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| COOPERACION DE MARIA A LA REDENCION: A MODO DE SATISFACCION POR EL PECADO OIR.P.J.A. Aldama, 8.1, Entre los varios aspectos de la Redeneién es uno muy prin pal el aspecto satisfactorio, Cristo, ofreciendo por nosotros » Dios su ‘salisfaccién infinita, nos reconcilia con Dios y nos devuelve on la amistad divina los dones de la gracia, Dos aspeetos fundamentales tiene el problema, que conviene se- parar desde el principio: ® La salisfaceién de Maria, ,fué corredentiva? Maria, Corredentom, jinterviené también on esa satistacctén que nos ha redimido? 2° Si lo fu6, ceuil es la naturaleza de esa salistaccién corre. dentiva? ‘Vamos a examinar por separado cada uno de esos problemas, Pero antes es necesario fijar bien lo: conceptos. Qué enlende- mos por satisfaccién de Maria? Porque la cooperacién de Maria, on Ja salisfaccién viearia do Cristo Redentor puede concebinee de muy diversas maneras (1). Creemos que estas diversas maneras puedes redueinse a dos: Primera manera. La satisfaccion, eomsiderada en su entidad {isiea y moral, es s6lo de Cristo; las obras penales, que se presen. tan ante Dios en compsinsacién de los peoados del mundo, son obrag exolusivamente de Cristo, Pero Maria tiene alguna clase de influjo en que cea salisfeccién se lleve a efecto; coopera de algiin modo, claro es, moralmente, pero inmediatamente, en la exislencia de esas obras satisfactorias, en la existencia de 14 satisfaccién ‘redenlora de Jestis, En este caso, Maria, propiamente hablando, no satistace or nosotros; porque Billa no hace un aclo que envuelva en st une Penalidad voluntariamente tomada por Maria en orden @ compen. sar nuesitas ofensas para con Dios, y direolamente ondenada por (0) EP. Doves hs Insnuado estas vera manerasen su asiculo Redompta et Core dung Qrirhahs & S40Es 480 & las oe 180 BB. Je A: DE ALDAMA, 5, 1 Dios a esa compensacién, Pero aunque propiamente Maria no st- Listace, todavia podria hablarse de una satisfacoién suya en vietud del influjo que se supone tuvo en la satisfaccién de Cristo, Segunda manera. La salisfaecién por los pecados del mundo, considerada en su enlidad fisica y moral, no es sélo de Cristo: es lambién de Marfa, Bi tesoro de obras penales que se ofrece a Dios en compensacién de los pecados dol género humano, contiene obras dle Cristo y obras de Maria, Con las satisfacciones de Crislo y las de Maria se ha formado un conjunlo de satisfacciones que real Imenie aplaca In justicia divina, porque compensa la ofensa hecha ‘2 Dios por los peeados de los hombres. En este segundo. caso pode- mos hablar de la satisfaceién de Maria en sentido eslricto y-propio. ‘Olaro es que en ese conjunto de obras satisfactorias ol valor s tistactorio de Ia satisfaocidn de Cristo y et de Ia de Maria ha de ser por fuerza esencialmente distinto, Cristo satisface por derecho pro- pio; Maria, por asociacién libérrima de Dios a Ja salistacoién de Cristo. La satisfaceién de Crislo tiene un valor independiente: la de Maria tions un valor subordinado. Aquélla es en estriota propie- iad la satisfaccién que nos redime; sta es una consstisfaccién, tuna sntisfaccién elevada y hecha eorredentiva por un designio de la sabiduria divina, que ha querido con ello no complelar en nin: ‘gin modo la satisfaccién superabundante e infinita de Cristo, sino fsociar a la Madre a la salistaccién dei Hijo, para hacerla tam- bién on este sentido verdadera Corredentora