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MelRA ARGUMEDO

~randes matrices lib~ra1eS-.tienden a ignorar los costos sociales y


nacionales que conlleva la implantación de estos proyectos frente a
una nueva época mundial. Nos pregUlttamos, por contraste, si desde
esas matrices es posible pensar el futuro de América Latiúa, agobiada
por un colosal drenaje de capitales, con más de 300 millones de
habitantes en condiciones de pobreza crítica y donde los consensos
mayoritarios más permanentes, han tendido a vertebrarse alrededor de
otras ideas.
IV
LAS OTRAS IDEAS EN AMÉRICA LATINA

1. EL PUNTO DE VISTA POPULAR LATINOAMERICANO

La evolución de la historia humana, signada por conflictos, gue-


rras y antagonismos, impide que los hechos puedan ser relatados con
objetividad. Más allá de quiénes detenten el poder, del refinamiento
de las interpretaciones, de la descalificación de vastas culturas, de los
triunfos y derrotas, de los predominios ideológicos o académicos,~
&!].lld.e.Lhe.cho.s..Júst6ricos...bª-ll_Aado sieJ:J:}E!e Juga~ a dist,intas versio-
nes l . El carácter polénúco de la filosofía y las ciencias sociales es
reSultante de esas diversas perspectivas, que otorgan sustento a los
l -
marcos teóricos y a las propuestas políticas; lo cual obliga a dei:inir
el lugar epistemológico desde el ~'!J sef~me!l~ll-,-.
En América Latina, el punto de vista pOp'!!"lar re.9!~l2..s
re~a.l..k.ridades 'eXCIUIQ3_S_pO.r-las_conientes_e_uIOc_é..I1.-
tricas.Jmpone el reconocimiento del otro históricamente me-
nospreciad0 2, de los significados y tradiciones que alimentan la
"visión de los vencidos"3, "la otra cara de la conquista"4.
Considera que las concepciones de esos "bárbaros más fanáticamente
hostiles a los extranjeros"5 contienen potenciales teóricos, emergentes

1 Feimann, José Pablo: Filosofía y Nación, Buenos Aires, Legasa, 1984.

- Roig, Arturo Andrés: "La filosofía de la historia desde el punto de vista del discurso
filosófico-político" (mimeo).
2 Todorov, Tzvetan: La conquista deAmérica: el problema del otro, México, Siglo XXI,
1987.
3 Garibay, Ángel: Visión de los vencidos: relaciones indígenas de la conquista, Buenos
Aires, Cimarrón, 1971.
4 Pla, Alberto: La otra cara de la conquista, Buenos Aires, Centro Editor de América
Latina, Biblioteca fundamental del hombre moderno, 1972.
s Marx, Carlos; Engels, Federico: La ideología alemana, Moscú, Progreso, 1976.

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de las experiencias vitales y de las expresiones culturales de un los límites y falencias del proyecto de la modernidad; a resaltar los
sujeto social heterogéneo, que encuentra sus puntos de unidad en una aspectos silenciados de la historia y del presente, donde se encuen-
historia común de resistencias y desgai:ramientos, de sueÍlOs de dig- tran las claves y valores fundantes de las propuestas alternativas
nidad y autononúa. Historia integrada por innumerables identidades y frente a la modernización salvaje que nuevan{ente pretende consoli-
saberes, que ha ido generando lineamientos compartidos; una matriz darse en la región. L~ posición nacional latinoameric~, significa
de pensamiento cuyos rasgos esenciales asumen lo que Arturo entonces c~ncebir la historia y el futuro desde un sujeto colectivo,)
Jauretche llamara una posición nacional, que es también laynoame- compuesto por·nlúltiples fragmentos sociales, rico en-expresiones·
ricana: partIculares y en yuxtaposiciones. Es la mirada de los protagonistas
de la otra historia de estas tierras, presente en las luchas
La expresión "posición nacional" admite bastante latitud, independentistas, en los movimientos de resistencia, en los proyectos
pero entendemos por tal una línea política que obliga a políticos de reivindicación nacional y social.
p(l!1sar y dirigir el destino del país en vinculación directa En esta perspectiva, el tema de la heterocreneidad social de Amé-
con los intereses de las masas populares, la afinl1ación de ri~ Latip.a no surg~ como consecuencia de la crisis ~e los paradig-
nuesrra independencia política en el orden internacional y tnas OCCIdentales. SI se logra romper con la visión que reconoce una
la aspiración de una realización económica sin sujeción a única transepisteme europeizante y se mira la historia de los otros
intereses imp_(!riales dominantes. Esta posición no es una pensamientos y experiencias políticas latinoamericanas, se hará evi-
do"Cfñna sino el abecé, el planteo elemental y núnimo que dente que desde hace varios siglos, para ellos esa problemática apa-
requiere la realización de una nacionalidad, es decir, la rece como un dato constitutivo. Ya en las proclamas de Tupac Amaro
afinnación de su ser. No supone ni una doctrina econónúca se reconoce la compleja diferenciacion social, étnica y -cultural de las
o social de carácter universalista, por más que no pueda ni capas populares y Bolívar o Martí remarcan la origi~~L~omposición
deba prescindir de una visión de conjunto en el mundo, ni ~e nue.stros pueblos; el respeto a las identidades y la búsqueda de
tampoco una doctrina institucional, pues todas son contin- lmeanuentos de unidad; la aspiración de alcanzar una fusión de san-
gentes al momento histórico y sus condiciones6 • gres sin "elegidos" genéticos o culturales que pernútiera encontrar
sendas comunes de justicia y libertad.
Este núrar desde el espacio social e histórico de las masas popu-
La metáfora hegeliana del amo y el esclavo es útil para pregun-
lares latinoamericanas, fundamenta una filosofía y un conocimiento
~arse acerca del lugar epistemológico de las mayoría-s latinoamerica-
que necesariamente piensa la historia y el devenir humano "también
desde la esclavitud y la servidumbre"7. Un lugar epistemológico que ,/ nas en la escena mundial. Sin penetrar en el complejo despliegue de
esa dialéctica 9, interesa retomar la potencialidad que Hegel otorga al
lleva a evaluar críticamente las corrientes ideológicas del Noite ex-
e~clavo para percibir el desarrollo de la totalidad del pro<::eso histó-
presadas en el escenario político de nuestros países preguntando, en
nco, en tanto la historia del esclavo sólo puede hacerse inteligible al
cada coyuntura histórica, por el papel que ellas le otorgan a las
incorp~rar la presencia del amo,· mientras quien ocupa este último
mayorías sociales del continente. El pensar desde América Latina l~_gar hende a pensar su propia historia parcial como la historia. En
requiere un instrumental teórico-conceptual que recupere las resisten-
la filos~fía d.e Mar~ se reemplaza la figura del esclavo por la del
cías· culturales, las manifestaciones políticas de masas, las gestas, la p!ole!anado mdustnal, _otorgándol.e el privilegiQ. epistemológico de
literatura, el ensayo, las formas de cOIlocinúento y las mentalidades I
contemplar el devenir histórico sin distorsiones; como el sujeto social
~opulares; los test.imo~os, las. nú.crohistorias, las fiestas, l~s p~-qi.Ie­
ñQs-·o grandes epIsodIOS de dIgmdad; los saberes que estan e:u..Jas
I que contiene la virtualidad de fornlUlar el único conocimiento válido
y verdadero. El sujeto cuya existencia genera las condiciones para
"orillas de la ciencia"8. Un pensanúento crítico dirigido a cuestionar

territorio, Buenos Aires, Puntosur, 1987.


6 Jauretche, Arturo: FORJA y la Década Infame, Buenos Aires, Peña Lillo, 1973. - Albo, Xa.vier: "Nuestra. identidad a pa~~ir del pluralismo de base" en Imágenes
7 Zea, Leopoldo: Latinoamérica, Tercer Mundo, México, Extemporáneos, 1977.
desconOCIdas: la moderllldad en la encrUCIjada postmoderna BuenosAires CLACSO
1988. ' , ,
_ Chavez, Fermín: La recuperación de la conciencia nacional, Buenos Aires, Peña
Lillo, 1983. . 9 Roig, Arturo Andrés: Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano, México, Fondo
ti-. 8 Ford, Aníbal: Desde la orilla de la ciencia: ensayos sobre identidad, cultura y . de Cultura Económica, Colección Tierra Firme, 1981.

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develar las formas no distorsioiladas deLdesarrollo de lo social y, que el período de la modernidad no ha significado lo mismo para las
des(rerascÓllt:radic~es-Jer-pres~{te,-dar cue~t~-aIiñismo-tiempo masas desheredadas de América Latina que para el mundo central de
d-e-U-n~ interpretación distfiilide-lá--Ii¡~t~ria y de una propuesta reso- Occidente. Una visión crítica de la modernidad __ desde el nosotros
lutiva hacia el futuro. Marx enmarca esta metáfora en una concep- popular latinOiirneñCailoooliga a-lílCOfP~ar también las-~:;pt~ri"encias
ción histórica y de la naturaleza del hombre que se desplegarían - presentes en la cultura, los senfimieiúos" y fa" vida cofiOiana de las

l
a través del desarrollo Ulúversal de las fuerzas productivas yde la mayorías sociales, con un criterio distinto para establecer los h~hos
constitución del mercado mundial- eliminando las diferencias nacio- qiüi ; "han de ser considerados en la interpretación de los procesos
,males y las identidades culturales, como aspectos regresivos, secunda- histÓdcos. "
; ,rios, no constitutivos de lo humano. De esta manera, la evaluación de la modenúdad requiere algo
Por el contrario, ~ situar en la figu!~"~~_~§c:!ªyº a_Ja§_~!ases más que una autocrítica de las concepciones europeas. El balance
p~pulares de América-ratil!ª "s~_fi-aci:§yide!l!~~!.ese~<::ia_.~e__tina debería escuchar las versiones largamente negadas, reconocer a esos /
doble-"coilflictuiiTiéJa~, _dJ~ U!l doble acoso: la expoliacJ.9.!!_ª9_ciaLy.la otros que portan un pensamiento distinto; u~~lllatriz autónoma con ..,
su-bordinaciÓn -cultural. La púdi<íl¡- de--autonoIlú~el1_ ~L~'tener" - disínúles significantes y entramados conceptuales; con vafores,aspi-
como participación justa en las riquezas y los beneficios sociales- racii:Hles- y creencias que se diferencian de las corrientes -hegem6nicas
y. ~n eL"ser~ _~n!endido como la pertenencia a~fQ.munidacL-cul­ del saber y el conocinúento occidental. Se trata, en síntesis, de in-
turapo. Las resistenCias a estedoblEsomct1lniento implantado en el corporar la totalidad de los relatos, el conjunto de las Ideas y -dis~-
continente, que adquiriera innumerables formas en los diferentes putas que emergieron como resistencias y como una crífica profunda
períodos y coyunturas, dan cuenta del conflicto en las versiones de a ese otro rostro de la modemidad. -~
la historia: La supuesta dispersión de los conocimientos; los planteos que
reivindican las fragmentaciones de la totalidad, eluden las preguntas
I Por eso núsmo vendrá a poner en entredicho aquella
sobre las grandes 'confrontaciones de la historia y plantean nuevos
"historia mundial" que se orgalúzó sobre una división de
silencios acerca de quienes legítimamente se integran o no en las
hombres que habían "entrado" en ella y de hombres, en
sociedades humanas. Hacen referencia a un todo que nunca incorporó
algunos casos simplemente subhombres, que no lo habían
a todos los hombres en su carácter de tales. La realidad de la ex-
hecho ni tal vez lo podrían hacer. Y de la núsma manera
plotación no se dispersa, las relaciones de dominio se concentran
habrá de quedar en cuestión la tesis según la cual había un
cada vez más rígidamente sobre sujetos que buscan revertir un pre-
cierto grupo privilegiado perteneciente a una detenninada
sente insoportable. La "crisis de los paradigmas" establece así una
cultura, y dentro de ella a ciertas naciones, que habían
antinomia: como evitar "los deseos de totalización que siempre han
recibido la núsión de hacer entrar a los demás hombres en
contribuido a aumentar la intolerancia bajo el pretexto de la superación
aquella historia Y
enriquecedora de 10 diferente"12 y al núsmo tiempo evitar los silen-
cios como otra forma de totalización absolutizante y represiva.
Esta posición no pretende invertir el espejo excluyente del . /
etnocentrismo europeo. No se plantean sistem'i~ C~lL~E~~~de"__J:!M_ I Los fenómenos de la historia desbordan las opciones entre Kant
~ógica implacable que, a'p¡miTOe la d_~fi!ligºlLAgf~Jeto ~~ y Hegel o entre Weber y Marx si se incorporan otras voces. ~e
historia' y del privilegio iPistemológiCo:~~firman__ ull~concepto_de3n­ asume una perspectiva y un concepto diferente de totalidad q!!.e in-
cladcuyo--'portadüt-exciusivo es ese sujet<L--y_justifican la ...Qp.resión de cluye en el concepto de lo humano a vastas capas sociales de his :>
quienes no ingresan en el círculo de IQ.~~elect~: Pero es evidente regiones periféricas.
La crítica a la Razón marxista totalizante, desplegada en el debate l'
europeo, habilitó el resurgimiento -de las vertientes liberales y sus
10 Cullen, Carlos: Ser y estar: el problema de la cl/ltura, Rosario, Fundación Ross, 1986.
-Stavenhagen, Adolfo: "La cultura popular y la creación intelectual" en Colombres,
Adolfo (comp.): La cultura popular, Premiá/La red de Jonás, Puebla, 1987. 12Piscitelli, Alejandro: "Postmodernidad e identidad latinoamericana" en Cuadernos de
-Kusch, Rodolfo: La seducción de la barbarie: análisis herético de un continente la Comuna NQ 10, Santa Fe, Municipalidad de Puerto Gral. San Martín, 1988.
mestizo, Rosario, Fundación Ross, 1986. - Quijano, Aníbal: "Modernidad, identidad y utopía en América Latina" en Imágenes
11 Roig, Arturo Andrés: Teoría y crítica, op. cit. desconocidas ... op. cit.

