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CONOCIENDO AL ESPÍRITU SANTO

Pneumatologia Bíblica Pentecostal escrita por Randy E. Gil

Introducción

I. ¿Quién es el Espíritu Santo? Una definición biblica de la tercera persona del Trinidad.

El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad, tal como se revela en la Biblia. Es Dios y
coexiste eternamente con el Padre y el Hijo como una de las tres personas divinas en la Deidad.
La Biblia nos presenta al Espíritu Santo como una entidad personal con inteligencia, voluntad y
emociones propias.

En términos teológicos, el Espíritu Santo es la expresión activa de Dios en el mundo y en la vida


de los creyentes. A través del Espíritu Santo, Dios se comunica con la humanidad, revela su
voluntad y obra en la redención y santificación de los creyentes.

En la vida de los cristianos, el Espíritu Santo desempeña un papel fundamental, guiándolos,


consolándolos, enseñándoles la verdad y capacitándolos para vivir una vida conforme a la
voluntad de Dios. Además, el Espíritu Santo concede dones espirituales y produce frutos en la
vida de los creyentes, ayudándoles a crecer en santidad y a servir a Dios y a los demás.
En resumen, el Espíritu Santo es la presencia activa de Dios en la vida de los creyentes y en el
mundo, revelando la verdad de Dios, convenciendo de pecado, guiando en la justicia y
mostrando el camino hacia la salvación y una vida transformada en Cristo. Su presencia y poder
son fundamentales en la experiencia cristiana y en el cumplimiento de la misión de la iglesia en
el mundo.

II. La Deidad del Espiritu Santo.

La deidad del Espíritu Santo es una doctrina fundamental en el cristianismo trinitario. Esto
significa que el Espíritu Santo es considerado plenamente Dios, coigual y coeterno con el Padre
y el Hijo, formando parte de la Trinidad. La evidencia de la deidad del Espíritu Santo proviene de
varios pasajes bíblicos que revelan sus atributos y acciones divinas:

A. Revelada a traves de sus atribudos divininos. La deidad del Espíritu Santo ha sido
probada por sus atributos divinos, los cuales revelan su naturaleza y esencia divina,
equiparable a la del Padre y el Hijo en la Trinidad.
a. Omnipotencia (Gn.1:2; Sal.139:7-12; Is.11:2; Lc.1:35; Ef.1:19-21; Hch.1:8).
b. Omnisciencia (Is. 11:2; 1 Co. 2:10-11).
c. Omnipresencia (Sal. 139:7; Hch 17.24-25; Ez.48:35).
d. Eternidad (He.9:14).
e. Inmutabilidad (Sal. 102:27; Stg.l:17).
f. Santidad (Lc. 11:13; Ro. 1:4).
g. Vida (Ro.8:2).
h. Verdad (Jn. 17:3; 14:17; 1 Jn. 5:6).
i. Sabiduría (Is. 11:2; 40:13).
j. Bondad y Justicia (Ef.5:9).

B. Revelada a traves de sus obras divinas. La deidad del Espíritu Santo se revela a través de
sus obras divinas, manifestando su poder, presencia y acción en la vida de los creyentes
y en el mundo. Estas obras divinas son evidencias concretas de que el Espíritu Santo es
Dios y coexiste eternamente con el Padre y el Hijo en la Trinidad.

a. Crea (Gn. 1:1-2, 26).


b. Genera vida (Job 33:4).
c. Formó la naturaleza humana de Cristo (Lc. 1:35).
d. Convence de pecado al hombre (Jn. 16:8).
e. Regenera (Jn.3:5-6).
f. Santifica (2 Ts. 2:13).
g. Inspira (2 P. 1:21).
h. Conforta y consuela (Jn. 14:16).
i. Intercede (Ro. 8:26-27).
j. Resucita (Ro. 8:11).

C. Revelada a traves de sus nombres. La deidad del Espíritu Santo se revela a través de sus
nombres y títulos que se encuentran en las Escrituras, los cuales nos brindan una
comprensión más profunda de su naturaleza y función divina. Estos nombres destacan
su identidad como Dios, coigual y coeterno con el Padre y el Hijo en la Trinidad.

a. El Espíritu Santo: El nombre más comúnmente utilizado para referirse a la


tercera persona de la Trinidad es "Espíritu Santo" (Mateo 28:19, 2 Corintios
13:14). El término "Espíritu" proviene de las palabras hebreas "Ruah" y griega
"Pneuma", que significan "viento" o "aliento", enfatizando su naturaleza
inmaterial y poderosa. El término "Santo" señala su santidad e incorruptibilidad,
pues solo Dios es verdaderamente santo.

