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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.


MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA.
UNIVERSIDAD DE FALCÓN (UDEFA).
PUNTO FIJO – ESTADO FALCÓN.

ASPECTOS LEGALES Y CONSTITUCIONALES DE


LOS PRINCIPIOS DEL DERECHO PENAL EN
VENEZUELA.

REALIZADO POR:

Valentina Álvarez / 30.756.681


Elio Romero / 31.149.709
Francisco Zavala / 31.736.657
Francis Ortíz / 28.767.630
Yenifer López / 31.037.974

PUNTO FIJO; 22/ 09/ 2023.


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INDICE.

PÁG.

Introducción.

ASPECTOS LEGALES Y CONSTITUCIONALES DE LOS PRINCIPIOS


DEL DERECHO PENAL EN VENEZUELA.

1. Principio de 4

legalidad……………………………………………………….. 6

2.1 Fundamento………………………………………………………………... 7

2.2 Ámbito………………………………………………………………………. 8

2.3 Garantías…………………………………………………………………… 8

2.3.1 La norma penal ha de tener rango de ley…………………………….. 8

2.3.2 La norma penal ha de ser 9

precisa……………………………………… 9
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2.3.3 La norma penal ha de ser vinculante para los
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jueces………………..
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A) La garantía de
tipicidad……………………………………………………..

B) La interpretación de la ley
penal……………………………………………

2.3.4 La norma penal ha de ser


irretroactiva…………………………………

CONCLUSION.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.
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INTRODUCCIÓN.

Un elemento esencial que hay que precisar para entender el Derecho Penal, es
que este es un sistema de normas que trata de prevenir que los ciudadanos
realicen conductas gravemente lesivas y lo hace a través de dos estrategias:
prohibiendo las que son ilegales y amenazando al infractor con una pena (castigo)
con infligirle un mal importante, ordenando a los jueces penales que impongan una
medida de seguridad a los sujetos peligrosos que realicen aquellas conductas
lesivas.

Tomando como prerrogativa que los delitos son muy variados de acuerdo a su
tipicidad, es relevante conocer que dentro de sus características están que ésta
tiene rango de ley, es precisa, porque puede concebir un mecanismo penal que
permite, por ejemplo; quién decide qué es delictivo y qué pena se impone, asi
como; el grado de precisión que ha de poseer las normas que contemplan delitos
y penas, sus límites cuantitativos o cualitativos, qué requisitos subjetivos ha de
reunir un sujeto para poder ser penado.

Por ende; el ordenamiento penal posee valores imperantes en la


sistematización jurídica en general, ella lo hace de una manera especialmente
intensa cuando de lo que se trata es de administrar la pena. Con las normas
penales el poder del Estado expresa lo que le parece especialmente mal y con
qué mal está dispuesto a evitarlo.

En fin el principio de legalidad; es considerado un principio


predominantemente formal que se sustenta principalmente en los valores de
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seguridad y de democracia, entendida como autoría constituyente de la norma, ya


que sostiene en esencia que no puede penarse a nadie sin previo aviso de que la
pena es una consecuencia jurídica prevista para su comportamiento y que la
cuestión relativa a qué comportamientos deben penarse y cómo deben penarse.

♦ ASPECTOS LEGALES Y CONSTITUCIONALES DE LOS PRINCIPIOS DEL


DERECHO PENAL EN VENEZUELA.

Los principios se conciben como normas básicas del ordenamiento jurídico


que se inspiran en los valores y que los encauzan hacia las concretas reglas del
mismo, ya que nos indican por ello si es valiosa una norma desde la perspectiva
de un determinado valor, o cuán valiosa es o, en su caso, si esta resulta
intolerablemente.

Por ello; todo mandato de precisión o determinación de las normas penales,


apela a la redacción precisa y concreta de los enunciados punitivos quedando
claro qué conductas son delito y con qué penas se castiga a sus autores,
constituyéndose una directriz la cual es derivada del valor de la seguridad jurídica
y de la democracia entendida como autoría legislativa de las normas penales.

