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[Manual de Bibliografía básica: Carlson, N.R. y Birkett, M.A. (2018) Fisiología de la conducta.

Pearson Educación. Capítulo 10: Conducta reproductora]

Orientación sexual
¿Qué controla la orientación sexual de una persona? Algunos
investigadores creen que la orientación sexual es el resultado de
las experiencias infantiles, especialmente de las interacciones
entre el niño y sus padres. Un estudio llevado a cabo a gran escala
con varios centenares de hombres y mujeres homosexuales por
Bell y cols. (1981) concluyó que no había pruebas que avalaran
dicha hipótesis. Por el contrario, sus resultados fueron
consistentes con las contribuciones biológicas a la orientación
sexual. La acumulación de investigaciones en los 30 años
transcurridos desde este estudio sigue apoyando una base
biológica para la orientación sexual.
En los siguientes apartados se expondrán las investigaciones que
respaldan las contribuciones biológicas a la orientación sexual
mediante ejemplos de personas con hiperplasia adrenal congénita,
insensibilidad a los andrógenos y extrofia de cloaca. Otras
investigaciones identifican el desarrollo de estructuras cerebrales
específicas, el orden de nacimiento entre los hermanos y la
sensibilidad inmunitaria de la madre como factores que
intervienen en la determinación de la orientación sexual. Otras
bases de apoyo al sustrato biológico de la orientación sexual
proceden de los resultados de los estudios de la herencia y con
gemelos. Buena parte de las pruebas biológicas apuntan hacia un
papel de los efectos hormonales en la organización y, como se
verá en el apartado, la mayoría de las investigaciones indican que
la orientación sexual está determinada antes de nacer (véase
también Bogaert y Slorska, 2011; Burri y cols., 2011; Hines,
2011; Rahman, 2005.)

Efectos activadores y organizadores de las


hormonas
OA 10.12 Comparar la función de los efectos
activadores y organizadores de las hormonas en la
orientación sexual.
¿Qué papel adquieren las hormonas como factor de influencia en
la orientación sexual? ¿Podrían los efectos organizativos
prenatales de las hormonas sexuales o, más tarde, sus efectos
activadores, contribuir a la orientación sexual? Parece que la
orientación sexual no está fuertemente relacionada con las
concentraciones de las hormonas sexuales durante la edad adulta,
lo que descarta la función de los efectos activadores de la
exposición a las hormonas sexuales. Numerosos estudios han
estudiado las concentraciones de testosterona en hombres
homosexuales y heterosexuales y no encontraron diferencias entre
los grupos. De forma similar, la mayoría de los estudios no
hallaron diferencias en las hormonas sexuales entre grupos de
mujeres heterosexuales y no heterosexuales. Un número reducido
de estudios señalan que algunas mujeres homosexuales presentan
valores elevados de testosterona (aunque inferiores a los de los
hombres, Meyer-Balhberg, 1984, Hines, 2011). Los hombres con
exposición reducida a testosterona no modifican su orientación
sexual, y los hombres y las mujeres tratados con hormonas
sexuales por motivos médicos tampoco la cambian, lo que parece
apuntar a que la exposición a hormonas en la edad adulta no es un
factor en el desarrollo de la orientación sexual (Hines, 2011).
Un factor biológico implicado con mayor probabilidad en las
diferencias en la orientación sexual es una diferencia sutil en la
estructura del cerebro provocada por diferencias en la exposición
prenatal a los andrógenos. La exposición prenatal a las hormonas
sexuales produce efectos organizadores permanentes (véase al
respecto, como revisión, el apartado sobre el Desarrollo de
órganos sexuales.) En los apartados siguientes se describen
pruebas obtenidas de la investigación relativas a la hiperplasia
suprarrenal congénita, la insensibilidad a los andrógenos, la
extrofia de cloaca, la herencia y los factores prenatales, que
parecen indicar que la exposición prenatal a las hormonas
sexuales influye de forma permanente en el desarrollo y la
estructura del cerebro, con influencia en la conducta posterior
relacionada con la orientación sexual.

