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Carmen Zuleta de Merchán

Magistrada de la Sala Constitucional

DERECHO
DE LA NIÑEZ
Y LA
ADOLESCENCIA
EN LA DOCTRINA
DE LA SALA
CONSTITUCIONAL
(2000-2008)

Tribunal Supremo de Justicia


Colección Doctrina Judicial No 33
Caracas / Venezuela / 2009
2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

KHW2921
Z94

Zuleta de Merchán, Carmen. Derecho de la Niñez y la


Adolescencia en la Doctrina de la Sala Constitucional (2000-
2008) / Carmen Zuleta de Merchán. Caracas: Tribunal Su-
premo de Justicia, 2009.

650 p. - (Colección Doctrina Judicial, Nº 33)

1. Jurisprudencia constitucionall - Venezuela. 2. Jurisdicción


constitucional - Venezuela. 3. Niños y adolescentes - Venezuela.

© República Bolivariana de Venezuela


Tribunal Supremo de Justicia
Colección Doctrina Judicial ­ Nº 33
Fernando Parra Aranguren, Director
Depósito Legal lf:
ISBN:
Depósito Legal lf:
ISBN:
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 3

Carmen Zuleta de Merchán


Magistrada de la Sala Constitucional

DERECHO DE LA NIÑEZ
Y LA ADOLESCENCIA
EN LA DOCTRINA
DE LA SALA CONSTITUCIONAL
(2000-2008)

Tribunal Supremo de Justicia


Colección Doctrina Judicial, Nº 33
Caracas/Venezuela/2009
4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

SALA CONSTITUCIONAL SALA POLITICOADMINISTRATIVA

Dra. Luisa Estella Morales Lamuño Dra. Evelyn Margarita Marrero Ortiz
Presidenta del Tribunal Presidenta de la Sala
y Presidenta de la Sala Dra. Yolanda Jaimes Guerrero
Dr. Francisco Antonio Carrasquero López Vicepresidenta de la Sala
Vicepresidente de la Sala Dr. Levis Ignacio Zerpa
Dr. Jesús Eduardo Cabrera Romero Dr. Hadel Mostafá Paolini
Dr. Pedro Rafael Rondón Haaz Dr. Emiro Antonio García Rosas
Dr. Marcos Tulio Dugarte Padrón
Dra. Carmen Zuleta de Merchán
Dr. Arcadio Delgado Rosales

SALA ELECTORAL SALA DE CASACIÓN CIVIL

Dr. Luis Alfredo Sucre Cuba Dra. Yris Armenia Peña Espinoza
Segundo Vicepresidente del Tribunal Presidente de la Sala
y Presidente de la Sala Dra. Isbelia Josefina Pérez Velásquez
Dr. Luis Martínez Hernández Vicepresidenta de la Sala
Vicepresidente de la Sala Dr. Antonio Ramírez Jiménez
Dr. Rafael Arístides Rengifo Camacaro Dr. Carlos Oberto Vélez
Dr. Juan José Núñez Calderón Dr. Luis Antonio Ortiz Hernández
Dr. Fernando Ramón Vegas Torrealba

SALA DE CASACIÓN SOCIAL SALA DE CASACIÓN PENAL

Dr. Omar Alfredo Mora Díaz Dra. Deyanira Nieves Bastidas


Presidente de la Sala Primera Vicepresidenta del Tribunal
Dr. Juan Rafael Perdomo y Presidenta de la Sala
Vicepresidente de la Sala Dr. Eladio Ramón Aponte Aponte
Dr. Alfonso Rafael Valbuena Cordero Vicepresidente de la Sala
Dr. Luis Eduardo Franceschi Gutiérrez Dra. Blanca Rosa Mármol de León
Dra. Carmen Elvigia Porras de Roa Dr. Héctor Manuel Coronado Flores
Dra. Miriam del Valle Morandy Mijares
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 5

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
PRESIDENCIA

Palabras Preliminares

El número 33 de la Colección Doctrina Judicial, Derecho de la niñez y


la adolescencia en la Doctrina de la Sala Constitucional (2000-
2008), reúne una selección –preparada por la Magistrada Carmen Zu­
leta de Merchán– de los fallos dictados por la Sala Constitucional sobre
los derechos de la niñez y de la adolescencia, entre el primero (1º) de
enero de 2000 y el treinta y uno (31) de diciembre del año 2008.

La obra divulga el nuevo derecho de los niños y adolescentes, creado a


raíz de la aprobación –por parte de la Asamblea General de las Nacio­
nes Unidas– de la Convención Internacional sobre los Derechos del
Niño, de fecha veinte (20) de noviembre de 1989, ratificada por Vene­
zuela el catorce (14) de septiembre de 1990, previa publicación de la
Ley Aprobatoria correspondiente, en la Gaceta Oficial Nº 34.541 de
veintinueve (29) de agosto del mismo año.

Luego del inicio de su vigencia (a partir del trigésimo día después de


la fecha de su ratificación, Artículo 49.2 de la Convención), existió en
6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

el país una situación anómala desde el punto de vista jurídico, pues la


materia estaba regulada por la Ley Tutelar del Menor –basada en la
doctrina de la Situación Irregular– y el citado instrumento internacio­
nal, fundado en la Protección Integral, razón por la cual sus conteni­
dos eran antagónicos.

A fin de solventar esta realidad, se promulgó y publicó la Ley Orgánica


para la Protección del Niño y del Adolescente, de dos (2) de octubre de
1998, reformada mediante la ley de siete (7) de diciembre de 2007, cu­
yas directrices fueron convalidadas por el texto constitucional vigente, en
el Título III, Capítulo V (De los Derechos Sociales y de las Familias).

De este modo, el ordenamiento jurídico venezolano acogió, y consagró,


la doctrina de la Protección integral, base de la Convención Internacio­
nal, y reformuló las relaciones entre la infancia y la ley; el niño dejó de
ser un sujeto tutelado y devino en titular de derechos, esto es, se le
habilitó “para demandar, actuar y proponer”. En otras palabras, al aco­
ger el nuevo paradigma, y tal como reza la Exposición de Motivos de la
Ley reformada, se comenzó a ver “al niño como persona en desarrollo,
con derechos y responsabilidades inherentes a todos los seres humanos”.

Precedido de un prólogo de la Magistrada Zuleta de Merchán, el libro


divulga ciento veintinueve sentencias, siendo de notar que, en beneficio
del lector, en las dictadas con anterioridad a la vigencia de la actual
normativa, se realizó la concordancia entre el articulado de la ley refor­
mada y la derogada.

El Tribunal Supremo de Justicia que presido espera que esta nueva pu­
blicación no sólo sea recibida con beneplácito por su destinataria, la
comunidad jurídica nacional, sino que sirva de ejemplo y estímulo para
la preparación de otras semejantes.

Caracas, ocho (8) de diciembre de 2008

Luisa Estella Morales Lamuño


DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 7

Contenido

Prólogo ................................................................................... 27
Índice de Artículos ............................................................. 41
Abreviaturas ......................................................................... 55
Contenido Temático ............................................................ 57

AÑO 2000

1. Debido Proceso, Interés Superior del Niño y el interés


de la sociedad
Sentencia N° 579 ......................................................... 59
2. Opinión del Niño en Audiencia Privada
Sentencia N° 580 ......................................................... 62
3. Importancia del Derecho del Niño, Niña y Adolescen­
te, a ser escuchados en las causas que le conciernen
Sentencia N° 637 ......................................................... 65
4. Integridad del núcleo familiar, seguridad y bienestar de
los niños justifica otorgamiento de medida cautelar
Sentencia N° 1.410 ...................................................... 67
5. Procedimiento a puerta cerrada y con carácter re­
servado
Sentencia N° 1.566 ...................................................... 68
8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

AÑO 2001

1. Los Fiscales especializados previstos en la Ley Orgá­


nica para la Protección del Niño y del Adolescente y
en la Ley Orgánica del Ministerio Público, sustituyen
a las figuras de los Procuradores de Menores de la
derogada Ley Tutelar del Menor
Sentencia N° 120 ......................................................... 71
2. Naturaleza de los Derechos y Garantías de los Niños,
Niñas y Adolescentes. Tribunales Competentes
Sentencia N° 879 ......................................................... 72
3. Fuero de atracción en materia de protección de Niños,
Niñas y Adolescentes
Sentencia N° 926 ......................................................... 74
4. Notificación de la Sentencia en el Sistema de Respon­
sabilidad Penal del Adolescente
Sentencia N° 1.293 ...................................................... 75
5. Pensión Alimentaria como tema debatido, exige cele­
ridad y tramitación preferente
Sentencia N° 1.325 ...................................................... 77
6. La Institución Familiar está íntimamente ligada al or­
den público, por lo que no opera la caducidad de la
acción de amparo constitucional
Sentencia N° 1.577 ...................................................... 78
7. Otorgamiento de Medida Cautelar prohibiendo salida
del país de la niña hasta que no se complete la doble
instancia
Sentencia N° 1.592 ...................................................... 79
8. El Interés Superior del Niño está íntimamente ligado
al orden público, por lo que no opera la caducidad de
la acción de amparo constitucional
Sentencia N° 1.644 ...................................................... 82
9. Competencia de los Tribunales de Protección del Niño y
del Adolescente, para conocer de los recursos de ha-
beas corpus donde se encuentran involucrados menores
Sentencia N° 1.652 ...................................................... 83
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 9

10. A todas las personas comprendidas entre doce y die­


ciocho años, al momento de conocer el hecho punible,
deberá aplicárseles el régimen especial establecido en
la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente
Sentencia N° 1.662 ...................................................... 85
11. Derecho al Honor y Reputación de la madre, vio­
lentado por un Juzgado de Protección del Niño y del
Adolescente
Sentencia N° 2.218 ...................................................... 87
12. Consideraciones sobre el Aborto honoris causa con­
templado en el artículo 436 del Código Penal.
Sentencia N° 2.255 ...................................................... 89

AÑO 2002

1. Distorsión del fuero atrayente de los Tribunales de Pro­


tección del Niño y del Adolescente.
Sentencia N° 162 ......................................................... 95
2. Medidas de Protección conforme a la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente dicta­
das en sede constitucional
Sentencia N° 1.193 ...................................................... 97
3. Las decisiones recaídas en juicios de guarda no pro­
ducen cosa juzgada
Sentencia N° 2.037 ...................................................... 98
4. Derecho de los niños, niñas y adolescentes a un nivel de
vida adecuado, que asegure su desarrollo integral
Sentencia N° 2.371 ...................................................... 99
5. Legitimación para intentar acción de derechos colec­
tivos y difusos en pro de los derechos de los niños,
niñas y adolescentes
Sentencia N° 2.425 ...................................................... 102
10 DERECHO DELA NIÑEZY LAADOLESCENCIA

6. El Recurso de Apelación y el Recurso de Revisión de


Prisión Preventiva de Libertad contemplados en la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­
cente, pueden ser utilizados indistintamente por los
imputados sin orden de prelación entre sí
Sentencia N° 2.549 ...................................................... 105
7. Constitución del Tribunal de Juicio con Escabinos cuando
se trate de delitos graves cometidos por adolescentes
Sentencia N° 2.681 ...................................................... 106
8. Deber del Juez de oír al Ministerio Público y al impu­
tado antes de fijar el lapso para que concluya la in­
vestigación
Sentencia N° 2.686 ...................................................... 109
9. Establecimiento de un sistema penal orientado a la
imposición de medidas educativas para la adecuada
integración del adolescente a la vida social
Sentencia N° 2.964 ...................................................... 111
10. Los Derechos de los Niños y Adolescentes, y el ejer­
cicio de los mismos por imperativo legal, son materia
de orden público, intransigibles e irrenunciables
Sentencia N° 3.034 ...................................................... 112
11. Derecho de la Madre del Niño a ser oída para expo­
ner sus alegatos antes de dictarse una medida provi­
sional de protección
Sentencia N° 3.049 ...................................................... 113
12. Los Tribunales de Protección son competentes para
conocer los Juicios de Obligación Alimentaria intenta­
dos por hijos mayores de edad
Sentencia N° 3.260 ...................................................... 115

AÑO 2003

1. La Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de


Justicia tiene asignada la competencia natural para
conocer la solicitud de avocamiento en materia de ni­
ños, niñas y adolescentes
Sentencia N° 25 ........................................................... 119
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 11

2. La Obligación Alimentaria se establece cuando existe


vínculo filial o elementos que constituyan indicios sufi­
cientes, precisos y concordantes. Prescripción de la
obligación de pagar los montos por concepto de Obli­
gación Alimentaria
Sentencia N° 868 ......................................................... 121
3. No pueden ser condenados en costas los niños o
adolescentes, de conformidad con lo establecido en
la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente
Sentencia N° 874 ......................................................... 124
4. Los Amparos Constitucionales intentados por niños,
niñas o adolescentes sin asistencia o representación
legal, deberán notificarse a los órganos de asistencia
jurídica del menor
Sentencia N° 1.053 ...................................................... 125
5. No puede declararse la terminación del proceso cuan­
do esté involucrado el Interés Superior del Niño, ya
que esto es materia de orden público
Sentencia N° 1.064 ...................................................... 128
6. Declarada la Perención de la Instancia, no se impide
la protección integral de los menores a través de la
imposición de medidas cautelares
Sentencia N° 1.102 ...................................................... 131
7. Debido Proceso en causas de protección de niños, ni­
ñas y adolescentes
Sentencia N° 1.580 ...................................................... 133
8. Competencia de los Jueces de Juicio en materia de pro­
tección de niños, niñas y adolescentes para conocer de
acciones por derechos colectivos y difusos de éstos
Sentencia N° 1.659 ...................................................... 136
9. Interés Superior del Niño como concepto jurídico in­
determinado no puede utilizarse en manejos acomoda­
ticios e ilegítimos
Sentencia N° 1.917 ...................................................... 140
12 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

10. Fuero de Atracción en materia de protección de niños,


niñas y adolescentes para conocer de procedimientos
especialísimos regulados en el Código de Procedimien­
to Civil, salvo lo previsto en el artículo 366 del referido
Código
Sentencia N° 2.099 ...................................................... 145
11. Procedencia Excepcional del amparo contra autos de
mero trámite cuando causa agravio constitucional
Sentencia N° 2.168 ...................................................... 151
12. La Pensión de Alimentos debe fijarse atendiendo a la
capacidad económica de ambos progenitores co­obli­
gados
Sentencia N° 2.239 ...................................................... 154
13. La Competencia para conocer de las Solicitudes de In­
terpretación de normas o textos legales donde se en­
cuentren involucrados intereses de niños, niñas y
adolescentes corresponde a la Sala de Casación Social
Sentencia N° 2.310 ...................................................... 155
14. Deben existir suficientes elementos de afectación a
los intereses de los menores de edad para que opere el
fuero atrayente de los Tribunales de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente
Sentencia N° 2.668 ...................................................... 157
15. Impropio Recurso de Colisión de Leyes interpuesto
por un Juez, entre el artículo 680 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente y la
Resolución N° 159 dictada por la Comisión de Fun­
cionamiento y Reestructuración del Sistema Judicial,
pero resuelto por la Sala Constitucional por tratarse
de materia de orden público
Sentencia N° 2.720 ...................................................... 161
16. En materia especial de niños, niñas y adolescentes el
auto para mejor proveer es de carácter complementa­
rio y de naturaleza aclarativa
Sentencia N° 2.788 ...................................................... 164
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 13

17. La Revisión de Pensión Alimentaria, los titulares de


esta acción pueden ser tanto el guardador como el
reclamado. Mediante nueva demanda, el juez no pue­
de de oficio modificar la potestad
Sentencia N° 3.065 ...................................................... 166
18. Sólo debe verificarse el cumplimiento de 18 años del
adolescente para ordenar su traslado a una institución
de internamiento de adultos
Sentencia N° 3.397 ...................................................... 170

AÑO 2004

1. La declaratoria de paternidad no puede provenir de


un proceso de pensión de alimentos
Sentencia N° 177 ......................................................... 175
2. Las Salas de Juicio son competentes para conocer de
amparos contra las oficinas de alguacilazgo
Sentencia N° 182 ......................................................... 176
3. El Recurso de Apelación intentado contra la senten­
cia definitiva dictada en materia de Pensión de Ali­
mentos, es oído en un solo efecto.
Sentencia N° 247 ......................................................... 177
4. Los Jueces de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente deben demostrar que
efectivamente hacen seguimiento adecuado al pro­
ceso, y su verdadera preocupación es la solución
definitiva del destino de los niños
Sentencia N° 507 ......................................................... 179
5. Citación por Cartel según la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente
Sentencia N° 510 ......................................................... 180
6. Amparo contra los Consejos de Derecho y Consejos
de Protección del Niño y del Adolescente como órga­
nos administrativos corresponden a la jurisdicción con­
tenciosa administrativa.
Sentencia N° 635 ......................................................... 182
14 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

7. Los Tribunales de Protección deben realizar todo lo


conducente para que se ejecuten las medidas caute­
lares dictadas por éstos
Sentencia N° 722 ......................................................... 184
8. Las disposiciones de la Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente relativas al Interés
Superior del Niño son de orden público; sin embargo,
ello no obsta para que se declare terminado el proce­
dimiento por incomparecencia del accionante a la au­
diencia constitucional.
Sentencia N° 1.414 ...................................................... 185
9. Criterio Vinculante: los Tribunales de Protección son
competentes para conocer los juicios por extensión
de Obligación Alimentaria para los jóvenes que cum­
plan la mayoridad.
Sentencia N° 1.756 ...................................................... 187
10. No se confirma desaplicación del artículo 466 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente
Sentencia N° 1.876 ...................................................... 190
11. La Sentencia de conversión en divorcio debe contener,
si fuese el caso, la fijación de la pensión alimentaria
Sentencia N° 2.174 ...................................................... 195
12. Los Juicios de Inquisición de Paternidad no tienen
carácter patrimonial, a diferencia de los relativos a la
obligación alimentaria
Sentencia N° 2.308 ...................................................... 196
13. Las cantidades a pagarse por concepto de Pensión
Alimenticia son créditos privilegiados.
Sentencia N° 2.415 ...................................................... 199
14. La atribución de guarda y la restitución de guarda son
procedimientos distintos, incompatibles entre sí y ex­
cluyentes por su naturaleza
Sentencia N° 2.609 ...................................................... 203
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 15

15. La Protección Constitucional puede ser invocada por


menores de edad. El juez ab initio de la causa debe
nombrar representante judicial al niño y al adolescen­
te accionante.
Sentencia N° 2.856 ...................................................... 205
16. Admisión de los hechos como fórmula anticipada de
solución de conflictos.
Sentencia N° 3.015 ...................................................... 210
17. Derechos de la víctima del hecho punible.
Sentencia N° 3.088 ...................................................... 212
18. Declaratoria de Fraude Procesal en un Juicio de Di­
vorcio, para la protección de los bienes conyugales
que afectan a los hijos.
Sentencia N° 3.249 ...................................................... 214

AÑO 2005

1. Régimen de Impugnación según la Ley Orgánica para


la Protección del Niño y del Adolescente.
Sentencia N° 56 ........................................................... 221
2. Los Derechos y Garantías de los Niños, Niñas y Ado­
lescentes son: de orden público, intransigibles, irre­
nunciables, interdependientes entre sí, e indivisibles
Sentencia N° 321 ......................................................... 222
3. La Ley de Arrendamientos Inmobiliarios crea una
desigualdad entre el hijo adoptivo y los biológicos; en
consecuencia, se anula parcialmente la mención “hijo
adoptivo” contenida en la letra “b” del artículo 34
eiusdem
Sentencia N° 1.376 ...................................................... 224
4. Medida Provisional dictada en materia de guarda.
Sentencia N° 1.483 ...................................................... 226
5. Las decisiones sobre Obligación Alimentaria tienen
apelación.
Sentencia N° 1.551 ...................................................... 228
16 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

6. Principio de igualdad de los padres separados frente a


los derechos y responsabilidades que impone la guar­
da de los hijos. Interpretación constitucional. Criterio
vinculante.
Sentencia N° 1.953 ...................................................... 229
7. Mecanismos procesales que finalizan anticipadamen­
te el proceso, son medidas sustitutivas del ius puniendi
Sentencia N° 2.063 ...................................................... 240
8. Los tratamientos de rehabilitación del adolescente
punible se asemejan a la prisión preventiva
Sentencia N° 2.323 ...................................................... 242
9. La prisión preventiva de los adolescentes no podrá
exceder de los 3 meses
Sentencia N° 2.463 ...................................................... 243
10. No debe aplicarse el Código Orgánico Procesal Penal si
existen dispositivos normativos similares en la Ley Or­
gánica para la Protección del Niño y del Adolescente
Sentencia N° 2.698 ...................................................... 250
11. La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente no establece un procedimiento especial
para la restitución de la guarda del niño sustraído por
la madre o el padre
Sentencia N° 2.779 ...................................................... 253
12. Cualquier actuación de los padres o representantes
del adolescente en un proceso penal, deberá adaptar­
se a las normas procesales vigentes.
Sentencia N° 3.253 ...................................................... 255
13. Revisión de oficio en un Juicio de Pensión de Alimentos
Sentencia N° 3.438 ...................................................... 256
14. Revisión de la medida judicial de privación preventiva
de libertad las veces que lo considere necesario.
Sentencia N° 3.473 ...................................................... 258
15. Régimen de visitas.
Sentencia N° 3.477 ...................................................... 259
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 17

AÑO 2006

1. Competencia en materia de Obligación Alimentaria


corresponde a los Tribunales Especiales de Ley Or­
gánica para la Protección del Niño y del Adolescente
y no a la jurisdicción civil, aun cuando el reclamante
menor haya alegado la mayoridad.
Sentencia N° 20 ........................................................... 263
2. Se extrema el cumplimiento del Interés Superior del Niño
y se oficia al Ministerio Público para que constate si du­
rante la entrega material de un bien existió lesiones o
maltratos contra una niña que ocupaba el inmueble.
Sentencia N° 329 ......................................................... 264
3. Las visitas a los niños o adolescentes constituyen una
institución familiar, cuya tutela contempla la Ley Or­
gánica de Protección del Niño y del Adolescente, como
un derecho tanto de aquéllos como de sus parientes
por consanguinidad o afinidad. De tal suerte que a los
abuelos les asiste el derecho de visitar a sus nietos,
conforme lo prevé el artículo 388 de la referida ley, y
en caso de resistencia del guardador (obligado) a ha­
cer efectivo el ejercicio de dicho derecho, puede su
titular exigir judicialmente su fijación.
Sentencia N° 338 ......................................................... 265
4. Autorización judicial para viajar y residenciarse en el
exterior con el progenitor guardador.
Sentencia N° 565 ......................................................... 266
5. La ejecución de un fallo no puede retardar o perjudi­
car el período escolar de un niño, niña o adolescente
Sentencia N° 899 ......................................................... 270
6. La decisión del tribunal de ordenar de oficio la retasa
requiere el agotamiento de la fase declarativa del pro­
cedimiento de estimación de honorarios, esto es, de­
jarse precluido si se tiene o no el derecho al cobro de
honorarios.
Sentencia N° 1.263 ...................................................... 271
18 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

7. Pronunciamiento sobre el derecho a la procreación y a


la reproducción asistida y determinación de la filiación
Sentencia N° 1.456 ...................................................... 272
8. Patria Potestad. Requisitos para el otorgamiento de
poderes para representar derechos del niño, niña y
adolescente
Sentencia N° 1.492 ...................................................... 308
9. Contrario al orden público, declarar terminado el pro­
cedimiento, por incomparecencia a la audiencia cons­
titucional, cuando se encuentren involucrados intereses
de un incapaz
Sentencia N° 1.788 ...................................................... 315
10. Desaplicación por control difuso. Oportunidad proce­
sal para la admisión de los hechos
Sentencia N° 1.799 ...................................................... 319
11. Retardo Procesal afecta generalmente el Interés Su­
perior del Niño
Sentencia N° 1.865 ...................................................... 328
12. La obligación de proveer de una vivienda a los niños y
adolescentes corresponde a sus progenitores, y no pa­
rece plausible que se haga pesar sobre terceros
Sentencia N° 2.196 ...................................................... 329
13. Impugnación de reconocimiento de paternidad. Con­
flicto de intereses. Representación de los derechos
del niño involucrado
Sentencia N° 2.240 ...................................................... 332
14. Interés Superior del Niño impone a los tribunales de la
República el deber de actuar con mucha más precau­
ción al momento de tomar cualquier decisión que pue­
da afectar los intereses del niño y del adolescente
Sentencia N° 2.301 ...................................................... 337
15. Naturaleza de las decisiones que otorgan medidas
cautelares
Sentencia N° 2.531 ...................................................... 340
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 19

AÑO 2007

1. Control difuso. El procedimiento por admisión de los


hechos no es un derecho del cual pueda disponer li­
bremente el imputado
Sentencia N° 242 ......................................................... 345
2. Nuevo criterio de interpretación. La competencia de
la jurisdicción especial de niños, niñas y adolescentes
en asuntos patrimoniales
Sentencia N° 347 ......................................................... 353
3. Los tribunales competentes en materia de niños, ni­
ñas y adolescentes pueden de oficio o a instancia de
parte, dictar las providencias necesarias para hacer
efectiva la Obligación Alimentaria
Sentencia N° 528 ......................................................... 357
4. El medio idóneo para impugnar una medida cautelar
que prohíbe la salida del país de un niño, niña o ado­
lescente, es la oposición y no el recurso de apelación
Sentencia N° 543 ......................................................... 359
5. Las salas de juicio de la Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente son competentes para
practicar la restitución de la guarda y ejecutar sus
fallos con el auxilio del personal especializado y de los
órganos previstos en la ley especial, e incluso la pre­
sencia del otro progenitor y, de ser necesario, el apo­
yo de la fuerza pública; asimismo quedan autorizadas
para exhortar a otro juzgado de la misma categoría la
práctica de la norma si hubiere lugar a ello
Sentencia N° 766 ......................................................... 361
6. Control difuso. El ejercicio judicial del mecanismo de
protección de la Constitución debe contener un análi­
sis expreso que justifique la desaplicación para el caso
concreto de la norma cuestionada
Sentencia N° 1.034 ...................................................... 379
20 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

7. En materia de amparo es competente el juzgado su­


perior al que expidió la decisión judicial impugnada en
amparo, de conformidad con el artículo 4 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, aun cuando se invoque la lesión de
derechos a niños, niñas o adolescentes
Sentencia N° 1.165 ...................................................... 392
8. La admisión de los hechos sólo puede admitirse en la
audiencia preliminar, y una vez admitida la acusación
presentada por el Ministerio Público
Sentencia N° 1.339 ...................................................... 394
9. Los proyectos de ley escapan de los controles de
amparo, ya que no han adquirido eficacia jurídica para
que puedan amenazar derechos constitucionales
Sentencia N° 1.702 ...................................................... 396
10. Control difuso. Conforme a derecho, la desaplicación
de la norma contenida en el artículo 353 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­
cente que le permite a los abuelos solicitar directa­
mente la privación de la patria potestad
Sentencia N° 1.763 ...................................................... 398
11. El adolescente tiene derecho a ser notificado de la
existencia de una investigación en su contra, adelan­
tada por el Ministerio Público, y la vía para el resta­
blecimiento de sus derechos es el amparo, por cuanto
la decisión judicial que niega la solicitud de nulidad es
inapelable
Sentencia N° 1.858 ...................................................... 409
12. Interés difuso de la constitucionalidad. Participación
de los ciudadanos en la administración de justicia en
los juicios de responsabilidad penal del adolescente.
La infructuosa constitución del Tribunal Mixto (con
escabinos) luego de dos convocatorias autoriza la cons­
titución del Tribunal Unipersonal. Breve reflexión so­
bre la figura del escabino
Sentencia N° 1.918 ...................................................... 411
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 21

13. Obligaciones generales del Estado según la Ley Or­


gánica para la Protección del Niño y del Adolescente.
Distinta naturaleza de las medidas de protección a
favor de niños, niñas y adolescentes, y las derivadas
de violencia contra la mujer en un juicio de divorcio
Sentencia N° 1.987 ...................................................... 420
14. El Interés Superior del Niño es un instrumento de in­
terpretación que debe ser aplicado y avaluado en todo
momento que se conozca una causa en la que deba
decidirse algún procedimiento en materia de niños y
adolescentes. Las decisiones de los jueces y juezas
deben ser suficientemente motivadas, atendiendo a los
principios rectores que dominan la materia referente
a los derechos de niños, niñas y adolescentes
Sentencia N° 2.176 ...................................................... 430
15. El régimen de visitas acordado a los abuelos no puede
erigirse en una carga para el progenitor guardador.
Los padres de manera exclusiva ejercen la patria po­
testad. No es equiparable el derecho de visitas reco­
nocido por la ley a los progenitores con el acordado a
los demás miembros de la familia o terceros, el cual
es de discrecional concesión judicial
Sentencia N° 2.177 ...................................................... 432
16. En los procesos penales contra las excepciones de­
claradas sin lugar en la audiencia preliminar, no cabe
recurso de apelación; sin embargo, pueden oponerse
nuevamente en la fase de juicio, y si son nuevamente
declaradas sin lugar en esta etapa, intentar recurso
de apelación junto con la definitiva
Sentencia N° 2.222 ...................................................... 436
17. Control difuso. Se prescinde del juicio oral y público
cuando el adolescente imputado admite los hechos. La
admisión de los hechos es una forma especial anticipa­
da de terminación del proceso con pena disminuida
Sentencia N° 2.251 ...................................................... 437
22 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

18. Los jueces de protección, al decidir, deben hacerlo


con mucha prudencia, responsabilidad, razonabilidad
y con un dominio impecable de las instituciones fami­
liares. Una decisión judicial puede llegar ser funda­
mental en la existencia de los niños, niñas y
adolescentes. No pueden los tribunales ordenar el tras­
lado de un lado para otro sin mediar o ponderar las
transformaciones de vida que ello implica
Sentencia N° 2.320 ...................................................... 439
19. La práctica de una prueba de ADN solicitada para la
determinación de una filiación de un niño, niña o ado­
lescente debe tramitarse mediante un procedimiento
contencioso y no de jurisdicción voluntaria, y la nor­
mativa al efecto atañe al orden público
Sentencia N° 2.941 ...................................................... 445

AÑO 2008

1. Los veredictos dados por los tribunales constituciona­


les no pueden carecer de motivación o ser insuficien­
tes, pues enervan seriamente las posibilidades de
defensa de las partes. Gratuidad de las pruebas here­
do­biológicas
Sentencia N° 771 ......................................................... 453
2. La obtención de la mayoría de edad implica la extin­
ción del mandato de quien representaba al adolescente
Sentencia N° 828 ......................................................... 454
3. No existe incompatibilidad alguna en demandar el di­
vorcio y solicitar medidas relacionadas con el ámbito
familiar, como lo es la guarda de manera exclusiva de
los menores hijos
Sentencia N° 843 ......................................................... 461
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 23

4. Acción de Amparo contra la norma contenida en el


artículo 458 de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño, Niña y del Adolescente. Las normas como
tales no tienen capacidad de vulneración directa de
situaciones jurídicas concretas, es el acto de ejecu­
ción en sí el que podría ocasionar lesiones a los dere­
chos y garantías constitucionales de una persona
determinada
Sentencia N° 881 ......................................................... 464
5. Necesidad de apreciar la opinión de niños, niñas y ado­
lescentes con el fin de determinar su interés superior
en todos los procesos judiciales que les conciernen;
cuando el juez o jueza consideren inconveniente o im­
pertinente oír tal opinión, tienen la obligación de moti­
var razonadamente su negativa
Sentencia N° 900 ......................................................... 467
6. Las medidas cautelares que se dicten en un proceso
de divorcio no pueden obrar contra quienes no sean
partes en el juicio. Exceso en el ejercicio del poder
cautelar del Juez
Sentencia N° 1.153 ...................................................... 476
7. Orden público de los derechos y garantías de los ni­
ños, niñas y adolescentes. Régimen de convivencia
familiar. Derecho de los niños, niñas y adolescentes
de emitir opinión en los asuntos que afecten sus inte­
reses
Sentencia N° 1.237 ...................................................... 478
8. Desacato a la autoridad por incumplimiento de Obli­
gación Alimentaria. Obligatorio cumplimiento en el
proceso, poner al acusado en conocimiento de la ad­
misión de los hechos, de conformidad con el artículo
376 del Código Orgánico Procesal Penal
Sentencia N° 1.240 ...................................................... 482
24 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

9. Conforme a derecho la decisión del médico de tras­


fundir hemoderivados en contra de la voluntad de la
niña paciente, siempre y cuando dicho procedimiento
médico sea la única opción científicamente compro­
bada y tecnológicamente asequible en el país para res­
guardarle la vida al paciente­objetor Testigo de Jehová
o practicante de cualquier otra religión o culto que
parte de los mismos principios. Los niños, niñas y ado­
lescentes no pueden invocar la objeción de concien­
cia cuando está en riesgo la vida
Sentencia N° 1.431 ...................................................... 489
10. Identidad biológica vs Identidad legal, protección del
núcleo familiar. Procedimiento para el reconocimien­
to de paternidad. Derecho de filiación
Sentencia N° 1.443 ...................................................... 500
11. Todos los jueces deben velar por la protección de los
derechos y garantías establecidas en la Ley Orgánica
para la Protección del Niño, Niña y del Adolescente,
sin importar si pertenecen a esta materia especial
Sentencia N° 1.462 ...................................................... 506
12. Revisión de oficio de una sentencia por encontrarse
afectados los derechos de los hijos menores de edad
de personas recluidas en centros penitenciarios. Los
niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de de­
recho y estarán protegidos por la legislación, órganos
y tribunales especializados
Sentencia N° 1.548 ...................................................... 510
13. Competencia de la Sala Constitucional para tutelar de­
rechos difusos de niños, niñas y adolescentes en el
ámbito nacional. Ámbito de cobertura de la protec­
ción cautelar y los contornos precisos de las potesta­
des cautelares de los jueces. Acción de protección
como medio procesal idóneo para tutelar situaciones
que afecten derechos colectivos o difusos de niños,
niñas y adolescentes
Sentencia N° 1.560 ...................................................... 518
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 25

14. Interés Superior del Niño. Reintegración del niño a su


familia sustituta. Vínculos afectivos vs Vínculos bio­
lógicos. Derecho de niños, niñas y adolescentes al ho­
nor, reputación, propia imagen, vida privada e intimidad
familiar
Sentencia N° 1.687 ...................................................... 526
15. No conforme a derecho desaplicación del artículo 444
de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, referente a la adopción internacional.
Ratificación sobrevenida del Tratado. Cambio de legis­
lación alcance del principio “Interés Superior del Niño”
Sentencia N° 1.734 ...................................................... 530
16. Errónea desaplicación. La Sala Constitucional advierte
que el artículo 516 de la Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño, Niña y del Adolescente es de obligato­
rio cumplimiento por parte de los Tribunales de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes; en con­
secuencia, ningún juez con la referida competencia
podrá aplicar frente a una solicitud de rectificación de
partidas de niños, niñas y adolescentes, el procedi­
miento establecido en los artículos 768 y siguientes
del Código de Procedimiento Civil; al contrario, debe
decidir como punto previo, si la solicitud versa sobre
verdaderos errores materiales y remitirla en ese caso
al Consejo de Protección o si, por el contrario, cabe la
intervención judicial al tratarse de un error cuya solu­
ción debe obtenerse jurisdiccionalmente, en aplicación
de lo establecido en el artículo 511 de la ley especial.
Se ordenó publicación en Gaceta Oficial
Sentencia N° 1.851 ...................................................... 537

APÉNDICE

Cuadro de Concordancia entre la Ley Orgánica para


la Protección del Niño y del Adolescente (2000) y la
Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y del
Adolescente (2007) ...................................................... 543
26 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 27

Sobre la Valoración Jurídica


de la Niñez y de la Adolescencia

Empezaremos por reconocer que el surgimiento de un sentimiento co­


lectivo universal a favor de la niñez es un fenómeno cultural específi­
co de estos nuevos tiempos, que se desencadena a partir del pasado
siglo XX mediante la doctrina de la “conciencia jurídica universal”
que el mundo occidental desarrolla y difunde a través de los organis­
mos internacionales.

La razón de esta genealogía cultural (no biológica] del sentimiento co­


lectivo de protección a la infancia, estriba en el hecho de que histórica­
mente la sociedad occidental no ha sido proclive a la protección de la
infancia; “antes por el contrario, pareciera existir en los hombres y
mujeres un marcado interés cultural por el crecimiento acelerado del
niño sin que se haya comprendido que la larga infancia es una caracte­
rística esencial de la especie humana”. El autor de la cita anterior, el
español José Antonio Marina [1996) se documenta en Philips Ariés,
quien al estudiar la evolución cultural de este sentimiento colectivo ha­
cia la infancia, sostiene que la familia tardó mucho en tener una función
afectiva, y que la “valoración del niño” es un sentimiento muy tardío.

A similares conclusiones llega la sicóloga francesa Elizabeth Badinter


[1985) quien inclusive pone en duda “el instinto maternal”, luego de
examinar el comportamiento de las madres francesas del siglo XVIII y
28 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

su relación con los hijos. En aquellos tiempos la relación madre­hijo en


la sociedad europea podría hoy calificarse de “desnaturalizada”. Las
mujeres aristócratas, y de la alta y pequeña burguesía, pagaban a otras
mujeres “nodrizas” la crianza de los hijos; y al decir de Evelynne Sulle­
rot (1979) poner a los hijos en manos de una nodriza era una suerte de
infanticidio diferido, ya que muchos de esos niños morían. Sin embargo,
tan extendida era la práctica en Francia que muchas eran las mujeres
que hacían un oficio de amamantar; a tal extremo que las feministas
saint­simonianas y fourieristas del siglo IX reclamaban la institución de
“nodrizas nacionales”, es decir, el estatus de funcionarias públicas. Al­
gunos autores piensan que haber llegado a esa reivindicación feminista
era demostrativa de un estado social de indiferencia sobre el niño; y
ciertamente, es de pensar que a gran escala, la separación de la madre
de su hijo casi desde el momento del nacimiento debía crear en mayor
grado social reacciones de desapego materno­filial. Tengamos en cuen­
ta que para entonces el nacimiento de un hijo no era ni una elección ni
un proyecto; como se ha dicho, la gente del pueblo se casaba para tener
hijos igual que un manzano tiene manzanas. En fin, dice Evelynne Sulle­
rot (1979) que cuando se hayan aclarado los aspectos económicos de
esta práctica de la crianza por medio de nodrizas y sus diversas justifi­
caciones, se podrá responder mejor a la cuestión relativa a la indiferen­
cia o el apego al hijo, y escribir un capítulo de la historia muy mal conocida,
del amor maternal.

El caso es que hasta bien entrado el siglo XX, la cuestión de la alimen­


tación de los infantes –y, por lo tanto, de su supervivencia– se resolvía
muy mal dentro del mundo femenino. Algunas mujeres amamantaban
ellas mismas a sus hijos; otras amamantaban, además, a los hijos de
otras y cobraban el servicio; otras, no los amamantaban y eran las más
propensas a salir embarazadas al perder la protección de la lactancia
contra un nuevo embarazo. Se sabe que las mujeres de los carniceros
de Lyon tenían diecinueve hijos, un hijo por año; y entre ellos, cerca de
quince no llegaban a la adultez. Eran sobre todo estas mujeres que no
amamantaban a los hijos las que intentaban prácticas anticonceptivas y
hasta abortivas. Siguiendo a Evelynne Sullerot podemos concluir que la
vida de la mujer dependía en gran proporción de su fertilidad y del papel
de nodriza que asumía o no asumía tras el nacimiento de los hijos. Los
descubrimientos de Pasteur y las técnicas sustitutivas que permitieron
la lactancia artificial, cambiaron más la vida de las mujeres que todas
las ideologías feministas juntas.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 29

Además, y para completar este cuadro costumbrista de la crianza de


los hijos, debemos observar que el niño europeo recién nacido era
vestido como un embutido hasta que caminara, y pasaba su primera
infancia colgado del techo fuera del alcance de los animales domésti­
cos. De allí que se haya deducido que las altas tasas de mortalidad
infantil, bien podían imputarse a los malos tratos de los adultos, inclu­
yendo a las propias madres.

Esto era así en el mundo occidental hasta que se produjo una conver­
sión notable en el pensamiento médico, y se pusieron de relieve ciertos
hechos sociales hasta entonces despreciados o tratados con discreción
como fueron los abortos voluntarios y la mortalidad de los lactantes, que
incidían gravemente sobre la despoblación y la baja natalidad, entonces
cambia la estrategia de las clases dominantes que había sido claramen­
te malthusiana hasta la segunda mitad del siglo XIX. Hacia 1870 el mé­
dico francés Dupéctieux llama la atención con los resultados de un estudio
comparativo de las tallas de los soldados del ejército francés y del ejér­
cito inglés, advirtiendo que la talla de estos últimos era muy superior y
atribuía estos resultados a las inferiores condiciones de trabajo y salu­
bridad de la población francesa. Razones de salud pública hicieron que
se les diera a la protección de los niños y las mujeres tratamiento de
“deber patriótico”.

Queremos entonces destacar, que el fomento del sentimiento colecti­


vo de protección a la niñez ha sido producto de una lenta inducción
cultural todavía inconclusa, como podemos observar de ciertos indica­
dores del resumen de este proceso cultural evolutivo que intentaremos
a continuación.

II

A finales del siglo dieciocho, el envejecimiento de la sociedad europea


obliga a recrear condiciones culturales para persuadir a las madres de
que cuidaran a sus hijos. La aparición de El Emilio de J. J. Rousseau
imparte las nuevas ideas sobre naturaleza, ideología y pedagogía. A las
mujeres se les enseñó entonces a aceptar como un don natural la ma­
ternidad, y como un deber social el cuidado de los hijos, funciones para
las cuales las madres no estaban preparadas. Después, en la sociedad
victoriana, el ideal femenino basado en el culto mariano de la madre y el
hijo, y la censura del sexo sin procreación por parte de la Iglesia católi­
30 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

ca, hicieron el resto. En el siglo XX, los análisis de Freud sobre la psi­
quis femenina lo llevaron a sostener que una mala madre es una mala
mujer; y que además, estaría enferma. Aun así, a finales del siglo XX,
las mismas mujeres desmienten los dictámenes del psicoanálisis. En 1998,
en una muestra de 18.500 mujeres francesas; solamente el 23% creía
que la mujer debía tener hijos para sentirse realizada; las demás, lo con­
sideraron accesorio.

Esta muestra tendencial de las representaciones sociales femeninas,


válida para el resto del mundo occidental (y que puede afectar negati­
vamente la tasa de crecimiento de la natalidad) se halla fuertemente
influenciada por la expansión del empleo femenino, y el correlativo des­
apego del cuidado de los hijos que experimenta la mujer trabajadora; es
por ello que han surgido nuevas soluciones legislativas que tratan de
impedir que la mujer (sobre quien ha venido pesando culturalmente la
función social del cuidado de los hijos) desista de plantearse como un
dilema ser madre o trabajadora. Así tenemos que el Convenio Nº 156 de
la Organización Internacional del Trabajo (OIT) asigna a la madre y
padre trabajadores la responsabilidad familiar compartida. En el mismo
sentido, el artículo 76 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela equipara maternidad y paternidad; y prescribe para el padre
y la madre la responsabilidad compartida e irrenunciable de criar, for­
mar, educar, mantener y asistir a los hijos. Este postulado constitucional
ha sido ampliamente desarrollado en la Ley para Protección de las Fa­
milias, la Maternidad y la Paternidad publicada en la Gaceta Oficial Nº
38.773 de fecha 20 de septiembre de 2007.

Otra observación importante para abonar el proceso histórico progre­


sista a favor de la niñez es que, antiguamente –y a diferencia de como
ocurre hoy día– la estructura familiar no partía del hijo sino del matri­
monio, que ha sido el modo dominante de regulación de las relaciones
sexuales; es en época reciente –concretamente desde 1960– cuando la
construcción y definición de la familia comienza a pensarse en torno al
hijo: “única realidad perenne”, como estiman los sociólogos franceses
Le Gall, Didier ­ Bettahar, Yamine (2001) para explicar las tendencias
de la filiación “pluriparental” surgida en el proceso actual de recons­
trucción familiar.

En contraste, investigaciones antropológicas dan cuenta de culturas


aborígenes de alta sociabilidad desarrolladas sobre la base de la aten­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 31

ción especial a la infancia. Tal es el caso de la tribu de los arapesh en


Nueva Guinea, descrita por la antropóloga Margaret Mead. Relata la
citada antropóloga que los arapesh son un pueblo cooperador y amisto­
so que carece de organización política; todos trabajan juntos para todos
en comunidad, y el beneficio propio aparece como detestable. “Los ni­
ños son el centro de atención. La educación entera es educación senti­
mental, y no hace falta que el niño aprenda cosas porque lo importante
es suscitar en él un sentimiento de confianza y seguridad. Al niño se le
enseña a ser bondadoso y plácido, y a confiar en todo el mundo. No hay
ninguna prisa porque los niños se hagan adultos. Los niños pasan tem­
poradas en casa de sus familiares para que se acostumbren a pensar
que el mundo está lleno de parientes. Rechazan el incesto, pero no por
repulsión, sino porque les parece una estupidez negarse la alegría de
aumentar por el matrimonio el número de personas a las que se puede
amar, y en las que se puede confiar. No se estimula el afán competitivo,
y se sienten intolerablemente heridos en sus sentimientos por una pala­
bra áspera; una burla se considera expresión de hostilidad, y un adulto
se echa a llorar ante una acusación injusta” (Marina, José Antonio 1996).

Mientras que la sociedad industrial que evoluciona en Europa, después


de la Revolución de 1789, se apoya inmisericorde sobre la explotación
indiscriminada de niños, mujeres y adultos; haciéndose más monstruosa
cuanto peor eran las condiciones de trabajo de los niños: alquilados por
un salario miserable, explotados más allá de los límites de sus fuerzas
físicas, hambrientos, privados de sueño, castigados y destrozados por
las máquinas. Hasta 1815, en Inglaterra no era delito robar un niño, a no
ser que estuviese vestido, en cuyo caso el delito se cometía respecto de
la ropa. Niños de siete años, e incluso de menos edad, eran ahorcados
públicamente por delitos que hoy se considerarían irrelevantes. Estos
datos muestran, por una parte, que no se le daba al niño ningún valor; y
por otra parte, que a los niños se le consideraba plenamente responsa­
ble de sus actos.

En 1762, la aparición del Emilio de J. J. Rousseau inspira ideas revolu­


cionarias sobre la naturaleza, la sociedad, la ideología y la pedagogía; y
es entonces cuando se inicia en la civilización occidental el lento proce­
so de una cultura de la afectividad social hacia la infancia, cuyo impacto
habría de cambiar el rumbo de la historia de la humanidad.
32 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

En efecto, las tesis roussonianas ilustradas del Emilio, La Nueva Eloí-


sa y El Contrato Social –que armonizaban la razón con el instinto y el
sentimiento con la espontaneidad en el hombre, para sostener el valor
de la autenticidad de la vida humana, y la superioridad del estado civil
sobre el estado natural–, ejercieron una profunda influencia en la Euro­
pa de la Revolución Francesa. Las nuevas ideas de J. J. Rousseau inci­
dían favorablemente en bajar la alta mortalidad infantil que padeció la
sociedad premoderna por la ausencia de una valoración social de la
infancia. Así como también, las tesis roussonianas intuyeron visionaria­
mente para la ciencia moderna, los fundamentos básicos de lo que la
sicología contemporánea estudia como “inteligencia emocional”; y para
completar esta línea histórica virtuosa, inspiran el ideario precursor de
una valoración jurídica universal, objetivizada en el “interés superior del
niño”, que desde finales del siglo XX predica la legislación internacio­
nal. De allí la importancia de este pensamiento precursor de la era de la
Ilustración.

III

La historia de la civilización registra en todas las culturas del mundo la


explotación laboral infantil. Los niños siempre han desempeñado multi­
tud de tareas subordinadas. Unas, ligadas al entorno familiar; otras, vin­
culadas a las faenas agrícolas, industriales y mineras de la sociedad,
favorecidas por las ventajas económicas competitivas que siempre ha
reportado recurrir a los niños debido a sus bajos salarios, a sus menores
gastos de manutención, a su mejor movilidad en lugares angostos, a su
minuciosidad dactilar que los hace especiales para las labores de hilan­
dería; a su más fácil disciplina en el trabajo; y además, porque los niños
trabajadores negados a la libertad sindical, resultan sin mayores expec­
tativas de reivindicar mejores condiciones de trabajo.

Después de la Revolución Francesa de 1789, y frente a la miseria de las


familias obreras, el gran desafío de los pensadores europeos resultó
comprender cómo los sueños de libertad y de igualdad habrían podido
engendrar la pesadilla de la explotación infantil (Supiot, Alain. 1994).
En verdad, las primeras leyes de protección del trabajo de los niños y de
las mujeres constituyeron el acta de nacimiento del Derecho del Traba­
jo; pero desde las primeras legislaciones y hasta nuestros días, el traba­
jo asalariado infantil ha sido permanentemente cuestionado en la doctrina
iuslaboralista que se ha esforzado por conjugar con dificultad las varia­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 33

bles de pobreza, educación, carencia de padres y de familia, ociosidad y


ocupación útil, que son las variables sociales impetradoras que siguen
rondado hoy como ayer en la conciencia jurídica universal.

En 1802, aparece en Inglaterra la primera legislación reguladora del


trabajo infantil reduciendo a doce horas la jornada de trabajo de los
niños. Cuarenta años después, numerosas investigaciones médicas de
campo describían el uso y abuso de la mano de obra infantil en la indus­
tria manufacturera; y alertaban sobre sus consecuencias en la evolu­
ción del estado físico y mental de las generaciones obreras. Se decía
que, de cada cien niños nacidos de familias obreras en las manufacturas
textiles de Mulhouse, veintisiete niños solamente alcanzaban los diez
años; y diecisiete niños, los veinte años. Sin embargo, resulta sugerente
que las conclusiones del Informe Lord Ashle sobre el trabajo en las
minas (1842), hizo que la Inglaterra victoriana se sintiera más escanda­
lizada por la semidesnudez y carencia de principios religiosos en los
niños trabajadores ingleses que ante la insalubridad, la peligrosidad, y la
penosidad de sus condiciones de vida y de trabajo.

El género de “literatura industrial” de los años mil ochocientos que re­


presentaron Charles Dickens, David Copperfield, Oliver Twist, Emile
Zola, y el chileno Baldomero Lillo, denunció también las misérrimas con­
diciones de vida y de trabajo de adultos y niños en los albores del desa­
rrollo industrial, pero es sólo a mediados del siglo XX cuando la conciencia
jurídica universal valora el hecho social del trabajo infantil, y lo objetivi­
za como intrínsecamente reprochable. Aún así, para 1990 la Cumbre
Mundial de la Infancia, celebrada en Nueva York, constata que entre
ochenta a cien millones de niños en el mundo en edades comprendidas
entre los 10 y 14 años son explotados en el mercado de trabajo. En 1992
en los Estados Unidos, el Departamento de Salud Pública de Massachus­
sets revela en una conferencia sobre trabajo infantil que entre 1979 y
1982, el 13% de lesiones infantiles tuvo como origen circunstancias la­
borales; y la Administración Federal estadounidense comunicó que en­
tre 1984 y 1987, se habían recibido informes de 104 muertes de menores
trabajadores causadas por accidentes laborales.

La mayor protección del trabajo infantil ha sido un tema recurrente en


la legislación internacional del trabajo; pero a decir verdad, no son las
leyes las que hacen salir a los niños de las fábricas sino que es la pro­
gresiva extensión de la escolaridad, la mayor conciencia ético­social
34 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

que postula el desarrollo de la civilización contemporánea y, sobre todo,


el progresivo convencimiento en la dirigencia empresarial de la mayor
idoneidad del trabajador adulto para maximizar la rentabilidad del capi­
tal, como lo hacen notar Fernández Jiménez­Campos López (en Revista
Derecho Laboral Nº 181. Uruguay).

Los valores de educación, salud y trabajo en los niños y adolescentes


siguen aún oscilando en la cultura contemporánea en una relación de
predominancia que se vuelve para el legislador laboral como un dilema
irreconciliable en los actuales modelos societarios de la competitividad
económica globalizada.

En Venezuela, el nivel de instrucción de 55% de la fuerza de trabajo


empleada en la pequeña y mediana empresa –las cuales constituyen el
98% de las empresas del país–, no alcanza el nivel de 6º grado de ins­
trucción primaria. Esta cifra podría indicar que trabajo y educación son
valorados [¿forzosamente?] en la sociedad venezolana’ como dos valo­
res alternativos, y no en cambio complementarios. Paradójicamente en
los países altamente industrializados se ha desarrollado eufemísticamente
una cultura educativa del “pequeño trabajo” como escuela de vida, que
obliga a los adolescentes a llevar una doble vida convirtiéndolos en jó­
venes estudiantes soñolientos durante la jornada matinal del liceo des­
pués de haber pasado la noche y los weekends, en un trabajo precario.

Si tradicionalmente el joven trabajador proviene de familias de escasos


recursos, ocurre que hoy día, cada vez más hay jóvenes que no trabajan
por necesidad vital sino simplemente porque aspiran independencia finan­
ciera. Muchos de ellos viven en medios económicos favorables, y se in­
sertan en el mercado de trabajo aconsejados por sus padres para devengar
dinero extra con el cual adquirir bienes de consumo propios de su cultura
generacional; tales como, vestidos de marcas, costear salidas nocturnas,
artículos deportivos, cds de música, material informático, artefactos adi­
cionales para sus autos y motos, cigarrillos y tutti quanti ... porque en las
sociedades de consumo ser joven cuesta cada vez más caro.

Y he aquí los dilemas de la contemporaneidad: ¿Cómo evitar que esta


nueva filosofía del trabajo juvenil, propia de la cultura postmodernista
no adelante la infelicidad de la vida adulta?, ¿cómo insertar en el “credo
irracional” de la razón económica los nuevos paradigmas universales de
la protección integral del adolescente trabajador, y lograr sustraer del
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 35

mercado globalizado el criterio de las ventajas económicas competitivas


que conlleva para los países pobres la explotación del trabajo infantil?
La realidad es que ante esta conspiración del progreso y la violencia, la
ideología de la globalización del mercado ha buscado defenderse flexi­
bilizando y desregulando los mercados de trabajo, en aras de una liber­
tad individualizada del trabajador desvinculada de la ley, poco
comprometida contractualmente, y sin pretensiones ni reivindicaciones.

Anteriormente, la vieja concepción jurídica de la situación irregular del


menor mantenida desde el siglo XIX, primero en las legislaciones de
policía y luego en la legislación civil, permitió –a la sociedad y al legisla­
dor laboral– justificar como una necesidad el trabajo doméstico del niño
hasta que cumpliera los catorce años de edad para “proveer a su sub­
sistencia y evitar la ociosidad”. Así se repetía en los ordenamientos
policiales de casi todas las entidades estadales de Venezuela. Más aún,
en el año de 1937 la antigua Oficina Nacional del Trabajo, asesorada
por expertos internacionales del trabajo, mantuvo como argumento para
no ratificar el Convenio Nº 6 de la OIT sobre trabajo nocturno que elevó
a quince años la edad de admisión de los niños en los trabajos industria­
les, lo siguiente “ ... en Venezuela la falta de escuelas para atender
a la población entre los 14 y los 15 años de edad arriesgaba a
aumentar el número de jóvenes condenados a una ociosidad for-
zada” (cita de Alfonzo Guzmán, Rafael, 1988).

El nuevo régimen jurídico aborda incompletamente la protección de ni­


ños y adolescentes trabajadores, limitándose a cumplir con la Conven­
ción sobre los Derechos del Niño y el Convenio N° 138 de la OIT sobre
la edad mínima para el trabajo, que aun cuando allí se establece la edad
mínima en quince (15) años, el legislador patrio, debido a la realidad
nacional que incrementa el trabajo infantil mientras se incrementa la
pobreza, mantiene la edad mínima para trabajar en catorce (14) años,
conservando la posibilidad –por vía excepcional y previa autorización–
que adolescentes entre doce (12) y catorce (14) años puedan trabajar
en la industria, el comercio y la minería, dejando fuera de aplicación el
ámbito agrícola, pesquero y de servicios. Asimismo se otorga al Conse­
jo de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes la facultad de autori­
zar, en determinadas circunstancias debidamente justificadas, el trabajo
de adolescentes por debajo de la edad mínima, siempre que la actividad
no menoscabe su derecho a la educación, sea peligrosa o nociva para la
salud y no se encuentre expresamente prohibida por ley. La innovación
36 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

importante es el reconocimiento a los adolescentes trabajadores los de­


rechos a la sindicalización y huelga, aun cuando dichas disposiciones no
tengan aún una significación práctica.

IV

La Organización de Naciones Unidas, con la aprobación de la Conven­


ción Internacional sobre los Derechos del Niño (1989,) se ha propuesto
cambiar el rumbo de las legislaciones contemporáneas para la infancia
y la juventud desde la perspectiva de los derechos humanos, recono­
ciéndose para la infancia “cuidados y asistencia especial”; y concep­
tuándose al niño como sujeto de derecho sin discriminación alguna; con
plenitud de derechos para estar plenamente preparado para una vida
independiente en sociedad.

La nueva perspectiva universal de la protección integral de la infancia


propone un cambio cultural en la sociedad, una nueva forma de conviven­
cia social, preservando el medio adecuado de desarrollo físico e intelec­
tual del niño para progresivamente lograr su inserción en el mundo adulto
mediante la interacción de sus derechos y responsabilidades. Esta visión
cultural universal de la contemporaneidad fue acertadamente recogida en
los artículos 78 y 79 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (1999) al prescribir textualmente lo siguiente:

Artículo 78.- Los niños, niñas y adolescentes son sujetos


plenos de derechos y estarán protegidos por la legislación,
órganos y tribunales especializados, los cuales respetarán,
y garantizarán y desarrollarán los contenidos de esta cons­
titución, la Convención sobre los Derechos del Niño y de­
más tratados internacionales que en esta materia haya
suscrito y ratificado la República. El Estado, las familias y
la sociedad asegurarán, con prioridad absoluta, protección
integral, para lo cual se tomará en cuenta su interés supe­
rior en las decisiones y acciones que les conciernan. El
Estado promoverá su incorporación progresiva a la ciuda­
danía activa y creará un sistema rector nacional para la
protección integral de los niños, niñas y adolescentes.

Artículo 79.- Los jóvenes y las jóvenes tienen el derecho y el


deber de ser sujetos activos del proceso de desarrollo. El Es­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 37

tado, con la participación solidaria de las familias y la socie­


dad, creará oportunidades para estimular su tránsito producti­
vo hacia la vida adulta y, en particular, para la capacitación y
acceso al primer empleo, de conformidad con la ley.

La Exposición de Motivos de la Ley Orgánica para la Protección del


Niño y del Adolescente (1998) y la normativa contenida en la Reforma
Parcial de la Ley (2007) recogen la filosofía de la Convención Interna­
cional sobre los Derechos del Niño; y si partiendo de esta nueva pers­
pectiva encontramos en la legislación especial sobre la niñez y la
adolescencia viejas normas ya contenidas en el ordenamiento jurídico
como son las contempladas en la Ley Orgánica del Trabajo (1990) y en
su Reglamento; en modo alguno se tratará de una mera repetición legis­
lativa. Habría que entender que esas mismas normas han adquirido una
nueva dimensión social por el hecho de situarse en un nuevo contexto
internacional, constitucional, legislativo y cultural. Esta nueva dimen­
sión social del estatuto laboral del joven se hace ostensible en el ámbito
de su eficacia; por lo que necesariamente, la legislación del trabajo ten­
drá que extender la normativa sobre protección del joven trabajador al
ámbito de la tutela de los derechos colectivos y difusos que propugna el
nuevo constitucionalismo social.

Ciertamente es obligante replantear radicalmente el régimen de protec­


ción del trabajador adolescente, porque como agudamente se observa­
ba en la Exposición de Motivos de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente (1989):

La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño


(CIDN) representa un hito importantísimo en las concep­
ciones doctrinarias, en las construcciones jurídicas y en las
estrategias tácticas relacionadas con la niñez. En todos es­
tos aspectos hay un “antes y un después” de la Conven­
ción, la cual, ciertamente tendrá una gran incidencia en la
calidad de vida de los niños de todo el mundo en los próxi­
mos años. La CIDN transformó necesidades en derechos y
este es el punto fundamental. Antes el niño tenía necesidad
de educación y salud. Después de la Convención, tiene de­
recho a la educación y a la salud. La diferencia reside en la
exigibilidad de esos derechos, es decir, la Convención re­
formuló de manera definitiva las relaciones entre la infan­
38 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

cia y la Ley. Se abandonó el concepto del niño como sujeto


tutelado para adoptar el concepto del niño como sujeto de
derechos, entendiéndose por tal la habilitación para deman­
dar, actuar y proponer. Hoy se ve al niño como persona en
desarrollo, con derechos y responsabilidades inherentes a
todos los seres humanos. La Convención nos coloca frente
a un cambio paradigmático que plantea una nueva forma de
convivencia social, que reconoce a los niños y adolescentes
como factor fundamental de la población que debe recibir
del adulto toda la atención necesaria para su pleno desarro­
llo, a la vez que se le garantiza el derecho a participar acti­
vamente en todo lo que le concierne.

La legislación venezolana se ha venido adecuando a los nuevos para­


digmas jurídicos universales que han sustituido los viejos postulados de
la normativa tutelar del menor contenidos en las leyes especiales inclu­
yendo la Ley Orgánica del Trabajo y su Reglamento: y en efecto, a la
luz de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (1989)
se produce en el país un replanteo legislativo del tema de la infancia y
de la adolescencia con la aprobación el 3 de septiembre de 1998 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente que entró
en vigencia el 1º de abril del año 2000, la cual fue convalidada en el
marco de la nueva Constitución de la República Bolivariana de Vene­
zuela de 1999, al acogerse ampliamente el concepto de la Protección
Integral del Niño en el Capítulo V del Título III, concerniente a los De­
rechos Sociales y de las Familias. La misma normativa especial ha sido
objeto de una evaluación y reajuste en la Reforma Parcial publicada en
la Gaceta Oficial Extraordinario Nº 5.859, de fecha 10 de diciembre de
2007. También forman parte integrante del nuevo régimen jurídico de la
infancia y de la adolescencia, además de la Convención Internacional
de los Derechos del Niño, las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas
para la administración de la Justicia Juvenil (Reglas de Beijing); las
Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para los Jóvenes Privados de
Libertad; las Directrices de las Naciones Unidas para la Administración
de la Justicia Juvenil (Directrices de Riyadh); el Convenio de La Haya
sobre Protección de Niños y Cooperación en materia de Adopción In­
ternacional; el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Dere­
chos del Niño, relativo a la venta, prostitución infantil y utilización de
niños en la pornografía; el Protocolo Facultativo de la Convención sobre
los Derechos del Niño, relativo a la participación de niños en los con­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 39

flictos armados; el Convenio Nº 138 y la Recomendación Nº 146 de la


Organización Internacional del Trabajo (OIT), y la Carta de la Unesco
sobre la Educación para Todos.

La selección de sentencias de la Sala Constitucional en materia de los


derechos de la niñez y de la adolescencia 2000­2008 que recoge esta
publicación, tiene como objeto difundir en la perspectiva del artículo 78
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela el nuevo
Derecho de la Infancia y de la Adolescencia basado en la Protección
Integral que es el paradigma conforme al cual se diseña la legislación y
la jurisdicción especializada comparada desde la aprobación por las Na­
ciones Unidas de la Convención Internacional sobre los Derechos del
Niño (1989), ratificada por Venezuela según Gaceta Oficial N° 34.541
de fecha 29 de agosto de 1990.

Para una mejor comprensión, con sentido de progresividad de la doc­


trina de la Sala Constitucional, se han seleccionado las sentencias por
año y por fecha cronológica de publicación, incluyéndose los extrac­
tos pertinentes del fallo; y cuando los hubiere, se citan con el fallo los
votos salvados o los votos concurrentes porque forman parte inte­
grante de la sentencia.

También, en razón de la reforma reciente de la ley orgánica especial, se


ha procurado mantener la actualización legislativa del fallo cuando co­
rresponda, haciendo la mención al pie de página de la normativa refor­
mada o derogada.

Es necesario advertir al lector, para cumplir con el interés pedagógico


de esta publicación, que la nueva doctrina de la Protección Integral sus­
titutiva del viejo postulado de la Situación Irregular, que hasta entonces
inspirara las legislaciones de tutela de menores, implica transitar un pro­
ceso de construcción de las nuevas instituciones y desconstrucción de
la añeja institucionalidad anclada en el colectivo social. Será tarea fun­
damental de la doctrina y de la jurisprudencia de los tribunales de la
República desarrollar la regulación especial legislativa mediante la apli­
cación e interpretación del alcance de los principios rectores del nuevo
derecho como son: el Niño, Niña y Adolescente como Sujeto de Dere­
cho, el Interés Superior del Niño, la Prioridad Absoluta, la Participación
y el Rol Fundamental de la Familia y la Sociedad en la Garantía de los
Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes; ello dará cuenta de la
evolución cultural que para cada país implica la normativa internacional
de la Protección Integral de la Infancia y de la Adolescencia.
40 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

Es obligante reconocer públicamente en mi equipo de trabajo la colabo­


ración prestada para hacer realidad esta publicación, en especial a las
abogadas Jennifer Rojas y Claudia Mata. Mi agradecimiento por enten­
der la trascendencia del trabajo cotidiano de la Sala.

Carmen Zuleta de Merchán


DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 41

Índice de Artículos

CÓDIGO CIVIL
Artículo 1 ........................................................ 396
Artículo 18 ...................................................... 454
Artículo 162 .................................................... 489
Artículo 170 .................................................... 214
Artículo 173 .................................................... 214
Artículo 184 .................................................... 273
Artículo 185 .................................................... 195,420
Artículo 186 .................................................... 195
Artículo 197 .................................................... 273
Artículo 201 .................................................... 273, 500
Artículo 202 .................................................... 273
Artículo 204 .................................................... 273
Artículo 208 .................................................... 332
Artículo 232 .................................................... 197
Artículo 235 .................................................... 155, 273
Artículo 278 .................................................... 398
Artículo 279 .................................................... 398
Artículo 501 .................................................... 537
Artículo 748 .................................................... 177
Artículo 809 .................................................... 273
Artículo 1.264 ................................................. 273
42 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

CÓDIGO DE COMERCIO
Artículo 127 .................................................... 199
Artículo 1.099 ................................................. 190

CÓDIGO DE DEONTOLOGÍA MÉDICA


Artículo 72 ...................................................... 489

CÓDIGO DE ENJUICIAMIENTO CRIMINAL


Artículo 20 ...................................................... 454

CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL


Artículo 3 ........................................................ 353
Artículo 11 ....................................................... 128
Artículo 17 ...................................................... 121
Artículo 21 ...................................................... 184
Artículo 24 ...................................................... 68
Artículo 42 ...................................................... 308
Artículo 70 ...................................................... 161
Artículo 78 ...................................................... 461
Artículo 136 .................................................... 205, 454
Artículo 137 .................................................... 308
Artículo 142 .................................................... 454
Artículo 155 .................................................... 308
Artículo 165 .................................................... 454
Artículo 170 .................................................... 121
Artículo 244 .................................................... 273, 340
Artículo 267 .................................................... 308
Artículo 268 .................................................... 131
Artículo 294 .................................................... 166
Artículo 296 .................................................... 79
Artículo 341 .................................................... 454
Artículo 366 .................................................... 145
Artículo 401 .................................................... 164
Artículo 438 .................................................... 145
Artículo 514 .................................................... 164
Artículo 506 .................................................... 121
Artículo 523 .................................................... 361
Artículo 543 .................................................... 273
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 43

Artículo 607 .................................................... 203, 361


Artículo 768 .................................................... 537

CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAL


Artículo 8 ........................................................ 379
Artículo 31 ...................................................... 210, 436
Artículo 34 ...................................................... 210
Artículo 37 ...................................................... 210, 482
Artículo 40 ...................................................... 482
Artículo 42 ...................................................... 482
Artículo 43 ...................................................... 379
Artículo 46 ...................................................... 136
Artículo 60 ...................................................... 83, 102
Artículo 131 .................................................... 482
Artículo 164 .................................................... 411
Artículo 191 .................................................... 482
Artículo 195 .................................................... 482
Artículo 196 .................................................... 75, 409, 436
Artículo 264 .................................................... 258
Artículo 313 .................................................... 109
Artículo 314 .................................................... 109
Artículo 331 .................................................... 250
Artículo 332 .................................................... 210
Artículo 373 .................................................... 107, 345
Artículo 376 .................................................... 210, 319, 379, 482
Artículo 445 .................................................... 75
Artículo 456 .................................................... 170
Artículo 483 .................................................... 170

CÓDIGO PENAL
Artículo 432 .................................................... 89
Artículo 434 .................................................... 89
Artículo 435 .................................................... 89
Artículo 436 .................................................... 89

CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA
BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Artículo 2 ........................................................ 243, 392, 489
Artículo 3 ........................................................ 102
Artículo 20 ...................................................... 273
44 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

Artículo 21 ...................................................... 89, 299, 273, 319, 345


Artículo 23 ...................................................... 79
Artículo 25 ...................................................... 537
Artículo 26 ...................................................... 79, 308, 319, 345
379, 398, 411, 430, 518
Artículo 27 ...................................................... 79, 136, 243, 266, 392
Artículo 39 ...................................................... 392
Artículo 40 ...................................................... 392
Artículo 43 ...................................................... 89, 392
Artículo 44 ...................................................... 85, 243
Artículo 46 ...................................................... 392, 489
Artículo 47 ...................................................... 392
Artículo 49 ...................................................... 62, 65, 85, 109
133, 180, 187, 190
205, 210, 319, 345
379, 411, 482
Artículo 51 ...................................................... 467
Artículo 55 ...................................................... 392
Artículo 56 ...................................................... 273, 332, 500
Artículo 59 ...................................................... 49, 489
Artículo 60 ...................................................... 89, 392
Artículo 75 ...................................................... 67, 224, 229
392, 398
Artículo 76 ...................................................... 99, 229, 266
273, 500
Artículo 77 ...................................................... 500
Artículo 78 ...................................................... 62, 65, 67, 82, 99
119, 128, 131, 140
187, 229, 256, 337
361, 392, 398, 467
500, 510, 526
Artículo 79 ...................................................... 187
Artículo 83 ...................................................... 392
Artículo 91 ...................................................... 99
Artículo 102 .................................................... 119, 392
Artículo 103 .................................................... 119, 392
Artículo 115 ..................................................... 392
Artículo 127 .................................................... 273
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 45

Artículo 139 .................................................... 537


Artículo 156 .................................................... 136
Artículo 187 .................................................... 136
Artículo 203 .................................................... 396
Artículo 214 .................................................... 396
Artículo 253 .................................................... 136, 411
Artículo 255 .................................................... 411
Artículo 256 .................................................... 411
Artículo 257 .................................................... 79, 308, 337
398, 430
Artículo 258 .................................................... 379
Artículo 266 .................................................... 119, 155
Artículo 273 .................................................... 398
Artículo 281 .................................................... 125
Artículo 296 .................................................... 102
Artículo 334 .................................................... 119, 379, 398, 464
Artículo 335 .................................................... 102, 136, 187, 273
Artículo 336 .................................................... 119, 161, 256
396, 510

CONSTITUCIÓN NACIONAL DE VENEZUELA


Artículo 67 ...................................................... 467
Artículo 68 ...................................................... 467

CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE


DERECHOS HUMANOS
Artículo 8 ........................................................ 79

CONVENIO RELATIVO A LA
PROTECCIÓN DEL NIÑO Y A LA
COOPERACIÓN EN MATERIA DE
ADOPCIÓN INTERNACIONAL
Artículo 46 ......................................................
530
CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN
DE TODAS LAS FORMAS DE
DISCRIMINACIÓN
Artículo 16.e .................................................. . 273
46 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

CONVENCIÓN SOBRE LOS ASPECTOS


CIVILES DE LA SUSTRACCIÓN
INTERNACIONAL DE MENORES
Artículo 2 ........................................................ 59
Artículo 3 ........................................................ 229
Artículo 4 ........................................................ 59
Artículo 12 ...................................................... 59
Artículo 13 ...................................................... 59

CONVENCIÓN SOBRE LOS


DERECHOS DEL NIÑO
Artículo 1 ........................................................ 237
Artículos 9.3 ................................................... 229
Artículo 12 ...................................................... 62, 65, 229
467, 478
Artículos 18.1 .................................................. 229
Artículo 22 ...................................................... 62, 65, 467
Artículo 27 ...................................................... 67
Artículo 80 ...................................................... 467

DECLARACIÓN SOBRE LA
ELIMINACIÓN DE TODAS LAS
FORMAS DE INTOLERANCIA Y
DISCRIMINACIÓN FUNDADAS EN LA
RELIGIÓN O EN LAS CONVICCIONES
Artículo 5 ........................................................ 489

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE
DERECHOS HUMANOS
Artículo 29 ...................................................... 273

LEY DE ABOGADOS
Artículo 4 ........................................................ 125
Artículo 22 ...................................................... 272

LEY DE ADOPCIÓN
Artículo 55 ...................................................... 224
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 47

LEY DE ARRENDAMIENTOS INMOBILIARIOS


Artículo 34 ...................................................... 224

LEY DEL EJERCICIO DE LA MEDICINA


Artículo 2 ........................................................ 489
Artículo 16 ...................................................... 489
Artículo 24 ...................................................... 489
Artículo 25 ...................................................... 489

LEY DE LA JURISDICCIÓN CONTENCIOSA


ADMINISTRATIVA ESPAÑOLA
Artículo 123 .................................................... 161

LEY DE TIERRAS Y DESARROLLO AGRARIO


Artículo 167 .................................................... 506
Artículo 168 .................................................... 506

LEY DE TRASPLANTES DE ÓRGANOS Y


MATERIALES ANATÓMICOS EN SERES
HUMANOS
Artículo 1 ........................................................ 273
Artículo 16 ...................................................... 273

LEY DEL INSTITUTO NACIONAL DEL MENOR


Artículo 13 ...................................................... 71

LEY ORGÁNICA DE AMPARO


SOBRE DERECHOS Y GARANTÍAS
CONSTITUCIONALES
Artículo 1 ........................................................ 205
Artículo 3 ........................................................ 464
Artículo 4 ........................................................ 95, 166, 392, 411
430, 445, 510
Artículo 6 ........................................................ 82, 131, 221, 223
243, 359, 411, 420
454, 464, 510
Artículo 10 ...................................................... 510
Artículo 14 ...................................................... 128
48 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

Artículo 17 ...................................................... 128


Artículo 18 ...................................................... 454
Artículo 19 ...................................................... 205, 454
Artículo 28 ...................................................... 361
Artículo 35 ...................................................... 79
Artículo 40 ...................................................... 83
Artículo 48 ...................................................... 454, 510

LEY ORGÁNICA DE ORDENACIÓN URBANÍSTICA


Artículo 102 .................................................... 136

LEY ORGÁNICA DEL MINISTERIO PÚBLICO


Artículo 4 ........................................................ 398

LEY ORGÁNICA DEL PODER JUDICIAL 361


Artículo 70 ......................................................

LEY ORGÁNICA PARA LA PROTECCIÓN


DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE
Artículo 1 ........................................................ 157, 226, 420, 467
Artículo 4 ........................................................ 420, 467
Artículo 5 ........................................................ 179, 229, 420
Artículo 7 ........................................................ 136
Artículo 8 ........................................................ 62, 65, 99, 140
398, 420, 467
Artículo 12 ...................................................... 72, 112, 128
Artículo 26 ...................................................... 420
Artículo 27 ...................................................... 62, 65, 467
Artículo 28 ...................................................... 420
Artículo 29 ...................................................... 439
Artículo 30 ...................................................... 67, 99, 133, 329
Artículo 32 ...................................................... 420, 439
Artículo 35 ...................................................... 489
Artículo 42 ...................................................... 489
Artículo 51 ...................................................... 205
Artículo 65 ...................................................... 199, 436, 439
Artículo 76 ...................................................... 329
Artículo 80 ...................................................... 467, 478, 489
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 49

Artículo 85 ...................................................... 489


Artículo 86 ...................................................... 489
Artículo 119..................................................... 361
Artículo 126 .................................................... 114, 430
Artículo 127 .................................................... 183
Artículo 128 .................................................... 526
Artículo 129 .................................................... 183
Artículo 131 .................................................... 526
Artículo 137 .................................................... 119
Artículo 173 .................................................... 187
Artículo 177 .................................................... 74, 102, 136, 145
157, 187, 308
353, 392, 506, 518
Artículo 201 .................................................... 205
Artículo 202 .................................................... 205
Artículo 270 .................................................... 77, 357, 420, 482
Artículo 272 .................................................... 361
Artículo 276 .................................................... 518
Artículo 278 .................................................... 119
Artículo 294 .................................................... 151
Artículo 305 .................................................... 183
Artículo 318 .................................................... 119, 151
Artículo 322 .................................................... 518
Artículo 328 .................................................... 445
Artículo 336 .................................................... 329
Artículo 337 .................................................... 436
Artículo 347 .................................................... 308
Artículo 348 .................................................... 308, 461
Artículo 349 .................................................... 308
Artículo 350 .................................................... 308
Artículo 351 .................................................... 461
Artículo 353 .................................................... 398
Artículo 358 .................................................... 133, 229, 420
Artículo 359 .................................................... 133, 229
Artículo 360 .................................................... 226, 229, 361, 461
Artículo 361 .................................................... 98, 226
Artículo 363 .................................................... 133, 229, 266
Artículo 365 .................................................... 329
50 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

Artículo 366 .................................................... 121, 131


Artículo 367 .................................................... 121
Artículo 371 .................................................... 154
Artículo 376 .................................................... 166
Artículo 378 .................................................... 121
Artículo 379 .................................................... 199
Artículo 380 .................................................... 77, 357
Artículo 383 .................................................... 187
Artículo 384 .................................................... 187
Artículo 385 .................................................... 229
Artículo 386 .................................................... 187
Artículo 387 .................................................... 432
Artículo 388 .................................................... 265, 432
Artículo 389 .................................................... 253
Artículo 390 .................................................... 203, 253, 361
Artículo 391 .................................................... 229
Artículo 392 .................................................... 229
Artículo 393 .................................................... 229, 266
Artículo 396 .................................................... 526
Artículo 405 .................................................... 526
Artículo 425 .................................................... 224
Artículo 426 .................................................... 224
Artículo 444 .................................................... 530
Artículo 450 .................................................... 332, 430
Artículo 452 .................................................... 74, 145, 445
Artículo 453 .................................................... 157, 308
Artículo 454 .................................................... 253, 361
Artículo 457 .................................................... 136, 205, 518
Artículo 461 .................................................... 332
Artículo 466 .................................................... 114, 190, 197, 359
Artículo 488 .................................................... 478
Artículo 489 .................................................... 145, 445
Artículo 511 ..................................................... 205, 266
Artículo 512 .................................................... 133, 226
Artículo 514 .................................................... 133
Artículo 515 .................................................... 180
Artículo 516 .................................................... 133
Artículo 517 .................................................... 133
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 51

Artículo 518 .................................................... 164


Artículo 520 .................................................... 133
Artículo 521 .................................................... 197
Artículo 522 .................................................... 228
Artículo 523 .................................................... 166, 228
Artículo 528 .................................................... 85, 111
Artículo 529 .................................................... 85
Artículo 530 .................................................... 85
Artículo 531 .................................................... 85, 111, 170
Artículo 537 .................................................... 109, 170, 411
Artículo 557 .................................................... 107
Artículo 564 .................................................... 210, 240
Artículo 569 .................................................... 240
Artículo 573 .................................................... 255, 345, 379
Artículo 578 .................................................... 210
Artículo 579 .................................................... 250
Artículo 581 .................................................... 243
Artículo 582 .................................................... 242, 243
Artículo 583 .................................................... 319, 345, 379
394, 437
Artículo 584 .................................................... 107, 411
Artículo 594 .................................................... 210
Artículo 600 .................................................... 213
Artículo 605 .................................................... 75
Artículo 608 .................................................... 105
Artículo 613 .................................................... 75
Artículo 628 .................................................... 240
Artículo 641 .................................................... 170
Artículo 654 .................................................... 210
Artículo 662 .................................................... 213

LEY ORGÁNICA PARA LA PROTECCIÓN


DEL NIÑO, NIÑA Y DEL ADOLESCENTE
Artículo 401 .................................................... 537
Artículo 407 .................................................... 530
Artículo 511..................................................... 537
Artículo 516 .................................................... 537
Artículo 681 .................................................... 530
52 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

LEY ORGÁNICA SOBRE EL DERECHO DE LAS


MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA
Artículo 1 ........................................................ 420
Artículo 5 ........................................................ 420
Artículo 14 ...................................................... 420
Artículo 15 ...................................................... 420
Artículo 70 ...................................................... 420
Artículo 71 ...................................................... 420
Artículo 72 ...................................................... 420
Artículo 87 ...................................................... 420
Artículo 88 ...................................................... 420
Artículo 89 ...................................................... 420
Artículo 90 ...................................................... 420
Artículo 91 ...................................................... 420
Artículo 92 ...................................................... 420

LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


ESPAÑOL
Artículo 35 ...................................................... 161

LEY ORGÁNICA DE LA CORTE SUPREMA


DE JUSTICIA
Artículo 42 ...................................................... 155
Artículo 43 ...................................................... 155

LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL SUPREMO


DE JUSTICIA
Artículo 5 ........................................................ 256, 510
Artículo 5.16 ................................................... 398
Artículo 5.52 ................................................... 308
Artículo 19 ...................................................... 454, 510
Artículo 20 ...................................................... 454

LEY PARA PROTECCIÓN DE LAS FAMILIAS,


LA MATERNIDAD Y LA PATERNIDAD
Artículo 21 ...................................................... 500
Artículo 22 ...................................................... 500
Artículo 30 ...................................................... 500
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 53

LEY SOBRE HURTO Y ROBO


DE VEHÍCULOS AUTOMOTORES
Artículo 1 ........................................................ 379
Artículo 2 ........................................................ 379
Artículo 3 ........................................................ 379

LEY SOBRE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER


Y LA FAMILIA
Artículo 14 ...................................................... 184
Artículo 32 ...................................................... 184

LEY TUTELAR DEL MENOR


Artículo 67 ...................................................... 177
Artículo 150 .................................................... 71
54 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA 55

Abreviaturas

CC: Código Civil


CCOM: Código de Comercio
CDM: Código de Deontología Médica
CEC: Código de Enjuiciamiento Criminal
CPC: Código de Procedimiento Civil
COPP: Código Orgánico Procesal Penal
CP: Código Penal
CRBV: Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
CN: Constitución Nacional de Venezuela
CASDH: Convención Americana sobre Derechos Humanos
CRPNCMAI: Convenio Relativo a la Protección del Niño y a la
Cooperación en Materia de Adopción Internacional
CSETDF: Convención sobre la Eliminación de Todas las For­
mas de Discriminación
CSACSIM: Convención sobre los Aspectos Civiles de la Sustrac­
ción Internacional de Menores
CSDN: Convención sobre los Derechos del Niño
DSETFIDFRC: Declaración sobre la Eliminación de Todas las For­
mas de Intolerancia y Discriminación Fundadas en la
Religión o en las Convicciones
56 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LAADOLESCENCIA

DUDDHH: Declaración Universal de Derechos Humanos


LA: Ley de Abogados
LDA: Ley de Adopción
LAI: Ley de Arrendamientos Inmobiliarios
LEM: Ley del Ejercicio de la Medicina.
LJCAE: Ley de la Jurisdicción Contenciosa Administrativa
Española
LTDA: Ley de Tierras y Desarrollo Agrario
LTOMASH: Ley de Trasplantes de Órganos y Materiales Anató­
micos en Seres Humanos
LITM: Ley del Instituto Nacional del Menor
LOASDGC: Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garan­
tías Constitucionales
LOOU: Ley Orgánica de Ordenación Urbanística
LOMP: Ley Orgánica del Ministerio Público
LOPJ: Ley Orgánica del Poder Judicial
LOPNA: Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente
LOPNNA: Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y del
Adolescente
LOSDMVLV: Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia
LOTCE: Ley Orgánica del Tribunal Constitucional Español
LOCSJ: Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia
LOTSJ: Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia
LPPFMP: Ley para Protección de las Familias, la Maternidad y
la Paternidad
LSHRV: Ley sobre Hurto y Robo de Vehículos Automotores
LSVCMF: Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia
LTM: Ley Tutelar del Menor
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 57

AÑO 2000
58 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 59

1. Debido proceso, interés superior del niño y el interés de la


sociedad

Sentencia: Nº 579 del veinte de junio de 2000.


Magistrado Ponente: José M. Delgado Ocando
Caso: Recurso de Apelación de Amparo Constitucio­
nal intentado por la ciudadana Mariana Capri­
les, contra el fallo dictado por el Juzgado
Superior Primero de la Familia y Menores de
la Circunscripción Judicial del Área Metropoli­
tana de Caracas y Nacional de Adopción In­
ternacional.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículo 49.
CSACSIM: Artículos 2, 4, 12 y 13.

Extracto del Fallo:

En el caso de autos es evidente, que el Juzgado Superior Primero de


Familia y Menores de la Circunscripción Judicial del Área Metropolita­
na de Caracas y Nacional de Adopción Internacional, al ordenar la res­
titución de las menores Camille Beatriz y Cecilia Isabel Viney Capriles,
es decir, al emitir una decisión sobre el fondo de la solicitud del ciudada­
no George Viney Kubala sin que mediase la debida notificación a la
madre de las menores, ciudadana Mariana Capriles, sin permitir ade­
más que la citada ciudadana disfrutara de un procedimiento de cogni­
ción mediante el cual alegara sus respectivas afirmaciones y defensas,
cometió una violación ostensible y clara al principio del debido proceso,
consagrado en el artículo 49 de la Constitución.
60 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Tal negación de los principios procesales más elementales luce aún con
mayor claridad si se contrapone con el propio texto de la Convención,
del cual podemos extraer ciertos elementos que aseguran el respeto a
los derechos al debido proceso y a la defensa, como cuando se exige
que el país requerido deba “recurrir a los procedimientos de urgen-
cia” (artículo 2)1 –la urgencia no niega que se abra un debate, como
tampoco lo niega la sumariedad o la inmediatez con que deban condu­
cirse los tribunales de acuerdo al caso–; “El convenio se aplicará a
todo menor que tuviera su residencia habitual en un Estado con-
tratante...” (artículo 4), de suerte que la convicción del juez requerido
acerca de si el menor tenía su residencia habitual en un Estado determi­
nado, amerita la actividad probatoria de las partes.

La necesidad de un proceso cognitivo que garantice a las partes una


decisión fundada en las alegaciones y probanzas de las partes también
se resume del párrafo segundo del artículo 12 de la Convención, pues
contempla que frente al supuesto de haber transcurrido un año del tras­
lado o retención ilícitos, la autoridad judicial o administrativa del país
requerido podrá ordenar la restitución del menor “salvo que quede de-
mostrado que el menor ha quedado integrado en su nuevo ambien-
te” (subrayado de la Sala).

Con un sentido procesal similar, ha sido perfilado el segundo párrafo del


artículo 13 de dicho instrumento normativo, cuando expresa que: “La
autoridad judicial o administrativa podrá asimismo negarse a or-
denar la restitución del menor si comprueba que el propio menor se
opone a la restitución, cuando el menor haya alcanzado una edad
y un grado de madurez en que resulte apropiado tener en cuenta
sus opiniones”.

De otro lado, pero en atención a principios que interesan a la materia


debatida, pero que no dejan de tener incidencia en el proceso, la Con­
vención anima a que la autoridad competente procure la “restitución
voluntaria del menor o (facilite) una solución amigable” (literal c
del artículo 7).

1
Convención sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores publicada en
Gaceta Oficial de la República de Venezuela N° 36.004, del 19 de julio de 1996.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 61

Por tanto, y visto que la decisión del Juzgado Superior Primero de Fami­
lia y Menores de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas y Nacional de Adopción Internacional apelada se pronunció
correctamente sobre la violación al debido proceso en que incurrió el
Juzgado Noveno de Primera Instancia de Familia y Menores de la Cir­
cunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, corresponde
a esta Sala confirmar, en lo que toca a este punto, la sentencia apelada,
y así se declara.

Por otra parte, considera la Sala que, en el presente caso, el principio al


debido proceso reviste un sentido de justicia que excede el mero aspec­
to subjetivo o particularizado con que se acostumbra rodear este tipo de
pretensiones; sin duda alguna, la garantía al debido proceso en el caso
que ocupa a este Alto Tribunal, guarda una conexión existencial con el
interés general de tuición consagrado en la Convención sobre los As­
pectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores (publicada
en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela Nº 36.004 de fe­
cha 19 de julio de 1996), y que consiste, entre otras cosas, en permitir
que se proteja a los menores de los perjuicios derivados de un traslado o
retención ilícita.

(…omissis…)

(…) estima esta Sala que, en razón del alegado principio del interés
superior del niño, tal solicitud clama por una respuesta, no sólo en
interés de las menores involucradas, sea cual fuere la decisión que se
tome, sino también por el deber que tiene el Estado venezolano de dar
curso y repudiar –en caso de llevar razón el solicitante– aquellos he­
chos cometidos en perjuicio de los menores, como lo sería el aparta­
miento ilícito de los menores o adolescentes del lado de las personas o
instituciones que tuvieren el deber de guardarlos.

El interés superior del menor no sólo se entiende desde la posición del


interesado que exige una determinada conducta de un sujeto obligado,
es menester en estos caso prestar atención al interés general de la so­
ciedad en hacer respetar los instrumentos normativos de protección, no
sólo para asegurar su eficacia, sino también para prevenir con una ejem­
plar aplicación la actuación de potenciales agresores. En fin, debe el
juzgador integrar el principio de libertad subyacente a toda pretensión
particularizada con el principio de justicia que imprime los objetivos plan­
62 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

teados por la Convención sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción


Internacional de Menores, y de los cuales se hace eco este decisor.

2. Opinión del Niño en Audiencia Privada

Sentencia: Nº 580 del veinte de junio de 2000.


Magistrado Ponente: José M. Delgado Ocando
Caso: Recurso de Apelación de Amparo Constitucio­
nal intentado por los apoderados judiciales de
la ciudadana Fanny Carolina Salas Fumarola,
contra el fallo dictado el 13 de agosto de 1999,
por el Juzgado Superior Tercero de Familia y
Menores de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículos 49 y 78.
CSDN: Artículos 12 y 22.
LOPNA: Artículos 8 y 272­3

Extracto del Fallo:

(…) La Sala acordó realizar audiencia privada del menor Pedro Alejan­
dro Lava Salas, luego de concluidas las intervenciones de las partes.
Hicieron éstas uso del derecho a réplica y contra réplica. El tercero
coadyuvante ejerció el derecho a la palabra que le fue conferido y con­
signó evidencia documental en un (1) folio útil.

(…omissis…)

La realización del referido acto es una obligación ineludible


para cualquier órgano o autoridad que se encuentre conocien­
do de procesos o situaciones que de una u otra forma afecten

2
La Abreviatura “LOPNA” (2000) a utilizarse en lo sucesivo corresponde a la Ley Orgánica Para
la Protección del Niño y del Adolescente, y la abreviatura “LOPNNA” (2007) corresponderá a
la Reforma Parcial denominada Ley Orgánica Para la Protección del Niño, Niña y del Adolescen­
te, publicada en Gaceta Oficial N° 5.859 Extraordinario el 10 de diciembre de 2007.
3
Tanto el artículo 8 como el artículo 27 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 63

o amenacen con afectar el bienestar de menores, de acuerdo


con la edad y condiciones de salud mental en que éstos se
encuentren.

La garantía de tal derecho está orientada a proporcionarles


oportunidad para expresarse libremente en audiencia especial,
para que su manera de percibir las circunstancias que fueren
del caso y sus opiniones en general cuenten, como elemento
principalísimo, en el conjunto de factores que debe ponderar
quien le corresponda adoptar decisiones de cualquier naturale­
za. Así se declara.

No otro, en atención del interés superior del niño, es el sentido


de las disposiciones consagradas en el artículo 12 de la Con­
vención sobre los Derechos del Niño4, aprobada íntegramente
por Venezuela mediante ley especial en razón del marco de
principios en que se sustenta, a los cuales recoge y provee en
marco genuino el artículo 78 de la Constitución vigente. Con­
forme a lo dispuesto en el artículo 22 de ésta, dicha Conven­
ción tiene su misma jerarquía y preeminencia en el contexto
del ordenamiento jurídico, en tanto en cuanto establezca pau­
tas para el goce y ejercicio de los derechos humanos que cons­
tituyen su objeto, no contempladas o más favorables que las
establecidas en el Texto Fundamental o en las leyes de la Re­
pública Bolivariana de Venezuela. Así, con la Convención, ad­
quirieron particular eminencia en el marco del tratamiento de
los derechos humanos dentro del ordenamiento jurídico vene­
zolano, el derecho a ser oído y a la defensa, principios de ran­
go universal que han sido parte de la tradición constitucional
de Venezuela, consagrados en los artículos 67 y 68 de la Cons­
titución de 1961 y en los numerales 1 y 3 del artículo 49 de la
Constitución vigente.

Los principios consagrados en la Convención sobre los Dere­


chos del Niño y en la Constitución de la República, han tenido

4
Ley Aprobatoria de la Convención Sobre los Derechos del Niño, publicada en Gaceta Oficial N°
35.541, del 29 de agosto de 1990.
64 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

fiel desarrollo en la Ley Orgánica para la Protección del Niño


y del Adolescente. Oportuno es mencionar al respecto el am­
plio alcance del objeto de la ley, establecido en su artículo 1°,
concebido para proveer protección integral a los menores que
se encuentren en el territorio nacional sin discriminación algu­
na, propósito que constituye un deber colectivo para cuyo cum­
plimiento se requiere el concurso de la sociedad en su conjunto
y para su realización es instrumental la obligación indeclinable
del Estado para hacerlo efectivo, consagrada en el artículo 4°
de la citada ley especial orgánica, en consonancia con el con­
tenido del artículo 78 de la Constitución sobre el particular.

En el contexto del caso subiudice merece especial atención el literal


(a) del Parágrafo Primero del artículo 8° de la ley en referencia, atinen­
te a la necesidad de apreciar la opinión de niños y adolescentes, a fin de
determinar su interés superior en una situación concreta. En este caso,
tal interés está íntimamente vinculado a la posibilidad de realizar el de­
recho consagrado en el artículo 27 eiusdem, lo cual deberá determinar
el juzgador en el contexto de las circunstancias concretas, para cuyo
propósito es relevante crear o propiciar, hasta donde fuere posible, las
condiciones objetivas más favorables para que el menor se exprese li­
bre de apremio. Aparece aquí evidente la trascendencia de realizar la
audiencia del menor en acto privado.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 65

3. Importancia del derecho del niño, niña y adolescente, a ser


escuchados en las causas que conciernen

Sentencia: Nº 637 del veintisiete de junio de 2000.


Magistrado Ponente: José M. Delgado Ocando
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
el apoderado judicial de la ciudadana Consuelo
Siblesz Salvatierra, contra el fallo dictado el 13
de julio de 1999, por el Juzgado Superior Cuar­
to de Familia y Menores de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículos 49 y 78.
CSDN: Artículos 12 y 22.
LOPNA: Artículos 8 y 275.

Extracto del Fallo:

Sin embargo, estima importante este Máximo Tribunal destacar una vez
más la importancia de que todo menor sea escuchado en las causas que
les conciernen; en tal sentido, señaló esta Sala en decisión Nº 580 de
fecha 20 de junio de 2000, lo siguiente:

“La realización del referido acto es una obligación ineludible para cual­
quier órgano o autoridad que se encuentre conociendo de procesos o
situaciones que de una u otra forma afecten o amenacen con afectar el
bienestar de menores, de acuerdo con la edad y condiciones de salud
mental en que éstos se encuentren. La garantía de tal derecho está
orientada a proporcionarles oportunidad para expresarse libremente en
audiencia especial, para que su manera de percibir las circunstancias
que fueren del caso y sus opiniones en general cuenten, como elemento
principalísimo, en el conjunto de factores que debe ponderar quien le
corresponda adoptar decisiones de cualquier naturaleza. Así se declara.

5
Tanto el artículo 8 como el artículo 27 se mantuvieron igual en la reforma LOPNNA.
66 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

No otro, en atención del interés superior del niño, es el sentido de las


disposiciones consagradas en el artículo 12 de la Convención sobre los
Derechos del Niño, aprobada íntegramente por Venezuela mediante ley
especial en razón del marco de principios en que se sustenta, a los cua­
les recoge y provee en marco genuino el artículo 78 de la Constitución
vigente. Conforme a lo dispuesto en el artículo 22 de ésta, dicha Con­
vención tiene su misma jerarquía y preeminencia en el contexto del or­
denamiento jurídico, en tanto en cuanto establezca pautas para el goce
y ejercicio de los derechos humanos que constituyen su objeto, no con­
templadas o más favorables que las establecidas en el Texto Funda­
mental o en las leyes de la República Bolivariana de Venezuela. Así,
con la Convención, adquirieron particular eminencia en el marco del
tratamiento de los derechos humanos dentro del ordenamiento jurídico
venezolano, el derecho a ser oído y a la defensa, principios de rango
universal que han sido parte de la tradición constitucional de Venezuela,
consagrados en los artículos 67 y 68 de la Constitución de 1961 y en los
numerales 1 y 3 del artículo 49 de la Constitución vigente.

Los principios consagrados en la Convención sobre los Derechos del


Niño y en la Constitución de la República, han tenido fiel desarrollo en
la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente. Oportu­
no es mencionar al respecto el amplio alcance del objeto de la ley, esta­
blecido en su artículo 1°, concebido para proveer protección integral a
los menores que se encuentren en el territorio nacional sin discrimina­
ción alguna, propósito que constituye un deber colectivo para cuyo cum­
plimiento se requiere el concurso de la sociedad en su conjunto y para
su realización es instrumental la obligación indeclinable del Estado para
hacerlo efectivo, consagrada en el artículo 4° de la citada ley especial
orgánica en consonancia con el contenido del artículo 78 de la Constitu­
ción sobre el particular”.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 67

4. Integridad del Núcleo Familiar, Seguridad y Bienestar de


los Niños justifican otorgamiento de medida cautelar

Sentencia: Nº 1.410 del 21 de noviembre de 2000.


Magistrado Ponente: José M. Delgado Ocando
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta
por el apoderado judicial del ciudadano Tony
Mansour Maroun Taouk, contra la sentencia
dictada el 3 de mayo de 2000, por el Juzgado
Superior Octavo en lo Civil y Mercantil Ban­
cario con Competencia Nacional y sede en la
ciudad de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículos 75 y 78.
CSDN: Artículo 27.
LOPNA: Artículo 306.

Extracto del Fallo:

Aparte esto, la Sala observa que el inmueble sobre el cual se sigue la


ejecución es la residencia del núcleo familiar del accionante, Tony Man­
sour Maroun Taouk, donde habita con sus menores hijos, según lo alega
el accionante, y respecto de los cuales demuestra su condición de padre
según se desprende de las actas de nacimiento consignadas por el apode­
rado judicial de los accionantes las cuales aprecia esta Sala.

Por tanto, a fin de preservar la integridad del núcleo familiar y la segu­


ridad y bienestar de los menores que habitan dicho inmueble, derecho
éste cuya real vigencia y disfrute el Estado se encuentra obligado a
asegurar de conformidad con lo establecido en los artículos 75, y 78 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en concor­
dancia con el artículo 30 literal, de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente y el artículo 27, parágrafo 3, de la Ley Apro­
batoria de la Convención sobre los Derechos del Niño, se hace proce­
dente el decreto de la medida solicitada.

6
El artículo 30 se mantuvo igual en la reforma LOPNNA.
68 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Por último, esta Sala se atiene a su jurisprudencia de fecha 25 de julio


de 2000, donde consagró, su discrecionalidad dentro de un rango razo­
nable, para dictar medidas precautelativas, a fin de salvaguardar los
derechos denunciados como infringidos, con el equilibrio y ponderación
que dicha discrecionalidad exige.

5. Procedimiento a puerta cerrada y con carácter reservado

Sentencia: Nº 1.566 del 18 de diciembre de 2000.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
los representantes judiciales de la ciudadana
María José de Lourdes Tudela Romero contra
sentencia de fecha 14 de diciembre de 1999 y
su aclaratoria de fecha 17 de enero de 2000,
dictada por el Tribunal Accidental del Juzgado
Superior Cuarto de Familia y Menores de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolita­
na de Caracas

Normativa citada en el extracto del fallo:


CPC: Artículo 24.

Extracto del Fallo:

En cuanto a la solicitud relativa a que el procedimiento se realice a


puertas cerradas y con carácter reservado, porque consideran “...que
puede haber hechos que no sea conveniente al interés superior de
las niñas su divulgación...”, esta Sala, considerando que puede verse
afectado directamente en este caso intereses de menores, que obligan a
tratar la materia con extrema prudencia, por aplicación supletoria del
artículo 24 del Código de Procedimiento Civil, acuerda la solicitud y
ordena realizar la audiencia en privado y a puertas cerradas, con la sola
comparecencia de las partes interesadas, y de las menores, si estuvie­
ran en el país, las cuales serán interrogadas por la Sala en acto aparte.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 69

AÑO 2001
70 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 71

1. Los Fiscales especializados previstos en la Ley Orgánica


para la Protección del Niño y del Adolescente y en la Ley
Orgánica del Ministerio Público, sustituyen a las figuras de
los Procuradores de Menores de la Derogada Ley Tutelar
del Menor

Sentencia: Nº 120 del 6 de febrero de 2001.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Acción de nulidad por inconstitucionalidad e ile­
galidad intentada por el entonces Fiscal Gene­
ral de la República, contra el artículo 150 de la
Ley Tutelar de Menores publicada en la Gace-
ta Oficial N° 2.710 Extraordinario de fecha
30 de diciembre de 1980, y el artículo 13 de la
Ley del Instituto Nacional del Menor publica­
da en la Gaceta Oficial N° 2.303 Extraordi­
nario de fecha 1° de agosto de 1978.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LINM: Artículo 13.
LTM: Artículo 150.

Extracto del Fallo:

Por todo lo expuesto se concluye que la figura de los Fiscales Especia­


lizados prevista en la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescentes sustituye la de Procuradores de Menores consagrada en
la Ley Tutelar del Menor, como producto de la adaptación del conjunto
de instituciones preexistentes a los cambios que se propusieron con esta
nueva ley, quedando de esta manera derogada la disposición impugnada
72 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

contenida en el artículo 150 de la Ley Tutelar del Menor. Igualmente


con respecto a la forma de designación de aquéllos consagrada en el
artículo 13 de la Ley del Instituto Nacional del Menor, se evidencia su
derogatoria por contradicción expresa con las disposiciones de la nueva
ley, en virtud de que si bien en dicha ley no se regula este aspecto de
designación, sí lo hace la Ley especial que debe aplicarse a los mismos,
de conformidad con las disposiciones constitucionales, a saber la Ley
Orgánica del Ministerio Público.

2. Naturaleza de los Derechos y Garantías de los Niños, Ni-


ñas y Adolescentes. Tribunales competentes 7

Sentencia: Nº 879 del veintinueve de mayo de 2001.


Magistrado Ponente: José M. Delgado Ocando
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
los apoderados judiciales de los ciudadanos José
Antonio Acosta y Nancy Coromoto Alvarado de
Acosta contra presuntas irregularidades ocurri­
das en el procedimiento que, por resolución de
contrato de arrendamiento siguiera el Juzgado
Décimo Octavo de Municipio de la Circunscrip­
ción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 128.

Extracto del Fallo:

Según adujeron los ciudadanos José Antonio Acosta y Nancy Coromoto


Alvarado de Acosta, aquí accionantes, y así ha sido aceptado por los
tribunales en conflicto, en la presente acción de amparo se encuentra
involucrada la persona de un niño. En tal sentido, debe privar el interés
superior de éste y el Juez que ha de conocer y decidir la acción de
amparo constitucional debe ser aquél cuyas funciones van encaminadas

7
Criterio ratificado posteriormente en fallo dictado por la Sala Constitucional bajo el número
1.461, del cuatro de junio de 2003. (Caso: Antonio Callaos Farra y Pila Olga Triana Gámez) y
fallo número 1.976, del veintiuno de julio de 2003. (Caso: Maylett Dolores Jiménez de Galárraga).
8
El artículo 12 se mantuvo igual en la reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 73

a salvaguardar sus derechos; esto es, un tribunal con competencia en


materia del niño y del adolescente.

Aunado a ello, la Sala quiere destacar el contenido del artículo 12 de la Ley


Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, en lo atinente a la
naturaleza de orden público en esta materia, el cual a la letra, dice:

Artículo 12.- Naturaleza de los Derechos y Garantías de


los Niños y Adolescentes. Los derechos y garantías de los
niños y adolescentes reconocidos y consagrados en esta Ley
son inherentes a la persona humana, en consecuencia son:

a) De orden público;

[...].

Ello es así, dada la labor que implica la protección integral que debe el
Estado a estos sujetos de derecho. Dicha labor se ve materializada a través
de los distintos órganos creados a tal fin, bien sean administrativos o judi­
ciales, los cuales actúan en procura de su mejor bienestar y desarrollo.

Corolario de lo anterior, juzga esta Sala Constitucional que el conoci­


miento, en primera instancia, de la presente solicitud de amparo debe
ser sometida a un Tribunal de Primera Instancia con competencia en
materia del Niño y del Adolescente , por cuanto es el competente en
razón de la materia afín a los derechos constitucionales denunciados
como vulnerados, para su conocimiento y decisión, al estar involucrado
en la pretensión de tutela constitucional el niño Kamil Acosta Alvarado,
hijo de los ciudadanos José Antonio Acosta y Nancy Coromoto Alvara­
do de Acosta, hoy accionantes. Dicho órgano jurisdiccional lo constitu­
ye, en este caso, de conformidad con la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente, un Tribunal de Protección del Niño y del
Adolescente, ya que por dispositivo legal expreso debe pronunciarse
sobre los juicios, incluyendo las acciones de amparo, con ocasión de
presunta violación o amenaza de violación de un derecho o garantía,
que implique afectación de los intereses de niños y adolescentes, tutela­
dos, tanto por la Carta Magna como en la Convención sobre los Dere­
chos del Niño. Así se decide.
74 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

3. Fuero de Atracción en materia de Protección de Niños, Ni-


ñas y Adolescentes

Sentencia: Nº 926 del primero de junio de 2001.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta por
los apoderados judiciales de la ciudadana María
de los Ángeles Hernández Villadiego e hijos con­
tra el fallo dictado el 13 de septiembre de 2000
por la Sala de Juicio N° 2 del Tribunal de Pro­
tección del Niño y del Adolescente de la Cir­
cunscripción Judicial del Estado Miranda.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 177 y 4529.

Extracto del Fallo:

Al respecto considera esta Sala que, dentro del litis consorcio activo a
que se refiere el juicio intentado se encuentran comprendidos cuatro
adolescentes, situación que justifica que su conocimiento se encuentre
asignado, en virtud del fuero de atracción personal, a los órganos juris­
diccionales que tienen atribuida la competencia especialísima en mate­
ria de protección al niño y al adolescente, ello además, implica que, en
principio, la normativa aplicable será la contenida en la Ley Especial
que rige la materia, tal razonamiento se desprende del espíritu, propósi­
to y alcance de las disposiciones normativas contenidas en la Ley Orgá­
nica para la Protección del Niño y del Adolescente y en su Exposición
de Motivos, muy especialmente en las normas insertas en los artículos
177 y 452 de dicho texto legal.

9
Los artículos 177 y 452 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 75

4. Notificación de la sentencia en el sistema de Responsabili-


dad Penal del Adolescente

Sentencia: Nº 1.293 del diecinueve de julio de 2001.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta por
el apoderado judicial del adolescente Humberto
Pineda Olmos, contra el auto dictado el 30 de
noviembre de 2000, por el Tribunal de Juicio del
Sistema de Responsabilidad Penal del Adoles­
cente del referido Circuito Judicial Penal.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 605 y 61310.
COPP: Artículos 196 y 445.

Extracto del Fallo:

Los artículos 605 y 613 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente, establecen:

“Artículo 605.- Pronunciamiento. La sentencia se pronun­


ciará siempre en nombre de la República. Redactada la sen­
tencia, el tribunal se constituirá nuevamente en la Sala de la
audiencia, después de ser convocadas verbalmente todas las
partes en el debate y el documento será leído ante los que
comparezcan. La lectura valdrá en todo caso como notifica­
ción, entregándose posteriormente copia a las partes que la
requieran.

La sentencia se dictará en la misma audiencia. Cuando la com­


plejidad del asunto o lo avanzado de la hora tornen necesario
diferir la redacción de la sentencia, se leerá tan sólo su parte
dispositiva y el presidente del tribunal explicará al adolescente y

10
Los artículos 605 y 613 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
76 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

a la audiencia, sintéticamente, los fundamentos de hecho y de


derecho que motivaron la decisión. La publicación de la senten­
cia se deberá llevar a cabo, a más tardar, dentro de los cinco
días posteriores al pronunciamiento de la parte dispositiva”.

“Artículo 613.- Trámite, procedencia y efectos de los re­


cursos. La apelación, la casación y la revisión se interpon­
drá, tramitará y resolverá conforme lo dispone el Código
Orgánico Procesal Penal; procederán por los motivos y ten­
drán los efectos allí previstos.

Para el recurso de casación, se reducirán los plazos a la mitad


y, si éste no es divisible por dos, al número superior”.

El artículo 605 supra transcrito, establece claramente dos supuestos de


hecho: 1) cuando la sentencia se dicte en la misma audiencia. En este
caso, una vez reconstituida la Sala y después de convocadas las partes,
se procederá a la lectura de la sentencia. Dicha lectura equivaldrá a la
notificación. Posteriormente, se entregará copia de la decisión a las partes
que lo requieran; 2) cuando, dada la complejidad del asunto o lo avanza­
do de la hora, sea necesario diferir la redacción de la sentencia. Bajo
este supuesto, será necesaria la lectura de la parte dispositiva de la
sentencia y el Presidente del tribunal explicará sintéticamente los fun­
damentos de hecho y de derecho que motivaron su decisión. La publica­
ción de la sentencia deberá efectuarse, a más tardar, dentro de los cinco
días posteriores al pronunciamiento de la parte dispositiva.

El segundo supuesto –dentro del cual se subsume el caso en estudio–, no


establece disposición especial alguna respecto de la notificación de las
partes; por lo que se debe aplicar, por disposición de la propia Ley Orgá­
nica para la Protección del Niño y del Adolescente, el principio general de
las notificaciones, a saber: “las decisiones serán notificadas dentro de las
veinticuatro horas después de ser dictadas, salvo que el juez disponga un
plazo menor”. (Art. 196 Código Orgánico Procesal Penal).

En consecuencia y, por mandamiento directo del anteriormente trans­


crito artículo 613 de la Ley Especial en concordancia con el artículo 445
del Código Orgánico Procesal Penal, el lapso para la interposición del
recurso de apelación empezará a contarse “luego de notificada” la sen­
tencia dictada.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 77

5. Pensión alimentaria como tema debatido, exige celeridad y


tramitación preferente 11

Sentencia: Nº 1.325 del tres de agosto de 2001.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Recurso de Apelación de Amparo Constitucio­
nal intentado por la ciudadana Noemí del Car­
men Díaz de Soto, en representación de sus
hijos menores de edad, contra el fallo dictado,
el 4 de enero de 2001, por la Corte Superior del
Tribunal de Protección del Niño y del Adoles­
cente de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 270 y 38012.

Extracto del Fallo:

Ciertamente, el presente constituye un caso en el que por encontrarse


involucrados supremos intereses de un niño y un adolescente, su proce­
dimiento está distinguido por la sumariedad, carácter considerado en la
mens legis dada la naturaleza de la pretensión, de allí que su tramita­
ción aparte de preferente, esté signada por la rapidez que el tema deba­
tido (pensión alimenticia) exige.

Sin embargo, existen trámites y formalidades que son ineludibles, que


no por la celeridad y brevedad del procedimiento pueda prescindirse de
su realización. Además que, en ocasiones existen actos procesales cuya
efectiva realización no depende de manera directa del juez, quien orde­
na su ejecución porque la norma jurídica se lo impone y que si bien
actúa sujeto a la ley, escapa a su actividad el efectivo logro de los resul­
tados que se pretenden.

11
Criterio ratificado posteriormente en fallo dictado por la Sala Constitucional bajo el número
2.874, del diez de diciembre de 2004. (Caso: Noelia Margarita Barroso Arteaga).
12
Los artículos 270 y 380 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
78 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Por otra parte, debe advertirse que la conducta negativa y perjudicial de


los patronos para impedir la aplicación de la legislación de protección
del niño y del adolescente está penada por la ley. Por tanto, la demora
que, en todo caso, pueda producirse en este tipo de juicios, que en el
presente caso pareciera haberse debido a la ausencia de una rápida
respuesta de la compañía en la que trabaja el obligado ante la solicitud
formulada ante el juzgado, autorizaban a la parte actora a cumplir con
una carga procesal, consistente en solicitar al juez que exigiera la res­
ponsabilidad de la compañía, y así se acordara si en criterio del juez
hubiere lugar a ello, a través de la aplicación de las normas contenidas
en los artículos 270 y 380 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente.

6. La institución familiar está íntimamente ligada al orden


público por lo que no opera la caducidad de la acción de
amparo

Sentencia: Nº 1.577 del veintitrés de agosto 2001.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Recurso de Apelación de Amparo Constitu­
cional intentado por el ciudadano Audio Ra­
fael Urribarrí, contra los fallos dictados el 20
de octubre de 1998, por el extinto Juzgado
Quinto de Primera Instancia de Familia y
Menores de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas y Nacional de
Adopción Internacional.

Extracto del Fallo:

Considérese que la caducidad de la acción de amparo, consagrada en la


citada norma jurídica, constituye una limitación a su ejercicio, dispuesta
por el legislador como una presunción de que aquél que pudo hacer uso
de la acción respectiva dentro de un lapso considerado prudente para su
interposición, al no haber accionado dentro del mismo, consiente en la
realización de la conducta supuestamente lesiva. Para ello el dispositivo
prevé un lapso de seis (6) meses dentro del cual el afectado debe ejer­
cer su derecho de accionar, que en caso de no hacerlo debe entenderse
que ha renunciado a su ejercicio y, por tanto, hace procedente su cadu­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 79

cidad. Sin embargo, cabe destacar que la norma dejó a salvo su aplica­
ción cuando dispuso “a menos que se trate de violaciones que infrinjan
el orden público o las buenas costumbres”, caso en el cual no opera la
mencionada consecuencia jurídica.

Siendo ello así, considera esta Sala que la sentencia que se examina
debió considerar las infracciones alegadas, por estar involucrado en el
caso de autos una materia de orden público como es la institución fami­
liar, sobre la cual recaían las violaciones denunciadas y no, con inadver­
tencia absoluta del tema debatido, entrar a considerar, simplemente que,
en el caso que examinaba, había operado la caducidad de la acción
porque el tiempo que había transcurrido sin que el presunto agraviado
interpusiera la acción hacía presumir su consentimiento tácito a la posi­
ble lesión producida, esto es, se insiste con prescindencia absoluta del
análisis que requería la infracción delatada y de la respectiva verifica­
ción de la ocurrencia o no de la violación constitucional.

7. Otorgamiento de Medida Cautelar, prohibiendo salida del


país de la niña hasta que no se complete la doble instancia

Sentencia: Nº 1.592 del veintiocho de agosto de 2001.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
el ciudadano Alejandro Ettedgui Ponce en su
propio nombre y el de su hija, contra el fallo
dictado el 30 de julio de 2001, por la Sala de
Juicio II del Tribunal de Protección del Niño y
del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CASDH: Artículo 8.
CPC: Artículo 296.
CRBV: Artículos 23, 26, 27 y 257.
LOASDGC: Artículo 35.
80 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Extracto del Fallo:

Para decidir la Sala observa:

En sentencia registrada bajo el Nº 95 del 15 de marzo de 2000, la Sala


declaró:

“...conforme al artículo 23 de la Constitución vigente tienen


rango constitucional los derechos humanos contenidos en tra­
tados, pactos y convenios suscritos y ratificados por Venezue­
la, derechos que prevalecen en el orden interno, en la medida
que ellos contengan normas sobre su goce y ejercicio más fa­
vorable a los establecidos en la propia Constitución.

Entre este tipo de derechos se encuentra el de la necesidad de


que en el proceso exista una doble instancia, derecho que apa­
rece consagrado en el artículo 8 de la Ley Aprobatoria de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de
San José de Costa Rica, (...).

Ahora bien, este principio tiene que regir de manera efectiva y


no como una mera formalidad, ya que de ser así, se estaría no
sólo infringiendo la razón de la doble instancia, sino también el
principio constitucional contenido en los artículos 26, 27 y 257
de la vigente Constitución que coloca a la justicia por encima
de los formalismos. Si la doble instancia ab initio no va a lo­
grar su cometido de un doble juzgamiento del asunto sub iudi-
ce, se estaría infringiendo el principio de la doble instancia.
Por ello, el Código de Procedimiento Civil, en materia de ape­
laciones, expresa en el artículo 296 que si se admitiere la ape­
lación en ambos efectos, no se dictará ninguna providencia
que directa o indirectamente pueda producir innovación en lo
que sea materia de litigio, y agrega que de las sentencias defi­
nitivas dictadas en primera instancia su apelación se oirá en
ambos efectos. Esto significa, que mientras se dilucida la cues­
tión en la alzada, no podrá haber cambios en la situación jurídi­
ca que es materia del litigio.

Como las sentencias interlocutorias no tocan el fondo, la ape­


lación se oirá en un solo efecto, ya que la situación que ellas
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 81

crean no pueden innovar, ni directa ni indirectamente lo que


sea materia del litigio, por lo que no se causa perjuicio alguno
al apelante que haga ineficaz un recurso, si obtiene en la alza­
da sentencia favorable.

Con el proceso de amparo surgió una situación contraria a la


del Código de Procedimiento Civil. Contra la decisión de fondo
en primera instancia, se oirá apelación en un solo efecto, con­
forme al artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre De­
rechos y Garantías Constitucionales. (...)

Ante tal realidad, surge la segunda posibilidad, cual es que oída


la apelación en un solo efecto, a petición del perdidoso tiene
que tomar las medidas que en lo posible impidan la inefectivi­
dad de la segunda instancia, combinándolas con el restableci­
miento inmediato de la situación jurídica infringida, cuando el
amparo es declarado con lugar en la primera instancia.

(...)

El Juez Constitucional tutela los derechos de ambas partes, y


por tanto, siempre debe tomar una medida en beneficio del
futuro apelante (accionante o accionado), a fin de garantizar
la doble instancia. Esa medida queda a su criterio y la decreta
a instancia de parte, por ser de los litigantes el interés de pro­
mover sus derechos y siempre que haya apelación, ya que ésta
representa la voluntad del perdidoso de obtener un fallo a su
favor, y las medidas debe conciliarlas con la necesidad inme­
diata de restablecer la situación jurídica infringida si es que se
declara el amparo con lugar. Igualmente, cuando un amparo es
declarado sin lugar en la primera instancia, la Alzada, si medió
apelación, debe dictar de inmediato medidas que garanticen el
posible éxito en esa segunda instancia”. (Subrayado añadido).

Con base en el razonamiento parcialmente transcrito, aplicable en un


todo al caso de autos, y por cuanto la inminente ejecución del fallo im­
pugnado haría nugatoria una eventual sentencia favorable a la preten­
sión del demandante, la Sala acuerda las medidas cautelares solicitadas
y así se declara. (…)
82 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

8. El interés superior del niño está íntimamente ligado al or-


den público, por lo que no opera la caducidad de la acción
de amparo constitucional

Sentencia: Nº 1.644 del tres de septiembre de 2001.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Recurso de Apelación de Amparo Constitucio­
nal intentado por el ciudadano José Sánchez
Rivero contra el fallo dictado el 20 de diciem­
bre de 2000, por la Corte Superior del Tribunal
de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolita­
na de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículo 78.
LOASDGC: Artículo 6.

Extracto del Fallo:

En el caso sub exámine, se constata que un acuerdo judicial de régimen


de visitas suscrito por sus padres, limitó a dos niños que tuvieran con­
tacto alguno con su abuelo paterno, lo que determina que la presente
acción de amparo tiene relación con el “Interés Superior del Niño” y
con la institución de la familia, lo cual configura la existencia de un
interés general que va más allá de los intereses particulares del accio­
nante y que, además, está vinculado con principios que inspiran el orde­
namiento jurídico, debido a que desarrollan las relaciones entre el Estado
y los particulares, por cuanto la Carta Magna prevé que el mismo Esta­
do protegerá a las familias como asociación natural de la sociedad y
como el espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas,
tal como se desprende de Exposición de Motivos, del Preámbulo y de su
articulado, así como también al disponer en el artículo 78 que “[l]os
niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derecho y esta-
rán protegidos por la legislación, órganos y tribunales especiali-
zados, los cuales respetarán, garantizarán y desarrollarán los
contenidos de esta Constitución, la Ley, la Convención sobre los
Derechos del Niño y demás tratados internacionales que en esta
materia haya suscrito y ratificado la República. El Estado, las fa-
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 83

milias y la sociedad asegurarán con prioridad absoluta, protec-


ción integral, para lo cual se tomará en cuenta su interés superior
en las decisiones y acciones que les conciernan ...omissis...”.

Por lo tanto, al tratarse el presente caso de la revisión de un régimen de


visitas de los hijos menores de los ciudadanos JOSÉ ANTONIO SÁN­
CHEZ ROMERO y MAYAURIMA RODRÍGUEZ DÍAZ, materia que
está íntimamente ligada al “Interés Superior del Niño” y a la Institu­
ción de la Familia, esta Sala colige que no podía operar el lapso de
caducidad previsto en el numeral 4 del artículo 6 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, como lo estable­
ció el Tribunal a quo.

9. Competencia de los Tribunales de Protección del Niño y


del Adolescente, para conocer de los recursos de habeas
corpus donde se encuentran involucrados menores

Sentencia: Nº 1.652 del tres de septiembre de 2001.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Solicitud del mandamiento de habeas corpus,
interpuesta por el ciudadano Elías Ramón Me­
dina a favor de sus dos hijos.

Normativa citada en el extracto del fallo:


COPP: Artículo 60.
LOASDGC: Artículo 40.

Extracto del Fallo:

El presente caso trata de un conflicto negativo de competencia suscita­


do entre los Tribunales Penales de Control Nº 6 y el Tribunal de Control
Nº 2, Sección de Adolescentes, ambos de la Circunscripción Judicial del
Estado Anzoátegui, lo que originó la solicitud de regulación de compe­
tencia por el Tribunal declinado.

Pues bien, considera esta Sala que, si bien es cierto que en materia
penal, cuando la acción de amparo tenga por objeto la libertad y seguri­
dad personales, será conocida por el Juez de Control, a tenor de los
artículos 60 del Código Orgánico Procesal Penal, 7, último aparte, y 40
84 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitu­


cionales, no es menos cierto, por su parte, que la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente expresa, en su exposición de
motivos y en el cuerpo normativo de dicha la Ley, que su objeto funda­
mental es el de garantizar a todos los niños y adolescentes la protección
integral, mediante la introducción de cambios en el procedimiento y en
los principios generales que rigen la nueva Ley, para asegurarles el ejer­
cicio pleno y efectivo de sus derechos y garantías a través de la protec­
ción del Estado, la familia y la sociedad.

Asimismo, de la normativa anteriormente nombrada se desprende, que


la ley consagra el derecho que tienen los ciudadanos de ejercer un am­
paro para solicitarle al juez le expida un mandamiento de habeas cor-
pus, cuando han sido ilegítimamente privados de su libertad, e igual se
establece que el único competente, para expedir el mandamiento de
habeas corpus, es el Tribunal de Control.

Es en virtud de esta protección y del reconocimiento de los derechos de


las personas menores de 18 años por lo que se crearon los Tribunales de
Protección del Niño y del Adolescente como órganos jurisdiccionales
competentes para conocer de forma exclusiva y excluyente, todos los
procesos en materia penal que afecten directamente a los niños y ado­
lescentes. Por consiguiente, al determinarse el Sistema Penal de Res­
ponsabilidad del Adolescente, se evidencia la magnitud de la importancia
de los Tribunales Penales de Protección del Niño y del Adolescente,
concebidos bajo el modelo que presenta el Código Orgánico Procesal
Penal, con las particularidades de la especialidad en razón de la edad.

Por otra parte, en virtud de los conflictos de competencia que se han


suscitado a raíz de la entrada en vigencia de la Ley especial para la
protección de menores, la jurisprudencia, en su función de uniformar el
derecho, ha reiterado varias veces la competencia funcional en razón
del interés del individuo (en este caso el menor) a quien se procura
resguardar; sistema éste, de fuero atrayente, que nace cuando en dis­
tintas situaciones esté involucrado directamente el interés de un niño o
de un adolescente.

Partiendo de la idea que estos tribunales especiales tienen conferida


por Ley la competencia en los asuntos penales que afecten los intereses
de las personas menores de edad, considera esta Sala Constitucional
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 85

que la competencia, tanto material como funcional, conferida a los Juz­


gados de Protección del Niño y del Adolescente viene a configurar una
competencia especializada dentro de la jurisdicción penal ordinaria, por
razón de la edad de la persona, al existir la necesidad de proteger los
derechos y garantías que directamente afecten a los sujetos tutelados,
es decir, niños y adolescentes. En estos casos, efectivamente corres­
ponderá en virtud del fuero de atracción personal, a los Tribunales de
Protección del Niño y del Adolescente, que son órganos especializados
creados para que se protejan los derechos de los menores, en aplicación
de los principios y derechos tanto constitucionales como legales, el co­
nocimiento de los recursos de habeas corpus donde se encuentren in­
volucrados menores.

10. Todas las personas comprendidas entre doce y dieciocho


años al momento de conocer el hecho punible deberá apli-
cársele el régimen especial establecido en la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente

Sentencia: Nº 1.662 del tres de septiembre de 2001.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Solicitud del mandamiento de habeas corpus,
incoada por la ciudadana Teotiste Zamora, a
favor de su nieto.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículos 44 y 49.
LOPNA: Artículos 528, 529, 530 y 53113.

Extracto del Fallo:

Ahora bien, en el caso de autos, la demandante en amparo denunció la


violación de los derechos a la libertad y seguridad personal y al debido
proceso de su nieto adolescente, Argenis José Zamora Rodríguez, conte­
nidos en los artículos 44 y 49 de la Constitución de la República Bolivaria­
na de Venezuela, presuntamente vulnerados por el Juez del Tribunal Décimo
Sexto de Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de

13
Los artículos 582, 529, 530 y 531 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
86 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Caracas, quien dictó medida de privación judicial preventiva contra el


mencionado menor y ordenó su reclusión en Casa de Reeducación Tra­
bajo Artesanal de El Paraíso; ello a pesar de las disposiciones contenidas
en la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente.

La Sala N° 1 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del


Área Metropolitana de Caracas declaró con lugar el amparo interpues­
to por considerar que, efectivamente, el ciudadano Argenis José Zamo­
ra Rodríguez es menor de edad, por lo que no debió ser juzgado –por los
hechos punibles imputados– por la jurisdicción penal ordinaria, sino por
el sistema penal de responsabilidad del adolescente, establecido en la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente.

La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, en su


Título V, relativo al Sistema Penal de Responsabilidad del Adolescen­
te, dispone:

Artículo 528.- Responsabilidad del adolescente. El adoles­


cente que incurra en la comisión de hechos punibles responde
por el hecho en la medida de su culpabilidad, de forma diferen­
ciada del adulto. La diferencia consiste en la jurisdicción espe­
cializada y en la sanción que se le impone.

Artículo 529.- Legalidad y lesividad. Ningún adolescente


puede ser procesado ni sancionado por acto u omisión que, al
tiempo de su ocurrencia, no esté previamente definido en la
ley penal, de manera expresa e inequívoca, como delito o falta.
Tampoco puede ser objeto de sanción si su conducta está jus­
tificada o no lesiona o pone en peligro un bien jurídico tutelado.

El adolescente declarado responsable de un hecho punible


sólo puede ser sancionado con medidas que estén previstas
en esta Ley.

Las medidas se deben cumplir conforme las reglas estableci­


das en esta Ley.

Artículo 530.- Legalidad del procedimiento. Para determi­


nar la responsabilidad de un adolescente en un hecho punible y
la aplicación de la sanción que corresponda, se debe seguir el
procedimiento previsto en esta Ley.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 87

Artículo 531.- Según los objetos. Las disposiciones de este


capítulo serán aplicadas a todas las personas comprendidas
entre doce y menos de dieciocho años al momento de cometer
el hecho punible, aunque en el transcurso del proceso alcan­
cen los dieciocho años o sean mayores de esa edad cuando
sean acusados.

De las normas supra transcritas se colige que a todas las personas,


comprendidas entre doce y menos de dieciocho, años al momento de
cometer el hecho punible, deberá aplicarse el régimen especial estable­
cido en la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente.

11. Derecho al honor y reputación de la madre, violentado por


un Juzgado de Protección del Niño y del Adolescente

Sentencia: Nº 2.218 del nueve de noviembre de 2001.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
la ciudadana Xiomara del Carmen Gómez Ba­
rreto contra el fallo dictado el 4 de abril de 2001
por el Juzgado de Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del
Estado Lara.

Extracto del Fallo:

Ahora bien, observa esta Sala que la sentencia consultada no se pro­


nunció sobre los señalamientos hechos por la ciudadana demandante,
relacionados con la presunta violación del derecho al honor y a la priva­
cidad infligida por la sentencia impugnada.

Si bien la citada denuncia no guarda relación con los elementos de juicio


que deben ser tomados en cuenta para el establecimiento de la pensión
de alimentos que es objeto del procedimiento que cursó ante la instan­
cia, no puede pasar por alto esta Suprema instancia los señalamientos
hechos por la ciudadana demandante, en relación con la alegada infrac­
ción del derecho al honor y a la vida privada.
88 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

En efecto, señaló la ciudadana XIOMARA DEL CARMEN GÓMEZ


BARRETO, que se sintió “...humillada por las consideraciones (...) rea­
lizadas en la sentencia de fecha 04 de abril de 2001...”.

Las referidas consideraciones expresan:

Tercero.- Se exhorta al Tribunal de la Causa para que se abs­


tenga de manera definitiva de enviar correspondencias con la
parte demandante al lugar de trabajo del demandado, dado que
existen asperezas entre estos ex cónyuges y ello lo lleva a tener
una rivalidad y con la decisión del Tribunal le pone la (sic) ma­
nos a ella la oportunidad de crearle conflictos en su lugar de
trabajo con lo cual en nada se beneficia a esta familia, antes
bien corre el riesgo de poner en peligro su fuente de trabajo,
situación que agravaría aún más la problemática de los hijos.

Cuarto: Se le recomienda a la madre que debe realizar una


actividad económica destinada a obtener ingresos con los cua­
les pueda contribuir al mantenimiento o sostenimiento econó­
mico de los hijos en comunes (sic), puesto que la obligación
alimentaria es para ambos progenitores, al tener un trabajo,
tendría menos disponibilidad de tiempo para realizar actos de
hostigamiento al padre de sus hijos.

En criterio de la Sala, los irrespetuosos señalamientos antes transcritos


desvirtúan la majestad, imparcialidad y objetividad que debe investir a la
función de administrar justicia, consideraciones como las supra trans­
critas no sólo son fútiles e innecesarias dentro del razonamiento que
debe efectuar el ente juzgador a la hora de decidir el asunto sometido a
su conocimiento sino que, además, erosionan la credibilidad en el siste­
ma de administración de justicia, al emitir consideraciones totalmente
apartadas del thema decidendum.

En consecuencia, debe declararse la procedencia de la demanda de


amparo al honor de la quejosa, y así se declara. Para el restablecimien­
to de la situación jurídica infringida, el Juzgado agraviante dictará nueva
sentencia en la que omita los señalamientos lesivos, contenidos en los
considerandos tercero y cuarto de la sentencia impugnada, la cual, si
embargo, conservará sus efectos en cuanto al fondo de lo decidido des­
de la fecha de su notificación, puesto que el restablecimiento que aquí
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 89

se ordena es ajeno a la fijación de la pensión alimentaria a que se con­


trae dicha decisión. Así se decide.

Además, esta Sala conmina, a la Juez de la impugnada, a abstenerse de


efectuar pronunciamientos como los antes citados y a concentrar el análi­
sis, de los hechos y del derecho, a lo estrictamente contenido en autos.

12. Consideraciones sobre el aborto honoris causa contempla-


do en el artículo 436 del Código Penal

Sentencia: Nº 2.255 del trece de noviembre de 2001.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Acción de Nulidad por inconstitucionalidad in­
terpuesta por el ciudadano Juan Carlos Gotilla
Gómez contra las normas contenidas en los
artículos 413 y 436 del Código Penal.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CP: Artículos 432, 434, 435 y 436.
CRBV: Artículos 21, 43 y 60.

Extracto del Fallo:


En cuanto a la alegada inconstitucionalidad de la norma contenida en el
artículo 436 del Código Penal, el cual contempla el aborto honoris cau-
sa, se observa que el recurrente alegó que, la referida norma transgre­
de los preceptos constitucionales contenidos en los artículos 50, 58, 59 y
61 de la Constitución de 1961, relativas al derecho a la vida, al honor y
a la garantía a la no discriminación, derechos que, con la vigencia de la
Constitución de 1999, quedaron consagrados en los artículos 43, 21 y
60, razón por la cual, de existir la presunta violación constitucional, tal
como la denuncia el recurrente con respecto a la Constitución de 1961,
ésta existirá igualmente con respecto a la Constitución vigente y, por tal
razón, pasa esta Sala a examinar los alegatos de inconstitucionalidad
formulados por el recurrente contra el dispositivo normativo contenido
en el artículo 436 del Código Penal, de la siguiente manera:

Los derechos constitucionales a la vida, al honor y a la no discrimina­


ción, están dirigidos a tutelar bienes jurídicos específicos, de manera
que, quien atente contra ellos, indefectiblemente que su acto debe ser
90 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

cuestionado y, dependiendo del caso, sancionado por el sistema jurídi­


co venezolano.

En tal sentido, el aborto, entendido según CARRARA como la muerte


dolosa del feto en el útero, o la violenta expulsión del útero que causa la
muerte del feto, está contemplado en el artículo 432 y siguientes del
Código Penal, incluido como uno de los delitos contra las personas, pues,
para nuestro ordenamiento jurídico, tal como lo expone el jurista vene­
zolano HÉCTOR FEBRES CORDERO, “(...) el ser humano tiene
autonomía biológico-jurídica desde su concepción, y por consi-
guiente, se reconoce el derecho que tiene el feto a la vida (...)”
(Curso de Derecho Penal. Parte Especial; Tomo II, página 259).

Partiendo de lo anterior, nuestra legislación ha establecido varios tipos


básicos del delito de aborto, a saber: el procurado –artículo 432–, el
provocado –artículo 433–, el sufrido –artículo 434–, el agravado –
artículo 435–, el justificado o terapéutico –artículo 435, último aparte–
y el atenuado u honoris causa –artículo 436–, este último recurrido
en nulidad.

Así, el aborto honoris causa es una atenuante específica del delito de


aborto que, como toda atenuación, obedece a causas eminentemente
subjetivas que modifican la aplicación de la pena, lo cual no quiere decir
que desaparezca con ello la punibilidad del acto, ya que éste no deja de
ser antijurídico, sino que, simplemente, la ley, para medir el grado de
culpabilidad de un hecho punible debe atender a las causas determinan­
tes de éste, y sancionar la conducta con mayor o menor rigidez según lo
reprochable de las indicadas causas.

En el caso de autos, la atenuante, es decir, la preservación del honor o


la honra de la persona, está emparentada directamente con el grado de
intolerancia social, por lo que la ley reconoce el poder que ella puede
ejercer sobre la conciencia del agente, y aunque ciertamente, tal su­
puesto en modo alguno puede ser justificativo de la conducta delictiva,
no se debe negar que la sociedad rechaza y deshonra a la mujer cuando
se conoce su proceder.

De manera que, la razón de la atenuante se encuentra en la convenien­


cia de ser benignos con la mujer que se encuentra entre el sentimiento
de maternidad y el desprecio público, optando por el delito, en aras de
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 91

conservar su honra, por lo cual, “(...) si la Ley castigara con todo su


rigor a la culpable, sin tener en cuenta su estado, sería despiada-
da; y si la declarase exenta de pena, sería injusta. Por eso, entre
ambos extremos, llega a una transacción que concilia las exigen-
cias del derecho estricto y de la moral con la mitigación de la pena”
(Héctor Febres Cordero. Vid. Ob. Cit.).

De allí que, esta Sala considera que la norma contenida en el artículo


436 del Código Penal no transgrede los derechos constitucionales aludi­
dos, dado que, con dicho dispositivo normativo no se desatiende el dere­
cho constitucional a la vida o “al honor y a la no discriminación” del
feto, sino que la ley, obedeciendo a circunstancias sociales, atenúa la
pena para no mantenerse indiferente a la realidad existente, razón por
la cual, declara sin lugar el recurso de nulidad interpuesto contra el
aludido dispositivo normativo. Así se decide.
92 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 93

AÑO 2002
94 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 95

1. Distorsión del Fuero atrayente de los Tribunales de


Protección del Niño y del Adolescente 14

Sentencia: Nº 162 del primero de febrero de 2002.


Magistrado Ponente: José M. Delgado Ocando
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
la ciudadana Belquis Beatriz Elorza Moreno en
representación de su hijo, contra el fallo dicta­
do el 17 de julio de 2001 por la Corte Superior
del Tribunal de Protección del Niño y del Ado­
lescente de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas y Nacional de Adop­
ción Internacional.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 1°, 177 y 45315.
LOASDGC: Artículo 4.

Extracto del Fallo:

Es el caso que, la accionante, argumentando que los derechos funda­


mentales de su menor hijo habían sido vulnerados, propuso ante la

14
Criterio ratificado posteriormente en fallos dictado por la Sala Constitucional bajo el número
1.876, del doce de agosto de 2002. (Caso: Antonio María Leandro Villalba) y bajo el número
2.915, del veinte de noviembre de 2002 (Caso: Preescolar Asistencial Génesis y otros.)
15
El artículo 1° se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
Los artículos 177 y 453 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice.)
96 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

jurisdicción especial de protección del niño y del adolescente la tutela


constitucional, con lo que sustrajo de la jurisdicción civil ordinaria el
control constitucional de la sentencia proveída por el Tribunal Décimo
de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil del Área Metropolitana
de Caracas.

Por lo dicho, se hace necesario reflexionar acerca de la tendencia, cada


vez más frecuente dentro del foro, de instar protección constitucional
ante organismos judiciales con capacidad de protección del niño y del
adolescente por presuntas violaciones ocasionadas por un fallo jurisdic­
cional civil o bien penal ordinario o de otra materia distinta a la aludida
competencia especial.

En tal sentido, la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente prescribe, en su artículo 177, la competencia de la Sala de
Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente –ante quien
se instauró el amparo originario–, para conocer de los asuntos de fami­
lia, patrimoniales y del trabajo, de los provenientes de los Consejos de
Protección o de los Consejos de Derechos y de manera más general de
“otros asuntos”, y establece, en el parágrafo quinto, para culminar su
enunciado, la competencia de dicha Sala para conocer de la “acción de
protección contra hechos, actos u omisiones de particulares, órga-
nos e instituciones públicas o privadas que amenacen o violen de-
rechos colectivos o difusos de los niños y adolescentes”; no obstante,
en ningún caso, prevé una competencia distinta de la prescrita por la
Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales
que, en su artículo 4, determina que el amparo contra sentencias debe
interponerse por ante el Tribunal Superior que emitió el pronunciamien­
to, quien decidirá en forma breve, sumaria y efectiva.

En el presente asunto se ha argumentado, para proponer la vía consti­


tucional ante el Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente, el
principio de interpretación legal denominado “interés superior del
niño”, el cual, de ser extendido a cualquier asunto relacionado con los
niños y adolescentes, derogaría las reglas de competencia no sólo de
la jurisdicción ordinaria sino las de la jurisdicción constitucional pres­
critas por la Ley.

La Sala debe aclarar que la jurisdicción especial del Tribunal de Protec­


ción del Niño y del Adolescente tiene por objeto “garantizar a todos los
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 97

niños y adolescentes, que se encuentren en el territorio nacional, el ejer­


cicio y el disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías, a través
de la protección integral que el Estado, la sociedad y la familia deben
brindarles desde el momento de su concepción”, de conformidad con el
artículo 1° de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­
cente; pero el carácter tuitivo de ésta no puede establecer, en forma
absoluta, un fuero jurisdiccional atrayente que disloque el régimen com­
petencial de la jurisdicción ordinaria o de la jurisdicción constitucional,
pues esto distorsionaría la salvaguarda que garantiza la mencionada Ley
y falsearía, en forma contraria a la seguridad jurídica y a las normas
mismas de la jurisdicción especial del menor, la potestad para conocer y
decidir asuntos cuya competencia no corresponde, específicamente, a
la tutela para la que se estableció dicha jurisdicción especial, conforme
lo disponen los artículos 177 y 453 eiusdem.

2. Medidas de Protección conforme a la Ley Orgánica para la


Protección del Niño y del Adolescente dictadas en sede
constitucional

Sentencia: Nº 1.193 del 6 de junio de 2002.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
la apoderada judicial de Línea Santa Teresa
C.A. contra el fallo dictado el 13 de noviembre
de 2001 por el Juzgado Superior Primero en lo
Civil, Mercantil, del Tránsito, Trabajo y Pro­
tección del Niño y del Adolescente de la Cir­
cunscripción Judicial del Estado Táchira.

Extracto del Fallo:

Por otra parte, encuentra esta Sala Constitucional, en cuanto al otorga­


miento de las medidas de protección acordadas –ilegalmente a juicio de la
accionante del presente amparo– que es preciso advertir que el juez cons­
titucional dispone de los más amplios poderes cautelares para propender
a la protección provisional de las situaciones lesionadas por la lesión a los
derechos y garantías constitucionales. De tal manera que, en todo caso y
aun cuando las mismas hubiesen sido dictadas como “Medidas de Pro-
tección” conforme a lo dispuesto en la Ley Orgánica para la Protección
98 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

del Niño y del Adolescente, sin que esta Sala prejuzgue acerca de su
procedencia o no, por no ser objeto del debate, las medidas acordadas se
encuentran acordes con la naturaleza de los procesos de amparo consti­
tucional, parece reducirse entonces a un problema de nominación o ter­
minológico, que si bien conduce a errores no hace nugatoria la posibilidad
de su otorgamiento, de modo pues que, no por su calificación como medi­
das de protección resultan improcedentes, antes bien como se ha expues­
to el juez constitucional posee amplios poderes cautelares para restablecer
la situación jurídica infringida sin que sus providencias deban fundamen­
tarse en una disposición legislativa.

3. Las decisiones recaídas en juicios de guarda no producen


cosa juzgada

Sentencia: Nº 2.037 del veinte de agosto de 2002.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
el ciudadano Suly Lechtig Lechtig contra el fa­
llo dictado, el 2 de noviembre de 2000, por la
Corte Superior Accidental del Tribunal de Pro­
tección del Niño y del Adolescente de la Cir­
cunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas y Nacional de Adopción Internacional.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 36116.

Extracto del Fallo:

De las actas del expediente y de la exposición de las partes, la Sala


observa:

Primero.- Que, como señaló la representante del Ministerio


Público en las causas de guarda, las decisiones que recaigan
no producen efecto de cosa juzgada, ya que, de acuerdo con el
artículo 361 de la Ley para la Protección del Niño y del Ado­

16
El artículo 361 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 99

lescente, los jueces competentes para conocer de la materia


de niños y adolescentes tienen potestad para la revisión y mo­
dificación de las decisiones en materia de guarda, motivo por
el cual lo decidido no tiene el potencial necesario para causar
un agravio constitucional.

4. Derecho de los niños, niñas y adolescentes a un nivel de


vida adecuado que asegure su desarrollo integral.

Sentencia: Nº 2.371 del nueve de octubre de 2002.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
el ciudadano Argelis Ramón Planchart Tovar
contra el fallo dictado por la Sala de Juicio N°
1 del Tribunal de Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículos 76, 78 y 91
LOPNA: Artículos 8 y 3017.

Extracto del Fallo:

Observa al respecto esta Sala que, el objeto del juicio principal estaba
constituido por una acción por incumplimiento de cesión, intentada con­
tra el presunto agraviado, por la madre de sus hijos menores de edad, a
través de la cual se pretendía el cumplimiento de una prestación por el
obligado, consistente en el deber de proveer a sus hijos de una vivienda,
como parte del compromiso adquirido para el cumplimiento de la obliga­
ción alimentaria en el momento de suscribir la separación de cuerpos y
bienes con su ex cónyuge; demanda en la cual el demandado resultó
vencido y, por tanto, condenado a su ejecución.

17
Los artículos 8 y 30 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
10 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Al respecto, debe la Sala puntualizar que la obligación alimentaria com­


prende según lo dispuesto en el artículo 365 eiusdem “La obligación
alimentaria comprende todo lo relativo al sustento, vestido, habita-
ción, educación, cultura, asistencia y atención médica, medicinas,
recreación y deportes, requeridos por el niño y el adolescente”.

De tal manera que, disfrutar de una vivienda digna, segura, higiéni-


ca y salubre, conjuntamente con otros factores, como son la alimenta-
ción nutritiva y adecuada, vestido apropiado al clima, con acceso
a los servicios públicos esenciales constituyen atributos del derecho
de los niños y adolescentes a un nivel de vida adecuado que asegure
su desarrollo integral, de acuerdo con la norma contenida en el ar­
tículo 30 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­
cente, cuyo disfrute pleno y efectivo debe ser garantizado por los padres,
representantes o responsables, dentro de sus posibilidades y medios eco­
nómicos, así como su satisfacción debe ser asegurada por el Estado.

Estando el disfrute de una vivienda digna comprendido, entonces, en la


prestación alimentaria; los padres se encuentran obligados a proveer de
la misma, tal como fue señalado por la decisión consultada, en cuyo con­
tenido estableció que “...la obligación alimentaria comprende varios
rubros, entre ellos la vivienda; por lo tanto es procedente desde el
enfoque constitucional, el embargo del ingreso por obligación ali-
mentaria; en consecuencia, no ha sido vulnerado el artículo 91 in-
vocado”; de allí que, si el padre se había comprometido a tal obligación,
debe entenderse a la misma como una obligación específica y detallada
que había asumido para cumplir con aquel deber y, por tanto, el régimen
jurídico aplicable es el que corresponde a la obligación de alimento y, por
ende, también las reglas relativas a los privilegios para su ejecución.

