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Efectos psicológicos.

Los efectos psicológicos pueden ser variados y dependen de numerosos factores,

incluyendo la situación específica, la personalidad de la persona involucrada y su capacidad

para enfrentar y adaptarse a las circunstancias. Sin embargo, hay algunos efectos

psicológicos comunes que se pueden experimentar en una amplia gama de situaciones.

Dado que los efectos psicológicos pueden ser descritos y analizados desde diversas

perspectivas teóricas y enfoques de la psicología.

Herman (1992), considerada la primera autora que escribió a cerca del TEPT

Complejo catalogándolo como nueva entidad nosológica, explica siete características de

este nuevo trastorno. En primer lugar, menciona una historia de sumisión prolongada por

un periodo de meses o años, aquí se incluyen por supuesto a rehenes, los prisioneros de

guerra, los sobrevivientes de los campos de concentración y los sobrevivientes de cultos

religiosos. Así mimo, Herman incorpora a esta lista de afectados a aquellos sobrevivientes

de maltrato doméstico, abuso sexual o físico infantil y de explotación sexual. En segundo

lugar, ella añade la disfunción en la regulación de afectos, es decir que el sujeto presenta

estados de disforia persistentes, preocupación crónica suicida, autolesiones y en algunos

casos enfado desinhibido. En tercer lugar, se encuentran las alteraciones en la conciencia,

evidenciándose con la presencia de episodios de amnesia o hipermnesia a cerca de los

recuerdos traumáticos, episodios disociativos temporales, despersonalización o

desrealización, y reviviscencias en forma de rumiaciones. En cuarto lugar, se incluyen

perturbaciones en la autopercepción, es decir que el sujeto puede experimentar impotencia,

culpa, vergüenza, sensación de ultraje y soledad absoluta. Así mismo, la alteración en la

percepción de la víctima hacia el perpetrador se puede corroborar a través de la atribución


de irreal de poder o control total para el perpetrador llegando incluso a la paradójica

gratitud o idealización, acompañados de una sensación de mantener una relación especial o

sobrenatural relación con el perpetrador permitiendo la aceptación del sistema de creencias

o razonamientos del mismo. También está la disfunción en las relaciones interpersonales

demostrándose por medio del aislamiento, el rompimiento con amistades, la estable

desconfianza y repetidas fallas de protegerse a sí mismo. Finalmente, el sistema de

significados varía, ya que se pierde seguridad y en su lugar aparecen sentimientos de

desesperación y desesperanza.

Este síndrome descrito por primera vez por Herman en 1992, se caracteriza por la

presencia de síntomas como reexperimentación del evento traumático, evitación de

estímulos relacionados con el trauma, y aumento de la activación fisiológica. Este efecto se

observa en personas que han experimentado situaciones traumáticas como abuso físico,

violencia o desastres naturales.

Mardi Horowitz (1992), menciona que el efecto de despersonalización es una

respuesta adaptativa que se produce en situaciones de disociación, donde la persona se

siente como si estuviera fuera de su cuerpo o como si no tuviera control sobre sus acciones.

Este efecto se observa en personas que han experimentado situaciones extremas o

traumáticas.

El efecto de abstinencia se refiere a los síntomas que pueden experimentar personas

cuando dejan de consumir una sustancia adictiva, como drogas o alcohol. Estos síntomas

pueden incluir ansiedad, irritabilidad, insomnio, y depresión, entre otros. Charles O´Brien

(1996).
Casey (2014). Menciona que los trastornos de exteriorización incluyen desórdenes

de la conducta, con dificultades para manejar la rabia, la irritabilidad y la impulsividad. Los

de interiorización, particularmente la depresión y la ansiedad, involucran déficit en la

inhibición de la agresión y un exceso de focalización interna de la tristeza y de la culpa,

como muestra de sus dificultades para regular sus emociones. Los niños de escuela con

estos problemas pueden mostrar un uso inadecuado o disfuncional de sus habilidades

emocionales.

Los niños preescolares que muestran conductas agresivas, desobedientes,

destructivas e impulsivas, están proclives a desarrollar estas conductas en la etapa escolar y

están en alto riesgo de ser rechazados por sus pares y problemas asociados como la

deserción de la escuela (Calkins y Dedmon 2000).

Lo ya mencionado por los autores Casey, Calkins y Dedmon, está muy relacionado

con los efectos psicológicos presentes en niños estudiantes de escuela que generalmente

muestran conductas agresivas como, rabia, irritabilidad, desobediencia, impulsividad, y a su

vez depresión o ansiedad que conllevan al fracaso escolar.

Para Nogareda, Silvia, (2008). Cita que la forma de “reacción física del estrés es la

reacción más específica del organismo ante cualquier demanda o agresión”. El organismo

siempre se encuentra en alerta y en un estado de estrés mínimo que, ante determinadas

situaciones, se incrementa pudiendo producir un efecto psicológico beneficioso o negativo

para el estudiante.

