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Jorae G. BLANco ViLLalSiRlcr Primer PRoFesoR DE CEREMONIAL DEL Instituto ost Servicio Exterton bE La Nacion (ISEN) 1972 CEREMONIAL UNA FILOSOFIA PARA EL TERCER MILENIO VALLETTA EDICIONES 1999 Mustracién contratapa: _ Emperatri2 Teodora, de Bizancio, con su marido, Justiniano 1°, el grande, inauguraron el templo de Santa Sofia. SV. de. Hecho el deposito que marea Ia ley 11.723 Derechos reservados Impreso en Argentina Composicion y armado: Sergio Gardfalo LS.B.N. 950-743-195-0 Encuadernado LS.B.N, 950-743-194-2 Rustica © Valletta Ediciones 5.R.L. Corrientes 1827, 1° P., Ofte. 3 (contrafrente) *{C1043ABA) Ciudad de Buenos Aires Fax/Tels.: 4374-9539 / 4371-9448 E-mail: info@vallettaediciones.com.ar ‘www.vallettaediclones.com.ar ‘So torminé de imprimir on of mes de noviembre de 1999 fon los Talaros Gricos Nuevo Oileat Viel 1446, Capital Federal APROXIMACION AL TEMA En época distante en la compleja historia del pensamiento hu- mano, en zonas de cavernas 0 entre primarios grupos de recolecto- res y cazadores; alguna vez, abandonando la postura alerta de la constante lucha, un hombre que quizé habia entrevisto en alguna oportunidad a otro de un clan vecino, esboz6 un gesto, una suerte de saludo, el que fue respondido. En ese instante se materializé el mas antiguo de los ritos: el saludo, que fue contestado. Signifieé un momento auroral de la civilizacion. Ese fue uno de los constantes aportes del ceremonial a la convivencia humana, El ceremonial se plasm6 en los ritos primitives, precursores de los credos. Los ritua- les rigicron el mundo primitivo de la caza, la guerra, la purificacién, el casamiento, los funerales, vinculados con os tabites y los em- brionarios actos religiosos ordenados por los brujos. Los hombres jamas realizaron los actos de su vida tribal de cual- quier manera, sine sujetos a un determinado ritual, obligatorio. Al- terar el orden prefijado merecia el castigo previsto. Todos los actos de los hombres en los albores de la civilizacion estuvicron regidos. por el ceremonial, que indicaba las formas de lo que era correcto y de aquéllo que no lo era. Legaron las etapas en que se valoraron normas religiosas, morales y de cortesia, estas tiltimas clasificadas por los juristas romanos como capitas gentium de comitas, cortesia. distante antecesor del jus gentiam, derecho de gentes o internacio- nal. Asi se fueron desarrollando las etapas de la humanidad hacia las épocas histéricas, no iguales en todas partes del mundo; pero siem- pre los pucblos se atuvieron a las normas civilizadoras de su propio ceremonial. 24 Jone G. Busco Viunatra Por sobre el aspeeto rutinario del ceremonial, es decir del cere- monial como técnica, algo que no ofrece diffcultades para ensenar 0 comprender, en este tratado he puesto énfasis en la moral de a actitud y mas atin en Ia filosofia y el sentido ético que explica y da Su profundo significado a esta disciplina, a su arte peculiar, sin los cuales el ceremonial es s6lo una materia estatica, sin vida, sin di- mensidn ni destino. La téenica del ceremonial contiene infinitos conceptos, infinitas formas, infinitos detalles que en su conjunto erean el ordenamiento perfecto de todo acto, sea liturgico, oficial, diplomatico, empresario © eastrense, en las relaciones puiblicas, y definen las normas de comportamiento de quienes acttian dentro de su ambito, Pero éste no es tampoco el verdadero sentido del ceremonial, que esta mas alla. Quiza tla imagen dada por Lao Tse pueda ayudamos a com prender el sustrato del ceremonial. Para él una casa esta hecha de paredes, ventanas, puertas y techo: pero la verdadera casa, donde habitamos, es el espacio vacio, detras y mas lejos que las normas de comportamiento, Pero es facil advertir que éstas ya no son actitudes. mecanicas y frias, sino expresiones de una Mlosofia hondamente apegada a una concepeién superior de la vida. Como en todo arte, en el ceremonial se encuentran inspirados que manejan las perspectivas y los ritmos con acento personal; otros no logran superar la técnica. Se le pregunté a Cortot cudntos anos eran requeridos para ser un gran concertista, El maestro medit6 y respondie que entendia que eran necesarios viente afos: diez para aprender la técnica y diez para olvidarla. Facil es intuir cuando las personas que actiian profestonalmente en ceremonial estan ain alertas, tensas, preocupadas por los Innt- merables detalles que deben cumplir. Otro tanto ocurre con los an- fitriones ¢ invitados que no estin familiartzados eon et comporta- miento adecuado, Es visible advertir cuando un profesional actua con plena soltura, que hasta se lo ve disfrutar mientras trabaja, con un dominio cabal de la escena y un contacto eportuno y discreto con las personas que se mueven en ella. Ya ha sobrepasado la técni- cay la ha “olvidado”, pero le queda como una subeonsciencia el mangjo de la {écniea. Es un CORTOT, un artista. Otro tanto de lo dicho con respecto del concertista francés puede aplicarse a Julio Bocca, quien a esta altura de su carrera esta muy Cameron. 