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Urbanismo y poder

Los métodos del urbanismo

Jean Paul Lacaze1

“El urbanismo como el ordenamiento son intervenciones voluntarias, por lo tanto


praxis (esto es, la acción). Son también una práctica, esto es, ejercicio de aplicación,
de ejecución, manera de hacer, utilización, confrontación con las realidades,
elección. De donde nace la experiencia más que el conocimiento”.

Esta definición describe bien las enseñanzas de la experiencia profesional.


Recuerda oportunamente que el urbanismo, sin ser una ciencia o una técnica, no
puede pretender una total coherencia interna que alcance a justificar la elección de
soluciones adoptadas. Pero ello no agota al sujeto, puesto que no podría tampoco
deducirse que esta práctica se deduzca al arte del diseño de las formas urbanas.
Podemos ir mas lejos en el análisis teórico del urbanismo, pero para ello, es
necesario aceptar estudiarlo como acto de poder, a fin de clarificar las relaciones
existentes entre el campo respectivo de la decisión político administrativa, de la
ideología y de las prácticas profesionales. Esta palabra “poder” es por tanto el
objeto de un verdadero tabú en la literatura relativa al urbanismo. Los autores le
evaden más o menos hábilmente por discursos normativos en los cuales la
expresión “es necesario que” viene a menudo. Pero se precisa raramente quién
debe hacerlo y porqué.

1Fragmentos seleccionados por R. Villers de: Lacaze, Jean Paul. Los métodos del Urbanismo,
París, Presses Universitaires de France, 1990, pp 7-22.

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La única cosa que permite distinguir el dominio del urbanismo del de la geografía
urbana, es la existencia de una voluntad de acción y entonces la perspectiva de
ejercer un poder modificando el espacio de la ciudad.
En tanto que se trate solamente de estudiar, describir, comprender los modos de
ocupación del espacio, los métodos de la geografía son perfectamente adecuados
y suficientes. Ellos permiten aún evaluar ex post los resultados de las políticas del
urbanismo y las acciones de ordenamiento con la distancia necesaria y también la
facilidad que da el hecho de no haber tenido que asumir el compromiso de la toma
de decisiones.
El problema del urbanismo es de otra naturaleza. Nace a partir de que alguien
estima necesario, para bien o mal, de emprender o de provocar una acción para
transformar los modos de utilización del espacio y de llegar a una “situación
estimada preferible.

La cuestión de la forma de efectuar las elecciones y por consecuencia, la de los


criterios de decisión son centrales y, si se puede decir, fundadores de la
especificidad de un procedimiento urbanístico.

Dos referencias obscurecen sin embargo el debate necesario sobre las relaciones
entre urbanismo y poder.

1. La primera concierne a las situaciones históricas en las cuales un hombre ha


efectivamente dispuesto de un real poder personal de crear o de transformar las
estructuras de una ciudad, de darle imagen urbanística nueva. Podemos citar sin
preocupación de clasificación a Haussmann, Henry Prost en la reconstrucción de
ciudades, Paul Delouvrier, Lucio Costa en Brasil. El estudio de tales casos muestra
siempre que se trata de situaciones transitorias y excepcionales que responde a
uno de los dos casos siguientes:

La existencia de una voluntad política superior que se expresa directamente en


términos de formas urbanas; el caso del “Sistema Versalles” forma de gobierno

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nuevo que impone la integración de grandes feudos en una ciudad castillo
construida para finiquitar a la Fronda, es particularmente explícito; el caso de
Brasilia también; la acumulación de problemas económicos y sociales que hayan
tomado una amplitud tal que las formas tradicionales de regulación del espacio no
logren resolver.

La clase política acepta, de mal o buen grado, delegar sus poderes a una especie
de dictador, en el sentido romano del término, encargado de encontrar y rápido,
como remediar la situación. En su libro La ciudad en cruz, Francoise Paul Levy
explica así, de manera muy clara, como la amplitud realmente excepcional de la
obra de Haussmann se explica por la acumulación de las tensiones reveladas por
la revolución de 1848.

Que tales situaciones hagan soñar a los candidatos en acción, se comprende


holgadamente. Pero ellas son necesariamente excepcionales en un régimen
democrático y, si se encuentran más frecuentemente en las dictaduras, no se sabría
por tanto hacer de ellas un modelo de referencia. Estas dos categorías de casos
parecen agotar la lista en donde el urbanismo se encuentra personalmente en
situación de poder. Estas no constituyen más que un modo particular y transitorio
de decisión que deja entero el problema de las relaciones entre urbanismo y poder.

2. La segunda referencia a mencionar concierne a la corriente del pensamiento


funcionalista en urbanismo, tal como se definió en los años 1930 por el CIAM y
formulado en la Carta de Atenas. Esta corriente, ilustrada por Le Corbusier con un
gran talento de polemista, sostenía haber inventado una forma definitiva y universal
de la ciudad moderna.

