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MÓDULO 1:
CIENCIA, TECNOLOGÍA, SOCIEDAD E INNOVACIÓN

UNIDAD DIDÁCTICA 2:
MODELOS DE DESARROLLO Y MODELOS DE PRODUCCIÓN CIENTÍFICA Y
TECNOLÓGICA

DESARROLLO Y PRODUCCIÓN CIENTÍFICA


Lic. Yelina Piedra Salomón Lic. Ailín Martínez Rodríguez Producción científica Ciencias de
la Información, vol. 38, núm. 3, diciembre, 2007, pp. 33-38 Instituto de Información
Científica y Tecnológica
Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/1814/181414861004.pdf

¿Qué es producción científica (PC)?


La producción científica (PC) es considerada como la parte materializada del
conocimiento generado, es más que un conjunto de documentos almacenados en una
institución de información. Se considera también que contempla todas las actividades
académicas y científicas de un investigador. Este fenómeno se encuentra ligado a la
mayoría de los acontecimientos en los que se ven involucradas las personas,
cotidianamente, por lo que la evaluación de la misma, atendiendo al resultado de los
trabajos de investigación e innovación, no es una práctica reciente en las diversas áreas
disciplinares. Su estudio se ha intensificado y sistematizado a partir de las últimas dos
décadas.

Hablar de PC para muchos es inmediatamente referirse al «resultado en forma de


publicaciones de trabajos de investigación y de innovación en las respectivas áreas
disciplinares»[1], pero no es esta la posición que prevalece pues diversos estudiosos del
tema no la comparten o simplemente no la tienen en cuenta.

Chauí sitúa la PC en un ámbito mucho más amplio, separando la producción de la


publicación. Según su punto de vista «las tesis en preparación, las tesis defendidas y que
aún no han sido publicadas, los trabajos presentados en congresos, coloquios y
simposios, aulas, trabajos de laboratorios concluidos y no publicados, incluso trabajos de
campo; todo eso es producción científica»[2].

También existen autores que no refutan el criterio anterior pero defienden su posición.
Para Morales Morejón «la creación (es decir: producción) propiamente de los aportes
científicos (nuevas teorías, nuevos métodos y procedimientos de investigación, nuevos
productos científicos, etc.) que logran en su quehacer científico, los que pueden generar
uno o más artículos por cada uno de dichos aportes obtenidos, es lo que debería
expresarse en términos de ‘productividad científica»[3] pues esta concepción abre
nuevas posibilidades de medición en la actividad de los científicos y tecnólogos. Para este
autor la productividad científica es aquella que refleja el resultado de investigaciones
científicas traducidos en nuevo conocimiento, si lo que se investiga no genera este tipo
de conocimiento entonces lo que se escribe acerca del tema es considerado mera
producción bibliográfica, o sea, un conjunto de documentos escritos que comunican el
resultado de un determinado trabajo científico.

Por su parte, Spinak afirma que «la productividad científica es la cantidad de investigación
producida por los científicos»[4] pero agrega que generalmente se mide mediante «la
cantidad de publicaciones que produce un autor, una institución o un país
determinado»[5]. Según este autor la productividad científica es un eslabón inseparable
de la PC porque constituye su elemento medible.

Otros autores sitúan la PC como la propia esencia de las universidades conjuntamente


con la investigación. Para Witter esta es ¨la forma mediante la cual una universidad o
institución de investigación se hace presente a la hora de hacer ciencia, es una base para
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el desenvolvimiento y la superación de dependencia entre países y regiones de un mismo


país; es un vehículo para la mejoría de la calidad de vida de los habitantes de un país, es
una forma de hacerse presente no solo hoy, sino también mañana¨ [6]

Mollo Pécora es del criterio de que teniendo a la universidad básicamente como espacio,
la PC debe entenderse como ¨toda la actividad resultante de una reflexión sistemática,
que implica producción original dentro de la tradición de investigación con métodos,
técnicas, materiales, lenguaje propio, y contempla críticamente el patrimonio anterior de
una determinada ciencia¨ [7].

La postura de Azevedo hace que se visualice este particular referente a la PC de una


forma menos complicada pues para la autora esta debe ser vista, independientemente
de su soporte, como» toda producción documental sobre un determinado asunto de
interés de una comunidad científica especifica que contribuya al desarrollo de la ciencia
y para la apertura de nuevos horizontes de investigación» [8].

