orden de las secuencias: la apertura, el cuerpo del texto, el remate. Luego del trabajo de transcripcién, a partir de notas o de una grabaci6n, el entrevistador tiene que jerarquizar los datos y decidir el lugar que habrén de ocupar a lo largo de la entrevista, De- be asimismo elegir un fragmento de apertura: al- gunas de las Iineas mas dramiticas 0 mas valiosas desde el punto de vista de la novedad periodisti- ca con el objeto de atrapar la atencién del lector. Trétese de una entrevista de semblanza o de una de declaraciones, el redactor puede para sear al ir resumiendo, guardando la mayor fideli- dad a lo dicho por el entrevistado o bien citar entre comillas las frases mas significativas. Puede no respetar la literalidad de las respuestas, pero tiene que ser fiel al sentido de las aseveraciones y al estilo de hablar del entrevistado. Si es necesario. precisar algunas ideas o ratificar o rectificar la grafia de algunos nombres, debe comunicarse de nuevo con la persona que entrevist6 Corresponde, pues, al criterio literario del pe- riodista ir ordenado los diferentes tramos del 45 Federico Campbell cexto, alternando parrafos descriptivos 0 infor- mativos con pasajes en que la entrevista aparece dialogada, En castellano los didlogos de las nove- las y las entrevistas se indican por medio de guiones (—) y no, como en inglés, con comillas. De una combinacién equilibrada de descripcio- nes y diflogos dependera en buena parte la ame- nidad de la encrevista. Juan Gargurevich recomienda hacer ejercicios de descripciones del fisico del entrevistado y de su modo de expresién, asf como del ambiente en que se desarrolla la entrevista. Por ejemplo, el entrevistado puede ser alto, bajo, gordo, flaco. Hay que fijarse en su rostro, su mirada, sus p6- mulos, sus mejillas, y eratar de percibir su estado de dnimo: melancélico, retrafdo, extrovertido, locuaz, alegre, critico, solemne, informal. Tam- bién su modo de vestir puede reflejar parte de su cardcter y de su estilo de vida, su clase social, su gusto. Todos estos elementos y muchos otros permiten realizar un retrato escrito del persona- je, si de lo que se trata es de reflejar su personali- dad ante los lectores. Un ejemplo notable de lo que pueden Hegar a ser las descripciones se encuentra en los textos del novelista espafiol Juan Marsé recogidos en Se- fforas y seflores. Marsé describe, dedicando una cuartilla a cada uno, a Marlon Brando, Augusto Pinochet, Laura Antonelli, Felipe Gonzalez, Jane Fonda y otras celebridades. Por supuesto, la mejor forma de familiarizarse con el arte de la entrevista es leer a los grandes entrevistadores y entrevistadoras que ha habido en la historia del periodismo, como Oriana Falla- 46 Periodismo escrito ci (Entrevistas con la historia) 0 Blena Poniacowska (Todo México). En cuar to a las entrevistas espectficamente lice- rarias, el | bro mas notable sigue siendo E/ oficio de escritor. Es una recopilaci6n de las entrevistas con escritores que a lo largo de su existencia, desde la primavera de 1953, ha publicado The Paris Re- view. El oficie de escritor es una seleccién de los pri- meros dos voltimenes editados por The Viking Press, de Nueva York, bajo el titulo de Writers at work. En sus paginas se dan cita figuras consa- gradas ccmo E.M. Forster, William Faulkner, Alberto Moravia, Ernest Hemingway, Truman Capote, Aldous Huxley, Henry Miller, Ezra Pound y otros. La edicién mexicana y la traduc- ci6n estuvieron a cargo del novelista puertorri quefio José Luis Gonzélez. 1 El tema comin de todas las entrevistas es el proceso de la creaci6n literaria. La primera de ellas, con el novelista inglés E.M. Forster, sirvié de mo- delo, por su excelencia y su estructura, a todas las posteriores. Dos j6venes escritores norteamerica- nos (trabejaban en pareja, como los policfas, dice José Luis Gonzélez) se encargaban de conducit la entreviste, presentando a veces a los hombres de letras las preguntas con anticipaci6n, Como Jos autores de las entrevistas no-dispo- nian en un principio de méquinas.grabadoras, 0 no les gustaban, ambos anotaban a toda yeloci- dad las respuestas a sus preguntas y después con- frontabar las dos versiones. “Mas tarde, cuando fue posible utilizar una grabadora, el crabajo se simplificd: las entrevistas se desarrollaban en dos 47 Federico Campbell © tres sesiones, al cabo de las cuales los redactores mecanografiaban el material, lo reducian a la ex- tensién deseada, lo organizaban en orden légico y se lo enviaban al entrevistado para su aproba- ci6n. En ocasiones éste se comaba un interés es- pecial en el texto y lo enriquecfa con nuevas preguntas de su propia cosecha”, escribe en la presentacién José Luis Gonzilez. El craductor y compilador no quiere concluir su prélogo sin hacer antes este reconocimiento: Es de justicia reconocer en los autores de las en- treviseas una vircud extraordinaria: haber sabido resistir la tentaci6n de exhibir su propio ingenio y subiduria y de deleitarse escuchando su propia voz. Utilfsima leccién que deberfan aprovechar muchos de quienes entre nosotros cultivan, a ve~ ces con mejores intenciones que resultados, el ameno pero dificil arte de la entrevista.” Un punto de vista interesante es el del encrevista- do. ¢Qué pensaba, por ejemplo, un escritor como Roland Barthes de las entrevistas que le hacfan? Pocas veces como en ésta la entrevista que a Bare- hes hizo Pierre Boncenne en Lire, en abril de 1979, y que se reproduce en E/ grano de la voz, se ha tenido la oportunidad de escuchar cudl ha sido la experiencia de un entrevistado como tal. ‘—Me gustarfa comenzar esta entrevista pre- guntindole justamente: zpara usted, qué es una entrevista? —La entrevista —contest6 Roland Barches— €s una prictica bastante compleja de juzgar, ya 48 Periodismo escrito que no de analizar. De manera general, las encre~ vistas son bastante penosas para mi y en algén momento quise renunciar a elas. Incluso me hs bfa fijado una especie de ultima entrevista. Pero después me di cuenta