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1er Pacial
1er Pacial
-Año 2023-
Introducción
La psicología es una ciencia desarrollada muy recientemente. Para ponernos en contexto, a fines del
siglo XVIII un grupo de médicos humanistas encabezados por Felipe Pinel, lograron reconocer la
existencia de enfermedades mentales (anteriormente, incluso se consideraba que estás personas
estaban poseídas por seres sobrenaturales y eran temidos o causaban vergüenza). Sin embargo con
este descubrimiento aún no se podía concebir el concepto de mente y mucho menos diferenciarlo
del cerebro. Además, cabe recalcar las condiciones inhumanas en las que vivían estos enfermos que
se encontraban recluidos, encadenados y maltratados (el “tratamiento” que se utilizaba consistía en
infligir torturas para detener los delirios).
Felipe Pinel fue un médico francés nacido en 1745 que, además reconocer las enfermedades
mentales, liberó a los enfermos de sus cadenas al dirigir la fundación del asilo llamado “Hospicio de
Becêtre”. Con este asilo se comenzaron a hacer historias clínicas de los pacientes y con ello se
dieron nombres y diagnósticos a las diferentes enfermedades, se buscaba conocer los síntomas y la
evolución de las enfermedades para brindar ayuda al paciente.
En las décadas siguientes se continuó la investigación del cerebro en base a estudios neurológicos,
en los cuales se destacó Sigmund Freud, quien posteriormente se apartó de la neuroanatomía y de la
neurofisiología enfocándose en el estudio de la psiquis. Elaboró su primera tópica en 1895, pero
ésta no bastaba para explicar varios fenómenos de la mente, por lo que en 1923 desarrolla la
segunda tópica como complemento para la primera.
Es así que comienzan a elaborarse nuevos términos y parámetros para dar explicaciones razonables
a la conducta humana y el funcionamiento de la mente. Freud utiliza el término de
“Metapsicología” para definir el comportamiento de los individuos teniendo en cuenta fenómenos
que trascienden la experiencia consciente. Por lo tanto, hablar de metapsicología dentro del
psicoanálisis es ir más allá de las experiencias prácticas y de observaciones clínicas.
Para explicar el funcionamiento del aparato psíquico, Freud vio necesario tener en cuenta varios
enfoques fundamentales:
Dinámico: toma en cuenta las fuerzas (pulsiones) que intervienen en la aparición de los
fenómenos psíquicos y las diferencia del instinto (comportamiento heredado, generalmente
estereotipado). El enfoque dinámico limita entre lo psíquico y lo somático, es el impulso
que motiva las acciones.
Económico: se basa en la distribución de la energía pulsional, que puede mantenerse,
aumentar o disminuir.
Genético: toma en cuenta el origen y posterior desarrollo de los fenómenos psíquicos.
Cuestiones potencialmente activos que quedaron en latencia y que pueden influir en el
desarrollo de la personalidad. Para explicar este hecho se postularon series
complementarias:
Primera serie: Factores hereditarios + Factores congénitos (innatos) =
constitución
Segunda serie: experiencias infantiles (desde el nacimiento hasta los 6
años). La suma entre la primera serie con la segunda resulta en la
inclinación a enfermar.
Tercera serie: es el factor desencadenante, donde un suceso o
acontecimiento que actúa sobre una inclinación dada origina una
enfermedad.
Estructural/Topográfico: se basa en los dos modelos de funcionamiento psíquico,
complementarios, postulados por Freud:
Primera tópica: es el modelo topográfico en las que se describen 3
sistemas; el consciente, el preconsciente y el inconsciente.
Segunda tópica: es el modelo estructural y dinámico. Tal como la primera,
encierra un trío compuesto por 3 instancias; el Yo, el Ello y el Superyó.
PRIMERA TÓPICA:
Freud propuso modelos complementarios del funcionamiento psíquico. La primer tópica, que es uno
de ellos, representa el modelo topográfico que se basa en una serie de sistemas o instancias, más no
de lugares anatómicos como se acostumbraba en aquella época. Este modelo describe el aparato
psíquico compuesto por tres sistemas: el consciente, el preconsciente y el inconsciente.
