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Enseñanza para La Comprensión
Enseñanza para La Comprensión
La enseñanza para la Comprensión (EpC) corresponde a un marco metodológico de enseñanza que recoge los principios
de una enseñanza basada en el constructivismo, enfoque adoptado en el currículum nacional chileno. La metodología se
presenta como una oportunidad para que los docentes diseñen y organicen actividades de aprendizaje con un claro
itinerario que permita a los estudiantes realizar tareas significativas de manera individual y colectiva.
Las tareas que se desarrollan bajo este enfoque son realizadas esencialmente por los estudiantes, otorgándoles la
oportunidad de desarrollar procesos cognitivos superiores como pensar críticamente, colaborar con otros en la
búsqueda de soluciones, comunicar sus hallazgos, usar la creatividad y participar en temas de interés ciudadano.
¿Qué es la comprensión?
La comprensión, bajo este enfoque, es la capacidad que desarrollan los estudiantes para hacer uso productivo de
conceptos, teorías, narraciones y procedimientos disponibles en las asignaturas. Para saber si los estudiantes aprenden,
deben desarrollar tareas que impliquen el uso detallado del conocimiento, la relación entre áreas del conocimiento, el
uso de información diversa y formas de comunicación de lo realizado y aprendido.
Cada objetivo de aprendizaje indica un conocimiento que se adquiere a través de un conjunto de habilidades dispuestas
muchas veces de forma gradual. Bajo el modelo de la EpC, los estudiantes no solo dominan el contenido tratado, sino
que además establecen nuevas relaciones con este conocimiento. Esto es lo que podemos llamar una representación de
lo aprendido, a través de un esquema mental.
De esta manera, desde la perspectiva de la EpC, comprender no es llegar a un resultado, sino que es usar el
conocimiento para resolver nuevos problemas, comunicando los hallazgos con las propias palabras, indicando, así, el
esquema mental que se ha diseñado para este campo del conocimiento.
Es fundamental que en la EpC exista claridad de los contenidos disciplinares que se espera desarrollar, pues el ejercicio
lo constituye la creación de un Tópico generativo, desarrollado a partir del interés del estudiante y la pasión del
profesor.
PASO A PASO
Un tópico generativo es un conjunto de ideas, temas, conceptos y teorías, ricas en conexiones y que se relacionan entre
sí. Es un hilo conductor y una puerta de acceso a diversos temas de interés por parte de los estudiantes.
Dado que los tópicos generativos son puertas de acceso a diversos temas, es muy propicio que su desarrollo permita
abordarlos de distintas perspectivas, vinculado diversas asignaturas. Por tanto, requiere desarrollar un trabajo de
carácter colaborativo.
HERRAMIENTAS DE LA METODOLOGÍA
Disminuir la burocratización: En la medida en que el docente ocupe demasiado tiempo en la confección y corrección de
las tareas, podría terminar alejándose demasiado de sus clases, lo que implica que sus estudiantes se vuelvan
dependientes de un cuestionario guiado paso a paso para resolver sus ejercicios, sin mediación del profesor.
Seguir los pasos de la metodología: Si bien los pasos de la metodología tienden a ser flexibles y cuando se tiene
experiencia es posible que cada profesor lo vaya adaptando a su contexto específico, siempre será importante que se
realicen las fases de la metodología a fin de dar cuenta del proceso completo.
¿Por qué necesitamos una pedagogía de la comprensión? Para Perrone (2008), la
interesa por fortalecer una comprensión más profunda acerca de lo que se enseña en las escuelas
insta a los estudiantes a construir conexiones que vayan más allá de sus formas tradicionales de
aprendizaje. La comprensión, tal como sostendré en páginas posteriores, establece una estrecha
relación con aprender el sentido de algo, hacer cosas con el pensamiento, ir más allá de lo
aprendido, sugiere según Perkins (2006) un profundo compromiso con lo intelectual, es sinónimo de
Fomenta una evidencia cognitiva clave sobre el aprendizaje de los estudiantes, introduce una
24 tipos de aprendizaje
El aprendizaje puede definirse como la forma en la que los seres vivos obtienen y asimilan la información.
En el caso de los seres humanos, existen varias clasificaciones de tipos de aprendizaje según diversos
autores de la pedagogía y la psicología.