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Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMÉRICA LATINA

fundamentos epistemológicos. Pero el conflicto entre saber parcializado 2. ORÍGENES DE LAS IDEAS NACIONAL-POPULARES EN AMÉRICA LATINA

o totalización sólo se refonnula a partir del reconocimiento de la En líneas generales, una mirada histórica de las fuentes y los
legitimidad de otros saberes, que significa una ruptura con la tutela principales procesos que influyeron en la conformación de las ideas
cientificista 13 y también con la transepisteme eurocéntrica. nacionales y populares en nuestro continente, pennitiría señalar cua-
ólo a partir de tal ruptura es posible establecerfcíS1i'mites ae tro grandes períodos.
una visión abstractamente homogeneizante de la "naturaleza humana
universal", de la "cultura universal", del etnocentrismo occidental a. Las culturas precolombinas
que, en nombre del progreso y la civilización, reclamara para sí el /
/ LEn primer lugar, la existencia de numerosos pueblos que hablan
.
derecho de imponer sus intereses a los pueblos de ultramar:
~-- ( alcanzado diverso grado de desarrollo y refinamiento según las zonas
Esta idea del universalismo es cara al nacionalismo de los \ en el momento de la llegada de españoles y portugueses. Las grandes
países imperialistas cuya dominación es seguida en todos culturas azteca, ma ya o incaica mostraban. por entonces un dis~mi1
los casos por el desanne cultural de los pueblos sometidos esplendor, asentadas en estructuras productIvas, modos de orgaruza-
y la transferencia de las valqraciones del país colonizador ción social construcciones de riego y fluviales, desarrollo urbano y
a las aristocracias posternadas de las colonias. Es imposible arquitectónico, expresiones artísticas y artesanales, que podían s~r
que un pueblo se conciba a sí mismo a través de otras comparadas, y en muchos casos superaban, los alcances contempora-
culturas -ni las capas colonizadas 10 logran plenamente~ neos de la cultura europea:' En otras áreas, las etnias tupí-guaraIÚ,
y cuando más, los valores universales se ven siempre desde chibchas, mapuches, caribes, charrúas, tobas, huarpes -por mencio-
una perspectiva cultural propia. Tal vez sea posible vivirlos, nar sólo algunas- con menor evolución en determinados aspectos,
pero siempre desde el "nosotros" cultural al que se perte- habían alcanzado importantes niveles de adaptación tecnológica ~l
nece ... por eso los pueblos jamás son extranjerizantes ... l4 medio en el cual se desarrollaban. Pero tal vez en ellos lo mas /
significativo fueran sus pautas socio-cuIturales marcad~mente ;./
El proceso de la conquista y la colonización planteó a los pueblos igualitarias, las tradiciones religiosas de gran belleza y poes13 y un
precolombinos y a los contingentes esclavos una solución de conti- sentido de la solidaridad y las ac.íividades colectivas, que daba a
nuidad de tal magnitud con su existencia anterior que, para las estos grupos hunulnos una fuerte cohesión sociaP6. Y si los mayas
mayorías sociales que tienen sus raíces en ellos, se hace imposible conoCÍan la b6veda celeste y crearon un calendario más exacto que
pensar el desarrollo histórico en términos lineales, como una evolu- el gregoriano, poseían un sistema numérico que incluía el ~e~o y U1~a
ción continua y ascendente. Esa experiencia fundacional y traumática escritura parcialmente fonética l7 • Si la ciudad de TenochtJtIa~ pod13
--que será al mismo tiempo un impulso para la paulatina articulación considerarse de una estética tan deslumbrante como VeneC13 o la
de las historias parciales desarrolladas en las distintas regiones- se imponencia del Cuzco se equiparaba a .las ciud~d~s de la antigua
reproduce en los interrogantes y contradicciones más sustantivos del Grecia; no menos sutiles eran las creenCIas, la mUSlca y las costum-
presente. En un punto de vista que recoge la experiencia de cinco bres guaralúes, acompañadas de un desarrollo de la famlacopea ve-
siglos y cuestiona severamente la lógica de las relaciones impuestas getal cuyo valor es reconocido por la cienc~a mode.ma. La bús.que~a
a las clases populares latinoamericanas por el Occidente central y su;) de la Tierra Sin Mal de los mbyá en el BrasIl; los ntos del ngudlatún

~
'. aliados locales. Que se pregunta si es éste el resultado necesario del -rogativa anual en la que toda la comunidad ha~e el balance, ~?-
progreso, si es éste el único papel que le cabe a América Latina en lectivo e individual del año transcurrido- o el 11UtO de la creaClOn
\ el despliegue de la historia universaps . en ese diálogo entre Chachao y Gualicho que lleva a las gentes a
.~

13Piscitelli, Alejandro: op. cit.


14Hernández Arregui, Juan José: ¿Qué es el ser nacional?, Buenos Aires, Plus Ultra, i 16Ribeiro, Darcy: Las Américas y la cj¡'ilización, Buenos Aires, Centro Editor de
1973. América Latina, 1969.
l~~~a recuperación de la historia, Buenos Aires, Cimarrón, 1973. 17 Ansaldi, Waldo: "La nostalgia de la beata por la virgin!dad no I:erdida: a propósitoodel
quinto centenario de un (des) encuentro", en DaVId y Golzath Año XVIII N-54,
- Podetti, Am~TIa:-T.Racionalidad, irracionalidad y Tercer Mundo", Prólogo a Wilner,
Norberto: Ser social y Tercer Mundo, Buenos Aires, Galerna, 1969. Buenos Aires, CLACSO, febrero de 1989.

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miembros de la nobleza indígena fueron quemados vivos como cas-


juntarse en comunidades, los relatos épicos, las leyendas y la digni- tigo ejemplar. Esto no impediría la continuidad de las hostilidades,
dad rebelde de los mapuches 18•

b. La conmoción del "encuentro"


creándose entre ambos bandos una situación de irreversible odio re-
cíproco y de guerra sin cuartel que, en el caso de los yaquis y los
mayos, duraría desde 1529 hasta 1902. /
<
Las guerras de conquista iniciaron un período de aniquilamiento Un ensayo diferente, de colonización y evangelización pacífica,
y degradación, donde convergieron derrotas devastadoras y formas de inicia Fray Bartolomé de las Casas a partir de 1537 en Tezulutlán,
expoliación de los pueblos autóctonos que, junto con las pestes y la llamada "tierra de guerra" por lo indómito de sus habitantes. En ese
desestructuración de los equilibrios ecológicos y sociales, producirían mismo año, el Papa Pablo III en su Sublimus Deus había establecido)
la muerte de una proporeión alucinante de la poblaeión originaria. La que los indios estaban capacitados para recibir la fe cristiana aunque .
implantación del dominio colonial habrá de ser largamente resistida no se dudaba de que eran seres amentes, inferiores a la JSen~r¿~
por los habitantes del Nuevo Mundo. Luego de los primeros contac- razón. Los látigos, cadalsos y arcabuces fueron reemplazados en
tos, el enfrentamiento con las expediciones hispanas y portuguesas TeZu-rurlán por cantares religiosos, compuestos en lengua quiché con
que comenzaron a penetrar en el continente adquirió diversas formas. una música apropiada a los instrumentos indígenas, que acompañaban
Superada la sorpresa inicial y la capacidad de acción de los la labor evangélica de los dominicos; medidas complementadas con
conquistadores, que produjo una inmovilización de las capas dirigen- la prohibieión al ingreso de soldados y encomenderos. Junto con las
tes --en especial entre las grandes culturas, como sucediera con misiones jesuíticas, que asimismo pretendían realizar una conversión
Moctezuma y Atahualpa- nuevos líderes intentarán la resistencia: pacífica al cristianismo; Tezulutlán sería una de las pocas excepcio-
Cuitlahuac y Cuauhtémoc en México; Manco Inca, Titu Cusi y Tupac nes de la conquista.
Amaru en el Perú. Con los chibchas de la región de Colombia - También el dominio sobre Venezuela costó largo tiempo ante la
divididos al llegar los españoles entre dos jefes rivales, el zipe de valentía de los guerreros y la estrategia de sus líderes, entre quienes
Bogotá al sur y el zaque o Hunsa al norte- se repetiría la experien- se des,taca Guiacaipuru. Los nativos de Macarao, los mariches o los
cia de los incas y los aztecas y ambos jefes son sucesivamente teques, lucharon sin desmayos y con una dignidad que admiró a los
derrotados: el incendio del templo de Sugamuxi y la muerte del hispanos. Los cumanagotos y los ijdisos de Chacotapa juntaron sus
sacerdote Tiquezuza en Facutativá, marcan el fin del imperio chibcha. fuerzas para frenar el avance de los invasores y los caribes que
No obstante, diversos grupos que habían pertenecido a él, como los poblaban las costas de Valencia se unieron a sus hermanos del inte-
pijaos de la región de Tolima, recién serían vencidos cuarenta años rior para resistir. En el Río de la Plata, los charrúas y querandíes
más tarde en una guerra intennitente que sólo finaliza con la muerte sostuvieron un acoso sistemático contra los intentos de ocupar sus
del jefe Calcará. territorios durante más de medio siglo, obligando a despoblar el fuerte
Las tribus de la familia lingüística maya-quiché se encontraban de Buenos Aires, que había sido fundado en 1521. Al sur del río
por entonces divididos en gran número de grupos independientes, que Bío-Bío en Chile -que los incas no se animaran a cruzar en los dos
constituían fragmentos de la legendaria confederación Nachán, sirrlos anteriores- Caupolicán y Lautaro enfrentan a los españoles
Colhuacán o Xibalba, fundada por el semidiós Votán en sus peregri- C~l gran astucia y coraje; y llevará otros trescientos años derrotar a
naciones mesiánicas. Los mayas-quichés sostuvieron una defensa acé- los mapuches 19 •
rrima de sus tierras y su cultura. Entre otros, el cacique Urraca A diferencia de las áreas conquistadas por .España, en el Brasil
impediría durante años a partir de 1520 la penetración española en los portugueses se encontraron con una cultura indígena uniforme a
la actual Costa Rica. Pero Pedro de Alvarado logra actuar sobre los
conflictos entre las diversas fracciones y establecer alianzas con al-
gunas de ellas para doblegar a los rebeldes: al igual que en otros '9lbarra y RodrÍauez Eduardo (coordinador): Historia del mundo ellla Edad Moderna,
sitios, en la ciudad de Utaltan en Guatemala el rey y los principales Tomo XXV, Üniv~rsidad de Cambridge/Universidad de Zaragoza, Buenos Aires, La
Nación, 1912.
- Ribeiro, Darcy: op. cit.
-Stavenhagen, Adolfo: op. cit.
Colombres, Adolfo: "Los perros del Paraíso" en SuplementoPágilla 12, Buenos Aires,
18 -Durán, Leonel: "Cultura popular y mentalidades populares" en Colombres, Adolfo:
9 de octubre de 1988. op. cit.
-Maciel, Nahuel: "Dos oídos y una léngua" en idem.

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lo largo de todo el territorio, donde la influencia tupí-guaraní abar-


acción que tennlna, en tan corto tiempo, con el 90% de la)
caba una gran cantidad de tribus con hábitos y conocimientos simi-
población de un territorio (70 millones de seres humanos )¡:
lares, que hablaban variantes de una misma lenrrua. Las relaciones \
genocidi0 21 •
i~iciales fuero~ I:elativamente córdiales por ambas partes, favore-
/

cIendo ~l mestIzaje de madre india y padre portugués. Los hijos de


Nó menos arrasadora fue la aCCIOn europea sobre el sustrato
estas umones fueron los mamelucos, identificados predominantemen-
material de las culturas indianas: los templos y construcciones reli-
te con las padres, pero conservando la lengua y los rasgos culturales
giosas se derrumban para construir sobre ellos las iglesias del COIl-
maternos en cuyas comunidades habían nacido. Sin embarrro luerro
quistador; las artesanías de oro y plata se fundían en lingotes a fin
de las primeras ?écadas de comercialización del palo br~sil, "'el
de transportarlos al viejo mundo; se quemaron los documentos y
desarrollo del cultIVO de la caña de azúcar en el nordeste comienza
fueron eliminados los sabios y las capas intelectuales que resguarda~
a .d~gradar esas relaciones. Los requerimientos de mano de obra
ban la herencia de estos pueblos en sus manifestaciones más elabo-
ongman una persecución de los nativos a fin de someterlos como
radas. Como escribe Fray Diego de Landa en su Relación de las
esc1av~s ~ para esa tarea los portugueses tendrán en los mamelucos Cosas de Yucatán, dando cuenta de su accionar sobre la cultura
sus ~n~cIpales aliados: una de las manifestaciones más sórdidas del maya:
mestIZaje durante los primeros tiempos de la conquista. No obstante
'~a~be.l~~l d.el i.ndio. cO~ltra la esclavitud se fundaba en su Propié: Hallámosles gran número de libros de estas letras, y porque
e~tructUIa~ SOCIal I~ualltana que, al no diferenciar una capa sumisa no tenían otra cosa que no hubiese superstición y falsedades
n~ .un estrato supenor, volvía imposible su dominación global". Esta del demonio, se los quemamos todo, lo cual sintieron a
dIfIcultad para someter a los pueblos autóctonos, impulsa a partir de maravilla y les dio mucha pena ... 22
ent~nces la. intro?ucción en gran escala de esclavos negros, que
haCIa la mIsma epoca se reproduce en otras áreas del continente De esta manera, el primer siglo del dominio hispano-portugués iba
~ apta:, .para la producción azucarera. Sustentado en 1M_afirmación a significar brutales trastocamientos sociales y culturales para los
teologlca--;~e que. los negros~no tenían alma, ya en 1454 el Santo pueblos originarios y los esclavos africanos que, junto a las nuevas
Padre ha~l~ autonza~o la esclavitud de los africanos y ello permitiría líneas de mestización de estos dos troncos principales entre sí y con
a lo~ catolIcos y mas tarde a los protestantes someterlos a condicio- los pobladores blancos, refundarÍan sobre bases altamente traumáticas
nes Il1frahumanas sin ofender a Dios21l. las estirpes populares latinoamericanas. No obstante, esas diversas y
A.I promediar el siglo XVI agoniza la primera gran resistencia matizadas realidades precolombinas lograrán sobrevivir al genocidio y
amencana. Las. catástrofes ~emográficas y la desarticulación social y a la impostación de la cultura y la religión europeas. Las principales
cultur~l producld~s en los cmcuenta años que siguieron a la conquista lenguas; innumerables palabras, giros idiomáticos y significados; creen-
han SIdo dramátlcamente constatadas -más allá de las polémicas cias y rituales religiosos amalgamados con el cristianismo; artesanías
entre las I:~endas "negra" y "rosa" de la presencia hispano-portugue- domésticas y sociales, tejidos, cerámica, alfarería; tradiciOI~es cou!-u-
s~ ~n. Amenca- aunque es difícil imaginar en toda su magnitud el nitarias, mitos, formas de vida cotidiana, vestimentas, couudas, cau-
sIgmfIcado de algunas cifras: ticos, expresiones musicales, relatos clandestinos, testimonios orales,\
van conformando el acervo de una visión del mundo hondamente
/
De. los 8?
millones de habitantes "americanos" que se ) ) diferenciada que se mueve en las profundidades del continente, disi- ,
( estIma eXIsten a la llegada de los españoles a fines del sirrlo i , mulada a veces por el banúz de la sumisión; "y mucho quedará de ~

~
) XV Y c?mienz~s del XVI, a mediados de éste sólo quedan \\ la manera de ser y pensar aborigen en las costumbres sociales y
. 10... SI se qUIere ~omar un solo caso, México ilustra I . realidades políticas plasmadas en 'las Indias' después de la conquis-
(. brutalmente: en un SIglo la población autóctona es diezma- \ _ ta 23 ." , \
i da, pasando de 25 millones a apenas uno ... Más allá de \ /
\ cualquier posición, hay una sola palabra para denominar la I 21 Ansaldi, Waldo: op. cit.
! 22Chavez, Adrián:Pop wuj: libro del tiempo, Buenos Aires, Ediciones del Sol, Biblioteca
20 Ribeiro, Darcy: op. cir.
de cultura popular, 1987.
- RN~b2eiro, ~~rcy: "O povo Latino-americano" en Carta: Jalas, reflexües lIlel1uíriar - Garibay, Angel: op. cit.
, BrasIlia, 199 L ' .
23 Rosa, José María: Historia Argentina, Buenos Aires, Juan Granda, 1964.

