MARA Y MOROK-Sombra Especial

Machine Translated by Google

Leah Arden
Mara y Morok. Sombra especial
Dedicado a todos los lectores que tomaron

el libro en sus manos y permitieron que Mara y
Morok volvieran a la vida.
© Arden L., 2020

© Diseño. Eksmo Publishing LLC, 2020
Capítulo 1
María. Este es el nombre de las muchachas
que fueron tocadas por la mismísima diosa
Morana, para que la ayudaran con el traslado de
las almas de los muertos. Aquellos que por alguna
razón no lograron salir del mundo de los vivos.
Morana es la diosa del invierno y la muerte. Pero
la muerte a manos de Morana y sus asistentes es
misericordiosa, pues otorga el paso de una vida a
otra, a un nuevo comienzo. Es como un cambio
de estación, cuando la primavera llega después
del invierno. Morana también se llama Morena
o Mara y se representa como una hermosa
muchacha de piel lechosa y cabello negro, que
sostiene una hoz en sus manos para cortar los
Hilos de la Vida. Tiene nieve y cráneos rotos bajo
sus pies, y el crujido del hielo en los ríos helados
acompaña sus pasos. Las marcadas por Morana
se llamaban Marami, dándoles uno de los
nombres de la diosa, pues todas estas muchachas
se parecen a ella. Malachi Zotov. Olvidado de
Mary y Moroki
Hace tres días que no le hablo, ya que, en verdad, él no me habla.

Hace tres días vi a Daniil por última vez, hace tres días Morok y yo
cruzamos la frontera de Serat. Hace tres días supe que Aaron como tal no
existe, es solo otro nombre, otro y el más engañoso de todos sus roles. Su
verdadero nombre es Alexander, y es descendiente del asesino de mi
hermana. Descendiente de los que mataron a mis hermanas, Mar,
incluyéndome a mí. Y ahora estoy atada a él, y estoy encadenada de nuevo.
Él ha cambiado. Aunque lo odio ahora, no puedo dejar de mirarlo fijamente con

cierta admiración y desconcierto. Sus movimientos se volvieron más suaves y
seguros. Su espalda siempre está recta, y la sonrisa pícara que a menudo jugaba
en sus labios en Araken se ha ido. Era como si cruzara la frontera de su país natal
y al mismo tiempo se levantara de la mesa de juego, donde desempeñó
temporalmente el papel asignado, y ahora se ha convertido en él mismo. Desde
entonces, su rostro está más relajado, pero su mirada sigue atenta. No oculta el
hecho de que tiene poder y lidera a esta gente, pero trabaja tanto como los demás
y, a menudo, se acuesta como uno de los últimos. Alexander apenas frunce el ceño
y sonríe igual de poco. Y si lo hace, entonces con moderación, cuando elogia a los
soldados por su buen trabajo, dándoles palmadas en los hombros. Aunque
varias veces alcancé a ver su sonrisa sincera. De tal manera que sus ojos verdes
irradiaban una luz que nunca antes había estado en su mirada. Pero ninguna de
esas sonrisas estaba destinada a mí. Por el contrario, cuando me miras, cualquier
rastro de ella se desvanece. O yo mismo tengo la culpa, o la decepción en el mío
ojos.
A los soldados que nos acompañan no les sorprende en lo más mínimo que su
príncipe lleve una máscara de Morok, lo saben todo. Lo más probable es que Daniel
haya adivinado correctamente. Todo estaba planeado de antemano. Ahora, la lista
de mentiras que me han contado es tan larga que se necesitaría papel y tinta para
calcular cuál de estos dos me mintió más: Daniel o Aarón. Alexander claramente no
me va a matar, de lo contrario podría haberlo hecho cientos de veces. Aunque de
qué hablar. Ni siquiera necesita mover un dedo, es suficiente para romper
nuestra conexión, y nuevamente colapsaré en el suelo como un cadáver. Pero por
alguna razón me mantiene vivo con él, me arrastra a su palacio, y de esto una
desagradable premonición solo se fortalece dentro de mí. En los primeros dos días,
trató de hablarme un par de veces más, y al principio le respondí con maldiciones
selectivas, todo lo que podía recordar. Y se quedó en silencio sólo cuando el aire
terminó en sus pulmones. Al tercer día, esta mañana, cuando por fin me decidí
a hablarle tranquilamente de todo, abrí la boca, pero no me decidía por qué nombre
llamarlo. Esta confusión me confundió aún más cuando Aaron notó mi atención, vio
que estaba mirando
él. Dio un paso hacia mí y cerré la boca sin hacer un solo sonido. Así que
no pude elegir quién es él para mí. Recientemente, nos detuvimos para
hacer otro alto, y los soldados, por costumbre, instalaron tiendas de
campaña, excavaron en la nieve y la tierra congelada, formando pequeños
pozos para hacer fuego. A juzgar por las conversaciones de los hombres,
esta estadía de una noche será la última, mañana llegaremos a Ashor, la
capital de Serat. Volveré a ver el palacio en el que murieron más personas
en una noche que en los nueve años de entrenamiento. El palacio donde
murieron todas mis hermanas porque decidieron seguirme.
Los soldados de Alejandro me tratan cortésmente, pero mantienen la
distancia, y solo se permiten brevemente lanzarme miradas de interés.
Estoy seguro de que saben quién soy y lo que hice en su capital, pero nadie
me maldice, me tira sal o piedras, ni siquiera escupe en mi dirección.
Parecen estar solo... ¿interesados en mí? Como una Mara muerta y nada
más.
Durante el viaje me impregnó el respeto por su profesionalismo, por la
claridad con la que actúan sin conversaciones y dudas innecesarias. Cada
uno tiene su propio rol y preocupaciones, y su comandante no necesita
perder el aliento con órdenes. Noto lo cerca que se comunican con su
príncipe en las tardes junto al fuego, veo devoción en sus ojos vueltos hacia
Aarón. Entiendo que estos no son guardias ordinarios, sino, probablemente,
un destacamento especialmente entrenado del propio Alejandro. Aunque es
un príncipe, no requiere privilegios especiales para sí mismo: sus porciones
de comida son exactamente tan escasas como las del resto de los soldados,
y duerme en una de las tiendas, junto con otros tres mayores. Los soldados
tienen tanta confianza en las decisiones de su comandante que nadie
cuestiona su orden cuando dice que no necesito que me cuiden, aunque
los grilletes, por prudencia, nunca se quitan.
elimina.
Y para mi propia decepción, tiene razón. No estoy tratando de correr. Y

no porque Morok pueda tirar de mi correa fácilmente e inspirar algo sin
siquiera levantarse. Porque no tengo adónde ir. Y me pregunto Me pregunto
qué pasará después.
Parecía estar congelado sobre un abismo, sofocado por el pánico durante tanto
tiempo que el miedo retrocedió por sí solo. Y ahora solo estoy mirando: ¿me caeré
o Morok me empujará por la espalda? “Le agradeceríamos que la próxima vez nos
informe un poco antes de su llegada”, resopla el mismo soldado que se dirigió
por primera vez a Aaron “Su Alteza”. Tan pronto como nos alejamos lo suficiente de
Daniel y los Araken, toda la cortesía de un subordinado hacia su príncipe se evaporó
como el rocío bajo los rayos del sol de verano. Escuché que se llama Mark, es la
mano derecha de Alejandro y, a juzgar por su comportamiento, un amigo cercano
del príncipe. Tuvimos que darnos prisa y dejar la luz. Se apoderaron de suministros
solo por unos pocos días y, por supuesto, se comieron todo en el camino hacia
ti, Mark lanza a Alexander con una acusación burlona.
La mayoría de los soldados asienten con la cabeza, mirando con añoranza los
pocos desafortunados conejos y tres perdices que lograron capturar para la cena
de hoy. Durante estos días logré verlos a casi todos. Había cuarenta y cinco
guerreros, y todos tenían entre veinticuatro y treinta años. Mark tiene por lo
menos veintisiete años, tiene un rostro agradable que no estropea la pequeña
cicatriz en su pómulo derecho, cabello oscuro, bien peinado hacia atrás y ojos
marrones. A menudo se frota pensativamente la barbilla con una barba que ha
vuelto a crecer, y aún más a menudo sonríe irónicamente, dejando al descubierto
los dientes blancos. No te pedí que condujeras los caballos. Acabo de escribir que
iba a volver, - objeta Aaron con calma, bebiendo té caliente de una taza de metal
arrugada.
“Él no preguntó”, murmura Mark, imitando a su comandante. “Los muchachos

te extrañaron tanto que ni siquiera tuve tiempo de citar tu exigua nota de devolución,
y ya comenzaron a enjaezar los caballos. Escribiste dos líneas de siete palabras.
¡Después de tantos meses! ¡¿Eso es todo lo que merecemos?!
Algunos de los soldados se ríen, otros asienten con la cabeza en apoyo, pero
la mayoría comienza a protestar que nadie extraña a nadie, y que en los cálidos
barracones o en los brazos de cariñosas novias descansan mejor que aquí.
“Además, justo en la frontera, interceptamos un nuevo mensaje de

espías. Escuchamos la conmoción que hiciste en el palacio”, continúa
Mark, sonriendo. “Por lo tanto, aceleramos, seguros de que una cola de
varias docenas de Arakens definitivamente se extendería detrás de ti,
deseando poner tu cabeza en una lanza. No es tu estilo irte con honores
así, pero me alegro de que estés de vuelta. Todos nuevamente apoyan
a Mark con asentimientos y risas. Nadie se opone y apenas gira la
cabeza cuando doy un paso al costado. Busco un lugar seco de
nieve debajo de un pino y me siento allí solo, un poco más lejos de los
cálidos fuegos de lo que debería en un clima tan frío. Me siento superfluo
entre personas que se entienden perfectamente. Serat se encuentra al
norte de Araken, y el clima siempre es más frío aquí, y los inviernos son
largos y nevados. Tan pronto como salimos del bosque fronterizo y
subimos al cerro que estaba inmediatamente después, no pude reprimir
un suspiro convulsivo, recordando los hermosos paisajes de este
aparentemente duro estado. La mayor parte de su territorio está cubierto
de tupidos bosques, y donde no hay bosques, hay montañas, y donde
no hay montañas corren ríos poco profundos, cuyas aguas bajan de los
cerros hacia el mar. El movimiento del agua es tan rápido que incluso
las heladas severas no pueden atar los flujos de los ríos. Recuerdo lo
relajante que era el sonido de numerosos arroyos de agua azul pura
cuando mis hermanas y yo viajábamos por estas tierras hace cientos de
años. El color me parecía casi irreal, y ahora, para
afortunadamente, esto no
ha cambiado. Cierro los ojos, escuchando el crepitar del fuego, que
se mezcla con el murmullo del angosto río cerca del cual acampamos.
Los soldados no gritan ni se ríen, sino que hablan tranquilamente con
una sonrisa en los labios, incluso en voz baja, como si ellos mismos
fueran invitados en estos bosques y no quisieran perturbar la paz
circundante. El cielo de hoy está despejado, teñido de azules, púrpuras
y negros aterciopelados con una dispersión de estrellas titilantes.
Gracias a la espesa capa de nieve y la luna brillante, disfruto del paisaje
que se extiende frente a nosotros, dejando en las tierras bajas. - ¿Puedo
sentarme aquí?
Aparto lentamente mis ojos del cielo, volviendo a la realidad. Aaron espera
pacientemente mi respuesta, exhalando una bocanada de vapor. “Toda esta
tierra es tuya, no necesitas mi permiso”, respondo.
con calma, incluso con cansancio, sin dejar de mirar más allá de él en la distancia.
Se sienta a su lado, metiendo sus piernas debajo de él. Aaron no se quita
la máscara de Morok, se la pone en la cabeza para que el manto de sombras
no desaparezca, pero deja el rostro abierto. "¿Aún te preguntas cómo
matarme?" - ¿Cuál es el punto de? Puedes darme lo que quieras,
Lanzo con indiferencia, aunque mi respuesta es en parte

falsa. Después de ese tiempo en que me apresuré a apretar su cuello con
mis manos, ni siquiera lo intento. Lo maldigo, me enojo, pero tengo demasiadas
preguntas para deshacerme de alguien que pueda responderlas. Aunque
durante todos los días este bastardo ni siquiera trató de justificar sus acciones y
tus mentiras.
Tienes demasiados nombres para una sola persona. ¿Cuál es real? - con
una parte de indiferencia fingida, pregunto después de un enganche silencioso.
“Eso es todo”, responde el joven con moderación, pero luego continúa,

notando cómo mi rostro se retorció por una respuesta tan desagradable:
“Dorok no es un nombre, sino un título. Aaron es el nombre que me dio otro
Morok porque mi verdadero nombre era demasiado famoso. Pero mis padres
me llamaron Alexander.
“Alexander…” Saco esta palabra pensativamente, como si la saboreara.
Pero me parece extraño, frío y demasiado real. Le queda bien. Esa vez fue la
única. Te juro que nunca te inspiré nada. Me encojo de hombros con
indiferencia, sin dejar de mirar hacia otro lado. Siento que lo enoja, pero
trata de controlarse. Alexander generalmente es reservado con sus
soldados, lo que me da ganas de sacudirlo para asegurarme de si el Aaron
que conozco está adentro o si realmente nunca existió. “Así que no creas
que esos besos…” Se calla cuando me doy la vuelta bruscamente para
encontrar su mirada obstinada.
Así que eso es lo que le preocupa. Miedo de que creo que me obligó,
usó su poder de una manera tan sucia. Su preocupación por esto es tan
ridícula en nuestra situación que ni siquiera tiene gracia. No me obligó, soy
muy consciente de que yo mismo no estaba en contra. Pero todo esto fue
entonces, y ahora no sé nada. ¿Estás listo para decirme la verdad? le
pregunto de nuevo
que ella planteó más de una vez, mezclándose con maldiciones.
“Te dije, Agatha, que te contaré todo cuando lleguemos al palacio”.
Necesito mostrarte pruebas de mi inocencia, de lo contrario no me creerás,
me acusarás de aún más mentiras.
"Es tu 'más tarde' de nuevo..."
Exhala otra bocanada de vapor mientras arrastro mis dedos hasta su
cara. Aaron se congela, tensándose. Mis dedos apenas tocan su mejilla, y
mis grilletes en mis muñecas tintinean. Bajo mi máscara en decepción. No
quiero verlo. - Entonces vete. No necesito ver su cara para sentirme molesto.
que apenas retiene al ascender. El príncipe está bien.

Da un paso atrás hacia el fuego principal y les dice algo a varios
subordinados. Mark se levanta de su asiento, seguido por Kirill, uno de los
soldados más jóvenes con cabello corto y rubio que sobresale la mayor
parte del tiempo en un desastre. Kirill es uno de los que no tiene miedo de
hablar conmigo y, a veces en el camino, hace preguntas sobre Mary y mi
vida. Nunca se ofende ni me presiona si no quiero responder, solo sonríe
con complicidad y cambia de tema, contándome tonterías sobre Serat.
Los dos se acercan a mí, acerco mis piernas a mi pecho, pensando que
Aaron les ordenó que me arrojaran a la tienda, pero los jóvenes rápidamente
hicieron una pequeña fogata frente a mí. Estoy perplejo por sus acciones. -
¿Qué estás haciendo? Me atrevo a preguntar, después de que Mark trae
una rama ardiente de un gran fuego para prender fuego a la que ahora
está apilada frente a mí. - El comandante me pidió que lo hiciera por ti, ya
que no quieres sentarte con
nosotros”, responde Cyril con calma. - No

hay necesidad…
- Necesario. Aquí hace frío, pero no es difícil para nosotros”, corta Mark, arrastra
dos leños cortos y los arroja junto al fuego, en el momento en que Kirill casi regresa
corriendo, cargando tres tazas de té caliente, y nos las reparte. No bebo, pero me
caliento las manos en una taza de metal caliente. Los jóvenes se sientan en troncos
cortos y comienzan a girar la rama ardiente en el fuego con varillas para que el
fuego se encienda más rápido.
¿Era una orden? Les pregunto cuando un incómodo

silencio.
“Más como una petición”, se ríe Mark.

Me giro hacia el gran fuego, pero Aaron ya se ha ido a alguna parte. Tal vez
decidió controlar a los que montan guardia alrededor de nuestro campamento. Mark
y Kirill, bebiendo una bebida caliente de vez en cuando, continúan su trabajo en
silencio, y las lenguas de fuego anaranjadas se vuelven más seguras, capturando
más y más ramas y trozos de madera. A nuestro alrededor se vuelve más ligero y
cálido. Ahora siento que tengo las manos frías, a pesar de los guantes de cuero.
Todavía uso los mismos que Aaron me robó en el último pueblo.
“Sabes que yo…” empiezo de nuevo, notando que no se van. "... ¿Ágatha?"
“¿…Mara?” Preguntan al mismo tiempo. - ... muerto. Y no me moriré de frío.” Me da
un poco de vergüenza que me presten tanta atención, aunque no es necesario.
Ninguno de ellos me ha mostrado agresividad o desdén estos días, así que no
siento odio hacia ellos. Después de todo, son soldados y obedecer a su
comandante es su trabajo y deber. Ellos no tienen la culpa de los eventos del
pasado que nos unen a mí y a la familia Lasnetsov.
"Lo sabemos", responde Kirill

alegremente. “Pero no solemos tener niñas”, dice Mark. "Incluso los
muertos", agrega Kirill apresuradamente. “La mayoría de las chicas
nos evitan, notando el uniforme, sabiendo que somos el escuadrón Morok. Mark
se desabrocha el brazalete de su mano izquierda. Se lo quita y muestra un dibujo a
tinta que ocupa casi la totalidad de su antebrazo en la parte interna de su brazo.
Al principio parece que el dibujo
hecho con algunas líneas torpes, a veces demasiado marcadas, como sombras
entrelazadas al azar, pero mirando más de cerca, empiezo a distinguir la cabeza de
un chacal con sus largas orejas y su boca abierta llena de afilados dientes. Me
inclino hacia delante y me quito el guante para tocar la tinta. Nunca había visto algo
así, pero son como parte de la piel. No se borran y no dejan marcas en mis dedos.
Si Mark se siente incómodo con mi toque, no lo muestra de ninguna manera, se
sienta en silencio y me permite examinarlo.
“Todo el mundo tiene esto”, agrega el hombre, y yo, recuperando el sentido,

retiro la mano. Se vuelve a poner la protección y los guantes.
– Aaron… ¿Alexander también tiene uno? Pregunto. - Sí, pero no en la
mano. “Aunque nosotros mismos no estamos conectados directamente
con la Sombra, pero debido a la forma y nuestra ocupación, las chicas decentes
y, de hecho, la mayoría de las personas nos pasan por alto”, explica Kirill, y yo
asiento con la cabeza, comprendiendo lo que quiere decir. Incluso las Marías una
vez decidieron distanciarse de sus sombríos hermanos, por no hablar de la gente
común.
“Eso es lo que sucede cuando trabajas para Morok”, sonríe el amigo de Aaron.
- ¡Sí! No nos gusta que las chicas piensen que somos una especie de soldados
maleducados o que corremos como la peste.
“En general, tenemos buenos modales”, agrega Mark.

Se complementan constantemente, casi interrumpiéndose, y niego con la
cabeza, mirando primero a un interlocutor, luego a otro, sin tener
posibilidad de insertar una palabra.
– ¿Escuchaste lo que dije? ¡Elevado! Mark no

golpea con fuerza la pierna de Kirill con un palo cuando sorbe su té con un
chapoteo indecente. Sorprendido, el subordinado casi mete la nariz en la taza, mete
la cabeza entre los hombros y continúa bebiendo muy tranquilamente.
¡Después de todo, hay un príncipe entre nosotros! Tienes que comportarte como
sociedad secular”, se burla amablemente el hombre.
“Pero Alexa… Su Alteza también sorbe de vez en cuando y come con las
manos”, murmura Kirill lastimosamente. “Todo es cuestión de comportamiento”,
comienza a moralizar el anciano, blandiendo el mismo palo. ¿Has visto cómo
come? Incluso con los dedos cubiertos de grasa después de la carne, se sienta
como si tuviera miedo de que su
la corona invisible caerá de la cabeza. Y si aplasta, entonces con la apariencia

de que debería ser así. Giro la cabeza hacia el fuego principal para comprobar
sus palabras, olvidándome de que Aaron se ha ido a alguna parte. Mark
se echa a reír en voz baja mientras observa mi repentino movimiento.
– Y con sentido del humor, todo está bien para nosotros, – Kirill sonríe con
modestia cuando vuelvo mi atención a los interlocutores. “Además de
Alexander, tiene la mayoría de los chistes sin gracia”, sonríe Mark,
inclinándose hacia adelante, como si me contara un secreto. “Los ancianos a
veces se quejan cuando decide ir a la taberna con nosotros”, asiente Kirill
con toda seriedad, y sus ojos azul oscuro brillan a la luz del fuego.
Miro a los jóvenes con asombro, maravillándome de su familiaridad hacia

su príncipe, y también de la facilidad con la que dicen todo lo que piensan. “Al
principio, funciona para nosotros. Las chicas incluso se olvidan de su emoción
y acuden en masa a nuestra mesa debido a su bonita cara. Mark apoya la
mano en la rodilla y baja la voz con complicidad, mientras que Kirill resopla en
desacuerdo. - Pero todo hasta que abre la boca, y allí hasta el hidromiel de
los tazones se agria de sus bromas aburridas. No tengo tiempo de ponerme
la mano sobre la boca antes de que estalle una risita y me eche a reír. La risa
sale estúpida, al principio demasiado fuerte. Entonces me detengo y toso
torpemente. Los jóvenes me miran desconcertados, y luego aparecen
sonrisas astutas en sus rostros, y también se ríen. “Fue demasiado fácil”, se
ríe Mark. - Sabíamos que el problema estaba en Alejandro. Incluso Pavel
estaba seguro de ello, - Kirill agita su mano hacia el fuego principal, casi
derramando su té. Me doy la vuelta y me doy cuenta de que los veinticinco
soldados que ahora están sentados alrededor de una gran hoguera nos
observan atentamente. - Los muchachos comenzaron a pensar que eras
poco sociable, - explica Kirill, - pero Mark y yo estábamos seguros de que esta
presencia de Alexander tenía tal efecto en ti. “Sabía que podías reírte”, asiente
Mark.
"¡Tu príncipe ordenó que me pusieran grilletes!" – Justifico

impetuosamente mi mal humor. “Sí”, dibuja decepcionado y me mira
con una sonrisa culpable, “tiene algunas... dificultades para
comunicarse con las chicas. "¿Todos ustedes saben que su príncipe
es Morok?" - por alguna razón especifico
I.
"Sí", responde Cyril con seriedad. “Pero solo nosotros, la familia real
y los servidores de confianza en el palacio. Los residentes comunes no
saben que el príncipe mayor está vivo. El rey Alexei y Su Majestad
Severin le ofrecieron a Alejandro tomar el trono, pero él se negó, no
estaba interesado. "Entonces, ¿qué piensa la gente de ti?" ¿Qué estás
haciendo? - Piensan que somos un destacamento especial que
Morok reunió en la corte para limpiar la zona de malos espíritus.
Incluso nos llaman Sombras. Hasta cierto punto esto es cierto, y eso es
lo que hacemos principalmente. Ayudamos a Alexander con esta difícil
tarea en su ausencia. A veces se quita la máscara y se va con nosotros
a la ciudad. La gente lo conoce como Aaron y lo percibe como uno de
nosotros, sin darse cuenta de que es Morok. Entonces solo estas
personas y Severin saben todo sobre Aaron. "¿Por qué revelaste la
identidad de tu príncipe a Daniel?" Le pregunto a Marcos. - En primer
lugar, el propio Alexander reveló su rostro. Y en segundo lugar, le
advertí. La última vez que nos vimos fue hace poco menos de un año,
ya ninguno nos gustó que siguiera regresando a Araken, viviendo
bajo las narices del enemigo. Podría ser descubierto en cualquier
momento, especialmente cuando comenzó a aparecer allí como Aaron,
luego como Morok. En nuestra última reunión, me prometió que este
sería su último viaje a Araken y que después regresaría con nosotros.
Pero Alexander me alimentó más de una vez con sus promesas vacías,
sin dejar de arriesgarse. Luego lo amenacé con revelar su identidad,
privándolo de la oportunidad de regresar nuevamente para espiar a los
Rakhmanov. Asiento, agradecida por la respuesta honesta. – Pero sobre
tu reacción, para ser honesto, no pensé. Asiento de nuevo y tomo un
sorbo del té refrescante. Hay un silencio incómodo, los jóvenes,
como yo, beben de sus
tazas Se arrugan, sin saber cómo continuar la conversación, pero luego los labios
de Mark se estiran en una sonrisa insolente, atrayéndonos a Kirill ya mí.
Atención.
¡Y también tenemos que agradecerte! él dice. - ¿Para qué? Me

pregunto. - Discutimos con Alexander que, a diferencia de él,
fácilmente
te hacemos reír. Y que estarás más dispuesto a hablar con nosotros.
Niego con la cabeza en desacuerdo, pero me doy cuenta de que tienen razón.
Yo mismo no me di cuenta de que todo este tiempo había una sonrisa en mi rostro,
aunque contenida. ¿Qué perdió? "Mucho dinero", Kirill cruza los brazos sobre el
pecho y se endereza en su tronco. - Perdió la cena en la taberna a todo el
equipo, y comemos y bebemos mucho. Los jóvenes detrás del gran fuego
vitorearon con aprobación,
apoyando las palabras de un amigo con risas.

- ¡FINALIZAR! ladra Aaron, saliendo de la sombra de los árboles. Es tan
inesperado que los soldados más jóvenes se ponen de pie de un salto y se
cuadran, sucumbiendo a la costumbre. Los mayores no se levantan, pero
inmediatamente enderezan la espalda, y alguien casi derrama su té cuando la
mano se contrae nerviosamente por el tono de mando. Mark y Kirill se estremecen
y se congelan, tratando de no hacer sonidos innecesarios. De la orden de Aaron,
incluso un búho ululando se queda en silencio en algún lugar de las profundidades
del bosque. - Mark, cambia de centinelas. ¡El resto de ustedes, dejen de hablar!
Apagad los fuegos y dormid, salimos de madrugada. Los hombres, sin dudarlo
un segundo, cumplen la orden de su comandante. Kirill me quita la copa y Mark
apaga sólo un fuego recién encendido. En silencio les agradezco su ayuda y
me pongo de pie, evitando que Aaron me dé órdenes también. Yo mismo me
acerco a él, haciendo sonar mis cadenas a propósito. Encuentro al menos un poco
de placer, acosándolo con insinuaciones de que nunca por un momento olvido que
aquí soy un prisionero, y él no es mejor que Daniel. Lo sigo en silencio mientras el
príncipe me lleva a las tiendas. Todos se ven exactamente iguales. La primera
noche, el destacamento de Morok incluso me dio una separada, aunque fue difícil,
hay muy pocas tiendas. Pero esa noche, después de todo lo que pasó, fui torturado.
pesadillas, atormentado por pensamientos de regresar al palacio en Ashor. No

recuerdo cómo grité, tratando de liberarme de las garras de un sueño pegajoso
lleno de sangre: mía y de mis seres queridos. Desperté a todo el campamento: los
soldados están profundamente dormidos, listos para despertar en cualquier
momento en caso de posible peligro. Y cuando Aaron logró despertarme, la mitad
del destacamento ya se había reunido con armas en las manos, algunos ni siquiera
se vistieron, sino que saltaron al frío con pantalones y camisas simples. Recuerdo
lo desaliñado que estaba Mark, inclinado sobre mí con Aaron. Estaba avergonzado
de haber molestado a todos con mis gritos, y desde entonces he estado durmiendo
en la misma tienda con Morok, Mark y dos mayores más. Las carpas son
pequeñas y nos acostamos cerca uno del otro. A pesar de la confianza en sus
soldados, Aaron me da un lugar cerca de la pared, más lejos, y se acuesta a mi
lado, bloqueando el resto. Y esta mañana me desperté antes que él y lo vi
durmiendo con su frente en mi hombro. Su rostro estaba tan sereno y su respiración
lenta y profunda que cerré los ojos y me hice el dormido. Me quedé quieto y maldije
nuestra conexión, sabiendo que yo mismo moriría si intentaba estrangularlo. Luego
llegó Mark, despertó a Alejandro y juntos salieron de la tienda. Entramos mientras
el resto de nuestros vecinos se quedan en algún lugar afuera, ocupados con las
tareas asignadas. Esta vez la carpa está dividida en dos partes. Por un lado están
nuestros sacos de dormir con Aaron, por el otro, tres más para el resto. Hay una
pequeña palangana de agua para lavar, y una solitaria lámpara de aceite
proporciona luz.
Aaron, en completo silencio, deja caer la máscara sobre su saco de dormir y

su capa se disuelve de inmediato: las sombras con las que está tejida se extienden
hacia los lados, uniéndose al crepúsculo ya existente en la habitación. Continúa
quitándose la armadura en silencio, haciendo todo rápido, por costumbre, sabiendo
dónde están las correas. Yo, sacudiendo mis grilletes, me quito los guantes y, con
los dedos agarrotados por el frío, trato de desatar los lazos de mi capa. Me dieron
un nuevo abrigo cálido para reemplazar el que me rompí en la persecución. "Veo
que disfrutas estar con mi gente mucho más que estar conmigo", dice finalmente
Aaron, haciendo una mueca mientras se echa agua en la cara. Definitivamente
tiene frío.
“No me mienten y responden a todas mis preguntas”, reacciono secamente.

Se da cuenta de que no puedo deshacer el nudo de mi capa. Después de verme

intentarlo durante un rato, Aaron se limpia la cara y se acerca. Él tira de mi cabello
hacia atrás y comienza a desenredar los lazos él mismo. Todavía huele a cuero y
metal, pero ahora también a fuego.
- ¿Quizás también puedes decir que te gustaba más Daniel? chasquea, tratando
de ocultar su molestia, pero aún se nota en cada palabra. Hasta ahora la diferencia
es pequeña. Tú, como él, amas tenerme encadenado a ti. Mis labios apenas se
curvan en una sonrisa cuando los dedos de un joven
el hombre se congela, y levanta una mirada infeliz hacia mí.

“Al menos”, continúo, arrastrando las palabras y viendo cómo cambia su rostro,
“fue honesto acerca de lo que quería de mí.
Una vez que las cuerdas están listas, Aaron me quita la capa y luego, para mi
sorpresa, me quita los grilletes por primera vez en días. Caen pesadamente al suelo
y el príncipe me mira expectante.
—Gracias —digo secamente, frotando la piel de mis muñecas y estremeciéndome
violentamente mientras desliza sus dedos debajo del cuello de mi camisa, agarrando
el costado de mi cuello.
Sus manos están heladas por el agua con la que se lavó la cara, y se me pone
la piel de gallina. Me agarra fuerte, prefiero congelarme, mientras Aaron se inclina
hacia mi oído con una sonrisa sombría, presiona su mejilla contra la mía. Su pelo
me hace cosquillas en la piel. "No me importa si intentas estrangularme por la
noche". Puedes intentarlo: aquí está, el Aaron al que estoy acostumbrado, es
diferente del moderado Alexander, que controla perfectamente la situación. Mis
labios se estiran en una sonrisa cuando entiendo que mi Morok no se ha ido a
ningún lado, él no es una de sus máscaras, sino parte de sí mismo, pero toca a
alguien del equipo y te demostraré cuántas cosas interesantes puedo hacerte. hacer.
Cuando no respondo, se aparta un poco para mirarme a los ojos. Su rostro está
tan cerca que me recuerda nuestro primer beso, ese extraño momento en el que mi
corazón realmente dio un vuelco. El corazón parece recordar esto también y
comienza a latir más rápido.
- ¿Poder? – especialmente con la exhalación hago la misma pregunta que me

hizo entonces. Aaron se queda en silencio más tiempo de lo habitual, dándose
cuenta lentamente de la similitud de la situación. Estoy seguro de que se
negará. - Sí. A pesar del enganche, avanzamos al mismo tiempo. Abriendo mis
labios para él, pongo excusas de que puedo permitirme este beso hostil por
última vez. Hasta que llegamos a Ashor, hasta que estuve en su palacio, no vi
su retrato en la galería familiar entre otros miembros de la familia Lasnetsov.
Mientras todavía tenga esta pequeña escapatoria mentirosa de que no tengo que
odiarlo. A pesar de todas mis excusas, no me doy cuenta de que Aaron me ha
estado apretando en sus brazos durante mucho tiempo y robándome el aire con
avidez. Este beso es salvaje, con una parte de odio e irritación, tan dolorosamente
caliente como la nieve quemada en las manos congeladas. Todavía tiene el sabor
de la dulce manzana en sus labios, que comió justo después de una exigua
cena. Su respiración se entrecorta cuando deslizo mis manos frías debajo de su
camisa, que logro sacar de sus pantalones. Él no se queda atrás y me desabrocha
el caftán, también tratando de llegar a la piel expuesta. Aaron gime apenas
audiblemente en mis labios cuando toco los músculos de su estómago con mis
dedos, me jala hacia nuestros sacos de dormir y lo sigo con resignación, estirándome
tras sus labios. Pero cuando me quita el caftán de los hombros y lo tira al suelo, la
conciencia vuelve a mí. Me aferro a la realidad como un hombre que se ahoga a
una cuerda, temeroso de que mi propia estupidez vuelva a abrumarme, nublando
mi mente. Con dificultad, me arranco de sus suaves labios y levanto la mano para
darle un golpe, no una bofetada, sino algo que, espero, le rompa la cara. Aaron
atrapa mi puño en el último momento. Está jadeando, su camisa está hecha un
desastre y sus pupilas están dilatadas, pero aún tiene una sonrisa amarga. - Fue
un buen intento. Casi lo creí. Pensé que primero terminaríamos la parte divertida y
luego pasaríamos a las muertes. Cree que fue por distracción. Déjalo pensar. Ni
siquiera quiero admitirme a mí mismo que todo dentro de mí es tormentoso y
desgarrado por las contradicciones. Trato de golpearlo con mi mano izquierda, pero
logra apartar mi puño. Doy un paso adelante con fuerza
bajando el talón de su bota, pero Aaron le quita el pie primero. Me da una vibración
desagradable en el talón y los huesos cuando apoyo el pie en el suelo helado, cubierto solo
por una tela delgada. Mientras el príncipe se distrae bajando demasiado la cabeza, libero mi
mano derecha. Casi logro darle un codazo de abajo hacia arriba, pero Aaron se desvía a
tiempo, agarra mi muñeca y la tuerce, poniendo fin a nuestro estúpido duelo. Me doblo de
dolor, pero no me arrodillo frente a él, obstinadamente. – Un intento no es tortura, –
permanecer en una posición incómoda, como
Puedo extruir más uniformemente. Él

me mira descaradamente de pies a cabeza, notando perfectamente
sonrojo. -
Entonces puedes intentarlo más a menudo, te seguiré el juego.
Capitulo 2
Morok es un sirviente de la Sombra, la encarnación
del engaño y las ilusiones. Hombres que están marcados
por la oscuridad. Ellos, como María, sirven al mismo
propósito. Aún más. Son hermanos para ellos. Inicialmente,
los Moroks eran los defensores de Mar, cubrían a sus
hermanas con ellos mismos frente a las más terribles
criaturas, almas inquietas que fueron crueles en vida y aún
peor Almas indignas,
después de la
muerte. renacimiento.
El Don de Morok es un castigo para los demás. Son
verdugos que los envían a la Sombra para un tormento
sin fin con el fin de reducir el mal entre las personas, para
evitar que vuelva a nacer. Pero también tienen una
habilidad especial: devolver la vida a los muertos. Se
les dio para que los hermanos que fallaron en proteger a
sus hermanas pudieran tener una segunda oportunidad.
Antes de que se completen las oraciones fúnebres, Morok
puede resucitar a la muerta Mara y revivir a su hermana,
pero el precio es alto. Morok paga por esto con su fuerza
vital y es capaz de tal milagro solo una vez.
Malachi Zotov. Olvidado de Mary y Moroki
Llegamos a las fronteras de Ashor a la mitad del día siguiente. Esta vez puedo
apreciar la ciudad en todo su esplendor, viendo el sol reflejado en las ventanas de las
casas. Y esta ciudad no se parece en nada a Yarat.
La capital de Serata está rodeada de fuertes murallas y se encuentra a orillas del
río, en una tierra baja. Sin embargo, desde el norte la ciudad está protegida por
montañas. Ashor es tan grande como Yarat, pero mucho más oscuro, especialmente en el fondo.
invierno blanco como la nieve. Las casas aquí son más altas, casi todas
de tres o cuatro pisos, pero si en Yarat están pintadas en tonos claros, en
Ashor las paredes siguen siendo de color gris piedra en diferentes tonos.
A veces los hay más claros, a veces casi negros y un raro color rojo
desteñido. Las paredes de los edificios están prolijamente procesadas y
decoradas con bajorrelieves, muchas casas tienen ventanas arqueadas,
puertas a menudo con molduras de estuco de diversos grados de modestia.
Los techos son en su mayoría inclinados, probablemente de tonos oscuros,
pero ahora no puedo distinguirlos debido a la gruesa capa de nieve que
cubre la ciudad. En Ashor, casi todas las calles están pavimentadas con
piedra, y en medio de la ciudad fluye un pequeño río que divide la ciudad
en partes norte y sur. Hay pocos templos en la ciudad, pero todos se
extienden hacia arriba con sus agujas afiladas. En Yarat brillan con
blancura y dorado no menos que el palacio principal. Aquí, incluso los
templos dejan una sensación de tristeza, como si sintieran que su príncipe
es un sirviente de la Sombra, y la oscuridad es como la suya. Antes de
entrar en la capital, Aaron vuelve a ponerme grilletes y, a pesar de mi
disgusto, me sube a un caballo negro con él. Este momento devuelve
nuestra relación a lo que era antes de la extraña atracción. No volvemos a
hablar mientras avanzamos por las calles a la cabeza de la procesión.
Aaron cabalga como un Morok, cubriendo su rostro con una máscara,
también me puse una capucha en la cabeza, ocultando el tono inusual del
cabello. Al menos Aaron no me hace vestir de escarlata. Por lo tanto, las
personas con las que nos encontramos en las calles pueden haber oído
hablar de Mara levantada de la tumba, pero solo pueden adivinar
que soy yo
Mark y Cyril dijeron la verdad: la gente sabe perfectamente quiénes

son. No quiere decir que los habitantes retrocedan con miedo, como
sucedió conmigo y Morok en Yarat. Pero también aquí la gente se congela,
se aparta de sus asuntos para seguir con la mirada el desapego. Aunque
hay una rara excepción, cuando se escuchan los vítores de los habitantes.
Muy probablemente, amigos o familiares de los integrantes del plantel,
porque no ocultan sus rostros. Un grupo de chicas jóvenes llama con
coquetería a Mark y a algunos otros soldados, preguntándoles si pasarán
por la taberna esta noche. El hombre asiente con la cabeza, sonriendo, y
una de las chicas le lanza un beso, y se ríen.
- ¿Qué? - Mark agita su mano con algo de desconcierto cuando yo

Lo miro pensativa. Soy bastante popular entre las chicas. – ¿Popular por
el tamaño de su billetera? Morok responde. “Fácil, solo pago algunos
de ellos. El resto ellos mismos
sucumbió a mi encanto, - el soldado sonríe con una sonrisa descarada.
Morok solo resopla ruidosamente en
respuesta. “No puedes vivir matando solo, de lo contrario puedes volverte como
tú”, Mark resopla, imitándolo.
"Parece que deberías bajar tu salario, de lo contrario no sabes dónde gastar
el oro", responde Morok con gravedad, y Mark pone los ojos en blanco, pero
ya no discute. Aaron dirige su caballo hacia la izquierda, sobre el puente, cruza
el río y sube a la parte norte de la ciudad, todos lo siguen. Mientras
cruzamos el puente, el recuerdo de la última vez que corrí aquí para matar a
Aryan sube por mi garganta. Un escalofrío desagradable recorre mi cuerpo y
Aaron me acerca más a él, pensando que es por el frío. Conducimos hacia la
plaza principal frente al palacio y la ira comienza a apoderarse de mí. Intento
respirar uniformemente, pero el aire se me escapa entre los dientes. Trato de
relajarme, pero mi cuerpo se vuelve de piedra. Trato de no recordar nada,
pero cada vez que parpadeo, veo el horror de esa noche ya mi hermana Yana,
cubierta de sangre en el suelo, que murió primero en esta plaza. Hoy es un día
claro, y el espacio está brillantemente iluminado por los rayos del sol, pero me
parece que todos estos siglos mi odio, dolor y desilusión han estado colgando
aquí como una sombra. Como si estos sentimientos estuvieran esperando mi
regreso, para que los vuelva a atraer dentro de mí junto con el aire. Y aquí
estoy, absorbiendo todos los recuerdos de los horrores, como tierra seca -
agua. Mi propia sangre me sabe en la boca, y creo que puedo escuchar los
ecos del acero y los gritos en las conversaciones cotidianas de los transeúntes.
Me parece que el olor de las empanadas recién horneadas de la panadería
más cercana se mezcla con el olor metálico de la sangre. Miro furtivamente a
mi alrededor, comprobándome a mí mismo que todo esto es un producto de la
imaginación, y mis palmas enguantadas están empapadas de sudor, no de
sangre de otra persona, por lo que la daga se me resbaló en la mano mientras
me abría paso por los pasillos de el Palacio.
Palacio de los Lasnetsov. Esto es lo último en lo que me concentro.

Y hago esto solo cuando el edificio ya se cierne sobre nosotros como
una sombra, y ya no puedo ignorarlo. La última vez que estuve aquí al
amparo de la noche, y las paredes revestidas con mármol gris
parecían casi negras y sin adornos, pero ahora puedo ver todo. Ver que
hay muchas vetas blancas en el mármol, que no toda la fachada es del
mismo color, solo las dos plantas inferiores están cubiertas de mármol
gris. Arriba es casi blanco, y las pilastras ligeras diluyen la apariencia.
El Palacio de Ashora, a diferencia del palacio de Yarata, no es tan
grande, pero también es bastante alto. Tiene al menos cinco pisos, y
en algún lugar más. No hay dorados en el palacio, y a primera vista
parece más simple y más pobre que aquel del que escapé. Pero cuanto
más nos acercamos, más noto las decoraciones detalladas. Hay muchas
ventanas en el palacio, cada una coronada con una plataforma de
cabeza de chacal, cada balcón y dosel frente a la entrada principal
tienen esculturas, cualquier repisa está decorada con intrincadas
molduras de estuco de volutas y motivos naturales. Uno solo tiene que
dejar de mirar cualquier elemento y comienza a notar los detalles bien
pensados del diseño del palacio. Vuelvo a girar la cabeza y miro
alrededor de la plaza mientras los serathianos se mueven en
silencio, ocupándose de sus propios asuntos. Veo una venta en pleno
apogeo en los comerciantes que dejamos atrás en el lado opuesto del
palacio. Tengo que recordarme a mí mismo que han pasado doscientos
años y que la mayoría de estas personas pueden no ser conscientes
de la tragedia que una vez se desarrolló aquí. Morok se detiene frente
a la entrada, los guardias ordinarios del palacio, formados por cinco
personas, salen a nuestro encuentro. Han cambiado de forma. Recuerdo
que los soldados que maté vestían uniformes verde oscuro con detalles
dorados. Ahora visten un uniforme gris claro con dorado. Mantengo una
estrecha vigilancia sobre los soldados, cada uno de sus movimientos,
su estado de alerta cuando notan las cadenas en mis brazos. Morok me
desmonta, da órdenes a sus Sombras, me pide que tome nuestros
caballos y los cuide. Lanzo una mirada triste a mi Blizzard, que ha
estado caminando ligero durante las últimas horas, sin mí. De las
Sombras, solo quedan con nosotros Mark y un par de otros hombres
cuyos nombres desconozco.
¿Dónde está Severín? Morok pregunta, y el nombre llena mi boca de

cenizas, recordándome dónde estoy, recordándome que ya no puedo hacer
la vista gorda a lo que está pasando y que Aaron no es mi amigo. Tan pronto
como cruce el umbral de este palacio, tendré que lidiar con eso. No
puedo deshacerme de Aaron primero o moriré yo mismo. Entonces, primero
mataré a Severin y luego a Alexander. Aunque es poco probable que tenga
tiempo para acabar con el segundo, me romperá el cuello antes. Pero
Severin es el rey, y al menos uno de ellos será suficiente para mí. “Su
Majestad está en el segundo piso del palacio, esperando su llegada”,
responde uno de los guardias, y se separan para dejarnos entrar. Aprieto
los dientes, tratando de no mostrar ninguna preocupación, pero intercepto la
cadena entre mis brazaletes de acero más cómodamente. No tengo
otras armas, así que tendré que romperle el cuello a Severin con lo que
tengo. Morok no nota nada, mira hacia adelante, y solo con un movimiento
habitual me empuja suavemente hacia el palacio. Lo que él no sabe es que
cada paso que doy por las escaleras hasta la entrada me llena la mente de
recuerdos, y la náusea me sube a la garganta por el odio a este lugar. Morok
y yo entramos primero, los guardias del palacio detrás de nosotros y las
Sombras de Alejandro al final. Me parece que no hay un solo pensamiento
en mi cabeza, pero de hecho observo inconscientemente cada detalle
que ha cambiado.
Las enormes puertas principales han sido repintadas y reparadas,

aunque recuerdo que Irina dejó una profunda ranura de espada a la
izquierda. Las paredes están pintadas de blanco, aunque sé que me apoyé
con una mano ensangrentada dejando huellas en las amarillas. Las
alfombras de los pasillos ya no son rojas, sino que tienen un bonito tono
arena con un patrón negro y gris. En general, toda la decoración ahora es
en colores blanco y dorado, lo que agranda visualmente el espacio: los
techos parecen haberse vuelto más altos, y gracias a las muchas ventanas
y las cortinas translúcidas claras, hay mucha luz aquí. Desde el exterior, el
palacio parece casi opresivo, pero por dentro es todo lo contrario. Morok y
yo nos sentimos extraños aquí, demasiado sombríos y destacamos
sobre el fondo de esta blancura. Subimos al segundo piso y nos adentramos
más en el edificio, entrando en un amplio corredor sin ventanas. Es
espacioso aquí: el piso y las columnas macizas de mármol gris,
paredes rojas. La luz se derrama solo desde los candelabros de cristal

alto y los candelabros especiales en las paredes. Me alegro de no haber
estado antes en esta parte del palacio y no sentir la misma presión de
recuerdos que en los pasillos anteriores. Aquí no hay alfombra, nuestros
pasos resuenan por un corredor que termina en una enorme sala circular.
Probablemente hacia allí nos dirigimos. No hago preguntas, permito que
mis escoltas se relajen en un entorno familiar, se olviden de mi
presencia, pero sigo apretando la cadena. Aaron se levanta la máscara,
revelando su rostro, cuando un joven dobla una esquina a la derecha,
completamente solo. Lleva un caftán negro, ricamente bordado en oro,
que se ajusta perfectamente a su esbelta figura, y sus piernas calzadas
con botas altas parecen sorprendentemente largas. Al principio mira en
la dirección opuesta, pero luego nos mira a nosotros.
Incluso si quisiera, no podría confundirlo con nadie. Severin y

Alexander son realmente muy similares. Lo único que te impide reconocer
de inmediato el parentesco en ellos es el cabello largo de Moroka,
cambian la cara del príncipe mayor, dándole más tristeza. Sin embargo,
los hermanos tienen la misma forma de rostro, las mismas narices rectas
y ojos verdes. Pero el cabello negro de Severin es al menos la mitad de
largo, le llega solo a las orejas, y ahora está un poco desordenado.
Aunque, al notarnos, el rey inmediatamente con su mano los quita de
alguna manera inseguros, como si estuviera nervioso. Trato de memorizar
cada detalle de su rostro, lo más probable es que sea lo último que vea.
Solo quedan diez metros entre nosotros, y Severin, mirando a su
hermano, se transforma. Sus labios se rompen en una sonrisa amplia y
feliz de la que no creo que Aaron sea capaz. Traiciono mi confusión con
un estúpido enganche cuando pierdo un paso apenas perceptiblemente
debido a su sonrisa y me desvío del ritmo general, rompiendo nuestra
formación. Aaron se acuerda de mí, pero gira la cabeza demasiado tarde:
ya estoy corriendo para finalmente terminar mi venganza demasiado
larga. Ahogo mi amargura repentina y los pensamientos del dolor que le
causaré a Aaron en la memoria de mi hermana moribunda, traicionada
por su antepasado. Alguien me grita desde atrás, pero no presto atención.
Los soldados corren detrás de mí, siento el suelo vibrar bajo mis pies
a causa de sus pisotones. Severin me mira sorprendido.
y se congela. Cuando el rey está a dos metros, algo me detiene, como si mi

cuerpo se congelara en el aire.
- ¡NO! -
¡NO TOCAR! Son
Aaron y Mark gritando al mismo tiempo, pero no tengo tiempo para entender.
qué réplica pertenece a quién y si se dirigen a mí.
La sensación de inmovilidad dura solo un segundo, tal vez un poco más,
alguien me golpea fuerte en la cabeza con algo pesado. El aire deja de
sostenerme, vuelo hacia la pared de mármol, golpeando la piedra con todas mis
fuerzas. Su cabeza está zumbando, se escuchan gritos como a través de algodón
y la sangre fluye profusamente por su rostro. Todo cae en la oscuridad justo
después de que el pasillo flota y yo caigo al suelo de mármol. Queda una débil
esperanza de que ahora moriré definitivamente, y no tendré que intentar matar a
Severin oa su hermano nuevamente. Ya no quiero volver a este lugar.
Capítulo 3
Aunque Mara y Moroki aparecían como
partes de un todo único para complementarse y
protegerse mutuamente; ser una familia y
apoyarse en la soledad, que va de la mano con
un destino como ellos, pero el tiempo ha borrado
hasta eso. Milenios después, han olvidado cómo
se conectan sus destinos. Las Marías estaban
cansadas de estar a la sombra de sus
tétricos hermanos, a quienes todos rehuían,
querían ser amadas y veneradas por la gente
común. Y las chicas comenzaron a alejarse de
los únicos que las entendían, en aras del fugaz
amor de los mortales. Así que los Moroki
permanecieron al margen, pero continuaron
cuidando a las hermanas, protegiéndolas, pero
manteniendo la distancia. Y luego desaparecieron
por completo, no queriendo interferir con sus
hermanas Maram, quienes parecían felices sin
sus hermanos, pero en realidad simplemente
olvidaron quiénes eran los Moroki. Malachi
Zotov. Olvidado de Mary y Moroki
- NO LE HACES NADA…RUSS…
HALL?! “Diosa… ¡NO GRITES!” Un
dolor terrible atraviesa su cabeza por fuertes gritos. Quiero moverme,
girar la cabeza, abrir los ojos, pero no pasa nada. Estoy acostado sobre
algo, pero el mundo se balancea, es como si estuviera en un bote en
alta mar. Irina solo me llevó una vez a nadar un poco, y esos fueron los
momentos más aterradores de mi vida. Incluso después de regresar
Estuve mareado sobre una superficie dura durante otras dos horas, y toda la tierra siguió
temblando bajo mis pies durante al menos un día.
“Por favor, cálmate”, una voz masculina desconocida se une a los dos primeros. - Hace
un año que no os veis, pero... empezáis con gritos. "¿Por qué diablos no le dijiste?" – la voz
femenina irritada se vuelve un poco más tranquila. Incluso escucho conversaciones en
fragmentos, como si mi cabeza se sumergiera primero bajo el agua y luego se levantara
nuevamente. “Acabo de llegar, y tú… me estás gritando desde la puerta”, dice Aaron enojado.
¿Quién la golpeó en la cabeza? ¡Muéstrame a ese idiota! Yo, le…
sí mismo…
“Yo… lo castigué. Alguien pensó en... un recién llegado... en guardia. Él

se excedió con un puñetazo.
Oigo un gemido de dolor. No me doy cuenta de inmediato de que soy yo quien lo hace
mientras trato de darme la vuelta de mi espalda a mi lado. “Alexander…” un hombre
desconocido los interrumpe. "Maldita sea, todavía es temprano. Siento algo frío en la
cabeza, tal vez una mano o un trapo frío. Es tan bonito que quiero aferrarme a él para
que no me lo quiten de la frente.
¡No te atrevas a bajarla de nuevo! la niña explota. Exhalo

convulsivamente, siento que el dolor se desvanece y sus voces vuelven a ir a algún lugar
en el fondo.
- Tarde. Ya lo hice. es para ella - ¡Eres un idiota!
La próxima vez, regresaré solo después de ... - No escucho cuánto tiempo regresará la
niña, y nuevamente me quedo en silencio.
No sé cuánto duermo y apenas recuerdo lo que pasó antes. Todos mis recuerdos, si
emergen en la oscuridad que me envuelve, entonces solo a trompicones. Pero incluso los
pensamientos tristes no traen ansiedad, todos son vagos y como extraños. El dolor que solía
desgarrarme la cabeza casi se ha ido. La sensación de cabeceo y náuseas ya se ha
debilitado, pero sigo estando en esta extraña oscuridad en algún lugar entre el sueño y la
realidad. A menudo escucho conversaciones.
que olvido casi de inmediato, entre las voces apenas reconozco solo a Aaron o, a
veces, a Mark.
- Actuaste no solo imprudentemente, sino estúpidamente, recogiéndolo, - un nuevo
voz masculina. - Incluso diré ... un completo idiota ...
“Yo no tenía…” Aaron respira con cansancio, pero no puedo escuchar el final de la
oración. “…deja de desperdiciar energía”, interrumpe el primero de nuevo. - Por qué
eres
le mostró su rostro a Daniel? Por lo general, eres más reflexivo.
- El me hizo enfadar. Estoy cansada... En fin, ya no voy por ahí... - Sucumbiste
a las emociones, muchacho. Tú ... Trato de levantar la mano, alguien
inmediatamente agarra mi palma. - Habla más bajo. No sé cuánto puede…
Aaron parece que se está dando la vuelta y su voz se está volviendo más
ininteligible.
La oscuridad vuelve a llenar mi mente y todas las voces desaparecen.
Esta vez me despierto de verdad. Lo sé porque siento y escucho todo perfectamente.

Descansado, salgo de un sueño prolongado. Sigo acostado con los ojos cerrados, pero
mi cabeza está clara y ya no me duele. Ahora me siento genial que estoy acostado en
una cama suave que, afortunadamente, ya no se balancea como un bote sobre las
olas. No me siento enfermo. La habitación huele a hierbas y, al parecer, a té dulce, es
cálido y relativamente tranquilo aquí. El único sonido que se repite es el paso medido
de las páginas y el crepitar del fuego que devora los leños. Al menos una persona está
en la habitación conmigo y está leyendo un libro. Pero algo anda mal con mis manos.
Abro los ojos lentamente, parpadeando con frecuencia, acostumbrándome a la luz del
sol que se cuela por dos grandes ventanales e ilumina una habitación pequeña pero
acogedora. Está en relajantes colores blanco y crema. Siego a la izquierda, solo
hay una mesa y una distancia vacía desde la cama hasta la pared con una ventana.
Trato de cambiar mi mirada a la derecha. Me congelo, notando un armario a lo largo de
la pared, una chimenea en la que crepita un fuego que se desvanece, dos sillones a un
lado y varias sillas blandas alrededor de una mesa redonda. Y en una de estas sillas
se sienta Severin. Uno a uno conmigo en la habitación y sin seguridad. Esto es tan
ridículo, considerando que matarlo es mi objetivo principal.
No se da cuenta de mi atención, continúa leyendo el libro con calma, sentado

de lado a mí, cruzando las piernas. Lleva una camisa blanca y pantalones sastre
oscuros, y su abrigo negro ornamentado está tirado sobre el respaldo de una silla
cercana.
En este silencio tranquilo, puedo ver mejor al Rey Serat, notar todas las
diferencias con mi hermano. Recuerdo que el joven rey tiene ahora veinticuatro
años, pero parece un poco más joven. Es similar en altura a Alexander, pero Severin
es más delgado y sus rasgos son más suaves. Con dedos delgados, pasa la página
con una especie de sonrisa soñadora, ladea la cabeza, revelando a mi mirada la
prolija línea del mentón y el largo cuello que quería romper. Severin es más
agraciado que su hermano, es más un príncipe que un guerrero. Este podría haber
sido el rostro de Aarón si no hubiera estado agobiado por el asesinato y la soledad,
que están estrechamente relacionados con la vida de los que somos.
Cabello negro cae sobre los ojos de Severin y no puedo decir si

también parecido a las esmeraldas o más cercano al
color... Pero no. Son un poco más oscuros. Como
las agujas de los abetos. Abro la boca confundida, dándome cuenta de que me
está mirando. La forma en que lo miro. Su boca también se abre con sorpresa, pero
el joven rey se recompone primero. Cierra el libro y me sonríe, tan amplia que
aparecen hoyuelos encantadores.
¿Él siquiera sabe que iba a matarlo? - Ágata. Contengo

la respiración, su voz es mucho más suave que la de su hermano mayor. Y era
su voz que era una de esas que muchas veces escuchaba, estando inconsciente. -
Me alegro de que estés despierto. Hemos estado esperando durante mucho tiempo
y quería disculparme personalmente por lo sucedido. Uno de nuestros guardias te
golpeó muy fuerte en la cabeza. Te lo aseguro, hemos lidiado con la situación, él es
castigado adecuadamente. Ni yo ni Alexander perdonamos tales errores.
Todavía me olvido de respirar. El enserio no entiende que yo

vas a hacer con eso? Y lo haría, si ese soldado no me hubiera noqueado.
“Por lo general, tu hermano se sienta contigo, pero necesitaba descansar.
Alexander no quería dejarte sola con nadie, especialmente conmigo, pero todo esto
es una tontería. Trato de levantarme, pero luego me doy cuenta de lo que está mal
en mis manos. Ahora me estoy mirando a mí mismo. Me cambiaron de ropa.
Cambió a un vestido ligero de un tono blanco lechoso. Mi cara se pone

roja cuando me doy cuenta de que es un camisón. Estoy sentada en la
cama, sola con el Rey de Serata en mi único vestido de noche. Pero
además de todo lo demás, tengo las manos en el estómago, encadenado.
Son más ligeras que aquellas en las que Aaron me llevó al palacio, pero
miro detenidamente la cadena y veo que se extiende hacia arriba, fijada
en una de las vigas de madera en la parte superior del dosel. La longitud
de esta cadena no es suficiente, ni siquiera para levantarse de la cama.
Me encadenó a la cama, dejándome en camisón. Aarón. Sinvergüenza.
La indignación crece dentro de mí, apenas puedo contenerme de un
grito de ira. Severin nota el cambio en mi rostro mientras miro el
vestido en mi pecho con confusión. Afortunadamente, al menos la tela no
es transparente.
- ¡Oh! Fuiste cambiado, pero solo para tu conveniencia. ¡Tu ropa vieja
estaba sucia y ensangrentada! - Severin se levanta de un salto y da un
paso incómodo hacia mí, pero se congela en la confusión cuando vuelvo
mi cara asustada hacia él con los ojos juntos.
lágrimas.
El truco favorito de mi hermana.

Pretender ser una víctima.
Gimo con miedo fingido, tirando de mis rodillas hacia mi pecho con
miedo fingido, tratando de levantarme y alejarme del hombre. Me aferro
a la cadena atada al dosel y pretendo llorar. Aunque las lágrimas son
casi reales. Solo que estoy furioso, quiero estrangular a Aaron por
atreverse a encadenarme de esa manera. Mi cara se enrojece aún
más por la vergüenza de que Severin me vea en esta posición. ¿Quién
más me ha visto así? ¿Marca? Kirill? ¿Otra mitad del palacio? Miro las
puertas detrás de Severin, sé que Aaron no dejaría a su hermano solo
conmigo. No es un idiota, y definitivamente anda por algún lado. "Te
lo ruego, Agatha, no tengas miedo", Severin trata de encontrar palabras,
parece, avergonzado no menos que yo. - Nadie tenía idea. ¡Lo
arreglaremos, ya estás despierto y lo filmaremos todo! Es decir, estoy
hablando de grilletes, ¡y no de una camisa! agrega apresuradamente
mientras pongo los ojos en blanco en estado de shock.
El rey Serata está confundido en las palabras, torpemente me tiende la

mano, queriendo tranquilizarme, pero su rostro se congela con una máscara de
incredulidad, cuando, con el mismo miedo fingido de niña en mi rostro, me pongo
de pie sobre un suave colchón, envolviendo mis brazos alrededor de la cadena
más cerca de la parte superior del dosel, donde estaba fijada. Y luego con todo
mi peso tiro hacia abajo, cayendo de nuevo sobre la cama. Severin parpadea
varias veces cuando la viga endeble del dosel de madera se rompe con un fuerte
crujido, pedazos de madera caen, la tela se rasga. Me apresuré a rodar hacia
atrás en la cama antes de que la cadena suelta se caiga y me golpee en la cara.
Por un momento nos congelamos, mirando el dosel roto y la larga cadena que
ahora yace sobre el suave lecho de plumas. Todavía tengo las manos esposadas,
pero ya no estoy encadenado a la cama.
"Agatha", Severin dibuja una advertencia, dando unos pasos.
espalda. Aprieta la mandíbula cuando ve que todo el miedo se desvanece de mi

rostro, reemplazado por la concentración. Es una cabeza más alto que yo, pero
con prudencia retrocede hacia la puerta. Agarro la cadena con las manos para
no engancharme en los muebles y vuelvo a correr hacia el joven. Ya no estoy
seguro de que realmente vaya a matar a Severin, pero ahora necesito que se
asuste y llame a su hermano, a quien estoy decidida a estrangular. Balanceo mi
carga y la lanzo al rey. Lanzo deliberadamente la cadena un poco hacia un lado
para que pueda esquivarla, lo cual hace, pero el metal crea suficiente ruido y
choca contra la puerta del armario. Maldita sea. Necesito que Severin grite, pero
está obstinadamente en silencio, tratando de lidiar conmigo a solas. Molesto, le
doy una patada a una de las sillas, y se estrella contra el mismo desafortunado
armario, rompiéndose y dejando más daño a la puerta de madera tallada.
Ahora realmente me apresuro a la garganta de Severin, bordeando la mesa,
pero en ese momento la puerta principal se abre. Aaron, con una camisa y
pantalones negros holgados, empuja a su hermano hacia atrás justo antes de
que casi logre agarrarlo. Luego, sin dudarlo, da unos pasos hacia mí, apoya
la palma de la mano en su pecho justo debajo de la clavícula y me empuja hacia
la cama. Este empujón es tan fuerte que literalmente salgo volando y vuelvo a
caer sobre el suave colchón, que amortigua la caída.
¡Alejandro, no! no creo que ella...

apaciguar al hermano rey.
“Sal”, le dice Aaron en voz baja, con cara de piedra.
dirigiéndose hacia mí.
Me doy la vuelta en la cama, tratando de llegar al otro lado, pero una cadena se
arrastra detrás de mí a través del colchón, que Aaron agarra de inmediato, impidiéndome
llegar a una distancia segura. Se retuerce y yo vuelvo a caer boca abajo sobre la cama.
El príncipe mayor examina el dosel roto y, levantando
ceja, devuelve la atención a mí, mirando hacia abajo. - Inteligente.

¿Pero en serio rompiste la cama? - Gracias a. ¿Te gustó
disfrazarte? “Prefiero a alguien consciente”, responde
cáusticamente. "Y te encanta estar a cargo", asiento con la cabeza
hacia mis manos encadenadas. Está confundido, tiro bruscamente de la cadena
hacia mí, que no suelta. Aaron no tiene tiempo de reaccionar y golpea su frente
contra la columna tallada del dosel. Sonrío, notando que, aunque no mucho, se cortó
la frente por encima de la ceja. El tipo con incredulidad toca con los dedos unas gotas
de sangre que le han corrido por la cara.
- ¡Alejandro! Ágata! ¡Para! “Severin está claramente molesto por nuestro

comportamiento. “Sal, Severin”, repite de nuevo el príncipe mayor. – Ágata
quiere hablar La última

frase rezuma veneno, mezclado con la miel de su sonrisa sombría, y estoy seguro
de que lo he cabreado lo suficiente esta vez. El rey no obedece, sino que nos mira con
disgusto y cruza los brazos sobre el pecho. Aaron evalúa la situación y suelta
brevemente la cadena para agarrarme. Me inclino hacia atrás bruscamente, evitando
sus brazos. Salta sobre la cama, tratando de cruzarla, y yo la esquivo, bordeando la
cama, corriendo de nuevo hacia la puerta y Severin. Aaron intenta interceptarme, pero
termina agarrando mi camisón por encima de mi hombro. Caigo sin éxito, tropezando
con la alfombra, y la tela del vestido se rasga, dejando al descubierto mi hombro y un
brazo. Nos congelamos, deteniendo la pelea. - ¡QUÉ IDIOTA ARROGANTE ERES,
ALEXANDER! -
Le grito a Aaron, específicamente usando su nombre real.

Me levanto torpemente, mirando con recelo al joven, que ya no intenta agarrarme.

Presiono mis manos encadenadas contra mi pecho, pero la tela, afortunadamente, se
mantiene firme. Solo se rasgó el hombro y la manga. El príncipe mayor ya no me toca,
pero me observa cuidadosamente mientras me muevo lentamente a su alrededor para
recoger el abrigo de Severin, que cayó al suelo cuando pateé la silla. "¿Puedo usarlo?"
Me dirijo a Severin, ¿apretando a su alteza? ¿Majestad?
tela en manos encadenadas, “ …

No sé cómo debería dirigirme a él en esta situación. "Por supuesto", el rey
asiente y luego sacude la cabeza con decepción.
mirando al hermano mayor.
“Ve a buscarla”, le dice Aaron con cansancio a su hermano.
"¿Estás seguro de que puedes quedarte solo?" - No tienes que
preocuparte por mí. "Estoy más preocupado por Agatha", se ríe
Severin, y yo
Confundido, lo miro.
- No vale la pena. Si no te has dado cuenta, ella es la que me desangró a los dos
—el tipo señala con un dedo la herida que aún sangra en su frente—. "Bien", el rey se
rinde, y luego se vuelve hacia mí: "Agatha,
por favor deja de lastimar a mi hermano.

