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PUBLICACIONES DE LA REVISTA DE PEDAGOGIA pirgeroR LORENZO LUZURIAGA LA ESCUELA ACTIVA 10 OBRAS PUBLICADAS: Dr, Deeroly y @. Boon INICIACION GENERAL AL METODO DECROLY (2 of): § 8— Bawara R, afeguire BL PLAN DE LOS GRUPOS DE BSTUDIO (29 64): § 3— Ototilae Guitien do Ressano 108 CHNTHOS DE INTERES EN LA ESCULA (2* of.): $ 8.50 W. H. Kilpatrick, H. Rugg y C. Waskburne [EL NUBVO PROGRAMA RSCOLAR (2+ ed.) : $ 2.50 Maria Lasea Nevarro de Lueuriaga EL METODO DEL. TRARASO POR EQUIPOS (2+ ei.): § 2.50 MB. Wells UN PROGRAMA DESARROLLADO EN PROYECTOS (24e4.): § 3— J. Dlaget yg. Helier LA AUTONOMIA EN LA ESCUELA (24 00.) : § 8.60 A. J. Layneh BL TRABAJO INDIVIDUAL SEGUN EL PLAN DALTON (2r0d.) $3.60 1, Dumas, B. Playol, M. A. Carrot LAS ACTIVIDADES DIRIGIDAS: } 3.50 O1ga. Cossettint UA ESCUBLA VIVA (20 08.) : $ 8.50 F. Bovesce LA ESCUBLA PUBLICA RENOVADA: § 3.— eouaido LA LITERATURA INFANTH 8h ©. Wosnburne LA ESCUELA INDIVIDUALIZADA: $ 8.50 iiicltnlytaimtniiii iii tie eign OLGA COSSETTINI Dinecrora ne ta Escurts Exeemimentat Ds. Gasnuet, Canaasco, Avssxot, Rosana LA ESCUELA VIVA PROLOGO DE FRANCISCO ROMERO (SEGUNDA EDICION) EDITORIAL LOSADA, S.A. BUENOS AIRES Adquisides tos derechos exclusives para tados log paises de lengua castellana Queda hecho et depssito que previone la ley nam. 11.723 Copyright by Baltorlat Losada, §, A, Buenos ives, 1945 Marcas y caractoristieas gréticas registrades PRINTED IN ARGENTINA Avtos Grétloas Bartolomé 1, Chitesino “Ameghino 828 - Avellaneda Buenos Aires PROLOGO Una de las més frecuentes —y naturales presiones de ta crisis actual es la desorientacién en muchos entre los mejor intencionados, que peno- samente buscan su camino y pugnan sin descanso por hallar los comienzos adecuados para tas nuevas tareas inevitables, Consecuencia de soba justifica- da de ta situacién presente, este desconcierto es uno de sus sintomas més visibles en lo que toca al ré- gimen individual, al cerrado recinto de cada uno, y atestigua la calidad de esas almas que padecen en generosa apropiacién, el mal del mundo. Por todas partes, cuando nos aproximamos a estos es- picitus en tensidn, escuchamos las mismas pregun- tas: gqué hacer? zpor dénde empezar? Este ha- cerse carne en muchos {a crisis presente me parece la sefial de un cambio, que si bien no surge sin duda en nuestros dias, cobra ahora una intensidad sin paralelo en lo anterior. La historia se desen- volvia antes como si se hiciera ella sola y por si; hasta los que mds pesaban en los acontecimientos se sentian arcasteados por su curso, vivian la his toria mucho como accién y escasamente como de- signio y cesponsabilidad. Y sucedia a veces que los ex- 7 ore a cosserrint grandes propésitos y fines —como aquellos, po- dria deciese que péstumos, de elevado eucopeismo, con que se justificaba Napoledn en Santa Hele- na— aparecian como explicaciones mds 0 menos Fraguadas y por lo regular poco convincentes. Aho- a la historia se hace cada vez mds conciencia, mds deber intimamente vivido, y no solo por los con- ductores, por los que oficialmente asumen una funcién rectora. Una singular conviccién de uni- versal responsabilidad recae sobre los individuos, sobre los que hasta hace poco se contentaban con recibir consignas; nadie consiente ya que lo arcas- tre el curso histérico, acaso porque todos compren- den oscitramente que no estamos en [a historia como en un carcil, sino que es la historia la que esté en nosotros, corriente icrestafiable que nos atcaviesa por nuestro centro mas intimo. La propensién ceeciente a encarar el porvenic como deber irrenunciable de cada uno, con el con- secutivo sentimiento de total responsabilidad a que me he referido antes, importa el abandono de la cémoda actitud en que se deja a los demés que asu- man el riesgo de la delantera, y es, desde este punto de vista, superacién y ganancia, Peco sobreviene otro peligro que es muy propio de estos dias. Cada uno se plantea, aunque sea con superficialidad y vaguedad sumas, el problema total: advierte que la historia es asunto suyo, y pasa a imaginar que st obligacién seré comprendee y gobernar el curso histérico entero. De esta actitud, que por si y en- cajonada en severos limites de prudencia no tiene nada de ilicita, derivan dos consecuencias que son males tipicos de nuestro tiempo. Una de ellas es & ocean | | } | i | | i LA ESCUBRLA VIVA creer que lo que se siente como un vasto desbara- juste social depende del encaje defectuoso de unas pocas piezas mal ajustadas; bastard limac y aceitar estas piezas, enmendar el desajuste, para que la mdquina empiece a funcionar maravillosamente, De aqui ciectas actitudes simplistas, idénticas en la ingenuidad y sélo diferentes en buscar por un lado © por otro los resortes enfermos, en un empefio muy pacecido al de la mente médgica, siempre en petsecucién de la formula capaz de obrar el pro- digio. La segunda consecuencia, consecuencia de segundo grado porque en parte proviene de la an- terior, consiste en menospreciar las faenas parciales, las realizaciones accesibles de inmediato a cada uno, porque se supone que hallada y aplicada la fér- mula suprema, esmeciladas y engrasadas las pocas piezas chireiantes, todo lo demés se nos daré por afadidura, todo en lo sucesivo se ordenaré a ta perfeccién en forma milagrosa —o, mejor dicho, milagreca. Hay en el fondo de todo esto un opti mismo un tanto infantil: se acepta sin examen previo que las cosas humanas siguen de suyo una marcha satisfactoria, teabada tinicamente por oca- sionales impedimentos, por ésta 0 aquella rueda te la maquinaria que altera ta armonia del con- junto, ; La verdad es que ta maquinaria social entera, y no sélo su plan o sus comandos, requiere con- tinuo eajuste y perfeccionamiento, Existe un per- petuo avance de Ia conciencia social, que exige paso a paso un funcionamiento mas estricto, mds limpio, mds eficaz. Y tiene que haber correlativa- mente, para que tal conciencia se satisfaga, una 9 orca Cosserring afinacién de cada parte det mecanismo, incluso de las més menudas y escondidas, y también, sin du da, una adecuada modificacién en el diseio total en vista de responder a las necesidades nuevas. El orden ideal no es sino la promocién de ciertos im- pecativos practicos y éticos, que se convierten en imperativos sociales en la medida en que la con. ciencia contin se hace cargo de ellos y aspica enér- gicamente a su matecializacién. En cuanto imp fativos morales, son sin tiempo; valen sin condi cién, aunque acaso sélo aniden en unas pocas almas. Pero cuando prenden en la conciencia social se aduefian de ella, pugnan por realizarse en [a vida, por solidificarse en reglas de conducta y en sanciones efectivas. Cualquier reforma en las socie. dades no es una restitutio ad integrum, porque no #3 lo normal —aunque pueda see la excopcién gue se dé en to social una enfermedad que haya abolido a salud peeexistente: creee otra cosa os caer en una ilusidn retrospectiva por el estilo de la gue supone que nuestros antepasados tlegaban con frecuencia a centenarios teas una vida mas saluda. ble que la nuestra. El perfeccionamiento social ocurre, pues, en la proporcién en que la realidad social se adapta y conforma a las existencias de la conciencia comin —alumbrada quizés por el ges. to descubridor de los mejores— y esta conciencia @ su vez se agranda acogiendo cordial y pawtlatina- mente lo que responde al interés colectivo y lo que vale fueca de ella sin limite ni tiempo. Todo conato de reforma ha de comenzar di ciendo al mismo tiempo “reformemos" y “refor- mémonos”. Un mero cambio en la disposicién del 10 LA ESCUELA VIV 4 conjunto seré fatalmente un mero cambio formal, acaso una nueva ordenacién de los parciales des éedenes consuetudinarios, que los corrobore y ro- bastezca por fo mismo que se da por supuesto que la reforma