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Módulo III – Parte 1

Unidad N°9:
Proyecto económico de la Argentina. El modelo Agroexportador. Período 1860 – 1930. El
origen de la organización económica nacional. Régimen económico. Expansión
agropecuaria y estructura productiva. Inserción en el sistema económico internacional
Vulnerabilidad frente a las crisis mundiales. Primera Guerra mundial y crisis financiera
mundial de 1929. Primeros pasos hacia la industrialización por sustitución de
importaciones.

Los inicios del modelo …

A partir de la segunda mitad del siglo XIX (1860 en adelante) comienza el desarrollo
económico argentino claramente hacia una economía primaria exportadora, a partir de dos
factores concurrentes: la expansión e integración de la economía mundial a partir de la
revolución tecnológica y la gran extensión de tierras fértiles escasamente pobladas en la
zona pampeana que se convirtió en importante tema para los intereses sobre todo británicos.

La formación del Estado fue fundamental para la incorporación plena a la economía mundial.
Con la garantía estatal llegaron las inversiones extranjeras que permitieron la consolidación de
un mercado interno unificado y de un modelo de desarrollo agroexportador.

La incorporación de Argentina se dio en el marco de la división internacional del


trabajo, basado en el principio de librecambio.

Contexto internacional

En América la expansión del comercio y de las actividades exportadoras fueron determinantes


para romper los esquemas económicos de subsistencia, posibilitar la expansión del capital,
diversificar la estructura económica y elevar los niveles de ingreso.

Sin embargo, el estado del arte limitaba la expansión de la producción y acotaba el aumento de
la productividad, de los ingresos y de la demanda.

El conjunto de las innovaciones que surgieron con la Revolución Industrial rompieron la


barrera que impedía el aumento sostenido de la productividad del trabajo y del ingreso. Este
fue el punto de partida para el segundo orden mundial, fundado en la transformación profunda
del desarrollo económico, de la organización social y de las relaciones entre los países del
sistema internacional.

Por aumento de la productividad, las cantidades de los bienes disponibles se incrementaron, lo


que generó una mayor demanda de recursos físicos y humanos destinados a otras producciones
que no sólo eran para el consumo corriente (maquinarias, equipos e instrumentos que mejoraron
las técnicas empleadas).

El progreso técnico es una forma específica de expansión del mercado. Una parte sustancial de
los ingresos totales corresponden a los capitalistas y empresarios, parte de esos recursos se
deriva a la inversión. Esto creó posibilidades de expansión del sistema más allá de lo que
hubiera sido posible por el simple crecimiento del mercado interno.

Entonces el progreso técnico y la expansión del ingreso fueron las bases para la
transformación de las estructuras productivas. A mayor ingreso se iba modificando la
composición de la demanda, generando más productos manufacturados y servicios en
proporción a los alimentos y materias primas.

El progreso tecnológico muestra la diferencia entre el productor rural que trabaja casi con sus
propias manos, sobre el que utiliza maquinarias y fertilizantes. Pero el progreso técnico no se
agota en las fronteras nacionales, sino que se extiende a la formación del mercado mundial a
partir de la segunda mitad del siglo XIX. Los barcos de ultramar transportan ahora mayor
cantidad y con menores costos.

La integración de la economía mundial se realizó por tres vías: el movimiento de capitales,


las corrientes migratorias y la expansión del comercio.

a) Movimiento de capitales. Entre 1880 y 1914 las inversiones extranjeras totales pasaron de
6.000 millones a 44.000 millones de dólares. La financiación fue mediante la reinversión de las
utilidades y de los intereses producidos por la inversión extranjera. Eran básicamente
inversiones de Inglaterra, Francia y Alemania que se dirigieron a América del Norte, Oceanía,
Argentina y el resto de América Latina.

Una parte importante de esa inversión consistía en préstamos a los gobiernos que en
el caso de Argentina llegaron a representar un tercio de los recursos. El empréstito
más importante por esos tiempos fue en 1890 el de la Baring Brothers de Londres.

La apertura de los mercados europeos a la producción de alimentos y materias primas del


exterior fue consecuencia de la industrialización de esos países y la mejora de los medios de
navegación, generando en la periferia oportunidades de inversión, principalmente se destinaron
a actividades vinculadas con el sector exportador y en la ampliación de la infraestructura
necesaria para el desarrollo de la actividad primaria exportadora. (Frigoríficos, tendido
ferroviario, etc.).

b) Migraciones. Desde el comienzo de este proceso y hasta el inicio de la Primera Guerra


Mundial, grandes cantidades de personas se dirigían desde Europa hacia los países periféricos.
Principalmente, a Estados Unidos, Argentina, Canadá, Brasil, Australia y Sudáfrica,
incorporando a la economía mundial los países con grandes recursos naturales, pero escasa
población.

c) Comercio mundial. La expansión del intercambio completa el cuadro del proceso de


integración de la economía mundial durante el período. Entre 1870 y 1914 crecieron las
exportaciones en casi cinco veces.

Desde finales del siglo XIX, la diversificación de las estructuras económicas europeas
(básicamente la inglesa) el desarrollo del ferrocarril, la tecnología puesta en la navegación de
ultramar y en la conservación de productos perecederos provocaron un crecimiento vertiginoso
de las exportaciones de productos agropecuarios y minerales.

También se multiplicaron los flujos de pagos internacionales por envío de capitales, remisión
de utilidades, pago de transacciones comerciales y envío de fondos de los inmigrantes a sus
familias. Como los pagos bilaterales generaban superávit con algunos países y déficit con otros,
las cuentas se consolidaban en un sistema multilateral de comercio y pagos.

Durante este período existía el patrón oro, cada país adecuaba su sistema de cambio,
estableciendo una equivalencia entre el metal y la libra esterlina, generando un mecanismo de
cambio fijo. Por este motivo Reino Unido era algo más que el banquero del mundo. Su déficit
comercial proveía al resto del mundo de la libra esterlina que financiaba el incremento del
comercio y los movimientos de capitales.

Europa era el centro dinámico del desarrollo y de la formación del mercado y la economía
mundiales.

La etapa de la economía primaria exportadora de la Argentina está ligada a Gran


Bretaña como eje del orden mundial. Desde allí llegaban capitales y también generó
una corriente migratoria.

Por su parte EEUU, comenzó siendo exportador de alimentos y materias primas, pero su
vigoroso desarrollo industrial lo convirtió en un exportador de productos manufacturados,
sobre todo en los albores del siglo XX.
a principios
Las economías de los países industrializados siguieron tres líneas de acción frente a los
periféricos:
 Buscaron en ellos abastecimiento de alimentos y materias primas más baratas que
las que podían producir internamente.
 Ampliaron mercados de colocación de sus productos industriales.
 Canalizaron capitales, en busca de mayores rendimientos.

La mitad de las inversiones extranjeras existentes eran papeles públicos de los gobiernos
u obligaciones de empresas de transporte y servicios públicos. Los gobiernos deudores
usaban los fondos para infraestructura básica. Además, las inversiones extranjeras
directas estaban dirigidas a transporte, comercio, finanzas, actividades agrícolas y
mineras destinadas a la exportación.

La integración y la división internacional del trabajo modificaron las estructuras


económicas. Los países industriales aumentaron el ritmo de desarrollo, disminuyó la incidencia
de los sectores agropecuarios y de alimentos y se trasladó la mano de obra hacia los sectores
de industria y servicio de más alta productividad que la actividad primaria.