Después de haber analizado este conjunto de conceptos y en aras de esclarecer de cierta


forma qué es en sí la PC, se propone a continuación una definición sin afán de poner en
dudas las ya expuestas, pero con el propósito de ser sometida al escrutinio de los
especialistas y aceptada por la comunidad científica. Producción científica (PC): forma a
través de la cual se expresa el conocimiento resultante del trabajo intelectual mediante
investigación científica en una determinada área del saber, perteneciente o no al ámbito
académico, publicado o inédito; que contribuye al desarrollo de la ciencia como actividad
social.
(…)

¿Cómo se produce?
Las investigaciones científicas son el resultado del denominado proceso de investigación
científica (PIC) que no es más que «un proceso de carácter creativo que pretende
encontrar respuesta a problemas trascendentales y con ello lograr hallazgos
significativos que aumenten el conocimiento humano»[11]. Este proceso consta de
diferentes momentos que son vitales para que se desarrolle a cabalidad. Entre estos
figuran:
- «Acumulación de información, de hechos, de datos empíricos.
- Desarrollo de la teoría, interpretación, descripción, explicación de los hechos y datos
acumulados y pronóstico o predicción de otros nuevos y desconocidos de la misma
naturaleza.
- Validación, comprobación, aplicación, constatación en la práctica de lo pensado. «[12]

Estas etapas adquieren carácter cíclico hasta el momento en que se confirma


definitivamente la teoría que se formuló. A partir de ese momento es que se hace
presente entonces la PC como derivada de la investigación y para jugar su rol como
difusora de la información científica generada a partir de esta. La investigación científica
tiene entre sus fines, el enriquecimiento del sistema de la ciencia y de la humanidad, por
lo que a través de la PC se documentan y divulgan sus resultados para garantizar a su
vez el carácter sucesivo e internacional de la ciencia propiamente dicha.

¿Dónde se produce?
Universalmente es aceptado el hecho de que la investigación científica depende de la
calidad de las universidades y de las instituciones profesionales y de investigación de
cada país, así como también es conocido que la investigación y la PC son la propia
esencia de dichas universidades.
La gran mayoría del esfuerzo del desarrollo científico y tecnológico de un país está
intermediado, directa o indirectamente, por la universidad y la actividad académica e
investigativa que la misma genera.
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La ventaja de privilegiarla como institución más adecuada para monitorear la


investigación y con ello la PC, reside en el hecho de que de esta forma es posible asociar
más fácilmente la realización de la investigación con su difusión a través de la enseñanza.
En este marco, las tesis de diploma o de graduación y las tesis de grado o postgrado
(maestría y doctorado) protagonizan la productividad científica debido a sus
características relacionadas con el nivel de producción y el número de ejemplares
reproducido.

Según Krohling Kunsch lo que se desea y defiende es que» la universidad, como centro
de producción sistematizada de conocimiento, canalice sus potencialidades, sus
programas de naturaleza científica y cultural, procurando difundir junto a la opinión
pública el saber y los progresos, los debates y las discusiones que generan las áreas de
ciencias, tecnología, letras y artes. Como programas comunicacionales basados en una
producción científica bien elaborada, la universidad mantendrá o recuperará su real
dimensión.» [13]

Por otro lado, los centros o institutos de investigación, ejercen fuerza al desempeñar una
ardua labor en la PC pues no existen dudas acerca del papel que juegan como centros
de I+D dedicados al desarrollo de la ciencia y la innovación tecnológica en aras de
solventar problemas de cualquier índole de un país determinado. En estos se genera
conocimiento traducible en ponencias y artículos, pero que inicialmente aparecen en
informes o reportes de investigación.

MODOS DE PRODUCCIÓN CIENTÍFICA


Goñi Mazzitelli, M. G. (2017). Cambios en las formas de producción de conocimiento,
evaluación académica y su incidencia en la construcción de las agendas de investigación.
La experiencia de dos áreas de conocimiento en la Universidad de la República- Uruguay.
(Tesis de posgrad o). Bernal, Argentina : Universidad Nacional de Quilmes.
Disponible:https://ridaa.unq.edu.ar/bitstream/handle/20.500.11807/253/TM_2016_go
%C3%B1imazzitelli_010.pdf?sequence=1&isAllowed=y

La expectativa creciente de que la ciencia responda a problemas locales, de interés para


múltiples actores, académicos y no académicos, además de la curiosidad y otros motivos
intrínsecos a la producción de nuevo conocimiento, no es un fenómeno exclusivo del
continente latinoamericano (Guston, 2000).

