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Conseguir un libro, leerlo, hacer ano-

taciones, apasionarse, subrayarlo,


recomendarlo, volver a leerlo, prestarlo,
debatirlo, decidirse a editarlo, corregir,

PLOMO Y HUMO
diagramar, esforzarse por compartirlo.
Publicar un libro excede lo que es el La Oveja Negra es un boletín de
leer –considerado el acto individual distribución gratuita que preparamos
por excelencia–. Desde su concepción, En la ciudad de Rosario se ha señalado el plomo
desde hace diez años en la Biblioteca
el libro es un modo de comunicar e y el humo como parte de un mismo negocio. Fue
EL NEGOCIO DEL CAPITAL y Archivo Alberto Ghiraldo en la ciu-

La Oveja Negra • PLOMO Y HUMO. EL NEGOCIO DEL CAPITAL


incluso de intervenir en la vida social. un importante punto de partida para instalar dad de Rosario.
Creando lazos entre personas cono- públicamente la vinculación entre estas cotidianas
cidas e incluso entre quienes jamás La Oveja Negra Un boletín tiene la cualidad de cir-
problemáticas: narcotráfico y quemas en los cular fácilmente de mano en mano y
se cruzarán, sea por la distancia en el humedales. En las páginas de este libro buscamos escabullirse entre diferentes espacios.
espacio como en el tiempo, creando ahondar en ese sentido. Desde el boletín La Oveja Si bien muchos de los artículos tratan
un lazo entre el lector y el escritor así
Negra y otras intervenciones exponemos el impulso sobre “actualidad”, hay cuestiones de
como entre quienes han protagoniza- fondo que exceden a la circunstancia
capitalista por la obtención de ganancias como el
do la historia documentada y quienes particular e inmediata. Nuestra pro-
simplemente la leerán. causante de las muertes, la destrucción del territorio
y la nocividad en la cual habitamos. puesta es no perder de vista lo total
Pero no se trata de cualquier libro, de frente a lo parcial, como tampoco lo
leer como un pasatiempo o como un Consideramos la reflexión y la investigación como
histórico frente a lo inmediato, o lo
fin en sí mismo, sino de entregarse con momentos necesarios de la lucha, de la lucha de
internacional frente a lo local.
tiempo y dedicación para conocer el clases, que no empieza ni termina con un conflicto Desde una perspectiva anticapitalista
mundo, para conocerlo en las profun- o lugar particular. queremos reflexionar sobre esta reali-
didades que permite la crítica radical, dad y su transformación. ¿Qué senti-
provocada por la necesidad de una do podría tener reflexionar sobre este
transformación total. mundo si no es para cambiarlo?

ISBN 978-987-48023-4-7

lazoediciones.blogspot.com boletinlaovejanegra.blogspot.com
PLOMO Y HUMO
EL NEGOCIO DEL CAPITAL
La Oveja Negra
Plomo y humo. El negocio del Capital
1ra ed., Rosario, Lazo Negro, 2022
112 p., 206 × 146 mm

ISBN 978-987-48023-4-7

Primera edición: diciembre de 2022


Lazo Ediciones
Rosario, Argentina
lazo.ediciones@riseup.net – www.lazoediciones.blogspot.com
PLOMO Y HUMO
EL NEGOCIO DEL CAPITAL

La Oveja Negra
Plomo y humo | 7

«Plomo y humo, el negocio de matar»

Tras las fuertes quemas del 7 y 8 de agosto del 2022, el emblemático


barquito de Puerto Norte, anteriormente bautizado como “narquito”,
apareció intervenido con la potente frase que inicia este libro. A
metros de lo que queda del tradicional barrio Refinería, actualmente
famoso por la venta de drogas, allí donde caían paquetes del cielo
y rápidamente un automóvil los recogía.
Esta porción de Rosario, donde hoy se encuentra Puerto Norte,
antes formaba parte del barrio que recibía su nombre de la Refinería
Argentina de Azúcar, fundada en 1887, donde se procesaba la caña
llegada de Tucumán. Se trató, durante varios años, de la principal
industria azucarera del país y fue fuente de grandes conflictos obre-
ros. Este barrio, donde la masa proletaria vivía en condiciones de
miseria, trabajando en pésimas condiciones por largas jornadas, fue
escenario de importantes experiencias de lucha y duras represiones
hacia finales de siglo XIX y principios del XX. Tras el declive de
la industria, el barrio se va transformando y parte de este queda
establecido como una zona marginal de la ciudad. Hacia fines de
los ‘90 y principios de los 2000, importantes terrenos próximos al
río Paraná son adquiridos por empresas de la construcción que, en
convenio con la Municipalidad, dan inicio al proyecto urbano de-
nominado Puerto Norte: un barrio de lujo con vista al río y las islas.
A pesar de las disputas de vecinos acerca del cariz de dicho proyecto
y el acceso público a la costa (aquello conocido como “camino de
sirga”) la ganancia se impuso y continúa extendiéndose. Hoy en
día, este sector de la ciudad y sus alrededores concentra e ilustra,
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en una pequeña porción de territorio, varias características de la


ciudad de Rosario: las torres de gran altura a metros de precarias
viviendas, el lujo y la pobreza, oficinas de importantes empresas
y el denominado narcomenudeo. Los contrastes de la sociedad
capitalista a un cruce de avenida de distancia.
Personas inconformes hicieron hablar a la escultura distintiva
de esta controversial urbanización con un mensaje que se extendió
luego a paredes en distintos puntos de la ciudad para sorprender al
transeúnte distraído: «Plomo y humo, el negocio de matar». Esas
palabras las hicimos propias por todo Rosario. La mayoría de los
habitantes ya sabíamos lo que estaba escrito en aquel extraño adorno.
El hecho de que manos anónimas tuvieran la osadía y la creatividad
de pintarlo animó a más gente a hablar del tema, a hacerlo consigna
de las siguientes manifestaciones y cortes en el puente.
Debido a la precisión y potencia de esas palabras, la Municipali-
dad las borró de inmediato. Para intentar someternos a una ciudad
sin interrogantes, sin debate. Unas calles donde no recordemos “el
negocio de matar” que significa la sociedad capitalista. Para transitar
de un punto a otro sin rechistar.
Su intento de borrado fue respondido rápidamente con su multi-
plicación por las redes sociales, y fuera de ellas con pintura y tinta.
Un funcionario municipal afirmó: «las pintadas son de grupos
mafiosos de la política mafiosa», intentando confundir la iniciativa
con la propia realidad denunciada. De este modo, las acciones de
quemar las islas, gestionar el narcotráfico y pintar paredes buscaban
ser igualadas por el ojo ciego de la Ley, a la vez que dejar de lado su
propia responsabilidad en el asunto. «Los autores de las pintadas
intentan desestabilizar el humor de los rosarinos», agregó. Pero nada
pudo decir del negocio de matar, del plomo y el humo. Porque el
Estado del cual forma parte es la mafia, el Capital es la mafia.
El Estado es una mafia, y como en toda mafia la protección es
tan sólo un pretexto. Su verdadera utilidad consiste en la conso-
lidación de la administración de la vida social en el sentido más
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favorable para la explotación, se trate de “recursos humanos” o


“recursos naturales”.
El Capital es mafia no simplemente porque algunos empresarios
o algunos capitalistas sean mafiosos, sino porque son estructuras
mafiosas, que exceden la supuesta voluntad de funcionarios y ex-
plotadores “honestos”… Si es que puede llamarse honestidad a la
omisión y el mirar para el otro lado en medio de una institución
estatal o de explotación.
La sociedad mercantil generalizada y su consecuente “guerra de
todos contra todos” crea un suelo fértil para las mafias. Lo que las
frena del exterminio mutuo es su consciencia de que la cohesión
asegura su supervivencia mutua. Han aprendido a negociar y a tole-
rarse, incluso aunque alguna de las partes esté legalmente proscrita.
En medio nos encontramos entre el fuego cruzado, encerrados entre
la explotación, sus fronteras y sus reglamentos.
Para ser más precisos podríamos decir que matar es consecuencia
del negocio, o su presupuesto. La producción capitalista produce y
administra la muerte, tanto en su faceta legal como ilegal.
Al señalar el plomo y el humo como parte de un mismo negocio
se instaló públicamente la vinculación entre ambas cuestiones. Pero
se trata de algo más que de la suma de problemáticas emparentadas:
narcotráfico y quemas en los humedales. Por desgracia, unir agendas
distintas no ayuda necesariamente a que converjan. Más difícil aún
es comprender su implicación mutua y su núcleo común.
Si partimos de cada cuestión separada y percibimos el objeto a
combatir como un sistema entrelazado de problemas abstraídos de
las condiciones sociales generales, la tenemos muy difícil, por no
decir imposible. Las razones económicas puede que no expliquen
cada detalle de la sociedad, pero sin esas razones esta sociedad se
entiende muy poco.
Los asesinatos a plomo y las quemas tienen una finalidad, no son
fenómenos psicoindividuales ni hechos extraordinarios. Se hacen
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por el poderoso caballero: Don Dinero. Como escribía Quevedo


hace algo de cinco siglos atrás:

«Madre, yo al oro me humillo,


él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado
de continuo anda amarillo.
Que pues doblón o sencillo
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero
es don Dinero.»

Las empresas ilegales no pueden hallarse separadas del capitalismo,


digamos, legal. Son interdependientes. Incluso una misma empresa
puede precisar de ambas opciones. Esto queda de manifiesto en la
ineludible necesidad de lavar las cuantiosas sumas de “dinero sucio”
producidas por el narcotráfico, contribuyendo a la reproducción del
Capital en su conjunto. Es también la manera de obtener ganancia
por parte de los dueños de una famosa empresa de jugos hasta la
gastronomía rosarina que precisa del trabajo en negro de cientos de
trabajadores. Es la impronta cultural oficial del gobierno de la ciudad
y de la provincia sostenida por otros tantos trabajadores precarizados.
No se trata de excepciones o excesos de la sociedad capitalista,
sino de la regla.
Con el presente libro buscamos aportar a la reflexión sobre este
difícil contexto de “plomo y humo”, donde prima la impotencia y la
ambigüedad, pero también existen algunas precisiones: “El problema
es el sistema”, “el Estado es responsable”, “ya hay leyes y no funcionan”,
“policía, políticos y empresarios son parte del narcotráfico”.
Aunque no se avizora una salida en lo inmediato, entre tanto
humo y bronca va quedando una experiencia compartida sobre
aquellos caminos tomados en vano, así como respecto de la relación
entre los problemas y sus causas fundamentales.
Plomo y humo | 11

En el boletín La Oveja Negra que realizamos desde la Biblioteca


Alberto Ghiraldo venimos abordando la actualidad de esta ciudad
con esta perspectiva y nos ha entusiasmado identificarnos con otras
voces. Así nos ocurrió con las pintadas desparramadas en toda la
ciudad, intervenciones en asambleas y medidas de lucha, o artículos
y opiniones de compañeros.
De este modo fue que, mientras preparábamos los textos para el
presente libro, apareció publicado por el colectivo Emancipación el
artículo Plomo y humo, el negocio del Capital con el que iniciamos la
presente edición. Luego sumamos algunas otras reflexiones propias
sobre la dinámica legal, los crecientes problemas de salud producto
de las quemas y el proceso de expansión productiva que tienen como
hilo conductor. A continuación, nos introducimos de lleno en la
problemática del plomo, con los artículos Negocio, delito y muerte
en Rosario y Narcotráfico y Capital.
Para continuar con la problemática ambiental, en torno a las que-
mas pero también buscando excederlas y ponerlas en un contexto
más amplio, incluimos otros artículos anteriores de nuestro boletín,
así como también volantes repartidos en las manifestaciones y reseñas
sobre otros formatos de difusión en los que hemos incursionado.
A modo de cierre escribimos unas breves Reflexiones desde y para
la lucha donde retomamos la imperiosa necesidad práctica de la
reflexión y la crítica. Deseamos que las próximas páginas abonen
en este sentido.

Boletín La Oveja Negra


Diciembre de 2022
«El Estado y el Capital son la mafia»
Afiche difundido el 10 de agosto de 2022
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Plomo y humo, el negocio del Capital

Publicado por Emancipación el 1 de septiembre de 2022, Rosario1

El domingo 7 de agosto, en la ciudad de Rosario, “vandalizaron”


(tal es la expresión que utilizaron los medios de comunicación) el
Barquito de Papel, la escultura de Avenida Francia y Avenida de la
Costa, con la frase «Plomo y humo, el negocio de matar».
“Plomo” hace referencia a las balas de los narcos y sus soldaditos, y
“humo” hace referencia a las quemas en los humedales entrerrianos.
Hay que aclarar que es exactamente al revés: el negocio no es
matar, matar es una consecuencia del negocio. Es entendible, no
obstante, que la frase buscaba provocar, causar impacto. Y lo logró.
No es la primera vez que “vandalizan” el Barquito de Papel, el
lunes 5 de abril de 2021 fue rebautizado como “El Narquito” de Papel.
Y no está mal, pues se sabe que los barcos son cargados con droga
en los distintos puertos privados, de empresas cerealeras mayor-
mente, desde Paraguay hasta Buenos Aires. Pasean la droga frente
a nuestras narices en esa pasarela narco que es el Paraná, rumbo a
Europa, donde se vende.
Vemos así cómo la producción y exportación agropecuaria se
da la mano con la producción y exportación de droga. Capitales
legales e ilegales se dan la mano. Y en el medio, el Estado, garante
de la propiedad privada agropecuaria y cómplice del narcotráfico.
Garante de la legalidad y cómplice de la ilegalidad.

1 escritosparalaemancipacion.wordpress.com
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En diciembre de 2020, por poner un ejemplo, un barco trans-


portó 16 toneladas de cocaína desde Paraguay hasta Buenos Aires,
y desde Buenos Aires hasta Alemania. (Sí, ¡16 toneladas! ¡“Sixteen
tons”, como la canción de Tennessee Ernie Ford!) ¿Puede semejante
cantidad pasar por los puertos sin la participación del Estado?2
No es que el Estado sea “corrupto”, ni se trata de “corrupción”
en los distintos partidos políticos de turno. Sino que la función del
Estado es precisamente garantizar los intereses de la clase capitalista.
Sea en forma legal o ilegal. Los políticos, los jueces, los legisladores,
y el resto del staff estatal, los actores del Estado, en el sentido más
teatral posible del término, son los soldaditos del capital.
Soldaditos de lujo. Mientras, en Rosario crece exponencialmente
el número de soldaditos entre los jóvenes marginados a medida
que crece la miseria y la desocupación. En medio de una crisis eco-
nómica brutal, no sólo en Argentina sino en el mundo, producto
de la tendencia propia del capital a generar crisis cíclicas cada vez
mayores, los jóvenes de las periferias, sin nadie que compre su fuerza
de trabajo, no encuentran mejor salida laboral que trabajar para
un narco, vender droga en búnkeres, en villas y fonavis y morir
posiblemente antes de los treinta.
Mientras de este lado del Paraná la miseria crece como yuyo entre
las calles y ser explotado se va convirtiendo progresivamente en
un lujo, del otro lado del río los propietarios de terrenos queman
sus campos para negocios agropecuarios y/o inmobiliarios, con el
aval del Estado.
Pero varios de esos quemadores son de este lado del río, rosarinos.
Entre los propietarios de los terrenos, de conocimiento público

2 Nota de la presente edición: Podemos agregar otros hechos sucedidos en


aquellos días:
Hallaron más de 1600 kilos de cocaína en Rosario: se cree que iba a ser exportada
a Dubai. Infobae, 26/08/2022
Cocaína de Rosario a Europa: “Usaron un cargamento de maní como pantalla”.
Cadena 3, 08/09/2022.
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ya, figuran empresarios y empresarias de Entre Ríos, Victoria, Ro-


sario, Santa Fe y Buenos Aires. Entre los más conocidos figura la
familia Baggio, en particular Rufino Pablo Baggio, dueño de Jugos
Baggio, pero también hay ganaderos y ganaderas, dueños y dueñas
inmobiliarios, personas jurídicas, es decir, firmas de empresas, y
funcionarios públicos como Ariel Stuker, intendente de la ciudad
entrerriana La Criolla, que, por cierto, el 12 de agosto fue distinguido
en el Congreso de la Nación por su “importante gestión municipal”.
Una de las firmas dueñas de terrenos es Copra S. A., empresa
arrocera y ganadera, cuyo titular José Antonio Aranda tenía como
proyecto en 2010 desviar el curso del arroyo Ayuí Grande mediante
una represa para inundar 8.000 ha en Corrientes, aumentando así
su producción de arroz para aprovechar el aumento de precios de
los granos en el mercado mundial.
No sería de extrañar que, de aumentar nuevamente el precio
de los granos, llevase ese proyecto a la realidad. Así se podría dar
el caso de que a pocos kilómetros de distancia entre Corrientes y
Entre Ríos hubiera quemas e inundaciones. La magia del capital.
Ahora bien, ¿sirve el método del escrache? No está mal denun-
ciarlos con nombre y apellido. Pero no hay que perder de vista que
el problema no son ellos. Si ellos no estuvieran serían otros quienes
explotarían esas tierras. Ellos pueden vender sus terrenos y así el
escrache cambiaría de nombre, de cara. El problema, nuevamente,
es la propiedad privada y su garante: el Estado.
El miércoles 10 de agosto varias organizaciones ambientalistas y
ciudadanas convocaron a una concentración en el Monumento a
la Bandera, donde tanto el Barquito como la famosa inscripción se
consolidaron como símbolos. Lo curioso es que mientras discurría
la protesta, al otro lado del río las quemas continuaron, en una clara
burla a todos los que estábamos allí presentes. La foto de los mani-
festantes con los incendios de fondo se viralizó posteriormente. La
imagen es tremendamente significativa, es la postal de la impotencia.
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Sin desmerecer la legítima protesta no hay que dejar de señalar


ciertas incongruencias llamativas.
Primero. La situación general de crisis económica, con un ajus-
te indisimulado, recortes presupuestarios, desempleo/subempleo,
aumento de precios, caída de salarios y precarización general de
la vida, es brutal. Debería haber generado una protesta mucho
antes de aparecer el humo. Sin embargo, se permanece en la más
resignada pasividad ante el empobrecimiento general. Las calles se
van poblando lentamente de cartoneros, cirujas, limpiaparabrisas,
vendedores de pañuelitos descartables, vendedores de torta asada,
vendedores de medias, vendedores de limones, etc. Se trata del
comercio al menudeo al que es arrojada la población sobrante, que
no tiene a quién vender su fuerza de trabajo porque no hay quién
se la compre, lo cual tiene también como consecuencia el creci-
miento de la delincuencia y los asesinatos. Sólo cuando el humo
llegó a nuestras narices salimos a protestar. Pareciera que el humo
es un motivo más valedero de protesta que el empobrecimiento
de nuestras vidas.
¿Es el humo el verdadero problema? Efectivamente, es un
problema. Distintos informes arrojan resultados contundentes
acerca de cómo la quema del Delta del Paraná contamina el aire y
afecta nuestra salud. Según uno de ellos, Rosario presenta niveles
de contaminación superiores a la provocada por el smog en ciu-
dades como Santiago de Chile, Ciudad de México o Nueva Delhi.
Las enfermedades respiratorias, la irritación ocular y todo tipo de
malestares aumentan. Con ellos, la venta de antialérgicos, gotas
para los ojos y productos farmacéuticos varios. (La rueda del capi-
tal siempre sigue girando). Ahora bien: no se puede negar que, de
haber soplado el viento para otro lado, casi nadie hubiese salido a
protestar. Los propietarios habrían quemado tranquilos y nadie se
sentiría afectado. Pero el viento sopló para el lado de Rosario y las
demostraciones de indignación se hicieron visibles. No importan
las causas, no importa saber por qué se quema, lo que importa es
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no sentir humo. Evidentemente el humo nos está tapando el bosque.