También los rendimientos por los capitales invertidos en el exterior, aumentaron los ingresos
de las economías industrializadas.

Los países densamente poblados tenían un sector destinado a producir para la exportación con
alta densidad de capital por hombre ocupado, tecnología y productividad. Por otro lado,
amplios sectores de la población viviendo de actividades tradicionales de subsistencia al
margen del efecto dinámico de la expansión de las exportaciones. Las corrientes migratorias,
permitieron acelerar el proceso de industrialización y urbanización de las economías europeas
enviando al exterior mano de obra que no podría haber sido totalmente absorbida por las nuevas
ocupaciones.

Nuestra Argentina poseía escasa población y gran extensión de territorio. Tenemos signos
distintivos en su proceso de globalización, donde la existencia de la región pampeana fue
fundamental. Los grandes movimientos de exportaciones y dieron lugar a un volumen
importante de comercio exterior y atrajo a los capitales extranjeros.
La inmigración neta, fue de 3.300.000 entre 1860 y 1914. El 8,5% del total de capitales
extranjeros invertidos por los países exportadores de capital, estaba en Argentina. En
algunos productos como maíz, trigo, lino, carnes y lanas las exportaciones argentinas
llegaron a representar la mayor parte de las exportaciones mundiales.

La integración de la economía argentina en el mercado mundial estableció las bases de lo


que sería la economía primaria exportadora.
Desarrollo nacional en la globalización

En términos de Aldo Ferrer, la densidad nacional se verifica con una sociedad que arbitra sus
conflictos dentro de reglas de juego respetadas por las partes, aprovecha sus recursos y se
relaciona con el resto del mundo con su propio desarrollo, en forma simétrica y no subordinada.

La revolución industrial generó una fuente de poder intangible que eran la ciencia y la
tecnología y sus aplicaciones a la producción y la organización social. Así se formaron las
potencias y las relaciones de dominio o subordinación del sistema internacional se vincularon
a la capacidad de cada sociedad de generar y aplicar conocimientos dentro de sus propios
espacios y organización social.

El reparto de la propiedad de la tierra y otros recursos naturales de los nuevos


territorios ocupados fue decisivo para la organización económica social y política y
por lo tanto de la forma de inserción internacional.

Argentina tuvo su punto de partida en la explotación de la pradera pampeana y esta fue la base
de la ocupación de su territorio cuya población hacia 1870 estaba en los 2 millones de
habitantes. Pero el desarrollo requería un reparto amplio del incremento del ingreso y
transformaciones que iban más allá de la producción primaria.

En la primera presidencia del General Julio A. Roca, bajo el lema “orden y progreso”, se
establecieron las instituciones básicas del poder estatal, administrativo, judicial, militar,
educativo y económico.

Se dictó la Ley 1420 de Educación gratuita, laica y obligatoria.

Se puso en práctica una ley electoral en el marco de una república restringida en el ejercicio de
la capacidad de elección de sus ciudadanos. Esto fue así, por lo menos hasta la llegada del
radicalismo en 1916.

Se generó una elite dirigente conocida como la Generación del '80, conformada por políticos,
terratenientes, comerciantes e intelectuales.

En este período de institucionalización de la Argentina, se comienza a definir el cuerpo


doctrinario de ideas, impulsada por Alberdi, Mitre, Sarmiento y Vélez Sarsfield, entre otros.

Alberdi es considerado el principal ideólogo del liberalismo argentino. Sin embargo, existía
también una línea de pensamiento alternativa a esta con acentos nacionalistas y socialistas
como la visión de Mariano Fragueiro (Ministro de Hacienda de la Confederación y Gobernador
de Córdoba).
Una de las circunstancias que determinarán el futuro modelo económico de país fue el debate
de la Ley de Aduanas. Algunos planteaban un camino vinculado al proteccionismo y la
industrialización como fue el caso de Carlos Pellegrini y Vicente Fidel López. Ellos
constituyeron luego el grupo que consolidó el modelo agroexportador. El real debate entre los
liberales se daba por el agotamiento del ciclo económico de la lana y, por lo tanto, cuál sería el
desarrollo económico argentino a futuro. Es decir, de la lana a la vaca o a la industria.

La evolución de la ganadería en este sentido, muestra tres etapas:


 La desmerinización del ganado lanar.
 El refinamiento del ganado vacuno y la exportación del ganado en pie.
 La exportación de carnes vacunas congeladas y enfriadas con el surgimiento de las
cámaras frigoríficas en los barcos de ultramar

Para hablar de la generación del 80 deberíamos decir que era un grupo de hombres liberales en
lo económico, reaccionarios en lo político y progresistas en lo cultural. Mayoritariamente
podían ser considerados pro británicos. Vale decir que más allá de las opiniones respecto de la
Generación del 80, se debe tener en cuenta que sus ideas sentaron las bases del sistema
constitucional y los principios económicos. Lo que queda claro es que las políticas y el
pensamiento de fines del siglo XIX conformaron claramente un modelo de desarrollo. Esa elite
consideraba a Argentina como el extremo sur de Europa, en quien intentaba reflejarse.

Desde el punto de vista del poder económico, el control del Estado quedó en manos de una
alianza de intereses entre el sector hegemónico de terratenientes bonaerenses con otros del
interior y grandes comerciantes, en especial de la ciudad de Buenos Aires, que impusieron un
esquema agroexportador, basado en las ventajas comparativas de David Ricardo, en función de
la particularidad productiva de la pampa húmeda.

La política educativa fue fundamental para homogeneizar la cultura sobre la base de los valores
dominantes cuya impronta principal la brindó la obra del General Mitre.

En Argentina la estratificación social y la concentración de la riqueza heredadas del


régimen colonial no generaron la formación de una densidad nacional para garantizar un
desarrollo auto-sustentado.

Incluso en la resolución de conflictos internos en esa etapa tuvieron injerencia potencias


extranjeras. Civilización y barbarie se planteó como la adhesión a la cultura e intereses
europeos o el retorno a formas primitivas de dominación del orden colonial.

Existieron dos procesos que fueron decisivos para bloquear la formación de una economía
con bases nacionales: el acceso a la propiedad de la tierra y el predominio de la inversión
extranjera en el control de segmentos fundamentales de la cadena de agregación de valor
de la producción primaria (transporte, industrialización, comercialización y
financiamiento).

La apropiación de la tierra

En Argentina la forma de explotación agropecuaria fue extensiva. Pero la forma de apropiación


de la tierra en los finales del s. XIX, tiene momentos previos que fueron determinantes.

Veamos algunos de ellos. Luego de la Independencia el sector terrateniente se fue


consolidando, gracias al dictado de la Ley de Enfiteusis del presidente Rivadavia que posibilitó
la tenencia de tierras entre pocos individuos.

La Ley 817 de 1876, conocida como Ley Avellaneda, inspirada en el “Homestead Act”1 del
presidente Lincoln, quería dar acceso a la propiedad a nuevos colonos… pero sólo quedó en
buenas intenciones.

En su articulado se garantizaban tierras a los inmigrantes recién llegados. Sin embargo, los
nuevos territorios que se fueron ganando, iban a engrosar las propiedades de los grandes
terratenientes. Por lo tanto, los extranjeros que venían pensando en ser colonos en realidad sólo
tenían tierras para arrendar.

