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Canción del aeroplano

¡Tu corazón de mil caballos!

Abandona la tierra y dirígete al cielo,

mi águila blanca, de alas enormes y vibrantes;

mueve tu hélice potente,

y, entre torbellinos de aire,

elévate en el espacio

y sigue tu ruta hacia el azul.

Tú, que no tienes que seguir

un camino inmutable de carriles de hierro,

ni una ruta trazada por corrientes marinas;

tú, que no necesitas carreteras,

ni la energía dócil de los cables eléctricos

y, tienes un motor por corazón,

gasta el caudal de tu sangre inflamable

y, entre detonaciones y ráfagas

de esencias hechas humo,

deja la tierra

y elévate en el aire,

traza en el espacio rutas nunca surcadas


y descubre horizontes nunca vistos.

Ve al encuentro del día

cuando la Aurora aún

no haya abierto sus rosas;

sube adonde los ojos no puedan distinguirte,

bello pájaro gigante,

lleno de gracia y majestad,

desde donde los valles verdes

y las blancas montañas de la Tierra,

y la llanura azul del océano,

y la ciudad brumosa de enormes chimeneas,

donde tiembla el burgués y el bolchevista ruge,

tengan para tus ojos,

ebrios de luces siderales

la plata fría y uniforme

de los paisajes celestes.

Asciende entre la bruma;

elévate sobre las nubes que te impiden

ver el azul del cielo;

destrózalas con tu hélice enloquecida,

que, a través de los amplios ventanales que abras,


se derrame la lumbre del sol

y haga brillar tus alas

mojadas por la lluvia

y aparte la opresión de la tormenta.

Sube en la tempestad,

nauta del Infinito;

pasa serenamente sobre el trueno del mar.

apaga sus bramidos con tu motor rugiente;

elévate entre los torbellinos del viento;

corta con tu timón

el vientre de las trombas

y opón al furor del huracán

tu corazón de mil caballos.

Elévate pronto, mi pájaro enorme;

los bárbaros cubren sus campos

de torres blindadas y quieren cerrar tu camino

con nubes de llamas y acero.

¡Remonta tu vuelo más alto,

que no lleguen a herir tu corazón!

Responde a la Muerte trazando en el aire

la curva sin fin de la Vida


y hacia la paz azul del Infinito

prosigue tu ruta triunfal.

Revista Grecia, Sevilla, nº 14, 30 de abril 1919, pp. 10-11.

LAMENTACIONES

Han talado los árboles del bosque;


arrasaron las mieses coronadas
con el rubio esplendor de las espigas;
encendieron el agua de los ríos
con el tono siniestro de la sangre;
en la noche, con trágicos incendios
ocultaron la luz de las estrellas,
y entre roncos lamentos de agonía
una gloriosa juventud fecunda
ha descendido al polvo de la muerte.

INVOCACIÓN A LA PAZ

¡Oh fruto del divino Paracleto!


ven a apagar el fuego que ha encendido
en el alma del hombre la locura.
Hermana del amor y la armonía,
que renazca la dicha en el espíritu
y el corazón airado ame de nuevo
las serenas palabras fraternales;
que tu ramo de oliva dulcifique
esta inquietud mortal de la discordia
y que triunfe en el alma el pensamiento
de que todos los hombres son hermanos.

FRAGMENTO

Me encontraré esta noche en la ciudad lejana,


sin la luz de tus ojos ni el calor de tus manos;
entre el bullicio alegre, por las extrañas calles [...]
Y en mi alma se agota, sin cesar; el deseo
de que el tren se detenga y volver a tu lado.
El tren no se detiene. El tren sigue su marcha"

de "Romances de primavera"

EVOCACION DE LA DICHA PERDIDA

En el valle florido parecía


la blancura de nieve de la aldea
un plumaje de cándidas palomas.
¡Oh los días de fiesta, por la tarde!
Pasaban por las calles las muchachas
coronados de flores sus cabellos
y llevando en sus ojos luminosos
el corazón radiante de ventura.
Bajo el beso del sol, en primavera,
los ancianos humildes recordaban
el vigor de sus años juveniles,
y mirando las fértiles campiñas
pensaban en los báquicos lagares
cuando en el suelo vierten sus topacios
los racimos maduros de las vides.
El Angelus rasgaba el rojo cielo;
al són de las campanas vesperales
los hombres regresaban del trabajo
buscando calma en el hogar tranquilo,
y erraba por el aire el eco alegre
de una dulce canción, donde latía
el corazón ingenuo de la infancia.

CARTA A ROGELIO BUENDÍA (Fragmento)

Rogelio, esta mañana de otoño he deseado


recordar las mañanas del otoño pasado
cuando fuimos, glosando una misma harmonía
con el ritmo y la luz de nuestra poesías
por este luminoso parque primaveral
donde nunca se pone amarillo el rosal [...]

A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD

Desde esta noble tierra de la Gracia


donde reluce el agua del gran río
bajo la paz de los olivos verdes,
elevemos a Dios una plegaria
por que concluya pronto esta tragedia
que ha destrozado el corazón de Europa.

A LA REINA DE LOS JUEGOS FLORALES


[Envío a la reina de los juegos florales]

"Señora, que sois rosa y sois lucero


y en la Ciudad gloriosa de la Gracia
sois entre todas las mujeres reina;
pedid a Dios que para siempre acabe
este triste reinado de la Muerte.
Que al inundarse vuestros claros ojos
con el trémulo brillo de las lágrimas,
el corazón airado de los hombres
se llenará de nobles pensamientos;
y volverá de nuevo a ser el mundo
aquel reino de buenas voluntades
que anunciaron los coros del Empíreo
en el milagro de la Noche-Buena"

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