¿Cuál es el bosque? Las causas. No los efectos.
El problema de fondo no es el humo. Sólo es una consecuencia,
el efecto de un problema mayor. Dedicarse sólo a luchar contra
las consecuencias, a combatir los efectos, es convertirse en Sísifo
empujando una piedra enorme hasta la cima de una montaña para
luego verla precipitarse y comenzar de nuevo en una repetición tan
inútil como infinita. Desde abril de 2008, todos los años se queman
los humedales y todos los años se sale a reclamar inútilmente. Allí
vamos, corriendo tras los efectos, nunca contra las causas.
Desde las organizaciones ambientalistas se reclama: “Queremos
una Ley de Humedales para no ir siempre atrás del fuego”. Pero
dicho pedido se hace tras el fuego, tras el humo, tras los efectos.
La propia ley sólo tiene la eficacia de emparchar efectos. Toda ley
va siempre detrás de algún efecto, en una carrera destinada a la
derrota antes de empezar.
Si nunca vamos a la raíz del problema nos veremos atrapados
como cobayos en círculos viciosos, en bucles infinitos, en el eterno
retorno de lo idéntico.
Es paradójico que se acuse: “¡Las quemas son ilegales!” y al mismo
tiempo se reclame: “¡Queremos una Ley de Humedales!”. Bueno,
salvo que haya esquizofrenia de por medio, no es muy difícil ver
que si no se cumple con la ley vigente, por qué se cumpliría con
una futura ley.
Si además recordamos que se le está pidiendo la ley al Estado,
garante y cómplice del “plomo” y del “humo”, la incoherencia no
puede ser mayor.
Es muy curioso, también, el cuidado de “no ir contra la ley”.
Mientras el propio Estado, garante de las leyes, se caga en las leyes.
Cuando los proletarios desobedecemos la ley somos delincuentes
y/o terroristas, pero cuando la desobedecen los capitalistas el Estado
los ampara. La violencia es naturalizada para unos, pero es inacep-
table para otros. El problema es que no se reconoce la violencia
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primera como violencia, porque está socialmente naturalizada. La


explotación, tanto de las personas como de los ecosistemas y de la
Tierra toda, está legitimada.
¿En qué consiste la Ley de Humedales? Básicamente implica
“proteger el área”, designar un presupuesto estatal, con el cual se
crearían organismos en los cuales se emplearía personal del propio
gobierno, de la sociedad civil, investigadores académicos, etc. Se
adquiriría maquinaria, vehículos (autobombas, aviones hidrantes,
etc.), se daría mantenimiento a las máquinas y los vehículos, se les
pagaría a los integrantes de los organismos creados, etc. Todo lo cual
ya ocurre, con nula eficacia. El 20 de agosto el presidente Alberto
Fernández, a pedido de los gobernadores de Santa Fe y Entre Ríos,
movilizó a las Fuerzas Armadas hacia el Delta del Paraná, con todo
el presupuesto que ello implica; presupuesto que, por cierto, en el
sistema capitalista es plusvalía diferida, extraída a los trabajadores.
Con las Fuerzas Armadas en el Delta seguimos viendo las columnas
de humo avanzando sobre la ciudad.
No obstante, mientras se exige la Ley de Humedales, se recuerda:
“Las quemas son ilegales”.
En efecto, las leyes vigentes desobedecidas por los propietarios
y por el propio Estado son:
• La Ley 26.562 de Presupuestos Mínimos de Protección
Ambiental para Control de Actividades de Quema, que
prohíbe en todo el territorio nacional toda actividad de
quema que no cuente con una autorización específica de
la autoridad provincial.
• La Ley 26.815 de Manejo de Fuego, que protege los ecosiste-
mas de los incendios accidentales o intencionales y prohíbe
la venta de terrenos incendiados para evitar emprendimien-
tos inmobiliarios.
• Ley Provincial 9.868 de Manejo del Fuego en Entre Ríos,
que prohíbe en todo el territorio provincial el uso de fuego
para desmalezamiento de áreas rurales y/o forestales.
Plomo y humo | 19

• Violación del Artículo 186 del Código Penal: «El que


causare incendio, explosión o inundación, será reprimido:
con reclusión o prisión de tres a diez años, el que causare
incendio o destrucción (de distintos bienes)».
• Violación del Artículo 194 del Código Penal, de entorpeci-
miento de medios de transporte.
• La Ley 24.051 de Residuos Peligrosos, que considera pe-
ligroso a «todo residuo que pueda causar daño, directa o
indirectamente, a seres vivos o contaminar el suelo, el agua,
la atmósfera o el ambiente en general».
• La Ley 23.919 y la Ley 25.335, que aprueban la declaración
de Delta del Paraná como “Sitio Ramsar”, es decir, es un
sitio protegido por el Convenio Ramsar, firmado internacio-
nalmente en Ramsar, Irán, en 1971, por el cual se acuerda
proteger a los distintos humedales del mundo.
• La Ley 25.675, Ley General del Ambiente, que contiene
normas del derecho civil, derecho procesal y derecho admi-
nistrativo sobre la responsabilidad por daños ambientales.
• El PIECAS, Plan Integral Estratégico para la Conservación
y Aprovechamiento Sostenible en el Delta del Paraná, crea-
do en 2008 mediante un acuerdo jurisdiccional entre las
provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos.
• La Declaración de Brasilia sobre la Justicia Hídrica, que
estableció los principios in dubio pro aqua e in dubio pro
natura, que significa que en caso de duda las leyes deben
interpretarse siempre a favor del agua o de la naturaleza.
• Declaración de Emergencia Ambiental y Zona Crítica de
Protección al Delta del Río Paraná, iniciada por la Secretaría
de Ambiente del Ministerio de Producción en el marco de
la sequía y los incendios que se desarrollan allí.
Y así podríamos seguir…
Tal es la batería de leyes, normas, convenios y declaraciones
desobedecidas por los propietarios y por el Estado.
20 | La Oveja Negra

Un abogado suficientemente ducho podría seguir encontrando


delitos y contravenciones entre los vericuetos legales, si tiene la
suficiente paciencia de seguir buscando.
¿Cuántos títulos se necesitan para que dejen de quemar (o de
inundar, o de deforestar, o de contaminar)? ¿Si le agregamos un
título más, Ley de Humedales por ejemplo, será la vencida?
Esto sin mencionar que en medio de la crisis económica actual
el Estado recorta los presupuestos en general, incluidos los relativos
a la protección ambiental. Aun así, es probable que con el tiempo
se apruebe dicha ley.
Seguramente saldrá primero una ley distorsionada, ambigua,
que dé pie a distintas interpretaciones. Y cuando finalmente salga
la bendita ley “consensuada” simplemente la incumplirán, como
ahora incumplen las leyes vigentes. Esa es la eterna dinámica de la
legalidad burguesa. Y nosotros seguimos empujando la piedra de
Sísifo. ¿Acaso la jornada laboral de ocho horas no es ley en todo
el mundo? Fueron ejecutados en la horca los Mártires de Chicago
por esa lucha. Hoy trabajamos nueve, diez, doce y hasta dieciséis
horas por día. ¿Seguiremos pensando que la ley es garantía de algo?
La causa de las quemas y de la depredación general de la flora y
fauna del planeta no está en una hipotética naturaleza humana dis-
tinta del resto de la vida, sino en el modo de producción imperante,
basado en la ganancia individual y en la propiedad privada, donde
todo, la tierra, el aire, el agua, los animales, y hasta los propios hu-
manos, somos transformados en mercancías. El capitalismo avanza
sobre el mundo volviendo productivo todo a su paso. Nada puede
quedar librado a sí mismo. Las montañas, los ríos, los humedales,
los bosques… todo debe ser pasible de generar valor, todo debe ser
pasible de transformarse en producto destinado al mercado. Nada
se salva. Ni las piedras. Mucho menos el ser humano. La solución
es terminar con este sistema que arrasa todo a su paso con el único
fin de acumular capital.
Plomo y humo | 23

La ley de plomo

Se conoce como “ley de plomo” a la impuesta por Pablo Escobar


Gaviria, por la que muchos miembros del gobierno colombiano,
policía y militares o aceptaban sobornos o ponían en entredicho
sus vidas: “plata o plomo”.
Por su parte, el Estado, como la mafia que es, también sostiene
su orden a fuerza del monopolio de la violencia, que para decirlo
más sencillamente es palo, plomo y amenaza.
La “ley de plomo” es, a fin de cuentas, la ley del dinero. Al igual
que el resto de leyes, que están hechas principalmente para proteger
la propiedad privada y a sus propietarios. En el artículo Plomo y
humo, el negocio del Capital de Emancipación se deja muy en claro
la cuestión con las leyes. Ya existen leyes y se pueden hacer mejo-
res, vigilar su funcionamiento… pero no se trata de una voluntad
ciudadana sino de quién manda y quién no. De este lado de la
ganancia un acto de ilegalidad puede ser castigado duramente, del
otro lado la quema y destrucción de miles de hectáreas y animales es
recompensada con dinero, del mismo modo que a largo plazo será
recompensado el hecho de ahogarnos y enfermarnos durante meses.
Desde el reclamo por una Ley de Humedales se insiste en que
esta es fundamental para proteger “lo poco que queda”. Se calcula
que un 21% del territorio argentino son humedales, fundamenta-
les en primera instancia por tratarse de grandes reservas de agua
dulce, pero también porque son vastos espacios de biodiversidad,
traducida al lenguaje mercantil como “recursos naturales con un
gran valor biológico”. En concreto, los distintos proyectos que se
24 | La Oveja Negra

impulsaron prevén cambios en la producción, reducción de los


daños y restauración, además de dejar de utilizar el fuego como
herramienta para el preparado de campos; así como también otor-
gar más herramientas al Poder Judicial para que avancen sobre los
responsables de los incendios.
A favor de una nueva Ley de Humedales están de acuerdo también
los periodistas de la tele, el intendente de la ciudad de Rosario y sus
pares de Villa Gobernador Gálvez, Pavón, General Lagos, Álvarez y
Villa Constitución, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible
de la Nación Argentina, diversos políticos y empresarios.
Nos dicen que la Ley de Humedales no será la solución total,
pero sí una herramienta clave para “avanzar en un ordenamiento
ambiental territorial”, con estudios y presupuesto, así como la
distribución de actividades permitidas y prohibidas. «Hay que
impulsar que el ecocidio se incorpore como figura al Código Penal
para que la Justicia pueda endurecer la sanción para estos delitos»,
enfatizó un abogado.
En general, estas tipificaciones legales no tienen el fin práctico
de acabar con un problema sino de visibilizarlo bajo la lógica ins-
titucional. Se trata de padecimientos por lo general ya evidentes e
incluso motivo de conflicto. Se propone introducir retóricamente
en el sentido común ciudadano una problemática, pero bajo la
lente del derecho.
Un humedal, una isla, un río, una montaña no caben en el dere-
cho. Y el problema de las quemas o la contaminación no termina
con nuevas leyes. Ni la ciencia ni el derecho pueden dar solución
porque no solo no explican el problema, sino que lo conforman. A
lo sumo en algunas de sus facetas pueden preocuparse por mejorar
la gestión de los recursos, contribuir a su administración.
Criticar la lógica de los derechos en un país como Argentina
es difícil, porque puede ser leído como una justificación de los
“antiderechos” que en general antes son anti-muchas otras cosas.
También puede entenderse como una exculpación de los responsables
Plomo y humo | 25

materiales de las quemas o algún otro atropello. Pero su crítica es


necesaria, justamente, porque el reclamo de leyes y derechos suele
darse luego de la derrota o del grito impotente ante una brutal
imposición.
La defensa legal nos reconoce simplemente como ciudadanos,
oculta nuestra fuerza, nuestra experiencia, nuestra cantidad, nuestra
creatividad y posibilidades. El paso de la lucha de clases abierta a la
demanda jurídica aísla los problemas, ve responsables pero no una es-
tructura general donde esos responsables son figuritas intercambiables.
Es cierto que las relaciones sociales capitalistas pueden simboli-
zarse en figuras humanas. No ver en un ministro un cómplice de
estas nocividades es una ilusión óptica. Pero es preciso enfrentarse
a él tanto como a su rol, como el engranaje de una dinámica que
le supera. La personalidad, corrupción, inutilidad y codicia de po-
líticos y empresarios ayuda a desviar las críticas hacia un callejón
sin salida: señalar a la burguesía en cuanto individuos y no por su
función en esta sociedad. Es decir, a meros títeres reemplazables.
26 | La Oveja Negra

“No se puede respirar”

En la ciudad de Rosario y sus alrededores, a un radio de más de 200


km de distancia, se quema el ecosistema ribereño que nos rodea de
manera indiscriminada desde hace al menos dos años. La zona donde
se originan algunos de los incendios está a pocos kilómetros de la costa.
Esto nos obliga a llevar adelante nuestras vidas inmersos en nubes
de humo permanentes, con las fuertes consecuencias para la salud
que ya venimos detectando: irritación de las vías respiratorias y
oculares que muchas veces derivan en cuadros que parecen gripa-
les, fuertes alergias y un asco permanente por el olor que sentimos
desde que nos despertamos hasta que nos vamos a dormir y que
está impregnado en la ropa, las sábanas, donde habitamos y toda
la podrida ciudad.
La indignación y las denuncias no paran, nos sentimos moles-
tos, tristes, desamparados. Se espera que los empresarios dejen de
quemar, que los políticos “hagan bien su trabajo” y metan presos
a los responsables. Y aunque en el circo mediático personalidades
reconocidas de la política y el medioambiente aparecen crispadas
y se tiran la pelota, todos seguimos sufriendo las graves y terribles
consecuencias de vivir en la margen del Río Paraná. Evidentemente
la vida de las otras especies no importa para los negocios: vegetación,
peces, mamíferos y aves… pero la nuestra tampoco.
Cuando el viento viene para este lado y afecta a la ciudad recorda-
mos a la fuerza los diversos modos que tienen los empresarios para
obtener ganancias. Y cuando el humo y las cenizas llegan a Buenos
Aires se dimensiona oficialmente la gravedad de lo ocurrido. En lo
Plomo y humo | 27

que va del 2022 ya se quemaron alrededor de cien mil hectáreas, y


sólo en los últimos meses más de diez mil.
«Respirar de forma recurrente este aire puede provocar hasta
infartos porque las partículas son muy finitas y pueden ingresar
al torrente sanguíneo», advierten los especialistas a través de los
medios masivos de comunicación.
Las quemas en los humedales para renovar pasturas o despejar
terrenos tiene consecuencias graves para la salud de un millón y
medio de personas que vivimos en los municipios ubicados sobre
la costa del Paraná. Más acá de las islas la ciudad se ha vuelto irres-
pirable, lo cual empeora la ya castigada calidad de vida.
Podemos constatar la nocividad del aire en carne propia, aunque
compartiremos algunos datos para darnos una idea más general de
la situación. Subrayamos que no nos hacemos ilusiones con que la
información soluciona algo, o que los políticos no hacen porque
ignoran las cifras. Sería demasiado iluso.
El humo es consecuencia de unos negocios, así como las balas son
la consecuencia de otros, cuya existencia presupone muertos. Pero
el objetivo es producir y distribuir una mercancía que tanto puede
ser legal como ilegal. Esto no suele ser advertido por los estudios
científicos de este tipo, tampoco es su finalidad.
Desde la Universidad Nacional de Rosario (UNR), señalan que la
cantidad de material particulado detectado en el aire de la ciudad
tiene un «grave impacto en la salud que no debe subestimarse más
allá del periodo de exposición». En algunos momentos, los niveles
de ese material particulado presentes en el aire multiplicaron por
18 los valores medios considerados por la Organización Mundial
de la Salud (OMS).
A su vez, desde el Observatorio Ambiental de la UNR dieron a
conocer un reciente estudio sobre la medición de la calidad del aire,
realizado en tres puntos distintos de la ciudad y en dos días, uno
con humo y otro sin humo. Se analizó la concentración de material
particulado en suspensión en el aire (PM10) durante 20 minutos,
28 | La Oveja Negra

plazo estipulado por la resolución 201 provincial para determinar


la Concentración Admisible para Períodos Cortos (Capc). ¡Mientras
esto dura no solo horas, sino días!
Las mediciones se hicieron el 8 de agosto (día con presencia de
humo en el ambiente) y el 12 de agosto (día sin humo). Con una Capc
máxima estipulada en 0,50 miligramos por metro cúbico (mg/m3), el
día sin humo registró valores que cumplen con el valor guía, ya que
se reportó 0,109 mg/m3 en Villa Gobernador Gálvez, 0,103 mg/m3
en Circunvalación y Newbery, y 0,074 en el parque a la Bandera.
El 8 de agosto, el estudio notificó que solo el punto ubicado en Circun-
valación y Jorge Newbery cumplía con los valores guía (0,377 mg/m3),
ya que esta medición arrojó niveles de contaminación por encima del
máximo permitido en Villa Gobernador Gálvez (0,655 mg/m3) y en
la zona del Monumento, que se llevó el peor registro (0,707 mg/m3).
Cabe mencionar sobre la Capc que, según la resolución provincial,
no debe ser «sobrepasada en períodos continuos de veinte minutos,
donde pudieran verse afectados la salud y los bienes de la comunidad».1
Según advirtieron docentes y autoridades de la facultad, «como
consecuencia de esta práctica irresponsable y descontrolada se mul-
tiplican nuevamente las consultas por síntomas como tos, dificultad
para respirar y silbidos en el pecho». También por «ardor en los
ojos, irritación faríngea, rinorrea y dolor de pecho, característicos
de la intoxicación por humo con materias pequeñas», precisa el
documento. La afectación se produce «aún en individuos sanos,
pero es mucho más frecuente en niños, adultos mayores, mujeres
embarazadas y en pacientes con enfermedades alérgicas (25% de la
población general) y con enfermedad pulmonar obstructiva crónica
(10% de los adultos)».2

1 Un nuevo corte en el puente, con humo e incendios como telón de fondo. La


Capital, 14/08/2022
2 Detectan alarmantes niveles de contaminación del aire en Rosario. La Capital,
12/08/2022
Plomo y humo | 29

Modelo agroexportador,
(ab)uso de la tierra y quemas

En la ciudad de Rosario es sabido que las quemas en las islas son


algo histórico. Todos los años hay algunos días de humo durante el
fin del invierno y comienzo de la primavera. Este humo es intenso
si el viento lo arrastra a la ciudad.
Ese humo se debe a prácticas agropecuarias un tanto arcaicas
pero muy baratas, simplemente consiste en quemar los pastizales
secos (que pueden tener hasta dos metros de altura) para que debajo
tome fuerza el verde rápidamente. La nueva vegetación puede servir
como pasturas que se utilizan para alimentar ganado, principalmente
vacuno. Dichas quemas encuentran una frontera natural cuando el
río tiene suficiente agua en lagunas y riachos, por lo que no suelen
extenderse incontroladamente. Las vacas de la isla son un ganado
más o menos cimarrón con pocos alambrados que las contengan,
una práctica extraña para un país de tanto feedlot que engorda en
base a granos en pequeñísimas superficies de terreno.
Haremos un paréntesis aquí para contar un poco cómo es el
territorio de ese lugar que llamamos isla y al que tan de moda está
decirle humedal en estos días. Sabemos que del lado de Rosario hay
una gran barranca, pero en la otra margen no es así: contra el río
hay una formación que se llama albardón, lugar donde se fueron
depositando sedimentos y creciendo vegetación, que lo elevó unos
metros por sobre toda una zona pantanosa, de lagunas y bajos
que quedan más al este aún. Entonces, la isla es un conjunto de
30 | La Oveja Negra

elevaciones que se encuentran entre el canal del río y un sistema


muy extenso de lagunas, pajonales, que dependiendo de la época
del año y las lluvias en la cuenca del Paraná tienen más o menos
agua, pudiendo estar durante muchos meses secas. Incluso la pro-
pia isla es una formación de terreno más o menos “temporal”, ya
que la misma se eleva por acumulación de sedimentos fijados por
la vegetación en un lugar, pudiendo ser derrumbada poco a poco
por la correntada. Este es un proceso que tiene lugar a lo largo de
décadas o siglos. Aparecen islas nuevas en algunos lugares y desa-
parecen en otros.
Son esas lagunas que mencionamos, mayoritariamente sin agua
por la sequía, donde se encuentran los pastizales que nos estamos
fumando. El 60% de la superficie del Delta del Paraná está formado
por bajos con agua temporaria, hoy secas.
Hace un par de siglos atrás, del lado de la llanura pampeana, luego
de usufructuar mediante el puerto de Buenos Aires la comercializa-
ción de lo extraído por la minería de Potosí durante el virreinato, el
Estado argentino iba encontrando su razón de ser en una burguesía
que se dio cuenta que las vacas que habían traído del otro lado del
océano se reprodujeron masivamente en las pampas. A partir de
allí, hubo una repartija de tierras para cazarlas, vender y exportar su
cuero. Se fundaba así la pampa ganadera, a costa de que estas tierras
ya nunca serían iguales. Las antiguas praderas serían ahora tierras
para la producción, extensiva, pero con mercancías ganaderas de
alta rentabilidad de cara al mercado mundial. No solo la pradera
fue víctima de este negocio, en sus límites comenzó la deforestación.
Hacia mediados de siglo XIX comenzaría a desarrollarse fuer-
temente la agricultura junto a la ganadería. Años de aumento de
la productividad nos trajeron la progresiva tecnificación del agro,
teniendo como hitos la llegada del tractor y posteriormente el
glifosato. El modelo pampeano se extiende a cuanto rincón del
territorio pueda aguantarlo.
Plomo y humo | 31

Podríamos preguntarnos por qué se realiza ganadería de una


forma tan primitiva a poquitos kilómetros de donde se encuentra
una de las llanuras agrícolas-ganaderas más productivas del mundo
(no solo por factores del suelo y climáticos, sino también por la
introducción de tecnología de punta). También podría llamar la
atención a algún desprevenido el hecho de que no se plante soja o
maíz a tan poca distancia del mismo núcleo agrícola. La respuesta
la encontramos en que el régimen del río no permite otra cosa (al
menos regularmente). Las crecientes que acontecen cada un perío-
do de tiempo promedio de entre diez y quince años inundan por
completo la zona de islas, ahogando el ganado que no se alcance a
sacar y pudriendo el cultivo. Estas crecientes son impredecibles en
el mediano plazo, pueden tardar veinte años en suceder, o pueden
ocurrir dos años seguidos, por lo que la planificación productiva
es muy dificultosa.
Sin embargo, además de esta ganadería “rústica” pero muy
extendida, en la isla se desarrollan otras actividades económicas
con distinto grado de productividad y predominancia, como las
forestales, las frutales, la apicultura y los intentos de introducir la
agricultura, con plantaciones extensivas que dependen de terraple-
namientos y canalizaciones.
Encontramos en las islas un vasto territorio con una baja densidad
poblacional. Cerca de las ciudades, el turismo y las casas de fin de
semana, además de kayaks y lanchas, se introducen en el territorio
de manera creciente. Pero históricamente hay gente que vive en los
albardones, con ranchos elevados algunos metros mediante troncos
clavados en el terreno, con el fin de no inundarse cuando llega la
creciente. Los isleros se mueven principalmente en canoas o botes
con pequeños motores y en tierra usan caballos. Su actividad eco-
nómica en general no tiene las grandes innovaciones tecnológicas
de sus vecinos, paisanos de tierra firme. Es frecuente encontrar en
la isla pescadores, puesteros que cuidan ganado, apicultores y anti-
guamente había nutrieros, que cazaban estos animales para vender
32 | La Oveja Negra

sus pieles. Toda esta población rural se ve severamente afectada


por los incendios, que queman su hogar y su sustento. Y a la vez se
ve amenazada por un ambientalismo que propone el extremo de
crear un Parque Nacional en el territorio que habitan, cuando no
culpa a los isleros y su falta de modernización por los incendios o
los problemas ecológicos. De hecho, esto ya viene ocurriendo en las
islas cercanas a Puerto Gaboto, donde existe un conflicto con sus
pobladores desde la creación del Parque Nacional Islas de Santa Fe.