Esto generó dos cuestiones. Por un lado, muchos inmigrantes decidieron no irse a la zona rural,
amplificando la población urbana que tenía una incipiente actividad productiva. Por otro lado,
los arrendatarios al no tener la propiedad de las tierras no realizaban las inversiones para
hacerlas más productivas, mientras que los latifundistas tampoco se preocupaban por esto, dado
que percibían una renta por el uso del suelo y por la producción.

A partir de entonces, la renta de la tierra constituyó un elemento central de la formación


económico-social establecida en las décadas siguientes.

Esta renta era considerada una renta diferencial, en el sentido de David Ricardo.
Aunque también podemos decir que existía una renta absoluta independiente de la
fertilidad que se basaba en el monopolio de la propiedad de la tierra.

1
La Ley de Asentamientos Rurales (en inglés, Homestead Act) fue una ley de los Estados Unidos de América creada por
el presidente Abraham Lincoln. Para atraer a los inmigrantes, el gobierno de EE. UU. decretó en 1862, la Homestead Act,
que define la titularidad de una propiedad de 65 hectáreas a los que la cultivan desde hace cinco años. Cualquier persona
que nunca hubiese tomado las armas contra el gobierno de los EE. UU., incluyendo los esclavos liberados, podían
presentar una solicitud de reivindicación de una concesión de tierras federales. Esta ley aumentó considerablemente el
flujo de inmigrantes europeos a los Estados Unidos, quienes participaron en la ocupación del vasto oeste de Estados
Unidos de forma crucial.
La ocupación de la tierra culminó con la denominada Conquista del Desierto, bajo el comando
de Roca. El fusil Remington y la viruela diezmaron la población indígena. La concentración de
la propiedad de las mejores tierras resultó decisiva para la evolución del país.

Finalmente, en 1885 una Ley de Premios para los militares que habían participado en la
campaña al desierto, otorgó tierras en pequeños lotes, pero en general, fueron vendidos a
inmobiliarias2. Muchos soldados se habían endeudado y por eso vendieron sus tierras que
también fueron adquiridas por los terratenientes a precios simbólicos.

No obstante, cualquier interpretación, es indiscutible que las mejores tierras estaban en manos
de un pequeño grupo de familias.
Esto delineaba lo que sería una característica clara del modelo productivo argentino. El 5% de
los propietarios tenían el 55% de las explotaciones. La elite que gobernaba, dada esta fuerte
apropiación de la renta, tenía una visión estrecha del tipo de inserción de la economía argentina
en el mundo siendo agroexportadores bajo las condiciones dadas por los mercados
internacionales.

Al principio se desarrollaba la producción y exportación del ganado en pie, hasta que


en la década del '80 se establecieron los frigoríficos en su mayoría de capitales ingleses
que permitió la exportación de carne.
Los progresos técnicos y el transporte frigorífico permitieron ensanchar el negocio de
la exportación ganadera, convirtiendo a la Argentina en uno de los principales
abastecedores del mundo de productos agropecuarios, superando aún a Estados
Unidos.

Pero el régimen de tenencia determinó en cierto modo el desarrollo del sector agropecuario y
de toda la economía que se basó en la estratificación social, el crecimiento de la producción
agropecuaria y el régimen político.

El régimen de tenencia de la tierra disminuyó las posibilidades de crecimiento de la


producción rural. Además, la capitalización del sector fue limitada dado que los
arrendatarios por su condición no hacían inversiones fijas en tierra que no les
pertenecían, además de la inclinación de los propietarios a realizar gastos suntuosos fuera
del país. La concentración de la propiedad territorial del sector agropecuario en pocas

2
La ley de remate público del 3 de diciembre de 1882 otorgó 5.473.033 de hectáreas a los especuladores. Otra ley, la 1552 llamada
con el irónico nombre de “derechos posesorios”, adjudicó 820.305 hectáreas a 150 propietarios. La ley de “premios militares” del 5 de
septiembre de 1885, entregó a 541 oficiales superiores del Ejército Argentino 4.679.510 hectáreas en las actuales provincias de La
Pampa, Río Negro, Neuquén, Chubut y Tierra del Fuego. La cereza de la torta llegó en 1887: una ley especial del Congreso de la Nación
premió al general Roca con otras 15.000 hectáreas. La llamada “conquista del desierto” sirvió para que entre 1876 y 1903, es decir, en
27 años, el Estado regalase o vendiese por moneditas 41.787.023 hectáreas a 1.843 terratenientes vinculados estrechamente por lazos
económicos y/o familiares a los diferentes gobiernos que se sucedieron en aquel período. [Felipe Pigna, Los mitos de la historia
argentina 2, Buenos Aires, Planeta. 2004, págs. 317-321]
manos generó un grupo social de poder que influenció las decisiones económicas y
políticas en la vida nacional.

El Capital extranjero

El capital extranjero en Argentina equivalía al 50% del total del capital fijo. El principal
inversor era Inglaterra. En la década del 30 el capital extranjero estaba invertido en
infraestructura en transportes y servicios públicos, y también en títulos públicos. El resto estaba
en el comercio e instituciones financieras y actividades agropecuarias.

Los principales sectores eran la industria frigorífica, acopio de granos y su comercialización y


en los ferrocarriles. Es decir que estaban en toda la cadena de agregación de la producción
primaria. Ejercían una posición oligopólica en comercio de granos y carnes a través del control
de las bodegas de los fletes internacionales.

Los capitales ingleses fueron los primeros en desarrollar la industria frigorífica. Pero al
principio del siglo XX los que empezaron a tallar fueron los norteamericanos. El primero fue
Swift.

La producción rural se integraba en un sistema de relaciones complejas que conformaban


la totalidad de la cadena productiva. El producto y el ingreso de esta se generaban y
distribuían entre los productores rurales, las industrias transformadoras (frigoríficos y
molinos), el transporte, los bancos que financiaban el proceso y los intermediarios que
comercializaban. La propiedad de la tierra se concentraba en residentes argentinos
mientras que el resto del proceso estaba en manos extranjeras, mayoritariamente capitales
británicos.

El sector público creó las condiciones propicias para la radicación del capital extranjero

Las inversiones británicas en ferrocarriles representaban casi la mitad de las vías férreas del
total de la época. Algunos beneficios fueron, la concesión de tierras, garantía de tasas de
ganancia y libre transferencia al exterior de los servicios del capital invertido. Alrededor del
50% de las ganancias de la cadena de agregación de valor, a partir de la producción
agropecuaria era apropiado por filiales de empresas extranjeras.

La primera corriente importante de inversiones extranjeras se produjo a partir de 1860 y en


ese caso se contaba con capitales británicos exclusivamente. Además de los bienes se tomaron
empréstitos con distintas finalidades, aunque básicamente era para cubrir las necesidades
presupuestarias provenientes de los gastos militares de la guerra con el Paraguay, aunque luego
fueron para infraestructura. También hubo en menor medida inversión directa de compañías
privadas, ferrocarriles, bancos, servicios públicos y empresas industriales. Estas inversiones
tenían por objeto expandir el poderío británico más que la obtención de utilidades. Situación
favorecida en el mercado de capitales, los británicos estaban en busca de nuevas áreas de
inversión.

La inversión extranjera directa provenía de empresas que explotaban uno o varios negocios,
generalmente entrelazados, de manera de obtener ganancias del propio negocio y a su vez de
la expansión de las exportaciones y la venta de servicios.

