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San�ago, 25 de sep�embre de 2023

Señores
Concejo Municipal de San�ago
PRESENTE.

Ref.: solicita reconsideración de cambio de nombre de Calle Santa Mónica.

Respetados miembros del Concejo Municipal,

Habiendo tomado conocimiento por medio de informaciones publicadas en la prensa del


proyecto de cambio de nombre de la Calle Santa Mónica, dirigimos un correo a la Señora
Alcaldesa con fecha 3 de agosto pasado, expresando que “en nuestra calidad de Miembros
del Comité de Cooperación Para la Paz en Chile, manifestamos nuestro deseo de mantener
el nombre de la calle Santa Mónica, en la que funcionó este organismo de derechos
humanos entre octubre de 1973 y diciembre de 1975, recinto por el que pasaron miles de
víctimas y sus familiares, por lo que tiene un gran significado en la historia de la ciudad. Ello,
sin perjuicio, obviamente, de rendir el merecido homenaje al jurista don Jaime Castillo
Velasco, fundador de la Comisión Chilena de Derechos Humanos, en el lugar que el Concejo
Municipal considere adecuado. Con el objeto de conversar acerca de esta materia, le
solicitamos reciba en audiencia a los firmantes, en lo posible y en cuanto tenga Usted
disponibilidad, el día martes o jueves de la próxima semana, a la hora de su conveniencia”.
Al correo adjuntamos una carta dirigida al Concejo Municipal en la que señalamos: “Les
escribimos como Miembros del Comité de Cooperación para la Paz en Chile, institución que
trabajó en la defensa de los derechos humanos en el país, entre octubre de 1973 y
diciembre de 1975. Nos hemos enterado por informaciones de prensa de la propuesta de
cambiar el nombre de la calle Santa Mónica por el de "Jaime Castillo Velasco", con el objeto
de rendir homenaje a ese gran político, abogado y humanista fundador de la Comisión
Chilena de Derechos Humanos. Quienes trabajamos en el Comité de Cooperación para la
Paz en Chile, cuya sede estaba ubicada en calle Santa Mónica 2338, valoramos el
reconocimiento que se pretende hacer de esa calle como un símbolo de la defensa de los
derechos humanos por medio de la medida señalada, en el marco de la conmemoración de
los 50 años del Golpe Militar. No obstante, preferimos se mantenga el nombre donde se
ubica la reconocida Casa de Santa Mónica 2338, por la que entre fines de 1973 y hasta
diciembre de 1975 circularon miles de personas en busca de ayuda humanitaria, un recinto
reconocido nacional e internacionalmente y que tiene un gran significado para nosotros y
miles víctimas y sus familiares. A lo anterior, nos permitimos agregar nuestro deseo que se
realicen iniciativas que permitan conocer la acción del Comité que se ejecutó en la Casa de
Santa Mónica 2338, que podrían consistir en la colocación de una placa explicativa de lo
que fue ese recinto, en la que se explique su simbolismo; igualmente, invitar a los vecinos
que la desconocen, informar a los escolares del sector y otras medidas que cumplan el

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objetivo señalado. Por otra parte, consideramos justo buscar la adecuación para rendir
homenaje a don Jaime Castillo Velasco en la calle donde funcionó la Comisión de Derechos
Humanos o en la que el Concejo Municipal resuelva”.
Por la prensa nos enteramos de que el Concejo Municipal acordó aprobar el cambio de
nombre de la calle Santa Mónica.
No hay antecedente público alguno que dé cuenta que nuestro planteamiento haya sido
conocido en la sesión del Concejo Municipal en que se adoptó el señalado acuerdo, como
tampoco con anterioridad, fue ignorado.
De acuerdo a la publicación del día 9 de agosto de 2023, de la página web del Concejo
Municipal: “Con nueve votos a favor y solo dos en contra, el Concejo Municipal de Santiago
aprobó esta tarde las solicitudes para cambiar los nombres de ocho tramos en calles de la
comuna, así como dos plazoletas y un puente, esto en el marco de la conmemoración de
los 50 años del golpe cívico-militar. Los once renombramientos hoy aprobados fueron
ingresados por diversas organizaciones de la sociedad civil, agrupaciones culturales y de
derechos humanos, instituciones públicas, universidades, colegios profesionales y
asociaciones sindicales, quienes detectaron aquellos lugares donde se cometieron graves
violaciones a los DD.HH. y levantaron estos requerimientos que buscan recordar a víctimas
de la dictadura cívico-militar. Para que nunca más en Chile se violen los derechos humanos,
para generar garantías de no repetición, que la Comuna de Santiago tiene memoria y que
construya esa memoria pensando en el presente y sobre todo en el futuro. Una memoria
que se construye por diversas generaciones que somos parte de la construcción y la
búsqueda de una sociedad democrática”, dijo la alcaldesa de Santiago Irací Hassler. “En el
Consejo Municipal he invitado a todos y todas a que podamos decir claramente que jamás,
jamás va a ser un golpe de Estado, va a ser la violación a los derechos humanos, va a ser la
violencia la manera de resolver diferencias”.
“La importancia del día de hoy es trascendente, es trascendente porque significa que la
memoria va a poder aportar a la democracia lo que hasta hoy día no ha hecho la justicia.
No tenemos justicia plena en Chile y esto es un acto de reparación para estos once
homenajeados”, dijo la concejala Dafne Concha, quien dirige el Comité Interdisciplinario
por la conmemoración de los 50 Años del golpe de estado creado por la municipalidad:
“Tenemos que reflexionar mucho, tenemos que aprender de estas heridas, tiene que
significar que el aprendizaje en DD.HH. para la memoria tenga un lugar principal y este
municipio lo ha considerado así”.
Luego, en la misma información de la página web municipal, se proporciona información
acerca de los antecedentes y fundamentos “de las calles más significativas que se
renombrarán”, sin que haya mención alguna a la Calle Santa Mónica.
La información de prensa da cuenta de que “la administración comunal aseveró que hubo
dos "procedimientos participativos y representativos, de acuerdo a la Ley N°18695 Orgánica

