CHOECA Gort A.
a PREVE \iSTOMA DEL UREANS
En su aspecto fisico, la ciudad medieval es también
altamente catacteristica. En general, por necesidades. de
defensa, se sitia en lugares dificilmente expugnables:
colinas 0 sitios abruptos, en islas, en inmediaciones de
ros, principalmente buscando coniluencias 0. meandros
para utilizar los cauces fluviales como obstéculo para cl
eneinigo. Una situacién ideal era Ja de una colina rodea-
da por el foso natural de un rfo, como, por ejemplo,
Toledo, o un espolén avanzado en'la confluencia de dos
‘cuts0s ‘fluviales (Segovia, Cuenca). El tenerse muchas
veces que adaptar a una topografia irregular condicioné
Ja especial fisonomia de la ciudad medieval y su pinto:
resquismo. El trazado de las calles tenia que acomodarse
a las dificultades del emplazamiento, y por eso resul-
taban inregulares y tortuosas. En general, las calles im-
pottantes pattfan del centro y se extendian radialmente
hasta las puertas del recinto fortificado, Oteas calles se-
cunderias unian estas radiales, muchas’ veces formando,
cfreulo en torno al centro. Este es, en lineas generales,
cl patrén que se ha llamado radioconcéatrica y que se
repite mucho en la ciudad medieval. El perimetto de
las ciudades, en estos casos, solia ser. sensiblemente
tico; resultaba el més econémico y el de
fensa, EI centro de Ia chodad To. ccupabe
siempte Ia catedral o el templo, por lo cual la ciudad
adquitié una prestancia espiritual de primer orden. La
misme plasa de le eatedral soll ser In que servla para
las necesidades del mercado y en ella se elevaben los,
cdificios mis caracterfsticos de Ia organizaci6n ciudadana;
el Ayuntamiento o la Casa de os Gremios (Guildhall),
esta dltima en aquellas ciudades florecientes donde 1a
organizacién gremial habia adquirido gran. desarrollo.
Aiin se conservan espléndidos monumentos de este gé-
nero en ciudades del norte de Francia, de Flandes y de
Alemania. Estos nucleos, presididos. por la catedral, que
fra algo as como Ja plasmacién de los anhelos espiti-
tunles de toda la ciudad, constitfan el verdadero cet
tro civico de la organizacién urbana, De él, como hemos
dicho, salfan Jes calles radiales més importantes, que en
La ciudad medieval 7
general eran las Gnicas de tréfico. Las secundarias solfan
set sinicamente para uso de peatones.
En Ia constitucién de las pequefias ciudades 0 villas
medievales no puede perderse de vista la fuerza de atrac-
ig, 24. Piss Arn de a Cadel, 1 Cat. 2, Compan, 3. Bop
wee + cores See Sa
cién que ejercen los grandes monumentos, focalizando
le estructura toda de la ciudad. La mayoria de las veces
por su prestigio religioso, al que se une, reforzdndolo,98 Leseién 5
1 valor estético, este tipo de edificos. sobresalientes,
catedrales, grandes abadias, santuarios de peregrina.
ci6n, etc., son decisivos en la morfogénesis de la ciudad
medieval. As{ lo explica Pierre Lavedan. En la orga
zacién del plano se aafirman dos ideas directrices, envol-
vimiento y atraccién. Envolvimiento pot una serie de
casas de un edificio particularmente precioso, sea por su
Fie. 5. Lusgnano eli). Tipp de iudad.sadiosncéntrea (Dib
valor moral, sea por su solider material en vista de la
defensa: en genera, a iglesi, traci de Ia cul
por este edifcio y nacimiento de una serie de vias di
fdas @ él, Se tiende asf a un tipo de plano que los
urbanistas aman radioconcéntrico, es decir, hecho de
radios y de circulos, como la tela de arafiay,
EI ntimero de ciudades radioconcéntricas en el Occi-
1 Pierse Lavedan, cArenteciure Frangaise. Coll. Ans, Styles et
‘eens, Extouse, Pari, 9H p. Be +e
La ciudad medieval ”
dente medieval es vastisimo, desde las que reflejan per-
fectamente el tipo a las que lo hacen de una manera
més aproximada, Bram, en Francia; Nordlingen, Fridn-
hausen y Havelberg, en Alemania; Lugignano y Aversa,
cn Ttalia; Vitoria y Pamplona, en Espafia, son ejemplos
sobresalientes.