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AiClRA ARGUMEDO
Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMÉRICA LATINA
c. La etapa del dominio colonial
No obstante, a lo largo del Sigl.~unto a mú~ti~les
En el transcurso de los siglos XVII y XVIII, las secuelas de las insurgencias, fugas en masa o conspira ClOnes, se producen mOVlIl11en-
derrota~ y la m.orta.ndad, unidas a tina agobiante expoliación del mundo tos de mayor envergadura, como las guerras calchaguÍes entre 1630
subordlIlado, dISlUJnuyeron el vigor de las protestas y rebeliones. Sin y 1635 Y entre 166QJ'_J<i§5, o la resistenfjª-de_J>_<!bnaIes~desde 1630
embargo, numerosos síntomas mostrarán un disenso sordo o abierto a1697. Con mayores o menores niveles de radicalidad, distintos
ante. las condiciones impuestas por los colOlúzadores: desde el trans- estallidos se suceden en el continente. Hacia 1609 la huida de escla-
~urn~r de lo cotidian? y .~a fluidez con que las capas populares uti- vos de las haciendas azucareras en la región de la selva de Orizaba
l~zanan los modos bdlIlgue~ .de comunicación, hasta las fiestas y los en México, daría origen a una sociedad negra organizada militarmen-
ntuales plagados .de comphcIdades; las burlas ininteligibles para los te que designa a un rey llamado Yanga. Luego de resistir tenazmente
poderosos conterudas en gestos, giros o respuestas recubiertas de los embates de las fuerzas españolas, accederán a dejar las armas con
mans~dumbre, de hombres y mujeres a la defensiva que a menudo se la condición de obtener su libertad y permanecer en el lugar -donde
refugJan en la mentira o el mutismo: fundaron el pueblo de San Lorenzo de los Negros- aunque no podrán
dar refugio a nuevos fugitivos. En 1615, los indios tepehuanes en
~~blar, decir la verdad, proporcionar cualquier informa- Nayarit se sublevan contra las tandas mineras de Zacatecas. En 1652,
ClOn, era entregar eventuales cargos y acusaciones a los los antiguos habitantes de Yucatán encabezados por el cacique Diego
d?lnina,do~es. Para los indios, los nústis eran extranjeros y de Barrasa lograron neutralizar los primeros intentos por someterlos,
SI en pubhco se muestran respetuosos o sumisos cuando
matando incluso al gobernador. Hacia la misma época, Luis de
están sólo entre colonos y hablando quechua los ;notejan,
Yaguanaque lidera el levantamiento de los tarahumaras en Chihuahua
se burla~l de ellos o los desprecian ... Saben que los nústis contra los impuestos y exacciones que pretenden imponerles. Nuevas
los perCIben como seres inferiores y simulan torpeza falta revueltas se producen en Oaxaca al sur, ante la impunidad del alcal-
de comprensión ... 2~ ,
de 111a yor de Tehuantepec y, con la mediación del obispo, exigen
mejoras en las condiciones de trabajo de los encomendados. Durante
AparenteI~lente resignados y pasivos, de mirada indescifrable, esos 1678 se levantan los indios laos, picuríes y tehecas en Santa Fe.
seres .volveran cada vez a mostrar su rebeldía, ya sea en formas
r colectIvas o como mera venganza individual: "calnino a Huaraz un
Años más tarde, hacia 1689, otras insurrecciones de los tabarís y una
vez más de los tepehuanés de Nayarit y los tarahumaras de Chihuahua
\ indio que había soportado el látigo del capitán, se venga arrojándole conmueven al virreynato de Nueva España. Muchas veces, en estos
u~las galgas desde las alturas; es el mismo indio que parecía sólo procesos participan sacerdotes indígenas con una visión religiosa que
) dIspuesto al llanto y la conmiseración"25. Habían desarticulado sus reivindica la salvación eterna, pero también condiciones de vida te-
fuerzas, pero no las ~mbiciones de recuperar su dignidad. Un perma- rrenal menos crueles para los sometidos 26 •
nente temor acampanaba a los opresores, porque sentían que detrás
de los silencios siempre estaba latente una guerra potencial, la re- La disnúnución de los filones en el cerro de Potosí y la drástica
~uelta de ~quel~o~ mIserables que tenían a su favor la unión y un caída demográfica al comenzar el siglo XVII, produjeron crecientes
lIlcoI~lprellSIble IdIOma. Pero las resistencias se expresan de manera presiones para obligar a los llÚtayos a incrementar el tiempo de
atomIzada, con rasgos de desesperación y muchas veces suicidas' trabajo, unido a una extensión de los territorios donde se realIzaban
como respuesta~, a condiciones aberrantes antes que como alternativa~ las levas. En la región del Tucumán, los diaguitas habían sido incor-
de real hberacl~n. Son, p~eblos destruidos, aniquilados, que se res- porados para el cultivo de algodón, el pastoreo y los obrajes textiles;
guardan en antIguos COdIgOS para mantener su condición humana pero en las primeras décadas de ese siglo comienzan a sentirse las
frente a un poder arrasador. consecuencias del reclutamiento núnero y decrece agudamente la pro-
porción de sobrevivientes que lograban regresar. En 1630, ante !as
protestas de los caciques, el gobernador Felipe de A!bor~l,oz de~Ide
humillarlos para imponer su autoridad; pero esa hUl1l1llaclOn sera el
~4 Flores Galindo, Alberto: Buscando un Inca: identidad y utopía en los Andes La detonante de una insurrección que durará cinco años. En todo el
Habana, Casa de las Américas, 1986. '
25 García Calderón, Ventura: Cuelllos peruanos, Madrid, Aguilar, 1961. Citado por
Flores Galindo, Alberto: op. cit. ~6 Ibarra y Rodriguez, Eduardo: op. cit.
- Flores Galindo, Alberto: op. cit.

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iT

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Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMERlCA LATINA

altiplano los dóciles encomendados se transforman en calchaquíes, en


continuar luchando los sobrevivientes afrontaron una opción de hie~/
indios rebeldes y valientes, en aguerridos soldados. Las lanzas y
flechas arrojados desde- ·los pllcarás -trincheras de piedras construi- rro: el retorno a la' esclavitud o la muerte. Arengados por Zumbí, los I
das en lo alto de los cerros- junto a un férreo espíritu comunitario padres o las madres con sus hijos en brazos, los heridos, los com- \
y combativo, que llevaba a las mujeres a luchar junto a sus hombres, batientes agotados, todos aquéllos que conservan un resto de vida, /
hicieron de los calchaquíes un poderoso enemigo de los encomenderos I van arrojándose a un precipicio: en un acto final de libertad, han ,
~cuman~s. La ofensiva indiana llegará hasta las puertas de las prin-
l elegido la muerte 28•
cIpales CIUdades, que deben ser abandonadas, se acosan e incendian Durante el siglo XVIII, nuevas resistencias volverán a conmocionar
las antiguas fincas y los fortines son arrasados. Sólo con el arribo de los territorios del antiguo Tahuantinsuyo. Hacia 1710, en el Cuzco,
crecientes refuerzos desde Charcas, Buenos Aires y Chile, logran los Diego de Esquivel y Napia se autodenomina Apu ~ntentando ,reinstaurar
españoles dominar la rebelión. la dinastía incaica. En Oruro, en 1739 Juan Velez de Cordoba, un
mestizo de Moquegua, considerándose descendiente de Huáscar, orga-
~. paz no duraría mucho tiempo. En 1660, los hijos de quienes
nizó una conspiración para ser rey del Perú; abortado antes de esta-
parhclparon en la primera insurgencia protagonizan un nuevo estalli-
llar el movimiento comprometió a numerosos caciques y curacas del
do. Pedro .s0horquez --cuyos orígenes algunos consideran español y
otros mestIzo- se proclama descendiente del Inca y convoca a los
a1ti~lano. Dos años antes había comenzado la primera rebelión ma-
calchaquíes a sublevarse una vez más. El gobernador Alonso Merca- siva, que se extiende a va rias provincias del virreynato, llegando
do forma un ejército y se interna en los valles; pero le llevará otros hasta las puertas de la cuidad de Lima; pero luego de algunos meses
cinco años doblegarlos luego de una guerra de exterminio. Esta vez, de elúrentamiento, será duramente reprimida. Entre 1743 y 1756, en
a fin de garantizar la paz, sólo una pequeña fracción de las familias la región de Huarochiri se produciría una nuev~ s~ble:ación de gran-
y los guerreros sobrevivientes permanecen en la zona tucumana des proporciones. Juan Santos Atahualpa, un mdlO ~Ir.o. de la ~elva
central, alunillo de los jesuitas, se proclama Inca e IrucIa una I1lSU-
mientras otros --entre ellos los quilmes, asentados en la periferia d~
Buenos Aires- van a ser trasladados a distintas regiones. Cien años rrección a la que· se unen camp~si.nos in~ígenas, I~l~Stizos y negro~.
más tarde, los descendientes de aquéllos que quedaron, mestizados El virrey Manso de Velasco orgaIlIza va:I~s expe~IcIOnes para ,repn-
con criollos, volverán a combatir junto a Tupac Amaru II27. mirlos, pero los sublevados encuentran facd refuglO en la selva ~on­
de se internan cada vez que pretenden apresarlos. Durante trece anos,
En esa misma época, los esclavos en Brasil inician huidas indi- las expediciones lanzadas contra los seguid~res del. nu.evo caudillo
viduales o en masa hacia la selva brava de Pernambuco y Alagoas, fueron replicadas por otras tantas contraofenSIvas; y SI bIe;n n,o logra-
donde formaron poblaciones -los mocambos- que reproducían vie- ron derrotarlo, en 1756 se pierde su rastro en la ~elva. ~I~gun hom-
jas costumbres e instituciones africaiias mezcladas con influencias bre occidental podrá penetrar en ella hasta el SIglo SIguIente y la
blancas. A su vez, estas poblaciones se agrupaban en confederaciones selva será el espacio imaginario de la utopía andina, el lugar donde
o repúblicas denominadas qllilombos. El quilombo de Palmares nació pervive el reino dorado de los incas 29 •
hacia 1630 y llegó a tener una población aproximada de 20.000 / /
habitantes. Palmares se mantendrá durante casi siete décadas cómo Haciendo extensivo a todo el continente el señalamiento de parcy
una sociedad negra independiente y guerrera, defendida a ultranza Ribeiro con referencia al Perú, puede afirmarse que un elemento
por los pobladores. Su primer jefe, el rey Ganga-Zumba y más tarde decisivo caracterizó a los movimientos rebeldes en los tres siglos de
el legendario Zumbí, lograrían utilizar inteligentemente las defensas dominación colonial:
naturales que les brindaba la selva a fin de construir fortificaciones
ina borda bles pa ra las veinticinco expediciones militares que, a l~
lar~o .de sesenta años, organizaron holandeses y portugueses. En 1697,'
28 Vedoya, Juan Carlos: La expolia~iólI. de Amé;i<:a, B~enos Aires, La Bastilla, 1973.
la ultIma gran ofensiva fue larga y sangrienta: los hombres, mujeres,
- Ianni, Octavio: Esclavitud y capIlalzsmo, Mexlco, Siglo XXI, 1976.
runos y ancianos de Palmares se batieron ante un número de soldados. Freitas, Decio: Palmares: a guerra dos escravos, Sao Paulo, Gen~r?1 Ltda., 1981.
varias veces superior y mejor armados. Cuando ya no fue posible i - Moura, Clovis: Os quilombos e a rebeliao lIegra,.Sao Paulo, Braslhense, 1981.
29 Flores Galindo, Alberto: op. cit.
27 Ibarra y Rodríguez, Eduardo: op. cit. - Ribeiro, Darcy: op. cit.
- Flores Galindo, Alberto: op. cit. - Ribeiro, Darcy: El dilema de América Latina: estructuras de poder y fuerzas
insurgentes, Siglo XXI, 1971.

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Fueron aplastados con mayor o menor trabajo por las el Caribe. En 1802 Napoleón manda al general Lec1erc con 86 barcos
fuerzas represivas en virtud de sus debilidades intrÍnse- y cerca de 30.000 hombres para retomar la isla y allí sufrirá la
cas ... Pero también eran inev1tables porque expresaban la primera gran derrota de su historia militar. Pero, logran a~resar ,a
protesta contra una situación social insoportable suscepti- Louverture y 11evarlo a París, donde muere en la carcel dos anos mas
ble de mantener siempre encendido el fuego insurrecciona1. tarde. Jean Jacques Dessalines toma su lugar y en 1803 vence a una
Esta situación era la que producía, en cada generación, nueva expedición francesa. Nombrado gobernador vitalicio, elIde
nuevos grupos dirigentes que actuando en nombre de la enero de 1804 proclama la independencia de Saint Domingue cam-
vieja leyenda renacentista mantenían viva la conciencia de biando su nombre por el de Haití. El asesinato de Dessalines en 1806
la expoliación de que eran objeto. Se generó así un estado desata graves conflictos, mientras el país se divide .en dos :egiones
endémico de inquietud social y de rebelión incipiente que enfrentadas entre sí: en el norte, el gobernador Chnstophe Implanta
no 11ega~a jamás a un enfrentamiento victorioso, pero que una dictadura política que más tarde se transforma en monarquía. En
consegma mantener y fortalecer los lazos de cohesión el sur, Alexander Petión establece una república democrática: la
étnica, perpetuar su propia visión de la conquista y conser- primera en- el mundo de alcance integral, si se tie.ne en cuenta q~e
var la esperanza de una revancha que devolviese a las los Estados Unidos y Francia mantenían la esclavItud y el coloma-
pob~aciones del altiplano laautononúa y la dignidad perdi- lismo. Petión reparte las tierras entre los antiguos esclavos y durante
das.~o
más de una década, hasta su muerte en 1818, gobernará por consenso
en un clima de paz. Esa democracia integral y su líder, ejercerán
Este ciclo de resistencias se cierra al finalizar el siglo XVIII con decisiva influencia en las luchas y en las ideas de Simón Bolívar31 •
el levantanuento de Tupac Amaru II en 1780-1781 y con la revolu-
ClOn n:gra liderad~ yor Boukman, Touissant Louverture y Jean Jacques A su vez estos movimientos expresan los complejos fenómenos
Dessalmes en HaltJ; que proclaman en ese dOllUIUO francés del Ca- sociales y c~lturales que se fueron procesando en los tres siglos de
ribe la primera república independiente de América Latina. Contem- dominación hispanoportuguesa. En el transcurso de ese perío~o, ~as
poráneos de la Revolución Francesa, los haitianos 11evarán hasta sus soberbias civilizatorias, las ambiciones e intereses, las expenencIas
últimas consecuencias los postulados de igualdad, libertad y fraterni- vitales límite, las tradiciones étnico-culturales, las nuevas condiciones
dad. En agosto de 1791, una insurrección de los 500.000 esclavos de producción e intercambio, las afluencias poblacionales y I~s
q~e trabajaban en la colonia destruye las plantaciones e incendia la trastocamientos sociales van constituyendo dos grandes patrones SOCIO-
CIUdad de Puerto Príncipe. Poco después, designan gobernador a culturales a través de ~na- amalgama de aportes de marcada diversi-
~uve~ture .y ~e decreta la abolición de la esclavitud; algo que las dad. En cada uno de e110s será posible detectar elementos básicos de
Ide . :gu~tana~ de la Rev,olucio~l. rancesa no contemp a an: a
definición en torno a valores constitutivos, percepciones existenciales
I Asafmm:a--Conshtuyente habla deflllldo al iñITlcü de negros como y visiones del mundo, que se irán reproduciendo y alimentando en
( "c.oll~ercio nacional" y sólo anuló las diferencias de sangre entre las sucesivas generaciones sin haber logrado, hasta el presente, una
anstocratas y plebeyos franceses, pero no la de libres y esclavos en' síntesis capaz de revertir su histórico conflict?: por una parte, el
las colonias. " patrón socio-cultural de corte oligárquico-señorzal; por otra, su con-
~ ,
trapartida popular.
Ante la situación creada en Saint Donungue, la Convención envía
en 1793 a los jacobinos Santonax y Polverel con seis mil hombres Estos dos sustratos tienen entre sí múltiples puntos de cont~v
par~ reprimir el levantanuento; pero el fracaso de su empresa los intercambios, espacios--gnses y elementos de yuxtaposi<j_on. Existen
obhga ~ reconocer ~l nuevo gobierno. Sin embargo, seguirán años de presfanios, readaptaciones y fenómenos de adopción d~ el:mentos. ~e
luchas lllternas: prullero, los negros y mulatos contra los blancos' cada uno de ellos por parte del otro. Dado que la hlstona es dma-
más tarde, cuando estos últimos fueron expulsados, se desatarÍaI; mica tanto los patrones socioculturales de las clases dominantes como
nuevos conflictos entre negros y mulatos, aunados a las presiones los d'e los sectores subalternos se transforman continuamente, creando
fran~esa~ para recuperar ese estratégico enclave colonial y al
hoshganlJento de Inglaterra que tenúa por sus propias posesiones en 31 Bosch, Juan: Bolívar y la guerra social, Buenos Aires, Jorge Álvarez, 1966.

- Ibarra y Rodríguez, Eduardo: op. c i t . . •. ." .


30 Ribeiro, Darcy, op. cit. - Vitale, Luis: "Haití: primera nación independiente de Amenca LatlOa ,Buenos Aires,
en Todo es historia, 1987.

