10.1. LA PROCLAMACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA. LA CONSTITUCIÓN DE 1931. EL BIENIO
REFORMISTA (1931-1933). A la Dictadura de Primo de Rivera, durante el reinado de Alfonso XIII, le siguen dos gobiernos que pretenden volver a la “normalidad” monárquica anterior. En el gobierno del general Berenguer se lleva a cabo el Pacto de San Sebastián, en el que las fuerzas republicanas y grupos conservadores creen necesaria la caída de la monarquía, seguido de la creación de un Gobierno Provisional de la República y una insurrección fallida. El gobierno del almirante Aznar celebra elecciones municipales (12 de abril), en las que sale una mayoría republicana en las ciudades suponiendo la caída de la monarquía tras decidir Alfonso XIII salir de España. El 14 de abril de 1931 el Gobierno Provisional proclama la IIª República, presidida por Niceto Alcalá Zamora. Este Gobierno será la unión de las fuerzas políticas que firmaron el Pacto de San Sebastián (PSOE, Partido Republicano Radical, Acción Republicana, PNV…), destacando entre sus ministros Alejandro Lerroux, Manuel Azaña, Largo Caballero, entre otros. La Iglesia mantiene una gran expectación y el Vaticano muestra respeto a la República, pero pide la unidad de los católicos ante las futuras elecciones. Sin embargo, un suceso complica las relaciones con la Iglesia: la Pastoral del Primero de Mayo del Cardenal Segura, en la que se ensalza la figura de Alfonso XIII y se alienta a la creación de un frente católico. La reacción republicana se siente en el asalto a la redacción de ABC (diario monárquico) y en las quemas de conventos. La reacción del Gobierno se produce tarde, pero termina con la expulsión de España del Cardenal Segura. Parte del Ejército y partidos de derechas también se posicionan en contra de la República. En junio de 1931 se realizan elecciones a Cortes constituyentes, con una derecha desorganizada y la unión de republicanos y socialistas. En diciembre, se aprueba la Constitución republicana, en la que se contempla un legislativo de una sola Cámara (Congreso de Diputados), y un ejecutivo dualista (el Presidente de la República, tiene un mandato de seis años, puede disolver las Cortes dos veces en la misma candidatura y nombra al Presidente del Gobierno). El primer Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, fue nombrado días después de aprobarse la Constitución. El poder judicial recae sobre un Tribunal Supremo y un Tribunal de Garantías Constitucionales. Se establece la soberanía popular y el sufragio universal masculino y femenino, por primera vez en España. Se declara una república laica, con la separación Iglesia-Estado y la declaración de derechos y libertades. Garantiza a las regiones establecer Estatutos de autonomía. El Gobierno resultante de las elecciones tras la aprobación de la Constitución fue el Bienio Reformista (1931-1933), con Manuel Azaña y sus políticas de reformas: Política agraria: el campesinado anhelaba el reparto de tierras. Su objetivo fue la desaparición del latifundismo. Su forma de llevarse a cabo, tras la creación del Instituto para la Reforma Agraria, fue la expropiación de fincas que pasaban a ser propiedad del Estado y este haría el reparto entre los campesinos. Su lentitud se debió a la mala situación económica para hacer frente a las indemnizaciones por expropiación; la consecuencia, la decepción de los campesinos que ven al Estado incompetente, y las quejas de los propietarios que lo ven como una reforma revolucionaria. Política religiosa: confiscación de parte de los bienes de los jesuitas, Ley de Matrimonios Civiles, Ley del Divorcio, Ley de Secularización de Cementerios y Ley de Congregaciones Religiosas por la que prohibía la actividad docente de los religiosos. Política autonómica: se acuerda dar un Estatuto de Autonomía para Cataluña (1932), con la oposición de la derecha. La Generalitat la formarán: el Parlamento; el Presidente de la Generalitat, con Françesc Maciá tras vencer ERC en las primeras