de que se trataba de una actitud excesiva; la entrevista forma parte, para decirlo de manera impertinente, de un juego so- cial que no podemos eludit 0, para decirlo de manera més seria, de una solidaridad de trabajo intelectual, entre los escritores por una parte y los medios de comunicacién por la otra. Bxisten engranajes que hay que aceptar: si se escribe es para ser publicado, y si se publica hay que acep- tar lo que la sociedad le solicita a los libros y lo que hace con ellos. En consecuencia hay que prestarse a la entrevista, tratando a veces de fre- nar la demanda. —¢Por qué las entrevistas le son penosas? —ta raz6n fundamental reside en las ideas que tengo sobre la relaci6n entre el habla y la escritu- ra, Amo la escritura. El habla me gusta sélo en un marco muy particular, el que fabrico yo mis- mo, por ejemplo en un seminario 0 en un curso, Me fastidio siempre cuando el habla viene de al- guna manera a redoblar la escritura, porque en. tonces tengo una impresién de inutilidad, lo que quise decir no podia decitlo mejor que escribien- do, y tepetirlo hablando tiende a disminuirlo. 49 La fidelidad al entrevistado Existe un problema de orden ético y profesional pe- riodistico e1 la relaci6n que se establece entre el en- trevistado y el encrevistador. ¢A qué o quién hay que guarda: fidelidad: a la verdad o al entrevistado? Este dilema se planteé en el caso del periodista Joe McGinnis y el médico militar Jeffrey Mac- Donald cuando éste tltimo demandé por la via judicial a su entrevistador, a principios de 1989. ‘Autor de un libro que en la primera parte de la década de los 70 le acarreé cierta celebridad, Cé- ‘mo se vende a un presidente, en el que resefia critica ¢ ir6nicamente la campafia presidencial de Ri- chard Nixon, Joe McGinniss publicé en 1988 Fatal vision, un libro reportaje con una larga en- trevista al médico militar Jeffrey MacDonald, que habia sido consignado y sentenciado por ma- tar a su esposa y sus dos hijas. En su demanda, el médico arguy6 que el perio- dista lo habja traicionado, que mientras lo entre- vistaba le nabfa dado la impresién de que estaba de su lado. que lo habia inducido a abrir su cora- z6n y-contarle toda su verdad, pero que cuando McGinniss publicé su libro, el médico se habia dado cuenta de que el entrevistador lo hacia apa- recer como culpable, como un asesino psic6ti 1 Federico Campbell, El juzgado de Los Angeles en que se ventil6 el caso parecia de pronto la sala de un examen pro- fesional de periodismo en alguna universidad, pues varios de los testigos de cargo y de descar- 0, entre ellos el ensayista William Buckley y el autor de novelas policiacas Joseph Wambaugh, discurrfan sobre lo que es tina entrevista y cudl suele ser la actitud profesional de un entrevista dor. El punto de vista de estos autores era que tuna praccica muy comtin en el trabajo periodisti- Co es que se da una especie de acuerdo tacito en- tre el entrevistador y el enerevistado a fin de que la entrevista fluya sin cropiezos, incluso cuando el periodista no esta de acuerdo con las opiniones de su entrevistado. No se puede estar interrum- piendo y replicando constantemente al sujeto de Ja enerevista, decfan los cestigos, porque enfras- carse en una discusién podria poner en peligro la realizaci6n misma de la entrevista, Si el reporte- fo, con un gesto de las cejas o alguna palabra de enlace, da la impresién de que coincide con todo lo que afirma el entrevistado y de que lo aprueba, debe entenderse que lo escucha y lo transcribe bien, y no que esté de acuerdo con él, Interpretar otra Cosa es un malentendido del entrevistado y no im- plica ninguna responsabilidad para el entrevista~ dor. La entrevista es un encuentro entre adultos que saben muy bien a qué estén jugando o cudles son las reglas del juego. McGinnis se defendi6 argumentando que su Ginica fidelidad era hacia el lector y a la verdad, no al entrevistado. De todas manefas, el juez dio la raz6n al médico asesino y el escritor periodista tuvo que compensarlo con una considerable can- 52 Periodismo escrito idad de dinero producto de las regalias del li- Re (Gin realidad et juicio se pudo haber prose guido en instancias superiores, pero el perio ne y sus abogados decidieron negociar de una vez con la parte demandante.) El juez juzg6 que el entrevistado habfa sido engafiado y obligado s incriminarse a si mismo, lo cual est probibido por la Enmienda Quinta de la Constitucién de Unidos. . ees can Ia periodista Janet Malcolm relacé todos los pormenores del juicio en dos encregas de Ia revista The New Yorker, el 13 y el 20 de marzo de 1989, suscie6 una reaccién de malestar en el medio petiodistico norteamericano porque aseverd. qu “todo periodismo es moralmente indefendible”. El periodisea, escribi6 Janet Malcolm, “es un especie de confidence que se vale de la vanidad, In ignorancia o Ia soledad de las personas, para conseguir su confianza y después craicionar temordimiento alguno”. wvLa opinién de la reportera cay6 como bomba en los medios profesionales de la prensa y en la escuelas de periodismo, a tal grado que la Coluni- bia, Journalism Review, la revista de periodismo de la Universidad de Columbia, hizo una encuesta en su ntimero de julio-agosto de 1989 entre pe- tiodistas, directores de periédicos o de noticia- rios de televisién, columnistas y escricores. La mayor parte de los interrogados respondis que la generalizacién que implicaba el pérrafo d Janet Malcolm era injusta, pero que contenia al- go de verdad. ‘También es comin a casi todos ellos Ia conviccién de que el vexto, en tltima instan- cia, pertenece al periodista y es su obra. 53 Federico Campbell “Yo senti que mi obligacién respecto a Jeffrey MacDonald terminaba en el momento en que descubri que me habfa estado mintiendo tratan- do de manipularme, de utilizarme para que yo contara una historia falsa”, dijo Joe McGinnis en la misma encuesta de la Universidad de Co- lumbia. 