Aunque la cuestión acerca de la obligación contraída fue objeto de de­


bate y se encuentra decidida, importaba el análisis efectuado, en tanto
se denunció la violación del artículo 91 de la Constitución y se hacía
necesario establecer una relación entre la naturaleza de la obligación y
su ejecución, de allí que, tampoco proceda la tutela solicitada por la
supuesta transgresión al principio de inembargabilidad del salario alega­
da. Pues, por el contrario, la obligación alimentaria constituye, precisa­
mente, una excepción a esta prohibición.

Por otra parte, el primer aparte del artículo 76 de la Constitución establece:


DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 10 1

“...El padre y la madre tienen el deber compartido e irrenun­


ciable de criar, formar, educar, mantener y asistir a sus hijos e
hijas, y éstos tienen el deber de asistirlos cuando aquéllos o
aquéllas no puedan hacerlo por sí mismas. La ley establecerá
las medidas necesarias y adecuadas para garantizar la efecti­
vidad de la obligación alimentaria”. En tanto que el artículo
78 eiusdem dispone: “Los niños, niñas y adolescentes son
sujetos plenos de derecho y estarán protegidos por la legisla­
ción, órganos y tribunales especializados, los cuales respeta­
rán, garantizarán y desarrollarán los contenidos de esta
Constitución, la Convención sobre los Derechos del Niño y
demás tratados internacionales que en esta materia haya sus­
crito y ratificado la República. El Estado, las familias y la so­
ciedad asegurarán, con prioridad absoluta, protección integral,
para lo cual se tomará en cuenta su interés superior en las
decisiones y acciones que les conciernan. El Estado promove­
rá su incorporación progresiva a la ciudadanía activa, y un ente
rector nacional dirigirá las políticas para la protección integral
de los niños, niñas y adolescentes”.

Es necesario señalar, por otra parte, que en la aplicación e interpreta­


ción de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente
el interés superior del niño es de obligatorio cumplimiento. En efecto,
este principio rector en esta materia se encuentra reconocido en el
mencionado texto legal en los siguientes términos:

Artículo 8.- Interés Superior del Niño.

El Interés Superior del Niño es un principio de interpretación y


aplicación de esta Ley, el cual es de obligatorio cumplimiento
en la toma de todas las decisiones concernientes a los niños y
adolescentes. Este principio está dirigido a asegurar el desa­
rrollo integral de los niños y adolescentes, así como el disfrute
pleno y efectivo de sus derechos y garantías.

Pretende esta Sala con lo expuesto, además, dejar establecido que los
compromisos asumidos por los padres en relación a la obligación ali­
mentaria deben ser de estricto cumplimiento y de interpretación favora­
ble al interés superior del niño, cuyo respeto y vigencia el Estado debe
asumir, a través de sus órganos, sin que puedan los padres adquirir tales
10 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

compromisos, como una manera para obtener fines distintos a los de su


obligación como padres y pretender luego escurrirse del deber de ali­
mento contraído, invocando para ello argumentos e interpretaciones que
evidencian su intención de evadir su responsabilidad.

5. Legitimación para intentar acción de derechos colecti-


vos y difusos en pro de los derechos de los niños, niñas
y adolescentes

Sentencia: Nº 2.425 del once de octubre de 2002


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
los ciudadanos Juan de Jesús Delgado Crespo
y Mirayda Rebeca Rivero Palencia contra “al-
gunos medios televisivos y de comunicacio-
nes comerciales, sobre los hechos, actos u
omisiones provenientes de los mismos”.

Normativa citada en el extracto del fallo:


COPP: Artículo 46
CRBV: Artículos 3, 296 y 335.
LOOU: Artículo 102.
LOPNA: Artículo 17718.

Extracto del Fallo:

Igualmente, la Sala expresó en la sentencia citada, que estos derechos e


intereses difusos: ”...vienen a ser el desarrollo de valores básicos
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, tales
como el logro del bien común (señalado como fin del Estado en el
Preámbulo de la Constitución), el desarrollo de una sociedad jus-
ta, o la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo (ar-
tículo 3 eiusdem), se trata de derechos orientados hacia esos valores.
En consecuencia, su declaración por los órganos jurisdiccionales
es una forma inmediata y directa de aplicación de la Constitución
y del derecho positivo, y siendo la interpretación del contenido y

18
El artículo 177 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice)
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 10 3

alcance de estos principios rectores de la Constitución, la base de


la expansión de estos derechos cívicos, que permiten el desarrollo
directo de los derechos establecidos en la Carta Fundamental (de-
rechos fundamentales), debe corresponder a la Sala Constitucio-
nal del Tribunal Supremo de Justicia, el conocimiento de las
acciones que ventilen esos derechos, mientras la ley no lo atribuya
a otro tribunal, tal como lo hace el artículo 46 del Código Orgáni-
co Procesal Penal, el artículo 102 de la Ley Orgánica de Ordena-
ción Urbanística, o el artículo 177 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente. Mientras la ley no regule y
normalice los derechos cívicos con que el Estado Social de Dere-
cho –según la vigente Constitución– se desenvuelve, es a la Sala
Constitucional, debido a que a ella corresponde con carácter vin-
culante la interpretación de la Constitución (artículo 335 eiusdem),
y por tratarse del logro inmediato de los fines constitucionales, a
la que por esa naturaleza le compete conocer de las acciones para
la declaración de esos derechos cívicos emanados inmediatamente
de la Carta Fundamental, y así se declara”.

Ello así, en atención al criterio jurisprudencial citado supra, en el caso


de autos nos encontramos ante una petición de tutela constitucional que
ha sido ejercida con base en los derechos o intereses colectivos, que
involucran a toda la sociedad venezolana que están referidos al bienes­
tar de los niños y adolescentes que habitan en el país, razón por la cual,
esta Sala resulta competente para conocer de la presente acción de
amparo. Así se declara.

Ahora bien, una vez establecida la competencia de esta Sala para cono­
cer de la presente acción de amparo, procede a revisar si la misma cum­
ple con los requisitos elementales para su admisión, establecidos en la
Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.

En tal sentido, se observa que los accionantes adujeron, además de obrar


en nombre de los niños y adolescentes, actuar en nombre propio, para
ejercer amparo constitucional contra los medios de comunicación tele­
visivos por haber cercenado y manipulado los hechos que acaecieron el
11 de abril de 2002, creando, supuestamente, con tal actuación un caos
en la convivencia humana, al incitar al odio, a la violencia y al irrespeto
contra los demás habitantes de Venezuela y solicitar que durante el ho­
rario destinado al público infantil sólo se exhiban programas educativos.
10 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Al respecto, se debe indicar que el accionante en amparo debe tener un


interés jurídico actual y legítimo para proponerlo, ya que lo que persigue
con la acción es que se le restablezca una situación jurídica personal o
colectiva que se le ha lesionado. En este aspecto, esta Sala Constitucio­
nal ha aceptado, en sentencia del 30 de mayo de 2000 (caso Defenso-
ría del Pueblo), que pueden intentarse amparos fundados en la protección
de derechos difusos o colectivos, y en el presente caso, de la pretensión
de los actores ni siquiera puede colegirse si se trata de esos derechos o
intereses, no puede reconocerse en el escrito de amparo un vínculo, así
no sea jurídico, entre los accionantes y el segmento de la sociedad que
aducen representar. No expresan cuál es el interés de la sociedad que
pudiera tener en el petitorio de los actores.

Por ello, es criterio de la Sala que en los actores no existe interés ni


legitimación para incoar una acción de amparo en la forma que preten­
den, por lo que el amparo debe ser declarado inadmisible, pues no puede
admitirse como legítimos representantes de la sociedad civil, de la ciuda­
danía, etc., a grupos de personas que por iniciativa propia se adjudiquen
tal representación, sin que se conozca cuál es su respaldo en la sociedad
ni sus intereses; y sin que pueda controlarse a qué intereses responden:
económicos, políticos, supranacionales, nacionales o internacionales.

En efecto, ha sostenido esta Sala, en su sentencia N° 1050/2000 que


“(...) carecen de legitimación procesal todas aquellas personas,
grupos o entes que fuera del campo de los intereses difusos o co-
lectivos, pretenden representar a la ciudadanía, al pueblo, a la
sociedad civil y a otras instituciones semejantes, que no han sido
electos por nadie para cumplir tal representación, que se descono-
ce cuáles son sus intereses, ya que no existe estatuto o ley que las
rija y que no se sabe a cuál comunidad o sociedad representan, si
es a la venezolana o a una extranjera cuyas directrices siguen”.

Indicándose más adelante que:

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela tomó


en cuenta la ciudadanía, otorgándole una serie de derechos
cívicos que ya esta Sala ha resaltado en fallos de fecha 30 de
mayo de 2000 y 27 de julio de 2000 (casos Defensoría del
Pueblo y Segucorp), abriéndole las puertas para que colaboren
en áreas de la conducción del Estado, y así, por ejemplo, a los
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 10 5

diferentes sectores de la sociedad se les invita a integrar el


comité de postulaciones judiciales (artículo 270 de la vigente
Constitución); a la sociedad civil a postular miembros para el
Consejo Nacional Electoral (artículo 296 eiusdem); a las aso­
ciaciones con fines políticos, la posibilidad de postular candi­
datos en los procesos electorales (artículo 67 eiusdem); de
esta manera se permite a asociaciones, organizaciones y gru­
pos representar a la sociedad en los espacios que a ese fin
abra la Constitución. Pero tales atribuciones sólo pueden ha­
cerse conforme a la ley, ya que resultaría un peligro y un ab­
surdo para la defensa y la seguridad nacional y para la
estabilidad democrática o social, que grupos humanos con in­
tereses antinacionales se dediquen a intervenir en las áreas
abiertas a la sociedad civil con el fin de sabotear u obstruir la
defensa del país, su seguridad interna o los planes económicos
del Estado o la economía en general.

6. El Recurso de Apelación y el Recurso de Revisión de Prisión


Preventiva de Libertad contemplados en la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente, pueden ser
utilizados indistintamente por los imputados sin orden de
prelación entre sí

Sentencia: Nº 2.549 del quince de octubre de 2002


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
el apoderado judicial de dos adolescente cuya
identidad se omite de conformidad con lo dis­
puesto en el artículo 65 de la Ley Orgánica para
la Protección del Niño y del Adolescente, con­
tra la decisión dictada el 4 de abril de 2001 por
el Tribunal Primero de Control, Sección Penal
Adolescente del Circuito Judicial Penal del
Estado Carabobo.
Criterio ratificado a través de fallo N° 3.093

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 608.19

19
El artículo 608 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
10 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Extracto del Fallo:


Ahora bien, debe esta Sala precisar que tanto el recurso de apelación,
previsto en el artículo 608 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente, como el de revisión de prisión preventiva de
libertad, contemplado en el artículo 548 eiusdem, son recursos que pue­
den ser utilizados indistintamente por los imputados, ya que los mismos
no tienen orden de prelación entre sí.

No obstante, debe esta Sala precisar igualmente, que la escogencia del


recurso de apelación da lugar a que se agote la vía judicial preexistente,
y ante tal escogencia no podrían acudir al procedimiento de amparo, ya
que tal circunstancia comportaría una causal de inadmisibilidad; en cam­
bio, si los imputados en lugar de ejercer el referido recurso de apela­
ción, ejercieren primeramente el recurso de revisión de la prisión
preventiva de libertad, todavía les quedaría por ejercer el correspon­
diente recurso de apelación y, en caso de que no ejercieren este último
recurso, obviamente no habrán agotado la vía judicial preexistente, por
lo cual, también sería inadmisible la acción de amparo.

7. Constitución del Tribunal de juicio con escabinos cuando


se trate de delitos graves cometidos por adolescente.

Sentencia: Nº 2.681 del veintiocho de octubre de 2002.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
la apoderada judicial de un adolescente cuya
identidad se omite de conformidad con lo esta­
blecido en el artículo 65 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente
contra el fallo dictado, el 20 de agosto de 2001,
por la Sala Especial Accidental de la Corte
Superior de la Sección Adolescente del Circui­
to Judicial Penal del Estado Nueva Esparta.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 10 7

Normativa citada en el extracto del fallo:


COPP: Artículo 373.
LOPNA: Artículos 557 y 58420.

Extracto del Fallo:

El artículo 557 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del


Adolescente, prevé lo siguiente:

El adolescente detenido en flagrancia será conducido de inme­


diato ante el Fiscal del Ministerio Público quien, dentro de las
veinticuatro horas siguientes lo presentará al Juez de Control y
le expondrá cómo se produjo la aprehensión. El juez resolverá,
en la misma audiencia, si convoca directamente a juicio oral
para dentro de los diez días siguientes. El Fiscal y, en su caso,
el querellante, presentará la acusación directamente en la au­
diencia de juicio oral y se seguirá, en lo demás, las reglas del
procedimiento ordinario.

En la audiencia de presentación del detenido en flagrancia el


juez resolverá la medida cautelar de comparecencia a juicio,
pudiendo decretar la prisión preventiva, sólo en los casos en
que proceda, conforme a los artículos siguientes.

La disposición normativa citada señala que una vez que es presentado


ante un Tribunal de Control un adolescente aprehendido in fraganti en
la comisión de un hecho punible, el Juez convocará directamente, en
caso de estimar la flagrancia del delito, a juicio oral para dentro de los
diez días siguientes, en donde el Fiscal y el querellante, si lo hubiere,
podrán presentar la acusación. No refiere de manera expresa que la
causa deba remitirse a un Tribunal de Juicio unipersonal, como lo dispo­
ne el actual artículo 373, antes artículo 374, del Código Orgánico Proce­
sal Penal, cuando se refiere al procedimiento abreviado en los procesos
penales seguidos a los adultos.

20
Los artículos 557 y 584 se mantuvieron sin modificación en la Reforma LOPNNA.
10 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Por otro lado, debe acotarse que la Exposición de Motivos de la Ley


Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente señala que, en
el proceso de responsabilidad penal del adolescente “[s]e incorpora
al Tribunal de Juicio, cuando se trate de delitos graves, la figura
del escabino, lo que promueve la participación ciudadana en el
juzgamiento de adolescentes, siempre bajo la dirección del juez
profesional especializado”, lo que significa que la intención del legis­
lador de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente
se circunscribe a que cuando se trate del juzgamiento de un adolescen­
te, por haber cometido un delito grave que merezca la sanción de la
privación de libertad, debe incorporarse en ese proceso de administra­
ción de justicia a la ciudadanía a través de la figura del escabinado, y no
dejar que ese juicio sea resuelto por un solo juez profesional.

Por tanto, el parámetro que se debe tomar en cuenta, a los fines de


determinar si el juicio oral y privado debe ser conocido por un Tribunal
unipersonal o mixto, va a depender de la sanción solicitada en la acusa­
ción fiscal, en la que formalmente el Estado le imputa al adolescente la
comisión de un hecho punible.

Así las cosas, una vez que se ha decretado la flagrancia del delito por el
Tribunal de Control, y remitido la causa a un Tribunal de Juicio, debe
integrarse este último, como lo señala el artículo 584 de la Ley Orgáni­
ca para la Protección del Niño y del Adolescente, que prevé:

El Tribunal de Juicio se integrará por tres jueces, un profesio­


nal y dos escabinos, cuando la sanción solicitada en la acusa­
ción sea la privación de libertad.

En los demás casos actuará el juez profesional.

De manera que en materia de responsabilidad penal del adolescente el


legislador previó que se aplicase el contenido en el artículo 584 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, aun en los
casos de flagrancia, en el que se dispone la integración del Tribunal de
Juicio en general, y que señala que el mismo se integrará por tres jue­
ces, un profesional y dos escabinos, cuando la sanción solicitada en la
acusación sea la privación de libertad.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 10 9

Por tanto, visto que en el caso sub examine el Ministerio Público solici­
tó en la acusación, la aplicación de la sanción de la medida de privación
judicial contra el adolescente, esta Sala colige que el juicio oral y priva­
do convocado contra el accionante debe ser conocido y decidido por un
Tribunal de Juicio de la Sección de Adolescentes del Circuito Judicial
Penal del Estado Nueva Esparta, constituido con escabinos.

8. Deber del Juez de oír al Ministerio Público y al imputado


antes de fijar el lapso para que concluya la investigación

Sentencia: Nº 2.686 del veintiocho de octubre de 2002.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
el apoderado judicial de un adolescente cuya
identidad se omite según lo establecido en el
artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente, contra el auto
dictado, el 8 de mayo de 2009, por el Tribunal
Primero de Control de la Sección de Adoles­
centes del Circuito Judicial Penal del Área Me­
tropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


COPP: Artículos 313 y 314.
CRBV: Artículo 49.
LOPNA: Artículo 53721.

Extracto del Fallo:

Determinado lo anterior, esta Sala hace notar que el Tribunal Primero de


Control de la Sección de Adolescentes del Circuito Judicial Penal del Área
Metropolitana actuó ajustado a derecho, por las siguientes razones:

El artículo 313 del Código Orgánico Procesal Penal, aplicable en el caso


sub exámine por remisión del artículo 537 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente, señala lo siguiente:

21
El artículo 537 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
11 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

El Ministerio Público procurará dar término a la fase prepara­


toria con la diligencia que el caso requiera.

Pasados seis meses desde la individualización del imputado,


éste podrá requerir al Juez de control la fijación de un plazo
prudencial, no menos de treinta días ni mayor de ciento veinte
días para la conclusión de la investigación.

Para la fijación de este plazo, el Juez deberá oír al Ministerio


Público y al imputado y tomar en consideración la magnitud
del daño causado, la complejidad de la investigación, y cual­
quier otra circunstancia que a su juicio permita alcanzar la fi­
nalidad del proceso. Quedan excluidas de la aplicación de esta
norma, las causas que se refieran a la investigación de delitos
de lesa humanidad, contra la cosa pública, en materia de dere­
chos humanos, crímenes de guerra, narcotráfico y delitos co­
nexos. (Subrayado de la Sala).

La anterior disposición normativa dispone, efectivamente, el deber que


tiene el Tribunal de Control de oír tanto el Ministerio Público como al
imputado, antes de resolver el lapso prudencial en el que el Ministerio
Público deberá concluir la investigación, el cual, a su libre arbitrio y
tomando en cuenta la complejidad de la investigación, la magnitud del
daño causado y otra circunstancia que considere relevante para dar el
término a la misma, no debe ser mayor de treinta ni mayor de ciento
veinte días. Este lapso, podrá ser prorrogado como lo señala el artículo
314 eiusdem.

Por tanto, se precisa que esa audiencia no puede ser celebrada si el


imputado no acude a la sede del Tribunal para que sea oído, el cual
igualmente es un derecho que consagra el artículo 49.3 de la Constitu­
ción de la República Bolivariana de Venezuela, desarrollado en la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente y el Código
Orgánico Procesal Penal.

Se trata, en efecto, de una audiencia que no puede ser celebrada sin la


presencia del imputado, como ocurre igualmente con la audiencia prelimi­
nar y con la audiencia de juicio oral y privado, previstas en la Ley Orgá­
nica para la Protección del Niño y del Adolescente, actos que no pueden
ser celebrados sin la presencia de todas las partes involucradas en el
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 11 1

proceso. Distinto ocurre, por ejemplo, en el caso en que el defensor, pri­


vado o público, pueda interponer recursos en beneficio del imputado o
acusado, sin su presencia, en la sede del Tribunal, con el fin de impugnar
una medida de coerción personal o que una decisión lo favorezca de ma­
nera extensiva por encontrarse en la misma situación, como lo señaló
esta Sala en las sentencias del 11 de junio de 2002, caso: Oscar E. Eche-
varría, y 9 de octubre de 2002 (caso: Giovanni Di Mase Urbaneja).

9. Establecimiento de un sistema Penal orientado a la imposi-


ción de medidas educativas para la adecuada integración
del adolescente a la vida social

Sentencia: Nº 2.964 del veintinueve de octubre de 2002.


Magistrado Ponente: José M. Delgado Ocando
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoado por
la ciudadana Yolimar Zamora Rondón en repre­
sentación de su hermano el ciudadano Frank E.
Zamora Rondón, contra el fallo dictado, el 16 de
octubre de 2001 por el entonces Juzgado de Pri­
mera Instancia para el Régimen Transitorio del
Circuito Judicial Penal del Estado Guárico.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 528 y 53122.

Extracto del Fallo:

El artículo 528 de la Ley Orgánica para la Protección de los Niños y


Adolescentes, siguiendo los lineamientos de la Convención sobre los
Derechos del Niño, contempla la creación de Juzgados especializados
para la determinación de la responsabilidad penal de los adolescentes.
El proceso de maduración mental que atraviesan los adolescentes justi­
fica el establecimiento de un sistema penal orientado a la imposición de
medidas educativas para su adecuada integración a la vida social. Por
tal razón, la mencionada Ley, a fin de garantizar la prosecución de los

22
Los artículos 528 y 531 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
11 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

principios que rigen a este sistema penal, consagra un procedimiento


oral y las sanciones aplicables a los adolescentes declarados responsa­
bles. De conformidad con lo establecido en el artículo 531 eiusdem, el
sistema penal de responsabilidad del adolescente es aplicable a las per­
sonas con edades comprendidas entre doce y dieciocho años para el
momento de perpetuación del delito denunciado, aunque en el transcur­
so del proceso alcance los dieciocho años o sean mayores de esa edad
cuando sean acusados.

10. Los derechos de los niños y adolescentes y el ejercicio de


los mismos por imperativo legal, son materia de orden pú-
blico, intransigibles e irrenunciables

Sentencia: Nº 3.034 del dos de diciembre de 2002.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Acción de Amparo constitucional intentada por
la ciudadana Diana Quintero Díaz contra el
auto dictado, el 8 de mayo de 2001, por la Sala
de Juicio Décimo Primera del Tribunal de Pro­
tección del Niño y del Adolescente de la Cir­
cunscripción Judicial del Área Metropolitana
de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 1223.

Extracto del Fallo:

Ahora bien, considera esta Sala que en el presente caso la Corte Su­
perior de Apelaciones del Tribunal de Protección del Niño y del Ado­
lescente de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas y Nacional de Adopción Internacional, erró cuando declaró
terminado el procedimiento de amparo por la falta de asistencia de la
parte actora a la audiencia oral, por cuanto, en criterio de esta Sala,

23
El artículo 12 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 11 3

en el caso sub examine se encuentra involucrado el orden público. En


efecto, los derechos de los niños y adolescentes y el ejercicio de los
mismos, por imperativo legal, son materia de orden público, intransigi­
bles e irrenunciables (Vid. artículo 12 de la Ley Orgánica para la Pro­
tección del Niño y del Adolescente).

Así, por cuanto en las demandas de amparo constitucional no procede


la declaratoria de terminación del procedimiento cuando esté implicado
el orden público (sentencia N° 7 del 1º de febrero de 2000); y por cuan­
to el Estado es garante del ejercicio y goce de los derechos a través de
los órganos de Poder Público; y, por cuanto el Tribunal Supremo de
Justicia es un órgano del Poder Público que tiene el deber de garantizar
la observancia y realización de tales derechos, además de ser guardián
y máximo garante de la protección real de los derechos humanos e inte­
grante de Sistema de Protección del Niño y del Adolescente, esta Sala
revoca la declaratoria de terminación del procedimiento de amparo que
dictó la Corte Superior de Apelaciones del Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Metro­
politana de Caracas y Nacional de Adopción Internacional el 20 de mayo
de 2002. Así se decide.

11. Derecho de la Madre del Niño a ser oída para exponer


sus alegatos antes de dictarse una medida provisional de
protección

Sentencia: Nº 3.049 del tres de diciembre de 2002.


Magistrado Ponente: Iván Rincón Urdaneta
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
la apoderada judicial de la ciudadana Milay
Angélica Ramírez Romero contra el fallo dic­
tado, el 7 de diciembre de 2001, por la Sala de
Juicio N° XI del Tribunal de Protección del Niño
y del Adolescente de la Circunscripción Judi­
cial del Área Metropolitana de Caracas y Na­
cional de Adopción Internacional.
11 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 126 y 46624.

Extracto del Fallo:

Siendo una obligación la de escuchar a las partes y tratándose de un


problema tan delicado como lo era la privación provisional de la guarda
y custodia de un menor para someterlo a una operación quirúrgica, con­
sidera esta Sala que la Juez accionada violó el derecho a ser oída de la
madre del menor, e inclusive pudo amenazar la vida del menor, pues a
decir de la madre, le habían sido suministrados medicamentos a los cua­
les el menor era alérgico y el tratamiento a sus afecciones estaba a
cargo de dos instituciones médicas como lo son el Hospital Ortopédico
Infantil y el Hospital J. M. de Los Ríos.

Además de la violación del derecho a ser escuchada la madre del me­


nor antes de dictarse la medida provisional, se evidencia el hecho de
que fueron librados oficios de captura por su supuesto desacato a órde­
nes judiciales y se ordenó su traslado al Juzgado accionado, cuando
estaba dando contestación al juicio que por privación de patria potestad
había previamente incoado el padre del menor, aunado a la irregularidad
de que en las boletas de citación de la madre y del Prefecto del munici­
pio Sucre del estado Miranda está estampada la firma del padre del
menor, motivos por los cuales esta Sala declara la procedencia de la
violación del derecho a la defensa previsto en el numeral 3 del artículo
49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ya que
tanto el padre como la juez accionada hicieron todo lo posible para que
la madre no pudiera ejercer tal derecho, conduciendo así a lo que esta
Sala denomina un antiproceso y que justificó, como en efecto lo consi­
deró el a quo, el ejercicio de la acción de amparo como único mecanis­
mo idóneo y efectivo para el restablecimiento de la situación jurídica
infringida. Así se declara.

Otro de los problemas a ser dilucidado es el relativo a la existencia de


un juicio previo donde pudo ser tratado, lo mismo que fue solicitado

24
El artículo 126 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
El artículo 466 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 11 5

como medida de protección provisional y la procedencia o no de la tra­


mitación de procedimientos paralelos.

Al respecto, a juicio de esta Sala, el padre pudo haber realizado el mis­


mo planteamiento formulado en su solicitud de medida de protección
provisional de acuerdo con lo previsto en los artículos 126 y 466 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, motivo
por el cual, el a quo, actuó ajustado a derecho al declarar la nulidad de
todo el procedimiento de protección provisional, pues su tramitación podría
conducir a decisiones contradictorias que podrían afectar seriamente
los intereses del menor. Así se declara.

12. Los tribunales de Protección son competentes para cono-


cer los juicios de obligación alimentaria intentados por hi-
jos mayores de edad

Sentencia: Nº 3.260 del trece de diciembre de 2002.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
la ciudadana Sherline Del Valle Chirinos Loai­
za en representación de su menor hijo, contra
la omisión de la Sala de Juicio número Dos del
Tribunal de Protección del Niño y del Adoles­
cente de la Circunscripción Judicial del Estado
Carabobo.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 17725.

Extracto del Fallo:

Por otra parte, en cuanto al señalamiento que hicieron la quejosa y el


tercero coadyuvante, relativo a la incompetencia del Tribunal de Pro­
tección del Niño y del Adolescente para el conocimiento de los juicios
que, por obligación alimentaria, intente una persona mayor de edad, esta

25
El artículo 177 se modificó en la LOPNNA (Ver Apéndice).
11 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Sala aprecia que el referido Tribunal de Protección sí es el competente


para el conocimiento y trámite de tales juicios que propongan mayores
de edad menores de veinticinco años, porque, de conformidad con el
parágrafo primero, letra d), del artículo 177 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente, dicho Tribunal tiene atribuida la
competencia exclusiva en la referida materia.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 11 7

AÑO 2003
11 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 11 9

1. La Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justi-


cia tiene asignada la competencia natural para conocer la
solicitud de avocamiento en materia de niños, niñas y ado-
l escentes

Sentencia: Nº 25 del veintidós de enero de 2003.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Solicitud de Avocamiento presentada por el
Ministerio de Educación, Cultura y Deportes
para el conocimiento de una acción de protec­
ción interpuesta contra los representantes de
las diversas Federaciones de Trabajadores de
la Educación.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículos 78, 102, 103, 266, 334 y 336.
LOPNA: Artículos 137, 278 y 31826.

Extracto del Fallo:

A la Sala Constitucional le corresponde, conforme a lo dispuesto en el


último aparte del artículo 266 de la Constitución, ejercer la jurisdicción
constitucional. La jurisdicción constitucional comprende, entre otros asun­
tos, no sólo declarar la nulidad de las leyes y demás actos de los órganos
que ejercen el poder público, dictados en ejecución directa e inmediata

26
Los artículos 137, 278 y 318 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
12 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

de la Constitución o que tengan rango legal (artículo 334 de la Constitu­


ción de la República Bolivariana de Venezuela), sino también la revisión
de las sentencias de amparo constitucional y de control de constitucio­
nalidad de las leyes o normas jurídicas dictadas por los Tribunales de la
República, en los términos establecidos por la ley orgánica respectiva
(numeral 10 del artículo 336 de la Constitución).

Igualmente, es claro que la materia de su conocimiento abarca las infrac­


ciones constitucionales, como lo demuestran las atribuciones que la Cons­
titución de la República Bolivariana de Venezuela otorga a la Sala
Constitucional en su artículo 336. Esta circunstancia la convierte en la
Sala que por la materia tiene la competencia para conocer, según el caso,
de las acciones de amparo constitucional propuestas conforme a la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.

En el presente caso, si bien se trata de la solicitud de avocamiento de


una acción de protección interpuesta por el Consejo Nacional de Dere­
chos del Niño y del Adolescente, con fundamento en lo dispuesto en los
artículos 137, literal “n”, 278 y 318 y siguientes de la Ley Orgánica para
la Protección del Niño y del Adolescente, contra los actos generados
por las federaciones que agrupan a los trabajadores de la educación en
el país, con ocasión al paro cívico nacional, violatorios del derecho que
tienen los niños y adolescente a recibir educación de manera efectiva y
permanente, consagrado en los artículos 78, 102 y 103 de la Constitu­
ción, dicha acción de protección es un recurso judicial restitutorio de los
derechos, garantías y deberes de los niños y adolescentes, regulada en
la señalada Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescen­
te y cuyo conocimiento compete al Tribunal de Protección del Niño y
del Adolescente del territorio donde tenga o haya tenido lugar el acto,
motivo por el cual la resolución de los asuntos tutelados por la ley co­
rresponde a la jurisdicción especial de menores.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 12 1

2. La obligación alimentaria se establece cuando existe vínculo


filial o elementos que constituyan indicios suficientes, pre-
cisos y concordantes. Prescripción de la obligación de pa-
gar los montos por concepto de obligación alimentaria

Sentencia: Nº 868 del veintitrés de abril de 2003


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
la apoderada judicial del ciudadano Víctor Dá­
vila Cedeño contra el fallo, dictado el 18 de sep­
tiembre de 2001, por el Juzgado Superior en lo
Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo y Menores de
la Circunscripción Judicial del Estado Monagas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 366, 367 y 37827.
CPC: Artículos 17, 170 y 506.

Extracto del Fallo:

Con la entrada en vigencia de la Ley Orgánica para la Protección del


Niño y del Adolescente, se estableció de manera expresa el carácter de
orden público de los derechos y garantías de los niños y adolescentes.
Igualmente, se instituyó el interés superior del niño como principio inter­
pretativo para su aplicación y como garantía del desarrollo integral de
los mismos. Con base en ello, es evidente para la Sala que el derecho
que tienen los niños y los adolescentes a un nivel de vida adecuado
deriva de la obligación de los padres a suministrárselo a través de su
manutención, lo cual es de estricto orden público, y las controversias
que surjan en cuanto a cualquiera de los elementos de esta obligación
que tienen los padres o los obligados a ello, debe analizarse bajo la ópti­
ca del interés superior del niño.

A la luz de lo anterior, observa la Sala que el quejoso fundamentó su


demanda de amparo en el hecho de que la ciudadana Ana Altagracia
González lo demandó, para que pagara pensiones de alimentos atrasa­

27
Los artículos 367 y 378 se mantuvieron sin modificación en la LOPNNA.
El artículo 366 se modificó en la LOPNNA (Ver Apéndice).
12 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

das a favor de un niño con el cual no tenía el vínculo filial determinado,


bajo la vigencia de la Ley Tutelar de Menores. En dicho juicio de cobro
de pensiones de alimentos insolutas, se estableció el vínculo paterno
filial a través de la prueba biológica de ADN, se fijó la pensión de ali­
mentos y se condenó al pago de pensiones de alimentos desde la fecha
de nacimiento del mencionado niño.

Así, de las actas del expediente y de la exposición de las partes, esta


Sala observa que para la obtención de una declaración de filiación, se­
gún lo que establece el Código Civil Venezolano, es necesario que exis­
ta una acción específica a ese fin, como sería la acción de inquisición de
la paternidad, y una vez establecida ésta procedería la demanda por la
obligación alimentaria. En tal sentido el artículo 366 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente es concordante con el
Código Civil Venezolano, cuando establece que la obligación alimenta­
ria es una consecuencia de la filiación legal o judicialmente declarada.
Ello presupone un juicio previo a ese fin si el padre no hubiera realizado
el reconocimiento debido.

Sin embargo, la letra C del artículo 367 de la Ley Orgánica para la


Protección del Niño y del Adolescente permite que se establezca la
obligación alimentaria, cuando el vínculo filial resulte de un conjunto de
circunstancias y elementos de prueba que constituyan indicios suficien­
tes, precisos y concordantes.

A juicio de esta Sala ello significa que es cierto que este conjunto de
elementos, que en principio no puede sustituir la prueba directa de la
filiación o la que resulte indirectamente establecida por sentencia firme
en aquellos casos en que la actitud del demandado inequívocamente
contenga un reconocimiento de la filiación o indicios suficientes de tal
reconocimiento, le permiten al Juez que llegue a la convicción de quién
es el padre o la madre del reclamante. Este parece ser el caso de autos
debido a las siguientes circunstancias:

1. La actitud procesal del demandado en el juicio de alimentos, donde si


bien es cierto que negó la condición de padre, sin embargo, contradicto­
riamente, en Sala Constitucional, discutió los montos y términos de la
obligación alimentaria, en lo que contrarió los artículos 17, 170 y 506 del
Código de Procedimiento Civil que generan sobre las partes el deber de
afirmar verdades, las cuales se refieren a hechos que, para que sean
ciertos, son independientes de condiciones.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 12 3

2. Adicionalmente a lo que se observó, la Sala aprecia que en el escrito


que contiene la demanda de amparo el demandante concentró sus ale­
gatos sobre violaciones constitucionales y sus consecuencias en las dis­
posiciones del fallo cuestionado, sobre el pago de pensiones de alimentos
desde el momento del nacimiento del niño, ya que, según el accionante
de autos, tal pago procedía y debía ordenarse desde cuando se pronun­
ciara el establecimiento del vínculo paterno filial.

3. También alegó el accionante de amparo que la demandante en el


juicio de alimentos pretendió pensiones de alimentos insolutas y que para
la determinación del monto de las que fueron acordadas no hubo el aná­
lisis y la motivación pertinente.

Así las cosas, la Sala considera que todos los esfuerzos del pretensor de
amparo se concentraron, más que en el cuestionamiento de la filiación
que se declaró, en lo concerniente al monto de las pensiones alimenta­
rias, a lo que él llamó las pensiones atrasadas, a la prescripción extintiva
de la obligación del pago de las mismas y a la ausencia de motivación de
la decisión que fue impugnada en los aspectos que se mencionaron.

Al respecto, la Sala concluye en que, tal como lo observó la representa­


ción del Ministerio Público, hubo carencia del fallo en los aspectos que
se denunciaron y anotaron, mas no en lo que concierne a la determina­
ción de la filiación.

Por otra parte, esta Sala considera necesario la formulación de las si­
guientes consideraciones respecto de la prescripción en materia de ni­
ños y adolescentes en relación con la obligación de pago de las pensiones
de alimentos.

1. La prescripción de una obligación debe alegarse por las partes en el


juicio, por cuanto el juez, de oficio, no puede suplir esta carga procesal
de las partes, a tenor de lo que establece el artículo 1956 de Código
Civil Venezolano como norma rectora.

2. Los artículos 1982 del Código Civil y el 51 de la Ley Tutelar de Me­


nores establecían una prescripción breve de dos años para el pago de
las pensiones de alimentos atrasada, y dicha prescripción corría contra
los menores no emancipados y entredichos, a tenor de lo que preceptúa
el artículo 1985 de la Ley Civil Sustantiva.
12 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

3. El artículo 378 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del


Adolescente dispone lo siguiente: “Prescripción de la Obligación. La
obligación de pagar los montos adeudados por concepto de obli-
gación alimentaria prescribe a los diez años”. Así, dicho dispositivo
estableció una nueva prescripción de diez años para el pago de la obli­
gación alimentaria, con lo cual se le da la importancia que tiene dicha
obligación y se intenta desestimular su incumplimiento. Por ello, estima
esta Sala que se equiparó con la prescripción ordinaria que establece el
Código Civil y deberán aplicársele dichas normas, por lo cual tal meca­
nismo de extinción obligacional no correría contra los niños y adoles­
centes no emancipados y los entredichos, de conformidad con el artículo
1965, cardinal 1, eiusdem.

3. No pueden ser condenados en costas los niños o adoles-


centes de conformidad con lo establecido en la Ley Orgá-
nica para la Protección del Niño y del Adolescente28

Sentencia: Nº 874 del veintitrés de abril de 2003.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
los ciudadanos Francisco Martorano Rivas y
Oneida Núñez de Martorano, en representa­
ción de un niño cuyo nombre se omite, de con­
formidad con lo establecido en el artículo 65
de la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente, contra la sentencia dictada
el 28 de agosto de 2002 por el Juzgado Supe­
rior en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo y
Menores de la Circunscripción Judicial del
Estado Monagas.

28
Criterio ratificado posteriormente en fallo dictado por la Sala Constitucional bajo el número
550, del veintiuno de abril de 2005. (Caso: Rosa Lorena Navas Fajardo).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 12 5

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 48429.

Extracto del Fallo:

Finalmente, esta Sala estima pertinente el señalamiento de que el ar­


tículo 484 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño del Adoles­
centes explícitamente establece que ni los niños ni los adolescentes serán
condenados en costas; por ello, es evidente para esta Sala que la conde­
natoria en costas a que se refieren los demandantes opera sólo contra
los ciudadanos Francisco Martorano Rivas y Oneida Núñez de Marto­
rano, pero no contra su hijo, por disposición expresa de la Ley especial.

4. Los amparos constitucionales intentados por niños, niñas o


adolescentes sin asistencia o representación legal, deberán
notificarse a los órganos de asistencia jurídica del menor

Sentencia: Nº 1.053 del siete de mayo de 2003


Magistrado Ponente: Iván Rincón Urdaneta
Caso: Recurso de Apelación de Amparo Constitucio­
nal incoado por el ciudadano Ahmed Ben Ta­
har Azeddine contra la decisión dictada el 10
de diciembre de 2001, por el Juzgado Superior
en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo
y de Menores de la Circunscripción Judicial del
Estado Nueva Esparta.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículo 281.
LA: Artículo 4.

Extracto del Fallo:

La Sala igualmente observa que el Juzgado Superior a quo declaró la


extinción del procedimiento, por considerar que el accionante abandonó

29
El artículo 484 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
12 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

la solicitud de amparo propuesta al no presentarse asistido de abogado a


la audiencia de amparo, lo cual a su criterio contraría lo dispuesto en el
artículo 4 de la Ley de Abogados, que señala que:

Toda persona puede utilizar los órganos de la administración


de justicia para la defensa de sus derechos e intereses. Sin
embargo, quien sin ser abogado deba estar en juicio como ac­
tor, como demandado o cuando se trate de quien ejerza la re­
presentación por disposición de la Ley o en virtud de contrato,
deberá nombrar abogado, para que lo represente o asista en
todo el proceso.

Si la parte se negare a designar abogado, esta designación la


hará el Juez. En este caso la contestación de la demanda se
diferirá por cinco audiencias. La falta de nombramiento a que
se refiere este artículo será motivo de reposición de la causa,
sin perjuicio de la responsabilidad que corresponde al Juez de
conformidad con la Ley.

Esta Sala en sentencia Nº 742 del 19 de julio de 2000 (Caso Rubén


Darío Guerra vs decisión de fecha 29 de febrero de 2000, dictada
por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil y Menores
de la Circunscripción Judicial del estado Lara), al comentar la nor­
ma contenida ut supra, fijó criterio al señalar que cuando el “accio-
nante que no es abogado (...omissis), no concurriere a la audiencia
constitucional o a otros actos del proceso asistido por profesiona-
les del derecho, al admitir el amparo el Tribunal que lo conoce
debe ordenar la notificación de la Defensoría del Pueblo, para
que en razón de los numerales 1 y 3 del artículo 281 de la vigente
Constitución, si el accionante se negare a nombrar abogado, lo
asista en los aspectos técnicos de la defensa de sus intereses”.

A este respecto, es necesario aclarar que tal concepción no es aplicable


a todos los casos, pues el tribunal requerirá que la Defensoría del Pue­
blo asuma la defensa del accionante, sólo cuando estén envueltas viola­
ciones de derechos humanos, o cuando en la causa se encuentren
comprometidos intereses colectivos o difusos, lo cual no ha sido plan­
teado en el caso concreto.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 12 7

Por otra parte, debe precisar esta Sala, que en los amparos que se ejer­
zan en materia penal se deberá notificar al defensor público en el caso
de que el accionante comparezca a la audiencia constitucional sin abo­
gado; igual situación se plantea en materia de menores donde se deberá
notificar a los órganos de asistencia jurídica del menor conforme a la
Ley Orgánica de Protección al Niño y al Adolescente.

Por ello, resulta imperioso para esta Sala resaltar que la no asisten­
cia o representación de abogado por parte del accionante implica
una deficiencia irrefutable en lo que se refiere al manejo efectivo de
los parámetros y términos legales sobre los cuales se debe plantear
la defensa del interesado, que no puede ser sustituida por los conoci­
mientos generales que de la aplicación del derecho pueda entender
el ciudadano común.

Siendo ello así, vista la necesidad que impera en los procesos judiciales
en razón de que las partes sean representadas ante el órgano jurisdic­
cional por medio de un abogado que vele y proteja sus intereses, lo que
ha sido señalado expresamente por el artículo 4 de la Ley de Abogados,
esta Sala estima que lo más conveniente en el presente caso era diferir
la audiencia constitucional, no sin antes expresarle al actor la obligato­
riedad de la asistencia legal en la nueva oportunidad en que se llevare a
cabo la audiencia correspondiente, lo cual fue realizado así por el Juz­
gado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de Me­
nores de la Circunscripción Judicial del estado Nueva Esparta mediante
auto dictado el 6 de diciembre de 2001.

Por ello, considera esta Sala que al insistir el accionante en presentarse


a la audiencia constitucional, fijada para el 10 de diciembre de 2001, sin
representación o asistencia legal, lo más ajustado a derecho era decla­
rar el abandono del trámite por parte del accionante, ya que resulta
notorio la falta de interés por parte del accionante en cumplir con lo
ordenado por el Juzgado Superior cuyo fallo apela, y en proveerse de
una defensa que satisfaga y provea cabalmente sus intereses.
12 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

5. No puede declararse la terminación del proceso cuando esté


involucrado el interés superior del niño, ya que esto es
materia de orden público

Sentencia: Nº 1.064 del siete de mayo de 2003


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Recurso de Apelación de Amparo Constitucio­
nal incoado por la ciudadana América de Jesús
Perales de González, en representación de sus
hijas, cuya identificación se omite de confor­
midad con lo establecido en el artículo 65 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y
del Adolescente, contra el fallo dictado por el
Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercan­
til, Tránsito, Trabajo y Menores del Segundo
Circuito de la Circunscripción Judicial del Es­
tado Bolívar.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CPC: Artículo 11.
CRBV: Artículo 78.
LOASDGC: Artículos 14 y 17.
LOPNA: Artículo 1230.

Extracto del Fallo:

Esta Sala, ciertamente, perfiló el concepto de orden público que debe


aplicarse para subversión del orden procesal en relación con el desisti­
miento, caducidad y abandono del trámite, pero estableció, además del
supuesto que cita el a quo, otros en los cuales puede considerarse la
causa como de orden público:

Es pues, que el concepto de orden público, a los efectos de la


excepción al cumplimiento de ciertas normas relacionadas con
los procesos de amparo constitucional, se refiere a la amplitud
en que el hecho supuestamente violatorio del derecho o norma

30
El artículo 12 se mantuvo sin modificación en la LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 12 9

constitucional afecta a una parte de la colectividad o al interés


general, más allá de los intereses particulares de los accionan­
tes. Por ello en casos donde un presunto agraviado alega que
un hecho, actuación, omisión o amenaza ocasionó una supues­
ta violación constitucional a su persona, sólo se consideraría
de orden público, a manera de la excepción de las normas pro­
cedimentales de los juicios de amparo, cuando el Tribunal com­
pruebe que, en forma evidente, y a consecuencia del hecho
denunciado por los accionantes, se podría estar infringiendo,
igualmente, derechos o garantías que afecten a una parte de la
colectividad diferente a los accionantes o al interés general,
o que aceptado el precedente resultaría una incitación al
caos social, si es que otros jueces lo siguen. (s.S.C. N°
1689 de 19.07.02) (Destacado de la Sala).

Aun en estos supuestos, el juez constitucional deberá:

...ponderar la posible infracción al derecho a la defensa y al


debido proceso del presunto o presuntos agraviantes, que preci­
samente se encuentra protegido por las normas de procedimien­
to establecidas para los juicios de amparo, en contraposición
con la supuesta situación de orden público que se presuma pue­
da existir. Es decir, es necesario que el hecho denunciado oca­
sione una presunta violación de orden público de tal magnitud
que permita, a pesar de que, por ejemplo, el accionante haya
desistido, o que la acción haya caducado, conocer el fondo del
asunto en detrimento del derecho al debido proceso y la defensa
que protege al presunto agraviante. (s. S.C. 1689 ídem).

En el caso de autos, se intentó amparo contra la decisión que homologó


un convenimiento y alega la parte actora que se dio en pago una vivien­
da propiedad de quienes eran menores de edad al momento del conveni­
miento, acuerdo éste que fue homologado sin la autorización del Juez de
Protección del Niño y del Adolescente, y que los menores no fueron
demandados en el proceso donde se acordó la dación en pago.

En relación con aquellos casos donde estén involucrados derechos de


niños o adolescentes, esta Sala estableció:
13 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Al respecto, estima esta Sala oportuno referir el criterio esta­


blecido en la sentencia del 1° de febrero de 2000 (Caso: José
Mejía Betancourt), en el que se dejó sentado que “(L)a falta de
comparecencia del presunto agraviado [a la audiencia constitu­
cional] dará por terminado el procedimiento, a menos que el
Tribunal considere que los hechos alegados afectan el orden
público, caso en que podrá inquirir sobre los hechos alegados, en
un lapso breve, ya que conforme al principio general contenido
en el artículo 11 del Código de Procedimiento Civil y el artículo
14 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, en materia de orden público el juez podrá to­
mar de oficio las providencias que creyere necesarias”;

Ahora bien, observa esta Sala que la acción de amparo inter­


puesta es contra una actuación judicial, supuestamente lesiva
de los intereses de los niños involucrados.

Siendo la naturaleza del bien jurídico que pretende tutelarse, a


través de la interposición de la acción de amparo, de conformi­
dad con lo establecido en el artículo 12 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente, de estricto or­
den público y así lo consagra el artículo 78 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, por lo que demanda
una especial protección del Estado.

En armonía con lo antes señalado, esta Sala observa, que en el


presente caso el Juez Superior erró en la aplicación del criterio
supra transcrito por cuanto el objeto del amparo tiene relación
con el “Interés Superior del Niño”, materia estrechamente li­
gada al orden público, y que está referido en el artículo 8 de la
Ley Orgánica de Protección del Niño y del Adolescente”. (s
S.C. Nº 2662 del 14.12.01).

En virtud del criterio que fue expuesto y, por cuanto de ser cierto lo
alegado por la parte actora se habría incurrido en una grave violación
del debido proceso de dos adolescentes al momento de la emisión de
la decisión objeto de amparo, esta Sala considera que los hechos que
se alegan involucran el orden público. En consecuencia, revoca la sen­
tencia del a quo que declaró terminado el procedimiento y repone la
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 13 1

causa al estado de que el tribunal dicte sentencia de primera instan­


cia. Así se decide.

Esta Sala observa al a quo que, en virtud de la declaratoria de orden


público, podrá inquirir sobre los hechos denunciados y ello le permitía
solicitar al supuesto agraviado las copias certificadas del expediente del
juicio originarios –pues en autos sólo cursan copias simples del conveni­
miento y del acta donde se intentó la ejecución de la entrega material de
la vivienda– tal como manda el artículo 17 de la Ley Orgánica de Am­
paro sobre Derechos y Garantías Constitucionales. Así se decide.

6. Declarada la perención de la instancia, no se impide la pro-


tección integral de los menores a través de la imposición
de medidas cautelares

Sentencia: Nº 1.102 del doce de mayo de 2003


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta por
el abogado Bernardo Homero Corredor Ramí­
rez contra el fallo dictado el 16 de julio de 2002
por la Corte Superior del Tribunal de Protección
del Niño y del Adolescente de la Circunscrip­
ción Judicial del Área Metropolitana de Cara­
cas y Nacional de Adopción Internacional.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CPC: Artículo 268.
CRBV: Artículo 78.
LOASDGC: Artículo 6.
LOPNA: Artículo 36631.

Extracto del Fallo:

Para esta Sala, la institución de la perención “castiga” la negligencia de


las partes, sin diferenciar si ellas son menores o no, tal como lo expresa el
artículo 268 del Código de Procedimiento Civil. Dicha negligencia no pue­

31
El artículo 366 se modificó en la LOPNNA (Ver Apéndice).
13 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

de ser premiada, fundada en el interés de los menores, manteniendo inde­


finidamente al demandado sujeto a juicio, ya que tal situación sub iudice
indefinida contraría el debido proceso y la propia finalidad del mismo.

Si se toma en cuenta que el efecto de la perención de la instancia no es


extinguir el derecho, sino a raíz de su declaración, postergar por espacio
de tres meses que se incoe de nuevo la acción para reclamar el dere­
cho, en principio, ningún perjuicio causa la declaratoria de perención al
demandante, así se trate de un menor, y así se declara.

En principio, la sentencia impugnada, a juicio de esta Sala, inaplicó una


institución procesal, cual es la perención de la instancia, y al hacerlo,
supuestamente violó la garantía del debido proceso.

Ahora bien, tales razones, que son correctas, produce como efecto en
el presente caso que se anule la decisión de la segunda instancia y se
ordene de nuevo a esa instancia decidir sobre la declaratoria de peren­
ción, manteniéndose mientras tanto la medida preventiva decretada, la
cual cesará una vez decretada la perención.

Pues bien, decretada la perención, la accionante, pasados tres meses de


la sentencia firme en ese sentido, podría demandar de nuevo las pensio­
nes alimentarias, corriéndose el riesgo que el presunto deudor cobrare
las prestaciones, si es que ellas se liquidan en ese término, y se hiciere
nugatorio para los menores la obtención de las pensiones.

Ante esa posibilidad, la Sala, a fin que los menores disfruten plena y
efectivamente de sus derechos y garantías, y debido al principio de sub­
sistencia de la obligación alimentaria, que como efecto de la filiación
corresponde a los padres, así se haya privado o extinguido la patria
potestad (artículo 366 de la Ley Orgánica de Protección del Niño y del
Adolescente), y habiéndose fijado judicialmente una pensión provisoria,
tendría como medida preventiva y garantista de la prioridad absoluta
que la vigente Constitución (artículo 78) otorga a la protección integral
de los menores, mantener la medida sobre las prestaciones al menos
durante tres meses después que se decretase –si ello fuese así– la pe­
rención de la instancia, de manera que si se incoase de nuevo la acción,
no se perjudicará a los menores.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 13 3

Siendo ello así, y existiendo la voluntad del accionante de continuar con


el proceso alimentario, tal como se colige de sus intervenciones en la
audiencia constitucional, la Sala considera que reponer el juicio donde
se negó la perención, con el fin de que ello sea de nuevo estudiado a ver
si ello es procedente, conlleva a una reposición inútil, ya que las medi­
das se mantendrían hasta tres meses después de declarada la peren­
ción, y los intereses del menor a su vez se verían menoscabados con tal
dilación, cuando en la audiencia se ha constatado que los demandantes
no piensan abandonar el trámite, ni les ha decaído el interés, hasta el
punto que actúan como terceros coadyuvantes.

Por lo tanto, anular la decisión de la segunda instancia y reponer el


proceso para que se dicte de nuevo fallo sobre la perención, resulta
inútil y por ello no existe injuria constitucional, y el amparo se declara
inadmisible, con base al numeral 2 del artículo 6 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.

7. Debido proceso en causas de protección de niños, niñas y


adolescentes.

Sentencia: Nº 1.580 del doce de junio de 2003


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Recurso de Apelación de Amparo Constitucio­
nal interpuesto por la representación judicial de
la ciudadana Andreína Nohemí Gutiérrez Blan­
co contra la decisión dictada por el Juzgado
Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del
Trabajo, Menores y Estabilidad Laboral de la
Circunscripción Judicial del Estado Aragua.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículo 49.
LOPNA: Artículos 30, 358, 359, 363,
512, 514, 516, 517 y 52032.

32
Los artículos 30 y 636 se mantuvieron sin modificación en la LOPNNA.
Los artículos 358, 512, 514, 516, 517 y 520 se modificaron en la LOPNNA (Ver Apéndice).
13 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Extracto del Fallo:

Observa la Sala que, conforme a lo dispuesto en el artículo 358 de la


Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, la guarda
comprende “la custodia, la asistencia material, la vigilancia y la
orientación moral y educativa de los hijos, así como la facultad de
imponerles correcciones adecuadas a su edad y desarrollo físico y
mental. Para su ejercicio se requiere el contacto directo con los
hijos y, por tanto, facultad para decidir acerca del lugar de la
residencia o habitación de éstos”.

En la sentencia dictada el 30 de noviembre de 2001, en la cual esta Sala


consideró admisible el amparo propuesto por la ciudadana ANDREÍNA
GUTIÉRREZ BLANCO, se dispuso –entre otras cosas– que “...de
acuerdo al artículo 363 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente, lo relativo a la atribución y modificación
de la guarda debe ser decidido por vía judicial, siguiéndose el pro-
cedimiento previsto en el Capítulo VI del Título IV de dicha Ley...”.

Dicho procedimiento no tiene el carácter gracioso a que se refiere el a


quo en el fallo apelado ni el juez de la sentencia accionada en amparo;
muy por el contrario, se prevé un contradictorio dentro del cual las par­
tes pueden ser llamadas por el Juez a la conciliación (artículo 516) y se
consagra la posibilidad de que el juez decrete medidas provisionales,
previa apreciación de la gravedad y urgencia de la situación, como la de
prohibición de salida del país (artículo 512); no obstante ello, debe se­
guirse los actos procesales tendentes a asegurar el debido proceso, la
defensa e igualdad de las partes, para lo cual se establece –entre otros–
la citación de la parte demandada, a los fines de que conteste la solici­
tud (v. artículo 514), un lapso probatorio (artículo 517) y el lapso de
cinco días para la decisión (artículo 520).

(…Omissis…)

Atendiendo a ello, la Sala observa que en la decisión accionada en am­


paro (v. folios 410 al 413), el Juez Unipersonal Nº 1 del Juzgado de
Protección del Niño y del Adolescente del estado Aragua, ante la de­
nuncia formulada por el ciudadano FREDERICK GAZVINI MOJA­
VER de “retención ilegal de los niños desde el 22 de marzo de
2001, que fueron traídos ...(por su madre)... de la ciudad de Méri-
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 13 5

da hasta el estado Aragua”, y la solicitud de que se le restituyera a él


la guarda de los menores, ordenó lo solicitado, al estimar –luego de
transcribir los artículos 358, 359 y 390 de la Ley Orgánica para la Pro­
tección del Niño y del Adolescente– que “...el procedimiento de resti-
tución de Guarda previsto en dicha norma, es un proceso ejecutivo
en materia de niños, correspondiendo al Juez de Protección, una
vez presentada la demanda o solicitud, admitirla y decretar la inti-
mación de la parte demandada para que restituya al niño de inme-
diato, con vista de la presentación del documento fundamental del
cual emane, por lo menos, presunción grave del carácter de legíti-
mo guardador del solicitante o demandante...” y que de los recau­
dos aportados por el solicitante se desprende que los menores
“...estaban residenciados en la ciudad de Mérida bajo los cuida-
dos de su padre FREDERICK GAZVINI MOJAVER, y que fueron
trasladados a este Estado, con violación de los derechos de guar-
da, custodia y vigilancia que desde hace varios años viene ejer-
ciendo su padre, interrumpiéndosele sus estudios regulares y el nivel
de vida adecuado a que se refiere el Artículo 30 de la Ley Orgáni-
ca para la Protección del Niño y del Adolescente, por lo que en
protección de su interés superior se hace necesario la pronta resti-
tución de los mismos a su residencia habitual, al lado de su padre,
y así se declara...”.

De lo expuesto, la Sala constata que, efectivamente, al decidir el juez de


la recurrida en la forma en que lo hizo, sin tramitar la solicitud formula­
da por el padre de los menores por el procedimiento establecido en la
ley especial que regula la materia tan delicada como es la de menores,
sin oír a la ciudadana ANDREÍNA GUTIÉRREZ, madre de los meno­
res a quien se le imputó la retención indebida de los mismos, y sin escu­
char a los menores, lo cual debió efectuar en aplicación del principio del
interés superior del niño, violó los derechos al debido proceso y a la
defensa consagrados en el artículo 49 de la Constitución.
13 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

8. Competencia de los jueces de juicio en materia de protec-


ción de niños, niñas y adolescentes para conocer de accio-
nes por derechos colectivos y difusos de éstos

Sentencia: Nº 1.659 del dieciséis de junio de 2003


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
el ciudadano Freddy Antonio Araujo Paredes en
representación de su hijo, cuya identidad se omite
de conformidad con lo establecido en el artículo
65 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente, contra la Junta Directi­
va del Colegio Médico del estado Trujillo.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículos 27, 156, 187, 253 y 335.
COPP: Artículo 46.
LOOU: Artículo 102.
LOPNA: Artículos 7, 177 y 45733.

Extracto del Fallo:

Ahora bien, observa la Sala que el antes identificado Tribunal ha decidi­


do declinar en este órgano judicial el conocimiento de la acción que le
fue presentada, con fundamento en el criterio expuesto por esta Sala en
la sentencia N° 656, dictada el 30 de junio de 2000 (caso: Defensoría
del Pueblo vs Comisión Legislativa Nacional), que se refiere a la
defensa de los derechos colectivos y difusos, reconocidos en el artículo
27 de la Constitución, y que estableció la competencia de los órganos
jurisdiccionales para conocer las acciones de amparo que se ejerzan
haciendo valer tales.

Cabe destacar que, si bien en dicho fallo se reconoció una competencia


general, casi exclusiva de la Sala Constitucional, para conocer de di­
chas acciones de amparo, como fue referido por el aludido Tribunal en

33
El artículo 7 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
Los artículos 177 y 457 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 13 7

su decisión, hasta tanto se dictara la legislación respectiva, también en


aquella sentencia se dejó a salvo aquellos casos en que el legislador
hubiese atribuido expresamente por ley tal competencia a otro órgano
jurisdiccional. En efecto, dicho fallo, dictado por la Sala, indicó expresa­
mente lo siguiente:

En consecuencia, su declaración por los órganos jurisdicciona­


les (se refiere a los derechos colectivos y difusos) es una for­
ma inmediata y directa de aplicación de la Constitución y del
derecho positivo, y siendo la interpretación del contenido y al­
cance de estos principios rectores de la Constitución, la base
de la expansión de estos derechos cívicos, que permiten el
desarrollo directo de los derechos establecidos en la Carta Fun­
damental (derechos fundamentales), debe corresponder a la
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia el conoci­
miento de las acciones que ventilen esos derechos, mientras
la ley no lo atribuya a otro tribunal, tal como lo hace el
artículo 46 del Código Orgánico Procesal Penal, el ar-
tículo 102 de la Ley Orgánica de Ordenación Urbanísti-
ca, o el artículo 177 de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente. Mientras la ley no regule y
normalice los derechos cívicos con que el Estado Social de
Derecho –según la vigente Constitución– se desenvuelve, es a
la Sala Constitucional, debido a que a ella corresponde con
carácter vinculante la interpretación de la Constitución (ar­
tículo 335 eiusdem), y por tratarse del logro inmediato de los
fines constitucionales, a la que por esa naturaleza le compete
conocer de las acciones para la declaración de esos derechos
cívicos emanados inmediatamente de la Carta Fundamental, y
así se declara. De esta manera, ni el contencioso administrati­
vo, ni la justicia ordinaria o especial, son competentes para
declarar y hacer efectivos estos derechos, a menos que la
ley lo señale expresamente en sentido contrario. (N° 656/
2000) (Negritas de este fallo).

No obstante lo expresado en dicha decisión, los Tribunales de Protec­


ción del Niño y del Adolescente y esta misma Sala Constitucional se ha
separado de tal criterio y, en ese sentido, acciones de amparo que, de
acuerdo con lo indicado, su conocimiento corresponde a las Salas de
Juicio han sido tramitadas y decididas por esta Sala, lo que no resulta
13 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

ajustado a la distribución de funciones que realiza el Texto Constitucio­


nal, conforme al cual al Poder Legislativo corresponde la atribución de
las competencias entre los distintos tribunales, según su especialidad
(artículo 187.1, en concordancia con el artículo 156.32 y 253).

Ciertamente para una adecuada protección jurisdiccional de los dere­


chos colectivos y difusos de los niños y adolescentes, el legislador ha
previsto una competencia diferente a la que equivocadamente se ha
venido asumiendo. Es así como en el indicado artículo 177 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, aludido en la
sentencia, se establece como Competencia de la Sala de Juicio, que
“el juez designado por el Presidente de la Sala de Juicio, según su
organización interna, conocerá en primer grado de las siguientes
materias: ...omissis... Parágrafo Quinto: Acción de protección con-
tra hechos, actos u omisiones de particulares, órganos e institucio-
nes públicas o privadas que amenacen o violen derechos colectivos
o difusos, de los niños y adolescentes”, y aunque este medio proce­
sal es distinto de la acción de amparo regulado en la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, quiso el Legisla­
dor, de manera genérica, que ante violaciones de ese tipo, sea ese órga­
no especializado el que conozca de las mismas. De igual manera ocurre
en los demás casos señalados por la comentada sentencia.

No ocurre lo mismo en relación con otras áreas o esferas de la socie­


dad, diferentes de las excepciones realizadas en el citado fallo, en las
cuales no existe regulación ni una atribución específica, razón por la
cual en aplicación directa de la Constitución y a los fines de la efectivi­
dad y vigencia de sus normas y postulados esta Sala cimentó la forma
de hacer efectiva la protección de los referidos derechos y en una labor
interpretativa, aplicativa y expansiva, con la finalidad de llenar el vacío
legal existente desarrolló algunos principios relativos a la teoría de los
derechos e intereses colectivos y difusos en nuestro ordenamiento y
asumió la competencia de los mismos para hacerlos efectivos ante la
señalada ausencia legislativa.

De lo expuesto se colige entonces que no corresponde a esta Sala Cons­


titucional el conocimiento de las acciones de amparo dictadas para ha­
cer valer intereses colectivos y difusos de los niños y adolescentes, no
sólo por lo expuesto por esta misma Sala en la transcrita sentencia, sino
además por ser restrictiva del derecho de acceso a la justicia y por ende
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 13 9

a la tutela judicial efectiva, toda vez que se obliga al justiciable a acudir


ante esta instancia, como en el caso de autos en el que la violación se
produce en una zona distante a la ciudad de Caracas, lo que dificulta la
mejor defensa de los derechos e intereses de los niños, tanto más cuan­
do en esta materia las normas procesales respectivas crean una compe­
tencia especial por el territorio en el que el elemento determinante es la
residencia del menor (artículo 457 de la Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente).

Lo anterior no supone un cambio de criterio, por el contrario implica un


reconocimiento al ya contenido en la referida sentencia 656/2000, en
relación con el supuesto regulado en el aludido artículo 177; se trata de
una precisión sobre el criterio sostenido, cuando es evidente que dentro
de tal supuesto se quiso incluir todas las acciones destinadas a la pro­
tección de los derechos e intereses difusos y colectivos de los niños y
adolescentes, derivadas de una violación de cualquier naturaleza cons­
titucional o legal. Por tanto, al ser equiparables por la materia, cuyo
objeto es idéntico (la tutela de aquéllos), su conocimiento debe corres­
ponder al mismo órgano jurisdiccional.

Por las razones expuestas, esta Sala considera que la competencia para
conocer acciones de amparo donde se ventilen derechos o intereses
difusos o colectivos son las Salas de Juicio de los Tribunales de Protec­
ción del Niño y del Adolescente, con competencia por el territorio en la
residencia del menor cuando en lugar de la comisión de la supuesta
infracción constitucional coincida con su residencia, en una interpreta­
ción armónica de las disposiciones contenidas en los artículos 7 de la
Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constituciona­
les, 177 y 457 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente. Así se establece.
14 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

9. Interés superior del niño como concepto jurídico indeter-


minado no puede utilizarse en manejos acomodaticios e
ilegítimos

Sentencia: Nº 1.917 del catorce de julio de 2003.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Recurso de Apelación de Amparo Constitucio­
nal intentado por la representación judicial de
las ciudadanas Bolivia Teresa Otahola Rivas,
Carmen Josefina Best Dávila y otras, contra la
decisión dictada, el 4 de noviembre de 2002,
por el Juzgado Superior Primero en lo Civil,
Mercantil, del Tránsito, del Trabajo, de Meno­
res y Amparo Constitucional de la Circunscrip­
ción Judicial del Estado Mérida.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículo 78.
LOPNA: Artículo 834.

Extracto del Fallo:

Por otra parte, la pretensión de nulidad del permiso otorgado por la Juez
de Menores para la constitución de una hipoteca sobre el inmueble pro­
piedad de la adolescente no se encuentra prevista como medio de impug­
nación de una ejecución hipotecaria, pero la declaración de tal nulidad
podría conllevar a la nulidad de la hipoteca, por lo que ese juicio obraría
como una cuestión prejudicial oponible como cuestión previa en el proce­
so de ejecución de hipoteca, lo que no alegaron los hoy accionantes.

Ahora bien, no obstante lo anterior, por cuanto se menciona que en el


presente caso se trata de proteger el “interés superior” de la adolescen­
te involucrada en el asunto, esta Sala considera pertinente ahondar en
este punto en específico.

34
El artículo 8 se mantuvo igual en la reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 14 1

Aun cuando precluyó la oportunidad para hacer oposición y oponer cues­


tiones previas en un procedimiento especial de ejecución hipotecaria
¿puede sostenerse la suspensión de dicho procedimiento por estar invo­
lucrado el denominado “interés superior” del niño, mencionado por la
Constitución y por la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, en otro proceso vinculado con la ejecución hipotecaria?

La Constitución de 1999 prevé en su artículo 78:

Los niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derecho


y estarán protegidos por la legislación, órganos y tribunales
especializados, los cuales respetarán, garantizarán y desarro­
llarán los contenidos de esta Constitución, la Convención so­
bre los Derechos del Niño y demás tratados internacionales
que en esta materia haya suscrito y ratificado la República. El
Estado, las familias y la sociedad asegurarán, con priori-
dad absoluta, protección integral, para lo cual se tomará
en cuenta su interés superior en las decisiones y accio-
nes que les conciernan. El Estado promoverá su incorpora­
ción progresiva a la ciudadanía activa, y creará un sistema
rector nacional para la protección integral de los niños, niñas y
adolescentes. (Resaltado de esta Sala).

Por su parte, el artículo 8 de la Ley Orgánica para la Protección del


Niño y del Adolescente, es del tenor siguiente:

Artículo 8º- Interés Superior del Niño.

El Interés Superior del Niño es un principio de interpretación y


aplicación de esta Ley, el cual es de obligatorio cumplimiento
en la toma de todas las decisiones concernientes a los niños y
adolescentes. Este principio está dirigido a asegurar el desa­
rrollo integral de los niños adolescentes, así como el disfrute
pleno y efectivo de sus derechos y garantías.

Parágrafo Primero: Para determinar el Interés Superior del


Niño en una situación concreta se debe apreciar:

a) la opinión de los niños y adolescentes;


14 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

b) la necesidad de equilibrio entre los derechos y garantías de


los niños o adolescentes y sus deberes;

c) la necesidad de equilibrio entre las exigencias del bien co­


mún y los derechos y garantías del niño o adolescente;

d) la necesidad de equilibrio entre los derechos de las demás


personas y los derechos y garantías del niño o adolescente;

e) la condición específica de los niños y adolescentes como


personas en desarrollo.

Parágrafo Segundo: En aplicación del Interés Superior del


Niño, cuando exista conflicto entre los derechos e intereses de
los niños y adolescentes frente a otros derechos e intereses
igualmente legítimos, prevalecerán los primeros.

El concepto “interés superior del niño” constituye un principio de inter­


pretación del Derecho de Menores, estructurado bajo la forma de un
concepto jurídico indeterminado. La Corte Suprema de Justicia, en Sala
Político Administrativa, en el caso RCTV­Hola Juventud, decisión del 5
de mayo de 1983, caracterizó los conceptos jurídicos indeterminados
como “... conceptos que resulta difícil delimitaDze Enterría y Fer­
nández (Curso de derecho administrativo. Madrid. Ed. Civitas. 1998.
Tomo I. p. 450) enseñan respecto del tema de los conceptos jurídicos
indeterminados que:

...la aplicación de conceptos jurídicos indeterminados es un


caso de aplicación de la Ley, puesto que se trata de subsumir
en una categoría legal (configurada, no obstante su impreci­
sión de límites, con la intención de acotar un supuesto concre­
to) unas circunstancias reales determinadas; justamente por
ello es un proceso reglado, que se agota en el proceso intelec­
tivo de comprensión de una realidad en el sentido de que el
concepto legal indeterminado ha pretendido, proceso en el que
no interfiere ninguna decisión de voluntad del aplicador, como
es lo propio de quien ejercita una potestad discrecional.

...Siendo la aplicación de conceptos jurídicos indeterminados


un caso de aplicación e interpretación de la Ley que ha creado
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 14 3

el concepto, el juez puede fiscalizar tal aplicación, valorando si


la solución a que con ella se ha llegado es la única solución
justa que la Ley permite. Esta valoración parte de una situa­
ción de hecho determinada, la que la prueba le ofrece, pero su
estimación jurídica la hace desde el concepto legal y es, por
tanto, una aplicación de la Ley...

El “interés superior del niño”, en tanto concepto jurídico indeterminado,


tiene por objetivo principal el que se proteja de forma integral al niño
por su falta de madurez física y mental, pues requiere protección y cui­
dado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como
después de su nacimiento. A título ejemplificativo, el niño debe ser pro­
tegido contra toda forma de discriminación o castigo por causa de la
condición, las actividades, las opiniones expresadas o las creencias de
sus padres, tutores o familiares.

El concepto jurídico indeterminado “interés superior” del niño se conec­


ta con uno de los principios de carácter excepcional, junto al de coope­
ración de la colectividad hacia metas de integración, que tipifica el
Derecho de Menores y le diferencian de las restantes ramas de la Cien­
cia del Derecho, cual es el principio eminentemente tuitivo, en el que
reside la esencia misma de su existir (Mendizábal Oses, L. Derecho de
menores. Teoría general. Madrid. Ed. Pirámide. 1977. p. 49)

Por ello, el “interés superior del niño” previsto en el artículo 8 de la Ley


Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente viene a excluir
y no a limitar la libertad individual de establecer y perseguir fines indivi­
duales, pues cuando se trata de la protección y cuidado de los niños se
persiguen fines que van más allá de los personales. Así, el interés indi­
vidual es sustituido por un interés superior, que es el del niño, porque a
las necesidades de éste subviene la tutela jurídica con la cual se obtiene
el fin superior de la comunidad social.

Si la Constitución, en su artículo 78, habla de que “El Estado, las fami-


lias y la sociedad asegurarán, con prioridad absoluta, protección
integral, para lo cual se tomará en cuenta su interés superior en
las decisiones y acciones que les conciernan” y el parágrafo segun­
do del artículo 8 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente dicen que “En aplicación del Interés Superior del Niño,
cuando exista conflicto entre los derechos e intereses de los niños y
14 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

adolescentes frente a otros derechos e intereses igualmente legíti-


mos, prevalecerán los primeros” ¿Implica lo anterior que el concepto
jurídico indeterminado “Interés superior” del niño se antepone a cual­
quier otro derecho subjetivo o interés legítimo de los ciudadanos? No,
sólo significa que, bajo ningún concepto, ha de prevalecer, en el Dere­
cho de Menores, otro interés que el que la propia Ley tutela: El del niño
y el del adolescente, sin obviar que dicho interés debe aplicarse en for­
ma adecuada y razonable respetando el resto del sistema constitucional
y legal, ya que no puede llevar a subvertir o derogar implícitamente las
demás normas del ordenamiento jurídico, y así se declara.

En casos como el presente, el Juez constitucional debe ser cauteloso,


pues detrás de la alegación de conceptos jurídicos indeterminados como
el del “interés superior del niño”, independientemente de su evidente y
legítimo carácter tuitivo hacia los menores de edad, pueden escudarse y
configurarse auténticos supuestos de fraude a la Ley, con miras a des­
virtuar el proceso y su fin último, cual es la consecución de la justicia.
Así, en el caso que ocupa el conocimiento de la Sala, los representantes
de la menor solicitaron un préstamo a un banco ofreciendo como garan­
tía un inmueble de la menor, debiendo obtener previamente la autoriza­
ción del Juez de Menores; una vez obtenida la autorización se les concede
el préstamo pero posteriormente incumplen en el pago. El banco inicia
un procedimiento de ejecución de hipoteca, no haciendo oposición opor­
tuna los representantes de la menor, por lo que solicitan ante otro órga­
no jurisdiccional, ahora sí, la nulidad de la autorización de la Juez de
Menores para el otorgamiento del préstamo y constitución de la garan­
tía hipotecaria, pretendiendo, en nombre del “interés superior del niño”,
la paralización de la ejecución hipotecaria.

Por ello esta Sala Constitucional considera pertinente en esta oportuni­


dad dirigirse al foro jurídico a objeto de que eviten el manejo acomoda­
ticio e ilegítimo de conceptos jurídicos indeterminados de tanta
trascendencia como el del “interés superior del niño”, pues con tal con­
ducta, lejos de buscar proteger al menor, se pueden esconder y proteger
manejos contrarios a la Ley, los cuales son pasibles de sanción por el
ordenamiento jurídico, y así se declara.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 14 5

10. Fuero de atracción en materia de Protección de niños, ni-


ñas y adolescentes para conocer de procedimientos espe-
cialísimos regulados en el Código de Procedimiento Civil,
salvo lo previsto en el artículo 366 del referido Código35

Sentencia: Nº 2.099 del cinco de agosto de 2003.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Recurso de Apelación de Amparo Constitucio­
nal interpuesto por los apoderados judiciales de
la ciudadana Josefina Ramírez Carrera y otros,
contra las decisiones dictadas el 23 de mayo
de 2001 y el 27 de junio de 2001 por la Sala de
Juicio N° 2 del Tribunal de Protección del Niño
y del Adolescente de la Circunscripción Judi­
cial del Estado Sucre.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CPC: Artículos 366 y 438
LOPNA: Artículos 177, 452 y 48936.

Extracto del Fallo:

Ahora bien, en cuanto a la procedencia de la presente acción de ampa­


ro debe precisarse que el procedimiento aplicable a la tacha de falsedad
de los documentos públicos o privados se encuentra regulado en la Sec­
ción 3ª “De la tacha de los instrumentos” del Código de Procedi­
miento Civil, en sus artículos 438 y siguientes, que disponen, de manera
general, las pautas para su trámite.

Cabe al respecto mencionar que no se trata de un tipo específico de


documento lo que las normas pretenden reglar, antes bien, importa sólo
el carácter público o privado y la oportunidad de su impugnación, bien
como pretensión principal de la causa o por vía incidental, lo que deter­
mina las distintas formas del procedimiento.

35
Este fallo amplia el criterio señalado en la decisión número 926 del primero de junio de 2001
(Caso: María de los Ángeles Hernández Villadiego e hijos).
36
Los artículos 177, 452 y 489 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
El artículo 318 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
14 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Ahora bien, no cabe duda de que se trata de un procedimiento especia­


lísimo que tiene por objeto la declaratoria de nulidad e ineficacia del
documento por errores esenciales en su elaboración (Cfr: Henríquez La
Roche, Ricardo. Código de Procedimiento Civil, Tomo III, Caracas,
1996, p. 360).

Nótese que el objeto perseguido por este mecanismo procesal no varía


de acuerdo con el tipo de documento que se quiera tachar ni con rela­
ción al tipo de juicio en el que aquel se pretenda hacer valer. Es un
procedimiento particular que diseñó el Legislador con las garantías ne­
cesarias para alcanzar la declaratoria de nulidad del documento. Natu­
ralmente, el Código de Procedimiento Civil contiene en su articulado
una gran cantidad de incidencias y procedimientos autónomos especia­
les, establecidos en función del objeto que se persigue. Por esa razón,
diferentes leyes remiten a este instrumento, cuando no disponen nada
acerca de alguna cuestión específica que se pudiese presentar en otro
proceso o cuando no contiene las disposiciones aplicables, que, con in­
tención, el Legislador quiso que se tramitaran por las reglas de dicho
Código, dada la naturaleza del caso, no requirente de una normativa
distinta a la ordinaria allí preceptuada.

Considera la Sala oportuno, en este sentido, citar decisión N° 926/2001,


del 1 de junio, dictada en un caso semejante al sub júdice, donde se
dejó sentado lo siguiente:

Al respecto considera esta Sala que, dentro del litis consorcio


activo a que se refiere el juicio intentado se encuentran com­
prendidos cuatro adolescentes, situación que justifica que su
conocimiento se encuentre asignado, en virtud del fuero de
atracción personal, a los órganos jurisdiccionales que tienen
atribuida la competencia especialísima en materia de protec­
ción al niño y al adolescente, ello además, implica que, en
principio, la normativa aplicable será la contenida en la
Ley especial que rige la materia, tal razonamiento se
desprende del espíritu, propósito y alcance de las dispo-
siciones normativas contenidas en la Ley Orgánica Para
la Protección del Niño y del Adolescente y en su exposi-
ción de motivos, muy especialmente en las normas in-
sertas en los artículos 177 y 452 de dicho texto legal.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 14 7

Ahora bien, esta última disposición citada previene:

Artículo 452.­ Materias.

El procedimiento contencioso a que se refiere este capítulo se


observará para tramitar todas las materias relativas a los asuntos
de familia y los asuntos patrimoniales, señalados en los pará­
grafos primero y segundo del artículo 177 de esta Ley, excepto
adopción, guarda y obligación alimentaria.

Los procedimientos para los asuntos contenidos en el parágra­


fo cuarto del artículo 177 de esta Ley serán los previstos en el
Código de Procedimiento Civil para las correspondientes ma­
terias, excepto el régimen de visitas en el cual se aplicará lo
dispuesto en esta Ley.

Por otra parte, la norma contenida en el artículo 178 establece:

Artículo 178.­ Atribuciones.

Los jueces conocerán de los distintos asuntos y de los recur­


sos, conforme al procedimiento que, en cada caso, prevé esta
Ley y, en su defecto, conforme a las disposiciones del Código
de Procedimiento Civil.

De acuerdo con lo dispuesto en las normas transcritas será


menester determinar, en cada caso, si el asunto sometido al co­
nocimiento del juez, es de carácter familiar, patrimonial o posee
cualquier otra naturaleza; asimismo, será necesario establecer
si se encuentra regulado por la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente o si debe sustanciarse de acuerdo
con lo previsto en el Código de Procedimiento Civil u otra ley
especial, para determinar el procedimiento que le resulte aplica­
ble para su tramitación. Tal precisión la realiza el juzgador cuan­
do examina el asunto sometido a su consideración.

...omissis.... (Resaltado de este fallo).

Ciertamente como señala la sentencia parcialmente transcrita existe un


fuero atrayente en materia de niños y adolescentes, lo que esta Sala y la
14 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Sala de Casación Social de este Tribunal Supremo de Justicia han veni­


do reconociendo pacífica y reiteradamente. Sin embargo, y aun cuando
en principio siempre resulte preferentemente aplicable la Ley especial
de la materia, que en este caso es la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente, ello no excluye que, excepcionalmente, se
aplique el Código de Procedimiento Civil por la remisión expresa que
realiza la citada norma legal, cuando algún procedimiento o institución
no se encuentre regulado en aquella Ley, siempre que no exista contra­
dicción entre ambos instrumentos.

No obstante la similitud entre los casos, en aquella oportunidad lo que se


discutía era el procedimiento aplicable, no para tramitar la tacha sino
una apelación que cursaba ante la alzada con ocasión de la tacha; lo
que, naturalmente, no se encontraba regulado en la misma sección del
Código, por no ser parte del procedimiento propiamente dicho; es decir,
si debía aplicarse para el trámite de la apelación el Código de Procedi­
miento Civil o la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente, por lo que la Sala decidió que la Alzada “...debió considerar
la circunstancia que, siendo un juez con competencia múltiple, su
conocimiento, en ese caso, se adecuaba al ejercicio del control je-
rárquico que ejerce como alzada de la Sala de Juicio del Tribunal
de Protección del Niño y del Adolescente que había emitido la de-
cisión; además, no se percató de que la determinación del procedi-
miento aplicable no se limitaba al hecho de que se intentaba una
tacha, pues precisamente la decisión cuya revisión se le solicitaba
trataba de una acumulación de acciones (tres en total) una de las
cuales era la mencionada. Tampoco advirtió el juez que la parte
actora la constituían unos adolescentes y que el carácter patrimo-
nial que en conjunto ofrecían las acciones intentadas, imponía que
su tramitación se hiciera de conformidad con lo preceptuado en el
artículo 489 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, pues la particular circunstancia de los demandantes
era suficiente para concluir que era esta legislación especial la
que debía regir el proceso de segunda instancia, para así asegurar
que los principios, en tal normativa contenidos, se aplicarían en
beneficio de los intereses de los menores accionantes. Téngase en
consideración el característico espíritu que informa la novedosa
legislación minoril en la cual el carácter breve y especializado se
impone para la tramitación de los procesos en los cuales éstos se
ven involucrados de una manera inmediata y directa”.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 14 9

De lo expuesto se colige el compromiso que tienen los tribunales de


protección del niño y del adolescente en realizar una seria, detallada y
minuciosa evaluación de cada caso que les es sometido a su decisión,
pues en ocasiones deben concertar principios constitucionales, proce­
sales y especiales e inherentes a la materia de niños y adolescentes,
para lo que es preciso un esfuerzo intelectual que conduzca al logro de
una ponderada concentración y satisfacción de tales principios.

Sin duda alguna, el procedimiento de tacha establecido en el Código de


Procedimiento Civil instrumenta las reglas necesarias para sustanciar
una pretensión como es la perseguida por quien pretende la falsedad de
un documento que le es promovido en su contra. Por tanto, el procedi­
miento aplicable, de acuerdo con la pretensión de la parte actora en el
juicio en el que se produjo la actuación lesiva era aquel y no una mezcla
de las disposiciones de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y
del Adolescente conjuntamente con el Código de Procedimiento Civil.

La misma sentencia transcrita estableció la necesidad de reiterar lo ex­


presado por la Sala de Casación Civil de este Tribunal Supremo de Justi­
cia como corolario de su resolución. Al respecto señaló lo siguiente:

Estima necesario la Sala reproducir en esta oportunidad, lo ya


señalado por la Sala de Casación Civil en una decisión, dictada
con ocasión de un recurso que prosperara por razones diferen­
tes, en la que se indicó: “Finalmente, la Sala en cumplimiento de
su función pedagógica, le hace saber, al juez de la recurrida que
en la sustanciación de los procesos debe tener presente la no­
ción doctrinaria del ‘debido proceso’, en base al principio
de que el procedimiento está establecido estrictamente
en la ley y no puede ser alterado o subvertido por el juez
ni las partes, ya que de no acatarse, se subvierte el orden
lógico procesal, y, por consiguiente se quebranta la citada no­
ción doctrinaria, así como también el principio del orden conse­
cutivo legal con etapas de preclusión por el cual se rige el proceso
civil venezolano. Por ello, se le advierte, sobre la ilegalidad de su
actuación al quebrantar normas legales que interesan el orden
público y al debido proceso, con la intención de que, en sucesi­
vas ocasiones se abstenga de incurrir nuevamente en situacio­
nes como la reseñada en la presente causa, ocasionando gastos
innecesarios a las partes, con el consiguiente retardo en la apli­
15 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

cación de una justicia rápida y eficaz que dirima la controversia


y ponga fin a los litigios en la forma adecuada, conforme a la
ley”. (Sentencia Nº 382 del 15­11­00).

Por tanto, es forzoso para esta Sala concluir que la actuación impugna­
da contenida en el auto dictado el 23 de mayo de 2001 por el juez agra­
viante, lesiona el debido proceso y a la defensa de las partes, al haber
pretendido aplicar para el trámite del procedimiento de tacha ambas
legislaciones. Así se decide.

Por otra parte, debe igualmente la Sala repudiar la actuación, a que se


refiere el auto del 27 de junio del mismo año, también impugnada por las
accionantes, por cuanto no debió el juez de la causa admitir la recon­
vención propuesta que reclamaba una pretensión cuyo objeto era in­
compatible, por las razones ya expuestas, con la acción principal de
tacha que se tramitaba.

En efecto, producto probablemente de la inadvertencia del juez de la


causa de los distintos procedimientos contenidos en instrumentos nor­
mativos también distintos, admitió una reconvención que era inadmisi­
ble, según lo previsto en el artículo 366 del Código de Procedimiento
Civil, aplicable al caso de autos, que dispone:

El Juez, a solicitud de parte y aun de oficio, declarará inad-


misible la reconvención si ésta versare sobre cuestio-
nes para cuyo conocimiento carezca de competencia por la
materia, o que deben ventilarse por un procedimiento in-
compatible con el ordinario.

De manera que, según la transcrita disposición, y como quiera que la


reconvención incoada ameritaba la aplicación de un procedimiento dis­
tinto contenido en otra Ley, debió el juez agraviante negar su admisión,
y no proceder a admitirla como lo hizo, infringiendo el derecho a la
defensa y al debido proceso de la parte accionante. Así se establece.

En virtud de los argumentos expuestos, esta Sala Constitucional consi­


dera ajustada a derecho la decisión apelada, dictada por el Juzgado Su­
perior Civil, Mercantil, Tránsito, Trabajo, Menores y Estabilidad Laboral
del Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Sucre, el
30 de abril de 2002, que declaró con lugar la presente acción de amparo
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 15 1

y ordenó el restablecimiento de la situación jurídica infringida, declaró


la nulidad de las actuaciones atacadas y ordenó que se tramite la tacha
de conformidad con las normas del Código de Procedimiento Civil. Y
así finalmente se decide.

11. Procedencia excepcional del amparo contra autos de mero


trámite cuando causa agravio constitucional

Sentencia: Nº 2.168 del ocho de agosto de 2003.


Magistrado Ponente: José M. Delgado Ocando
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
el ciudadano Ricardo Goeta, actuando en re­
presentación de su hija, cuya identidad se omi­
te de conformidad con lo establecido en el
artículo 65 de la Ley Orgá nica Para la Pro­
tección del Niño y del Adolescente, contra el
auto dictado el 11 de octubre de 2001 por la
Sala de Juicio N° 12 de la Corte Superior del
Tribunal de Protección del Niño y del Adoles­
cente de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 294 y 31837.

Extracto del Fallo:

En cuanto al mérito de la controversia, en primer lugar se observa que


la actuación jurisdiccional atacada a través del amparo sub exámine
constituye un auto de mero trámite, emanado de la juez como directora
del proceso para su continuación, sin que dicha actuación contenga al­
guna decisión relativa al fondo del asunto, o bien a una controversia
procesal surgida entre las partes. Vista la naturaleza del acto impugna­
do, cabe destacar que el amparo que se intente contra los autos de
sustanciación sólo procede excepcionalmente, debido a que, en princi­

37
El artículo 294 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA
15 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

pio, no causan agravios constitucionales, al no contener resoluciones de


mérito o de procedimiento; tal criterio ha sido sostenido por esta Sala,
en los siguientes términos:

Los autos de mero trámite o de sustanciación del proceso, en


su sentido doctrinal y propio son providencias interlocutorias
dictadas por el juez en el curso del proceso, en ejecución de
normas procesales que se dirigen a este funcionario para ase­
gurar la marcha del procedimiento, pero que no implican la
decisión de una cuestión controvertida entre las partes.

Lo que caracteriza a estos autos, es que pertenecen al trámite


procedimental, no contienen decisión de algún punto, bien de
procedimiento o de fondo, son ejecución de facultades otorga­
das al juez para la dirección y control del proceso y, por no
producir gravamen alguno a las partes, son inapelables, pero
pueden ser revocados por contrario imperio, a solicitud de par­
te o de oficio por el juez.

De allí, que al no producir los autos de mera sustanciación,


gravamen alguno a las partes, no son objeto de amparo.

Sin embargo, y a pesar que un auto de mera sustanciación no


causa gravamen procesal, podría ser inconstitucional debido a
una actuación del juez fuera de su competencia, en la ejecu­
ción de esas facultades de dirección y control del proceso. En
estos casos, los autos de mero trámite podrían ser objeto de
amparo, debiendo el juez constitucional ser cauteloso en la
apreciación cierta de la infracción. (Sentencia N° 3255 de esta
Sala, del 13 de diciembre de 2002, caso: César Augusto Mira­
bal Mata y otro).

No obstante lo anterior, la actuación atacada en el caso de autos incidió


en el procedimiento mediante el cual, el tribunal resolvería la medida de
protección solicitada por la accionante, lo que es materia de orden pú­
blico y afecta directamente el debido proceso que exige la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela; adicionalmente, a pesar de
tratarse de un auto de mero trámite, el mismo puede causar un agravio
irreparable a las partes procesales en lo que respecta al derecho a la
defensa, porque impidió, según los alegatos de la parte actora, la conti­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 15 3

nuación del lapso probatorio. En consecuencia, esta Sala estima que el


presente amparo no debe ser declarado improcedente por refutar un
auto de sustanciación, que fue ratificado después de solicitarse su revo­
cación, toda vez que del mismo pueden derivar agravios constituciona­
les, sin que ello implique negar el principio expuesto ut supra.

Por lo tanto, esta Sala observa que el representante de la presunta agra­


viada alegó que el tribunal accionado aplicó el procedimiento judicial de
protección, de forma “arbitraria e inconsulta”, con lo cual desconoció el
acuerdo convenido entre las partes, relativo la aplicación del procedi­
miento administrativo previsto en los artículos 294 y siguientes de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, en vez del
procedimiento judicial, regulado a partir del artículo 318 eiusdem. Fren­
te a la afirmación anterior, cabe destacar lo siguiente:

El derecho al debido proceso se consagra como un derecho


fundamental, tendente a resguardar todas las garantías indis­
pensables que deben existir en todo proceso para lograr una
tutela judicial efectiva. En este sentido, la Sala, mediante deci­
sión del 15 de marzo de 2000, ( caso: Enrique Méndez Labra­
dor), señaló la necesidad de que cualquiera sea la vía procesal
escogida para la defensa de los derechos o intereses legítimos,
las leyes procesales deben garantizar la existencia de un pro­
cedimiento que asegure el derecho de defensa de la parte y la
posibilidad de una tutela judicial efectiva. En consecuencia,
teniendo presente que las normas de procedimiento son una
expresión de los valores constitucionales, la acción de amparo
contra resoluciones, sentencias, actos u omisiones de los Tri­
bunales de la República, está dirigida a proteger el derecho a
un debido proceso que garantice una tutela judicial efectiva.
(Sentencia N° 2174 de esta Sala, del 11 de septiembre de 2002,
caso: Transporte Nirgua Metropolitano C.A.).

Ahora bien, la forma en que debe tramitarse cada procedimiento se


encuentra establecida por normas imperativas y, asimismo, la determi­
nación del procedimiento aplicable en un caso concreto corresponde al
legislador, sin que la voluntad de las partes tenga alguna repercusión,
toda vez que ello es materia de orden público.
15 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

12. La pensión de alimentos debe fijarse atendiendo a la capa-


cidad económica de ambos progenitores co-obligados

Sentencia: Nº 2.239 del dieciocho de agosto de 2003.


Magistrado Ponente: Iván Rincón Urdaneta
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesto
por la apoderada judicial de la ciudadana Pie­
tra Tripi Davi contra la decisión dictada el 13
de agosto de 2002, por la Corte Superior del
Tribunal de Protección del Niño y del Adoles­
cente de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 37138.

Extracto del Fallo:

Así las cosas, estima esta Sala que en el presente caso, la Corte Supe­
rior del Tribunal del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judi­
cial del Área Metropolitana de Caracas, actuó dentro de los límites de
su competencia al haber declarado con lugar el recurso de apelación
que ejerció la apoderada judicial del ciudadano Pedro Germán Pacheco,
en virtud que las apoderadas judiciales de la ciudadana Pietra Tripi Davi,
no demostraron en el referido juicio de revisión de la pensión alimenta­
ria de sus hijos, la gran capacidad económica del demandado, puesto
que los estados de cuentas consignados en autos, se evidenciaba a cri­
terio del a quo que el demandado ganaba y sufragaba gastos equivalen­
tes a un nivel de vida medio alto y así se decide.

Así las cosas, esta Sala observa que aunado a las anteriores considera­
ciones, la referida Corte Superior actuó conforme a derecho al haber
considerado las posibilidades económicas que tenía la ciudadana Pietra
Tripi Davi, para disminuir la pensión de alimentos establecida en la sen­
tencia apelada, acatando el contenido del artículo 371 de la Ley Orgáni­

38
El artículo 371 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 15 5

ca de Protección del Niño y del Adolescente, razón que motiva a esta


Sala a declarar improcedente la acción interpuesta, y así se decide.

13. La competencia para conocer de las solicitudes de inter-


pretación de normas o textos legales donde se encuentren
involucrados intereses de Niños, Niñas y Adolescentes co-
rresponde a la Sala de Casación Social

Sentencia: Nº 2.310 del veintiuno de agosto de 2003


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Solicitud de Interpretación Constitucional inten­
tada por la ciudadana Victoria Eugenia Zurita
con respecto al contenido y alcance del artícu­
lo 235 del Código Civil

Normativa citada en el extracto del fallo:


CC: Artículo 235
CRBV: Artículo 266
LOCSJ: Artículos 42 y 4339

Extracto del Fallo:

Puede apreciarse, que la disposición legal cuya interpretación se solici­


ta pertenece al sistema legal civil familia, correspondiente a las normas
relativas a la filiación, y se pretende que se haga a la luz de disposicio­
nes contenidas en la Ley Orgánica de Protección del Niño y del Adoles­
cente, en consecuencia, la Sala juzga que no es competente para evacuar
la solicitud formulada, debido a que su facultad interpretativa está supe­
ditada a que la norma a interpretar esté contenida en la Constitución
(sent. N° 1415/2000, caso: Freddy Rangel Rojas, entre otras) o inte­
gre el llamado bloque de la Constitucionalidad (sent. N° 1860/2001, caso:
Consejo Legislativo del Estado Barinas). Dentro de dicho bloque se
encuentran las normas contenidas en tratados o convenios internacio­
nales que autorizan la producción de normas por parte de organismos
multiestatales (cf. sent. N° 1077/2000, caso: Servio Tulio León) y las

39
Actualmente recogido por el artículo 5.52 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremos de Justicia.
15 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

normas dictadas por la Asamblea Nacional Constituyente (cf. al res­


pecto sent. N° 1563/2000, caso: Alfredo Peña).

Luego, siendo que el artículo 235 del Código Civil no encaja en ninguno de
los supuestos mencionados, ya que se trata de un cuerpo normativo de
rango legal –por lo tanto inferior a la Constitución–, la Sala declara su
incompetencia para examinar la solicitud propuesta. Así se establece.

Ahora bien, vista la declaratoria precedente, sigue determinar cuál es


el órgano jurisdiccional competente para adelantar la solución de di­
cha causa. A este respecto, es necesario realizar las siguientes consi­
deraciones:

El artículo 266.6 de la Constitución, en concordancia con el último pá­


rrafo de dicho precepto, establece que a las diversas Salas del Tribunal
Supremo les corresponde “conocer de los recursos de interpretación
sobre el contenido y alcance de los textos legales, en los términos
contemplados en la ley”.

La norma en cuestión colide con los artículos 42.24 y 43 de la Ley


Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, en cuanto expresa que era la
Sala Político­Administrativa a quien le corresponde, de manera exclusi­
va y excluyente, el conocimiento de los recursos de interpretación, así
como la solución de las consultas respecto al alcance e inteligencia de
los textos legales en los casos previstos en la Ley.

A este respecto, la Sala se pronunció en su fallo del 11 de diciembre de


2001 (caso: Yrene Aracelis Martínez Rodríguez), el cual señaló que la
atribución de competencia contenida en los artículos 42.24 y 43 de la
Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia (a cuyo respecto se asig­
na la facultad de interpretar normas de rango legal sólo a la Sala Políti­
co Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia) colide con el artículo
266.6 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en
virtud que el referido artículo le asigna la atribución para interpretar
normas de rango legal a todas las Salas de este Máximo Tribunal, razón
que motivó a esta Sala a declarar expresamente la prevalencia de la
norma constitucional y a señalar que los referidos artículos de la Ley
Orgánica de la Corte Suprema de Justicia se encontraban derogados, y
que además, todas las consultas que se formulen acerca del alcance e
inteligencia de los textos legales, las conozca y resuelva la Sala cuya
competencia sea afín con la materia del caso concreto.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 15 7

14. Deben existir suficientes elementos de afectación a los in-


tereses de los menores de edad para que opere el fuero
atrayente de los tribunales de la Ley Orgánica para la Pro-
tección del Niño y del Adolescente

Sentencia: Nº 2.668 del seis de octubre de 2003.


Magistrado Ponente: José M. Delgado Ocando
Caso: Conflicto Negativo de Competencia suscitado
entre el Juzgado Superior Primero en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas y la
Sala de Juicio del Tribunal de Protección del Niño
y del Adolescente de esa Circunscripción Judi­
cial, para conocer la acción de amparo constitu­
cional interpuesta por el ciudadano Luis Eduardo
Acosta Martín contra los ciudadanos Lizbeth
Nazareth López Romero, José Miguel Pérez
Araque y Juan Andrés Marcano Cabrera.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 1°, 177 y 45340.

Extracto del Fallo:

Ciertamente, esta Sala ha destacado en reiteradas oportunidades (entre


otras, sentencias números 879/2001 del 29 de mayo, 1461/2003 del 4 de
junio y 1976/2003 del 21 de julio, casos: José Antonio Acosta y otra,
Antonio Callaos Farra y otra, y Maylett Dolores Jiménez de Gala-
rraga, respectivamente), el carácter de orden público que revisten los
derechos e intereses de los niños y adolescentes, protegidos por la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, en cuya tutela
tiene el Estado un particular interés; por lo cual, los tribunales con com­
petencia en dicha materia tienen un fuero atrayente cuando se trate de
la protección del interés superior del niño.

40
Los artículos 1°, 177, 453 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
15 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

En efecto, el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil y del Trán­


sito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas
declaró la competencia del Tribunal de Protección del Niño y del Ado­
lescente, con base en la referida sentencia N° 879/2001, que, al resol­
ver un caso similar al de autos, aplicó el fuero atrayente de la jurisdicción
especial. A pesar de ello, esta Sala estima que dicho criterio no es apli­
cable al caso sub exámine, por tratarse de supuestos disímiles; en aquel
caso, se denunció que el desalojo del inmueble arrendado afectaba los
derechos del menor hijo de los arrendatarios, accionantes del amparo,
por lo que debía ser un órgano jurisdiccional con competencia especia­
lizada, el que decidiera acerca de la presunta violación constitucional.

Por el contrario, la controversia jurídica planteada en el caso de autos


deriva del incumplimiento del contrato de arrendamiento celebrado,
presuntamente, entre la parte accionante y uno de los presuntos agra­
viantes; de los alegatos aducidos en el proceso se desprende que en el
inmueble donde residen dos de los accionados habitan sus hijos, que
son menores de edad, y que muchas de las agresiones verbales se
producen en su presencia; asimismo, el quejoso señaló que las agre­
siones producidas en su contra por parte de la ciudadana Lisbeth Na­
zareth López Romero amenazan el derecho a la vida y a la integridad
física de su menor hijo. No obstante, sin prejuzgar sobre el fondo, del
planteamiento de la pretensión del accionante es posible concluir que
no busca sino la protección de su esfera jurídica, y que, a pesar de
hacer referencia a los menores hijos de dos de los presuntos agravian­
tes, los hechos denunciados como lesivos van dirigidos contra su per­
sona, sin que comprometan los intereses de los menores y, por tanto,
el denominado “interés superior del niño”.

Visto que no existen elementos para sostener la afinidad de la materia a


conocer en el presente caso, con la competencia atribuida a los Tribuna­
les de Protección del Niño y del Adolescente, a criterio de esta Sala no
opera el fuero atrayente de la jurisdicción especial que tiene atribuida la
protección de los niños y adolescentes, sino que la competencia corres­
ponde a la jurisdicción ordinaria; al respecto, cabe destacar que “uno de
los objetivos de la Ley Orgánica en referencia (Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente), ha sido la creación de meca-
nismos procesales para proteger, ante las instancias judiciales y ad-
ministrativas, los derechos consagrados en ella, siempre y cuando
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 15 9

existan elementos que permitan inferir que los intereses del niño pue-
dan verse afectados por alguna actuación de un particular, inclu-
yendo sus padres y de algún órgano administrativo o jurisdiccional”
(Sentencia 879/2001); por lo tanto, resulta aplicable lo siguiente:

(...) la accionante, argumentando que los derechos fundamen­


tales de su menor hijo habían sido vulnerados, propuso ante la
jurisdicción especial de protección del niño y del adolescente
la tutela constitucional, con lo que sustrajo de la jurisdicción
civil ordinaria el control constitucional de la sentencia proveída
por el Tribunal Décimo de Primera Instancia en lo Civil y Mer­
cantil del Área Metropolitana de Caracas.

Por lo dicho, se hace necesario reflexionar acerca de la tenden­


cia, cada vez más frecuente dentro del foro, de instar protección
constitucional ante organismos judiciales con capacidad de pro­
tección del niño y del adolescente por presuntas violaciones oca­
sionadas por un fallo jurisdiccional civil o bien penal ordinario o
de otra materia distinta a la aludida competencia especial.

En tal sentido, la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del


Adolescente prescribe, en su artículo 177, la competencia de la
Sala de Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adoles­
cente –ante quien se instauró el amparo originario–, para cono­
cer de los asuntos de familia, patrimoniales y del trabajo, de los
Provenientes de los Consejos de Protección o de los Consejos
de Derechos y de manera más general de “otros asuntos”, y
establece, en el parágrafo quinto, para culminar su enunciado, la
competencia de dicha Sala para conocer de la “acción de pro­
tección contra hechos, actos u omisiones de particulares, órga­
nos e instituciones públicas o privadas que amenacen o violen
derechos colectivos o difusos de los niños y adolescentes” (...).

En el presente asunto se ha argumentado, para proponer la vía


constitucional ante el Tribunal de Protección del Niño y del
Adolescente, el principio de interpretación legal denominado
“interés superior del niño”, el cual, de ser extendido a cual­
quier asunto relacionado con los niños y adolescentes, deroga­
ría las reglas de competencia no sólo de la jurisdicción ordinaria
sino las de la jurisdicción constitucional prescritas por la Ley.
16 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

La Sala debe aclarar que la jurisdicción especial del Tribunal


de Protección del Niño y del Adolescente tiene por objeto “ga­
rantizar a todos los niños y adolescentes, que se encuentren en
el territorio nacional, el ejercicio y el disfrute pleno y efectivo
de sus derechos y garantías, a través de la protección integral
que el Estado, la sociedad y la familia deben brindarles desde
el momento de su concepción”, de conformidad con el artículo
1° de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente; pero el carácter tuitivo de ésta no puede establecer,
en forma absoluta, un fuero jurisdiccional atrayente que dislo­
que el régimen competencial de la jurisdicción ordinaria o de la
jurisdicción constitucional, pues esto distorsionaría la salva­
guarda que garantiza la mencionada Ley y falsearía, en forma
contraria a la seguridad jurídica y a las normas mismas de la
jurisdicción especial del menor, la potestad para conocer y de­
cidir asuntos cuya competencia no corresponde, específica­
mente, a la tutela para la que se estableció dicha jurisdicción
especial, conforme lo disponen los artículos 177 y 453 eius­
dem. (Sentencia N° 162 de esta Sala, del 1° de febrero de
2002, caso: Belquis Beatriz Elorza Moreno).

Por los motivos expuestos ut supra, esta Sala Constitucional establece


que el conocimiento de la acción de amparo ejercida corresponde a la
jurisdicción civil, toda vez que no existen elementos suficientes para
determinar la afectación de los intereses de los menores de edad; por el
contrario, no se pretende la protección de tales intereses, sino la tutela
de los derechos presuntamente lesionados, del accionante.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 16 1

15. Impropio Recurso de Colisión de Leyes interpuesto por


un Juez, entre el artículo 680 de la Ley Orgánica Para la
Protección del Niño y del Adolescente y la Resolución N°
159 dictada por la Comisión de Funcionamiento y Rees-
tructuración del Sistema Judicial, pero resuelto por la Sala
Constitucional por tratarse de materia de orden público

Sentencia: Nº 2.720 del 14 de octubre de 2003.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Colisión de Normas entre el artículo 680 de la
Ley Orgánica Para la Protección del Niño y
del Adolescente y la Resolución N° 159 de la
Comisión de Funcionamiento y Reestructura­
ción del Sistema Judicial, publicada en la Ga­
ceta Oficial N° 36.931 el 12 de abril de 2000.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CPC: Artículo 70.
CRBV: Artículo 336.
LJCAE: Artículo 123.
LOTCE: Artículo 35.

Extracto del Fallo:

Observa esta Sala que, la presente colisión no ha sido interpuesta por


un particular, sino por el Juez Suplente del Juzgado Segundo de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial
del Estado Lara, con ocasión al juicio de desconocimiento de paternidad
señalado supra, por lo que considera que se trata de una situación es­
pecial que merece determinadas precisiones.

En tal sentido, debe señalarse que, en el derecho venezolano no se


dispone de una figura como la cuestión de inconstitucionalidad, es­
tablecida en el artículo 35 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitu­
cional español, tampoco la denominada cuestión de ilegalidad,
delimitada en los artículos 123 y siguientes de la Ley de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa española, los cuales consisten en un pro­
cedimiento especial que se destina a aquellas causas donde el juez
plantea una duda o solicita la intervención del Tribunal Constitucional
(Vid. Sentencia N°1656/2003).
16 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Esta figura no existe en nuestro país, ni siquiera cuando se constatan


posibles vicios de inconstitucionalidad de una norma –toda vez que para
ello existe la previsión del control difuso de la constitucionalidad, con las
limitaciones que ello implica según nuestra jurisprudencia (vid. s.S.C.
N° 1998/2003)–, ni tampoco en los casos en que los jueces de instancia
consideran la posible colisión entre normas legales, dada la ausencia de
previsión alguna que permita la suspensión de una causa, cuando el juez
considera que las disposiciones a aplicarse sean contradictorias.

Existe “a posteriori” exclusivamente para el caso previsto en el nume­


ral 10 del artículo 336 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, el cual establece:

Artículo 336. Son atribuciones de la Sala Constitucional del


Tribunal Supremo de Justicia:

(omissis)

10. Revisar las sentencias definitivamente firmes de amparo


constitucional y de control de constitucionalidad de leyes o
normas jurídicas dictadas por los Tribunales de la República,
en los términos establecidos por la ley orgánica respectiva.

Esto es, la posibilidad que el juez, luego de haber determinado la des­


aplicación de una norma que, a su juicio, es inconstitucional o ilegal,
según el caso, debe, una vez pronunciado el fallo, remitir su decisión a
la Sala Constitucional solicitando la revisión de la norma.

En el caso de autos, el ciudadano Rafael Albahaca Mendoza, actuando


con el carácter de Juez Suplente del Juzgado Segundo de Primera Ins­
tancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del
Estado Lara, se declaró incompetente para seguir conociendo de la causa,
en virtud de la entrada en vigencia de la Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente, por lo que declinó la competencia en el
Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la misma Circuns­
cripción Judicial. Este último Juzgado, vista la Resolución N° 159 de la
Comisión de Funcionamiento y Reestructuración del Sistema Judicial, la
cual discriminó, basándose en la inmediación, que no todas las causas
pasarían al conocimiento de la jurisdicción especial, y dado que en el
juicio cuestionado había vencido el lapso probatorio, procedió a plan­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 16 3

tear, de conformidad con el artículo 70 del Código de Procedimiento


Civil, el conflicto negativo de competencia ante el Juzgado Superior
Segundo en lo Civil, Mercantil y Menores de la Circunscripción Judicial
del Estado Lara, el cual determinó que la competencia seguía siendo del
Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito
de la Circunscripción Judicial del Estado Lara.

No obstante lo decidido, el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil


paralizó el proceso y remitió las actuaciones a esta Sala Constitucional,
bajo la figura de una colisión normativa que, procesalmente, no resulta
ajustada a derecho, pues paralizó el juicio por desconocimiento de pa­
ternidad del que se encontraba conociendo, de allí que, a juicio de la
Sala, dicha decisión, subvirtió el debido proceso e impidió a las partes
obtener una efectiva tutela judicial, sobre todo si ya había mediado un
pronunciamiento por parte del tribunal de alzada declarando competen­
te al juez civil.

De haber considerado el juez de primera instancia que existía una coli­


sión de normas, ello no era motivo para paralizar la causa, ya que debió
cumplir con la declaratoria de competencia emanada de su superior y,
en consecuencia, proceder a la culminación del juicio y de manera se­
parada al proceso, efectuar su solicitud de colisión, con la legitimación
general que esta figura otorga a cualquier particular para interponer el
recurso correspondiente.

No obstante lo expuesto, visto que la presente solicitud versa sobre nor­


mas adjetivas relacionadas con el régimen de los niños y adolescentes,
el cual constituye materia de orden público, esta Sala procederá a ana­
lizar las normas invocadas, a los fines de dirimir su posible contraven­
ción. Así se declara.
16 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

16. En materia especial de niños, niñas y adolescentes el auto


para mejor proveer es de carácter complementario y de
naturaleza aclarativa

Sentencia: Nº 2.788 de veinticuatro de octubre de 2003.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesto por
la ciudadana Yorkana Susana Aranguren contra
la decisión dictada, el 10 de junio de 2002, por la
Corte Superior del Tribunal de Protección del Niño
y del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CPC: Artículos 401 y 514.
LOPNA: Artículo 51841.

Extracto del Fallo:

La cuestión debatida en el presente proceso, se circunscribe a dilucidar


si, la Corte Superior del Tribunal de Protección del Niño y del Adoles­
cente de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas
y Nacional de Adopción Internacional, al dictar la decisión hoy impug­
nada en amparo, cercenó el derecho a la defensa y al debido proceso de
la parte accionante, al revocar el auto para mejor proveer dictado por la
Sala II del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, decretado
el 12 de marzo de 2002.

Con miras a ello, la Sala estima oportuno el estudio de la previsión con­


tenida en el artículo 518 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente, cuyo tenor es el siguiente:

Artículo 518.- Auto para mejor proveer.

El juez podrá dictar auto para mejor proveer fijando un lapso


de tres días para evacuar las diligencias ordenadas por él; si la

41
El artículo 518 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 16 5

naturaleza de la prueba exige un lapso mayor, el juez lo fijará


prudencialmente.

Por su parte, el Código de Procedimiento Civil, norma adjetiva de na­


turaleza supletoria en los procedimientos previstos en la referida ley
(ex artículo 451 eiusdem), consagra dos modalidades de auto para
mejor proveer. La primera de ellas, recogida en su artículo 401, de
carácter complementario. La segunda, en su artículo 514, de naturale­
za aclarativa.

Como la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, a


través de su norma transcrita ut supra, no se refiere expresamente a
una de estas dos modalidades, debe considerarse que, en esta materia
especial de menores, el auto para mejor proveer puede abarcar ambas.
En este punto, es preciso recalcar que, cualquiera sea la clase de auto
para mejor proveer de que se trate, la oportunidad para dictarlos siem­
pre será después de culminado el lapso probatorio.

En el caso de autos, el auto para mejor proveer dictado por la Sala II del
Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, el 12 de marzo de 2002,
fue decretado dentro del último día del lapso de promoción y evacua­
ción de pruebas.

Ello así, conforme lo expuesto anteriormente, resulta evidente que dicho


juzgado actuó de forma contraria a derecho, siendo la consecuencia
natural de tal conducta que la alzada correspondiente, en este caso la
Corte Superior del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente
de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y
Nacional de Adopción Internacional, decretara la nulidad de las diligen­
cias para mejor proveer llevadas a cabo írritamente por el a quo.

En tal virtud, la decisión dictada por la referida Corte el 10 de junio de


2002, no violó derecho constitucional alguno a la parte accionante, sino
que obró dentro de los márgenes de su competencia y en tutela del
ordenamiento jurídico, infringido por el ilegal decreto de un auto para
mejor proveer proferido por la instancia. Como consecuencia de ello,
debe la Sala declarar sin lugar la presente acción de amparo constitu­
cional. Así se decide.
16 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

17. La Revisión de pensión alimentaria, los titulares de esta


acción pueden ser tanto el guardador como el reclamado
mediante nueva demanda, el juez no puede de oficio modi-
ficar la potestad

Sentencia: Nº 3.065 de cuatro de noviembre de 2003.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
la abogada Mireya Ramones Vidal en repre­
sentación de sus hijas, cuya identificación se
omite de conformidad con lo establecido en el
artículo 65 de la Ley Orgánica Para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente, contra el fallo
dictado, el 7 de noviembre de 2002, por la Cor­
te Superior del Tribunal de Protección del Niño
y del Adolescente de la Circunscripción Judi­
cial del Estado Zulia.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CPC: Artículo 294.
LOASDGC: Artículo 4.
LOPNA: Artículos 376 y 52342.

Extracto del Fallo:

Ahora bien, en cuanto a las demás violaciones alegadas, relativas a la


modificación que sufrió el monto que había sido fijado por la sentencia,
advierte esta Sala que la sentencia del juez de la causa, del 9 de no­
viembre de 2001, había quedado definitivamente firme, por lo que la
actuación de la Corte Superior debía limitarse a conocer del recurso de
impugnación ejercido contra el referido auto del 10 de julio de 2002, y
no proceder a revisar, como lo hizo, la sentencia definitiva, modificán­
dola, la cual dado su carácter firme no podía ser alterada a través de
esa vía, pues había creado cosa juzgada.

42
El artículo 376 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
El artículo 523 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 16 7

Ciertamente, la cosa juzgada que origina este tipo de juicios es mera­


mente formal, toda vez que, es común que los distintos ordenamientos
jurídicos prevean en materia de pensiones alimenticias que el quantum
fijado pueda ser modificado tantas veces como sea necesario, según lo
determine la variación de las condiciones conforme a las cuales se fijó
una determinada pensión.

Ello se encuentra previsto expresamente en el Código Civil en los si­


guientes términos:

Artículo 294.­

La prestación de alimentos presupone la imposibilidad de pro­


porcionárselos el que los exige, y presupone asimismo, recur­
sos suficientes de parte de aquél a quien se piden, debiendo
tenerse en consideración, al estimar la imposibilidad, la edad,
condición de la persona y demás circunstancias. Para fijar los
alimentos se atenderá a la necesidad del que los reclama y al
patrimonio de quien haya de prestarlos.

Si después de hecha la asignación de los alimentos, sobreviene altera­


ción en la condición del que los suministra o del que los recibe, el Juez
podrá acordar la reducción, cesación o aumento de los mismos según
las circunstancias.

De la misma manera, tal previsión está contenida en la Ley Orgánica


para la Protección del Niño y del Adolescente que dispone como sigue:

Artículo 523.­ Revisión de la decisión.

Cuando se modifiquen los supuestos conforme a los cuales se


dictó una decisión sobre alimentos o guarda, el juez de la Sala
de Juicio podrá revisarla, a instancia de parte, siguiendo para
ello el procedimiento contenido en este Capítulo.

Lo que supone la posibilidad cierta que posee el juez de modificar una


sentencia estableciendo una nueva pensión en un asunto que había sido
discutido previamente y sobre el cual había habido un pronunciamiento
definitivo, si el cambio en las circunstancias que sirvieron de fundamen­
to a aquel monto fueron modificadas, no existiendo además, de acuerdo
16 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

con la ley, limitación en cuanto al número de veces en que puede ser


revisada y, en consecuencia, modificada una sentencia de este tipo.

Sin embargo, debe la Sala advertir que, aun cuando la ley regula la
referida situación, la actuación del juez en tal sentido está condicionada
por el ejercicio de una acción que tenga por objeto la revisión de la
sentencia dictada con anterioridad al evento que la hace alterable; que
originará un proceso en el que debe alegarse y demostrarse tal circuns­
tancia y, naturalmente, en el que debe ser llamado o llamada a juicio la
persona que ejerza la guarda, para que tenga oportunidad de conocer la
pretensión de revisión y tenga posibilidad de desvirtuarla.

Corolario de ello es que la pensión cuya revisión se demandó fue inicial­


mente fijada en una sentencia dictada por el extinto Juzgado Quinto de
Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, el 12 de julio
de 1999, y por cuanto la accionante consideró que habían cambiados los
supuestos que le sirvieron de base para su fijación, solicitó al órgano
jurisdiccional que la revisase, teniendo como fundamento de derecho la
transcrita disposición de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y
del Adolescente. Empero esta nueva fijación de pensión alimenticia no
operó de oficio, para ello fue preciso la interposición de una demanda,
que pusiera en funcionamiento el aparato jurisdiccional y fuera emitido
un pronunciamiento con el debido cumplimiento de los principios y ga­
rantías procesales que ello comporta.

No desconoce la Sala el carácter de orden público que reviste esta


materia, el interés superior de los niños y adolescentes que hacen de los
procesos donde éstos participan, diferentes y especiales y los amplios
poderes de los jueces de protección del niño y del adolescente. Sin em­
bargo, y aun cuando en tales casos, por disposición de la ley la legitima­
ción es extensa (artículo 376 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente), el principio dispositivo informa estos procesos,
de allí que, sea indudable que los mismos deban iniciarse a instancia de
parte, aunque, como se dejó sentado, con una particular legitimación
ampliada, pero no oficiosamente por el juez.

Por otra parte, debe esta Sala advertir que esta acción de revisión de
pensión alimentaria prevista en el artículo 523 de la citada Ley Orgáni­
ca no tiene como único titular al guardador, es decir, que la acción per­
tenece igualmente al reclamado, quien puede ejercerla; por tanto, era él
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 16 9

y sólo él quien debía instar al órgano judicial, con la proposición de una


nueva demanda en la que alegara y probara la modificación de los su­
puestos que sirvieron de base para la fijación de la obligación alimenta­
ria y se emplazara a la guardadora, con la constitución de un debido
proceso en el que se debatiera la controversia.

De manera que, la conducta del órgano superior, quien con su actuar


modificó la pensión alimentaria, aun cuando pudo ser correcta y razona­
ble, toda vez que el artículo 523 de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente en efecto permite modificar el monto fijado
como pensión cuando varíen los supuestos de hecho dominantes para el
momento en que se hizo la fijación, deja que dicha petición de revisión
se haga a instancia de parte, es decir, por el interesado, cumpliendo las
formalidades correspondientes.

En consecuencia, considera esta Sala que se produjo una violación a la


garantía de la cosa juzgada, por parte del juez de alzada, señalado como
agraviante, porque modificó una pensión definitivamente firme sin que
tuviera jurisdicción para ello en el caso concreto sometido a su análisis,
al no mediar demanda en tal sentido. Asimismo, estima esta Sala que se
lesionó igualmente el debido proceso, y se produjo indefensión a la parte
accionante, cuando la alzada se sustituyó en el derecho de acción de
aquél, lo que en definitiva sitúa al juez agraviante en una actuación fue­
ra de su competencia lesiva a los derechos constitucionales del agravia­
do, a tenor de lo establecido en el artículo 4 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.

Por los razonamientos expuestos, es forzoso para esta Sala, con la fina­
lidad de tutelar a la solicitante en el disfrute de las garantías y derechos
contenidos en la Constitución, denunciados como violados, y hacer efec­
tivo el respeto y vigencia de los mismos, declarar la nulidad de la deci­
sión impugnada, en lo que respecta a la modificación del monto de la
pensión, dejando a salvo los derechos del reclamado para solicitar la
fijación de una nueva pensión que se adecue a sus nuevos ingresos, de
conformidad con lo dispuesto en el referido artículo 523 de la Ley Orgá­
nica para la Protección del Niño y del Adolescente. Así se declara.
17 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Finalmente, la Sala niega por improcedentes las demás peticiones for­


muladas por la parte actora. Así se decide.­

18. Sólo debe verificarse el cumplimiento de 18 años del ado-


lescente para ordenar su traslado a una institución de in-
ternamiento de adultos

Sentencia: Nº 3.397 del cuatro de diciembre de 2003.


Magistrado Ponente: Iván Rincón Urdaneta
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
el abogado Marco Antonio Cimino Jerez, en
representación de un adolescente cuya identi­
dad se omite de conformidad con lo estableci­
do en el artículo 65 de la Ley Orgánica Para la
Protección del Niño y del Adolescente, contra
el fallo dictado el 17 de julio de 2003, por la
Corte Única de Apelaciones de la Sección de
Responsabilidad Penal del Adolescente del
Área Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


COPP: Artículos 456 y 483.
LOPNA: Artículos 531, 537 y 64143.

Extracto del Fallo:

El objeto de la presente acción de amparo lo constituye la decisión del


17 de julio de 2003 dictada por la Corte Única de Apelaciones de la
Sección de Responsabilidad Penal del Adolescente del Área Metropoli­
tana de Caracas que declaró inadmisible la apelación que intentó el de­
fensor público del accionante contra la decisión que dictó el Juzgado
Quinto en función de Ejecución del referido Circuito Judicial Penal el 27
de junio de 2003, que ordenó el traslado del adolescente de un centro de
corrección a la Institución Penitenciaria de “El Rodeo”. En la decisión
anteriormente identificada, la referida Corte declaró que visto que el

43
Los artículos 531, 537 y 641 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 17 1

adolescente había alcanzado la mayoría de edad y su traslado fue acor­


dado en virtud de la solicitud fiscal, la apelación era inadmisible.

En este sentido, el accionante denunció que se vulneraron “el derecho


a la doble instancia del presente medio de impugnación, el derecho
al acceso a la justicia, el derecho a ser oído y el derecho a la
defensa, todas estas garantías que conforma(n) (e)l derecho al
debido proceso de la presente causa”, por cuanto la referida Corte
de Apelaciones al declarar inadmisible la apelación le impidió recurrir
de una medida disciplinaria decretada por el Tribunal de Instancia, sin
ordenar una incidencia previa de conformidad con el artículo 483 del
Código Orgánico Procesal Penal aplicable por remisión del artículo 537
de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente. De
la misma manera indicó la infracción de las normas contenidas en los
artículos 88 y 546 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente. Que en razón de ello se le impidió debatir oralmente sus
argumentos de hecho y de derecho infringiendo lo dispuesto en el ar­
tículo 456 del Código Orgánico Procesal Penal.

Observa la Sala que de conformidad con lo establecido en el artículo


531 la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, el
sistema penal de responsabilidad del adolescente es aplicable a las per­
sonas con edades comprendidas entre doce y dieciocho años para el
momento de perpetración del delito denunciado, aunque en el transcur­
so del proceso alcancen los dieciocho años o sean mayores de esa edad
cuando sean acusados.

En el caso bajo examen, el defensor del accionante ejerció el recurso de


apelación contra el pronunciamiento del 27 de junio de 2003, proferido
por el Juzgado Quinto de Primera Instancia en Función de Ejecución del
Circuito Judicial Penal del Area Metropolitana de Caracas en el que
acordó el traslado de su defendido a un centro de reclusión de adultos.
A juicio del apelante el referido tribunal se encontraba en la obligación
de abrir una incidencia para oír a su defendido, y desvirtuar las imputa­
ciones realizadas por el Fiscal del Ministerio Público en su contra.

La Corte de Apelaciones de la Sección de Responsabilidad Penal del


Adolescente del Área Metropolitana de Caracas declaró inadmisible la
apelación por considerar que no se trataba de una incidencia en fase de
ejecución que conllevó la modificación o sustitución de la sanción im­
puesta, sino que se trataba de un traslado a un nuevo sitio de reclusión
17 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

en cumplimiento de lo establecido en la Ley Especial. Ahora bien, a


pesar de declarar inadmisible la apelación la Corte de Apelaciones en­
tró al fondo del asunto debatido pues señaló que el adolescente había
alcanzado la mayoría de edad y que el artículo 641 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente señala que si éste cumple
18 años durante su internamiento debe ser trasladado a un centro de
cumplimiento ordinario de penas.

El accionante denunció que la referida decisión violó el derecho al debi­


do proceso, sin embargo, precisa la Sala que éste se considera violado
cuando el interesado no conoce el procedimiento que pueda afectarlo,
se le impide su participación o el ejercicio de sus derechos, o se le pro­
híbe realizar actividades probatorias, lo cual no ocurrió en el presente
caso, por cuanto se evidencia del expediente que las partes estuvieron a
derecho toda vez que participaron activamente en el procedimiento se­
guido al entonces adolescente en la fase de ejecución de la sentencia
condenatoria que le fuera impuesta.

También alegó la defensa –hoy accionante– que la Corte de Apelaciones


no apreció que el Juez de Ejecución debió ordenar una incidencia previa de
conformidad con el artículo 483 del Código Orgánico Procesal Penal.

Ahora bien, el artículo 641 de la Ley Orgánica para la Protección del


Niño y del Adolescente señala lo siguiente:

Artículo 641.- Internamiento de adolescentes que cumplan


dieciocho años.

Si el adolescente cumple dieciocho años durante su interna­


miento, será trasladado a una institución de adultos, de los cuales
estará siempre físicamente separado. Excepcionalmente, el juez
podrá autorizar su permanencia en la institución de interna­
miento para adolescentes, hasta los veintiún años, tomando en
cuenta las recomendaciones del equipo técnico del estableci­
miento, así como el tipo de infracción cometida y las circuns­
tancias del hecho y del autor.

Tomando en cuenta lo previsto en esta norma concluye la Sala que el juez


de la causa mal ha podido ordenar la apertura de la incidencia pretendida
por el accionante cuando simplemente debía verificar el cumplimiento de
los dieciocho (18) años del adolescente para ordenar su traslado.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 17 3

AÑO 2004
17 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 17 5

1. La declaratoria de paternidad no puede provenir de un pro-


ceso de pensión de alimentos

Sentencia: Nº 177 del diecinueve de febrero de 2004.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
el abogado Manuel Hortencio Morales contra
el fallo dictado el 19 de septiembre de 2002 por
el Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mer­
cantil y Menores de la Circunscripción Judicial
del Estado Lara.

Extracto del Fallo:

La Sala considera que la declaratoria de paternidad no puede provenir


de un proceso de pensión de alimentos, donde el supuesto padre niega
tal condición, ya que para que exista judicialmente una declaratoria de
filiación, en particular de paternidad, es necesario que exista una sen­
tencia en un procedimiento de inquisición de paternidad. Menos aún no
puede existir una declaratoria de paternidad producto de una confesión
ficta en juicio diferente al de inquisición de paternidad; y menos en el
caso de autos, cuando la confesión no tuvo lugar.
17 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

2. Las salas de juicio son competentes para conocer de ampa-


ros contra las oficinas de alguacilazgo

Sentencia: Nº 182 de diecinueve de febrero de 2004.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
el ciudadano Ismael Darío Castro Quiroz, en
representación de sus hijos, cuya identificación
se omite de conformidad con lo establecido en
el artículo 65 de la Ley Orgánica Para la Pro­
tección del Niño y del Adolescente, contra la
negativa de los Alguacilazgos de los Juzgados
de los Municipios Michelena, Lobatera y Aya­
cucho de la Circunscripción Judicial del Esta­
do Táchira.

Extracto del Fallo:

Determinado lo anterior, se observa que la presente decisión se dictó con


ocasión de la negativa de las oficinas de alguacilazgo del Municipio Mi­
chelena y Lobatera, así como del Municipio Ayacucho, de tramitar el es­
crito del quejoso por el cual solicitó la revisión de la pensión de alimentos.

Al respecto, el a quo consideró que la pretensión resultaba inadmisi­


ble por no indicarse en el escrito libelar, los derechos conculcados con
la conducta denunciada; aunado al caso que los tribunales señalados
como agraviantes eran incompetentes para tramitar una solicitud de
esa naturaleza.

Por su parte, el quejoso señaló que, de conformidad con la jurispruden­


cia asentada por esta Sala, el juez de amparo al tener pleno conocimien­
to de los hechos, puede determinar derechos que expresamente no se
hayan denunciado en pro de restituir la situación jurídica infringida; au­
nado a que el a quo debió considerar en atención al principio del interés
del niño, la situación de desigualdad. También refirió que las salas de
juicio son competentes para conocer de la pensión de alimentos, y que
los alguaciles no tienen potestad para pronunciarse respecto a la com­
petencia del tribunal.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 17 7

Establecida la causa en los términos que la preceden, esta Sala previo a


los argumentos expuestos por el quejoso en su apelación, observa ini­
cialmente, que los juzgados superiores no tienen competencia para pro­
nunciarse en amparo respecto a demandas contra dependencias
perteneciente a los juzgados de municipios, pues ello correspondería
más bien al tribunal que tenga rango de primera instancia, en caso de
que se establezca la denuncia como amparo autónomo o, inclusive, del
mismo juez de municipio, cuando se demande la lesión a través del am­
paro sobrevenido; siendo ambos supuestos ajenos del conocimiento de
los juzgados superiores.

3. El recurso de apelación intentado contra la sentencia defi-


nitiva dictada en materia de pensión de alimentos, es oído
en un solo efecto

Sentencia: Nº 247 del dos de marzo de 2004.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesta por la ciudadana
Basílica Giannitsopulos Lambatou, contra el auto
dictado, el 22 de octubre de 2002, por la Sala
de Juicio N° 3 de la Corte Superior del Tribu­
nal de Protección del Niño y del Adolescente
de la Circunscripción Judicial del Área Metro­
politana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CC: Artículo 748.
LTM: Artículo 67.

Extracto del Fallo:

La circunstancia de que en los juicios alimentarios la apelación se oiga


en un solo efecto, esto es, en el solo efecto devolutivo y no en el sus­
pensivo tiene una razón fundamental. Se relaciona con la esencia mis­
ma del proceso, cual es obtener una provisión de carácter económico
capaz de cubrir las necesidades básicas del solicitante o beneficiario de
la misma para su subsistencia, prueba de ello es que el juez que conoce
de alimentos posee suficientes poderes cautelares para satisfacer cual­
17 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

quier pretensión de manera provisional, para que quien requiera de una


medida de este tipo pueda obtenerla. Con mayor razón cuando el juez
ha pronunciado su decisión, la condena al pago de una pensión de ali­
mentos debe hacerse efectiva inmediatamente, pues el derecho a obte­
ner la pensión de alimentos, reconocida ya por el juez en la sentencia,
lógicamente necesita de la instrumentación del juez para hacerlo efecti­
vo, y ello se logra, generalmente, en las pensiones alimentarías a favor
de los niños y adolescentes, a través de la emisión de un oficio dirigido
al empleador del obligado, en el que se acuerde el pago al representan­
te/guardador de aquéllos.

Empero, mientras se decide cualquier apelación es imperativo garanti­


zar el derecho alimentario del o de los niños requirentes, quienes nece­
sitan cubrir sus necesidades básicas que se garantizan con la pensión
alimenticia a cargo del obligado.

De lo que se colige entonces que, la apelación contra la sentencia defi­


nitiva dictada en materia de pensión alimentaria de niños y adolescen­
tes, de acuerdo con lo preceptuado en la citada Ley Orgánica, es
excepcionalmente oída en un solo efecto y, precisamente, este carácter
excepcional obedece o encuentra su justificación en razones naturales
y sociales, pues ello no es irracional, no se trata de un capricho del
legislador. Esta regulación, por cierto, se encontraba establecida por las
mismas razones en la derogada Ley Tutelar de Menores, en su artículo
67, así como en el artículo 748 del vigente Código Civil.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 17 9

4. Los jueces de la Ley Orgánica Para la Protección del Niño


y del Adolescente deben demostrar que efectivamente ha-
cen seguimiento adecuado al proceso, y su verdadera pre-
ocupación es la solución definitiva del destino de los niños

Sentencia: Nº 507 del cinco de abril de 2004.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional ejercido por la Juez Suplente
Especial Unipersonal N° 2 de la Sala de Juicio
Única del Tribunal de Protección del Niño y
del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del Estado Nueva Esparta contra la decisión
dictada, el 15 de abril de 2003, por el Juzgado
Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del
Trabajo, y de Menores de la Circunscripción
Judicial del Estado Nueva Esparta.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 544.

Extracto del Fallo:

Para decidir, la Sala observa, que todo Juez de Menores debe velar no
solamente por cubrir las necesidades básicas de los menores cuyos jui­
cios se ventilan ante su sede, sino además debe ser diligente en cuanto
a las actuaciones a seguir, especialmente por tratarse de menores de
edad. Limitarse a dar cobijo a los niños debidamente identificados en
autos y no ocuparse además de su bienestar sicológico, averiguar el
paradero de los padres de dichos menores, y las razones del abandono,
sancionar la conducta de quienes los abandonaron de ser el caso, o
mediante decisión judicial iniciar la colocación familiar o la adopción,
hubiese demostrado que efectivamente la Jueza hizo el seguimiento ade­
cuado al proceso y su verdadera preocupación por la solución definitiva
del destino de los niños.

44
El artículo 5 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
18 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Tal y como se desprende de la Exposición de Motivos de la Ley Orgá­


nica para la Protección del Niño y del Adolescente, los menores de
edad “...requieren, para ser debidamente cuidados y protegidos, de
un responsable civil y no de un ente abstracto que no tiene rostro,
ni sentimientos y está ausente en los momentos más importantes de
la vida de esos niños...”. Pueden ser responsables civiles los padres,
tutores y guardadores, por lo que la tutela del Estado debe consistir en
garantizar que exista uno de estos responsables para cada niño que lo
requiera y a instrumentar y promover los programas que permitan la
capacitación, mejoramiento y atención a todas estas personas. (Artícu­
lo 5º.­ Obligaciones Generales de la Familia, de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente). Son éstas las razones por las
cuales la precitada Ley contempla la colocación familiar y la adopción,
en sustitución de la institución de la tutela del Estado, acogiéndose así la
doctrina de la Protección Integral.

5. Citación por cartel según la Ley Orgánica Para la Protec-


ción del Niño y del Adolescente

Sentencia: Nº 510 del cinco de abril de 2004.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Control Difuso de la Constitucionalidad del ar­
tículo 515 de la Ley Orgánica Para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículo 49.
LOPNA: Artículo 51545.

Extracto del Fallo:

No observa, esta Sala, que el artículo 515 de la Ley Orgánica para la


Protección del Niño y del Adolescente lesione el derecho a la defensa
del demandado, y tampoco considera la existencia de una colisión entre
dicho artículo y alguno de los numerales del artículo 49 constitucional.

45
El artículo 515 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 18 1

El artículo que regula la citación por carteles establece que se publicará


uno en la prensa y otro en la puerta del tribunal, en el cual se establece­
rá una hora del tercer día siguiente a la publicación para que el deman­
dado dé contestación a la solicitud.

Apunta la Sala que, en ningún momento, dicho artículo menoscaba el


derecho que tiene el demandado de ser notificado, de acceder a las
pruebas, ni de disponer del tiempo y de los medios acordes al caso para
ejercer su defensa. El mencionado artículo, mantiene en todo momento
el derecho que tiene el demandado a ser oído en el proceso, con todas
sus garantías y dentro del plazo establecido legalmente.

Como fue expresado anteriormente, la celeridad establecida por la ley


adjetiva en el procedimiento que se revisa, tiene un fin acorde a la ma­
teria de dicha ley, el cual es el interés superior del menor, mucho más
aún, cuando se trata, como en el presente caso, de la alimentación y
guarda del mismo.

Tal vez lo que confunde en la norma de la ley especial transcrita, es que


el cartel allí previsto, una vez cumplido los requisitos de publicación
prescritos en el artículo 515, hace la veces de citación o emplazamiento
del demandado para que comparezca a contestar la solicitud, lo que
corresponde a un sistema distinto al del Código de Procedimiento Civil,
donde los carteles dan al demandando noticia de la existencia de un
juicio en su contra, y lo instan a darse por citado en dicha causa en el
lapso que se señala, contemplando el Código de Procedimiento Civil,
que si no comparece se le nombrará un defensor con quien se entende­
rá la citación.

El trámite del Código de Procedimiento Civil, corresponde a una forma


de citación, a juicio de esta Sala, ejemplar, pero que no es única.

Las leyes, y el propio Código de Procedimiento Civil o el Código Orgá­


nico Procesal Penal, prevén citaciones por correo, telegramas, etc, y
por ello, en procesos signados por la celeridad, el legislador ideó una
citación directa al demandado, mediante carteles, eliminando el aviso
previo de la existencia del juicio, así como la designación de un defensor
ad litem, si el demandado no se apersona a la causa.
18 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

En supuestos como el del artículo 515 de la Ley Orgánica para la Pro­


tección del Niño y del Adolescente, como una garantía del derecho de
defensa es necesario que se agoten las oportunidades de citación per­
sonal, y que el Juez pondere y supervise si tal citación se está procuran­
do, a fin de ordenar los carteles cuando exista en autos la certeza de
que la citación personal resultó fallida.

Este importante preámbulo del decreto del cartel, no ha sido cuestionado en


esta causa, y a juicio de esta Sala, el tribunal a quo que produjo el fallo de
control difuso sometido a revisión, ha debido constatarlo y analizarlo.

Por los razonamientos expuestos, esta Sala Constitucional considera que


el Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscrip­
ción Judicial del Estado Zulia, Sala de Juicio ­ Juez Unipersonal N° 1
ejerció erradamente el control difuso de la constitucionalidad de las le­
yes, y debió haber aplicado el artículo 515 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente, el cual no se encuentra en coli­
sión con el artículo 49 de la Constitución.

6. Amparo contra los concejos de derecho y concejos de pro-


tección del niño y del adolescente como órganos adminis-
trativos corresponden a la jurisdicción contenciosa
administrativa

Sentencia: Nº 635 del veintitrés de abril de 2004.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Conflicto de Competencia planteado entre el
Tribunal Tercero de Juicio del Circuito Judicial
Penal de la Circunscripción Judicial del Estado
Miranda y la Sala N° 1 de Juicio del Tribunal
de Protección del Niño y del Adolescente de
esa misma Circunscripción Judicial.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 18 3

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 127, 129 y 30546.

Extracto del Fallo:

De manera que, de acuerdo con lo expuesto, y también según el artículo


159 eiusdem que señala que estos Consejos “...forman parte de la
estructura administrativa y presupuestaria de la respectiva Alcal-
día...” no debe caber duda alguna acerca de la naturaleza administrati­
va de estos entes, resaltada por el Tribunal Penal cuando no aceptó la
competencia que le atribuyera el Tribunal de Protección del Niño y del
Adolescente. Pero, además, resulta evidente la naturaleza también ad­
ministrativa de las actuaciones de estos órganos. En este sentido, debe
destacarse que importantes actuaciones que se ejecutan en materia de
niños y adolescentes, en vía o sede administrativa, son realizadas espe­
cialmente por estos órganos. Prueba de ello se encuentra representada
en los artículos 127, 129, 305, etcétera, de la mencionada Ley Orgánica.
Por tanto resulta evidente que si la actividad de los Consejos de Protec­
ción es administrativa la actuación llevada a cabo por el Consejo de
Protección del Niño y del Adolescente del Municipio Los Salias del Es­
tado Miranda en la investigación realizada, en virtud de una denuncia
formulada por algún ciudadano que derivó en una resolución consisten­
te en remitirla al Ministerio Público para que investigara la presunta
comisión de un hecho punible, goza de la misma naturaleza.

La Sala deja claro que uno de los objetivos de la Ley Orgánica en refe­
rencia, ha sido la creación de mecanismos procesales y órganos espe­
cializados para la protección, ante las instancias judiciales y
administrativas, de los derechos preceptuados en ella, siempre y cuando
existan elementos que permitan inferir que los intereses del niño puedan
verse afectados por alguna actuación de un particular, incluyendo sus
padres y de algún órgano administrativo o jurisdiccional. Por tanto, con­
sidera esta Sala que tampoco sería competente este Tribunal para co­
nocer de la presente acción de amparo constitucional, Así se decide.

De acuerdo con todo lo expuesto, dado el carácter administrativo tanto


del órgano del cual proviene la lesión (criterio orgánico), como de la

46
Los artículos 127, 129 y 305 se mantuvieron sin modificación en la Reforma LOPNNA.
18 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

relación en la que se produce las supuestas lesiones (criterio material) y


la particular circunstancia de que los derechos supuestamente violados
no le fueron a un niño o a un adolescente sino a un mayor de edad,
corresponde entonces conocer de la presente acción de amparo consti­
tucional a un tribunal contencioso administrativo de la circunscripción
judicial que corresponda según el lugar donde ocurrieron los hechos,
esto es, a un Juzgado Superior en lo Civil y Contencioso Administrativo
de la Región Capital, para lo cual se ordena remitir inmediatamente el
presente expediente a aquel que se encuentre en funciones de distribu­
ción. Así se establece.

7. Los tribunales de Protección deben realizar todo lo condu-


cente para que se ejecuten las medidas cautelares dictadas
por éstos

Sentencia: Nº 722 del veintinueve de abril de 2004.


Magistrado Ponente: José M. Delgado Ocando
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesto por el apoderado ju­
dicial del ciudadano Iván Eduardo Marcano
Rincón, contra las medidas cautelares acorda­
das por la Sala N° 3 de Juicio del Tribunal de
Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolita­
na de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CPC: Artículo 21.
LSVCMF: Artículos 14 y 32.

Extracto del Fallo:

En vista de la gravedad de los hechos denunciados, esta Sala insta a la


Sala de Juicio Nº 3 del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescen­
te de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas,
tribunal ante el cual se está tramitando el divorcio de los ciudadanos
Carmen Juana Suárez Chacón de Marcano e Iván Marcano Rincón,
para que provea respecto de lo conducente, pues siendo la instancia que
decretó las medidas cautelares que presuntamente no se están ejecu­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 18 5

tando, puede disponer lo fuere necesario para su efectivo cumplimiento


(artículo 21 del Código de Procedimiento Civil). Así se decide.

Finalmente, si la ciudadana Carmen Juana Suárez Chacón de Marcano


considera que la conducta de su cónyuge constituye una forma de vio­
lencia hacia ella y sus hijos, tiene la posibilidad de denunciar estas cir­
cunstancias ante la Unidad de atención y tratamiento de hechos de
violencia hacia la mujer y la familia más cercana (artículo 14 de la Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia) o ante cualquiera de los
organismos enunciados en el artículo 32 eiusdem.

8. Las disposiciones de la Ley Orgánica Para la Protección


del Niño y del Adolescente relativas al interés superior del
niño son de orden público, sin embargo ello no obsta para
que Se declare terminado el procedimiento por incompare-
cencia del accionante a la audiencia constitucional.

Sentencia: Nº 1.414 de veintisiete de julio de 2004.


Magistrado Ponente: José M. Delgado Ocando
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta
por la abogada María Alejandra Mancebo, en
representación de un adolescente cuya identi­
ficación se omite de conformidad con lo esta­
blecido en el artículo 65 de la Ley Orgánica
Para la Protección del Niño y del Adolescente,
contra el fallo dictado el 5 de enero de 2001
por el Juzgado Segundo de Control, Sección
Adolescente del Circuito Judicial Penal del
Estado Lara.

Extracto del Fallo:

Al respecto, según la citada sentencia N° 7/2000 del 1° de febrero (caso:


José Amando Mejía Betancourt y otro), esta Sala estableció que la
falta de comparecencia del presunto agraviado a la mencionada audien­
cia dará por terminado el procedimiento, salvo que el juez considere que
los hechos alegados afectan el orden público, en el entendido que:

(...) el concepto de orden público, a los efectos de la excep­


ción al cumplimiento de ciertas normas relacionadas con los
18 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

procesos de amparo constitucional, se refiere a la amplitud en


que el hecho supuestamente violatorio del derecho o norma
constitucional afecta a una parte de la colectividad o al interés
general, más allá de los intereses particulares de los accionan­
tes. (Sentencia N° 1689/2002 del 19 de julio, caso: Duhva Án­
gel Parra Díaz y otro).

Visto el criterio anterior, resulta necesario señalar que, si bien las dispo­
siciones de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­
cente relativas al interés superior del niño son de orden público, ello no
obsta para declarar terminado el procedimiento ante la falta de compa­
recencia del accionante a la audiencia constitucional, con base en la
noción restringida de orden público expuesta supra, aun cuando esta
Sala reconoce que ha admitido solicitudes de amparo, excepcionalmen­
te, en casos como el de autos. En este orden de ideas, se observa que la
decisión presuntamente lesiva no trasciende más allá de la esfera jurídi­
ca del presunto agraviado y, por tanto, no está afectado el orden públi­
co, en el sentido indicado, máxime cuando el tribunal accionado no negó
a la defensa técnica del adolescente acceder, ilimitadamente, al expe­
diente contentivo de la causa que originó la decisión impugnada.

En consecuencia, visto que la defensora del adolescente cuya identidad


de reserva no asistió a la audiencia constitucional, pese a tener conoci­
miento de su realización, y aunque haya actuado en el expediente con
posterioridad, procede declarar terminado el procedimiento. Por lo tan­
to, esta Sala revoca la sentencia consultada, que declaró con lugar el
amparo propuesto, y declara terminado el procedimiento, por la inasis­
tencia de la parte actora a dicha audiencia. Así se decide.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 18 7

9. Criterio vinculante: los tribunales de protección son com-


petentes para conocer los juicios por extensión de obliga-
ción alimentaria para los jóvenes que cumplan la mayoridad47

Sentencia: Nº 1.756 del veintitrés de agosto de 2004.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta por
el ciudadano Kevin Alejandro Alford Altuve con­
tra el fallo dictado el 18 de diciembre de 2003,
por la Corte Superior del Tribunal de Protección
del Niño y del Adolescente de la Circunscrip­
ción Judicial del Área Metropolitana de Cara­
cas y Nacional de Adopción Internacional.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículos 49, 78, 79 y 335.
LOPNA: Artículos 173, 177, 383, 384
y 38648.

Extracto del Fallo:

La jurisdicción especial de Protección del Niño y del Adolescente tiene


su fundamento constitucional en el artículo 78 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela y en el artículo 173 de la Ley Or­
gánica para la Protección del Niño y del Adolescente. Dicha jurisdic­
ción especial, como su nombre lo indica, protege y resguarda a los niños
y adolescentes en el ejercicio pleno y efectivo de sus derechos, al reco­
nocerles todos los derechos inherentes a la persona humana, pero al
mismo tiempo considerándolos como sujetos en desarrollo.