Un modelo de explotación y expropiación

Es notorio cómo dentro de las luchas o reclamos como en este


caso de índole socioambiental, empiezan a emerger palabras y
construcciones simbólicas, que también son compartidas por el
Estado, en su faceta de ministerio de ambiente. Tal es el caso de la
llamada pampeanización.
Esta conceptualización, si bien tiene componentes históricos,
es a su vez de formulación reciente; sirvió durante los últimos
años a los académicos para caracterizar un proceso de cambios
en la producción agrícola y ganadera, que inicia a mediados del
siglo pasado con un aumento de la maquinización e innovaciones
tecnológicas que fue acompañado de un desplazamiento de la
mano de obra rural. Esto se amplía desde los ‘70 hasta principios
de los ‘80 cuando se desacelera durante algunos años. Durante los
‘90 la agricultura presenta un gran crecimiento a través de la difu-
sión de semillas mejoradas (híbridos y variedades) de maíz, sorgo
granífero, trigo y girasol, y el desarrollo de un paquete tecnológico
especializado que permite la amplia difusión del cultivo de soja.
A principios de este siglo la producción de cereales y oleaginosas
creció notablemente, las fronteras productivas fueron siendo
superadas con la profundización del desmonte de bosque nativo
como una de las principales consecuencias inmediatas, sobre todo
Plomo y humo | 33

hacia el norte (tanto noreste como noroeste) argentino. La frontera


agrícola avanzó extendiendo un régimen productivo “propio de
la pampa”. Este régimen no tenía que ver con que los cultivos o
animales sean exactamente los mismos (aunque muchas veces así
era), sino con aumentar la productividad de la tierra, pasando de
economías regionales que en la tierra producían en gran medida
para el consumo local, a una forma de extractivismo a mayor esca-
la con miras al mercado mundial. Esto lo lograron consolidando
la modificación del entorno natural y extendiendo la práctica de
técnicas que hicieran rentable producir allí donde antes no lo era.
Mientras, tanto el suelo como los habitantes de dichas zonas
debieron prepararse para lo que hoy se designa como pampeaniza-
ción. Por un lado, se dieron los mencionados procesos de desmonte
generalizado, reemplazando el bosque nativo por soja, algodón,
maíz o caña de azúcar. Recordemos cómo se hace el desmonte tra-
dicionalmente, con topadoras o más barato aún, con fuego. Quizás
valga la pena mencionar también que en estas zonas de Argentina
existen algunas leyes que sancionan y condenan el desmonte, leyes
que no solo son letra muerta, sino que incluso buscan legislar sobre
tierras que ya fueron arrasadas anteriormente.
Por otro lado, mientras los pequeños y medianos productores
se debatían entre la posibilidad o la imposibilidad de un nuevo
negocio, la población que habitaba dichas tierras se vio desplazada
(desalojos de campesinos) o empleada en las nuevas explotaciones,
que de todos modos requerían menos mano de obra que las formas
anteriores de labranza.
Todos estos procesos no se dan exentos de lucha, como sucedió
en Santiago del Estero, el norte de Córdoba o las provincias del
noroeste, donde campesinos y comunidades originarias se opusieron
a ser desplazadas o convertirse en peones u obreros. Sin embargo,
esta resistencia no es suficiente para impedir el avance del progre-
so, y aquellos proletarios que no son expulsados terminan siendo
integrados a la nueva dinámica local. Nos parece necesario señalar
34 | La Oveja Negra

que no romantizamos aquellas formas de vida que subsisten a pesar


del Capital y resistiendo su avance, aunque nos solidaricemos con
las mismas. No buscamos una salida mirando al pasado, sea la
vida rural de hace un siglo o las comunidades y sociedades que la
precedieron, así como tampoco en los márgenes actuales, donde
suele confundirse un pasado idealizado con la miseria y exclusión
capitalistas. Puede tratarse de interesantes y válidas expresiones de
lucha, pero si hablamos de una transformación total de la socie-
dad es necesario mirar hacia adelante, lo cual no tiene por qué ser
sinónimo de progreso, desarrollo, eficiencia y productividad. El
desafío es superar la ganancia para crear algo nuevo y diferente,
la revolución social no es una vuelta al pasado ni una correcta
administración de lo existente.
Dicho esto, y volviendo al Litoral, el proceso de pampeanización
en la isla consistiría en modernizar las prácticas ganaderas mejoran-
do las instalaciones existentes, así como la posibilidad de cultivar
especies vegetales parecidas a las del continente, aprovechando las
bajantes, terraplenando y construyendo canales artificiales para
protegerse de las crecientes. Este proceso, si bien se ha intensifica-
do, no es algo nuevo. Existen documentos del Instituto Nacional
de Tecnología Agropecuaria (INTA) de al menos cuatro décadas
atrás que lo proponen y hasta el mismo Sarmiento fue uno de los
pioneros en plantear actividades productivas en el Delta.
Las investigaciones en torno a la pampeanización pueden ser
de utilidad para analizar las particularidades de la acumulación
capitalista en la región, fundamentalmente en lo que refiere a los
métodos productivos y su extensión en el territorio. Pero de lo
que no suele hablarse en este modelo explicativo es de violencia,
expropiación o desposesión; de la conexión estructural que existe
entre la explotación y la expropiación generalizada, ya que esta
última crea y recrea constantemente las condiciones de viabilidad
para la primera.
Plomo y humo | 35

Se puede pensar en la posibilidad de obtención de ganancias que


existe en una determinada región y nivel de desarrollo para que se
elija producir en esta, y parece ser que la isla históricamente fue un
territorio marginal. Sin embargo, tal vez la bajante histórica del nivel
del río permita llevar adelante actividades con una productividad
mayor, y por eso estemos viviendo los procesos de destrucción del
ecosistema de una forma tan acelerada los últimos años.
Es que no podemos creernos que el Capital hubiera olvidado
alguna región del globo para explotar y hacer negocios. En realidad,
esta porción del planeta ya venía siendo atacada de otra forma. Nos
referimos a la hidrovía por donde circula la porción mayoritaria
del comercio en la región,3 así como el puente Rosario-Victoria es
un ejemplo en el mismo sentido. A su vez, el cordón industrial del
Gran Rosario, a la larga (y hoy mismo), posiblemente sea más dañino
para el medio ambiente y la salud que los incendios que acontecen
actualmente en las islas. Más allá de esto, el cinismo de algunos
gestores del Capital lleva a decir que “el humedal presta servicios
ambientales”, recordándonos claramente que el aire que respiramos
o el agua que tomamos están al nivel de cualquier mercancía.
Tampoco nos engañamos con aquellos que sólo pretenden señalar
al “extractivismo agrícola y ganadero” mientras que, cuando no
son sus socios, desarrollan actividades tanto o más destructivas en
otras regiones que están bajo su mandato. Así es como los mismos
que desde la Secretaría de Ambiente hoy señalan el “problema de la
pampeanización”, por otro lado no solo fomentan la sojización de

3 Como señalábamos en Las palabras y las cosas, La Oveja Negra nro. 77: esta
vía fluvial es de enorme importancia económica, tanto para la Argentina
como para los países de la región. Desde el comienzo de su desarrollo hacia
fines de los ‘80 las cargas se han multiplicado incesantemente, pasando de
700.000 toneladas en 1988 a cerca de 17,4 millones en 2010, llegando a 36
millones en 2015. El presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario afirma
que en 2020 se exportaron 70 millones de toneladas desde la zona del Gran
Rosario. Se estima que un 80% de las exportaciones argentinas pasan por este
canal, con la clara primacía de la soja y sus derivados.
36 | La Oveja Negra

la isla, sino también alientan el desarrollo de la destrucción en Vaca


Muerta o Bajo de la Alumbrera, sólo por poner algunos ejemplos.
Es que la única forma de subsistir de este sistema es transfor-
mando al planeta en mercancía mientras se vampiriza la sangre
del proletariado. Por eso no se puede gestionar el Capital de una
manera amigable con el territorio.
Plomo y humo | 37

Selección de textos

Compartimos a continuación algunos artículos de nuestro boletín


La Oveja Negra que aportan a problematizar acerca del plomo
y el humo, así como algunos panfletos repartidos y leídos en las
protestas. Agregamos también reseñas de otras iniciativas que hemos
realizado durante estos últimos años.
Negocio, delito y muerte en Rosario así como Narcotráfico y Capital
fueron publicados a finales del 2021. Lamentablemente las cifras
de asesinatos vinculados al narco y al delito relacionado no han
cambiado demasiado. Con estos textos queremos pensar la ciudad
que habitamos. Recomendamos también la emisión nro. 59 de
Temperamento radio en mayo de 2022, disponible en: tempera-
mentoradio.blogspot.com
Ecocidio en el humedal data del año 2020 cuando comienzan
las protestas masivas por las quemas, al igual que el panfleto Una
reflexión a orillas del río y el video que realizamos llamado Humo.
Reflexiones más allá de las quemas.
En una emisión especial de Temperamento Radio realizamos
colectivamente «un viaje rebelde por el Paraná».
Agregamos además otros artículos que consideramos pueden
aportar a la comprensión de lo que nos sucede, y no solo en esta
región. A fines de 2021, luego de años de agitación, hubo en Chubut
movilizaciones y disturbios. Algo podemos aprender de todo ese
proceso, por lo que compartimos algunas reflexiones en Chubut: No
es No. Ese mismo año hubo incendios en la Comarca Andina, a los
que dedicamos algunas palabras y vinculamos con lo acontecido en
38 | La Oveja Negra

el litoral. Y anteriormente habíamos publicado un artículo sobre


la deforestación en la Amazonía perteneciente al Estado brasileño.
Con Progre-extractivismo queremos recordar que el capitalismo
siempre es extractivista y no solo del territorio. Eso hablamos tam-
bién en Temperamento nro. 41 de comienzos de 2020. En El Capital
o la Tierra, texto de hace ya diez años, damos cuenta del proceso
de luchas “medioambientales” que se vienen dando en Argentina.
Por último, con otro viejo artículo sobre barrio Refinería y Cos-
me Budislavich pensamos a Rosario históricamente: esta ciudad
portuaria es también la lucha de clases emplazada en ella.
Plomo y humo | 39

Negocio, delito y muerte en Rosario

La Oveja Negra nro. 78, septiembre de 2021

En la ciudad de Rosario estamos viviendo un inusitado contexto de


violencia que ha venido agravándose en los últimos años. Sumado
a la gran cantidad de robos comunes que se suceden en toda la
ciudad, los hechos de violencia extrema vinculados al narcotráfico y
al crimen organizado han incrementado notablemente la situación
de riesgo y miedo en que habitamos.
Evidentemente, la miseria, la marginación, el desempleo y el
deterioro de los lazos sociales influyen tanto en el crecimiento de
la violencia, como del narcotráfico y del delito en general, retroali-
mentándose. La corrupción de las fuerzas de seguridad y del sistema
judicial, así como de los políticos y empresarios “legales” con su
participación directa o indirecta en la industria del delito es notable,
y el narcotráfico en particular ha adquirido una dimensión tal que
el problema ya se plantea como inabordable por los funcionarios a
cargo. Tampoco debe olvidarse el desastre que significa la justicia
penal en la Argentina, donde la mayoría de las personas privadas
de su libertad no tienen condena y pertenecen prácticamente en su
totalidad a los sectores más marginados de la sociedad.
Cuando desde diferentes ámbitos nos oponemos a pedir más
mano dura, somos acusados de defender a los delincuentes, no solo
por la burguesía sino también por otros explotados y oprimidos. Si
bien como clase somos los que principalmente padecemos los asaltos
o la preocupación por zafarlos, esto no puede justificar la brutalidad
40 | La Oveja Negra

estatal. Cuando los explotados no pelean contra los explotadores,


pelean entre ellos mismos. Y la publicidad del “trabajador honrado”
que pide mano dura es la coartada que precisan ciertos sectores de
la burguesía para poder implementarla. (Ver: Venganza por mano
propia, nro. 43 de este boletín)
En la ciudad de Rosario, entre enero y marzo de este año se regis-
tró un promedio de 2,3 personas baleadas por día, cifra que incluye
los asesinatos y heridos por armas de fuego. Así comenzó el año y
así continúa. Entre el lunes 6 y el martes 7 de septiembre, se llegó
al récord de seis muertes por homicidios en 24 horas, cinco de las
cuales sucedieron en el plazo de 10 horas. Según un informe del
Observatorio de Seguridad Pública, dependiente del Ministerio de
Seguridad de Santa Fe, cerca del 80% de los 212 homicidios que este
organismo registró el año pasado fueron con un arma de fuego y
cerca del 50% tuvieron por motivo «tramas asociadas a organizacio-
nes criminales y/o economías ilegales», relacionados principalmente
con lo que se denomina narcomenudeo. Un 7,5% sucedieron en
situación de robo, un 30% por conflictos interpersonales y un 13%
están aún en investigación. El 90% de las víctimas fueron hombres
y dos de cada tres muertos tenían entre 15 y 34 años.
La violencia armada acontece casi en su totalidad fuera del centro
y se acrecienta en los barrios de la periferia urbana. Incluso durante el
aislamiento social y obligatorio continuó aumentando el número de
asesinatos y heridos de bala. Esta situación empezó a evidenciarse hace
ya una década, llegando en 2013 a duplicarse las tasas de homicidio que
se habían dado hasta 2010. En 2014 se llegó a la cifra de 254 muertes
por homicidio, que no ha variado sustancialmente en los últimos años.
Entre 2014 y 2020 la tasa de homicidios promedio en Rosario fue de
16 cada 100.000 habitantes, una de las más altas del país junto con la
ciudad de Santa Fe, que llega a 19. Recordemos el Triple crimen de
Villa Moreno sucedido el 1° de enero de 2012, donde fueron asesinados
Mono, Jere y Patom, militantes del Frente Popular Darío Santillán (ver
nro. 1 de este boletín). Este caso puso de relieve cómo la violencia narco
Plomo y humo | 41

impacta sobre el común de los habitantes de los diferentes barrios de


Rosario, completamente al margen de las bandas en conflicto.
Como veíamos, la mayoría de los homicidios están relacionados con
disputas territoriales dentro del mapa de la venta de drogas, donde las
fronteras de cada grupo narco se establecen y desplazan de acuerdo a su
nivel de violencia. Pero no solo son los personajes ligados al narcotráfico
quienes asesinan y balean: hay desde barrabravas por el control de la
tribuna y sus negocios, hasta empresarios farmacéuticos que contratan
sicarios para eliminar a la competencia. No todo es competencia leal en
el capitalismo, así como el gatillo fácil existe entre derechos y garantías.
Quienes viven fuera de Rosario sabrán que las balaceras sobre
casas, autos y locales comerciales se han vuelto una práctica diaria.
Ajustes de cuentas, aprietes para desalojar casas donde instalar
“búnkeres”, cobro de deudas y hasta infidelidades son algunos de los
motivos, aunque muchos de los atacados no encuentran explicación
alguna. Ese es el nivel de violencia en la resolución de conflictos
interpersonales. Así como aumenta el trabajo precario, con las apps
de delivery a la cabeza, otra “salida laboral” en Rosario es el sicariato:
también en moto, sin cobertura médica y pago por trabajo hecho.
Más allá del sensacionalismo de los medios de comunicación en
torno a estos temas, y de las comparaciones con México o Colombia
que poco explican, remarcamos la gravedad de esta situación que
dificulta aún más las condiciones de vida de nuestra clase. Qué de-
cir de quienes pierden a seres queridos en robos o disputas, o a sus
hijos reclutados como “soldaditos” de los “búnkeres”, arriesgando
la vida por robar un teléfono o sumergidos en adicciones.

Usos de la inseguridad e industria del delito

Se trata de un secreto a voces que la delincuencia es de utilidad para


la sociedad capitalista: como señala Foucault, cuantos más delin-
cuentes y más crímenes existan, más miedo tendrá la población;
42 | La Oveja Negra

y cuanto más miedo en la población, más aceptables y deseables


se vuelven el control y la protección estatal. Incluso, agregamos, a
sabiendas de que esta no protege ni protegerá.
La delincuencia posee también una utilidad para la producción
y la circulación, se trata de una empresa provechosa y en continuo
crecimiento indispensable para el lucro capitalista: tráfico de armas,
de drogas, venta de personas. Toda una serie de negocios que, por
una u otra razón, no pueden ser legales.
Por otra parte, ciertas organizaciones criminales contribuyen
también a combatir manifestaciones, ocupaciones y piquetes,
desaparecer a opositores y luchadores sociales, y proveer de seguridad
y guardaespaldas a políticos, sindicalistas y empresarios.
En un artículo titulado sugestivamente Concepción apologética
de la productividad de todas las profesiones, Karl Marx dice que, así
como el filósofo produce ideas, el poeta poemas o el cura sermones,
el delincuente produce delitos. De este modo, produce también la
policía, los manuales de derecho y códigos penales, los funciona-
rios que se ocupan de los delitos y sus castigos, así como también
arte y literatura. Marx dice que podríamos poner de relieve hasta
en sus últimos detalles el modo en que el delincuente influye en el
desarrollo de la productividad. Que los cerrajeros jamás habrían
podido alcanzar su actual perfección, si no hubiese ladrones. Y
la fabricación de billetes de banco no habría llegado nunca a su
actual refinamiento a no ser por los falsificadores de moneda. En
este sentido, agregamos el desarrollo tecnológico en materia de
seguridad, así como el crecimiento de este sector en particular,
que aparece como alternativa frente a la ineficacia o participación
estatal en el delito.
Los negocios legales se supone son lo contrario a los negocios ile-
gales, de modo que la conciencia ciudadana pueda dormir tranquila.
Pero unos no existen sin los otros. El turismo se retroalimenta con
el tráfico de drogas y personas para esclavizar sexualmente, así como
ciertos minerales que son utilizados por empresas altamente tecno-
Plomo y humo | 43

logizadas para la producción de teléfonos son extraídos mediante


la esclavitud y la guerra en el Congo. En el caso del narcotráfico
en Rosario se han demostrado vínculos claros con el desarrollo
inmobiliario, las concesionarias de autos o la representación de
jugadores de fútbol.