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Constitucional de Municipalidades, pero además y en virtud de su artículo 5°, dicha
normativa establece la atribución esencial a las corporaciones edilicias, a administrar los
bienes municipales y nacionales de uso público. Por último, cabe señalar que la Contraloría
General de la República, mediante dictamen N°6534 de 2001, ha establecido que el informe
del COSOC, y la aprobación del Concejo Municipal, son trámites esenciales para validar
cualquier cambio de nombre" (TVN Horas Actualidad, 7.8.2023).
En consideración a los antecedentes de hecho y fundamentos que se expresarán,
solicitamos se deje sin efecto la resolución del Concejo Municipal que dispuso el cambio de
nombre de la Calle Santa Mónica y, de esa forma, borró un símbolo de la defensa de los
derechos humanos en el país, en los años más intensos de sus violaciones, con especiales
riesgos para quienes desarrollaban esa tarea.
En primer lugar, reiteramos lo expresado anteriormente al Concejo Municipal y que hemos
señalado en esta petición en cuanto a lo que significó la sede del Comité de Cooperación
para la Paz en Chile en la Calle Santa Mónica 2338, comuna de Santiago: La historia de la
Vicaría de la Solidaridad comienza a escribirse en Chile el 11 de septiembre de 1973, con el
golpe de Estado al gobierno constitucional del Presidente Salvador Allende. Ésta se inicia
con la creación del Comité de Cooperación para la Paz en Chile, mediante un decreto
arzobispal firmado por el Cardenal de la Iglesia Católica y Arzobispo de Santiago, Monseñor
Raúl Silva Henríquez, fechado el 9 de octubre de 1973, que da origen a esta "comisión
especial para atender a los chilenos que, a consecuencia de los últimos acontecimientos
políticos, se encuentren en grave necesidad económica o personal”.
El Comité fue un organismo de carácter ecuménico en el que participaron la Iglesia Católica,
las iglesias Evangélica Luterana en Chile, Metodista, Metodista Pentecostal, Presbiteriana,
Bautista, Ortodoxa y el Gran Rabino de la Comunidad Israelita de Chile, que tenía como
misión prestar asistencia legal y social a las víctimas de las gravísimas violaciones a los
Derechos Humanos que se produjeron a raíz del Golpe Militar del 11 de Septiembre de
1973.
El trabajo realizado en el Comité fue respondiendo a las necesidades y urgencias que se iban
presentando: resguardar la vida de los perseguidos, procurar la libertad de los detenidos,
atender a los cesantes que día a día iban aumentando. Nacen así sus distintos
departamentos: Jurídico, Laboral, Campesino, Universitario, de Reubicación, y
Departamento de Zonas, entre otros; junto a las distintas organizaciones de familiares de
detenidos, entre estas la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
La historia, sin embargo, trató de ser interrumpida. A poco andar, y conocerse el trabajo
que el Comité realizaba, la Junta de Gobierno no tardó en catalogarlo parte del bando
enemigo. Asimismo, la labor desempeñada por el Obispo luterano, Helmut Frenz, quien en
ese entonces era co- presidente, fue cuestionada por una parte de sus fieles, en una clara
manifestación de profunda división de la Iglesia Luterana en Chile. Ante las críticas, Frenz