posible queda realizada. Pecado de for- malismo, que es uno de los mds graves, y entre nosotros de los mds temibles. La sinceridad de cualquier amplio programa reformista se garanti- za ante todo mediante ta cantidad de concreta re- forma que acreditan en su cuenta personal sus propugnadores, porque no hay sincera voluntad de mejocamiento en to genecal sin un afdn correspon- diente de mejorar lo que de cerca nos toca y nos concierne. : . - La gran faena colectiva no es sino composicién © integracién de muchos particulares quehaceres. Ensanchar los geandes marcos para que quepa en ellos mayor suma de justicia debe sec la aspicacién de todos, pero no estd a cada instante en la mano de cada uno. Si estd al alcance de cualquiera ta obra bien hecha, el cumplimiento entusiasta y ar- doroso del deber prdximo, el ejemplo y ta incita- cién. Toda crisis es agudizacién y ampliacién de 1a conciencia, y tiene su natucal consecuencia en un esfuerzo encaminado a que {a realidad se conforme a la nueva situacién intima. La crisis actual pro- duce actitudes diversas dentro de la.genecal insatis- faccién, y entre ellas he anotado como tipicas las de los que se interrogan en una incertidumbre do- lorosa, y la de los que expeditivamente proponen recetas simples, unas veces con recta intencién y otras porque desean que la reforma se cumpla sin reformarse ellos. Productos del tiempo, unos y 11 OLGA cossErrint otros colaboran sin duda en la tarea histérica, Por mi parte, prefiero a los que —acaso compartiendo Ia angustia de los peimeros y el ansia de bien uni- versal de los segundos— no alargan su duda ante la enceucijada. ni lo remiten todo al semiprodigio de las soluciones diltimas. La vida humana, los problemas de ta vida, componen una especie de circulo; no importa tanto hallar el verdadero co- mienzo, porque probablemente no hay comienzo verdadero como decir: “por aqui hay que empe- zac”, 0 “por aqui empiezo yo”. Entre los fieles al’ deber inmediato estén los verdaderos reformado- res, que son los reformadores de cada dia; son los que inician ta reforma por donde pueden —o por donde quieren—, los que se eligen su tumbo y ellos mismos se forjan fos instrumentos que han de manejar con sus manos. Sobre éstos no hay du- da posible: su empefto da fe de su buena voluntad. Quiecen de veras, y aun son en verdad los tinicos que quieren, porque todo querer verdadero es ya un empezar a hacer. No se ilusionan anticipando deslumbrantes realizaciones, porque la faena indi- vidual es dura, limitada, con sus mejores logros @ largo plazo; ni se complacen en la vanagloria personal del éxito, porque los resultados mayores vendrén cuando el intento pase a encarnar en mu- chos y el mérito se diluya en el anonimato. Y por cierto no es caso raro que quienes sienten con ut- gencia el deber social busquen ex profeso el andni- mo, convencidos de que fa obra sera buena y grande an la medida en que muchos la sientan suya. He tenido 1a suerte de conocer a unos cuantos de estos creadores que se decidieron por el insteumento de 12 i i i | i LA ESCUBLA VIVA la “modestia metédica”, y que, enamorados de la propia tarea, no se preocuparon de inscribie en ella ‘st nombre, antes bien distribuyeron entre los de- més ef mérito que a ellos en primer lugar —o a ellos tinicamente— correspondia. Yen este punto nos encontramos con nuestra Olga Cossettini, que pertenece a la familia de los que quieren los fines y se buscan los medios y cum- plen una tarea cotidiana bajo el signo de la peren- nidad. Mujee acreedora a aquellos “loores a las claras mujeres” de que gustaba el Renacimiento; y por mds de un motivo, pues si es clara en el sentido de preclara o insigne, lo es también porque es ella misma clatidad y obea de claridad ta suya, Y ésa es la impresion principal que se recibe en la Escuela que ella inspira y gobieena: Ia de una luz potente y blanca, repartiéndose sobre todos y sobre todo, infundiéndose y adentrdndose hasta convertirse en luz propia de cada alma y de cada cosa. Quienes s6lo conocen ese magnifico volumen donde se han recogido algunas de las realizaciones de su Escue- ta*), saben ya bastante de Olga Cossettini y de su mundo, y probablemente se habrin sorprendido y edmirado, Peco este precioso haz de documentos de ninguna manera basta para dar idea cabal de la labor de Olga Cossettini y de sus animosas colabo- radoras, Obra de vida, hay que verla viviente, en la jornada diacia, en la palpitacién de cada ins- tante; en su hacerse més que en sus productos — 1) “BI niffo y eu expresién’’. Escuela Experimental Doc- tor Gabriel Coseskon Publication del Ministerio de. Inte cién Pablica_y Fomento, Santa Fe, Repiblica Argentina, MCMXL. 3 OLGA cossErerrint por singulares que éstos sean con frecuencia. Lo mds sorprendente es el aspecto y la conducta de los nifios, teanquilos, seguros de si, dueftos de su ex- presién, sin sombra de timidez ni de engreimien- 10; conscientes de lo que representa su Escuela, de la excepcional dignidad de su pequeiia repiblica infantil, pero tomando todo eso tan en serio que no se les ocurre envanecerse: entre tantos quehace- res gratos y apasionantes no les queda tiempo para a vanidad. Una de las pruebas del caro tino de Olga Cossettini esté en la sencillez, en ta natura- lidad confiada de sus nifios: gran conquista entre nosotros, que, chicos y grandes, aprovechamos el més insignificante pretexto paca encaramarnos en {a pedanteria y la solemnidad. Los nifios de Olga tendrian motivo licito para unos adarmes de enva- necimiento, y aun excusa para unas arcobas, por- que reiteradamente pueden comprobac la extraneza y la admitacién de tos visitantes, Acaso el secceto de que alli no arcaigue esta maleza consista en la indole, autenticidad y calidades de la ensefanza misma; en que todos esos contenidos de saber con- creto y de altas esencias sociales y artisticas que se teasladan a los nifios, van teansidos de significa do efectivo y directo. Una honda comprensién de alma infantil ha sabido encontrar los recut- sos para que los hechos de la experiencia cercana y los del saber elaborado, fas normas de la convi- vencia y las creaciones del acte, tegen al nifio sin mediaciones, le hablen en su propio lengua- je, se le muestren en, viva y patente presencia. Todo lo conteario, pues, de ponerle delante ma- jestuosamente toro eso, revestido de esa pompa 14 ese ‘ i siianitaiiaiiois LA ESCUELA VIVA verbal que favorece cierto respeto protocolar, més- cara acostumbrada de la indiferencia y el distan- ciamiento. En general, los nifios de esta Escuela feliz, con su sencillo aplomo, con su sereno atareamiento, con el tono de sus explicaciones y aun con sus silencios, con algo indefinible en sus gestos y sus miadas, pregonan que han hallado en la Escuela algo definitive y fundamental, algo que les era necesario y debido, y de abi esa curiosa situacién de tranquilidad y equilibrio que transparentan, en- tre tantas ocupaciones que van enciqueciendo y afinando sus almas y sus cuerpos. éEn qué con- siste este hallazgo dichoso y esencial? Sin duda, desde cierto punto de vista, en la propia Olga y el mundo que le ha sido dado organizar con su inteligencia y con su instinto de excelsa educa- dora, con su amor al nifio y con un sentido y un tacto que no son sino los utensilios que cons- ciente e inconscientemente se ha buscado ese amor. Pero desde otro punto de vista, desde el punto de vista intimo y tiltimo, el hallazgo es otto: los ni- fios se han encontrado a si, han hecho las paces consigo mismos; se han reconocido, como en un espejo, en las instancias de universalidad y de cul- tura que han visto desfilar ante ellos. Ast como no hay acaso otro fin para la historia que el de realizar la idea de la humanidad, tal como pensa- ba Herder, asi no hay quizés mejor pedagogia que ta ensayada ya por Séceates, cuando buscaba al hombre —lo humano