Cada una de estos estilos de aprendizaje responde a diferentes factores considerados clave para entender y
procesar la información, desde sistemas de representación cognitivos hasta tipos de personalidad.
Tipos de Categorías Características Autores
aprendizaje
Según este planteamiento, existen varios sistemas de representación de la realidad que son los que hacen
posible el aprendizaje y en cada persona hay uno o dos sistemas dominantes.
1. Sistema de representación visualEs un tipo de aprendizaje caracterizado por la asimilación de
información a través del sentido de la vista. Ejemplo: las personas que hacen anotaciones, dibujos o mapas
mentales para retener lo que están aprendiendo. También son personas que prefieren los datos escritos o
en gráficos para entenderlos mejor.
2. Sistema de representación auditivoEste estilo de aprendizaje implica una escucha activa para
recopilar y procesar la información. Ejemplo: las personas que tienen más afinidad con materiales en
formato de audio (como clases grabadas, audiolibros, podcast) o que prefieren escuchar las indicaciones
antes que leerlas.
Ejemplo: una persona auditiva y kinestésica puede tener habilidades para el baile profesional, porque tiene
una tendencia a aprender a través del sonido y el movimiento.
1. Estilo de aprendizaje activo Es el estilo propio de las personas que tienden a participar o a
involucrarse en las experiencias. Ejemplo: las personas que tienen un mejor desempeño en las actividades
prácticas que en aquellas que son más teóricas, como los deportistas de alto rendimiento.
2. Estilo de aprendizaje reflexivo Es la forma de aprendizaje propia de las personas con tendencia a la
introspección y a la observación. Ejemplo: las personas que prefieren estudiar o hacer actividades en
solitario, suelen tener este estilo de aprendizaje.
1. Estilo de aprendizaje sensorial Es la forma de aprender característica de aquellos que prefieren las
actividades prácticas. Ejemplo: los estudiantes que tienen inclinaciones por aquellas áreas de estudio en las
que pueden experimentar o vivir aquello que requieren aprender, como las ciencias o las artes.
2. Estilo de aprendizaje intuitivo Implica el descubrimiento de nueva información por medios propios.
Ejemplo: las personas dedicadas al trabajo intelectual o investigativo, que usan conocimiento ya existente
para crear nuevas hipótesis, conceptos o teorías.
3. Estilo de aprendizaje secuencial Es una forma de aprender propia de quienes necesitan concatenar
datos relacionados entre sí. Ejemplo: las personas que necesitan entender un tema a profundidad antes de
pasar al siguiente, tienen este estilo de aprender.
4. Estilo de aprendizaje global Pueden ver la información de manera holística, por lo que les resulta
más sencillo integrar datos para sacar conclusiones. Ejemplo: las personas con habilidad para la resolución
de problemas complejos pueden tener este tipo de aprendizaje.
5. Estilo de aprendizaje verbal En este caso, la información es asimilada de forma oral o escrita.
Ejemplo: los que pueden escuchar una clase y recordar lo que el profesor dijo, o los que toman notas.
2. Estilo de aprendizaje cuidadoso Corresponde al cuadrante del límbico izquierdo, encargado de las
secuencias y la planificación. Ejemplo: las personas con esta preferencia suelen aprender mejor a través de
patrones, clases o estudios estructurados.
3. Estilo de aprendizaje experimental Corresponde a la zona del cortical derecho, encargada del
pensamiento estratégico. Las personas con esta preferencia pueden entender conceptos de una manera
global. Ejemplo: investigadores, académicos o personas con capacidad de resolución de problemas.
4. Estilo de aprendizaje emotivo Corresponde al cuadrante del límbico derecho, encargado de las
emociones y la creatividad. Ejemplo: personas extrovertidas, tienen un mejor desempeño trabajando en
grupo y requieren estimulación constante para no aburrirse.
2. Estilo de aprendizaje divergente Corresponde a las personas que tienen facilidad para pensar en
múltiples soluciones, especialmente de tipo creativo. Tienen tendencia a generar ideas innovadoras.
Ejemplo: artistas, diseñadores, creativos, inventores.
Gracias a la tecnología, vivimos en un mundo con acceso instantáneo a mucha información; sin embargo, no siempre es verdadera.
Para saber si se trata de fake news debes contar con la capacidad de analizarla y evaluarla. El pensamiento crítico te dota de
excelentes herramientas para lograrlo.
