Professional Documents
Culture Documents
Idoc - Pub La Etica en El Ejercicio de La Ciudadania
Idoc - Pub La Etica en El Ejercicio de La Ciudadania
El comportamiento ético frente a los demás seres humanos nos obliga a ser respetuosos,
generosos, nobles, considerados y justos; independiente de la edad, raza, sexo o posición
social de los demás individuos, todo esto conlleva el compromiso ineludible de prestar ayuda
física o espiritual a quien lo necesite.
Es más difícil solicitar ayuda espiritual que física. Extrañamente es más fácil pedir alimentos o
medicinas, que ayuda espiritual cuando la frustración perturba nuestro espíritu y se requiere
asesoramiento, consejo o siquiera una palabra de solidaridad, porque ello amerita mostrar
intimidades y penas. Paradójicamente, y no obstante tenerla voluntad, no todos pueden
producir buenos consejos o asesoramiento para tranquilizar o sanar el alma; en cambio, no se
requiere calidad o cualidad especiales para suministrar ayuda económica o física.
En virtud de la estructura económica que soporta todas las súper estructuras sociales, el
individuo debe tener presente siempre el comportamiento ético, que es, esencialmente,
natural y de especie.
Un miembro de pareja, hijo o padre, no debe olvidar que sus actos reflejarán en su entorno
íntimo la misma medida de su comportamiento; si es positivo y beneficioso, esa será la
reacción, pero sí lo es negativo o perjudicial, lo mismo recibirá de sus allegados.
En el caso de los abogados, por citar algun ejemplo, la ética es fundamental. En nuestras
manos las personas ponen sus más preciados tesoros: su libertad y su patrimonio. Por nuestro
conocimiento de los principios y normas jurídicas, siempre estamos en posibilidad de hacer
mucho bien o igual mal. Es únicamente la ética profesional lo que nos limita a dar el paso para
convertir un ministerio sagrado, en algo reprobable.
El maestro Ossorio escribió: “Los abogados son arquitectos del alma de la gente.” Sabias y
acertadas palabras. Los abogados trabajamos sobre el “deber ser”, que es intangible; diferente
a los médicos, ingenieros o arquitectos quienes trabajan sobre cosas físicas como los cuerpos,
los materiales o los planos. Nosotros logramops con algo inmaterial como es una norma
jurídica, general y abstracta, una sentencia favorable y justa que es particular y concreta,
produciendo un resultado objetivo.
Si los profesionales, y en general quienes prestan sus servicios a la comunidad, entendieran la
importancia del comportamiento ético, no tendríamos tantos rábulas, ni negligencia médica;
no se caerían los puentes, hundirían carreteras o derrumbarían edificios a poco tiempo de su
construcción. Tampoco leeríamos de policías, militares y servidores públicos involucrados en
delitos, ni esposos-padres que abandonan sus hogares con hijos, olvidando su sagrado
compromiso de solidaridad y lealtad, por efecto de las más bajas y ancestrales pasiones.
La ética no debemos verla sólo como una voluntad, como algo etéreo, sino como un
compromiso de vida que se materializa en todos en los actos de nuestra vida diaria; aplicable a
la familia, los vecinos, el Estado, la comunidad, los animales y los recursos como el agua, la
agricultura y los demás elementos que conforman el medio ambiente natural y paisaje
geográfico-biológico.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
1 INTRODUCCIÓN
La ética, como una rama de la filosofía, está considerada como una ciencia
normativa, porque se ocupa de las normas de la conducta humana, y para
distinguirse de las ciencias formales, como las matemáticas y la lógica, y de las
ciencias empíricas, como la química y la física. Las ciencias empíricas sociales, sin
embargo, incluyendo la psicología, chocan en algunos puntos con los intereses de la
ética ya que ambas estudian la conducta social. Por ejemplo, las ciencias sociales a
menudo procuran determinar la relación entre principios éticos particulares y la
conducta social, e investigar las condiciones culturales que contribuyen a la
formación de esos principios.
2 PRINCIPIOS ÉTICOS
Los filósofos han intentado determinar la bondad en la conducta de acuerdo con dos
principios fundamentales y han considerado algunos tipos de conducta buenos en sí
mismos o buenos porque se adaptan a un modelo moral concreto. El primero
implica un valor final o summum bonum, deseable en sí mismo y no sólo como un
medio para alcanzar un fin. En la historia de la ética hay tres modelos de conducta
principales, cada uno de los cuales ha sido propuesto por varios grupos o individuos
como el bien más elevado: la felicidad o placer; el deber, la virtud o la obligación y
la perfección, el más completo desarrollo de las potencialidades humanas.
Dependiendo del marco social, la autoridad invocada para una buena conducta es la
voluntad de una deidad, el modelo de la naturaleza o el dominio de la razón.
Cuando la voluntad de una deidad es la autoridad, la obediencia a los
mandamientos divinos o a los textos bíblicos supone la pauta de conducta
aceptada. Si el modelo de autoridad es la naturaleza, la pauta es la conformidad
con las cualidades atribuidas a la naturaleza humana. Cuando rige la razón, se
espera que la conducta moral resulte del pensamiento racional.
4 HISTORIA
En el siglo V a.C. los filósofos griegos conocidos como sofistas, que enseñaron
retórica, lógica y gestión de los asuntos públicos, se mostraron escépticos en lo
relativo a sistemas morales absolutos. El sofista Protágoras enseñó que el juicio
humano es subjetivo y que la percepción de cada uno sólo es válida para uno
mismo. Gorgias llegó incluso al extremo de afirmar que nada existe, pues si algo
existiera los seres humanos no podrían conocerlo; y que si llegaban a conocerlo no
podrían comunicar ese conocimiento. Otros sofistas, como Trasímaco, creían que la
fuerza hace el derecho. Sócrates se opuso a los sofistas. Su posición filosófica,
representada en los diálogos de su discípulo Platón, puede resumirse de la siguiente
manera: la virtud es conocimiento; la gente será virtuosa si sabe lo que es la
virtud, y el vicio, o el mal, es fruto de la ignorancia. Así, según Sócrates, la
educación como aquello que constituye la virtud puede conseguir que la gente sea y
actúe conforme a la moral.