Su voz es tan tranquila y su pedido es tan cómico que escondo la sonrisa que
apenas aparece en mis labios lo más rápido posible. Severin sale de la habitación y
miro alrededor el caos que he causado. Ahora siento frío porque sigo de pie descalza
sobre el suelo de piedra. Doy un paso a un lado para pararme en la alfombra.
“Yo no te vestí. Lo hicieron las criadas —dice Aaron, ayudándome a colocar el

caftán de su hermano sobre mis hombros—. Pero me encadenaste a la cama. "¿Estás
diciendo que esto es lo que te molestó y que no tenías la intención de matar a mi
hermano?" responde irónicamente, inclinando la cabeza ligeramente hacia un lado.
- Tuve al menos dos oportunidades para hacer esto y no aproveché ninguna. Adiós.
Subrayo la última palabra para que entienda que lo que sigue dependerá sólo de su
verdad, con la que tanto tiempo lleva arrastrando.
Aaron me mira a los ojos, tratando de entender cuán serio soy, y luego, al notar que estoy
descalzo, me pone en un sillón. Me subo, tirando de mis piernas hacia mí, tratando de cubrirme
lo más posible con un caftán. ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? - Un poco más de una
semana. "¿Me mantuviste así?" “Sí, te golpearon muy fuerte, había mucha sangre y
probablemente una conmoción cerebral”. Aaron toma otra silla caída y se sienta frente a
él. - Con la ayuda de nuestra conexión, las heridas corporales sanan fácilmente, pero con
el cerebro es más difícil. Mantenerte calmado todo el tiempo era la mejor solución.
"Tal vez", respondo, "si juraras menos por mi

camas
¿Escuchaste con quién estaba
discutiendo? Escuché voces, pero ningún nombre. O
no recuerdo. Aaron asiente, pasándose los dedos por
su largo cabello. “Entonces finalmente me dirás la verdad, por lo que arrastraste
yo al lugar más odiado?
"¿Tanto odias a Serat y a mi familia?" Me estremezco, sorprendida
de que todavía no entienda. “No hay nada que odie más que Serat y tu
familia.
Lo lastimo o lo decepciono con mi respuesta. Él es débil

asiente, lamiéndose los labios con incertidumbre antes de continuar, "Te traje aquí
para hacerte cambiar de opinión". Solté una risa malvada. "Esto es posible solo
si Arian no traicionó a Anna y mi hermana está viva", escupo cáusticamente.
“Entonces podemos estar de acuerdo, porque Arian no traicionó a tu hermana. Nos
miramos sin pestañear. Él es terco, y yo soy sombrío. Y ninguno de nosotros quiere darse por
vencido. Y Anna está viva. La resucité.
Capítulo 4
Después de la traición del príncipe Serath y la
primera muerte de Mara a manos de un humano,
uno de los que estaban protegiendo, las yeguas
restantes tomaron las armas contra los humanos
por primera vez como venganza. Pero perdieron y
lo pagaron con sus vidas.
La mayoría cree que Morana, enfadada con la

gente, no ha vuelto a fijarse en nadie desde
entonces. Ninguna de las chicas existentes de diez
años no se ha convertido en la elegida. No apareció
ni una sola María nueva.
Pero algunos sugieren que el punto es que los
cuerpos de las yeguas no fueron enterrados
adecuadamente después de la muerte durante tres
días, lo cual es un ritual obligatorio para ellos. Por
lo tanto, las Marías muertas no comenzaron a
descomponerse y sus almas no pudieron irse.
La gente, sin sus protectores y desesperada,
recurrió a los Moroks con la esperanza de su
protección contra los malos espíritus.
Malachi Zotov. Olvidado de Mary y
Moroki
Después de sus palabras, espero otros quince segundos en silencio,

asumiendo que quiere agregar algo o mejorar, disculpándome por haber
dicho una completa tontería sin querer. Pero Aaron está esperando en silencio por mi
respuesta.
Y empiezo a reír. Me tapo la boca con las manos y siento que toda la
tensión sale con esta risa. Espero hasta que el cuerpo esté completamente
relajado, y después de eso le preguntaré sobre la verdad solo una vez más,
y si se atreve a responderme algo así, entonces lo estrangularé con una
cadena entre mis grilletes.
Poco a poco estoy empezando a calmarme cuando la puerta se abre

de nuevo y Severin entra primero, guiando a la chica. Los restos de la risa
e incluso el aire al exhalar se atascan en mi garganta, como si alguien
apretara no solo mi cuello, sino los pulmones mismos. Lentamente me
levanto de mi silla, incapaz de apartar mis ojos de la cara familiar. Anna
se muerde el labio inferior y da un paso vacilante hacia mí. Doy dos pasos
hacia atrás, lejos. Severin cierra la puerta, y el clic de la cerradura es
lo último que escucho antes de que un silencio resonante llene la
habitación. Nadie trata de decir nada. Aaron y Severin solo están mirando
mientras miro a Anna. Mis ojos se abren tanto que duele. Mi hermana ha
mejorado. Se ve mayor, más elegante e incluso más noble con este
vestido blanco y dorado con un corsé muy bordado con encaje dorado y
pedrería brillante. Toda la belleza infantil se ha ido, dejando espacio
para la verdadera belleza madura. Su cabello es tan negro y brillante
como lo recuerdo. Los labios color frambuesa están hinchados y más
oscuros mientras los muerde nerviosamente. Hay lágrimas en los ojos
azules profundos. Ella da otro paso, pero yo retrocedo tres veces, tratando
de alejarme de esta visión. El abrigo de Severin se desliza de mis hombros
y cae al suelo, pero apenas lo noto. No hay otro lugar adonde ir, mis
piernas descansan sobre la cama.
- ¿Qué me has hecho? Me atraganto con dificultad, girándome hacia

Aaron. El joven me mira con simpatía. "¿Por qué me sugieres esto?"
Aprieto los dientes, recordándome que esto no puede ser real.
Necesito cerrar los ojos, dejar de mirar y luego desaparecerá, pero
hago lo contrario, temeroso incluso de parpadear. “Detente…” “No puedo
inspirarte con la imagen de Anna, Agatha”, responde Aaron
sorprendentemente suave. “Nunca la vi. ¿Y no es diferente de tus
recuerdos?
Es diferente, es diferente. Creció, pero se cortó el pelo, antes

le llegaban hasta la cintura, y ahora solo cubren sus omoplatos.
Anna se seca rápidamente una lágrima que ha tenido tiempo de rodar
por su mejilla y huele, mirando de mi cara a
camisa rasgada. Las lágrimas de mi hermana se secan y su rostro se oscurece

cuando se da cuenta de los grilletes que aún tengo en las manos.
- ¡OH, TÚ, SITIER! Anna le grita a Aaron, quien solo pone los ojos en blanco.
Tiemblo todo y miro con mayor asombro a mi hermana, que nunca antes le había
levantado la voz a nadie, sino para maldecir... Y hasta a Moroka. "Definitivamente
son hermanas", se ríe el príncipe mayor, relajado.
recostado en la silla.
"¡Te advertí que ni siquiera pensaras en ponerle esas cosas de nuevo!" - Anna
toma el caftán y lo lanza de nuevo sobre mis hombros, cubriendo mi camisa, y me
abraza. Me vuelvo de piedra en sus brazos, sin atreverme a creer lo que está
pasando, cuando me abraza fuertemente a ella, como a un pequeño. Ahora
tenemos la misma altura, aunque estoy seguro de que Anna solía ser un poco más
baja que yo. ¿Quizás todavía estoy durmiendo? “Estaba sola con su hermano”, se
justifica Aaron. "¡Podrías mantenerlo fuera de aquí y cerrar la puerta!" Anna replica.
- ¡Lo cerré! Pero tenía razón, supuse que Severin no escucharía, Alexander
nuevamente se vuelve hacia su hermano menor. "¡Te dije que no vinieras
aquí!" ¿Quién te dio la llave de todos modos?
"Soy el rey y tengo todas las llaves, pero ni siquiera intentes arrastrarme a tu
pelea, Alexander", espeta Severin con una sonrisa contenida. ¡Y Agatha nunca lo
tocaría! – añade Anna con confianza. “Bueno, por supuesto”, Aaron se ríe con
incredulidad, “tu hermana pasó todo el mes en Yarat solo hablando de cómo
mataría con gusto a mi hermano menor en tu memoria.
Desvío mi mirada hacia Severin, quien no levanta una ceja,

el joven rey continúa mirándonos a mí ya Anna con interés.
- Hmm... - mi hermana me lanza una mirada apreciativa, se queda en silencio
por un rato, pensando, “bien, eso suena como ella.
"Lo siento", miro con culpabilidad a Severin, pero inmediatamente me detengo.
entender por qué lo hago. Todo es un sueño estúpido. "No
estoy ofendido", hay una sonrisa tranquila en su rostro y alivio de que nadie
esté gritando e intentando matarse entre sí. - Aunque no todos
día quieres matar a la hermana muerta de tu mujer. -

¿Esposas? Repito sin pensar, tratando de captar el significado de
la palabra. - ¡Severin! Anna me abraza más fuerte. - ¿Esposa? Me
vuelvo hacia mi hermana con el mismo desconcierto, pero cuando
miro a Aaron, finalmente me doy cuenta. - ¡¿ESPOSA?!
El joven sonríe amargamente y se encoge de hombros: -

Te dije que no sabes mucho. Y no me creerías en tu vida si te dijera
todo sin pruebas. "¿Y quién diablos rompió la cama así?" ¿Cómo es que
incluso
¡¿quizás?! Anna se pregunta mientras Aaron me quita los grilletes.
"Pregúntale a tu hermana por esto", responde el príncipe mayor con
tristeza, y miro la abrasión en su frente. Ya no sangra, y no siento la
satisfacción anterior, solo confusión por lo que está pasando. - ¿Severin?
Anna le pide ayuda al rey, pero él sonríe.
se encoge de hombros
Deja que Agatha te cuente. No tengo palabras para describir la escena

entre ella y Alexander, que presencié
quieras o no.
"¡Hablaré con ustedes dos de nuevo!" - finalmente les tira mi

hermana, cuya realidad sigo sin creer.
Continúa envolviendo sus brazos alrededor de mis hombros y me
lleva fuera de la habitación. Como si estuviera en la niebla, camino con
ella, sin resistirme y sin volverme hacia los hombres que quedan atrás.
Este sueño es tan extraño e irreal que simplemente no puede volverse
realidad. Mi hermana menor es la esposa de Severin Lasnetsov. Reina
Serata. Estupidez absoluta. Aaron dijo que la revivió. Pero esto
también es imposible. Entonces, ¿cómo me recogió? Los dos salimos
al pasillo. Golpeo torpemente mis pies descalzos en el piso de mármol
del palacio donde morí. Estoy vestido con un camisón desgarrado y
me envuelvo en el abrigo del rey Serat, que huele agradablemente a limón
y menta.
Es hora de parar y reír un poco más. Probablemente

Aaron tenga razón, me golpearon en la cabeza tan fuerte que
no hay necesidad de sugerir nada. Yo mismo me estoy volviendo loco.
“Agatha, lamento todo esto, realmente puedo explicarlo”, susurra Anna en voz
baja, con voz suplicante, pero al mismo tiempo lanza una mirada de advertencia a
cada guardia con el que nos cruzamos en el camino. Inmediatamente bajaron la
mirada al suelo, dejando de mirarme. Murmuro algo ininteligible en respuesta, lo
único que puedo hacer, preguntándome por qué este sueño no termina. Mi
hermana me lleva al tercer piso, a un amplio dormitorio. Hay tres grandes ventanales,
una amplia cama, un escritorio, un armario, una mesita rodeada de sillones y
un tocador con espejo. Un fuego crepita en la chimenea y la habitación está caliente,
como si alguien se hubiera ocupado de ella con antelación. Paredes, cortinas, ropa
de cama y toda la decoración en tonos crema y verdosos. La habitación huele a
sábanas limpias.
“Recuerdo que te gusta el color verde, así que preparé esta habitación en
particular para ti”, explica Anna, notando cómo miro las cortinas y la vista fuera de
la amplia ventana.
Me encanta el verde, pero no creo que alguna vez lo admita ante Aaron. Jugo
de arándano. Él no podía saber que lo amo. Solo si… “¿Cuánto le dijiste a Aar…
Alexander sobre mí?” Sigo de pie en medio de la habitación donde me dejó mi
hermana.
mientras busca en su armario la ropa adecuada.

"Quizás incluso demasiado", responde vacilante. - I
Habló tanto de ti que creo que empezó a odiarme.
“Y todo lo que escucho es: ¡Agatha, Agatha, Agatha! ¡De todos lados, el
primero! ¡Luego otro! ¡Solo tu nombre todos los malditos días!" Pensé que estaba
hablando de Daniel y Elena, pero probablemente no se refería a ellos en absoluto.
"O yo", digo en voz baja. ¡Agatha esto, Agatha aquello! ¡Año tras año, día tras día!
Agatha…” Niego con la cabeza, desvaneciendo el recuerdo, cuando Anna me
trae un vestido escarlata, y la miro con desconcierto. “Te traje escarlata,
hermana, no porque seas Mara, sino porque este tono siempre te sienta loca”,
sonríe, tendiéndole la ropa. "¿Él realmente te revivió?" - Sí.
“Él realmente es…” repito por alguna razón, pero dudo cuando me encuentro
con la sonrisa afectuosa y comprensiva de mi hermana. Sí, Ágata. Alexander
realmente me revivió. El primer sollozo escapa de mi pecho cuando me permito
creer en la realidad, y las lágrimas brotan de mis ojos. Tiro hacia atrás el vestido
ofrecido, estiro mis manos hacia ella. A través del velo ante mis ojos, casi a ciegas,
agarro sus antebrazos, aprieto, toco, deslizo sus hombros, atraigo a mi hermana
hacia mí y la abrazo. Parece tan apretado que jadea. Lloro con fuerza, liberando
todo el horror y la pena que acumulaba en mi interior. Mi cuerpo tiembla con más
sollozos y las lágrimas empapan el vestido de Anna. Ella trata de calmarme,
susurrando algo, acariciando mi cabello y esperando pacientemente a que me
calme. Siento que mi hermana también llora, pero más tranquila, más tranquila, tal
vez ella lloró antes, mientras Alejandro me mantenía inconsciente. Sollozo en los
brazos de mi hermana menor y viva durante al menos quince minutos, sin saber
qué hacer a continuación. Mi cuerpo está en fiebre, todo dentro está tenso, apenas
puedo calmar el caos en mi cabeza.
¿Quizás Aaron tiene razón otra vez y todo lo que creo que sé es en realidad
una mentira? "Cambio", dice mi hermana cuando mis lágrimas comienzan
Sécate y dejo de temblar. Tengo mucho que contarte.

No me importa, pero hago lo que me pide. El vestido es bastante sencillo, sin
corsé. El escote, los hombros e incluso los brazos están cubiertos de encaje
traslúcido, lo que permite no sentir una desnudez excesiva. La falda es ligera y
cubre las piernas hasta los tobillos. Anna también me da botas, que ahora están
agradablemente calientes.
piernas.
- ¿Cuando sucedió? Pregunto con impaciencia mientras mi hermana me sienta

en el tocador y trata de peinar mi cabello enredado.
cabello.
“Hace unos tres años y medio”, Anna sonríe, y luego, desconcertada, saca unas
astillas de madera de un dosel roto que se ha quedado atascado en mis hebras.
Otra mentira. Aaron dijo que no encontró la tumba de Anna. -

Recuerdo vagamente ese momento... e incluso las primeras semanas, solo la
ansiedad y el miedo llenaban mi mente. me desperté por completo
sola, rodeada de los Lasnetsov, cientos de años después, y descubrió que habías
muerto hace mucho tiempo, - intenta hablar con calma, pero la sonrisa desaparece
por completo de su rostro y aparece una arruga entre sus cejas. - Mientras estaba
en Yarat, Alexander a menudo nos enviaba cartas a través de espías sobre ti. Dijo
que al tercer día ya estabas caminando, lanzando comentarios cáusticos y
matando ghouls. Ni siquiera pude recobrar el sentido durante una semana, solo
lloré y no supe qué hacer. Tuvo que jugar mucho conmigo para que volviera en sí,
especialmente después de que me contó cómo tú y las otras hermanas moristeis.
Anna se queda en silencio, pero sus manos continúan desenredándose
monótonamente.
mi cabello, como si esa acción fuera lo único que la calmaba.

- Todo es mi culpa. Si te hubiera escuchado desde el principio
comienzo...
- Irina, Kira, Yana, Lada y Lilian... todas tomaron esta decisión por sí mismas.
A nadie se le rogó ni se le obligó, le transmito a mi hermana las palabras de Kira,
que una vez también me tranquilizaron. No es culpa de Anna, decidí ir directamente
al palacio...
En el espejo, me encuentro con la mirada de mi hermana, veo que quiere
objetar, pero al darse cuenta de que esta disputa no conducirá a nada, simplemente
sacude la cabeza con tristeza.
- Después de despertarme, estaba desesperada, - Anna decide volver a la
pregunta original, - ... solo Severin y Alexander me ayudaron a superar esto. Su
voz se suaviza ante los nombres de sus hermanos, y no sé qué pensar. - Según
tengo entendido, al principio Alexander me crió simplemente para averiguar la
verdad sobre mi muerte, pero después de eso no tuvo prisa por devolverme a
la tumba. Unos meses después, nos hicimos amigos de Severin. Tal vez bajo la
presión de su hermano, Alexander decidió revivirme. A pesar de su naturaleza
cursi, le debo todo. Las últimas palabras me inundan con culpa, vergüenza y
gratitud. Aaron revivió a mi hermana pequeña y también me levantó, dándome la
oportunidad de verla una vez más.
- ¿Cuántos años
tienes? “Ya tengo veinte, Agatha”, mi hermana sonríe cariñosamente, deja la
mitad de mi cabello suelto y la mitad superior
trenzas en una trenza suelta y pone anillos en la parte posterior de la cabeza. “Estoy vivo
desde hace más de tres años. Así que ahora soy la hermana mayor de los dos. La
pequeña Mara. Ahora soy el más joven. Morok me dio muchos
sugerencias
Siempre he sido el mayor. Le di a Anna la mayoría de las bayas que recogí en el
bosque, porque logró comerse la mitad en solo unos momentos, sin pensar que valdría la
pena alargar el placer. Solía contarle historias y cuidarla cuando sus padres estaban
ocupados. Dormir junto a ella en las frías noches de invierno para mantenernos calientes,
y luego lavarle la cara a mi hermana con nieve limpia y fresca, y ella se reía, pero seguía
gritando que tenía frío. Empecé el entrenamiento de Mara antes, y cuando Anna se unió a
nosotros, comencé a entrenar más duro que los demás, sintiéndome responsable de mi
hermana, sabiendo que tendría que protegerla toda mi vida. Me preparé para hacer
sacrificios por su felicidad, estaba listo para acostarme en la tumba nuevamente, solo para
convencer a Daniel de darle a Anna la oportunidad de una nueva vida.
Pero ahora Aaron me ha liberado de toda responsabilidad al devolverle la vida a

Anna. Le dio el regalo más valioso de Morok y parte de sus poderes. Y por todo esto,
todavía tengo que gritarle y agradecerle hasta el final de los días que tengo asignados.
Aunque no se sabe cuánto tiempo más me permitirá vivir. ¿Cómo me recogió? Una
sombra de disgusto recorre el rostro de su hermana, frunce el ceño. "Él mismo te lo dirá,
deja que te lo diga en la cara". Sin embargo, Alejandro cometió un error. Morok, que
ya ha revivido a una persona, puede levantar a otra de la tumba nuevamente, pero no
puede revivirla nuevamente. No puede hacerte vivir, Agatha.
Todo el arrepentimiento en su rostro es reemplazado por sorpresa cuando en voz alta

Exhalo con alivio, incluso la espalda y los hombros se relajan.
- Realmente no lo necesito. - ¡Pero
lo necesito! - descansa hermana, volviéndose como la niña caprichosa que conocía. -
Veremos esto más tarde. Se nos ocurrirá algo.
Ya estoy acostumbrada a mi cabello y mis ojos me encojo de hombros. Sí, mi corazón

está latiendo. Me veo y me siento como si estuviera vivo.
Simplemente no como y muero.

- ¡Y atado a Morok! - Sólo.
Un precio insignificante por tu vida. Anna me mira
mientras me pone kohl en los ojos, tratando de ocultar cualquier rastro de
sollozos recientes. Le estoy agradecido por su esfuerzo, no quiero que nadie me
vea roto. - ¡Para! ¡Fui un tonto! Mis cejas se disparan con sorpresa, pero trato de no
contraerme cuando ella unta la pintura sobre mis labios con su dedo, dándoles
un tono más rico y vivo. “Yo era joven, caprichoso y egoísta. Por mi estupidez,
no solo morí yo, también tú. E Irina, Kira, Lilian y todos los demás, Anna exprime
sus nombres con una dificultad increíble. “Intento no pensar en ello, pero vuestras
muertes son culpa mía. ¡Y no trates de discutir! Tengo que canjearlo de alguna
manera. He cambiado. Así que no discutas conmigo y déjame tratar de encontrar
una manera de revivirte. No quiero volver a perderte. "Está bien, intentaremos
encontrar algo", dejo de resistirme y sonrío felizmente, apretando su palma. Anna
se ríe mientras casualmente reviso su pulso.
Vuelvo a ponerme serio cuando me mira con amor y me tira suavemente un

mechón de pelo hacia atrás. “Pero quiero escuchar una explicación de cómo sucedió
que eres la Reina de Serata y estás casada con Severin Lasnetsov, un
descendiente de quien te mató. “Y tengo una gran excusa”, asiente la hermana con
no menos seriedad. “Arian Lasnetsov no me mató.
Capítulo 5
Moroki, al enterarse de la muerte de sus
hermanas, se alejó de la gente y se fue, decidiendo
que habían ido demasiado lejos en su descaro.
Pero alguien cree que los Moroks se quitaron
las máscaras por un tiempo y viven entre nosotros.
Entonces solo tenemos que esperar hasta que un
día decidan perdonarnos y volver.

Moroki
Una vez más, me quedo sin palabras cuando escucho la misma frase
loca que escuché de Aaron antes. ¿Cómo puede ocurrir un error al principio?
Una cosa es cuando Aaron, que ni siquiera había nacido entonces, dice tal
cosa, pero escuchar tal declaración de la hermana... la víctima de Aryan... -
Vamos, - sugiere Anna. "Te mostraré algo, y estoy seguro
que estarás aún más enojado que yo. Ella

tira de mi mano hacia la salida, y tan pronto como salimos de la
habitación, se vuelve confiada, regia, reina de su hogar. Todavía no
acostumbrado a mi papel como el más joven de la familia, la sigo, tratando
de seguir los pasos rápidos de Anna. Todos los guardias y sirvientes se
inclinan levemente mientras ella pasa sin mirarlos, y yo miro a casi todos
los hombres con armadura inclinando la cabeza en señal de obediencia. Es
difícil para mí darme cuenta de que están haciendo esto por el bien de la
niña que es mi propia hermana.
Su falda susurra y el sonido de sus tacones resuena en las paredes y
el techo cuando entramos en la larga y amplia galería. A derecha e
izquierda, las paredes desde el suelo hasta el techo están decoradas con
retratos familiares de Los Lasnetsov. Me congelo en el umbral, recordando
que no habrá vuelta atrás cuando veo el retrato de Alejandro, pero luego
me recompongo, dejando de ser engañado. Pensé que todo había terminado
el momento en que supe su apellido. Me arrastró aquí con grilletes,

pero revivió a Anna. ¿Y qué debo hacer si Arian realmente no mató a
Anna? ¿Qué hacer con la verdad en la que traté de vengarme de
un inocente? ¿La verdad en la que mis hermanas y yo morimos
por nada? ¿Cuántos soldados maté por error? Mi hermana no presta
atención a mi enganche y continúa avanzando con confianza a lo
largo de la pared derecha, mientras yo camino lentamente,
examinando cuidadosamente los rostros. Al principio, veo pinturas
viejas y agrietadas por la edad y retratos grupales de personas
completamente diferentes, viejos y jóvenes, hombres, mujeres y
niños. A veces familias enteras de Lasnetsov. Su cabello varía de
rubio claro a casi negro, y sus ojos son en su mayoría verdes y
azules. Solo unos pocos hombres se parecen vagamente a Severin y
Alexander. Sigo adelante hasta que noto cuán lentamente las pinturas
se vuelven más nuevas y las caras más similares entre sí. Casi todos
tienen el pelo oscuro, ocasionalmente aparecen ojos marrones.
Continúo señalando que a algunos de los parientes de Aaron les
gustaba llevar el pelo largo, como él, mientras que otros preferían los
cortes de pelo cortos bien peinados. Una vez me congelo junto al
retrato de un anciano: su expresión seria es sorprendentemente
similar a la de Alexander. Me detengo junto a mi hermana, que se
congela en el fondo de la galería. Anna, con los brazos cruzados
sobre el pecho, mira desafiante un gran retrato de un hombre joven.
Tiene una mandíbula angulosa cubierta con una barba oscura,
una sonrisa astuta, seductora y con hoyuelos como la de Severin. Los
ojos son azules y la mayor parte del cabello negro hasta la barbilla
está tirado hacia el lado izquierdo.
-
¡Aquí! La hermana mira el retrato con tanto disgusto, golpeando
con el pie, como si él la ofendiera solo con su sonrisa. Vuelvo mi
atención a la pintura con desconcierto, pensando que me estoy
perdiendo algo. Conoce a Agatha. Este es Arian Lasnetsov. Miro el
retrato de nuevo. Tendría que arrojarme sobre él para destruir al
menos un lienzo cubierto de aceite por el odio.
pinturas Debo arrancarlo de la pared y romper el marco dorado en el

suelo. Pero estoy confundido cuando veo por primera vez a la persona
que me trajo tanto dolor. El rostro de Aryan en el retrato me produce una
extraña consternación. Algo está mal con él. “Sí, así es como se ve la
persona que una vez trataste de matar”, continúa mi hermana,
sintiendo mi incertidumbre. Me acerco al retrato para asegurarme de
que su nombre está escrito en la parte inferior del marco. “Y este no es el
Arian que conocí en absoluto. “Pelo…” respiro. "Y el cabello es como el
trigo dorado ..." Anna a menudo admiraba el tono claro del cabello de su
amante. Niego con la cabeza, miro a mi alrededor y me doy cuenta de
que todas las personas en los retratos están alrededor.
de cabello oscuro
“Y no solo cabello”, asiente la hermana. - Toda la cara no

es la misma. Sigo, a través de varias generaciones, observando solo
a hombres y mujeres de cabello oscuro. Encuentro retratos de Alexei y
Svetlana, los padres de Severin y Alexander. Su padre tiene cabello
negro, como sus hijos, y su madre tiene cabello rubio oscuro. Doy unos
pasos más para ver su retrato familiar, apenas reconociendo a Aaron en
el niño sonriente de diez años. A continuación cuelga un retrato de Severin
con un uniforme gris oscuro, casi negro, con una sonrisa contenida en los
labios que lo hace parecer un hermano, y en este retrato es más joven.
Probablemente tenga veintitrés años aquí. Anna continúa mirando irritada
a Aryan y no se da cuenta de cómo giro la cabeza, tratando de
encontrar un retrato de Alexander, no entiendo de inmediato que él no
está aquí y no debería estar, porque muchas personas piensan que el
príncipe mayor de Serata murió a la edad de diez años. Por supuesto,
apoyan esta leyenda lo mejor que pueden. Dejo de lado la decepción de
ese pensamiento y vuelvo a mi hermana de nuevo. “Esa fue la primera
prueba de la inocencia de Aryan que Alexander y Severin me mostraron
cuando me levantaron de la tumba. Pero me rendí en este patético intento,
continúa Anna. - Una vez ya me engañaron, y decidí que no confiaría en
nadie tan fácilmente. ¡Vamos a!
La hermana se da la vuelta rápidamente y se dirige a la salida. Echo

otro vistazo al retrato de Aryan al pasar.
Recuerdo como en el libro de María se decía que el mismo Arian sacó

las espadas de mi cuerpo y me cubrió con su manto; se dijo que se
sentó con mi cuerpo y me pidió perdón. Me duele en el pecho darme
cuenta de que este hombre fue odiado por la gente y murió por algo que
no pudo haber hecho. Y yo soy uno de los que denigraron su nombre,
pisoteando el nombre de Los Lasnetsov durante siglos. Maté a sus
guardias con mis propias manos y difícilmente escucharía explicaciones
si llegara hasta el mismo Aryan. Aunque tal vez me congelaría cuando viera su cabel
dudado
Anna y yo salimos nuevamente al pasillo, ella se mueve rápidamente

a otra parte del palacio y nuevamente trato de seguir el ritmo. Incluso en
esto ha cambiado: antes, su hermana caminaba despacio, disfrutando
de los propios paseos y de los paisajes que la rodeaban. Estaba ventosa
y cambió fácilmente su atención de uno a otro. Pero ahora tiene un paso
rápido, elegante, pero no suave, sino más bien confiado, a veces incluso
irritado. No se distrae con la vista desde las ventanas o los sirvientes,
sino que se mueve decididamente hacia su objetivo con la cabeza en alto.
Estoy abrumado al darme cuenta de que Anna ya no depende de
mí. Mi hermana ya no es pequeña, vive sola desde hace tres años,
sin mis cuidados. Casada con el rey y hace frente a todos los
problemas sin mi ayuda. Y Severin y Alexander pudieron protegerla
mucho mejor que yo. Este pensamiento al mismo tiempo molesta,
pero también quita una carga invisible de los hombros. Anna abre
ambas puertas de la biblioteca a la vez. Me congelo, mirando
alrededor de la espaciosa habitación de dos pisos, llena de mesas y
estanterías. Aquí hay suficiente luz gracias a los grandes ventanales,
pero todo el mobiliario es de madera oscura, lo que hace que las
estanterías y las mesas parezcan más pesadas y macizas; sin
embargo, lo más hermoso aquí es el techo, decorado con estuco
blanco y dorado, que encierra un enorme fresco como en un marco.
Quiero examinarlo, pero vuelvo a mis sentidos cuando Anna me llama
desde la esquina más alejada para que no me pierda. Corro detrás
de mi hermana, y aquí mi principal y única tarea es solo seguir sus
pasos y esquivar el polvo que levanta, arrancando tal o cual libro de
los estantes. Cuando tiene en sus manos una pila de cinco tomos
gruesos, la hermana finalmente parece satisfecha, y nos acercamos
a la amplia mesa de caoba más cerca de la ventana.
- ¡Aquí! ¡Segunda prueba! - lanza toda la pila con un estrépito

sobre la mesa y hace eco a través de la biblioteca. Afortunadamente, estamos solos aquí.
Oculto mi sonrisa, dándome cuenta de que la muerte la ha vuelto tan
desenfrenada y más impetuosa como yo.
- ¿Qué? Ana está sorprendida.
“Recordé cómo le gritaste a Morok. Anna
cruza los brazos sobre el pecho y sonríe contenta, orgullosa.
levantando la barbilla.
- Amo a Alexander, pero esto no niega su carácter repugnante. Lo más
molesto es que tiene excelentes modales, es un excelente bailarín y
asombrosamente erudito.
Ya en la primera frase, me congelo al escuchar su franca confesión, y
cuando enumera el resto de la lista de sus virtudes, resoplo incrédulo y me
siento a la mesa frente a una pila de libros.
“Pero creo que le gusta mucho más ser Aaron,
que Alexander, - Anna también se sienta y toma el libro superior. ¿Cuál
es la diferencia entre Aarón y Alejandro? Pregunto. “Alexander es
el Príncipe de Serata, con todo el esplendor de la arrogancia y el sentido de
la responsabilidad que lo acompaña. Aaron…”, duda, hojeando rápidamente las
páginas en busca de la parte correcta, “…es irónico, astuto y, a veces, incluso
cruel. Siendo Morok, se siente más libre y se ocupa solo de aquellos que le son
queridos, y está listo para enviar a todos los demás al otro mundo sin dudarlo.
Si miras de cerca, su comportamiento incluso cambia según el papel que asuma.
Quizás por eso Daniel no pudo sospechar nada de él durante tanto tiempo.
Aunque últimamente Alexander se ha vuelto extraño. Lo peor es que no piensa
en sí mismo para nada, porque está decepcionado... ¡Ah, aquí está! Mi hermana
cambia de tema tan abruptamente que me estremezco cuando arroja el libro
abierto frente a mí. Parece odiar todos estos tomos recopilados, tanto como el
retrato de Aryan. No sé qué leyó Anna allí, que desde hace tres años sigue
molestándose con la sola vista de estas páginas.
Me inclino sobre el libro, inhalando involuntariamente el olor a papel

viejo. ¿Qué se supone que debo encontrar aquí? “Lee”, mi hermana
me pone un segundo libro, también abierto, y hurga en el tercero.
En el primer libro, encuentro una descripción de cada miembro de

la familia Lasnetsov. Esto es algo así como un árbol genealógico
analístico, que enumera la fecha de nacimiento, la altura, el peso, el
color del cabello y de los ojos, algunas características distintivas y la
fecha de la muerte. En la página abierta, encuentro a Aryan, donde
se dice claramente que desde niño su cabello era oscuro, casi negro,
y solo podía volverse marrón con el sol. Heredó los ojos azules de su
padre, aunque esto fue una verdadera sorpresa, porque su madre
tiene ojos marrones. Leo sobre sus padres, descubro que también
eran morenos. Anna insinúa que si el retrato de Severin y Alexander
podría haber sido reemplazado para confundirla, entonces estos
registros son lo suficientemente antiguos y no es tan fácil falsificarlos.
Tomo el siguiente libro, que es un recuento cronológico de mi
ataque al palacio de varios testigos oculares entre los guardias que
lograron sobrevivir. Me siento avergonzado, estaba lleno de odio, no
me importaba cuantos mataba en mi camino. Con Irina, dejamos los
pasillos llenos de cadáveres. Los testigos presenciales dicen que
Arian se sentó con mi cuerpo, juró por su vida que nunca vio a
Anna y no le hizo daño. Trago saliva, tratando de respirar
uniformemente. El siguiente libro contiene cartas de maestros que a
menudo dieron una descripción detallada de Aryan cuando estudió
durante dos años en una academia militar especial lejos del palacio.
Describieron su apariencia y hablaron del príncipe como un joven
inteligente, a veces estrafalario, que logró engañar varias veces
incluso a los mentores más estrictos. También cabreó a los profesores
con un sinfín de preguntas y cuestionando muchas reglas establecidas,
calificándolas de "tonterías obsoletas" y "restricciones sin sentido". Y
se negó rotundamente a cortarse su “cabello largo y oscuro”, aunque
según las reglas de la academia, todos los estudiantes debían tener
un corte de pelo corto. Una sonrisa cruza mis labios cuando me doy
cuenta de que hay similitudes en Aaron. Pero la sonrisa se desvanece
tan pronto como recuerdo que Arian todavía fue asesinado por
mercenarios, supuestamente por el asesinato de Anna.
Mi hermana me pasa otro libro con pequeños retratos, donde veo

a Aryan de adolescente y otra vez más
adultos En todas partes la misma persona.

Cuando Anna, con cara de piedra, deja el último
libro, la miro sorprendido. - Es... - Sí. Este es el
árbol genealógico de Rakhmanov. “¿Por qué
necesitamos los gobernantes de Araken?
“Este es un libro de retratos”, dice la hermana
con frialdad. Por alguna razón, tengo miedo de mirar las
páginas abiertas, sin dejar de mirar a los ojos de mi hermana. Todo dentro
se encoge, empiezo a adivinar a dónde conduce, y no me gusta. Dudo, como
si mi negación pudiera marcar la diferencia. Como si no bajara la mirada,
entonces lo que ya había sucedido no se convertiría en realidad.
¿Estaré furioso? Pregunto con incertidumbre, retrasando el momento.

"Realmente lo espero", la chica asiente con seriedad, señalando con el dedo.
en el retrato frente a mí.
Representa a un joven que parece tener poco más de veinte años. Tiene
pómulos claros y una línea de la mandíbula, pero el resto de sus rasgos son
labios suaves y carnosos y ojos castaños claros, y su cabello rubio cae en
ligeras ondas sobre su frente y cubre sus orejas. Sus cejas están levantadas y
tiene una sonrisa avergonzada en sus labios, lo que hace que su rostro sea
aún más encantador. Y este encanto es similar a Daniel.
- ¿Quién es? Pregunto en voz
baja. “Este es… el ario que conocí. Aria, a quien amaba. Aryan... que me
mintió en todo, empezando por su propio nombre. Permanezco en silencio,
tratando de comprender lo que escuché. ana da
un minuto, y luego continúa contando:
– Su verdadero nombre es Yuli Rakhmanov. El príncipe mayor de Araken
en esa generación. Era solo un año más joven que el verdadero ario, y casi
todo lo que sucedió fue planeado. Deliberadamente pretendió ser un príncipe
de otro país, sus modales, ropa con el escudo de armas de Serat, regalos de
seda de Seratian: ella acuñó cada frase sin dudarlo, como si hubiera aprendido
este texto de memoria, pero en los ojos de Anna, el dolor mezclado con ira.
“Todo estaba pensado para confundirme, y yo era la Mara más joven. Nunca
me han llevado a palacios, nunca he visto a miembros reales de familias reales
para dudar. En nuestra biblioteca del templo no había ni siquiera
libros similares. Pero yo... resulté ser lo suficientemente ingenuo y estúpido

como para creer en todas esas dulces promesas que él... que él dijo.
Mi hermana espera unos segundos, permitiéndome digerir esta avalancha
de información que acaba de empezar a caer sobre mi cabeza. Me muerdo
el labio inferior, pero no me muevo hacia adelante para cubrir la mano de mi
hermana y consolarla. Me duele que haya aprendido una lección tan cruel,
pero por sus ojos secos y su mandíbula apretada, entiendo que pudo superar
esto y volverse más fuerte.
Y Ana tiene razón. Nunca fue llevada a los palacios. Aunque yo mismo
nunca he visto a los príncipes de Araken y Serath, nadie hubiera pensado
que alguien necesitaba mentir así. Especialmente Mare. Servimos a la diosa
y matamos solo a los muertos. No servimos en la esfera política, excepto que
nuestra larga vida ayuda a acumular conocimientos y convertirnos en buenos
consejeros en una situación difícil.
“Araken incriminó a Serath y desató una guerra con nuestra ayuda”,
resume Anna. Después de estas palabras, yo, sin moverme, miro fijamente a
mi hermana, sin saber qué preguntarme para entender toda la situación.
Anna empuja uno de los libros y continúa, con las manos entrelazadas frente
a ella en
mesa:
- Aryan tenía un carácter difícil, por lo que incluso entre los Lasnetsov
todos dudaban si creer que no me conocía. Especialmente después de la
mía, la tuya y su muerte. No quedaron testigos para probar su inocencia.
Todo se agravó por el hecho de que no le mostré mi aria a nadie, o más bien
a Julia, casi escupe el apellido. “Incluso tú no lo viste, pero al menos te lo
describí brevemente. Sin embargo… solo yo pude confirmar exactamente
quién me había apuñalado con la daga. Y luego todo se convirtió en una
guerra, donde supuestamente los Lasnetsov tenían la culpa de todo. Asiento
lentamente, sin dejar de escuchar. - El primero que realmente quería saber
toda la verdad fue Alexei, el padre de Alexander y Severin. Empezó a
estudiar cualquier registro, y cuando llevaron a Alexander a Moroki, se
dio cuenta de que tenían una oportunidad real no solo de descubrir la verdad,
sino también de probarla. Solo era necesario encontrar una tumba y criarme,
especialmente después de las historias de que nuestros cuerpos no se
descomponen. Decidieron que si cualquier otro Morok podía rechazar una
solicitud para resucitar a la muerta Mara, entonces
está Alexander, quien, como su padre, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa
para llegar al fondo de la verdad y probar que Arian no fue la causa de mi
muerte. La restauración de un nombre honesto se convirtió en el objetivo de
toda la vida de Alexei, y luego de Alexander.
Apenas noto cómo arrugo el borde de la página con un retrato de Julius,
que sigo sosteniendo.
“Después de que Alexander regresara a casa a los dieciocho años, buscaron
mi tumba y la encontraron más al norte, en los bosques de Serat, para que
pudieran hacer fácilmente lo que planearon. Alexei murió en un accidente unos
meses después de haberme criado. Severino ascendió al trono. Fue un período
difícil, pero los tres nos ayudamos mutuamente a superarlo. Cuando me di
cuenta de que su familia nunca me había traicionado, y que el verdadero ario
era víctima de una conspiración, como yo, los tres nos hicimos amigos. Cierro
el libro, no queriendo ver el rostro del antepasado de Daniel. Entonces, todo
este tiempo, la familia de la que realmente tuve que vengarme fue la de los
Rakhmanov. Estuve constantemente al lado de ellos, tuve tantas oportunidades.
Un escalofrío me recorre la columna, y se me enfría por dentro cuando recuerdo
los brazos de Daniel, con los que me abrazaba, sobre sus confesiones. Cuando
la conciencia me recuerda a sus suaves labios tocando mi cuello, la sangre se
drena de mi rostro. “Le diré toda la verdad. La verdad, que estoy seguro que
usted mismo sabe. Y después de que se lo diga, dejaré que intente matarme.
Pero, ¿estás seguro de que después de que Agatha se entere, seré yo a
quien quiera sacrificar? Quizás ella decida abrirte la garganta primero. Recuerdo
cómo la cara de Daniel cayó cuando Aaron le dijo esto. Me pongo de pie de un
salto y arrojo el libro sobre la mesa lejos de mí.
¿Podría Daniel saberlo todo y engañarme todo este tiempo? Y si era así,
estaba dispuesto a entregarme a mí mismo y mi vida a alguien que, tal vez, lo
sabía todo. Pero su dolor y soledad a veces parecían tan sinceros que las
náuseas se acumulaban en su garganta por pensamientos contradictorios.
Siguiendo la rabia, aparece un vacío dentro, que se expande con cada segundo,
destruyendo todo lo que tengo, todo lo que sabía y pensaba. Todo
desaparece en esta oscuridad que se expande, y es como si me estuviera
cayendo por un precipicio, al borde del cual me he mantenido en equilibrio
durante mucho tiempo.
“Agatha…” mi hermana agarra mi mano en un puño, notando mi

mirada vidriosa. “Esa es solo una versión corta de la historia, pero creo
que es suficiente por hoy. ¿Cuáles son los motivos de Julius? Pregunto
desafiante. - Alexander está haciendo esto, está tratando de
recordarme menos a él, así que es mejor que él mismo te cuente
todo lo que ha aprendido. Probablemente sepa más que yo, porque
hace mucho tiempo que no nos vemos. Pero dejémoslo por al menos
un día, quiero volver a alegrarme. Amo a Severin, pero ahora que estás
aquí, estoy realmente feliz. Vuelvo a mis sentidos cuando mi hermana
limpia rápidamente el no invitado
lágrimas. Me relajo, envolviendo mis brazos alrededor de ella y sonriendo.

- Estás bien. Entonces vámonos de aquí, tú cantas algo, y yo miraré
y escucharé la historia de cómo sucedió que te convertiste en reina.
Anna comienza a reír a través de sus lágrimas y yo acaricio su cepillo.
Mi hermana está viva y feliz de nuevo. Debería estar feliz ahora,
pero todo está arruinado por el sabor a ceniza en mi boca por las
muchas mentiras y omisiones de Daniel y Aaron en los últimos meses.
La hermana tiene razón, demasiado para un día.
"¡Deberías haber visto cómo se puso la cara de Alexander cuando

Severin le dijo que se enamoró de la muerta Mara!" Anna apenas tiene
tiempo de taparse la boca con la mano para evitar que el trozo de
tarta se caiga cuando empieza a reírse del recuerdo. Mis labios se
estiran involuntariamente en una sonrisa, observo ansiosamente cada
movimiento de mi hermana, todavía con miedo de que se disuelva en
cualquier momento. Después de la biblioteca, me llevó a una pequeña
cocina, dijo que todavía no quería comer en el comedor, donde
podría tropezarse con los hermanos. Dijo que quería estar sola, pero no
me opuse. Hasta ahora, el palacio me sigue evocando dolorosos
recuerdos, y con mucho gusto dejé el lujo del dorado y el mármol,
escondiéndome con mi hermana en una sencilla cocina. Hay una mesa
alta como la de la cocina del palacio de Araken, la mesa en la que me
senté mientras Aaron comía. Y ahora mi hermana se sienta frente a mí
y aplasta una tarta de limón.
“Estoy bastante seguro de que este sinvergüenza calculador me iba a enviar

de vuelta a la tumba después de saber todo lo que necesitaba. Pero luego el
hermano menor descansó, no queriendo dejarme ir. Anna ensarta un pequeño
trozo de pastel en su tenedor y me lo entrega a través de la mesa. - ¡Sí,
inténtalo! ella presiona cuando me niego. - Desde
pedacito que no vas a morir.

¿Estás bromeando sobre la muerte? ¿En serio? - Me río, pero como.
comida ofrecida.
Mi hermana se ríe de nuevo mientras me ve cerrar los ojos con placer. El
relleno de limón se derrite en la lengua, explotando con una asombrosa
combinación de dulce y amargo azucarado.
- Yo también estuve en tu lugar y recuerdo que el sabor olvidado de la
comida trae un placer indescriptible. Severin me dio todos los dulces poco a
poco, apenas se sonroja casi cada vez que menciona el nombre de su esposo. -
¿Cuánto tiempo has estado casado? - Cuatro meses. La ceremonia fue bastante
pequeña, poco antes de tu resurrección. - ¿Hiciste todo mientras Alexander
no estaba cerca? Supongo que al darme cuenta de que a Severin le encanta
traer sorpresas inesperadas a su hermano mayor, tal como Anna me las entrega
a mí.
“Exactamente”, asiente la chica, sonriendo. – Cierto, Alexander pidió

mantener todo en secreto por ahora, especialmente mi nombre, para que Araken
no se enterara. Por lo tanto, no hubo una ceremonia de boda oficial, estábamos
conectados por un sacerdote familiar en secreto.
- ¿Es posible? ¿Estarán los concejales locales en su contra cuando se
enteren? - Increíble. Soy Mara quien empezó todo. Una palabra mía y todos
sabrán que Los Lasnetsov nunca me traicionaron. Que son inocentes de esta
guerra. Además, Morok está de mi lado. No todos, pero los asesores más
cercanos, también conocen la verdadera identidad que se esconde bajo la
máscara. Pocos se atreverían siquiera a insinuar en contra de nuestro matrimonio,
recordando que Severin siempre cuenta con el apoyo de su hermano mayor.
Resoplé con incredulidad, pero supongo que tiene razón. Si Morok fuera solo un
amigo de Severin, ella seguiría siendo
oportunidad de moverlo. Pero se trata de Alejandro. Príncipe anciano de

Serata. “Después de mi resurrección, Alexander corría constantemente
entre Serat y Araken, tratando de averiguar todo lo posible sobre
Julia. Además, le pedí que siguiera a Daniel mientras buscaba tu tumba.
Esperaba que también pudieras levantarte. Escucho atentamente,
observándola tratar de aparentar calma mientras picotea el relleno de
limón. “Estaba a punto de regresar a casa, olvidarse de Araken para
siempre y renunciar a la idea de encontrarte, porque durante un año no
había ningún progreso, cuando de repente Daniil te encontró”. alegría
en él, algo que me preocupa. - Todo sucedió demasiado rápido, y
Alexander no tuvo la oportunidad de encontrar otro Morok y llevárselo a
Daniel. Y no podíamos correr el riesgo de estar atados a alguien que no
conoces. Sabes que pueden controlar a quién crían. Exhalo pesadamente,
solo ahora me doy cuenta de mi suerte. Por supuesto,
no se sabe quién podría atarme a sí mismo, si no fuera por Aarón.

"Pero sigue siendo un idiota", esta frase suena demasiado tranquila y
triste, Anna no me mira cuando se mete un par de grandes trozos de
pastel en la boca, metiéndose la boca intensamente. Desde niña, con
pensamientos tristes, siempre buscó marcar
estómago con algo delicioso. Y este hábito se ha quedado con ella.
- ¿Qué estás haciendo? Cambié de tema, no queriendo seguir
hablando de Aaron. Todavía no sé cómo comportarme con él ahora y
qué hacer: pedir perdón, agradecer o ignorar
por todas las mentiras.
"Sigo lidiando con espíritus malignos", mi hermana inmediatamente

cobra vida, descartando pensamientos sombríos, pero rápidamente se
hincha ofendida, encontrándose con mi expresión incrédula. - ¡No en
serio! Dije que me he corregido y honestamente hago mi trabajo, porque
por mi culpa ya no queda Mar. Aunque después de la resurrección hay
consecuencias. - ¿Que tipo? “Me estoy haciendo vieja”, sonríe
amargamente, entregándome otro pequeño trozo de pastel.
- ¿Me gusta esto? Me pregunto, tragando la comida ofrecida sin objeción, el sabor es
realmente sorprendente. Por lo general, vivimos más y envejecemos más lentamente. Pero
la resurrección es como una segunda oportunidad, y no es tan agradable como la
primera. Todavía soy Mara, puedo ver los hilos, pero mi esperanza de vida ahora es como
la de una persona común. Por lo tanto, persigo a los espíritus malignos con las Sombras
de Morok, él siempre deja al menos veinte personas en el palacio para acompañarme.
Alexander no sabe si envejeceré tan rápido como todas las personas, pero está seguro de
que no viviré tanto como pueda. Sin embargo, no estoy molesta, - sonríe alegremente,
lamiendo su tenedor. "Es mejor que nada, y moriré con el hombre que amo". Después de
todo, Severin es un simple mortal. Incapaz de contenerme, me inclino sobre la mesa y
acaricio el cabello sedoso de mi hermana como solía hacerlo, mostrando mi aprobación
por su buen comportamiento. - Eres bastante maduro. Se ríe y con fingida indignación me
tira la mano. - ¡Soy el mayor ahora, no lo olvides, hermanita! Ahora me aseguraré de que
todo tipo de príncipes no roben tu corazón.
"¿Solo el corazón?" Que me hieran con puñal, ¿no tienes miedo? Anna resopla,
agitando los cubiertos. - Si rompiste la cama con una camisa, asustó a Severin y
rompió la frente de Alexander, entonces otros no tienen ninguna posibilidad.

Me río alegremente en respuesta, sintiendo cuánto más cerca está Anna de mí.
Pasamos el resto del día juntos. Mi hermana me muestra el palacio mientras escucho
sus historias sobre la vida en Ashor, cómo va su relación con Severin y cuántos ghouls
logró matar. Ella dice que fue gracias a Alexander, a ella y a las Sombras de Morok que
casi no quedaron espíritus malignos en Serat, razón por la cual incluso el bosque fronterizo
en el lado norte está tan tranquilo. Inmediatamente le creo, recordando que no vi ni sentí
una sola criatura después de que Aaron y yo cruzamos la frontera. “Escuché que Serath
ha estado atacando a las tropas de Araken en los últimos meses. El rey Dmitry se quejaba
constantemente de que el enemigo había comenzado repentinamente
cruzar la frontera. ¿Qué sucedió? - Recuerdo como el rey de Araken me dio la

noticia en sus vacaciones. "No fue Serat", mi hermana duda, mordiéndose el labio
con culpabilidad, "fui yo". - ¿Tú? ¡¿Una?! "Más precisamente, yo y las Sombras
de Morok", sonriendo con picardía, la chica se vuelve hacia mi habitación. – Y
salimos varias veces a su territorio. En general, las Sombras tienen prohibido
hacer esto, pero hay ventajas en ser reina, aunque Mark definitivamente no
estará de acuerdo con esto.
Copio su sonrisa, asintiendo. “La primera

vez que tratamos con necrófagos fue en los bosques fronterizos y nos
encontramos con uno de nuestros espías”, continúa Anna mientras entramos en mi
habitación y nos acomodamos en los sillones. “Él dijo que tú y Morok estaban en la
frontera para recolectar algunas hierbas. Aunque todos trataron de disuadirme,
realmente quería asegurarme de que estabas vivo. Así que crucé la frontera y las
Sombras tuvieron que seguirme. Sin embargo, llegamos tarde, te fuiste para
entonces. Y luego un destacamento de Arakens se dio cuenta de nosotros, y
tuvimos que salir.
“Probablemente para lo mejor. Mark debe haber estado enojado.
- ¡Exactamente! Él está a cargo si Alexander no está con nosotros. En otra
ocasión, accidentalmente cruzamos la frontera mientras tratábamos de tratar con
un hombre lobo. ¡No podía creer lo que veía cuando lo vi, Agatha! Pero es peor que
estaba muerto, como un verdadero demonio, solo que enorme, como un oso y
cubierto de pelo, pero con el hocico de un lobo, mi hermana agita activamente las
manos, sus ojos arden cuando habla de eso, y Escucho con atención, porque esas
criaturas eran una verdadera rareza en nuestra vida. - ¿Lo mataste? Pregunto con
impaciencia. - ¡Sí! Pero este muerto logró arruinar dos caballos e hirió a cinco
Sombras. Sabes que no puedes dejar ir a esas criaturas, así que cruzamos la
frontera para enfrentarnos a él, y allí nos encontramos con un escuadrón de
Arakens. Por cierto, fue el hombre lobo quien mató a la mitad de ellos, y el resto
levantó sus armas hacia nosotros, así que nos ocupamos de ellos.
Seguimos charlando tanto después de la puesta del sol que Anna pasa la noche
en mi nueva habitación. No me doy cuenta de cómo me quedo dormido con su voz
alegre mientras me cuenta descaradamente todo lo que sabe sobre la infancia de
Severin.
A la mañana siguiente, la hermana no desaparece por ningún lado. Anna

se ríe de nuevo mientras me ve saltar de miedo en la cama cuando no la
encuentro donde la vi por última vez. Pero exhalo con alivio, notándola en el
tocador, ya ensamblada y vestida con un vestido color jade fresco. "Ya no
usas colores escarlata, ¿verdad?" “Oculto que soy Mara. Además, los tonos
rojos nunca me quedaron bien, - la hermana sonríe, poniendo su cabello
oscuro en un peinado alto. Ella es tan hermosa, solo le falta la corona, y
frente a mí estará una verdadera reina. Mi hermana me conoce mejor que
nadie, así que avisa a las criadas con antelación. Vendrán a mí solo para
llenar el baño, limpiar, o si me llamo. Asiento agradeciendo a mi hermana,
prefiriendo hacer todo yo mismo. "Entonces prepárate, y cuando estés listo,
ven al comedor". O, si no quieres, puedes dar un paseo, - Anna duda en
la salida, ya sea sin saber qué ofrecerme, o simplemente no quiere irse.
Puedes hacer lo que quieras, esta es tu casa ahora. - Gracias. Ella sonríe
tranquilizadoramente y se va de todos modos. Por un momento, miro
alrededor de la habitación confundida, como si estuviera aquí por primera
vez, como si se hubiera vuelto demasiado vacío aquí sin mi hermana. Pero
me recompongo y me dirijo a la siguiente habitación, donde ya hay un baño
completo. Me lavo rápido, contenta de que en lugar de jabón de lavanda me
hayan traído jabón con aroma a rosas. En el armario solo encuentro
vestidos, pero decido que ahora no hay nada en este mundo de lo que
tenga derecho a quejarme. Todo está demasiado bien ahora, así que yo
mismo elijo un atuendo en rojo apagado. La falda es ligera y tranquila en
oposición a una blusa densa y ricamente decorada con mangas largas. El
vestido es tan bonito que ni siquiera un escote demasiado revelador para mí
me molesta. Me cepillo el pelo y vuelvo a maquillarme. Mis labios todavía
están demasiado pálidos para una persona completamente viva. Por
primera vez en meses, estoy disfrutando incluso de algo que antes no me
gustaba.
Al salir de la habitación, camino por los pasillos y me encuentro con

sirvientes y guardias raros, pero nadie me presta demasiada atención. Ayer incluso
Recordé un poco la distribución del palacio y ahora entiendo que necesito bajar un
piso para llegar al comedor. Sin embargo, ahora camino lentamente, mirando por
las ventanas y mirando los jardines cubiertos de nieve fresca. Es pleno invierno,
pero el palacio es sorprendentemente cálido.
Estando cerca de las escaleras, escucho una voz profunda que

me hace congelar. “…¡TE
DIJE QUE NO SEAS ESTÚPIDO!” Él es
familiar para mí. Cuando estaba inconsciente,
escuché varias voces hablando cerca de mi cama. Reconocí a Aaron y Mark
de inmediato. Ahora sé que Anna a menudo le gritaba a Aaron, y la voz de Severin
trató de calmarlos. Pero entre todas las voces, había una más. Entonces Aaron
estaba hablando con alguien sobre Daniel. Me acerco a la puerta entreabierta,
tratando de ver la espaciosa habitación más allá. Es un pequeño salón con techos
altos y columnas de mármol. Sólo gracias al eco y la puerta abierta se puede
desmontar algo. A través de un pequeño hueco veo que Aaron está frente a mí en
su sencillo caftán negro habitual, bordado con hilos de plata. Hoy viste una camisa
blanca, pero manteniéndose fiel a sí mismo, el príncipe casualmente dejó
desabrochados un par de botones superiores. Aaron se pasa una mano por su largo
cabello, tirando la mayor parte hacia el lado izquierdo, y veo un pequeño moretón
morado alrededor del corte que le dejé en la frente. Pudo haber sido peor, pero
ahora que salvó a mi hermana, me da vergüenza. Aaron vuelve a cruzar los brazos
sobre el pecho mientras su interlocutor continúa regañándolo. "¡Te lo advertí,
muchacho, que tu bravuconería no serviría de nada!" ¡No eres omnipotente, tonto!
Todo tiene un precio. Suena como un hombre adulto, aunque su pelo corto es
completamente negro y está bien peinado hacia atrás. Es incluso un poco más
grande que Aaron en los hombros y con calma levanta la voz al príncipe.
"¡Esta vez estás tratando de morder un pedazo más de lo que puedes masticar!"
Te dije que me esperaras. Ya dije que no tenía elección. Daniel les dio a todos solo
cinco días. Durante este tiempo, no pudiste encontrar a alguien, - responde
Aaron uniformemente.
¡Pero ahora hay una opción!

- Es demasiado temprano. Hasta que pueda
hacerlo. “Hmm… vamos a preguntar qué piensa tu hermano sobre esto”, dice
el hombre cáusticamente y trata de darse la vuelta, pero el príncipe lo agarra por el
codo, sin dejarlo ir. “Te dije que no lo molestaras con tales asuntos. “Él ya lo sabe.
Una cosa es adivinar, otra cosa es saber. Especialmente de ti. Contarás todo
con tanto detalle que Severin o se volverá loco o se enfadará para que los dos
no estemos sanos, - gruñe Aaron enojado, apenas puedo escucharlo. “No
olvides que Severin es mi hermano, y somos muy parecidos cuando estamos
enojados. Ahora también es el rey, ¡quién sabe lo que hará! El príncipe suelta el
codo del hombre y este endereza su caftán gris claro, cubierto con un denso patrón
negro. “Te prometí que lo resolvería”, agrega el joven con más calma. - ¡¿Qué vas
a?! exclama el hombre. - ¿Y cuándo lo harás?
¿Deberíamos esperar hasta que empieces a escupir sangre en el desayuno?

“No seas dramático, Christian”, resopla el príncipe. - Puedo describir con
más detalle, porque vi las consecuencias. PERO
Todo comienza con marcas...
-
Tranquilo. Aaron mira hacia la puerta. Apenas puedes verme a través de este
pequeño espacio, pero Morok y yo estamos conectados, así que solo exhalo con
frustración cuando sus labios se curvan en una sonrisa irónica. No seas tímida,
Ágata. Escuchar a escondidas mientras se está adentro es mucho más conveniente.
Mantengo mi rostro lo más sereno posible y abro la puerta. Intencionalmente
aliso desafiantemente los pliegues de la falda con la palma de mi mano, doblo mis
manos en el abdomen y entro al pasillo como si nada hubiera pasado. Aaron
ya me ha visto mostrar tanta ecuanimidad en el palacio de Yarat, por lo que su
peligrosa sonrisa se ensancha, revelando unos dientes blancos. "Buenos días", los
saludo a ambos con calma. Pero Aaron no esperará a que yo haga una reverencia
o una reverencia.
Su interlocutor se vuelve hacia mí, y ahora puedo verlo mejor. Christian parece tener poco
más de treinta años, aunque si se afeitara su barba de una semana, sería más clara. Tiene un
rostro encantador, pero las comisuras de los labios están hacia abajo y hay arrugas profundas
en la frente, lo que indica que a menudo frunce el ceño o se preocupa. Sus ojos están atentos,
me recorren, notando varios detalles. Así que eres Agatha. Es bueno verte finalmente…
hmm… Diría que vivo, pero parece un poco fuera de lugar”. Sus ojos gris azulados brillan
mientras sus labios se estiran en una leve sonrisa, haciéndolo lucir un poco como Aaron.
El príncipe pone los ojos en blanco, exhalando

ruidosamente. Ágata, encuéntrame. Este es nuestro primo paterno. Christian
Lasnetsov. Sin embargo, no me mintió sobre dos cosas. Que tiene un hermano
menor y un tío. “Parece que las bromas con la muerte son cosa de familia para
ti”, respondo secamente.
I.
Christian parpadea un par de veces sorprendido y luego se echa a reír. Su risa es oscura
y seca, pero no siento hostilidad, como lo hice con Aaron. Parece que estos dos no son los
más sociables de la familia. “Christian, ¿no nos dejarás a Agatha y a mí en paz?” Estoy seguro
de que tiene muchas palabras de disculpa que no puede esperar para decirme”, una sonrisa
forzada continúa jugando en los labios del príncipe mayor. “Entonces me iré, pero nuestra
conversación no ha terminado, Aaron. “No me dejarás olvidar eso. “Fue un placer conocerte,
Agatha. Nos veremos de nuevo. Christian se despide de mí con un pequeño asentimiento. - Y
yo, Christian - Le respondo lo mismo, y el hombre
dirigiéndose hacia la salida.

Aaron y yo permanecemos en silencio hasta que los pasos enérgicos de su tío se calman
y la puerta se cierra con un fuerte clic, dejándonos solos. Pero incluso después de eso, no
digo nada, sigo desplazándome por la conversación que escuché en mi cabeza. - ¿Tienes
algun problema? Empiezo.
“Nada que debas saber”, dice Aaron con calma. Nos quedamos en
silencio de nuevo, el tipo inclina la cabeza hacia un lado, mirando mi
rostro y mi vestido. - ¿Bien? - ¿Qué es "bien"? - No comprendo. -
Hablar. Hacer preguntas. Pide perdón o gracias. No estoy seguro de
con qué viniste a mí exactamente.” Da un paso atrás y se sienta en
los escalones de mármol del estrado, en el que se encuentra un
pequeño trono. Quizás aquí es donde el rey se reúne con sus
consejeros. La habitación es demasiado pequeña para ser una sala del
trono. Me siento en los escalones a cierta distancia del interlocutor. -
Anna básicamente me dijo que el verdadero Arian nunca la tocó y, de
hecho, fue Yuli Rakhmanov. Ella dijo que todo estaba arreglado. Pero
¿cuál es el motivo? ¿Por qué lo hicieron? - Me pondré manos a la obra.
- ¿Guerra? ¿Sed de poder? ¿Oro? Aunque, más bien, todos juntos,

el príncipe deja de sonreír, eligiendo las respuestas correctas. Araken y
Serath nunca han sido amigos. Siempre hubo algo que no pudimos
dividir o llegar a un compromiso, hubo pequeñas escaramuzas, ataques,
descontento con la política, pero no hubo guerras abiertas y prolongadas.
Hasta hace unos doscientos cincuenta años, se encontraron varios
lugares llenos de oro en el territorio de Serat. Serath siempre ha sido
más rico que Araken en recursos como madera y agua dulce, pero
Araken es bueno en la extracción de sal y tiene mucha tierra fértil. En
general, mantuvimos el ritmo. Hasta que el oro encontrado superó todo.
Frunzo el ceño al recordar el espléndido dorado del palacio de Yarat.
¿Es todo sólo una apariencia?
¿Son tan pobres? - Esa es la
cosa, no lo es. También les está yendo bastante bien, pero en ese
momento nuestra economía se estabilizó y subió cuando Araken
comenzó a empobrecerse en nuestro contexto. Y tal vez el problema
era simple orgullo o incluso codicia. Entré a la academia en Yarat para
acercarme a Daniel. Necesitaba acceder a su biblioteca y registros. Fue
una de las oportunidades para descubrir la verdad, porque en ese
momento aún no estábamos seguros de poder criar a Anna. Pero
la suerte estaba de nuestro lado. El padre logró encontrar la tumba de Anna, se

confirmó su teoría de que Arian no es culpable. También encontré las notas de
Yuli. Era muy ambicioso. Aaron se ríe en voz baja, notando mi mirada de reojo
en su dirección y
una ceja levantada con escepticismo.
"Está bien", reconoce. “Era un imbécil arrogante. ¿Eso es mejor? -
Completamente. “Se le ocurrió este plan, aunque no estoy seguro de que lo
haya compartido con su padre y el entonces rey. Lo más probable es que
haya tratado de ganar fama por sí mismo, pero no previó demasiado. Julius
entendió que la guerra haría retroceder la economía, por lo que decidió que era
más fácil deshacerse solo de la familia gobernante y subyugar a todo Serat,
tomando nuestros territorios. Recordó tu inmunidad, dándose cuenta de que la
gente odiará al que le levante la mano a Mara. Y entonces lo sabes. Aunque su
plan fracasó, obviamente no esperaba que hicieras algo como esto. Irás
voluntariamente a tu muerte, y todas las demás Marías morirán contigo. Luego,
la negativa de Serat a ejecutar a Aryan empeoró la situación, por lo que estalló
una verdadera guerra. Además, este idiota no pensó que habría más espíritus
malignos, y Moroki se negaría a hacer cualquier cosa, permitiendo que los dos
países se revuelquen en este pantano de confrontación.
Asiento, dándome cuenta de que mi hermana ha caído en una trampa que

no podíamos haber previsto, porque antes los gobernantes nunca se atrevieron
a usarnos como peones en la lucha por el poder. ¿Por qué Daniel me recogió?
– Yo también me hice esta pregunta. Pero con Daniil, no todo es tan simple,
no tuve tiempo suficiente para averiguar sus motivos exactos. Después de
la inexactitud de Elena en el asesinato de Nikolai...
Me estremezco al recordar ese asqueroso momento. Nikolai también es

Rakhmanov, y ahora debería alegrarme, pero por alguna razón todavía siento
pena por él. Incluso el enemigo no desearía un cuchillo en el corazón de una
hermana traidora. “…Daniel se ha vuelto más reservado. Por eso tuve que
dejarte en ese calabozo durante tanto tiempo. Estaba listo para levantar a
Daniil y Elena incluso en ese momento en la habitación, cuando entré y vi lo
horrorizado que estabas con la sangre de Nikolai en tus manos y cara - su tono
se vuelve
tenso, se excusa o se enfada, pero se detiene y vuelve de nuevo a una

entonación uniforme. – Incluso entonces entendí todo, pero necesitaba
un poco de tiempo.
Deliberadamente no miro en su dirección, para no aumentar la
incomodidad. Ya he tenido suficiente del arrepentimiento que rezuma cada
Su palabra.
“No estoy feliz ni orgulloso de haberte desarmado y haber ayudado a

los guardias a llevarte a la mazmorra. Pero necesitaba llegar al fondo de
la verdad. - Entiendo. ¿Qué encontraste? – Desafortunadamente, no
tanto. Según tengo entendido, Nikolai o Daniel descubrieron la verdad
sobre Yulia y se lo contaron al otro. Por lo tanto, Nikolai luchó tan
fuertemente por la paz, inclinando a su padre a lo mismo. Estoy seguro
de que fue él quien propuso la boda entre Elena y Severin. Y realmente
quería corregir el error egoísta del antepasado, pero sin revelar la verdad,
por supuesto. Por eso, incluso después del envenenamiento imaginario,
insistió en la paz. Pero Daniel comenzó a descansar contra el hecho de
que el mundo es imposible, creyendo que Serat todavía tiene la culpa. No
apoyó a Julius y su acto, pero insistió en que solo mató a Anna. Solo uno
de los Mares, mientras que Serat mató a seis. "¿Entonces Nikolai quería
ocultar la verdad, pero lograr la paz para seguir adelante?" aclaro - Sí.
– ¿Daniel lo sabía todo, pero aún quería completar el caso de Julius y
capturar a Serat? Decidió, como el antepasado, hacer esto con
pérdidas mínimas, a saber: ¿enviarme solo a mí para que mate a
Severin?
- Sí.
"Y así se deshizo de Nicholas y su padre", murmuro en voz baja,
ahora me doy cuenta de que el rey y el heredero principal, que quieren la
paz, eran un serio obstáculo para el plan de Daniel. ¿Realmente cree que
tiene razón? ¿Que los soldados de Aryan, que mataron a seis Maras,
tenían más culpa que Julius, que asestó el primer golpe traicionero al
atacar a mi hermana? - Lo parece. Aprieto los dientes casi hasta el punto
del dolor, dándome cuenta de que toda esta confusión es la
consecuencia de mi elección. Si no hubiera ido al palacio, o si hubiera
obligado a las hermanas a retirarse, entonces tal vez llegarían al fondo
de la verdad. Y ahora Daniel no tendría ni una sola excusa, ni una sola
razones de tal comportamiento. A estas alturas, toda la historia de Anna, la mía y

Ariana se habría olvidado y solo habría sobrevivido en
libros como un cuento de hadas polvoriento.
“Quiere pisotear a mi familia para simplemente completar la obra iniciada por el

antepasado, escondiéndose detrás de la venganza de la muerte de Mar”, resume
con serenidad el joven. “Si se hubiera hecho bien, podría haber ocultado todas las
pruebas de la participación de Julius, realmente destruido a mi familia y capturado a
Serat, porque solo necesitas llegar a Severin. Es poco probable que alguien esté
feliz con Moroku en el trono.
“Si ocultas todo con esta verdad a medias, realmente puedes justificarte, aunque
el plan es repugnante”, coincido. Pero tropezó con tres obstáculos. - ¿Que tipo?
“Yo”, se ríe Aaron, probablemente recordando la mirada en el rostro de Daniel
cuando le reveló su identidad. Claramente no consideró la posibilidad de que el
príncipe mayor de Serata todavía estuviera vivo y bajo sus narices. La segunda
es Elena. No pensó en su temperamento e imprudencia.
"Es más probable que se pueda atribuir a la primera", resoplé. - Él no es

Contaba con tu encanto que Elena no se te resistiría.
El joven ladea la cabeza burlonamente, sin hacer ningún comentario sobre mi
comentario, y continúa: “El tercer obstáculo eres tú. - ¡¿I?! “Probablemente, el mismo
Daniel no esperaba que realmente se enamoraría de ti. Una fuerte carcajada
escapa de mis labios. - Admito que Daniil jugó bien, pero te equivocas. Ahora
está claro que no me necesitaba más que un arma que quisiera manipular. Y tal
vez está en su sangre tratar de manipular con la ayuda de los sentimientos. ¿Iba
siquiera a revivirme? Descarto la suposición tonta.
- Sí.
¿Cuánto estaba dispuesto a pagar?
Tantos que no puedes ni imaginar. Y me ofreció no solo oro y joyas, sino en
general casi todo lo que
Puedo desear Daniel prometió que la corona estaría en mi deuda infinita. Hago
una pausa, sabiendo que el precio ya no importa. “Pero no puedes revivirme por
completo”, sonrío suavemente.
mí, y Aaron me mira a la cara con perplejidad, como si buscara una trampa.
"Encontraré otra manera para ti", declara de repente sombríamente, tal como
lo hizo Anna ayer. - Otro Morok adecuado, quien, si no solo así, entonces por
dinero, aceptará hacer esto.
- Está bien, - con la misma sonrisa, me encojo de hombros con
indiferencia. - ¿Okey? - repite estúpidamente Aaron, y yo me río de lo ridículo
expresión congelada en su rostro. - ¿No quieres vivir? “Quería que
mi hermana viviera. Me acerco bruscamente al interlocutor y
hasta que perdí todo mi coraje, tomo su mano, apretándola con gratitud. El
joven se retuerce, sin esperar nada bueno de mí, pero no retira la mano. En el
interior, todo se debate entre el deseo de darle un puñetazo en la cara por las
cadenas y las mentiras, y la necesidad de abrazarlo en agradecimiento por un
sacrificio que nunca pagaré. Así que trato de alejar mi vergüenza por estar tan
cerca de él. Nunca había sostenido su mano así, tratando de expresarle toda mi
gratitud. - Gracias.
En el viscoso silencio, esta palabra literalmente cae entre nosotros como una
piedra, y Aaron frunce el ceño con incredulidad. Ya has hecho más de lo que
jamás podría soñar. Encontraste a mi hermana, la reviviste, le diste un hogar
donde incluso encontró el amor. Sé que la protegerás igual que proteges a tu
hermano, así que... "¿Por eso?" - literalmente exprime esta palabra y por alguna
razón me parece que todo lo que digo le resulta desagradable. O su vergüenza
es aún más fuerte que la mía por todo lo que sucede.
"Así que por favor no sacrifiques nada más por mí". Ninguno de los dos
tiempo, no dinero. Y dime ¿cómo puedo pagarte?
Está tensamente silencioso, buscando algo en mis ojos. Tal vez una burla o
un indicio de mentira, pero espero pacientemente, con la esperanza de que se dé
cuenta de que no estoy bromeando. Estoy realmente listo para pagarle, trataré de
dar todo lo que pueda. No sé cuánto tendré que trabajar para traer la cantidad
requerida, tal vez mataré ghouls en Serat por el resto de mis días, tal vez algo
más. El precio no me importa, estoy dispuesto a hacer lo que me pida.
La mandíbula de Aaron se aprieta mientras lentamente, con la misma

aprensión, retira su mano de la mía. “Lo pensaré.” El joven se aleja de mí y
se pone de pie, sorprendiéndome con su fría reacción.

¿Qué espero después de todo lo que he hecho? No puedo corregir todos mis
errores y malentendidos que creé hace doscientos años con una exigua gratitud. -
Entonces esperaré tu decisión, Alexander. Sorprendentemente, frunce el ceño aún
más cuando lo llamo por su nombre real. Apenas puedo mantener una sonrisa
tensa, cuando el príncipe se pasa una mano por el cabello con enojo,
arrojándolo nuevamente hacia el lado izquierdo. Subo los escalones y me cepillo
el vestido. No dice nada más, solo observa atentamente mientras salgo, dejándolo
solo.
Capítulo 6
Sor Llamada de María. Así se llama el antojo
o sensación extraña cuando muere una de las
Maras, y las seis restantes comienzan a sentir
un hilo invisible que las conducirá a una nueva
hermana. Una niña de diez años de cabello
oscuro que eligió Morana. María siempre ha sido
así. Cada uno siente la llegada de una nueva
hermana, pero Morok es diferente. Malachi
Zotov. Olvidado de Mary y Moroki
Ha pasado una semana desde que desperté en el palacio de Ashora.