Función de los andrógenos


OA 10.13 Explicar lo que puede aprenderse sobre la
función de la exposición prenatal a andrógenos en la
orientación sexual a partir de hiperplasia adrenal
congénita e insensibilidad a los andrógenos.
Los datos sugieren que los andrógenos prenatales pueden afectar
a la conducta social humana y a la orientación sexual, así como a
su anatomía. En un trastorno conocido como hiperplasia adrenal
congénita (HAC), las glándulas adrenales segregan cantidades
anómalas de andrógenos. La secreción de andrógenos se inicia
antes del nacimiento, por lo tanto, este síndrome provoca
masculinización prenatal. Los niños nacidos con HAC se
desarrollan normalmente, y el exceso de andrógenos no parece
tener efectos significativos. Sin embargo, una niña con HAC
nacerá con un clítoris de gran tamaño y es probable que sus labios
vaginales estén parcialmente fusionados. (El escroto y los labios
mayores se desarrollan a partir del mismo tejido fetal.) Si la
masculinización de los genitales es pronunciada, este efecto se
corrige quirúrgicamente. Una vez diagnosticado el síndrome, se le
administra a la persona una hormona sintética que suprime la
secreción anómala de andrógenos. Como grupo, las mujeres con
HAC tienen una mayor probabilidad de sentirse sexualmente
atraídas por otras mujeres: aproximadamente un tercio de ellas se
describen a sí mismas como bisexuales u homosexuales (Cohen-
Bendahan y cols., 2005).
Una posible explicación de la alta incidencia de orientación
sexual homosexual o bisexual en mujeres con HAC es que los
andrógenos afecten al desarrollo del cerebro. Los andrógenos
también afectan a los genitales: quizá los cambios en los genitales
influyeron en la determinación del desarrollo de la orientación
sexual de la niña. Sin embargo, Meyer-Bahlberg y cols. (2008)
estudiaron a mujeres con una forma del trastorno mucho más
leve, denominada HAC no clásica (HACNC). Las niñas nacidas
con HACNC muestran genitales femeninos normales al
nacimiento, y no presentan signos de una concentración elevada
de andrógenos hasta el final de la infancia o la adolescencia. En
ese momento, las niñas reciben tratamiento médico dirigido a
suprimir la secreción de andrógenos. Meyer-Bahlberg y sus
colaboradores descubrieron que las mujeres con HACNC, al igual
que aquellas con HAC, mostraban una incidencia mayor de
homsexualidad o bisexualidad. Los investigadores plantean que la
HACNC causa un ligero incremento de la secreción de
andrógenos en etapas precoces del desarrollo prenatal, incremento
que resulta suficiente para afectar al desarrollo encefálico, pero no
lo bastante para masculinizar los genitales de las niñas.
En otro ejemplo de las contribuciones de los andrógenos a la
orientación sexual, los varones genéticos con insensibilidad a los
andrógenos desarrollan genitales externos femeninos, pero
internamente conservan los testículos y no desarrollan ni útero ni
trompas de Falopio. Si una persona con este síndrome es criada
como niña, los testículos suelen extirparse, ya que tienden a
convertirse en cancerosos; si no se extirpan, el cuerpo madurará
hacia el de una mujer durante la pubertad, a través de los efectos
de las pequeñas cantidades de estradiol producidas por los
testículos. (Si se extirpan los testículos, se suministrará estradiol a
la persona para conseguir el mismo resultado.) En la edad adulta,
la persona se comportará sexualmente como mujer, aunque tal vez
sea necesaria una prolongación quirúrgica de la vagina. Las
afectadas por este síndrome refieren tener un impulso sexual
medio, con frecuencia normal de orgasmos en el coito, y a
menudo, aunque no siempre, se sienten atraídas hacia los hombres
(Wisniewski, 2000).