universal y permanente— en los hombres teansitorios que se ponian a su alcance, La tarea del educador, mds que en introdu- 15 oLGA cosseTTINt cir saber 0 normas desde fuera, consiste en sacar @ uz el hombre esencial, en revelar al hombre sit propio ser escondio, en ponerfo en condiciones fue se afieme y actualice, en mostrarle ta cultura como cosa entrafiablemente suya, en reconciliarle con Tos dems y con fa historia pot fas races comunes & idénticas. Lo més admicable para mi en la Bscueta de Olga es que alli ocurre en modo eminente es Goble misterio del reencuentro y de la reconciliacién. FRANCISCO ROMERO 16 i secon SRA seannanscocctteenutinttiiotati sioeiehesiesmiahiaiinatci CapfruLo IT NUESTRO PLAN DE TRABAJO La educacién tiende a formar capacidades que ponen al hombre en condiciones de desenvolverse como individuo y como ser social, es decir, que dirige las actividades del ser que educa hacia la realizacién de valores, practicos, formales e ideales. El nifio inicia el desarrollo -de esas actividades primero en el hogar y Iuego en la escuela. Ambas fuerzas combinadas ayudan a su formacién, estruc- turan los medios por los cuales el individuo, al in- tegrar Ia comunidad en que actia, deja de signifi- cat un elemento, para transformarse en una vida susceptible de portar valores y de acrecerlos en con- tacto con el mundo nuevo, el mundo social. El vivir simplemente es una forma inferior de humanidad. El hombre en cuanto individualidad especificamente humana, dotado de espiritu con po- sibilidades de realizar los més altos valores, no vive, con-vive; es decir, que en esta participacién con: otras vidas exige la existencia de lazos comu- nicativos que, a su vez, requieren y procuran mé- dios ¢ instrumentos de mayor comunicacién. 17 OLGA cossEeET.rINt ‘José Gaos hace referencia,a lo humano, la vida humana, como esencial conveniencia —y en el con- vivir entra un influirnos mutuamente, un confor mmarnos los humanos con-vivientes. “El individuo Ihumano nace en el medio de una cultura preexis- tente a él; Ia persona humana se forma en un pro- eso inicialmente de asimilacién de los contenidos de esta cultura y de asimilacién a sus formas” *)- Bstamos en relacién con la naturaleza en torno y con el medio social al que nos unen medios como 2 lenguaje, los habitos, Ia cultura y los ideales ambientes. El nifio, que desde la nifiez “puede vivir valores estéticos, Iégicos y religiosos, lo mismo que com- prende la utilidad del amor o del poder" *), al He- gar a la escuela trae consigo un conocimiento y una experiencia que, si bien est circunscripta al contor- no materno y a su medio fisico limitado, es ya una experiencia'y un conocimiento, valores que la es- cuela utilizar’ para acrecentarlos y promover la creacién de otros. Teniendo en cuenta que el nifio, al ingresar a la escuela, no puede tener una conducta social sino a medias determinada y que necesitara de un perio- do de tiempo para formarla, interesa a la educacién iniciarlo en la adquisicién de esa conducta, no olvi- dando que recibe una personalidad ya iniciada en la familia, en el hogar. Corresponde, pues, a la 3) José Gros, Filosofia y Pedagogia, en la Revista “Bducacién y Culeura”, México, enero de 1940. 3)" SPRANGER, Las Ciencias del Espiritu y fa Escuela, Publicaciones de la Revista de Pedagogia, 2° ed. Buenos ‘Aires, Losada 1942. 18 Sear Te TT umemmeummennmeccn: sinensis LA ESCUELA ViIVa escuela una nueva tarea, ya que en ella lo individual adquiere su sentido espiritual-humano en Io social, es decit, que en este nuevo perfodo de actividad hu- mana infantil, Ia accién educativa “interviene en el proceso de la experiencia sensible al de la refle- xin” 1), “cultura de las emociones y tendencias elementales con las que nuestra vida animica reac- ciona frente a las impresiones externas; enlace de és- tas en una unidad de espiritu y cardcter” *). Recordemos el valor del lenguaje del nifio en ese convivir de la escuela; su desarrollo en la colabora- sién espiritual con aquellos que forman parte de su mundo, sin dejar de ser espontinea formacién es- piritual. La escuela, en general, cuenta con dos medios donde los valores se hacen realizables: lo que Ila- mamos contorno natural, barrio, Iugar, paraje, donde es posible verificar las primeras valoraciones cientifcas y estéticas; y el mundo,o medio social donde se realizan Jas formas de la conducta o valo- res éticos, La escuela est obligada a contar, fundamental- mente, con estos dos medios para cumplir con su finalidad educadora, En cada uno de ellos, contor- no natural y medio social, su obra tenderd a acre centar en el nifio el m4ximo de su auto-expresién cteadora, en contacto con mundos que les permiti- rin, ala vez, adquitir conocimiento y experiencia para la vida de mafiana. Esta accién continuada, este contacto permanente *) y *) WILHELM DILTHEY, Fundamentos ter de Petagogia, Lota, Buenos Aires 3° ae 1983.00 19 OLGA cossEeEtTrTiINti con Ia naturaleza en torno y medio social, acumula experiencias de un valor muy superior a toda teo- tizacién, por més clara que ella sea. Las bases con que Ja escuela debe contar son: un nifio con sus primeros rasgos y un contorno de Gerto orden o nivel. La escuela toma esos procesos ¥ los contintia, ya que el nifio crece y se desenvuelve Vitatmente; el medio tiene su dinamica, sus formas ‘miltiples que cambian, se modifican, no siempre hhacia formas estimativamente mejores. | La escuela pondra de relieve los valores que ni la familia ni el medio fisico ni el espiritual alcanzan ‘a mostrar por fuerza propia. El nifio posee su len gquaje al llegar a Ta escuela, pero Ia escuela lo matiza ¥ enriquece, El nifio llega con sus cantos y sus Juegos y 1a escuela Jos recoge, dindoles nueva cali- dad, un nuevo valor estético. El nifio trae su cono- Gmiento, posee una ténica, tiene un comporta- miento, que Ia escuela recogers transformindolos “bienes”, en conducta moral. ; og forzoso decir que la escuela actual ha olvidado la importancia de miltiples valores, derivando su conducta hacia una exageracién de los valores cog- noscitivos; es decir, sin que participen mas que en jIninima parte los valores éticos y sociales, sin los tales Ia ciencia es instrumento y no motivo de for- macién. ‘No es extrafio, por lo tanto, que la escuela, con su fisonomia actual, deforme y no forme, y el nifio se convierta en un ser sin originalidad, sin iniciati- va ni direccién e integre ese mundo mediocre que pesa con grave destino en Ja sociedad. Porque, hasta ahora, Ia escuela responde a un 20 | 5 : : i : | | : i : 4 | i | eo LA ESCUELA VIVA programa que est obligada a cumplir a plazo fija- do; programa desprovisto de una total orientacién que tenga como base los intereses de la infancia y conduzca al nifio hacia el conocimiento de 1a so- ciedad adulta, La idea de la formacién del individuo —tal co- mo la concibe la filosofia contemporinea— y el conectarlo con el medio social, estimulando su es- piritn de solidaridad, exigen uma reconstruccién radical del programa, Para dar a conocer en lineas generales nuestro plan de trabajo, necesitamos que el maestro aban- done por un momento aula, escuela, horario y pro- grama y salga con sus nifios a la calle, recorra la vecindad —esta vez lo més proximo a Ia escuela— y se detenga a mirar el cielo, los 4rboles, la influe cia de la Iluvia © de la sequia que se prolonga, etc. Y observe a la gente que anda, y se detenga a con- versar con la mujer que pasa con un cesto de ver- duras en el brazo, o con el jardinero que poda los rosales y que se asome al taller del herrezo y, en silencio, contemple 1a estrella que nace del metal enrojecido y converse con el obrero, y admixe el milagtoso trabajo de sus manos rudas en Ia forja de arabescos y filigranas de un portén colonial, y después de haberse saturado de paisaje y de gente, vuelva a la escuela y una