Diversas vertientes disciplinares agrupadas en los estudios CTS han buscado


conceptualizar las transformaciones en la producción del conocimiento a nivel mundial.
De esta manera, podemos dar cuenta de conceptos como investigación estratégica
(Irvine y Martin, 1984), nuevos modos de producción de conocimiento (Gibbons et al.,
1997), sistemas de innovación (Lundvall, 1992 entre otros), triple hélice (Etzkowitz y
Leydesdorff, 1998 y 2000), ciencia postacadémica (Ziman, 1994 y 2000), ciencia
posnormal (Funtowicz y Ravetz, 1993) o capitalismo académico (Slaughter y Leslie,
1997). Estos conceptos presentan múltiples y complejos matices, que se traducen en
diferentes enfoques pero, en términos generales, comparten la idea de que se han
puesto en marcha importantes transformaciones en el campo de la ciencia académica.

A pesar de que estos enfoques surgen y se desarrollan en diferentes contextos sociales,


políticos, económicos y culturales, contribuyen a tipificar un proceso dinámico al interior
de la ciencia que se conforma a través de múltiples transformaciones influidas por un
contexto local y global.

Los enfoques planteados presentan diferentes énfasis y orientaciones; sin embargo


pueden identificarse algunos puntos en común que contribuyen a comprender parte de
los cambios que se registran en la ciencia. Entre algunas de las coincidencias se plantea
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a la ciencia como un sistema dinámico que depende no sólo de factores internos a sus
organizaciones y al quehacer de los científicos, sino que también responde a
determinantes externos de carácter social, político y económico.

Algunos de estos enfoques se centran en mayor medida en el reconocimiento de nuevos


contextos sociales que influyen en las formas que adquiere la producción de
conocimiento. De esta manera, según Irvine y Martin (1984) la investigación estratégica
hace referencia particularmente a la investigación básica llevada a cabo con la esperanza
de conducir a un amplio conocimiento que pueda constituir la base para solucionar los
problemas prácticos actuales o futuros.

Por su parte, Gibbons et al. (1997) plantea el surgimiento de un nuevo modo de


producción del conocimiento que afecta no sólo qué conocimientos se producen, sino
también cómo se producen, el contexto en el que se persigue, la forma en que se
organiza, el sistema de recompensas que utiliza y los mecanismos que controlan la
calidad de lo que se produce. Así, el nuevo modo funciona dentro de un contexto de
aplicación en el que los problemas no se hallan encuadrados dentro de una estructura
disciplinar. A su vez, este nuevo modo supone una estrecha interacción entre muchos
actores lo que significa que la producción del conocimiento adquiere cada vez una
mayor responsabilidad social.

El enfoque de los Sistemas de Innovación comparte algunas ideas básicas con el planteo
de Gibbons et al. (1997). En ambos casos existe la búsqueda hacia una interacción más
estrecha entre productores y usuarios de conocimiento. Para los Sistemas de Innovación,
la interrelación entre diferentes actores, promoviendo relaciones sistémicas entre estos,
interviene en la producción, difusión y uso de conocimiento nuevo y económicamente
útil resultando fundamental para promover procesos de innovación localizados
(Lundvall, 1992)

Por su parte, Etzkowitz y Leydesdorff (1998 y 2000) a través del enfoque de la Triple
Hélice incorporan una nueva misión a la producción del conocimiento orientado hacia
el crecimiento económico. En esta orientación, los tres componentes de la hélice,
gobierno, empresa y universidad, deben trabajar para la producción de riqueza y
mantener una competitividad de la balanza global y asegurar relaciones de mutuos
beneficios para obtener resultados entre la investigación y el mercado.

Aportando hacia esta nueva misión, el concepto de ciencia post-académica (Ziman,


2000) da cuenta de la ―transformación radical, irreversible y mundial de la manera en
que la ciencia se organiza y ejecuta.

Según Ziman (2000), la ciencia se ha transformado, de manera radical e irreversible, en


la forma en que se organiza, se gestiona y se realiza. Esto, ha implicado cambios
estructurales mayores, como ser en las instituciones epistémicas. En este nuevo contexto,
cambian las normas que deben cumplir los investigadores en donde para el autor se ha
perdido autonomía en la elección de las líneas de investigación y la publicación de sus
resultados. A su vez, la escasez de los recursos públicos para la investigación, es
complementada por sistemas de fondos competitivos cuyas reglas de juego ya no las fija
la academia (Arocena y Sutz, 2003). Al decir de Ziman (2000), además de ―publicar o
perecer‖, ahora hay que ―competir por fondos o morir‖.