Extrofia de cloaca
OA 10.14 Explicar lo que puede aprenderse de la
función de los factores biológicos en la orientación
sexual a partir de la extrofia de cloaca.
El caso presentado al inicio de este capítulo
(Bruce/Brenda/David) sugiere que la identidad sexual de una
persona y su orientación sexual están marcadamente influidas por
factores biológicos y que no pueden cambiarse fácilmente por el
modo en que se cría al niño (factores ambientales). Posiblemente,
la exposición prenatal y durante los primeros meses de vida del
cerebro de Bruce a los andrógenos afectó a su desarrollo neural,
favoreciendo que se manifestara una identidad sexual masculina y
una orientación hacia las mujeres como parejas sexuales y
sentimentales. Afortunadamente, los casos de ablación del pene
son escasos.
El desarrollo de una anomalía conocida como extrofia de cloaca
lleva al nacimiento de un niño con testículos normales, pero con
alteraciones urogenitales, que a menudo incluyen falta de pene.
En el pasado, a muchos de los niños que nacían con esta anomalía
se les criaba como mujeres, principalmente porque es
relativamente fácil construir quirúrgicamente una vagina que
sirva para mantener relaciones sexuales, y muy difícil construir un
pene funcional. No obstante, ciertos estudios han puesto de
manifiesto que aproximadamente el 50 % de estas personas
manifestaron más tarde no estar satisfechas con el sexo asignado
y comenzaron a vivir como hombres; y muchos de ellos
recurrieron a procedimientos de cambio de sexo (Gooren, 2006;
Meyer-Bahlberg, 2005; Reiner, 2005). Estas personas casi
siempre se inclinan sexualmente por las mujeres. Si tenemos en
cuenta la presión social y parental que sufre quien ha sido criado
como una niña y posteriormente adopta un papel sexual
masculino, un porcentaje del 50 % es una cifra
impresionantemente alta. Meyer-Bahlberg (2005) presentó un
informe del caso de un paciente con extrofia criado como mujer,
que se sometió a un cambio de sexo a los 52 años de edad una vez
que sus padres habían fallecido. Posiblemente, el temor a la
desaprobación paterna había impedido que esta persona tomara
esta decisión antes.

Cerebro sexualmente dimorfo


OA 10.15 Comparar las características sexualmente
dimorfas del encéfalo del hombre y la mujer, y explicar
lo que puede aprenderse acerca de la base cerebral de la
orientación sexual de estos dimorfismos.
El encéfalo humano es un órgano sexualmente dimorfo. Esto se
sospechaba ya hace tiempo, incluso antes de que se confirmara
mediante estudios anatómicos y de neuroimagen funcional. Por
ejemplo, los neurólogos descubrieron que los dos hemisferios del
cerebro de una mujer parecen compartir las funciones cerebrales
en mayor medida que los del cerebro de un hombre. Si un hombre
sufre un accidente cerebrovascular que daña el hemisferio
izquierdo de su cerebro, tiene más probabilidades de padecer
alteraciones del lenguaje que una mujer con un daño similar.
Probablemente, el hemisferio derecho de la mujer comparte
funciones lingüísticas con el izquierdo, de manera que la lesión de
un hemisferio tiene efectos menos devastadores que en los
hombres. El cerebro de los hombres es, por término medio, algo
mayor —al parecer, debido a que generalmente el cuerpo de los
hombres es más grande que el de las mujeres—. Además, el
tamaño de determinadas regiones del telencéfalo y el diencéfalo
es distinto en hombres que en mujeres, y la forma del cuerpo
calloso también puede ser sexualmente dimorfa. (Para referencias
específicas, véanse Breedlove, 1994, Goldstein y cols., 2001 y
Swaab, Gooren y Hofman, 1995.)
La mayoría de los investigadores opinan que el dimorfismo
sexual en el cerebro humano es consecuencia de diferencias en la
exposición a los andrógenos en la etapa prenatal y el inicio de la
posnatal. Por supuesto, también pueden ocurrir más cambios
durante la pubertad, cuando se produce otra descarga de
andrógenos. El dimorfismo sexual del cerebro humano podría
incluso deberse al diferente contexto social de hombres y mujeres.
Pero, como no podemos manipular los niveles hormonales de los
seres humanos antes y después del nacimiento, como en el caso
de los animales de laboratorio, podría pasar mucho tiempo antes
de que se puedan recoger suficientes pruebas que nos permitan
llegar a conclusiones definitivas.
Varios estudios han examinado el cerebro de hombres
heterosexuales y homosexuales y de mujeres heterosexuales
fallecidos. Hasta el momento, esos estudios han encontrado
diferencias en el tamaño de tres subregiones cerebrales diferentes:
el núcleo supraquiasmático (NSQ), un núcleo sexualmente
dimorfo del hipotálamo, y la comisura anterior (Allen y Gorski,
1992; Bao y Swaab, 2011; LeVay, 1991; Swaab y Hofman,
1990). El núcleo supraquiasmático se estudió en el Capítulo 9,
mientras que la comisura anterior es un haz de fibras que conecta
zonas de los lóbulos temporales izquierdo y derecho. Sin
embargo, basándonos en lo que sabemos acerca de las funciones
cerebrales, no hay razones para suponer que diferencias en el
NSQ o en el cuerpo calloso puedan jugar un papel en la
orientación sexual. Además, en un estudio de seguimiento se
confirmó la existencia de un núcleo sexualmente dimorfo en el
hipotálamo, pero no se pudo encontrar relación entre su tamaño y
la orientación sexual en hombres (Byne y cols., 2001). (Véase la
Figura 10.17.)
Figura 10.17 Regiones dimorfas del cerebro