54 Entrevistador entrevistado ‘Alex Haley se dio a conocer en la década de los 60 sobre todo como periodista entrevistador. La mayor paste de sus trabajos aparecieron en Har- per’s, The Atlantic Monthly, Cosmopolitan, pero las colaborac ones que més determinaron su presti- gio fueron sus entrevistas en Playboy. Allf apare- cieron sus largas conversaciones con Martin Luther King, George Lincoln Rockwell (el jefe del Parti¢o Nazi norteamericano), Phyllis Diller, Sammy Davis Junior y, entre muchas otras, la del Iider politico de los Musulmanes Negros, Malcolm X. Esta entrevista, realizada a fondo y durante varios meses, se publicé mas tarde y de manera ms extensa en forma de libro: Autobi grafta de Malcolm X, en la que Haley figura como coautor. Por esta obra Alex Haley recibié en 1965 el premio Anisfield Wolf, que cada ao otorga la Saturday Review. En el raomento en que yo lo entrevisté, en la sede de The World Press Institute, en Saint Paul, Minnesoxa, hacia finales de 1966, Alex Haley se encontraba trabajando en el libro que definirfa su fama: Roots (Rafces). Ya para entonces habia avanzade considerablemente en la investigacion sobre la historia de su familia cuyos miembros 35 Federico Campbell habjan sido teafdos de Africa como esclavos en 1766. Unos meses después de nuestra entrevista Haley visit6 el pueblo africano de donde proce~ dian sus antepasados mas remotos y con esa ex- periencia concluy6 su importante libro sobre el origen de los negros norteamericanos. —Cuil es su idea de la entrevista? —Para mi es una situacién en la que el perio dista se presenta como apoderado del ptiblico y trata de interpretar el tema y la persona entrevis- tada para los lectores, Su actitud debe ser honra- da y hasta cierto punto inocente. —Siempre utiliza grabadora? No. Prefiero comenzar tomando notas, por- que la gente suele cohibirse ante la grabadora. En sa forma empiezo a darme cuenta de cémo reac- ciona el entrevistado. Malcolm X fue uno de esos casos. Estuve entrevisténdolo durante un afio, cuando juntos escribimos su autobiografia, y lo Ginico que me permitié fue traer una mquina de escribir para ofr su dictado. Con una grabadora magnetofénica la cosa hubiera sido més répida y hubiera aprovechado los giros coloquiales. —¢Qué tanto tiempo emplea conversando con el entrevistado? —Depende del individuo y de su capacidad para extrovertirse. Primero se establece una espe- cie de empatia que uno debe controlar a medida que platica con el sujeto. Con Cassius Clay estu- ve cuatro dias, con otros me he tardado hasta dos semanas, —é¢Prepara usted antes sus preguntas y si asi es, se las muestra de antemano al entrevistado? 56 = tt—~—~— Periodismo escrito —No. Nunca le muestro las preguntas. En rea~ lidad lo que pasa es que no preparo una lista de preguntas sino de temas; de ahf, y de la conversa- ci6n, surgen espontdneamente las preguntas. Claro que debo controlar estas preguntas con el fin de mantener al sujeto en cierta drea. Es decir, no me preocupo tanto por ciertas preguntas es- pecificas como por el tema que se esta tratando, Si de pronto el entrevistado se sale del tema, no Jo interrumpo sino que escribo todo lo que dice y més tarde corto los pérrafos con tijeras para reu- nirlos en la fase correspondiente de la entrevista. —En otras palabras, usted empieza por hablar de cualquier cosa simplemente para romper el hielo y motivar la conversaci6n hacia el tema que le interesa. —Exacto. Por cierto que tengo la impresién de que empleo la mayor parte del tiempo condi- cionando al sujeto. Podria mencionar, entre mu- chos otros casos, el incidente que tuve con Miles Davis. Miles Davis tiene fama de no hablar con la prensa, pero yo tenfa que hacerlo hablar a co- mo diera lugar, pues me habfan encargado una entrevista. Al principio se neg6. Cuando me en- teré de que es un deportista entusiasta y que asis- tia diariamente a un gimnasio de Harlem (parece que es muy buen boxeador) fui a una tienda y me compré el equipo necesario para entrar al gimna- sio. Me inscribé y pagué unas cuotas, de esa ma- nera, Miles no podia correrme de all. Cuando Miles entré yo estaba tirando guante y haciendo sombra, Parece que esto le cayé muy bien y se puso a ensefiarme cémo pegarle correctamente al costal. Me invit6 a subir al ring y nos propina- 7 Federico Campbell mos tres agitados rounds. Después de esto pasa- mos a la regadera y, como sucede generalmente cuando uno esti en la regadera, las formalidades salieron sobrando. En esta forma iniciamos nues- tra amistad y asf comenzé6 la entrevista. —zUsted escribe y publica todo lo que dice el entrevistado? ¢Le muestra la entrevista antes de enviarla a la imprenta? —No. No escribo todo lo que él dice, porque en realidad se puede escribir mejor lo que habla una persona. Salvando algunos giros coloquiales que en cierca forma retratan al sujeto, ordeno el material y craco de transmitir la idea que el en- trevistado quiere comunicar. Algunas veces in- cluyo las frases literalmente, cuando es necesario hacer resalear algdn dato o una afirmacién muy personal. En cuanto a la segunda parce de su pre- gunta: sf, el entrevistado siempre ve las pruebas de galera antes de que se publique la entrevista. —,Cusles han sido las entrevistas més intere- santes que usted ha hecho? —Yo dirfa que la que me resule6 més divertida fue la que hice al nazi George Lincoln Rockwell. Se dice que una de mis mejores fue con el doctor Martin Luther King. Hice otra con Sammy Da- vis Jr. (el cantante) para Playboy. En Londres dos mas: una a Jimmy Brown (el futbolista) y otra a Julie Christie Julie Christie). —En qué piensa cuando el entrevistado esta hablando? —Eso es muy importante. Cuando se es buen entrevistador (como me gustaria pensar que lo soy ahora), uno se da cuenta de que los gestos de la gente son a veces mucho ms elocuentes que 38 Periodismo escrito sus palabras. Observo las manos, temblorosas 0 quietas o sudadas, y trato de adivinar lo que la persona esti sintiendo, si est nerviosa, tensa, y si est consciente de eso o no. Lo que se puede hacer al