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Tema 17 CONVICCIÓN - COMPROMISO Y CARACTER
Tema 17 CONVICCIÓN - COMPROMISO Y CARACTER
La convicción que tengamos en algo nos llevará a comprometernos con ello. Nadie se
compromete sin antes estar convencido de lo que hace. El compromiso producirá carácter en
nosotros para permanecer y realizar nuestras convicciones.
El apóstol Pablo habló de la convicción que tenía cuando dijo: “Estando persuadido de esto,
que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”.
(Filipenses 1:6)
También sucede así con el servicio al Señor, si estamos convencidos de la vocación, nos
comprometeremos a servirle.
Pablo ya no era quien debía ser. No era perfecto, pero seguía adelante. Para crecer hay que
hacer. El premio se encuentra en la meta, al terminar, no en el inicio. No se llega a la meta sin
compromiso.
Dios quiere que le sirvamos en medio del trabajo que nos ocupa. Para esto se requiere
carácter. Un mensaje equivocado es el que dio faraón a Moisés: “quieren servir porque están
ociosos”. Esto es ofrecerle a Dios nuestro tiempo de ocio, lo que nos sobra.
El apóstol Pablo exhortó al joven Timoteo a tener carácter para testificar.1 Aún cuando Pablo
estaba en la cárcel como si fuera un malhechor, su discípulo no debía avergonzarse de dar
testimonio de él. De igual forma, no debemos avergonzarnos de dar testimonio de nuestro
Señor ni de nuestro pastor. Estar seguro en el ministerio es estar convencido por Dios de
permanecer en una iglesia bajo un pastor hasta el fin.
1 2 Timoteo 1:8-12: Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí,
preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos
salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito
suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que
ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la
muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, del cual yo fui constituido
predicador, apóstol y maestro de los gentiles. Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me
avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi
depósito para aquel día.
En los momentos de prueba que vivía: la prisión y la persecución. Su compromiso le daba plena
seguridad y estabilidad en medio de la aflicción. Estaba tan comprometido en el ministerio que
hablaba del Evangelio como propio, incluso, sufría por esa causa.
Formó carácter en medio de las adversidades. Dios siempre permanece fiel y tener fidelidad
implica tener compromiso. El Señor nos forma el carácter a través del compromiso de ser
constantes en medio de las pruebas y adversidades. Somos formados cuando llega el
momento de poner a prueba nuestra convicción. Pablo soportaba por amor de los escogidos.
• Ofrecer y no demandar
Cristo nos hace libres de complejos, pero no se compadece de nosotros por tenerlos. La
autocompasión muchas veces es una excusa para no formar carácter.
Gálatas 2:20 dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en
mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó
a sí mismo por mí”. Cristo nos amó y lo demostró al morir por nosotros. Su compromiso lo
llevó a entregarse hasta la muerte.
Pablo permaneció con la Iglesia a pesar de la persecución. Las persecuciones llegan solas, no
hay que buscarlas. Las adversidades y las pruebas formaron el carácter de Pablo. Él pudo decir
que ya no seguía, pero continuó alcanzando las metas. No se rindió porque sabía que Cristo
era su fortaleza.2
A Pablo nada lo separó del amor de Cristo y lo pudo decir porque lo había vivido. Ni los peli-
gros de muerte, ni la persecución, ni el tercer cie- lo... nada lo separó de ese amor porque
estaba comprometido con Cristo.
Tener dones y talentos no debe impedir que formemos nuestro carácter. No podemos
justificar- nos detrás de estos, al contrario: deben impulsar- nos a continuar. Tener carácter es
dar el fruto del Espíritu y Jesús dijo que no somos conocidos por los dones, sino por los frutos.
Los dones son instantáneos en cambio los frutos deben cultivarse.