A los Tribunales especializados se les atribuyó su competencia a través


de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente en su

47
Esta decisión amplia el criterio establecido mediante fallo N° 3.260 dictado el trece de diciem­
bre de 2002 por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, he incluido en esta
selección jurisprudencial.
48
Los artículos 173, 383 y 386 se mantuvieron sin modificación en la Reforma LOPNNA.
Los artículos 177 y 384 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice)
18 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

artículo 177, el cual establece un catálogo de supuestos o situaciones


jurídicas que son de su exclusiva competencia. El artículo en referencia
dispone, entre una de las competencias que atribuye a las Salas de Jui­
cio de los Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente, la si­
guiente: “El juez designado por el presidente de la Sala de Juicio,
según su organización interna, conocerá en primer grado de las
siguientes materias: Parágrafo Primero: Asuntos de familia: (...) d)
obligación alimentaria”.

Esta atribución de competencia se refuerza en el artículo 384 eiusdem,


que dispone de manera indubitable que: “Todo lo relativo a la obliga-
ción alimentaria debe ser decidido por vía judicial, siguiéndose
para ello el procedimiento previsto en el Capítulo VI de este Títu-
lo”. (Subrayado añadido).

Ahora bien, las consideraciones anteriores la Sala las formula por cuan­
to observó que las Salas de Juicio de los Tribunales de Protección del
Niño y del Adolescente y las Cortes Superiores interpretan de manera
indistinta la competencia para el conocimiento de la extensión de la obli­
gación alimentaria una vez que se cumple la mayoría de edad. Así, los
tribunales de instancia señalan que los adolescentes que cumplan la
mayoría de edad y no soliciten la autorización para la extensión de la
pensión de alimentos el día antes de que cumpla los dieciocho años de
edad, esta obligación se extingue, por cuanto se trata de un lapso pre­
clusivo, de acuerdo con lo que preceptúa el artículo 383 de la Ley.

Dispone el artículo 383 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño


y del Adolescente lo siguiente:

Extinción. La obligación alimentaría se extingue:

(...)

b) por haber alcanzado la mayoridad el beneficiario de la mis­


ma, excepto que padezca deficiencias físicas o mentales que
lo incapaciten para proveer su propio sustento, o cuando se
encuentre cursando estudios que, por su naturaleza, le impidan
realizar trabajos remunerados, caso en el cual la obligación
puede extenderse hasta los veinticinco años de edad, previa
aprobación judicial.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 18 9

En ese mismo sentido, la Sala en decisión N° 3260 del 13 de diciembre


de 2002, señaló lo siguiente:

Por otra parte, en cuanto al señalamiento que hicieron la que­


josa y el tercero coadyuvante, relativo a la incompetencia del
Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente para el co­
nocimiento de los juicios que, por obligación alimentaria, inten­
te una persona mayor de edad, esta Sala aprecia que el referido
Tribunal de Protección sí es el competente para el conocimiento
y trámite de tales juicios que propongan mayores de edad me­
nores de veinticinco años, porque, de conformidad con el pará­
grafo primero, letra d), del artículo 177 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente, dicho Tribunal
tiene atribuida la competencia exclusiva en la referida mate­
ria. (Subrayado añadido).

Las normas que regulan esta institución familiar son claras y deben inter­
pretarse de manera coherente y concatenada, para lo que debe tenerse
como norte la teleología de las mismas y el objeto de la protección espe­
cial que persigue la institución familiar de la obligación alimentaria.

Con esta interpretación, la Sala Constitucional no pretende la desnatu­


ralización de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­
cente ni mucho menos el desconocimiento de su objeto, puesto que lo
que busca es la uniformación de un criterio para que los justiciables
puedan tener certeza de cuál es el Tribunal al que tienen que acudir
para la solicitud de la extensión de la obligación alimentaria para aque­
llos jóvenes que cumplen su mayoría de edad, pero que aún no están
preparados para hacerle frente a la vida adulta, y, por ello, requieren de
la asistencia moral y material de sus padres, para que los ayuden en su
formación y capacitación, a tenor de lo que preceptúa el artículo 79 de
la Constitución.

En conclusión, con fundamento en los artículos 177, letra d, 383, letra b,


y 384 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente
y el artículo 49.3 y 49.4 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, los cuales aplica en este fallo en función de la interpreta­
ción vinculante que preceptúa el artículo 335 in fine eiusdem, decide
que el tribunal competente para el conocimiento de las causas por ex­
tensión de la obligación alimentaria son las Salas de Juicio de los Tribu­
19 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

nales de Protección del Niño y del Adolescente correspondiente, crite­


rio que acatarán todos los tribunales de la República. Así se decide.

En virtud de los razonamientos que se expusieron, esta Sala dispone que


el Tribunal con competencia para el conocimiento del juicio que, por
extensión de la obligación alimentaria, sigue el quejoso contra su padre
es la Sala de Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adoles­
cente de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Cara­
cas, quien continuará conociendo de dicho asunto desde el estado
inmediatamente anterior a su declinatoria, por lo que se anula toda ac­
tuación judicial posterior. Así se decide.

De esta manera, y con carácter vinculante, esta Sala determina que la


competencia para el conocimiento de todas las demandas que se inten­
ten con motivo de la extensión de obligación alimentaria, a que se refie­
re el artículo 383, letra b), de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente, independientemente de que realice o no la soli­
citud antes de que se cumpla los dieciocho años de edad, son las Salas
de Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial correspondiente. Así se decide.

10. No se confirma desaplicación del artículo 466 de la Ley Or-


gánica Para la Protección del Niño y del Adolescente

Sentencia: Nº 1.876 del treinta y uno de agosto de 2004.


Magistrado Ponente: Antonio García García
Caso: Desaplicación del artículo 466 de la Ley Orgá­
nica Para la Protección del Niño y del Adoles­
cente, realizada por el Juzgado Superior Civil,
Mercantil, Bancario, del Tránsito y de Protec­
ción del Niño y del Adolescente de la Circuns­
cripción Judicial del Estado Guárico.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CCOM: Artículo 1.099.
CRBV: Artículo 49.
LOPNA: Artículo 46649.

49
El artículo 466 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 19 1

Extracto del Fallo:

En el presente caso, aprecia esta Sala Constitucional que el hecho de­


terminante que llevó al juez de alzada en el proceso de cumplimiento de
fijación de alimentos, lo constituye el que el artículo 466 de la Ley Or­
gánica para la Protección del Niño y del Adolescente no establece la
oportunidad para hacer oposición al decreto cautelar que pueda dictar­
se por el juez de la causa.

En efecto, dispone el artículo lo siguiente:

Las medidas cautelares podrán decretarse a solicitud de parte


y su plazo será establecido por el juzgador en la resolución que
las decrete. La parte que solicite una medida cautelar debe
señalar el derecho reclamado y la legitimación del sujeto que
la solicita. En juicio de privación de patria potestad, si se pre­
senta un medio de prueba que constituya presunción grave de
la causal invocada por el demandante, el juez decretará las
medidas que considere necesarias para garantizar la protec­
ción y seguridad del niño o adolescente, mientras dure el jui­
cio. En todo caso y siempre que se estime indispensable, el
juez puede ordenar, de manera previa, la prueba tendente a
acreditar los presupuestos indicados.

La resolución que decreta o deniega una medida cautelar será


apelable en un solo efecto.

La parte in fine del citado artículo forzó el razonamiento argumentativo


plasmado en la sentencia objeto de revisión, en el que, a manera de
conclusión, se estableció que dicha disposición normativa era una fuen­
te de violaciones constitucionales, particularmente del derecho a la de­
fensa, ya que el mismo se veía limitado cuando solo podía ser ejercido
ante la alzada mediante el recurso de apelación.

Al respecto considera esta Sala Constitucional pertinente citar la senten­


cia Nº 312 dictada el 20 de febrero de 2002, a través de la cual, al decidir
sobre la supuesta inconstitucionalidad del último aparte del artículo 1.099
del Código de Comercio Venezolano, se estableció lo siguiente:

...Efectivamente, como lo indica el demandante, esta disposi­


ción permite que se acuerden ciertas medidas cautelares –em­
19 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

bargo y prohibición de enajenar y gravar– sin que se prevea la


posibilidad de oposición del afectado, quien únicamente dispone
de la apelación contra las mismas, la cual, en todo caso, carece
de efecto suspensivo...

...omissis...

...no comparte esta Sala Constitucional la postura por ella sos­


tenida, en el sentido que esa disposición del Código de Comer­
cio vulnere el derecho a la defensa de la parte procesal que
sufre la medida ordenada por el juez. No se viola, por cuanto,
como lo dispone la misma norma, el afectado síp: cuenta con
un recurso para su defensa: la apelación ante el tribunal supe­
rior, ante el cual podrá exponer los motivos que posee para
oponerse a la medida cautelar y lograr su revocatoria.

Ha sido jurisprudencia reiterada de este Tribunal, y lo había


sido de la Corte Suprema de Justicia, que el derecho a la de­
fensa se viola cuando se priva a una parte de los medios pro­
cesales para la tutela de sus intereses o se les restringe de
manera tal que éstos quedan desmejorados. Es evidente que
en el presente caso no existe tal violación, toda vez que el
propio artículo cuya inconstitucionalidad se denuncia prevé un
medio de defensa efectivo: el recurso de apelación.

Tal como se ha declarado repetidamente por la jurisprudencia,


el derecho a la defensa no tiene una manera única de ser ga­
rantizado, sino que se deja a la ley la determinación de los
medios a través de los cuales se asegurará. En el supuesto de
las medidas cautelares previstas en el Código de Comercio, ha
sido decisión del legislador que las mismas sean otorgadas a
criterio del juzgador, luego de un análisis que efectúe con tal
objeto según su prudencia, y que sean impugnadas únicamente
a través de la apelación y no por un procedimiento de oposi­
ción ante el mismo juez que las acuerda...

Estima esta Sala Constitucional, que generalmente será el legislador


quien regule el desarrollo del derecho a la defensa y los límites a tal
ejercicio serán perfectamente válidos mientras no exista un franco aten­
tado contra normas o principios constitucionales, tarea de vigilancia esta
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 19 3

que siempre estará a cargo del juez constitucional. Ahora bien, observa
esta Sala que el propio constituyente dispuso en el numeral 3 del artícu­
lo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, dis­
positivo que principalmente encuentra afectado el juzgado remitente,
que el derecho a ser oído sea determinado legalmente siempre y cuando
esa regulación esté orientada por el principio de la racionabilidad, moti­
vo por el cual no encuentra esta Sala ningún tipo de violación constitu­
cional si el legislador especial estimó conveniente el ejercicio del derecho
a la defensa a través de esa vía.

En la sentencia citada, al igual que en el presente caso, esta Sala Cons­


titucional consideró además que:

...Esta opción es perfectamente cónsona con la naturaleza de


las medidas cautelares. No debe olvidarse que ellas están jus­
tificadas por la urgencia de su concesión; de lo contrario, bien
podría esperarse la solución del caso sin que se tenga que dic­
tar, con carácter previo, medidas de protección. Tal urgencia
incluso aconseja ordenarlas sin oír al afectado –y así ha sido
aceptado en forma casi pacífica–, sin que ello le cause una
lesión, ya que no son más que una medida provisional que no
prejuzga el resultado del proceso y que tienen como única fi­
nalidad proteger al solicitante de la misma. Claro que, con pos­
terioridad, la protección del afectado exige que se le permita
exponer sus defensas, pero ello no tiene por qué ser a través
de una incidencia de oposición ante el mismo juez, aunque de
esa manera se hagan los procesos civiles ordinarios.

En el caso del artículo 1.099 del Código de Comercio, el legis­


lador consideró apropiado garantizar la defensa del afectado a
través de un recurso de apelación, el cual tiene la misma fina­
lidad que la oposición ante el juez que dictó la medida, con la
única diferencia de que será conocido por un juez superior a
aquél. Incluso, podría pensarse que en un sistema con tales
características puede garantizarse aún más el interés particu­
lar, pues las alegaciones se harán ante un juez distinto al que
decidió en primer término su procedencia, permitiéndose una
segunda instancia en el conocimiento del asunto.
19 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

No debe sorprender, por tanto, que el Código de Comercio


haya previsto que el cuestionamiento al otorgamiento de la
medida se haga únicamente por apelación –a un sólo efecto–,
y no ante el mismo juez que se ha pronunciado acerca de su
procedencia y en atención a ello la ha dictado. Pudo el legisla­
dor haber establecido que el juez dictara la medida sin partici­
pación del afectado, pero que la oposición posterior se
formulase ante el mismo juez, pero no lo hizo así, sin que ello
pueda considerarse como un perjuicio al particular y una des­
mejora de su derecho a defenderse...

Es necesario destacar que, en ambos casos, nos encontramos frente a


una situación especial, “en el que la medida se concede en virtud de
la urgencia necesaria para la defensa del derecho que se recla-
ma...” (sentencia citada).

En efecto, el objeto que se persigue con la medida cautelar es el asegu­


ramiento de una posterior ejecución, y en el caso especial de los niños y
adolescentes, se les quiere garantizar la posibilidad de satisfacer las
necesidades básicas para su desarrollo, y ese objetivo debe ser conside­
rado como un interés superior, el cual se constituye precisamente en el
elemento de racionalidad que justifica la regulació n hecha por el le­
gislador en la parte final del artículo 466 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente.

Por las razones anteriormente expuestas, esta Sala Constitucional con­


sidera que, por no contener el último aparte del artículo 466 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente ningún elemen­
to de inconstitucionalidad, su desaplicación, a través del control difuso
por parte del Juzgado Superior Civil, Mercantil, Bancario, del Tránsito y
de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del Estado Guárico, llevada a cabo mediante la sentencia dictada el 20
de noviembre de 2003, debe ser anulada. Así se decide.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 19 5

11. La sentencia de conversión en divorcio debe contener, si


fuese el caso, la fijación de la pensión alimentaria

Sentencia: Nº 2.174 del quince de septiembre de 2004.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta
por la ciudadana Marisol Ayala Vera contra el
auto dictado, el 7 de abril de 2003, por el Tribu­
nal de Protección del Niño y del Adolescente
de la Circunscripción Judicial del Área Metro­
politana de Caracas

Normativa citada en el extracto del fallo:


CC: Artículos 185 y 186.

Extracto del Fallo:

Al respecto, esta Sala observa, que en nuestro derecho positivo, la se­


paración de cuerpos asume dos formas, una contenciosa, que se apoya
en las causales establecidas en el artículo 185 del Código Civil, y que se
tramita a través de un litigio. Por otra parte, existe la separación de
cuerpos por mutuo consentimiento, cuando los cónyuges acuden a la
autoridad judicial y expresan su voluntad de separarse, tal como lo pre­
vé el artículo 189 eiusdem, y el Juez, en el mismo acto en que la mani­
festación fuere presentada personalmente por los cónyuges, declarará
la separación, y una vez transcurrido un año desde dicha declaratoria, y
si no hubiere ocurrido reconciliación, el Tribunal, procediendo sumaria­
mente y a petición de uno cualesquiera de los cónyuges, declarará la
conversión de la separación de cuerpos en divorcio, previa notificación
del otro cónyuge.

Ahora bien, tanto la declaratoria de la separación de cuerpos no conten­


ciosa, presentada ante el Tribunal, como la sentencia de conversión en
divorcio de dicha separación de cuerpos, producen efecto sobre los hi­
jos, ya que en ellas se debe decidir lo relativo a la guarda y la patria
potestad, cuidando que no queden privados de comunicación con sus
padres y asegurando su bienestar; y además, el Juez fijará la pensión
alimenticia para los hijos, a cargo de uno o de ambos cónyuges, obser­
vando en lo posible lo acordado por ellos, al solicitar la separación de
19 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

mutuo consentimiento, o lo acordado posteriormente, en caso de haber


surgido divergencia sobre la misma.

De conformidad con lo anteriormente expuesto, esta Sala al analizar las


actas contenidas en el presente expediente aprecia, que el Tribunal, que
conoce de la separación de cuerpos, antes de proceder a sentenciar la
solicitud de la conversión de la separación de cuerpos en divorcio, soli­
citado por las partes, por haber transcurrido más de un año desde el
decreto de la misma, se abstuvo de decidir hasta que se resolviera la
incidencia de la obligación alimentaria, de manera tal, que realizó una
interpretación errónea de las disposiciones legales antes referidas, sub­
virtiendo así el objeto sobre el cual versa la solicitud de separación de
cuerpos y de bienes y, además, dejando de pronunciarse sobre lo solici­
tado por las partes, cuando expresamente se abstuvo de decidir.

Observa la Sala, que en el presente caso, la solicitud para la fijación de


la obligación alimentaria a favor de las hijas menores de edad, de la
accionante, es una incidencia que forma parte del mismo proceso donde
se tramita la solicitud de separación de cuerpos y bienes, motivo por el
cual, ambos asuntos deben ser resueltos en forma conjunta, a los fines
de que la sentencia de conversión en divorcio de dicha separación de
cuerpos, fije la pensión alimentaria para las hijas. Así se declara.

12. Los juicios de inquisición de paternidad no tienen carácter


patrimonial, a diferencia de los relativos a la obligación ali-
mentaria

Sentencia: Nº 2.308 del veintiocho de septiembre de 2004.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
el ciudadano Paulino Montilla, contra el auto
dictado el 21 de noviembre de 2002, por el Juz­
gado de Protección del Niño y del Adolescente
de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 19 7

Normativa citada en el extracto del fallo:


CC: Artículo 232.
LOPNA: Artículos 466 y 52150.

Extracto del Fallo:

De las actas procesales que conforman el presente expediente se des­


prende, que la tutela constitucional solicitada por el accionante tiene
como fundamento las supuestas violaciones cometidas por el Juzgado
de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judi­
cial del Estado Zulia Sala de Juicio ­ Juez Unipersonal N° 3, el cual
dictó, el 21 de noviembre de 2001 medida de embargo sobre los bienes
del accionante.

Dicha medida de embargo fue solicitada por la abogada Augustina Már­


quez de Feria, en su carácter de apoderada judicial de la ciudadana
Damaris Altamira Carrillo González, la cual actuaba en nombre y repre­
sentación de su hijo menor de edad, en el juicio de inquisición de pater­
nidad que se seguía en la Sala de Juicio – Juez Unipersonal N° 3 del
Juzgado de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del Estado Zulia, contra el ciudadano Paulino Montilla.

El 21 de noviembre de 2002, el mencionado Juzgado decretó medida de


embargo sobre bienes del demandado, basándose en el “artículo 521
ordinal ‘c’ en relación al artículo 466 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente”.

El artículo 521 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del


Adolescente establece lo siguiente:

Artículo 521.- Medidas que pueden ser ordenadas.

El Juez, para asegurar el cumplimiento de la obligación alimen­


taria, podrá tomar entre otras, las medidas siguientes:

50
El artículo 466 tuvo modificación en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice) y el artículo 521 fue
numerado ahora con el 466­B.
19 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

a) Ordenar al deudor de sueldos, salarios, pensiones, remu­


neraciones, rentas, intereses o dividendos del demandado, que
retenga la cantidad fijada y la entregue a la persona que se
indique;

b) Dictar las medidas cautelares que considere convenientes


sobre el patrimonio del obligado, someterlo a administración
especial y fiscalizar el cumplimiento de tales medidas;

c) Adoptar las medidas preventivas que juzgue convenientes,


a su prudente arbitrio, sobre el patrimonio del obligado, por una
suma equivalente a treinta y seis mensualidades adelantadas o
más, a criterio del juez. También puede dictar las medidas eje­
cutivas aprobadas para garantizar el pago de las cantidades
adeudadas para la fecha de la decisión.

Apunta la Sala que, el referido artículo se encuentra en el capítulo 6 del


título 4 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente,
donde se encuentra regulado el Procedimiento Especial de Alimentos y
de Guarda, y en tal sentido, señala esta Sala que las medidas establecidas
en el artículo citado ut supra, son aplicables exclusivamente a ese proce­
dimiento, el cual presenta un carácter patrimonial evidente.

Se observa en las actas del expediente (folios 17 al 20) que la demanda


incoada por la ciudadana Damaris Altamira Carrillo González en nom­
bre y representación de su hijo menor de edad, es de inquisición de
paternidad contra el ciudadano Paulino Montilla.

El artículo 232 del Código Civil establece lo siquiente:

Artículo 232.- El reconocimiento del hijo por la parte deman­


dada pone término al juicio sobre la filiación en todos aquellos
casos en que el reconocimiento sea admisible, de conformidad
con el presente Código.

En tal sentido, observa esta Sala que, los juicios de inquisición de pater­
nidad tienen sentencias mero declarativas, las cuales obedecen a que la
pretensión de dichas acciones siempre es el reconocimiento de la filia­
ción con el hijo, por parte del padre demandado. Dichas acciones no
tienen carácter patrimonial, como si lo tienen las relativas a la obliga­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 19 9

ción alimentaria, y es por ello, que el procedimiento determinado por la


Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente en la sec­
ción segunda del capítulo 4 del título 4, no establece como medidas cau­
telares, el embargo de sueldos, salarios o pensiones del demandado,
como si lo hace en el procedimiento especial de alimentos y guarda. Ello
es lógico, ya que la obligación alimentaria la tiene el padre cuya paterni­
dad no está en duda con respecto al hijo, pero no quien aún no ha sido
removido como tal.

A juicio de esta Sala, en la decisión accionada se dictaron medidas caute­


lares que no se encuentran establecidas para el proceso específico por la
legislación especial, y de tal forma se produjo una infracción legal que a
su vez ocasionó una lesión al derecho al debido proceso del accionante.

13. Las cantidades a pagarse por concepto de pensión alimen-


ticia son créditos privilegiados

Sentencia: Nº 2.415 del catorce de octubre de 2004.


Magistrado Ponente: Iván Rincón Urdaneta
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesto por la ciudadana
Nilse Elina Carrero Flores, en representación
de sus hijos cuya identidad se omite según lo
establecido en el artículo 65 de la Ley Orgáni­
ca Para la Protección del Niño y del Adoles­
cente, contra el fallo dictado, el 14 de abril de
2003, por el Juzgado Superior en lo Civil y Con­
tencioso Administrativo de la Circunscripción
Judicial de la Región de los Andes.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CCOM: Artículo 127.
LOPNA: Artículos 65 y 37951.

51
El artículo 65 se modificó en la Reforma LOPNNA. (Ver Apéndice).
El artículo 379 no tuvo modificación en la Reforma LOPNNA.
20 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Extracto del Fallo:

Ahora bien, esta Sala observa que la medida de prohibición de enajenar


y gravar decretada sobre el inmueble propiedad del ciudadano Rafael
Eduardo Trujillo se dictó con motivo de un procedimiento por cumpli­
miento de la obligación alimentaria iniciado por los accionantes.

Al respecto, el artículo 379 de la Ley Orgánica para la Protección del


Niño y del Adolescente establece:

Las cantidades que deban cancelarse por concepto de obliga­


ción alimentaria a un niño o a una adolescente son créditos
privilegiados y gozarán de preferencia sobre los demás crédi­
tos privilegiados establecidos por otras Leyes.

De esta manera, se aprecia que la cantidad a la cual fue condenada el


referido ciudadano Rafael Eduardo Trujillo, en virtud del incumplimiento
de la obligación alimentaria para con sus menores hijos goza de un pri­
vilegio por mandato de la referida Ley. De ello se deduce que la medida
que pesaba sobre el tantas veces aludido inmueble, a su vez gozaba de
un prerrogativa superior a cualquier otro, pues garantizaba el crédito
privilegiado a favor de los accionantes.

Sin embargo, resulta menester señalar el criterio sentado por esta Sala
en sentencia del 11 de febrero de 2004 (Caso: Roberto Devis Sánchez)
en el que se estableció:

Al respecto debe observar esta Sala, que desde tiempos de la


antigua Corte Federal y de Casación, la Sala Federal atendien­
do a un mandato de la Ley de Registro Público, realizaba una
jurisdicción normativa en materia registral, interpretando con
carácter vinculante el artículo 40 de la Ley de Registro Públi­
co del 31 de julio de 1940, el cual, en su ordinal 6º, señalaba los
requisitos que debía llenar el acta de remate en relación con
las prohibiciones de enajenar y gravar dictadas en otros proce­
sos, sobre el inmueble a rematarse.

(omissis)

En la Ley de Registro Público de 1978, la misma disposición


normativa estaba contenida en el ordinal 9º del artículo 40, que
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 20 1

luego se convirtió en el artículo 52.9 de la Ley de Registro


Público de 1993; disposición que se mantuvo en la Ley de Re­
gistro Público de 1999; y sin explicación lógica ninguna, fue
eliminada de la vigente Ley de Registro Público y del Notaria­
do del 13 de noviembre de 2001, publicada en la Gaceta Ofi­
cial Nº 5.556 Extraordinaria, de la misma fecha. Dicho artículo
era del tenor siguiente:

Artículo 52.- Se prohíbe a los Registradores Subalternos:

(...)

9. El Registro de actos o documentos contra prohibición previa


y expresa de un Juez con facultad para ello, salvo que se trate
de actas judiciales de remate efectuados en ejecución de cré­
ditos hipotecarios o quirografarios, siendo necesario, en ambos
casos, que de las propias actas del remate aparezca que el
crédito era legalmente exigible y que, además constara en do­
cumento de fecha cierta anterior a la prohibición. En estos
casos de excepción, el Registrador efectuará el registro y lo
participará por oficio al Juez que hubiera dictado la prohibición
de enajenar o gravar.

Esta norma no aparece en la vigente Ley de Registro Público


y del Notariado. Ahora bien, la eliminación del artículo en la
vigente ley no puede conducir al caos jurídico, atentatorio al
derecho de propiedad que garantiza el artículo 115 Constitu­
cional, permitiendo que se rematen inmuebles sobre la base de
pretensiones que parten de instrumentos con fecha cierta rela­
tiva, dejando sin efecto prohibiciones de enajenar y gravar que
se asentaron registralmente con anterioridad a la fecha cierta
del instrumento que prueba el crédito, como serían los emana­
dos de los títulos contemplados en el artículo 127 del Código
de Comercio, y por ello, aún cuando la Ley de Registro Públi­
co vigente no lo diga, esta es la interpretación correcta, en
beneficio del derecho de propiedad y del sistema registral, que
debe seguir imperando y que se emite con carácter vinculante,
por tratarse de la protección del orden público, que se vería
vulnerado si surge un caos relacionado con la seguridad que
debe nacer de las prohibiciones de enajenar y gravar.
20 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Ahora bien, de lo anterior la Sala aprecia que en el caso sub examine si


bien, no consta en autos la fecha cierta que originó el crédito de la
ciudadana Ariadna Isadora Sánchez, la primigenia demanda incoada
contra Oleoductos Puentes y Equipos C.A. se inició en agosto de 1997
y para el momento en que se dictó la medida de prohibición de enajenar
y gravar en el juicio de alimentos, ya los mismos bienes objeto de la
medida estaban en proceso de ejecución forzosa y sobre ellos ya pesa­
ba una medida de prohibición de enajenar y gravar dictada el 14 de
agosto de 1997, por el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil
y Mercantil de la Circunscripción Judicial del Estado Barinas en el cur­
so del procedimiento incoado por la mencionada ciudadana.

De allí que esta Sala estime que el crédito de la ciudadana Ariadna


Isadora Sánchez era de fecha cierta anterior a la medida de prohibición
de enajenar y gravar dictada a favor de la hoy accionante por lo cual
resultaba procedente continuar con el remate llevado ante el Juzgado
Segundo de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscrip­
ción Judicial del Estado Barinas en el juicio por cobro de bolívares por
la vía del procedimiento de intimación interpuesto por la ciudadana Aria­
dna Isadora Sánchez Jiménez contra Oleoductos Puentes y Equipos C.A.

No obstante lo anterior, este alto Tribunal considera que en el caso bajo


análisis el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil
de la Circunscripción Judicial del Estado Barinas, debió, al efectuar el
remate objeto de amparo, tomar las medidas necesarias para preservar
la garantía privilegiada decretada a favor de los accionantes sobre el
crédito de la ejecutante en el juicio que originó el aludido acto, por tra­
tarse de una garantía a favor de menores, que gozan de protección es­
pecial conforme lo dispone la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente. En virtud de lo anterior, se confirma la decisión dic­
tada por el Juzgado Superior en lo Civil y Contencioso Administrativo de
la Región de Los Andes que declaró con lugar la presente acción de
amparo constitucional, y así se decide.

Aunado a lo expuesto, se observa que por oficio del 11 de agosto de


2004, el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil
de la Circunscripción Judicial del Estado Barinas informó a la Sala que
el remate ordenado el 14 de abril de 2003, por el Juzgado Superior en lo
Civil y Contencioso Administrativo de la Región Los Andes (que cono­
ció en primera instancia la presente acción de amparo) aun no se ha
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 20 3

efectuado, por lo cual la Sala ordena al referido Juzgado de Primera


Instancia realizar dicho remate preservando el derecho privilegiado de­
rivado de la medida de prohibición de enajenar y gravar decretada el 24
de noviembre de 2000, por el Tribunal de Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira que ga­
rantizan las pensiones de alimento atrasadas a favor de los referido
menores cuyo nombres se omiten de conformidad con lo previsto en el
artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­
cente, siempre y cuando dicho crédito no se haya satisfecho, y así final­
mente se declara.

14. La atribución de guarda y la restitución de guarda son pro-


cedimientos distintos, incompatibles entre sí y excluyen-
tes por su naturaleza

Sentencia: Nº 2.609 de diecisiete de noviembre de 2004.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
la ciudadana Maoly García, en representación
de su hijo, cuyo nombre se omite de conformi­
dad con lo dispuesto en el artículo 65 de la Ley
Orgánica Para la Protección del Niño y del
Adolescente, contra la omisión de la Sala de
Juicio N° 12 del Tribunal de Protección del Niño
y del Adolescente de la Circunscripción Judi­
cial del Área Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CPC: Artículo 607.
LOPNA: Artículo 39052.

Extracto del Fallo:

Sin embargo, no puede dejar pasar esta Sala Constitucional la serie de


errores que se cometieren en el juicio que dio origen al amparo constitu­

52
El artículo 390 no se modificó en la Reforma LOPNNA.
20 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

cional bajo examen, ya que los mismos demuestran un claro desconoci­


miento de la legislación especial en la materia de guarda.

En primer término, estima este Máximo Tribunal que la acumulación de


dos procedimientos incompatibles resulta un error grave, ya que la atri­
bución de guarda y restitución de guarda, son excluyentes por su natu­
raleza y objetivo, porque la primera busca que se le otorgue la guarda
del hijo a un solo progenitor y el segundo busca la entrega del hijo al
padre que tenga el ejercicio de la guarda que hubiere sido previamente
otorgada –legal o judicialmente–, con ocasión de la retención indebida
que haga el otro padre. En el caso de autos, es evidente que la Juez
Unipersonal N° 11 de la Sala de Juicio del Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Metro­
politana de Caracas, cuando ordenó la acumulación de las dos causas,
incurrió en una seria inobservancia de las normas sustantivas y adjeti­
vas que contiene la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente y el Código de Procedimiento Civil.

En segundo lugar, observa esta Sala que el artículo 390 de la Ley Orgá­
nica para la Protección del Niño y del Adolescente establece la obliga­
ción de entrega del niño que se retenga indebidamente, pero la norma
no preceptúa un procedimiento para que se realice dicha entrega; sim­
plemente señala que se conminará judicialmente a que se restituya el
niño a la persona que ejerce la guarda. En el caso bajo examen, la Juez
Unipersonal N° 11 de la Sala de Juicio del Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Metro­
politana de Caracas dictó un auto en el que acordó la aplicación suple­
toria del procedimiento que dispone el artículo 607 del Código de
Procedimiento Civil, para la resolución de la restitución de guarda, lo
cual contradice e impide la consecución del fin del artículo 390 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, que es la
entrega inmediata del hijo que hubiere retenido indebidamente por el
padre que no ejerce la guarda.

Esta Sala hizo las consideraciones que preceden ya que ve con suma
preocupación que una institución como la restitución de guarda, que es
tan expedita (vid. artículo 390 de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente), en el caso de autos tenga una tramitación
de casi dos años. La materia de protección del niño y del adolescente,
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 20 5

es intensamente delicada, porque en ella se debaten instituciones fami­


liares, tales como en el caso de autos –la guarda–, en la cual los jueces
deben tener un amplio conocimiento sobre el significado, contenido y
procedimientos aplicables. En el futuro se deben evitar los graves erro­
res en los que se incurrió en esta causa para que no ocurran dilaciones
que entorpezcan la estabilidad y contraríen el interés superior de los
niños que están involucrados en estos juicios.

15. La protección constitucional puede ser invocada por me-


nores de edad. El juez ab initio de la causa debe nombrar
representante judicial al niño y al adolescente accionante

Sentencia: Nº 2.856 del nueve de diciembre de 2004.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por la
niña Leonela María Helm Isaza contra el auto
dictado por la Sala de Juicio N° 2 del Tribunal de
Protección del Niño y del Adolescente de la Cir­
cunscripción Judicial del Estado Zulia.
Voto Concurrente de la Magistrada Carmen
Zuleta de Merchán

Normativa citada en el extracto del fallo n y en el voto concurrente:


CPC: Artículo 136.
CRBV: Artículo 49.
LOASDGC: Artículos 1 y 19.
LOPNA: Artículos 51, 201, 202,
457 y 51153.

Extracto del Fallo:

El artículo 1 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garan­


tías Constitucionales establece que: “Toda persona natural habitante
de la República, o persona jurídica domiciliada en ésta, podrá so-

53
Los artículos 51, 201 y 202 no se modificaron en la Reforma LOPNNA.
Los artículos 457 y 511 tuvieron modificación en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
20 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

licitar ante los Tribunales competentes el amparo previsto en el ar-


tículo 49 de la Constitución, para el goce y el ejercicio de los dere-
chos y garantías constitucionales, aún de aquellos derechos
fundamentales de la persona humana que no figuren expresamente
en la Constitución, con el propósito de que se restablezca inmedia-
tamente la situación jurídica infringida o la situación que más se
asemeje a ella.

La garantía de la libertad personal que regula el habeas corpus constitu­


cional, se regirá por esta Ley”.

El numeral 1 del artículo 18 eiusdem, establece que en la solicitud de


amparo se deberá expresar: “Los datos concernientes a la identifi-
cación de la persona agraviada y de la persona que actúe en su
nombre, y en este caso con la suficiente identificación del poder
conferido”.

Las disposiciones antes indicadas de la Ley Orgánica para la Protec­


ción del Niño y del Adolescente, establecen en forma clara y determi­
nante el derecho de petición que corresponde a los niños, en desarrollo
del texto constitucional, específicamente del artículo 51, que consagra
el derecho de petición y oportuna respuesta, sin que tal derecho quede
menoscabado por la Juez especial de amparo.

En este contexto cabe traer a colación que la acción es una especie del
género de petición. Así, cuando un niño se encuentra en situación irre­
gular generada, precisamente, por una de las personas responsables de
su guarda resultaría inhumano exigirle, con una visión estrecha el cum­
plimiento de requisitos y formas que en su caso sólo conducen al resul­
tado contrario al espíritu de la legislación constitucional y ordinaria, al
volver nugatorias las disposiciones encaminadas a favorecer y proteger
su integridad física y mental.

A mayor abundamiento, el citado artículo 511 de la Ley Orgánica para


la Protección del Niño y del Adolescente, que reglamenta el derecho
constitucional de petición en la situación específica de los niños y ado­
lescentes en cuanto al procedimiento especial a seguir en materia de
guarda, confiere al niño, esto es, al menor de doce (12) años, la facultad
de solicitar el inicio de dicho procedimiento, dejando a su elección el
estar o no asistido de abogado, lo cual se enmarca dentro del principio
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 20 7

constitucional pro actione que esta Sala ha aplicado en distintas opor­


tunidades, (ver, entre otras, sentencia de esta Sala N° 862 del 28 ­07­
00, caso: Ramón Octavio Hurtado y otros), por lo que las acciones de
amparo ligadas a la guarda, deben tener el mismo trato.

La Sala debe puntualizar, que en materia de amparo constitucional, la


capacidad procesal (artículo 136 del Código de Procedimiento Civil) para
incoarlos viene dada por la libertad en el ejercicio de los derechos que
tenga el accionante, y a los menores, la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente, en los artículos antes citados en este fallo, les
otorga capacidad procesal lo que, aunado a que la Ley Orgánica de Am­
paro sobre Derechos y Garantías Constitucionales no limita el ejercicio
de la acción de amparo sólo a los mayores de edad, lleva a esta Sala a
considerar que la protección constitucional puede ser invocada por meno­
res de edad. El problema es que según su edad, la exposición oral en la
audiencia constitucional podría resultar deficiente, motivo por el cual ne­
cesariamente requieren de asistencia jurídica; e igualmente la sujeción
del menor a su guardián podría evitar que aquél concurriese a la audien­
cia constitucional, con lo que desistiría de la acción.

Estas limitantes podrían hacer pensar que los menores, al menos los de
doce (12) años, carecen de capacidad procesal en el amparo, ya que el
libre ejercicio de sus derechos se encuentra limitado por las restriccio­
nes que pueden imponerles los guardadores, a su circulación y hasta el
acceso a los profesionales del Derecho que lo asistirán. Pero tales limi­
tantes, que son fácticas, en teoría no impiden que puedan acudir a soli­
citar por sí protección constitucional, máxime –como en el caso de autos–
si actúa asistido por abogados.

El otro problema que puede surgir está referido a la presencia e interven­


ción del menor en la audiencia constitucional, pero si bien la exposición
que le corresponde la realiza el abogado asistente, el Tribunal podrá inte­
rrogarlo a fin de despejar dudas sobre su posición o sobre la posibilidad de
manipulación que ejerce sobre él, los o uno de los padres o guardadores.

Las previas consideraciones conducen a afirmar, sin lugar a dudas, que


la acción de amparo promovida por la niña LEONELA MARÍA HELM
ISAZA de nueve (9) años de edad, asistida por la abogada María Tapia
Zambrano antes identificada, con motivo de una situación que denuncia
como lesiva para su estabilidad mental y emocional no debió ser inadmi­
20 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

tida por falta de capacidad procesal, pues ello evidencia una negación
rotunda del derecho de acceso a la justicia, de allí que lo procedente es
ordenar a dicho Tribunal, se pronuncie nuevamente sobre la admisibili­
dad del amparo propuesto, omitiendo pronunciamiento sobre la circuns­
tancia antes examinada. Así se declara.

VOTO CONCURRENTE

La Magistrada que suscribe, Carmen Zuleta de Merchán manifiesta su


opinión concurrente con la mayoría de los honorables magistrados de la
Sala, suscribientes de la decisión que antecede en el expediente N° 03­
1684; en los términos que siguen:

En el caso sub iudice, se incoa amparo constitucional contra una orden


judicial de restitución de guarda y custodia de la prenombrada niña a su
madre con el objeto de mantener al padre en el ejercicio de dicha guar­
da; y si bien comparto parcialmente la parte dispositiva de la sentencia
que: “revoca la decisión dictada, el 19 de mayo de 2003, por la Sala de
Apelaciones de la Corte Superior del Tribunal Superior del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, repone la
causa y ordena a dicho Tribunal Superior pronunciarse nuevamente so­
bre la admisibilidad del amparo ejercido por la niña Leonela María Helm
Isaza, asistida por la abogada María Tapia Zambrano sin entrar a consi­
derar la falta de capacidad procesal”; discrepo de las razones por las
cuales la Sala ordena la reposición de este procedimiento de amparo
con inobservancia de la legislación especial de protección de niños, ni­
ñas y adolescentes aplicable supletoriamente en la resolución de esta
controversia procesal sobre la capacidad jurídica de la accionante en
materia de amparo; ya que, si bien es cierto el fallo de la Sala apropia­
damente reconoce el interés superior del niño en lo que respecta a la
salud y a su desarrollo tanto físico como mental; no es menos cierto que
el uso, goce y ejercicio de ese derecho se posibilitan, en gran medida, a
través de la tramitación procesal; de allí que la capacidad procesal de
niños y adolescentes pueda ser adminiculada de oficio por el juez espe­
cial de protección.

De modo que, en amparos que versen sobre los intereses de los niños,
niñas y adolescentes –opina la concurrente– que la representación de
éstos debe ser controlada ab initio por el Juez, como rector del proce­
so; tal y como lo establece el artículo 457 de la Ley Orgánica para la
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 20 9

Protección del Niño y del Adolescente, aplicable supletoriamente a te­


nor del artículo 48 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, que a la letra dice:

Artículo 457. Representante Judicial. En defecto de re­


presentante legal, o cuando exista interés contrapuestos entre
el niño o adolescente y quienes ejercen su representación, el
juez le designará, en el mismo acto, un representante judicial
para que le brinde asistencia técnica y continúe el proceso.

Conforme a la disposición de ley transcrita, existen dos supuestos de


hecho a considerar cuando de la representación de niños, niñas y ado­
lescentes se trate, a saber: a) cuando no dispongan de representante
legal y; b) cuando existan intereses contrapuestos entre el niño, niña o
adolescente y quienes ejerzan su representación legal. En el caso sub
judice, el aspecto controvertido se adecua al supuesto de hecho de la
letra b), pues no solo existe controversia entre los cónyuges para ejer­
cer la guarda y custodia de la niña Leonela María Helm Isaza, sino que
la misma niña solicita en amparo la revocación de la custodia legal auto­
rizada judicialmente; caso éste en el cual, el Juez ab initio y de oficio
debió proveer a la niña accionante de representación procesal ya que
de lo contrario, pudiera alterarse el sistema de garantías en esa jurisdic­
ción especial y afectarse el interés superior del niño; lo que significa
que en el amparo sentenciado, el juez a quo en vez de ordenar corregir
la solicitud de amparo de conformidad con el artículo 19 de la Ley Or­
gánica de Amparo, hubiera bastado que en aplicación del artículo 457
de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, en el
mismo acto de admisión del amparo hubiera nombrado al funcionario de
la Defensoría del Niño y del Adolescente como representante de la niña
accionante, ya que a dicho funcionario expresamente le son atribuidos
por la ley, entre otros servicios: “Artículo 2º letra h, asistencia jurídica a
niños y adolescentes o sus familias, en materias relacionadas con esta
ley”; o también, podía el Tribunal de considerarlo conveniente, convali­
dar la representación ostentada por la abogada María Tapia Zambrano.

Lo que no resulta admisible es que cualquier persona o profesional del


derecho pueda arrogarse la asistencia y representación del niño o del
adolescente sin control judicial como parece deducirse del fallo; puesto
que de ser así, resultarían redundantes las Defensorías previstas en la
propia Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente
21 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

como servicio de interés público, con el objeto precisamente de promo­


ver y defender los derechos de niños, niñas y adolescentes (artículos
201 y 202, literales b) y d) de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente).

Queda así expresado el criterio concurrente de la Magistrada.

16. Admisión de los hechos como fórmula anticipada de solu-


ción de conflictos

Sentencia: Nº 3.015 del catorce de diciembre de 2004.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Acción de Amparo constitucional interpuesta
por los abogados Freddy Urbina y Ángel Fon­
seca en representación de un adolescente cuya
identificación se omite de conformidad con lo
expuesto en el artículo 65 de la Ley Orgánica
Para la Protección del Niño y del Adolescente,
contra la decisión dictada por el Juzgado Pri­
mero de Control, Sección Adolescente del Cir­
cuito Judicial Penal de la Circunscripción
Judicial del Estado Zulia.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículo 49.
COPP: Artículos 31, 34, 37, 332 y 376.
LOPNA: Artículos 564, 578, 594 y 65454.

Extracto del Fallo:

Consta en el expediente (folios 35 y siguientes), acta de audiencia pre­


liminar, del 13 de noviembre de 2003, en la que la Juez Primera de Con­
trol de la Sección de Adolescentes del Circuito Judicial Penal del Estado
Zulia, procedió a “...informar y explicar al mencionado Adolescente
Acusado, sobre las fórmulas de Solución Anticipada establecidas
en el Título V, Capítulo II, Sección Segunda de la Ley Orgánica

54
Los artículos 564, 578, 594 y 654 no se modificaron en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 21 1

para la Protección del Niño y del Adolescente e inmediatamente el


Tribunal leyó y explicó al Adolescente Acusado ...omissis... el con-
tenido del numeral 5º (sic) del artículo 49 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela y los artículos 594 y 654 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, expli-
cando que podía declarar en este acto o callar y que tal actitud no
le perjudica”.

En este mismo orden de ideas, la sección segunda, del capítulo II del


Título V de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­
cente señala las fórmulas de solución anticipada, haciéndose mención a
la conciliación (artículo 564) y la remisión al fiscal del Ministerio Públi­
co, el artículo 594 eiusdem se refiere a la declaración del imputado
señalando la obligación del juez de advertirle al adolescente acusado
que su silencio no le perjudicará y el artículo 654 del mismo Código
hace referencia a los derechos que todo adolescente imputado tiene
dentro del proceso. Por lo tanto, no consta en el acta de la audiencia
preliminar, que la juez presunta agraviante le haya instruido al adoles­
cente acusado el procedimiento especial por admisión de los hechos.

Por otra parte, la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Jus­
ticia, en reiterada jurisprudencia (ver, Caso: Víctor García y otros, del
28 de junio de 2001) ha señalado que:

...(e)l artículo 332 del Código Orgánico Procesal Penal consa­


gra que en la audiencia preliminar el Juez de Control tiene la
obligación de informarle al acusado las alternativas a la prose­
cución del proceso, las cuales le otorgan beneficios o impiden
la continuación del proceso. Tales alternativas son: el principio
de oportunidad, el acuerdo reparatorio, la suspensión condicio­
nal del proceso y la admisión de los hechos, previstos en los
artículos 31, 34, 37 y 376 del Código Orgánico Procesal Penal.
Alternativas que constituyen derechos de rango constitucional
y según lo dispuesto en el artículo 49 de la Constitución. En el
procedimiento por flagrancia se deben aplicar tales medidas
alternativas al proceso, aun cuando no lo contempla expresa­
mente el citado código, pues tal negativa implicaría una des­
igualdad entre el imputado in fraganti y el acusado sometido
a un procedimiento ordinario. Ello violaría el debido proceso,
puesto que los imputados, en ejercicio de su derecho a la de­
21 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

fensa, tienen la legítima expectativa de que se les informe cua­


les son los medios que pueden usar para su defensa. Por con­
siguiente, se ha de informar a los detenidos en la audiencia de
calificación de flagrancia, acerca de esas posibilidades o me­
didas alternativas...

Ahora bien, de lo anteriormente expuesto se desprende, que la Juez


Primera de Control de la Sección de Adolescentes del Circuito Judicial
Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, debió instruir al
adolescente imputado del procedimiento por admisión de los hechos, ya
que, a pesar de no estar consagrada en la ley especial dicha institución,
la misma es aplicable, por cuanto el artículo 578 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente señala que finalizada la
audiencia el juez de control resolverá todas las cuestiones planteadas y
el literal f expresa que sentenciará conforme al procedimiento de admi­
sión de los hechos. Por lo tanto, al no haber instruido la juez agraviante
al adolescente sobre el mencionado procedimiento por admisión de los
hechos, lo procedente es declarar con lugar la acción de amparo ejerci­
da y en consecuencia, declarar la nulidad de la audiencia preliminar y
de los actos siguientes, así se decide.

17. Derechos de la Víctima del Hecho Punible

Sentencia: Nº 3.088 del catorce de diciembre de 2004.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional incoado por los abogados Lucio
Díaz Ortiz y José Israel Castillo en representa­
ción de un adolescente cuya identidad se omite
de conformidad con lo dispuesto en el artículo
65 de la Ley Orgánica Para la Protección del
Niño y del Adolescente contra el fallo dictado
el 11 de marzo de 2004, por la Corte de Apela­
ciones, Sección Adolescentes, del Circuito Ju­
dicial Penal del Estado Miranda.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 21 3

Normativa citada en el extracto del fallo


LOPNA: Artículos 600, y 66255.

Extracto del Fallo:

De lo anterior se colige que la pretensión del adolescente no es factible


por su falta de querella o adhesión a la acusación, ya que si quería un
participación activa dentro del juicio penal debió querellarse conforme
lo establece la ley. No obstante la antedicha afirmación, la Sala entien­
de que ello no implica la vulneración de sus derechos como víctima, que
expresamente le otorga la Ley Orgánica para la Protección del Niño y
del Adolescente en el artículo 662, pues, además, el Ministerio Público
está obligado a velar por sus intereses en todas las etapas del proceso,
y los jueces son los garantes de la vigencia de sus derechos durante el
procedimiento. (Vid. artículo 660 Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente).

Por otra parte, observa la Sala que la Juez del Juzgado Primero de Pri­
mera Instancia en función de Juicio, Sección de Responsabilidad del
Adolescente, del Circuito Judicial Penal del Estado Miranda, en el acta
de juicio oral y reservado, manifestó expresamente que la víctima no
querellada no podría presentar conclusiones ni ejercer el derecho a ré­
plica en abierta contradicción con lo que dispone el artículo 600 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente.

Artículo 600.- Discusión final y clausura. Terminada la re­


cepción de las pruebas, el presidente concederá sucesivamen­
te la palabra al Fiscal del Ministerio Público, al querellante y al
defensor, para que, en ese orden, emitan sus conclusiones.

Parágrafo Primero: Sólo el Fiscal del Ministerio Público y el


defensor del imputado podrán replicar. La réplica deberá limi­
tarse a la refutación de los argumentos del adversario que an­
tes no hubiesen sido objeto de conclusiones.

55
Los artículos 600 y 662 no se modificaron en la LOPNNA.
21 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Parágrafo Segundo: En caso de manifiesto abuso de la pala­


bra, el presidente llamará la atención al orador y, si éste per­
sistiera, podrá limitar prudentemente el tiempo del informe,
teniendo en cuenta la naturaleza de los hechos en examen, las
pruebas recibidas y las cuestiones a resolver.

Parágrafo Tercero: Si está presente la víctima y desea expo­


ner, se le concederá la palabra, aunque no haya intervenido en
el procedimiento.

Parágrafo Cuarto: Por último, el presidente preguntará al im­


putado si tiene algo más que manifestar, concediéndole la últi­
ma palabra, y cerrará el debate. (Subrayado añadido)

Concluye esta Sala que sí se le vulneró al quejoso su derecho a la igual­


dad, ya que no se le permitió la presentación de las conclusiones perti­
nentes, a pesar de que la ley preceptúa expresamente este derecho a la
víctima, aunque no se haya querellado.

18. Declaratoria de Fraude Procesal en un juicio de divorcio,


para la protección de los bienes conyugales que afectan a
los hijos

Sentencia: Nº 3.249 del dieciséis de diciembre de 2004.


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional intentada por el apoderado judi­
cial del ciudadano Alejandro Ramírez Saave­
dra contra el fallo dictado, el 27 de agosto de
2004, por el Juzgado Superior en lo Civil, Mer­
cantil, Tránsito, Bancario y de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del Estado Aragua.
Voto Concurrente del Magistrado Jesús Eduar­
do Cabrera.

Normativa citada en el extracto del fallo y en el voto Concurrente:


CC: Artículos 170 y 173
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 21 5

Extracto del Fallo:

No obstante, aun cuando resulta inadmisible el amparo constitucional


ejercido para evidenciar el fraude procesal, en aquellos supuestos en
que, a juicio de la Sala, en las actas del expediente consten medios de
prueba que demuestren inequívocamente la utilización de las leyes con
fines diversos a los que constituyen su naturaleza, podrá ser declarado
el fraude y, por ende, la inexistencia del acto, cumpliendo así la función
tuitiva del orden público que compete a este Alto Tribunal, tal y como se
sostuvo en la sentencia N° 2333 del 1° de octubre de 2004, recaída en el
caso Omar Díaz Gómez.

En este orden de ideas, en el caso sometido al conocimiento de esta


Sala, se evidencia que, el 15 de noviembre de 2002, la ciudadana Flor
Ysaura Velásquez de Ramírez se obligó a pagar, en fecha 28 de febrero
de 2003, la cantidad de ocho mil millones de bolívares (Bs.
8.000.000.000,00), a los abogados Simón Medina Tovar, José Horacio
Vásquez y Ana Cecilia Acosta Malavé, por concepto de honorarios pro­
fesionales causados en el juicio de divorcio intentado contra el hoy ac­
cionante, el cual fue declarado extinguido en virtud de la falta de
comparecencia de la demandante al acto de contestación de la deman­
da (folio 18).

Como se observa, la ciudadana Flor Ysaura Velásquez de Ramírez, cón­


yuge del accionante, se obligó a pagar una suma exorbitante –ocho mil
millones de bolívares– por concepto de honorarios profesionales, con
motivo de un proceso que culminó sin la declaratoria de divorcio su­
puestamente pretendida, estableciéndose un plazo de tres meses y tre­
ce días para la cancelación de tal monto.

Ante el incumplimiento de la prenombrada ciudadana, los abogados Si­


món Medina Tovar, José Horacio Vásquez y Ana Cecilia Acosta Mala­
vé intentaron una demanda, el 31 de marzo de 2003, ante el Juzgado
Segundo de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscrip­
ción Judicial del Estado Aragua (folios 14 al 17), solicitando el decreto
de una medida preventiva de enajenar y gravar que afectaría el “50%
de los derechos que la demandada tiene” sobre quince bienes inmue­
bles, que formaban parte de la comunidad conyugal existente entre la
demandada y el ciudadano Alejandro Ramírez Saavedra, quien no era
parte en dicho proceso.
21 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

La referida causa se tramitó y decidió en menos de un mes, pues la


demanda fue admitida el 4 de abril de 2003 (folio 78), el 22 de ese
mismo mes y año, la ciudadana Flor Ysaura Velásquez de Ramírez se
dio por citada, renunció al término de comparecencia y celebró una tran­
sacción con los demandantes, obligándose a pagar la cantidad deman­
dada, a cambio de que se le eximiera del pago de las costas procesales
(folio 80), y aceptando el decreto de “las medidas de prohibición de
enajenar y gravar sobre el cincuenta por ciento (50%) de mis bie-
nes gananciales que en la comunidad matrimonial patrimonial ten-
go con mi cónyuge Alejandro Ramírez Saavedra”.

Dicha transacción fue homologada por el Juzgado Segundo de Primera


Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscripción Judicial del Esta­
do Aragua dos días después, el 24 de abril de 2003 (folio 81) sin advertir
el cumplimiento de los requisitos previstos en el artículo 170 del Código
Civil para comprometer los bienes de la comunidad conyugal, y el 22 de
mayo del mismo año, el tribunal de la causa, a solicitud de los deman­
dantes, dictó una medida preventiva pese a que ya había culminado el
proceso con la homologación de la transacción; dicha medida consistió
en la prohibición de enajenar y gravar del “cincuenta por ciento (50%)
de los derechos de propiedad que le corresponden a la demandada
sobre los inmuebles identificados en el libelo” (folio 83).

Siendo ello así, en el proceso de cobro de honorarios profesionales ins­


taurado entre los abogados Simón Medina Tovar, José Horacio Vás­
quez y Ana Cecilia Acosta Malavé, y la ciudadana Flor Ysaura Velásquez
de Ramírez, cónyuge del hoy accionante, resultaron afectados quince
bienes inmuebles pertenecientes a la comunidad de gananciales exis­
tente entre los prenombrados cónyuges, no obstante que la demandada
era titular de una parte indivisa de los bienes comunes, y que tal comu­
nidad es producto del régimen patrimonial matrimonial, para cuya diso­
lución y liquidación debe atenderse a los preceptos legales; en tal sentido,
el artículo 173 del Código Civil dispone que:

La comunidad de los bienes en el matrimonio se extingue por


el hecho de disolverse éste o cuando se le declare nulo. En
este último caso, el cónyuge que hubiere obrado con mala fe
no tendrá parte en los gananciales.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 21 7

Si hubiera mala fe de parte de ambos cónyuges, los ganancia­


les corresponderán a los hijos, y sólo en defecto de éstos, a los
contrayentes.

También se disuelve la comunidad por la ausencia declarada y


por la quiebra de los cónyuges, y por la separación judicial de
bienes, en los casos autorizados por este Código.

Toda disolución y liquidación voluntaria es nula, salvo lo dis­


puesto en el artículo 190.

Los hechos expuestos revisten aún mayor gravedad, por cuanto los cón­
yuges Alejandro Ramírez Saavedra y Flor Ysaura Velásquez de Ramí­
rez tienen dos hijas, menores de edad, cuyos intereses resultan afectados
por la situación descrita. Si bien ello no fue mencionado en el escrito de
amparo, por hecho notorio judicial, esta Sala debe advertir que en la
sentencia N° 239 del 20 de febrero de 2004, fue admitido el amparo
constitucional interpuesto por el hoy accionante, actuando en su propio
nombre y en representación de sus hijas, contra el fallo dictado, el 4 de
ese mismo mes y año, por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil,
Tránsito, Bancario y de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Estado Aragua, que decidió en segunda ins­
tancia el juicio de guarda instaurado por el quejoso contra su cónyuge.

Pese a que todavía debe determinarse a quién le corresponderá en defini­


tiva la guarda de las menores hijas, mediante una medida cautelar innomi­
nada, decretada en la decisión referida, esta Sala otorgó la guarda al padre
aquí accionante, hasta tanto se decida dicha acción de amparo.

En consecuencia, visto que de los autos se evidencia inequívocamente


el fraude procesal contra el ciudadano Alejandro Ramírez Saavedra,
situación que además involucra el interés superior del niño, esta Sala
declara el fraude procesal y, por tanto, anula todas las actuaciones prac­
ticadas en el proceso instaurado ante el Juzgado Segundo de Primera
Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscripción Judicial del Esta­
do Aragua, entre los prenombrados ciudadanos, por el cumplimiento de
contrato de honorarios profesionales, incluyendo la nulidad de la tran­
sacción homologada, origen de esta controversia.
21 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

VOTO CONCURRENTE

Quien suscribe, JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO, emite


su voto concurrente, ya que si bien está de acuerdo con la declaratoria
de inexistencia del proceso relativo a la demanda intentada ante el Juz­
gado Segundo de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de la Cir­
cunscripción Judicial del Estado Aragua, por los abogados Simón Medina
Tovar, José Horacio Vásquez y Ana Cecilia Acosta Malavé, contra la
ciudadana Flor Ysaura Velásquez de Ramírez, observa quien concurre,
que en la motiva del fallo que antecede, la Sala debió advertir que no
estando separados de bienes los ciudadanos Flor Ysaura y Alejandro
Ramírez Saavedra, y estando vigente la comunidad, uno solo de los cón­
yuges no podía obligarla.

Queda así expresado el criterio del concurrente.


DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 21 9

AÑO 2005
22 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 22 1

1. Régimen de impugnación según la Ley Orgánica Para la Pro-


tección del Niño y del Adolescente

Sentencia: Nº 56 del veintidós de febrero de 2005.


Magistrado Ponente: Luis Velázquez Alvaray
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
la Defensora Pública Penal Novena de la Uni­
dad de Defensoría Sección de Adolescentes, a
favor de un adolescente cuya identidad se omi­
te en cumplimiento al artículo 65 de la Ley Or­
gánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, contra la decisión dictada, el 21
de octubre de 2004, por el Tribunal de Primera
Instancia en Funciones de Ejecución Sección
Adolescentes del Circuito Judicial Penal del
Estado Nueva Esparta.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOASDGC: Artículo 6.

Extracto del Fallo:

La Sala ha señalado anteriormente que el objeto de la acción de amparo


constitucional es el restablecimiento de los derechos y garantías consti­
tucionales lesionados o amenazados de violación, siempre que la ley no
establezca cualquier otro medio procesal acorde con la pretensión del
quejoso, pues el amparo no es supletorio ni sustitutivo de los recursos
ordinarios o extraordinarios previstos en la ley.
22 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

En tal sentido, la Sala en sentencia N° 1809, del 28 de septiembre de


2001 (Caso: Circuito Teatral de Los Andes, C.A.), señaló lo siguiente:

...ante la interposición de una acción de amparo constitucio­


nal, los tribunales deberán revisar si fue agotada la vía ordina­
ria o fueron ejercidos los recursos que, de no constar tales
circunstancias, la consecuencia será la inadmisión de la ac­
ción, sin entrar a analizar la idoneidad del medio procedente,
pues el carácter tuitivo que la Constitución atribuye a las vías
procesales ordinarias les impone el deber de conservar o res­
tablecer el goce de los derechos fundamentales, por lo que
bastaría con señalar que la vía existe y que su agotamiento
previo es un presupuesto procesal a la admisibilidad de la ac­
ción de amparo.

En virtud de lo anterior, esta Sala declara inadmisible la presente acción


de amparo constitucional, de conformidad con lo que establece el ar­
tículo 6.5 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, que señala que no se admitirá la acción de amparo
“Cuando el agraviado haya optado por recurrir a las vías judicia-
les ordinarias o hecho uso de los medios judiciales preexistentes”,
en consecuencia se confirma la sentencia consultada. Así se decide.

2. Los derechos y garantías de los niños, niñas y adolescen-


tes son: de orden público, intransigibles, irrenunciables,
interdependientes entre sí, e indivisibles

Sentencia: Nº 321 del treinta de marzo de 2005.


Magistrada Ponente: Luisa Estella Morales Lamuño
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesto por el ciudadano
Darío Alexis Cañizales Nieto, contra la deci­
sión dictada, el 2 de diciembre de 2004, por el
Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercan­
til, del Tránsito, del Trabajo, Bancario y de Pro­
tección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Estado Táchira.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 22 3

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOASDGC: Artículo 6.

Extracto del Fallo:

Ello así, destaca esta Sala que la Ley de Protección del Niño y del
Adolescente señala que “Los derechos y garantías de los niños y
adolescentes reconocidos y consagrados en esta Ley son inheren-
tes a la persona humana, en consecuencia son: a) De orden públi-
co; b) Intransigibles; c) Irrenunciables; d) Interdependientes entre
sí; e) Indivisibles”, por lo que el Estado debe velar por el fiel cumpli­
miento de la legislación vigente a fin de que se respeten las garantías
que nuestra Carta Fundamental reconoce a los niños y adolescentes, de
manera que, al resultar competente por la materia el Tribunal de Pro­
tección del Niño y del Adolescente, la remisión realizada por el Juzgado
Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Estado Táchira, se encuentra ajustada a la
legislación especial de menores, por lo que su actuación no resulta vio­
latoria de derechos constitucionales.

En razón de lo anterior, resulta claro para esta Sala que en el presente


caso debe declararse improcedente la acción de amparo constitucio­
nal interpuesta, toda vez que se desprende que no se violentó ningún
derecho constitucional debido a que la remisión de expedientes seña­
lada como violatoria, fue realizada por el Juzgado Segundo de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Estado Táchira, de conformidad con la competencia seña­
lada en la Ley de Protección del Niño y del Adolescente, razón por la
cual esta Sala no comparte el criterio sostenido por el a quo, quien
declaró inadmisible la presente acción de amparo constitucional en
base a la causal prevista en el numeral 5 del artículo 6 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales –
agotamiento de la vía ordinaria.
22 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

3. La ley de arrendamientos inmobiliarios crea una desigual-


dad entre el hijo adoptivo y los biológicos, en consecuencia
se anula parcialmente la mención “hijo adoptivo” conteni-
da en la letra “b” del artículo 34 eiusdem

Sentencia: Nº 1.376 del veintiocho de junio de 2005.


Magistrado Ponente: Arcadio Delgado Rosales
Caso: Recurso de Nulidad incoado por el ciudadano
Carlos Brender, contra las normas contenidas
en el literal b) y el parágrafo primero del ar­
tículo 34 y el artículo 91 de la Ley de Arrenda­
mientos Inmobiliarios.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículo 75.
LAI: Artículo 34.
LDA: Artículo 55
LOPNA: Artículos 425 y 42656.

Extracto del Fallo:

En conclusión, la Sala es del criterio que el artículo 75 de la Constitu­


ción impide discriminaciones entre hijos biológicos y adoptivos, lo que
incluye la imposibilidad de efectuar menciones sobre tal circunstancia a
menos que sean imprescindibles para el caso concreto. Ese mandato
del Constituyente se corresponde perfectamente con el artículo 425 de
la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, que
dispone que “la adopción confiere al adoptado la condición de hijo y a
los adoptantes la condición de padres”.

(…omissis…)

Como se observa, el Derecho, una vez más, da una cualidad legal a


algo que en realidad nació distinto. El deseo de equiparar a los hijos de
una persona, eliminando la desigualdad que parece crear el haber re­

56
Los artículos 425 y 426 no se modificaron en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 22 5

currido a la adopción, lleva necesariamente a extender el alcance de


la consanguinidad.

Es eso lo que dispone, sin llamarlo consanguinidad, el artículo 426 de la


Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente –equiva­
lente al artículo 55 de la Ley de Adopción–, según el cual:

La adopción crea parentesco entre:

a) el adoptado y los miembros de la familia del adoptante;

b) el adoptante y el cónyuge del adoptado;

c) el adoptante y la descendencia futura del adoptado;

d) el cónyuge del adoptado y los miembros de la familia del


adoptante;

e) los miembros de la familia del adoptante y la descendencia


futura del adoptado.

Por disposición legal, entonces, la adopción crea parentesco. Si el pa­


rentesco sólo es de dos clases, según el Código Civil –consanguinidad y
afinidad– es evidente que es a ellos a que se refiere la ley. Así, si un
adoptado es igual a un hijo biólogo del adoptante el parentesco que exis­
te, por ejemplo, entre el adoptante y la descendencia futura del adopta­
do es un vínculo de consanguinidad (legal, aunque no natural), así como
el parentesco que se crea entre el cónyuge del adoptado y la familia del
adoptante es un vínculo de afinidad.

Por lo expuesto, la Sala anula parcialmente la letra b) del artículo 34 de


la Ley de Arrendamientos Inmobiliarios, en concreto la mención “y el
hijo adoptivo”, por cuanto la equiparación constitucional entre hijos
biológicos y adoptivos impide efectuar en las leyes menciones que no
sean necesarias y que sólo sean capaces de propiciar la idea de una
posible desigualdad.

Asimismo, la Sala aclara que, en virtud de los efectos legales de la


adopción contenidos en el artículo 426 de la Ley Orgánica para la Pro­
22 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

tección del Niño y del Adolescente, desarrollo del artículo 75 de la Cons­


titución, debe entenderse que la expresión “parientes consanguíneos”
contenida en la letra b) del artículo 34 de la Ley de Arrendamientos
Inmobiliarios abarca a todos los hijos, incluidos los adoptivos, por lo que
no es necesario en ningún momento justificar el origen de la filiación
para solicitar el desalojo de un inmueble arrendado. Así se decide.

4. Medida Provisional dictada en materia de Guarda

Sentencia: Nº 1.483 del primero de julio de 2005.


Magistrada Ponente: Luisa Estella Morales Lamuño
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesto por el apoderado ju­
dicial del ciudadano Jesús María Vargas Ro­
dríguez, contra la sentencia dictada, el 11 de
enero de 2005, por el Juzgado Superior en lo
Civil, Mercantil, Bancario, del Tránsito y de
Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Estado Aragua.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 1°, 360, 361 y 51257.

Extracto del Fallo:

Ahora bien, del acto impugnado se desprende que el Juez Unipersonal


del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circuns­
cripción Judicial del Estado Aragua acordó una medida provisional en
caso de separación de los padres, que no tiene el carácter de una sen­
tencia definitiva, muy por el contrario, su naturaleza se fundamenta en
el artículo 512 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, el cual establece:

Medidas provisionales: El juez, al admitir la solicitud corres­


pondiente, puede disponer las medidas provisionales que juz­

57
Los artículos 1°, 361 y 512 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice)
El artículo 360 no se modificó en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 22 7

gue más convenientes al interés del niño o del adolescente,


previa apreciación de la gravedad y urgencia de la situación.
Puede asimismo decretar medida de prohibición de salida del
país, la cual se suspenderá cuando el afectado presente cau­
ción o fianza que, a juicio del juez, sea suficiente para garanti­
zar el cumplimiento de La respectiva obligación.

Aunado a lo anterior, considera este Juzgador necesario hacer men­


ción de lo establecido en los artículos 360 y 361 de la Ley in commen-
to, que señalan:

Artículo 360: “Medidas Sobre Guarda en Caso de Divorcio,


Separación de Cuerpos, Nulidad de Matrimonio o Residencias
Separadas. En los casos de demanda o sentencia de divorcio,
separación de cuerpos, o nulidad de matrimonio o si el padre y
la madre tienen residencias separadas, éstos decidirán, de mutuo
acuerdo, cuál de ellos ejercerá la guarda de los hijos de más de
siete años. Los hijos que tengan siete años o menos, deben
permanecer con la madre, excepto el caso en que ésta no sea
titular de la patria potestad o que, por razones de salud o de
seguridad, resulte conveniente que se separen temporal o in­
definidamente de ella.

De no existir acuerdo entre el padre y la madre respecto a


cuál de los dos ejercerá la guarda de los hijos, el juez compe­
tente determinará a cuál de ellos corresponde. En el caso de
los hijos de siete años o menos cuya guarda no pueda ser ejer­
cida por la madre conforme a lo dispuesto en el párrafo ante­
rior, o a solicitud expresa de la misma, el juez debe decidir si la
guarda debe ser ejercida por el padre o si el interés de los hijos
hace aconsejable la colocación familiar”.

Artículo 361: “El juez puede revisar y modificar las decisiones


en materia de guarda, a solicitud de quien está sometido a la
misma, si tiene doce años o más, o del padre o de la madre, o
del Ministerio Público. Toda variación de una decisión anterior
en esta materia, debe estar fundamentada en el interés del
hijo, quien debe ser oído si la solicitud no ha sido presentada
por él. Asimismo, debe oírse al Fiscal del Ministerio Público”.
22 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Ello así, de las normas anteriormente transcritas se desprende que la


medida provisional dictada en materia de guarda va dirigida a regulari­
zar una situación de hecho en favor del equilibrio emocional, moral y
social del menor, objetivo fundamental de la mencionada Ley, que se
encuentra desarrollado en su artículo 1º, y partiendo de su carácter pro­
visional, es susceptible de modificación, pudiendo el interesado oponer
todas las excepciones y defensas que considere convenientes en bene­
ficio de sus intereses (Vid. sentencia N° 403 del 19 de mayo de 2000).

5. Las decisiones sobre obligación alimentaria tienen apelación

Sentencia: Nº 1.551 del doce de julio de 2005.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
el apoderado judicial del ciudadano Alexis
Alexander Bersequia Quero contra el fallo dic­
tado el 8 de abril de 2003, por la Sala de Juicio
N° XII del Tribunal de Protección del Niño y
del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 522 y 52358.

Extracto del Fallo:

Por otra parte, conforme a las disposiciones contenidas en los artículos


522 y 523 del Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­
cente, las decisiones sobre obligación alimentaría tienen apelación, que
deberá ser presentada el mismo día de la decisión o dentro de los tres
días siguientes y se oirá en un solo efecto, así como también cabe la
posibilidad de la revisión de la decisión, cuando se modifiquen los su­
puestos conforme a los cuales se dictó una decisión sobre alimentos.

58
Los artículos 522 y 523 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 22 9

El accionante en el presente caso, tenía como vía idónea la apelación de


la decisión, sino estaba conforme con ella o solicitar posteriormente la
revisión de la misma, si estaba dentro del supuesto que establece la
disposición 523 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, pero indudablemente no es la vía del amparo la apropiada
para dilucidar el problema que tiene planteado el accionante.

6. Principio de Igualdad de los Padres separados frente a los


derechos y responsabilidades que impone la guarda de los
hijos. Interpretación Constitucional. Criterio Vinculante

Sentencia: Nº 1.953 del veinticinco de julio de 2.005.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Solicitud de Interpretación Constitucional inter­
puesta por el ciudadano Reinaldo Cervini Vi­
llegas, en representación de sus hijos, con
respecto al contenido y alcance de los artícu­
los 21, 75, 76 y 78 de la Constitución de la Re­
pública Bolivariana de Venezuela.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículos 21, 75, 76 y 78.
CSACSIM: Artículo 3.
CSDN: Artículos 9.3, 12 y 18.1.
LOPNA: Artículos 5, 358, 359, 360,
363, 385, 391, 392 y 39359.

Extracto del Fallo:

Comienza la Sala la labor interpretativa, con el artículo 21.1 Constitu­


cional, el cual reza: “No se permitirán discriminaciones fundadas en
la raza, el sexo, el credo, la condición social o aquellos que, en
general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el
reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de
los derechos y libertades de toda persona”.

59
Los artículos 359, 360, 363, 391, 392 y 393 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
Los artículos 5, 358 y 385 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice.)
23 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Resulta importante para la Sala determinar que se entiende por discri­


minación, y en ese sentido debe tenerse como tal el trato distinto que se
le da a una persona que se encuentra en un plano de igualdad con otra.

Tal como lo señaló la Sala en fallo de 10 de octubre de 2000 (Caso:


Luis A. Peña), reiterado en sentencia de 18 de noviembre de 2003
(Caso: Ramón Rovero y otros), “el derecho subjetivo a la igualdad
y a la no discriminación, es entendido como la obligación de los
Poderes Públicos de tratar de igual forma a quienes se encuen-
tren en análogas o similares situaciones de hecho, es decir, que
este derecho supone, en principio, que todos los ciudadanos go-
cen del derecho a ser tratados por la ley en forma igualitaria, y
se prohíbe por tanto, la discriminación. Ahora bien, no todo trato
desigual es discriminación, sólo lo será el que no esté basado en
causas objetivas y razonables, pero el Legislador puede introdu-
cir diferencias de trato cuando no sean arbitrarias, esto es, cuando
estén justificadas por la situación real de los individuos o gru-
pos, es por ello, que el derecho a la igualdad sólo se viola cuan-
do se trata desigualmente a los iguales, en consecuencia, lo
constitucionalmente prohibido es el trato desigual frente a situa-
ciones idénticas. Como conclusión de lo antes expuesto, esta Sala
considera necesario señalar, que la cláusula de igualdad ante la
ley, no prohíbe que se le confiera un trato desigual a un ciudada-
no o grupo de ciudadanos, siempre y cuando se den las siguien-
tes condiciones: a) que los ciudadanos o colectivos se encuentren
real y efectivamente en distintas situaciones de hecho; b) que el
trato desigual persiga una finalidad específica; c) que la finali-
dad buscada sea razonable, es decir, que la misma sea admisible
desde la perspectiva de los derechos y principios constituciona-
les; y d) que la relación sea proporcionada, es decir, que la con-
secuencia jurídica que constituye el trato desigual no guarde una
absoluta desproporción con las circunstancias de hecho y la fi-
nalidad que la justifica. Si concurren las condiciones antes seña-
ladas, el trato desigual será admisible y por ello constitutivo de
una diferenciación constitucionalmente legítima...”.

A juicio de esta Sala, el artículo 76 constitucional coloca en principio en


un plan de igualdad al padre y a la madre, cuando reza: “El padre y la
madre tienen el deber compartido e irrenunciable de criar, formar,
educar, mantener y asistir a sus hijos e hijas...”.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 23 1

Por su parte el artículo 5 de la Ley Orgánica para la Protección del


Niño y del Adolescente, no crea discriminación alguna, al crear obliga­
ciones de los padres con respecto a los hijos. Dicha norma dispone:
“Obligaciones generales de la familia. La familia es responsable
de forma prioritaria, inmediata e indeclinable, de asegurar a los
niños y adolescentes el ejercicio y disfrute pleno y efectivo de sus
derechos y garantías. El padre y la madre tienen responsabilidades
y obligaciones comunes e iguales en lo que respecta al cuidado,
desarrollo y educación integral de los hijos”.

Luego, las responsabilidades y obligaciones de los padres con los hijos,


están en un plano de igualdad, sin predominio de uno sobre otro. Pero
cuando los padres se separan, y cesa la vida en común, la legislación
crea medidas, siempre teniendo en cuenta el interés superior del menor,
fundadas en razones biológicas, sociológicas, culturales, afectivas, etc.,
que marcan el paso en la distribución de los derechos y deberes de los
padres, pero que atienden a una justificada desigualdad en el trato que
la ley dé a los padres, debido a que cada uno habita en casas distintas, y
al hecho real que los hijos del matrimonio o de la unión, pasan a habitar
con uno de los cónyuges, lo que se traduce en una nueva realidad para
los hijos que necesariamente coloca a los padres en situaciones concre­
tas diferentes, conforme a quien habite o deba vivir con el menor.

El que los hijos no habiten con ambos padres, sino con uno de ellos o
bajo su dirección, crea una desigualdad, que si bien no hace cesar los
derechos y deberes de los padres, en cuanto a la guarda (uno de los
componentes de la patria potestad), sin embargo, con relación a los hijos
menores de siete años habidos en el matrimonio cuyo vínculo se rompió
por divorcio o nulidad, así como en los casos de separación de cuerpos,
o porque de hecho los padres tienen residencias separadas, el artículo
360 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente
señala: “Los hijos que tengan siete años o menores, deben perma-
necer con la madre, excepto en el caso que ésta no sea titular de la
patria potestad o que, por razones de salud o seguridad, resulta
conveniente que se separen temporal o indefinidamente de ella”.

El legislador ha considerado que en estos casos la madre debe tener la


guarda del menor, indudablemente porque razones sociológicas, psicoló­
gicas, culturales, etc., le han convencido a que el menor de siete años se
encuentra mejor bajo la guarda de su madre que de su padre, dada la
23 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

particular situación en que se encuentra cada cónyuge fuera del hogar


común, y esta previsión, fundada en el interés superior del menor, en la
realidad que conoce esta Sala por máximas de experiencia, cual es la
responsabilidad de la mujer venezolana, conduce a que en casos muy
particulares ­como éste­ se le dé a la mujer un trato distinto al de los
hombres, con relación a los menores y en materia muy puntual, lo que
no constituye una discriminación para con el hombre.

Planteada así la cuestión, la Sala considera que no existe discriminación


en la ley, cuando otorga en todo caso la guarda de los hijos menores de
siete años a la madre, y así se declara.

Ahora bien, este aspecto de la guarda, que no contradice al artículo 21


constitucional, no significa que la madre que legalmente tiene la guarda
de los menores de siete años y que tiene residencia separada del padre,
le corresponde ejercer a su arbitrio la custodia, vigilancia y la orienta­
ción de la educación del menor, ya que el principio del artículo 360 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, no puede
contradecir al artículo 76 constitucional que señala: “El padre y la ma-
dre tienen el deber compartido e irrenunciable de criar, formar,
educar, mantener y asistir a sus hijos e hijas...”.

Ello significa, a juicio de la Sala, que tal disposición del artículo 360 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, debe in­
terpretarse restrictivamente, ya que conforme al artículo 75 constitu­
cional, las relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos y
deberes, la solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el
respeto recíproco entre sus integrantes.

Además, dicho artículo 75 señala que “Los niños, niñas y adolescen-


tes tienen derecho a vivir y ser criados o criadas y a desarrollarse
en el seno de su familia de origen”.

El que de hecho o de derecho exista un estado de separación entre los


padres, con su secuela de tener residencias separadas, no enerva el
interés superior del niño de gozar de su familia de origen, y tal derecho
constitucional de ser ejercido por el menor, puede atenuar lo dispuesto
en el artículo 360 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, en el sentido que los hijos menores de siete años se en­
cuentren exclusivamente bajo la guarda de la madre.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 23 3

En consecuencia, si surgiere algún litigio tendiente a disminuir lo pauta­


do en los artículos señalados, es necesario no solo oír a los niños (al
igual que en cualquier otro caso por mandato del artículo 12 de la Ley
Aprobatoria de la Convención sobre los Derechos del Niño), sino que el
juez debe ponderar lo que los niños pretenden conforme al artículo 75
constitucional, y ello ­como reconocimiento del señalado derecho de los
niños, niñas y adolescentes­ tiene que ser analizado por el juez, cada
vez que la situación del menor en cuanto a los atributos de la guarda,
pueda cambiar.

A juicio de esta Sala, la interpretación del artículo 75 Constitucional


tiene que ser en el sentido expuesto, a fin de garantizar el derecho que
dicha norma otorga a los menores.

Cuando no hay acuerdo entre los padres sobre la educación, custodia,


residencia o habitación del menor, incluso el menor de siete años, in­
defectiblemente habrá que oírlo para que haga uso de su derecho, y
como hay menores que aún no hablan o no tienen uso de razón, el juez
debe analizar la situación de su desarrollo en la familia de origen, lo
que no involucra un desconocimiento del artículo 360 de la Ley Orgá­
nica para la Protección del Niño y del Adolescente, pero si un control
en beneficio del menor, de su derecho a desarrollarse con sus padres
(así estén separados), que evite el desarraigo, la ruptura en la crianza
compartida a que tienen derecho los menores, o el goce (presencia)
de ambos padres.

Este derecho constitucional en beneficio del interés superior del menor,


se traduce en que los cambios de domicilio o habitación dentro del país,
o la posibilidad de habitar fuera de Venezuela, deben ser analizados por
el juez, a petición de parte o si se le pide permiso o autorización para
viajar, a fin de evitar que los derechos del menor sean vulnerados, y así
se interpreta lo señalado, que a su vez se fundamenta igualmente en el
artículo 76 constitucional cuya interpretación se solicita.

Conforme a dicha norma (artículo 76) “El padre y la madre tienen el


deber compartido e irrenunciable de criar, formar, educar, mante-
ner y asistir a sus hijos e hijas...”. Para que tal deber pueda ser
cumplido, es necesario que el padre o la madre no sólo puedan ubicar al
hijo, sino habitar con él, y que a su vez puedan acceder, dentro de con­
diciones normales, a sus hijos.
23 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Esta accesibilidad significa que los padres puedan con normalidad, visi­
tar a sus hijos y discutir lo relativo a la crianza, formación y educación
de ellos, dirimiéndose judicialmente los desacuerdos que existan.

Para que esos deberes compartidos e irrenunciables se cumplan, es


necesario que se garantice a los padres la ubicación y accesibilidad no
solo a los hijos, sino a quien los tiene bajo su guarda.

De nada vale el ejercicio de un derecho de visita (artículo 385 Ley


Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente), si no hay sitio
para visitar, o si no se encuentra al menor, o se hace oneroso y dispen­
dioso tal visita.

Todo esto conduce a la necesidad de que el menor pueda ser ubicado,


y al acceso a él de sus padres, como deber de Estado de protección de
la familia como asociación natural de la sociedad y como espacio fun­
damental para el desarrollo integral de las personas, tal como lo seña­
la el artículo 75 constitucional; y ese deber del Estado se ejerce por
medio de sus diversos poderes entre los cuales se encuentra el judi­
cial, quien interviene en las autorizaciones para viajar, conforme a ar­
tículo 393 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente y así se interpreta.

Solicita el accionante que se interprete el artículo 78 constitucional,


pero la Sala no encuentra ninguna oscuridad o ambigüedad de la letra
de dicha norma con la situación planteada, ni que incida sobre ella, por
lo que no hay nada que interpretar con respecto a dicho artículo, y así
se declara.

Igualmente el accionante solicitó se interprete el artículo 9.3 de la Ley


Aprobatoria de la Convención sobre los Derechos del Niño.

Dicha norma reza: “Los Estados partes respetarán el derecho del


niño que esté separado de uno o de ambos padres, a mantener re-
laciones personales y contacto directo con ambos padres de modo
regular, salvo si ello es contrario al interés superior del menor”.

La norma transcrita reproduce puntualmente, los derechos del niño que


el artículo 75 constitucional otorga, aunque concretando elementos del
citado artículo 75, cuales son el derecho a mantener relaciones perso­
nales y contacto directo con ambos padres de modo regular.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 23 5

Siendo este un Derecho del Niño, el Estado como garantía debe preser­
var que los menores no pierdan el contacto directo y regular con los
padres, lo que sucedería si el menor es escondido, o llevado fuera del
país con el fin de que pierda su lengua, o se desnacionalice, o rompa el
contacto regular con el o los padres.

Es casuístico determinar la regularidad del contacto, pero el debe ser


garantizado a los padres, cuando el Estado por cualquiera de sus pode­
res, se convierte en factor de desarraigo o de ocultamiento del menor.

Surge así una responsabilidad para el Estado cuando otorga autorizacio­


nes al menor para viajar, bien dentro del país, solo o con terceras perso­
nas, donde se necesita la autorización de un representante legal, expedida
por el Consejo de Protección del Niño y del Adolescente, por una Jefa­
tura Civil o mediante documento autenticado; y si el viaje es fuera del
país, podrán viajar los menores acompañados de ambos padres o de uno
solo, caso éste último en que necesitan una autorización del otro expedi­
da en documento autenticado, a menos que el menor tenga un solo re­
presentante legal y viaje con él.

En caso de viajar solos o con terceras personas, conforme al artículo


392 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente,
requieren autorización de quienes ejerzan su representación expedida
en documento autenticado o por el Consejo de Protección del Niño y
del Adolescente.

Corresponde a las autoridades administrativas exigir el cumplimiento de


los requisitos de los artículos 391 y 392 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente, e impedir el viaje en Venezuela
o al exterior, si no existen las autorizaciones legales.

Lo anterior funciona, en el caso de que ambos padres, o quien tiene la


representación legal, están de acuerdo con el viaje, motivo por el cual
lo autorizan.

La situación varía cuando hay desacuerdo entre las personas llamadas


a dar el consentimiento, o cuando una de ellas lo niegue, caso en que la
autorización debe darla el juez, a fin de que éste, previa petición del niño
o del adolescente si fuere el caso, o del padre que autorice el viaje,
decida lo que convenga al interés superior de aquellos según el caso.
23 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Esta decisión debe ser tomada, con base en los artículos 75 y 76 Cons­
titucionales que marcan las pautas del interés superior del menor, y
que no sólo otorgan derechos a los menores, sino deberes irrenuncia­
bles a los padres.

En estos casos de oposición a la autorización donde hay que acudir ante


el juez a fin de que éste decida lo que convenga, el juez menoril para
tomar la decisión, debe hacerlo oyendo a los padres y al menor, ponde­
rando la necesidad y utilidad del viaje, la posibilidad de que el menor no
sea desarraigado de su familia, ni que sea desnacionalizado al separarlo
física e intelectualmente del país donde habita su familia o parte de ella;
razones por las cuales al juez debe probársele de cuál es la verdadera
situación del menor viajero, de su regreso a la esfera del otro padre, de
la posibilidad de cumplimiento de los deberes establecidos en el artículo
76 constitucional; y el juez puede exigir pruebas a los padres, indagar
las condiciones de vida en el exterior tanto del niño como del padre que
viaja con él, si fuere el caso, la condición legal de los viajeros si fuera
para otros países, la dirección donde se encontrará el menor, así como
el medio de comunicación con el padre, y todo lo que le permita formar­
se una idea cabal a fin de que se cumplan los artículos 75 y 76 constitu­
cionales, tal como examinar visas, documentos, etc.

Siendo de advertir que el juez puede imponer condiciones para el viaje,


garantizarle al padre que queda en el país la accesibilidad al hijo, las
facilidades para comunicarse con él, y que su incumplimiento puede
entenderse como traslado o retención ilícita del menor a tenor de lo
establecido en el artículo 3 de la Ley Aprobatoria de la Convención
sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores.

No explica el artículo 393 de la Ley Orgánica para la Protección del


Niño y del Adolescente cuál es la naturaleza del proceso para la toma
de la autorización, ni indica nada que permita considerar tal procedi­
miento como de jurisdicción contenciosa o voluntaria.

Según Chiovenda (Instituciones de Derecho Procesal Civil. Edit.


Jurídica Universitaria. México 2001, pp. 253­259), el carácter dife­
rencial de la jurisdicción voluntaria es su fin constitutivo; sus actos
tienden siempre a la constitución de estados jurídicos nuevos o contri­
buyen al desenvolvimiento de relaciones existentes; y en sus actos no
hay un bien garantizado en contra de otra persona, una norma que va
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 23 7

a actuar contra otro, “sino un estado jurídico que sin la interven-


ción del Estado no podría hacerse o desarrollarse, o se desarro-
llaría imperfectamente”.

Sostiene Chiovenda, en la obra citada, y lo hace suyo la Sala, que la


características de la jurisdicción voluntaria no es la falta de controver­
sia, sino la falta de dos partes, lo que hace innecesario notificar a al­
guien del fallo para que pueda impugnarlo o cumplirlo.

Piero Calamandrei (Instituciones de Derecho Procesal Civil según


el Nuevo Código. Ediciones Jurídicas Europa América. 1962. pp. 191­
196), considera al igual que Chiovenda, que la jurisdicción voluntaria
pertenece a la función administrativa, pero con la característica que los
actos del juez, no son administrativos. Calamandrei va a definir la juris­
dicción voluntaria como “la administración pública del derecho pri-
vado ejercido por órganos jurisdiccionales” y agrega: “la finalidad
a la cual se dirige esta colaboración dada por el derecho a la ac-
tividad negocial de un solo interesado o de varios interesados con-
cordes (formas diversas, que corresponden a tipos de actos
administrativos conocidos por la doctrina: autorizaciones, apro-
baciones, actos certificativos, etc.) no es la de garantizar la obser-
vancia del derecho en el sentido que antes se ha visto [función
jurisdiccional propiamente dicha], sino la de mejor satisfacción, den-
tro de los límites del derecho, de aquellos intereses privados a los
cuales se refiere la relación o situación jurídica que la interven-
ción de la autoridad judicial sirve para constituir o para modifi-
car. La jurisdicción voluntaria entra, por consiguiente, en la
actividad social, no en la actividad jurídica del Estado [...]”.

Por su parte James Goldschmidt (Principios Generales del Proceso.


Edit Jurídica Universitaria. México. 2001. pp. 9­10) trata de hacer la
distinción con base en la existencia de la cosa juzgada; mientras Ricar­
do Henríquez La Roche en sus Comentarios al Código de Procedi-
miento Civil, acota: “[...]la diferencia fundamental entre la
jurisdicción voluntaria y la jurisdicción contenciosa, estriba, an-
tes que en la forma (procedimientos) o el contenido (existencia del
conflicto), en la función. Ciertamente, en la jurisdicción volunta-
ria la función es meramente preventiva; en la contenciosa, la fun-
ción es dirimitoria con eficacia de irrevisabilidad; esto es, de cosa
juzgada con fuerza de ley (coercibilidad).
23 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

En la jurisdicción voluntaria habrá (como lo declara el Art. 899) deman­


da en forma y posibilidad de ‘oír’ a veces, con finalidad informativa, aún
a los interesados en sentido contrario (Art. 900); pero con todo y poder
haber, eventualmente, pluralidad de intereses y contraposición de éstos,
no habrá contradictorio (sub nomine juris), pues no se reconocerá o se
concederá nada a nadie a costa o en desmedro de otro. No existe cosa
juzgada, porque la decisión no surte efecto en la esfera bilateralidad de
la audiencia (audiatur altera pars: Art. 68 Cons. Nac) y no ha menes­
ter derecho a la defensa porque la función del órgano se agota en la en
ejercer un control o providenciar una medida de auxilio, en prevención
de la eficacia de los derechos subjetivos y (a ultranza) de integridad del
derecho objetivo, en cuya potestad aquella facultad de actuar (facultas
agendi) se fundamente [...]”.

Debe la Sala puntualizar que aunque el artículo 393 de la Ley Orgánica


para la Protección del Niño y del Adolescente nada dice, lo planteado
en el fondo es un asunto que rebasa el simple otorgamiento del permiso,
lo que podía compararse a un acto administrativo, ya que quien acude
ante el juez, sea el padre o el adolescente, lo hace para hacer valer
derechos contra el otro padre.

Conforme al citado artículo 393, pueden acudir ante el juez:

1) El padre que quiere que el hijo viaje, ante la negativa de consenti­


miento del otro, o el desacuerdo de éste sobre el viaje.

2) El padre que no quiere que el hijo viaje, ante la posibilidad de separa­


ción del hijo del sitio donde vive.

3) El adolescente que quiere viajar, ante la negativa o el desacuerdo del


o de los padres que pueden otorgar el permiso.

En los tres casos, aplicables también a aquél que representa al menor y


que no es su padre, como el tutor, por ejemplo, la autorización o negati­
va del juez obedece a reconocer un derecho o en cabeza del peticionan­
te o en quien niega el permiso. Tal derecho emana directamente de la
Constitución y de instituciones como la patria potestad y la guarda, y el
reconocimiento de ese derecho, para impedir u ordenar el viaje, a fin de
que no sea arbitrario y que se ajuste al sentido y alcance de las normas
citadas en este fallo, debe ser precedido de una etapa de conocimiento
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 23 9

que incluye contradictorio y pruebas, por lo que hay que citar a la con­
traparte del peticionante, ya que entre ambos existe una contención y
una oposición de derechos.

Se trata de un proceso contencioso, donde se declara un derecho contra


alguien, y que con respecto a la situación planteada produce cosa juzga­
da. No debe confundir el que el artículo 393 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente, señale como comienzo del pro­
ceso el que el accionante “exponga la situación”, ni que el fallo que se
dicte no tenga casación a tenor de lo previsto en el ordinal 2° del artícu­
lo 312 del Código de Procedimiento Civil.

A juicio de la Sala, estamos ante un proceso especial contencioso, que


debe ventilarse según las normas del proceso de guarda, ya que en el
fondo lo discutido pertenece a elementos de la guarda, cual es la custo­
dia y vigilancia del menor, tal como lo señala el artículo 358 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente al expresar el
contenido de la guarda.

Por otra parte, las oposiciones al permiso o autorización para viajar, a


juicio de la Sala, no son simples desacuerdos entre las partes sobre
aspectos del contenido de la guarda, el cual tiene previsto un procedi­
miento en el artículo 359 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente, sino que por el desarraigo posible, contrae una
modificación a la guarda que, tal como la señala el artículo 363 de esa
ley “debe ser decidido por vía judicial, requiriéndose para ello, el
procedimiento previsto en el Capítulo VI de este Título” (artículos
511 y siguientes del procedimiento especial de alimentos y guarda).

En consecuencia, cuando surja una oposición a la autorización para via­


jar, bien porque la misma surgió extraprocesalmente o porque nació en
presencia del juez al solicitarse ante él la autorización, conforme al ar­
tículo 393 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­
cente, el permiso debe ser negado, a fin de que se ventile por el
procedimiento especial de guarda, correspondiendo a la sentencia que
allí se dicte negar o autorizar el viaje.

Dado a que con esta interpretación se resuelve incluso lo de la esen­


cia del proceso de autorización, lo que con anterioridad no se había
hecho, esta interpretación vinculante surtirá efectos desde la fecha de
24 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

su publicación en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de


Venezuela hacia delante, y no con relación a las autorizaciones que
tuvieron lugar antes de esa fecha. Sin embargo, las autorizaciones
anteriores con carácter indefinido, deberán ser renovadas conforme a
lo expuesto en este fallo.

Con respecto al artículo 18.1 de la Ley Aprobatoria de la Convención


sobre los Derechos del Niño (G. O. Nº 34541 de 29 de agosto de 1990),
al cual fue mal identificado en la solicitud de interpretación, la Sala se
abstiene de interpretarla, ya que su texto es coincidente en esencia con
el artículo 76 constitucional, y así se declara.

7. Mecanismos Procesales que finalizan anticipadamente el


proceso, son medidas sustitutivas del ius puniendi

Sentencia: Nº 2.063 del veintinueve de julio de 2005.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta
por la abogada Rumery Rincón Rosales en re­
presentación de una adolescente cuya identi­
dad se omite de conformidad con el artículo 65
de la Ley Orgánica Para la Protección del Niño
y del Adolescente contra la decisión dictada, el
20 de julio de 2004, por la Corte Superior, Sec­
ción Adolescente del Circuito Judicial Penal de
la Circunscripción Judicial del Estado Zulia.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 564, 569 y 62860.

Extracto del Fallo:

En efecto, la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­


cente consagra fórmulas de solución anticipada como mecanismos pro­
cesales que ponen fin al proceso de manera anticipada, en razón de lo

60
Los artículos 564, 569 y 628 no se modificaron en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 24 1

cual convierten el Derecho Penal en instancia de solución de conflictos


sociales. De algún modo, las fórmulas anticipadas han sido establecidas
político­criminalmente como medidas sustitutivas del ius puniendi, de­
bido a la incapacidad de la pena en la solución satisfactoria de los con­
flictos sociales y en el mantenimiento del orden social.

Dentro de dichas fórmulas de solución anticipada, la señalada ley re­


gula la conciliación como mecanismo a través del cual se puede lograr
un acuerdo entre las partes en conflicto que comporta determinadas
obligaciones para el adolescente y el plazo para su cumplimiento, ra­
zón por la cual implica la suspensión del proceso a prueba. Esta fór­
mula se orienta a evitar que el adolescente que haya sido imputado
por la comisión de un hecho punible “para los que no sea proceden-
te la privación de libertad como sanción”, sea acusado y llevado a
juicio –artículo 564 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y
del Adolescente–.

En el presente caso, de las actas del expediente se evidencia que la


Juez Segunda de Control del Circuito Judicial Penal de la Circunscrip­
ción Judicial del Estado Zulia, Extensión Cabimas, desde el inicio del
acto de la audiencia preliminar negó a las partes la posibilidad de conci­
liar al estimar que “y en atención a las normas establecidas en la
Ley Especial que rige la materia, relativas a las Fórmulas de Solu-
ción Anticipada contenidas en los artículos 564 y 569 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, cuando
no es procedente la privación de libertad como sanción, lo cual
ocurre en este caso, informando esta juzgadora que compartiendo
criterios sostenidos por doctrina, no estima procedente que este
delito sea susceptible de conciliación, toda vez que tiene como con-
secuencia la muerte de la víctima (sic)”, criterio que mantuvo al mo­
mento de pronunciarse respecto de la solicitud de conciliación propuesta
en el desarrollo de la referida audiencia; sin embargo, negar la proce­
dencia de la conciliación –fórmula alternativa a la prosecución del pro­
ceso– bajo los argumentos señalados subvierte el orden procesal, por
cuanto la adolescente imputada tenía derecho a la suspensión a prueba
del proceso seguido en su contra mediante la fórmula de solución antici­
pada de la conciliación, ya que la única restricción legal de improceden­
cia es para aquellos delitos para los cuales proceda la privación de libertad
como sanción –que no era su caso–, los cuales están expresamente
señalados en el parágrafo segundo, literal a) del artículo 628 eiusdem.
24 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Por otra parte, se evidencia igualmente de las actas del presente proce­
so, que a la hoy accionante, una vez que se ordenó la continuación de la
audiencia preliminar y expuesta oralmente la acusación por el Fiscal del
Ministerio Público, no se le concedió de nuevo el derecho a ser oída a
fin de presentar los alegatos a su favor.

Siendo ello así, es evidente la violación del debido proceso en la que


incurrió el Juzgado Segundo de Control, Sección Adolescentes del Cir­
cuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, Ex­
tensión Cabimas, razón por la cual la Sala estima con lugar la acción de
amparo propuesta, como lo declaró el a quo, y pasa así a confirmar la
sentencia consultada, y así se declara.

8. Los tratamientos de rehabilitación del adolescente punible


se asemejan a la prisión preventiva

Sentencia: Nº 2.323 del primero de agosto de 2005.


Magistrado Ponente: Arcadio Delgado Rosales
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
la abogada Dora Gisela Becerrra de Morales
en representación de un adolescente cuya iden­
tidad se omite de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 65 de la Ley Orgánica Para la
Protección del Niño y del Adolescente contra
el fallo dictado el 15 de mayo de 2003, por la
Corte de Apelaciones, Sección Adolescente, del
Circuito Judicial Penal del Estado Mérida.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 58261.

Extracto del Fallo:

Por su parte, la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del


Estado Mérida declaró inadmisible la acción, al estimar que contra la

61
El artículo 582 no se modificó en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 24 3

decisión que “negó” la solicitud de otorgamiento de una medida caute­


lar, podía intentarse el recurso de apelación, al aplicarse en forma su­
pletoria el Código Orgánico Procesal Penal, respecto a las interposiciones,
tramitaciones, formas y motivos de los recursos.

Ahora bien, esta Sala precisa que la decisión objetada, dictada por el
Tribunal de Municipio en funciones de Responsabilidad Penal del Ado­
lescente, que ordenó el traslado de los mismos a un centro para que se
les aplique un tratamiento de rehabilitación, se corresponde con la me­
dida cautelar establecida en la letra b del artículo 582 de la Ley Orgáni­
ca para la Protección del Niño y del Adolescente, pero que, por sus
efectos, tiene similitud con la prisión preventiva, toda vez que se trata
del ingreso de los adolescente en un establecimiento, sin que pueda dis­
frutar plenamente de su libertad.

9. La prisión preventiva de los adolescente no podrá exceder


de los 3 meses

Sentencia: Nº 2.463 del primero de agosto de 2005.


Magistrado Ponente: Arcadio Delgado Rosales
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta
por la abogada Xiomara Noriega en represen­
tación de un adolescente cuya identidad se
omite de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 65 de la Ley Orgánica Para la Pro­
tección del Niño y del Adolescente, contra el
fallo dictado, el 27 de enero de 2003, por la
Corte Superior, Sección Adolescente, del Cir­
cuito Judicial Penal de los Estados Anzoáte­
gui y Monagas.
Voto Concurrente del Magistrado Pedro Ra­
fael Rondón Haaz.

Normativa citada en el extracto del fallo y el Voto Concurrente:


CRBV: Artículos 2, 27 y 44.
LOASDGC: Artículo 6.
LOPNA: Artículos 581 y 58262.

62
Los artículos 581 y 582 no se modificaron en la Reforma LOPNNA.
24 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Extracto del Fallo:

Ahora bien, esta Sala observa que, ciertamente, desde la oportunidad en


que le fue decretada la prisión preventiva al adolescente, el 12 de sep­
tiembre de 2002, hasta el momento en que fue interpuesto el presente
amparo el 22 de enero de 2003, transcurrieron más de los tres (3) meses
que prevé el ordenamiento procesal penal de los adolescentes como lapso
máximo para que se mantenga la medida de prisión preventiva.

En efecto, el parágrafo segundo del artículo 581 de la Ley Orgánica


para la Protección del Niño y del Adolescente, establece lo siguiente:

Parágrafo Segundo: La prisión preventiva no podrá exceder


de tres meses. Si cumplido este término el juicio no ha conclui­
do por sentencia condenatoria, el juez que conozca del mismo
la hará cesar, sustituyéndola por otra medida cautelar.

Según se desprende del contenido de la anterior disposición normativa,


toda prisión preventiva decae cuando se han cumplido más del plazo de
tres (3) meses, contados a partir del momento en que se dictó la medida,
sin que en el juicio incoado contra un adolescente se hubiese dictado
sentencia condenatoria. Ese decaimiento se materializa únicamente con
la aplicación de una medida cautelar de las previstas en el artículo 582
de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, dado
que, como se observa del citado artículo 581, “el juez que conozca del
mismo –el proceso– la hará cesar –la prisión preventiva–, sustitu-
yéndola por otra medida cautelar”.

Ahora bien, en el caso sub examine se alegó que existía una imposibi­
lidad material de solicitar otra medida cautelar, en virtud de que el pro­
ceso penal incoado contra el adolescente se encontraba paralizado, por
haberse inhibido el juez que lo conocía y no existir un juez suplente.

Al respecto, esta Sala, de acuerdo con la doctrina asentada en la sen­


tencia N° 963, del 5 de junio de 2001 (caso: José Angel Guía), conside­
ra, en principio, que la vía del amparo es la idónea para restituir los
derechos fundamentales que se alegaron infringidos, cuando no exista,
o sea imposible, que otra vía judicial lo permita.

Considera este sentenciador que en el caso de autos, la falta de convo­


catoria de un nuevo juez de juicio, constituye una actuación indebida,
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 24 5

vulneradora de derechos constitucionales, lo cual conllevó a que al im­


putado efectivamente le fuesen cercenados los derechos al debido pro­
ceso y a la obtención de una oportuna respuesta, que incide en el derecho
a la defensa.

Sin embargo, observa esta Sala que aun cuando en efecto el imputado
permanecía privado de su libertad, habiendo trascurrido más del tiempo
permitido por la Ley Orgánica de Protección del Niño y del Adolescen­
te, la Corte Superior no puede acordar la libertad del imputado por la vía
del amparo, pues ello supondría, por parte del Juez Constitucional, la
usurpación de funciones reservadas por la ley al juez de mérito, con lo
que se desvía el propósito restitutorio del amparo; de modo que, consi­
dera esta Sala, que el Tribunal a quo al otorgar, de igual manera, una
medida menos gravosa, se extralimitó en sus funciones y/o atribucio­
nes; pues, lo procedente era ordenar la convocatoria inmediata de un
nuevo juez de juicio que conociera de la causa objeto de inhibición.

VOTO CONCURRENTE

...gistrado Pedro Rafael Rondón Haaz manifiesta su conformidad con


la decisión que contiene el presente fallo; no obstante, por razón de
discrepancias que explicará a continuación, respecto de afirmaciones
que se hacen en la motivación, expide el presente voto concurrente, en
los siguientes términos:

1. En las páginas 8 y 9 la mayoría sentenciadora señaló que “...la Cor-


te Superior no puede acordar la libertad del imputado por la vía
del amparo, pues ello supondría, por parte del Juez Constitucio-
nal, la usurpación de funciones reservadas por la ley al juez de
mérito, con lo que se desvía el propósito restitutorio del amparo; de
modo que, considera esta Sala, el Tribunal a quo al otorgar, de
igual manera, una medida menos gravosa, se extralimitó en sus
funciones y/o atribuciones; pues, lo procedente era ordenar la con-
vocatoria inmediata de un nuevo juez de juicio que conociera de
la causa objeto de la inhibición”.

Así, la defensora privada del adolescente quejoso expresamente solicitó


la libertad de su representado por vía de amparo, toda vez que no existe
Juez de Juicio que se aboque al conocimiento de la causa, continúe con
la misma y se pronuncie sobre la libertad del adolescente, una vez que
24 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

se verificó el transcurso del lapso que establece el parágrafo segundo


del artículo 581 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, que dispone lo siguiente: “Parágrafo Segundo: La pri-
sión preventiva no podrá exceder de tres meses. Si cumplido este
término el juicio no ha concluido por sentencia condenatoria, el
juez que conozca del mismo la hará cesar, sustituyéndola por otra
medida cautelar”. (Destacado de la Sala).

Ahora bien, a juicio de quien aquí concurre, el mero pronunciamiento,


por parte de la primera instancia constitucional, sobre la falta de Juez
de Juicio que continuara con el conocimiento de la causa penal, hubiera
permitido que se prolongara en el tiempo la lesión al derecho a la liber­
tad personal del adolescente, lo que infringiría el contenido de los ar­
tículos 1 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales y 27 de la Constitución Nacional, ya que el juez de
amparo tiene “potestad para restablecer inmediatamente la situa-
ción jurídica infringida o la situación que más se asemeje a ella”.
De modo que la referida Corte Superior no se extralimitó ni usurpó las
funciones del Juez de mérito (que no había para el momento) cuando
acordó la medida cautelar de arresto domiciliario, ya que estaba obliga­
da a la restitución inmediata de la situación jurídica que, según determi­
nó, fue infringida; especialmente cuando, como en el caso bajo examen,
la lesión, por demás irreparable, afecta el derecho a la libertad del que­
joso, y no tenía que limitarse y conformarse con la orden de convocato­
ria inmediata de un nuevo juez de juicio que conociera de causa, como
lo dispuso la mayoría sentenciadora, pues, en este último caso, la res­
tauración del derecho a la libertad sería mediata y contraria al artículo
27 constitucional que antes fue parcialmente reproducido.

En este orden de ideas, estima oportuno este Magistrado discrepante el


señalamiento de que el derecho a la libertad es un derecho fundamental
cuya tutela, contra amenazas o violaciones indebidas a su pleno ejerci­
cio, interesa al orden público, razón por la cual la misma debe ser pro­
vista, aun de oficio, por el juez constitucional.

Al respecto, en reciente sentencia N° 843 del 11 de mayo de 2005, la


Sala señaló lo siguiente:

Del escrito contentivo de la presente acción de amparo consti­


tucional, se observa que el derecho presuntamente violado es
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 24 7

el derecho a la libertad personal, que a su vez constituye una


categoría del derecho a la libertad. Sobre este punto, esta Sala,
en sentencia del 14 de febrero de 2001 (Caso: Dora Margarita
Pérez Hernández), señaló lo siguiente:

...el derecho a la libertad personal que tiene todo individuo –ar­


tículo 44– el cual ha sido consagrado y desarrollado como un
derecho humano y fundamental inherente a la persona huma­
na y es reconocido, después del derecho a la vida, como el
más preciado por el ser humano. Tratándose pues, de un dere­
cho fundamental de entidad superior, debe esta Sala Constitu­
cional, por ser guardián y garante del derecho positivo existente
y en protección de los derechos humanos de los particulares,
permanecer alerta ante cualquier situación que pueda menos­
cabar esta garantía constitucional de tan vital importancia y,
con ello, el orden público constitucional.

En este mismo orden de ideas, Borrego señala:

Ciertamente, uno de los derechos que aparte de la vida goza


de un lugar privilegiado en el fuero constitucional, es la liber­
tad personal y que también se vincula con otros derechos como
la libertad de tránsito, de pensamiento, expresión y tantos más
que adquieren relevancia para el desarrollo humano. Particu­
larmente, este es un derecho subjetivo que interesa al orden
público (favorable a los derechos humanos, según expresión
de Nikken) y normalmente, es registrado como un valor funda­
mental para el enaltecimiento de la dignidad del ciudadano que
ajusta su desenvolvimiento en sociedad. En especial, todas las
declaraciones que se refieren al tema de los derechos huma­
nos recogen a este principalísimo fundamento, reflejo inmedia­
to del Estado de Derecho, democrático y con determinación
social. (Borrego, Carmelo. La Constitución y el Proceso Pe-
nal. Editorial Livrosca. Caracas, 2002, p. 90).

(...)

Esta Sala considera, con base en los elementos que cursan en


autos, que en el presente caso el derecho presuntamente vio­
lado es la libertad personal del ciudadano Miguel Ángel Reyes
24 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Sosa, el cual sí encuadra en los términos de la sentencia antes


señalada, toda vez que es un derecho fundamental de eminen­
te orden público, supuesto en el cual no cabría la figura del
desistimiento de la acción de amparo constitucional. El funda­
mento de lo anterior estriba en que en el presente caso se está
en presencia de un derecho colectivo, cuya lesión afecta la
esfera subjetiva del ciudadano antes identificado, así como tam­
bién perjudica al bien común (vid. Sentencia N° 1321/2002 de
esta Sala), esto último motivado a la importancia medular que
tiene este valor para la sociedad, ello a la luz los postulados
que se derivan del modelo de Estado democrático y social de
Derecho y de Justicia consagrado en el artículo 2 de la Constitu­
ción de la República Bolivariana de Venezuela, entre los cuales
se encuentra, entre otros, el valor superior de la libertad.

Sobre esta doble visión del derecho a la libertad, según la cual éste se
encuentra referido tanto a la esfera particular del ciudadano como a la
colectividad, Alexi enseña:

...el derecho general de libertad introduce una parte de la li­


bertad del estado de naturaleza como así también una parte
del aseguramiento del status quo en la situación total de liber­
tad. En contra de esto no se puede aducir la imagen del indivi­
duo aislado. A través de la ley de ponderación, el derecho
general de libertad es introducido en la situación total de liber­
tad de forma tal que la “referencia a la persona y a la vincula­
ción con la comunidad” puede, por una parte, ser tomada en
cuenta sin mayor problema y, por otra, se mantienen los ele­
mentos de libertad necesarios para la “independencia de la
persona”, también en la vida moderna. (Alexi Robert. Teoría
de los Derechos Fundamentales. Centro de Estudios Políti­
cos y Constitucionales. Madrid, 2001, p. 369).

En vista que el derecho denunciado como violado es de emi­


nente orden público, esta Sala considera que en el presente
caso no era procedente homologar el desistimiento de la ac­
ción de amparo solicitado por la abogada Wilma Cristina Her­
nández Heredia, en su carácter de Defensora Pública Cuarta
adscrita al Sistema Autónomo de Defensa Pública del Circuito
Judicial Penal del Estado Carabobo; siendo lo más ajustado a
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 24 9

Derecho, con base en lo dispuesto en el artículo 6.1 de la Ley


Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucio­
nales, era la declaratoria de inadmisibilidad de la acción de
amparo constitucional interpuesta, tal como lo realizó la Sala
Accidental de Adolescentes de la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Esta­
do Carabobo.

Así, considera quien aquí disiente que la Sala debe ser consistente con
la protección constitucional de los derechos fundamentales de las per­
sonas, así como con su restablecimiento en casos de vulneración y, más
aún, cuando se trata de un adolescente, porque en estos casos, además,
está involucrado el interés superior de éste. En consecuencia, el dere­
cho a la libertad es considerado de orden público, tal como se señaló
supra, aun cuando afecta la esfera particular de los derechos subjeti­
vos del demandante, por cuanto su falta de tutela causa un gravamen
irreparable al agraviado, razón por la cual el órgano jurisdiccional que
conozca de dicha violación está obligado a proveer, aun de oficio, la
inmediata restitución de la situación jurídica infringida.

2. Estima oportuno el Magistrado que aquí emite su voto concurrente la


aclaración de que, bajo ningún respecto, se pretende procurar la impuni­
dad a favor de quienes resulten, en definitiva, declarados responsables
penalmente. De lo que se trata es de que, independientemente del resul­
tado condenatorio o absolutorio al cual se arribe, tal conclusión debe ser
el producto de un proceso en el cual se preserve la eficaz vigencia de
los derechos y garantías constitucionales de todas las partes, así como
el respeto a los lapsos procesales.

Queda así expuesto el criterio del Magistrado concurrente.


25 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

10. No debe aplicarse el Código Orgánico Procesal Penal si


existen dispositivos normativos similares en la Ley Orgá-
nica Para la Protección del Niño y del Adolescente

Sentencia: Nº 2.698 del doce de agosto de 2005.


Magistrado Ponente: Arcadio Delgado Rosales
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
el abogado José Wilfredo Barrios Rodríguez en
representación de una Adolescente cuya iden­
tidad se suprime de conformidad con lo expuesto
en el artículo 65 de la Ley Orgánica Para la
Protección del Niño y del Adolescente, contra
el fallo dictado, el 1° de junio de 2005, por la
Corte de Apelaciones del Sistema de Respon­
sabilidad Penal del Adolescente del Circuito
Judicial Penal del Estado Apure.

Normativa citada en el extracto del fallo:


COPP: Artículo 331.
LOPNA: Artículo 57963.

Extracto del Fallo:

Igualmente, se hace notar que la consideración hecha por la Corte de


Apelaciones del Sistema de Responsabilidad Penal del Adolescente,
referida a que no podía intentarse recurso de apelación contra la deci­
sión que admitió la acusación fiscal y ordenó el enjuiciamiento del ado­
lescente, no ocasionó injuria constitucional a la parte accionante, y ello,
por cuanto es cierto que el artículo 331 del Código Orgánico Procesal
Penal, que establece que el auto que ordena el pase a juicio no es sus­
ceptible de apelación, no es aplicable supletoriamente al Sistema de
Responsabilidad Penal del Adolescente, toda vez que en el proceso pe­
nal que se le sigue a un adolescente existe, como equivalente de esa
disposición normativa, el artículo 579 de la Ley Orgánica para la Pro­
tección del Niño y del Adolescente. Dichas disposiciones normativas

63
El artículo 579 no se modificó en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 25 1

indican cuáles son las decisiones que debe dictar el Juez una vez que se
culmine la audiencia preliminar, de la siguiente manera:

Artículo 331 del Código Orgánico Procesal Penal:

Auto de apertura a juicio. La decisión por la cual el Juez admi­


te la acusación se dictará ante las partes.

El auto de apertura a juicio deberá contener:

1. La identificación de la persona acusada;

2. Una relación clara, precisa y circunstanciada de los hechos,


su calificación jurídica provisional y una exposición sucinta de
los motivos en que se funda; y, de ser el caso, las razones por
las cuales se aparta de la calificación jurídica de la acusación;

3. Las pruebas admitidas y las estipulaciones realizadas entre


las partes;

4. La orden de abrir el juicio oral y público;

5. El emplazamiento de las partes para que, en el plazo común


de cinco días, concurran ante el Juez de juicio;

6. La instrucción al secretario de remitir al tribunal competen­


te la documentación de las actuaciones y los objetos que se
incautaron.

Este auto será inapelable. (Subrayado de la Sala).

Artículo 579 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente:

Auto de enjuiciamiento. La decisión por la cual el Juez de Con­


trol admite la acusación del Ministerio Público o del querellan­
te y ordena el enjuiciamiento del imputado, contendrá:

a) La admisión de la acusación, con la descripción precisa del


hecho objeto del juicio y de los acusados;
25 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

b) Las modificaciones introducidas al admitir la acusación, con


la indicación detallada de las circunstancias de hecho extraí­
das o agregadas;

c) Cuando la acusación ha sido interpuesta por varios hechos


y el juez sólo la admite parcialmente, determinará con preci­
sión los hechos por los que enjuicia al imputado y la resolución
de lo que corresponda respecto de los otros hechos;

d) Las modificaciones en la calificación jurídica del hecho pu­


nible; cuando se aparte de la acusación;

e) La identificación de las partes;

f) Las pruebas admitidas y el fundamento de las no admitidas;

g) La procedencia o rechazo de las medidas cautelares o su


sustitución, disponiendo, en su caso, la libertad del imputado;

h) La intimación a todas las partes, para que, en el plazo co­


mún de cinco días, contados a partir de la remisión de las ac­
tuaciones, concurran ante el tribunal del juicio;

i) La orden de remitir las actuaciones al tribunal del juicio

Este auto se notificará por su lectura.

De manera que, al existir en la Ley Orgánica para la Protección del


Niño y del Adolescente una disposición normativa que contempla ex­
presamente cuáles son las decisiones que debe dictar el Juez al finalizar
la audiencia preliminar, no debía aplicarse supletoriamente el contenido
del artículo 331 del Código Orgánico Procesal Penal.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 25 3

11. La Ley Orgánica Para la Protección del Niño y del Adoles-


cente no establece un procedimiento especial para la resti-
tución de la guarda del niño sustraído por la madre o el padre

Sentencia: Nº 2.779 del doce de agosto de 2005


Magistrado Ponente: Francisco Antonio Carrasquero López
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
la ciudadana Claudia María Zambrano Castro
contra el fallo dictado, el 4 de septiembre de 2003
por el Juzgado Superior Cuarto en lo Civil, Mer­
cantil, del Tránsito, del Trabajo, de Protección
del Niño y del Adolescente y Agrario de la Cir­
cunscripción Judicial del Estado Táchira.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 389, 390 y 45464.

Extracto del Fallo:

Establece el artículo 390 eiusdem, lo siguiente:

Artículo 390. Retención del niño. El padre o la madre que


sustraiga o retenga indebidamente a un hijo cuya guarda haya
sido otorgada al otro o a un tercero, debe ser conminado judi­
cialmente a que lo restituya a la persona que ejerce la guarda,
y responde por los daños y perjuicios que su conducta ocasio­
ne al hijo, debiendo reintegrar todos los gastos que se haya
hecho para obtener la restitución del niño o adolescente rete­
nido. (Resaltado de la Sala).

Se desprende de la norma transcrita ut supra, el deber en que se en­


cuentra el funcionario de conminar judicialmente al padre o la madre
que haya sustraído o retenido indebidamente a un hijo, a que lo restituya
a la persona que ejerce la guarda. Sin embargo, no consagra un proce­

64
Los artículos 389 y 454 fueron modificados con la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
El artículo 390 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
25 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

dimiento especial para la restitución de la guarda, motivo que dio inicio


al caso de autos, como tampoco pena o sanción alguna como conse­
cuencia a la negativa de su cumplimiento.

En efecto, la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­


cente consagra en su articulado diversos contenciosos a los cuales, como
la restitución del niño prevista en el artículo 389, no precisó procedi­
miento judicial alguno, creándose así todo un vacío legal al respecto. Es
precisamente ese vacío legal lo que ha conllevado a los juzgadores en la
materia a aplicar procedimientos contrarios o distintos para la resolu­
ción del caso, previstos en leyes sustantivas o adjetivas, como el Código
Civil y el Código de Procedimiento Civil.

En el caso sub lite, a los fines de pronunciarse sobre la apelación ejer­


cida contra el fallo emitido por la Sala de Juicio N° 4 del Tribunal de
Protección del Niño y del Adolescente del Área Metropolitana de Cara­
cas, el 5 de junio de 2003, el Juzgador de alzada aplicó el procedimiento
contencioso previsto en la Ley Orgánica de Protección del Niño y del
Adolescente, y cuyo artículo 454 consagra las distintas etapas en que se
desarrolla dicho procedimiento, lo cual contradice e impide la consecu­
ción del fin previsto en el artículo 390 eiusdem, cual es la entrega inme­
diata del hijo que hubiere sido retenido indebidamente por aquel padre
que no ejerce la guarda.

Manifestó la accionante, seguida de la representación del Ministerio


Público, la evidente confusión en que incurrió el Juzgado de alzada al
considerar la existencia de una acción de distinta naturaleza a la restitu­
ción del niño, como la demanda por guarda que sí tiene un procedimien­
to establecido, pues de conformidad con lo dispuesto en el referido
artículo 390, la acción concluía con la restitución de guarda.

(…omissis…)

A criterio de esta Sala, si bien no consagra la Ley Especial en la ma­


teria un procedimiento exclusivo aplicable a la solicitud de restitución,
debe dicha Institución concluir con el cumplimiento del mencionado
fallo; es decir, con la entrega inmediata del niño a su madre en esta
ocasión, lo cual constituye su fin primordial, lógicamente, una vez que
la misma haya sido declarada, como evidentemente ocurrió en el caso
objeto de estudio.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 25 5

12. Cualquier actuación de los padres o representantes del ado-


lescente, en un proceso penal deberán adaptarse a las nor-
mas procesales vigentes

Sentencia: Nº 3.253 del veintiocho de octubre de 2005.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
la abogada Nathaly Josefina León Pérez en
representación de los derechos de un adoles­
cente cuyo nombre se omite de conformidad
con el artículo 65 de la Ley Orgánica Para la
Protección del Niño y del Adolescente, contra
el fallo dictado, el 18 de febrero de 2005, por la
Corte de Apelaciones del Sistema de Respon­
sabilidad Penal del Adolescente del Circuito Ju­
dicial Penal del Estado Apure.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 57365.

Extracto del Fallo:

Observa la Sala que la norma anterior, permite a los padres, represen­


tantes o responsables del adolescente, que está siendo procesado por
la comisión de algún delito, contribuir en la defensa de su representa­
do, mas no especifica la ley especial qué tipo de contribución. Sin
embargo, entiende esta Sala que cualquier actuación de los padres,
representantes o responsables, dentro del proceso, deberá adaptarse
a las normas procesales vigentes. Así las cosas, en el caso que nos
ocupa, debe interpretarse que la defensa del adolescente cuando pidió
al juez de la causa, durante la celebración del juicio oral, que el padre
del acusado “hablara”, lo hizo en calidad de testigo, ya que las decla­
raciones verbales en juicio se hacen como tales; de modo que, tal
declaración debió ser ofrecida en tiempo oportuno –durante la cele­
bración de la audiencia preliminar– y estar regulada por el artículo

65
El artículo 573 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
25 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

573 y siguientes de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del


Adolescente, que norman todo lo referente a la audiencia preliminar y
al ofrecimiento de pruebas que serán presentadas en juicio.

Por otra parte, estima esta Sala que, si se acepta el argumento de la


defensa del quejoso de que, sin limitación alguna, el juez de juicio estaba
obligado a la admisión del testimonio del padre, representante o respon­
sable del adolescente, se estaría lesionando el derecho que tienen el
Ministerio Público y el querellante –si lo hubiera– al control de la prue­
ba. Así se declara.

13. Revisión de oficio en un juicio de pensión de alimentos

Sentencia: Nº 3.438 del once de noviembre de 2005.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta
por el ciudadano José Rutilio Ortega Mendoza,
en representación de sus hijos menores de edad,
contra el fallo dictado, el 24 de enero de 2005,
por la Sala de Juicio del Tribunal de Protección
del Niño y del Adolescente de la Circunscrip­
ción Judicial del Estado Zulia.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículos 78 y 336.
LOTSJ: Artículo 5.

Extracto del Fallo:

En el caso de autos, no se observa que el accionante en amparo, hubie­


ra ejercido el recurso de apelación contra la decisión que dictó la Corte
Superior del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Estado Zulia que declaró improcedente la
acción de amparo, razón por la cual –en principio– quedaría firme la
sentencia dictada en primera instancia constitucional.

Sin embargo, está Sala haciendo uso de la facultad conferida en los


artículos 336.10 Constitucional y 5.16 de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia, pasa de oficio a revisar el fallo dictado por la Cor­
te Superior del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 25 7

Circunscripción Judicial del Estado Zulia, que declaró improcedente in


limine litis la acción de amparo constitucional, y al respecto, observa
que los derechos de niños y niñas (presuntos agraviados) y las garantías
constitucionales denunciadas como violadas, atañen al interés general y
forman parte de la protección integral a su favor que el Estado, a tenor
de lo dispuesto en el artículo 78 del texto constitucional, debe asegurar
como prioridad absoluta.

Dicha prioridad impone al Estado la obligación de no sacrificar so pre­


texto de garantizarse una justicia rápida, expedita, sin dilaciones indebi­
das, el mencionado interés, pues sus efectos aprovechan a toda la
colectividad.

En razón de lo anterior, esta Sala actuando como garante de la constitu­


cionalidad, procede –como antes se apuntó– de oficio a revisar la sen­
tencia dictada por la Corte Superior del Tribunal de Protección del Niño
y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia, y al
efecto, observa que dicha Corte fundamentó la declaratoria de impro­
cedencia in limine litis, en el hecho de que “...el amparo no es un
recurso para impugnar el fondo de la decisión, atacando la valo-
ración del juez, para así lograr una revisión...”.

Ahora bien, de la revisión de las actas que conforman el expediente se


evidencia, que el thema decidemdum, en el juicio principal, era única y
exclusivamente la revisión de la pensión alimentaria de un adolescente,
más no, el derecho que los demás hijos del ciudadano José Rutilio Orte­
ga Mendoza, tenían para ser beneficiados igualmente de una pensión de
alimentos. Por ello, a juicio de la Sala, no constituiría una tercera instan­
cia, la circunstancia de que el tribunal a quo constitucional, se pronun­
ciara sobre si efectivamente a los demás niños (menores y adolescentes),
hijos del ciudadano José Rutilio Ortega Mendoza (cinco en total), se les
vulneró su garantía constitucional, contenida en el artículo 78, con moti­
vo de la decisión dictada el 24 de enero de 2004, por la Sala 2 del Tribu­
nal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del Estado Zulia, que los excluyó como carga familiar del ciuda­
dano José Rutilio Ortega Mendoza.
25 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

14. Revisión de la medida judicial de privación preventiva de


libertad las veces que lo considere necesario

Sentencia: Nº 3.473 del once de noviembre de 2005.


Magistrado Ponente: Marcos Tulio Dugarte Padrón
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional incoada por el abogado Elio
Omar Rangel Trocell, en representación de una
adolescente cuya identificación se omite, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 65
de la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente, contra el fallo dictado el 13
de julio de 2005, por la Corte Superior Sección
Adolescentes del Circuito Judicial Penal del
Área Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


COPP: Artículo 264.

Extracto del Fallo:

Adicionalmente, de conformidad con el artículo 264 de la ley procesal


penal, “el imputado podrá solicitar la revocación o sustitución de
la medida judicial de privación preventiva de libertad las veces
que lo considere pertinente (Subrayado de esta Sala). Como se obser­
va, no hay limitación alguna a la posibilidad de que el defensor solicite,
al juez que esté conociendo de la causa, que revoque o sustituya la
medida de privación judicial preventiva de la libertad por otra menos
gravosa para el imputado, como una vía ordinaria para lograr lo que se
pretendía con la apelación.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 25 9

15. Régimen de visitas

Sentencia: Nº 3.477 del once de noviembre de 2005.


Magistrado Ponente: Marcos Tulio Dugarte Padrón
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesto por el abogado José
Lucio González Flores contra el fallo dictado
por el Juzgado Superior Segundo en lo Civil,
Mercantil, del Tránsito, Bancario y de Protec­
ción del Niño y del Adolescente de la Circuns­
cripción Judicial del estado Táchira.

Extracto del Fallo:

Asimismo, estima la Sala que la solicitud que planteó el hoy accionante


ante el juzgado de la causa, debía ser examinada con suma prudencia,
por cuanto la madre del niño manifestó en el acto de conciliación que,
ante “la Fiscalía Primera de San Cristóbal” se le estaba siguiendo al
solicitante un proceso por violencia familiar, delito previsto en la Ley
sobre Violencia contra la Mujer y la Familia, agregando que de conce­
dérsele visitar al niño se hiciera bajo supervisión y vigilancia.

Situación ésta que, aun cuando no podía ser comprobada hasta tanto
estuvieran agregados a los autos los informes que solicitó el juez, así
como la información relativa al proceso por violencia familiar que igual­
mente solicitó, exigía, en razón del interés superior del niño, mayor pru­
dencia para resolver la solicitud en cuestión, por lo que debía esperar, al
menos, la información de la presunta comisión del delito.
26 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 26 1

AÑO 2006
26 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 26 3

1. Competencia en materia de Obligación Alimentaria corres-


ponde a los tribunales especiales de Ley Orgánica para la Pro-
tección del Niño y del Adolescente, y no a la jurisdicción civil,
aun cuando el reclamante menor haya alegado la mayoridad

Sentencia: Nº 20 del veinte de enero de 2006.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesto por el apoderado judi­
cial de la ciudadana Gladys Morales Ytriago, con­
tra el fallo dictado el 3 de mayo de 2004, por la
Corte Superior del Tribunal de Protección del Niño
y del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas.

Extracto del Fallo:

Como conclusión de lo anterior, puede esta Sala reiterar que la compe­


tencia en materia de obligaciones alimentarias corresponde a la juris­
dicción especial de los Tribunales de Protección del Niño y del
Adolescente, y no a la jurisdicción civil, aun en los casos en los cuales la
parte reclamante de tal obligación haya alcanzado la mayoría de edad y
sea menor de veinticinco (25) años, como es el caso de autos, en el cual
alega el apoderado actor, que uno de los menores al finalizar el juicio
por revisión de pensión de alimentos había alcanzado la edad de
diecinueve (19) años, seis (6) meses y seis (6) días. Así se decide.
26 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

2. Se extrema el cumplimiento del interés superior del niño y


se oficia al Ministerio Público, para que constate si duran-
te la entrega material de un bien, existió lesiones o maltra-
tos contra una niña que ocupaba el inmueble

Sentencia: Nº 329 del veintiuno de febrero de 2006.


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesta por el ciudadano
Orlando Alexis Navas Díaz, contra el fallo dic­
tado el 29 de julio de 2005 por el Juzgado Su­
perior Primero en lo Civil, Mercantil y
Menores de la Circunscripción Judicial del
estado Lara.

Extracto del Fallo:

Finalmente, respecto a afirmación efectuada por el accionante sobre


supuestas lesiones cometidas contra una de sus hijas al momento de
llevarse a cabo la entrega material, esta Sala determina del acta de
ejecución de la sentencia, que en la oportunidad de entregarse el in­
mueble estuvo presente un funcionario representante del Consejo de
Protección del Niño y del Adolescente, el cual dio fe con su firma que
el acto que se celebró “no hubo daño, agresiones ni violencia a
ninguna persona” (f. 126 y 127). Sin embargo, en resguardo de los
niños que habitaban el inmueble, y en cumplimiento del interés supe­
rior del niño, esta Sala acuerda remitir copia de la presente decisión al
Ministerio Público, a los fines de que constate si en realidad hubo
lesiones en contra de esta niña durante la ejecución de sentencia lle­
vada a cabo por el Juzgado Primero Ejecutor de Medidas de los muni­
cipios Iribarren, Crespo y Urdaneta de la Circunscripción Judicial del
estado Lara. Así, finalmente, se decide.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 26 5

3. Las visitas a los niños o adolescentes constituyen una ins-


titución familiar, cuya tutela contempla la Ley Orgánica de
Protección del Niño y del Adolescente, como un derecho
tanto de aquéllos como de sus parientes por consanguini-
dad o afinidad. De tal suerte que, a los abuelos les asiste el
derecho de visitar a sus nietos, conforme lo prevé el ar-
tículo 388 de la referida ley y, en caso de resistencia del
guardador (obligado) a hacer efectivo el ejercicio de dicho
derecho, puede su titular exigir judicialmente su fijación

Sentencia: Nº 338 del veintidós de febrero de 2006.


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional incoado por la ciudadana Eliza­
beth Escalona Zárraga contra el fallo dictado
el 15 de agosto de 2005, por la Corte Superior
del Tribunal de Protección del Niño y del Ado­
lescente de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 38866.

Extracto del Fallo:

Cabe destacar al respecto que las visitas a los niños o adolescentes


constituye una institución familiar, cuya tutela contempla la Ley Orgáni­
ca de Protección del Niño y del Adolescente, como un derecho tanto de
aquéllos como de sus parientes por consanguinidad o afinidad. De tal
suerte que a los abuelos les asiste el derecho de visitar a sus nietos,
conforme lo prevé el artículo 388 de la referida ley y, en caso de resis­
tencia del guardador (obligado) a hacer efectivo el ejercicio de dicho
derecho, puede su titular exigir judicialmente su fijación.

66
El artículo 389 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
26 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

4. Autorización judicial para viajar y residenciarse en el exte-


rior con el progenitor guardador

Sentencia: Nº 565 del veinte de marzo de 2006.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Solicitud de Revisión interpuesta por el ciuda­
dano Reinaldo Cervini Villegas, en representa­
ción de sus menores hijos, contra el fallo dictado
el 12 de febrero de 2004 por la Corte Superior
del Tribunal de Protección del Niño y del Ado­
lescente de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículos 27 y 76.
LOPNA: Artículos 363, 393 y 51167.

Extracto del Fallo:

Pero a juicio de la Sala, la mayor responsabilidad la tienen los padres,


quienes por el solo hecho de serlo deben procurar el bienestar de los
niños. Ello se desprende de lo dispuesto en el artículo 76 de la Constitu­
ción de la República Bolivariana de Venezuela, que reza:

(...) La maternidad y la paternidad son protegidas integral­


mente, sea cual fuere el estado civil de la madre o del padre.
Las parejas tienen derecho a decidir libre y responsablemente
el número de hijos o hijas que deseen concebir y a disponer de
la información y de los medios que les aseguren el ejercicio de
este derecho. El Estado garantizará asistencia y protección
integral a la maternidad, en general a partir del momento de la
concepción, durante el embarazo, el parto y el puerperio, y
asegurará servicios de planificación familiar integral basados
en valores éticos y científicos.

67
Los artículos 363 y 393 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
El artículo 511 se modificó en la Reforma LOPNNA. (Ver Apéndice).
Los artículos 347, 348 y 349 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 26 7

El padre y la madre tienen el deber compartido e irrenunciable


de criar, formar, educar, mantener y asistir a sus hijos o hijas, y
éstos o éstas tienen el deber de asistirlos o asistirlas cuando
aquél o aquélla no puedan hacerlo por sí mismos o por sí mis­
mas. La ley establecerá las medidas necesarias y adecuadas
para garantizar la efectividad de la obligación alimentaria (...).

Deber que sólo se puede lograr de manera eficaz cuando existe acuerdo
entre ambos progenitores. Sin embargo, puede ocurrir que ello no siem­
pre sea así, motivo por el cual la ley especial que desarrolla los postulados
constitucionales en esta materia procura, en interés del niño, lograr una
solución justa a situaciones que, con el transcurso del tiempo y los avan­
ces y cambios de la sociedad, se presentan con más continuidad.

Un ejemplo de esto lo sería el caso de que uno de los padres esté en


desacuerdo con que el menor viaje con su otro progenitor, más aún,
cuando los padres no viven juntos por estar separados o divorciados, tal
condición puede tener cierta implicación en el desacuerdo respecto al
establecimiento de su residencia (Véase, el artículo 393 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente).

Tal y como se apuntó en la sentencia N° 1953, no se trata de simples


desacuerdos entre las partes sobre aspectos de contenido en la guarda,
sino que se contrae a una modificación en la misma, la cual debe ser
dilucidada conforme a lo previsto en el artículo 363 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente.

Ahora bien, en el supuesto específico donde se va a establecer la resi­


dencia del niño, para sus padres debe ser una prioridad la existencia de
un acuerdo mutuo en el establecimiento de dicha residencia, pues ello
incidirá en el buen desarrollo emocional, físico y social del niño.

De no haber este acuerdo, al igual que sucede en el caso de desacuerdo


con la autorización para viajar, deberá seguirse el procedimiento espe­
cial de alimentos y guarda previsto en el Título III Sistema de Protec­
ción del Niño y del Adolescente, Capítulo VI de los Órganos Judiciales
de Protección y Ministerio Público, en los artículos 511 y siguientes de
la referida Ley.

Ello obedece a la circunstancia de que el lugar de residencia del


niño involucra una serie de derechos inherentes a su desarrollo inte­
26 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

gral como lo son: el derecho a la educación, el derecho a ser criado


por su familia de origen, el derecho a mantener relaciones personales
y contacto directo con ambos padres, y con sus otros parientes: abue­
los, primos, etc., derecho al ambiente, derechos culturales, así como
también crearle el sentido de pertenencia, de amor a la patria confor­
me con su nacionalidad.

Pues como se observó en el caso planteado en estos autos, hay muchos


otros casos, donde el padre o la madre guardador(a) decide establecer
fuera de su país de origen (en este caso, Venezuela), la residencia del
niño. De allí que en cabeza de ese progenitor recae el deber inexcusa­
ble de mantener el contacto y la comunicación del niño con su otro
padre o madre y demás familiares.

En tal sentido, esta Sala apunta que el progenitor a cuyo cargo se


encuentre el niño, deberá notificar del hecho al otro progenitor con la
debida anticipación, y facilitarle toda la información necesaria sobre
la nueva residencia.

Si el cambio de residencia se produce fuera del país de forma temporal


o permanente como en el caso de autos, las partes deberán acordar las
formas de comunicación con el menor y la posibilidad de visitas, de
acuerdo con los medios económicos de los progenitores.

Ahora bien, se pregunta esta Sala ¿cómo y de qué manera puede un


Juez asegurar el contacto de padre/madre­hijo, cuando se está en pre­
sencia de un cambio de residencia que, por la distancia, dificulte el con­
tacto, bien sea semanal, mensual o peor aún anual?

Considera la Sala que la solución justa está en establecer como carga


del padre o madre que cambia de residencia, la remisión al otro proge­
nitor de toda la información respecto del lugar de ubicación y maneras
de cómo mantenerse en comunicación, según las posibilidades econó­
micas en forma periódica. De no existir acuerdo entre las partes, el
Juez, al admitir la solicitud correspondiente, podrá acordar las medidas
provisionales que juzgue más convenientes según las características
propias del caso, la gravedad, urgencia y en beneficio del interés supe­
rior del menor, lo que considere prudente para lograr tal fin.

En consecuencia, deberá la madre o padre a quien se le haya atribuido


la guarda suministrarle al niño la ayuda necesaria para que no pierda el
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 26 9

contacto con su otro progenitor y demás familiares del mismo (abuelos,


tíos, primos, etc.), así como también deberá suministrar todos los datos
concernientes a su lugar de residencia, como lo son dirección, número
de teléfono, zona postal, etc.

También el Juez deberá procurar conciliar de qué manera los padres y


familiares podrán tener algún contacto físico con el mismo, bien en
vacaciones, feriados, cumpleaños, Navidades, etc., así como el hecho
de cuál de los padres viajará o algún otro familiar, en virtud de su
situación económica.

En caso contrario, es decir, en los casos en que hubo oposición, expedi­


do judicialmente el permiso, considera la Sala que dicha autorización no
es de por vida, pues está limitada y definida hasta que los menores
lleguen a la mayoridad y, por ello, cualquiera de los padres puede exigir
judicialmente la revisión del permiso y hasta la cancelación del mismo,
citando personalmente al padre que guarda los menores, utilizando a los
fines la asistencia judicial internacional para que la citación se practique
fuera del país.

Una vez citado el obligado, el juez podrá acordar las medidas que juzgue
más convenientes, a su vez podrá de oficio o a solicitud de parte orde­
nar un informe social, económico y psicológico, con el fin de conocer la
situación en la que se encuentra el menor respecto del grupo familiar
con el cual reside.

Así mismo, en estos casos (cambio de residencia) la obligación ali­


mentaria cuando quien deba cumplirla sea el progenitor privado de la
presencia del menor o menores, deberá reajustarse atendiendo no sólo
a la capacidad económica de dicho progenitor sino a las circunstan­
cias de cercanía o lejanía con su(s) hijo(s), y a la dificultad de girar
dinero en el exterior.

Con lo señalado anteriormente, la Sala estima aclarado el panorama


que rige ante los permisos para viaje de menores, como los relativos a
cambio de residencia del padre guardador y por ende del menor, resul­
tando imperioso recordar el postulado constitucional contenido en el ar­
tículo 27 que señala:

(...) Todos los niños y adolescentes tienen derecho a mante­


ner, de forma regular y permanente, relaciones personales y
27 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

contacto directo con ambos padres, aun cuando exista sepa­


ración entre éstos, salvo que ello sea contrario a su interés
superior (...).

Dada la significación del tema debatido y resuelto en este fallo, el cual


es del interés colectivo por la materia especial que envuelve, no sólo
para los justiciables que se en encuentren ante esta situación, sino tam­
bién para el juez de instancia que tiene que aplicar el procedimiento
dispuesto para ello, la Sala ordena la publicación de este fallo en la
Gaceta Oficial de la República. Así se decide.

5. La ejecución de un fallo no puede retardar o perjudicar el


período escolar de un niño, niña o adolescente

Sentencia: Nº 899 del cinco de mayo de 2006.


Magistrado Ponente: Marcos Tulio Dugarte Padrón
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
el abogado Alonso Enrique Medina Roa, en re­
presentación de sus menores hijos, contra la de­
cisión dictada el 22 de febrero de 2006, por la
Corte Superior Primera del Circuito Judicial de
Protección del Niño y del Adolescente de la Cir­
cunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas y Nacional de Adopción Internacional.

Extracto del Fallo:

La medida cautelar solicitada en el presente caso está dirigida a sus­


pender la ejecución de la sentencia dictada el 22 de febrero de 2006,
por la Corte Superior Primera del Circuito Judicial de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, que ordenó la entrega del niño objeto del
proceso de guarda a su madre, hasta tanto se decida la causa principal.

Observa la Sala que, respecto a la solicitud de medidas cautelares den­


tro de juicios de amparo constitucional, tal como lo estableció en su
sentencia del 24 de marzo de 2000 (Corporación L’ Hotels, C.A.), el
peticionante no está obligado a probar la existencia de fumus boni iuris
ni de periculum in mora, sino que, dada la celeridad y brevedad que
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 27 1

caracterizan al proceso de amparo constitucional, depende únicamente


del sano criterio del juez acordar o no tales medidas, tomando en consi­
deración las circunstancias particulares del caso sometido a su examen.

Al respecto, esta Sala aprecia que, de los hechos narrados por la parte
accionante, así como del análisis de las actas procesales, se evidencia
la existencia de una situación que amerita la utilización por parte de
esta Sala Constitucional de sus amplios poderes cautelares, como lo es
que la aplicación del fallo accionado significaría el traslado del niño de
la ciudad de Caracas al estado Nueva Esparta, la cual traería como
consecuencia un retardo o perjuicio en el período escolar actual, ya que
según constancia expedida por la Unidad Educativa Colegio Santa Rosa
de Lima, el mismo cursa cuarto grado de la segunda etapa de educación
básica, en dicha institución.

Por lo cual esta Sala declara procedente la medida cautelar solicitada,


y, como consecuencia de ello, se suspenden los efectos de la decisión
dictada el 22 de febrero de 2006, por la Corte Superior Primera del
Circuito Judicial de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, hasta tanto
se dicte pronunciamiento definitivo en la presente causa. Así se decide.

6. La decisión del Tribunal de ordenar de oficio la retasa re-


quiere el agotamiento de la fase declarativa del procedi-
miento de estimación de honorarios, esto es, dejarse
precluido si se tiene o no el derecho al cobro de honorarios

Sentencia: Nº 1.263 del veintiséis de junio de 2006.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional incoado por la ciudadana Sara
Etelvina Martínez Colón, en representación de
su menor hijo, contra el fallo dictado el 30 de
enero de 2006 por el Juzgado Superior Primero
en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del estado Carabobo.
27 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Normativa citada en el extracto del fallo:


LA: Artículo 22.

Extracto del Fallo:

De las anteriores consideraciones se colige que, en el caso bajo el exa­


men, el auto de 23 de enero de 2001 vulneró los derechos constituciona­
les de la demandante y de su menor hijo, por cuanto se ordenó una
retasa de oficio sin que se hubiera materializado la fase declarativa del
procedimiento de cobro de honorarios, es decir, sin que se hubiese esta­
blecido el derecho o no al cobro de honorarios profesionales.

Así, se evidencia de las actas que cursan en el expediente que este


hecho, se hizo valer en juicio sin que los jueces que tuvieron conoci­
miento de la causa se pronunciaran sobre el mismo; por el contrario,
señalaron que el procedimiento de retasa se había llevado a cabo con­
forme a derecho, sin que se tomara en consideración el procedimiento
previo que ordenan los artículos 22 y siguientes de la Ley de Abogados.
Por ello, como dicho auto es violatorio de los derechos de los quejosos,
resulta nulo como consecuencia del agravio a normas de orden público.

7. Pronunciamiento sobre el derecho a la procreación y a la


reproducción asistida y determinación de la filiación

Sentencia: Nº 1.456 de veintisiete de julio de 2006.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Solicitud de Avocamiento interpuesto por la ciu­
dadana Yamilex Coromoto Núñez de Godoy,
sobre la acción de amparo constitucional que
cursaba ante el Juzgado Tercero de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito
de la Circunscripción Judicial del Área Metro­
politana de Caracas.
Voto Salvado del Magistrado Pedro Rafael
Rondón Haaz.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 27 3

Normativa citada en el extracto del fallo y en el Voto Salvado:


CC: Artículos 184, 197, 201, 202,
204, 235, 809 y 1.264.
CPC: Artículos 244 y 543.
CRBV: Artículos 20, 21, 56, 76, 127 y 335.
CSETFD: Artículo 16.e.
DUDDHH: Artículo 29.
LTOMASH Artículos 1° y 16.