int2near entrevistar a un hombre casado no ¢s if a ver a su esposa, sino a su secretaria; ella sabe mucho mds acerca de él. La mejor manera de aproximarse a un individuo es sorprenderlo en una sicuacién dada, como en una fiesta, y ver c6- mo reacciona ante las preguntas; hay que yer también la cara que pone su pareja, pues lo que 41 piensa se refleja en la cara de ella, o viceversa. —cTrata usted de despertar un sentimiento de amistad en la persona que entrevista? —Si, claro, en todos sentidos, y me da muy buenos rest ltados. No recuerdo a nadie que haya entrevistado que ahora no sea mi amigo, con la excepci6n natural del nazi Rockwell y salvo el doctor Martin Luther King, que era una persona muy ocupada. La entrevista en Playboy produjo el libro de Malcolm X y terminamos siendo muy buenos amigos. —Cuando el entrevistado no resulta tan inte- resante como usted esperaba, ¢trata de destruirlo en alguna forma, de ponerlo en evidencia? —Hay un caso, el del comandante nazi Lin- coln Rockwell. No quiero decir que lo destrui, aunque tampoco le hice mucho favor. £1 mismo mostr6 el cobre, La mejor manera de presentarlo fue poner eatre comillas lo que me dijo. Le solté la rienda y se puso a decir todas esas cosas de las que estaba muy orgulloso. No hubo necesidad de describirlo. El lector se dio cuenta perfecta- mente. 59 Federico Campbell —2En alguna forma trata usted de hacer co- mentarios, de deslizar sus propias opiniones en- tre pregunta y respuesta? —Nunca. Creo que es parte de la honradez del entrevistador. Es decir, uno se queda afuera, co- mo buen oyente. Uno es como un cirujano y el entrevistado se coloca como pacience en la mesa de operaciones. El trabajo consiste en hacerle una buena operacién. —¢Prefiere hacer preguntas cortas 0 largas? —Trato de hacerlas cortas. —+Y trata de obtener una respuesta determi- nada, intenta dirigir la mente del entrevistado? ‘Sf, en cierta forma. Es necesario porque uno quiere conocer la visin que la persona tiene de ciertas cosas. Entonces se le guia; digo, no es co- mo en cualquier conversaci6n. Le lanzo pregun- tas dirigidas. Si quiero que alguien me hable de su profesién, le pregunto sobre el campo en que se mueve y no sobre lo que él hace. $i se trata de un arquitecto, por ejemplo, no le pregunto qué hace sino, digamos, qué piensa de tal concepto de Frank Lloyd Wright, y lo dejo hablar. Creo que al preguntarle sobre otra persona, él no se siente directamente aludido y asf puede exterio- rizarse. —¢Bxisten algunos limites en la revista Play- boy en lo que concierne a la libertad de expresi6n en las entrevistas? —No. A mf me parece que si Playboy se ha discinguido por la calidad de sus entrevistas es porque hasta cierto punto son cdndidas, dentro de los limites de Ia decencia, las buenas costum- bres, etcétera. Si alguien emplea malas palabras 60 Periodismo escrito no necesariamente las transcribo, simplemence porque es vulgar, de mal gusto, pero si dejo las primeras letras de la palabra y as{ no se pierde el tono ni el sabor del estilo. Es decir, hay que de- jarle saber al lector lo que el tipo esta diciendo y cémo lo esta diciendo. — Hasta qué punto se documenta usted sobre la persona que va a entrevistar? Por ejemplo, ahora que va a ver a Julie Christie, ¢qué tanto sa~ be de ella? —Tengo una ayudante que se dedica a hacer la investigaci6n. Cuando se me encomienda una entrevista, mi ayudante me proporciona la infor- macién basica, algunos datos biogréficos, y me hace varios comentarios. Yo prefiero no saber de- masiado sobre el entrevistado en ciernes. Prefiero sacarle partido a mi ignorancia y lanzarle pre- guntas ingenuas. O sea, voy a él como cualquier Tector, que muchas veces no sabe nada acerca del entrevistado. —Cudntas veces escribe la entrevista ances de publicarla? , —Al principio tenfa que escribirla tres o cua tro veces. Ahora sélo una. — Busca usted algunos datos personales entre la gente relacionada con el entrevistado, 0 sea, sobre los temas que se pueden cocar y los que no hay que sugerir? 7 Brees el eipo de cosas que se pueden conseguir de las secretarias. Por eso yo platico mucho con ellas, las invito a cenar, a tomar una copa. Ellas pueden decirme lo que a sus jefes les gusta que les pregun- ten y, ademés, cuando preguntérselo, cuiindo se siente de mal humor 0 cudndo esté de buenas. 61 Federico Campbell —2¥ la secretaria sabe que usted va a entrevis- tar a su jefe? —Bueno, esto no lo pondrfa en la grabadora, pero yo dirfa que uso todos los medios posibles. El hecho es que las secretarias siempre saben que uno va a hacer una entrevista, porque con ellas se hacen los arreglos preliminares. Su jefe es famo- so, ella es su secretaria, se muere por decir lo que sabe, pero generalmente nadie se lo pregunta. Les mando flores. Una vez le mandé flores a una secretaria todos los dias de la semana. Y el resul- tado fue una de mis mejores entrevistas (con su jefe). — Cuil es su “técnica” al hacer entrevistas? —No siempre uso la misma. Depende del en- trevistado. Pero por lo general utilizo grabadora. Si uno es conocido como buen periodista, el en- trevistado se siente desafiado. Cuando se entera de que va a ser entrevistado puede permitir que se grabe lo que dice, pero después exige oftlo va- rias veces. Yo envio la cinta a una secretaria para que la transcriba. Una vez reunido el material, como las tijeras y empiezo a cortar. Muchas veces corto s6lo un parrafo 6 un renglén, muchas veces una pagina entera y lo que saco lo voy poniendo en cajas de zapatos. Luego vuelvo a las cajas, veo de nuevo el material y lo pongo en el suelo (que es donde realmente se confecciona la entrevista), después monto las piezas, como hace el monta- jisca en las peliculas, y las redacto a maquina. —Cémo cree usted que se hace un periodista oun escritor? —Lo que a mf me parece esencial es la disci- plina, y esto quiere decir paciencia en muchos 62 Periodismo escrito sentidos. Sentarse a escribir durante afios, que- mar cuartillas, y aprender a