Para el caso de la ciencia pos-normal (Funtowicz y Ravetz, 1993), estos autores aceptan
la coexistencia de distintos modos de producción científica, adoptando un punto de vista
que entiende la forma de funcionamiento de la I+D como un sistema complejo, y que
está alejada de supuestos reduccionistas y mecanicistas. En esos contextos
contemporáneos de gran complejidad la ciencia se ve limitada para proporcionar
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respuestas definitivas, lo cual constituye la situación que da lugar a la diversificación de


formas de producir conocimiento.

Por último, el enfoque asociado al concepto de capitalismo académico busca reconocer


el crecimiento de los mercados globales, el desarrollo de políticas nacionales centradas
en la investigación aplicada y la innovación, la reducción del monto de subsidio directo
del Estado a las instituciones, y el incremento de los vínculos de los académicos con el
mercado. El capitalismo académico, señalan Slaughter y Leslie (1997), se refiere al uso
que las universidades hacen de su único activo real, el capital humano de sus
académicos, con el propósito de incrementar sus ingresos, motivados para asegurar la
obtención de recursos externos.

En suma, estas diferentes conceptualizaciones dan cuenta de las características de


algunos de los cambios que se han producido. La influencia de los diferentes contextos
sociales, políticos y económicos es un factor fundamental para dar cuenta de estos
cambios sobre las formas que adopta la producción del conocimiento y sus formas de
organización. Estos diferentes conceptos y enfoques resultan marcos de referencia, en
mayor o menor medida, que permean las transformaciones sucedidas en el plano
nacional.

DESARROLLO Y PRODUCCIÓN TECNOLÓGICA


Ordóñez, Leonardo. (2007). El desarrollo tecnológico en la historia. Areté, 19(2), 187-
210. Recuperado en 05 de marzo de 2022,
Disponible en: http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1016-
913X2007000200001&lng=es&tlng=es.

Si la historia de la técnica tiene que ver con artefactos, pero también con instituciones;
con máquinas, pero también con comunidades; con herramientas, pero también con
recursos; con cambio tecnológico, pero también con cambio social; un modelo
alternativo que pretenda dar cuenta de su desenvolvimiento tiene que ofrecer un
margen de maniobra amplio en el que tengan cabida las conexiones entre estos diversos
factores. Como señala Volti, “el cambio tecnológico ha sido una fuerza importante en la
configuración de los roles sociales y las instituciones, aunque su propio desarrollo ha sido
el fruto de acciones humanas que tienen lugar en un particular entorno social”15. La
organización social incide en el desenvolvimiento de la técnica, y esta, a su vez, ayuda a
modelar aquella, en una constante retroalimentación mutua. A ello habría que sumar los
factores ambientales, que no en vano han sido un motivo de creciente preocupación en
las últimas décadas y sin cuyo concurso ni las sociedades ni las técnicas podrían
desarrollarse.