Esta ambición, muy discutible en la medida que toma a contracorriente lo que la


historia y la geografía nos enseñan sobre los modos de producción y transformación
del espacio urbano, no podía más que desembocar sobre una reivindicación de
poder, que el propio Le Corbusier formalizaba en llamados patéticos y un poco

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ridículos hacia la autoridad. La uniformidad lamentable de los grandes conjuntos
habitacionales así como la acumulación de los problemas sociales que se
registraron mostraron bien desde entonces el carácter doctrinal y no científico del
funcionalismo.

No obstante, podemos notar que en el dominio de la estética arquitectónica (que no


urbanística) el movimiento moderno funcionalista no tiene tal critica y conserva un
gran interés.

… 3. La posición del profesionalismo


La lógica de este razonamiento (de la intervención brutal sobre el medio
urbano) ¿no conduce, en el extremo a negar toda posibilidad de intervención
profesional en el campo del urbanismo?
Conviene primero notar que los procedimientos participativos no resuelven
todos los problemas, y que ellos tienen límites.

Reconocer la naturaleza fundamentalmente política de la decisión final no quita


nada, antes al contrario, a la necesidad de preparar esta decisión por estudios
específicos y profundos, es el mismo caso que para las decisiones sobre los
equipamientos o super estructura e infraestructura.

Pero los métodos de decisión particulares del urbanismo presentan desde ese punto
de vista un carácter original. El análisis histórico sugiere efectivamente que existen
correspondencias entre métodos, modos de decisión, valores de referencia,
aspectos de la ciudad privilegiados en el procedimiento y otros datos característicos
expuestos en el cuadro. Esta hipótesis básica organiza el trabajo de clasificación
metodológica propuesto por este trabajo.

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Tabla de análisis de los métodos del urbanismo

Metodo Objetivo principal Aspecto de la Dimensiòn Valor de Campo profesional Modo de


ciudad principal referencia decision
privilegiado dominante
PLANEACION MODIFICAR LAS POLO EL TIEMPO EFICACIA Y INGENIEROS TECNOCRACIA
ESTRATEGICA ESTRUCTURAS ECONOMICO RENDIMIENT ECONOMISTAS
DEL ESPACIO O

COMPOSICION CREAR BARRIOS SITIO EL ESPACIO ESTETICA ARQUIETCTOS, AUTOCRACIA


URBANA NUEVOS CONSTRUID VALORES URBANISTAS,
O CULTURALES DISEÑADORES
URBANISMO MEJORAR LA ESPACIO DE LOS APROPIACION SOCIOLOGOS, DEMOCRACIA
PARTICIPATIVO VIDA RELACIONES HOMBRES DEL ESPACIO, PROMOTORES
COTIDIANA DE SOCIALES VALORES DE
LOS USO
HABITANTES
URBANISMO DE REFORZAR LA CONCENTRA LOS ADAPTACION ADMINISTRADO GESTION
GESTION CALIDAD DE CION DE LAS SERVICIOS DE LA RES
LOS SERVICIOS REDES DE DEMANDA
EXISTENTES SERVICIOS COSTO/EFICIE
NCIA
URBANISMO DE ATRAER IMAGEN LOS NOTORIEDAD ARQUITECTOS, PERSONALIZA
COMUNICACIÓ EMPRESAS GLOBAL ASPECTOS ESPECIALISTAS CION
N SIMBOLICOS DE LA
COMUNICACIÓN

Las correspondencias resumidas en la tabla tenían una fuerte intensidad en las


situaciones históricas donde cada tipo de método ha sido establecido, luego recibió
una larga extensión, sin duda porque el interés de los responsables políticos como
los practicantes estaba entonces concentrado sobre una categoría particular de
problemas.

Hoy la situación es diferente. La naturaleza de los problemas a tratar varía mucho


en función del lugar, del momento y del contexto económico y social. Todos los
métodos elaborados desde hace un cuarto de siglo conservan por ello, dominios de
validez. La elección del método adaptado a un caso particular puede depender ya
sea de la naturaleza del problema o del modo de elaboración de la decisión o bien

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ser influenciado por otros factores entre los cuales se encuentran los expuestos en
la tabla síntesis. En lo esencial es totalmente responsabilidad del alcalde.

Tal situación acrecienta considerablemente la responsabilidad profesional del


practicante. Su contribución es indispensable para precisar la naturaleza real del
problema a tratar, puesto que el diagnóstico es a menudo complejo y delicado a
situar. Esta contribución se orientará luego a optimizar la elección de métodos de
tratamiento, lo que implica un buen conocimiento de las condiciones de validez de
cada uno de los tipos de método. Después de lo cual, le corresponderá administrar
el proceso de los estudios y de acción seleccionado por el poder político
responsable a fin de velar su coherencia.

En total, este análisis se revela menos reduccionista que lo que parecía en sus
primeros comentarios. Partiendo de una concepción del urbanismo como simple
práctica que conjunta los aportes de las ciencias, de las técnicas y talentos variados,
el análisis metodológico de los sistemas de decisión concernidos permite precisar
el campo de competencia profesional, confirmar la existencia de un instrumento
intelectual específico y estudiar las reglas de buen uso de diferentes instrumentos.

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