b. El Espíritu de Dios: El Espíritu Santo es llamado repetidamente "Espíritu de Dios"


en las Escrituras (Génesis 1:2, Romanos 8:9), resaltando su origen divino y su
conexión con Dios Padre.

c. El Espíritu de Cristo: En varios pasajes bíblicos, el Espíritu Santo también es


conocido como el "Espíritu de Cristo" (Romanos 8:9, 1 Pedro 1:11), lo cual indica
su participación en la obra redentora de Cristo y su presencia activa en la vida de
los creyentes.

d. El Espíritu de Verdad: En Juan 14:17, Jesús se refiere al Espíritu Santo como el


"Espíritu de verdad", destacando su papel en la revelación de la verdad divina y
su capacidad para guiar a los creyentes a toda verdad.

e. El Consolador: Otro nombre significativo del Espíritu Santo es "Consolador" o


"Abogado" (Juan 14:16, Juan 16:7). Estos términos describen su función de
consolar, ayudar y defender a los creyentes en momentos de dificultad.

f. El Espíritu de Vida: En Romanos 8:2, el Espíritu Santo es descrito como el


"Espíritu de vida", resaltando su papel en la regeneración espiritual y en la vida
nueva que ofrece a los creyentes.

g. El Espiritu de Sabiduria y Revelación: Efesios 1:17 menciona al Espíritu Santo


como el "Espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de Dios",
mostrando su capacidad para conceder sabiduría divina y revelar la voluntad de
Dios a los creyentes.

Estos nombres y títulos del Espíritu Santo en las Escrituras revelan su identidad divina y
su participación activa en la obra de Dios en el mundo y en la vida de los creyentes. A
través de estos nombres, comprendemos mejor su naturaleza y su papel esencial en la
Trinidad como Dios mismo, presente y obrando en la humanidad. El Espíritu Santo es una
persona divina que merece adoración, honra y sumisión, y su deidad queda claramente
establecida en los nombres que la Biblia le atribuye.

III. Simbolismos bíblicos del Espíritu Santo.


En la Biblia, encontramos varios símbolos y representaciones que se utilizan para describir al
Espíritu Santo. Estos símbolos nos ayudan a comprender mejor su naturaleza y función en la
vida de los creyentes. Algunos de los símbolos más significativos del Espíritu Santo son:

a. Viento: El viento es un símbolo recurrente del Espíritu Santo. En hebreo y griego, la


palabra para "espíritu" también puede traducirse como "viento" o "aliento". Por
ejemplo, en Hechos 2:2-4, el Espíritu Santo se manifestó en Pentecostés como un viento
impetuoso que llenó toda la casa donde estaban reunidos los discípulos.

b. Fuego: El fuego es otro símbolo importante asociado con el Espíritu Santo. En el mismo
relato de Pentecostés (Hechos 2:3), el Espíritu se apareció como lenguas de fuego que se
posaron sobre cada uno de los discípulos. El fuego representa la purificación, el poder
transformador y la presencia ardiente de Dios.

c. Paloma: En el bautismo de Jesús, el Espíritu Santo descendió sobre él en forma de una


paloma (Mateo 3:16, Marcos 1:10, Lucas 3:22, Juan 1:32). La paloma es símbolo de paz,
pureza y la suavidad del Espíritu Santo en su guía y obra en nuestras vidas.

d. Aceite: El aceite es a menudo usado como símbolo del Espíritu Santo en la Biblia. El
aceite era utilizado para ungir a reyes, sacerdotes y profetas como un símbolo de la
unción y el poder divino. En el Nuevo Testamento, se habla de que los creyentes son
ungidos con el Espíritu Santo (1 Juan 2:20, 27).

e. Agua: En Juan 7:37-39, Jesús comparó al Espíritu Santo con agua viva que fluye en el
interior del creyente. El agua representa vida, purificación y la renovación que el Espíritu
Santo trae a nuestras vidas.

f. Sello y Arras: En Efesios 1:13-14, se menciona que el Espíritu Santo es dado como un
sello en la vida del creyente, garantizando su salvación y preservándolo para el día de la
redención. También se habla del Espíritu Santo como una "arras" o anticipo de la
herencia que recibiremos en la eternidad (2 Corintios 1:22, 2 Corintios 5:5).

g. Luz: El Espíritu Santo es asociado con la luz divina que ilumina nuestras mentes para
comprender la verdad y discernir la voluntad de Dios. En Juan 16:13, Jesús habla del
Espíritu Santo como el "Espíritu de verdad" que guía a los creyentes a toda verdad.