El modelo propuesto por Michel Serres para interpretar la historia de la técnica se sitúa
en este contexto amplio de acercamiento al tema. La primera novedad que introduce
Serres consiste en articular la historia de la técnica no alrededor de un único hilo
conductor que iría desde la época paleolítica hasta hoy, sino alrededor de tres hilos
conductores distintos, tres corrientes principales de desarrollo que no se ordenan
cronológicamente como partes de un eslabonamiento sucesivo, sino que discurren en
paralelo a lo largo de la historia, aunque sus caminos se traslapan y entrecruzan una y
otra vez. En cada una de estas corrientes, el desarrollo tecnológico evoluciona con
lentitud, si bien sus resultados generan transformaciones sociales revolucionarias en
períodos muy precisos. Cada una de las corrientes es caracterizada por Serres16 de
acuerdo con un abanico de variables que incluye el tipo de energía utilizada, las formas
de trabajo típicas, el modo de producción económica predominante, los momentos de
máximo apogeo histórico y, por último –lo que constituye una segunda e interesante
novedad–, ciertas figuras mitológicas y ciertos símbolos asociados que sirven como
emblemas de tres tipos de tecnología.
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La primera corriente del desarrollo tecnológico está presidida por las figuras de Atlas y
Hércules. Estos personajes se caracterizan ante todo por su fuerza, por su capacidad para
sostener o movilizar pesos; son héroes de la fuerza mecánica, tanto estática como
dinámica. Su actividad se desarrolla alrededor de elementos estables, permanentes, fríos.
Primero está Atlas, cuya tarea consiste en sostener la bóveda celeste sobre sus anchas
espaldas (un trabajo comparable al que realiza una cariátide o una columna del
Partenón). La figura de Atlas evoca la arquitectura monumental característica de los
grandes imperios despóticos de la Antigüedad: los egipcios, los chinos, los babilonios, los
aztecas, los incas. La construcción de monumentos colosales –murallas, templos,
pirámides, zigurats– depende de la disposición vertical de bloques de piedra, roca o
mármol. El resultado: obras estables y sólidas, que desafían el paso del tiempo. Enseguida
está Hércules, cuyos míticos trabajos constituyen un despliegue de fuerza física en
cuanto capacidad para movilizar los elementos. Según Serres, con Hércules ya no se trata
solamente de sostener los pesos sino de transportarlos, desplazarlos, “pasando de la obra
puramente estática al trabajo cinemático, en movimiento, o a la dinámica de una
transformación: nadar para que avance el barco, limpiar los establos...”17, y así
sucesivamente. Mientras el sudor hace relucir su cuerpo, Hércules rema, corre, mueve las
rocas, canaliza las aguas de los ríos, levanta o persigue a los monstruos, los golpea con
su maza, los aprieta entre sus brazos musculosos.

En este primer tipo de tecnología, cimentado en la fuerza mecánica, podemos agrupar


trabajos tan distintos como la labranza de la tierra, la edificación de viviendas, la
navegación a remo o a vela, la confección de mantas y la construcción de sistemas de
riego. Agricultores, albañiles, arquitectos, tejedores, talladores y marineros constituyen,
de acuerdo con una analogía orgánica empleada por Serres, el “esqueleto” y los
“músculos” de la sociedad; ellos marcan el tipo de actividad técnica dominante en las
primeras fases de desarrollo de la civilización. Si bien este tipo de trabajos existe desde
tiempos remotos y perdura hasta hoy, su época de predominio corresponde al apogeo
de los imperios, posterior a la revolución neolítica, contemporánea a la revolución
urbana y que perdura después, llegando hasta el Medioevo y el Renacimiento.

La segunda corriente de desarrollo tecnológico está presidida por las figuras de


Prometeo y Hefesto. Estos personajes se caracterizan ante todo por su capacidad para
transformar los objetos mediante el uso del fuego; son héroes de la fuerza calórica,
alegorías de la termodinámica. Su actividad se desarrolla alrededor de elementos cálidos,
incandescentes, ígneos, fluidos a fuerza de combustión. Mediante el uso del fuego,
Prometeo enseña a la especie humana a cocinar sus alimentos, a calentar sus cuerpos
azotados por el frío, a enfrentar a las fieras salvajes, a desafiar la oscuridad de la noche.
El fuego prometeico, como una antorcha que alumbra el camino del progreso, ha
constituido en las artes y las letras occidentales un símbolo emblemático del proceso de
la civilización. Hefesto, por su parte, reblandece en su fragua los metales más duros y los
convierte en delicadas filigranas, en armas relucientes. Su trabajo anticipa los hornos
industriales y la era de los motores. Según Serres, desde finales del siglo XVIII, “la
transformación ardiente de las cosas se convirtió en la base del trabajo, que funde el
mineral en lingotes y los convierte, sobre diseños industriales, en mil máquinas motrices
que cruzan el espacio ruidosamente y con rapidez, dejando tras de sí una estela
tóxica”18.

En este segundo tipo de tecnología, cimentado en la fuerza calórica y en la combustión


química, podemos agrupar trabajos como la cocción de los alimentos, la elaboración de
antorchas y velas de cera, la forja de los metales, la navegación a vapor, la construcción
de vehículos, turbinas y demás máquinas movidas mediante el uso de combustibles
fósiles, etcétera. Cocineros, herreros, conductores, forjadores, obreros y trabajadores de
la industria constituyen, de acuerdo con la analogía orgánica empleada por Serres, el
“sistema metabólico” de la sociedad; ellos marcan el tipo de actividad técnica dominante
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a partir de la revolución industrial. Si bien la conquista del fuego puede datarse a más de
un millón de años atrás, su época de predominio corresponde al apogeo de la civilización
industrial, que comienza a cuajar hace unos 250 años.