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viajó a Alemania para informar la difícil situación que vivía tanto el país como su iglesia. Sin
embargo, al intentar retornar de su viaje, en octubre de 1975, su ingreso al país fue
prohibido.
El 11 de noviembre de 1975 el general de Ejército Augusto Pinochet le envía al Cardenal
Raúl Silva Henríquez una carta exigiéndole la disolución del Comité de Cooperación para la
Paz en Chile. En esa carta expresó que “las raíces de algunos de los acontecimientos están
en el Comité Pro Paz”, refiriéndose a una campaña “de estos sectores en concomitancia con
declarados enemigos de la Patria”. Por ello, agregó, hemos considerado que el mencionado
Organismo es un medio del cual se valen los marxistas-leninistas para crear problemas que
alteran la tranquilidad ciudadana y la necesaria quietud, cuya mantención es mi deber
principal de gobernante. Será pues, un positivo paso para evitar males mayores, el disolver
el mencionado Comité. Frente a esta situación, Eminencia, e invocando su buena
comprensión, es que estimo de toda conveniencia se adopten las medidas pertinentes a fin
de que este Organismo llegue a su término”.
Días más tarde, el Cardenal le responde que las distintas Iglesias que conforman el Comité
han analizado su planteamiento y acordado aceptar su exigencia de cesar sus actividades.
No obstante, todas asumieron el compromiso de colaborar y respaldar las decisiones de la
Iglesia Católica.
A la fecha de esa carta, las distintas Iglesias que conformaban el Comité se encontraban
debilitadas. Es necesario tener en cuenta que sólo la Iglesia Católica era considerada por el
Estado como institución de derecho público, y toda otra denominación religiosa de derecho
privado, requería reconocimiento estatal de su personería jurídica, reconocimiento que el
Estado podía quitar; asimismo, otros jefes de iglesias eran extranjeros, de modo que la
situación legal debilitaba tanto a personas como organizaciones.
Además, habían sido detenidos y serían detenidos en los días inmediatamente siguientes
varios de los trabajadores y colaboradores del Comité: entre ellos, se encontraban
encarcelados los sacerdotes Gerald Whelan, Rafael Maroto, Fernando Salas, Patricio
Gajardo, Daniel Panchot y Patricio Cariola, miembro del directorio del Comité; otros varios
miembros del Comité fueron secuestrados por los organismos de inteligencia de la
Dictadura, desconociéndose su paradero por varios días y luego recluidos en campos de
concentración, entre otros, los abogados Hernán Montealegre, José Zalaquett (en abril de
1976 expulsado del país), Marco Duffau, la asistente social Betty Walker, la secretaria
Georgina Ocaranza (en febrero de 1976 expulsada del país) y las colaboradoras Loreto
Pelissier y Aura María Hermosilla. El día 17 de noviembre debió abandonar el país con
destino al exilio el miembro del Comité Francisco Ruiz, encarcelado un año antes en un
campo de concentración, sin razones que se explicasen la larga reclusión, ni tampoco la
salida obligada del país. En los días siguientes, otros dos miembros del Comité debieron
abandonar el país ante el peligro que enfrentaban de la acción de los organismos represivos:
la religiosa Mariángeles Marimón y el abogado Nibaldo Galleguillos. Todos ellos cumplían

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sus funciones en la sede de Calle Santa Mónica. La noche de la remisión de la carta del
General Pinochet, los servicios de inteligencia intentaron secuestrar a otros varios
miembros del Comité en sus hogares, lo que no lograron debido a haber sido alertados de
lo que estaba ocurriendo; esos secuestros tenían por objeto sumar “rehenes” para
presionar por el término del Comité.
Cualquiera puede imaginar los intensos días vividos en la Calle Santa Mónica por quienes
trabajábamos ahí.
Conforme a los propósitos de los trabajadores del Comité y a la voluntad de la Iglesia, en
medio de este conflicto, de la persecución e incertidumbre reinantes, las puertas de la Casa
de Santa Mónica no cerraron ni un solo día, y las acciones de defensa no se paralizaron en
momento alguno.
El Cardenal Silva Henríquez siguiendo su mandato evangélico decide cerrar el Comité y crear
la Vicaría de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago, cuyo marco doctrinal inspirador
estuvo constituido por la Carta Pastoral sobre la Solidaridad entregada por él mismo, el 25
de julio de 1975. Cada una de las iglesias debió continuar el trabajo por separado”.
En “Memoria Chilena” de la Biblioteca Nacional de Chile se lee: “Como consecuencia de
la violación a los derechos humanos cometidos en Chile tras el golpe militar de 1973,
muchas personas se acercaron a las distintas instituciones religiosas que existían en el país,
en busca de consuelo, protección y apoyo ante las dramáticas circunstancias que los
afectaban. En este contexto, representantes de la Iglesia Católica; las iglesias
evangélicas (Metodista, Bautista, Evangélica Luterana, Ortodoxa, Metodista Pentecostal);
de la comunidad Israelita y del Consejo Mundial de Iglesias dieron vida al Comité de
Cooperación para la Paz en Chile, el 6 de octubre de 1973. Presidida por monseñor Fernando
Ariztía Ruiz y dirigida por el sacerdote jesuita Fernando Salas, esta organización de carácter
ecuménico, dio asistencia jurídica, económica, técnica y espiritual a todos los chilenos que
sufrían persecución política, llegando a atender, sólo el departamento de asistencia a los
familiares de detenidos desaparecidos, a 8.718 personas en sus dos años de vida”
La dictadura forzó el término del Comité de Cooperación Para la Paz en Chile,
secuestrando a sus miembros, encerrándolos en las mazmorras, recluyéndolos en campos
de concentración, expulsándolos del país, etc. etc., sin embargo, no logró terminar con el
símbolo más potente: la Calle Santa Mónica, por donde transitaron miles de víctimas y
familiares con dolor y esperanza, también los defensores de los derechos humanos,
cientos de altos personeros internacionales que concurrieron a manifestar su apoyo y
solidaridad, los representantes diplomáticos de numerosos países. Este símbolo tan
relevante había subsistido hasta ahora. Por eso el dolor que sentimos hoy.
Para quienes conocen la historia de la defensa de los derechos humanos en Chile, no resulta
necesario ahondar ni profundizar más en la inmensa labor desarrollada por el Comité de
Cooperación Para la Paz en Chile en su sede de Calle Santa Mónica 2338. Y quienes no la