fracasar, pero no de- masiado. Lo importante es ponerse a trabajar y no tanto platicarle a los amigos que se est traba- jando en tal 0 cual libro. Hay que aprender a ser rechazado por los editores ¢ insistit. Mucha gen- te habla del talento, pero yo creo que es secunda- rio. La disciplina, la disciplina es la gran cosa. Saint Paul, Minnesota, 1966 63 Se trata de una relacién de hechos, detalles, am- bientes, organizados en orden cronol6gico. Es la narraci6n de un acontecimiento de interés colecti- yo en la que el cronisca se puede permitir comen- tarios y acotaciones y ejercer su estilo personal Si bien la crénica responde a todas las interro~ gantes de la nota informativa qué, quién, dinde, cudndo, cbmoy por qué a fin de cubrie para el lector todo el espectro de la informacién bisica, su ca- racteristica como género periodistico es que el cronista pone el énfasis en el cmo sucedieron las cosas. De ahi la parodia de crénica periodistica que Gabriel Garcia Marquez hace en su nove Crimica de una muerte anunciada: desde las prime- ras palabras (“El dia en que lo iban a ) el lector ya sabe que el personaje murié; sin em- bargo, de lo que trata la novela es acerca de cémo fe asesinado Santiago Nasar. En términos generales, todo el periédico es crénica y todos los periodistas son cronistas que se dividen el trabajo de hacer las crénicas diari la parlamentaria, la cultural, la deporti¥a, la ju- dicial, la politica. Estas crénicas contienen la ma- teria prima del periodismo: la informacién, la noticia, la nota informativa, pero la intencién del 65 Federico Campbell cronista consiste en ir més alla de los hechos: desctibir el ambiente en que se producen, un contexto, y elaborar a lo largo del relato una in- cerpretacién. Para los redactores de El Pais. Libro de estilo, “el estilo de la cr6nica esté a medio ca~ mino entre la noticia, la opinion y el reportaje”. La crénica se distingue del reportaje en que no media en ella una investigacién documental ni testimonial, aunque sf recoge el cronista para dar color y verosimilitud frases pertinentes de quienes tengan un valor de testigos. “Un buen periodista iene que saber ver una cosa con claridad y descri- birla con sencillez. Relatar lo sucedido y dar al lector la impresién de que él mismo lo ha visto constituye una buena cr6nica”, dice Archur Bris- bane. El reportaje suele ser més impersonal, més objetivo, y en su redaccién el reportero se desva- ece, no tiene una presencia como en la cr6nica, ‘A la hora de escribir una crénica, suele haber una emocién, dice Alma Guillermoprieto. “En la noticia el periodista esta contestando preguntas al lector, mientras que en la crénica el periodista esta generando informacién que jamés se le hu- biera ocurrido al lector.” Del estilo del periodista dependeri si escribe en tercera 0 en primera per- sona, aunque siempre es més célida y verosfmil la narraci6n en primera persona porque le da al texto cierta intimidad, mayor verosimilitud y, sobre todo, porque asf el cronista cumple un pa- pel de testigo. El cronista orienta al piblico lector, como cuando en sus descripciones y recuentos sobre el terremoto de 1985 en la ciudad de México Car- los Monsivais introduce la reflexién politica. Ea 66 Periodismo escrito A ustedes les consta, trata de discernir las diferen- cias entre crinica y reportaje. Se adhiere a la idea de que en la crénica se practica una reconstruc ci6n literaria de sucesos o figuras, un género pe- riodistico dende el empefio formal domina sobre urgencias informativas y versiones directas. Pero como en cie-tos casos la er6nica y el reportaje se confunden, Monsivais establece el siguiente ma- tiz cuando explica el cricerio de la selecci6n anto- légica que es su libro: “Debf asumir la no muy clara ni segura lejanfa entre objetividad y subje- tividad, lo que traduje a premisas técnicas: el re- portaje, por ejemplo, requerido de un tono objetivo, desecha por conveniencia la individua- lidad de sus rutores: asi, Los ejércitos de la noche, de Norman Mailer, no podrfa ser, técnicamente, un reporteje. Ea la crénica, el juego literario halla ventajoso usar la primera persona o narrar acon tecimientos como vistos y vividos desde la inte- rioridad ajera. Idealmente, en la cr6nica priva la recreaci6n ce atmésferas y personajes sobre la transmisién de noticias y denuncias.” Tal vez el género periodistico mas cercano a la liceracura sea la cr6nica 0, en otras palabras; tal vez la cr6nica see el més liverario de los géneros perio- disticos porque el cronista se explaya en su propio estilo; es también la forma de expresi6n periodis- tica mas identificable con lo que en Estados Uni- dos se dio en Hamar “nuevo periodismo”, que no era sino una especie libérrima de crénica en la que e] narrador asumfa un papel protagénico. 67 El reportaje en la practica ¢Qué es un reportaje? Es una indagacién ‘A diferencia de la crénica, cuyo énfasis esta en el cémo y en Ja descripcién de una acmésfera, el reportaje es una investigaci6n sustentada en da- tos provenientes de la realidad, de uno o varios declarantes que se identifican civilmente (es de- cir, que dan su nombre) o de documentos. El género periodistico que combina la infor- macién con las descripciones y las interpretacio- nes de estilo literario es, para los redactores de Pats, Libro de estilo, el reportaje. Para Maximo Simpson el reportaje es una narra- cin informativa en la cual la anécdota, la not la crénica, la entrevista o la biografia estén interre- lacionadas con los factores estructurales, lo que permite explicar y conferir significaci6n a situacio- nes y acontecimientos; constituye, por ello, la in vestigaci6n de un tema de interés social en el que, con estructura y estilo periodistico, se proporcio- nan antecedentes, comparaciones y consecuencias, sobre la base de una hipétesis de trabajo y de un marco de referencia te6rico previamente estableci- do. (Revista mexicana de ciencias politicas y sociales, ntim. 86. Reportaje, objetividad y critica social. EL presence como historia. UNAM; México, 1977.) 