La tercera corriente de desarrollo tecnológico está regida por las figuras de Hermes y de
los Ángeles. Estos personajes se caracterizan ante todo por su habilidad para el registro
y la transmisión de datos; son adalides de las fuerzas electromagnéticas, metáforas de la
electrónica. Su actividad se articula alrededor de lo volátil, lo virtual, lo etéreo, los
mensajes inmateriales, el procesamiento de información. Hermes, el mensajero de los
dioses, inventor de la lira, protector del comercio y custodio de los caminantes, con sus
sandalias aladas se desplaza sutil y silenciosamente, pero con la velocidad del
pensamiento. Su misión es informar, establecer lazos de comunicación eficientes entre
distintos puntos del espacio. Los Ángeles, figuras itinerantes, a semejanza de Hermes,
pero mucho más numerosos, conectan el cielo y la tierra, portadores de buenas o de
malas nuevas, traductores que comunican a los hombres con los dioses, viajeros
infatigables a través de las redes y los circuitos (a este respecto, no sobra recordar que la
palabra griega angelos significa “mensajero”). Según Serres, Hermes y los Ángeles son
los emblemas de nuestra propia época. “Reflexione, cuando se va a trabajar por la
mañana, la multitud que transita por las calles: ¡cuán pocos Prometeos y aún menos
Hércules y Atlas, para tantos y tantos Arcángeles, que van partiendo de viaje portando
mensajes! Ahora vivimos en una inmensa mensajería”19.

En este tercer tipo de tecnología, cimentado en la electricidad y en el procesamiento y la


transmisión de información, podemos agrupar trabajos como la enseñanza, la escritura
de libros, la actuación, el diseño, la música, las transacciones financieras, la
comunicación, la electrónica y muchos otros. Mensajeros, ingenieros de sistemas,
empleados bancarios, políticos y diplomáticos, artistas y escritores, contratistas,
profesores, periodistas y comunicadores, abogados, todo un ejército de funcionarios,
asesores e intermediarios de cuello blanco que constituye (siguiendo con la analogía
orgánica empleada por Serres) el “sistema nervioso” de la sociedad y que define el tipo
de actividad técnica dominante en nuestros días. Es indudable que los seres humanos
procesamos informaciones, datos y símbolos desde tiempos inmemoriales; empero, solo
hasta nuestra propia época, con la globalización, las revoluciones informática y
biotecnológica y la conformación de la sociedad del conocimiento, este tipo de actividad
pasa a ocupar el primer plano, desplazando otras actividades tradicionales.

De acuerdo con el modelo de Serres, las tres grandes corrientes del desarrollo
tecnológico acompañan a los seres humanos desde la prehistoria, requiriendo cada una
recursos naturales y humanos específicos. Si bien cada corriente ha seguido su propia
línea de desarrollo gradual, ellas no han alcanzado el apogeo de su florecimiento al
mismo tiempo; de ahí que la historia de la tecnología pueda adoptar, según el punto de
vista que se elija, o bien el aspecto de una línea quebrada por fases de progreso
revolucionario, o bien el aspecto de una pendiente acumulativa suavemente progresiva.

El modelo de Serres ofrece un marco integrativo en el que estas dos perspectivas


tradicionales se complementan. Para discernir con más claridad las fortalezas y el poder
explicativo del modelo, vale la pena examinar con atención el siguiente esquema en el
que hemos sintetizado la propuesta:
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CIENCIA, TECNOLOGÍA, SOCIEDAD E INNOVACIÓN

RELACIÓN ENTRE PRODUCCIÓN CIENTÍFICA Y DESARROLLO TECNOLÓGICO

Díaz Narváez, Victor Patricio y Calzadilla Nuñez, Aracelis CICLO CIENCIA-PRODUCCIÓN


Y SU RELACIÓN CON EL POTENCIAL CIENTÍFICO EN LATINOAMÉRICA Marco teórico-
conceptual para un sistema de investigaciones científicas. Investigación & Desarrollo.
2001;09(2):572-591.[fecha de Consulta 5 de Marzo de 2022]. ISSN: 0121-3261.
Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=26890205