SEGUNDA TÓPICA:
Está segunda teoría sobre el funcionamiento psíquico fue concretado y expuesto en 1923 por Freud
en su conocida obra “el Yo y el Ello”, en ella se evidencia nuevamente una diferencia entre lo
consciente y lo inconsciente que permite comprender muchos de los comportamientos patológicos
de los sujetos. Sin embargo, también admite que dentro del Yo hay cierto grado del inconsciente,
exteriorizando fuertes impulsos sin ser conscientes de esto (entran en juego las resistencias).
En lo anterior expuesto radica la principal diferencia entre los 2 tópicos; mientras que el primero
apunta a la topografía de la mente, la segunda está orientada hacia el dinamismo de la psiquis. Pero
que tengan diferencias no significa que se excluyan o se reemplacen una a la otra, sino que
coexisten y se complementan. La segunda tópica fue desarrollada por Freud como respuesta a las
limitaciones que tenía la primera. En efecto, la primera aportaría el esqueleto, la estructura básica de
la mente, y la segunda hace uso de dicha estructura para poder estudiar las interacciones entre las
diferentes porciones de la mente que impulsan la conducta humana.
En esta segunda tópica, el funcionamiento del aparato psíquico es definido por los vínculos
establecidos entre las 3 instancias: el Yo, el Elo y el Superyó.
El Yo: es una de las instancias psíquicas que, cómo vemos en el gráfico, está en contacto
tanto con la realidad consciente como con las otras dos instancias: el Superyó y el Ello. Es
así que el Yo actúa como intermediario entre las demandas normativas y correctivas del
Superyó y los deseos derivados del Ello. En su rol de mediador, el Yo es el encargado de
desarrollar los mecanismos de defensa que posibilitan minimizar la angustia en busca de la
prevalencia del placer. Estos mecanismos de defensa, cómo hemos visto en trabajos
anteriores, son automáticos e inconscientes, además de ser numerosos.
En síntesis, la función por excelencia del Yo es seguir el principio de realidad complaciendo
las demandas del Ello (impulsados por el principio del placer) dentro de un marco
sociocultural tolerable. Todo acto ejercido por el sujeto es previamente examinado por el
Yo, el cual se adapta a las normativas del mundo externo, buscando la conciliación con los
deseos del Ello.
En este punto, es importante hablar sobre el término de “represión”; para Freud es el
principal mecanismo defensivo del Yo y nace del conflicto existente entre los deseos
internos del sujeto que buscan su necesaria satisfacción y las prohibiciones éticas impuestas
por el Superyó.
El Ello: es la instancia de la mente más primitiva e innata de la personalidad. La fuerza
impulsora del Ello es la imperiosa necesidad de satisfacer los deseos y las pulsiones del
sujeto. El Ello opera siguiendo el principio del placer ignorando las demandas impuestas
por el medio externo.
Cómo hemos dicho, el Ello es algo con lo que el sujeto nace, no es algo adquirido o
internalizado. Freud expone al Ello como la por más voluminosa de la psiquis que abarca
algo que va más allá del inconsciente y de lo reprimido; la mayor parte del Ello es
desconocida e inconsciente, y tan grande como el océano. Es un depósito de la energía
pulsional que rige las acciones del sujeto.
El Superyó: es la instancia psíquica en la que rigen las normativas impuestas por el mundo
exterior. En ella opera la censura originada de la consciencia moral, y cumplen un rol
esencial la capacidad de autocrítica y la vergüenza. Es el Superyó el encargado de imponer
el tipo y la magnitud de los castigos para cada infracción cometida hacia el código moral
personal; en efecto, el Superyó cumple la función de juez y verdugo.
Debemos tener en cuenta que el Superyó no es una instancia innata, y tampoco se encuentra
presente desde el inicio de la vida del sujeto, sino que se va construyen a partir de la
internalización de las normas y los valores sociales, culturales y Morales. El sujeto logra
esto por medio de constantes interacciones con los padres. En su obra “El Yo y el Ello”,
Freud propone que el complejo de Edipo es la herencia del Superyó, ya que la resolución de
dicho complejo representa el primer paso a la aceptación de las leyes del mundo, una ley
que le prohíbe el incesto y el parricidio.
Oral (desde el nacimiento hasta los 2 años): Esta etapa se extiende desde que el bebé nace
hasta que deja de alimentarse del pecho de su madre y deja de llevarse objetos a la boca
para reconocerlos. La zona erógena en esta etapa es la boca.
Anal (desde los 2 hasta los 3 años): Esta etapa se distingue por el control de sus esfínteres,
especialmente el anal. La zona erógena ahora está vinculada al control del esfínter en la
defecación y de la vejiga a la hora de orinar.