Extracto del Fallo:

A) DERECHOS CONSTITUCIONALES DENUNCIADOS


POR LA ACTORA COMO VIOLADOS POR LA PARTE
PRESUNTAMENTE AGRAVIANTE

A.1) DERECHO A PROCREAR: Señaló la actora que se infringió


con “…la inequívoca y consesurada voluntad de una pareja de ejer-
cer el derecho a decidir libre y responsablemente el número de hi-
jos que deseen concebir y a disponer de los medios que les aseguren
el ejercicio de ese derecho, como es el caso de la inseminación
artificial, que es un instrumento, un medio del cual se está privan-
do a YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ, con las consecuencias fata-
les e irreversibles de no poder gozar siquiera de la mera expectativa
de cumplir su propia voluntad y la de su difunto esposo: procrear
un hijo de ambos (artículo 76 de la CRBV y artículo 16.e Conven-
ción sobre la eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer)”.

A.2) DERECHO AL LIBRE DESENVOLVIMIENTO DE LA


PERSONALIDAD: ya que –según afirma la actora, le han impedido
“…no sólo su intención de perpetuar en un hijo (que es una posi-
bilidad incierta) el amor por su marido fallecido y la concreción de
su deseo de tener hijos de la persona amada, sino de cumplir su
proyecto de vida (su realización personal para poder conducir su
vida y alcanzar el destino que se propuso) y de poder desarrollar
las dimensiones de su propia dignidad humana (artículo 20 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela)”.

A.3) DERECHO A LA MATERNIDAD SIN DISCRIMINACIÓN


ALGUNA: indicó en su escrito libelar que “…sea cual fuere el estado
27 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

civil de la madre, exigiendo condiciones para que la igualdad sea


real y efectiva; que, aunque en el caso presente, no se trata de un
resultado seguro, sino de una situación probable que depende –
como causa eficiente– de que se realice el procedimiento de inse-
minación artificial (artículos 56, 76, 21 de la Constitución…)”.

Con respecto a los derechos constitucionales denunciados como con­


culcados por la actuación del Grupo Médico de Fertilidad, C.A. del Cen­
tro Médico Docente La Trinidad, la Sala apunta lo siguiente:

En primer lugar, que los tres derechos invocados están íntimamente rela­
cionados, por cuanto son derechos inherentes a la persona humana, son
“derechos de la personalidad”; es decir, que “…posee toda persona
por su sola condición de tal. Estos derechos no dependen de ningu-
na conducta o adquisición especial del sujeto, sino que nacen con
éste porque implican la protección de la esfera moral y corporal del
ser” (Ensayos sobre Capacidad y Otros Temas de Derecho Civil.
Domínguez Guillén, María Candelaria. Tribunal Supremo de Justicia. Co­
lección Nuevos Autores N° 1, Caracas­Venezuela 2006, p. 506).

El derecho a procrear no es más que el derecho natural de concebir un


ser; derecho éste que al igual que los derechos a la maternidad y pater­
nidad suponen obligaciones en los sujetos que los encabezan, y el ejerci­
cio de estos derechos supone el libre desenvolvimiento de la personalidad,
sin más limitaciones que las que derivan del derecho de las demás y del
orden público y social, tal y como lo dispone el artículo 20 constitucio­
nal, y como lo consagra el artículo 29 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, cuando dispone que:

1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, pues­


to que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su
personalidad.

2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus liberta­


des, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones es­
tablecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento
y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de
satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y
del bienestar general en una sociedad democrática.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 27 5

3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser


ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Na­
ciones Unidas. (Subrayado de este fallo).

(…omissis…)

B) REPRODUCCIÓN ASISTIDA

La intención de la Sala es estudiar de forma general lo relativo a la


reproducción asistida, para ilustrarse sobre el tema científico que ro­
dea la causa, a cuyo conocimiento se ha avocado, con el objetivo de
emitir un pronunciamiento cónsono con el Derecho como ciencia pero
también con la Medicina, ya que no existe en Venezuela legislación al
respecto (salvo la referencia que hace el artículo 204 del Código Ci­
vil) y, por supuesto, la que hace el artículo 127 de la Constitución, al
establecer que “[...]El Estado protegerá el ambiente, la diversidad
biológica, los recursos genéticos, los procesos ecológicos, los
parques nacionales y monumentos naturales y demás áreas de
especial importancia ecológica. El genoma de los seres vivos no
podrá ser patentado, y la ley que se refiera a los principios bioé-
ticos regulará la materia”.

De allí que de este avance científico (reproducción asistida) se han de­


rivado y se derivarán situaciones que deben ser protegidas y resueltas
por esta Sala, a fin de evitar que los vacíos legales atenten contra dere­
chos constitucionales de los ciudadanos.

Vale aquí reiterar lo expuesto en la sentencia N° 1571 del 22 de agosto


de 2001, caso: Asodeviprilara, sobre jurisdicción normativa, en la cual
se sostuvo lo siguiente:

Esta Sala Constitucional, desde sus primeros fallos (José Aman­


do Mejía, Corpoturismo, Servio Tulio León), ha venido soste­
niendo que las normas constitucionales, en particular los
Derechos Humanos, los Derechos que desarrollan directamente
el Estado Social, las Garantías y los Deberes, son de aplica­
ción inmediata, sin que sea necesario esperar que el legislador
los regule, por lo que, en ese sentido, no actúan como normas
programáticas. Para lograr tal aplicación inmediata, la Sala se
ha basado en la letra del artículo 335 constitucional, por ser el
27 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Tribunal Supremo de Justicia el máxime garante de la supre­


macía y efectividad de las normas y principios constitucionales
y, además, por ser las interpretaciones de la Sala Constitucio­
nal sobre el contenido o alcance de las normas y principios
constitucionales, vinculantes para las otras Salas del Tribunal
Supremo de Justicia y demás Tribunales de la República.

En base a dicha norma (artículo 335), en los casos concretos


donde surge alguna infracción constitucional, la Sala ha ejerci­
do la jurisdicción en forma normativa, dándole vigencia inme­
diata a la norma constitucional, y señalando sus alcances o
formas de ejercicio, así no existan leyes que la desarrollen di­
rectamente.

Se trata de interpretaciones vinculantes que obran como una


normativa restringida, hasta que la Asamblea Nacional legisle
sobre la materia.

De allí que relacionada esta causa estrechamente con el tema de la


reproducción asistida, debe esta Sala tener una visión general de la mis­
ma y sus efectos ético­legales, para emitir un pronunciamiento respecto
a la tutela constitucional pedida.

Así, la procreación humana con asistencia científica ha sido definida


como “…el conjunto de técnicas médicas especiales que implican
la ayuda profesional al acto conyugal con el fin de lograr la pro-
creación de la especie humana, la obtención y utilización de ga-
metos con tal finalidad, o la transferencia de embriones con el
mismo fin” (tomado del artículo 2 del PROYECTO DE LEY N° 46 de
2003, SENADO de Colombia, “…por la cual se regula el contrato
de técnicas de reproducción humana asistida y se dictan otras
disposiciones.

La reproducción asistida en principio se ha conceptualizado como técni­


ca de apoyo a la fertilidad en parejas infértiles. Pero hoy en día, la
capacidad de indagar en el material genético embrionario ha facilitado
nuevas aplicaciones, como el uso de embriones para la ciencia, o la
selección de embriones antes de su implantación pensando en futuros
trasplantes entre hermanos, o la donación de embriones congelados para
terceras personas, situaciones que retan al derecho, por no estar prohibida
y a la vez no existen leyes que las rijan.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 27 7

En España, por ejemplo, ha sido aprobada este año una nueva Ley de
Reproducción Asistida (LEY 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de
reproducción humana asistida), la cual permite la selección genética de
embriones con fines terapéuticos para terceras personas, pero al mismo
tiempo prohíbe la clonación de seres humanos con fines reproductivos
(ver, artículo 1 numeral 3). Sobre el tema de la clonación, reseña el
diario El Universal de esta ciudad, en publicación del 7 de junio de
2006, que: “…Un equipo de investigadores de la Universidad de
Harvard anunció ayer que comenzará la clonación de embriones
humanos para obtener células madre, y que usarán fondos privados
para eludir las restricciones del Gobierno Federal”.

En Colombia, la Ley 599 de 2000 (Código Penal) penaliza la repetibili­


dad del ser humano y la fecundación y tráfico de embriones humanos, al
establecer en sus artículos 133 y 134, lo siguiente:

Artículo 133.­ “El que genere seres humanos idénticos por


clonación o por cualquier procedimiento, incurrirá en prisión
de dos (2) a seis (6) años”.

Artículo 134.- “El que fecunde óvulos humanos con finalidad


diferente a la procreación humana, sin perjuicio de la investi­
gación científica, tratamiento o diagnóstico que tengan una fi­
nalidad terapéutica con respecto al ser humano objeto de la
investigación, incurrirá en prisión de uno (1) a tres (3) años.
En la misma pena incurrirá el que trafique con gametos, cigo­
tos o embriones humanos obtenidos de cualquier manera o a
cualquier título”.

Si bien el objetivo de la Sala no es cubrir todos los aspectos relaciona­


dos con el tema de la reproducción asistida, no escapa de la misma el
interés por tener un estudio global del tema, ya que lo planteado aquí
requiere de una regulación expresa y, como ya se señaló, al no existir
legislación sobre este tema, la Sala debe analizar algunos aspectos de
su problemática en este fallo para dar respuesta efectiva a la solicitud
aquí formulada.

La Sala advierte, que los aspectos relativos a la clonación no los tratará


en esta sentencia, ya que lo planteado en esta causa no se refiere a ella.
27 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

B.1) MODALIDADES DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA

En el “Estudio Ético­Legal sobre la Reproducción Asistida”, de Laura


Rosell Roldán (publicado en la pág. web www.uclm.es), se señalan las
siguientes modalidades, las cuales se refieren en otras páginas de internet
relacionadas con el tema, como por ejemplo en: www.civte.com,
w w w. s o m o s c o l o m b i a . o r g , w w w . c e r e z o . p n t i c . m e c . e s , y
www.redaccionmedica.com, por mencionar sólo algunas. Estas modali­
dades son:

a) Inseminación artificial homóloga: el semen del compañero


se hace llegar al óvulo por medios artificiales, y el óvulo es
fecundado dentro del útero materno.

b) Inseminación artificial heteróloga: semen de donante; como


en el anterior ,el semen se lleva artificialmente hasta el óvulo y
lo fecunda en el interior del útero.

c) Fecundación “in vitro” homóloga: consiste en la fecunda­


ción del óvulo en el laboratorio, en un medio artificialmente
creado; con posterior transferencia al útero (con semen de
persona conocida).

d) Fecundación “in vitro” con semen de donante: es indiferen­


te la situación de la mujer (casada o soltera); su óvulo es fe­
cundado con semen de donante anónimo y luego transferido a
su útero.

e) Fecundación “in vitro” con donación de óvulos: el semen


puede ser del marido o de un donante anónimo; lo fundamental
es que también el óvulo es de otra mujer distinta de aquella en
quien se implanta después de la fecundación; se da a luz un ser
al que únicamente se ha gestado.

f) Transferencia intratubárica de gametos en mujeres con obs­


trucción de trompas, se realiza en vivo, introduciendo los ga­
metos más allá de la obstrucción, para que se realice la
fecundación y el cigoto continúe su ulterior desarrollo en su
medio natural.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 27 9

g) Transferencia nuclear: en mujeres con defectos citoplasmá­


ticos de óvulos; es muy parecida a la técnica utilizada en la
clonación animal, y consiste en introducir el núcleo celular de
ovocitos de la mujer en los óvulos de las donantes, a los que se
les ha quitado el núcleo. El óvulo ya puede ser fertilizado, bien
de forma natural si se introduce de nuevo en el útero o in vitro.

Por lo general, se suele utilizar sin distinción los términos de insemina­


ción artificial, fecundación in vitro y otros, cuando en realidad se trata
de distintas técnicas de reproducción asistida, a las cuales en el futuro
pueden añadirse otras.

Como se desprende del documento cursante al folio 73 de la pieza prin­


cipal, a la ciudadana YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ DE GODOY,
se decidió someterla a “fertilización in vitro con el semen congelado…”
de su esposo.

B.2) FECUNDACIÓN IN VITRO

Dado que fue esta modalidad la seleccionada para aplicársela a la acto­


ra, resulta de interés conocer que es esta técnica utilizada por muchos
centros dedicados a la reproducción asistida, y:

…básicamente se trata de la fecundación del óvulo (también


conocido como ovocito) fuera del cuerpo de la madre, el culti­
vo durante los primeros pasos de la división y la ulterior im­
plantación en el útero de la donante. Tanto en la fecundación
extracorpórea, como en la subsiguiente transferencia del blas­
tocito, tienen especial importancia 5 puntos principales: 1) Ob­
tención del óvulo; 2) Maduración del espermatozoide; 3)
Fertilización del óvulo; 4) Cultivo de los primeros pasos de di­
visión; y 5) Implantación del embrión desarrollado ‘in vitro’ en
el útero. (Tomado de la página web www.civte.com).

La fertilización in vitro, es “…el proceso por el cual los


óvulos, obtenidos por aspiración de folículos estimulados, son
fertilizados con espermatozoides, fuera del cuerpo humano.
Los resultantes zigotos/embriones son cultivados en condi­
ciones controladas en una incubadora por un par de días y
luego los embriones son transferidos al útero materno. Este
28 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

es el procedimiento que se conoce coloquialmente como ‘bebé


probet a’ …” (concepto t omado de l a pági na web
www.fertilidad-cmdlt.com).

En el caso de autos, como se evidencia del informe médico


del 23 de septiembre de 2003, el cual corre inserto al folio 73
de la pieza principal, “…(a) la Sra. Núñez se le ha estudia-
do por fertilidad, y se ha decidido someterla a fertiliza-
ción in vitro con el semen congelado, para la cual se hace
inducción de ovulación, ecos seriados, aspiración trans-
vaginal de óvulos y transferencia embrionaria para lo-
grar tener descendencia; igualmente, se le indica la
siguiente medicación:

Reliser, 1 ampolla, Bs. 280.000,00

Puregon, 10 ampollas, Bs. 1.500.000,00

Pregnyl, 2 ampollas, Bs. 200.000,00 (aproximadamente).

De allí que el sistema de reproducción asistida planteado por el Grupo


Médico de Fertilidad, C.A. a los Sres. Núñez y Godoy fue la conocida
como procreación artificial homóloga, es decir, la que se lleva a cabo
con el semen del marido; distinta a la heteróloga, que se efectúa con
semen de un donante, por lo general anónimo.

B.3) DETERMINACIÓN DE LA FILIACIÓN EN CASO DE


REPRODUCCIÓN ASISTIDA

Desde el punto de vista jurídico, esa fecundación in vitro homóloga no


presenta problemas en la determinación de la filiación del hijo nacido
por dicho método, toda vez que es utilizada por dos personas capaces y
con su consentimiento, a diferencia de la heteróloga, en la cual se tiende
a atribuir una paternidad distinta de la biológica, pues como ya se apun­
tó interviene un donante anónimo, y tendrá importancia el hecho de que
la mujer esté soltera o casada, pues en este último supuesto la paterni­
dad debe atribuírsele al marido y la filiación es matrimonial (artículo 204
del Código Civil); pero en el caso de la soltera, el hijo tiene el carácter
de extramatrimonial y, en principio, nadie podrá ser legalmente su padre,
salvo que lo haga por adopción.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 28 1

Este último supuesto trae muchas interrogantes, pues podría darse el caso
de intereses contrapuestos del donante en cuanto a su identidad, la cual
está en anonimato en los Bancos de Donación, con el derecho constitu­
cional que tiene todo niño de conocer a sus padres. Ello, en la Ley 35/
1988, del 22­11 sobre Técnicas de Reproducción Asistida, de España, se
resolvió en el artículo 5.5 previendo la posibilidad de obtener una informa­
ción general sobre el donante que no incluya su identificación, para no
impedir la investigación del mismo; sin embargo, no se le conceden efec­
tos legales; y sólo autoriza el desanonimato sobre la persona del donante
(artículo 8.3) cuando exista peligro comprobado para la vida del hijo o sea
prueba en un proceso penal, pero la misma no implicará en ningún caso,
publicidad de la identidad del donante. Estas disposiciones se repiten en la
nueva Ley española 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproduc­
ción humana asistida (ver, artículos 5.5 y 8.3).

Como antes se apuntó, no existe en el país regulación expresa sobre el


tema de la reproducción asistida, mucho menos sobre la fecundación de
una mujer viuda, con semen crioconservado de su esposo fallecido. Pero se
conocen casos reales que han sido resueltos por los órganos jurisdicciona­
les de otros países, uno a juicio de la Sala, digno de referir: el caso de
Corinne y Alain Parpalaix, comentado por la parte actora, y reseñado por
Carmen García Mendieta en el artículo “Mater Semper Certa Est?”, publi­
cado en la página web: www12.brinkster.com, de la manera siguiente:

Concitó la atención pública en Francia el caso de Corinne Par­


palaix, joven viuda que reclamó judicialmente el semen conge­
lado de su esposo, depositado tres años antes de la muerte del
mismo en el banco estatal de esperma CECOS. La repercu­
sión del proceso pasó desde los periódicos hasta las revistas
jurídicas, que se ocuparon profusamente del caso. El Tribunal
de Gran Instancia de Crêteil, en fallo de fecha 1° de agosto de
1984, que dispone la entrega del esperma a la esposa recla­
mante, examina varios aspectos del problema y constituye un
hito en la historia moderna de la filiación. El Tribunal consideró
que las condiciones de conservación y devolución del esperma
y la inseminación posterior de la viuda son cuestiones que no
están prohibidas por la ley, y ni siquiera están reglamentadas.
Sostuvo que el hecho no se opone al derecho natural, siendo la
procreación uno de los fines del matrimonio. El Tribunal puso
énfasis en todo momento en averiguar cuál había sido la volun­
28 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

tad del difunto marido, Alain Parpalaix. Así, adjudicó especial


relevancia a la actitud del mismo, quien durante la enfermedad
que lo llevó a la muerte (cáncer de testículos) quiso preservar
sus posibilidades de tener un hijo, depositando una toma de
esperma en el banco demandado. Y, dos días antes de su muerte,
contrajo matrimonio civil y religioso con Corinne. (Ésta, en
definitiva, no logró concebir)…

Se pregunta la Sala, ¿y es que no puede entonces existir inseminación


artificial ni fecundación in vitro post mortem? Ha pasado en Tokio, en
Inglaterra, en Argentina, por mencionar algunos países, que después de
fallecido el cónyuge (muerte súbita), la viuda ha solicitado se extrajera
y congelara el semen del hombre fallecido, a los fines de que se le
practique la inseminación artificial y, en algunos casos han pedido se
reconozca la paternidad, esto es, la relación familiar entre el bebé y el
padre fallecido (véase, página web www.consumer.es, donde aparece
reseña del caso Diane Blood, en el cual un Tribunal británico en febrero
de 1998 admitió la paternidad de un hombre fallecido hace ocho años).

Es buena la referencia a la regulación de la reproducción asistida en el


Estado de Tabasco (México), en cuyo Código Civil se legitima y legaliza
la inseminación artificial, la fecundación in vitro y cualquier otro método
de reproducción asistida, pero “…los limita a las parejas casadas y a
las que viven públicamente como si fueran marido y mujer, sin tener
algún impedimento para contraer matrimonio entre sí. Dicho código
establece la obligatoriedad del consentimiento de ambos miembros
de la pareja como condición indispensable para acceder a la
asistencia reproductiva y determina que es causal de divorcio la
inseminación de la mujer sin el consentimiento de su pareja. Tam-
bién, reconoce la desvinculación de los padres biológicos y los
padres legales, y diferencia a la madre biológica de la madre subs-
tituta o subrogada. En caso de subrogación, considera a la mujer
contratante como la madre legal. El Código Civil para el Estado de
Tabasco contempla varios aspectos relevantes indisolubles de la
aplicación de las TRA. Sin embargo, esta aproximación legal, sin
precedente nacional, no contempla otras implicaciones de la re-
producción asistida: Inseminación postmortem, el anonimato del
donador en la inseminación heteróloga y la disposición de los em-
briones que exceden a los transferidos en un ciclo” (v. artículo “la
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 28 3

Reproducción Asistida en México, por Yolanda Secades y Biol. Emma


Torra, publicado en www.fertilityworld.org).

En el caso que nos ocupa, el tema de la filiación en el supuesto de que la


actora tuviera descendencia por vía de la reproducción asistida, tendría
también solución por aplicación de principios constitucionales y de De­
rechos Humanos, señalados en el punto A3) de este fallo, y que se sin­
tetizan en que todo hijo tiene derecho a conocer a sus padres; derecho
que no se limita a saber quién es, sino a obtener los efectos jurídicos de
tal condición.

Sin embargo, a nivel del Código Civil venezolano, surge una dificultad
legal en este caso, para establecer la filiación paterna del hijo que pudiera
nacer, que no fue concebido durante el matrimonio (artículo 201 del Códi­
go Civil), sino cuando el vínculo se había roto, aunque la esperma fue
recolectada durante el matrimonio. Se trata de una situación no prevista
en el Código Civil, pero que a juicio de la Sala, no puede convertirse en
una traba para que el producto de la inseminación post mortem, no goce
de sus derechos de conocer a sus padres, y llevar sus apellidos.

En casos como éstos (inseminación post mortem), donde consta la exis­


tencia del semen, así como de quien emana y el estado civil de los suje­
tos involucrados en la inseminación, por razones de seguridad jurídica
se hace necesario una orden judicial al respecto, de manera que consta­
tados esos extremos, se declare la filiación paterna del concebido en
estas circunstancias y se ordene su inscripción en el registro civil con
tal filiación, ajustado a lo dispuesto en el artículo 235 del Código Civil.
Al fin y al cabo se trata de una filiación producto de un matrimonio,
producida por estas técnicas aplicadas post mortem, pero donde el na­
cido es hijo del marido de la madre, a menos que tal paternidad sea
desconocida por sus herederos mediante juicio al respecto.

Esta filiación debe ser declarada en sentencia judicial, así no proven­


ga de un proceso contencioso, y si los extremos que hacen presumir la
filiación pueden determinarse por un juez de familia, que ordene y
supervise la inseminación, en estos excepcionales casos podrá ser de­
clarada, a pesar de que no se esté ante el supuesto del artículo 201 del
Código Civil.
28 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

La inseminación artificial está contemplada someramente en el ar­


tículo 204 del Código Civil, y dicha norma impide al marido desconocer
al hijo, si ha autorizado la inseminación artificial de la mujer, así no sea
de él el semen.

En este sentido, la novedosa Ley española 14/2006, de 26 de mayo,


sobre técnicas de reproducción humana asistida, en su artículo 8, nu­
meral 1, dispone en torno a la determinación legal de la filiación, que:
“1. Ni la mujer progenitora ni el marido, cuando hayan prestado
su consentimiento formal, previo y expreso a determinada fecun-
dación con contribución de donante o donantes, podrán impug-
nar la filiación matrimonial del hijo nacido como consecuencia
de tal fecundación”.

Estando prevista en el artículo 204 del Código Civil la inseminación ar­


tificial, y siendo posible que ella tenga lugar entre esposos, después de
la muerte de uno de los cónyuges, y siempre que la cónyuge no contrai­
ga matrimonio antes del alumbramiento, la filiación del nacido por esta
técnica, se reconocerá conforme a lo expuesto, y así se declara.

Igualmente tal filiación quedará establecida si se trata de una insemina­


ción artificial que utiliza semen u óvulos de personas sin impedimentos
para contraer matrimonio, pero entre quienes no hay vínculo matrimo­
nial, siempre que conste la existencia del semen o los óvulos, de quienes
emanan, y la manifestación de voluntad de que ese semen se utilice
para fecundar por inseminación artificial homóloga o fecundación in vi­
tro homóloga, al óvulo de persona determinada que aceptó.

B.4) REFERENCIA A LA DONACIÓN RETRIBUIDA Y A LOS


CASOS DE MADRES SUBROGADAS

La Sala no tocará con profundidad los temas referidos a los bancos de


semen y vientres alquilados, esto es, lo relativo a las llamadas donación
retribuida y gestantes o madres subrogadas o sustitutas, por cuanto si
bien están relacionadas con las técnicas de reproducción asistida, las
mismas no han sido objeto de regulación legal, y los aspectos que sobre
las mismas hayan de resolverse, mientras no se dicten las leyes, se hará
en la oportunidad que a la Sala se le planteen conflictos en concreto
como el originado en autos.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 28 5

Sin embargo, se observa que es una realidad la existencia de los llama­


dos bancos de semen, que en países como España han sido objeto de
regulación expresa, a los fines de establecer los requisitos para ser do­
nante, las características que suelen tener los contratos de este tipo de
donación (v. artículo 5 de la Ley 14/2006), y el establecimiento de un
Registro Nacional de Donantes (v. artículo 21 de la misma Ley).

En Italia, por el contrario, la Ley 40 sobre Reproducción Asistida de


2004, entre las limitaciones que contiene para la aplicación de técnicas
de reproducción asistida, establece la prohibición de la fecundación
heteróloga, es decir, aquella efectuada con espermatozoides u ovocitos
que provienen de donantes externos a la pareja.

Resalta en este tema, la polémica a nivel mundial que ocasiona la venta


de óvulos, basta leer artículos como el que aparece publicado en el dia­
rio El Tiempo, de Colombia, del 25 de junio de 2006, titulado “Los óvulos
se volvieron un mercado fecundo”, donde se reseña casos reales de
colombianas que se promocionan en la web para donar sus óvulos, a
cambio de grandes sumas de dólares.

También es una realidad la manipulación genética que practican mu­


chos centros dedicados a la reproducción asistida (sea con el fin de
evitar taras o enfermedades graves, seleccionar el sexo del bebé, o
predeterminar ciertas características físicas o psicológicas), con el pro­
pósito de modificar la información y el caudal genético de la especie (en
Venezuela según publicación del 28 de junio de 2006, en el diario El
Nacional, “Logran ...(por primera vez con éxito)... embarazo con se­
lección de sexo del bebé”).

Respecto a este punto la Sala, aun cuando consciente de que el tema


reviste importancia por las consecuencias éticas y jurídicas que su práctica
conlleva, se abstendrá en esta oportunidad de emitir pronunciamiento, y lo
hará en el momento que se presente alguna acción relacionada con este
punto tan delicado que, sin lugar a dudas, ante una ausencia de regulación
normativa puede trastocar el fin primordial de la reproducción asistida y
lo referente al genoma humano, como bien jurídico protegible.

En esta oportunidad sólo inquieta a la Sala, el hecho de que a la par de


que existen estos bancos de semen, que hoy en día han permitido a
muchas mujeres cumplir sus sueños de ser madres, la circunstancia de
28 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

que a los donantes de semen le es garantizada la confidencialidad de


sus datos (permanecer en el anonimato, véase como ejemplo el artículo
21.1 de la Ley 14/2006 de España sobre reproducción asistida) choca
con el derecho que tiene todo hijo de conocer la identidad de sus proge­
nitores; derechos ambos, el de procrear y el de conocer la identidad de
los padres, consagrados en los textos constitucionales de muchos paí­
ses, como el nuestro, y reconocidos por instrumentos internacionales
como antes lo apuntó la Sala, la cual señala que ésta no es la oportuni­
dad para decidir sobre este tema.

Por otra parte, llama también la atención de esta Sala el tema de las
madres de alquiler o gestantes subrogadas. Estas madres “…llevan a
cabo la gestación de un nasciturus y su alumbramiento, ante la
imposibilidad física de realizarlo por parte de una determinada mujer
que desea ser madre, de modo que una vez nacido tal hijo sea con-
siderado hijo de la mujer que desea tenerlo y que no puede tener-
lo. Así podría darse el caso de un niño con tres madres, una que
aporta el material genético, otra que lo gesta y lo da a luz y otra
que tiene la patria potestad. En este aspecto se podría producir un
dilema ético e incluso legal si llegado el caso una de las dos prime-
ras quisiera considerar el hijo como suyo pero en España la mater-
nidad viene determinada legalmente por el parto” (Laura Rosell
Roldán, Estudio Ético-Legal sobre la Reproducción Asistida, trabajo
publicado en la pág web www. uclm.es/ab/enfermeria).

La maternidad subrogada ha sido definida por el informe Warnock (Rei­


no Unido) como “[...]la práctica mediante la cual una mujer gesta o
lleva en su vientre un niño para otra mujer, con la intención de
entregárselo después que nazca” (definición tomada del trabajo “Bre­
ve aproximación en torno a la problemática de la maternidad subroga­
da”, de María Eleonora Cano, publicado en la página web
www.revistapersona.com.ar).

En este aspecto, conviene mencionar que la novísima Ley 14/2006, 26


de mayo, de España sobre Técnicas de Reproducción Asistida, dispone
respecto a este tema, en su artículo 10, lo siguiente:

Artículo 10.­ Gestación por sustitución.

1. Será nulo de pleno derecho el contrato por el que se con­


venga la gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 28 7

renuncia a la filiación materna a favor del contratante o de un


tercero.

2. La filiación de los hijos nacidos por gestación de sus-


titución será determinada por el parto.

3. Queda a salvo la posible acción de reclamación de la pater­


nidad respecto del padre biológico, conforme a las reglas ge­
nerales” (negrillas de este fallo).

Dicha referencia se hace sólo a título ilustrativo, pues mientras se dicte


una ley que regule los principios bioéticos previstos en el artículo 127 de
la Constitución, la Sala, ante la realidad y la cobertura constitucional
que en esta materia debe existir, no quiere pasar por alto el hecho de
que frente a la práctica de estas técnicas de reproducción asistida, por
medio de donante de esperma, óvulo y/vientre, lo importante en todo
caso es que en materia de filiación, se otorgue la paternidad y materni­
dad a quienes hayan manifestado y realmente tenido la voluntad pro­
creacional, es decir, la voluntad y el afecto para tener su descendencia,
y no a quienes han prestado un servicio para que esa reproducción asis­
tida tenga éxito.

(...omissis…)

E) ANÁLISIS CONCRETO DEL AMPARO PROPUESTO

Tomando en cuenta los hechos alegados por la parte actora como lesi­
vos de los derechos constitucionales indicados supra, así como la tras­
cendencia especial de las circunstancias que rodean a esta acción de
amparo constitucional, puesto que se originó con ocasión a la negativa
de una actividad médico­científica que también la Sala ha estudiado, y
teniendo en consideración cada una de las pruebas cursantes en las
actas que conforman el presente expediente, la Sala avocada al conoci­
miento de la presente acción de amparo constitucional, la cual fue de­
clarada en una primera instancia sin lugar, decide –de manera expresa,
positiva y precisa– dicha acción con fundamento en las siguientes razo­
nes de hecho y de derecho:

No ha sido controvertido el hecho de que los ciudadanos YAMILEX


COROMOTO NÚÑEZ DE GODOY y su difunto esposo DILMAR
28 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

JOSÉ GODOY MENDOZA, acudieron al Grupo Médico de Fertilidad,


C.A. del Centro Médico Docente La Trinidad, en fecha 5 de junio de
2003 con el fin de preservar muestra seminal del referido ciudadano,
quien iba a ser sometido a tratamiento químico, por padecer de “Sarco­
ma de Ewing metastásico a hueso”.

Está demostrada en autos que dicha muestra seminal fue tomada por la
parte accionada, y que aun la preserva –según informó a esta Sala en
fecha reciente bajo el proceso de “criopreservación” o “crioconserva­
ción” (técnica de conservación donde se utiliza nitrógeno líquido a ­196
grados centígrados tanto para el semen como para embriones).

A juicio de esta Sala, el tiempo que lleva la muestra seminal en congela­


ción no acarrearía problema alguno a pesar de haber transcurrido los
dos años previamente fijados, por cuanto leyes como la española regu­
latorias de la materia fijan como tiempo máximo de duración para la
criopreservación el lapso de cinco años; no obstante, hay quienes consi­
deran que:

Los datos científicos acumulados muestran que la congelación


de semen, espermatozoides o tejido testicular puede prolon­
garse sin merma de su seguridad. Por otro lado, la práctica
médica actual ha hecho posible que hombres en edad repro­
ductiva afectos de patologías que ocasionan esterilidad, pue­
dan beneficiarse preventivamente de la crioconservación de
semen y espermatozoides. En consonancia con estas realida­
des, se hace aconsejable eliminar las limitaciones contenidas
en el artículo 11.1 de la Ley 35/1988 para el mantenimiento del
semen congelado durante cinco años. La solución más ade­
cuada parece la supresión del citado plazo, permitiendo la con­
gelación del semen por tiempo indefinido. (RESUMEN
GENERAL DEL INFORME ANUAL, 1998, hecho público el
3 de marzo de 1999, de la COMISIÓN NACIONAL DE
REPRODUCCIÓN HUMANA ASISTIDA I tomado de
www.cerezo.pntic.mec.es).

Ahora bien, lo que sí ha sido controvertido en el presente caso han sido


dos circunstancias, a saber:

1) La voluntad del ciudadano DILMAR JOSÉ GODOY MENDOZA de


que su muestra sea utilizada por la actora para aplicar una fertilización
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 28 9

in vitro (véase, entre otros, folio 52 de la pieza principal, acta de la


audiencia constitucional celebrada el 21 de junio de 2005).

2) El hecho de que el referido ciudadano padeció una enfermedad que


podría ser hereditaria (véase, entre otros, folios 53 y 54 de la pieza princi­
pal, acta de la audiencia constitucional celebrada el 21 de junio de 2005).

Con respecto a la primera circunstancia, la Sala debe resaltar la impor­


tancia que ésta tiene para decidir un caso como éste y los que a futuro
puedan presentarse, ello sin restarle a la segunda circunstancia la mag­
nitud que tiene. Pero es que precisamente, este primer hecho contro­
vertido es el fundamento central del juez que conoció en primera instancia
constitucional, para declarar sin lugar la petición de la actora.

Al respecto, la Sala observa, el fallo en consulta consideró que era ne­


cesario el consentimiento del ciudadano DIMAR GODOY para que la
muestra de su esperma pueda ser utilizada (ver, folio 62 de la pieza
principal). Pero resulta que este ciudadano falleció y para el Tribunal de
primera instancia como no existe una manifestación de voluntad dada
en un testamento, sencillamente la acción es “…impróspera”.

Considera esta Sala que la entrega de la muestra seminal a una institu­


ción como la Clínica de Fertilidad del Centro Médico Docente La Trini­
dad, dedicada a la aplicación de tratamientos de fertilización asistida e
implica la expresión directa y específica de la voluntad de DILMAR
GODOY, de que se ponga en práctica uno de los métodos de reproduc­
ción asistida, siendo la receptora del semen su esposa, como surge de
las pruebas antes analizadas. Para contrarrestar esta voluntad, se re­
querirá que una de las personas a que se refiere el artículo 1 de la Ley
de Trasplantes de Órganos y Materiales Anatómicos en Seres Huma­
nos (el cual se refiere a la esperma sólo en lo que respecta a aceptación
de donante y receptor de la misma, entre los exceptuados del cumpli­
miento de los requisitos previstos en dicha Ley), o en su defecto una de
las nombradas en el artículo 17, se oponga a dicha voluntad con una
razón motivada en un acto que genere la certeza de que quien actuó de
una forma cambió de parecer, y ese no es el caso de autos.

No puede la institución médica, en este caso, el Grupo Médico de


Fertilidad, C.A., que tiene un compromiso previamente pautado con la
actora y su cónyuge fallecido (v. artículo 1264 del Código Civil), ne­
29 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

garse, pues existe en autos documento posterior a la solicitud de crio­


preservación (autorización del 22 de febrero de 2004) que revela de
manera patente que el ciudadano DILMAR GODOY, quien ostentaba
capacidad de goce y de disposición, manifestó la voluntad procreacio­
nal, específicamente a través del procedimiento de reproducción asis­
tida con la muestra custodiada por el Centro Médico Docente La
Trinidad, en los términos siguientes:

…autorizo a la ciudadana YAMILEX COROMOTO


NÚÑEZ, titular de la Cédula de Identidad N° V-14.757.789,
quien actualmente es mi ‘Concubina’ de profesión T.S.U.
Administración Mención Empresas, para que se encargue
de realizar, agilizar, retirar y efectuar todas aquellas diligen­
cias pertinentes a mi nombre y/o a solicitud, tales como: El
pago de sueldo, correspondientes a mis quincenas, trámites de
mi cuenta de ahorro (Banco Mercantil) y la que poseemos a
nombre de los dos (Banco Fondo Común), Tramitación de Tí­
tulo Universitario y, en fin, el de cumplir mi gran sueño el so­
meterse a futuro en la procreación de hijos a través de
‘Enci­minación (sic) Artificial’ ya que por razones ajenas a mi
voluntad no podré ejercerlo como lo manda la Ley de Dios,
cuyo espermatozoide se encuentra custodiado a través del
Centro Médico Docente La Trinidad, desde el mes de Junio
2003, Médico tratante: Dr. Hibraim Reyes… (ver, original
cursante en el folio 78 de la pieza principal).

Y para que esta manifestación de voluntad pierda validez, hace falta


otra que le reste certeza respecto al deseo del fallecido, lo cual consis­
tiría en la manifestación escrita de que su esperma fuese destruida en el
caso de fallecer, y éste no es el supuesto de autos; muy el por el contrario,
pocos meses antes de su fallecimiento, dicho ciudadano contrajo
matrimonio civil con la actora.

De esta forma, la situación jurídica que denuncia infringida la actora, y


que pide a esta Sala sea restablecida, no es más que el reconocimiento de
la relación familiar que tenía con dicho ciudadano en virtud de su unión
matrimonial y el deseo de ambos de tener descendencia, de manera que
se cumpla con la voluntad procreacional que ambos manifestaron y para
lo cual acudieron a la sede donde funciona la parte accionada. Voluntad
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 29 1

procreacional que quedó demostrada con las pruebas cursantes en autos


y que han sido narradas y analizadas en este fallo.

Contrariamente a lo señalado por el ciudadano Rafael Aguiar Guevara,


en su condición de Presidente­Fundador de la Asociación Venezolana
de Derecho Médico, en escrito presentado ante la primera instancia
constitucional en el cual solicitó se le tuviera como tercero coadyuvan­
te, condición que le fue negada por dicho Juzgado, la indicación de una
negativa en el formato de solicitud de criopreservación de su muestra
seminal, no puede conllevar a la negativa de ejercicio de derechos cons­
titucionales a favor de una persona como la actora, en la cual no sólo ya
existía una expectativa legítima de derecho de procrear, sino que ade­
más tenía un tratamiento médico con la parte señalada como agraviante
para la ejecución de una fecundación asistida, lo cual en legislaciones
que regulan la materia en otros países como España, presume otorgado
el consentimiento del cónyuge (ver, artículo 9.2 de la Ley 14/2006, de
26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida).

Así mismo, respecto a la filiación paterna establece el artículo 204 del


Código Civil, lo siguiente:

Artículo 204.- El marido no puede desconocer al hijo alegan­


do su impotencia, a menos que sea manifiesta y permanente.

El desconocimiento no se admitirá, aun en ese caso, cuan-


do la concepción ha tenido lugar por la inseminación ar-
tificial de la mujer con autorización del marido” (negrillas
de este fallo).

De manera que el ejercicio del derecho de la actora de procrear, ejer­


cer la maternidad, no supondría la negación para el posible descen­
diente de los derechos civiles y sociales a que tiene derecho, entre
otros, por la Constitución y las leyes venezolanas, ya que se trataría
de un descendiente del matrimonio. De allí que la Sala tiene por dado
el consentimiento libre, consciente y formal del ciudadano DILMAR
GODOY a la actora, ciudadana YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ
DE GODOY, de someterse a una fecundación in vitro con la muestra
de su semen, la cual se encuentra criopreservada en la sede de la
parte accionada. Así se decide.
29 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Con respecto a la segunda circunstancia controvertida, esto es, el he­


cho de que la enfermedad padecida por el ciudadano DILMAR GO­
DOY pueda ser heredada en caso de ser positiva la fecundación in
vitro, la Sala observa lo siguiente:

El sarcoma de Ewing “…es un tipo específico de tumor óseo malig-


no (canceroso) que afecta a los niños”, el cual “…se presenta en
cualquier momento de la niñez, pero generalmente se desarrolla en
la pubertad cuando los huesos están creciendo rápidamente.
…Omissis… El tumor puede originarse en cualquier parte del cuer-
po, generalmente en los huesos largos de las extremidades, la pel-
vis o el tórax, al igual que en el cráneo o en los huesos planos del
tronco. Los síntomas son pocos. El más común es el dolor y, ocasio-
nalmente, inflamación en el sitio del tumor. Los niños pueden rom-
perse un hueso en el sitio del tumor después de un trauma
aparentemente menor (fractura patológica) y también puede pre-
sentarse fiebre. El tumor se disemina fácilmente (metástasis), por lo
general, a los pulmones y a otros huesos. Al momento del diagnós-
tico, la metástasis está presente en aproximadamente un tercio de
los niños” (tomado de la página web www.nlm.nih.gov/medlineplus).

Respecto al factor de riesgo del cáncer de hueso, se observa que “…aun-


que los científicos no están seguros de la causa del cáncer de hue-
so, algunos factores pueden aumentar el riesgo para una persona.
Estos cánceres ocurren con más frecuencia en niños y en adultos
jóvenes. Ocurren especialmente en quienes han tenido tratamien-
tos de radiación o de quimioterapia para otras enfermedades. Los
adultos que tienen la enfermedad de Paget, una condición no can-
cerosa que se caracteriza por un desarrollo anormal de las células
óseas nuevas, pueden tener un riesgo mayor de osteosarcoma. Un
número reducido de cánceres óseos son hereditarios. Por ejemplo,
los niños que tienen retinoblastoma hereditario tienen un riesgo
mayor de desarrollar osteosarcoma” (tomado de la página web
www.ufaqs.com/cancerfacts). Negrillas de este fallo.

De allí que resulta contrario a lo pactado por el Grupo Médico de


Fertilidad, C.A. con los Sres. Godoy, el señalar como lo asevera el Sr.
Aguiar Guevara que “[...]no es ético, ni científicamente aceptable,
convalidar una inseminación artificial, con semen de DIGMER
Godoy, por cuanto es un hecho fehaciente e indubitado su patología
tumoral genético-hereditaria[...]”.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 29 3

Lejano a la ética es recibir una muestra seminal de una persona con


expectativas de vida, que ya ha manifestado las razones (afección de
salud y tratamiento químico de una enfermedad) por las cuales requiere
preservar dicha muestra, pues así se lo recomendó su médico oncólogo;
adquirir un compromiso para practicar una actividad científica como lo
es la fecundación in vitro, y luego negarse a ejecutarla con la excusa de
que su descendencia puede heredar la enfermedad, cuando de ser así
dicho Grupo Médico debió negarse al momento de ser efectuada la so­
licitud de criopreservación del semen, justamente para no contrariar
principios médicos, morales y constitucionales, mucho menos para in­
cumplir un compromiso contractual.

Dicha Clínica de Fertilidad al manifestar esos motivos para la negati­


va que es lesiva a la actora, se contradice con lo que señala en su
página web www.fertilidad­cmdlt.com, que al promocionarse destaca
que “…tiene una sólida experiencia y éxitos demostrados, así como
tradición de innovación y excelencia, al haber sido pionera en el
país en introducir nuevos procedimientos y ser líder tanto en el
número de ciclos de fertilización asistida de alta complejidad ini-
ciados como de bebés nacidos a partir de ellos”, y que “…la se-
lección del procedimiento de alta complejidad a utilizar con cada
pareja se hace sobre la base de sus antecedentes y estudio pre-
vio” (resaltado de esta Sala).

Cuando del acta de la audiencia constitucional realizada en el Juzgado


Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas (ver, folio
55 de la pieza principal) se desprende que no hubo un estudio previo
de la muestra del esperma, para determinar si la enfermedad es trans­
misible o no al posible descendiente, pues en dicha acta se lee lo si­
guiente (negrillas de esta Sala):

…Y al Tercero se le preguntó lo siguiente: En qué se basa usted


par afirmar que los genes de la muestra se encuentran afecta­
dos por la enfermedad del paciente. Contestó: ‘viene dada por
los estudios e información bibliográfica’; inmediatamente la mis­
ma pregunta se le formuló a la querellada, quien procedió a ofre­
cer el testimonio especializado del bioquimico (sic) ciudadano
ROMANO PIRAS MAJTELES que el tribunal aceptó y éste
contestó: “Este tipo de enfermedad tiene una alta transmisibili­
29 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

dad no en el 100% de los casos, habría que estudiar los cromo­


somas del paciente, y en el presente asunto no se dio el estudio
para tener certeza si la muestra es normal o no…”.

La genética moderna permite entender cómo se heredan las enfermeda­


des genéticas basándose en el ADN, genes y cromosomas. De allí que en
este caso, el antecedente de cáncer de hueso por parte del difunto Sr.
Godoy, no es un motivo suficiente para la negativa a practicar la técnica
de reproducción asistida que ya había sido pactada, mucho menos sin la
existencia de un estudio previo de la muestra de su semen (técnicas de
diagnóstico preimplantacional, regulada en España en el artículo 12 de la
novedosa Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción
humana asistida), siendo además que hoy en día se practican técnicas
terapéuticas sobre el preembrión vivo in vitro que tratan una enfermedad
si la misma existe o impiden su transmisión, por lo que la Sala considera
potestativo de la actora que, en el presente caso, se efectúe dicho exa­
men, a los fines de determinar la probabilidad de transmisión de su pade­
cimiento, pues ello en todo caso no obsta para que la actora lleve a cabo
la reproducción asistida; de estimarse necesario dicho examen lo realiza­
rá el Instituto de Medicina Experimental de la Universidad Central de
Venezuela, por medio del Laboratorio de Genética Humana y Experimen­
tal, que –como reseña la página web www.med.ucv.ve.com– “[...] es el
Centro Nacional de Genética del Ministerio de Sanidad y Asistencia
Social y en dicho Centro se realizan actividades tales como: 1.- Ase-
soramiento genético. 2.- Consulta a pacientes con riesgo de proble-
mas genéticos. 3.- Estudios cromosómicos”.

Ello así, por ser dicho ente, especializado en la materia y ajeno a esta
controversia, a los fines de preservar la objetividad en la realización del
estudio, y a expensas de la parte actora, y no del ente accionado como
ésta lo pidió, pues de la voluntad e interés de la actora depende que el
mismo se efectúe.

Por otra parte, de los recaudos cursantes en autos se evidencia que la


actora inició una terapia hormonal, la cual fue interrumpida y en la actua­
lidad no se ha llevado a cabo, la cual es necesaria para la efectiva realiza­
ción de la fecundación in vitro, razón por la cual se ordena que se reinicie
y complete tal tratamiento para que se efectúe dicho método de repro­
ducción asistida, lo cual se hará a instancia de la actora, quien tiene un
lapso de cuatro meses para decidir si la fecundación in vitro se la practica
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 29 5

el Grupo Médico de Fertilidad, C.A. u otra institución médica a la cual


trasladará la muestra de semen que deberá ser entregada por la parte
accionada; o simplemente si desiste de practicarse dicha técnica de re­
producción asistida, en cuyo caso deberá desecharse dicha muestra.

Con base en la motivación antes esbozada, la Sala estima que en el


presente caso están dados los presupuestos para declarar parcialmente
con lugar la tutela constitucional solicitada por la ciudadana YAMILEX
COROMOTO NÚÑEZ DE GODOY, pues la actuación del GRUPO
MÉDICO DE FERTILIDAD, C.A. del CENTRO MÉDICO DOCEN­
TE LA TRINIDAD, resulta evidentemente lesiva de los derechos cons­
titucionales invocados por la actora, razón por la cual se revoca la
decisión dictada por el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Ci­
vil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metro­
politana de Caracas, que declaró sin lugar el amparo propuesto, y se le
restablece así la situación jurídica a la accionante. Así se decide.

Por último, esta Sala observa que en el presente caso se ha declarado


parcialmente con lugar la solicitud de amparo y la parte demandada
tenía razones para litigar, razón por la cual la Sala debe desechar tal
solicitud. Así se declara.

VOTO SALVADO

...gistrado que suscribe disiente de la mayoría respecto del fallo que


antecede por las siguientes razones:

1. La decisión de la que se discrepa declaró parcialmente con lugar la


demanda que encabeza estas actuaciones y, en consecuencia, condenó
a la demandada a que complete el ciclo de fertilización in vitro de la
demandante con la muestra de esperma de quien fuera su cónyuge, con
la inclusión de un estudio de cromosomas de la muestra espermática;
además, reconoció la “filiación de hijo matrimonial” de quien naciere
como producto de esa reproducción asistida y ordenó su inscripción en
el Registro Civil con tal condición.

Para la fundamentación de tal decisión, la Sala estableció que:

…la entrega de la muestra seminal a una institución como la


Clínica de Fertilidad del Centro Médico Docente La Trinidad,
29 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

dedicada a la aplicación de tratamientos de fertilización asis­


tida e implica la expresión directa y específica de la voluntad
de DILMAR GODOY, de que se ponga en práctica uno de
los métodos de reproducción asistida, siendo la receptora del
semen su esposa, como surge de las pruebas antes analiza­
das. (…)

No puede la institución médica, en este caso, el Grupo Médico de Fertilidad


C.A., que tiene un compromiso previamente pautado con la actora y su
cónyuge fallecido (v. artículo 1264 del Código Civil), negarse, pues existe
en autos documento posterior a la solicitud de criopreservación (autoriza­
ción del 22 de febrero de 2004) que revela de manera patente que el ciuda­
dano DILMAR GODOY, quien ostentaba capacidad de goce y de
disposición, manifestó la voluntad procreacional, específicamente a través
del procedimiento de reproducción asistida con la muestra custodiada por el
Centro Médico Docente La Trinidad, en los términos siguientes:

…autorizo a la ciudadana YAMILEX COROMOTO


NÚÑEZ, titular de la Cédula de Identidad N° V-14.757.789,
Quien actualmente es mi “Concubina” de profesión T.S.U.
Administración Mención Empresas, para que se encargue
de realizar, agilizar, retirar y efectuar todas aquellas diligen­
cias pertinentes a mi nombre y/o a solicitud tales como: El
pago de sueldo correspondientes a mis quincenas, trámites de
mi cuenta de ahorro (Banco Mercantil) y la que poseemos a
nombre de los dos (Banco Fondo Común), Tramitación de Tí­
tulo Universitario y en fin el de cumplir mi gran sueño el some­
terse a futuro en la procreación de hijos a través de
“Enci­minación (sic) Artificial’, ya que por razones ajenas a
mi voluntad no podré ejercerlo como lo manda la Ley de Dios,
cuyo espermatozoide se encuentra custodiado a través del
Centro Médico Docente La Trinidad, desde el mes de Junio
2003, Médico tratante: Dr. Hibraim Reyes… (ver, original
cursante en el folio 78 de la pieza principal).

Y para que esta manifestación de voluntad pierda validez, hace falta


otra que le reste certeza respecto al deseo del fallecido, lo cual consis­
tiría en la manifestación escrita de que su esperma fuese destruida en el
caso de fallecer, y éste no es el supuesto de autos; muy el por el contrario,
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 29 7

pocos meses antes de su fallecimiento, dicho ciudadano contrajo matri­


monio civil con la actora.

(…)

… la indicación de una negativa en el formato de solicitud de criopre­


servación de su muestra seminal, no puede conllevar a la negativa de
ejercicio de derechos constitucionales a favor de una persona como la
actora, en la cual no sólo ya existía una expectativa legítima de derecho
de procrear, sino que además tenía un tratamiento médico con la parte
señalada como agraviante para la ejecución de una fecundación asisti­
da, lo cual en legislaciones que regulan la materia en otros países como
España, presume otorgado el consentimiento del cónyuge (ver, artículo
9.2 de la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción
humana asistida)”.

1.1 En criterio del disidente, no hay elementos de juicio en el expediente


que permitan concluir que la voluntad que expresó quien fuera cónyuge
de la quejosa, de que se la inseminara con su semen, incluya la fecunda­
ción post mortem y, sin lugar a dudas, ello no puede presumirse ni infe­
rirse; la manifestación de voluntad al respecto debe ser expresa.

Por el contrario, el examen del expediente revela, con absoluta claridad,


que el fallecido no autorizó a su cónyuge “a retirar y utilizar la mues-
tra por (él) entregada para intentar lograr un embarazo, sin re-
querirse (su) presencia ni ninguna autorización adicional de (su)
parte”. En efecto, en el documento conformante del folio 81, el formu­
lario de solicitud de criopreservación de semen, que fue suscrito por el
hoy occiso, se lee que éste, de su puño y letra (salvo prueba en contra­
rio) escribió “NO” en el campo en que habría ido el nombre de su en­
tonces concubina si él hubiera querido que sí se le entregara la muestra
en los términos que se transcribieron; ello, porque dicha cláusula de la
solicitud indica: “en caso de no estar de acuerdo, escriba NO en el
espacio destinado al nombre de la pareja”.

Al respecto, la Sala señaló que “la indicación de una negativa en el


formato de solicitud de criopreservación de su muestra seminal, no
puede conllevar a la negativa de ejercicio de derechos constitucio-
nales a favor de una persona como la actora, en la cual no sólo ya
existía una expectativa legítima de derecho de procrear, sino que
29 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

además tenía un tratamiento médico con la parte señalada como


agraviante para la ejecución de una fecundación asistida” (Subra­
yado añadido).

En criterio del salvante, por el contrario, esa negativa expresa, si acaso


conllevara la “negativa de ejercicio de los derechos constitucionales”
de la actora, lo haría en forma legítima, porque no se habría producido el
indispensable requisito de manifestación de voluntad del donante, a te­
nor de la Ley de Trasplantes ni, como se establece a lo largo de toda la
decisión, la “voluntad procreacional” de aquél después de su muerte.
Por ello, por el contrario, no hay violación alguna al derecho a la pro­
creación de la actora, ni siquiera a una expectativa legítima de hacerlo,
porque ese derecho, después de la muerte de su cónyuge, está indisolu­
blemente ligado a la voluntad concordante de quien fue su marido con
efectos post mortem, la cual no existe.

En este sentido, se discrepa, además, de la afirmación según la cual una


eventual contradicción de la manifestación de voluntad que implica la
entrega de la muestra de semen –contradicción que, se insiste, hizo el
propio donante– tendría que hacerse ahora –después de su muerte– en
la forma y por quienes determina la Ley de Trasplantes.

El artículo 1 de la Ley sobre Trasplantes de Órganos y Materiales


Anatómicos en Seres Humanos dispone, sin embargo, que:

El trasplante o la disposición de órganos, tejidos, derivados o


materiales anatómicos provenientes de seres humanos, con fi­
nes terapéuticos, de investigación y de docencia, se rige por
las disposiciones de esta Ley. Se excluyen de los requisitos de
esta Ley, los cabellos y las uñas. También la sangre y sus com­
ponentes, ovarios, óvulos y esperma pero en estos casos
deberá siempre solicitarse la aceptación del donante y
del receptor, si este último no pudiera, de los parientes pre­
vistos en el artículo 17. (Subrayado añadido).

En efecto, esta Ley, expresamente, en su primer artículo, excluye al


semen de sus requisitos y sujeta la validez de su donación únicamente a
la aceptación de donante y receptor. Por otra parte, no haría falta acu­
dir a esa Ley, que no es aplicable, para que se entienda que quedarían
resguardados por el derecho común, los derechos de aquellos (causaha­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 29 9

bientes, familiares, etc.) que se sintieren afectados por la supuesta ma­


nifestación de voluntad relativa a la donación con efectos post mortem
o la falsedad de esa manifestación o la sustitución de esa voluntad por
cambio de opinión posterior.

En todo caso, es clave la transcripción que se hizo de la autorización del


hoy fallecido, de la cual no puede inferirse en forma alguna que su “gran
sueño de someterse a futuro en la procreación de hijos” (sic) inclu­
ya el período posterior a su muerte. Por el contrario, el examen conca­
tenado de este documento con el formulario de solicitud de
criopreservación de la muestra de semen, lleva a la conclusión con-
traria: el donante quería tener control directo sobre dicha muestra, el
cual, como es evidente, no podría ejercer después de su muerte.

A la misma conclusión llegó el Ministerio Público (Cfr. f. 82) –cuyos


argumentos no se recogieron en la narrativa del acto decisorio en cues­
tión–, cuyo representante judicial pidió la declaratoria de improcedencia
del amparo ante la ausencia de violación a derechos constitucionales,
por cuanto, según expresó, no existe en el expediente documento algu­
no que demuestre la voluntad de que se lleve a cabo la inseminación
post mortem.

A este respecto resulta irrelevante, en contrario de lo que asentó el fallo


del que se disiente, el hecho del casamiento posterior del donante con la
hoy quejosa con la ausencia de orden de destrucción de la muestra se­
minal, la cual estaría, por el contrario, implícita, en el límite temporal
que tendría el acuerdo con el centro de fertilización, según se deduce
del argumento de éste (al que sólo se hace somera referencia) de que la
autorización se encontraría “vencida”. En efecto, en la factura que cons­
tituye el folio 76, por concepto de “almacenamiento de semen”, se lee
que el pago que se hizo abarcó un período de dos años, presumiblemen­
te a partir del 09 de junio de 2003, que es la fecha de expedición del
documento, el cual presenta un sello que indica “cancelado”. Esta sería
la vigencia del “compromiso” del Grupo Médico de Fertilidad, C.A. que
la Sala afirmó le impediría a éste negarse a la práctica de la insemina­
ción después de la muerte del donante; por tanto, lógicamente, el “impe­
dimento” ha debido tener el mismo límite temporal.

1.2 Las consideraciones acerca del carácter hereditario de la enferme­


dad del fallecido que se hicieron en el fallo del que se disiente serían
30 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

irrelevantes ante el consentimiento de ambos padres, cuando exista (que


no es el supuesto de autos); incluso son irrelevantes, en este caso, ante
el consentimiento únicamente de la receptora, porque consta en autos
que ella conocía la enfermedad del donante –la cual, de hecho, fue el
motivo de la crioperservación– cuando manifestó la que la Sala calificó
de “voluntad procreacional”. El salvante no puede menos que apartar­
se, en forma vehemente, de la afirmación de la mayoría según la cual:
“[l]ejano a la ética es recibir una muestra seminal de una persona
(…); adquirir un compromiso para practicar una actividad científi-
ca como lo es la fecundación in vitro, y luego negarse a ejecutarla
con la excusa de que su descendencia puede heredar la enferme-
dad, cuando de ser así dicho Grupo Médico debió negarse al mo-
mento de ser efectuada la solicitud de criopreservación del semen,
justamente para no contrariar principios médicos, morales y cons-
titucionales, mucho menos para incumplir un compromiso contrac-
tual”. La mera insinuación de la posibilidad de tal negativa da pie para
que se piense que las personas con enfermedades hereditarias no po­
drían tener hijos, lo cual es inaceptable moral y legalmente, sin necesi­
dad de mayor elaboración.

Por lo tanto, la Sala ha debido rechazar el pedimento de la quejosa en el


sentido de que se hagan pruebas cromosómicas a la muestra seminal;
es problema ajeno por completo a la justicia, el que la receptora del
semen quiera comprobar o no el buen estado de aquélla antes de la
inseminación. Además, los conceptos en cuanto a la falta de ética por­
que no se hubo tomado en cuenta la posibilidad de transmisión de la
enfermedad que mató al padre son trasladables, en primer lugar a la
donataria de su semen.

También preocupan a quien discrepa del criterio mayoritario las siguien­


tes interrogantes que la Sala no resolvió: ¿Cuántas veces se puede inse­
minar la quejosa de autos? ¿Cuántos hijos puede tener de esa muestra
seminal?; vale decir, ¿después de la ejecución de la sentencia que ante­
cede, tendría derecho a volverse a inseminar para tener más hijos “ma­
trimoniales” de su marido fallecido? En ausencia de una manifestación
expresa de voluntad del hoy difunto, parece imposible hacer, en derecho
y con justicia, estas precisiones. Como es sabido, en el proceso de inse­
minación se produce la fecundación de varios óvulos como garantía
mayor de éxito en la implantación, pero no necesariamente se implantan
todos los embriones a un tiempo, lo cual daría pie, hipotéticamente, a
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 30 1

que la quejosa de autos volviera dentro de, por ejemplo, dos años, a
plantear su pretensión de tener más hijos.

1.3 El reconocimiento de la filiación “de quien naciere de esta repro­


ducción asistida” como “hijo matrimonial” constituyó evidente ultrapeti­
ta, ya que nada pidió al respecto la quejosa. Es indudable que si nace un
niño como producto de la fecundación de un óvulo de la demandante
con un espermatozoide de su cónyuge fallecido, es hijo de ambos, pero
no puede ser hijo de un matrimonio que no existirá para el momento de
su concepción, puesto que la muerte de los cónyuges es causal de diso­
lución del vínculo (Artículo 184 del Código Civil). En efecto, si una per­
sona fue concebida después de la disolución del vínculo matrimonial por
la muerte de uno de los cónyuges, ello es ajeno a la paternidad del falle­
cido, que no podría negarse si fue su esperma la que fecundó a quien
fuera su mujer. El artículo 235 del Código Civil, por ejemplo, sería per­
fectamente aplicable en cuanto se trataría de un “hijo concebido fue-
ra del matrimonio cuya filiación haya sido establecida en relación
con ambos progenitores”. Dicha norma establece que: “[e]l primer
apellido del padre y de la madre forman, en ese orden, los apelli-
dos de los hijos. El hijo concebido y nacido fuera del matrimonio
cuya filiación haya sido establecida en relación con ambos proge-
nitores, tomará los apellidos de éstos en el mismo orden que los
hijos concebidos o nacidos durante el matrimonio”.

Con fundamento en estas consideraciones, el Magistrado disidente esti­


ma que la apelación de autos ha debido ser declarada sin lugar, ha debi­
do ser confirmada la sentencia de primera instancia que desestimó la
pretensión con base en la ausencia de legítima manifestación de volun­
tad del donante de la muestra seminal en cuestión, con efectos post
mortem, respecto de la inseminación de la demandante y, en conse­
cuencia, la demanda de autos ha debido ser declarada sin lugar.

2. En el punto anterior, el salvante expresó su disenso acerca de la


solución que dio la Sala al caso concreto. Lamentablemente, la mayoría
sentenciadora incurrió, además, en un condenable exceso que revela,
en primer lugar, el hecho de que el aparte de la decisión que se dedica a
“Análisis concreto del amparo propuesto” comienza en la página 38 de
un total de 47 (las páginas 11 a la 37 abarcan el análisis de asuntos
ajenos, como la misma mayoría lo reconoció, al problema que debía
resolverse. En este sentido, parece que el afán de un protagonismo que
30 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

la Sala ya se ha ganado por la relevancia e importancia de sus decisio­


nes –de modo que no necesita de otras vías para lograrlo– ha llevado,
una vez más, al sacrificio de principios básicos de la Teoría General del
Proceso, a través de un defecto universalmente rechazado, ello a pesar
de las observaciones y votos salvados y concurrentes que ya se han
rendido al respecto. Esta conducta contumaz abre la grave posibilidad
de moldear el comportamiento de otros jueces que se sientan autoriza­
dos, nada menos que por la Sala Constitucional, a darle la espalda a
principios básicos del Derecho.

No es este un caso aislado de excesos de la Sala respecto del thema


decidendum, lo cual tiñe de mayor gravedad a este defecto; reciente­
mente este salvante se vio obligado a poner de relieve una situación
semejante en el voto concurrente que rindió respecto de la sentencia N°
1420 de 20.07.06, exp. N° 05­2397.

3. En cuanto a los conceptos que emitió la Sala ajenos al caso concreto,


aunque no son en modo alguno vinculantes, precisamente por esa ajeni­
dad –obiter dictum–, son algunos de ellos de tal entidad que quien se
aparta del criterio mayoritario no puede dejar de expresar, en detalle, su
disenso al respecto.

3.1 Para la resolución del caso de autos no había necesidad de aplica­


ción de lo que se califica como “jurisdicción normativa” porque, aunque
no hay una regulación especial, como en otros países, no hay ausencia
de regulación respecto al punto, como reconoce, en sus distintos análi­
sis, el propio veredicto (P.e. artículos 204, del Código Civil). Lo que
correspondía, entonces, era la interpretación de las normas que sí exis­
ten para la regulación de este supuesto o la resolución de este proble­
ma. Además, lo que se conoce, bajo distintas denominaciones, como
“jurisdicción normativa” en Derecho Comparado, es la actividad inter­
pretativa del juez constitucional del ordenamiento jurídico que existe –y
que goza de legitimidad democrática por su origen legislativo– para que
se deriven de él nuevas normas o normas distintas, a través de diferen­
tes técnicas universales de interpretación, pero no para la libre creación
del mismo juez.

Por el contrario, en criterio de quien disiente, habría sido suficiente la


interpretación del artículo 204 del Código Civil para la resolución del
asunto de autos, que es a lo que ha debido limitarse la Sala, esto es, la
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 30 3

determinación de si hubo o no consentimiento del marido para la insemi­


nación post mortem de su mujer; todas las demás disquisiciones, se
insiste, no tenían cabida en este caso.

3.2 Aunque la decisión señala expresamente que la Sala necesita una


visión general del tema de la reproducción asistida y sus efectos ético­
legales, “para emitir un pronunciamiento respecto a la tutela cons-
titucional pedida” se excedió, con mucho, de tal propósito. Ejemplo de
ello es todo el capítulo B.3 “Determinación de la Filiación en caso de
reproducción asistida”, en virtud de que, según se desprende de la na­
rrativa, la única pretensión de la quejosa es que el demandado le realice
la inseminación artificial con el semen de su cónyuge fallecido –previo
estudio cromosómico de la muestra espermática– o que el demandado
le entregue la muestra seminal para que se le practique el procedimien­
to en otra parte y que no se deseche la muestra en cuestión y nada más.
Por tanto, no puede el salvante suscribir ninguna de las afirmaciones
que se hacen en ese capítulo, con independencia de que, en abstracto,
comparta o no el criterio que allí se vierte.

En último caso, la Sala habría debido centrarse en el problema de la


filiación del futuro hijo de la quejosa y nada más; por tanto, todo el tema
de la fecundación in vitro heteróloga es, definitivamente, ajeno a la cau­
sa de autos. En consecuencia, las afirmaciones a su respecto no consti­
tuyen precedente en el marco de una decisión de justicia constitucional.

3.3 Por otra parte, preocupa mucho la alusión, como argumento de au­
toridad, a información que ofrecen sitios web de cuya credibilidad nada
se indica; recuérdese que en el cyberespacio tiene cabida, sin regula­
ción ni límite alguno, todo lo que cualquiera desee agregar. Es por
demás evidente que no tiene el mismo valor la información que proven­
ga de la Universidad Central de Venezuela o Harvard o la Sorbona o de
la Clínica Mayo, p.e., que la de un blog cuyo autor podría ser, literal­
mente, se insiste, cualquiera.

Sin embargo, véase la cita que se hizo de un caso francés (la informa­
ción se obtuvo, según la mayoría, de una página web cuya dirección
es www.12.brinkster.com, a la que quien salva su voto no logró acce­
der); el Tribunal de Gran Instancia de Créteil, en Francia, en 1984,
ordenó la entrega, a una viuda, del semen de su marido que había sido
criopreservado. Así, independientemente de que se desconoce la cre­
30 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

dibilidad de la fuente, es revelador que la clave de la resolución del


asunto al que se aludió por el tribunal galo fue, según se reseñó, la
determinación de la voluntad del difunto (“el Tribunal puso énfasis
en todo momento en averiguar cuál había sido la voluntad del
difunto marido”), que es lo único que esta Sala necesitaba estable­
cer para la resolución de este caso.

No puede dejar de ponerse de relieve que la fuente de parte de la infor­


mación de que se nutre la sentencia de la que se discrepa es una revista
virtual dirigida a los consumidores, que trata sobre todo tipo de temas de
interés para éstos (compras, automóviles, bricolaje, etc.) y que edita la
Fundación Eroski. ¿Quiénes son estas personas? (según la p. web: “un
nutrido grupo de periodistas, científicos y técnicos de diversas áreas:
salud, medio ambiente, alimentación, nuevas tecnologías,…), juristas,
diseñadores y programadores que trabajan conjuntamente con la voca­
ción de ofrecer informaciones útiles para que el ciudadano se desen­
vuelva en un mundo complejo” ¿Merecen credibilidad científica? La
información sobre decisiones judiciales debería obtenerse, al menos, de
sitios propios de los tribunales o gobiernos o, al menos, universidades de
prestigio del país de que se trate.

3.4 Dentro de ese capítulo B.3 la mayoría asumió la posibilidad de rea­


lización de fecundación in vitro post mortem en Venezuela, sin ningún
razonamiento que respalde la posición, ya que lo que le antecede son
referencias a situaciones que ocurrirían en otros estados, las cuales se
obtienen a través de publicaciones virtuales como la que se aludió y no
a través de información oficial de dichos países, y la alusión a la dificul­
tad que para ello ofrecería el artículo 201 del Código Civil, cuya aplica­
ción se descartó, simplemente, porque ello no podría convertirse en una
traba para los derechos de los hijos post mortem. De haber tenido cabi­
da el pronunciamiento para la resolución del caso concreto, habría sido
necesaria una mayor elaboración argumentativa para el arribo a aquella
conclusión, lo cual es ajeno a que, indudablemente, toda persona que
efectivamente nazca, independientemente de la forma como sea conce­
bida o traída al mundo, deberá gozar de los derechos inherentes a la
persona humana; el problema aquí es previo, es si la madre tiene dere­
cho a que sea concebido. Sólo después de la concepción y naci-
miento, habrá lugar a debate acerca de los derechos del nacido,
de modo que estos derechos no pueden ser la premisa de la que
se parta para validar la concepción y el nacimiento.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 30 5

Como consecuencia de las afirmaciones que anteceden, discrepa el di­


sidente de la declaratoria de la Sala acerca de la forma en que debería
reconocerse la filiación de los hijos concebidos mediante inseminación
artificial que se practique después de la muerte de uno de los padres.
Sin embargo, en dicha declaratoria está, a juicio del salvante, la clave
del asunto de autos: siempre debe constar “la manifestación de volun­
tad de que ese semen se utilice para fecundar (…) al óvulo de persona
determinada que aceptó”. Esa manifestación de voluntad debe ser
específica en cuanto a la fecundación post mortem, la cual no puede
sencillamente deducirse de la manifestación que se hubiere hecho sin
tal precisión, como lo demuestran las mismas citas que hace el fallo de
situaciones en otros países y, además, parece evidente ¿Cómo saber si
el dueño del semen quería tener un hijo para que lo criara, eventualmen­
te, otro hombre?; ¿Cómo se sabe si “el sueño de ser padre” –a que se
refiere la misiva del donante que se tomó como prueba del consenti­
miento– se limitaba a ver el nacimiento de su hijo o al menos a saberlo
concebido? Si el hijo del fallecido nace después de un nuevo matrimonio
de la madre, o la inseminación se practica, con consentimiento del nue­
vo cónyuge, después de ese segundo matrimonio, ¿de quién es el hijo?
¿del proveedor del ADN o del cónyuge actual, a tenor de lo que dispo­
nen los artículos 202 y 204 del Código Civil? (Artículo 202: “Si el hijo
nació antes de que hubieran transcurrido 180 días después de la cele­
bración del matrimonio, el marido y (…) sus herederos, podrán desco­
nocerlo con la simple prueba de la fecha del matrimonio y la del parto,
salvo en los casos siguientes: / 1° Si el marido supo antes de casarse del
embarazo de su futura esposa. / 2° Si después del nacimiento el marido
ha admitido al hijo como suyo, (…) comportándose como padre de cual­
quier otra manera / (…)”. “Artículo 204.­ El marido no puede descono­
cer al hijo alegando su impotencia, a menos que sea manifiesta y
permanente. / El desconocimiento no se admitirá, aun en ese caso, cuando
la concepción ha tenido lugar por la inseminación artificial de la mujer
con autorización del marido”.)

3.5 También el capítulo B.4 (“Referencia a la donación retribuida y a los


casos de madres subrogadas) es impertinente para la resolución del caso
concreto y, por lo tanto, constituye, como se dijo, un exceso condenable
respecto del thema decidendum. En todo caso, la afirmación que se hace
en ese capítulo acerca de que “la voluntad procreacional” determinaría la
filiación, se enfrenta con el artículo 197 del Código Civil sin ningún análi­
sis al respecto. (Artículo 197: “La filiación materna resulta del nacimien­
30 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

to…”). Esta conclusión, además, es potencialmente muy peligrosa fuera


de contexto; ¿cualquiera que alegue que carecía de esa voluntad al mo­
mento de la procreación puede desconocer a un hijo suyo?

3.6 Todo el aparte C.1 acerca de fecundación no consentida, y el C.2


“Capacidad para suceder”, son impertinentes para el juzgamiento del caso
concreto, por lo que constituyen, de nuevo, un exceso de la Sala; en ellos
se hicieron contundentes apreciaciones sin la necesaria motivación, lo
cual es indeseable aunque se trate de pronunciamientos no vinculantes.

En todo caso, la referencia en el aparte C.1 al artículo 16 de la Ley de


Trasplantes era innecesaria porque no se trataba, en este caso, del retiro
de un material anatómico de un cadáver, por lo que es evidente que no
era aplicable. Además, ya el artículo 1 de la Ley excluye la donación de
esperma de los requisitos de ese cuerpo normativo (por lo que también
sobran las transcripciones de los artículos 2 y 17), para lo cual sólo se
exige aceptación del donante y del receptor. De nuevo, en el asunto que
debió fallar la Sala, lo que había que determinar era si, en vida, el donante
aceptó esa donación a ser hecha después de su muerte.

En el aparte C.2 se concluye que:

…cuando la persona ha autorizado en vida la reproducción


asistida, para que pueda realizarse post mortem, con persona
señalada o señalable, hay una clara voluntad de que nazca al­
guien con la condición de hijo, a quien la Constitución y las
leyes le reconocen el derecho de conocer a sus padres, lo que
para esta Sala es un conocer integral y jurídico, y el artículo
809 del Código Civil debe ceder ante esta situación, ya que al
conocer a qué tiene derecho este hijo, debe ser igual al de los
otros hijos (sic).

El artículo 809 del Código Civil determina que son incapaces de suceder
“los que en el momento de la apertura de la sucesión no estén to-
davía concebidos”. El salvante disiente expresamente de la afirma­
ción de la mayoría según la cual el artículo 809 del Código Civil “debe
ceder” cuando la persona haya autorizado en vida la reproducción asis­
tida post mortem.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 30 7

En primer lugar, para que una norma legal “ceda” debe ser desaplicada
o interpretada para el caso concreto por las vías legales y constitucio­
nales para ello (control difuso, art. 4 del Código Civil), no basta que ello,
simplemente, se afirme. En segundo lugar, no es posible concordar con
que el derecho constitucional a conocer la identidad de los padres de
una persona (Artículo 56. Toda persona tiene derecho a un nombre pro­
pio, al apellido del padre y al de la madre, y a conocer la identidad de los
mismos. El Estado garantizará el derecho a investigar la maternidad y la
paternidad. /Toda persona tienen derecho a ser inscrita gratuitamente
en el registro civil después de su nacimiento y a obtener documentos
públicos que comprueben su identidad biológica, de conformidad con la
ley. Éstos no contendrán mención alguna que califique la filiación) in­
cluya el de sucederlos, lo cual, en todo caso, no se razona en la senten­
cia; al respecto, resulta ininteligible la frase con la que culmina, después
de la coma, el fragmento de la decisión que se transcribió recién.

En definitiva, quien discrepa insiste en que en este y en todos los casos


que sean sometidos a su conocimiento, la Sala como cualquier juez, en
cabal ejercicio de sus potestades jurisdiccionales y, adicionalmente, en
resguardo de la influencia que ejercen sus decisiones, vinculantes o no,
debe ceñirse al juzgamiento del asunto concreto, como lo disponen los
artículos 543 y 244 del Código de Procedimiento Civil. Correlativamen­
te, la Sala, más que ningún otro tribunal de la República, debe abstener­
se de hacer consideraciones sin afianzarlas con el más sólido sustento
argumental y jurídico posible.

En cuanto al litigio a que se refieren estas actuaciones, la demanda,


como se concluyó supra ha debido ser declarada sin lugar, especial­
mente con fundamento en la negativa expresa del donante de la mues­
tra seminal a que se refirió el debate judicial, a que la eventual receptora
del mismo pudiese disponer de él sin su control y, por otra parte, el
vencimiento del contrato de criopreservación de dicha muestra con la
parte demandada.

Queda así expresado el criterio del Magistrado disidente.

Fecha ut retro.
30 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

8. Patria Potestad. Requisitos para el otorgamiento de pode-


res para representar derechos del niño, niña y adolescente

Sentencia: Nº 1.492 del treinta y uno de julio de 2006.


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta
por la ciudadana Francy Carvajal, contra la de­
cisión dictada el 6 de julio de 2005 por la Sala
de Apelaciones de la Corte Superior de Pro­
tección del Niño y del Adolescente de la Cir­
cunscripción Judicial del estado Zulia.
Voto Salvado del Magistrado Pedro Rafael
Rondón Haaz.

Normativa citada en el extracto del fallo y en el Voto Salvado:


CPC: Artículos 42, 137, 155 y 267.
CRBV: Artículos 26 y 257.
LOPNA: Artículos 177, 347, 348, 349, 350
y 45368.
LOTSJ: Artículo 5.52.

Extracto del Fallo:


Al respecto observa la Sala, examinado como fue el poder objetado
para ejercicio del presente amparo, que en dicho instrumento se lee:

Confiero Poder Judicial Especial, amplio y suficiente, cuanto


en derecho se requiere, a los abogados JUAN PARRA DUAR­
TE, LIN DORIS BISNAJA y JAVIER PEROZO MAGGIO­
LO (…) para que conjunta o separadamente, representen,
sostengan y defiendan todos los derechos e intereses de mi
menor hijo (…), de cuatro (4) años y cinco (5) meses de edad,
de mi misma residencia, el en RECURSO DE AMPARO que
intentaré en contra de la sentencia dictada con fecha 06 de
julio de 2005 por la Corte Superior­Sala de Apelaciones del
Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Cir­

68
Los artículos 177, 350 y 453 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 30 9

cunscripción Judicial del estado Zulia, en el procedimiento de


regulación de competencia…

En todos los demás casos, la titularidad de la patria potestad


corresponde sólo a aquel de los padres respecto al cual se
haya establecido primero la filiación. No obstante, el Juez com­
petente puede conferir la patria potestad al otro padre, si la
filiación se establece con respecto a él mediante reconocimiento
voluntario que dicho padre haga del hijo, y prueba que este
último goza, en relación con él, de posesión de estado, oída la
opinión del hijo y la del padre que tiene la patria potestad, y
siempre que tal conferimiento resulte conveniente a los intere­
ses del hijo, de todo lo cual se debe dejar constancia en el acta
que se levante al respecto.

Cuando el padre y la madre ejerzan de manera conjunta la


patria potestad, los desacuerdos respecto de los hijos se resol­
verán conforme a lo previsto en el artículo anterior.

Ahora bien, debe esta Sala precisar que de acuerdo con las aludidas
disposiciones jurídicas la patria potestad corresponde al padre y a la
madre, siempre y cuando la filiación se establezca simultáneamente
respecto de ambos, en cuyo caso corresponde conjuntamente. Sin em­
bargo, la regla aplicable para los hijos nacidos fuera del matrimonio,
cuya filiación no se establece conjuntamente, es distinta a la general,
antes anotada.

En efecto, cabe destacar que el artículo 350 antes citado, invocado


además por el impugnante del poder, establece categóricamente que
“si la filiación se establece de manera separada, el padre que
reconozca a los hijos, con posterioridad, compartirá el ejercicio
de la patria potestad, si dicho reconocimiento se produce dentro
de los seis meses siguientes al nacimiento del respectivo hijo”; de
tal manera que, por argumento a contrario, no habrá ejercicio compar­
tido de la patria potestad si el reconocimiento se produce luego de
transcurrido dicho lapso; situación que la aludida norma regula en su
parte in fine, cuando establece que en todos los demás casos, la titu­
laridad de la patria potestad corresponde sólo a aquel de los padres
respecto al cual se haya establecido primero la filiación. Si bien
el Legislador habilitó al Juez competente “para conferir la patria
31 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

potestad al otro padre, si la filiación se establece con respecto a


él mediante reconocimiento voluntario que dicho padre haga del
hijo, y prueba que este último goza, en relación con él, de pose-
sión de estado, oída la opinión del hijo y la del padre que tiene la
patria potestad, y siempre que tal conferimiento resulte conve-
niente a los intereses del hijo, de todo lo cual se debe dejar cons-
tancia en el acta que se levante al respecto”.

Sin embargo, la Sala hizo la anterior disertación por cuanto el artículo


137 del Código de Procedimiento Civil preceptúa –como se señaló–
que las personas que no tengan el libre ejercicio de sus derechos, de­
berán ser representadas o asistidas en juicio, según las leyes que re­
gulen su estado o capacidad. Y el artículo 348 de la Ley Orgánica de
Protección del Niño y del Adolescente –también referido– dispone
que la patria potestad comprende además de la guarda y la adminis­
tración de los bienes de los hijos sometidos a ella, su representación,
en la que naturalmente hay que incluir la de los actos civiles, confor­
me a lo indicado en el artículo, así como también su representación en
juicio. De ello se desprende que corresponde a quien o a quienes ejer­
zan la patria potestad representar a sus hijos menores de edad ante
los órganos de administración de justicia, entre otros órganos del Poder
Público, en cuyo caso se encuentran legitimados para otorgar a tales
fines poder a un abogado.

Ahora bien, observa esta Sala que el presente caso surge como conse­
cuencia de un conflicto entre los padres derivado del ejercicio de la
guarda del hijo de ambos. En este sentido, debe destacarse que en jui­
cios como el de autos, en los que se discute acerca de instituciones
familiares, como el régimen de visitas, la obligación alimentaria, patria
potestad o cuestiones relativas a la guarda, etcétera, existe una confu­
sión en la titularidad de los derechos que se discuten, es decir, la madre
o el padre exigen ante el juez de protección del niño y del adolescente
su derecho, por ejemplo, a que se establezca un régimen de visitas para
sí, sino también en beneficio del propio niño o adolescente –a quien
además representa–, esto es, en defensa de los derechos e intereses de
éstos, a los fines de mantener una saludable y adecuada relación pater­
no­filial. Asimismo, cuando el otro progenitor se resiste a alguna preten­
sión planteada en el contexto de un juicio relativo a una de esas
instituciones familiares, no necesaria o únicamente lo hace en defensa
de sus derechos sino también en interés del niño o adolescente de que
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 31 1

se trate, ello por cuanto dada la incapacidad jurídica de los niños y ado­
lescentes su representación recae en sus padres, de tal manera que
coinciden en una misma persona los derechos de ambos. De la misma
forma, cuando uno de los progenitores ante un conflicto con el otro,
otorga un poder a un abogado no es fácil excluir la explicada coinciden­
cia, es decir, escindir los derechos o intereses que se pretenden hacer
valer, si son propios o corresponden a su hijo, a quien en definitiva re­
presenta, o son derechos e intereses de ambos.

De manera que, al ser la facultad de otorgamiento de un poder una


habilitación directa de la ley, como una expresión del poder de repre­
sentación; y en consecuencia, de la patria potestad, la impugnación for­
mulada por el ciudadano Edegli Villalobos Valbuena, por las razones
expuestas pareciera improductiva, pues conllevaría a una especie de
desconocimiento de la condición de madre de la actora, salvo que se
hubiese pretendido discutir o excluir como titular de la patria potestad o
desconocer aquella cualidad, lo que no pareciera ser la intención del
impugnante. Nótese que el impugnante, ciudadano Edegli Roberto Villa­
lobos Valbuena, ha otorgado para el presente caso poder a una abogada
y lo ha hecho en nombre propio, pero en definitiva lo ha hecho para
obtener un pronunciamiento en un juicio que tiene que ver con los dere­
chos constitucionales de su hijo menor de edad.

Ciertamente, el poder en el caso sub examine, cuyo texto fue trans­


crito parcialmente supra, fue otorgado en nombre del niño por uno
solo de sus progenitores (la madre), quien era titular de la patria po­
testad y progenitora guardadora del niño, y aun cuando la Notaría Públi­
ca ante la cual se otorgó el mismo, no hizo constar que le fue presentado
el instrumento que legitima su representación, a tenor de lo dispuesto
en los artículos 42 y 155 del Código de Procedimiento Civil, esto es, el
acta de nacimiento del niño o adolescente; sin embargo, las razones
expuestas anteriormente son suficientes para considerar que el mismo
estuvo bien otorgado. Aunado a la circunstancia de que estimar ilegí­
tima la representación ejercida con el poder de autos, sería exigir el
cumplimiento de una formalidad inútil, en violación al contenido de los
artículos 26 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, habida cuenta además, de que no se está desconociendo la
condición de madre de la quejosa.

En todo caso, la Sala no desconoce la carga que pesa sobre los padres
de mostrar a los Notarios o funcionarios ante quienes se otorgan pode­
31 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

res de niños o adolescentes, las actas de nacimiento de éstos y la obli­


gación que pesa sobre dichos funcionarios de dejar constancia y exigir
la presentación de tales actas. Y así se decide.­

VOTO SALVADO

...gistrado que suscribe disiente de la mayoría respecto del fallo que


antecede por las siguientes razones:

La sentencia de la que se discrepa declaró sin lugar la demanda de


amparo de autos; sin embargo, anuló la decisión objeto de la pretensión
y ordenó la remisión de la causa a la Sala de Casación Social de este
Tribunal Supremo de Justicia “para que interprete los artículos 453 y
177 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles-
cente y, en consecuencia, determine el Tribunal competente para
decidir la solicitud de modificación de guarda, conforme a la in-
terpretación que de las normas legales aplicable realice, la cual
una vez decidida, deberá remitir los autos del expediente al tribu-
nal declarado competente”.

1. Como punto previo, la Sala resolvió respecto de la impugnación, que


hizo el tercero interviniente (padre del menor demandante), del poder
que presentó el representante judicial de su hijo, el cual fue otorgado
por la madre del niño, porque, según alegó, la representación judicial del
hijo sometido a la patria potestad de ambos padres no puede ser otorga­
da por uno solo de ellos “sin que se contravenga el pleno desarrollo
de la institución de la patria potestad y las reglas sobre la capaci-
dad de las personas que consagra el Derecho Civil”.

En criterio de la Sala:

…al ser la facultad de otorgamiento de un poder una habilita­


ción directa de la ley, como una expresión del poder de repre­
sentación; y, en consecuencia, de la patria potestad, su
impugnación formulada por el ciudadano Edegli Villalobos
Valbuena por las razones expuestas pareciera improductiva,
pues conllevaría a una especie de desconocimiento de la con­
dición de madre, salvo que hubiese pretendido discutir o ex­
cluir como titular de la patria potestad o desconocer aquella
cualidad, lo que no pareciera ser la intención del impugnante.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 31 3

Por otra parte, la mayoría sentenciadora dictaminó que:

Ciertamente, el poder en el caso sub examine, (…), fue otor­


gado en nombre del niño por uno sólo de sus progenitores (la
madre), quien era titular de la patria potestad y progenitora y
guardadora del niño, y aun cuando la Notaría Pública ante la
cual se otorgó el mismo, no hizo constar que le fue presentado
el instrumento que legitima su representación, a tenor de lo
dispuesto en los artículos 42 y 155 del Código de Procedimien­
to Civil, esto es, el acta de nacimiento del niño o adolescente;
sin embargo, las razones expuestas anteriormente son
suficientes para considerar que el mismo estuvo bien otorgado.
Aunado a la circunstancia de que estimar ilegítima la
representación ejercida con el poder de autos, sería exigir el
cumplimiento de una formalidad inútil, en violación del contenido
de los artículos 26 y 257 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, habida cuenta además, de que no se
está desconociendo la condición de madre de la quejosa.
(Subrayado añadido).

El salvante concuerda con la mayoría en que, en el caso de autos, el


otorgamiento del poder, si bien no satisfizo el requisito formal de enun­
ciación y exhibición al funcionario, los documentos auténticos, gacetas,
libros o registros que acrediten la representación que exige el artículo
155 del Código de Procedimiento Civil –de modo que no puede estimar­
se que estuvo “bien otorgado”– fue efectivamente otorgado por quien
ostentaba dicha representación (artículo 137 eiusdem), lo cual no dis­
cutió el impugnante del poder, razón por la que podía rechazarse la im­
pugnación en respeto, en el caso de autos, del principio pro actione.

No obstante, parece pertinente poner de relieve que el cumplimiento de


lo que dispone el artículo 155 del Código de Procedimiento Civil no es,
en criterio de quien discrepa, una formalidad inútil, es una condición de
validez del poder que se otorgue en nombre de otro y que se puede
hacer valer, en el juicio ordinario, incluso en la oportunidad de promo­
ción de las cuestiones previas, de conformidad con el artículo 346.3 del
mismo Código y, en causas como la de amparo, en la primera oportuni­
dad procesal posible.

2. Sin embargo, tal pronunciamiento no habría tenido lugar si la Sala


hubiese declarado, como era menester, que el niño demandante de au­
31 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

tos, no tenía legitimación para la interposición de la demanda que enca­


beza estas actuaciones.

En efecto, la pretensión del niño demandante fue la restitución de sus


derechos al debido proceso, a la defensa y al juez natural que le habría
desconocido la Sala de Apelaciones de Corte Superior de Protección
del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del estado
Zulia en su decisión de 06 de julio de 2005, mediante la cual reguló la
competencia en el juicio de modificación de guarda que intentó su padre
contra su madre, es decir, en el cual él no fue parte, por lo que mal han
podido violarse sus derechos constitucionales de naturaleza procesal,
salvo que hubiere sido condenado sin haber sido parte, que no es el
caso. A esta circunstancia es ajeno el hecho de que sea la residencia
del niño la que determine la competencia del juicio originario, o sea, la
de su guardadora; en cualquiera de los dos casos, son los derechos de
los litigantes los susceptibles de desconocimiento o violación, no los del
menor que no es o no fue parte en el litigio.

3. Por último, se aparta el salvante de la decisión de la mayoría, que


ante la incertidumbre acerca de la interpretación de las normas aplica­
bles, en lugar de hacer uso de las reglas de la hermenéutica como todo
juez que debe enfrentar la resolución de un asunto que le compete (La
ley especial priva sobre la general; la ley posterior deroga a la ley ante­
rior), decidió que había “una situación que debe ser resuelta me-
diante la interpretación de los textos legales aplicables, para lo
cual el juez natural no es el constitucional”, y, por tanto, remitió el
expediente a la Sala de Casación Social, con fundamento en el artículo
5.52 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, para que se
pronuncie sobre dicha interpretación y determine cuál es el tribunal com­
petente para el conocimiento de la causa originaria.

El artículo 5.52 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia


confiere competencia a las distintas Salas del Tribunal, según el ámbito
de sus competencias, para “conocer del recurso de interpretación”, que
no es la pretensión de autos y no procede sino a petición de parte en
atención al principio dispositivo.

Queda así expresado el criterio del Magistrado disidente.

Fecha ut retro.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 31 5

9. Contrario al orden público, declarar terminado el procedi-


miento, por incomparecencia a la audiencia constitucional,
cuando se encuentren involucrados intereses de un incapaz

Sentencia: Nº 1.788 del once de octubre de 2006.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional incoado por el ciudadano Jesús
Enrique Jaspe Laya contra el fallo dictado el 6
de diciembre de 2005, por el Juzgado Superior
en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, Bancario y
de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del estado Apure.
Voto Concurrente de la Magistrada Carmen
Zuleta de Merchán
Voto Salvado del Magistrado Pedro Rafael
Rondón Haaz.

Extracto del Fallo:

Se desprende, entonces, de la decisión parcialmente transcrita, que efec­


tivamente se establece que la consecuencia de la no comparecencia de
la parte supuestamente agraviada, es la terminación del procedimiento,
a menos que el órgano jurisdiccional considere que los hechos alegados
afectan el orden público, lo cual lo obligaría a seguir tramitando la ac­
ción de amparo propuesta.

Dicho lo anterior, esta Sala observa que la acción de amparo fue in­
terpuesta por el ciudadano Jesús Enrique Jaspe Laya, actuando en su
condición de tutor interino de la ciudadana Berta Margarita Laya de
Jaspe, por cuanto se evidencia de las actas del expediente que a la
mencionada ciudadana le fue decretada interdicción provisional, por
el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Trán­
sito y Bancario de la Circunscripción Judicial del estado Apure, el 22
de diciembre de 2004.

Por tanto, esta Sala considera que declarar terminado el procedimiento


de amparo, por la incomparecencia de la parte accionante a la audien­
cia constitucional, resultaría contrario al orden público, toda vez que se
31 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

encuentran involucrados los intereses de una persona incapaz, por lo


que considera esta Sala que lo ajustado a derecho es reponer la causa al
estado de que el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito,
Bancario y de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscrip­
ción Judicial del estado Apure y municipio Arismendi, fije nueva oportu­
nidad para la celebración de la audiencia constitucional.

Asimismo, el Juzgado Superior deberá notificarle al accionante en am­


paro, sobre la fijación de una nueva oportunidad para la celebración de
la audiencia constitucional y en el caso de que la parte accionante no
asistiera a la audiencia en la nueva oportunidad señalada, se entendería
como una falta de interés del accionante en la acción de amparo pro­
puesta, lo que traería como consecuencia la declaratoria de inadmisibi­
lidad de la referida acción. Así se decide.

VOTO CONCURRENTE

En virtud de la potestad que le confiere el artículo 53 del Reglamento de


Reuniones de este Alto Tribunal, quien suscribe, Magistrada Carmen
Zuleta de Merchán, consigna su opinión concurrente al contenido deci­
sorio del presente fallo, en los siguientes términos:

La decisión declaró con lugar la apelación interpuesta por el ciudada­


no Jesús Enrique Jaspe Laya, con el carácter de tutor interino de la
ciudadana Berta Margarita Laya de Jaspe, y revocó la decisión dicta­
da por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, Banca­
rio y de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del estado Apure y municipio Arismendi del estado Barinas,
que declaró terminado el procedimiento de amparo por la incompare­
cencia de la parte.

El fundamento para declarar con lugar la apelación lo halló la mayoría


sentenciadora en el hecho de que visto que se encuentran involucrados
los intereses de una persona incapaz sería contrario al orden público
declarar terminado el procedimiento por la incomparecencia de la parte
accionante, con lo cual, en criterio de quien concurre en su voto se
aparte de la inveterada jurisprudencia de esta Sala dictada en torno a
cuándo debe entenderse que se está en presencia de una transgresión
del orden público. En efecto, desde el fallo N° 1207/2001 de 6 de julio la
Sala ha sostenido, lo siguiente:
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 31 7

(…) el concepto de orden público, a los efectos de la excep­


ción al cumplimiento de ciertas normas relacionadas con los
procesos de amparo constitucional, se refiere a la amplitud en
que el hecho supuestamente violatorio del derecho o norma
constitucional afecta a una parte de la colectividad o al interés
general, más allá de los intereses particulares de los accionan­
tes. Por ello en casos donde un presunto agraviado alega que
un hecho, actuación, omisión o amenaza ocasionó una supues­
ta violación constitucional a su persona, sólo se consideraría
de orden público, a manera de la excepción de las normas pro­
cedimentales de los juicios de amparo, cuando el Tribunal com­
pruebe que, en forma evidente, y a consecuencia del hecho
denunciado por los accionantes, se podría estar infringiendo,
igualmente, derechos o garantías que afecten a una parte de la
colectividad diferente a los accionantes o al interés general, o
que aceptado el precedente resultaría una incitación al caos
social, si es que otros jueces lo siguen.

El criterio expuesto es ratificado constantemente por esta Sala y en el


presente caso no había razón suficiente para no hacerlo. Es verdad que
conforme al Código Civil toda la normativa sobre el estado y capacidad
de las personas es de orden público; pero en el caso de autos es el
concepto de orden público constitucional el relevante para que la Sala
actuase de oficio sobre el mérito de la causa. De manera que extender
la protección del orden público constitucional a la situación individual
planteada es estatuir un privilegio que no tiene el incapaz, el tutor, el
curador o el apoderado, y además liberar a estos últimos de la responsa­
bilidad legal prevista en el Código Civil frente a la merma patrimonial
del incapaz por la falta de diligencia, de suerte que de repetirse este
criterio, en el futuro podría estar protegiéndose no al incapaz, como de
forma loable aquí pretendió hacerlo la Sala, sino al tutor o curador que
están sometidos a un estricto régimen de control y responsabilidad.

En el caso de autos, la transgresión al orden público se originó en el


hecho de que pidiéndose la nulidad de un asiento registral (documento
público) se anuló uno completamente diferente. En ese supuesto, es
evidente que los efectos negativos de la relación jurídica inicial desbor­
dó el ámbito particular de la accionante que obligaba a la Sala a atender
la situación en beneficio de un tercero ajeno a aquella relación; pero,
como se sostuvo, no con base en la condición de incapaz de la ciudada­
31 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

na Berta Margarita Laya de Jaspe, pues para ello nuestro ordenamiento


civil instrumenta la figura de la curatela: para complementar la capaci­
dad de obrar del incapaz, y someterlo de suyo al mismo régimen jurídico
que el resto de los ciudadanos.

Queda así expuesto el criterio de la Magistrada concurrente.

En Caracas, fecha ut supra.

VOTO SALVADO

...gistrado que suscribe disiente de la mayoría respecto del fallo que


antecede por las siguientes razones:

La sentencia de la que se discrepa declaró con lugar la apelación contra


el veredicto que declaró la terminación del procedimiento de amparo de
autos por falta de comparecencia de la parte actora a la audiencia pú­
blica –a la que tampoco acudieron los terceros con interés– y ordenó al
a quo la fijación de nueva oportunidad para la celebración de la audien­
cia, por cuanto “se encuentran involucrados los intereses de una
persona incapaz”, lo cual afectaría el orden público. Sin embargo, es­
tableció la decisión que “en el caso de que la parte accionante no
asistiera a la audiencia en la nueva oportunidad señalada, se en-
tendería como una falta de interés del accionante en la acción de
amparo propuesta, lo que traería como consecuencia la declarato-
ria de inadmisibilidad de la referida acción”.

En criterio del disidente, a la luz del principio de igualdad no cabe la


distinción entre la situación procesal de los incapaces y la de los capa­
ces, quienes, frente al mismo supuesto de hecho, sí sufren las conse­
cuencias de la extinción del proceso por abandono del trámite, pues
aquéllos no actúan por sí mismos sino por medio de sus representantes
(tutores), que son personas capaces y quienes tienen la responsabilidad
de conducir las acciones e intereses de sus representados de forma
diligente (Bonus pater familiae) y si ello no fuere así surgirán, lógica­
mente, responsabilidades ulteriores producto de su negligencia.

En todo caso, si en realidad el abandono del trámite por parte de los


representantes judiciales de los incapaces generase una afectación al
orden público, no sería posible, en ningún caso, la evasión de una deci­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 31 9

sión de fondo aun en ausencia de la parte actora –p.e., si ésta no com­


pareciere al nuevo acto de audiencia– pues la circunstancia que involu­
craría, en criterio de la mayoría sentenciadora, al orden público en la
pretensión –la incapacidad del demandante–; por tanto, el salvante esti­
ma que la decisión de la que se aparta incurrió en contradicción cuando
sentenció la posibilidad de que el juicio termine con un pronunciamiento
que tenga como base la manifestación tácita de pérdida de interés por
parte del legitimado activo. Por último, también quien discrepa debe
manifestar su desacuerdo con la orden que se impartió al a quo consti­
tucional de que declare la inadmisibilidad de la demanda ante una even­
tual nueva ausencia en la audiencia pública, puesto que, por una parte,
tal circunstancia no es causal de inadmisibilidad y, por la otra, la pérdida
del interés se presume, en la jurisprudencia –hasta ahora– unívoca de la
Sala, la causa del abandono del trámite y es por ello que así se declara
en todas las causas en donde se verifica.

Queda así expresado el criterio del Magistrado disidente.

Fecha ut retro.

10. Desaplicación por control difuso. Oportunidad procesal para


la admisión de los hechos

Sentencia: Nº 1.799 del veinte de octubre de 2006.


Magistrado Ponente: Marcos Tulio Dugarte Padrón
Caso: Control Difuso de la Constitucionalidad del ar­
tículo 583 de la Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente.
Voto Concurrente del Magistrado Pedro Ra­
fael Rondón Haaz.

Normativa citada en el extracto del fallo y en el Voto Concurrente:


COPP: Artículo 376.
CRBV: Artículos 21, 26 y 49.
LOPNA: Artículo 58369.

69
El artículo 583 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
32 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Extracto del Fallo:

Pues bien, la norma que se pretende desaplicar es clara al expresar que


una vez admitida la acusación, y sólo una vez admitida ésta, bien sea de
forma parcial o total por parte del Juez de Control, instruirá al imputado
respecto al procedimiento por admisión de los hechos, informándole que
dicha admisión debe efectuarse de modo simple y claro, sin condición
alguna que desvirtúe la aplicación del referido procedimiento especial, a
fin de evitar confusiones.

El procedimiento por admisión de los hechos no es un derecho del cual


pueda disponer libremente el imputado, sino más bien un beneficio que
le otorga el legislador –en una determinada oportunidad procesal– a
aquel que admite su culpabilidad, ahorrando al Estado los costos del
proceso aligerando la sobrecarga de expedientes, por lo que una vez
iniciado éste ya no tiene sentido la “economía procesal” alegada por
el Juzgado de Juicio antes señalado.

Este es el orden de ideas que sigue la Ley Orgánica para la Protección


del Niño y del Adolescente, cuando en su artículo 583 estableció que la
institución de la admisión de los hechos, es una medida alternativa para
la prosecución del proceso que debe ser advertida por el juez al imputa­
do en la audiencia preliminar y opera cuando éste conscientemente re­
conoce su participación en el hecho atribuido, con lo cual puede conllevar
a la imposición inmediata de la pena y, de ser procedente la privación de
libertad, con una rebaja desde un tercio a la mitad (Vid. Sentencia Nº
3473 del 11 de noviembre de 2005 de esta Sala Constitucional).

Entonces, no puede hablarse de economía procesal al permitírsele al


imputado acogerse al procedimiento por admisión de los hechos en cual­
quier etapa del proceso, porque el mismo, lejos de evitar la celebración
del juicio oral, permitió al imputado obtener cuando ya existía altas posi­
bilidades de una sentencia condenatoria –en un juicio que se encontraba
en fase terminal–, una especie de atenuación de la pena, lo cual obvia­
mente no es la intención del legislador.

Siendo así, la Sala considera no ajustada a derecho la desaplicación del


583 de la Ley Orgánica de Protección al Niño y al Adolescente, respec­
to a la oportunidad en la que el imputado debe acogerse al procedimien­
to por admisión de los hechos, que efectuó el Tribunal de Juicio Sección
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 32 1

de Adolescentes de Barquisimeto, estado Lara, por cuanto dicha dispo­


sición no “permite la economía procesal para el Estado –ni– …(omis-
sis) garantiza un Derecho Constitucional como lo es el derecho a
ser oído el acusado...”, conforme se estableció ut supra.

VOTO CONCURRENTE

...gistrado que suscribe, Pedro Rafael Rondón Haaz, manifiesta su voto


concurrente con el dispositivo del presente fallo que declaró sin lugar a
la revisión constitucional sobre la base de que, en el caso concreto, el
ciudadano Alexander Javier Yépez Rodríguez admitió los hechos en el
acto de la audiencia pública, una vez abierto el debate; no obstante,
no comparte los fundamentos del referido pronunciamiento, por cuanto
mantiene criterio disidente con la Sala respecto a la oportunidad para la
admisión de los hechos, razón por lo cual este Magistrado ratificará el
voto que emitió en sentencia N° 830 del 5 de mayo de 2006 (caso:
Omar Enrique Peña):

1. La mayoría sentenciadora juzgó que fue contraria a dere­


cho la desaplicación parcial del artículo 376 del Código Orgá­
nico Procesal Penal, que, mediante control difuso de la
constitucionalidad, decretó el Juez Noveno del Tribunal de Jui­
cio del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Ca­
racas, en lo que concierne a la limitación que contiene la referida
disposición legal, en cuanto a la oportunidad procesal para la
manifestación de voluntad, dentro del procedimiento ordinario,
de admisión de los hechos. Ahora bien, por las razones que
serán expuestas a continuación, el Magistrado que suscribe
manifiesta, en oposición al criterio dominante en la Sala, su
convicción sobre las bases constitucionales de la admisibili­
dad, en la fase de Juicio Oral, de la referida forma de auto­
composición procesal.

2. En relación con los fundamentos de la desaplicación parcial


del artículo 376 del Código Orgánico Procesal Penal, se ad­
vierte que:

2.1 El artículo 376 del Código Orgánico Procesal Penal, que


entró en vigencia el 1º de julio de 1999, disponía:
32 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

En la audiencia preliminar, el imputado, admitidos los hechos


objeto del proceso, podrá solicitar al tribunal la imposición in­
mediata de la pena. En estos casos, deberá el juez rebajar la
pena aplicable al delito desde un tercio a la mitad de la pena
que haya debido imponerse atendidas todas las circunstancias,
tomando en consideración el bien jurídico afectado y el daño
social causado. Sin embargo, si se trata de delitos en los cua­
les haya habido violencia contra las personas, el juez sólo po­
drá rebajar la pena aplicable hasta un tercio.

En la reforma parcial de julio de 2000, el predicho artículo 376 quedó


con el siguiente texto:

En la audiencia preliminar, o en el caso de flagrancia, una vez


formulada la acusación y antes del debate, el imputado, admiti­
dos los hechos objeto del proceso, podrá solicitar al tribunal la
imposición inmediata de la pena. En estos casos, deberá el juez
rebajar la pena aplicable al delito desde un tercio a la mitad de la
pena que haya debido imponerse atendida (sic) todas las cir­
cunstancias, tomando en consideración el bien jurídico afectado
y el daño social causado. Sin embargo, si se trata de delitos en
los cuales haya habido violencia contra las personas, y en los
casos de delitos contra el patrimonio público o previstos en la
Ley Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas,
cuya pena exceda de ocho años en su límite máximo, el juez sólo
podrá rebajar la pena hasta un tercio.

El artículo 376 del Código Orgánico Procesal Penal vigente establece:

En la audiencia preliminar, una vez admitida la acusación, o en


el caso del procedimiento abreviado, una vez presentada la
acusación y antes del debate, el Juez en la audiencia instruirá
al imputado respecto al procedimiento por admisión de los he­
chos, concediéndole la palabra. Éste podrá admitir los hechos
objeto del proceso y solicitar la imposición inmediata de la pena.
En estos casos, el Juez deberá rebajar la pena aplicable al
delito desde un tercio a la mitad de la pena que haya debido
imponerse, atendidas todas las circunstancias, tomando en con­
sideración el bien jurídico afectado y el daño social causado,
motivando adecuadamente la pena impuesta.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 32 3

Si se trata de delitos en los cuales haya habido violencia contra


las personas, y en los casos de delitos contra el patrimonio
público o previstos en la Ley Orgánica sobre Sustancias Estu­
pefacientes y Psicotrópicas, cuya pena exceda de ocho años
en su límite máximo, el Juez sólo podrá rebajar la pena aplica­
ble hasta un tercio.

En los supuestos a que se refiere el párrafo anterior, la senten­


cia dictada por el Juez, no podrá imponer una pena inferior al
límite mínimo de aquella que establece la ley para el delito
correspondiente.

En caso de que la sentencia condenatoria sea motivada al in­


cumplimiento por parte del imputado del acuerdo reparatorio, o
de las obligaciones impuestas en la suspensión condicional del
proceso, no se realizará la audiencia prevista en este artículo.

3. De la revisión al instituto de la admisión de los hechos, tal como ha


sido regulado por el Código Orgánico Procesal Penal, desde el texto
original hasta el vigente, se observa que, en lo que atañe al procedi­
miento ordinario, fue limitada a la Audiencia Preliminar. Desde la refor­
ma parcial de 2000, dicho cuerpo normativo estableció que, en los casos
de flagrancia, la referida forma alternativa a la prosecución del proceso
fue extendida, en cuanto a la oportunidad de presentación de la corres­
pondiente manifestación de voluntad, hasta ‘antes del debate’.

4. La razón fundamental por la que se ha pretendido la justificación de


la reluctancia del legislador, dentro del procedimiento ordinario, a la ex­
tensión, a la fase de juicio, de la posibilidad de que el acusado pueda
presentar su manifestación de voluntad de admisión de los hechos que
le hayan sido imputados, es igualmente oponible al procedimiento espe­
cial por flagrancia. En efecto, la referida posición legislativa se ha afin­
cado en el temor de que el procesado que se sepa culpable podría demorar
la presentación de su admisión de los hechos hasta el Juicio Oral, por­
que ello le daría un mayor margen temporal para la manipulación, inclu­
so maliciosa, de las herramientas procesales de que disponga, con el
propósito de torcer lo que, de otra manera y según su propia percepción,
sería un resultado prácticamente seguro de condena. Sería, entonces,
sólo ante la inminencia del Juicio Oral, con la consiguiente percepción
de la inminencia de dicho resultado y de la pérdida del beneficio de
32 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

rebaja de pena que establece el artículo 376 del Código Orgánico Pro­
cesal Penal, cuando el reo se sentiría urgido a la admisión, en dicha
oportunidad procesal, de unos cargos que debió admitir mucho antes, en
beneficio de la economía y celeridad procesales. Ahora bien, se puede
afirmar que, también en el procedimiento abreviado por flagrancia, el
procesado podría preferir esperar hasta el Juicio Oral y, bajo la persua­
sión de que las mayores probabilidades son de una sentencia condena­
toria, opte por esperar hasta la oportunidad inmediata anterior al debate
público, para su manifestación de voluntad de admisión de los hechos y
su consiguiente solicitud de inmediata imposición de la pena, lo cual
sería contrario a los fines de economía procesal que, entre otros, se
persigue a través de dicho procedimiento especial. Como quiera que en
este último no existe la fase intermedia, el legislador permitió el proce­
dimiento por admisión de los hechos hasta ‘antes del debate’, lo cual
significa que, desde la audiencia en la cual fueron calificados como fla­
grantes los hechos punibles en cuya comisión se atribuyó participación
al imputado, éste contaría con hasta quince días (tomando en cuenta el
lapso legal máximo para la convocatoria al Juicio Oral) para que hiciera
la predicha manifestación de voluntad. Si se toma en consideración que
existe la posibilidad, legalmente permitida, de diferimientos para la cele­
bración del antes señalado acto procesal –estadísticamente hablando,
se puede afirmar que la regla es la de diferimientos sucesivos–, ello
significa que, en el caso de flagrancia, el acusado mantendrá plenamen­
te preservada su potestad para la admisión de los hechos, cualquiera
sea la oportunidad en la cual se celebre, en definitiva, el Juicio Oral,
hasta la oportunidad inmediatamente anterior a la realización de dicho
acto procesal. En cambio, si la persona es juzgada a través del procedi­
miento ordinario o de alguno especial que no sea el de flagrancia, tal
potestad se extinguirá en la Audiencia Preliminar, cualquiera sea la ex­
tensión de la demora para que se dé, en efecto, el Juicio Oral. Los
anteriores planteamientos conducen a dos conclusiones:

4.1. El antes referido temor sobre la admisión de la extensión del lapso


para la admisión de los hechos hasta antes del debate que corresponde
al Juicio Oral, se suscita no sólo respecto del procedimiento ordinario
sino, también, del especial que establece el artículo 373 del Código Or­
gánico Procesal Penal.

4.2 El diferente tratamiento que el legislador dispensó a la oportunidad


para la admisión de los hechos, según se trate de procedimiento ordina­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 32 5

rio o del especial por flagrancia, plantea, en términos teóricos y prácti­


cos, una situación de desigualdad, en favor del imputado por delito fla­
grante, la cual debería ser corregida, como, en nuestro criterio, se logró
en la sentencia que se revisa.

4.2.1. Así, se advierte que la admisión de los hechos debe ser una mani­
festación de voluntad cuya expresión sólo debe ser dable luego de la
admisión de la acusación, tal como acertadamente lo reguló el legisla­
dor, en el caso del procedimiento ordinario; ello, porque es claro que el
imputado tiene que saber, con certeza, cuáles son los hechos y cuál la
calificación jurídica de los mismos, por los cuales habrá de ser juzgado.
Ahora bien, la acertada solución legislativa que se acaba de referir no
fue extendida al procedimiento abreviado por flagrancia, porque, en el
mismo, la admisión de los hechos es legalmente oportuna una vez pre­
sentada la acusación y hasta antes del debate, en el cual, necesaria­
mente, habrá de incluir la discusión que se genere entre las partes a
propósito de la admisión de la acusación, lo cual supone que la referida
manifestación de voluntad puede ser presentada aun antes de dicha
admisión. Este tratamiento legal es objetable no sólo porque permite la
actualización de la referida forma de autocomposición procesal en una
etapa cuando el acusado aún no tiene certeza de los hechos por los
cuales será juzgado, sino por la evidente e injusta desigualdad que, en
términos temporales, se establece en perjuicio del encausado a través
del procedimiento ordinario. Las anteriores consideraciones conducen
a la conclusión de que, en salvaguarda de derechos fundamentales como
los atinentes a la igualdad, la tutela judicial eficaz, el debido proceso y la
particular manifestación de este último: la defensa, que establecen los
artículos 21, 26, 49 de la Constitución, se debe, en primer lugar, enten­
der que es conforme a derecho la extensión, en el procedimiento ordi­
nario, hasta antes del debate público, de la potestad para la manifestación,
por parte del acusado, de su admisión de los hechos punibles que le
hayan sido imputados; y, en segundo término, que, dentro del procedi­
miento abreviado, tal forma de autocomposición procesal sólo será ad­
misible posteriormente a la admisión de la acusación, pronunciamiento
previo que, de conformidad con el artículo 373 del Código Orgánico
Procesal Penal, deberá producirse luego del correspondiente debate,
dentro de la audiencia que corresponde al Juicio Oral.

5. En la presente discusión están involucrados dos derechos fundamen­


tales: el de la defensa (Constitución: art. 49.1) y el de la tutela judicial
32 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

eficaz (Constitución: art. 26); el primero, concretado en la potestad de


admisión de los hechos; el segundo, mediante el cual se proclama una
justicia sin dilaciones indebidas.

5.1 En cuanto al primero de dichos derechos, si se debiera entender


que, como tal manifestación del derecho a la defensa, la admisión de los
hechos debería ser permitida en todo estado y grado de la causa, tal
extensión encontraría una limitación natural. En primer lugar, no podría
trascender de la primera instancia, porque ésta culmina con un pronun­
ciamiento judicial de fondo. Por otra parte, esta potestad del acusado
que es juzgado mediante las reglas del procedimiento ordinario no po­
dría ser ejercida una vez que se instaure el debate que corresponde el
Juicio Oral; ello, por la razón principal de que dicho procesado no podría
ser colocado, ilegítimamente, en posición de ventaja en relación con el
procesado a través del procedimiento por flagrancia; de la misma ma­
nera que, como se dijo anteriormente, este último no debería quedar en
injusta situación de ventaja frente a quien sea enjuiciado mediante el
procedimiento ordinario. Así, planteadas las cosas, se concluye que la
predicha limitación impediría, en todo caso, un abusivo empleo de la
potestad del encausado, por tiempo indeterminado, sino que la misma
quedaría limitada a la primera instancia del proceso y sólo hasta antes
del Juicio Oral.

5.2 El derecho fundamental a la tutela judicial eficaz, manifestado, en el


caso que se discute, es la garantía de una justicia sin dilaciones indebi­
das. En relación con dicho derecho, podría argüirse que la extensión del
lapso para el ejercicio de la potestad de admisión de los hechos, en los
términos que han quedado expresados, es contraria al propósito de eco­
nomía procesal que se persiguió con dicha forma alternativa de prose­
cución del proceso, por cuanto se enervaría el propósito de ahorrar tiempo,
trabajo y costos procesales y, con ello, una justicia más diligentemente
administrada, a través del estímulo de una sustancial rebaja de pena en
favor de quien haga un reconocimiento anticipado de su responsabilidad
en la comisión de un hecho punible. Sin embargo, se advierte que tal
objeción es igualmente oponible en el caso del procedimiento especial
para el caso de flagrancia.

6. Podría pensarse en una posible antinomia entre el reconocimiento de


la potestad de admisión de los hechos hasta antes del debate del Juicio
Oral (como también se le reconoce al procesado por delito flagrante),
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 32 7

como manifestación específica del derecho fundamental a la defensa y


a la posibilidad constitucional de su ejercicio en todo estado y grado de
la causa y de la investigación, y el igualmente fundamental derecho a la
tutela judicial eficaz, mediante el cual se proclama una justicia sin dila­
ciones indebidas, lo cual está, sin duda, vinculado con el principio de
economía procesal, que sería de interés legítimo no sólo para las partes
sino también para la Administración de Justicia. Sin embargo, si se esti­
ma que, por razón de la interpretación que se propone, en relación con
la admisión de los hechos como manifestación específica del derecho
fundamental a la defensa, se arriesga la efectiva vigencia del de la tute­
la judicial eficaz, concretada, en la administración de una justicia sin
dilaciones indebidas, se tendría que concluir que, siempre, aun bajo la
solución que se propone, el proceso será más corto; ello, porque, por
una parte, se ahorraría el debate del Juicio Oral y, en segundo, porque
existe mayor probabilidad de que dicho proceso quede definitivamente
firme en la primera instancia, con el subsiguiente ahorro de la apelación
y de la eventual casación. Por otra parte, aun si se conviniera en que
dicha solución es atentatoria contra el referido derecho fundamental,
habría entonces que plantearse y decidir cuál de ambos derechos tiene
que primar, lo cual, en nuestro criterio y ante la situación de duda que se
plantea, debe ser resuelto siempre en favor de la norma que sea más
beneficiosa al reo, de conformidad con el artículo 24 de la Constitución.
Ella sería, sin duda, la que permita al encausado el ejercicio de su potes­
tad de admisión de los hechos, con la amplitud temporal que ha quedado
explicada y con la consiguiente expectativa de rebaja más o menos sus­
tancial del término de pena que deba ser aplicada”.

En consecuencia, para la desestimación de la revisión de autos, la Sala


debió apreciar, únicamente, que en el caso concreto el ciudadano Alexan­
der Javier Yépez Rodríguez admitió los hechos en el acto de audiencia
oral, una vez abierto el debate, en el momento cuando rindió su de­
claración, lo cual evidencia que la intención del predicho ciudadano no
fue el favorecimiento de la economía y celeridad procesal que señaló el
Juez de Juicio para la desaplicación de la norma, sino que, ante la inmi­
nencia del resultado del juicio oral, el imputado se sintió urgido a la
admisión de los hechos sólo para obtener una rebaja en la pena.

Queda así expuesto el criterio del Magistrado concurrente.

Fecha ut retro.
32 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

11. Retardo procesal afecta generalmente el interés superior


del niño

Sentencia: Nº 1.865 del veinte de octubre de 2006.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz.
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
el ciudadano Enio Alfredo López González en
representación de su menor hijo contra el fallo
dictado, el 19 de julio de 2005 por la Corte Su­
perior del Tribunal de Protección del Niño y
del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas.

Extracto del Fallo:

No obstante lo anterior, esta Sala ve con suma preocupación el gran


retardo judicial que se produjo en la tramitación del procedimiento de
autos, ya que el mismo empezó el 9 de julio de 2001 y terminó, luego de
dos instancias, más de 4 años después, el 19 de julio de 2005. En razón
de ello, esta Sala hace un llamado de atención a todos los jueces de
primera instancia y superiores que laboran en la jurisdicción especial de
Protección del Niño y del Adolescente para que tramiten los procedi­
mientos en los lapsos que preceptúa la Ley, toda vez que los retardos
que se produzcan afectan gravemente el interés superior de los niños y/
o adolescentes que están involucrados en los juicios que se cursan en
dicha jurisdicción especial.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 32 9

12. La obligación de proveer de una vivienda a los niños y ado-


lescentes corresponde a sus progenitores y no parece plau-
sible que se haga pesar sobre terceros

Sentencia: Nº 2.196 del seis de diciembre de 2006.


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Solicitud de Revisión interpuesta por los ciuda­
danos Fabio Arturo Lozano Neira y Ana Mer­
cedes Ayala de Lozano en representación de
sus menores hijas contra la sentencia dictada,
el 27 de junio de 2006, por el Juzgado Décimo
de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y
del Tránsito de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 30, 76, 336 y 36570.

Extracto del Fallo:

Es imperioso para esta Sala determinar la legitimación de quien se atri­


buye el derecho de exigir una vivienda digna, y las condiciones de su
exigibilidad. En el caso de autos, la obligación de proveer de una vivien­
da a los niños y adolescentes corresponde a sus progenitores y no pare­
ce plausible que se haga pesar sobre terceros tal deber, tanto menos
sobre el arrendador de un inmueble, cuyas obligaciones y derechos sólo
son exigibles con respecto a sus co­contratantes y viceversa.

Tal obligación forma parte del deber de los padres de proveer a sus
hijos menores de edad de alimentos, vivienda, medicinas, educación,
etcétera. En este sentido, el artículo 75 establece:

El Estado protegerá a las familias como asociación natural de


la sociedad y como el espacio fundamental para el desarrollo
integral de las personas. Las relaciones familiares se basan en

70
Los artículos 30, 76, 336 y 365 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
33 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

la igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo


común, la comprensión mutua y el respeto recíproco entre sus
integrantes. El Estado garantizará protección a la madre, al
padre o a quienes ejerzan la jefatura de la familia.

Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir, ser cria­


dos o criadas y a desarrollarse en el seno de su familia de
origen. Cuando ello sea imposible o contrario a su interés su­
perior, tendrán derecho a una familia sustituta, de conformidad
con la ley. La adopción tiene efectos similares a la filiación y
se establece siempre en beneficio del adoptado o la adoptada,
de conformidad con la ley. La adopción internacional es subsi­
diaria de la nacional.

De otra parte, la parte in fine del artículo 76 preceptúa: “El padre y la


madre tienen el deber compartido e irrenunciable de criar, formar,
educar, mantener y asistir a sus hijos o hijas, y éstos o éstas tienen
el deber de asistirlos o asistirlas cuando aquél o aquélla no pue-
dan hacerlo por sí mismos o por sí mismas. La ley establecerá las
medidas necesarias y adecuadas para garantizar la efectividad de
la obligación alimentaria”.

En efecto, debe la Sala puntualizar que la obligación alimentaria com­


prende, según lo dispuesto en el artículo 365 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente, “…todo lo relativo al susten-
to, vestido, habitación, educación, cultura, asistencia y atención
médica, medicinas, recreación y deportes, requeridos por el niño y
el adolescente”. En tanto que el artículo 336 dispone que la obligación
alimentaria es un efecto de la filiación legal o judicialmente establecida,
que corresponde al padre y a la madre respecto a sus hijos que no ha­
yan alcanzado la mayoridad.

En este sentido, esta Sala ha establecido que:

“…disfrutar de una vivienda digna, segura, higiénica y salubre, con­


juntamente con otros factores, como son la alimentación nutritiva y
adecuada, vestido apropiado al clima, con acceso a los servicios
públicos esenciales constituyen atributos del derecho de los niños y
adolescentes a un nivel de vida adecuado que asegure su desarrollo
integral, de acuerdo con la norma contenida en el artículo 30 de la Ley
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 33 1

Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente; cuyo disfrute


pleno y efectivo debe ser garantizado por los padres, representantes o
responsables, dentro de sus posibilidades y medios económicos, así como
su satisfacción debe ser asegurada por el Estado.

Estando el disfrute de una vivienda digna comprendido, entonces, en la


prestación alimentaria, los padres se encuentran obligados a proveer de
la misma, tal como fue señalado por la decisión consultada, en cuyo
contenido estableció que ‘...la obligación alimentaria comprende
varios rubros, entre ellos la vivienda; por lo tanto es procedente
desde el enfoque constitucional, el embargo del ingreso por obli-
gación alimentaria; en consecuencia, no ha sido vulnerado el ar-
tículo 91 invocado’; de allí que, si el padre se había comprometido a
tal obligación, debe entenderse a la misma como una obligación específica
y detallada que había asumido para cumplir con aquel deber y, por tanto,
el régimen jurídico aplicable es el que corresponde a la obligación de
alimento y, por ende, también las reglas relativas a los privilegios para
su ejecución” (núm. 2371 del 9 de octubre de 2002).

No desconoce esta Sala, por otra parte, la participación solidaria de la


familia, el Estado y la sociedad en la eficacia y eficiencia de una pro­
tección integral a la que todo niño tiene derecho, lo que incluye natu­
ralmente una vivienda digna; sin embargo, debe destacar la Sala que
el principio del interés superior del niño, alegado por los accionantes,
en el presente caso no pudo ser desconocido por el autor del fallo
impugnado, que conoció de una pretensión legítima ejercida por el ti­
tular de un derecho subjetivo reconocido, puesto que la niña siempre
estuvo al margen de la relación material y procesal que unió a las
partes en el proceso judicial.

A propósito de tal conclusión, es importante citar a Enrique González


Mac Dowell, quien señala con razón, citando a Cristóbal Cornielles, que
“…el interés superior del niño [bajo la Convención y las leyes de
protección integral] indica una forma de actuar y establece límites
a las autoridades públicas, al ejercicio de la autoridad pariental y
a la actividad de las comunidades”. Que “…se trata de un princi-
pio garantista que jamás podría ser utilizado como un argumento
justificación para contravenir la legislación, so pretexto de ‘prote-
ger al menor’…” (Cfr. Pequeño Gran Salto, Los Derechos Huma-
nos de Niños, Niñas y Adolescentes en el Derecho Internacional de
los Derechos Humanos, publicación de CECODAP, p. 54).
33 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Así las cosas, esta Sala encuentra que la niña, hija menor de edad de los
solicitantes, al no estar vinculada de algún modo con el proceso judicial,
y en consecuencia con la sentencia cuya revisión se solicita, carece de
legitimación ad causam para incoar la presente solicitud, no así sus
padres quienes señalaron actuar también en nombre propio. En conse­
cuencia, se desestima la pretensión planteada con respecto a la niña,
por carecer de legitimación. Así se decide.­

13. Impugnación de reconocimiento de paternidad. Conflicto


de intereses. Representación de los derechos del niño in-
volucrado

Sentencia: Nº 2.240 del doce de diciembre de 2006.


Magistrado Ponente: Francisco Antonio Carrasquero López
Caso: Solicitud de Revisión interpuesta por los aboga­
dos Ligia Coromoto Pérez y Luis Felipe Mejía
Blanco, en representación del un niño cuya iden­
tificación se omite, de conformidad con lo esta­
blecido en el artículo 65 de la Ley Orgánica para
la Protección del Niño y del Adolescente, contra
las siguientes decisiones: i) fallo dictado el 27 de
octubre de 2003, por el Tribunal de Protección
del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, Sala
de Juicio 9; ii) fallo dictado el 26 de octubre de
2005, por el Tribunal de Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas, Sala de Juicio 5;
y iii) fallo dictado el 19 de enero de 2006, por la
Corte Superior Primera del Circuito de Protec­
ción del Niño y del Adolescente de la Circuns­
cripción Judicial mencionada

Normativa citada en el extracto del fallo:


CC: Artículo 208.
CRBV: Artículo 56.
LOPNA: Artículos 450 y 46171.

71
Los artículos 450 y 461 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 33 3

Extracto del Fallo:

Solicitan, se anule de pleno derecho, el referido fallo.

Ahora bien, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 208 del Có­


digo Civil, la acción para impugnar la paternidad deberá intentarse con­
juntamente contra el hijo y la madre en todos los casos, y, en caso de
que el hijo esté entredicho, el tribunal ante el cual se intente la acción
nombrará un tutor ad-hoc que lo represente en el juicio, existiendo por
tanto, en dichos casos, un litisconcorsio pasivo necesario entre la madre
y el hijo, lo que hace necesario precisar que si bien aquélla es represen­
tante legal del niño, cuyos derechos constitucionales han sido supuesta­
mente vulnerados, puede surgir entre ambos una contraposición de
intereses, por lo que necesariamente deberá el órgano jurisdiccional nom­
brar un representante judicial al niño.

Es precisamente esa situación la ocurrida en el caso objeto de análisis,


pues, la ciudadana Scarlet Carolina Torres Rivas, madre del niño, no
contestó la demanda ni promovió prueba alguna en defensa de los dere­
chos de su hijo, y así lo verifica la Sala. Tampoco compareció a las dos
oportunidades fijadas por el Instituto de Investigación Científica (Ivic),
a objeto de realizar la prueba heredo­biológica.

Ante tal situación, la Sala observa que si bien se ordenó notificar de la


admisión de la referida demanda al Fiscal del Ministerio Público, dando
cumplimiento a lo previsto en el artículo 461, parágrafo tercero, de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, el juzgado
de la causa no preservó el derecho a la defensa del niño mediante la
designación de un representante judicial, específicamente de un Defen­
sor Público del Sistema de Protección del Niño y del Adolescente, cuya
actuación se encuentra revestida de autonomía a los fines de garantizar
precisamente la defensa, protección, exigibilidad, restitución y promo­
ción de los derechos del niño y del adolescente.

En esos casos debe el órgano jurisdiccional designar un representante


al niño, cuyos derechos se encuentran cuestionados, y es, a ese
representante, a quien corresponderá intervenir en el proceso ante la
eventual contraposición suscitada entre la madre y el niño, como en
efecto sucedió en el caso de autos, en el que ante la impugnación de una
paternidad que ya había sido reconocida, la madre no ejerció el derecho
a la defensa de su hijo, ello aun cuando obstentaba su representación,
33 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

entendida dicha institución como “...la sustitución absoluta, en la


persona y los bienes del incapaz, en la voluntad del representante
legal, como la del padre sobre el hijo menor de edad o la del tutor
sobre el entredicho...”. (Humberto Cuenca, Derecho Procesal Civil,
tomo I, pp. 345.346).

(…omissis…)

Conforme con el fallo in commento, ante la conducta de la represen­


tante del niño, ha debido el juez de la causa como director del proceso,
designarle un defensor que se avocara a la causa en protección de los
derechos e intereses que le asisten, debiendo el defensor en el que re­
cayera tal responsabilidad, apreciar en primer término su opinión, ello a
fin de determinar por un lado el Interés Superior del Niño y, por otro, la
necesidad de equilibrio entre los derechos y deberes del mismo, la nece­
sidad de equilibrio entre las exigencias del bien común y los derechos
del niño, así como la necesidad de equilibrio entre los derechos de las
demás personas y los derechos del niño que representa.

En tal sentido, cabe preguntarse ¿cuáles son los derechos que deben
garantizarse en una defensoría? Ellos son: a) opinar y a ser oído; b)
derecho a participar; c) derecho a reunión; d) derecho a petición; e)
derecho a defender sus derechos; y f) derecho a la defensa y al debido
proceso. Claro está que deberá matizarse razonablemente el alcance de
la participación del niño en los procedimientos, con el fin de lograr la
protección efectiva de su interés superior, objetivo último de la normati­
va del derecho Internacional de los Derechos Humanos (Oswaldo Al­
fredo Gozaíni El debido proceso, Rubinzal­Culzoni, Editores, p. 173).

Señala el autor citado supra, que en definitiva “...el aplicador del


derecho, sea en el ámbito administrativo, sea en el judicial, deberá
tomar en consideración las condiciones específicas del menor y su
interés superior para acordar la participación de éste, según co-
rresponda, en la determinación de sus derechos. En esa pondera-
ción se procurará el mayor acceso del menor, en la medida de lo
posible, al examen de su propio caso...”.

En el caso sub examine, en principio, la representación legal del niño


recaía en su madre, la llamada a velar por sus derechos e intereses,
no obstante, no es menos cierto que la ciudadana Scarlet Carolina
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 33 5

Torres Rivas, no demostró interés alguno en ejercer el derecho a la


defensa que en todo estado y grado de cualquier procedimiento admi­
nistrativo o judicial, le otorga la ley al niño. Ante tal actitud y por el
litis consorcio que había en el presente asunto, resulta evidente que ha
debido nombrarse un representante judicial que se encargara de velar
por la defensa de los derechos del niño, a lo cual se encontraba obliga­
do el juez de la causa.

Insiste la Sala, que no demostró la madre del niño interés alguno en


defenderlo de la impugnación de la paternidad que ya había sido reco­
nocida por el demandante en un juicio anterior, concretamente por in­
quisición de paternidad, incoado por la ciudadana Scarlet Carolina Torres
Rivas, en el cual el Departamento de Microanálisis del Cuerpo Técnico
de Policía Judicial rindió el siguiente informe: “No hay exclusión de
paternidad biológica del ciudadano (...) con respecto al menor...”,
(folios 15 y 16).

Indudablemente, que en el caso sub lite el juzgador de la primera ins­


tancia (y última), obvió buscar la verdad real, constituido como uno de
los principios rectores que revisten la normativa procesal contenida en
el capítulo relativo al procedimiento contencioso en autos de familia y
patrimoniales, facultad que le está otorgada conforme a lo previsto en el
artículo 450, letra j), de la Ley Especial que rige la materia, sin que se
deba considerar que con ello el juzgador viola de forma alguna la impar­
cialidad de la cual debe encontrarse revestido todo juez.

La búsqueda de la verdad jurídica objetiva no compatibiliza con un juez


decidioso, que deja de hacer aquello que en el área de la prueba debe
hacer, ejerciendo en plenitud los poderes que la ley adjetiva le provee,
con los límites y la prudencia de no lesionar la garantía de la defensa,
como sostiene el tratadista Augusto M. Morello El juez ante la prue-
ba. La Prueba. Editorial Abeledo Perrot. Buenos Aires. 1991. p. 101.

Entonces, cabe preguntarse, ¿se viola la imparcialidad cuando se busca


la verdad? Como afirma el procesalista argentino Osvaldo Alfredo Go­
zaíni, el principio de igualdad quedaría indefenso si el juez obrara abu­
sando de la discrecionalidad que obtiene, llegando a ser parcial y sin la
debida distancia que caracteriza su gestión desinteresada, como tam­
bién, se afirma, que el órgano jurisdiccional verifica sin averiguar, esto
es, comprueba pero no inquiere, porque ésas son obligaciones del propio
33 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

interés, empero “...tal rigidez debe instalarse en la distinción impe-


riosa entre fuentes y medios de prueba, porque unos responden a
la disposición de las partes y otros son resortes exclusivos del ór-
gano judicial...”. (Derecho Procesal Constitucional “El Debido
Proceso”, Rubinzal­Culzoni Editores, p. 268).

Por ende, en el caso en concreto se desconoció el derecho que tiene el


niño al apellido del padre, la garantía que el Estado otorga para investi­
gar la maternidad y la paternidad, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 56 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
que prevé:

Toda persona tiene derecho a un nombre propio, al ape-


llido del padre y al de la madre y a conocer la identidad
de los mismos. El Estado garantizará el derecho a inves-
tigar la maternidad y la paternidad.

Toda persona tiene derecho a ser inscrita gratuitamente en el


registro civil después de su nacimiento y a obtener documen­
tos públicos que comprueben su identidad biológica, de confor­
midad con la ley. Éstos no contendrán mención alguna que
califique la filiación. (Resaltado de la Sala).

Así, visto que los derechos y garantías de los niños y adolescentes


reconocidos y consagrados en la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente son inherentes a la persona humana, por tanto
son de orden público, intransigibles, irrenunciables, interdependientes
entre sí e indivisibles, conforme lo dispone el artículo 12 eiusdem, es
por lo que esta Sala Constitucional anula la decisión dictada el 27 de
octubre de 2003, por el Tribunal de Protección del Niño y del Adoles­
cente de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Cara­
cas, Sala de Juicio 9.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 33 7

14. Interés superior del niño impone a los tribunales de la re-


pública el deber de actuar con mucha más precaución al
momento de tomar cualquier decisión que pueda afectar los
intereses del niño y del adolescente

Sentencia: Nº 2.301 del catorce de diciembre de 2006.


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán.
Caso: Declinatoria de Competencia para conocer una
Acción de Amparo Constitucional incoada por
la ciudadana Beila Columa Pereira en repre­
sentación de su hijo menor de edad, contra el
fallo dictado el 31 de octubre de 2005, por el
Juzgado Superior Primero del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del estado Carabobo.
SSS
Normativa citada en el extracto del fallo:
CRBV: Artículos 78 y 257.
CSDN: Artículo 1°.

Extracto del Fallo:

Ahora bien, se evidencia de las actas que conforman el expediente que el


abogado Francisco A. Chirinos Mendoza, en la oportunidad en la cual
intentó la acción de amparo constitucional, únicamente presentó ante la
Unidad de Recepción y Distribución de Documentos del Circuito Judicial
Laboral del Estado Carabobo, el escrito libelar, sin anexar, por lo menos,
copia simple de la decisión impugnada, ni de ningún otro medio de prueba
que considerase pertinente consignar, pues tampoco consignó algún do­
cumento que acreditara el carácter con el que expresó actuar.

En tal sentido, el abogado accionante no acompañó el documento fun­


damental de su demanda de amparo, el cual es un requisito indispensa­
ble para que esta Sala pueda formarse un criterio para proceder a
pronunciarse sobre la admisibilidad de la acción, toda vez que debe ve­
rificar la veracidad de lo alegado por la parte accionante. Además, tam­
poco señaló el profesional del derecho que existiese un obstáculo
insuperable que no permitiera la obtención, ni en copia simple, de esos
documentos fundamentales.
33 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

No obstante lo anterior, y estando consciente esta Sala Constitucional


de las consecuencias que acarrea la omisión de presentar el documento
fundamental de la demanda de amparo, y a pesar de haber dictado re­
cientemente la sentencia citada, no puede ignorar el hecho de que entre
los accionantes, se encuentra un menor de edad, quien aparece repre­
sentado por la ciudadana Beila Columba Pereira, quien actúa por su
menor hijo, motivo por el cual esta Sala reflexiona sobre el deber de
atender a una consideración especial, tal cual la constituye el interés
superior del niño, consagrado en el artículo 3 de la Ley Aprobatoria de
la Convención sobre los Derechos del Niño, texto normativo que impo­
ne a los tribunales de la República el deber de actuar con mucha más
precaución al momento de tomar cualquier decisión que pueda afectar
derechos e intereses de los niños. Así como lo señala la Exposición de
Motivos de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­
cente, al fundamentar la doctrina de la Protección Integral como sigue:

(…) 2.­ El interés superior del niño.­

Premisa fundamental de la doctrina de la Protección Integral


es el principio del interés superior del niño, consagrado en el
artículo 3 de la Convención, que dice expresamente:

En todas las medidas concernientes a los niños, que toman las


instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribu­
nales, las autoridades administrativas o los órganos legislati­
vos, una consideración primordial a que se atenderá será el
interés superior del niño.

Este principio es la base para la interpretación y aplicación de la


normativa para los niños y los adolescentes, establece líneas de
acción de carácter obligatorio para todas las instancias de la
sociedad y pone límite a la discrecionalidad de sus actuaciones.

Ello así, y en aplicación de los artículos 78 y 257 de la Constitución de la


República Bolivariana de Venezuela, considera esta Sala necesario es­
bozar las consideraciones que en el presente caso, permiten la aplica­
ción de la excepción al cumplimiento de las normas relacionadas con los
procesos de amparo constitucional, a saber:
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 33 9

Aprecia esta Sala, que existe una sentencia a favor de los accionantes
dictada en el curso del proceso que por prestaciones sociales intentó
la ciudadana Beila Columba Pereira, actuando en representación de
su hijo y del ciudadano Obdulio Sánchez (padre del niño), que hasta el
momento no ha podido ser ejecutada a pesar de encontrarse definiti­
vamente firme, de allí que esta Sala Constitucional estime necesario
darle el trámite constitucional a la presente acción de amparo, a los
fines que en el curso de la audiencia pública constitucional se aclaren
las dudas sobre la existencia o no de algún tipo de injuria constitucio­
nal. Así se decide.

Sobre la posibilidad jurisprudencial que ha dado esta Sala para obviar


alguna causal de inadmisibilidad, se puede señalar lo establecido en el
fallo N° 1207 del 6 de julio de 2001, decisión desde la cual se ha soste­
nido lo siguiente:

(…) el concepto de orden público a los efectos de la excep­


ción al cumplimiento de ciertas normas relacionadas con los
procesos de amparo constitucional, se refiere a la amplitud en
que el hecho supuestamente violatorio del derecho o norma
constitucional afecta a una parte de la colectividad o al interés
general, más allá de los intereses particulares de los accionan­
tes. Por ello en casos donde un presunto agraviado alega que
un hecho, actuación, omisión o amenaza ocasionó una supues­
ta violación constitucional a su persona, sólo se consideraría
de orden público, a manera de la excepción de las normas pro­
cedimentales de los juicios de amparo, cuando el Tribunal com­
pruebe que, en forma evidente, y a consecuencia del hecho
denunciado por los accionantes, se podría estar infringiendo,
igualmente, derechos o garantías que afecten a una parte de la
colectividad diferente a los accionantes o al interés general, o
que aceptado el precedente resultaría una incitación al
caos social, si es que otros jueces lo siguen. (Destacados
de este fallo).

Es necesario aclarar que, la aplicación de la presente excepción de


inadmisibilidad estará condicionada a que la accionante consigne ante
esta Sala Constitucional, copia certificada de la sentencia señalada
como lesiva a más tardar al momento de la celebración de la audien­
cia constitucional.
34 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

15. Naturaleza de las decisiones que otorgan medidas cautelares

Sentencia: Nº 2.531 del veinte de diciembre de 2006


Magistrado Ponente: Marcos Tulio Dugarte Padrón
Caso: Acción de Amparo Constitucional incoada por
el Abogado Alonso Enrique Medina Roa, en re­
presentación de su hijo, contra el fallo dictado el
22 de febrero de 2006, por la Corte Superior Pri­
mera del Circuito Judicial de Protección del Niño
y del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas.
Voto Salvado del Magistrado Pedro Rondón Haaz.

Normativa citada en el Voto concurrente:


CPC: Artículo 244.

Extracto del Fallo:

Cuando se acuerda la tutela cautelar no puede prejuzgarse sobre el fon­


do del asunto planteado, esto puede comprenderse como un preventivo
cálculo o juicio de probabilidad y verosimilitud sobre la pretensión del
demandante, correspondiéndole al juez analizar los recaudos o elemen­
tos presentados junto con el escrito de demanda, a los fines de indagar
sobre la existencia del derecho que se reclama.

Por tanto, no comete injuria constitucional el juez que no se pronuncia


sobre todos los puntos indicados por el actor al solicitar la medida cau­
telar, pues éste –el juez– en uso de las amplias facultades cautelares
otorgadas, verifica su procedencia o no, sin necesidad de emitir un fallo
que responda a cada una de las denuncias, ya que para ello tienen las
partes el pronunciamiento del fondo de la controversia.

En definitiva, a criterio de la Sala, el juez que conoce de la apelación de


la medida cautelar, tal como ocurrió en el caso objeto de la presente
acción de amparo, puede emitir su pronunciamiento revocando la medi­
da o acordando nuevas cautelares sin necesidad de resolver sobre todo
lo alegado por el apelante, razón por la cual estima la Sala que la sen­
tencia objeto de amparo no violó los derechos constitucionales del ac­
cionante, respecto al alegado vicio de inmotivación, y así se decide.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 34 1

VOTO CONCURRENTE

…gistrado que suscribe disiente de la mayoría respecto del fallo que


antecede, por las siguientes razones:

En el caso de autos la Corte Superior Primera del Circuito Judicial de


Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas y Nacional de Adopción Internacional
declaró con lugar la apelación que incoó la ciudadana Aurora Josefina
Díaz Burgos contra el veredicto interlocutorio que acordó la medida
cautelar de conferimiento la guarda provisional del niño, cuyo nombre
se omite por disposición de Ley Orgánica para la Protección del Niño y
del Adolescente, a su padre.

La Sala declaró sin lugar la demanda de amparo que intentó el ciudada­


no Alonso Enrique Medina Roa, por cuanto estimo que no se vulneraron
los derechos constitucionales que alegó fueron violados por la sentencia
que dictó la Corte Superior Primera del Circuito Judicial de Protección
del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Me­
tropolitana de Caracas y Nacional de Adopción Internacional el 22 de
febrero de 2006.

Ahora bien, la mayoría sentenciadora apreció que “no comete injuria


constitucional el juez que no se pronuncia sobre todos los puntos
indicados por el actor al solicitar la medida cautelar, pues éste –el
juez– en uso de las amplias facultades cautelares otorgadas, veri-
fica su procedencia o no, sin necesidad de realizar un fallo que
responda a cada una de las denuncias, ya que para ello tienen las
partes el pronunciamiento del fondo de la controversia”. Al respec­
to, estima este voto salvante que la Corte en cuestión, en momento cuando
expidió su decisión, incurrió en el vicio de inmotivación de la sentencia,
ya que de todos alegatos que presentó el hoy quejoso sólo fueron re­
sueltos tres por dicha Corte, lo cual se traduce en que no hubo pronun­
ciamiento específico y determinado de la pretensión, sin que pueda servir
de pretexto que se trataba de un pronunciamiento cautelar, en virtud de
que todos los jueces deben hacer un análisis de todas las actas que
cursan en el expediente, así sea para el decreto o la revocación de una
medida cautelar, con el objeto de que el juez pueda llegar al convenci­
miento de que existe o no la presunción de buen derecho y el peligro de
que quede ilusoria la ejecución del acto de juzgamiento.
34 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Así, tal como lo señaló la Fiscal Segunda del Ministerio Público ante las
Salas Constitucional y de Casación, la Corte agraviante debió analizar
todos los argumentos que esgrimió el peticionario del amparo, ya sea
para admitirlos o desecharlos, “declararlos impertinentes, innecesa-
rios, inútiles o ilegales”, en fin debió pronunciarse sobre los mismos,
de manera que el acto jurisdiccional no se vicie de inmotivación y resul­
te nula, de conformidad con lo que preceptúa el artículo 244 del Código
de Procedimiento Civil.

Por otra parte, observa este disidente que, en la transcripción del acto
decisorio objeto de impugnación se señaló que el niño fue oído por esa
Corte Superior y, con base en su manifestación, la Corte decidió revo­
carle la guarda provisional a su padre y otorgársela a la madre. No
obstante, la parte actora señaló, en la audiencia correspondiente que se
produjo una “reunión informal” con la asistencia del padre, la madre y
el niño, con la Juez Presidenta de la Corte Superior Primera del Tribunal
de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas y Nacional de Adopción Internacio­
nal, sin la presencia de las otras jueces integrantes de ese cuerpo cole­
giado. En consecuencia, lo que se manifestó en esa reunión no debió
utilizarse como fundamento de la decisión, por cuanto no estaban pre­
sentes todos los integrantes de ese órgano jurisdiccional colegiado.

En virtud de las consideraciones que se expusieron, quien suscribe esti­


ma que la demanda de amparo, que intentó el ciudadano Alfonso Enri­
que Medina Roa contra la decisión que emitió la Corte Superior Primera
del Circuito Judicial de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y Nacional
de Adopción Internacional el 22 de febrero de 2006, debió declararse
parcialmente con lugar, tal como lo solicitó, en la audiencia correspon­
diente, la Fiscal Segunda del Ministerio Público ante las Salas de Casa­
ción y Sala Constitucional de este Tribunal Supremo de Justicia.

Queda así expresado el criterio del Magistrado disidente.