Mientras exista dinero habrá robo

En realidad, el robo es una constante para los explotados, aunque


no se perciba como tal: el desempleo, la precariedad del sector “in-
formal”, el aumento de la inflación y los sobreprecios no parecen
indignar tanto como la denominada inseguridad de las calles. Desde
el patrón al gobierno, desde el sindicato al empresario, nuestra vida
es consumida día a día. Será que la sociedad ha naturalizado la mi-
seria, pero no todavía que un desconocido nos asalte. Costumbre o
no, la denominada inseguridad empeora las condiciones de vida de
nuestra clase. Reduce la capacidad de movimiento, achica el salario o
como sea que nos ganemos la vida en gastos relativos a la seguridad
(rejas, taxis, reposición de objetos robados, alarmas comunitarias,
cámaras de seguridad, seguros), por no hablar del estrés generado,
las consecuencias físicas, o hasta las pérdidas humanas.
“Nos robamos entre pobres”, se suele señalar de modo crítico. Eso
no importa a las fuerzas ciegas del dinero. La ambición, el lucro y la
competencia anteponen la ganancia a cualquier precio. Sí, a cualquier
precio. Nosotros también tenemos precio, y no porque el asaltante
nos haya puesto uno: ya lo teníamos desde antes. La generalización
de la sociedad mercantil y su “guerra de todos contra todos” crea
un suelo fértil para estos robos y asaltos, así como el desarrollo del
crimen organizado. Mientras exista propiedad, Estado, policía y un
culto al progreso individual, habrá enfrentamientos entre explotados.
Mientras exista dinero, no habrá suficiente para todos.
Plomo y humo | 45

Narcotráfico y Capital

La Oveja Negra nro. 79, noviembre de 2021

Es por sus aspectos más superficiales que el narcotráfico llega a la


discusión pública y a la prensa. Intentaremos atravesar la superfi-
cialidad del asunto. El narcotráfico es un síntoma de la situación
económica que está causando estragos en el tejido social a lo largo y
ancho del país. Inseparable de los graves y generalizados problemas
de adicciones, se trata de un fenómeno que crece en la sociedad
capitalista. Buscaremos abordar este problema social desde un
punto de vista de clase.
La droga es otra mercancía producida y distribuida según los
criterios de la sociedad capitalista. De hecho, antes de ser prohibidas,
algunas drogas eran producidas por laboratorios y vendidas como
productos farmacéuticos.
La heroína y la cocaína, desde principios y mediados del siglo XIX
respectivamente, fueron desarrolladas y producidas a escala indus-
trial en decenas de países por empresas químicas y farmacéuticas.
Ambas eran ampliamente prescritas, suministradas en hospitales y
recomendadas por la medicina moderna, fundamentalmente para
continuar con el trabajo o soportar dolores de heridas producidas
durante las guerras. La fuerte dependencia fisiológica provocada
por estas nuevas mercancías generó en los soldados y explotados en
general, la veloz formación de un mercado cautivo. A través de las
épocas y cambios culturales, el tráfico, las drogas legales e ilegales
46 | La Oveja Negra

y los adictos han existido y tomado diversas formas hasta llegar al


modo que hoy conocemos.
El tráfico de drogas en la actualidad es una rama más de la
economía capitalista y, como en cualquier otra, la explotación, la
muerte y la extorsión se hacen presentes. No es la primera ni la
única rama productiva en la cual se emplea trabajo esclavizado o
medios ilegales para eliminar a la competencia. Sin embargo, por
su condición de casi absoluta ilegalidad, su escala internacional, sus
consecuencias sobre una gran parte de la población y el abordaje
mediático y estatal, la violencia toma una notoriedad mayor. Los
productores y vendedores de droga deben asegurar su territorio,
extorsionar, desalojar, tirotear, encargar asesinatos, explotar, invertir
en negocios lícitos, contribuyendo a la economía. Según un estudio
de la ONU el tráfico global de sustancias generó aproximadamente
321.6 miles de millones de dólares en 2003, aproximadamente un
1% del PBI mundial de ese mismo año.

… y Estado

La producción de miedo y la consecuente extensión del silencio


garantizan importantes ganancias para los traficantes y sus socios,
así como un efecto disciplinario en la población. Lo que hoy vivi-
mos en Rosario ya ha sucedido o está sucediendo en otras ciudades
del mundo. De hecho, ya se esperaba que esto ocurriese por parte
de quienes “regulan” estas actividades. A mediados de los noventa,
dos agentes especiales de la DEA (Drug Enforcement Administration:
agencia estadounidense de “Administración para el Control de
Drogas”) disertaron para una decena de oficiales de Inteligencia
de Drogas Peligrosas de Santa Fe. Uno de ellos cerró la charla di-
ciendo: «Todavía en la Argentina viven una relativa calma urbana
con el delito de drogas. Pero esto se terminará no bien empiecen
a instalarse cocinas de cocaína. Eso creará un rubro nuevo en la
Plomo y humo | 47

economía local, dará empleo, abaratará la mercadería y también


la multiplicará. Cuando eso pase, tengan por seguro que habrá
dos efectos: se diseminarán las muertes violentas y la corrupción
policial alcanzará niveles que jamás vieron.»
Las mafias aprovechan la miseria y la complicidad estatal para
actuar, lo cual no termina en las avenidas que separan los barrios
del macrocentro. Hay que ser muy inocente para creer que los
proyectos mafiosos que operan en una ciudad se encuentran fuera
del territorio de dominio de los Estados, que ocurren donde hay
un “Estado ausente”: este no mira para otro lado, ofrece protección
e impunidad a los negocios. Es evidente que las mafias no podrían
tener negocios millonarios sin recibir el apoyo de amplios sectores
del Estado y de la burguesía, dentro y fuera de los gobiernos. Existe
una fina línea entre la actividad legal e ilegal, y más delgada aún
entre mafia y corrupción. Esto dificulta cada vez más la distinción
entre aparato de gobierno y mafia, al igual que ocurre con sindicatos,
partidos políticos y empresas.
Diferentes sectores hacen uso de la extorsión, la protección o la
desprotección, el adulteramiento de mercancías, el robo y el fraude
para hacer negocios. Y no se trata necesariamente de organizacio-
nes ilegales. Quien las define o no como tales es la mafia estatal,
para la criminalización de sus rivales menores o de aquellos que
no trabajan con ella. Es el Estado el que tiene el poder de declarar
legal o ilegal una mercancía o una práctica. En casos específicos,
como las mafias del narco, estas pueden adquirir inmenso tamaño
e influencia, adentrándose en la estructura estatal y no solo a través
de la policía. Es conocido en Rosario que un grupo de narcos fue
el encargado de desalojar a los vecinos que habitaban las tierras
donde se construiría el casino City Center, uno de los más grandes
de Sudamérica, y un hotel cinco estrellas. Alguien tiene que hacer
el trabajo sucio para emprender negocios limpios, aportando tanto
mano de obra como financiamiento.
48 | La Oveja Negra

Ley y moral

Los narcotraficantes son presentados como los enemigos de la salud


pública y la sociedad en conjunto, y el gobierno como quien los
combate. A esta simpleza se reduce la justificación del Estado en su
embate contra el tráfico de drogas. Por su parte, la sociedad merito-
crática del Capital admira a sus narcotraficantes triunfantes, sean los
protagonistas de una serie o los reales devenidos en protagonistas de
ficción. Y así sus caras se portan en remeras o se pintan en las paredes.
A menudo la moral está estrechamente relacionada con la ley. La
ideología dominante no es más que la ideología de la clase domi-
nante. La economía formal también produce y hace circular otros
venenos para la salud, desde cigarrillos hasta comida chatarra. Dicho
sea de paso, industrias como las del tabaco comercializan un tercio
de su producción de manera ilegal para evadir impuestos. El nar-
cotráfico, la “otra acumulación”, está entroncada estructuralmente
con la economía capitalista tradicional. Un método adecuado para
abordar este estudio, dejando de lado deliberadamente las formas
habituales “moralistas” de realizarlo, es hacer a un lado los discursos
y recordar que, tanto en esta como en otras cuestiones, no existen
dos o más economías, sino solo una.
El narcotráfico precisa fuerza de trabajo que valorice el valor. ¿De
dónde la adquiere? En general, de los desempleados del campo y la
ciudad, o de los sectores más desvalidos y peor remunerados de la
economía. La sociedad capitalista, además de ser una permanente
fábrica de pobres, jamás puede ni podrá lograr el pleno empleo. La
desocupación estructural hace que la fuerza de trabajo dependa de las
ayudas sociales, se dirija hacia la emigración, la economía informal,
o el narcotráfico. A pesar de los peligros que acarrea es una práctica
atractiva para un sector joven de esa masa de población excedente
ya que, además de la retribución económica, puede brindar cierto
estatus. Y en la corta expectativa de vida de estos proletarios la
muerte no se presenta como mayor amenaza.
Plomo y humo | 49

En el mundo…

Pero no todo se reduce a una villa, un barrio pobre, una zona rural
o siquiera una ciudad. Al hablar del narcotráfico es preciso poner de
relieve su carácter internacional. El avance del negocio de la droga
en el mundo se dio conjuntamente con el de su supuesto control
por parte de las fuerzas policíacas y militares. Hacia 1960 la lucha
y colaboración internacional contra las drogas, así como contra la
subversión se generalizaron. Ambas se cristalizaron en un modelo
de seguridad y vigilancia estatal que se ha ido perfeccionando y
adaptando a las oscilaciones de cada contexto, pero lo que hace,
básicamente, es operar en la construcción de la figura del enemigo
interno que se esconde y se confunde con la población, legitimando
el reforzamiento y la generalización policial-militar de técnicas y
dispositivos de control de la población.
Países donde el narco es una referencia, como México o Colombia,
no tienen el principal índice de consumo o demanda en su interior,
sino en Estados Unidos. Dicho país prohibió, entre las décadas del
‘20 y ‘50 del siglo pasado, la distribución de heroína y cocaína, que
en aquel entonces eran producidos principalmente por la industria
farmacéutica de Alemania, enemigo que había que enfrentar tanto
militar como económicamente. Estados Unidos tomó las riendas del
movimiento prohibicionista mundial, sin que esto mejore en nada
la situación de los barrios proletarios en sus zonas de influencia.
De hecho, como puede comprobarse hasta el día de hoy, la ilegali-
zación de una sustancia solo cambia las reglas del negocio, incluso
aumentando su rentabilidad, pero claramente no lo suprime.
Por el contrario, su posición tenía como ventaja poder cuestionar
e intervenir en los intereses económicos que otras grandes poten-
cias capitalistas tenían en la producción y la distribución de ciertas
drogas. Mientras tanto, la industria estadounidense desarrollaba
otras sustancias energizantes o contra el dolor para sus soldados,
50 | La Oveja Negra

tales como la morfina, la codeína, el café instantáneo, el tabaco, el


alcohol, las metanfetaminas, etc.
Y fue así que el gendarme del continente comenzó a regular los
negocios a través del ejército, la CIA o la DEA. Esta última, a la
que nos referimos anteriormente, es la agencia del Departamento
de Justicia de los Estados Unidos dedicada supuestamente a la lu-
cha contra el contrabando y el consumo de drogas en los Estados
Unidos, además del lavado de activos. Pese a compartir jurisdicción
con el FBI en el ámbito interno, es la única agencia responsable de
coordinar y perseguir las investigaciones antidroga en el extranjero.
Sin ironías, sus siglas significan literalmente: Administración para
el Control de Drogas.

Empresarios de la violencia

A diferencia del bandido, el mafioso es un empresario: no se limita a


tomar una parte de la riqueza, sino que participa en su producción.
Al interior de la burguesía, las capas mafiosas tienen su originalidad.
En el caso del narcotráfico, sobre la base de la ilegalidad, existe un
mayor control del mercado y los precios, posibilitando una enorme
rentabilidad, sumado a las deplorables condiciones de explotación
en que se suele realizar la producción y distribución de estas mer-
cancías. Estas características hacen que la violencia sea un factor
principal en la competencia, en comparación con otros sectores
donde la productividad del trabajo y la innovación tecnológica son
determinantes. Eso no quita que se busque ampliar aún más los
márgenes de ganancia en la producción, fundamentalmente con
la disminución de costos, como ocurre con la generalización de
sustancias cada vez más nocivas para la salud. Un claro ejemplo es
el notable crecimiento de muertes por sobredosis en los principales
países consumidores, como Estados Unidos (cerca de cien mil en
Plomo y humo | 51

el último año), muchas de las cuales se atribuyen a la adulteración


y disminución de la calidad de aquellas.
Con el narcotráfico, la competencia “desleal” y la violencia ex-
traeconómica (coacción, patotas, secuestros, asesinatos, torturas),
ejercida tanto entre mafias como hacia las poblaciones que explotan,
someten, o hacia sus consumidores, se ven a plena luz con su rostro
más extremo. Pero esto no quiere decir que la competencia capita-
lista habitual esté exenta de los procedimientos extraeconómicos,
así como la explotación de una clase por otra es fundamental en
ambas expresiones burguesas.
El narcocapitalismo no puede hallarse separado del capitalismo
tradicional, es su engendro y no puede dejar de establecer una inne-
gable y permanente interinfluencia. Esto queda de manifiesto en la
ineludible necesidad de lavar las cuantiosas sumas de dinero sucio
producidas por el narcotráfico para contribuir a la reproducción
del Capital en su conjunto.
Hay múltiples y cambiantes formas de lavar dinero. Una frecuente
es entrar en complicidad con una empresa que opera legalmente
en la economía formal, de manera tal que el dinero obtenido de
las transacciones ilícitas se “mezcle” e incorpore al capital legal,
cumpla sus obligaciones fiscales y oculte de esa manera su origen.
Otra, es la creación de empresas fantasma, que directamente fingen
realizar ciertas operaciones con el objetivo de lavar dinero. Con
sus diversos procedimientos, este dinero contribuye a sus socios
clandestinos de la banca, la bolsa de valores, empresas de todo
tipo, e incrementan la recaudación estatal en países donde es tan
habitual la evasión fiscal. Una parte del excedente capitalizado
en el narcotráfico, además, se utiliza para sobornos y compra de
conciencias, tanto de individuos como de instituciones, tanto con
dinero sucio como lavado, dependiendo de las circunstancias en
que se realizan dichas transacciones.
En el número anterior del boletín mencionábamos los vínculos
del narcotráfico en la región con el desarrollo inmobiliario, las
52 | La Oveja Negra

concesionarias de autos o la representación de jugadores de fútbol.


A esto sumamos las casas de cambio, las “cuevas”, las financieras,
cuyos vínculos son cada vez más evidentes. El lavado de dinero
progresivamente aparece también asociado a la comercialización
de criptomonedas por la posibilidad del anonimato y la virtualidad
para mover grandes sumas, fenómeno ya generalizado en otras
partes del mundo.

Un problema sin solución

El desarrollo del narcotráfico en las últimas décadas es inseparable de


las dificultades para la obtención de grandes ganancias en diferentes
ramas de la producción, así como de la desocupación que arrastra
tanto al consumo como al trabajo en esta creciente industria. Se
encuentra completamente arraigada en la reproducción del Capital,
así como en la reproducción de la fuerza de trabajo.
En este sentido cabe preguntarse si, para las fuerzas del orden,
es posible erradicarlo o no existe otro camino que el de ponerle
límites. El gran problema en Rosario, asumido por periodistas y
funcionarios, es que se trata de un crimen no muy bien organizado,
principalmente descentralizado, de una competencia poco regula-
da y de una fuerza de trabajo poco controlada que no respeta los
territorios asignados. En fin, se reclama una falta de monopolio
para acabar, de momento, con la extrema violencia.
Los modos más visibles de combatir al narcotráfico por parte de
los Estados pueden sintetizarse así:
1) Ataque frontal al avispero, que tiene como resultado no solo
los severos daños “colaterales” con niveles de violencia y asesinatos
cada vez más alarmantes, sino también, que la aprehensión y muerte
de los capos produzca la dispersión, subdivisión y proliferación del
narcotráfico, efecto que estamos sufriendo en esta ciudad en los
últimos años.
Plomo y humo | 53

2) Declarar públicamente que se continúa el ataque frontal, pero


negociar bajo la mesa con los jefes de la “otra economía”. Esta polí-
tica que, hasta cierto punto, puede restablecer la paz y corregir los
aspectos más negativos del ataque frontal (destinado en realidad
al fracaso) está lejos de eliminar la narcoeconomía. Más bien la
protege, la alienta y le da un seguro de vida. Y al hacerlo, deja sin
corregir los problemas de la salud pública aparejados a la existencia
del narcotráfico.
3) Combatir, no tanto directa como indirectamente, al narcotráfi-
co; es decir, dar prioridad a la lucha contra el lavado de dinero y todo
lo que implica, en vez de enfrentarse directamente con los carteles
productores y comercializadores de las drogas y estupefacientes de
todo tipo. Esta táctica, de la que se habla mucho actualmente en
la región, ha sido inútil o de efectos muy limitados donde ya fue
aplicada, por la obvia e innegable razón de que el régimen capitalista
tradicional (importantes sectores de la burguesía y una parte nada
desdeñable del Estado) no está dispuesto a deshacerse en verdad de
esos recursos económicos que benefician a ciertos particulares y al
sistema tomado en conjunto.
4) Pugnar porque se legalicen las drogas, empezando por las
menos dañinas, como por ejemplo la marihuana. Esto supone dos
problemas: la desaparición abrupta de un sector de la narcoeco-
nomía que acarrearía una crisis de impredecibles consecuencias;
y agregamos la impredecible fuga de esas fuerzas narco a otros
sectores que puedan producir ganancia. El otro obstáculo tiene
que ver con la opinión pública. Su parte más conservadora está
convencida de que la legalización de las drogas dañaría más que
nunca la salud pública, razón por la cual cada vez que se habla de
legalizar las drogas pone el grito en el cielo.
Por otro lado, en Rosario se ha aplicado en varias ocasiones la
saturación de la región mediante fuerzas federales como Gendar-
mería, lo que ocurre actualmente una vez más. Su resultado es
una relativa pacificación de breve duración en las zonas de mayor
54 | La Oveja Negra

violencia y un efecto de tranquilidad en el humor social, pero no


un enfrentamiento directo al narcotráfico, lo cual se evidencia en
la falta de avance en las investigaciones, detenciones, incautaciones
de droga, etc.
Sin minimizar la situación, tampoco queremos dar la imagen
de un escenario apocalíptico. El futuro no está en el reinado de la
ilegalidad y la violencia, sino en una mezcla creciente de norma y
transgresión, de ilegalidad y legalidad. El llamado Estado de De-
recho es una necesidad capitalista. Los negocios rompen las reglas,
pero las reglas son necesarias, incluso para el comercio ilegal. Sin
la prohibición, determinadas mercancías serían menos rentables.
El auge de las mafias es ciertamente un signo de crisis, pero de
una crisis que también produce la ilusión de un capitalismo que
se ha vuelto ajeno a sí mismo: o virtual, o bárbaro, o en proceso
de eliminación progresiva del Estado, y que ya no se basa en las
relaciones de clase y en la explotación del trabajo, sino sólo en la
depredación mediante la violencia.
De ahí la otra ilusión, la de querer “volver” a un capitalismo
decente: virtuoso, pacificado o saneado. Porque la imagen del
monstruo alimenta la esperanza de la posibilidad de un mal menor,
de un ablandamiento democrático.