La otra parte del capital extranjero era el proveniente de los empréstitos públicos nacionales,
provinciales o municipales a través de la emisión de títulos que se colocaban en los mercados
financieros internacionales y contribuían al financiamiento de la infraestructura pero que, en
verdad, daban lugar a fuertes movimientos especulativos. Entonces las amortizaciones daban
lugar a nuevos endeudamientos por el fuerte peso que tenían en las finanzas públicas.

Los préstamos hipotecarios constituían la primera forma de fuga de capitales que tuvimos
en Argentina. Los bancos otorgaban créditos hipotecarios a allegados al poder y a
latifundistas para la compra de propiedades que estaban sobrevaluadas, para tomar
crédito por un valor superior al necesario. Los deudores tenían cuotas fijas en pesos que
habitualmente no pagaban a tiempo y por lo tanto se veían beneficiados por la inflación, y
al final el Estado Nacional era el garante último de esas deudas tanto interna como
externamente.

La producción agrícola…

Hasta 1880 la producción agrícola abastecía plenamente el mercado interno, pero a partir de
1890 empieza a gestarse un excedente que se coloca en el mercado externo convirtiendo a la
Argentina en una gran exportadora de cereales, sobre todo por los bajos costos de producción
que hacía que fuéramos más competitivos. Los terratenientes bonaerenses dividían la tierra
que arrendaban a chacareros con la obligación de que se sembraran con lino, trigo y
alfalfa para el engorde de ganado. De esta manera se afianzó la economía agrícola
vinculada al negocio ganadero.

El modelo agroexportador sobre todo en los años previos a la Primera Guerra, fue exitoso en
materia de comercio exterior, migración y movimiento de capitales, con altas tasas de
crecimiento. Este esquema comenzó a mostrar sus falencias y debilidades sobre todo con la
pero
crisis de 1929, cuando quedó claro que una economía basada en el sector primario
exclusivamente no tenía garantizado un lugar en el mundo.
El sector Industrial…
desinteres de
Con la sanción de la Ley de Aduanas, quedó plasmado que no había interés en que se
desarrollara una industria nacional. Los aranceles no favorecían a las industrias locales de base.

Antes de 1880 la industria local era rudimentaria, ligada a la explotación pecuaria tradicional,
saladeros, graserías y más adelante los frigoríficos.

Además, se desarrollaron industrias vinculadas a la producción de materia prima que no se


exportaba como harinas, azúcar, textiles, vitivinícolas y los primeros frigoríficos, que tenían
una creciente demanda interna.

Estas industrias generaron una oligarquía de propietarios en las provincias como en Salta y
Tucumán, con los Tornquist, Blaquier, Nougués, Guzmán, Padilla. Eran personas con
envergadura económica y también política para determinar barreras proteccionistas para sus
sectores. Algunas, se vinculaban a extranjeros que traían sus técnicas y su propio capital con
producción a pequeña escala (Bieckert, Bagley, Noel, Peuser)

En las décadas posteriores comenzaron a llegar industrias extranjeras vinculadas a sectores


agroexportadores. Surgen empresas como Alpargatas, Molinos Río de la Plata.

También a fines del siglo XIX y principios del siglo XX comenzaban a funcionar pequeños
establecimientos metalúrgicos como Tamet y La Cantábrica.

En síntesis, la industria tenía tres vertientes:


 Una nacional vinculada a la producción agropecuaria,
 Otra extranjera vinculada a la producción agropecuaria y
 Por último, los pequeños talleres metalúrgicos también de origen local.

La organización nacional

La reincorporación de la Provincia de Buenos Aires a la Unión Nacional en 1861 y la elección


de Mitre en 1862, fueron básicos para el funcionamiento de la economía primaria exportadora.
El proceso se completa en 1880 con el monopolio del ejercicio de la fuerza en manos del
ejército nacional, la creación de la ciudad de Buenos Aires, y el ascenso de Roca a la
presidencia.

En esos años se ocuparon los territorios de Chaco y Formosa, también se llevó a cabo la
conquista del desierto que consolidó la frontera sur.
La restauración de los valores tradicionales y la construcción nacional sobre esas bases desde
la perspectiva de Juan Manuel de Rosas, se enfrentaron con los jóvenes ilustrados herederos de
las clases altas del período colonial, seguidores del pensamiento francés e inglés. Frente a la
barbarie del régimen de los caudillos, propusieron la incorporación de inmigrantes y de las
ideas liberales europeas. Este pensamiento arranca con Echeverría y tiene en Juan Bautista
Alberdi uno de sus prominentes miembros.

Antes de la integración de la economía argentina en el orden mundial se debatió el modelo de


desarrollo. El punto culminante fue el debate de la Ley de Aduanas (1873 y1876), cuando
Vicente Fidel López, Carlos Pellegrini y Miguel Cané, defendieron el proteccionismo para
posibilitar la industrialización. Dardo Rocha entendía librecambio como el intercambio de
producto acabado por producto acabado, defendiendo claramente el perfil industrialista. Esta
prédica del desarrollo endógeno no tuvo éxito y en cambio, se consolidó la alianza entre
sectores internos dominantes dueños de la tierra y el capital extranjero.

El librecambio a ultranza y la apertura incondicional al capital extranjero


constituyeron la visión del mundo, el pensamiento único predominante que sustentó la
estrategia del modelo primario exportador.

La oposición al orden conservador se concentró a partir de entonces en la participación política


y en la puja por la distribución del ingreso.

El régimen aduanero que podría haber sido un eficaz instrumento industrialista, se utilizó
como instrumento fiscal, siendo principal fuente de recursos del Estado. Los aranceles
altos no eran funcionales a la industria sustitutiva de importaciones. La falta de crédito
para las inversiones industriales y de políticas activas, configuraron la política económica
basada en la economía primaria exportadora.

En este contexto, económico, político y social, las viejas oligarquías del interior se aliaron en
una elite hegemónica dueña de los recursos de la región pampeana y del puerto de Buenos
Aires. La expresión política de esa alianza fue el General Roca dos veces presidente de la
República, restrictiva del orden conservador, administrada por la elite y por los titulares del
poder económico. Obviamente este esquema político no contenía las tensiones sociales
emergentes de la concentración de la riqueza y la notoria inestabilidad de los niveles de empleo
y salarios. Fue una etapa socialmente conflictiva. En esa época surgieron organizaciones
obreras de inspiración anarquista y socialista.

En 1890, se produjo una revolución en el marco de una crisis económica y de cesación de pagos
de la deuda externa que determinó el tránsito de la república restringida a la república abierta.

La relativa estabilidad del régimen institucional y político del período tenía bases
endebles: Concentración de la riqueza y vulnerabilidad externa.
El modelo agroexportador fuertemente vinculado a la economía británica hizo que más allá de
la neutralidad durante la primera guerra mundial, se discutiera la alternativa probritánica o
pronorteamericana. La presencia norteamericana fue creciendo por la participación en la
industria frigorífica y luego en las inversiones directas en distintos sectores dado que EEUU
tenía cada vez más un mayor liderazgo tecnológico.

Régimen económico

En 1862, a partir de la necesidad de centralizar las fuentes de recursos, se nacionalizó la aduana


de Buenos Aires.

La nacionalización de las recaudaciones de aduana y el primer presupuesto nacional sentaron


las bases de un fisco que se expandía al compás del aumento del comercio exterior. El país
podía adquirir compromisos en el exterior vendiendo sus títulos públicos en Londres y otros
mercados financieros internacionales. En 1913 la deuda externa ascendía al 30% del total de
las inversiones extranjeras.