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ALCIM ARGUMEDO
Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMERlCA LATINA

normas, comportamientos y símbolos que confluyen y se oponen, que


no se dan en total aislamiento unos de otros. No obstante esta com- tienen alma e interpretando que los indios eran amentes, falt,os de
plejidad de sus características y ¡elaciones mutuas, son dos formas razón como para considerarlos integralmente humanos, el pat:-on s~­
flln~amentales ~e vertebración social y cultural. Dos polos cuyos ñorial reproducirá a lo largo de los siglos una contundente dI~tan~!a
perfIles respectIvos se hacen más visibles en sus manifestaciones con las capas sociales oprillúdas. En este marco, la deshuma~zacIOn
(
J \ \.' ~xtrel1las. y si bien existen otras expresiones socioculturales interme- y el exterminio no podían conside;arse como. una afrenta a DIOS. Por
\ dias, con mayor o menor peso según los países, la fuerza' de atrac- el contrario, muchas veces se hacIan necesanos Ipara honrar su nom-
ción que cada uno de ellos ha ejercido históricamente, definió los bre y otras para alcanzar la civilización:
principales
........ -~---
ejes del antagonismo en América Latina:
El racismo era un componente indispensable en la menta- ~
En el sentido más amplio, se trata de la contraposición de lidad de cualquier gamonal: existían razas, unas. eran (
dos diferentes visiones humanas por imbricadas que estén; superiores a otras, de allí que el colono de una hacIe~da !
de dos culturas distintas, dado que la cultura es también una debiera mirar desde -a bajo al misti, tratarlo con veneraCIOn,
concepción del mundo y de la vida del hombre, la sociedad ha blarle como si estuviera siempre suplicando, llúentras el
y la naturaleza ... Los participantes de la cultura dominante gamonal debía mantener el tono estentóreo y de mando en
y'popular hablan dos leIlguajes distintos, por 10 <ipe no s~ la voz. Hombres de a pie y hombres de a ca balIo; hombres
~tienden: tienen dos cosmovisiones y sociovisiones difé= descalzos y hombres con largas botas.33
~ntes. No hay acuerdo entre ellos en virtud de 10sdifereÍl-
tes componentes de sus lenguajes, signos y símbolos ... Por En todo el período de la colonia, este sustrato socioc~l~ural te~drá
ello podrá notarse que la idea del todo social (la nación, por una cierta similitud entre las diversas zonas de Amenca Latllla,
ejemplo) difiere entre 10Spoifádores de la cultura popular derivada del peso de la referencia. hispana y portugues~ en .s~ co~s-,
y los de la cultura dominante, porque su herencia cultural titución y desarrollo. Luego de la llldependencla, el patron ohgarqUlco "
difiere en sus contenidos.32 conservará el espíritu discriminatorio, readaptando l?s fund~mentos y"
los modos de expresión a los nuevos tiempos e Ideas, Slll q.ue se
A grandes rasgos, con las facetas que adquiere en las distintas quiebre el eje fundante del desprecio ~ocial y c~lt~ral haCIa las
regiones, el patrón oligárquico-señorial estará asentado en las nuevas mayorías populares. Dóciles ante las preSIOnes econOllllcas y cUltu:a-)
"aristocracias" formadas en América por los descendientes de los les externas estos sectores buscarán como aliados a las potencIas
aventureros, ex-convictos, delincuentes, hijos segundones o campesi- extranjeras de turno para resguardar su predomin!o. Sobre ello~ s.e
nos misérrimos que integraron el grueso de las corrientes conquista- sustentan las relaciones neocoloniales que, a los Jllter~s.e,s eCOllOIlU-
doras y colonizadoras hispano-lusitanas. A partir de las fortunas cos, unen el orgullo de sentirse escogidos para un~ IlUSIOll.~: hom-
amasadas en encomiendas, aSieI!tos de esclavos, explotaciones núne- bres superiores, aún cuando esto requiera una actItud S~~Il ..
ras, plantaciones, obrajes o expediciones genocidas, las siguientes Por otra parte, el patrón sociocultural popular se. l~a for]3n.do
generaciones irán adquiriendo un cierto refinamiento. Construyendo como una elaboración colectiva que se procesa en las dlstllltas reglO-
alcurnias que diluyen los orígenes y les permiten asunúrse como 1 del sl·glo XVI.
nes a par t·r No se, trata por supuesto, de unad. .mera
( razas elegidas, portadoras de la sangre, la civilización, la cultura y 1 ., de las
pro o n g a c l O n . .culturas precolombinas, ya que las
D b·d con 1lClOnes
' la religión europeas. existenciales fueron profundamente conll1ocionad~~. .e loa a p~e-
Este patrón mantendrá como una constante la convicción de su sencia española y portuguesa, se produjeron modl~lcacIOnes sustanCIa-
iéJ superioridad racial y cultural y un complementario desprecio hacia les ;n la estructura social de estos pueblos y surgIeron nuevas. for!,nas
las poblaciones autóctonas y de origen negro. En una alta proporción, de organización inducidas por el poder colonial. Se desartIculo la
el desprecio se extiende hasta sus propios hijos mestizados, a quienes
no obstante buscarán cooptar para consolidar su dominio. Fieles se-
guidores de los preceptos teológicos que afirma ban que los ilegros no 33Flores Galindo, Alberto: op. cit. .. .
34Franco. Carlos: Castro Pozo; nación, modemiz~c!ón ~~ldógena, y soc~a/¡smo, Lima,
Centr~ de Estudios para el Desarrollo y la PartlClpaclOn (CEDEP) N-7, 1989.
32 Durán, LeoneI: op. cit.
- Colombres, Adolfo: op. cit.
- Ribeiro, Darcy: op. cit.

152
153
. e...

ALCIRA ARGUMEDO
Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMÉRICA LATINA

vi~a religiosa y las tradiciones laborales mientras las


ah~entación, la farmacopea, las vestiment~s lenguas, la permitiendo el surgimiento de algunos factores de cohesión social;
vanan un perfil autóctono más nítido y si b~ las arte~amas, conser- pero, al mismo tiempo, se buscó incentivar las rivalidades para evitar
se mantienen ejes de cohesión s¿ci;l I~n a ~arhr de entonces la articulación de las rebeldías. Se fueron dando así situaciones con-
nativos en tanto . .y. resIstencIa de los grupos tradictorias, donde el desprecio, la desconfia nza y la agresividad en
dades ét . I?r~pos. -no :omo mdIvIduos aislados- las identi- el interior de las clases populares contrastaron muchas veces con su
mcas ongmanas seran transfor d '
mestizaje racial y cultural de envergadura~~ as por fenomenos de
,. participación conjunta en diferentes levantamientos de protesta 37.
Junto a las culturas india 1 f . En la dinámica de la relación entre estos dos grandes polos SOciO-1
fund~I~lental . en la conforma~~~~l ~so;u~~a~:e~~~:~!tu~ron un aporte culturales, los mestizajes de europeos, indios y negros habrán de
condIcIOnes mfrahull1anas de existencia que se im " pesIar de las jugar un rol dramático, como expresión de los intercambios produci-
vos --el d" pOIlIan a os escla- dos en las sucesivas generaciones. Los mestizos conforman en los
:inco añO;r~m:u I~n~:e:~~: ~:~~:raiu:e e~:l~ ~:~~~~:n;~ ~~l1cu~a ten comienzos una franja incierta dentro de la población colonial, donde
el tono de la piel pasaría a ser el factor determinante del valor
are~s, es~e~Ialmente en la danza, la música y los rituales rer ~Ier as
caSI las UIlIcas expresiones de creatividad 't'd IglOSOS, humano. En un extremo de esa escala estaba el blanco puro y en el
explotación: . pernu 1 as por una dura otro, rayano en la animalidad,' el negro africano y muy cerca el
iridio. Sus entrecruzamientos darían origen a los mestizos, castizos,
Aunque esta masa humana pertenecía a diversas culturas mulatos, moriscos, chinos, salta atrás, gribaros, lobos, albarazados y
como la yoruba: fanti, ashallti, mandinga, bakongo, "no te entiendo"; en una estratificación social donde,cllanto maygr
benguela.' etc., tema la base común de unarumismo vitalista fllera la cantidad de sangre blanca, mayor era la consideración que
y una sene de co~~mbres en muchos aspectos semejantes. recibía el individu0 38 • -

~ llegar a ~me~Ica, se produjo entre ellas una fuerte En las primeras generaciones, estos vástagos de la conquista ter-
lIlter~ultur.acIOn, mevitable ante el contacto o la forzada minaron rechazados cuando los padres europeos deciden organizar sus
conVIvenCIa en .las senzalas y la necesidad de defenderse familias, acabar con el concubinato y reemplazar a sus mujeres in-
?el,blanco. Talmterculturación se extendió también a los dias por españolas o portuguesas. Para las madres, tenían el estigma
lIldIgenas" como 10 vemos en la mitología del llamado de la derrota y la eventual violación, creándose situaciones que blo-
ca~domble caboc!o en el nordeste brasileño ... Las culturas queaban los afectos y su incorporación natural en los grupos familia-
~fncana.s pueden existir como rest-culturas (elementos res maternos. Engrosaron entonces las filas de los vagabundos, a los
lIlC?nSCH~~ltes que flotan en otras realidades culturales que quedaba la posibilidad de buscar nuevas tierras o enrolarse en
en~quecle~ldolas con las modificaciones gramaticales por los ejércitos, para combatir o apresar indios rebeldes y esclavos fu-
la mfluencIa negra, palabras, modismos, etc.), como neo- gitivos. En ellos la identidad sería un problema angustiante .. Huían de
culturas (el candomblé caboclo de los sertones la capoeira este modo de la violencia que pesaba sobre los pueblos nativos y los
el bambuco, la ~antería, etc.) y como fonuas r;lativament; esclavos, identificándose con los blancos, como los mamelucos que
puras como CIertos candomblés gegés-nagó (yoruba- asolaron las misiones jesuíticas en el Brasil, los mulatos frente a los
dahome~ano o. ewe) y ketú de Bahía, donde el lenguaje negros en Haití o una amplia fracción de mestizos que sustentarían
ceremomal afncano se mantiene pese a los siglos.36 las fuerzas del orden colonial en el virreynato de México, Nueva
Granada o el Perú. Pero en ese mundo de pasiones encontradas,
.. Por encima de la heterogeneidad de estos ' también serían mestizos y mulatos muchos de los que integraron o
- española y portuguesa d .
CIOn ongenes, la coloniza-
t d ~e ~Jo a. un.a condición común de explo- encabezaron las insurrecciones populares; y otros, como Garcilaso de
a os a los diversos grupos et d la Vega --ese 'hombre a quien Miguel de Cervantes admiraba-
IlICOS m lanos y a los esclavos negros,
podrían usar los conocimientos que les otorgaba su privilegio relativo
3S Durán, Leonel: op. cit.

- Stavenhagen, Adolfo: op. cit.


- Flores Galindo, Alberto: op. cit. 37 Flores Galindo, Alberto: ·op. cit.

36 Colombres, Adolfo: op. cit. -Stavenhagen, Adolfo: op. cit.


38 Colombres, Adolfo: op. cit.

154
155
\.

ALC/M ARGUMEDO
Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMÉRICA LATINA
para aportar al en . '.
das39. nqueclIllIento de las identidades
culturales acosa- bién a través de otros canales --el testimonio, el ensayo, la biogra- ?/
A 10 largo del siglo XVIII d fía, la literatura- como múltiples maneras de expresar:
los primeros Contactos los m 't,Pasa as algunas generaciones desde
c d , e s IZOS crecen de 'r La capacidad del hombre, de la cultura del pueblo para
r~an .0 ,agregados sociales con erfile ' m?!?ra Icamente y van
s
mas dlIlamico en las sociedade/latino ma~ deftmdos, con un papel bloquear, desviar, reelaborar o invertir 10 que recibe; para
d?s en la constante tormenta de s amenca.nas, aunque "sumergi- crear propuestas a partir de sus necesidades políticas,
dIferencia de los indígenas o 1 us tendencIas contradictorias" A económicas, culturales o meramente "humanas"; para leer
estrat '. os negros que pe . hechos y no palabras; para defender su identidad aún en las
os mas baJOS; y de los blancos u'. Tmanecen entre los
dadas, los mestizos comjenzan a . t~ 9 e lIltegran las capas acomo- condiciones más precarias ... Una ancestral reivindicación
les de la estructura colonial . par IClpar en diferentes clases socia- del hombre común frente a esas concepciones que, abierta
y Ir!' ' lIllpregnando como f,' o solapadamente, desde el autoritarismo o desde la más fina
mu I.lOnne su engarce entre los 01 . Un enomeno nuevo
a su formación4o. p os sOCIOculturales que aportaron cultura, lo trataron como bárbaro, ignorante o idiota. Como
manipulable ... 42
En este despliegue inabordable de . .
turales del mundo popular en Am" llLlall~festacIOlles sociales y cul-
comid' enca atma -len .
. as, memonas, artesaIúas saberes . guas, vestImentas, d. Los procesos político-culturales a partir de la emancipación
fIestas, danzas, música n'tos' d " ~ c~eenclas, medicinas, rituales
l' , e lIUclaclón b' ,
resa tan CIertas aspiraciones 1 ,eroes, bermandades_ Por último, la crisis del imperio español y las luchas por la
puntos mínimos de cobesió / va ores. comunes que establecen los independencia harán emerger estas fuerzas subterráneas que, en la
r:cuperación de la dignidad ~ l~or encl1n~ de tales diferencias. La nueva etapa, adquieren formas decididamente políticas, con mayor
ttdades, la rebeldía freIlte a la aut~l;onlla, la defensa de sus iden- grado de sistematización en sus fonllulaciones. Las articulaciones
.
mIenta para afrontar situ· OpresIOn
, . ,a 1
so l'd'
1 andad como bena-
aCIOnes cntlcas son 1 económicas, políticas, sociales y culturales que se procesan desde
rasgos de similitud al bete' , e ementos que otorgan entonces, van constituyendo las dos líneas más gravitantes que han
eomo toda cultura de resist rogeneo sustrato p
. d
1 l'
opu ar atmoamericano. de confrontar en los doscientos años siguientes, como expresión de
proporcional de los códigos e;lcIa e las clases sometidas, el peso mundoi"i que co'nviven conflictivamente en América Latina; de socie-
d'd ' Lormas de trausm' " .
e sentI o a través de la t d' " ISIOn y artIculaciones dades duales con graves dificultades de integración entre los polos
ra
P oemas_ es altamente signifi~ r ICIOn oral -relat b' .
L os, Istonas, cuentos socioculturales originarios. El complejo desarrollo de una historia de
comunicación en las relacio a IV.O· a lengua orales medio d~ antagonismos, permutas y yuxtaposiciones, no logró superar el abis-
es
las pequeñas trausaccI'oIles cno sO~lal 1es primarias, entre vecinos el} mo entre esos sustratos que muchas veces se enfrentaron abiertamen-
merCIa es e r
d' .
ICIOnales, en aspectos de la vida r.' n Iestas y ceremonias 'tra- te y otras penllanecieron como raigambres cuyos contactos superficia-
es. UI~ elemento de socialización po IÍ1ca l?~~l y, fundamentalmente, les, metamorfosis o lugares de aparente confluencia no pudieron di-
pnncIpales valores y cosmov" y dtransnllsIOn generacional de los simular la distancia entre disímiles verdades, entre códigos perdura-
mco ., ISlOnes e 10 popula 41 e
. rporacIOn de la escritura y 1 . r. on la paulatina bles, entre formas de percibir el mundo hondamente diferenciadas 43 •
mcos" propios, estas concepcion:semergencla, de "intelectuales orgá-
comenzaran a manifestarse tam-
- Acevedo Hernández, A.: Los cantores populares chilenos, Santiago de Chile,
39 Cervantes, Miouel d . .. Editorial Nascimento, 1933.
1979. o e. DOIl Q!//jote de la lvIancha, Baracelona Ed't . lB - Americano do Brasil: Cancioneiro de trovas de Brasil Central, Sao Paulo, Editorial
' l OfIa ruouera Monteiro, 1925.
- Flores Galindo Alberto' . o ,
R 'b . ' . op. Cll. - Stavenhagen, Adolfo: op. cit.
- 1 elro, Darcy: op. cit.
- Colombres, Adolfo: op. cit. .2 Ford, Aníbal: op. cit .
•0 D . Le - García Canclini, Néstor: "La cultura visual después del arte culto y popular" en
uran, onel: op. cit.
-Flores Galindo Alberto' . Imágelles descollocidas ... op. cit.
H ' . op. Clf.
-Biagini, Hugo:Filosofía americalla e idelltidad: el cOllflictil'o caso argelltillo, Buenos
FernándezLatourOlo,c " Aires, EUDEBA, 1989.
I . ' oa. antares ¡listoricos d I d" ,
nstItuto Nacional de Investioaciones Folkl •e. a tra ICIOIl argentina, Buenos Aires
o • oncas, 1960. ' H Bonfil, Batalla, Guillermo: "Lo propio y lo ajeno: una aproximación al problema del
control cultural" en Colombres, Adolfo: op. cit.

