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Capítulo 6

La vía inglesa hacia el capitalismo


agrario (I):
los cercamientos y las transformaciones en el
derecho de propiedad

1- La vía clásica hacia el capitalismo

La v ía inglesa no fue la única variante a partir de la cual, las socieda­


des preindustriales transform aron cualitativamente sus estructüraseco-
ñom ico-sociales en sentido capitalista. Sin embargo, fue la primera en
desplegarse en el tiem po histórico. Aunque esta primacía cronológica no
signifique necesidad histórica o destino manifiesto, ni convierta al m o­
delo inglés en la vara con la Cual deban medirse las restantes transicio­
nes, im pone de todas maneras una perspectiva comparativa a los estu­
dios sobre los orígenes de nuestra sociedad contemporánea. Es en este
sentido que continuarem os calificando com o “clásica” a la vía inglesa
hacia el capitalismo agrario.
E$.ta vía clásica supone, en esencia, la virtual desaparición del cam pe­
sinado de subsistencia^ un proceso que, aunque no puede ya considerar­
se com o la eTImínación física de la totalidad del grupo, redujo la presen­
cia estadística de los pequeños productores a su mínima expresión.81 A

81 La historiografía inglesa ha discutido, por más de un siglo, el m om ento y la circunstancia


en que se produjo el retroceso y la virtual desaparición del campesinado de subsistencia en
el país. Pero en muchos casos, las diferencias se deben a las divergencias en tom o a la
definición misma de campesino. Si el térm ino sugiere una econom ía familiar de autosubsis-
tencia, en gran m edida independiente d el m ercado, y dedicada en form a exclusiva al
cultivo de la tierra, resulta o b v io que la desaparición del cam pesinado inglés deberla
situarse mucho antes de que se produjera, durante la segunda mitad d el siglo XVUT, la
generalización de los cercamientos parlamentarios. La mayoría de los estudios recientes

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Capitulo 6 . La vía inglesa hacia el capitalismo agrario (1)

lo largo de un proceso de varios siglos, que comienza mucho antes de


renombrados cercamientos parlamentarios de los siglos XVIII y
campesinado fue reemplazado por una nueva estructura social, susteiül
daeiria^I^re"triac]E^ ^ Esta proI&tS..
transformación en la estructura de clases dem an J^Í^3^pliegu e3e"d01
procesos simultáneos y complementarios. Por..un lado, transformación^
en el sistema productivo: una revolución. agrícola, de .matriz..téSca^S
agronómica. Por el otro, transformaciones en el régLm^dg. Propiedad cjj
la tierra: los éhdosures parlamentarios y la eliminación del régimen7de
campos abiertos.
" m
™ -i u . • ’ *.

La superposición de ambos fenómenos, produjo una revolucionaria


transformación cualitativa de las estructuras económicas y sociales ingle­
sas. En primer lugar, propició un increr^nto inédito en el volumen del
producto agrario^ en particular en la producción de alimentos. En se­
gundo lugar, facilitó la expulsiójnZgxpropiación/proletarización de los
. pequeños productores directos. Finalmente, sustentó el éxodo masivo^de
la población rural hacia los grandes centros urbanos, alterando en forma
radical la distribución espacial de la población económicamente activa.
La plena generalización y difusión de estas transformaciones, a partir de
las décadas centrales del siglo XVlll, nos permite sostener ya la existencia
de un universo cualitativamente diferente al dé las sociedades preindus-

demuestran, de hecho, que ya para el siglo XVI la enorme mayoría de los pequeños
productores rurales complementaban sus ingresos con actividades paralelas al cultivo de la
tierra -los recursos comunales, la protoindustria, el trabajo asalariado estacional, la arte­
sanía rural, la servidumbre doméstica. Pocos vivían por completo al margen de la tierra,
aunque pocos vivían exclusivamente del cultivo de la misma.
Sin embargo, no existen inconvenientes para considerar como campesinos de subsistencia
a los pequeños productores que poblaron los commonfields ingleses durante los siglos XVI a
XVTll, aun cuando sus microfundia los obligaran a depender en exceso de la explotación de
los prados y bosques comunales, o a recurrir temporariamente al empleo asalariado. Las
parroquias sometidas a la intensa oleada de cercamientos parlamentarios posterior a 1750
no estaban despobladas.fPor lo tanto, aceptemos o no que la denominación de “campesi­
nos” cabe para los pequeños productores que habitaban en los open-fields que habían
logrado llegar intactos a la segunda mitad del siglo XVIII, no se puede negar que los
cncíosures y la extinción de los bienes comunales produjeron en ellos un profundo impacto
socioeconómico, cualquiera sea el rótulo con el que querramos denominarlosJ
Su arrinconamiento, su crisis y su marginación fue también parte de la vía inglesa, hacia el
capitalismo agrario, la fase final del colapso de la pequeña producción rural, cuya historia
no tenemos inconvenientes en situar en el largo plazo. Cualquiera haya sido el papel de los
cercamientos parlamentarios en la historia de la economía inglesa, no caben dudas de que
el capitalismo agrario comenzó a gestarse en el país mucho antes de la segunda mitad del
siglo x v m .

16 4
S e g u n d a P arte. Revo lució n

Sáles. el nacimiento de un paradigma productivo ai que un hiato in-


nniensurable separa de todo sistema socioeconómico anterior.
F\En- las últimas décadas, muchos autores -entre los que destacan Ro-
|*t Brenner, Immanuel Wallerstein, Patrick O ’Brien y Caglar Keyder-
Acararon el análisis comparativo de las vías inglesa y francesa hacia el
ipitalismo. Sus trabajos, que ostentan el status de clásicos de la historio-
Igrafía reciente, se hallan también entre los últimos en proponer ambicio­
n a s explicaciones de carácter macrohistórico, ancladas en la perspectiva
y je l tiempo largo. Aunque las obras de síntesis sobre la evolución históri-
ca de Europa Occidental no han escaseado en los últimos años, pocas han
sostenido tesis audaces o dado lugar a polémicas de magnitud (como los
célebres artículos publicados por Brenner a fines de la década de 1970).
En 1976, en contraposición con los modelos malthusiano, neo-ricar-
diano y circulacionista vigentes en aquel entonces (que con algo de arbi­
trariedad podríamos encamar en las figuras de Emmanuel Le Roy Ladu- ^
rie, Michael Postan e Immanuel Wallerstein, respectivamente), (Brenne^ /
sostuvojque el facto^ tem m an ^ para ej desaqalln.económico delargo /
plazoera la evolución de la estructura de clases sociales. Está ultima, dej
TíecRo7con su incidencia directa sobre fenómenos como el régimen d¿l
propiedad, el control del estado, la extracción del excedente y la distri/^
buciórTdená riqueza, permitiría explicar las diferencias entre las vías
inglesa y francesa hacia el capitalismo moderno. Según Brenner, el pascí
de una economía de escasez a un modelo de desarrollo autosostenido sé
sustentó sobre la generalización de relaciones sociales capitalistas en el
campo. Para ello fueron necesarias dos fases de transformaciones agudas i
de la estructura social precapitalista: a) la abolición de la servidumbre; b) •
la expropiación de los pequeños productores directos. ETprimer proceso T *
era condición neeesafi¿7 aunque no suficiente. En Europa Oriental, de j
hecho, no se dio hasta muy entrado el siglo XIX. En Francia, por el
contrario, el retroceso de la servidumbre comenzó aún antes que en
Inglaterra. La diferencia entre Inglaterra y Francia reside, entonces,
en la implementación de la segunda fase de transformaciones de la
estructura de clases, en la capacidad de los dueñosj l e j a tierra para
frenar la consolidación de la pequeña propiedad de_ swsistencia. De
másTstá~3ecir que, desde la perspectivá de Brenner, esta capacidad
de los grandes propietarios dependía del resultado de conflictos de
clase previos.
Aún cuando las tesis de Brenner han sufrido críticas importantes (en
particular en relación con la falta de sustento empírico de algunos de sus
argumentos), resulta indudable que en la Edad Moderna, la actitud de

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Capítulo 6 . La vía inglesa hacia el capitalismo agrario ( l)

las monarquías francesa j^ n g le s a respecto de la propiedad campesina


difirió de manera sustancial. En Inglaterra, la expropiación de lo T p S
queftos~pro ductores^se'^vio facilitada por la íalG^ ^ ^ arrFra^Tegalesa la
incorporación d^Tas.pfl.rcf.las enfilé-Ulioas vacan^^d^ f o ^dela^feSp^^^
sé^nalSrpT^^^itotojiue^ j^nda
íizado por el estado centralizado. Otro factor que facilitó el retroceso de
'>~h-.m,|»|(|ljytimi«||l1-* ...... *' u|' 'I s
la propiedad campesina fue la facultad de los señores, vigente en mu­
chos condados ingleses, de modificar las tasas de mutación que gravaban
los traspasos de las tenencias a censo, transformando dichos tributos en
mecanismos confiscatorios de jacto. Todo ello explica que los grandes te­
rratenientes controlaran cerca del 75% de la tierra cultivable en Inglate­
rra, a finales del siglo XVII. Los cercamientos parlamentarios de los siglos
XVIII y XIX se encargarían de reducir aún más la porción del suelo en
imanos campesinas.
No resulta aventurado, pues, buscar en estos procesos políticos y
económicos algunas de las respuestas a las diferencias existentes entre
las vías inglesa y francesa hacia el capitalismo agrario. A responder
estos interrogantes dedicaremos los capítulos de la segunda parte del
libro.

2- Los cercamientos generales: el ocaso dél open-field

Cercar una propiedad significaba rodearla con un Ijniite-permanente,


que extinguiera los common propertyrights sobredas parcelas de propiedad
individual dispersas por el ager. El objetivo.de las vallas era impedir en el
futuro, el ingreso del resto. deJa_comunidad en las propiedades cercadas
sin la autorización explícita del propietario (requisito innecesario mien­
tras estuvo vigente el régimen de campos abiertos). Sólo con los cercamien­
tos, los propietarios adquirían derechos de uso exclusivos sobre sus tierras,
liberándose de las servidumbres y usufructos colectivos característicos de los
open-jields -calendarios agrícolas unificados, rotaciones de cultivos compul­
sivas, derechos de pastoreo sobre el barbecho, commons ojshack, gleaning, etc.
Tras las cercas y las vallas nacían, entonces, los prívate property rights.
. La noción de cercamiento abarcaba, en realidad, dos procesos dife­
rentes, claramente separables.
• El cercad»? (\ru las parrpla^ de propiedacLindividual dispersas jpor el
ager (extinguiendo, en consecuencia, una porción importante de los
derechos colectivos). Se trataba de reunir las franjas distribuidas por
todo el open-jield, para configurarlas como propiedades continuas,
indivisas y cercadas, enteramente independientes unas de otras, ro-

±66
Segunda Pane. Revolución

deadas por un cerco de carácter permanente. La característica disper­


sión de las propiedades en un régimen de campos abiertos demanda­
ba, para que este aspecto del proceso resultara viable, un esfuerzo
previo de consolidación territorial. Las franjas, en ocasiones centena­
res de ellas distribuidas por todo el término, debían agruparse en
bloques compactos, antes de proceder al levantamiento de valias pe­
rennes. Antes de la generalización de los cercamientos parlamenta­
rios, las iniciativas particulares de cercado podían demandar un len­
to y paciente proceso de consolidación espacial, basado en compra­
ventas, permutas o herencia de parcelas. Este proceso previo de aca­
paramiento o engrossing sólo pudo sortearse con el dictado de expe­
ditivas leyes parlamentarias, impulsadas por los propietarios de la
mayor parte del suelo del terruño.
• El cercado del saltus, las commonlands, common wastes o baldíos de
propiedad cojectiva. (cuyollom inio directo correspondía al señor, pero
cuyo dominio útil disfrutaba la comunidad de propietarios en su con­
junto). Durante la Edad Moderna, la iniciativa de este tipo de cerca­
mientos provinieron, por lo general, de los titulares de los señoríos,
quienes pretendían incorporar el saltus dentro de la reserva, para cer­
carlo y arrendarlo.