Por otra parte, la convertibilidad del oro en pesos y del peso en oro hecha por un solo instituto
emisor aseguraba el tipo de cambio y evitaba la creación de dinero mediante el descuento de
títulos públicos para financiar los déficits del gobierno. El patrón oro servía para equilibrar el
balance de pagos, estabilizar el peso, evitar la expansión monetaria sin respaldo e imponer la
responsabilidad política del gobierno. En 1899 se crea la Caja de Conversión, que centraliza la
emisión.

Distribución del ingreso

Los determinantes de la distribución del ingreso en la economía primaria exportadora fueron


la concentración de la propiedad de la tierra de la zona pampeana y la presencia del capital
extranjero.

El 70% del ingreso bruto del sector agropecuario se concentraba en no más del 5% de
la población activa ocupada en el sector; en términos nacionales, el 2% de la población
recibía el 20% del ingreso bruto del país.

También la estructura socio económica repercutía en la remuneración del trabajo en las


actividades urbanas, porque por un lado había un aumento de oferta de mano de obra (recordar
que los inmigrantes se quedaban en las urbes) y por otro, se fijó un bajo nivel de remuneraciones
alternativas en las actividades rurales por la falta de acceso a la tierra. Esto además trajo
aparejado una creciente desocupación en los centros urbanos, aún en épocas de prosperidad.
El capital extranjero generaba intereses y utilidades que absorbían parte del ingreso nacional y
se remitían al exterior. La magnitud del endeudamiento determinaba que una proporción
elevada del oro y divisas generadas por las exportaciones fueran usadas para el pago de
servicios de la deuda, representando entre el 30 y 50% del valor de las exportaciones.

Además de estos factores se suma la fluctuación del tipo de cambio. Cuando se depreciaba el
papel moneda el sector exportador aumentaba sus ingresos. Los salarios rurales crecían en
por debajo de la inflacion
menor proporción que la depreciación y que los precios de los productos agropecuarios, lo
que aumentaba los márgenes de ganancia de los empresarios rurales y disminuía la
participación de los asalariados en la distribución del ingreso del sector rural.

Los salarios urbanos sufrían un mayor deterioro porque aumentaba el valor de los bienes
agropecuarios y también por efecto de la devaluación, los importados.

La debilidad de las organizaciones sindicales contribuía a reducir la participación de los


trabajadores urbanos y rurales en el ingreso nacional. Esta debilidad era consecuencia del
escaso desarrollo industrial.

A su vez la estructura de los ingresos fiscales agravaba la desigualdad en la distribución


del ingreso. Los impuestos indirectos representaban entre el 70 y 80% de los ingresos
corrientes del fisco. Los impuestos de importación eran más del 50% y los de artículos de
consumo alrededor del 20%.

Crecimiento del sistema

En el período de análisis la economía creció a un promedio del 5% anual.

La población aumentó entre 1870 y 1930 de 1.737.000 a 11.600.000 (tasa acumulativa de 3,2%
anual).

El crecimiento dependía del aumento de la superficie explotada, de la expansión de las


exportaciones y del arribo de nuevas inversiones extranjeras. Por este motivo el sistema
entró en crisis a partir de 1930 en que se inauguró una nueva etapa del desarrollo económico
del país.

En esta etapa el desarrollo dependía además también de la expansión de la demanda interna y


la expansión y diversificación de las exportaciones apoyadas en la integración de la estructura
productiva y el aumento de la productividad en cada sector mediante la acumulación del capital
y la asimilación del progreso técnico. La expansión del mercado nacional fue el pilar del
crecimiento.
Hasta aquí los grupos económicos dominantes concibieron la acumulación en el contexto de
una relación subordinada a los intereses externos. Los planteos de industrialización de los años
posteriores a 1870, fueron descartados por la ideología liberal. El Estado se comportó en
consecuencia y las instituciones lo reflejaron. Cuando en vísperas de la Primera Guerra
Mundial, el modelo comenzó a demostrar sus debilidades el país enfrentó el desafío del cambio
de rumbo.

El volumen, los precios y el poder de compra de las exportaciones, estuvieron condicionados


por el ciclo económico de los países industrializados.

Sistema financiero y bancario

Recién en 1883 cuando se consolidó el país se dicta la ley que fijó un patrón oro, con la
intención de tener una moneda única que circulara en todo el país. El problema era que no se
basaba en ahorros acumulados, sino en el oro que entraba en el país o que se pensaba que iba a
entrar como resultado de las exportaciones y de los empréstitos. La situación de carencia del
metal hizo que se suspendiera la conversión por más de una década.

El sistema bancario tuvo su origen en el Banco de Buenos Aires que se transformó en el


Banco Nacional que a su vez dio origen a la Casa de la moneda.

Los bancos privados aparecen sobre todo cuando se empiezan a instalar las sucursales de
entidades de capitales extranjeros.

Hasta aquí hemos visto lo que determinó el modelo agroexportador. Con el estallido de la
primera guerra mundial se produce una mayor demanda de los productos agroalimentarios
argentinos. Pero también permitió un incipiente crecimiento del sector industrial que era
bastante heterogéneo en su composición y peso sectorial.

Situación política en Argentina (1914-1930)

Los conflictos entre los distintos grupos de poder político y económico fue el desencadenante
de una nueva situación política en nuestro país, a lo que hay que agregar las revoluciones
impulsadas por el radicalismo y el movimiento obrero.
El quiebre entre los representantes de la Generación del 80 (Roca y Pellegrini), abrió la puerta
para la reforma política. Las huelgas y la presión del radicalismo por que se estableciera el
sufragio libre hicieron que en 1910 el electo presidente Roque Sáenz Peña, habilitara el dictado
de una ley electoral en 1912 (conocida como Ley Sáenz Peña), que, entre otras cosas,
estableció la elaboración de un padrón electoral, el voto obligatorio y secreto. Aunque sólo
votaban los varones nativos empadronados con su libreta de enrolamiento. Teniendo en cuenta
la composición de la población en esos años, al excluir a la mujer y a los no nativos, la cantidad
de electores era aún reducida.

La primera elección realizada con la nueva ley, permitió la presentación de la Unión Cívica
Radical, el Partido Socialista y la Liga del Sur. Nació también el Partido Progresista, liderado
por Lisandro De La Torre. Todo esto permitió posteriormente en 1916 la llegada a la
presidencia de Hipólito Yrigoyen.

Presidencias entre 1916/1930

Apenas asumido Yrigoyen debió transitar los conflictos colaterales de la Guerra Mundial.
Argentina mantuvo la postura neutral a pesar de la presión por parte de Estados Unidos.

La presidencia del radicalismo le dejaba gran parte de los resortes de poder a sus adversarios.
Creció fuerte el gasto público corriente porque se incorporan al Estado un importante número
de agentes. También se dictó la Ley Universitaria en 1918.

En la siguiente elección en 1922 volvió a ganar el radicalismo, con Marcelo T. de Alvear,


miembro de la elite terrateniente, por lo que no hubo continuidad con Yrigoyen en materia
política y económica.

En el período en estudio se propuso una ley de jubilación, pero fue rechazada por los gremios,
los anarquistas y los comunistas. Si pudo aprobarse una ley que determinaba el pago de
salarios en moneda nacional en vez del pago con vales que entregaban algunas empresas y
que los trabajadores cambiaban en almacenes o en economatos de las propias empresas. Se
reglamentó el trabajo de las mujeres y menores y más tarde se legisló sobre el descanso
dominical.

