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Los rostros no son la única clave del medio para reconocer a los miem-
bros de la propia especie. Por ejemplo (como ya vimos en el capítulo 3),
los bebés también son sensibles a las diferencias entre el movimiento ani-
mado e inanimado y prestan especial atención al movimiento humans.
Premack (1990) defiende que los niños nacen dotados de dos predicados
innatamente preestablecidos: Un predicado causal, que establece restric:
humana artes que a cualquier otro estímulo auditivo Y que, a los 4 días, -
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nes de dos cajas, los niños de tres a cuatro años prefieren escuchar la voz
de su madre antes que el ruido de fondo de una cantina (Klin, 1988; 1991),
Curiosamente, los niños autistas, que presentan deficiencias en el dominio
de la teoría de la mente, 00 demuestran esta preferencia. Este hecho pa-
rece indicar que la atención preferente al comportamiento humano es un
prerrequisito para el desarrollo de lateoría de la mente.
“innata, Ésa es la tesis que también defiende Fodor, según el cual (1987,
- Como veremos más adelante en este mismo capítulo, los niños autistas
no desarrollan una teoría de la mente normal. Esto no significa que mues-
tren necesariamente anormalidades en el reconocimiento inicial de caras,
voces y movimientos. Sin embargo, puede que estos niños no demuestren
un interés preferente por dichos estímulos y los traten de forma equiva-
lente a otros objetos del mundo físico. Puede que el reconocimiento de los
demás como miembros de la propia especie empiece de una manera muy
normal en el desarrollo de los sujetos autistas, pero el reconocimiento de
intenciones en el comportamiento de los demás y en sus interacciones
puede ser defectuoso o, simplemente, no existir,
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Hasta ahora, hemos visto que los rostros, las voces y los movimientos
facilitan la sensibilidad de los niños pequeños hacia los seres humanos
como algo especial dentro de su entorno, Estos sesgos de atención tan pe-
culiares permiten que el niño construya las representaciones que son pre-
rrequisitos para el desarrollo de la teoría de la mente. ¿Pero desempeña la
interacción social un papel formativo en el desarrollo de la teoría de la
mente? Muchas veces se ha otorgado a la interacción un papel explicativo
primordial en el proceso de adquisición del lenguaje (Bruner, 1975). El es-
tudio del lenguaje basado en la perspectiva de la interacción social ha sido
objeto de duras críticas por parte de los innatistas. Sin embargo, como ha
sugerido Tager-Flusberg (1989), es-posible que la sensibilidad a los patro-
nes de interacción específicos de la propia especie sí sea esencial para otro
aspecto del desarrollo infantil: el desarrollo de la teoría de la mente en sn
etapa anterior a la adquisición del lenguaje.
acaba por provocar una interpretación humorística por parte del adulto y”
- entonces repiten dicho comportamiento con un propósito únicamente hu-"
morístico. DE - :
“Consideremos el siguiente ejemplo tomado de los datos observaciona:
les de Reddy: Una niña de 11 meses se da cuenta de que su abuela está
roncando ruidosamente con la boca abierta. La niña trata de imitarla,
pero poneda boca en forma de una «O» pequeña. Al adulto le entra la risa
con Esto- En realidad, es posible que la intención inicial de la niña fuese
* tratar de comprender ese hecho mediante la imitación. Piaget ha demos-
trado:que Ja imitación es un potente mecanismo que usan los niños para
. explorar eF entorno. Pero la risa del adulto da a su acción un sentido
nuevo y diferente. La niña se da cuenta de ello, se ríe y, posteriormente,
(durante varios días) vuelve a poner boca de «O» en situaciones interacti-
Vas, pero ya.con la única intención de producir humor. Sin embargo, la
risa de los adultos constituye inicialmente un componente esencial para la
representación que el niño se hace del humor. .