La sistemática conversión de los logros de las ciencias fundamentales en equipos técnicos


y procesos tecnológicos implica un aceleramiento del desarrollo de la tecnología
(Pshirkov, 1985; Vinokurov y Mitin, 1986), y se utiliza el concepto de «revolución
tecnológica» (RT) para referirse al proceso en que se producen grandes cambios
cualitativos y cuantitativos en la técnica y organización de la producción caracterizada
por una gran velocidad. Sobre la base de la interacción de la ciencia y la tecnología
(Monsieiev & Frolov, 1984) es necesario examinar las bases metodológicas de esta
interacción. Una de éstas es el enfoque programático específico de la actividad científica,
que permite, por una parte, descubrir regularidades esenciales del desarrollo de la propia
ciencia y, por otra, hallar las vías de influencia de ésta en el desarrollo de la producción,
así como los medios sociales y productivos, y las demandas que la sociedad hace a sí
misma y cómo éstas influyen en su propio desarrollo (Clark & Piedra, 1992; Clark, 1994).
Por tanto, visto desde una perspectiva aún más amplia, el estudio del carácter del
desarrollo de la tecnología moderna, el conjunto de transformaciones tecnológicas que
hoy tienen lugar, sus causas y posibles consecuencias (a corto y largo plazo),
interacciones de la ciencia y la tecnología en la etapa actual, la acción recíproca de las
estructuras tecnológicas y sociales constituye una tarea de gran envergadura que debe
ser asumida por los científicos y por toda la sociedad.
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MÓDULO 1:
CIENCIA, TECNOLOGÍA, SOCIEDAD E INNOVACIÓN

Es posible definir la tecnología como la «metodología de la producción moderna, la cual


comprende un conjunto de reglas, hábitos y procesos de producción» (Vinokurov &
Mitin, 1986). Bajo este concepto se entiende, por una parte, el sistema de producción
material, métodos de obtención y procesamiento de distintos materiales y, por otra, se
ha constituido como una disciplina científica que abarca la colección de conocimientos
y reglas de construcción de los procesos tecnológicos (Dorfman, 1987). Por otra parte, el
ciclo ciencia-técnica-producción puede ser definido, según García y Nodal (1986), como:
«El enfoque integral en la combinación de las investigaciones científicas, el desarrollo
técnico, la elaboración de la documentación constructiva-tecnológica, la fabricación y
pruebas de modelos experimentales, la organización y preparación de la producción y la
primera partida de la producción, teniendo en cuenta la continuidad, simultaneidad e
interacción de las etapas antes señaladas y la planificación de todos los recursos
necesarios para ello».

En la interacción ciencia-técnica-producción se pone de manifiesto la influencia que


ejerce la tecnología sobre las estructuras sociales, sobre su cultura y concepciones
ideológicas. Sin embargo, no se puede buscar una identidad entre progreso tecnológico
y progreso social. El progreso tecnológico es sólo una condición necesaria, pero no
suficiente, para que haya progreso social. El despliegue del progreso tecnológico, en
términos de su repercusión social positiva, sólo es posible durante el proceso de
desarrollo evolutivo ascendente de todos los aspectos de la sociedad. La ciencia, la
tecnología y la estructura social forman un sistema complejo con numerosos enlaces
recíprocos y con carácter indirecto de interacción. Por esta razón, se puede explicar que,
en las actuales condiciones sociales de la humanidad, el desarrollo tecnológico por sí
mismo no logra producir cambios cualitativos en la sociedad.

Con la Revolución Industrial se pudo percibir con mayor claridad la relación entre los
factores tecnológicos y sociales del desarrollo. Es a partir de esta época en que el proceso
de creación de nuevas tecnologías adquiere un carácter científico y se acelera el ritmo
de desarrollo tecnológico. Se produce entonces la demanda dirigida a un fin de
tecnologías nuevas. Este proceso conduce a la unión de la tecnología con las ciencias
naturales, lo cual induce a elevar la actividad investigativa científica y, recíprocamente, el
aumento del nivel tecnológico abrió nuevas posibilidades técnicas al experimento
científico y, al mismo tiempo, planteó a los científicos problemas de un nivel
cualitativamente nuevo.