Dentro del radicalismo se produjo una división entre los personalistas (seguidores de Yrigoyen)
y los no personalistas (apoyaban posturas tradicionales en materia política nacional e
internacional y económica).

También los socialistas tuvieron su propia división, dando origen al Partido Socialista
Independiente.
Para 1928 Yrigoyen retoma la presidencia.

Un factor a tener en cuenta en materia política fue el crecimiento de la presencia de las Fuerzas
Armadas. Bajo el mando de Ricchieri se fue profesionalizando, se dicta la obligatoriedad del
Servicio Militar y de estudiar en el Colegio Militar para ser parte de las Fuerzas. Se crearon
también las Escuelas Superior de Guerra y de Suboficiales. La formación militar tenía una
fuerte influencia prusiana.

En paralelo este período se caracterizó por la formación de Logias. Así fueron creciendo
personas como José Félix Uriburu y Agustín P. Justo.

El coctel del accionar militar, las dificultades económicas, la frágil salud de Yrigoyen y la
consecuencia de la crisis mundial, determinaron la caída de este presidente y el primer
golpe de estado militar en Argentina.

Las políticas económicas en el período de análisis …

La actividad económica entre la posguerra y la caída de Yrigoyen siguió siendo


liderada por el sector agroexportador.

Entre 1914 y 1917 hubo una caída brusca del PBI. El resultado superavitario de la balanza
comercial fue consecuencia de la baja de importaciones de productos y capitales. Esta baja en
las importaciones fue lo que dio lugar a que se desarrollara una incipiente industria por
sustitución de importaciones.

A partir de 1918 volvieron a crecer las exportaciones de productos agrícolas y con un volumen
importante hacia Estados Unidos generando ingreso de dólares. Sin embargo, con la
recuperación de la producción propia en los países europeos de la posguerra, comenzó a bajar
el precio internacional y por lo tanto nuestras exportaciones cayeron, dejando en evidencia
nuestra limitada autonomía económica y la inflexibilidad a la modificación de la estructura
productiva.

En todo el período de análisis la participación del sector agrario en el PBI estuvo en promedio
en el 25% y la Industria no alcanzaba el 18%.

Durante la primera presidencia de Yrigoyen creció la participación del Estado en la


economía, se impulsó el desarrollo de las actividades productivas a través de la instalación de
establecimientos bancarios oficiales, la creación de la marina mercante, la apertura de más
líneas férreas y mayor explotación de los recursos petrolíferos. Muchas de estas propuestas
dependían de una legislación que el Congreso no le otorgó al gobierno.
Una de las cosas que no le permitió el Congreso fue la creación del Banco Central de la
República para que dictara la política monetaria, de emisión, fijación de tasas y control de las
reservas.

Propuso un impuesto a las exportaciones del 5% que funcionaría como un fondo ante
situaciones de sequía o de caída de los precios internacionales. El impuesto comenzó a aplicarse
recién en 1918.

La escasez de bienes importados durante la guerra, determinó un leve proceso de


industrialización, pero el fin de la guerra hizo que el sector quedara estancado al no tener la
actividad protección alguna.
El segundo gobierno de Yrigoyen, se destinaron fondos para el desarrollo del sector
agropecuario mediante créditos de baja tasa y con garantías de las cosechas. Hubo un
mayor crecimiento de la industria del petróleo.

La política petrolera

La creciente importancia del petróleo como elemento sustancial para el desarrollo industrial
fue tema de debate sobre la soberanía nacional a medida que se descubrían nuevos yacimientos
y se intensificaba la actividad extractiva.

Al descubrirse petróleo en Comodoro Rivadavia en 1907, se creó a nivel estatal la Dirección


de explotación de Petróleo y en 1916 con la perforación por parte del Estado en Plaza Huincul
comenzó la presencia estatal en la actividad.

Durante el gobierno de Yrigoyen en 1922 se crea la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos


Fiscales (YPF), dirigida por el General Mosconi, dado que el petróleo constituía un elemento
estratégico para el desarrollo del país. Su director situó a la empresa en un nivel competitivo
desarrollando una amplia red de distribución por todo el país. Puso en marcha la destilería de
La Plata que, al momento de la inauguración era una de las 10 más grandes del mundo.

Se regulaba el precio en el mercado local y la producción creció en esos años entre un 20% -
30% anual. Pero no era suficiente para el abastecimiento interno que crecía por el desarrollo
del sector industrial básicamente, por lo que la importación siguió siendo lo que sostenía la
oferta. Por ello, se otorgaron concesiones a empresas extranjeras. En este período YPF era una
empresa superavitaria.

La segunda presidencia de Yrigoyen se caracterizó por un fuerte impulso al


establecimiento de un monopolio estatal de la producción petrolera. Sin embargo, el
proyecto de ley de nacionalización del petróleo no prosperó.
En Salta se inicia un conflicto con la empresa Standard Oil, a causa de que las provincias daban
mayor participación a empresas extranjeras, muy contrariamente a lo que planteaba el gobierno
nacional. De hecho, podría decirse que el primer golpe de Estado en Argentina, tuvo olor a
petróleo porque el presidente Yrigoyen con sus políticas afectaba intereses de esa y otras
compañías petroleras de capitales externos.

El gasto público

El análisis de recursos y gastos del gobierno nacional nos permite ver que los tres gobiernos
radicales tuvieron las siguientes características en materia de finanzas públicas.

 Incremento relativo del gasto público


 Redistribución del gasto fiscal hacia salarios, pensiones y gastos administrativos
 Reorientación de la política tributaria hacia gravámenes que afectaban directa o
indirectamente a los propietarios y sectores económicamente dominantes.

Argentina carecía de un sistema tributario orgánico. Había impuestos establecidos a lo largo de


los años, sin ninguna racionalidad, con una enorme incidencia de impuestos indirectos, de los
cuales el 60% correspondía a la recaudación aduanera, un 25% eran impuestos al consumo y el
resto a sellos y demás.

Cuando en 1918 se presentó el proyecto de ley del “Impuesto a los Réditos”, se encontró
una firme resistencia de la oposición, que representaba sobre todo en el Senado a los grupos
concentrados de poder económico. Por lo tanto, para enfrentar el déficit fiscal se acudió al
endeudamiento público.

Las inversiones extranjeras

Los ferrocarriles eran un punto clave en la relación con el Reino Unido, porque llevaba a los
puertos los bienes exportables y se trasladaban las mercancías importadas. El carbón y los
materiales ferroviarios fueron de las principales importaciones desde Gran Bretaña. El
comercio con este país era fundamental para los hacendados que detentaban poder político y
económico.

En este período, Estados Unidos también se fue convirtiendo en un importante comprador y


proveedor para Argentina. La irrupción de los capitales norteamericanos se produjo luego de
la primera guerra mundial, con la llegada de establecimientos dedicados a la elaboración de
productos alimenticios, farmacéuticos, bebidas, automóviles, maquinarias, artefactos
eléctricos, textiles y refinación de petróleo. También bancos, seguros. También compraron
firmas europeas que ya estaban radicadas en nuestro territorio como algunas telefónicas y
eléctricas del interior del país. Además, nos vendían hierro, acero, automotores, maquinarias,
etc.