Fecha ut retro.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 34 3

AÑO 2007
34 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 34 5

1. Control Difuso. El procedimiento por admisión de los he-


chos no es un derecho del cual pueda disponer libremente
el imputado

Sentencia: Nº 242 del quince de febrero de 2007


Magistrado Ponente: Marcos Tulio Dugarte Padrón
Caso: Control Difuso del artículo 573 literal “g” y ar­
tículo 583 de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente.
Voto Salvado del Magistrado Pedro Rondón Haaz.

Normativa citada en el extracto del fallo y en el Voto Salvado:


COPP: Artículo 373.
CRBV: Artículos 21, 26 y 49
LOPNA: Artículos 573 y 58372.

Extracto del Fallo:

En tal sentido “(…) la ‘admisión de los hechos’, es un procedimiento


especial que procede cuando el imputado consiente en ello, reconoce su
participación en el hecho que se le atribuye, lo cual conlleva a la imposi­
ción inmediata de la pena con una rebaja desde un tercio de la mitad,
atendidas todas las circunstancias y considerando el bien jurídico afecta­
do y el daño social causado. La admisión de los hechos supone una re­
nuncia voluntaria al derecho a un juicio, principio garantizado no sólo por
el Código Orgánico Procesal Penal sino por instrumentos internacionales

72
Los artículos 573 y 583 se mantuvieron en la Reforma LOPNNA.
34 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

ratificados por la República; y al mismo tiempo, tal admisión evita al Esta­


do el desarrollo de un proceso judicial que siempre resultará costoso”.
(Vid. sentencia Nº 75/8.2.2005, de la Sala de Casación Penal).

En el procedimiento para determinar la responsabilidad de los adoles­


centes en un hecho punible, es decir, el regulado en el Capítulo II, Libro
Tercero de la Ley Orgánica de Protección al Niño y al Adolescente, el
imputado sólo podrá admitir los hechos objeto del proceso, en la audien­
cia preliminar y una vez que el Juez de Control haya admitido la acusa­
ción presentada en su contra por el Ministerio Público.

Pues bien, si el legislador estableció dicha oportunidad procesal a fin de


que tuviere lugar la admisión de los hechos que se imputan, no fue por
un simple capricho sino porque consideró que ese era el momento idó­
neo, no sólo en razón de la celeridad procesal sino también como una
forma de ahorrar al Estado los gastos que implica la tramitación de un
procedimiento judicial –penal–. Asimismo, se evita que dicha figura se
transforme en una vía de escape judicial para el imputado que en una
fase posterior a la prevista en los artículos 573 literal g) y 583 ut supra
citados, estando su culpabilidad casi demostrada, pretenda utilizar la
admisión de los hechos como un medio de atenuación de la pena.

Ciertamente, la imposición de una determinada etapa procesal para que


el imputado pueda acogerse al procedimiento por admisión de los he­
chos responde a ciertas directrices que prenden, entre otras cosas, la
economía procesal; por tanto, que tal declaración surtirá distintos efec­
tos jurídicos según la etapa procesal en la que se realice, lo cual podría
desnaturalizar el fin para el cual el legislador previó tal procedimiento.

En el caso de autos, el imputado, hoy adulto, ciudadano Carlos Alberto


Valenzuela Sánchez, admitió los hechos de conformidad con lo estable­
cido en los artículos 573 literal g) y 583 de la Ley Orgánica de Protec­
ción al Niño y al Adolescente, en el acto de la audiencia del juicio oral
–ya abierto el debate– al momento de rendir declaración, una vez que el
representante del Ministerio Público expuso en forma sucinta su acusa­
ción, la cual había sido admitida en la oportunidad de la audiencia preli­
minar, siendo esta oportunidad procesal idónea para que admitiera los
hechos y solicitara la imposición inmediata de la pena.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 34 7

No obstante ello, el Tribunal de Juicio Sección Adolescente de Barqui­


simeto, estado Lara, estimó procedente la admisión de los hechos, “(…)
en razón de que han transcurrido casi cuatro años desde que se
produjo la comisión del hecho que se va a juzgar, las condiciones
del joven adulto han cambiado, no se vio involucrado en un nuevo
hecho, formó una familia y es trabajador fijo de un empresa ´Alu-
minios Gaby´, por lo que aplicar una medida de privación de li-
bertad a estas alturas sería desnaturalizar el fin de la misma,
habida cuenta que el joven por sí solo rehizo su vida, contando
igualmente con el visto bueno de la víctima, a quien solicitó se le
pida la opinión”.

Pues bien, la norma que se pretende desaplicar es clara al expresar que


una vez admitida la acusación, y sólo una vez admitida ésta, bien sea de
forma parcial o total por parte del Juez de Control, instruirá al imputado
respecto al procedimiento por admisión de los hechos, informándole que
dicha admisión debe efectuarse de modo simple y claro, sin condición
alguna que desvirtúe la aplicación del referido procedimiento especial, a
fin de evitar confusiones.

El procedimiento por admisión de los hechos no es un derecho del cual


pueda disponer libremente el imputado, sino más bien un beneficio que
le otorga el legislador –en una determinada oportunidad procesal– a
aquel que admite su culpabilidad, ahorrando al Estado los costos del
proceso aligerando la sobrecarga de expedientes, por lo que una vez
iniciado éste, ya no tiene sentido la “economía procesal” alegada por
el Juzgado de Juicio antes señalado.

Este es el orden de ideas que sigue la Ley Orgánica para la Protección


del Niño y del Adolescente, cuando en sus artículos 573 literal g) y 583,
estableció que la institución de la admisión de los hechos es una medida
alternativa para la prosecución del proceso que debe ser advertida por
el juez al imputado en la audiencia preliminar y opera cuando éste cons­
cientemente reconoce su participación en el hecho atribuido, con lo cual
puede conllevar a la imposición inmediata de la pena y, de ser proceden­
te la privación de libertad, con una rebaja desde un tercio a la mitad
(Vid. entre otras sentencias Nº 3473/11­11­2005 y N° 1799/20­10­2006).

Entonces, no puede hablarse de economía procesal al permitírsele al


imputado acogerse al procedimiento por admisión de los hechos en cual­
34 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

quier etapa del proceso, porque el mismo, lejos de evitar la celebración


del juicio oral, permitió al imputado obtener cuando ya existía altas posi­
bilidades de una sentencia condenatoria –en un juicio que se encontraba
en fase terminal–, una especie de atenuación de la pena, lo cual obvia­
mente no es la intención del legislador.

Siendo así, la Sala considera no ajustada a derecho la desaplicación


de los artículos 573 literal g) y 583 de la Ley Orgánica de Protección
al Niño y al Adolescente, respecto a la oportunidad en la que el impu­
tado debe acogerse al procedimiento por admisión de los hechos, que
efectuó el Tribunal de Juicio Sección de Adolescentes de Barquisime­
to, estado Lara, por cuanto dicha disposición no “permite la econo-
mía procesal para el Estado –ni– (…) garantiza un Derecho
Constitucional como lo es el derecho a ser oído el acusado...”,
conforme se estableció ut supra.

VOTO SALVADO

...gistrado Pedro Rafael Rondón Haaz disiente de la mayoría respecto


del fallo que antecede por las siguientes razones:

1. La mayoría sentenciadora juzgó que fue contraria a derecho la des­


aplicación de los artículos 573, letra g, y 583 de la Ley Orgánica para
la Protección del Niño y del Adolescente, que, mediante control difuso
de la constitucionalidad, decretó el Juez Noveno del Tribunal de Juicio
del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, en lo
que concierne a la limitación que contienen las referidas disposiciones
legales, en cuanto a la oportunidad procesal para la admisión de los
hechos. Ahora bien, por las razones que serán expuestas a continua­
ción, el Magistrado que suscribe manifiesta, en oposición al criterio
dominante en la Sala, su convicción sobre las bases constitucionales
de la admisibilidad, en la fase de Juicio Oral, de la referida forma de
autocomposición procesal.

2. De la revisión al instituto de la admisión de los hechos, tal como ha


sido regulado por el Código Orgánico Procesal Penal, desde el texto
original hasta el vigente, así como por la Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente, se observa que, en lo que atañe al
procedimiento ordinario, fue limitada a la Audiencia Preliminar. Desde
la Reforma Parcial de 2000, dicho Código estableció que, en los casos
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 34 9

de flagrancia, la referida forma alternativa a la prosecución del proceso


fue extendida, en cuanto a la oportunidad de presentación de la corres­
pondiente manifestación de voluntad, hasta “antes del debate”.

3. La razón fundamental por la que se ha pretendido la justificación de


la reluctancia del legislador, dentro del procedimiento ordinario, a la ex­
tensión, a la fase de juicio, de la posibilidad de que el acusado pueda
presentar su manifestación de voluntad de admisión de los hechos que
le hayan sido imputados, es igualmente oponible al procedimiento espe­
cial por flagrancia. En efecto, la referida posición legislativa se ha afin­
cado en el temor de que el procesado que se sepa culpable podría demorar
la presentación de su admisión de los hechos hasta el Juicio Oral, por­
que ello le daría un mayor margen temporal para la manipulación, inclu­
so maliciosa, de las herramientas procesales de que disponga, con el
propósito de torcer lo que, de otra manera y según su propia percepción,
sería un resultado prácticamente seguro de condena. Sería, entonces,
sólo ante la inminencia del Juicio Oral, con la consiguiente percepción
de la inminencia de dicho resultado y de la pérdida del beneficio de
rebaja de pena, cuando el reo se sentiría urgido a la admisión, en dicha
oportunidad procesal, de unos cargos que debió admitir mucho antes, en
beneficio de la economía y celeridad procesales. Ahora bien, se puede
afirmar que, también en el procedimiento abreviado por flagrancia, el
procesado podría preferir esperar hasta el Juicio Oral y, bajo la persua­
sión de que las mayores probabilidades son de una sentencia condena­
toria, optar por esperar hasta la oportunidad inmediata anterior al debate
público, para su manifestación de voluntad de admisión de los hechos y
su consiguiente solicitud de inmediata imposición de la pena, lo cual
sería contrario a los fines de economía procesal que, entre otros, se
persigue a través de dicho procedimiento especial. Como quiera que en
este último no existe la fase intermedia, el legislador ordinario permitió
el procedimiento por admisión de los hechos hasta “antes del debate”, lo
cual significa que, desde la audiencia en la cual fueron calificados como
flagrantes los hechos punibles en cuya comisión se atribuyó participa­
ción al imputado, éste contaría con hasta quince días (tomando en cuen­
ta el lapso legal máximo para la convocatoria al Juicio Oral) para que
hiciera la predicha manifestación de voluntad. Si se toma en considera­
ción que existe la posibilidad, legalmente permitida, de diferimientos para
la celebración del antes señalado acto procesal –estadísticamente ha­
blando, se puede afirmar que la regla es la de diferimientos sucesivos–
ello significa que, en el caso de flagrancia, el acusado mantendrá
35 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

plenamente preservada su potestad para la admisión de los hechos, cual­


quiera sea la oportunidad en la cual se celebre, en definitiva, el Juicio
Oral, hasta la oportunidad inmediatamente anterior a la realización de
dicho acto procesal. En cambio, si la persona es juzgada a través del
procedimiento ordinario o de alguno especial que no sea el de flagran­
cia, tal potestad se extinguirá en la Audiencia Preliminar, cualquiera sea
la extensión de la demora para que se dé, en efecto, el Juicio Oral. Los
anteriores planteamientos conducen a dos conclusiones:

3.1 El antes referido temor sobre la admisión de la extensión del lapso


para la admisión de los hechos hasta antes del debate que corresponde
al Juicio Oral, se suscita no sólo respecto del procedimiento ordinario
sino, también, del especial que establece el artículo 373 del Código Or­
gánico Procesal Penal.

3.2 El diferente tratamiento que el legislador dispensó a la oportunidad


para la admisión de los hechos, según se trate de procedimiento ordina­
rio o del especial por flagrancia, plantea, en términos teóricos y prácti­
cos, una situación de desigualdad, en favor del imputado por delito
flagrante, la cual debería ser corregida, como, en nuestro criterio, se
logró en la sentencia que se revisa.

Así, se advierte que la admisión de los hechos debe ser una manifesta­
ción de voluntad cuya expresión sólo debe ser dable luego de la admi­
sión de la acusación, tal como, acertadamente, lo reguló el legislador, en
el caso del procedimiento ordinario; ello, porque es claro que el imputa­
do tiene que saber, con certeza, cuáles son los hechos y cuál la califica­
ción jurídica de los mismos, por los cuales habrá de ser juzgado. Ahora
bien, la acertada solución legislativa que se acaba de referir no fue ex­
tendida al procedimiento abreviado por flagrancia, porque, en el mismo,
la admisión de los hechos es legalmente oportuna una vez presentada la
acusación y hasta antes del debate, en el cual, necesariamente, habrá
de incluir la discusión que se genere entre las partes a propósito de la
admisión de la acusación, lo cual supone que la referida manifestación
de voluntad puede ser presentada aun antes de dicha admisión. Este
tratamiento legal es objetable no sólo porque permite la actualización de
la referida forma de autocomposición procesal en una etapa cuando el
acusado aún no tiene certeza de los hechos por los cuales será juzgado,
sino por la evidente e injusta desigualdad que, en términos temporales,
se establece en perjuicio del encausado a través del procedimiento ordi­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 35 1

nario. Las anteriores consideraciones conducen a la conclusión de que,


en salvaguarda de derechos fundamentales como los atinentes a la igual­
dad, la tutela judicial eficaz, el debido proceso y la particular manifesta­
ción de este último: la defensa, que establecen los artículos 21, 26, 49 de
la Constitución, se debe, en primer lugar, entender que es conforme a
derecho la extensión, en el procedimiento ordinario, hasta antes del de­
bate público, de la potestad para la manifestación, por parte del acusa­
do, de su admisión de los hechos punibles que le hayan sido imputados;
y, en segundo término, que, dentro del procedimiento abreviado, tal forma
de autocomposición procesal sólo será admisible posteriormente a la
admisión de la acusación, pronunciamiento previo que, de conformidad
con el artículo 373 del Código Orgánico Procesal Penal, deberá produ­
cirse luego del correspondiente debate, dentro de la audiencia que co­
rresponde al Juicio Oral.

4. En el presente asunto están involucrados dos derechos fundamenta­


les: el de la defensa (Constitución: art. 49.1) y el de la tutela judicial
eficaz (Constitución: art. 26); el primero, concretado en la potestad de
admisión de los hechos; el segundo, mediante el cual se proclama una
justicia sin dilaciones indebidas.

4.1 En cuanto al primero de dichos derechos, si se debiera entender


que, como tal manifestación del derecho a la defensa, la admisión de los
hechos debería ser permitida en todo estado y grado de la causa, tal
extensión encontraría una limitación natural. En primer lugar, no podría
trascender de la primera instancia, porque ésta culmina con un pronun­
ciamiento judicial de fondo. Por otra parte, esta potestad del acusado
que es juzgado mediante las reglas del procedimiento ordinario no po­
dría ser ejercida una vez que se instaure el debate que corresponde el
Juicio Oral; ello, por la razón principal de que dicho procesado no podría
ser colocado, ilegítimamente, en posición de ventaja en relación con el
procesado a través del procedimiento por flagrancia; de la misma ma­
nera que, como se dijo anteriormente, este último no debería quedar en
injusta situación de ventaja frente a quien sea enjuiciado mediante el
procedimiento ordinario. Así planteadas las cosas, se concluye que la
predicha limitación impediría, en todo caso, un abusivo empleo de la
potestad del encausado, por tiempo indeterminado, sino que la misma
quedaría limitada a la primera instancia del proceso y sólo hasta antes
del Juicio Oral.
35 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

4.2 El derecho fundamental a la tutela judicial eficaz, en el caso que se


discute, es la garantía de una justicia sin dilaciones indebidas. En rela­
ción con dicho derecho, podría argüirse que la extensión del lapso para
el ejercicio de la potestad de admisión de los hechos, en los términos
que han quedado expresados, es contraria al propósito de economía pro­
cesal que se persiguió con dicha forma alternativa de prosecución del
proceso, por cuanto se enervaría el propósito de ahorrar tiempo, trabajo
y costos procesales y, con ello, una justicia más diligentemente adminis­
trada, a través del estímulo de una sustancial rebaja de pena en favor de
quien haga un reconocimiento anticipado de su responsabilidad en la
comisión de un hecho punible. Sin embargo, se advierte que tal objeción
es igualmente oponible en el caso del procedimiento especial para el
caso de flagrancia.

5. Podría pensarse en una posible antinomia entre el reconocimiento de


la potestad de admisión de los hechos hasta antes del debate del Juicio
Oral (como también se le reconoce al procesado por delito flagrante),
como manifestación específica del derecho fundamental a la defensa y
a la posibilidad constitucional de su ejercicio en todo estado y grado de
la causa y de la investigación, y el igualmente fundamental derecho a la
tutela judicial eficaz, mediante el cual se proclama una justicia sin dila­
ciones indebidas, lo cual está, sin duda, vinculado con el principio de
economía procesal, que sería de interés legítimo no sólo para las partes
sino también para la Administración de Justicia. Sin embargo, si se esti­
ma que, por razón de la interpretación que se propone, en relación con
la admisión de los hechos como manifestación específica del derecho
fundamental a la defensa, se arriesga la efectiva vigencia del de la tute­
la judicial eficaz, concretada, en la administración de una justicia sin
dilaciones indebidas, se tendría que concluir que, siempre, aun bajo la
solución que se propone, el proceso será más corto; ello, porque, por
una parte, se ahorraría el debate del Juicio Oral; y, en segundo, porque
existe mayor probabilidad de que dicho proceso quede definitivamente
firme en la primera instancia, con el subsiguiente ahorro de la apelación
y de la eventual casación. Por otra parte, aun si se conviniera en que
dicha solución es atentatoria contra el referido derecho fundamental,
habría entonces que plantearse y decidir cuál de ambos derechos tiene
que primar, lo cual, en nuestro criterio y ante la situación de duda que se
plantea, debe ser resuelto siempre en favor de la norma que sea más
beneficiosa al reo, de conformidad con el artículo 24 de la Constitución.
Ella sería, sin duda, la que permita al encausado el ejercicio de su potes­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 35 3

tad de admisión de los hechos, con la amplitud temporal que ha quedado


explicada y con la consiguiente expectativa de rebaja más o menos sus­
tancial del término de pena que deba ser aplicada.

En virtud de todas las consideraciones que se expusieron, este disidente


estima que no debió anularse el fallo objeto de revisión, porque de la
transcripción del mismo se desprende que el imputado ejerció su dere­
cho a declararse culpable y solicitó la imposición inmediata de la pena
“antes de la apertura del debate oral y público”; por el contrario, la
mayoría sentenciadora debió declarar la constitucionalidad del fallo que
aplicó el control difuso de constitucionalidad.

Queda así expresado el criterio del Magistrado disidente.

Fecha ut retro.

2. Nuevo Criterio de interpretación. La competencia de la ju-


risdicción especial de niños, niñas y adolescentes en asun-
tos patrimoniales

Sentencia: Nº 347 del primero de marzo de 2007.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesta por la ciudadana Jac­
keline Cristina Lugo Salazar, en representación
de sus hijos menores de edad, contra la deci­
sión dictada el 21 de junio 2006 por la Corte
Superior del Tribunal de Protección del Niño y
del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del Estado Zulia.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CPC: Artículo 3.
LOPNA: Artículo 17773.

73
El artículo 177 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
35 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Extracto del Fallo:

Es evidente para esta Sala que, en la hipótesis de autos, la querella inter­


dictal restitutoria es de carácter patrimonial­civil y está dirigida contra
una persona mayor de edad, por lo cual no se subsume en el supuesto que
acoge la norma para la determinación de la competencia especializada de
los Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente.

No obstante lo anterior, esta Sala observa que el 15 de noviembre de


2006, la Sala Plena de este Tribunal Supremo de Justicia pronunció
sentencia en la que abandonó el criterio arriba transcrito y decidió lo
siguiente:

“Siendo estos los antecedentes hermenéuticos relacionados con el pre­


sente caso, esta Sala estima necesario profundizar aún más en el análi­
sis de la disposición contenida en el literal c) del Parágrafo Segundo del
artículo 177 de la Ley Orgánica de Protección del Niño y del Adoles­
cente, considerando en su conjunto todas las disposiciones de la Ley, en
razón de que el objeto de la misma es garantizar a todos los niños y
adolescentes, que se encuentren en el territorio nacional, el ejercicio y
disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías, a través de la
protección integral que el Estado, la sociedad y la familia deben brindar­
le desde el momento de su concepción, sin distingo de su posición sub­
jetiva dentro del proceso.

Derechos y garantías cuyo ejercicio y disfrute pleno y efectivo nece­


sitan de la protección estatal no sólo en aquellos casos en que los
niños, niñas y adolescentes figuren como demandados, sino también,
en aquellos casos en que figuren como demandantes, pues el patrimo­
nio de éstos puede verse afectado en ambos casos. Cabe preguntarse,
y sólo a título de ejemplo, qué pasaría si en un juicio cualquiera el
demandado propone reconvención contra los niños, niñas y adoles­
centes que figuren como demandantes. O en aquellos casos donde el
único patrimonio del niño, niña y adolescente es el objeto de la preten­
sión de que se trate. No necesitaría el niño, niña y adolescente tam­
bién en estos casos una protección especial, integral y cabal de sus
derechos e intereses. Claro que sí.

Por eso la intención del Legislador no pudo ser la de excluir del ámbito
de competencia de los Tribunales de Protección del Niño y del Ado­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 35 5

lescente aquellos asuntos de carácter patrimonial en que los niños,


niñas y adolescentes figurasen como demandantes. Por el contrario,
es necesario advertir que la Exposición de Motivos de la referida ley,
punto de referencia para indagar sobre la verdadera intención del Le­
gislador, señala:

(…) Puntal del nuevo sistema es la concepción del Tribunal de


Protección del Niño y del Adolescente, órgano jurisdiccional
especializado para conocer todos los asuntos que afecten
directamente la vida civil de niños y adolescentes, en
materia de familia, patrimoniales y laborales (…) Esto evi­
dencia la magnitud de la importancia del Tribunal, diseñado
para una especial, integral y cabal protección (…)’. (Destaca­
do de la Sala).

Véase que no hay distinción entre niños, niñas y adolescente


que figuren como demandados, o niños, niñas y adolescentes
que figuren demandantes. De allí que la conjugación de un
sistema de interpretación gramatical, relativo al sentido que
aparece evidente del significado propio de las palabras, según
la conexión de ellas entre sí, y el sistema lógico de interpreta­
ción, relativo a la intención del Legislador, lleva a esta Sala a
concluir que los asuntos de carácter patrimonial en los que
figuren niños, niñas y adolescentes, independientemente de que
sean demandados o demandantes, deben ser competencia de
los Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente; más
aún si se piensa que estos Tribunales cuentan con especialis­
tas en las distintas materias y servicios propios para una espe­
cial, integral y cabal protección de los derechos y garantías de
todos los niños, niñas y adolescentes que se encuentren en el
territorio nacional.

El interés superior del niño, según la Exposición de Motivos de


la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescen­
te, es la premisa fundamental de la doctrina de la protección
integral. Dicho principio es la base para la interpretación y
aplicación de la normativa para los niños y adolescentes, esta­
blece líneas de acción de carácter obligatorio para todas las
instancias de la sociedad y pone límites a la discrecionalidad
de sus actuaciones; y muy conectado a aquél se encuentra el
35 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

principio de prioridad absoluta que implica atender antes que


nada, las necesidades y derechos básicos de los niños, niñas y
adolescentes.

Es así como el Legislador busca que los niños, los adolescen­


tes y sus familias tengan acceso a una ley de fácil lectura, sin
remisiones a otras leyes o tratados internacionales difíciles de
ubicar y entender, y de muy sencilla interpretación y aplica­
ción por los órganos jurisdiccionales que integran el sistema de
protección integral.

Cabe destacar, que entre los derechos que protege dicho siste­
ma, se encuentra el de petición de justicia, según el cual todos
los niños, niñas y adolescentes tienen derecho de acudir ante
un tribunal competente, independiente e imparcial, para la de­
fensa de sus derechos e intereses y a que éste decida sobre su
petición dentro de los lapsos legales; y lógicamente es de su­
poner que entre los órganos judiciales a través de los cuales
opera el sistema de protección integral de los derechos y ga­
rantías de los niños, niñas y adolescentes que se encuentren en
el territorio nacional, están los Tribunales de Protección del
Niño y del Adolescente.

Es por ello que esta Sala considera necesario abandonar el


criterio establecido en la sentencia Nº 33 del 24 de octubre de
2001, y establecer que en lo adelante los Tribunales de Protec­
ción del Niño y del Adolescente serán competentes para cono­
cer de los asuntos de carácter patrimonial, en los que figuren
niños, niñas y adolescentes, independientemente del carácter
con que éstos actúen, y así se decide.

Así, la Sala Plena, en nueva interpretación de las normas que contiene


el artículo 177 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, cambió el criterio que hasta ahora había sido mantenido
por dicha Sala; sin embargo, es evidente para esta Sala que la aplica­
ción de ese nuevo criterio debe hacerse a la luz de lo que dispone el
artículo 3 del Código de Procedimiento Civil, es decir, bajo la óptica del
principio de perpetuatio fori.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 35 7

Así, dispone el artículo 3 del Código de Procedimiento Civil lo siguiente:

Artículo 3.- La jurisdicción y la competencia se determinan


conforme a la situación de hecho existente para el momento
de la presentación de la demanda y no tienen efecto respecto
de ellas los cambios posteriores de dicha situación, salvo que
la ley disponga otra cosa.

3. Los tribunales competentes en materia de niños, niñas y


adolescentes pueden de oficio o a instancia de parte, dictar
las providencias necesarias para hacer efectiva la obliga-
ción alimentaria

Sentencia: Nº 528 del veintidós de marzo de 2007.


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesto por la abogada Oti­
lia Sulbarán, en representación de su hija me­
nor de edad, contra la sentencia dictada el 9 de
agosto de 2004, por el Juzgado Superior en lo
Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo y de
Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del estado Barinas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 270 y 38074.

Extracto del Fallo:

Debe señalar la Sala, sin embargo, que en casos como el presente en el


que por falta de una actitud eficiente del patrono o por negligencia o
descuido de éste se entorpece el cumplimiento de la obligación alimen­
taria, la parte interesada puede instar al Tribunal para que ordene o
dicte las providencias necesarias para hacer efectiva aquélla, aun cuan­
do el juez puede actuar de oficio en ciertos casos, en virtud del interés

74
Los artículos 270 y 380 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
35 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

superior del niño o del adolescente. En este sentido, esta Sala, en caso
similar al presente, y siguiendo doctrina de la misma Sala, determinó:

“Pero, además, encuentra esta Sala que la accionante podía, y así


debió hacerlo de manera diligente sin tener que acudir a esta vía, soli­
citar a la juez señalada por ella misma como agraviante que oficiara e
incluso sancionara al patrono por la demora o incumplimiento de la
orden dada, en el sentido de que remitieran las cantidades de dinero
correspondiente a la pensión alimenticia, pues –y en ello coincide esta
Sala con la apelada– la situación que en todo caso infringe o menos­
caba su situación jurídica es la tardanza de la empresa obligada a rea­
lizar los descuentos sobre el salario del obligado, de remitir los mismos
al Tribunal de la causa.

Es oportuno citar una sentencia de esta Sala, dictada con ocasión de un


caso análogo al presente, en la que se sostuvo lo siguiente:

‘Ciertamente, el presente constituye un caso en el que por encontrarse


involucrados supremos intereses de un niño y un adolescente, su proce­
dimiento está distinguido por la sumariedad, carácter considerado en la
mens legis dada la naturaleza de la pretensión, de allí que su tramitación
aparte de preferente, esté signada por la rapidez que el tema debatido
(pensión alimenticia) exige.

Sin embargo, existen trámites y formalidades que son ineludibles, que


no por la celeridad y brevedad del procedimiento pueda prescindirse de
su realización. Además que, en ocasiones existen actos procesales cuya
efectiva realización no depende de manera directa del juez, quien orde­
na su ejecución porque la norma jurídica se lo impone y que si bien
actúa sujeto a la ley, escapa a su actividad el efectivo logro de los resul­
tados que se pretenden.

Por otra parte, debe advertirse que la conducta negativa y perju-


dicial de los patronos para impedir la aplicación de la legisla-
ción de protección del niño y del adolescente está penada por la
ley. Por tanto, la demora que, en todo caso, pueda producirse en
este tipo de juicios, que en el presente caso pareciera haberse
debido a la ausencia de una rápida respuesta de la compañía en
la que trabaja el obligado ante la solicitud formulada ante el juz-
gado, autorizaban a la parte actora a cumplir con una carga pro-
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 35 9

cesal, consistente en solicitar al juez que exigiera la responsabi-


lidad de la compañía, y así se acordara si en criterio del juez
hubiere lugar a ello, a través de la aplicación de las normas con-
tenidas en los artículos 270 y 380 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente’. (Sentencia de esta Sala
núm. 1.325 del 3 de agosto de 2001; caso: Noemí del Carmen Díaz de
Soto, contra la Jueza Unipersonal VI de la Sala de Juicio del Tribunal
de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judi­
cial del Área Metropolitana de Caracas).

4. El medio idóneo para impugnar una medida cautelar que


prohíbe la salida del país de un niño, niña o adolescente, es
la oposición y no el recurso de apelación

Sentencia: Nº 543 del veintiséis de marzo de 2007.


Magistrado Ponente: Arcadio Delgado Rosales
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional incoada por la ciudadana Sney
Mayreth Suárez Niño, en representación de su
hijo menor de edad, contra la decisión dictada
el 28 de noviembre de 2006, por el Juzgado
Superior Tercero en lo Civil, Mercantil, del
Tránsito, Bancario y de Protección del Niño y
del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del estado Táchira.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOASDGC: Artículo 6.
LOPNA: Artículo 46675.

Extracto del Fallo:

En atención a lo antes señalado, esta Sala advierte que resulta errada la


consideración del a quo, contenida en la sentencia apelada, según la
cual el amparo fue interpuesto contra la medida cautelar y que resultó

75
El artículo 466 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
36 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

inadmisible porque, en su criterio, la situación era irreparable y no podía


ser restablecida, partiendo de que la prohibición de salida del país esta­
ba vigente y había sido ya notificada a la Dirección de Identificación y
Extranjería y a la Presidencia del Aeropuerto Internacional de Maiquetía,
cuando lo cierto es que la acción de amparo fue interpuesta contra la
presunta omisión de la Sala de Juicio N° 1 del Juzgado de Protección
del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado
Táchira de permitir el acceso de la accionante al expediente de la causa
para recurrir de hecho.

Cabe destacar que las medidas cautelares pueden ser revocadas o sus­
pendidas cuando cambian las circunstancias que las originaron o se ha
perdido su propósito; de forma tal, que este hecho no encuadra en la
causal de inadmisibilidad prevista en el cardinal 3 del artículo 6 de la
Ley Orgánica de Amparo, como pretendió el a quo.

Por otro lado, estima la Sala que el medio idóneo para impugnar la deci­
sión que acordó la medida cautelar de prohibición de salida del país del
niño referido en el presente caso, es la apelación y no la oposición como
lo señaló el a quo en la sentencia apelada, de conformidad con el ar­
tículo 466 de la Ley Orgánica de Protección del Niño y del Adolescente
en su parte in fine, que prevé “la resolución que decreta o deniega
una medida cautelar será apelable en un solo efecto”, por lo que no
es correcto el criterio del a quo establecido en la sentencia apelada.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 36 1

5. Las salas de juicio de la Ley Orgánica para la Protección


del Niño y del Adolescente son competentes para practicar
la restitución de la guarda y ejecutar sus fallos con el auxi-
lio del personal especializado y de los órganos previstos en
la ley especial, e incluso la presencia del otro progenitor y
de ser necesario el apoyo de la fuerza pública, asimismo
quedan autorizadas para exhortar a otro juzgado de la mis-
ma categoría la práctica de la norma si hubiere lugar a ello

Sentencia: Nº 766 del veintisiete de abril de 2007.


Magistrada ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesto por la apoderada ju­
dicial del ciudadano Douglas Rafael Rodríguez
Marval, contra el fallo dictado el 14 de diciem­
bre de 2006, por el Juzgado Superior en lo Ci­
vil, Mercantil, del Tránsito y de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del estado Anzoátegui.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CPC: Artículos 523 y 607.
CRBV: Artículo 78.
LOASDGC: Artículo 28.
LOPJ: Artículo 70.
LOPNA: Artículos 119, 272, 360, 390
y 45476.

Extracto del Fallo:

En el caso bajo análisis, la quejosa interpuso acción de amparo constitu­


cional contra la decisión emitida por la Sala de Juicio N° 1, del Tribunal
de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del estado Anzoátegui, el 11 de octubre de 2006, mediante la cual se

76
Los artículos 119 y 454 se modificaron en la Reforma LOPNNA. (Ver Apéndice).
Los artículos 272, 360 y 390 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
36 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

declaró definitivamente firme la sentencia dictada en el juicio propuesto


por la ciudadana Lilibeth Carolina Macuare contra el ciudadano Dou­
glas Rafael Rodríguez por la restitución de la guarda de sus hijos; se
dijo “Ejecútese. Cuídese de su ejecución” y, en consecuencia, acordó
comisionar suficientemente a la Policía del estado Anzoátegui, para que
acompañara a la madre de los referidos niños, para que los mismos le
fuesen restituidos.

(…omissis…)

Que comisionó a una trabajadora social adscrita a ese Juzgado, para


que a través de mediación las niñas fueran restituidas a su madre; que
aquélla se entrevistó con el padre de las niñas, quien manifestó su nega­
tiva a entregar las niñas, hasta tanto el Tribunal Superior decidiera su
apelación contra la sentencia del 17 de marzo de 2006, la cual a la
postre fue declarada sin lugar y acordó la restitución de la guarda de las
niñas a su madre y ordenó que permanecieran en el hogar materno,
como lo han venido haciendo hasta ahora; que el 11 de octubre de 2006
el Tribunal ordenó la ejecutoria de la sentencia a petición de parte, y por
cuanto la misma se encontraba definitivamente firme acordó comisio­
nar suficientemente a la Policía del estado Anzoátegui, para que acom­
pañara a la madre de las niñas para que éstas le fuesen restituidas.

Que se lee claramente tanto en el auto como en el oficio del ente


policial que dice “acompañar” a la madre; que tanto es así que las
niñas no fueron restituidas, por la negativa de los abuelos paternos de
éstas, motivo por el cual la comisión policial se retiró del domicilio del
ciudadano Douglas Rodríguez Marval, sin ninguna alteración ni viola­
ción alguna; que por ello el Tribunal el 19 de octubre de 2006, en vir­
tud de la negativa reiterada del padre de las niñas de hacer entrega de
éstas a su madre, instó a dicho ciudadano a dar cumplimiento volunta­
rio de la decisión en un lapso de tres (3) días, pues de lo contrario se
verificaría la ejecución forzosa del fallo, concluyendo dicho lapso sin
que se verificara la entrega voluntaria de las niñas a su madre por
parte del padre, razón por la cual –dice que– el Tribunal se trasladó y
constituyó el 15 de noviembre de 2006, en el domicilio del referido
ciudadano, acompañado del equipo técnico multidisciplinario adscrito
a ese Despacho y la representante del Ministerio Público “…levan-
tándose el acta respectiva donde se narra toda la situación acon-
tecida en el lugar y se le concede al ciudadano DOUGLAS RAFAEL
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 36 3

RODRÍGUEZ MARVAL, otra nueva oportunidad para que haga


entrega voluntaria de las niñas a su madre, en un lapso de cuatro
(04) días, a petición de su Apoderada Judicial (…)”, situación que
probó con un documento que a tal efecto consignó.

Concluyó la juez que “en ningún momento la parte accionante pue-


de decir que se le ha violado su derecho a la defensa, por cuanto
no se le ha notificado, pues, en autos cursan las reiteradas notifi-
caciones que se le han practicado, encontrándose a derecho en el
presente procedimiento, y más aún cuando este Tribunal recibe las
resultas de la Apelación, ya ambas partes estaban a derecho; de-
biendo entonces el ciudadano DOUGLAS RAFAEL RODRÍGUEZ
MARVAL, tener en cuenta que una vez dictada la decisión por el
tribunal Superior, debía éste hacer entrega voluntaria de las niñas
y no tratar de retardar el procedimiento y en caso de su inconfor-
midad ejercer el procedimiento respectivo en cuanto a la guarda y
custodia de sus hijas”.

Que en relación con la competencia de las ejecuciones de las senten­


cias, señaló que

…el artículo 523 del Código de Procedimiento Civil, establece


en su contenido: ‘La ejecución de la sentencia o de cualquier
otro acto que tenga fuerza de tal, corresponderá al Tribunal que
haya conocido de la causa en primera instancia’ correspondién­
dole la ejecución de las sentencias a los Tribunales que dictan la
sentencia, pudiéndose además comisionar a los Tribunales Eje­
cutores de Medidas para que las practiquen, pero si el Tribunal
de la causa considera que debe el mismo practicarla, pude ha­
cerlo y más aún en los Tribunales de Ejecución que están reves­
tidos de una materia especial y los jueces son especiales en su
rama, debiendo velar por el cumplimiento de la decisión, y para
evitar que se altere el orden público, teniendo el juez la compe­
tencia para ordenarlo y los entes espaciales para cumplirlo. Tanto
es así que la restitución en su artículo 390 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente establece: “Re­
tención del Niño. El padre o la madre que sustraiga o retenga
indebidamente a un hijo cuya guarda haya sido atorgada al otro
o a un tercero, debe ser conminado judicialmente a que lo resti­
tuya a la persona que ejerce la guarda, y responde por los daños
36 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

y perjuicios que su conducta ocasione al hijo, debiendo reinte­


grar todos los gastos que se haya hecho para obtener la restitu­
ción del niño o adolescente retenido”…

(…omissis…)

Es preciso destacar que la controversia en la que se produce la actua­


ción supuestamente lesiva a los derechos y garantías constitucionales
del accionante está referida al juicio por restitución de guarda impetra­
do por la ciudadana Lilibeth Carolina Macuare, contra el accionante,
cuya pretensión es que se le restituyera en el ejercicio de la guarda con
respecto a dos niñas habidas de la unión de ambos ciudadanos, de dos y
tres años de edad.

Al respecto, es preciso señalar que los procesos judiciales relativos al


ejercicio de la guarda suponen normalmente la separación de hecho o
de derecho de los padres del niño o adolescente a que se refiera aquélla,
personas que de manera natural y por lo general son las llamadas a
ejercerla, en consideración a la posibilidad de que su ejercicio corres­
ponda o pretenda ser asumido por un tercero. Empero lo habitual es que
las discusiones acerca de este atributo de la patria potestad surjan entre
los padres que viven separados.

Es el caso que cuando esta última circunstancia ocurre, es decir, cuan­


do los padres no habitan juntos, sólo uno de ellos tiene la guarda del
niño, niña o adolescente, sin perjuicio naturalmente del ejercicio de las
demás atribuciones que derivan de esa relación paternal; de allí que sea
menester establecer a favor del padre no guardador un régimen de visi­
tas e implementar períodos de tiempo largos, como vacaciones escola­
res y fin de año, para que el hijo comparta de manera más íntima y
prolongada con éste.

Cabe destacar, en este sentido, que el artículo 360 de la Ley Orgánica


para la Protección del Niño y del Adolescente dispone que en los casos
de demanda o sentencia de divorcio, separación de cuerpos, o nulidad
de matrimonio o si el padre y la madre tienen residencias separadas,
éstos decidirán, de mutuo acuerdo, cuál de ellos ejercerá la guarda de
los hijos de más de siete años, pues los hijos que tengan siete años o
menos, deben permanecer con la madre, salvo que ésta no tenga la
patria potestad o que, por razones de salud o de seguridad, resulte con­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 36 5

veniente que se separen temporal o indefinidamente de ella. Y precep­


túa la norma que si no existe acuerdo entre el padre y la madre respecto
a cuál de los dos ejercerá la guarda de los hijos, el juez competente
determinará a cuál de ellos corresponde y en el caso de los hijos de
siete años o menos, cuya guarda no pueda ser ejercida por la madre
conforme a lo expuesto, o a solicitud expresa de la misma, el juez debe
decidir si la guarda debe ser ejercida por el padre o si el interés de los
hijos hace aconsejable la colocación familiar.

Ahora bien, cuando el padre que no ejerce la guarda de su hijo lo sus­


trae o lo tiene consigo un tiempo que excede del dispuesto para el régi­
men de visitas, en contra de la voluntad del padre que tiene confiada la
guarda de hecho, judicial o legalmente, o del tercero que la tenga, se
produce una retención indebida que habilita al guardador a solicitar del
juez competente que conmine a aquél para que restituya al niño a la
persona que ejerce la guarda. Así, lo concibieron los co­redactores de
la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, que
regularon en la sección de la Ley relativa a las visitas, lo referido a esta
situación anómala. En efecto, en la Exposición de Motivos de este ins­
trumento normativo se destaca:

“Dentro de las normas sobre visitas se incorporó a la previsión referida


a la retención o sustracción del hijo por parte de un progenitor, a sabien­
das que la guarda del mismo ha sido conferida a otra persona, conse­
cuencias económicas dirigidas a desestimular la cada vez más recurrente
e indeseable práctica de desconocer las decisiones judiciales en materia
de guarda y la afectación a los intereses del hijo, el cual es tratado
como un objeto cuya propiedad pareciera estar en discusión”.

Ahora bien, tal pretensión procesal encuentra su asidero en el artículo


390 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente
que establece:

Artículo 390.- Retención del Niño. El padre o la madre que


sustraiga o retenga indebidamente a un hijo cuya guarda haya
sido atorgada al otro o a un tercero, debe ser conminado judi­
cialmente a que lo restituya a la persona que ejerce la guarda, y
responde por los daños y perjuicios que su conducta ocasione al
hijo, debiendo reintegrar todos los gastos que se haya hecho
para obtener la restitución del niño o adolescente retenido.
36 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Con respecto a la norma transcrita, esta Sala Constitucional ha dejado


sentado que de la misma “…se desprende el deber en que se encuen-
tra el funcionario de conminar judicialmente al padre o la madre
que haya sustraído o retenido indebidamente a un hijo, a que lo
restituya a la persona que ejerce la guarda. Sin embargo, no con-
sagra un procedimiento especial para la restitución de la guarda,
motivo que dio inicio al caso de autos, como tampoco pena o san-
ción alguna como consecuencia a la negativa de su cumplimien-
to”. (Sentencia número 2.779 del 12 de agosto de 2005, caso: Claudia
María Zambrano Castro).

Asimismo, la doctrina del Tribunal de Protección del Niño y del Adoles­


cente –Área Metropolitana de Caracas– respecto a esta disposición
jurídica ha establecido lo siguiente:

“De la norma transcrita, se desprende que la intención del Legislador es


que de producirse de parte del padre o de la madre la sustracción del
hijo de quien lo tiene bajo su guarda, o quien retenga indebidamente su
entrega a éste, debe ser conminado judicialmente a restituirlo al que lo
tiene legalmente bajo custodia; de manera que la pretensión judicial está
reservada al caso del progenitor no guardador que habiendo ejercido su
derecho de visitas, no lo entrega oportunamente a su legítimo guarda­
dor, debiendo además pagar los daños causados al hijo y los gastos rea­
lizados para lograr esa restitución.

En este orden de ideas, conminar judicialmente significa que un juez


pronuncie una sentencia en la que se le ordene al infractor entregar al
hijo a su legítimo guardián, a pagar los daños ocasionados al menor y los
gastos realizados para obtener su restitución; advirtiéndole que de no
hacerlo así se le sancionará de acuerdo con la ley, por no obedecer la
orden impartida por el Juez.

De modo que la norma citada contiene dos pretensiones: la primera es


la restitución del niño o adolescente a quien lo tiene legalmente bajo su
guarda, lo cual es un asunto referido estrictamente a la protección del
niño o adolescente, pues se trata de que existe disconformidad sobre la
permanencia del hijo al lado de uno de sus progenitores; y la segunda
pretensión es de carácter pecuniario, derivada de la retención, la cual
comprende la correspondiente indemnización por los daños y perjuicios
que la retención le pudiere ocasionar al niño o adolescente y el reintegro
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 36 7

de los gastos en los cuales haya incurrido el guardador para lograr la


restitución; pretensiones de carácter accesorio a la principal que es la
restitución”. (Sentencia del 18 de abril de 2005, Exp. Nº C­05­2373 por
la Corte Superior del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente
de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y
Nacional de Adopción Internacional).

Ahora bien, se ha dicho que este tipo de juicios no posee un procedi­


miento propio para su tramitación y, en este sentido, los jueces de ins­
tancia han aplicado el que han creído conveniente. Sin embargo, tal
situación ha planteado serios inconvenientes en cuanto a la duración de
los procesos y al tipo de actuaciones que se ordenan, cuando en reali­
dad la naturaleza del caso supone que el trámite sea muy abreviado,
vista la situación de conflicto en que se encuentra el niño o adolescente.

Considérese que ante una eventual retención, el niño o adolescente es


separado de su hogar y de su entorno, con las graves consecuencias
que ello implica, pues se trata de una modificación de su status, de
manera arbitraria, con las repercusiones que ello comporta, sobre todo
con respecto a su jornada diaria, su colegio, sus compañeros, el arraigo
a su espacio físico, sus hábitos dentro de su casa, lo que incluye hasta
sus juguetes y mascota, si la tuviere.

Ello ha dado lugar a que esta misma Sala en un caso en que una Sala de
Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente desconoció
el trámite para el restablecimiento de una guarda, y acumuló una solici­
tud de guarda a una que tenía por objeto el restablecerla, señalara con
preocupación lo siguiente:

“En primer término, estima este Máximo Tribunal que la acumulación


de dos procedimientos incompatibles resulta un error grave, ya que la
atribución de guarda y restitución de guarda, son excluyentes por su
naturaleza y objetivo, porque la primera busca que se le otorgue la guar­
da del hijo a un solo progenitor; y el segundo, busca la entrega del hijo al
padre que tenga el ejercicio de la guarda que hubiere sido previamente
otorgada –legal o judicialmente–, con ocasión de la retención indebida
que haga el otro padre. En el caso de autos, es evidente que la Juez
Unipersonal N° 11 de la Sala de Juicio del Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Metro­
politana de Caracas, cuando ordenó la acumulación de las dos causas,
36 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

incurrió en una seria inobservancia de las normas sustantivas y adjeti­


vas que contiene la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente y el Código de Procedimiento Civil.

En segundo lugar, observa esta Sala que el artículo 390 de la Ley Orgá­
nica para la Protección del Niño y del Adolescente establece la obliga­
ción de entrega del niño que se retenga indebidamente, pero la norma
no preceptúa un procedimiento para que se realice dicha entrega; sim­
plemente señala que se conminará judicialmente a que se restituya el
niño a la persona que ejerce la guarda. En el caso bajo examen, la Juez
Unipersonal N° 11 de la Sala de Juicio del Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Metro­
politana de Caracas dictó un auto en el que acordó la aplicación suple­
toria del procedimiento que dispone el artículo 607 del Código de
Procedimiento Civil, para la resolución de la restitución de guarda, lo
cual contradice e impide la consecución del fin del artículo 390 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, que es la
entrega inmediata del hijo que hubiere retenido indebidamente por el
padre que no ejerce la guarda.

Esta Sala hizo las consideraciones que preceden, ya que ve con suma
preocupación que una institución como la restitución de guarda, que es
tan expedita (Vid. artículo 390 de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente), en el caso de autos tenga una tramitación
de casi dos años. La materia de protección del niño y del adolescente es
intensamente delicada, porque en ella se debaten instituciones familia­
res, tales como en el caso de autos –la guarda–, en la cual los jueces
deben tener un amplio conocimiento sobre el significado, contenido y
procedimientos aplicables. En el futuro se deben evitar los graves erro­
res en los que se incurrió en esta causa para que no ocurran dilaciones
que entorpezcan la estabilidad y contraríen el interés superior de los
niños que están involucrados en estos juicios”. (Sentencia número 2.609
del 17 de noviembre de 2004, caso: Maoly García).

Así las cosas, estima esta Sala conveniente determinar con precisión
cuál es la actividad judicial que debe desplegarse, cuando se incoa una
solicitud de restitución de guarda ante el juez competente. En este sen­
tido, esta Sala considera adecuada la doctrina elaborada a este respecto
por la Corte Superior del Tribunal de Protección del Niño y del Adoles­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 36 9

cente del Área Metropolitana de Caracas, en la sentencia antes referi­


da. En efecto, se estableció cuanto sigue:

…para dictar sentencia se deben cumplir determinados trámi­


tes procedimentales, que garanticen el ejercicio de los dere­
chos de petición, por una parte, y de defensa por la otra; así
como también las atribuciones para conocer y decidir.

El derecho a la defensa se asegura mediante la citación, de


manera que el accionado pueda comparecer y exponer los ale­
gatos que considere pertinentes con relación a la pretensión
planteada; por otra parte, la comparecencia permitirá en inte­
rés del niño, garantizarle a éste su derecho de relacionarse
con el progenitor de quien se está separando y determinar la
periodicidad de los futuros encuentros con su hijo, para lo cual
deberá garantizársele también su derecho a opinar.

Así tenemos que para que proceda la restitución debe tratarse


de una restitución indebida, por lo que el accionante deberá
acompañar con su solicitud la prueba de que es titular de la
guarda, elemento éste que no es suficiente para que el juez
califique de indebida la retención del niño, es preciso escuchar
los argumentos del accionado sobre los motivos que han dado
lugar a mantener al niño a su lado y de ser necesario se abrirá
una articulación probatoria para que el accionado demuestre
que la retención no es indebida; en tal sentido, es preciso des­
tacar que el objeto de la prueba no es la titularidad de la guar­
da sino la protección del derecho del guardador legítimo del
niño o adolescente, razón por la cual los medios probatorios
deben ser pertinentes con la pretensión deducida, a fin de que
el juez pueda pronunciarse con conocimiento de causa sobre
el carácter indebido o no de la retención.

Al respecto, observa esta Alzada que a los folios (…) corre


inserto el Informe Integral relativo a las evaluaciones practi­
cadas al grupo familiar UGARTE­MARCOS, por el Equipo
Multidisciplinario del Área de Servicio Social de la División de
Servicios Judiciales de la Región Capital de la Dirección Eje­
cutiva de la Magistratura del Tribunal Supremo de Justicia,
realizado a petición del Tribunal a-quo, el cual esta Corte des­
37 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

echa, en virtud de que el mismo no guarda relación con los


hechos debatidos en el presente procedimiento de Restitución
de Guarda; Y ASÍ SE DECLARA.

Es oportuno exhortar a los jueces de instancia, para que se abs­


tengan de seguir realizando la práctica reiterada de solicitar este
tipo de informes a los miembros del Equipo Multidisciplinario,
todo en aras de evitar dilaciones en casos como el de autos, por
cuanto este medio probatorio es impertinente a la pretensión
deducida, pues la evacuación de esta prueba distrae la atención
de los profesionales del Área de Servicio Social, en aquellos
casos en que ésta sí resulta pertinente, es decir, para los casos
en que se discuta la Modificación o Revisión de la Guarda y
para la Fijación o Revisión del Régimen de Visitas.

En tal sentido, es importante dejar sentado que los supuestos para que
proceda la Restitución de Guarda, son los siguientes:

1) Que se haya establecido judicialmente quién será el deten­


tador de la guarda y;

2) Que se haya producido una retención indebida por el otro de


los progenitores, que sin detentar la guarda y disfrutando del
derecho de visitas, no haya devuelto al niño y/o adolescente al
guardador.

3) Por tal razón, la prueba que resulta idónea no es la práctica


de un Informe Integral al grupo familiar; por el contrario, lo
pertinente es demostrar que tiene la guarda sobre el niño y/o
adolescente, y que se ha producido una retención indebida.

Nótese que la Corte Superior sostiene que “de ser necesario” se abre la
articulación, es decir, sólo si de los argumentos y elementos particulares
del caso se desprende que es imperioso contar con un lapso de prueba
para demostrar algún hecho, situación o circunstancia. Pero no necesa­
riamente hay que hacerlo, de manera que, debe considerarse como ex­
cepcional el que se ordene la apertura de aquélla, lo que, en todo caso,
amerita –estima esta Sala– un auto motivado.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 37 1

La tramitación de un proceso, como si se tratase de un juicio que tenga


por objeto el establecimiento de la guarda, desvirtúa la esencia misma
de la urgencia que aconseja una solicitud de restitución de guarda, pues
la restitución de guarda es en sí una ejecución de la guarda ya estable­
cida, bien sea a través de una sentencia que, por procedimiento previo,
la haya determinado, o que ha sido convenida por quien o quienes ejerce
la guarda, o por disponerlo así la Ley. Ello así, considera esta Sala que
no fue la intención del legislador la tramitación de un proceso como tal,
para la resolución de una solicitud de este tipo. Por eso, señaló también
la Sala en la sentencia antes indicada, número 2.779 del 12 de agosto de
2005, para resolver el amparo, lo siguiente:

En el caso sub lite, a los fines de pronunciarse sobre la apela­


ción ejercida contra el fallo emitido por la Sala de Juicio N° 4
(…) el Juzgador de alzada aplicó el procedimiento contencioso
previsto en la Ley Orgánica de Protección del Niño y del Ado­
lescente, y cuyo artículo 454 consagra las distintas etapas en
que se desarrolla dicho procedimiento, lo cual contradice e impi­
de la consecución del fin previsto en el artículo 390 eiusdem,
cual es la entrega inmediata del hijo que hubiere sido retenido
indebidamente por aquel padre que no ejerce la guarda.

Manifestó la accionante, seguida de la representación del Mi­


nisterio Público, la evidente confusión en que incurrió el Juz­
gado de alzada al considerar la existencia de una acción de
distinta naturaleza a la restitución del niño, como la demanda
por guarda que sí tiene un procedimiento establecido, pues de
conformidad con lo dispuesto en el referido artículo 390, la
acción concluía con la restitución de guarda.

En el caso de autos, verifica la Sala que una vez ejercida la


restitución de guarda del niño (…) y revisadas las actuaciones,
el juzgado de la causa ordenó su entrega inmediata a la ciuda­
dana Claudia María Zambrano Castro, hoy accionante en am­
paro y progenitora del mismo, decisión contra la cual el
ciudadano (…) interpuso recurso ordinario de apelación, co­
rrespondiendo su conocimiento al Juzgado Superior Sexto Agra­
rio de la Circunscripción Judicial del estado Táchira, con sede
en San Cristóbal.
37 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

A criterio de esta Sala, si bien no consagra la Ley Especial en la


materia un procedimiento exclusivo aplicable a la solicitud de
restitución, debe dicha Institución concluir con el cumplimiento
del mencionado fallo, es decir, con la entrega inmediata del niño
a su madre en esta ocasión, lo cual constituye su fin primordial,
lógicamente, una vez que la misma haya sido declarada, como
evidentemente ocurrió en el caso objeto de estudio.

(…omissis…)

Considera esta Sala que la opinión de la juez es acertada y que, por


tanto, su proceder estuvo ajustado a derecho y, en este sentido, valga
señalar, siguiendo la doctrina expuesta de la Corte Superior del Tribunal
de Protección del Niño y del Adolescente que, ante solicitudes de resti­
tución de guarda, sólo si es necesario, el juez debe ordenar la apertura
de una articulación probatoria innominada conforme a lo dispuesto en el
artículo 607 del Código de Procedimiento Civil, y no distraer el proceso
con la realización de exámenes, informes o pruebas que terminen de­
morando el trámite y desvirtuando lo preceptuado en el artículo 390 de
la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente. No
obstante, considera la Sala que no es posible prescindir de la citación
previa del accionado, para que pueda ser oído, con el fin de que se
respete su derecho a la defensa, e incluso del niño o adolescente en
atención a lo dispuesto en el artículo 80 de la referida ley, considerando
que su grado de madurez así lo permita. Pero ello no debe desconocer
el carácter de urgencia que reviste esta solicitud, por lo que no es posi­
ble prolongar la tramitación del asunto con fundamento en la dificultad
que exista en hacer efectiva la citación; en tales casos el juez, como
director del proceso, debe servirse de todos los medios posibles para
lograr decretar cuantas medidas sean necesarias. Así se establece.

Otro aspecto a dilucidar, y que ha sido en realidad el que motivó el


ejercicio de esta acción de amparo constitucional, es el referido a la
ejecución de la sentencia que ordena la restitución.

En este sentido debe destacarse que no existe en la Ley Orgánica para


la Protección del Niño y del Adolescente una regulación para hacer
efectivo el cumplimiento de un fallo de restitución de guarda, puesto
que la ley sólo se limita a señalar en el artículo 272: “Sustracción y
Retención de Niños o Adolescentes. Quien sustraiga a un niño o
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 37 3

adolescente del poder de quien lo tenga por virtud de la Ley u


orden de la autoridad, será penado con prisión de seis meses a dos
años. En la misma pena incurre quien retenga indebidamente a un
niño o adolescente(…)”.

La ausencia en dicha Ley de una fórmula reglamentada para lograr la


materialización de la orden de restitución de guarda, ha propiciado una
disparidad de criterios entre los juzgados de protección del niño y del
adolescente, que concluyen en procesos dispares, nada pacíficos entre
los involucrados, incluyendo al niño o adolescente objeto de la medida,
pues, la forma como se realiza su ejecución ha creado serios inconve­
nientes con el correspondiente perjuicio emocional que ello comporta a
éstos, ya que en ocasiones resulta traumática la manera en que se des­
poja al no guardador del niño o adolescente, lo que resulta contrario a lo
preceptuado en el artículo 78 constitucional.

La situación planteada obliga a la Sala a definir un sistema, con funda­


mento en una interpretación coordinada de diversos textos normativos,
para garantizar la restitución de la guarda como ejecución de las sen­
tencias que la declaran, es decir, que haga posible la restitución cierta
del niño o adolescente, con estricta sujeción al principio del interés su­
perior del niño, es decir, sin que con ello se le cause un perjuicio o
gravamen irreparable a sus derechos y garantías, todo de conformidad
con los principios que inspiran la Convención sobre los Derechos del
Niño, publicada en la Gaceta Oficial Nº 34.541 del 29 de agosto de
1990 y la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; ade­
más de garantizar la eficacia de la orden del Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente, para que efectivamente se cumpla el fallo.

En tal sentido, debe destacarse que el artículo 390 de la Ley Orgánica


para la Protección del Niño y del Adolescente, antes referido, establece
claramente que el juez debe conminar al padre o a la madre que sustrai­
ga o retenga indebidamente a un hijo cuya guarda haya sido otorgada al
otro o a un tercero. La cuestión, sin embargo, está en establecer cómo
o en qué consiste la actuación del juez tendente a conminar al padre o
madre que sustrajo o retuvo indebidamente al hijo, esto es, cuál es el
contenido de esa actuación.

Ciertamente, el artículo 523 del Código de Procedimiento Civil estable­


ce que “La ejecución de la sentencia o de cualquier otro acto que
37 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

tenga fuerza de tal, corresponderá al Tribunal que haya conocido


de la causa en primera instancia”. Sin embargo, con posterioridad a
la vigencia de esta disposición, en nuestro ordenamiento jurídico se crea­
ron unos órganos judiciales –antes entes administrativos– especializa­
dos en la ejecución de providencias cautelares o definitivas de forma
concentrada y específica, tales son los Juzgados de Municipio Ejecuto­
res de Medidas, que se encuentran regulados en el artículo 70 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, en cuyo contenido se dispone: “Los jueces
de municipio actuarán como jueces unipersonales. Los juzgados
de municipio serán ordinarios y especializados en ejecución de
m edidas. Los juzgados ordinarios tienen competencia para:
(…omissis…) Los juzgados especializados en ejecución de medidas
tienen competencia para cumplir las comisiones que le sean dadas
por los tribunales de la República, de acuerdo con la ley”.

Ahora bien, debe anotarse que la Comisión de Funcionamiento y Rees­


tructuración del Sistema Judicial dictó Resolución el 4 de agosto de 2000,
publicada en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Vene-
zuela, número 37.036 del 14 de septiembre de 2000, por la que expre­
samente atribuyó a estos órganos competencia para ejecutar decisiones
en materia de niños y adolescentes, a saber: “Resolución por la cual
se asigna a los Jueces de Municipio ejecutores de medidas, la eje-
cución de las medidas cautelares o definitivas decretadas por los
Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente”, instrumento
normativo éste que además establece una serie de atribuciones espe­
ciales en esta materia especial.

No obstante esta normativa, debe señalar la Sala que, ante casos de


restitución de guarda de niños y o adolescentes, fue y aún es una prác­
tica de los Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente, así
como otrora fuera de los Juzgados de Familia, incluso de esta misma
Sala, ordenar la entrega de los niños con una comisión especial de un
órgano de policía.

Empero, observa la Sala que, la naturaleza de la orden a ejecutar, con­


sistente en la separación forzada del niño o adolescente, bien a través
del órgano de policía o por medio de un Juez Ejecutor de Medidas, de
quien lo tiene consigo, esto es, del padre o la madre, con quien natural­
mente mantiene una relación afectiva, no es adecuada para la estabili­
dad emocional del niño.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 37 5

La experiencia permite establecer de manera inequívoca que los niños


manejan una definición muy restringida del funcionario policial; de he­
cho, lo perciben con una connotación simplemente represiva; además,
no hay que olvidar que para el niño se trata de una persona extraña,
absolutamente desconocida, cuya función es constreñirlo para irse de
manera obligada de las manos de uno de sus progenitores, similar situa­
ción ocurre con los jueces especializados en la ejecución de medida,
aunque con estos funcionarios –a juicio de la Sala– la medida puede
resultar menos gravosa para el niño.

Colocar entonces al niño a que se refiere la restitución de guarda en


semejante situación podría dificultar su percepción sobre el problema
que le afecta. De allí que la comprensión del conflicto, el análisis del
asunto desde el aspecto donde más incide, esto es, desde el respeto de
los derechos de los niños y o adolescente y desde la satisfacción del
principio del interés superior de los niños y adolescente que prescribe la
antes referida Convención y la Constitución, exige que órdenes de tanta
complejidad como la que implica una restitución del niño, sean ejecuta­
das por los mismos órganos especiales de la jurisdicción de la Ley Or­
gánica para la Protección del Niño y del Adolescente; y si bien en el
caso de los Tribunales Ejecutores de Medidas su competencia es la de
ejecución de fallos judiciales, lo cierto es que ordinariamente las ejecu­
ciones que practican los jueces ejecutores de medidas tienen un sustra­
to patrimonial, que se aleja mucho de los principios y directrices que
rigen las instituciones familiares.

En efecto, estima la Sala que una orden de esta trascendencia amerita de


un juez especializado en instituciones familiares, de allí que, considera la
Sala que lo aconsejable es humanizar el sistema de ejecución de este tipo
de fallos, para lograr la efectiva materialización del fallo sin afectar la
condición psicológica de los niños y de los parientes involucrados.

Para tal fin, considera esta Sala que, conforme a los principios constitu­
cionales del interés superior del niño y de su protección integral, así
como de acuerdo con los principios procesales de competencia y de
independencia, lo conveniente es que los mismos Tribunales de Protec­
ción del Niño y del Adolescente, practiquen este tipo de decisiones, que
ordenan una restitución, o cualesquiera otra de la misma índole, con el
auxilio, preferiblemente con la ayuda de los auxiliares de justicia espe­
cializados que considere pertinente o de los órganos del sistema de pro­
37 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

tección del niño y del adolescente previstos en el artículo 119 de la Ley


Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente que estime
pertinente, de acuerdo con las circunstancias del caso, y también con la
presencia del guardador reclamante, a menos que las circunstancias del
caso no lo hagan conveniente.

Estima la Sala que los jueces y demás órganos del sistema de protec­
ción del niño y del adolescente se encuentran formados en la doctrina
de la protección integral del niño y o adolescente y, por tanto, son los
funcionarios más aptos e idóneos para el cumplimiento de la restitución
de la guarda, producto de un fallo que la ordene. Y dentro de éstos,
considera la Sala que específicamente y en principio, debe ser el mismo
juez de la causa, esto es, la Sala de Juicio que ha dado la orden de
restitución, la que practique dicha ejecución, siempre que las circuns­
tancias territoriales lo permitan.

Por otra parte, es preciso indicar que naturalmente la ejecución sólo se


circunscribe a decisiones de esta naturaleza y no, por ejemplo, aquellas
que persigan garantizar obligaciones dinerarias, las cuales pueden ser
ejecutadas por los jueces de municipio especializados en la ejecución de
medidas, toda vez que lo que justifica la exclusión de éstos para casos
como el analizado es su falta de formación para medidas que poseen un
carácter no económico, sino social y afectivo.

Sin embargo, considera esta Sala conveniente dejar establecido que si


la urgencia o circunstancias del caso así lo ameritan, y con la finalidad
de evitar cualquier daño o situación que haga más gravosa la retención
indebida del niño, niña o adolescente, puede el Juez de Protección de
Niños y Adolescentes ordenar que la restitución la realice un órgano de
policía, sin perjuicio igualmente de lo establecido en la Convención Inte­
ramericana sobre Restitución Internacional de Menores, a los fines de
darle cumplimiento a los compromisos internacionales de la República.

En consecuencia, y en virtud de los argumentos expuestos, esta Sala, de


conformidad con lo dispuesto en el referido artículo 523 del Código de
Procedimiento Civil, reconoce a las Salas de Juicio de los Tribunales de
Protección del Niño y del Adolescente competencia para practicar la
restitución de la guarda, y de esta manera ejecutar los fallos que estas
mismas Salas emitan en este tipo solicitudes relacionadas con la guarda,
con el auxilio de personal especializado y de los órganos previstos en el
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 37 7

artículo 119 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente, e incluso en presencia del otro progenitor y con el auxilio de la
fuerza pública, de ser necesario. Asimismo, quedan autorizadas, con­
forme al mismo Código, para exhortar a otro juzgado de la misma cate­
goría la práctica de la medida si hubiere lugar a ello. Así se establece.

Con ello –insiste esta Sala– no se pretende desconocer las atribu­


ciones de los jueces de municipio especializados en ejecución de
medidas con respecto a los juicios relacionados con niños y adoles­
centes, sino satisfacer aún más los principios constitucionales y pro­
cesales antes mencionados.

Ahora bien, examinados los alegatos de autos y revisadas las actas pro­
cesales del expediente, considera esta Sala conforme a derecho la deci­
sión del a quo que desestimó la pretensión de amparo planteada por la
apoderada del accionante, sobre la base de que la actuación impugnada
fue “proferida por un Juzgado con competencia en la materia que
le es afín, y haciendo uso de sus facultades jurisdiccionales, con-
secuencia de lo cual actuó en ejercicio legítimo de sus atribucio-
nes legalmente conferidas”, por lo que consideró que la Jueza denunciada
no incurrió en abuso de poder ni usurpación de funciones.

Observa esta Sala que si bien el panorama acerca de la forma de prac­


ticar la restitución de los niños y o adolescentes, no era clara ni unifor­
me hasta entonces, para los Tribunales de Protección del Niño y del
Adolescente, el proceder de la Sala de Juicio N° 1 del Tribunal de Pro­
tección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
estado Anzoátegui, en el caso que nos ocupa no violó derechos y o
garantías constitucionales, pues aun cuando no se ciñó a lo establecido
la Resolución dictada por la Comisión de Funcionamiento y Reestructu­
ración del Sistema Judicial, que atribuyó a los Jueces de Municipio eje­
cutores de medidas, la ejecución de las medidas cautelares o definitivas
decretadas por los Tribunales de Protección del Niño y del Adolescente,
ha quedado claro lo inconveniente e incompatible que resulta que este
tipo de juzgados practique medidas en materia de protección del niño y
del adolescentes que no persiguen un fin económico sino de orden fami­
liar y social, afectivo y emocional.

Por el contrario, considera esta Sala adecuado que, ante la laguna de la


Ley respecto a la materialización de la restitución ordenada, de la cual
37 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

tenía absoluto conocimiento el obligado, puesto que se ordenó su notifi­


cación, la juez acordara sólo que el órgano de policía acompañara a la
madre de los niños retenidos indebidamente, por lo que con ello no violó
en modo alguno los derechos constitucionales denunciados por el quejo­
so, como en efecto fue declarado por la apelada y así se decide.

Quiere además dejar sentado esta Sala que el ciudadano Douglas Ra­
fael Rodríguez Marjal tenía el deber ineludible de cumplir con la senten­
cia dictada por la Sala de Juicio N° 1 del Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del estado Anzoá­
tegui, que ordenó la restitución de las niñas a su progenitora y que su
actitud lo que persigue es desconocer una sentencia judicial que debía
ser ejecutada inmediatamente y con la cual es manifiesto su desacuer­
do. Advierte la Sala, una vez más, y con ello coincide con el fallo apela­
do que la acción de amparo no es un medio de ataque que los justiciables
puedan usar para evadirse de los efectos de un fallo.

De manera que por cuanto las actuaciones del Tribunal recurrido estu­
vieron enmarcadas dentro de un procedimiento razonable, para lo cual
la ley no establece de modo claro un método, siendo que al juez le está
vedado absolver la instancia, considera esta Sala procedente su actua­
ción y en modo alguno estima que con el mismo se haya violentado el
derecho constitucional a la defensa y al debido proceso de la parte ac­
cionante. Así se decide.

En consecuencia, esta Sala confirma el fallo apelado, dictado por el


Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y del Tribunal de
Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
estado Anzoátegui que declaró sin lugar la acción autónoma de amparo
constitucional propuesta; por tanto, declara sin lugar la apelación ejerci­
da por la parte accionante, así se decide.

En virtud de la doctrina vinculante sentada en este fallo, se ordena su


publicación en la Gaceta Oficial y para su mayor divulgación, su rese­
ña en el portal de la página web del este Alto Tribunal. Así se declara.

Por último, considera esta Sala temeraria la presente acción, pues aun
cuando las garantías procesales y el debido proceso deben gobernar en
todo estado y grado del proceso, el presunto agraviado tenía la obliga­
ción ineludible de cumplir con la decisión judicial que le ordenaba la
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 37 9

restitución de las niñas, y no obstante lo urgente e imperativo de dicho


mandato inobservado por el quejoso, como una manera de eludir y sos­
layar su obligación, inició el presente proceso de amparo, alegando una
supuesta infracción constitucional por la forma empleada por el juzga­
dor para hacer efectiva la ejecución de un fallo al que él se encontraba
constreñido, cuando en realidad debió dar cumplimiento a la orden dada,
devolviendo sus hijos a la madre guardadora; y si algo debía discutir en
relación con el ejercicio de la guarda así debió hacerlo, luego de dar
cumplimiento a lo dispuesto por el juez, en juicio autónomo, pero no
entorpecer la sana administración de justicia; en tal virtud, esta Sala, a
tenor de lo establecido en el artículo 28 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales, en cuyo texto se dispone:
“Cuando fuere negado el amparo, el Tribunal se pronunciará so-
bre la temeridad de la acción interpuesta y podrá imponer sanción
hasta de diez (10) días de arresto al quejoso cuando aquélla fuere
manifiesta”, acuerda imponer un día de arresto al ciudadano Douglas
Rafael Rodríguez Marjal, que deberá ser cumplido en la Jefatura Civil
de su residencia. Así se decide.

6. Control Difuso. El ejercicio judicial del mecanismo de pro-


tección de la Constitución debe contener un análisis ex-
preso que justifique la desaplicación para el caso concreto
de la norma cuestionada

Sentencia: Nº 1.034 del primero de junio de 2007.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Control Difuso de la norma contenida en el ar­
tículo 583 de la Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente.
Voto Salvado del Magistrado Pedro Rafael
Rondón Haaz.

Normativa citada en el extracto del fallo:


COPP: Artículos 8, 43 y 376.
CRBV: Artículos 26, 49, 258 y 334.
LOPNA: Artículos 573 y 58377.
LSHRV: Artículos 1°, 2 y 3.

77
Los artículos 573 y 583 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
38 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Extracto del Fallo:

En el caso de autos, el imputado –hoy mayor de edad– EDILVER AN­


DRÉS LÓPEZ FONSECA, en el acto de la audiencia de juicio, esto es,
ya iniciado el debate, al momento de rendir declaración solicitó la des­
aplicación del artículo 583 de la Ley Orgánica de Protección del Niño y
del Adolescente, a fin de poder admitir los hechos objeto del proceso,
solicitud ésta que estimó procedente la Juez de Juicio del Sistema de
Responsabilidad Penal de Adolescentes del Circuito Judicial Penal del
estado Lara, “por prevalencia del artículo 26 de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, que dispone que la justicia
debe impartirse sin dilaciones indebidas y sin formalismos inúti-
les”, y con base en ello ejerció el control difuso de la Constitución de
conformidad con lo establecido en el artículo 334, toda vez que “en el
Sistema Penal de Responsabilidad de Adolescentes, existen dos ti-
pos de medidas, unas no privativas de libertad y otra privativa de
libertad (…) estas dos categorías de medidas inciden mucho al
momento en que los adolescentes en la audiencia preliminar se aco-
jan a un tipo de solución anticipada como es la admisión de los
hechos, ya que si la Fiscalía del Ministerio Público solicita priva-
ción de libertad por un delito que lo amerite (…) pueden quedar
detenidos en el mismo acto; mientras que si el delito no tiene pre-
visto la privación de libertad se le sanciona inmediatamente con
una medida no privativa (sic)”.

Por otra parte, estima esta Sala preciso acotar que la constitucionalidad
del artículo 583 de la Ley Orgánica de Protección del Niño y del Ado­
lescente, ha sido –en diversas oportunidades– objeto de revisión por
parte de esta Sala. Así, entre otras, en sentencia número 1799 del 20 de
octubre de 2005, esta Sala señaló al respecto, lo siguiente:

Una vez analizado el contenido de las decisiones objeto de


revisión a partir de las disposiciones constitucionales y de la
norma adjetiva penal, pasa la Sala a plasmar las siguientes
consideraciones:

En el presente caso se desaplicó el artículo 583 de la Ley Or­


gánica de Protección al Niño y al Adolescente, el cual contem­
pla el procedimiento por admisión de los hechos, conforme al
cual “En la audiencia preliminar, admitidos los hechos objeto
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 38 1

de la acusación, el imputado podrá solicitar al Juez de Control


la imposición inmediata de la sanción. En estos casos, si pro­
cede la privación de libertad, se podrá rebajar el tiempo que
corresponda, de un tercio a la mitad”.

La disposición antes citada establece la llamada declaración de


culpabilidad y pretende consagrar en forma acorde con el prin­
cipio de oportunidad que la inspira, una ventaja, un beneficio
para el imputado que reconociendo su autoría en los hechos, le
ahorra al Estado tiempo y dinero al no invertir en un juicio al
cual, quien admite los hechos, renuncia. De igual forma, se ob­
serva que el procedimiento por admisión de los hechos es una
de las formas de autocomposición procesal mediante la cual el
legislador creó una manera especial de terminación anticipada
del proceso, con prescindencia del juicio oral y público y con la
condena del imputado, poniendo fin al proceso (Vid. Sentencia
de la Sala Nº 565 del 22 de abril de 2005).

En tal sentido “(…) la ‘admisión de los hechos’, es un procedi­


miento especial que procede cuando el imputado consiente en
ello, reconoce su participación en el hecho que se le atribuye,
lo cual conlleva a la imposición inmediata de la pena con una
rebaja desde un tercio de la mitad, atendidas todas las circuns­
tancias y considerando el bien jurídico afectado y el daño so­
cial causado. La admisión de los hechos supone una renuncia
voluntaria al derecho a un juicio, principio garantizado no sólo
por el Código Orgánico Procesal Penal sino por instrumentos
internacionales ratificados por la República; y al mismo tiem­
po, tal admisión evita al Estado el desarrollo de un proceso
judicial que siempre resultará costoso”. (Sentencia Nº 75 del 8
de febrero de 2005, de la Sala de Casación Penal).

En el procedimiento para determinar la responsabilidad de los


adolescentes en un hecho punible, es decir, el regulado en el
Capítulo II, Libro Tercero de la Ley Orgánica de Protección al
Niño y al Adolescente, el imputado sólo podrá admitir los he­
chos objeto del proceso, en la audiencia preliminar y una vez
que el Juez de Control haya admitido la acusación presentada
en su contra por el Ministerio Público.
38 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Pues bien, si el legislador estableció dicha oportunidad procesal


a fin de que tuviere lugar la admisión de los hechos que se impu­
tan, no fue por un simple capricho sino porque consideró que
ese era el momento idóneo, no sólo en razón de la celeridad
procesal sino también como una forma de ahorrar al Estado los
gastos que implica la tramitación de un procedimiento judicial –
penal–. Asimismo, se evita que dicha figura se transforme en
una vía de escape judicial para el imputado que en una fase
posterior a la prevista en el artículo 583 ut supra citado, estan­
do su culpabilidad casi demostrada, pretenda utilizar la admisión
de los hechos como un medio de atenuación de la pena.

Ciertamente, la imposición de una determinada etapa procesal


para que el imputado pueda acogerse al procedimiento por
admisión de los hechos responde a ciertas directrices que pren­
den, entre otras cosas, la economía procesal, por tanto que tal
declaración surtirá distintos efectos jurídicos según la etapa
procesal en la que se realice, lo cual podría desnaturalizar el
fin para el cual el legislador previó tal procedimiento.

En el caso de autos, el imputado, hoy adulto, ciudadano Alexan­


der Javier Yépez Rodríguez, admitió los hechos de conformi­
dad con lo establecido en el artículo 583 de la Ley Orgánica de
Protección al Niño y al Adolescente, en el acto de la audiencia
del juicio oral –ya abierto el debate– al momento de rendir
declaración, una vez que el representante del Ministerio Públi­
co expuso en forma sucinta su acusación, la cual había sido
admitida en la oportunidad de la audiencia preliminar, siendo
esta oportunidad procesal idónea para que admitiera los he­
chos y solicitara la imposición inmediata de la pena.

No obstante ello, el Tribunal de Juicio Sección Adolescente de


Barquisimeto, estado Lara, estimó procedente la admisión de
los hechos, dado que ‘permite la economía procesal para el
Estado y se garantiza un Derecho Constitucional como lo es el
derecho a ser oído el acusado, por cuanto hubo un cambio de
la sanción que lo beneficia’.

Pues bien, la norma que se pretende desaplicar es clara al


expresar que una vez admitida la acusación, y sólo una vez
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 38 3

admitida ésta, bien sea de forma parcial o total por parte del
Juez de Control, instruirá al imputado respecto al procedimien­
to por admisión de los hechos, informándole que dicha admi­
sión debe efectuarse de modo simple y claro, sin condición
alguna que desvirtúe la aplicación del referido procedimiento
especial, a fin de evitar confusiones.

El procedimiento por admisión de los hechos no es un derecho


del cual pueda disponer libremente el imputado, sino más bien
un beneficio que le otorga el legislador –en una determinada
oportunidad procesal– a aquel que admite su culpabilidad, aho­
rrando al Estado los costos del proceso aligerando la sobrecar­
ga de expedientes, por lo que una vez iniciado éste ya no tiene
sentido la ‘economía procesal’ alegada por el Juzgado de Jui­
cio antes señalado.

Este es el orden de ideas que sigue la Ley Orgánica para la


Protección del Niño y del Adolescente, cuando en su artículo
583 estableció que la institución de la admisión de los hechos,
es una medida alternativa para la prosecución del proceso que
debe ser advertida por el juez al imputado en la audiencia pre­
liminar y opera cuando éste conscientemente reconoce su par­
ticipación en el hecho atribuido, con lo cual puede conllevar a
la imposición inmediata de la pena y, de ser procedente la pri­
vación de libertad, con una rebaja desde un tercio a la mitad
(Vid. Sentencia Nº 3473 del 11 de noviembre de 2005 de esta
Sala Constitucional).

Entonces, no puede hablarse de economía procesal al permi­


tírsele al imputado acogerse al procedimiento por admisión de
los hechos en cualquier etapa del proceso, porque el mismo
lejos de evitar la celebración del juicio oral, permitió al imputa­
do obtener cuando ya existía altas posibilidades de una senten­
cia condenatoria –en un juicio que se encontraba en fase
terminal–, una especie de atenuación de la pena, lo cual obvia­
mente no es la intención del legislador.

Siendo así, la Sala considera no ajustada a derecho la desaplica­


ción del 583 de la Ley Orgánica de Protección al Niño y al
38 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Adolescente, respecto a la oportunidad en la que el imputado


debe acogerse al procedimiento por admisión de los hechos, que
efectuó el Tribunal de Juicio Sección de Adolescentes de Bar­
quisimeto, Estado Lara, por cuanto dicha disposición no ‘permi­
te la economía procesal para el Estado –ni– …(omissis) garantiza
un Derecho Constitucional como lo es el derecho a ser oído el
acusado...’, conforme se estableció ut supra.

Es por ello, que esta Sala Constitucional debe anular la decisión


dictada el 17 de febrero de 2006, por el referido Tribunal de Juicio
Sección de Adolescentes de Barquisimeto, Estado Lara, en la que
por desaplicación del artículo 583 de la Ley Orgánica de Protec­
ción al Niño y al Adolescente condenó –por admisión de los he­
chos– al imputado, hoy adulto, ciudadano Alexander Javier Yépez
Rodríguez; en consecuencia, se ordena al referido Tribunal la con­
tinuación del referido juicio con sujeción a lo dispuesto en el pre­
sente fallo, lo cual no implica en forma alguna la libertad inmediata
del referido ciudadano. Así se decide”.

Y, en sentencia número 242 del 15 de febrero de 2007, en la cual sentó:

En el caso sub júdice, la sentencia objeto de revisión fue dicta­


da el 7 de julio de 06, por el Tribunal de Juicio Sección Adoles­
centes de Barquisimeto, estado Lara, el cual aplicó el control
difuso sobre el contenido de los artículos 573 literal g) y 583 de
la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente,
que establecen en el procedimiento ordinario la oportunidad para
admitir los hechos, permiten la solicitud inmediata de la imposi­
ción de la pena por la Defensa y rebaja de la pena, debiéndose
hacer esto en la misma audiencia, considerando el sentenciador
que dichos artículos coliden con los artículos 26, 258 y 334 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Siendo ello así, y tomando en cuenta la disposición antes citada,


esta Sala resulta competente para revisar la aludida sentencia
de conformidad con la normativa constitucional y legal antes
mencionada, aunado a la trascendencia del caso y de sus reper­
cusiones tanto jurídicas como sociales, y así se declara.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 38 5

Ahora esta Sala pasa a decidir, previas las consideraciones siguientes:

De acuerdo con el criterio plasmado en la sentencia objeto de


revisión, se condenó al ciudadano Carlos Alberto Valenzuela
Sánchez a cumplir con las medidas de semilibertad por el lapso
de un (1) año e imposición de reglas de conducta por el lapso
de dos (2) años, simultáneamente, por la comisión de los deli­
tos de robo agravado de vehículo automotor, previsto y sancio­
nado en los artículos 5 y 6, cardinales 1, 2 y 3 de la Ley sobre
Hurto y Robo de Vehículos Automotores.

Ahora bien, la Sala observa que la sentencia objeto de revisión


quedó definitivamente firme por haber sido notificada a las
partes y no haberse ejercido en su contra los recursos ordina­
rios o extraordinarios de ley, conforme a lo señalado por el
referido tribunal, en el Oficio Nº 1.545 del 4 de diciembre de
2006 y recibido por esta Sala el 5 de diciembre de 2006.

Habiéndose verificado la concurrencia de los requisitos exigi­


dos para la procedencia de la aludida revisión, pasa la Sala a
analizar la referida sentencia tomando en cuenta las siguientes
consideraciones:

En el presente caso se desaplicaron los artículos 573 literal g)


y 583 de la Ley Orgánica de Protección al Niño y al Adoles­
cente los cuales contemplan el procedimiento por admisión de
los hechos, conforme a los cuales:

Artículo 573.- ‘Dentro del plazo fijado para la celebración de


la audiencia preliminar, las partes podrán manifestar por escri­
to lo siguiente:

g) Solicitar la imposición inmediata de la sanción en caso de


admisión de hechos’;

Artículo 583.- ‘En la audiencia preliminar, admitidos los he­


chos objeto de la acusación, el imputado podrá solicitar al Juez
de Control la imposición inmediata de la sanción. En estos ca­
sos, si procede la privación de libertad, se podrá rebajar el
tiempo que corresponda, de un tercio a la mitad’.
38 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Las disposiciones antes citadas –así como el artículo 376 del


Código Orgánico Procesal Penal– establecen la llamada de­
claración de culpabilidad y pretenden consagrar en forma acor­
de con el principio de oportunidad que la inspira, una ventaja,
un beneficio para el imputado que reconociendo su autoría en
los hechos, le ahorra al Estado tiempo y dinero al no invertir en
un juicio al cual, quien admite los hechos, renuncia. De igual
forma, se observa que el procedimiento por admisión de los
hechos es una de las formas de autocomposición procesal
mediante la cual el legislador creó una manera especial de
terminación anticipada del proceso, con prescindencia del jui­
cio oral y público y con la condena del imputado, poniendo fin
al proceso (Vid. entre otras sentencias 565/22­4­2005, 1100/
23­5­2006 y 1799/20­10­2006).

En tal sentido “(…) la ‘admisión de los hechos’, es un procedi­


miento especial que procede cuando el imputado consiente en
ello, reconoce su participación en el hecho que se le atribuye,
lo cual conlleva a la imposición inmediata de la pena con una
rebaja desde un tercio de la mitad, atendidas todas las circuns­
tancias y considerando el bien jurídico afectado y el daño so­
cial causado. La admisión de los hechos supone una renuncia
voluntaria al derecho a un juicio, principio garantizado no sólo
por el Código Orgánico Procesal Penal sino por instrumentos
internacionales ratificados por la República; y al mismo tiem­
po, tal admisión evita al Estado el desarrollo de un proceso
judicial que siempre resultará costoso”. (Vid. sentencia Nº 75/
8.2.2005, de la Sala de Casación Penal).

En el procedimiento para determinar la responsabilidad de los


adolescentes en un hecho punible, es decir, el regulado en el
Capítulo II, Libro Tercero de la Ley Orgánica de Protección al
Niño y al Adolescente, el imputado sólo podrá admitir los he­
chos objeto del proceso, en la audiencia preliminar y una vez
que el Juez de Control haya admitido la acusación presentada
en su contra por el Ministerio Público.

Pues bien, si el legislador estableció dicha oportunidad proce­


sal a fin de que tuviere lugar la admisión de los hechos que se
imputan, no fue por un simple capricho sino porque consideró
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 38 7

que ese era el momento idóneo, no sólo en razón de la celeri­


dad procesal sino también como una forma de ahorrar al Esta­
do los gastos que implica la tramitación de un procedimiento
judicial –penal–. Asimismo, se evita que dicha figura se trans­
forme en una vía de escape judicial para el imputado que en
una fase posterior a la prevista en los artículos 573 literal g) y
583 ut supra citados, estando su culpabilidad casi demostrada,
pretenda utilizar la admisión de los hechos como un medio de
atenuación de la pena.

Ciertamente, la imposición de una determinada etapa procesal


para que el imputado pueda acogerse al procedimiento por
admisión de los hechos responde a ciertas directrices que pre­
tenden, entre otras cosas, la economía procesal, por tanto que
tal declaración surtirá distintos efectos jurídicos según la etapa
procesal en la que se realice, lo cual podría desnaturalizar el
fin para el cual el legislador previó tal procedimiento.

En el caso de autos, el imputado, hoy adulto, ciudadano Carlos


Alberto Valenzuela Sánchez, admitió los hechos de conformidad
con lo establecido en los artículos 573 literal g) y 583 de la Ley
Orgánica de Protección al Niño y al Adolescente, en el acto de
la audiencia del juicio oral –ya abierto el debate– al momento de
rendir declaración, una vez que el representante del Ministerio
Público expuso en forma sucinta su acusación, la cual había sido
admitida en la oportunidad de la audiencia preliminar, siendo esta
oportunidad procesal idónea para que admitiera los hechos y
solicitara la imposición inmediata de la pena.

No obstante ello, el Tribunal de Juicio Sección Adolescente de


Barquisimeto, estado Lara, estimó procedente la admisión de
los hechos, ‘(…) en razón de que han transcurrido casi cuatro
años desde que se produjo la comisión del hecho que se va a
juzgar, las condiciones del joven adulto han cambiado, no se
vio involucrado en un nuevo hecho, formó una familia y es
trabajador fijo de un empresa ‘Aluminios Gaby’; por lo que
aplicar una medida de privación de libertad a estas alturas,
sería desnaturalizar el fin de la misma, habida cuenta que el
joven por sí solo rehízo su vida, contando igualmente con el
visto bueno de la víctima, a quien solicitó se le pida la opinión’.
38 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Pues bien, la norma que se pretende desaplicar es clara al


expresar que una vez admitida la acusación, y sólo una vez
admitida ésta, bien sea de forma parcial o total por parte del
Juez de Control, instruirá al imputado respecto al procedimien­
to por admisión de los hechos, informándole que dicha admi­
sión debe efectuarse de modo simple y claro, sin condición
alguna que desvirtúe la aplicación del referido procedimiento
especial, a fin de evitar confusiones.

El procedimiento por admisión de los hechos no es un derecho


del cual pueda disponer libremente el imputado, sino más bien
un beneficio que le otorga el legislador –en una determinada
oportunidad procesal– a aquel que admite su culpabilidad, aho­
rrando al Estado los costos del proceso aligerando la sobrecar­
ga de expedientes, por lo que una vez iniciado éste ya no tiene
sentido la ‘economía procesal’ alegada por el Juzgado de Jui­
cio antes señalado.

Este es el orden de ideas que sigue la Ley Orgánica para la


Protección del Niño y del Adolescente, cuando en sus artícu­
los 573 literal g) y 583, estableció que la institución de la admi­
sión de los hechos, es una medida alternativa para la
prosecución del proceso que debe ser advertida por el juez al
imputado en la audiencia preliminar y opera cuando éste cons­
cientemente reconoce su participación en el hecho atribuido,
con lo cual puede conllevar a la imposición inmediata de la
pena y, de ser procedente la privación de libertad, con una
rebaja desde un tercio a la mitad (Vid. entre otras sentencias
Nº 3473/11­11­2005 y N° 1799/20­10­2006).

Entonces, no puede hablarse de economía procesal al permi­


tírsele al imputado acogerse al procedimiento por admisión de
los hechos en cualquier etapa del proceso, porque el mismo
lejos de evitar la celebración del juicio oral, permitió al imputa­
do obtener cuando ya existía altas posibilidades de una senten­
cia condenatoria –en un juicio que se encontraba en fase
terminal–, una especie de atenuación de la pena, lo cual obvia­
mente no es la intención del legislador.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 38 9

Siendo así, la Sala considera no ajustada a derecho la desapli­


cación de los artículos 573 literal g) y 583 de la Ley Orgánica
de Protección al Niño y al Adolescente, respecto a la oportuni­
dad en la que el imputado debe acogerse al procedimiento por
admisión de los hechos, que efectuó el Tribunal de Juicio Sec­
ción de Adolescentes de Barquisimeto, estado Lara, por cuan­
to dicha disposición no ‘permite la economía procesal para el
Estado –ni– (…) garantiza un Derecho Constitucional como lo
es el derecho a ser oído el acusado...’, conforme se estableció
ut supra.

Por lo tanto, dicha actuación judicial en la que se produjo la


admisión de los hechos, que fuera efectuada por el ciudada­
no Carlos Alberto Valenzuela Sánchez, en la audiencia oral
de juicio el 4 de julio de 2006, debe considerarse nula con
efectos ex tunc y, por lo tanto, tenerse como inexistente y sin
efectos, tal como ocurría con el derogado Código Orgánico
Procesal Penal publicado en la Gaceta Oficial N° 5.208 Ex­
traordinario del 23 de enero de 1998 en su artículo 38 –hoy
en día artículo 43–, debiendo continuar el juicio y mantenerse
la presunción de inocencia tal cual lo establece en el artículo
49.2 de la Constitución de la República Bolivariana de Vene­
zuela y el artículo 8 del Código Orgánico Procesal Penal.

Es por ello que esta Sala Constitucional debe anular la deci­


sión dictada el 7 de julio de 2006, por el referido Tribunal de
Juicio Sección de Adolescentes de Barquisimeto, estado Lara,
en la que por desaplicación de los artículos 573 literal g) y 583
de la Ley Orgánica de Protección al Niño y al Adolescente en
la que se condenó –por admisión de los hechos– al imputado,
hoy adulto, ciudadano Carlos Alberto Valenzuela Sánchez. En
consecuencia, se ordena al referido Tribunal la continuación
del referido juicio con sujeción a lo dispuesto en el presente
fallo, lo cual no implica en forma alguna la libertad inmediata
del referido ciudadano. Así se decide.

Asimismo, esta Sala estima necesario apuntar que, objetivamente, en la


decisión –hoy sometida a revisión– la Jueza de Juicio del Sistema de
Responsabilidad Penal de Adolescentes del Circuito Judicial Penal del
estado Lara, no ejerció el referido mecanismo de control de la constitu­
39 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

cionalidad de normas legales, pues de su texto no cabe apreciar consi­


deración alguna que cuestione –para el caso concreto– la constitucio­
nalidad del señalado artículo 583.

En efecto, la referida Jueza de Juicio meramente acotó que “no se


desnaturalizan las razones del legislador (…) ya que si estaba pre-
sente la celeridad procesal y evitar al Estado gastos de un procedi-
miento judicial, que se alcanzaba con la inmediata sentencia
condenatoria, ya que no era necesario seguir todo un proceso de
juicio de unos hechos que datan de 2002, con dificultades muchas
veces para localizar los órganos de prueba, así como la eventual
apelación (sic)”.

Tal omisión, no puede ser entendida como una especie de control difuso
“tácito”, pues no puede reputarse como sobreentendida la inconstitu­
cionalidad de una norma legal que –en principio– goza de una presun­
ción de legitimidad. Por el contrario, el ejercicio judicial del mecanismo
de protección de la Constitución en comentario, debe contener un aná­
lisis expreso que justifique la desaplicación para el caso concreto de
una norma legal que pretende ser cuestionada.

Siendo ello así, esta Sala considera no ajustada a derecho la desaplica­


ción del artículo 583 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y
del Adolescente, efectuada por el Juzgado de Juicio del Sistema de Res­
ponsabilidad Penal de Adolescentes del Circuito Judicial Penal del esta­
do Lara, razón por la cual anula la decisión que dicho órgano jurisdiccional
dictó el 6 de febrero de 2007, en la que, entre otros pronunciamientos,
desaplicó, por control difuso de la constitucionalidad, el señalado artícu­
lo 583, así como también se anulan los actos procesales subsiguientes a
dicho fallo. En consecuencia, ordena la continuación del juicio seguido
contra el adolescente –hoy mayor de edad– EDILVER ANDRÉS LÓ­
PEZ FONSECA, y así se declara.

Por último, no puede esta Sala pasar por alto la actuación de los distin­
tos Jueces de Juicio del Sistema de Responsabilidad Penal de Adoles­
centes del Circuito Judicial Penal del estado Lara, quienes, no obstante,
la nulidad decretada por esta Sala de las sentencias en las que –en su
oportunidad– desaplicaron por control de la constitucionalidad el tantas
veces señalado artículo 583 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente, han continuado desaplicando dicha norma.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 39 1

Actuaciones como las descritas, son las que desdicen del sistema de
justicia y atentan contra el Estado social de Derecho y de Justicia pro­
clamado en el artículo 2 de la Constitución. En un Estado social de
Derecho y de Justicia no puede relajarse el orden jerárquico jurisdiccio­
nal, el que un tribunal de inferior jerarquía no acate la doctrina de esta
Sala –por demás vinculante por tratarse de la constitucionalidad de nor­
mas jurídicas– aun cuando lo sea con base en la autonomía de la cual
goza para juzgar, quebranta el ejercicio de la función jurisdiccional,
máxime cuando dicho incumplimiento constituye un desacato a dicha
doctrina vinculante. En razón de lo cual, esta Sala ordena remitir copia
certificada del presente fallo a la Inspectoría General de Tribunales, a
fin de que dé inicio a la correspondiente causa disciplinaria contra los
Jueces de Juicio del Sistema de Responsabilidad Penal de Adolescentes
del Circuito Judicial Penal del estado Lara, que dictaron las sentencias
precedentemente referidas, y así se declara.

VOTO SALVADO

El Magistrado que suscribe, Pedro Rafael Rondón Haaz, manifiesta su


voto concurrente con el dispositivo del presente fallo que se refiere a la
anulación de la sentencia objeto de la revisión constitucional sobre la
base de que, en el caso concreto, el ciudadano Edilver Andrés López
Fonseca admitió los hechos en el acto de la audiencia oral, una vez
abierto el debate; no obstante, no comparte los fundamentos jurispru­
denciales que se citan en el referido pronunciamiento, con los cuales
este Magistrado ha manifestado su disidencia, por cuanto mantiene cri­
terio discrepante con la Sala respecto a la oportunidad que tiene el im­
putado para la admisión de los hechos.

En consecuencia, observa quien suscribe que para la desestimación de


la revisión de autos, la Sala debió apreciar, únicamente, que el ciudada­
no Edilver Andrés López Fonseca admitió los hechos en el acto de au­
diencia pública, una vez abierto el debate, en el momento para que
rindiera su declaración, con lo cual se evidencia que la intención del
predicho ciudadano no fue la economía y celeridad procesal, tal como lo
señaló el Juez de Juicio para la desaplicación de la norma, sino que, ante
la inminencia del resultado del juicio oral, el imputado se sintió conmina­
do a la admisión de los hechos para la obtención de una rebaja de la
pena que le sería impuesta.
39 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Queda así expuesto el criterio del Magistrado concurrente.

Fecha ut retro.

7. En materia de amparo es competente el juzgado superior al


que expidió la decisión judicial impugnada en amparo, de
conformidad con el artículo 4 de la Ley Orgánica de Ampa-
ro sobre Derechos y Garantías Constitucionales, aun cuan-
do se invoque la lesión de derechos a niños, niñas o
adolescentes

Sentencia: Nº 1.165 del veintidós de junio de 2007.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Regulación de Competencia con respecto a una
Acción de Amparo Constitucional interpuesta
por la ciudadana Margarita Fuentes Paz, en
representación de sus hijos menores de edad,
contra el acto decisorio del 28 de febrero de
2002, dictado por el Juzgado de Primera Ins­
tancia del Tránsito y Agrario de la Circunscrip­
ción Judicial del estado Zulia

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículos 2, 27, 39, 40, 43,
46, 47, 55, 60, 75, 78, 83, 102,
103 y 115.
LOASDGC: Artículo 4.
LOPNA: Artículo 17778.

Extracto del Fallo:

Corresponde entonces a esta Sala el veredicto sobre el Juzgado con


competencia para el conocimiento de dicha pretensión, para que así se
resuelva del conflicto de competencia planteado.

78
El artículo 177 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 39 3

Para ello, se observa que la demandante de amparo delató la violación


a los derechos de sus menores hijos “A LA IGUALDAD, A LA VIDA,
A LA INTEGRIDAD FÍSICA, PSÍQUICA Y MORAL; A LA VIVIEN-
DA, A LA PROTECCIÓN Y SEGURIDAD PERSONAL, A LA PRO-
TECCIÓN FAMILIAR, NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTEs; A LA
SALUD, A LA EDUCACIÓN, A LA PROPIEDAD Y DEMÁS DERE-
CHOS ECONÓMICOS; DERECHOS Y CORRESPONSABILIDAD
SOCIAL, ARTÍCULOS Nos 2, 27, 39, 40, 43, 46, 47, 55, 60, 75, 78,
83, 102, 103 y 115 de la Constitución de la República Bolivaria-
na de Venezuela”. Ahora bien, aun cuando en este caso los peticio­
narios de tutela constitucional son niños y, por tanto, pudiese
considerarse la competencia de un Juzgado de Protección del Niño y
del Adolescente, en atención a lo que preceptúa el artículo 177 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, y a la
ampliación que, sobre dicha disposición, hizo la Sala Plena de este
Tribunal Supremo de Justicia, específicamente, en lo que se refiere a
la letra c) del Parágrafo Segundo, en el caso: “Sucesión Carpio De
Monro Cesarían”. Sin embargo, debe aclararse que el presente asun­
to se refiere a un proceso de amparo, el cual está regido por la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, el
cual se incoó, además en contra de un particular, contra una decisión
judicial, y el artículo 4 dicho texto legal dispone que, en esos casos, la
competencia está atribuida a un tribunal superior al que expidió el pro­
nunciamiento judicial que resulte cuestionado.

El acto jurisdiccional objeto de amparo lo pronunció el Juzgado de Pri­


mera Instancia del Tránsito y Agrario de la misma Circunscripción Judi­
cial el 28 de febrero de 2002, en el juicio que, por daños y perjuicios, se
propuso contra el progenitor de los peticionarios de tutela constitucio­
nal, el cual concluyó con sentencia definitivamente firme que declaró
con lugar la pretensión que se encuentra en estado de ejecución y don­
de se libró decreto de embargo ejecutivo contra un inmueble cuya titu­
laridad se atribuye a los supuestos agraviados.

En atención a todo lo que se expuso, con fundamento en el artículo 4 de


la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constituciona­
les, y en atención al derecho al juzgamiento por un juez natural (con
competencia y conocimiento técnico), debe declararse la competencia
del Juzgado Superior Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción
Judicial del estado Zulia, con sede en Cabimas; en consecuencia, se
39 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

ordena la remisión inmediata del expediente, a dicho Juzgado Superior.


Y así se decide.

8. La admisión de los hechos sólo puede admitirse en la au-


diencia preliminar y una vez admitida la acusación presen-
tada por el Ministerio Público

Sentencia: Nº 1.339 del veintisiete de junio de 2007


Magistrado Ponente: Marcos Tulio Dugarte Padrón
Caso: Control Difuso del artículo 583 de la Ley Or­
gánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 58379.

Extracto del Fallo:

De acuerdo con el fallo parcialmente transcrito, la Sala estableció que


el imputado sólo podrá admitir los hechos objeto del proceso en la au­
diencia preliminar, y una vez que el Juez de Control haya admitido la
acusación presentada en su contra por el Ministerio Público.

Ahora bien, en el caso sometido a consideración de la Sala, el Juzgado


de Juicio Sección Adolescentes del Circuito Judicial Penal del estado
Lara, extensión Barquisimeto, aun en conocimiento de la existencia de
la sentencia Nº 1799 del 20 de octubre de 2006 (Caso: Alexander Ja-
vier Yépez) que dictó esta Sala, acordó desaplicar nuevamente dicha
disposición al considerar entre otras cosas que el imputado en el mo­
mento de la audiencia preliminar se encontraba entre una disyuntiva, en
el sentido de que podía quedar o no privado de su libertad, y en base a
ello estimó procedente la admisión de los hechos en la etapa de juicio,
hecho éste que contraría lo establecido por esta Sala en dicho fallo, ya
que en él se estableció que el artículo 583 de la Ley Orgánica para la

79
El artículo 583 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 39 5

Protección del Niño y del Adolescente no violenta ninguna disposición


constitucional, en cuanto a la oportunidad procesal, para acogerse al
procedimiento por admisión de los hechos.

En efecto, se debe concluir que el referido juzgado erró nuevamente en


la desaplicación del artículo 583 de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente, ya que dicha norma es clara y precisa al
expresar que una vez admitida la acusación, y sólo una vez admitida
ésta, bien sea de forma parcial o total por parte del Juez de Control,
instruirá al imputado respecto al procedimiento por admisión de los he­
chos, informándole que dicha admisión debe efectuarse de modo simple
y claro, sin condición alguna que desvirtúe la aplicación del referido
procedimiento especial, a fin de evitar confusiones.

Es por ello, que esta Sala Constitucional debe anular la decisión dictada
el 23 de enero de 2007, por el referido Tribunal de Juicio Sección de
Adolescentes del Circuito Judicial Penal del estado Lara, extensión
Barquisimeto, en la que por desaplicación del artículo 583 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente sancionó –por
admisión de los hechos– al imputado, hoy adulto, Jorge Eliécer Pérez
Puerta; en consecuencia, se ordena al prenombrado Tribunal la conti­
nuación del referido juicio, con sujeción a lo dispuesto en el presente
fallo, lo cual no implica en forma alguna la libertad inmediata del referi­
do imputado. Así se decide.

Finalmente, la Sala no puede dejar pasar por alto el actuar del a quo
que contraría, sin lugar a dudas, la doctrina sentada, con carácter vincu­
lante, por esta Sala Constitucional, por lo que se ve obligada a rechazar
actuaciones como las señaladas y, al efecto, ordena la remisión de copia
certificada del presente fallo a la Inspectoría General de Tribunales, a
los fines disciplinarios correspondientes. Así se decide.
39 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

9. Los proyectos de ley escapan de los controles de amparo,


ya que no han adquirido eficacia jurídica para que puedan
amenazar derechos constitucionales

Sentencia: Nº 1.702 del siete de agosto de 2007


Magistrado Ponente: Marcos Tulio Dugarte Padrón
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta por
los ciudadanos Guillermo Alberto González y
otros, contra “la Asamblea Nacional de la
República Bolivariana de Venezuela, por su
abstención de los cumplimientos de sus actos
y de los deberes que les imponen sus cargos
conforme a nuestra constitución (sic) según
se evidencia del contenido del PROYECTO
DE LEY ORGÁNICA DE REFORMA PARCIAL
DE LA LEY ORGÁNICA DE PROTECCIÓN
AL NIÑO Y AL ADOLESCENTE (...) siendo el
mismo inconstitucional; aunado a la desesti-
mación de (su) participación como conseje-
ro de la comunidad conforme a derecho (...)
en torno al Proyecto en comento”.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CC: Artículo 1°.
CRBV: Artículos 203, 214 y 336.

Extracto del Fallo:

Sentado lo anterior, esta Sala procede a analizar el caso de autos. A


tales efectos, se debe indicar que un acto normativo puede suponer una
lesión a un derecho constitucional, constituyéndose en una amenaza para
ese derecho, pero para que esa lesión pueda ser tutelada mediante la
acción de amparo debe ser producto de un acto aplicativo posterior,
salvo que se trate de una ley autoaplicativa.

Ello así, los proyectos de ley escapan a los controles de amparo, por
cuanto no existen en el mundo jurídico y no han adquirido eficacia, efec­
to que produce luego que, conforme lo indica el artículo 1° del Código
Civil, sean publicados en la Gaceta Oficial. De manera que, tratándose
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 39 7

de uno proyecto de ley, mal podían aquellos amenazar derecho constitu­


cional alguno mediante un acto aplicativo, por cuanto no poseían el ca­
rácter de obligatorio cumplimiento y, por tanto, ningún órgano del Estado
o particular podría darle ejecución. Al respecto, puede verse sentencia
de esta Sala Nº 2844 del 19 de noviembre de 2002.

En este sentido, se debe mencionar que los únicos controles previos de


posibles actos normativos existentes bajo la vigente normativa constitu­
cional, son para los tratados suscritos por la República –numeral 5 del
artículo 336–; para el carácter orgánico de las leyes –artículo 203–; y
para el control de constitucionalidad de una ley, establecida a favor del
Presidente –artículo 214–.

Por lo cual, tratándose el caso de autos de una acción de amparo contra


el Proyecto de Ley Orgánica de Reforma Parcial de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente, resulta obvio que éste,
por cuanto no existe en el mundo jurídico, no puede lesionar derecho
constitucional alguno, dado que resulta imposible dictar un acto aplicati­
vo posterior y, por tanto, mal puede ser accionado en amparo.
39 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

10. Control Difuso. Conforme a derecho la desaplicación de


la norma contenida en el artículo 353 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente que le per-
mite a los abuelos solicitar directamente la privación de
la patria potestad

Sentencia: Nº 1.763 del catorce de agosto de 2007.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Control Difuso del artículo 353 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente.
Votos Salvados de las Magistradas Luisa Estella
Morales Lamuño y Carmen Zuleta de Merchán

Normativa citada en el extracto del fallo:


CC: Artículos 278 y 279.
CRBV: Artículos 26, 75, 78, 257, 273
y 334.
LOMP: Artículo 4.
LOPNA: Artículos 8 y 35380.
LOTSJ: Artículo 5.16.

Extracto del Fallo:

Dispone el artículo 353 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño


y del Adolescente lo siguiente:

Declaración judicial de la privación de la patria potestad. La pri­


vación de la patria potestad debe ser declarada por el juez a solicitud de
parte interesada. Se considera parte interesada para interponer la co­
rrespondiente acción: el otro padre respecto al cual la filiación esté le­
galmente establecida, aun cuando no ejerza la patria potestad y el
Ministerio Público, actuando de oficio o a solicitud del hijo a partir de los
doce años, de los ascendientes y demás parientes del hijo dentro del

80
Los artículos 8 y 353 se mantuvieron iguales en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 39 9

cuarto grado en cualquier línea, de la persona que ejerza la guarda, y del


Consejo de Protección.

En todos los casos, la decisión judicial debe estar fundada en la prueba


de una o más de las causales previstas en el artículo anterior. (Subraya­
do añadido).

Dicha norma preceptúa que la privación de la patria potestad debe pro­


nunciarse judicialmente a petición de la parte interesada y luego precisa
quiénes son las personas interesadas en solicitarla. La norma considera
parte interesada al otro padre respecto a quien la filiación esté legal­
mente establecida, y al Ministerio Público de oficio o a solicitud del hijo
desde los doce años, de los ascendientes y demás parientes del hijo
dentro del cuarto grado en cualquier línea, de la persona que ejerza la
guarda, y del Consejo de Protección.

Respecto a este último punto fue que el Juzgado Superior desaplicó el


artículo en referencia, toda vez que los ciudadanos Francis Hymwant
Mahase y Bhugmatie Ranne Mathura de Mahase, en su condición de
abuelos paternos, demandaron directamente ante la Juez Unipersonal
N° 1 de la Sala de Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del estado Bolívar la priva­
ción de la patria potestad de su nieto.

El Juzgado Superior estimó que la declaratoria de improcedencia in li-


mine litis de la demanda de privación de patria potestad por parte del
Juez a quo, limitaba el derecho al acceso a la justicia y la tutela judicial
eficaz porque, pese a tal declaratoria, ordenaba al Ministerio Público
que, de oficio, demandara la privación de patria potestad, lo cual se
convertía en una reposición inútil, para darle cumplimiento a una forma­
lidad no esencial en el caso concreto, en perjuicio del interés superior
del niño, con lo cual no le dio primacía al contenido de los artículos 26 y
257 la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Disponen los artículos 26 y 257 de la Constitución de la República Boli­


variana de Venezuela lo siguiente:

Artículo 26.- Toda persona tiene derecho de acceso a los


órganos de administración de justicia para hacer valer sus de­
rechos e intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela
40 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión


correspondiente.

El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, impar­


cial, idónea, transparente, autónoma, independiente, responsa­
ble, equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin
formalismos o reposiciones inútiles.

(…)

Artículo 257.- El proceso constituye un instrumento funda­


mental para la realización de la justicia. Las leyes procesales
establecerán la simplificación, uniformidad y eficacia de los
trámites y adoptarán un procedimiento breve, oral y público.
No se sacrificará la justicia por la omisión de formalidades no
esenciales. (Subrayado añadido).

Observa esta Sala que el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Trán­


sito y Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judi­
cial del estado Bolívar hizo un acertado control de la constitucionalidad,
ya que apreció que, en el caso bajo examen, el Juez Unipersonal N° 1
de la Sala de Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adoles­
cente de la Circunscripción Judicial del estado Bolívar sacrificó la justi­
cia por el cumplimiento con una forma, que trajo como consecuencia
directa una reposición inútil.

Ahora bien, la experiencia jurídica ha enseñado que existen formalis­


mos que se constituyen en un verdadero sacrificio de la justicia real, y
que hacen que se aleje de ella por la aplicación rígida de formas proce­
sales. No obstante, existen formas que son una garantía de racionali­
dad, que son necesarias para el completo ejercicio de la función
jurisdiccional, siempre que las mismas no sean excesivas, por cuanto la
tutela judicial debe responder a unos patrones mínimos de eficacia.

Así, es evidente para esta Sala que los jueces deben ceñirse a la legali­
dad en todas sus actuaciones; por tanto, deben respetar las formalida­
des que las leyes procesales disponen, pero cuando aquéllas no sean
esenciales, podrán omitirse como garantía de la justicia.

(…omissis…)
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 40 1

No obstante lo anterior, esta Sala estima necesaria la aclaración de que,


bajo ningún respecto se pretende obviar la intervención necesaria del
Ministerio Público en los juicios de privación de patria potestad, la cual
está concebida, según la propia Exposición de Motivos de la ley espe­
cial, como una forma de mayor protección a los niños y adolescentes:
“[a]corde con el compromiso de brindar una mayor protección a
los niños y adolescentes, se faculta al Ministerio Público para in-
terponer la acción de privación de patria potestad, no sólo de ofi-
cio sino también a petición del hijo cuando tenga doce años o más,
a la persona que ejerza la guarda y al Consejo de Protección”.
(Exposición de Motivos de la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente). Así, igualmente, se declara.

VOTO SALVADO

Quien suscribe, Magistrada Luisa Estella Morales Lamuño, salva


su voto por disentir del fallo que antecede, el cual declaró la conformi­
dad jurídico­constitucional de la sentencia definitivamente firme some­
tida a la revisión de esta Sala Constitucional dictada el 8 de marzo de
2007, por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Protec­
ción del Niño y del Adolescente del Primer Circuito de la Circunscrip­
ción Judicial del Estado Bolívar, que desaplicó la norma contenida en el
artículo 353 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente, con fundamento en las razones que se señalan a continuación:

1.­ La sentencia que antecede encontró conforme con el ordenamiento


jurídico­constitucional, la sentencia dictada por el Juzgado Superior en
lo Civil, Mercantil, Tránsito y Protección del Niño y del Adolescente del
Primer Circuito de la Circunscripción Judicial del estado Bolívar, el 8 de
marzo de 2007, en la que se desaplicó, en ejercicio del control difuso de
la constitucionalidad, el artículo 353 de la Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente. De manera que dicho fallo sometido a
la revisión de esta Sala Constitucional conforme lo prevé el artículo
5.16 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, encontró que
los presuntos abuelos paternos del menor de autos tenían legitimidad
para ejercer la acción de privación de patria potestad, por considerar
que limitar su ejercicio a través del Ministerio Público atentaba contra
el principio de acceso a la justicia y a la tutela judicial efectiva.
40 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

En ese sentido, la mayoría sentenciadora estimó que, así como lo consi­


deró el Juzgado autor de la desaplicación bajo estudio, la falta de legiti­
midad de los presuntos abuelos paternos del menor conforme al artículo
353 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente
resultó en una formalidad no esencial. Por ello concluyó que

…la decisión que se sometió a la presente revisión, se encuen­


tra debidamente motivada; asimismo, que, mediante un razo­
nable y lógico estudio comparativo de las normas contenidas
en los artículos 26, 78 y 257 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y los artículos 8 y 353 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, el
Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito, Protección
del Niño y del Adolescente del Primer Circuito de la Circuns­
cripción Judicial del estado Bolívar estimó que, debía aplicar
preferentemente, en resguardo de la primacía de la Constitu­
ción de la República Bolivariana de Venezuela, los artículos 26
y 257 del texto constitucional y el principio del interés superior
del niño en ejercicio del control difuso de la constitucionalidad
que establece el artículo 334 de la Ley Fundamental, y abste­
nerse, por tanto, de la aplicación del artículo 353 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, en lo
que concierne a la legitimación exclusiva del Ministerio Públi­
co para la interposición de la demanda de privación de patria
potestad, cuando no sea del otro progenitor el demandante.

2.­ Ante tales consideraciones, quien suscribe disiente del fallo que
antecede, por cuanto considera que es precisamente conforme al aludi­
do interés superior del menor que el legislador limitó la legitimación ac­
tiva para demandar la privación de la patria potestad. En efecto, no se
trata de un formalismo no esencial la exigencia de considerar parte in­
teresada o no a los presuntos abuelos paternos del menor, pues ello
tiene verdaderas implicaciones en el juicio.

La norma desaplicada toma en cuenta que la legitimación del Ministerio


Público resulta de mayor garantía para el menor, en razón de su espe­
cial posición de buena fe dentro del proceso, lo que no puede admitirse
de otros sujetos, tomando en cuenta que la privación de la patria potes­
tad está dirigida a romper la relación de los padres con sus hijos, mani­
festada en los deberes y derechos relacionados con el cuidado, desarrollo
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 40 3

y educación integral de los hijos que no han alcanzado la mayoría de


edad. Ello, sin duda amerita una legítima limitación en el ejercicio de la
acción de privación de patria potestad, que en el supuesto de la norma
desaplicada no excluye de la participación en el proceso de otros suje­
tos distintos a la representación del Ministerio Público, aunque dicha
participación no sea como verdaderos legitimados activos. Por ello, quien
disiente considera no ajustada al ordenamiento jurídico­constitucional la
sentencia bajo estudio.

De igual manera, se hace necesario recordar que si en el caso particular


el Juez, cuya sentencia se revisó, advirtió la falta de cumplimiento de las
“obligaciones en el presente caso” por parte de la representación del
Ministerio Público, entonces ello ameritaba el ejercicio de sus amplios
poderes que en esta especial materia tienen los órganos jurisdiccionales
para ordenar el proceso, sin justificarse en la omisión de los sujetos pro­
cesales para desaplicar una norma y favorecer la actuación de los parti­
culares no legitimados, mediante la desaplicación de autos. Con ello también
resultaba imperioso por parte de esta Sala Constitucional el hacer el res­
pectivo llamado de atención al órgano jurisdiccional.

Queda así expresado el criterio de la disidente.

La Presidenta de la Sala,

VOTO SALVADO

Quien suscribe, Magistrada Carmen Zuleta de Merchán, salva su voto


por disentir del criterio sostenido por la mayoría sentenciadora que de­
claró la conformidad jurídico­constitucional de la sentencia sometida a
revisión por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y de
Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
estado Bolívar, que desaplicó el artículo 353 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente. Tal desacuerdo deriva de la
desacertada desaplicación del mencionado artículo 353 por parte del
aludido Tribunal.

En efecto, el precepto legal que se desaplicó establece, entre otras cosas,


la legitimación activa para la acción de privación de la patria potestad del
niño o adolescente. En este sentido, dispone: “La privación de la patria
potestad debe ser declarada por el juez a solicitud de parte interesa-
da. Se considera parte interesada para interponer la correspondiente
40 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

acción: el otro padre respecto al cual la filiación esté legalmente


establecida, aun cuando no ejerza la patria potestad y el Ministerio
Público, actuando de oficio o a solicitud del hijo a partir de los doce
años, de los ascendientes y demás parientes del hijo dentro del cuar-
to grado en cualquier línea, de la persona que ejerza la guarda, y el
Consejo de Protección” (destacado nuestro).

Nótese que del dispositivo normativo se sigue que el legislador ha dis­


puesto una legitimación restringida a los efectos de esta acción, que
limita al otro padre respecto al cual la filiación esté legalmente estable­
cida y al Ministerio Público, donde este último puede actuar de oficio o
a solicitud de parte interesada y, en este sentido, la norma enumera
quiénes pueden considerarse parte interesada, estableciendo un catálo­
go de sujetos que comprende: el hijo a partir de los doce años, los as­
cendientes y demás parientes del hijo dentro del cuarto grado en cualquier
línea, de la persona que ejerza la guarda, y el Consejo de Protección.

Ahora bien, no quiso el Legislador conferir la acción directamente a


los abuelos ni a algún otro familiar; quiso por el contrario que éstos
sólo la tramitaran a través del Ministerio Público, es decir, previa la
investigación y diligencias de este órgano. De no ser así lo hubiese
señalado expresamente.

Considera quien disiente que equivocadamente señaló la sentencia so­


metida a la revisión de esta Sala, que la intervención inicial de la repre­
sentación fiscal “no pueda ser concebida como un requisito
indispensable para la validez del juicio en perjuicio del interés
superior”, pues no se entiende cómo la exclusión de la representación
del Ministerio Público pueda ser una garantía al principio del interés
superior del niño, y no puede pensarse que exigencia de la muy necesa­
ria participación activa de este órgano, establecida en la Ley, pueda
comportar una violación del artículo 78 de la Constitución de la Repúbli­
ca Bolivariana de Venezuela, como se aprecia en los razonamientos
expuestos por la sentencia sometida a revisión, que esta Sala convalidó
en el fallo que precede.

El artículo 353 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del


Adolescente no limita, como lo afirma el fallo en cuestión, el acceso a la
justicia de los parientes del niño o adolescente, específicamente de los
abuelos, sino que a diferencia de la norma derogada del artículo 279 del
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 40 5

Código Civil, la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­
cente establece un control previo a cargo del Ministerio Público, similar a
lo que ocurre con el antejuicio de mérito, esquema con el que esta disi­
dente concuerda, a los fines de evitar que aquel contra quien obre la
acción de privación de patria potestad se vea perturbado en su ejercicio,
de manera infundada, por familiares en cuyas actuaciones podrían privar
cuestiones afectivas, rencores, odio, reproches, etcétera; pero además,
dicha legitimación calificada por parte del Ministerio Público es cónsona
con los postulados de la Constitución de la República Bolivariana de Ve­
nezuela que consagra el derecho de los niños, niñas y adolescentes a vivir,
ser criados o criadas y a desarrollarse en el seno de su familia de origen
(artículo 75 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela),
y el deber compartido e irrenunciable del padre y la madre de criar, for­
mar, educar, mantener y asistir a sus hijos e hijas (artículo 76 de la Cons­
titución de la República Bolivariana de Venezuela).

Ahora bien, si se tratara de una causa debidamente motivada para pri­


var al padre o a la madre de la guarda, bien podría acudirse al Ministerio
Público para que intente la acción respectiva, tal como fue diseñado por
el Legislador. En este sentido, resulta oportuno abundar en la idea de
que, no en vano, la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente modificó este aspecto que el Código Civil reglaba de ma­
nera distinta y favorable a una legitimación amplia. En efecto, el dero­
gado artículo 278 del Código Civil preceptuaba:

La acción para la privación de la patria potestad podrá ser


ejercida por el Ministerio Público, por los organismos públi­
cos encargados de la protección del menor, por el otro proge­
nitor respecto del cual la filiación esté legalmente establecida,
aun cuando no ejerza la patria potestad, por los ascendientes
y demás parientes del hijo dentro del tercer grado, en cual­
quier línea.

El nuevo artículo 353 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y


del Adolescente, dispone:

Declaración Judicial de la Privación de la Patria Potes-


tad. La privación de la patria potestad debe ser declarada por
el juez a solicitud de parte interesada. Se considera parte inte­
resada para interponer la correspondiente acción: el otro pa­
40 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

dre respecto al cual la filiación esté legalmente establecida,


aun cuando no ejerza la patria potestad y el Ministerio Público,
actuando de oficio o a solicitud del hijo a partir de los doce
años, de los ascendientes y demás parientes del hijo dentro del
cuarto grado en cualquier línea, de la persona que ejerza la
guarda, y el Consejo de Protección.

En todos los casos, la decisión judicial debe estar fundada en


la prueba de una o más de las causales previstas en el artícu­
lo anterior.

Y aun cuando la Exposición de Motivos de la referida Ley Orgánica no


da cuenta de los motivos que privaron para la restricción de esa legiti­
mación, lo cierto es que se hizo, quizá con la intención de preservar o
garantizar de una manera más efectiva la permanencia del niño con su
familia de origen más próxima, como sin duda son los progenitores (Vid.
artículo 345 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente), ello es más ajustado a lo previsto en la Carta Magna como
hemos adelantado ut supra.

Aunado a lo anterior, debe considerarse la posibilidad de que un prece­


dente como el que se pretende crear origina un problema adicional si
sólo existiese un padre en el ejercicio de la patria potestad que pretenda
ser privado por los abuelos, en cuyo caso el niño o adolescente termina­
ría en una situación más precaria con un régimen excepcional, bajo la
guarda y representación de personas que en definitiva no son sus pa­
dres, sometidos a una familia sustituta o a una colocación familiar.

Con un grave precedente como el contenido en el fallo, donde se des­


aplica una atribución legal del Ministerio Público, a la postre cualquier
persona podrá incoar una acción de este tipo, invocando simplemente el
interés superior del niño.

De tal manera que, no se trata de un formalismo el que la acción deba


ser incoada por el Fiscal del Ministerio Público, antes bien es un requi­
sito lógico e impretermitible legalmente que obedece a un esquema ge­
neralizado y especial de protección integral del niño o adolescente, donde
el Estado (a través del Ministerio Público en colaboración, afortunada­
mente, con los familiares del niño o adolescente de que se trate, a quien
se les ha calificado como parte interesada para incitar la actividad de
este órgano), se encuentra primordialmente interesado en que el niño
crezca y se desarrolle con quienes por naturaleza corresponde el ejerci­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 40 7

cio de la patria potestad; interés éste manifiesto sí en la aludida Exposi­


ción de Motivos en la que se puede leer:

…se consideró importante establecer el concepto de familia


de origen, concebida como familia nuclear, pues la misma es el
centro de gravedad de una serie de disposiciones de la mayor
importancia, las cuales van desde el derecho reconocido al
niño y al adolescente de ser criado y educado dentro de tal
familia, hasta el derecho de considerar excepcional la separa­
ción del seno familiar.

Las previsiones sobre patria potestad, contenidas en el Capí­


tulo II, están dirigidas fundamentalmente a subsanar algunas
omisiones y a corregir ciertas imprecisiones que, en esta ma­
teria, presenta el Código Civil. En tal sentido, decidimos defi­
nir el instituto debido a su trascendencia en las relaciones
familiares y, en especial, para destacar el carácter de com­
promiso y responsabilidad que el mismo comporta para los
progenitores, en el afán de hacer comprender, de una vez por
todas que no se puede seguir considerando el contenido de la
patria potestad en función de lo que convenga a los padres,
sino en interés de los hijos sometidos a ella. En el articulado
referido a la titularidad de la patria potestad se han incorpo­
rado algunas orientaciones que hagan posible, en caso de des­
acuerdo entre los padres, que éstos arriben a una solución
conjunta en todo lo que concierne a los hijos, dejándose la
intervención judicial como última posibilidad.

…omissis…

Acorde con el compromiso de brindar una mayor protección a


los niños y adolescentes, se faculta al Ministerio Público para
interponer la acción de privación de patria potestad, no sólo de
oficio sino a petición del hijo cuando tenga doce años o más, a
la persona que ejerza la guarda y al Consejo de Protección.

De manera que, considerando que la patria potestad es una institución cuya


regulación es de orden público constitucional, pues es fundamental en el
desarrollo del niño y adolescente y la expresión más genuina de la condición
de padre y madre, las normas que la regulan deben ser de interpretación
40 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

restrictiva, y las causales de privación de carácter taxativo, caracteres que


se compadecen con la circunstancia de que la legitimación debe ser califi­
cada para ejercer la acción de privación de patria potestad.

De allí que considera quien suscribe que la Sala no debió convalidar la


desaplicación que hizo el Juez Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito
y de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Ju­
dicial del estado Bolívar en ejercicio del control difuso de la aludida
disposición legal.

Adicionalmente, observa quien disiente que el referido Juez Superior en


lo Civil, Mercantil, Tránsito y de Protección del Niño y del Adolescente
que desaplicó la norma debió advertir al juez de la primera instancia que
era una injerencia indebida ordenar al Ministerio Público la interposi­
ción “de Oficio” de la demanda de privación de patria potestad, pues
ello desconoce el principio de la autonomía e independencia de la que
goza dicha representación, conforme a los artículos 273 de la Constitu­
ción de la República Bolivariana de Venezuela y 4 de la Ley Orgánica
del Ministerio Público.

Queda así expresado el criterio de la Magistrada disidente.

Fecha ut supra.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 40 9

11. El adolescente tiene derecho a ser notificado de la existen-


cia de una investigación en su contra adelantada por el
Ministerio Público, y la vía para el restablecimiento de sus
derechos es el amparo, por cuanto la decisión judicial que
niega la solicitud de nulidad es inapelable

Sentencia: Nº 1.858 del quince de octubre de 2007.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz.
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional incoada por la Defensora Públi­
ca Segunda de la Sección de Responsabilidad
del Adolescente de la Circunscripción Judicial
del estado Carabobo, en representación de un
adolescente cuya identificación se omite de
conformidad con lo establecido en el artículo
65 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente, contra el fallo dictado
el 13 de marzo de 2007 por la Corte de Apela­
ciones de la Sección de Responsabilidad del
Adolescente de ese Circuito Judicial Penal.

Normativa citada en el extracto del fallo:


COPP: Artículo 196.

Extracto del Fallo:

Ahora bien, de conformidad con las normas que se transcribieron, ob­


serva la Sala que, en el asunto de autos, efectivamente se produjo la
violación a los derechos constitucionales del quejoso que fueron alega­
dos por su Defensora Pública, en virtud de que de los recaudos que
forman el expediente se evidenció, tal como lo hizo el a quo constitu­
cional, que al ciudadano cuyo nombre se omite por disposición de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente no se le efec­
tuó acto de imputación y no se le notificó de los hechos por los cuales se
le investigaba. Así, se verifica una flagrante violación a sus derechos a
la defensa y al debido proceso, en el sentido de que hubo una ausencia
de notificación del demandante en amparo, sobre la existencia de una
investigación penal en su contra, así como la inexistencia del acto de
imputación de los hechos penales, que permitieran el curso del proceso.
41 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

En consecuencia, de ello se desprende que el quejoso no tuvo participa­


ción en el desarrollo la investigación, ni pudo nombrar un abogado de su
confianza para que revisase las actuaciones que conforman el expe­
diente y lo asesoran en la ocasión de su presentación ante el Ministerio
Público para rendir su declaración, y en la solicitud de práctica de prue­
bas que coadyuven a su defensa.

En virtud de las consideraciones que se expusieron, estima esta Sala


que la decisión de la Corte de Apelaciones de la Sección de Adolescen­
tes del Circuito Judicial Penal del estado Carabobo estuvo ajustada a
derecho cuando declaró con lugar la demanda de amparo que incoó el
quejoso, y ordenó la reposición de la causa al estado en que se notifique
al ciudadano cuyo nombre se omite por disposición de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente, de la investigación penal
que adelanta el Ministerio Público en su contra, por la supuesta comi­
sión del delito de violación.

Finalmente, respecto del recurso de apelación de la Fiscal del Ministe­


rio Público, Ámbar Glace Gudiño Portocarrero, en el que señala que la
demanda de amparo debe declararse inadmisible, por cuanto el quejoso
tenía la vía ordinaria de la apelación, esta Sala observa que el mismo no
tiene fundamento alguno, ya que existe una norma que establece expre­
samente la inapelabilidad de la decisión que niegue la solicitud de nuli­
dad, tal es el caso del artículo 196 del Código Orgánico Procesal Penal.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 41 1

12. Interés Difuso de la Constitucionalidad. Participación de


los ciudadanos en la administración de justicia en los jui-
cios de responsabilidad penal del adolescente. La infruc-
tuosa constitución del Tribunal Mixto (con escabinos), luego
de dos convocatorias autoriza la constitución del Tribunal
Unipersonal. Breve reflexión sobre la figura del escabino

Sentencia: Nº 1.918 del diecinueve de octubre de 2007.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz.
Caso: Desaplicación por Control Difuso del artículo
163 del Código Orgánico Procesal Penal remi­
tida a la Sala Constitucional por el Juzgado de
Primera Instancia en Función de Juicio de la
Sección de Responsabilidad del Adolescente
del Circuito Judicial Penal del estado Lara.

Normativa citada en el extracto del fallo:


COPP: Artículo 164.
CRBV: Artículos 26, 49, 253, 255
y 256.
LOPNA: Artículos 537 y 58481.
LOASDGC: Artículos 4 y 6.

Extracto del Fallo:

Dispone el artículo 164 del Código Orgánico Procesal Penal lo siguiente:

CONSTITUCIÓN DEL TRIBUNAL. Dentro de los tres


días siguientes a las notificaciones hechas a los ciudadanos
que actuarán como escabinos, el Presidente del tribunal fijará
una audiencia pública para que concurran los escabinos y las
partes, y se resuelva sobre las inhibiciones, recusaciones y
excusas, y constituya definitivamente el tribunal mixto.

81
Los artículos 537 y 584 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
41 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Realizadas efectivamente cinco convocatorias, sin que se hu­


biere constituido el tribunal mixto por inasistencia o excusa de
los escabinos, el acusado podrá ser juzgado, según su elección,
por el juez profesional que hubiere presidido el tribunal mixto.
(Subrayado añadido).

Por su parte, el artículo 584 de la Ley Orgánica para la Protección del


Niño y del Adolescente preceptúa lo siguiente:

Integración del tribunal. El Tribunal de Juicio se integrará por tres


jueces, un profesional y dos escabinos, cuando la sanción solicitada en
la acusación sea la privación de libertad.

En los demás casos actuará el juez profesional.

Ahora bien, esta Sala ha analizado el artículo 164 del Código Orgánico
Procesal Penal en diferentes oportunidades. Hizo una primera interpre­
tación en la sentencia N° 3744 del 22 de diciembre de 2003 (caso: Raúl
Mathison), la cual fue abandonada posteriormente, con la única excep­
ción del contenido del fallo N° 2598 del 16 de noviembre de 2004 (caso:
Luis Arias), que señaló que “cuando el tribunal con escabinos no
puede constituirse después de dos convocatorias correspondientes
y que, ante esa situación, el juez profesional que dirigirá el juicio,
debe asumir totalmente el poder jurisdiccional sobre la causa, por
lo que deberá llevar adelante el juicio prescindiendo de los esca-
binos”. El referido cambio de criterio operó mediante decisiones núme­
ros 397 del 19 de marzo de 2004 (caso: Abel Rodney Alvarado
Rodríguez y otros), 1284 del 9 de julio de 2004 (caso: José Alfonso
Osorio); 1116 del 6 de octubre de 2004 (caso: Douglas José Narváez
Bernal), donde se estableció:

Resuelto lo anterior, considera la Sala que en el único aparte del artículo


164 del Código Orgánico Procesal Penal está contemplada una vía idó­
nea para que todo acusado, a objeto de evitar dilaciones o retardos en el
proceso lesivos a sus derechos y garantías constitucionales, solicite al
Tribunal de la causa ser juzgado por el Juez profesional que hubiera
presidido el Tribunal mixto, cuando luego de realizadas efectivamente
cinco (5) convocatorias no se haya podido constituir el Tribunal mixto
por excusa o inasistencia de escabinos; en el caso de autos, el apodera­
do judicial del ciudadano Douglas José Narváez Bernal señaló en el
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 41 3

escrito de amparo constitucional presentado que se han producido siete


(7) convocatorias fallidas para la constitución del Tribunal mixto, las
cuales tuvieron lugar los días 28 de noviembre y 18 de diciembre de
2001, 15 de enero, 4 de febrero, 21 de febrero, 12 de marzo y 21 de
mayo de 2002, y en todas esas oportunidades fue diferida la oportunidad
para la constitución del Tribunal mixto.

Siendo ello así, ante la ausencia de elementos que permitan considerar


por qué no resultaba procedente el empleo en el caso bajo examen de la
vía establecida en el único aparte del artículo 164 de la Ley Adjetiva
Penal, visto que no consta que la misma haya sido instada por la parte
accionante, esta Sala considera que la petición de amparo resulta inad­
misible, en atención a lo previsto en el artículo 6.5 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales. Así se decla­
ra igualmente. (Subrayado de la Sala).

Esta última interpretación del artículo 164 del Código Orgánico Proce­
sal Penal fue, asimismo, ratificada por esta Sala Constitucional median­
te sentencia, de reciente data, como la N° 2684 del 12 de agosto de
2005 (caso: Jorge Luis López), con ponencia de la Magistrada Luisa
Estella Morales Lamuño, en la cual se estableció:

Ahora bien, esta Sala observa de los recaudos cursantes en autos que,
ciertamente, la decisión del Juzgado Sexto de Primera Instancia en Fun­
ción de Juicio del Circuito Judicial Penal del estado Carabobo, señaló
que “(…) por cuanto no ha sido posible la integración del Tribunal
(…), ocasionándose así retardo procesal que atenta contra los de-
rechos de las partes (…) prescinde de los ciudadanos escabinos y
declara constituido el tribunal unipersonal”, sin que dejara cons­
tancia de la opinión del imputado al respecto, así como de la asistencia
de algunos escabinos a las convocatorias realizadas.

Ello así, esta Sala Constitucional en sentencia N° 3.744 del 22 de


diciembre de 2003 (caso: “Raúl Mathison”), ratificada por senten­
cia N° 2.598 del 16 de noviembre de 2004 (caso: “Luis Arias”),
señaló lo siguiente:

Que “(…) la Sala, con miras a ordenar el proceso penal en


relación con los artículos 26 y 49.3 constitucionales y los
derechos que ellos otorgan, considera que es una dilación
41 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

indebida la que ocurre cuando el tribunal con escabinos


no puede constituirse después de dos convocatorias co-
rrespondientes y que, ante esa situación, el juez profesio-
nal que dirigirá el juicio, debe asumir totalmente el poder
jurisdiccional sobre la causa, por lo que deberá llevar
adelante el juicio prescindiendo de los escabinos (…)”.

Señalado lo anterior y atendiendo a lo establecido en el artículo 164 del


Código Orgánico Procesal Penal, debe entenderse a objeto de evitar
dilaciones o retardos en el proceso, lesivos de derechos y garantías cons­
titucionales, la posibilidad para el imputado de ser Juzgado por el Juez
profesional que hubiere presidido el Tribunal Mixto, cuando luego de
realizadas efectivamente dos convocatorias, no se haya podido consti­
tuir el Tribunal Mixto por excusa o inasistencia de escabinos, según el
criterio jurisprudencial supra referido.

Sin embargo, antes de entrar a analizar si las denuncias realizadas por


el quejoso constituyen verdaderas violaciones a sus derechos constitu­
cionales, esta Sala debe hacer una breve reflexión sobre la figura del
escabinato en nuestro país, pues hasta ahora la inconstitucionalidad de
la institución de los escabinos no ha sido demandada ante esta Sala, por
cuanto los problemas suscitados en la práctica se han reflejado en cues­
tiones netamente procesales y nunca sobre su constitucionalidad.

Al respecto, conforme al artículo 2 de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela, nuestro país se constituye en un Estado demo­
crático, social de derecho y de justicia, por ello, dentro de los valores
superiores que rigen al ordenamiento jurídico de un Estado de Derecho,
se propugna la justicia y la preeminencia de los derechos humanos, dentro
de los cuales se encuentra el derecho a ser juzgado por el juez natural.

En tal sentido, los jueces deben ser abogados –profesionales universita­


rios– quienes se encuentran capacitados para aplicar el derecho al caso
concreto y no para ser unos simples guías de personas que no son abo­
gados, como lo serían los escabinos, pues de conformidad con los ar­
tículos 253, 255 y 256 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, se exige que los administradores de justicia sean profesiona­
les universitarios que puedan formar parte de la carrera judicial.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 41 5

Aunado a lo anterior, resulta menester destacar que la institución de los


escabinos, no ha sido adaptada a la realidad social ni jurídica del país,
por cuanto, al ciudadano común –no abogado– no le es propio impartir
justicia, lo cual ha sido una fuente de dilación judicial en los procesos
penales, ya que los escabinos no acuden a las convocatorias realizadas
por los Tribunales, impidiendo ello la constitución del Tribunal Mixto.

Ante tal situación, la Sala Constitucional, en miras de garantizar el debi­


do proceso y evitar dilaciones indebidas en el proceso penal a favor del
imputado, dictaminó –como se señaló anteriormente– que ante dos in­
tentos fallidos en constituir el Tribunal con escabinos, se continúe el
proceso con el Juez profesional, cumpliendo con lo establecido en el
artículo 164 del Código Orgánico Procesal Penal. (Vid. Sentencia N°
3.744 del 22­12­2003, caso: “Raúl Mathison” –ratificada por senten­
cia N° 2.598 del 16 de noviembre de 2004, caso: “Luis Arias”–), por lo
cual existe una necesidad que sea revisada la institución del escabinato
en nuestro país.

Ahora bien, luego de la breve reflexión, conviene destacar que en el


presente caso se encuentra enfocado desde el ángulo netamente proce­
dimental –por cuanto aduce el quejoso que no era necesaria la opinión
del imputado para constituir el Tribunal Unipersonal–, lo cual nada tiene
que ver con la constitucionalidad de la institución del escabinato, pues la
violación aludida por el quejoso se refiere a la declaratoria de nulidad
por parte de la Corte de Apelaciones del Circuito judicial Penal del es­
tado Carabobo de la decisión que acordó la constitución del Tribunal
Unipersonal en la causa primigenia, puesto que nunca fue oída la opi­
nión del imputado, lo cual –a su entender– quebrantó su derecho como
víctima a una justicia expedita y sin dilaciones indebidas.

En efecto, considera esta Sala que la constitución del Tribunal Uniperso­


nal siempre es posible, a los fines de evitar retardos procesales y garanti­
zar el debido proceso, una vez que conste la opinión del imputado y la
infructuosidad de las convocatorias a los escabinos, pues la ley adjetiva
señala que es una posibilidad para el imputado solicitar su juzgamiento a
través de un Tribunal Unipersonal, ya que éste se encuentra interesado
en la pronta celebración del juicio oral, pues –en la mayoría de los casos–
está sometido a un régimen restrictivo o privativo de libertad.

En tal sentido, en el caso de que el imputado solicite su juzgamiento a


través de un Tribunal Mixto, no quiere decir que el juicio oral nunca se
41 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

celebrará –tal como lo indica el quejoso–, por cuanto los jueces como
directores del proceso cuentan con mecanismos legales dispuestos para
garantizar la celebración del juicio con escabinos; en consecuencia, no se
verifica la violación aludida por el quejoso al respecto, y así se decide.

Por otro lado, adujo el accionante que el fallo presuntamente lesivo


ordenó la remisión del expediente a un Juez distinto del que pronunció
la decisión, a los fines de realizar la convocatoria de los escabinos y
continuar con la tramitación del proceso, lo cual vulneró su derecho al
juez natural.

En tal sentido, al haber prejuzgado el Juez de Juicio sobre la proceden­


cia de la constitución de un Tribunal Unipersonal para la realización del
juicio oral y público, constituye una decisión interlocutoria que quebran­
tó formas esenciales del Código Adjetivo Penal y causó indefensión para
el imputado por no haber solicitado su opinión; por ello, resulta lógico
que la referida Corte de Apelaciones ordenara la remisión de las actas
a un Tribunal de Juicio distinto, a los fines de salvaguardar el derecho a
la imparcialidad e igualdad de las partes en el proceso, con lo cual no se
violentó el derecho constitucional al juez natural, pues las actas fueron
remitidas a otro juez penal del mismo circuito judicial; en consecuencia,
el juez no actuó fuera del ámbito de sus competencias, según los extre­
mos consagrados en el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, razón por la cual resulta impro­
cedente in limine litis el presente amparo.

En virtud de las consideraciones anteriormente expuestas, esta Sala


declara improcedente in limine litis la presente acción de amparo cons­
titucional ejercida contra el fallo del 31 de marzo de 2005 dictado por la
Sala N° 1 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del
estado Carabobo. Así se decide. (Subrayado de la Sala).

De las decisiones que fueron parcialmente transcritas y de la propia


letra del artículo 164 del Código Orgánico Procesal Penal se deriva que,
luego de que fueron realizadas efectivamente las convocatorias corres­
pondientes sin que hubiera sido posible la constitución del Tribunal mix­
to, el imputado tiene el derecho de solicitar se le juzgue por el Juez
profesional que hubiere presidido el Tribunal mixto y sólo a él está atri­
buida legalmente la potestad para el impulso del cambio de la naturaleza
del Tribunal de Juicio que tendrá el conocimiento de la causa, de Mixto
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 41 7

a Unipersonal. En este orden de ideas, estima la Sala que respecto de la


posibilidad de que el procesado solicite que su causa sea tramitada ante
tribunal unipersonal, debe observarse que, primero: este es un derecho
del procesado, no un deber; segundo: que el ejercicio de tal potestad
supone el sacrificio del derecho al juzgamiento por el tribunal que, en
principio, era el natural para el conocimiento de la causa; tercero: que la
participación ciudadana no sólo interesa al procesado, sino que corres­
ponde a un interés colectivo y a una necesidad social y debe ser, por
tanto, considerada como cuestión de orden público, como lo reconoció
el proyectista del Código Orgánico Procesal Penal, en la Exposición de
Motivos del mismo (véase Capítulo IV: Participación ciudadana; asi­
mismo: V. Estructura del proyecto, 2. El Libro Primero); sobre todo, en
virtud de la entidad de los delitos cuya competencia está asignada al
Tribunal Mixto, lleva a la conclusión de que éste es el Juez natural para
la decisión sobre los mismos, de suerte que la excepción a la cual se
refiere el artículo 164 in fine del Código Orgánico Procesal Penal debe
ser interpretada en sentido restrictivo.

Ante estas variantes situaciones, esta Sala estima necesario hacer un


recuento histórico sobre la participación de la ciudadanía en la adminis­
tración de justicia, por cuanto ésta no surge por primera vez con el
advenimiento de la Constitución de 1999 y del Código Orgánico Proce­
sal Penal de 1998, ya que la Constitución Federal de 1811 preceptuaba
la participación de la sociedad en el artículo 117 que señalaba: “Todos
los juicios criminales ordinarios que no se deriven del derecho de
acusación concedido a la Cámara de Representantes por parágra-
fo cuarenta y cuatro, se terminarán por jurados luego que se esta-
blezca en Venezuela este sistema de legislación criminal, cuya
actuación se hará en la misma Provincia que se hubiese cometido
el delito, pero cuando el crimen sea fuera de los límites de la Con-
federación contra el derecho de gentes, determinará el Congreso
por una ley particular el lugar en que haya de seguirse el juicio.
(…) Artículo 161.- El Congreso con la brevedad posible establece-
rá por una Ley detalladamente el juicio por jurados para los casos
criminales y civiles a que comúnmente se aplica en otras naciones
con todas las formas propias de este procedimiento, y harán enton-
ces las declaraciones que aquí correspondan a favor de la libertad
y seguridad personal, para que sean parte de ésta, y se observen
en todo el Estado” (Negrillas añadidas).
41 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Por su parte la Constitución de 1819 estableció en el artículo 11 que:


“Mientras no se establecieren los jurados habrá en cada parro-
quia para los casos criminales en que puede y debe procederse de
oficio, un comisionado del juez departamental nombrado por el
mismo entre los electores o sufragantes parroquiales. Su funciones
están ceñidas a la iniciativa y sustanciación de los casos mencio-
nados, hasta el estado de sentencia en que remitirá el proceso como
queda prevenido en el artículo 9”. (Negrillas añadidas). En la Cons­
titución del Estado de Venezuela del 24 de marzo de 1830, se estableció
en el artículo 142 que: “En las causas criminales, la justicia se admi-
nistrará por jurados, conforme lo disponga la ley. Artículo. 143.-
Los Congresos constitucionales acordarán el tiempo y modo de ir
introduciendo el juicio por jurados en las otras causas”. Así mismo,
en la Constitución de 1858 preceptuó, en el artículo 14, que “Todos los
venezolanos tienen el derecho de expresar sus pensamientos y opi-
niones, por medio de la imprenta, sin necesidad de previa censura,
y también de palabra o de cualquier otro modo; pero bajo la res-
ponsabilidad que determine la Ley para los casos en que se ofenda
la moral pública, o se ataque la vida privada. El juicio en materias
de imprenta será por jurados”. Y en el artículo 107 señalaba que “En
las causas criminales la justicia se administrará por Jurados cuándo
y conforme los dispongan los futuros Congresos constitucionales”.