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conocen, podrán encontrar innumerables referencias en publicaciones nacionales e
internacionales.
De acuerdo al Informe de Solicitudes de Cambio de Nombre de Calles emitido en julio de
2023 por la SubDirección de Patrimonio y Ciudad “El Cambio de denominación de calles
permitiría que los espacios se reconvirtieran a “Lugares de Memoria”, en el sentido del
historiador Pierre Nora en su libro “Lex lieux de mémoire” (1984): “Los lugares de memoria
son los sitios donde se cristaliza y refugia el recuerdo, donde se ancla y deposita el capital
agotado de la memoria colectiva. Son marcas en el tiempo y en el espacio que al asociarse
con hechos significativos para un grupo hacen confluir (…) dimensiones simbólicas,
materiales y funcionales”. Los Lugares de memoria intentan recuperar la memoria histórica
y al mismo tiempo transmitirla a las próximas generaciones. Son resultados del imperativo
de preservar la memoria, siendo productos sociales donde ella se materializa y se incorpora
al patrimonio de la comunidad. El cambio de nombre de calles, puentes o plazas permitirían
que esos lugares de la comuna de Santiago se reconvirtiera en un “Sitio de Memoria”, según
la categorización de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su
documento “Principios sobre políticas públicas de memoria en las Américas” que dispone:
“Se entiende por Sitios de Memoria a todos aquellos lugares donde se cometieron graves
violaciones a los derechos humanos, o donde se padecieron o resistieron esas violaciones,
o que por algún motivo las víctimas o las comunidades locales consideran que el lugar puede
rendir memoria a esos hechos y son utilizados para repensar, recuperar y transmitir sobre
procesos traumáticos, y/o para homenajear y reparar a las víctimas” (Resolución 3/2019)”.
En el caso particular de la Calle Santa Mónica se indica que la solicitud fue hecha el día 12
de julio de 2023 por una persona natural, fundada en que “reúne todas las condiciones para
ser un lugar de memoria, toda vez que en la calle Santa Mónica se instaló la Defensa de los
Derechos Humanos con la creación del Comité Pro Paz, organismo de DDHH creado el 6 de
octubre de 1973. Organismo que con un gran sentido de humanidad y solidaridad se
conforma como pilar de apoyo, brindando asistencia jurídica y espiritual, para quienes
sufrían la crudeza de la represión. Familiares desconsolados encontraron en este espacio,
un hombro donde derramar lágrimas y una mano tendida dispuesta a levantarlos de la
angustiosa incertidumbre en que se hallaban. Así, la labor del Comité no se remitió sólo al
área penal, sino que también se articuló en torno al ámbito asistencial, laboral, campesina,
universitaria y de reubicación, para proteger la vida e integridad física de las personas
perseguidas por la dictadura militar”.
Loa anterior significa que la solicitud se funda, precisamente, en que en Calle Santa
Mónica funcionó el Comité de Cooperación para la Paz en Chile.
El solicitante sostuvo igualmente que “El jurista Jaime Castillo Velasco, durante toda su vida
política e intelectual fue un insigne promotor y defensor de la persona humana, de su
dignidad y derechos. Dan cuenta de ello, una nutrida colección de obras sobre el
pensamiento humanista cristiano, su desempeño como Ministro de Justicia y,

