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Ejercicio Del Módulo VI
Ejercicio Del Módulo VI
LICENCIADO
ERIK GEOVANY GODINEZ RODRIGUEZ
INTRODUCCIÓN:
Como bien se hizo relación en la introducción, las horas de trabajo son consideradas como el
mayor detonante del estrés en el trabajo, lo cual evidencia un diseño y organización laboral
deficiente; el estrés por las horas de trabajo, podría decirse se origina en las cargas excesivas de
trabajo, lo que, podríamos traducir como el exceso de tiempo en el que el trabajador se
encuentra bajo la dirección de la empresa. Esto, puede conllevar como consecuencias, según La
Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (s.f.):
En consecuencia, el tiempo de trabajo, como materia de estudio debe priorizar al ser humano;
por ende, debe impulsarse en cinco dimensiones tal y como propone la Organización
Internacional del Trabajo (2019):
Es decir, el tiempo de trabajo efectivo debe promover un estado de bienestar integral para el
trabajador.
A continuación, se realizará una breve relación de algunas normas de los convenios de la
Organización Internacional del Trabajo y de la normativa guatemalteca que abarcan las
dimensiones relacionadas:
La Organización Internacional del Trabajo -OIT-, ha buscado impulsar un marco normativo que
abarque cada una de las cinco dimensiones en las que el tiempo de trabajo debe ser
considerado, pues este elemento de la relación laboral se ha convertido en uno de los
prioritarios del Programa de Trabajo Decente de dicha organización, llegando a incluirse en la
denominada Agenda 2030, para el Desarrollo Sostenible. Dicho marco normativo comprende
limites de jornadas laborales, establecimiento de descansos semanales, regulación de jornadas
atípicas de trabajo, conciliación de vida familiar, igualdad laboral y no discriminación,
flexibilidad en horas de trabajo e incidencia del trabajador en la determinación y elección de las
horas de trabajo. La importancia de estas condiciones no solo versa en su contenido, si no en su
aplicabilidad y efectividad en las naciones del mundo, pues, el fenómeno de la globalización
avanza a paso acelerado con todas sus incidencias sociales sin respetar fronteras.
Que existen estudios que determinan que la reducción de las jornadas incide en mayor
productividad del trabajador y consecuentemente de la empresa, así como trabajar jornadas
exhaustivas se relacionan con riesgos para la seguridad y salud e interfiere con la conciliación de
la vida laboral y familiar.
Por ende, para regular los limites de la jornada laboral (diaria y semanal), fueron promovidos los
convenios 1 y 30, a través de los cuales se fija un limite de horas trabajadas de cuarenta y ocho
horas semanales y ocho horas diarias; el primer convenio se limitó al sector industrial y el
segundo extendió la regulación al sector comercial y de oficina.
Por otra parte, el Convenio número 47, exige a los países ratificantes que la jornada laboral
semanal se limite a cuarenta horas.
Por otra parte, cabe resaltar la definición que el Convenio número 30 hace de horas de trabajo,
estableciendo que estas consisten en el tiempo durante el cual el personal esté a disposición del
empleador; estarán excluidos los descansos durante los cuales el personal no se halle a
disposición del empleador.
En esta materia, la Organización Internacional del Trabajo -OIT-, ha implementado los Convenios
14 y 16 sobre descanso semanal, el primero, limitando su ámbito de aplicación al sector
industrial y el segundo extendió las normas relativas al descanso semanal al sector comercial y
de oficina. Dichos convenios regulan un periodo de descanso semanal ininterrumpido de
veinticuatro horas, como mínimo, en el curso de cada periodo de siete días; es decir dentro de
ese periodo.
En cuanto a los casos de excepción en Guatemala, el Decreto 1441 del Congreso de la República
de Guatemala, Código de trabajo, regula que en trabajos de naturaleza muy especial o de índole
continua, según determinación que debe hacer el reglamento, o en casos concretos muy
calificados, según determinación de la Inspección General de Trabajo (Órgano Administrativo
contralor de obligaciones laborales dependiente del Ministerio de Trabajo y Previsión Social de
la República de Guatemala), se puede trabajar en días de asueto o descanso semanal, pero
pagando al trabajador el tiempo laborado computándosele como trabajo extraordinario.
El periodo vacacional o periodo anual de descanso, es establecido y abarcado por la
Organización Internacional de Trabajo, a través de los convenios 52, 101 y 132; estos regulan
aspectos tales como: periodos mínimos de goce de vacaciones; periodos laborados mínimos
para habilitar el Derecho a vacaciones; forma de computo del pago del periodo vacacional y
forma de compensación del mismo en caso de terminación anticipada del contrato o relación
laboral.
Organización Internacional del Trabajo, (2018), en cuanto a los instrumentos que regulan las
vacaciones anuales pagadas, existe diversidad, pues las disposiciones relativas a esta materia se
encuentran contenidas desde legislación ordinaria, normas reglamentarias, normas individuales,
pactos colectivos e incluso en constituciones políticas.
