IDENTIDAD Y PERTENENCIA A LA FAMILIA SALESIA
MAGNIFICAT (lib. 8 italiano)
Ant: María nos ofrece el verdadero amor y nos anima a ofrecer nuestra
vida por Cristo, en la Iglesia y para la salvación de las almas.
PADRE NUESTRO
ORACIÓN PRE-JUBILAR
Oh Santísima Trinidad que santificas la historia de los pueblos suba a Ti
un himno de gratitud y alabanzas, por los 60 años de presencia Salesia en
el Ecuador que nos disponemos a celebrar.
Padre de infinita bondad, que en tu gran Providencia concediste que el
carisma inspirado a Padre Doménico Leonati llegara a nuestra tierra
ecuatoriana, guíanos con tu gracia para vivirlo con humildad y alegría.
Jesús manso y humilde de corazón, renueva nuestro amor a la Eucaristía,
a la Palabra “regla estable de vida” y la pasión apostólica por las almas.
Espíritu Santo, fuente de amor, ensancha el corazón de la familia Salesia
para que seamos discípulos misioneros haciéndonos “todo a todos en la
caridad”
María madre y abadesa nuestra, te encomendamos este año jubilar y en
tus manos ponemos nuestro empeño y los frutos de este tiempo de gracia.
San Francisco de Sales, Santa Juana de Chantal, Santa Margarita
Alacoque, Beata Liduina Meneguzzi intercedan por nosotros. Amén
CANTO DE RESERVA: Simbolum (lib. 13)
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO
CANTO: Quiero cantarte Señor por tu gran bondad (lib. 184)
INTRODUCCIÓN
(Dt. 8,2) “Acuérdate de todo el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho
andar…” Queremos elevar con alegría, nuestra acción de gracias en esta
adoración por el camino que vamos recorriendo juntas en su presencia,
por su fidelidad que sostiene nuestro seguimiento, porque interiorizando
en nuestra espiritualidad tomamos más conciencia de nuestra pertenencia
a la Congregación y a la Iglesia; agradecemos al Señor por nuestros
superiores que se preocupan día a día para que nuestra vida fraterna sea
una fuente vital que nos motive a perseverar en el bien.
PRIMER MOMENTO: SER SALESIA
EVANGELIO (Mt. 11, 25 - 30)
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has
escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a
los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido
entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie
conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque
mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
REFLEXIÓN
Hacemos memoria de esas palabras pronunciadas por Jesús. “Venid a mí
todos los que estáis cansados y agobiados...” .
Son palabras que consuelan. Son como un aceite para las heridas. Son
descanso. Son paz. Son experiencia concreta del amor de Dios. Son
palabras que nos dicen que Dios nos ama, que cura nuestras heridas, que
escucha y atiende a nuestros lamentos. No nos hablan de compromiso, de
lo que hay que hacer. Por una vez, no se trata de que Dios nos hable sino
de que Dios nos escucha, de que podemos poner en sus manos todo lo
que nos hace daño, nos agota y nos agobia. Y dejar pasar así un tiempo,
sintiéndonos queridos y abrazados.
RdV 2
SIGNO: REGLA DE VIDA Y CRUZ
CANTO: Me llamaste para caminar… (lib. 24)
SEGUNDO MOMENTO: ¿ME SIENTO VERDADERAMENTE
SALESIA?
REFLEXIÓN: La identidad que la Iglesia quiere defender es, ante todo,
la identidad de personas que han hecho un pacto y por lo tanto viven en
alianza. La perspectiva de la Alianza es aquella que nos permite entender
mejor el tema de la identidad y la pertenencia.
Si quieres…. ¡sígueme!”. “¡Tomad, comed…! ¡esto es mi cuerpo que
será entregado por vosotros!”. “Si alguno me ama, mi Padre lo amará y
vendremos a él y haremos morada en él”.
Hay personas a quienes les ha sido concedida esta gracia: ¡de adherirse
consciente y libremente a esa Alianza definitiva de Dios con nuestro
mundo, con nuestra humanidad! Y también la gracia de experimentar que
en esa Alianza no son tratadas como colectividad, sino también incluidas
en ella con un rostro personal e individualizado, como un “tú aliado con
el Tú”.
SIGNO: VASIJA ROTA
SALMO
Señor, aquí estoy delante de Ti.
Otra vez con mis buenos propósitos
para servir la fraternidad; otra vez con mis
buenos propósitos para sentirme hermana.
Y otra vez, Señor, cayendo en mis contradicciones.
Otra vez con mis prejuicios y otra vez
juzgando a mis hermanas por lo que dicen.
Acoge, Señor, mis debilidades y las de mis hermanas;
ayúdanos a mirar de forma diferente. Ayúdanos
a mirar como tú nos miras. Ayúdanos
a mirarnos con un amor que lo perdona todo.
Ayúdanos a mirar con amor nuestras debilidades
y las de nuestras hermanas.
Ayúdanos a mirar como Tú miraste al joven rico,
como miraste a la mujer sorprendida en adulterio.
Mirar como miraste a Judas en la última Cena,
como miraste al ciego Bartimeo a la orilla del camino.
Como él te pido “que vea”: que vea en el otro
a mi hermana. Que vea en la otra a mi hermana.
Que vea con el mismo amor con el que Tú nos ves.