vez en su aula, deje a los nifios reaccionar naturalmente, respetando esa expansién a veces ruidosa —nunca indisciplinada y siempre profundamente saludable— por querer decir a su manera lo que ha visto y ofdo, Io que sabe, lo que piensa y lo que cree, A poco de es- cucharlos, el maestro descubrir4 que en el breve pa» 21 oLG A cosseEtrTrTiINt seo, han obrado sobre el espiritu de los nifios dos in- fluencias: La que viene del mundo fisico —natura- leza en torno— y la del mundo social, en cuyo seno se han ido realizando los valores de la conducta moral y Ia creacién humana. ' Observard también, a poco de haber vivido asi y adoptado un tono de amistad y de confianza que sus alumnos se expresan por primera vez. ori- ginalmente —ya en la composicién, ya en el dibu- jo— y descubriré, con intimo gozo, que sus nifios han creado. Llegard entonces a formular su sintesis diciendo: Dos mundos, el fisico y el social, ejercen su in- fluencia en el nifio y crean una zona de influencias directa y reciproca con a escuela, siendo el resultado de esas confluencias la creacién. En nuestros nifios se traduce en poemas, dibujos, plastica, construcciones. Hay que agregar, claro es- té, Ja influencia de Ia mtisica del canto y de los juegos populares y del lenguaje mismo que, en cuan- to realizaciones del espiritu, han ido envolviendo a nuestro nifio y haciendo paulatino el ingreso en sus mundos afectivos. Surgen a la vez las relaciones sociales en contac- to con corporaciones artisticas, comerciales e indus- triales y son cultivadas también en Ja escuela, con las actividades creadas por una sociedad de nifios que abarca, en pequefio, todas las actividades de ta sociedad. En este contacto constante con el mundo fisico y el mundo social, realizadas las experiencias y va- loraciones cientificas y estéticas ¢ iniciados en al mundo de las formas de la conducta, maestro y 22 | | LA ESGUELA VIVA alumno encontrarin mundos nuevos, fuera del 1i- mite circunstancial que le ofrece Ios elementos para Ia realizacién de las mismas experiencias y de los mismos valores, en un horizonte mas amplio, entre un mundo del nifio y un mundo universal. Ensan- chamiento de la vida, camino del desenvolvimiento de su plenitud vital. ‘Tomamos las relaciones entre el mundo fisico, naturaleza en torno, y el mundo fisico mediato, es decir, el que rodea a otras gentes, de otros climas, de otros patses. Naturaleza y paisaje con sus con- tenidos de ciencia y valor estético. Y el mundo social no conduce al nifio adoles- cente al conocimiento no utilitario de la vida del hombre y de los pueblos, sino que lo pone en camino de llegar a comprender que la vida es esencialmente humana y que el hombre es un ser activo y creador de sus propios valores espirituales, Nuestro progea- ma en esta edad —12 a 14 afios— toma el estudio de la historia y de la geografia, de Ia ciencia y del arte, como medios que conducen a Ja formacién in- tegral del espiritu juvenil que aflora —y para lo- grarlo— en esta nueva etapa de la vida del espiritu, no lo abandona ni lo deja a merced de un libro de texto abierto al azar en cualquier pagina y si lo acompafia a mirar, a ver, a comprender; Inego Io conduce por el camino de la investigacién, hasta en- contrar Ia raiz, histérica del hecho que estudia. Llega a conocer, por ejemplo, el valor y la sig- nificacién del congreso indigenista realizado en Mé- xico, partiendo él mismo, para Iegar a la esencia 23 oLGA cosseEerrint del problema, a través de la significacién histérica de las razas aborigenes que poblaron la tierra ame- ricana. Llega a comprender el valor de las relaciones en- tre los pueblos de América y el nuestro, partiendo del tiltimo tratado de intercambio, iene una idea general de la crisis econémica que trae consigo Ia guerra visitando nuestro puerto y estableciendo las diferencias entre las estadisticas del movimiento actual con las del tiempo de paz, y de- duce, como consecuencia, el problema de la des- ocupacién y sus detivados. Penetra com sentido humano en el conocimiento del mundo del color y de la forma, viviendo el con- tenido estético del mundo en torno y pasando al estudio de las obras de arte, aprende a situarlas en Ia historia de acuerdo con su contenido, estructura y significacién social. ‘Aprende a gustar 1a miisica escuchando compo- siciones de los mas celebrados autores, y esto Io Tleva al estudio de la vida de los grandes maestros. Conoce el valor del romance del Siglo de Oro es- pafiol, por ejemplo, teatralizéndolo, asi como Ilega al corazén de nuestro folklore también por el tea- tro, por la misica y por la danza. Ejercita su conducta como miembro ya integran- te de la sociedad, aportando su ayuda en Ia pric- tica de la asistencia social, Hevando al seno de la sociedad, por intermedio de las Misiones Infantiles de Divulgacién Cultural, su teatro, sus experiencias clentificas su creacién, que se traduce en poemas, teatro, dibujo, plastica y construcciones. En sintesis nuestro plan tiende a organizar la 24 LA ESCUELA VIVA tarea de la escuela en torno a fos intereses y a las actividades espontaneas del nifio. Forma su programa de conocimientos con los ma- teriales que toma del contorno y que coordina y unifica, teniendo en cuenta que la ciencia no es ca- sillero de materias aisladas. Para una adecuada comprensin de 1a sociedad actual, mantiene contacto con ella, y procura, por todos los medios el acrecer espiritual del nifio nu- triendo sus raices que son la fuente de vida de Ia ereacién. 25 Cap{ruLo IL SOLIDARIDAD ALUMNO Y MAESTRO No es muy (facil descubrir, a simple vista, en el aula, a los maestros, especialmente a los mejor do- tados, Mientras paseamos la mirada por las mesas es- cuchamos su voz que nos dice “Aqui estoy”, y lo vemos surgir de entre un grupo de cabezas inclina- das sobre un libro, sobre un'mapa, sobre un cua- demo, en una comunién tal que nos quedamos contemplando el grupo con intimo gozo. A. veces nos cuesta distinguirlo cuando salen de excursién, —2Se van solos? — preguntamos. —Aqui voy —nos dice la maestra surgiendo de entre el grupo compacto que la rodea, tomandola del brazo; y el grupo sale y se aleja con alegria de pAjaros que van a volar. 'Y cuando la maestra ayuda a sembrar y a reco- ger; cuando ayuda a estudiar, y a comprender; cuan- do acompafia a cantar, a jugar y a refr, siempre y 26 LA ScUERLA VIV 4 siempre, esas maestras y esos nifios estén hablando un Ienguaje de serenidad y de gracia, estan creando una forma nueva de vida, con tal ritmo de belleza, que no recordamos haber leido en ningiin tratado de pedagogia una descripcién que se asemeje a lo que nos es dado ver y sentir frente a las nuestras, rodeadas de sus nifios. iCudnta serenidad y cuanta gracia! Si estin los nifios en el aula estudiando, se agrupan en torno a la maestra, Si entramos en ese instante, nos ofrecen un asiento y nos invitan a escuchar. ‘A veces, el tema parece, a primera vista, vulgar y aburrido, pero en labios de estos nifios y con estas maestras, la vulgaridad se torna jerarquia y el abu- rrimiento, interés. Pero squé dicen? ;Cémo se expresan? ;Acaso son distintas estas maestras a las otras y estos nifios a los demés? jAcaso crean un mundo de engafio y de ficcién? Una atmésfera de encantamiento que se rompe al punto? JEs natural esa serena actitud del maestro y ese estar feliz del nifio? —Estamos escuchando los poemas que escribié Abel; hizo muchos progresos en este tiltimo tiempo gsabe? {Por qué, Abel, no lees a Ia sefiorita tus poemas? :Quiere escucharlos? y cuando Abel ini- cio Ia lectura, cincuenta ojos estan fij con expresién de gozosa espectativa, Un dia una de esas maestras esté ausente y Ilega un grupo de maestros a visitar'la escuela y entra a esa aula, donde los nifios, sentados en torno a la 27 OLGA cossEerrint mesa familiar, dan Ja leccién como si la maestra estuviese presente. Estudiando, la nombran a cada momento: la se- fiorita nos explicé asi: la sefforita nos leyé tal co- sa; la sefiorita... y la invocacién de la maestra ausente tiene acento de plegaria en labios de estos nifios. YY esta el otro grupo de nifios que, grandecitos ya, confiesan sin rubor que se volverian a primer grado si a su maestra se la sacasen para mandarla a ensefiar a los pequefios que recién ingresan, y son estos mismos nifios los que escriben poemas utili- simos y hacen dibujos sugeridos por “La Pastoral”, de Beethoven, después de haberla escuchado en nues- tros conciertos, 'Y son esas maestras y esos nifios quienes contraen el compromiso de ensefiar a los demas compafieros sus experiencias del laboratorio y durante muchas tardes improvisan en el aula una pequefia sala de experiencias y ensefian, con paciente solicitud, a descubrir, a través del microscopio, un mundo aan no revelado para ellos. 