156
157
\ ..

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _~A:L:CI::RA ARGUMEDO

, ~atrimonios culturales y realidade Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMÉRICA LATINA


1
'ImItes
. claros
' de d emarcac¡ón-
. s que no SI' empIe
. eVIdenCIaron
. .
ImpIde a la cultura dominante' dPebrol donde ese dualismo constüutl'VO una fractura que atraviesa las realidades nacionales y escinde al
nes '. o eo-ar d f 'd continente más fuertemente aún que las fronteras territoriales.
opnmIdas. Porque si la cal . b " e I~l amente a las tradicio-
tarde la heo- '. omzacIOn hIspan En esta cuarta etapa es posible distinguir diversas coyunturas donde
. bemoma mo-Iesa o n o r t · oeportuguesa y m'ís
determ d "'. eamencana d" ,
ma os estamentos locales d ' pu Ieron asentarse sobre pueden apreciarse --con las peculiaridades de los diferentes momen-
peas d d I e raIces pred .
r ' an o ugar a una continuidad h' t' . ommantemente euro- tos históricos y la composición social predominante de cada uno de

<i
~ Ian~as; no menor continuidad ex .. IS anca en el carácter de esas
IdentIdades culturales los movim' hibIeron las formas resistentes las
aIt~rnativos de orien~ación o u/lentos de protesta y los proy~ct~s
ellos- el carácter sincrónico que van adquiriendo los avances y
retrocesos de las luchas populares; de las vertientes que buscan cons-
truir un continente autónomo y justo, de amplia integración y parti-
~?cIales .qu~ .fundamentan la ~xi~te~~'ia T:'o~, ~uItural.es, políticos ; cipación social, frente a los intentos de consolidación de los domi-
meas hIstoncas: n enca LaUna de esas dos nios necoloniales. Como afirma Hemández Arregui, "Hispanoamérica ~
tiene una sola edad y sus grandes acontecimientos históricos son
Dos fuerzas corren desde el fon . sincrónicos"46. Una sincronía histórica que, con mayor o menor én-
veces su combate e b ,do de nuestra hIstoria. A fasis en las distintas áreas, se reproduce desde la consolidación de
batalla visible Por ms su. terraneo'' o tras veces libran
d . amentos sus voces ' los imperios coloniales hispano y portugués; las luchas por la inde-
as; otras veces despiden o-r' . . estan Conteni- pendencia; los conflictos entre "unitarios" y "federales" con sus de-
dolor. De un lado una fu b Itas hl~Ientes de guerra o de nominaciones propias en cada país; la consolidación de los gobiernos
d . erza amen cana t . .
a pnmacía y respeta el d I ' ' erntonal, que oligárquicos, contemporáneos con el Brasil republicano a fines del
l os modos mentales y sent' esarro lo mter'
l IOr, que prefiere XIX; los movimientos de oposición a esos dominios entre finales de
lmenta es propi
mente constituyente a u t . os ... esencial- siglo y la Primera Guerra Mundial; las dictaduras militares de la
lado una fuerza eur~ . onomIs.ta, federalista. De otro
f pelZante pnmero l' . década del treinta; los nacionalismos populares de los cuare.nta y
lempos, versátil hacia d' t' y, en os ultImas cincuenta; las dictaduras y los gobiemos desarrollistas de comienzos
t . IS lntos rumbos t-
uana y metropolista, a eo-ad , e x .ranos, por- de los sesenta; el resurgimiento de los movimientos de masas al
Y económicos externos ~ '" . a a los vmculos Ideológicos finalizar ese decenio; las dictaduras neomonetaristas al promediar los
. qUIenes concede .
enCIma y por debajo de las d . . pnmacía ... Por setenta; la reimplantación de las democracias y los modelos de ajuste
disimulantes que toma' enfommacIOnes eventuales o neo liberal en los ochenta y los interrogantes que plantean los años
. n esas uerzas tod J

!
naCIOnal se nutre de su d'la 1"ectIca.44 ' o e acontecer. noventa 47.
Las fragmentaciones impulsadas por los proyectos imperiales a
)"- F:ente a las sucesivas influenc'
que Impregnan a los est t d I~S de los centros del poder mundial partir de la emancipación, se consolidaron por medio de esos grupos
base d I ra os ommantes es oligárquicos y cIases acomodadas locales que obtenían prebendas de
. s e os proyectos autonomistas ' as otras ideas serán las
tIv.as. de rearticulación Olio-árqu' .popu~ares Opuestos a las alterna- las alianzas "bilaterales" con las metrópolis, en detrimento de la
posibilidad de integrarse como un país-continente verdaderamente
latmoam~ricana en los sio-I;s xI~o-lTi~nal, que signan la historia
autónomo; al tiempo que tendían a marginar a los sectores populares
reprodUCIrse bajo distinta~ pro uesia . ,~stas corrientes habrán de
del un conflicto originario no r~suelt~ pobtICas, como manifestación
que poblaban sus mismos espacios territoriales. Artífices del interés
permanente de Gran Bretaña y los Estados Unidos en mantener las
c~ tur~,. a la política y a la canfor q~~ otorg~ a la historia, a la
dI amatIca complejidad y prof d macIOn economica caracteres de divisiones entre países débiles, como lo muestran sus respectivas
estructuración entre clases d u.n os desencuentros. Donde en la intervenciones desde las luchas por la independencia hasta la guerra
condiciones d b' ommantes y vastas c . ' de las Malvinas o la negociación de la deuda extema continental.
f e su ordmación las dife' '. apas SOCIales en
uertemente connotadas por I~s ex ...IenCIaC,IO~es económicas están
PI eSIOnes etmco-culturales45. pensar la modernidad sin dejar de ser indios", en David y Galiatlz, op. cit.
+1 ' como
Del Mazo Gab . l' El . -Ribeiro, Darcy: "O pavo Latino-americano", op. cit.
A' . '.. ne. ra{/¡calisl1lo' enl'a b .
11 es, EdICiones Gure 1957 . . yo So re SIlIzIS!oria y Sil doct¡·[· B '6 Hernández Arregui, Juan José: op. cit.
45 e ' . na, uenos
. alderón, Fernando' HA _. . • ,? Ribeiro, Darcy: op. cit.
. menca LatIna: Identidad y tiempos '.
mIxtos o como tratar de - Argumedo, A1cira: Los laberintos de la crisis (América Latina: poder transnaciollal
y comunicaciones), Buenos Aires, Puntosur/ILET, 1985.

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159
-------
1
ALClRA ARGUMEDO
Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMÉRICA L<\.TINA
I La fortaleza que ha exhibido el . . .. '. " . '.
, encuentra sus razones en estas .ndeocolomahsmo en América Latina conductas contradictorias hacia los antiguos habitantes. Con una in-
, SOCie ades . d'd sospechada capacidad de asimilación, fueron integrando nuevos sec-
y en las tradiciones culturales má .escm l as en las memorias
. ' $ Sustantwas y de I .
que no h a SIdo posible aún en I . a nusma manera tores populares, cIases medias y grupos privilegiados según los azares
' a mayor parte de '
a Icanzar una visión superado d I ' ,nuestros paIses, de su actitividad económica; y se desgajan en sus comportamientos
., d ra e os antagomsmos I . políticos entre esos dos grandes polos socioculturales conformados en
CI?n e los grandes acontecimientos histórico . y ~ mterpreta-
nllca que presenta el continenle ,s, la dIspandad econó- el país durante los siglos anteriores. Porque si muchas veces una
aberrante de ese dualismo no salda~~ es mas que la degradación proporción de los estratos medios fomlados a partir de esos aportes
en que Europa, los conquistad que s~ remonta a las formas actuaron como base de oposición a los proyectos populares, también
ot1"O_ en. ~stos ,territorios'IB ) - - , ores y colonIzadores" per~i~ieron al de allí saldrían fracciones sociales, políticas e intelectuales identifi-
cadas con las vertientes de fuerte arraigo social. Por eso no llama la
Más allá dé His'Cíeilouunaciones 1 . lf1 '. -'- .•~
atención en la Argentina que muchos de los intelectuales orgánicos
f?rmas específicas de institucionali;ac~~ II ~~~clas Ideológicas o las
nendo a partir de la indepe d . IOn po IÍlca que fueran adqui- de las tradiciones políticas nacionales y populares de este siglo se
n encla estas grandes r h" . llamen Moisés Lebensohn, Homero~a,:lz1gEe .0 Joll.~ ..\V'il!ian~,Cooke.\
pue d en encontrarse con mayo ' .. meas IStoncas
. , r o menor mtIdez en . d En ias décadas de-1930y'1940, las migraciones internas vincu-
naCIOnes latinoamericanas. La 'línea J¡' , . ' . caSI fa as las
procesa a través de las generacione . dl~o~lca nacwnal-popular se ladas con la incipiente industrialización, hicieron llegar a los centros
cia y las aspiraciones de autononú s, . o~ ~ os ~llandatos de resisten- urbanos del litoral a los descendientes de esas poblaciones indígenas,
jUS
de grandes rebeldías van transllú'~' d ICdIa y hbertad; las memorias mestizas y gauchas cuyo peso demográfico -pasadas tres generaciones
l' ' 1 len ose e padres a hi" d b desde los grandes genocidios- volvía a ser significativo. Los arrabales
os a metas, alimenta ndo ese ba . d . JOS, e a ue-
ejemplo, un ejercicio de este f gaje e .otra~ ideas. En México, por de las ciudades se fueron poblando de gente que hablaba español, pero
de quienes lucharon junto a Cu:~~té~mllte hg~r ~ los descendientes también quechua o guaraní. Eran "los negros"; venían desde el norte
azteca hacia 15?? con 1 oc en la u1tul1a gran resistencia portando sus tradiciones y una versión de la historia que cuestionaba el
--, os numerosos levanta lll' t .
período COlolual y desde 1 en os que signaron el relato de las cIases dominantes. Las líneas genealógicas los ligaban con
. esos troncos f T
muchos casos mestizados con blancos ~nlI la~es originarios, en remotas aspiraciones de digIudad: en el Noroeste pueden rastrearse sus
a Hidalgo y Morelos en los . ' nace~la~ qUJen:s acompañaron ligamentos familiares con las rebeliones caIchaquíes de 1630 y 1660 Y
de orientación popular. Un SiJ~:eár~Sta~~OVllllIen~OS lIldep~n~entistas ' un siglo más tarde con el levantanuento de Tupac Amaru. Los hijos
esos combatientes fueron liderados v;i los metas y bIzmetos de gauchos de aquellos guerreros sustentaron las luchas de Juan Martín de
ban las corrientes más radicalizada!o:e 1 ~ Y Zap~:a, que .expresa-
1
Güemes hacia 1810; los nietos estuvieron en 1840 con Facundo Quiroga
1910; y sobre el apoyo d 1 .~ evolUclOn MeXIcana de y los biznietos con el Chacha Peñaloza y Felipe Varela al promediar
' d
C ar e a generaclOn siguient d L' el decelUO de 1860. Integraron las montoneras federales derrotadas y
enas profundizar las olítica d ". ., e pu o azaro
entre 1934 y 1940 A P s e.. reIVlIldICaClOn nacional y social \ aniquiladas, contra quienes estuvo dirigida la nefasta cOIlSigIla de "no
" . su vez, los hijOS y luetos d .
seran la base social más importa n t d C e esos cardemstas ahorrar sangre de gauchos". Silenciosos y replegados, no hicieron la
su propio nombre y más allá d e e uauhtémoc C?árdenas que, en guerra sino el amor; y sus propios biznietos van arribando a las ciuda-
sintetiza cinco siglos de h' t . e sus leventua!es aCIertos o errores, des con el SigilO de la estirpe en los rostros morenos. Se encontraron
, IS ona popu ar meXIcana. allí con aquéllos que velúan del Noreste -también bizluetos de la
Estas hneas adquieren caracteres s' I gente de Solano López y López Jordán- y serían liderados por el Iueto
la magnitud de los contin entes . Illgu. ares en la Argentina, dada
país desde fines del XIX gAI' I~lgratonos europeos que llegan al mestizo de un guerrero mapuche del Sur.
eliminación de una parte ~igni:i~~~iv;udee ~n Bras~l o en .Uruguay, la Esta experiencia histórica de las mayorías latinoamericanas irá
la decisión de poblar ca 1 os pue os natIvos llevó a conformando, a través de diversas vertientes y síntesis, una matriz
• 1 razas europeas aquéllo qu h . f'
ese SIglo aparecía como un d . t . e aCla mes de autónoma de pensamiento. De la misma manera que las principales
d e suplantación de un pobl ., eSler o SOCial Sin emba g I . corrientes ideológicas europeas constituyen una explicitación teórica
' . r o, os mtentos
quías, iba a generar entreac:~~l ~~;c~~~i::t~~lO;~dos por. las. oligar- de aspiraciones preexistentes y aparecen como la fundamentación de
esos IllImgrantes visiones del mundo procesadas en las vivencias existenciales y polí-
"3 Todorov, Tzvetao: op. cil. ticas de vastas capas de población. Al igual que lo ocurrido con las
ideas de la Ilustración, también en América Latina es posible detectar

