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Comunicado Del Instituto de Las Mujeres Sobre La Discriminación de Género en El Fútbol Español
Comunicado Del Instituto de Las Mujeres Sobre La Discriminación de Género en El Fútbol Español
En este sentido, cabe recordar que el Instituto de las Mujeres ha sido una palanca
fundamental de las políticas de igualdad que han ido construyendo y ampliando derechos en
este país en todos los ámbitos de la vida social, económica y política. Precisamente en 2023
cumple 40 años de desempeño de este servicio público.
Por todo ello, y ante la confusión de mensajes y acciones emprendidas por los diversos
agentes implicados, resulta pertinente pronunciarse públicamente y aclarar algunos aspectos y
términos que se están esgrimiendo o asumiendo, y que consideramos erróneos a la luz del
marco jurídico vigente en nuestro país. Como servicio público tenemos la obligación de
explicar, difundir y sensibilizar para que todas las personas puedan identificar, entender y
actuar de manera efectiva frente a cualquier acto discriminatorio. El presente comunicado no
pretende, por tanto, juzgar o pronunciarse sobre hechos concretos que están siendo dirimidos
en las instancias judiciales y administrativas competentes.
I.
En primer lugar, en relación a las cuestiones suscitadas por el comportamiento del entonces
presidente de la RFEF, Luis Rubiales, en la celebración de la victoria en el mundial de fútbol,
concretamente contra la jugadora Jenni Hermoso, debe aclararse que el derecho a la
protección frente al acoso sexual y su definición viene recogido en la Ley Orgánica
3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Es decir, goza en
nuestro ordenamiento del máximo reconocimiento. Conforme a esta definición y su
jurisprudencia, no es necesaria habitualidad, ni reiteración, ni debe demostrarse una
intencionalidad por el presunto acosador. Basta con haber realizado la conducta de naturaleza
sexual no deseada por la víctima. Por supuesto, tampoco debe examinarse ni juzgarse ninguna
forma de reacción de la víctima ante el acto no deseado, ni comportamiento previo. Estos
elementos configuran el marco de análisis legítimo actualmente en nuestro país. Y son
fundamentales para que cuando se presencian o experimentan acciones de esta naturaleza
desplacemos se ponga el foco en sus responsables y entendamos que son formas de poder
que trata de controlar y excluir en cualquier contexto a las niñas y a las mujeres del pleno
ejercicio de su libertad y derechos fundamentales.
En este caso, los hechos se producen dentro del ámbito profesional y por parte de un superior.
En tal contexto, el acoso sexual junto con otras conductas contra la libertad sexual y la
integridad moral en el trabajo son expresiones de violencia que atentan contra diversos
derechos fundamentales reconocidos en la Constitución Española, como la dignidad
profesional y personal (art.10) o la garantía de igualdad y prohibición de discriminación (art.14),
pero también, en cada una de sus manifestaciones, a la vida o la integridad física y moral
(art.15), a la intimidad, el honor y la propia imagen (art.18), etc. Y en todos los casos, además
de vulnerar derechos reconocidos, tienen indefectiblemente en mayor o menor grado un efecto
lesivo sobre la integridad física, psíquica y moral de las mujeres trabajadoras. No son casos
aislados, sino una de las causas de la pervivencia de las brechas de género en nuestra
sociedad. Así se reconoce en nuestro ordenamiento, también de origen europeo, cuando se
contemplan normas y acciones específicas dirigidas a erradicarlo.
La garantía de actuación adoptando las medidas necesarias incluyen claro está las de carácter
disciplinario contra la persona o personas cuyas conductas contrarias a la libertad sexual y la
integridad resulten probadas. Nuestro ordenamiento no ampara la impunidad tampoco en el
ámbito profesional cuando se acredita la comisión de hechos de esta naturaleza y, desde que
se tiene conocimiento, las medidas de protección pueden conllevar apartar al posible
responsable para garantizar la integridad de la víctima durante el procedimiento.
Sabemos que queda mucho camino y que las leyes no bastan para transformar la realidad,
pero conocer y difundir su contenido, en lugar de obviarlas cuando no incumplirlas, es
una oportunidad para seguir avanzando en la culminación de estos derechos. En ese
sentido, apelamos también a la responsabilidad de medios y departamentos de comunicación a
la hora de informar con el debido rigor partiendo de nuestro marco normativo, así como
reconocemos y abrazamos los esfuerzos que se están haciendo ya desde muchas y muchos
profesionales y medios de sector.
II.
En cualquier ámbito profesional, de acuerdo con nuestro marco legal, el hecho de que una o
varias trabajadoras pongan de manifiesto que se están produciendo actitudes que atentan
contra la dignidad de las mujeres desencadena por sí mismo la obligación para toda empresa
o entidad responsable de iniciar un procedimiento de escucha con las garantías
suficientes así como de revisión de las medidas existentes o de adopción de las que
resulten adecuadas que no puede darse al margen de un proceso de negociación.
Pero el acoso sexual o por razón de sexo no es la única forma de discriminación de género que
obliga a las empresas y entidades adoptar medidas activas para su erradicación. Entre otras
condiciones, se ha conocido, por ejemplo, que las jugadoras plantean la mejora su salario
anual que actualmente es de 16.000 euros, tratando de ampliarlo hasta 21.000 euros (frente a
186.000 euros de los futbolistas hombres), un claro ejemplo de discriminación por razón de
sexo.
Desde el Instituto de las Mujeres, esperamos con esta nota haber contribuido a enriquecer el
debate público sobre las distintas formas de discriminación en el deporte y enmarcar algunas
de las intervenciones y acciones que desconocen todavía los importantes avances normativos
en esta materia. Así como reconocer que dichos avances no serían posibles sin las mujeres
que con sus acciones han marcado y siguen marcando el camino a seguir. No podemos dejar
de transmitir expresamente nuestro apoyo más firme a las futbolistas que al reivindicar
sus propios derechos están defendiendo los de todas las mujeres y de toda la sociedad.