elecciones autonómicas catalanas; y el Consejo Ejecutivo con Lluís Companys. Esta obtiene competencias con amplias facultades legislativas y educativas. En el País Vasco y Navarra, la religión fue el motor de la autonomía a medida que la República se distanciaba de la Iglesia; el PNV aceptó la República a cambio de un Estatuto autonómico. El primer anteproyecto fue el de Estella (1931), rechazado por el Gobierno central al querer una autonomía con capacidad para establecer relaciones con el Vaticano (en un Estado laico). En un nuevo anteproyecto preparado por vascos y navarros no figuraba el concordato con el Vaticano, pero finalmente no fue votado por los navarros. Después de varios intentos fallidos, será el Frente Popular (1936) quien lo retome, siendo aprobado solo por los vascos. El anteproyecto de Galicia (1932) no será aprobado definitivamente hasta 1936, pero la Guerra Civil impedirá ponerlo en marcha. El anteproyecto de Andalucía (1933) no fue siquiera estudiado en las Cortes. Política Laboral: la Ley de Contratos de Trabajo regula los convenios colectivos, el derecho a la huelga y las jornadas de vacaciones. Se amplían prestaciones a pensionistas, el seguro médico a las mujeres en periodo maternal, y se indemniza por accidentes de trabajo. Política Militar: se pretende modernizar el ejército, ofrece jubilaciones anticipadas, se crea la Guardia de Asalto y exigirá un juramento de fidelidad a la República. Política Educativa: el 35% de la población es analfabeto y la mitad de la población infantil sin escolarizar. El Gobierno creará miles de escuelas públicas. La derecha se alarma por todas las medidas reformistas, hasta que el general Sanjurjo se subleva en Sevilla (“Sanjurjada”), por lo que las asociaciones obreras preparan una huelga general y muchos militares comprometidos con la rebelión se retiran. En Madrid, el intento de tomar el Ministerio de la Guerra fracasa. Finalmente, Sanjurjo es condenado a cadena perpetua. En 1933 hay una gran agitación en el campo andaluz (intentos de imponer el comunismo libertario, sofocados por las fuerzas del Gobierno), llegando a su máxima violencia en el pueblo gaditano de Casas Viejas, donde el anarquista “Seis Dedos” fue abatido por la Guardia Civil y la Guardia de Asalto. Tras esto, el capitán Rojas de la Guardia de Asalto, mandó fusilar a anarquistas. En las Cortes se nombra una comisión de investigación que confirma los hechos y Rojas es condenado a 20 años de cárcel. Se ponen al descubierto las contradicciones y divisiones entre las fuerzas del Gobierno y fuertes discusiones parlamentarias. En septiembre de 1933 se produce la dimisión de Azaña. Niceto Alcalá Zamora, nombrará a Diego Martínez Barrio nuevo jefe del Gobierno, que convocará nuevas elecciones en las que triunfarán las derechas (CEDA). 10.2. EL GOBIERNO RADICAL CEDISTA (1933-1935). LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS. EL FRENTE POPULAR, LAS ELECCIONES DE 1936 Y EL NUEVO GOBIERNO. El Gobierno del Bienio Reformista finaliza con la división de sus fuerzas políticas, mientras las derechas se organizan como alternativa en las elecciones que convoca Martínez Barrio (último presidente del Gobierno de esta etapa). Hay dos tipos de derechas, con un discurso católico: los antirrepublicanos (monárquicos, carlistas y fascistas) y los que quieren una república conservadora: la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), creada en 1933 por Gil Robles y Luis Lucía, y que crece en poco tiempo por las clases medias. Otro partido en crecimiento fue el Partido Republicano Radical de Lerroux, que deja a un lado el discurso católico y se suman los republicanos descontentos con el Gobierno reformista. A la derecha de la CEDA se encuentran: los ultramonárquicos, que fundan Renovación Española con José Calvo Sotelo; el carlismo de Comunión Tradicionalista, con Víctor Pradera; y fascistas como Falange Española de José Antonio Primo de Rivera. En noviembre de 1933 se convocan elecciones y se presenta una