Cuando los cercamientos afectaban simuitáneam,ent£ -a la totalidad de


las propIeda(TeTd^ , ir ^ m d u a ]e s x comunalesTager y saltus, esta-
mos en presencia de 4jn-c^^nüento generapuna transformación revolu­
cionaria dejos regímenes c ^ ^ o ^ 3 ^ 7 ? e las técnicas de cultivo, de las
relaciones sociales y die las mentalidades colectivas.
A diferencia de las iniciativas ,aisladas_.de cercamiento, que podían
superponerse y coexistir con el régimen de campos abiertos, extinguien­
do tan Vólo Tos derechos colectivos sobre la porción vallada dentro del
término, los enclosures generalesAbolían de forma definitiva la totalidad
de las propiedades y usufructos comunales, tanto sobre el ager como
sobre el saltus.

Las vías hacia los cercamientos generales

Los cercam i^ to£ ^ ^ erale^ je jjodiatLiealizar mediante.iresjoiecanis^


mos diferentes: á) por. unidad de posesión; b) por acuerdo mutuo entre
Ibs-pH
ropiet^os£c^pQr ley & métod^m ás expeditivo y eficaz paraTograr
el^cercamiento general de toda una aldea era mediante la sanción de una
11-- .-.as
“—---- — V— .- ....... .
Jg¿Q^steTué el casolíeTas áclá^j^l' FafKmenfoT que caracterizaron
< a los
enclosures ingleses de los siglos XVlft,y"XÍA:
XYlft VrXU^Fue
Fue tambi
también, el tipo de legis-

167
Capítulo 6 . La vía inglesa hacia el capitalismo agrario (I)

lación que el intendente La Galaiziére solicitaba al gobierno francés?!


finales del Antiguo Régimen.82
En la Inglaterra de los siglos anteriores, o en Francia hasta finales
A nden Régime, los cercamientos generales sólo pudieron concretarse SíeÉ
diante dos métodos: por mutuo acuerdo de los propietarios del terru f^
o por unidad de posesión. En ocasiones, como en el ejemplo de La Galt
laiziére, mediante una combinación de ambos procedimientos. •'
La unidad de posesión era un procedimiento lento y costoso, porqué
suponía la _co m ^ £ a jk ^ l^ .tQ ta M a jL ^ J a s ^ o ^ e ^ades de una aldea o?
parroquia, por parte de un único gran propietario^Adquiriendo una p o n
um Ta^ex^oTacíones^el t^mino7eTíndiv1duo adquiría al mismo tiem­
po los derechos comunales adscriptos a cada parcela. Cuando la totali-
dad de la tierra terminaba finalmente en manos de un único poseedor,
los derechos comunales, que suponían el derecho de usufructo colectivo
sobre la tierra, se extinguían por definición. El propietario podía enton­
ces cercar la propiedad, y ejercer dentro de sus límites los prívate property
rights. Amén de las presiones extra-legales, las amenazas y otros métodos
coercitivos, jajtinidad djL^iosesión^ue^.eLúniccLJiiecamsmo que permitió
llevar adelante cercamientos generales enula .Inglaterra-de -los.Tudor.—
El tercero de los procedimientos, el cercamiento por mutuo acuer­
do, alcanzó slf ap^£^^^nigJáJU^klgJ:ta...dí^lQ S.Em ig.ld.o,_ en la
primera mitad del siglo X V IIt aunque continuó en vigencia durante
toda la centuria siguiente. En ocasiones, el acuerdo de los propieta­
rios renuentes podía ser comprado, como ocurrió en el caso del in­
tendente La Galaíziére.

Cronología de los cercamientos

En Europa Occidental, los cercamientos permanentes no fueron una


novedad de los tiempos modernos. A medida que nos adentramos en el
siglo XIII, las fuentes dan cuenta de la irrupción de vallados y cercas
perennes, que por entonces surgían para delimitar la porción de las tie­
rras vírgenes señoriales en la cual tendrían derecho a ingresar los campe­
sinos. Mientras el Occidente europeo fue un extenso bosque interrumpi­
do por pequeños oasis de civilización -los terruños campesinos y los
nucleamientos urbanos-, el acceso de los pequeños productores a los
prados y bosques, propiedad eminente de los señores feudales, no su­
frió limitación alguna. Pero el crecimiento demográfico, y el aumento

82 Cfr, capítulo 5, sección 4.

168
S e g u n d a P arte. R evolu ció n

lele-la demanda de combustible y madera durante el apogeo de la eco­


nom ía feudal obligó a los señores a diferenciar con exactitud las sec-
leiones del saltus que de allí en más integrarían la reserva y los comu-
||¿*les de la aldea.
\ Durante la Edad Moderna, Inglaterra se convirtió en el escenario prin­
c ip a l de la difusión de los cercados permanentes. Tradicionalmente, la
'historiografía prestó especial atención a dos fases agudas del desarrollo^
~áe"Iosenclosures: la era Tudor v el siglo XVIIL En ambos casos,' los'cerca-
dosatrajeronTa atenciSrTdel estado: en el siglo XVI, para oponerse; en el
siglo^ XVI j o mentarlos. Mientras qué én.Tos siglos XV y XVI , el
parlamento dictó una decena de actas op^DjéndQ^aJosjgndQSUZg^.ml.os
siglos XVIII y XIX la misma institución aprobó una enorme cantidad de
actas, ímponiendo^eT^cercamiento general del"lérmino de numerosas al^
deas. £xisten7TambiM^ótfas^3íferencias entre ambos procesos. En los
siglos XVIII y XIX, la mayoría de l^_cercamientos eran generales; en el
sijpcTXV I, raramente involucrabaa~a_la. totalidadJdei terruño.
TTrTel siglo XVI, un cercamiento general podía darse en aquellas pa­
rroquias en las cuales existía un número reducido de propietarios, a quienes
se podía presionar, convencer, o eventualmente comprar la totalidad de sus
tierras. Desde comienzos del siglo XVII, en cambio, se hicieron más frecuen­
tes los enclosures por común acuerdo entre los propietarios.
Pero los cercamientos ingleses no se limitaron a los siglos antes men-
cionados. Tas investigaciones recientes ha permitido revisar las cronolo­
gías de las monografías clásicas, demostrando que fue durante el siglo
XVTT:ujñdcTeI fenómeno se difundió "con más velocidad. En dicha cen­
turia, se habría vallado en forma permanente cerca del 24% del suelo del
país, contra sólo el 2% en el siglo XVI, el 13% durante el XVIII, y el 11%
en el si^io XIX. En 1607, el 25% del condado de Leicester estaba ya
cercado; en 1710, el porcentaje trepaba al 47%. Los cercamientos anteriores
a 1608 se habían concentrado, a su vez, en dos períodos: 1485-1530 y 1580-
1607. En el condado de Durham, el 2% de los acres del condado fueron
cercados entre 1551 y 1600, el 18% entre 1601 y 1650, otro 18% en la segun­
da mitad del siglo XVII, un 3% entre 1701 y 1750, un 35% entre 1751 y
1800, y el restante 24% en la primera mitad del siglo XIX.

3- Los cercamientos en tiempos de los Tudor y los Estuardo


(1500-1650)

Enclosing y engrossing fueron dos de los tópicos más controvertidos en


la Inglaterra de los Tudor. Las alteraciones en él régimen de propiedad de

169
Capítulo 6 . La vía inglesa hacia el capitalismo agrario (1)

la tierra inducían animadas discusiones en las tabernas, inspirabari*erSS


decidos sermones desde el pulpito, y provocaban apasionadas disll|l|
nes en los campos, mientras los hombres sembraban codo a c o d o 'Í S Í
open-field.83
Pero aunque siempre se los mencionaba juntos, los dos fenór¿f§Sl
podían darse por separado. En el imaginario colectivo, sin e m b a rg o ^
los relacionaba íntimamente, pues a ambos se los consideraba resporilll
bles del despoblamiento de las áreas rurales y del abandono j í e T a i ^ l
deas. Se los asociaba, en particular, con un tercer fenómeno, responsáfc^
de la expulsión de miles de pequeños propietarios y trabajadores raralef:
la reversión de las tierras agrícolas en praderas y pasturas, para llTcríay
engorde de ganado ovino. En 151.6, un celebérrimojragmento de la Utoi
pía de Tomás Moro resumía con crudeza este conjunto ¿¿"procesos so­
cioeconómicos: “para que un solo hombre pueda satisfacer su avide¿
insaciable (...); para que pueda reunir tierras en un dominio y rodear
con un seto varios miles de fanegas, las aldeanos son expulsados de sus
campos, despojados por el fraude o por la violencia, o hastiados de las
vejaciones que tienen que sufrir, se resignan a vender sus haciendas”
(libro primero, capítulo único). Por la misma época, los predicadores
clamaban que allí donde antes vivían numerosos campesinos, no se en­
contraban por entonces más que a un pastor y su perro.
En verdad, muchos condados pastoriles habían eliminadíLsy^ com-
| , ----------... ...fcuiw i_ - ....... .. •—r^~ ' 2^ /••¿4—* r ~r

monfieufTy cercado sus propiedades antes jae.'1500. En algún momento


de la Edad Media, condados como Suffolk, Essex, Kent, Devon, Somer­
set, Cornwall, Hertfordshire, Shropshire y Worcester -a los que se Consi­
deraba cercados en su casi totalidad- habían puesto fin a sus open-fields y
a sus comunales, sin conmoción alguna. Para 1500, algunos autores esti­
man que el 45% del país estaba ya cercado por completo.
Pero incluso en las regiones predominantemente agrícolas, los cerca-
mientos de porciones del safrus no generaban controversias mientras los
baldíos y las jjerras vírgenes ' íuerarTabulídaritesrLos serios~cfesacuerdos
comenzaron cuando, a raíz del crecimiento económico y demográfico
del siglo XVI, los comunales resultaron insuficientes. Los aldeanos co­
menzaron a ver entonces con suspicacia cualquier nueva poda de los
terrenos de usufructo colectivo." Así, muchos cottages precarios construi­
dos en el salíus, tolerados por la comunidad durante décadas, empeza-

“ En la mayor parte del presente apartado nos basamos en las investigaciones de la


historiadora Joan Thirsk (C fr bibliografía completa al final del capítulo).