160
161
ALCIRA ARaUMEDO Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMÉRICA LATINA

el proceso histórico que diera origen a una corriente autónoma de 3. SUSTRATOS CULTURALES y CONSENSOS
ideas de signo nacional y popular. Modos de interpretación,
vertebraciones conceptuales, valores constitutivos, cosmovisiones de- En la persistencia de esas estructuras profundas de significantes .Y
sarrol1adas en infinidad de experiencias, conocimientos y prácticas experiencias socioculturales, se encuentran la: .claves .de la compleja
sociales, en momentos de repliegue o confrontación. Con hilos de evolución de la política y las ideas en Amenc~ Latma:
continuidad que expresan la otra versión del relato; capaces de alcan-
zar mayores niveles de articulación teórica y confrontar, también en No llamo ideas solamente a las expresiones sistemáticas de
el plano del pensamiento sistematizado, con las grandes matrices un pensamiento metódicamente ordenado sino .t~mb~é~1 a
europeas que influyeron en los proyectos orgánicos a los cuales se aquéllas que aún no han alcanzado una fom1UlaclOn teor~~a
enfrentó predominantemente en térnúnos políticos. rigurosa; y no sólo a las que emergen d~ una reflexIOn
teórica sino también a las que se van constItuyendo lenta-
Desde esta óptica, los movinúentos populares no son, como a
mente como una interpretación de la realidad y de sus
menudo 'se afirma, una mera manifestación de fuerzas tradicionalistas
posibles cambios. Estas otras ideas, las no rigurosas, suelen
o anacrónicas, de oposición a las transformaciones del mundo. Por el
contrario, dan cuenta de ideas y voluntades sociales acerca de cómo tener más influencia en la vida colectiva. En verdad, son
han de estructurarse estas sociedades; de opciones frente a los mo': expresiones de ciertas fomlas de mentalida~ y suponen una
actitud frente a la realidad y un esquema de las formas que
delos de modemización salvaje impulsados en distintas coyunturas:
se quisiera que la realidad adoptara. Todo ello no suele ser
por los grupos de poder más concentrados y las estrategias
engendrado en la mente de las elites. Suele ser. el fruto de
hegemónicas del campo intemacional. :r-¡o se trata entonces de una
un movimiento espontáneo de vastos grupos SOCIales que se
disyuntiva ell!re cambios modemizantes y statu quo, entre progreso y~
<-_"'¡> regresión, en~re civil!zación X barbarie. Es el antagonismo de proyec-
enfrentan con una situación dada y piensan en ella como en
_./) t' tos neocolomales concentradores y fuertemente excluyentes, frente a su constrictiva circunstancia, sin perjuicio de que de las
..; / los proyectos de soberaIÚa nacional y continental, de integración elites salga quien provea la forma rigurosa de la expr~sión
.~ social, étnica y cultural, con consensos mayoritarios y una amplia conceptual y, acaso, la divisa rotunda capaz de polanzar a
• • 50
participación, como procesos endógenos asentados en la trama histó- las multitudes y enfrentar amIgos y enemIgos.
ñea de cada país. Dos formas disímiles de enfrentar la modemiza-
Clón: El desigual desarrollo de estos sustratos sociocultural~s se mal~fiesta
en una paradoja reiterada en la historia política del c~ntmente. ~enu:as
La modemización pretendida por occidente es la modemi- las corrientes originarias de Europa y los Estados. Umdos -::1
l!beralIs-
zaciónliberal y capitalista que intenta l1evar a su término mo político, el liberalismo ec?nón~ico, las. vertlel~tes POSlh-':'IStaS, el
la absorción cultural, económica y política inscrita en el marxismo ortodoxo o los nacIOnalIsmos anstocratIzantes- tJen~en a
sentido último de la conquista. Dicha modemización es no mostrar un relativo predonúlúo en los espacios culturales, educatIvos o
sólo la que nos instala en la dependencia ... sino que se acadénúcos oficiales, los movinúentos políticos que se confonuarol1 a
orienta a consumar la dependencia en la integración a partir de ellas enfrentaron fuertes dificultades pa.ra encarnar co~:nsos
occidente. Frente a el1a, Castro Pozo advierte otra posibi- mayoritarios pennanentes. Por el contrario, los. hItos de mad~lfacIOn de
lidad de modernización, cuya condición de realización es las vertientes nacional-populares gestaron amplIas convocato~as, es~ruc­
la reconquista de la autononúa político-estatal la cual sin turas de movilización capaces de permanecer en las. ,memonas s~cla.l~s
embargo sólo es posible por la reconquista de la autononúa como momentos inclaudicables a pesar de la represlO~, la. proscnpclOn
intelechlal, de la autononúa cultural y de las autononúas o la derrota. Lo cual no implica desconocer las e~penencJa~. de degra-
psicológicas, político-sociales, econónúcas, etc. Esa posi- dación que signaron el derrotero de algunas expresJO.nes pO~ltJcas popu-
bilidad de modemizaciónsolopuede arraigarse en una base lares, las crisis de representatividad, el desgaste de cIertos. IId"ra~~os, la
material, organizativa y cultural original, viva, vital...49 desvirtuación de los mandatos o la pérdida de su capaCIdad 11lhtante,
como consecuencia de los múltiples factores que actúan en los p .Jcesos
políticos latinoamericanos.
49 Franco, Carlos: op. cit. 50 Romero,José Luis: Latinoamérica: situaciones e ideologías, Buenos Aires, EdiciúJles
del Candil, 1967 (Subrayado AA)

162 163
ALClRA ARGUMEDO
Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMÉRICA LATINA

(~ :Una pe~pectiva de doscientos años de historia política en América Durante las primeras etapas de la independencia, las vertientes
t Latma Rernute establecer que, como tendencia general, las vertientes del liberales adoptadas por las clases privilegiadas criollas -muchas veces
pensanuento europeo o norteamericano sólo lograron penetrar en delga- en conflicto con las corrientes populares influenciadas por Rousseau-
~as capas dominantes, en algunos sectores de clases medias, en elites se basaron en grupos ilustrados partidarios de gobiernos restrictivos,
ll1telectual~~ o en ,~rupos .mi~ori~arios que alcanzaron distintos grados de excluyentes de las masas que habían constituido el gru<:so, de los
est~ctura~IOn polItIca o IIlStJtucIOnal, con escasa capacidad de convoca- ejércitos libertadores. La definición del c~lIdadano se r~stnngIa a los
tona persIstente entre los estratos populares, aun cuando en ciertas
sectores acomodados, hijos de los coloruzadores espanoles o .portu-
co~unturas hayan de~pertado expectativas en ellos. Diversos y contradic- gueses, decididos a mantener el orden estamental. de la colo~a con
tonos factores han Influido en su incapacidad para introducirse en las
el sólo reemplazo de las elites dirigentes, en una Jll~ependencl~ des-
ca~a~ llllly~ritarias latinoamericanas, dando lugar a un fenómeno que tinada a favorecer sus intereses, aventando los obstaculos que lmpo-
recIbIera dIferentes explicaciones sin que ello cuestione el reconoci-
miento de su existencia: Iúan los imperios en decadencia. Siguiendo las influencias de las
monarquías parlamentarias europeas o de la república .eI~ los. Esta~os
El esquema de las corrientes ideológicas en Europa Occiden- Unidos estos estratos enriquecen las concepCIOnes olIgarqmco-seno-
tal no puede servirnos de modelo porque el desarrollo de las riales ~on los aportes del librecambio y la representatividad política
corrientes ideológicas tiene allí una profunda coherencia con calificada. Sus modelos sociales concebían un incremento de la con-
e~ de~~rrollo económico, social, político y cultural. Esta centración de la tierra y los recursos naturales en sus manos y una
sltuacIOn no se da en Latinoamérica ... un análisis de sus apertura de las econonúas al comerc~o mun~ial, q~e i?a a arrasa.r con
contenidos en Latinoamérica no ayudaria mucho a entender las manufacturas locales ante las pUjantes llldustnas lllglesas ahIl~en­
los problemas latinoamericanos, porque a su vez se han tadas por las tecnologías de la Rev?lución Indus~,rial. Las meI~ta,~lda- ~
desarr?lIad~ ~tras corrientes de opinión mucho menos preci- des y los intereses largamente trabajados de esta .gente de razon los
sas y SIstema Ílcas ... aunque de arraigo mucho más profundo ... llevaría a una dura confrontación con las expreSIOnes populares que
Con esto se llega a lo que para mí constituye el nudo del pretendían imponer sus perspectivas igualitarias y .aut?nomas 53• El~tre 1
problema. En los países de desarrollo social y cultural autó- otros, hacia 1830, refiriéndose a las fuerzas umtanas, el caudIllo
nomo las ideas cOllStituyen un haz coherente con ese desarro- santafecino Estanislao López señalaba:
" lIoj pero ~l~ Latinoamérica como en eJ mundo árabe y en lo.s
Ellos y su facción se han arrogado exclusivamente la
) palse.s reClen emancipados de Asia y Africa, las ideologías se
\ mueven de distinta manera ... 51 calidad de hombres decentes e ilustrados y han proclamado
en su rabioso despecho que "sus rivales", es decir, la
Así, el contraste entre las corrientes del ~nundo metropolitano --con mayoría de los ciudadanos argentinos, son ~ordas de salv~­
jes y una chusma, una canalla vil y despr~clable ... que n:a.s
a~t? grado. de sistematización conceptual y escasa capacidad de penetra-
vale sepultar a la República en sus rul11as que pernlltu
ClOn SOCIa 1- frente a concepciones con menores niveles de
prevalezcan los federales. Esa chusma, esos gauchos que
fundamentación y desarrollo teórico pero con profundo arraigo entre las
no doblarán la rodilla delante de ellos, son nuestros padres,
masas, da cuenta de la necesidad de introducir nuevas variables en el
henllanos, parientes, amigos y conciudadanos. 54
análisis de los procesos políticos e ideológicos del continente. Hace
estallar las falaces polarizaciones entre racionalidad e irracionalidad
conciencia enajenada y elites iluminadas y otras fonnas de descalifica~
S2 Hernández Arregui, Juan José: Nacionalismo y liberación, Buenos Aires, Ediciones
ci?n del pellSamiento popular. Para desentrañar la lógica del procesa-
Hachea, 1969. . .. A.
Iluent? d: estas otras ideas es preciso entonces eliminar el prejuicio -Hernández Arregui, JuanJosé:La formación de la conCienCIa naCIOnal, Buenos Hes,
eur,o~e~ltnco sustentado en una articulación sistemática de categorías de Editorial Plus Ultra, 1973.
a.nahs~s.' fundament~~iones filosóficas y epistemológicas que S3 García Deloado Daniel: Raíces cuestionadas: la lradición popular y la democracia,
slstematIcamente tamblCn, habrían de despreciar las versiones de las Buenos A~es, Centro Editorde América Latina, Biblioteca Política Argentina NQ 245-
11111 yorías sociales la tinoamericanas52. 246,1988.
- Rosa, José María: op. cil.
SI Romero. José Luis: op. cil. s, Citado por Rivera, Jorge: El genera llu an Facundo Quiroga, Buenos Aires, Cuadernos
de Crisis Nº8, 1974.

164
165
ALCIRA ARGUMEDO Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMÉRICA LATINA

~~ Hacia fines del siglo XIX, las influencias positivistas fundamen- gama de la cuadrícula positivista destinada a diagramar un
taron "c~entíficame~te" nuevas formas de despotismos ilustrados modelo de país donde las instituciones trazarán el límite en
neocoloIllales, conSCIentes de la n,ecesidad de reforzar sus espacios de cuyo interior se asimilarían los sectores integrables a la
poder econónúco, político y núlitar frente a la experiencia de varias modernidad, en tanto q1)e la variable coercitiva operaría
?écad,as. de antagonismo con los proyectos populares. Estas bases también institucionalizadamente expulsando de él las frac-
IdeologIcas orientarían los gobiernos dictatoriales de Guzmán Blanco ciones pre o extracapitalistas renuentes a incorporarse a la
en Venezuela, Porfirio Díaz en México, Rafael Nuñez en Colombia, estructura nacional... La núrada de los epígonos nativos de
Lorenz? Latrorre, en Uruguay, las democracias oligárquicas en Chile, Spencer quedará no pocas veces fascinada por los factores
Arg:ntma o Peru y las políticas del Brasil republican0 55• Las resis- raciales que presuntamente explicarían el retraso o las
t:ncIas opuestas a los proyectos oligárquicos llevarían a la adopción frustraciones modernizantes especialmente en aquellos
Slll reparo~ de un pensamiento legitimador de la superioridad genética países que --como México, Bolivia o Perú- conservaban
~e esas elItes. Por entonces, nuevos centros imperiales habían actua- un denso y supérstite fondo indígena. 57 .
tJ hzado en Europa la fundamentación de la supremacía blanca. No
obstante sus eventuales contradicciones, esa superioridad indiscutida Complementariamente, las rebeldías populares iban a ser interpre-
de la raza, la cultura y la civilización europeas, unidas a la férrea tadas como manifestaciones regresivas de oposición al progreso, como (
decisión de legitimar la empresa imperial, en tanto "deber" de exten- fuerzas irracionales incapaces de comprender los nuevos canúnos
der a toda la humanidad la evolución alcanzada por las regiones del emprendidos por los centros civilizados, como afirmació~ de ~~a
norte .occidental, justificarían las guerras de conquista, las políticas inferioridad genética e irreversible. No entraban en la consIderacIOn
represIvas y las masacres de población. La concepción teológica acerca de estas elites las duras condiciones de vida que el nuevo orden
del ~lm~ de los negros se reformula bajo formas laicas apoyadas por económico volvía a imponer a las clases sometidas, los efectos de
la cIen~Ia, con alcance a toda población de color; y esa convicción desarticulación cultural, el hostigamiento y ruptura de los la~os
mo~enuzad.a de la inferioridad innata de vastas capas sociales incluye societales, el sentido .de dignidad y justicia latente en esas mayonas
su lIlcapacIdad para gestar un pensamiento que no sea bárbaro o sociales. Se niega toda legitimidad a las alternativas opuestas a esas
bas~ardo. Con estas ideas, las clases cultas europeizantes en América formas de modernización, dirigidas a incrementar el poder de los
I¿tllla van a plantear .l~ necesidad ~el genocidio,.Qe las soluci91!es estamentos privilegiados y los centros imperiales, condenando a las
f~es, de la eXP.!!!~tIe.~..:l cambiO_de las sangres

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fracciones populares a solventar los cuantiosos costos que tal moder-
natIvas por razas trabajadoras e lIltehgentes de origen blanc0 56: nización supuestamente requería 58 •
La incorporación más plena al mercado mundial y las tareas El contraste entre estas posiciones y las vertientes de signo popu-
de homogeneizar las estructuras sociales para tornar lar, se reproduce en los más diversos países y en diferentes períodos.
gobernables a países provenientes del período de y si es posible comparar en términos de vidas paralelas a p~nsa?ores
enfrentamientos civiles posindependistas coincidieron con latinoamericanos y europeos en distintas coyunturas de la hIstona, el
una etapa de centralización estatal y con la penetración y ejercicio es también válido para los exponentes de esas dos, grandes
difusión de la filosofía positivista ... Existe así toda una fuerzas que recorren la vida política latinoamericana. Las lmeas de
continuidad entre un Estanislao López en la Argentina de 1830 y un
José Martí en Cuba medio siglo más tarde, permiten confrontar ese
55 Halperin Donghi, Tulio: Historia contemporánea deAméricaLatina Madrid Alianza bagaje de ideas con las esbozadas, entre otros, po~ Domingo Fa~stino
1969. ' , , Sarnúento. En una carta al encargado de negocIOS de Su Majestad
- Terán, Osear: Positil'ismo y nación en la Argelllina, Buenos Aires, Puntosur, 1987. Británica, a quien solicitaba ayuda para derrocar a Juan Manuel de
-Romero, José Luis: op. cit.
Rosas, decía:
- Biagini, Hugo: op. cit.
56 Rosa, José María: op. cit.

- Halperin Donghi, Tulio: op. cit.


57Terán, Osear: op. cit.
- Halperin Do.nghi, Tulio:EI espejo dela historia: problemasargentinosyperspectivas
latll/oamerIcanas, Buenos Aires, Sudamericana, 1987. 53Romero, José Luis: El desarrollo de las ideas en la sociedad argentina del siglo XX,
- Terán, Osear: op. cit. México, Fondo de Cultura Económica, Colección Tierra Firme, 1965.
-Romero, José Luis: op. cit.