***
Para el presente artículo nos han servido de referencia los textos:
• Prolegómenos para un estudio del narcotráfico, Enrique González
Rojo Arthur. México, 2013
• Capitalismo más drogas igual genocidio, Michael “Cetewayo” Tabor
(Panteras Negras). Estados Unidos, 1969
• Entrepreneurs en violence (Sicile, mafia & capitalisme), «Empresarios
de la violencia (Sicilia, mafia y capitalismo)», Gilles Dauvé. Francia,
2015. No existe traducción al castellano.
Plomo y humo | 57

Ecocidio en el humedal

La Oveja Negra nro. 71, julio de 2020

Durante varias semanas del mes de junio la ciudad de Rosario


amaneció y anocheció bajo una espesa niebla de humo proveniente
de la quema de pastizales y montes de las islas, al otro lado del río
Paraná. Este humo que se cernía sobre la ciudad como la bruma de
una película de ciencia ficción afecta las vías respiratorias y produce
alergias e irritación ocular, al punto de que muchas personas sufren
severas consecuencias en su salud.
Sin embargo, el problema de fondo es aún peor que el humo que
llegó a nuestras narices aprisionadas tras los barbijos. La quema
agudizada durante los últimos meses es una práctica común entre
los productores ganaderos en las islas de Entre Ríos. El motivo es la
progresiva extensión de los terrenos a explotar, así como la rápida
preparación de los mismos para la alimentación de su ganado y
ahuyentar otros animales que consideran plagas. Las llamas, que han
arrasado miles de hectáreas en diferentes focos, dañan principalmente
el entorno inmediato donde cientos de especies animales y vegetales
mueren o se ven desplazadas como consecuencia del fuego y la asfixia.
Esta expansión es inseparable de una mucho más amplia: la de
las fronteras del agro en todo el territorio. Si bien los transgénicos
han provocado una intensificación del proceso, esto no puede
llevarnos a sacralizar la producción agropecuaria anterior a su
implementación, donde la quema, los agrotóxicos y el desmonte
eran prácticas usuales. Es necesario comprender que la forma en
58 | La Oveja Negra

que se produce en cada sector en cada momento está determinada


por lo que dicta la tasa de ganancia, y toda discusión acerca de las
“buenas prácticas” es un terreno completamente infértil si no se
plantea una crítica profunda al sistema productivo en su conjunto.
El desastre en el humedal no solo se realiza a través de la quema
de pastizales y deforestación por parte de quienes ostentan ser sus
dueños. No debe olvidarse toda una serie de ataques contra la vida y
el ecosistema que se desarrolla en esta zona: la nueva industria turís-
tica emergente –y en este caso también podemos referirnos a todos
aquellos que visitan el río con sus vehículos acuáticos motorizados y
los evidentes daños que producen–; los terraplenes y elevaciones artifi-
ciales de los terrenos; la inescrupulosa actividad pesquera y de caza de
animales silvestres (se puede ver cómo, a medida que pasa el tiempo,
cada vez son menos las especies animales que siguen habitando los
humedales); esto sumado a los desechos cloacales y tóxicos vertidos
al río provenientes de las instituciones “sanitarias” e industriales de
la ciudad de Rosario y sus alrededores, y los residuos de los pesticidas
utilizados en el vasto territorio que conforma la cuenca del río Paraná.
Los incendios provocados en las islas son solo otro eslabón en una
cadena de avance sobre el territorio en la región. Ayer fue el puente
Rosario-Victoria, inaugurado hace tan solo 17 años. Facilitando el
transporte y la comunicación entre las dos provincias, así como el
acceso por tierra a muchas de las islas para facilitar su explotación,
esta megaobra ha significado un ataque a las diversas especies de la
zona, así como a los habitantes de las islas y quienes se sustentan de la
pesca a pequeña escala. Y aunque ahora sea parte del paisaje, el puente
no estuvo siempre allí. Cada desastre se cimienta sobre otro, y es por
eso que, aunque todo sea parte del mismo problema, es importante
oponernos a los nuevos ataques, advirtiendo además su interrelación.
La próxima catástrofe local es la ampliación del dragado del río
Paraná. En abril de 2021, la concesión del dragado se renovará con una
profundización y ensanchamiento del canal para los buques de carga.
Uno de los interesados en dicha concesión es China, el ya principal
Plomo y humo | 59

comprador de soja argentina. Representantes de China Communica-


tions Construction Co (CCCC), el gigante de la construcción estatal
en ese país, ofrecieron al gobierno argentino darle mayor profundidad
al río Paraná, la principal vía fluvial de Argentina para el transporte
y exportación de productos agrícolas. Marcos De Vincenzi, gerente
de dragado de Servimagnus, socio local de CCCC, dijo: «Creemos
que el dragado de la vía fluvial debe actualizarse para satisfacer sus
nuevas necesidades de tráfico y comercio» y agregó «cada pie de
profundidad adicional aumentaría la eficiencia al permitir que los
barcos transporten desde 1.800 a 2.500 toneladas de carga adicional.»

De los incendios y sus descontentos

Además de organizaciones ecologistas y ONG, personas autoconvo-


cadas nos reunimos en diferentes ocasiones: asambleas, protestas o
abrazos simbólicos al río con la propuesta de visibilizar la situación.
Sin embargo, lo que primó fue la intención de reducir el problema
de los incendios a una cuestión de ilegalidad para que llegue a las
agendas políticas y se proceda a la acción judicial con abultadas y
efectivas multas para los responsables. Así, se le pide al Estado lo
mismo que desde hace años es evidente que no pretende solucionar,
y no por un simple desinterés o capricho. Los intereses que están
detrás de las quemas son los que defienden, defendieron y defenderán
los representantes políticos, los intereses de las ganancias capitalistas
que llenan sus bolsillos, sean del partido político que sean.
Como decíamos en el nro. 65 del boletín La Oveja Negra:
«Durante toda la “década ganada” nuestra región sufrió el récord
de desmonte por motivos agropecuarios, mientras se daba la bien-
venida a nuevas inversiones de Monsanto y la minera Barrick Gold.
Pero esto tampoco es propio de un gobierno en particular. En la
Provincia de Santa Fe, por ejemplo, se pasó de tener casi 6.000.000
de hectáreas de bosques en 1935 a 840.000 en 2002, es decir, en
60 | La Oveja Negra

ochenta años se “perdió” un 82% de bosques nativos. “Nada se


pierde todo se transforma” dirán los eslóganes apaciguadores de
la autoayuda, y en algo tienen razón, bajo la lógica de este sistema
no se pierde nada mientras se transforme en valor: esos bosques
fueron sistemáticamente destruidos para la ganancia.»
Los pedidos más o menos ingenuos y fragmentarios hacen que
resulte muy simple para los políticos de turno buscar culpables
particulares con nombre y apellido y dejar intacta la cuestión de
raíz que acecha la vida, no solo del río Paraná y sus humedales sino
de toda la naturaleza en su conjunto. El intendente de la ciudad
de Rosario y el chovinismo provincial tienen la caradurez de con-
siderar “una provocación” de la vecina provincia de Entre Ríos el
recrudecimiento de los incendios tras firmarse un acta por el cese
de las quemas durante 180 días. En otras ocasiones habrán sido
y serán ellos mismos los que avalen todo este tipo de atropellos.
Finalmente fue un diluvio el que apagó el fuego.
Quizás una lluvia intensa vuelva a parar un próximo incendio,
y probablemente los dueños de los campos no pagarán sus multas.
Lo seguro es que las organizaciones ciudadanas y ciudadanistas
seguirán pidiendo que se apruebe tal o cual legislación, actuando
como correa de transmisión entre el Estado y quienes quieran parar
las nocividades, aplicando al odio y el amor genuinos de los movi-
mientos sociales, el ungüento tranquilizador del suplicio legal y la
confianza en los políticos y los empresarios. No es casual ni ingenuo
que quienes se erigen como representantes de las manifestaciones
suelan ser los presentadores compulsivos de proyectos de ley o de
“producción sustentable” para el municipio, quienes hacen carrera
política y a fin de cuentas progresan gracias a la mano del Estado.
Otra de las propuestas es la declaración de un Parque Nacional4 en
la zona, lo que significa poner a la naturaleza como un museo, san-

4 No olvidemos que en el año 2017 Rafael Nahuel caía asesinado por el Estado,
en nombre del cuidado de los parques nacionales. Ver siguiente artículo.
Plomo y humo | 61

tuario o vidriera donde se debe pedir permiso y pagar para poder


circular. Con la lógica estatal del “cuidado” tan a la moda, la única
forma de preservación de la vida se presenta como la prohibición y
la regulación por parte del Estado, en este caso de ciertos territorios
delimitados, mientras el resto es librado al uso indiscriminado de
sus propietarios. Destinados al turismo o a la producción, en ambos
casos se trata de la continuidad de la desposesión del ser humano de
sus medios de vida y su brutal separación del entorno natural. Así,
finalmente se cumplirá aquello de “el Paraná no se toca”, mientras
con el Paraná se negocia.
Sumado a esto, el ciudadanismo, en este caso ecologista, desa-
lienta las manifestaciones que apuntan al paro de la producción y
circulación de las mercancías, haciendo llamados a seguir hablando
en el lenguaje de los amos. “Jamás cometeríamos un delito para
denunciar otro delito” decían. Es necesario tener en claro y seguir
remarcando que este tipo de razonamientos solo nos llevarán a se-
guir sumidos en esta lógica de muerte y opresión, que el río Paraná
junto con todo su ecosistema es hoy el foco de una problemática,
pero el capitalismo no reconoce límites.
La Ley no es lo justo, es solo un consenso entre los burgueses
para proteger sus propiedades, cuando se trata de aplicarla en ellos
es solo papel mojado. Sin desobediencia no solo no hay revolución,
sino el más mínimo cambio en beneficio de la clase de explotados
y oprimidos de esta sociedad.

Un río no es frontera

Otra cuestión no menos importante es que no se puede limitar la


problemática a una frontera que no existe para un metabolismo
natural. Estos incendios no pueden aislarse de los ocurridos en la
selva amazónica, ni de los desmontes del Chaco, solo por nombrar
los más cercanos. Y esto desnuda el hecho de que una solución
62 | La Oveja Negra

no podría venir jamás de tal o cual político o ley que se apruebe.


Y no lo decimos para bajar los brazos o porque no nos parezca
importante luchar por lo inmediato, para que se deje de prender
fuego la vida a nuestro alrededor, sino todo lo contrario, escribimos
estas reflexiones porque vemos que se está dando siempre la misma
batalla inútilmente.
Como en todas las situaciones en las cuales somos bombardea-
dos por los medios de comunicación, los temas de conversación se
vuelven virales y todos pueden opinar a través de las redes sociales,
surgen los comentarios del tipo de “cuando pasa en Australia todos
se preocupan, pero cuando pasa acá enfrente no”. Esta clase de co-
mentarios solo sirven para minimizar los hechos y perder de vista
que todos tienen el mismo origen: la producción de valor. Parecería
que solo por estar más cerca nos tenemos que preocupar, cuando
incluso incendios ocurridos en lugares tan lejanos como Australia
también nos afectan, aunque no sintamos el humo. Pero los ríos y
los bosques no tienen patria, ni compiten en sus desgracias.
En los tiempos que nos están tocando vivir, de distanciamiento
social y confinamiento obligatorio, se pretende obligarnos a tapar-
nos la boca para salir a la calle. Durante las semanas de abundante
humo en la ciudad de Rosario, recordábamos las imágenes que nos
llegan de ciertas metrópolis orientales, donde no se puede ver el
horizonte debido a las espesas nieblas tóxicas y el uso de máscaras
es moneda corriente. Pero más allá del acostumbramiento a lo
inimaginable, la situación se torna absurda e insostenible. Quienes
ven la salud como estadísticas y protocolos, nos obligaron a dañar
nuestra salud con el uso de tapabocas, que no solo dejan pasar el
humo, sino que además reducen la capacidad respiratoria.
No nos callemos, no nos tapemos la boca ante la codicia mercantil
y predadora de la vida.
Plomo y humo | 63

Parques nacionales: naturaleza muerta

La Oveja Negra nro. 59, noviembre de 2018.


Extracto de ¡Rafael Nahuel presente! ¡Terrorista es el Estado!

El famoso perito Francisco Moreno y el rosarino Estanislao Zeballos


fueron quienes brindaron el fundamento científico e intelectual a
la Conquista del Desierto iniciada en 1879. La matanza argentina
en aquellas tierras dio también el puntapié inicial para que ambos
brillen como pioneros de la investigación geográfica y antropológica
en el país. Tumbas saqueadas para adornar vitrinas y sobrevivientes
llevados prisioneros como piezas vivas al Museo de Ciencias Natu-
rales de La Plata, fueron el método científico utilizado.
En recompensa el Estado argentino regaló a Moreno 22 leguas
en torno al lago Nahuel Huapi, y este a su vez devolvió una parte,
con la condición de que sea creada un área protegida. Así nacía en
1922 el Parque Nacional del Sud, el primero de Argentina y tercero
del mundo después del Yellowstone en EEUU (1872) y el Banff en
Canadá (1885).
La Argentina “granero del mundo” no podía mostrarse mejor:
campos sin indios, cientos de obreros revolucionarios masacrados,
encarcelados o deportados, millones de vacas y hectáreas de trigo
para alimentar al mercado y una política de protección al paisaje. En
1934 se le dio mayor extensión y el nombre actual: Parque Nacional
Nahuel Huapi. Actualmente posee 710.000 ha.
La creación de áreas protegidas es la cara bonita de la domina-
ción capitalista de la tierra, separando lo que debe ser conservado
64 | La Oveja Negra

de aquello que puede ser devastado. Pero esto no significa que


estas áreas no sean explotadas. De la mano del turismo, cumplen
la misma función que un campo de soja, un feedlot o una fábrica:
producir ganancia.
Mientras tanto el Estado, los privados que gerencian, las cadenas
hoteleras y empresas de turismo ganan millones en una explotación
que se vende como inofensiva. ¿Hay realmente diferencia entre las
900.000 ha de Benetton y las 700.000 ha del Nahuel Huapi? ¿Quién
factura más?
La llegada de Parques Nacionales y la Policía de Frontera (actual
Gendarmería) fue un verdadero calvario para los mapuche tras la
conquista. Incontables serían las familias que fueron desalojadas
acusadas de “usurpación”.
Así, la defensa del territorio conquistado tras la fachada de “pro-
tección de la naturaleza” osciló entre los asesinatos y el incendio de
casas, y la negociación y el dinero por parte del Estado.
En una entrevista reciente, un compañero de Rafita cuenta: «Acá
el Estado, Parques Nacionales, nos vino a proponer el co-manejo,
cuando recién arrancaba el conflicto, y nosotros le dijimos que no
porque no queremos vivir como un zoológico, eso ya lo tuvieron
con nuestros antepasados. Nosotros queremos vivir sin depender
de ellos, independientemente. Lo del co-manejo es una falsedad.
Las comunidades que están en Bariloche por ahí se conforman,
porque tiene su beneficio monetario, pero tienen que estar a las
órdenes de Parques Nacionales, a las órdenes de los que ellos quie-
ren. Parques Nacionales si quiere les dice: podés tener diez ovejas,
podés tener solamente dos caballos, por acá te vamos a hacer un
camino para que pase la gente a ver mapuches. Si querés podes
vender tus artesanías, parte de tu cultura. Y eso es el co-manejo.
Que Parques Nacionales haga lo que quiera en el territorio. Pero
cuando recuperamos nosotros, ahí sí cambió todo». (Extraído de
la entrevista Lof Lafken Winkul Mapu resiste del colectivo Matanza
Viva, disponible en YouTube)
Plomo y humo | 65

Una reflexión a orillas del río

Panfleto difundido el 25 de julio de 2020 en el corte del


puente Rosario-Victoria contra las quemas en las islas.
Firmado como La Oveja Negra

Una vez más nos estamos encontrando.


El espectáculo horroroso del que somos testigos nos trajo hasta
aquí para manifestarnos, para gritar, para juntarnos en este tiempo
de aislamiento oficial.
Invitamos a reflexionar acerca de todos los atropellos que se llevan
adelante contra la vida, que en este caso pone en el centro de la proble-
mática al humedal, por la situación inmediata que se viene repitiendo
hace varias semanas de quema permanente de montes y pastizales.
Queremos centrarnos en las acciones que se vienen llevando
adelante, sus limitaciones y posibles escenarios de acción. En este
sentido, vale recalcar que lo que nos une ante esta situación es la
lucha, y que lo único que puede poner en tensión la urgencia de los
incendios es la acción colectiva, en el seno de la movilización misma.
La impotencia de los primeros días se transformó en asambleas y
encuentros y, sin que nadie nos lo ordene, y aunque más de uno nos
haya tratado de delincuentes, el fin de semana pasado cortamos este
puente y obstruimos por unas horas la normalidad.5 Esa normalidad

5 Nota de la presente edición: A más de dos años debemos señalar que los cortes
en el puente ya son garantizados por el Estado municipal y difundido por
los medios masivos de comunicación. Una misma medida, según el contexto,
puede expresar contenidos o intenciones diferentes.
66 | La Oveja Negra

basada en la circulación de mercancías, donde la destrucción de la


naturaleza es el núcleo fundamental.
Hay mucha gente que se moviliza sinceramente, pidiendo una Ley
de Humedales, una producción sustentable en las islas o un Parque
Nacional. Estas soluciones se pintan como realistas e inmediatas
pero, ¿atacan al problema de fondo?
Desde la reforma del ‘94, la necesidad de una vida sana, reduci-
da a derecho legal, se encuentra consagrada en el artículo 41 de la
Constitución Nacional. En ese sentido, Argentina suscribe a todos los
acuerdos ambientales internacionales: Protocolo de Kyoto, Protocolo
de Montreal, Convención de Humedales y otros. También desde esa
reforma, en el artículo 75 inciso 17 se reconoce la preexistencia al
Estado de los pueblos originarios y sus territorios. Argentina también
ha sido pionera en la creación de áreas protegidas. En 1922 crea el
Parque Nacional del Sud, actual Nahuel Huapi, tercero del mundo
después del Yellowstone en EEUU (1872) y el Banff en Canadá (1885).
En cuestión de humedales, también participa del Convenio Ramsar.
Sin embargo, la realidad ha sido y es bien distinta tras las abs-
tracciones de la legalidad. Desde los años ‘90 y en especial en los
últimos veinte años, la destrucción de la naturaleza ha llegado a
límites brutales. La expansión de la frontera agrícola se aceleró
como pocas veces en la historia y la comida transgénica puebla
nuestras mesas como nunca. 500 millones de litros de agrotóxicos
son vertidos cada año en toda el área productiva agroindustrial. En-
tre 1998 y 2017 se arrasaron más de cinco millones de hectáreas de
monte nativo, parte de los 35 millones que se desmontaron en total
en el Cono Sur. El éxodo del campo a la ciudad no se detiene y las
comunidades rurales, tanto criollas como indígenas, siguen siendo
desalojadas, asediadas y reprimidas. Como corolario del histórico
apriete que sufren las poblaciones que quedan dentro de los límites
de áreas protegidas, en noviembre del 2017, por defender la tierra y
la vida de su comunidad, Rafael Nahuel fue asesinado de un balazo
en la espalda por Prefectura Naval tras una denuncia de Parques.
Plomo y humo | 67

Entonces, queremos hacer la pregunta: ¿se podrá frenar todo este


desastre con una ley? ¿Son más leyes lo que necesitamos?
El intendente Javkin en recientes declaraciones se lavó las manos,
como si no pudiera hacer nada, afirmando que es un problema de Entre
Ríos. El ministro de ambiente de la Nación, Juan Cabandié, anticipó
en estos días una nueva figura legal, los “faros de preservación”, que
daría una solución “de fondo” al problema del humo. Una vez más,
el ojo vigilante y controlador señalará a quienes recorremos las islas,
pero no a las ganancias de los ganaderos.
Queremos respirar aire puro, queremos caminar por los montes
siendo parte de ellos, queremos bañarnos en el río como tantos miles
de personas lo hicieron en el pasado. Queremos que otras especies
animales sigan su vida tranquilamente, sin agrotóxicos, sin incendios,
sin dragados ni alambrados.
El río, como todo lo que llamamos “naturaleza”, se halla en perma-
nente cambio. Vida y muerte son una parte constitutiva suya: fluye,
se seca, renace, observamos los cambios de color de los ciclos de su
flora. Un día aquí una isla desaparece y otro día emerge un banco de
arena que mañana será un monte tupido. Toda esa vida en constante
ebullición, ¿cabe en la letra muerta de una ley de escritorio? ¿Es algo
que se pueda vender al precio de una entrada, cual museo natural?
¿Tiene un funcionario político la sensibilidad de entender todo esto?
Compañeras y compañeros: esta lucha la hacemos entre todos. No
es una guerra contra Entre Ríos, ni tampoco debemos permitir que sea
el trampolín para que los especialistas de hoy sean los funcionarios de
mañana. De este modo, discutamos las acciones que queramos llevar
adelante entre nosotros y si los políticos tienen que enterarse, será por
nuestras propias actividades, por el eco que de ellas se haga, y no por
la invitación a una instancia en particular.
Sigamos luchando y encontrándonos. Sigamos conversando sobre
hacia dónde queremos ir.
Después de todo, si hemos observado bien, sabremos que cuando el
río se desborda es cuando más fecunda se vuelve la tierra…
Plomo y humo | 69

Aquí y ahora la lucha continúa

Panfleto difundido el 1° de agosto de 2020 en el corte del


puente Rosario-Victoria contra las quemas en las islas.
Firmado como La Oveja Negra