candidatura conjunta de la CEDA y el Partido Radical, mientras que la izquierda y los nacionalistas vascos y catalanes aparecen disgregados. Se hace evidente la división de la sociedad. Aunque la CEDA tenía más diputados, Lerroux es llamado a formar Gobierno con el fin de frenar la reacción de la izquierda, y su política se centrará en la eliminación de las reformas. La Ley contra la Reforma Agraria supone la devolución de tierras a los Grandes de España. Se frenan las autonomías gallega, valenciana, andaluza y vasca, y se suspende el Estatuto catalán tras la Revolución de Octubre de 1934. Se da un salario a los sacerdotes de más de 40 años y se asegura al clero la actividad docente. Los mandos militares poco afines a la República son destinados a Jefaturas importantes: Mola en Marruecos, Franco en el Estado Mayor Central. La conflictividad política y social continúa. El PSOE, convencido de que Gil Robles quería destruir la República, quiere tomar el poder y practicar una política revolucionaria con la Alianza Obrera (con comunistas y la Generalitat), organismo encargado de coordinar la huelga general y la insurrección armada. Se desencadena así la Revolución de octubre de 1934: la huelga general es seguida en ciudades como Madrid y Barcelona, pero sobre todo en Asturias, donde la población minera protagonizó asaltos a casas-cuartel de la Guardia Civil, ocupación de fábricas de armas… Allí triunfó la revolución durante varios días, hasta que fue reprimida por el general Franco. La insurrección fracasó cuando el Gobierno declaró el Estado de Guerra: en Madrid fracasa el asalto al Ministerio de la Gobernación; y en Cataluña, se arrestó al presidente de la Generalitat, Lluís Companys, que había proclamado el Estado Catalán dentro de la República española, se suspendió el Estatuto y se ordenaron detenciones. Las represalias finales de la revolución motivaron la unión de las izquierdas hasta la Guerra Civil. La política moderada se acentuó hasta presentar a Cortes una reforma parcial de la Constitución (introducción del Senado, limitación de Estatutos autonómicos, cambios en las relaciones Iglesia- Estado…), pero no prosperó por la disolución de estas tras actos de corrupción del Partido Republicano Radical (casos “Estraperlo” y “Nombela”). Las enemistades entre Alcalá Zamora y Lerroux supusieron la dimisión de este último. En diciembre de 1935, Alcalá Zamora encarga formar Gobierno a Manuel Portela, que convoca elecciones para febrero de 1936. El totalitarismo de Hitler y Mussolini en Europa desencadena una reacción de las izquierdas, que se unirán en los Frentes Populares para luchar contra el fascismo. También en España, tras la represión de la Revolución de Asturias y la aparición de partidos fascistas (JONS y Falange) se creará una alianza del proletariado con las clases medias (socialistas, comunistas y burgueses antifascistas). Azaña es el ideólogo para crear un bloque de izquierdas: se firma el Pacto del Frente Popular (enero 1936), que recoge la amnistía para los insurrectos, readmisión de trabajadores despedidos, restauración de los artículos de la Constitución, continuidad de la Reforma Agraria y una legislación social para aumentar el nivel de vida de los trabajadores. La derecha no logra la unión en un frente antirrevolucionario. Los Radicales de Lerroux están desprestigiados. La CEDA logra la unión con los monárquicos de Calvo Sotelo y con los tradicionalistas. Las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista) de Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, se unifican con Falange Española de J. Antonio Primo de Rivera, formando Falange Española y de las JONS (1934) bajo la dirección de este último. Gil Robles la rechaza por su carácter socializante y cooperativista. Tras las elecciones de febrero de 1936, el Frente Popular sale vencedor. Las izquierdas triunfan en áreas industriales y agrícolas de alto proletariado rural; y los conservadores en zonas de tradición caciquil y con propietarios medios. Azaña