Siguiendo este mismo orden de ideas; en la medida en la que miden o


establecen los valores de una regla penal los principios actúan como principios de
legitimación o justificación de esa regla, estas demarcan también un mínimo de
valor que la regla ha de observar, actúan como principios de limitación del ius
puniendi (esto es, de la facultad del Estado de penar; en definitiva, del Derecho
Penal): la falta de observancia del principio determinará la exclusión, por
inconstitucionalidad, de las reglas penales.
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1. Principio de legalidad:

Los principios que rigen nuestro ordenamiento penal los impone explícita o
implícitamente la Constitución; son los propios de un Estado social y democrático
de Derecho, se derivan de sus valores; en esencia: seguridad, participación y
pluralismo político, libertad (autonomía personal), igualdad y dignidad de la
persona.

El principio de legalidad; es un principio predominantemente formal que se


sustenta principalmente en los valores de seguridad y de democracia. Su
formulación clásica es nullum crimen, nulla poena sine previa lege y exige que
sólo una ley, previa al hecho que se juzga y precisa en su descripción, pueda
establecer delitos y penas. Y, para no dejar escapar por la ventana lo que tanto
costó introducir por la puerta, requiere también que el juez esté estrictamente
vinculado a la ley.

La norma penal recorta la autonomía personal mediante una prohibición de


comportamiento, por ejemplo, respecto al hurto, «no te apoderes de las cosas
muebles ajenas con ánimo de lucro» y sanciona su infracción normalmente con la
prisión o con la privación de la manifestación más elemental de la libertad, la
ambulatoria, la de poder moverse en el espacio. Esta técnica jurídica de
ordenación de la convivencia, de control social, es así muy incisiva desde la
perspectiva del valor esencial de la libertad, de la autonomía personal.

Es por ello por lo que el legislador solo debe utilizarla para prevenir o para
evitar mediante la amenaza de una pena, conductas realmente lesivas (principio
de lesividad, para bienes legítimos (principio de exclusiva protección de bienes
jurídicos. Y es por ello por lo que solo debe recurrir a una pena determinada si no
es posible aquella prevención mediante el recurso a una pena más leve, o a una
sanción no penal, o a una medida no sancionadora (principio de intervención
mínima). En fin, por lo que no es legítimo sacrificar más libertad que la que se
preserva: por lo que la pena debe ser proporcionada a la gravedad del hecho
penado (principio de proporcionalidad).
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Como postulado elemental de justicia: se podría ejemplificar que si un sujeto


ha resultado ya penado por su conducta lesiva, carece de justificación que vuelva
a ser penado con el mismo fundamento por el mismo comportamiento (principio ne
bis in idem).

Dentro del principio de culpabilidad, solo podrá penarse al autor de una


conducta lesiva si realizó la misma en el uso normal de su libertad. Para que
alguien pueda ser penado es necesario que haya realizado un hecho injusto y que
tal realización le sea personalmente atribuible o, dicho con una formulación más
clásica, personalmente reprochable.

Con relación al valor de la dignidad de la persona, de su seguridad y libertad,


solo debe sancionarse aquello que puede ser prevenido, solo las conductas
evitables, como lo es el principio del hecho y la imposición de una pena a un
sujeto solo puede ser consecuencia de un concreto hecho suyo. No de una
manera de ser o de un rasgo de la personalidad y tampoco de un pensamiento no
exteriorizado.

A partir del valor de la igualdad, se pueden establecer diferenciaciones


irrazonables en la punición de una conducta en función de quién la realice o de
quién sea el sujeto pasivo de la misma.

Podría ser entendido, este principio, como que, los jueces, juzgados y
tribunales, en el enjuiciamiento de los casos, están sometidos a lo que dice la ley,
sea en lo bueno, como lo malo, es decir, tanto lo beneficioso como lo perjudicial,
sin que sea válido, (y sobre todo en materia de derecho penal), acordarse más de
las agravantes que de las atenuantes. Por eso, todas las resoluciones judiciales,
están sometidas al imperio de la Ley, es decir, tienen que cumplir la ley.