Una semana desde que supe que mi hermana estaba viva y que los
Lasnetsov nunca nos habían traicionado. Los primeros días estuvieron
llenos de conversaciones constantes con Anna sobre su vida en Serat,
sobre Severin, sobre mis aventuras más deplorables en Yarat. Anna
literalmente explotó con insultos justo en el desayuno, cuando les conté
a todos sobre el papel de Elena en mi encarcelamiento y sobre mis
conversaciones con la princesa. Mi hermana, al parecer, no favorecía a
la antigua rival por el corazón de Severin antes, y después de mi historia,
ella le desagradaba aún más. Aunque Aaron reprimió una sonrisa y no
dijo nada cuando omití deliberadamente cualquier indicio de nuestra
cercanía que felizmente arrojé a la cara de Elena. Tampoco le dije nada
a Anna sobre nuestra extraña relación y, aparentemente, el príncipe
mayor también guardó silencio al respecto y ni siquiera lo compartió con
su hermano. Su tío, Christian, no cena con nosotros muy a menudo,
pero cada vez que lo veo, se muestra educado, pero al mismo tiempo
distante, y no trato de encerrarme en su familia. Sorprendentemente, a
pesar de que Anna continúa afirmando que este es ahora mi hogar, sigo
sintiéndome como un extraño. Es como si estuviera tratando de encajar
entre personas que son demasiado familiares.
por mucho tiempo. Incluso mi hermana pequeña es completamente diferente,

después de todas las pruebas, solo tenía que cambiar. Ahora Aaron está más
cerca de mí, porque juntos hemos superado el camino desde Yarat hasta la
frontera. Pensé que después de mi sincero agradecimiento, nuestra relación
volvería a ser mejor, pero, para mi desconcierto, la brecha entre nosotros solo
se amplió. Probablemente no esté listo para perdonarme.
Después de unos días dedicados casi por completo a mí, Anna lentamente
comenzó a regresar a sus deberes reales con Severin. Según sus historias,
hasta ahora no puede ayudar mucho, así que ahora tiene que estudiar y le
lleva mucho tiempo. No me importa saber que no puedo apartarla de su nueva
vida para siempre. Pero yo mismo ya no quiero involucrarme más en política,
así que ahora por primera vez me quedo solo, sin metas, problemas o
necesidades. Tenemos todo lo que puedas soñar.
En los días siguientes, deambulo mucho por el palacio, estudiando el

diseño, pero privando de atención a las habitaciones, temeroso de entrar en
la de otra persona por error. A veces me encuentro con Mark y otras Sombras
de Morok, que ya no me evitan. Mark se ríe a carcajadas, agarrándose el
estómago, cuando por centésima vez en los últimos cuatro días me acerco a
él con esperanza en los ojos y le pregunto: "¿Hay un ghoul en algún lugar
cercano que pueda matar?" Y, por supuesto, elegir un vestido por la mañana
sigue siendo una molestia, pero es vital para mí hacer al menos algo. Estoy
tratando de ser al menos de alguna manera útil al imponerme como asistente
del médico de palacio. Ayudo con ungüentos y decocciones, centrándome
en los conocimientos adquiridos en el Templo, pero incluso desde allí me
envían, asegurándome que tienen suficientes suministros. No quedan cosas
por hacer. Ahora me entrego a un aburrimiento que nunca antes había
conocido y camino por jardines que son sorprendentemente diferentes de los
jardines del palacio de Yarat. Aquí, detrás del palacio, no solo hay fuentes
y macizos de flores, sino que se ha creado todo un laberinto de setos verdes
dos cabezas más alto que yo. Ahora están densamente cubiertos de nieve y
escarcha, creando un increíble cuento de hadas de invierno.
Un cuento de hadas en el que logré perderme como un niño estúpido.

Sacudo la nieve del banco de mármol con la mano y me siento, envolviéndome
en un cálido impermeable. En este laberinto anduve, como me parece, ya
cada camino varias veces, pero todavía no puedo encontrar una salida. “Qué
estúpido…” digo en voz alta y exhalo vapor tibio en mis manos, enrojecidas por el
frío, y luego froto mis palmas, tratando de calentarme. Olvidé mis guantes otra
vez, siempre los olvido. "¡¿Cuál es el punto de estar muerto si me estoy congelando
de todos modos?!" De repente me enojo, pateando una bola de nieve debajo de mi
pie. "¿Y cuál es el punto de este estúpido corazón si ni siquiera puedo estar
completamente vivo?" - No me rindo, sin entender por qué me hablo a mí
mismo. Una vida tranquila y sin preocupaciones me pone sorprendentemente
nervioso y...
inútil. Tomo una respiración profunda, sin saber qué hacer a continuación.
- Si no fuera por el corazón, entonces nadie vería tu hermosa
sonrojo.
Resoplé y me alejé con la mano, sin darme cuenta inmediatamente de que la
respuesta no estaba en mi cabeza, sino en algún lugar a la izquierda. Cuando me
golpea, Severin se ríe de mi sorpresa. Giro la cabeza, tratando de encontrar a los
guardias oa Aaron. Desde que rompí la cama y traté de atacar al joven rey, esta es
la primera vez que estamos solos de repente. No te preocupes, Ágata. Creo que ya
podemos hablar uno a uno, además, cómo pude pasar, notando que la chica estaba
en problemas. El rey se envuelve en un caftán oscuro, bien abrochado con
todos los botones, un cuello de piel cubre la mitad de su rostro, pero su cabello es
demasiado corto, y veo como las puntas de sus orejas están enrojecidas.
"¿Siempre prefiere ir sin vigilancia, Su Majestad?" - Yo prefiero. De esta

manera me siento más libre, aunque a Alexander le gusta recordarme que con
tales pensamientos no podré llevar mi cabeza sobre mis hombros por mucho
tiempo, - dice Severin con una sonrisa familiar. “Las palabras de tu hermano no
tienen sentido. Severin se ríe, obviamente sin compartir nuestra excesiva
precauciones.
"Y no estoy en problemas", agrego vacilante, no queriendo admitir que
perdido en un estúpido laberinto.
Su risa es profunda y tan cálida que dejo de sentir frío y sonrío involuntariamente.
Se sienta a mi lado y
cruza las piernas mientras sus manos permanecen escondidas en cálidos

bolsillos.
Después de días de observar a Severin, entendí por qué mi hermana se
enamoró de él. Al principio pensé que Anna se tragó su encanto, que está
claramente presente en cada uno de los Lasnetsov, pero hay algo cautivador
en Severin por su costumbre de mirar siempre a los ojos al interlocutor. Incluso
cuando evita su vegetación, continúa buscando los ojos de su oponente.
Cuando hablas con él, parece que nunca nadie te ha escuchado tan
atentamente como él. Pero incluso esto da miedo a veces, especialmente
cuando sonríe con picardía. Lleva bastante tiempo y no tienes tiempo para
darte cuenta de cómo tú mismo no puedes quitarle los ojos de encima.
“Caminaba por el pasillo para encontrarme con mi tío, cuando vi por la

ventana que entrabas al laberinto”, comienza a contar el joven, mirando mi
perfil. “Me preguntaba qué tan rápido te aburriría, así que continué esperando.
Esperé quince minutos y pensé que habías decidido congelarte o haber hecho
una nueva salida en algún lugar del lado opuesto. "¿Entonces Su Majestad
esperó para asegurarse de que estaba en problemas?" Me río. - ¡Por supuesto!
él confirma mi conjetura, como una cuestión de rutina. “De lo contrario, me
vería incómodo si resulta que solo estás disfrutando de este clima terrible.
Se levanta de la piedra fría y me tiende la mano, después de quitarse el

guante. Incluso este simple gesto es sorprendente, lo que demuestra los
poderes de observación del joven. Me ofrece una mano cálida en lugar de la
piel fría de los guantes. “Entonces no te avergonzaré y dejaré que seas mi
príncipe sobre un caballo blanco”, exhalo fingidamente, tomando su mano.
Está casi hirviendo en comparación con mis dedos fríos.
"Eso es mala suerte", frunce el ceño Severin, ayudándome a levantarme.

"Si necesitas un príncipe, entonces debería llamar a mi hermano para que te
ayude". Si lo deseas, ¿lo traeré en mi lugar? Aunque definitivamente no habrá
un caballo blanco. Me mira con un asombro tan creíble que empiezo a reír
y lo empujo ligeramente en el costado, sin siquiera molestarme en empujar al
rey. En respuesta a esto, riendo, Severin me empuja ligeramente hacia adentro.
responder. Luego me toma del brazo y me lleva con confianza por los
caminos sinuosos, sabiendo muy bien adónde ir. “Pero en serio, Agatha,
entonces llámame por mi nombre. Estamos ahora
familia, y casi todos los que conozco me recuerdan el título de todos modos.
- Bien. Pero, ¿cómo sabías que estaba
equivocado? - Fue fácil. Anna también se perdió en él por primera vez.
Cierto, entonces era primavera, y estuvo sentada allí durante un par de horas
antes de que la encontrara. Al verte ir allí, supuse que tú y tu hermana sois…
similares.” En la última palabra, él sonríe ampliamente, revelando unos
dientes blancos como la nieve. “Gracias”, te agradezco. - ¿Para la salvación?
– Y por salvación, pero sobre todo por mi hermana. Por cuidarla, darle
una casa y su amor. Sé que fuiste tú quien convenció a Alexander para
que la reviviera.
"¿Crees que él realmente la llevaría de regreso a la tumba?" ¿Acabo de

chasquear los dedos y la chica con la que acabamos de hablar está muerta
otra vez? “¿Pero no iba a hacer precisamente eso?” Salimos del laberinto,
Severin niega con la cabeza con una sonrisa amable, por conveniencia,
cambiando la posición de mi mano en su brazo doblado. Habría revivido
a Anna de todos modos. Alexander, por supuesto, el
un regalo, pero estoy seguro de que nunca podría volver a

matarla. - ¿Por qué? - Lo más probable es que el corazón
en su propio pecho, cuya presencia muchos desconocen, interfiera con
él. Severin habla de Aaron con ironía y verdadero amor fraternal, y ni siquiera
puedo ocultar mi risa, disfrutando de la tranquilidad de nuestra
conversación. Me río tanto que Severin se contagia de alegría, y ahora los
dos nos reímos estúpidamente, acercándonos al palacio.
“Realmente no bromeé sobre el corazón, Agatha. Aunque no lo admite,

muchas veces lo empuja a tomar ciertas decisiones”, dice más serio el joven,
sacudiendo la nieve de su caftán. “Pero tengo que admitir que Alexander me
ha estado preocupando últimamente. - ¿Cómo?
- Él está en silencio. Puede sonar divertido, pero Alexander ordena, se burla,

se queja o maldice. Pero no se calla. Creo que me está ocultando algo. Y me
gustaría saber qué. ¿Quizás sabes lo que está mal? Sacudimos la nieve de nuestras
botas altas, entramos y los sirvientes se nos acercan de inmediato, quienes aceptan
de buena gana nuestra ropa exterior. Severin cambia su abrigo de calle por uno
más sencillo, y yo me quedo con camisa gris y pantalón. Tuve la suerte de
convencer a mi hermana de dar
yo al menos algo además de vestidos.
"Seré la última persona con la que comparta sus problemas", niego con la
cabeza, sintiendo cómo algunos de los mechones se han mojado por la nieve y me
dan un desagradable escalofrío en el cuello. - Me odia. “Estás equivocada, Agatha.
Él siente cualquier cosa por ti, pero no odio, - objeta Severin, volviendo a
colocar mi palma en su brazo doblado, y yo, arrastrado por la conversación, ni
siquiera presto atención a que nuevamente me está llevando a algún lado.
- ¿Cómo lo sabes? - Es
simple. Todos los que odiaba están muertos por su propia mano. Lo dice
tan casualmente, con una leve sonrisa que me
la piel de gallina corre por tu
espalda. “Entonces deberías preguntarle a Christian,” sugiero. -
¿Tío? - Sí, hace más de una semana los escuché discutiendo
por algo, y claramente estaba molesto por el comportamiento de Alexander.
“Entonces, Christian…”, el rey dibuja pensativo. Severin

continúa mirando hacia el corredor por el que caminamos, pero su rostro se
tensa y no entiendo por qué no está contento con su tío. - ¿A dónde vamos? Inclino
mi cabeza hacia el techo, mirando
candelabro de cristal
Nos adentramos de nuevo en el palacio, y está más oscuro aquí sin luz que
entra por las ventanas. La alfombra da paso a un piso de madera desnudo, hecho
de piezas de madera de diferentes colores, patrones hermosos y bien pensados
dispuestos bajo una capa de barniz.
- Decidí mostrarte algo para demostrar que incluso sin mi pedido, Alexander
difícilmente habría podido romper los lazos con Anna y solo
ponerla de nuevo en la tumba. Su relación es mucho más cercana de lo que parece,

a pesar de que se gritan el uno al otro. Severin me lleva a la sala de entrenamiento,
una habitación espaciosa con estantes de varias armas contra la pared del
fondo. A menudo es ruidoso aquí, pero ahora solo Mark, Anna y otras cuatro
personas del escuadrón Shadow, incluido Kirill, están en el pasillo. Me saluda con la
mano cuando se da cuenta de nuestra apariencia, y yo le respondo lo mismo.
Para mi sorpresa, Anna lleva pantalones ajustados y una camisa sencilla, y su

cabello está recogido en una cola de caballo alta. Mechones sueltos se adhieren a
su frente húmeda y su camisa está empapada de sudor en algunos lugares. En mi
memoria, mi hermana entrenó tan duro solo en los últimos seis meses, y luego bajo
coacción y por temor a que le prohibiera ver a Arian, que resultó ser Julius. "Tenemos
que esperar un poco y vendrá Alexander, él suele entrenar a todos", Severin
permanece de pie en las puertas abiertas, con los brazos cruzados sobre el
pecho, y no lo dejo. ¿Él también te entrena? Severin desabrocha algunos botones
de su camisa y tira
puerta, mostrándome un impresionante moretón en su hombro.

Sí, yo hice el mío ayer. ¿Necesito decir que mi hermano no es
perdonar a alguien? el rey se ríe, una vez más cubriendo su hombro.
– ¡¿Él también entrena a Anna?! - respondo asombrado, mirando de nuevo a mi
hermana, que escucha a Mark atentamente. Por eso no tienes que preocuparte por
ella. Él la persigue de tal manera que da miedo, y cuando Alexander no está en
el palacio, Mark toma su lugar, - Severin agita su mano hacia el asistente de Morok.
- No te dejes engañar por sus sonrisas, es igual que Alexander, así que son buenos
amigos. La desconfianza es demasiado obvia en mi rostro después de las palabras
sobre Anna, por lo que Severin continúa. - El hermano no solo la levantó, sino que
también la trajo a la vida. Al principio, solo lloraba, gemía y caía en un estado de
completa indiferencia. Estaba ocupado con la repentina muerte de mi padre y, junto
con mi tío, traté de resolver los asuntos caídos de nuestro país. Por lo tanto,
simplemente no tenía suficiente tiempo para Anna. Entonces mi hermano tomó el
asunto en sus propias manos. En lugar de calmarla como lo haría cualquier otra
persona”, se ríe, “Alexander comenzó a enojarla, le enseñó a enojarse,
obligado a levantarse de la cama, dejar de sentir lástima por sí mismo y

hacer al menos algo, encontrar una meta. También la obligó a entrenar y
de alguna manera ventilar su decepción y tristeza. “Entrenamiento… ella
lo odia. “Exactamente”, el rey se ríe suavemente, asintiendo con
seriedad, “en las noches se quejaba de su hermano. Y todos los días
en el entrenamiento, Anna avergonzaba a Alexander contigo, diciendo
que siempre la entendiste y que nunca fuiste tan sádico como él.
¡Agatha esto, Agatha aquello! ¡Año tras año, día tras día!
Agatha… Aprieto y abro los puños, tratando de suprimir el temblor
ante el recuerdo de sus susurros antes del beso. Ahora entiendo su
molestia ese día.
¿Y qué dijo en respuesta? Pregunto. - espetó
ante la mera mención de su nombre y repitió,
qué…
- ... precisamente porque tu hermana te complació demasiado, todavía

no puedes defenderte, - Alexander termina secamente el comentario para
su hermano. Me estremezco, dando un paso incómodo hacia atrás y
golpeo mi espalda contra su pecho. Severin no levanta una ceja, solo
se vuelve hacia su hermano con una sonrisa familiar.
- Llegas tarde hoy. Aaron

envuelve sus brazos alrededor de mis hombros y comienza a empujar hacia adelante,
ignorando el comentario de su hermano.
"Buena suerte, Agatha", me llama Severin y se va.
Mirando la sonrisa prometedora y nada amable de Mark, quien nota
nuestro acercamiento, decido que la suerte sola con ellos no será
suficiente para mí.
Capítulo 7
Después de que las Marías se alejaron de

sus sombríos hermanos, mantuvieron un solo
clan durante algún tiempo, transmitiendo el
conocimiento de su fuerza y conexión con las
hermanas nombradas. Pero después de la
muerte de todas las yeguas, lideradas por Agatha,
Moroki se convirtió en solitario, existiendo más a
menudo por separado. Así que ahora no sabemos
cuántos hay realmente. Tal vez sean siete, para
igualar a las hermanas, tal vez más, o tal vez no.
casi nadie se fue.

Moroki
"¿Entonces tenemos hermanas aquí ahora?" - con extraño placer

arrastra la última palabra Mark.
- ¡Apuesto a que Agatha se ocupará de ti en cuestión de minutos!
Anna levanta la barbilla, mirando desafiante al joven. "Y contigo", señala
con el dedo a Aaron, "tal vez un poco más, pero ella también se ocupará
de ti".
“Una declaración bastante audaz”, se ríe Aaron, mirando con
escepticismo el dedo de ella, que todavía apunta en su dirección. Abro la
boca para estar de acuerdo con él, pero para mi horror, Mark es más
rápido. - Acepto el desafío. Eres una reina, así que cómprame una espada
nueva. – Y luego tú mismo quemarás los cadáveres de los ghouls
durante los próximos tres meses. No quiero tocarlos más, toda la ropa
apesta, responde Anna. - ¡Va a! - ¡Estar de acuerdo! Entiendo que
realmente apuestan por mi victoria solo cuando me paro frente al
oponente, apretando una madera
práctica espada en mano. Aaron lo colocó pensativamente en mi mano mientras yo

continuaba parpadeando estúpidamente mientras los demás hacían espacio para el
duelo. Por supuesto, me halaga que mi hermana tenga una opinión tan alta de mí y
de mis habilidades, pero parece que olvidó cuánto tiempo estuve en la tumba, y
luego también en la cama con la cabeza rota. No estoy seguro de que incluso Kirill
ahora sea capaz de derrotarlo, y él es un común entre las Sombras, aunque todavía
no he visto a ninguno de ellos en batalla. Mark es la mano derecha de Morok, cómo
pelea el mismo Morok, incluso me da miedo recordarlo. Es más un borrón de
sombras.
Miro por última vez a los espectadores reunidos que continúan apostando entre
ellos, Anna y Aaron discutiendo sobre algo, pero mirándonos fijamente. Me doy
cuenta de que Aaron está buscando mi mirada, y tan pronto como me encuentro
con sus ojos esmeralda, apunta sutilmente con la barbilla en dirección a Mark. No
sé qué quiere decir con esto, pero una vergüenza por día es suficiente para mí. Y
hoy ya he agotado mi límite, perdido en el laberinto.
¿Qué se considera una derrota? Le pregunto seriamente a Mark. "Puedes

soltar tu arma inmediatamente si quieres", sonríe,
girando tu espada.
"¡Agatha, solo golpéalo tanto como quieras y con todo tu corazón!" Anna me
apoya ruidosamente. Mark ataca primero, rápidamente da unos pasos, reduciendo
la distancia. Es bastante poderoso comparado conmigo y pega justo en la
frente, pero no lo esquivo, sino al contrario, me muevo hacia él, voy un poco a la
izquierda y con el pie derecho, no con todas mis fuerzas, pero notablemente
golpearlo debajo de la rodilla. Ataco específicamente en el momento en que da un
paso para que el enemigo pierda el equilibrio. Hay un fuerte grito ahogado de la
audiencia. Me encuentro detrás de él, y Mark apenas logra mantenerse en pie.
Puedo aprovechar y apuñalarlo por la espalda, pero en vez de eso retrocedo,
dándole otra oportunidad.
- Debajo de la rodilla y así de inmediato? ¿Mar no tiene ningún honor en absoluto? - frunce el ceño
enemigo.
“Lo siento, olvidé llevarlo conmigo mientras salía de la tumba. "¿Te gustaría
correr rápidamente tras ella?" “Solo si tienes compañía. Algunos chicos se
echaron a reír. Ni siquiera levanto mi espada, permaneciendo abierta. Mark
lo intenta de nuevo, pero ahora con más inteligencia. Él
me distrae con una maniobra engañosa, apenas tengo tiempo de desviar su espada,
y luego casi pierdo el puño que apunta a mi costado. Yo mismo paso a la ofensiva,
atacándolo rápidamente con tres estocadas, terminando la serie con una estocada
y, afortunadamente, él lo detiene, porque apunté directamente al estómago.
Continuamos atacando, contraatacando y dispersándonos en diferentes direcciones.
Sintiendo el sudor acumulándose en mi frente, empiezo a lamentar que no le di una
patada en el trasero desde el principio y no terminé nuestro duelo de un solo golpe,
y ahora él es demasiado cuidadoso. Mark también se cansa de caminar en círculos,
sus golpes se vuelven más poderosos, es más difícil para mí golpear, una vez que
me golpea notablemente con una espada en el muslo. El dolor atraviesa el
hueso y la rodilla con tanta fuerza que doy un paso adelante, me doy la vuelta y le
doy un codazo en la nariz, y tan pronto como retrocede un par de pasos, me doy la
vuelta de nuevo, cambio la espada a la otra mano y dar un golpe en el antebrazo
de la mano delantera desde ese lado de donde no espera. Sisea, y pongo la espada
en su garganta con un segundo movimiento. Algunos de los espectadores gritan de
júbilo, otros suspiran profundamente. Anna se ríe a carcajadas, pateando
molestamente a Aaron en el costado varias veces, y él solo pone los ojos en blanco.
La nariz de Mark sangra pero no está rota. Él sonríe, lamiendo la sangre que
gotea por su labio superior.
"Afortunadamente, los ghouls no son tan astutos", sonríe, y yo

Saco la espada de su
garganta. "Perdón por la nariz", sonrío
avergonzada. “Te perdono por la nariz, pero por la rodilla, solo si me compras
un trago”, lanza su brazo alrededor de mis hombros, apoyándose con todo su peso,
y cojea desafiante, como si estuviera gravemente herido, aunque yo Estoy seguro
de que me duele más el muslo. "Está bien", estoy de acuerdo. - ¡¿Bien?! – más
fuerte de lo necesario, se sorprende cuando lo arrastro hacia mis amigos.
“¡Chicos, Agatha dijo que vendrá con nosotros a tomar una copa esta noche!” -
¡Finalmente! - Kirill abofetea con fuerza a uno de sus amigos, los demás no son
menos felices, con ganas de escuchar historias interesantes de hace doscientos
años con una taza de hidromiel.
Su entusiasmo es tan sincero que involuntariamente sonrío, pensando que salir

del palacio sería una buena decisión. además
Debería hacerme amigo de ellos e ir en lugar de Anna. Sigue siendo una reina y
debería hacer cosas más serias.
¿Es hoy algún tipo de fiesta? - por si acaso, aclaro. - ¡Por poco! Mark
responde alegremente. - Finalmente gastaremos el dinero que Alexander nos
perdió. Desde la misma llegada, planearon aligerar su billetera real.
- ¿Irás? – misma sonrisa, me dirijo a mi hermana. “Hoy no puedo”, hace un

puchero. - Pero tu vas, a quien, pero
te pierdes la diversión.
Anna se quita la cinta de la cabeza y rápidamente me trenza el cabello. - ¿Por que
lo haces? “Todavía tienes que derrotarlo”, asiente tranquilamente en dirección a Aaron,
quien, con los brazos cruzados sobre el pecho, observa con aburrimiento el
alboroto de su gente. Pero todos dejan de hablar después de la frase de la
hermana, yo también miro fijamente a mi futuro oponente. - ¿Empezamos? Aaron se
burla de mí mientras acepta la espada de madera de Mark.
“Creo en ti, Agatha”, me susurra finalmente mi hermana. ¿Alguna

vez has tenido una pelea seria con él? Sí, y más de una vez. Pero
tampoco se puede llamar pelea. Más bien, me humilló todas las veces durante
varios minutos, responde Anna, y sonrío por la forma en que se tuerce la cara. ¿Alguien
lo ha derrotado alguna vez? Pregunto al resto de los chicos más fuerte. "Severin y yo",
Mark asiente gravemente, y mis ojos se abren con sorpresa cuando escucho el
nombre del rey. No pensé que fuera bueno en eso. - Sólo... - ¿Sólo qué? Pregunto
nerviosa, viendo con que desagradable silbido Aaron corta el aire con una espada
de madera, estirando la mano. - Solo entonces se recuperó de la lesión, su hombro
quedó fuera de combate, -
Sonriendo con fuerza, el joven sale a la fuerza. - ¿Qué hombro? - Derecha.

- Maldita sea...
Es diestro. Solo ganaron cuando no pudo usar su brazo delantero. - ¡ÁGATA!

Todos nos volvemos hacia Aarón, quien, con la punta de su espada, me señala un
lugar frente a él. Por supuesto, entrené con él uno a uno, pero fue frente a
Daniel y Elena, y luego escondió la mitad de sus capacidades.
"¿Ya no quieres pelear conmigo, pequeña Mara?" Cuando tomo asiento, Aaron
hace esta pregunta en voz baja para que los demás no puedan escuchar.
Se basa en ese apodo con dulzura, haciendo que se me corte la respiración.

De mala gana me doy cuenta de que extraño la forma en que me llamó, nuestras
bromas conjuntas con una cuota de sarcasmo e ironía, nuestra amistad que
podríamos haber tenido. Levanto la vista y me doy cuenta de que el moretón que
dejé casi ha desaparecido y la abrasión se ha curado.
Ataco, pero, como nuestra primera vez, a la ligera y solo pruebo sus debilidades
y reacciones. Responde con la misma calma, esquivando o desviando mi espada.
El silencio reina en el salón, interrumpido solo por nuestros pasos silenciosos y el
sonido de madera contra madera. Todos miran atentamente mientras Aaron y yo
nos damos vueltas. Él, sin levantar la vista, me mira a los ojos, rechaza o evade,
centrándose en la memoria muscular y los reflejos. Y me olvido de todos,
observándolo solo a él.
Recuerdo que el oponente cambia fácilmente de manos y sus golpes son

demasiado pesados para mí, me cansaré si constantemente tomo su espada,
bloqueando directamente, así que trato de salir del golpe o reflexionar, tomando su
espada hacia un lado. Él ataca, lo desvío y trato de pasarlo por la izquierda para
colocarme detrás de él, pero Aaron logra poner su mano en mi estómago y tirarme
hacia atrás, impidiendo que me mueva.
su.
El príncipe ataca aún más rápido, obligándome a retirarme rápidamente, pero
en el cuarto golpe, cruzamos espadas y nos congelamos. Apoyo mi segunda palma
en la hoja de mi espada de madera y la empujo con ambas manos, Aaron retrocede
y no tiene tiempo de notar la pierna con la que lo golpeo en el torso, obligándolo a
retroceder aún más. Parece que nuestros espectadores ni siquiera respiran cuando
mi oponente, sonriendo condescendientemente, se sacude casualmente
camisa. Aaron da solo unos pocos pasos rápidos y desata dos golpes de
barrido seguidos, los hago a un lado, haciendo una mueca por la vibración
que recorre mis brazos. Demasiado tarde me doy cuenta que se acerco y
siento como hace un gancho
piernas.
Es como si me atropellara un vagón, todo el aire me sale de los

pulmones. Hace un segundo estaba de pie, y ahora estoy mintiendo,
tratando de darme cuenta de cómo sucedió. Aaron continúa presionando su
mano en la base de mi cuello debajo de mi clavícula. Así me tiró sobre la
cama cuando intenté agarrar a Severin, y ahora con el mismo movimiento
me tiró al suelo. Me doy cuenta de que incluso logró amortiguar mi caída
agarrándome de la camisa. Los labios de Aaron se curvan en una sonrisa
mientras se cierne sobre mí, con la rodilla y la espada en el suelo. Un
brillo vivo aparece en los ojos y el cabello cae hacia adelante.
"Bueno, toda mi ropa se compra con dinero real, así que siéntase libre
de rasgar esta camisa también". Ya he perdido, pero no me niego el placer
y apoyo la punta afilada de la espada en su costado abierto mientras él
se distrae con mis palabras. Su sonrisa se hace más amplia y peligrosa
cuando muestra sus dientes blancos. "Entonces debería comprarte más por
adelantado". ¿Estás pensando en romper todo? Respondo con desconcierto.
“Tú sugeriste.” Se inclina tan cerca que puedo sentir
su aliento y mechones de cabello oscuro que me hacen cosquillas en la mejilla.

Antes de que pueda responder, se levanta, agarrando la camisa
alrededor de mi pecho de nuevo, tirando de mi cuerpo detrás de él. Parpadeo
un par de veces, tratando de luchar contra el mareo, volviendo a ponerme
de pie. Cuando lo logro, Aaron ya se dirige a sus amigos, están hablando
alegremente, lanzando bromas en dirección a su comandante, quien "no vio
la punta afilada en su costado". Cuando llego, todos me vitorean dándome
palmaditas en la espalda.
No sé cuánto más me queda de vida, pero sonrío, con la esperanza de
hacerme amigo de todos ellos. Y quizás sólo Anna y yo quedáramos de
Mar, pero creo que puedo encontrar hermanos entre las Sombras de Morok.
Miro a Aaron y veo una gran y genuina sonrisa en
en su rostro mientras escucha a sus amigos, me pregunto si podemos ser amigos

después de todos los trágicos eventos que han sucedido.
Cyril se convierte en la próxima víctima de Aaron. El rostro del soldado
muestra verdadera angustia cuando Morok lo desafía a entrenar, pero
obedientemente se levanta y toma su espada de práctica. El resto de las Sombras
abandonan la sala de entrenamiento, y solo Anna, Mark y yo nos quedamos para
ver la pelea.
¿Cuánto hace que conoces a Alejandro? Le pregunto al joven, aprovechando
que Aaron está demasiado ocupado para escuchar nuestra conversación.
¡Mark conoce a Alexander desde la infancia! ¡Desde el momento en que ni

siquiera era Morok! ¿Puedes imaginar? Anna responde primero, se inclina más
hacia mí, ignorando por completo a Mark, que se sienta entre nosotros y se inclina
un poco hacia atrás con torpeza.
Solo abre la boca para responderse a sí mismo, cuando Anna lo interrumpe
nuevamente: - Seguí tratando de averiguar más sobre su infancia, pero es difícil
incluso arrancarles algunas palabras. Sí, y no hay nadie a quien preguntar.
Parece que solo él y Severin conocen a Alexander desde hace tanto tiempo.
“No, más Pavel”, interviene Mark, pero inmediatamente se queda en silencio,

como si se arrepintiera de sus palabras. La sonrisa se desvanece de su rostro,
pero trata de mantener la calma. Este cambio solo confirma las palabras de Anna;
claramente no se va a extender sobre la infancia de Alexander. La hermana
suspira y se endereza de nuevo, permitiendo que el hombre se siente más
cómodamente. Mark finge estar viendo la pelea, pero no me voy a rendir tan
fácilmente. Sigo mirando el perfil de mi vecino hasta que comienza a mirarme
nervioso en
responder.
"Está bien, está bien", dice con un profundo suspiro. “Realmente lo conozco
desde hace mucho tiempo. Tenemos la misma edad. Más precisamente, no
envejece a partir de los veintidós años, pero el número de inviernos que hemos
visto durante su vida es el mismo para nosotros. Ahora miro hacia otro lado para
que a Mark le resulte más fácil decirlo. Es poco probable que comparta mucho,
pero al menos un poco ya es mejor que nada. - Se convirtió en un alborotador a la
edad de diez años, y lo conocía desde la edad de siete años. Hay una
academia militar en la corte, y nuestro difunto rey Alexei prefería que su heredero
no aprendiera artes marciales.
uno a uno con algún maestro, pero junto con otros compañeros. Conocimos a Pavel de la
misma manera, se unió a nosotros en la academia más tarde. Entonces Alexander ya tenía
nueve años. Y cuando regresó al palacio después de entrenar con Morok, nos ofreció
convertirnos en sus asistentes con un nuevo destacamento.
"¿Así que reunió a todas las Sombras de esta academia?" aclaro - Es cierto, pero
ofreció a todos unirse a las filas voluntariamente, al darse cuenta de que nuestro trabajo
no sería fácil. Así que todos los que viste están aquí por su propia voluntad. - ¿Muchos se
negaron? “No muchos”, dice Mark evasivamente, “pero había más de los que queríamos.
Alexander también tuvo que trabajar duro para convencer a la gente de que su esencia
de Moroka no cambia nada y que él no...
Lanzo una mirada rápida al interlocutor, notando su confusión mientras trata de encontrar
una palabra mejor que la que originalmente iba a decir. Pero el silencio se prolonga. Con la
palma de la mano, Mark se echa nerviosamente hacia atrás el cabello empapado de sudor
cuando la palabra sigue sin encontrar un reemplazo. "... no es un monstruo", termino,
sabiendo muy bien que él
trató de suavizar.
Mark asiente de mala gana y Anna me mira preocupada.

pero no interfiere en la conversación.
- ¡Pero qué diferencia! El hombre rompe el tenso silencio con una sonrisa. "¡Eso fue hace
mucho tiempo, y ya lo conozco!" De niño, deberías haberlo visto, estaba todo tan pulcro y su
cabello estaba bien peinado. Un verdadero hijo de sangre real”, se ríe Mark. - No podía
ofender a nadie ni con una palabra, era todo correcto, realizaba tareas y tareas como el
estudiante más diligente, y atiborraba los libros de memoria. Si Alexander podía ofender a
alguien, era solo con su correcto tedio. Muerdo mi labio inferior para ocultar una sonrisa.
Asiento levemente al ritmo de sus palabras, fingiendo no darme cuenta de cómo encubre su
preocupación por su amigo bajo este frívolo insulto.
“Me molestó hasta el punto de la imposibilidad durante los primeros meses”, Mark se
enoja más, pero continúa hablando en voz baja para que ni Aaron ni Kirill puedan escuchar.
"Entonces, ¿cómo se hicieron amigos?" Anna se pregunta, inclinándose

más cerca de nuevo.
- Una vez que comenzamos una discusión, ni siquiera recuerdo por
qué. Yo era un niño completamente intrépido y no sentía mucho respeto
por la descendencia real. Intentó tanto tiempo y tedio probarme su caso
que no pude soportarlo y delante de todos le dije que dejara de afilarse
los cordones. Le grité directamente, prácticamente insultándolo frente a
todos los ociosos. Y él…” Mark tropieza, tratando de contener sus
desgarradas risitas, “nunca olvidaré su expresión… y ya estaba sin
palabras y en completo silencio, con una seriedad asombrosa en su
rostro, de repente preguntó: “¿Qué significa afilar los cordones?
Anna se traga una fuerte carcajada y yo me muerdo el labio hasta
que me duele evitar reírme. “Le respondí que significa 'rascarse la
lengua', pero esta respuesta lo confundió aún más”, dice Mark con
dificultad, tratando de contener la risa. El príncipe me dijo de una manera
profesional que su lengua no era
pica
Anna comienza a reírse extrañamente, Aaron se distrae de alguna

explicación a Kirill y se vuelve hacia nosotros. La hermana
instantáneamente oculta su risa detrás de una tos incómoda. Mark
sonríe al comandante y levanta la mano, tratando de decir que estamos
bien. Evito su atención fingiendo inspeccionar los muebles de la
habitación. Morok nos lanza una mirada de incredulidad, pero vuelve a
entrenar nuevamente. “Fue solo entonces que me di cuenta”, continúa
Mark de inmediato, tratando de terminar la historia, “que el niño pasó
toda su infancia en libros y lecciones, apenas interactuando con sus
compañeros. Tanto es así que no sabía frases primitivas, rodeado
únicamente de maestros y consejeros. Me divirtió su sincero desconcierto
y me di cuenta de que estaba lejos de ser un sabelotodo. Desde
entonces nos hemos hecho amigos.
Mark se apaga e incluso parece avergonzado de habernos revelado
más de lo que pretendía. Yo mismo me abstengo de hacer más
preguntas, decidiendo que no tengo derecho a entrometerme en sus
recuerdos de infancia. Quizás algún día el mismo Aaron me diga algo.
Pasa un poco más de tiempo, Aaron completa su entrenamiento.
Mark, Kirill y Anna se ocupan de sus asuntos. Al principio, también
decido irme, pero me congelo frente a las puertas abiertas, sin saber qué hacer.
por el par de horas restantes. Me reuniré con las Sombras un poco

más tarde para reunirme con ellas en la ciudad, como prometí, pero
por ahora... "¿Te duele algo?" Salgo de mis pensamientos y me
dirijo a la voz de Aaron. Dobla sus espadas de madera de práctica
y se endereza, notando mi vacilación al salir. “Mark tiene una mano
dura y te golpeó un par de veces. Si… —No —lo interrumpí—. - Todo
esta bien. Por el alivio fugaz en su mirada y la forma en que sus
hombros se relajan, imperceptiblemente, una calidez se extiende
por mi corazón. Apenas nos vimos, mucho menos hablamos
después de mi torpe intento de disculparme por todo. No sé si nos
estábamos evitando intencionalmente o si fue un accidente, pero
incluso ahora hay algo de tensión en nuestra conversación. No hubo
tensión, solo mientras duró nuestra batalla de entrenamiento, pero
ahora las omisiones nuevamente cuelgan entre nosotros.
“Entonces…” No termina, pero levanta las cejas interrogativamente

mientras da unos pasos más cerca, ya sea hacia mí o hacia la salida
que estoy bloqueando.
Decido que la segunda tiene más sentido y retrocedo un par de
pasos para dejarlo pasar si quiere. Pero Aaron se congela torpemente
y me mira confundido. Esto me hace sentir que absolutamente todo lo
que hago está mal. - No hay nada. Estaba a punto de irme.
Probablemente necesite...
Miro hacia abajo a mi camisa, notando que he estado sudando por …
el entrenamiento para lavarme antes de reunirme con los demás.
“Si no quieres esperar, tenemos una gran casa de baños en el
primer piso. Se divide en macho y hembra”, responde el joven. “Los
usamos cuando necesitamos un enjuague rápido, pero ahora el agua
está fría.
- Está bien. Genial se adaptará a mí - al instante
Yo respondo.
"Entonces te
mostraré". Aaron asiente y sale primero al corredor, yo lo sigo, solo
un paso atrás. No puedo encontrar ningún tema adecuado para iniciar
una conversación, así que finjo estar absorto mirando el paisaje fuera
de las ventanas por las que pasamos.
- Encuentras un lenguaje común con todos sorprendentemente rápido, -

Aaron habla con voz plana pero tranquila, atrayendo mi atención.
- ¿Esto es malo? —pregunto, sin saber si está tratando de felicitarme o
si me equivoco de nuevo. – No, al contrario. Sin embargo, pensé que
necesitarías un poco
más... mi ayuda.
Simplemente abro la boca, sorprendida por el inesperado resentimiento
en su voz, mientras él gira bruscamente hacia un nuevo corredor,
esquivando hábilmente mi pregunta aún no formulada. Tengo que acelerar
el paso para alcanzarlo.
- Te equivocas, se me hace dificil con los principes, asi que me gustaria tu ayuda
útil, sugiero. Aaron no se da
la vuelta, miro la parte de atrás de su cabeza y solo
adivinar las expresiones faciales.
“Ya le gustas a Severin”, concluye después
breve silencio.
—Dije que tengo problemas con los príncipes, y Severin es el rey —
respondo de la manera más tranquila posible, sonriendo levemente, viendo
el paso de Aaron tropezar cuando el significado de mis palabras lo alcanza.
Sin embargo, todavía no se da la vuelta.
Giro detrás del joven hacia otro corredor. Mi espalda está cubierta de
piel de gallina antes de darme cuenta de la razón. Me congelo en seco,
dándome cuenta de que me llevó al pasillo, que evité en todos los sentidos.
- ¿Qué pasa? Aaron nota mi vacilación, se detiene y finalmente me mira.
Sus ojos verdes se agrandan cuando una ola de escalofríos recorre mi
cuerpo que no puedo ocultar.
El joven cubre la distancia entre nosotros en un par de pasos largos,

pero no lo miro. No puedo apartar mi mirada asustada de las altas puertas
dobles. Han cambiado poco. Todos también están decorados con un motivo
floral dorado, y sus mangos dorados brillan con los rayos del sol que entran
por las ventanas cercanas. El árbol parece más oscuro de lo que recuerdo,
pero no tengo ninguna duda de que este camino conduce a la sala del
trono que una vez
y no acertó.
Morí clavado a estas puertas con espadas. Aunque es posible que quitaran
las de las bisagras, no pudiendo repararlas, e hicieran unas nuevas, pero en
estilo parecido. Evité esta parte del palacio todos estos días, me negué incluso a
decirle a Anna cómo sucedió exactamente todo aquí. Decidió que las historias de
los testigos, que sustrajo de los libros, eran suficientes para que ella se sintiera
culpable y tuviera pesadillas. Aaron al principio extiende su mano hacia mí, pero no
me toca, mirando a su alrededor.
a la puerta de
atrás. “Cuéntame”, pide con suavidad pero con insistencia.
Lo miro, con los ojos muy abiertos por el miedo al recuerdo, y desearía poder
ocultar mi horror, pero no puedo. Me duele la garganta y no puedo ni tragar. Quiero
salir de aquí. Me tiro hacia un lado, pero Aaron me agarra del brazo por encima del
codo.
“Dime de qué tienes miedo, yo ni siquiera…” se tropieza, traga saliva con
nerviosismo, pero aprieta los dedos, evitando que escape, “… ninguno de nosotros
sabe cuál es la verdad. Incluso Ana. Tú... no le dijiste a nadie. Hasta que lo sepa,
no puedo...
- ¿No puede qué? - mi voz es desagradablemente ronca, como si cada
la palabra raspa la
garganta. - No puedo
ayudarte. Apenas puedo escuchar su respuesta, habla tan bajo. Está demasiado
tenso, como si se preparara para repeler un ataque enemigo, pero la arruga entre
sus cejas fruncidas delata su confusión. Él, como yo, no puede derrotar al enemigo
invisible que es la sombra de los terribles recuerdos, pero quiere intentarlo. La
sinceridad en sus ojos verdes me ayuda a relajarme y aferrarme a la realidad. Él
está en silencio. Y él está esperando. Hasta que logro abrir mis mandíbulas tensas
y hablar. “Ella murió aquí.” Las primeras palabras son las más difíciles de
exprimir, pero no es eso lo que me asusta, sino la idea de que no podré parar
si empiezo a hablar. Miro a mi alrededor, doy un paso a la derecha, alejándome
de la pared, y Aaron me suelta la mano. - Más precisamente, aquí. - ¿Quien es
ella? -Irina- Mi hermana. Y mi mentor. Ella fue la última que vi. Ella fue la única que
me acompañó al palacio cuando los demás
nos despejó el camino. Probablemente murieron en la plaza principal, frente a la

entrada. El joven no cambia su rostro de ninguna manera, pero escucha con
atención. No estoy seguro de cuán razonable es contarle al príncipe anciano de
Serat sobre mi ataque a su familia.
- ¿Y tú?
Sonrío levemente ante su pregunta, segura de que lo sabe. Pero doy la vuelta
al príncipe y me muevo hacia las altas puertas, escuchándolo seguirme. Pasamos
otro giro, lo más probable es que a los baños debamos girar aquí, pero lo ignoro y
me dirijo a mi meta.
"Morí aquí", respondo simplemente, deteniéndome en
longitud del brazo frente a la barrera.
Aaron se para a mi lado, me mira y mira el adorno
puertas decoradas.
- Podemos quitártelos y quemarlos si te dan miedo - como si nada
dice el príncipe mayor casualmente, cruzando los brazos sobre el pecho.
La sencillez con la que ofrece esto me hace reír. Mira la pieza de madera
decorada como un obstáculo y decide apartarla de su camino. Mi sonrisa es débil,
pero no desaparece, y niego con la cabeza, tratando de decir que tales extremos
no son necesarios. Después de todo, son solo puertas.
“Ábrelos”, sugiere Aaron. - ¿Qué? Lo

miro con incredulidad. “Tu objetivo era entrar,
pero fallaste”, explica, mirándome a los ojos nuevamente. Así que completa
este viaje. Abre la puerta. Quizás, habiendo aprendido lo que hay detrás, dejará de
molestarte. Al principio quiero protestar, pero sigo sin emitir ningún sonido. Por un
rato nos miramos a los ojos, Aaron no dice nada más y no me apura, simplemente
espera mi decisión. La mano se contrae insegura solo una vez antes de que
toque el mango frío. Lo siento antes de cerrar los dedos. Después de todo, son solo
puertas. Una vez más me repito. Respiro hondo, presiono hasta que hace clic y tiro
de la puerta hacia mí.
Y Aaron tiene razón en algo. El primer paso adentro es difícil para mí, como si
el aire mismo se estuviera estirando, resistiendo mi intrusión, pero
en algún momento, la barrera invisible estalla, y el segundo paso resulta ser

mucho más fácil, y el tercero es completamente simple.
Capítulo 8
Las Maras crían a las nuevas hermanas todas
juntas, pero solo una entrena al nuevo Morok. Su
mentor.
Cuando la Sombra se marca como un niño nuevo
de diez años, solo uno de los Morokov adultos siente
su apariencia. Tal persona está conectada con el
niño en un lazo especial, como un padre y un hijo o
un hermano mayor con uno más joven. Y este vínculo
no se romperá a lo largo de sus vidas. Cuando Morok
completa su entrenamiento a los dieciocho años,
puede continuar su propio viaje o quedarse con
su mentor si ambos lo desean.

Moroki
Después de mi primer intento de deshacerme de viejos recuerdos, me baño

en los baños que se muestran, tengo tiempo para secarme el cabello y
cambiarme de ropa justo a tiempo para el momento adecuado. Mark, yo y otras
cinco Sombras nos reunimos al atardecer antes de salir del palacio para ir
juntos a la taberna. Todos se sorprenden cuando, justo antes de irnos, Aaron
se une a nosotros. Ante esto, las Sombras luchan por contener sonrisas
forzadas, y me muerdo el labio, tratando de no reírme, recordando que no les
gusta llevarlo con ellos. Pero entiendo que en su mayor parte, los hombres son
astutos, porque sus sonrisas se vuelven reales en solo cinco minutos de viaje.
Aunque un papel importante lo juega un recordatorio de que es la billetera del
príncipe la que estará vacía hoy.
Para acomodar a todas las Sombras, se requiere un edificio completo,
donde los dos primeros pisos están reservados para una taberna, y en el tercer
y cuarto piso, una posada. Incluso lo pensaron para los que planean emborracharse
para que no pudiera volver al cuartel a caballo. Cuando entramos en la

habitación, el ruido y las risas casi me ensordecen. La taberna está repleta
de soldados de Alejandro. Aunque solo los que los conocen pueden
entender esto, pues esta vez todos van vestidos con ropa cómoda,
algunos están sentados en caftanes, y otros están más cerca de los
jubones, algunos, ya acalorados por el alcohol, lograron despojarse de
sus prendas exteriores a sus camisas. . Unos beben y charlan, otros
comen y discuten, alguno juega a las cartas, otros abrazan a sus chicas,
o han conseguido recoger una fugaz compañía en algún sitio. Los músicos
se esfuerzan, tocan una melodía alegre, y el olor de la carne frita y las
papas y el aroma del hidromiel dulce están en el aire. En un primer
momento, estoy perdido, sorprendido de lo mucho que este ambiente
difiere de las aburridas vacaciones en Yarata. Nadie se levanta de su
asiento y no se pone tenso al ver a su comandante. Ahora es uno de ellos
y los soldados solo lo saludan con un gesto de la mano, una sonrisa o un
apretón de manos. No sé a dónde debo ir y dónde sentarme. Pero este
problema lo resuelve Aaron, quien, de pie detrás, envuelve sus manos
alrededor de mis hombros nuevamente y me empuja hacia adelante,
llevándome a una de las mesas del fondo. Aquí es más tranquilo, un poco
más oscuro y tranquilo, podemos escuchar la música, pero no es tan
fuerte, así que podemos hablar fácilmente. Mark, Cyril y dos Sombras
más también se sientan a nuestra mesa: Pavel y Mikhail. Mikhail es uno
de los soldados rasos del destacamento, y Pavel asume el cargo de
comandante si Alexander y Mark están ausentes. Ambos tienen al menos
veinticinco años. Tienen el pelo rubio y corto, Pavel tiene ojos azules y
Mikhail los tiene castaños. Y, a pesar de la diferente tez y rostros, en su
comportamiento son similares a los hermanos. Varias chicas traen comida
y aguamiel. Para que nadie se avergüence, también como, pero un
poco, arrancando lentamente pequeños y jugosos trozos de carne de
pollo de los huesos. - ¿Cuéntanos qué nos espera después de la muerte,
Agatha? Mikhail pregunta alegremente, tomando varios sorbos grandes
de su taza. - ¡¿Quién pregunta sobre esto en medio de la diversión?!
¡Harás esas preguntas, y solo la Sombra te esperará, imbécil! Pablo se ríe.
“Sí, no puede ser”, dibuja Kirill con modesta esperanza,

mirando a Aaron, que inclina la cabeza, sonriendo enigmáticamente.
“Lo diría si recordara algo”, empujo una taza de aguamiel hacia mí,
decidiendo que me divertiré con todos. “Pero, de hecho, parecía estar durmiendo,
y alguien me despertó bruscamente. No me di cuenta de cómo habían pasado
todos estos años. Por eso, cuando me levanté… todos mis sentimientos con los
que morí estaban frescos, como si acabara de experimentarlos.
"¿Es cierto que la diosa nos dará nueva vida?" "Sí", asiento
con la cabeza. "¿Incluso si matamos?" Mark pregunta
sorprendentemente serio. "Sí", estoy de acuerdo de nuevo. “No se trata de
si mataste o no. Se trata de tus motivos y tu alma. Si te gusta matar, hazlo por
capricho y deseo propio, entonces tus entrañas se saturarán de podredumbre
y malicia. A menudo, son precisamente esos sentimientos los que no permiten
que el alma se vaya, y aparecen los demonios o los inquietos. – Es decir, ¿los
ghouls suelen ser villanos? - Sí. Pero no solo. Una niña inocente también puede
convertirse en un ghoul, o incluso en una víctima de un asesino que ha
experimentado ira, miedo u otro fuerte sentimiento negativo, lo que permitió
que el alma se aferrara a este mundo. – ¿Cómo los distingues? - Kirill sigue
masticando su comida, pero sin levantar la vista, me mira, esperando la
continuación. El resto, como él, están fascinados con la respuesta. Solo Aaron
mira con calma, una sonrisa ocasional se dibuja en sus labios mientras mira a
su alrededor, notando que los otros miembros de su escuadrón en las mesas
cercanas se han acercado, interesados. - Por lo general, cuanto más podredumbre
y malicia haya en una persona, en más viles criaturas se puede convertir el alma.
Algunos incluso tienen conciencia, siguen atacando a personas indefensas,
sabiendo muy bien lo que hacen. Es peligroso tratar con ellos, incluso las yeguas
pueden ser fácilmente engañadas tendiendo una trampa. Tomo unos sorbos de
mi taza, sintiéndome extrañamente satisfecha de que las sombras estén
interesadas en escuchar sobre las yeguas.
Estoy seguro de que Anna ya les ha dicho algo, pero es bueno ver
interés sincero de estos hombres cuando están esperando mis historias.
“¿Entonces los Moroki aparecieron para ayudar a las Mares con tales
monstruos?” ¿Enviar esas horribles almas a la Sombra? aclara Mikhail, dirigiéndose a
Aaron, quien asiente en silencio. "¿Realmente no sabías que los Moroks son como
hermanos para ti?" Mark hace una nueva pregunta. Aaron nos contó una historia. -
No lo sabía. Y es poco probable que mi generación haya sido la primera en
No lo sabía, lo confieso a regañadientes.

Tal vez la discordia pasó hace mucho tiempo y no por mi culpa, pero siento que
parte de la culpa de esto recae en mis hombros al igual que en otros maras muertos que
quedaron ciegos. Se cierne un silencio incómodo, que se diluye con la pregunta un tanto
directa y un tanto descarada de Mark: - ¿Es verdad que todas las Marías son
hermosas, como una diosa? Todos los jóvenes se inclinan hacia adelante como uno
solo, esperando mi respuesta. Sonrío con reserva, pero me doy cuenta de que no
sé cómo responder a esta pregunta. Aunque recuerdo perfectamente el brillo
brillante y vivo en los ojos de Kira. Un encanto peligroso en la sonrisa de Irina. Los
gráciles movimientos de Lillian, que bailaba como una verdadera princesa. Tranquila
Lada, con quien podrías hablar durante horas, disfrutando de su suave voz. Amable
Yana, cuya piel era como terciopelo real al tacto. ¿Y qué podemos decir de Anna, a
quien incluso las chicas jóvenes miran fijamente, envidiando su rostro encantador?
“Difícilmente aprecio la belleza femenina de la misma manera que tú, pero todas las
Marías que conocí eran mucho más hermosas que yo”, sonrío, recordando a mis
hermanas. El silencio parece volverse más tenso después de mi respuesta, levanto una
mirada perpleja a los hombres que me miran boquiabiertos con cierta confusión.
- ¿Qué vas a? ¿Nunca le dijo a Agatha que era hermosa? - Mark se vuelve con
reproche hacia Aaron, y este traga un trozo de patata con visible dificultad, respondiendo
a su amigo con el ceño fruncido. “Entonces todo está claro”, dice Pavel decepcionado,
recostándose en su silla. "Está en su estilo", está de acuerdo Kirill, y todos los
demás, incluso por
mesas vecinas, asentimiento.

No sé si están fingiendo o tal vez bromeando. Quiero preguntar, pero aquí Michael
nuevamente interrumpe mi pensamiento:
¿Cómo es estar muerto?

“Deja de hablar de ella así”, interrumpe repentinamente Aaron,
arrugando la nariz con disgusto, “ahora su corazón está latiendo, su
cuerpo se ha recuperado por completo. Ella está viva, como nosotros.
- ¿Solo con... correa? O... ¿con correa? - Mark ofrece opciones
con una sonrisa forzada. Me río suavemente. Después de enterarme
del sacrificio de Aaron para resucitar a Anna, la idea de mi adicción
a Morok realmente parece un pequeño precio a pagar. “Ciertamente”,
intervino suavemente, “me siento… casi como en la vida, solo que no
tengo que comer, aunque puedo si quiero”. Mi existencia se
sustenta en la fuerza vital de Morok. Pero tengo una correa. Y él —
asiento hacia Aaron— puede obligarme a hacer cualquier cosa.
Todos miran sorprendidos a Morok. - ¿Todo

bien? Kirill dibuja con incredulidad. Deja de
mirarme como si la hubiera hecho mía.
sirviente”, resopla Aaron, bebiendo alcohol de su taza.
- ¿Es eso posible también? ¿Hacerte limpiar, cocinar o incluso
besar? Mark abre la boca sorprendido. “Un par de preguntas más, y
si recibes una bofetada de Agatha, sabrás que yo la obligué”,
sonríe Aaron, y Mark se aleja con cautela un par de centímetros de
mí. Estoy sentado justo a su lado, y Aaron frente a él.
¿Cómo funciona esta conexión? ¿Se sienten el uno al otro?

Mikhail toma varios sorbos largos, pero sus ojos parpadean de mí a
Aaron y viceversa. “Agatha no siente nada”, explica Morok. - Yo, si
presto atención, siento solo un hilo que nos conecta. Si lo desea,
puedo determinar dónde está o en qué dirección se fue.
- ¿Y de ser así? Mark de repente pellizca mi piel dolorosamente.

muñeca.
- ¡Ay!
Los reflejos funcionan más rápido de lo que analizo. Mi palma,
que debería haberle dado una bofetada, vuela a centímetros del
rostro del joven, porque tiene tiempo de desviarse. Sin embargo,
todas las Sombras ya están borrachas y Mark retrocede torpemente. Su
la caída es detenida por Pavel, agarrando en el último momento a su amigo por la

camiseta que lleva en el pecho. - No. No siento lo que ella siente —responde Aaron con
una risita mientras su amigo se endereza de nuevo y pellizco a Mark. - La única
excepción es una herida grave. “Cruel,” Mark me sisea, frotándose las marcas rojas en su
brazo. "¿Puedes incluso morir?" Kirill hace una nueva pregunta. - ¿Yo puedo? Le paso la
pregunta a Aaron, porque no estoy seguro de cómo funciona. "Sí", asiente. – Después
de la resurrección de Anna, mis fuerzas vitales con las que vives no son infinitas. No
puedo reparar el grave daño a mi cuerpo. ¿Te gusta el cerebro? sugiere Marcos. -
Exactamente. - ¿Y si te duele en el corazón? Interviene Pavel. - Y un corazón. ¿Qué pasa
si te cortas la cabeza? Apoya a Miguel. ¿O quemarlo? Marcos está interesado. Aaron
pone los ojos en blanco, toma unos cuantos sorbos grandes,
ignorando a tu gente.
"¿Te estás preguntando cómo deshacerte de mí cuando te canses de mí?" -
Apoyo mi cabeza en mi mano, estirando mis labios en una sonrisa sombría.
- ¡No! - Mark inmediatamente agita la mano, sacando el labio inferior de manera
ofendida, y luego se vuelve hacia sus amigos y les dice estrictamente a sus subordinados:
- ¡Entonces, muchachos, cállense! ¡No más palabras sobre la muerte!
Me río de que reprenda a los demás, a pesar de que él mismo hizo la mayoría de las
preguntas. Mientras termino mi primera taza, disfrutando el sabor dulce en mi lengua, mis
nuevos amigos tienen tiempo para terminar toda la comida y comenzar con el segundo
hidromiel. Cuando las chicas retiran los platos vacíos y regresan con las tazas llenas, los
chicos tararean sorprendidos y se dan cuenta de que Aaron también comienza el segundo.
- ¿Algo está mal? Pregunto. “Rara vez

camina con nosotros, y si lo hace, apenas termina su primera taza”, susurra Kirill
confundido. “De nosotros, yo fui el único que lo vio borracho”, explica Mark, temblando de
manera demostrativa por el frío imaginario, “y es mejor que esto no vuelva a suceder.
"Oh, escuché sus historias sobre esto", Pavel se inclina más cerca de mí,
pero el grado en la sangre entorpece su sentido de autoconservación y no
baja la voz. Todos escuchan sus palabras, incluido Aaron, que escucha
pacientemente los chismes sobre sí mismo con una sonrisa apenas perceptible.
“Todos lo escuchamos”, sonríe Kirill, sorbiendo su hidromiel. Todos
parecen relajados, pero puedo ver cómo sus ojos siguen el estado de
ánimo de Aaron, sintiéndose como si estuvieran caminando sobre un borde
afilado. Es divertido, y termino mi primera taza. La ligereza apareció en mi
cabeza, decido unirme a este juego tirando un poco de leña
en el fuego.
¿Qué hizo Aarón? - Trato de imaginar lo espeluznante que podría ser, tal
vez que rompió o incluso aplastó la cara de algún delincuente. Mirándome,
Morok levanta deliberadamente su taza y bebe la mitad en varios sorbos
grandes. Me aclaro la garganta, sintiendo una extraña amenaza en su
simple acción.
“Se volvió amable”, se ríe Mark, viendo mis ojos agrandarse, “y franco.
Aprendí tanto sobre él ese día que casi me avergüenzo.
“Afortunadamente para ti, sabes que es mejor mantener la boca cerrada”,

responde Aaron. - ¡No soy un tonto! Lo mordí después de que solo derramé la
mitad”, se ríe Mark. El resto de los chicos, bajo la atenta mirada de su
comandante, comienzan a inquietarse y prefieren fingir que no saben nada.
Su relación es tan divertida que tengo que beber constantemente para
ocultar la sonrisa que nunca se va de mi cara. Pierdo la noción del tiempo
cuando los muchachos están en su tercera o cuarta ronda hablando de viejos
viajes. Les hablo de la vida en el templo, de nuestra formación y reglas, de
cómo aparecen nuevas Marías. Casi todo el mundo tararea indignado
cuando les digo que el matrimonio está prohibido para nosotros. - ¿Pero por
qué? ¿Pueden ellos? - Kirill agita una taza medio vacía
hacia su comandante. El
movimiento es indignado y abrupto, haciendo que parte de la bebida se
derrame sobre la mesa y el resto de las Sombras siseen a su camarada.
cuando las gotas caen sobre su ropa. El joven sonríe culpablemente,

agarrando su taza para sí mismo. – No sé, tal vez para que no nos
distraigamos con algo
extraño. Ya
sea el alcohol, o esta pregunta, pero por primera vez realmente pienso
seriamente de dónde vino esta regla extraña, si fue originalmente o fue
inventada simplemente por la vida en el templo. ¿Ni siquiera tuviste una
relación? - Más alto de lo que debería, Mark está interesado. Ya bebí lo
suficiente para no sentir demasiado
vergüenza, así que simplemente me encogí de hombros y

respondí honestamente: - No, de alguna manera no logré
conocer a la persona adecuada. “Pero ahora Mar se ha ido, por lo que
no estás obligado por ninguna obligación”, dice Pavel de repente, y este
pensamiento obvio me sorprende más que a nadie en la mesa. Ahora no
solo puedo hacer lo que quiero, sino incluso decidir cómo vivir, qué
ponerme y a quién amar. Pero antes de que ese pensamiento eche raíces
en mi alma, niego con la cabeza, recordándome que ahora estoy demasiado
muerto para vivir. A pesar de las conversaciones serias que surgen de vez
en cuando, sinceramente me río más esta noche que en muchos años
de mi vida. La taberna está un poco vacía cuando las primeras Sombras la
abandonan, queriendo descansar en los barracones o pasar el tiempo en
otro lugar. La noche continúa, mis nuevos amigos se divierten jugando a
las cartas, especialmente los borrachos discuten en voz alta y miden su
fuerza, juntan sus manos en el castillo e intentan presionar la mano del
oponente contra la mesa. Las sombras aligeran significativamente la
billetera del príncipe debido a las bebidas que beben y encuentran novias
para la noche. Cyril y Mikhail son los primeros en dejarnos.
Después de que Aaron bebe casi todo el tercer vaso y se ríe de la

broma de Mark, hay un silencio incómodo alrededor de la mesa. Las
miradas cautelosas de Mark y Paul en dirección a Aaron me hacen casi
doblarme de la risa. "No planeo volver al palacio", lanza Pavel casualmente.
“Yo también”, Mark lo apoya de inmediato, siguiendo la mirada de una chica

linda que lleva bebidas a la puerta de al lado.
mesa.
- ¿Por qué estás haciendo esto? – Termino mi segunda taza, pero para empezar
No tengo prisa por el tercero, decidiendo que ya tuve suficiente.
Mark me tira sobre sus hombros y me susurra con complicidad al oído: -
¿Puedes traer a nuestro tenebroso comandante al palacio? Me preocupa que no
se caiga del caballo por el camino. Aaron está hablando con varios soldados en la
mesa de al lado, pero al notar nuestra atención y lo cerca que están los labios
de Mark de mi oído, nos mira fijamente.
- Bueno, de todos modos, él no renunció a mi caballo, siguió llevándome con él,

- Sigo hablando con Mark, pero debido a la ligereza en mi cabeza, sigo mirando los
ojos verdes de Aaron, notando algo. nuevo allí, pero no puedo entender eso.
"Gracias", Mark exhala y besa mi sien, devolviéndome a

realidad. Me
alejo de los ojos verdes para volverme hacia el interlocutor, a pesar de que no
había nada íntimo en este beso, pero mis mejillas todavía se están sonrojando. -
¿Para qué es esto? "Gracias", sonrió. - ¿Quieren más? Es encantador, seguro, pero
eso no protege su pierna de mi patada debajo de la mesa. Mark exclama con
desagrado, pero su sonrisa no se vuelve menos descarada.
“Estaba bromeando, Agatha. Ahora, por tu culpa, me duelen las dos piernas.
“Alégrate de que solo sean piernas”, responde Aaron por mí, volviendo a nuestra
mesa. "Es hora de que nos vayamos a casa, Agatha, levántate". Sin más objeciones,
me levanto y tiro un cálido caftán sobre mis hombros. Mientras ordeno los
botones y las corbatas, Aaron se va a pagar a los anfitriones por todo lo que han
comido y las molestias que han causado. En medio de la diversión, todos escuchamos
cómo rompían varios platos y tazas. “Agatha”, Mark vuelve a acercarse a mí,
“asegúrate de que llegue a su habitación, ¿de acuerdo?” "¿Estás realmente
preocupado de que esté tan borracho que pueda quedarse dormido en el
pasillo?" Me pregunto, mirando a Aaron,
que va dando vueltas por la gente y las mesas como si nada. No noto ningún
cambio en él después de beber, ni siquiera se volvió más hablador, solo se
reía y sonreía un poco más a menudo. “Siempre me preocupo por él”, dice
Mark evasivamente y me empuja hacia la salida, y se dirige hacia la chica,
de quien apenas ha quitado los ojos en la última media hora. Cuando salgo a
la calle y la puerta de la taberna se cierra de golpe detrás de mí, siento el
silencio asombroso de la noche. Han pasado al menos cinco horas de
diversión, y ahora ya es bien pasada la medianoche, cuando incluso las calles
de la ciudad están vacías y las velas casi no están encendidas en las
ventanas. Sólo en las calles hay raras antorchas encendidas para unos tipos
tan alegres como nosotros. El aire helado rápidamente despeja mi cabeza del
hidromiel borracho. Exhalo una bocanada de vapor mientras veo a Aaron
llevar a Sugarka hacia nosotros. Inclino la cabeza, tratando de ver signos de
la intensa intoxicación de la que habló Mark. Pero el príncipe se ve igual que
siempre, excepto por el rubor en sus mejillas y el hecho de que se pasa la
mano por el cabello con más frecuencia, sacudiendo los mechones oscuros
de un lado a otro, como si eso lo ayudara a ordenar sus pensamientos.
La nieve fresca cruje bajo mis pies, y acepto ayuda cuando

Aaron extiende su mano para ayudarme a subir a la silla frente a él.
- ¿Cuándo me devolverán la Ventisca? No podemos conducir así todo el
tiempo. - ¿Por qué no? pregunta burlonamente, acercándome a él, este
es un movimiento tan familiar que ya no le presto atención. "Eras un matón
solo, y no es un placer arrastrar a Sugarka con nosotros", murmuro con
disgusto, tomando las riendas de él. Para mi sorpresa, Aaron, sin resistirse,
me da el derecho de liderar.
En la oscuridad y por la nieve, no me atrevo a hacer galopar al caballo

por temor a que resbale. Avanzamos moderadamente rápido, solos, por las
calles desiertas de Serat. Apenas tengo que conducir, Sugar sabe dónde está
su casa y gira en la dirección correcta antes de que tire de las riendas.
¿Qué te dijo Mark antes de irnos? - rompe el silencio

Aaron, cuando estemos casi a mitad de camino.
- Me pidió que te llevara a la habitación, le preocupa que estés borracho
tropiezo con la alfombra en las escaleras —me río.
Empieza a nevar un poco y Aaron se pone una capucha en la cabeza. No lo

tengo, así que el príncipe me acerca a él y me cubre con su propia capa. Presiona
su mejilla contra mi sien, y cuando siento los latidos de su corazón en mi espalda,
se está calentando.
- No estoy
borracho. - Casi lo creo. Pero incluso tres tazas de hidromiel no se evaporaron
por sí solas. Me relajo bajo la influencia de su tono suave. Hoy casi puedo sentir
como nuestra relación ha mejorado, es casi similar a la que apareció entre
nosotros cuando huimos de Yarat. Tal vez Severin tenga razón y Aaron no me odie,
pero estoy seguro de que él tampoco confía en mí. Aunque me lo merecía por
intentar matar a su hermano.
"¿Has decidido cómo puedo pagarte por ayudar a mi hermana?"

Espera un rato antes de responder. “Soy un príncipe, tengo todo
lo que quieres. Y lo que yo quiero, no me lo puedes dar. Dímelo y lo
comprobamos. ¿Quizás subestimas mis habilidades? insisto con una sonrisa. Sus
dedos se aprietan alrededor de mi cintura, a cinco minutos del palacio. Me quita
el aliento cuando desabrocha algunos botones de mi caftán al nivel de mi estómago
y mete la mano debajo de mi ropa exterior, acariciando perezosamente la piel
a través de la tela de mi camisa. Siento cada toque de dedos fríos, pero sigo
sentado en silencio, apretando las riendas en mis manos hasta que crujen.
– ¿Qué le prometiste a Daniel por salvar a Anna? Aaron pregunta en voz baja.
- ¿No escuchaste?
- No, pero supongo.
“Entonces es mejor…”
“Dime.” Apenas aprieta sus dedos, y trago saliva. Dime qué te pidió. Esto ya no
es una pregunta, sino una orden. - Él me quería. Tal vez por una vez, tal vez por
muchos, - tratando de permanecer indiferente, respondo.