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principalmente, la creación en nuestra comuna de la Comisión Chilena de Derechos
Humanos organismo no gubernamental, cuyo objetivo es la defensa de los derechos
humanos en Chile, además de la documentación de las violaciones a los derechos
fundamentales cometidas durante la dictadura. Tiene su sede en la antigua Clínica Santa
Lucía en Santiago, centro de detención y tortura durante la dictadura”.
La lógica de lo anterior permite deducir que lo pretendido fue rendir un homenaje al
destacado abogado y humanista don Jaime Castillo Velasco, en su condición de creador de
la Comisión Chilena de Derechos Humanos y con quien compartimos tantas acciones en el
período de la dictadura, cambiar el nombre de la Calle Santa Lucía y resaltar la labor del
Comité de Cooperación Para la Paz en Chile como organismo defensor de los derechos
humanos.
El Concejo Municipal ha cometido un error que debe ser subsanado dejando sin efecto la
resolución que modificó el nombre de la Calle Santa Mónica y, a su vez, designando con el
nombre de don Jaime Castillo Velasco la calle de la Comisión Chilena de Derechos Humanos.
La declaración de Sitio de Memoria mencionado se ha alejado de los principios y
procedimientos nacionales e internacionales que buscan preservar los lugares que deben
ser recordados.
Ciertamente no se ha consultado a la Comunidad Local, no se ha consultado a las víctimas
ni a sus agrupaciones, se ha ignorado la opinión de quienes conformamos la Comunidad del
Comité de Cooperación Para la Paz en Chile, elementos principales para que exista la
identificación que se busca con la declaración de un Sitio de Memoria. Tampoco se ha
consultado a las entidades nacionales que juegan un rol relevante en este procedimiento.
Como señalaron en su oportunidad los autores de la Moción que Modifica la Ley Orgánica
Constitucional de Municipalidades, en materia de procedimiento para modificar la
denominación de calles “En el caso de las calles y avenidas de las ciudades de Chile, muchos
de sus nombres pertenecen justamente a personas que marcaron, de una u otra forma, la
historia de nuestro país, con hechos de trascendencia histórica, política, o cultural. En este
sentido es importante tener presente que los nombres de las calles si bien cumplen una
función práctica, de ubicación y localización, también representan un mecanismo de
identificación de un barrio o sector y se constituyen como un recuerdo de la historia y
actividades propias del lugar que representan” (Boletín N°10487-06, de 5.1.2016).
“Cada sitio de memoria está inserto en determinado espacio geográfico y social que lo
determina históricamente, y lo seguirá haciendo en el futuro. La comunidad local que
comparte el espacio con el sitio de memoria es parte de él y éste de ella, es decir, la
comunidad local forma parte y constituye al sitio de memoria, y el sitio de memoria
distingue a la comunidad local. Es fundamental comprender este vínculo inquebrantable a
la hora de abordar una gestión de los sitios de memoria, y sólo en la medida que se
comprenda será posible concretar objetivos como los antes mencionados. ¿Pero de qué

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manera reforzamos el vínculo? La respuesta es básicamente integrando a la comunidad
local y a sus organizaciones en la gestión del sitio de memoria, de manera tal que se pueda
llegar a objetivos en común. Además de esto el municipio representa la institucionalidad
pública a nivel local y por tanto comparte intereses con el sitio de memoria que pueden ser
potenciados. Los municipios son en Chile los encargados de velar por la educación pública,
y por su parte los sitios de memoria pueden ser un aporte real en el fortalecimiento de la
memoria histórica del país y ser parte de una pedagogía basada en los derechos humanos”
(“Guía Metodológica Para la Gestión de Sitios de Memoria en Chile-2014, Proyecto
financiado por la Unión Europea en el Proyecto: “Red de Sitios de Memoria para la
Promoción de los Derechos Humanos y el Fortalecimiento de la Democracia”
(EIDHR/2011/268-847)”.
El Concejo Municipal debió consultar a la Dirección de Bibliotecas y Museos (DIBAM): “La
DIBAM tiene como misión “Promover el acceso, el conocimiento, la recreación y la
apropiación permanente del patrimonio cultural y la memoria colectiva del país, para
contribuir a la construcción de identidades y al desarrollo de las personas y de la comunidad
nacional” (DIBAM, 2005). Dentro de sus diferentes Unidades existe el Centro de
Conservación y Restauración, el cual tiene como misión promover la conservación e
investigación del patrimonio cultural en Chile. Entre sus objetivos estratégicos destacan:
“Asesorar a instituciones y organizaciones nacionales relacionadas con el patrimonio
cultural en materias de intervención, investigación y gestión; y Procurar el desarrollo
sostenido del CNCR y de su personal, a fin de enfrentar adecuadamente la creciente
demanda ciudadana en materias de conservación-restauración” (DIBAM, s/f) (citado en
Guía Metodológica antes señalada).
El tema de los Sitios de Memoria ha sido igualmente abordado por los organismos
internacionales especializados
“Se en�ende por Si�os de Memoria a todos aquellos lugares donde se come�eron graves
violaciones a los derechos humanos, o donde se padecieron o resis�eron esas violaciones,
o que por algún mo�vo las víc�mas o las comunidades locales consideran que el lugar puede
rendir memoria a esos acontecimientos y que son u�lizados para repensar, recuperar y
transmi�r sobre procesos traumá�cos, y/o para homenajear y reparar a las víc�mas
(“Comision Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). /Principios sobre polí�cas pública
de memoria en las Américas, Resolución 3/2019”).
La referida Resolución 3/2019 Principios sobre Polí�cas Públicas de Memoria en las
Américas, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos considera los siguientes
principios:
Principio I: El “abordaje integral de la memoria”. incluye la obligación de los Estados de
asegurar la representación y par�cipación de las víc�mas y de la sociedad.