6 Federico Campbell Segtin el escritor argentino, el reportaje se dis- tingue por las siguientes caracteristicas: 1. Representa una investigacién. 2. Proporciona antecedentes, comparaciones y consecuencias. 3. Se refiere a una situacién general de carécter social, aunque parta de un hecho particular, 4, Incluye andlisis ¢ interpretaciones. 5. Establece conclusiones. Reportaje viene del francés reportage, es decir: del verbo reporter (llevar, trasladar). El galicismo “re- portar” es incorrecto e inaceptable en castellano cuando se utiliza en vez de informar. En sentido estricto reportar significa proporcionar una cosa a alguien, beneficio o satisfaccién, como cuando se dice: “Esta novela ha reportado a Elmer Men- doza gran reconocimiento y muchas regalfas". En castellano, pues, reportar quiere decir conse- guir u obtener, pero no informar, que sf es lo que significa el verbo reportare en latin. En todo caso la acepcién més simple de repor- taje es que se trata de una informacién periodis- tica escrita luego de que el reportero ha hecho una encuesta o una investigaci6n, ya sea porque fue testigo ocular de los hechos o porque hizo en- trevistas 0 recogi6 dacos en documentos, por ejem- plo, sobre los mismos. Segtin la concepcién del periodista venezolano Eleazar Diaz Rangel, el reportaje es el género pe- riodistico mas completo y ms complejo: el més completo porque comprende, aunque no necesa- riamente, a todos los demas géneros del periodis- 70 Peri mo informativo. En el reportaje hay noticia. Na- ce de una noticia para desarrollarla, profundizar- la y analizarla; puede emplear la resefia y la entrevista, y necesariamente tendra que utilizar todas las formas del lenguaje: la narracién, la descripcién, el diflogo y la exposicién concep- cual, todas > algunas de ellas. EI reportaje es un gran fresco donde las pince- ladas son palabras y el reportero es capaz de pro- yectar, desde las paginas en blanco y negro, el calidoscopi> multicolor que es toda la sociedad. Toda la fyrmacién y toda la experiencia de un reportero tienen como objetivo prepararlo para ejercer de li, manera mas sugestiva y clara posible su capacided de sintesis. Su trabajo consiste en volver simple lo complejo. De un océano de in- formacione:, el reportero habré de elegir las mas significativas, los datos que mejor argumenteh su hipétesis de trabajo y le den un sentido a su historia. Los datos provienen de documentos, archivos, libros, personas que se identifican y dan su nom- bre para responsabilizarse de sus declaraciones. Un periodista profesional vive permanentemente informado: ie lee todos los periédicos por la mafia~ na y también los que aparecen por la tarde. Vive inmerso en la informacién: empapado en el flujo cotidiano y constante de todos los medias incluso los audiovisuales que transmiten noticias las 24 horas del dia. Pero no sélo lee la prensa y escucha los noticiercs para estar al dia sino para ver cémo y con qué criterio se ha manejado la informacién en medios dist ntos al suyo. Por otra parce, es asimis~ n Federico Campbell mo un gran lector de libros: novelas, ensayos, tex- tos de historia, cr6nicas, biografias, porque tiene que estar ampliando su experiencia literaria y enri- queciendo su propio estilo personal. La vida de un especialista de la informacion, pues, tiene su propia dindmica, De todo se nutre: de los murmullos, de lo que dice una persona en la calle, de las reacciones de los ciudadanos. Asi, el periodista, que es un lector y un escritor, a ca~ da momento toma el pulso a la sociedad. A veces el fragmento de una noticia le llega por teléfono. En ciertas ocasiones no falta un ciudadano que por conciencia civil le ponga en las manos un do- cumento que podria servir de fundamento para la denuncia de un problema de interés colectivo. As{, cuando su director o su jefe de informacién Je dan una orden de trabajo cuando le encargan un reportaje, lo natural es que el reportero no se sienta sorprendido. Como vive todos los dias ex- puesto al flujo informativo y ademés intercam- bia opiniones con otros colegas y con la gente en general, suele saber de inmediato en qué campo cae el tema que le han encomendado. Antes de lanzarse a la investigacién de campo propiamente dicha (entrevistas con el mayor ni- mero posible de personas, especialistas, testigos, visita de lugares, investigacién de archivos, cote~ jo de documentos), el reportero debe documen- tarse lo mejor que pueda en libros, colecciones de revistas y de periédicos. Una vez en el teatro de los acontecimientos, el reportero pregunta, hace hablar a la gente, realiza todas las entrevistas posibles y necesatias. Entre mas amplio sea el espectro de sus entrevistados, 72 Periodismo escrito sus diversos —y a veces contradictorios— puntos de vista, mayor riqueza tendré su reportaje. En el reportaje la cantidad (de datos valiosos, pertinen- tes) es calidad. Al recibir una orden de trabajo, el reportero se hace de una hip6tesis previa que habra de corro- borar o cambiar en el lugar de los hechos. EI punto de partida puede ser una noticia que ante los ojos de un buen director resulta insufi- ciente o incompleta. Por ejemplo: una informa- cién de rutina, a través de un boletin de prensa, de la Procuraduria General de Justicia de la Reptibli- ca, en la que se da cuenta de un decomiso extraor- dinario de droga en Chihuahua, puede servir ‘como idea para un reportaje. Fue precisamente ése el caso del periodista Rodrigo Vera cuando hacia finales de 1990 salié rumbo a Chihuahua para ir més alla de la noticia, para indagar mas a fondo cual habja sido el impacto de la espectacular ac- ci6n policiaca en la comunidad rural donde su puestamente se llevé a cabo. La hipétesis del reportero era que a unos 300 kilémetros al sur de la ciudad de Chihuahua se habia decomisado el mayor cargamento de cocai- na en la historia del pais y que algtin efecto, o al- guna impresi6n, debfa haber causado encre los habitantes de la regién. Esa seria su nota, ésa se- rfa la historia que tendrfa que contar: la reaccién de los ciudadanos ante el acontecimiento. Sin embargo, preguntando y hablando con la gente empez6 a establecer que en el lugar al que hacia referencia la informacién de la Procuraduria no habfa habido ningtin decomiso ni ningiin tiroteo ni habian aterrizado aviones. 