El joven guarda silencio, sus trazos se mantienen serenos y hasta pensativos,

el príncipe no intenta desabotonarse la camisa. Y no estoy seguro si eso me hace
feliz o molesto.
- Y aceptaste. Una
vez más, esto no es una pregunta. No percibo desprecio en su voz y me
alegro al menos por eso, aunque tampoco hay alegría ni ira. Vemos el palacio.
Dejo escapar un silencioso suspiro cuando Aaron saca la mano y vuelve a subir
la cremallera del caftán. En completo silencio, nos encontramos con varios
soldados de la guardia del palacio. Se llevan el caballo y entramos en el
palacio. Juntos subimos al tercer piso, y cuando trato de girar hacia mi dormitorio,
Aaron me detiene. - Vamos a. - ¿Donde? - En la cuarta planta. Después de todo,
Mark te pidió que te aseguraras de que llegara sano y salvo. Ni siquiera sabes
dónde está mi dormitorio. Sus labios se curvan en una leve sonrisa y lo sigo.
Desde las escaleras giramos a la izquierda y seguimos por el pasillo, que

no muy diferente del corredor en el tercer piso. ¿Crees que
Mark decidirá comprobar y preguntar de qué color es tu puerta? Comento
irónicamente, pero sigo mirando las puertas, preguntándome cuál conduce a la
habitación de Aaron. Aquí son todos dobles, blancos, decorados con exactamente
el mismo patrón con asas doradas y macizas de oro.
- No. Preguntará de qué color es mi ropa de cama y cuántas almohadas hay

en la cama, responde el príncipe con calma, abriendo la quinta frente a mí. - ¿Y
cuánto? Me pregunto mientras entro en su habitación. Está oscuro aquí, solo unos
pocos candelabros te permiten ver dónde están los muebles. Ni siquiera
puedo determinar qué tan grande es la habitación, pero puedo ver tres
enormes ventanas a través de las cuales se asoma un brillante cielo invernal
cubierto de nubes nevadas.
“Tres”, responde el príncipe, cerrando la puerta detrás de

él. - ¿Qué pasa con la ropa de cama? ¿Por qué Mark
preguntaría eso? Solo encontrándome con la mirada de
Aaron y notando cómo las comisuras de sus labios se contraen en una sonrisa
condescendiente de mi ingenio, me di cuenta.
Empiezo a entender. Desvío mi mirada a la cama. Hay un cobertor oscuro, y solo

puedo averiguar el color de las sábanas si subo y lo retiro, o si... me acuesto yo
mismo.
Mi corazón comienza a latir más rápido en mi pecho, y un extraño escalofrío
sube por dentro, siento que me arde la cara, pero el príncipe no se da cuenta, pasa
caminando desatando su capa. "A Mark le encantan estos juegos", se ríe,
sacudiéndose el cabello húmedo.
capa de nieve en el suelo.
– Pero, ¿cómo sabe Mark la respuesta correcta? “Él
y Pavel son las Sombras principales después de mí y se mueven libremente por
el palacio. Anteriormente, tenían al menos un poco de conciencia, pidiéndome
permiso para entrar, pero Mark ya se ha bebido sus modales y visita mi habitación
cuando quiere, el joven hace una mueca, pero sé que su irritación es completamente
fingida. - Si quieres vencerlo, entonces tíralo y mira, si no, entonces no puedes mirar.
Alexander se sienta en el borde de su mesa y continúa desabrochando

tranquilamente los botones de su caftán, pero al notar mi confusión, se detiene.
“Si te molesta, entonces puedo decírtelo. Solo necesitas

pedir. No
se que hacer. No sé por qué camino más cerca de la cama del anciano Príncipe
Serat y apenas toco la colcha de terciopelo con mis dedos, por qué toco las
columnas talladas del dosel de madera oscura. Estoy casi seguro de que me estoy
tomando mi tiempo para tomar una decisión, pero hay un completo silencio en mi
cabeza, roto solo por los rápidos latidos de mi corazón, que no quiere calmarse.
Alexander espera pacientemente mi respuesta, pero cualquier asomo de sonrisa
desaparece de su rostro cuando empiezo a desabrocharme el caftán, y luego me
acerco al interlocutor y comienzo a ayudarlo a desvestirse. En solo unos
momentos, abro su ropa exterior, y cuando mis dedos alcanzan los botones de su
camisa, él intercepta mis manos. “No entendiste, Agatha”, frunce el ceño, “nadie
insinuó que puedes ser utilizada como entretenimiento.
"Lo sé", respondo simplemente, y me doy cuenta de que solo me atrevo por
ligereza en la cabeza después de beber.
- Entonces que
estas… Me inclino hacia adelante, cubriendo sus labios con los míos, al principio
Alexander se pierde, me responde inseguro, con duda, pero cuando se da cuenta que
los sentimientos que pongo en este prolongado beso son reales, él inmediatamente toma
la iniciativa. Me responde con una sed y un ardor tan inesperados, como si fuera él quien
tuviera prohibido todo durante toda su vida, y no yo. En este beso, ya no existe la antigua
hostilidad, solo existe el hambre y el deseo de obtener lo que nos ha faltado durante
muchos años: el amor de otra persona. Agarro la tela de su camisa en mis manos,
atrayéndolo hacia mí. Sus labios son suaves, aún recuerdan a la miel borracha, y me
ahogo, sin saber cómo alejarme de él. No quiero dejarlo ir. Todo lo que aún estaba
muerto dentro de mí parece volver a la vida en este momento cuando pasa una mano
por mi cabello y con la otra mano se envuelve alrededor de mi cintura, acercándome
tanto que puedo sentir los latidos frenéticos de su corazón. Un gemido sale de mis labios
cuando Alexander se levanta de la mesa y abruptamente me gira hacia la pared,
presionándome con todo su cuerpo, el candelabro de pared sobre mi cabeza traquetea
por el impacto. No me importa. La cama parece demasiado lejos. Inclino mi cabeza
hacia atrás mientras mueve sus labios por mi cuello. Alexander me permite alejarme del
soporte detrás de mi espalda solo por unos segundos, mientras él sin restricciones me
quita el caftán y yo lo ayudo, sacando rápidamente mis manos de mis mangas. Pero en
cuanto la ropa cae al suelo, me vuelve a empujar hacia atrás, y sé que esta vez no voy a
detenerlo, me arqueo hacia adelante, hacia él, cuando sus labios están sobre mi piel.
cambio de idioma.
"Alexander..."
Aspira el aire ruidosamente, dejando que mi temblor
usa tus dedos para desabrochar los botones de su camisa.
"¿Estás segura de lo que estás haciendo, Agatha?" - mi cuerpo se estremece cuando
escucho su voz, ahora es más baja que nunca, y sus ojos son tan
oscuro.
- ¿Y tú? - mis dedos se congelan en el medio, ya puedo ver su piel desnuda sobre
su pecho, quiero tocar, pero dudo.
Sus labios se abren y su respiración se entrecorta cuando le desabrocho la camisa por

completo. Apenas está desnudo, pero ahora, tocando cada músculo tenso de sus
abdominales, entiendo por qué me dolió tanto cuando lo golpeé. Es asombrosamente
complejo y ahora, a la tenue luz de las velas, encantadoramente hermoso. No puedo apartar
los ojos de la forma en que su piel se arrastra bajo mis dedos. Mi mano es tan pálida contra
su pecho, aunque su piel
también es ligero.
Lo quiero. Este pensamiento no solo se enciende con una chispa, sino que sube como
un fuego por todo mi cuerpo cuando siento su corazón bajo mi palma. Presiono mis labios
en su cuello y apenas tengo tiempo de ver el borde de su dibujo a tinta, como todas las
Sombras de Morok. Realmente no está en el brazo, comienza en el pecho izquierdo, pero
va hacia el hombro, mientras se esconde de mí debajo de la tela de la camisa.
Alexander exhala entre dientes, y me presiono contra él con mi cuerpo tembloroso,

envolviendo mis brazos alrededor de su cuello. Su cuerpo es tan caliente, pero sus labios
son aún más calientes. Sin romper el beso, tira de mí hacia la cama. Hace un segundo
estaba de pie, y ya acostada sobre un colchón blando, mientras Alexander colgaba encima.
Sus manos están temblando ligeramente mientras tira hacia atrás para desabotonar mi
camisa.
- ¿Te estás divirtiendo? Respira hondo, notando la sonrisa en mis labios. - Me
sorprende tu paciencia... - rasga los últimos botones, cansado de
para luchar contra ellos, - nu ...

Todavía tengo un vendaje ancho cubriendo mi pecho, lo que ayuda con el
entrenamiento, pero a Alexander no le importa, ya besa mis clavículas y cada centímetro
de piel debajo de ellas, me inclino hacia sus palmas calientes que acarician mi estómago.
Susurra mi nombre, cambiando de labios a lengua y luego a dientes. Siseo y me siento en
la cama, tratando de quitarle la camisa por completo. Estoy temblando, quiero verlo
todo, quiero ver cómo cambia el patrón de su cuerpo cuando los músculos se tensan. En el
crepúsculo de las velas, noto más manchas oscuras que van desde el hombro hasta la
espalda, probablemente tiene más dibujos en el cuerpo, y quiero verlos con muchas ganas.
todos.
- Alexander, por favor... - mi corazón late tan rápido que me parece que sólo la vida me
impide su nuevo tope.
el poder del mismo Morok. Y este poder en mí lo anhela tanto que cada centímetro
de mi piel arde.
Mis manos se deslizan sobre sus hombros, aprieto su cabello y él gime, y por
primera vez veo cómo el eternamente sereno Alexander lucha por controlarse. Nos
encontramos con miradas, en sus ojos verdes de repente hay conciencia, y luego
miedo, como si recién ahora me estuviera reconociendo. "Maldita sea...", suspira
confundido. - No, Agatha… no… El príncipe retrocede, alejándose rápidamente de
la cama unos pasos. Está jadeando pesadamente, tirando de su camisa,
tratando de volver a abrocharse al menos algunos botones, tratando de ocultar
su piel. Hay una gran confusión en sus ojos, que no entiendo. Se me pone la piel
de gallina, como si la temperatura de la habitación se hubiera desplomado.
Lentamente vuelvo a mis sentidos, tratando de cubrirme con una camisa rota.
Alexander nota mi vergüenza y saca la suya negra del armario para reemplazar la
rota. Sus movimientos son impetuosos, torpes, a veces se tambalea y, al regresar,
toca con el hombro la columna del dosel. Su camisa me queda grande, pero
acepto ropa para cubrir mi desnudez.
“Perdóname.” Hay tanto remordimiento en su mirada que su repentina negativa

me asusta aún más. – No podemos, yo… no puedo hacer eso. Nosotros... no
podemos, Agatha. El príncipe se arrodilla frente a mí, tratando de mirarme a los
ojos mientras me siento en el borde de su cama, aferrándome a su camisa que
huele a limón y abeto. Alexander se pierde, confundido en las palabras, tratando de
calmar su respiración. Acaricia vacilante mi mejilla y cabello, disculpándose. Actué
tontamente, pensando en tomar lo que no me pertenece. Ante mí no está solo
Morok, no solo Aaron. Él es el Príncipe de Serata, y yo solo soy un hombre muerto
que resucitó. Un hombre muerto que es poco probable que llegue a estar
completamente vivo. Ya ha revivido a mi hermana, y ahora parasito su fuerza vital
y exijo algo más. “Está bien.” Trato de tragar el nudo en mi garganta. Alexander
merece una buena chica de una familia noble que le dé hijos.
"Me iré", le digo, ahorrándole la molestia de escoltarme hasta la

salida. Después de todo, esta es su habitación. Veo que no le gusta
esta opción. Alexander abre la boca, queriendo objetar, pero, sin
hacer ruido, la vuelve a cerrar, asintiendo débilmente. El pelo largo cae
sobre sus ojos, meto un mechón detrás de su oreja y me levanto de
inmediato, con la intención de salir de esta habitación lo antes posible.
Alexander no me detiene, y permanece de pie frente a la cama sobre
una rodilla, pensando en algo. Salgo al pasillo, cerrando la puerta detrás
de mí lo más silenciosamente posible.
Capítulo 9
Dicen que no puedes mirar el verdadero rostro
de Morok. Y si miras, morirás. Hubo locos que
querían hacerse con la máscara del sirviente de la
Sombra, creyendo que les daría una fuerza sin
precedentes, pero dicen que se desmoronará en
manos de un ladrón codicioso, dejándole una
marca que arrastrará el alma. en la Sombra
después de la muerte. Por lo tanto, no se sabe
realmente si hubo al menos un tonto que decidió
comprobar si esto era cierto. Malachi Zotov.
Olvidado de Mary y Moroki
Los pasillos son ensordecedores silencio. Me alegro de que la mayoría

de los habitantes del palacio ya estén dormidos, y los guardias son al menos
la mitad. Shadows of Morok está de celebración hoy, y hasta ahora las
unidades han regresado a los cuarteles. Por lo tanto, nadie me ve
tambaleándome mientras camino por el pasillo hacia la escalera principal.
Nadie puede notar cómo me tiemblan las manos cuando me apoyo contra
la pared de mármol, presionando mi frente caliente contra la piedra fría,
tratando de recuperar el aliento. Tengo que aferrarme a la amplia barandilla
con los dedos para evitar que mis rodillas se doblen y caigan por las
escaleras mientras bajo las escaleras hasta el tercer piso hacia mi habitación
en la penumbra, interrumpida solo por el resplandor de las velas. y
candelabros de cristal. La respiración y los pensamientos se calman
lentamente, doy un paso hacia mi habitación cuando escucho la melodía del
piano. Me congelo, aferrándome a los sonidos, tratando de distraerme, y
giro en la dirección opuesta, avanzando hacia la melodía. Yo mismo nunca
supe tocar y nunca encontré que los sonidos de este instrumento fueran
algo sorprendente. Cualquier música que conozco es batería y cuerdas, que
siempre suenan de fondo en las tabernas ruidosas, o violines y pianos, que
fueron un acompañamiento esencial para un baile aburrido en Yarat. Pero

nunca he podido sentir la magia encantadora de una melodía tranquila
que fluye solitaria en la noche. Nunca me ha gustado la música que no
requiere bailar, obedecer normas y etiqueta. En el templo, las hermanas
solían cantar para divertirse, pero siempre lo hacían sin acompañamiento
musical. Camino, y la melodía se vuelve más fuerte, se refleja en las
paredes y el techo, parece que me rodea por todos lados, calmando
mi mente, reconfortándome después del rechazo.
Debería haber adivinado de inmediato a quién vería cuando entrara

en el espacioso salón semicircular. Allí, junto a dos ventanas altas, se
encuentra un piano blanco, y detrás está el Rey Serata. Probablemente
era el único en todo el palacio que había sido entrenado en esto desde la
infancia. Saco de mi mente el pensamiento fugaz de que Alexander
probablemente también sepa jugar, y de nuevo me concentro en Severin.
Sus dedos revolotean sobre las teclas, y ni siquiera mira las notas,
sabiendo todo de memoria. Sonrío débilmente, notando que ahora Severin
está desaliñado, con un simple pantalón negro y una camisa blanca. No
está triste, inclinado sobre el instrumento, su melodía es más bien
pensativa, tal vez necesita tiempo para estar a solas consigo mismo, y
decido irme. Pero la melodía rompe con una nota alta cuando el hombre
me nota
“Agatha”, dibuja cariñosamente. Lo siento, no sabía que estabas aquí.
¿Te desperte? Da una palmada en el banco de cuero, invitándome a
sentarme a su lado. Dudo, sin saber si quedarme, pero no quiero
estar solo ahora y acepto la invitación. - Lo siento. Anna y yo tenemos un
dormitorio en el cuarto piso, y vine aquí pensando que no molestaría a
nadie. Me pareció que tú y Alexander todavía estaban en la ciudad,
sonriendo torpemente, trata de alisar su cabello que sobresale. ¿Tu
hermana está durmiendo? - Sí. ¿Juegas a menudo por la noche? “No”,
comienza, sin mirar, a tocar una melodía ligera con la mano izquierda. -
Solo cuando no puedas dormir o necesites ordenar tus pensamientos.
¿Y por qué estás aquí?
Rápidamente miro alrededor de la habitación: es espaciosa, pero casi todo está

inmerso en la penumbra, en la que apenas se distingue una puerta más que
conduce a otro corredor. En esta sala, todas las velas están apagadas y la única
iluminación es la exigua luz del cielo invernal. Afortunadamente, hoy está todo
cubierto de nubes brillantes llenas de nieve. Este brillo es suficiente para que nos
veamos. Y también es suficiente para que Severin se dé cuenta de que no estoy
usando mi camisa. Frunce el ceño pensativo y vuelve su atención a las teclas, sin
dejar de tocar una nueva melodía. - Según tengo entendido, ¿Alexander también
volvió? el joven rey comienza discretamente. - Sí, está en casa. - Usualmente los
hermanos mayores protegen a los menores, pero en nuestra familia todo
por el contrario, por lo tanto, en su defensa, diré inmediatamente que es un tonto.

Él toca una melodía tonta y alegre para que coincida con sus palabras,
dándome una sonrisa de complicidad. Me siento un poco mejor, el tornillo que
aprieta mi corazón se afloja y mis hombros se relajan. Pero si hizo algo que no te
gustó, deberías decírmelo. Me ocuparé de él. Severin se vuelve más serio y me
conmueve cómo su melodía fluye hacia algo más reflexivo, como si viviera y
cambiara con sus palabras. “No soy tan amable como parezco, y ahora eres parte
de nuestra familia. Guardo silencio, pero sonrío ante la calidez de sus palabras que
se esparce en mi pecho, sigo observando sus dedos con interés.
- O... - la melodía mantiene una larga pausa, y luego, solo con sus nuevas
palabras, vuelve a fluir, sorprendida, -... ¿el error es que simplemente no hizo lo
que necesitaba? ¿Estás seguro de que no eres el hermano mayor? Severin se ríe,
la melodía titubea por un momento y luego comienza de nuevo, rebotando en
el techo.
"A veces no lo entiendo en absoluto", exhalo en voz alta. - ¿Solo

a veces? Sonriendo de nuevo, empujo a mi interlocutor debajo de
las costillas con el codo, pero su melodía cambia lentamente de alegre a
tranquila, tranquila, apenas distinguible.
– ¿Te gusta la música, Agatha? Severin pregunta, notando con qué codicia
observo sus dedos.
– Sí, aunque había poca música en mi vida. Anna
canta increíble! Dijo que todas las yeguas tienen voces hermosas, pero no pude
quitarle los ojos de encima cuando la escuché por primera vez, comparte el joven
rey. Sonrío involuntariamente, sintiendo su amor por mi hermana. - Y para mi
admiración, ella solo respondió que su voz no era la mejor entre ustedes. es posible?
"Tal vez", estoy de acuerdo, mi sonrisa se hace aún más amplia. – Nuestra
hermana Lada era la mejor cantando. Por naturaleza, era tranquila y silenciosa,
pero tan pronto como comenzó a cantar, no había nadie igual a su talento. Anna
fue la siguiente en cuanto a la belleza de su voz. Hermana... ella siempre se ha
sentido atraída por el arte. - ¿Y tú? Severin pregunta de repente, tocando una
melodía tranquila todo el tiempo. "No tuve mucho tiempo para pensar", admito.
“Estaba pensando en cómo volverme más fuerte para protegerla. Pero como puedes
ver, fracasé. – O esto es una peculiaridad extraña de los hermanos y hermanas
mayores, o tú y Alexander son tan similares, – el interlocutor sonríe amablemente. -
Él tampoco puede quitarse de la cabeza la costumbre de ser responsable de todos,
pero es imposible controlarlo todo. Y ustedes dos no quieren admitirlo. Lanzo
una mirada inquisitiva a Severin, me mira a través del flequillo despeinado, me mira
pensando en algo, aunque sus dedos siguen moviéndose sin parar sobre las teclas
blancas y negras. Finalmente, Severin toma una decisión, se mira las manos, frunce
el ceño ligeramente y continúa.
tu pensamiento:
- Alexander ... él es el hijo mayor, y fue él quien fue criado y criado como futuro
rey hasta la edad de diez años, y este papel le sentaba mucho mejor que a mí.
Severin se ríe en voz alta, notando la duda en mi rostro. - Creció

mirando a su padre, que soñaba con devolver el buen nombre a nuestra familia,
para demostrar que Arian no mató a nadie. Pero nuestro padre, Alexei, sabía que
su vida no sería suficiente para este trabajo, y desde el mismo nacimiento de
Alexander, tenía grandes esperanzas puestas en él. inconscientemente ya
luego colgó la carga de la responsabilidad sobre su hijo mayor, recordándole

todos los días que él completaría su trabajo y se convertiría en aquel cuyo
nombre los seratianos repetirían con amor, diciendo que les devolvía el
honor y la oportunidad de estar orgullosos de sus gobernantes. . Y
Alexander se limitó a las diversiones simples de los niños, anticipando este destino.
Mi propia sonrisa se agria ante el sabor del arrepentimiento en la voz
del rey. – Era un estudiante ideal: diligente, inteligente, obediente. Hizo
todo por el bien de este objetivo y la alegría de su padre. Y luego, a la
edad de diez años, Morok vino a llevárselo. Y todas sus aspiraciones,
metas, planes... seguían siendo los mismos, - El dedo de Severin se
congela sobre la tecla, provocando que la última nota alta vibre en el aire. -
Incluso consiguió más fuerza para implementarlas. Pero en un instante...
de un rey salvador, se convirtió en un verdugo en la sombra. Muchos
todavía están convencidos de que los Moroki son en realidad monstruos. Y
nuestra gente solo recordará sobre Alejandro que murió a la edad de diez
años. Inicialmente no necesitaba la fama, pero desde niño absorbió los
cuentos de su padre sobre su destino. Sin embargo, nos dimos cuenta de
que el llamado destino tenía otros planes. El joven comienza una nueva
melodía, y aunque sigo sus dedos, no veo casi nada, recordando cómo
todos los que encontré me contaron las peculiaridades de mi destino.
Que soy uno de los elegidos. Los elegidos que se convirtieron en peones
en los juegos políticos. Una moneda de cambio cuando es conveniente. No
recuerdo que mi destino especial me diera algo más que sangre, muerte y
limitaciones. Y entiendo la decepción de Alexander, alimentada por
historias similares. Y, sin embargo, hace todo lo posible por hacer lo que
su padre quería, pero ahora trata de no involucrarse emocionalmente.
Siempre recuerda que tiene un lugar diferente y hay una línea que no se
atreve a cruzar. Ahora sigue al margen, y no por voluntad propia.
“En los ocho años que fue entrenado como Moroka, vi a Alexander solo
dos veces. Y cuando volvió, apenas reconocí a mi hermano mayor que una
vez miré al futuro con esperanza. Definitivamente, volvía un hombre fuerte,
realmente adulto, pero en él aparecía un frío cálculo en todo. Le ofrecí el
trono.
Miro a Severin para enfrentar la oscuridad.

ojos verdes que parecen aún más oscuros en el crepúsculo.
- Realmente se lo daría si quisiera, pero Alexander se negó. Nos
quedamos en silencio por alrededor de un minuto, disfrutando de los
sonidos de una melodía tranquila, espero la continuación, sintiendo que
Severin no dijo todo lo que quería. Y continúa:
- Al principio, también me preocupaba que tan pronto como ya no

necesitáramos a Anna, él la enviaría a la tumba sin pestañear. Y tuvo una
oportunidad. Incluso diría que todos los días fue esta oportunidad, porque
ella nos contó toda la historia lo suficientemente rápido... pero él siguió
tirando. Y todos los días me alegraba de eso, notando que el hermano que
conocía todavía estaba allí. Y si estaba tan influenciado por Anna... Espero
que ayudes a Alexander a aceptar finalmente todos sus lados. Así que me
alegro de que no quieras matarme más.
Severin se vuelve hacia mí con su suave sonrisa. Asiento agradeciendo,
sintiendo un poco de vergüenza por quererlo muerto. - Me alegro aún más,
pero... - ¿Cuál es el "pero"? Severin inclina ligeramente la cabeza. "¿Por
qué tú o Alexander no me odian?" El joven rey deja de tocar. Con la
última nota, el silencio suena con algún tono especial. Contengo la
respiración, esperando su respuesta, mientras Severin me mira a los
ojos. Frunce el ceño, casi como Alexander. ¿Por qué deberíamos
odiarte, Agatha? - Por el hecho de que calumnié a toda tu familia - lo admito
directamente
tu culpa.
"Y nuestra familia mató a tus hermanas", responde en mi tono. “Todos
estamos manchados, Agatha. Todos tenemos la culpa. Si no hubieras
venido a mi casa con un arma, las cosas habrían sido diferentes. Si nuestros
antepasados hubieran dado la orden correcta de llevarse viva a Mar, todo
habría sido diferente. Pero todo sucedió como sucedió. Ahora tenemos que
corregir los errores, y prefiero pensar que lo estamos haciendo bien hasta
ahora. Asiento con la cabeza y copio su sonrisa casual cuando
florece de nuevo en su rostro.

Ve a descansar un poco, Agatha. Haga lo que haga Alexander, será

más fácil por la mañana. Me aprieta el hombro, tratando de sostenerme,
y cuando me levanto, Severin regresa al piano nuevamente y agrega:
- Y si no, entonces mirar sus remordimientos de conciencia a la luz del
día definitivamente mejorará tu estado de ánimo. Confía en mí, sé
que a veces hay un oscuro placer en su sonrisa, y asiento con la cabeza,
agradecida por el estímulo. Salgo al pasillo, me dirijo a mi habitación,
pero en cuanto me quedo solo, vuelve la vergüenza y la pesadez en el
pecho. Estaba tan tranquilo, y ahora vuelvo a hacer una mueca por
los recuerdos de mi comportamiento estúpido, sin saber cómo miraré a
Alexander a los ojos por la mañana. Aspiro ruidosamente el aire y me
congelo por el extraño olor. Me recuerda a algo, pero estoy tan cansada
esta noche que no puedo entender. Sin embargo, este olor deja un sabor
a ceniza en la lengua y acelera los latidos del corazón. Me congelo,
incapaz de dar un paso. Siento que me entra el pánico. Comienzo a
jadear por aire, sintiendo una sensación aparentemente olvidada de
inquietud. La tranquila melodía de Severin fluye por mi espalda, me aferro
a ella, incapaz de moverme. Pero la melodía se interrumpe en el medio.
Atónita por el repentino cambio, espero a que el rey siga jugando o

salga de la habitación para volver a mi dormitorio, pero el silencio me
envuelve. Estoy contando los lentos segundos mientras el pánico se
aferra a mi garganta, impidiéndome respirar. Estimulado por la ansiedad,
corro de regreso al pasillo con el piano para ver a cinco personas en
la habitación vestidas de negro, y una de ellas lanzó una gruesa soga
alrededor del cuello de Severin desde atrás, asfixiándolo, levantándolo y
alejándolo de el instrumento musical El rey se resiste, aferrándose a la
cuerda con los dedos, rascándose la garganta, pero fue tomado por
sorpresa, y ni siquiera puede jadear, le cortan tanto el oxígeno.
Sangre. El olor en el aire es el sabor metálico de la sangre. Incluso

en los días normales, Severin prefiere caminar por el palacio sin guardias
innecesarios, pero hoy casi no hay nadie. Los mercenarios obviamente
se enteraron de esto, pero aun así llegaron a algunos guardias.
Daniel.
Mi pánico se convierte en furia cuando inmediatamente tomo un jarrón

exquisito de un estante bajo, de los cuales hay muchos, y lo golpeo en la
cabeza del mercenario más cercano a mí. No me doy cuenta de cómo estoy
pateando al segundo y golpeando la cabeza del tercero contra la columna
de mármol. No puedo ver nada, pero la cara de Severin se pone roja. El
hombre que mi hermana ama tanto, el rey que me llamó miembro de su
familia y el hermano que Alejandro aprecia. Nada del pasado importa cuando
me abalanzo sobre el hombre enorme que está estrangulando a Severin. No
tengo un arma, así que hago cosas que nunca haría antes. Tiro de su ropa,
tocando su cuello. Busco a tientas los hilos de la vida, agarro y tiro con tanta
fuerza que él se retuerce, y los hilos dorados se rompen en mi brazo,
dejándome tres heridas profundas, cortando la piel y los músculos. El cuerpo
del asesino inmediatamente se relaja y cae al suelo, y Severin cae de rodillas
y tose, liberándose de la cuerda.
Veo sombras moviéndose. Daniel no envió cinco, sino más. No tengo
tiempo para contar cuando varios saltan sobre mí, tratando de llegar a
Severin, que ahora está detrás de mí. Siseo, sintiendo la sangre goteando
en el suelo desde mi brazo herido. Usé la derecha delantera, pero ahora no
tengo tiempo para pensar en las consecuencias. Me inclino desde la primera
espada y lo golpeo en el cuello con mi mano, lo que lo hace jadear y caer
hacia atrás. Agarro a la segunda persona por la cara con la palma abierta,
inundando sus ojos con mi sangre, el hombre maldice en voz baja,
esquivando apenas mi pierna. Le arrebato la daga y la lanzo a la garganta
de otro mercenario que casi me pasa por la derecha para llegar al rey. Mato
a dos más, sacando una larga daga de la vaina al principio.
Trato de sobrellevar el miedo de estar solo entre los asesinos y la

persona que ahora amo. No tengo miedo de mi propia muerte, que sin
embargo resultó ser posible, pero tengo miedo de perder, y luego Severin
también morirá. La daga tiene que ser lanzada de nuevo. Me duele el brazo
derecho, no golpeo lo suficientemente fuerte al hombre, que viene
demasiado cerca, extraño un puño que golpea mi mandíbula.
- ¡Mata al rey, llévate a Maru contigo! Uno de los matones ordena en voz
baja mientras me acuesto en el suelo, tratando de detener mi mareo. Alguien
me da una patada en el estómago, haciéndome doblarme de dolor, pero
Severin vuelve en sí. No hay rastro de esa sonrisa amable en su rostro que yo
vi recientemente. Tampoco hay miedo en él, solo rabia fría, cuando se levanta,
tuerce la mano con una daga de un mercenario. Sin pestañear, rompe ese brazo,
tomando la daga mientras su maestro grita de dolor. Los movimientos del rey son
rápidos y prudentes, clava la misma daga en la garganta de otro hombre, la retuerce
y la vuelve a sacar, ignorando la sangre que inunda su camisa blanca. Alguien me
levanta por la garganta, el segundo me agarra las piernas. Están tratando de
arrastrarme a alguna parte. Le doy una patada al segundo en la cara, y Severin tira
al suelo al tercero que corre hacia mí. El mismo movimiento que me hizo Aaron
en el entrenamiento. Palma al pecho y socavado. Me calmo solo por un momento
para notar la combinación. Pero si Aaron agarró mi camisa y, en contacto con el
suelo, sentí solo un ligero dolor en la espalda y mareos, entonces Severin hizo todo
bruscamente y su oponente cayó, rompiéndose la cabeza.
piso.
Planto mis pies contra el pilar más cercano y empujo con todas mis fuerzas,
golpeando al mercenario que agarra mi garganta conmigo. Cuando afloja su agarre,
me doy la vuelta, le arrebato la daga del cinturón y le clavo la hoja en el muslo.
Poniéndome de pie, agarro a Severin por el brazo, arrastrándolo hacia la puerta.
Ahora cambiamos de lugar con los enemigos. Se han enviado seis asesinos, y
todos están en la parte trasera de la sala. Empujo al rey hacia la puerta a tiempo, y
yo mismo intercepto a los dos que corren tras él, pero no tengo suficiente velocidad.
Me las arreglo para patear al primero en las piernas, tirándolo al suelo, pero en ese
momento el segundo clava una espada corta en mi costado.
- ¡ÁGATA!
- ¡¡¡SALIR!!! Le grito a Severin, apretando la hoja en mis manos, sin dejarla
salir, y el mercenario se congela desconcertado, y eso es suficiente. Le doy un
puñetazo en la cara, rompiéndole la nariz. Afortunadamente, el rey obedece y se
esconde en el corredor, y saco la espada de mi cuerpo con un gemido. Ahora
me quedo solo. Mi boca se llena de sangre cuando me doy cuenta de lo cerca que
estaba la hoja de mi corazón, pero me rozó el estómago.
Sólo necesito aguantar un poco más. Hasta que Severin se escapa.

Estoy harto de la sangre, me tiemblan las manos y se me doblan las

piernas por los latidos del corazón. Caigo de rodillas, tratando de poner mi
mano sobre la herida. No puedo desmayarme. Otro de los asesinos intenta
escabullirse, siguiendo a mi amigo, pero caigo de costado y golpeo al
hombre en las piernas con todas mis fuerzas. Ahora no puedo levantarme,
como si una fuerza desconocida me estuviera presionando contra el suelo,
aumentando mi propio peso. Mis labios se estiran en una sonrisa tranquila
mientras las campanas de alarma perforan el aire. Exactamente igual que
hace doscientos años, cuando yo mismo maté en estos pasillos. Severin
estará bien. Alexander está en algún lugar cercano. - ¡Deja al rey, agarra a
la niña! - emite órdenes jefe. Resisto con todas mis fuerzas cuando me
levantan. Uno se agita en mi hombro, aullo por el dolor en mi costado y
escupo una nueva porción de sangre que llena mi boca. Vuelvo a tener
miedo mientras corren conmigo por el pasillo, y tengo miedo de imaginar lo
que Daniel me hará. Qué jaula oscura pondrá para romper.
Me aferro a todas las paredes y barandas, dejando huellas

ensangrentadas, pero me arrastran por una de las escaleras secundarias
hasta el primer piso. Se están moviendo hacia los establos, demasiado
rápido. Trato de gritar, dándome cuenta de que casi me sacan a rastras del
palacio, pero solo un débil silbido brota de mis labios, y luego, con lo último
de mis fuerzas, me levanto, toco el cuello del hombre que me lleva y arranco
los hilos. de vida. Sus piernas inmediatamente se doblan, caemos
pesadamente al suelo. Escucho maldiciones, dos más están tratando de
levantarme de nuevo, apenas siento el dolor de las manos retorcidas. Tengo
miedo. “Aaron…” Sé que él o cualquiera de mis otros amigos no
escucharán este silbido silencioso, pero aun así trato de llamarlo,
sabiendo que me ayudaría. Una silueta oscura pasa a mi lado, tan rápido
que no tengo tiempo de reaccionar. El agarre de los enemigos se debilita,
vuelvo a caer al suelo. El hombre se mueve tan rápido que solo puedo
ver el destello de la espada mientras mata a los mercenarios restantes en
cuestión de segundos. Siento lágrimas corriendo por mi rostro por el dolor.
"Por supuesto, no soy Aaron, pero no te dejaré solo", murmura Christian en
voz baja, examinando mis manos y la herida en mi estómago. - Todo va a
vivir.
Ten paciencia, Ágata.

Intenta hablar con calma, pero puedo ver la preocupación en sus ojos gris azulados.
“Agárrame del cuello y no pierdas el conocimiento”, plantea Christian.
me levanta y me lleva de regreso a las profundidades del palacio.

- ¿Severin? - Trato de tragar sangre, pero algo de ella todavía es
corre por la barbilla.
- Él está bien. Aaron escuchó un ruido y corrió hacia él en
escalera. Yo mismo lo vi.
Respiro aliviada, descansando mi frente en su hombro. “Niña
estúpida. Y soy un idiota aún más grande por salvarte. Yo mismo debería haber
atravesado tu corazón con una espada, y nadie lo habría sabido. No tengo miedo de sus
palabras, aunque deberían tenerlo, pero hay tanta ansiedad en su voz que todas las
palabras no parecen una amenaza. pero la verdad que decidió compartir como una
extraña confianza. “A juzgar por la cantidad de cadáveres en la sala del piano, ayudaste
a Severin, y ahora no tengo excusas. El hombre tira de mí un poco más fuerte y acelera
el paso mientras un gemido de dolor escapa de mis labios. “Agatha, encuéntrame cuando
notes que algo anda mal. Encuéntralo cuando haya dudas —susurra cuando llegamos
al cuarto piso. Supongo que me llevará de regreso a la habitación de Aaron.
“Tendrás que encontrarme tú mismo, porque le hice una promesa a este tonto y no
quiero traicionar su confianza”, dice finalmente Christian. Quiero hacerle una pregunta a
cambio, pero todo flota ante mis ojos y mi lengua no obedece. Este piso ahora está lleno
de guardias y se separan para dejarnos pasar. Oigo los sollozos de Anna a través del
algodón. ella está bien Preocuparme por mi nueva familia es lo último que me
mantiene despierto. Veo que están todos aquí y vivos. Apenas tengo tiempo de notar el
horror en el rostro de Aaron, que es reemplazado por rabia, y sus ojos son tan fríos, como
si toda la vegetación estuviera cubierta de hielo. Christian me acuesta en la cama, toso
mientras trato de reír amargamente por el hecho de que recientemente me fui de aquí en
desgracia y todavía tengo puesta la camisa del príncipe mayor, aunque ya está rota.
—No digas nada —susurra Aaron antes de poner su mano en mi frente.

El dolor disminuye un poco, permitiéndome dormir.

Capítulo 10
Morok
escucho a Agatha irse. Cierra silenciosamente la puerta detrás de
él para que apenas pueda escuchar el clic de la cerradura. Pero sigo
arrodillado frente a la cama, incapaz de decidir exactamente por qué
debo maldecirme. ¿Por no contenerse y devolverle el beso? Por
subirse a la cama y casi cruzar la línea, ¿qué dibujó para sí mismo?
¿O por alejarse, lastimarla? Lo más probable es que todos a la vez.
Aprieto las mantas con el puño y me levanto solo cuando me empiezan
a doler las rodillas y me duele el cuello por la cabeza baja. Malditos
dioses, estos poderes y malditos secretos. Por lo demás, parece que
tengo el control, pero estoy literalmente a un paso de enredarme en
mi propia red de mentiras. Empiezo a caminar sin pensar por la
habitación de esquina a esquina, tratando de calmar el deseo de
regresar a Agatha y explicarle todo con normalidad. Y luego
continúa desde donde lo dejaste. Solo tienes que salir al pasillo, bajar
al piso de abajo, seguro que no está durmiendo. Algo dentro de mí se
siente literalmente atraído por ella, y me congelo por miedo a este
sentimiento. Me congelo, como si realmente estuviera esperando que
algún hilo invisible me tire hacia adelante y me arrastre por el suelo,
arrastrándome y arrastrándome hasta que esté junto a él. No sé
cuánto dudo, confundiéndome en mis propios pensamientos y deseos,
pero todo se borra cuando una sensación incomprensible me
cubre. Casi grito cuando un dolor agudo me atraviesa en algún lugar
justo debajo del corazón en el área del estómago. Mi boca se llena
con el sabor de la sangre mientras apenas logro agarrarme al dosel
para evitar caer al suelo. Miro hacia abajo, comprobando el cuerpo,
pero no hay nada allí. Trago sangre, pero tampoco hay nada más que
saliva. Me siento con manos temblorosas, sin entender lo que pasó y
por qué mi corazón está tratando de saltar, por qué todavía siento
oleadas de dolor agudo recorriendo mi cuerpo.
Algo dentro me dice que tome la espada y salga. Estoy corriendo.

En las escaleras, literalmente me encuentro cara a cara con
cuatro personas vestidas de negro. Una mirada me basta para comprender
que se dirigen a la habitación de mi hermano y que estas personas no son
nuestros guardias. Ellos también se congelan, apreciándome. Un segundo y
me muevo más rápido. Dejo de analizar, dejando que los reflejos que aún
no me han fallado trabajen a mi favor. Un movimiento para dos. Mi espada se
arquea de abajo hacia arriba. Abro el pecho del primero, intercepto la espada
e inmediatamente la bajo, derribando al otro en el pliegue entre el cuello y el
hombro. Le doy una patada al tercero en el estómago, saco mi espada del
cuerpo del segundo, que comienza a ceder, le doy una patada en la garganta
al cuarto y termino con el tercero cuando intenta ponerse de pie.
El sabor de la sangre en mi boca no me deja ir, y la ansiedad se forma un

nudo en mi garganta, ahogándome con un sentimiento desconocido o olvidado
hace mucho tiempo que todavía no entiendo. En las escaleras me encuentro
con dos más, trato con ellos. Veo a Christian corriendo hacia mí desde el
primer piso. Se escucha una campana. Alguien dio la alarma. Apenas tengo
tiempo de detener el impacto de la hoja cuando Severin accidentalmente
choca conmigo en el tercer piso.
Mi corazón da un vuelco cuando veo la sangre en su camisa, demasiada
sangre. En el cuello hay una franja de color rojo oscuro, como si fuera un
estrangulamiento. Toco su cuerpo en busca de heridas, pero él las sacude,
resollando, tratando de decir algo, clavando sus dedos en mis hombros.
- ¡¿Que demonios?! Christian lo regaña, como yo lo hago,
revisando a mi hermano. Parecen mercenarios digo secamente. -
¿Estás lastimado? Christian le pregunta a Severin, quien niega con la
cabeza. “Sí… esa… Agatha…” Me agarra violentamente por el cuello de mi
camisa y señala con el dedo detrás de su espalda hacia la oscuridad del
corredor. Me da frío por dentro cuando entiendo de dónde viene ese dolor. No
fue mi imaginación. Alguien la hirió seriamente, y lo sentí. Pero no debería
haberlo hecho. No debería sentirme así. Intento correr hacia allí, pero mi tío
me agarra la camisa y tira de mí bruscamente. - ¡No! ¡Tu preocupación es el
rey y la reina! ¡Protegelos!
Quiero gritar y hacer volar todo cuando ni siquiera me deja contestar y ya está
desapareciendo en el pasillo, pero sé que tiene razón. Aprieto la mandíbula y hago
lo que debo, aunque todo se congela en mi pecho por una emoción incomprensible
por Agatha. Severin sabe que en tales casos debe obedecerme a mí oa Christian,
así que me sigue dócilmente hasta el cuarto piso.
Tres más mato a pocos metros de la puerta del dormitorio real. Cuando abrimos
la puerta, Anna ya se ha puesto apresuradamente los pantalones y la camisa.
Despeinados, agarrando la espada que guardan en su dormitorio. Ella da un suspiro
de alivio mientras corre hacia mi hermano. La chica también, presa del pánico,
comprueba si está herido, y Severin, en respuesta, la atrae hacia él y le acaricia el
pelo, lidiando con el miedo de que no lleguemos a tiempo para Anna.
- ¿Qué hay de él? Hay sangre en la camisa…” Ella me mira inquisitivamente.

“Está bien, pero apenas puede hablar”, interrumpo. Aparecen guardias en el
corredor, envío algunos por el sanador. Llevo a Severin y Anna a mi habitación,
porque es poco probable que los asesinos vayan allí.
- ¿Dónde está Ágata? Anna pregunta mientras los empujo a ambos a mi

habitación y enciendo más velas. —Christian la encontrará —gruño, sin saber lo
mal que están las cosas en el
De Verdad.
En mi corazón, espero que ese dolor haya sido solo mi alucinación, que solo
imaginé. Aunque todo dentro de mí tiembla, mi cuerpo se estremece con cada
latido, y ni siquiera me creo cuando trato de convencer a Agatha de que todo está
en orden. Tengo miedo. Este pensamiento es ensordecedor. Pensé que había
olvidado el sabor de ese sentimiento después de convertirme en Morok y ver
criaturas más repugnantes de las que nadie podría soñar. Vi tanto la muerte
como la decadencia, sentí el hedor de los muertos que intentaban arrancarme un
trozo de la garganta. Los controlé, ahondando en sus repugnantes mentes, llenas
de ira, pena, miedo, dolor y odio. Vivía bajo las mismas narices del peor enemigo
de mi familia y regaló su fuerza vital más de una vez.
Pero pase lo que pase, olvidé lo que era tener miedo de verdad.
Y ahora este sentimiento está apretando sus manos en mi cuello, y no puedo

soltar los dedos tenaces de ninguna manera, o al menos aflojar mi agarre para
inhalar. Agatha. ¿Qué me quitó además de algo de mi fuerza? Ella me privó de la
paz, dándome a cambio ¡¿QUÉ?! ¡¿Este miedo?! Y la maldita sensación de
calor en mi pecho que parecía quemar todo mi corazón mientras ella se aferraba
a mí con tanta confianza. Tengo muchas ganas de gritarle por esto, pero aún
más quiero que esté viva y bien.
Dos médicos aparecen en la habitación e inmediatamente se ocupan de

Severin, comprobando su estado. Afortunadamente, aparte de la garganta, no
presenta ningún daño. Anna, al darse cuenta de que todo está en orden con su
esposo, me presta toda su atención, ve mi nerviosismo, que trato de ocultar con
todas mis fuerzas. Me reúno con dos capitanes de la guardia del palacio y los envío
a peinar todo el palacio, encontrar a todos los mercenarios muertos y, si los
encuentran vivos, capturarlos y arrojarlos a la mazmorra. Tan pronto como se van,
Christian regresa.
Con Agatha en sus brazos. Está consciente y todavía con la camiseta que le
di. Mi máscara de calma, que tanto trato de mantener, se resquebraja cuando veo
sangre en sus manos, en sus canas, toda la parte inferior de su rostro y cuello
en sangre ya seca. Entiendo cuán grave es la herida en su costado por la cantidad
de sangre que quedó en la camisa blanca de su tío durante el poco tiempo que
llevó a Agatha al palacio.
Anna solloza horrorizada y me recompongo mientras Christian acuesta a Agatha

en mi cama. Ella trata de hablar, pero pongo mi mano en su frente, tratando de
aliviar tanto dolor como pueda. Ella se queda dormida y le doy mi fuerza hasta que
me siento mareado y mi estómago amenaza con rechazar todo lo que comí en la
fiesta de la taberna. - ¡Para! Christian me sacude bruscamente cuando sale de mi
la nariz comienza a sangrar. “Lo que has hecho es suficiente.

El tío está enojado, pero también molesto. Se preocupa por ella, aunque al
principio pidió que la devolvieran a la tumba. Me limpio la sangre de la cara y me
siento cansada en el suelo, incapaz de volver a mirar a Agatha.
Si no hubiera dudado, entonces todo podría haber terminado antes. Si

tan solo pudiera pensar más rápido… “¡Contrólate, Aaron! Christian me
sacude de nuevo, poniéndose en cuclillas frente a mí. – Que Agatha,
que Severin necesita descansar. Deja que Anna los cuide, y debemos
revisar todo el palacio y asegurarnos de que esto sea obra de Araken.
Habla dura y directamente, lo que implica que ni siquiera tengo tiempo

para recuperar el aliento y ordenar mis pensamientos. Sé que mi tío tiene
razón y le agradezco que esté tratando de apoyarme lo mejor que puede.
La amabilidad, la empatía o el consuelo nunca han sido su fuerte. Incluso
se ve incómodo cuando elige palabras de aliento, por lo que su tranquila
mano sobre mi hombro es probablemente lo más personal que puede
hacer. Pero en una situación en la que tienes que lidiar con enemigos, es
el mejor asistente en el que puedo confiar. Ahora necesito su espada y su
compostura más que nunca. Porque si encontramos incluso un mercenario
vivo, difícilmente puedo contenerme de matar a todos tan pronto como lo
vea. Severin está tan tenso como un resorte. Se sienta perfectamente
erguido mientras el curandero aplica un ungüento especial en la piel
dañada de su cuello y en el hematoma ensangrentado que ahora se está
extendiendo en todas direcciones. Hay tanta rabia en los ojos de mi
hermano que me sorprende que este sanador no se haya escapado del
rey todavía. El hermano casi arrebata el vaso de la decocción medicinal
de las manos de otro sirviente y bebe. Estoy seguro de que cada sorbo
lo lastima, pero en lugar de hacer una mueca, su rostro se vuelve más
enojado, como si el dolor fuera un enemigo que también necesita derrotar.
No digas nada, ya me contarás todo después. ¡Y ni un paso sin protección!
Yo le digo. El rostro de su hermano se suaviza por un momento y
Severin asiente obedientemente. Junto con los guardias del palacio,
Christian y yo peinamos personalmente todo el palacio varias veces,
revisando cada habitación, giro e incluso un nicho oscuro. Todas mis
Sombras que estaban cerca del palacio y escucharon la alarma están
regresando tan rápido como pueden. Entre ellos, por supuesto, está Mark.
Cae en el palacio incluso sin ropa de abrigo. No puedo evitar sonreír,
notando como él, todo aturdido, con el pelo despeinado y los ojos rojos,
irrumpe por la puerta principal.
Entrada. Aparentemente, saltó de la cama y agarró su espada, pero ni siquiera

se molestó en arrojar un caftán sobre su camisa. También envío a todas las
Sombras a revisar los alrededores, incluidos los jardines y los establos.
Entonces Christian me lleva a la sala del piano en el tercer piso, donde todo
parece haber comenzado. Cuento diez cuerpos y el aire huele a metal.
“Había otras tres personas inconscientes aquí. Ya se los han llevado”, explica
Christian. Esta habitación ahora me parece demasiado pequeña para todos estos
cadáveres y sangre, que hay que pasar por encima para no resbalar. “Severin
y Agatha estaban aquí cuando fueron atacados. Quizás tu hermano volvió a tocar
el piano”, dice mi tío en voz baja, mientras me acerco al mercenario más grande,
junto al cual yace una soga. El cuerpo es extraño. Sin heridas, sangre o
contusiones. Lo giro para ver tres finas rayas en su cuello, como si tres hilos al
rojo vivo fueran arrancados de su piel, dejando marcas uniformes. Vi a Agatha
probando los hilos de la vida, aparentemente cómo se ven las heridas cuando
son arrancadas. Ambos estaban desarmados contra los asesinos, de lo
contrario, Agatha no habría ido.
en esto con una persona viva.
Trato de examinar remotamente el lugar de la tragedia, notando fragmentos

de un jarrón roto, sangre de un golpe en un poste, un hombre de espaldas con
la cabeza rota. Pero cada vez, la conciencia vuelve a la imagen de Severin en la
sangre, que agarra mi ropa, susurra el nombre de Agatha, con súplica y miedo
en los ojos.
Christian me lleva por el pasillo más lejos, diciéndome cómo encontró a
Agatha. Muestra los lugares donde la sangre fue absorbida abundantemente por
la alfombra, y luego huellas de dedos y palmas en las paredes. Y no necesito
escuchar su historia, viendo divorcios sangrientos. Ya sé lo asustada que estaba,
usando sus últimas fuerzas para aferrarse a todo lo que podía alcanzar.
"Estoy bastante seguro de que no intentaron matarla", el tío frunce el ceño.
- ¿Entonces que? - Planeaban llevarse a Agatha, la encontré frente al
establo. Y cuando ella mató a otro, no la dejaron, sino que nuevamente
trataron de llevársela con ellos.
- Daniel ... - el nombre se me escapa no más fuerte que un susurro con una exhalación,
pero Christian asiente de todos modos.
- Decidió hacer dos cosas a la vez: matar a Severin y tomar
Agatha. Y de alguna manera sabía que hoy habría pocos guardias en el palacio.
Christian me muestra el lugar en la planta baja donde encontró a Agatha. Vuelvo a
encontrar un cadáver con hilos rotos. No veo la insignia de los soldados de Araken en ninguno
de ellos. Sabía que lo sería, pero lo compruebo de todos modos. —Dile a los guardias que
limpien aquí —digo con frialdad, sacando la daga del mercenario. Inspecciono la hoja, tratando
de averiguar si esta arma se hizo en la forja real.
Christian duda, pensando en algo. Veo cómo van sus mandíbulas, su hábito cuando no
puede decidirse por algo. Esto me llama aún más la atención. A pesar de toda su moderación,
de hecho, de su tío, un repugnante guardián de secretos. Solo necesita saber qué sugerencias
para notar sus dudas y preguntar a tiempo. A lo largo de su vida, logró llevar solo un secreto.
- ¿Qué pasa? - Lo miro atentamente, bajando la mano de

daga.
"Maldita sea..." Christian se da cuenta de que se ha traicionado a sí mismo otra vez y

se estremece, tratando de ocultar la vacilación en sus ojos.
- Hablar. -
Déjala ir. - Estás
solo otra vez. Dije después. - ¿Qué hay entre
ustedes? Aprieto la mandíbula, negándome a
hablar. No me conozco, también quiero que alguien me responda esta pregunta. "Ella te
llamó", dice el tío secamente. Cállate. Necesito decirlo en voz alta, pero no puedo decir nada.
“Tu nombre fue exprimido último aquí. Suficiente. No debería saber esto. “Tienes que
hacerlo, Aaron”, la voz de mi tío se suaviza, lo miro a la cara, pero todo está borroso ante
mis ojos, no puedo concentrarme en sus ojos. “Sea lo que sea, tendrás que dejarla ir
algún día. No puedes revivirla. Encontraremos otro Morok.
"Solo la dejaré ir cuando encontremos un Morok adecuado", espeto. “El

riesgo es demasiado alto si lo haces antes. Sigue buscando a alguien que
pueda. "¡Tú, chico, te estás mintiendo a ti mismo!" grita Christian, enojado por
mi terquedad. ¡No puedes salvar a Agatha y quedarte al lado de Severin!
¡Y AHORA ESTÁS TRAICIONANDO A TU HERMANO! ¡TIENES QUE ELEGIR
A ALGUIEN!
Su grito resuena en las paredes y el techo. Afortunadamente, estamos

solos en esta parte del palacio y nadie puede oírnos. Pero con cada palabra él
destroza mi alma, cortando pieza por pieza, infligiendo un golpe tras otro. Y me
merezco cada uno de ellos. Y no porque esté haciendo algo mal. El problema
es que no hago nada. Solo necesito tomar una decisión, y luego todo
volverá a la normalidad.
propio.
Pero soy
lento. me
estoy demorando Y este enganche le costará a mi hermano más de lo que quiero.
admitir. Pero
por ahora solo tengo una solución y no la quiero.
aceptar.
Niego con la cabeza, decidiendo reducir la velocidad hoy
también. ¿Cuántos mercenarios quedan vivos? Estoy cambiando
de tema. - Cinco. “Entonces lidiemos con ellos primero. Christian
asiente, alejándose del problema sin resolver, pero no se da por
vencido. Sé que todavía no descansa tanto. No soy un torturador
profesional, así que solo me pongo una máscara de Morok. Esto es suficiente
para que los mercenarios sobrevivientes comiencen a rogar que no los
envíen al Velo. Es gracioso cómo alguien, incluso el asesino más profesional,
tiene miedo de lo que nadie ha visto. Después de todo, aquellos que se
encuentran allí no pueden volver atrás y contar los detalles. Rápidamente
admiten que fueron contratados en Araken, y el oro recibido con el perfil del
nuevo rey brilla con novedad sin un solo rasguño. Pero los mercenarios evaden
cuando pregunto directamente sobre la participación de Daniel, aunque no
hay nadie más que necesite enviar bandidos a mi casa.
A pesar de la ausencia de Agatha, Daniel todavía contrató asesinos. Al

menos era lo suficientemente inteligente como para comprar mercenarios de
afuera, pero ¿no tenía el ingenio de que sacudiría la información si al menos
uno de los enviados cayera en mis manos?
Este error de cálculo me parece demasiado estúpido para
él. Estuve con él el tiempo suficiente para darme cuenta de que Daniil hace
un buen trabajo al ocultar la astucia detrás de la cobardía fingida y la atención por
coquetería.
Pensativo, tiro en mi mano la misma daga que saqué de su hermano muerto.

"Ella te llamó". Y clavo la hoja en la garganta del prisionero más cercano,
dejando la daga en su cuerpo. Mark es el único que está conmigo en esta sala
de interrogatorios en este momento. Se retuerce, claramente sin esperar que lo
haga, pero prudentemente no dice nada. El mercenario jadea, se desploma de
costado y se ahoga con su propia sangre. El resto mira con horror al
moribundo, que se retuerce unas cuantas veces más y se calma.
"Voy a preguntar de nuevo", le digo con frialdad. – ¿Estás seguro de que

olvidaste apartar los ojos del brillo del oro real y mirar la cara del cliente? “El
hombre era un mensajero ficticio”, admite uno. - Pero
nosotros… rastreamos. Y este mensajero volvió al palacio en Yarat. ¿Tu

amigo está diciendo la verdad? Miro alrededor a los demás. “Sí”,
responde uno, mientras que los otros dos apoyan enérgico
asiente.
Asiento de nuevo, considerando lo que he oído. He estado aquí durante

veinte minutos y es poco probable que obtenga más de ellos, porque cuando
llegué aquí, ya adiviné qué respuestas me darían. Mark desliza su larga daga
en mi mano sin dudarlo mientras extiendo mi mano abierta. Se vistió y se puso
en orden, no había rastro de somnolencia en sus ojos, mi asistente y uno de los
pocos amigos está completamente ensamblado. Pero incluso en su rostro, veo
una mueca de disgusto y arrepentimiento mientras me ve matar a todos los
prisioneros, a pesar de sus súplicas.
"Podría haber hecho eso", dice Mark malhumorado mientras le devuelvo el

arma, asegurándome de limpiar primero la hoja en una de las ropas del muerto.
“No tenías que ensuciarte las manos.
“Ya estoy hecho un desastre de la cabeza a los pies”, me quito la máscara, mirando,
cómo desaparece mi manto de Morok. Así que soy mejor que tú.
El amigo sacude la cabeza con tristeza. Sé que odia cuando estoy de este humor,
pero ahora, no importa cuánto lo intente, no puedo controlarme.
Los siguientes tres días, Agatha y Severin se recuperan. La niña sigue durmiendo,
pero el hermano vuelve a su negocio después del primer día. Anna está junto a él, y
cuando va con su hermana, me convierto en la mano derecha de Severin. Todavía le
resulta difícil hablar, y constantemente juguetea con el vendaje alrededor de su cuello
con molestia. Sin embargo, el rey ya, al menos ocasionalmente, sonríe ante nuestros
torpes intentos de ayudarlo literalmente en todo. Especialmente la mía. Le divierte mi
expresión de aburrimiento en mi rostro cuando tengo que sentarme durante un par de
horas escuchando informes aburridos.
Pronto se vuelve más fácil hablar del hermano, y relata el ataque de esa noche con
gran detalle. Solo de pasada, Severin describe su conversación con Agatha desde el
principio, pero su mirada elocuente insinúa que sospecha algo. Supongo que es fácil,
considerando que Agatha estaba en mi camisa. Pero por el bien de Anna, omite esta
parte de la historia. Severin describe cómo fue atacado por la espalda y que fue Agatha
quien le salvó la vida. Mientras Anna se sienta cerca de su hermano, él habla sin muchos
detalles, pero tan pronto como ella sale para traerle una decocción para aliviar su
dolor de garganta, Severin entra en detalles más explícitos para que yo sepa los detalles.
Cuando no estoy ocupado con Severin, reviso a Agatha, pero no me quedo más
tiempo del necesario. Anna expresa su descontento conmigo un par de veces,
reprochándome insensibilidad y un corazón negro. Pero no puedo. Recuerdo las huellas
de manos ensangrentadas en las paredes y no puedo olvidar que el dolor y la vergüenza
de mi rechazo podrían haber sido lo último que vi en su rostro. En la mañana del cuarto
día, justo en el desayuno, Christian trae
nosotros las últimas noticias.
“Daniel llevó al ejército al bosque fronterizo”, exhala, mientras

Solo entra al comedor. - Hasta ahora uno pequeño, pero la pista es clara.
Severin golpea la mesa con el puño con tanta fuerza que todos los cubiertos
traquetean. Anna, Mark, a quien asigné a mi hermano en
como guardaespaldas, e incluso yo salto de la sorpresa. "Tal vez lo mate yo

mismo". Esperaba tal reacción de mí mismo o incluso de Anna, pero es
menos probable que nuestro prudente rey ceda a las emociones. Aunque
siempre olvido que puedo ser el hermano mayor, pero dejé de envejecer a los
veintidós años. Ahora Severin ya tiene veinticuatro años, aunque por fuera
parecemos casi de la misma edad. Sin embargo, mi hermano menor ya no es un
niño, es un rey. Y no hace mucho, se atrevieron a atacar a su familia. Todos
tuvimos suerte de seguir con vida, pero solo suerte.
—Ponte en fila, hermano —resoplo, tratando de calmar la situación, y vuelvo

a desayunar. - Si compites en la antigüedad, entonces seré el primero.
contendiente por su cabeza, - Anna me ayuda.

"Creo que todos perderemos tan pronto como Agatha se despierte", Severin
sonríe débilmente, pero asentimos con la cabeza. Christian, ignorando nuestra
charla, se deja caer en una silla con cansancio y rápidamente agarra su
comida. Observo que mi tío tiene nieve fresca en las botas y solo se desabrochó
el caftán superior, sin molestarse en quitárselo. Estaba en un apuro. - Y aquí hay
otro. Una carta de Daniel, - El tío se mete un trozo de huevos revueltos en la boca
y se separa de la comida solo por un momento para sacar una carta arrugada
con un sello intacto de su pecho. Lo arroja frente a nosotros como una especie de
basura y vuelve a comer. “Prefiero comer antes de que su contenido me quite el
apetito”, murmura con la boca llena, al notar nuestras miradas desconcertadas,
y vuelve a tragar la comida.
El tío apenas duerme y come menos aún, pasando mucho tiempo entre los
exploradores después del ataque, tratando de averiguar todo lo posible sobre los
planes de Daniel. Severin abre la carta, esperamos pacientemente, viendo su
expresión permanecer pétrea mientras sus ojos recorren las líneas. Los ojos
de Anna se abren con sorpresa cuando, en las últimas líneas, su esposo se burla
con desdén y arroja la carta sobre la mesa.
"Quiere conocernos", dice su hermano lentamente, tomando un sorbo caliente.

té para reducir la ronquera en la garganta. "Pero no conmigo.
- ¿Con Alejandro? Anna pregunta, mirándome. - No. Con Agatha.
Cojo la carta primero, mientras Anna se acerca, como yo, furiosa por la insolencia del rey
Araken. Lo leo rápido, saltándome títulos estúpidos, saludos, veladas alusiones a la guerra,
advertencias y otras tonterías, hasta que llego a
principal.
Reunión. Quiere encontrarse en el territorio de Araken en una pequeña casa forestal, al

este del lugar por donde cruzamos la frontera. Exige negociaciones y amenaza con hostilidades
abiertas si no aceptamos un acuerdo de paz y aceptamos esta invitación. No hay una palabra
en la carta sobre a quién quiere ver exactamente de nuestra familia y si quiere verla, pero
desafiantemente exige que le devuelvan a Agatha, enfatizando su nombre varias veces. Incluso
señala que una Agatha en la reunión será suficiente.
Le entrego la carta a Anna, y ella, habiendo terminado de leer, la rompe en pedazos

pequeños. - ¿Cuándo necesitas enviar una respuesta? le pregunto a cristian “Mañana
por la tarde, de lo contrario el mensajero no llegará a tiempo. tenemos un dia para
pensar.
- Bien. Como Daniel quiere guerra con nuestra familia, le daré esta guerra. Me levanto de
la mesa, tomando mi primera decisión de muchas
los que hay que hacer.

Capítulo 11
Hilos de Vida. Lo que hay en cada persona, pero
sólo Marías puede verlo, mostrarlo, sentirlo e
influenciarlo. Pueden romperlos y fortalecerlos.
Puede cortar o dar una larga vida.
Cada persona tiene tres hilos, y si después de la

muerte al menos uno de ellos permanece intacto,
existe la posibilidad de que el difunto se levante
nuevamente, convirtiéndose en un muerto viviente.
Sin embargo, uno de los reyes de Serat, a quien

las yeguas le concedieron larga vida, mencionó a
sus amigos cercanos antes de su muerte que el
toque de Mara en sus hilos fue el toque más
placentero de su vida.
Moroki
Con dificultad, abro los ojos y lentamente miro alrededor de la habitación,

dándome cuenta de que estoy en mi propia habitación. Giro la cabeza y miro a
Anna dormida. No sé cuánto tiempo dormí, pero ya es temprano en la mañana,
y afuera de la ventana el sol brilla con fuerza en un cielo azul y sin nubes. La
hermana con un lindo vestido gris claro está durmiendo directamente sobre la
manta, con las piernas dobladas contra el pecho y el brazo debajo de la cabeza.
La cama está llena de espacio, pero ella todavía yacía a mi lado. Su rostro
estaba demacrado y pálido, y círculos oscuros aparecieron bajo sus ojos. Me
preocupa si ha estado sentada aquí durante días, privándose de sueño y comida.
Anna no se despierta cuando lucho por sentarme en la cama y no abre los
ojos, incluso cuando tiro las sábanas y trato de levantarme. La hermana
continúa respirando de manera uniforme y profunda, por lo que no la despierto,
dándole tiempo para descansar.
Me lavaron, curaron todas las heridas y me cambiaron de ropa. Veo

vendajes frescos en mi brazo derecho, en mi torso. En el espejo, mi rostro
pálido con el labio partido me mira, donde la herida está cubierta con una
costra, y un hematoma extenso ya ha comenzado a derretirse en la mandíbula
de la derecha. Siseo cuando mi costado se dispara mientras camino, pero ya
no sangro, lo que significa que el dolor y las heridas son temporales, Christian
tenía razón. Todo vivirá. Recuerdo cómo me dijo cosas extrañas, pero ahora
no puedo estar seguro de que realmente escuché todo esto, tal vez la mitad
de mi mente llegó a estar delirando. Decido hablar con él cuando
posibilidad.
Me muevo lentamente por la habitación, tratando de no volver a molestar

a mi lado. Y ponerme pantalones y una camisa se convierte en una larga
tortura, donde hago una mueca con cada inclinación. Solo después del tercer
intento fallido de levantar las manos para peinarme, voy a despertar a Anna.
Mi hermana se despierta abruptamente, saltando literalmente sobre la cama,
mirando a su alrededor con aprensión. Y cuando me ve, de pie y ya
vestido, se echa a llorar. Trato de no jadear cuando envuelve sus brazos
alrededor de mi cuello y presiona demasiado cerca, causando que mi cuerpo
me duela de nuevo. "¡Mataré a este Daniel, los mataré a todos!" Ella susurra
incesantemente a través de sus fuertes sollozos acerca de cómo tratará
sangrientamente con todos los gobernantes de Araken, y yo me río en
silencio y acaricio su cabello, escuchando detalles de los que ella apenas
es capaz. ¿Cómo está Severín? Pregunto, tratando de ahuyentar la imagen
de cómo su cuerpo se estremeció mientras intentaba tirar de la cuerda de su
cuello con los dedos. Incluso ahora, con solo un recuerdo, llega a la garganta
rabia mezclada con miedo.

- Su voz ha regresado casi por completo, aparte del moretón en el cuello,
no hay nada terrible, - mi hermana está tensa, aprieta nerviosamente el mango
del cepillo para el cabello, que le entregué, pidiéndole que haga algo con el
horror en mi cabeza que me quedó después del sueño.
"Si no fuera por ti..." tartamudea Anna, sin querer decir nada.
miedos en voz alta, asiento con conocimiento.
- No pienses en ello. Estaba furioso y les di una buena patada en

lugar de ti, trato de bromear. - Puse una cabeza en la columna. "Vi lo
que hiciste allí", mi hermana sonríe con fuerza, peinándome el cabello.
“Y vi tu sangre… por todo el piso, y luego en la alfombra del
corredor… en las paredes… en las escaleras…”
Su hermoso rostro está arrugado por el dolor, y llora de nuevo, pero

continúa trabajando en mi cabello. Me duele verla así, pero sé que mi
hermana necesita tiempo, necesita la oportunidad de derramar todas
estas lágrimas, horror y dolor. Liberar la tensión. Así que no digo nada
y espero a que se sienta mejor. Coloco mi mano en mi pecho, donde mi
corazón late lenta pero uniformemente.
Abro la boca para preguntar por Aaron si está bien, pero cambio mi
pregunta en el último momento: "¿Nadie más resultó herido?" “Alrededor
de diez guardias muertos. Pero tuvimos más suerte, a juzgar por los
cadáveres restantes, más de treinta mercenarios se dirigieron hacia
nosotros. De los que capturamos vivos, Alexander eliminó los nombres
de dos traidores sobornados que ayudaron a los mercenarios a entrar.
También dijeron que el palacio estaría medio vacío ese día. Traté con
ellos. La hermana deja de llorar, sus ojos se endurecen. ¿Cuántos has
atrapado? ¿Y fueron capaces de averiguar quién envió a los asesinos?
Ya sabes quién. Todos lo sabemos, murmura Anna. - ¿Pero aún? -
Sí, cinco fueron atrapados. Alejandro los interrogó. – ¿Están
muertos? - Todos a uno. Solo asiento, sin juzgar, pero lo siento.
Sería mejor si los guardias mataran a todos. Anna se arma de valor
nuevamente, sus dedos hábilmente crean un peinado simple pero
cómodo para mí: la parte superior del cabello está trenzada en una
trenza suelta y la mitad inferior se deja suelta. No necesitaba un
corte de pelo, pero no digo nada, sabiendo que mi hermana se
distrae con malos pensamientos mientras sus manos están ocupadas.
Anna también trata de poner mi cara en orden. Trae los ojos, pinta los
labios y el polvo cubre un hematoma. Todavía se puede ver, pero ya no
se destaca tanto.
- Hay noticias. Discutimos mucho anoche, pero creo que deberías saber y
decidir —comienza con seriedad, pero luego sacude la cabeza con una sonrisa,
notando que estoy de vuelta en una camisa, aunque me compró muchos vestidos.
- ¿Cual es la
solución? Ayer recibí una carta de Daniel. Dirigió un pequeño ejército a nuestra
frontera, exigiendo una reunión y negociaciones. “¿Un ejército para las
conversaciones de paz?” Respondo con escepticismo. “Y no hables”, resopla
mi hermana, sacando un caftán negro ajustado para mí. - Él quiere conocerte.
"Y si me niego, ¿atacará?" - Sí. Pienso mientras me pongo la ropa con cuidado.
Anna tira de mi cabello, dejándolo caer por mi espalda otra vez. Desvío mi
mirada hacia la ventana, notando que la mayor parte del vidrio está cubierto
con extraños patrones de escarcha. Por un tiempo me detengo en ellos
Atención.
"Estoy de acuerdo", respondo después de un breve silencio. ¿Dónde está

Severin ahora?
Mi hermana me lleva a la espaciosa oficina del Rey. Aquí hay mucha luz debido
a los grandes ventanales y las paredes claras, pero, como en la biblioteca, todo el
mobiliario es de tonos oscuros, lo que lo hace más pesado y voluminoso. Destaca
en particular el enorme escritorio de Severin, que ahora está sembrado de papeles
y libros en un extraño desorden. También hay una pequeña mesa en la habitación,
rodeada de mullidas sillas con sillas altas
espaldas
Dejo escapar un suspiro de alivio cuando veo a Severin en la ventana. Piensa

en algo y mira hacia la plaza frente al palacio, pero tan pronto como escucha la voz
de Anna, se vuelve hacia nosotros. El rey luce sereno, pulcro y apuesto, como
siempre, solo que aún le queda una raya en el cuello, rastro del estrangulamiento,
pero la sombra ya no es tan oscura. - ¡Finalmente! - Supera la distancia en un par
de pasos y me abraza con una sonrisa tan feliz que algo se rompe por dentro. Lo
abrazo también, pero lo dejo ir cuando el dolor se dispara a través de su costado.
"Perdóname", al notar mi mueca, Severin inmediatamente se aleja de mí.

sonrisa culpable. Y por eso, y por dejarte.
- Hiciste todo bien. Solo uno de nosotros dos podría haber sobrevivido con
una espada en el estómago”, trato de bromear, pero el rey niega con la
cabeza, indicando que el intento fracasó. Anna me contó todo, Severin. Me
encontraré con Daniel, - me pongo en marcha, mientras mi hermana se
sienta en uno de los sillones. El joven rey me frunce el ceño y luego mira hacia
algún lado por encima de mi hombro.
Obviamente no previste esto. -

Culpable. Olvidé que a Anna le gusta golpear por la
espalda. Me giro bruscamente ante la voz uniforme de Aaron, que ha
estado aquí todo este tiempo, sentado en una de las sillas, pero debido al
respaldo alto, no lo noté de inmediato. Abro la boca para protestar, pero todas
las palabras desaparecen. Ni siquiera lo reconozco de inmediato.
Definitivamente es Aaron, pero también es Severin. Todavía los mismos ojos
esmeralda, una línea clara de la mandíbula inferior, labios curvados en
una sonrisa maliciosa, pero su cabello, que antes caía sobre sus hombros en
una ligera onda, ahora es corto. En los bordes apenas cubren las puntas de
las orejas, pero en la parte de arriba hay largos mechones que caen sobre su
frente tapando levemente sus ojos, lo que hace que la mirada parezca más
oscura. ¿O realmente aparecieron más sombras allí?
Está todo recogido, limpio, recién afeitado. Lleva una camisa blanca,
atípicamente abrochada con todos los botones, y encima lleva un caftán
ricamente bordado. Todavía es negro, pero tiene tanto oro que esa ropa está
asociada con ... príncipes o reyes.
Aaron se levanta lentamente y miro alrededor de sus botas negras recién
lustradas con extraña confusión. Observo con qué movimiento ordinario tira
del borde de la manga de su camisa, ajustando el caftán sobre sus hombros,
como si siempre le importara la apariencia.
Todo el descuido que había en él se ha ido. Ante mí no está Aarón, sino
el príncipe mayor de Serat, Alejandro. De Aaron, solo quedó esta sonrisa
insolente en él, y los hilos traviesos que caen
en los ojos
Nadie trata de explicarme estos cambios, incluso cuando miro

inquisitivamente a Severin y Anna. No sé cuánto estoy en eso
Observé, pero me las arreglé para recomponerme, devolviendo una expresión casi indiferente
a mi rostro para ocultar cómo mi corazón tropezó al verlo. "¿Alguno de los mercenarios te
atacó con unas tijeras?" Pregunto con calma. La risa de Severin es tan repentina que comienza
a toser después de unos segundos. Anna le da a su esposo un vaso de agua mientras
observo que la sonrisa en los labios de Alexander cambia a una sonrisa satisfecha.
“El campeonato de ingenio es para ti. mi hermano pregunto algo

similar, pero solo sobre jabón.
Iba a averiguar sobre el jabón en la siguiente pregunta. Casi copio su sonrisa, tratando
de calmar los latidos de mi corazón. - No pensé que pudieras ser tan... - ¿Atractivo? - Bastante
ordenado. “Genial…” repite pensativo, saboreando la palabra,
decidiendo cómo le conviene. Noto a Anna

mordiéndose el labio, tratando de no reírse. Severin, poniendo una mano en su pecho,
recupera el aliento. Ahora, si pones a los hermanos uno al lado del otro, incluso pueden pasar
por algo así como gemelos. "Me reuniré con Daniel", cambio de tema nuevamente, dándome
cuenta de que
Miro al príncipe mayor durante demasiado tiempo.
Las risas y la diversión general se calman lentamente, devolviéndonos a la realidad.
Alexander me señala con la palma abierta en la silla de enfrente y espera a que me siente
primero. El príncipe ignora mi mirada perpleja cuando no sé qué pensar de sus nuevos gestos.
Él mismo se sienta solo después de que me hundo en una silla. - ¿Crees que Anna te lo contó
todo así? Su sonrisa está densamente condimentada con condescendencia, puede estar
tratando de cubrir su causticidad con ropa elegante, pero nuevamente está arrancada.
“Ella planea ir contigo, y se lo prohibimos”.
"No irás", le respondo inmediatamente a mi hermana.

pregunta tácita, aunque sigo mirando a Alexander.
El príncipe mayor apoya el codo en el reposabrazos, apoya la sien con los dedos índice
y medio, inclinando la cabeza. Solo me mira a mí, midiendo la reacción.
- ¡Ágata! Anna frunce los labios como una niña, pero no la ayudará.
- No.
"Iré contigo", dice Severin con seriedad, sentándose en el borde de la mesa. “No
irás”, Alexander responde inmediatamente a su hermano, igualándome. Reprimo una
sonrisa, notando lo disgustados que están el rey y la reina, que nuevamente son
tratados como los más jóvenes, y sus palabras son descartadas como si fueran
caprichos infantiles.
“Tú tampoco irás”, le digo a Alexander. “No necesito tu

permiso. - ¿Decidiste volver a ser un dolor en el trasero?
“Sí.” Hace una pausa, asegurándose de que los más
jóvenes no interrumpan. “Solo que no en la tuya ahora. Quiero ver una vez más lo
enojado que estará Daniel cuando te saque de debajo de sus narices por segunda vez.
"¿Escribió sobre algún otro requisito además de conocerme?" "Exige tu devolución",
responde Severin uniformemente. - Escríbele una carta que vendré. “Y prepara un
ejército”, añade Alejandro. “Yo no tomaría su palabra por eso. ¿Cuánto tiempo podrá
avanzar después de nosotros?
- Teniendo en cuenta que ahora es invierno, la primera ola podrá salir en dos días.
Podemos enviar caballería, llegarán más rápido, pero necesitamos ganar tiempo. Se
necesitarán muchos soldados para defender tanto la capital como la frontera. Severin
se recuesta en su escritorio, hurgando entre sus papeles. ¿Hay alguna ciudad cercana
donde podamos quedarnos? - Sí. Dolkor es perfecto. Es el más cercano, ahí está una
de nuestras residencias y cuarteles. La ciudad en sí no es muy grande, pero
rodeada de llanuras, los bosques de la zona no son lo suficientemente densos,
será fácil acampar. “Será suficiente”, está de acuerdo Alexander. - Sombras, yo y
Agatha también
saldremos en dos días, y nos encontraremos con Daniel en nueve días.