inicialmente es Presidente del Gobierno, hasta su nombramiento como Presidente de la República, dejando su cargo a Casares Quiroga. Su gobierno intenta poner en práctica el programa del Frente Popular. Sin embargo, ciertos militares plantean problemas a la República y se les da nuevos destinos: Franco a Canarias, Mola a Navarra y Goded a Barcelona. Los campesinos sin tierra ocupan fincas latifundistas y tienen fuertes encontronazos con la Guardia Civil sin que el Gobierno lo desapruebe, provocando el descontento de los propietarios. En política territorial Cataluña restaura su Estatuto autonómico. Los desórdenes públicos y el clima de violencia no cesan: arden conventos e iglesias, y aumentan el pistolerismo y los afiliados a los extremos. J. Antonio Primo de Rivera es detenido, provocando el enfado falangista. El PSOE acentúa el enfrentamiento entre Indalecio Prieto y Largo Caballero (el “Lenin español”). Las Juventudes del PSOE y del PCE se unifican con Santiago Carrillo (partidario de Largo Caballero). La CNT desencadena una huelga en la construcción en Madrid y ensaya el comunismo libertario con el saqueo de tiendas. Pistoleros asesinan al teniente Castillo de la Guardia de Asalto, y en venganza, un grupo de agentes asesina a Calvo Sotelo un día después (13 de julio). La conspiración contra el Frente Popular se inició desde su triunfo en las elecciones. Desde Portugal, Sanjurjo coordina el golpe. Mola se asegura el apoyo de los requetés (brazo armado del carlismo). José Antonio Primo de Rivera, desde la cárcel de Alicante, pone a las milicias falangistas a disposición de los golpistas. El 9 de julio se alquila el “Dragon Rapide” para trasladar a Franco de Canarias a Marruecos para hacerse cargo del ejército de África, donde empieza la rebelión. La muerte de Calvo Sotelo adelantó los acontecimientos y los militares comprometidos reciben la consigna para el 18 de julio. 10.3 LA GUERRA CIVIL. LA SUBLEVACIÓN MILITAR Y EL ESTALLIDO DE LA GUERRA CIVIL. LA DIMENSIÓN INTERNACIONAL DEL CONFLICTO. La muerte de Calvo Sotelo el 13 de julio de 1936 aceleró la sublevación militar de Sanjurjo, Mola y Franco. El Ejército de Marruecos espera la llegada de Franco desde Canarias para ponerse al frente de las tropas. El 17 de julio se inicia la rebelión en Melilla, y el 18 salta a la península. El Presidente del Gobierno, Casares Quiroga, dimite y le sustituye Diego Martínez Barrio, quien intenta llegar a un acuerdo con Mola, pero fracasa. El Presidente de la República, Azaña, nombra a José Giral como Presidente del Gobierno, quien ordena la entrega de armas a las milicias populares. Entre el 18 y el 19 de julio, los rebeldes toman: parte de Andalucía (Cádiz, Sevilla, Córdoba y Granada), Galicia, Oviedo, Canarias, Mallorca, Ibiza, Castilla y León, La Rioja, Navarra y Zaragoza. Se mantienen fieles a la República: Jaén, Huelva, Málaga, Almería, País Vasco, Asturias y Santander, Valencia y Murcia. En Barcelona, los sindicatos y la Guardia Civil acaban con el movimiento rebelde, por lo que Goded, procedente de Baleares, intenta someter la ciudad, pero tiene que rendirse y es fusilado. Las provincias de Huesca y Teruel quedan divididas. En Madrid los sublevados en Campamento, Getafe, El Pardo y Cuatro Vientos son reducidos; el Gobierno da armas a los milicianos que asaltan el Cuartel de la Montaña, donde se refugia el general Fanjul, que se rinde y es fusilado. No se pudo imponer un Gobierno alternativo en toda España. Bajo el control republicano quedaron la mayoría de las ciudades industriales; contaron con el apoyo de la aviación, de un tercio de los oficiales de tierra y con casi toda la flota. El control de los insurrectos se dio en la España agrícola, de propietarios medios, y en buena parte del ejército. La República no pudo responder debido al vacío legal. Se crean comités locales y provinciales a modo de gobiernos paralelos para atender el abastecimiento, las comunicaciones y la creación de milicias populares. El gobierno era legal