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DSI MAT RETROALIMENTAC para Evaluac Contin III Parc
DSI MAT RETROALIMENTAC para Evaluac Contin III Parc
I. Aspectos bíblicos
a) El hombre, pobreza y riqueza
En el A. Testamento se encuentra una doble postura frente a los bienes económicos y la riqueza:
1) Aprecio a (los) bienes materiales considerados necesarios para la vida.
2) Los bienes económicos y la riqueza no son condenados en si mismos, sino por su mal uso. VF
La tradición profética estigmatiza las estafas, la usura, la explotación, las injusticias evidentes,
especialmente con respecto a los más pobres.
La pobreza, aceptada o buscada con espíritu religioso, predispone al reconocimiento y aceptación del
orden creatural; (así), el “rico” es aquel que pone su confianza en las cosas que posee y en su
fuerza, más que en Dios…
Jesús asume la tradición del AT sobre este tema, confiriéndole una definitiva claridad y plenitud (cf. Mt
6,24…).
Infundiendo su Espíritu y cambiando los corazones, instaura el “Reino de Dios”, que hace posible una
nueva convivencia en la justicia, en la fraternidad, en la solidaridad y en el compartir…
(Así) la economía y el progreso pueden transformarse en lugares de salvación y de santificación. También
allí es posible expresar un amor y una solidaridad más que humanos y contribuir al crecimiento de
una humanidad nueva…
Jesús sintetiza toda la Revelación pidiendo al creyente enriquecerse delante de Dios (cf. Lc 12,21).La
economía es útil a este fin, cuando no traiciona su función de instrumento para el crecimiento
integral del hombre y de las sociedades.
b) La riqueza existe para ser compartida
328. Los bienes, aun cuando poseídos legítimamente, conservan siempre un destino universal.
Toda forma de acumulación indebida es inmoral, porque se halla en abierta contradicción con la ley dada
por Dios… v/f
329. Las riquezas realizan su función de servicio al hombre cuando son destinadas a producir beneficios
para los demás y la sociedad:
“¿Cómo podríamos hacer el bien al prójimo –se pregunta Clemente de Alejandría (S. II-III d?C)– si nadie
poseyese nada?”.
Para S. Juan Crisóstomo, las riquezas pertenecen a algunos para que estos puedan ganar méritos
compartiéndolas con los demás…
S. Basilio el Grande invita a los ricos a abrir las puertas de sus almacenes y exclama: “Un gran río se
vierte, en mil canales, sobre el terreno fértil: así, por mil caminos, tú haces llegar la riqueza a las
casas de los pobres…
CONTENIDO.
La presente encíclica trata la concepción del hombre y del trabajo. El enfoque general responde a un
análisis de la época moderna, en que se han desarrollado con enorme profusión experiencias de carácter
económico, social, histórico, teológico, antropológico, etc. Generalmente acerca del trabajo humano, se
ha ignorado su concepto exacto.
La Encíclica va más al fondo, llega al corazón del concepto mismo del trabajo humano. En lugar
de trazar un modelo ideal, Juan Pablo II ayuda a comprender lo que ha acontecido y sigue
aconteciendo en la historia, de qué modo puede el hombre transformarse con su trabajo, hacerse }
más hombre.
Además Laborem Exercens muestra cómo los socialismos tratan a los seres humanos
como instrumentos de producción y no como personas-sujetos de trabajo. Por otra parte, en los
liberalismos se les trata como mercancía sujeta al mercado de la oferta y la demanda. Con la
proletarización de los intelectuales y su desempleo, se incrementa el problema social.
Enfatiza los elementos de una espiritualidad del trabajo: los seres humanos comparten sus
actividades con la acción de Dios; el trabajo imita la acción de Dios y otorga dignidad al
trabajador. Nuestro Señor Jesucristo fue un hombre de trabajo. Hay en la Sagrada Escritura
muchas referencias al trabajo; el Concilio Vaticano II dice que: el trabajo es necesario para el
progreso terreno y para el desarrollo del Reino.
ACTUALIDAD.
También hoy: El trabajo humano es una clave, quizá la clave esencial de toda la cuestión social, si
tratamos de verla verdaderamente desde el punto de vista del bien del hombre. Esta es la actualidad que
nos ofrece Laborem Exercens , recordarnos a todos, la importancia del cuidado y desempeño del trabajo
bien hecho, no sólo para nuestros colaboradores, sino también para el empresario.
Los empresarios directos e indirectos deben de actuar en contra del desempleo creando fondos de
desempleo, sistemas de planeación global a nivel económico y cultural, no centralizados por las
autoridades públicas sino en coordinación nacional admitiendo la iniciativa individual.
