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FIUYVVVVVVIVIGIISIII Ieee a oe et a a = eae nea Se 46 MANUAL DE PSICOTERAPIAS COGNITIVAS La CRETICA A LAS PSICOTERAPIAS COGNITIVAS: UN ATISBO DE SU FUTURO La historia y evolucién de las terapias cognitivas est muy relacionada con las criticas que se le han hecho y con el tratamiento dado a determinados te mas, Es decir, los propios autores que criticaban las insuficiencias de las tera pias cognitivas tradicionales (TCT, incluimos aqui los modelos de reestructu- racién cognitive y los cognitivo-comportamentales) lo hacfan ofreciendo su punto de vista, es decir, su propio modelo, normalmente el construccionista (TCC). Creemos que entender el futuro del campo pasa necesariamente pot resolver las etiticas que desde dentro y desde fuera se estén haciendo a todos Jos modelos. Estas criticas y su «tesolutién» marcan importantes diferencias entre los modelos que se afiaden a las ya planteadas. Organizaremos estos co- mentarios por bloques. “1 tema: diferencias sobre el papel dela emocién.Se ba crticado que la TCT toma la emocién como un fenénemo postcognitivo centrandose, exclusiva: ‘mente, en controlar estados negativos afectivos como la'ansiedad y a depresi6n (Safran y Segal, i990). Esta cuestién del afecto es un tema todavia no resuelto y en el que se estén dando posturas bastante contrapuestas. Por ejemplo, Clark (1995) sefiala que la TC nunca ha defendido un enfoque de tratamiento total- mente intelectual, al margen de cualquier experiencia emocional, desde el mo- mento en que han aconsejado a los terapeutas que busquen los sentimientos de los clientes durante la terapia, o lo que ¢s lo mismo, «cogniciones calientes» © «cargadas de afecto». Los modelos de reestructuracién y los cognitivo-com- portamentales buscan controlar las emociones cumbiando habilidades 0 proce samientos cognitives. Otro autor que no estarfa ‘de acuerdo con esta critica se- ria Elis, que siempre ha defendido que su terapia estaba totalmente alejada de posturas sacionalistas, motivo pore! cual afadié la etiqueta de emotivo 2 sute rapia y también se preocupé de desarrollar una serie de téenicas que afectaban al componente emocional, Sin embarge, por més que asurnan una interaccién cognicién-emocién, estas criticas tienen su parte de verdad. ‘La TCT no asume, como hace la TCC, que las emociones sean fuentes po- derosas de conocimiento, y que se deba alentar su expresién y no su control. Dar primacia alo emocional frente a lo cognitive supone una nueva forma dé hacer terapia cognitiva alejada de los modelos tradicionales, Pot este metivo, podemos predecir que la respuesta dada a este punto marcara importantes di ferencias, como ya lo esta haciendo, entre modelos cognitivos, pero también su acercamiento a ot¢os, como por ejemplo, los modelos humanistas/expe. rienciales (Greenberg, Rice y Elliott, 1993). 2° temza: el papel de los factores interpersonales. Esta cuestion se entiehde en funcién de qué entendamos por factores interpersonales. En sus inicios los modelos de reestructuracién y los cognitive-comportamentales adoptaron | \ \ | | ' | | una posture an por adi Sin embarg de nuestro tancia dee de pensar: oel mode! procesos funcién d ninguna levados « psicopate un conte: pias «soc (ste TCT qu no come TCT, dc peuta, b tamient criticos la prop Sin formul nalidac y cols. pEstac cepto estén ciona expel tiva, tore s noci mier tar | evol sent apr ada con ados te. las tera structu- sndo su cionista pte por a todos rendas tos co. aTCT dusiva- oresion udto y Clark toul- elmo: tos de tes» 0 -cont- oroce: case dade sute ccién spo: trol. na dé tivo, adi ape: Jen s los aron 4 Bx ctitica no es del todo cierta en opinién de Clark (1g95}f puesto que el con- (t if YQ aN RRR UNA INTRODUCCION IMSTORICA Y CONCEPTUAL a7 una postura individualista, aunque formulaciones més recientes se caracteri- zan por adoptar un modelo interacdonal ambiental-cognitivo (Clark, 1995) Sin embargo, esta interaccidn ambiente-cogniciSn no tiene nada que ver des- de nuestro punto de viste con tina postura interaccional. Bs decir, Ia impor- tancia de entender el marco situacional (por ejemplo, en la técnica de registro de pensamientos) para entender las cogniciones y creéncias de un paciente, el modelo ABC, es mny distinta a asumir, por ejemplo, el desarrollo de los procesos cognitivos en un contexto interpersonal (Safran y Segal, 1990) 0 en funcién de las experiencias de apego (Guidano y Liotti, 1983). Igualmente, ninguna TCT ha hecho suyos los principios del construccionismo social que, llcvados a la préctica, significan un planteamiento radicalmente dist psicopatologia humatiaEs decir, asunir en diversos grados la influencia de un contexto social, no convierte a las terapias cognitivas tradicionalees en tera- pias «socialess. tinto dela Se ha criticado.2 le (37 tema: diferencias'en cuanto a ta relaciOn terapéutic TCT que entienda la relacién terapéutica como algo excesivamente t€cnico ¥ no como un factor de cambis. Esto es cierto en las primeras versiones de la TCT, donde se postulaba una relaciém de colaboracién.entre paciente y tera peuta, basada en le calidea, empatfa yel sex genuino, Ademés el foco del tra- tamiento estaba en el cambio y en Ia aecién del paciente fuera de la sesién. Los ctiticos de la TCT, por este motivo, hacen recaer la fuerza del tratarniento en a propie relaci6n terapéutica (Saframy Segal, 1990). Sin embargo, la TCT. tradicional ha variado