'Y son estas mismas maestras a quienes sorprende Ia noche atin en la escuela atareadas las manos en la preparacién de los titeres; otras, trayendo mufiecos y vestidos que se incorporan al elenco, otras que destinan horas fuera del “horario” para adelantar a los més atrasados. Mientras muchos nifios pasan el dia en la escuela, escribiendo poemas y comedias, estudiando en la biblioteca, pintando el teatro de titeres, instalando 1a luz, cuidando el jardin y el hhuertos 0 bien cosiendo con'la maestra, con ropas en desuso, cien y mas prendas para dar a los nifios lac- 28 LA ESCUELA VIVA tantes que pueblan los hogares pobres de la ve- cindad. Lejos de esas maestras y esos nifios que viven asi esta Ia idea de que “tenemos que cumplir” o “de- mostrar que trabajamos”, y si, en cambio, hay en todos ellos una permanente actitud de “dar”, dar sin egoismos, dar con placer con alegria. Solamente asi creemos que es posible que nazca en Ja escuela ese espiritu que hace exclamar a algu- nos visitantes, al despedirse, después de haber pa- sado un dia en Ia escuela: —Ahora nos volvemos al otro mundo, al nuestro. Pero zeual de los dos mundos es el verdadero? GEI que crea al nifio un ambiente de libertad dis- ciplinada © aquel que le impone una disciplina? gAquel que le permite expresarse, dar su opinién y discutir o aquél que le obliga siempre a callar y a repetir? . JAquel que crea un estado de gracia entre maes- tro y discipulo'y le permite jugar y reir o aquél que le obliga a esconder su alegria y disimular su risa y el maestro es frio y extraiio ser parado frente ad? Podria asegurar que, en nuestra escuela, el alma de esas maestras no envejece, por esa adhesion ex- quisitamente humana que ellas obtienen viviendo intensamente cuando ensefian y atrayendo a ese rit- mo el espiritu de sus alumnos, cuando, en fin, un clima de trabajo, de cuyo contenido nace la divina alegria de haber creado. 29 OLGA cossrrring VIDA DEL AULA La escuela esta organizada por grupos mixtos de 6 a 14 afios. Nuestra familia escolar es de qui- nientos alumnos. Cada grupo con no més de treinta y dos en los inferiores y de veintiocho en los superiores, traba- ja en mesas con capacidad para seis alumnos. Solamente en casos especiales la agrupacién Ia de- termina la maestra: casos de indisciplina, por ejem- plo, o cuando predomina la tendencia a agruparse Jos de un mismo sexo, como ocurre generalmente con los varones no habituados desde pequefios a trabajar con las nifias. La vida del aula la comparten los alumrios en comin, no existiendo jerarquia de determinado sexo. Cada alumno se expresa dentro de un amplio campo de libertad, Estudia y trabaja, y el esfuerzo minimo constantemente controlado por esa irradia- cién de cada esfuerzo hacia la causa comin estimmu- la y mejora, elevando el nivel de Ia aplicacién y de la conducta, Por ejemplo, en la mesa A de un cuarto grado observamos a dos varones que estén bajo la tutela de dos nifias; éstas velan constantemente sobre su aplicacién. El efecto que el control ejerce sobre sus camaradas desaparece o se atentia hasta hacerse in- sensible, porque el trabajo se hace en comin, Se ayuda, se aconseja, se cortige, se estimula y rata vex se acusa, La maestra que esta siempre presente, aconseja, 30 LA ESCUELA VIVA corrige, aprueba o desaprueba sin intervenir dema- siado directamente, En las horas en que es necesario que los pequefios grupos se fusionen en uno solo en torno a la maes- tra, ésta es una compafiera més, con mayor expe- riencia, mayor conocimiento, a quien es necesario recurtir, muchas veces, para que explique, aclare 0 amplie; compafiera, amiga de confianza con quien se juega, se rie, y se divierte, simpatia inagotable, sal de la vida nuestra en 1a escuel: Las excursiones frecuentes, diarias en los grados inferiores durante el tiempo bueno estrechan los vineulos de amistad entre los escolares, de tal ma- nera que son casos comunes que se organicen grupos voluntarios, y fuera del horario escolar se trasladen hasta un lugar cercano —el rio o Ia barranca— a dibujar, a continuar sus observaciones sobre una especie vegetal descubierta anteriormente con la maestra y regresan, después de dos o tres horas de ausencia, con una acuarela a punto de terminar 0 una serie de descubrimientos hechos sobre el objeto de sus investigaciones. Es bueno destacar que no son nifios selecciona- dos ni excepcionales; son nifios cuyo ‘gran porcen- taje no tiene otro medio de influencia educadora que la escuela. Ahora bien, lo que estos nifios no tienen de comin con los dems es Ia escuela, Ia es- cuela que los deja vivir siendo nifios, que los pro- tege contra la incomprensién del hogar, que acepta sus trabajos como resultado de un esfuerzo honra- do, que los alienta a ser cada dia mejores, trabajan- do junto a ellos en el aula, en el huerto, en la revista, en todo, 31 OLGA cossErETTINtG Es la escuela la que aclara sus dudas la que con- testa a sus preguntas, a veces preguntas tremendas que es “pecado” contestarlas segtin determinado pre- juicio y que, sin embargo, el maestro, si es honrado, ho deja en suspenso o desvia el curso de la conver- sacién o las contesta crudamente porque el macs- tro honrado y discreto puede hacer de la verdad mis Aspera una ensefianza noble y bella. Cierta vez con nifios de doce y de trece afios, se hablé de Ia vida. —iQué es la vida? ;Cémo nace una’ flor, un pajaro, un nifio? iQué inquietante mundo de por qués bulle en Ia mente de cada nifio! Y bien, 1a maestra explicd con palabra sabia, honda y buena qué es el nacer y los nifios escucharon Avidos Ia verdad y 1a escribie- ron Iuego ast: “Yo no podia comprender cémo nacian los ni- fos porque era muy chico, y cuando mi curiosidad me Ilevaba a preguntar a mis padres, me decian: ‘si, te compramos en una casa donde hay muchos nifios y te trajo la cigiiefia en el pico”. “Pero yo tenia curiosidad de saber, mi curiosi- dad era tan grande que me metia en todo y queria escuchar conversaciones de bocas que lo explicaban maliciosamente y eran sucias, pero hoy comprendo porque Io sé bien, por boca de mi maestra, y veo que es una cosa sagrada y no hay por qué avergon- zarse de decirlo”. — Ronaldo P. (12 afios). “Creia que los nifios nacian porque las cigiiefias los traian en cada casa dormidos, para que al lado 32 LA ESCUELA VIVA de Ja que iba a ser su madre despertaran a una nue- va vida, “Ofa tantas cosas sobre esto que a veces pensaba que los nifios eran dejados en cada puerta, para ha- cer la felicidad de ese hogar. “Tenia ‘necesidad de saber, porque lo poco que sabia me lo habian contado con malicia. ‘Yo necesitaba una explicacién pura como nos la dié la sefiorita Leticia”. — Lucinda S. (14 afios). Y otra vez y a cada momento se habla de un mundo de cosas que el nifio quiere saber y que el maestro ensefia a comprender. Un dia, un grupo de nifios recorrieron el puerto de Rosario. {Cudnto detenerse y cunto mirar las enormes estibas y el grano dorado que a granel co- rrfa desde el vientre enorme de los galpones hasta Ia bodega del vapor! —"Miles, millones de toneladas producen nues- tros campos...” YY el por qué asoma otra vez, vido, en la boca de estos nifios; esta vez es Juan quien nos hace esta pregunta —iPor qué, si hay tanto trigo, el pan es tan caro? Enmudecemos y por un momento desviamos nuestra mirada hacia las mil palomas que se asien- tan a recoger el grano que ha logrado escapar a la avidez de la sin-fin insatisfecha, Después explicamos; —EI comercio, el intercam- bio, la fiebre del oro, el agio... y Juan, que pa- rece no habernos escuchado, dice como monologan- 33 uLGaA cossErETTINt do: —Mi pap gana, tres pesos por jornal y somos cinco; dos kilos de pan poco nos aleanza.. .””