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Equilibrar familia - trabajo

Conciliar la familia con el trabajo es un desafío común para muchas personas, especialmente para aquellas que
tienen responsabilidades familiares. Es importante encontrar un equilibrio que permita cumplir con las obligaciones
laborales sin descuidar el bienestar y las necesidades de la familia. Aquí hay algunos consejos que pueden ser útiles:

1. **Establecer Prioridades**: Es importante identificar las prioridades tanto en el trabajo como en la familia. Esto
puede ayudar a enfocar la energía y el tiempo en lo que es más importante en cada momento.

2. **Comunicación**: Mantener una comunicación abierta y clara con la familia y los empleadores es fundamental.
Informar sobre posibles conflictos o necesidades especiales puede facilitar la búsqueda de soluciones.

3. **Flexibilidad Laboral**:

Recursos y demandas del trabajo

En el fondo, el equilibrio entre el trabajo y la vida personal consiste en regular las demandas y los recursos externos
e internos. Las "demandas" son cosas que requieren esfuerzo, y están asociadas con costos. Una demanda externa
sería la carga de trabajo, mientras que una interna podría ser el perfeccionismo. Los "recursos" ayudan a cumplir con
las demandas reduciendo los costos. Si una organización otorga mucha autonomía para realizar un trabajo, sería un
recurso externo; el interno sería la resiliencia personal.

En este sentido resulta imprescindible definir cuáles son las exigencias propias de cada función: de
maternidad/paternidad y la laboral, para, de esta manera detectar con qué recursos contamos a la hora de cumplir
con esas exigencia.

Las demandas familiares tienen que ver con la satisfacción de las necesidades de las personas de nuestra familia,
pero no se trata sólo de las necesidades materiales como comer, dormir, vestirse, etc. Hay necesidades mucho más
importantes y que dejan más huella en la persona y son las necesidades de afecto, contención y pertenencia que
sólo la familia, y en especial los padres, pueden brindar.

Por esto es fundamental conocer cuáles son nuestras prioridades a la hora de trabajar y tener hijos. Porque de esta
manera vamos a conocer con claridad a qué demandas vamos a responder y poder hacer una lista de los recursos
con los que contamos. Estos recursos tienen que ver con la posibilidad de contar con lugares y personas que nos
ayuden en la crianza y cuidado de los niños pero sabiendo que de ninguna manera van a suplir la necesidad de apego
hacia los padres que tienen los niños. Cuando estas necesidades no están cubiertas pueden surgir problemas de
conducta, retraso en el desarrollo madurativo, retroceso en algunos procesos ya logrados, etc.

Trabajamos para poder dar felicidad a nuestra familia. Pero, en ocasiones, el trabajo se convierte en un obstáculo
que nos aleja de ella. ¿Cómo combinar una vida laboral intensa y el tiempo que exigen el cónyuge y los hijos?

Vida familiar y vida laboral

Hoy en día resulta frecuente encontrar muchos matrimonios que sufren una continua tensión al intentar conciliar la
vida profesional y la vida familiar. Se encuentran con falta de tiempo y de energía para llegar a todo: la atención de
los hijos, el cuidado de la casa, las exigencias del trabajo profesional... Esta tensión puede afectar muy
negativamente a la familia. A pesar de los esfuerzos que hacen los esposos, a menudo se sienten derrotados por la
vorágine que impone la vida contemporánea. ¿Qué está pasando?

La causa con mayor incidencia ha sido la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral durante los siglos XIX y
XX, que ha cambiado una tranquila dinámica donde parecía imperar una clara distribución de tareas: el ámbito
doméstico era más propio de la mujer y el laboral externo del hombre.

Sentido del trabajo

El trabajo es un terreno connatural al ser humano. Hemos sido creados para trabajar; no sólo para conseguir un
sustento, sino para contribuir al progreso social y al bien de toda la humanidad.

Unidad de vida
En segundo lugar, las esferas profesional y doméstica no deberían enfrentarse, pues en realidad se complementan:
el ámbito familiar se enriquece con la vida profesional y, a su vez, la vida profesional se llena de sentido y de ilusión
desde la perspectiva familiar.

Sin embargo, como señala el Papa Francisco, “La familia es un gran punto de verificación. Cuando la organización del
trabajo la tiene como rehén, o incluso dificulta su camino, entonces estamos seguros de que la sociedad humana ha
comenzado a trabajar en contra de sí misma.