El principio de legalidad en materia penal, no difiere del que informa a


cualquier otra rama del derecho, ya que el principio de legalidad dentro del marco
penal, es un dogma jurídico sea en virtud del cual debe respetarse el hecho que,
el derecho penal es la última forma de reproche de una determinada acción frente
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a un determinado hecho, y siempre que existan otros mecanismos para llamar la


atención o “castigar”, a esa persona, de manera distinta al derecho penal, debe de
usarse esa, en defecto de la vía penal.

2.1 Fundamento:

Como fundamento el principio de legalidad; puntualiza que: Acordarse de lo


que exige: Que ningún comportamiento puede ser considerado como delictivo, ni
puede imponerse a su autor pena alguna en virtud del mismo, si una ley no lo ha
dispuesto así con precisión y con anterioridad a su realización.

La legalidad implica seguridad jurídica la cual consiste en que el ciudadano


pueda saber cuáles son las consecuencias jurídicas de sus actos. Tal seguridad
tiene un especial valor si estas consecuencias son penales: si consisten en la
privación de libertad, en una inhabilitación profesional, en una fuerte multa. El
ciudadano debe poder saber en qué circunstancias puede el Estado entrometerse
en su vida castigándole severamente.

Cuando se habla de la democracia como co-inspiradora del principio de


legalidad se hace referencia a quién puede decir qué conducta es delictiva y qué
pena merece su agente. Y algo tan importante como las sanciones graves, con su
componente de reproche social y con su posible contenido de privación de
libertad, no lo puede decidir la policía, ni el Gobierno, ni siquiera los jueces. Deben
decidirlo los representantes directos del pueblo y deben hacerlo a través del
debate detenido y formal que procura la ley.

2.2 Ámbito:

Dentro de su ámbito de aplicación nos hemos referido al delito y a la pena


como materias en las que rige el principio de legalidad, dando garantías de las
medidas de seguridad imponibles como consecuencia de la realización de un
hecho delictivo. Pero las normas penales han de administrarse judicialmente y las
penas han de ejecutarse, deliberar sobre todo en las de prisión. Dichas
actividades, cruciales para los intereses de los ciudadanos, han de venir rodeadas
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por las garantías que se derivan de los valores de nuestro sistema. Y en lo que
ahora importa, que es el principio de legalidad, debe subrayarse que el mismo,
con sus peculiaridades y de un modo menos estricto, rige también en el Derecho
Procesal Penal y en el Derecho Penitenciario.

No obstante; forman parte de las garantías del proceso penal el de la


predeterminación legal del juez y el de la sujeción del proceso a las leyes
procesales: «No podrá ejecutarse pena ni medida de seguridad sino en virtud de
sentencia firme dictada por el Juez o Tribunal competente, de acuerdo con las
leyes procesales», entre otros.

2.3 Garantías:

El principio de legalidad tiene por contenido garantías o sub. principios: la


norma penal ha de tener rango de ley, ha de ser precisa, ha de vincular al juez y
no puede aplicarse retroactivamente. Ellas pueden ser:

♦ Garantía criminal: no se considera delito una conducta que no ha sido


declarada como tal en una ley anterior a ese delito. (nullum crimen sine previa
lege)

♦ Garantía penal: solo es posible castigar una infracción penal con una pena que
haya sido establecida mediante una ley previamente a dicha infracción. (nulla
poena sine lege previa)

♦ Garantía jurisdiccional: No es posible ejecutar una pena o una medida de


seguridad sino mediante una sentencia dictada tribunal competente y que sea
firme, en concordancia con la legislación procesal.

♦ Garantía ejecutiva: No es posible ejecutar una pena o una medida de seguridad


de manera distinta a la establecida por las leyes y reglamentos, y en cualquier
caso siempre bajo el control judicial.
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2.3.1 La norma penal ha de tener rango de ley:

La expresión de qué es delito y asignación de las penas que han de


imponerse a los que lo cometen es algo tan importante en una sociedad que solo
deben hacerlo los representantes directos del pueblo, esto es porque el Derecho
Penal es así una materia cuya regulación está reservada a la ley (reserva absoluta
de ley), que es el modo de normar de las Cortes y, en principio, solo a ellas
permitido.