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Principio II: Par�cipación de las víc�mas. Los Estados �enen la obligación de garan�zar que
las víc�mas y comunidades locales puedan par�cipar en todas las etapas de las polí�cas
públicas de memoria y que puedan impulsar y ges�onar inicia�vas autónomas de memoria
que se inscriban en los lineamientos sentados por el presente documento.
Principio III: Involucramiento de la sociedad civil. Los Estados deben llevar adelante
estrategias ac�vas de difusión y sensibilización dirigidas a la sociedad civil a los efectos de
es�mular su involucramiento en la formulación de polí�cas públicas de memoria.
Principio IV: Idoneidad de las personas a cargo de las polí�cas de memoria. Las personas
que están a cargo de ins�tuciones públicas que formulan o implementan las polí�cas
contenidas en este documento deben ser reconocidas por su probada trayectoria en la
defensa y promoción de los derechos humanos y valores democrá�cos.
El citado Documento de Trabajo sobre Principios sobre Polí�cas de Memoria en las Américas
expresa que “En cumplimiento de la obligación de reparar integralmente a las víc�mas de
violaciones de derechos humanos, los Estados deben garan�zar que la preservación de los
si�os de memoria involucre y responda las necesidades y demandas de la sociedad en
general y par�cularmente a las de las víc�mas, sus familiares, organismos de derechos
humanos y comunidades locales”. Agrega: “Derecho de las víc�mas a par�cipar en las
polí�cas de memoria. Los Estados deben tomar medidas para es�mular y garan�zar la
par�cipación de las víc�mas, familiares, organismos de derechos humanos, organizaciones
de la sociedad civil y comunidades locales, en el diseño, implementación y ges�ón de las
polí�cas de memoria. La par�cipación implica la realización de procesos de consulta previos
y concomitantes al desarrollo de polí�cas de memoria. La par�cipación de las víc�mas
genera un ámbito propicio para que estas puedan exponer sus puntos de vista, e informar
al Estado sobre sus necesidades específicas”.
La resolución del Concejo Municipal se apartó de los Principios sobre Polí�cas de Memoria
en las Américas, entre otras razones, al prescindir de la consulta a las víc�mas y sus
organizaciones, por una parte y, por otra, al ignorar la opinión de los miembros de la
organización defensora de los derechos humanos que tuvo su sede en Calle Santa Mónica
2338, el Comité de Cooperación para la Paz en Chile.
Según la Subsecretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Jus�cia y Derechos
Humanos del país, “El Catastro de Si�os de Memoria se estructura en base a la definición
de Si�os de Memoria de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su
documento “Principios sobre polí�cas públicas de memoria en las Américas”, de acuerdo a
sus tres categorías:
• Los lugares donde se violaron los DDHH son principalmente los que se establecieron
en el Informe Nacional de Prisión Polí�ca y Tortura.