bastante en sus mas recientes las al tratamiento de los trastornos de perso- eck, Fi portanda formulaciones que corren asociad - nalidad y que plantea wn tipo distintode relaci6n terkpéutica. B y cols (i990) llegan incluso a hablar de la transferencia y de su i 4° tema: se da un papel excesivo al procesantiento conse iente,,conir cepto de pensamientos avtomaticas, central en la TCT, supone que étos no estén bajo control conscience, En este sentido los terapeutas cognitives tradi- cionales se puian por los itimos dates resultados ofrecidos por la psicologie experimental cognitiva, que demuestan Ia existencia de una actividad cogni- tiva, no consciente, automética y un procesamicnto preatencional en fos tea tornos emocionales. Sin embargo, hay que seialar la imposibilidad de acercar la TCT nociones sobre el inconsciente, comsoel concepto construccionista de conoe miento técito y de niicleo metafisico central, aunque seria importante exp car fa cuesti6n del inconsciente, relcicnada con fos trabajos en modzlos evolutivos, con poblaciones infantibesy adolescentes (Dobson, 1988). Eo sentido, una de las predicciones queese le hace a la terapia cognitive es ave apreciaré cade vez més el papel de losprocesos ticitos de conocimienco y ser 2 otras 8 MANUAL DE PSICOTERAPIAS COGNITIVAS timiento, con la implicacin préctica de que al igual que nuestcs dienes, los terapeutas sabemos mas de lo que es descrito en simbolos (Mahoney, 1995). 5° tema: ampliaiones del modelo, Todo lo anterior supone una importan- te 1evisi6n teérice, aunque al margen de ésta, algunos autores (Dobson, iff) sefialan que es importante plantearse a niveles aplicados cuestiones tan tcl. vantes como: a) él desarrollo de nuevas técnicas de tratamiente junto con la expansién dela terapia a otras poblaciones ¢ investigacioaes coatroladas que certifiquen dicha posibilidad; b) trabajos experimentales de eficacia terepéu- tica comparando la terapia cognitiva con diversas terapies psicoldgicas, y no psicolégices, por cemplofamcolépicare)habré une mayo sree dd papel central de la identidad personal en la'vida real y en la experiencia ‘cot diana (Mahoney, 1995), | 6° tema: el estudio y la medicién del cambio. Por regle general, la TCT ha asumido’dl paradigma de la investigacién de resultados (Caro, 1993b): Segiin Dobson y Shaw (1993), se plantean cuatro desafios a la evaluacién de resulta- dos, puesto que a pesar de la evidencia en favdr de algunos enfoques, por ejemplo, el modelo de Beck 0 el de Meichenbaum, no disponemos de tanta evidencia a favor de otros modelos como el de Ellis, o los modelos construc. cionistas. Cuestiones importantes por responder serian, entonces, a) resultado absoluto (gcuanto cambio produce éada tipo de terapia?:b) cambio diferen. cial (gcudl tiene el mejor resultado?); c) relacién costo-eficacia (zcudl tiene el mejor resultado a un costo menor?); d)sies la TCT igual de eficaz en el trata miento de otros trastomos que no sean la depresién, Sin embargo, existe un interés creciente en el estudio de cuales el giroce so del carhbio y as variables implicadas en éste.’Algunos terapeutas cognitivos se estén empezando a interesar por él (Caro, 1993, 1996b; constltese Goncal- ves en este volumen) pero existen pocos trabajos en los que se aayan escudia do tos tnécanismos o la secuencia del ‘cambio, son mas frecuentes los estudios sobre qué variables predicen el cambio. Pocos estudios existen en los que se haya desmantelado el tratamiento o se hayan buscado sus componentes prin cipales (Whisman, 1993). En este sentido, podemos predecit que le TCT se abriréa fermas més cua litativas de estudio, con un énfasis especial en demostrar amo se producen cli nicamente los cambios postulados, experimental y conceptualmente, Pero este cambio sera paralelo al que se dé en la psicologia como disciplira cientfica 7° tema: la terapia cognitiva y la integracién. En diverscs momentos se ha re- lacionado la terapia cognitiva con la integracién de las psicoterasias (Arkoff y Glass, 1992; Meichenbaum, 1988) llegando a considerarla ta terapia integradora (Beck, 1992, pag. 191). Este supuesto esta, desde nuestro punto de vista, escasa- mente justificado, si seguimos el propio trabajo de Beck, en donde esto se ale- UNA INTRODUCCION HISTORICA Y CONCEFTUAL 4 BAY que ha sido revisado en otro trabajo (Caro, 1995). Ea primes logar, porque Ja terapia cognitiva surgis con la intencién deser un nuevo sistema y sigue man. teniendo sus diferencias con los principales sistemas de Ia actualidad. Ey se. gundo lugar, fa terapia cognitiva ha mejorado o ha formulado su teoria de diversas fuentes, como por ejemplo la psicalogfa del procesamiento de la in. formacién, algo inevitable en la formacién de cualquier modelo, Pues «nin. in sistema surge de la nada», pero que mo implica une integracion. En tercer lugar, a nivel clinicos es més bien ecléctica, que no integradora, en el sentido de que suma técnicas de otsos modelos. Par ejemplo, técnicas conductuales (caso del modelo de Beck) o técnicas humanistas (caso del modelo de Maho. ey), Finalmente, el hecho de que sea una terapia muy utilizada y fécil de utili. Zar en conjuncién con, otros modelos (Norcross y Newman; 1992) significa un dominio de paradigma més bien contrario al espiritu de la integracin, que se aleja de «imperialismos conceptuales» (Goldfried, Castonguay y Safran, 1992) EL FUTURO DE LAS TERAPIAS COGNTVAS

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