Las dificultades de principio de legalidad que plantean las normas penales


remisivas son los mismos que plantean los elementos normativos de los tipos
penales, que son elementos que requieren del apoyo de una norma jurídica o
social para conocer su contenido.

2.3.2 La norma penal ha de ser precisa:

Por otra parte, desde el punto de vista de los valores esenciales de seguridad
y de democracia a los que sirve el principio de legalidad no serviría de mucho con
que nos conformásemos con que las normas penales fueran leyes. Si esas leyes
son imprecisas a la hora de describir los delitos o las penas resultará que los
ciudadanos se sentirán inseguros respecto a una cuestión tan importante como es
la de por qué tipo de conductas pueden ser penados o en qué medida pueden
serlo. Y sucederá también que terminará siendo el juez el que haga lo que debía
haber hecho el legislador, que es determinar qué es delictivo o qué pena
corresponde al delito cometido. Por ello el principio de legalidad lo constituye el
mandato de determinación: exige al legislador que los delitos y las penas no sean
indeterminados; que los describa con precisión.

2.3.3 La norma penal ha de ser vinculante para los jueces:

Es imprescindible que los jueces prioricen la seguridad y autoría legislativa y


constitucional que persigue esencialmente el principio de legalidad el que las
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normas penales fueran rigurosamente legales para que el delito pueda ser
justamente sancionado.

A) La garantía de tipicidad:

Por ello; este postulado tiene carácter vinculante en las leyes penales, que
incluye la prohibición de analogía in malam partem (en contra del reo): no solo no
puede el juez penal considerar delito lo que no está previsto como tal en la ley, ni
contemplar tampoco agravaciones alegales, sino que ni siquiera puede el juez
penal penar o agravar una conducta que no está descrita como punible o
agravable en la norma penal pero que es parecida, análoga en su desvalor, a las
que sí lo están, esta manifestación del principio de legalidad, se le denomina
también garantía de tipicidad: la pena requiere que la conducta penada sea típica,
que sea subsumible en un tipo penal: en la descripción legal de conducta delictiva.

B) La interpretación de la ley penal:

Tomando en cuenta que; La interpretación es, por tanto, una actividad


necesaria que sirve a la determinación del sentido así como del contenido de los
preceptos penales, siempre dentro de su sentido literal posible.

En atención al intérprete, se distingue entre la interpretación doctrinal, que


sería la que llevan a cabo los estudiosos del Derecho Penal; la judicial, que es la
que realiza el aplicador del derecho (juez) para la resolución de un caso concreto,
si tal interpretación emana del Tribunal Supremo de Justicia y resulta lo bastante
reiterada para sentar jurisprudencia recibe el nombre de interpretación
jurisprudencial; y la auténtica, que sería la que hace el mismo legislador en la
propia ley. Al tratarse de un acto que lleva a cabo una persona, sea el juez o el
estudioso del Derecho, estará siempre sujeta a una cierta subjetividad. Por ello el
intérprete está sujeto a ciertos límites como son los valores, principios y derechos
recogidos en la Constitución.
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La interpretación sistemática contribuye a desentrañar el sentido de las


normas penales atendiendo al contexto o al sistema en que se encuentran
inmersas. Por ejemplo, de cara a determinar el alcance del consentimiento en el
Código Penal puede hacerse una lectura conjunta de las normas que regulan, e
incluso apoyarnos en la normativa civil, si bien el Derecho penal constituye un
sistema aparte con normas que tienen sentido propio.

2.3.4 La norma penal ha de ser irretroactiva:

El principio de irretroactividad de las leyes penales consiste en que unos


hechos solo pueden ser castigados como delito si se consideraban como tal en el
momento en que se cometieron, y con las penas que en esa fecha conllevaba ese
delito.

