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Poderoso y Simple: ¿Cómo recibo el regalo del sacrificio de Jesús?

Jesús vino a darse como un sacrificio para todas las naciones. Para que pudiéramos
encontrar a Dios. Este mensaje fue anunciado al principio de la historia humana, escrito
con una firma divina en el sacrificio de Abraham y en el sacrificio de la Pascua, con más
detalles predichos en varias profecías en el Antiguo Testamento.

Entonces, ¿Por qué su muerte fue tan relevante que merecía tanta importancia? Eso es una
pregunta digna de consideración.

La Biblia declara algo parecido a una ley cuando indica:

“Porque la paga del pecado es muerte…”


Romanos 6:23 RVR 1995
“Muerte” literalmente significa “separación”. Cuando nuestra alma se separa de nuestro
cuerpo morimos físicamente. De manera similar estamos separados de Dios
espiritualmente. Esto es verdad, porque Dios es Santo (sin pecado), mientras que
nosotros nos hemos corrompido desde nuestra creación original y entonces pecamos.

Estamos separados de Dios a causa de nuestros pecados como un abismo entre dos
precipicios.
Esto se puede visualizar en esta ilustración donde estamos en un precipicio y Dios en otro y
nos separa este abismo sin fondo. Como una rama que ha sido cortada de un árbol y está
muerta. Del mismo modo, nos hemos separado de Dios y estamos muertos espiritualmente.
Esta separación provoca culpabilidad y miedo. Entonces por naturaleza intentamos
construir puentes intentando cruzar de nuestro lado (de la muerte) al lado de Dios. Hacemos
esto de muchas maneras, como ir a la iglesia, al templo o a la mezquita, siendo religiosos,
buenos, serviciales, meditando, intentando ser más amables, rogando más, etc. Esta lista de
hechos para ganar mérito puede ser muy larga para algunos de nosotros, y el vivirlos día a
día puede ser muy complicado. Esto se ilustra en la siguiente figura.

Los buenos esfuerzos, por útiles que puedan llegar a ser, no pueden hacer un puente entre
nosotros y Dios
El problema es que nuestros esfuerzos, méritos, sacrificios y prácticas místicas, etc., aunque
en sí mismos no son malos, son insuficientes porque el pago requerido (“el salario”) por
nuestros pecados es la “muerte”. Nuestros esfuerzos son como un “puente” que trata de
cruzar la división que nos separa de Dios, pero finalmente no puede atravesar el
abismo. Esto es porque, aunque los esfuerzos religiosos o morales no son malos, no pueden
resolver nuestro problema fundamental. Es como intentar curar el cáncer (que da lugar a
muerte) comiendo vegetales. Comer vegetales no es malo, pero no puede curar el
cáncer. Para eso se necesita un tratamiento completamente diferente.

Esta ley (llamada bíblicamente “ley del pecado”), es hasta ahora mala noticia, es así de
malo que incluso no deseamos escucharla y a menudo llenamos nuestras vidas de
actividades con la esperanza que esta ley desaparezca. Pero, así como las curas para el
cáncer llegan a ser significativas para nosotros cuando se asimila que el diagnóstico que
realmente tenemos es cáncer, así la Biblia acentúa esta ley del pecado y de la muerte para
despertar nuestro interés en una cura que sea simple pero poderosa.

“Porque la paga del pecado es muerte, pero…“


Romanos 6:23
La pequeña palabra “pero” muestra que la dirección del mensaje va a revertirse, hacia las
buenas noticias del evangelio; la cura. Así, Dios nos muestra su bondad y su amor a través
de su palabra.

“Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús, Señor nuestro.”
RVR 1995
La buena noticia del evangelio es que el sacrificio de muerte de Jesús es suficiente para
tender un puente sobre esta separación entre nosotros y Dios. Sabemos esto porque tres días
después de su muerte en la cruz, Jesús resucitó corporalmente; volviendo a la vida en una
resurrección física. El hecho es que Jesús ya pagó nuestros pecados con su muerte y su
resurrección es evidencia del regalo de la vida eterna que tenemos por medio de él.