- ¿Porque tan largo? El camino tomará sólo cuatro. ¿Por qué más lo harías?
¿Tres? Ana está sorprendida.
- Para que nuestros soldados puedan prepararse y para que los espías sepan lo
más posible sobre el número y preparación del ejército, lo que llevó
el rey de Araken”, explica con calma el príncipe mayor. “Además, Daniil ya está
haciendo guardia en su frontera, así que déjalo que siga esperando en el frío. El
frío agota a la gente.
Alejandro se levanta. - Iré a dar
órdenes a mi gente, comed. Luego me pondré en contacto contigo, Severin, y
terminaremos los preparativos. Espera un asentimiento de su hermano y se gira
hacia mí. “Vamos, pequeña Mara, elijamos un arma más afilada para ti”.
Puedo ver que está observando cada uno de mis movimientos, así que trato de
ignorar la sensación incómoda en mi costado y me paro lo más casualmente posible.
En el pasillo, se mueve más despacio, se adapta a mi paso y no dice nada

hasta que recorremos casi todo el camino, adentrándonos en el palacio hacia la
armería. Cuando entramos en un pasillo vacío, de repente envuelve su brazo
alrededor de mi cuello por detrás y me atrae hacia él, abrazándome. Entierra su
nariz en mi cabello y aprieto el caftán en su espalda, presionando mi mejilla contra
mi pecho, sintiendo el latido constante de su corazón. - ¿Asustado? Comienzo en
silencio cuando él continúa en silencio. "Enojado", corrige en voz baja. El joven
espera un poco más y se aleja. No creo que realmente haya más sombras en
sus ojos. No solo nuevos círculos debajo de los ojos, sino que incluso el brillo
anterior de la esmeralda se ha vuelto menos brillante. De repente, sus ojos se
nublan y el príncipe comienza a rodar sobre su costado, como si su cuerpo estuviera
en una tormenta.
- ¡Alejandro! - Lo agarro del codo y exhalo con alivio,

cuando vuelve inmediatamente a sus sentidos, enderezándose de nuevo. - ¿Qué pasa?
Se frota la sien y luego la frente, haciendo una mueca de dolor invisible. Parece
agotado. - Últimamente me duele la cabeza. Demasiadas preocupaciones y estoy
cansado. Nada mas. - ¿Te lastimaste? - No. Vamos a. Avanza, evitando mis
nuevas preguntas. no insisto
Lo sigo, pensando en las próximas negociaciones.

Después de llegar a Ashor y descubrir la verdad sobre el pasado, me sentí
seguro, ni siquiera pensé en llevar
armas, creyendo que nadie se atrevería a meter la nariz aquí. Pero

ahora veo que en vano me relajé y fui un tonto. Por supuesto, Daniel no
abandonará sus planes tan fácilmente. Y dado que el asesinato
silencioso ha fallado, entonces la única oportunidad que le queda es la
guerra abierta. Sin embargo, su deseo de reunirse me parece extraño,
no puede simplemente robarme de estas negociaciones, rodeado de
nuestros soldados. Entonces, ¿qué quiere?
Alexander me lleva a la armería de las Sombras. Entiendo esto,
notando las calcomanías en la armadura negra y gris que cuelga en
bastidores especiales. Usan una protección gruesa y coriácea que es
más gruesa en la parte superior del torso para proteger el corazón. Cota
de malla tejida solo en el abdomen. Hombreras y brazales especiales
protegen las manos. Hay tantas armas de varios tipos reunidas aquí que
habrá suficiente para un escuadrón de Sombras que sume el doble de
lo que realmente tienen. Veo espadas de varias longitudes, desde
pesadas y de dos manos hasta un montón de dagas cortas que son ideales para lanz
El príncipe no me ofrece elegir, sino que él mismo va a los estantes
de espadas medianas. Saca algunos, los pesa en la mano. Después de
unos minutos, encuentra algunos adecuados y me ofrece elegir más,
pero luego cambia de opinión y saca espadas cortas para mí. - Tu eres
rápido. Te gusta el combate cuerpo a cuerpo y, como noté, usas dagas
con más frecuencia, me explica su elección. Recuerdo que ya me
había visto tres veces con un arma y me reconoció bien. Las espadas
largas y medianas las tiro rápidamente, dejando al primer enemigo
en el cuerpo, o las uso cuando todas las armas más cortas ya están
perdidas. - ¿Sigueme? "Lo vi", corrige con una risita. Con gratitud elijo
una espada corta. Se adapta tan perfectamente a la mano y es tan ligera
que estoy casi seguro de que me encantará esta hoja. Alexander
también me da una daga corta y otra larga. Cuando miro con interés
las pequeñas hachas, acariciando la madera del mango con mis
dedos, se sorprende, pero luego se ríe y sugiere que intente tirarla.
—Normalmente lo hago mejor —susurro mientras mi costado se

entumece por el dolor y el hacha que arrojé repiquetea contra la madera.
pared y cae torpemente al suelo.

“Por ahora, puedes prescindir de él”, se ríe Alexander, devolviendo el arma al estante.
“Tu cabello”, empiezo, decidiendo no adivinar, sino preguntar todo directamente. - Y en
general, toda tu apariencia. ¿Para qué es todo esto? La insolencia de Daniel me recordó
que llevaba mucho tiempo escondido. Tanto tiempo que Araken dejó de tenernos miedo
y…” se apaga, enderezando su espada torcida que cuelga en el estante, “… He estado
cambiando toda la política sobre los hombros de mi hermano menor durante demasiado
tiempo. - Es un rey. “Aún así, mi hermano menor. Quizás en las complejidades de las
negociaciones, nunca me ponga al día. Pero puedo asumir la parte sangrienta, y para ello
necesito respeto y peso en la corte. Debo liderar nuestro ejército, no solo el Escuadrón
Sombra. A pesar de que soy Morok, nadie debería olvidar mi verdadero nombre. - ¿Y
cristiano? Es el primo de nuestro padre, demasiado lejano para reclamar el trono, y nunca
fue entrenado para tales deberes. Por lo general, vivió una vida libre hasta que murió su
padre. Solo entonces Christian volvió a ayudar, sabiendo que no nos quedaba nadie más.
En resumen, sus palabras como miembro de la familia real pesarán algo solo si Severin y
yo morimos. Pero como soldado y consejero, es bueno. Asiento débilmente, sin entender
realmente las reglas de la herencia y sin saber exactamente qué hizo Christian cuando
era joven. ¡Qué libre era! Tal vez realmente no apareció en la corte durante la mayor parte
de su vida, gastando dinero, viajando a donde quisiera. Pero por alguna razón este
pensamiento no encaja con su tío. Recuerdo con qué facilidad mató a aquellos mercenarios
que intentaron llevarme. Literalmente habían pasado segundos desde que ya estaban
muertos. Christian está demasiado bien construido y es demasiado serio para un hombre
que pasó la mayor parte de su vida divirtiéndose y tirando oro.
“Viví lejos de nuestro patio durante muchos años. Así que ahora tengo que dejar de ser
Aaron otra vez y convertirme en Alejandro”, resume el príncipe, e inclino la cabeza, mirando
su sonrisa forzada y una nota de arrepentimiento en su voz.
Espero que puedas ayudar a Alexander a abrazar finalmente todos sus lados... Las
palabras de Severin aparecen en mi cabeza. ¿Quizás este es el problema que Alexander no
puede resolver de ninguna manera? Incluso después de un tiempo, todo se volvió claro para
mí, pero por alguna razón él no ve, y continúa trazándose límites.
Me acerco a él con confianza casi de espaldas y observo críticamente su nueva apariencia:

un corte de pelo más corto y mechones oscuros que caen sobre sus ojos, aunque el príncipe
los corrige de vez en cuando. Hay un sonido metálico de un hacha caída cuando Alexander
intenta aumentar la distancia entre nosotros, da un paso atrás, pero se apoya torpemente en
el estante de armas. Sus ojos se abren con sorpresa cuando desabrocho los primeros botones
de su camisa blanca. Cuando Severin usa ropa abrochada con todos los botones, le queda
bien, pero a Alexander parece que el cuello casi lo asfixia, a pesar de que la ropa le queda
perfectamente. Puede parecer sereno, pero
de alguna manera desafortunado, como si estuviera en cautiverio.

– Alexander y Aaron son la misma persona, y no es necesario que elijas a uno de ellos.
No importa cómo te llames, no importa cómo te llames. Das igual tú —digo, recordando cómo
yo mismo solía tratar de distinguir entre estas personalidades, sin saber siquiera cómo llamarlo.
Estas palabras, pronunciadas en voz alta, me consuelan a mí mismo. El príncipe contiene la
respiración y luego exhala tan suave y
lentamente que yo también me congelo, mirándolo.

“Tú te pones límites a ti mismo, Aaron. Te estás empujando hacia el marco, Alexander.
Pero en realidad son ficticios. Tú tan solo eres
usted.
Envuelve sus dedos alrededor de mi mano derecha, que sigue descansando sobre su
pecho. Alexander se inclina hacia mí y me besa inocentemente. Solo presiona sus labios contra
los míos durante unos largos segundos. Es solo un beso de agradecimiento y nada más. Y
luego entierra su frente en la mía. No te gusta mi nuevo corte de pelo, ¿verdad? - con una
sonrisa
respira en mis labios.

- Para Morok, que a veces necesita ser un príncipe, - lo hará, - Estoy mintiendo con la
misma sonrisa, me gusta, al igual que
anterior.
Capítulo 12
Uno de los raros mitos sobre cómo apareció
la Sombra: al principio, había pocas personas,
y Morana sola se enfrentó con calma a las
almas, encontrándolas y transportándolas a la
Nueva Vida. Pero el número de personas iba
creciendo, y las batallas entre tribus y pueblos
se hacían más grandes. Las aldeas crecieron,
las aldeas se convirtieron en ciudades y la tierra
se dividió en países. Y comenzaron las guerras
entre las personas, causadas no por la
supervivencia, sino por la codicia y el orgullo. Y
tales almas la Diosa odiaba sobre todo. Una vez
estalló tal guerra que Morana no pudo hacer
frente al flujo, y las almas, acumulándose,
acurrucándose, desearon regresar. Cuando la
Diosa los rechazó, intentaron atacarla, se
atrevieron a tirar de su vestido y tocar su cabello,
rodeándola por todos lados, y pisotearon su
sombra debajo de ellos. Y luego, enojada, la
Sombra de la Diosa misma se puso de pie para
protegerla. Y arrastró a todas estas almas
codiciosas al vacío para que no se atrevieran a
tocar a su ama. Y desde entonces, él siempre
la ha protegido de tal
peligro.
Y cuando Morana comenzó a elegir a Mar,

niñas como ella entre los vivos, la Sombra
comenzó a marcar a sus Sirvientes para que
protegieran a las niñas donde la Sombra misma
no podía ser alcanzada. Malachi Zotov. Olvidado
de Mary y Moroki
Como decidió Alexander, solo nos quedan dos días para prepararnos.
Recogemos las cosas necesarias. Ahora yo, como otras Sombras, tengo una
armadura negra y gris. Pero a diferencia de los demás, no tengo cota de mallas en
absoluto, por lo que puedo mantenerme lo suficientemente rápido, y ella
El peso no me molestó.
Una hora antes del amanecer del día de la partida, trenzando mis canas, para
mi sorpresa, me doy cuenta que estoy nerviosa. Durante los últimos dos días, he
tratado de conocer a cada una de las Sombras de Morok, hemos estado entrenando
y bromeando mucho, mientras que Alexander, Severin y Anna estaban ocupados
planeando y hablando sobre cómo una posible batalla futura podría afectar a todo
el mundo. país. Sorprendentemente, en todo este tiempo Christian no estuvo con
ellos, sino que entrenó con nosotros, diciendo que formaría parte de la caballería,
que partiría seis horas después de nuestra partida. Mark trató de entrenarme a mí
ya Christian, pero tuve que rendirme debido a la lesión en mi costado. Por cierto,
ya casi no me duele, pero si me descuido, Alexander nuevamente tendrá que usar
su fuerza vital, y ya no quiero quitármela.
Ahora, mientras abro la puerta del cuartel, donde ya están todos reunidos, me
preocupa que pueda ser demasiado descarado tratar de ser uno de ellos sin ningún
entrenamiento o iniciación especial. Entro, con una armadura que hace juego con
las otras Sombras, mi nueva arma atada a mis caderas. Soy recibido por un rugido
de voces, seguido por el silencio cuando todas las cabezas se vuelven hacia mí.
"Capitán, ¿somos nuevos?" - se escucha una voz alegre desde algún lugar
detrás.
Aaron desliza la daga en su bota y se endereza, dándome una mirada. Está
completamente ensamblado, solo le queda ponerse una máscara para que la capa
de Morok descanse sobre sus hombros.
"¿Tal vez deberíamos llevar chicas con nosotros más a menudo?" De repente
se escucha otra voz. - ¡Definitivamente estoy a favor! - ¡Solo se permiten chicas
gratis! - ¡Yo apoyo! Se levanta un alboroto animado cuando todos comienzan
a interrumpirse entre sí, discutiendo y multiplicando su lista de deseos. Quieren
chicas no solo libres, sino también en un rango no superior al de ellas, de lo
contrario, "es difícil para la reina discutir con ellas". sonrío pensando
lo difícil que fue para ellos con Anna. Abro la boca para ofrecerles la opción de
elegir chicas "vivas", pero Mark me llama la atención. - ¡Fuera, muchachos! Empuja
hacia adelante, empujando a sus amigos a un lado. El ayudante de Alejandro es el
único aquí que no lleva armadura. Para su disgusto, Aaron lo deja a él y a otras
veinte sombras en el palacio para cuidar de Severin y Anna. – Específicamente me
levanté temprano en la mañana para mirar… ¡Gracias a la Diosa por tales
Yeguas! Él silba descaradamente, mirando mi cuerpo, lo que hace reír a todos, y
Aaron le da a su amigo un golpe tangible en la parte posterior de la cabeza.
- ¡Habla ya! Aaron le grita con indiferencia. "¡Agatha, te traje

esto!" Mark abre una tela escarlata brillante frente a mí. Ni
siquiera una simple capa, sino algo entre un manto y un largo caftán. Tiene
capucha, e incluso mangas anchas, y en la espalda está toda pintada con símbolos
de Morana. Como la túnica de Mar, como la que me puse frente al palacio, con la
intención de matar a Aryan. con la intención
venganza mostrándoles a todos quién soy.

"Con mucho gusto mentiría que este es mi regalo para ti, pero de hecho
De hecho, nuestra reina me pidió que se lo traspasara, ya que ella misma no tiene tiempo.
Mark me ayuda a sujetar mi ropa mientras deslizo mis brazos por las amplias
mangas. La hermana incluso pensó en la conveniencia. Las mangas son anchas,
pero acortadas, terminando en la mitad del antebrazo y no me impedirán empuñar
una espada si así lo deseo. Y los propios antebrazos están protegidos por finos
brazales de cuero. “Así es como se veía Mary”, dibuja Kirill con admiración. “¡Ahora
imagina siete de ellos juntos!” Michael agrega. "¡Ahora Morok y Mara están
entre nosotros!" - alguien se une alegremente
detrás.
- ¡Solo imagina! ¡Los héroes de los cuentos de hadas oscuros
están con nosotros! La mayoría me mira con admiración, de verdad, como a la
heroína revivida de sus leyendas, el resto con interés y sonrisas. Aaron sonríe, pero
le dice que deje de mirar y se prepare, Mark lo envía de vuelta para que vigile
Rey. Voy a Aarón. Se da cuenta de mi mirada mientras cuelga el hacha que

quería tomar de su cinturón. "Entonces te mostraré cómo lanzar", se ríe,
trazando
detrás de mi
mirada. "A Anna siempre le gustó la ropa bonita", murmuro avergonzado,
mirando a todos los demás que solo usan capas negras. “Pero me destaco
de nuevo. "Deberías", está de acuerdo Aaron. “Tú eres Mara, no una de las
Sombras. Exhalo ruidosamente, y él sonríe, notando la decepción en
mi cara, y agrega:
“Pero todos tienen una sombra, y Mara tiene una
especial. - ¿Por qué? Vuelvo a mirar la mancha oscura en el suelo que
cae detrás de mí gracias a las antorchas encendidas. “Porque la Sombra de
María es Morok. Tu Sombra personal soy yo, pequeña Mara. El cuerpo
se contrae hacia adelante, apenas perceptible, debido a la fuerza con que el
corazón golpea las costillas. Siempre dice cosas raras y no puedo
descifrar si hay alguna pista oculta allí, pero mi cuerpo está caliente como si
supiera algo que yo todavía no puedo.
comprender.
Salimos unos minutos antes del amanecer. Aaron se vuelve a poner la

máscara de Morok, me da la Ventisca, y de dos en dos avanzamos en una
lenta procesión por las calles de Ashor. Las personas que ya se han levantado
jadean, susurran, nos siguen con la mirada. Y por primera vez en doscientos
años, cabalgo por estas calles como Mara, pero no escucho maldiciones ni
gritos de horror, solo suspiros de sorpresa y susurros de alivio. Mara en
escarlata sobre un caballo blanco justo al lado de Morok sobre un caballo
negro. Soy como una mancha escarlata entre la nieve blanca que nos rodea
y los mantos negros de mis nuevos amigos, y sé que ahora debo corregir lo
que he hecho. Fui yo quien gritó maldiciones hace doscientos años, acusando
a los Lasnetsov de matar a mi hermana. Fui yo quien gritó lo más fuerte
posible para que la gente llevara el mensaje en diferentes direcciones. Fui yo
quien llegó al palacio dispuesto a administrar el linchamiento. Y ahora tengo
que arreglarlo todo.
El primer día va notablemente bien. Estamos disfrutando del clima soleado del
último mes de invierno. Serat es un país del norte y el clima frío continuará durante
mucho tiempo. La nieve caerá de vez en cuando durante al menos unos meses, muy
probablemente hasta mediados de la primavera, pero el clima a veces agrada con los
cálidos rayos del sol y el cielo azul claro, y los paisajes helados deslumbran con su
blancura. Como Aaron retrasó la reunión con Daniel, no tenemos prisa. Sin embargo,
nuestra paz es violada por Anna, quien, sin el permiso de nadie e incluso sin la debida
escolta, escapó del palacio y nos siguió. Nos alcanzó poco después de la puesta del
sol, cuando ya habíamos instalado las tiendas de campaña y estábamos a punto
de encender fuego para preparar una cena caliente. - ¡¿QUÉ RAYOS, ANA?! - Grito
primero cuando el malvado Aaron
solo logra abrir la boca.

Todo el ruido alrededor disminuye y las Sombras se congelan, olvidándose de
sus asuntos. Tomo su cansado caballo por la brida y miro en dirección al camino por
el que ella galopaba. Espero unos segundos, con la esperanza de que aparezca su
escolta, pero no hay nadie.
“¡Ni siquiera tomaste seguridad! yo ladro Una
hermana con armadura de cuero, no como las Sombras, pero aún así protegida.
Lleva una espada mediana y una daga en el cinturón, y una capa aislante negra sobre
los hombros. Llegó con la frente en alto, pero rápidamente se volvió amarga,
encontrando mi disgusto. Por lo general, se baja del caballo ya avergonzada. Anna
ha olvidado por completo lo que es tener una hermana mayor y está acostumbrada a
hacer lo que le place.
“Al principio no iba a hacerlo”, comienza a justificarse. “¡Pero tengo que mirarlo,
Agatha!” ¡Debes encontrarte al menos una vez con el que se atrevió a empujarte a un
calabozo! - ¡¿Y?! ¿Qué es "y"? ¿Me ves a mí y a él? Primero me señalo con el dedo
pecho, y luego hacia Aaron, sin siquiera tratar de bajar la voz.

Apenas levanta la vista hacia el hombre que, con los brazos cruzados sobre el
pecho, está detrás de mí como una sombra oscura. Su máscara está levantada, por
lo que todos pueden ver perfectamente el disgusto en su rostro.
"Entonces, ya somos los primeros en golpear a Daniel, ¡y no creas que

incluso si lo encuentras, obtendrás algo!" Pero definitivamente acariciarás los
nervios de Severin. ¿Has pensado en cómo se sentirá?
A juzgar por su mirada asustada, la respuesta es no. Este mal rasgo suyo
no ha desaparecido por ningún lado, primero lo hace, y luego piensa en los
sentimientos de quienes se preocupan por ella. ¿Qué vamos a hacer con ella?
Me dirijo al príncipe mayor en busca de consejo. "Castigar", dice con
frialdad. “Sí, pero ¿cómo la enviamos a casa?” Es casi de noche. Aaron exhala
pesadamente y agitó su mano hacia una de las Sombras. - Andrei, toma
el caballo más descansado y regresa. Informe a Mark y al rey que Anna
está con nosotros y que está bien. Dile que no nos arriesgaremos a
enviarla de vuelta y que permanecerá bajo nuestra protección.
El soldado no hace preguntas, se prepara en menos de un minuto, ensilla

uno de los caballos y lo vemos desaparecer entre los árboles, de regreso a
Ashor. Anna, ligeramente encorvada, nos mira con aire de culpabilidad,
esperando una nueva reprimenda, pero ahora es inútil regañarla. Todas las
demás Sombras continúan observando la escena que se desarrolla en el
mismo silencio. - ¡Pablo! Aaron llama en voz alta. - Desde nuestra tienda con
Agatha, arrastra mi saco de dormir a tu tienda y pon otro en su lugar.
Agatha se acostará con Anna. Ni siquiera sabía que puso mi saco de dormir
en su tienda. Pensé que aún tenía que armar mi carpa, aunque solíamos
dormir en una. - ¿Duermen juntos? La mirada de Anna se lanza entre mí y
Morok, y sus ojos se abren con sorpresa.

¿Estamos durmiendo juntos? - igual de sorprendida, transmito su pregunta
Aaron, sintiendo la piel interesada en las miradas de los demás.
“Ya no”, espeta, y se va para ayudar con el fuego principal. - ¿Hay algo
que no sepa? mi hermana susurra suavemente mientras la empujo hacia
nuestra ahora tienda. “Y no estás sola”, espeto, empujándola hacia adentro,
pero yo mismo lanzo una mirada fugaz a la espalda del príncipe, quien
ayuda a jalarla.
tronco recién cortado más cerca del fuego.

¿Qué estás haciendo, Alejandro? Esta
pregunta me pone la piel de gallina, pero se me queda atascada en la
garganta, y no puedo preguntarla. Sin embargo, parece escuchar y se
vuelve en mi dirección para mirarme a los ojos.
Llegamos a la residencia en Dolkor por la noche del cuarto día. Dolkor

es un pequeño pueblo al este, a solo unas horas del bosque fronterizo. Y
si llegas al bosque y lo recorres más al este, en uno o dos días como
máximo puedes llegar al territorio de Mar. Por lo que entiendo, nuestro
templo sigue ahí, pero abandonado desde que morimos. No voy a volver
allí ahora para ver si quedan cosas familiares, si mi cama todavía está
allí, o al menos algunas de nuestras capas escarlata están en el armario,
o tal vez pueda encontrar esas historias de amor que mi hermana
izquierda antes de cómo salir. Miro hacia el este y decido averiguarlo
algún tiempo después. Pero aún no estoy lista para conocer un lugar lleno
de recuerdos de mi antigua familia. - ¿Tú estabas ahí? le pregunto a mi
hermana mientras subimos la colina y la llanura debajo de nosotros
domina la ciudad. No especifico, pero mi hermana entiende lo que
quiero decir, porque mi mirada no se dirige a Dolkor, sino a lo lejos, al
Bosque Infinito en
Este.
- No. No pude obligarme a regresar allí, especialmente cuando me

dijeron que ni siquiera hay sus tumbas allí que pueda visitar”, Anna se
echa hacia atrás la capucha, exponiendo su rostro al viento helado. –
Pero si quieres, iremos allí después de todo.
terminará.
La residencia de los Lasnetsov en Dolkore se encuentra a poca

distancia de la ciudad y resulta ser una propiedad bastante grande de
dos pisos. Al igual que el palacio, está revestido de mármol, sólo se utilizó
blanco y verde para su decoración, con toques ocasionales de dorado.
Hay tanto verde que todo el edificio parece una gema enmarcada en oro
en la nieve. Me entero de que esta residencia puede acomodar no solo a
la familia real, sino también a otros treinta invitados y al cuartel, cincuenta
soldados, que es más que suficiente para nosotros hasta ahora. Además,
hay amplios establos y jardines. Alejandro dice que
En un principio, esta finca era para las vacaciones de verano, por ser la más
cercana al sur, pero desde que empezó la guerra aquí se construyeron
barracas especiales y se ampliaron las caballerizas. Severin se encargó de
enviar una docena de sirvientes por adelantado para cuidar la cocina y
preparar la finca. Por eso, cuando entramos en la habitación desde la
escarcha, en el interior nos recibe el calor de las chimeneas y el aroma de una
cena recién preparada.
Alexander confía en algunos asistentes principales entre las Sombras para
asegurarse de que todos se alojen en los barracones, se mantengan calientes
y alimentados. Da instrucciones a los sirvientes, diciéndoles a la mitad que
cuiden los caballos. Elimina los deberes innecesarios de los demás, diciendo
que yo, él y Anna comeremos en la cocina y no necesitamos una mesa
bellamente puesta. Ni yo ni mi hermana objetamos. No necesito comer nada,
y aunque a Anna le encanta el lujo, conoce el valor del trabajo y entiende
perfectamente cuándo merece la pena hacérselo más fácil a los demás. O
estamos cansados del camino, o la tensión de la próxima reunión con el rey
de Araken ya se ha cernido sobre nosotros, pero estamos en silencio
durante la cena. Observo lo tensos que están Alexander y Anna y me sirvo
una sopa de champiñones con picatostes para que no se sientan incómodos
en mi presencia. “Estoy demasiado cansada, quiero lavarme e irme a la cama,
así que iré primero”, Anna se levanta de la mesa después de veinte minutos,
apenas terminando su estofado de verduras.
La hermana sí parece somnolienta, con los ojos rojos y llorosos cuando

no puede evitar bostezar. Alexander y yo asentimos, y ella sale de la cocina y
sube las escaleras. Incluso cuando estamos solos, permanecemos en silencio.
En general, no hablamos mucho desde esa primera noche, cuando Anna
apareció de repente. Desde entonces, ha aparecido entre nosotros una
extraña tensión, que no desaparece de ninguna manera. Intercambiamos
frases simples e insignificantes. O yo o él tratamos de iniciar conversaciones
normales para iluminar el camino, pero ninguno de ellos se mantuvo. Todo el
tiempo nos congelábamos ante alguna frase sin sentido, sin saber de qué
hablar a continuación. Y cualquier conversación desembocaba en un silencio
incómodo y desconocido.
– ¿Puedo elegir cualquier dormitorio? Finalmente rompo el silencio cuando
no queda más sopa para raspar
platos y pretender que todavía come. “Sí, lo

más probable es que estén todos ordenados, pero si ves demasiado polvo en
alguna parte, elige otro”, responde Alexander sin levantar la cabeza, su rostro
parece demasiado pálido y cansado.
- ¿Cual es tuyo? -
¿Quieres tomar el mío? - se ríe apenas audiblemente, lanzando una breve
mirada por debajo de sus cejas, noto moretones debajo de sus ojos. Me preocupa
que pueda tomarlo accidentalmente. “El mío es el que más te gusta”, ya se
muestra abiertamente divertido. Bufo y me levanto de mi silla. - Tú mismo no
me diste una respuesta clara, así que no te atrevas a despertarme,
si realmente tomo prestada la tuya.

"Está bien, me acostaré a tu lado lo más silenciosamente posible", dijo burlón.
la respuesta vuela a mi espalda, y la ignoro, yendo al segundo piso.
Aquí me encuentro con el crepúsculo de un largo corredor, y lo recorro sin
pensar, mirando puertas dobles blancas absolutamente idénticas con dorado,
ahora a la derecha, luego a la izquierda. no se cual elegir Como resultado, jalo la
manija de la primera puerta que encuentro y me encuentro en una habitación casi
lúgubre, con paredes claras, una cama ancha, un armario y una mesa. Debería
quedarme aquí, pero por alguna razón me voy y reviso la siguiente habitación. No
es muy diferente al anterior, vuelvo a cerrar la puerta y sigo adelante.
Recorro unas cuantas habitaciones más, las abro, compruebo y sigo de

nuevo, solo que ahora me doy cuenta vagamente de que Alexander despertó
especialmente mi interés en averiguar cómo es la habitación, cómo me gustaría.
Ahora abro cada uno, regañándome a mí mismo que quedaré como el

hazmerreír si se entera. Algunas habitaciones están iluminadas con velas, otras
no. Después de algunas habitaciones más, me siento aliviado de que mi interés
se esté desvaneciendo y estoy a punto de detenerlo, pero me encuentro en una
habitación que es diferente a las demás. Hay velas encendidas aquí, la mayor
parte de la decoración es en tonos verdes, los muebles son oscuros, una
amplia cama con dosel de ébano, tres almohadas sobre una colcha de terciopelo
gris oscuro. En todas partes hay dos, pero aquí hay tres. Me estremezco, por
alguna razón solo aquí quiero reclinarme
colcha y compruebo el color de las sábanas, pero me resisto negando con la

cabeza.
—Este mocoso arrogante aún sabe que amo el verde —murmuro
sombríamente y cierro la puerta detrás de mí, saliendo al pasillo. Para fastidiarlo,
sin dudarlo, elijo la habitación de enfrente. Los días siguientes descansamos,
entrenamos, nos encontramos con Christian con su caballería. Trae como
cien con él, también traen víveres y nos escoltan más sirvientes, que ahora
tendrán que alimentar más bocas. Los barracones ya están ocupados por las
Sombras, por lo que debes ayudar a montar y equipar un campamento a poca
distancia de la residencia de Los Lasnetsov. En la finca, dejo a Anna, Alexander
y Christian, quienes ni siquiera notan cómo salgo de la casa con las Sombras,
quienes se supone deben ayudar a la caballería que llega. Yo también quiero
ser útil, y ofrezco fuertemente mi ayuda. Mi brazo derecho se ha curado, la
herida en mi costado también apenas me duele, pero nadie me permite cargar
cosas pesadas. Y cuando convenzo a Pavel de que quiero trabajar con mis
nuevos amigos, me envía a cuidar caballos.
Mansamente cumplo todas estas instrucciones y ni siquiera me doy cuenta

de cómo pasa la mañana, sigue el día y luego se desliza la última tarde antes
de encontrarme con Daniel. Sigo haciendo cosas con mis manos porque me
distrae de pensar en él, me distrae de tratar de adivinar lo que quiere. Christian
me encuentra primero cuando el campamento ya está montado y listo, el sol
escarlata toca el horizonte, preparándose para esconderse de nosotros, y yo
remuevo las brasas con un palo, ayudando a que el fuego recién encendido se
encienda.
“Anna tenía miedo de no encontrarte en la casa”, dice Christian, sentándose
en un tronco largo a su lado. “Aaron, por cierto, también, pero uno de los
soldados dijo que te escapaste con las Sombras. Se ríe de la última frase,
presionando su cabeza contra sus hombros, tratando de esconder su rostro
detrás de un cuello alto. Saca un gorro de piel y se lo pone en la cabeza.
- ¿Dijiste eso exactamente? ¿Qué me escapé? Me río, exhalando una

bocanada de vapor. Por la tarde y por la noche, el clima es especialmente frío,
aunque los rayos escarlatas del sol golpean mis ojos, pero no siento ni un poco de ellos.
calor.
“Para ser más precisos, dijo 'se escabulló con las otras Sombras'.
Aaron no estaba emocionado —gruñe sombríamente. – Mira, hasta le
robaste una capa negra a alguien para no destacar. - No lo robé, solo lo
tomé prestado temporalmente. Sonrío y sigo girando la madera
mientras observo el fuego.
captura más y más troncos.
"¿No te gusta ser Mara?" No me
gusta que todo el mundo se fije en mí. nunca amé
destacar.
Christian me mira de soslayo, pero no hay cautela ni desaprobación
oculta en ella, como en el primer encuentro. En lo más profundo de mi
alma, me complace que incluso el tío Alexandra haya comenzado a confiar
en mí. Nunca te agradecí por salvarme digo. - Gracias. - Por favor. Por
primera vez en mi vida, logré hacer lo que tenía que hacer. No entiendo
muy bien de qué está hablando, pero tal vez su vida ociosa pasada no era
exactamente lo que realmente quería. ¿Quizás ayudar a sus sobrinos
es algo que le da alegría?
- Alexander dijo que realmente no te gustaba visitar

patio, pero regresó por el bien de Severin.
- ¿Sí? - Lasnetsov dibuja con interés, girando su cabeza hacia mí.
¿Qué más te dijo? El fuego ya ha estallado con fuerza y principal, rompo
la rama que tumbé
brasas, y echadlas al fuego.
Dijo que eras una buena persona y un guardián notablemente digno.
Pero también dijo que en tu juventud viviste a lo grande, pero nunca
formaste una familia.
Christian suspira desafiante. - Alexander
parece ser más joven que yo, pero a veces tan aburrido. En cada
oportunidad, me recuerda mis años de diversión. Pero me complace que
me considere un buen guardián, aunque Severin es responsable más allá
de su edad, no estoy seguro de que haya ni una gota de mi mérito en su
digno reinado.
“Sí, tú también eres modesto”, finjo estar sorprendida.
El hombre comienza a reírse, una risa baja y vibrante que me recuerda algo,
pero inmediatamente pierdo el pensamiento cuando Christian lo interrumpe
abruptamente y se queda en silencio. “Eso definitivamente no se trata de mí. Me
trago una risita y me envuelvo en la capa robada. "¿Aún no tienes preguntas,
Agatha?" pregunta el hombre en voz baja, mirando las llamas anaranjadas.
¿De qué preguntas estás hablando? Me pregunto. Se

posa sobre mí con una mirada penetrante, y lentamente recuerdo sus extrañas
palabras después del intento de asesinato, las palabras cuando me llevaba en sus
brazos. "¿Entonces no fueron mis alucinaciones en ese entonces, y realmente me
odiaste tanto que querías matarme?" “Sí”, admite Lasnetsov sin rodeos. Pero
no te odio. Todo
más difícil. Entonces, ¿tienes alguna pregunta?

- Tengo muchas preguntas, pero lo más probable es que estas no sean las que
Quieres decir. “Si lo
crees, entonces sí. Luego esperaré, pero espero que aparezcan lo antes
posible. Solo quiero pedirle que me cuente todo tal como es, que me diga que tipo
de preguntas y que es lo que tanto le preocupa, pero ya puedo ver en la cara
de Christian que hasta puedo suplicarle de rodillas, pero no lo hará. No digas nada.
Yo mismo debo ir a él, como él pidió por primera vez.
“Vamos, Agatha”, el hombre interrumpe mis pensamientos de nuevo,

poniéndose de pie. “Mañana tenemos un día difícil y necesitamos descansar, y mi
sobrino no podrá hacerlo si no está seguro de que usted
de nuevo en la finca.
Tomo una respiración profunda, sabiendo que tiene razón. Echo un último
vistazo al ajetreado campamento antes de la cena y sigo al tío Alexander hasta
nuestros caballos para regresar a la residencia.
Capítulo 13
Cuando Mary cayó durante el ataque a Serat, los
Lasnetsov preservaron sus cuerpos. Dicen que querían
enterrar a las hermanas todas juntas para darles al
menos algo de honor. Enviaron jinetes tras el cuerpo de
la última y más joven María - Anna. Pero cuando los
soldados llevaron su cuerpo a Ashor, resultó
que ella no cambió de ninguna manera, y luego se

descubrió que los cuerpos de las otras Yeguas tampoco
se descomponen. Los Lasnetsov no sabían qué hacer. Y
había una esperanza fantasmal de que la Diosa
traería de vuelta a las chicas. Así que esperaron. Pero
cuando las Marías muertas continuaron muertas, hubo
un susurro entre la gente común, impulsada por el temor
de que las niñas se convirtieran en terribles espíritus
malignos, que irían a vengar a las personas por su muerte.
Un grupo de personas robó a Mar del palacio y,

temiendo quemarlas, los ladrones enterraron los cuerpos
en diferentes lugares de Araken y Serat, sin marcarlos
de ninguna manera para que nadie pudiera encontrarlos.
Y, sobre todo, la gente le tenía miedo a Agatha, por
lo que dicen que la pusieron en dos ataúdes y la
enterraron tan lejos de Serat tan pronto como
pudo.
“Ni siquiera piense en quitarse la capucha, su majestad”, dice fríamente Aaron

hacia Anna cuando entramos en el bosque fronterizo.
Su voz a través de la máscara de Morok ahora es más fría que el peor clima de
Serathian. Inicialmente, se planeó que Morok, yo y diez de nuestras Sombras más
iríamos a una reunión con Daniel. Por lo tanto, después del desayuno, conociendo
a mi hermana, fui el primero en sugerir discretamente encerrar a Anna en su
habitación y colocar guardias cerca de sus puertas e incluso ventanas. Pero mi
hermana me conoce igual de bien, así que perdimos la oportunidad. Después de
que empacamos nuestras cosas, nos pusimos la armadura, colocamos las armas y
estábamos a punto de ver a Anna, ella no estaba en la habitación. La
encontramos en el establo, a caballo, rodeada de sombras que no le permitían salir
del recinto. Pero ella es su reina, por lo que tampoco pudieron obligarla a tirarse al
suelo y encerrarla.
"Déjalo ir", dije con calma entonces, sorprendiendo a todos con mi decisión.
Cuanto más la detengas, peor será. Y así al menos ella estará con nosotros. De
hecho, desde la mañana no he estado de humor para discutir. El mismo encuentro
con Daniil colgaba de mi cuello como una piedra pesada, y quería conocerlo lo
antes posible, aliviar la carga y entender lo que necesitaba. Nuestro destacamento
partió de madrugada, llegamos desde Dolkor al borde del bosque en unas horas,
pero todavía estaba lejos del punto de encuentro. Avanzamos despacio, con paso
mesurado, y parece que soy el único al que le molesta esta lentitud. Parece
que soy el único lo suficientemente tonto como para intentar cruzar la frontera de
Serath lo más rápido posible, lo único que nos impide encontrarnos con el ejército
de Araken. Por los exploradores, Christian se enteró de que el ejército que esperaba
en el lado opuesto todavía no era lo suficientemente numeroso para un poderoso
ataque en nuestras fronteras, pero esto no significa que Daniel no se arriesgue. Y
si su plan es matarnos, entonces debido a Morok, esto es difícil, pero su ejército
definitivamente se las arreglará.
Afortunadamente, Anna sigue todas las órdenes al pie de la letra, no se queja,

mantiene la cabeza agachada y se mueve entre las Sombras que hay detrás. Ella,
por supuesto, es demasiado pequeña en el contexto de hombres entrenados, pero
pueden protegerla fácilmente de miradas indiscretas si es necesario. Morok ya
había dado la orden de que, ante circunstancias imprevistas, su primera
preocupación fuera Anna. Él y yo estaremos solos.
Miro con los ojos entrecerrados a Aaron, quien, poniéndose la máscara

sobre la cara, a veces le pide a Sugar que se mueva al lado de mi Blizzard.
Lleva la espada de Morok en su espalda, y las partes doradas de su máscara
brillan cada vez que atrapan los brillantes rayos del sol a través de las ramas
de los árboles. Soy el único que destruye la armonía del color, mi manto se ve
como un punto anormalmente brillante contra el fondo de nieve y agujas verdes.
E incluso cuando entramos en partes del bosque donde la nieve se ha derretido
para revelar un manto marrón ocre de agujas caídas, todavía me veo como un extraño.
"¿Es cierto que con esta espada envías a todos a la Sombra?" – pregunto
en voz baja, tratando de diluir el aburrimiento y los pensamientos sobre la
próxima reunión. - Si y no. Esta espada corta los hilos de la vida. Por lo general,
para cortarlos, primero debes verlos y sacarlos, pero con esta espada, no
necesito hacerlo. Suficiente para cortar la cabeza de la criatura. En cuanto a ser
enviado a la Sombra, necesito estar dispuesto, hacerlo a propósito. - ¿Lo hacías
a menudo? No, solo un par de veces. Shadow... esta no es una prisión ordinaria
a la que enviamos a todos los que no nos gustan, de lo contrario ya no
habría un lugar allí”, gruñe Morok sombríamente. – Una sombra para las
almas corrompidas, aquellas que de una vida a otra, en lugar de mejorar, son
atraídas por la muerte, la podredumbre y la codicia. Continúan haciendo el mal.
Cuando nos encontramos con tales personas y estamos seguros de que ya no
hay esperanza para ellos, los enviamos a la Sombra. "Los que enviaste... ¿eran
personas?" - No. Más precisamente, lo fueron una vez, pero uno después de la
muerte se convirtió en un demonio. El segundo era un kikimora de pantano.
Fingió ser una anciana amable y, con la ayuda de la ilusión de una hermosa
canción, atrajo a los niños a los pantanos. - ¿Lo calentaste? - Ela. Me
estremezco de asco, contenta de que Aaron la haya enviado al tormento eterno.
"Háblame de tu entrenamiento", le pregunto de nuevo. – En general, nuestro
entrenamiento es algo similar al tuyo. Abarrotando información sobre espíritus
malignos, hierbas, tinturas y entrenamiento. Diario. No estamos invitados a
palacios, por lo que no es necesario aprender etiqueta, aunque como ambos
sabemos, tus lecciones de baile no te ayudaron mucho.
- Ingenioso.
Quiero recoger el chichón más cercano y tirárselo a la cabeza para borrar
esa sonrisa irónica que puedo sentir perfectamente incluso debajo de la máscara.
“Una de nuestras principales diferencias con Mar es que no tenemos casa. No
hay un templo en el que nos reunamos y vivamos, un templo donde la gente
pueda venir. Nadie nos adora y nadie espera nuestra bendición. estamos
viajando Incluso durante el entrenamiento. Lo hacemos donde queremos, a
veces nos quedamos en un lugar por un mes, a veces por años.
“Pero llamas demasiado la atención, incluso más

que nosotros. No, tenemos máscaras. Y sin ellos, nadie jamás reconocerá
el Moroka en una persona. Así que nunca sabes dónde están o qué están
haciendo. Incluso me resulta difícil encontrar a otros, no dejamos ningún rastro
significativo detrás de nosotros. Solo se puede encontrar tras la pista de los
malos espíritus, pero según los rumores.
- ¿Cuántos de ustedes
están ahí? - No lo sé.
- ¿Me gusta esto? ¿Nunca has visto a los demás? - Vuelvo a golpear a
Blizzard en los costados cuando se congela como si estuviera clavada en el
lugar, sintiendo mi sorpresa. - Vi solo tres, y entonces tenía once años. Quizás
aquellos que vivieron antes de la guerra se reunían a menudo, pero después
del levantamiento, cuando los Moroki decidieron dejar a la gente a su suerte,
apenas nos veíamos. - ¿Quién te enseñó? - Esta es la segunda diferencia.
Cuando aparece un nuevo Mara, todos lo sienten, - asiento, confirmando sus
palabras, - solo uno de nosotros siente al nuevo Morok. Y este se convierte
en mentor para el siguiente, él solo toma al niño de la familia y enseña
durante ocho años, hasta los dieciocho. No sé cómo se eligen los mentores. Tal
vez por accidente, o tal vez por voluntad del destino, pero tienen una conexión
especial.
– Entonces, ¿algún día te sentirás el nuevo niño marcado y te convertirás

en su mentor? - Sí. – ¿Cuándo sucederá esto?
- No lo sé. Tal vez mañana, o tal vez en unas pocas docenas

años.
Abro la boca para hacer aún más preguntas que ahora me vienen a la
cabeza constantemente. Quiero saber más sobre nuestros hermanos y aún
más sobre la vida de Aaron, pero él levanta la mano pidiendo silencio. Nos
acercamos a la frontera. El lugar de encuentro fue designado por Daniil, eligió
una pequeña casa en el bosque literalmente a quince minutos a pie de la
frontera. Sólo quince, pero nos podría costar toda la vida. ¿Por qué no
nos encontramos en la frontera? Pregunto
cuando no veo un solo soldado Arakene del otro lado.

"Frío", dice Aaron simplemente. - No sabemos cuánto
la reunión se alargará, pero tampoco quiero
atascarme. ¿Es seguro para nosotros cruzar
la frontera? – Peligroso, pero Daniil envió una invitación oficial a las
negociaciones. Esto nos obliga tanto a nosotros como a ellos a no hacernos
daño. En términos generales, ahora tenemos una tregua. Ni ellos ni nosotros
podemos ser agresivos. ¿Es posible creer algunas palabras en una hoja de
papel en tal
¿situación? Me doy cuenta con tristeza.
“Es imposible”, responde Morok con la misma sencillez y golpea a Sugar.
a los lados, enviando hacia adelante al otro lado.
Tan pronto como nos encontramos en el territorio de Araken, todas las
Sombras se tensan notablemente, pero nadie nos rodea, nadie intenta atacar.
El bosque de este lado también nos recibe con el mismo olor a nieve mojada,
el brillo de los rayos del sol y el canto de los pájaros. Solo cinco minutos
después, un soldado de Araken se nos acerca lentamente. Viene hacia
nosotros deliberadamente lento, levantando las manos, demostrando que no
tiene un arma con él. Ni siquiera tiene armadura. Fue enviado a nuestro
encuentro, por si acaso para mostrarnos el camino. Morok, siendo la cabeza
de nuestra procesión, agita su mano, permitiendo que el soldado muestre el camino.
La casa del bosque se encuentra en un pequeño borde del bosque. Aquí
todo está cubierto de nieve, el sol de la mañana ilumina sin obstáculos tanto
una pequeña casa de madera con un anexo en forma de establo cubierto,
como un destacamento de Arakens formado por quince personas armadas
hasta los dientes. Solo hay quince de ellos afuera, y debería haber más adentro.
Somos menos.
Para mi sorpresa, este pensamiento no me asusta. No alcanzo mi arma y no me
tenso, y una de las Sombras incluso resopla, dándose cuenta de que Daniil excedió
ligeramente el número permitido de guardias, que él mismo fijó en diez personas. Sin
embargo, Aaron y yo los mataremos a todos si es necesario. No puedo encontrar a
Daniel con mis ojos, lo más probable es que ya esté adentro. La cabaña parece lo
suficientemente grande y ordenada como para acomodar a una multitud de
hombres. Sale humo de la chimenea, lo que significa que definitivamente hay alguien
adentro y, muy probablemente, hace calor allí.
“Solo yo, Agatha, Pavel, Kirill y Mikhail entraremos”, da la orden Morok, mientras
todavía estamos lo suficientemente lejos.
- Y yo.
Me río ante el tono obstinado de Anna desde algún lugar detrás de
mí. "Y tú", Aaron rechina entre dientes. Estoy seguro de que él está en ello para estos
las travesuras se desarrollarán cuando lleguemos a casa.
Los soldados de Araken manténganse un poco distantes, no se muevan y no se
nos acerquen. Hacemos lo mismo. Dejamos nuestras Sombras y caballos a la misma
distancia de ellos y de la casa, para que nadie irrite a nadie. Entro primero en la casa,
quitándome los guantes de cuero a medida que avanzo. Mi rostro no expresa nada,
pero mi corazón late sorprendentemente rápido y nervioso en mi pecho. Primero,
nos metemos en un pequeño dosel, golpeamos con los pies, sacudimos la nieve
adherida, luego tiro de la siguiente puerta de madera. Se abre con un crujido. Sin
dudarlo, entro en la sala principal.
Es espacioso, las paredes y todos los muebles son de madera, en el piso de

madera ya hay alfombras descoloridas y pisoteadas en algunos lugares. Hay bancos
de madera a lo largo de las paredes, y el calor se extiende por la habitación desde la
estufa blanca. Los techos son bastante altos, su altura es suficiente incluso para
empuñar tranquilamente una espada a dos manos. En el centro hay una gran mesa
redonda con cuatro sillas. Desafiantemente ignoro a Daniil, quien inmediatamente se
levanta de su asiento, y cinco personas más detrás de él. Sigo mirando alrededor de la
habitación, notando que hay una ventana aquí, pero no funcionará para salir por ella.
Veo otra puerta detrás de las espaldas de la gente, muy probablemente una salida
hacia los establos. Recuerdo qué objetos pueden ser atacados cuando
necesidades, pero hay pocas de ellas, la casa se ve demasiado limpia, ni siquiera puedo
mirar el atizador. El último de los Shadows cierra la puerta detrás de él. - Ágata. Solo que
ahora miro a Daniel, y por alguna razón mi corazón se encoge. No ha cambiado mucho.
Tal vez solo está entrenando más duro, sus hombros parecen ser un poco más anchos.
Su cabello está cuidadosamente peinado hacia atrás, como la última vez que nos
vimos, su barbilla en alto, sus ojos marrones se ven tan claros por la luz del sol que cae
sobre su rostro desde la ventana. Su uniforme negro ahora tiene cuello y puños rojos. Al
igual que su otro atuendo, se ajusta perfectamente, enfatizando la figura. Y charreteras
doradas, trenzas y aiguillettes doradas hablan de su nuevo estatus como rey y comandante
en jefe.
Sin embargo, su tímida sonrisa me confunde por un momento, quiero enojarme con él,
golpearlo para borrarlo. Pero no me quedan fuerzas para todas estas intrigas palaciegas. El
último ataque de los mercenarios pareció quitarme algo. - Daniel. Me acerco, pero no me
siento en la silla que me ofrecen. Y me alegro de que estemos separados por una mesa. Si
fuéramos más cercanos, no estoy seguro si haría algo de lo que me arrepienta. Morok
se congela como una pared sombría casi cerca, solo medio paso atrás. El resto de las
Sombras están a dos pasos de nosotros, Anna prudentemente se queda con ellas. "Debería
haber adivinado que vendrías también", la sonrisa de Daniel se desvanece.
no cuando mira a mi compañero.

"Agatha y yo ya no nos vamos a separar", responde Morok secamente. La
mandíbula del rey se aprieta y me inundan los recuerdos de cómo Aaron se burló de él
la última vez que nos encontramos con la idea de que estábamos conectados para siempre
y que moriríamos con él el mismo día. Mientras que Daniel es un mortal ordinario que no es
dado a comprender la profundidad de la conexión de tales como
nosotros.
¿Qué necesitas, Daniel? Suspiro con cansancio, arrojando mis guantes sobre la mesa.
“No recuerdo haber querido volver a verte. El joven se estremeció apenas perceptiblemente
ante mis palabras. “Quería hablar contigo a solas.
Me inclino deliberadamente hacia un lado y miro expresivamente a los

guardias detrás de él. El rey, como si sólo los recordara, se da la vuelta,
pero no tiene tiempo de decir nada, porque una voz familiar lo interrumpe: -
¡Por los dioses, Daniel! Pregunta lo que necesites! Elena empuja a los
soldados a un lado y da un paso adelante. Su tono, aunque caprichoso,
pero la voz es igual de agradable, para que coincida con la princesa. Lleva
un vestido azul suave, en cuyo corsé brillan piedras preciosas. Sobre el
vestido hay un caftán azul oscuro y el cabello rizado está trenzado en una
trenza gruesa. Ella está tan hermosa como siempre con esos labios carnosos
y sonrojados por el frío. Pero aspiro ruidosamente el aire a través de mi
nariz, sabiendo qué tipo de persona se esconde debajo de este hermoso
caparazón.
“Elena, te pedí que no interfirieras. -
¿Dónde está Aarón? ¡Sé que lo tomaste, bastardo! - interrumpe la
princesa enfadada a su hermano, mirándome a los ojos. Morok y yo nos
volvemos hacia Daniil desconcertados. El no dijo. Parece que no le dijo
a nadie que Morok era Aaron. Aunque sería interesante para mí mirar a
Elena cuando se da cuenta de que no solo fue Lasnetsov quien la tiró con
la boda, sino ambos. —Agatha, no es necesario que lo hagas —susurra
Daniel en tono de advertencia, suplicante, cuando mis labios se estiran
en una sonrisa sombría. Ignorándolo, me vuelvo hacia la chica e inclino la
cabeza para mirarla. Veo la irritación en los ojos marrones y no tengo
tiempo para detenerme, incapaz de contenerme de la oportunidad de
disfrutar de la furia impotente de la princesa. Sonriendo la sonrisa más dulce
que pueda.
“Dejé a Aaron donde más le gusta. En mi

camas
Hay un silencio casi ensordecedor, y solo después de un momento me doy
cuenta de que todos los que están detrás de mí saben perfectamente quién es
Aaron y que él mismo está parado muy cerca.
Siento aún más placer al notar la ira en la mirada del rey, que dirige a
Morok. Varias Sombras se ríen, y los momentos de silencio terminan cuando
la cara de Elena se pone roja de ira. “La próxima vez, no seré tan amable y
haré que los mercenarios te arranquen la cabeza en lugar de arrastrar a tu
hermano como
trofeo —sisea Elena, apoyando las manos sobre la mesa. “Fui paciente la
primera vez, ¡pero esto no volverá a suceder!”
Tomo una respiración profunda, averiguando lentamente lo que quiere
decir. ¿De qué estás hablando, Elena? Morok y yo nos convertimos en
piedra cuando Daniel con malentendido
se vuelve hacia su hermana.
“No finjas que no lo sabías, casi puedo sentir mi
las palabras rezuman
desprecio. ¿Qué no sabías? Elena! ¡¿Qué has hecho?! - O Daniel es bueno
fingiendo, o realmente no entiende. “Quería ayudar, tenía que lidiar con Severin
y Agatha”, explica Elena más tranquila, avergonzada por el disgusto de su
hermano. - Qué. Tú. ¡¿LO HIZO?! ruge el joven rey. - Mercenarios contratados,
ordenaron eliminar a Severin, pero yo
Iba a entregarte con vida —solta la princesa rápidamente.

Daniil abre y cierra la boca en estado de shock, se apoya en el respaldo de
su silla, tratando de mantener el equilibrio. Ahora comprende que convocó a
una reunión a un pueblo que, a fuerza de voluntad, se abstiene de degollarlo
aquí mismo. Morok eliminó suficiente información de los mercenarios para
iniciar una guerra justificada contra Araken, pero Severin y Alexander no
aprovecharon esto, no queriendo empeorar la situación económica de su país,
involucrándose en operaciones militares a gran escala. Mi rabia estalla de
nuevo, recuerdo una y otra vez cómo Severin intenta liberarse de la soga.
Parece que esta imagen y ese terrible miedo por ella nunca me abandonarán
ahora. Nadie tiene tiempo de reaccionar cuando Anna, aprovechando la
conmoción general, pasa por delante de Pavel, rodea la mesa por el lado de
Elena. La hermana rápidamente agarra a la princesa por el cabello y golpea su
cabeza contra la mesa. El golpe no es lo suficientemente fuerte como para
matar a la princesa, pero es claramente doloroso. Elena grita y llora mientras
le sangra la nariz rota y cae hacia atrás mientras varios soldados la levantan.
Inmediatamente doy un paso hacia mi hermana, tirando de su espalda,
escondiéndome detrás de mi espalda. Daniel no sabe a quien gritar y que
pedido. Los Araken medio desenvainan sus espadas con un sonido metálico,
dando pasos hacia nosotros. Todos se congelan en completo silencio después
de que la espada de Morok hace un gran arco y muerde la mesa de madera
entre nosotros con un crujido ensordecedor. El golpe fue lo suficientemente
fuerte como para enviar la hoja hasta la mitad de la madera, que se agrietó. La
vibración se extendió por el suelo y se transmitió a nuestros pies.
Nadie se atreve a contraerse o incluso a respirar hasta que Morok se

asegura en silencio de que ha atraído suficiente atención. Su capa pareció
oscurecerse y alargarse, consumiendo más luz.
"Arma quitada", la voz detrás de la máscara es lo suficientemente
amenazante como para que todos los Arakenes devuelvan las espadas al
vaina.
Elena solloza suavemente una vez, pellizcando su nariz hinchada. No voy

a disculparme por mi hermana. Si no fuera por ella, yo habría hecho lo mismo.
Morok saca fácilmente la hoja de la mesa. – Salgan todos menos Daniel y
Agatha. Para mi sorpresa, Moroka obedece incondicionalmente no solo a
nuestras Sombras, sino incluso a los soldados de Daniil, quien se enoja
cuando nota tanta humildad. Nuestras Sombras ignoran la resistencia de
Anna, quien sigue lanzando miradas maliciosas a la princesa rubia y la arrastran
afuera. Elena gime y nos maldice, pero sus soldados también la ayudan a salir
de la casa. Mientras todos se mueven, toco la mano de Aaron, él se inclina para
escuchar lo que tengo que decir. Es la primera vez que veo su máscara de
cerca. Ante el negro, como la oscuridad misma, los huecos en los ojos, por un
momento olvido lo que quería decir. - Ve tú también. Daniel se relaja al escuchar
mis palabras. Morok guarda la espada
vaina, se quita el guante negro de la mano izquierda.

"Agatha." Le da la espalda al rey, se inclina hacia
mi oído, y pone una mano cálida en mi mejilla.
Sin pensarlo, inclino la cabeza, me apoyo en su palma y cierro los ojos; No
quise molestar a Daniel, es solo que esta caricia repentina es tan agradable.
Aaron, sorprendido, permanece en esta posición más tiempo del previsto.
No olvides la tregua. Y no te atrevas a matarlo todavía, pequeño

Mara”, dice burlonamente, sabiendo que Daniel todavía está escuchando.
Aarón cumple. Se vuelve a poner el guante y se va.
habitación, dejándonos solos a mí y a mi principal enemigo.
capitulo 14
Décadas más tarde, cuando el temor de que los
maras muertos regresaran, se empezó a asociar su
imagen con algo lúgubre. Comenzaron a asustar a
los niños que no les gustaba acostarse a tiempo.
Aquí y allá, comenzaron a surgir rumores de que, en
busca de tales niños, las almas de Mar deambulan
debajo de las ventanas y los llaman por su nombre,
tratando de atraerlos a la calle.
Alguien incluso dijo que los escuchó cantar con
una voz cantarina junto con el viento de invierno, y
los niños recogieron las líneas y se contaron entre sí.
En la hora más oscura del invierno En medio de la
oscuridad de la noche y las ventiscas ¿Escuchas
aullidos o nos escuchas? Estamos en el suelo,
¿y tú estás caliente en la cama? Pero en realidad,
esto es mentira, durante todo un siglo nadie ha
conocido a una sola María, ni viva ni muerta.
Estamos en silencio. Repaso en mi cabeza todas las preguntas que necesito

hacer. Quiero saber las respuestas a cada una antes de irme. En la próxima
reunión, ya no escucharé nada, pero trataré de matar de inmediato. Y el punto
no está solo en la antigua venganza, sino también en su traición personal hacia
mí. Anna está viva, pero el resto de mis hermanas están muertas por la vanidad
de su antepasado y, muy probablemente, el propio Daniel lo sabe. - ¿Vosotros
estais juntos? Daniel interrumpe silenciosamente mis pensamientos. - ¿Qué?
Está incómodo, apenas se obliga a exprimir esta pregunta. Toda mi

bilis se agota sin Elena y me hundo en una silla. El rey rubio me mira
sorprendido, pero hace lo mismo, sentándose lentamente frente a mí.
“Tú y Aaron… o Alexander,” repite. - No es asunto

tuyo. Vuelve a mí, Agatha. Me estremezco, como
si tuviera el sabor a limón agrio en mi lengua. -
¿Supieras? "¿Sobre Elena y los mercenarios?" ¡No!
Maldición... ¡No soy idiota! – se mete la mano en el pelo con
enfado, al principio los revuelve, pero después de recobrar el sentido,
vuelve a alisarlos con delicadeza. “Recuerda que no quería que esto
pareciera un ataque de Araken. ¡Y luego están los mercenarios! Si tomaste
aunque sea uno vivo, entonces estoy seguro de que Aaron les quitó toda
la información.
"Noqueado", asiento con la cabeza, y el rey exhala entre dientes. “Los

Lasnetsov fácilmente podrían lanzarte esta información en la cara junto
con el ejército en tus fronteras, pero no rompieron la calma ya precaria.
Daniil ajusta nerviosamente el cuello de su uniforme, dándose un
momento para pensar. - Entendí. Y… tu cara —señala su pómulo, donde
todavía hay un hematoma apenas perceptible de un golpe de uno de
los mercenarios—, ¿es por el ataque? "Esto es lo mínimo que tengo",
siseo, retrocediendo cuando el rey se acerca con los dedos para tocar.
Daniel retira la mano a regañadientes. “Casi me matan. - ¡No puedes
morir! “Resulta que puedo. - ¿Cómo? Aparto la preocupación en sus ojos
con molestia. “Es suficiente para dañar gravemente el cuerpo o algunos
órganos importantes como el corazón. Entonces, si ataco, puedes
intentar defenderte. Apunta al corazón. “No quiero matarte, Agatha.
Quiero que vuelvas a mí. Estoy a punto de estallar en carcajadas, me
río hasta que, en mi lado curativo,
comienza a apuñalar.
- ¿Por qué lo necesito? Pregunto burlonamente cuando la risa se calma. "¿Por

qué volvería con el descendiente del asesino de mi hermana?" ¿La familia de quién
empezó todo?
Daniel junta sus manos frente a él y encuentra mi mirada con sorprendente
calma. Mi sonrisa se disuelve de inmediato, ya no puedo contener la pregunta
principal que surge de mí.
- ¡¿SUPIERAS?! - le grito, bajando mi puño sobre la mesa para que se arrugue
El tablero de la mesa cruje.
Espero su respuesta, apretando los dientes. Él está en silencio, dolorosamente
lento pensando en la mejor manera de presentarme la verdad. Espero algún tipo de
monólogo justificativo, donde crucificará durante mucho tiempo las razones de sus
decisiones, donde contará lo difícil que fue para él ocultarme la verdad. Donde
tratará de explicar sus mentiras, pedirá perdón cuando se atrevió a tocarme
sabiendo toda la verdad. Pero cuando escucho un exiguo “sí”, me derrumbo, me
levanto de un salto y, apoyándome en la mesa con una mano, le doy una bofetada.
Él no se mueve, solo su cabeza se sacude hacia un lado, y algunos mechones
ligeros, saliendo de su cabello, caen sobre su frente. Abro y abro el puño con
nerviosismo, sin saber por qué no golpeo más fuerte. Probablemente por el
arrepentimiento en sus ojos, que ella notó antes del golpe. Pero esta respuesta no
es suficiente, vine a averiguarlo todo. "Explícate", exijo. Daniil no intenta enderezar
los mechones rotos, mira al frente y asiente. “No mentí cuando dije que desde la
infancia amaba las historias sobre ti, admiraba tu coraje para enfrentarte sin
ayuda a toda una familia gobernante. Y habiendo aprendido que sus cuerpos
no se descomponen, comencé a buscar tumbas, pero entonces todavía era muy
joven, un adolescente. Y todo lo que podía hacer era hurgar en bibliotecas y
libros polvorientos. Fue entonces cuando encontré las notas de Yuli. Yo tenía
catorce años. Solo entendí remotamente lo que había encontrado, y decidí
mostrárselos a mi hermano. Nikolai era mayor, rápidamente se dio cuenta del
terrible secreto que habíamos descubierto. Un secreto que podría cambiar por
completo la historia de los últimos doscientos años. Una historia en la que los
Rakhmanov pasarían de ser los buenos a ser los perpetradores de la tragedia. En
aquellos que son culpables de la muerte de Mar y miles de personas más después
de eso, quienes, al final, cayeron en una guerra infundada.
Traga, humedeciendo su garganta para continuar. Lentamente me recuesto en mi

silla. “Nikolai me ordenó que no le contara a nadie sobre el hallazgo, dijo que intentaría
reparar el daño causado, me aseguró que definitivamente haría las paces con Serat,
y que poco a poco volveríamos a ser lo que era, olvidando los desacuerdos del pasado.
Al principio, le creí, apoyé a mi hermano, confiado en que él arreglaría todo. Pero cuando
pasó la primera ola de alegría, me di cuenta de que de todos modos no sería como antes.
María ha muerto, esta es la raíz de todo el conflicto que se ha desatado, y no es tan fácil
arreglarlo con una paz firmada. No importa cuántos tratados de paz firmemos, esto no
revivirá a Mar y no obligará a los Moroks a regresar y comenzar a ayudar a la gente. ¿Por
qué me buscabas? - seco, pero pregunto con más calma. Daniel levanta la vista de la
mesa y me mira a los ojos. Inclina la cabeza levemente y sonríe suavemente,
recordándome al príncipe que conocí una vez, el que, con una especie de entusiasmo
infantil, me trajo todas las túnicas escarlatas que pudo encontrar y ordenó que
trajeran el caballo blanco.
- Lentamente, comencé a desviarme del plan de mi hermano mayor, dándome cuenta

de que aunque Julius hizo este lío, fue Serat quien mató a todos los Mar. ¡Podrían
atraparte con vida!
Pudo.
"¡Podría estar encerrado en una mazmorra!"
Pudo. “Pero eligieron matarlos a todos.
“Incluso cuando ayudamos a los mortales
comunes, nos tenían miedo. Y cuando nos enfrentamos a personas con armas, se
asustaron mucho, respondo con calma.
“¡Cometieron un error inaceptable!” Al menos tenían que agarrar a los que pudieran,
porque había muchas veces más soldados. ¿No es así? Me mira con una pizca de
esperanza de comprensión.
"Lo hicimos", admito abruptamente, multiplicándolo en vano.
Espero, pero no veo ninguna razón para mentir.
“He decidido que no quiero la paz con Serat. Quería terminar la guerra.
habiendo acabado con los Lasnetsov y vengado a tus hermanas asesinadas.
- No para ti, descendiente de Julius, para vengarnos, Daniel.
- ¡Sí! ¡Actuó como el último sinvergüenza! Pero, Agatha, ¿realmente tengo que
pagar con mi vida por la codicia de alguien que ni siquiera conozco?
Estoy tensamente en silencio, tratando de forzarme a lanzarle algo cruel en la

cara, algo que lo lastimaría, pero desafortunadamente no puedo recogerlo. “¿Por
qué me recogiste, Daniel? Vuelvo a repetir mi pregunta. “Al principio los estaba
buscando a usted y a Anna, pero no había ni una sola pista sobre la ubicación
de la tumba de Anna, y con el tiempo abandoné esta idea. Pero no podía dejar
de pensar en ti. Decidí que me ayudarías a deshacerme de los Lasnetsov y
convertirme en un verdadero símbolo de venganza para la gente común. Sabía que
si Mara estaba de mi lado, nadie dudaría de la corrección de mis acciones. Y no
solo Mara, sino tú, Agatha. La que sin pensarlo dio su vida para vengar a su
hermana. “¡BABELÉ A LA VERDADERA ARIANE Y TODA SU FAMILIA!” exploto.
“La que sin dudarlo dio su vida por su hermana…” Una risa amarga escapa de sus
labios, imitando sus palabras. – ¡SE GANÓ LA VIDA TRATANDO DE MATAR AL
INOCENTE, Y DIBUJÓ A TODAS LAS HERMANAS DESPUÉS DE AQUÍ! Sigue
mirándome a los ojos, aceptando pacientemente todo
mi enojo.
- ¡USTED! ¿Tienes alguna idea de lo que es eso? - el disgusto y el dolor se

congelan en mi rostro, no quiero mostrar el segundo, pero no puedo ocultarlo. - No
sabías... - ¡PERO SABÍAS CUANDO ME ARRASTRABAS CON CADENAS! Sabía
cuando me instó a ser tu amigo! Se levanta de su asiento, rápidamente se
acerca a mí y estira sus brazos para abrazarme, pero me pongo de pie de un
salto, dejando caer mi silla, alejándome de él, tratando de transmitir el mayor
disgusto posible en mis ojos. Daniel se detiene, manteniendo la distancia, pero
tampoco regresa a su lugar.
¿Valió la muerte de Nikolai este estúpido plan? Plan que se rompió

en las costuras
"¡Mi plan se arruinó por culpa de Elena y Aaron!" se esfuerza tensamente. "¡Y
no planeé matar a mi hermano!" Padre - sí, pero no Nicolás.
Padre... Nunca escuché una sola palabra buena de él. No era un padre ni para mí ni para
Elena. Le dio todo su tiempo y amor solo a Nikolai, y nosotros éramos para él una forma
de fortalecer el poder en otras áreas. Después de todo, planeó organizar matrimonios
exitosos para nosotros. Padre nunca dejó de recordarnos esto desde la infancia. Y los
únicos que me vieron como persona fueron mi hermano y mi hermana. "¿No envenenaste
a Nikolai desde el principio?" - Elena. Este era su plan. Sabía de él, pero no esperaba
que ella le diera una dosis tan grande. De acuerdo con mi plan, solo tenía que dormir
lo suficiente para que su padre proporcionara fondos para su búsqueda. Necesitaba
convencerlo de que te necesitamos. Pero no sabía que mi hermana era capaz de esto…
aunque es mi culpa que no me di cuenta de las señales”, el joven apoya las palmas de
las manos sobre la mesa con cansancio y baja la cabeza.
Estoy en silencio, esperando la continuación, sin entender muy bien a qué conduce.
- Creo que sabes que Nikolai y yo somos parientes solo a través de nuestro padre. En
nosotros diferentes madres.
Daniel espera mi asentimiento. - Nicolás
estaba seguro de que nuestra madre envenenó a su madre para convertirse en reina.
Y mató a nuestra madre en venganza. Él tenía entonces sólo once años, y la empujó por
las escaleras. Elena y yo nos convertimos en testigos. Jugamos abajo y vimos cómo se
caía y se rompía la cabeza, y Nikolai estaba parado en el escalón más alto. solo éramos
cinco
años.
"Escuché que murió de fiebre", jadeo con horror. - Mentiras, - objeta inmediatamente
Daniel. No sé qué decirle a mi enemigo en este caso, así que no digo nada. No
desearía que nadie viera esto, pero no tengo una simpatía sincera por él en mi
corazón en este momento. Sé lo que es perder a tus padres, pero mi pérdida es diferente.
Aunque no los he visto desde el día en que los Mary se llevaron a Anna, me digo en mi
corazón que vivieron una vida larga y feliz. E incluso si no lo es, me alegro de no volver a
saberlo nunca más.
- Sin embargo, Nikolai juró que no lo hizo. Dijo que esto no era más que una
coincidencia y que solo vio como nuestra madre se enfermó, corrió a ayudar cuando se
tambaleaba, pero no le dio tiempo. Dijo que se cayó antes de que él estuviera en las
escaleras.
¿Viste con tus propios ojos que él la empujó? aclaro No, no lo

vi, en realidad. Cuando miré hacia arriba, lo vi parado arriba. Se
agarró a la barandilla y miró hacia abajo. No había nadie más además
de él. “¿Entonces creíste en sus palabras?” - Padre, sí. Yo - con el
tiempo, cuando los recuerdos comenzaron a desvanecerse, y Nikolai
trató con todas sus fuerzas de cuidar de mí y de Elena. Sin embargo,
Elena no le creyó. Ella dijo que lo vio cerca de su madre. Ella puede
haber visto más que yo. Al principio, su hermana lo odiaba abiertamente.
Su padre la regañó muchas veces, diciendo que era una desgracia para
nuestra familia, mostrando desdén por su hermano mayor y el futuro
rey. Pensé que se resignaba con la edad, pero resultó que la hermana
solo pretendía creer. Quizás Elena decidió firmemente matar a nuestro
hermano cuando fue Nikolai quien le sugirió a su padre que la casáramos
con Severin.
Niego con la cabeza, no queriendo sentir ni una pizca de

arrepentimiento por la princesa. Tenía derecho a estar enojada y
desconfiada, pero no se atrevió a enviar asesinos al lugar que se
convirtió en la casa de mi hermana y tratar de matar a personas queridas
para mí. Todos en la familia Rakhmanov tomaron partido por las
palabras de Nikolai. Pero él mismo está muerto, y ahora la verdad se
me oculta para siempre. Me distraigo y no me doy cuenta de que
Daniel se acerca, acorralándome en una esquina. Siento que ella haya
hecho esto. Apenas toca el moretón en mi pómulo con los dedos. No
debería haber enviado asesinos. Pero, de hecho, mi plan ha dado la
mayor grieta por tu culpa.
Levanto una mirada de enojo hacia él, pero él ya no intenta cerrar la

ya insignificante distancia que queda entre nosotros. No intenta tocarme,
pero tampoco se aleja. - Realmente te levanté como un arma contra los
Lasnetsov, como un símbolo para la gente. Pero yo mismo no me di
cuenta de cómo cada día me resultaba más y más difícil quitarte los
ojos de encima. Empecé a sentirme feliz solo de estar cerca, y tan
pronto como hablaste...
Con sus dedos, arrancó suavemente un mechón de mi cabello gris
que yacía sobre mi pecho, y me estremecí de sorpresa y todo.
Me tenso, recordándome que no puedo permitirme demasiado en estas negociaciones.

