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Lectura Capitulo I
Lectura Capitulo I
REVELACIÓN DE LA NATURALEZA
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un astro que gira alrededor del Sol y, por último, de un planeta entre
miles de millones de planetas, en una galaxia entre muchas otras
galaxias, en un despliegue inabarcable, aun para la imaginación
más audaz.
veces arbitrarias.
Por otra parte, el proceso que empieza con una célula y termina
con un hombre; la sexualidad infantil revelada por Freud; la pubertad
y la adolescencia, la juventud y la edad madura; la vejez y la muerte,
no son obra de la sociedad, ni siquiera de la cultura, sino el
cumplimiento de una regulación anterior que es propia del reino de
la Naturaleza.
El genio surge de pronto, en una parte u otra, sin que haya una
explicación satisfactoria. Y es, precisamente, el genio, cuyo poder
le ha sido dado, el que enriquece la cultura y, en numerosos casos,
imprime una nueva dirección a la historia esencial que discurre
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II
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La fuerza del mito está dada por su raíz vital, a despecho del
intelecto. En el polo opuesto al escepticismo, que alienta y se
extiende en el seno de los pueblos viejos, el mito es un impulso
juvenil. Aquello que se alimenta de una convicción, existe
realmente, aunque sólo sea por sus efectos y, quizá, únicamente
para cada persona o un conjunto de personas.
Estos testimonios son, sin duda, definitivos, pero hay algo más
aún cuando se trata de la comunión del hombre con la Tierra; del
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vínculo de los seres humanos con los montes, las fuentes y los ríos;
el íntimo contacto del paisaje natural y el paisaje humano, hechos,
expresión y poesía en la obra de José María Arguedas, el gran
escritor peruano.
III
LA NATURALEZA Y ROUSSEAU
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«Todo está bien al salir de manos del Autor de las cosas; todo
degenera en manos del hombre». Así empieza el Emilio.
IV
Nadie puede dudar del dominio del código genético. Una simple
observación a lo largo de nuestras relaciones, por fugaces que ellas
sean, nos permiten distinguir el talento de unos y la limitación
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Entre fines del siglo XI y principios del XII, en una ciudad de Italia
del Medioevo europeo, un joven se divierte y derrocha dinero a
manos llenas. Le llaman, por esta razón, «cesta agujereada».
Revolución Francesa.
Si hubo algún brote de rivalidad entre los esposos Curie, por una
parte, y Ernest Rutherford por la otra, no pasó de la superficie. El
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¿Qué ha ocurrido allí para que se vaya tan lejos? Pues que no
sólo hay una diferencia sino una contradicción de caracteres y, por
tanto, de gustos, de preferencias y de posibilidades. Hugo es un
genio fluvial. Su poesía es caudalosa y pasa con facilidad al drama
y a la novela. Es sensible a los problemas sociales y se interesa
por la política, en la que interviene finalmente al servicio de intereses
nacionales y populares que tienen una dimensión humana. Es un
hombre sensual –¿y quién no lo es?– dotado excepcionalmente
para el amor físico, capaz de iniciar una escuela literaria y de
provocar agitaciones y motines.
convenciones sociales.
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«Pues el creador tiene que ser un mundo para sí, y hallar todo
en sí y en la naturaleza, a la que se ha incorporado».
«El arte mismo no es más que una manera de vivir y puede uno
prepararse para él, sin saberlo, viviendo de cualquier manera».
Cuando un poeta habla de sí mismo (y Walt Whitman lo hace),
es como si nos permitiera ver su mundo interior y, algo más: Es
como si la Naturaleza y la Humanidad hablaran por sus labios:
Tierra, sonríe:
Sonríe con tu aliento fresco, Tierra voluptuosa
de bosques adormilados y vaporosos,
Tierra de crepúsculos muertos,
Tierra de crestas hundidas en la niebla,
Tierra bañada con la leche azulenca de la luna llena
Tierra de luces y de sombras que jaspea la corriente
del río,
Tierra de nubes límpidas y grises que mi amor abrillanta
y enciende,
Tierra de profundos barrancos y llena de flores de
manzano...
Sonríe, sonríe porque tu amado llega,
Amor me diste generosa
y amor te devuelvo...
Amor indescriptible y apasionado.
Y este poeta que sufre todos los dolores del mundo, que es
hermano de los hombres sin distinción ninguna y que sufre aún
más, herido por la tragedia de la guerra civil española, encuentra en
ella el sueño de la felicidad suprema:
Constructores
agrícolas, civiles y guerreros,
de la activa, hormigueante eternidad: estaba escrito
que vosotros haríais la luz entornando
con la muerte vuestros ojos;
que a la caída cruel de vuestras bocas,
vendrá en siete bandejas la abundancia, todo
en el mundo será de oro súbito
y el oro
fabulosos y mendigos de vuestra propia secreción de
sangre,
y el oro mismo será entonces de oro!
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Sólo la muerte morirá! La hormiga
traerá pedacitos de pan al elefante encadenado
a su brutal delicadeza; volverán
los niños abortados a nacer perfectos, espaciales
y trabajarán todos los hombres,
engendrarán todos los hombres,
Comprenderán todos los hombres!
Cuando Gsell le dice que él espera que sus modelos tomen una
posición interesante y no que obedezcan sus órdenes, Rodin
replica: «Yo no estoy a las órdenes de mis modelos, sino a las de
la Naturaleza. En todo obedezco a la Naturaleza y no pretendo
mandarla jamás. Mi única ambición es la de serle servilmente fiel».
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página».