Las mercancías de origen norteamericano fueron desplazando en algún punto la presencia de


productos ingleses.

La industria de la carne…

A partir de los primeros años de siglo XX comenzaron a ingresar capitales norteamericanos.

La producción en Argentina era conveniente aún con los mayores costos que implicaba el
traslado. Primero llegó Swift para la confección de carne enfriada. Además, compraron
frigoríficos de capital argentino como La Blanca y Frigorífico Argentino.

Los norteamericanos tenían mejor tecnología que los ingleses e iniciaron un aumento sostenido
de la demanda, a los productores ganaderos, para exportar a Europa carne enfriada en lugar de
carne congelada.
Éste aumento de la cantidad demandada, afectó la ganadería argentina, se incorporan otros tipos
de ganado, el Shorthorn, el Aberdeen Angus y Hereford, pero además amplió la frontera para
la explotación al sur de Córdoba, San Luis y el norte de La Pampa. El proceso de enfriado
requería cortes de mejor calidad para la conservación, dando origen a un nuevo tipo de
producción: el invernador que garantizaba la oferta todo el año.

El negocio del frigorífico era la producción para el mercado interno y la exportación. Y el


negocio del invernador radicaba en tener el animal un tiempo hasta el momento de la venta.
Mientras que el criador se veía limitado a venderle al invernador o al mercado interno.

La disputa entre norteamericanos e ingleses, se fue resolviendo hacia 1927


distribuyéndose el mercado con una mayor proporción para los norteamericanos
(58,5%), en segundo lugar, los ingleses (29,5%) y el resto para los argentinos.

El conflicto por la carne se agudizó cuando Estados Unidos prohibió el ingreso de carne de
ningún tipo proveniente de países con aftosa.

Nuestro incipiente desarrollo industrial…

En los primeros años del siglo XX el sector más pujante se concentraba en torno a las
actividades extractivas y manufactureras vinculadas a la producción agropecuaria. Es decir, los
frigoríficos, las fábricas de extracto de quebracho, las azucareras, las bodegas, algunas
empresas textiles y metalúrgicas y la construcción.

La industria que abastecía el mercado interno era en general de capital local y producían en
forma casi artesanal. Las grandes empresas frigoríficas, del quebracho y metalúrgicas, eran de
alta concentración de capital extranjero.

Unidad N°10:
- La industrialización por sustitución de importaciones. Efectos de la crisis financiera internacional en
el modelo productivo argentino.

INDUSTRIALIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES. PRIMERA PARTE. 1930/1945

Hasta aquí vimos cómo se determinó y desarrolló el modelo agroexportador en Argentina.


La Primera Guerra Mundial supuso un desafío para la industria local, porque lo que no se podía
importar, se comenzó incipientemente a producir. Propició un incipiente sector industrial en
los países en desarrollo, constituyendo el primer paso hacia un nuevo Modelo de
Industrialización por Sustitución de Importaciones que iba a regir nuestro país por los
siguientes 45 años.

La Gran Guerra marcó el final de una etapa de expansión de la economía mundial y el


comienzo de turbulencias políticas, económicas y sociales.
Las condiciones económicas impuestas a los vencidos generaron problemas en toda Europa
(economías debilitadas e hiperinflación).
A su vez Estados Unidos se presentaba como el gran transformador productivo con importantes
innovaciones tecnológicas que revolucionaban los procesos productivos y la organización del
trabajo en el interior de las industrias (fordismo), creando mercados más amplios tanto a nivel
nacional como internacional.
Recordemos algunos de los factores que fueron contrarios a la expansión. En las economías
domésticas mundiales, la desigual distribución del ingreso y los bajos salarios hicieron que el
consumo masivo encontrara sus límites. También se produjo un fuerte avance del pensamiento
socialista, marxista y el anarquismo.
Por otra parte, producto de la globalización, la libre circulación de capitales generó un creciente
desplazamiento de inversiones especulativas provocando gran inestabilidad, como ejemplos los
procesos inflacionarios en Alemania y Austria, acompañada por la caída de los precios de
productos primarios que afectó las economías de los países periféricos.
El estallido sobrevino porque, a partir de los cambios tecnológicos en los Estados Unidos, se
produjo una creciente valorización de las acciones de empresas que cotizaban en la Bolsa de
Nueva York mediante actos especulativos, que ocultaban los indicios de la caída de la economía
real. La burbuja explotó y a partir de allí comenzó una larga recesión, primero en los Estados
Unidos y luego en el resto del mundo capitalista.
Entonces tenemos una confluencia de situaciones a considerar antes de evaluar nuestra
economía. “La Gran Depresión”, la aparición de movimientos políticos como el fascismo y el
nazismo, sumado a un cambio de reglas de juego y el estallido de la Segunda Guerra Mundial,
trastocaron el contexto internacional en el que se desarrollaba la economía argentina.
La crisis internacional que duró hasta casi iniciada la Segunda Guerra, conocida como la Gran
Depresión fue la más profunda padecida por el capitalismo en su historia, por su amplitud
mundial, su larga duración y su intensidad en cuanto al retroceso de la producción industrial.

Desde el punto de visto económico las causas del colapso de 1929 eran la sobre-especulación
y la sobre-producción, que no podía absorberse por los bajos salarios, lo que generó una caída
en la producción con la consecuente recesión y desempleo.

La crisis de 1929…

Todo el sistema se derrumbó en octubre de 1929. En cuestión de horas las cotizaciones


perdieron todo lo ganando durante los últimos años. El martes 29 de octubre (Martes Negro)
fue el día más sombrío de Wall Street. La crisis financiera se convirtió en una crisis económica
con baja de todos los indicadores socio-económicos.

Los sectores más afectados por la depresión en Estados Unidos fueron la agricultura,
la producción de bienes de consumo y la industria pesada. Se redujo el préstamo al
exterior y la demanda de importaciones el resto mundo.

La crisis tuvo profundas repercusiones en la teoría económica. Se pusieron en crisis los


conceptos del pensamiento neoclásico dominante hasta ese momento. En el marco de esta
crisis, surgieron posturas heterodoxas que recomendaban una política activa frente a la
depresión, fundamentalmente fueron las ideas Keynesianas las que comenzaron a tener mayor
fuerza. El Estado debía ocupar mayor responsabilidad dentro del sistema económico. El
efecto Multiplicador del consumo y la inversión Keynesiano fueron la llave para la salida
de la crisis.

El programa económico que se puso en marcha en Estados Unidos, bajo la presidencia de


Roosevelt, se conoció como el New Deal. Se sustentaba básicamente en un fuerte respaldo
estatal a la inversión a través de facilidades para el acceso al crédito y la realización de obras
de infraestructura, todo a los efectos de crear trabajo. También se realizó un salvataje del
sistema bancario y se implementaron negociaciones colectivas, imponiendo un salario mínimo
y sistema de seguridad social. Se diría que la segunda etapa del New Deal fue considerado por
muchos políticos y economistas como un “giro a la izquierda” aunque reconocían que no era
hostil a los empresarios.

De todos modos según los economistas liberales el crac se justificaba por los ciclos
económicos del propio sistema capitalista, para los marxistas era el resultado de las
disfunciones estructurales del sistema, para Keynes fue el resultado del desajuste entre la
producción y la demanda efectiva y para los monetaristas fue la desaparición del patrón
oro.
Las características fueron severa deflación con restricciones monetarias y financieras,
retrocesos salariales y de la actividad económica. Así se quebró la cadena de pagos y en paralelo
se desplazó el patrón oro. Durante la década del ’30 se empezó a modificar la política
librecambista.