De tal modo que esta forma de participación de la sociedad surgió des­


de los inicios de la Independencia, pero se perdió con el transcurso del
tiempo; hoy en día, sin embargo, está expresamente dispuesta en el
Código Orgánico Procesal Penal a través de la figura del escabino y
tiene su respaldo en el artículo 253 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, que reconoce que la potestad de administra­
ción de justicia emana de los ciudadanos y ciudadanas, y se imparte en
nombre de la República y por autoridad de la ley.

En este mismo sentido, esta Sala observa que el artículo 1° eiusdem


preceptúa que: “La República Bolivariana de Venezuela es irrevo-
cablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio mo-
ral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional,
en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador”. Ante tal principio,
conviene el recuerdo del discurso del Padre de la Patria, que pronunció
el 15 de febrero de 1819, con ocasión de la instalación del segundo
Congreso Constituyente de la República de Venezuela en San Tomé de
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 41 9

Angostura, en el cual expresó: “Que los tribunales sean reforzados


por la estabilidad, y la independencia de los jueces; por el estable-
cimiento de jurados…”.

Advierte esta Sala que no se pretende una confusión entre la figura del
jurado y el escabino, lo que se intenta es la aclaratoria de que la partici­
pación de los ciudadanos en la administración de justicia es conveniente
para que se ejerza una contraloría social eficaz.

Luego de la breve reflexión sobre la participación ciudadana, esta Sala


observa que, en el caso concreto, el Tribunal de Juicio erró cuando des­
aplicó el último aparte del artículo 164 del Código Orgánico Procesal
Penal, ya que no señaló por qué fue infructuosa la constitución del tribu­
nal mixto y obvió la opinión de uno de los adolescentes imputados, que
solicitó el enjuiciamiento con un tribunal mixto, ya que el otro se en­
cuentra evadido del proceso. Además, la Juez de Juicio no debió asumir
la competencia unipersonal en el proceso penal, en contra de la volun­
tad del adolescente imputado, situación que se traduce en una violación
a los derechos de éste a la defensa, al debido proceso y al juzgamiento
por su juez natural.

De modo que, bajo ningún respecto el Juez de Juicio, unilateralmente,


puede decidir sobre el enjuiciamiento del procesado a través de un tri­
bunal unipersonal. Así las cosas, considera esta Sala que a los imputa­
dos de autos se les lesionaron sus derechos al juez natural y al debido
proceso, cuando la Juez de Juicio de la Sección de Responsabilidad del
Adolescente del Circuito Judicial Penal del Estado Lara, decidió, en
contra de la voluntad expresa de uno de ellos, juzgarlo sin la asistencia
del escabinado.

En consecuencia, esta Sala anula la decisión del Juzgado de Primera


Instancia del Sistema de Responsabilidad Penal del Adolescente en Fun­
ción de Juicio del Circuito Judicial Penal del estado Lara del 18 de ene­
ro de 2007, en la cual se desaplicó el último aparte del artículo 164 del
Código Orgánico Procesal Penal, aplicable supletoriamente conforme
con lo que establece, en los artículos 537 y 584, la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente, ordena la reposición de la causa
al estado en que se constituya el Tribunal Mixto para la tramitación del
juicio penal, tal como el imputado lo solicitó. Así se decide.
42 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

13. Obligaciones generales del Estado según la Ley Orgánica


para la Protección del Niño y del Adolescente. Distinta na-
turaleza de las medidas de protección a favor de niños, ni-
ñas y adolescentes, y las derivadas de violencia contra la
mujer en un juicio de divorcio

Sentencia: Nº 1.987 del veintitrés de octubre de 2007.


Magistrado Ponente: Marcos Tulio Dugarte Padrón
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesto por los apoderados
judiciales de la ciudadana Elizabeth Lesley Hay­
cock de Mendoza, en representación de sus hi­
jos adolescentes, contra el fallo dictado, 29 de
agosto de 2006, por la Corte Superior Acciden­
tal Segunda del Circuito Judicial de Protección
del Niño y del Adolescente de la Circunscrip­
ción Judicial del Área Metropolitana de Cara­
cas y Nacional de Adopción Internacional.
Voto Salvado de la Magistrada Carmen Zuleta
de Merchán.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CC: Artículo 185.
LOASDGC: Artículo 6.
LOPNA: Artículos 1, 4, 5, 8, 26, 28,
32, 270 y 35882.
LOSDMVLV: Artículos 1, 5, 14, 15, 70, 71,
72, 87, 88, 89, 90, 91 y 92

Extracto del Fallo:

Se alegó la presunta violación de los derechos constitucionales referi­


dos el derecho al debido proceso, de protección a la integridad física,
deber de protección de los niños y adolescentes, derechos atributivos de

82
Los artículos 1°, 5, 26 y 358 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
Los artículos 4, 8, 28, 32 y 270 se mantuvieron iguales en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 42 1

la jurisdicción y competencia, consagrados en los artículos 26, 49, 55, 78


y 257 de la Constitución, cuando los pronunciamientos del 17 y 25 de
julio y 15 de agosto de 2006 del Juzgado Unipersonal N° 2 en Sala de
Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Cir­
cunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, que admitie­
ron la demanda de divorcio, instaron al Consejo de Protección a
pronunciarse sobre las medidas y negaron las medidas cautelares por
encontrarse en período vacacional.

1. Previamente, y antes de entrar al análisis de cualquier otra conside­


ración, se observa que la accionante en amparo, contra los autos del 17
y 25 de julio y 15 de agosto de 2006, con ocasión de la demanda de
divorcio intentada por la hoy solicitante contra el ciudadano José Igna­
cio Mendoza Elorza, poseía el recurso de apelación, de conformidad
con el artículo 466 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente, siendo que dichos autos se produjeron durante tiempo há­
bil y antes del receso judicial, motivo por el cual tenía a su disposición el
medio ordinario, suficientemente capaz para obtener la satisfacción de
sus pretensiones sin sufrir ningún daño grave, sobre todo al tomar en
cuenta que el Consejo de Protección del Niño y del Adolescente del
municipio Baruta, había acordado ya previamente ocho (8) medidas de
protección a favor de los adolescentes involucrados. No obstante lo
anterior, esto no es óbice para que en ciertos casos y bajo ciertas cir­
cunstancias, vista cierta urgencia de la situación concreta junto con los
derechos involucrados –como lo son los derechos constitucionales de
los niños y adolescentes–, signifique que el amparo no sea la vía idónea,
sino todo lo contrario, será la vía más apropiada y expedita; sin embar­
go, ese no es el presente caso, por las razones antes señaladas en las
que ya existen medidas tomadas por un órgano competente.

Así las cosas, estima la Sala que, una vez que el juzgado supuesto agra­
viante expidió sus actos jurisdiccionales el 17 y 25 de julio y 15 de agos­
to de 2006, la quejosa contaba con un medio procesal al cual podía acudir
antes que al amparo constitucional, para el logro la reparación de la
situación jurídica (supuestamente) infringida.

En tal sentido, la supuesta agraviada contaba con la posibilidad de ejer­


cicio del recurso de apelación contra dicho auto, de conformidad con lo
que dispone el artículo 466 de la Ley Orgánica para la Protección del
42 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Niño y del Adolescente, para que fuese el tribunal superior quien reme­
diara la situación jurídica cuya lesión alegó la quejosa.

En el asunto bajo examen no consta en el expediente que la supuesta


agraviada haya utilizado el medio procesal ordinario para el ataque de
los autos objeto de impugnación, como lo es el recurso de apelación a
que se refiere el artículo 466 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente, ni constan circunstancias que hayan imposibili­
tado su ejercicio.

De modo pues que, a juicio de esta Sala, si la demandante de amparo


disponía de una vía judicial preexistente, su falta de ejercicio configu­
ra, en principio, la causal de inadmisibilidad que preceptúa el artículo
6, cardinal 5, de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garan­
tías Constitucionales, salvo que el querellante ponga en evidencia ra­
zones suficientes y valederas que justifiquen realmente la admisibilidad
del amparo, cosa que no ocurrió. El urgente restablecimiento de la
situación jurídica infringida, la eventual irreparabilidad del daño y la
circunstancial inidoneidad e ineficacia de las vías, medios o recursos
judiciales preexistentes (ordinarios o extraordinarios) en un caso con­
creto, son circunstancias determinantes de la admisibilidad y proce­
dencia de una demanda de amparo; corresponde entonces al supuesto
agraviado la puesta en evidencia, en el escrito continente de su de­
manda, de tales circunstancias, de lo cual dependerá, en gran medida,
el éxito de su pretensión.

(…omissis…)

2. Finalmente, esta Sala quiere destacar que el artículo 4 de la Ley


Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, establece la
obligación del Estado de tomar las medidas necesarias a favor de este
grupo de especial protección, sobre todo al tomar en consideración lo
establecido en los artículos 1, 8, 26, 28, 32 y 358 eiusdem, considera
oportuno señalar el carácter de cumplimiento obligatorio por parte de
los padres representantes de los adolescentes de acatar con todas las
medidas de protección acordadas por el Consejo de Protección del
Niño y del Adolescente del municipio Baruta, el 28 de julio de 2006, ya
que de no cumplirse traerá las consecuencias y sanciones de la ley
especial –artículo 270 de la precitada ley–, hasta tanto no sean modi­
ficadas o alteradas por el mismo órgano que las dictó o cualquier otro
entre competente por ley.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 42 3

A veces los progenitores parecen olvidar lo establecido en los artículos


5 y 26 ibídem, en el que la familia es responsable, de forma prioritaria,
inmediata e indeclinable, de asegurar a los niños y adolescentes el ejer­
cicio y disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías, teniendo
los padres responsabilidades y obligaciones comunes e iguales en lo que
respecta al cuidado, desarrollo y educación integral de sus hijos, ya que
en ocasiones pretenden que sólo uno de éstos se encargue del cuidado o
la manutención de éstos, cuando en realidad se trata de una obligación
compartida e indelegable, debido a que todos los niños y adolescentes
tienen derecho a vivir, ser criados y desarrollarse en el seno de su fami­
lia de origen, salvo las excepciones de ley, en los casos en que ello sea
imposible o contrario a su interés superior.

Por otra parte, como bien lo señaló el Consejo de Protección del Niño y
del Adolescente del municipio Baruta en su respuesta al recurso de re­
consideración, se tomaron las medidas pertinentes en protección de los
adolescentes, por lo que las supuestas agresiones contra la madre se
deben considerar como violencia contra la mujer, debiendo acudir ante
los órganos competentes a los fines de acordar las medidas cautelares y
de protección correspondiente a su género sexual y que no son ni el
Consejo de Protección del Niño y del Adolescentes ni los tribunales de
Niños y Adolescentes, sino que son aquéllos a los que se refiere la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violen­
cia (Vid. artículos 1, 5, 14, 15, 70, 71, 72, 87, 88, 89, 90, 91 y 92).

VOTO SALVADO

Quien suscribe, Magistrada Carmen Zuleta de Merchán, salva su voto


por disentir del criterio sostenido por la mayoría sentenciadora que: a)
declaró con lugar la apelación interpuesta por el ciudadano José Ignacio
Mendoza Elorza contra la sentencia del 29 de agosto de 2006, dictada
por la Corte Superior Accidental Segunda del Circuito de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Metro­
politana de Caracas y Nacional de Adopción Internacional; b) revocó la
decisión del 29 de agosto de 2006, dictada por la Corte Superior Acci­
dental Segunda del Circuito de Protección del Niño y del Adolescente
de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y
Nacional de Adopción Internacional; y c) declaró inadmisible el amparo
interpuesto por la ciudadana Elizabeth Lesley Haycock de Mendoza, en
nombre propio y en representación de sus hijos adolescentes, contra los
42 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

autos proferidos por el Juzgado Unipersonal N° 2 en Sala de Juicio del


Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, el 17 y 25 de julio y 15 de
agosto de 2006.

En resumen, la sentencia disentida señaló que el amparo era inadmisible


porque la accionante pudo haber agotado el recurso de apelación, me­
canismo ordinario suficiente para enervar, a su entender, las lesiones
constitucionales que le imputó al auto del 17 de julio de 2006, que admi­
tió la demanda de divorcio; al auto del 25 de julio de 2006, que delegó en
el Consejo de Protección del municipio Baruta del estado Miranda el
proveimiento de las medidas de protección solicitadas; y al auto del 15
de agosto de 2006, que negó la solicitud cautelar.

Disiento respetuosamente de la decisión de esta Sala por las siguientes


razones:

Según jurisprudencia pacífica de la Sala, cuando las vías ordi­


narias no son suficientes para enervar las lesiones constitucio­
nales pueden las partes acudir al amparo constitucional sin que
se configure la causal de inadmisibilidad prevista en el artículo
6.5 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garan­
tías Constitucionales, sería el caso del recurso de apelación,
oído en un solo efecto. Así, en el fallo N° 848/2000 (caso: Luis
Alberto Baca, se indicó respecto a los fallos cuya apelación se
oye en un solo efecto, que: “…si contienen violaciones cons-
titucionales en perjuicio de una de las partes, la lesiona-
da puede optar entre acudir a la vía de la apelación, caso
en que la parte considera que por este camino restablece-
rá su situación, o acudir a la acción de amparo”. Aplican­
do el mencionado precedente al caso de autos cabe referir que
la parte in fine del artículo 466 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente estipula que “[l]a reso-
lución que decreta o deniega una medida cautelar será
apelable en un solo efecto”, es decir, que el mecanismo ordi­
nario no era suficiente para impugnar las lesiones constitucio­
nales que la parte accionante adujo sufrir.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 42 5

La sentencia disentida señaló –y quien suscribe se permite transcribir


in extenso los párrafos pertinentes–, lo siguiente:

(…) esta Sala quiere destacar que el artículo 4 de la Ley Or­


gánica para la Protección del Niño y del Adolescente, estable­
ce la obligación del Estado de tomar las medidas necesarias a
favor de este grupo de especial protección, sobre todo al to­
mar en consideración lo establecido en los artículos 1, 8, 26,
28, 32 y 358 eiusdem, considera oportuno señalar el carácter
de cumplimiento obligatorio por parte de los padres represen­
tantes de los adolescentes de acatar con todas las medidas de
protección acordadas por el Consejo de Protección del Niño y
del Adolescente del municipio Baruta, el 28 de julio de 2006,
ya que de no cumplirse traerá las consecuencias y sanciones
de la ley especial –artículo 270 de la precitada ley–, hasta tan­
to no sean modificadas o alteradas por el mismo órgano que
las dictó o cualquier otro ente competente por ley.

A veces los progenitores parecen olvidar lo establecido en los


artículos 5 y 26 ibídem, en el que la familia es responsable, de
forma prioritaria, inmediata e indeclinable, de asegurar a los
niños y adolescentes el ejercicio y disfrute pleno y efectivo de
sus derechos y garantías, teniendo los padres responsabilida­
des y obligaciones comunes e iguales en lo que respecta al
cuidado, desarrollo y educación integral de sus hijos, ya que en
ocasiones pretenden que sólo uno de éstos se encargue del
cuidado o la manutención de éstos, cuando en realidad se trata
de una obligación compartida e indelegable, debido a que todos
los niños y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados y
desarrollarse en el seno de su familia de origen, salvo las ex­
cepciones de ley, en los casos en que ello sea imposible o con­
trario a su interés superior.

Por otra parte, como bien lo señaló el Consejo de Protección


del Niño y del Adolescente del municipio Baruta en su res­
puesta al recurso de reconsideración, se tomaron las medidas
pertinentes en protección de los adolescentes, por lo que las
supuestas agresiones contra la madre se deben considerar como
violencia contra la mujer, debiendo acudir ante los órganos
competentes a los fines de acordar las medidas cautelares y
42 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

de protección correspondiente a su género sexual y que no son


ni el Consejo de Protección del Niño y del Adolescente ni los
tribunales de Niños y Adolescentes, sino que son aquellos a los
que se refiere la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Muje­
res a una Vida Libre de Violencias (Vid. artículos 1, 5, 14, 15,
70, 71, 72, 87, 88, 89, 90, 91 y 92).

Los párrafos transcritos evidencian que la sentencia disentida confun­


dió el objeto debatido desviando el tema a decidir de una demanda de
divorcio a un conflicto eminentemente de niños y adolescentes, lo cual
condujo a que la mayoría sentenciadora no apreciara las razones por las
cuales le asistía la razón a la parte accionante. En efecto, la ciudadana
Elizabeth Lesley Haycock de Mendoza demandó por divorcio al ciuda­
dano José Ignacio Mendoza Elorza, con base en las normas contenidas
en los ordinales 2° y 3° del Código Civil, es decir, por abandono volunta­
rio y excesos, sevicia o injurias graves que hacen imposible la vida en
común. La aludida ciudadana, visto que entre ambos tienen dos hijos,
demandó ante la jurisdicción de Niños y Adolescentes atendiendo a lo
dispuesto en el literal “i” del Parágrafo Primero del artículo 177 y, como
en cualquier pretensión, solicitó medida cautelar innominada, en los si­
guientes términos:

a) Vista la agresiones (sic) violentas causadas a nuestra re­


presentada, ésta debió irse del hogar familiar con sus hijos.
Por tal razón debe acordarse una orden de salida de la parte
agresora de la residencia común, para que la ciudadana ELI­
ZABETH HAYCOCK DE MENDOZA regrese con sus hijos
al hogar al hogar (sic) familiar

b) Prohibir el acercamiento del agresor al lugar de trabajo y la


(sic) habitación de la víctima;

c) Asesorar a la víctima sobre la importancia de preservar las


evidencias;

d) Proveer a la víctima información sobre los derechos que las


leyes le confieren y sobre los servicios gubernamentales o pri­
vados disponibles, en particular de las Unidades de Atención y
Tratamiento a que se refiere el Artículo 14 de la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia;
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 42 7

e) Elaborar un informe de aquellas circunstancias que haya


observado que sirva al esclarecimiento de los hechos; y

f) Cualquier otra medida aconsejable para la protección perso­


nal, física o emocional de la víctima y del grupo familiar.

g) Medida de embargo preventivo sobre la cuenta corriente


(…) perteneciente al ciudadano JOSÉ IGNACIO MENDO­
ZA ELORZA, hasta por la mitad del saldo que presente la
cuenta al momento del embargo.

h) Como medida especial y de mucha importancia, solicitamos


se constituya un Equipo Multidisciplinario, con asistencia del
Fiscal del Ministerio Público competente en la jurisdicción de
niños y adolescentes, para que realice una visita oficial en el
hogar conyugal. Esto pretende dejar constancia de la situación
en que vive la familia.

Debe insistir quien disiente en la medida cautelar contenida en el literal


“a”, pues su apreciación era muy necesaria para entender la pertinen­
cia del amparo. Se trataba de una demanda de divorcio por excesos,
sevicia o injuria grave que hacía imposible la vida en común. Por tanto,
la medida cautelar cónsona con esa demanda civil de divorcio (se insis­
te) y capaz de garantizar con eficacia el resultado final de la decisión
(periculum in mora) no podía ser otra que la orden de salida de la
residencia en común, pues, si se lee con detenimiento el mencionado
literal “a” del capítulo X de la demanda, referido a las medidas cautela­
res, podrá observarse que la parte demandada alegó como fundamento
de la medida cautelar “…agresiones violentas causadas a nuestra
representada…”, no a los hijos; y es lógico que sea así porque de lo
contrario no existiría el supuesto que regula el ordinal 3° del artículo 185
del Código Civil.

El hecho es que siendo una pretensión cautelar de una demanda civil, es


decir, una exigencia a un órgano jurisdiccional, no podía el Juzgado tras­
ladar el deber de decidir en el Consejo de Protección, porque a dicho
órgano no le corresponde mediar en los intereses civiles encontrados de
la parte demandante y la parte demandada en una demanda de divorcio.
El órgano en referencia, en ese tipo de juicios, tutela los intereses de los
hijos habidos dentro del matrimonio, y en la medida de lo posible procu­
42 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

ra consolidarlos con los intereses encontrados de los padres; pero el


deber de proveer las peticiones de naturaleza jurisdiccional le compete
al Juez, porque lo contrario atentaría contra el derecho constitucional a
la tutela judicial efectiva. Ese era el escenario básico del problema que
había que preservar, y en el cual el hecho de que la demanda se trami­
tara ante la Jurisdicción de Niños y Adolescentes no cambiaba la natu­
raleza del asunto civil ventilado.

Su inobservancia, en criterio de quien suscribe, acarreó la absolución de


la instancia producto del traslado al Consejo de Protección del deber de
dictar medidas cautelares que fueron peticionadas con ocasión a la po­
testad jurisdiccional de decretar un divorcio, desconociéndose el hecho
de que si las demandas deben plantearse ante el Juezn, es a él a quien
corresponde dictar las medidas innominadas pertinentes, máxima reco­
gida en el principio de exhaustividad, según el cual el juez debe pronun­
ciarse sobre todo lo alegado y probado en autos.

Finalmente, quiere advertir quien suscribe que la disentida se hizo eco


de un incorrecto razonamiento del Consejo de Protección cuando deter­
minó que el órgano competente para lograr las medidas cautelares peti­
cionadas por la parte demandante eran los Tribunales de Violencia contra
la Mujer. En ese sentido, es verdad que la Ley Orgánica sobre el Dere­
cho de la Mujer a tener una Vida Libre de Violencia contempla tipos
delictivos que pudieran asemejarse al exceso, sevicia o injuria grave
(violencia psicológica –artículo 39), y también que muchas de las medi­
das peticionadas en la demanda de divorcio incoada están reproducidas
en el artículo 87 de la aludida Ley; pero la demanda civil de divorcio por
excesos, sevicia e injurias graves y la demanda por violencia de género
persiguen objetivos distintos porque distinto es el bien jurídico tutelado
así se basen en los mismo hechos, lo que explica que no haya exclusión
de los procesos entre sí y, lo más importante aún, que cada quien está
en el deber de proveer (de forma apreciativa o desestimatoria) las peti­
ciones cautelares que se les formulen a los jueces respectivos para sal­
vaguardar el bien jurídico que le es encomendado tutelar.

Esto es fundamental esclarecerlo, porque lo novedoso de la competen­


cia de género con seguridad colocará a la Sala en el futuro en situacio­
nes similares; y ante ello es imprescindible clarificar que al igual que el
delito de giro de cheques sin provisión de fondos no excluye la demanda
mercantil por intimación al pago de títulos valores, por citar un ejemplo,
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 42 9

la demanda de divorcio por excesos, sevicia o injurias graves no exclu­


ye las demandas por delitos de género ni mucho menos permite obligar
a la mujer a transitar dos juicios para lograr un mismo resultado.

Y aunque la disparidad entre ambos procesos sigue siendo sustancial:


en la demanda de divorcio es posible que los excesos, la sevicia y hasta
la injuria hayan cesado pero su entidad impide que se continúe la vida
en común, en las medidas de protección en caso de violencia se aspira
tutelar en lo inmediato agresiones presentes o futuras más graves; la
demanda de divorcio por exceso, sevicia e injuria grave puede ser ale­
gada indistintamente por hombres y mujeres, la demanda por los delitos
de género tiene por sujeto pasivo del delito exclusivamente que a muje­
res, el hecho es que para que procede una petición cautelar basta con
que existe un proceso judicial y que se cumplan con los extremos de
presunción de buen derecho y peligro de que quede ilusoria la ejecución
del fallo. Es indiscutible que existen medidas cautelares innominadas
que se asemejan a competencias otorgadas por otras leyes a diversos
tipos de órganos (administrativos o jurisdiccional); pero la diferencia
sustancial es que las medidas sean solicitudes con ocasión de una de­
manda principal y que la petición cautelar sea cónsona con la naturaleza
del bien jurídico en controversia.

Queda así expresado el criterio de la Magistrada disidente.

En Caracas, a la fecha ut supra.


43 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

14. El interés superior del niño es un instrumento de interpre-


tación que debe ser aplicado y avaluado en todo momento
que se conozca una causa en la que deba decidirse algún
procedimiento en materia de niños y adolescentes. Las
decisiones de los jueces y juezas deben ser suficientemen-
te motivadas, atendiendo a los principios rectores que do-
minan la materia referente a los derechos de niños, niñas y
adolescentes

Sentencia: Nº 2.176 del dieciséis de noviembre de 2007.


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesto
por la abogada Laura Gallanty Bertaggia, en
representación de una adolescente cuya iden­
tificación se omite, de conformidad con lo dis­
puesto en el artículo 65 de la Ley Orgánica para
la Protección del Niño y del Adolescente, con­
tra las omisiones de las Juezas Unipersonales
Nos 1 y 3 de la Sala de Juicio del Tribunal de
Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del estado Táchira.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículos 26 y 257.
LOASDGC: Artículo 4.
LOPNA: Artículos 126 y 45083.

Extracto del Fallo:

Por su parte, la sentencia apelada declaró improcedente in limine litis


la pretensión de amparo, al estimar que “…en el caso de autos no se
configuran los requisitos previstos en el artículo 4 de la Ley Orgá-
nica sobre Derechos y Garantías Constitucionales, para la proce-
dencia del presente amparo…”.

83
El artículo 126 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
El artículo 450 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 43 1

Al respecto, considera esta Sala que el Juez a quo constitucional efec­


tuó un somero análisis de la situación, sin atender a los principios recto­
res que dominan la materia relativa a niños y adolescentes, y que deben
servir de guía en la labor jurisdiccional de aquellos jueces que ejercen
tan delicada competencia.

En ese sentido, no existe por ejemplo, en el fallo apelado ningún tipo de


ejercicio argumentativo que refleje que se haya tomado en cuenta el inte­
rés superior del niño, instrumento de interpretación que debe ser aplicado
y evaluado en todo momento que se conozca una causa en la que deba
decidirse algún procedimiento en materia de niños y adolescentes.

En el presente caso, observa esta Sala que el Juez de Primera Instancia


Constitucional no se percató que las Juezas señaladas como agravian­
tes, al momento de proveer sobre el pedimento formulado, no actuaron
orientadas por los principios de celeridad procesal y búsqueda de la
verdad real, establecidos en el artículo 450 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente, toda vez que se limitaron a se­
ñalarle a la Fiscal del Ministerio Público, en cuanto a la omisión de pro­
nunciamiento imputado al Consejo de Protección del Niño y del
Adolescente respecto de la solicitud de medida de protección, estable­
cida en el literal g) del artículo 126 eiusdem, que le instaba a tramitar
dicha solicitud por separado, ignorando abiertamente tan grave denun­
cia, lo que hace presumir la violación del derecho de acceso a la justicia
y, en definitiva, a la tutela judicial efectiva, lo cual debió valorar el juez
a quo constitucional.

Ello así, en el presente caso no podía declararse improcedente in limine


litis la acción propuesta, ya que en atención a las consideraciones ex­
puestas era indispensable un pronunciamiento sobre los requisitos de
admisibilidad de la acción ante la presunción de violaciones constitucio­
nales, para garantizar así una recta administración de justicia en aten­
ción a los postulados establecidos en los artículos 26 y 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, motivo por el
cual resulta forzoso para esta Sala declarar con lugar el recurso de
apelación ejercido por la abogada María Núñez de Useche, con el ca­
rácter de Fiscal Décimo Quinto del Ministerio Público del estado Táchi­
ra (encargada) y, en consecuencia, se revoca la sentencia dictada el 15
de junio de 2007, por el Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercantil,
del Tránsito, Bancario y de Protección del Niño y del Adolescente de la
43 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Circunscripción Judicial del estado Táchira, que declaró improcedente


in limine litis la acción de amparo constitucional interpuesta, y se le
ordena emitir nuevo pronunciamiento acerca de la acción de amparo
constitucional ejercida, y al efecto sobre los requisitos de admisibilidad
de dicha acción. Así se declara.

15. El régimen de visitas acordado a los abuelos no puede erigir-


se en una carga para el progenitor guardador. Los padres de
manera exclusiva ejercen la patria potestad. No es equipara-
ble el derecho de visitas reconocido por la Ley a los progeni-
tores con el acordado a los demás miembros de la familia o
terceros, el cual es de discrecional concesión judicial

Sentencia: Nº 2.177 del dieciséis de noviembre de 2007.


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesto
por la ciudadana Sor Angélica Pérez Ávila, en
representación de su nieta cuyo nombre se
omite, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente, contra el fallo
dictado el 13 de diciembre de 2005, por el Juz­
gado Superior en lo Civil y de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del estado Cojedes.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 387 y 38884.

Extracto del Fallo:

Así las cosas, se observa que el fallo objeto de la presente acción no


transgrede los derechos constitucionales denunciados como infringidos
ni el tribunal que lo dictó actuó fuera de su competencia. En efecto, no
viola en modo alguno los derechos constitucionales de la niña a que se

84
El artículo 387 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
El artículo 388 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 43 3

refiere la solicitud de régimen de visitas, así como tampoco infringe los


de la abuela y familia materna en general; por el contrario, la decisión
dictada protege el interés superior de ésta y los derechos de su progeni­
tor a quien la Constitución y la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente le garantiza ciertos y expresos derechos y ga­
rantías que persiguen como fin último tutelar y cultivar una favorable y
estrecha relación paterno­filial.

Es indiscutible para la Sala que los abuelos pueden solicitar la fijación


de un régimen de visitas contra uno o ambos progenitores, tanto más en
el presente caso en que la niña, según las actas del expediente, vivía en
la casa de la abuela materna con la madre antes del fallecimiento de
ésta, con la finalidad de estrechar los lazos de la familia materna con
aquélla. Empero tal posibilidad, a juicio de esta Sala, no puede en modo
alguno erigirse como una carga sobre el progenitor guardador, padre de
la niña, quien de manera exclusiva ejerce la patria potestad sobre ésta.

Por tanto, considera la Sala ajustada la decisión impugnada dictada por el


Juzgado Superior en lo Civil y de Protección del Niño y del Adolescente
de la Circunscripción Judicial del estado Cojedes, ya que con el propósito
de tutelar un acercamiento entre la niña y la quejosa, en su condición de
abuela materna, acordó la concesión judicial de visitas, frecuentación y
contacto de la ciudadana Sor Angélica Pérez, para lograr y mantener las
relaciones afectivas entre ambas, sin obstruir, limitar o restringir el desa­
rrollo normal de las actividades del padre y la niña.

En efecto, observa esta Sala que la pretensión de la quejosa planteada


ante los tribunales de instancia excede las obligaciones del padre de la
niña, quien no tiene por qué trasladarse de su lugar de residencia hasta
la población donde reside la abuela materna para cumplir con un régi­
men de visitas; y quien además no tiene por qué condicionar sus activi­
dades y las de la niña al cumplimiento de un estricto régimen
predeterminado a favor de la abuela materna, tal como lo había decidido
el tribunal de primera instancia, a través de la decisión que revocó cer­
teramente el tribunal señalado como agraviante.

Encuentra oportuno establecer la Sala, en este sentido, que en modo


alguno son equiparables el derecho de visitas reconocidos por la Ley a
los progenitores, con el recomendado a los demás miembros de la fami­
lia o terceros, el cual es de discrecional concesión judicial.
43 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Ciertamente, interesa y conviene que el niño se relacione con todo su


núcleo familiar y mantenga relaciones próximas y afectivas con sus
abuelos. Por ello, la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente establece en su artículo 387 la Fijación del Régimen de
Visitas, y dispone además en su artículo 388 la Extensión de las Visi-
tas a otras Personas, señalando expresamente:

El régimen de visitas acordado por el juez puede ex-


tenderse a los parientes por consanguinidad o por afini­
dad del niño o adolescente, y aun a terceros, cuando el
interés del niño o adolescente lo justifique. (Destacado
del presente fallo).

Sin embargo, lo dispuesto en la citada disposición jurídica no puede ser


aceptado como una limitación a los derechos de los padres, en su condi­
ción de guardadores del niño o niña, y a la libertad que tienen de dirigir
su formación, para lo cual pueden fijar una programación de activida­
des. En el caso de autos, imponerle la carga al padre de la niña de
trasladarse hasta la población en la que reside la abuela, pudiera repre­
sentar un límite a las actividades fijadas para el desarrollo integral de la
niña. Ello así, no puede la quejosa objetar el régimen de visitas fijado
por el Juez accionado, porque suponga la inobservancia por parte del
guardador, pues no ha tenido ni siquiera oportunidad de que se produzca
un incumplimiento previo del régimen definitivo acordado y que impug­
na la accionante, por parte del progenitor obligado, que dé lugar a cues­
tionar la efectividad del fijado por la sentencia que se cuestiona.

Debe señalarse que la Sala ha establecido “que las visitas a los ni-
ños o adolescentes constituye una institución familiar, cuya tute-
la contempla la Ley Orgánica de Protección del Niño y del
Adolescente, como un derecho tanto de aquéllos como de sus pa-
rientes por consanguinidad o afinidad. De tal suerte que a los
abuelos les asiste el derecho de visitar a sus nietos, conforme lo
prevé el artículo 388 de la referida ley y, en caso de resistencia
del guardador (obligado) a hacer efectivo el ejercicio de dicho
derecho, puede su titular exigir judicialmente su fijación”. (N°
338 del 22 de febrero de 2006). Y, en este mismo orden de ideas, en el
Preámbulo de la Convención sobre los Derechos del Niño al preser­
varse la institución familiar cuando establece “Convencidos de que
la familia, como grupo fundamental de la sociedad y medio natu-
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 43 5

ral para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, y en


particular de los niños, debe recibir la protección y asistencia
necesarias para poder asumir plenamente sus responsabilidades
dentro de la comunidad”, puede deducirse de ello el fomento a los
lazos familiares a que está obligado el Estado.

Es por ello que dicha Convención reconoce que el niño, para el pleno y
armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la
familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión, lo que sin
duda se logra estableciendo los debidos lazos con toda su familia, inclu­
yendo la materna (abuela, tíos, primos, etcétera), a pesar de la muerte
de la madre; aserto que no sólo constituye un derecho del que es titular
la niña, sino que es una obligación a cargo del Estado, conforme al ar­
tículo 8 del mencionado instrumento normativo, que dispone: “Los Esta-
dos Partes se comprometen a respetar el derecho del niño a preservar
su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones
familiares de conformidad con la ley sin injerencias ilícitas”.

Sin embargo –se insiste–, el establecimiento de un régimen de visitas


para fortalecer y desarrollar los lazos afectivos de los niños y adoles­
centes con los familiares, abuelos maternos y paternos, no puede con­
vertirse en una carga para los padres aun vivos que ejercen la guarda y
custodia de sus propios hijos, al punto que sean éstos quienes deban
trasladarse –como en el caso de autos de una población a otra– para
lograr el cumplimiento de tal régimen, y sean ellos quienes además de­
ban condicionar sus actividades para la comodidad de los demás fami­
liares. Así se establece.

Por otra parte, no comparte la Sala la interpretación y los argumentos


ofrecidos por la parte accionante en relación con el concepto de fami­
lia ampliada y la necesidad de que los niños crezcan en el seno de sus
familias, para lo cual cita e invoca normas de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela y de la Ley Orgánica para la Pro­
tección del Niño y del Adolescente, cuando en realidad tales disposi­
ciones se refieren a los criterios que deben privar ante situaciones
excepcionales en que los niños no pueden estar bajo la guarda y cus­
todia de sus progenitores, lo que no ocurre en el caso de autos, donde
uno de sus progenitores ejerce en plenitud la guarda y custodia del
infante. Así de decide.
43 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

16. En los procesos penales contra las excepciones declaradas


sin lugar en la audiencia preliminar, no cabe recurso de ape-
lación; sin embargo, pueden oponerse nuevamente en la fase
de juicio, y si son nuevamente declaradas sin lugar en esta
etapa, intentar recurso de apelación junto con la definitiva

Sentencia: Nº 2.222 del diecisiete de diciembre de 2007.


Magistrada Ponente: Luisa Estella Morales Lamuño
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesto por el abogado Omar
Antonio González Pérez, en representación de
un adolescente cuya identificación se omite de
conformidad con lo establecido en el artículo 65
de la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente, contra el fallo dictado, el 21
de agosto de 2007, por la Corte de Apelaciones
del Circuito Judicial Penal del estado Yaracuy.

Normativa citada en el extracto del fallo:


COPP: Artículos 31 y 196.
LOPNA: Artículos 65 y 33785.

Extracto del Fallo:

Ahora bien, la Sala observa que el Juzgado de Primera Instancia en


Funciones de Control N° 1, Sección Adolescentes del Circuito Judicial
Penal del estado Yaracuy, resolvió la nulidad propuesta como una ex­
cepción; y si bien es cierto que la negativa del Tribunal no es suscepti­
ble de apelación en virtud del artículo 196 del Código Orgánico Procesal
Penal, el mismo Código antes mencionado en su artículo 31 numeral 4
establece que las excepciones declaradas sin lugar en la audiencia pre­
liminar pueden plantearse nuevamente en la etapa de juicio del proceso,
por ende, tal como lo ha establecido esta Sala en sentencias Nos 1.809/
2003 y 3.028/2003, entre otras, la defensa del adolescente, cuya identi­
dad se omite en cumplimiento del artículo 65 de la Ley Orgánica para la

85
Los artículos 65 y 337 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 43 7

Protección del Niño y del Adolescente, contaba con la oportunidad para


impugnar nuevamente y obtener el restablecimiento de la situación jurí­
dica presuntamente infringida, y si en esta etapa fuese declarada nue­
vamente sin lugar dicha excepción, cuentan con el recurso de apelación,
el cual puede interponerse conjuntamente con la sentencia definitiva,
todo ello en aplicación supletoria del Código Orgánico Procesal Penal,
en virtud del artículo 537 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente.

17. Control difuso. Se prescinde del juicio oral y público cuan-


do el adolescente imputado admite los hechos. La admi-
sión de los hechos es una forma especial anticipada de
terminación del proceso con pena disminuida

Sentencia: Nº 2.251 del diecisiete de diciembre de 2007.


Magistrado Ponente: Jesús Eduardo Cabrera Romero
Caso: Desaplicación por Control Difuso del artículo
584 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente, remitida por el Juzga­
do de Responsabilidad Penal del Adolescente
en Funciones de Juicio del Circuito Judicial
Penal del estado Lara.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 58386.

Extracto del Fallo:

En el presente caso, la juez de Responsabilidad Penal de Adolescente


del estado Lara, al haber admitido el imputado los hechos en la audien­
cia preliminar, decidió (en su opinión) “desaplicar por control difuso”
el artículo 584 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente que señala que el tribunal de juicio se integrará por tres
jueces (un profesional y dos escabinos), para poder señalar que en ese

86
El artículo 583 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
43 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

momento dictaría su sentencia sin la realización del juicio e impondría la


sanción correspondiente reducida.

El artículo 583 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del


Adolescente establece que en la audiencia preliminar, admitidos los he­
chos objeto de acusación, el imputado podrá solicitar al Juez de Control la
imposición inmediata de la sanción. En estos casos, si procede la priva­
ción de libertad, se podrá rebajar el tiempo que corresponda, de un tercio
a la mitad, es decir, el legislador incluyó en la Ley Orgánica para la Pro­
tección del Niño y del Adolescente una manera especial de terminación
anticipada del proceso, con prescindencia del juicio oral y público que
termina con la condena del imputado, pero con una pena disminuida, igual
que el establecido en el Código Orgánico Procesal Penal.

Ahora bien, en el presente caso, la juez aplicó lo establecido en el ar­


tículo 583 comentado, es decir, le puso fin al proceso anticipadamente al
imputado admitir los hechos de conformidad con lo establecido en la ley
especial, por lo que, al aplicar dicha norma, no tenía por qué desaplicar
ninguna normativa relativa al procedimiento ordinario, porque éste ya
no era aplicable.

En este sentido, esta Sala estima que en el presente caso el prenombra­


do Juzgado de Responsabilidad Penal de Adolescentes, en funciones de
Juicio del Circuito Judicial Penal del estado Lara, planteó una revisión
sustentada en la normativa referida al ejercicio del control difuso de la
Constitución y, del análisis del fallo cuya revisión es solicitada, se des­
prende que no aplicó el control difuso de la constitucionalidad, en virtud
de que no se llenaron los extremos necesarios para la aplicación de
dicho control, así como tampoco contiene el fallo un análisis comparati­
vo entre las normas contenidas en la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente frente a alguna norma constitucional que
condujeran a su desaplicación en abstracto.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 43 9

18. Los jueces de protección al decidir, deben hacerlo con mu-


cha prudencia, responsabilidad, razonabilidad y con un do-
minio impecable de las instituciones familiares. Una decisión
judicial puede llegar a ser fundamental en la existencia de
los niños, niñas y adolescentes. No pueden los tribunales
ordenar el traslado de un lado para otro sin mediar o ponde-
rar las transformaciones de vida que ello implica

Sentencia: Nº 2.320 del dieciocho de 2007


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesto por la representación
del Ministerio Público contra la decisión dicta­
da el 11 de mayo de 2007 por la Corte Superior
Segunda del Circuito Judicial de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículos 29, 32 y 6587.

Extracto del Fallo:

Así las cosas, estima esta Sala que el quejoso no puede pretender la sus­
titución, con el amparo, de los medios o recursos instituidos por el ordena­
miento procesal especial para la corrección de los vicios o errores que
cometan los órganos jurisdiccionales en su función decisoria, pues ellos
constituyen la vía idónea para la garantía de la tutela judicial eficaz, y sólo
cuando no obtenga una respuesta o haya una dilación procesal indebida,
el interesado puede acudir a la acción de amparo en restitución de los
derechos constitucionales que considera violados. La admisión de ampa­
ros sin limitaciones llevaría a la desaparición de las vías judiciales ordina­
rias que dispuso el legislador para el aseguramiento de los derechos e
intereses de las partes dentro de un determinado proceso.

87
Los artículos 29 y 32 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
El artículo 65 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
44 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Asimismo, estima esta Sala oportuno mencionar que, tal como se dejó
sentado en capítulo precedente, relativo a los antecedentes del caso,
que esta Sala en la oportunidad de pronunciarse anteriormente, en fallo
del 21 de mayo de 2007, respecto a la consulta de una decisión que
había recaído en este mismo caso, que declaró inadmisible la presente
acción, señaló que era menester la corrección del libelo por adolecer de
muchas deficiencias que hacían imposible pronunciarse acerca de la
admisión de la acción. En virtud de ello, precisó en aquella oportunidad
(sentencia N° 941), que la Corte debía “retrotraer el procedimiento al
momento de que dicha Corte ordene la referida corrección antes
de pronunciarse respecto a la admisibilidad de la acción de ampa-
ro propuesta, para continuar de esa manera con el correspondien-
te procedimiento de amparo, reiterando lo dispuesto por esta Sala
mediante sentencia No 7/2000 (caso: José Amando Mejías), a me-
nos que existan otras causales de inadmisibilidad del mismo que
pondere el juez de la primera instancia”.

Observa la Sala que, una vez que la Corte Superior Segunda del Tri­
bunal de Protección del Niño y del Adolescente recibió el expediente
y ordenó hacer la aludida corrección, luego de corregido por el accio­
nante el escrito libelar, en los términos requeridos por el Tribunal, di­
cho órgano, actuando como primera instancia, debió necesariamente
volver a pronunciarse; ahora sí, previo el examen de un escrito ya
depurado y subsanado, acerca de las causales de inadmisibilidad de la
acción de amparo propuesta; sin embargo, no cumplió con lo ordena­
do, pues sin análisis alguno procedió a admitir la demanda, por auto
del 23 de marzo de 2007 (cuya copia certificada riela al folio 255 del
expediente), como si se tratara de una demanda de derecho común
que debía tramitarse por el procedimiento ordinario, con prescinden­
cia absoluta del análisis acerca de las causales de inadmisibilidad como
era menester en derecho.

En virtud de las consideraciones que anteceden, esta Sala declara, como


debió hacerlo el a quo, inadmisible la demanda de amparo que propuso
el ciudadano Pedro Elías Alcalá, contra el fallo emitido por la Sala de
Juicio IX del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, el 8 de
septiembre de 2003, con ocasión de la solicitud de revisión de guarda y
custodia intentada por la ciudadana Nora Sánchez Machado contra el
referido ciudadano. En consecuencia, revoca la decisión apelada dicta­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 44 1

da el 11 de mayo de 2007 por la Corte Superior Segunda del Tribunal de


Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas. Así se decide.

Declarado lo anterior, debe esta Sala señalar que no desconoce las difi­
cultades que hubo para constituir la Corte Superior, empero ello no la
libraba de su obligación de revisar exhaustivamente las actas procesa­
les y advertir la muy evidente inadmisibilidad, en la que se encontraba
incursa la acción que se admitía, según se ha expuesto.

Asimismo, observa la Sala que además de haber incurrido la referida


Corte en el error advertido, no se rigió por lo establecido en la sentencia
N° 7 del 1° de febrero de 2000 (caso: José Amando Mejías), tal como
fue alegado por la representación del Ministerio Público en su escrito
de fundamentos de la apelación, toda vez que, en la oportunidad de la
audiencia constitucional, no hizo referencia alguna acerca del dispositi­
vo del fallo ni siquiera señaló que difería su pronunciamiento. En efecto,
recuerda esta Sala que la citada sentencia N° 7 de esta Sala Constitu­
cional de manera vinculante estableció lo siguiente:

Una vez concluido el debate oral o las pruebas, el juez o el Tri­


bunal en el mismo día estudiará individualmente el expediente o
deliberará (en los caso de los Tribunales colegiados) y podrá:

a) decidir inmediatamente, en cuyo caso expondrá de forma


oral los términos del dispositivo del fallo, el cual deberá ser
publicado íntegramente dentro de los cinco (5) días siguientes
a la audiencia en la cual se dictó la decisión correspondiente.
El fallo lo comunicará el juez o el Presidente del Tribunal cole­
giado, pero la sentencia escrita la redactará el ponente o quien
el Presidente del Tribunal Colegiado decida.

El dispositivo del fallo surtirá los efectos previstos en el artícu­


lo 29 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garan­
tías Constitucionales, mientras que la sentencia se adaptará a
lo previsto en el artículo 32 ejusdem.

b) Diferir la audiencia por un lapso que en ningún momento


será mayor de cuarenta y ocho (48) horas, por estimar que es
necesaria la presentación o evacuación de alguna prueba que
44 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

sea fundamental para decidir el caso, o a petición de alguna de


las partes o del Ministerio Público.

En virtud de los errores referidos, esta Sala exhorta a dicha Corte para
que se conduzca con mayor diligencia en sus funciones, vistos los gra­
ves perjuicios que su actuación ha producido.

Es lamentable que al haber conocido el a quo del caso de marras, y


haber admitido la acción y estimado la pretensión planteada por el
quejoso, revocando la sentencia del juez de la causa, haya modificado
el status quo del que gozaban las partes en el proceso, específica­
mente, en lo relativo a la modificación del ejercicio de la guarda en la
niña, con ocasión de lo cual se modifica la situación de la madre a
quien le había sido acordada por la Sala de juicio y la tenía consigo,
para tener que entregársela al padre, y la de la niña quien fue separa­
da de su entorno doméstico, de su escuela y de lo que en definitiva
constituye su ámbito de vida.

Preocupa a esta Sala la suerte que pueden correr los niños, niñas y
adolescentes en los juicios de guarda, cuando los órganos judiciales que
conocen de sus causas acuerdan y revocan ésta, sin detenerse a anali­
zar que inciden en circunstancias de modo, tiempo y lugar que derivan
del ejercicio fáctico de esta institución, con las graves consecuencias
que su constante y no bien ponderada alteración puede causar a los
niños y adolescentes dentro de un proceso judicial.

Casos como el presente exigen mucha prudencia, responsabilidad y ra­


zonabilidad, gran ponderación, un dominio impecable de las instituciones
familiares, con sus efectos y consecuencias sociales; además de una
especial sensibilidad y un manejo de los distintos institutos procesales,
toda vez que las decisiones que se dictan en torno a los niños, niñas y
adolescente producen e inciden de manera decisiva en su desarrollo y
formación integral. Cuando se dictan medidas judiciales que los afectan
se produce una innovación sentimental y afectiva; pero además, éstas
repercuten en el aspecto social y estilo de vida; de tal manera, que no
pueden los jueces y juezas disponer de los niños, niñas y adolescentes
como si de objetos se tratara; ellos no sólo son sujetos de derecho, sino
que debe tenerse presente cómo sienten y padecen de manera signifi­
cativa a consecuencia de un proceso judicial, y cómo una decisión judi­
cial puede llegar a ser fundamental en su existencia; por tanto, no puede
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 44 3

ordenarse trasladar de un lado para otro, sin mediar y ponderar las trans­
formaciones de vida que ello implica.

En el presente caso, se observó que la Sala de Juicio IX del Tribunal de


Protección del Niño y del Adolescente había otorgado la guarda de la
niña a su madre, quien tenía la custodia de la otra hija, hermana de la
niña; mientras que la sentencia del juez a quo, emitida como conse­
cuencia de la acción de amparo constitucional, se la concedió al padre;
por otra parte, aparece diligencia reciente del 27 de noviembre de 2007,
por la que la Fiscal del Ministerio Público consigna copias relativas a la
ejecución forzosa de la sentencia dictada como consecuencia de la pre­
sente demanda de amparo, la cual, según dichas copias, parece haber
resultado infructuosa, por lo que desconoce esta Sala quien ejerce en la
actualidad la guarda, empero debe advertirse que declarada como fue
por esta Sala la nulidad de la sentencia apelada y declarada la inadmisi­
bilidad de la demanda de amparo constitucional incoada, la decisión de
la Sala de Juicio IX, pronunciada el 8 de septiembre de 2003, produce
todos sus efectos de manera inmediata.

Por ello, es forzoso para esta Sala ordenar que la niña, cuyo nombre se
omite de conformidad con lo dispuesto en el artículo 65 de la Ley Orgá­
nica para la Protección del Niño y del Adolescente, se mantenga con la
madre según lo establecido en el referido fallo del 8 de septiembre de
2003, dictado por la Sala de Juicio IX del Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Metro­
politana de Caracas y, en caso de que la tenga en su poder el padre, se
ordena al Juez de la causa, esto es, de la referida Sala, realizar la entre­
ga respectiva, conforme la doctrina de esta Sala, establecida en su fallo
número 766 del 27 de abril de 2007. Así se ordena

En virtud de la naturaleza del presente fallo, esta Sala no entra a ana­


lizar los argumentos de mérito en que se fundamenta el fallo apelado
y, por tanto, los demás argumentos expuestos por la parte apelante.
Así se decide.

Asimismo, no puede esta Sala dejar de reprender la actitud irrespetuosa


del accionante, ciudadano Pedro Elías Alcalá, quien hizo diversos pro­
nunciamientos en el transcurso del proceso contra los jueces del Tribu­
nal de Protección del Niño y del Adolescente, injuriando de tal modo la
honorabilidad y majestad de los magistrados de la República. En tal
44 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

sentido, esta Sala exhorta a dicho ciudadano a que se comporte con


decoro frente a la Magistratura y a los órganos del Poder Judicial; en tal
sentido, se le advierte que la presente amonestación sólo se emite como
una advertencia y un precedente de su conducta, pues en caso de rein­
cidir en su postura cualquier juez de la República se encuentra autoriza­
do para actuar conforme lo dispuesto en el Código de Procedimiento
Civil y la Ley Orgánica del Poder Judicial. Así se decide.

En virtud de las consideraciones anteriormente expuestas esta Sala de­


clara con lugar el recurso de apelación ejercido por la abogada Dilia
López Bermúdez, actuando en su carácter de Fiscal Centésima Tercera
(103ª) del Ministerio Publicó; inadmisible la demanda de amparo que
incoó el ciudadano Pedro Elías Alcalá, contra el fallo emitido por la Sala
de Juicio IX del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, el 8 de
septiembre de 2003, con ocasión de la solicitud de revisión de guarda y
custodia intentada por la ciudadana Nora Sánchez Machado contra el
referido ciudadano. En consecuencia, revoca la decisión apelada dicta­
da el 11 de mayo de 2007 por la Corte Superior Segunda del Tribunal de
Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas. Así se decide.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 44 5

19. La práctica de una prueba de ADN solicitada para la deter-


minación de una filiación de un niño, niña o adolescente
debe tramitarse mediante un procedimiento contencioso y
no de jurisdicción voluntaria, y la normativa al efecto atañe
al orden público

Sentencia: Nº 2.491 del veintiuno de diciembre de 2007.


Magistrado Ponente: Arcadio Delgado Rosales
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta
por la Defensora Primera de Protección del
Niño y del Adolescente de la Unidad de De­
fensa Pública del estado Lara, en representa­
ción de un adolescente cuyo nombre se omite
de conformidad con lo establecido en el artícu­
lo 65 de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente, contra el fallo dic­
tado el 13 de abril de 2007, por el Juzgado Su­
perior Primero en lo Civil, Mercantil y Menores
de la Circunscripción Judicial del estado Lara.

Votos Concurrentes de los Magistrados Car­


men Zuleta de Merchán y Pedro Rafael Ron­
dón Haaz

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOASDGC: Artículo 4.
LOPNA: Artículos 328, 452 y 48988.

Extracto del Fallo:

En consecuencia, es necesario señalar que del examen que hizo la Sala


de la mencionada sentencia se observa que el a quo, al declarar el
desistimiento de la apelación, erró al fundamentar su decisión en una
norma que no era aplicable al procedimiento de autos, como es el ar­

88
Los artículos 328, 452 y 489 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
44 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

tículo 328 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles­
cente, el cual está referido al Procedimiento Judicial de Protección. Sin
embargo, el procedimiento pertinente en estos casos, en el cual se per­
sigue determinar la filiación de un niño, prevé una disposición similar en
cuanto se refiere a la necesidad de formalizar la apelación. En efecto,
el artículo 489 eiusdem, relativo al procedimiento contencioso en asun­
tos de familia y patrimoniales establece que:

…La Corte Superior del Tribunal de Protección del Niño y


del Adolescente fijará, dentro de los cinco días siguientes al
recibo del expediente, una oportunidad para la formalización
del recurso.

El día y hora señalados, el apelante deberá formalizar oral­


mente el recurso ante la Sala de Apelaciones…

En razón de lo cual estima la Sala que, independientemente de la norma


que sirvió de fundamento a la decisión accionada, el resultado sería
siempre el mismo, es decir, la necesaria formalización del recurso de
apelación, so pena de ser declarado desistido.

De allí pues, que en el caso sub júdice, no se dan los presupuestos


establecidos en el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Dere­
chos y Garantías Constitucionales, el cual establece que: “igualmente
procede la acción de amparo cuando un Tribunal de la República,
actuando fuera de su competencia, dicte una resolución o senten-
cia u ordene un acto que lesione un derecho constitucional…”. En
este sentido, la Sala no observa que la alzada haya actuado fuera de sus
competencias, ni haya incurrido en abuso de poder o extralimitación de
sus atribuciones; tampoco se verificaron violaciones a los derechos cons­
titucionales denunciados, por lo que, en atención a las consideraciones
expuestas, esta Sala declara que la acción de amparo ejercida resulta
improcedente, y así se decide.

Sin embargo, de la revisión minuciosa de las actuaciones que integran el


expediente, la Sala evidencia que en el presente caso se cometió una
inexcusable violación al orden público constitucional, por cuanto se tra­
mitó por jurisdicción voluntaria –a través de una solicitud de autoriza­
ción judicial para la práctica de una prueba de ADN– lo que es un asunto
esencialmente contencioso, como es la determinación de la filiación de
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 44 7

un niño, materia ésta que, de conformidad con el artículo 452 de la Ley


Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, debe tramitar­
se a través del procedimiento contencioso en Asuntos de Familias y
Patrimoniales, previsto en el Capítulo IV de la referida ley especial,
normativa que atañe al orden público, en razón de lo cual no puede ser
relajada por la voluntad de los particulares, ni por los auxiliares de justi­
cia y mucho menos por los órganos jurisdiccionales.

En la perspectiva que aquí se adopta, el orden público se entiende como


un valor destinado a mantener la armonía necesaria y básica para el
desarrollo e integración de la sociedad. Dada su importancia, no es con­
cebible que sobre ella existan pactos válidos de las partes, ni que los
Tribunales al resolver conflictos apliquen procedimientos diversos a los
que la ley prevé para cada caso. El convenio expreso o tácito de las
partes en ese sentido, al igual que la decisión judicial que trastoque el
procedimiento destinado por la ley para que se tramite un asunto parti­
cular –como sucede en el caso de autos–, constituyen infracciones cons­
titucionales. De allí que esta Sala considera que no es potestativo de los
tribunales subvertir las reglas legales con que el legislador ha revestido
la tramitación de los juicios, pues su estricta observancia es materia
íntimamente ligada al orden público.

En atención a la problemática expuesta, considera la Sala que casos


como éstos exigen mucha prudencia, responsabilidad y razonabilidad,
gran ponderación, un dominio impecable de las instituciones familiares,
con sus efectos y consecuencias sociales, además de un excelente ma­
nejo de los distintos institutos procesales, toda vez que las decisiones
que se dicten en torno a los niños y adolescentes inciden de manera
decisiva en el desarrollo y formación integral de éstos.

En virtud de lo anterior, esta Sala estima que por orden público constitu­
cional se debe anular todo lo actuado en el presente caso, lo cual no
debe entenderse como una sanción, sino como una garantía y un medio
de preservación de la integridad objetiva de nuestro ordenamiento jurí­
dico; en consecuencia, se suspende la medida cautelar dictada por esta
Sala Constitucional el 23 de julio de 2007. Así se decide.
44 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

VOTO CONCURRENTE

En virtud de la potestad que le confiere el Reglamento de Reuniones de


este Alto Tribunal, quien suscribe, Magistrada Carmen Zuleta de Mer­
chán, consigna su voto concurrente al contenido decisorio del presente
fallo, en los siguientes términos:

La decisión concurrida anuló por orden público constitucional todo lo


actuado en el juicio que, en jurisdicción voluntaria, inició la Fiscalía
Décima Cuarta del Ministerio Público para practicarle a una niña y a
sus padres –para entonces ambos adolescentes– una prueba heredo­
biológica, a fin de determinar la identidad biológica de la infante, en
virtud de que la madre se negó a que se le practicara a su hija la men­
cionada prueba. En criterio de la concurrida, la determinación de la fi­
liación de un niño o de una niña es un asunto esencialmente contencioso,
y como tal debe tramitarse a través del procedimiento contencioso en
Asuntos de Familias y Patrimoniales, contemplado en el Capítulo IV de
la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente.

Para quien suscribe, pese a que comparte plenamente lo expuesto por


la mayoría sentenciadora, las razones de la anulación trascienden en
mucho a un asunto netamente procesal (jurisdicción voluntaria o con­
tenciosa), pues en el caso de autos se debaten instituciones propias de
la jurisdicción constitucional que es menester advertir para aquilatar en
casos futuros el verdadero alcance del interés superior del niño frente a
los derechos constitucionales de la madre.

Así, el supuesto padre de la niña, dudando de la paternidad, condicionó


su reconocimiento a la práctica y efectivo resultado de la prueba here­
dobiológica, condición que halló eco en la Sala de Juicio N° 3 del Tribu­
nal de Protección del Niño y del Adolescente del estado Lara, quien
ordenó la práctica de la mencionada prueba. En criterio de quien suscri­
be, dicha orden, librada en tales términos, invade la esfera particular de
la ciudadana Migdalia del Carmen Silva, y trastoca su derecho a la inti­
midad y al libre desarrollo de la personalidad, pues con ocasión de la
simple contumacia del señalado como padre, se expone innecesaria­
mente al ámbito público la fase más reservada de la vida privada de
cualquier individuo: sus relaciones sentimentales de pareja, las cuales ni
siquiera el Estado tiene la potestad de cuestionar o increpar.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 44 9

La orden librada por el Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente


del estado Lara sólo se explica desde una concepción superada y patriar­
cal de la familia tradicional, en la cual la figura paterna era el núcleo al
cual se subordinaba antaño todo el Derecho de Familia. Hoy día, el con­
cepto de familia ha evolucionado, existiendo como tal la familia confor­
mada por un solo padre o una sola madre, así como otras formas
emergentes de familia atípica que pugnan por reconocimiento jurídico.

En el caso que se ventiló en amparo, la exigencia del “interés superior


del niño” estuvo erróneamente invocado por el Tribunal de Protección
del Niño y del Adolescente del estado Lara y por el Ministerio Público,
puesto que la infante fue reconocida por su madre, y ello le crea un
vínculo de familia que se basta a todos los efectos jurídicos, sociales y
afectivos. De modo que someter a la madre a una prueba invasiva de su
privacidad no sólo es un exceso judicial sino también una manifestación
de una cultura patriarcal que desconoce el derecho a la libertad y a la
igualdad de la mujer.

La novedosa Ley de Protección de las Familias, la Maternidad y la Pa­


ternidad, en respeto a la esfera de la intimidad personal, dispone que si
ordenada la prueba heredobiológica el padre se niega a efectuársela,
ello constituye un indicio de la paternidad; pero ante la negativa, nunca
se le puede obligar a que se la efectúe. Las mismas razones son aplica­
bles a favor de la madre, porque no puede obligarse a nadie a practicar­
se una prueba que invada la esfera de su privacidad.

El padre que duda de la paternidad del hijo está en la libertad de no


reconocerlo sin que ello estigmatice al hijo, y sin que la madre tenga
necesidad del reconocimiento del padre para proveer a la subsistencia
familiar. Si el interés superior del niño es vital para el nuevo Estado
venezolano, también lo es el respeto de la condición de mujer. De allí
que quien concurre considera que la perspectiva de género era condi­
ción importante para la solución del presente asunto, por lo que era
necesario advertir, más allá del tema procesal, que imperó en el ánimo
del Juez una idea equivocada de lo qué es ser madre y cómo se compa­
gina esa condición con la dignidad de la mujer.

Queda así expuesto el criterio de la Magistrada concurrente.

En Caracas, a la fecha ut supra.


45 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

VOTO CONCURRENTE

El Magistrado que suscribe, Pedro Rafael Rondón Haaz, manifiesta su


voto concurrente con el dispositivo del presente fallo que declaró la im­
procedencia de la demanda de amparo y la anulación de las actuaciones
que se realizaron dentro de un procedimiento de jurisdicción voluntaria,
en el que se solicitó autorización para la práctica de la prueba heredobio­
lógica; sin embargo, quien concurre estima que la mayoría sentenciadora
debió establecer los efectos jurídicos que producirá la anulación de todas
las actuaciones que, por orden público, declaró la Sala.

En efecto, considera este Magistrado que, en el referido pronuncia­


miento jurisdiccional, debió precisarse cuáles serían las consecuencias
de la anulación que se decretó, toda vez que no se señaló el estado al
cual debía reponerse la causa para que el órgano jurisdiccional compe­
tente se pronunciara respecto de la petición de autorización para la prác­
tica de la prueba heredobiológica que pidió la adolescente y de la cual,
posteriormente, desistió pretensión respecto de la que, como consecuen­
cia de la anulación que se decretó, queda pendiente la correspondiente
respuesta judicial.

En consecuencia, aprecia quien suscribe que la Sala debió ser más pre­
cisa en la parte motiva y dispositiva del fallo en lo que se refiere a las
derivaciones jurídicas de la nulidad que fue declarada.

Queda así expuesto el criterio del Magistrado concurrente.

Fecha retro.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 45 1

AÑO 2008
45 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 45 3

1. Los veredictos dados por los Tribunales Constitucionales


no pueden carecer de motivación o ser insuficientes, pues
enervan seriamente las posibilidades de defensa de las par-
tes. Gratuidad de las Pruebas Heredo-Biológicas

Sentencia: Nº 771 del ocho de mayo de 2008.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesto por el abogado Gian
Carlos Melchioma, en representación de un niño
cuya identificación se omite, de conformidad
con lo establecido en el artículo 65 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente, contra el fallo dictado el 13 de sep­
tiembre de 2007, por la Corte Superior Primera
del Tribunal de Protección del Niño y del Ado­
lescente de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas.

Extracto del Fallo:

Por su parte, respecto de la solicitud de ampliación del fallo para que se


determine el tipo de muestra que se extraerá de los menores de edad
que se someterán a la prueba de ADN, aprecia esta Sala que hasta la
fecha dicho pronunciamiento no se ha efectuado, es decir, está pendien­
te de decisión. Por el contrario, la Corte Superior Primera que conoció
en apelación contra el auto que acordó la prueba de ADN, se pronunció
sobre dicho recurso sin que el fallo recurrido estuviera completo, por
cuanto no ha sido proveído el requerimiento de la ampliación.
45 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

De lo anterior se colige que el veredicto del Tribunal de Primera instan­


cia constitucional no analizó de manera íntegra las denuncias que fue­
ron formuladas, por cuanto dejó de juzgar sobre el alegato de omisión de
pronunciamiento respecto de la solicitud de ampliación, lo que implica
irremediablemente la inmotivación del fallo a la cual está obligado el
órgano jurisdiccional.

Así, es evidente que la actuación del a quo no se sujeta a derecho, ya


que cuando un veredicto carece de motivación o cuyas razones resulten
insuficientes que impidan su adecuado e inequívoco conocimiento, ener­
van seriamente las posibilidades de defensa de las partes. En conse­
cuencia, la Sala está en la obligación de revocar la sentencia objeto de
apelación, sin que este pronunciamiento implique un prejuzgamiento so­
bre el fondo del asunto.

2. La obtención de la mayoría de edad implica la extinción del


mandato de quien representaba al adolescente

Sentencia: Nº 828 del veinte de mayo de 2008.


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Declinatoria de Competencia de la Acción de
Amparo Constitucional interpuesta por la ciu­
dadana Beila Columba Pereira, en representa­
ción de su hijo contra el fallo dictado el 31 de
octubre de 2005, por el Juzgado Superior Pri­
mero del Trabajo de la Circunscripción Judicial
del estado Carabobo.
Voto Salvado del Magistrado Pedro Rafael
Rondón Haaz

Normativa citada en el extracto del fallo:


CC: Artículo 18.
CEC: Artículo 20.
CPC: Artículos 136, 142, 165
y 341.
LOASDGC: Artículos 6, 18, 19 y 48.
LOTSJ: Artículos 19 y 20
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 45 5

Extracto del Fallo:

Admitida como fue la presente acción y fijada la audiencia constitucio­


nal con ocasión de la presente acción de amparo constitucional, la cual
fue incoada contra la decisión dictada, el 31 de octubre de 2005, por el
Juzgado Superior Primero del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
estado Carabobo que, conociendo en apelación, declaró parcialmente
con lugar la demanda que por cobro de prestaciones sociales incoó la
hoy accionante, actuando en nombre y representación de su hijo, para
entonces menor de edad, presuntamente contra Hacienda El Trompillo
y los legítimos sucesores del patrimonio del ciudadano Eduardo José
Silva (fallecido), debe esta Sala pronunciarse acerca de los argumentos
planteados por las abogadas Leticia Montilla y Mónica Montilla, en su
carácter de representantes judiciales de los ciudadanos Aída Guillermi­
na Trejo de Silva, Eduardo José Silva Trejo, Eleisa Josefina Silva Trejo,
Jesús Tadeo Silva Trejo y Evelin Yudari Silva Trejo, quienes actúan como
terceros interesados, por los que, entre otros, desconocen la represen­
tación del apoderado actor, por cuanto el poder fue otorgado por la madre
y no por el actor (mayor de edad).

Ahora bien, de las actas que conforman el presente expediente se


puede constatar que, en efecto, tal como lo alegan los terceros in-
teresados, en el escrito libelar que encabeza las presentes actua-
ciones y que ha dado origen al presente proceso, el abogado
Francisco Chirinos Mendoza, dijo actuar “en [su] carácter de re­
presentante legal de la ciudadana BEILA COLUMBA PEREIRA, ve­
nezolana, mayor de edad, domiciliada en la población de Miranda, en el
estado Carabobo, titular de la cédula de identidad Nº V­2.288.904, en
representación de su hijo HEMER DANIEL SÁNCHEZ PEREIRA
(menor), titular de la cédula de identidad Nº V­17.495.852, hijo del ciu­
dadano ex trabajador OBDULIO SÁNCHEZ (fallecido)…”.

En virtud de tal circunstancia, es decir, sobre la base de que la acción


había sido incoada para defender los derechos y garantías constituciona­
les de un niño al que presuntamente se le estaban cercenando tales, esta
Sala, con fundamento en el principio del interés superior del niño decidió
enervar los obstáculos procesales con los que se enfrentaba la demanda
con la intención de tutelar los intereses del actor (menor de edad).
45 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Empero, examinado el alegato efectuado por los terceros interesados,


relativo a la falta de representación del abogado, y vista la copia certifi­
cada contentiva del acta de nacimiento de aquel en cuya representación
la presente acción fue impetrada, esta Sala pudo constatar que se trata
de una partida de nacimiento, signada con el número 264, expedida por
el Alcalde del municipio Montalbán del estado Carabobo, el 8 de febrero
de 2007, por la cual se hace constar que el ciudadano Hemer Daniel
Sánchez Pereira nació el veintitrés de julio de 1987. De donde se des­
prende que para el 9 de mayo de 2006, oportunidad en la cual se intro­
dujo la demanda de autos, el referido ciudadano a quien supuestamente
se le habrían cercenado sus derechos contaba con dieciocho (18) años,
es decir, había adquirido capacidad negocial plena, de allí que podía ac­
tuar por sí mismo con prescindencia de la representación que se subro­
gó su progenitora.

En efecto, debe esta Sala destacar que, de acuerdo con nuestro ordena­
miento jurídico, la mayoridad de la persona se alcanza a la edad de
dieciocho (18) años (Vid. artículo 18 del Código Civil), y desde entonces
la persona deja de estar bajo la potestad de sus padres y adquiere el
libre gobierno de su persona al presumirse civilmente capaz.

En este sentido, el artículo 136 del Código de Procedimiento Civil esta­


blece: “Son capaces para obrar en juicio, las personas que tengan
el libre ejercicio de sus derechos, las cuales pueden gestionar por
sí mismas o por medio de apoderados, salvo las limitaciones esta-
blecidas en la ley”.

De tal manera que el abogado Francisco Chirinos Mendoza actuó como


apoderado judicial de la ciudadana Beila Columba Pereira, quien a su
vez representaba a su hijo menor de edad, Hemer Daniel Sánchez Pe­
reira, por lo que esta Sala, al haber constatado en autos que alcanzó la
mayoridad, evidencia que adquirió su plena capacidad, haciendo cesar
la representación que se arrogaba su madre para defender sus dere­
chos y garantías constitucionales, perdiendo, por tanto, vigencia el man­
dato judicial otorgado con tal fin.

Al respecto, es preciso señalar que el artículo 165 del mismo Códi-


go Adjetivo expresa: “La representación de los apoderados y sustitu­
tos cesa: (…omissis…) 4°.­ Por la cesión o transmisión a otra persona
de los derechos deducidos por el litigante, o por la caducidad de la per­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 45 7

sonalidad con que obraba”. (Destacado de la Sala) Expresión esta


última de la que se puede interpretar válidamente, que abarca la
obtención de la mayoridad por el menor de edad, lo que natural-
mente, implica que se extinga la representación del mandatario, la
cual en todo caso requiere del otorgamiento de un nuevo poder en
nombre propio.

VOTO SALVADO

El Magistrado Pedro Rafael Rondón Haaz manifiesta su disentimiento


del fallo que antecede, razón por la cual, de conformidad con el artículo
20 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, salva su voto
en los siguientes términos:

1.­ La discrepancia de la referida decisión atañe, por un lado, a la des­


estimación del poder que fue válidamente otorgado en su oportunidad y,
por el otro a la declaración de inadmisibilidad de la demanda de amparo,
con base en la aplicación supletoria del artículo 19 de la Ley Orgánica
del Tribunal Supremo de Justicia.

2.­ En cuanto a la aplicación del artículo 19 de la Ley Orgánica del


Tribunal Supremo de Justicia, se advierte:

2.1­ En primer lugar, la aplicación supletoria de normas jurídicas positi­


vas tiene, como propósito único, la solución de una situación que no
aparezca regulada, o lo esté insuficientemente, por la ley que, en princi­
pio, sea la aplicable. Se trata, en otros términos, de la necesidad de
subsanación de vacíos legales o de puntos dudosos que existan en el
texto normativo que deba aplicarse al caso concreto, tal como, por ejem­
plo, lo establecía, de manera expresa, el artículo 20 del Código de Enjui­
ciamiento Criminal. En la situación que se examina no existe tal
insuficiencia, ya que la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales dispone claramente cuáles son los requisitos
que debe satisfacer la solicitud de amparo –entre ellos, la “suficiente
identificación del poder conferido”–, so pena de declaración de inadmi­
sibilidad de la pretensión, luego de que el Juez de la causa verifique que
el demandante no acató la orden de subsanación de la falta o defecto de
acreditación de la representación que se hubiera atribuido quien dijo
actuar como tal representante del actor (artículos 18 y 19). Entonces,
no tiene justificación alguna que hubiera sido traída a la presente causa
45 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

una norma legal, para su aplicación supletoria, en relación con la falta


de debida acreditación de la representación judicial, habida cuenta de
que, como se expresó anteriormente, dicha situación fue suficientemen­
te regulada por la Ley que norma el amparo, de suerte que no había, en
dicho cuerpo legal –tan orgánico, por lo demás, como la del Tribunal
Supremo de Justicia– vacío ni punto dudoso que, al respecto, hubiera
que suplir o esclarecer en la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos
y Garantías Constitucionales;

2.2­ Por otra parte, tampoco puede afirmarse que, para la apreciación
de la admisibilidad de la pretensión de amparo, tenga primacía el ar­
tículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, sobre
las equivalentes de la también Ley Orgánica de Amparo, que anterior­
mente se nombró, no sólo por razón de que la antinomia entre tales
normas de estas leyes de igual jerarquía debió resolverse sobre la base
del principio de especialidad normativa, sino, porque, además, la apli­
cación del citado artículo 19 de la antes mencionada ley que regula a
este Supremo Tribunal (la cual fue creada para “establecer el régi­
men, organización y funcionamiento del Tribunal Supremo de Justi­
cia”), como fundamento de la declaración de inadmisión de las
demandas de amparo, sólo sería posible contra las que sean presenta­
das ante el Máximo Tribunal de la República, pero no ante los tribuna­
les de instancia que conozcan en primer grado de jurisdicción, porque,
en éstos, la admisión o no de la pretensión de tutela tiene que ser
decidida, en principio, con afincamiento en la Ley Orgánica de Ampa­
ro sobre Derechos y Garantías Constitucionales, razón por la cual la
aplicación, en el particular que se analiza, de la referida norma de la
Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, en el juicio de ampa­
ro, crea un desfase en el tratamiento de la tutela, cuando de la misma
deba conocerse, en primera instancia, por los juzgados ordinarios y
cuando dicho conocimiento sea de la competencia del Tribunal Supre­
mo de Justicia. Más aún, si, por ejemplo, la Sala Constitucional actúa
como órgano de alzada, dicho órgano jurisdiccional deberá resolver un
innecesario dilema sobre la ley aplicable: la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales o la del Tribunal Supre­
mo de Justicia, para la valoración del pronunciamiento que, sobre ad­
misibilidad de la pretensión de tutela, hubiera expedido el a quo,
conforme a la Ley de Amparo y el Código de Procedimiento Civil. Así
las cosas, ¿deberá esta segunda instancia revocar la decisión del a
quo mediante la cual se admitió un amparo porque se estimó que el
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 45 9

mismo satisfacía los requisitos que, sobre tal respecto, preceptúan el


cuerpo legal que disciplina la tutela constitucional y el Código de Pro­
cedimiento Civil, pero que, en el curso de la apelación, se encuentre
que dicha demanda no está conforme a las exigencias del artículo 19
de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia;

2.3.­ En criterio del salvante, los supuestos de inadmisibilidad que tie­


nen pertinencia en el procedimiento de amparo son los que derivan de
los artículos 6, 18 y 19 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos
y Garantías Constitucionales, así como los generales que dispone el ar­
tículo 341 del Código de Procedimiento Civil, de acuerdo con la norma
de remisión que contiene el artículo 48 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales y con los criterios doctri­
nales que ha establecido esta Sala;

2.4 De conformidad con las consideraciones que anteceden, se conclu­


ye en que si el poder que acreditaba la actuación en nombre y por cuen­
ta del quejoso se hubiese extinguido producto de la mayoridad del
demandante, tal omisión debió dar lugar al referido pronunciamiento de
inadmisión sólo después de que caducara el lapso que establece el ar­
tículo 19 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, sin que dicho abogado hubiera subsanado el supuesto
defecto de acreditación de su cualidad procesal, tal como debió haberle
sido ordenado, de acuerdo con dicha disposición legal;

2.5.­ La negativa de admisión que fue expedida, en el fallo que antece­


de, con fundamento en el artículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia produjo, además del antes anotado efecto de des­
fase entre el procedimiento que corresponda, en primera instancia, a los
tribunales ordinarios y el que deba aplicar el Tribunal Supremo de Justi­
cia, un inconstitucional efecto de desigualdad que favorece a quienes
demanden amparo ante los órganos jurisdiccionales ordinarios, porque
ellos tendrán oportunidad de subsanación de los defectos que el Juez
aprecie respecto de la formalización de su pretensión, en tanto que aqué­
llos que deban ocurrir ante el Tribunal Supremo de Justicia para la inter­
posición del amparo, no gozarán de dicha oportunidad, porque la misma
está negada por el referido artículo 19 de la ley orgánica que rige a este
Máximo Tribunal.
46 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

3. En criterio de quien rinde su voto salvado, el poder con el que el


abogado Francisco A. Chirinos Mendoza representa al ciudadano He­
mer Daniel Sánchez fue válidamente otorgado en su oportunidad y, con
fundamento en el artículo 142 del Código de Procedimiento Civil, serían
válidas las actuaciones de ese representante judicial. El artículo bajo
análisis establece:

Si durante el transcurso del juicio se hiciere capaz una parte que no lo


era, el procedimiento se seguirá con ella misma, pero los actos reali­
zados antes de la comparecencia de la parte serán válidos, sin perjui­
cio de las reclamaciones para que ésta pudiere tener contra su
representante anterior.

Esta norma reconoce la validez de la representación que se ejerce lue­


go de que la parte se hizo plenamente capaz y su razón de ser no puede
ser otra que el poder judicial, que fue otorgado cuando la persona era
incapaz, conserva su validez y sólo la expresa voluntad contraria del
representado lo dejaría sin efecto. Esta interpretación, además, salva­
guarda el derecho a la defensa de quien se ha convertido en capaz,
pues, lo contrario acarrearía el riesgo de que quedara indefenso en si­
tuaciones de extrema urgencia, tales como las que requiere el amparo
como medio de defensa.

4.­ Como conclusión, quien suscribe estima que debió tramitarse el pro­
ceso de amparo bajo análisis y, en todo caso, la admisibilidad del ampa­
ro de autos no debió ser valorada según el artículo 19 de la Ley Orgánica
del Tribunal Supremo de Justicia sino según las normas que, como se
afirmó anteriormente, son las aplicables para el particular en examen.

Quedan expresados, en los términos precedentes, los motivos del disen­


timiento del Magistrado que expide el presente voto salvado.

Fecha retro.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 46 1

3. No existe incompatibilidad alguna en demandar el divorcio


y solicitar medidas relacionadas con el ámbito familiar, como
lo es la guarda de manera exclusiva de los menores hijos

Sentencia: Nº 843 del veintiuno de mayo de 2008.


Magistrado Ponente: Francisco Antonio Carrasquero López
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional incoada por la apoderada judi­
cial de la ciudadana Adelaida Urdaneta Sán­
chez contra el fallo dictado por la Sala de
Apelaciones N° 1 de la Corte Superior del Cir­
cuito de Protección del Niño y del Adolescente
de la Circunscripción Judicial del Área Metro­
politana de Caracas y Nacional de Adopción
Internacional.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CPC: Artículo 78.
LOPNA: Artículos 348, 351 y 36089.

Extracto del Fallo:

Por su parte, el Juzgado Décimo Quinto de Juicio del Tribunal de Pro­


tección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas, en su fallo del 9 de agosto de 2007,
estableció que el demandante había incoado dos demandas, a saber, la
de divorcio y la de privación de guarda, cuyos procedimientos y fines
son completamente distintos, lo que –en su criterio– de conformidad
con lo establecido en el artículo 78 del Código de Procedimiento Civil,
constituía una inepta acumulación; en consecuencia, declaró con lugar
la cuestión previa opuesta, declarando inadmisible la demanda.

Ahora bien, del estudio del expediente esta Sala observa que en el pre­
sente caso, el demandante intentó –como se señaló anteriormente– la
demanda de divorcio y a su vez solicitó se le otorgara de manera exclu*

89
Los artículos 348, 351 y 360 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice)
46 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

siva la guarda de sus menores hijos (tal como consta al folio 32 del
presente expediente).

Al respecto, esta Sala debe referirse a la legislación aplicable (ratio


temporis) al caso de autos, como lo es la Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente, que en materia de divorcio y medidas
relacionadas con las instituciones familiares, dispone en sus artículos
351, 348 y 360 lo siguiente:

Artículo 351.- Medidas en Caso de Divorcio, Separación


de Cuerpos o Nulidad del Matrimonio. En caso de inter-
ponerse acción de divorcio, de separación de cuerpos o
de nulidad del matrimonio, el Juez de la Sala de Juicio
debe dictar las medidas provisionales que se aplicarán
hasta que concluya el juicio correspondiente, en lo refe-
rente a la patria potestad y a su contenido, así como en lo
que concierne al régimen de visitas y de alimentos que deben
observar el padre y la madre respecto a los hijos que tengan
menos de dieciocho años y a los que, teniendo más de esta
edad, se encuentren incapacitados, de manera total y perma­
nente, por causa de impedimento físico o perturbaciones psi­
quiátricas graves. En todo aquello que proceda, el juez debe
tener en cuenta lo acordado por las partes.

Parágrafo Primero.- Cuando el divorcio se solicita de con­


formidad con la causal prevista en el artículo185­A del Código
Civil, los cónyuges deben señalar cuál de ellos ha ejercido la
guarda de los hijos durante el tiempo que los padres han per­
manecido separados de hecho, así como la forma en que se
viene ejecutando el régimen de visitas y la prestación de la
obligación alimentaria, todo lo cual debe ser tomado en cuenta
por el juez a los fines consiguientes.

Parágrafo Segundo.- Si el divorcio o la separación de cuer­


pos se declara con lugar, con fundamento en alguna de las
causales previstas en los ordinales 4° y 6° del artículo 185 del
Código Civil, se declarará privado de la patria potestad al cón­
yuge que haya incurrido en ellas, en cuyo caso, la patria potes­
tad la ejercerá exclusivamente el otro padre. Si éste se encuentra
impedido para ejercerla o está afectado por privación o extin­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 46 3

ción de la misma, el juez abrirá la tutela y, de ser el caso,


dispondrá la colocación familiar.

Artículo 348.- Contenido. La patria potestad comprende


la guarda, la representación y la administración de los bienes
de los hijos sometidos a ella.

Artículo 360.- Medidas sobre Guarda en Caso de Divor-


cio, Separación de Cuerpos, Nulidad de Matrimonio o
Residencias Separadas. En los casos de demanda o sen-
tencia de divorcio, separación de cuerpos, o nulidad de
matrimonio o si el padre y la madre tienen residencias
separadas, éstos decidirán, de mutuo acuerdo, cuál de
ellos ejercerá la guarda de los hijos de más de siete años.
Los hijos que tengan siete años o menores, deben permanecer
con la madre, excepto el caso en que ésta no sea titular de la
patria potestad o que, por razones de salud o de seguridad,
resulte conveniente que se separen temporal o indefinidamen­
te de ella.

De no existir acuerdo entre el padre y la madre respecto


a cuál de los dos ejercerá la guarda de los hijos, el juez
competente determinará a cuál de ellos corresponde. En
el caso de los hijos de siete años o menos, cuya guarda no
pueda ser ejercida por la madre conforme a lo dispuesto en el
párrafo anterior, o a solicitud expresa de la misma, el juez debe
decidir si la guarda debe ser ejercida por el padre o si el inte­
rés de los hijos hace aconsejable la colocación familiar.

Como se desprende de las normas antes transcritas, y que son aplica­


bles al caso de autos, según se apuntó, pues la demanda se incoó bajo su
vigencia, no existe incompatibilidad alguna de demandar el divorcio y
solicitar medidas relacionadas al ámbito familiar, como en el caso de
marras, lo fue lo relativo a la guarda de los menores hijos, petición que
sería tramitada en cuaderno separado, aplicándose en cada caso, el pro­
ceso que según la Ley Especial les consagra, tanto al juicio de divorcio,
como a tales instituciones familiares, por lo que, la recurrida efectiva­
mente dejó al hoy accionante en amparo sin la tutela judicial efectiva al
obstaculizar ostensiblemente el debido proceso, al negar la tramitación
por una formalidad no prevista en la ley.
46 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

4. Acción de Amparo contra la norma contenida en el artículo


458 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y
del Adolescente. Las normas como tales no tienen capaci-
dad de vulneración directa de situaciones jurídicas concre-
tas, es el acto de ejecución en sí el que podría ocasionar
lesiones a los derechos y garantías constitucionales de una
persona determinada.

Sentencia: Nº 881 del treinta de mayo de 2008.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
los abogados Carlos Antonio Capocci Jurado­
Blanco y María José Mata Carracedo, contra la
aplicación del artículo 458 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículo 334.
LOASDGC: Artículos 3 y 6.

Extracto del Fallo:

Ahora bien, el artículo 3 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Dere­


chos y Garantías Constitucionales establece una de las modalidades
de amparo constitucional contra los Poderes Públicos, entre los cuales
se encuentra el que se conoce como “amparo contra norma”, de la
manera siguiente:

También es procedente la acción de amparo, cuando la violación o ame­


naza de violación deriven de una norma que colida con la Constitución.
En este caso, la providencia judicial que resuelva la acción interpuesta
deberá apreciar la inaplicación de la norma impugnada y el Juez infor­
mará a la Corte Suprema de Justicia acerca de la respectiva decisión.

La acción de amparo también podrá ejercerse conjuntamente con la ac­


ción popular de inconstitucionalidad de las leyes y demás actos estatales
normativos, en cuyo caso, la Corte Suprema de Justicia, si lo estima pro­
cedente para la protección constitucional, podrá suspender la aplicación
de la norma respecto de la situación jurídica concreta cuya violación se
alega, mientras dure el juicio de nulidad. (Subrayado añadido).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 46 5

La norma que se transcribió fue objeto de cuidadosa interpreta-


ción por parte de la Sala Político-Administrativa de la antigua Corte
Suprema de Justicia (Vid., s.S.P-A-C.S.J. de 12.08.92, caso Colegio
de Abogados y s.S.P-C.S.J. de 14-5-98, caso Hotel Alta Baviera) y
esta Sala ha acogido dichos criterios interpretativos en múltiples
oportunidades, tal es el caso de las sentencias Nos 1302/2000, 864/
2000, 267/2001 y 802/2002, entre otras.

Así, ha quedado pacíficamente definido que el amparo a que se refiere


el artículo 3 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales procede contra el acto de aplicación de una norma y
no contra ella en sí misma, toda vez que no le es posible la incidencia en
la esfera jurídica de los sujetos de derecho por su carácter general y
abstracto, sino que requiere de un acto de aplicación que produzca el
vínculo entre el precepto (general y abstracto) y la situación jurídica
concreta de algún sujeto de derecho.

Así, las normas, como tales, no tienen capacidad de vulneración direc­


ta de situaciones jurídicas concretas, ni siquiera como amenaza, la
cual no sería, por su naturaleza –en los términos del artículo 6.2 de la
Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constituciona­
les– inminente –puesto que para alterar la esfera jurídica de alguien
precisa del acto de aplicación– y no sería, tampoco, realizable por el
imputado, puesto que el legislador (aun cuando ese “legislador” sea
por excepción, la Administración) no tiene a su cargo la ejecución de
los actos normativos que dicta (al menos no a través del mismo órga­
no, en el caso de la Administración). En efecto, se insiste, las normas
jurídicas requieren, por su carácter general, abstracto y de aplicación
indefinida, de un acto de ejecución que las relacione con la situación
jurídica concreta de un justiciable en particular, para la aplicación de
la consecuencia jurídica que preceptúe al supuesto de hecho que des­
criba, ante la comprobación de la existencia de éste en un caso con­
creto. Así, en definitiva, será aquél último y no la propia disposición
normativa, el que podría ocasionar una lesión particular a los derechos
y garantías constitucionales de una persona determinada. Por ello, se
ha concluido que, en los casos de amparo contra actos normativos,
éstos no son el objeto del amparo –que sería siempre inadmisible con
fundamento en el artículo 6.2 de la Ley Especial– sino la causa o
motivo en razón de la cual los actos que la apliquen o ejecuten resul­
tan lesivos de derechos o garantías constitucionales.
46 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Ello así, observa esta Sala que, en el caso bajo examen, no existe acto
de aplicación del precepto legal que se cuestiona, por cuanto el mismo
no ha iniciado su vigencia; en consecuencia, no existe una situación
jurídica concreta en la esfera de los accionantes que los legitime para la
defensa de los derechos y garantías constitucionales que se delataron
como amenazados de violación, puesto que no existe ningún vínculo entre
la norma y sus esferas jurídicas particulares.

En todo caso, es pertinente la precisión de que, en el supuesto fáctico


que se planteó, el eventual agente del daño que se teme será, siempre,
un juez, quien no precisa de la figura del “amparo contra norma” para la
inaplicación, en un caso concreto, de un precepto normativo que estime
inconstitucional, ya que, como tal juez, tiene el monopolio del control
difuso de la constitucionalidad (ex artículo 334 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela), el cual puede y debe ejercer de
oficio o a instancia de parte. Así se declara.

En virtud de las consideraciones que se expusieron, esta Sala estima


que la demanda de amparo que intentaron los ciudadanos Carlos Anto­
nio Capocci Jurado­Blanco y María José Mata Carracedo, resulta inad­
misible, a tenor de lo que ordena el artículo 6.2 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, toda vez que la
supuesta amenaza de derechos constitucionales no es posible ni realiza­
ble por el imputado. Así se decide.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 46 7

5. Necesidad de apreciar la opinión de niños, niñas y adoles-


centes con el fin de determinar su interés superior en to-
dos los procesos judiciales que les conciernen; cuando el
juez o jueza consideren inconveniente o impertinente oír
tal opinión, tienen la obligación de motivar razonadamente
su negativa

Sentencia: Nº 900 del treinta de mayo de 2008.


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Solicitud de Revisión interpuesta por el aboga­
do Jesús Armando Colmenares Jiménez, en
representación de una niña cuya identificación
se omite, de conformidad con lo establecido en
el artículo 65 de la Ley Orgánica para la Pro­
tección del Niño y del Adolescente, contra el
fallo dictado, el 16 de mayo de 2007, por el Juz­
gado Superior Tercero en lo Civil, Mercantil,
del Tránsito y de Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del
estado Táchira.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CN: Artículos 67 y 68.
CRBV: Artículos 51 y 78.
CSDN: Artículos 12, 22 y 80.
LOPNA: Artículos 1°, 4, 8, 27 y 8090.

Extracto del Fallo:

Ahora bien, observa la Sala que en el caso de autos, el apoderado judi­


cial de la solicitante pidió la revisión de las distintas decisiones emitidas,
el 16 de mayo de 2007, por la Juez unipersonal de la Sala de Juicio
número 5 del actualmente denominado Tribunal de Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del estado Táchira

90
El artículo 1° se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
Los artículos 4, 8, 27 y 80 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
46 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

y la emitida el 15 de junio de 2007, por el Juzgado Superior Tercero en lo


Civil, Mercantil, del Tránsito, Bancario y de Protección del Niño y del
Adolescente de la misma Circunscripción Judicial, este último actuando
como alzada de aquél, con motivo del juicio de interdicto de obra nueva
incoado por la representante de la solicitante, ciudadana Elsa Yosaira
Durán de Urdaneta, contra Raval Publicidad y Asociados, C.A., en el
que aquélla resultara vencida, resultando esta última, como se estable­
ció en el Capítulo anterior al presente fallo, el objeto de la revisión de
autos al estar definitivamente firme.

Observa la Sala que el fundamento de la pretensión de revisión es la


supuesta transgresión de los derechos de su representada en que se
incurrió, por cuanto durante el referido proceso judicial no se oyó la
opinión de la niña presuntamente afectada por la construcción de una
obra (instalación de una valla publicitaria), próxima al inmueble del cual
es propietaria, en violación –adujo– a lo establecido en el artículo 80 de
la derogada Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescen­
te y en el Acuerdo de la Sala Plena de este Tribunal Supremo de Justi­
cia, que establece las Orientaciones sobre la garantía del derecho
humano de los niños, niñas y adolescentes a opinar y a ser oídos
en los procedimientos judiciales ante los Tribunales de Protección,
lo que haría procedente –en su criterio– la revisión que solicita.

Así las cosas, es preciso examinar si en efecto se infringió el referido


derecho fundamental, es decir, el derecho de los niños, niñas y adoles­
centes a opinar y a ser oídos en los procedimientos judiciales: En tal
sentido, advierte la Sala que el mismo, garantizado mediante el artículo
78 constitucional, consiste en una garantía reconocida en la Convención
sobre los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas, en su resolución 44/25, del 20 de noviembre de 1989,
posteriormente aprobada por Ley del Congreso de la República de Ve­
nezuela, publicada en la Gaceta Oficial número 34.451 del 29 de agos­
to de 1990, en cuyo contenido se dispone:

Artículo 12.-

1. Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condi­


ciones de formarse un juicio propio, el derecho de expresar su
opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño,
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 46 9

teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en


función de la edad y madurez del niño.

2. Con tal fin, se dará en particular al niño oportunidad de ser


escuchado, en todo procedimiento judicial o administrativo que
afecte al niño, ya sea directamente o por medio de un repre­
sentante o de un órgano apropiado, en consonancia con las
normas de procedimiento de la ley nacional.

Dicha disposición otrora desarrollada en el artículo 80 de la


Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente,
vigente, asimismo, en la novísima Ley Orgánica para la Pro­
tección de Niños, Niñas y Adolescentes en los mismos térmi­
nos, establece:

Artículo 80.- Derecho a opinar y a ser oído y oída.

Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a:

a) Expresar libremente su opinión en los asuntos en que ten­


gan interés.

b) Que sus opiniones sean tomadas en cuenta en función de su


desarrollo.

Este derecho se extiende a todos los ámbitos en que se desen­


vuelven los niños, niñas y adolescentes, entre ellos: al ámbito
estatal, familiar, comunitario, social, escolar, científico, cultu­
ral, deportivo y recreacional.

Parágrafo Primero.- Se garantiza a todos los niños, niñas y


adolescentes el ejercicio personal y directo de este derecho,
especialmente en todo procedimiento administrativo o judi­
cial que conduzca a una decisión que afecte sus derechos,
garantías e intereses, sin más límites que los derivados de su
interés superior.

Parágrafo Segundo.- En los procedimientos administrativos


o judiciales, la comparecencia del niño, niña o adolescente se
realizará de la forma más adecuada a su situación personal y
47 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

desarrollo. En los casos de niños, niñas y adolescentes con


necesidades especiales o discapacidad se debe garantizar la
asistencia de personas que, por su profesión o relación espe­
cial de confianza, puedan transmitir objetivamente su opinión.

Parágrafo Tercero.­ Cuando el ejercicio personal de este de­


recho no resulte conveniente al interés superior del niño, niña
o adolescente, éste se ejercerá por medio de su padre, madre,
representantes o responsables, siempre que no sean parte in­
teresada ni tengan intereses contrapuestos a los del niño, niña
o adolescente, o a través de otras personas que, por su profe­
sión o relación especial de confianza puedan transmitir objeti­
vamente su opinión.

Parágrafo Cuarto.- La opinión del niño, niña o adolescente


sólo será vinculante cuando la ley así lo establezca. Nadie
puede constreñir a los niños, niñas y adolescentes a expresar
su opinión, especialmente en los procedimientos administrati­
vos y judiciales.

Al respecto, resulta oportuno hacer mención a la Exposición de Motivos


de la citada Ley Orgánica (hoy reformada), que con ocasión de la nove­
dosa inclusión de este derecho en nuestra legislación expresó: “Este
derecho garantiza a todos los niños y adolescentes la facultad de
opinar en todos los asuntos que les conciernan y, adicionalmente,
obliga a todas las personas a tomar en cuenta sus opiniones de
acuerdo a su desarrollo. Por tanto, tienen derecho a expresar su
forma de ver las cosas en todos los ámbitos de la vida, y a que las
opiniones que han expresado sean consideradas por las demás
personas, nunca desechadas de antemano. Este derecho no intenta
en modo alguno establecer que sus opiniones sean de obligatorio
acatamiento o imperativas para las demás personas, si no más bien
asegurar que los niños y adolescentes sean respetados como suje-
tos en desarrollo y que como tales tienen algo que decir y un lugar
de nuestra sociedad. Este derecho se considera un medio idóneo
para la formación de personas con capacidad y responsabilidad
para ejercer sus derechos y cumplir son sus deberes”.

Se trata de un derecho que hace posible el postulado constitucional


de incorporar progresivamente a los niños, niñas y adolescentes a la
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 47 1

ciudadanía activa, además de los derechos cuya titularidad invocan


procesalmente.

De allí la importancia que tiene la novedosa consagración y desarrollo


de dicho derecho de opinión en todos los procedimientos judiciales y
administrativos, como un logro obtenido en la nueva concepción y el
nuevo paradigma de la valoración jurídica de los niños, las niñas y los
adolescentes, cuya vigencia y tutela debe este Alto Tribunal garantizar.

Cabe destacar que respecto a este derecho la Sala ha dejado estableci­


do desde su fallo N° 580 del 20 de junio de 2000 (caso: Fanny Carolina
Salas Fumarola), lo siguiente:

Cumplidas las actuaciones reseñadas, los magistrados integran­


tes de la Sala procedieron en privado a escuchar al menor.
Habiendo cumplido tal acto, se retiraron a deliberar. La Sala,
en consideración de los elementos de juicio incorporados a las
actas y los aportados al proceso durante la audiencia, incluida
la exposición del citado menor, llegó a la convicción de que ha
sido infringido el derecho de éste a ser escuchado libremente
en todos los asuntos que lo afecten, consagrado en el numeral
2 del artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño
(Ley Aprobatoria en Gaceta Oficial N° 34.541 del 29 de agosto
de 1990), por cuanto no fue cumplido por el tribunal de la ape­
lación un acto específico con tal propósito. De esta conclusión
no puede inferirse pronunciamiento alguno sobre el fondo de lo
planteado en instancia. Así se declara.

Además, agregó la Sala:

La realización del referido acto es una obligación ineludible


para cualquier órgano o autoridad que se encuentre conocien­
do de procesos o situaciones que de una u otra forma afecten
o amenacen con afectar el bienestar de menores, de acuerdo
con la edad y condiciones de salud mental en que éstos se
encuentren. La garantía de tal derecho está orientada a pro­
porcionarles oportunidad para expresarse libremente en au­
diencia especial, para que su manera de percibir las
circunstancias que fueren del caso y sus opiniones en general
cuenten, como elemento principalísimo, en el conjunto de fac­
47 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

tores que debe ponderar quien le corresponda adoptar decisio­


nes de cualquier naturaleza. Así se declara.

No otro, en atención del interés superior del niño, es el sentido


de las disposiciones consagradas en el artículo 12 de la Con­
vención sobre los Derechos del Niño, aprobada íntegramente
por Venezuela mediante ley especial en razón del marco de
principios en que se sustenta, a los cuales recoge y provee en
marco genuino el artículo 78 de la Constitución vigente. Con­
forme a lo dispuesto en el artículo 22 de ésta, dicha Conven­
ción tiene su misma jerarquía y preeminencia en el contexto
del ordenamiento jurídico, en tanto en cuanto establezca pau­
tas para el goce y ejercicio de los derechos humanos que cons­
tituyen su objeto, no contempladas o más favorables que las
establecidas en el Texto Fundamental o en las leyes de la Re­
pública Bolivariana de Venezuela. Así, con la Convención, ad­
quirieron particular eminencia en el marco del tratamiento de
los derechos humanos dentro del ordenamiento jurídico vene­
zolano, el derecho a ser oído y a la defensa, principios de ran­
go universal que han sido parte de la tradición constitucional
de Venezuela, consagrados en los artículos 67 y 68 de la Cons­
titución de 1961 y en los numerales 1 y 3 del artículo 49 de la
Constitución vigente.

Los principios consagrados en la Convención sobre los Dere­


chos del Niño y en la Constitución de la República han tenido
fiel desarrollo en la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente. Oportuno es mencionar al respecto el am­
plio alcance del objeto de la ley, establecido en su artículo 1°,
concebido para proveer protección integral a los menores que
se encuentren en el territorio nacional sin discriminación algu­
na, propósito que constituye un deber colectivo para cuyo cum­
plimiento se requiere el concurso de la sociedad en su conjunto
y para su realización es instrumental la obligación indeclinable
del Estado para hacerlo efectivo, consagrada en el artículo 4°
de la citada ley especial orgánica, en consonancia con el con­
tenido del artículo 78 de la Constitución sobre el particular.

En el contexto del caso subiudice merecen especial aten­


ción el literal a) del Parágrafo Primero del artículo 8° de la
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 47 3

ley en referencia, atinente a la necesidad de apreciar la opi­


nión de niños y adolescentes, a fin de determinar su interés
superior en una situación concreta. En este caso, tal interés
está íntimamente vinculado a la posibilidad de realizar el de­
recho consagrado en el artículo 27 eiusdem, lo cual deberá
determinar el juzgador en el contexto de las circunstancias
concretas, para cuyo propósito es relevante crear o propi­
ciar, hasta donde fuere posible, las condiciones objetivas más
favorables para que el menor se exprese libre de apremio.
Aparece aquí evidente la trascendencia de realizar la audien­
cia del menor en acto privado.

Ahora bien, es importante destacar que la única limitación establecida


para el ejercicio de este derecho es la edad y el desarrollo intelectual
del niño, niña o adolescente, y ni la Convención ni la Ley Orgánica para
la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes ni algún otro texto nor­
mativo limita su ejercicio a determinados tipos de procedimientos; por
tanto, donde la Ley no distingue no le está permitido al intérprete hacer­
lo, de allí que siendo una norma cuya observancia es de estricto orden
público, debió tanto el juez de primera instancia como el de la segunda
instancia, autor de la sentencia, cuya revisión se solicita, acordar que se
oyera a la niña, propietaria del inmueble a que se refería el juicio de
interdicto de obra nueva o, en su defecto, motivar razonadamente la
negativa a oírla.

La obligatoriedad del juez de pronunciarse acerca de la petición efec­


tuada por la madre de la niña en el presente caso, luce evidente. En este
sentido, verificó la Sala diligencia suscrita, el 10 de mayo de 2007, por la
madre de la niña, con la asistencia de la Defensora Pública de Protec­
ción del Niño y del Adolescente N° 3 del estado Táchira, mediante la
cual solicitó al juez que fijara oportunidad para oír a la niña, sin que se
advierta providencia alguna del Tribunal en la que exprese de manera
motivada su negativa de acordar dicho acto.

Tal omisión del juzgador constituye no sólo una violación al derecho de


los niños, niñas y adolescentes de opinar en los asuntos que les intere­
san, sino que además, constituye una violación a la tutela judicial efec­
tiva y al derecho a la defensa, por cuanto, si el juez consideraba que su
opinión no era precisa para resolver el caso, pudo haberlo manifestado
de forma expresa, de tal manera que el solicitante tuviera conocimiento
47 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

de los motivos que tenía para prescindir de una actuación que de suyo
es primordial.

Así, es necesario considerar que el artículo 51 de la Constitución de la


República Bolivariana de Venezuela, establece: “Toda persona tiene el
derecho de representar o dirigir peticiones ante cualquier autoridad, fun­
cionario público o funcionaria pública sobre los asuntos que sean de la
competencia de éstos o éstas, y de obtener oportuna y adecuada res­
puesta. Quienes violen este derecho serán sancionados o sancionadas
conforme a la ley, pudiendo ser destituidos o destituidas del cargo res­
pectivo”. De tal manera que, ante una petición, cualesquiera que ella
sea, planteada por los justiciables, los órganos públicos, cualesquiera
sea su naturaleza, se encuentran en la obligación de responder de ma­
nera oportuna y adecuada, aun cuando no en los términos solicitados, de
donde se colige la violación en la que incurrió el sentenciador de instan­
cia cuando omitió –absolutamente– pronunciarse acerca de la solicitud
contenida en la diligencia a la que se ha hecho referencia.

Quiere insistir al respecto la Sala en que si el juez consideraba inconve­


niente o impertinente dicha opinión al caso concreto, se encontraba en
la obligación de motivar razonadamente tal negativa, no estándole per­
mitido hacer permanecer a la solicitante en una incertidumbre respecto
a su petición.

Tal alegato, fundamento de la apelación en el referido proceso judicial,


no fue considerado por el sentenciador en su fallo, omisión que produjo
la violación del derecho a la defensa de la niña, al debido proceso y a
obtener oportuna y adecuada respuesta, no sólo por lo que respecta a la
falta de análisis del alegato, sino porque además se decidió el caso sin
que la niña hubiese tenido oportunidad de expresar su opinión con res­
pecto al tema controvertido, no obstante la obligación en la que se en­
contraban los juzgadores de acuerdo con lo dispuesto en las normas
antes citadas.

(…omissis…)

De tal manera que, evidenció esta Sala conforme a lo expuesto, que la


negativa tácita de los sentenciadores que conocieron del juicio de inter­
dicto de obra nueva, constituye tal como lo fue alegado por la apodera­
do judicial de la niña solicitante una transgresión inequívoca y flagrante
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 47 5

de los derechos y garantías constitucionales de la niña, como parte ac­


tora en dicho proceso, quien no pudo expresar sus ideas, respecto a un
asunto judicial que le concernía y le afectaba, sin que incluso esa nega­
tiva hubiese sido expuesta por auto expreso emitido por los sentencia­
dores para de manera motivada negar la solicitud planteada, todo lo cual
hace procedente la revisión de autos y así se decide.

En tal virtud, esta Sala declara de la nulidad la sentencia definitivamen­


te firme dictada por el Juez Superior Tercero en lo Civil, Mercantil, del
Tránsito, Bancario y de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del estado Táchira objeto de revisión, la cual
vulneró el orden público constitucional y principios jurídicos fundamen­
tales, incurriendo además en un error grotesco en cuanto a la interpre­
tación de normas de carácter constitucional, como la contenida en la
Convención de los Derechos del Niño. En consecuencia, la revisión plan­
teada debe ser declarada ha lugar, de conformidad con el criterio ex­
puesto. Por tanto, se ordena a dicho Juzgado emitir nuevo
pronunciamiento, con fundamento en la doctrina contenida en el pre­
sente fallo. Así se decide.

Por último, debe la Sala condenar la forma irrespetuosa de expresarse


del apoderado judicial de la solicitante, abogado Jesús Armando Colme­
nares Jiménez, quien señala que “al juez de instancia no le dio la
gana de fijar momento para oír a [su] representada”, expresión
ésta impropia de un operador de justicia, razón por la cual esta Sala le
advierte que debe mantener en todo momento un lenguaje respetuoso al
dirigirse tanto a su contraparte como a los funcionarios del Poder Judi­
cial y, en particular, cuidar el lenguaje utilizado en los escritos y diligen­
cias presentadas ante este Alto Tribunal. Así se establece.
47 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

6. Las medidas cautelares que se dicten en un proceso de di-


vorcio no pueden obrar contra quienes no sean partes en
el Juicio. Exceso en el ejercicio del poder cautelar del Juez

Sentencia: Nº 1.153 del once de julio de 2008.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Recurso de Apelación de Acción de Amparo
Constitucional interpuesto por el apoderado ju­
dicial del ciudadano Eduardo Krulig Shatten con­
tra el fallo dictado el 26 de julio de 2007, por la
Corte Superior del Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas y
Nacional de Adopción Internacional.

Extracto del Fallo:

En efecto, luego del estudio de las actas procesales, la Sala encuentra


que las medidas que fueron expedidas por la Juez N° 12 de la Sala de
Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Cir­
cunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, que consistie­
ron en: i) designación de Administrador ad hoc quien, desde ese
momento, era el único que podía proceder a la movilización de las cuen­
tas bancarias; ii) declaración de ineficacia de los poderes que legalmen­
te otorgó la ciudadana Sara Gelman de Krulig; y iii) requerimiento de
información sobre los movimientos bancarios; constituyen un exceso
que sí es atacable por la vía del amparo constitucional, más aún, cuando
los quejosos denunciaron que no tuvieron acceso al expediente, lo cual
dificultaba la incoación de la tercería. Además, el tiempo que requiere
la tramitación de un juicio de tercería, hacía, en este caso, ineficaz el
ejercicio del medio ordinario, ya que no podría haber evitado tempesti­
vamente el grave perjuicio a varios derechos de los quejosos que éstos
habían delatado.

(..omissis…)

(…) En cuanto a las medidas que acordó la Juez N° 12 de la Sala de


Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Cir­
cunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, esta Sala apre­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 47 7

cia, tal como lo hizo el a quo constitucional, que las mimas fueron dic­
tadas con extralimitación de funciones, por cuanto desbordaron el poder
cautelar que tiene el juez, toda vez que las cautelas se producen en un
juicio de divorcio entre los ciudadanos Eduardo Krulig y Sara Gelman,
pero obraron contra personas naturales y jurídicas que no son parte en
dicho juicio. Además, de manera arbitraria, dejó sin efecto mandatos
que habían sido legalmente conferidos por sus poderdantes.

Al respecto, esta Sala asume el criterio que estableció la Sala de Ca­


sación Civil de la extinta Corte Suprema de Justicia, en decisión del 8
de julio de 1997 (caso: Café Fama de América), a través de la cual se
sostuvo que el nombramiento de administradores ad hoc, como medi­
da cautelar innominada, debía estar limitado por las normas de Dere­
cho Mercantil (Código de Comercio), por lo que las atribuciones que
se confieren a estos administradores no podían sustituir las de los di­
ferentes órganos de las sociedades, ni tomar medidas en contra de las
decisiones de las asambleas. En efecto, las sociedades mercantiles se
encuentran integradas por varios órganos: los Administradores, la
Asamblea y los Comisarios, cuyas funciones son atribuidas por los
estatutos sociales y por la Ley, lo cual permite que se controlen entre
sí y que la voluntad de la mayoría de los socios sea la que prevalezca.
Es por ello que la intervención del juez en el funcionamiento interno de
las compañías debe estar limitada, ya que, de lo contrario, se altera­
rían y violentarían las funciones legal y estatutariamente conferidas a
los referidos órganos. Dicha limitación tiene su justificación en que
una decisión judicial no puede ubicarse por encima de las regulaciones
que establecieron los socios en los estatutos, so pena de infracción al
derecho constitucional de asociación.

En consecuencia, en criterio de esta Sala, la Juez agraviante que emitió


la providencia cautelar se excedió en el ejercicio de su poder cautelar,
con lo cual infringió derechos y garantías constitucionales, pues, sin duda,
injurió derechos de terceros ajenos al juicio de divorcio, cuando sustitu­
ye la voluntad de la asamblea de accionistas de las sociedades, a través
de la creación de un régimen de administración diferente del que deci­
dieron los accionistas, sin que a este Administrador ad hoc se le impu­
sieran limitaciones en su actuación, de modo que, a través de esa
desmedida protección cautelar, podrían ocasionarse daños irreversibles
e irreparables a través de la sentencia definitiva, en caso de que se
hiciera un ejercicio desmedido de la función de Administrador.
47 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

7. Orden público de los derechos y garantías de los niños,


niñas y adolescentes. Régimen de convivencia familiar. De-
recho de los niños, niñas y adolescentes de emitir opinión
en los asuntos que afecten sus intereses

Sentencia: Nº 1.237 del veintitrés de julio de 2008.


Magistrado Ponente: Marcos Tulio Dugarte Padrón
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta
por la ciudadana Marina Ramos Caballero con­
tra el fallo dictado el 21 de febrero de 2007,
por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil,
del Tránsito, de Protección del Niño y del Ado­
lescente y Bancario de la Circunscripción Ju­
dicial del estado Monagas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CSDN: Artículo 12.
LOPNA: Artículos 80 y 48891.

Extracto del Fallo:

Denunció la parte actora que en el procedimiento iniciado por la ciuda­


dana María Candelaria Aguilar para determinar un régimen de visitas
en su favor, se lesionaron sus derechos constitucionales a la defensa, al
debido proceso, a la tutela judicial efectiva y a ser oída, toda vez que no
se le citó formalmente de la demanda interpuesta en su contra, reitera­
damente se le negó el acceso a las actas del expediente, no se le permi­
tió ejercer alegatos y defensas, la opinión de sus hijos no fue oída, se le
abrió una averiguación penal por desacato antes de que el fallo se en­
contrara definitivamente firme; y no se le permitió formalizar el recurso
de apelación ante el Juzgado Superior, ya que éste dictó sentencia con
prescindencia de la audiencia estipulada en el entonces artículo 489 (ac­
tual artículo 488 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas
y Adolescentes).

91
El artículo 80 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
El artículo 488 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 47 9

De las actas que conforman el presente expediente, consta el auto dic­


tado el 31 de enero de 2007, por medio del cual el Juzgado Superior
accionado le dio entrada al expediente para conocer del recurso de ape­
lación ejercido por la accionante (demandada en el juicio principal) con­
tra el fallo dictado el 23 de octubre de 2006, por el Juzgado de Protección
del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del estado
Monagas, que declaró con lugar la solicitud de régimen de visitas.

Asimismo, se desprende que el 9 de febrero de 2007, dicho Tribunal Supe­


rior fijó un lapso de diez (10) días para dictar sentencia, y el 21 de febrero
de 2007, efectivamente dictó el fallo que ahora es objeto de amparo.

De la relación de hechos narrada se evidencia que el juzgado accionado


pasó a decidir la causa sin que mediara procedimiento alguno, sin oír a
las partes involucradas y sin permitir que se formalizara el recurso de
apelación que preveía el artículo 489 de la Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente (actual artículo 488). En efecto, dicho
texto normativo contemplaba que el tribunal fijaría una audiencia dentro
de los cinco (5) días siguientes al recibo del expediente, para que la
parte recurrente formalizara el recurso de apelación y se escuchara a
su contraparte si compareciera, luego de lo cual se emitiría el fallo res­
pectivo dentro de los diez (10) días siguientes.

De allí que, ante la evidente ausencia de procedimiento previo para que


el tribunal de alzada se pronunciara sobre la apelación que le fuera plan­
teada, se hace palpable la violación de los derechos a la defensa y al
debido proceso de los justiciables. En efecto, esta Sala, en decisión N°
05/2001, caso: Supermercado Fátima, S.R.L., precisó el alcance de
estos derechos en los siguientes términos:

El derecho a la defensa y al debido proceso constituyen garan­


tías inherentes a la persona humana y, en consecuencia, apli­
cables a cualquier clase de procedimientos. El derecho al debido
proceso ha sido entendido como el trámite que permite oír a
las partes, de la manera prevista en la Ley, y que ajustado a
derecho otorga a las partes el tiempo y los medios adecuados
para imponer sus defensas. En cuanto al derecho a la defensa,
la Jurisprudencia ha establecido que el mismo debe entender­
se como la oportunidad para el encausado o presunto agravia­
do de que se oigan y analicen oportunamente sus alegatos y
48 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

pruebas. En consecuencia, existe violación del derecho a la


defensa cuando el interesado no conoce el procedimiento que
pueda afectarlo, se le impide su participación o el ejercicio de
sus derechos, o se le prohíbe realizar actividades probatorias.

A la luz de las consideraciones anteriores, siendo que se evidencia una


absoluta ausencia de procedimiento ante el tribunal de alzada, y especí­
ficamente, la falta de realización de la audiencia a que se contrae el
artículo 489 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente vigente para el momento en que se tramitó la apelación de
autos (actual artículo 488 de la nueva ley especial), se materializó una
violación flagrante de los derechos a la defensa, al debido proceso y a la
tutela judicial efectiva de la parte actora. Así se declara.

Adicionalmente, se aprecia que el Juzgado accionado en amparo tam­


poco solicitó la opinión de los niños involucrados y no motivó esta deci­
sión de no llamarlos a opinar. Sobre este particular, es pertinente reiterar
el derecho de que gozan todos los niños, niñas y adolescentes de emitir
su opinión en los asuntos que afecten sus intereses, tal y como lo dispo­
nen el artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño; el
artículo 78 de nuestra Carta Magna; el artículo 80 tanto de la entonces
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, como de
la vigente Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adoles­
centes; y del Acuerdo de Sala Plena del 25 de abril de 2007 sobre las
“Orientaciones sobre la garantía del derecho humano de los ni-
ños, niñas y adolescentes a opinar y a ser oídos en los procedi-
mientos judiciales ante los Tribunales de Protección”.

Al interpretar el alcance de dicho derecho, esta Sala mediante decisión


N° 900/2008, expresamente estableció lo siguiente:

Se trata de un derecho que hace posible el postulado constitu­


cional de incorporar progresivamente a los niños, niñas y ado­
lescentes a la ciudadanía activa, además de los derechos cuya
titularidad invocan procesalmente.

De allí la importancia que tiene la novedosa consagración y


desarrollo de dicho derecho de opinión en todos los procedi­
mientos judiciales y administrativos, como un logro obtenido en
la nueva concepción y el nuevo paradigma de la valoración
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 48 1

jurídica de los niños, las niñas y los adolescentes, cuya vigen­


cia y tutela debe este Alto Tribunal garantizar (omissis).

Ahora bien, es importante destacar que la única limitación es­


tablecida para el ejercicio de este derecho es la edad y el de­
sarrollo intelectual del niño, niña o adolescente, y ni la
Convención ni la Ley Orgánica para la Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes ni algún otro texto normativo limita su
ejercicio a determinados tipos de procedimientos; por tanto,
donde la Ley no distingue, no le está permitido al intérprete
hacerlo, de allí que siendo una norma cuya observancia es de
estricto orden público, debió tanto el juez de primera instancia
como el de la segunda instancia, autor de la sentencia, cuya
revisión se solicita, acordar que se oyera a la niña, propietaria
del inmueble a que se refería el juicio de interdicto de obra
nueva o, en su defecto, motivar razonadamente la negativa a
oírla (omissis).

Tal omisión del juzgador constituye no sólo una violación al


derecho de los niños, niñas y adolescentes de opinar en los
asuntos que les interesan, sino que además, constituye una vio­
lación a la tutela judicial efectiva y al derecho a la defensa, por
cuanto, si el juez consideraba que su opinión no era precisa
para resolver el caso, pudo haberlo manifestado de forma ex­
presa, de tal manera que el solicitante tuviera conocimiento de
los motivos que tenía para prescindir de una actuación que de
suyo es primordial (omissis).

Quiere insistir al respecto la Sala en que si el juez consideraba


inconveniente o impertinente dicha opinión al caso concreto,
se encontraba en la obligación de motivar razonadamente tal
negativa (…) (Subrayado actual de la Sala).

De allí que, el derecho de los niños, niñas y adolescentes a opinar es una


garantía de su derecho a participar activamente en los asuntos que afec­
ten sus intereses y ésta debe realizarse en ambos grados de jurisdicción
con la única excepción de que el desarrollo intelectual del niño o su
edad se lo impidan, pero ante la presencia de dichas limitantes, el Juez
está en la obligación de emitir un pronunciamiento donde exprese las
48 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

razones que lo motivaron a prescindir de su deber de convocar a los


niños involucrados para que den su opinión.

Así las cosas, siendo que el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del
Tránsito, de Protección del Niño y del Adolescente y Bancario de la
Circunscripción Judicial del estado Monagas, no requirió la presencia
de los hijos de la accionante para que le rindieran su opinión sobre el
régimen de convivencia familiar que fue solicitado por su abuela pater­
na (tercera interesada), lesionó su derecho constitucional a ser oídos.
Así se declara.

8. Desacato a la Autoridad por incumplimiento de obligación


alimentaria. Obligatorio cumplimiento en el proceso, po-
ner al acusado en conocimiento de la admisión de los he-
chos de conformidad en el artículo 376 del Código Orgánico
Procesal Penal

Sentencia: Nº 1.240 del veinticinco de julio de 2008.


Magistrado Ponente: Pedro Rafael Rondón Haaz
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por
la Defensora Pública del ciudadano Battin Jean
Pierre Robert, contra el auto dictado el 3 de
mayo de 2008, por la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal de la Circunscripción
Judicial del Estado Mérida.
Voto Salvado de la Magistrada Carmen Zuleta
de Merchán

Normativa citada en el extracto del fallo:


COPP: Artículos 37, 40, 42, 131, 191,
195 y 376.
CRBV: Artículo 49.
LOPNA: Artículo 27092.

92
El artículo 270 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 48 3

Extracto del Fallo:

4.2.3 En particular, del examen al acta de la Audiencia Preliminar (Anexo


6: folios 684 a 697) resultó inequívocamente acreditado que el Juez de
Control no puso en conocimiento del imputado la posibilidad de la admi­
sión de los hechos, tal como se lo exigía el artículo 376 del Código Orgá­
nico Procesal Penal y como, además, fue reconocido por la
representación del Ministerio Público que intervino en la audiencia pú­
blica del 27 de marzo de 2008, si bien aquélla, de manera insólita –por
razón de su deber constitucional de tutela de los derechos y garantías
fundamentales–, sostuvo que “asimismo, en cuanto a la falta de im-
posición al acusado de las fórmulas alternativas a la prosecución
del proceso, cabe destacar que si bien es cierto que en el acta que
recoge lo acontecido en la audiencia preliminar no se deja cons-
tancia sobre el cumplimiento de esa formalidad, tampoco se evi-
dencia que la Defensa Pública del procesado haya efectuado alguna
observación o manifestado la disposición del acusado para hacer
uso de alguna de tales medidas, siendo que en todo momento se
ciñó a considerar la inexistencia del delito por el cual se seguía el
proceso penal, argumentando que tal cumplimiento es irrelevante
para el derecho penal, entendiéndose entonces que no admitiría
los hechos objeto de la acusación, y convalidando con su omisión,
el incumplimiento de esa formalidad”.

La omisión que se examina privó al actual accionante de la posibilidad


de acogerse a la admisión de los hechos, opción que le permitía el ar­
tículo 376 del Código Orgánico Procesal Penal, de acuerdo con el cual
el Juez de Control que presida la Audiencia Preliminar, “una vez admi-
tida la acusación, o en el caso del procedimiento abreviado, una
vez presentada la acusación y antes del debate… instruirá al impu-
tado respecto al procedimiento por admisión de los hechos, conce-
diéndole la palabra”.

De la naturaleza imperativa de la norma que contiene el artículo 376 del


Código Orgánico Procesal Penal se deduce la conclusión de que dicha
omisión fue contraria a derecho y, por añadidura, constituyó una grave e
ilegítima lesión a los derechos fundamentales del actual quejoso al debi­
do proceso y a la defensa, razón por la cual esta Sala estima que la
decisión que recayó en el precitado acto procesal adolece de un vicio no
subsanable por el cual debe declararse la nulidad absoluta de dicho acto
48 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

procesal, de conformidad con los artículos 191 y 195 del Código Orgáni­
co Procesal Penal, con los efectos extensivos que preceptúa el encabe­
zamiento del artículo 196 eiusdem. Así se declara. Como consecuencia
del pronunciamiento que antecede, estima esta Sala que la causa penal
que se le sigue al quejoso de autos debe ser repuesta al estado de nueva
celebración de la Audiencia Preliminar, con corrección de los vicios que,
en esta sentencia, fueron señalados y con observancia de los antes in­
vocados criterios doctrinales que la Sala ha establecido al respecto. Así
también se declara.

VOTO SALVADO

Quien suscribe, Magistrada Carmen Zuleta de Merchán, en virtud de la


potestad que le confiere el artículo 53 del Reglamento de Reuniones de
este Alto Tribunal, salva su voto por disentir del criterio sostenido por la
mayoría sentenciadora, contenido en el fallo recaído en el expediente
N° 06­0993, por las razones siguientes:

El fallo del cual se disiente emitió los siguientes pronunciamientos:

1.­ Declaró la procedencia de la acción de amparo constitucional inter­


puesta por el ciudadano Battin Jean Pierre Robert, representado por la
Defensora Pública Séptima en materia penal ordinaria, adscrita a la
Unidad de Defensa Pública del estado Mérida, Extensión El Vigía;

2.­ Declaró la nulidad absoluta de la audiencia preliminar celebrada el


18 de octubre en el proceso penal seguido contra el prenombrado ciuda­
dano por la comisión del delito de desacato a la autoridad, previsto en el
artículo 270 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente, actualmente Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas
y Adolescentes;

3.­ Ordenó la reposición de la referida causa al estado en que fuese


celebrada una nueva audiencia preliminar con prescindencia de los vi­
cios advertidos en la decisión.

Ahora bien, quien disiente considera pertinente señalar que la Corte de


Apelaciones del Circuito Judicial Penal del estado Mérida, en la deci­
sión accionada, declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto por
la defensa del accionante, y para arribar a tal determinación resolvió los
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 48 5

dos aspectos que fueron impugnados, a saber: la incompetencia del tri­


bunal y la falta de motivación de los pronunciamientos dictados en la
audiencia preliminar respectiva.

Oportuno es significar que la Corte de Apelaciones referida supra re­


solvió en su totalidad los puntos impugnados con estricto apego al ámbi­
to de su competencia, pues respecto a la no información de las fórmulas
alternativas a la prosecución del proceso consideró lo siguiente:

“[…] considera esta Alzada oportuno resaltar que si bien es


cierto que de la lectura del acta de la audiencia preliminar se
puede constatar que el Tribunal dejó constancia que (sic) el
ciudadano Batin Jean Pierre Robert fue impuesto del precepto
constitucional del artículo 49 ordinal 5º de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela y de la advertencia preli­
minar contemplado (sic) en el artículo 131 del Código Orgáni­
co Procesal Penal, y no de las medidas alternativas a la
prosecución del proceso como son el principio de oportunidad,
acuerdos reparatorios, suspensión condicional del proceso y el
procedimiento especial por admisión de los hechos, contenidos
en los artículos 37, 40, 42 y 376 del Código Orgánico Procesal
Penal; no es menos cierto que al finalizar la audiencia el Tribu­
nal también deja constancia que (sic) durante el desarrollo de
la misma se cumplieron las formalidades de Ley y menciona
los artículos en que fundamenta la decisión, haciendo alusión a
la norma adjetiva en que se encuentran reguladas las medidas
alternativas a la prosecución del proceso. Tal situación se cons­
tata en la parte dispositiva del fallo, en donde la juzgadora,
entre otras cosas, manifestó: ‘...Se fundamenta la presente
decisión en los artículos...37, 40, 42... del Código Orgánico
Procesal Penal... Se deja constancia que (sic) en la presente
audiencia se guardaron todas las formalidades de Ley...” y
que dicha acta fue convalidada por la recurrente, pues la mis­
ma (sic) quedó plasmada su firma, dando fe de lo indicado por
el Tribunal. (Subrayado añadido).
48 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Y en cuanto a la pretendida condena sin juicio previo, dicha Corte pre­


cisó que:

[…] en efecto el incumplimiento de la obligación alimentaria por


parte del ciudadano Battin Jean Pierre Robert, en perjuicio de
su menor hija Waleska Battin Contreras, obligación impuesta
mediante decisión judicial emanada del Tribunal competente para
ello, constituye un desacato a la autoridad, es una conducta que
encuadra en el tipo previsto en el artículo 270 de la Ley Orgáni­
ca para la Protección del Niño y el Adolescente, por lo que debe
declararse sin lugar la apelación interpuesta y confirmar la deci­
sión del Tribunal de Primera Instancia en funciones de Control
N° 01, del Circuito Judicial Penal del estado Mérida Extensión
El Vigía, que ordenó la apertura a juicio por el delito antes seña­
lado, contra el ciudadano Battin Jean Pierre Robert.

Como puede observarse de lo antes transcrito, la Corte de Apelaciones


del Circuito Judicial Penal del estado Mérida motivó su decisión y con­
sideró dentro de su potestad de juzgamiento, en cuanto a las fórmulas
alternativas a la prosecución del proceso que estaban cumplidas las for­
malidades legales y, respecto al delito de desacato a la autoridad, lo que
hizo fue mención expresa sobre el incumplimiento de la obligación ali­
mentaria por parte del acusado –de lo cual ya se había pronunciado el
juzgado de control en la audiencia preliminar– sin que pueda afirmarse,
tal como lo hizo la disentida, que tal consideración comportó una sen­
tencia de condena, ni siquiera lato sensu; pues, quien suscribe conside­
ra que, en definitiva lo que hizo la Corte de Apelaciones fue confirmar
la decisión del Juzgado de Control que admitió en forma total la acusa­
ción presentada por el Ministerio Público y ordenó la apertura a juicio
oral y público.

Ello así, es evidente la inexistencia de vulneración alguna a los derechos


constitucionales denunciados como conculcados; como lo afirma cate­
góricamente la sentencia disentida, máxime cuando el Ministerio Públi­
co refiere en la audiencia oral celebrada ante esta Sala el 27 de marzo
de 2008 y así consta en las actas del expediente, que el 26 de octubre de
2006, el Juzgado Tercero en Funciones de Juicio del Circuito Judicial
Penal del estado Mérida, Extensión El Vigía, una vez celebrado el co­
rrespondiente juicio oral –con todas las formalidades de ley– condenó al
ciudadano Jean Pierre Robert Battin a cumplir la pena de un (1) año y
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 48 7

tres (3) meses de prisión por la comisión del delito de desacato a la


autoridad, previsto en el artículo 270 de Ley Orgánica para la Protec­
ción del Niño y del Adolescente, actualmente Ley Orgánica para la Pro­
tección de Niños, Niñas y Adolescentes.

Asimismo, en la parte motiva de la sentencia disentida se extienden los


efectos de la declaratoria con lugar del amparo para anular un acto
ocurrido durante la fase preliminar del proceso penal, esto es, la audien­
cia preliminar, sin justificar suficientemente tal efecto extensivo, aspec­
to éste que considero de suma importancia, pues como se acotó el
ciudadano Battin Jean Pierre Robert fue juzgado y condenado, sin que
de los recaudos documentales contenidos en el expediente (conformado
por una (1) pieza y siete (7) anexos) se observe que la defensa o el
procesado hubiesen invocado a su favor el argumento referido a la no
información de las fórmulas alternativas a la prosecución del proceso
durante la audiencia preliminar, siendo que la fase de juicio es la más
garantista dentro del proceso penal; invocación que sí fue utilizada me­
diante el amparo incoado con anterioridad a la ocurrencia de la mencio­
nada fase de juzgamiento.

Si bien la Sala tiene la potestad de extender los efectos restitutorios del


amparo a aquellas actuaciones procesales, que aun cuando van más allá
del objeto del amparo, han sido cumplidas en infracción de derechos
garantías constitucionales, dicha potestad debe justificarse razonada­
mente, debiendo por tanto la Sala ponderar el alcance y los efectos de
dicha extensión en los procesos ya cumplidos –en este caso el proceso
penal que culminó, como se dijo, con una pena de un (1) año y tres (3)
meses de prisión– que dan lugar a la invocación de la pretensión cons­
titucional; no siendo suficiente argumentar, como lo hizo la disentida,
que como al accionante no se le informó sobre la admisión de los he­
chos, se vulneraron sus derechos a la defensa y al debido proceso, para
así extender los efectos de la nulidad con base en los artículos 191 y 195
del Código Orgánico Procesal Penal, sin tomar en consideración las
consecuencias que ello conlleva en un proceso penal ya cumplido y las
implicaciones en el interés superior de la niña –agraviada por el desaca­
to al cumplimiento de la obligación alimentaria–, principio que debe ser
garantizado por el Estado en todo momento.

Adicionalmente, considera quien suscribe que la mayoría sentenciadora


debió advertir la entidad del delito por el que se condenó al quejoso,
48 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

ciudadano Battin Jean Pierre Robert, y no dejarse llevar por la rituali­


dad de los formalismos que, en todo caso, no fueron desconocidos, tal
como se constata del acta de la audiencia preliminar.

En este sentido, cabe destacar que el delito por el que se juzgó a dicho
ciudadano está regulado en la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente, actualmente Ley Orgánica para la Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes, y tiene como propósito, entre otros, ga­
rantizar a través de la imposición de sanciones el respeto y vigencia de
las decisiones dictadas por las autoridades competentes en materia de
niños, niñas y adolescentes.

En efecto, el Legislador quiso a través de la tipificación del delito de


desacato a la autoridad proteger, entre otras conductas, igualmente no­
civas al interés superior de los niños, niñas y adolescentes, aquélla que
tuviere por objeto la insolvencia de la obligación alimentaria, actualmen­
te denominada en la Ley “obligación de manutención”, como una
forma de tutelar el bienestar de aquéllos. Con ello, pretendió igualmente
el Legislador penalizar tan lamentable conducta protegiendo a la infan­
cia y la adolescencia de la irresponsabilidad de quienes, encontrándose
obligados a sufragar a sus hijos sus elementales gastos para su supervi­
vencia, evadan tal responsabilidad en perjuicio además de una correcta
administración de justicia. No se trata, como impropiamente podría pen­
sarse que, tipificar penalmente el desacato al pago de la pensión ali­
mentaria de los hijos menores haría revivir la proscrita “prisión por
deudas”, ya que la índole del delito y su pena no mayor de tres (3) años
permite la suspensión condicional de la ejecución de la pena ex artículo
493 del Código Orgánico Procesal Penal. Se trata por el contrario de
hacer coercible lo que, además de una obligación legal, es una obliga­
ción moral de los padres para con sus hijos, ante lo cual la sociedad no
puede ser indiferente.

Por lo tanto, considera quien disiente que la mayoría sentenciadora no


debió inadvertir tan importantes circunstancias y, en consecuencia, se
imponía declarar sin lugar el amparo propuesto ante la inexistencia de
las injurias constitucionales delatadas.

Quedan de este modo expresadas las razones del presente voto salvado.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 48 9

9. Conforme a derecho la decisión del médico de trasfundir


hemoderivados en contra de la voluntad de la niña pacien-
te, siempre y cuando dicho procedimiento médico sea la
única opción científicamente comprobada y tecnológicamen-
te asequible en el país para resguardarle la vida al pacien-
te-objetor Testigo de Jehová o practicante de cualquier otra
religión o culto que parte de los mismos principios. Los
niños, niñas y adolescentes no pueden invocar la objeción
de conciencia cuando está en riesgo la vida

Sentencia: Nº 1.431 del catorce de agosto de 2008


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Solicitud de Revisión interpuesta por la apode­
rada judicial de la ciudadana Yolima Pérez Ca­
rreño, “(…) con fundamento jurídico en el
Artículo 336, numeral 10 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela
sobre las sentencias de amparo constitucio-
nal con la finalidad de la uniformidad de
criterios constitucionales”.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CC: Artículo 162.
CDM: Artículo 72.
CRBV: Artículos 2, 46 y 59.
DSETFIDFRC: Artículo 5.
LEM: Artículos 2, 16, 24 y 25.
LOPNA: Artículos 35, 42, 80, 85
y 8693.

Extracto del Fallo:

De ese modo el derecho a la vida, aunque intrínsecamente subjetivo,


desde que el Constituyente erigió la vida como uno de los valores supe­
riores del ordenamiento jurídico venezolano (artículo 2) le atribuyó al

93
Los artículos 35, 42, 80, 85 y 86 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
49 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

derecho que lo engloba una dimensión objetiva que no es posible obviar;


más aún, cuando, ontológicamente, es presupuesto necesario para el
ejercicio de los restantes derechos. Es por ello que el derecho a la vida,
además de contar con un régimen de protección negativo, esto es, de
abstención (ninguna ley puede establecer la pena de muerte, ni autori­
dad alguna aplicarla), a la vez cuenta con un régimen de protección
positivo que impide considerar dicho derecho como un derecho de liber­
tad, capaz de permitirle al titular disponer del derecho a la vida con la
aquiescencia del Estado (causar su muerte bajo autorización pública); o
legitimarlo para exigirle al Estado, so pretexto de ejercer otro derecho
de igual rango, indiferencia ante la certeza del resultado mortal de una
acción u omisión, esto es, que anule por completo dicho derecho.

Por tanto, aunque el derecho del paciente a determinar el curso de su


tratamiento médico es primordial, si se encuentra en riesgo la vida del
objetor, el conflicto alcanza una trascendencia social donde procede
bajo un test de proporcionalidad ponderar los derechos fundamentales
en aparente colisión. De ese modo, no es válido que sin existir trata­
miento alternativo el paciente renuncie a la atención médica prescrita,
pues dicha renuncia atentaría contra el derecho fundamental a la vida,
estipulado además como un valor superior del Estado. Más aún, cuan­
do si la relación médico­paciente, como relación jurídica, abarca tanto
los derechos como los deberes de ambos, es menester recordar que
no es válida la objeción de conciencia si impide a otros cumplir con la
Ley; y no cabe lugar a dudas que es deber del galeno procurar la
protección de la vida. Así lo indica el artículo 24 de la Ley del Ejerci­
cio de la Medicina, que dispone que “[e]l respeto a la vida y a la
persona humana constituirá, en toda circunstancia, el deber prin-
cipal del médico…”. En igual sentido se pronuncia el Código de Deon­
tología Médica que preceptúa en el artículo 1 que “[e]l respeto a la
vida, dignidad y a la integridad de la persona humana constitu-
yen en todas las circunstancias deber primordial del médico” (su­
brayado y resaltado del texto citado); o en la parte in fine del artículo
16 según la cual “…salvaguardar la vida del paciente será un acto
ético jerárquico superior de la práctica médica”.

Ciertamente, no desconoce la Sala que ambos textos legales hacen re­


ferencia también al deber del médico de respetar la voluntad del pacien­
te (Vid. artículo 25, ordinal 2° de la Ley del Ejercicio de la Medicina, o
el artículo 72.8 del Código de Deontología Médica), pero el conflicto no
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 49 1

es una antinomia normativa sino que amerita una ponderación de valo­


res constitucionales que ha sido resuelta por la Sala a favor del derecho
a la vida, tomando en cuenta los valores y los patrones culturales de
nuestra sociedad consagrados en nuestro ordenamiento constitucional.

En definitiva, en criterio de la Sala, y atendiendo a la redacción del texto


constitucional, la libertad de un Testigo de Jehová en su condición de
paciente de elegir someterse o no a la transfusión de hemoderivados
forma parte de su libertad religiosa y de conciencia; pero solamente es
válida mientras exista un tratamiento alternativo, pues siempre cuenta
con mayor valor jurídico la preservación de la vida que la libertad de
conciencia; y ante semejante conflicto es menester respetar la jerarquía
de los derechos en conflicto y salvaguardar el derecho de mayor enti­
dad. En otras palabras, el ejercicio de la objeción de conciencia es ab­
solutamente garantizable, siempre y cuando no colida con otros derechos
protegidos y cuando no impida a otros el cumplimiento de sus deberes.

Lo expuesto obedece al hecho de que aunque en abstracto ambos dere­


chos gozan de la misma jerarquía constitucional, es en el ámbito fáctico
donde procede hacer la ponderación para armonizar la vigencia simul­
tánea de ambos derechos. En ese sentido, aunque la libertad religiosa
posee un peso específico en la estructura constitucional, nuestro patrón
cultural identifica como capital el respeto y el fomento del derecho a la
vida. Sólo eso explica que en el artículo 2 de la Constitución se estatuya
a la vida como un valor superior del ordenamiento jurídico; y que en el
artículo 46.3 se excepcione la prohibición de experimentar científica­
mente sin el consentimiento de la persona si está en peligro la vida.

Lo anterior no significa bajo el caso de autos que no se respete la liber­


tad religiosa de los Testigos de Jehová, antes más, la acción que procu­
ra la Sala es ponderar ambos derechos, producto de lo cual se exige que
sólo ante una situación de extrema gravedad para el paciente se preser­
ve el derecho a la vida, lo que pudiera suceder con menos frecuencia de
lo esperado.

En efecto, resultado de la investigación documental realizada por la Sala


con ocasión de este caso, se ha constatado que en el área de las cien­
cias médicas existen tratamientos médicos para las personas que profe­
san la religión de los Testigos de Jehová sin acudir a transfusiones: los
fluidos de reemplazo de naturaleza coloidal o cristaloide, el electrocau­
49 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

terio, la anestesia hipotensiva y la hipotermia inducida son algunas de


las opciones a las que, aparentemente, estos ciudadanos no se oponen;
incluso hay tendencias que sostienen que el entendimiento religioso de
los Testigos de Jehová no les prohíbe de modo absoluto el uso de com­
ponentes como la albúmina, globulinas inmunológicas y preparaciones
para los hemofílicos. En fin, sin ánimos de ahondar en un tema que no
es del dominio de la Sala y, por ende, sin asumir postura alguna respecto
de la pertinencia de tales opciones, lo que se pretende resaltar es que la
literatura médica actualizada da cuenta de múltiples alternativas a las
transfusiones, resultado de más experiencia quirúrgica y del respeto al
principio de consentimiento informado que goza de reconocimiento
legal expreso en distintos países; y que nuestro ordenamiento jurídico
acepta igualmente.

Por tanto, sólo para el supuesto de que la transfusión de hemode-


rivados sea la única opción científicamente comprobada y tecnoló-
gicamente asequible en el país para resguardarle la vida al
paciente-objetor, la transfusión de hemoderivados aun en contra
de la voluntad del paciente-objetor es lo correcto y legalmente
procedente para el médico, pues, como se ha dicho, el derecho a la
vida no es un derecho de libertad que implique disponibilidad. Se trata de
un derecho que merece protección absoluta aun en contra del titular, por
lo que la transfusión de sangre en contra de la voluntad del paciente tiene
respaldo constitucional tras el acto de ponderación entre el derecho a la
vida y a la libertad religiosa realizada por esta Sala en el presente fallo.
De ese modo, la acción del médico en tal sentido tendría cobertura cons­
titucional por cuanto constituiría un “estado de necesidad”.

En todo caso, visto que cada vez son más los cuadros clínicos en los que
es posible respetar las creencias fundamentales de los Testigos de Je­
hová sin irrespetar el derecho a la vida y el mejor interés del paciente,
es por lo que la Sala estipula, en reconocimiento del derecho de libertad
de conciencia de los ciudadanos y ciudadanas que profesan dicha reli­
gión, que el médico tratante está en el deber de informar debida-
mente al paciente sobre las posibilidades reales existentes en el
país de optar por tales tratamientos médicos alternativos y de
transferirlo a otro médico cuando no esté en capacidad de efec-
tuar el tratamiento médico sin uso de hemoderivados; pero ello
­se insiste­ sólo será así cuando no peligra la vida, esto es, cuando no es
posible la vigencia simultánea de ambos derechos fundamentales.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 49 3

Ahora bien, el resultado producto de la decisión adoptada por el pacien­


te­objetor de conciencia de someterse a tratamientos médicos alternati­
vos es de su exclusiva responsabilidad, por ser consecuencia directa del
ejercicio del derecho a la libertad y no puede ser trasladada al médico.

De ese modo, esta sentencia declara que es conforme a derecho la


decisión del médico de transfundir hemoderivados en contra de la vo­
luntad del paciente, siempre y cuando dicho procedimiento médico sea
la única opción científicamente comprobada y tecnológicamente ase­
quible en el país para resguardarle la vida al paciente­objetor Testigo de
Jehová o practicante de cualquier otra religión o culto que parta de los
mismos principios.

No obstante lo anterior, esta Sala estima oportuno referirse al caso de


los niños, niñas y adolescentes hijos de padres Testigos de Jehová que
profesan directamente la religión de sus padres, circunstancia bajo la
cual la regla opera de forma diferente. Ciertamente, siguiendo la ampli­
tud del artículo 59 constitucional en concatenación con el artículo 35 de
la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y del Adolescente,
los niños, niñas y adolescentes son titulares del derecho a la libertad
religiosa; pero la libertad de pensamiento, conciencia y religión que les
asiste se debe incardinar con el deber de los padres o representantes de
guiar su actividad cognoscitiva. En efecto, según el aludido precepto
legal, “[l]os padres, representantes o responsables tienen el dere-
cho y el deber de orientar a los niños, niñas y adolescentes en el
ejercicio de este derecho, de modo que contribuya a su desarrollo
integral”. Incluso, el precepto constitucional estipula que “[e]l padre y
la madre tienen derecho a que sus hijos o hijas reciban la educa-
ción religiosa que esté de acuerdo con sus convicciones”.

Ahora bien, esa potestad de guiar la formación integral del hijo no


implica que se abandone por entero a su disposición el ejercicio o dis­
posición de sus derechos, pues si bien los padres tienen la máxima
potestad de decisión cuando se enfrentan a las posibilidades de riesgo
o beneficio de un procedimiento médico invasivo sobre sus hijos: ciru­
gía, radiación, quimioterapia, por ejemplo; no se deben obviar dos co­
sas. Por una parte, que la objeción de conciencia (bien sea por motivos
religiosos o ideológicos) es una acción particular cuyo principal requi­
sito es no afectar derechos de terceros; razón por la cual no le es
dable a los padres imponerle a sus hijos sufrir las consecuencias de la
49 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

objeción de su conciencia trasladada por representación a su menor


hija o hijo, por cuanto la objeción de conciencia es un derecho de ejer­
cicio personalísimo que no admite representación. A mero título ilus­
trativo, cabe indicar que así lo ha señalado en Derecho Comparado,
por ejemplo, la Sala II de la Cámara de Apelaciones Civil y Comercial
de San Martín (Argentina) en fallo del 11 de noviembre de 1985, en el
cual indicó que: “[l]a libre profesión de cultos y el ejercicio que le
es consecuente, garantizados por el art. 14 de la Constitución
Nacional, tienen como valla el no poner en peligro cierto ni la
vida ni la Salud de terceros, aun cuando se trate del propio hijo
menor”. Que “[e]l art. 19 de dicho cuerpo legal Supremo es claro
y específico a este respecto cuando pone como límite a la libertad
en las acciones privadas de los hombres, el que no perjudiquen a
un tercero. En este ámbito entran no sólo las actitudes derivadas
de las propias convicciones morales o ideológicas, sino también
las que son consecuencia del credo religioso que se profesa. Es
que la obligación de no dañar –que es de derecho natural– está
puesta en la cúspide de nuestro ordenamiento jurídico, e involu-
cra la obligación de no exponer a otro a un daño cierto”.