del mundo. ‘Supuestas las nociones que preceden, a nosotros nos importa, sobre todo, fijarnos en esta segunda concepeién, ya elln nos refe- + rimos aqui siempre Nos fijamos, pues, en las obras satistactorias de Marfa: en sus obras penales, volunlariamente tomadas por los pecados del mun- @o, y ordenadas por Dios a compensar la ofensa inferida por e0s peeados, Y de esas obras, asi entendidas, preguntamos: ;Teniao teas obras un valor satisfactorio especial en favor del género bu mano? ;Tenian un valor satisfactorio subordinado a Ia satistaceién ‘viearia de Cristo, que reeibin de ésta su influjo y formaba con ella tuna satisfaoeién total redentiva, en virtud de wn deerelo divino que enlazé la satisfaccién de Maria con los pecados del mundo? ;Pue- de afirmarie todo eso? Creemos que si, y este es el primer problema ine vames a examinar, Solucianada esto, esludiaremos endl era la tisfaccién de Marin, en cuanto tal. Pri eee oc cla aaa ® coorERscién, i é }ON DE MARIA A LA REDENCION A MoDO DE SATISFACCION 181 4, La satisfuccion de Maria fué corredentiva, Asi ns lo persuaden ante todo cies tialos genesales, que curren ent ton teolgin Oued eta doe Comets eriana. As, por ejemplo, cuando S. Berhanto Hams & Me* ria propitiatio nostra y ministra propitiationis; 0 §. Anselmo propi- tatorium ¥ refranatie ire Dols 0 Ruperts pupae canoes © Adan pitnrt 0 eaand i lant coli, eas mea eto, ars reparation, extra nieram, invent ra, @ cian monte 8. Ben Vigo sl (ete) et tum: ¥ el Damasceno puto amar 8 Masia moneane hmv ifcum pro Heve Todos eios tales evan en si laden de una modo ae se obien el perdén dela ofesa pos asa compere tana sa del honor divino ofendido. Gon ellos a la vista lo meno: mt Gems efirinar es que Marin fuvo un intije weal y tenes ea te salisfaccién redenioea de su Hijo. Pero eretmcs ius el onto de los textos es mis profundo: ey Bla misme p see sates ace Gristo, Por eso el pensamiento del Pseudo-Damasceno, an para quien “primigenae parentis Hevae emendation (8), s0 , 80 traduce tn S. Alberlo Magno por este olro: “Pro culpa (Heeae) Beata Virgo satisfecit” (4); palabras que son un eco de las de 8. Bernardn Ipsa Patri pro matre (Heva) satisfaciat” (5). : : En ese ambiente de la tradi bien ke palabras de los Romanos Pontifices. Pan ‘eén XII: Consors cum Bo (cum Christo) ess laorioee pro humano genere expiationis... Cum E a irda jo commoriens corde, daloris Plo X: Ex hac autem Mariam tnt m Mariam inter e¢ Christum commosione dolorum et voluntatis promeruit, ut ila. rey is dig. nissime fieret (7). : Cer eee are ee Banatiolo XV: Ta cum Filo pati tx cum Fig patente et moronte pasa est et paene commortua.. plcandaeque Dei taste, gunatunn ase po, 1 RNG, Mts sek onemaro mcr on webjo perionl n est punt: Reni Pmeracr, De Aime Sct Chr Redenptora (eas, Ie) Sta, meek «hah tee Yr ao © om sper Mart et, 2 tiaras” A 182 RPL. AL OF ALDAMA, § 1 “4 Linebat, Pilium immolavit, ut dick merito.queat Ipsam cum Christo humanum genus redemisse (8). Como se ve, los Papas establecen un Iazo entre los dolores de ‘Maria, “su compasién” y In redencidn. Esa compasin es algo més de lo.que puede sonar la palabra castellana; es su pasién, son sus lagrimas, son sus dolores, al lado de la Pasién, de los dolores y lu sangre de su Hijo. Tenemos abi el elemento material de Ia salis- faccidn. Pero los Romanos Pontifiees, en los mismos textos, no ol- vvidan el elemento formal: esos dolores, esa pasion de Maria, los sufre Ella