pero no podía hacer cumplir sus decisiones. El poder popular actuó sin medida ni coherencia y cometió abusos (asesinatos entre el clero). Mientras, en la zona insurrecta generales sublevados sustituyeron a alcaldes y gobernadores; representantes de sindicatos y de partidos del Frente Popular fueron fusilados. España queda dividida en dos y la revolución generalizada se convierte en una guerra civil con una fuerte violencia, ya que la situación de cada bando dependió de la geografía. En cuanto a la dimensión internacional del conflicto, existe una preocupación general de los gobiernos mundiales ante el ascenso de los regímenes fascistas. Respecto a España, se decantan a favor de la República. La URSS ve la posibilidad de extender su influencia comunista. En España, en ambos bandos se ve necesaria la ayuda exterior y el esfuerzo diplomático. Franco contó con el apoyo de Alemania e Italia para el traslado de tropas de África a la península, así como la compra de armamento a crédito a estas naciones. También contó con la presencia directa de tropas voluntarias italianas, alemanas (la Legión Cóndor) y portuguesas (los Viriato). La República se recurrió a la URSS y México para la compra de armamento y víveres con el oro del Banco de España. Desde noviembre de 1936 se cuenta con las Brigadas Internacionales formadas por comunistas y antifascistas voluntarios de varios países. En septiembre de 1936 se constituye en Londres el Comité Europeo de No Intervención, a instancias de Francia, con el consentimiento de Reino Unido y la representación de las principales potencias europeas. Se trataba de vigilar la neutralidad de los países, pero solo pudo denunciar la constante violación de esta. EE.UU. se declara neutral, pero la Texas Oil Company apoyó a los rebeldes garantizándoles el suministro de petróleo. 10.4. FASES MILITARES DE LA GUERRA CIVIL. LA EVOLUCIÓN POLÍTICA Y ECONÓMICA EN LAS DOS ZONAS. CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES DE LA GUERRA. LOS COSTES HUMANOS. De julio a diciembre de 1936 (del Estrecho a Madrid): El ejército “nacional” contó con aviones alemanes e italianos para pasar el Estrecho. El Ejército del Norte, con sede en Burgos y dirigido por Mola, se dirige hacia Madrid encontrando resistencia en Somosierra y Guadarrama. En el País Vasco toman Irún, se hacen con la frontera francesa y toman San Sebastián. El Ejército del Sur, dirigido por Franco, se dirige a Madrid al mando de Yagüe, desplazándose a lo largo de la frontera portuguesa, ocupando Mérida y Badajoz (represión violenta de los sublevados), avanzando por el Tajo. Franco realiza la liberación del Alcázar de Toledo, asediados desde el inicio de la guerra. Las milicias republicanas, peor organizadas, tomaron Albacete y entraron en la Andalucía ocupada. Las milicias del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) y anarcosindicalistas, con Durruti, fracasaron en su idea de tomar las capitales aragonesas desde Barcelona, debido a su escasa disciplina. El frente de Aragón quedó paralizado hasta finales de 1937. El PCE crea el Quinto Regimiento bajo la dirección de Líster, un cuerpo de élite del ejército republicano. El objetivo de los sublevados en la batalla de Madrid era la toma de la ciudad, por lo que convergen tropas del norte y sur. El Gobierno, ante la ocupación franquista de Alcorcón, Leganés y Getafe, abandona Madrid y se traslada a Valencia, dejando al frente de la resistencia a una Junta de Defensa. Las Brigadas Internacionales (voluntarios antifascistas del mundo para ayudar a la República), se disponen a defender Madrid desde Albacete, resistiendo a los ataques de Regulares y Legionarios. De enero de 1937 a noviembre de 1938 (del Jarama al Ebro): En la ofensiva de Franco sobre Madrid se produce: la batalla de la carretera de La Coruña para cortar la línea de Madrid con la Sierra; la batalla del Jarama, para cortar la red de comunicaciones con Valencia; y la batalla de Guadalajara, tropas italianas se enfrentan a las republicanas