- ... y me olvidé de la guerra, de la venganza y de cualquier plan, - su voz
se vuelve más silencioso cuando suelta un mechón de cabello y envuelve sus dedos
alrededor de mi palma. Sus movimientos son fascinantes, como si estuviera viendo
una serpiente, sin saber
corre o muere. Una ola de escalofríos recorre mi columna vertebral.
- solo podia pensar en ti y en como quiero que te quedes
conmigo por siempre. Como quiero abrazarte, tocarte...
No parece sorprendido cuando quito mi mano de la suya, casi gruñendo de
frustración y apretando su garganta con mis dedos. El rey se ve triste y no se resiste
cuando lo empujo lejos de mí.
Ven conmigo, Ágata. ¡Te daré todo! Mucho más de lo que Alexander puede.
Aspiro ruidosamente el aire caliente de la habitación a través de mi nariz, y parece
casi asfixiándome, quiero salir, quiero ver a mi Morok.

"¡Alexander ya me ha dado algo que nunca podrías hacer!" -
Menciono lo suficiente y Daniel frunce el ceño al escuchar mi confianza.
- ¿Y qué es eso?
Revivió a Anna.
Levanto la barbilla y me enderezo, notando como la duda en el rostro del joven
es reemplazada por la sorpresa, y luego el miedo, el cual trata de ocultar. Su mirada
se dispara, se frota la barbilla con la palma de la mano, pensando.
- Fue ella quien contó todo y confirmó que Arian, cuyos retratos cuelgan en el
palacio, no la mató. Fue Anna quien acaba de traicionar a tu hermana, porque se
atrevió a enviar asesinos a su marido. Disfruto cada palabra hablada y cada mirada
estupefacta que Daniel me lanza. El joven rey da varios pasos nerviosos, primero
hacia un lado, luego hacia el otro.
Se acabó, Daniel. Mi hermana es la Reina de Serata. Y las palabras de nadie

pesarán más que las de ella cuando les cuente a todos sobre su asesino. ¿Aaron la
revivió? interrumpe. - Sí.
"Entonces... ¡él no puede revivirte, Agatha!" “No, pero

no importa. Anna está viva, esto es todo lo que soñé, y ahora viviré el resto de mi
vida atado a Morok. Viviré mientras él viva, - respondo con calma, alisando el caftán.
Me siento más a gusto habiendo dicho todo. La conversación está llegando a su fin,
no tengo nada más que hacer aquí. Daniel mira más allá de mí con ojos vidriosos, sin
siquiera prestar atención cuando recojo mis guantes de la mesa. Dudo un par de
segundos por última vez, mirando al joven rey de Araken, me doy la vuelta y doy unos
pasos hacia la salida. "No creo que sea lo suficientemente largo", dice Daniel en voz
baja a mi espalda, y me congelo, tensa por su sugerencia. Inhalo y exhalo profundamente
varias veces, sintiendo como mi calma nuevamente se me escapa.
- ¿Qué quieres decir con eso? Me dirijo a él. - Que Aaron se está
muriendo. Prefiero ignorarlo y marcharme de inmediato. Tengo un
zumbido molesto en el oído derecho. soy algo
una vez sacudí la cabeza y me estremecí, ignorando las tonterías que lleva.
"Buen intento, pero nuestra conversación ha terminado", digo con frialdad,
decidiendo irme lo más rápido posible, pero la lástima en sus ojos me hace esperar.
Daniel se sienta en el borde de la mesa, cruzando los brazos sobre el pecho. Él

sabe que me lastimó, y ahora no tiene prisa por explicarlo. Pero no veo una sonrisa
maliciosa en mis labios, y eso me preocupa más de lo que debería.
querido.
“He leído mucho no solo sobre los Maras, sino también sobre los Sirvientes de la
Sombra, Agatha”, comienza con cuidado. “No sé si has oído hablar de las obras de
Malachi Zotov. Este investigador logró comunicarse personalmente con Morok.
Recuerdo que Aaron, allá en Yarat, mencionó el trabajo de este hombre, pero
mantengo una expresión imperturbable en mi rostro, sin querer seguirle el juego a
Daniel. Espera unos segundos, pero al no haber recibido respuesta, continúa: - Nunca
encontré su obra principal, pero logré hablar con sus familiares, quienes conservan
borradores de notas. Morok es fuerte, más fuerte que cualquier Mara. Tiene una
tremenda vitalidad, lo que le permite resucitar a los muertos e incluso revivirlos. Pero
todo
hay consecuencias. Para revivir, da al menos la mitad de su fuerza vital.
- ¡Sé! chasqueo. - Da la mitad y se vuelve más débil. Daniel me mira atentamente y

se detiene lentamente.
la mirada en mis ojos.
“La mitad es lo mínimo para sus propias vidas”, insinúa el joven. Permanezco en
silencio, apretando los dientes. Irse. ¡Date la vuelta y sal! No lo escuches más. ¡Suficiente!
- Morok puede resucitar a los muertos incluso después de eso, pero no
puede revivir, le respondo.

- Derecha. Pero por cuánto tiempo, ¿sabes? Espera, de nuevo esperando una
respuesta, pero no digo nada. - La animación se alimenta de su fuerza vital. Tú... te
alimentas de su fuerza vital, de la que solo tiene la mitad. ¿Cuánto tiempo comparte esa
mitad contigo?
“¡Te lo advertí, muchacho, que tu bravuconería no conducirá al bien! ¡No eres
omnipotente, tonto! Todo tiene un precio." Los recuerdos de las palabras de Christian, que
logré escuchar, parecen estar golpeando mi oído con la palma abierta, aumentando el
zumbido en mis oídos.
"¡¿Qué vas a?! ¿Cuándo puedes? ¿Deberíamos esperar hasta que empieces a escupir
sangre en el desayuno? “Agatha, encuéntrame cuando veas algo mal. encontrar cuando
habrá preguntas". Estoy

enfermo, pero trato de no demostrarlo. No quiero admitir que ahora mismo Daniel logró
plantar una semilla de duda en mi alma, que está creciendo increíblemente rápido, plantando
raíces en lo profundo del corazón. Recuerdo que después del ataque, Alexander parece
demasiado cansado, sus ojos a menudo se nublan y se queja de dolores de cabeza.
¿Cuánto tiempo puede seguir compartiéndolo contigo? continúa el rey. - Cállate. “Sabes
que tengo razón, Agatha”, susurra con amargura. —Cállate, Daniel —siseo. Morirá, Agatha.
Sabes. Y morirás con él. No me doy cuenta de cómo Daniel se me acerca, agarra mi
palma, mirándome a los ojos con una oración. pero no puedo hacer nada
Concéntrate, todo está borroso. - ¡Quiero

salvarte! ¡Regresa a mi por favor! Te prometo que encontraré otro Morok para
que te reviva y te daré la vida que te mereces. ¡Ven conmigo! Me atrae hacia él,
hacia su puerta y sus soldados. Él me puede llevar a través de él. Esa puerta no es
visible desde el lugar donde se detuvieron nuestras Sombras, notarán mi
desaparición demasiado tarde. Sigo pensando, pero por alguna razón obedientemente
doy unos pasos detrás de Daniel, todavía incapaz de apartar el velo parpadeando.
Incapaz de recopilar pensamientos dispersos.
Apenas puedo respirar, el pánico aprieta mis pulmones de nuevo, impidiéndome

tomar una sola respiración. Me sofoco por el calor de esta habitación, mi frente está
cubierta de sudor y mi camisa se pega a mi espalda, el piso parece inclinarse y
corro hacia la mesa en la que recientemente me senté con mi estómago. El rey
rubio dice algo preocupado, pero no puedo entender nada por el terrible zumbido en
mi cabeza, me agarra por la cintura cuando mis piernas se doblan y me arrastra
hacia la puerta opuesta.
Si salgo por esa puerta, Alexander se dará cuenta de todo demasiado tarde. Él
y Anna están en territorio Araken. Irán en persecución y
perecerá Todas las Sombras que vinieron con nosotros perecerán por mi
culpa. De nuevo por mi culpa. Reúno mis últimas fuerzas cuando
Daniel apenas abre la puerta. Agarro la manija sobre su brazo y tiro bruscamente,
cerrando la puerta de golpe. Daniil agarra mi cintura con más fuerza, me levanta del
suelo, ahora con la intención de sacarme a la fuerza, pero empujo mi pie contra la
pared y le doy un codazo al rey en la cara. Todo mi cuerpo tiembla y el impacto es
demasiado débil para romperme la nariz, pero lo suficiente como para romperme el
labio. El joven hace una mueca de dolor y pierde el equilibrio cuando pateo la pared
con el pie.
Ambos caemos al suelo cuando el agarre de Daniel se afloja. me arrastro

él por varios metros. - ¡No te
atrevas! Trato de gritar, pero resulta ser un silbido estrangulado. Todavía
estoy sin aliento. Ambos nos ponemos de pie de un salto, Daniel quiere
acercarse, pero yo
Pateo la silla más cercana en su dirección como advertencia.
"¡Ya he tenido suficiente de tus discursos!" – con un silbido inspiro al menos un

poco de aire, mi corazón está a punto de estallar, pero a pesar de todo esto, trato de
enderezarme, fingir que todo está bien. “La próxima vez, Daniel, me reuniré contigo
solo para matarte.
"¡Entonces te ofreceré más!" ¡Firmaremos la paz con Seurat, Agatha!
Me congelo de nuevo, incapaz de moverme, dándome cuenta de cuántas vidas

podría salvar esto de nuestra parte. - Si regresas a mí, terminaré esta guerra de una
vez por todas.
y nunca tocaré a ninguno de los Lasnetsov.
"¿Cómo sé que no es solo otra mentira tuya?" “Te juro que
firmaré un tratado de paz. Lo escribiré yo mismo y lo firmaré primero. Por tu bien.
Daniel da un tambaleante paso hacia adelante, pero retrocedo de nuevo, y él deja de
intentarlo. “Te daré tres días, Agatha. Si no vienes a mí al mediodía del cuarto día, la
guerra continuará. Y esta vez iré hasta el final, iré yo mismo a su palacio para tomarte
de las manos de Alejandro.
No puedo distinguir su expresión, lo serio que está, porque todavía todo está
demasiado borroso, pero no importa. Me doy la vuelta lo más rápido posible y salgo
por la puerta por la que entré a esta casa. El aire helado me quema la nariz, la cara
y los pulmones mientras doy unos pasos torpes hacia afuera, hundiéndome hasta los
tobillos en la nieve, tratando de inhalar lo más profundamente posible. Bebo aire,
aunque me quema la cara de tanto frío. El pecho sube y baja más uniformemente, el
velo y el zumbido disminuyen un poco, pero las piernas apenas aguantan, y el
corazón continúa latiendo al azar, esparciendo un dolor punzante. Perdí mis guantes
nuevamente, los dejé caer en esa breve pelea con Daniil, pero entiendo esto solo
cuando Morok me tiende las manos y agarro su palma abierta. - ¿Qué pasó? pregunta
con una voz apenas audible. No me atrevo a decir nada. Alexander siente que me
tiembla la mano, mira detrás de mí a Daniil, que sale detrás de mí, ve su labio roto y
empieza a adivinar que no dejamos de hablar.
"No es necesario", me aferro al antebrazo de mi amigo con mis dedos, tratando

de sostenerlo. Tenemos una tregua, ¿recuerdas?
Sonrío con fuerza, tratando de calmar la situación, y Morok de mala

gana, pero me lleva lejos de la casa a los demás. Apenas me doy cuenta de
las miradas preocupadas de mis nuevos amigos, saludo con la cabeza a
Anna, mostrando que no estoy enojado con ella por Elena. "Vamos", Morok
da la orden con calma, pero continúa.
sigue al rey de Araken. “No hay nada más que podamos hacer aquí.
Capítulo 15
¡Mara, Mara, sal! ¡Aquí

hay un muerto! ¡Mara,
Mara, ayuda! ¡Mátalo
al fin! ¡Toma una
espada afilada! De lo
contrario, ¡estamos todos
acabados! ¡Mara, amada
por la gente! ¡Ella te
matará, bastardo! En algunos pueblos del sur
de Araken, creían que se podía llamar así a Mara
si te encontrabas con un ghoul u otros espíritus
malignos en el bosque. Malachi Zotov.
Olvidado de Mary y Moroki
Regresamos a Serat más rápido. Enviamos los caballos al galope,

queriendo alejarnos del territorio de Araken lo antes posible. Solo después de
cruzar la frontera, todos se permiten relajarse. A nadie le gusta mi silencio y
mi rostro pálido, cedo bajo la presión del príncipe mayor y Anna, y les cuento
nuestra conversación con Daniel. Lo cuento todo, excepto su vaticinio de la
muerte inminente de Alejandro. No le pregunto a Morok si esto es cierto, no
quiero molestar ni a Anna ni a sus Sombras. Y si esto es cierto, entonces, por
alguna razón, no estoy seguro de que no me mienta. Primero, debería hablar
con Christian y ver si estaba tratando de insinuar exactamente
en este.
¿Por qué golpeaste a Daniel? ¿Qué hizo él? —pregunta Anna,
revisándome en busca de heridas cuando, después de dejar el bosque, nos
detuvimos para hacer un pequeño alto. Mi hermana ni siquiera encuentra un
moretón, pero no le digo que el rey de Araken logró clavar un cuchillo
invisible en mi corazón, y ahora presiono nerviosamente mi puño contra mi
pecho, tratando de deshacerme de la sensación desagradable.
"¿No me creerás si digo que simplemente tropezó?" -

Estoy tratando de bromear.
"¿Y cayó sobre tu puño?" Mijaíl se ríe. "En
mi codo", asiento con la cabeza, sonriendo con fuerza. Se
ríen, incluso Alexander sonríe lánguidamente, pero sé que están
esperando una respuesta veraz. "Me rendí", admito honestamente.
“Empecé a entrar en pánico y casi logró arrastrarme por la puerta
trasera. Entonces le di un puñetazo. Alexander y varios otros Shadows
maldicen en voz baja. ¡Deberías haberlo dicho de inmediato! Ana está
enfadada. "¿También pondrías tu cabeza sobre la mesa?" - aprieto
risita.
- ¿Por qué no? Estoy tratando de seguirte el ritmo —murmura mi

hermana, calmándose. Alexander ordena prepararse, todos inmediatamente
ensillamos
caballos, todos quieren volver a la residencia lo antes posible.
Regresamos a la finca en Dolkor a la mitad del día, donde nos reciben
los soldados. Por un tiempo, me permito olvidarme de los problemas y
sentirme segura. El estado de ánimo mejora cuando Severin se encuentra
con nosotros en la puerta. Anna casi se cae del caballo, resbalándose del
caballo antes de que pueda detenerse por completo. Mi hermana
estrangula a su esposo en los brazos y él mira a Anna con tanto amor
que me duele el corazón. Sonrío ante su felicidad casi palpable, pero
rápidamente me doy la vuelta, incapaz de soportar la sensación de que la
mía se está desmoronando entre mis dedos, y no puedo evitarlo.
También saludo al Rey Serat y mi sonrisa es real para él, extrañaba

sus modales corteses y sus ojos atentos. Y en su abrazo impulsivo solo
siento sinceridad. Anteriormente, no permitía ni un solo pensamiento de
que algún día sería capaz de encontrar una nueva familia, pero siento
que incluso Mark, quien en broma me empuja en el hombro debido a un
"pensativo mío", imperceptiblemente para mí se ha convertido en una
familia. . Evito a Alexander, temeroso de que quiera hablar en privado, y
entonces me soltaré. Te voy a contar todo lo que me dijo Daniel. Pero
esta vez no puedo dejar que me consuele, no puedo permitirme creer
que todo estará bien cuando haya una gran posibilidad de que vuelva a mentir.
Mientras él está ocupado con los recién llegados de las Sombras, voy a mi
habitación para cambiarme la armadura por ropa más ligera. Me preparan un baño
y me baño, recordando lentamente cada conversación que escuché, cada indicio
de la preocupación de Christian y Severin de que Alexander está ocultando algo.
Cuanto más pienso en las palabras de Daniel, más pistas encuentro que confirman
su veracidad. Alexander se ve más pálido en los últimos días, sus dolores de
cabeza, moretones debajo de los ojos. Está cansado y exhausto, y las sombras de
sus ojos no desaparecen ni siquiera cuando bromea o se ríe.
Salgo del agua cuando hace frío, y mis hombros y brazos están cubiertos de
piel de gallina. Distraídamente, me seco y me pongo unos pantalones limpios y una
camisa granate antes de reunirme con los demás en el comedor. Una puesta de sol
anaranjada golpea las ventanas y hay un alboroto alegre en la habitación. Nunca
ha habido un avivamiento así aquí. Toda la familia Lasnetsov se reunió, Anna, yo,
Mark y Pavel.
- ¡Ágata! - Se animó Severin, interrumpiendo el resto de la conversación. – Sé
que no comes, pero siéntate con nosotros, ahora es tan raro que nos reunamos.
Me señala una de las sillas vacías y tomo asiento al final, junto a Mark.
Alexander está sentado en el mismo lado de la mesa y lo suficientemente lejos
como para que ni siquiera podamos intercambiar miradas imperceptiblemente. Pero
literalmente lo opuesto es Christian, y ahora necesito hablar con él.
¿Anna realmente puso a la princesa sobre la mesa? Severin se sorprende,

continuando la conversación interrumpida.
Pavel se mete más comida en la boca, tratando de contener la risa. “Ahora
nos queda claro que al menos su entrenamiento no fue en vano”, se ríe
Christian. “Pero es mejor nunca llevarla a negociaciones, de lo contrario tendremos
una guerra con todos”, admite Alexander. Puedo sentir la sonrisa en su voz y
me calma.
“Pero nadie se atreverá a decirle que no a Severin”, bromea Mark. Anna baja la
cabeza con aire de culpabilidad, apoyando los ojos en el plato, murmurando algo
en voz baja y haciendo puré de papas con un tenedor, que ya está listo.
ya machacado.
“Por otro lado, reconocimos el lugar favorito de Alexander”, la hermana traduce
hábilmente el tema, y Pavel asiente con la cabeza con tal celo que todos se vuelven
hacia él.
Una sonrisa astuta aparece en el rostro de Anna, porque adivina
que Alexander no se le ocurrió ninguna excusa para esto.
- ¿Y donde esta? – Severin parece interesado, pulcro.
masticando un jugoso trozo de carne de res que se llevó a la boca.
“En la cama”, responde inmediatamente
Pavel. “No pareces ser un gran fanático de acostarte en una cama de plumas”,
Mark se vuelve desconcertado hacia su comandante. “En mi cama,” corrijo con
calma. Todos nos estremecemos cuando Alexander se atraganta ruidosamente
con el agua, derramando parte del vaso sobre la mesa. Severin se sorprende,
pero lo golpea en la espalda. Tal vez Anna y Pavel querían atormentar al príncipe
con indirectas, pero estiro mis labios en una sonrisa sombría, quitando esta
oportunidad y viendo su propia vergüenza. “Así que le dije a Elena en frente de
todos,” me encogí de hombros, inclinándome hacia atrás. - Mi culpa. Ella siempre
respiraba de manera desigual hacia Alexander, y como era imposible disolver
sus manos en la reunión, decidí presionar a su paciente. El príncipe mayor se
vuelve hacia mí con una mirada agradecida mientras le ahorro una explicación
incómoda. - ¿Y cómo? ¿Funcionó? Mark pregunta con una risa. - ¡Y cómo! - se ríe
hermana. "Pensé que esa perra saltaría sobre Agatha para sacarle los ojos".
“Maldita sea…” Alexander se tapa la nariz con una servilleta, echando la cabeza
hacia atrás. - ¿Hay sangre otra vez? Últimamente, a menudo está contigo, -
Severin mira a su hermano con preocupación, pero él simplemente lo ignora.

- Caso en la garganta. No duermo bien ya veces me duele la cabeza. Está bien.
No todos estamos muy convencidos por esto, pero la sangre se detiene rápidamente
y la tensión en la mesa vuelve a la nada. Le doy a Christian un asentimiento
apenas perceptible, tratando de sugerir que deberíamos hablar después de la cena.
Seguimos bromeando, comentando los acontecimientos de los últimos

días. Pero cuando se come toda la comida, pasamos a temas serios.
Vuelvo a contar lo que me dijo Daniel, pero sigo callando lo de Alexander.
Pero también estoy hablando de los términos de la tregua, donde es
posible un intercambio por mí, por primera vez.
“Me dio tres días”, termino la historia. - ¿Para
qué? El rey cruza los brazos frente a él. Su mirada se endurece de
nuevo, y las pupilas se contraen, pero no me mira a mí, sino que mira
hacia algún lugar frente a él, tratando de recuperar la compostura. A
Severin, al igual que a su hermano, no le gusta que alguien les ponga
condiciones. - Para volver a él. "No", Alexander inmediatamente
interrumpe secamente. “Estos son sus términos de paz,” lo ignoro y
continúo. - Si me voy, él hará las paces contigo, firmará los papeles
primero y jurará no volver a tocar a tu familia. Severin apoya los codos
en la mesa y apoya la barbilla en los dedos entrelazados. Su mirada se
vuelve amable y afectuosa, pero tan penetrante que me siento un poco
incómoda. - ¿Alejandro? el joven rey pregunta secamente. - Aún no.
- ¿Ana? "Déjalo ir a la Sombra", la hermana chasquea la lengua. –
¿Cristiano? Severin continúa en la lista. - No. - ¿Marca? - No. Me gustaría
expresar mi opinión con más detalle y menos decentemente, pero
todos acabamos de comer.” Mark se sirve más té.
- ¿Pablo?
- No. -
¡Bueno eso es todo! - Severin inmediatamente vuelve a ser como él
mismo, sonríe y se relaja en su silla, bebiendo té caliente de una taza.
“Yo también voto por rechazar esta ridícula propuesta, así que el asunto
está zanjado. Todos tomaron la decisión de no rendirme tan fácilmente
que me quedé sin palabras. Mis amigos cambian instantáneamente a
otro tema, discutiendo la cantidad de provisiones, como si la decisión
fuera tan seria.
preguntas como el comienzo o el final de una guerra se aceptan con mucha facilidad. - ¿Eso
es todo? Llamo su atención y se callan a regañadientes. Alexander se apoya en la mesa, gira
su cabeza hacia mí para que yo
pudo verlo.
- ¿Y por qué decidiste que necesitamos este mundo, pequeña Mara? ¿Crees que vamos
a perder? - En sus ojos, los habituales destellos traviesos, y en sus labios, palabras irónicas
se entrelazan con miel en su voz. Exhalo, realmente sin entender de dónde saqué esto.
capitulo 16
Los Maras caminan por la tierra con sus rostros revelados,
mientras que los Moroks esconden sus identidades detrás de
máscaras. Alguien cree que, de hecho, a diferencia de sus
hermanas, los Moroki son inmortales. Y cambian de máscara de
vez en cuando para no asustar a las personas con su vida
antinaturalmente larga.
La Máscara de Morok es una de las cosas más misteriosas

de los Servants of the Shadow. Nadie sabe exactamente de
dónde los obtienen o cómo los hacen. La idea más interesante,
en mi opinión.
radica en el hecho de que la máscara es parte de la capa de su
mentor. Se dice que el propio preceptor corta parte de su manto
de sombra y esculpe la máscara de la forma deseada, conociendo
a su alumno mejor que nadie. Después de todo, sus máscaras
son un reflejo de lo que se esconde debajo. Alguien se ríe de esta
teoría, pero ¿quién, si no la Diosa o los Servidores de la Sombra,
puede cortar parte del crepúsculo? Malachi Zotov. Olvidado de
Mary y Moroki
"Agatha", Christian me saluda con un movimiento de cabeza, sin sorprenderse de que yo

Estoy de pie junto a la puerta de su dormitorio, con la espalda apoyada contra la pared.
Después de la cena, Alexander quiso hablar conmigo, pero pensé que estaba demasiado
cansada y accedió a posponer la conversación hasta mañana. Después de rastrear detrás de qué
puerta se escondería, estaba convencido de que la puerta opuesta a mi habitación realmente
conducía a la habitación del príncipe mayor. La habitación de su tío está más abajo en el pasillo.
Christian mira a su alrededor para asegurarse de que no hay nadie en el pasillo y

me invita a entrar.
“A juzgar por tu cara, Daniel te dijo algo más”, comienza el hombre en la frente,
cerrando la puerta y señalándome la silla más cercana. “Sí”, me siento, notando que
Christian permanece de pie. - Después de que le dije que Anna estaba viva y de
nuestro lado, dijo que Alexander... se estaba muriendo.
La última palabra pasa por la garganta, como un trozo de pan seco sin agua,
dolorosamente lento, con dolor, arañando las paredes. El hombre se aprieta el cuello
de la camisa, pero comienza a respirar más libremente solo después de desabrocharse
algunos botones. Y muere por mi culpa. ¿Es cierto? - Sí. Ambas son ciertas”,
responde Christian sin rodeos. Todavía se sienta en la cama. Noto cómo el
colchón se hunde debajo de él, cómo Christian aparta la mirada, sin querer
mirarme a los ojos. Veo saltar la llama de una vela, observo una mella en el
brazo de madera de mi silla. Miro alrededor de su modesta habitación en azul pálido.
En su cama solo hay dos almohadas, como en todas partes, el armario tiene un
acabado dorado y la parte superior del escritorio está hecha de varios tipos de
madera. El maestro ha creado un patrón de madera de diferentes tonos, que solo se
puede ver en su totalidad al desmantelar el desorden de libros, pergaminos y papeles.
Percibo la noticia con una calma sorprendente, mi corazón late con mesura, pero
todo parece estar más lento. Con una especie de obsesión, noto una docena más de
detalles insignificantes y absolutamente inútiles en la habitación, sin entender por qué
me aferro a la atención de estos.
cosas Pequeñas.
"Sabía que necesitaba hablar contigo sobre esto, pero una parte de mí esperaba
que nunca vinieras con esa pregunta", admite Christian de alguna manera reprimido.
¿Cuánto le queda a él? “No

lo sé, pero no por mucho tiempo”, responde honestamente. ¿Tienes la Marca de
Morok? Asiento en silencio, recordando la huella casi negra que parece
palma en tu espalda.
- Cuando Morok resucita a los muertos, deja su huella en él, pero no hay marcas
en el propio sirviente de la Oscuridad. Sin embargo, si va en contra de sus
habilidades, también tiene algo similar. Estas marcas son como simples manchas
que se multiplican en su piel. Son de color gris, gris oscuro o negro. Esta suele ser
la primera señal de que se está acercando a su agotamiento, lo que lo llevará a la
muerte.
“Puedo describir con más detalle, porque vi las consecuencias. Y todo comienza
con marcas..." Pero lo escuché entonces, al principio. La frase me golpeó,
dejándome con un mal presentimiento, pero le hice caso. Debería haber preguntado
en ese entonces.
Se me corta la respiración cuando recuerdo que Alexander me empujó cuando
traté de quitarle la camisa. Vi manchas oscuras en el hombro, yendo hacia atrás,
decidiendo que este era otro dibujo a tinta. – ¿Qué pasa después? Pregunto en voz
baja. “Debilidad, falta de sueño, dolores de cabeza… hemorragias nasales. Asiento,
bajo la cabeza y mi cabello cae hacia adelante, cubriendo mi rostro. "¿Entonces
Morok no puede resucitar a los muertos después de haberlos revivido una vez?"
Tal vez, pero solo por un tiempo limitado. Tan pronto como la conexión se
rompa nuevamente, la fuerza vital de Morok se restaurará. Depende de su
agotamiento. No de inmediato, y tal vez no tan rápido, pero se recuperará
nuevamente. "¿Entonces mi tiempo se acabó?" “Debería haber habido más de
él…” Esta es la primera vez que escucho al tío Alexandra hablar con una voz tan
suave, despacio, eligiendo cuidadosamente sus palabras. Pero te han hecho daño
demasiadas veces. Aaron dio demasiado y demasiado rápido para curarte.
Entiendo a qué conduce, supongo que sobre la solución al problema. Él debe
dejarme ir. Y tan pronto como sea posible. Christian exhala ruidosamente, no
necesita decir nada. a mi
Solo toma unos segundos descubrir la respuesta por ti mismo. Pero

no lo hará. El hombre asiente de mala gana. “Cuando descubrí
que te ató a él, me enojé. Pero cuando también te trajo aquí,
negándose a dejarte ir, me enfurecí. Al principio, esperábamos encontrar otro
Morok que nos ayudara a revivirte, pero el tiempo se acaba demasiado rápido. Y
ahora este
guerra... Aaron gastó demasiado en ti después del ataque. Según sus síntomas,
estoy seguro de que ambos estarán muertos antes de que podamos encontrar
a alguien adecuado.
¿Por qué no me deja ir? Cortará la conexión durante un mes, un día, un
año... da igual. ¿Por la cantidad de tiempo que te ayudará a encontrar a alguien?
Christian se frota la barba, tratando de encontrar las palabras. - Es peligroso. Si
rompe el hilo que te une, entonces tu cuerpo puede convertirse en arena.
Han pasado doscientos años, Agatha. Sus cuerpos no se descompusieron
después de la muerte, lo cual es extraño en sí mismo. Y no hay garantía de que
esta magia no haya sido destruida por la conexión con Morok. "¿Estás diciendo
que existe la posibilidad de que si Alejandro me libera, mi cuerpo se convertirá
en los restos en los que debería haberse convertido después de doscientos
años?"
- Sí. Por lo tanto, si rompe el hilo, debe haber otro Morok cerca, que
inmediatamente recogerá este hilo. El silencio de la habitación sólo se rompe
por el aullido del viento fuera de la ventana y el crepitar de las velas. Me
froto la cara cansadamente con la mano, tratando de recomponerme.
con pensamientos
“Cuando me di cuenta de que no encontraríamos a Morok y que Aaron no

te dejaría ir, decidí que no había más remedio que forzarlo. Yo mismo quise
clavarte una espada, apuñalarte en el corazón para que él no pudiera restaurarte.
De hecho, si tuviera más poder, si no hubiera revivido a Anna, entonces Aaron
podría incluso curar tu corazón y tu cerebro. Serías prácticamente invulnerable.
Pero ahora, debido a su propia debilidad, puede morir fácilmente por segunda
vez. Asiento distraídamente, sin dejar de escuchar atentamente. “Así que solo
necesito dañar mi cuerpo lo suficiente para
¿Entonces él no puede curarme? ¿Y tendrá que dejarme ir?

Sé que tengo razón, pero Christian no responde. Apretó la mandíbula,
dándose cuenta exactamente de lo que me estaba pidiendo que hiciera. Y no le
gusta. Duda, se frota las palmas de las manos con nerviosismo. Sonrío
débilmente, sabiendo que lo siente, aunque sonreír es lo último que debería
hacer después de noticias como esta.
"Pero no puedo suicidarme", le recuerdo en voz baja. - El suicidio para Mar
es un pecado terrible, como un intento de evitar nuestra
destino y servicio a la Diosa. Dicen que Morana no se lleva a esas

personas, van a la Sombra. Me levanto resueltamente, sacando mi larga
daga. La única arma que llevo en la casa. Estamos rodeados por un
ejército, aunque todavía pequeño, pero el recuerdo del ataque al palacio
aún está demasiado fresco, así que no quiero volver a estar desarmado.
Me detengo frente a Christian a un metro de distancia y extiendo mi
empuñadura del arma

hacia adelante. -
¡Hacer esto! Me mira con una mirada tan sorprendida y asustada que
la hoja en mis manos comienza a temblar. Pero me voy con el ánimo de
temblar alejándome.
“Tú mismo dijiste que ibas a hacerlo. Hazlo cristiano. Mételo en el
corazón y Alexander vivirá. Realmente deberías haberlo hecho en ese
entonces.
Yo mismo estoy sorprendido por la decisión y el desapego de mi
propia voz. Tengo miedo. Realmente aterrador. Pero la vida de Alexander
es más importante que la mía, sobre todo porque yo ya estoy muerto.
Alexander hizo tanto por mí y le pedí que no sacrificara nada más por mí.
Lo único que lamento es que no podré pagarle adecuadamente. Por mi
existencia, no solo lo mato, sino que también le quito un hermano a
Severin, un sobrino a Christian y un amado amigo y comandante de las
Sombras. Muchas personas lo aman, confían en él, buscan su apoyo y
consejo. ¿Quién soy yo para quitárselo a todos? Christian continúa
mirando el arma con dudas, dándome una cantidad de tiempo
imperdonable, haciéndome saber que una vez más estoy tomando
una decisión en el fragor del momento. No me despedí de nadie, no le
expliqué nada a mi hermana y no le dije lo más importante a Alexander,
posponiendo nuestra conversación hasta mañana. La conversación, que
ahora rechazo, la escapo, sin saber siquiera qué es exactamente lo que
debo decirle. Sabía que llegaría este día, pero no pensé que sería tan
pronto. Este invierno ni siquiera ha terminado todavía. No podré
encontrarme con Kolyada el próximo invierno, divertirme en la fiesta
favorita de todas las Marías. Sé agradecida, Agatha. Revivió a su
hermana y le dio una casa. No veré un deshielo y no podré comer
tortitas en Maslenitsa con todos, despidiendo el invierno. Y luego no
recuerdo los olores de pájaro cereza y
lilas en primavera.
Estar agradecidos. Pude comprobar personalmente que Anna está
feliz. Puedo irme sabiendo que ella está protegida, mucho más segura
que yo.
No recuerdo lo cálido que es el verano en Serat o el sabor de las
bayas silvestres recogidas directamente de los arbustos. Estar
agradecidos. Por un tiempo, pero tenía amigos, tenía alguien a quien
proteger. El alma solloza por dentro por la necesidad de estallar, pero
obstinadamente aprieto la mandíbula y no rechazo mi oferta, sigo
sosteniendo mi arma. Sé agradecido... Christian agarra la empuñadura
mientras acepta la daga, me estremezco por un momento, sabiendo que
en cualquier caso, el momento en que esté completamente lista para
dejarlos a todos no llegará. No puedo evitarlo y cierro los ojos cuando
el hombre se levanta y se cierne sobre mí. Yo, como todo el mundo, tengo
miedo a la muerte y al dolor, pero no me permito retroceder ni medio paso
atrás cuando me pone una mano ancha en el hombro. Me tenso,
esperando un golpe repentino, pero Christian me abraza y acaricia mi
cabello con dulzura. “Así no es como se hace, Agatha. Simplemente no
así. Su voz está llena de arrepentimiento, lo que me hace empezar a
sollozar. Me aferro a su caftán y lloro, enojada con mi destino, confundida
y sola. Enojado sabiendo que todos pueden quedarse y ser felices.
Todos menos yo. Sabiendo que Alexander y Anna me odiarán cuando
escuchen que puse una daga en la mano de otra persona, ofreciéndome
clavarla en mi corazón. “Sí, dije que debería haberlo hecho… pero no
pude. Y tengo más razones para esto de las que me gustaría. Primero,
no soy tan cruel como para clavar un cuchillo en el pecho de una niña
indefensa. Incluso muerto.
Me río en respuesta a su intento de broma. Sin embargo, siento un

traicionero alivio de que me esté dando un pequeño respiro. Al menos por
un día. “Ya salvaste a Severin. Y ahora, al enterarse de que mi segundo
sobrino estaba en peligro, sin dudarlo, extendió la espada, lista para
morir. ¿No es demasiada dedicación para un cuerpo tan pequeño?
Él espera hasta que dejo de temblar por los sollozos y solo

después me sienta en la cama, sentándose a mi lado.
- En segundo lugar, le prometí a Aaron que no te tocaría y ni siquiera hablaría de su
posible muerte hasta que tú mismo vinieras a mí con preguntas. Por supuesto, este chico
nunca crecerá para darme órdenes, pero nuestra conexión no me permite romper fácilmente
la promesa que le hice. ¿Su conexión? – Y en tercer lugar, ¿qué tipo de hermano soy si maté
a mi hermana recién revivida, aunque las relaciones entre nosotros no se hayan pegado
durante siglos? ¿hermana? Sonríe con picardía, mostrando sus dientes blancos como la
nieve, cuando me dirijo a él con una pregunta silenciosa. Me olvido de las lágrimas, sin
entender cuán relacionados podemos estar conectados. “Soy Morok, Agatha. mentor de
Aarón. Abro y cierro la boca, estupefacto, sin saber cuánta más verdad puedo procesar hoy.
Pero estas pocas palabras hacen que Christian sea casi nativo, y exhalo con alivio, al
darme cuenta de que no hay barreras entre nosotros. Él, como Alexander, me entiende
mejor que nadie. Conociendo todos los secretos, se da cuenta de lo que está pidiendo, y
tengo miedo de imaginar lo difícil que es para él.
"Así que es por eso que sigues llamándolo Aaron, a pesar de que los Moroki le dieron
ese nombre". - Le puse este nombre cuando se lo quité a mi padre para que el niño fuera
es más fácil vivir fuera del palacio”, dice el hombre.

- ¿Cuántos años tienes? ¿Dónde está tu máscara? ¿Cómo es esto posible? Tú
realmente parientes? ¿Severin lo sabe? ¿Por qué estás...? Me interrumpe
con una risa profunda y ronca. “Un poco más lento, Mara. Por cierto,
Anna no sabe nada de mí, así que dejemos esto entre nosotros por ahora. Tengo unos
setenta años, para ser honesto, he perdido la cuenta. Y sí, de hecho somos parientes reales.
Su padre es de hecho mi primo, pero tenemos una gran diferencia de edad. Más de veinte
años. No entraré en detalles, mi linaje está muy alejado del verdadero linaje real, pero,
desafortunadamente, los chicos no tienen a nadie más que a mí.
izquierda.
- El hecho de que Anna y yo seamos hermanas reales es más bien una excepción. Me gusta
esto sucedió por primera vez en la historia de María. ¿Lo tienes diferente? – Sí, los
parientes no son raros entre los Servants of the Shadow. ¿Severin lo sabe? -
Sí. El hecho de que fui yo quien se convirtió en el mentor de Alexander lo hizo
más fácil para él.
preocupación por mi hermano.
"¿Por qué no le enseñaste en la corte?" ¿Por qué tuviste que tomarlo?
“Nuestras reglas son más simples que las tuyas”, Christian se encoge de
hombros ambiguamente, pasándose la mano por el pelo corto, “pero nosotros
también las tenemos. Estar separado de la familia mientras estudiaba es uno de
ellos. Pero tu…” El hombre niega con la cabeza, decepcionado. - Vive en el templo
toda tu vida. Prohibición de matrimonio. De Anna, incluso escuché sobre el toque
de queda durante el entrenamiento. Parece un ermitaño, - hace una mueca de
disgusto por cada frase. - Algo bárbaro. Según nuestra información, esto nunca ha
sucedido antes, y con los años te has vuelto
algunas monjas.
Asiento con la cabeza, frunciendo los labios con resentimiento, y Christian otra vez
risas
- ¿Dónde está tu
máscara? Su sonrisa se vuelve tensa, como si este fuera el tema, oh
que no le gusta hablar.
- Lo rompi. Tomó un martillo y... -
¡¿TÚ SU QUÉ?! “Era joven
entonces”, se disculpa rápidamente. – Y en algún momento se enojó por la
obligación de ser Morok. Decidí que si rompo la máscara, dejaré de serlo, pero,
desafortunadamente, esto no afecta el destino de ninguna manera. La máscara y el
manto solo nos ayudan a ocultar nuestros rostros, aumentan un poco nuestra fuerza
física. Pero si eres Morok, entonces eres Morok con o sin máscara.
Sonrío con simpatía, apretando su mano, pero él habla con calma, como si
hablara de una vieja historia de su vida, que ya no le trae dolor ni decepción. Más
bien, recuerda esto con una risa condescendiente, recordando estupideces pasadas.
“Ahora sin una máscara, tengo que pensar antes de actuar para no revelarme
accidentalmente, así que le di mi espada Moroka, que sobresale demasiado, a
Aaron, pero no tengo
él se quedó.
Christian saca una daga larga en la vaina negra simple que

siempre usa en su cadera. La daga es demasiado larga y otra correa
la sujeta a la pierna del hombre, la sujeta con fuerza a lo largo del
muslo para que no cuelgue al caminar y correr. Esta daga es recta,
con una empuñadura simple envuelta en una trenza negra modesta,
pero al igual que la espada de Aaron, la hoja se ve increíble. Todo
negro, ricamente cubierto con un patrón de plata. No puedo contener
un suspiro de admiración cuando mis dedos tocan la hoja. La plata
refleja cada rayo de luz que golpea la hoja, pero las partes negras
parecen absorber cualquier luz que la toque. - ¿Y tú? ¿No puedes
revivirme? pregunto vacilante
I.
Sacude la cabeza con tristeza.
Ya he agotado esta oportunidad. Revivió al padre de cinco hijos. Murió de una
fiebre y los niños quedaron huérfanos. Entonces decidí que ya que puedo ayudar,
¿por qué no hacerlo? Entonces no pensé que mi propio sobrino podría convertirse
en un Morok y que necesitaría esta habilidad, - su tono está mezclado con
arrepentimiento y culpa. Estoy seguro de que a menudo piensa que las cosas
podrían haber sido más fáciles si hubiera ahorrado esta oportunidad. Sin embargo,
salvó a toda la familia. - Entiendo. ¿Sabe Severin sobre Alexander? "¿Sobre el
hecho de que se está muriendo?" - Sí. Christian, como yo, recuerda el verdadero
tema de nuestra conversación y rápidamente envaina la hoja y luego quita mi
daga, que recientemente me quitó de las manos. “Él no sabe”, el hombre niega
con la cabeza. - Aaron hizo una promesa que no le diría no solo a usted, sino
también a los demás. - ¿Qué pasará después? ¿Cómo sabemos que su estado es
casi crítico? “Su debilidad está creciendo, por lo que pronto le será difícil mantenerse
de pie, y mucho menos luchar. Tal vez sangrando por los oídos, tos con sangre.
Si la guerra lo encuentra en tal estado, no tendrá la oportunidad de sobrevivir o
ganarla, pero definitivamente lo intentará ”, resume con gravedad Christian.
Asiento con la cabeza. Alexander nunca se hará a un lado,

si necesitas ir al campo de batalla. Y él irá primero.
"Te debo una disculpa", admite Christian de repente. Baja los ojos
avergonzado, frotándose las palmas de las manos pensativo, eligiendo
sus palabras. Mis cejas se elevan cuando se disculpa conmigo por
primera vez. Entiendo aún más claramente lo similares que son con
Alexander: ambos no se las arreglan bien con la sensación de
incomodidad. Estoy seguro de que mi tío, como su sobrino, no sabe
aceptar la gratitud de otra persona. – ¿Qué te parece, Agatha, cuál es
nuestro objetivo? ¿Para qué sirven los Moroks? “Para enviar las
almas más terribles al Velo. ¿No es así? - Derecha. Pero tu diosa
podría hacer lo mismo, separando las almas buenas de las malas
cuando acudieran a ella. —Podría —digo con incertidumbre.
Tenemos otra tarea también. Es incluso más importante que el que
mencionas. A saber, la protección de las hermanas. Yo, como
cualquier Morok, esperaba conocer a Mara. Todos ustedes ya
estaban muertos por mi nacimiento. Los Moroki actuales saben de ti
como cualquier otro - de los libros. Solo sabemos un poco más gracias
a las historias de los mentores que transmitimos de generación en
generación. Pero ustedes son nuestras hermanas, y al final, nosotros,
como todos los demás, nos quedamos solo con palabras en papel y
cuentos en nuestros labios ... Las tradiciones dicen que los sirvientes
de la Sombra aparecieron inicialmente solo para ti. Y aquí estáis todos
muertos, ¿y cuál es nuestro objetivo entonces? Para no avergonzarlo
aún más con una mirada, solo asiento y miro por la ventana, mirando
el patrón helado en el vidrio. Nunca pensé en cómo se sentían
nuestros hermanos cuando estaban al margen. Qué perdidos podrían
estar. “Cuando Anna entró en la casa y empezó a hablar de las
Marías... tal vez Aaron nunca lo admita, pero estoy seguro de que
escuchó sus historias con igual deleite que yo. Preguntamos no
solo por tu trágico final, sino por todo lo que pudimos. Y sobre todo,
Anna habló de ti, y el nombre "Agatha" sonó en la mesa todos los días
durante todos estos años. Christian habla en voz baja, con esperanza
y un toque de recuerdos agradables, parte de los cuales era, si no yo,
al menos mi nombre. ¿Seguirá sonando en su mesa si los dejo? I
Muerdo mi labio, tratando de ignorar el dolor en mi pecho y las nuevas lágrimas

que se acumulan en mis ojos.
“Y entonces apareciste tú.
Hace una pausa de aproximadamente un minuto y no me apresuro, dándole
tiempo para ordenar sus pensamientos. Christian toma mi mano entre las suyas
y la aprieta suavemente. Siento ampollas de espada, piel áspera y agrietada por
el clima helado. Pero su mano es tan cálida que sonrío y le devuelvo el apretón.
“Sabiendo que estabas amenazando la vida de Aaron, no podía decidir…

exactamente cómo debería sentirme por ti. Quería regocijarme con toda tu
apariencia, pero no pude encariñarme, al darme cuenta de que el final llegaría
demasiado pronto. Realmente pensé en matarte. Se mantuvo distante, aunque
pudo entablar amistad contigo. Y lo siento... porque ahora no tengo tiempo para
corregir mis errores.
Está bien, cristiano. Elegiste la familia en lugar del deber, y te entiendo, - le
sonrío al hombre, tratando de mirarlo a los ojos para que entienda que no estoy
mintiendo. “¿Necesito que me recuerden que una vez hice lo mismo? Dejó el
templo para vengar el asesinato de su propia hermana. Hiciste lo correcto al elegir
a tu sobrino sobre la muerta Mara. Pero no tienes nada por lo que disculparte,
una vez que incluso me salvaste de los mercenarios. Si no hubieras estado allí a
tiempo, yo no estaría aquí. Una vez más, abrazo a mi nuevo hermano con fuerza
en señal de apoyo y gratitud por la dura verdad que tenía que decirme. Por el
hecho de que dijo todo como es, sin ocultar que solo tengo una salida. Pero ya
no le pediré que acabe con mi vida, sabiendo que no puede. Y yo mismo no
quiero que lleve esta carga sobre su alma. Haré lo mejor que pueda, Christian.
Me ocuparé de este problema, me levanto de la cama y me doy cuenta de que
tengo tres días antes del comienzo de la guerra para devolverle la vida a
Alexander y deshacerme de la mía. “Nadie aquí te tocará, Agatha”, responde
el hombre distraídamente. Incluso Severin, incluso si dices que es por el bien de
Aaron. - Sé. "¿Entonces, qué vas a hacer?"
Sonrío cálidamente, sintiendo una extraña necesidad de hacer lo que

él y Alexander suelen hacer conmigo, sacando a relucir su actitud fraternal
condescendiente. Acaricio el cabello corto de Christian de manera
tranquilizadora, sabiendo que no solo las hermanas necesitan apoyo,
sino también nuestros hermanos jurados, los Moroks, a quienes hemos
rechazado durante demasiado tiempo. - Esta es mi preocupación. No te
diré nada para que tú
de repente no trató de detenerme. Así que confía en mí.
capitulo 17
Entre los que trataron de entender la
conexión entre Mara y Morok, había quienes
como yo se preguntaban por qué los propios
Morok no se enfadaban con sus hermanas.
¿Por qué se rebelaron tan pronto como supieron
que la gente los había traicionado? ¿Por qué
permanecieron fieles a sus hermanas, que ya
se habían olvidado por completo de sus
hermanos? No hay una respuesta exacta,
pero sucedió un verdadero milagro que logré
hablar con uno de ellos. Y me di cuenta que las
Moroki son como las sombras de sus hermanas,
aunque pueden vivir sin ellas, pero sin darse
cuenta, se sienten atraídas por ellas y se
sienten incompletas, vacías sin Mar. Asimismo,
Shadow se siente perdido sin Morana. Tal
teoría parece lógica, si miras otro mito sobre la
aparición de la Sombra...
Moroki
Estoy agradecido con Christian por la verdad que me dijo con

valentía. Estoy agradecido de que me permitió llorar y llorar por mi
destino perdido. Ya no lloro cuando vuelvo a mi habitación. Me duermo
rápidamente y durante toda la noche, y por la mañana me levanto con
una idea clara de lo que tengo que hacer. No evito a los demás. Por el
contrario, hablo con todos los nuevos amigos de la Sombra que se
me ocurren. Con algunos solo hablo un par de minutos, con otros me
lleva más tiempo. Y con los conocidos más antiguos, Mark, Pavel y
Cyril, me comunico por más tiempo. Reírme de cada broma estúpida,
disfrutar la sensación de sonreír e incluso el dolor en mi costado
cuando no puedo parar.
En el desayuno, recojo un poco de toda la comida para mí. Estúpidamente me

estiro a través de la mesa para cada plato, tratando de recordar el sabor de todo lo
que comí una vez. Como en la infancia, robo una de las dos tartas de queso del
plato de mi hermana, porque ya me he comido las dos. Ella está indignada al
principio, pero a todos les divierte nuestra escaramuza, y aun así concede.
Sorprendentemente, hablo y bromeo mucho, tanto que incluso Alexander, junto con
los demás, capta este estado de ánimo, y en la inspección del batallón de soldados
recién llegado, soy yo quien recibe la primera bola de nieve de Severin en la cara. .
No le respondo al rey de inmediato, lo dejo alejarse de sus subordinados, y solo
entonces lo empujo hacia un ventisquero. Anna repite lo mismo con Alexander
cuando se ríe demasiado oscuramente de su hermano menor. Me encanta esa
sensación de descuido que logramos robar de la realidad teniendo una estúpida
pelea de bolas de nieve. Me gusta la risa ronca de Christian y la melódica de Anna
cuando Severin no logra golpear a su tío por tercera vez. Pero sobre todo me gusta
la nueva mirada de Alexander cuando me quita un trozo de nieve del pelo. Apenas
nota mi mejilla con los dedos, pero no intenta besarme. Hace mucho tiempo que no
nos acercamos al borde en el que apenas nos habíamos mantenido antes.
El día está ocupado, no solo paso tiempo con mis amigos y mi nueva familia,
sino que tan pronto como tengo tiempo, me ocupo de Blizzard y Sugar. Al segundo
le traigo el azúcar largamente prometido. Sin embargo, detrás de todas las risas y
conversaciones, mantengo mi plan en mente, y el buen humor de los demás ayuda
a adormecer su vigilancia. Mark no se da cuenta de que estoy robando algunas
hierbas del almacén cuando se encuentra conmigo allí. Severin solo se ríe cuando
juego con los grilletes, similares a los que Alexander me encadenó a la cama.
Y se ríe mientras los tiro con disgusto. Él no sabe que incluso pensé en su caída
detrás del gabinete, para luego poder recogerlos sin que los guardias se dieran
cuenta. Aunque mi hermana huele un olor familiar cuando entra a la cocina donde
cocino mi caldo, rápidamente se distrae, tan pronto como recuerdo específicamente
cómo acosé a Elena con alusiones sobre mí y Alexander. No volvería a mencionar
este tema, pero sé que la ira hacia la princesa de Arakena apagará todos sus
sentimientos.
Pienso en casi todo lo que puedo y me derrumbo en la cama

exhausto después de la cena. Recuerdo la conversación con Alexander,
pero por ahora estoy postergando este momento. Las palabras que
necesito decirle son las únicas que aún no he decidido. Solo me queda
un día y una noche. A la mañana siguiente, mantengo un perfil bajo
para no llamar la atención, pero sigo comunicándome con los
demás tanto como puedo, abrazo a mi hermana con más frecuencia y
llamo la atención del príncipe mayor. Sigo a cada una de mis personas
queridas, tratando de recordar sus rasgos y hábitos. Y solo Christian
me mira con recelo varias veces, y apenas le hago un gesto con la
cabeza, sabiendo que lo lograré. Afortunadamente, todos están
demasiado ocupados ideando una respuesta al ataque de Daniel y no
se dan cuenta de cómo me tenso y, a menudo, miro por la ventana,
viendo el sol moverse constantemente hacia el horizonte, contando las
últimas horas para mí. Todo debería funcionar. Me baño, disfrutando
por última vez del olor a jabón de rosas. Escribo una carta separada
para cada uno, explicando mi elección. Cuando se trata de
Alexander, apenas puedo escribir solo unas pocas oraciones en el
papel, y me doy cuenta de que la hoja es demasiado y demasiado
poco para mi gratitud. Me siento extrañamente arrepentido mientras
miro los dos vestidos que mi hermana ordenó entregar aquí. Para ella,
ordenó traer mucho, los cambia a menudo, según su estado de
ánimo, permaneciendo ella misma, incluso al borde de la guerra. Pero
no tengo idea de por qué me pidió que me los trajera también. Tal vez
él sabe que también amo la ropa hermosa, pero no me permito este
lujo, ¿eligiendo lo que es más práctico? Esta vez no me niego a mí
mismo. Sorprendiéndome a mí misma, aprieto el corsé inferior. Elegí
el que tenía los cordones al frente para arreglármelas sin la ayuda de
otra persona. Me puse un hermoso vestido escarlata con una falda
de seda hasta el suelo y una blusa bordada en plata. Las mangas son
translúcidas con encaje rojo. Yo mismo me pinto los labios y me
maquillo los ojos, queriendo ser recordado más vivo que muerto, y más
que nada, me siento halagado por el fuerte suspiro de Alexander
cuando salgo de mi habitación por la noche y
lo enfrento
"No sabía que tenías que lucir bien en la cena de esta noche", murmura
con incertidumbre, pasándose una mano por el cabello, alisándolo para que
no caiga sobre sus ojos. Se recuesta contra la pared y me mira de arriba
abajo, evaluándome, como solía hacer al principio. Y se lo permito, porque
sé que no tendrá otra oportunidad. - ¿Te ves bien? Yo sugiero. - Limpio. –
¿Prolijamente? - copio con una parte de insatisfacción, y sonreímos,
recordando que ya tuvimos un diálogo similar.

"Hermoso", añade Alexander. "Hermoso",
repito pensativamente, saboreando la palabra. Se acerca,
entrelazando tímidamente nuestros dedos, y este suave gesto envía calor
por todo el cuerpo, ahogándonos. Casi quiero pedirle que me bese, pero me
recupero. Alexander me arrastra hacia la oscuridad del pasillo hacia la escalera
principal. Es hora de cenar. "Diosa, ¿pasa algo malo?" Mi hermana salta de su
lugar en la mesa común cuando entramos en la habitación. Mi rostro se pone
rojo cuando todos los rostros se vuelven hacia nosotros. No sé cómo
explicar que Alexander me está apretando la mano. "Esto es algo nuevo",
admite Severin, pero más tranquilo.
que su esposa.
“No hemos visto nada como esto antes”, dice Mark.

Abro y cierro la boca, esperando la ayuda del príncipe mayor, pero él solo
sonríe misteriosamente, colocándome en mi lugar ya familiar, y se sienta más
lejos, al lado de su hermano.
- ¿Estás en un vestido? - de nuevo mi hermana se sorprende, levanto la
mirada, dándome cuenta que mi atuendo sorprendió a todos más que mi
palma en la mano del anciano príncipe. - ¡Ponlo más a menudo! Severín
responde. "¿Es realmente necesario que una guerra haga que Agatha
decida vestirse como una niña?" - Mark bromea, preguntando desafiante a
Anna, y no
me.
"O peor", la hermana agita las manos.
Pongo los ojos en blanco, pero sonrío por la razón que tiene.
ni ella misma se da cuenta.
"Ya escuché todos tus escasos chistes en la taberna, puedo soportar esto
también", me río entre dientes, cambiando mi mirada a Mark. - ¡Detener! Creo que
escucho algunos sonidos, - se anima, levanta abruptamente la mano, llamando
a todos al silencio. Él espera y estira sus labios en una sonrisa sardónica. “¿Son
estas nuestras Sombras ahogándose en la cena, escuchando tus palabras?
Mark bromea y es el primero en reírse. Le lanzo un arándano confitado, que

está en un tazón pequeño más cerca de mí. Mark descarta la primera baya con una
carcajada, pero no se da cuenta de la segunda, que lo golpea justo en la frente,
dejando un rastro rojo y dulce. La risa del hombre se interrumpe inmediatamente,
pero es reemplazada por la risa de los demás.
Después de que todos continúan cenando en silencio, pretendo comer, aunque
nada se me mete en la garganta. Incluso la comida deliciosa huele a cenizas, lo
que me recuerda que mi reloj casi se acaba. Al escuchar las conversaciones, me
entero de que todos se reunirán para el consejo una hora después del amanecer.
Tendrán varias horas para revisar todo y preparar a los soldados para repeler el
ataque. Daniil advirtió que esperaría hasta el mediodía, lo que significa que después
cruzaría nuestra frontera.
Mi sonrisa incluso forzada desaparece cuando Alexander vuelve a frotar su
whisky y nos deja primero, sin tocar el postre. Christian es el único que no se
sorprende cuando me levanto en otros cinco minutos, diciendo que quiero descansar
más antes de mañana. Por un esfuerzo de voluntad, no me permito volver a
abrazarlos, sino sólo desearles buenas noches.
Entro en la habitación del príncipe anciano en un momento sorprendentemente

oportuno. Se vuelve con cautela hacia la puerta, escucha un clic cuando cierro
suavemente la puerta. Pero aún no tiene tiempo de volver a ponerse la camiseta
blanca sobre los hombros, que ya se había quitado a medias. Esos pocos segundos
son suficientes para que vea las muchas marcas grises que cubren su espalda,
como si la piel hubiera cambiado de color en algunos lugares. Cambió de un rosa
vibrante a un gris muerto.
Alexander se echa la tela sobre los hombros con un solo movimiento y
rápidamente se abrocha varios botones.
- Agatha, no sabía que vendrías - Casi nunca

Escuché más confusión en su voz.
Su cabello está un poco despeinado, tal vez estaba masajeando su cabeza
con los dedos, tratando de aliviar el dolor, pero a pesar de toda la torpeza,
todavía trata de sonreír con insolencia, fingiendo que todo está en orden.
Me acerco a él, ya no tengo tiempo para aplazar nuestra conversación.
Silenciosamente, empiezo a desabrochar esos tres botones que él logró
abrochar. El joven se resiste torpemente, pero empujo sus brazos lejos.
"Muéstrame", exhalo mientras trata de distraerme con suaves

toques de muñeca.
El príncipe deja de resistirse, le quito la camisa. No puedo apartar los
ojos de sus ojos verdes, que él sigue a los míos a cambio, y esta conexión
ya hace que mi corazón se desvíe de su ritmo habitual. Sus labios se
abren mientras exhala, al igual que los míos. Trato de ignorar el alivio de
su pecho y vientre expuestos, lo hago girar para poder ver cómo
mal.
Para mi sorpresa, obedece, permitiéndome echar un vistazo. Al menos

la mitad de la piel de la espalda ha cambiado de color. Se estremece cuando
toco un punto cerca de su cuello con mis dedos y lo llevo hacia abajo. En
ninguna parte hay una sensación de daño o cicatrización, la piel es
absolutamente normal, pero de un color diferente. ¿Es por eso que me
rechazaste entonces? ¿No querías que viera? Mira la pared, asiente con
aparente alivio, su
los hombros tensos se relajan. -
¿Qué es? Por favor dime la
verdad. "Marcas por criarte cuando
no deberías haberlo hecho después de resucitar a Anna".
Coloco toda mi mano en su espalda, agradecida por su verdad. –

¿Te duelen? - No. – ¿Pasará? - Muevo mis dedos hacia abajo, y
Alexander se estremece de nuevo cuando le toco la parte baja de
la espalda.
"Sí". Su voz comienza a raspar, por lo que traga. - ¿Cuándo?

- Pronto.
Mis dedos se congelan abruptamente. No
mientas. - ¿Cómo? ¿Por tí mismo? Apenas puedo exprimirlo, sigo esperando
que me confiaría toda la verdad.
- Sí, lentamente se volverán menos y menos, y luego
desaparecerá.
No mientas. - ¿Es
una enfermedad?
- Algo como eso. - Entonces lo curaré - las palabras se rompen antes de que entienda,
lo que voy a hacer.
Soy Mara, puedo intentar restaurar su vida, al igual que Nikolai. ¡Tal vez
Christian estaba equivocado! Tal vez pueda curarlo y luego darle una vida más
larga y eso le permitirá vivir independientemente de su conexión conmigo. No tengo
tiempo para sofocar este pensamiento que se desgarra por dentro, llenándome de
esperanza. “¿Quieres fortalecer mis hilos?” - Noto la sombra de su cariño
sonríe mientras gira la cabeza ligeramente.