volunlariamente, en fuerza de su inmensa earidad para ‘eon Dios y para con los hombres. Asi y todo, no tendriamos atin Ja satisfaccién viearia, la satisfaccién por el género humano. Este elemento, esencial para que es0s dolores sean corredentivos, tene- mos también que afirmarlo desde el momento en que nos dice, por tejemplo, Benedicto XV, que por ellos se puede afirmar eon razén que Masia ha redimido al género humano eon su Hijo: ut merito ici qual Ipsam cum Christo harmanum genus rédemisse. Nos fuallamos, pues, en presencia de una verdadera satistaccién corre- dentiva, Ello envuelve, sin duda, una ordenacién especial divina de la ceompasin de Maria a satisfacer por el género humano. Pero, si- guiendo el pensemiento que nos indican los citados textos pontifi- ‘eios, esa ordenacién no es otra cosa que la aplicacién particular de Ja asociacidn de Maria a la obra de In Redencién, que solemos ex- presar por el principio del eonsoreio. Oigaimos a Pio X: Hine: Matris et Fitii numquam dissociata consuetudo vitae et laborum... Ex hac ‘autem Mariam inter et Christum communione dolorure ac volunta~ 4is, promeruit In ut reparatriz perditi orbis aignissime fieret (9). Y Pio XI: Per arcanam cum Christo coniunctionem Biusdemque gratiam omnino singularem, Reparairiz item exsttit pieque appel- Jatur (10). ‘Todo esto implica una ordenacién especial de In gracia de Marin a los hombres. Algo asi como la gracia capital de Cristo. Decimaos “algo asi", porque no es del todo lo mismo. S* sabe qite no ba Yaltado quien haya querido alvibuir a Maria una gracta capital también, aunque su innovacién no ha sido bien recibida en Teo- TS Lh, Apost. Inter Sedation, 9 Marl $018 (AAS 10 (1018) 18h ASS a ans cn a uel ©) cooPERACION DE MARiA A LA REDENCION 4 WOOO DE SATISFACCION 483 logia (14). Pero, eomo bien lo ha demostrado el P. Cuervo, es im- posible admitir la nocién de mediacién sin afirmar en Maria, al Jado de su gracia individual, ordenada a su propia santificacién privada, otra gracia social, ordenada a nuestra salvacién. Asi lo impone su funcidn social particularisima en ei Cuexpo Mistico, y nos lo explica el Hamado principio mariolégico de la singulari- dad o de la transcendencia (12). Con esto tenemos los datos suficientes para poder afinmar que los dolores de Maria, su compasidn, su satisfaccién fueron eleva- dos por Dios @ formar un todo moral eon los dolores, la pasion y la salisfaccidn de Gristo, de los que recibfan su valor y a los que necesariamente habian de estar subordinados, Y que ese fodo moral satisfactorio, la satisfaccién primaria y la secundaria, 1a que era suficientisima y superabundante y la que se afiadia sin necesidad ninguna por voluntad divina, ese todo, digo, se ofrecié 4 Dios como compensacién de los pecados del género humano. Tenemos, pues, el hecho de Ia satisfeccién corredentiva de Maria, Vamos a investigar su naturaleza, 2 El problema de la satisfaccién condigna, El problema mis dificil que planten Ja satisfaccién de Maria no es su aspecto corredentivo, sino su aspecto de condignidad; no es el hecho, sino su naturaleza més intima. Se pregunta en efecto: esa satisfaccién corredentiva de Maria en favor del género humano, jes una salisfaecién condigna, 0 es ‘meramente congrua? . La respuesta a esta pregunia es dificil. Hay que confesar que la mayoria de los tedlogos no se atreven a coneeder a Maria una sulisfaccién eondigna por los hombres, Sin embargo, en nuestros dias no faltan