Guatemala, establece un periodo mínimo de quince días hábiles (sin computarse descansos
semanales, asuetos y feriados) de vacaciones anuales pagadas, después de cada año de
servicios continuos, estableciendo la excepción de trabajadores de empresas agropecuarias,
quienes solo tendrán derecho a diez días hábiles. El Decreto 1441 del Congreso de la República
de Guatemala, amplia lo dispuesto en la norma constitucional y establece un periodo mínimo de
ciento cincuenta días trabajados en el año para que el trabajador tenga derecho a vacaciones,
estableciendo además que para el calculo del pago respectivo debe tomarse en cuenta el
promedio de remuneraciones ordinarias y extraordinarias devengadas por el trabajador durante
los últimos tres meses, indicando que dicho pago debe cubrirse por anticipado. Otro aspecto
resaltable es que dicha normativa establece la posibilidad de dividir las vacaciones en dos partes
como máximo cuando se trate de labores de índole especial.
El Decreto 1748 del Congreso de la República de Guatemala, Ley del Servicio Civil, establece un
periodo anual de vacaciones remuneradas de veinte días hábiles, después de cada año de
servicios continuos, y de treinta días a los servidores públicos expuestos a riesgos que causen
enfermedades profesionales. Dicha normativa fija como periodos fijos en los que el trabajador
puede gozar de vacaciones los meses de noviembre, diciembre y enero de cada año, con
algunas excepciones específicas como los servicios calificados como esenciales. En la materia
que compete a la Ley de Servicio Civil, se establece como periodo habilitante para el goce de
vacaciones el de un año.
Se evidencia entonces, que Guatemala, al menos en el sector privado, ajusta sus disposiciones
sobre vacaciones anuales remuneradas a los parámetros fijados por la Organización
Internacional de Trabajo, aun sin que se haya suscrito ni ratificado el Convenio 132.
En cuanto al Trabajo en Jornadas Nocturnas o Atípicas, cabe resaltar que la tendencia es reducir
la prestación del servicio en este tipo de jornadas, a pesar que diversidad de gobiernos reportan
aumento en el trabajo nocturno, pues, según la Organización Internacional del Trabajo (2019),
este tiene un impacto en la salud, en la seguridad y la conciliación de la vida privada y laboral,
por su incompatibilidad con los ritmos bilógicos naturales. Consecuentemente generan entre
otras cosas, mayor fatiga en el trabajador, lo que implica menor rendimiento y productividad.
En esta materia la Organización Internacional del Trabajo desarrollo el convenio 171 para la
aplicación de medidas de protección a los trabajadores nocturnos; convenio que, no ha sido
suscrito ni ratificado por Guatemala.
El equilibrio del trabajo con la vida privada o familiar tiene dos objetivos, la primera que
consiste en el Derecho Humano a vivir dignamente y la segunda, como consecuencia de la
primera, mayor productividad en el trabajo. En el desarrollo de las medidas para la consecución
de los objetivos señalados, debe darse especial énfasis a la perspectiva de género, pues según
AmecoPress (2008), la población femenina afronta mayoritariamente el problema de la
conciliación. Esto por las construcciones sociales que le han dado un papel predominante en las
obligaciones familiares, por lo que la conciliación ha sido a costa del tiempo de la población
femenina y no ha habido una adecuada readecuación de las condiciones laborales.
La Organización Internacional del Trabajo, desarrolló el convenio 156, sobre los trabajadores
con responsabilidades familiares, el cual instituye políticas de reconocimiento, no discriminación
y estabilidad de los trabajadores con responsabilidades familiares. Dicho convenio fue suscrito y
ratificado por el Estado de Guatemala, sin embargo, su desarrollo ha sido limitado a
disposiciones relativas a licencias y establecimiento de un régimen especial de trabajo relativo a
las mujeres.
Para ampliar lo dicho, es oportuno señalar normas que pueden considerarse de carácter
conciliatorio tales como los descansos semanales, vacaciones anuales y descanso por
maternidad, así como periodo de lactancia regulados en la Constitución Política de la República
de Guatemala. Así como el derecho del trabajador a licencia con goce de sueldo regulado en el
Decreto 1441 del Congreso de la República, Código de Trabajo, en caso de contraer matrimonio
(cinco días) o por nacimiento del hijo (2 días); este último se considera enfocado al hombre.