Por la otra, es necesario señalar que la objeción de conciencia exige


discernimiento pleno para aquilatar los pro y los contra de su decisión;
discernimiento que nuestro ordenamiento presume que es alcanzado
plenamente cuando se alcanza la mayoría de edad. Por tanto, en el
caso específico de la objeción de conciencia ante la transfusión de
hemoderivados se debe advertir que dicho derecho, por la trascenden­
cia de su resultado, exige una capacidad jurídica plena que haga pre­
sumir un entendimiento cabal de la responsabilidad que genera tal
decisión. Es por ello que el ejercicio de las libertades a que alude el
artículo 35 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes tiene que modularse de acuerdo con su madurez, es de­
cir, a las distintas gradaciones que nuestro Código Civil emplea para
reglamentar la capacidad de obrar. Este mismo criterio es asumido
por la jurisprudencia foránea que le es conocida al foro venezolano,
específicamente, por la sentencia N° 154/2002 del Tribunal Constitu­
cional Español, en la cual se indicó, lo siguiente:

Es cierto que el ordenamiento jurídico concede relevancia a determina­


dos actos o situaciones jurídicas del menor de edad. Ello se aprecia en
concreto –atendiendo a la normativa que pudiera regular las relaciones
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 49 5

entre las personas afectadas por el tema que nos ocupa– tanto en la
Compilación del Derecho Civil de Aragón (aplicable en cuanto tuvieran
la vecindad civil en dicho territorio foral) como, en su caso, en el Código
Civil. Así, los actos relativos a los derechos de la personalidad (entre los
que se halla precisamente el de integridad física), de los que queda ex­
cluida la facultad de representación legal que tienen los padres en cuan­
to titulares de la patria potestad, según explícitamente proclama el art.
162.1 del Código Civil (precepto sin correlato expreso en la Compila­
ción); tal exclusión, por otra parte, no alcanza al deber de velar y cuidar
del menor y sus intereses. También cabe señalar diversos actos condu­
centes a la creación de efectos jurídicos o a la formalización de deter­
minados actos jurídicos, como son, entre otros, los relativos a la capacidad
para contraer matrimonio, para testar, para testificar, para ser oído a fin
de otorgar su guarda o custodia a uno de los progenitores. Y asimismo,
en el ámbito penal, para la tipificación de determinados delitos.

Ahora bien, el reconocimiento excepcional de la capacidad del menor


respecto de determinados actos jurídicos, como los que acaban de ser
mencionados, no es de suyo suficiente para, por vía de equiparación,
reconocer la eficacia jurídica de un acto –como el ahora contemplado–
que, por afectar en sentido negativo a la vida, tiene, como notas esen­
ciales, la de ser definitivo y, en consecuencia, irreparable.

De las consideraciones precedentes cabe concluir que, para el examen


del supuesto que se plantea, es obligado tener en cuenta diversos extre­
mos. En primer lugar, el hecho de que el menor ejercitó determinados
derechos fundamentales de los que era titular: el derecho a la libertad
religiosa y el derecho a la integridad física. En segundo lugar, la consi­
deración de que, en todo caso, es prevalente el interés del menor, tute­
lado por los padres y, en su caso, por los órganos judiciales. En tercer
lugar, el valor de la vida, en cuanto bien afectado por la decisión del
menor: según hemos declarado, la vida, “en su dimensión objetiva, es
“un valor superior del ordenamiento jurídico constitucional” y “supuesto
ontológico sin el que los restantes derechos no tendrían existencia posi­
ble” (STC 53/1985)” (STC 120/1990, de 27 de junio, FJ 8). En cuarto
lugar, los efectos previsibles de la decisión del menor: tal decisión revis­
te los caracteres de definitiva e irreparable, en cuanto conduce, con
toda probabilidad, a la pérdida de la vida.
49 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

En todo caso, y partiendo también de las consideraciones anteriores, no


hay datos suficientes de los que pueda concluirse con certeza –y así lo
entienden las Sentencias ahora impugnadas– que el menor fallecido,
hijo de los recurrentes en amparo, de trece años de edad, tuviera la
madurez de juicio necesaria para asumir una decisión vital, como la que
nos ocupa. Así pues, la decisión del menor no vinculaba a los padres
respecto de la decisión que ellos, a los efectos ahora considerados, ha­
bían de adoptar”.

En igual sentido se ha pronunciado la Corte Constitucional colombia­


na en fallo distinguido con el alfanumérico T­474/96 en el que indicó,
lo siguiente:

Con base en lo expuesto sobre la capacidad relativa que el


Estado gradualmente le reconoce al menor, es viable concluir
que en el caso específico que ocupa a la Sala, el menor adulto
para el cual se solicita protección, al que apenas le faltan seis
meses para alcanzar la mayoría de edad, goza de capacidad
suficiente, esto es, de suficiente juicio y discernimiento, y así
lo establece la ley en el artículo 14 de la Convención sobre los
Derechos del Niño aprobada por la ley 12 de 1991, para deci­
dir, como lo ha hecho, si se acoge o no a una determinada
religión y a sus preceptos; ahora bien, si en cumplimiento de
tales preceptos pretende adoptar decisiones que ponen en pe­
ligro su propia vida, como es rehusar un tratamiento médico
que en opinión de los especialistas es esencial, dada la grave­
dad de su estado, el Estado tiene la obligación de proteger ese
derecho fundamental a la vida sin el cual no sería posible la
realización de los demás derechos que consagra la Carta Polí­
tica, mucho más si se tiene en cuenta que se trata de un ado­
lescente en proceso de formación, sujeto a la natural presión
que causa la posibilidad cercana de la muerte, agobiado por la
incertidumbre y ansioso de encontrar respuestas y alternativas
que por lo menos alivien la angustia espiritual que muy segura­
mente lo embarga.

La situación que afronta el menor, para el cual se solicita pro­


tección, no permite concluir que éste se encuentre en condi­
ciones de asumir de manera objetiva su enfermedad y mucho
menos que se encuentre en capacidad y disposición de tomar
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 49 7

decisiones originadas en un libre y autónomo ejercicio de re­


flexión dirigido por su propio entendimiento; su condición lo
hace vulnerable, por lo que más que nunca necesita de la orien­
tación de sus padres y de su participación en la toma de deci­
siones que comprometen el más fundamental de sus derechos:
el derecho a la vida.

En ese orden de ideas, pero siguiendo las orientaciones de la Ley Orgá­


nica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, cabe referir
que aunque es deber jurídico oír la opinión del niño, de la niña o del
adolescente sobre su objeción de conciencia, en definitiva, su criterio no
es vinculante y, por tanto, tampoco decisivo para seleccionar mediante
ponderación de derechos el procedimiento médico a aplicar, pues, más
allá de las razones que puede esgrimir un niño, una niña o un adolescen­
te para objetar la conciencia por la transfusión de hemoderivados, la
magnitud de esa decisión no puede presumirse válidamente asumida, ni
siquiera si es convalidada por los padres o representantes, ya que res­
pecto de ellos la regla exige que siempre prive el derecho a la vida y a la
salud frente al ejercicio de cualquier otro derecho. Así ha sido recogido
por el artículo 5, parágrafo 5 de la Declaración sobre la Eliminación de
Todas las Formas de Intolerancia y Discriminación Fundadas en la Re­
ligión o en las Convicciones, dictada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas (Resolución 36/55), según el cual: “la práctica de la
religión o convicciones en que se educa a un niño no deberá per-
judicar su salud”; y por el artículo 42 de la Ley Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, en el que se indica que los
padres “…están obligados a cumplir las instrucciones y controles
médicos que se prescriban con el fin de velar por la salud de los
niños, niñas y adolescentes”.

Siendo ello así, en el caso de los niños, niñas y adolescentes hijos de


padres Testigos de Jehová o que practiquen cualquier otra religión o
culto que parta de los mismos principios, siempre prevalecerá el criterio
que conlleve un resguardo más seguro o probable del derecho a la vida;
regla que no varía si se trata de un adolescente emancipado. Por tanto,
sólo en casos de urgencia y de inminente peligro de muerte los niños,
niñas o adolescentes podrán ser tratados con hemoderivados por los
médicos sin autorización previa ninguna, si dicho tratamiento es impres­
cindible para preservarles la vida y si no existe en el país tratamiento
médico alternativo al efecto. En cualquier supuesto, le corresponde a
49 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

los órganos que ejercen el Poder Público velar porque el ejercicio de la


patria potestad y de la potestad de educar a los hijos en la confesión
religiosa que consideren pertinentes, que le atribuye a los padres y a las
madres el artículo 59 constitucional, se ejerzan en interés del niño, de la
niña o del adolescente; y no sucumban frente a valores muy respetables
que también riñen con el interés superior que los asiste. Así se decide.

En conclusión, atendiendo a las consideraciones expuestas, el contenido


decisorio vinculante de este fallo se resume en los siguientes incisos:

1.- Los médicos tratantes están obligados a respetar las convicciones


de los pacientes, por lo que sólo pueden válidamente transfundir hemo­
derivados con el consentimiento del paciente­objetor, a menos de que
ante inminente peligro de muerte la transfusión de hemoderivados sea
la única opción para resguardarle la vida al paciente.

2.- El paciente­objetor tiene derecho a que el médico tratante le infor­


me debida y oportunamente sobre las posibilidades reales que existen
en el país de ser tratado sin uso de hemoderivados y si el mismo está en
capacidad de efectuar dicho tratamiento; en caso contrario, el paciente­
objetor tiene derecho a que el médico tratante lo transfiera a otro médi­
co en esa especialidad.

3.- Sólo en casos de urgencia y de inminente peligro de muerte los ni­


ños, niñas o adolescentes podrán ser tratados con hemoderivados por
los médicos sin autorización previa ninguna, si dicho tratamiento es im­
prescindible para preservarles la vida y si no existe en el país tratamien­
to médico alternativo al efecto.

DEL CASO SUB IUDICE

En el caso de autos, la parte solicitante de la revisión alega que a su


representada, una adolescente de doce (12) años de edad, se le trans­
gredió el derecho a opinar contemplado en los artículos 80, 85 y 86 de la
otrora Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente,
cuando no se consideró su religión (Testigos de Jehová) al momento de
que el Consejo de Protección ordenara que se le transfundiera hemode­
rivados. Planteados de este modo los hechos, y visto que se trataba de
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 49 9

una adolescente, en el presente caso imperaba el criterio que conlleva­


ba un resguardo más seguro o probable de su derecho a la vida, es decir,
el del médico tratante con el aval del Consejo de Protección, pues para
ese entonces esa facultad no estaba declarada por este fallo, de modo
que esta Sala considera que la sentencia dictada por la Sala N° 1 de la
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial de Protección de Niños, Ni­
ñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Área Metropolita­
na de Caracas, el 9 de febrero de 2007, no realizó una incorrecta
interpretación constitucional, no vulneró el orden público constitucional,
o principios jurídicos fundamentales, ni incurrió en un error grotesco en
cuanto a la interpretación de normas constitucionales, así como tampo­
co desconoció algún criterio interpretativo de dichas normas que haya
sido asentado por esta Sala Constitucional con anterioridad a dicho fa­
llo, razón por la cual se declara que NO HA LUGAR en derecho la
solicitud de revisión presentada. Así se decide.

Visto el contenido interpretativo de este fallo, y a fin de su divulgación


se ordena su reseña en el sitio web de este Tribunal. Por igual motivo se
ordena remitir copia certificada a los Presidentes de Circuito de Pro­
tección de Niños, Niñas y Adolescentes de todo el país, a la Federación
Médica Venezolana y al Ministro del Poder Popular para la Salud. Así
se declara.
50 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

10. Identidad biológica vs Identidad legal. Protección del nú-


cleo familiar. Procedimiento para el reconocimiento de pa-
ternidad. Derecho de filiación

Sentencia: Nº 1.443 del catorce de agosto de 2008.


Magistrada Ponente: Luisa Estella Morales Lamuño
Caso: Recurso de Interpretación interpuesto por el
apoderado del Consejo Nacional de Derechos
del Niño y del Adolescente (CNDNA), con res­
pecto a los artículos 56 y 76 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela.
Voto Salvado de la Magistrada Carmen Zuleta
de Merchán.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CC: Artículo 201.
CRBV: Artículos 56, 76, 77 y 78.
LPPFMP: 21, 22 y 30.

Extracto del Fallo:

Realizada la presentación por ante el Registro Civil, surge de inmediato


una obligación para el Registrador Civil conforme al artículo 2294 de la
mencionada ley, en concordancia con lo establecido en la Ley Orgánica
para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, de elaborar inme­
diatamente después de su nacimiento el Acta de Nacimiento del Menor,
independientemente del estado civil de los padres, previa advertencia a
la madre de los efectos de una declaración dolosa –artículo 21–.

Expedida la notificación de la persona señalada como padre del niño, si


la persona señalada como padre reconoce su paternidad, se dejará cons­
tancia de ello en el expediente abierto y en el Libro de Actas de Naci­
miento respectivo, debiendo el funcionario competente expedir una nueva

94
En este párrafo se refieren a la Ley para Protección de las Familias, la Maternidad y la
Paternidad, publicada en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 38.733, el
20 de septiembre de 2007.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 50 1

Acta de Nacimiento que sustituirá la anterior, en la cual no se contendrá


mención alguna del presente procedimiento.

No obstante, si la persona señalada como padre del niño negare la pa­


ternidad, se podrá solicitar la práctica de una prueba de ADN u otra
experticia para comprobar la paternidad, si éste se negare se considera­
rá esta negativa como un indicio en su contra, tal como lo ha establecido
la jurisprudencia al respecto.

Si del resultado de la referida prueba se comprueba la paternidad, se


dejará constancia de ello en el expediente abierto y en el Libro de Actas
de Nacimiento respectivo, debiendo el funcionario competente expedir
una nueva Acta de Nacimiento que sustituirá la anterior, en la cual no se
contendrá mención alguna del presente procedimiento.

Asimismo, cabe destacar que conforme a lo dispuesto en el artículo 30,


si existiese disconformidad con los resultados de la prueba de filiación
biológica, la madre o la persona señalada como padre podrán acudir
ante los órganos jurisdiccionales competentes a intentar las respectivas
acciones judiciales que estimen pertinentes.

Por último, debe destacarse que ante la ausencia inicial en el procedi­


miento establecido en la referida ley, sin que la persona señalada como
padre acuda a reconocer o negar su paternidad, deberán remitirse las
actuaciones al Ministerio Público para que proceda a iniciar el procedi­
miento de filiación correspondiente.

En concordancia con lo expuesto, debe reiterar esta Sala que constituye


una obligación para los Registradores Civiles garantizar el derecho de
identidad de todo niño, por lo que, ante el reconocimiento voluntario
efectuado por los padres unidos en un vínculo matrimonial o unión esta­
ble de hecho, o ante la solicitud de éstos por no estar unidos los padres
biológicos en el supuesto anterior, deben los referidos funcionarios ex­
pedir el Acta de Nacimiento inmediatamente y abrir el procedimiento
administrativo establecido en la Ley para Protección de las Familias, la
Maternidad y la Paternidad.

Asimismo, debe reiterarse que en caso de controversia que verse sobre


el respectivo reconocimiento por pretender ciertos derechos filiatorios
sobre un hijo, debe destacarse que el ordenamiento jurídico contempla
50 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

las acciones de inquisición o desconocimiento de paternidad, según sea


el supuesto respectivo, ante los órganos jurisdiccionales competentes,
sin que ello implique un menoscabo del derecho de identidad que debe
asegurarse a los hijos.

Asimismo, aprecia esta Sala que ciertamente la presunción establecida


en el artículo 201 del Código Civil tiene como objeto un mecanismo de
tutela de protección al hijo, no obstante, se aprecia que de la interpreta­
ción realizada por los órganos administrativos al negarse a inscribir el
registro realizado por la madre de una filiación extramatrimonial, tal
como exponen los recurrentes, implicaría una violación a los artículos
56 y 76 del Texto Constitucional, así como a la Ley para Protección de
las Familias, la Maternidad y la Paternidad, la cual establece el mencio­
nado procedimiento para el reconocimiento de paternidad

En atención a ello, se aprecia que la interpretación mencionada, reali­


zada por los funcionarios competentes del contenido del artículo 201
del Código Civil, no se corresponde con la intención del Constituyente,
como sujetos plenos de derechos y protegidos no únicamente por la
legislación, sino también por los tribunales (Vid. Artículo 78 de la Cons­
titución de la República Bolivariana de Venezuela), razón por la cual
resulta necesaria su interpretación conforme al Texto Constitucional,
en el sentido de consolidar la primacía de la identidad biológica sobre
la legal, siempre que exista una disparidad entre ambas y que exista
un expreso consentimiento de las partes de instaurar el referido pro­
cedimiento administrativo.

Aunado a lo expuesto, debe destacarse que en atención a los principios


de especialidad y temporalidad de las normas (Vid. Sentencia de esta
Sala N° 2.344/2001), resulta de aplicación preferente la Ley para Pro­
tección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad sobre la presun­
ción de paternidad establecida en el Código Civil, siempre y cuando no
operen los supuestos de aplicación del artículo 201 del Código Civil, y se
pretenda desvirtuar la presunción establecida en el referido artículo.

En este escenario, debe aclararse que para determinar la filiación no


puede ignorarse que el matrimonio confiere, en principio, certeza a la
paternidad, y que esta idea debe influir en el mismo régimen de las
acciones, haciendo más fácil la reclamación de una filiación matrimo­
nial y más dificultosa su impugnación, por lo que, teniendo el matrimonio
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 50 3

importancia primordial en el terreno de la creación del vínculo, resulta


necesaria la persistencia de tal presunción, siempre y cuando no exista
la instauración del novedoso procedimiento establecido en la Ley para
Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad.

Todo ello, en virtud de que la protección del interés supremo en la filia­


ción, es el derecho del hijo al efectivo respeto y consagración de sus
derechos constitucionales, discriminados éstos en derechos civiles, eco­
nómicos, sociales y culturales, los cuales son objeto de protección no
sólo por sus representantes legales, sino por los órganos del Estado (Vid.
Mercedes Cabrera, Los Derechos del Niño: De la Declaración de
1959 a la Convención de 1989, en Derechos Humanos, Edit. Tecnos,
1992, p. 187).

Es por estas razones, que no pueden los órganos administrativos abste­


nerse de registrar un acta de nacimiento solicitada por la madre de una
filiación extramatrimonial, fundamentando la negativa en la presunción
establecida en el artículo 201 del Código Civil, cuando exista concu­
rrencias de voluntades de las partes involucradas, ya que la resolución
de la controversia en virtud del conflicto surgido entre la paternidad
biológica y la legal, dada la preeminencia que debe tener la identidad
biológica sobre la identidad legal, todo ello de conformidad con lo ex­
puesto en el artículo 56 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela.

Finalmente, esta Sala declara resuelto el presente recurso de interpre­


tación, en los términos expuestos en el presente fallo. Así se decide.

VOTO SALVADO

Quien suscribe, Magistrada Carmen Zuleta de Merchán, salva su voto


por disentir del criterio sostenido por la mayoría sentenciadora que inter­
pretó el contenido de los Arts. 56 y 76 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, a solicitud del Consejo Nacional de Derechos
del Niño y del Adolescente y de la Asociación Civil Centros Comunitarios
de Aprendizaje, con fundamento en los siguientes argumentos:

En criterio de quien suscribe, en la interpretación de los artículos aludi­


dos se omitió cualquier consideración respecto del artículo 77, también
50 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que esta­


blece textualmente lo siguiente:

Artículo 77.- Se protege el matrimonio entre un hombre y


una mujer, fundado en el libre consentimiento y en la igualdad
absoluta de los derechos y deberes de los cónyuges. Las unio­
nes estables de hecho entre un hombre y una mujer que cum­
plan los requisitos establecidos en la ley producirán los mismos
efectos que el matrimonio (resaltado añadido).

Del texto transcrito se infiere que la institución del matrimonio y de la


unión estable de hecho, protegidas constitucionalmente, son de natura­
leza monogámica y con los mismos efectos filiales y patrimoniales que
establece el Código Civil (Vid. Sent. N° 1682/2005). Esta naturaleza
monogámica, además de estar establecida constitucionalmente, se en­
cuentra fuertemente arraigada en nuestra tradición de cultura, de modo
que una interpretación asistemática, aislada y exegética de los artículos
56 y 76 de la Constitución no podría trastocarla, permitiendo que la sola
voluntad de la madre desvirtúe la presunción establecida en el artículo
201 del Código Civil con el grave desconocimiento de la voluntad del
cónyuge y del supuesto padre biológico, pues no podemos olvidar que la
seguridad jurídica es un valor fundamental de la institucionalidad de la
convivencia ciudadana.

Este razonamiento es conforme con la hermenéutica de la Sala iniciada


con la sentencia N° 1309/2001. En efecto, ha sido doctrina de la Sala
que la interpretación del texto constitucional debe consistir en un ejerci­
cio sistemático del texto que atienda a todas las normas insertas dentro
de un conjunto constitucional orgánico. Ya que la sola interpretación
aislada y exegética de las normas puede conducir a dislocar el sistema
institucional afectando la seguridad jurídica, que es un valor básico en la
regulación del ordenamiento civil.

La interpretación de los artículos 56 y 76 de la Constitución de la Repú­


blica Bolivariana de Venezuela no debe entrar en colisión con la regula­
ción legal de las relaciones familiares establecidas en el Título V del
Código Civil vigente. De allí que, consecuente con el sistema normativo,
los artículos 20 y siguientes de la reciente Ley para Protección de las
Familias, la Maternidad y la Paternidad (G.O. N° 38.773 de 20 de sep­
tiembre de 2007) dejen a salvo la regulación establecida en el Código
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 50 5

Civil sobre filiación legítima. En cambio, cuando la mayoría sentencia­


dora introduce en la interpretación del artículo 20 eiusdem un supuesto
no establecido, como lo es el registro de un acta de nacimiento de
una filiación extramatrimonial solicitada por la madre unida en
matrimonio, partiendo de la interpretación aislada de los artículos 56 y
76 constitucionales desarticula todo un sistema legal que ha sido cons­
truido con apego a la evolución de nuestra idiosincrasia social y que no
es ajeno al interés superior del niño como nuevo paradigma en las rela­
ciones familiares.

A nuestro modo de ver, el razonamiento efectuado por la mayoría sen­


tenciadora es ajeno a nuestra tradición de cultura, porque atenta contra
la naturaleza monogámica del matrimonio, e introduce un elemento de
desconcierto social; amén del conflicto legal que genera el desconoci­
miento de los derechos del cónyuge y del supuesto padre biológico de­
clarado en la relación extramatrimonial.

En resumen, creemos que la construcción interpretativa que hace la


mayoría sentenciadora en el caso de autos en nada contribuye a la se­
guridad jurídica institucional; antes, por el contrario, introduce un ele­
mento de desconcierto social que puede influir negativamente en el
pacífico discurrir de las relaciones interfamiliares, creando innecesaria­
mente conflictividad en el ámbito civil privado porque ninguna madre en
su sano juicio se arriesgaría a estigmatizar socialmente a su hijo.

En nuestro sistema legal de familia, las parejas que se unen en matrimo­


nio o en uniones estables de hecho deben consentir expresamente la
filiación de los hijos que no han procreado, así ocurre con la adopción,
con la inseminación artificial o la fertilización in vitro con donación de
semen y otras configuraciones familiares por construirse legalmente;
este consentimiento de la pareja es lo que ha contribuido a la evolución
pacífica a un sistema legal consolidado de Derecho de Familia, como
existe en Venezuela.

Queda así expresado el criterio de la Magistrada disidente.

En Caracas, fecha ut supra.


50 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

11. Todos los jueces deben velar por la protección de los dere-
chos y garantías establecidas en la Ley Orgánica para la
Protección del Niño, Niña y del Adolescente, sin importar
si pertenecen a esta materia especial

Sentencia: Nº 1.462 del quince de octubre de 2008.


Magistrada Ponente: Luisa Estella Morales Lamuño
Caso: Conflicto Negativo de Competencia suscitado
entre el Juzgado Primero de Primera Instancia
en lo Civil, del Tránsito y Agrario de la Cir­
cunscripción Judicial del estado Nueva Espar­
ta y el Juzgado de Protección de Niños, Niñas
y Adolescentes de esa misma Circunscripción
Judicial, para conocer de la acción de amparo
constitucional interpuesta contra el acto admi­
nistrativo dictado por el Instituto Nacional de
Tierras, el 25 de julio de 2006.

Normativa citada en el extracto del fallo:


LOPNA: Artículo 17795.
LTDA: Artículos 167 y 168.

Extracto del Fallo:

En el presente caso, las representantes judiciales de los ciudadanos Oil­


da Yolanda Noriega de Marcano, Francisco Antonio Marcano Noriega,
Fernando José Marcano, Bartolomé Marcano Noriega y Marinés del
Valle Marcano Noriega, así como de los menores cuyos nombres se
omiten de conformidad con lo previsto en el artículo 65 de la Ley Orgá­
nica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, interpusieron
acción de amparo constitucional conjuntamente con medida cautelar
innominada contra el acto administrativo dictado por el Instituto Nacio­
nal de Tierras en su sesión N° 87­06, según punto de cuenta N° 000100,

95
El artículo 177 se modificó en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 50 7

del 25 de julio de 2006, donde decidió declarar ocioso e inculto el predio


denominado Ño Luis y Barbasco, así como por su falta de respuesta
ante los “(…) argumentos presentados por los causahabientes ma-
yores de edad en el escrito presentado (…) que reposa al folio 213
del expediente administrativo N° 05-17-09-00005 (…)”, lo cual adu­
jeron vulneró los derechos de su representados a la defensa, al debido
proceso, de petición, oportuna y adecuada respuesta, consagrados en
los artículos 49 y 51, respectivamente, de la Carta Magna.

(…omissis…)

En efecto, en criterio de esta Sala, el asunto de autos se trata de un


conflicto cuyo conocimiento jurisdiccional está dentro de la competen­
cia de los denominados tribunales de la jurisdicción contencioso­admi­
nistrativa especial (funcionarial, tributaria, inquilinaria y, en este caso,
agraria) a los que corresponde, en virtud de ley expresa, el conocimien­
to de toda demanda, incluso las de amparo constitucional, cuyo objeto
sea una pretensión que se deduzca como consecuencia del ejercicio de
alguna de dichas potestades de especial contenido administrativo.

Ello así, es imperioso para esta Sala traer a colación lo establecido en


los artículos 167 y 168 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, publi­
cada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezue-
la, Extraordinario N° 5.771 del 18­05­2005, disposiciones normativas
éstas que se refieren a la competencia de los tribunales para conocer de
casos como el de autos. Tales artículos expresan lo siguiente:

Artículo 167.­ Son competentes para conocer de los recur­


sos que se intenten contra cualquiera de los actos adminis­
trativos agrarios:

1.­ Los Tribunales Superiores Regionales Agrarios compe­


tentes por la ubicación del inmueble, como Tribunales de Pri­
mera Instancia.

2.­ La Sala Especial Agraria de la Sala de Casación Social


del Tribunal Supremo de Justicia, como Tribunal de Segunda
Instancia.
50 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Artículo 168.- Las competencias atribuidas de conformi-


dad con el artículo anterior comprenden el conocimien-
to de todas las acciones que por cualquier causa, sean
intentadas con ocasión a la actividad u omisión de los
órganos administrativos en materia agraria, incluyendo el
régimen de los contratos administrativos, el régimen de las ex­
propiaciones, las demandas patrimoniales y demás acciones
con arreglo al derecho común que sean interpuestas contra
cualesquiera de los órganos o los entes agrarios” (Negrillas y
subrayado de la Sala).

Así pues, como puede evidenciarse, las citadas disposiciones normati­


vas atribuyen competencia para conocer y decidir en primera instancia,
de las impugnaciones de todos los actos y omisiones agrarias, es decir
contra las actuaciones u omisiones de los órganos administrativos agra­
rios a los Juzgados Superiores Regionales Agrarios (como en el caso de
marras, lo constituye el Instituto Nacional de Tierras).

En consideración de lo anterior, debe concluirse que en los casos de


amparos constitucionales interpuestos contra autoridades administrati­
vas agrarias, corresponderá su conocimiento, en primer grado de la ju­
risdicción constitucional, a los Juzgados Superiores Regionales Agrarios
con competencia en el territorio en el cual se materialice la lesión de­
nunciada, y ello ha sido ratificado constantemente en diversas decisio­
nes de esta Sala, entre ellas las Nos 535 del 14 de marzo de 2003, 3.310
del 2 de diciembre de 2003, 2.464 del 22 de octubre de 2004 y 263 del 16
de marzo de 2005, entre otras.

Así, siendo que en el presente caso fue denunciado como agraviante el


Instituto Nacional de Tierras, con ocasión de supuestas actuaciones
administrativas a éste imputadas y que –según se denuncia– resultan
violatorias de los derechos constitucionales a la defensa, al debido pro­
ceso, de petición, oportuna y adecuada respuesta de los accionantes, se
concluye entonces que, el ámbito material en el cual se produjo la su­
puesta lesión es el administrativo­agrario, pues las actuaciones que cons­
tituyen la supuesta afrenta constitucional provienen del que fuera el ente
administrativo rector de la política agraria respecto de un fundo aparen­
temente sometido a esta regulación especial.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 50 9

Ahora bien, aun cuando, en este caso, dentro de los peticionarios de


tutela constitucional se encuentran involucrados unos menores y, por
tanto, pudiese considerarse la competencia de un Juzgado de Protec­
ción del Niño y del Adolescente, en atención a lo que preceptúa el
artículo 177 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes, y a la ampliación que, sobre dicha disposición hizo la
Sala Plena de este Tribunal Supremo de Justicia, específicamente, en
lo que se refiere a la letra c) del Parágrafo Segundo, en el caso: “Su-
cesión Carpio De Monro Cesarían”; sin embargo, debe destacarse
que el presente asunto se refiere a un proceso de amparo, el cual está
regido por la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, el cual se incoó, además contra el Instituto Nacional
de Tierras, contra un acto administrativo que declaró ocioso e inculto
unas tierras, en razón de lo cual se advierte que el ámbito material en
el cual se produjo la supuesta lesión es el contencioso administrativo
agrario (Vid. En similares términos, sentencia de esta Sala N° 1165/
2007).Aunado a ello, se advierte que debe el Juez Agrario velar por la
protección de los derechos y garantías establecidos en la Ley Orgáni­
ca para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, con la finalidad
de salvaguardar los derechos de los menores involucrados como parte
de la sucesión involucrada en los predios objeto del respectivo proce­
dimiento administrativo.
51 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

12. Revisión de oficio de una sentencia por encontrarse afecta-


dos los derechos de los hijos menores de edad de personas
recluidas en centros penitenciarios. Los niños, niñas y ado-
lescentes son sujetos plenos de derecho y estarán protegi-
dos por la legislación, órganos y tribunales especializados

Sentencia: Nº 1.548 del veinte de octubre de 2008.


Magistrada Ponente: Luisa Estella Morales Lamuño
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta por
el Coordinador General de la Asociación Civil
Observatorio Venezolano de Prisiones contra el
fallo dictado por el Juzgado Superior en lo Civil,
Mercantil, Tránsito y Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del
estado Miranda, el 25 de marzo de 2008.
Voto Salvado del Magistrado Pedro Rafael
Rondón Haaz

Normativa citada en el extracto del fallo y en el voto salvado:


CRBV: Artículos 78 y 336.
LOASDGC: Artículos 4, 6, 10 y 48.
LOPNA: Artículo 896.
LOTSJ: Artículos 5 y 19.

Extracto del Fallo:

Se observa que el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y


Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
estado Miranda mediante decisión del 25 de marzo de 2008, declaró con
lugar la apelación ejercida por la representación del Ministerio Público
y revocó la decisión dictada por el Juzgado de Primera Instancia de
Protección del Niño y del Adolescente de la misma Circunscripción Ju­
dicial el 15 de noviembre de 2006, la cual autorizaba el ingreso de me­
nores de edad a los centros penitenciarios Rodeo I y Rodeo II; en

96
El artículo 8 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 51 1

consecuencia, se mantuvo la medida cautelar dictada el 14 de agosto de


2002, por el referido Juzgado de Primera Instancia, que prohibió el in­
greso de los niños, niñas y adolescentes a dichos centros penitenciarios.

Dicho Tribunal fundamentó su decisión al determinar que conforme a


las pruebas presentadas por la representación del Ministerio Público
“(…) las condiciones que dieron origen a la medida de protección
dictada en fecha 14 de agosto de 2002, no han variado o mejora-
do, esta juzgadora considera que los Centros Penitenciarios Ro-
deo I y II no cuentan con las condiciones de salubridad, higiene y
seguridad, mínimas con las que debería contar cualquier tipo de
recinto en el que se encuentren recluidos un grupo de personas, y
al que deban asistir niños, niñas y adolescentes. Asimismo estable­
ció que “(…) si bien es cierto que todo niño tiene derecho a fre-
cuentar a sus padres, y mantener contacto constante y directo con
ellos, no es menos cierto que tiene derecho a la vida, a la salud, a
la integridad física”.

Esta Sala ha sostenido en casos anteriores que la labor tuitiva del


Texto Constitucional mediante la revisión extraordinaria de sentencias
no se cristaliza de forma similar al establecido para los recursos de
gravamen o impugnación, diseñados para cuestionar la sentencia, para
ese entonces, definitiva. Para la revisión extraordinaria el hecho con­
figurador de la procedencia no es el mero perjuicio, sino que, además,
debe ser producto de un desconocimiento absoluto de algún preceden­
te dictado por esta Sala, de la indebida aplicación de una norma cons­
titucional, de un error grotesco en su interpretación o, sencillamente,
de su falta de aplicación, lo cual se justifica en el hecho de que en los
recursos de gravamen o de impugnación existe una presunción de que
los jueces de instancia o casación, de ser el caso, actúan como garan­
tes primigenios de la Carta Magna. Sólo cuando esa presunción logra
ser desvirtuada es cuando procede, en tales casos, la revisión de la
sentencia (Vid. Sentencia de la Sala N° 2.957 del 14 de diciembre de
2004, caso: “Margarita de Jesús Ramírez”).

Bajo las anteriores premisas, esta Sala estima que, además de los su­
puestos fijados por el numeral 10 del artículo 336 constitucional y por
los numerales 4 y 16 del artículo 5 de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia, así como de los delimitados por la Sala en su sen­
tencia N° 93 del 6 de febrero de 2001, caso: “Corpoturismo”, también
51 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

pueden ser objeto de revisión constitucional las sentencias de naturale­


za interlocutoria, incluidos los proveimientos cautelares, sólo cuando
pongan fin al proceso.

Debe esta Sala Constitucional advertir que, según pacífica y reiterada


jurisprudencia al respecto, se ha establecido que la potestad de revisión
es ejercida por esta Sala de manera extraordinaria, excepcional, res­
tringida y discrecional, si que con ello se va a contribuir a la uniformidad
en la interpretación de principios y normas constitucionales, puesto que
tal solicitud no implica una instancia adicional de conocimiento de la
causa (Vid. Sentencia de esta Sala N° 44 del 2 de marzo de 2000, caso:
“Francia Josefina Rondón Astor”).

Asimismo, debe destacarse que la solicitud de revisión no se configura


como la posibilidad de una nueva instancia de la cual disponen los ciu­
dadanos para fundamentar la misma en los posibles errores de juzga­
mientos en que incurran los jueces, sino que se constituye como un medio
extraordinario y excepcional de control de la Sala sobre la interpreta­
ción de principios y normas constitucionales, que atenten de tal modo
contra los derechos de los justiciables que hagan factible su revisión y
posterior anulatoria de la sentencia impugnada por parte de la Sala.

Así las cosas, entiende la Sala que el objeto de la decisión del Juzgado
Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del estado Miranda, es la
protección de los hijos menores de edad de los reclusos de los referidos
centros penitenciarios ante la falta de condiciones de higiene y seguri­
dad, acordando para ello que lo más prudente es prohibir su ingreso
hasta tanto estén dadas las condiciones, ello en detrimento de su dere­
cho a interrelacionarse con sus padres.

Ahora bien, conforme al artículo 78 de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela los niños, niñas y adolescentes son sujetos
plenos de derecho y estarán protegidos por la legislación, órganos y
tribunales especializados, así mismo dispone que el Estado, las familias
y la sociedad asegurarán, con prioridad absoluta, su protección integral,
para lo cual se tomará en cuenta su interés superior en las decisio-
nes y acciones que les conciernan.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 51 3

Precepto que se encuentra debidamente desarrollado en el artículo 8 de


la Ley Orgánica de Protección del Niño y del Adolescente, que establece:

Artículo 8.- Interés Superior del Niño.

El Interés Superior del Niño es un principio de interpretación y


aplicación de esta Ley, el cual es de obligatorio cumplimiento
en la toma de todas las decisiones concernientes a los niños y
adolescentes. Este principio está dirigido a asegurar el desa­
rrollo integral de los niños y adolescentes, así como el disfrute
pleno y efectivo de sus derechos y garantías.

Tales normas se encuentran en sintonía con la Convención sobre los


Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas, el 20 de noviembre de 1989, en la cual se establece el principio
de participación y corresponsabilidad en los siguientes términos:

Los niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derecho


y estarán protegidos por la legislación, órganos y tribunales
especializados, los cuales respetarán, garantizarán y desarro­
llarán los contenidos de esta Constitución, la Convención so­
bre los Derechos del Niño y demás tratados internacionales
que en esta materia haya suscrito y ratificado la República. El
Estado, las familias y la sociedad asegurarán, con priori-
dad absoluta, protección integral, para lo cual se tomará
en cuenta su interés superior en las decisiones y accio-
nes que les conciernan. El Estado promoverá su incorpora­
ción progresiva a la ciudadanía activa y creará un sistema rector
nacional para la protección integral de los niños, niñas y ado­
lescentes. (Resaltado de la Sala).

En tal sentido, entiende la Sala que ante situaciones en las cuales se


puedan ver afectados los derechos de los niños, niñas y adolescentes
deberá tomarse siempre una decisión en pro de su interés superior, lo
que implica que sus derechos subyacen ante cualquier otro interés par­
ticular o de la colectividad.

Ahora bien, distinta es la situación cuando ante una determinada situa­


ción de hecho o derecho se acuerda una decisión supuestamente en
beneficio del interés superior de los niños, niñas y adolescentes, que
51 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

pudiera eventualmente producir una disminución o menoscabo de algún


otro de sus derechos constitucional o legalmente consagrados, como
ocurre en el caso de marras, en donde a fin de proteger el derecho a la
integridad física de los menores se sacrificó su derecho a coexistir e
interrelacionarse con sus padres.

Ante tal diatriba, el juez debe realizar una minuciosa ponderación de los
intereses en conflicto y siempre acordar una decisión, no sólo en aras
del interés superior del niño sino que permita el cabal desarrollo de es­
tos derechos, lo implica que las medidas acordadas deben ser propor­
cionales al fin que se persigue.

Por ello, considera la Sala que no basta que al dictarse una decisión judi­
cial se pretenda justificar la misma, aduciendo el interés superior del niño,
sin tomar en cuenta los perjuicios que ello podría ocasionar sobre el resto
del cúmulo de derechos y garantías que conforma su esfera jurídica.

En el presente caso, estima la Sala que el Juzgado Superior en lo Civil,


Mercantil, Tránsito y Protección del Niño y del Adolescente de la Cir­
cunscripción Judicial del estado Miranda, si bien dictó su decisión judi­
cial a fin de resguardar la integridad física de los menores de edad que
ingresan a los centros penitenciarios Rodeo I y Rodeo II, las medidas
acordadas no resultan proporcionales con el fin perseguido, por lo que si
bien la misma pretende brindar una protección a dichos menores, se
hizo sin una adecuada valoración del interés superior del niño, consa­
grado constitucionalmente, de lo cual deviene que dicha decisión debe
ser anulada. Así se decide.

Ahora bien, a fin de resguardar el interés superior del niño, lo cual impli­
ca garantizar no sólo su derecho a interrelacionarse con sus padres sino
también su integridad física, la Sala autoriza el ingreso de menores de
edad a los centros penitenciarios Rodeo I y Rodeo II una vez cada
quince días, para lo cual acuerda las siguientes medidas hasta tanto las
instalaciones se encuentren debidamente acondicionadas para recibir la
visita de los mismos.

En tal sentido, se ordena que durante las visitas programadas de los


familiares de los reclusos, un contingente de la Guardia Nacional, a fin
de reforzar la seguridad, esté presente por todo el tiempo que duren las
mismas, garantizando el orden dentro de las instalaciones. De igual for­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 51 5

ma se deberá contar con la presencia de un representante de la Defen­


soría del Pueblo y del Ministerio Público especializados en la protección
de niños, niñas y adolescentes; por último, se ordena a los Directores de
dichos centros penitenciarios extremar las medidas de supervisión y
control de los menores que ingresen a los mismos. Así se decide.

Por último, se exhorta al Ministerio del Poder Popular para las Relacio­
nes Interiores y Justicia, tome las medidas necesarias a fin de acondi­
cionar las instalaciones de los Centros Penitenciarios Rodeo I y Rodeo
II, para que los mismos se encuentren en condiciones de seguridad y
salubridad suficientes que garanticen la integridad física tanto de los
visitantes como de los reclusos de los mismos; por tanto, las medidas
aquí acordadas se mantendrán hasta tanto se hayan acondicionado ade­
cuadamente dichos centros penitenciarios, por lo que una vez efectua­
dos los trabajos pertinentes deberá dicho ministerio informar a esta Sala.
Así se decide.

VOTO SALVADO

El Magistrado Pedro Rafael Rondón Haaz disiente de la mayoría senten­


ciadora respecto de la decisión que antecede, por las siguientes razones:

1.­ Se declaró la inadmisión de la demanda de autos por falta de legi­


timación de la demandante, con fundamento en el artículo 19 de la
Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, toda vez que la aso­
ciación civil Observatorio Venezolano de Prisiones no tiene legitima­
ción para la incoación de la demanda de amparo, ya que “no consta
en autos que dicha asociación civil haya sido parte o destinata-
ria de la referida decisión, ni que la decisión impugnada pueda
incidir en la esfera jurídica de la accionante. Por tanto, el Ob-
servatorio Venezolano de Prisiones carece de legitimación activa
para incoar la acción contra decisión judicial, prevista en el ar-
tículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garan-
tías Constitucionales, ya que se denuncia la transgresión de
derechos constitucionales que no les son propios”.

En primer lugar, la discrepancia con la referida sentencia estriba en la


negativa de admisión de la demanda de amparo con base en la aplica­
ción supletoria del artículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo
de Justicia. Ahora bien, al respecto debe señalarse que no es posible la
51 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

aplicación de la consecuencia jurídica que preceptúa el artículo 19 de la


Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia para la declaratoria de
inadmisión de una demanda de amparo constitucional, pues esta ley se
creó para “establecer el régimen, organización y funcionamiento
del Tribunal Supremo de Justicia”; más aún, cuando se observa que
dicha declaración de las demandas de tutela constitucional operaría, si
acaso, sólo en aquellas que sean interpuestas ante este Supremo Tribu­
nal de Justicia, pero no ante los tribunales de instancia que conozcan en
primer grado de jurisdicción, aplicación que, en todo caso, crea un des­
fase en el tratamiento de esta materia.

Las causales de inadmisibilidad del amparo constitucional son las que


están dispuestas en el artículo 6 de la ley que lo regula, el Código de
Procedimiento Civil, por expresa remisión del artículo 48 de la Ley Or­
gánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales y los
criterios jurisprudenciales que ha establecido esta Sala.

De allí que, en criterio de quien suscribe, la inadmisión del amparo de


autos no se ha debido afincar en el artículo 19 de la Ley Orgánica del
Tribunal Supremo de Justicia, sino en la línea argumentativa de la que
también se discrepa –como se explicará infra–, con base en el artículo
6.2 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Consti­
tucionales, en tanto que, ante la falta de legitimación de quien se pre­
sentó como legitimada activa, devendría la imposibilidad, para el hecho
lesivo, de alterar la esfera jurídica de la demandante.

Por otra parte, si se trataba de un problema de falta o defecto en la


representación, este voto salvante reitera su posición, que ha sostenido
en otras oportunidades, en relación con que el legislador dispuso, en el
artículo 19 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, en respeto al principio pro actionae, la posibilidad de
subsanación de la falta de los requisitos u oscuridad o ambigüedad del
escrito de la demanda, mediante la correspondiente corrección por la
parte actora.

2.­ Igualmente se discrepa de la conclusión a la que se arribó en el


último párrafo de la página 16, por cuanto quien suscribe estima que el
problema de autos consiste, en realidad, en una situación colectiva, ya
que un mismo hecho lesivo (una decisión judicial) afecta a toda la po­
blación reclusa de los Centros Penitenciarios Rodeo I y Rodeo II y a
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 51 7

sus hijos, de modo que la interposición, por separado, de idénticas pre­


tensiones de amparo por cada uno, sólo –según declaró la mayoría, ade­
más de prácticamente imposible, aun si fuera viable–, retrasaría la
resolución de un único problema común y, ante la identidad de hecho
lesivo, todas las demandas individuales, de todas maneras, habrían de
ser acumuladas de conformidad con el artículo 10 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales. Además, se­
ría imposible, como es propio de los asuntos colectivos, la satisfacción
de la pretensión de alguno, que sería la anulación del fallo que se señaló
como lesivo, sin afectarlos a todos, puesto que no podría declararse tal
nulidad con efectos “inter partes” para que se permita el ingreso al
penal de unos hijos sí –los hijos de los demandantes individuales que
resultaren exitosos– y de los otros no, especialmente si se toma en cuenta
que la prohibición de ingreso a los centros penitenciarios tiene que ver
con las instalaciones de los mismos, pero es ajeno a las situaciones indi­
vidualizadas de los distintos grupos familiares.

3.­ Por tanto, se ha debido reconocer la legitimación de la demandante


para la representación del interés colectivo de los reclusos, admitir la
demanda de amparo y no proceder a la revisión de oficio de la sentencia
que fue cuestionada en amparo.

Queda así expresado el criterio del Magistrado disidente.

Fecha retro.
51 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

13. Competencia de la Sala Constitucional para tutelar dere-


chos difusos de niños, niñas y adolescentes en el ámbito
nacional. Ámbito de cobertura de la protección cautelar y
los contornos precisos de las potestades cautelares de los
jueces. Acción de protección como medio procesal idóneo
para tutelar situaciones que afecten derechos colectivos o
difusos de niños, niñas y adolescentes.

Sentencia: Nº 1.560 de veintiuno de octubre de 2008.


Magistrada Ponente: Luisa Estella Morales Lamuño
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta
por la Corporación Venezolana de Televisión,
C.A. (VENEVISIÓN) contra el fallo dictado
el 16 de abril de 2007 por el Juzgado Superior
Accidental Civil, Mercantil, de Tránsito y de
Menores de la Circunscripción Judicial del es­
tado Trujillo.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículo 26
LOPNA: Artículos 177, 276, 277, 322 y 457.

Extracto del Fallo:

Ahora bien, el pronunciamiento jurisdiccional que esta Sala pasa oficio­


samente a revisar, constituye una sentencia interlocutoria dictada por el
Juzgado Superior Accidental Civil, Mercantil, de Tránsito y de Menores
de la Circunscripción Judicial del estado Trujillo que, en virtud del re­
curso de apelación interpuesto por la representante del Ministerio Pú­
blico, revocó la sentencia dictada el 18 de enero de 2006 por la Sala Nº
2 del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circuns­
cripción Judicial del estado Trujillo, que declaró, a su vez, con lugar la
perención de la instancia en la acción de protección intentada por la
abogada Marlene Cabezas, en su carácter de representante del Minis­
terio Público, contra los ciudadanos Rubén Rosario, en su condición de
Presidente del Sindicato Único del Magisterio (SUMA); Rafael Araujo,
en su condición de Presidente del SILEP FENATEV y Luis Manuel
Pérez Bastidas, en su carácter de Presidente del Sindicato de Transpor­
te del estado Trujillo y contra todos los directores de las unidades edu­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 51 9

cativas del estado Trujillo, así como contra los miembros de las comuni­
dades educativas de cada plantel de dicha entidad estadal.

Dicha sentencia no puso fin al juicio, al no haber analizado el mérito del


asunto debatido; por el contrario, declaró “(…) nulas todas las actua-
ciones del Tribunal de la Causa y se ordena admitir nuevamente la
acción de Protección Solicitada, por la Fiscal Octava del Ministe-
rio Público, corrigiendo las fallas y errores en los cuales incurrió
la Sala Nº 2 del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente,
al citar y notificar a instituciones y no a sus Representantes Lega-
les (…)”. Adicionalmente, y con el propósito de garantizar el derecho a
la educación de los niños y adolescentes del estado Trujillo, oficiosa­
mente el Juez de la segunda instancia en materia de protección de ni­
ños, niñas y adolescentes estableció una serie de órdenes de hacer,
exhortos y ruegos, formalmente contenidos en mandamientos cautela­
res, dirigidos a diversas autoridades administrativas del Poder Público
Nacional y Estadal, así como a otras personas privadas, a saber: la Jefa
de la Zona Educativa del estado Trujillo; Presidente del Consejo Legis­
lativo del estado Trujillo; Dirección Ejecutiva de la Magistratura Regio­
nal Trujillo; distintas televisoras regionales; distintas televisoras con
cobertura nacional –entre quienes se cuenta la hoy accionante–; los
Presidentes de la Sala de Casación Social, de Casación Civil e incluso
la Presidenta de esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Jus­
ticia; el otrora Ministro de Educación y Cultura; la Presidenta de la
Asamblea Nacional; el Presidente de la República Bolivariana de Vene­
zuela; la Procuradora General de la República; el entonces Fiscal Ge­
neral de la República; el Juez Rector de la Circunscripción Judicial del
estado Trujillo y otras autoridades administrativas, policiales y eclesiás­
ticas a nivel nacional.

Tales pronunciamientos, en criterio de la Sala, no guardan, en algunos


casos, correspondencia directa con las lesiones que pretenden evitarse
y, en otros, vista la imprecisión del contenido de los mandamientos, su
ejecución se torna de difícil o imposible ejecución.

En tal sentido, la Sala considera preciso señalar que cuando se solicita


una medida cautelar en cualquier juicio, independientemente de su natu­
raleza, la misma debe guardar correspondencia y relación directa con
los argumentos que se esgrimen en el contexto de la acción deducida,
en las cuales dichas medidas cautelares son solicitadas, cuando medie
52 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

petición de parte. Pese a lo anterior, en el presente caso, las medidas


descritas fueron dictadas oficiosamente por el Juzgador sin que éstas se
ajustaran en modo alguno a tutelar, de forma concreta e idónea, el nor­
mal desarrollo del derecho a la educación de los niños y adolescentes
del estado Trujillo, pues, como se denota del extenso dispositivo del fa­
llo, algunos de los altos funcionarios allí nombrados carecían de partici­
pación directa en aquellos eventos acaecidos durante el año 2002 y 2003,
vinculados al llamado “paro nacional”.

Durante el lapso que inexorablemente transcurre entre el comienzo del


juicio y la oportunidad en la que se dicta la sentencia definitiva, pueden
ocurrir innumerables circunstancias que tornen imposible o dificulten la
ejecución de la sentencia. Por esta razón, se ha previsto la posibilidad
de que puedan ser solicitadas y decretadas diversas medidas, cuya fina­
lidad se limita a garantizar la eficacia práctica de la sentencia. Tal pos­
tulado adquiere mayor relevancia en aquellos procedimientos dirigidos a
tutelar intereses colectivos o difusos de niños, niñas y adolescentes,
pues el objeto de la medida, además de orientarse por el interés superior
de niños, niñas y adolescentes (ex artículo 8 de la Ley Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes) debe observar aquellos ele­
mentos que son comunes al ejercicio de la potestad cautelar del juez en
cualquier juicio.

El objetivo de esta medida específica es de protección cautelar de dere­


chos constitucionales fundamentales de niños, niñas y adolescentes, con
el propósito de hacer cesar la amenaza o evitar la concreción de un
daño de difícil o imposible reparación por la sentencia definitiva, que
recaiga en una pluralidad de sujetos, determinados o determinables. Pese
a su semejanza con el objeto de tutela por parte de la acción de amparo
constitucional, en esta categoría jurisdiccional resalta el elemento sub­
jetivo como diferenciador de aquél: los niños, niñas y adolescentes, en
tanto sujetos plenos de derechos y protegidos no únicamente por la le­
gislación, sino también por los órganos jurisdiccionales (ex artículo 78
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela).

A partir de la entrada en vigencia de la Ley Orgánica para la Protección


de Niños, Niñas y Adolescentes, el legislador fijó los contornos precisos
de las potestades cautelares de los jueces en el marco de aquellos pro­
cedimientos instaurados con el propósito de obtener el control jurídico
de las decisiones, actuaciones y actos administrativos de los Consejos
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 52 1

Municipales de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes o los Conse­


jos de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, en ejercicio de las
competencias en materia de protección de niños, niñas y adolescentes;
de las medidas impuestas por los Concejos Municipales de Derechos de
Niños, Niñas y Adolescentes o los Consejos de Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes; de la abstención de los Concejos Municipales de
Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes o de los Consejos de Protec­
ción de Niños, Niñas y Adolescentes; la aplicación de sanciones a par­
ticulares, instituciones públicas o privadas, excepto las previstas en la
Sección Cuarta del Capítulo IX del Título III de ese texto normativo,
intitulado “Sistema Rector Nacional para la Protección Integral de
Niños, Niñas y Adolescentes” y, finalmente, la acción de protección
regulada en el artículo 276 y siguientes eiusdem. En tal sentido, el ar­
tículo 322 del texto normativo indicado, reza:

Artículo 322.- Medidas preventivas.

En los procedimientos referidos a los asuntos previstos en los


Parágrafos Tercero y Quinto del artículo 177 de esta Ley, el
juez o jueza debe dictar medidas preventivas de carácter in­
mediato que sean necesarias para garantizar los derechos a la
vida, a la salud, a la integridad personal o la educación de los
niños, niñas y adolescentes, cuando exista una amenaza grave
e inminente o una violación contra estos derechos y conste
prueba que constituya, al menos, una presunción grave de es­
tas circunstancias.

El ámbito de cobertura de la protección cautelar –medidas preventivas


en definición del legislador– se centra en los derechos a la vida, salud,
integridad personal o educación de los niños, niñas y adolescentes cuan­
do medie en autos prueba que constituya presunción grave, al menos,
de la existencia de una amenaza o violación de estos derechos.

Tales derechos, de proyección supraindividual, exige al operador jurídi­


co para el decreto de las medidas preventivas a que haya lugar, la pre­
sunción de una situación dañosa que amenace o vulnere de forma actual
y efectiva su normal desarrollo. Tal análisis implica que el contenido de
la medida preventiva debe ser congruente con la pretensión deducida y
adecuada para evitar la materialización de un daño inminente o ulterior,
no reparable por el pronunciamiento definitivo. Esa adecuación, consi­
52 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

dera la Sala, debe materializarse en órdenes concretas dirigidas a aque­


llos sujetos obligados con el propósito de asegurar la efectividad del
fallo definitivo.

Tal aserto, que deviene de la configuración conceptual del sistema cau­


telar, impide que la medida decretada sea de contornos tan imprecisos
que dificulten su ejecución, pues ello resta eficacia a la tutela otorgada
en tales términos. Ello atenta seriamente contra el derecho a la tutela
judicial efectiva de intereses colectivos y difusos, postulado por el ar­
tículo 26 constitucional, pues la tutela invocada no será efectiva si, al
momento de dictarse la sentencia definitiva, ésta no satisface la preten­
sión deducida.

Así, en el caso bajo examen, y a la luz de la derogada Ley Orgánica de


Protección del Niño y del Adolescente, considera la Sala que, pese a
que se trata de un procedimiento dirigido a tutelar intereses que se pro­
yectan en un ámbito territorial determinado –estado Trujillo–, el ejerci­
cio de la potestad cautelar del juez de protección de niños, niñas y
adolescentes carece de razonabilidad, idoneidad y actualidad para tute­
lar la situación que se alegaba como gravosa para el desarrollo del de­
recho a la educación de los niños, niñas y adolescentes del estado Trujillo
que, además, para la fecha de emisión de su veredicto ya había cesado.

Ahora bien, esta Sala estima menester precisar otro aspecto que debió
ser considerado por la instancia de protección de niños y adolescentes:
los hechos que sirvieron de basamento a la acción de protección no sólo
afectaban la continuidad del derecho a la educación de niños, niñas y
adolescentes en el ámbito territorial del estado Trujillo, sino que, como
hecho notorio comunicacional, los efectos del denominado “paro na-
cional” se extendió a la totalidad del territorio nacional. Esta nota de
indeterminación, y la expansión subjetiva de los efectos de cualquier
decisión judicial que recayera sobre el caso, conlleva a la Sala a reexa­
minar la competencia del Juzgado Superior Accidental Civil, Mercantil,
de Tránsito y de Menores de la Circunscripción Judicial del estado Tru­
jillo para dictar medidas cautelares dirigidas a autoridades nacionales,
sobre la base de la correcta determinación de los hechos.

En ese sentido, respecto de la definición de este mecanismo procesal, la


Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, vigente
rationae temporis, establece en sus artículos 276 y 277, reproducidos
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 52 3

por la vigente Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Ado­


lescentes, lo siguiente:

Artículo 276.- Definición.

La acción de protección es un recurso judicial contra hechos,


actos u omisiones de particulares, órganos o instituciones pú­
blicas o privadas que amenacen o violen derechos colectivos o
difusos de los niños, niñas y adolescentes.

Artículo 277.- Finalidad.

La acción de protección tiene como finalidad que el Tribunal


de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes haga cesar la
amenaza u ordene la restitución del derecho, mediante la im­
posición de obligaciones de hacer o de no hacer.

Conforme a las disposiciones transcritas, la acción de protección se


erige en un medio procesal idóneo para tutelar situaciones que afec­
ten derechos colectivos o difusos de niños, niñas y adolescentes. Res­
pecto de la competencia para su conocimiento y decisión, esta Sala ha
establecido que la misma recae en los órganos competentes en mate­
ria de protección de niños y adolescentes por expresa previsión legal
(Vid. Sentencia N° 1.659 del 16 de junio de 2003, caso: “Freddy An-
tonio Araujo Paredes”), ello como una excepción a la competencia
natural de esta Sala para conocer demandas por intereses colectivos
o difusos conforme al criterio rector fijado en sentencia N° 656, dicta­
da el 30 de junio de 2000, caso: “Defensoría del Pueblo vs Comisión
Legislativa Nacional”.

Empero, esta Sala debe advertir que en el presente caso la situación


dañosa excedió del ámbito espacial de competencia del preindicado Tri­
bunal, pues los efectos perniciosos de la coyuntura nacional verificada
a finales del año 2002 e inicios del 2003, como hecho notorio comunica­
cional, trascendía a todo el territorio de la República y comprometía no
sólo el derecho a la educación de los menores y adolescentes del estado
Trujillo, sino el de todo el país. Tal indeterminación subjetiva, y la escala
de los efectos de cualquier pronunciamiento judicial dictado con el pro­
pósito de salvaguardar los derechos difusos involucrados –al no ser po­
sible la cuantificación de los eventuales destinatarios de la tutela cautelar,
52 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

como lo eran niños, niñas y adolescentes aquejados por la falta de nor­


malidad en sus actividades escolares– restringía el conocimiento de la
acción y, más aún, impedía al Tribunal de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes dictar medidas dirigidas a altas autoridades del Poder
Público Nacional.

En efecto, considera la Sala que ante circunstancias que afecten el nor­


mal desenvolvimiento de derechos constitucionalmente protegidos a un
número indeterminado de sujetos, que en este caso fue de proyección
nacional, la competencia para el conocimiento y decisión de una acción
por intereses difusos compete a la Sala Constitucional conforme a su
propia doctrina sobre la materia. Por tal motivo, y así lo deja establecido
esta Sala para ser aplicable a casos posteriores, cuando los hechos que
sirvan de fundamento al ejercicio de una acción para la protección de
intereses difusos de niños, niñas y adolescentes sean de índole nacional,
el conocimiento de la causa deberá ser remitida a esta Sala Constitucio­
nal, con el propósito de tramitar la acción y, de ser el caso, dictar aque­
llas medidas cautelares idóneas para asegurar las resultas del juicio y
evitar la concreción de una lesión al derecho de un número indetermina­
do de personas en el territorio nacional.

Lo anterior en modo alguno desdice lo asentado por la Sala en su sen­


tencia N° 1.659/2003, supra mencionada, sino, por el contrario, precisa
el ámbito territorial en el cual se ejercen las competencias de cada ór­
gano jurisdiccional. En tal sentido, y a modo de ejemplo, esta Sala en el
marco de una acción de amparo constitucional dirigida a hacer valer los
derechos colectivos de niños, niñas y adolescentes en el mismo estado
Trujillo concluyó que:

(…) la competencia para conocer acciones de amparo donde


se ventilen derechos o intereses difusos o colectivos son las
Salas de Juicio de los Tribunales de Protección del Niño y del
Adolescente, con competencia por el territorio en la resi-
dencia del menor cuando en lugar de la comisión de la
supuesta infracción constitucional coincida con su resi-
dencia, en una interpretación armónica de las disposiciones
contenidas en los artículos 7 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales, 177 y 457 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 52 5

Así, cuando los intereses de niños, niñas y adolescentes en conflicto


involucren a un número indeterminable de ellos o presuponga una pres­
tación a cargo del Estado, todo ello con proyección nacional, se insiste,
será esta Sala Constitucional la competente para su conocimiento y de­
cisión, así como para dictar aquellas providencias cautelares dirigidas a
hacer cesar provisionalmente cualquier amenaza o efectiva violación.
Así se declara.

Efectuado el anterior pronunciamiento, y a mayor abundamiento, esta


Sala observa que al haber cesado los sucesos que sirvieron de basa­
mento a la acción de protección, vinculados al denominado “paro na-
cional” ocurrido durante el año 2002, la continuación del procedimiento
de protección carecía de objeto y, por tanto, mal podía el Juzgado Supe­
rior Accidental Civil, Mercantil, de Tránsito y de Menores de la Cir­
cunscripción Judicial del estado Trujillo pretender reiniciar la causa, sobre
la base de una lesión inexistente para ese momento y, menos aún, esta­
blecer una serie de medidas cautelares, materializadas en órdenes, ex­
hortos y ruegos, de contornos imprecisos, dirigidos a particulares,
autoridades administrativas, legislativas, judiciales, policiales y eclesiás­
ticas que carecen, también en la actualidad, de competencia alguna o
grado de vinculación al proceso para asegurar el cumplimiento de un
eventual fallo definitivo.

La falta de precisión de las medidas decretadas, el desatino respecto


de los sujetos destinatarios de las medidas impuestas, el vicio de in­
competencia advertido y la ausencia de actualidad de las lesiones que
dieron lugar a la acción de protección operan en desmedro del razona­
miento judicial examinado, pues si bien, el preindicado órgano jurisdic­
cional ostenta la competencia para dictar medidas cautelares en esta
categoría de procedimientos, en el ámbito territorial donde ejerce su
competencia, considera esta Sala que tales desaciertos conllevan una
lesión directa al derecho a la tutela judicial efectiva postulado en el
artículo 26 constitucional, lo cual se erige en un error grotesco en
cuanto a la interpretación de la Constitución, manifestado en el dicta­
men, por parte de un órgano jurisdiccional incompetente para ello, de
unas medidas cautelares inocuas e indeterminadas incapaces de ase­
gurar el veredicto definitivo en la acción de protección incoada. En
consecuencia, por interés constitucional, esta Sala anula la totalidad
del juicio de protección seguido ante la Sala N° 2 del Tribunal de Pro­
tección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
52 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

estado Trujillo y ante el Juzgado Superior Accidental Civil, Mercantil,


de Tránsito y de Menores de la Circunscripción Judicial de esa misma
Circunscripción Judicial, incluyendo las decisiones recaídas en ambas
instancias de cognición. Así se decide.

En virtud de la nulidad antes decretada, se deja sin efecto la medida


cautelar decretada por esta Sala en la sentencia N° 1.517 del 20 de julio
de 2007. Así se declara.

14. Interés superior del niño. Reintegración del niño a su fami-


lia sustituta. Vínculos afectivos vs vínculos biológicos. De-
recho de niños, niñas y adolescentes al honor, reputación,
propia imagen, vida privada e intimidad familiar

Sentencia: Nº 1.687 del seis de noviembre de 2008


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta por
la ciudadana Rosana Barreto Gómez, en repre­
sentación de su hijo menor de edad, contra el
fallo dictado el 30 de enero de 2008 por el Juz­
gado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y
de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del estado Miranda.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRBV: Artículo 78.
LOPNA: Artículos 128, 131, 396 y 40597.

Extracto del Fallo:

La decisión objeto de impugnación en el procedimiento de colocación


familiar estimó procedente la reintegración del niño a su familia sustitu­
ta, determinación judicial que estuvo precedida de una motivación razo­
nable, sustentada en la valoración de los informes periciales sociales y
psicológicos evacuados durante el procedimiento, así como en las de­

97
Los artículos 128, 131, 396 y 405 se mantuvieron igual en la Reforma LOPNNA.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 52 7

más pruebas de autos; decisión ésta que fue dictada dentro del ámbito
de una de las competencias que legalmente tiene atribuidas el Juzgado
señalado como agraviante (Protección de Niños, Niñas y Adolescen­
tes), cuya Jueza titular consideró –en el ejercicio de su autonomía de
juzgamiento– que lo más conveniente para el niño era que permanecie­
ra temporalmente con la ciudadana Nancy Omaira Espinoza S., quien
fuera la que le dispensó cuidados de crianza desde los quince días de
haber nacido.

La Sala, durante la audiencia oral y pública celebrada con motivo de la


acción de amparo ejercida, corroboró luego de interrogadas las ciuda­
danas Rosana Barreto Gómez y Nancy Omaira Espinoza S., en su res­
pectiva condición de madre biológica y madre guardadora o de crianza;
que el niño se encuentra con su madre biológica desde hace un año y
siete meses, aproximadamente, es decir, desde abril de 2007, en virtud
de que se lo había llevado de la casa de la guardadora porque –a decir
de la misma– su hijo había sido víctima de maltratos, además de que
había aguardado mucho tiempo por la decisión del Tribunal, y al buscar
asistencia legal decidió tener a su hijo con ella.

Por su parte, esta última, durante su intervención en la referida audiencia,


aseveró que la ciudadana Rosana Barreto Gómez se llevó al niño bajo
engaño, que el mismo “pensaba que era un paseo” y que luego re­
gresaría con ella, pero no fue así, “que era la primera vez que el niño
dormía fuera de la casa”. Manifestó angustia y desesperación, puesto
que, desde ese entonces, no lo ha podido ver ni tener contacto con él,
salvo en la sede del Tribunal de la causa, durante unos quince minutos.

Preocupa a esta Sala lo sucedido, ya que, sin aguardar –como legal­


mente correspondía– la decisión del órgano jurisdiccional, la madre bio­
lógica del niño lo separó de manera intempestiva de la ciudadana Nancy
Omaira Espinoza Sánchez, a quien –según lo manifestado por los ex­
pertos consultados– el niño reconoce como su madre, aun cuando en
realidad no sea su madre biológica.

(…omissis…)

Ciertamente, la separación intempestiva del niño de su madre de crianza


sería contraria al interés superior del niño porque al haberse prolonga­
do en el tiempo la situación de hecho de su convivencia con la ciuda­
52 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

dana Nancy Omaira Espinoza Sánchez durante sus primeros años de


vida, generó sin lugar a dudas, vínculos afectivos muy fuertes, de for­
ma tal que no resulta conveniente su ruptura, pues ello pudiese reper­
cutir negativamente en su desarrollo, como lo apreció la sentencia
impugnada, con base en los informes sociales y psicológicos que cur­
san en autos, máxime cuando no consta en autos prueba alguna de
que el niño haya sido víctima de maltratos. Antes por el contrario, se
evidencia que las dos madres en disputa mantuvieron al inicio una
pacífica relación en torno al niño dejado en guarda voluntariamente
por su madre biológica.

(…omissis…)

Observa la Sala que siendo el interés superior del niño un concepto


jurídico indeterminado, el margen de discrecionalidad razonable que tie­
ne el Juez o la Jueza que lo aplica a un caso concreto es muy amplio; y
ello es así, por cuanto la libertad del Juez o Jueza para apreciar qué es
lo más beneficioso o conveniente para el niño, niña o adolescente per­
mite que dicho concepto sea operativo y justo, sin que ello implique
arbitrariedad ni irracionalidad porque la propia Ley y el control judicial
imponen los límites que reducen la discrecionalidad de los jueces.

En el caso concreto, la Juez que dictó la sentencia impugnada realizó un


análisis de la situación real del niño, los lazos emocionales ya afianza­
dos con la ciudadana Nancy Omaira Espinoza Sánchez, su medio cultu­
ral y entorno social, y a su vez evaluó la relación que igualmente de
manera pacífica sostenía con la ciudadana Rosana Barreto Gómez; en
fin, de lo que hasta ese entonces había sido la historia de vida del niño,
en virtud de lo cual concluyó que lo más conveniente a su interés supe­
rior era su reintegración al seno de la que había sido su familia, decisión
que esta Sala no encuentra arbitraria e irracional en atención a las par­
ticulares circunstancias del caso, en especial, la ausencia de un padre,
así como la existencia de una madre biológica que no se encargó de su
crianza, la cual fue dispensada por la ciudadana Nancy Omaira Espino­
za Sánchez, es decir, la existencia de un tipo de familia (ampliada) que
no se corresponde con la del esquema o modelo teórico tradicional o
“paradigma familiar”, fundada en un matrimonio, conformada por
cónyuges e hijos, realidad ésta que ha sido también determinante para la
decisión de esta Sala.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 52 9

La Sala ha tomado en consideración además que la decisión impugnada


mediante amparo de acuerdo con la Ley tiene carácter temporal, y por
tanto, puede ser modificada o revisada en cualquier momento, de con­
formidad con lo establecido en los artículos 396 y 405 de la entonces
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, actual­
mente artículos 128 y 131 de la Ley Orgánica para la Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes.

(…omissis…)

No obstante lo anterior, esta Sala juzga que sería contrario al interés


superior del niño impedirle el contacto directo del niño con la ciudadana
Rosana Barreto Gómez, con quien, a pesar de lo sucedido, subsiste el
vínculo materno filial por haber sido la que lo gestó, y ha mantenido
igualmente contacto afectivo, además de que no ha sido privada de la
patria potestad sobre el niño y es, en definitiva, la persona, natural, legal
y constitucionalmente llamada a tener la responsabilidad de crianza de
su hijo, por lo que se ordena a la ciudadana Nancy Omaira Espinoza
Sánchez permitir que la referida ciudadana tenga el más amplio contac­
to con él, lo cual deberá ser regulado a la brevedad, por la Sala de Juicio
N° 2, del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Cir­
cunscripción Judicial del estado Miranda, Extensión Barlovento, a fin de
mantener una relación pacífica –como inicialmente lo fue–, entre am­
bas ciudadanas con respecto al niño, de manera de no afectar negativa­
mente su desarrollo emocional e integral.

Por último, esta Sala observa que de acuerdo con lo establecido en el


artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y del
Adolescente, relativo al derecho que tienen todos los niños, niñas y ado­
lescentes al honor, reputación, propia imagen, a la vida privada e intimi­
dad de la vida familiar, no debió divulgarse a través de la página web de
este Tribunal Supremo de Justicia, la sentencia objeto de impugnación,
pues en la misma se mencionan los nombres y apellidos del niño, así
como otros datos pertenecientes a su vida privada e intimidad familiar,
por lo que se apercibe a la abogada Éucaris Haydée Álvarez de Soltero,
Jueza Titular del Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y de
Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
estado Miranda, para que se abstenga en lo sucesivo de cometer el
mismo error; si bien es cierto que la Sala subsanara de inmediato al
admitirse la acción de amparo y en ejercicio de los amplios poderes que
53 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

tiene el Juez para velar por la protección integral de niños, niñas y ado­
lescentes de conformidad con lo establecido en el artículo 78 constitu­
cional. Así se decide.

15. No conforme a derecho desaplicación del Artículo 444 de


la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles-
cente, referente a la adopción internacional. Ratificación
sobrevenida del tratado. Cambio de legislación alcance del
principio “interés superior del niño”

Sentencia: Nº 1.734 del once de noviembre de 2008.


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Desaplicación por Control Difuso del artículo 444
de la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente, remitida por la Sala de Juicio
N° 5 del Tribunal de Protección de Niños, Niñas
y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CRPNCMAI: Artículo 46.
LOPNA: Artículo 444.
LOPNNA: Artículos 407 y 68198.

Extracto del Fallo:

Precisado lo anterior, esta Sala aprecia, en primer lugar, que la norma


objeto de control difuso de la constitucionalidad exigía la existencia de
un tratado o convenio en materia de adopción entre Venezuela y el
Estado de la residencia habitual de los adoptantes o solicitantes de la
adopción; sin embargo, no especifica la norma si basta con que ese
convenio o tratado haya sido suscrito, o si se requiere de su ratifica­
ción. Ello así, se debe acudir a lo establecido en el propio tratado que
regula la materia; y al efecto, se aprecia que el Convenio Relativo a

98
Los artículos 407 y 681 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 53 1

la Protección del Niño y a la Cooperación en Materia de Adop-


ción Internacional, celebrado en La Haya el 29 de mayo de 1993,
establece en su artículo 46.2 que entrará en vigor para cada Estado
que lo ratifique; por lo tanto, debe considerarse esa etapa como la que
determina el momento en el cual el tratado comienza a surtir efectos
entre los Estados contratantes.

Al respecto señaló esta Sala en su sentencia N° 1393 del 13­08­01, lo


siguiente: “El iter formador de los tratados para que ellos comien-
cen a surtir sus efectos jurídicos plenos, finaliza con la ratifica-
ción y publicación de los mismos”. (Destacado del fallo citado).

Así las cosas, Venezuela ratificó el referido tratado el 10 de enero de


1997, mientras que los Estados Unidos de América (residencia habitual
de los solicitantes de adopción), hizo lo propio el pasado 1º de abril de
2008, de ese modo, cuando se dictó la decisión objeto de análisis, la
falta de ratificación de dicho convenio por parte de los Estados Unidos
de América atentaba contra el principio de reciprocidad, base de las
relaciones internacionales, lo cual no daba garantía de que el Estado en
el cual mantenían residencia habitual los solicitantes de la adopción,
diera cumplimiento a los considerandos que llevaron a los países miem­
bros a suscribir el Convenio Relativo a la Protección del Niño y a la
Cooperación en Materia de Adopción Internacional, es decir, el órgano
jurisdiccional no podía tener certeza de que dicho Estado pudiera
“…adoptar medidas que garanticen que las adopciones interna-
cionales tengan lugar en consideración al interés superior del niño
y al respeto de sus derechos fundamentales…”.

Lo anterior determina que, según lo dispuesto en el artículo 444 de la


Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, al momen­
to en el cual se dictó la decisión cuya constitucionalidad se revisa (11 de
febrero de 2008) no era aplicable entre Venezuela y los Estados Unidos
de América el Convenio Relativo a la Protección del Niño y a la Coope­
ración en Materia de Adopción Internacional, por lo que la exigencia
contenida en la norma era válida y, en consecuencia, bajo esa perspec­
tiva no se encontraban cubiertos los extremos legales para el decreto de
la adopción, ni de la colocación intrafamiliar.

Ahora bien, si tomamos en cuenta que para la fecha de emisión del


presente fallo, el Convenio referido ya ha sido ratificado por los Estados
53 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Unidos de América, revisar la sentencia objeto de estudio y reponer la


causa al estado de que se dicte una nueva decisión, constituiría una
reposición inútil en razón de la sobrevenida ratificación por parte del
país receptor, lo cual de conformidad con lo dispuesto en el artículo 46
del Convenio Relativo a la Protección del Niño y a la Cooperación en
Materia de Adopción Internacional, marca el inicio de su entrada en
vigor para el Estado que lo ratifique, lo cual conforma una garantía de
cumplimiento de lo pactado y, en consecuencia, es un indicativo de co­
operación internacional.

Asimismo considera la Sala que no puede obviarse además, que el


thelos de la norma desaplicada (artículo 444 de la Ley Orgánica para
la Protección del Niño y del Adolescente), como puede apreciarse de
la lectura de la Exposición de Motivos respectiva, lo conforma “…la
necesidad de proteger adecuadamente a los niños o adolescentes
que son dados en adopción a personas que residen en otros paí-
ses…”, para de esa manera evitar el tráfico de niños, y ello, como se
desprende de la motivación del fallo que se analiza, no fue precisa­
mente lo que analizó el sentenciador al momento de llevar a cabo la
desaplicación efectuada.

Otro aspecto importante a evaluar lo constituye el hecho también so­


brevenido de que la norma contenida en el artículo 444 de la Ley Orgá­
nica para la Protección del Niño y del Adolescente se encuentra
actualmente derogada por la nueva Ley Orgánica para la Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes (G.O. N° 5.859 Extraordinario del 10 de
diciembre de 2007), incluso desde que se dictó sentencia en el caso que
se analiza; pero la Sala advierte que el texto derogado era el que regía
la relación jurídica por disponerlo así el artículo 681 de la nueva ley, el
cual regula lo referido al régimen procesal transitorio.

Al analizar esa nueva Ley se puede apreciar cómo el legislador atenúa


las exigencias en materia de adopción internacional, y ya no exige la
prueba de reciprocidad que era indispensable a la luz de la ley de 1998.
En efecto, el artículo desaplicado condicionaba la adopción internacio­
nal a la existencia de un convenio en materia de adopción entre Vene­
zuela y el Estado de la residencia habitual de los adoptantes o solicitantes
de la adopción, mientras que el nuevo cuerpo normativo en su artículo
407, al contemplar los tipos de adopción, se refiere a la de tipo interna­
cional de la siguiente manera:
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 53 3

La adopción es internacional cuando el niño, niña o adoles­


cente, a ser adoptado u adoptada, tiene su residencia habitual
en un Estado y el o los solicitantes de la adopción tienen su
residencia habitual en otro Estado, al cual va a ser desplaza­
do el niño, niña o adolescente. Cuando el niño, niña o adoles­
cente a ser adoptado o adoptada tiene su residencia habitual
en el territorio nacional y el desplazamiento se produce antes
de la adopción, ésta debe realizarse íntegramente conforme
a la ley venezolana.

Los niños, niñas o adolescentes que tienen su residencia habi­


tual en la República Bolivariana de Venezuela sólo pueden con­
siderarse aptos o aptas para una adopción internacional, cuando
los organismos competentes examinen detenidamente todas las
posibilidades de su adopción en la República Bolivariana de
Venezuela y constaten que la adopción internacional res-
ponde al interés superior del niño, niña o adolescente a
ser adoptado o adoptada. En el respectivo expediente se
debe dejar constancia de lo actuado conforme a este artículo.
(Destacado de esta sentencia).

Como puede apreciarse, en la novísima Ley Orgánica para la Protec­


ción de Niños, Niñas y Adolescentes, para decretar una adopción inter­
nacional es determinante que el interés superior del niño, niña o
adolescente se encuentre garantizado. En otras palabras, el criterio de­
terminante para que la adopción se decrete dejó de ser la reciprocidad
de los Estados para atender a lo que más convenga al adoptado. En las
materias que involucren niños, niñas y adolescentes, siempre ha consti­
tuido una prioridad para esta Sala procurar la decisión más conveniente
a sus intereses; en ese sentido es pertinente citar lo expuesto en senten­
cia N° 2320 del 18 de diciembre de 2007, en la cual se señaló:

Casos como el presente exigen mucha prudencia, responsa­


bilidad y razonabilidad, gran ponderación, un dominio impe­
cable de las instituciones familiares, con sus efectos y
consecuencias sociales; además, de una especial sensibilidad
y un manejo de los distintos institutos procesales, toda vez
que las decisiones que se dictan en torno a los niños, niñas y
adolescente producen e inciden de manera decisiva en su
desarrollo y formación integral. Cuando se dictan medidas
53 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

judiciales que los afectan, se produce una innovación senti­


mental y afectiva; pero además, éstas repercuten en el as­
pecto social y estilo de vida; de tal manera que no pueden los
jueces y juezas disponer de los niños, niñas y adolescentes
como si de objetos se tratara; ellos no sólo son sujetos de
derecho, sino que debe tenerse presente cómo sienten y pa­
decen de manera significativa a consecuencia de un proceso
judicial, y cómo una decisión judicial puede llegar a ser fun­
damental en su existencia; por tanto, no puede ordenarse tras­
ladar de un lado para otro, sin mediar y ponderar las
transformaciones de vida que ello implica.

En el presente caso se aprecia que luego de la errada desaplicación del


artículo 444 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes, la sentencia objeto de revisión se fundamentó únicamen­
te en el interés superior de las niñas cuya adopción se requirió, como
si de la aplicación del artículo 407 de la nueva ley se tratara, haciendo
referencia a circunstancias y hechos que se originaron a partir de la
colocación intrafamiliar internacional acordada por auto judicial del 16
de julio de 2001, el cual infringió abiertamente el artículo 444 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, puesto que
desde su origen el procedimiento se inició incumpliendo la ley. De modo
que no podía de ella derivar efectos legales válidos para justificar pos­
teriormente (6 años después) la adopción internacional, desaplicando el
artículo 444 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Ado­
lescente como hizo la sentenciadora.

La desaplicación de normas autorizada constitucionalmente amerita dar


cumplimiento a lo señalado por esta Sala en sentencia N° 1696/05 en la
que se expresó:

En casos de incompatibilidad entre la Constitución y una ley u


otra norma jurídica, prevalecen las disposiciones constitucio­
nales, o como lo expresa el artículo 20 del Código de Procedi­
miento Civil, cuando la ley vigente, cuya aplicación se pida,
colidiere con alguna disposición constitucional, los jueces apli­
caran ésta con preferencia. En esta desaplicación de una nor­
ma por colidir o ser incompatible con la Constitución, consiste
el control difuso.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 53 5

Para que dicho control se aplique, es necesario:

1) Que exista una causa, lo que equivale a un proceso contencioso.

2) Que una de las partes pida la aplicación de una norma.

3) Que dicha norma colida con alguna disposición constitucio­


nal, lo que indica que debe tratarse de una contradicción objeti­
va (de texto); o que la ley resulte incompatible con la Constitución,
incompatibilidad que se refiere a los principios constitucionales
recogidos expresamente en la Carta Fundamental.

4) Que el juez se vea en la necesidad de aplicar la norma que


considera colide con la Constitución, ya que esa es la ley que
regirá el caso. En consecuencia, si el juez a su arbitrio puede
inaplicar la ley, ya que considera que el supuesto de hecho de
la norma no ha sido probado, o que el caso puede ser resuelto
mediante la invocación de otra disposición, no tiene razón al­
guna para practicar control difuso alguno.

5) Que quien lo adelante sea un juez, así ejerza la jurisdicción


alternativa, dentro de un proceso donde se pide la aplicación
de la ley o norma cuestionada.

6) Que el juez no anule la norma sometida al control, sino que


la inaplique en el caso concreto.

Ejercido el control difuso, su efecto es que, para el caso con­


creto, sólo con respecto a éste, no se aplica la disposición.

Dado que en el presente caso, la jueza unipersonal de la Sala N° 5 del


Tribunal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circuns­
cripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas no cumplió los
parámetros señalados, hasta el punto que la norma desaplicada no co­
lidía con el texto constitucional, esta Sala apercibe a la mencionada
juzgadora a los fines de que en futuras oportunidades evalúe con más
precaución los asuntos que le corresponda resolver, en acatamiento
de la doctrina vinculante de la Sala, so pena de incurrir en responsa­
bilidad disciplinaria.
53 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Así las cosas, considera esta Sala que el hecho de que la decisión dicta­
da el 11 de febrero de 2008, por la jueza unipersonal de la Sala N° 5 del
Tribunal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circuns­
cripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, haya desaplicado
erróneamente el artículo 444 de la derogada Ley Orgánica para la Pro­
tección del Niño y del Adolescente cuando dicho precepto no colidía
con el Texto Fundamental, es determinante para que esta Sala revise la
sentencia; sin embargo, ante el hecho sobrevenido de que para la fecha
de emisión del presente fallo, el Convenio referido ya ha sido ratificado
por los Estados Unidos de América, reponer la causa al estado de que
se dicte una nueva decisión, constituiría una reposición inútil; en conse­
cuencia, no se anula el fallo revisado, y al efecto se confirma la adop­
ción internacional plena y conjunta, decretada en el referido fallo.

Esta Sala no puede dejar de advertir a la jueza unipersonal de la Sala N°


5 del Tribunal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Cir­
cunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, que tal como
lo señaló esta Sala Constitucional, el “interés superior del niño” no pue­
de ser utilizado como una referencia constante e indiscriminada sin aten­
der a su exacto contenido por parte de los jueces de protección para
resolver los casos que son sometidos a su conocimiento. Al efecto, la
sentencia N° 1917/03 hace la misma advertencia, al establecer que:

…¿Implica lo anterior que el concepto jurídico indeterminado


“Interés superior” del niño se antepone a cualquier otro dere­
cho subjetivo o interés legítimo de los ciudadanos? No, sólo
significa que, bajo ningún concepto, ha de prevalecer, en el
Derecho de Menores, otro interés que el que la propia Ley
tutela: El del niño y el del adolescente, sin obviar que dicho
interés debe aplicarse en forma adecuada y razonable
respetando el resto del sistema constitucional y legal,
ya que no puede llevar a subvertir o derogar implícita-
mente las demás normas del ordenamiento jurídico, y así
se declara. (Destacado de este fallo).
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 53 7

16. Errónea desaplicación. La Sala advierte que el artículo 516


de la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y del
Adolescente es de obligatorio cumplimiento por parte de los
Tribunales de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes;
en consecuencia, ningún juez con la referida competencia
podrá aplicar frente a una solicitud de rectificación de parti-
das de niños, niñas y adolescentes, el procedimiento esta-
blecido en los artículos 768 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil; al contrario, debe decidir como punto
previo si la solicitud versa sobre verdaderos errores mate-
riales y remitirla en ese caso al Consejo de Protección o si,
por el contrario, cabe la intervención judicial al tratarse de
un error cuya solución debe obtenerse jurisdiccionalmente,
en aplicación de lo establecido en el artículo 511 de la ley
especial. Se ordenó publicación en Gaceta Oficial.

Sentencia: Nº 1.851 del veintiocho de noviembre


Magistrada Ponente: Carmen Zuleta de Merchán
Caso: Desaplicación por Control Difuso del artículo
516 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño, Niña y del Adolescente, remitida por el
Tribunal de Protección de Niños, Niñas y Ado­
lescente de la Circunscripción Judicial del es­
tado Zulia.

Normativa citada en el extracto del fallo:


CC: Artículo 501.
CPC: Artículo 768.
CRBV: Artículos 25 y 139.
LOPNNA: Artículos 401, 511 y 51699.

Extracto del Fallo:

Como puede apreciarse, el control difuso o desaplicación de una norma


por prevalencia de la norma constitucional, consiste en una facultad del

99
El artículo 401 se mantuvo igual en la Reforma LOPNNA.
Los artículos 511 y 516 se modificaron en la Reforma LOPNNA (Ver Apéndice).
53 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

juez o jueza en el desempeño de su labor jurisdiccional; y cuyo ejercicio


está dirigido a facilitar la obtención de una tutela judicial efectiva; sin
embargo, su uso no puede ser indiscriminado, por lo que es indispensa­
ble que la confrontación de la norma desaplicada con el texto constitu­
cional sea clara, precisa y motivada.

Tal postulado no fue observado por el juez remitente en el caso subju-


dice, puesto que desaplicó por control difuso una norma legal que no
atenta de manera alguna contra la normativa contenida en la Constitu­
ción de la República Bolivariana de Venezuela; creando con ello un apa­
rente conflicto entre normas; y obviando, la plena vigencia de la norma
que el juez o jueza debe tener como una presunción de legalidad mien­
tras no sea impugnada su constitucionalidad.

En el presente caso, el Juez Unipersonal N° 1 del Tribunal de Protec­


ción de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del
estado Zulia desaplicó el artículo 516 de la novísima Ley Orgánica para
la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (publicada en Gaceta
Oficial N° 5.859 Extraordinario del 10 de diciembre de 2007), el cual
dispone lo siguiente:

En caso de rectificación de partidas, salvo los referidos a la


corrección de errores materiales cometidos en las Actas del
Registro Civil que son competencia de los Consejos de Pro­
tección de Niños, Niñas y Adolescentes, o de establecimiento
de algún cambio permitido por la ley de una partida de los
Registros del Estado Civil, el o la solicitante debe presentar
copia certificada de la partida, indicando claramente el cambio
y su fundamento. Adicionalmente, debe indicar las personas
contra quienes pueda obrar el cambio, o que tengan interés en
ello, así como su domicilio y residencia.

Antes de proceder a notificar, debe publicarse un cartel en un


diario de circulación nacional o local, de conformidad con el
artículo 461 de esta Ley, emplazando para la audiencia a cuan­
tas personas puedan ver afectados sus derechos. Las perso­
nas contra quienes obre la solicitud y los terceros interesados
pueden formular sus oposiciones y defensas en la audiencia.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 53 9

El fundamento empleado por el juzgador para efectuar dicha desaplica­


ción consistió en que la norma transcrita atentaba contra lo establecido
en los artículos 25 y 139 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela; y que además colidía con el artículo 501 del Código Civil,
el cual “…determina que las rectificaciones de partidas se realiza-
rán mediante juicio para lograr la respectiva sentencia jurisdic-
cional revestida del carácter de la cosa juzgada y susceptible
entonces de ejecución”, y que este último constituía “…una norma
de orden público que, por lo tanto, está protegido por la Constitu-
ción Nacional (sic)…”. Sin embargo, el Juez Unipersonal N° 1 del
Tribunal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circuns­
cripción Judicial del estado Zulia, obvió que tales disposiciones constitu­
cionales constituyen garantías cuya violación no es susceptible de ser
invocada de forma directa; sino dentro del marco procedimental de pro­
ducción del derecho, lo cual no ocurre en el presente caso.

Además, si de colisión de leyes se tratara, tampoco observó el juez


remitente los postulados lógicos esenciales que integran el criterio de­
terminante para solucionar casos de colisión de leyes, tales como: la
primacía de lo especial sobre lo general, y la primacía de lo posterior
sobre lo anterior, expresados en los clásicos aforismos: generi per spe-
ciem derogatur y lex posterior derogat priori.

Así las cosas, tenemos que si bien el Código Civil, vigente desde el 26
de julio de 1982, dispone en el referido artículo 501, lo siguiente:

Ninguna partida de los registros del estado civil podrá refor­


marse después de extendida y firmada, salvo el caso previsto
en el artículo 462, sino en virtud de sentencia ejecutoriada, y
por orden del Tribunal de Primera Instancia a cuya jurisdic­
ción corresponda la parroquia o municipio donde se extendió
la partida.

La nueva Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adoles­


centes regula lo relacionado con la rectificación de partidas en un as­
pecto muy especial y particular, como lo es el referido a los casos de
rectificación de errores materiales contenidos en las partidas de niños,
niñas y adolescentes, en los que para cuya corrección el legislador es­
pecial prefirió, atendiendo al interés superior del niño, que en esos ca­
54 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

sos el trámite no fuese jurisdiccional, sino que pudiese ser sustanciado


sumaria y expeditamente por los Consejos de Protección de Niños, Ni­
ñas y Adolescentes.

Asimismo, la novísima ley deja entendido, que en el caso de que no se


trate de meros errores materiales, deberá seguirse lo estipulado en el
artículo 511 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes.

Frente a las señaladas disposiciones normativas, y ante el supuesto de


hecho constituido por la solicitud de corrección de errores materiales en
la partida de nacimiento de un niño, hijo de la solicitante, es evidente
que debe predominar el artículo 516 de la Ley Orgánica para la Protec­
ción de Niños, Niñas y Adolescentes frente al artículo 501 del Código
Civil; solución a la que igual se accedería aplicando el criterio según el
cual la ley posterior priva sobre la ley anterior.

El Juez Unipersonal Nº 1 de la Sala de Juicio del Tribunal de Protección


de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del esta­
do Zulia, para resolver el presente caso, y en el proceso de elegir una
norma jurídica aplicable en uso pleno de las funciones jurisdiccionales
que posee, es decir, al momento de ejercer su labor reflexiva y racional
para la cual se encuentra absolutamente autorizado, debió decidir con
fundamento en el artículo 516 de la Ley Orgánica para la Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes, aplicable al caso concreto; pero en cam­
bio al desaplicar la norma por considerarla inconstitucional, erró en su
labor interpretativa, lo cual justifica la intervención de esta Sala en pro­
cura de aplicar los correctivos necesarios.

Las razones expuestas determinan que esta Sala anule la sentencia ob­
jeto de revisión y, en consecuencia, ordene emitir un nuevo pronuncia­
miento; sin embargo, observa la Sala que en la parte dispositiva del fallo
que se revisa se ordenó continuar el procedimiento de “Rectificación
de Partida intentado por la ciudadana MARTHA TERESA EPIEYU,
en beneficio del niño (…), de conformidad con lo previsto en el
artículo 773 del Código de Procedimiento Civil, por las razones
expuestas en la parte motiva de esta sentencia”, y que en virtud de
esa orden, el Juez Unipersonal Nº 1, de la Sala de Juicio, del Tribunal de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judi­
cial del estado Zulia, dio continuidad al curso de la causa principal y
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 54 1

emitió sentencia definitiva en la causa el 28 de febrero de 2008, en la


cual sostuvo lo siguiente:

…del examen de los instrumentos probatorios indicados y que


forman parte de las actas de este expediente, está suficiente­
mente demostrado el error material en que se incurrió en el
libro duplicado llevado por la Jefatura Civil de la Parroquia
Ricaurte del Municipio Mara del estado Zulia, en el acta de
nacimiento Nº 1144 al asentar el primer nombre de la progeni­
tora del niño de autos como “MARÍA”, cuando lo correcto es
“MARTHA”. Al igual que ha quedado suficientemente demos­
trado el error material en que se incurrió en el Libro Duplicado
llevado por el Registro Civil del estado Zulia, en el acta de
nacimiento Nº 1144 al asentar el primer nombre de la progeni­
tora del niño de autos como “MARÍA”, cuando lo correcto es
“MARTHA”, por lo cual de conformidad con el artículo 773
del Código de Procedimiento Civil antes transcrito, se debe
declarar con lugar la Rectificación de la Partida de Nacimien­
to en los términos solicitados; y así se establece.

Como puede apreciarse del fallo parcialmente transcrito, ya en el pro­


cedimiento de rectificación de partida se emitió un fallo estimatorio e
incluso, se ordenó “…la inserción íntegra de esta sentencia en los
libros de nacimiento del año en curso, original y duplicado, lleva-
dos por la Jefatura Civil de la parroquia Ricaurte del municipio
Mara del estado Zulia, sin hacer alteración de la partida rectifica-
da, colocando al margen de esta última una nota marginal seña-
lando que la misma fue objeto de rectificación según la presente
sentencia, con indicación del número, libro y fecha en la que que-
dó inserta esta sentencia en dicho libro. Igual anotación marginal
debe estamparse en el acta de nacimiento rectificada que reposa
en el archivo de la Oficina de Registro Civil del estado Zulia”, y
ante el hecho cumplido resulta contrario al interés superior del niño que
se anulara el fallo y, en consecuencia, y sólo por esa razón, esta Sala lo
confirma. Así se decide.

No obstante lo anterior, según lo expuesto en el presente fallo, al no


ser inconstitucional como se ha expresado la norma contenida en el
artículo 516 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes, las Salas de Juicio de los Tribunales de Protección de
54 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Niños, Niñas y Adolescentes de todo el país, ante una solicitud de


rectificación de partida que involucre a un niño, niña o adolescente,
deberán decidir, como punto previo, si la solicitud de rectificación de
partida versa sobre verdaderos errores materiales, y si así lo fuere
remitir, en consecuencia, la solicitud al Consejo de Protección de Ni­
ños, Niñas y Adolescentes, de conformidad con lo dispuesto en el ar­
tículo 516 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes; o si por el contrario, cabe la intervención judicial al
tratarse de un error cuya solución debe obtenerse a través de la juris­
dicción voluntaria en aplicación de lo establecido en el artículo 511
eiusdem; ello con el fin de evitar que ningún otro juez con la referida
competencia aplique en los casos de solicitud de rectificación de par­
tidas de niños, niñas y adolescentes por errores materiales, el procedi­
miento establecido en los artículos 768 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil, en prevalencia de lo estatuido por la norma espe­
cial contenida en el artículo 516 de la novísima Ley Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. Así se decide.

Visto el contenido interpretativo de la presente decisión se ordena su


publicación en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Ve-
nezuela, así como su reseña en el sitio web de este Tribunal Supremo
de Justicia. Así se declara.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 54 3

Apéndice
54 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 54 5

CUADRO DE CONCORDANCIA ENTRE LA LEY ORGÁNICA


PARA LA PROTECCIÓN DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE
(LOPNA) Y LA LEY ORGÁNICA PARA LA PROTECCIÓN
DEL NIÑO, NIÑA Y DEL ADOLESCENTE (LOPNNA)

LEY ORGÁNICA PARA LEY ORGÁNICA PARA


LA PROTECCIÓN LA PROTECCIÓN
DEL NIÑO Y DEL DE NIÑOS, NIÑAS
ADOLESCENTE. Y ADOLESCENTES.
OBSERVACIÓN
Gaceta Oficial N° 5.266 Gaceta Oficial N° 5.859
Extraordinario del 02 Extraordinario del 10
de octubre de 1998 de diciembre de 2007

Artículo 1°. Objeto. Artículo 1. Objeto. La terminología se


Esta Ley tiene por objeto Esta Ley tiene por objeto usó de género, tanto
garantizar a todos los ni­ garantizar a todos los ni­ en el artículo 1° de la
ños y adolescentes, que ños, niñas y adolescentes, LOPNNA como en
se encuentren en el terri­ que se encuentren en el todo el resto de la Ley.
torio nacional, el ejercicio territorio nacional, el ejer­
y el disfrute pleno y efec­ cicio y el disfrute pleno y
tivo de sus derechos y ga­ efectivo de sus derechos
rantías, a través de la y garantías, a través de la
protección integral que el protección integral que el
Estado, la sociedad y la fa­ Estado, la sociedad y las
milia deben brindarles familias deben brindarles
desde el momento de su desde el momento de su
concepción. concepción.

Artículo 4°. Obligaciones Artículo 4. Obligaciones


Generales del Estado. Generales del Estado.
El Estado tiene la obliga­ El Estado tiene la obliga­
ción indeclinable de tomar ción indeclinable de tomar
todas las medidas admi­ todas las medidas admi­
nistrativas, legislativas, nistrativas, legislativas,
judiciales y de cualquier judiciales, y de cualquier
otra índole, que sean ne­ otra índole que sean ne­
cesarias y apropiadas cesarias y apropiadas
para asegurar que todos para asegurar que todos
los niños y adolescentes los niños y adolescentes
disfruten plena y efecti­ disfruten plena y efecti­
vamente de sus derechos vamente de sus derechos
y garantías. y garantías.
54 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Artículo 5° Obligaciones Artículo 5. Obligaciones Se agrega en la Refor­


Generales de la Familia. Generales de la Familia e ma la definición de
La familia es responsable, Igualdad de género en la Familia, los funda­
de forma prioritaria, inme­ crianza de los niños, niñas mentos de las relacio­
diata e indeclinable, de y adolescentes. nes familiares, así
asegurar a los niños y La familia es la asociación como un número más
adolescentes el ejercicio natural de la sociedad y el extenso de deberes y
y disfrute pleno y efecti­ espacio fundamental para responsabilidades a la
vo de sus derechos y ga­ el desarrollo integral de madre y el padre.
rantías. El padre y la los niños, niñas y adoles­
madre tienen responsabi­ centes. Las relaciones fa­
lidades y obligaciones miliares se deben
comunes e iguales en lo fundamentar en la igual­
que respecta al cuidado, dad de derechos y debe­
desarrollo y educación res, la solidaridad, el
integral de sus hijos. esfuerzo común, la com­
El Estado debe asegurar prensión mutua y el res­
políticas, programas y peto recíproco entre sus
asistencia apropiada para integrantes. En conse­
que la familia pueda asu­ cuencia, las familias son
mir adecuadamente esta responsables de forma
responsabilidad, y para prioritaria, inmediata e in­
que los padres y las ma­ declinable, de asegurar a
dres asuman, en igualdad los niños, niñas y adoles­
de condiciones, sus res­ centes el ejercicio y dis­
ponsabilidades y obliga­ frute pleno y efectivo de
ciones. sus derechos y garantías.

El padre y la madre tienen


deberes, responsabilida­
des y derechos comparti­
dos, iguales e
irrenunciables de criar, for­
mar, educar, custodiar, vi­
gilar, mantener y, asistir
material, moral y afectiva­
mente a sus hijos e hijas.

El Estado debe asegurar


políticas, programas y
asistencia apropiada para
que la familia pueda asu­
mir adecuadamente estas
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 54 7

responsabilidades, y para
que el padre y la madre
asuman, en igualdad de
condiciones, sus debe­
res, responsabilidades y
derechos. Asimismo, ga­
rantizará protección a la
madre, al padre o a quie­
nes ejerzan la jefatura de
la familia.

Artículo 7° Prioridad Ab- Artículo 7. Prioridad Ab-


soluta. soluta.
El Estado, la familia y la El Estado, las familias y la
sociedad deben asegu­ sociedad deben asegurar,
rar, con Prioridad Abso­ con prioridad absoluta, to­
luta, todos los derechos dos los derechos y garan­
y garantías de los niños tías de los niños, niñas y
y adolescentes. La prio­ adolescentes. La prioridad
ridad absoluta es impera­ absoluta es imperativa para
tiva para to dos y todos y comprende:
comprende: a) Especial preferencia y
a) Especial preferencia y atención de los niños, ni­
atención de los niños y ñas y adolescentes en la
adolescentes en la formu­ formulación y ejecución de
lación y ejecución de to­ todas las políticas públicas;
das las políticas públicas; b) Asignación privilegia­
b) Asignación privilegia­ da y preferente, en el pre­
da y preferente, en el pre­ supuesto, de los recursos
supuesto , de los públicos para las áreas re­
recursos públicos para lacionadas con los dere­
las áreas relacionadas chos y garantías de los
con los derechos y ga­ niños, niñas y adolescen­
rantías de los niños y tes, y para las políticas y
adolescentes y para las programas de protección
políticas y programas de integral de niños, niñas y
protección integral al adolescentes;
niño y adolescente; c) Precedencia de los ni­
c) Precedencia de los ni­ ños, niñas y adolescen­
ños y adolescentes en el tes en el acceso y la
acceso y la atención a los atención a los servicios
servicios públicos; públicos;
54 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

d) Primacía de los niños y d) Primacía de los niños,


adolescentes en la protec­ niñas y adolescentes en la
ción y socorro en cual­ protección y socorro en
quier circunstancia. cualquier circunstancia.

Artículo 8° Interés Supe- Artículo 8° Interés Supe-


rior del Niño. rior del Niño.
El Interés Superior del El Interés Superior del
Niño es un principio de in­ Niño es un principio de in­
terpretación y aplicación terpretación y aplicación
de esta Ley, el cual es de de esta Ley, el cual es de
obligatorio cumplimiento obligatorio cumplimiento
en la toma de todas las de­ en la toma de todas las de­
cisiones concernientes a cisiones concernientes a
los niños y adolescentes. los niños y adolescentes.
Este principio está dirigi­ Este principio está dirigi­
do a asegurar el desarro­ do a asegurar el desarro­
llo integral de los niños y llo integral de los niños y
adolescentes, así como el adolescentes, así como el
disfrute pleno y efectivo disfrute pleno y efectivo
de sus derechos y garan­ de sus derechos y garan­
tías. Parágrafo Primero: tías. Parágrafo Primero:
Para determinar el interés Para determinar el interés
superior del niño en una superior del niño en una
situación concreta se situación concreta se
debe apreciar: debe apreciar:
a) La opinión de los niños a) La opinión de los niños
y adolescentes; y adolescentes;
b) La necesidad de equi­ b) La necesidad de equi­
librio entre los derechos librio entre los derechos
y garantías de los niños y garantías de los niños
y ad olescentes y sus y ad olescentes y sus
deberes; deberes;
c) La necesidad de equili­ c) La necesidad de equili­
brio entre las exigencias brio entre las exigencias
del bien común y los de­ del bien común y los de­
rechos y garantías del rechos y garantías del
niño o adolescente; niño o adolescente; d) La
d) La necesidad de equili­ necesidad de equilibrio
brio entre los derechos de entre los derechos de las
las demás personas y los demás personas y los de­
derechos y garantías del rechos y garantías del
niño o adolescente; niño o adolescente;
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 54 9

e) La condición específi­ e) La condición especifi­


ca de los niños y adoles­ ca de los niños y adoles­
centes como personas en centes como personas en
desarrollo. desarrollo.
Parágrafo Segundo: En Parágrafo Segundo: En
aplicación del Interés Su­ aplicación del Interés Su­
perior del Niño, cuando perior del Niño, cuando
exista conflicto entre los exista conflicto entre los
derechos e intereses de los derechos e intereses de los
niños y adolescentes fren­ niños y adolescentes fren­
te a otros derechos e inte­ te a otros derechos e inte­
reses igualmente legítimos, reses igualmente legítimos,
prevalecerán los primeros. prevalecerán los primeros.

Artículo 12° Naturaleza Artículo 12° Naturaleza


de los derechos y garan- de los derechos y garan-
tías de los niños y ado- tías de los niños, niñas y
lescentes. adolescentes.
Los derechos y garan­ Los derechos y garantías
tías de los niños y ado­ de los niños, niñas y ado­
lescentes reconocidos y lescentes reconocidos y
consagrados en esta Ley consagrados en esta Ley
son inherentes a la per­ son inherentes a la per­
sona humana; en conse­ sona humana; en conse­
cuencia son: cuencia son:
a) De orden público; a) De orden público;
b) Intransigibles; b) Intransigibles;
c) Irrenunciables; c) Irrenunciables;
d ) I nterd e p end ie ntes d ) I nterd e p end ie ntes
entre sí; entre sí;
e) Indivisibles. e) Indivisibles.

Artículo 26° Derecho a ser Artículo 26. Derecho a ser Se incluyó en el ar­
Criado en una Familia. Criado en una familia. tículo 26 de la LOPN­
Todos los niños y adoles­ Todos los niños, niñas y NA el deber de la familia
centes tienen derecho a adolescentes tienen dere­ de “ofrecer un ambien-
vivir, ser criados y desa­ cho a vivir, ser criados o te de afecto, seguridad,
rrollarse en el seno de su criadas y a desarrollarse solidaridad, esfuerzo
familia de origen. Excep­ en el seno de su familia de común, comprensión
cionalmente, en los casos origen. Excepcionalmente, mutua y respeto recí-
en que ello sea imposible en los casos en que ello proco que permita el
o contrario a su interés sea imposible o contrario desarrollo integral de
superior, tendrán derecho a su interés superior, ten­ los niños, niñas y ado-
lescentes”.
55 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

a vivir, ser criados y desa­ drán derecho a vivir, ser En el parágrafo se­
rrollarse en una familia criados o criadas y desa­ gundo del artículo se
sustituta, de conformidad rrollarse en una familia previó que la separa­
con la Ley. sustituta, de conformidad ción del seno familiar
Parágrafo Primero: Los con la ley. La familia debe sólo se hará mediante
niños y adolescentes sólo ofrecer un ambiente de medida de protección
podrán ser separados de afecto, seguridad, solida­ y con apego a los li­
la familia en los casos en ridad, esfuerzo común, neamientos creados
que sea estrictamente ne­ comprensión mutua y res­ en esta ley para otor­
cesario para preservar su peto recíproco que permi­ garlas. En el parágra­
interés superior, de confor­ ta el desarrollo integral de fo tercero se dispuso
midad con los requisitos los niños, niñas y adoles­ la prohibición de los
y procedimientos previs­ centes. Niños, Niñas o Ado­
tos en la Ley. Parágrafo Primero: Los lescente de su familia
Parágrafo Segundo: En niños, niñas y adolescen­ de origen por razones
cualquier caso, la familia tes sólo podrán ser sepa­ de pobreza, así como
debe ofrecer un ambiente rados o separadas de su la prohibición de se­
de afecto y seguridad, familia de origen cuando paración entre herma­
que permita el desarrollo sea estrictamente necesa­ nos en virtud de
integral de los niños y rio para preservar su inte­ colocación familiar,
adolescentes. rés superior. En estos salvo las excepciones
Parágrafo Tercero: El Es­ casos, la separación sólo establecidas en el
tado, con la activa partici­ procede mediante la apli­ este artículo.
pación de la sociedad, cación de una medida de
debe garantizar programas protección aplicada por la
y medidas de protección autoridad competente y
especiales para los niños de conformidad con los re­
y adolescentes privados quisitos y procedimientos
temporal o permanente­ previstos en la ley. Estas
mente de la familia. medidas de protección
tendrán carácter excepcio­
nal, de último recurso y, en
la medida en que sea pro­
cedente, deben durar el
tiempo más breve posible.
Parágrafo Segundo: No
procede la separación de
los niños, niñas y adoles­
centes de su familia de ori­
gen por motivos de
pobreza u otros supuestos
de exclusión social. Cuan­
do la medida de abrigo,
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 55 1

colocación en familia sus­


tituta o en entidad de aten­
ción, recaiga sobre varios
hermanos o hermanas, és­
tos deben mantenerse
unidos en un mismo pro­
grama de protección, ex­
cepto por motivos
fundados en condiciones
de salud. Salvo en los ca­
sos en que proceda la
adopción, durante el tiem­
po que permanezcan los
niños, niñas y adolescen­
tes separados o separa­
das de su familia de
origen, deben realizarse
todas las acciones dirigi­
das a lograr su integración
o reintegración en su fa­
milia de origen nuclear o
ampliada.

Parágrafo Tercero. El Es­


tado, con la activa partici­
pación de la sociedad,
debe garantizar programas
y medidas de protección
especiales para los niños,
niñas y adolescentes, pri­
vados o privadas tempo­
ral o permanentemente de
su familia de origen.

Artículo 27°. Derecho a Artículo 27. Derecho a


Mantener Relaciones Mantener Relaciones
Personales y Contacto Di- Personales y Contacto Di-
recto con los Padres. recto con el Padre y la
Todos los niños y ado­ Madre.
lescentes tienen derecho Todos los niños, niñas y
a mantener, de forma re­ adolescentes tienen dere­
gular y permanente, rela­ cho a mantener, de forma
ciones p ersonales y regular y permanente, re­
55 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

co ntacto d irecto co n laciones personales y


ambos padres, aun cuan­ contacto directo con su
do exista separación en­ padre o madre, aun cuan­
tre éstos, salvo que sea do exista separación entre
contrario a su interés éstos, salvo que sea con­
superior. trario a su interés superior.

Artículo 28°. Derecho al Artículo 28. Derecho al


Libre Desarrollo de la libre desarrollo de la per-
Personalidad. sonalidad.
Todos los niños y adoles­ Todos los niños, niñas y
centes tienen derecho al adolescentes tienen dere­
libre y pleno desarrollo de cho al libre y pleno desa­
su personalidad, sin más rrollo de su personalidad,
limitaciones que las esta­ sin más limitaciones que
blecidas en la Ley. las establecidas en la ley.

Artículo 29°. Derechos Artículo 29. Derechos de


de los Niños y Adoles- los niños, niñas y adoles-
centes con Necesidades centes con necesidades
Especiales. especiales.
Todos los niños y adoles­ Todos los niños, niñas y
centes con necesidades adolescentes con necesi­
especiales tienen todos dades especiales tienen
los derechos y garantías todos los derechos y ga­
consagrados y reconoci­ rantías consagrados y re­
dos por esta Ley, además conocidos por esta Ley,
de los inherentes a su con­ además de los inherentes
dición específica. El Esta­ a su condición específica.
do, la familia y la sociedad El Estado, las familias y la
deben asegurarles el ple­ sociedad deben asegurar­
no desarrollo de su perso­ les el pleno desarrollo de
nalidad hasta el máximo su personalidad hasta el
de sus potencialidades, máximo de sus potenciali­
así como el goce de una dades, así como el goce de
vida plena y digna. El Es­ una vida plena y digna. El
tado, con la activa partici­ Estado, con la activa par­
pación de la sociedad, ticipación de la sociedad,
debe asegurarles: debe asegurarles:
a) Programas de asisten­ a) Programas de asisten­
cia integral, rehabilitación cia integral, rehabilitación
e integración; e integración;
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 55 3

b) Programas de atención, b) Programas de atención,


orientación y asistencia di­ orientación y asistencia
rigidos a su familia; dirigidos a su familia;
c) Campañas permanentes c) Campañas permanentes
de difusión, orientación y de difusión, orientación y
promoción social dirigidas promoción social dirigi­
a la comunidad sobre su das a la comunidad sobre
condición específica, para su condición específica,
su atención y relaciones para su atención y relacio­
con ellos. nes con ellos.

Artículo 30°. Derecho a un Artículo 30°. Derecho a un


Nivel de Vida Adecuado. Nivel de Vida Adecuado.
Todos los niños y adoles­ Todos los niños, niñas y
centes tienen derecho a un adolescentes tienen dere­
nivel de vida adecuado cho a un nivel de vida ade­
que asegure su desarrollo cuado que asegure su
integral. Este derecho desarrollo integral. Este
comprende, entre otros, el derecho comprende, entre
disfrute de: otros, el disfrute de:
a) Alimentación nutritiva y a) Alimentación nutritiva
balanceada, en calidad y y balanceada, en calidad
cantidad que satisfaga las y cantidad que satisfaga
normas de la dietética, la las normas de la dietética,
higiene y la salud; la higiene y la salud;
b) Vestido apropiado al cli­ b) Vestido apropiado al
ma y que proteja la salud; clima y que proteja la sa­
Vivienda digna, segura, hi­ lud; vivienda digna, segu­
giénica y salubre, con ac­ ra, higiénica y salubre, con
ceso a los servicios acceso a los servicios pú­
públicos esenciales. blicos esenciales.
Parágrafo Primero: Los Parágrafo Primero: El
padres, representantes o padre, la madre, represen­
responsables tienen la tantes o responsables tie­
obligación principal de nen la obligación principal
garantizar, dentro de sus de garantizar, dentro de
posibilidades y medios sus posibilidades y me­
económicos, el disfrute dios económicos, el dis­
pleno y efectivo de este frute pleno y efectivo de
derecho. El Estado, a tra­ este derecho. El Estado, a
vés de políticas públicas, través de políticas públi­
debe asegurar condicio­ cas, debe asegurar condi­
nes que permitan a los ciones que permitan al
55 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

padres cumplir con esta padre y a la madre cumplir


responsabilidad, inclusi­ con esta responsabilidad,
ve mediante asistencia inclusive mediante asis­
material y programas de tencia material y progra­
apoyo directo a los niños, mas de apoyo directo a los
adolescentes sus familias. niños, niñas y adolescen­
Parágrafo Segundo: Las tes sus familias.
políticas del Estado diri­ Parágrafo Segundo:Las
gidas a crear las condi­ políticas del Estado dirigi­
ciones necesarias para das a crear las condiciones
lograr el disfrute del de­ necesarias para lograr el
recho a un nivel de vida disfrute del derecho a un
adecuado, deben aten­ nivel de vida adecuado,
der al contenido y límites deben atender al conteni­
del mismo, establecidos do y límites del mismo, es­
expresamente en esta tablecidos expresamente
disposición. en esta disposición.
Parágrafo Tercero: Los Parágrafo Tercero: Los
niños y adolescentes que niños, niñas y adoles­
se encuentren disfrutando centes que se encuentren
de este derecho no podrán disfrutando de este de­
ser privados de él, ilegal o recho no podrán ser pri­
arbitrariamente. vad os de él, ilegal o
arbitrariamente.

Artículo 32° Derecho a la Artículo 32. Derecho a la


Integridad Personal. integridad personal.
Todos los niños y adoles­ Todos los niños, niñas y
centes tienen derecho a la adolescentes tienen dere­
integridad personal. Este cho a la integridad perso­
derecho comprende la in­ nal. Este derecho
tegridad física, psíquica y comprende la integridad fí­
moral. Parágrafo Primero: sica, síquica y moral. Pará­
Los niños y adolescentes grafo Primero. Los niños,
no pueden ser sometidos niñas y adolescentes no
a torturas, ni a otras pe­ pueden ser sometidos a
nas o tratos, crueles, in­ torturas, ni a otras penas o
humanos o degradantes, tratos crueles, inhumanos
Parágrafo Segundo: El Es­ o degradantes. Parágrafo
tado, la familia y la socie­ Segundo. El Estado, las fa­
dad deben proteger a milias y la sociedad deben
todos los niños y adoles­ proteger a todos los niños,
centes contra cualquier niñas y adoles­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 55 5

forma de explotación, mal­ centes contra cualquier


tratos, torturas, abusos o forma de explotación, mal­
negligencias que afecten trato, torturas, abusos o
su integridad personal. El negligencias que afecten
Estado debe garantizar su integridad personal. El
programas gratuitos de Estado debe garantizar
asistencia y atención in­ programas gratuitos de
tegral a los niños y ado­ asistencia y atención in­
lescentes que hayan tegral a los niños, niñas y
sufrido lesiones a su inte­ adolescentes que hayan
gridad personal. sufrido lesiones a su inte­
gridad personal.

Artículo 35°. Derecho a Artículo 35. Derecho a la


la Libertad de Pensa- libertad de pensamiento,
miento, Conciencia y Re- conciencia y religión.
ligión. Todos los niños, niñas y
Todos los niños y adoles­ adolescentes tienen dere­
centes tienen derecho a la cho a la libertad de pen­
libertad de pensamiento, samiento, conciencia y
conciencia y religión. Los religión. El padre, la ma­
padres, representantes o dre, representantes o res­
responsables tienen el ponsables tienen el
derecho y el deber de derecho y el deber de
orientar a los niños y ado­ orientar a los niños, niñas
lescentes en el ejercicio de y adolescentes en el ejer­
este derecho, de modo cicio de este derecho, de
que contribuya a su desa­ modo que contribuya a su
rrollo integral. desarrollo integral.

A rt í cu l o 3 6 ° . D er e - Artículo 36. Derechos


chos Culturales de las culturales de las mi-
Minorías. norías.
Todos los niños y adoles­ Todos los niños, niñas y
centes tienen derecho a adolescentes tienen dere­
tener su propia vida cul­ cho a tener su propia vida
tural, a profesar y practi­ cultural, a profesar y prac­
car su propia religión o ticar su propia religión o
creencias y a emplear su creencias y a emplear su
propio idioma, especial­ propio idioma, especial­
mente aquéllos pertene­ mente aquellos pertene­
cientes a minorías étnicas, cientes a minorías étnicas,
religiosas, lingüísticas o religiosas, lingüísticas o
indígenas. indígenas.
55 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Artículo 42°. Respon- Artículo 42. Responsa-


sabilidad de los Padres, bilidad del padre, la ma-
Representantes o Res- dre, representantes o
ponsables en Materia responsables en mate-
de Salud. ria de salud.
Los padres, representan­ El padre, la madre, repre­
tes o responsables son sentantes o responsables
los garantes inmediatos son los garantes inmedia­
de la salud de los niños tos de la salud de los ni­
y adolescentes que se ños, niñas y adolescentes
encuentren bajo su patria que se encuentren bajo su
potestad, representación Patria Potestad, represen­
o responsabilidad. En tación o responsabilidad.
consecuencia, están obli­ En consecuencia, están
gados a cumplir las ins­ obligados a cumplir las
trucciones y controles instrucciones y controles
médicos que se prescri­ médicos que se prescriban
ban con el fin de velar por con el fin de velar por la
la salud de los niños y salud de los niños, niñas
adolescentes. y adolescentes.

Artículo 51°. Protección Artículo 51. Protección


Contra Sustancias Alco- contra sustancias alcohó-
hólicas Estupefacientes y licas, estupefacientes y
Psicotrópicas. psicotrópicas.
El Estado, con la activa El Estado, con la activa
participación de la so­ participación de la so­
ciedad, debe garantizar ciedad, debe garantizar
políticas y programas de políticas y programas
prevención contra el uso de prevención contra el
ilícito de sustancias al­ uso ilícito de sustancias
cohólicas, estupefacien­ alcohólicas, estupefa­
tes y psic o tró p ica s. cientes y psicotrópicas.
Asimismo, debe asegu­ Asimismo, debe asegu­
rar programas perma­ rar programas perma­
nente s d e ate nció n nentes de atención
especial para la recupe­ especial para la recupe­
ración de los niños y ración de los niños, ni­
ad o l escent es d ep en­ ñas y adolescentes
dientes y consumidores dependientes y consu­
de estas sustancias. midores de estas sus­
tancias.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 55 7

Artículo 65°. Derecho al Artículo 65. Derecho al Con la reforma se ten­


Honor, Reputación, Pro- honor, reputación, propia dió más a generalizar
pia Imagen, Vida Privada imagen, vida privada e in- este artículo, toda vez
e Intimidad Familiar. timidad familiar. que se suprimieron el
Todos los niños y adoles­ Todos los niños, niñas y Parágrafo Primero y
centes tienen derecho al adolescentes tienen dere­ Segundo, referidos a
honor, reputación y propia cho al honor, reputación y la prohibición de di­
imagen. Asimismo tienen propia imagen. Asimismo vulgación por cual­
derecho a la vida privada tienen derecho a la vida quiera de los medios
e intimidad de la vida fa­ privada e intimidad de la que se señalaron en
miliar. Estos derechos no vida familiar. Estos dere­ su oportunidad en la
pueden ser objeto de inje­ chos no pueden ser obje­ LOPNA.
rencias arbitrarias o ilega­ to de injerencias arbitrarias
les. Parágrafo Primero: Se o ilegales.
prohíbe exponer o divul­
gar, a través de cualquier
medio, la imagen de los
niños y adolescentes con­
tra su voluntad o la de sus
padres, representantes o
responsables. Asimismo,
se prohíbe exponer o di­
vulgar datos, imágenes o
informaciones, a través de
cualquier medio, que le­
sionen el honor o la repu­
tación de los niños y
adolescentes o que cons­
tituyan injerencias arbitra­
rias o ilegales en su vida
privada o intimidad fami­
liar. Parágrafo Segundo:
Está prohibido exponer o
divulgar, por cualquier
medio, datos, informacio­
nes o imágenes que per­
mitan identificar, directa o
indirectamente, a los niños
y adolescentes que hayan
sido sujetos activos o pa­
sivos de hechos punibles,
salvo autorización judicial
fundada en razones de se­
guridad u orden público.
55 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Artículo 76°. Acceso a Es- Artículo 76. Acceso a es-


pectáculos Públicos, Sa- pectáculos públicos, salas
las y Lugares de y lugares de exhibición.
Exhibición. Todos los niños, niñas y
Todos los niños y adoles­ adolescentes pueden tener
cente pueden tener acce­ acceso a los espectáculos
so a los espectáculos públicos, salas y lugares
públicos, salas y lugares que exhiban producciones
que exhiban produccio­ clasificadas como adecua­
nes clasificadas como das para su edad.
adecuadas para su edad.
Artículo 80. Derecho a opi-
Artículo 80° Derecho a nar y a ser oído y oída.
Opinar y a Ser Oído. Todos los niños, niñas y
Todos los niños y adoles­ adolescentes tienen dere­
centes tienen derecho a: cho a:
a) Expresar libremente su a) Expresar libremente su
opinión en los asuntos en opinión en los asuntos en
que tengan interés; que tengan interés;
b) Que sus opiniones sean b) Que sus opiniones sean
tomadas en cuenta en fun­ tomadas en cuenta en fun­
ción de su desarrollo. Este ción de su desarrollo. Este
derecho se extiende a to­ derecho se extiende a todos
dos los ámbitos en que se los ámbitos en que se des­
desenvuelven los niños y envuelven los niños, niñas
adolescentes, entre ellos: y adolescentes, entre ellos:
al ámbito estatal, familiar, al ámbito estatal, familiar,
comunitario, social, esco­ comunitario, social, escolar,
lar, científico, cultural, de­ científico, cultural, deporti­
portivo y recreacional. vo y recreacional.
Parágrafo Primero: Se Parágrafo Primero: Se
garantiza a todos los ni­ garantiza a todos los ni­
ños y adolescentes el ejer­ ños, niñas y adolescentes
cicio personal y directo de el ejercicio personal y di­
este derecho, especial­ recto de este derecho, es­
mente en todo procedi­ pecialmente en todo
miento administrativo o procedimiento administra­
judicial que conduzca a tivo o judicial que conduz­
una decisión que afecte ca a una decisión que
sus derechos, garantías e afecte sus derechos, ga­
intereses, sin más limites rantías e intereses, sin más
que los derivados de su límites que los derivados
interés superior. de su interés superior.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 55 9

Parágrafo Segundo: En Parágrafo Segundo: En los


los procedimientos admi­ procedimientos administrati­
nistrativos o judiciales, la vos o judiciales, la compare­
comparecencia del niño o cencia del niño, niña o
adolescente se realizará de adolescente se realizará de la
la forma más adecuada a forma más adecuada a su si­
su situación personal y tuación personal y desarro­
desarrollo. En los casos de llo. En los casos de niños,
niños y adolescentes con niñas y adolescentes con ne­
necesidades especiales se cesidades especiales o dis­
debe garantizar la asisten­ capacidad se debe garantizar
cia de personas que, por la asistencia de personas
su profesión o relación que, por su profesión o rela­
especial de confianza, ción especial de confianza,
puedan transmitir obje­ puedan transmitir objetiva­
tivamente su opinión. mente su opinión.
Parágrafo Tercero: Cuan­ Parágrafo Tercero: Cuando
do el ejercicio personal de el ejercicio personal de este
este derecho no resulte con­ derecho no resulte conve­
veniente al interés superior niente al interés superior del
del niño, éste se ejercerá por niño, niña o adolescente,
medio de sus padres, repre­ éste se ejercerá por medio
sentantes o responsables, de su padre, madre, repre­
siempre que no sean parte sentantes o responsables,
interesada ni tengan intere­ siempre que no sean parte
ses contrapuestos a los del interesada ni tengan intere­
niño o adolescente, o a tra­ ses contrapuestos a los del
vés de otras personas que, niño, niña o adolescente, o
por su profesión o relación a través de otras personas
especial de confianza pue­ que, por su profesión o re­
dan transmitir objetivamen­ lación especial de confian­
te su opinión. za puedan transmitir
Parágrafo Cuarto: La opi­ objetivamente su opinión.
nión del niño o adolescen­ Parágrafo Cuarto: La opi­
te sólo será vinculante nión del niño, niña o ado­
cuando la Ley así lo esta­ lescente sólo será
blezca. Nadie puede cons­ vinculante cuando la ley así
treñir a los niños y lo establezca. Nadie puede
adolescentes a expresar su constreñir a los niños, niñas
opinión, especialmente en y adolescentes a expresar
los procedimientos admi­ su opinión, especialmente
nistrativos y judiciales. en los procedimientos admi­
nistrativos y judiciales.
56 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Artículo 85°.- Derecho de Artículo 85. Derecho de


Petición. petición.
Todos los niños y adoles­ Todos los niños, niñas y
centes tienen derecho de adolescentes tienen dere­
presentar y dirigir peticio­ cho de presentar y dirigir
nes por sí mismos, ante peticiones por sí mismos,
cualquier entidad o fun­ ante cualquier entidad,
cionario público, sobre los funcionaria o funcionario
asuntos de la competen­ público, sobre los asuntos
cia de éstos y a obtener de la competencia de és­
respuesta oportuna. Se tos y a obtener respuesta
reconoce a todos los ni­ oportuna. Se reconoce a
ños y adolescentes el ejer­ todos los niños, niñas y
cicio personal y directo de adolescentes el ejercicio
este derecho, sin más lími­ personal y directo de este
tes que los derivados de derecho, sin más límites
las facultades legales que que los derivados de las
corresponden a sus pa­ facultades legales que co­
dres, representantes o res­ rresponden a su padre,
ponsables. madre, representantes o
responsables.

Artículo 86° Derecho a Artículo 86. Derecho a


Defender sus Derechos. defender sus derechos.
Todos los niños y adoles­ Todos los niños, niñas y
centes tienen derecho a adolescentes tienen dere­
defender sus derechos cho a defender sus dere­
por sí mismos. Se debe chos por sí mismos. Se
garantizar a todos los ni­ debe garantizar a todos los
ños y adolescentes el ejer­ niños y adolescentes el
cicio personal y directo de ejercicio personal y direc­
este derecho, ante cual­ to de este derecho, ante
quier persona, instancia, cualquier persona, instan­
entidad u organismo. cia, entidad u organismo.

Artículo 119° Integran- Artículo 119. Integrantes. El Sistema de Protec­


tes. El Sistema de Pro- El Sistema Rector Nacio- ción del Niño y del
tección del Niño y del nal para la Protección In- Adolescente, es sus­
Adolescente está inte- tegral de Niños, Niñas y tituido por el Sistema
grado por: Adolescentes, está inte- Rector Nacional para
a) Órganos Administrati­ grado por: la Protección del
vos: Consejos Nacional, a) Ministerio del poder po­ Niño, Niña y Adoles­
Estadal y Municipal de pular con competencia en cente, el cual está
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 56 1

Derechos del Niño y del materia de protección in­ conformado además


Adolescente y los Conse­ tegral de niños, niñas y de los establecidos en
jos de Protección del Niño adolescentes; la Ley Orgánica para
y el Adolescente; b) Consejos de Derechos la Protección del Niño
b) Órganos Jurisdicciona­ de Niños, Niñas y Adoles­ y del Adolescente, los
les: Tribunales de Protec­ centes y Consejos de Pro­ siguientes:
ción del Niño y del tección de Niños, Niñas y 1. Ministerio del Po­
Adolescente y la Sala de Adolescentes; der Popular con com­
Casación Civil de la Corte c) Tribunales de Protec­ petencia en materia de
Suprema de Justicia; ción de Niños, Niñas y protección integral de
c) Ministerio Público; Adolescentes y Sala de niños, niñas y adoles­
d) Entidades de Atención, Casación Social del Tribu­ centes.
e) Defensorías del Niño y nal Supremo de Justicia; 2. Servicio Autónomo
del Adolescente; d) Ministerio Público; de la Defensa Pública.
e) Defensoría del Pueblo; 3. Entidades de Aten­
f) Servicio Autónomo de ción; y
la Defensa Pública; 4. Consejos Comuna­
g) Entidades de Atención; les, así como cual­
h) Defensorías de Niños, quier forma de
Niñas y Adolescentes; organización popular.
i) Los consejos comuna­
les y demás formas de or­
ganización popular.

Artículo 126°. Tipos. Artículo 126. Tipos.


Una vez comprobada la Una vez comprobada la
amenaza o violación a que amenaza o violación a que
se refiere el artículo ante­ se refiere el artículo ante­
rior, la autoridad compe­ rior, la autoridad compe­
tente puede aplicar las tente puede aplicar las
siguientes medidas de siguientes medidas de
protección: protección: a) Inclusión
a) Inclusión del niño o del niño, niña o adoles­
adolescente y su familia, cente y su familia, en for­
en forma conjunta o sepa­ ma conjunta o separada,
rada, según el caso, en según el caso, en uno o
uno o varios de los pro­ varios de los programas a
gramas a que se refiere el que se refiere el artículo
artículo 124 de esta Ley; 124 de esta Ley; b) Orden
b) Orden de matrícula obli­ de matrícula obligatoria o
gatoria o permanencia, se­ permanencia, según sea el
gún sea el caso, en caso, en escuelas, plante­
escuelas, planteles o ins­ les o institutos de
titutos de educación; educación; c) Cuidado en
56 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

c) Cuidado en el propio el propio hogar del niño,


hogar del niño o adoles­ niña o adolescente, orien­
cente, orientado y apo­ tando y apoyando al pa­
yando a los padres, dre, a la madre,
representantes o respon­ representantes o respon­
sables en el cumplimien­ sables en el cumplimiento
to de sus obligaciones, de sus obligaciones, con­
conjuntamente con el se­ juntamente con el segui­
guimiento temporal de la miento temporal de la
familia y del niño o ado­ familia y del niño, niña o
lescente, a través de un adolescente, a través de un
programa; programa;
d) Declaración de los pa­ d) Declaración del padre, de
dres, representantes o res­ la madre, representantes o
ponsables, según sea el responsables, según sea el
caso, reconociendo res­ caso, reconociendo respon­
ponsabilidad en relación al sabilidad en relación al niño,
niña o adolescente;
niño o adolescente;
e) Orden de tratamiento
e) Orden de tratamiento
médico, psicológico o psi­
médico, psicológico psi­ quiátrico, ambulatorio o en
quiátrico, ambulatorio o en régimen de internación en
régimen de internación en centro de salud, al niño,
centro de salud, al niño o niña o al adolescente que
al adolescente que así lo así lo requiera o a su padre,
requiera o a sus padres o madre, representantes o
representantes, en forma responsables, en forma in­
individual o conjunta, se­ dividual o conjunta, según
gún sea el caso; sea el caso;
f) Intimación a los padres, f) Intimación al padre, a la
representantes, responsa­ madre, representantes, res­
bles o funcionarios de ponsables o funcionarios y
identificación a objeto de funcionarias de identifica­
que procesen y regulari­ ción a objeto de que pro­
cen, con estipulación de cesen y regularicen, con
un plazo para ello, la falta estipulación de un plazo
de presentación e inscrip­ para ello, la falta de presen­
ción ante el Registro del tación e inscripción ante el
Estado Civil o las ausen­ Registro del Estado Civil o
cias o deficiencias que las ausencias o deficien­
presenten los documen­ cias que presenten los do­
tos de identidad de niños cumentos de identidad de
y adolescentes, según sea niños, niñas y adolescen­
el caso; tes, según sea el caso;
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 56 3

g) Separación de la per­ g) Separación de la perso­


sona que maltrate a un na que maltrate a un niño,
niño o adolescente de su niña o adolescente de su
entorno; entorno;
h) Abrigo; h) Abrigo;
i) Colocación familiar o en i) Colocación familiar o en
entidad de atención; entidad de atención;
j) Adopción. Se podrá j) Adopción. Se podrá apli­
aplicar otras medidas de car otras medidas de pro­
protección si la particu­ tección si la particular
lar naturaleza de la situa­ naturaleza de la situación
ción la hace idónea a la la hace idónea a la preser­
preservación o restitu­ vación o restitución del
ción del derecho, dentro derecho, dentro de los lí­
de los límites de compe­ mites de competencia del
tencia del Consejo de Consejo de Protección de
Protección que las im­ Niños, Niñas y Adoles­
ponga, hasta aquí. centes que las imponga.

Artículo 127°. Abrigo. Artículo 127. Abrigo.


El abrigo es una medida El abrigo es una medida
provisional y excepcional, provisional y excepcional,
dictada en sede adminis­ dictada en sede adminis­
trativa por el Consejo de trativa por el Consejo de
Protección del Niño y del Protección de Niños, Ni­
Adolescente, que se eje­ ñas y Adolescentes, que
cuta en familia sustituta o se ejecuta en familia sus­
en entidad de atención, tituta o en entidad de aten­
como forma de transición ción, como forma de
a otra medida administra­ transición a otra medida
tiva de protección o a una administrativa de protec­
decisión judicial de colo­ ción o a una decisión judi­
cación familiar o en enti­ cial de colocación familiar
dad de atención o de o en entidad de atención
adopción, siempre que no o de adopción, siempre
sea posible el reintegro del que no sea posible el rein­
niño o adolescente a la fa­ tegro del niño, niña o ado­
milia de origen. Si en el lescente a la familia de
plazo máximo de treinta origen. Si en el plazo máxi­
días no se hubiere podido mo de treinta días no se
resolver el caso por la vía hubiere podido resolver el
administrativa, el Conse­ caso por la vía administra­
jo de Protección debe dar tiva, el Consejo de Protec­
56 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

aviso al juez competente, ción de Niños, Niñas y


a objeto de que éste dic­ Adolescentes debe dar
tamine lo conducente. aviso al juez o jueza com­
petente, a objeto de que
dictamine lo conducente.

Artículo 128°. Coloca- Artículo 128. Colocación


ción Familiar o en Entidad familiar o en entidad de
de Atención. atención.
La colocación es una me­ La colocación es una me­
dida de carácter tempo­ dida de carácter temporal
ral dictada por el juez y dictada por el juez o jueza
que se ejecuta en familia y que se ejecuta en familia
sustituta o en entidad de sustituta o en entidad de
atención. atención.

Artículo 129°. Órgano Artículo 129. Órgano


Competente. competente.
Las medidas de protec­ Las medidas de protec­
ción son impuestas en ción son impuestas en
sede administrativa por el sede administrativa por el
Consejo de Protección del Consejo de Protección de
Niño y del Adolescente, Niños, Niñas y Adoles­
salvo las señaladas en los centes, salvo las señala­
literales i) y j) del artículo das en los literales i) y j)
126 de esta Ley, que son del artículo 126 de esta
impuestas por el juez. Ley, que son impuestas
por el juez o jueza.

Artículo 131°. Modifica- Artículo 131. Modifica-


ción y Revisión. ción y revisión.
Las medidas de protec­ Las medidas de protec­
ción, excepto la adopción, ción, excepto la adopción,
pueden ser sustitutas, mo­ pueden ser sustituidas,
dificadas o revocadas, en modificadas o revocadas,
cualquier momento, por la en cualquier momento, por
autoridad que las impuso, la autoridad que las impu­
cuando las circunstancias so, cuando las circunstan­
que las causaron varíen o cias que las causaron
cesen. Estas medidas de­ varíen o cesen. Estas me­
ben ser revisadas, por lo didas deben ser revisadas,
menos cada seis meses a por lo menos cada seis
partir del momento en que meses a partir del momen­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 56 5

son dictadas, para evaluar to en que son dictadas,


si las circunstancias que para evaluar si las circuns­
las originaron se mantie­ tancias que las originaron
nen, han variado o cesa­ se mantienen, han variado
do, con el fin de o cesado, con el fin de ra­
ratificarlas, sustituirlas, tificarlas, sustituirlas,
complementarlas o revo­ complementarlas o revo­
carlas, según sea el caso. carlas, según sea el caso.

Artículo 137°. Atribu- Artículo 137. Atribucio- Se incluyeron y su­


ciones. Son atribucio- nes. Son atribuciones del primieron varios li­
nes del Co ns ejo Consejo Nacional de De- terales con respecto
Nacional de Derechos: rechos de Niños, Niñas y a las atribuciones
a) Formular la política y Adolescentes: del Consejo Nacio­
planes nacionales, así a) Presentar a considera­ nal de Derechos de
como los lineamientos ge­ ción del órgano rector la Niños, Niñas y Ado­
nerales del Sistema de Pro­ propuesta de política del lescentes.
tección del Niño y del Sistema Rector Nacional
Adolescente; para la Protección Integral
b) Formular los lineamien­ de Niños, Niñas y Adoles­
tos generales que deben centes, así como la pro­
ser seguidos por los Con­ puesta de Plan Nacional
sejos Estadales y Munici­ para la Protección Integral
pales de Derechos, en de Niños, Niñas y Adoles­
cuanto al ejercicio de sus centes y su presupuesto;
funciones; b) Presentar a considera­
c) Establecer las directri­ ción del órgano rector las
ces que deben seguir los propuestas de lineamien­
programas de protección, tos generales que deben
entidades de atención, cumplir los Consejos
Defensorías del Niño y Municipales de Dere­
del Adolescente y otros chos y Consejos de Pro­
servicios; tección de Niños, Niñas
d) Conocer, evaluar y opi­ y Adolescentes, en cuan­
nar sobre los planes na­ to a su organización, fun­
cionales intersectoriales cionamiento y ejercicio
que elaboren los órganos de sus atribuciones;
competentes; c) Presentar a considera­
e) Velar por el desarrollo ción del órgano rector las
equilibrado de estados y propuestas de directrices
municipios en materia de generales que deben cum­
protección de niños y ado­ plir las Defensorías de Ni­
lescentes; ños, Niñas y Adolescentes,
56 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

f) Promover y apoyar la entidades de atención,


creación de los Consejos programas de protección y
Estadales y Municipales otros servicios;
de Derechos y de los Con­ d) Coordinar y brindar
sejos de Protección; apoyo técnico a los inte­
g) Efectuar el seguimien­ grantes del Sistema Rector
to y control de aquellas Nacional para la Protección
políticas y acciones públi­ Integral de Niños, Niñas y
cas nacionales referidas a Adolescentes;
niños y adolescentes; e) Velar por el desarrollo
h) Orientar la política en equilibrado de estados y
materia de comunicación e municipios en materia de
información para niños y protección integral de ni­
adolescentes; ños, niñas y adolescentes;
i) Denunciar, ante los ór­ f) Promover la divulgación
ganos competentes, la de los derechos, garantías
omisión o prestación irre­ y deberes de niños, niñas
gular de servicios públi­ y adolescentes y ser vo­
cos de competencia del cero de sus intereses e in­
Poder Nacional, en tanto quietudes;
amenacen los derechos y g) Crear entidades de aten­
garantías de niños y ado­ ción y ejecutar programas
lescentes; de protección;
j) Reclamar a las autorida­ h) Promover, acompañar y
des competentes accio­ supervisar a las entidades
nes y adjudicaciones de de atención y programas
recursos para la solución de protección, especial­
de problemas específicos mente a través de las co­
que afecten a niños y munidades organizadas;
adolescentes; i) Mantener, organizar, di­
k) Emitir opinión en rela­ rigir y supervisar el Regis­
ción al porcentaje del pre­ tro Nacional de
supuesto nacional que Defensorías, Entidades
debe ser destinado a eje­ de Atención y Programas
cutar las políticas sociales de Protección e inscribir
básicas y asistenciales aquéllos de cobertura na­
con el fin de asegurar los cional y regional;
derechos y garantías con­ j) Conocer, evaluar y opi­
sagrados en esta Ley; nar sobre los planes na­
l) Inscribir los programas cionales intersectoriales
de cobertura colectiva que elaboren los órganos
que efectúen organiza­ competentes, así como de
ciones nacionales e inter­ las políticas y acciones
nacionales; públicas y privadas refe­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 56 7

m) Conocer de las denun­ ridas a niños, niñas y ado­


cias de violación o amena­ lescentes;
zas a los derechos k) Solicitar a las autorida­
colectivos o difusos de des competentes accio­
los niños y adolescentes; nes y adjudicación de
n) Intentar de oficio o por recursos para la solución
denuncia la acción de pro­ de problemas específicos
tección, así como solicitar que afecten a niños, niñas
la nulidad de la normativa y adolescentes;
o de actos administrativos l) Denunciar ante los ór­
cuando éstos violen o ganos competentes la omi­
amenacen los derechos de sión o prestación irregular
niños y adolescentes; de los servicios públicos
o) Promover la divulga­ nacionales, estadales y
ción de los derechos, ga­ municipales, según sea el
rantías y deberes de los caso, prestados por entes
niños y de los adolescen­ públicos o privados, que
tes y ser vocero de sus amenacen o violen los de­
intereses e inquietudes; rechos y garantías de ni­
p) Asesorar y opinar, con ños, niñas y adolescentes;
carácter previo, sobre la m) Conocer casos de ame­
suscripción de convenios, nazas o violaciones a los
tratados y otros instru­ derechos colectivos o di­
mentos internacionales en fusos de los niños, niñas
materia de niños y adoles­ y adolescentes;
centes, así como suscribir n) Intentar de oficio o por
convenios, en el área de denuncia la acción de pro­
su competencia; tección, así como solicitar
q) Establecer mecanismos la nulidad de la normativa
de coordinación con los o de actos administrativos
organismos internaciona­ cuando éstos violen o
les, en materia de niños y amenacen los derechos y
adolescentes; garantías de niños, niñas
r) Conocer, analizar y eva­ y adolescentes;
luar informes sobre la si­ o) Brindar protección es­
tuación de la niñez y pecial a los derechos y
adolescencia en el país, garantías específicos de
que se presenten a nivel los niños, niñas y adoles­
nacional e internacional; centes de los pueblos y
s) Elaborar y proponer su comunidades indígenas y
presupuesto interno; afrodescendientes;
56 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

t) Ejercer, en relación al p) Ejercer con relación al


Fondo Nacional de Protec­ Fondo Nacional de Protec­
ción del Niño y del Ado­ ción de Niños, Niñas y
lescente, la atribución que Adolescentes la atribu­
establece el artículo 339 ción que establece el ar­
de esta Ley; tículo 339 de esta Ley;
u) Dictar su Reglamento q) Ejercer las competen­
Interno; cias de las Oficinas de
v) Las demás que ésta u Adopciones Estadales, a
otras leyes le asigne; través de sus Direcciones
Estadales;
r) Dictar su Reglamento
Interno;
s) Las demás que ésta u
otras leyes le asignen, así
como sus reglamentos.

Artículo 173°. Juris- Artículo 1 73. Juris-


dicción. dicción.
Corresponde a los Tribu­ Corresponde a los Tribu­
nales de Protección del nales de Protección de
Niño y del Adolescente y Niños, Niñas y Adoles­
la Sala de Casación Civil centes y a la Sala de Casa­
de la Corte Suprema de ción Social del Tribunal
Justicia, el ejercicio de la Supremo de Justicia, el
jurisdicción para la reso­ ejercicio de la jurisdicción
lución de los asuntos so­ para la resolución de los
metidos a su decisión, asuntos sometidos a su
conforme a lo establecido decisión, conforme con lo
en este título, las leyes de establecido en este Títu­
organización judicial y la lo, las leyes de organiza­
reglamentación interna. ción judicial y la
reglamentación interna.