La coherencia cristiana lleva a priorizar, según las circunstancias, cada una de las tareas que se derivan de nuestra
condición de padres, cónyuges, amigos, compañeros, etc. Ahí está la lucha por mantener la unidad de vida:
establecer las prioridades

En definitiva, más que conciliar, se trata de integrar las distintas actividades de cada jornada -o, al menos, de
intentarlo todos los días-.

El trabajo del hogar

En gran medida, se procura diseñar un proyecto matrimonial propio, que se adecue a las necesidades de cada
familia: sin hijos, con muchos o pocos hijos, hijos con necesidades especiales, con cuidado de abuelos... Si uno de los
cónyuges decide dedicarse al cuidado del hogar es una opción legítima

El cuidado del hogar se traduce en estar pendiente de mil detalles de la convivencia diaria

Pautas para el equilibrio trabajo/familia

Estas reglas se podrían resumir en cuatro:

 Anticipar, A veces, esto puede suponer especificar día y hora para cada trabajo, y no dejar nada a la
improvisación. Sólo si tenemos un plan, será posible ser flexibles y encajar los imprevistos que se nos presentan a lo
largo de la jornada. Un modo de anticipar y ser flexibles es aplicar también a la gestión del hogar lo que ya funciona
en las empresas: fijarse metas, estrategias, precedencias, cometidos que se puedan delegar y que hay que
comunicar con tiempo.

Lo que vale cuesta, dice el refrán. Lo mejor es apropiarse cuanto antes de la gran energía física y mental que esto
supone. “El reto del equilibrio radica en saber vivir con coherencia nuestro proyecto familiar, reconociendo que, por
el grandioso hecho de ser matrimonio, hemos asumido una serie de obligaciones que nos debemos esforzar por
vivir, huyendo de falsas excusas que impidan o lesionen el cumplimiento de dichas obligaciones y viviendo con
realismo cada una de las situaciones que se nos presenten en la vida”.

Un determinado momento de la vida en donde se precisa sacar adelante mucho trabajo, fuera y dentro del hogar,
exige grandes dosis de realismo y de generosidad; y también estar desprendidos de la tendencia al perfeccionismo y
a las manías personales.

En concreto, mantener el equilibrio adecuado entre el trabajo y la familia supone a menudo gestionar bien nuestro
recurso más escaso: el tiempo. Hay distintos trucos y consejos para maximizar nuestro tiempo:

- “Haz lo que debes y está en lo que haces” decía san Josemaría. De este modo, evitaremos perder el tiempo en
concentrarnos de nuevo en cada cosa, procurando terminarla en el intervalo asignado. Podremos también ofrecer a
Dios y evitar la dispersión que supone estar pendiente de varios asuntos a la vez.

- Fijar un tiempo para el trabajo profesional. Resulta imprescindible poner un límite semanal a las horas que se van a
dedicar al trabajo fuera del hogar. El tiempo para estar con los hijos y el cónyuge debería resultar sagrado.

- Evitar actividades estériles, tales como ver programas de televisión que no aportan nada, conversaciones inútiles o
dañinas, etc., que resultan verdaderos ladrones del tiempo.

- Tiempo de calidad. Una sana vida de familia requiere tanto cantidad de tiempo como calidad en el tiempo, para
poder así desarrollar las funciones derivadas de nuestros roles de padres y esposos. Un modo de aprovecharlo es
orientar los fines de semana y las vacaciones: un tiempo de “libre disposición”, para cuidar especialmente de nuestro
matrimonio y de nuestros hijos, avanzando así en el deseado equilibrio. Podemos pensar en actividades que nos
permitan estar juntos, que nos enriquezcan y que nos potencien como miembros de una familia. Si no priorizamos
este tiempo con nuestro cónyuge y nuestros hijos, si organizamos unas vacaciones muy emocionantes, pero que no
nos permiten estar juntos con la tranquilidad que requiere la convivencia, no habremos avanzado en el proyecto
común que es el matrimonio y la familia.

- Fijar tiempos de reflexión. Cuanto más abundantes son las diversas tareas que tenemos que realizar, resulta más
necesario hacer pausas durante el día, para pensar cómo organizarlas mejor. Para un cristiano estos tiempos de
reflexión son tiempos de oración. Dios nos acompaña siempre y podemos pedirle ayuda en esos momentos de gran
actividad.