Sin embargo, a pesar de que las normas que podríamos definir como conciliatorias del trabajo y
la vida familiar se enfocan en descansos, nos encontramos ante una problemática que poco se
ha afrentado, y es la violación a lo que podríamos denominar “Derecho a estar desconectado”,
el cual es descrito por la Organización Internacional del Trabajo (2018), como:
Aquel derivado del peligro de existir un trabajo sin fin, ocasionado por las conexiones
celulares, las que posibilitan una comunicación permanente y la utilización de la misma por
parte del patrono, fuera de la jornada laboral o en los periodos de descanso, por lo que se
plantea la necesidad de desconectarse o no atender los requerimientos laborales en dichos
periodos por parte del trabajador.
En esta materia, la Organización Internacional del Trabajo, estableció los convenios 111 y 100,
relativos a la no discriminación y la igualdad de remuneración. Dichos convenios no han sido
suscritos ni ratificados por el Estado de Guatemala, sin embargo, en Guatemala la Constitución
Política de la República de Guatemala, establece la protección a la mujer trabajadora y una
adecuada regulación de las condiciones en que debe prestar sus servicios, sin discriminación
alguna entre mujeres casadas y solteras.
Por otra parte, el Decreto 1441 del Congreso de la República de Guatemala, Código de Trabajo,
establece un régimen especial para la mujer trabajadora, en el cual se prohíbe el trabajo de
estas en condiciones insalubres y peligrosos, regula una protección especial a la mujer en
gestación o en condición de maternidad. Cabe resaltar además que la normativa guatemalteca
no establece discriminación alguna en materia de salario, incluso, regula igualdad en salario en
iguales condiciones laborales.
Sin embargo, no se evidencia una adecuación del tiempo de trabajo que hoy en día se ha
concebido con un parámetro masculino, más allá de las normas aplicables a la mujer en estado
de gestación y en estado de maternidad; tampoco se ha buscado incluir normas que permitan la
involucración del hombre en las obligaciones familiares tales como el cuidado de los hijos.
FACILITACIÓN DE LA ELECCIÓN O INFLUENCIA DEL TRABAJADOR EN LAS HORAS DE TRABAJO.
Indica la Organización Internacional del Trabajo (2019), que las modalidades de jornadas
flexibles “Flexi-time” y semanas de trabajo comprimidas, han demostrado efectos positivos en la
productividad del trabajador y empresarial.
De hecho, la globalización ha aumentado las exigencias del trabajo, pasando a ser requerida la
fuerza laboral, incluso, las veinticuatro horas al día y siete días de la semana, a esto se le
denomina “economía de 24 horas”; esta exigencia se ha cubierto con diversas modalidades de
trabajo a tiempo parcial (en cuya determinación hay poca incidencia del trabajador) tales como:
A pesar de la creencia que esta modalidad de jornada laboral puede fomentar la competitividad
y la productividad empresarial, los antecedentes europeos nos indican que en realidad pueden
llegar a fomentar los trabajos en condiciones precarias e incluso, la segregación de la población
masculina y femenina, siendo esta última obligada de forma indirecta a optar a esta modalidad
de trabajo, dada las obligaciones familiares que le son atribuidas.
Por otra parte, en el ámbito guatemalteco, recientemente fue planteada una acción de
inconstitucionalidad en contra del reglamento en mención, en cuanto, es considerado que
contraviene la disposición de la Constitución Política de la República de Guatemala, que
establece que quienes por disposición de la ley, por la costumbre o por acuerdo con los
empleadores labores menos de cuarenta y cuatro horas semanales en jornada diurna, treinta y
seis en jornada nocturna, o cuarenta y dos horas en jornada mixta, tendrán derecho a percibir
integro el salario semanal. Criterio que comparto.
Concebir el tiempo de trabajo como factor elemental del trabajo decente es sin duda el mayor
de los avances, pues, la tendencia de reducir la extensión arbitraria y unilateral de la jornada de
trabajo, la adecuada conceptualización de “tiempo de trabajo efectivo”, e incluso la reducción
de las jornadas de trabajo, constituyen un paso vital para generar un estado de bienestar en el
trabajador.
Sin embargo, existen tareas pendientes o que han tenido avance lento en comparación con las
anteriores; tal es el caso de la conciliación de la vida familiar, la igualdad de genero y la
incidencia del trabajador en la determinación de la jornada de trabajo. En el primer caso, las
medidas se han desarrollado con enfoque a la mujer y solamente por determinadas etapas de la
vida (maternidad), por lo que queda pendiente pasar a una autentica igualdad de género,
rompiendo los paradigmas de rol de género estableciendo medidas que no solo garanticen una
autentica igualdad jurídica, si no que, fomenten la conciliación equitativa de la vida laboral y la
vida familiar. Por último, podemos establecer que la incidencia del trabajador en la
determinación de su jornada, pasa a ser un elemento que incide en la seguridad y salud en el
trabajo, por etapa previa y necesaria para la conciliación del trabajo y la vida familiar, pero, en
esta materia hay poco o nulo avance.
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LEYES:
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Decreto 1748, Ley del Servicio Civil. Congreso de la República de Guatemala. (1969)