quienes la defienden, Citemos principalmente a Lebon (13), Balic (14) y Grabie en el extranjero, y en Espafia al ell, gPtmlaae, De medutine B, Virgil wcundm doctrine 8, Thome (inte (G2) M. CUENvY, La greta y ot mero de Maric en ou esoperetin a a obra de muestra santa (Cleese ‘Fomits, HF (1588) 98-0. eae (ia) Z Linon, Comment jo cont, fable et fo défends ta doctrine de ta medion arate (aaeneriter Taolagie Lavenenes 6 {it} 28844) 184 Roe Je AL DE AuDAMA, SL © P, Fernandez, 0. P. (15) y sobre todo al P. Cuervo, 0. P. (16). Me parece que en sustancia insintian la misma doctrina, aunque més mnodestamente, el P, Narciso Garcia (17) y el P. Bover 18), a pesar de lo que pueden sonar sus palabras Pero la doctsina no es nueva. Teniendo en cuenta las intimas relaciones que existen entre Ja doctrina de la salisfaccién y la correlativa del mérito, hemos de ilar a favor de la condignidad, de alguna manera & Ripelda (19) y sobre todo a Vega (20) y & Urvutigoyti en el siglo xvit, y a del Moral en el xvi, La teoria de este altimo nos Ja ha explicado revientemente e! P. Balic en un interesante articulo (24). ‘Vamos a exponer brevermente el pensamiento de Vega entre los antiguas y el del P. Cuervo entre los modernos, Este titimo tiene, ademés, el mérito exeepeional de ‘haber demosteado que In doctri- na de Ta eondignidad de 1a satistaccién de Marta eneventra raices arin més hondas en Teologia, He IP, Vega procede por los siguientes pasos, Ante todo, distin- gue dos dases de condignidad: ia primera, perfecta y en estricto rigor; la segunda, en algin sentido y no rigurosamente, Supuesta esta distincién, afirma en primer lugar: Maria pudo satisfacer por el género humano con una satisfaccién que de algin modo era. condigna, con una condignidad suficients y propia, aunque no perfeoia y rigurosa. Responde a continuacién a los angumentos contrarios, que son, notese bien, los que se invocan para probar la neoesidad de 1a Encarnacién en la hipétesis de exigir Dios una salisfaccién condigna por el pecado, Este enfoque es importante, aunque el autor se pierda en multiples sutilezas, Porque realmente ln dificultad seria que ofrece Ia tosis de la condignidad, es su opo- sicién a la tesis tradicional de la necesidad de la Encarnactén, (iS) A Poninoss, De masiatione B. Yoyinis secundum dactrinem $. Thomer (Cenc omit, 28 (Bh) 16800, HO" Cn, La Ore ers de re Cente Tomi 2 (8, 8. Cometenve Ge Moris (Betusion Moranot, (942) 3025 (in cacta, Teulon y- granesss de Mori (Ga) 1 nove Redompes of Coredemptts tari, 2 (1980) S40. Ue) 2 es‘ Rin, BeBe Suara, 8," 1 G0 Kr Esc: bee sokundarg’ aetierchft der" Gotlrmattor (Wavetacajt und Wel (7) coorERACIGN DE WARIA 4 LA REDENCION 4 ODO DE SATISFACCION 185 Ee cee La solucién del P. Guervo (22) es de gran interés por otto as- Peoto. Desde luego, sus articulos son fundamentales en Ia materia ¥ abren en Mariologin nuevas perspestivas que prometen ser fe- cundas. Por lo mismo, nos parece muy deficiente y superficial la refulacién que tha intentado hacer de ellos en Marianum el P. Ros- ohini (23) Dos ppuntos ere que son en esos articulos del mayor interés 4° Bl estudio de ta gracia especial de Maria, como raiz y funda ‘mento de su mérito y'de su satisfacctén. 