73 Federico Campbell ¢Qué fue exactamente lo que allf sucedi6? Esa era justamente la pregunta en la que habria de abundar el reportero en el momento de redactar porque, una vez en el escenario de los hechos, el misterio se volvi6 el tema fundamental y més in- teresante de su trabajo. No es que hubiera tenido que cambiar su hipétesis porque finalmente da- “a a conocer la reaccién de la comunidad ante el fenémeno del narcotrafico en la zona, pero como suele suceder cuando se parte de una informacién vaga e incompleta, la verdad es que en su trabajo de campo se encontré con una realidad mucho mas compleja que la prevista: un mundo de enigmas y relaciones de poder que le permitié también exponer problemas vinculados con los derechos humanos y con la forma en que los re- presentantes del Estado se comportan en su trato con los ciudadanos. Pero gde qué iba a escribir Rodrigo Vera si na- die sabia nada de nada? ¢Cémo organizar en un texto ese cimulo de informaciones definidas en Jo fundamental por el misterio? De regreso a la redaccién de su revista, dias después, y ante la pantalla de su computadora, el reportero se concentré en la composici6n por es- crito que desde su viaje de retorno venia ya orga- nizando mentalmente: partia de algo que su experiencia de periodista, su instinto profesio- nal, le hacia considerar como lo mas significativo desde el punto de vista periodistico. ;Qué era lo noticioso? ;Cudl era su nota? ¢Qué era lo més dramitico de su reportaje? El misterio. El enig- ma, La coneradiccién entre los informes oficiales referidos a lugares y hechos y la versién de los 74 Periodismo escrito habitantes de esos mismos lugares, testigos no de algo que sucedié sino de algo que no acontecié. En esa incertidumbre y en esos enigmas estaba la riqueza del r=portaje que Rodrigo Vera cuvo que ‘componer como una crénica, un reportaje narrat vo, descriptivo, demostrativo y de investigacién. Su trabajo como escritor consistié no en interpre~ tar los hechos sino en mostrarlos segtin se lo ha~ bfan expuesto sus entrevistados y apelando a la inteligencia dlel lector que habrfa de sacar sus pro- pias conclusiones y hacerse su propia composicién de lugar sobre las relaciones entre crimen y poder. ‘Poco a poc>, como quien erige una barda de la- drillos, el reportero fue ensamblando los diversos fragmentos ce informacién hasta lograr un efecto de conjunto conmovedor, preocupante y grave, manteniendo una objetividad estilistica: un len- guaje sencillo, preciso y claro, sin adjetivos innece-! sarios, Seguremente no fue recogiendo sus datos en el orden en que los presenté por escrito, ni en la misma secuenicia cronolégica en que se dieron, pero precisamente en eso consiste dar estructura aun re- portaje: en el ordenamiento que a cada paso va de- cidiendo el rdactor, en la eleccin del lugar justo en que coloca un dato. De un nimero indetermina- do y copioso de datos escoge uno para su primera frase de aper:ura: aquella informacién que le per- mitird plancear el tema y registrar el sentir de uno 0 varios de los actores sociales. Asimismo, de esa di- versidad de datos seleccionaré uno 0 dos que le ha- briin de facilicar el cierre circular de su texto con un remate o una sugerencia de conclusién. Para deserapefiarse con esta eficacia por escri- to, es necesario que el reportero se vaya educando 15 Federico Campbell en su oficio de escritor, aprovechando en lo posi- ble su experiencia literaria y su imaginacién. Ya lo decfa Gabriel Garcia Marquez en una entrevis- ta que en agosto de 1991 le hicieran en The New York Times: “Me interesan todos los géneros na~ trativos: contar historias. Yo creo que el perio- dismo implica imaginaci6n y que es un género licerario. No se puede ser un buen periodista sin imaginacién,” 76 El ensayo-reportaje El “ensayo-reportaje” es una denominacién perso- nal: la que Fernando Benitez (nacido en México, D.E en 1911) daa sus crénicas y reportajes perio- disticos. Con esta expresi6n, el autor de Les primeras mexicanos, La ruta de Hernan Cortés, Los demonios en el convento, Los indios de México, entre ottos libros, in- dica muy claramente que sus textos son una com- posicién escrita que participa tanto de la reflexién propia del ensayo literario como de las descripcio- nes y las entrevistas caracteristicas del periodismo. Ea las primeras lineas de Los huicholes (como Il de Los indios de México), el que fuera director de El Nacional y de suplementos culturales como México en la Cultura, La Cultura en México, La Jornada Semanal, apunta que en cierto momento ‘de su vida, cerca ya de los 50 aftos, decidié salir de la capital para conocer su pais. “La ciudad de México es la cabeza de la monar- quia y por lo tanto priva en ella un ambiente cor- tesano. Aqui esté el palacio del rey en turno, aqui trabajan los ministros y los jerarcas, aqui viven los banqueros, los industriales, la alta burguesia, los intelectuales y naturalmente casi todas las conversaciones de esta gente se refieren a la poli- 77 Federico Campbell ica, a la sucesi6n del crono y a los menores cam- bios del gabinete. El intelectual de la meseta es un cortesano nato. En los cafés y en las reuniones hace circular una enorme cantidad de bromas sangrientas, de cabalas, de predicciones y de ané- lisis can sutiles como falsos y regocijantes. "Yo he pertenecido al ambiente del establish- ment y confieso que me gustaba mucho practicar ese tipo de gimnasia intelectual, pero a medida que envejecia me iba produciendo, como cual- quier tipo de gimnasia, un aburrimiento inven- cible. Las teorfas sobre los problemas politicos, sobre el campo, sobre la educaci6n