Reddy maneja una honda intuición que muy bien pudiera ser cierta en los
primeros momentos de la adquisición del conocimiento. Pero mi opmión
es que, en último término, el conocimiento se representa en las mentes in-
dividuales, En los primeros intentos de generar humor por parte de los ni-
ños, tenemos un precioso ejemplo de cómo podría operar la epigénesis en
el plano psicológico: la risa externa del adulto actúa como una entrada in-
formativa determinante que cambia y completa la representación del niño
y se incorpora gradualmente a su representación interna para, posterior-
mente, marcar explícitamente el humor.
echará a volar de su nido para alejar a un potencial intruso de sus crías; pero no
pseudo-intruso (que simplemente merodea alrededor del nido) del verdadero in-
Sia embargo, esto no cambia el hecho de que el «engaño» del pájaro sea un dispo-
sitivo inflexible, que no puede ser aplicado a ningún otro-objetivo excepto la pro-
“tección de la prole, El caso del pájaro es análogo al de un humano que pudiese de-
cir mentiras sólo por haber robado caramelos; no podría mentir por haber
manchado la alfombra, roto la lámpara, cogido dinero del monedero de su madre
O sobre el hecho mismo de haber mentido, De haber una «persona» así, la miraría-
mos detenidamente preguntándonos si es un niño o un robot.
Sin embargo, hay situaciones más naturales en las que uno sí estaría
dispuesto atribuir capacidades más complejas al chimpancé. Por ejemplo,
¿Qué podemos decir del chimpancé capaz de suprimir su grito sexual?
¿Hace esto para influir en las creencias de los machos rivales de forma
que piensen que está haciendo cualquier otra cosa, o simplemente para in-
fluir en lo que van a hacer (para que no le ataquen y compitan por la hem-
bra)? Premack (1991) defiende que probablemente sea lo segundo, ya que
el chimpancé seguramente habrá establecido un vínculo entre dar el grito
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- mente distinta, dado que las restricciones innatas que operan sobre la fic-
Según Leslie, la estructura del juego de ficción de los niños debería en-
tenderse como el cálculo de una relación computacional de tres términos
entre un agente (normalmente, el propio niño); uma representación prima-
ria (los objetos reales con los que el niño está jugando) y una representa-
ción secundaria, desacoplada, del contenido de la ficción. Esta interpreta-
ción contrasta frontalmente con las ideas de Piaget de que los niños
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Sin embargo, aunque el lenguaje no sea necesario para las primeras ma-
nifestaciones de las actitudes proposicienales, posteriormente está íntima-
mente relacionado con el desarrollo de la teoría de la mente. El modelo RR
postula que no es la capacidad lingilística per se la que explica el desarrollo,
sino más bien el proceso de redescripción que permite la rerrepresentación
del conocimiento en formatos representacionales diferentes (con frecuen-
cia, lingúfsticos). Sin embargo, puede que. el dominio de la teoría dela
mente sea un área en la que la traducción a los términos del lenguaje natu-
ral (p. ej., el uso de verbos mentales tales como «fingir que», «pensar que»,
«creer qué» y «saber que») constituya una parte esencial del proceso de Te-
descripción, Un estudio sobre la capacidad de los autistas para distinguir
entre asáber» y «adivinar» en uno-mismo y en los demás (Kazak etal, 1991)
indica que existe una alta correlación entre dicha capacidad y los niveles de
destreza lingilística de los sujetos. Por otra parte, Zaitchik. (1991) ha demos-
trado que, si a niños de tres años, que normalmente no pasan las tareas clá-
sicas de teoría de la mente, simplemente se les dice dónde está de verdad el
objeto, sin que hayan visto la acción de esconderlo en ese lugar, son capaces
de predecir que un personaje de la historia que tenga una creencia falsa irá
a buscar el objeto en cuestión al lugar en donde cree que está, y 104 donde
el'niño sabe que está realmente '), Pero, curiosamente, también se da el
caso contrario. Norris y Millan (1991) han demostrado recientemente que
los niños de cuatro años, que no tienen ningún problema con la tarea tradi-
cional de teoría de la mente, que se presenta tanto visual como verbal-
mente, sin embargo tienen problemas dignos de consideración con una ver-
sión enteramente no verbal de la misma tarea, presentada mediante una
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Por tanto, aunque los aiños digan «Es juego» («I'm pretending») y
aunque deban de tener representaciones El de los tres términos que inter-
vienen en- el cómputo de la ficción (agente, representación primaria y re-
presentación desacoplada) sobre los cuales puede operar la actitud propo-
sicional de FINGIR, la distinción entre actitudes proposicionales y
: contenidos proposicionales no tiene que estar representada en el formato
“. E2/3 y, por tanto, ser accesible a la conciencia; pero sí debe estar disponi-
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-Perner, hace que el niño pase de «una teoría conductual de los estados
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Para Perner, además, el niño de tres años intenta enfrentarse a los pro-
blemas de creencia falsa manteniendo simultáneamente en la memoria la
situación que percibe realmente y la situación descrita por el enunciado
de verdad, ya que la creencia falsa se caracteriza no sólo por ser falsa, sino
también por el hecho de que quien la tiene la considera verdadera. Este
cómputo más complejo es el que requieren las actitudes proposicionales y,
de acuerdo con Perner, ésa es la razón por la que los niños no disponen de
ellas hasta los cuatro años.
