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CONVICCIÓN, COMPROMISO Y CARÁCTER

La convicción que tengamos en algo nos llevará a comprometernos con ello. Nadie se
compromete sin antes estar convencido de lo que hace. El compromiso producirá carácter en
nosotros para permanecer y realizar nuestras convicciones.

El apóstol Pablo habló de la convicción que tenía cuando dijo: “Estando persuadido de esto,
que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”.
(Filipenses 1:6)

Si tenemos convicción, tendremos compromiso. Es decir, una responsabilidad u obligación. Se


conoce de lo que estamos convencidos por el compromiso que adquirimos. Por ejemplo, la
convicción del amor en una pareja conlleva a un compromiso matrimonial; de igual forma, la
confianza en nuestra salvación conlleva al compromiso de vivir como Dios pide.

También sucede así con el servicio al Señor, si estamos convencidos de la vocación, nos
comprometeremos a servirle.

El compromiso es una obligación contraída voluntariamente. La vida sin compromiso no llega


a nada ya que es necesario pasar los inviernos para llegar a las primaveras de la vida.

Cuando adquirimos un compromiso también adquirimos constancia en lo que hacemos. Tener


rutinas no es malo. Dios mismo estableció rutinas como las de cada día, como cuando sale el
sol por el mismo lugar. Nuestro corazón y nuestros pulmones trabajan con la misma rutina
todos los días y si esa constancia se interrumpe, moriremos. Igual es en los grupos. Debemos
adquirir obligaciones que nos lleven a ser constantes y perseverantes en algo, hasta terminar
la obra a la que el Señor nos llamó.

La perseverancia y la persistencia son el resulta- do del compromiso en algo. Filipenses 3:12


dice: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro
asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús”.

Pablo ya no era quien debía ser. No era perfecto, pero seguía adelante. Para crecer hay que
hacer. El premio se encuentra en la meta, al terminar, no en el inicio. No se llega a la meta sin
compromiso.

Tener convicción, compromiso y carácter es comenzar algo, continuarlo y concluirlo. Es


imposible terminar, mucho menos continuar, sin tener clara la meta. No debemos tenerle
miedo a las metas, preocupémonos cuando no tengamos ninguna. El Señor es Dios de metas.
El hecho de no llegar a algo no significa que no debamos continuar.

El servicio requiere carácter

Dios quiere que le sirvamos en medio del trabajo que nos ocupa. Para esto se requiere
carácter. Un mensaje equivocado es el que dio faraón a Moisés: “quieren servir porque están
ociosos”. Esto es ofrecerle a Dios nuestro tiempo de ocio, lo que nos sobra.
El apóstol Pablo exhortó al joven Timoteo a tener carácter para testificar.1 Aún cuando Pablo
estaba en la cárcel como si fuera un malhechor, su discípulo no debía avergonzarse de dar
testimonio de él. De igual forma, no debemos avergonzarnos de dar testimonio de nuestro
Señor ni de nuestro pastor. Estar seguro en el ministerio es estar convencido por Dios de
permanecer en una iglesia bajo un pastor hasta el fin.

Nuestros compromisos están donde se encuentran nuestras convicciones. El apóstol estaba


seguro

1 2 Timoteo 1:8-12: Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí,
preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos
salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito
suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que
ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la
muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, del cual yo fui constituido
predicador, apóstol y maestro de los gentiles. Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me
avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi
depósito para aquel día.

En los momentos de prueba que vivía: la prisión y la persecución. Su compromiso le daba plena
seguridad y estabilidad en medio de la aflicción. Estaba tan comprometido en el ministerio que
hablaba del Evangelio como propio, incluso, sufría por esa causa.

Formó carácter en medio de las adversidades. Dios siempre permanece fiel y tener fidelidad
implica tener compromiso. El Señor nos forma el carácter a través del compromiso de ser
constantes en medio de las pruebas y adversidades. Somos formados cuando llega el
momento de poner a prueba nuestra convicción. Pablo soportaba por amor de los escogidos.

Debemos formar carácter para:

• Amar cuando no fuimos amados

• Proseguir en medio de la tormenta

• Permanecer en la vision a pesar de los problemas

• Ofrecer y no demandar

Cristo nos hace libres de complejos, pero no se compadece de nosotros por tenerlos. La
autocompasión muchas veces es una excusa para no formar carácter.
Gálatas 2:20 dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en
mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó
a sí mismo por mí”. Cristo nos amó y lo demostró al morir por nosotros. Su compromiso lo
llevó a entregarse hasta la muerte.

Pablo permaneció con la Iglesia a pesar de la persecución. Las persecuciones llegan solas, no
hay que buscarlas. Las adversidades y las pruebas formaron el carácter de Pablo. Él pudo decir
que ya no seguía, pero continuó alcanzando las metas. No se rindió porque sabía que Cristo
era su fortaleza.2

Se puede aprender a vivir contento en medio de cualquier situación. En la escasez y en la


abundancia se puede ser feliz. El Señor formó carácter en Pablo, por eso él pudo decir:
“¿Quién nos se- parará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre,
o desnudez, o peli- gro, o espada?” (...) Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores
por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo,
ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor
nuestro”. (Romanos 8:35-39).

2 Filipenses 4:11-13: No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme,


cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por
todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener
abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

A Pablo nada lo separó del amor de Cristo y lo pudo decir porque lo había vivido. Ni los peli-
gros de muerte, ni la persecución, ni el tercer cie- lo... nada lo separó de ese amor porque
estaba comprometido con Cristo.

Tener dones y talentos no debe impedir que formemos nuestro carácter. No podemos
justificar- nos detrás de estos, al contrario: deben impulsar- nos a continuar. Tener carácter es
dar el fruto del Espíritu y Jesús dijo que no somos conocidos por los dones, sino por los frutos.
Los dones son instantáneos en cambio los frutos deben cultivarse.

Permanecerás en algo según tu convicción. Cuan- do estás convencido, seguramente te


comprometes con ello. Mantener un compromiso crea carácter y saca lo mejor de ti. Si crees
realmente en el llamado que Dios te ha hecho, comprométete a cumplirlo. Mientras vas en el
camino, Dios formará en ti el carácter que Él quiere y que tú necesitas.

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