'170
Segunda P arte. R evo lució n

B¡jr¿a ser cuestionados a finales del siglo XVI. Allí dondeja,densidad


ráfica lo permitía, el cercamiento de parte de los comunales conti-
||§§?siéndo un proceso usualmente,pacífico hasta principios del siglo
I p i l . Pgjjos M i d l a n d s sin embargo, la reducción de lo^astos^comuna-
había alcanzado un_punto crítico mucho antes, y los conflictos^sF
|||ieron senür^durante to d a ^ T r a Tudor. _Las tensiones más graves se
ftaíían en las aldeas agrícolas en posesión de pasturas colectivas reduci­
das, con open-jields a to lla d o s enjnnumerabíe. cantidad .de franjas, con
¡propietarios que dependían fuertemente de los pastos comunales para
Cimentar sus animales, y en el marco de un crecimiento demográfico
Isostenido y fuera de control. En estos lugares, cualquier reducción su­
plementaria del saltus no podía concretarse sin poner directamente en
riesgo la supervivencia del resto de los vecinos de la aldea. Entre 1563 y
1603, por ejemplo la población del.condado de Leicester aumentó en un
58%. El fenómeno no pasaba desapercibido para los contemporáneos,
que dejaban registro de la cantidad de casas nuevas construidas en las
aldeas, o del incremento del número de cabezas de ganado introducidas
en los terrenos colectivos. En ocasiones, el número de nuevos cottages
construidos en el lapso de tres o cuatro décadas podía superar el cente­
nar. En muchos lugares, la era^Tudor presenció la aparición de un fenó­
meno nuevo en los regímenes de campos abiertos: la introducción"der
sTstéma~deTuotas~pIra"re^lirTRn%re5ü~dr^
Una causa adicional de tensión la provocaban los campesinosTncos~y los
grandes farm ers, volcados de~llenó a la agricultura comercial, quienes
buscaban aprovechar la coyuntura alcista de precios, y sobrecargaban los
comunales con rebaños cada vez más grandes.85 La demanda de pastos
demuestra la importancia capital que el ganado tenía en todo sistema de
cultivos preindustrial, puesto que la única vía para la mejora de los ren­
dimientos agrícolas era el incremento de la cantidad de abono. Cultivos
y ganado constituían un delicado sistema, sostenido por un precario
equilibrio.
Desde el siglo XV, sin embargo, el aumento dé los cercármenos intro­
dujo cambios permanentes en el ecosistema agropecuario, porque las

M Los Midlands, en el centro del país, incluyen, entre otros, a los condados de Leicester,
Oxford, Cambridge, Warwick, Northampton y Buckingam.
85 Introducían ganado de forasteros en los pastos colectivos, o mantenían un stock mayor
de ganado en los comunales de verano que ei que podían mantener en invierno en sus
propias tierras.

17 1
Capítulo 6 . La vía inglesa hacia el capitalismo agrario (1)

/;j g > g r s i o n e s ^ comenzaron ajad^uirir un carácter permanente. Al


mismo tiempo, ios grandes propietarios comenzaron a percibir el benefi­
cio que significaba acompañar las reversiones con cercámientos posterio­
res, por lo que ambos procesos comenzaron a producirse en forma si­
multánea. Las causales de semejante estrategia hunden sus raíces en las
condiciones socioeconómicas vigentes durante el siglo XV: abundancia
de tierra virgen, escasez de mano de obra, precios agrícolas deprimidos.
Curiosamente, cuando hacia finales del siglo XV la j3oblació.a comenzó a
crecer, las reversiones y los c^ca¿^con.tÍnuaron (fomentados entonces
por las nuevas condiciones de mercado, el incremento local e internacio­
nal en la demanda de lana, provocado por el desarrollo de la producción
textil). Los contemporáneos eran conscientes de los incentivos económi­
cos que sostenían estas estrategias. En 1549, Sir John Smith sugirió como
remedio para detener el avance de los enclosures, prohibir la exportación
de lana y facilitar la exportación de grano, de tal modo que la agricultura
adquiriera un grado de rentabilidad superior o similar al de la ganadería.
Hasta la década de 1590, sin embargo, esta última continuó afianzando
su posición en el mercado. Aún cuando el comercio de la lana declinóla
partir de 1550, los productores desviaron sus esfuerzos hacia la venta de
carne y la producción de lácteos, impulsados por el aumento "érTla de­
manda generado por las ciudades. El quiebre de la tendencia se produjo,
tan sólo, en la última década del siglo XVI. Una sucesión de malas cose­
chas, crisis de escasez y plagas crearon una situación alarmante, presagio
de posibles hambrunas, que alteraron los márgenes de beneficio en favor
de la producción de granos. El movimiento de cercamientos*no cesó,
pero la reversión de las tierras de labranza en praderas ya no tuvo el
atractivo que mostraba en el pasado.

Los cercamientos generales durante los siglos XVI y XVII:


estudios de caso

Durante el siglo XVI, los cercamientos generales eran la excepción.


Cuando ^ocurrían, se trataBa de la puesta en práctica del mecanismo de
unidad de posesión; en particular, en aquellos manors en los que la tierra
se hallaba repartida entre un número reducido de propietarios. De todas
formas, podía ocurrir que los cercamientos parciales obligaran finalmen­
te a una reorganización espacial total de la parroquia* puesto que en
ocasiones los commonfields quedaban tan reducidos que resultaban invia­
bles. Esta circunstancia terminaba por forzar un cercamiento finál, que
liquidaba por completo los remanentes del régimen de campos abiertos.

172
Segunda Parte. R evo lución

A diferencia de los enclosures parlamentarios, estos procedimientos


podían re s ja k ^ i^ o ^ ^ n g g rrp m s ,.E n 1596, el manor de Cotesbach, en
el condado dé LéícesíerTfu’e^adquirido por John Quarles, un comerciante
de telas londinense. El titular del señorío era también el principal pro­
pietario de tierras del terruño. Cuando los contratos de arrendamiento
de las tierras dominicales (demesne) vencieron durante el año agrícola de
1601-1602, Quarles ofreció renovarlos, aunque con un canon sensible­
mente superior al pactado en el último acuerdo. Los arrendatarios se
negaron, y el señor decidió encarar entonces el cercamiento total del
manor. En el señorío existían, en total, sólo cuatro propietarios con do­
minio absoluto (freeholders), además de Quarles. El señor compró la finca
del primero de ellos, llegó a un acuerdo con el tercero, e ignoró al cuar­
to, que sólo poseía tres acres de tierra. El segundo propietario en impor­
tancia era el rector de la parroquia local. Quarles logró su consentimien­
to, con la promesa de que se haría cargo de la totalidad de los gastos que
demandara el emprendimiento. En 1603, el titular del manor obtuvo li­
cencia real para proceder con el enclosure. Una vez cercadas las fincas,
Quarles intentó una vez más arrendarlas, pero dieciséis de los antiguos
arrendatarios se negaron a aceptar los nuevos cánones aumentados, y
abandonaron la aldea. EL señor, entonces, convirtió 520 acres de la reser­
va en un prado cercado. Unos pocos arrendatarios aceptaron renovar sus
contratos, pero reduciendo la cantidad de tierra en usufructo.’ Otros,
arrendaron tan sólo una vivienda, un cottage, aceptando pagar un canon
para que se les permitiera ingresar sus rebaños en la reserva dominical.
Otro caso similar tuvo lugar en el señorío de Middle Ciaydon, en el
condado de Buckingham, propiedad de la familia Verney. Én 1625, el
titular del manor había logrado eliminar a la totalidad de los restantes
propietarios libres, los>/re£Íifiid^_comprando sus tierras una por una.
Los copyholds?, las p ro g e daBes enfitéuticas que conformaban--eLcensive
señorial, fueron convertidas'arbitrariamente en benejicial leases, una suer­
te de árrérfdámiento áe largo plazo -p or tres vidas o 99 años-, pero que
ya no comportaba dominio dividido. Los beneficiarios de este régimen se
denominaban leaszhúLtexs. ¿ir-ii/fjcom o forma de diferenciarlos de los
leaseholders at will, usufructuarios de las formas modernas de arrenda­
miento, pactados por períodos cortos de tiempo). Desde el punto de
vista jurídico, el arrendamiento vitalicio implicaba un régimen de pro­
piedad menos seguro que el copyhold. De hecho, el señor incluyó en el
contrato una cláusula que permitía reordenar las parcelas dispersas por
el ager, y permutarlas por extensiones de tierra equivalentes en cualquier
otro lugar de la parroquia. Esta condición era posible, porque los tenen-.

i7 3
Capítulo 6 . La vía inglesa hacia el capitalismo agrario (I)

tes habían dejado ya de revestir el carácter de propietarios del dominio


útil, que el régimen enfitéutico les aseguraba. Amparados por esta mani­
pulación de los regímenes jurídicos de propiedad, que diferenciaba a la
mayoría de los señoríos ingleses de los franceses, los Verneys comenzaron
un proceso de cercamiento total, aunque por etapas. Ya no existían Jree-
holders en el manar, y los copyholders se habían convertido en simples arren­
datarios de largo .pl.^zpT" El camino quedaba allanado. Los Verneys co­
menzaron cercando ía reserva dominical. El enclosure afectó luego a ug
terreno baldío, sobre el cual se extinguieron los derechos comunales.
Después, hicieron lo propio con un bosque y con algunas de las franjas
del open-field, compensando a los tenentes con bloques compactos de
tierra ubicados en otros rincones del terruño. Para 1635, a diez años de
la eliminación de los freeholders y copyholders de la aldea, el open-field no
contaba sino con 500 acres.86 Era demasiado pequeño para funcionar
como sistema. El siguiente enclosure, por lo tanto, debió tener carácter
general. Para mediados del siglo XVIL-eLrégimen de campos abiertos
había dejado de existir en el manor de Middle Claydon.

La corona contra los enclosures: cercamientos y legislación real

Los primeros reclamos en contra de los cercamientos lie garón-aLPar-


lamento durántéreT siglo XV Las únicas protestas formales que~ie"coHsep"
van son dos peticiones presentadas en Í414 (impulsadas por tenentes de
los condados dé Nottingham y Cambridge), y una petición de 1459 (pre­
sentada por un habitante de Coventry).
Pero la primer acta del Parlamento que refleja una preo£upaciónj3or
el avance de los enclosures y el despoblamiento del.campo, fue aprobada
en 1488. La norma no tenía alcance general, pues sólo concernía a la Isla
de Wight. Se trataba, en realidad, de un ataque contra lo s éñgrossers, los
acaparadores que acumulaban granjas para transformarlas en campos de
pastoreo. La ley establecía penas para cualquiera que acaparase propie­
dades cuyo valór'üotal excediera determinados montos7~
Un año después, en 1489, el Parlamento aprobó una disposición de
carácter general, uagaynst pulling doun oj tounes” .87 La nueva actai establecía
que todas las fincas agrícolas de al menos 20 acres38 debían preservarse tal

86 160 ha., aproximadamente.


87 “Contra el derrumbe de pueblos”.
M 8 ha., aproximadamente.