El tercer nivel entra en juego a los cuatro años, momento en el que los
niños son capaces de utilizar lo que Perner denomina «metamodetos».
Estos modelos implican metarrepresentación y son necesarios para com-
prender un conjunto de cambios que se producen en el mismo período de
desarrollo: la comprensión de creencias falsas y de las representaciones
erróneas, y del hecho de que los estados mentales son representaciones in-
termas. Perner afirma que es en ese momento cuando el niño llega a distin-
guir, por vez primera, entre actitudes proposicionales y contenidos propo-
sicionales. Según Perner, a los cuatro años los niños llegan a comprender la
auténtica naturaleza de las representaciones; es decir, el niño aprende que
una creencia que tuvo anteriormente era su representación del mundo en
aquel momento, aunque ese modelo anterior lo representase errónea-
mente. De esta manera el niño acaba construyendo una «teoría representa-
cional de la mente», que puede aplicar tanto a su razonamiento sobre la
psicología del sentido común como a su razonamiento sobre el mundo fí-
sico. El niño de cuatro años sabe que las personas no actúan en función de
situaciones alternativas, que-pueden corresponderse con los hechos o ir en
contra de ellos, sino que actúan en función de las representaciones mentales
que poseen de esas simaciones. A esta edad, el niñé sabe también que su
percepción de los objetos depende de la distinción entre apariencia y reali-
dad. Perner sostiene que, aunque los niños desarrollen un concepto de re-
presentación en torno a los tres años, hay que esperar hasta que tengan por
lo menos cuatro años para que incorporen el concepto de representación a
falsa. Perner considera que estos cambios forman parte de un cambio más
amplio, de dominio general, que se da en la capacidad de metarrepresenta-
ción, en lugar de constituir un cambio de dominio específico en la capaci-
dad de usar y comprender las actitudes proposicionales 5, .. . ,
Por consiguiente, tanto Perner como Leslie consideran que alrededor
de los 18 meses tiene lugar un cambio fundamental. Para Leslie este cam-
bio implica un nuevo mecanismo que Remite generar tepresentaciones
nuevas: las actitudes proposicionales. Según Perner, en cambio, no hay que
recurrir aún a un nuevo poder representacional; en vez de eso, Perner
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* Más aún, deatro del marco del modelo RR, sostengo que el proceso
general de redescripción representacional opera sobre las representacio-
nes de dominio específico de la teoría de Ja mente que constituyen los pro-
todeciaractivos, al igual que sucede en otros dominios de la cognición,
- el déficit que los autistas presentan en este dominio una prueba de su te-
sis. Estos autores intentan demostrar que el déficit específico que caracte-
riza al autismo es la falta de la éapacidad de hacer metarrepresentaciones
(Leslie y Frith, 1987). Según Léslie, todos los demás cómputos tienen lu-
gar sobre la base de representaciones primarias,
De este mado, por una parte, la teoría de la mente no es como las de-
más actividades de construcción de teorías, ya que se basa en las represen-
taciones y mecanismos específicos que sirven de sustento a las actitudes
proposicionales. Pero, por otra parte, la teoría de la mente es igual que
otras actividades de construcción de teorías, toda vez que cumple las. si-
guientes características: implica la realización de inferencias basadas en
entidades no observables (estados mentales tales como las creencias); in-
corpora un conjunto coherente de explicaciones sobre los vínculos causa-
les entre estados mentales y conductas, a partir de los cuales pueden pre-
decirse las acciones futuras (p. ej., como Maxi cree que el chocolate está
todavía en la cesta y no sabe que lo han cambiado de sitio, lo buscará den-
tro de la cesta); leva consigo una distinción creciente entre datos y teorías
(comprendiendo el distinto grado de fiabilidad de diferentes fuentes de
conocimiento acerca de los estados mentales y el comportamiento que de-
pende de ellos); y posee un dominio representado mentalmente y clara-
mente definido sobre el que operan las explicaciones causales ?!.
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