Los criterios que considera el pensamiento crítico para evaluar la información son los siguientes:
Claridad
Coherencia
Precisión
Relevancia
Profundidad
Amplitud
Lógica
Se produce de acuerdo con las leyes naturales, conforme a la marcha habitual de las cosas o con los hechos que anteceden.
En esencia, el pensamiento crítico requiere una actitud activa para cuestionar sistemáticamente al momento de aprender y recibir
información.
El pensamiento crítico se caracteriza por razonar estructuradamente para llegar a la mejor solución posible de acuerdo al contexto.
Adicionalmente tiene estas características:
El pensamiento crítico puede ser de gran utilidad en la escuela y la vida. Algunos elementos de este tipo de pensamiento, como:
mostrar interés y buena disposición, tener un pensamiento estructurado, así como la resolución de problemas son vitales para el
éxito en cualquier ámbito.
Sin importar la licenciatura que estudies o quieras estudiar el pensamiento crítico será de gran utilidad. Ya que desarrollar
habilidades de pensamiento y disciplina permite mejor comprensión, mayor dominio y compromiso con los estudios del programa
académico.
Desarrollo personal
Habilidades de comunicación
Pensamiento crítico
Competitividad profesional
Liderazgo y emprendimiento
Entre estas competencias está el pensamiento crítico, la que te permite investigar y evaluar, con perspectiva crítica, interdisciplinar
e intercultural, los fenómenos del ámbito profesional y del contexto social para lograr una comprensión más profunda de la realidad
El pensamiento crítico es el proceso intelectual que se realiza de forma consciente y autorregulada, que permite pensar con lógica y
llegar a un juicio razonable analizando, evaluando, interpretando, infiriendo y explicando la realidad a través de cuestiones
evidenciables y objetivas. Es decir, consiste en ser receptivo a la información, cuestionándola sin aceptarla directamente.
Continuamente estamos pensando. Sin embargo, el cerebro no puede procesar simultáneamente toda la información que nos llega y
utiliza algunos «atajos” para funcionar adecuadamente. Esto hace que en muchas ocasiones nos dediquemos simplemente a
acumular información de forma automática en nuestro cerebro sin habernos parado a analizarla o que basemos nuestro
pensamiento en prejuicios y otras ideas a veces distorsionadas. Por ello, a pesar de la comodidad que en ocasiones esto supone, es
muy importante no dejarnos llevar, siendo imprescindible entrenar desde muy pequeños las habilidades necesarias para poder usar
la inteligencia y el conocimiento de forma racional y efectiva.
Las características del pensamiento crítico, según la Mini-guía para el Pensamiento Crítico, son:
La agudeza perceptiva: capacidad de realizar observaciones detalladas acerca de un objeto o información y emitir conclusiones.
Cuestionamiento permanentemente de las cosas: no ser conformista; buscar y enjuiciar el porqué de todo.
Construcción y reconstrucción del saber: estar pendiente de nuevos descubrimientos, relacionar los conocimientos nuevos con los
antiguos.
Mente abierta: no tener opiniones rígidas, sino disposición a aceptar las ideas de los demás y reconocer cuándo se está equivocado.
Coraje intelectual: afrontar las decisiones difíciles o aceptar las críticas de los demás.
Control emotivo: mantener la calma ante ideas o pensamientos contrarios a los nuestros y no dejarnos llevar por los impulsos.
Valoración justa: otorgar a las opiniones y sucesos el valor que objetivamente se merecen.
Los niños siempre están aprendiendo y el pensamiento crítico les permite evitar el aprendizaje memorístico y rutinario para realizar
aprendizajes significativos. Es decir, piensan a través de lo que están aprendiendo para que el contenido se convierta en algo con
sentido para ellos y no una mera acumulación de datos.
Por otro lado, pensar de forma crítica favorece la motivación y la curiosidad por aprender, ya que convierte al niño en el actor
principal de su aprendizaje y no en un mero receptor de la información. Además, favorece el rendimiento académico ya que también
prepara para la adquisición de competencias matemáticas, de lectoescritura y facilita la comprensión del método científico.
Asimismo, pensar de forma crítica es pensar de forma racional, teniendo en cuenta todas las posibles opciones y las consecuencias
derivadas de éstas, sin dejarse llevar por las emociones, lo que es una ventaja a la hora de resolver problemas y tomar decisiones.