 Asumir: que solos no podemos, que no podemos todo y que, a veces, deberemos hacer concesiones, no
renuncias, para el bienestar familiar y personal. Qué significa hacer concesiones, no se trata de renunciar a nuestros
deseos, gustos y ganas, sino de posponerlos por un bien mayor como lo es la educación y el cuidado de los hijos. Ser
creativos a la hora de cubrir nuestras propias necesidades cuando los tiempos aprietan y los hijos nos necesitan, por
ejemplo, si queremos hacer actividad física es probable que por unos años o meses en lugar de ir a un gimnasio
podamos reemplazarlo por salir a caminar con el cochecito o nuestro hijo en bicicleta al lado nuestro; las salidas con
amigas pueden cambiarse por salidas a la plaza con hijos, etc.
 Aprender: a delegar, a dejar cosas sin terminar, a no pretender ser super mujeres u hombres que todo lo
pueden. Aprender a pedir ayuda y decir no puedo. Aprender a ser padres, leyendo libros que ayuden a la crianza en
las distintas etapas de los hijos, escuchando videos o audios.
 Amar: como dice la canción “Debes amar el tiempo de los intentos” y acá podemos parafrasear con “debes
amar el tiempo de la crianza” porque este tiempo no vuelve y los recuerdos que construimos son únicos e
irrepetibles para ellos como para nosotros. Y además amar la propia decisión que tomamos en algún momento de
formar una familia, no estamos obligados a formar una familia pero si lo estamos a cuidarla, protegerla y promover
el desarrollo pleno de todos sus miembros.

Por todo esto el equilibrio entre familia y trabajo es fundamental para el bienestar y la calidad de vida de las
personas, este equilibrio puede tener un impacto muy significativo en tu felicidad y satisfacción en la vida.

Aquí hay algunas razones por las que el equilibrio entre familia y trabajo es importante:

Salud y bienestar: Pasar tiempo con la familia y cuidar de las relaciones afectivas es crucial para la salud mental y
emocional. El apoyo de la familia puede ser un amortiguador frente al estrés y las tensiones del trabajo.

Desarrollo personal y crecimiento: El tiempo dedicado a la familia puede contribuir al crecimiento personal y al
desarrollo de habilidades importantes, como la comunicación efectiva, la resolución de problemas y la empatía.

Estabilidad emocional: Mantener una conexión sólida con la familia proporciona un sentido de pertenencia y
seguridad emocional, lo que puede ayudar a enfrentar los desafíos y las adversidades en el trabajo.

Productividad y rendimiento laboral: Un buen equilibrio entre familia y trabajo puede mejorar la productividad y el
rendimiento en el trabajo. Las personas que se sienten apoyadas en su vida personal tienden a ser más eficientes y
motivadas en el trabajo.

Prevención del agotamiento: Trabajar de manera constante sin tomarse tiempo para descansar y disfrutar de la vida
familiar puede llevar al agotamiento y la fatiga. Mantener un equilibrio adecuado puede prevenir el desgaste y
aumentar la longevidad profesional.

Modelo a seguir: Para aquellos con hijos, demostrar un equilibrio saludable entre trabajo y familia puede ser un
modelo a seguir valioso. Enseñe a los niños la importancia de priorizar y gestionar su tiempo de manera efectiva.

Fomenta la satisfacción en el trabajo: Cuando las responsabilidades familiares están bien equilibradas con las
laborales, es más probable que te sientas satisfecho en ambos ámbitos. Esto puede conducir a una mayor retención
laboral y a una carrera más satisfactoria a largo plazo.
El equilibrio entre trabajo y familia, especialmente cuando se trata de dedicar tiempo a los hijos, es esencial para su
desarrollo y bienestar. La familia es el principal ámbito de socialización de las personas, es allí donde se crean y
conocen los primeros lazos afectivos, las normas de convivencia, las virtudes y los valores. La mirada atenta de los
padres frente a los pequeños logros de cada día favorece el desarrollo de su identidad y autoestima.

Fortalecimiento de vínculos familiares: Pasar tiempo de calidad con los hijos fortalece los lazos afectivos. Esto les
proporciona un sentido de pertenencia y seguridad emocional, elementos fundamentales para su desarrollo
emocional y social.

Desarrollo de habilidades sociales y emocionales: El tiempo dedicado a los hijos permite enseñarles habilidades
esenciales para su vida, como la comunicación, la empatía y la resolución de conflictos. Estas habilidades les serán
útiles a lo largo de su vida.