*74
Segunda P arte. R evo lución

como estaban, con todos los edificios y aparejos necesarios para la conti­
nuidad del proceso productivo. Hasta tanto los edificios abandonados
fueron reconstruidos, los infractores debían entregar al lord oj the manor la
mitad de los beneficios producidos por la propiedad..
Estas primeras normas atacaban en forma directa al engrossinz v a la
reversión de tierras de labranza en pasturas. Aunque resulta claro que los
enclósures eran una realidad que acompañaba y facilitaba aquellos dos
procesos^ las leyes parlamentarias rio hacían referencia a ellos en forma
explícita. Una nüeva acta de 1515 continúa con la misma estrategia indi­
recta. La conversión de tierras era el comportamiento cuestionado. Pero
el hecho que aquí resulta sugestivo, es la aparición de un argumento que
relaciona jpspofclamipnt^ cr™ en y del
bandolerismo. Un borrador de 1514, sobre el cual se basó la ley He 1515,
ponía ¿Tentasis en el “infinito número de súbditos del rey, que a causa de
la falta de ocupación, han caído y caen diariamente en la vagancia y
consecuentemente en el robo y en los asaltos”. El acta finalmente aproba­
da, declarada perpetua en 15 L6,. itnponía que toda aldea que en el pri­
mer día del período parlamentario entonces vigente estuviera dedicada
en su mayor parte a la agricultura, debía continuar de la misma manera
de allí en más. Todos los edificios abandonados debían reconstruirse en el
lapso de un año. Y todas las tierras transformadas en pasturas a partir del I o
de febrero de 1515 debían retomar de inmediato a su condición anterior.
En 1517 los enclósures se convierten por primera vez en blanco directo
del a ta q i^ d c , k mnriarqul^ ^uando^el cardenal Wolséy designa una
comisión para la investigación del despoblamiento rural. En 1518, y como
consecuencia del accionar de la comisión, la corte determinó que los
infractores a las normas vigentes debían derribar, en el lapso de 20 días,
todos los cercamientos erigidos a partir de 1485 (a menos de que logra­
ran demostrar que los mismos habían generado beneficios concretos para
la comunidad). El incumplimiento del decreto se castigaría con penas
pecuniarias. Gracias a la información reunida por esta comisión, los pro­
cesos en contra de acaparadores y promotores de enclósures continuaron
durante muchos años. 'Sm'embáfgó; para rendir plenamente sus frutos,
la corona necesitaba la colaboración de los señores locales. La nobleza
feudal debía funcionar como agente del estado centralizado. Pero,los.
titulares de los manors a n e g a ro n sistemáticamente a_ colaborar concia
nueva legislación. El primer obstáculo que encontraban estas tempranas
disposiciones anti-endosufe' era la;postüra de los ten-atenientes,^quienes
veían en los cercados un procedimiento eficaz para incrementar en for­
ma inmediata su renta propietaria.

175
Capitulo 6 . La vía Inglesa hacia el capitalismo agrario (1)

En 1533 la corona decidió atacar el problema desde otro ángulo. Una


nueva acta señalaba como principal responsable del problema a los enor­
mes beneficios generados por la cría de ovejas. Para desalentar la fiebre
del lanar, el gobierno estableció que ningún individuo podía poseer más
de 2.400 ovinos, bajo pena de multa por cada animal excedente. La nue­
va disposición, sin embargo, establecía de inmediato varias excepciones,
que erosionaron desde un comienzo las posibilidades de éxito dé la nor­
ma. Quedaban exentos los individuos que necesitaranJos animales -para,
su propio consumó, los animales de menos de un año, y los señores
laicos y eclesiásticos en sus propios dominios. El decreto perjudicaba
menos a los grandes propietarios que a los pequeños y medianosfa los
criadores, menos que a los productores de carne y de lana, tras repetir
las consabidas sanciones en contra de los acaparadores de tierra, el acta
terminaba, por vez primera, involucrando a los particulares en la detec­
ción de los infractores (con el incentivo de compartir en partes iguales
con la corona los montos de las multas).
En 1536, de hecho, una nueva acta reconocía que la falta de colabo­
ración de los señores y de los grandes propietarios, que desatendían la
aplicación de las leyes en sus propios manors, era una de la causas prin­
cipales del despoblamiento rural y del abandono de los pueblos. La nue­
va norma disponía que si un señor no procesaba a los teñentes que aca­
paraban granjas o revertían tierras de labranza en pasturas, la justicia real
se haría cargo de castigar a los infractores y de percibir las penas pecunia­
rias. La corona asumía la responsabilidad de procesar a todpsJos propie­
tarios, estuvieran o no dentro de los dominios reales.
La tesis que responsabilizaba a la cría de ovejas por la siti^ciónjtnpe-
rante en el campo continuó vigente hasta mediados de siglo. En 1549, los
asesores del Duque de Somerset, Lord Protector en tiempos del joven
Eduardo VI, hicieron aprobar en el Parlamento un audaz impuesto a los
Dvinos. Pero las resistencias generalizadas y la caída de Somerset llevaron
i la anulación del tributo en noviembre de 1549. El discurso oficial jus-
ificó la medida afirmando que el impuesto había resultado muy difícil
ie recaudar, y que recaía con dureza sobre los campesinos más pobres.
Pero antes de introducir el efímero tributo, la administración de So-
merset había designado una nueva comisión investigadora, la primera
desde 1517, El estado central volvía a confiar en el eficaz mecamsmo de
la inspección ín situ.. Pero ía^decisíóri del tío del rey traería ¿raves conse­
cuencias. Apadrinada por un gobierno que parecía mostrar especial sim­
patía por los menos privilegiados, la nueva comisión despertó expectati­
vas desmedidas. En 1549 los disturbios adquirieron en el condado de
Segunda P arte. R evo lución

Norfolk el carácter de una rebelión abierta, el célebre movimiento lidera­


do por Robert Kett. Los regímenes sucesivos aprendieron la lección, y de
allí en más se abstuvieron de promover medidas que pudieran interpre­
tarse como un llamamiento a Ja.rebelión campesina. La comisión Investi­
gadora de 1548 duró tan poco como el proyectado impuesto a las ovejas.
A comienzos de la década de 1 5 ^ , cor^íi^b^]Ül^Tudpr en el trono,
la situación HriaFáreas nirafes np había sufrido mayores modificaciones.
De hecho, los casos por cercamiento presentados ante los tribunales su­
premos de la monarquía, numerosos en los años posteriores a 1517, se
hablan reducido^, casi cero para mediados de la década de 1550. La falta
de celo de los informantes indujo la aprobación de una nueva acta en
1563. Toda tierra ^ue, con posterioridad al vigésimo año de reinado de
Enrique V IÍl (1528-1529), hubiera estado dedicada a la agricultura por
más de cuatro años consecutivos, debia continuar de allí en más como
tierra de labranza. Todo campo ^ultivado convertido en pradera entre el
séptimo y el vigésimo año de reinado del segundo de ios Tudor (1515-
1529), debía recuperar su característica original. Finalmente, quedaba
prohibida de allí en más toda nueva conversión de tierras. El acta orde-
naba la conformaciór; de^ una.lercera comisión jnvestigadora, que por
algún motivo desconocido acabó prematuramente.
La situación explosiva que el aumento de población, el acaparamien­
to de tierras
-------~...---..y vla reducción de
----------------- los comunales
.........----------r • habían
■ •• provocado en los
condados del centro del país demandó en 1589 un nuevo estatuto, a
partir del cual el estado central se involucraba en la administración de
los bienes comunales de las aldeas. La explotación de estos recursos por
parte de arribistas, que no integraban la comunidad de propietarios, per­
judicaba tanto como los enclosures a, comunidades campesinas sustenta­
das sobre lábiles equilibrios ecológicos, poniendo en peligro sus posibi­
lidades de supervivencia y reproducción. El estatuto de 1589 prohibía la
erección de nuevas viviendas en la aldea, si sus propietarios no tenían al
menos 4 acres de tierra en el ager. La atomización de la propiedad y la
especulación inmobiliaria, al socaire del aumento demográfico, habían
hecho pulular los cottages que carecían de parcelas anexas en el open-
jield; por lo que la supervivencia de los recién llegados implicaba una
nueva carga sobre los baldíos y comunales de la aldea. . ...
A partir de la década de 1590, las transformaciones en la coyuntura
económica nacional obligaron a revisar los criterios, que sustentaban la
legislación agrícola desde los tiempos del primero de los Tudor. En 1593,
por ejemplo, la abundancia y baraturadel grano llevó directamente al
Parlamento a abolir todos los estatutos contrarios a la conversión de tie-

*77
Capítulo 6 . La vía inglesa hacia el capitalismo agrario (l )

nras de labranza en pasturas. Pero el momento para el giro copemicano


había sido mal elegido. La cosecha de 1594 resultó desastrosa, la primera
de una serie de cuatro malos años consecutivos. En 1597, entonces, el
Parlamento reinstauró la legislación anti-enclosure. Rrenlra pyjffrnrp-^n*
estas leyes respondían a las coyunturas críticas desde el punto dé' vista
socíoeconómico que resultaban una amenaza^potencial para ía paz so-
ciaTTAmén de la sucesión de malas cosechas de mediados de la década
de 1590, los funcionarios de. la reina tenían conciencia de que los enclo­
sures pasaban poruña nueva fase aguda, en aquellos años finales del siglo
XVI. De los dos estatutos aprobados en 1597, el primero atacaba el en­
grossing, ordenando reconstruir todas las explotaciones agrícolas de^más
de 20 acres abandonadas durante los siete años anteriores. El segundo
estatuto ordenaba desactivar todas las conversiones de campos cultivados
en praderas producidas a partir de 1588.
Los resúmenes de los debates parlamentarios de 1597 sugieren que el
segundo estatuto, que afectaba directamente a los enclosures, encontró
mucha más oposición que la norma que regulaba los engrossings. Las dos
leyes cumplieron su función mientras los precios del grano se mantuvie­
ron elevados. Pero las voces críticas de la política intervencionista en
materia agraria reaparecieron en 1601. La cosecha previa había sido bue­
na, y los precios del grano habían vuelto a caer. La Cámara dé los Comu­
nes volvía a considerar la posibilidad de anular, por segunda vez en una
década, los estatutos vigentes. La convicción de que los cercamientos
eranjntrínsecamente perversos, opiniónquejpor más de un siglo había
gobernado el sentir del^Parlamento, parecía estar llegando a su fin. Pero
Lord Cecil, consejero principal de la.anciana reina, se opuso a la nueva
anulación. Con lógica mercantilista, Cecil argumentó que en años de
abundancia el excedente de grano podría exportarse; por otra parte, la
defensa del reino demáhdábá_ün número elevado de labradores. Por
motivos de profunda estrategia geopolítica, la retórica del gobierno de
Elizabeth optaba por la defensa de la agricultura. El ministro triunfó, y
los estatutos de 1597 no fueron anulados. Pero el tenor de los debates
que tuvieron lugar entre 1597 y 1601, sugiere que el peso de la opinión
en el Parlamento se desviaba hacia una actitud de laissez-faire, favorable a
la lógica de acumulación/expropiación impulsada por un capitalismo
agrario todavía en ciernes.
De no haber sido por las malas cosechas de .los'diez años posteriores,
que prolongaron la más brevejcrisis de. mediados de la décadajle, 1590,
los estatutos habrían sido abolidos tras la-muerte-dcla- reinaren 1603.
Pero el precio del pan se mantuvo por las nubes. En 1607 estallaron

178
Segunda Parte. R evo lu ció n

motines en Northampton. Los enclosures, una vez más, fueron considera­


dos como responsables directos de la falta de grano y de la crisis de la
agricultura nacional. En 1607, James 1 impulsó el nombramiento de una
nueva comisión, que procesó y multó a numerosos infractores de los
estatutos vigentes. Pero aunque ios funcionarios del primer Estuardo
decidieron atender las causas de la revuelta de 1607, esta vez no fueron
presa de los pánicos legislativos característicos de la era Tudor. En julio
de 1607, tras los motines de Northampton, la corona recibió un memo­
rándum titulado A consideration of thé cause in question before the lords touching
depopulation89, cuyos autores sostenían que los enclosures no provocaban
necesariamente el despoblamiento del campo. El texto, expresión de una
mentalidad en franco crecimiento, utilizaba como ejemplo al condado
de Somerset, una región rica, populosa, y ¡completamente cercada!
En 1624, cuando consideró que la provisión de grano del reino ya no
corría peligro, el Parlamento abolió el estatuto isabelino de 1563. Los dos
estatutos de 1597, en tanto, perdieron vigencia por falta de aplicación. El
último intento de la corona por resucitar las antiguas políticas interven­
cionistas füvó lugar en la década deJL630, cuando una serie de malas
cosechas alarmaron a los consejeros de Carlos I. El Privy Council impulsó
una nueva comisión investigadora, que aplicó numerosas multas. No
obstante, muchos vieron en el procedimiento un nuevo intento de la
corona por incrementar sus ingresos, en el marco de su conflicto con el
Parlamento. Tampoco ayudaba a aumentar la popularidad de Carlos el
hecho de que la comisión condonara .un elevado número de cercados,
probablemente tantos como condenava. La visión sobre el problema agra­
rio había cambiado considerablemente. Durante el juicio del arzobispo
Laúd, en pleno proceso revolucionario, uno de los cargos en su contra
fue haber apoyado en exceso a la última comisión investigadora. Un siglo
antes, este argumento hubiera aumentado la popularidad de cualquier
funcionario del estado. En 1640, sin embargo, atacar a los .
aseguraba ya los favores Se la opinión pública. El despoblamiento ruraT
seguía siendo considerado como uno de los males a comhatir. p oj eJLbuen
gobierno, sólo queya~na~se ^ásúrm^ 'quéTos cerca m ig ^ Q ^ f^ 'c ^ siempxe
responsables del, fenómeno. ^
De hecKo, desde comienzos del si&jo XVII había comenzado%
a apli-
carse un nuevo método de cerca míenlo, que no provocaba despobla-