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ALCIRA ARGUMEDO
Los SILEc'1CIOS y LAS VOCES EN AMtlRICA LATINA

Pertenezco al corto número de habitantes de América del


Sur que no abriga prevención alguna contra la influencia no son más que unos indios asquerosos, a quienes habría-
europea en esta parte del mundo: como publicista he mos hecho colgar y mandaríamos colgar ahora si aparecie-
sostenido de diez años a est¡¡ parte que estaba eIlnuestro sen en una guerra de los Araucanos contra Chile, que nada
interés abrir a la Inglaterra ya todas las naciones europeas tiene que ver con esa canalla.62
la navegación de nuestros ríos, para que desenvolviese el
comercio, la riqueza, crease ciudades y estimulase la Desde una visión coherente con estos planteos todavía a princi-
producción ... Estos países, me diría, son demasiado bárba- pios del siglo XX, un diputado limeño comparaba "a .los i~d~os del
ros para ser gobernados de otro modo ... Lo que supongo que Perú con los pieles rojas, exigiendo para ellos un desÍlno slllular: el
S.S. me diría al oído, puede decirlo a boca llena sin que yo extenninio"63. Hacia la misma época, en un conocido informe sobre
se lo desapruebe. Yo he habituado los oídos de los ameri- las clases trabajadoras en la Argentina, Bialet Massé relataba que en
canos a oírse llamar bárbaros y ya no lo extrañan ... Yo Santa Fe "una persona de alta posición cree que nada hay que e~­
pertenezco, señor, al número de seis millares de argentinos tudiar de la cuestión indios; lo único que hay que hacer es externu-
a quienes en una sesión de la Sala de Representantes narlos y si queda alguno, llevarlo a la Tierra del Fueg~: -:-~,~i a
denuncia ba D. Baldomero García en 1839 como que "quie- usted le hicieran eso, ¿qué diría? -¡Es que yo no soy mdlO. . A
ren andar a la extranjera, hablar a la extranjera, vestir a la partir de estos' elementos, concluye:
extranjera" y mis simpatías por los extranjeros no lo De todo ello yo deduzco que se continúan en el siglo XX
excluyen a S.S., representante de una d~ esas naciones a todas las mañas del siglo XVI y que hace fa Ita restaurar el
quienes el gobierno de Rosas atribuye brutales caprichos e
imperio de las leyes que repriman los abusos nacidos ~an~o
infames aspiraciones. 59
de la codicia como de la falta del concepto de que el mdlO
.¡ es hombre y tiene los derechos de la humanidad. 65
Pocos años antes de esta carta, en 1832, Inglaterra se había apro-
piado de las Malvinas y otras islas del Atlántico Sur; y pocos años De otro carácter habrán de ser las dificultades encontradas por las
después, en 1845, se iniciaría el bloqueo anglo-francés al Río de la vertientes del marxismo desde fines del siglo XIX para construir
Plata para forzar la libertad de comercio penetrando en los ríos consensos masivos 'eIf América Latina. Salvo excepciones, como José
interiores. Ante esa nueva forma de agresión colonial --que se repro-
Carlos Mariátegui, la ortodoxia marxista que llega al continente tuvo
ducía en China con la Guerra del Opio- el general San Martín
limitaciones para coñiprender los rasgos originales, la particular com-
escribía desde su retiro en Francia, poniendo su espada y su persona
plejidad cultural de las clases subalternas y los mecanismos del p~der
al servicio de la nación argentina y felicitaba al gobernador de Buenos
y la expoliación en ~estas regiones. El m?rxismo busc~ba el ,suJeto
Aires, como defensor de la independencia americana 60.
social proletario que había de encarnar y lIderar el caIillno haCIa una
Halperin Donghi 6! remarca la indignación de Sarmiento --que en su radical transfonnación. Pero en sociedades predominantemente rura-
libro Facundo denunciaba los avances de la idea de igualdad como una les con tradiciones de lucha e identidades centenarias, los trabajado-
de las causas de las guerras civiles en la Argentina- frente a quienes res' industriales constituían, hasta bien entrado el siglo XX, sector~s
pretendían establecer una relación entre el Arauco prehistórico y el claramente minoritarios en su peso económico, social y cultural. Sm
Chile que nace de la conquista: embargo, el problema de una ideología sin sujeto ~1O habría de ser
el ,único que enfrentara el marxismo en este contlllente., ~ao TS,e
Quisiéramos apartar de toda cuestión americana a los
Tung daría en China una resolución propia frente a condIcIones SI-
salvajes ... para nosotros Colocolo, Lautaro y Caupolicán ...
núlares luego de la derrota de Shangai en 1927. Pero se trataba de

59 Citado porCarri, Roberto: "Pensamiento nacional y Sociología antinacional" Cátedra


62 Citado por Halperin Donghi, Tulio: El espejo ... op. cit.
Teorías Sociológicas Latinoamericanas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad
de Buenos Aires, 1970. 63 Flores Galindo, Alberto: op. cit.
60 Rosa, José María: op. cit. 6~ Bialet Massé, Juan: Informe sobre el estado de las clases obreras en el interior de la
6l Halperin Donghi, Tulio: El espejo... op .. cit. República, Buenos Aires, Imprenta y casa editora de Adolfo Grau, 1904.
65 Bialet Massé, Juan: op. cit.

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ALClRA ARGUMEDO
.r
I Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMÉRICA LJ\.TINA

alguien que ante todo fue chino y después marxista; que en esa larga dir en más de una oportunidad a una parte importante de los grupos
marxistas con los liberalismos oligárquicos en las interpretaciones de
marcha supo compenetrarse con las tradiciones, las identidades y los
la historia, de los movimientos políticos y de las concepciones del
patrimonios culturales de su pueb10 -en especial del campesinado-
y sintetizarlos, refundirlos, enriquecerlos con las herramientas que le mundo popular:
aportaba el marxismo. No sólo el pensamiento liberal cuestiona la validez de las
En el continente latinoamericano, los principales teóricos y polÍ- culturas indígenas; también lo hacen ciertas corrientes del
ticos marxistas se ligaron predominantemente con los espacios urba- pensamiento marxista ... En la medida en que la cultura es
nos, "modernos", de estas sociedades duales; y en la búsqueda del expresión de las condiciones sociales de producción, lo que
proletariado que debía estar en las ciudades, mantuvieron un sentido se puede llamar cultura indígena enM~~ico es expr~si?n de
iluminista -positivista en última instancia- que los llevaría a des- los vestigios de modos de producclOn pre-capItahstas.
preciar las raigambres culturales y las tradiciones rebeldes de las Confonne se generalizan las relaciones capitalistas de
clases populares, que componían una proporción decisiva de la pobla- producción y desaparecen las fonnas de producción ant~­
ción en los distintos países. En esta perspectiva, Juan B. Justo fue en riores, también desaparecerán irremediablemeI1te las dI-
la Argentina el claro exponente de un pensamientó político socialista versas manifestaciones culturales asociadas a éstas. Este es
que se insertaba en las áreas urbanas del litoral, de esa pampa de la un proceso histórico irreversible y además deseable., P:e-
cual fueran desalojados los pobladores nativos y sus descendientes tender la preservación de las culturas indígenas es anacrOIllCO
mestizos luego de los genocidios de 1860 y 1880. Y si bien una de yen el fondo reaccionario ... Plantear la cuestión cultural es
sus propuestas esenciales fue la necesidad de nacionalizar a los obre- frenar el desarrollo de la lucha de clases y la revolución
ros extranjeros que llegaban al puerto de Buenos Aires con el obje- social. Con base a estos argumentos y otros similares, la
tivo de participar en la acción política a través del voto universal y izquierda en México se ha manifestado en favor de una
secreto, tal nacionalización no plantearía nunca un reconocimiento de acelerada proletarización de los grupos indígenas y de

~
las identidades populares, que hacia esa época se sentían expresadas hecho coincide con el pensamiento liberal en cuanto a que
por Leandro Alem e Hipólito Yrigoyen, a quienes "despreciaba por la desaparición de las culturas indígenas es a la vez inevi-
sus formas plebeyas de aceptación de la inorganicidad de las ma- table desde el punto de vista histórico y deseable desde el
sas"66. punto de vista político.67
Ya bien entrado el siglo XX, el creCImIento de las ciudades como
cOnsecuencia de las migraciones internas que se produce a lo largo de Por ello, en el extremo opuesto, el valor de un José Carlos Mariátegui
América Latina, incorporó en la cultura urbana nuevos elementos de fue señalar las claves escondidas en las raíces culturales y en el pro-
mixturación provenientes de las tradiciones rurales que, a su vez, se blema del indio, como. bases ineludibles desde las cuales promover el
conjugan con la implantación masiva de los medios de comunica- socialism068 • Para Mariátegui el marxismo era el mito moderno y plan-
ción, dando lugar a procesos de fuerte interpenetración social y cul- teaba una revolu;ión concebida como un acto colectivo, como creaClOll
tural. Con una visión "censal", economicista, de las clases sociales, de las masas como traducción de sus impulsos y pasiones; en un
que ignoraba su carácter de sujetos históricos, las concepciones mar- derrotero con;truido desde abajo hacia arriba, a partir de las comunida-
xistas más significativas buscaron imponer una ideología homogénea, des y los pueblos. Por lo tanto, era imprescindible que el marxismo se
69
en tanto se consideraban poseedoras de una ciencia capaz de prefi- expresara en quechua, amalgamándose con el mito andin0 • La. conver-
gurar la verdadera conciencia revolucionaria que debían alcanzar esas aencia entre las identidades indígenas y la cultura de las amplIas frac-
o
clases. La distancia entre sus propias verdades y el sentido común
que impregnaba a los estratos populares, confirmaba sus tesis de 6;Stavenhagen, Adolfo: op. cit.
una conciencia social enajenada. Esta incomprensión haría coinci- 68Mariátegui, José Carlos: Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Lima,
Biblioteca Amauta, 1967.
_ Flores Galindo, Alberto: op. cit.
0" Arico, José: "Debemos reinsertar América Latina. pero ... ¿desde qué conceptos - Franco, Carlos: op. cit.
'pensar' América?" en David y Goliatlz, Año XVI, N°49, Buenos Aires, CLACSO.
69 Mariátecrui José Carlos: La polémica del indigenismo, Lima, Mosca Azul, 1976.
julio de 1986. '" , .
- Biagini, Hugo: op. cit. Citado por Flores Galindo, Alberto: op. cll.

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ALClRA ARGUMEDO Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMÉRICA LATINA

ci~nes de mestiz~s, debía incorporar la potencialidad de las ideas que Por otra parte, el nacionalismo integrista conúenza a cobrar pre-
bnndaba el marXIsmo para la construcción de una nueva sociedad pe- sencia alrededor de 1930 con decisivas influencias del fascismo ita-
ruana. ~apaz de sintetizar el pasado y el presente, la tradición y la liano y el ideario de León Daudet y Charles Maurras, a los cuales
modenudad, el nacionalismo y el socialismo, donde los patrimonios se adosaba un espectro de pensadores que incluían a Aristóteles,
culturales que tenían sus fuentes en las comunidades campesinas serían Santo Tomás de Aquino, Joseph de Maistre, Juan Donoso Cortés,
el fundamento del camino nacional hacia el socialismo. Pero esto reque- Jacques Maritain, Ranúro de Maeztu, Oswald Spengler o Giovanni
ría una. refonuulación crítica de la teoría originaria, un proceso de PapÍlú. En las distintas vertientes que este nacionalismo expresara
metabohsmo conceptual que la transfonllase en un elemento de la cul- con mayor o menor vigor en América Latina, se evidencia como un
tur~ endógena, y el. p.ensamiento na.cional contemporáneo70. Es lo que rasgo común su orientación claramente autoritaria, opuesta al voto
ArtIgas y Bohvar hICIeran con las Ideas de Rousseau; o la modalidad popular y a los gobiernos basados en la participación de las ·mayo-
con la que Martí incorporó lo más avanzado del pensamiento UIúversal rías. Convencidos de la superioridad de las elites, plantean la nece-
de su tiempo. Actitudes que se distancian significativamente de las sidad de garantizar por cualquier medio el gobierno de aristocracias
fonuas predominantes en que fueran introducidos en América Latina los naturales y evitar las demagogias frente al pueblo que sólo posee "un
aportes de Carlos Marx y Federico Engels. pensanúento difuso"72.
A su vez, el nacionalismo aristocratizante tuvo dos malúfestacio- De esta forma, también el nacionalismo aristocratizante descalifica
nes principales en el continente y en especial en la Argentina. Por a las clases subalternas, pretendiendo imponerles una subordinación
una parte, hacia los inicios de este siglo, las vertientes del frente a otro tipo de "elegidos". El escaso arraigo alcanzado por esta
r~fJionalism.0 ol~gárqllico comenzaría.n a esbozarse como una expre- visión en América Latina, tiene como contra cara su importante par-
SIOn reaCCIOnana frente a las cornentes migratorias que lIegaban ticipación en las dictaduras militares que se sucedieron a lo largo de
masivamente al puerto de Buenos Aires y en muchos casos intentaron este siglo; donde las convicciones antiliberales se restringen al campo
buscar en los trabajadores del campo a los que poco antes habían de la goberna bilidad política -a las ideas de representatividad del
derrotado --en las montoneras federales, en el Paraguay, en los liberalismo jurídico-político- pero han logrado convivir cómodamen-
desiertos del sur-, un aliado frente a los nuevos trabajadores urba- te con las expresiones del liberalismo econónúco que acompañaron
nos y a los colonos rurales extranjeros: los lineamientos de la economía en una parte significativa de esos
regímenes.
En la regresión aristocrática ante el presente, en el rechazo
Así, en sus principales manifestaciones, las ideologías del Occi-
del "cosmopolitismo", la "potencia igualadora" lo "monó-
dente central que arribaron a nuestras costas han tendido a enfatizar
tono o vulgar", se comienza a articular también elnaciona-
una visión elitista de la política y la cultura, que menosprecia los
lismo de la Ley de Residencia, la represión social y la
patrimonios largamente defendidos por las mayorías latinoamericanas.
revisión de la política inmigratoria. Un nacionalismo que
y a pesar de los antagonismos entre las fuerzas políticas identifica-
está también en la base del ruralismo oligárquico y sus
das con una u otra de esas corrientes ideológicas, desde la perspec-
derivados. La apología del agro, la vuelta al campo, se
tiva popular es posible percibir en ellas una coincidencia que afirnla
erigirá como reacción frente a la ciudad, al proletariado
la superioridad del pensaIlÚento occidental y la concomitante desca-
urbano, a las masas núgratorias ancladas en Buenos Aires,
lificación de las tradiciones articuladas alrededor de esas otras ideas.
a las primeras luchas sindica les y también, a pesar de la
La noción primigenia de que América era Ul1 "vacío cultural" o que
crisis, como confirmación de la Argentina dependiente y
las culturas paganas debían ser exíernlinadas para impostar en estos
agroexportadora, base del poder oligárquico. 71
territorios la Verdad 73 , pernlaneció como una constante en las con-
cepciones occidentales y en sus epígonos de la América Latina ciu-
dadana, civilizada, moderna.
70 Flores Galindo, Alberto: op. cit .

. - Franco, Carlos: op. cit.


- Franco, Carlos: "Izquierda política e identidad nacional" en Arrospide de la Flor y 72 Buchrucker, Cristián:Nacionalismo y perollismo: la Argentina ellla crisis ideológica
otros: Pení: identidad naciollal, Lima, CEDEP, 1979. mundial, Buenos Aires, Sudamericana, 1987.
71 Ford, Aníbal: op. cit. 73 Roig, Arturo Andrés: op. cit.