Colaboración internacional para aminorar el desequilibrio en los niveles de vida.
Además, hoy hemos de buscar las condiciones para crear: salarios suficientes para el sostenimiento
de una familia. Subsidio a las madres que tienen a su cargo una familia. Valorar teórica y
prácticamente el papel de la madre en la sociedad. Crear oportunidades equitativas para las
mujeres. Defender el derecho de las personas de a abandonar sus países de origen, para ir a otro
en busca de mejores condiciones.
ACTUALIDAD.
La temática de esta encíclica, también tienen una vigencia extraordinaria. El hombre de empresa no
puede permanecer indiferente los problemas de marginación y de miseria. Debe reconocer el nexo
orgánico entre desarrollo, solidaridad y liberación, entendidas cristianamente. De ahí que los hombres de
empresa tengan la obligación moral de construir una mejor sociedad, más justa, más solidaria, más
humana a partir de la empresa.
Los laicos. Hoy no podemos olvidar que nosotros somos los responsables de animar con el espíritu
cristiano las realidades temporales.
CONTEXTO
Cien años después de la encíclica Rerum Novarum y tras la conclusión, con el ocaso del
marxismo, de un ciclo en la historia de Europa y del mundo, Juan Pablo II es testigo de las
amenazas de guerra, de la pobreza creciente, de los regionalismos y los bloques de naciones.
Los políticos y analistas cristianos se preocupan por el poco cambio moral en un siglo.
Veían el crecimiento de los problemas antiguos, pero también se añadían unos nuevos
provenientes de las cosas nuevas que emergen en el umbral del tercer milenio. En los últimos
años se creía que el mercado libre bastaría por sí solo para fundar una civilización digna del
hombre. Se preguntaban, pues sobre que modelo seguir, ¿Qué diría la Iglesia?
La Iglesia no tiene un modelo económico que proponer. Pero ofrece, como orientación ideal e
indispensable, la propia doctrina social, la cual reconoce la positividad del mercado y de la
empresa, pero al mismo tiempo indica que éstos han de estar orientados hacia el bien
común. El hombre mismo es el principal factor de la producción: en él se funda la riqueza
de las naciones más que en los recursos naturales. También se afirma de un modo nuevo
que la contribución auténtica de la Iglesia en el campo social se realiza en el corazón del
hombre . Es así como la Iglesia promuere los comportamientos humanos que favorecen la
cultura de la paz, del desarrollo y de la solidaridad. Se señala que para construir una
sociedad más justa y digna del hombre es necesario un compromiso de servicio en los
órdenes político, económico, social y cultural…
El compromiso decisivo debe provenir del mismo corazón del hombre, de la intimidad de su
conciencia.
Sólo así podrá el hombre cambiarse a sí mismo y contribuir a la mejora de toda la sociedad. Da
una mirada retrospectiva hacia la Rerum Novarum , las cosas nuevas que hoy nos rodean, y
mira al futuro hacia el tercer milenio de la era cristiana.
Esto se nota con un gozo que se va dando en diálogo con la pobreza, la desigualdad social, y los
conflictos
Un ejemplo de éxito de la voluntad de negociación y del espíritu evangélico contra un
adversario decidido a no dejarse condicionar por principios morales. Esto es, a la vez, una
amonestación para cuantos, en nombre del realismo político, quieren eliminar del ruedo de la
político el derecho y la moral. La causa primordial del hundimiento del comunismo fue el vacío
espiritual provocado por el ateísmo, que finalmente destruyó toda esperanza en el sistema. El
marxismo había prometido desenraizar del corazón humano la necesidad de Dios; pero los
resultados han demostrado que no es posible lograrlo sin trastocar ese mismo corazón.
ACTUALIDAD.
La lectura de Centessimus Annus hace 13 años no nos ofrece un modelo a seguir que justifique
los modelos liberales y sociales de hoy. No esperamos que la Iglesia nos de recetas para curar
todos los males del mundo actual. Nosotros somos quienes debemos actuar para inyectar en la
empresa y en la sociedad el respeto a la dignidad de la persona. Los empresarios, por el lugar
privilegiado que poseen, tienen mayor obligación de mirar por aquellos que menos tienen,
fomentar más espacios de trabajo digno, cooperar con el Estado y sociedades intermedias para
la construcción de una sociedad más justa.
También hoy está vigente la exhortación a vivir una unidad de vida, a ser hombres y mujeres
íntegros, a ser valientes con una sólida formación intelectual y espiritual, que sepan dar
ejemplo de caridad, justicia, respeto, pero sobre todo de unidad, para combatir el vacío
espiritual que ha provocado el ateísmo práctico de hoy.