M Una consideración sobre la causa en cuestión ante los lores respecto del despoblamiento.
Capítulo 6. La vía inglesa hacia el capitalismo agrario ( l)

miento en forma inmediata: el acuerdo mutuo entre los propietarios,


como paso previo para el cercado de las fincas individuales. Para alejar el
riesgo dé futuros litigios, las partes involucradas desarrollaron el hábito
de registrar estos acuerdos privados ante el Parlamento. “
El alejamiento de las crisis de escasez'-motivado por el avance del
capitalismo agrario- y la difusión de los nuevos procedimientos consen­
suados contribuyeron a sostener este cambio radical en la percepción del
fenómeno del enclosure, que se percibe claramente a partir de las décadas
iniciales del siglo XVII. Cuando en 1656, Edward Whalley, gobernador
de cinco condados de los Midlands, presentó ante la Cámara de los Co­
munes el último proyecto anti-endosure de que se tiene noticia, obtuvo
un rotundo rechazo por parte de los parlamentarios. Así concluyéronlos
intentos del estadojcent-ralizado-por.jdetener las transformaciones en los
regímenes de propiedad y en la o^anización del jispacio agrícola. Cuan­
do el Parlamento volvió a ocuparse del tema, a mediados del siglo XVIII,
fue para impulsar en forma decidida las transformaciones demandadas
por el capitalismo agrario. La suerte de la comunidad campesina, del
sistema de campos abiertos y de la propiedad colectiva, estaba, para en­
tonces, definitivamente sellada.

4- El ocaso de una era: los e n c lo s u re s parlamentarios durante


los siglos XVIII y XIX

Los cercamientos o enclosures del sigloJXVIll eran, mayoritariamente,


leyes o actas del Párlamento7cu)^> título genérico sintetizaba con claridad
su contenido: Ley prescribiendo la división, la repartición y el cercamiento de los
campos, praderas y pasturas ahiertas y comunes, y de las tierras bcddíasy comunes,
situadas en la pazr-oquüuk^”. La práctica, sindicada como una dé las prin­
cipales responsables de la decadencia del campesinado de subsistencia, y
del avance de las relaciones sociales capitalistas en Inglaterra, Implicaba
el reordenam Lento general de la propiedad territorial en. un -área .deter­
minada. Del encabezado de esta clase de leyes-se^ desprendg. claramente
que ninguna porción del terruño campesino, ager o saltus, escapaba de la
revolucionaria transformación. ^
La progresión numérica de las actas de cercamientoóxidlca yna~.evolu­
ció nlenta, aunque sostenida. En ios doce años del reinado de Ana Es-
tuardo (1702-1714), sólo se detectan tres actas de enclosures aprobadas
por el Parlamento. De 1714 a 1720, una por año. En la década de 1720 se
votaron en total 33 actas. De 1730 a 1739, 35. De 1740 a. 1749, 38. La
mitad del siglo señaló un cambio en el patrón cuantitativo. De 1750 a

180
S e g u n d a Parte. R evo lución

1759 los legisladores impulsaron 156 leyes, 424 en la década de 1760, y


642 en la de 1770. Entre 1780 y 1789 se percibe una declinación pasaje­
ra: se votan tan sólo 287 actas. Pero los números de la última década la
colocan en el segundo lugar en la centuria, con 506 leyes. El récord, sin
embargo, se lo lleva el período 1800-1810: el Parlamento votó 906 actas
de enclosures.
Durante el siglo X V lll no estuvieron ausentes los cercamientos impul­
sados pór acuerdos entre propietarios, por redenciones amistosas, por la
finalización de contratos de arrendamiento o por unidad de posesión,
pero se hallaban en franca minoría frente al más rápido y eficaz procedi­
miento de las leyes parlamentarias.
En el siglo XVI, el objetivo principal de los cercamientos parecía ser
la reversión de campos para la cria de ovinos, característica que explica el
despoblamiento del que se los sindicaba responsables. En el siglo XVIIL
en cambio, el sentido de Tos enclosures eraja aplicacióo.¿£^ias adelantos
técnicos y agrohÓmicos que supuestamente posibilitaban el incremento
re vo 1uc io nar i o d e j a p r o duc tivi dad_'agrícola, para lo cual el régimen de
campos abiertos y las formas de propiedad colectiva parecían resultar
una valla infranqueable. El discurso de los enemigos del open-field, que
parecieron ganar el combate ideológico en la prensa escrita y ante la
opinión pública, sostenía que las parcelas dispersas por el ager estaban
mal cultivadas. A pesar del barbecho, que las comunidades campesinas
respetaban religiosamente, las tierras de labranza estaban agotadas a cau­
sa de la monótona alternancia de las mismas cosechas. Las hierbas noci-
vas invadían las praderas colectivas en el saltus. Los sistemas fijos de rota­
ción podían resultar apropiados para cierta sección del término parro­
quial, pero no para otras. La promiscuidad dentro del prado colectivo
favorecía la diseminación de epidemias y enfermedades del ganado. Re­
sultaba imposible introducir los nuevos cultivos forrajeros (alfalfa, tré­
bol), sin la aprobación de la comunidad. Derechos comunales, como el
espigueo o el common of shack,90 tomaban imposible la libre determina­
ción del momento de la siembra y la cosecha en las propias parcelas
individuales. Muchas de las sugerencias realizadas por los grandes agró­
nomos, como Jethro Tull, resultaban imposible de aplicar en las estrechas
franjas, dispersas por toda la parroquia!'Aunque los especialistas moder­
nos han procurado relativizar la relación entre los enclosures y el incre­
mento de la productividad, sosteniendo incluso la viabilidad de una vía

90 En España, derrota de mieses. Cfr. la sección segunda del capítulo 5.


C a p ítu lo 6 . L a v ía in g le s a h a c ia e l c a p it a lis m o a g r a r io (I)

farm er hacia el capitalismo agrario, y aunque el análisis de las regulacio­


nes que ordenaban el usufructo de los comunales demuestra que muchas
de las afirmaciones de los partidarios de los cercamientos eran falsas,91 lo
cierto es que la visión del open-field co m q _ paradigma del atraso rural se
tomQ hegem ón^^rr4aJjiglaierra -J e jo s Hannover~~
En la sección anterior hemos adelantado una de las grandes diferen­
cias entre los cercamientos de los siglos XVI y XVIII. Mientras que los
primeros fueron combatidos por el estado central, los segundos fueron
impulsados por los legisladores y los ministros de la corona. Perq la ac­
ción legislativa no se ponia en movimiento en forma espontánea. Era
necesario que un grupo d e^ ro píe taños"de^a parroquia tomara la inicia­
tiva , e í ñ ^ í s a r i er¿ércamiento general de todas las tierras, individuales
y colectivas, de un determinado paraje rural. Los interesados debjarrpre-
sentar ante el Parlamento un petitorio, solicitando la aprobación de un
acta de enclosure. Contrataban para ello a un gestor, un letrado encarga'do
de encauzar el procedimiento desde el punto de vista legal. Los impulso­
res de la abolición del open-field convocaban luego a una asamblea gene­
ral de todos los parroquianos. Pero los procedimientos administrativos
establecidos por el estado privilegiaban la figura del propietario frente*a la
del vecino. La decisión de la asamblea no era tomada,por simple mayo.ría
de votos. Para que el pedido de cercamiento prosperara, .el .Parlamento
tan sólo requería que To^fírmantes del petitorio reunieran Jais ..cuatro
quintas partes de las tierras de la parroquia. Los poseedores dél.,quinto
restante, a menudo urfnúmero elevado de minifundistas, no tenían ar­
mas para oponerse a una decisión que no.tomaba la j^ ygjfejd ^ loslp t'o-
pietarios, sino los propietarios de la mayor parte..deL.suelo. La única
posibilidad de veto corría por cuenta del lord of the jnanorAa firma del
titular del señorío era, en cualquier caso, imprescindible para cjue el
pedido de enclosure prosperara. En Quainton, condado de Buckingham,
se contaban 34 propietarios en 1801, de los cuales sólo 8 impulsaron el
cercamiento general de la parroquia. Esta minoría de vecinos, sin embar­
go, poseía cuatro veces más riqueza que los 22 commoners opuestos al
emprendimiento.92 Desde el punto de vista del impuesto territorial, las
diferencias parecen aún mayores: mientras que los ocho propulsores pa­
gaban al fisco una media anual de 25 libras con 8 chelines, cada uno de
los 22 opositores aportaban un promedio de 1 libra con 16 chelines. En
Quainton, como en la mayor parte de las comunidades rurales inglesas,

91 Cfr. capitulo 5, sección tercera.


91 Cuatro propietarios se abstuvieron durante la votación.

*82
Segunda Parte. R evolución

el cercamiento general prosperó, decidido por una impactante minoría:


8 propietarios sobre un total de 34. En algunos casos, los historiadores
han hallado peticiones firmadas únicamente por dos o tres nombres. Las
hay, incluso, firmadas por uno solo: para el enclosure de Westcote, en el
condado de Buckingham, bastó la firma del duque de Marlborough. Allí
donde faltaban unos pocos acres para reunir la representación del 80%
del suelo, los pequeños productores debían enfrentar la presión insosla­
yable de los potentados, muchos de ellos a cargo del gobierno local.
Resultaba difícil, en efecto, escapar a la intimidación de la gentry, d e to s
ieñóres o de los agentes de la iglesia estatal, cuando en ocasiones ellos
nismos controlaban los tribunales señoriales, ejercían el poder de poli-
:ía o presidían los juzgados de paz. N o es de extrañar, entonces, que
nuchos vecinos denunciaran .haber .firmado bajo amenaza el pedido de
cercamiento presentado ante el Parlamento.
El trámite parlamenUÓojcqrnenzaba.unavez que el petitorio reunía el
número de firmas necesarias. El procedimiento, era en extremo costoso.
Los legisladores exigían el pago de ciertos derechos por la votación de
esta clase de documentos; al que había que sumar los honorarios de los
abogados y el envío a Londres de los testigos requeridos por la comisión
del Parlamento. En el Palacio de Westminster no se hallaban grandes
obstáculos. En sus escaños estaban sentados, precisamente, los represen­
tantes de la gran propiedad: los aristócratas con título, en la Cámara de
los Lores; la gentry, en la Cámara de los Comunes. Quedaban lejos aún
los tiempos de la reforma política, que a partir de la década de 1830
buscaría modificar la sobre-representación parlamentaria de que disfru­
taba la Inglaterra rural. Sólo existían posibilidades de que el procedi­
miento se frenara, si la oposición provenía de algún representante de la
élite local (como ocurría en ocasiones con los párrocos, quienes temían
que el cercamiento redujera sus ingresos en concepto de diezmos); o
cuando la quinta parte del suelo parroquial, no representada en el peti­
torio, pertenecía a un único individuo.
Una vez que el Parlamento votaba el acta de enclasuret~comenzaba la
tarea más delicada*. ía ejecución dé' la "norma iri.situ. Los agentes d e la ta ­
do se hacían pre^ntes en^j_ terruño, medían las parcelas, estimaban las
rentas, calculaban el valor de los derechos comunales anexos. El objetivo
era la división de todo d_ténnin£_de-Ia aldea,. open~field y commpnlands\ ex\
porciones"equivalentes a las que los propietarios poseían antes de la reor­
ganización territorial. En todos los casos, debían calcularsei-tambiérí las
compensaciones, no sólo por Ja posible disminución enjdjQúgier'q, de
acres, sino, sobre todo, por la desaparición de los bienes, de usufructo
Capítulo 6 . La vía inglesa hacia el capitalismo agrario (I)

colectivo. Finalmente, habla que levantarlos cercados, dirigir el trazado


de una nueva red interna descaminos, y reorganizar las vías de drenaje.
Se trataba, en síntesis, de una verdadera revolución, que no sólo impac­
taba en la organización del espacio, sino en la economía, las relaciones
sociales y la cultura de la comunidad campesina. Aunque buscaban res­
petar los anteriores derechos de los propietarios, los agentes del estado
repartían eL suelo de- una manera radicalmente nueva, imponían un pa­
radigma difícilmente traducible al lenguaje y a los códigos de la aldea de
campos abiertos.
La función de hacer efectivo el cercamiento general de una aldea co­
rrespondía a un grupo de comisarios, entre tres y siete según la extensión
del terruño. Verdaderos dictadores en el ámbito local, estos ejecutores de
la ley parlamentaria gozaban de poderes limitados en todo lo concer­
niente a la reorganización territorial. Durante mucho tiempo, incluso,
sus decisiones no pudieron apelarse ante.instancias administrativas su­
periores. Sus poderes dependían del Parlamento, pues sus designaciones
figuraban en la misma acta de enclosure. Nadie ignoraba, sin embargo,
que los legisladores consultaban a lps propulsores del. etnprendimiento,
quienes sugerían los nómbremele los^princjpales candidatos al cargo. Tras
varias décadas de abusos, una ley de 1801 prohibió que el señor del
manor, sus arrendatarios, servidores o parientes, ejercieran el cargo^ de
comisario; igual limitación corría para_cualquier_ propietario^qugjy viera
algún derecho sobre las tierras sometidas a cercamiento.
f/ El mecanismo estaba diseñado« de tal. manera que .resultahaámposible
para los pequeños y medianos productores impedir que los comisarios
reservaran las mejores tierras de la parroquia para los grandes propieta-
/ rios. Debían aceptar el nuevo bloque .compacto de tierra que se les asig­
naba, aun cuando creyeran que no era equivalente aLconjunto-de-parce­
las dispersas que poseían bajo el régimen anterior. PeroJa catástrofe ma­
yor la ocasionaba la desaparición de toda Jorrea de^propiedadcolectiva.
Aun cuando el saltus se subdividía, y cada propietario recibía un número
de acres superior al que poseía antes .del enclosure, el cálculo se realizaba
sobre la cuota de animales que cada uno tenía derecho a introducir en el
prado comunal: quienes más animales tenían, más hectáreas extras reci­
bían. Por otra parte, ninguna extensión de tierra lograba compensar la
catastrófica perdida de los recursos provistos por las tierras baldías.93
El enclosure producía otros perjuicios coyuhturales7 aunquelTo por
ello menos importantes. Al margen de los gastos administrativos, el cer-

93 Cfr. capítulo cinco, sección tres.

184
Segunda Parte. R evo lución

camiento general era un procedimiento muy oneroso. Rodear de cercas y


setos las nuevas propiedades compactas, implicaba un importame costo
en materia prima y en mano de obra. Cada propietario, en forma propor­
cional al número de acres que poseía, debía contribuir con los gastos
generales del enclosure , que en promedio rondaban las 2.000 libras. Los
minifundistas salían del proceso, endeudados, o con su capital fijo dra­
máticamente reducido.
Más serio era el caso_de Jos cottagers sin parcelas, aquellos que sólo
posejan una casa_y-un huerto en la aldea. Durante el régimen de campos
abiertos, compensaban su falta de parcelas en el ager con los recursos que
obtenían en los comunales. Lajiquidación de éstos últimos los condena­
ba a ja miseria. Pero más. grave aún^ra el casp de los squatters, los intru­
sos que vivían precariamente en el saltus , tolerados por el resto de la
comunidad. Privados de todo derecho, su status de ocupantes d efa cto les
cerraba cualquier posibilidad d e compensación. La proletarización ple­
na e inmediata era, en su caso, la única consecuencia posible.
Pero la revolución e r w J x fl^ P 0 no. terminaba con la ejecución del
enclosure .general. Debilitados ante las fuerzas del mercado, desorientados
poTIa alteración radical de su modo de vida tradicional, los pequeños y
medianos' propietarios caían víctimas d e u n proceso de acaparamiento
territorial, posterior ^ la liquidación del régimen de .campos abiertos.
Indefectiblemente, casi en todas partes, los enclosures generales traían
aparejado un aumento inmediato del número de operaciones inmobilia­
rias en la parroquia. Tentados por las ofertas de compra que les realizan
los grandes terratenientes, atemorizados por la desaparición de los dere­
chos comunales, incapaces de aplicar las nuevas tecnologías por razones
de escala, los pequemos propietarios vendían sus propiedades en forma
magjya^El aumento sideral en las rentás7^ür sü~paírte, tornaba invTablela
posibilidad de incrementar el tamaño de sus pequeñas explotaciones por
medio del arrendamiento. Una vez más, enclosures y engrossing eran dos
fenómenos que se daban juntos. Claro que ahora, a diferencia d é lo que
ocurría en d siglo XVI, el acaparamiento no era-tanin lina precondition
cuanto una consecuencia de los. afeamientos. Esta expulsión del cam­
pesinado de subsistencia por medio de los invisibles mecanismos del
mercado, a través de una lógica económica sutil e implacable, constituye
la consecuencia esencial de la abolición del régimen de open-fields. Los
mecanismos coercitivos, la fuerza del estado y la violencia de la ley se
limitaban a la fase de aprobación y ejecución del acta de enclosure. El
engrossing y la expropiación final, sin embargo, tenían lugar gracias a una
multitud sigilosa de transacciones privadas, cotidianas, convenidas sin

185
Capítulo 6 . La via inglesa hacia el capitalismo agrario (I )

ruido alguno, que ocurrían sin que el Parlamento o institución alguna


del estado intervinieran en ferma.directa. En la arena de los intercambios
se consumaba él objetivo último de las transformacionesen el régimen de
propiedad soñadas por los agentes del capitalismo agrario y por sus re­
presentantes parlamentarios. Así, en medio siglo, desaparecieron en el
campo inglés varias decenas de miles de fincas.
Como John Wedge afirmaba, en A general view of agriculture in the county
Warwick (1794) i94 “Hace cuarenta años el sur y el este del condado
\ estaban casi enteramente cubiertos de open-fields. Hoy están divididos y
.cercados. En dondequiera que se ha operado el endpsure se han consti­
tuido fincas mucho más extensas que antes” Expulsados por una luci-
ferina combinación de artilugios legales y estrategias econ óS casp tíu -
chos commoners y campesinos terminaron en ías grandes ciudades, en
Éirmingham, en Coventry, en Manchester, en Liverpool, en Londres, trans-
,/formados en la mano de obra que reclamaban las fábricas del naciente
/ capitalismo industrial, convertidos en los consumidores que demanda-
/ ban ios mercados de la insaciable economía moderna.

941Ina visión general sobre la agricultura en el condado de Warwick.


95 Citado por Paul Mantoux (Cfr. bibliografía al final del presente capítulo).
Segunda Pane. Revolución

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••
Capítulo 7
La vía inglesa hacia el capitalismo
agrario (II):
la revolución agrícola y las transformaciones en las
técnicas de producción

1- Las falsas profecías del señor King

Las transformacign_es^eiLla_pmpieda¿de Ja Jierta_ no fueron el único


componente de la vía inglesa hacia el capitalismo agrario. Junto con este
proceso social y político, la modernización capitalista requirió en Ingla­
terra un segundo campo de transformaciones revolucionarias: los avan­
ces en las técnicas* de producción agrícola. Junto con los enclosures, el
sistema Norfolk sintetiza el conjunto de cambios cualitativos característi­
cos de la vía clásica hacia el capitalismo agrario.
Estas transformaciones técnicas y económicas no fueron menos pro­
fundas que la liquidación deT o^op^ñ^fíeldsó~qüeTa abolición de los
bienes comunales. De hecho, la evolución de las cifras relativas al creci­
miento demográfico y a la producción dé alimentos revelan que el térmi­
no agricultural revolution, introducido en el debate historiográfico en tiem­
pos de R, N.Tawney, no resulta en nada inapropiado
Entre los muchos cálculos realizados por Gregory King a finales del
siglo XVII, llaman la atención sus estimaciones sobre el crecimiento de­
mográfico futuro de Inglaterra/ El país, que en 1700 contaba con 5.5
millones de habitantes, alcanzaría los 6.42 millones en 1800, y los 7.35
millones en 1900. El pronóstico de máxima tendría lugar en el año 3.500,
y rondaría los 11 millones de personas. Pero la realidad superó con cre­
ces estos pronósticos. En 1801, Inglaterra contaba ya con 8.66 millones
de habitantes, y en 1900 alcanzaba los 30 millones. Por su parte, la cifra
máxima proyectada por Gregory King se alcanzó en 1820, mucho antes
del siglo XXXVI imaginado por sus cálculos.

19 1
Capítulo 7. La vía inglesa hacia el capitalismo agrario (II)

Las cifras de Ring resultaron incorrectas porgue Inglaterra produjo


una transformación-en-eLvoUimerrde la ^Todntóén-de-alimentos. que
permitió alcanzar niveles de crecimiento demográfico inéditos. Entre 1500
y 1720, el número de habitantes creció de 3 a 5.5 millones. Pero a partir
de la década de 1730, la población comenzó a crecer a un ritmo sin
precedentes, que continuó durante todo el siglo XIX, alcanzándose los
8.7 millones en 1800, y los 16.7 millones en 1850.
La comparación entre la evolución de los precios y el crecimiento
demográfico refuerza la existencia de una ruptura cualitativa hacia fina­
les del siglo XVIII. Durante toda la era pre-industrial, los precios de los
alimentos acompañaron el crecimiento de la población. Si para el año
1500 otorgamos al precio del trigo un valor índice de 22, veremos que
trepa a 57 en 1550, y a 95 en 1600. La inflación renacentista duplicaba
los precios cada medio siglo. Para 1650, el índice alcanzaba un valor de
147; y durante los siguientes 120 años, se mantuvo en un rango que
osciló entre 97 y 133. A partir de 1770 comenzó a crecer nuevamente, al
socaire del crecimiento demográfico, y en 1812 trepó a 399. Pero a partir
de este pico, los precios comenzaron a caer, aun cuando el aumento de
población ya no se detuvo (se mantuvo por encima del 1% anual du­
rante todo el siglo XIX). En síntesis, entre 1540 y 1780 se percibe una
correlación -positiva entre4os~aumentos de población_y las subas de
precios, Pero tras el período de 25 años abierto en 1781, la correla­
ción desaparece! La simple alteración estadística sugiere que una im ­
portante transformación en la provisión de alimentos había tenido
lugar en Inglaterra.
Existen dos_vías posiblespara explicar este revolucionario incre­
mento de la producción agrícola: un crecimiento de orden cuantitati­
vo, sos te n i do^póT la ^éx te ns ió n dejausu pe rficiecu íti vad a f ¿ b ie n ,“ ün
crecimiento cualitativo "sostenido por un incremento en la producti­
vidad deJaTiérra. La evidencia histórica permite ~descartar~rápida-
mente la incidencia de la primera de las vías mencionadas. Durante
el Renacimiento, Inglaterra alcanza el lím ite máximo de las tierras
aptas para cultivo. Poca tierra nueva quedaba disponible para media­
dos del siglo XVI, cuando al menos dos tercios de la tierra actualmen­
te cultivada ya lo estaba por entonces. Por el contrarío, el rendimien­
to de los cultivos de trigo se incrementó 12 veces entre 1500 y la
actualidad. El aumento en la productividad propiciada por las trans­
formaciones en las técnicas de producción, ofrece, entonces, una ex­
plicación más plausible para el revolucionario incremento de la pro­
ducción de alimentos.