Hoy es 1° de agosto. Algunas compañeras y compañeros no están


acá porque en la plaza Sarmiento se está realizando una actividad
a tres años de la desaparición y posterior asesinato del compañero
Santiago Maldonado.
Hoy nosotros estamos acá, cortando una ruta para que el hume-
dal deje de arder. Hace tres años Santiago estaba en el Sur cortando
otra ruta junto a los mapuche para recuperar su territorio. El sábado
pasado y el anterior, gendarmería dejó prácticamente vía libre para
que algunos camioneros nos atropellen y golpeen, la misma fuerza
armada que asesinó a Santiago, la que hace unos años invadió la ciudad
con la excusa del narcotráfico. Otra rama del mismo brazo armado
de los poderosos es la que hoy tiene a Facundo Castro desaparecido.
Quizás eso lo entendimos, por eso hablamos de no delegar nues-
tro cuidado a los gendarmes, de no quedarnos tranquilos y hacer
una barricada más grande, pero quizás seguimos tropezando con
la misma piedra: dialogar con quienes son parte del problema. Es
cierto, estamos acá para algo que no es apagar el fuego objetivamente,
si no estaríamos del otro lado del río. Pero algunos desconfiamos
y marcamos los límites de la legalidad y de las palabras de quienes
gobiernan, los de ayer y los de hoy.
70 | La Oveja Negra

Depende de cuál sea el conflicto que se atraviese y el descontento


social, serán menos o más hostiles, pero jamás dejarán de defender
los intereses de los ricos, de los terratenientes, esos que hoy están
quemando las islas, esos que ayer construyeron este puente de mier-
da sobre el que estamos parados y se cagaron en todo, en quienes
viven hace más de cien años en el Remanso Valerio, en toda la
flora y fauna que hay, o mejor dicho había, en el humedal. “Hay
que progresar” dicen algunos, y se van a justificar en que sirvió de
conexión, para esto y lo otro. Lo mismo van a hacer el año que
viene cuando concesionen el nuevo dragado del río: “vamos a poder
exportar más toneladas” dirán. Y es cierto, conecta y se podrá ex-
porta más… ¿Y? ¿Quién se beneficia con esto? ¿Quiénes son los que
analizan qué conviene y qué no? ¿Quiénes firman estos acuerdos?
¿Quiénes hicieron vista gorda o formaron parte del negocio cuando
se loteó “Los Marinos” frente a La Fluvial? Que no nos sorprenda
una copia de Nordelta en un tiempo.
¿Podrán o querrán, mejor dicho, las gobernaciones detener las
quemas? ¿Cómo detener las quemas sin detener la producción
ganadera? No es por tercos, si a algo venimos acá no es a pelearnos
entre quienes queremos que el fuego en las islas pare. Revisamos
distintos proyectos que hay para la Ley de Humedales, y nos en-
contramos con que ninguno podrá apagar el fuego. En cambio,
dicen que se usarán los humedales de forma sustentable, algunas
zonas estarán protegidas, y en caso del no cumplimiento: multas,
suspensión, cese de la actividad, etc. Y no es que seamos especia-
listas en leyes, es que ninguna ley podrá apagar un incendio que
es causado por la sed de ganar dinero, que es la misma que arruina
cada rincón del planeta. Existe ya el artículo 41 de la Constitución
Nacional, el Convenio Ramsar aprobado en el año 1991 a través
de la sanción de la Ley 23.919, también la Ley 26.562, ¿por qué
otra ley garantizaría que este modelo productivo no avance sobre
nuestro medio? ¿Tantas vueltas hay que darle para entender que
esto destruye la vida?
Plomo y humo | 71

Ahora, mientras codo a codo nos hermanamos en la lucha,


podemos también pensar que si no cambia todo no cambia nada,
que si queman las islas, o el Amazonas, o nos fumigan, es por la
insaciable necesidad de ganar dinero de unos pocos. Porque la
naturaleza, y nosotros los seres humanos como parte de ella, es
vista como mercancía. Y es a este mundo de las mercancías al que
debemos derribar.
Plomo y humo | 73

Humo. Reflexiones más allá de las quemas

Documental que realizamos en noviembre de 2020


Disponible en el canal de YouTube Biblioteca Ghiraldo
Duración 31:24 min.

En el documental recorremos el río Paraná conociendo su geografía


e intentando llegar a las causas del actual conflicto. Si bien el eje
central son las quemas, hacemos también un breve repaso sobre
toda la historia de destrucción capitalista en la región. Desde la vida
previa a la Conquista, hasta el desarrollo de la producción agrícola-
ganadera, pasando por las represas hidroeléctricas río arriba o el
llamado desarrollo sustentable, entre otros fenómenos.
Ponemos en cuestión el pedido de más legalidad, visualizando
la relación entre la enorme cantidad de leyes que posee Argentina
para defender el ambiente y la realidad de devastación que impera
desde hace décadas.
Esta realización audiovisual se nutre de registros de las protestas
y testimonios de isleros, políticos y empresarios. Incluso, ante tanta
tragedia, apelamos a un poco de humor. Estrenada en medio del
conflicto pudo ser proyectada en una actividad callejera y pronto
recorrió otras ciudades del país y del mundo.
La lucha en el Paraná continúa, contradictoria, con aciertos y
errores. Humo intenta contribuir a este camino, por eso afirmamos:
«queremos hacer hincapié en la reflexión y el aprendizaje de los
ejemplos de lucha que intentan llegar a la raíz del problema y así
golpear donde más les duele».
74 | La Oveja Negra

Por el río, contra el Capital


Un viaje rebelde por el Paraná

Temperamento Radio nro. 51 de septiembre/octubre 2020


Disponible en: temperamentoradio.blogspot.com

En sintonía con lo que ocurre en otras partes del mundo, los montes
del río Paraná están ardiendo desde hace meses. El Capital busca
reafirmar su terror democrático en todo el planeta.
Navegaremos por los remansos de la inspiración que el río crea
en nuestros corazones, cuyos latidos se expresan en poesías, cuentos,
canciones, crónicas, música, cortes de ruta, reflexiones, gritos, re-
beldía y hermandad. Es que allí donde haya muerte, brotará la vida.

Parte 1: Alto Paraná


• Mbakaparaí - Bellas Palabras mbyá guaraní
• Presentación
• Pueblos de la selva y la utopía
• Carpincheros (fragmento) - Augusto Roa Bastos
• Represas: Megaobras, desastre social y resistencia
• El Yaciyateré (fragmento) - Horacio Quiroga
• Esteros del Iberá: las “áreas protegidas” contra la vida. Audio
del biólogo Ignacio Jiménez Pérez. Testimonio de poblador del
paraje Gallo Sapucay
• Baleados en los sueños (fragmento) - Francisco Madariaga
Plomo y humo | 75

• Internacional: Comunicado sobre el incendio de Guadalajara y los


incendios en general - Los Amigos de Ludd (región española, 2005)
• ElMalGarzaReal (fragmento) - Francisco Madariaga
Música: Chango Spasiuk & Chancha Vía Circuito - Raúl Barbo-
za - Ramón Ayala

Parte 2: Río abajo


• Mis islas son eso - Julio Migno
• Vida y resistencia de los pueblos del Delta
• Comentamos Un viaje al país de los matreros de José Álvarez,
«Fray Mocho» 1897
• La pampa del Litoral. Continuidad capitalista en el corazón
agroindustrial argentino. Hidrovía Paraná-Paraguay. Puente Rosario-
Victoria. Incendios en las islas, lucha y posibles futuros.
• El aguaribay florecido - Juan L. Ortiz
• Internacional: Sobre la lucha en Nigeria contra la industria
petrolera, recomendamos el libro, Delta en Revuelta. Piratería y
guerrilla contra las multinacionales del petróleo
• La nutria - Diana Bellessi
• Reflexiones finales
Música: Matilda - Rufino Conde - Entre Ríos - Suárez
76 | La Oveja Negra

Chubut: No es No

La Oveja Negra nro. 80, enero de 2022

Como expresaba una consigna en las protestas contra el proyecto


de ley provincial de Zonificación de la Actividad Minera: «Chubut
ya decidió. No es No».
El día miércoles 14 de diciembre, aprobada esta ley, una masiva
movilización se volcó en las calles de Rawson con enfrentamientos
contra la Policía, que reprimió con balas de goma y gases lacrimó-
genos, donde además se incendiaron oficinas de Casa de Gobierno
y del Tribunal Superior de Justicia. Las movilizaciones en esa ciudad
continuaron durante seis días hasta que, finalmente, el gobernador
Arcioni dio marcha atrás el día 20, anunciando la suspensión de
la ley, finalmente derogándola. El llamado a un futuro plebiscito
también es rechazado por los manifestantes.
Las movilizaciones se extendieron a Comodoro Rivadavia, Es-
quel y Trelew, donde se incendiaron oficinas del diario El Chubut.
A muchos kilómetros de allí se dieron muestras de solidaridad: en
Catamarca, Córdoba, Buenos Aires y Rosario.
Es importante recordar que, más allá de que estos hechos se den
en las principales ciudades de la provincia, el proyecto de Zonifi-
cación afecta directamente a las localidades del interior y zonas
rurales de Chubut, específicamente en la zona de la meseta, en el
centro-norte provincial.
Zonificar significa habilitar, delimitar en qué regiones de la pro-
vincia se podrá instalar la megaminería en contraste con aquellas
Plomo y humo | 77

donde no. Es un recurso surgido tras el rechazo popular a esta


práctica a cielo abierto en la zona de Esquel en el año 2003. Por
este motivo, se sancionó la ley 5001 que prohíbe dicha actividad
y la utilización de cianuro, pero con el poder de exceptuar zonas
en las que sí se habilita. Es decir, la Zonificación se intenta vender
como una forma más saludable, “inclusiva e innovadora”, según el
Consejo Federal de Minería, de explotación de la tierra. Hecha la
ley, hecha la trampa.
“Traidores” fue la pintada que vimos desde todas partes junto
a una ventana que dejaba escapar el fuego y el humo. Contra el
gobernador Arcioni y los catorce diputados que el miércoles por
la noche aprobaron la ley que habilitó la explotación minera. ¿Son
traidores o simplemente hacen lo que tienen que hacer como ad-
ministradores y defensores del Estado y el Capital?
«A nadie le gusta reprimir, queremos realizar tareas que tienen
que ver con el bienestar de la gente, pero hay que hacerse cargo
de estas situaciones también… nuestra función es resguardar a los
ciudadanos», aseguró Leonardo Das Neves, ministro de seguridad
de la provincia.
Además de los balazos de goma y gases por parte del Estado, el
día 28 de diciembre se llevó a cabo un gran operativo en la ciudad
de Trelew, deteniendo a tres personas acusadas de ser los respon-
sables del incendio en El Chubut. Las movilizaciones continuaron
en apoyo a los detenidos, que fueron liberados el día 31 aunque
continúan procesados.
La lucha en Chubut no se trata de “500 ruidosos” como dijo
Arcioni, ni puede reducirse a seis días de disturbios. Las moviliza-
ciones ya cuentan veinte años allí, y lo mismo para Mendoza, La
Rioja y Catamarca.
Hace ya diez años, en el segundo número de este boletín, decíamos
en un artículo titulado El Capital o la Tierra: «La lucha antiminera
es una lucha legítima contra el Capital y si no se deja seducir con los
cambios para-que-nada-cambie, recuperaciones o reformas, se pro-
78 | La Oveja Negra

fundizará siendo la negación a todas las formas que este puede tener.
La llamada “megaminería” o demás desastres naturales motivados
por la codicia y el progreso capitalista no son anomalías o hechos
aislados, son la vía correcta que toma la ganancia sobre la vida.»
Estas luchas se han mantenido; ahora bien, cabe recordar que
tampoco existe algo tal como la miniminería, y que luchar contra
estos megaproyectos implica luchar contra toda una concepción
de cómo debe reproducirse esta sociedad. Las llamadas luchas
medioambientales suelen por lo general abocarse a los excesos del
capitalismo en su depredación de la naturaleza, así como por su
parte el ecologismo ciudadanista insiste con la regulación estatal
y la responsabilidad individual. A pesar de este marco de fuerte
influencia, en regiones como la nuestra, donde se depende en gran
medida de la explotación de la tierra, las luchas contra el desarrollo
de ciertos emprendimientos productivos como la minería pueden
representar un verdadero problema para la rentabilidad capitalista.
No se trata simplemente del cuidado del medioambiente, sino de
un brusco freno al desarrollo capitalista. A diferencia, por ejemplo,
del establecimiento de una industria o un comercio, un yacimiento
minero o petrolífero, una hidroeléctrica, una hidrovía, o incluso
un emprendimiento turístico, no se pueden trasladar a otro lugar
si son rechazados por la población.
Creemos necesario asumir la perspectiva anticapitalista latente en
estas luchas, comprender sus consecuencias y ponerlas en tensión
respecto de otras luchas en curso. Sin cultivos transgénicos y sus
agrotóxicos asociados, por ejemplo, no sería viable la reproducción
social capitalista en este país. La búsqueda de alternativas productivas
es válida, pero nunca tendrán la escala suficiente para ser rentables
en los términos de esta sociedad, que depende del incesante desa-
rrollo de las fuerzas productivas. No tememos oponernos a este,
comprendiendo que su superación implica una total reconfigura-
ción de los lazos sociales negando al valor como regulador de los
mismos. ¿De qué sirve concientizar sobre los males de este mundo
Plomo y humo | 79

si no podemos comprender nuestra propia lucha? El debate entre


todos aquellos que nos encontramos descontentos queda abierto.
La devastación capitalista nunca descansa. Durante las últimas
semanas se agravaron los incendios forestales, tanto en la zona del
bosque cordillerano como en los campos de la Península Valdés, si-
tuación que se extiende a diez provincias más. El día 30 de diciembre
el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Cabandié, dio luz
verde a la explotación petrolífera en la costa bonaerense. Diversas
manifestaciones se dieron en la zona de la costa, con epicentro en
Mar del Plata. Aquí en Rosario los incendios en las islas se inten-
sifican una vez más y nuevamente se reanudan las movilizaciones
en defensa de los humedales y el río Paraná.
80 | La Oveja Negra

Sobre los incendios en


la Comarca A ndina

La Oveja Negra nro. 75, marzo de 2021

Desde hace algunas semanas los bosques de la Comarca Andina


del Paralelo 42 entre Río Negro y Chubut están ardiendo. El 9 de
marzo se desató el primer foco en inmediaciones de Las Golon-
drinas, cerca de Lago Puelo. Casi en simultáneo otro se prendió
cerca de Cerro Radal, descontrolándose en breve tiempo. Fueron
siete en total los focos que se desataron en toda la región de modo
simultáneo y que ya arrasaron 15.000 hectáreas. Se calculan entre
200 y 500 familias las que han sido afectadas directamente por el
fuego, ya sea con pérdida total o parcial de sus viviendas. A su vez,
varias de las localidades sufrieron cortes de luz y agua.
La zona venía siendo azotada por las llamas al menos desde el
24 de enero, cuando desde el barrio El Mirador en El Bolsón se ex-
pandió el fuego a lo largo de 13 kilómetros, hasta el paraje Cuesta
del Ternero. El fuego pudo ser controlado en ese momento, no
por el Estado, sino por la acción colectiva de la región. El mismo
esfuerzo se mantiene hoy. Habitantes de las ciudades y parajes, así
como de las comunidades mapuche, salen a enfrentar el fuego y
ayudar a quienes han perdido todo. Desde diversos puntos del país
han llegado donaciones al lugar.
Plomo y humo | 81

Al día de la fecha se contabilizan tres muertes: Sixto Garcés


Liempe, peón rural mapuche de 56 años, María Briones, oriunda
de Las Golondrinas de 51 años y José Luis Rivero de 68 años.
Esta situación se suma a los incendios de alrededor de un millón de
hectáreas durante el 2020, a lo largo y ancho de la región argentina.

Reflexiones desde el Litoral

Ante esta situación es inevitable la comparación con los terribles


incendios que se vivieron en las islas del Paraná durante el 2020 y
que aún continúan.
Tras un año de movilizaciones, hay varias cosas que podríamos
compartir con los pobladores patagónicos. La pregunta flota en el
aire: ¿quién está de detrás de todo esto? Allí como aquí, todo apunta
a ciertos sectores empresarios, agropecuarios e inmobiliarios como
responsables de las quemas. En el Litoral, después de un año no
hay nombres concretos. En cambio, el Estado se ocupó de culpar
a kayakistas y acampantes, así como los sectores más rancios del
ecologismo señalaron a los pescadores e isleños.
Desde la Municipalidad de Rosario se intentó incluso fomentar
un patriotismo de aldea, acusando de todo a la vecina provincia
de Entre Ríos.
Desde hace días, en la Comarca Andina se habla de una suerte de
venganza por parte del Estado ante el masivo rechazo a la megami-
nería, que nuevamente se hizo notar con enormes movilizaciones
contra el proyecto de zonificación minera. A esta posible acción
deliberada se suma el factor de la expansión del monocultivo de
pino que, reemplazando al bosque nativo, funciona como verda-
dero combustible debido a los bruscos cambios de humedad que
produce en el suelo y el ambiente.
Más allá de todo, hay que tener en cuenta lo siguiente: los terrenos
quemados y vacíos de gente ya son propicios para proyectos produc-
82 | La Oveja Negra

tivos de distinta índole. La matriz productiva tiende a expandirse


en tragedias como esta. Y en esto siempre ganan los mismos.
Otra afirmación que se suele escuchar es: “El Estado está ausente”.
No. El Estado está presente. Y es cómplice. Primero, como garante
de la expansión y desarrollo capitalista en la región hace más de 150
años, y segundo, con todas las acciones concretas y cotidianas que
funcionarios políticos realizan en estos casos: “tardar” en mandar
los recursos necesarios, entorpecer la solidaridad de los voluntarios
organizados, cuando no directamente robar los insumos donados
solidariamente, dividir a la población en “buenos”, “malos”, “terro-
ristas”, “hippies”. Así, por ejemplo, ni lerdos ni perezosos, sectores
de la burguesía acusan a la Resistencia Ancestral Mapuche de los
incendios para seguir remachando la represión, ya agudizada en
los últimos años, sobre las comunidades mapuche. Desde la mafia
sindical y peronista, la UOCRA amedrenta a manifestantes y golpea
a quienes razonablemente fueron a increpar al presidente Fernández
en su visita a Lago Puelo el 13 de marzo; incidentes que lo obligaron
a abandonar la zona y volver a Buenos Aires. Luego, tras una serie
de allanamientos, seis personas fueron detenidas y posteriormente
liberadas por el ataque a piedrazos de la camioneta de Parques Na-
cionales en que viajaba el presidente, acusadas de “atentado contra
la autoridad y daños”. Una vez más, rápidamente surgió desde el
progresismo la hipótesis de los infiltrados, que contribuye a crimi-
nalizar todo intento de lucha que no se adecúe a sus cánones.
Por otro lado, tanto a orillas del Paraná como en los bosques de
la Comarca, se verá asomar la cabeza del nacionalismo progre o de
izquierda que nos propondrá la estatización del desastre.
Lo quieren hacer aquí con la hidrovía, y no faltará mucho para
que nos propongan nacionalizar y “compartir la riqueza” de la
megaminería, el turismo o las plantaciones de pinos.
Mientras tanto, pese a todos los esfuerzos, los incendios en el
norte patagónico continúan y aquí, desde las islas del Paraná, todavía
llega en ciertas noches un fuerte olor a humo.
Plomo y humo | 83