Saber pensar de forma crítica también nos hace menos influenciables a las manipulaciones y a las informaciones erróneas al ser
capaces de cuestionar las cosas y analizar la veracidad de las mismas teniendo en cuenta evidencias objetivas.
Por último, pensar de forma crítica permite a los niños tener más conciencia social y moral, anticipar acontecimientos y actuar ante
ellos con autonomía y responsabilidad, así como ser más flexibles a nivel cognitivo, no dejarse llevar por los prejuicios y tener más
tolerancia ante distintos puntos de vista.
Se puede aprender a tener pensamiento crítico
Hay niños que, de manera innata, son más curiosos que otros y se cuestionan las cosas de forma natural. Sin embargo, todos pueden
aprender habilidades de pensamiento crítico y tanto los padres como los profesores pueden ser los mejores maestros para ello.
Algunas actividades que pueden realizarse para desarrollar el pensamiento crítico son:
Siempre que un niño pregunte el porqué de algo, es importante no responderle de forma directa, sino preguntarle qué cree él para
que primero obtenga sus propias conclusiones. Posteriormente, el adulto sí puede añadir información adicional.
Realizar actividades de observación en las que el niño tenga que emitir juicios a través de pequeños detalles. Por ejemplo, pedirle
que observe bien un dibujo y preguntarle: ¿qué crees que está ocurriendo aquí?, ¿por qué crees que está ocurriendo eso?
Antes de una lectura, ya sea de un libro o de una lección, hacerle preguntas para que sea consciente de la información previa que
conoce acerca de esa lectura o ese tema.
Al terminar de leer una lectura o una lección, preguntar qué sabía antes sobre ese tema y qué sabe ahora y si ha cambiado algo de lo
que pensaba.
Siempre que se pueda, permitir que el niño aprenda mediante proyectos en los que tenga que buscar información en distintos sitios,
analizarla, resolver las dudas que le surjan, resumirla y exponerla a otros, ya que esto permite profundizar en lo que está
aprendiendo.
Enseñarle a evaluar su trabajo de forma objetiva. Por ejemplo, puede realizar una especie de control por escrito acerca de lo que ha
aprendido -ya que escribirlo implica ser consciente de lo que uno sabe- sintetizarlo, exponerlo y posteriormente cotejar su
información con la obtenida en otros medios (libros, enciclopedias…) para corregir datos, añadir información o eliminar lo que no es
relevante.
Trabajar la realización de inferencias. Por ejemplo, tanto en un relato oral como en una película o en un texto, podemos preguntarle
por qué ocurren determinadas cosas, como las interpreta el niño. Lo mismo haremos cuando lea un texto, trabajaremos el
establecimiento de hipótesis centrándonos en preguntarle no sólo cuestiones memorísticas (qué, cómo, cuándo, dónde), sino sobre
aspectos que no vienen de forma literal en el texto y que él debe sacar a través de la información explícita y de sus conocimiento
previos.
Ayudarle a comprender conceptos de forma crítica. Por ejemplo, podemos pedirle que busque un concepto en el diccionario para
después preguntarle qué significa para él ese concepto y hacer que lo aplique en alguna frase o en algún ejemplo de forma
espontánea.
Enseñarle a trabajar en equipo, a compartir las ideas de los demás, a llegar a un acuerdo común y a ceder en algunos aspectos.
Entrenarle en la resolución de problemas cotidianos: ayudarle a identificar el problema, hacer una lluvia de ideas sobre todas las
posibles soluciones, pensar las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas y decidir cuál es la mejor opción final.
Realizar debates acerca de temas controvertidos en los que tenga que defender su postura, pero también la postura contraria, con
argumentos y no con opiniones o creencias.
Enseñarle a comparar y contrastar cosas. Por ejemplo, preguntarle en qué se parecen y se diferencian dos conceptos, dos personajes
o dos historias.
Cuando se equivoque, hacerle preguntas para ayudarle a encontrar la verdadera solución y animarle también a hacer preguntas él
para que pueda investigar más y autocorregirse.
Transmitirle algunos valores esenciales como la empatía, la responsabilidad, la tolerancia, la justicia… para que pueda utilizarlos a la
hora de cuestionarse la realidad que le rodea.
En aquellos aspectos en los que pueda hacerlo, dejarle decidir con autonomía para que aprenda a asumir la responsabilidad de sus
decisiones.