192
Segunda Parte. R evolucjón

2- Las transformaciones en las técnicas de producción


agrícola

Los principales factores .que sustentaron la revolucionaria transforma­


ción de la producción agrícoj^jnglesa fueron los siguientes;ill_las’Tñver^
siones de capital, (11) la liquidación del barbecho, (111) la introducción
de cultivoTforrajeros, (IV ) la difusión de nuevoscultivos, alimenticios,
(V ) la -es^cTáfización regional .
(I) El papel de la iriversióh de capital se percibe claramente en la recu­
peración de las^malísrnas7 pám áñ^ ~y terrenos poco aptos para el
cultivo, que permitieron extender la superficie cultivada hasta su
límite máximo. Las fenland areas de comienzos del siglo XVII se ha­
blan transformado para mediados del siglo X V lli en algunas de las
tierras cultivadas más fértiles del país. Estos logros espectaculares
requerían importantes inversiones de capital, puesto que el Srenaje^
era un proceso permanente, sin el cual las tierras tendían nueva­
mente a hundirse. Hasta comienzos del siglo XIX, las técnicas de
bombeo se basaban en la energía hidráulica. A partir de la década
de 1820, comenzaron a emplearse bombas impulsadas a vapor. Es­
tas transformaciones afectaron cerca del 6% del suelo de Inglaterra y
de Gales, y permitieron extender la superficie cultivada en un 10%.
La reducción de las áreas boscosas fue menos espectacular, porque
desde finales del siglo XVÍÍ la corona implementó severos planes de
reforestación. De todas formas, las estimaciones sugieren que si en
1350 el 10% de Inglaterra eran bosques, en 1850 la cifra se redujo a
un 5%. El tercer tipo de tierra que la inversión tecnológica permitía
incorporar al sistema productivo eran los páramos. En estos casos,
los resultados podían ser impactantes. Para 1840, muchos antiguos
páramos eran regiones con sistemas de cultivo hiper-intensivos, pues
los reclamos de esta clase de terrenós iban por lo general asociados
con la introducción de nuevos cultivos y rotaciones.
Es difícil calcular el total de tierra virgen -pantanos, bosques, pára­
m os- incorporada al sistema productivo como consecuencia del
fuerte proceso de inversión de capitales. A finales del siglo XVII,
Gregory King estimaba que un cuarto del suelo del país era tierra
^baldía* Se trataba del mismo'porcentaje estimado para el siglo XVI,
cuando se había alcanzado el límite de la frontera cultivable de
acuerdo con la tecnología disponible en el período. La intensidad
de los reclamos de tierra virgen se mantuvo durante todo el siglo
XVIII, por lo que el área dedicada a la agricultura y a la ganadería

*93
C a p it u lo 7. La vía inglesa hacia el capitalismo agrario ( I I )

habría aumentado en un 38%. El pico de los reclamos de tierra se


produjo durante las guerras napoleónicas, amparado en los niveles
alarmantes que los precios de los productos agrícolas alcanzaron
durante el conflicto,
(II) Hasta 1830, el principal factor limitante en la deteminación de los
rendimientos agrícolas era el-nitrógeno, que junto con el fósforo y
el potasio constituyen los tres nutrientes fundatn^t^es¿eJos vege­
tales. El barbecho era necesario, entonces, no sólo para controlar^]
crecimiento de las malas hierbas, sino para reponer_el nitrógeno del
suelo. La eliminación del barbe chorre quería la identificación de
cultivos que conservaran las reservas de,nitrógeno, y al mismo tiem­
po ahogaran a las malas hierbas. Los nabos, de rápido crecimiento,
ejemplifican claramente la clase de nuevos cultivos asociada con la
revolución agrícola moderna.
Aunque el simple barbecho permite, a raíz de la acción bacteriana,
la incorporación a la tierra de ciertas cantidades de nitrógeno pre­
sentes en la atmósfera, facilita también la perdida de nitratos -que
son splubles en agua- a causa de las filtraciones. Por el contrario,
los vegetales con grandes hojas, como los nabos, provocan que la
mayor perdida de agua se produzca a través de la transpiración y no
por vía del drenaje, facilitando entonces una mayor conservación de
nitrógeno. Al mismo tiempo, si las plantaciones de nabos se empleaban
también para la alimentación del ganado jn.sifu, la regeneración del
nitrógeno del suelo alcanzaba aún mayores grados de eficiencia.
Junto con los natíos. eLtrébol fue otrajie-Aasxultivos-que^ermitió
el abandono de.la-práctica-del~barbecho: El trébol fija más nitróge­
no que las legumbres tradicionales, y pueden permanecer en la tie­
rra por más tiempo. Los.especialistas estiman que la introducción
del trébol aumentó en un 60% la provisión de nitrógeno en el norte
de Europa. En 1871, el trébol ocupaba el 26% de la superficie cul­
tivada en la región.
La combinación de los nuevos cultivos produjo resultados sorpren­
dentes. Gregory King estima que el suelo en barbecho, en la Inglate­
rra de la década de 1690, abarcaba el 20% de la tierra cultivable. El
retroceso del barbecho se aceleró a partir de 1800. En 1812, abarca­
ba el 12% del suelo; en 1871, sólo el 4%.
(III) Cultivos como el nabo eran importantes para la eliminación del
barbecho, pero también porque eran un tipo de forraje mucho más
rendidor que las pasturas permanentes. La introducción de estas
nuevas forrajeras permitía expandir el área cultivada a expensas de

19 4
Segunda Pane. R e v o l u c ió n

los pastos. Los especialistas estiman que los nabos proporcionan un


70% más_de_almidc^n ,)L.unA 0%-más de prqteínaspqr acrejque los
pastos convencionales. El trébol aporta un 20% más de almidón y
un 80% más de proteínas. ...........
En la Inglaterra del siglo XVI, el nabo se cultivaba en huertas para
consumo humano. En las décadaífde 1620 y 1630, algunas~granjas
ya lo cultivaban como forráJ¿7 áunqüeT su número era todavía muy
reducido: menos del 1% en el condado de Norfolk. Para 1720, sin
embargo, cerca del 50% de los granjeros sembraban nabos, y a me­
diados del siglo X V lll se transformaron en parte sustancial del nue­
vo sistema de rotación de cultivos. Hacia l 740, Jos xiabqs ocupaban
el 8% de la superficie sembrada_del condado; y en la segunda mitad
del siglo, comenzaron a producir irnpacto en el.yolumen-de .la-pro-
ducción agrícola y en la productividad de la tierra. En la década de
1830, los nabos cubrían el 15% del suelo de Norfolk, y el nombre
del condado quedaría asociado para siempre con la rotación de
cultivos paradigmática de la revolución agrícola.
(IV ) Los cambios en la combinación de cultivos alimenticios podían pro­
vocar úri íricremento ^ r a productividad de la tierra, cuando espe­
cies de bajo rendimiento eralT^m plazadS^por otras de alto rendi­
miento. En este sentido, dos importantes cambios sufridos por la
agricultura inglesa f u e r o n _ l C d e c t a ^ ^ i ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ - l a áiít^ión
de 1a papa. Introducida tras el descubrimiento de América, la ^ a j^
fue una curiosidad durante todo el siglo XVII, aunque en sus aerea­
das finales se la cultivaba extensamente en los condados del noroes­
te, como alimento para los pobres. Pero el mayor desarrollo de la
papa tuvo lugar durante el siglo XVIIi: en 1801, cubría el 2% de la
tierra cultivable del reino; aunque en determinadas parroquias, como
en los distritos mineros de Cornwall, podía trepar al 25%. La im­
portancia de estos cambios reside en el hecho de que un acre de
papas provee dos veces y media más de calorías que un acre de
trigo. ^
El reemplazo del centeno por e l^ rig y implicaba que los suelos su­
frían una mejora, y que la producción de calorías por acre aumen­
taba. Indica también una mayor penetración del factor’ mercado,
porque el trigo era un cereal comercializable (en tanto que el cente­
no cubría esencialmente las necesidades del autoconsumo).
(V ) La especialización regional posee grandes ventajas porgue, al ads­
cribir a cada región los cultivos más apropiados para la calidad del
suelo, aumenta el volumen global del producto agrícola. Los demó-

195
Capítulo 7. La vía inglesa hacia el capitalismo agrario (11)

grafos históricos sostienen que el predominio de la celebración de


matrimonios en otoño, luego de la cosecha y antes del inicio del
nuevo año agrícola, indica el predominio de la agricultura en una
determinada región. Un pico de casamientos en primavera, por el
contrario, tras la época de parición y la celebración de las ferias de
ganado, señala el predominio de la industria pecuaria. Entre 1561
y 1640, ambos patrones se hallan dispersos y entremezclados por
toda Inglaterra. Pero entre 1661 y 1740, se detecta claramente la
emergencia de patrones regionales distintivos en el reino, con la
consolidación de un_oestegan adero y de un oriente agrícola. Para
m e jiia d o s .d fl4 ¿ Q ÍM lL ÍÍ^roceso dre^crtgfea'dóTTT^gTonal había
alcanzado una fase plena de desarrollo.

3- La cuadratura del círculo: el sistema Norfolk y la rotación


cuatrienal

En el apartado anterior hemos considerado por separado los diversos


factores que contribuyeron a. provocar una transformación revoluciona­
ria en las técnicas de producción agrícola en Inglaterra. Pero cuando
estos cambios fueron introducidos en conjunto, cuando se transforma­
ron en un sistema de cultivo radicalmente nuevo, los resultados llegaron'
.JLSer espectaculares. ^ -------— -------- -----------------
"'T^Así ocurría con el Sistema-de agricukuraxonyertib^ que suponía la
eliminación de ja.dislincion.permanente entre^pasturas y campos de cul-'
tivo. Las tierras de labranza iban rotando por toda la superficie de la
granja. Las praderas eran transformadas, por varios_años, en campos
de cultivo, y luego revertían a su condidájruori plazo
de veinte años, tiempo ideal estimado para la recuperación plena de
la provisión de nitrógeno. Pero el sistema no carecía de inconvenien­
tes. Las dramáticas ganancias en el síocíTHé'mtrógeno^cumulado per­
mitían lograr resultados notables en el corto plazo, pero quedaban
sujetas a un irremediable proceso de agotamiento en el mediano pía- •
zo. La agricultura convertible tuvo su mayor auge-entre 1590 y 1660,
y puede concebirse, entonces, como una estrategia tendiente a la uti­
lización- de-reservas' de nitrógeno acumuladas durante años, pánf la
obtención de beneficios de corto plazo. Cuando las reservas de nu­
trientes daban las primeras señales de agotamiento, los rendimientos
comenzaban a decrecer en forma irremediable. Desde finales del siglo
XVII se percibe, pues, un retroceso en el empleo del sistema de agri­
cultura convertible.