Sin embargo, la variedad de esquemas planimétricos
de las ciudades’ medievales es inagotable, por Ja sencilla
razén de que no existen ideas previas y todas surgen
con crecimiento natural y orginico. Con dnimo de hacet
tuna especie de clasificacién, que no deja de ser ingenua,
pero que puede ayudar metodoligicamente a ordenar la
multiforme expresién planimétrica de In ciudad medie-
val, Luigi Piccinato ha definido ast algunos tipos funda-
mmentales. (a) Chudades linees- Son os formadas ao
largo de un camino como Stia, Ia antigua Stigia, ciudad
italiana del siglo x1 en la que el centro de Ia calle basica
se ensancha formando una elegante plaza porticada, En
Espaia son muchas estas ciudades itinerantes formadas
sobre todo a lo largo del camino de Santiago. Burguete,
bburgo de Roncesvalles, tiene atin, como tenia en la Edad
Media, una sola calle que coincidia con el camino de
Santiago. Estella, Logrofio, Santo Domingo de la Cal-
zada y Burgos, aunque ampliadas y transformadas, tods-
vvia revelan su origen itinetante.
La villa més tipica entre las de este tipo es Castroge-
riz, el Castrum Sigerici, donde un noble de estitpe goda,
Sigerico, alz6 su castillo. Siguiendo la falda del certo
del Castillo se extiende una calle de més de un kilbmetio
de larga, arteria dorsal del pueblo. Otra tipica villa de
camino es Sattié, en Ia provincia de Lugo.
De acuerdo con la clasificacién de Piccinato, siguen
(b) las cindades cruciales. Em éstas, en lugar de una
calle generatriz y sus paraleles, aparecen dos calles bési-
cas que se cortan ortogonalmente. En el fondo hay poca
diferencia con las ciudades del apattado (c), que pode-
mos denominar ciudades en escuadra. De éstas nos oct
paremos a continuacién, al hablar de les ciudades regu
ares medievales. Pequefias ciudades cruciales son Cas-100 Leecién 5
telfranco Veneto, en Italia; Béunigheim, en Alemania,
y Focea (Logrono), en Espatia. El tipo (d) lo constituye:
el llamado nuclear. A este tipo pertenecen, més o me-
nos, la inmensa mayoria de las ciudades medievales for-
madas en toro a uno 0 mas puntos dominantes (iglesie,
catedral, abadfa, castillo, etc.). Ya hemos insistido en el
formidable valor aglutinante de los grandes edificios re-
presentativos y a su influencia en la estructura del tejido
urbano. Hay también ejemplos muy claros de estructura
=a iat
is
,
fi
ig, 2%, Francavila a Mare (tli), Tipo de ciudad en espina de
(Bie. 2a ati) Dad
Dinuclear (e). Como caso curioso podemos citar las plan-
tas en espina de pez (f). Una calle principal de Ja que
salen otras secundarias paralelas entre si, pero oblicuas
a la primera. Algunas bastidas francesas, Francavilla. a
Mare en Italia y Guernica en el pais vasco pueden cla-
sificarse asi. A estos tipos aiade también Piccinato las
ciudades acrépolis (g) y las radioconcéntricas (h). Las (g)
ro constituyen un tipo propiamemte dicho porque es tan
general, por razones obvias, utilizar eminencias topogra-
ficas que desde las civilizaciones més primitivas se ha
1a ciudad medieval 101
venido haciendo. De las ciudades radioconcéntricas ya
hhemos destacado su sefalada significacin *
De todas maneras, por este camino llegariamos, dada
la enorme variedad de las ciudades, villas y burgos me-
dievales, a tener que establecer tantos tipos como ciu-
dades existen, En cuanto a morfologia, es més claro que
nos reduzcamos a log tres tipos fundamentales, en los
cuales caben luego todas Jas variantes y diversidades
Estos tres tipos fundamentales son el ircegular, el radio-
concéntrico, donde lo més frecuente es que falte Ja ri-
sidez de la geometria, y el regular, sobte todo cuadricu-
lado 0 en tablero de’ damas. Esta es Ia clasificacin,
adoptada por el especialista en Geografia urbana Robert
E. Dickinson.
Evidentemente, por tratarse de ciudades de crecimien-
to orgénico y natural, predomina en Ia Edad Media le
ciudad imegular o muy levemente geométrica. Pero esta
inegularidad no quiere decir, ni rmucho menos, aos,
como pudo entenderlo en el siglo xvii un racionslista
como Descartes
Tas ciudades, en su natural morfologia, siempre tie-
nen un sentido. Bien sea por su adaptacién a Ia natu-
raleza topogrifica del terzeno, por Ia nucleizacién que
promueven sus edificios y estructures fundamentales, por
razén de sus sendas y caminos convertidos en calles,
por la economfa y Idgica disposicién de sus murallas,
¥ pot tantas otras cosas que impiden que predominen
‘el puro capricho y falta de sentido. Todo esto produjo
como consecuencia 1a realidad de unas ciudades de sin-
gular belleza y carécter, Dificilmente podemos encontrar
alo Targo de Ta historia conjuntos urbanos tan conse-
guidos, ambientes superables a los medievales, desde el
unto de vista de los valores visuales. Estas’ ciudades,
perfectamente definidas con su cerco de murallas, que
hacen el papel del marco en la obra de arte, con sus
voltimenes sebiamente. escalonados y presidides por la
+ Véage. Luigi Plecnata: Urbanistica, Madioevsle, en L'Urbents.
tice Wailantety od. Oxat, de arioe aatores, Fisenas, 198
S aber B- Dickingoa, The "West Buroptan Cis. London, 195
p. 208203.102 Leceidin 5
dominante de la catedral o del castillo, producen siem-
pre un efecto encantador, si no han sido expoliadss, al
tadas 0 atrasadas por el crecimiento masivo de los «i
‘mos tiempos.