Sí, quiero probar. Pero no he oído que al menos una Mara
Vi los hilos de la vida en Morok, pero tal vez nadie lo intentó. - Tratar.
Literalmente sonrío cuando él tan tranquilamente me lo permite. Toco su
espalda nuevamente en la base de su cuello, y tan pronto como comienzo, tres
hilos gruesos y brillantes aparecen desde el cuello a lo largo de la columna. Exhalo
con admiración, al darme cuenta de que son dos veces más gruesos que los de
una persona común y no brillan con oro, sino con plata, resplandeciendo con blanco.
Se ven como una verdadera luz fría, atrapada, estirada en una línea. Mis dedos se
contraen mientras trato de levantar el primero para encontrar dónde está el defecto,
pero no funciona.
Lo intento una vez, lo intento dos veces. Al principio trato de hacer palanca con
uno o todos al mismo tiempo, pero parecen estar ocultos para mí debajo de la piel,
brillan, pero no puedo tocar ninguno de ellos. Ya sintiendo abiertamente su espalda
a lo largo de toda la columna, tratando de encontrar al menos alguna oportunidad,
hasta que Alexander se contrae y comienza a reír. Él es cosquilloso. Da un paso
atrás y se da la vuelta, envolviendo sus dedos alrededor de mis palmas, encontrando
mi cara sorprendida.
“Maras no puede tocar los hilos de Morok. Es como proteger nuestro

punto débil de los únicos que pueden aprovecharlo”, explica en voz
baja.
"Lo sabías, ¿pero aun así me dejaste
intentarlo?" Sí, no lo creerías hasta que lo intentaras. Además,
dijiste que no miras los hilos de otras personas, porque es demasiado
personal.
Asiento con
incertidumbre. “Quería que los vieras. quería que supieras que yo
Confío, - él nuevamente entrelaza nuestros dedos, toca mi
mejilla. - Pero mentiste. Lo exhalo en silencio, e
inmediatamente, en su mirada sorprendida, entiendo que me
equivoqué. No debería haber dicho esto. Pero las palabras ya han sido
dichas, estoy haciendo un último intento para provocarlo a decir la
verdad. “Yo no…” comienza Alexander. "Intentaré preguntarle a
Christian", interrumpo, girándome hacia la puerta. Logro superar
estos pocos metros e incluso abrir un poco el lado derecho de las
puertas dobles, hasta que Alexander me presiona con todo su cuerpo
hacia el lado izquierdo, golpea la que logré abrir con un rugido. Es
tan repentino que parpadeo sorprendida por la manija chapada en oro
y los dedos de Alexander girando la cerradura, cerrando la puerta
desde adentro con un suave clic. "No", respira en mi cabello. Su tono
sombrío pone la piel de gallina a través de su cuerpo, pero su
respiración se entrecorta por el calor de su piel cuando se presiona aún
más cerca. Su corazón late tan rápido que quiero poner mi mano en su
pecho y escuchar. "No", repite con más calma. Preguntemos
mañana. Hoy... no quiero que te vayas. Alexander continúa
sosteniéndome en la puerta, quizás distrayéndome deliberadamente
inclinándose cerca de mi cuello. Confunde deliberadamente, tirando su
cabello hacia atrás y tocando la piel sensible de su cuello debajo de la
oreja con sus labios.
"¿Realmente no hay nada de qué preocuparse?" Inhalo ruidosamente mientras

sus dedos suben por mi muslo, recogiendo la tela de mi falda de seda. - Prometo.
Puedo oírlo exhalar aliviado mientras me relajo. Finjo creer. Y tengo muchas ganas de
creer, pero entiendo que ya no me dirá la verdad.
Todo mi cuerpo se estremece en sus manos mientras acaricia la piel de mi muslo

con sus dedos. Jadeo por aire antes de que él cubra mis labios con los suyos. Me
muevo hacia él, y me aprieta en sus brazos con tanta fuerza que casi duele. No noto
nada detrás de sus labios calientes y caricias codiciosas. No me doy cuenta de cómo
Alexander me arranca de la puerta, cómo su muslo toca una de las sillas y cae. Me
siento mareado cuando nos congelamos en algún lugar en el medio de la habitación
al lado de la cama ancha. Toco y acaricio audazmente su torso, pongo mi mano en su
cabello, y él gime en mis labios, se separa enojado, solo para mirar con una parte de
odio el vestido ajustado que le gustaba hace un par de horas. "Ni siquiera pienses
en romperlo", le advierto, pinchando mi dedo.
el cinturón de sus pantalones.
El príncipe maldice entre dientes mientras se desabrocha los botones con cuidado,
pero mi risa se convierte en un gemido cuando presiona contra mi cuello y luego
coloca su lengua en sus labios.
Ni un solo pensamiento permanece en mi cabeza, excepto el deseo codicioso de
tomar todo su amor y atención solo para mí. Lo quiero solo para mí, pero para esto
debe vivir. Lo ayudo a quitarme el vestido. Cae al suelo en un montón de purpurina,
seda y encaje. Alexander se congela cuando me quedo solo con una ropa interior
blanca, que apenas me cubre las piernas hasta las rodillas, y un corsé ceñido. Sus
ojos son sorprendentemente oscuros y comienza a respirar con dificultad, mirando las
cuerdas. Él tira de uno de los extremos, deshaciendo el nudo desde arriba, y yo me
apoyo contra el poste del dosel, permitiéndole hacer lo que quiera. Mi pecho sube y
baja febrilmente, lo observo fascinada, solo con sus dedos haciendo palanca en las
cuerdas y tirando, luego una y otra vez, lentamente, con anticipación, disolviendo el
corsé.
Me mira como un regalo largamente esperado que finalmente tiene en sus

manos, así que ahora puede darse el lujo de alargar los últimos momentos. Pero
bajo toda el hambre y el deseo, noto indecisión y hasta una gota de miedo cuando,
en el último hilo, levanta sus ojos verdes hacia mí, pidiendo permiso en silencio.
Asiento y el príncipe aparta el corsé. Envuelve sus dedos alrededor de mi cuello

por detrás y me tira hacia él para otro beso caliente, obligándome a estirarme,
poniéndome de puntillas, y luego me da la espalda, de modo que a través de la
delgada ropa interior siento el calor de su piel. . Siento que los músculos de mi
pecho y mis brazos se tensan cuando me acerco a él, sintiendo su espalda baja.
un deseo.
- ¿Esta es tu primera vez? exhala con voz ronca, acariciando mi vientre y mi

pecho a través de la tela con sus dedos.
Asiento porque mi lengua no obedece.
“Entonces no tengas miedo. Mis piernas
tiemblan y apenas me sostienen, tiro mi cabeza hacia atrás en el hombro de
Alexander mientras sus dedos levantan el borde del vestido y acarician el interior
del muslo. “Tú… yo no tengo… miedo.” Tengo que tragar saliva dos veces para
decir una oración tan corta, y el joven me recompensa con una sonrisa
complacida. El príncipe envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, manteniéndome
erguida mientras su mano se desliza debajo de mi ropa interior y sus dedos llegan
al lugar correcto, comenzando con una caricia pausada. Pero esto es suficiente:
un largo gemido se escapa de la garganta, y todo el cuerpo parece estallar por el
calor. Me aferro a manos fuertes, me apoyo en su pecho, pero la habitación da
vueltas y el mundo entero se reduce a su respiración pesada en la oreja y los dedos,
que ya son más insistentes. Él acaricia y juega hasta que mi voz es ronca con un
gemido y mis uñas arañan sus manos tensas. Sacudo mi espalda baja,
aumentando su deseo, y no puede soportarlo más. Se da la vuelta de nuevo y me
quita la ropa interior por encima de la cabeza. No tengo tiempo para avergonzarme
por la desnudez, mientras tira hacia atrás la colcha y la manta, acostándome con
cuidado en la cama. – ¿Ropa de cama blanca? Hago una pregunta tonta.
- ¿Qué? Levanta la vista confundido, apartando la mirada de la mía.

hombro.
- Blanco. Tu... ropa de cama.
Permanece confundido por unos segundos, y luego se ríe,
me quita la ropa interior y cuelga desde arriba con una sonrisa sombría.
Sí, ropa interior blanca lisa. ¿Qué estabas esperando? ¿Es negro? – su
tono rezuma ironía, mientras labios y lengua descienden sobre mi pecho,
arqueo la espalda y jadeo por la sorpresa. “¿O tal vez roja como la sangre,
pequeña Mara?” continúa burlándose, sin detener sus caricias, mirándome
jadear por aire. "Oh, no...", comienza fingiendo, sus dedos recorriendo mi
rodilla doblada, tensando los músculos de mis piernas y estómago. Bajan por
el muslo y penetran adentro, primero uno, luego el segundo, y apenas
puedo escuchar la continuación por encima del zumbido en mis oídos - ¿De
verdad esperabas que los príncipes durmieran sobre seda?
"Tú... me decepcionaste", me las arreglo. "Esperaba... seda negra de

Serathian de ti". Se inclina, mirándome a la cara, pero sus dedos siguen
moviéndose, y no me da el enfoque para llegar a una respuesta realmente
cáustica. “¿Tienes idea de cuánto cuesta, pequeña Mara? Adopta un tono
casual, como si estuviéramos tomando té en la mesa del comedor, y sus
dedos no son... maldita sea... sus dedos. - ¡Seda negra! ¡Sí, sábanas!
Que desperdicio.
Sacude la cabeza deliberadamente, decepcionado, pero respira

ruidosamente a través de los dientes cuando le desabotono los pantalones y
me meto en ellos con una mano. Es grande y caliente, y su piel es tan
aterciopelada que no puedo dejar de acariciarlo, disfrutando el temblor en el
cuerpo de Alexander. Admiro lo flexible y casi indefenso que se volvió con un
solo toque.
¿Has terminado con tus chistes sin gracia? Pregunto con voz ronca.
Mete los dedos más adentro, y luego los vuelve a sacar, acariciando,
toca algún punto, y yo grito, arqueándome, y una descarga me recorre el
cuerpo. Mi sonrisa desaparece de mi rostro y los pensamientos de mi cabeza.
Repite este toque, y luego una y otra vez. Y una y otra vez todo se repite, y
me aferro a sus hombros.
—Así está mejor —susurra en mi oído y baja hasta mi cuello, donde sus labios
dejan una cadena de besos. Y después de los suaves toques de la lengua, siento sus
dientes. - Alexander... Mi medio gemido desborda la copa de su paciencia, se quita
el resto de la ropa y finalmente se acuesta encima.

"Te he estado esperando durante tanto tiempo", me admite en un susurro caliente.
labios antes de otro beso.
Y ahora le perdono sus mentiras, sabiendo que muy pronto me odiará. Por eso,
en esta noche, yo mismo le daré todo el amor que pueda dar, y por lo menos hoy será
solo mío.
En la primera mitad de la noche nos cansamos. Alexander responde a cada una

de mis miradas con una sonrisa soñadora o un beso fugaz, entierra sus dedos en mi
cabello enredado mientras me acuesto sobre su pecho y escucho los latidos medidos.
Pero no importa cuánto intente esconderse, puedo ver que sufre al menos un dolor de
cabeza.
Me levanto de mala gana de la cama, sintiendo un dolor desconocido e incluso
dolor en mi cuerpo, pero es extraño, agradable. Me pongo una ropa interior y ropa
interior, busco pantalones ligeros y una camisa para dormir en el armario y se los tiro
a Alexander. "Vístete", respondo a su pregunta silenciosa con una sonrisa. - Voluntad
es desagradable blandir una espada mientras se sufre de un resfriado al mismo tiempo.

El fuego de la chimenea se ha consumido, dejando brasas encendidas, el aire de
la habitación se está enfriando. Alexander obedece, se viste y vuelve a la cama, tira
sus manos hacia mí, invitándome a acostarme con él, pero me niego con una risa
tranquila.
- ¿Vas a
dejar? "Me iré", respondo honestamente, se me pone la piel de gallina cuando me
doy cuenta de que le dije la pura verdad, pero él simplemente no lo hace.
entendido.
Se recuesta contra las almohadas, decepcionado, se cruza de brazos.

manta cuando la cubro.
“He preparado algo para ti. Para el dolor de cabeza, me pongo un vestido y saco
una botellita que traía en un bolsillo escondido. ¿Me preparaste esto?
– Sí, noté que a menudo te quejas de dolor en la cabeza. Bebe, sabes que
puedo hacer cocciones. Bebe con confianza, y yo casi me estremezco ante mis
propias mentiras. Solía al menos olfatear, bromeando que tal vez yo estaba
tratando de envenenarlo. Pero ahora se lo traga todo hasta la gota sin más
preguntas.
Solo me quedan siete minutos. Me siento

en el borde de la cama junto a él. ¿Pasa algo, Ágata?
¿Te ves molesto? Quizás hice algo... - ¡No! interrumpo rápidamente. - No. - ¿Te
arrepientes? - ¿Acerca de ti? ¿Sobre nosotros? Él asiente con seriedad y me río de
lo sorprendentemente inseguro que es. El arrogante y tranquilo Príncipe de
Serata, el arrogante Aaron y el sombrío Morok se preocupan de que pueda
arrepentirme de su toque. “Eres lo mejor que me ha pasado”, confieso. “Si mi
muerte llevó a un encuentro contigo, entonces valió la pena morir y yacer en el
suelo durante un par de cientos de años.
Hay algo nuevo en su mirada seria otra vez, pero también veo cómo
mi decocción está empezando a funcionar. Alexander parpadea un poco
más a menudo. - ¿Como una cabeza? "Está bien", dice sorprendido. -
Realmente ayudó. "Ahora tienes que dormir". “No quiero”, se resiste,
resistiéndose a la somnolencia. Cinco minutos o menos. Acaricio su mejilla,
parpadea rápidamente, tratando de quitarse el velo de los ojos. No digo nada,
solo toco su rostro mientras sus ojos se vuelven pensativos.
“Algo anda mal…”, dice arrastrando las palabras, tratando de levantarse,

sacudiendo la cabeza. Me pongo pálida cuando Alexander gira la cabeza
bruscamente hacia mí, sus ojos son más conscientes de lo que me gustaría. “¿Qué
me diste, Agatha? – la voz del príncipe mayor es amenazante
se agacha, trata de sentarse, pero lo empujo hacia atrás sobre la cama.
O Morok es lo suficientemente fuerte para resistir, o calculé mal la dosis. Lo
más probable es que sea el primero. No tiene fuerzas para levantarse.
pero Alexander sigue consciente, resistiéndose a los somníferos que añadí a la

decocción. Tenía muchas ganas de hacerlo después de que se durmiera, pero no
puedo arriesgarme. Me agacho y saco los grilletes de debajo de su cama, que
escondí aquí durante el día. Si bien no puede concentrarse, me muevo rápidamente,
sujetándolos a sus muñecas. Casi gruñe y sacude sus grilletes con enojo, incapaz de
sentarse debido al mareo, y yo enrollo y abrocho la cadena alrededor del poste más
alejado del dosel.
A diferencia de él, me aferro a la parte más gruesa y dudo que incluso Alexander
tenga la fuerza para romper este árbol después de que se despierte. El príncipe mira
la cadena en estado de shock, tirando débilmente, dudando de la realidad de lo que
está pasando. Es suficiente para que se levante de la cama, solo necesito los grilletes
para retenerlo. Por la mañana, cuando se despierta, puede pedir ayuda. Pero necesito
cada minuto extra que pueda mantenerlo a salvo aquí.
No trata de estrangularme o golpearme cuando me siento a su lado otra vez. El

príncipe se recuesta contra las almohadas, arquea las cejas y hace todo lo posible por
mantenerse despierto. “Necesitas descansar, Alexander. Por eso había analgésicos y
pastillas para dormir, te ayudarán a dormir el resto de la noche.
¿Qué pasa, Ágata? ¿Venganza? asiente con la cabeza a los grilletes, y sus labios
estirado en una sonrisa amarga.
“Hemos terminado la parte buena, es hora de pasar a los asesinatos”, le devuelvo
la vieja frase, pero sonrío, tocando su mejilla nuevamente. Presiona su rostro contra
mi mano y besa mi palma, todavía confiado.
Mi sonrisa se desvanece instantáneamente.

¿Estás planeando matar a alguien? pregunta burlonamente, parpadeando un par
de veces. - Sí. Tres. – ¿Daniel y Elena? ¿Y quien más? ¿Me? Dos minutos. No
respondo a su tono de broma, miro cuidadosamente el rostro de Alexander, frunzo
el ceño, memorizando cada rasgo, pero mi mirada obstinadamente regresa a sus
ojos verdes.
"Ya sabes", se da cuenta en estado de shock. - Tu sabes todo.

Asiento lentamente y de mala gana. Se lame nerviosamente los labios, los ojos
corriendo cuando intenta pensar en algo para detenerme.
Lo siento tirando de nuestro hilo, tratando de convencerme de que me quede,
y este pensamiento es casi como el mío dando vueltas en mi cabeza, pero él está
demasiado débil y las pastillas para dormir le impiden concentrarse. Vuelve a
temblar cuando se da cuenta de que su sugerencia no está funcionando, pero lo
vuelvo a bajar. Me inclino y lo beso por última vez, tratando de calmarlo. Responde
con la misma pasión que hubo entre nosotros todo el tiempo que estuvimos
juntos. Siento lo mismo que él, un extraño antojo y sed, que esta noche no tuvo
tiempo de saciar de ninguna manera. Esta noche debería haber sido la primera
entre muchas, pero nada siquiera
comienzo.
Con sus dedos, el príncipe intenta agarrar mi vestido, pero no le obedecen.

Envuelvo mis brazos alrededor de los suyos y apoyo mi frente en la suya. Los dos
respiramos con dificultad. Un minuto. "Te amo", respiro lo último que tengo que
decir en sus labios y me alejo de mala gana, notando que sus ojos están
cerrados y su respiración se mide. O piensa, o se durmió después de todo.
Derecha. Eso es lo que necesitaba decirle. Al menos una vez, pero gracias a
él logré experimentar este sentimiento, al menos por un tiempo para enamorarme.
Alexander abre los ojos, tira de los grilletes con gran fuerza, la columna cruje
lastimeramente y yo retrocedo, temeroso de haber subestimado a Moroka. Si
no rompe el dosel, romperá la cadena. - ¡NO TE ATREVAS! NO TE ATREVES A
DECIR ESTO antes...
su voz se quiebra, todas sus fuerzas se van al grito, traga saliva y agrega en voz
baja, con un gemido agónico, -... te vas a ir. No te atrevas a irte… Me duele ver
otro gemido entre dientes cuando trata de levantar su cuerpo envuelto, apoyándose
en su codo. Sus ojos están llorosos por el sueño, pero no hay ira en sus ojos,
solo dolor y algo más.
Todo. "Yo... te odio por..." dice en voz baja en el último

suspiro, pero el brebaje le pasa factura y él se relaja, quedándose
dormido. ¿Te odio?
Esto me golpea más fuerte de lo que esperaba, aunque sé que merezco

estas palabras. Pensé que estaba listo para escuchar esto de Alexander,
listo para escuchar muchas maldiciones en mi dirección. Pensé… Pero de
hecho, no recuerdo ni siquiera tres espadas en mi cuerpo causándome
tanto dolor. No puedo obligarme a moverme por un minuto más,
esperando que él continúe con la frase, explique, pero se durmió y es hora
de que me vaya. Lo acuesto boca arriba y lo cubro, y luego salgo en
silencio. En mi habitación, me cambio lo más rápido posible. Me pongo sólo
un pantalón, una camisa, un cálido caftán negro y tomo el manto de
María que me regaló mi hermana. No tengo necesidad de esconderme, al
contrario, necesito
me encontró.
Con tristeza miro las nuevas armaduras y armas. Solo coloco una daga
larga en mi cinturón, que debería ser suficiente para mí. Recojo todo lo que
necesito y con el mayor sigilo posible salgo al pasillo. Allí doy vuelta a la
derecha, deslizándome silenciosamente en la habitación de Christian,
afortunadamente no cerró la puerta con llave. El hombre duerme de
espaldas a mí, casi enterrado en un edredón, porque el aire de la
habitación ya se ha enfriado. La vista de él me da una sonrisa fugaz, pero
tan pronto como lo toco suavemente, una cuchilla está en mi garganta.
Intento no moverme ni respirar mientras Christian parpadea,
acostumbrándose a
a la oscuridad
“¡Maldita seas, Agatha! Nunca hagas eso, tengo el sueño ligero", sisea,
guardando su daga. “O solo eres un anciano nervioso”, sonrío, doblando
cartas para todos en una mesa redonda, y junto a mí pongo la llave de
los grilletes de Alexander. - ¿Qué estás haciendo? pregunta el hombre,
observando mis acciones. - Me voy. - ¿Donde? Ignoro su última pregunta.
- No volvere. Así que solo puedo pedirte un favor. Aquí hay cartas para
todos. Devuélvemelos mañana. Y la clave es hacerlo más fácil.
- ¿Llave?
- Encadené a Alexander a la cama. -
¡¿Qué vas a?! - Christian intenta levantarse de la cama, pero se congela,
piensa y vuelve a su asiento, envolviéndose un poco más en la manta.
Levanto una ceja, sorprendida de que este Morok, después de todos sus
años, aún recuerde lo que es la vergüenza. "¿Estás durmiendo sin camisa o
desnudo?" "No es asunto tuyo", murmura, quedándose en la cama.
Sonrío, sin entender por qué no siento ni miedo ni tensión frente a lo que
me espera. Aunque la última vez fui a vengar la muerte de mi hermana,
ahora voy a salvar a la que logré amar. Espero que antes del mediodía
pueda ayudar no solo a Alexander, sino también a todos los demás. A todo
Serat como mis disculpas por el hecho de que una vez ataqué su palacio y
calumnié a sus gobernantes. "Entonces, ¿qué pasa con mi sobrino?"
Simplemente no digas que tú
lo dejó desnudo. Difícilmente te perdonará por tal vergüenza.

"Me aseguré de que se vistiera antes de encadenarlo", me río por última
vez y luego vuelvo a una conversación seria. “Le di pastillas para dormir.
Duerme hasta el amanecer. Te dejo la llave y espero que llegues antes de
que Alexander rompa la cama o se lastime tratando de quitarse las cadenas.
Estará furioso, Christian. ¿Sabe que le conté todo? - Realmente no. Supuso
que yo lo sabía todo. Pero mentirle. Di que Daniel me lo contó todo. En
parte, esto es cierto.
- ¿Qué vas a hacer? - Intentaré

no solo salvar a Alexander, sino también ayudarlos a todos ustedes.
No necesitas pensar en ello.
- ¿Puedo ayudarle con algo? -
Sí. Vigila a todos, especialmente a tus sobrinos y a Anna. Se enfadarán,
me odiarán. Y si la pelea comienza antes de que pueda terminar todo,
entonces protege a Alexander. Como dijiste, su condición lo destruirá en
esta guerra. Estar con él. ¿Puedes prometerme esto? El hombre asiente y
nuevamente veo arrepentimiento. Ni siquiera nota la tensión con que aprieta
los bordes de la manta, las venas se le hinchan en el cuello.
y antebrazos. Sé que está luchando contra el impulso de entrar corriendo y encerrarme,

así que decido que es hora de irme.
- Adiós, Cristian. Me encantaría quedarme y conocerte.
mejor. Conviértete en tu amigo.
Extiendo mi mano para darle un último apretón, y él me aprieta la mano de vuelta.
Aprieta los dedos casi hasta el punto del dolor, aguanta más de lo necesario, no se
atreve a soltarme, y yo y él nos permitimos esta debilidad. Espero un minuto completo
antes de que me suelte a regañadientes, aflojando los dedos por la tensión.
Adiós, Ágata. Y tú eres mi amigo, como yo lo soy tuyo.

capitulo 18
Todos conocen la historia más famosa sobre Mara llamada

Sylvia, que vivió varios cientos de años antes que Agatha y su
hermana Anna. Esta historia no solo es amada por la gente,
sino también por las propias Yeguas, que admiran la valentía
de su hermana. Según las historias, Sylvia pudo vencer hasta
dos demonios. Terribles criaturas en las que se convierten los
muertos de las fosas comunes. Por esto, los demonios son
más fuertes que cualquier otro, porque no tienen un alma, sino
varias. Las criaturas, que ya se parecen más a una mezcla de
humano y animal, están cubiertas de lana en algunos lugares y
se mueven sobre cuatro extremidades. Pero a diferencia de un
hombre lobo, son mucho más grandes en tamaño y sus hocicos
se parecen más a rostros humanos con algún tipo de crecimiento
en forma de cuernos. Los demonios pueden ser lo suficientemente
grandes como para morder a un niño pequeño por la mitad. Se
dice que es difícil lidiar con Mare sola, incluso con un demonio,
pero Sylvia salvó a los niños al matar a dos. Sin embargo, entre
esos niños, algunos afirmaron haber visto a alguien en las
entonces sombras con una máscara de lobo negra y
dorada en la cara. Y este alguien ayudó a Sylvia, y luego se fue
sin decirle una palabra. Qué tan cierto es esto, no he podido
averiguarlo. Malachi Zotov. Olvidado de Mary y Moroki
– ¿Vas a dar un paseo nocturno, Agatha?

Tengo tiempo de agarrarme a la silla y deslizar un pie en el estribo, listo para
levantarme, cuando una voz burlona desde un rincón oscuro llama mi atención.
Maldita sea. Pensé que aprendí todo. Derrotó a Alexander, se deslizó entre todos
los guardias, encontró formas de escapar de los vigías, y con un pequeño
ejército estacionado tan cerca de nuestra propiedad, no fue fácil. Incluso hizo
un seguimiento de cuántas personas cuidarían los establos y puso a dos soldados
a dormir por turnos, aplicándoles un trapo con una solución especial en la cara.
Pero no tomé en cuenta que Mark es tan parecido a su mejor amigo. Para ser
honesto, no tomé en cuenta lo perspicaz que es, escondiéndose detrás de toda
esta valentía y bromas indecentes. Retiro el pie del estribo y suelto la silla de
montar cuando el joven sale a la penumbra. Lleva la misma camisa negra lisa
que usó en la cena, pero ahora tiene un cálido caftán gris oscuro sobre los
hombros y una espada en el cinturón. Su cabello oscuro está igual de bien
peinado hacia atrás, no hay signos de sueño en su rostro, aunque tengo la
sensación de que ha estado esperando aquí toda la tarde y parte de la noche
para evitar que me escape. No hay ira ni sospecha en sus ojos marrones, pero
tampoco hay una sonrisa familiar en sus labios. Las sombras en su rostro son
inusualmente largas y tiemblan por el fuego inquieto de las antorchas cercanas.
Me mira detenidamente, notando la ausencia de armadura y casi cualquier arma.
¿Me dirás o debo adivinar? Su voz es más baja, inusualmente seria y casi
desconocida. Miro por la ventana, el cielo en el este comienza a iluminarse. Iba a
venir a ver a Daniel de madrugada, pero ya llego un poco tarde. Mi pago por
retrasar la ruptura hasta el final y hablar con Mark no formaba parte de mis planes.
¿Hace cuánto entendiste? - Me pongo manos a la obra, pensando cómo puedo
distraer y pasar de largo.

- ¿Qué exactamente? Que vas a huir o que estas planeando
¿Entregarte a Daniel? – las mandíbulas apretadas todavía traicionan su ira.
Me quedo en silencio y continúa:
– Me di cuenta de que algo andaba mal después de tu reunión con Daniel.

Entonces no eras tú mismo, a veces demasiado triste, a veces pensativo, a veces
demasiado feliz. Y cuando llegaste con un vestido, me di cuenta de que era hoy.
Además, es el momento adecuado. Tus tres días están a punto de expirar. Entonces,
¿estás huyendo de nosotros o te estás rindiendo ante Daniel? ¿Estás enojado con el
primero o el segundo? - ¡Estoy enojado porque no crees en nuestra victoria! Llevo mi
dedo a mis labios, pidiéndole que se calle, él obedece, apretando sus labios con
fuerza y con tristeza. “Creo en tu victoria, pero también sé cuál será el precio.
“Así que te estás rindiendo debido a los cientos de posibles bajas de nuestro
lados? Esto es guerra, Agatha. Las víctimas no se pueden evitar.

- Lo sé, pero lo principal es que entre estos cientos definitivamente habrá alguien.
de ti.
Mark levanta las manos y pone los ojos en

blanco. - ¡Estos son solo miedos vanos, Agatha! Solo no seas tonto y entremos a
la casa.” Da unos pasos hacia mí, tratando de agarrar mi mano, pero la esquivo,
moviéndome hacia un lado. ¿De verdad vas a pelear conmigo? “No tengo tiempo
para pelear contigo.” Miro hacia el cielo, comenzando a ponerme nervioso. No
tengo tiempo. Alejandro se está muriendo. Mark se congela, desconfianza en sus
ojos, pero adivina que
No bromearía sobre esto.

- Se está muriendo por mi culpa. No se suponía que me levantara, y ahora estoy
drenando la fuerza vital de él. Debilidad, dolor de cabeza, hemorragias nasales. Todo
esto es el resultado y los síntomas de su muerte inminente.
Camino lentamente alrededor del hombre, acercándome de nuevo a mi caballo.
Él no trata de agarrarme, frunce el ceño, apretando sus labios en una fina
línea.
- ¿Cómo lo sabes? Dos

personas me lo confirmaron. Y yo soy Mara. Yo mismo veo y sé, pero
cerró los ojos ante eso.
¿Qué hay que hacer para mantenerlo con vida?
Él debe dejarme ir. Pero tú, como yo, sabes que él

no lo haré
“Maldita sea Shadow con su muerte, ¡¿qué diablos es esto?! - mal
jura Mark, se pasa la mano por el cabello, apretando, rechinando los dientes.
Se calma, se alisa el pelo suavemente y se pasea por el espacio antes de salir del
establo, todavía sin dejarme ir. - ¡Ágata! Se congela y se vuelve hacia mí con
comprensión. -
Así que no vas a rendirte… “No voy a

hacerlo,” asiento con la cabeza. - Vas
a morir. Mark, tengo que irme o llegaré
tarde. "No puedo dejarte ir, Agatha", susurra
lastimeramente. - ¡No para esto! Ahora sabiendo que estás tratando de morir. ¡Saber
que no podemos traerte de vuelta! Saco bruscamente mi daga y me acerco a él,
sosteniendo la empuñadura hacia adelante. “¡Maldita sea, Marcos! ¡Entonces lo clavas
en mi corazón! Y si no puedes, ¡SÁLLATE DEL CAMINO! gruño, mirando con qué
mira con disgusto el arma que tengo en las manos. "No

puedo", responde en voz baja. "¿Incluso para salvar la
vida de tu príncipe y mejor amigo?" - Voy aclarando con más calma. Mark quita los
ojos del arma y me mira a los ojos. "Incluso por su bien, especialmente sabiendo que tu
muerte lo mataría en lo más mínimo".
no menos.
Sorprendido, doy un paso atrás y guardo mi arma. “No estoy ciego”,
sonríe lánguidamente. “Puedo ver perfectamente bien lo que siente por ti…” “No te
preocupes por eso,” interrumpo. - Me odia. Alexander me lo dijo él mismo, justo en mi
cara hace poco más de una hora. Entonces puedes dejarme ir, Mark.
El hombre frunce el ceño y no parece creer una sola palabra mía. - ¡No puedo!
repite obstinadamente, agarrándome del codo cuando
Doy otro paso hacia mi caballo.
Sacudo mi mano bruscamente, tratando de liberarme del agarre del hombre, pero él
me agarra con fuerza, no me deja ir.
“¡Maldita sea, Marcos! ¡No quiero, pero pelearé contigo si es necesario para
salvar la vida de Alexander! - me enojo desesperado, agarrando al joven por la tela
del caftan en su pecho. La boca de Mark se abre, sus ojos recorren mi rostro
mientras busca algo. No sé qué encuentra, pero sus dedos se aflojan y luego
los suelta. Repito tras él, soltando su ropa. - Está bien, entiendo. ¿Golpearte en la
cabeza con una pala o un puño servirá? Finge que trataste de detenerme. Trato de
forzar una sonrisa para aliviar la tensión entre nosotros, no quiero irme mientras
estoy en una pelea con uno de mis nuevos amigos. Lentamente, las comisuras
de sus labios se estiran en una sonrisa, demasiado triste, pero una sonrisa al fin y
al cabo. – Apuesto a que estabas esperando el momento adecuado para golpear
a mi.
Sonrío con más confianza y, antes de que tenga tiempo de hacer algo, lo
abrazo por el cuello y me despido. Él hace lo mismo, envolviendo sus brazos
alrededor de mí, pero rápidamente me baja.
“Está bien, un puño será suficiente…
Mark no tiene tiempo de terminar cuando lo golpeo en la cara con todas mis
fuerzas. Es mejor ser inesperado que esperar el dolor. Da unos pasos hacia atrás,
limpiándose la sangre de su labio partido con sorpresa. - ¡¿Por qué inmediatamente
en la cara?! - ¿Es suficiente? Pregunto con calma. "No", agrega con amargura,
e inmediatamente le doy un puñetazo en el estómago.
para que se doble, yo giro y le doy un codazo en la cara.

Mark se cae y me da un poco de vergüenza, pero el hombre rápidamente se
pone de pie y sacude la cabeza con decepción, comprobando con los dedos que
todo está intacto en su rostro.
- ¡Diosa! ¿Debería patearte con un caballo para noquearte? -
exhalo -
¡Gracias, lo haré! Levanta
los brazos tan bruscamente y se aleja tambaleándose que
Me estoy riendo.
“Protégelo, Mark,” vuelvo a una conversación seria. “Él y todos los demás,
vigílenlos. Y cuídate tú también”, me lanza una mirada de sorpresa cuando me subo
a ella.
sillín. “Pero, ¿cómo vas a llorar en mi tumba si tú mismo mueres

mañana?” “Entonces no tiene sentido que nos despidamos, nos
encontraremos allí”, estira los labios sin una gota de miedo en una
sonrisa satisfecha. "¿Presentarás a tu diosa cuando nos encontremos al
otro lado?" Resoplé en respuesta. - Si no aprendes a bromear mejor,
entonces fingiré eso contigo
desconocido.
Mark asiente y le da una palmada a Blizzard en la grupa, enviándolo

al galope. Sé que tiene miedo de cambiar de opinión, e insto a mi caballo
hacia el bosque fronterizo.
capitulo 19
Otra leyenda sobre cómo apareció la Sombra.
Como en la versión anterior, se dice que el número de
personas creció, las ciudades se multiplicaron junto
con ellas y las guerras se hicieron cada vez más
grandes. Aunque Morana logró hacer frente al flujo de
muertos, la diosa estaba sola entre las almas
interminables, que en su mayor parte solo hacían lo que
gemían sobre su destino. Y entonces, cansada de sus
voces, la propia diosa agarró su sombra, que siempre
estaba cerca y era la más cercana. Ella lo cortó con su
hoz para dar nueva vida a esta oscuridad. Y la
Sombra cobró vida, adquiriendo la forma de un hombre
con una capa, y se convirtió en el hermano de Morane,
quien siempre está cerca de ella y entiende como nadie.
Él, como parte de ella, no va muy lejos, aburrido y sin
saber existir solo. Entonces, los Moroki, para igualar a
esta Sombra, no pueden olvidarse fácilmente de las
Maras y dejar a las hermanas a su suerte. Por lo tanto,
estoy casi seguro de que hay exactamente siete
Morokov, como Mar. Malachi Zotov. Olvidado de Mary
y Moroki
Cuanto más brillante se vuelve el cielo, más siento la pesadez en mi pecho y la

persecución que se aproxima. Pero todavía no entiendo qué o quién me persigue
exactamente. Está el odio de Alexander, la decepción de Severin y el dolor de
Anna, la sensación de guerra, el tiempo mismo y hasta los rayos del sol que se
deslizan por la nieve, tratando de llegar a los cascos.
mi caballo. La luz naranja pinta el mundo entero en colores

increíblemente cálidos, reflejados en la nieve, destellos y brillos, casi
me quedo ciego por su reflejo en los arroyos cuando pasa la ventisca.
El aire helado te pica la nariz y te quema las mejillas, y con cada
exhalación se escapa una espesa nube de vapor. Esta mañana, con
su nieve intacta, el murmullo de los ríos transparentes y el sol brillante,
todo parece tan fresco que trato de respirar más tranquilo para no
destruir el idilio de un nuevo día.
La ventisca, al sentir mi ansiedad, avanza cada vez más rápido,
ignorando el aire helado y la nieve recién caída. Conduzco sin parar,
sabiendo que un pequeño retraso puede arruinarlo todo, sonriendo
sombríamente por la forma en que ha resultado mi vida. Hasta hace
poco, corrí precipitadamente desde Araken, tratando de escapar del
rey de allí, y ahora estoy huyendo del Príncipe Serat en la dirección
opuesta. Llego a la franja de bosque cuando el sol anaranjado está
a más de la mitad sobre el horizonte. Hago un pequeño alto, dándole
un respiro a Blizzard. Incluso este breve descanso llena mi mente con
pensamientos de que Alexander ya debe haberse despertado furioso,
recordando lo que le hice. Quizás Anna y Severin ya lo saben todo
también. ¿Christian les dio las cartas o decidió esperar hasta que
Alexander sintiera mi muerte? Solo espero que recupere la fuerza
suficiente. Incluso si logro lidiar con Daniil antes de que sus tropas
partan, la batalla aún no se podrá evitar. Los capitanes y soldados de
Araken atacarán o defenderán al principio, y la sangre se derramará
de todos modos.
Vuelvo a montar en mi silla y me muevo por el bosque lo más
rápido que puedo, deteniéndome solo cuando es necesario para que
el caballo descanse. En dos horas cruzo la frontera. No me doy ni un
segundo para pensar en las locuras que estoy haciendo. El sol sale
bastante alto, pero aún faltan al menos tres horas para el mediodía. Y
estaré fuera del bosque en una hora. Cuando empiezo a notar cambios
en los árboles circundantes y siento que pronto dejaré el Bosque
Infinito, detengo el caballo. Bajo al suelo, despliego la Ventisca y me
despido de ella. Le agradezco por nuestro tiempo juntos, porque nunca
me defraudó. Acaricio al animal en el cuello blanco como la nieve y
golpeo la grupa, enviándolo
a casa, confiada en que encontraría el camino a Dolkor. Allí hacía calor y la

alimentaban deliciosamente, Alexander la cuidará. Luego me muevo a pie. Tengo
tiempo, sé que llegaré antes del mediodía. Sin embargo, empiezo a dudar cuando
me sumerjo detrás de las frondosas ramas de los abetos, escondiéndome de la
primera compañía de soldados que avanza hacia la frontera. Me escabullo,
escondiéndome de los Arakens que pasan por la derecha, luego por la izquierda.
Cuando me encuentro con la sexta compañía seguida, donde hay unas cuarenta
personas en cada una, entiendo que Daniil me engañó. Él va a atacar temprano. Tal
vez solo por una hora, pero incluso una hora puede ser una gran sorpresa. La sangre
se drena de mi rostro cuando me doy cuenta de que Morok correrá delante de todos,
tratando de alcanzarme, se encontrará cara a cara con el ejército de Araken. Ruego
en silencio que esto no le suceda a él solo, que al menos las Sombras lo sigan. Pero
es poco probable que Alexander pueda escuchar la voz de la razón esta mañana.
Mi corazón comienza a latir nerviosamente a traición, sacudiendo todo mi cuerpo,

esperando con horror nuestro final. Dudo, escondiéndome detrás de la última franja
de gruesos abetos, cuyas ramas están cubiertas de nieve esponjosa hasta el suelo.
Todavía pueden esconderme de los ojos del ejército enemigo. Tomo unas cuantas
respiraciones profundas dentro y fuera, calmando los latidos de mi corazón. Necesito
una mano firme. Este es exactamente el momento en el que necesito
recomponerme, pensar con claridad y rapidez, pero el silencio resuena
desagradablemente en mi cabeza. Salgo del refugio y me muevo lentamente hacia la
salida del bosque, pasando por una hilera de troncos negros. Aquí, justo después de
un par de cientos de metros del bosque, hay un campamento. Dondequiera que miro:
hacia adelante, hacia la derecha o hacia la izquierda, sigo tropezando con
soldados, caballos, tiendas de campaña, hogueras y carros con provisiones. El
campamento ya se ha despertado, pero no todos están de pie todavía. Camino
derecho hacia ellos, lentamente, sin ocultar mi túnica escarlata y mi cabello gris.
Se elevan gritos de soldados ordinarios y capitanes dando órdenes. Las primeras

filas se congelan al verme, y cuando los gritos de Mara recorren el aire, todo el
campamento se congela. Me siento incómodo, todas las cabezas se giran en mi
dirección, pero retrocedo cuando muchas espadas de acero me apuntan. Solo miro
hacia adelante, acercándome lentamente paso a paso, levanto las manos,
demostrando que no tengo armas en las manos.
Cuando el campamento está a menos de treinta metros, me ordenan

detenerme, obedezco. Levanto la barbilla mientras el viento helado sopla a
través de mi cabello largo, quemando mis mejillas y mi cuello medio expuesto.
Lo bebo de nuevo, disfruto de la frialdad en mis pulmones, sabiendo que
nunca volveré a tener esa oportunidad. Ignoro deliberadamente a los seis
soldados que me rodean por ambos lados. Sigo manteniendo mis manos a la
vista y miro el cielo azul. Los Arakens se abalanzan sobre mí todos juntos,
me tiran al suelo, me retuercen los brazos a la espalda y, sólo después de
asegurarse de que no opongo resistencia, me levantan devolviéndome a la
posición vertical. Serás llevado ante Su Majestad. ¡No te muevas, Mara!
Alguien en un rango superior me advierte, y solo lo miro perezosamente,
sin quejarme del dolor en mis articulaciones y el hecho de que mi cabello
ahora está mojado por la nieve. No siseo ni maldigo cuando me empujan
hacia adelante sin miramientos, me conducen en una posición encorvada y
me entrelazan las manos detrás de la espalda.
Nos adentramos más en el campamento. Todos los que encontramos en

el camino, desde soldados hasta sirvientes, se dan la vuelta, pronuncian mi
nombre, se congelan, miran hacia otro lado, olvidándose de sus asuntos. Y
camino bajo el susurro de las voces, en la multitud, entre cientos de personas,
sintiéndome sorprendentemente solo. "¡Así es como debe ser, Mara!" - Elena
me lanza burlonamente, encontrándome frente a la carpa más grande en
tonos rojos y dorados con el símbolo del pájaro de fuego. - Deja que se
enderece. Los soldados tiran de mis hombros hacia atrás y estoy frente a la
princesa, pero mis brazos todavía están torcidos dolorosamente. La chica
sonríe ante mi derrota y me abofetea con todas sus fuerzas. El golpe sale
débil, pero sus numerosos aros me arañan la mejilla y me desgarran el borde
del labio. Me duele, pero no me estremezco y generalmente apenas reacciono,
de nuevo miro a Elena con indiferencia como si fuera un lugar vacío. Sangre
goteando por mi barbilla, cambio mi mirada a Daniel, quien fue testigo de esta
escena. Y esto es doblemente bueno para mí. El rey sigue usando el
mismo uniforme y, a pesar de la madrugada, ya está ensamblado y ordenado,
su cabello rubio cae perfectamente y sus ojos son claros.
-¡ELENA! - Daniel agarra a su hermana por el codo y tira hacia atrás,

lejos de mí. “Deja de hacer una escena, entra.
Él la empuja hacia la entrada de la tienda, y solo entonces me mira. No me

inmuto cuando limpia la sangre de mi cara con su pulgar, tocando su labio. No
reacciono, y cuando acaricia mi mejilla. Solo recuerdo los ojos verdes de Alexander
y la sensación de sus músculos debajo de mis brazos. Ha pasado muy poco tiempo
para que me olvide de sus suaves labios. Daniel frunce el ceño al notar mi mirada
vidriosa, ordena a los soldados que me lleven a la tienda. Niego con la cabeza,
alejando los recuerdos. Necesito una cabeza clara para terminar esto.
En el interior, es sorprendentemente cálido gracias a los cuencos de metal en

los que arden las brasas. La habitación está dividida en varias habitaciones
improvisadas. En algún lugar detrás del dormitorio, y tal vez no uno, pero nos
encontramos en la parte principal, hay mucho espacio. Hay un par de sillas para
sentarse. Un sofá bajo, ensamblado a partir de una base de madera y cojines
suaves, pero justo enfrente de la entrada hay una mesa enorme con documentos,
mapas, cartas y otros papeles dispuestos. Hay una cómoda silla real con un
respaldo tapizado junto a la mesa, pero Daniil no se sienta en ella. Elena se quita
el cálido caftán forrado con piel de marta cibelina de sus hombros, quedando en un
hermoso, pero bastante estricto vestido rojo con encaje dorado, y sonrío. Ella
no ha usado rojo antes. La niña levanta la barbilla y con gracia cruza los brazos
sobre el pecho. Trato de ocultar mi sonrisa satisfecha, notando el enorme moretón
púrpura alrededor de su nariz. La hermana hizo lo mejor que pudo. Debería haber
dicho al menos una vez lo orgulloso que estoy de ella. Debería haber pensado en
esto antes, pero espero que mi carta compense al menos algo. - ¡Todavía viniste,
Agatha! Daniel sonríe, pero en su voz no hay nada más que tensión, no sabe
si alegrarse por esto o desconfiar. No respondo, desafiante me giro hacia los dos
soldados que siguen agarrando mis manos. El rey toma la indirecta y agita su mano,
a regañadientes me dejan ir. Todo el mundo está tenso durante unos segundos,
pero me limito a frotarme las muñecas, tratando de restablecer la circulación
sanguínea normal. El guardia toma mi daga y retrocede más cerca de la salida,
pero no se va. Somos cinco en la tienda.
"Me mentiste", remarco con frialdad, girándome hacia el rey. - I

Vi a los soldados que ya habían partido.
Daniil exhala pesadamente, evitando mi mirada, y comienza a hurgar entre los
papeles de la mesa. “¡ME PROMETISTE UNA TREGUA!” Y lo firmaré. "Entonces,
¿por qué estás tratando de continuar la guerra?" “Esas empresas no son para la
guerra, estúpida de Mara”, alarga con ternura Elena. - Son para Morok, o mejor
dicho, para Aaron. El hermano debería haberme dicho antes quién era. Se las
arregla para romper mi calma, doy un paso incómodo hacia atrás, como si
pudiera esquivar las palabras como una espada. La princesa siente mi miedo como
un depredador huele la sangre, sus labios se curvan en una dulce sonrisa, inclina la
cabeza hacia un lado. "Eso era parte de nuestro trato", susurro, mirando a
rey, y de mala gana encuentra mi mirada. - Prometiste.

“No quise mentirte, pero se necesita a Morok. Mientras él esté vivo, tú estás vivo
y él nunca dejará de intentar devolverte a Serat, por lo que la mejor opción es
capturarlo primero. No puedes matarlo. - Yo no puedo. Adiós. Pero lo mantendré
dormido en cualquier jaula oscura que le convenga. Y estoy seguro de que pronto
estaré cerca de encontrar otro Morok que me ayude a revivirte. "¿Qué harás con
él cuando se rompa el vínculo?" - todos los granos de duda en mi plan que aún
estaban en mi alma despiertan entre mis dedos. Ya no me aferro a ellos. - No lo sé
todavía. Con mucho gusto lo mataría, pero por el bien de mi promesa
Te enviaré de vuelta con tu hermano.

Supongo que eso también es mentira. Las palabras de Alexander y cómo engañó
a Daniel viviendo debajo de sus narices tocaron al Rey Araken
demasiado.
"¿Después de haber estado en la mazmorra todo el tiempo que puedas?" digo

con voz muerta. "Mientras pueda", Daniel asiente con la cabeza y su boca
comprime fuertemente. Él
nunca lo dejará ir.
capitulo 20
Morok
Me despierto cuando los primeros rayos del sol con cierta constricción, trepan
vacilantes por la ventana, iluminando la cama y mi habitación. Parpadeo un par
de veces, armo la imagen de anoche en un solo todo, tratando de entender cuáles
de los recuerdos son verdaderos y cuáles son mentiras. Donde quedó la realidad,
y lo que de todos los momentos no es más que los restos de un sueño.
Pero lo que me trae a mis sentidos es la vista de la cama derribada,
recordándome los toques de Agatha, y los grilletes y cadenas que evitan que su
estúpida decisión sea olvidada. Hizo un buen brebaje y mi dolor de cabeza aún
no ha regresado, pero la debilidad que se ha vuelto casi una parte de mí no
desaparece. Muevo mis manos, comprobando el candado que sujeta las cadenas
al poste del dosel. La sangre se drena de su rostro tan pronto como recuerdo por
qué hizo todo esto. Un desagradable resfriado me recorre la espalda, me doy
cuenta que no terminé mi frase y todo lo que escuchó fue sobre mi odio. Se fue
pensando que la odiaba. Mi corazón parece hundirse en alguna parte cuando el
miedo surge en mi interior, siguiendo los pensamientos de que no la volveré
a ver. DE VERDAD NO LA VOLVERÉ A VER. Estoy tratando de encontrar a
Agatha en la casa en nuestra conexión, sintiendo lo lejos que ha ido, pero no
puedo encontrarla. Ella no está aquí, ya ha ido lo suficientemente lejos.
Pero que me condenen si la dejo caer en las manos de Daniel. La recuperaré,

incluso si tengo que abrirme camino para salir de los cadáveres a través de todo
su puto ejército. Me levanto de la cama y empiezo a actuar como Christian me
enseñó. Prudentemente, haciendo a un lado todas las emociones, con una
mente fría, empiezo a resolver problemas uno tras otro. Compruebo el largo de la
cadena, la subo por la columna hasta la parte más estrecha, apoyo el pie en el
marco de la cama, enrollo la cadena alrededor de mi antebrazo, la enrollo para no
dañarme las muñecas y tiro con todas mis fuerzas.
Todo el cuerpo se tensa, brazos, cuello y piernas empiezan a doler por el

colosal esfuerzo. Un gruñido maligno se escapa de la garganta,
convirtiéndose en un grito cuando siento que la madera se dobla y se

escucha un crujido ensordecedor. Solo toma un poco más, y sigo tirando
con un grito tenso, aunque siento que mis músculos están desgarrados y
mis hombros arden dolorosamente. - ¡¿QUE DEMONIOS?! No me di cuenta
cuando Christian abrió la puerta de mi dormitorio. La voz inesperada me
hace perder la concentración y torpemente me vuelvo a caer al suelo.
Estoy seguro de que nunca me ha visto así antes. El príncipe Serata y
Morok, postrados en cama por la chica con la que pasó la noche.
Escupir. Podría ser peor. Al menos Agatha me dio ropa. Christian

examina la cama y el poste medio agrietado, y
Sólo entonces me mira. “¡Consigue la
sierra o encuéntrame la llave!” - Lanzo, levantando mis manos con
grilletes.
Mis ojos se abren con sorpresa cuando demuestra
dame la llave y se sienta a mi lado para quitarme las cadenas.
“Agatha dejó esto en mi habitación junto con las cartas. -
¡Usted le dijo! Siseo acusadoramente. Daniel le dijo después
de que ella le mencionó que Anna
vivo, - responde tranquilamente el tío.
Sinvergüenza. Debería haberle arrancado la cabeza rubia hace
mucho tiempo. Dejó no solo la llave, sino cartas para todos. Estaba
leyendo el mío cuando escuché que hiciste un ruido terrible. Los grilletes
caen al suelo, y me pongo de pie demasiado rápido, agarrándome de la
cama para detener mi mareo. Maldita debilidad. Nunca antes me había
sentido tan impotente.
“Aquí está la tuya”, mi tío me entrega una hoja doblada varias veces.
papel con mi nombre.
Esta es la primera vez que veo la letra de Agatha, y me parece
ridículamente extraño, nada de la delicadeza y las florituras arrolladoras
que la maestra nos enseñó a mí ya Severin a hacer. Todo es estricto con
Agatha, y hasta la primera letra “A” de mi nombre parece estar separada de
la siguiente, porque no llegó a la línea. Alejandro. Me olvido de parpadear
cuando me doy cuenta de que ella me ha estado llamando solo eso
durante mucho tiempo, aceptando completamente todos mis lados y mi
apellido,
olvidando los odios del

pasado. Cuidadosamente, con dos dedos, tomo la carta y luego la aprieto
en mi puño, arrugando el papel. Siento la tensión y el frío subir desde dentro.
Tan caliente que no entiendo por qué mi aliento no sale vapor de mis labios.
"Que todos se levanten", ordeno. Dile a las sombras que se reúnan.

Saldremos en veinte minutos. Recoge a Severin y Anna, deja que me esperen
en la oficina. – Aarón. - ¡Maldita sea, no! Ni se te ocurra disuadirme. ¡Pronto
estará cerca del bosque, y maldita sea, dejaré que me mate! La idea de su
muerte me ensordece, me zumban los oídos y niego con la cabeza. -
¡Hazlo! Para mi sorpresa, Christian no presta atención a mi tono o mi debilidad.
No se enoja ni trata de disuadir, solo sus cejas se juntan y sus labios se tensan
en una línea mientras me mira arrojando la carta de Agatha sobre la cama sin
leerla. No lo leeré, porque estoy enojado, incluso casi furioso, lo devolveré
y haré que me diga todo lo que está escrito en mi cara.
Se suponía que Christian sería el primero en estar contento con esta

decisión de Agatha, fue él quien me instó a enviarla de vuelta a la tumba, él
mismo amenazó más de una vez con clavarle un cuchillo en el corazón. Pero
ahora que está sucediendo, no está feliz. Sé que se encariñó con ella, como
todos lo hacemos. Además, también es Morok, y llevamos literalmente en la
sangre una extraña conexión con Marami. El tío asiente y sale de la habitación.
Me echo agua helada en el baño contiguo a mi cara, ahuyentando los
restos de somnolencia. Me apresuro a mi armario, me pongo los pantalones,
la camisa y la armadura, haciendo todo rápido, tratando de controlar mis dedos
temblorosos y enterrar mi miedo lo más profundo que puedo. Tomo una
máscara. No dedico más de cinco minutos a todo. Peinándome el cabello con
los dedos, prácticamente bajé corriendo las escaleras hasta el primer piso y
me dirigí hacia la oficina del rey. Severin, Anna, Christian e incluso Mark ya
están dentro. Cuando miro a este último, me congelo, dejando que la
puerta se cierre de golpe detrás de mí. Un moretón reciente cubre todo su
pómulo izquierdo y su mandíbula, su labio está roto, pero aún sonríe sofocado
bajo mi mirada sorprendida, y luego se estremece ante el hecho de que la
herida en su labio se está resquebrajando de nuevo.
“Esto es lo que sucede cuando te interpones entre tu Mara a caballo y la

salida”, señala su rostro.
Mi Mara. Además del miedo, el calor se esparce en mi
pecho. "¿Son estas las secuelas de los cascos?" - Estas
son las consecuencias de un puño y un codazo. "Entonces
vivirás", resoplé. Severin se sienta a la mesa y lee su carta
en silencio, su mandíbula se aprieta cada vez más y sus mandíbulas
comienzan a caminar. Christian sacó a su hermano de la cama, la camisa de
este último apenas metida en sus pantalones, su cabello saliendo
descuidadamente. Anna llegó corriendo con una bata envuelta alrededor de su
camisón, su cabello oscuro también estaba enredado. A diferencia de su esposo,
nuestra reina se tapa la boca con la mano y tiene lágrimas en los ojos, pero su
mirada es tan enojada que no puedo entender si llora de pena o de rabia.
- ¿Estás muriendo? - lanza fríamente al hermano, terminando la carta. - Ya

vine a ti con preguntas una vez, pero dijiste que todo estaba en orden. Y AHORA
TU ESTAS MORIDO?! Severin me levanta la voz por primera vez. Sí, no solo
levanta, sino que gruñe casi amenazadoramente, se levanta de una silla,
apoya la palma de la mano sobre la mesa y pierde toda la paciencia. Ya no
puedo ocultar la verdad. - Sí. El hermano menor arruga la nariz, molesto por mi
seca explicación. “No debería haber levantado a Agatha, pero era mi única
oportunidad. Pensé que tenía tiempo de encontrar otro Morok, pero luego
está el ataque y sus heridas. Entonces maldito Rakhmanov con su guerra, y
todo esto me debilita, el tiempo se acaba. No puedo romper nuestro vínculo,
porque eso haría que su cuerpo se derrumbara, entonces nunca la
recuperaremos. Hablo de manera inconsistente, tratando de captar lo principal,
de responder lo más
preguntas importantes que pueden surgir en la mente de él y de Anna.

¿Puedes hacer que vuelva? ¿Inspirar? pregunta Ana.
- Ahora no. Ya está demasiado lejos, apenas puedo sentirla.

Todo lo que puedo sentir es la dirección en la que se ha ido.
Miro brevemente al sol anaranjado, a mitad de camino.
- Es hora de irnos, tendré mucha suerte si logro agarrarla antes de que llegue
a Daniel. - ¡ALEJANDRO! Severin me grita. Me doy la vuelta rápidamente para
irme, pero Christian me agarra bruscamente por la armadura de mis hombros y
prácticamente me arroja sobre una silla. Lo miro confundida. ¡PASARÁS DIEZ
MINUTOS DE PUTA EXPLICAR TODO A TU HERMANO! La voz amenazadora de
Christian resuena por la habitación, y todos nos quedamos en silencio, recordando
que él es nuestro tío, para ser honestos, también Morok, y la diferencia de edad
es de casi cincuenta años. – Severin puede estar perdiendo a un hermano, así que
MUESTRA RESPETO
¡Y QUE ÉL ELIJA DEJARTE O NO!

Dirijo mi mirada a mi hermano menor, dándome cuenta de la difícil elección que
le he puesto al frente. Aunque Christian tiene razón. Ni siquiera le di a elegir. No me
dio la oportunidad de reconciliarme, aceptar mis motivos y decidir: quiere
encerrarme, dejando que Agatha muera, o me dejará ir, sabiendo que es posible
que nunca nos volvamos a ver.
Exhalo, calmándome, y les pido a Severin y Anna que se sienten. Como dijo mi
tío, me tomaré diez minutos para contarles todo lo posible sobre la conexión de
Morok y Mara. Para contar cómo funciona todo y por qué sucedió todo, digo que
aunque Christian lo sabía, no podía decirlo debido a la promesa que me hizo. Puedo
ver lo doloroso y difícil que es para ambos escuchar que he estado escondiendo
tanto todo este tiempo. Varias veces hacen preguntas, pero en general guardan un
silencio tenso y tengo miedo. Tengo miedo de que Severin elija encerrarme para
salvarme. ¿Iré en contra de las súplicas de mi hermano pequeño si me pide que
me quede?
- ¿Me dejaras ir? Soy mayor y

no debería preguntar esto, pero mi tío tiene razón. Él debe hacer esta elección.
Anna aprieta el puño de Severin. Es difícil para ella, pero Agatha definitivamente
morirá si yo muero, y será pronto, no cortes nuestra conexión. Pero Severin es más
difícil, tiene en sus manos una gran oportunidad de salvarme al menos sacrificando
a Agatha.
- Ir. Mi
hermano se pone de pie y, a pesar de su apariencia desaliñada y su corta edad,
tiene más grandeza que
cualquier otro rey. Restaurará Serat sin mí, estoy seguro. Me levanto para
irme. “Con tu tío y las Sombras, tú irás primero, y yo saldré con la
caballería en media hora después de ti. Me giro bruscamente hacia mi
hermano. - ¡Severin! ¡Debes mantenerte a salvo! - ¡Esto no se discute,
Alejandro! Ahora no soy tu hermano. ¡Soy tu rey! El hecho de que te dé
una ventaja para moverte primero sin el ejército principal ya es más
de lo que puedo permitirme. Anna se levanta junto a su marido. - ¡Date
prisa, Alejandro! No dejes que llegue a Daniel. Solo dudo unos
segundos, les hago un gesto con la cabeza y me voy.
Divido a las Sombras en dos grupos. Veinte, liderados por Mark, me

voy para proteger a Severin. El resto de mis Sombras estará liderado por
Pavel, y Christian y yo, en todo caso, seguiremos adelante, la primera
cuña entrará en el campo enemigo, si es necesario. Puedo decir por sus
caras que a nadie le gusta mi plan de mierda, pero no les pregunto. Me
estoy muriendo de todos modos, por lo que no tiene sentido sentarse a
salvo, y Christian es Morok y tiene más poder que cualquiera de las
Sombras. Mientras corremos hacia el norte sin parar, estoy agradecido
con Christian por cada entrenamiento brutal que tanto odié. Y me
alegro de que yo mismo entrené a mis Sombras apenas más fácilmente
que mi mentor. Solo esta resistencia permite que mi destacamento no
disminuya la velocidad y nos mantenga a la altura de mi tío y de mí, y me
ayuda a mantenerme en la silla a una velocidad promedio que mantenemos
para no conducir a los caballos. Vuelve el dolor de cabeza y aumenta la
debilidad. Mi corazón late más rápido de lo normal, fuera de lugar, y
parece que mi temperatura sube, agregando mareos, mi cuerpo tiembla
con escalofríos. Pero bajo la máscara sobre mi rostro, ocultando la palidez
y el sudor en mi frente.
Este reloj en la silla me da demasiado tiempo a solas con mis
pensamientos, y recuerdo la primera vez que vi a Agatha. Recuerdo cómo
lo sacaron del suelo en mi presencia. Sacamos el cuerpo de Anna del
ataúd de piedra, la niña muerta estaba envuelta en un manto escarlata y
una vez en una tela blanca que casi se había descompuesto. Pero Agatha...
La encerraron en dos ataúdes anidados uno dentro del otro. El exterior

era de madera con estructura de metal, mientras que el segundo estaba
totalmente tapizado con placas de metal. La gente sabía que el árbol se
descomponía lo suficientemente rápido, por lo que solo se conservaron del
exterior el marco y los restos de tablas podridas. El segundo, aunque
oxidado, seguía guardando el cuerpo de Mara. Pero esto no fue suficiente,
para la fidelidad, estaba envuelto en cadenas gruesas, en ese momento
oxidadas. Y si el ataúd de piedra de Anna estaba en la cripta, entonces
Agatha estaba enterrada muchos metros más abajo. La gente le tenía
miedo a ella sobre todo, tenían miedo, como la bestia más terrible, de
poder levantarse como espíritus malignos y volver a vengarse. Al ver las
cadenas, no podía dejar de preguntarme cómo se vería una chica que
necesitaba tal protección, una chica que por casualidad no mató a todos
mis antepasados. Pero ni siquiera se da cuenta de que Severin y yo somos
los verdaderos descendientes de Aryan. De hecho, fue asesinado por
mercenarios, pero en ese momento tenía una novia embarazada, a quien
el padre de Ariana pudo proteger de los asesinos. Con su esposa, entregó
el recién nacido a su nuevo hijo, el hermano Aryan, y lo hizo heredero. Pero
solo nuestra familia real conoce esta verdad.
Cuando se rompieron las cadenas del ataúd de Agatha y se dobló el
metal oxidado del interior del ataúd, solo vi a una niña muerta. Hermosa,
parecida a Anna, pero era aún más delgada de lo que imaginaba, y sus
tres heridas eran peores. La resurrección inicial requiere la mayor cantidad
de energía y cura las heridas mortales al instante. Yo mismo la saqué del
ataúd y los sirvientes ayudaron a ponerle un vestido suelto sobre su ropa
casi descompuesta. Me preparé para las lágrimas y la histeria, por la forma
en que Anna reaccionó. Sin embargo, su hermana mayor abrió los ojos, se
incorporó lentamente y miró alrededor de la miserable choza en la que se
encontraba el príncipe de Arakena con cierta indiferencia, pues era el único
edificio cercano. Escuchó en silencio la historia de Daniel, quien le contó:
quién era él y quién era ella, qué pasó y cuántos años llevaba muerta. Y en
respuesta, Agatha solo inclinó la cabeza hacia un lado, mirando al
príncipe con sus ojos helados, y como si no escuchara en absoluto lo que
estaba murmurando. Luego me miró y miró y miró mientras Daniel
continuaba.
¿Me entiendes, Mara? preguntó entonces la rubia.

príncipe, y Agatha se volvió hacia él de nuevo. - ¿Tiene usted alguna
pregunta? "Sí", dijo la niña con voz ronca. - Sólo uno. Arqueó las
cejas, y por primera vez su rostro se tornó de indiferente.
enfadado.
- ¿Quién eres, Shadow te llevará, como para molestarme después de
la muerte? Incluso ahora, recordando la cara alargada de Daniil, sus labios
estirar en una sonrisa.

No dejaré que termine así. Después
de que ella dijo que me ama. Ya la saqué de
la tumba una vez, lo haré esta vez, vamos
incluso yo tendré que agarrar a la muerte misma por el cuello con mis propias manos.
Solo tengo que decirle, termine la frase que no tuve tiempo de terminar.
Porque lo que realmente estaba tratando de decir era: “Te odio por
hacerme sentir miedo otra vez, pero te amo en
mil veces más fuerte".
Frente al bosque fronterizo, nos detenemos a descansar, tomar
fuerzas, conscientes de que lo más difícil está por venir. Ahora estoy
seguro de que Agatha llegará al campamento de Arakene antes que
nosotros, pero todavía hay esperanza de que no tenga tiempo de cometer
una estupidez y que nadie la toque allí. Nunca pensé que esperaría que
Daniel la prohibiera. Está mejor en una jaula que muerta. Así al menos
puedo sacarlo. En reposo, ninguna de las Sombras habla, escuchamos
el bosque increíblemente silencioso, como si incluso el viento y los árboles
supieran que hoy sucederá alguna tragedia. Avanzamos más, superamos
bastante rápido la distancia restante y ya nos acercamos a la frontera.
Un escalofrío me recorre la espalda cuando veo a Blizzard sin su amante.
Christian salta de su caballo para atrapar al caballo blanco como la nieve.
Todos nos detenemos e inspeccionamos al animal, pero para nuestro
alivio no hay heridas ni sangre. “Lo más probable es que la haya dejado
ir”, concluye el tío. “Entonces ella ya está en el campamento, o cerca de
él. De nuevo giro la Ventisca hacia Dolkor y golpeo la grupa, enviándola
más lejos para que salga de estas lo más rápido posible.
bosques hasta que cayó bajo la espada. Y nosotros, acelerando, seguimos nuestro
camino y cruzamos la frontera.
capitulo 21
Mara
Daniel, tratando de evitar continuar la conversación, sale de su tienda para dar

nuevas órdenes de preparación. Escucho su voz confiada en algún lugar afuera, y
luego las pisadas de los soldados. Yo mismo me quedo quieto y miro a Elena, que
me responde con una sonrisa nada amable. Incluso si Daniel sinceramente quiere
salvarme, no lo logrará, porque Elena ordenará de buena gana cortarme la cabeza
tan pronto como su hermano se distraiga. - Te gusta tanto Aaron que preferirías
quedártelo
en una jaula, aunque sólo sea cerca? Pregunto secamente.

La princesa se muerde el labio inferior con disgusto, bajando pensativamente
sus cejas claras. “Me enamoré”, admite honestamente, encogiéndose de hombros.
“Él fue considerado y amable conmigo. Aparte de mis hermanos, nadie más me
trató así. Los demás corrieron detrás de mí como cachorros. Si no es por mi rostro,
entonces porque soy una hija real. Aarón era diferente. Aunque ahora entiendo por
qué no estaba un poco interesado en mi estado y qué poder le puedo dar. Después
de todo, ya lo tiene todo. Elena sonríe y luego se estremece ligeramente. Solo un
par de segundos, y la sonrisa del deber regresa a su rostro cuando mira
me.
- ¿Y tú quién eres, Mara? Este nombre es su única identidad. ¿Quién eras
antes? ¿Hija campesina? No hubieras aprendido a leer si no te hubieras convertido
en Mara. Es cierto. Mara. No hay nada especial en mí y nunca lo ha sido. Lo más
probable es que Elena quisiera golpear mi orgullo, lastimarme para enojarme,
pero lo que dijo solo me recuerda a
el propósito por el cual vine. Por lo tanto, mi rostro permanece tranquilo y

desapegado. Elena abre la boca para seguir escupiendo su veneno, pero no
tiene tiempo porque Daniel vuelve con nosotros. Recuerdo que estoy
perdiendo el tiempo con charlas vacías. “Retira las tropas, Daniel”, vuelvo a
insistir, cuando los jóvenes
un hombre pasa junto a mí hacia su mesa. Le doy

otra oportunidad. “Recuerda y hazte a mis
ojos digno de la corona. ¿Crees que soy indigno? Daniel
exhala decepcionado. “Ahora estás actuando como un mentiroso, violando
nuestro acuerdo. Solo doy un pequeño paso hacia atrás, más cerca de la salida
y de los guardias. Lo hago lentamente, mostrando el dolor de la traición e
incluso la conmoción, desviando la atención de mis piernas mientras levanto
las manos con frustración. “¡Oh, cállate, Mara! Elena interviene. Estoy cinco
pasos a la izquierda y adelante. Tres si es ancho. Solo hay dos pasos hacia los
guardias detrás. Esto debería ser suficiente. “Deja de hablar con ella, hermano.
Solo ciérralo. ¿Por qué estás en absoluto?
perder el tiempo inventando excusas.