con las Brigadas Internacionales, suponiendo la primera derrota del fascismo europeo (marzo 1937). Franco ocupa territorios vascos con la ayuda de la aviación alemana (la Legión Cóndor), que bombardean a la población civil sobre Durango y Guernica (abril de 1937). La ofensiva sobre Bilbao supone que el ejército vasco se retire a Santander, donde se rendirá. Algunas ofensivas republicanas intentan aliviar el frente norte, entre julio y septiembre de 1937. En Brunete se cuenta con la ayuda de las Brigadas Internacionales y de armamento soviético, con el resultado de 40.000 muertos y la destrucción total del municipio. En Zaragoza, Santander y Gijón se rinden ante las tropas nacionales. Tras esto, los republicanos centran el frente en Aragón: Teruel es tomada en enero de 1938, pero se reconquistará por los franquistas en la batalla de Alfama, suponiendo el repliegue de todas las tropas republicanas. Las tropas nacionales alcanzan el Mediterráneo en abril de 1938: desde Castellón, Franco intenta ocupar Valencia para dejar aislada a Cataluña de la zona republicana, pero una nueva ofensiva republicana desde Cataluña lo frena. Así se llega a la Batalla del Ebro, donde los republicanos, por cerrar el paso de los nacionales en el este, y a fin de unificar la zona, iniciaron el paso del Ebro (julio de 1938) llegando a Gandesa (Tarragona) y entrando así en la zona nacional, donde les paralizan la ofensiva. La batalla, de desgaste, duró tres meses sin variar las posiciones de ambos bandos, pero con un saldo de 100.000 bajas. La victoria de los nacionales en noviembre de 1938 supuso paso libre hacia la conquista de Cataluña. De diciembre de 1938 a abril de 1939 (de Cataluña al final de la guerra): Los republicanos ya no reciben armas rusas y apenas resisten unas semanas. Los franquistas se lanzan sobre Cataluña, tomando Tarragona y Barcelona en enero de 1939. Por ello, el Gobierno se traslada a Gerona y en Figueras se realiza la última sesión de las Cortes republicanas. En febrero se toma Gerona y los “nacionales” se hacen con el control de la frontera por donde ya se exiliaron Azaña, Martínez Barrio, Companys y el presidente Negrín, este regresaría un día después a Alicante. Se crea una confrontación republicana en Madrid entre: los comunistas y socialistas de Negrín (partidarios de resistir por la confianza en nuevas ayudas soviéticas); y los socialistas de Besteiro, anarquistas y el coronel Casado (partidarios de negociar la rendición). Finalmente, tras un golpe de estado de Casado (marzo de 1939) se crea un Consejo Nacional de Defensa bajo la presidencia de Miaja, que ordena la detención y ejecución de comunistas y militares ligados a Negrín. Casado intenta un acuerdo con Franco, que solo aceptará la rendición sin condiciones. Madrid cae el 28 de marzo de 1939. Las últimas plazas republicanas fueron Valencia y Alicante. El fin de la guerra se comunicó con el último parte de Franco fechado a 1 de abril de 1939. EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LA ZONA REPUBLICANA: Casares Quiroga dimite al día siguiente de la sublevación. Le seguirán Martínez Barrio, que dimitirá un día después, y José Giral. A partir del 20 de julio de 1936, un poder popular en Comités (tipo soviets) inicia la colectivización y autogestión de campos y fábricas por parte de los trabajadores. En septiembre de 1936, Giral dimite y se formará el Gobierno único de Largo Caballero, formado por socialistas, sindicalistas, republicanos, nacionalistas y algún miembro de la CNT, para recuperar la autoridad de la República. Su objetivo era recuperar el control del Estado y reestructurar el ejército para hacer frente a los franquistas. Entre las medidas políticas aplicadas: la aprobación del Estatuto de Autonomía Vasco (octubre de 1936); creación de tribunales populares; decreto de expropiación de tierras sin indemnización, que se entregarían en usufructo a los colectivos campesinos; y la reconversión de la Industria para hacer frente a las necesidades de