Deforestación

La Oveja Negra nro. 65, septiembre de 2019

Los incendios en la selva amazónica comenzaron la primera


semana del mes de julio de 2019. Estos incendios, sumados a los
anteriores del mismo año, conforman la mayor cantidad de fuegos
registrados en la región desde que se comenzó a llevar registro en
2013 y un 80% más respecto al año pasado. Cuando hablamos de
deforestación nos referimos también a las más de 40.000 especies
de plantas, 1.300 tipos de aves, 426 diferentes de mamíferos que
viven en la selva tropical del Amazonas, la más grande del mundo,
con 6,7 millones de kilómetros cuadrados. A aquella cantidad de
mamíferos que intentan ilustrar un “santuario natural” hay que
agregarle uno más: las personas que habitan allí, y no solo comu-
nidades indígenas.
La magnitud de las miles y miles de hectáreas quemadas es tal
que el humo cubrió el cielo de la ciudad de São Paulo provocando
una oscuridad general en plena tarde. Por aquellos días las cenizas
se vieron incluso en la ciudad de Rosario al amanecer. Desde la
percepción urbana el humo y las cenizas son un indicador de una
gravedad que no alcanzamos a dimensionar.
Salir a rebatir que la destrucción del área selvática más importan-
te del planeta no es consecuencia del gobierno de Bolsonaro, sino
del capitalismo, parecería a estas alturas cuanto menos ridículo.
Cualquiera que lea un par de noticias despegando los ojos de la
televisión o de los memes que llegan a la pantalla del celular podría
84 | La Oveja Negra

sacar esta conclusión, pero no. Resulta que la ideología dominante


no es dominante porque sí. Lo que se nos aparece abiertamente
como la mayor destrucción de la naturaleza de estos tiempos no es
sino un episodio más en la relación que este sistema de producción
tiene con el mundo, su forma de concebirlo: como un recurso de
donde extraer más y más valor, más ganancia, más capital. El pul-
món de la Tierra está ardiendo y no podemos revertirlo. Quizás por
eso, los primeros días del incendio, desde la impotencia se llamó
a rezar por la Amazonía.
Está claro que a los políticos en oposición, en pleno o futuro
mandato, no les importa la selva ni su deforestación. La tierra es
mercancía tanto para quienes la deforestan como para quienes
operan políticamente con el discurso sobre la irresponsabilidad
de la deforestación. El señalamiento del criminal sirve para ganar
la próxima elección, la “preocupación por la Amazonía”, también.
Pero hay un “pequeño problema”: el discurso se puede seguir rein-
ventando, sin embargo, el bosque arrasado no regresa por incluirlo
en un nuevo discurso.
Desde el progresismo, el populismo o la izquierda del Capital,
reducen la catástrofe a una oposición política, a un “fuera Bolso-
naro”. Y desde el ecologismo posmoderno nos incitan a aportar
individualmente, votando mejor, no comprando a grandes empresas,
modificando el consumo.
«Los consumidores deben reducir sus posibilidades humanas
de protesta colectiva y lucha social a una actitud individual: con-
sumir o no consumir, consumir más o menos. En ambos casos el
problema que se desprende es uno y el mismo: cuando se habla
con el lenguaje del amo necesariamente se defienden sus reglas...
En perfecta igualdad democrática un proletario cualquiera y un
burgués de la industria química tienen la misma responsabilidad
según la visión de quienes destruyen el planeta y de los ecologistas
que administran la catástrofe.» (La Oveja Negra nro. 41, Ahorro
energético y disciplinamiento)
Plomo y humo | 85

Sin entrar en un análisis pormenorizado, una vez más vemos


cómo se desvanece la “oposición” entre los distintos gobiernos
que se presentan como progresistas o de izquierda, por un lado,
y de derecha o fascistas, por el otro. Uno de los focos del actual
incendio afecta la zona del Bosque Seco Chiquitano, en la región
dominada por el Estado de Bolivia, cuyo presidente Evo Morales
aprobó un decreto supremo el 10 de julio pasado autorizando en
los departamentos de Santa Cruz y Beni el desmonte para activi-
dades agropecuarias, el que se suma a una ley de 2016 que permite
la quema de hasta veinte hectáreas de pastizales para pequeñas
propiedades y propiedades comunitarias.
En el año 2009 el gobierno de Lula Da Silva privatizó 670.000
km2 de la selva amazónica. El mecanismo progresista de entregarles
gratuitamente parte de estas tierras a pequeños productores (y vender
el resto) hoy muestra los resultados reales. El objetivo es ampliar
las fronteras agrícolas, ampliar la zona explotable para el Capital.
Bien aclaró el propio Bolsonaro frente a los intentos de “proteger”
la Amazonía por parte de Europa, y especialmente del gobierno
francés: «si seguimos con áreas protegidas y regiones indígenas se
termina el agronegocio en Brasil y si se acaba el agronegocio se
acaba nuestra economía».
Sin ir más lejos, durante toda la “década ganada” nuestra región
sufrió el récord de desmonte por motivos agropecuarios, mientras
se daba la bienvenida a nuevas inversiones de Monsanto y la mi-
nera Barrick Gold. Pero esto tampoco es propio de un gobierno
en particular. En la Provincia de Santa Fe, por ejemplo, se pasó
de tener casi 6.000.000 de hectáreas de bosques en 1935 a 840.000
en 2002, es decir, en ochenta años se “perdió” un 82% de bosques
nativos. “Nada se pierde todo se transforma”, dirán los eslóganes
apaciguadores de la autoayuda, y en algo tienen razón; bajo la lógica
de este sistema no se pierde nada mientras se transforme en valor:
esos bosques fueron sistemáticamente destruidos para la ganancia.
86 | La Oveja Negra

Remarcar lo mismo a veces es necesario frente a lo invariable del


Capital. En marzo de 2012, en el segundo número de este boletín,
podíamos leer: «La producción capitalista es intrínsecamente depre-
datoria con el medio en que se desarrolla. Desde la génesis misma
de este sistema perverso, la explotación de elementos naturales
tenidos en cuenta como meros “recursos” (carbón, caucho, petróleo,
entre los primeros) es una constante que arrasa la biodiversidad
por doquier. En la región argentina, como país casi exclusivamente
agroexportador, la modificación del bioma ha sido constante desde
finales del siglo XIX. La región pampeana ha sido modificada en
más de un 90% como causa de la explotación agropecuaria.»
Cuando se nos incita a echarle la culpa a Bolsonaro lo que se está
haciendo es invisibilizar esta parte del problema, que la productivi-
dad del Capital se basa en este tipo de desposesiones y destrucciones,
que todos los gobiernos son capitalistas, y que esto significa más
desalojos, más asesinados, más desaparecidos. Nos llevaría varias
páginas recordar todos los militantes, activistas y comunidades
hostigadas y perseguidas por la defensa de la tierra. Por no hablar
de los asesinados que hoy no están para defender la selva de las
garras de la ganancia, desde la región mexicana hasta la Patagonia
a ambos lados de las fronteras, pasando por Colombia con el triste
récord de tener la mayor cantidad de referentes sociales asesinados
en este continente durante los últimos años.
Hacia fines del año pasado advertíamos lo siguiente, adelantán-
donos a estos tristes días de destrucción y de renovada indignación:
«Fue bajo los gobiernos del PT, y no bajo gobiernos fascistas, que
la deforestación de la Amazonía alcanzó el “punto de no retorno”.
Bolsonaro ha llegado a poner orden luego de que la socialdemocra-
cia progresista trabajó duramente justamente para el progreso ¡del
Capital! Que la próxima vez no nos sorprenda tanto. No se trata de
sabérselas todas ni de extremismos, sino de la posibilidad de hacer
algo a tiempo y no lamentarse cuando ya es demasiado tarde» (La
Oveja Negra nro. 59, Brasil: Progreso y orden). Lo que nos seguimos
Plomo y humo | 87

preguntando es ¿cuándo será demasiado tarde? Porque así como


la indignación y la sorpresa se renuevan también lo hace nuestro
margen de soportar lo insoportable.
«Los últimos años de gobiernos progresistas en la región
latinoamericana han demostrado la profunda implicación de la
izquierda y el progresismo en el desarrollo capitalista. No solo no
han cuestionado los modelos productivos heredados, sino que los
han profundizado enormemente. El extractivismo con monoculti-
vos transgénicos y agrotóxicos, la carrera energética que desconoce
todo tipo de límites e impulsa proyectos como el de Vaca Muerta
en la cuenca Neuquina, y planes megalómanos de infraestructura
para el transporte como el IIRSA,6 son algunos de los principales
ejemplos... La huida desbocada y hacia adelante que nos presenta
el capitalismo, no es obra de la mente de unos pocos millonarios
de derecha o de izquierda. Ellos mismos están subidos a un caballo
incontrolable con sed de ganancias. Controlarlo tirando las riendas
más a la derecha o más a la izquierda, es una fantasía. El Capital se
dirige hacia nuestra ruina en su carrera por multiplicarse, porque
si deja de crecer muere.
La raíz de los problemas no es cuestionada y nuestra imaginación
es destruida. Nos llaman a opinar sobre cada detalle, para que así
no tengamos una noción de la totalidad. Nuestros enemigos más
evidentes y nuestras acciones más directas se diluyen en problemas de
expertos.» (Estos párrafos son extractos de un folleto que repartimos
en la ciudad de Rosario durante el acto del 1° de Mayo del 2017).
Lo más aterrador de estos momentos no es ver arder la selva, es
que el fuego no se prenda en barricadas que hagan frente a la des-
trucción, es seguir aguantando lo inaguantable, es seguir eligiendo

6 El plan IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional


Suramericana) se propone trazar líneas para el transporte de mercancías sobre
las tierras y aguas de Suramérica como si se tratase de un mapa. Todo esto es
impulsado por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) cuyo presidente
en 2017 fue Nicolás Maduro y en la actualidad es Evo Morales.
88 | La Oveja Negra

el mal menor. Lo más preocupante es la incapacidad de los seres


humanos de imaginar algo distinto a la vida en el capitalismo, justo
en el momento en que esta forma de vida se está cayendo a pedazos.
La deforestación de la imaginación es tan peligrosa como la defores-
tación de la Amazonía, porque la deforestación de la imaginación
significa la deforestación de una imaginación antagonista. Solo
es posible una deforestación de la Amazonía sobre una avanzada
deforestación de la rebeldía, de la imaginación en acción.
Plomo y humo | 89

Progre-extractivismo

La Oveja Negra nro. 67, enero de 2020

Apenas asumido Rodolfo Suárez como gobernador de la provincia


de Mendoza, ingresó el primer proyecto del Ejecutivo a la Cámara
de Senadores: la Reforma de la Ley Provincial 7.722, que flexibiliza
el uso de productos químicos como cianuro y ácido sulfúrico en
la explotación minera. Tal reforma buscaba fundamentalmente
permitir que se activaran diecinueve proyectos mineros que sin
ésta no podían desarrollarse, debido a las sustancias químicas uti-
lizadas. Y, entre otros puntos, hacer que la Declaración de Impacto
Ambiental (DIA) de cualquier emprendimiento minero no necesite
pasar por la Legislatura. El 20 de diciembre pasado, y solo restando
su reglamentación, la reforma fue aprobada en ambas cámaras
con acuerdo entre la nueva oposición y el nuevo gobierno: en lo
importante no hay diferencias partidarias.
El Capital siempre es extractivista. La maquinaria capitalista de-
preda la naturaleza, también la humana. El capitalismo no es solo
una relación de clase de explotación y dominación, sino también una
relación de alienación de la sociedad con la naturaleza, en la cual
tanto el proletariado como la naturaleza no humana (comprendida
como fuerza productiva) se transforman en objetos dominados y
saqueados. La razón capitalista ve “recursos” donde hay naturaleza
y desde sus inicios se ha desarrollado en base a la extracción de
“recursos naturales” del planeta. La economía mundial está basada
en este conjunto de extracciones.
90 | La Oveja Negra

El nuevo presidente Alberto Fernández, almorzando el pasado


18 de diciembre en la Asociación Empresaria Argentina con los
gobernadores, advirtió cómo se van a explotar minas de oro y plata
en Chubut, y dio por sentada la modificación de la Ley 7.722 que
se daría horas después. Que a diez días del cambio de gobierno
suceda todo esto no es una señal, sino el comienzo de lo que viene.
Lino Barañao, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación
Productiva de la Nación del gobierno del Frente para la Victoria,
desempeñó tan bien su trabajo que luego continuó en el gobierno
de Cambiemos. Es aquel que dijo que «hay gente que se ha tomado
un vaso de glifosato, para suicidarse, y no le ha pasado nada». El
nuevo ministro Roberto Salvarezza, junto al anterior, impulsaron
el modelo de ciencia que quedó plasmado en el documento oficial
llamado Plan Argentina Innovadora 2020, presentado en 2013 en
Casa de Gobierno y basado, principalmente, en la biotecnología,
la megaminería (oro, plata, litio) y el fracking.
Otra designación escandalosa es la de Alberto Hensel como
Secretario de Minería de la Nación, quien ya ocupaba el mismo
cargo pero en la provincia de San Juan entre 2015 y 2016, cuando
la Barrick Gold derramó tres veces toneladas de agua con cianuro
en el río Jáchal mientras el gobernador José Luis Gioja decía que
«son cosas que pasan».7
Pero no seamos ilusos. No son estos funcionarios quienes expli-
can el extractivismo en esta región, es justamente al revés. Debido
a la necesidad de este extractivismo para la economía nacional e
internacional, se designa a los destructores más idóneos y fieles.
Si no, vamos a terminar pensando que cambiando las figuritas se
puede mejorar nuestra forma de vida, cuando en realidad es un
problema estructural. No es la maldad de quien está en tal o cual

7 Para conocer en mayor detalle el currículum de estos personajes y otros


nuevos, aunque siempre conocidos, ver: Gabinete y modelo extractivo: el perfil
de los nuevos ministros. La Vaca, 16/12/2019
Plomo y humo | 91

Ministerio la que explica el desprecio por la vida. Esos ministerios,


con sus funcionarios, sus presidentes, inversionistas, partidos polí-
ticos y fuerzas represivas, son los que responden al Capital nacional
e internacional.
Cuando la izquierda trotskista aspira a gobernarnos dice que
gobierno y oposición son lo mismo, para presentarse así como la
opción diferente. La cuestión no es que sean o no lo mismo, sino a
las funciones a las cuales aspiran: gobernar y gestionar la sociedad
capitalista. ¿Qué es el Estado sino el gobierno del Capital?
De izquierda a derecha llaman al progreso, al desarrollo. Que
no pueden ser más que el progreso capitalista y el desarrollo de la
nación. Y es aún más desde el denominado progresismo, hoy en-
carnado en el Gobierno Nacional y sus simpatizantes, que se exige
terminar con toda mentalidad “conservadora” y “arcaica”. Pareciera
que esto hace simplemente referencia a lo político, pero veremos
que hace referencia a la totalidad de la cuestión social. Por eso para
el desarrollo y el progreso es necesario no conservar la Amazonía,
los ríos, los montes, los bosques, los animales de dos y cuatro patas.
El progresismo latinoamericano ha sostenido todas sus políticas
en la depredación y el extractivismo, justamente en el progreso.
“Conservar” es una mala palabra para todo demócrata bienpensante.
Esta palabra es inmediatamente asociada con “conservadurismo”, por
tanto encarnaría un estrecho vínculo con “la derecha”, “los fachos”,
“los golpistas”. Esto tiene un sentido muy claro. La burguesía, en el
transcurso de la historia, es y ha sido la clase de los cambios. Tal
como se expresa en el manifiesto comunista de 1848, «Dondequiera
que se instauró, echó por tierra todas las instituciones anteriores».
Pero el cambio sólo se aprecia en relación a lo conservado, a lo
inmutable. Conservadores y promotores del progreso tienen entre sí
mucho más en común que lo que sus discursos enuncian. Todos son
conservadores en el sentido de la obsesión por preservar un orden
social, una estructura que asegure el dominio. El orden conservador
es un orden estático, tradicional, que se pretende eterno. El orden
92 | La Oveja Negra

moderno es (en cambio) un orden activo, dinámico, novedoso. La


modernidad entendió que en un mundo dinámico la mejor forma
de conservarse es cambiar. A la estructura de dominación rígida del
conservadurismo se le opone la estructura flexible de la modernidad
capitalista. El rótulo de “dinosaurio”, de “medieval”, para el conser-
vador tradicional lo impone ese espíritu moderno que condena lo
pasado, porque para la ideología del progreso “mañana es mejor”.
Ambos eligen un compartimento temporal diferente para ubicar
su promesa ante los desposeídos y explotados: los tradicionales
en el pasado, los burgueses en el futuro, mientras se disputan el
dominio del presente.
El capitalismo es una relación social que consiste en la expansión
y el crecimiento ilimitados. La izquierda del Capital se enorgullece
entonces de ser la representante del progreso y el “Partido del cam-
bio’’ (o de los cambios, hoy gusta más el plural). Así pues, abrazan
lo nuevo solo porque es nuevo y rechazan lo viejo solo por ser viejo,
sin importar el contenido social de nada. «Cuando “ser absoluta-
mente moderno” se ha convertido en una ley especial proclamada
por el tirano, lo que el esclavo honrado más teme es que se pueda
sospechar de él que está anclado en el pasado», escribía Guy Debord
en su Panegírico.
El domingo 22 de diciembre se realizó una movilización masiva
en Mendoza, luego de la aprobación exprés (en ambas cámaras) de la
reforma a la Ley 7.722. En asambleas se decidió que la movilización
arrancaría desde Eugenio Busto e iría sumando manifestantes en
cada pueblo hasta llegar al otro día a la capital mendocina y rodear
la Casa de Gobierno. Una semana antes, en Chubut se realizó otra
gran movilización en Gan Gan en contra de la megaminería. Re-
chazaron frente a la Pan American Silver el ataque estatal-capitalista
que intenta imponer la explotación de la mayor mina de plata del
mundo.
Luego de las marchas y protestas, Suárez anunció en conferencia
que no reglamentaría la nueva ley de minería hasta tanto consiga
Plomo y humo | 93

consenso de todos los sectores sociales, aclarando que «infundir el


miedo no está haciendo bien al debate». Además, se quejó de una
campaña contra la minería con mala información y resaltó que su
interés es generar puestos de trabajo de calidad, cuidando el am-
biente. «No queremos que los violentos ganen este debate por lo que
vamos a convocar al diálogo. Vamos a convocar al arzobispado, a las
universidades, a los sindicatos y a los partidos políticos». Es decir, no
van a hablar con nosotros sino entre quienes dicen representarnos y
participan de nuestra opresión. El gobierno nacional por boca del
ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié, consideró que
Mendoza se tenía que ocupar del tema, reforzando la idea de que
este es un “problema provincial”. Finalmente, antes de terminado
el año se derogó la ley. Pero la lucha no termina.
Así de “conservador” y anticuado se expresa el proletariado de
esas regiones. Sin duda hay mucho camino por recorrer, mucho
político y legalidad por descreer. Hace falta mucha más confianza
en nosotros mismos que en los gobernantes y sus legislaciones e
intenciones desmovilizadoras. Hace falta comenzar a vislumbrar
un mundo donde no tengamos que comparar el precio del oro
con el del agua, porque el agua no vale más que el oro, ¡el agua no
debería tener precio!
“El agua vale más que el oro” es una consigna que nos ahoga en
el mundo del intercambio de valores, donde las decisiones son la
consecuencia de un cálculo. Pero el agua no se defiende por su valor
frente a otros valores, sino porque su falta significa la desaparición
de la vida.
Con la lucha colectiva frenamos estos atropellos. Sigamos aler-
tas y movilizados. No a la megaminería. No al fracking. No a los
agrotóxicos. No a la energía nuclear. No es No.
Plomo y humo | 95