Fálica (desde los 3 a 6 años): Freud teorizó que el niño, en esta etapa, comienzan a ver a su
padre como un rival por el afecto de su madre. Es durante esta etapa que se desarrolla el
complejo de Edipo, el cual describe estos sentimientos de querer poseer la madre y el deseo
de reemplazar al padre.
o Complejo de Edipo positivo: rivalidad por el progenitor del mismo sexo y atracción
por el progenitor del sexo opuesto
o Complejo de Edipo negativo: es lo opuesto al positivo
Sin embargo, el niño también teme que será castigado por el padre por estos sentimientos, a este
miedo Freud lo llamó la angustia de castración.
o Latencia (desde los 6 hasta los 12 año): Este período se inicia con la declinación del
Complejo de Edipo. Se transforma la líbido hacia los objetos en identificación con los
padres y se dirige la energía sexual hacia otras actividades no sexuales como el estudio, el
deporte, etc.
o Genital (desde los 12 años en adelante): Esta etapa comienza en la pubertad, pero dura el
resto de la vida de una persona. Se caracteriza por cambios bioquímicos y fisiológicos en el
organismo. El resultado de estos cambios es un aumento de la excitación y una mayor
actividad sexual característica de la adolescencia.
La acumulación de las pulsiones o fuerzas sexuales se llama “libido”. Esta podría originarse a
partir de la maduración y combinarse según su variado origen erógeno. En la infancia, ese
desarrollo debe enriquecerse fluidamente. Pero, cuando eso no ocurre, puede “fijarse” en alguna
de las etapas. Dichas fijaciones pueden generar patologías en la adultez, como por ejemplo
fijaciones orales, con desarrollo de enfermedades relacionadas con la alimentación.
Así, los llamados síntomas evolutivos si no son superados durante la niñez, requieren una
intervención psicoterapéutica necesarios para el correcto desarrollo sexual. Además es
indispensable para la resolución de conflictos de maneras más flexibles que cuando los mismo
individuos se tornan adultos.
Conclusión
Sigmund Freud propuso dos tópicas complementarias para comprender el funcionamiento psíquico.
La primera tópica se basa en un modelo topográfico que describe el aparato psíquico compuesto por
tres sistemas: consciente, preconsciente e inconsciente. El consciente está en contacto con la
realidad externa y el preconsciente, y su función es integrar la información del mundo exterior con
la experiencia interna. El preconsciente contiene pensamientos y sentimientos que no están en la
consciencia pero pueden hacerse conscientes. El inconsciente alberga recuerdos, pensamientos y
fantasías con contenido pulsional que no pueden acceder voluntariamente a la consciencia. Pero
como hemos nombrado en el transcurso del trabajo, el inconsciente no solo abarca las represiones.
La segunda tópica se centra en las interacciones entre tres instancias psíquicas: el Yo, el Ello y el
Superyó. El Yo actúa como mediador entre las demandas del Ello y las normativas del Superyó,
desarrollando mecanismos de defensa para minimizar la angustia. El Ello representa los impulsos y
deseos más primitivos y opera según el principio del placer. El Superyó impone normas morales y
éticas internalizadas.
Por su parte, la teoría freudiana sobre la sexualidad sostiene que durante la infancia se experimentan
diferentes etapas psicosexuales en las que los impulsos de placer se centran en diferentes zonas
erógenas del cuerpo. Estas etapas, reguladas por el Ello, influyen en el desarrollo de la personalidad
y el comportamiento en la edad adulta.
Es importante tener en cuenta que la teoría freudiana ha sido objeto de críticas y revisiones, pero su
influencia en la psicología ha sido significativa y ha contribuido al entendimiento de la repercusión
de la infancia en el desarrollo humano, además de dar explicaciones a fenómenos antes
desconocidos como lo son los mecanismos de defensa y las interacciones entre los distintos
componentes del aparato psíquico. Y he ahí la importancia de conocer todas las postulaciones
hechas por el padre del psicoanálisis.
BIBLIOGRAFÍA:
Sigmund, Freud. López-BallesterosL., & Ramón Rey Ardid. (2012). El yo y el ello y otros escritos
de metapsicología. Alianza Editorial.
María, L., & Faustino Azazeta Zubiaurre. (2004). Psicología dinámica II.
Rómulo, Lander. (2016). Aparato mental. Editorial psicoanalítica.