la guerra. Largo Caballero reunió en su persona las carteras de Guerra y Gobernación, posibilitando la creación de las Brigadas Mixtas (milicianos y tropas del ejército regular), y las Escuelas Populares de Guerra para la formación de oficiales, con asesores soviéticos y voluntarios de las Brigadas Internacionales. Comienzan las discrepancias políticas entre los republicanos: socialistas, comunistas y republicanos defienden un régimen constitucional para construir un Estado democrático; y los anarquistas, la desaparición del Estado burgués y el desarrollo del “comunismo libertario”. En Barcelona, la Generalitat ordena la ocupación de anarquistas del edificio de la Telefónica, dando lugar a una huelga general, barricadas y 3.000 guardias de asalto que derrotan a la CNT y restablecen el orden. La prensa socialista y comunista pide disciplina y se dirigen críticas a Largo Caballero. Con el apoyo de la URSS, el PCE se impone y piden su dimisión; este se niega y los comunistas abandonan el Ejecutivo. Azaña nombra a Juan Negrín Presidente del Gobierno. El Gobierno de Juan Negrín tiene como objetivo ganar la guerra. Intenta nacionalizar la industria de guerra, una nueva estructura del ejército republicano y la dotación de medios para las nuevas ofensivas. Sin embargo, no pudo mantener el frente de Aragón y tuvo discrepancias con Indalecio Prieto, que se negaba al control de los comunistas sobre el ejército. Negrín le sustituye y se nombra a sí mismo ministro de la Guerra. A mediados de 1938 se acentúa la división entre el bando republicano, entre los partidarios de resistir y los que querían la negociación de paz con Franco. La consecuencia fue el golpe de Estado del coronel Casado, que favoreció la toma de Madrid por parte de los franquistas. EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LA ZONA FRANQUISTA: En julio de 1936 muere el general Sanjurjo en un accidente de aviación. Días después, el general Mola forma en Burgos una Junta de Defensa Nacional para dirigir el alzamiento y Franco es nombrado “Generalísimo de los Ejércitos” y Jefe del Estado el 1 de octubre de 1936. En abril de 1937, Ramón Serrano Súñer crea Falange Española Tradicionalista y de las JONS, que dará consistencia ideológica al régimen aglutinando a falangistas, tradicionalistas, monárquicos y la CEDA. Se le opone Manuel Hedilla, sucesor de Primo de Rivera al frente de Falange Española, por lo que será condenado a muerte, aunque después es perdonado. La obra política se dirige a instaurar el orden social conservador. Se dan amplias concesiones a la Iglesia, se inicia la devolución de tierras a sus antiguos propietarios y se suprimen los Estatutos de Autonomía vasco (1937) y catalán (1938). CONSECUENCIAS DE LA GUERRA: Las demográficas fueron el descenso de población en las ciudades y marcha al campo para el autoabastecimiento, más de 500.000 muertes, 300.000 exiliados y el descenso de la natalidad. Respecto a las morales, aumentó el odio y aniquilación del contrario con represión y venganzas en ambos bandos. En las culturales, se destruyó todo el esfuerzo educativo de la Edad de Plata (destituciones del 60% de maestros y profesores), se aniquilaron y exiliaron intelectuales, y hubo censura. Económicamente hubo pérdidas materiales, el descenso de la producción agraria, del hierro y del acero, la desaparición de más de 500 toneladas de oro del Banco de España, la deuda con Alemania e Italia y Estados Unidos, el descenso de la población activa, el hambre y racionamiento y el mercado negro. En las políticas apareció una dictadura militar (pérdida de libertades y persecuciones), envíos a la cárcel y a campos de concentración a republicanos no exiliados (Ley de Responsabilidades Políticas de 1939), y condenas a trabajos forzados. En la política exterior hubo un compromiso con estados fascistas hasta 1942 y un posterior aislamiento y condena de la ONU, que retira a sus embajadores de España hasta 1953, cuando se llega a acuerdos con EEUU y entra en la ONU (1955).