Estos símbolos nos ayudan a comprender aspectos importantes de la naturaleza y obra del
Espíritu Santo. Cada símbolo aporta una perspectiva única sobre su presencia y poder en la vida
de los creyentes, enfatizando su papel transformador y consolador en la experiencia cristiana.

IV. La obra del Espíritu Santo revelada en el Antiguo Testamento.


La obra del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento es un tema relevante pero también
desafiante, ya que la revelación sobre el Espíritu Santo en esta parte de la Biblia es más sutil y
menos explícita en comparación con el Nuevo Testamento. Sin embargo, podemos encontrar
numerosos ejemplos y referencias que nos permiten comprender la presencia y obra del
Espíritu Santo en el Antiguo Testamento. Algunos de estos aspectos son:

a. Creación y Sustento: Desde el principio, el Espíritu Santo está involucrado en la creación


y el mantenimiento del universo. En Génesis 1:2, se nos muestra cómo "el Espíritu de
Dios se movía sobre la faz de las aguas" durante la creación. El Espíritu Santo es la fuente
de vida y sustento para toda la creación.

b. Capacitación y Habilitación: En el Antiguo Testamento, vemos cómo el Espíritu Santo


capacitó y capacitaba a líderes y personas específicas para cumplir con la voluntad de
Dios. Por ejemplo, el Espíritu capacitó a Bezaleel y Aholiab para la construcción del
tabernáculo (Éxodo 31:1-5), y también capacitó a los jueces y profetas para llevar a cabo
sus tareas y responsabilidades (Jueces 3:10, 1 Samuel 10:6).

c. Guía y Revelación: El Espíritu Santo también guiaba y revelaba la voluntad de Dios a los
profetas y líderes del Antiguo Testamento. En Ezequiel 2:2, el Espíritu Santo levantó a
Ezequiel y lo llevó a cumplir con su llamado profético. En Oseas 9:7, el Espíritu revela a
través del profeta el juicio de Dios sobre Israel.

d. Restricción y Convicción: El Espíritu Santo también actuaba en la restricción del pecado y


la convicción de las personas. En Génesis 6:3, se menciona que el Espíritu no contendería
con el hombre para siempre, limitando el tiempo de gracia antes del juicio del Diluvio.
Además, en Salmos 51:11, David pide que el Espíritu Santo no sea quitado de él después
de su pecado con Betsabé.

e. Promesas de un Derramamiento Mayor: En el Antiguo Testamento, también


encontramos promesas de un derramamiento más abundante del Espíritu Santo en el
futuro. Joel 2:28-29 es un ejemplo de esto, donde Dios promete derramar su Espíritu
sobre toda carne.

Aunque el Espíritu Santo opera en el Antiguo Testamento, su obra se ve más claramente


desarrollada en el Nuevo Testamento, especialmente después del evento de Pentecostés,
cuando el Espíritu Santo fue derramado sobre los discípulos de manera más abundante y
poderosa. En el Antiguo Testamento, encontramos una preparación y anticipación de la obra
más completa del Espíritu que se manifiesta plenamente en la era del Nuevo Testamento.

IV. La obra del Espíritu Santo revelada en el Nuevo Testamento.


La obra del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento es un tema fundamental tanto desde una
perspectiva bíblica general como desde la perspectiva pentecostal. En el Nuevo Testamento, se
destaca claramente el papel del Espíritu Santo como una figura divina activa en la vida de los
creyentes y en la expansión del cristianismo primitivo.

a. El papel del Espíritu Santo obrado en el Nacimiento de Jesús. El Espíritu Santo jugó un
papel crucial en el nacimiento virginal de Jesús, siendo la causa sobrenatural de su
concepción. (Lucas 1:35)

b. El Espiritu Santo en el Ministerio de Jesús. El Espíritu Santo condujo a Jesús al desierto


para enfrentar la tentación, demostrando su guía y fortaleza en el ministerio de Cristo.
(Mateo 4:1)

c. El Espíritu Santo en el día de Pentecostés: El día de Pentecostés, el Espíritu Santo


descendió poderosamente sobre los discípulos, capacitándolos con dones espirituales y
llenándolos de valor para predicar el evangelio. (Hechos 2:4)

d. III. El Espíritu Santo y la Conversión. El Espíritu Santo es el agente de la regeneración y la


causa del nuevo nacimiento espiritual que permite la entrada al Reino de Dios.

e. IV. El Espíritu Santo y la Vida Cristiana. El Espíritu Santo es esencial para la vida cristiana,
ya que mora en los creyentes y los capacita para vivir en santidad y obediencia a Dios.
(Romanos 8:9) El Espíritu Santo guía a los creyentes a vivir una vida que honre a Dios y a
resistir las tentaciones de la carne (Gálatas 5:16)

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