. Un nudo nos cierra la garganta. Vamos tan apre- tados, tan juntos, como un solo latido y una sola emocién. Solamente viviendo asi el nifio abre su alma, cree en el maestro y se siente feliz en su escuela, Porque la escuela no cierra sus ojos ni sus oidos al imperioso reclamo de un nifio y en la medida de su posibilidad le resuelve sus grandes y graves problemas, tan importantes como los del adulto y estimulada por los ejemplos de solidaridad que re- ibe de estos seres humildes que viven en torno su- yo, va cumpliendo poco a poco su destino. ‘Uni dia nos Ilega Ja noticia de que ha ocurrido una desgracia en casa de José Alberto y Elisita, her- manitos sin padre y cuya madre es un pobre ser mutilado por el dolor y la miseria. Hoy ha enloquecido la hermana mayor que sos- tenia el hogar. Ha estado dos dias sn més cuida- dos que los que le prodigaron los vecinos tan pobres. como ellos, pers ya no es posible esperar mis, el médico ha ordenado una caja de inyecciones que cuesta 10 pesos, {Qué hacer? {A quién recurrir? y los buenos vecinos inician entre ellos una colecta —aqui un a moneda, alld otra— y la pobre enfer- ma encuentra su primer alivio. Mientras tanto, José Alberto y Elisita no han regresado a la escuela. Estén flacos de hambre y temblorosos de miedo y de angustia. Pero un dia conseguimos traerlos y no ya por las cuatro horas establecidas en el horario escolar. El comedor, con su horario de 9 a 17 horas les 34 LA ESCUELA VIVA permite pasar el dia en 1a escuela, alimentarse y vi vir con derechos de nifio, Hoy José Alberto y Eli- sita son nifios sanos y alegres que asisten diaria- mente a Ia escuela, José Alberto ayuda a la maes- tra en las tareas del aula, Todos los dias colabora en los trabajos de un grupo de compaiieros. Es fre- cuente escuchar su voz, diciéndoles: —Esto lo leiste bien, puedes seguir—. O bien: —{No se fijaron en la direccién que hoy trae el viento? Vayan a la calle y observen. O: —Les voy a explicar lo que lef esta mafiana en Ia biblioteca sobre el musgo que encontramos ayer en la excursién—. Y, a veces: —{Por qué no atiendes, Manuel; estés cansado?— Y cuando ter- minan de trabajar Ies dice: —Bueno, ahora vamos todos a jugar —y, seguida del grupo, se lanza a la carrera hasta el patio de tierra. ALIADOS Y AMIGOS La Cooperadora no existe con el 'tinico fin de reunir fondos para hacer frente a las muchas nece- sidades de la escuela. Si es fecunda su ayuda material, también lo es su aporte moral, Ia leal disposicién de su conducta pata con Ia obra que realizamos, su adhesién in- condicional y su amplio apoyo. Esta presente en todos los actos que se organi- zan, dispuesta a prestar su colaboracién en toda obra que se emprenda, haciendo causa comin con las alegrias y los pesares que a la escuela le toque vivir. 35 OLGA cosserTriINt Desde ef afio 1937, fecha en que pudo librarse de algunos elementos que entorpecian su labor, ha podido realizar una obra tan intensa y de tal bene- ficio, que, para justificarla, bastaria citar solamen- te la organizacién y sostenimiento de la biblioteca, a Ja que ha dotado, hasta el presente, de tres mil quinientos ejemplares, y permanece abierta durante todo el afio, con personal en los meses de vacacio- nes, cuyos honorarios-corren por su cuenta. Ha organizado, también, un taller de encuader- nacién y de carpinteria con capacidad para veinte alumnos, proveyéndolo de los iitiles necesarios para su normal funcionamiento. Ha creado un consultorio odontolégico y médico que presta servicios a nuestra poblacién escolar. Cumple anualmente con una importante obra de asistencia social y, con la ayuda del gobierno escolar de la provincia, sostiene un comedor para treinta alumnos, Sin mencionar de su obra sino aquello de ma- yor trascendencia, cabe destacar que todo lo cum- ple sdlo con una entrada media mensual de ciento veinte pesos, de la que hay que descontar los meses de vacaciones, en que no percibe las cuotas de sus socios. {Cémo puede producir tanto un capital tan pe? quefio?, Es que Ia escuela estrecha sus vinculos de amis- tad con otras instituciones y otras gentes, No hace mucho tiempo, el “Rotary Club” de Rosario, atraido por Ia publicacién de nuestro li- bro El nifio y su expresién quiso premiar nuestra 36 LA ESCUELA viva labor, prestindonos su ayuda para Ia creacién del comedor escolar, La Cruz Roja (filial Rosario) suministra vein- te litros diarios de leche. Los médicos Alberto Dutruel y Felipe Garcia Ortézar, voluntariamente, atienden el consulto- rio médico y controlan el estado de los nifios, en especial aquellos de salud precaria y que concurren al comedor escolar. En los casos en que Ia intervencién del médico es urgente —accidentes, afecciones cutaneas, ete— el Hospital Alberdi nos auxilia y nosotros corres- pondemos, interesando a nuestras alumnas en la confeccién de ropitas para la sala de Maternidad del Hospital, asi como también para el de Nifios, a los que enviamos una apreciable partida de pren- das para bebé, todos los aiios. El Centro Estudiantil Cooperative compra las telas y lanas necesarias y las profesoras de costu- 1a Dora de Salvi y Maria de Medina, dirigen los trabajos de las nifias, 37 Capfruto IIL LAS EXCURSIONES En el capitulo “Solidaridad”, hacemos mencién. del valor educativo de las excursiones. ‘No intentaremos repetir aqui su importancia. Aunque el maestro en general se vea privado de poder realizarlas cada vez que sea necesario, no desconoce su valor, su influenca sobre el nifio y Ia benéfica influencia del aprendizaje hecho en for- ma tan directa, EI aprender se realiza tanto mejor cuanto mis esté en relacién con Ia actividad lena de contenido y de entusiasmo, Psicolégicamente, sélo se aprende lo que se vive. El querer saber de un nifio de seis a ocho afios, limitado casi exclusivamente por el interés hacia el mundo externo, sin haber despertado sino ex- cepcionalmente al mundo psiquico, abre al maestro camino para Ilevar al nifio hacia 1a formacién de un espiritu investigador y cientifico, por medio de a exploracién de la realidad, con ese agregado de gracia y de poesia que es expresién del alma infan- til no falseada por un afm indudablemente cruel, 38 LA SC U ELA viva de interponer siempre, entre el nifio y el mundo, el libro, el mapa, la ;figura, el ejemplar disecado el herbario, cuando a la vuelta de la escuela o un poco més alld esté riendo bajo el sol toda esa verdad que el nifio ansia ver y tocar, No podré olvidar nunca Ia escena ocurrida no hha mucho en un tranvia con ocasién en que un grupo de alumnos salia en viaje de excursién, Tha sentado al lado de un nifio nuestro, inteli- gente y vivaz, un grave sefior que lo interpelé asi: —2Y ustedes, adénde van? —Vamos al parque, a recoger semillas con las que haremos trabajos. —Mejor seria que aprovecharan el tiempo estu- diando en la escuela, en vez de perderlo de un lado a otro, EI nifio lo miré asombrado, pero sin perder su gracia y su aplomo, le contesté: —Mire, sefior, yo no tengo Ia culpa de que usted no haya podido aprender como nosotros, porque nosotros necesitamos salir a ver las cosas para aprenderlas