2° El estudio de los prin- cipios teolégicos que desembooan on la doctrina del mérito eon- igno y.de 1a satisfaccién condigna de Maria. Asi una doctrina, que es nueva en apariencia, se encuentra implica en los princi ios defendidos de antiguo en las Escuelas teoldgicas. Més adelan- te veremos la argumeniaeién del P, Cuervo en lo que se refiere a Ja satisfaccién. Ahora vamos a abordar nosotros mismos el problema: ;puode afirmarse que Ia. salisfaccién oorredentiva dé Maria es condigna? Dos eaminos se-nos ofrecen para tratar de investigar una posi~ dle solucién del preblema: uno directo, afronlando los datos mis- mos-de ste; otro indirecto, estudiando los -principios teolégie mds o menos lejanos, que puedan llevarnos a su solucién. 8) Investigacion por via directa, La investigaclén por via directa supone ya que la satistaceién de Nuestra Sefiora ?ué de hecho corredentiva; es decir, que existe luna relacién entre esa satisfaccién y el pecado o los pecados de los hombres. No traiamos ahora de probar ese hecho, que ya quedé establecido, ‘Tratam)s s6lo de su explicacién teoldgica; tratamos de estudiar la naturaieza do esa relacién existente entre Ja sctis- facoién de Maria y el pecado. Ello equivale a apreciar en eonereto al valor moral de ea satisfaccién, Eso valor,'como todo valor moral, se mide no por Ia obra mis- ma, considerada en su aspecto fisicd, sino por la obra considera (22) a sere completa do estos artcuos ox te sigulent: Le gracia y et mento de Maro en tu cooperactin eta obra de muesre stud (Clencie Tomiste, 87° 1038) Seon, 206935, 807-4; Cuettoney partuleres sobre al MénGo. Ge. Mari Tbs sh {ios sam, 186 Me Pde A, DE ALDAMA, S. ® da como obra que procede de una determinada persona, o si que- remos mejor, por el valor de la persona misma. Ahora bien, Maria es una persona humana, sin duda; y bajo este aspeoto, el valor de su satisfaccién serd siempre finito y hu- mano. Su alma esté enriquecida con una geacia singular y én un grado elevadisimo; pero esa gracia os siempre limitada. Su satis- facoién en este sentido esta por encima de las satisfacciones de Jos demas justos; pero este exceso es meramente de grado. Verdad, que entre la gracia de Maria y la de los demas justos hay otra diferencia no meramente gradual, en viriud de la ordenacién divi- acon que esa satisfaccidn de Maria (y no In de los demés) se expansiona a favor del género humano. Pero esa diferencia no hhace al caso cuando se trata de estudiar no el hecho, sino ol valor moral de su satisfaceién. Insistiremos después sobre esta obser- vacién. No salimos, pues, con todas estas consideraciones, de un valor satisfactorio muy grande, pero siempre limitado a las puras capa cidades humanas, y por lo mismo, comparable perfectamenie al valor de las satistaceiones de los otros justos, aunque en un grado superior y més excelente, Pero es que esto no es todo, Hay mucho mds. Maria no es sélo la persona humana més santa que he existido; Maria es la Madre de Dios. ¥ es claro que este nuevo aspecto- tiene que poner algo ene! valor moral de sus obras satisfactorias. : Naturalmente no nos referimos a una eficiencia fisiea o quasi- Tisioa de la Maternidad divina sobre las obras de Maria. Aludimos solamente al valor moral que a las obras de Maria conficre el hecho de que son obras, no de una mujer cualquiera (por més santa qus Ia supongaios), sino de la Madre de Dios. Porque erece el valor de la satisfaccién segiin crece la dignidad de la persona ‘que satisface. Ahora bien, la dignidad de a Madre de Dios no es ‘comparable con ninguna dignidad puremente humana. Luego su satisfaccién tiene un valor mayor. Pero precisemos. Esa dignidad incomparable saca a Maria del