Ávila, Hoyos, González y Cabrales, (2011), refieren que “debido a su intranquilidad

los desconcentra de cierta manera de las actividades que desarrollan y dificultan la


capacidad de la resolución de problemas que es requerida para las evaluaciones” (p. 404).

Esta transformación se presenta muy a menudo en estudiantes de colegio o bachillerato

tanto en el momento de estudiar y prepararse para exámenes y aquellas demandas que

impone el ámbito educativo. En consecuencia, tanto alumnos como docentes, pueden verse

afectados por este problema.

Nogareda, Ávila, Hoyos Gonzáles y Cabrales, hacen referencia a dos efectos

psicológicos claves presentes en los estudiantes que cursan por su educación media, es

decir colegio o bachillerato, el estrés y la intranquilidad como lo mencionan estos autores

son efectos que conllevan al estudiante a la agresión o desconcentración de sus estudios, las

actividades que desarrollan y posteriormente a dificultar su aprendizaje.

Los factores psicosociales y elementos propios de la vida, están asociados a una

inseguridad de la salud mental de los estudiantes. Como lo menciona Gutiérrez y otros

(2010), “los estudiantes experimentan un incremento significativo en los niveles de

depresión, síntomas obsesivos y pérdida de concentración”. (p. 10).

La ansiedad mantiene a varias personas dentro de una lucha constante por varias

dificultades por un desbalance hormonal, para Chacón (2021) en su investigación refiere

que “la ansiedad es una reacción emocional normal ante situaciones amenazantes para el

individuo, sin embargo, cuando estas reacciones se vuelven cotidianas y perturbadoras, se

deben evaluar para identificar su connotación de ansiedad patológica” (p. 23).

El cansancio emocional en universitarios se convierte en la respuesta más

perceptible que se refleja en los estudiantes a los estímulos estresantes del ambiente. Para

Herrera y otros (2017), indican que el cansancio provoca reacciones de distanciamiento


emocional y cognitivo respecto al propio trabajo dentro de las aulas, siendo un modo de

afrontar la sobrecarga que este conlleva (p.11).

Como lo mencionan Gutiérrez, Chacón y Herrera. Los estudiantes universitarios

tienden a presentar un mayor número de efectos psicológicos debido a la competencia

emocional que los estudiantes mantienen entre pares durante todo su proceso de aprendizaje

conlleva a estar en un estrés frecuente y como resultado el cansancio, entre otros efectos.

Aquellos estudiantes que presentan altos niveles de ansiedad suelen mostrar considerables

dificultades para la regulación de sus respuestas atencionales, dado que esta gran activación

puede redundar de modo negativo tanto en el rendimiento en los diferentes compromisos

académicos, como en la salud física y mental de los universitarios debido a la presión que

mantienen frecuentemente.
Referencias bibliográficas:

Herman, JL (1992). PTSD complejo: un síndrome en sobrevivientes de

traumatismos prolongados y repetidos. Revista de estrés traumático , 5 (3), 377-391.

Horowitz, MJ (1992). Síndromes de respuesta al estrés 3ª ed. Northvale, Nueva

Jersey, Jason Aronson Inc.

O'Brien, CP (1996). Evaluación de la eficacia de los tratamientos para las

adicciones: expectativas razonables, comparaciones adecuadas. El Milbank Quarterly , 51-

85.

Casey, RJ (2014). Competencia emocional en niños con trastornos externalizantes e

internalizantes. En Desarrollo emocional en niños atípicos (págs. 161-183). Prensa de

Psicología.

Calkins, SD y Dedmon, SE (2000). Regulación fisiológica y conductual en niños de

dos años con problemas de conducta agresiva/destructiva. Revista de psicología infantil

anormal , 28 , 103-118.

Nogareda, S. (2008). Fisiología del estrés, Ministerio de Trabajo y asuntos sociales,

España. Recuperado el, 17.

Ávila-Toscano, J. H., Pacheco, S. L. H., González, D. P., & Polo, A. C. (2011).

Relación entre ansiedad ante los exámenes, tipos de pruebas y rendimiento académico en

estudiantes universitarios. Psicogente, 14(26), 255-268.


Gutierrez Rodas, J. A., Montoya Vélez, L. P., Toro Isaza, B. E., Briñón Zapata, M.

A., Rosas Restrepo, E., & Salazar Quintero, L. E. (2010). Depresión en estudiantes

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Delgado, E. C., De la Cera, D. X., Lara, M. F., & Arias, R. M. (2021).

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Carreres, A. L., González, T. M. P., Torres, L. H., & Lledó, G. L. (2014). Cansancio

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