mejor. La respuesta del nifio es més clara que toda una leccién de pedagogia. Las salidas diarias en dias de sol, de los peque- fos, los prepara para esa serena admiracién frente a la vida, que caracteriza a los que la han escru- tado, descubriendo la verdad que empez6 siendo simple e ingenua curiosidad; que empez6 por des- cubrir el color de una hoja de otofio, el canto de un grillo, el nacimiento de una mariposa, el olor de Ia menta, el picor de Ia ortiga, la lombriz y la arafia, el gorrién y Ia torcaz, el cofrecillo de una 39 OLGA cossrerrint flor y ese poema de belleza que es el corazén ma- duro de una semilla de tasi. Nada hace més feliz a un nifio que este vivir junto a un arbol, hundir Los pies en la arena, per- seguir un insecto, arrancar una flor. "Y todo este ‘‘vivir” va nutriendo su alma de saber, de conocer, de amar, Mundo y natura que penetran por sus ojos, por sus oidos, por su piel y que despiertan um dia como conocimiento, como ciencia impregnada de belleza eterna, El asombro que provocan los poemas y dibujos de nuestros nifios tiene su respuesta en ese vivir de cada dia y que se revela muy especialmente en esa edad de los diez a los catorce afios, en que el im- pulso intelectual se ensancha y se abre al mundo de lo espiritual, Es entonces cuando, animado de una curiosidad, de un deseo de saber, apasionado a veces, nutre su espiritu de nuevos conocimientos y emociones, que nacen de su contacto con personas y destinos, ini- ciando su lenta “experiencia de la vida”. Cuando Ia escuela estimula y orienta esos con- tactos con ese mundo fisico y social, al que el nifio pertenece y al que se incorpora aprendiendo a vivir, Ta escuela Jo educa en los primeros pasos de su co- nocimiento consdiente, en ese mundo en el que me- diante sus actividades individuales y sociales y el cultivo de determinados valores ¢ ideales, va ade- cuando su conducta. La actividad del nifio dentro de 1a comunidad, con su iniciativa y con su expresién original, serd creadora y a Ia escuela Ie corresponde provocarla 40 LA ESCUELA VIVa« y dirigirla, respetando en el nifio esa aptitud na- tural. La inercia y 1a rutina de Ja escuela tienden a Timitar, cuando no a entorpecer, Ja realizacién de esta experiencia en el mundo social en que el nifio acti. ‘Mientras el maestro no se modifique en su con- tenido sustancial de maestro y Ia escuela continue viviendo al margen de la vida, seguird siendo un organismo rezagado, inadaptado a las necesidades del mundo en marcha. jCémo la escuela puede modificar su espiritu y con él su programa de tra- bajo? Nos ayuda a contestar un juicio de Harold Rugg, Profesor del Teachers College, Columbia University, Nueva York, quien dice): “No existe conflicto entre Jos intereses y capa- cidades del nifio y el estudio de Ja sociedad; am- bos deben desempefiar un papel en Ia seleccidn y valoracién de las actividades y materiales de la ins- truccién, Los intereses y capacidades determinan la organizacién, disposicién, orden, y tratamiento. El andlisis social determina el amplio campo del con- tenido total; los materiales que han de incluirse o excluirse del ambiente que rodea a los nifios, El estudio de las fuerzas propulsoras de Ja civilizacion contemporinea y su desarrollo y tendencias, junto con el conocimiento del aprender y el desarrolio del nifio, pueden ofrecer una visién orientadora, segu- ra, de a direccién en que se debe mover continua mente la actividad del alumno, Ia discusién de la clase, etc, 2) Et nasvo programa exclar, Editorial Lotads, S. A., Buenos Aires, prow 41 OLGA cosSsSETTINI Mientras el alumno se esti desarrollando, me- diante la actividad més viva y cteadora que la escue- Ta pueda estimular, la atencién del maestro fluctuard constantemente entre la utilizacién de las activi- dades creadoras del nifio y los resultados esperados en Ia sociedad adulta. Por otra parte, la ensefianza debe estar alerta en todos los estadios de 1a escuela para mantener el méximo de espontaneidad en Ia autoexpresién que es humanamente posible conser- var", 42 Capfruto IV APLICACION DEL PLAN DE TRABAJO Nos hemos referido al plan general de trabajo y al valor de las excursiones como base y punto de partida para 1a aplicacién del plan. Plan y excursiones promueven una serie de ac- tividades que hemos agrupado de la siguiente manera Actividades estéticas, comprenden la musica, el canto, el teatro, el dibujo, la plastica, los juegos. Actividades manuates, comprenden: a) construcciones de madera b) juguteria: semillas, corcho, madera, cartén, lata, alambre, ete. ©) costura: prendas para uso personal, prepa- racién de ropas’para a sala de maternidad de los Hospitales Alberdi y de Nifios y para Ios cursos de Puericultura que se organizan bajo Ia direccién del médico. d) encuadernacién de libros propios y de la Biblioteca, 43 o LGA cossErerTTINt e) jardineria, cultivo de flores, -exposicién y venta, . f) huerta y granja: cultivo, cria y venta, g) practica y cocina, Actividades sociales, comprenden: a) Practica de convivencia social constantemen- te en juego, en el Centro Estudiantil Coope- rativo, que mantiene en actividad a cuatro- cientos alumnos con sus distintas comisio- nes, con sus reuniones, asambleas, debates, etcétera a b) redaccién e impresién de la revista “La Voz de la Escuela”. . ¢) Exposicién de material didéctico, acuarelas, juguetes, flores, ete, , 4) Misiones infantiles de divalgacién cultural, que ponen al nifio en contacto directo con el pueblo. ; e) Reuniones piblicas en celebracién de acon- tecimientos histéricos, cientificos y sociales. £) Cursos de Puericultura que ponen a las ni- fias de 12 a 14 affos, en contacto con la madre y el nifio lactante. Actividades domésticas e higiénicas: a) higiene diaria de la persona después del re- creo o de una excutsin, b) cuidados del aula, patio, jardin, huerta granja, ; ©) ejercicios deportivos y juegos que estimulen en el nifio habitos higiénicos, d) Ia organizacién del cuerpo de “explorado- res” con su programa de “camping” y con fi- 44 L 4 ESCUELA Viva nes de estudio y juego, contribuye a ejerci- citar en los nifios las actividades sociales, fibicas e intelectuales que ayudan a asegurar los beneficios de la salud, Actividades intelectuales al aire libre, compren- den las excursiones. Siendo Ia excursién el punto de partida del conocimiento, se lleva a cabo en todos los grados con toda la fre- cuencia necesaria, Sirve de aprendizaje serio, abarcando todas las asignaturas. Se realizan sin apresuramiento; se va a trabajar, a apren- der, a estudiar. Actividades intelectuales del aula: tienen como fin principal elaborar el material recogido en las excursiones, Los nifios de seis a diez afios exploran el mundo en torno: historia y geografia del Jugar, vida de sus habitantes, plantas y animales, Enlace del presente con el pasado. EI conocimiento de la vida econdmica, cul- tural y social de la ciudad los Ilevaré al conocimiento econémico, cultural y social del pais con sus relaciones internacionales, puen- te entre el mundo del nifio y el mundo universal, El aula serd el laboratorio donde esas ideas maduran al caloride una sabia direccién, de un permanente entusiasmo; trabajo serio, reflexivo, ameno, “nacido” no impuesto; trabajo que trenace cada mafiana con un “querer hacer" cada vez mejor. 