El Capital o la Tierra

La Oveja Negra nro. 2, marzo de 2012

Ya desde el 2004 se realizan en las sierras de Famatina –norte de


La Rioja– investigaciones por parte de Barrick Gold Corporation
buscando diversos minerales, en especial oro. La respuesta de los
pobladores existe desde el mismo momento, acusando a la empresa
de liberar, mediante explosiones mineras, metales pesados como
arsénico y plomo, entre otros, afectando negativamente el ecosistema
para siempre ya que estos metales pesados quedarían depositados
en diques, contaminando el agua aún después de cerrada la mina.
A mediados de 2011 la empresa Osisko adquirió el desarrollo
del Proyecto Famatina. Este proyecto cubre 40 km2 de una zona
rica en oro, con una reserva probada y probable de 8.97 millones
de onzas de oro. Poco importa si estas empresas son de Canadá,
Argentina u otro país, la naturaleza no tiene fronteras así como la
clase dominante que destruye el planeta tampoco la tiene. Si se
queda el dinero en el país o “se lo llevan”, poco cambiarán nuestras
vidas de trabajadores o desocupados. Nosotros tampoco tenemos
patria; los explotados, oprimidos y contaminados de todo el mundo
son nuestros hermanos y los responsables de este sistema mundial,
vengan de donde vengan o vayan a donde vayan, son un obstáculo
para una vida que puede ser mejor, aunque nos digan que todos
somos “ciudadanos” o “argentinos”.
Al grito de “El Famatina no se toca” y de “Agua sí, oro no”, una
gran cantidad de personas, organizadas en asambleas, vienen rea-
96 | La Oveja Negra

lizando un corte permanente en el camino de entrada de la mina


“La Mejicana” en el cordón montañoso de Famatina, para bloquear
la entrada a la empresa Osisko, impidiendo así el comienzo de las
operaciones de exploración.
«En la figura que se llama oxímoron, se aplica a una palabra un
epíteto que parece contradecirse; así los gnósticos hablaban de una
luz oscura; los alquimistas, de un sol negro» manifestaba Jorge Luis
Borges en El Zahir. A los oxímoron presentados por Borges podría-
mos agregarle “capitalismo sustentable” o “inteligencia militar”.
Quedémonos con el primero.
La producción capitalista es intrínsecamente depredatoria con el
medio en que se desarrolla. Desde la génesis misma de este sistema
perverso, la explotación de elementos naturales tenidos en cuenta
como meros “recursos” (carbón, caucho, petróleo entre los primeros)
es una constante que arrasa biodiversidad por doquier.
Desde hace alrededor de treinta años surgieron las primeras voces
alertando sobre la vía hacia al colapso que significaba la continuidad
del Capital; pacifistas, liberación animal, movimiento antinuclear,
ecologistas en general, dieron el primer paso para una problemática
que pronto tuvo que integrar la discusión revolucionaria. Si hace
treinta años se decía que el mundo y su diversidad natural y cultural
iban camino hacia a la destrucción, hoy ya la estamos viviendo.
En la región argentina, como país casi exclusivamente agroex-
portador, la modificación de biomas ha sido constante desde finales
del siglo XIX. La región pampeana ha sido modificada en más de
un 90% como causa de la explotación agropecuaria. Desde los años
del menemismo, la introducción tecnócrata al agro argentino llevó
además a un nuevo monopolio sobre la tierra, esta vez no solo en
manos de familias oligárquicas sino también con grupos económicos
multinacionales como Monsanto o Dreyfuss imponiendo el cultivo
de soja transgénica donde estas empresas proveen desde la semilla
hasta el glifosato, que envenena yuyos indeseables así como millones
de seres humanos en la región argentina. Desde hace alrededor de
Plomo y humo | 97

diez años, además de la región pampeana, se incluyó la zona del


monte santiagueño y la selva de las Yungas en el Chaco Salteño al
proceso de sojización, arrasando millones de hectáreas de selva de
una de las regiones con mayor biodiversidad de Sudamérica además
de expulsar a campesinos, criollos e indígenas, que practican (o más
bien practicaban) una explotación agraria a pequeña escala y sin
perjudicar de manera significativa el medio natural. 200 millones
de litros de glifosato son vertidos por año en toda la región sojera.
Los montes y selvas del Litoral tampoco se han salvado. La pro-
vincia de Santa Fe perdió más de 100.000 ha de sus bosques en los
últimos quince años, aumentando al mismo tiempo la cantidad de
casos de cáncer en sus habitantes. Niveles alarmantes. La provincia
de Misiones de la mano de la explotación maderera, en muchos
casos ilegal (el llamado tráfico de maderas), perdió casi el 50% de
su selva lluviosa. Esto, en consecuencia, lleva a aumentar los cordo-
nes de pobreza de la región metropolitana donde estos habitantes
llegan a vivir de la dádiva estatal, de la prostitución, o del cirujeo,
aumentando la marginalidad que luego es reprimida.
En la región del Perú, desde 2009 cientos de miles de personas
enfrentan la explotación de la Amazonía y por su condición de
explotados indígenas fueron tratados por su presidente de «ociosos
que piensan llevarnos a la irracionalidad y al retraso primitivo»,
lo mismo que dicen los burgueses de todo el mundo cuando el
proletariado defiende la vida contra el avance capitalista. Pareciera
que hay que progresar a toda costa, aunque nuestra vida se vaya en
ello. Así y todo, actualmente en todo el cordón cordillerano que
va de Neuquén hasta Jujuy se han levantado miles de personas en
contra de la megaminería. Pocas veces es tan patente el antagonismo
extremo entre el Capital o la vida. Imaginemos si no dejáramos
instalar estas máquinas de muerte en ninguna parte, aunque sea
una “megaminería saludable”. Porque no queremos morir de cáncer
por tomar agua contaminada con plomo y cianuro o que las tierras
terminen yermas y deshabitadas.
98 | La Oveja Negra

La obsecuencia oficialista que puso el grito en el cielo por las


papeleras en Gualeguaychú ahora sale a justificar el genocidio por
envenenamiento que su gobierno quiere llevar adelante. La oposición
que hace la vista gorda con situaciones iguales de graves en otras
partes, toma la bandera de Famatina. La miseria del progresismo
y la izquierda propone la nacionalización de las mineras o en el
mejor de los casos la “gestión obrera”. Parecen no entender que el
envenenamiento y la destrucción ambiental provocada por el capi-
talismo seguirán por más que icen el trapo celeste y blanco todos
los días o las montañas sean reducidas a polvo “bajo control obrero”.
Cada fracción burguesa intenta competir en función de su interés
particular, pero para nosotros se trata de la calidad de vida en este
planeta. La lucha antiminera es una lucha legítima contra el Ca-
pital y si no se deja seducir con los cambios-para-que-nada-cambie,
recuperaciones o reformas, se profundizará siendo la negación a
todas las formas que este puede tener. La llamada “megaminería”
o demás desastres naturales motivados por la codicia y el progreso
capitalista no son anomalías o hechos aislados, son la vía correcta
que toma la ganancia sobre la vida.
No es No. Es la lucha por vivir.
Plomo y humo | 99

Memoria: Barrio R efinería


y Cosme Budislavich

La Oveja Negra nro. 10, octubre de 2013

Refinería es el primer barrio obrero de la ciudad, surgido alrededor


de la industria modelo Refinería Argentina de Azúcar fundada en
1889 que, lejos de la imagen pintoresca y nostálgica de muchos
progres actuales, era un lugar insalubre donde los trabajadores con
sus familias vivían hacinados. A su vez, las condiciones laborales
en la Refinería de Azúcar eran pésimas.
Los proletarios, hartos de aguantar, declaran la huelga el día 18
de octubre de 1901. Algunos se reúnen en el conventillo El Atrevido
donde crean el Sindicato de Obreros de Refinería. Se conforma un
comité de huelga integrado, entre otros, por Florencio Sánchez, que
ya empezaba a ser reconocido como autor teatral y en ese momento
era secretario de redacción del diario La República. Él será el encar-
gado de redactar el manifiesto de los huelguistas:

«¡A los huelguistas obreros y obreras de la Refinería!:


El trabajo rudo y penoso al cual estamos sometidos,
los dolores, las miserias y las prepotencias de los
patrones nos han obligado a cruzar las manos.

Cansados de vernos engañados y mistificados por


unos cuantos holgazanes de levita que en un día
100 | La Oveja Negra

de farra gastan el producto que todos los obreros


hacemos en varios meses, debemos mostrarnos dignos
de ser hombres, defendiendo con energía nuestros
derechos hasta que tengamos completa satisfacción.

¡Obreros y obreras! En todas partes del mundo nuestros


compañeros luchan por su bienestar en contra de los
usureros de todos los países, demostrando que los
explotados no están dispuestos a ceder. La época de los
carneros que se dejaban esquilar ha desaparecido. Los
patrones tienen esclavos con traje de esbirros que guardan
las riquezas por nosotros producidas, tienen todo lo
necesario para resistir: nosotros tenemos brazos y nuestra
voluntad inquebrantable para defendernos y triunfar.

Y cuando crean aplastarnos por el hambre acordémonos


que el pan y la libertad no se piden: se toman. ¡Obreros
y obreras! Para ayudar a la huelga, los compañeros
de la Refinería vendrán en nuestro auxilio.

¡Soldados! Acordaos que sois hijos del pueblo, que


tenéis un machete para castigar a los obreros en
huelga, mañana, cuando os echen de los cuarteles y
tengáis que recurrir a las fábricas para ganar un mísero
mendrugo, vuestros hijos vestirán el uniforme de
esclavos y harán con vosotros lo que hoy hacéis con
nosotros. Todos somos explotados, y por consiguiente
debemos unirnos para combatir el Capital.

¡Viva la solidaridad obrera! ¡Viva la huelga!»

Al otro día, unos 200 trabajadores se juntan en las puertas de


la fábrica esperando ser atendidos por los dueños para entregar el
Plomo y humo | 101

pliego de condiciones. Nadie los recibe. Piden aumento de salario


y jornada de ocho horas.
La policía se hace presente en el lugar y reconoce en el tumulto
a Rómulo Ovidi, agitador anarquista. Comienza la represión y
detienen a Ovidi. Los obreros se acercan para evitar el traslado del
compañero y uno de ellos quiere sujetar los caballos del carruaje
policial. Hay forcejeos y éste corre hacia el norte. A la altura del
hoy Bv. Avellaneda cae asesinado de un balazo en la nuca Cosme
Budislavich, ascensorista de 34 años, tristemente célebre por ser
considerado el “primer mártir obrero”, víctima del “gatillo fácil”,
otro eufemismo para nombrar los asesinatos del Estado.
En el diario La Capital el administrador de Refinería se horroriza:
«Esta hoja (el manifiesto escrito por Sánchez) produjo su efecto hasta
sobre las mujeres que ocupamos para acondicionar el azúcar en
pancitos, quienes desfilaron esa noche (el 20 de octubre) en frente
de nuestro establecimiento gritando “Viva la anarquía”».
El día 23 se declara la huelga general en la ciudad con una alta
participación de todos los trabajadores. Se reprime el velorio de Bu-
dislavich en la Casa del Pueblo frente a la Plaza López. En acto de
repudio se reúnen 8.000 personas donde toman la palabra destacados
militantes del socialismo y del mundo ácrata local. En el lugar estaban
los grupos de obreros anarquistas «La venganza será terrible», «Náu-
fragos de la vida», «Las Proletarias», «La Voz de la Mujer», entre otros.
Actualmente Refinería atraviesa un proceso de gentrificación
a partir del cual el valor inmobiliario de un viejo barrio es dado
por su historia, arquitectura y paisaje, para convertirlo en lugar de
residencia para los sectores acomodados. Pero la historia de nuestra
clase no se oculta con el progreso del Capital, sus urbanizaciones,
lujosos edificios y centros comerciales, como ocurre actualmente
en el barrio de la Refinería, y tampoco puede ser desfigurada por
sindicalistas y obreristas que quisieran hacer del mundo una enor-
me fábrica. Nuestra historia, con sus virtudes y debilidades, debe
ser reapropiada para su balance y así nutrirnos para la lucha actual.
104 | La Oveja Negra

R eflexiones desde y para las luchas

Hasta acá queda claro que el problema no es simplemente el


plomo y el humo sino principalmente aquello que los provoca:
la sociedad capitalista.
A diferencia del plomo, el humo parece afectarnos por igual a
toda la población de Rosario, incluso en el centro y las zonas de altos
ingresos. Hay más probabilidades de ser alcanzado por una bala
fuera del centro de la ciudad, del mismo modo que en los barrios
pobres es más probable terminar como soldadito o tiratiros. Pero
la cuestión de las clases sociales no es simplemente una cuestión
de geografía urbana.
Aunque el ciudadano rosarino aparezca como un sujeto abstracto,
aunque el humo afecte al empleado y al empleador, aunque proteste
una joven precarizada y el intendente. Hay clases sociales. Segu-
ramente no como en un manual estalinista de obreros de fábrica
hombres, heterosexuales y nacionalistas por un lado, y de gordos
burgueses fumando puros por el otro. Con sus transformaciones, la
explotación de una clase sobre otra persiste. Sin duda, el empeora-
miento de las condiciones de vida nos afecta de diferentes maneras.
En las movilizaciones medioambientales, así como en las del
movimiento de mujeres y disidencias o antirrepresivas, los proleta-
rios, quienes no tenemos más para vender que la fuerza de trabajo,
exigimos generalmente en tanto ciudadanos. Como si fuésemos
todos iguales, tal como señala la ley y no cumple. Así y todo, se
piden más leyes, más derechos, más deberes, mayor control del
Estado sobre sus propias instituciones, la población y las empresas.
Plomo y humo | 105

Se devela así la dificultad de enfrentar una relación social, quizás


por la imposibilidad de personificar las responsabilidades. Aunque
sepamos quiénes mandan a quemar, quiénes son los jefes narcos,
quiénes los encubren, etc., etc. Cuando luchamos comenzamos a
ver las diferentes implicancias del desastre, se comienza a vislum-
brar la relación enorme entre una cuestión y otra y, como se dice
comúnmente, “cómo todo tiene que ver con todo”.
En la mayoría de los casos el enemigo que nos destruye no es
simplemente un capitalista en particular identificable o un grupo
de ellos, se trata cada vez más de un entramado que no es sino la
sociedad capitalista en su conjunto. Las luchas expresan esta reali-
dad, excediendo la lucha contra la explotación en el ámbito laboral
hacia la reproducción social en su conjunto, como viene ocurriendo
desde hace varias décadas.
En estas condiciones puede crecer masivamente una crítica eco-
logista más o menos anticapitalista, así como un ambientalismo de
corte liberal. En ausencia de una ruptura radicalmente anticapita-
lista, prevalece el ciudadanismo por sobre el antagonismo de clase.
Como es de esperar, la burguesía habla más fuerte en la lucha
interclasista. ¿Significa esto que tiene mayor razón y mejores razones?
No, simplemente significa que tiene los medios para sostener el dis-
curso que se adecua al nivel en el que se sitúa la lucha interclasista:
el nivel político, que se dirige al Estado de igual a igual. Esto no
quita la posibilidad de que proletarias y proletarios vean de alguna
manera reflejadas allí algunas de sus reivindicaciones.
Tampoco implica necesariamente que en protestas como estas
el proletariado juegue un papel secundario y se someta a los im-
perativos de la burguesía y pequeñoburguesía. Simplemente, está
comprometido en una demanda y/o lucha reformista. Hasta cierto
punto, tiene las mismas demandas, quiere las mismas reformas que
quienes comandan las luchas. Mientras estemos por debajo de este
punto, ellos y ellas son el portavoz oficial que mejor puede formular
los objetivos conjuntos de las dos clases, el portavoz autorizado y
106 | La Oveja Negra

que habla claramente en el lenguaje del Estado a quien se dirigen


los reclamos.
No debe entenderse la crítica al interclasismo como un llamado al
clasismo. Si el primero existe de manera generalizada en las luchas
no es por la debilidad del segundo, sino que este se encuentra sim-
plemente agotado. Producto de las transformaciones de la sociedad
capitalista el proletariado no ha desaparecido ni mucho menos,
pero las posibilidades de su lucha han cambiado drásticamente. Ya
no existe la opción política, sindical o ideológica clasista que añora
el obrerismo, ya no existen organizaciones de masas que busquen
una afirmación del proletariado al interior de esta sociedad. Luchar
como clase ahora solo puede implicar enfrentarnos a nuestra propia
condición de seres humanos proletarizados. El interclasismo supone
una situación de extrema ambigüedad, pero a la vez su superación
solo aparece como una transformación radical de la sociedad contra
el Capital y el Estado. De hecho, esta “propuesta” tiene más eco en
el común de los manifestantes que cualquier nostálgica apelación a
un gobierno obrero. Esa indeseable alternativa de gestión capitalista
ya no es siquiera factible.
Por lo pronto, en los reclamos de legislación social, como podría ser
el reclamo de la Ley de humedales, el Estado interviene en el plano
jurídico-político. Las luchas no atacan directamente al Capital, pero
tampoco al Estado. Se les reclama a los administradores del desastre
las soluciones. Parece coherente, pero solo si se busca mejorar dicha
administración del desastre y no acabar con él. De seguir así acaba-
remos brindando como Homero Simpson no por el alcohol sino por
el Estado, «la causa y la solución de todos los problemas».
Cuanto más se generaliza el reclamo hacia el Estado, más se
multiplican y entrecruzan los objetivos que se fijan. Puede parecer
una lucha contra el Estado cuando en verdad se exige y refuerza
su función de control, punitiva y de monopolio de la violencia. En
definitiva, su mafiosidad.
Plomo y humo | 107

Es preciso vincular lo que se percibe como “defectos” del Estado


con sus “aciertos” y advertir cómo se condicionan unos a otros. Y
por sobre todo, comprender que si el Estado se hace cargo de nuestra
supervivencia (cuando lo hace) evidentemente no es por nuestro
bien. El Estado no somos todos ni es un instrumento neutro que
se pueda usar según quien gobierne.
Si el Estado va incluyendo los reclamos medioambientales es
porque, como garante del Capital, también debe cuidar de la fuerza
de trabajo disponible, de los territorios que se destruyen y quedan
fuera de la categoría “recursos naturales”. A veces las fuerzas ence-
guecidas de la economía deben ser orientadas por la razón política.
Quienes comparten sus reflexiones suelen ser interrogados: “¿Y
ahora qué hacemos?”. Sin percibir que ya estamos haciendo, que
las reflexiones y críticas surgen del propio movimiento y no de una
exterioridad. Son un momento necesario de la lucha, de la lucha de
clases, que no empieza ni termina con un conflicto particular. Segui-
mos haciendo, pensando, compartiendo, discutiendo, rehaciendo…
Índice

«Plomo y humo, el negocio de matar» r7


Plomo y humo, el negocio del Capital r 13
(Emancipación, 1 de septiembre de 2022)
La ley de plomo r 23
“No se puede respirar” r 26
Modelo agroexportador, r 29
(ab)uso de la tierra y quemas

Selección de textos r 37
Negocio, delito y muerte en Rosario r 39
(La Oveja Negra nro. 78, septiembre de 2021)
Narcotráfico y Capital r 45
(La Oveja Negra nro. 79, noviembre de 2021)
Ecocidio en el humedal r 57
(La Oveja Negra nro. 71, julio de 2020)
Parques nacionales: naturaleza muerta r 63
(La Oveja Negra nro. 59, noviembre de 2018)
Una reflexión a orillas del río r 65
(Panfleto, 25 de julio de 2020)
Aquí y ahora la lucha continúa r 69
(Panfleto, 1 de agosto de 2020)
Humo. Reflexiones más allá de las quemas r 73
(Reseña del documental)
Por el río, contra el Capital. r 74
Un viaje rebelde por el Paraná
(Reseña de emisión nro. 51 de Temperamento Radio)
Chubut: No es No r 76
(La Oveja Negra nro. 80, enero de 2022)
Sobre los incendios en la Comarca Andina r 80
(La Oveja Negra nro. 75, marzo de 2021)
Deforestación r 83
(La Oveja Negra nro. 65, septiembre de 2019)
Progre-extractivismo r 89
(La Oveja Negra nro. 67, enero de 2020)
El Capital o la Tierra r 95
(La Oveja Negra nro. 2, marzo de 2012)
Memoria: Barrio Refinería y Cosme Budislavich r 99
(La Oveja Negra nro. 10, octubre de 2013)

Reflexiones desde y para las luchas r 104


Este libro ha sido finalizado
durante diciembre de 2022
en Rosario, Argentina
Conseguir un libro, leerlo, hacer ano-
taciones, apasionarse, subrayarlo,
recomendarlo, volver a leerlo, prestarlo,
debatirlo, decidirse a editarlo, corregir,

PLOMO Y HUMO
diagramar, esforzarse por compartirlo.
Publicar un libro excede lo que es el La Oveja Negra es un boletín de
leer –considerado el acto individual distribución gratuita que preparamos
por excelencia–. Desde su concepción, En la ciudad de Rosario se ha señalado el plomo
desde hace diez años en la Biblioteca
el libro es un modo de comunicar e y el humo como parte de un mismo negocio. Fue
EL NEGOCIO DEL CAPITAL y Archivo Alberto Ghiraldo en la ciu-

La Oveja Negra • PLOMO Y HUMO. EL NEGOCIO DEL CAPITAL


incluso de intervenir en la vida social. un importante punto de partida para instalar dad de Rosario.
Creando lazos entre personas cono- públicamente la vinculación entre estas cotidianas
cidas e incluso entre quienes jamás La Oveja Negra Un boletín tiene la cualidad de cir-
problemáticas: narcotráfico y quemas en los cular fácilmente de mano en mano y
se cruzarán, sea por la distancia en el humedales. En las páginas de este libro buscamos escabullirse entre diferentes espacios.
espacio como en el tiempo, creando ahondar en ese sentido. Desde el boletín La Oveja Si bien muchos de los artículos tratan
un lazo entre el lector y el escritor así
Negra y otras intervenciones exponemos el impulso sobre “actualidad”, hay cuestiones de
como entre quienes han protagoniza- fondo que exceden a la circunstancia
capitalista por la obtención de ganancias como el
do la historia documentada y quienes particular e inmediata. Nuestra pro-
simplemente la leerán. causante de las muertes, la destrucción del territorio
y la nocividad en la cual habitamos. puesta es no perder de vista lo total
Pero no se trata de cualquier libro, de frente a lo parcial, como tampoco lo
leer como un pasatiempo o como un Consideramos la reflexión y la investigación como
histórico frente a lo inmediato, o lo
fin en sí mismo, sino de entregarse con momentos necesarios de la lucha, de la lucha de
internacional frente a lo local.
tiempo y dedicación para conocer el clases, que no empieza ni termina con un conflicto Desde una perspectiva anticapitalista
mundo, para conocerlo en las profun- o lugar particular. queremos reflexionar sobre esta reali-
didades que permite la crítica radical, dad y su transformación. ¿Qué senti-
provocada por la necesidad de una do podría tener reflexionar sobre este
transformación total. mundo si no es para cambiarlo?

ISBN 978-987-48023-4-7

lazoediciones.blogspot.com boletinlaovejanegra.blogspot.com

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