Artículo 177°. Competen- Artículo 177. Competen- La competencia no


cia de la Sala de Juicio. cia del Tribunal de Pro- es exclusiva de las
El juez designado por el tección de Niños, Niñas y Salas de Juicio sino
Presidente de la Sala de Adolescentes. que en este artículo
juicio, según su organiza­ El Tribunal de Protección se establecen para
ción interna, conocerá en de Niños, Niñas y Adoles­ todos los Tribunales
primer grado de las si­ centes es competente en de Protección.
guientes materias: las siguientes materias:
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 56 9

Parágrafo Primero: Asun­ Parágrafo Primero. Asun­ Se establece en este


tos de familia: tos de familia de naturaleza artículo, mediante pa­
a) Filiación; contenciosa: rágrafos, la distinción
b) Privación, extinción y a) Filiación; entre asuntos de fami­
restitución de la patria po­ b) Privación, restitución y lia de naturaleza con­
testad; extinción de la Patria Potes­ tencioso y asuntos de
c) Guarda; tad, así como las discrepan­ familia de jurisdicción
d) Obligación alimentaria; cias que surjan en relación voluntaria.
e) Colocación familiar y en con su ejercicio;
entidad de atención; c) Otorgamiento, modifica­ Se cambia el término
f) Remoción de tutores, ción, restitución y priva­ de “Guarda” por
curadores, pro­tutores, y ción del ejercicio de la “Responsabilidad de
miembros del consejo de Responsabilidad de Crian­ Crianza y Custodia”.
tutela; za o de la Custodia;
g) Adopción; d) Fijación, ofrecimiento Se modifica el término
h) Nulidad de adopción; para la fijación y revisión “obligación alimenta­
i) Divorcio o nulidad del ma­ de la Obligación de Manu­ ria” por “obligación de
trimonio, cuando haya hi­ tención nacional e interna­ manutención nacional
jos niños o adolescentes; cional; e) Fijación y e internacional”.
j) Divorcio o nulidad del revisión de Régimen de
matrimonio, cuando uno o Convivencia Familiar na­ Se incluyó el Régimen
ambos cónyuges sean cional e internacional; de Convivencia Fami­
adolescentes; f) Negativas o desacuer­ liar Nacional e Inter­
k) Cualquier otro afín a esta dos en autorizaciones para nacional.
naturaleza que deba resol­ viajar dentro y fuera del
verse judicialmente. país; Se incluyó a las “unio­
Parágrafo Segundo: g) Negativas o desacuer­ nes estables de he­
Asuntos patrimoniales y dos en autorizaciones para cho” como forma
del trabajo: residenciarse dentro y fue­ familiar. Se incluyeron
a) Administración de los ra del país; dos parágrafos, refe­
bienes y representación de h) Colocación familiar y co­ rentes a:
los hijos; locación en entidad de 1. Asuntos de familia
b) Conflictos laborales; atención; i) Adopción y de jurisdicción volun­
c) Demandas contra niños nulidad de adopción; taria.
y adolescentes; j) Divorcio, nulidad de ma­ 2. Asuntos prove­
d) Cualquier otro afín a esta trimonio y separación de nientes de los Conse­
naturaleza que deba resol­ cuerpos, cuando haya ni­ jos Municipales de
verse judicialmente. ños, niñas o adolescentes Derechos de Niños,
Parágrafo Tercero: comunes o bajo Responsa­ Niñas y Adolescen­
Asuntos provenientes de bilidad de Crianza y/o Pa­ tes o de los Consejos
los Consejos de Protec­ tria Potestad de alguno de de Protección de Ni­
ción, o de los Consejos de los cónyuges; ños, Niñas y Adoles­
Derechos: centes.
57 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

a) Desacato de los particu­ k) Divorcio, nulidad de


lares, instituciones públi­ matrimonio, separación de
cas o privadas u órganos cuerpos, liquidación y
del Estado, a las medidas partición de la comunidad
de protección impuestas conyugal o de uniones es­
por los Consejos de Pro­ tables de hecho cuando
tección; uno o ambos cónyuges
b) Disconformidad de par­ sean adolescentes;
ticulares, instituciones pú­ l) Liquidación y partición
blicas o privadas u de la comunidad conyu­
órganos del Estado, con gal o de uniones esta­
las medidas de protección bles de hecho, cuando
impuestas por los Conse­ haya niños, niñas y ado­
jos de Protección, agota­ lescentes comunes o
da la vía administrativa; bajo Responsabilidad de
c) Abstención de los Con­ Crianza y/o Patria Potes­
sejos de Protección; tad de alguno o alguna
d) Disconformidad de las de los solicitantes;
entidades de atención y de m) Cualquier otro afín de
las Defensorías del Niño y naturaleza contenciosa
del Adolescente con las que deba resolverse judi­
decisiones del Consejo de cialmente en el cual los
derechos que nieguen o re­ niños, niñas y adolescen­
voquen el registro o ins­ tes sean legitimados acti­
cripción de programa; vos o pasivos en el
e) Aplicación de sanciones proceso.
a particulares, institucio­ Parágrafo Segundo.
nes públicas o privadas, Asuntos de familia de ju­
excepto las previstas en la risdicción voluntaria:
Sección 4ª del Capítulo IX a) Administración de los
de este Título; cualquier bienes y representación
otra de naturaleza afín que de los hijos e hijas;
deba resolverse judicial­ b) Procedimiento de Tute­
mente. la, remoción de tutores,
Parágrafo Cuarto: Otros curadores, protutores y
asuntos: miembros del Consejo de
a) Procedimiento de tutela; Tutela;
b) Autorizaciones reque­ c) Curatelas;
ridas para el matrimonio, d) Autorizaciones reque­
cuand o uno o amb o s ridas para el matrimonio,
contrayentes sean ado­ cuando uno o ambos con­
lescentes; trayentes sean adoles­
centes;
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 57 1

c) Pedidos basados en la e) Autorizaciones requeri­ Se agrega en la Refor­


discrepancia entre los pa­ das por el padre y la ma­ ma la definición de
dres, en relación al ejerci­ dre, tutores, tutoras, Familia, los funda­
cio de la patria potestad; curadores o curadoras; mentos de las relacio­
d) Régimen de visita; f) Autorizaciones para se­ nes familiares, así
e) Autorizaciones requeri­ pararse del hogar, cuando como un número más
das por los padres, tuto­ haya niños, niñas y ado­ extenso de deberes y
res o curadores; lescentes, o cuando uno responsabilidades a la
f) Inserción, rectificación o ambos cónyuges sean madre y el padre.
o supresión de partidas adolescentes;
relativas al estado civil de g) Separación de cuerpos
niños y adolescentes; y divorcio de conformidad
g) Cualquier otro de natu­ con el artículo 185­a del
raleza afín que deba resol­ Código Civil, cuando haya
verse judicialmente. niños, niñas y adolescen­
Parágrafo Quinto: Acción tes, o cuando uno o am­
de protección contra he­ bos cónyuges sean
chos, actos u omisiones adolescentes;
de particulares, órganos e h) Homologación de
instituciones públicas o acuerdos de liquidación y
privadas que amenacen o partición de la comunidad
violen derechos colecti­ conyugal o de uniones
vos o difusos, de los ni­ estables de hecho, cuan­
ños y adolescentes do haya niños, niñas y
adolescentes;
i) Rectificación y nulidad
de partidas relativas al es­
tado civil de niños, niñas
y adolescentes, sin perjui­
cio de las atribuciones de
los consejos de protec­
ción de niños, niñas y ado­
lescentes, previstas en el
literal f) del artículo 126 de
esta ley, referidas a la in­
serción y corrección de
errores materiales cometi­
dos en las actas del regis­
tro civil;
j) Títulos supletorios;
57 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

k) Justificativos para per­


petua memoria y demás di­
ligencias dirigidas a la
comprobación de algún
hecho o algún derecho
propios del interesado o
interesada en ellas, siem­
pre que en el otorgamien­
to de los mismos se
encuentren involucrados
derechos de niños, niñas
y adolescentes;
l) Cualquier otro de natu­
raleza afín de jurisdicción
voluntaria que deba resol­
verse judicialmente, en el
cual los niños, niñas y
adolescentes sean legiti­
mados activos o pasivos
en el proceso.
Parágrafo Tercero. Asun­
tos provenientes de los
Consejos Municipales de
Derechos de Niños, Niñas
y Adolescentes o de los
Consejos de Protección
de Niños, Niñas y Adoles­
centes:
a) Disconformidad con las
decisiones, actuaciones
y actos administrativos
de los Consejos Munici­
pales de Derechos de Ni­
ños, Niñas y
Adolescentes o los Con­
sejos de Protección de
Niños, Niñas y Adoles­
centes, en ejercicio de las
competencias en materia
de protección de niños,
niñas y adolescentes;
b) Disconformidad con las
medidas impuestas por los
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 57 3

Consejos Municipales de
Derechos de Niños, Ni­
ñas y Adolescentes o los
Consejos de Protección
de Niños, Niñas y Ado­
lescentes;
c) Abstención de los
Consejos Municipales de
Derechos de Niños, Ni­
ñas y Adolescentes o de
los Consejos de Protec­
ción de Niños, Niñas y
Adolescentes;
d) Aplicación de sancio­
nes a particulares, insti­
tucio nes públicas o
privadas, excepto las
previstas en la Sección
Cuarta del Capítulo IX de
este Título;
e) Cualquier otra de natu­
raleza afín que deba resol­
verse judicialmente o que
esté prevista en la ley.
Parágrafo Cuarto. Asun­
tos patrimoniales, del tra­
bajo y otros asuntos:
a) Demandas patrimoniales
en las cuales los niños, ni­
ñas y adolescentes sean
legitimados activos o pa­
sivos en el procedimiento;
b) Demandas laborales en
las cuales los niños, niñas
y adolescentes sean legi­
timados activos o pasivos
en el procedimiento;
c) Demandas y solicitudes
no patrimoniales en las
cuales los niños, niñas y
adolescentes sean legiti­
mados activos o pasivos
en el proceso;
57 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

d) Demandas y solicitudes
en las cuales personas ju­
rídicas constituidas exclu­
sivamente por niños, niñas
y adolescentes sean legiti­
mados activos o pasivos
en el procedimiento;
e) Cualquier otro de natu­
raleza afín que deba resol­
verse judicialmente, en el
cual los niños, niñas o
adolescentes sean legiti­
mados activos o pasivos
en el proceso.
Parágrafo Quinto. Acción
judicial de protección de
niños, niñas y adolescen­
tes contra hechos, actos
u omisiones de particula­
res, órganos e institucio­
nes públicas o privadas
que amenacen o violen
derechos colectivos o di­
fusos, de niños, niñas y
adolescentes.

Artículo 201°. Definición Artículo 201. Definición


y Objetivos. y objetivos.
La Defensoría del Niño y La Defensoría de Niños,
del Adolescente es un Niñas y Adolescentes es
servicio de interés públi­ un servicio de interés pú­
co, organizado y desarro­ blico que en cada munici­
llado por el municipio o pio debe ser organizado
por la sociedad, con el por la Alcaldía y, de acuer­
objetivo de promover y do con su población, de­
defender los derechos de berá contar con más de
niños y adolescentes. una Defensoría. Así mis­
Cada Defensoría tendrá mo, las Defensorías de
un responsable, a los Niños, Niñas y Adoles­
efectos de esta Ley. centes pueden ser organi­
zadas por la sociedad, a
saber: consejos comuna­
les, comité de protección,
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 57 5

asociaciones, fundacio­
nes, organizaciones socia­
les o por cualquier otra
forma de participación ciu­
dadana. El Estado deberá
adoptar las medidas nece­
sarias para fortalecer las
Defensorías de Niños, Ni­
ñas y Adolescentes crea­
das por la sociedad. Las
Defensorías de Niños, Ni­
ñas y Adolescentes tienen
como objeto promover y
defender los derechos y
garantías de los niños, ni­
ñas y adolescentes. Cada
Defensoría tendrá un res­
ponsable a los efectos de
esta Ley.

Artículo 202°. Tipos de Artículo 202. Tipos de


Servicio. servicio.
Las Defensorías del Niño Las Defensorías de Niños,
y del Adolescente pueden Niñas y Adolescentes
prestar a éstos y a sus fa­ pueden prestar a éstos y
milias, entre otros, los si­ a sus familias, entre otros,
guientes servicios: los siguientes servicios:
a) Orientación y apoyo in­ a) Orientación y apoyo in­
terdisciplinario; terdisciplinario;
b) Atención de casos que b) Atención de casos que
ameriten la imposición de ameriten la imposición de
medidas de protección o medidas de protección o
que constituyan infrac­ que constituyan infrac­
ciones de carácter civil, ciones de carácter civil,
administrativo o penal, a administrativo o penal, a
fin de orientarlos a la au­ fin de orientarlos a la au­
toridad competente; toridad competente;
c) Orientación en los ca­ c) Orientación en los ca­
sos que ameriten la aten­ sos que ameriten la aten­
ción de otros programas y ción de otros programas y
servicios; servicios;
d) Denuncia ante el Con­ d) Denuncia ante el con­
sejo de Protección o el sejo de protección o tribu­
57 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

juez competente, según nal competente, según


sea el caso, de las situa­ sea el caso, de las situa­
ciones a que se refiere la ciones a que se refiere el
letra b); literal b);
e) Intervención como de­ e) Intervención como
fensor de niños y adoles­ defensor o defensora de
centes ante las instancias niños, niñas y adoles­
administrativas, educati­ centes ante las instan­
vas y comunitarias que cias ad mini strati vas,
corresponda; educativas y comunita­
f) Estímulo al fortaleci­ rias que corresponda;
miento de los lazos fami­ f) Estímulo al fortaleci­
liares, a través de miento de los lazos fami­
procesos no judiciales, liares, a través de
para lo cual podrán pro­ procesos no judiciales,
mover conciliaciones en­ para lo cual podrán pro­
tre cónyuges, padres y mover conciliaciones en­
familiares, conforme al tre cónyuges, padre,
procedimiento señalado madre y familiares, con­
en la sección cuarta del forme al procedimiento
Capítulo XI, en el cual las señalado en la Sección
partes acuden normas de Cuarta del Capítulo XI de
comportamiento en mate­ esta Ley, en el cual las
ria, tales como: obliga­ partes acuerden normas
ción alimentaria y régimen de comportamiento en
de visitas, entre otras; materias, tales como:
g) Fomento y asesoría téc­ Obligación de Manuten­
nica para la creación de ción y Régimen de Con­
programas de protección vivencia Familiar, entre
en beneficio de los niños otras;
y adolescentes; g) Fomento y asesoría téc­
h) Asistencia jurídica a ni­ nica para la creación de
ños y adolescentes o sus programas de protección
familias, en materias rela­ en beneficio de los niños,
cionadas con esta Ley; niñas y adolescentes;
i) Promoción de recono­ h) Asistencia jurídica a
cimiento voluntario de fi­ niños, niñas y adoles­
liaciones; centes o sus familias, en
j) Creación y promoción materias relacionadas
de oportunidades que es­ con esta Ley;
timule la participación de i) Promoción de reconoci­
los niños y adolescentes miento voluntario de filia­
ciones;
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 57 7

en la toma de decisiones j) Creación y promoción


comunitarias o familiares de oportunidades que es­
que los afecten; timulen la participación de
k) Difusión de los dere­ los niños, niñas y adoles­
chos de los niños y ado­ centes en la toma de deci­
lescentes, así como la siones comunitarias o
educación de los mismos familiares que los afecten;
para la autodefensa de sus k) Difusión de los dere­
derechos; chos de los niños, niñas y
l) Asistencia a niños y adolescentes, así como la
adolescentes en los trámi­ educación de los mismos
tes necesarios para la ins­ para la autodefensa de sus
cripción ante el Registro derechos;
del Estado Civil y la ob­ l) Asistencia a niños, ni­
tención de sus documen­ ñas y adolescentes en los
tos de identidad. trámites necesarios para la
inscripción ante el Regis­
tro del Estado Civil y la
obtención de sus docu­
mentos de identidad.

Artículo 270º. Desacato a Artículo 270. Desacato a


la autoridad. la autoridad.
Quien impida, entorpezca Quien impida, entorpezca
o incumpla la acción de la o incumpla la acción de la
autoridad judicial, del autoridad judicial, del
Consejo de Protección de Consejo de Protección de
Niños, Niñas y Adoles­ Niños, Niñas y Adoles­
centes o del o la Fiscal del centes o del o la Fiscal del
Ministerio Público, en Ministerio Público, en ejer­
ejercicio de las funciones cicio de las funciones pre­
previstas en esta Ley, vistas en esta Ley, será
será penado o penada con penado o penada con pri­
prisión de seis meses (6) sión de seis meses a dos
a dos (2) años. años.

Artículo 272°. Sustrac-


ción y Retención de Niños Artículo 272. Sustrac-
o Adolescentes. ción y retención de niños,
Quien sustraiga a un niño niñas o adolescentes.
o adolescente del poder Quien sustraiga a un niño,
de quien lo tenga por vir­ niña o adolescente del
tud de la Ley u orden de la poder de quien lo tenga
por virtud de la ley u or­
57 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

autoridad, será penado den de la autoridad, será


con prisión de seis meses penado con prisión de seis
a dos años. En la misma meses a dos años. En la
pena incurre quien reten­ misma pena incurre quien
ga indebidamente a un retenga indebidamente a
niño o adolescente. El cul­ un niño, niña o adolescen­
pable deberá sufragar los te. El o la culpable deberá
gastos de envío del niño sufragar los gastos de en­
y del adolescente a su lu­ vío del niño, niña o ado­
gar de procedencia. lescente a su lugar de
procedencia.

Artículo 276°. Defini- Artículo 276. Definición.


ción. La acción de protección
La acción de protección es es un recurso judicial con­
un recurso judicial contra tra hechos, actos u omisio­
hechos, actos u omisiones nes de particulares,
de particulares, órganos o órganos o instituciones
instituciones públicas o públicas o privadas que
privadas que amenacen o amenacen o violen dere­
violen derechos colectivos chos colectivos o difusos
o difusos del niño y del de los niños, niñas y ado­
adolescente. lescentes.

Artículo 277°. Finalidad. Artículo 277. Finalidad.


La acción de protección La acción de protección
tiene como finalidad que tiene como finalidad que
el tribunal haga cesar la el Tribunal de Protección
amenaza u ordene la resti­ de Niños, Niñas y Adoles­
tución del derecho, me­ centes haga cesar la ame­
diante la imposición de naza u ordene la
obligaciones de hacer o restitución del derecho,
de no hacer. mediante la imposición de
obligaciones de hacer o
de no hacer.

Artículo 278°. Legiti- Artículo 278. Institucio- Se incluyó a la Defen­


mados. nes legitimadas para soría del Pueblo y a
Pueden intentar la acción ejercer la acción judicial las organizaciones le­
de protección: de protección. galmente constitui­
a) El Ministerio Público, Pueden intentar la acción das como legitimados
b) Los Consejos de De­ judicial de protección: para intentar la acción
rechos; a) El Ministerio Público; de protección.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 57 9

c) Las organizaciones, le­ b) La Defensoría del


galmente constituidas, Pueblo;
con por lo menos dos c) El Consejo Nacional de
años de funcionamiento, Derechos y los Consejos
relacionadas con el asun­ Municipales de Dere­
to objeto de la acción de chos de Niños, Niñas y
protección. La Nación, los Adolescentes;
estados y los municipios d) Las organizaciones, le­
pueden intentar la acción galmente constituidas, con
de protección, a través del por lo menos dos años de
Ministerio Público, si éste funcionamiento, relaciona­
encuentra fundamento en das con el asunto objeto
el pedido. de la acción judicial de pro­
tección. La República, los
estados y los municipios
pueden intentar la acción
judicial de protección, a
través del Ministerio Públi­
co o la Defensoría del Pue­
blo, si éstos encuentran
fundamento en lo pedido.

Artículo 294°. Proce- Artículo 294. Proce-


dencia. dencia.
El procedimiento adminis­ El procedimiento adminis­
trativo descrito en esta trativo descrito en esta
sección procede en los si­ Sección procede en los si­
guientes casos: guientes casos:
a) Para la aplicación de las a) Para la aplicación de las
medidas de protección, medidas de protección,
cuando el Consejo de Pro­ cuando el Consejo de Pro­
tección competente tiene tección de Niños, Niñas y
conocimiento o recibe de­ Adolescentes competen­
nuncia de la amenaza o te tiene conocimiento o re­
violación de los derechos cibe denuncia de la
consagrados en esta Ley, amenaza o violación de
en perjuicio de un niño o los derechos consagra­
adolescente o varios de dos en esta Ley, en perjui­
ellos individualmente con­ cio de un niño, niña o
siderados; adolescente o varios de
b) Para la aplicación de las ellos individualmente con­
medidas a entidades de siderados;
58 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

atención, responsables b) Para la aplicación de las


de programas y a las De­ medidas a entidades de
fensorías y Defensores atención, responsables
del Niño y del Adoles­ de programas y a las De­
cente cuando el Consejo fensorías, Defensores y
de Derechos que los hu­ Defensoras de Niños, Ni­
biese registrado o inscri­ ñas y Adolescentes cuan­
to tiene conocimiento de do el Consejo Municipal
irregularidades en su de Derechos que los hu­
funcionamiento. biese registrado o regis­
trada o inscrito o inscrita
tiene conocimiento de
irregularidades en su fun­
cionamiento.

Artículo 305°. Agota- Artículo 305. Agota-


miento de la Vía Admi- miento de la vía admi-
nistrativa. nistrativa.
Contra las decisiones del Contra las decisiones del
Consejo de Protección y Consejo de Protección y
del Consejo de Dere­ del Consejo Municipal
chos, sólo cabe ejercer, de Derechos de Niños,
en vía administrativa, re­ Niñas y Adolescentes,
cursos de reconsidera­ sólo cabe ejercer, en vía
ció n , d ent ro d e las administrativa, recurso
cuarenta y ocho horas de reconsideración, den­
siguientes de haberse tro de las cuarenta y
notificado la decisión. ocho horas siguientes de
Resuelto dicho recurso haberse notificado la de­
o vencido el plazo para cisión. Resuelto dicho
interponerlo, se consi­ recurso o vencido el pla­
dera agotada la vía ad­ zo para interponerlo, se
ministrativa. considera agotada la vía
administrativa.

Artículo 318° Aplicación. Artículo 318. Aplicación Aplicación del proce­


Se tramitarán mediante Preferente. dimiento ordinario
este procedimiento espe­ Los asuntos previstos en para los casos estable­
cial, los asuntos previstos los Parágrafos Tercero y cidos en el artículo 177
en los parágrafos tercero Quinto del artículo 177 de
y quinto del artículo 177 esta Ley, se tramitan con­
de esta Ley. Este procedi­ forme al procedimiento or­
miento no suspende ni dinario previsto en el
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 58 1

sustituye aquellos jui­ Capítulo IV del Título IV


cios en que se discuta de esta Ley, aplicando con
sobre la filiación o la au­ preferencia las disposicio­
toridad parental. nes contenidas en este
Capítulo.

Artículo 322°. Prepara- Artículo 322. Medidas Se incluyó en la refor­


ción del Juicio. preventivas. ma a partir del artícu­
El tribunal dispondrá lo En los procedimientos re­ lo 318 un capítulo
conducente para que a la feridos a los asuntos pre­ referente a las dispo­
celebración del juicio con­ vistos en los Parágrafos siciones procesales
curran las personas indi­ Tercero y Quinto del ar­ preferentes en materia
cadas y para que se tículo 177 de esta Ley, el Contencioso Admi­
cuente en el acto con la juez o jueza debe dictar nistrativa y de Protec­
documentación y demás medidas preventivas de ción que no existía en
información que se haya carácter inmediato que la Ley Orgánica para
solicitado. Las partes po­ sean necesarias para ga­ la Protección del Niño
drán presentar directamen­ rantizar los derechos a la y del Adolescente, de
te en la audiencia del juicio vida, a la salud, a la inte­ la cual forma parte
los medios de prueba con gridad personal o la edu­ este artículo 322. Eli­
los que cuenten. cación de los niños, niñas minándose con ello lo
y adolescentes, cuando referido a la prepara­
exista una amenaza grave ción del juicio.
e inminente o una viola­
ción contra estos dere­
chos y conste prueba que
constituya, al menos, una
presunción grave de es­
tas circunstancias.

Artículo 328°. Formali- Artículo 328. Otros pro- Se incluyó en la Re­


zación del Recurso y nunciamientos en asun- forma a partir del ar­
Sentencia. tos de familia. tículo 318 un capítulo
La Corte Superior fijará Si del resultado del juicio referente a las dispo­
una audiencia para dentro se evidencian hechos que siciones procesales
de cinco días siguientes al puedan constituir causa­ preferentes en materia
recibo de las actuaciones, les de privación o extin­ Contencioso Admi­
para la formalización del ción de Patria Potestad, nistrativa y de Protec­
recurso. El día y hora fija­ Tutela o Responsabilidad ción que no existía en
dos, el apelante deberá de Crianza, el juez o jueza la Ley Orgánica para
formalizar oralmente el re­ lo notificará al Ministerio la Protección del Niño
curso ante la Sala de Ape­ Público. y del Adolescente, de
laciones, con indicación la cual forma parte
58 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

precisa del o de los pun­ este artículo 328. De­


tos de la sentencia con jándose la formaliza­
los que no estén confor­ ción de los recursos
mes y las razones en que en la Sección Séptima
funda. Si la parte contra­ del Capítulo IV de
ria asiste, se le oirá. La esta Reforma.
sentencia deberá pro­
nunciarse dentro de los
tres días siguientes. No
se admite recurso de ca­
sación.

Artículo 336°. Fuentes Artículo 336. Fuentes


de Aprovisionamiento de aprovisionamiento de
de Recursos. recursos.
Los recursos de los Fon­ Los recursos del Fondo
dos de Protección del de Protección de Niños,
Niño y del Adolescente Niñas y Adolescentes
provienen, entre otras, de provienen, entre otras, de
las siguientes fuentes: las siguientes fuentes:
a) Asignaciones presu­ a) Asignaciones presu­
puestarias contenidas en puestarias contenidas en
los presupuestos de la los presupuestos de la
nación, de los estados y Nación;
de los municipios, según b) Asignaciones adiciona­
sea el caso; les aprobadas por leyes
b) Asignaciones adiciona­ nacionales;
les aprobadas por leyes c) Asignaciones de recur­
nacionales, estadales o sos no financieros por la
municipales; Nación;
c) Asignaciones de re­ d) Donaciones, auxilios,
cursos no financieros contribuciones, subven­
por la nación, los esta­ ciones, transferencias, le­
dos y los municipios, se­ gados o cualquier clase de
gún sea el caso; asignación lícita de perso­
d) Donaciones, auxilios, nas naturales, entidades
contribuciones, subven­ nacionales e internaciona­
ciones, transferencias, le­ les, gubernamentales o no
gados o cualquier clase de gubernamentales;
asignación lícita de perso­ e) Resultado de las inver­
nas naturales, entidades siones de los recursos
nacionales e internaciona­ disponibles, de las ventas
les, gubernamentales o no de materiales y publicacio­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 58 3

gubernamentales; del nes, o de la realización de Se crea directamente


Niño y del Adolescente; eventos de divulgación, el Fondo Municipal
e) Resultado de las inver­ promoción o capacitación adscrito a los Conse­
siones de los recursos de personas, en relación a jos Municipales de
disponibles, de las ventas los derechos y garantías Derechos de Niños,
de materiales y publicacio­ contenidos en esta Ley; Niñas y Adolescentes.
nes, o de la realización de f) Multas impuestas por
eventos de divulgación, infracciones a esta Ley;
promoción o capacitación g) Derivados de conve­
de personas, en relación a nios, acuerdos y contratos
los derechos y garantías realizados con entes públi­
contenidos en esta Ley; cos o privados, nacionales
f) Multas impuestas por o internacionales;
infracciones a esta Ley; h) Producto de la declara­
g) Derivados de conve­ toria con lugar de la acción
nios, acuerdos y contratos de protección, cuando la
realizados con entes públi­ Nación no asigne los re­
cos o privados, nacionales cursos a que se refiere el
o internacionales; artículo anterior o cuando
h) Producto de la declara­ dicha asignación sea irre­
toria con lugar de la acción gular o insuficiente;
de protección, cuando la i) Otros legalmente cons­
Nación, los estados o los tituidos.
municipios no asigne los
recursos a que se refiere
el artículo anterior o cuan­
do dicha asignación sea
irregular o insuficiente;
i) Otros legalmente cons­
tituidos.

Artículo 337°. Adscrip- Artículo 337. Adscrip-


ción y Administración. ción.
El Fondo Nacional de Pro­ El Fondo Nacional de Pro­
tección del Niño y del tección de Niños, Niñas y
Adolescente será adscri­ Adolescentes está adscri­
to al Consejo Nacional de to al Consejo Nacional de
Derechos, y su adminis­ Derechos de Niños, Niñas
tración estará a cargo de y Adolescentes. Los Fon­
la persona que este último dos Municipales de Pro­
designe. La normativa in­ tección de Niños, Niñas y
terna de cada estado y Adolescentes están ads­
municipio establecerá, en critos a los respectivos
58 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

la respectiva jurisdicción, Consejos Municipales de


el órgano competente Derechos de Niños, Niñas
para ejercer la administra­ y Adolescentes.
ción del respectivo Fondo.

Artículo 347° Definición. Artículo 347. Definición.


Se entiende por patria po­ Se entiende por Patria Po­
testad el conjunto de de­ testad el conjunto de de­
beres y derechos de los beres y derechos del
padres en relación con los padre y la madre en rela­
hijos que no hayan alcan­ ción con los hijos e hijas
zado la mayoría, que tiene que no hayan alcanzado la
por objeto el cuidado, de­ mayoridad, que tiene por
sarrollo y educación inte­ objeto el cuidado, desa­
gral de los hijos. rrollo y educación integral
de los hijos e hijas.

Artículo 348° Contenido. Artículo 348. Contenido.


La patria potestad com­ La Patria Potestad com­
prende la guarda, la re­ prende la Responsabili­
presentación y la dad de Crianza, la
administración de los representación y la admi­
bienes de los hijos some­ nistración de los bienes
tidos a ella. de los hijos e hijas some­
tidos a ella.

Artículo 349° Titularidad Artículo 349. Titularidad


Durante el Matrimonio. y ejercicio de la Patria
La patria potestad sobre Potestad.
los hijos comunes corres­ La Patria Potestad sobre
ponde al padre y a la ma­ los hijos e hijas comunes
dre durante el matrimonio, habidos durante el matri­
y la misma se ejerce de monio y uniones estables
manera conjunta, funda­ de hecho que cumplan con
mentalmente en interés y los requisitos estableci­
beneficio de los hijos. En dos en la ley, correspon­
caso de desacuerdo res­ de al padre y a la madre, y
pecto a lo que exige el in­ la misma se ejerce de ma­
terés de los hijos, los nera conjunta, fundamen­
padres deben guiarse por talmente en interés y
la práctica que les haya beneficio de los hijos e
servido para resolver si­ hijas. En caso de des­
tuaciones parecidas. Si tal acuerdo respecto a lo que
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 58 5

práctica no existe o hubie­ exige el interés de los hi­


se duda bien fundada so­ jos e hijas, el padre y la
bre su existencia, madre deben guiarse por
cualquiera de los padres la práctica que les haya
puede acudir ante el Juez servido para resolver si­
de la Sala de Juicio del Tri­ tuaciones parecidas. Si
bunal de Protección del tal práctica no existe o hu­
Niño y del Adolescente, biese dudas sobre su exis­
quien decidirá, previo in­ tencia, cualquiera de ellos
tento de conciliación en­ o el hijo o hija adolescen­
tre las partes. te puede acudir ante el
Tribunal de Protección de
Niños, Niñas y Adoles­
centes, de conformidad
con lo previsto en el Pa­
rágrafo Primero del artícu­
lo 177 de esta Ley.

Artículo 350° Titularidad Artículo 350. Titulari- Se incluye la figura de


Fuera del Matrimonio. dad fuera del matrimo- las uniones estables
En el caso de hijos comu­ nio y de las uniones de hechos y no se dis­
nes habidos fuera del ma­ estables de hecho. crimina respecto a la
trimonio, la patria En los casos de hijos e hi­ titularidad de la patria
potestad corresponde jas comunes habidos fue­ potestad fuera del
conjuntamente al padre y ra del matrimonio o de las matrimonio.
a la madre cuando la filia­ uniones estables de he­
ción se establece simul­ cho que cumplan con los
táneamente respecto de requisitos establecidos en
ambos; si la filiación se la Ley, la Patria Potestad
establece de manera se­ corresponde y la ejercen
parada, el padre que reco­ conjuntamente el padre y
nozca a los hijos, con la madre. Cuando el padre
posterioridad, compartirá y la madre ejerzan de ma­
el ejercicio de la patria po­ nera conjunta la Patria Po­
testad, si dicho reconoci­ testad, los desacuerdos
miento se produce dentro respecto de los hijos e hi­
de los seis meses siguien­ jas se resolverán confor­
tes al nacimiento del res­ me con lo previsto en el
pectivo hijo. En todos los artículo anterior.
demás casos, la titulari­
dad de la patria potestad
corresponde sólo a aquel
de los padres respecto al
58 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

cual se haya establecido


primero la filiación. No
obstante, el Juez compe­
tente puede conferir la
patria potestad al otro pa­
dre, si la filiación se esta­
blece con respecto a él
mediante reconocimiento
voluntario que dicho pa­
dre haga del hijo, y prue­
ba que este último goza,
en relación con él, de po­
sesión de estado, oída la
opinión del hijo y la del
padre que tiene la patria
potestad, y siempre que
tal conferimiento resulte
conveniente a los intere­
ses del hijo, de todo lo
cual se debe dejar cons­
tancia en el acta que se
levante al respecto. Cuan­
do el padre y la madre
ejerzan de manera conjun­
ta la patria potestad, los
desacuerdos respecto de
los hijos se resolverán
conforme a lo previsto en
el artículo anterior.

Artículo 351°. Medidas Artículo 351. Medidas en


en Caso de Divorcio, Se- caso de divorcio, separa-
paración de Cuerpos o nu- ción de cuerpos y nulidad
lidad del Matrimonio. del matrimonio.
En caso de interponerse En caso de interponerse
acción de divorcio, de se­ acción de divorcio, de se­
paración de cuerpos o de paración de cuerpos o de
nulidad del matrimonio, el nulidad de matrimonio, el
Juez de la Sala de Juicio juez o jueza debe dictar las
debe dictar las medidas medidas provisionales, en
provisionales que se apli­ lo referente a la Patria Po­
carán hasta que concluya testad y a su contenido,
el juicio correspondiente, particularmente en lo que
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 58 7

en lo referente a la patria concierne a la Custodia,


potestad y a su conteni­ al Régimen de Conviven­
do, así como en lo que cia Familiar y a la Obliga­
concierne al régimen de ción de Manutención que
visitas y de alimentos que deben observar el padre
deben observar el padre y y la madre respecto a los
la madre respecto a los hi­ hijos e hijas que tengan
jos que tengan menos de menos de dieciocho años
dieciocho años y a los y, a los que, teniendo más
que, teniendo más de esta de esta edad, se encuen­
edad, se encuentren inca­ tren con discapacidad to­
pacitados, de manera to­ tal o gran discapacidad,
tal y permanente, por de manera permanente.
causa de impedimento fí­ En todo aquello que pro­
sico o perturbaciones psi­ ceda, el juez o jueza debe
quiátricas graves. En todo tener en cuenta lo acor­
aquello que proceda, el dado por las partes.
juez debe tener en cuenta Parágrafo Primero:
lo acordado por las partes. Cuando el divorcio se so­
Parágrafo Primero: licita de conformidad con
Cuando el divorcio se so­ la causal prevista en el ar­
licita de conformidad con tículo 185­A del Código
la causal prevista en el ar­ Civil, los cónyuges deben
tículo 185­A del Código señalar quién ha ejercido
Civil, los cónyuges deben la custodia de los hijos e
señalar cuál de ellos ha hijas durante el tiempo
ejercido la guarda de los que los padres han perma­
hijos durante el tiempo necido separados o sepa­
que los padres han perma­ radas de hecho, así como
necido separados de he­ la forma en que se viene
cho, así como la forma en ejecutando la Obligación
que se viene ejecutando de Manutención y el Ré­
el régimen de visitas y la gimen de Convivencia Fa­
prestación de la obliga­ miliar, todo lo cual debe
ción alimentaria, todo lo ser tomado en cuenta por
cual debe ser tornado en el juez o jueza a los fines
cuenta por el juez a los fi­ consiguientes.
nes consiguientes. Parágrafo Segundo: Si el
Parágrafo Segundo: Si el divorcio o la separación de
divorcio o la separación de cuerpos se declara con
cuerpos se declara con lugar, con fundamento en
lugar, con fundamento en alguna de las causales
alguna de las causales previstas en los ordinales
58 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

previstas en los ordinales 4º y 6º del artículo 185 del


4° y 6° del artículo 185 del Código Civil, se declarará
Código Civil, se declara­ extinguida la Patria Potes­
rá privado de la patria po­ tad al o la cónyuge que
testad al cónyuge que haya incurrido en ellas, sin
haya incurrido en ellas, en que por ello cese la Obli­
cuyo caso, la patria potes­ gación de Manutención.
tad la ejercerá exclusiva­ En este supuesto, la Patria
mente el otro padre. Si Potestad la ejercerá exclu­
éste se encuentra impedi­ sivamente el otro padre o
do para ejercerla o está madre. Si éste se encuen­
afectado por privación o tra impedido o impedida
extinción de la misma, el para ejercerla o está afec­
juez abrirá la tutela y, de tado o afectada por pri­
ser el caso, dispondrá la vación o extinción de la
colocación familiar. misma, el juez o jueza abri­
rá la Tutela y, de ser el
caso, dispondrá la coloca­
ción familiar.

Artículo 353° Declara- Artículo 353. Declara-


ción Judicial de la Priva- ción judicial de la priva-
ción de la Patria Potestad. ción de la Patria Potestad.
La privación de la patria La privación de la Patria
potestad debe ser decla­ Potestad debe ser decla­
rada por el juez a solicitud rada por el juez o jueza a
de parte interesada. Se solicitud de parte intere­
considera parte interesa­ sada. Se considera parte
da para interponer la co­ interesada para interponer
rrespondiente acción: el la correspondiente acción:
otro padre respecto al cual el otro padre o madre res­
la filiación esté legalmen­ pecto al cual la filiación
te establecida, aun cuan­ esté legalmente estableci­
do no ejerza la patria da, aun cuando no ejerza
potestad y el Ministerio la Patria Potestad y el Mi­
Público, actuando de ofi­ nisterio Público, actuando
cio o a solicitud del hijo a de oficio o a solicitud del
partir de los doce años, de hijo o hija a partir de los
los ascendientes y demás doce años, de los y las as­
parientes del hijo dentro cendientes y demás pa­
del cuarto grado en cual­ rientes del hijo o hija
quier línea, de la persona dentro del cuarto grado en
que ejerza la guarda, y el cualquier línea, de la per­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 58 9

Consejo de Protección. sona que ejerza la de la


En todos los casos, la de­ Responsabilidad de Crian­
cisión judicial debe estar za, y del Consejo de Pro­
fundada en la prueba de tección de Niños, Niñas y
una o más de las causa­ Adolescentes. En todos
les previstas en el artícu­ los casos, la decisión ju­
lo anterior. dicial debe estar fundada
en la prueba de una o más
de las causales previstas
en el artículo anterior.

Artículo 358° Contenido. Artículo 358. Contenido Define que es la Res­


La guarda comprende la de la Responsabilidad de ponsabilidad de
custodia, la asistencia Crianza. Crianza, lo que antes
material, la vigilancia y La Responsabilidad de la LOPNA definía
la orientación moral y Crianza comprende el de­ como Guarda.
educativa de los hijos, ber y derecho comparti­
así como la facultad de do, igual e irrenunciable
imponerles correcciones del padre y de la madre
adecuadas a su edad y de amar, criar, formar,
desarrollo físico y men­ educar, custodiar, vigilar,
tal. Para su ejercicio se mantener y asistir mate­
requiere el contacto di­ rial, moral y afectivamen­
recto con los hijos y, por te a sus hijos e hijas, así
tanto, facultad para de­ como la facultad de apli­
cidir acerca del lugar de car correctivos adecua­
la residencia o habita­ dos que no vulneren su
ción de éstos. dignidad, derechos, ga­
rantías o desarrollo inte­
gral. En consecuencia, se
prohíbe cualquier tipo de
correctivos físicos, de
violencia psicológica o
de trato humillante en
perjuicio de los niños,
niñas y adolescentes.

Artículo 359° Ejercicio Artículo 359. Ejercicio de


de la Guarda. la Responsabilidad de
El padre y la madre que Crianza.
ejerzan la patria potestad El padre y la madre que
tienen la guarda de sus ejerzan la Patria Potestad
hijos y son responsables tienen el deber comparti­
59 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

civil, administrativa y pe­ do, igual e irrenunciable


nalmente por el adecuado de ejercer la Responsabi­
cumplimiento de su con­ lidad de Crianza de sus
tenido. Cuando exista des­ hijos o hijas, y son res­
acuerdo acerca de la ponsables civil, adminis­
decisión que corresponda trativa y penalmente por
a uno de los aspectos del su inadecuado cumpli­
contenido de la guarda, miento. En caso de divor­
cualquiera de los padres cio, separación de
puede acudir ante el Juez cuerpos, nulidad de matri­
de la Sala de Juicio, quien, monio o de residencias
previo intento de concilia­ separadas, todos los con­
ción, después de oír a am­ tenidos de la Responsabi­
bas partes y al hijo, lidad de Crianza seguirá
decidirá el punto contro­ siendo ejercida conjunta­
vertido, en la oportunidad mente por el padre y la ma­
que fijará con antelación, dre. Para el ejercicio de la
sin perjuicio de que la par­ Custodia se requiere el
te no satisfecha pueda in­ contacto directo con los
tentar el juicio de guarda. hijos e hijas y, por tanto,
De esta decisión no se deben convivir con quien
concederá apelación. la ejerza. El padre y la ma­
dre decidirán de común
acuerdo acerca del lugar
de residencia o habitación
de los hijos o hijas. Cuan­
do existan residencias se­
paradas, el ejercicio de los
demás contenidos de la
Responsabilidad de Crian­
za seguirá siendo ejercido
por el padre y la madre. Ex­
cepcionalmente, se podrá
convenir la Custodia com­
partida cuando fuere con­
veniente al interés del hijo
o hija. En caso de des­
acuerdo sobre una deci­
sión de Responsabilidad
de Crianza, entre ellas las
que se refieren a la Custo­
dia o lugar de habitación
o residencia, el padre y la
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 59 1

madre procurarán lograr


un acuerdo a través de la
conciliación, oyendo pre­
viamente la opinión del
hijo o hija. Si ello fuere
imposible, cualquiera de
ellos o el hijo o hija ado­
lescente podrá acudir ante
el Tribunal de Protección
de Niños, Niñas y Adoles­
centes, de conformidad
con lo previsto en el Pará­
grafo Primero del artículo
177 de esta Ley.

Artículo 360°. Medidas Artículo 360. Medidas


sobre Guarda en Caso de sobre Responsabilidad de
Divorcio, Separación de Crianza en caso de divor-
Cuerpos, Nulidad de Ma- cio, separación de cuer-
trimonio o Residencias pos, nulidad de
Separadas. matrimonio o residencias
En los casos de demanda separadas.
o sentencia de divorcio, En los casos de demanda
separación de cuerpos, o o sentencia de divorcio,
nulidad de matrimonio o si separación de cuerpos o
el padre y la madre tienen nulidad de matrimonio o si
residencias separadas, és­ el padre o la madre tienen
tos decidirán, de mutuo residencias separadas,
acuerdo, cuál de ellos ejer­ éstos decidirán de común
cerá la guarda de los hijos acuerdo quién ejercerá la
de más de siete años. Los Custodia de sus hijos o
hijos que tengan siete hijas, oyendo previamen­
años o menores, deben te su opinión. De no exis­
permanecer con la madre, tir acuerdo entre el padre
excepto el caso en que y la madre respecto a cuál
ésta no sea titular de la de los dos ejercerá la Cus­
patria potestad o que, por todia, el juez o jueza deter­
razones de salud o de se­ minará a cuál de ellos
guridad, resulte conve­ corresponde. En estos ca­
niente que se separen sos, los hijos e hijas de
temporal o indefinidamen­ siete años o menos deben
te de ella. De no existir permanecer preferiblemen­
acuerdo entre el padre y te con la madre, salvo que
59 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

la madre respecto a cuál de su interés superior acon­


los dos ejercerá la guarda seje que sea con el padre.
de los hijos, el juez com­
petente determinará a cuál
de ellos corresponde. En
el caso de los hijos de sie­
te años o menos cuya
guarda no pueda ser ejer­
cida por la madre confor­
me a lo dispuesto en el
párrafo anterior, o a solici­
tud expresa de la misma,
el juez debe decidir si la
guarda debe ser ejercida
por el padre o si el interés
de los hijos hace aconse­
jable la colocación familiar.

Artículo 361° Revisión Artículo 361. Revisión y Se modificó el titula­


y Modificación de la modificación de la Res- do del artículo visto
Guarda. ponsabilidad de Crianza. que se cambió “Guar­
El juez puede revisar y El juez o jueza puede re­ da” por “Responsabi­
modificar las decisiones visar y modificar las de­ lidad de Crianza”.
en materia de guarda, a so­ cisiones en materia de
licitud de quien está so­ Responsab ilidad de
metido a la misma, si tiene Crianza, a solicitud de
doce años o más, o del quien está sometido a la
padre o de la madre, o del misma, si tiene doce años
Ministerio Público. Toda o más, o del padre o de la
variación de una decisión madre, o del Ministerio
anterior en esta materia Público. Toda variación
debe estar fundamentada de una decisión anterior
en el interés del hijo, quien en esta materia, debe es­
debe ser oído si la solici­ tar fundamentada en el
tud no ha sido presenta­ interés del hijo o hija,
da por él. Asimismo, debe quien debe ser oído u
oírse al Fiscal del Minis­ oída si la solicitud no ha
terio Público. sido presentada por él o
ella. Asimismo, debe oír­
se al o a la Fiscal del Mi­
nisterio Público.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 59 3

Artículo 363°. Competen- Artículo 363. Competen-


cia Judicial. cia judicial.
Todo lo relativo a la atribu­ Todo lo relativo a la atribu­
ción y modificación de la ción y modificación de la
guarda debe ser decidido Responsabilidad de Crian­
por vía judicial, siguiéndo­ za debe ser decidido por vía
se, para ello, el procedi­ judicial, siguiéndose, para
miento previsto en el ello, el procedimiento pre­
Capítulo VI de este título. visto en el Capítulo VI de
este Título.

Artículo 365° Contenido. Artículo 365. Contenido.


La obligación alimentaria La Obligación de Manu­
comprende todo lo relati­ tención comprende todo
vo al sustento, vestido, lo relativo al sustento,
habitación, educación, vestido, habitación, edu­
cultura, asistencia y aten­ cación, cultura, asistencia
ción médica, medicinas, y atención médica, medi­
recreación y deportes, re­ cinas, recreación y depor­
queridos por el niño y el tes, requeridos por el niño,
adolescente. niña y adolescente.

Artículo 366°. Subsisten- Artículo 366. Subsisten- Se modificó el titula­


cia de la Obligación Ali- cia de la Obligación de do del artículo visto
mentaria. Manutención. que se cambió “Obli­
La obligación alimentaria La Obligación de Manu­ gación Alimentaria”
es un efecto de la filiación tención es un efecto de la por “Obligación de
legal o judicialmente esta­ filiación legal o judicial­ Manutención”.
blecida, que corresponde mente establecida, que co­
al padre y a la madre res­ rresponde al padre y a la
pecto a sus hijos que no madre respecto a sus hi­
hayan alcanzado la mayo­ jos e hijas que no hayan
ridad. Esta obligación alcanzado la mayoridad.
subsiste aun cuando exis­ Esta obligación subsiste
ta privación o extinción de aun cuando exista priva­
la patria potestad, o no se ción o extinción de la Pa­
tenga la guarda del hijo, a tria Potestad, o no se
cuyo efecto se fijará expre­ tenga la Responsabilidad
samente por el juez el mon­ de Crianza del hijo o hija,
to que debe pagarse por a cuyo efecto se fijará ex­
tal concepto, en la opor­ presamente por el juez o
tunidad que se dicte la jueza el monto que debe
sentencia de privación o pagarse por tal concepto,
59 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

extinción de la patria po­ en la oportunidad que se


testad, o se dicte alguna dicte la sentencia de pri­
de las medidas contempla­ vación o extinción de la
das en el artículo 360 de Patria Potestad, o se dicte
esta Ley. alguna de las medidas
contempladas en el artícu­
lo 360 de esta Ley.

Artículo 367°. Estableci- Artículo 367. Estableci-


miento de la obligación miento de la Obligación
Alimentaria en Casos Es- de Manutención en casos
peciales. especiales.
La obligación alimentaria La Obligación de Manu­
procede igualmente, tención procede igual­
cuando: mente, cuando:
a) La filiación resulte indi­ a) La filiación resulte indi­
rectamente establecida, a rectamente establecida, a
través de sentencia firme través de sentencia firme
dictada por una autoridad dictada por una autoridad
judicial; judicial;
b) La filiación resulte de b) La filiación resulte de
declaración explícita y por declaración explícita y por
escrito del respectivo pa­ escrito del respectivo pa­
dre o de una confesión de dre o de una confesión de
éste, que conste en docu­ éste, que conste en docu­
mento auténtico; mento auténtico;
c) A juicio del juez que c) A juicio del juez o jueza
conozca de la respectiva que conozca de la respec­
solicitud de alimentos, el tiva solicitud de alimen­
vínculo filial resulte de un tos, el vínculo filial resulte
conjunto de circunstan­ de un conjunto de cir­
cias y elementos de prue­ cunstancias y elementos
ba que, conjugados, de prueba que, conjuga­
constituyan indicios sufi­ dos, constituyan indicios
cientes, precisos y concor­ suficientes, precisos y
dante. concordantes.

Artículo 371°. Proporcio- Artículo 371. Proporcio-


nalidad. nalidad.
Cuando concurran varias Cuando concurran varias
personas con derecho a personas con derecho a
alimentos, el juez debe es­ manutención, el juez o jue­
tablecer la proporción que za debe establecer la pro­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 59 5

corresponde a cada una, porción que corresponde


para lo cual tendrá en a cada una, para lo cual
cuenta el interés superior tendrá en cuenta el inte­
del niño, la condición eco­ rés superior de niños, ni­
nómica de todos y el nú­ ñas y adolescentes, la
mero de los solicitantes. condición económica de
todos y el número de los
y las solicitantes.

Artículo 376°. Legitima- Artículo 376. Legitima-


dos Activos. dos activos.
La solicitud para la fijación La solicitud para la fijación
de la obligación alimenta­ de la Obligación de Manu­
ria puede ser formulada tención puede ser formu­
por el propio hijo si tiene lada por el propio hijo o hija
doce años o más, por su si tiene doce años o más,
padre o su madre, por quien por su padre o su madre,
lo represente, por sus as­ por quien ejerza su repre­
cendientes, por sus parien­ sentación, por sus ascen­
tes colaterales hasta el dientes, por sus parientes
cuarto grado, por quien colaterales hasta el cuarto
ejerza la guarda, por el Mi­ grado, por quien ejerza la
nisterio Público y por el Responsabilidad de Crian­
Consejo de Protección. za, por el Ministerio Públi­
co y por el Consejo de
Protección de Niños, Niñas
y Adolescentes.

Artículo 378° Prescrip- Artículo 378. Prescrip-


ción de la Obligación. ción de la obligación.
La obligación de pagar los La obligación de pagar los
montos adeudados por montos adeudados por
concepto de obligación concepto de Obligación
alimentarias prescribe a de Manutención prescri­
los diez años. be a los diez años.

Artículo 379° Carácter Artículo 379. Carácter de


de Crédito Privilegiado. crédito privilegiado.
Las cantidades que deban Las cantidades que deban
cancelarse por concepto cancelarse por concepto
de obligación alimentaria de Obligación de Manu­
a un niño o a una adoles­ tención a un niño, niña o
cente son créditos privi­ adolescente, son créditos
59 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

legiados y gozarán de privilegiados y gozarán de


preferencia sobre los de­ preferencia sobre los demás
más créditos privilegia­ créditos privilegiados esta­
do s establecido s p or blecidos por otras leyes.
otras leyes.

Artículo 380° Responsa- Artículo 380. Responsa-


bilidad Solidaria. El em­ bilidad solidaria.
pleador o quien haga sus El patrono o patrona o
veces, los alimentadores quien haga sus veces, los
o directivos de las perso­ administradores, adminis­
nas jurídicas que tengan tradoras, directivos o di­
a su cargo la administra­ rectivas de las personas
ción, depósito o custodia jurídicas que tengan a su
de bienes pertenecientes cargo la administración,
al obligado alimentario, depósito o custodia de
serán cantidades que les bienes pertenecientes al
señale el juez, o por ocul­ obligado u obligada de
tar el verdadero monto de manutención, serán soli­
los sueldos, salarios y dariamente responsables
con el obligado u obliga­
demás remuneraciones de
da por dejar de retener las
obligado, así como de los
cantidades que les señale
capitales, rentas, intere­ el juez o jueza, o por ocul­
ses o cualquier beneficio tar el verdadero monto de
económico que le perte­ los sueldos, salarios y de­
nezca a éste, sin perjuicio más remuneraciones del
de las demás responsabi­ obligado u obligada, así
lidades que pudiera oca­ como de los capitales, ren­
sionar su conducta. tas, intereses o cualquier
beneficio económico que
le pertenezca a éste, sin
perjuicio de las demás res­
ponsabilidades que pudie­
ra ocasionar su conducta.

Artículo 383° Extinción. Artículo 383. Extinción.


La obligación alimentaria La Obligación de Manu­
se extingue: tención se extingue:
a) Por la muerte del obli­ a) Por la muerte del obli­
gado o del niño o del ado­ gado u obligada, o del
lescente beneficiario de niño, niña o adolescente
la misma; beneficiario o beneficiaria
de la misma;
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 59 7

b) Por haber alcanzado la b) Por haber alcanzado la


mayoridad el beneficiario mayoridad el beneficiario
de la misma, excepto que o la beneficiario de la mis­
padezca deficiencias físi­ ma, excepto que padezca
cas o mentales que lo in­ discapacidades físicas o
capaciten para proveer su mentales que le impidan
propio sustento, o cuan­ proveer su propio susten­
do se encuentre cursando to, o cuando se encuentre
estudios que, por su na­ cursando estudios que,
turaleza, le impidan reali­ por su naturaleza, le impi­
zar trabajos remunerados, dan realizar trabajos remu­
caso en el cual la obliga­ nerados, caso en el cual la
ción puede extenderse obligación puede exten­
hasta los veinticinco años derse hasta los veinticin­
de edad, previa aproba­ co años de edad, previa
ción judicial. aprobación judicial.

Artículo 384° Competen- Artículo 384. Competen- Se le incorpora los


cia Judicial. cia judicial. procedimientos relati­
Con excepción de la con­ Con excepción de la con­ vos a ejecución de
ciliación, todo lo relativo ciliación, todo lo relativo sentencia.
a la obligación alimentaria a la fijación, ofrecimiento
debe ser decidido por vía para la fijación y revisión
judicial, siguiéndose para del monto de la Obliga­
ello el procedimiento pre­ ción de Manutención debe
visto en el Capítulo VI de ser decidido por vía judi­
este título. cial, siguiendo el procedi­
miento previsto en el
Capítulo IV del Título IV
de esta Ley. Las senten­
cias de estos procedimien­
tos se ejecutan conforme
a las normas de ejecución
de sentencias contempla­
das en el ordenamiento
jurídico.

Artículo 385° Derecho Artículo 385. Derecho Se sustituyó “Dere­


de Visitas. El padre o la de convivencia familiar. cho de Visitas” por el
madre que no ejerzan la El padre o la madre que de “Derecho de Con­
patria potestad, o que no ejerza la patria potes­ vivencia Familiar”
ejerciéndola no tengan la tad, o que ejerciéndola no
guarda del hijo, tiene de­ tenga la responsabilidad
59 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

recho a visitarlo, y el de Custodia del hijo o


niño o adolescente tiene hija, tiene derecho a la
derecho a ser visitado. convivencia familiar, y el
niño, niña o adolescente
tiene este mismo derecho.

Artículo 386°. Contenido Artículo 386. Contenido


de las Visitas. de la convivencia familiar.
Las visitas pueden com­ La convivencia familiar
prender no sólo el acceso puede comprender no
a la residencia del niño o sólo el acceso a la residen­
adolescente, sino también cia del niño, niña o ado­
la posibilidad de condu­ lescente, sino también la
cirlo a un lugar distinto al posibilidad de conducirlo
de su residencia, si se au­ a un lugar distinto al de
torizare especialmente su residencia, si se autori­
para ello al interesado en zare especialmente para
la visita Asimismo, pue­ ello al interesado o intere­
den comprender cual­ sada en la convivencia fa­
quier otra forma de miliar. Asimismo, pueden
contacto entre el niño o comprender cualquier otra
adolescente y la persona forma de contacto entre el
a quien se le acuerda la niño, niña o adolescente
visita, tales como: comu­ y la persona a quien se le
nicaciones telefónicas, acuerda la convivencia fa­
telegráficas, epistolares y miliar, tales como: comu­
computarizadas. nicaciones telefónicas,
telegráficas, epistolares y
computarizadas.

Artículo 387°. Fijación Artículo 387. Fijación del En la LOPNNA el régi­


del Régimen de Visitas. Régimen de Convivencia men de visitas se lla­
El régimen de visitas debe Familiar. ma régimen de
ser convenido de mutuo El Régimen de Conviven­ convivencia familiar.
acuerdo entre los padres, cia Familiar debe ser con­ En caso de desacuer­
oyendo al hijo. De no lo­ venido de mutuo acuerdo do puede ser solicita­
grarse dicho acuerdo o si entre el padre y la madre, do por el padre, madre
el mismo fuese incumpli­ oyendo al hijo o hija. De o el hijo o hija adoles­
do reiteradamente afectán­ no lograrse dicho acuerdo, cente. El juez podrá fi­
dose los intereses del niño cualquiera de ellos o el hijo jarla atendiendo al
o adolescente, el juez, en o hija adolescente, podrá interés superior de los
atención a tales intereses, solicitar al juez o jueza que hijos e hijas. El juez
actuando sumariamente, fije el Régimen de Convi­ puede fijar el régimen
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 59 9

previos los informes téc­ vencia Familiar, quien de­ de convivencia fami­
nicos que considere con­ cidirá atendiendo al inte­ liar provisional. Se in­
venientes y oída la rés superior de los hijos e cluye el régimen de
opinión de quien ejerzan hijas. La decisión podrá convivencia familiar
la guarda del niño o ado­ ser revisada a solicitud de provisional supervisa­
lescente, dispondrá el ré­ parte, cada vez que el bien­ do cuando existan in­
gimen de visitas que estar del niño, niña o ado­ dicio de amenazas o
considere más adecuado. lescente lo justifique. Al violaciones en contra
Dicho régimen puede ser admitir la solicitud, el juez del derecho a la vida,
revisado, a solicitud de o jueza apreciando la gra­ la salud o la integridad
vedad y urgencia de la si­
parte, cada vez que el personal del niño,
tuación podrá fijar el
bienestar y seguridad del Régimen de Convivencia niña o adolescente.
niño o adolescente lo jus­ Familiar provisional que
tifique, para lo cual le se­ juzgue conveniente para
guirá el procedimiento garantizar este derecho y
aquí previsto. tomar todas las medidas
necesarias para su cumpli­
miento inmediato. En la au­
diencia preliminar el juez o
jueza deberá fijar un Régi­
men de Convivencia Fami­
liar provisional, salvo que
existan fundados indicios
de amenazas o violaciones
en contra del derecho a la
vida, la salud o la integri­
dad personal del niño, niña
o adolescente, caso en el
cual fijará un Régimen de
Convivencia Familiar pro­
visional supervisado. Ex­
cepcionalmente, cuando
estas amenazas o violacio­
nes sean graves y existan
pruebas suficientes en el
procedimiento, el juez o jue­
za no fijará el Régimen de
Convivencia Familiar pro­
visional. El Régimen de
Convivencia Familiar su­
pervisado será establecido
fuera de la sede del Tribu­
nal de Protección de Ni­
ños, Niñas y Adolescentes.
60 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Artículo 388°. Extensión Artículo 388. Extensión


de las Visitas a Otras del Régimen de Convi-
Personas. vencia Familiar a otras
El régimen de visitas acor­ personas.
dado por el juez puede ex­ Los parientes por consan­
tenderse a los parientes por guinidad, por afinidad y
consanguinidad o por afi­ responsables del niño,
nidad del niño o adoles­ niña, o adolescente po­
cente, y aun a terceros, drán solicitar la fijación de
cuando el interés del niño un Régimen de Conviven­
o adolescente lo justifique. cia Familiar. También po­
drán solicitarlo aquellos o
aquellas terceros o terce­
ras que hayan mantenido
relaciones y contacto di­
recto permanente con el
niño, niña o adolescente.
En ambos casos, el juez o
jueza podrá acordarlo
cuando el interés superior
del niño, niña o adoles­
cente así lo justifique.

Artículo 389° Improce- Artículo 389. Limitación Se modificó la termi­


dencia del Régimen de del Régimen de Conviven- nología utilizada, sus­
Visitas. cia Familiar. tituyendo régimen de
Al padre o la madre a quien Al padre o la madre a quien visitas por régimen de
le haya sido impuesto por le haya sido impuesto por convivencia familiar y
vía judicial el cumplimien­ vía judicial el cumplimien­ antes de la Reforma,
to de la obligación alimen­ to de la Obligación de Ma­ la negativa de cumpli­
taria, por haberse negado nutención, por haberse miento de la obliga­
a cumplirla injustificada­ negado a cumplirla injusti­ ción alimentaria
mente, pese a contar con ficadamente, pese a contar acarreaba la pérdida
recursos económicos, no con recursos económicos, del derecho de régi­
se le concederá un régi­ a consideración del juez o men de visitas, ac­
men de visitas, a menos jueza y con base en el inte­ tualmente sólo limita
que se declare judicial­ rés superior del beneficia­ tal derecho.
mente su rehabilitación y rio o beneficiaria, podrá
sea conveniente al interés limitársele el Régimen de
del hijo. Convivencia Familiar, por
un lapso determinado. En
todo caso, la suspensión
de este derecho al padre o
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 60 1

la madre que no ejerza la


Custodia, deberá declarar­
se judicialmente, determi­
nándose claramente en la
sentencia, el tiempo y las
causas por las cuales se li­
mita el Régimen de Convi­
vencia Familiar.

Artículo 390°. Retención Artículo 390. Retención


del Niño. del niño o niña.
El padre o la madre que El padre o la madre que
sustraiga o retenga inde­ sustraiga o retenga inde­
bidamente a un hijo cuya bidamente a un hijo o hija
guarda haya sido otorga­ cuya Custodia haya sido
da al otro o a un tercero, otorgada al otro o a un ter­
debe ser conminado judi­ cero, debe ser conminado
cialmente a que lo restitu­ judicialmente a que lo res­
ya a la persona que ejerce tituya a la persona que
la guarda, y responde por ejerce la Custodia, y res­
los daños y perjuicios que ponde por los daños y
su conducta ocasione al perjuicios que su conduc­
hijo, debiendo reintegrar ta ocasione al hijo o hija,
todos los gastos que se debiendo reintegrar todos
haya hecho para obtener los gastos que se hayan
la restitución del niño o hecho para obtener la res­
adolescente retenido. titución del niño, niña o
adolescente retenido.

Artículo 391° Viajes Artículo 391. Viajes


Dentro del País. Los ni­ dentro del país. Los ni­
ños y adolescentes pue­ ños, niñas y adolescen­
den viajar dentro del país tes pueden viajar dentro
acompañados por sus del país acompañados
padres, representantes o por sus padres, madres,
responsables. En caso de representantes o respon­
viajar solos o con terce­ sables. En caso de viajar
ras personas requieren solos o con terceras per­
autorización de un repre­ sonas requieren autoriza­
sentante legal, expedida ción de un representante
por el Consejo de Protec­ legal, expedida por el
ción del Niño y del Ado­ Consejo de Protección de
lescente, por una jefatura Niños, Niñas y Adoles­
civil o mediante docu­ centes, por una jefatura
mento autenticado. civil o mediante docu­
mento autenticado.
60 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Artículo 392°. Viajes Artículo 392. Viajes


Fuera del País. Los ni­ fuera del país. Los ni­
ños y adolescentes pue­ ños, niñas y adolescen­
den viajar fuera del país tes pueden viajar fuera
acompañados por ambos del país acompañados
padres o por uno sólo de por ambos padres o por
ellos, pero con autoriza­ uno sólo de ellos, pero
ción del otro expedida en con autorización del otro
documento autenticado, expedida en documento
o cuando tienen un solo autenticado, o cuando
representante legal y via­ tienen un solo represen­
je en compañía de éste. tante legal y viajen en
compañía de éste.

Artículo 393°. Interven- Artículo 393. Interven-


ción Judicial. ción judicial.
En caso que la persona o En caso que la persona o
personas a quienes corres­ personas a quienes corres­
ponda otorgar el consen­ ponda otorgar el consen­
timiento para viajar se timiento para viajar se
negare a darlo o hubiere negare a darlo o hubiere
desacuerdo para su otor­ desacuerdo para su otor­
gamiento, aquel de los pa­ gamiento, el padre o ma­
dres que autorice el viaje, dre que autorice el viaje, o
o el hijo, si es adolescen­ el hijo o hija si es adoles­
te, puede acudir ante el cente, puede acudir ante
juez y exponerle la situa­ el juez o jueza y exponerle
ción, a fin de que éste de­ la situación, a fin de que
cida lo que convenga a su éste decida lo que conven­
interés superior. ga a su interés superior.

Artículo 396°. Finalidad. Artículo 396. Finalidad.


La colocación familiar o en La colocación familiar o
entidad de atención tienen en entidad de atención
por objeto otorgar la guar­ tiene por objeto otorgar
da de un niño o de un ado­ la Responsabilidad de
lescente, de manera Crianza de un niño, niña
temporal y mientras se de­ o adolescente, de mane­
termina una modalidad de ra temporal y mientras se
protección permanente determina una modali­
para el mismo. La guarda dad de protección perma­
debe ser entendida de nente para el mismo.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 60 3

acuerdo a lo dispuesto en La Responsabilidad de


el artículo 358 de esta Ley. Crianza debe ser enten­
Además de la guarda, dida de acuerdo a lo dis­
puede conferirse la repre­ puesto en el artículo 358
sentación del niño o del de esta Ley.
adolescente para determi­ Además de la Respon­
nados actos. sabilidad de Crianza,
puede conferirse la re­
presentación del niño,
niña o adolescente para
determinados actos.

Artículo 401°. Capacita- Artículo 401. Capacita-


ción y Supervisión. ción y supervisión.
Las personas a quienes se Las personas a quienes
otorgue un niño o adoles­ se otorgue un niño, niña
cente en colocación fami­ o adolescente en coloca­
liar deben estar inscritas ción familiar deben estar
en un programa de colo­ inscritas en un programa
cación familiar, en el cual de colocación familiar, en
se las capacite y supervi­ el cual se las capacite y
se. Excepcionalmente se supervise. Excepcional­
puede otorgar dicha colo­ mente se puede otorgar
cación a quienes no estu­ dicha colocación a quie­
vieren inscritos en uno de nes no estuvieren inscri­
estos programas, en cuyo tos o inscritas en uno de
caso deberán proceder a estos programas, en cuyo
inscribirse de inmediato, a caso, deberán proceder a
los fines indicados. inscribirse de inmediato,
a los fines indicados.

Artículo 405°. Revocato- Artículo 405. Revocato-


ria de la Colocación. ria de la colocación.
La colocación familiar o en La colocación familiar o
entidad de atención pue­ en entidad de atención
de ser revocado por el puede ser revocada por
juez, en cualquier momen­ el juez o jueza, en cual­
to, si el interés superior del quier momento, si el in­
niño así lo requiere, pre­ terés superior del niño,
via solicitud del colocado niña o adolescente así lo
si es adolescente, del pa­ requiere, previa solicitud
dre o la madre afectados del colocado o colocada
en la patria potestad o en si es adolescente, del
60 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

el ejercicio de la guarda, padre o la madre afecta­


sus parientes, del Minis­ dos en la Patria Potestad
terio Público, y de cual­ o en el ejercicio de la Res­
quier persona que tenga ponsabilidad de Crianza,
conocimiento directo de sus parientes, del Minis­
los hechos o circunstan­ terio Público, y de cual­
cias que lo justifiquen. quier persona que tenga
conocimiento directo de
los hechos o circunstan­
cias que lo justifiquen.

Artículo 407°. Tipo de Artículo 407. Tipos de Se clasifica la adop­


Adopción. adopción. ción en nacional e in­
La adopción sólo puede La adopción puede ser na­ ternacional, y se
ser plena. cional o internacional. La explican detallada­
adopción internacional es mente tales tipos.
subsidiaria de la adopción
nacional. La adopción na­
cional sólo podrá solicitar­
se por quienes tengan
residencia habitual en el
país. El cambio de residen­
cia habitual del o de la so­
licitante sólo produce
efecto después de un año
de haber ingresado en el
territorio nacional con el
propósito de fijar en él su
residencia habitual. La
adopción es internacional
cuando el niño, niña o
adolescente, a ser adopta­
do u adoptada, tiene su re­
sidencia habitual en un
Estado y el o los solicitan­
tes de la adopción tienen
su residencia habitual en
otro Estado, al cual va a
ser desplazado el niño,
niña o adolescente. Cuan­
do el niño, niña o adoles­
cente a ser adoptado u
adoptada tiene su residen­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 60 5

cia habitual en el territo­


rio nacional y el despla­
zamie nto se p r o d uce
antes de la adopción,
ésta debe realizarse ín­
tegramente conforme a la
ley venezolana. Los ni­
ños, niñas o adolescen­
tes q ue tiene n su
residencia habitual en la
República Bolivariana
de Venezuela sólo pue­
den considerarse aptos
o aptas para una adop­
ción internacional, cuan­
d o lo s o rgani smo s
competentes examinen
detenidamente todas las
p o si b ilid a d es d e su
adopción en la Repúbli­
ca Bolivariana de Vene­
zuela y constaten que la
adopción internacional
responde al interés su­
perior del niño, niña o
adolescente a ser adop­
tado u adoptada. En el
respectivo expediente se
debe dejar constancia de
lo actuado conforme a
este artículo.

Artículo 425°. Efectos de Artículo 425. Efectos de


Filiación. filiación.
La Adopción confiere al La adopción confiere al
adoptado la condición de adoptado o adoptada la
hijo y a los adoptantes la condición de hijo o hija, y
condición de padres. al adoptante la condición
de padre o madre.
60 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Artículo 426°. Constitu- Artículo 426. Constitu-


ción de Parentesco. ción de parentesco.
La adopción crea paren­ La adopción crea paren­
tesco entre: tesco entre:
a) El ado ptado y los a) El adoptado o adop­
miembros de la familia tada y los y las integran­
del adoptante; tes de la familia d el
b) El adoptante y el cón­ adoptante;
yuge del adoptado; b) El o la adoptante y el o
c) El adoptante y la des­ la cónyuge de la persona
cendencia futura del adoptada;
adoptado; c) El o la adoptante y la
d) El cónyuge del adopta­ descendencia futura de la
do y los miembros de la fa­ persona adoptada;
milia del adoptante; d) El o la cónyuge de la
e) Los miembros de la fa­ persona adoptada y los
milia del adoptante y la integrantes de la familia
descendencia futura del del o de la adoptante; e)
adoptado. Los integrantes de la fa­
milia del o de la adoptante
y la descendencia futura
de la persona adoptada.

Artículo 450° Principios. Artículo 284. Naturaleza Se reformó el artículo


La interpretación de la y principios. 450 de la LOPNA es­
normativa procesal conte­ Los procedimientos a que tableciéndose una
nida en el presente capí­ se refiere este Capítulo se nueva lista, de carác­
tulo tiene como principios realizan en sede adminis­ ter enunciativa, de
rectores: trativa ante el órgano com­ los principios que ri­
a) Ampliación de los po­ petente en cada caso. Sin gen los nuevos pro­
deres del juez en la con­ que implique el descono­ cedimientos y se
ducción del proceso; cimiento de otros dere­ dispuso en el artículo
b) Ausencia de ritualismo chos garantizados en esta 284 de la LOPNNA.
procesal; Ley, estos procedimientos
c) Instancia de parte para se fundan en los siguien­
iniciar el proceso, salvo las tes principios:
excepciones aquí previs­ a) Defensa del interés su­
tas; perior de niños, niñas y
d) Gratuidad; adolescentes;
e) Defensa y asistencia b) Celeridad;
técnica gratuita; c) Confidencialidad;
f) Oralidad; d) Imparcialidad;
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 60 7

g) Inmediatez, concentra­ e) Igualdad de las partes; En este artículo se se­


ción y celeridad procesal; f) Garantía al derecho de ñala como procedi­
h) Identidad física del defensa; miento para tramitar
juzgador; g) Garantía al derecho a ser las materias del ar­
i) Igualdad de las partes; oído u oída; h) Gratuidad. tículo 177 al procedi­
j) Búsqueda de la ver­ miento ordinario y no
dad real; el procedimiento con­
k) Amplitud de los medios tencioso que hacía
probatorios; alusión la LOPNA.
l) Preclusión;
m) Moralidad y probidad
procesal.

Artículo 452°. Materias. Artículo 452. Materias


El procedimiento conten­ y normas supletorias
cioso a que se refiere este aplicables.
capítulo se observará para El procedimiento ordina­
tramitar todas las materias rio al que se refiere este
relativas a los asuntos de Capítulo se observará
familia y los asuntos patri­ para tramitar todas las
moniales, señalados en los materias contempladas en
parágrafos primero y se­ el artículo 177 de esta Ley,
gundo del artículo 177 de salvo las excepciones pre­
esta Ley, excepto adop­ vistas expresamente en
ción, guarda y obligación esta Ley. Se aplicarán su­
alimentaria. Los procedi­ pletoriamente las disposi­
mientos para los asuntos ciones de la Ley Orgánica
contenidos en el parágra­ Procesal del Trabajo, del
fo cuarto del artículo 177 Código de Procedimiento
de esta Ley serán los pre­ Civil y del Código Civil en
vistos en el Código de pro­ cuanto no se opongan a
cedimiento Civil para las las aquí previstas.
correspondientes mate­
rias, excepto el régimen de
visitas en el cual se aplica­
rá lo dispuesto en esta Ley.

Artículo 453°. Compe- Artículo 453. Competen- En los juicios de divor­


tencia. cia por el territorio. cios ya no es el juez
El juez competente para El Tribunal de Protección competente el del do­
los casos previstos en el de Niños, Niñas y Adoles­ micilio conyugal sino
artículo 177 de esta Ley centes competente para se aplicará la compe­
será el de la residencia del los casos previstos en el tencia por el territorio.
60 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

niño o adolescente, excep­ artículo 177 de esta Ley es


to en los juicios de divor­ el de la residencia habitual
cio o de nulidad del del niño, niña o adoles­
matrimonio, en los cuales cente para el momento de
el juez competente será el la presentación de la de­
del domicilio conyugal. manda o solicitud, excep­
to en los juicios de
divorcio o de nulidad del
matrimonio, en los cuales
se aplicará la competencia
por territorio establecida
en la ley.

Artículo 454°. Etapas. Artículo 454. Audiencias. Se cambió el desarro­


El procedimiento se desa­ El procedimiento ordina­ llo del procedimiento
rrollará en cinco etapas: rio se desarrolla en dos au­ visto el carácter ordi­
a) Iniciación, contestación, diencias: la audiencia nario del mismo.
reconvención y réplica; preliminar y la audiencia
b) Fase probatoria; de juicio. La audiencia pre­
c) Sentencia; liminar se desarrolla en dos
d) Impugnación; fases: la fase de mediación
e) Ejecución; y la fase de sustanciación.

Artículo 457°. Represen-


tante Judicial. En la ley vigente di­
En defecto de represen­ cho artículo se inclu­
tante legal, o cuando exis­ yó en lo referido a la
ta interés contrapuestos admisión de la deman­
entre el niño o adolescen­ da mediante el proce­
te y quienes ejercen su re­ dimiento ordinario en
presentación, el juez le materia de protección.
designará, en el mismo
acto, un representante ju­
dicial para que le brinde
asistencia técnica y con­
tinúe el proceso.

Artículo 461°. Orden de Artículo 461. Notifica- Visto el carácter ordi­


Comparecencia. ción por publicación de nario del procedi­
Presentada en forma le­ cartel o edicto. miento ya no se utiliza
gal la demanda, o subsa­ Si la notificación por bo­ la citación sino la no­
nados los defectos, el leta o por medio electró­ tificación aun por pu­
juez extenderá orden de nico no fuere posible, de blicación de cartel.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 60 9

comparecencia a la otra requerirse cartel o edic­


con copia del libelo de la to, bastará, en caso de
demanda, y otorgará el encontrarse en el país o
plazo de cinco días para fuera de él, una sola pu­
que la conteste. Se pre­ blicación en un diario de
vendrá al demandado circulación nacional o lo­
que deberá referirse a los cal. Dicho cartel conten­
hechos uno a uno y ma­ drá: el nombre y apellido
nifestará si los reconoce de las partes; el nombre
como ciertos o los recha­ y apellido de los niños,
za, que podrá admitirlos niñas y adolescentes,
con variantes o rectifica­ salvo en los casos en los
ciones, que si en la con­ cuales el procedimiento
testación de la demanda sea confidencial confor­
no se refiere a los hechos me a la ley; el objeto de
conforme se establece, el la demanda; el término de
juez podrá tenerlos como comparecencia; y, la ad­
ciertos. Además, se le vertencia de que si no
prevendrá el señalamien­ compareciese la parte
to de la prueba en que demandada en el plazo
fundamente su oposi­ señalado, se le nombrará
ción, debiendo cumplir defensor o defensora,
los requisitos que se es­ con quien se entenderá
tablece para la demanda. dicha notificación. Se
El demandado deberá se­ debe dejar constancia en
ñalar el lugar donde se le autos por el secretario o
remitirán las notificacio­ secretaria del Tribunal de
nes y, si no lo hiciere, se estas formalidades y se
tendrá por notificado agregará al expediente
después de veinticuatro por la parte interesada
horas de dictadas las re­ un ejemplar del diario en
soluciones. Parágrafo que haya aparecido pu­
Primero: En caso de re­ blicado el cartel. Si la par­
querirse cartel o edicto, te demand ada no se
bastará una sola publica­ encuentra en la Repúbli­
ción en un diario de cir­ ca se le concederá un
culación nacional o local. plazo de treinta días adi­
Parágrafo Segundo: En cionales para la compa­
los juicios de divorcio, recencia de las partes.
cuando haya hijos que Adicionalmente, el juez o
sean niños o adolescen­ jueza debe solicitar inme­
tes, o cuando amb os diatamente a las autori­
cónyuges o uno de ellos dades competentes
61 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

es adolescente, se reali­ información sobre la ubi­


zarán los actos concilia­ cación de la parte deman­
torios previstos en los dada, entre ellas, las
artículos 756 y 757 del competentes en materia
Código de Procedimien­ de registro electoral, de
to Civil, antes de interpo­ identificación y banca­
nerse las cuestiones rias. En caso de recibir in­
previas. Parágrafo Terce­ fo rmación so bre su
ro: De la admisión de la ubicación ordenará su
demanda debe notificar­ notificación mediante
se al fiscal del Ministerio boleta, en caso contrario,
Público. procederá a fijar oportu­
nidad para la fase de me­
diación de la audiencia
preliminar.

Artículo 466°. Medidas Artículo 466. Medidas Se modificó “Medidas


Cautelares. preventivas. Cautelares” por “Me­
Las medidas cautelares Las medidas preventivas didas Preventivas”.
podrán decretarse a soli­ pueden decretarse a soli­
citud de parte y su plazo citud de parte o de oficio,
será establecido por el juz­ en cualquier estado y gra­ Se amplió el artículo
gador en la resolución que do del proceso. En los pro­ especificando cada
las decrete. La parte que cesos referidos a una de las medidas
solicite una medida caute­ Instituciones Familiares o que puede decretar el
lar debe señalar el derecho a los asuntos contenidos juez o jueza.
reclamado y la legitima­ en el Título III de esta Ley,
ción del sujeto que la soli­ es suficiente para decre­
cita. En juicio de privación tar la medida preventiva,
de patria potestad, si se conque la parte que la so­
presenta un medio de prue­ licite, señale el derecho re­
ba que constituya presun­ clamado y la legitimación
ción grave de la causal que tiene para solicitarla.
invocada por el deman­ En los demás casos, sólo
dante, el juez decretará las procederán cuando exista
medidas que considere riesgo manifiesto de que
necesarias para garantizar quede ilusoria la ejecución
la protección y seguridad del fallo y siempre que se
del niño o adolescente, acompañe un medio de
mientras dure el juicio. En prueba que constituya
todo caso y siempre que presunción grave de esta
se estime indispensable, el circunstancia y del dere­
juez puede ordenar, de ma­ cho que se reclama.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 61 1

nera previa, la prueba ten­ Parágrafo Primero. El


dente a acreditar los pre­ juez o jueza puede orde­
supuestos indicados. La nar, entre otras, las siguien­
resolución que decreta o tes medidas preventivas:
deniega una medida cau­ a) Medida de arraigo o
telar será apelable en un prohibición de salida del
solo efecto. país al niño, niña, adoles­
cente, su padre, madre,
representantes o respon­
sables, o a terceras per­
so nas que ej erzan la
Responsab ilidad de
Crianza;
b) Restitución de la Cus­
todia al padre, la madre o
terceras personas que ejer­
zan la Responsabilidad de
Crianza en caso de reten­
ción indebida del niño,
niña o adolescente;
c) Custodia provisional al
padre, la madre o a un fa­
miliar del niño, niña o ado­
lescente;
d) Régimen de Conviven­
cia Familiar provisional;
e) Colocación familiar o en
entidad de atención pro­
visional durante el trámite
del procedimiento de co­
locación familiar;
f) Separación de la perso­
na que maltrate un niño,
niña o adolescente de su
entorno;
g) Retención del pasapor­
te del niño, niña o adoles­
cente;
h) Restitución de bienes o
enseres del hogar propie­
dad del niño, niña o ado­
lescente, de su madre o
padre, para garantizar el
61 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

derecho a un nivel de vida


adecuado;
i) Autorización para viajar
en caso de extrema nece­
sidad debidamente proba­
da, para garantizar el
derecho a la vida o salud
del niño, niña o adoles­
cente.
Parágrafo Segundo. Las
medidas preventivas tam­
bién pueden ser solicita­
das en forma previa al
proceso y, en este caso, es
obligación de la parte pre­
sentar la demanda respec­
tiva dentro del mes
siguiente a la resolución
que decretó la medida.
Para estos efectos no se
exige garantía, pero si la
demanda no se presenta­
re o el juez o jueza deter­
mina infundada la
solicitud, de ser proceden­
te condenará al pago de
los daños y perjuicios
causados. Si no consta en
autos la presentación de
la demanda en el plazo pre­
visto, se revocará la medi­
da preventiva al día
siguiente.

Artículo 484° Costas. Artículo 485. Sentencia. La prohibición de


Los niños y adolescentes Concluidas las activida­ co n d enat o ria en
no serán condenados en des procesales en la au­ costas establecida
costas. diencia de juicio, el juez o en el artículo 484 de
jueza se debe retirar de la la LOPNA, se inclu­
audiencia por un tiempo yó en el artículo 485
que no debe exceder de de la LOPNNA refe­
sesenta minutos. Mien­ rente a la etapa de
tras tanto las partes deben sentencia.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 61 3

permanecer en la sala de
audiencias. El juez o jueza
debe pronunciar su sen­
tencia oralmente, expre­
sando el dispositivo de
fallo y una síntesis preci­
sa y lacónica de los moti­
vos de hecho y de
derecho, la cual reducirá
de inmediato, en cuanto a
su dispositiva, a forma es­
crita. Si el juez o jueza no
decide la causa inmediata­
mente, después de con­
cluido el debate oral, éste
deberá repetirse de nuevo,
para lo cual se fijará nue­
va oportunidad. En casos
excepcionales, por la com­
plejidad del asunto deba­
tido, por causas ajenas a
su voluntad o de fuerza
mayor, el juez o jueza pue­
de diferir, por una sola vez,
la oportunidad para dictar
sentencia, por un lapso no
mayor de cinco días, des­
pués de evacuadas las
pruebas. En todo caso,
deberá, por auto expreso,
determinar el día y hora
para el cual difirió el acto
para sentenciar, a los fines
de la comparecencia obli­
gatoria de las partes a este
acto. Dentro del lapso de
cinco días siguientes al
pronunciamiento oral de
la sentencia, el juez o jue­
za debe, en su publica­
ción, reproducir el fallo
completo, el cual se agre­
gará a las actas, dejando
61 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

constancia el secretario o
secretaria, del día y hora
de la consignación. El fa­
llo será redactado en tér­
minos claros, precisos y
lacónicos, sin necesidad
de narrativa, ni transcrip­
ciones de actas, ni docu­
mentos que consten en el
expediente; pero conten­
drá la identificación de las
partes y sus apoderados
y apoderadas, los motivos
de hecho y derecho de la
decisión, así como la de­
terminación del objeto o la
cosa sobre la cual recaiga
su decisión, pudiendo or­
denar, si fuere necesario,
experticia complementaria
del objeto, con único pe­
rito, el cual será designa­
do por el juez o jueza. Los
niños, niñas y adolescen­
tes no serán condenados
o condenadas en costas.
Constituye causal de des­
titución el hecho de que
el juez o jueza no decida la
causa dentro de la opor­
tunidad establecida en
esta Ley.

Artículo 488°. Legiti- Artículo 488. Apelación. Aun cuando no se


mación. De la sentencia definitiva modificó los legitima­
Podrán apelar las partes, se admitirá apelación libre­ dos para ejercer el
el Ministerio Público y mente, salvo disposición respectivo recurso de
quienes tengan interés di­ especial en contrario. Si la apelación, se distin­
recto e inmediato en la me­ sentencia definitiva es so­ guió contra cuáles
tería del juicio. bre acción de protección, sentencias se oye
colocación familiar y en apelación en ambos
entidades de atención, efectos y contra cuá­
Régimen de Convivencia les en un solo efecto.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 61 5

Familiar, Obligación de
Manutención y Respon­
sabilidad de Crianza, se
admitirá apelación única­
mente en el efecto devo­
lutivo. Si la sentencia
definitiva es sobre estable­
cimiento de un nuevo acto
del estado civil no tendrá
apelación, a menos que
haya habido oposición,
caso en el cual la senten­
cia será apelable. Al pro­
ponerse la apelación
contra la sentencia que
puso fin al juicio, quedan
comprendidas en ella las
interlocutorias que hubie­
ren producido un grava­
men no reparado en la
misma. De la sentencia in­
terlocutoria que ponga fin
a la controversia, se oirá
apelación en ambos efec­
tos. La apelación se inter­
pondrá en forma escrita
ante el Tribunal de Protec­
ción de Niños, Niñas y
Adolescentes que dictó la
sentencia dentro de los
cinco días siguientes a la
publicación de la senten­
cia en forma escrita, el cual
la admitirá o negará el día
siguiente al vencimiento
de aquel lapso. Admitida
la apelación se remitirá al
día siguiente el expedien­
te o las copias certificadas
correspondientes, según
sea el caso, al Tribunal
Superior de Protección.
Las partes podrán apelar,
61 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

siempre que no se hubie­


re concedido todo cuan­
to hubieren pedido, el
Ministerio Público, la De­
fensoría del Pueblo y
quienes tengan interés
directo e inmediato en la
materia del juicio.

Artículo 489°. Formali- Artículo 488-A. Fijación Ya no se exige la for­


zación del Recurso y de la audiencia. malización del recur­
Sentencia. Al quinto día siguiente al so de apelación de
La Corte Superior del Tri­ recibo del expediente, el manera oral sino de
bunal de Protección del tribunal debe fijar, por auto manera escrita con la
Niño y del Adolescente fi­ expreso y aviso en la car­ obligación de que la
jará, dentro de los cinco telera del despacho, el día misma no exceda de
días siguientes al recibo y la hora de la celebración tres folios útiles y sus
del expediente, una opor­ de la audiencia de apela­ vueltos.
tunidad para la formaliza­ ción, dentro de un lapso
ción del recurso. El día y no menor de diez días ni
hora señalados, el apelan­ mayor a quince días, con­
te deberá formalizar oral­ tados a partir de dicha de­
mente el recurso ante la terminación. El o la
Sala de Apelaciones, con recurrente tendrá un lap­
indicación precisa del o de so de cinco días contados
los puntos de la senten­ a partir del auto de fijación,
cia con los cuales no está para presentar un escrito
conforme y las razones en fundado, en el cual debe
las cuales se funda. Si la expresar concreta y razo­
parte contraria asiste, se nadamente cada motivo y
le oirá. La sentencia debe­ lo que pretende, y el mis­
rá pronunciarse dentro de mo no podrá exceder de
los diez días siguientes. tres folios útiles y sus vuel­
tos, sin más formalidades.
Transcurridos los cinco
días antes establecidos, si
se ha consignado el escri­
to de fundamentación, la
contraparte podrá, dentro
de los cinco días siguien­
tes, consignar por escrito
los argumentos que a su
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 61 7

juicio contradigan los ale­


gatos del recurrente. Di­
cho escrito no puede
exceder de tres folios úti­
les y sus vueltos. Será de­
clarado perecido el
recurso, cuando la forma­
lización no se presente en
el lapso a que se contrae
este artículo o cuando el
escrito no cumpla con los
requisitos establecidos. Si
la contestación a la for­
malización no se presenta
en el lapso a que se con­
trae este artículo o cuan­
do el escrito no cumpla
con los requisitos estable­
cidos, la contrarrecurren­
te no podrá intervenir en
la audiencia de apelación.

Artículo 511°. Inicio. Artículo 511. Aplicación. Aplicación del pro­


El procedimiento especial Los procedimientos sobre cedimiento especial
comienza por solicitud es­ asuntos de jurisdicción en los casos de ju­
crita u oral, en la cual se voluntaria, entre ellos los risdicción voluntaria
identificará al obligado y, previstos en el Parágrafo y supletoriamente el
si fuere posible, se indica­ Segundo del artículo 177 procedimiento ordi­
rá el sitio o lugar de traba­ de esta Ley, se deben tra­ nario.
jo de éste, su profesión u mitar conforme a lo dis­
oficio, la remuneración puesto en este Capítulo,
que devenga, una estima­ aplicando supletoriamen­
ción de sus ingresos men­ te el procedimiento ordi­
suales y de su patrimonio. nario, establecido en el
Así mismo, se indicará la Capítulo IV del Título IV
cantidad periódica, que se de esta Ley.
requiere por concepto de
obligación alimentaria. El
solicitante debe acompa­
ñar la solicitud de toda la
prueba documental de que
disponga, e indicar los
otros medios probatorios
61 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

que desea hacer valer. En


caso de proponerse oral­
mente, si el solicitante es
un niño o adolescente, o
si se trata de uno de sus
padres, representante o
responsables, puede ha­
cerlo sin estar asistido de
abogado, ante el secreta­
rio del tribunal, quien le­
vantará un escrito que
contenga los menciona­
dos señalamientos.

Artículo 512°- Medidas Artículo 466-B. Medi- Con la vigente Ley


Provisionales. das preventivas en caso se le dio al juez am­
El juez, al admitir la solici­ de Obligación de Manu- plias facultades para
tud correspondiente, pue­ tención. dictar medidas en
de disponer las medidas El juez o jueza al admitir la pro del interés supe­
provisionales que juzgue demanda de Obligación de rior del niño, niña y
más convenientes al inte­ Manutención, puede orde­ adolescente.
rés del niño o del adoles­ nar las medidas provisio­
cente, previa apreciación nales que juzgue más
de la gravedad y urgencia convenientes al interés
de la situación. Puede asi­ del niño, niña o adoles­
mismo decretar medida de cente, previa apreciación
prohibición de salida del de la gravedad y urgencia
país, la cual se suspende­ de la situación. El juez o
rá cuando el afectado pre­ jueza puede decretar, en­
sente caución o fianza tre otras, las medidas pre­
que, a juicio del juez, sea ventivas siguientes:
suficiente para garantizar a) Ordenar al deudor o
el cumplimiento de la res­ deudora de sueldos, sala­
pectiva obligación. rios, pensiones, remune­
raciones, rentas, intereses
o dividendos de la parte
demandada, que retenga la
cantidad fijada y la entre­
gue a la persona que se
indique;
b) Dictar las medidas pre­
ventivas que considere
convenientes, sobre el
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 61 9

patrimonio del obligado u


obligada, someterlo a ad­
ministración especial y
fiscalizar el cumplimiento
de tales medidas;
c) Adoptar las medidas
que juzgue convenientes,
a su prudente arbitrio, so­
bre el patrimonio del obli­
gado u obligada, por una
suma equivalente a seis
cuotas de manutención fi­
jadas adelantadas o más,
a criterio del juez o jueza;
d) Decretar medida de pro­
hibición de salida del país,
siempre que no exista otro
medio de asegurar el cum­
plimiento de la obligación
de manutención; en todo
caso, esta medida se sus­
penderá, cuando el afec­
tado o afectada presente
caución o fianza que, a
criterio del juez o jueza, sea
suficiente para garantizar
el cumplimiento de la res­
pectiva obligación.

Artículo 514° Citación. Se incluyó un capítu­


Admitida la solicitud, el lo de la jurisdicción
juez citará al demandado voluntaria y se cam­
mediante boleta en la bió la figura de la cita­
cual se expresará el obje­ ción por la de la
to y los fundamentos de notificación, para ha­
la reclamación y fijará, el cer más sencillo y ex­
tercer día siguiente a la pedito el proceso.
citación, para que con­
teste la solicitud.
62 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Artículo 515° Citación Artículo 460. Notifica- Ya no se habla de ci­


por Cartel. ción por fijación de cartel tación por cartel sino
Si la citación no pudiese y por correo. notificación por fija­
practicarse personalmen­ Si la notificación por bo­ ción de cartel.
te, se publicará un único leta o por medio electróni­
cartel en uno de los dia­ co no fuere posible y la
rios de la localidad y se parte demandada fuere
fijará otro en la puerta del una persona jurídica, la
tribunal. En el cartel se parte demandante puede
señalará una hora del ter­ solicitar, a su elección, la
cer día siguiente a la pu­ notificación por fijación
blicación, para que de cartel o por correo. La
comparezca el demanda­ notificación por fijación
do a dar contestación a la de cartel se debe realizar
solicitud. mediante un cartel que fi­
jará el alguacil en la puer­
ta de la sede de la persona
jurídica y la entrega de una
copia del mismo al repre­
sentante legal o judicial de
la persona jurídica, a uno
cualquiera de sus directo­
res, directoras o gerentes,
o la consignación en su
secretaría o en su oficina
receptora de correspon­
dencia si la hubiere. El al­
guacil debe dejar
constancia en el expedien­
te de haber cumplido con
lo prescrito en este artícu­
lo y de los datos relativos
a la identificación de la
persona que recibió. La
notificación por correo de
la parte demandada se
puede practicar en su ofi­
cina o en el lugar donde
ejerza su comercio o in­
dustria, o preste su servi­
cio, en la dirección que
previamente indique la
parte demandante. El al­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 62 1

guacil depositará la bole­


ta de notificación en la res­
pectiva oficina de correo.
El funcionario o funciona­
ria de correo dará un reci­
bo con expresión de los
documentos incluidos en
el sobre, del remitente, del
destinatario, la dirección
de éste y la fecha de reci­
bo del sobre y lo cerrará
en presencia del alguacil.
A vuelta de correo, el ad­
ministrador, administrado­
ra, director o directora
enviará al Tribunal remi­
tente el aviso de recibo fir­
mado por el receptor o la
receptora del sobre, indi­
cándose en todo caso, el
nombre, apellido y cédula
de identidad de la perso­
na que lo firma. El aviso
de recibo debe ser firma­
do por el o la representan­
te legal o judicial de la
persona jurídica, o por
uno cualquiera de sus di­
rectores, directoras o ge­
rentes, o por el receptor o
la receptora de correspon­
dencia. El secretario o se­
cretaria debe dejar
constancia en autos de
haberse cumplido dicha
actuación.
62 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Artículo 516°. Compare- Aun cuando en la


cencia. otrora ley los proce­
El día de la comparecen­ dimientos se regían
cia, el juez intentará la con­ por la vía especial,
ciliación entre las partes y, (Alimentos y de Guar­
de no lograrse la misma, da y ) en la vigente se
procederá a oír todas las rigen por el procedi­
excepciones y defensas miento ordinario, en
cualquiera sea su natura­ los casos estableci­
leza, las cuales resolverá dos en el artículo 177,
en la sentencia definitiva. incluidos en ellos la
Obligación de Manu­
tención y la Respon­
sabilidad de Crianza.

Artículo 517°. Lapso Pro- Aun cuando en la


batorio. otrora ley los proce­
En la oportunidad fijada dimientos se regían
para la comparecencia del por la vía especial,
demandado, se conside­ (Alimentos y de Guar­
rará abierto a pruebas el da y ) en la vigente se
procedimiento, hayan o rigen por el procedi­
no comparecido las par­ miento ordinario, en
tes interesadas. El lapso los casos estableci­
será de ocho días para dos en el artículo 177,
promover y evacuar las incluidos en ellos la
pruebas que las partes Obligación de Manu­
estimen pertinentes. tención y la Respon­
sabilidad de Crianza.

Artículo 518°. Auto Para Artículo 488-B. Pruebas En la vigente ley el


Mejor Proveer. y opinión de niños, niñas juez o la jueza puede
El juez podrá dictar auto y adolescentes. dictar auto para mejor
para mejor proveer fijan­ El juez o jueza superior proveer incluso en la
do un lapso de tres días puede dictar auto para me­ audiencia de apela­
para evacuar las diligen­ jor proveer en la misma ción.
cias ordenadas por él, si oportunidad en que fije la
la naturaleza de la prue­ audiencia de apelación,
ba exige un lapso mayor, podrá acordar la presenta­
el juez lo fijará pruden­ ción de algún instrumen­
cialmente. to, la práctica de una
inspección judicial o de
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 62 3

una experticia, o que se


amplíe o aclare la que exis­
tiere en autos, y, en gene­
ral, la evacuación de
cualquier prueba que es­
time indispensable para la
decisión del asunto. El
juez o jueza superior po­
drá igualmente interrogar
a las partes en la audien­
cia. Así mismo, de consi­
derarlo necesario podrá
oír la opinión del niño,
niña o adolescente.

Artículo 520°. Decisión. Artículo 485. Sentencia. En la LOPNNA se in­


Vencido el lapso de prue­ Concluidas las activida­ cluyó la posibilidad al
bas o el acordado en el des procesales en la au­ Juez o Jueza de diferir
auto para mejor proveer, el diencia de juicio, el juez o la oportunidad para
juez dictará sentencia den­ jueza se debe retirar de la dictar sentencia, siem­
tro del lapso de cinco audiencia por un tiempo pre que sea por cau­
días, con vista a las con­ que no debe exceder de sas ajenas a su
clusiones de las partes, si sesenta minutos. Mien­ voluntad o de fuerza
las hubiere. tras tanto las partes deben mayor o por la com­
permanecer en la sala de plejidad del asunto
audiencias. El juez o jueza debatido.
debe pronunciar su sen­
tencia oralmente, expre­ Debe observarse que
sando el dispositivo de el procedimiento apli­
fallo y una síntesis preci­ cado a todo lo referen­
sa y lacónica de los moti­ te a Responsabilidad
vos de hecho y de de Crianza y Obliga­
derecho, la cual reducirá ción de Manutención
de inmediato, en cuanto a se rige actualmente
su dispositiva, a forma es­ por el procedimiento
crita. Si el juez o jueza no ordinario y no por el
decide la causa inmediata­ especial como se en­
mente, después de con­ contraba contempla­
cluido el debate oral, éste do en la reformada ley.
deberá repetirse de nuevo,
para lo cual se fijará nue­
va oportunidad. En casos
excepcionales, por la com­
62 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

plejidad del asunto deba­


tido, por causas ajenas a
su voluntad o de fuerza
mayor, el juez o jueza pue­
de diferir, por una sola vez,
la oportunidad para dictar
sentencia, por un lapso no
mayor de cinco días, des­
pués de evacuadas las
pruebas. En todo caso,
deberá, por auto expreso,
determinar el día y hora
para el cual difirió el acto
para sentenciar, a los fines
de la comparecencia obli­
gatoria de las partes a este
acto. Dentro del lapso de
cinco días siguientes al
pronunciamiento oral de
la sentencia, el juez o jue­
za debe, en su publica­
ción, reproducir el fallo
completo, el cual se agre­
gará a las actas, dejando
constancia el secretario o
secretaria, del día y hora
de la consignación. El fa­
llo será redactado en tér­
minos claros, precisos y
lacónicos, sin necesidad
de narrativa, ni transcrip­
ciones de actas, ni docu­
mentos que consten en el
expediente; pero conten­
drá la identificación de las
partes y sus apoderados
y apoderadas, los motivos
de hecho y derecho de la
decisión, así como la de­
terminación del objeto o la
cosa sobre la cual recaiga
su decisión, pudiendo or­
denar, si fuere necesario,
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 62 5

experticia complementaria
del objeto, con único pe­
rito, el cual será designa­
do por el juez o jueza. Los
niños, niñas y adolescen­
tes no serán condenados
o condenadas en costas.
Constituye causal de des­
titución el hecho de que
el juez o jueza no decida la
causa dentro de la opor­
tunidad establecida en
esta Ley.

Artículo 521° Medidas que Artículo 466-B. Medi-


Pueden ser Ordenadas. das preventivas en caso
El juez, para asegurar el de Obligación de Manu-
cumplimiento de la obliga­ tención.
ción alimentaria, podrá: to­ El juez o jueza al admitir la
mar, entre otras, las demanda de Obligación de
medidas siguientes: Manutención, puede orde­
a) Ordenar al deudor de nar las medidas provisio­
sueldos, salarios, pensio­ nales que juzgue más
nes, remuneraciones, ren­ convenientes al interés
tas, intereses o del niño, niña o adoles­
dividendos del demanda­ cente, previa apreciación
do, que retengan la canti­ de la gravedad y urgencia
dad fijada y la entregue a de la situación. El juez o
la persona que se indique; jueza puede decretar, en­
b) Dictar las medidas tre otras, las medidas pre­
cautelares que conside­ ventivas siguientes:
re convenientes sobre el a) Ordenar al deudor o
patrimonio del obligado, deudora de sueldos, sala­
someterlo a administra­ rios, pensiones, remune­
ción especial y fiscalizar raciones, rentas, intereses
el cumplimiento de tales o dividendos de la parte
medidas; demandada, que retenga la
c) Adoptar las medidas cantidad fijada y la entre­
preventivas que juzgue gue a la persona que se
convenientes, a su pru­ indique;
dente arbitrio, sobre el pa­ b) Dictar las medidas pre­
trimonio del obligado, por ventivas que considere
una suma equivalente a convenientes, sobre el pa­
62 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

treinta y seis mensualida­ trimonio del obligado u


des adelantadas o más, a obligada, someterlo a ad­
criterio del juez. También ministración especial y
puede dictar las medidas fiscalizar el cumplimiento
ej ecutivas apro bad as de tales medidas;
para garantizar el pago de c) Adoptar las medidas
las cantidades adeuda­ que juzgue convenientes,
das para la fecha de la a su prudente arbitrio, so­
decisión. bre el patrimonio del obli­
gado u obligada, por una
suma equivalente a seis
cuotas de manutención fi­
jadas adelantadas o más,
a criterio del juez o jueza;
d) Decretar medida de pro­
hibición de salida del país,
siempre que no exista otro
medio de asegurar el cum­
plimiento de la obligación
de manutención; en todo
caso, esta medida se sus­
penderá, cuando el afec­
tado o afectada presente
caución o fianza que, a
criterio del juez o jueza, sea
suficiente para garantizar
el cumplimiento de la res­
pectiva obligación.

Artículo 522° Apelación. Artículo 488. Apelación. En la LOPNA sólo se


Contra lo decidido se oirá De la sentencia definitiva permitía la apelación
apelaciones en un solo se admitirá apelación libre­ en un solo efecto mien­
efecto, la cual deberá in­ mente, salvo disposición tras que en la ley re­
terponerse el mismo día en especial en contrario. Si la formada se permite la
que se dicte la decisión o sentencia definitiva es apelación en ambos
dentro de los tres días si­ sobre acción de protec­ efectos para los casos
guientes. Interpuesta la ción, colocación familiar y de acción de protec­
apelación, la otra parte en entidades de atención, ción, colocación fami­
podrá adherirse. La Corte Régimen de Convivencia liar, Régimen de
Superior del Tribunal de Familiar, Obligación de Convivencia Familiar,
Protección del niño y del Manutención y Respon­ Obligación de Manu­
Adolescente deberá deci­ sabilidad de Crianza, se tención y Responsabi­
dir dentro de un lapso de admitirá apelación única­ lidad de Crianza, y las
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 62 7

diez días, después de re­ mente en el efecto devo­ interlocutorias que


cibido el expediente. lutivo. Si la sentencia de­ hubiesen producido
finitiva es sobre gravamen irreparable.
establecimiento de un
nuevo acto del estado ci­ Incluyó también la re­
vil no tendrá apelación, a forma que “sobre es-
menos que haya habido tablecimiento de un
oposición, caso en el cual nuevo acto del esta-
la sentencia será apelable. do civil no tendrá
Al proponerse la apela­ apelación, a menos
ción contra la sentencia que haya habido
que puso fin al juicio, que­ oposición”.
dan comprendidas en ella
las interlocutorias que
hubieren producido un
gravamen no reparado en
la misma. De la sentencia
interlocutoria que ponga
fin a la controversia, se
oirá apelación en ambos
efectos. La apelación se
interpondrá en forma es­
crita ante el Tribunal de
Protección de Niños, Ni­
ñas y Adolescentes que
dictó la sentencia dentro
de los cinco días siguien­
tes a la publicación de la
sentencia en forma escri­
ta, el cual la admitirá o ne­
gará el día siguiente al
vencimiento de aquel lap­
so. Admitida la apelación
se remitirá al día siguiente
el expediente o las copias
certificadas correspon­
dientes, según sea el caso,
al Tribunal Superior de
Protección. Las partes po­
drán apelar, siempre que
no se hubiere concedido
todo cuanto hubieren pe­
dido, el Ministerio Públi­
62 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

co, la Defensoría del Pue­


blo y quienes tengan in­
terés directo e inmediato
en la materia del juicio.

Artículo 523° Revisión de Este artículo quedó


la Decisión. derogado en la nue­
Cuando se modifiquen los va ley.
supuestos conforme a los
cuales se dictó una deci­
sión sobre alimentos o
guarda, el juez de la Sala
de Juicio podrá revisarlas,
a instancia de parte, si­
guiendo para ello el pro­
cedimiento contenido en
este Capítulo.

Artículo 528° Responsa- Artículo 528. Responsa-


bilidad del Adolescente. bilidad del adolescente.
El adolescente que incu­ El o la adolescente que
rra en la comisión de he­ incurra en la comisión de
chos punibles responde hechos punibles respon­
por el hecho en la medida de por el hecho en la me­
de su culpabilidad, de for­ dida de su culpabilidad, de
ma diferenciada del adul­ forma diferenciada del
to. La diferencia consiste adulto. La diferencia con­
en la jurisdicción especia­ siste en la jurisdicción es­
lizada y en la sanción que pecializada y en la sanción
se le impone. que se le impone.

Artículo 529° Legalidad Artículo 529. Legalidad y


y Lesividad. lesividad.
Ningún adolescente pue­ Ningún adolescente pue­
de ser procesado ni san­ de ser procesado o proce­
cionado por un acto u sada ni sancionado o
omisión que, al tiempo de sancionada por acto u
su ocurrencia, no esté pre­ omisión que, al tiempo de
viamente definido en la ley su ocurrencia, no esté pre­
penal, de manera expresa viamente definido en la ley
e inequívoca, como delito penal, de manera expresa
o falta. Tampoco puede e inequívoca, como delito
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 62 9

ser objeto de sanción si su o falta. Tampoco puede


conducta está justificada ser objeto de sanción si su
o no lesiona o pone en pe­ conducta está justificada
ligro un bien jurídico tute­ o no lesiona o pone en pe­
lado. El adolescente ligro un bien jurídico tute­
declarado responsable de lado. El o la adolescente
un hecho punible sólo declarado o declarada res­
puede ser sancionado con ponsable de un hecho pu­
medidas que estén previs­ nible sólo puede ser
tas en esta Ley. Las medi­ sancionado o sancionada
das se deben cumplir con medidas que estén
conforme las reglas esta­ previstas en esta Ley. Las
blecidas en esta Ley. medidas se deben cumplir
conforme las reglas esta­
blecidas en esta Ley.

Artículo 530°. Legalidad Artículo 530. Legalidad


del Procedimiento. del procedimiento.
Para determinar la respon­ Para determinar la respon­
sabilidad de un adoles­ sabilidad de un o una ado­
cente en un hecho punible lescente en un hecho
y la aplicación de la san­ punible y la aplicación de
ción que corresponda, se la sanción que correspon­
debe seguir el procedi­ da, se debe seguir el pro­
miento previsto en esta cedimiento previsto en
Ley. esta Ley.

Artículo 531° Según los Artículo 531. Según los


Sujetos. sujetos.
Las disposiciones de este Las disposiciones de este
Título serán aplicadas a Título serán aplicadas a
todas las personas con todas las personas con
edad comprendida entre edad comprendida entre
doce y menos de diecio­ doce y menos de diecio­
cho años al momento de cho años al momento de
cometer el hecho punible, cometer el hecho punible,
aunque en el transcurso aunque en el transcurso
del proceso alcancen los del proceso alcancen los
dieciocho años o sean dieciocho años o sean
mayores de esa edad cuan­ mayores de esa edad cuan­
do sean acusados. do sean acusados.
63 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Artículo 537° Interpreta- Artículo 537. Interpreta-


ción y Aplicación. ción y aplicación.
Las d isp osiciones de Las disposiciones de este
este Título deben inter­ Título deben interpretarse
pretarse y aplicarse en y aplicarse en armonía con
armonía con sus princi­ sus principios rectores,
pios rectores, los princi­ los principios generales
pios generales de la de la Constitución de la
Constitución del Dere­ República Bolivariana de
cho Penal y Procesal Pe­ Venezuela, del derecho pe­
nal, y de los tratados nal y procesal penal, y de
internacionales, consa­ los tratados internaciona­
grados a favor de la per­ les, consagrados en favor
sona y especialmente de de la persona y especial­
lo s adolescentes. En mente de los o las adoles­
todo lo que no se encuen­ centes. En todo lo que no
tre expresamente regula­ se encuentre expresamen­
do en este Título, deben te regulado en este Títu­
aplicarse supletoriarnen­ lo, deben aplicarse
te la legislación penal, supletoriamente la legisla­
sustantiva y procesal y, ción penal, sustantiva y
en su defecto el Código procesal y, en su defecto,
de Procedimiento Civil. el Código de Procedimien­
to Civil.

Artículo 557°. Detención Artículo 557. Detención


en Flagrancia. en flagrancia.
El adolescente detenido El o la adolescente deteni­
en flagrancia será condu­ do o detenida en flagran­
cido de inmediato ante el cia será conducido o
Fiscal del Ministerio Pú­ conducida de inmediato
blico quien, dentro de las ante el o la Fiscal del Mi­
veinticuatro horas si­ nisterio Público quien,
guientes lo presentará al dentro de las veinticuatro
Juez de Control y le ex­ horas siguientes lo pre­
pondrá cómo se produjo sentará al Juez o Jueza de
la aprehensión, El juez re­ Control y le expondrá
solverá, en la misma au­ cómo se produjo la apre­
diencia, si convoca hensión. El juez o jueza re­
directamente a juicio oral solverá, en la misma
para dentro de los diez audiencia, si convoca di­
días siguientes. El Fiscal rectamente a juicio oral
y, en su caso, el querellan­ para dentro de los diez
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 63 1

te, presentará la acusa­ días siguientes. El o la Fis­


ción directamente en la cal y, en su caso, el o la
audiencia de juicio oral y querellante, presentará la
se seguirá, en lo demás, acusación directamente
las reglas del procedi­ en la audiencia de juicio
miento ordinario. En la au­ oral y se seguirá, en lo de­
diencia de presentación más, las reglas del proce­
del detenido de en fla­ dimiento ordinario. En la
grancia el juez resolverá audiencia de presentación
la medida cautelar de del detenido o detenida
comparecencia a juicio, en flagrancia el juez o jue­
pudiendo decretar la pri­ za resolverá la medida cau­
sión preventiva, sólo en telar de comparecencia a
los casos en que proce­ juicio, pudiendo decretar
da, conforme a los artícu­ la prisión preventiva, sólo
los siguientes. en los casos en que pro­
ceda, conforme a los ar­
tículos siguientes.

Artículo 564°. Concilia- Artículo 564. Concilia-


ción. ción.
Cuando se trate de hechos Cuando se trate de hechos
punibles para los que no punibles para los que no
sea procedente la priva­ sea procedente la priva­
ción de libertad como san­ ción de libertad como san­
ción, el Fiscal del ción, el o la Fiscal del
Ministerio Público promo­ Ministerio Público promo­
verá la conciliación. Para verá la conciliación. Para
ello, celebrará una reunión ello, celebrará una reunión
con el adolescente, sus con el o al adolescente,
padres, representes o res­ sus padres, representan­
ponsables y la víctima, tes o responsables y la
presentará su eventual víctima, presentará su
acusación, expondrá y oirá eventual acusación, ex­
proposiciones. pondrá y oirá proposicio­
Parágrafo Primero: En nes. Parágrafo Primero.
caso de hechos punibles En caso de hechos puni­
que afecten intereses co­ bles que afecten intereses
lectivos o difusos pro­ colectivos o difusos pro­
po ndrá la reparación pondrá la reparación so­
social del daño. cial del daño.
63 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Parágrafo Segundo: Si Parágrafo Segundo. Si se


se llega a un preacuerdo, llega a un preacuerdo, el o
el fiscal lo presentará al la Fiscal lo presentará al
Juez de Control, conjun­ Juez o Jueza de Control,
tamente con la eventual conjuntamente con la
acusación. eventual acusación.

Artículo 569° Remisión. Artículo 569. Remisión.


El Fiscal del Ministerio Pú­ El o la Fiscal del Ministe­
blico podrá solicitar al Juez rio Público podrá solicitar
de Control que se prescin­ al Juez o Jueza de Control
da del juicio, o se limite éste que se prescinda del jui­
a una o varias infracciones cio, o se limite éste a una
menores, o sólo a alguno o varias infracciones me­
de los adolescentes partí­ nores, o sólo a alguno de
cipes, cuando: los adolescentes partíci­
a) Se trate de un hecho in­ pes, cuando:
significante o de una par­ a) Se trate de un hecho
ticipación mínima; insignificante o de una
b) El adolescente colabo­ participación mínima;
re eficazmente con la in­ b) El o la adolescente co­
vestigación, brinde labore eficazmente con la
información esencial para investigación, brinde in­
evitar la perpetración o formación esencial para
consumación de otros he­ evitar la perpetración o
chos conexos, ayude a su consumación de otros he­
esclarecimiento, o brinde chos conexos, ayude a su
información útil para pro­ esclarecimiento, o brinde
bar la participación de información útil para pro­
otras personas; bar la participación de
c) El adolescente haya otras personas;
sufrido, a consecuencia c) El o la adolescente haya
del hecho, un daño físico sufrido, a consecuencia
o moral grave; del hecho, un daño físico
d) La sanción que se es­ o moral grave;
pera por el hecho de cuya d) La sanción que se es­
persecución se prescinde, pera por el hecho, de cuya
carezca de importancia en persecución se prescinde,
consideración a la sanción carezca de importancia en
ya impuesta o a la que consideración a la sanción
cabe esperar por los res­ ya impuesta o a la que
tantes hechos. Acordada cabe esperar por los res­
la remisión, termina el pro­ tantes hechos. Acordada
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 63 3

cedimiento respecto al la remisión, termina el pro­


hecho o al adolescente a cedimiento respecto al he­
cuyo favor obra. cho o al adolescente a
cuyo favor obra.

Artículo 573° Facultades Artículo 573. Facultades


y Deberes de las Partes. y deberes de las partes.
Dentro del plazo fijado Dentro del plazo fijado
para la celebración de la para la celebración de la
audiencia preliminar, las audiencia preliminar, las
partes podrán manifestar partes podrán manifestar
por escrito lo siguiente: por escrito lo siguiente:
a) Señalar los vicios for­ a) Señalar los vicios for­
males o la falta de funda­ males o la falta de funda­
mento de la acusación; mento de la acusación;
b) Oponer excepciones; b) Oponer excepciones;
c) Solicitar el sobresei­ c) Solicitar el sobresei­
miento; miento;
d) Proponer acuerdo con­ d) Proponer acuerdo con­
ciliatorio, ciliatorio;
e) Solicitar la imposición, e) Solicitar la imposición,
revocación o sustitución revocación o sustitución
de una medida cautelar; de una medida cautelar;
f) Solicitar la práctica de f) Solicitar la práctica de
una prueba anticipada; una prueba anticipada;
g) Solicitar la imposición g) Solicitar la imposición
inmediata de la sanción en inmediata de la sanción
caso de admisión de he­ en caso de admisión de
chos; hechos;
h) Plantear cualquier otra h) Plantear cualquier otra
cuestión incidental que cuestión incidental que
permita tina mejor prepa­ permita una mejor prepa­
ración del debate; ración del debate;
i) Ofrecer los medios de i) Ofrecer los medios de
prueba necesarios para prueba necesarios para
resolver las cuestiones resolver las cuestiones
propias de la audiencia propias de la audiencia
preliminar. El adolescen­
preliminar. El adolescente
te imputado o adoles­
imputado y su defensor
c en te imp u t ad a y s u
deberán, además, propo­ defensor o defensora
ner la prueba que presen­ deberán, además, pro­
tarán en el juicio. poner la prueba que pre­
sentarán en el juicio.
63 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Artículo 578° Decisión. Artículo 578. Decisión.


Finalizada la audiencia, el Finalizada la audiencia, el
juez resolverá todas las juez o jueza resolverá to­
cuestiones planteadas y das las cuestiones plan­
en su caso: teadas y en su caso:
a) Admitirá, total o parcial­ a) Admitirá, total o par­
mente, la acusación del cialmente, la acusación
Ministerio Público o del del Ministerio Público o
querellante y ordenará el del o de la querellante y
enjuiciamiento del imputa­ ordenará el enjuiciamien­
do. Si la rechaza totalmen­ to del imputado o impu­
te sobreseerá; tada. Si la rechaza
b) Ordenará la corrección totalmente sobreseerá;
de los vicios formales de la b) Ordenará la corrección
acusación del Ministerio de los vicios formales de
Público o del querellante; la acusación del Ministe­
c) Resolverá las excep­ rio Público o del o de la
ciones y las cuestiones querellante;
previas; c) Resolverá las excep­
d) Homologará los acuer­ ciones y las cuestiones
dos conciliatorios pro­ previas;
ced ie nd o segú n el d) Homologará los acuer­
artículo 566; dos conciliatorios proce­
e) Ratificará, revocará, diendo según el artículo
sustituirá o impondrá me­ 566 de esta Ley;
didas cautelares; e) Ratificará, revocará,
f) Sentenciará conforme al sustituirá o impondrá me­
procedimiento por admi­ didas cautelares;
sión de los hechos. f) Sentenciará conforme al
procedimiento por admi­
sión de los hechos.

Artículo 579°. Auto de en- Artículo 579. Auto de en-


juiciamiento. juiciamiento.
La decisión por la cual el La decisión por la cual el
Juez de Control admite la Juez o Jueza de Control ad­
acusación del Ministerio mite la acusación del Mi­
Público o del querellante y nisterio Público o del o de
ordena el enjuiciamiento la querellante y ordena el
del imputado, contendrá: enjuiciamiento del imputa­
a) La admisión de la acu­ do o imputada, contendrá:
sación, con la descrip­ a) La admisión de la acu­
ción precisa del hecho sación, con la descripción
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 63 5

objeto del juicio y de los precisa del hecho objeto


acusados; del juicio y de los acusa­
b) Las modificaciones in­ dos o acusadas;
troducidas al admitir la b) Las modificaciones in­
acusación, con la indica­ troducidas al admitir la
ción detallada de las cir­ acusación, con la indica­
cunstancias de hecho ción detallada de las cir­
extraídas o agregadas; cunstancias de hecho
c) Cuando la acusación ha extraídas o agregadas;
sido interpuesta por va­ c) Cuando la acusación ha
rios hechos y el juez sólo sido interpuesta por va­
la admite parcialmente, rios hechos y el juez o jue­
determinará con precisión za sólo la admite
los hechos por los que parcialmente, determinará
enjuicia al imputado y la con precisión los hechos
resolución de lo que co­ por los que enjuicia al im­
rresponda respecto de los putado o imputada y, la re­
otros hechos; solución de lo que
d) Las modificaciones en corresponda respecto de
la calificación jurídica del los otros hechos;
hecho punible; cuando se d) Las modificaciones en
aparte de la acusación; la calificación jurídica del
e) La identificación de las hecho punible, cuando se
partes; aparte de la acusación;
f) Las pruebas admitidas e) La identificación de las
y el fundamento de las no partes;
admitidas; f) Las pruebas admitidas
g) La procedencia o recha­ y el fundamento de las no
zo de las medidas cautela­ admitidas;
res o su sustitución, g) La procedencia o recha­
disponiendo, en su caso, zo de las medidas cautela­
la libertad del imputado; res o su sustitución,
h) La intimación a todas disponiendo, en su caso,
las partes, para que, en el la libertad del imputado o
plazo común de cinco imputada;
días, contados a partir de h) La intimación a todas
la remisión de las actua­ las partes, para que, en el
ciones, concurran ante el plazo común de cinco
tribunal del juicio; días, contados a partir de
i) La orden de remitir las la remisión de las actua­
actuaciones al tribunal del ciones, concurran ante el
juicio. Este auto se notifi­ tribunal del juicio;
cará por su lectura.
63 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

i) La orden de remitir las


actuaciones al tribunal del
juicio. Este auto se notifi­
cará por su lectura.

Artículo 581° Prisión Artículo 581. Prisión


Preventiva Como Medida preventiva como medida
Cautelar. cautelar.
En el auto de enjuiciamien­ En el auto de enjuiciamien­
to el Juez de Control po­ to el Juez o Jueza de Con­
drá decretar la prisión trol podrá decretar la
preventiva del imputado, prisión preventiva del im­
cuando exista: putado o imputada, cuan­
a) Riesgo razonable de do exista:
que el adolescente evadi­ a) Riesgo razonable de
rá el proceso; que el o la adolescente
b) Temor fundado de des­ evadirá el proceso;
trucción u obstaculización b) Temor fundado de des­
de pruebas, trucción u obstaculización
c) Peligro grave para la víc­ de pruebas;
tima, el denunciante o el c) Peligro grave para la
testigo. víctima, denunciante o
Parágrafo Primero: Esta testigo.
medida no procederá sino Parágrafo Primero. Esta
en los casos en que, con­ medida no procederá sino
forme a la calificación en los casos en que, con­
dada por el juez, sería ad­ forme a la calificación
misible la privación de li­ dada por el juez o jueza,
bertad como sanción, de sería admisible la priva­
acuerdo a lo dispuesto en ción de libertad como san­
la letra a) del Parágrafo ción, de acuerdo a lo
Segundo del artículo 628. dispuesto en el literal a)
Se ejecutará en centros del Parágrafo Segundo del
de internamiento especia­ artículo 628 de esta Ley.
lizados, donde los adoles­ Se ejecutará en centros de
centes procesados deben internamiento especializa­
estar separados de los ya dos, donde los adolescen­
sentenciados. tes procesados y
Parágrafo Segundo: La adolescentes procesadas
prisión preventiva no po­ deben estar separados o
drá exceder de tres meses. separadas de los ya sen­
Si cumplido este término tenciados o sentenciadas.
el juicio no ha concluido Parágrafo Segundo. La
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 63 7

por sentencia condenato­ prisión preventiva no po­


ria, el juez que conozca del drá exceder de tres meses.
mismo la hará cesar, susti­ Si cumplido este término
tuyéndola por otra medi­ el juicio no ha concluido
da cautelar. por sentencia condenato­
ria, el juez o jueza que co­
nozca del mismo la hará
cesar, sustituyéndola por
otra medida cautelar.

Artículo 582°. Otras me- Artículo 582. Otras me-


didas cautelares. didas cautelares.
Siempre que las condicio­ Siempre que las condicio­
nes que autorizan la deten­ nes que autorizan la deten­
ción preventiva puedan ción preventiva puedan
ser evitadas razonable­ ser evitadas razonable­
mente con la aplicación de mente con la aplicación de
otra medida menos gravo­ otra medida menos gravo­
sa para el imputado, el tri­ sa para el imputado o im­
bunal competente, de putada, el tribunal
oficio o a solicitud del in­ competente, de oficio o a
teresado, deberá imponer solicitud del interesado o
en su lugar, alguna de las interesada, deberá impo­
medidas siguientes: ner en su lugar, alguna de
a) Detención en su pro­ las medidas siguientes:
pio domicilio o en custo­ a) Detención en su propio
dia de otra persona, o con domicilio o en Custodia
la vigilancia que el tribu­ de otra persona, o con la
nal disponga; vigilancia que el tribunal
b) Obligación de someter­ disponga;
se al cuidado o vigilancia b) Obligación de someter­
de una persona o institu­ se al cuidado o vigilancia
ción determinada, que in­ de una persona o institu­
formará regularmente al ción determinada, que in­
tribunal; formará regularmente al
c) Obligación de presen­ tribunal;
tarse periódicamente ante c) Obligación de presen­
el tribunal o la autoridad tarse periódicamente ante
que éste designe; el tribunal o la autoridad
d) Prohibición de salir, sin que éste designe;
autorización, del país, de d) Prohibición de salir, sin
la localidad en la cual resi­ autorización, del país, de
de o del ámbito territorial la localidad en la cual resi­
que fije el tribunal; de o del ámbito territorial
que fije el tribunal;
63 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

e) Prohibición de concu­ e) Prohibición de concu­


rrir a determinadas reunio­ rrir a determinadas reunio­
nes o lugares; nes o lugares;
f) Prohibición de comuni­ f) Prohibición de comuni­
carse con personas deter­ carse con personas deter­
minadas, siempre que no minadas, siempre que no
se afecte el derecho a la se afecte el derecho a la
defensa; defensa;
g) Prestación de una cau­ g) Prestación de una cau­
ción económica adecuada, ción económica adecuada,
de posible cumplimiento, de posible cumplimiento,
mediante depósito de di­ mediante depósito de di­
nero, valores o fianza de nero, valores o fianza de
dos o más personas idó­ dos o más personas idó­
neas o canción real. neas o caución real.

Artículo 583°. Admisión Artículo 583. Admisión


de Hechos. de hechos.
En la audiencia preliminar, En la audiencia preliminar,
admitidos los hechos ob­ admitidos los hechos ob­
jeto de la acusación, el im­ jeto de la acusación, el im­
putado podrá solicitar al putado o imputada podrá
Juez de Control la imposi­ solicitar al Juez o Jueza de
ción inmediata de la san­ Control la imposición in­
ción. En estos casos, si mediata de la sanción. En
procede la privación de li­ estos casos, si procede la
bertad, se podrá rebajar el privación de libertad, se
tiempo que corresponda, podrá rebajar el tiempo
de un tercio a la mitad. que corresponda, de un
tercio a la mitad.

Artículo 584°. Integra- Artículo 584. Integración


ción del Tribunal. del tribunal.
El Tribunal de Juicio se in­ El Tribunal de Juicio se in­
tegrará por tres Jueces, un tegrará por tres jueces o
profesional y dos escabi­ juezas, un o una profesio­
nos, cuando la sanción so­ nal y dos escabinos o es­
licitada en la acusación cabinas, cuando la
sea la privación de liber­ sanción solicitada en la
tad. En los demás casos acusación sea la priva­
actuará el juez profesional. ción de libertad. En los
demás casos actuará el
juez o jueza profesional.
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 63 9

Artículo 594°- Declara- Artículo 594. Declara-


ción del Imputado. ción del imputado o im-
Una vez constatado que el putada.
imputado comprende el Una vez constatado que el
contenido de la acusación imputado o imputada com­
y de la defensa, el tribunal prende el contenido de la
le recibirá declaración, ad­ acusación y de la defen­
virtiéndole que su silencio sa, el tribunal le recibirá
no lo perjudicará. Si deci­ declaración, advirtiéndole
de declarar, se le permitirá que su silencio no lo per­
exponer libremente. Luego, judicará. Si decide decla­
podrán interrogarlo el Fis­ rar, se le permitirá exponer
cal del Ministerio Público, libremente. Luego, podrán
el defensor y los miembros interrogarlo el o la Fiscal
del tribunal, en ese orden. del Ministerio Público, el
Antes del interrogatorio defensor o defensora y los
será nuevamente adverti­ integrantes del tribunal,
do de que puede abstener­ en ese orden. Antes del in­
se de contestar preguntas, terrogatorio será nueva­
total o parcialmente. mente advertido de que
puede abstenerse de con­
testar preguntas, total o
parcialmente.

Artículo 600°. Discusión Artículo 600. Discusión


Final y Clausura. final y clausura.
Terminada la recepción de Terminada la recepción de
las pruebas, el presidente las pruebas, el presidente
concederá sucesivamente o presidenta concederá
la palabra al Fiscal del Mi­ sucesivamente la palabra
nisterio Público, al quere­ al o la Fiscal del Ministe­
llante y al defensor, para rio Público, al o la quere­
que, en ese orden, emitan llante y al defensor o
sus conclusiones. defensora, para que, en
Parágrafo Primero: Sólo ese orden, emitan sus con­
el Fiscal del Ministerio Pú­ clusiones.
blico y el defensor del im­ Parágrafo Primero. Sólo
putado podrán replicar. La el o la Fiscal del Ministe­
réplica deberá limitarse a rio Público y el defensor o
la refutación de los argu­ defensora del imputado o
mentos del adversario que imputada podrán replicar.
antes no hubiesen sido La réplica deberá limitarse
objeto de conclusiones. a la refutación de los ar­
64 0 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Parágrafo Segundo: En gumentos del adversario


caso de manifiesto abuso que antes no hubiesen
de la palabra, el presiden­ sido objeto de conclu­
te llamará la atención al siones.
orador y, si éste persistie­ Parágrafo Segundo. En
re, podrá limitar prudente­ caso de manifiesto abuso
mente el tiempo del de la palabra, el presiden­
informe, teniendo en cuen­ te o presidenta llamará la
ta la naturaleza de los he­ atención al orador y, si
chos en examen, las éste persistiere, podrá li­
pruebas recibidas y las mitar prudentemente el
cuestiones a resolver. tiempo del informe, tenien­
Parágrafo Tercero: Si do en cuenta la naturaleza
está presente la víctima y de los hechos en examen,
desea exponer, se le con­ las pruebas recibidas y las
cederá la palabra, aunque cuestiones a resolver.
no haya intervenido en el Parágrafo Tercero. Si
procedimiento. está presente la víctima y
Parágrafo Cuarto: Por desea exponer, se le con­
último, el presidente pre­ cederá la palabra, aunque
guntará al imputado si no haya intervenido en el
tiene algo más que mani­ procedimiento.
festar, concediéndole la Parágrafo Cuarto. Por úl­
última palabra, y cerrará timo, el presidente o pre­
el debate. sidenta preguntará al
imputado o imputada si
tiene algo más que mani­
festar, concediéndole la
última palabra, y cerrará el
debate.

Artículo 605°. Pronun- Artículo 605. Pronuncia-


ciamiento. miento.
La sentencia se pronun­ La sentencia se pronun­
ciará siempre en nombre ciará siempre en nombre
de la República. Redacta­ de la República. Redacta­
da la sentencia, el tribunal da la sentencia, el tribunal
se constituirá nuevamen­ se constituirá nuevamen­
te en la sala de la audien­ te en la sala de la audien­
cia, después de ser cia, después de ser
convocadas verbalmente convocadas verbalmente
todas las partes en el de­ todas las partes en el de­
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 64 1

bate y el documento será bate y el documento será


leído ante los que compa­ leído ante los que compa­
rezcan. La lectura valdrá rezcan. La lectura valdrá
en todo caso como noti­ en todo caso como noti­
ficación, entregándose ficación, entregándose
posteriormente copia a posteriormente copia a
las partes que la requie­ las partes que la requie­
ran. La sentencia se dic­ ran. La sentencia se dic­
tará en la misma tará en la misma
audiencia. Cuando la audiencia. Cuando la
complejidad del asunto o complejidad del asunto o
lo avanzado de la hora lo avanzado de la hora
tomen necesario diferir la tornen necesario diferir la
redacción de la sentencia, redacción de la sentencia,
se leerá tan sólo su parte se leerá tan sólo su parte
dispositiva y el presiden­ dispositiva y el presiden­
te del tribunal explicará al te o presidenta del tribu­
adolescente y a la audien­ nal explicará al o la
cia, sintéticamente, los adolescente y a la audien­
fundamentos de hecho y cia, sintéticamente, los
de derecho que motiva­ fundamentos de hecho y
ron la decisión. La publi­ de derecho que motiva­
cación de la sentencia se ron la decisión. La publi­
deberá llevar a cabo, a cación de la sentencia se
más tardar, dentro de los deberá llevar a cabo, a
cinco días posteriores al más tardar, dentro de los
pronunciamiento de la cinco días posteriores al
parte dispositiva. pronunciamiento de la
parte dispositiva.

Artículo 608° Apelación. Artículo 608. Apelación.


Sólo se admite recurso de Sólo se admite recurso de
apelación contra los fallos apelación contra los fallos
de primer grado que: de primer grado que:
a) No admitan la querella; a) No admitan la querella;
b) Desestimen totalmente b) Desestimen totalmente
la acusación; la acusación;
c) Autoricen la prisión c) Autoricen la prisión
preventiva; preventiva;
d) Pongan fin al juicio o d) Pongan fin al juicio o
impidan su continuación; impidan su continuación;
e) Decidan alguna inciden­ e) Decidan alguna inciden­
cia en fase de ejecución cia en fase de ejecución
64 2 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

que conlleve a la modifi­ que conlleve a la modifi­


cación o sustitución de la cación o sustitución de la
sanción impuesta. sanción impuesta.

Artículo 613°. Trámite, Artículo 613. Trámite,


Procedencia y Efectos de procedencia y efectos de
los Recursos. los recursos.
La apelación, la casación La apelación, la casación
y la revisión se interpon­ y la revisión se interpon­
drá, tramitará y resolverá drán, tramitarán y resolve­
conforme lo dispone el rán conforme lo dispone
Código Orgánico Procesal el Código Orgánico Proce­
Penal; procederán por los sal Penal; procederán por
motivos y tendrán los los motivos y tendrán los
efectos allí previstos. Para efectos allí previstos. Para
el recurso de casación, se el recurso de casación, se
reducirá los plazos a la mi­ reducirán los plazos a la
tad y si éste no es divisi­ mitad y, si éste no es divi­
ble por dos, al número sible por dos, al número
superior. superior.

Artículo 628°. Privación Artículo 628. Privación


de Libertad. de libertad.
Consiste en la internación Consiste en la internación
del adolescente en esta­ del o de la adolescente en
blecimiento público cual establecimiento público
sólo podrá salir por orden del cual sólo podrá salir
judicial. por orden judicial.
Parágrafo Primero: La Parágrafo Primero. La
privación de libertad es privación de libertad es
una medida sujeta a los una medida sujeta a los
principios de excepciona­ principios de excepciona­
lidad y de respeto a la con­ lidad y de respeto a la con­
dición peculiar de persona dición peculiar de persona
en desarrollo. En caso de en desarrollo. En caso de
adolescente que tengan adolescentes que tengan
catorce años o más, su du­ catorce años o más, su
ración no podrá ser menor duración no podrá ser me­
de un año ni mayor de cin­ nor de un año ni mayor de
co años. En caso de ado­ cinco años. En caso de
lescentes de menos de adolescentes de menos de
catorce años, su duración catorce años, su duración
no podrá ser menor de seis no podrá ser menor de seis
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 64 3

meses ni mayor de dos meses ni mayor de dos


años. En ningún caso po­ años. En ningún caso po­
drá imponerse al adoles­ drá imponerse al o a la
cente un lapso de adolescente un lapso de
privación de libertad ma­ privación de libertad ma­
yor al límite mínimo de yor al límite mínimo de
pena establecido en la Ley pena establecido en la ley
penal para el hecho puni­ penal para el hecho puni­
ble correspondiente. ble correspondiente.
Parágrafo Segundo: La Parágrafo Segundo. La
privación de libertad sólo privación de libertad sólo
podrá ser aplicada cuan­ podrá ser aplicada cuan­
do el adolescente: do el o la adolescente:
a) Cometiere alguno de los a) Cometiere alguno de los
siguientes delitos: homici­ siguientes delitos: homici­
dio, salvo el culposo; le­ dio, salvo el culposo; le­
siones gravísimas, salvo siones gravísimas, salvo
las culposas; violación; las culposas; violación;
robo agravado; secuestro; robo agravado; secuestro;
tráfico de drogas, en cua­ tráfico de drogas, en cua­
lesquiera de sus modali­ lesquiera de sus modali­
dades; robo o hurto sobre dades; robo o hurto sobre
vehículos automotores; vehículos automotores;
b) Fuere reincidente y el b) Fuere reincidente y el he­
hecho punible objeto de la cho punible objeto de la
nueva sanción prevea nueva sanción prevea pena
pena privativa de libertad privativa de libertad que,
que, en su límite máximo, sea en su límite máximo, sea
igual o mayor a cinco años; igual o mayor a cinco años;
c) Incumpliere, injustifica­ c) Incumpliere, injustifica­
damente, otras sanciones damente, otras sanciones
que le hayan sido impues­ que le hayan sido impues­
tas. En este caso, la pri­ tas. En este caso, la pri­
vación de libertad tendrá vación de libertad tendrá
una duración máxima de una duración máxima de
seis meses. A los efectos seis meses. A los efectos
de las hipótesis señala­ de las hipótesis señala­
das en las letras a) y b), das en los literales a) y b),
no se tomará en cuenta no se tomarán en cuenta
las formas inacabadas o las formas inacabadas o
las participaciones acce­ las participaciones acce­
sorias, previstas en el sorias, previstas en el Có­
Código Penal. digo Penal.
64 4 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

Artículo 641°. Interna- Artículo 641. Interna-


miento de adolescentes miento de adolescentes
que cumplan dieciocho que cumplan dieciocho
años. años.
Si el adolescente cumple Si él o la adolescente cum­
dieciocho años durante ple dieciocho años duran­
su internamiento, será tras­ te su internamiento, será
ladado a una institución trasladado a una institu­
de adultos, de los cuales ción de adultos, de los
estará siempre físicamen­ cuales estará siempre físi­
te separado. Excepcional­ camente separado. Excep­
mente, el juez podrá cionalmente, el juez o
autorizar su permanencia jueza podrá autorizar su
en la institución de inter­ permanencia en la institu­
namiento para adolescen­ ción de internamiento para
te, hasta los veintiún adolescentes, hasta los
años, tomando en cuenta veintiún años, tomando
las recomendaciones del en cuenta las recomenda­
equipo técnico del esta­ ciones del equipo técnico
blecimiento, así como el del establecimiento, así
tipo de infracción cometi­ como el tipo de infracción
da y las circunstancias del cometida y las circunstan­
hecho y del autor. cias del hecho y del autor
o autora.

Artículo 654° Imputado. Artículo 654. Imputado o


Todo adolescente señala­ imputada.
do como presunto autor o Todo adolescente señala­
partícipe de un hecho pu­ do o señalada como pre­
nible tiene derecho, des­ sunto autor o partícipe de
de el primer acto de un hecho punible tiene
procedimiento, a: derecho, desde el primer
a) Que se le informe de acto de procedimiento, a:
manera específica y clara a) Que se le informe de
sobre los hechos que se manera específica y clara
le imputa y la autoridad sobre los hechos que se
responsable de la investi­ le imputan y la autoridad
gación; responsable de la investi­
b) Comunicarse en priva­ gación;
do con sus padres, repre­ b) Comunicarse en priva­
sentantes o responsables; do con sus padres, repre­
con un abogado, persona sentantes o responsables;
o asociación de su con­ con un abogado, abogada,
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 64 5

fianza, para informar sobre persona o asociación de


su detención; su confianza, para informar
c) Ser asistido por un de­ sobre su detención;
fensor nombrado por él, c) Ser asistido por un de­
sus padres o responsa­ fensor o defensora nom­
bles y, en su defecto por brado por él o ella, sus
un defensor público; padres, madres, represen­
d) Ser asistido gratuita­ tantes o responsables y,
mente por un intérprete, si en su defecto, por un de­
no comprende o habla el fensor público o defenso­
idioma castellano; ra pública;
e) Solicitar al Ministerio d) Ser asistido gratuita­
Público la práctica de las mente por un o una intér­
diligencias de investiga­ prete, si no comprende o
ción destinadas a desvir­ habla el idioma castellano;
tuar las imputaciones que e) Solicitar al ministerio
se le formule; público la práctica de las
f) Presentarse directamen­ diligencias de investiga­
te ante el juez con la finali­ ción destinadas a desvir­
dad de rendir declaración; tuar las imputaciones que
g) Solicitar que se active se le formule;
la investigación y a cono­ f) Presentarse directamen­
cer su contenido; te ante el juez o jueza con
h) Solicitar que se declare la finalidad de rendir de­
la improcedencia de la pri­ claración;
sión preventiva o su cese; g) Solicitar que se active
i) No ser obligado a decla­ la investigación y a cono­
rar y, en caso de querer cer su contenido;
hacerlo, que sea sin jura­ h) Solicitar que se declare
mento, libre de coacción o la improcedencia de la pri­
apremio y en presencia de sión preventiva o su cese;
su defensor; i) No ser obligado u obli­
j) No ser sometido a técni­ gada a declarar y, en caso
cas o métodos que induz­ de querer hacerlo, que sea
can o alteren su libre sin juramento, libre de
voluntad, aun con su con­ coacción o apremio y en
sentimiento, ni a tortura u presencia de su defensor
otros tratos crueles, inhu­ o defensora;
manos o degradantes; j) No ser sometido o so­
k) No ser juzgado en au­ metida a técnicas o méto­
sencia. Se entenderá por dos que induzcan o
primer acto de procedi­ alteren su libre voluntad,
miento cualquier indica­ aun con su consentimien­
64 6 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

ción policial, administra­ to, ni a tortura u otros tra­


tiva, del Ministerio Pú­ tos crueles, inhumanos o
blico o judicial q ue degradantes;
señale a un adolescente k) No ser juzgado o juz­
como posible autor o par­ gada en ausencia. Se en­
tícipe de un hecho puni­ tenderá por primer acto
ble. La declaración del de procedimiento cual­
imputado sin asistencia quier indicación policial,
de defensor será nula. administrativa, del Minis­
terio Público o judicial
que señale a un o una
adolescente como posi­
ble autor, autora o partí­
cipe de un hecho punible.
La declaración del impu­
tado o imputada sin asis­
tencia de defensor o
defensora será nula.

Artículo 662° Artículo 662. Derechos


Derechos de la Víctima. de la víctima.
Quien, de acuerdo a las Quien, de acuerdo a las
disposiciones anteriores, disposiciones anteriores,
fuere considerado vícti­ fuere considerado víctima,
ma, aunque no se haya aunque no se haya cons­
constituido como quere­ tituido como querellante,
llante, podrá ejercer en el podrá ejercer en el proce­
proceso, siempre que lo so, siempre que lo solici­
solicite, los siguientes te, los siguientes
derechos: derechos:
a) Intervenir en el proce­ a) Intervenir en el proce­
so, conforme a lo estable­ so, conforme a lo estable­
cido en este Título; cido en este Título;
b) Ser informado de los b) Ser informado o infor­
resultados del proceso, mada de los resultados del
aun cuando no hubiere proceso, aun cuando no
intervenido en él; hubiere intervenido en él;
c) Solicitar protección c) Solicitar protección
frente a probables atenta­ frente a probables atenta­
dos futuros en contra dos futuros en contra
suya o de su familia; suya o de su familia;
d) Adherirse a la acusa­ d) Adherirse a la acusa­
ción fiscal en caso de he­ ción fiscal en caso de he­
chos de acción pública; chos de acción pública;
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 64 7

e) Ejercer las acciones ci­ e) Ejercer las acciones ci­


viles derivadas del hecho viles derivadas del hecho
punible; punible;
f) Ser oído por el Fiscal del f) Ser oído u oída por el o
Ministerio Público antes de la Fiscal del Ministerio Pú­
que éste solicite la suspen­ blico antes de que éste so­
sión del proceso a prueba licite la suspensión del
o el sobreseimiento; proceso a prueba o el so­
g) Ser oído por el tribunal breseimiento;
antes de pronunciarse g) Ser oído u oída por el
acerca del sobreseimiento tribunal antes de pronun­
ni otra resolución que ciarse acerca del sobresei­
ponga término a la causa; miento u otra resolución
h) Recurrir en apelación que ponga término a la
contra el sobreseimiento o causa;
la sentencia absolutoria. h) Recurrir en apelación
contra el sobreseimiento o
la sentencia absolutoria.

Artículo 680°. Procesos Artículo 681. Régimen Se especificaron los


en Curso. procesal transitorio en regímenes procesales
De conformidad con el ar­ primera instancia. transitorios aplica­
tículo 44 de la Constitu­ El régimen procesal tran­ bles a las causas que
ción de la República las sitorio se aplicará a los se encontraran en cur­
disposiciones procesales procesos judiciales que so, de acuerdo a los
previstas en esta Ley se estén en curso a la fecha diferentes procedi­
aplicarán desde el mismo de entrada en vigencia de mientos establecido
momento de entrar en vi­ esta Ley, los cuales segui­ en la LOPNA.
gencia, aun a los procesos rán siendo conocidos en
que se hallaren en curso. su tribunal de origen o en En la LOPNA se esta­
Los recursos ya inter­ tribunales de transición, blecía de manera ge­
puestos, la evacuación de dentro de la organización nérica el régimen
las pruebas ya admitidas, que establezca el Tribunal procesal transitorio
así como los términos o Supremo de Justicia, has­ de las causas que se
lapsos que hayan comen­ ta la terminación del juicio. encontraran en curso.
zado a correr, se regirán A las causas que se en­
por las disposiciones an­ cuentren en primera ins­
teriores. tancia, se le aplicarán las
siguientes reglas:
a) Todas aquellas causas
en donde no se hubiese
dado contestación al fon­
do de la demanda serán
64 8 DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA

remitidas al juez o jueza de


mediación y sustancia­
ción, y se tramitarán de
conformidad con las nor­
mas de esta Ley;
b) Todas aquellas causas
que se han estado trami­
tando conforme al proce­
dimiento contencioso en
asuntos de familia y patri­
moniales y al procedimien­
to judicial de protección,
en los cuales se haya con­
testado al fondo la deman­
da, se continuarán
tramitando de conformi­
dad con las normas de
esta Ley, con prescinden­
cia de la fase de mediación
de la audiencia preliminar;
c) Todas las demás causas
que se han estado trami­
tando conforme a cual­
quier procedimiento, en
donde se haya contesta­
do al fondo de la demanda
y esté vencido o por ven­
cerse el término probato­
rio, se continuarán
tramitando hasta la sen­
tencia de primera instan­
cia, conforme con lo
establecido en la Ley Or­
gánica para la Protección
del Niño y del Adolescen­
te vigente antes de la pre­
sente Ley, o el Código de
Procedimiento Civil, se­
gún corresponda. En es­
tos casos, la sentencia
debe ajustarse a los requi­
sitos establecidos en el ar­
tículo 485 de esta Ley;
DERECHO DE LA NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA 64 9

d) Los procedimientos ju­


diciales de adopción que
se han estado tramitando
conforme a lo establecido
en la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del
Adolescente vigente an­
tes de esta Ley, se conti­
nuarán tramitando
conforme con lo estable­
cido en la Ley Orgánica
para la Protección del Niño
y del Adolescente vigen­
te antes de esta Ley;
e) Cuando se encuentren
en estado de sentencia y
no se hubiere pronuncia­
do la decisión en el lapso
fijado para ello, el fallo se
pronunciará dentro de los
treinta días siguientes a la
entrada en vigencia de
esta Ley. En estos casos,
la sentencia debe ajustar­
se a los requisitos estable­
cidos en el artículo 485 de
esta Ley.

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