45 oLGaA cossSETTINE Actividades de ta expresién: comprenden Ia lec- tura, la redaccién, conversacién, narracién, dramatizacin y todas aquellas otras activi- dades que estimulen en el nifio el sentido de Ia belleza, de 1a emocién y del valor hu- manos. ‘Al dar.a conocer a continuacién los puntos principales de un programa de trabajo cumplido con dos grupos de alumnos —6 a 10 y ll a 14 afios— (la escuela aun no ha cumplido un ciclo de aplicacién de su experiencia) nos proponemos Hevar al lector a conocer cémo hemos aplicado el plan general durante tres afios, ya que el programa si bien se sujeta a ese plan general de trabajo, sus materias y sus temas mantienen una adecuada rela- cién con la vida mediante una sucesién de activi dades y de experiencias surgidas del vivir de cada dia. ‘De tal manefa, que el que corresponda a un de- terminado afio dentro de las lineas generales que Ie marca el plan, puede diferenciar su contenido de aquel afio anterior. Insistimos en que al publicar nuestras activida- des y experiencias correspondientes a tres afios ¥ a dos ciclos, cteemos aportar sobre todo al maestro, una fuente de informacién que lo leve a compren- der cémo es posible que Ia escuela cumpla con su plan de instruccién y de educacién, utilizando los materiales que la vida pone constantemente a sv alcance, descargando el “programa” de toda ma- teria intitil y enriqueciéndolo en su significacin y contenido, conectando 1a escuela con Ia sociedad y 46 LA ESCUELA viva logrando alcanzar en el nifio el més alto grado de expresién creadora, Lo ideal seria establecer un plan individual de trabajo con las caracteristicas propias de cada alum- no, pero siendo esto muy dificil de alcanzar en’ nuestras escuelas —por el niimero de sus alumnos y el costo que demandaria el sostenimiento de tal sistema— deseamos demostrar que es posible fa- cilitar medios al alumno, para desenvolverse en li- bertad, siempre que el maestro sea un experto guia que preserve al nifio de todo artificio escolar, y Io ejercite en la preparacién para la vida. PRIMER CICLO Nuestros nifios del primer ciclo —6 a 10 afios— cumplen actividades que estén en relacién con el aula, Ia escuela, el barrio y la ciudad. Empiezan explorando todos los rincones cerca- nos: observacién diaria del tiempo, aspecto de la naturaleza en torno. Recoleccién de semillas, hojas, flores, insectos, Alimentacién de los animalitos de la granja, cuidados del jardin, del huerto, etc, Cla- sificacion y otdenacién del material recogido en las excursiones; fijacién de impresiones y de ideas por medio de Ja conversacién dialogada, con una mi- nima participacién de la maestra; por medio del juego, con la imitacién del movimiento y ruido de las hojas en los arboles, del canto de los pajaros, etcétera; del dibujo y del color, con el empleo dia- rio del lépiz y de Ia acuarela. Primeros ejercicios de céleulo: contar Arboles, 47 OLGA cosserrinti hojas, ramas, semillas; pesar periédicamente los conejitos y las palomas del corral, utilizando bol- sitas con decenas de bolitas, etc. Empleo frecuente del “almacén" y de la “tien- da”, juego agradable que inicia al nifio en Ia préc- tica de pesos y centavos, metros y centimetros y ejercicios de descuento que realizan sin dificultad, al finalizar el segundo afio de su aplicacién: ‘Vamos a la “‘tiendita” para efectuar algunas compras. Matia se encarga de compras. Néstor des- empefia el papel de vendedor con acierto, Francis- co, Elvira, Dardo son los primeros en resolver la factura que les plantea Maria, Estos ejercicios de comprar y vender, en que nos hemos iniciado, los Ievamos a cabo practicamente. En esta forma, los nifios sienten interés en resolverlos, pues al mismo tiempo que juegan, aprender a operar con pesos y centavos” *). Sin apresuramiento, se inician en el aprendizaje de la lectura y de Ia escritura, sin sujetarse al rigo- rismo de un método determinado. En sus pascos, en sus observaciones diarias, en medio de una ale- gria que no cesa, entre manchas de color y contor- nos expresivos, surgen las preguntas: jCémo se escribe “‘cielo celeste” “viento suave” “hoja ama- rilla”, etc., etc., y empieza el dibujo de la frase y con 4, ef aprender a leer y a escribir como un tra- bajo natural y ameno que se hace con gusto y cuyos frutos se recogen en setiembre o en octubre, creando sus ptimeros “‘poemas", como ellos dicen. “Siempre en progresién ascendente se desenvuel- de Carlota Caballero, primero inicial. 48 LA BSCUELA VI 4 ve la vida ide estos nifios Los més inteligentes y capacitados dirigiendo al resto que en forma mis Ienta se encaminan al mismo fin. Pequefios poemas surgen de su charla graciosa, que luego escriben en sus cuadernos, Rosita ha es- cxito hoy: “BL malvén parece una sombrilla japonesa, Los alelies parecen bailarinas. La flor del duraznero es una copita rosada que juega con. el viento. Las margaritas son sefioritas coquetas”. ‘A diario, surgen expresiones Menas de gracia; hoy me he complacido escuchando a Oscar, dicien- do en alta vox Ia que luego va a escribir: “Yo quiero saltar y jugar. Mi cara es linda y fresca como una hoja bri- Mante, ‘Muchas ganas de saltar y de brincar hacen mo- ver mis pies"’*), Los pequefios terminaron los trabajitos escri tos y Ios dibujos que mandarin a los nifios san- tiaguefios, Héctor dibujé el rio y una barca —que sepan que tenemos un rio grande y lindo— me dice mientras trabaja, Florencio pensé mucho antes de escribir y des- pués me dijo: —Voy a escribir sobre el cielo y anoté lo siguiente: “EL azul del cielo es lindo. Mi bandera tiene ese mismo color. 1) Del diatio de Marta Araujo, primer grado. 49 oLGA cossEerriNnt Algunos nifios tienen los ‘ojos azules. El jazmin del cielo también es azul” *) Pequefiitos, mimosos, bullangueros, estos nifios van poco a poco credndose habitos de orden, so- siego y trabajo, sin imposiciones absurdas, ni dis- ciplinas crueles. La maestra es su compafiera de todas las horas. Todo se conversa con ella: asuntos de la escuela y problemas de familia. “Me dice Luisa: —jPor qué no lee el poema que hizo Roberto? Déselo a la sefiorita que Io fea.. Dice: “En este mes de setiembre, ‘la primavera no Ilegé cantando, Hegé Morando Los pajaros le preguntaron: —{Por qué lloras, primavera her- mosa? —Porque he perdido al sol, hermanos mios”. —Si, sefiorita, dice Roberto, lo escribi porque cuando empez6 setiembre jse acuerda? Ios dias eran feos y grises y el sol se habia perdido, pensé que Ia primavera estaria triste” *). “Durante el recreo nos hemos quedado con un grupo de chicos a tomar la leche y hemos conver~ sado". Parece que ya las penurias se sienten en al- gunos hogares y esta gente que es tan sufrida, todo Jo acepta con paciencia aunque sin resignacién. —AI carnicero le debemos cinco meses y al ver- dulero cuatro, Al que menos le debemos es al pa- nadero, tres meses, dice Elba, 2) Del diario de Envina Echoverrla, primer geo, 3. BU GRKS ot NEM beiter seguhdo" gato, nifos ae Kno ator 50 LA ESCUELA Viva Irma agrega: —el patrén de mi papa Ie debe ya tres meses y dice que él tampoco tiene dinero. ‘Me angustia oitlos contar estas cosas; jellos tan nifios, tan buenos y humildes! Para disipar nuestra tristeza, salimos; Ia tarde apacible nos invita y regresamos con las manos Henas de flores, semillas y pequefios caracoles que recogimos en el rio” *), En este segundo afio de la escuela, el campo de observaciones y de trabajos se amplia. Empieza a esta edad —ocho afios— a perfilar u cardcter, a{marear una tendencia, una predilec- cién, una predisposicién ya hacia el dibujo, ya a la expresin escrita, el lenguaje, el canto, la manua- lidad etc, Aparecen los investigadores precoces, aquellos que, lupa en mano, descubren larvas in- verosimiles, hnuevecillos microscépicos que coleccio- nan en el vivero de la escuela o en improvisados viveros individuales. Los paseos diarios, el mirar juntos y juntos sen- tir y estimar todo cuanto cae bajo su mirada ob- servadora y atenta, guiados por la maestra que los conduce con afectuosa comprensién, crea un senti- miento de confianza, y de amistad. “El miércoles invitamos a Carlota, No es posible que sus chiquitos pierdan esta escena encantadora Es un grupo de chivitas mamando inquietas, Los nifios miran mamar a las chivitas ¢ infor- man con toda naturalidad, de eget tistio de Netida Benitez, segundo grado, nifios 51

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