Aproximadamente un 8 % de los carneros (oveja macho)


muestran preferencia sexual por otros machos, aunque no tienen
una conducta típica de las hembras: muestran una conducta de
monta típica de los machos, pero encauzan esta conducta hacia
otros machos antes que hacia las hembras (Price y cols., 1988).
En un estudio de Roselli y cols. (2004) se descubrió que un
núcleo sexualmente dimorfo, localizado en el área preóptica
medial del hipotálamo anterior, era significativamente mayor en
los machos que en las hembras. Los autores también encontraron
que este núcleo era dos veces mayor en los carneros orientados
hacia las hembras (heterosexuales) que en los orientados hacia
otros machos (homosexuales) (véase la Figura 10.18).
Figura 10.18 Orientación sexual y núcleo sexualmente
dimorfo (NSD)
Dimorfismo sexual y papel de la orientación sexual en el volumen y la
cantidad de neuronas del núcleo sexualmente dimorfo (NSD) de la oveja.
(Basado en datos de Roselli et al., 2004.)

Los estudios de neuroimagen funcional han revelado que los


encéfalos de mujeres y hombres heterosexuales reaccionaban de
forma distinta a los olores a AND y EST, dos sustancias químicas
que quizás funcionen como feromonas humanas. Savic y cols.
(2005) descubrieron que en hombres homosexuales la respuesta
de ciertas regiones encefálicas a AND y EST era similar a la
encontrada en mujeres heterosexuales. Berglund y cols. (2006)
averiguaron que la respuesta de ciertas regiones encefálicas de
mujeres lesbianas a estas sustancias era similar a la presentada por
hombres heterosexuales. Estos estudios indican que la orientación
sexual de una persona influye en su patrón de respuesta a estas
posibles feromonas sexuales (o es influida por este).
Aunque en este apartado se ha estado examinando la orientación
sexual —el sexo de la persona por la que un individuo se siente
atraído sentimental y sexualmente—, hay otra característica
sexual que se relaciona con diferencias estructurales del cerebro.
En un estudio de cerebros post mortem, Zhou y cols. (1995)
hallaron que el tamaño de una región determinada del
prosencéfalo, la subdivisión central del núcleo del lecho de la
estría terminal (NLET), es mayor en los hombres que en las
mujeres. También encontraron que este núcleo es tan pequeño en
los hombres transexuales de hombre a mujer como lo es en las
mujeres normales, y que su tamaño era igual de grande en los
hombres homosexuales que en los hombres heterosexuales. Así
pues, su tamaño se relacionaba con la identidad sexual, no con la
orientación sexual. Kruijver y cols. (2000) replicaron estos
resultados, hallando que el tamaño de dicha región en
transexuales de mujer a hombre estaba dentro del intervalo de
tamaños observado en hombres normales (véase la Figura 10.19).
Figura 10.19 Núcleo del lecho de la estría terminal (NLET)
En estas microfotografías de secciones de un cerebro humano puede verse
la subdivisión central del núcleo del lecho de la estría terminal (NLET).
(Tomado de Zhou, J.-N., Hofman, M. A., Gooren, L. J. G., and Swaab, D. F. A sex
difference in the human brain and its relation to transsexuality. Nature, 1995, 378,
68-70. Reproducido con autorización.)