superior, se clevaban siempre con el humo de los cigarrillos en forma de brillances globos que se fundfan en el espacio y un dia traté de conocer por mi mis- mo una realidad que, bien cocinada, me habia servido de alimento durante décadas de orgias y banquetes canibalescos.” Un largo viaje a Yucatan sirvié a Fernando Benitez de revulsivo. “Lo que sucedia guardaba tan escasa relacién con nuestras largas platicas cortesanas, que mi libro sobre Yucatan merecié la censura de dos técnicos pertenecientes a la direccién de la edi- corial y a mis habiuales tertulias de la mafiana.” El historiador y periodista decidié seguir ex- plorando el pais y asi fue internandose en las co- munidades de los tarahumaras, los tepehuanes, los mixtecos, los mazatecos, hasta llegar a com- poner su obra fundamental: Las indios de México. —Fernando, la entrevista suele ser un género pe- riodistico muy ambiguo, es una especie de ensa- 78 Periodismo escrito yo vicario, retrata s6lo una parte del entrevistado, y la da por el todo. Norman Mailer decia que él se sencia con derecho a cobrar las entrevistas que se le hacfan porque al fin y al cabo é1 era el que hablaba. ¢T¢. qué crees que es la entrevista? —Es una parte del reportaje; todo lo que sabe el periodista lo sabe a través de las palabras. Para mi, todo el periodismo es una literatura escrita bajo presién, a la carrera. El periodista no tiene tiempo de afinar su escritura; debe obrar en el momento m smo porque mafiana para él ya es de- masiado tarde. Esto es un inconvenience, desde luego, pero esté compensado por la ventaja de po- der trabajar sobre materiales en caliente, de poder trasmitir al lector la vida de los acontecimientos. En la fugacicad de este género radica su excelencia. —ZTe refizres a la noticia? —Sr, porc ue la entrevista informativa es igual, en estructura a la noticia. El trabajo del entrevis- tador consiste en valorar y jerarquizar su mate- rial principiando con una sintesis explosive. En México el arte de la entrevista no se ha desa- rrollado porque a los politicos y a los hombres importantes les gusta disfrazarse de esfinges. Re- cuerdo una inécdota del general Cardenas. Asis- tfa a un baile de provincia y una muchacha le pidié que bailara con ella. Cuando bailaban, la muchacha le pregunt6: “General, 2por qué se ve usted can bien?” “Mire usted, sefiorita —le con- test Cardenas— yo no fumo, no tomo alcohol, monto a calvallo, nado, y sobre todo me callo; porque com usted sabe, las enfermedades entran por la boca” El arte del periodista en México consiste, pus, en arrancar la careta al personaje y 79 Federico Campbell hacer que revele lo que la gente quiere saber. ‘Muchas veces una negativa en un pais tan elusive puede entenderse como una afirmacién. —¢Ha habido algunos cambios importantes en la prensa mexicana de los tiltimos afios? —En principio, los peridicos en México han sido creados para defender determinado tipo de intereses. Hubo un momento en que no eta posi- ble encontrar en ellos la menor critica. Yo me formé en la redacci6n de E/ Nacional. Era el aio 1936, Aunque E/ Nacional fue fandado por Calles, Cérdenas le dio una gran importancia porque pen~ saba que a la prensa s6lo podia combatirsele con la prensa, El periédico fue creado para defender Jos intereses de los campesinos y los obreros, para defender a la Revolucién y explicarle al pais en qué consistfan las finalidades de su politica. Re- cuerdo que todas las noches Megaban a la reda cién para leer los cables el embajador de Espafia, Marcelino Domingo, y Julio Alvarez del Vayo. CArdenas habia consagrado el derecho de asilo y en la pagina editorial que yo dirigfa, colaboraban Anibal Ponce, de Argentina; Juan Marinello y Nicolds Guillén, de Cuba; y, més tarde, cuando Ja guerra espaiiola se perdié, la mayoria de los grandes escritores exiliados. Fue un tiempo inol- vidable, de grandes tensiones y esperanzas. Cér- denas no repartfa tierras estériles; centré su politica agratia expropiando los lacifundios que eran la base de la economfa nacional; Yucatén, La Laguna, El Yaqui, Los Mochis, Lombardia, Nue- va Italia, que hasta entonces se habfan considera- do incocables. La tercera parte de su gobierno la pas hablando con los obreros, los campesinos y 80 Periodismo escrito los indios. Muchos le criticaban que perdia su tiempo, y pocos se dieron cuenta de la significa- cién moral de su politica; aquéllos habian sido tos humillados y los ofendides, los servos 0 el peo naje, y por primera vez. tenfan una conciencia de sus derechos y de su dignidad, Habfan dejado de ser monstruos para convertirse en hombres. De todas maneras, los periédicos atacaron la re- forma agraria, la expropiacién petrolera, la forma- cién de grandes sindicatos, la politica indigenista ‘A medida que la burguesia fue reconquistando po- siciones, apoyada en los gobiernos sucesivos, la prensa reaccionaria cobré su antigua relevancia. Ya no fue més E/ Nacional el érgano del gobierno, sino uno de los periédicos mas reaccionarios. No por un azar perdf més tarde la direcci6n del periédico. Mi salida coincidié con el auge del alemanismo, es de- cir; de la concrarrevolucién. En tales condiciones no tuve mis remedio que hacer periodismo culru- ral. Traté de rescatar una parte minima del espacio concedido a los crimenes y a los irrisorios fastos de 1a burguesia mexicana 0 a las noticias de una admi~ nistracién burocratizada para la culeura. —Fundaste entonces México en la Cultura. —St; pero después de mas de diez afios, nues- ros conflictow con la emprese de Novedadet fueron interminables y culminaron con la Revoluci6n Cubana, Pensaban que la culcura consistfa en re- sefiar con la necesaria banalidad lo que ocurria, en hacer recensionés inocuas de libros, teatro miisica. Todo lo que hacfamos merecia una amena- za. Si condendbamos la fibrica de churros llamada cine, protestaba la industria. Si nos ocupabamos de la censura previa en el ceatro, protestaba el a

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