plano de los demas Santos, porque es una gracia de otro orden superior. Luego su satisfaccién tampoco es una satistaccién como Ja de los olros, ni difiere de ella s6lo gradualmente. Es, por fuerza, ‘una satisfaccién de otro orden, de otra especie, ‘Tendremos que dar un paso ulterior para llegar a una conelu- ii bib 49) CooPukACIEN DR MARIA A LA REDENCION A MODO DE SATISFACCION 187 escrito, que la diferencia especifica enire In satistaccién de Maria ¥ la de los demas justos esta s6lo en que la willima no es corme- dentiva in actu primo, y la primera io es (24). Esla solucién no os ‘ceptable, El que la satisfaccién de Maria sea conredentiva in actu Primo no procede del valor moral dala obra, sino de la ordenacién divina. Lo que aqui ahora investigamos es, supuesta esa ordena- -cidn divina, cuél es el valor moral de las ‘obras satisfaciorias. Y ‘en este aspocto decimos, que su valor es especificamente dislinto ¥ superior al valor moral de las satistacciones de los otros justos, Quede hecha esta aclaracién, que estimamos de importancia, evilar equivocos. Y sigamos. Deciamos antes que el plano de la satistaocién de Maria es superior al plano de las salisfacciones de los demas juslos, 4Tenemos ya con sélo eso una satisfaccién condigna por parle de Mata? Parece que no; porque Ja condignidad exige igualdad entre la satisfaceién y Ia ofensa, Sin embargo, vamos a ver si por es ‘camino encontramos de algiin modo esa condignidad. La malicia de la ofensa es infinite. Mejor diriamos, envuelve alguna infinitud. Es cosa conoeida, que la mayor parte de los ted- logos no defienden una infinitud simpticiter del pecado, sino s6lo una infinitud secundum quid, siquiera haya doctores de gran nom- bre que sostengan la tesis contraria, Esta no se puede decir ni siquiera comin en el Tomismo, como lo ha notado el P. Cuervo, contra 10 que generalmente so afirma (25). Y, desde luego, no pa. eee ser lampoco él sentir de Santo Tomés. La malicia del pooada proviene de la dignidad de Dios ofendido, Pero no de cualquier Tanera, sino en cuanto la infinila dignidad de Dios es conocida ¥ apreciada por el entendimiento limitado del hombre pecador, ‘Tenemos, pues, al investigar esta relacién de igualdad que se on- cierra en la condignidad, uno de los términos: ta malicia del peca- do, Su valor es infinilo; pero no simpliciter, sino sélo secundum quid, {Oudl es el otro término de esta igualdad? B] olro es el valor de la satisfaccién, Pero, segin vamos dicien- do, ese valor hay que apreciarlo en funcidn de la dignidad de In persona que satisfaoe; en nuestro caso, en funeién de la dignidad le Madre de Dios. Ahora bien, esa dignidad loca al orden de la “Uunién hipostétiea; es por ello infinita: Infinita, claro es, en algiin aspeoto, secundum quid. para 188 eB. Je AL DE ALDAMA, S. 1. (10) Pare, pues, que podemos ealablecer una iguaad entre vale doa patetaveléa de Mania ¥ ia malicia det pecedo. Aquéllt rae ee a evad por peoedee una persia, qv, 02- ae re Dion Hain envulve corte inant por que hurann es Madre $s Thala, aunque’ conoeida. dew sd0 Fr ee eee pun, Sela uaa y poe 10 00, Halo alado Hey Pee aoc se Mari. Noloe que 3 cela, candida aad, pons con slo To dich, ol probleme pu‘ {odo resuelto. Lo veremos después. 0 a Ot ede Feces la nsando el . Boner sods sae au I se ald tampooe quem have, petndido oa ato, que pam esablcer una salsa sraettga'es aerials pnin go a prona qe

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