La ciudad medieval es un medio homogéneo y a la
vez, plenamente identificable en todas sus partes. No hay,
nada en ellas que disuene ni rompa su sutil tejido; y,
sin embargo, ninguna calle se confunde con otra, nin-
guna plaza o plazucla deja de tener'su propia identidad,
ningin edificio deja de hablar su propio lenguaje, eso
sf, perfectamente jetarquizados y sometidos por su sig-
nificacién y valor simbdlico a los grandes monumentos,
representativos que dominan en volumen, escala y exce-
le Esa identidad sin romper la armonfa del todo es
algo que muy pocas veces en el curso de Ia historia ha
caracterizado al fenémeno urbano. Nos hace pensar en
el cortelato pléstico de un humanismo medieval, feliz
resultado de un mundo en orden, ‘Tema de meditacién
ante la atroz y masiva uniformidad de la metrépoli mo-
derna o ante las distorsiones que produce Ia lucha de
intereses, imagen de un mundo en desorden en el que
el hombre no ha encontrado su sitio.
Como ya hemos dicho, la urbanistica medieval no ha
desconocido tampoco un sistema de planificacién antigua
como el mundo: la ciudad trazada a cordel, cuedricular,
fortogénica, en tablero de damas o como ‘se In quiera
amar. Desde Mohenjo-Daro 0 Kahun, pasando por les
ciudades hhippodimicas 0 los casttos tomanos, siempre
que se he quetido implantar una ciudad a fundamentis,
se ha solide apelar a tan sencillo expediente como tra-
zat sobre el terreno una cuadricula, No podfa {altar esto
en la Eded Media, que también hubo de verse en Ia
necesidad de crear ciudades ex novo por razones de colo-
nizacién, de repoblacién, de seguridad militar 0 poli.
tica, ete,
El caso més famoso de todo el urbanismo medieval
planifcedo es el de las bastidas francesas, situadas en
viejas tierras aquitanas, entre el Garona y la Dordofia.
La ciudad medieval 103
Su nombre, bastida, es nombre provenzal que viene de
bastir y que equivale @ plaza fuerte
VILLENEUVE:
SUR- LOT
2ta-oranve ite.
i
tenth Ber
Fig. 27, Planos de bastidae franeesse (Stewart, A Prospect of ils
Los reyes de Francia y de Inglaterra luchaban en: los
confines del Garona y del Macizo Central y cada uno por104 Leccién 5
su Tado levantaba bestidas para fortificar y mejorar sus
frontetas. Lo mismo pasaba entre los reyes de Francia
y Tos condes de Tolosa, enfrentados en la guerra de los
albigenses.
Todas las bastidas segufan trazados regulares en table-
10 de damas y munca formas radiales o en estrella que
hubieran podido derivarse de los trazados radioconcén:
ia
My
Fig, 28, Pleza contal de la bastida do Montpaner (Stewart, op. 1)
tsicos. En cambio, el Renacimiento, como consecuencia
de las fortificaciones abaluartadas en forma de estrella,
concibe unas ciudades ideales de este tipo radial. Una
de las bastidas més perfectas, en cuanto a regularidad
de plano, es la de Montpazier, fundada en 1284 por
Eduardo I de Inglaterra, duque de Aquitania
Los nombres que reciben estas ciudades declaran ex:
[a ciudad medieval 105
presivamente su. origen, Villeneuve, por su. novedad;
Villefranche, por sus franquicias; Sauvetetre, por su se
guridad; Beaumont 0 Montjoie, por el aspecto del lugar,
son_ nombres tipicos.
En Espafia también encontramos nombres. parecidos
que igualmente corresponden a ciudades creadas de nue-
vo y casi siempre de plano regular: Villanueva, Villa-
franca, Villarreal, Salyatierra, ete,
Torres Balbés, en el libro Resumen Histérico del Ur
banismo en Espaiia, dedica una gran extensién, con n0-
table aportacién de datos, al estudio de las’ ciudades,
regulares en la Espofia medieval. El lector cutioso podré,
UL Sd O5
oor Io
OOS Ano
ia a [ee fae
Fig. 2. Vilaeal (Casto), Pane ge la prmlira cluded (i
pues, acudir a este texto Sangiiesa y Puente la Reina,
en Navarra, fundadas por Alfonso I el Batallador (1104
1434) son fas més antiguas, anteriores a las més conoci-
des del otro lado de los Pitineos. Lerin, Viana, Huarte-
Araguil son también villas navarras bastante regulates
‘Otzo grupo interesante encontramos en Levante. Como
ice Torres Balbés,