García-Falgueras y Swaab (2008) encontraron otra región


sexualmente dimorfa en el encéfalo humano, el núcleo uncinado
del hipotálamo. Descubrieron que este núcleo, equivalente
humano del núcleo preóptico medial de los roedores, es
aproximadamente el doble de grande en los hombres que en las
mujeres. El tamaño de este núcleo en las mujeres transexuales es
consistente con el de todas las mujeres. Los autores también
aportan indicios de que las neuronas del núcleo uncinado envían

Los autores también aportan indicios de que las neuronas del


núcleo uncinado envían axones al NLET, cuyo tamaño, como
demostraron investigaciones anteriores, está relacionado con la
identidad sexual. Plantean que estas dos estructuras pertenecen a
un circuito neuronal que influye en la identificación sexual de la
persona.
No se puede concluir definitivamente que cualquiera de las
regiones cerebrales mencionadas en este apartado esté implicada
directamente en la orientación sexual de las persona (o en su
identidad de género). Las diferencias pueden residir en cualquier
parte del cerebro, en regiones todavía no exploradas por los
investigadores. Aun así, la observación de que diferencias en la
estructura cerebral se relacionan con la orientación y la identidad
sexual sí apunta a que ciertos factores biológicos, como la
exposición a las hormonas prenatales, ejercen efectos sobre las
características de la sexualidad de las personas.