La tecnología posee un rasgo interesante, el cual consiste en que se constituye en uno


de los eslabones más inertes del sistema social; tal rasgo se debe al carácter consecutivo
de su desarrollo (Vinokurov & Mitin, 1986). Cada adelanto tecnológico es consecuencia
de la existencia de un nivel tecnológico precedente. Esto se debe a que los saltos
cualitativos sólo pueden ser generados desde el exterior al sistema en estudio. El carácter
consecutivo del desarrollo tecnológico se expresa también mediante el principio: «la
tecnología genera tecnología», en el sentido de que cada proceso tecnológico demanda
un nuevo proceso tecnológico.

En un principio, el desarrollo tecnológico consistía en reproducir artificialmente los


fenómenos naturales. Pero el actual desarrollo de esta esfera se caracteriza por el uso de
materiales no existentes en la naturaleza. Este rasgo es propio de aquellas tecnologías
que surgen sobre la base de hallazgos científicos, lo que implica la transformación
consciente del descubrimiento de una ley natural en tecnología. Los aspectos antes
señalados nos conducen a señalar que el paso de los conocimientos desde la ciencia a
los tecnológicos se transforma en un factor esencial e indispensable del PCT y,
simultáneamente, con la profundización cualitativa y cuantitativa de la investigación
científica, la creación de un sistema científicamente organizado de traslado a la
tecnología de los logros científicos se transforma en un factor objetivo y clave del
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desarrollo y el carácter de la dinámica del progreso económicosocial (Gatovski, 1986;


Dorfman, 1987; Zviegintsev, 1987; Paton, 1988).

La revolución tecnológica (RT) se caracteriza por varias direcciones en su desarrollo: a)


utilización de materiales esencialmente nuevos; b) utilización de modernos procesos
tecnológicos y técnicas no mecánicas (láser, plasma, etc.); c) el uso de las computadoras
en la producción, servicios y administración que cambia el carácter del trabajo; d) la
aparición de la biotecnología e ingeniería genética.

En estas direcciones se aprecia claramente la vinculación de la tecnología con las


disciplinas científicas que las han originado. Sin embargo, lo anterior no significa que la
concreción de conocimientos científicos en la producción sea un proceso aditivo, sino
que el paso de la ciencia a la tecnología exige nociones y capacidades de proyección
científicas complementarias que determinan que el propio proceso de creación de
tecnologías sea considerado como una ciencia en sí misma (Dorfman, 1987).

Cuando es posible orientar las investigaciones científicas hacia la creación de


tecnologías, estamos en presencia de una de las manifestaciones más nítidas de
conversión de la ciencia en fuerza productiva. Por esta razón existe la tendencia de que,
en la cadena ciencia-técnicatecnología-producción, el eslabón que está asumiendo un
mayor peso específico es cada vez más la ciencia. En la actualidad, esta tendencia tiene
sus causas en la RCT basada esencialmente en los descubrimientos de las ciencias
fundamentales.

Por tanto, los descubrimientos científicos de estas ciencias deben merecer gran atención,
pues su demora en su introducción puede conducir a un atraso tecnológico irreparable
en relación con lo que el nivel mundial exige. La necesidad de permanecer alerta
constantemente y, en el mejor de los casos, tener la capacidad de prever descubrimientos
científicos o tendencias de su desarrollo positivo, nos lleva directamente al aumento de
la importancia del peso específico de las investigaciones científicas y trabajos de diseño
experimental en el costo de las nuevas tecnologías. De aquí que Vinokurov y Mitin (1986)
han señalado el término de «producción con inversión por concepto de trabajo
científico» en relación con las ramas más modernas de la industria. Ellos plantean que:
«En las ramas con elevado nivel de inversión por concepto de trabajo científico, la
producción crece con alto ritmo y aumenta continuamente su peso específico en el
volumen global de la producción industrial en aquellos países que son desarrollados». El
alto ritmo de la producción y la rápida obsolescencia de los artículos conduce a que, a
diferencia de las ramas tradicionales de la industria, en las ramas con elevado grado de
inversión por concepto de trabajo científico desaparezca la diferencia entre el nivel de
los trabajos de investigación científica y de diseño experimental, de una parte, y
tecnología introducida de la otra; es decir, a que se introduzcan en un tiempo real
prácticamente todos los resultados de los trabajos de los científicos y de diseño
(Kutieinikov, 1984).

(…)
Por tanto, la base del PCT es el alto desarrollo de la ciencia y el aceleramiento de la
introducción de sus logros en la esfera de la tecnología y en la producción. La interacción
entre estos elementos constituye un elemento esencial en la conformación de cualquier
estrategia responsable de un país.

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