28 rs lejos de ser uno de esos mufiecos animados que se mueven dentro de una técnica visible; él interpreta los sentimientos, el espiritu de la danaa, liberada de toda carga restrictiva de su impulso de autén- tico artista, No solamente los ideales de los maestros de ceremonial del Yang- tse Kiang y del Huang Ho inspiraron mi elaboracién de una flosofia del ceremonial, también lo hizo el milagro homérico a través de tlus- tres ejemplos de las Rapsodias. Cuando los textos antiguos del Rei- no del Medio establecian que la pena por la muerte de un ser queri- do 0.admirado no debe alterar las normas del ceremonial prescritas, hasta que las muestras de dolor encuentren el momento exacto de manifestarse, lejos, en el mundo occidental, decia el divino Homero: “Recogian los cadaveres que conducian a tas piras, mientras vertian lagrimas ardientes. Y el gran Priamo no permitié a sus huestes que gimieran, lamentandose s6to en su corazén. La sociedad humana jamas perdona a quienes transgreden las normas de comportamiento, que hieren con gestos y palabras, que desconocen las medidas en que es licito moverse. Hace pagar un precio terriblemente duro a esa persona, si ptiblicamente demues- tra que no ha asimilado los frutos de la civilizacién y ofende. ‘Afirmaba el maestro Kung Chiu ~Confuucio- que cuando se des- culdan las normas de comportamiento, la ética del ceremonial tan Identificada con la disciplina que lleva a los ejércitos a la victoria, el precio que se paga es uno: la amarga derrota. Visualizada la extensa trayectoria de las sociedades humanas advertimos que aun en medio del imperio de la guerra y el desprecio por los padecimientos de los vencidos, se realizaron esfuuerzos clvili- zadores, no sélo para evitar el combate o lograr un armisticio, sino para obtener mediante el respeto a normas elementales de ceremo- nial y hacer aceptable un trato menos barbaro entre las tribus y Tuego entre los estados, ya que en realidad la victima era el hombre. Logros valiosos fueron sumandose, lentamente, en el ancho es- pacio de la convivencia, stendo aceptadas ciertas normas elementa- les en el campo del trato entre pueblos, cl intercambio de emisarios, €1trato menos cruel en las luchas terrestres y maritimas. Analizado ‘con espiritu cientifico, puede admitirse que no fucron las religiones, tan beneficiosas en la organizacién social de los pueblos y la prédica de las mas altas virtudes, ni tampoco las filosofias con su alto espi- ritu de superacién humana, ni tampoco las ideologias que impusie- 2 once G. Busco Viunatra ron formas de vida y principios antagénicos las que obtuvieron los avances méximos del entendimiento internacional, humano, sino el ceremonial, A él se debieron los mecanismos para la aceptacién de emisarios entre los bandos en Tucha, las inmunidades de éstos, los tramites para la negociacién, los del cese del combate y ultimar los términos de la paz. El cese de las dlisputas por la precedencia entre los sobe- ranos, mediante la observancia del orden alfabético, pudo lograrse en virtud del reconocimiento de Ia iqualdad Juridica de éstos y de sus Estados, que puso término a ese largo enirentamiento, la prece- dencia entre enviados diplomaticos y tantos aportes valiosos, orde~ nadores de la comunidad internacional. Como un ejemplo inapela- ble han surgido las Naciones Unidas, cuya sede en Nueva York en un predio cedido por los Estados Unidos, constituye una tierra de nadie y al mismo tiempo una tierra de todos, Las banderas de los estados miembros, enarboladas en mastiles iguales, todas con telas de similar tamano, flamean al viento al uni sono. En el interior de los salones de deltheraciones, el orden alfa~ bético sefala el lugar cc la delegacién de cada estado miembro. Un orden perfecto que nadic osaria alterar. Amigos y enemigos compar- ten los benefictos del orden creado por el ceremonial, A pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional organizada, se ha demos- trado que la guerra, si bien puede afectar su ritmo o su dimension, no deja de estar presente en sus paginas. En esta etapa que vi mos, bajo los sabios Propésitos y Principios de la Carta de las Na~ ciones Unidas y los mecanismos para cumplirlos, no fue posible impedir una nueva forma de contienda: la Guerra Fria, que Se pro- Jongé por casi medio siglo, hasta el venturoso ano 1989 en que se derrumbé el Muro de Berlin, desapareciendo la tension, la division de Europa y la ocupacion por la Unién Soviética de los paises del Este. El siempre candente y angustioso tema de los nacionalismos, aparecidos dentro de los mapas de Europa dibujados al término de Ja Primera Guerra Mundial, tomé las formas de una guerra partic Jarmente erucl. Nuevas naciones han surgido, otras esperan. La lu- cha por la libertad nunca (ermina ni el campo de batalla esta quie- to. » En la edicién de 1992 de este tratado, el mundo habia asistido a un cruel estallido de la maxima violencia, con un telén de fuego y humo en el Golfo Pérsico. En esta edicién la violencia ha vuelto a

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