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ALCIRA ARGUMEDO Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMERICA LATINA

En el mejor de los casos, las confrontaciones registradas a lo Las corrientes ideológicas incorporadas acríticamente en América
largo de la historia tendieron a interpretarse como una oposición Latina pretendieron de esta forma generar una ruptura con las tradi-
~ntre "razón" y "sentimiento"; entre 'intuición y ciencia; entre elites ciones populares, como modo de construir consensos para proyectos
Ilustradas y masas populares; entre "intelectuales y pueblo-nación"74. políticos y modelos sociales que pretendían instaurarse "contra su
Formas sin duda benévolas si se las compara con la drástica división pasado"76. Por el contrario, los líderes, ensayistas o "intelectuales que
sarmientina ent~: civilización ~ ?arbarie; pero que, en conjunto, ig- calaron hondamente en el registro político-cultural latinoamericano,
noran que tamblen en esas tradICIOnes populares existieron intelectua- fueron verdaderos intérpretes; capaces de sintetizar, con mayor o
les de ~eso, ~onsis~entes elites ilustradas. Nadie puede afirmar que menos envergadura, los deseos, identidades y reivindicaciones; los
Bernardmo RIvadavIa o Carlos María de Alvear fueran más cuItos lineamientos a menudo complejos y contradictorios contenidos en el
qu~ José de Artigas o Simón Bolívar; Donúngo Sarnúento y Bartolomé modo de percibir el mundo de las mayorías. Al margen del refina-
MItre éran ilustrados, pero no más que José Martí. Julio Roca no miento teórico alcanzado por cada uno de ellos, gestaron consignas
exhibía una formación intelectual superior a las de Aristóbulo del y herranúentas de interpretación de los procesos históricos y políticos
Valle o Leandro Alem; ni tampoco Juan B. Justo en relación a a partir de códigos básicos de justicia, autononúa y dignidad, que
Gabriel del Mazo, Moisés Lebensohn o Manuel Ugarte. Leopoldo serían volcados hacia los protagonistas originarios como modo de
Lugones no superaba a Raúl Scalabrini Ortiz o a Arturo Jauretche. enriquecinúento y avance de sus concepciones comunes. De allí la
Un ejercicio de comparación que puede extenderse a la mayor parte decisiva integración que se establece entre esas memorias yesos
de las naciones del continente y acercarlo hasta nuestra actualidad. líderes, entre esas capas sociales yesos intelectuales orgánicos que
El contraste entre un Sarmiento y un Martí indica que la clave han ido procesando el pensamiento nacional-popular latinoamericano.
del distancianúento se encuentra en el dualismo cultural fundante, en En una actitud crítica frente a los esquemas conceptuales
la existencia de dos racionalidades encontradas; en el corte abismal oficializados, buscaron el diálogo con los oprimidos afrontando el
e~ltre disímiles puntos de partida: por una parte, aquéllos que reivin- reto de crear sus propios instrumentos teóricos, de romper con los
dIcan los patrimonios históricos populares y, desde allí --desde ese cánones establecidos, de negar la supuesta autoridad de los
"tr~:lco l~t~noamericano:'- .se pl.antean las actualizaciones, la recupe- iluminismos despreciativos de lo popular. Decididos a quebrar las
raclOn CrItIca de las mas rIcas Ideas del pensamiento universal. Por máscaras de charreteras y togas que denunciaba Martí, a buscar la
otra, quienes avalan sistemas de pensamiento que, "con las adaptacio- virginidad mental que pedía Raúl Scalabrini Ortiz porque:
nes del caso, las elites ilustradas deben insertar "desde afuera" a las
mayorías para sacarlas de las tinieblas, la barbarie o la irracionali- Todo lo que nos rodea es falso e irreal. Es falsa la historia
dad. Es posible interrogarse entonces hasta dónde estas diversas co- que nos enseñaron. Falsas las creencias económicas que
rrientes manifiestan con mayor o menor crudeza aquello que el nos imbuyeron. Falsas las perspectivas mundiales que nos
positivismo de fines del siglo pasado llevó hasta sus límites: presentan y las disyuntivas políticas que nos ofrecen.
Irreales las libertades que los textos aseguran ... Volver a la
En la visión positivista del conservadorismo, las mayorías realidad es el imperativo inexcusable. Para ello es preciso
fueron vistas como rebaños carcntes de conciencia o de exigirse una virginidad mental a toda costa y una resolución
ideología orgánicas, que podían caer fácilmente en la inquebrantable de querer saber exactamente cómo somos. 77
intolerancia o el autoritarismo ... Esta descalificación fue
avalada por una apoyatura científica, la raza, la religión, el Romper el encarcelanúento de los sistemas de ideas y las corrien-
clima, servían para diagnosticar la falta de capacidad para tes ideológicas predominantes, era el modo de expresar nuevas opcio-
el autogobierno ... 75 . nes sociales y culturales, de cuestionar los patrones de dominio
oligárquico imperial que pretendían imponerse. Significaba reconocer
la legitillúdad de esas fuerzas resistentes, cuyas expresiones intelec-
- Todorov, Tzvetan: op. cit.
74 Romero, José Luis: Latinoamérica ... , op. cit.
- Arico, José: La cola del diablo: itinerario de Gramsci en América Latina Buenos 76 Halperin Donghi, Tulio: El espejo ... op. cit.
Aires, Puntosur, 1988. ' 77 Scalabrini Ortiz, Raúl: Política británica en el Río de la Plata: páginas de la historia
75 García Delgado, Daniel: op. cit. tenebrosa de lIIZ pasado político, Buenos Aires, Hechos e Ideas, 1950.

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ALCIRA ARGUMEDO Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMÉRICA LATINA

tuales más jerarquizadas habían sido sutilmente distorsionadas o metropolitano. Porque, como afirmara Simón Rodríguez, "la filosofía
crudamente silenciadas. Se trataba de elegir un camino que debía consiste en conocerse, no en contrahacerse". En este sentido, MartÍ
interpretar y escuchar antes que imponer o negar, buscar las otras es un ejemplo paradigmático ya que, al tiempo que convoca a la
razones contenidas en los saberes de las clases populares, haciendo creatividad para enriquecer las identidades de América Latina, para
estallar esa mezcla de soberbia y subordinación típica de las capas encontrar puntos unitarios desde las diferencias étnicas o sociales y
intelectuales oficiales en nuestro continente: vertebrarlas en una sola voluntad de autonomía y justicia, conoce las
ideas contemporáneas y reivindica en París las invenciones de Tliomas
Durante siglos el mensaje redentor e iluminista de la Edison, mientras escandaliza a Mitre y Sarmiento con sus análisis
arrogante Europa señaló el paso e indicó el camino a sobre el capitalismo norteamerican0 79 •
seguir. De lo que se trataba era de integrar a las díscolas
periferias -Latinoamérica o Asia o África- dentro del También es clara la influencia de Rousseau en Artigas, que incor-
magnético círculo irradiado desde el centro de la razón pora esos conceptos para sistematizar aspiraciones y experiencias
universal. Cual obedientes discípulos, nuestros pensado- populares, como las formas de democracia directa. Pero ello no
res y dirigentes siguieron mansamente por generaciones implica que su arraigo en las masas fuera producto de una pedagó-
gica explicación de la teoría. Las tradiciones guaranÍticas, charrúas y
el mandato según el cual cuando lo real no coincidiera
con lo racional, tanto peor había de ser para lo real. 78 gauchas arrastraban modos de participación por consenso en las gran-
des decisiones comunitarias, en la elección de los liderazgos y jefa-
turas, en el tratamiento de la "propiedad" de la tierra, en los esque-
4. ¿MATRICES DE PENSAMIENTO o ECLECTICISMOS IDEOLÓGICOS? mas solidarios y colectivos de producción y distribución económ.icos,
que dieron sustento al ideario de Artigas. Estas tradiciones se enri-
El dilatado proceso de maduración de las ideas nacionales y quecieron sin duda al contrastarlas con los aportes de Rousseau, que
populares no ha hecho emerger concepciones autárquicas, cerradas por entonces encarnaba las ideas democráticas más progresivas del
sobre sí mismas y alimentadas sólo con sus propios recursos. A mundo europeo. No obstante, sería ilógico afirmar que, como el
partir de una vertebración fundan te de valores y lineamientos que burgués gentilhombre de Moliere, las bases sociales artiguistas eran
impregnan sus significados más consistentes, se incorporan ideas, rousseauneanas "sin saberlo".
temas, experiencias y conceptos provenientes de distintas vertientes De la misma manera, es posible relevar la influencia de Krause
ideológicas con las cuales se encuentran en relaciones de diálogo, en Yrigoyen o de Clausewitz en Perón. Pero son los patrimonios
debate o confrontación. De ellas se extraen aportes que son mati- socioculturales que 'provenÍan 'del federalismo' -y no Krause o
zados, metamorfoseados, decantados y absorbidos críticamente en Clausewitz- los que otorgan los hilos de continuidad histórica entre
el interior de las redes de sentido de la propia matriz. el yrigoyenismo y el peronismo en la Argentina. En esos patrim.OIúos
Simón Bolívar y José Martí incorporaron ideas de las propuestas se asienta la sistematización conceptual que los. sectores radIcales
libertarias de Rousseau o Montesquieu. Pero esas influencias serían intransigentes elaboraran en el transcurso de la década de los treinta:
reformuladas en el marco de la lucha por la soberanía continental y la recuperación de las propuestas federales, el señalamiento de las
las reivindicaciones sociales ante situaciones límite de sometimiento, dos grandes corrientes históricas en el país -la europeísta y la ame-
como es el caso de los esclavos negros o las etnias indígenas y ricana-, las banderas de justicia social y de soberanía económica y
mestizas. Parten de una conciencia de la originalidad de América política nacional, la denuncia de los mecanismos neocoloniales, la
Latina, de la necesidad de construir bases propias para el conocimien- promoción de la unidad latinoamericana. Sobre estas bases, Perón
to y la transformación de sociedades heterogéneas, fuertemente gol- adosó más tarde los aportes de la teoría militar en la que se había
peadas por una larga historia de expoliación. Y sin caer en un des- formado, incluyendo el tema del poder y de la organización popular.
lumbramiento acrítico o pueril, pueden tomar como interlocutores a
las versiones de su época para contrastarlas con estas realidades, con
problemáticas y desafíos que difieren marcadamente del mundo
79Marín, Jaime: "Martí: un corazón mirando al sur" en Página 12, Buenos Aires, 2 de
julio de 1989.
- Morse, Richard: El espejo de Próspero: un eswdio de la dialéctica del Nuel'OMundo,
78 Piscitelli, Alejandro: op. cit. México, Siglo XXI, 1982.

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ALCIRA ARGUMEDO Los SILENCIOS y LAS VOCES EN AMÉRICA LATINA

La contradicción entre el pueblo y la oligarquía aliada con los pro- pensamiento latinoamericano. Por ello es posible establecer coinci-
yectos imperiales, reproducía bajo nuevos términos el histórico anta- dencias fundamentales acerca de la necesidad de encontrar caminos
gonismo entre la Causa y el Régimen formulado por Yrigoyen y el autónomos de interpretación de los procesos históricos y sociales, de
concepto de pueblo adquiría un significado que inequívocamente recuperar una visión propia del mundo para dar respuestas a condi-
señalaba a las mayorías sociales y en especial a los trabajadores. La ciones esencialmente semejantes, en pensadores y líderes tan disímiles
complejidad de estos procesamientos históricos no impide detectar entre sí o distantes en el tiempo como Bolívar, Artigas, Hidalgo,
esas líneas genealógicas que caracterizan a la mayoría de los movi- Morelos, Felipe Varela, Alem, Hostos, Martí, Sandino, Yrigoyen,
mientos políticos y a las vertientes del pensamiento latinoamericano, Zapata, Villa, Mariátegui, Haya de la Torre, Manuel Ugarte, Gabriel
ligándolos con las identidades, los símbolos y las aspiraciones de del Mazo, Lázaro Cárdenas, Perón, Juan José Torres o Velasco
otros momentos populares que los precedieron. Por eso, al margen de Alvarado, por mencionar sólo algunos B1 •
su posterior definición por el marxismo, la lucha de los cubanos en Una mayor rigurosidad en el análisis de las concepciones nacio-
la sierra se haría bajo la sombra de José Martí y las tradiciones más nal-populares en América Latina, indicaría que en estas tierras la·
caras al campesinado; y la resistencia a la dictadura de Somoza en historia de las mayorías sociales no ha sido forjada "a cie~as", sin
Nicaragua habría de tomar el nombre de Augusto César Sandino Bo• fundamentos e interpretaciones propias. Como ya se ha señalado, en
De este modo, las vertientes latinoamericanas exhiben diversas cada una de esas grandes etapas de conformación de los proyectos
influencias, entrecruzamientos y mutaciones ideológicas en combina- autonom.Ístas y de afirmación social han existido intelectuales y po-
ción con el entramado original, que permiten establecer en cada una líticos con una formación equivalente a la de las elites ilustradas
de ellas diferentes puntos de continuidad y ruptura, intercambios y oficiales. Capaces de exponer sus ideas con un significativo nivel de
antagonismos, con las concepciones predominantes en los períodos de articulación, aún cuando siempre haya sido más fácil repetir o copiar
su emergencia o actualización; sin que ello signifique que sean meras -a Locke, Montesquieu, Ricardo, Adam Snúth, Maurras, Weber,
imitaciones o formas degradadas de versiones ideológicas y experien- Marx, Lenin, Gramsci o sus respectivos comentaristas y continuado-
cias políticas del mundo central. Los comunes entretejidos de condi- res- que crea r las propias herramientas, criticar los cánones donú-
ciones sociales y nacionales, de aspiraciones y valores, construidos nantes, romper los mecanismos y las lógicas de razonanúento susten-
en el transcurso del largo período que se abre con la conquista, tadas en fundamentos científicos supuestamente inapelables.
otorgan los puntos de contacto y las similitudes más consistentes Tomando este marco, consideramos absurda la afirmación de que
entre los sucesos políticos sincrónicos de masas en América Latina las tradiciones político-culturales de las clases desposeídas en Amé-
indicando que, en los contenidos fundamentales de estos movimien- rica Latina tienen una conformación ecléctica. El pensamiento popu-
tos, se hace presente una concepción más abarcadora que cada uno lar latinoamericano no es una mera mezcla de ideas de diverso ori-
de ellos aisladamente considerado. Una vertebración conceptual y de gen; un núxto de concepciones y significantes con erráticas propor-
valores, una matriz autónoma latinoamericana de orientación nacio- ciones de liberalismo, marxismo, fascismo, doctrina social de la igle-
nal y popular, que se ha ido construyendo predominantemente bajo sia o teoría militar prusiana. Sin desconocer sus múltiples influencias,
formas políticas antes que como discursos teóricos o filosóficos. en una perspectiva histórica de su desarrollo resaltan las coordenadas
Para las vertientes populares de América Latina en los más diver- que contienen esas vertebraciones culturales fundantes como matriz
sos períodos, se impondría con una fuerza teórica e histórica inapelable de sus diferentes expresiones. En síntesis, la capacidad de
la necesidad de desentrañar los mecanismos del donúnio imperial, de enriquecimiento y actualización de las vertientes nacional-populares a
plantear reivindicaciones nacionales y sociales, de defender las iden- partir de relaciones dinámicas con las corrientes ideológicas presentes
tidades, la soberanía y la dignidad de estos pueblos. y es precisa- en una coyuntura histórica dada, no debe confundirse con la simple
mente frente al silencio o las complicidades, cuando no ante el ro- emulación o la adopción acrítica de las ideas de moda. Por encima
tundo desprecio de las principales expresiones ideológicas del occi- de los diversos factores que actúan en las realidades políticas de
dente central, que han de elaborarse las propuestas originales del

SI Roig, Arturo Andrés: op. cit.

- Zea, Leopoldo: op. cit.


so García Delgado, Daniel: op. cit. _ Maresca, Silvio: "La disolución del sujeto cartesiano en la edad del nihilismo" en
- Franco, Carlos: "Izquierda política e identidad nacional" op. cit. Revista de Filosofía Latinoamericana y Ciencias Sociales Nº13, Buenos Aires, 1988.

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T

ALCIRA ARGUMEDO

América Latina, no es tan fácil entonces hacer tabla rasa con las
concepciones populares, considerando que se está en presencia de una
mixtura sin contenidos esenciales ni' fronteras, de experiencias no
procesadas, de activismos ciegos, de política sin cultuni.

V
LA IDEA DE NATURALEZA HUMANA Y SOCIEDAD EN
EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO

1. EL TEMA DE LA IDENTIDAD EN AMÉRICA LATINA

A diferencia de otras regiones que fueron sometidas por donúnios


coloniales, en el continente latinoamericano se procesaron múltiples
entrecruzanúentos de razas, etnias y cultura.s, dando lugar a una
complejidad social y cultural de características inéditas en la historia.
El aniquilamiento de la población nativa de África como consecuen-
cia del tráfico de esclavos y la posterior penetración de las potencias
europeas, generó una devastación inenarrable en territorios que ha-
bían albergado tradiciones negras y de influencia musulmana alta-
mente refinadas, como el reino de Ghana que alcanzó su esplendor
entre los siglos X y XI, el de los Yoruba entre el XIII y el XIV,
o el de Tumbuctu en el XV y XVI. Sin embargo, salvo el poblallÚento
blanco en Sudáfrica y la introducción de contingentes asiáticos -
especialmente hindúes- en algunos lugares puntuales, no se produ-
jeron aHí afluencias demográficas que llevaran a fusiones racÍales
significativas o a un conflicto prolongado entre diversos patrones de
cultura. De manera tal que, pese a la monstruosa destrucción sufrida,
en las áreas africanas sobrevivieron las identidades originarias esca-
samente trastocadas por procesos de transculturación.
Según señala Amílcar Cabral!, con sólo algunas excepciones, la
experiencia de la dominación colonial en el África negra no fue lo

1Cabral, Amílcar: "La cultura, fundamento del movimiento deliberación", en Colombres,


Adolfo: La cultura popular, Puebla, México, La red de Jonás/Premiá, 1987.
- Amin, Samir: La desconexión, Buenos Aires, Ediciones del pensamiento nacional,
1988.
- Woodis, Jack: África: los orígenes de la revolución, Madrid, Ciencia Nueva, 1968.
-Sanchez, María, Reyes, Luis: Movimientos de liberación en África, Madrid, Miguel
Castellote, 1.973. .

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