Función del entorno prenatal en la


orientación sexual
OA 10.16 Resumir las relaciones entre los factores
ambientales prenatales y la orientación sexual.
Si la orientación sexual en realidad resulta afectada por
diferencias en la exposición a los andrógenos del cerebro en
desarrollo, ¿qué factores pueden provocar que haya variaciones
en esta exposición? Probablemente, algo debe de provocar la
disminución de los niveles de andrógenos prenatales a los que un
hombre homosexual está expuesto y aumentar los niveles a los
que están expuestas las mujeres lesbianas. Como hemos visto, la
HAC expone al feto en desarrollo a niveles elevados de
andrógenos, pero la mayoría de las mujeres lesbianas no tienen
HAC. Hasta el momento no se han propuesto otras posibles
fuentes de niveles de andrógenos prenatales altos.
Estudios llevados a cabos por Blanchard (2001) y por Bogaert
(2006) encontraron que los hombres homosexuales solían tener
más hermanos mayores —pero no hermanas mayores o hermanos
y hermanas menores— que los hombres heterosexuales. Por el
contrario, el número de hermanos o hermanas (mayores o
menores) de las mujeres lesbianas y heterosexuales no difería, ni
tampoco la edad de la madre o del padre o el intervalo entre los
nacimientos. El hecho de tener hermanas mayores no influye en la
orientación sexual de las mujeres. Los datos obtenidos por
Blanchard y colaboradores sugieren que la probabilidad de que un
chico pueda ser homosexual aumentaba aproximadamente un 3,3
% por cada hermano mayor. Suponiendo un índice de
homosexualidad de un 2 % en chicos sin hermanos mayores, el
índice de homosexualidad pronosticado para un chico con dos
hermanos mayores sería un 3,6 %, y un 6,3 % para uno que
tuviera cuatro hermanos mayores. Así pues, las probabilidades
siguen estando marcadamente en contra de los datos sobre la
incidencia de la homosexualidad, incluso en una familia en la que
haya varios chicos.
Cuando las madres están expuestas a varios fetos masculinos, su
sistema inmunitario se sensibiliza a proteínas que solo poseen los
hombres (como las proteínas ligadas al cromosoma Y). Como
resultado, la respuesta del sistema inmunitario de la madre puede
afectar al desarrollo cerebral prenatal de las estructuras
sexualmente dimorfas de posteriores fetos masculinos. La
mayoría de los hombres que tienen varios hermanos mayores son
heterosexuales por lo que, incluso si esta hipótesis es correcta,
parece ser que solo algunas mujeres se sensibilizan a la proteína
producida por sus fetos masculinos. Además, la relación parece
mantenerse principalmente entre personas diestras (una tendencia
que se establece también en período prenatal) y se ha demostrado
en diversas muestras (Bogaert y Skorska, 2011). Estos factores
que afectan al entorno prenatal pueden estar relacionados con
cambios en la exposición prenatal a los andrógenos.
Herencia y orientación sexual
OA 10.17 Resumir lo que se sabe actualmente sobre el
papel de la herencia en la orientación sexual.
Otro factor que puede jugar un papel en la orientación sexual es la
herencia. Los estudios con gemelos se benefician, de hecho, de
que los gemelos univitelinos (monocigóticos) tienen genes
idénticos, mientras que la similitud genética entre gemelos
bivitelinos (dicigóticos) es, por término medio, de un 50 %.
Bailey y Pillard (1991) descubrieron que la tasa de concordancia
para orientación sexual no homosexual entre hermanos gemelos
era del 52 % para los univitelinos y solo del 22 % para los
bivitelinos, una diferencia de 30 puntos porcentuales. Otros
estudios han encontrado diferencias mayores de un 60 % (Gooren,
2006), lo que sugiere que en la orientación sexual en los varones
interviene un componente genético.
Los factores genéticos también parecen afectar a la
homosexualidad femenina. Bailey y cols. (1993) hallaron que la
concordancia en homosexualidad en mujeres gemelas
monocigóticas era del 48 %, mientras que en gemelas dicigóticas
era del 16 %. Otro estudio, llevado a cabo por Pattatucci y Hamer
(1995), encontró un aumento de la incidencia de la
homosexualidad y la bisexualidad en hermanas, hijas, sobrinas y
primas (de un tío paterno) de mujeres lesbianas.
Durante años, los investigadores se han extrañado ante una
aparente paradoja: por término medio, los hombres homosexuales
tienen aproximadamente un 80 % menos de hijos que los
heterosexuales (Bell y Weinberg, 1978). Este descenso de la
fecundidad podría ejercer una fuerte presión selectiva contra
cualquier gen que predispusiera a los hombres a convertirse en
homosexuales. Algunos investigadores han sugerido que los
homosexuales pueden jugar un papel de apoyo en su familia,
aumentando así la fecundidad de sus hermanos y hermanas
heterosexuales, que comparten algunos de sus genes (Wilson,
1975). Sin embargo, en estudios más recientes (Bobrow y Bailey,
2001; Rahman y Hull, 2005) se ha hallado que los homosexuales
no aportan a sus hermanos más apoyo económico o emocional
que los heterosexuales. Un estudio realizado por Camperio-Ciani
y cols. (2004) sugiere una posible explicación. Hallaron que los
parientes femeninos por línea materna (p. ej., tías y abuelas
maternas) de hombres homosexuales tenían una tasa de
fecundidad más alta que los parientes femeninos por línea
materna de los hombres heterosexuales, pero no encontraron
diferencias en los parientes femeninos por línea paterna de
homosexuales y heterosexuales. Debido a que es probable que los
hombres compartan un cromosoma X con sus parientes femeninos
por línea materna, pero no con sus parientes femeninos por línea
paterna, los investigadores sugirieron que un gen o genes del
cromosoma X que aumentan la probabilidad de que un hombre se
convierta en homosexual, también aumentan la fecundidad de las
mujeres.
En resumen, los datos sugieren que dos factores biológicos —la
exposición prenatal a hormonas y la herencia— pueden influir en
la orientación sexual de una persona (véase también la Tabla
10.3). Confiamos en que la investigación sobre los orígenes
biológicos de la orientación sexual reduzca los perjuicios y los
malentendidos y ayude a las personas a comprender mejor la
diversidad de orientaciones sexuales y de identidad de género que
existen.