196
Segunda Parte. R ev o lu ció n

La prmcipaLinnovación_en_jos sistemas de cultivo fnp, entonces, la


¿rotación cuatrienalo sistemaNÍoriQlkj cuyo nombre sintetiza las transfor­
maciones eñ lás técnicas de producción tanto comQJos endosares. _resu~
men las transformacjon^jen el derecho de-propiedad. El sistema Norfo­
lk terminó_siendo. la mejor fo m ^ d e integración de la agricultura con la
ganadería. En lugar del barbecho, los cereales s ^ á lt ^ ñ ^ ír c o n plantas
forrajeras,- comq el jré b o l X ios nabos, por lo que eí incremento en la
superficie cultivada se complementaba con una mayor provisión de .ni­
trógeno, un mejor control dejas hierbas n^ívás^ y u m reducción de
incidencia de pestes y enfermedades.
Los especialistas han aportado pruebas convincentes, que permiten
sostener que la rotación cuatrienal habría sido, de hecho, la responsable
de los extraordinarios cambios producidos en la productividad del suelo
y en los volúmenes de la producción agricolo-ganadera. Las diferencias
en las cifras resultan contundentes. Comparemos, por ejemplo, tres mo­
delos ideales de granja.
• El primero de ellos, bajo un régimen tradicional de rotación trienal,
mantiene el 40% de su superficie como,pastura permanente; y divide
el 60% restante en tres hojas equivalentes, dedicadas al trigo (20%), a
la avena (20%) y al barbecho (20%).
• El segundo modelo, supone una introducción acotada del régimen
cuatrienal Ün 40%. de. la. superficie de la granja se mantiene como
pastura permanente, y en el 60% restante se aplica el sistema Norfolk,
con cuatro campos equivalentes dedicados ai trigo, a los nabos, a la
cebada y al trébol (15% del suelo para cada uno).
• En el tercer modelo, el sistema Norfolk se aplica plenamente, y la
superficie de la granja se halla dividida en cüatro’ campos -trigo, na­
bos, cebada y trébol-, que ocupan un 25% del suelo cada uno.

Como observamos en el siguiente cuadro, las diferencias entre los


volúmenes de producción de granos en los dos modelos extremos, las
rotaciones trienal y cuatrienal, son revolucionarias: 460 bushels contra
800, respectivamente.96 Losj/olúm gn££_i^cüc^^ se duplican, sin
alterar la superficie de l a granja. La producción ganadera, por su parte,
aun cuando crece más en el segundo jijo d elo (a raíz del 40% del suelo
conservado como pradera permanente), se incrementa también en forma
notable en el tercero. Si sumamos la producción agrícola y ganadera, el

96 El bushel equivale a 36,5 litros, aproximadamente.

%S7
Capítulo 7. La vía inglesa hacia el capitalismo agrario (II)

sistema Norfolk es el modelo que genera los volúmenes de producción


más altos.
En el paso del sistema A al sistema B, el área sembrada con grano se
reduce en un 25%,97 pero los rendimientos del grano se duplican. El
dramático incremento de los rendimientos compensaba con creces la re­
ducción del área cultivada, por lo que el volumen final de la producción
de granos aumentaba de todos modos. De la misma manera, si una granja
del tipo B se transformaba en una finca del tipo C, los rendimientos
comenzaban a decaer, pero el volumen de la producción crecía por el
aumento de la superficie sembrada con cereales. Por esta serie de com^
pensaciones, el sistema Norfolk terminaba siendo el sistema de cultivo
más eficaz.
Era poco probable que a comienzos del siglo XVIII se produjera un
cambio radical del sistema A al sistema C. El reemplazo de las pasturas
permanentes por los sembradíos de trébol y nabos implicaba riesgos im­
portantes. En el corto plazo, la introducción de nuevas técnicas de culti­
vo conllevaba cierta posibilidad de fracaso, hasta tanto los productores se
habituaran a los nuevos regímenes.

Rendimientos comparados en tres sistemas de cultivo

Rendimientos Producción Producción Producción


Modelo
oagrícolas de granos ganadera total
de granja
(bushels/acre) (bushels) (bushels) (bushels)
A 11,5 460 400 860
B 21,4 642 950 1492
C 16 800 750 1550

Fuente: Mark Ovcrton, Agricultural Revolution in Eng/and. The Transformation ojthe agrarian
economy 1500-1850, Cambridge, Cambridge University Press, 1998.

Resulta difícil determinar con precisión la aparición exacta del siste­


ma cuatrienal. Algunas menciones tempranas, de las décadas de 1730 y
1740, dan cuenta de la implementación del sistema en un par de granjas
pioneras de Norfolk. Pero aunque hacia 1750 el trébol y los nabos se
cultivaban por todo el condado, su proporción respecto del cultivo de

97 De un 40 a un 30% del suelo cultivado.

198
Segunda Parte. R evolución

granos todavía era reducida. El sistema.^cuatrieoalncLse..consolidó plena­


mente hasta después de 1800, y su plena difusión^ debe situarse en la
primera mitad del ^loTC pcrÉ s precisamente'entonces
be un crecimiento sin precedentes dgJL.producto, agrícola nacional^y un
aumento revolucionario en la productividad del suelo.98 En la década~de
1830,Jos cuatro cultivos se repartían, con exactitud aritmética, el 25%
~3el área sembrada en el condado de Norfolk. Las proporciones podían
ser menos perfectas en otros condados ingleses. Pero de todas formas, la
evidencia sugiere que el sistema se había transform ado en eLrégimen
agrícola prevaleciente en gran parte del país.99
El sistema Norfolk permitió un impactante aumento de la produc­
ción, tanto en la agricultura como en la ganadería. De hecho, el carácter
revolucionario del nuevo, sistema de cultivo residía, precisam ente^n
que dicho óptimo de producción se alcanzaba con un incremento en el
cultivo de cereales superior al que cualquier otro régimen previo había
podido tolerar. El elemento clave estuvo en la habilidad del sistema cua-
trienal para sojio ^ j i j j ^ j i L a v o r densidad de ganado, a ljmjsmolT^m]^ ;
que extendía, en fóriñá simultáneavla’ s u g e r lH F a í^ ^ d a con cereales.
La rotación cuatrienal resolvía, así, un problema que paraTos"anteriores
regímenes de cultivo había equivalido poco menos que a la resolución de
la cuadratura del círculo. Bajo la rotación trienal, la mejora en los rendi­
mientos agrícolas requería necesariamente un aumento en la provisión
de abono, que se conseguía expandiendo las pasturas a costa de la super­
ficie cultivada. En consecuencia, la reducción del área sembrada termi­
naba por neutralizar los incrementos en el volumen de producción gene­
rados por los mayores rendimientos del cereal. Una irremediable maldi­
ción impedía incrementar en forma simultánea las producciones agrícola
y ganadera. El reemplazo del barbecho con cultivos forrajeros, pieza cla-

96 El período 1800-1810 asiste, también, a la mayor cantidad de actas de enclosure votadas


en una sola década por el Parlamento. Los cercamíentos aprobados entre 1790 y 1810,
igualan prácticamente a la totalidad de actas votadas entre 1700 y 1790. Aún cuando no
resulte posible trazar una relación causal directa entre ambos fenómenos, resulta obvio que
los dos componentes de la vía inglesa hacia el capitalismo agrario -las transformaciones en
el derecho de propiedad y las transformaciones en el sistema productivo- aceleraban su
paso en los años finales del siglo XV11I y en las pnmeras décadas del siglo XIX.
99 Como salvedad digamos que, en la práctica, era muy difícil sembrar trébol cada cuatro
años, porque la tierra devenía clover sick. En consecuencia, el sistema Norfolk raramente
era implementado en su forma pura, año a año. La variante más usual era mantener
sembrado el campo con trébol durante uno o dos años más de lo indicado por el modelo
abstracto, antes de proceder a sembrarlo con trigo.

199
Capítulo 7. La vía inglesa hacia d capitalismo agrario (I I )

ve dentro del sistema Norfolk, introdujo la novedad esencial: sin agolar


ei suelo, la superficie cultivada con cereales pudo extenderse h ¿ta abar­
car el 50% de la tierra, al tiempo que el 50% restante, sembrado con
cultivos forrajeros, permitía alimentar in stíu rebaños más extensos, que a
su vez proveían reservas de abono más importantes. Por primera vez en la
historia, un incremento importante en los rendimientos agrícolas coinci­
día con un aumento sustancial del área cultivada. La rotación cuatrienal
había roto la situación de suma cero que caracterizaba a la agricultura
preindustrial. La economía dg_xscasezJá^crisis de mortalidad-antiguo-
rre^mentaleso.yJas .hambrunas de alcance híbüca..cedíanJugar, definiti­
vamente, a una era de abundancia~en la-produ€Gión^de alimentos.

Evolución de los sistemas de cultivo en el condado


de Norfolk (1250-1854)*

1250- 1350- 1584- 1660-


1836 1854
1349 1449 1640 1739

% de grano
19 18 29 20 48 49
Trigo
% del área
sembrada grano 87 87 87 84 49 52
(sin trébol 0 0 0' 2 25 21
incluir el nabos 0 0 0 7 24 22
barbecho)
Cabezas de ganado
(por cada 100 32 36 51 70 -
61
acres de cereal)
Rendimientos del
trigo
15 12 15 15 23 30
(bushels por acre)

* El hecho más sobresaliente lo constituye la estabilidad de los patrones de cultivo durante


más de cinco siglos, que contrasta dramáticamente con los cambios revolucionarios que
tuvieron lugar en las décadas finales bajo análisis.
Fuente: Mark Overton, Agricultural Revolution in England. The Transformation of the agrarian
economy 1500-1850, Cambridge, Cambridge University Press, 1998 (ligeramente modificado).

200
Segunda Parte. R e v o lu ció n

Entre 1700 y 1850, la producción de alimentos aumentó entre 2.5 y 3


veces. La mayor proporción se debió a las revolucionarias mejoras en la
productividad del suelo, antes que a una extensión de la superficie cul­
tivada. Por su parte, la productividad del trabajo también aumentó du­
rante el mismo período. Pero como por entonces no se registraron inno­
vaciones tecnológicas conspicuas -la maquinaría agrícola fue un fenóme­
no del siglo XIX-, la causa principal del aumento en la productividad de
la mano de obra debió surgir de los cambios jurídico-institucionales que
analizamos en el capítulo anterior: las transformaciones en el derecho de
propiedad, los enclosures, la consolidación de las parcelas y la elimina­
ción de los open-fields. Al igual que en el caso de las mejoras en la pro­
ductividad del suelo, ja vía inglesa hacia el capitalismo agrario se apoya-
ba sobre los dosj^LQcesas^m delosj^ueJ^d^^ tspe-
cífíca^^ eljé^^en.jie_prj^(^4*de-la-úer.KL,yrrQS-
cambios revolucionarios en las técnicas de producción aerícola.
....... . " . I ----------I , m r - , É), ||, r n f l --------------

201
Capitulo 7. La vía inglesa hacia el capitalismo agrario (11)

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