Creación de recuerdos y experiencias significativas: Los momentos compartidos en familia son tesoros que perduran
en la memoria de los niños. Estas experiencias positivas contribuyen a su felicidad y a la construcción de una
identidad familiar fuerte.

Fomento del aprendizaje y la creatividad: Interactuar con los hijos brinda oportunidades para estimular su
curiosidad, responder a sus preguntas y alentar su creatividad. Esto contribuye a su desarrollo cognitivo y su interés
por el aprendizaje.

Modelo de comportamiento y valores: Pasar tiempo con los hijos te brinda la oportunidad de ser un modelo a seguir.
Puedes mostrarles, a través de tus acciones y actitudes, los valores y comportamientos que consideras importantes.
Promover la participación en las tareas del hogar también favorece la incorporación de modelos a seguir y el
desarrollo de las virtudes.

Apoyo en su crecimiento y desafíos: Estar presente en la vida de tus hijos te permite identificar sus necesidades y
desafíos, y proporcionar el apoyo y la orientación que requieren para superarlos.

Promoción de la confianza y la autoestima: El tiempo de calidad dedicado a los hijos les comunica que son valorados
y amados. Esto contribuye a fortalecer su autoestima y les brinda confianza en sí mismos.

Reducción del estrés y la ansiedad: Para los niños, saber que pueden contar con el apoyo y la atención de sus padres
es tranquilizador. Esto les brinda seguridad emocional y reduce el estrés y la ansiedad.

Es importante recordar que el equilibrio entre familia y trabajo no siempre es fácil de lograr, y puede requerir
esfuerzo y planificación. Comunicarse abiertamente con la familia y los obstáculos sobre las necesidades y
expectativas puede ser fundamental para lograr un equilibrio que funcione para ti y para tus seres queridos.

Es importante recordar que no se trata únicamente de la cantidad de tiempo, sino de la calidad de la interacción. Es
esencial estar presente de manera genuina y dedicar atención plena a los hijos cuando estás con ellos.

En resumen, encontrar un equilibrio adecuado entre el trabajo y la dedicación a la familia, especialmente a los hijos,
es esencial para su desarrollo y bienestar. Esto no solo beneficia a los niños, sino que también contribuye a la
fortaleza y la felicidad de toda la familia.

¿Qué es la Conciliación familiar?

La conciliación familiar es una ley que se centra en la búsqueda del equilibrio entre la vida laboral y familiar
del empleado, a través de permisos y flexibilidad horaria que se establecen con los empleados. De esta
manera, se procura mayor efectividad en el campo laboral, bienestar psicológico para los padres
empleados y les asegura un mejor desarrollo socioafectivo a nuestros hijos.
Asimismo, la conciliación familiar se define como: «La participación equilibrada entre mujeres y hombres
en la vida familiar y en el mercado de trabajo, conseguida a través de la reestructuración y reorganización
de los sistemas, laboral, educativo y de recursos sociales, con el fin de introducir la igualdad de
oportunidades en el empleo, variar los roles y estereotipos tradicionales, y cubrir las necesidades de
atención y cuidado a personas dependientes»
Y es qué, ¿Qué madre puede trabajar concentrada cuando hay un niño enfermo en casa? ¿O cuando el
niño ha estado distante con nosotras?

Sin duda alguna, esto evita que nosotras no logremos concentrar debidamente en el trabajo, por lo que
tenderemos a realizar las tareas más despacio, tendremos errores constantes e incluso podremos estar
irritables. La ley de conciliación familiar es imprescindible para la vida de los padres trabajadores, pero si
aún no están tan segura, te mostraremos razones por las que terminarás considerando la conciliación
familiar ideal para ti y tu familia.
 Desenvolvimiento óptimo de la madre y padre trabajador dentro de la empresa o institución donde labora.
 Ofrecerles disposición, amor y cuidado de manera más significativa a nuestros hijos en su día a día.
 Mantener y fortalecer un vínculo afectivo importante entre los hijos y padres trabajadores sin que se vea
afectado el ámbito laboral.
 Procurar la atención necesaria con todos los cuidados que requiere un bebé recién nacido y el disfrute de
los primeros meses como padres, tanto la mamá como el padre.
 Fortalecer la unión y bienestar familiar al tener mayor tiempo para compartir por parte de los pilares de la
casa, es decir, mamá y papá.

¿Qué derechos incluye la ley de Conciliación familiar?


1. Permiso de maternidad
2. Permiso de paternidad
3. Permiso de lactancia
4. Reducción de jornada laboral
5. Permiso de excedencia

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