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• Los lugares donde se defendieron los DDHH, es un esfuerzo inicial por sistema�zar
la diversidad de lugares desde donde se defendieron y resis�eron las violaciones a
los DDHH. Este catastro parte con ocho ejemplos en la región metropolitana. En cada
lugar se levantó un tes�monio.
• Y los lugares de conmemoración, entendidos como memoriales y momentos, son el
reflejo de las polí�cas de memorialización a lo largo del país”.
La Ley N°20.885, promulgada el 16 de diciembre del 2015, creó la Subsecretaría de Derechos
Humanos y le asignó la tarea de diseñar el Plan Nacional de Derechos Humanos, cuyo primer
texto considera, entre otras materias, “La preservación de la memoria histórica de las
violaciones a los derechos humanos”, considerando en la Acción N°21 una “Mesa
intersectorial para la protección de Si�os de Memoria” que se describe con la acción de
“Coordinar mesas de trabajo intersectorial para la protección de Si�os de Memoria, en los
ámbitos norma�vos, de conservación, de uso y puesta en valor”.
Por su parte el Segundo Plan Nacional de Derechos Humanos 2022-2025 considera en la
Acción N° 89 la “Preservación de la memoria histórica de las violaciones de derechos
humanos ocurridas en dictadura, mediante la elaboración de planes de ges�ón que aporten
a la sustentabilidad de si�os de memoria”, lo que se ejecutará “Planes de ges�ón de si�os
de memoria, co-construidos con organizaciones de derechos humanos en coordinación con
organismos públicos vinculados a su preservación. Se considera la conformación de equipos
intersectoriales, que implementarán las siguientes tareas: A1: Levantamiento diagnós�co
con iden�ficación de la situación de la ges�ón de los si�os de memoria a nivel nacional. A2:
Diseño e implementación de capacitaciones especializadas para la construcción de planes
de ges�ón. A3: Elaboración y validación de planes de ges�ón de los si�os de memoria”. En
tanto que en la Acción N°179 se refiere a “Fortalecer el acceso a la información y educación
en derechos humanos a través del Programa de Rutas Patrimoniales, incorporando el
enfoque en derechos humanos en el diseño e implementación de rutas y circuito”, la que se
propone desarrollar por medio de “Incorporar al Programa de Rutas Patrimoniales el
enfoque de derechos humanos, tanto para rutas y circuitos turís�cos como para Rutas de la
Memoria, promoviendo el diseño, implementación y difusión del patrimonio natural y
cultural tangible e intangible… A1: Iden�ficación y priorización de Rutas existentes o
propuestas con componente asociado a pueblos indígenas y tribales o memoria y derechos
humanos que requieren actualización o creación. A2: Creación o actualización de Rutas
priorizadas con enfoque en derechos humanos. A3: Diseño de productos editoriales,
audiovisuales o señalé�ca en formatos accesibles e inclusivos, considerando lenguas
originarias, lenguaje de señas, audioguías, braille, entre otros; de acuerdo con los
estándares del Sistema de Información del Programa de Rutas Patrimoniales. A4:
Implementación de recorridos inclusivos para personas con movilidad reducida o personas
con capacidades diferentes, niños, adultos mayores, mujeres, migrantes, entre otros; de

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acuerdo con los estándares del Sistema de Información del Programa de Rutas
Patrimoniales”.
Ahondando en el historiador Pierre Nola citado en el informe de la Subdirección de
Patrimonio y Ciudad antes citado, “desde los años sesenta se conocieron fuertes presiones
de grupos minoritarios por el reconocimiento de su memoria e iden�dad, que reivindicaban
memorias “olvidadas” o poco estudiadas por la historia. Ello influyó para que ciertos
historiadores declararan un “divorcio liberador y decisivo” entre esos dos términos. La
historia y la memoria se entendieron como dos campos vinculados con el pasado que �enen
aspiraciones diferentes y formas de relación divergentes: si la memoria es el ritual, la historia
es la laicización; si la memoria es lo vivo, la historia es la explicación inteligible del pasado.
A par�r de esta comprensión, algunos historiadores emprendieron la historia de la
memoria: analizar las representaciones del pasado en una época y en un medio
determinados (especialmente si las representaciones tenían un carácter recurrente), en la
medida en que ellas concernían a un grupo determinado o tenían un inicio de audiencia en
ese grupo o fuera de él. Esta nueva historia tuvo una triple causalidad. En primer lugar,
diversos procesos sociales, como las demandas de grupos minoritarios o subalternos, la
mundialización, etcétera. En segundo término, la crisis de las ciencias sociales y de la historia
en par�cular, los cues�onamientos epistemológicos que implicarían nuevas prác�cas. Por
úl�mo, el surgimiento de otras historias paralelas, como la oral y la del presente”. Los “Lieux”
resultaron fundamentales, al proponer una novedosa manera de hacer la historia de las
representaciones, no de los acontecimientos, una historia que pone énfasis en lo simbólico,
una historia de la memoria sedimentada en símbolos. Una historia que parte de la ruptura
y no de la con�nuidad, una historia de fragmentos o de historias fragmentadas: no es un
gran relato de la nación. Si bien se observan los lazos estructurales con la historia nacional,
esta forma de escribir la historia también es aplicable a las historias-memorias de las etnias,
clases y oficios. Y es que, de hecho, se trata de una historia que pone énfasis en los actores
y las representaciones: no pretende conocer la “realidad” de los sucesos pasados (pues no
le interesa el “acontecimiento” en sí), sino las que han sido y son las creencias y
representaciones alrededor de ese pasado” (“Los Lieux de mémoire: una propuesta
historiográfica para el análisis de la memoria Eugenia Allier Montaño Ins�tuto de
Inves�gaciones Sociales/UNAM”).