Jesús era un ser humano que vivió una vida sin pecado. Por lo tanto, él puede “tocar” el
lado humano y el lado de Dios y atravesar el abismo que separa a Dios del ser
humano. Él es el puente a la vida como se puede ilustrar a continuación:

Jesús es el puente que atraviesa el abismo entre Dios y el hombre.


Note como este sacrificio de Jesús se nos da a nosotros. Se ofrece como un… “regalo”.
Piense en los regalos. No importa cuál sea el regalo, si es realmente un regalo, es algo que
usted no lo trabajó y tampoco lo ganó por mérito. ¡Si usted hubiera trabajado para ganar el
regalo no sería más un regalo! De la misma manera usted no puede merecer o ganar el
sacrificio de Jesús. Simplemente se le da a usted como un regalo.
¿Y cuál es el regalo? Es la “vida eterna”. Eso significa que el pecado que nos trajo a
usted y a mí a la muerte ya está cancelado. El sacrificio de Jesús es un puente que usted
puede cruzar para conectar con Dios y recibir la vida, que dura para siempre. Este regalo es
dado por Jesús quien, levantándose de los muertos, demuestra que es “Señor”. Esto
demuestra que él es grande y poderoso.

¿Entonces como usted y yo podemos “cruzar” este Puente de la Vida que se nos ofrece a
nosotros? Una vez más piense en los regalos. Si alguien viene y le da un regalo es algo que
usted no trabajó. Pero para conseguir los beneficios del regalo se debe “recibir”. Siempre
que se ofrece un regalo hay dos alternativas. Se rechaza el regalo (“No gracias”) o se recibe
(“Gracias por su regalo. Lo tomaré”).

Así también este regalo ofrecido se debe recibir, simplemente así. No puede ser
simplemente aceptado mentalmente, estudiado o entendido. Está ilustrado en la siguiente
figura donde “andamos” sobre el Puente volviéndonos hacia Dios y recibiendo el regalo
que nos ofrece.

El sacrificio de Jesús es un Regalo que cada uno de nosotros debe elegir recibir.
Entonces, ¿Cómo podemos recibir este regalo? La Biblia dice:

“Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”
Romanos 10:13 RVR 1960
Note que esta promesa es para “todos”. Desde que él resucitó de entre los muertos, Jesús
vive ahora y él es “el Señor”. Entonces si usted le llama a él, le oirá y extenderá su regalo
hacia usted. Necesita clamar a él y preguntarle, teniendo una conversación con él. Tal vez
nunca ha hecho esto. Aquí hay una guía que puede ayudarle a tener esta conversación y
orar con él. Esto no es un conjuro mágico. No son las palabras específicas que dan el
poder. Es la confianza que tenía Abraham que tenemos en la capacidad de Dios y buena
voluntad para darnos este regalo. Como confiamos en Dios, él nos oirá y responderá. El
Evangelio es potente, aunque tan simple al mismo tiempo. Entonces siéntase libre seguir
esta guía cuando hable en voz alta o en silencio en su espíritu hacia Jesús para recibir su
regalo.

Querido Señor Jesús. Entiendo que por los pecados que tengo en mi vida, estoy separado
de Dios. Aunque puedo intentarlo con esfuerzos y sacrificios de mi parte no van a llenar el
vacío de esta separación. Pero entiendo que tu muerte fue un sacrificio para lavar todos
los pecados, incluso los míos. Creo que tu resucitaste entre los muertos después de tu
sacrificio entonces yo puedo conocer que tu sacrificio fue suficiente. Clamo a ti, tú puedes
limpiarme de mis pecados y acercarme a Dios para que pueda tener la vida eterna. No
quiero vivir una vida esclavizada al pecado, entonces líbrame por favor del
pecado. Gracias Señor Jesús, por hacer todo esto por mí y puedes ahora continuar
guiándome en mi vida, para que pueda seguirte como mi Señor. Amén

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