Tabla 10.3 Resumen de los factores que contribuyen posiblemente a la


orientación sexual

Factor Descripción

Genética/herencia Los estudios con gemelos indican que la herencia puede


tener un papel en la orientación sexual en hombres y en
mujeres.

Exposición a hormonas

Efectos organizadores Las evidencias de niñas androgenizadas en período


prenatal, insensibilidad a andrógenos y extrofia de cloaca
apuntan a un papel de la exposición prenatal a
andrógenos en la orientación sexual.

Efectos activadores Existen pruebas escasas o inexistentes del efecto


activador de las hormonas en la orientación sexual.
Entorno

Entorno prenatal Los niños con hermanos más mayores tienen una
probabilidad superior de identificarse como
homosexuales. Se ha señalado que la exposición a
múltiples fetos masculinos modifica el sistema
inmunitario de la madre, lo que afecta al entorno prenatal
de la descendencia masculina posterior.

Entorno posnatal Existen pruebas escasas o inexistentes del entorno


posnatal en la orientación sexual.

Revisión del apartado


Orientación sexual

OA 10.12 Comparar la función de los efectos activadores y organizadores


de las hormonas en la orientación sexual.
El soporte a la importancia de los efectos activadores de las hormonas en la
orientación sexual es escaso. Existen pruebas sólidas de que los efectos
organizadores de las hormonas tienen un papel en la orientación sexual.

OA 10.13 Explicar lo que puede aprenderse sobre la función de la


exposición prenatal a andrógenos en la orientación sexual a partir de
hiperplasia suprarrenal congénita e insensibilidad a los andrógenos.
Los estudios sobre niñas androgenizadas en el período prenatal sugieren que los
efectos organizadores de los andrógenos influyen en el desarrollo de la orientación
sexual; la androgenización parece mejorar la probabilidad de una orientación
sexual hacia las mujeres. Si los andrógenos no pueden actuar (como sucede en los
casos de síndrome de insensibilidad a los andrógenos), la anatomía y la conducta de
la persona se feminizan.

OA 10.14 Explicar lo que puede aprenderse de la función de los factores


biológicos en la orientación sexual a partir de la extrofia de cloaca.
Los estudios sobre individuos masculinos con extrofia de cloaca, que nacen sin pene,
respaldan la conclusión de que la exposición prenatal a los andrógenos promueve
una identidad de género masculina y una orientación sexual hacia las mujeres.

OA 10.15 Comparar las características sexualmente dimorfas del cerebro


del hombre y la mujer, y explicar lo que puede aprenderse acerca de la
base cerebral de la orientación sexual de estos dimorfismos.
Los tamaños de algunas regiones específicas del telencéfalo y el diencéfalo son
diferentes en los hombres y las mujeres, y la forma del cuerpo calloso también
puede ser sexualmente dimorfa. Varios estudios post mortem han estudiado el
cerebro de hombres y mujeres homosexuales y heterosexuales. Hasta ahora, estos
estudios han encontrado diferencias en el tamaño de tres subregiones del cerebro
diferentes: el núcleo supraquiasmático (NSQ), un núcleo sexualmente dimorfo del
hipotálamo y la comisura anterior.

OA 10.16 Resumir las relaciones entre los factores ambientales


prenatales y la orientación sexual.
Los hombres homosexuales suelen tener hermanos mayores. Cuando las madres se
ven expuestas a varios fetos masculinos, su sistema inmunitario puede sensibilizarse
a las proteínas que solo poseen los varones, con un resultado posible de cambios en
el entorno prenatal para hijos posteriores.

OA 10.17 Resumir lo que se sabe actualmente sobre el papel de la


herencia en la orientación sexual.
Los estudios con gemelos sugieren que la herencia puede tener un papel en la
orientación sexual en hombres y en mujeres.

Cuestión para reflexionar


Con independencia de las funciones relativas desempeñadas por los factores
biológicos y ambientales, la mayoría de los investigadores coinciden en que la
orientación sexual de una persona no puede elegirse. ¿Qué evidencias cerebrales o
basadas en el sistema endocrino respaldan esta afirmación?

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