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Uno de los pilares básicos en los que se apoya la felicidad humana es el de las relaciones con los
semejantes, muy especialmente con quienes constituyen la familia. ¿Estás tú preparado para
disfrutar del contacto con ellos?
Este test evalúa qué probabilidades tienes de obtener satisfacción en los encuentros con tu familia.
Contesta con el corazón, de forma rápida, y sin buscar respuestas correctas, no las hay.
1. Agradeces el consejo pero les dices que ya tienes tu forma de hacer las cosas
2. Les das la razón para que se queden contentos. Total por unos días.
3. Sonríes, quedas bien, pero no te pronuncias.
F. Para estar con tus padres de vacaciones, la presencia de otros familiares (hermanos, cuñados...)
es algo que:
3. Complica la situación
2. Nunca. O tal vez dejaría que la hiciese y luego la vuelvo a hacer a mi gusto
3. La hago yo, pero dejo que le eche un vistazo para que se quede tranquila
J. Estás en la playa con la familia, ellos se empeñan en comer una de esas horribles paellas
en aquel viejo chiringuito, qué haces:
1. Accedes, pero a condición de ir el próximo día a ese coqueto restaurante que tanto te gustó
1. Les dejas claro dónde y a qué pueden jugar y dónde, y a que no. ¡Vaya experiencia sufriste la
última vez!
3. Soportas un rato y luego pones una disculpa para que la visita sea breve.
Mayoría de 1:
¡Enhorabuena! Si has elegido mayoritariamente la opción 1 muy posiblemente eres una persona
capaz de disfrutar del encuentro con la familia.
Parece que reúnes muchos de los requisitos para un encuentro gozoso con tus seres más
allegados: No tener excesivas “cuentas pendientes” con ellos, experiencias previas de ocio
compartido que resultaron agradables, un importante grado de asertividad, no confundir los
distintos roles familiares (los suegros o los cuñados pueden ser figuras afectivas importantes pero
nunca deber confundirse con padres o hermanos). Si además compartes con ellos algunas
aficiones y eres firme pero cálido a la hora de resolver fricciones y situaciones comprometidas,
puedes disfrutar y mucho del contacto con ellos. Su compañía puede añadir satisfacción a tus
vacaciones.
Mayoría de 2:
Si has elegido principalmente la opción 2, pudieras ser de esas personas faltos de asertividad, es
decir, que o bien no son capaces de defender las ideas propias o no saben escuchar ni respetar
las de los demás. También es posible que tengas una amarga experiencia de relación familiar y te
sientas demasiado distinto y distante de ellos, con pocos o ningún recuerdo de momentos felices
de ocio compartido. Todo ésto forma un conjunto suficiente para que el contacto con tu familia se
convierta en un suplicio para ti más que en una fuente de satisfacción. De no hacer nada para
cambiar este estado de cosas te verás fácilmente abocado a sufrir o a eludir permanentemente
este tipo de relación.
Podría ser interesante que revisaras, sólo o con ayuda, no necesariamente profesional, tu enfoque
del pasado, los conflictos pendientes de resolución y la forma de entender y resolver situaciones
conflictivas o simplemente desagradables. El trabajo es duro y largo, pero la recompensa enorme,
además los logros alcanzados en este trabajo se extrapolan con facilidad y beneficio a las
relaciones de pareja y amistad.
Mayoría de 3:
Si has elegido mayoritariamente la última opción o bien una mezcla de las tres sin que ninguna
predomine, seguramente tienes una capacidad moderada de disfrutar del contacto familiar.
Puede ser conveniente que mejores tu facilidad para relajarte y disfrutar de aquellos aspectos que
pueden ser satisfactorios en esta clase de relación humana. Recordar el pasado, compartir el día a
día, hablar de otros familiares, disfrutar de comidas, fines de semana o de unas jornadas de
vacaciones, son situaciones potencialmente agradables, pero tal vez en tu caso no eres capaz de
sacar provecho a todas ellas. Deberías abstenerte de participar, o al menos disminuir la frecuencia,
en aquellas que no son de tu agrado, hasta no ser capaz de resolver los asuntos emocionales
pendientes que te incapacitan para disfrutar de manera plena. Más vale que mantengas poco
contacto pero de calidad, que no someterte a situaciones que no son satisfactorias y por tanto
potencialmente conflictivas.
Al final de este test encontrarás consejos para mejorar tu capacidad de disfrute familiar.
Para maximizar tu bienestar en los encuentros familiares podrían venirte bien estos sencillos
consejos.
No te obligues a hacer, ni a dejar de hacer, las expresiones físicas de afecto que broten de
tus entrañas.
Si planificas viajes o vacaciones familiares no estés tanto tiempo como creas que pueda
resultarte agradable, sino por un periodo ligeramente inferior.