Daniil se frota el puente de la nariz y frunce el ceño, unos cuantos mechones
de luz caen de su pulcro peinado sobre su frente. Se debate entre querer
hacerme entender y no tener tiempo para hacerlo, y su hermana también echa
leña al fuego. Probablemente tengas razón, Elena. No. esta prohibido Entonces
todo mi plan se derrumbará. - Agatha, te llevarán a una tienda separada, y
allí permanecerás bajo supervisión, pero esto es solo por un tiempo. Lo
prometo... No da la orden, me mira a la cara, esperando... ¿consentimiento?
¿Comprensión? No tengo ni lo uno ni lo otro para él, y me quedo en silencio,
pero solo hasta que comienza a levantar lentamente la mano para señalar a los
guardias.
"No", exhalo con calma y empiezo a darme la vuelta.

su eje, dando un paso hacia el guardia por detrás, que sostiene mi daga.
Todo lo que necesito es una espada, por lo que el joven mira

confundido la vaina vacía que permanece en su mano cerrada. Le corté
la garganta con un solo movimiento y terminé mi giro cortando la
garganta del otro. No deberían haber estado tan cerca el uno del otro.
Como en cámara lenta, observo la boca de Elena abrirse, inhala una
bocanada de aire para gritar, pero soy más rápido. Salvo la distancia
entre nosotros, tapando su boca y nariz con mi mano, terminando detrás
de ella, dedicando solo un segundo a levantar la cuchilla sobre su
estómago. Mi mano no tiembla cuando la meto de abajo hacia arriba
debajo de las costillas para golpear inmediatamente el corazón. Odio a
Elena, pero tampoco quiero que ella sufra. La niña se retuerce en mis
brazos varias veces, la sangre se escapa de su boca a través de mis
dedos. Por suerte para mí, Daniel estaba entumecido, no esperaba
esto. No grita, mira con horror a su hermana moribunda en mis brazos,
sus ojos se abren como platos cuando no cree lo que ve. Atrapando aire
en su boca, incapaz de tomar incluso un pequeño respiro.
Cuando la princesa se calma, saco la cuchilla y la bajo suavemente
al suelo. El Rey de Araken continúa luchando por respirar, aferrándose
al borde de la mesa. Ahora, con más claridad que nunca, recuerdo que
sólo tenía diecinueve años, oa lo sumo veinte años. Tal vez sea algo
astuto, pero enamorarse lo volvió ingenuo. Su creencia en cuentos de
hadas sobre mí lo cegó, impidiéndole darse cuenta de que mis últimas
palabras para él no fueron palabras vacías. —Te lo dije, Daniel —le
recuerdo en voz baja, casi poniendo excusas, notando el dolor de la
traición en sus ojos. - Que la próxima vez vendré a matarte.
Doy unos pasos lentos hacia él. “Pero

también vine por lo que prometiste. Dijiste que me darías cualquier
cosa, y de hecho hay algo que solo tú me puedes dar.
Está sorprendido por la súplica en mi voz, y estoy casi horrorizado

por la sensación de cómo mi corazón se encoge ante su mirada. No
quiero lastimarlo más de lo que ya lo hice, pero no tengo vuelta atrás.
No vine por venganza, sino solo para proteger a los que amo. Para
hacer esto, necesito ganar la guerra, pero perder mi vida. Me acerco aún más y
Extiendo mi daga, con la empuñadura hacia adelante, Daniel me mira como

si le clavara la hoja en el pecho. "No", respira pesadamente. Entiendo que
el joven está en estado de shock y no se da cuenta de toda la realidad.
“Acabo de matar a tu hermana, Daniel. "No",

repite sin pensar, su mirada sorprendida nunca deja mi rostro. “En
Araken, todavía me ejecutan. “No”, continúa negándose, aunque no entiendo
a qué se refiere esta respuesta, su falta de voluntad para matarme, o
todavía no cree que realmente maté a su hermana.
Me acerco mucho, lo aprieto contra la mesa, pero no puede ni dar un

paso atrás, el mango casi se apoya en su pecho. La cabeza del rey se
sacude hacia la salida mientras los gritos resuenan en el campamento desde
la dirección del bosque fronterizo. Primero uno, el segundo, luego la ola y
todo el campamento se levanta sobre sus orejas. No me permito quitar los
ojos de Daniil, incluso cuando escucho los gritos de los Arakenes sobre el
Morok que se acerca. Tardo demasiado. “Daniel”, lo tomo suavemente por
la barbilla y lo giro hacia mí, él obedece, cerrando los ojos por un
segundo, “por favor”. EN
solo tu puedes ayudarme
Estoy listo para rogarle que me mate. En los ojos marrones del rey, no queda
nada más que el dolor de la derrota, aprieta la empuñadura con los dedos, y yo
sonrío apenas perceptiblemente, animándolo. Yo mismo empujo lentamente la
hoja hacia abajo, debajo de las costillas. Ajusto el ángulo de su mano para que la
hoja golpee exactamente el corazón. “¿Por qué arruinaste todo, Agatha? - susurra
Daniel en voz baja, él
se resigna a lo inevitable, pero el hermoso rostro se contrae por el
dolor. Lamento que ambos tuviéramos ese destino. “No es culpa
mía o tuya, Daniel. Todo se corrompió hace doscientos años, cuando la
codicia y el orgullo de tu antepasado se convirtieron en algo más. Y algo se
echó a perder incluso antes del nacimiento de Julius. Cuando nos alejamos
de nuestros hermanos nombrados, y el mismo nombre de María se convirtió
no en una bendición, sino en una maldición y una carga. Tú y yo tenemos
una mala tarjeta para pagar todo esto.
El joven rey escucha con atención, mirando confiado a mi
ojos.
No es tu culpa, Daniel. Y te perdono, - sus labios están torcidos, no quiere ningún

perdón. "Pero ha llegado el momento y... no olvides apuntar al corazón". Él duda. Espero
pacientemente, aunque los gritos parecen más cercanos. Daniil retira su mano un poco,
envuelve sus dedos alrededor de mi hombro y se muerde el labio casi hasta el punto
de sangrar. El joven clava mi propia daga debajo de mis costillas justo en el corazón,
pero no lo suficiente.
Me estremezco. Las piernas se doblan y la sangre sale de la boca con una tos,
goteando por los labios. Daniel me sostiene mientras ruedo hacia un lado. Me abraza con
fuerza, hundiéndose en el suelo conmigo, arrodillándose. Ensucio su uniforme, me aferro a
sus hombros. El dolor no me permite pensar coherentemente, las lágrimas brotan de mis
ojos por sí solas, pero aun así sonrío, impidiendo que retire la cuchilla. Mantengo su mano
en la empuñadura. - Bien hecho... ahora échale un vistazo. “Agatha, no…” gime en mis
labios, tocando mi frente con la suya, su mano temblando, pero siento que este golpe no fue
suficiente. Alexander todavía me sostiene, casi siento físicamente nuestra conexión, lo
que tira y me ordena ir hacia él, pero no puedo. Mis piernas no obedecen. "Lo siento,
Daniel", levanto la mano para acariciarlo.
cabello, y luego el cuello, tirando hacia sí mismo. Pero debes hacerlo. Echale un vistazo.
Hasta que se da cuenta, acaricio sus hilos de vida, se calma, su respiración se hace
más lenta y Daniel obediente gira la hoja. Simultáneamente con su movimiento, logro agarrar
sus hilos y tiro, rasgando. Solo entonces un grito sale de la garganta con una nueva porción
de sangre. Al rey se le salen los ojos, pero muere sin dolor, va más rápido que yo. Apoyo mi
hombro contra su enorme mesa mientras Daniel se derrumba y su cabeza cae en mi regazo.
La entrada de la tienda se abre, pero ya no veo quién entra. Cierro los ojos, disfrutando que
el dolor me deja ir, me voy. Esta vez lo logré, y me estoy muriendo.
capitulo 22
Morok
Nos topamos con las primeras unidades enemigas de forma inesperada.
No esperábamos que Daniel rompiera su promesa a Agatha y hablara antes.
Para nuestra suerte, casi no hay caballería entre ellos, por lo que tratamos
con los Arakenes sin muerte de nuestra parte, pero ahora perdemos al
compañero más importante: el tiempo. Cuando vemos compañías demasiado
alejadas a un lado, ordeno que las ignoren y continúen hacia el
campamento. Severin y Mark se encargarán de los enemigos a sus espaldas.
El sol ya está lo suficientemente alto y el cielo brilla con su azul, inhalo el
aire helado lo más profundamente posible, tratando de mantenerme
concentrada, y el frío en mis pulmones me permite concentrarme. Sin
embargo, estoy cansada, siento el sudor corriendo por mi espalda y los
escalofríos solo empeoran. La armadura parece más pesada, y la espada
detrás de su espalda presiona, obligándolo a doblarse, aferrándose al cuello
del caballo.
Se me corta la respiración cuando despejamos la última hilera de árboles
quemados y salimos al área abierta que queda entre el bosque y el
campamento. Ninguna de las Sombras se opone o reduce la velocidad,
incluso dándose cuenta de que nosotros, en minoría, nos precipitamos
directamente hacia el campo enemigo. Ahora todo depende de mí. Debo
capturar a Agatha lo antes posible, y nos retiraremos, escondiéndonos en el
bosque. Todo lo que puedo hacer es tomar a Daniel y sus soldados por
sorpresa. Los pulmones se contraen, un suspiro convulso sale de mis labios
cuando lo siento. Yo vivo. En algún lugar más profundo, en una de las
tiendas. Puedo sentir los latidos de su corazón tan claramente como lo hacía
por la noche cuando ponía mi mano sobre su pecho para captar los latidos
de su corazón. Ruidosamente huelo el aire como un sabueso, huelo el olor
de su jabón con rosas en el aire, sé que ella pasó por aquí. Mis Sombras
lanzan un grito cuando atravesamos tiendas, caballos, Arakens y carros de
suministros. Los sirvientes y asistentes ordinarios se dispersan a los
lados, los soldados corren a las armas, pero
incluso con él, muchos no se atreven a atacarnos, viendo a Morok al frente

del destacamento. Christian galopa un poco detrás de mí, blande su espada
sin disminuir la velocidad, matando al primer tonto que, sin embargo, decidió
bloquear su camino.
- ¡Déjame un pasaje y no profundices! ¡Solo Christian y yo llegaremos
más lejos! Le grito a Pavel, quien ralentiza un poco a las Sombras,
distrayéndome mientras mi tío y yo seguimos.
El número de soldados en nuestro camino aumenta, y despejamos
nuestro camino con espada y cascos, tratando de no reducir demasiado el
paso. Con un amplio arco mato a uno y hiero a otro soldado, y cuando levanto
la cara, finalmente veo la tienda de Daniel a lo lejos. Tan pronto como la
esperanza se instala en mi alma, mi boca se llena con el sabor de la
sangre, apenas reprimo un grito. Mi caballo tropieza sin éxito, saliendo por
debajo de la espada de uno de los soldados, y caigo al suelo, sintiendo un
dolor terrible en el corazón.
Me siento mal, mi boca parece estar llena de sangre, casi no puedo
respirar. Solo me salvan los reflejos cuando uno de los Araken intenta
apuñalarme con una espada, pero ruedo a tiempo y la hoja entra en el suelo,
donde estaba mi pecho. Le doy una patada al soldado en el estómago.
Christian grita, pero no puedo oírlo por el estruendo, el suelo tiembla cuando
me pongo de pie, agarrando mi espada, que ahora me parece muchas veces
más pesada. Lucho por esquivar las espadas y los brazos enemigos que
intentan agarrarme. Agarro mi hacha y se la tiro al enemigo que corre hacia
mí. El hombre cae inmediatamente cuando el metal se atasca en su cabeza.
Toco mi estómago, pero no hay ninguna herida allí, un gemido se escapa de
mi garganta cuando me doy cuenta de que esta es Agatha. Apenas siento
una nueva ola de dolor ya real, cuando un oponente aún logra llegar a mi
muslo con una cuchilla, y la sangre comienza a fluir por mi pierna. Mato a
cinco más, tratando de moverme rápidamente, dándome cuenta de que cada
vez se me hace más difícil levantar la espada. Esta maldita carpa está a poco
más de cien metros de distancia, pero cada paso que doy es inaceptablemente
lento, abriéndome camino con dificultad. Me agacho, pasando por debajo de
la hoja de otra persona, pero hago cosas estúpidas nunca antes vistas, ni
siquiera me doy la vuelta para matar al enemigo, que ahora está detrás de
mí, sino que, por el contrario, sigo avanzando rápidamente. Los segundos
pasan demasiado rápido y no puedo desperdiciar ni uno solo.
No son más de cuarenta metros cuando mi cuerpo se retuerce de una nueva oleada de dolor,
pero pasa del corazón a todo el cuerpo una sola vez y
desaparece
Entonces sé el segundo exacto, el momento exacto en que murió. Todavía hay un hilo entre
nosotros, pero no siento vida en él. Estaba tenso, como si alguien lo estuviera sosteniendo, y
ahora se hunde sin vida, sin dar la vibración o el eco ya familiares. En este momento, vuelve
a mí toda la fuerza que gasté tanto tiempo en mantener su respiración y los latidos de su corazón.
Ni siquiera está cerca de una recuperación completa, pero siento que estoy cobrando vida. Todo
cansancio desaparece, el cuerpo vuelve a obedecerme, la espada ya no me parece tan pesada, y
mis piernas no se enredan, hasta puedo correr. Sorprendido, me dirijo a mi tío con incredulidad.
En sus ojos veo la realización de lo que sucedió, cuando nuevamente me enderezo en toda mi
altura y enderezo mis hombros.
Agatha ya no está. Corro

hacia adelante, apenas notando cómo rechazo los intentos de ataque de los enemigos. El
cuerpo reacciona por sí solo, por reflejos, pero no puedo apartar la vista de la entrada de la tienda.
- ¡EL REY ESTA MUERTO! - los hombres salen corriendo de la tienda a gritos, difundiendo
la noticia en todas direcciones, sumiendo el campamento militar en el caos. - ¡LA PRINCESA
ESTÁ MUERTA!
Todo esto está a nuestro alcance. El final de la dinastía Rakhmanov, lo que significa que la
guerra puede detenerse y no tener miedo de continuar. Puedes unir nuestros países bajo Severin,
puedes dejarles soberanía y dejar que su Senado gobierne, o elegir un nuevo rey, pero cuando
irrumpo en la tienda, no me importa. Nos ocuparemos de esto más tarde.
Habitualmente miro a mi alrededor, analizando la situación. me doy cuenta

dos cadáveres de guardias en la entrada.
Probablemente empezó con ellos.
Entonces veo a la Elena muerta desde un lado.
Ella se convirtió en la tercera. Encuentro a
Agatha sentada en el suelo, está de rodillas, con el hombro y la cabeza relajados sobre la
mesa. Hubiera pensado que decidió sentarse porque estaba cansada, pero tiene una daga
clavada en su pecho,
que yo mismo elegí una vez para ella, y toda la ropa y la mitad de su rostro están
cubiertos de sangre. Ella todavía está goteando en el piso de sus labios.
La cabeza de Daniel descansa en su regazo, le vuelvo la cara y me basta una
mirada para comprender que Agatha le ha arrancado los hilos de la vida. La pequeña
y estúpida Mara vino a ganarnos la guerra y suicidarse. Tres. Iba a matar a Elena, a
Daniel ya ella misma con la mano de otra persona, y esta mano pertenece al rey de
Araken. Todavía siento el hilo entre nosotros y no voy a retractarme de mis
palabras cuando les dije a los demás que no estoy lista para dejarlo ir. Saco con
cuidado la daga de su pecho, envuelvo a la chica en su túnica escarlata. Todavía
está caliente cuando la levanto en mis brazos, sosteniéndola cerca. "Está bien", le
digo a ella o a mí mismo estúpidamente. - Te vi con grandes heridas. Lo arreglaré.
Nadie trata de atacarme cuando salgo de la tienda. Los soldados se dispersan en
busca de sus comandantes, sin saber qué hacer, o se congelan, mirando a Morok con
la Mara muerta en sus brazos. Christian no dice nada mientras ayuda a poner a
Agatha en mi caballo. Me siento en la silla, abrazándola por detrás con un gesto
familiar, pero antes ella se tensaba en mis brazos, y ahora la cabeza de la niña
cae sobre su pecho y cuelga de un lado a otro. Me inclino hacia adelante, levanto su
cabeza y presiono mi mejilla contra su sien, oliendo el aroma de una rosa que cubre
casi por completo el olor metálico de la sangre.
Damos la vuelta hacia el bosque, frente al campamento nos encontramos de

nuevo con las Sombras, que continúan luchando contra los soldados, dejándonos un
paso libre. Algunos de ellos están heridos, algunos han perdido caballos, pero no veo
muertos entre mi gente. Miran ansiosamente a Agatha y dan un paso atrás, partiendo
hacia el bosque detrás de mí y de mi tío. Nadie nos sigue, todo el campamento está
en caos después del asesinato del rey y la princesa.
Nos acercamos a una franja de bosque, respiro aliviado cuando nuestra numerosa
caballería sale a nuestro encuentro, y Severin y Mark están delante de todos. Sugar
se pone nervioso cuando el suelo tiembla bajo sus cascos. Me encuentro con la
mirada de mi hermano, tengo tiempo de notar cómo sus ojos verdes se abren con
horror cuando, al pasar corriendo junto a mí, ve sangre en el rostro de Agatha.
Físicamente, me siento mucho mejor, mi cuerpo me obedece y mis manos no

tiemblan, pero en mi cabeza, en algún lugar en la parte posterior de mi cabeza, el
pensamiento que perdí está latiendo constantemente. Le entrego Agatha a Christian,
le ordeno a él y a la mitad de las Sombras que vayan a Dolkor, lleven a Agatha a
casa, y doy la vuelta a mi caballo y voy tras mi hermano para capturar este
campamento y decidir qué hacer con Araken. Es hora de decir la verdad sobre
Marah y Ariana. Dile que Anna está viva y puede confirmarlo todo.
A Agatha le tomó doscientos años, pero completó su venganza y cumplió la

promesa que le hizo a su hermana cuando se estaba muriendo.
Agatha acabó con el linaje de Julius, vengando todo su dolor.
Ella puso fin a la larga guerra. Mi familia está a salvo. Pero el
pensamiento de que he perdido late cada vez más fuerte en mi
cabeza, mis pulmones se aprietan como si estuvieran en un tornillo de banco, y
trato de distraerme, lanzando al soldado Araken fuera del camino de mi caballo con
un movimiento de barrido. Corro detrás de mi hermano para ahogar los pensamientos
en mi cabeza.
Tras capturar el campamento enemigo y establecer una tregua, vuelvo a Dolkor,

y días después, junto con el ejército, llevamos el cuerpo de Agatha de vuelta a la
capital. Desde entonces, he estado tratando de criarla, revivirla nuevamente, poner
mi fuerza en ella o al menos inspirar algo. Pero nada funciona, semana tras semana
paso intentándolo, sintiendo que mi fuerza está creciendo nuevamente, volviendo a
su norma, pero no logro compartir ni un grano con Agatha. Los siguientes dos
meses se convierten en un verdadero infierno, lleno de negocios y solución de
problemas políticos. Severin y nuestros asesores están hasta el cuello en
asuntos por el regreso de las tropas y los trámites con Araken. Después de mucho
debate, decidimos dejarles la soberanía y los derechos de un país libre.
Temporalmente, el Senado gobernará allí hasta que ellos mismos elijan una nueva
familia gobernante. Les exigimos no solo que redacten de inmediato un tratado de
paz, sino que también pongan un límite al número de soldados en su ejército. Les
obligamos a firmar muchos papeles, lo que limita su poder, y les advertimos que si
Serat siente la más mínima amenaza por parte de ellos, Araken desaparecerá de la
faz de la tierra y sus territorios nos pertenecerán.
En una reunión con el Senado de Araken, estallaron discusiones

acaloradas sobre la plausibilidad de nuestras palabras con respecto a la
inocencia de Aryan, y luego Anna, de luto por su hermana, estalla en
maldiciones y tira de los hilos de la vida del Araken que se opone más
activamente, como una marioneta. Muestra a todos quién es ella. Su puño
cerrado con hilos de oro tiembla mientras trata de contener las malvadas
lágrimas y tragarse las palabras denigrantes hacia Mar, que el tonto arrojó
sin saber que valía la pena cerrar la boca a tiempo. Severin logra calmar
a su reina antes de que esta decida acabar con la vida de todo el Senado
de Araken, pero esta demostración golpea como agua helada a nuestros
enemigos en la cara. Aleccionador. Después de que aceptan rápidamente
nuestros términos. Severin revela la verdad sobre su esposa, Anna le
cuenta su historia y la historia de todo Mar a la gente, y no solo a los
seratianos, sino que también va conmigo a Araken para difundir la verdad
allí también. La gente cree más de buena gana, viéndola en vivo. Yo
mismo veo por primera vez a la esposa de mi hermano con el manto
escarlata de Mara, mientras ella actúa en las plazas principales de las
ciudades más grandes.
Viajamos con ella durante un mes para asegurarnos de que ambos
países conozcan todos los detalles de la prolongada venganza y por qué
Elena y Daniel tuvieron un final tan triste. Aunque quería estrangular al
antiguo rey de Araken, incluso yo entiendo lo desafortunado que fue
Daniel al recibir el pago por los pecados de su antepasado. Por lo tanto,
Anna ayuda a aliviar la decepción de los Araken en sus gobernantes, y en
los libros sobre Daniel dejan más buenos recuerdos, porque no es culpa
suya que haya nacido en la familia Rakhmanov. Pero debería haber
apoyado a Nicholas y llegar a la paz, entonces todo podría haber terminado
de manera diferente. Este mes es el único período de tiempo durante el
cual
a quien dejo a Agatha en Ashor sola bajo el cuidado de Christian.
Y luego vuelvo a tratar de recogerlo. Pero de nuevo, semana tras
semana pasa, y fallo. Lentamente empiezo a caer en la desesperación,
con solo un hilo delgado entre nosotros, lo último, quizás, evitando que su
cuerpo se deteriore. Y a pesar de la creciente persuasión de los demás,
no quiero perder esta última, aunque inútil conexión.
Meses más tarde, cuando la nieve se ha ido y los árboles están cubiertos de fresco
verdor, Anna viene a mí por primera vez con una
petición: - Debes parar. Deja ir a mi hermana. Con
tales conversaciones, todos los demás a menudo vienen a mí, pero se
van sin nada. Antes, como yo, se quejaba de cada mención de que
deberíamos enterrar a Agatha, pero parece que Anna todavía encontró la
fuerza para aceptar mi derrota.
Pero no
yo. “Cada uno de nosotros nos reconciliamos, pero tú no”, me
recuerda en voz baja. Anna se presenta oficialmente a la gente de
Serata, en un mes tendrán una boda con Severin para todos. Ahora es una
verdadera reina.
La niña pasa por encima de otra silla rota, tratando de no tocar las
numerosas astillas, se sienta a mi lado en la alfombra suave a los pies de la
cama, apoyando la espalda contra el marco de madera. Mira con cierta
preocupación otra silla rota en la otra esquina, libros esparcidos por la mesa
y el suelo. Estuve buscando algo nuevo sobre Mar que me pudiera ayudar,
pero no encontré
nada útil
Los sirvientes solían venir a menudo, limpiando mi desorden casi al

instante, pero Severin les ordenó que me dejaran en paz. Porque no
importaba cuántas sillas nuevas me trajeran, aún así agarré la parte trasera
de los muebles nuevos y los rompí contra el suelo cuando la siguiente serie
de mis intentos de revivir a Agatha de alguna manera fracasó.
"Cuando la enterremos, mi hermana podrá pasar a una nueva vida, y
gradualmente podrás llegar a un acuerdo", continúa la niña, cuando giro
perezosamente la cabeza en su dirección. "No quiero", digo con voz ronca.
"¿Qué pasa si ella está sufriendo por tu culpa en algún lugar?" No la
dejas con nuestra diosa, lo que significa que no puede comenzar una
nueva vida. ¡No te atrevas a quitarle ese derecho a mi hermana! Anna
explota. ¡Se merece una nueva vida feliz! - ¿Una vida feliz sin nosotros?
"Sin nosotros", la niña asiente de mala gana. Aprieto los dientes, ella sabe
que es más fácil empujar mi culpa
Total.
"Yo... no puedo", cambio mi respuesta.

- ¿Por
qué? Murió pensando que la odiaba. esto es lo ultimo que le doy
dijo.
- Alexander, ella sabe que tú... -

No. Ella frunce el ceño y cedo,
pero mi respuesta sigue siendo no. “No puedes quedártela para siempre”,
añade Anna lastimeramente. - Sé. La joven reina está esperando que
agregue algo. Decepcionado
exhala, ajustando la falda de un vestido de brocado en patrones negros y dorados.

“Destruiste por completo la habitación de mi hermana”, chasquea la
lengua, mirando alrededor del caos en la habitación. A ella no le gustaría.
Solo mira esa pared, cómo dañaste el papel tapiz. Y escogí específicamente
esta habitación para ella, porque...
“…el verde es su color favorito,” asiento con la cabeza, terminando la
oración con una sonrisa. - Recuerdo. Lo repetiste tantas veces que aunque
quisiera, no podría olvidar. Supe desde el primer encuentro por qué Agatha
a menudo mantenía su mirada en mis ojos.
Al menos lee su carta por fin. Tal vez esto te ayude -

Finalmente, la chica pregunta en voz baja.
Anna me entrega el mismo papel doblado con mi nombre. Alguien trató
de alisarlo después de que lo arrugué, pero no mejoró mucho. De mala gana
tomo el papel con mis dedos índice y medio, la joven reina se pone de pie,
como siempre, besa a Agatha en la frente y se va, dejándome nuevamente
en la habitación de su hermana, donde la devolví.
Por un momento doy vueltas al papel en mis manos, sin entender por
qué no puedo abrirlo. He visto las cartas de los demás. Allí explicó su acto,
dijo cómo ama a todos, en la carta de Mark incluso bromeó varias veces.
Cuando abro el mío, noto que es sorprendentemente corto, me dejó solo tres
líneas, y esto ya me enoja, aunque ni siquiera he comenzado a leer. Bajo la
cabeza, reprimiendo las ganas de tirar el papel al fuego, queriendo
permanecer ignorante. Pero ya no puedo negar que puede que no haya
un momento en que la propia Agatha se ponga de pie y me diga:
lo que ella escribió. Así que estas pocas palabras son lo último que me
queda de ella.
“Incluso si me odias, te seguiré amando. Y rezaré para que mi segunda
muerte, así como..."
Después de la primera línea, un grito de ira se escapa de mi garganta,

rápidamente rompo el papel en pequeños pedazos, no queriendo volver a
ver estas palabras. Sin querer leer sobre sus promesas, disculpas o
sentimientos cuando se atrevía a dejarme en paz. Ella se atrevió a irse,
después de que me permití amarla. Me permití pensar en algo más que la
meta que mi padre me recordaba constantemente. Pensamientos de que
puedo tomar al menos un poco de felicidad para mí. Para mi sorpresa, un
suspiro ahogado escapa de mi garganta luego de un grito, la primera
vez que lloro desde que se fue, dejando que este sentimiento rompa algo
en mí.
capitulo 23
Morok
– ¿Estás realmente listo? Christian me pregunta, sentándose en
cama al lado de Agatha.
Han pasado seis meses, ya es verano, y todavía no me he movido ni un
milímetro para revivirla o encontrar un Moroka adecuado. Estoy empezando
a pensar que están todos muertos, o tal vez se han ido a la cadena
montañosa hacia el este. Aunque buscar a Morok es como buscar una aguja
en un pajar: puede que haya un comerciante de telas o un panadero en el
centro de la ciudad justo debajo de mis narices, o puede que no haya nadie
en Seurat además de Christian y yo. Así que seis meses después, cedí.
Sucumbió a la persuasión de los demás de dejar ir a Agatha. Esto haré
por ellos, para que la vista de ella no les recuerde más lo que hemos perdido,
y no les dé falsas esperanzas, lo que yo mismo hago solo comiendo de día
en día. Se lo conté a todo el mundo en el desayuno y ahora ha venido mi tío
para asegurarse.
No, ni siquiera trato de fingir. “Pero cuanto más me aferro a ella, más se
preocupa Severin. “Nadie te está juzgando, muchacho. - Sé. Christian es un
consolador asqueroso, le da vergüenza, nunca sabe que palabras
cabrán en tal o cual situación. Lo mejor que puede hacer es una
conversación breve y una palmada cálida en el hombro o la espalda. Y
este es mi tío, y como mentor generalmente fue bastante severo. Pero en
los últimos seis meses me ha estado hablando sorprendentemente mucho,
a menudo entra en la habitación de Agatha e incluso parece extrañarla.
“Anna dijo que mañana comenzaría su funeral”, dice Christian con una
voz apenas audible. Ella quiere hacer todo según sus reglas. Esto durará
tres días. Así que me pidió que te dijera que pasaría por la tarde para
preparar el cuerpo. ¿Te dijo lo que quiere hacer a continuación?
- Sí. Dijo que no quería enterrar a Agatha en el suelo. Ella quiere

quemar el cuerpo.
¿Entiendes por qué decidió eso? Levanto la

vista del suelo y me encuentro con la atenta mirada de mi tío. Analiza
cada uno de mis movimientos, tratando de averiguar exactamente lo que
estoy sintiendo, pero mantengo una expresión tranquila en mi rostro. Esto
es lo que aprendí. Sé que necesito un hermano en su sano juicio, así que
no puedo mostrar el resto del abismo en el que me derrumbé. Creo que
estoy sano, pero empiezo a sudar frío con demasiada frecuencia. Trato de
no pensar en lo que haré cuando Anna venga por Agatha. ¿Realmente
puedo regalarlo? - Entender. Ella no confía en mí —digo tranquilamente.
“Tiene miedo de que me suelte y no lo suelte, pero no puedo hacer nada
contra el fuego. Nuestra conexión se habrá ido. Christian asiente,
apretando los labios con fuerza. Trato de respirar lentamente,
concentrándome en mis sensaciones y corrientes de aire. Desde hace
meses, siento que me estoy ahogando. Una respiración va bien, la
segunda también, y luego es como si una ola me cubriera y me ahogo
con el aire. Vi que Agatha estaba sufriendo ataques de pánico. ¿Ella sintió
algo similar? ¿Qué podría ser más natural que respirar? ¿Y qué puedo
hacer realmente si mi propio cuerpo se niega a respirar? “No te dije toda la
verdad entonces. Daniel realmente le contó todo a Agatha, pero
después de eso ella vino a mí y confirmé sus conjeturas, Christian
admite inesperadamente.
Salgo de nuevo de mis pensamientos, aferrándome a las palabras de

mi tío como a una cuerda. Christian se da cuenta de mi mirada vidriosa,
pero niego con la cabeza y apoyo la parte inferior de mi espalda contra el
respaldo de la silla con la mayor naturalidad posible, cruzo los brazos sobre
el pecho y observo cómo intenta mirar a cualquier parte menos a mí.
Especialmente silencioso, esperando a que me mirara a los ojos. Christian
aguanta un par de minutos y luego todavía me lanza una mirada de
culpabilidad. "Lo supuse desde el principio", respondo, y sonrío casi
imperceptiblemente cuando mi tío exhala un poco demasiado alto de alivio. - I
te dije que eres un mentiroso inútil, inmediatamente puedes ver cuando mientes.
- ¡Tonterías! Inhalar. “Nunca has sido capaz de engañar ni siquiera a un yo de
diez años”, respondo burlonamente. “Tus intentos de susurrar los arbustos
en el bosque oscuro para probar mi reacción fueron ridículos.
Exhalación. Eras demasiado desconfiado para un niño de diez años. Fue

bastante molesto, por cierto,” resopla Christian.
¿Le dijiste a Agatha quién eres?
- El dijo. Pero siento que no hice lo suficiente por mi hermana”, confiesa el
hombre en voz baja de nuevo, lanzando una mirada angustiada a la chica en la
cama.
- No tú. Fui yo quien cometió el error. valió la pena desde el principio
robar su cuerpo y huir a Serat.
El tío ajusta suavemente la mano de Agatha, que descansa sobre la colcha.
Nos quedamos en silencio por un rato. Christian puede estar despidiéndose de
Mara. Trago saliva, apartando esos pensamientos de inmediato. "Sabes, mi
propio mentor, Andrey, era ese idiota y me llevó a través del frío sin una
camisa en pleno invierno", mi tío de repente traduce el tema, cruzando los
brazos sobre el pecho.
¿Te estás quejando de nuevo? - suspiro cansada, rodando
ojos.
Durante el entrenamiento, para cualquiera de mis lloriqueos, Christian

estaba listo para darme un montón de historias preparadas sobre cómo su
entrenamiento fue más difícil y su mentor "no se apresuró con él como lo hizo
conmigo". Parece que he escuchado cada historia docenas de veces, pero esta
es la que más. "Diosa, parece que deberías haber contratado a un profesor de
etiqueta".
y modales, de lo contrario perdiste todo lo tuyo, blandiendo una espada, -
resopla el tío. - No perdió más rápido que su oro durante años de vida
ociosa. Christian se ríe suavemente. – Sólo unos cuatro años de
bebida, juegos y mujeres, y me lo has estado recordando durante más de
diez años, – sacude la cabeza con molestia,
haber reído.
Levanto una ceja con desaprobación, pero una sonrisa aparece en mis labios.
La siguiente exhalación es demasiado aguda, irregular, pero me las arreglo para
mantener una sonrisa.
Inhalar. Solo necesitas concentrarte. Puedo

dejar de sentir todo esto. Sé que puedo. Exhalación. - Bueno, pues...
Andrey... - continúa el tío. - No, ¿hablas en serio? “Él también tenía
un gran conocimiento sobre los Moroks y nuestra fuerza,
probablemente más que cualquier otra persona”, continúa Christian
con calma, ignorando mi expresión agria. - O tal vez solo tiene mejor memoria,
aunque estoy casi seguro de que Andrey era demasiado curioso y metió la nariz
donde pudo para probar diferentes teorías. Afortunadamente, compartió todo
conmigo, así que escribí todo aquí.
Christian saca un pequeño libro con una cubierta de cuero negro de su pecho.
No me lo da en mis manos, sino que lo pone a su lado sobre la cama. - Lo escribí
para ti, aquí está todo lo que sé sobre nuestras capacidades. Ella te ayudará cuando
nazca un niño, un nuevo Morok, para quien tú mismo te convertirás en un
mentor. ¿Aún no me has contado todo? “Casi todo, pero me preocupa que tu
memoria, niño, sea corta”, Christian estira los labios en una sonrisa condescendiente,
lo copio, aunque sabe muy bien que mi memoria es buena.
– ¿Y por qué nadie pensó antes en escribir un libro detallado con nuestras
capacidades? Pasar todo de boca en boca es tan poco práctico. Continúa
murmurando por lo bajo y se frota la barba en la barbilla y las mejillas. Y escucho a
medias, suponiendo que solo está tratando de distraerme con conversaciones
extrañas. “Debes admitir que esta guerra nos arruinó todo. En el pasado, los Moroki
solían reunirse al menos de vez en cuando para compartir conocimientos. Todos
sabían lo que sabían los demás. Y luego Mar murió, y los Moroki también se
dispersaron en todas direcciones.
Él no se da por vencido, pero yo asiento distraídamente, me siento en una silla y

apoyo mi cara con la mano, apoyando el codo en el reposabrazos. ¿Se han ido todas
tus marcas? Parpadeo varias veces por la facilidad con la que salta.
un tema a otro. “Sí, en

general, todas las consecuencias han pasado”, asiento
con la cabeza. “Muéstrame”, insiste mi tío. - Estoy
hablando. Todo es pasado... - Muéstrame, le digo. ¿O
te han crecido los ojos en la nuca? -
él imita
Con una respiración profunda, me pongo de pie, me saco la camisa por la cabeza
y me giro hacia Christian. Él también se levanta y comienza a examinar cuidadosamente
mi espalda. Lo hace durante tanto tiempo y tan intensamente que se me pone la piel
de gallina.
- ¿Finalizado? – murmurando con tristeza, trato de darme la vuelta, pero él no
cede. - ¿En qué mes naciste? —pregunta el tío discretamente, cambiando de tema
otra vez.
“No me sorprende que no lo recuerdes, pero en el primer mes de

invierno. Christian lanza una mirada pensativa al cálido paisaje de verano detrás
ventana.
“Un poco temprano, seguro, pero este es mi regalo para ti, chico. Su tono
repentinamente serio me confunde, pero no tengo tiempo de preguntar nada,
porque pone su mano en mi omóplato izquierdo y empiezo a gritar con un dolor
terrible, como si su mano estuviera caliente por algún tipo de fuego helado.
“Lo siento, Aarón. Andrey advirtió que poner la marca de Morok en un vivo es algo
doloroso, pero no hay otra salida. Estas son las últimas palabras que puedo distinguir.
Caigo de rodillas, incapaz de mantenerme en pie, sigo gritando hasta que mi voz
se vuelve ronca, pero Christian no quita la mano.
capitulo 24
mara
Abro los ojos y por un momento me parece que todo lo que me pasó fue un
sueño. Toda la guerra, la posible muerte de Alejandro y mi puñal en manos de
Daniel. Tal vez fue una larga pesadilla, porque mi mirada se posa en el dosel
que conozco. Y cuando me levanto sobre los codos para mirar por la ventana, el
cielo se oscurece al atardecer, los rayos escarlatas brillan en el cristal y la nieve
esponjosa cae como un denso muro. Estoy solo en mi habitación, está ordenado
aquí. Los libros sobre la mesa se levantan en una pila ordenada en el borde, la
silla está empujada hacia atrás con fuerza, las sillas blandas están en su
lugar, las cortinas gruesas en las tres ventanas están abiertas e incluso hay un
jarrón de flores en una mesa pequeña. Todo está en un lugar sorprendentemente
perfecto, tanto que este orden me parece incorrecto. Nunca he sido conocido
por la habilidad de traer limpieza cristalina, aunque fui disciplinado. Pero aquí se
siente como si me despertara en una habitación donde no vive nadie.
Levanto un mechón de mi cabello, asegurándome de que sigue siendo un

tono gris anodino, palpo mi estómago, pero no encuentro ninguna herida, toda
mi piel está sana nuevamente. No puedo entender todo, pero algo está mal
conmigo hasta que noto un silencio inusual. Mi corazón no está latiendo. Todo
mi cuerpo está paralizado por el miedo de que Alexandra esté de alguna
manera
logró recuperarme. Lo que significa que le estoy chupando la vida otra vez.
Trato de saltar de la cama, mirando mi camisón blanco, pero tan pronto
como trato de ponerme de pie, mis rodillas fallan y caigo al suelo. Me acuesto
allí, seguro de que alguien está a punto de entrar en la habitación para averiguar
qué está pasando aquí, pero el palacio está sorprendentemente silencioso. La
piel está cubierta de un sudor frío, empiezo a dudar de la realidad de lo que está
pasando. ¿Tal vez así es como se ve Shadow realmente? Infierno personal,
donde te encuentras en el lugar deseado, pero completamente solo?
En un lugar donde cada pared, olor y susurro recuerdan la felicidad,

cual te perdiste
¿Quizás la diosa pensó que todavía me suicidé poniendo un cuchillo en la mano
de otra persona? Mis manos están temblando mientras me levanto contra la cama,
tratando de pararme sobre mis piernas débiles. Tal vez he estado mintiendo así
durante mucho tiempo. Siento mis manos y miro mi cuerpo. Estoy limpio, mi piel huele
a rosa y mi cabello apenas
húmedo en la parte posterior de la cabeza y las puntas.
¿Me acaban de lavar? Cuando logro

estirar más o menos las piernas, abro el armario y encuentro allí mi ropa habitual.
Me puse el primer pantalón que encontré, una camisa negra y un caftán granate.
Unos pocos minutos de acciones monótonas y habituales me ayudan a calmarme,
pero todavía a menudo me llevo la mano al pecho, donde mi corazón sigue
obstinadamente silencioso. Finalmente, me puse unas botas altas.
Acabo de vestirme, pero me canso tanto del proceso que tengo que sentarme en
una silla por un rato. Me siento, escuchando atentamente el silencio fuera de la puerta.
Salgo lentamente al pasillo. Hay velas encendidas en las paredes como siempre, pero
no hay guardias ni sirvientes a la vista. Camino lentamente a lo largo de la pared,
aferrándome a las familiares medias columnas de mármol y esculturas en las paredes.
Mis pasos son prácticamente el único sonido que escucho, y el palacio me parece
como nunca antes, lúgubre, hostil y dolorosamente solitario. Tropiezo con el borde de
la alfombra y casi me caigo cuando de repente una melodía de piano se derrama por
nuestro tercer piso. Tu aliento se engancha con la esperanza. Acelero el paso
mientras avanzo por el pasillo, moviéndome lo más rápido que puedo para llegar a
donde a Severin le gusta jugar. Ni siquiera me importan los recuerdos tristes del
ataque en esa habitación, solo sueño con ver a alguien que amo y saber que está
bien. La melodía me resulta familiar. De alegre, fluye a tonos bajos, comienza a sonar
sombrío y cautivador, como el tono del narrador en un momento aterrador en un
cuento de hadas.
Giro rápidamente a través de las puertas abiertas y me encuentro cara a cara con
la cabeza de alguien en forma de cráneo de cabra con cuernos largos. Hay penumbra
alrededor, los rayos rojos del sol caen desde las altas ventanas al costado del piano,
y las sombras en los huecos de las cuencas de los ojos hacen que el cráneo parezca
verdaderamente aterrador. No me doy cuenta de cómo empiezo a gritar,

tambaleándome hacia atrás, y el monstruo con cabeza de cabra está igual de
asustado de mí y con un chillido se aleja unos pasos de mí. La melodía del piano se
corta. Tomo el jarrón más cercano de un estante alto, como hice una vez durante un
ataque de mercenarios, y golpeo a los espíritus malignos, sin tener la menor idea de
cómo entraron en el palacio.
- ¡¡¡SUFICIENTE!!! - chilla alguien, y me congelo con la mano levantada. No
es una cabeza de calavera, es una máscara. Sólo una máscara de cabra.
Ágata, por favor. No es otro jarrón de colección. Anna se quita lentamente
la máscara, el jarrón se desliza de mis dedos asustados y sudorosos y trato
torpemente de atraparla. Por tercera vez, todavía logro presionar la obra de arte contra
mi pecho. La hermana solloza una vez, luego dos, luego tres veces, hasta que
comienza a sollozar en voz alta, cayendo al suelo como si sus piernas no pudieran
sostenerla. Se ríe o llora, no puedo entender nada.
Miro con los ojos muy abiertos a Severin, quien corre hacia nosotros y suavemente
tira del jarrón de mi agarre. Le tiemblan los dedos, no entiendo por qué han cambiado
tanto. ¿Cómo crecieron así? Severin me tira con fuerza, envolviendo sus brazos
alrededor de mi cuello, y acaricio su hombro mientras el rey susurra en voz baja
gracias. Apenas puedo distinguir sus palabras y me congelo, sin saber lo que
hice. Se aleja, dándome tiempo para examinarlo.
Su rostro sigue siendo el mismo joven, sus ojos con el mismo color verde intenso,
pero se ha vuelto más fuerte y maduro, y del antiguo príncipe solo quedó una sonrisa
en él. Noto la aparición de varias pequeñas arrugas que se acumulan alrededor de los
ojos al sonreír. Su cabello ha crecido hasta la mitad de su cuello, pero incluso con esa
longitud, de alguna manera se las arregla para lucir majestuosamente ordenado, con
su cabello en ondas prolijas. Severin tiene una corona de oro con piedras preciosas
en la cabeza. Lleva camisa blanca, abrigo gris ricamente bordado en oro, y encima un
caftán entallado en los mismos tonos, pero el caftán es abrigado y largo, como si
saliera a la calle.
Anna también se ve mayor, ha perdido peso, parece incluso mayor y ahora es un

poco más alta que yo, y su espesa cabellera negra hasta la cintura le cubre la espalda.
Ella está en un ajustado vestido escarlata, y
sobre un cálido abrigo largo hasta el suelo en tonos gris dorado a juego con la ropa de su
marido. Además de sus ojos azules, la corona dorada brilla más intensamente, más elegante
y delgada que la del rey. Una franja de oro es tan gruesa como un dedo, y piezas de oro
adicionales con rubíes se extienden hacia arriba, lo que combina con su vestido. - ¿Qué ha
pasado? Pregunto confundido, tratando de ayudarla.
aumento.
Mi hermana no contesta nada, solo me aprieta en sus brazos, trato de respirar y miro a
Severin en busca de ayuda. - ¿Donde está todo el mundo? ¿Por qué el palacio está tan
vacío? - ¡Ay, Ágata! Dormiste durante casi dos años —suspira Severin. - ¡¿Yo que?!
“Esperé tanto que no sabía si debía esperar…” Anna
se seca las lágrimas y se aferra a mi ropa, con miedo de que desaparezca.

“Alexander…” Apenas puedo exprimir su nombre con horror de que en dos años debería
haberlo matado, arrancando todo lo que hay en él. - ¿Donde esta el? ¡Maldita sea! ¡¿Lo
maté?! Yo... ¿qué he hecho? - ¡No! ¡Sin Ágata! Severin me tranquiliza. Alejandro está vivo.
“Viva y todavía el mayor dolor en el culo”, murmura Anna, y luego me da una sonrisa
amarga cuando la miro sorprendida. Me suelta de sus brazos pero sigue apretando
el borde de mi caftán está en mi puño, de modo que ni siquiera puedo alejarme un paso de ella.
– ¡¿Por qué el palacio parece una cripta y qué diablos es esto?! -
Toco con el dedo la máscara espeluznante que mi hermana dejó en el suelo.
Severin se ríe alegremente, su risa es tan feliz y cálida que involuntariamente sonrío. El
rey incluso echa la cabeza hacia atrás, revelando
cuello.
"¡Este maldito día va a ser el mejor día en años!" Ah… ¿cómo fue que de todas las
noches fue ésta? Sacude la cabeza con una sonrisa y se vuelve hacia sí mismo.
El joven rey besa a Anna en el cabello, para mi sorpresa.

repite lo mismo conmigo y va hacia la salida.
– Anna, reúne a Agatha y cuéntale lo que pasó. Y luego únete a todos. Te daré una hora,
ya no puedo justificar tu ausencia. Y no olvides que empezamos en el momento en que
la primera estrella se encenderá. ¡Te amo! - las últimas palabras ya

vienen desde el pasillo. - ¡Y yo te! Ana grita. Levanto una ceja y me
cruzo de brazos mientras veo a mi hermana poner una sonrisa
tonta pero feliz que me dan ganas de romperla. Y mejor que los
dos. - ¡Fuimos! ¡La hora es para nosotros espalda contra espalda!
Anna agarra mi mano y prácticamente me arrastra hacia el pasillo,
arrastrándome en la otra dirección, alejándome más de la escalera
principal. Cuando nota que me cuesta caminar rápido, inclina su
hombro, permitiéndome apoyarme. Anna me lleva a un vestidor, hay
sofás suaves en el medio, un tocador con un gran espejo, y el color
de las paredes es imposible de distinguir debido a la gran cantidad de
ropa completamente diferente: desde vestidos brillantes hasta vestidos
estrictos. uniformes, desde simples camisas hasta abrigos de piel.
¿Qué es hoy, Ana? – pregunto asustada, cuando mi hermana me

sienta en uno de los sofás, y ella hurga en algún lugar del fondo entre
las terribles máscaras. "Hoy, hermana", responde con seriedad,
enderezándose y girándose hacia mí, agarrando la máscara del
diablo cornudo en la mano, "nuestra fiesta favorita y el único día del
año en que nadie... absolutamente nadie tiene miedo de Morok, porque
hay gente peor en las calles. Sus labios se estiran en una sonrisa
depredadora, y por alguna razón empiezo a simpatizar con Alexander.
capitulo 25
Mara
Anna me cuenta todo lo que sabe sobre la batalla en el campamento de Daniel,

sobre el caos y la rápida victoria gracias a mí. Ella cuenta lo que le sucedió a Araken y
cómo les contó a todos la verdadera historia de Mar. Mientras dormía, revelaron el
secreto de quién mató realmente a Anna y por qué vine a vengarme de Daniel y Elena.
Escucho atentamente, tratando de tener tiempo para digerir la información, y en general
se me hace difícil, pero lo logro. Poco a poco, llega a lo más importante. Te diré cómo
lograron recuperarme.
Es todo cristiano. El
rostro de mi hermana se vuelve muy serio mientras trenza mi cabello en su peinado
ya familiar. Las trenzas se colocan en anillos en la parte posterior de la cabeza, y la
segunda mitad está suelta y descansa sobre los hombros y la espalda. Mi hermana no
me obligó a ponerme un vestido, me dejó quedarme en mi caftán, pero encontró mi
túnica escarlata. El de mangas anchas, aquel en el que morí por segunda vez. La
limpiaron completamente de sangre.
“Christian es un maldito imbécil, ¡ni siquiera me dijo que el mismo Moroc lo era!” Al
igual que Alejandro, ¡nunca pidió consejo ni compartió sus planes! ella de repente
regaña. Sabía más de lo que pensábamos y quería hacer algo por ti. Por todos nosotros.
Resulta que su mentor, Andrey, mencionó algo hace mucho tiempo. Contó lo que tiene
de especial la relación entre un estudiante y un mentor para Morokov: solo ellos pueden
compartir la fuerza vital entre ellos. Tienes la Marca de Morok. Siento el dedo de mi
hermana apoyado en mi espalda, donde
una extraña mancha en forma de palma apareció después de la resurrección.

- Alexander lo puso por ti, funciona como tu conexión. Pero Morok puede poner lo
mismo en uno vivo. Más precisamente, esto solo puede funcionar si el mentor se lo
impone a su alumno. Asiento distraídamente, sin entender del todo.
- Alexander continuó manteniéndote atado, pero su fuerza no fue suficiente para

restaurar el corazón y el cuerpo como un todo. Estabas completamente muerto.
Simplemente no se descompuso, e intentó todo lo que sabía, pero nada ayudó, porque
su fuerza vital no estaba
suficiente.
Lo sé, pero ¿cómo lo hizo entonces? –

cristiano. Le dio su fuerza vital a Alexander —susurra en voz baja. – La dificultad
es que Christian también ya había revivido a los muertos, y él, como Alejandro, solo
tenía la mitad.
Todavía no lo entiendo, pero una desagradable premonición ya me recorre la
columna vertebral. Dio casi todo lo que tenía. - ¿Por poco? mi respiración se entrecorta
mientras trato de entenderla
palabras que me parecen una especie de enigma terriblemente complejo.

"Christian se fue solo... exactamente un año de su vida", la voz de Anna se vuelve
más triste y más tranquila, pero después de aclararse la garganta, continúa. - Pensó
en todo. Incluso que Alexander podría intentar devolverle la vida. Pero tal transferencia
solo es posible en una dirección, esto solo puede hacerlo el mayor a favor del más
joven. Christian le puso una marca de Morok, pero con ellos, como ya dije, funciona
diferente, porque Alexander también es un Morok y, lo más importante, está vivo. -
¡Realmente eres un idiota! escupo el mal. - ¿Dónde está Cristian? Anna se está
arreglando el cabello y permanece en silencio por un rato, hurgando entre los
cosméticos en el tocador. En silencio, me da tiempo para darme cuenta de todo
yo mismo. “Han pasado dos años…” Exhalo, entendiendo su vacilación, mi corazón
está en silencio en mi pecho, pero presiono mi puño contra mi pecho, tratando de
aliviar el dolor. Entiendo que no volveré a ver a mi amigo.
"Sí", ella asiente a regañadientes. “Murió hace seis meses. Christian... murió en
paz, Agatha. Todo el año se rió de nuestras caras amargas. Hizo lo que quiso, gastó
dinero, bebió, se divirtió y nos molestó a cada uno de nosotros, sabiendo que no le
gritaríamos por su sacrificio. "¿De verdad no le gritaste?"
"¡Diosa, por supuesto que no!" Lo primero que hizo Severin después de
escuchar lo que había hecho fue darle un puñetazo en la mandíbula. Alexander no
lo golpeó, pero recordó cada maldición que había aprendido en su vida: mi hermana
se ríe suavemente y yo esbozo una sonrisa, tratando de imaginarlo. - En los
entrenamientos, a veces me parecía que lo querían matar por rencor, ya que de
todos modos se estaba muriendo. Deja de sonreír y vuelve a ponerse seria. “Pero
eso no cambia cuánto lo extrañamos. Como resultado, Alexander, habiendo
unido su mitad y mitad del mentor, se volvió casi completo ... pero solo casi. El
corazón se restaura fácilmente si Morok está en la cima de su fuerza, pero todavía
hubo dificultades aquí. Sin embargo, Alejandro se las arregló. Tu cuerpo se ha
recuperado. - ¿Pero? sugerí, notando la falta de alegría en el rostro de mi hermana.
Pero no te despertaste. Tu cuerpo estaba sano, el vínculo con Alexander era fuerte,
pero seguías muerto. Y seguimos esperando, con la esperanza de que algún
día volvieras con nosotros. Y ahora…” exhala con tal alivio que su pecho volvió a
picar por el desagradable dolor. Ahora estás despierto. - ¿Pero estoy apegado
a Alexander otra vez? Agarro la mano de mi hermana mientras termina de delinear
mis ojos con antimonio negro y trata de ponerme pintura en los labios. "¡Voy a
sacarle todo de nuevo!"
“No, ahora tiene suficiente poder para mantenerte con vida y vivir por tu cuenta.
Él no puede resucitarte, pero vivirás tanto como él. Su respiración se detendrá solo
cuando su corazón deje de latir, - Anna sonríe cariñosamente. “Se acabó, Agatha.
Y él y tú... ambos viviréis. Aún así. Juntos.
“Y nosotros… estaremos juntos por muchos años más, conectados por una
sola vida. Y moriremos como escriben en tus cuentos de hadas. Juntos. Un día…”
Recuerdo cómo le dijo esto a Daniel para molestarlo. Y sorprendentemente, tenía
razón. ¿Cómo te las arreglaste para entrar en un cuento de hadas? ¿Conseguir el
príncipe y la muerte prometida en el mismo día? Pero estaré con él. Hasta el
final de sus días, estaré con él. No sé cómo sentirme acerca de esto. Demasiada
información en una hora, y todo se confunde en la cabeza cuando en el pecho
se mezclan resentimiento y alivio, felicidad y pena. Están entrelazados,

dejándome confundido.
Mi hermana nota mi rostro pálido y acaricia mis mejillas, borrando
lágrimas que ni siquiera noté.
“No tienes idea de lo aliviado que fue que te despertaras. Esta historia
es solo el comienzo. Y hay muchas cosas más que tengo que mostrarte.
Pero lo principal es que la muerte de Christian no fue en vano, como la tuya.
Ni siquiera sabes cuánto has hecho. Muerdo mi labio, conteniendo las
lágrimas restantes. “Ahora olvida todas las cosas tristes por ahora. Es
hora de que conozcas al resto de tus amigos. Es posible que haya estado
dormido, pero hemos esperado tanto tiempo. Mi hermana me aprieta la mano
y yo fuerzo una sonrisa y sigo
hazlo hasta que se vuelva real.
Severin tenía razón. Entre todas las noches, ¿qué suerte tuvo despertar
en la mejor de ellas?
Kolyada. Una fiesta que comienza con la primera estrella. Una fiesta en
la que las calles se llenan de gente con máscaras de animales, muertos,
demonios, muerte y otras pesadillas. Aquellos que no tienen máscaras se
colocan sombreros de piel que les cubren los ojos, se echan el cabello largo
hacia adelante o se decoran la cara con hollín, lejía y otras pinturas. En el
contexto de los titiriteros, Morok parece uno entre los suyos y está lejos de
ser el más aterrador. Esta noche divierte y asusta a la vez, y la paz y lo
ordinario
Las reglas se rompen por el ruido y las actuaciones increíbles.
Fiesta en honor a la cual se queman hogueras. El aire de la noche está
lleno de gritos, bromas, canciones y diversión, y los músicos se vuelven
locos, tocando melodías enérgicas con instrumentos de cuerda acompañados
de tambores. Todas las mujeres se sueltan el pelo, algunas niñas fingen ser
niños, la mayoría da la vuelta a la ropa de abrigo, tirando de la piel. Las
personas con máscaras espeluznantes comparten alimentos y deseos de
salud, longevidad y un matrimonio exitoso. Y toda la festividad está saturada
con el olor de pan fresco y golosinas, azúcar derretida, congelada en
extraños dulces y dulce hidromiel. Mi hermana me lleva por los pasillos
oscuros hasta la salida del palacio, y cuanto más nos acercamos a la
plaza, más claro escucho los latidos del corazón.
fiesta. E involuntariamente acelero mi paso en anticipación.

Carol, Carol!
¡Abre la puerta!
¡Me das un pastel,
un trozo de pan,
una olla de crema
agria! Si no sirve
pasteles, ¡dejaremos
entrar chinches,
cucarachas bigotudas y
animales rayados! Carol,
Carol! ¡Abre la puerta![1]
Kolyada es la festividad favorita de todas las Marías, cualquier ciudad o
pueblo nos recibió esta noche más calurosamente que cualquier otra. Vestirse
con máscaras con imágenes de fuerzas impuras borra la línea entre los
mundos, y los espíritus malignos parecen volver a entrar en nuestro mundo
para divertirse e interrumpir la vida cotidiana.
Un día perfecto para que la difunta Mara vuelva a casa. Las
hogueras principales y la feria festiva se encuentran en la plaza frente al
palacio. La nieve caída se ha despejado aquí, pero la nevada continúa, lo que
le da a la festividad aún más magia. No puedo evitar suspirar con admiración
mientras observo la multitud de personas que juegan y se divierten en la noche,
rodeadas solo por la luz del fuego de las hogueras y las antorchas especialmente
instaladas. Por eso el palacio está vacío. Dejamos que todos vayan a las
vacaciones”, me dice mi hermana, inclinándose hacia su oído. “Quería que
vieras todo por ti mismo antes de decírtelo.
Ella se ríe, mirando mi cara de sorpresa, y tengo algo de qué sorprenderme.

Hay mucha gente en la plaza y todos llevan varias máscaras de espíritus
malignos, alguien lleva pieles o ropa al revés. Pero entre la multitud, aquí y
allá, veo numerosos destellos de capas escarlatas entre gris, negro y blanco. -
¿Quién es? exhalo - Estas no son Marías reales, pero la gente nuevamente
nos ve como héroes de cuentos de hadas, y esta fiesta es nuestra
nuevamente, por lo que están tratando de mostrar su amor, sin olvidarse
de nosotros.
Veo que el escarlata lo usan solo las mujeres, pero todas de

diferentes edades. Bailan y corren, y sus trenzas sueltas revolotean
en diferentes tonalidades: de oscuro a claro e incluso gris. Se divierten
recordando que María sigue entre nosotros. Trato de no llorar, viendo
esta fascinante vista, pero me río, incapaz de contenerme. – Pero
nadie puede interpretar a Moroka. ¡Todos son reales! – la hermana
señala con orgullo a tres hombres con capas de sombras negras
y máscaras en la cara. Parecen ser los más altos y fuertes entre toda
la multitud que camina, y entre estos tres está Alexander. - ¡Esperar!
¿Todo real? Anna se ríe de mi reacción tardía. - ¡Sí! Dos de ellos
vinieron a nosotros solos hace dos meses cuando escucharon que
se había revelado la verdad, que Mara y Moroki estaban tratando
de volver a la relación que se suponía que teníamos en primer
lugar. Especialmente cuando se difundió la noticia de que las Marías
estaban vivas de nuevo. Mi hermana sonríe tan ampliamente cuando
señala hacia adelante con el dedo que no dejo de mirarla de inmediato.
Lentamente me giro hacia la plaza, notando a los niños en capas
escarlatas. Cinco chicas de cabello negro que dan vueltas alrededor
de los Moroks entre los otros niños. Uno de los hombres deja que las
dos chicas lo agarren de los brazos y comienza a dar vueltas,
levantando a los niños en el aire, y las chicas meten las piernas y se
ríen tan fuerte que puedo escucharlas incluso desde aquí. Se me
corta el aliento cuando entiendo de qué está hablando. Nueva María.
Todas las chicas parecen tener doce años. Jadeo por aire, tratando
de comprender qué pasó y por qué ahora. “Soy la única Mara que
queda. Después de que mataste a Elena y Daniil, poco a poco
comencé a sentirlos”, explica Anna. “Fui la última, y nunca supe
cómo se sentía esa Llamada fraternal de la nueva Mara. Por lo
tanto, al principio lo ignoré, sin saber qué era y por qué me sentía tan
extraño. Pero seis meses después conocí al primero y entendí
todo. El problema era la venganza. ¿Tal vez la diosa estaba realmente
tan enojada con la gente por nuestro asesinato? Tal vez no nos llevó
a su casa a propósito y no eligió nuevas Marías,
¿Para que un día Morok te levantara, ayudando a completar lo que comenzó, matando si no
al mismo Julius, entonces a su familia?
Ella se encoge de hombros, al igual que yo, sin saber cómo responder a estas preguntas.
preguntas.
– No sé si este es el caso, pero sentí el primer hilo inmediatamente.
después de la batalla en el campamento
de Arakene. Espero un poco y luego digo: “¡¿Les
enseñas?! Hay mucha duda en mi voz, y mi hermana frunce los labios. - ¡No hay otros!
¡Lo estoy haciendo bien! Y no solo yo, también Moroki. Y cuando sientan a sus alumnos,
podrán enseñarles junto con las niñas. Las Marías ya no están encerradas en el templo,
y las aparté de sus familias solo hasta que cumplieron los dieciocho años, solo para
entrenamiento. Entonces pueden quedarse o irse a casa. También visitan a las familias
durante el tiempo asignado”, la hermana agita la mano, tratando de quitarse de encima mi
escepticismo, como copos de nieve que caen sobre su vestido. “Estoy tratando de cambiar
todo lo que no nos gustaba tanto. Presiono mis manos contra mi pecho con fingido asombro,
y mi hermana
intenta darme un manotazo con una carcajada, pero me desvío en el tiempo.

“Creemos, Agatha,” susurra, agarrando mis brazos y acercándome más. - Sabíamos que
despertarías, porque solo había cinco chicas. soy sexto Pero Mar siempre tiene siete.
Sabíamos que te levantarías. Y él creía más que nadie.
Ella asiente con la cabeza en dirección a tres hombres con capas negras, sus máscaras
enterradas en las sombras de sus capuchas. Hoy nadie teme a los sirvientes de la Sombra, y
los niños, por el contrario, giran en torno a ellos. En la multitud, encuentro a Severin, quien se
da cuenta de nosotros y agita su mano para que nos acerquemos. Junto al rey hay varias
Sombras y Mark como guardia. Mark, entrecerrando los ojos, mira en mi dirección, pero bajo
la máscara de calavera de chacal que me dio mi hermana, asegurándome que debería usarla.
A Anna siempre le gustó el simbolismo, así que se vistió a juego con su marido y me regaló el
símbolo de Seurat. En la multitud de personas, noto más Sombras de Morok, que se divierten,
beben y bailan al ritmo de los tambores, uniéndose a los bailes redondos.
El aire es frío, me sale vapor por la boca, pero la abundancia de gente, los fuegos y la
alegría general me hacen sentir una extraña calidez y una nerviosa anticipación de
encontrarme con amigos. Severin se ríe, notando mi
antifaz, intenta por costumbre meterse la mano en el pelo, pero toca la coronilla, que
absurdamente se desvía hacia un lado, y ya me estoy riendo. “Agatha…” Mark susurra en voz
baja, reconociendo mi risa. Abro la boca para dar una respuesta sarcástica, como lo
amamos, pero el hombre me interrumpe, apretándome entre sus brazos. Cuando me
suelta, por si acaso, se agacha y se levanta la máscara para comprobarlo. “Agatha, si
hubiéramos sabido que eras tan torpe, nunca te habríamos llevado a la Sombra. Es necesario,
caer sobre tu propio puñal y justo en el corazón”, chasquea la lengua y niega con la cabeza.
"Tampoco caíste con gracia sobre mi puño". si para eso y desde

También tengo un codo, - sonrío.
“Por cierto, ¡me debes un nuevo trago por esos dos golpes, Mara!” Me duele la mandíbula
una semana más —advierte casi con severidad. “He estado esperando durante dos años, así
que no te atrevas a fingir que estás muerto otra vez. "Yo soy el muerto, tonto", resoplé. “Tu
humor solo será reparado por la tumba”. ¡Oh... acabas de llegar de allí! - sonríe, sintiendo
que ganó, y me río de la estupidez de esta broma. Severin sacude la cabeza con fingida
decepción y le da de comer a Anna las cáscaras de naranja confitadas que compró en uno de
los puestos navideños. Al darse cuenta de mi mirada, se acerca a mí. Y mastico, cerrando los
ojos, disfrutando de la combinación de sabores. "Tienes que irte", Anna me empuja a un
lado, todos los demás están de acuerdo.
asentir.
Sé de lo que están hablando, yo mismo quiero ver a Alexander más rápido, pero también
tengo miedo de esta reunión, retrasando el momento, demorándome junto a mis amigos.
A pesar del aire helado, me sudan las palmas de las manos, me abro paso lentamente
entre la multitud de personas con máscaras terribles hacia los tres Problemas, que permanecen
rodeados por un baile redondo y niños, entre los que se encuentran nuevas Marías. Lo
encuentro casi de inmediato, notando el contorno de la familiar máscara de chacal. Es él quien
rodea a los niños que han elegido al príncipe como carrusel. Alexander termina de rodear
a las dos Yeguas, baja a las chicas al suelo. Me paro frente a él exactamente en el momento
en que deja de tambalearse, recuperando el equilibrio.
No estoy seguro de que Alexander me reconozca, hay muchas chicas vestidas

de escarlata, hay un crepúsculo, dispersado solo por el fuego de un fuego lejano
detrás de él, y la nieve continúa cayendo lentamente, posándose sobre nuestros
hombros. Morok se congela, enderezándose en toda su altura frente a mí. Inclinó la
cabeza para mirar mi máscara. Silenciosamente, se quita primero un guante negro,
luego el segundo. Los niños continúan gritando y riendo. Corren a nuestro alrededor,
aferrándose a su ropa, luego a la mía. Juegan a ponerse al día, usándonos como
un obstáculo detrás del cual esconderse. Pero por alguna razón me parece que
estamos absolutamente solos cuando toma un mechón de mi cabello gris de mi
hombro con sus dedos. Todo el alboroto y la música a todo volumen se desvanecen
en el fondo mientras Alexander se suelta el pelo, engancha y tira de mi máscara
con el dedo índice. Lo hace tan lentamente que se me corta el aliento. Él también
la arroja silenciosamente hacia atrás y ella cae.
Miro hacia arriba para encontrarme con los agujeros negros en los ojos de la
máscara de Morok, esbozo una sonrisa y me apoyo en su palma mientras él toca
mi mejilla. “Solo que mi corazón no está latiendo,” susurro suavemente. Luego
intentaré arreglarlo. Me estremezco cuando Alexander levanta su máscara.
Está lo suficientemente oscuro aquí, y las sombras de la capucha y la máscara
son demasiado largas para que alguien pueda ver su rostro, pero los niños aún
se cubren la cara con un chillido y se dispersan. Todo el mundo sabe que morirás
si ves el verdadero rostro de Morok. Entonces todos se dan la vuelta. Él sigue
siendo el mismo. Largos mechones de punta caen sobre su frente y ojos esmeralda,
en los que hay tantos sentimientos diferentes que no sé qué decir. Alexander
no reacciona de ninguna manera a quienes lo rodean, envuelve sus manos
alrededor de mi cuello y me atrae hacia él, se inclina, clavándose en mis labios
con tanta avidez que casi puedo sentir el sabor del dolor experimentado y la
expectativa agonizante en su lengua. . Me aferro a sus brazos, lista para llorar de
alivio cuando mi corazón late por primera vez. Todo mi cuerpo tiembla, pero
Alexander solo me presiona más cerca, disfrutando cada nuevo golpe que resuena
en todo mi cuerpo, pasando a sus palmas. Muerdo su labio inferior, pero él solo me
sonríe sombríamente, sin querer dejarlo ir. Cuando nosotros
deja de tomar suficiente aire, y nos asfixiamos, el príncipe se aleja de mis labios
un par de centímetros para exhalar tranquilamente:
- Bueno, hola, pequeña Mara.
¡Salve, salve, joven rey! ¡Tu hermano,
el verdugo, siempre está detrás de ti!
¡Salve, salve, nuestra reina! ¡Tu hermana
está viva, desde la Sombra está a la izquierda!
¡Mara ha vuelto, el final de la larga guerra!
¡Derrama miel líquida, gloria al Invierno!
Morok está con nosotros, ¡su hermano inmortal!
¡El enemigo no se atreverá a pararse a nuestras puertas!
¡Salve, salve, Morok y Mara! Aloe en

los brazos de la Sombra, una pareja
fabulosa! ¡Salve, salve, Morok y Mara!
¡Todo oro para el cervecero esta noche!
Como beneficio adicional, dejaré aquí exactamente lo que Agatha le escribió
a Alexander en su nota. Porque Alexander definitivamente le preguntará y ella le
responderá.
“Incluso si me odias, te seguiré amando. Y rezaré para que mi segunda

muerte, como la primera, te lleve de nuevo a ti. Solo entonces sabré que no fue
en vano”.
Gracias
En primer lugar, quiero agradecer a mi familia y amigos que leyeron
los manuscritos en las versiones iniciales y, en mi opinión, absolutamente
terribles, pero en lugar de abandonar este caso, cada vez decían:
“Espero que comiences a escribir el siguiente. , porque quiero más".
Gracias a Olya y Nadia por su apoyo y por hacer preguntas, ayudando
a encontrar huecos en la historia. Dasha por las increíbles portadas
y el asesinato despiadado de todas mis dudas.
También un gran agradecimiento a mi editor receptivo que apoya y

responde absolutamente todas las preguntas con tal rapidez que no
tengo tiempo para comenzar a preocuparme por nada. Y también
muchas gracias a los editores, corrector, revisor, maquetador, diseñador
y todos los que se esforzaron para que saliera "Mara y Morok".
Gracias a todos los bloggers que conocí a través de Instagram. Los

bloggers de libros son algunas de las personas más receptivas que he
conocido. Me ayudaron con consejos, expresaron su opinión y me
apoyaron sinceramente. ¡Y MUCHAS GRACIAS desde el fondo de mi
corazón a todos los lectores! ¡A todos los que leyeron el manuscrito
cuando aún estaba en Internet, a todos los lectores que esperaron
tanto para descubrir la secuela! Gracias a todos los que compraron el
libro y se tomaron el tiempo para que los personajes cobraran vida.
notas
una
Folclore eslavo, villancico. - Aprox. autor.

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MARA Y MOROK-Sombra Especial

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Dedicado a todos los lectores que tomaron

© Arden L., 2020

Hace tres días que no le hablo, ya que, en verdad, él no me habla.

Él ha cambiado. Aunque lo odio ahora, no puedo dejar de mirarlo fijamente con

Y para mi propia decepción, tiene razón. No estoy tratando de correr. Y

“Él no preguntó”, murmura Mark, imitando a su comandante. “Los muchachos

“Además, justo en la frontera, interceptamos un nuevo mensaje de

Lanzo con indiferencia, aunque mi respuesta es en parte

“Eso es todo”, responde el joven con moderación, pero luego continúa,

que apenas retiene al ascender. El príncipe está bien.

nosotros”, responde Cyril con calma. - No

¿Era una orden? Les pregunto cuando un incómodo

“Más como una petición”, se ríe Mark.

"Lo sabemos", responde Kirill

“Todo el mundo tiene esto”, agrega el hombre, y yo, recuperando el sentido,

“En general, tenemos buenos modales”, agrega Mark.

– ¿Escuchaste lo que dije? ¡Elevado! Mark no

la corona invisible caerá de la cabeza. Y si aplasta, entonces con la apariencia

Miro a los jóvenes con asombro, maravillándome de su familiaridad hacia

"¡Tu príncipe ordenó que me pusieran grilletes!" – Justifico

¡Y también tenemos que agradecerte! él dice. - ¿Para qué? Me

apoyando las palabras de un amigo con risas.

pesadillas, atormentado por pensamientos de regresar al palacio en Ashor. No

Aaron, en completo silencio, deja caer la máscara sobre su saco de dormir y

“No me mienten y responden a todas mis preguntas”, reacciono secamente.

Se da cuenta de que no puedo deshacer el nudo de mi capa. Después de verme

el hombre se congela, y levanta una mirada infeliz hacia mí.

- ¿Poder? – especialmente con la exhalación hago la misma pregunta que me

Puedo extruir más uniformemente. Él

Malachi Zotov. Olvidado de Mary y Moroki

Mark y Cyril dijeron la verdad: la gente sabe perfectamente quiénes

- ¿Qué? - Mark agita su mano con algo de desconcierto cuando yo

Palacio de los Lasnetsov. Esto es lo último en lo que me concentro.

¿Dónde está Severín? Morok pregunta, y el nombre llena mi boca de

Las enormes puertas principales han sido repintadas y reparadas,

paredes rojas. La luz se derrama solo desde los candelabros de cristal

Incluso si quisiera, no podría confundirlo con nadie. Severin y

y se congela. Cuando el rey está a dos metros, algo me detiene, como si mi

“Yo… lo castigué. Alguien pensó en... un recién llegado... en guardia. Él

¡No te atrevas a bajarla de nuevo! la niña explota. Exhalo

Esta vez me despierto de verdad. Lo sé porque siento y escucho todo perfectamente.

No se da cuenta de mi atención, continúa leyendo el libro con calma, sentado

Cabello negro cae sobre los ojos de Severin y no puedo decir si

¿Él siquiera sabe que iba a matarlo? - Ágata. Contengo

Todavía me olvido de respirar. El enserio no entiende que yo

Cambió a un vestido ligero de un tono blanco lechoso. Mi cara se pone

El truco favorito de mi hermana.

El rey Serata está confundido en las palabras, torpemente me tiende la

espalda. Aprieta la mandíbula cuando ve que todo el miedo se desvanece de mi

¡Alejandro, no! no creo que ella...

ceja, devuelve la atención a mí, mirando hacia abajo. - Inteligente.

- ¡Alejandro! Ágata! ¡Para! “Severin está claramente molesto por nuestro

quiere hablar La última

Le grito a Aaron, específicamente usando su nombre real.

Me levanto torpemente, mirando con recelo al joven, que ya no intenta agarrarme.

tela en manos encadenadas, “ …

por favor deja de lastimar a mi hermano.

“Yo no te vestí. Lo hicieron las criadas —dice Aaron, ayudándome a colocar el

"Tal vez", respondo, "si juraras menos por mi

Lo lastimo o lo decepciono con mi respuesta. Él es débil

La mayoría cree que Morana, enfadada con la