Una de las organizaciones más relevantes de familiares de detenidos desaparecidos


“destacó que la calle Santa Mónica fue el lugar donde se cons�tuyó y realizó “una
importante y extremadamente necesaria función humanitaria”, y es que allí surgió el Comité
de Cooperación para la Paz en Chile (Comité Pro Paz). En esa calle, agregó, funcionó, desde
octubre de 1973 hasta 1975, este primer organismo de defensa de los Derechos Humanos.
“Allí se acogió solidaria y ac�vamente a los familiares de detenidos desaparecidos y a las
personas perseguidas por la dictadura, allí se impulsaron los recursos de amparo
individuales y colec�vos, desde allí se organizó e impulsó la lucha y movilización por verdad,

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jus�cia, por el ¿Dónde Están los detenidos desaparecidos?, desde esa casona se defendió la
vida y la dignidad del pueblo”.
El Coordinador del Colec�vo 119 es categórico y sostuvo que la propuesta de cambio de
nombres del Concejo Municipal de San�ago “a lo menos, expresa la ignorancia de la
historia de lucha por los DD.HH. de quienes sos�enen esta propuesta y, de llevarse a
efecto, contribuiría a borrar hechos y tes�monios muy valiosos de nuestra historia”.
“El punto no es negar una calle para que lleve el nombre de un destacado defensor de los
derechos humanos como fue Jaime Cas�llo, es más, su tes�monio y legado deberían estar
consagrados en rebau�zar el lugar donde sí se vivió ac�vamente su compromiso, esto es, en
calle Huérfanos, donde funcionó la Comisión Chilena de Derechos Humanos”, planteó
Roberto D’Orival.
“En honor a la verdad, a la historia y al merecido homenaje a Blanca Rengifo, Helmut Frenz
y todos quienes conformaron el primer organismo ecuménico para la defensa de los
derechos humanos en dictadura, a 50 años del golpe de Estado cívico-militar, que calle Santa
Mónica lleve el nombre de Comité Pro Paz”, concluyó uno de los familiares de quien fue
víc�ma del opera�vo montado por la dictadura.
“No es memoria ocultar memoria”, sentenció Roberto D’Orival” (diario El Mostrador,
19.8.2023).
En conclusión, respetuosamente solicitamos al Concejo Municipal dejar sin efecto el cambio
de nombre de Calle Santa Mónica; asimismo, rendir el homenaje que se merece don Jaime
Cas�llo Velasco adoptando la medida de cambio de nombre de la calle donde se emplazó
primeramente la Comisión Chilena de Derechos Humanos, o bien, aquella en que funciona
actualmente.
Para estos efectos y para no�ficaciones hacemos presente que nos domiciliamos en Avenida
Nueva Tajamar 481, oficina 708, Torre Norte, comuna de Las Condes, San�ago.
Les saluda,

Daniela Sánchez Sturmer María Luisa Sepúlveda Edwards


RUT N°4.755.824-7 RUT N°3.820.728-8

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Jaime Esponda Fernández Arturo Navarro Ceardi
RUT N°5.306.421-3 RUT N°5.911.351-8

Álvaro Varela Walker


RUT N°6.017.650-7

ADHIEREN A ESTA PETICIÓN MIEMBROS


COMITÉ PARA LA PAZ EN CHILE-VICARÍA DE LA SOLIDARIDAD

Ximena Taibo - Rosemarie Bornand - Gilda Gnecco - Rosita Aguirre - Isabel Maturana -
Eliana Zúñiga - Juanita Guerra - Mónica García - María Inés Zaldívar - Héctor Contreras -
Patricia Conejeros - Alicia Silva - José María Memet - Angélica Galarce - Exilda Azar - Leticia
Orozco - Betty Walker - Silvia Espinoza - Carlos López - Marta Vega - José Manuel Sahli -
Carmen Montecinos - Luis Salinas - Verónica Matus - Isabel Undurraga - Victoria Baeza -
Daniel Panchot - Eugenio Ahumada - Gloria Torres - Carlos Aranda - Eduardo Cas�llo -
Hernán Montealegre - Fernando Mar�nez - Lucía Valenzuela - Rolando Ramírez - María
Isabel Donoso - Héctor Salazar - Rossana Acuña - Zandra Ulloa – Luis SolerVicens – Mauricio
Pineda – Miguel Ortega – Cris�na Lepeley – Luis Enrique Salinas – Pablo Sahli – María Teresa
de la Parra

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