Principio jurídico en virtud del cual solo se puede castigar un acto como delito si
está considerado así por la ley vigente en el momento de su realización, y solo con
las penas previstas en dicho momento. Por otro lado, se concibe como un principio
establecido en la Constitución y en otras normas del ordenamiento jurídico que
prohíbe la aplicación de los efectos de las normas a situaciones o hechos surgidos
o acontecidos antes de su entrada en vigor, especialmente si son restrictivas de
derechos individuales, no favorables o de carácter sancionador.

Tomado libro: Derecho Penal Básico. Villavicencio Felipe. Fondo Editorial.


FUNDAMENTACIÓN DEL DERECHO PENAL:
- Control Social: Tiene control social a través del conjunto de recursos del cual
dispone una Sociedad a fin de asegurar que los comportamientos de sus
miembros sean conformes a las reglas y principios establecidos, para estabilizar la
estabilidad y supervivencia de la misma. De tal forma de que se pueda garantizar
que las personas acepten y respeten las normas de convivencia, dirigiendo
satisfactoriamente los procesos de socialización, ellos son:
a) De carácter informal: familia, normas sociales, religión, entre otros.
b) De carácter formal: Derecho penal.
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- Poder penal: De carácter punitivo, es decir; es el ejercicio de la coerción


estadal, que se manifiesta a través del sistema penal. El sistema penal se concibe
como las agencias y actividades que intervienen y permiten la creación de la ley
penal, ellas son: Criminalización primaria y criminalización secundaria.
- Criminalización primaria: El poder de legislar en materia penal está
representado por la criminalización primaria, a través del cual el legislador cumple
la tarea de tipificar las conductas declaradas delictivas y establece la
consecuencia penal respectiva. Allí intervienen las agencias políticas, en especial
el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, por ello es considerado un acto formal y
fundamentalmente programático porque establece que cualquier conducta
indecorosa o indebida debe ser sancionada, por lo cual debe aplicarse por las
agencias e instituciones encargadas a través del sistema penal.
- Criminalización secundaria: La criminalización secundaria es aquella que se
aplica a la ley penal y de asignar la calidad del delincuente, ejecutar las sanciones
que realizan las agencias del sistema penal a través de la policía, fiscales, jueces,
defensores del Sistema Penitenciario.
- Es considerada una ciencia penal: Porque es dogmática jurídico – penal dentro
de la política criminal, en donde se estudia la conducta socialmente dañosa.
CONCLUSIÓN
El principio de legalidad consiste en dar prevalencia a la ley sobre cualquier
actividad o función del poder público y cuya consecuencia directa de ello es que
todo lo que emana del Estado se rige por la ley y no por la voluntad de los
individuos.

Esto se deriva de las mismas como lo es la primacía de la ley, que es un


principio fundamental del Derecho público conforme al cual todo ejercicio del
poder público debería estar sometido a la voluntad de la ley de su jurisdicción y no
a la voluntad de las personas.

Cuando se habla de legalidad se está en presencia de un sistema de leyes


que debe ser cumplido y que otorga la aprobación a determinadas acciones, actos
o circunstancias. La legalidad es, entonces, todo lo que se realice dentro del
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marco de la ley escrita y que tenga como consecuencia supuesta el respeto por
las pautas de vida y coexistencia de una vida en sociedad.

En este orden de ideas, la legalidad es un atributo y un requisito del poder.


Uno de los principios más importantes del derecho penal en la actualidad, es el
principio de legalidad, cuya esencia es: Nullum crimen, nulla poena sine praevia
lege (no hay delito ni pena sin ley previa). Adicionalmente, el principio de legalidad
conlleva una serie de garantías recogidas en la legislación penal.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.

Alcácer Guirao, R.; «El derecho a la legalidad penal y los límites de actuación del

Tribunal Constitucional», en AAVV. (dir. Mir Puig y Queralt Jiménez), Constitución


y principios del derecho penal: algunas bases constitucionales, Valencia

(Tirant lo Blanch), 2010, pp. 15 a 66.

Doval Pais, A.; Posibilidades y límites para la formulación de normas penales,


Valencia (Tirant lo Blanch), 1999.

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