Los años de la Gran Depresión dejaron un sistema de relaciones internacionales muy


debilitadas, donde además se fortalecieron regímenes autoritarios y corporativos como los
liderados por Hitler y Mussolini. Alemania, Italia y también Japón iniciaron una política
expansionista para sus sectores industriales.

A su vez, el conocimiento científico y tecnológico realizaba avances espectaculares, abriendo


otra vez nuevas fronteras a la producción de bienes y servicios y nuevos rumbos a la integración
de los espacios nacionales.

Los condicionantes de la economía internacional se modificaron. El comercio, las inversiones


privadas directas, las migraciones y las corrientes financieras internacionales, perdieron frente
a la producción y acumulación de capital en la economía mundial.

Los efectos de la crisis en la Argentina

El paradigma liberal al que había adherido fervientemente nuestro país se derrumbó


y emergió un nuevo paradigma cuyo principal referente fue el economista británico
John M. Keynes. Se abandonó la idea del laissez faire para dar lugar a una fuerte
aparición del Estado.

Con el primer golpe de Estado en nuestra historia, el 6 de septiembre de 1930, se iniciaba


un período que, por su ilegitimidad, fraude, corrupción, prácticas represivas y carencia de
políticas sociales, se conocería como Década Infame.

El primer impacto que sufrió Argentina como consecuencia de la Gran Depresión fue en el
sector externo. Tanto exportaciones como importaciones cayeron drásticamente. Por eso se
determinó el control de cambios a fin de atenuar el desequilibrio del sector.
El gobierno de facto, comenzó a utilizar el Estado en la economía en favor de los intereses
de los sectores que representaba.

A fin de evitar una mayor caída en la actividad interna se fueron creando juntas reguladoras
y comisiones para proponer soluciones y encarar medidas que protegiesen los intereses de
los distintos sectores productivas: cereales, carnes, azúcar, vitivinícola, textil, etc., que al
principio tenían funciones asesoras.
Argentina también empezó a diversificar sus mercados generando acuerdos bilaterales con
otros países europeos y Brasil.

La política fiscal a partir de 1933 tuvo un fuerte incremento del gasto público vinculado
al crecimiento de la inversión pública. El desarrollo de la red vial trajo aparejado mayor
demanda de mano de obra. Para afrontar las necesidades de recursos por parte del Estado,
se crearon nuevos impuestos.

Una de las principales medidas económicas fue la creación del Banco Central en 1935
que tenía la exclusividad de la emisión de billetes, mantener reservas suficientes para
asegurar el valor del peso ya sea en oro o divisas y regular el crédito. Se daba así una
herramienta de política monetaria al Estado.

El impacto inmediato de la crisis, sobre el sector industrial fue negativo (caída del ingreso
interno, dificultades para importación de materias primas, caída en las exportaciones y en
la tasa de inversión). A partir de 1933 se inicia una etapa de relanzamiento del
incipiente sector industrial, pero no ya como algo espontáneo porque la política
económica ejercía su influencia.

Esto es así porque además de la política cambiaria había un estímulo de “comprar a quien
nos compra”. El principal desarrollo se observaba en la industria textil y la metalúrgica
reduciendo así el nivel de importaciones y generando una industrialización por sustitución
de importaciones, compuesta por bienes de consumo. Satisfacía la demanda interna y
generaba empleo, así como utilización de las materias primas que ahora no eran
demandadas por los centros productivos internacionales.

Por lo tanto la inversión en el sector fue creciente con una importante corriente de
inversiones extranjeras tanto norteamericanas como europeas, de modo que la mayor parte
de la industria argentina por esos años era propiedad de firmas extranjeras, aunque había
un grupo de industrias nacionales vinculadas a las pequeñas y medianas empresas basadas
en emprendimientos surgidos de las clases medias y bajas generalmente de origen
inmigrante radicadas en el país desde fines del siglo anterior y de aquellos que huían del
autoritarismo que se expandía por Europa en esos años (Nazis, Fascistas y Franquistas).
También terratenientes que perdían rentabilidad en la actividad agropecuaria dirigían
recursos a la industria. Es obvio que éste fue el sector nacional con mayor presencia en el
sector industrial. Así vemos que la protección a la industria local está vinculada a los nuevos
intereses del poder económico dominante desde siempre en Argentina.

Poco a poco el grupo de pequeñas y medianas también se va consolidando y en algunos


casos apuntando a demandas que de otra forma quedaban ignoradas. Ellos también lograron
algún tipo de agremiación al constituir la Confederación General Económica que más
adelante tendrían una presencia determinante en el apoyo al peronismo.

Pero los límites de la industrialización están determinados porque el retraso sustancial en


cuanto al desarrollo tecnológico de los países avanzados (de hecho, se utilizaban matrices
desechadas por los países centrales) y además el lay out de las fábricas era primitivo,
producto de la casualidad más que del planeamiento industrial.

De hecho, se alzaban las fábricas sobre lo que habían sido los talleres de reparación y
mantenimiento de la maquinaria extranjera. Así nacieron Pescarmona, Turri o Vasalli. No
había acceso a capitales por lo que la inversión era la propia de los dueños. Otro ejemplo
de industria nacional que fabricó un producto emblemático fue la empresa SIAM de Di
Tella.

En materia de política económica se daba lo que se puede denominar “proteccionismo


al revés”, porque se arancelaba más fuertemente a la importación de insumos que a
la de productos terminados, basados en el criterio de no proteger “industrias
artificiales” porque su desarrollo no iba a ser nunca el necesario y desviaba así la
capacidad de utilizar recursos para otras. (Yacimientos, industria siderúrgica, etc.).

En síntesis. La industrialización en nuestro país tuvo como origen:


 Industrias vinculadas a la producción agropecuaria.
 Industrias de capitales extranjeros, que producían con matrices y maquinarias que
resultaban obsoletas en sus países de origen por el avance tecnológico.
 Industrias de capitales nacionales, constituidas sobre la base de antiguos talleres de
reparación y de provisión de insumos a las industrias extranjeras.

Bibliografía de lectura obligatoria:


FERRER, Aldo. La economía argentina. Desde sus orígenes hasta principios del siglo XXI.
Fondo de Cultura Económico, 2005. Capítulo IX La revolución Industrial y la integración de
la economía mundial. Ítem 6 La ubicación de la Argentina en la economía mundial. Capítulo
X. El poder económico y el sistema político. Capítulo XI El régimen económico y el
crecimiento del sistema. Capítulo XII Vulnerabilidad y ajuste. Capítulo XIV La economía
mundial: de la crisis de 1930 al período dorado. Capítulo XVI La política económica. Ítem 1.
La década de 1930 y la guerra.
RAPOPORT, Mario. Las políticas económicas de la Argentina. Una breve historia. Booket,
2010. Capítulo 1: 1.1 La economía mundial y el rol de Gran Bretaña, 1.2 El marco ideológico
interno, 1.5 La conquista del desierto y la distribución de la tierra. 1.12.1 El sistema financiero
y bancario, 1.12.2 La crisis de 1890 y la balanza de pagos. Capítulo 2: 2.7 las políticas
económicas de los gobiernos radicales. Capítulo 3: 3.5 El intervencionismo del Estado.

Documento de clase elaborado en base los datos bibliográficos citados oportunamente.

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